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ANO. XXVIII
ABRIL
JUNIO
1963
NUM. 2
EL BOLETIN
SUMARIO —
ANORANZAS
Rev. Isidro Dfaz Lépez
LA DOCTRINA DE SALVACION DE SAN AGUSTIN
Prof. José Aracelio Cardona
LOS PASTORES QUE NECESITAMOS
Obispo Sante U. Barbieri
SEMINARIO EVANGELICO = - RIO PIEDRAS, PUERTO RICOLA DOCTRINA DE SALVACION DE SAN AGUSTIN
Por José Aracelio Cardona,
Este trabajo es un intento de presentar la doctrina de salvaci6n
de aquel gran pensador y teélogo africano, y el Ultimo de los
padres latinos, que se llam6é Aurelio Agustin. Ya el término
intento implica que ésta no es una tarea exhaustiva. Hay razones
de peso que asf lo impiden. El tema es ampl{simo. El tiempo a
la disposicién, muy limitado. El pensamiento agustino puede mi-
rarse desde Angulos distintos lo que daré unas interpretaciones
muy variadas'| Pero hay algunos principios b&sicos que pueden
servir como puntales para captar el tema que aqui se discute.
El hombre que se da a la reflexién seria no puede dar las
cosas por sentadas. El ser humano tiene que asombrarse ante el
misterio de la existencia. Ya que el hombre posee el poder de la
trascendencia, del anticipo, de la curiosidad, ha de formularse
una serie de interrogantes en torno a su ser. Siente que no es
un objeto entre otros, sino un devenir, una angustia que suspira
por encontrar su destino, su significado, como dirfa Max Scheller,
su puesto en el cosmo. Y puede afiadirse: su puesto mds alld
del cosmos.
El inmenso Agustfn breg6 con el problema del hombre, cuando
bregé con su propio problema. Si otras personas, como los griegos
y los romanos habfan propuesto soluciones al problema del ser,
del hombre, Agustfn indicé que hay una perspectiva, un punto de
sapoyo, que es valido para contestar la interrogante del destino
final de la persona. Buceé en la filosoffa, en el maniquefsmo,
pero agoniz6 sin encontrar el remedio a su desesperacién. , Pero
al fin se percata que el cristianismo tiene el remedio de la en-
fermedad que le atormentaba. Qué encontr6? zCudl es su
pensamiento?
Se hace-diffcil hablar del concepto agustino de la salvacién
sin antes entrar en los’ siguientes asuntos: Dios, el hombre, el
mal, De estas tres cosas depende grandemente el sentido y la
bisqueda reflexiva de la conquista que hace el ser humano de su
destino iltimo. Veamos:
No podemos separar el sentido filoséfico y el sentido religioso
que Agustin imparte a sus doctrinas. Es un tedlogo que filosofa
y es un filésofo que teologiza.Dios es la realidad, el tinico ser real. Como consecuencia de
este principio, todo lo que es fuera de Dios no es real en sf.
&Por qué? Porque el mundo que el hombre contempla est4 sujeto
a los cambios, a los accidentes, a la temporalidad. Dios no
esté sujeto a contingencia alguna pues es la esencia inmutable.
Lo que se modifica no conserva su ser. Ahora, otro asunto de
gran importancia se debe tomar en corsideracién en cuando al
bien. La existencia es el bien en sf. Dios, como es la realidad
Wltima, es el Sumo Bien. Y nos dice este eminente pensador cris-
tiano que es mejor existir aunque sea en un estado de miseria que
no existir, En la obra LA CIUDAD DE DIOS, dice:
Dios es la suma esencia, es inmutable, es eterno y sin
principio, uno solo, nada es coeterno con El. Nada le
puede suceder de nuevo.2
En sus aseveraciones religiosas, tal como se encuentra en LAS.
CONFESIONES, Dios es sumo, 6ptimo, poderosfsimo, omnipotenti-
simo, misericordiosfsimo, inmutable, nunca nuevo y nunca viejo,
siempre obrando y siempre en reposo, siempre creando, etc.3
Antes que las cosas existiesen ya era, sus afios, un constante hoy,
Ahora surge una situacién que necesita andlisis. Aceptando que
Dios es el Sumo Bien, gcémo es posible la presencia del mal en
el mundo? Este es un problema candente de cuya solucién, o
mejor dicho, del intento de solucién, se ha ocupado el género
humano desde que hizo su aparicién en la tierra. De esto se han
ecupado filésofos, te6logos, sociélogos, etc. Pero...¢qué contes-
tacién nos ofrece San Agustin? Aqufes bueno sefidlar que este
pensador no encuentra una tarea ffcil. Al principio se encuentra
ante la posicién maniquea que le seduce, pues cree encontrar
en el sistema de Manes la clave del misterio.
El maniquefsmo, en su dualismo gnéstico, postula un reino
original de obscuridad, de caos, de maldad. A la vez, hay otro
reino original de luz y de bondad, de orden, de bien, El orden
del mal hizo una incursién en el orden del bien rob&ndole a este
Wiltimo parte de la luz. Desde entonces hay mezcla de bien y de
mal, Debido a que el bien no puede libertarse de esa condicién
por medio de la violencia invent6 un universo mixto que fuera el
escenario de un proceso gradual de purificacién, Asf se separarfa
el bien del mal, la luz de las tinieblas, cosa que llegarfa mas
tarde. La inquietud en este pensador no se mitiga con ese tren
de pensamiento. No le satisface. Pero no se detiene. La bisqueda
continta.4
2 san Agustfn, La Ciudad de Dios, Madrid, 1944 (Traduccién
de Dr. José Cayetano Dfaz Bayral. pp. 430-431.
3 gan Agustfn, Las Confesiones, Madrid, 1961. p. 68.
4 adam Alfred, El Maniquetsmo, Folleto publicado en
Handbuch der Orlentalistik 1961.No es posible que el problema del mal se resuelva como algo
inherente en la materia misma. No es una substancia como el
aire, algo que envenena el cuerpo, como si fuera un alimento en
descomposici6én. Vuelve el pensamiento filoséfico a trillar otra
senda. Razona San Agustfn que todo lo creado resulta de la nada.
Ya ese hecho sefiala otra solucién al problema del mal. Hay una
tendencia de lo creado a volver a ser nada. Por consiguiente, el
mal humano consiste en que los individuos tienen la tendencia a
Tegresar a aquel estado cuando no eran, a perderse en el vacfo
del no ser: el regreso a la nada. gDe qué manera se realiza ese
viraje del ser, del hombre, al no ser?
He aquf la antropologfa de Agustin. El hombre no resulta de
fuerzas ciegas o de la casualidad, sino que viene ala existencia
por un acto, por una voluntad divina. No hay una fuerzao una
substancia primigenia y etema la cual sirva de materia prima
para hacer a] hombre. Es la nada, cosa incomprensible, pero
cierta. Eso se cree como un acto de fe. En este asunto no debe
olvidarse que la verdad religiosa es la revelacién de Dios. Claro,
después se va entendiendo con la ayuda de la raz6én, y ésta
ltima se convierte en instrumento. CREO PARA ENTENDER, La
decisién de Dios para hacer las criaturas es un asunto inmutable
y eterno. Primero hubo uno, llamado Adan, y de ahf se multiplicé
el género humano. Veamos lo que nos dice en uno de sus libros.
El hombre es algo medio entre los 4ngeles y las bestias,
de tal manera que se sujetase a su Creador como el ver-
dadero Sefior. Debe el hombre guardar con piadosa obe-
diencia el precepto y el mandato divino, para pasar al
bando y a la sociedad de los 4ngeles sin que la muerte
interviniese, alcanzando la bienaventurada inmortalidad sin
fin, pero si usando la libre voluntad ofendiese a Dios por
su soberbia y desobediencia, serfa condenado a muerte
viviendo bestialmente, siendo siervo de su apetito, y
después de la muerte condenado a la pena eterna.>
En la constitucién del hombre concurren un factor material, que
se denomina la came, y otro factor que se llama el alma. La carne
en sf no es la causa del mal del individuo, pues de lo contrario
se cae en el gnosticismo, cosa que Agustin abandona. Es verdad
que uno es tierra y ceniza, pero ni la tierra y la ceniza me hacen
la maldad. Dios hizo al hombre pero no al mal que experimenta
el hombre.
5 Gonfesiones. Op. cit. p. 441,Una cosa posee el ser.humano que es muy importante al tratar
del problema de su miseria y de su pecado: la voluntad. La ca-
pacidad de hacer decisiones, de escoger entre una cosa y la
otra fue un privilegio que Dios puso en el hombre. Hubo una
buena voluntad que es la obra del Creador, Llegé una hora in-
fausta, negra, en que el ser humano, en el ejercicio de_su_vo-
luntad, se deslig6, se independizé de Dios. En otras palabras,
el hombre, que era libre siendo esclavo de Dios, se hizo esclavo
de sf mismo al libertarse de Dios. El hombre no fue obligado a
eso. Lo hizo por su propia accién, La consecuencia fue una
perversién de la voluntad que trajo como secuela la depravacién
de toda la humanidad. La mala voluntad precede a todas las
malas obras. Fue el Arbol que produjo y que produce los malos
frutos. Como el ser humano, obrando libremente, hizo de su vida
el centro de todo, se alejé de la esencia, que es alejarse del
Sumo Bien. Expresado en otra forma, al. abandonar a Dios, dejé
de ser lo que era, para caminar hacia la nada, y asf tomar el
camino del mal. El primer ser que hizo eso lo fue Adan, que en
orgullo, que es el mayor de los pecados, escogié el bien menor
en vez de escoger el bien mayor.
Resumiendo esta parte del tema que aquf se trata, se puede
decir, que el mal no se debe a un principio malo en el universo,
como sostenfan los maniqueos; no a una fatalidad astrolégica, a
un designio terrible fuera del hombre. Los actos de los seres
humanos son sus actos, puede escoger entre alternativas, puede
vivir bien o vivir mal. Pero se inicié viviendo mal.
Una vez que se realiza el acto de la voluntad en que el hom~
bre selecciona lo menor en vez de seleccionar lo mayor, ya el
mal se hace patente. No obstante, una vez establecido el hecho,
Dios puede usar esa situacién para producir un bien mayor. Sin
ser Dios el autor del mal realiza algunos propésitos con el mismo.
Un punto de sumo interés es aquel en que el ser, una vez
bajo el poder del mal, a pesar de ello, sigue llevando una exis-
tencia. Aunque su condicién es tal que se mueve hacia la nada,
no lega a ésta, no alcanza el no ser. Pero no lo hace porque
posea poderes para hacerlo, sino porque Dios lo mantiene en ese
estado. Ain asf, todo el bien que el hombre cree que hace, es
en realidad mal, es egofsmo ya que lo que motiva la accién no
es Dios sino el hombre que se ha colocado como centro despla~
zando a Dios de ese lugar.
~Cémo puede, entonces, el ser cafdo, recobrar aquel estado
de bienandanza que tuvo en el principio? En otros términos, gcémopuede el hombre salvarse? La vida es ruinosa, sin excepcién,
pues aun el nifio al nacer ya es pecador, no est& excento de
tan grave mal. Podrfa objetarse esta dltima afirmaci6n diciendo
que el nifio no tiene una voluntad desarrollada para el vicio,
pero bast6 que lo hiciera un primer hombre para que todos estén
envueltos en la culpa. El pecads es personal, pero también es
solidaridad. De modo que el Agustfn exclama: "gCudndo fui ino-
cente si en pecado me concibié mi madre?6
Ya no es posible salvar el abismo entre el Creador y la cria~
tura, por medio del esfuerzo humano, del querer. En Agustfn se
registra la agonfa paulina cuando el Apéstol a los gentiles dice
en la Carta a los Romanos:
Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que
quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.
De modo que ya no soy yo quien hace aquello, sino el
pecado que mora en mi.
Y yo s& que em mf, esto es, mi came, no mora el bien;
Porque querer el bien est& en mf, pero no el hacerlo.
Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no
quiero, eso hago.
Porque segtin el hombre interior, me deleito en la ley de
Dios;
Pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela con-
tra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley
del pecado que esté en mis miembros.”
El deseo de Pablo de conseguir la salvacién se expresa en
estas palabras: !Miserable de mf! gQuién me. libraré de este
cuerpo de muerte?8 Es el grito de Agustin siglos m&s tardes, es
el grito de 1a humanidad en todos los tiempos.
El regreso a la fuente del ser, no llegar a la nada, s6lo se
puede realizar mediante el ejercicio del poder divino, Esa ayuda que
procede de Dios para que el hombre pueda volverse a su Creador
se llama la gracia. Esta incluye una serie de condiciones.
Ya que el hombre no puede conocer a Dios por su actividad
intelectual, Dios tiene que revelarse El mismo. Y es que no se
puede hacer una decisién sin conocer aquél por el cual uno se
decide. En alguna forma la voluntad del hombre recibe el estf-
mulo de lo divino. Adem&s, el poder del hombre necesita de Dios
6 Confesiones. p. 72
7 Romanos 7:15; 17-23
8 Romanos 8:24para abandonar su yo y responder a las demandas de su Hacedor.
No es posible la renovacién y la fortaleza de la personalidad sino
por la gracia.
éQuienes caen bajo el efecto saludable de la gracia? Este
asunto no es f&cil elucidarlo debido a las ideas que aparecen
aquf y allf en sus distintas obras. Tal parece que la gracia de~
pende de la fe del creyente, pero atin la fe es un don, un regalo
que se le hace al pecador, La fe no nace en el individuo, sino
que se la regala. Alyunas personas objetaban diciendo que la
gracia no es suficiente, que a ella debe adicionérsele la partici-
pacién de la voluntad. Pero segiin el teélogo africano, no vale
lo que haga la voluntad si Dios no tiene misericordia. Depende
de la omnipotente voluntad de Dios, para uno desear o no desear.
Por el efecto de la gracia el hombre empieza a encaminarse
hacia el bien. Por lo que se ha dicho anteriormente sélo lo que
existe es bueno, de modo que el ser humano empieza a recobrar
el ser y se aleja de la nada. Asf se libera la voluntad. Acom-
pafia la gracia al ser humano cuando desea para que no desee en
vano, y cuando no desea, hace que desee. Dios prepara la volun-
tad y opera en ella. Se puede afirmar que Dios opera creativamente
con un poder irresistible que abarca la personalidad, que va al
coraz6n del hombre. En su forma creadora, la gracia es absoluta.
Nada tiene el poder de ella, ni las doctrinas, ni los ejemplos,
ni la ley: nada. Por gracias sois salvo por la fe.
Todavfa queda otro asunto por tratar. gEstn todos los seres
humanos bajo la gracia o sélo funciona en algunos? gCémo es
posible que sea una cosa 0 la otra?
Piensa San Agustfn que Dios sabfa que el hombre ibaa pecar.
La humanidad estarfa, entonces, sujeta a la muerte como algo
que se propag6 desde el principio. Pero Dios es la voluntad
absoluta. Lo que hace no depende de tomar el consejo de alguien.
De manera que conocemos o discutimos esta parte usando el tér-
mino muy conocido y que ha dado p&bulo a tantas discusiones: la
predestinacién,
El caso es el siguiente: Una vez que el hombre pec6 y con él
toda su descendencia, la humanidad entera qued6 bajo juicio, ex-
cluida del contacto divino. $i todos son condenados no hay injus-
ticla de parte de Dios, porque el paso del pecado es muerte. De
esa masa de perdidos le plugo a Dios escoger un grupo para que se
salvase, los electos, y el otro grupo, naturalmente quedarfaen la condenaci6n. gA base de qué se hizo la tal divisién? De
ahf surge lo que se llama la predestinacién condicionada y la
predestinacién incondicionada.
La predestinaci6én condicionada descansa en la preciencia de
Dios. Reza de la manera siguiente. Dios sabe y conoce todas las
cosas antes que el mundo fuese. Por ejemplo, un acontecimiento
que ha de tener lugar de aquf a mil afios, Dios lo sabe, porque
asf lo determina su poder de saber las causas antes que éstas
sucedan. Por lo tanto, los seres que componen la humanidad,
antes de hoy, hoy y mafana harén sus decisiones de responder
a Dios o de no responder a Dios, Esto ser& a base del libre
ejercicio de sus capacidades. Como Dios sabe de antemano que
un grupo de los perdidos habrén de convertirse, a estos predestina
para la salvacién. Pero también sabe que hay otro, que ejerciendo
sus capacidades libremente no se convertirén, estos ser4n con-
denados por la eternidad.
La predestinaci6n incondicionada descansa absolutamente en
Ja voluntad y el deseo de Dios de escoger, porque quiere, porque
asf lo desea, un grupo de esa masa de perdidos para la salvacién,
y a otro grupo para la condenacién. Desde luego, eso la hace
no de manera caprichosa ni fatalista, sino segin su propio con-
sejo y su propia voluntad. Segtin un autor que hemos consultado,
parece que Agustfn se inclina hacia esta iltima clase de predes-
tinacién.
En la idea agustina de Dios como voluntad absoluta des-
cans6 su famosa doctrina de la doble predestinacién, o
de la ordenaci6én de algunos para la salvacién y otros
para la perdicién. Generalmente é1 habla solo de una pre-
destinacién para la salvacién, dejando a los que se pierden
a la suerte de ellos. Pero ocasionalmente se refiere a
Dios como escogiendo a unos para la salvacién y a otros
para la condenacién....,.la predestinacién no se basa
en la preciencia de Dios......al contrario, Agustin insistfa
que la base de la seleccién la hacfa Dios. Que unos son
salvos y otros no se debe sélo a la voluntad secreta de
Dios la cual no podemos medir.9
A los escogidos le proveyé Dios el don de la perseverancia,
de manera que ni uno solo de los electos se perder. El problema.
que se encara el que busca la salvacién-es que nadie sabe si
es uno de los electos y si es candidato a la salvacién, amenos
que no se le revele de una manera especial. Dice en la Ciudad
de Dios:
2 McGiffert Arthur, A History of Christian Thought, N. Y.
1938, Vol. If p. 97-99. :Pues sin reparo alguno llamamos hoy bienaventurados a los
que vienen justa y santamente con esperanza de la futura
inmortalidad, sin culpa que les estrague la conciencia,
consiguiendo f&cilmente la divina misericordia para los
pecados de la presente flaqueza humana...porque gqué
hombre habrA que sepa que ha de perseverar hasta el fin
en el ejercicio y aprovechamiento de la justicia, si no es
que _con alguna revelacién se lo certifique el que no a
todos da parte de este sublime arcano por justos y secre-
tos juicios, aunque_a nadie engahe?!?
Si alguien dijese que esta idea de la predestinacién es con-
traria a la Mbertad humana, Agustfn contestaria que aquf se trata
de libertad contra el mal. Sélo es libre el que no puede hacer
el mal. El hombre ms libre es aquel que no es el esclavo del
pecado.
Los seres que han de ser salvados tendrén el perdén y ser&
libertado del pecado tanto del de Adan como los pasados. Eso no
es todo. La persona debe cambiar hacia el bien, y de un ser en
corrupcién en un ser de santidad. Debe ser un proceso gradual.
Otro ingrediente en el proceso de la salvacién lo es el
amor, El significado del amor no es otra cosa que la sumisi6n a
Dios, obediencia de su voluntad y la realizacién de buenas obras.
Cualquier acto que parezca virtuoso sino est4 fundamentado en el
amor de Dios es simplemente un vicio. Por lo cual las virtudes
que le parece tener, por las cuales manda al cuerpo y a los
vicios, para alcanzar alguna cosa, si no las refiere a Dios, son
m&s vicios que virtudes.11 Una vez que la persona est& en Dios,
que tiene el amor de Dios, que es un salvado realiza buenas
obras que consisten en una vida de oracién, de ayuno, que es
negacién de uno mismo y la abstencién de las cosas del mundo;
dar de lo que tiene y mostrarle el amor a sus hermanos.
Veamos cémo se ha de interpretar la muerte en este proceso
de salvacién. En varias partes de sus obras se habla de dos
clases de muerte: la muerte primera y la muerte segunda. Cuando
hubo el acto de la creacién no habfa muerte en el hombre siem-
pre y cuando que no pecase. No sucedié de esa manera. Vino el
mal, el pecado y como consecuencia una condenacién de muerte
para el primer hombre y sus descendientes. "Por lo cual hemos
de confesar, que, aunque Dios crié a los primeros hombres de
suerte que si no pecaren no incurrieran en ningtin género de
10 Giudad de Dios. Op. Cit. Libro XI. Cap. 12. p. 390
11 Ciudad de Dios. Libro XIK. Cap. 25 p. 765.
10muerte, sin embargo, a estos que primeramente pecaron, los con-
dené a muerte de modo que lo que naciese de su descendencia estu-
viesen también sujetos al mismo castigo" .!2 Como todos hemos de
morir, esta muerte se refiere al cuerpo, la censacién de la vida en
el sentido biolégico, cuando ya no se siente, ni se ve.
La muerte segunda, que en este caso va ha determinar en
parte lo que es la salvaci6n, ocurre cuando el alma se separa
de Dios para siempre, sin una esperanza de reunién con el Todo-
poderoso. Esta condicién produce el desamparo del alma, que
buscaré ser sin lograrlo, que ser& atormentada por la eternidad
queriendo Megar a ser sin lograrlo, Para salvarse hay que eli~
minar esta clase de muerte, la muerte eterna.
Para ver en la salvacién del hombre segin San Agustfn un
cuadro mAs completo finalizaremos con dos asuntos més. La fun-
cién de Jesucristo y el lugar dénde el ser humano gozaré de esa
salvacién,
Las experiencias de Agustin estén muy relacionadas con Dios
y con el amor que de éste recibiera. Aunque Jesucristo tiene una
importancia suprema en el proceso de salvacién, parece que, de-
bido a las circunstancias que rodearon al obispo de Hipona, no
ocupa un lugar frecuentfsimo en su vida de agonfa por la salva-
cién. Esto no quiere decir que se ignorara a Cristo porque, aunque
no tiene un lugar destacado en su sistema, su importancia es
obvia.
Pero de que estando nosotros cargados y sumergidos en
horribles pecados, sin dedicamos, como debiéramos a la
contemplacién de su luz, ciegos de amor y aficién a las
tinfieblas, esto es, al pecado, no nos haya desamparado
y dejado del todo, antes mds bien nos haya enviado a
su Unigénito, para que haciéndose hombre por nosotros y
padeciendo afrentosa muerte, conociésemos cual estima
Dios al hombre .13
En otras ocasiones dice que Cristo se encarné para deificar al
hombre y darle inmortalidad. Y afiade que Cristo murié para pro-
piciar a Dios, para presentar un sacrificio por el pecado, y para
pagarle un precio al diablo, CRISTO murié como nuestro represen-
tante, y se levanté como una evidencia de la nueva vida que nos
otorga. (Contintia en la p&gina 16)
i
Ciudad de Dios, Libro XIII. p. 449.
13
Ciudad de Dios, Libro VII. Cap. 31. p. 259.
llLOS PASTORES QUE NECESITAMOS
Juan X 1-15
Obispo Sante U. Barbieri
Acabo de venir de Ginebra, Suiza, donde estuve reunido con
el Comité Ejecutivo del Concilio Mundial de Iglesias. Una. de
nuestras preocupaciones en esta tiltima reunién fue el asunto
del ministerio cristiano. De esto habiamos hablado antes en
una reunién que tubiéramos en Paris.
Nos preocupa en los circulos ecuménicos el hecho de que
va disminuyendo el nimero de aquellos que se ofrecen para el
pastorado y también que entre los que se ofrecen hay muchos
que se especializan en ciertas disciplinas y huyen del pastorado
para algo especialisimo dentro de la vocacién cristiana, Cierta~
mente esto ha producido una escacez de pastores y de jévenes
que quieran aceptar hoy dia el pastorado con todas sus
implicaciones.
Se ha nombrado una comisién para que haga un estudio
exhaustivo para ver dénde estamos, para saber cudles son las
razones para esa escacez, y para ver si realmente nosotros
estamos desafiando a los jévenes que se presentan para el
ministerio con algo que les apele, que les desafie y para ver
si en el mundo en que vivimos realmente tenemos los pastores
que necesitamos o si estamos preparando pastores para una
época ya pasada. Pastores que no estén al corriente de lo que
pasa y que tal vez 50 affos atrds podrian hacer una buena obra
con lo que recibian’ de educacién, pero que al presente tal
vez lo que saben no corresponde a la necesidad.
Una cosa siempre es inevitable en el pastor: y es que se
sienta realmente vocacionado, Vocacionado en el sentido, no
solamente de que ha recibido de alguna manera una llamada
de parte de Dios, sino que también esté convencido de que
esta es su tarea especifica, lejos de la cual se sentiria
infeliz.
El pastor que llega a sentirse un empleado de la iglesia ya
no es un vocacionado, No podemos nosotros entrar al minis~
terio de la misma manera que entramos en cualquier otro curso
de la vida humana, Tenemos que tener la conviccién de que Dios
nos ha llamado para una obra especialisima, no que nos ponga
por encima de los demés. Obra especialisima en el sentido
de que debemos siempre estar a las 6rdenes de Aquel que
12dijo: "Venid en pos de mi y yo os haré pescadores de
hombres."
Hoy se habla mucho de pastores asalariados y es triste que
asi se determinen aquellos que se consagran al ministerio
cristiano. Es cierto que necesita el sostén econémico, nece-
sita de una vida que sea de conformidad a las necesidades
fisicas e intelectuales, pero el ministro tiene que por encima
de todas las cosas sentir que el no puede medir las horas ni
el dinero que se le da, sino que tiene que medir su vocacién
con las exigencias de la hora.
Necesitamos un ministerio no de fracasados en otras pro-
fesiones, sino de los que tengan las mayores probabilidades
de triunfo en otras profesiones, El ministerio no es un refugio
de fracasados. Jestis pide a los hombres los mayores talentos
Y posibilidades para que le sirvan.
Necesitamos pastores que tengan mds interés por el pueblo
que por la institucién a que sirven o por si mismos. Es muy
f4cil que nos entremos en los engranajes de la iglesia y nos
constituyamos en esclavos de sus engranajes. El resultado es
que atendemos al engranaje y olvidamos al pueblo; como el
sacerdote y el levita que por tener asuntos muy importantes
en el templo dejaron al hombre en el camino morirse en las
manos de la desdicha.
Necesitamos pastores que estén dispuestos a dar su vida
por las ovejas, cuyo primer amor es con el pueblo, por el
pueblo, dentro y fuera de la iglesia, y tal vez mds por el
que est4 fuera de la iglesia, Hay que tener més paciencia y
mostrar mds heroismo por la oveja perdida que por las 99
que estén ya dentro del redil.
Necesitamos en los pastores de ese amor del cual hablé
Pablo...que nos constrifie, que nos ata, que nos hace esclavos
en el sentido que 61 usaba, Pastores que estén dispuestos a la
flexibilidad tanto en el pensamiento como en el movimiento.
Flexibilidad es la palabra que est4 enel orden del dia en este
mundo cambiante en el cual vivimos. No podemos ponernos
una armadura que nos quite los movimientos, no podemos
fijarnos en un lugar de donde no nos moveremos y no podemos
tener un pensamiento teolégico que no tenga flexibilidad, que
no pueda cambiarse, que no pueda renovarse. Movimiento de
cardcter pastoral y flexibilidad para ir con la tienda donde
13es necesaria. A veces los templos son para nosotros como
prisiones. Nos metemos dentro de ellos como fortalezas y no
salimos venga o no venga la gente, Es necesario movernos a
la plaza piblica, a la playa, y doncequiera que el hombre esté.
Necesitamos un ministerio que esté dispuesto a estar bajo
la influencia del Espiritu Santo a pesar de la preparacién in-
telectual y teolégica. No es cuestién de llegar al pilpito con
un mensaje bien preparado, bien estudiado y bien editado, y
muy ortodoxo, sino de llegar al pilpito con algo que pueda
servir a Juan, a Maria, y pedir que en su vida diaria que los
pueda levantar en su dnimo a seguir luchando y viviendo.
Tenemos que colocar nuestros pobres esfuerzos intelectuales
en la presencia de Dios y preguntarle ges esto lo que td quieres
que yo de a tu pueblo 0 lo que yo doy a mi pueblo es lo que
me agrada a mi intelectualmente? Un pastor me dijo en una
ocasién que el pastor debe estar en su-gabinete y en su pilpito
y la gente que venga por si sola sin tener que ser visitados.
Pero no es cuestién de visitar las familias para invitarles
para los cultos, es que hay problemas en el corazén del indi-
viduo y de las familias que no podemos deslindar desde el
pllpito ni desde el gabinete,
Hay cosas como las que Jestis dijo a la Samaritana que no
se dicen en ptblico, o problemas como los que la presenta
Nicodemo a Jestis que no se discuten en el pilpito, Son asuntos
para tratarse cara a cara, corazén a corazén, de alma a alma,
y tal vez esto es lo mejor del ministerio para que nosotros
podamos predicar lo que el pueblo necesita.
Después de conocer sus pesares, sus angustias y sus es-
peranzas, que sean distribuidores de la obra y no Gnicos
hacedores preparando su gente para tal obra. Tenemos que
hacer mover a toda la iglesia para la conversién de todo el
mundo. Que nosotros los pastores no debemos considerarnos
los Winicos evangelistas, predicadores, testigos de Dios. Nues-
tra obra més eficiente seré hacer trabajar a los demds y tra-
bajar con los dem4s pastores.
Necesitamos que estén atentos a lo que pasa en el mundo,
que vivan en el mundo y no fuera o por encima del mundo.
El obispo Niel Biting decia que cada mafiana debemos leer
la Palabra de Dios y leer el diario del dia para que nosotros
(Contintia en la p&gina 16)
14LA DOCTRINA DE SALVACION DE SAN AGUSTIN |
(Continuacién de la p&gina 11)
Una vez que el hombre es salvado legaré a formar parte de la
Ciudad de Dios, ya que en el infiemo se terminaré la ciudad
terrena. Entonces el ser humano, libertado de lo terrenal, Negar&
a la etema felicidad a gozar de las cosas bienaventuradas y del
descanso eterno.
Hasta aquf, esbozadas a la ligera, algunos principios relacio-
nados con la idea de sdlvacién de San Agustin, el que encontré
una solucién al propésito de su existencia a base de Dios, como
la Gltima certidumbre, el Dios personal, que busca, que dirige
y que salva por su gracia redentora y por el amor indescriptible
expresado en su Hijo Jesucristo
LOS PASTORES QUE NECESITAMOS
(Continuacién de la p&gina 14)
podamos aplicar lo que Dios nos sugiere a los problemas que
nuestro pueblo est4 enfrentando en ese dia. Tenemos que vivir
asociados al mundo no para participar de las cosas que des-
truyen, sino r-ra contribuir con aquello que puede edificar.
Como Jesiis entraba en casa de hombres y mujeres pecadores
y comfa con ellos, no para ser pecador con ellos, sino para
impartirles el pan de la vida juntamente’ con otras cosas.
Pastores que hayan sido lamados para servir dedicando
sus energias y talentos alli donde el Sefior nos llame, no
donde nosotros queremos ir. Hoy hay una necesidad de minis-
terios miiltiples, pero es el Sefior quien nos indica el lugar
donde mejor nosotros podemos ejercer nuestro ministerio.
La iglesia vive por la calidad de los pastores que tenemos en
nuestras iglesias y no primeramente por la calidad de los es-
pecialistas en teologia.
Necesitamos pastores que estén dispuestos a afrontarlo todo
a pesar de las circunstancias. A tomar, como Jesiis, su cruz
diariamente. El pastor no puede huir aunque venga el lobo.
Se tiene que enfrentar al lobo y si fuere necesario dar su
vida. Hay por lo tanto entre otras cosas este espiritu heroico
de que mi vida en el ministerio ya no es mi vida, sino que
es de Dios y que es de mi pueblo, que cuando veo que mi
pueblo est4 en peligro yo tengo que defenderlo, escudarlo, y
morir por mi pueblo.
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