Un Experimento con Hombres Lobo: Parte 5: Un experimento con hombres lobo

No podía creer lo que estaba viendo y oyendo. En las noticias, un reportero estaba fuera del Centro de Enfermedades Infecciosas de Texas hablando sobre cómo un hombre lobo escapado había sido asesinado a media milla de distancia de la instalación. Un automovilista que pasaba logró captar imágenes de video de él. No estaba segura de lo que era más impactante, el hecho de que era obvio que el personal del Centro había decidido asumir la ejecución, o que el hombre estaba en forma de lobo, y no era una luna llena.

Bonnie golpeó el auricular del teléfono, corriendo por el lado de la mesa de ayuda para apagar la televisión. No se suponía que viéramos las imágenes, pero era demasiado tarde.

―No hay necesidad de entrar en pánico ―nos dijo, pero su expresión indicaba lo contrario.

―Esa parece ser una razón perfectamente buena para preocuparse. ―Brandon arqueó una ceja.

―La doctora Zimmerman o Celeste estarán aquí en breve para explicar lo que pasó.

―Creo que es bastante obvio lo que pasó ―dijo una chica llamada Haily―. Alguien escapó durante el apagón, y lo mataron.

―Estoy segura de que no es lo que parece. ―Bonnie intentó tranquilizarnos.

―¿Tienen siquiera alguna idea? ―Los ojos azules de Haily ardían con acusación, luciendo más intensos detrás de los mechones de pelo rojo ardiente.

La puerta en la parte trasera de la zona común se abrió, y dos hombres grandes con batas de laboratorio blancas entraron. En lugar de acercarse, simplemente se pararon frente a la puerta en posición de firmes, mirando a Bonnie, quien rápidamente les dijo que todo estaba bien.

Ahora tenía mucho miedo. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué estaban estos hombres aquí?

Andrea imitó mi preocupación.

―¿Quiénes son? ―preguntó ella.

―Solo están aquí para asegurarse de que las cosas no se salgan de control. ―La voz de Bonnie era suave.

Medio esperaba que Haily le respondiera, pero incluso ella estaba asustada, recostándose en el sofá para mirar la pantalla de televisión en blanco. Ahora, más que nunca, deseaba que Chris estuviera conmigo, pero normalmente dormía hasta poco antes del desayuno, y eran poco después de las seis de la mañana. Tal vez era mejor que él no estuviera allí. No tenía que estar asustado.

Nos sentamos en un silencio nervioso, esperando que el resto de los hombres lobo se reunieran con nosotros antes del desayuno. Por supuesto, los que venían de sus habitaciones no tenían idea de lo que estaba sucediendo, y Bonnie se detuvo junto a nosotros, asegurándose de que no revelaríamos lo que acabábamos de ver.

―¿Qué está pasando? ―preguntó uno de los hombres lobo, notando cómo