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BUENOS AIRES de Rafael Barrett

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BUENOS AIRES de Rafael Barrett

El amanecer, la tristeza infinita de los primeros espectros verdosos, enormes, sin forma, que se pegan a las altas y sombras fachadas de la avenida de Mayo; la vuelta al dolor, la claridad lenta en la llovizna fra y pegajosa que desciende de la inmensidad gris; el cansancio incurable, saliendo crispado y lvido del sueo, del pedazo de muerte con que nos aliviamos un minuto; el hmedo asfalto, interminable, reluciente, el espejo donde todo resbala y huye, los muros mojados y lustrosos, la gran calle p trea, sudando su indiferencia helada; la soledad donde todava duermen pozos de tiniebla, donde ya empieza a gusanear el hombre!!! "hiquillos e#tenuados, descalzos, medio desnudos, con el hambre y la ciencia de la vida retratados en sus rostros graves, corren sin alientos, cargados de $rensas, corren, d biles bestias espoleadas, a distribuir por la ciudad del egosmo la palabra hip%crita de la democracia y del progreso, alimentada con anuncios de rematadores! $asan obreros envejecidos y callosos, la herramienta a la espalda! &on machos fuertes y siniestros, duros a la intemperie y al l'tigo! (ay en sus ojos un odio tenaz y sarc'stico que no se marcha jam's! )a maana se empina poco a poco, y descubre cosas s%rdidas y sucias amodorradas en los umbrales, contra el quicio de las puertas! )os mendigos espantan a las ratas y hozan en los montones de inmundicias! *na poblaci%n harapienta surge del abismo, y vaga y roe al pie de los palacios unidos los unos a los otros en la larga perspectiva, gigantescos, mudos, cerrados de arriba abajo, inatacables, inaccesibles! +ll est'n guardados los restos del festn de anoche, la pechuga trufada que deshace su pulpa e#quisita en el plato de "hina, el champaa que abandona su bao polar para hervir rel'mpagos de oro en el tallado cristal de -ohemia! +ll descansan en nidos de tibios terciopelos las esmeraldas y los diamantes; all reposa la ociosidad y suea la lujuria, acariciadas por el hilo de (olanda y las sedas de .riente y los encajes de /nglaterra; all se ocultan las delicias y los tesoros todos del mundo! +ll, a un palmo de distancia, palpita la felicidad! 0uera de all, el horror y la rabia, el desierto y la sed, el miedo y la angustia y el suicidio an%nimo! *n viejo se acerc% despacio a mi portal! 1ena oblicuamente, escudriando el suelo! *n gorro pesado, informe, le cubra, como una costra, el cr'neo tioso! )a piel de la cara era fina y repugnante! )a nariz abultada, roja, chorreante, asomaba sobre una bufanda grasienta y endurecida! 2opa sin nombre, trozos recosidos atados con cuerdas al cuerpo miserable, peleaban con el invierno! )os pies parecan envueltos en un barro indestructible! &e desliz% hasta m; no pidi% limosna! 1io una lata donde se haba arrojado la basura del da, y sacando un gancho comenz% a revolver los desperdicios que despedan un hedor mortal! "ontempl aquellas manos bien dibujadas, en que sonrea an el reflejo de la juventud y de la inteligencia; contempl aquellos p'rpados de bordes sanguinolentos, entre los cuales vacilaba el p'lido azul de las pupilas, un azul de t mpano, un azul enfermo, e#trahumano, fatdico! El viejo 3si lo era4 encontr% algo!!! una carnaza a medio quemar, a medio mascar, manchada con la saliva de algn perro! )as manos la tomaron cuidadosamente! El desdichado se alej%!!! "re observar, adivinar!!! que su apetito no esperaba!!! 56ambi n +m rica7 &ent la infamia de la especie en mis entraas! &ent la ira implacable subir a mis sienes, morder mis brazos! &ent que la nica manera de ser bueno es ser feroz, que el incendio y la matanza son la verdad, que hay que mudar la sangre de los odres podridos! "omprend, en aquel instante, la grandeza del gesto anarquista, y admir el jbilo magnfico con que la dinamita atruena y raja el vil hormiguero humano!

$ublicado en 8)os &ucesos8, +sunci%n, 9: de noviembre de ;<=>! E#trado de, Ensayos 4 6omo / de 2afael -arrett 4 Edici%n 9==? 4

Buenos Aires
Por Rafael Barrett El amanecer, la tristeza infinita de los primeros espectros verdosos, enormes, sin forma, que se pegan a las altas y sombras fachadas de la avenida de Mayo; la vuelta al dolor, la claridad lenta en la llovizna fra y pega osa que desciende de la inmensidad gris; el cansancio incurable, saliendo crispado y lvido del sue!o, del pedazo de muerte con que nos aliviamos un minuto; el h"medo asfalto, interminable, reluciente, el espe o donde todo resbala y huye, los muros mo ados y lustrosos, la gran calle p#trea, sudando su indiferencia helada; la soledad donde todava duermen pozos de tiniebla, donde ya empieza a gusanear el hombre$$$ %hiquillos e&tenuados, descalzos, medio desnudos, con el hambre y la ciencia de la vida retratados en sus rostros graves, corren sin alientos, cargados de Prensas, corren, d#biles bestias espoleadas, a distribuir por la ciudad del egosmo la palabra hip'crita de la democracia y del progreso, alimentada con anuncios de rematadores$ Pasan obreros enve ecidos y callosos, la herramienta a la espalda$ (on machos fuertes y siniestros, duros a la intemperie y al l)tigo$ *ay en sus o os un odio tenaz y sarc)stico que no se marcha am)s$ +a ma!ana se empina poco a poco, y descubre cosas s'rdidas y sucias amodorradas en los umbrales, contra el quicio de las puertas$ +os mendigos espantan a las ratas y hozan en los montones de inmundicias$ ,na poblaci'n harapienta surge del abismo, y vaga y roe al pie de los palacios unidos los unos a los otros en la larga perspectiva, gigantescos, mudos, cerrados de arriba aba o, inatacables, inaccesibles$ -ll est)n guardados los restos del festn de anoche. la pechuga trufada que deshace su pulpa e&quisita en el plato de %hina, el champa!a que abandona su ba!o polar para hervir rel)mpagos de oro en el tallado cristal de Bohemia$ -ll descansan en nidos de tibios terciopelos las esmeraldas y los diamantes; all reposa la ociosidad y sue!a la lu uria, acariciadas por el hilo de *olanda y las sedas de /riente y los enca es de 0nglaterra; all se ocultan las delicias y los tesoros todos del mundo$ -ll, a un palmo de distancia, palpita la felicidad$ 1uera de all, el horror y la rabia, el desierto y la sed, el miedo y la angustia y el suicidio an'nimo$ ,n vie o se acerc' despacio a mi portal$ 2ena oblicuamente, escudri!ando el suelo$ ,n gorro pesado, informe, le cubra, como una costra, el cr)neo ti!oso$ +a piel de la cara era fina y repugnante$ +a nariz abultada, ro a, chorreante, asomaba sobre una bufanda grasienta y endurecida$ Ropa sin nombre, trozos recosidos atados con cuerdas al cuerpo miserable, peleaban con el invierno$ +os pies parecan envueltos en un barro indestructible$ (e desliz' hasta m; no pidi' limosna$ 2io una lata donde se haba arro ado la basura del da, y sacando un gancho comenz' a revolver los desperdicios que despedan un hedor mortal$ %ontempl# aquellas manos bien dibu adas, en que sonrea a"n el refle o de la uventud y de la inteligencia; contempl# aquellos p)rpados de bordes sanguinolentos, entre los cuales vacilaba el p)lido azul de las pupilas, un azul de t#mpano, un azul enfermo, e&trahumano, fatdico$ El vie o 3si lo era4 encontr' algo$$$ una carnaza a medio quemar, a medio mascar, manchada con la saliva de alg"n perro$ +as manos la tomaron cuidadosamente$ El desdichado se ale '$$$ %re observar, adivinar$$$ que su apetito no esperaba$$$ 56ambi#n -m#rica7 (ent la infamia de la especie en mis entra!as$ (ent la ira implacable subir a mis sienes, morder mis brazos$ (ent que la "nica manera de ser bueno es ser feroz, que el incendio y la matanza son la verdad, que hay que mudar la sangre de los odres podridos$ %omprend, en aquel instante, la grandeza del gesto anarquista, y admir# el "bilo magnfico con que la dinamita atruena y ra a el vil hormiguero humano

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