Para entrar en el jardn
Tome en sus brazos a la mujer amada y ex tindala con un rodillo sobre la cama, des pus de amasarla perfectamente con besos y caricias. No deje parte alguna sin humede cer, palpar ni olfatear. Colquela en decbi to prono (ventral), para que no pueda meter las manos y araarlo. Incorprese con ella cuan do est a punto de caramelo, cuidando de no empalagarse. En el momento supremo, apri tele el pescuezo con las dos manos y toda la energa restante. Para facilitar la operacin se recomien da embestir de frente sobre la nuca para que no pueda orse un monoslabo. Sultela y seprese de ella cuando el corazn haya de jado de latir y no haya feas sospechas de necrofilia. Colquela ahora en decbito supi no (dorsal) y compruebe el reflejo de pupila. Por las dudas, auscltela con el estetoscopio que habr pedido prestado a su vecino, el
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estudiante de medicina. Cirrele los ojos, squela de la cama y djela enfriar, arrastrndola has ta el cuarto de bao. Si tiene a mano un espejo, pngaselo sobre la cara y no la vea ms. Previamente habr usted diluido en agua tres partes iguales de arena, grava (confitillo) y cem ento rpido, de preferencia blanco, dentro de un recipiente apropiado, batiendo el todo hasta que forme una pasta espesa y homognea. Si es preciso, pida el consejo de un albail experimentado. Tome un molde rectangular de esos que pueden adquirirse fcilmente en el barrio, o improvise usted mismo una adobera con tablas de pino sin cepillar, porque resulta ms barato. Sea pre cavido y deje un margen de diez centme tros de cada lado para que ella pueda caber holgadamente. Usted sabe las medidas de memoria: tanto ms cuanto de pies a cabe za, tanto menos cuanto de busto, cintura y caderas. No hace falta la tapa. Acurdese de los vendajes, porque aho ra va usted a momificarla sin embalsamamien to previo. Use la banda ortopdica enyesada de cinco centmetros de ancho y conforme a las instrucciones que vienen en el paquete humedzcala y empiece por la punta de los pies siguiendo el mtodo de la dieciochoava o ms bien dcimo-octava dinasta faranica, pro curando que el conjunto quede lo ms apreta
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do posible: la crislida en su capullo eterno que ya no podr volar ms que en su memoria, si usted puede permitirse ese lujo. Cuando el yeso est completamente seco, lije toda la su perficie hasta que casi desaparezcan los bor des superpuestos de las bandas. Dle una mano gruesa de sellador instantneo, con bro cha de dos pulgadas, comn y corriente. Des pus aplique con pistola de aire, o en su defecto, con brocha de pelo de marta, varias manos de laca epxica, que es dura como el cristal. Una vez que ha secado, gracias a sus componentes, en cosa de minutos, cercire se de que no quede poro alguno al descu bierto, de tela ni yeso. El todo debe constituir una cpsula perfectamente hermtica, donde no puedan entrar ni la humedad ni las sales del cemento. Llene ahora el molde hasta una tercera parte de su altura, ms o menos, y pngase a reposar un rato para que la masa repose tam bin. Medite entonces si puede acerca de lo largo del amor y lo corto del olvido o vice versa. Cuando ella, usted y la pasta hayan adquirido la suficiente firmeza, coloque el cuerpo dentro del molde con la mayor exac titud. Una vez calculada la resistencia de los materiales empleados, vierta sobre ella el resto del concreto fresco, despus de agitarlo muy bien.
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(Aqu se recomienda arrodillarse y mo dular una cancin de cuna con trmolo bajo y profundo, o el salmo penitencial que ms sea de su agrado.) Si es posible, hay que utilizar un vi brador elctrico. Si no, plana y cuchara. Antes de que ella desaparezca para siempre, usted puede, naturalmente, darle el ltimo adis. Sobre todo para comprobar que sus labios y sus ojos ya no le dicen nada, debidamente vendados y amordazados como estn. Cuando el molde est a punto de des bordarse, djelo a la intemperie y vyase a dorm ir bien abrigado porque tendr que madrugar. Al da siguiente y antes de salir el sol, cave una fosa al ras del suelo a la entrada del jardn, justamente en el umbral, y ponga en ella el lingote de cemento, sirvindose para el traslado solitario de plataforma, cuer das y rodillos. Con piedritas de ro o con teselas de mosaico italiano, puede hacerse una verdadera obra de arte, segn el gusto de cada quien: la palabra Welcome es la ms aconsejable, siempre que est rodeada de flores y palomas alusivas, para que todos la entiendan y la pisen al pasar. Precaucin: procure, en la medida de lo posible, que la polica no ponga los pies sobre esta lpida amorosa hasta que la super
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ficie est completamente seca. Y si lo interro gan, diga la verdad: Ella se fue de la casa en traje sastre, color beige y zapatos cafs. Lle vaba una cara de pocos amigos y aretes de brillantes...
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Tres das y un cenicero
Ha llegado para m el da en que nace ms de un sol, y cedo con la mxima despreocupacin los harapos de la noche
P a p in i
M arzo 5
Estoy loco o voy a volverme loco? No pre gunten. Lo mismo da. Ella est tirada en el suelo, debajo de la cama. Primero la puse junto a mi lado izquierdo, cerca del corazn. Pero no soy tan zurdo. Luego quise subirla, pero pesaba mucho y mojara el colchn. Empapa da hasta los huesos si los tuviera. Me llega su olor de pantano y me acuerdo. S, de nio me acuerdo y repaso el recuerdo diciendo estos versos: ...de su hmeda impureza asciende un vaho que enerva los mismos sacros do nes de la imperial Minerva. Cito de memo ria porque quiero enervarme ms. Tres veces baj de la cama y fui con ella, a su sabor. A calentarme con su cuerpo fro, aterciopelado por la lama, velloso por el musgo. De la ingle quit ltima sanguijuela viscosa. Penecillo apegado a sangre y leche imaginarias. Pega do estoy a cuerpo sin sangre. Sin sangre? Venus est viva como en Alfredo de Musset.
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En el mrmol rosa que sirve de escaln a la terraza de Versalles, se acuerda usted, ami go mo? Al lado derecho, frente al Naranjal... Cmo viniste aqu? A mi charco de Jalisco. Porque te hall en el lodo, pallus lacustris, laguna, Mare Nostrum, Mediterrneo en mi niatura de Zapotln. Aqu te hall y recojo tu fragancia de lodo podrido y me acuerdo. Me acuerdo de nio: quise hallarte. Tesoro indicado en la postura de una garza morena. Morena porque el sol te vio la cara desde antes que te sumergieran en el agua para hacerte brotar de la espuma. No te busqu en las cuevas del Nevado por que no soy alpinista ni espelelogo tampoco. Alturas y profundidades me marean: la ne gacin de Picard, sin globo ni batiscafo. Vivo a ras de tierra, a orillas del agua y del sueo. Y te so. Abriste al borde de mi cama un abismo anormal. Dije abismo en otro tiem po, soando el infierno. Porque el cielo est lejos y el corazn anida cerca del estmago, debajo de las costillas. Ahora cielo y abismo estn aqu. Deba jo de la cama. Abiertos en las entraas de mi diosa madre ltima Tellus ltima Tule, arropa dos en tule. Tule fragante de humedad y po roso. Papiro local. Entre vigilia y sueo adormecido estoy por el gas de los pantanos. Duermo aunque no puedo. Deliro que he
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mos... Que hemos no! Que yo te encontr oh t la primera inmortal sobre la tierra recin salida del mar... No en Milo ni en Cirene, sino aqu, lejos del auriaciense y de los tiempos minoicos. Aqu entre mazorcas y blandos jun cos de tule, donde los indios tejen petates, amarran tapeistes y urden sillas frescas con armazn de palo blanco o pintado azul celes te con flores rosas amillas de cempaschil, agria flor que huele a fermentos de vida y de muerte como t... Aqu entre gallaretas, corve jones, sapos, ranas, cucarachas de agua y cu charones. Entre los tepalcates, golondrinos y sambutidores pipiles. Bajo el vuelo rasante de agachonas y el rpido altsimo geomtrico de zopilotillos vespridos. Entre tuzas cha tas y murcilagos agudos. Aqu te hall ltima forma de soar despierto. Y aqu te aguardo sin dormir, diciendo brete ssamo. Abandono. Abandono la blandura y voy abajo con ella. A enfriarme la cabeza contra formas atrayentes repelentes. Maana temprano voy a baarla. A lim piarle impurezas locales, lodo y adherencias de familia. Para que maana brille esplen dor mrmol de Faros. Bate t tambin y no hagas mal papel junto de ella, los dos noc turnos empapados. Cuenta siempre tus costi llas antes de dormir. Si al despertar te falta una, ests salvado: una, dos, tres... sgueme
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cantando con el cuento de las costillas... cua tro, cinco, seis... si pierdes la cuenta, oirs la cancin de cuna en su texto original... En el principio era el verbo... Ves? ya te dormis te... Vas a ser un Adn...
M arzo 6
Ella es impracticable, y se opone estatuaria a todo vano cincel. Pero Roberto el Pato viene muy amable a despertarme y reclama la parte del sueo que le toca en lo vivo. Plantea grave cuestin le gal de intereses y derechos. Levanto acta notarial: no estoy dispues to a ceder nada en cuerpo y alma. Se trata de un despojo a mano desarmada: lo nico que no me pertenece, lo reconozco, es la mano. Porque su hijo la encontr despus de que hicimos surgir del agua las formas del mr mol. Todo quedar en familia, es cierto. Pero coincidimos en un punto: hay que esconder la y guardar el secreto. No es cierto? Ahora slo sabemos del hallazgo los que estbamos presentes. Dos Patos, el padre y el hijo. Y yo. Dios mo! Tambin se dio cuenta el lagunero que cortaba tules en su parcela... preciso lugar de los hechos. El que desde un tapeiste nos avent la reata, la reata para ama rrarla. (Maana mismo voy a buscarlo. Y le dar lo que quiera por callarse la boca.)
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Si lo sabe Esteban Cibrin, estamos perdidos! Peleados y perdidos... Apenas al guien se halla un tepalcate cualquiera, una piedra ms o menos cuadrada o ms o me nos redonda, viene y nos lo quita todo de las manos. Se lleva al museo hasta los retra tos de las familias... Antes de lo que puede o no pasar, aqu est la fiel y verdadera historia de lo ocurrido el da de ayer a las seis de la tarde, ya con el sol para caerse al otro lado de la Media Luna. Cuando matamos patos, agachonas y garzas que ni siquiera se comen. Item m s . Los dos Patos, el grande y el chico, vinieron a invitarme despus de co mer para que furamos de cacera. Les dije: estoy cansado y enfermo. Pero me conven cieron: Ahora no juegas ajedrez, te lleva mos al Aguaje de Cofrada, cunto hace que no vas? Desde que viva mi to Daniel... Y fuimos a las gilotas cuando caye ran a beber, ya casi para ponerse el sol... Fuimos y hubo a qu tirarle. Matamos dos patos golondrinos, cuatro agachonas y algn tildo, gilotas no se par una sola. A los zopilotillos no les dimos: No les tiren, no gasten el parque, vuelan tan rpido y tan alto y no saben a pichn... Ni a las gallinas del agua, porque saben a lodo... no se les quita el olor ni con rabos de cebolla.
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Pero dijo el Patito: Djame tirarle a esa garza morena. Est muy lejos, y si la matas, quin va a sacarla del agua? Yo! Dije yo porque la garza vena de muy lejos. De un recodo del ro de Tamazula. All por primera vez en Santa Rosa, al otro lado del pueblo, y por estarla viendo me qued sin barca y sin barquero. Despus volvieron por m, ya de noche a buscarme, el sacristn y el campanero. Porque yo era monaguillo y los dems se fue ron. Me dejaron solo, solo y en la orilla. Iba a llorar cuando te vi saliendo del remanso, es tampada en un crculo de juncos sobre un islo te del cielo. Todava tu recuerdo me humilla y no s si eras morena, azuleja o amarilla. Saca bas del lodo una pata, enjuagndola en el agua. Estirabas el pico y bajabas un ala como las ga llinas cuando las van a pisar... Tenas el color de las palomas yaces... Si entonces no lo hicis te, ahora no lo haces! Le avent una pedrada, ya con el agua a la rodilla... Pero estoy levantando un acta. Patito le tir a la garza y la garza morena o lo que fuera, se qued as noms como todas, como si no le hubieran dado. Dobl las patas amari llas y abri las alas azules sobre el agua. Ya me haba quitado los pantalones y que aviento el saco y la camisa y all voy co rriendo y luego nadando en agua verde y espe sa. La garza ya ni se movi, blanca y tibia en
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mis manos. En ese momento sent algo vivo, duro y rendido bajo los pies. Doy un paso y caigo en el lodo. Uno atrs y vuelvo a lo fir me. Desde el estribo de piedra me pongo a gritar: Vengan, vengan! Creyeron que tena un calambre. Qu hay aqu debajo del agua? Sent claramente los pechos, la cabeza y el vien tre. Le busqu hombros y piernas. Todava con los pies, hasta que met la mano con todo el brazo, cerrando los ojos y la boca. Desde una mancha de tules nos grit un lagunero que navegaba en tapeiste: Ma taron patos...? Yo se los voy a sacar. Luego rae vio: Y tambin a usted lo saco de aqu porque le va a dar una pulmona... Le ense la garza cuando se acercaba. No se comen. Los patos s. Dnde estn los patos? Yo buceaba otra vez la mujer. Otra vez los pechos y otra vez la cabeza y las piernas. Sal a la superficie: Los patos ya los sacamos. sta es para disecar... En eso llegaron Pato grande y Pato chico. Los hice tocar con pies y manos debajo del agua. Carajo! Dijo el Pato grande. Miren!, dijo el chico, y sac una mano de piedra entre las suyas, chorreando lodo. El lagunero nos prest una soga. Ama rramos el bulto del pescuezo y primero a pulso y despus con el coche, lo jalamos a la orilla. El hombre dijo: Parece un santo, porque
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noms se vea algo del cuerpo en el lodazal. S es un santo. Lo echaron al agua los cristeros... Usted y yo somos de la edad se acuerda del padre Ubiarco? El que fusila ron? Ese mero. Una sobrina nos dio la rela cin y lo hallamos. Ni modo, l me dio pie para la mentira y me segu de frente. Bendito sea Dios, dijo el lagunero y se persign. Hay que envolverla en algo. El lagunero no tiene petates y le compramos el tapeiste. Lo abri mos como una lechuga y la ponemos a ella de cogollo, bien amarrada. Entre los cuatro la subi mos al coche, que por fortuna es guayn. Oigan oigan! Y a dnde se lo van a llevar? Porque quiero ir a verlo! A la parroquia! Con el filo de la mano, Patito se puso a quitarle lodo. Primero de la cara. A la l tima claridad del crepsculo, vi un rostro griego. Y para que nada faltara, con la nariz rota, pero no al ras. Una lasca oblicua se le haba desprendido. Perfil intacto de labios biselados, barbilla redonda, frente en arquitra be y arquivolta bajo el peinado afrodtico. Cuello hacia delante, contra un viento mari no. Al ver que nacan intactos los pezones, detuve la limpieza. Mis ojos siguen su pendien te natural. Distingo puntas de dedo sobre el pubis y ajusto mentalmente la mano rota que hall mi sobrino.
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Volvemos al pueblo callados. A la en trada compramos petates recin hechos y sogas de lechuguilla. Conseguimos un bulto realmente sospechoso. Vamos a ponerla en el garage y maana temprano la llevamos al rancho. All nadie la ve. Me sublevo: Qu garage ni qu rancho, vmonos para mi casa! Qu traen all? Matamos un venado y no queremos que se den cuenta los de la Forestal. Por eso lo trajimos envuelto, mam... Pero si los venados no bajan por aqu desde que yo estaba chica! Qu se me hace que mataron un becerro y se lo traje ron robado! Le atin, mam. Pero no es becerro sino becerra... Ms bien vaquilla, porque ya tiene tetas. La vamos a destazar y nos la comemos entre todos... A dnde la llevan? Mtanla al corral. Qu corral ni qu corral... Qu no ve que se van a dar cuenta los vecinos? Y para ma ana la nube de zopilotes y luego los del rastro con todo el Municipio encima... Acurdese de la multa cuando mat un puerco el ao pasado... Mi pap est merendando y grit desde el comedor: Trajeron patos? O le tiraron al aire? Le dimos en la madre al mero cisne de Leda...
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A poco es un borregn... Mi padre me miraba incrdulo pero fe liz, porque all de joven mat un borregn, uno de esos pelcanos de agua dulce que son tan raros por aqu. -Caliente, caliente... (Me le acerco al odo: Usted anda des velado por toda la casa entre una y dos. Ven ga a mi cuarto y se la enseo... Sin tapujos? De veras, cuando todos estn dormidos.) Apenas si ajustan los ayudantes para arrastrar el peso a mi recmara. Los despido a todos. Estoy muy cansado... Quiero dormirme. No vas a merendar? No. Tengo mucho sueo... Estoy sudando, pero tiemblo de fro. Cie rro los ojos. Me pongo mi careta de enfermo. Pato grande me pasa un pauelo por la frente. Maana temprano vengo a ver cmo te sientes... y para ayudarte a desatar el pa quete. Vamos a echar un volado, a ver quin se queda con ella... Buenas noches. Abro los ojos. Pato chico me dice adis desde la puerta agitando la manita de los de dos rotos por encima de su cabeza... Doy el brinco: Cunto quieres por ella? Es para el museo! grita y se va corriendo...