Modo de formación de las lagunas
y origen de sus aguas
La zona occidental de la América del Sur, toda de naturaleza volcánica y
profundamente atormentada por las dislocaciones andinas, es muy rica en
fuentes termo-minerales. Nuestro país las posee en toda la extensión de su
territorio, pudiéndose citar fuentes de cada una de las distintas variedades
en que se las divide por su composición química ó sus propiedades
terapéuticas. Pero en ninguna de esas divisiones categóricas podrían
tener cabida las aguas de Huacachina, que si provienen de verdaderos
manantiales, no se originan en las capas profundas de la corteza terrestre,
y que por su procedencia superficial, su mineralización, tienen
una fisonomía propia y un origen diferente de las aguas termo-minerales
en general.
Una de las fases más interesantes del estudio que hacemos, es averiguar
ese origen y el modo de formación de las lagunas de lca, así como las causas
de la mineralización de sus aguas.
Algo se ha escrito sobre es la materia en los documentos tantas veces
citados, pero la parte pertinente del informe de la Comisión de la Sociedad
Médica es inexacta, y el profesor Raimondi trata el asunto sin la amplitud
que la importancia de éste requiere.
***
Para dilucidarlo, ya en posesión de los datos suministrados por el análisis
químico de esas aguas y de las freáticas circundantes, conviene estudiar:
1.° la naturaleza y configuración especial del terreno en que se hallan las
lagunas; 2.° las características del régimen geohídrico superficial que allí
impera y la causa del afloramiento de las aguas; 3.° los orígenes de las
diversas sustancias minerales disueltas en las lagunas.
Esta clase de estudios requiere vastos conocimientos geológicos y
para llevarlos á cabo hemos debido recurrir á la autorizada opinión de
especialistas en la materia, á los cuales agradecemos su valioso concurso.
NATURALEZA Y CONFIGURACIÓN DEL TERRENO EN QUE SE HALLAN LAS
LAGUNAS
Todas las lagunas de lca están constituidas según un mismo tipo, no sólo en
lo que atañe á la composición y propiedades de sus aguas, sino también á su
configuración, hasta el punto de que estudiada una de ellas se conocerá las
otras en sus grandes lineamientos. Todas ellas están contenidas en grandes
cuencas, de profundidad variable, y muchas de ellas defendidas por médanos
que las circundan en anfiteatro.
La primera hipótesis que se presenta al espíritu respecto de la manera
como se han formado estas hoyadas, es la de una convulsión sísmica que
haya determinado una depresión circular, por hundimiento de terrenos poco
sólidos, siendo la formación de las lagunas un hecho secundario, resultado del
simple almacenamiento de las aguas meteóricas en dichas hoyadas.
Pero en realidad no es admisible esta hipótesis como elemento exclusivo y
suficiente por la multiplicidad y regularidad de las depresiones del terreno
correspondientes á las lagunas de Huacachina, Horovilca, La Huega, etc.
Según el profesor Eboli y sus compañeros de comisión, las depresiones del
terreno donde se han formado las lagunas tienen un mismo origen: son
antiguas sulfataras extinguidas. Refiriéndose á este punto el informe por ellos
firmado, dice á la letra: “El geólogo, observándolas circundadas por todas
partes de médanos, de manera que cada laguna está situada como en el fondo
de un embudo, de tal modo que para visitarla conviene primero subir á una
colina y después bajarla; el geólogo, decimos, examinando el conjunto de la
posesión del terreno y la naturaleza del agua, etc., no vacilaría un instante en
afirmar que cada una de estas lagunas fué en tiempos remotos una sulfatara,
que después extinguiéndose cayó y se profundizó en el vacío subterráneo,
que con el curso de los siglos, por la evaporación, se había, excavado allí.
En una palabra, estas lagunas pueden semejarse á los lagos de Agnano y de
Averno en la Italia meridional, generalmente reconocidos por los naturalistas
como sulfataras apagadas, cuya costra superior (remate sin base) se internó
en el vacío de abajo, formado por las continuas evaporaciones de azufre y
otras materias volcánicas y en cuya hoya se mineralizan en seguida las aguas
inmediatas que se precipitan en ella. Y puede asegurarse que las aguas de las
lagunas de lca son mejor mineralizadas que los de los referidos lagos de Italia.
Consideradas de este modo, fácil explicar cómo á. poca distancia, una ó dos
varas, por ejemplo, de cada laguna, se encuentra, excavando, agua potable”.
Muchas razones militan en contra de esta teoría: para rechazarla sería
suficiente leer lo que respecto de ella dice el profesor Raimondi: en las líneas
siguientes: “No bosta que dichas aguas se encuentren rodeadas de médanos
de arena, de manera que el agua se halle como en el fondo de un embudo, para
poderlas considerar como sulfataras; pues aun suponiendo que haya cesado
enteramente el desarrollo de gases que se desprenden de estas últimas, falta
el carácter principal, cual es, la existencia, de azufre sólido que se forma en los
bordes y grietas de todas las sulfataras, y que es propiamente el elemento que
ha dado nombre á esta clase de volcanes extinguidos.”
“El profesor Eboli ha opinado que estas lagunas eran en su origen sulfataras,
tal vez por la pequeña cantidad de gas sulfhídrico que su agua contiene en
disolución; pero este gas falta en la laguna de la Huega y desaparece también
en algunas épocas en el agua de la laguna de Horovilca, como resulta de un
análisis que practiqué”.
El estudio geológico de la región es contrario á esta ó cualquiera otra teoría que
invoque los fenómenos internos para explicar el origen de las lagunas. En efecto,
Loc. cit. pág. 572.
El Perú, t. IV, pág, 306.
según el profesor Barranca, el señor ingeniero J. J. Bravo, que acaba de estudiar
esa región, y todos los geólogos que en diversas épocas han visitado la laguna, el
terreno es allí simplemente sedimentario y sin que se vea, á lo menos en sus capas
superficiales, ningún vestigio de las acciones volcánicas.
Las perforaciones artificiales, ni los cortes naturales del terreno, han puesto
a descubierto en las zonas inmediatas vecinas á la laguna, rocas eruptivas ni
productos de erupción [cenizas, tufos], mostrándose el terreno constituido
por una capa de arena, debajo de la cual existen estratos superpuestos de
materiales de acarreo.
Hay, no obstante, un estudio reciente del Sr. ingeniero Federico Fuchs, que
establece la existencia de rocas eruptivas en las vecindades de Huacachina.
Según dicho trabajo, al que se ve anexo un croquis de la región, en la zona
de lca y sus alrededores “la actividad volcánica se ha dejado sentir en grande
escala, dejando rastros indudables”.
“Así tenemos cerros aislados que alcanzan gran altura y cadenas de cerros
constituidos por una formación distinta á la de la cordillera occidental. Todos
estos cerros y cadenas se hallan en la llanura de la costa”.
En las inmediaciones de Huacachina, Horovilca y demás lagunas saladas, se
levanta según el plano del Sr. Fuchs una de esas cadenas de rocas eruptivas
[labradoritas], y su presencia podría invocarse, no en favor de una sulfatara,
pero sí en favor del origen plutónico de las depresiones que alojan las lagunas
y hasta en la especial composición de sus aguas.
El Sr. Fuchs ha tenido la complacencia de exponernos la teoría que él acepta respecto
de nuestro punto de vista especial y que no está consignada en su trabajo citado.
Según él, existen en las pampas vecinas de las lagunas, hacia el 0. de Comatrana
y en dirección de la bahía de la Independencia, en la zona donde emergen
las formaciones basálticas que ha señalado, porciones elípticas de terreno
limitadas por labradoritas, que forman altos flancos más ó menos abruptos.
El fondo de dichas depresiones es generalmente plano y cubierto ó no de una
delgada capa de arena. Cree el Sr. Fuchs que las hoyadas de las lagunas podrían
tener el mismo origen, habiéndose modificado su configuración por hechos
geológicos posteriores.
Las observaciones recientes del geólogo Sr. Marsters no parecen confirmar la
hipótesis del Sr. Fuchs, como se vé por las siguientes frases de una carta dirigida al
Sr. Director del Cuerpo de Ingenieros, que ha tenido la amabilidad de hacérnosla
ver: “Una gran parte del área del O. y SO. de lca está cubierta por una enorme
masa de dunas de arena, que en la región de Huacachina reposan en arcillas rojas
y arenas que corresponden á los depósitos del río del valle de lca. La región al 0.
de Huacachina cae en el campo de la arcilla blanca y no en el de la cadena eruptiva
como ha sido puesto en el mapa de Fuchs”.
Federico G. Fuchs.—La región cuprífera de los alrededores de Ica y Nazca. Boletín del Cuerpo de
Ingenieros de Minas.—No. 29-1905.
Esta última anotación está confirmada por el mismo Sr. Fuchs, quien nos ha hecho observar que su
mapa no es tal, sino simplemente un croquis en el que no se puede ser exigente respecto de la exactitud
topográfica.
Así, pues, no habiendo suficiente base para hacer intervenir en la forma:
de estas depresiones los fenómenos de origen interno, es necesario ver si
podría considerárseles como consecuencia de acciones de erosión.
En este orden de ideas cabría la interpretación siguiente: las capas
superficiales del terreno de las pampas de lca reposan sobre estratos en los
que han podido existir acumulos de materiales solubles (calcáreos, salinos
ú otros). Las aguas traídas por el río de lca ó las infiltraciones meteóricas,
determinando la solubilización de estas masas de materiales, que al ser
arrastradas por ellas, dejaron un vacío en el subsuelo, habrían sido la causa
eficiente de hundimientos ó depresiones parciales en todos los sitios donde
tal ha ocurrido.
Este concepto no solo se apoya en el hecho de existir en nuestra costa y
en esa región abundantes yacimientos de sales solubles [sal gema, etc.], á
mayor ó menor distancia de la superficie del terreno, sino principalmente
en que en diversas regiones del planeta se ven hoyadas ó embudos de
configuración idéntica á los que forman estas lagunas, cuyo origen es el
indicado.
Entre ellos tienen notable semejanza con los nuestros, los descubiertos
y reconocidos hace pocos años por el ingeniero Roche, en el desierto de
Sahara, durante la segunda expedición de Flatters.
Dos de estos embudos los de Aïn-Mokhanza y Aín Taïba, están situados en
medio de médanos que los circundan y tienen como los de Huacachina una
cavidad cuyo fondo alcanza niveles inferiores al de las regiones vecinas,
hasta el punto de producirse la emergencia de las aguas del subsuelo y
la constitución de las lagunas. Estos embudos del desierto africano, muy
análogos á los de las pampas de lca, han sido el efecto de hundimientos del
terreno atribuibles á la disolución por las aguas subterráneas de pequeños
yacimientos calcáreos ó de sal gema existentes en el subsuelo. Las cuencas
lacunares de Huacachina, Horovilca, y las otras de los alrededores de lca,
¿reconocen el mismo origen? El estudio de los estratos visibles en las
proximidades de la primera de estas lagunas, recientemente hecho por
nuestro amigo el Sr. J. J. Bravo, no revela la constitución de las hoyadas en
virtud de un verdadero hundimiento, como lo exige la interpretación que
exponemos; al contrario, es favorable á considerarlas como el resultado de
la erosión efectuada sobre la superficie del terreno por el río de lca. A este
respecto nos hacía notar el Sr. Bravo, que todos los ríos de nuestra costa
han tenido cauces variables, según las barreras que á su paso oponían las
grandes masas de materiales de acarreo que ellos mismos transportaban.
Divagando en su carrera, han abandonado cauces antiguos, y han formado
nuevos, socavando el terreno con sus aguas caudalosas y formando hoyadas
y depresiones de profundidad variable.
Las cuencas de las lagunas saladas serían, según esto, porciones de un
antiguo cauce del río de lca, situado más hacia el 0. que el actual, donde
Relation. p. 215. Citado por A. Daubrée, Les Eaux Souterraines á l’Epoque actuelle.—Paris. 1887.
T. I. p. 292.
por virtud de la erosión, el nivel topográfico hubiera, descendido por debajo
del nivel de la capa acuosa subterránea. En estas depresiones se habrían
acumulado las aguas freáticas de esa zona.
Este concepto, atribuyendo papel primordial á la acción erosiva de las aguas
del río en zonas de terreno de menor resistencia, se apoya, lo repetimos, en el
examen de las cuencas, que defiriendo bondadosamente á nuestra solicitud,
acaba de verificar nuestro distinguido amigo, el Sr. ingeniero J. J. Bravo y del
que resulta lo siguiente:
“La laguna de Huacachina reposa sobre los aluviones finos del antiguo cauce
del río de lca, que al parecer, describía en la localidad un meandro cuya parte
convexa correspondería al lado izquierdo del “Gran Hotel” donde hoy todavía
queda una terraza de 5 á 6 metros de altura sobre el nivel del agua. El río
entraba por el lado derecho del sitio que hoy ocupa este hotel; se cargaba
hacia la izquierda y volvía á tomar á la derecha, pasando por el Pozo del Fierro,
para salir de Huacachina. La ribera Sur de la laguna presenta más marcado
el barranco cavado por ese antiguo cauce. La mayor longitud de la laguna
actual corresponde en parte á la, línea descrita por dicho cauce [v. croquis
adjunto]”.
“La invasión de las arenas ha borrado casi por completo la topografía primitiva,
de manera que no es posible conocer exactamente la anchura del antiguo
cauce; sin embargo, no parece haber sido mucho mayor que el de la laguna”.
Esta disposición, apreciable especialmente hacia la ribera occidental de la
laguna de Huacachina, donde quedan más mareados los rastros del primitivo
cauce recubiertos en parte por dunas antiguas, ha sido confirmada por el Sr.
Bravo en la laguna de la Huega, aunque allí sean más borrosas las huellas,
porque la invasión de las arenas ha sido más completa.
Al rededor de las hoyadas se ha constituido un irregular reborde arenoso que
limita su contorno elevándose sobre el terreno, de suerte que para llegar á las
lagunas, como dicen Eboli y sus compañeros de comisión, “conviene primero
subir á una colina y después bajarla”. Esta configuración se explica naturalmente
por la influencia de los vientos reinantes en nuestra costa, que arrastrando las
arenas, habrían edificado el reborde arenoso apoyadas en las masas vegetales
que circundan las lagunas y que crecen vigorosamente en esas zonas de bajo
nivel topográfico, gracias á la facilidad con que por ese bajo nivel sus raíces
alcanzan la capa acuosa del subsuelo. Tomando pié en estas masas vegetales,
se han edificarlo los grandes médanos que circundan las depresiones, y si en
las diversas lagunas se repite la misma configuración, es porque tienen todas
común origen y se han formado en virtud de un mecanismo idéntico.
Fuente:
Manuel O. Tamayo y C. Alberto García. La laguna de Huacachina, Imprenta nacional, Lima,
1908, pp. 61-67.