Rev. Real Academia de Ciencias. Zaragoza. 60: 133142, (2005).
Citas criptopaleontol ogicas en la obra Plantas y remedios medicinales de Diosc orides (siglo I)
Eladio Li n an
Area y Museo de Paleontolog a. Departamento Ciencias de la Tierra Facultad de Ciencias, Universidad de Zaragoza, 50009 Zaragoza
Abstract The Dioscorides book Plants and medical remedies (De Materia medica) includes references to body fossils, chemical fossils and recent animals, in which fossils remains were also included. The body fossils are ivory (Arabic Stone), echinoids (Jewish Stone) and bivalvian mollusca (Ostracita Stone). Chemical fossils are asphalt, jet (Gagas Stone) and bituminous soil. Finally, recent animals are represented by river crabs, deer antlers and corals. These are some of the oldest fossil references which appear within the magical and curative context of the ancient tradition.
Introducci on Las referencias sobre f osiles son frecuentes en los escritos de autores presocr aticos
griegos. Muchos de estos f osiles, los m as parecidos a seres vivos, fueron correctamente interpretados como organismos que vivieron en el pasado y que al morir quedaron enterrados, por alguna causa, entre el barro. Como se ha enfatizado recientemente, estas interpretaciones se dieron en las m as diferentes culturas [1]. Sin embargo, existen f osiles que debieron ser dif ciles de encuadrar dentro de los animales y plantas conocidos en la antig uedad. A un hoy en d a, y como ha venido sucediendo durante todo el siglo pasado, hay una gran reticencia a incluir como aut enticos f osiles los grupos que aparecen por primera vez y cuyas morfolog as se encuentran muy alejadas de la imagen que tenemos en nuestro cerebro de lo que debiera entenderse por un ser vivo. Para el estudio hist orico de este tipo de f osiles, debemos buscar sus referencias e interpretaciones entre los textos de poes a, mitolog a, geograf a, historia y dramaturgia
Acad emico numerario
133
que se han conservado; pero tambi en en las leyendas, cuentos y tradiciones populares que perviven en el folclore de los diversos pueblos y que, de una manera cr ptica, o si preferimos indirecta y sesgada, nos han transmitido nuestros antepasados. La Criptopaleontolog a es una disciplina a caballo entre la paleontolog a, la arqueolog a y la historia que investiga en los escritos antiguos tratando de encontrar referencias veladas sobre los f osiles y el signicado que le dieron las sucesivas culturas [2]. Para emprender estudios criptopaleontol ogicos son necesarios, adem as de buenos conocimientos hist oricos de la epoca en que se escribieron originalmente los textos, conocimientos amplios de paleontolog a y una cierta familiaridad con los diferentes grupos sistem aticos que aparecen en las sucesivas capas de la corteza terrestre desde hace 3.800 millones de a nos; grupos que fueron progresivamente evolucionando hasta nuestros d as para dar el contenido de la biosfera actual. Cuando se piensa en los f osiles, lo normal es hacerse una imagen de cad averes de organismos que han fosilizado por petricaci on tras su enterramiento. Pero como sabemos, estos cuerpos fosilizados no son sino un tipo de f osiles, llamados f osiles corporales o cuerpos f osiles que incluyen individuos con o sin esqueleto mineralizado. Otros tipos de f osiles son las pistas f osiles, los f osiles qu micos y los moldes. Las pistas f osiles son estructuras producidas por organismos del pasado que interaccionaron con un sustrato org anico (como pueden ser las hojas) o inorg anico (sedimentos o rocas) durante su comportamiento vital. Los f osiles qu micos son un tipo de sustancias bi olas, ya sea gaseosas, como por ejemplo los gases producidos durante la fotos ntesis y atrapados en rocas impermeables, ya l quidas como el petr oleo o s olidas como el asfalto, el carb on o el ambar. Esta distinci on previa de los tipos de f osiles es sumamente u til en los estudios de Criptopaleontolog a. Uno de los campos menos estudiado de la Criptopaleontolog a son los lapidarios o textos antiguos sobre las piedras a las que se les atribuye valor medicinal y, no pocas veces, poderes m agicos. Recientemente, han sido estudiados los diferentes manuscritos conservados sobre antiguos textos griegos, hoy perdidos, que fueron, a su vez, probables copias de remotos originales procedentes de Persia y Mesopotamia [3]. La obra de Diosc orides estudiada aqu , representa la originalidad de ser un compendio de plantas animales y f osiles que se usaron como remedios en Medicina en el imperio romano. En general, se diferencia de los lapidarios griegos en que son escasas las connotaciones m agico-religiosas que se encuentran en ella y por lo tanto con m as o menos acierto recoge un compendio de medicina natural del a rea mediterr anea. El m edico Pedanio Diosc orides Anazarbeo naci o en fecha desconocida en la ciudad de Cilicia (hoy Tarsos, al Sur de Turqu a). Los personajes que menciona en su obra, todos ubicados en el siglo I, el hecho de que Galeno (S. II d. C.) use su obra y que Erotiano lo mencione en su obra escrita en torno al a no 60 d.C., permite suponer que 134
Diosc orides escribir a su obra Plantas y remedios Medicinales unos a nos antes bajo el mando de Ner on [4]. Fue m edico militar en la armada romana durante el tiempo de Claudio y Ner on, lo que le permiti o viajar por los diferentes estados integrados en el Imperio romano y conocer aspectos m edico-medicinales amplios que tendr a ocasi on de cotejar. Su obra lleva el mismo t tulo que la de su predecesor Sexto N ger, actualmente perdida, y en la que supuestamente se bas o. La obra fue escrita en griego y compuesta en cinco libros. En el primero se menciona al asfalto que se incluye entre los f osiles qu micos. El libro II contiene referencias a animales con concha y esqueleto como el erizo marino y terrestre, las caracolas, la almeja de mar, la concha de p urpura, el caracol terrestre, la piedra de golondrina (II 56), la limadura de marl y la cornamenta de ciervo. El libro V es un tratado sobre el vino y los minerales donde se encuentran alusiones a f osiles qu micos (la piedra de Gagas, la tierra bituminosa), a cuerpos f osiles de animales (la piedra judaica, la piedra ostracita y la piedra ar abiga) y a animales p etreos como la esponja, el coral y el antipat es (un probable coral negro). En la traducci on espa nola sobre la que se basa este estudio [4] destacaremos los distintos tipos de f osiles que seg un su conservaci on se reconocen en paleontolog a y la propuesta de Diosc orides sobre sus aplicaciones en medicina. 2 Relaci on de F osiles corporales biga (V 131). La llamada piedra ar La piedra ara abiga se parece al marl sin mancha. Molida y aplicada como cataplasma; seca las almorranas; quemada es un dent frico. Coincide con la asignaci on de Plinio (XXVI 315,) a marl f osil. Diosc orides la separa de la limadura de marfil (II 57) que corresponde a marl actual. La limadura de marl que procede del colmillo, aplicada como emplasto, cura los panadizos, porque tiene virtud est ptica. La piedra judaica (V 137). Del Griego Iudaik os lithos. La piedra judaica procede de Judea. Tiene forma de bellota glandis, blanca, de bastante bella proporci on, con unas l neas paralelas, como hechas con torno. Desle da queda desprovista de cualidad al gusto. Deshecha en la aguzadera como colirio, en cantidad de un garbanzo, y bebida con tres c atos de agua caliente, tiene virtud de socorrer para la disuria (dolor al orinar) y de desmenuzar los c alculos de la vejiga. Un grupo f osil parecido a una bellota alargada es el de los Belemnites. Estos f osiles se encuentran en Judea y, a priori, pudieran ser la piedra a la que se reere Diosc orides. Tienen forma de bala en cuyo extremo puntiagudo pueden aparecer estriaciones paralelas, pero normalmente son lisos por lo que no parece exista una relaci on evidente. Las p uas de erizo, llamadas equinites [5] que pueden alcanzar un tama no considerable, se ajustan m as 135
a esta descripci on morfol ogica y ornamental. Algunos autores recientes han relacionado glans, glandis con la cabeza del miembro viril que es parecida a los erizos f osiles de simetr a bilateral. Los cruzados trajeron estos equinidos de Judea a occidente, a los que en la Edad Media se les llam o piedra judaica, t ermino que perdur o hasta el siglo XVIII en Europa. La traducci on de glandis por glande estar a m as relacionada, desde el punto de vista de la tradici on de la medicina simp atica, con el remedio que se le atribuye de eliminar c alculos en la ves cula. A este respecto, Plinio (XXXVII 184) la denomina t ek olithos (de tekein = disolver); es decir piedra de eliminar c alculos. Es citada tambi en por Galeno XII 199) e Isidoro (XVI, 4, 12). En resumen, esta piedra parece corresponder a equinodermos de simetr a bilateral y a grandes radiolas estriadas. La piedra Ostracita (V 146). La piedra ostracita es semejante al barro cocido ( ostrakon), f acil de hender y laminosa, la usan las mujeres en lugar de piedra p omez, para arrancar los pelos. Bebida con vino, en cantidad de un dracma, retiene los menstruos. Si se beben dos dracmas, durante cuatro d as, despu es del periodo menstrual, produce esterilidad. Aplicada con miel, suaviza los pechos inamados y ataja las llagas corruptivas. Ostrakon , palabra griega de la que deriva ostracita signica tanto concha, caparaz on o costra (de molusco, tortuga, huevo), como vajilla o vaso de tierra cocida. Este fue tambi en el nombre que se di o, por su forma de concha y por estar hechos de arcilla, a los tejuelos que los atenienses utilizaban para condenar a uno de sus conciudadanos al destierro por el m etodo conocido como ostracismo. Lapis ostrachitis se encuentra tambi en en la Historia Natural de Plinio (XXXVI 139; XXXVII 151 y 157) y en las Etimolog as de Isidoro (XVI, 4, 25). Aparece en el Lapidario Damiger on-Evax como lapis ostrakitis, en la carta inicial del rey Evax al emperador Tiberio, pero no se describen sus propiedades. Ostracita fue el nombre cient co dado a los ostreidos f osiles en el siglo XVIII por la escuela de Werner [6]. Sin embargo, todos los moluscos bivalvos son conchas laminadas, f acilmente hendibles con una navaja, a la vez que consistentes y de bordes lo sucientemente cortantes como para utilizarlos en depilaci on, por lo que en esta piedra se debieron de incluir las conchas f osiles y actuales de bivalvos. El inter es despertado por las conchas f osiles desde tiempos remotos vendr a a apoyar esta suposici on. As , en diversos yacimientos paleol ticos aparecen junto a conchas actuales, diferentes especies de conchas f osiles [7] y es frecuente verlas en las necr opolis ib ericas con un oricio para ser engarzadas. Su empleo en la farmacopea de la epoca imperial romana, ser a retomado por la a rabe. A este respecto, es signicativo que en algunas f ormulas magistrales contenidas en el Libro de la disposici on m edica para aqu ellos que no son capaces de saberlo por s mismos del m edico cordob es Abulcasis (siglo X), se utilicen conchas molidas o requieran una preparaci on y maceraci on sobre estas [8]. Quiz a una reminiscencia de su pasado m agico-medicinal. Aunque es poco probable, no podemos descartar que adem as de conchas f osiles se 136
incluyera tambi en alg un otro grupo de animales f osiles en forma de plato, como por ejemplo las esponjas. 3 Relaci on de f osiles qu micos Asfalto (I 73). Se citan yacimientos en Fenicia, Palestina, Sid on, Babilonia y Zante (isla del mar J onico). El mejor asfalto para Diosc orides es el de Judea que reluce como la p urpura y es de olor fuerte y pesado. Tambi en recoge asfalto l quido (petr oleo) en Sicilia llam andolo oleo siciliano y en Apolonia, en la costa griega del mar Adri atico, llam andolo pisasfalto. Fue uno de los materiales empleado, con el ladrillo, en la forticaci on y adorno de Babilonia y sus jardines colgantes por Nabucodonosor y Nabonido (cf. Flavio Josefo, Contra Apiano, I, 111-112), reyes que fueron de Caldea y Babilonia, pero tambi en de Egipto y Arabia. El asfalto es una especie de panacea en el libro de Diosc orides quiz a con reminiscencias m agicas debido a su virtud de arder. As , tendr a virtudes antiog sticas, cicatrizantes, diafor eticas y molicativas. Ser a ecaz contra las sofocaciones y desplazamientos de matriz cuando se aplica, se da a oler o se administra en sahumerios. Bebido con vino y con cast oreo provoca los menstruos y es un socorro contra la tos cr onica, para asm aticos, contra dipneas, mordeduras de serpientes, dolores de ci atica y de costado. A los que tienen ujo de vientre se les administra en p ldoras. Bebido con vinagre, disuelve los trombos de la sangre y, deshecho en una tisana, se echan cl steres contra las disenter as. En sahumerio cura los catarros y, aplicado en emplasto, mitiga las odontalgias. El asfalto seco, calentado por medio de una sonda, conrma los cabellos. Aplicado en cataplasma, con harina de cebada, con cecera y nitro, es u til contra la podagra y la artritis. El pisasfalto posee para Diosc orides cuantas virtudes tiene la pez y el asfalto mezclados. Una secreci on blanca del asfalto de Babilonia, porque tambi en la hay negra, es llamada nafta. Es tambi en citada por Plutarco (Vida de Alejandro 35) y se emplear a contra el leucoma y las cataratas. Tiene la virtud de atraer el fuego, de modo que incluso a distancia lo arrebata. Una descripci on cr ptica del petr oleo a trav es de sus propiedades ign fugas y emanaciones gaseosas que emite. La Piedra de Gagas (V 128). Del azabache debe ser preferido el que se enciende r apidamente y el que tiene olor a bet un. Es com unmente negro y seco, adem as de laminado y muy ligero. Tiene virtud molicativa y resolutiva. Aplicado en sahumerio descubre a los epil epticos. Reanima a las que sufren sofocaciones de la matriz. Su humo ahuyenta las serpientes. Se mezcla tambi en en los medicamentos para la podagra. Se engendra en Licia y se halla en la desembocadura de un r o en el mar. Se llama el lugar Gagas. La tierra bituminosa (V 160). La tierra bituminosa a la que algunos llaman 137
pharmak tis (de pharmak on = remedio) se engendra en Seleucia de Siria, debe elegirse la negra y la parecida a carbones largos de pino, un tanto astillosa y brillante; adem as, que no tarde en derretirse, cuando, una vez mojada, se enjuga con un poco de aceite. La na, cenicienta, y la que no se deshace debe considerarse de inferior calidad. 4 Relaci on de animales que se han entremezclado con f osiles Los cangrejos de r o (II 10). La ceniza de los cangrejos de r o quemados, en una cantidad de dos cucharaditas, con otra de raiz de genciana, bebida tres d as con vino, socorre ecazmente a los mordidos por perro rabioso. Con miel cocida, mitiga las grietas de los pies y las del ano, los saba nones y los tumores. Los cangrejos, majados crudos y bebidos con leche de burra, son u tiles contra las mordeduras de serpientes, punturas de tar antulas y de escorpiones. Cocidos, comidos con su caldo, son beneciosos a los t sicos y a los que tomaron la liebre marina. Majados con albahaca y aplicados a los escorpiones, los matan. Los cangrejos marinos tienen las mismas virtudes, excepto que son menos ecaces que los de r o. Torrubia (XIII, p. 83) cita y gura como piedras de cangrejo de las Indias cangrejos f osiles de China y Filipinas que recogi o el mismo (gs. 1 y 2) y que cre a quedaban petricados al meterse en el lodo de la parte de la isla de Hain an donde vivi o el Santo ap ostol San Francisco Xavier. Seg un el, los abor genes tienen a estos cangrejos p etreos por milagrosos y no encuentra motivo para despojarlos de este ciego culto. Tambi en cita que los cangrejos f osiles de la Isla de Luz on son recogidos en la playa y llevados a las boticas de Manila por medaci on de los misioneros. En la p agina 108 les conere propiedades medicinales La virtud, que en estos Cangrejos hemos experimentado, (fuera de ser notorios absorventes) es la de ser saxifragos. P onense enteros en la agua que se bebe, y el que padece piedra, siente el efecto de disoluci on, que conrman las arenas, que diariamente se expelen. Yo he experimentado este benecio, y el mismo publican en Cadiz dos hombres de entera f` e, y verdad, quales son Don Santiago de Yrissarri, y Don Juan Joseph Arambide, que la han usado con felicidad, y los guardan con aprecio. Tambi en denomina piedra de cangrejos espa noles a los primeros trilobites espa noles procedentes del Ordov cico de Molina de Arag on (Guadalajara). Las reminiscencias m agicas previas al empleo farmacol ogico de este animal y de las piedras que lo representan se encuentra en el relato de uno de los doce trabajos de H ercules, cuando Hera mand o contra el gigante un formidable cangrejo (C arcino) que el h eroe mat o con una clava. La cornamenta de ciervo (II 59). Aunque llamado en los lapidarios como cuerno de ciervo, hoy sabemos que las protuberancias craneales de c ervidos no son ni por 138
composici on ni por origen aut enticos cuernos, sino ap osis craneales; por eso se preere traducir como cornamenta o como cuerna que es en realidad como se la denomina en espa nol, por su gran tama no. La cuerna de ciervo, quemada y lavada, bebida la cantidad de dos cucharadas, con tragacanto, es adecuada a los hem opticos, disent ericos, cel acos, ict ericos, contra los dolores de vejiga; para los ujos de la mujer, con alg un licor conveniente para tal dolencia. Se quema en un horno, echada y majada en una cazuela de barro crudo, tapada alrededor con barro hasta que se vuelva blanca. Se lava como la cadmia. As es conveniente contra las uxiones de ojos y las llagas, y limpia los dientes, si se frotan con el. Quemada cruda, con sahumerio, ahuyenta las serpientes. Hecha hervir con vinagre y enjuagada, alivia los dolores de muelas. En los lapidarios orf eicos se habla de la piedra cornamenta de ciervo y se diferencia bien de la de los ciervos actuales. Sin embargo, esta piedra f osil desaparece en la farmacopea posterior, probabemente ante la falta de material f osil, y queda reemplazada por la cornamenta actual, pero ya con otras propiedades medicinales distintas [5, p ag. 29] [9, p ags. 108 y 289] [3], remedio medicinal que a un perdura en la farmacopea asi atica. El coral (V121). Al coral algunos le llamaron a rbol de piedra Lith odendros]; parece que es una planta marina que se endurece, cuando sale de lo profundo del mar, al tocar nuestro aire circonfuso. Se encuentra abundant simo en el promontorio de Siracusa, llamado Paquino. Es optimo el de color rojo... Es fr agil en s mismo, igual en toda su constituci on; adem as, de olor semejante al musgo y al de las algas marinas; hay que a nadir, es poblado de ramos y semejante al cinamomo en la forma de las matitas. Se tiene por malo el que es como piedra en su constituci on, sarnoso en la supercie, poroso y hueco. Tiene virtud est ptica y refrigera con moderaci on. Reprime las excrecencias, limpia las cicatrices en los ojos, encarna las cavidades y cicatriza. Es bastante ecaz contra las expectoraciones de sangre. Es conveniente para los dis uricos. Bebido con agua reduce el bazo. Es citado por todos los lapidarios sin excepci on, con menci on expl cita a la creencia fant astica de su poder petricante. Por eso se relaciona en los lapidarios orf eicos con las Gorgonas, tres seres monstruosos de la mitolog a romana, hijas de Forcis y Ceto, capaces de petricar con la mirada. Como en el caso de las conchas, en las regiones de interior debi o utilizarse indistintamente el Coral actual y el f osil de yacimientos cercanos. Aparece con frecuencia en los tratados a rabes de medicina de entre los siglo IX y XI como componente de f ormulas magistrales para los problemas de digestivo y oftalmolog a, en especial en el Libro de la disposici on m edica para aqu ellos que no son capaces de saberlo por s mismos de Abulcasis (siglo X) [8]. 139
s (V122). Debe tenerse por coral, aunque tiene una diferencia esEl antipathe pec ca. Es de color negro, tambi en este es arb oreo y bastante ramoso. Tiene igual virtud que el anterior. 5 Conclusiones La obra de Diosc orides Plantas y remedios medicinales contiene algunas alusiones de f osiles tanto corporales (vertebrados e invertebrados) como qu micos, de los que el autor se preocupa m as por determinar sus te oricas propiedades medicinales que por dar una buena descripci on con vistas a su posterior identicaci on. Esto indica que los diferentes tipos de f osiles fueron, como los minerales y las plantas, corrientemente utilizados como remedios medicinales en la farmacopea del mundo romano. El texto, aunque hace enfasis en las supuestas propiedades medicinales, no pocas veces fant asticas (como que la raspadura de la piedra de alar de Naxo, es decir un esmeril seg un Plinio XXXVI 54 y Galeno XII 206, tenga la propiedad de restituir el cabello e impedir que crezca el pecho de las j ovenes cuando se aplica en ung uento), presenta todav a alguna reminiscencia m agica del uso de piedras como amuleto o talism an que tan t picas son en los lapidarios. Este es el caso de las piedras encontradas en el est omago de los polluelos de golondrina que atadas a la mu neca o al cuello dentro de un pellejo de ternero o ciervo son u tiles a la epilepsia; o la cornamenta de ciervo que quemada, como sahumerio, ahuyenta las serpientes; igual que la piedra otes (V 143) o piedra de serpiente que llevada al cuello ahuyenta a los odios. Por todo ello, aunque ya es una obra moderna que, como la de Teofrasto, se aleja del mundo m agico-mitol ogico de los lapidarios cl asicos, en un sentido lato puede ser considerada dentro de ellos. Agradecimientos Este trabajo ha sido nanciado por el Ministerio de Educaci on, Ciencia y Tecnolog a (Proyecto BTE2003-04997) y realizado dentro del Grupo Consolidado de la Consejer a de Investigaci on, Ciencia y Universidades del Gobierno de Arag on.
140
ABULCASIS Libro de la disposici on m edica para aqu ellos que no son capaces de saberlo por s mismos. Tratado xvii: Acerca de las pastillas laxantes y no laxantes. Tratado xx: Acerca de los remedios del ojo.
(XVII. 2.2. Pastillas de rosa astringentes y ecaces para las u lceras producidas en el est omago... medio dirhem de coral quemado). (XVII 2.3. Pastillas de clari on, astringentes y de fuerza fr a, que benecian la disenter a de est omago, el v omito y la diarrea causada por la bilis amarilla... un dirhem de coral quemado). (XVII 2.6. Pastillas de fuerza fr a y astringentes, beneciosas para las u lceras de est omago y del intestino... un dirhem de coral quemado.) (XVII 2.12: Pastillas de fuerza fr a y extraordinario efecto astringente,
desecador y nutritivo, que benecian toda clases de esputo de sangre, la diarrea biliosa y la disenter a intestinal.... dos d rhemes de coral quemado). (XVII 2.18. Pastillas de coral quemado que son ecaces contra el v omito de sangre y el v omito normal: se cogen dos ist ares de coral quemado....) (XVII 2.20. Pastillas de a mbar, seg un receta de Hunayn B. Ish aq [siglo IX], que benecian la hemorragia y la diarrea: se cogen cinco d rhemes de ... coral)
(XVII 2.28. Pastillas que compuso Ibn al-Yazz ar [m. 1004-05] de constituci on suave pero de fuerte acci on y muy ecaces. Han sido probadas en cortar hemorragias de arriba y de abajo, as como las causadas por haberse abierto o roto los oriciosde las venas del pecho y de los pulmones.Tambi en han sido experimentadas en las disenter as, en las heridas del ano y de los intestinos, en las menstruaciones de las mujeres y en la orina con sangre. La componen veinte f armacos y sus ingredientes son ... tres d rhemes de ... coral quemado).
(XVII 3.32. Pastillas de Colchicum autumnale que compuso al-Yazz ar [siglo X] para el hipo causado por los gases rudos y por el fr o en el est omago. Tambi en se han curado con ellas muchas clases de dolencias y enfermedades del est omago producidas por los gases, el fr o y la humedad em atica: se coge.... Se trituran los medicamentos, se tamizan, se amasan con coral arom atico y bueno y se hacen unas pastillas de un dirhem de peso cada una).
141
Referencias
[1] Li na n, E., 1998: Los f osiles y el pensamiento paleontol ogico. La interpretaci on hist orica de los f osiles. Discurso de ingreso en la Academia de Ciencias Exactas, F sicas, Qu micas y Naturales de Zaragoza, 46 pp. (http://www.unizar.es/acz/ ) [2] Li na n, E., 2004: F osiles, mitos y leyendas: Criptopaleontolog a. Revista de la Real Academia de C ordoba, de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, 146, 189-205. [3] Li na n, E., 2005: La criptopaleontolog a en los lapidarios griegos ap ocrifos. Revista Espa nola de Paleontolog a, (En prensa) . [4] Garc a Vald es, M., 1998: Diosc orides. Plantas y remedios medicinales (De materia m edica). Introduci on, traducci on y notas. Biblioteca cl asica Gredos, Libros IV-V,254, 362 pp. [5] Torrubia, J., 1754: Aparato para la Historia natural espa nola. 204 p., Impr. de los herederos de D. Agust n de Gorjuela Sierra. Madrid. (Un facs mil fue editado por el Instituto de Geolog a Econ omica del Consejo Superior de Investigaciones Cient cas-Universidad Complutense de Madrid en 1994 con estudio cr tico de Francisco Pelayo). [6] R o, A. M. del, 1795: Elementos de Orictognosia o del conocimiento de los f osiles dispuestos seg un los principios de A. G. Wegner. Primera parte que comprehende las tierras, piedras y sales. Impreso en M exico por Don Mariano Joseph de Z un iga y Ontiveros. Edici on facs mil por Jos e Luis Amor os: Elementos de Orictognosia. Editoral de la Universidad Complutense. Madrid, 1985. [7] Taton, R., 1966: La Science antique et m edi evale (Des origines a ` 1450). Presses universitaires de France. Paris (Traducci on espa nola: Historia General de las Ciencias, vol. 1: Las antiguas ciencias del Oriente, 223 p. Ediciones. Orbis. 1988. Existe una traducci on previa al espa nol por ediciones Destino en 1971). [8] Arvide Cambra, L.M., 1996: Tratado de pastillas medicinales seg un Abulcasis. Junta de Andaluc a.151 pp. Almer a. [9] Garc a Cabero, F., 1775: Instituciones de Albeyteria, y examen de practicantes de ella; divididas en seis tratados, en los que se explican las materias mas essenciales para sus profesores. Ocina de Jofeph de Orga Impresor, Madrid. (Facsimil de la Editorial Maxtor. Valladolid. 2001).
142