primers edicién en expanol, 1977,
DB siglo xxi de espana editores,
ddecamoterceraedilon en espaol, 1999
Siglo xsieditoren 1 dee
{yn 68.95.0291.8 (obs completa)
‘Sha 868.28-0788-x eohomen )
Béeditione galinard
‘Salo original futoe del philophie 2
“Eeoyepéde dela plade
Derechos reservados canforme aa ley
Ipresoy hecho en tadxicofprintd snd made in mexico
ee ee
HISTORIA DE. LA. FILOSOFIA
= 5 Siglo-veintiuno
Volumen 7
LA FILOSOFIA ALEMANA,
DE LEIBNIZ A HEGEL
Bajo la direccién de Yvon Belaval
PABLO F. 01 LEO|
«Kanes Denlzen 1762:1768», en Studien su Kants pbilosopbir
Sher Entwicklung, Wildeshein, 1967
inact Ni ae eg sur Tanendemalpsopbe, Sta
Berlin, Colonia, Magunca, 1
Lantacenin, A Le sole dein relitone tn Kant, 1. (1738
1783), Mandura, 1969
Scuitea, PA, Kans procrtial etbics, 2* ed, Evanston, 1950.
Scincvcise, J, Die Uniprange der Eibik Kents, Mesenbeiry/
Glan, 1361
‘Tonsit, Gy Kant, dalletetica metafisice allestetica, psicoem
Dirce (aitemorie Sella Accademia delle Scienze a Torinon),
SU58,-T. 3, P. 11), Tutta, 1933,
— Element meiodolosil e metafiscs in Kant dat 1745 al 1768,
vo Ty ‘Turin, 1939.
= “Bic iewalzang von 1769 bel Kante, en KentStudien, LIV,
1563.
= SDie Vornusretsungen sur Kantischen Urtietafel oder
opie der 18. Thats, 20. Krisk und. MetapBysik- Studien
Hi Heimroeth zum #0. Geburtstag, Berlin, 1966.
— sie Anfinge von Kants Keluk der Kausalbesichongen und
fre Voraustetzongen im 18. Thi, en KaneStudien, LVI,
1366.
= alanis early theory of genius (17701779), en Journal of the
History of Philosophy, TV, 1266.
164
IV. La revolucién kantiana
En una de sus primeras obras, Exposicién, evolucién y
critica de la filosofia letbniziana (Darstellung, Entwick
lung und Kritie der Leibnie'schen Philosophie, 2° ed,
1844), Ludwig Feuerbach hacia notar que, abandonands
{ialia, mcjor dicho, habiendo sido proscrita de all, la
filosofia habia pasado a Inglaterra, ¥ luego a Francia y
Holanda, en donde reinaba wna total libertad de penss-
siento. Mientras que en todos estos paises habla sdgui-
ido autonomia, en Alemania permanecia igada a lov pro:
blemas religioros. Heintich Heine, discipulo de Hegel, lo
sefialaré en su coleccién de agudlos articulos sobre la
Historia de la religin y de la filosofia en Alemania
(1834). Pero a Ia afilosoia dentro de los limites de la
religién» Kant responderd con La reign dentro de los
limites de la mera razin (Die Religion innerblb der
Gronzen der blossen Vernunft, 1793).
‘Esto signifiea que la filosofia emigra, pues, al otro
lado’ del ‘Rin. Las universidades, ficles a la seforma de
Melanchton, 10 han roto con los disefpulos de la esco-
sea, y Wolff, al mantener firmemente esta. disci
plina, «ha creado en Alemania —estima Kant en 1787—
este espirita de profundidad que no se ha extinguido to-
dlavian. Ademés, la lengua alemana se ha ido unificando
eulatinamente con la lectura de la waduccién dela
Biblia de Latero y a través de la leogua de las canct
Lesfas.
Sin posibilidad de réplica, el filésofo més destacado
del siglo xvi sera Immanuel Kane: él lo concluye; por
10, 31 podemos fjar los comienzos de la filsofia mo:
165,dderna en Galileo 0 Descartes, indudablemente Ia filosofia
contempordnea debe ser fechada a partir de Kant.
le imaginar_al viejo Kant con.su levita de
‘estilo. Impetio;.no deberfa ser_reproducide —el retrato
cexiste—, sino’ con traje y peluca de estilo Luis XV.
Pertenece por entero a su época: Aufhlarer (Hegel se
lo reprocharé). Lee las gacetas. No hay polémica de la
tno esté enterado, desde Ia de las fuerzas vivas que
ira su primer trabajo, hasta su polémica con Benj
min Constant (1797) sobre la mentira, Ya se trate de
Newton y de la importancia de las mateméticas, del valor
de la fisica 0 de le metafisien, de la finalidad, de la e
‘ética, de metodologia, moral, religién, antropologfa...,
ise pregunta sobre todo lo que oye. Nadie mis docw
mentado, nadie més actual? renueva los problemas de
cuanto se le presenta.
Y esto porque tiene una clave muy simple: no pode-
sos conocer (erkennen) mis que lo que es cognoscible,
y lo que es cognoscible para nosotros est necesaria.
mente de acuerdo con nuestra facultad de conocer. En
cuanto a lo incognoscible, podemos ciertamente conce-
bitlo (dewken), pero esta concepcién no aleanza la certe
a, cuando Ia sleanza, sino por un camino distinto de
Iogica. Esta es, de forma genérica, In revolucidn copern
ccana. Desde este momento, Kant no recibe de su siglo
rnada que él no transforme, dando a todo respuesta, «sue
respuesta,
Una vez admitido que el espiriea humano no tiene que
adaptarse Tas cosas en sf mismas, sino que las cosas
‘conccidas no son tales sino porque son adaptadas al es
pirita por el espiritu, el racionalismo escéptico es supe.
ado y confirmado al mismo tiempo: superado porque la
‘oherencia del pensamiento consigo mismo —que nueva
mente define 1 verdad— es absolutamente necesaria (el
probabilismo de Hume se hace insostenible y el fen6:
menismo deberd retroceder ante Ia fenomenologia); con.
firmado, porque no podemos acceder a la cosa en si
166
|
|
El uso de las mateméticas es demostrativamente lepfti-
‘mo, no solamente en la mecinica celeste, sino también en
Spris mecfniea o dinamiame mublonar, porgue cl eapsclo.v
‘tiempo en los que se inscriben no son ya exteriores a
nosotros: son las formas a priori de nuestra sensibilided,
fundamento de toda experiencia sensible, Este sensu”
lismo no se vincula ya al empirisme, porque ahora esté
sujeto 2 la necesided de las formas del catendimient
con esto, el innatitmo de las ideas permanece proscrito
de acuerdo con la leccién de Locke, al mismo tiempo que
se respeta cl innatismo de las leyes del entendimiento
sintético (las categorfas),-con respecto al cual el siglo xvi.
dudaba entre el juicio intelectual y el juicioshdbito. El
valor del entendimiento en el conocimiento experimen-
tal se establece de este modo por le revolucién coper
cana. Pero ey el valor del pensamiento metafisico? He-
‘mos indicado ya que Ia polémica entre los antiguos y los
modernos —esto es, entre lee letras y la ciencia— ponia
en duda, contra Descartes, la unidad del espiritu home
tno. Kant acepta esta duda. El entendimiento (Verstand),
jez legitimo de la experiencia, no es la ra26i (Ver.
nunft). El entendimiento estd posibilitado para tratar sus
tancias y causas, pero no ya en-si, solamente para
nosotros. Desde ell momento en que le ra26n, sobre
pasando la experiencia verificable, pretende elevarse al
ene del alms, del mundo o de Dios, descubre que su
sleance no llega hasta alli —y el siglo xvi no se ha
equivocado al denunciar Ia metafisica clisica. La meta
fisica no serd ya el conocimiento del enssi, expresién
contradictoria en s{ misma porque no hay conocimiento
sino paranosotros. No es que la metafisien haya muerto,
sino que se metamorfosea en teoria del conocimiento
(Erkennenistebre). El dualismo del para-nosotros y del
ens, del entendimiento y de la razén, tiene consecuen-
cias metodolégicas: el para-nosotros cientifice es neces
Hiamente cierto porque puede ser legitimado por defini
ciones constructivas, ya sean a prior! e inmutables, como
167fen mateméticas, ya sean 2 posteriori y progresivas, como
en fisica; pero Ia filosofia procede por conceptos y 0
por construcciones de conceptos, su pensamiento es
regulador y no constitutive. El mismo dualismo reapa-
xece con respecto a la finslidad; también ella es negada
afirmeda, como lo hizo siempre en el siglo xvi, con fre-
‘cuencia én contra, pero también en favor de las causas-
finales: la finalided, contradictoria con la forma ¢ priori
del tiempo, es insostenible cientificamente, puesto que
fl futuro (que no existe todavia) deberia ser Ia causa del
presente (que existe) 0 del pasado (que no existe ya); por
el contrario, la probabilidad de observacién que presenta
para nosotros no es anulada: Ia solucidn de la contra.
diccién, si existe, consistitia en pasar del paranosotros
de la temporalidad al en-s{ de la eternidad. En la teoria
de lo bello y lo sublime se manifiesta la misma dualidad
entre lo bello, cuya finitud es debida al libre juego del
entendimiento y de la sensibilidad, y lo sublime cuya in-
finitud sobrepasa toda medida de los sentidos y mani-
fiesta Ia importancia de la zazéa para concebir la natura-
Jeza comm una presentacisn de ideas.
cl fin de Ia metafisica clésica se consagra con
Kant, planteando los prolegémenos de una metatisica
fatura, cuando pasamos de lo teérico a lo préctico en-
contramos de nuevo el dogmatismo: solamente que ya no
ce el dogmatismo del «yo sé», sino del «yo debo», cuyo
imperativo incondicionado escapa al condicionamiento
causal del espacio y del tiempo y, por esto mismo, pruc-
tba Ia existencia de Dios y nos induce a esperar un
destino (Bestimmung) superior (esperanza que el educs-
dor no pasar por alto). Puesto que Dios no es cognos-
cible, aun cuando su existencia sea absolutamente cierta,
resulta inoperante hablar de él segtn la metafisica elésicn,
y toda tentativa filossfica en materia de teodicea estd
Condenada al fracaso, Su existencia se manifiesta por el
deber. El ateismo no es, por tanto, sostenible (ai, en
consecuencia, el materialismo). La vida moral es la de
168
Ja libertad, que consiste en In autonomfa de la obedien:
ia a s{ mismo, esto es, en definitive, a le razén. Se
reconocen aqui, todavia, los temas del siglo xvnt. El
tempirismo no esté ausente: interviene en los usos y cos
tumbre de obrar de acuerdo con el deber. Pero no pose
més que un valor utilitario, La vida moral reside, por
entero, en el sentimiento no patolégico, no empirico
(aunque sea en forma de sentido moral) del deber: aun
que nos negéramos a comparar el imperativo categérico
‘con el instinto divino que invoca el Vicario saboyano,
ppor lo menos, todos estarian de acuerdo, la autonomia
rece ser una transposicién de la libertad civil, sobre la
gue se funda el contrato social; y Kant no es menos
partidario que Rousseau del derecho natural subjetivo
Podrfamos entrar en detalles. Serd suficiente indicar, en
general, Smo la revolucién copernicana no pasa por alto
finguno de los problemas del siglo xv, y lor resuelve
dindoles un nuevo sentido. Estructura otro univerto fi-
los6fico transformando el cogito constatativo de Descartes
en cogito constitutivo; hace posible los sistemas de Fichte,
de Schelling, de Hegel, cuya principal inquietud seré la
de superar todos lor duslismos sobre los que el maestro
de Kiningsherg, prisionero en este caso de las ensefanzas,
de su siglo, habla articulado su sistema: dualismos de la
sensibilidad y el entendimiento, del entendimiento y la
razén, y —el més embarazoro— de lor fendmenos y los
ndumenos. Fichte escoge el yo moral para extracr de
4 ln naturaleza; Schelling pretende, por lo menos en sv
primer sistema, remontarse hasta la ralz del yo y del
no-yo, actividad (Tatigkeit) originaria que parece situar
In acciéa por encima del ser; Hegel localiza el absolute
en el Espirita. Ninguna de estas soluciones habria tenido
ugar sin Ia instauracién del Ich denke. Todes apuntan
hacia un monismo, que no es ya el de los estaicos o de
Spinoza, el monismo de una sustancia; es el monismo
del Sujeto.
169Con el «Yo pienso» que constinye nuestras repre
sentaciones, In revolucién copernicana ‘de’ Kant claus.
taba ef siglo e inauguraba el siguiente bajo el signo de
otra dificulted, Sustiuta el andlisis por Ie sintesis, y la
Sistincn radical-antleibniciana, entre Ia. sensbilded
y el entendimiento situsbn en dos planoe heteropéneos
la oposicion Iogica, pure abstracign anaitice ester
del entendimiento, 7 la oposicion real, cuya acciGn eficaz
—fecunda— exigia la e6pula sincétioa de la sensbilidad
y el entendimiento. Kant no va més allé; pero, tambien
fn este caso, permite ir mis lejos. De manera cada ver
mds precisa Fichte, luego Schelling y por fin Hegel de-
dducirin de ello la idea de Ia contradicciSn dialéctica: la
Slalética en cuanto tl
He aqui, todavie, Is continvaciéa de una magna in
vencién def siglo xvin: Ia historia, La diléctica descfen
ls historia y comprende su racionalidad incluso en mo.
sientos tan violentos como el de la Revolucion francese:
2 raiz de le batalla de Jemmapes (1792), Goethe habia
zxclamado que comensaba un nuevo mundo. Mis particu
atmente, la historia de In filosofia se convierte, por la
sazén dialética en la filosof'a. misma, y le filestia, por
A mismo hecho, en filosaia de la historie.
Nos hemos visto obligados s dirigir muestra mirada
vacia Alemania porque allt se. producfa la’ revolucisn
znés memorable del pensamiento. Pero no debe olvidar.
se por cllo queen’ Francia Ia flosofie’ de. las Luces
2rosegufa su evolucién, pasaba por el jacobinismo, era
‘ecogids, bajo’ la titania napolednica, por los ideologos,
1 debia ‘concluir en el positivismo de Auguste Comte,
to obstante adversario decidido dl siglo xvitt y, tobre
‘odo, de la Revolucin,
‘Yvon BELAVAL,
170
1. su vipa
Immanuel Kant nacié en Kénigsberg, en 1724, en el
seno de una familia modesta, sinceramente pictista.
Estudi6, de 1740 a 1746, en le universidad de su ciudad
natal, fisica, matemdticas y Filosofia bajo la direccién
de Martin Knutzen, newtoniano de renombre. En los
fnueve afios siguientes. acepts diferentes encargos como
preceptor de destacadas familias de la Prusia oriental
En 1755, regress a Kénigsberg y ebtuvo en la universi-
dad Ia venia legendi que le autorizaba a impartir cursos
privados en calidad de Privzedozent, sin pereatarse qui-
24s de cudn desventurado Privatdozent iba a ser. Perma-
necerfa, en efecto, en tal situacién, durante quite afi,
hasta 1770. La universided le nombrd, en 1765, vicebi-
Dliotecario para redondear sus escasos ingresos’y para
retarcirle del fracaso de su candidatura a una citedra.
Designado, al fin, profesor ordinario en la cétedra de
I6gica y de metatisica en 1770, su carrera académica se
desarrollaria, en Io sucesivo, sin incidentes hasta 1794.
EI gobierno prusiano, nuevamente conservador, wolffia
ro y pietisea, después de Ia muerte de Federico el Gran-
de, Ie prohibié ccuparse de materias religiosas en sus
cutsos y en sus publicaciones, rescripto al que Kant se
sometié, En 1797 se jubil6, pasando los siete ultimos
fafios de su vida en un apartado y estudioso retiro, Murié
‘octogenatio, el affo 1804.
De siete a dicz de.ln mafiana, alternaba los cursos de
filosofia con la antropologia, la geografia fisica y, alguna
‘que otra vez, con la fisica y las mateméticas. No dictaba
amsus cursos sino que hablaba libremente, aunque usd
siempre un manual bésico (en filosofia, un’ manual wolf
fiano) para satisfacer las prescripciones scadémicas pr
sianas. Por su rectitud, gran saber y trato agradable con.
dquisté la estima general de sus conciudadanos, de la uni
versidad, de sus numerosos oyentes y, sobre todo, de sus
antiguos slumnos. Fue tan grande su reputacién ‘que en
‘Alemania y en los paises lim{trofes (Polonia, Lituani
Curlandia, ete.) se constituyé, hacia 1790, una verdad
industria de copistas para satisfacer, a muy buen precio,
Jas numerosas solicitudes de sus ensefianzas orales, tome.
das de apuntes de los estudiantes. Podemos afitmar, con
raza, que la vida de Kant se confunde con sa vida’ pro-
fesional y con la vida de su doctrina,
‘A esta doctrina él la bautizs con el nombre de crit
‘cismo para patentizar la oposicisa al dogmatismo: Critica
de la razin pura (Kritik der reinen Vernunft), docttina
del conocimiento cientifico; Critica de le racy préctioa
(Kritik der praktischen Vernunft), docttina del conoct
Imiento moral; Critica del juicio (Kritik der Urteilskraft),
doctrina del conocimiento teleolégico. En toro «esta
tilogia se agrupan un nimero considerable de trabajos
consugrados a Ia exposicién de In filorofia en todos sus
fspectos, a la publieacién de sus cutsos preferidos ya
‘muchos temas ocasionales, fisicos y sociales, debidos « sus
ssimpatfas liberales ¢ ilustradas, Sa larga carrera filossfice
(cineuenta afios) puede dividirse en tes partes: una fase
prectitica, de 1746 a 1781, la més larga; una fase cons-
tiutiva del criticismo, de 1781 a 1790; una fase defen
siva, 1790 a 1800, en Ia que se vio obligado a defender
cl ctiticismo contra les wolffianos y contra sus. propios
disefpalos.
2. 1A PASE PRecRETICA
A pesar de esta evolucisn, el pensamiento de Kant
presenta una poderosa unidad gracias a la permanencia
172
de un solo problema cuya saluciéa varia de una a otra
época. Kant tradujo este problema, en los Prolegémenos
4 toda metafisica Jutura (Prolegomene zu einer jeden
‘injtigen Metaphysik) de la forma siguiente: gen qué
condiciones es posible la metafisica como ciencia? Es una
cuestiGn epistemoldgica y metodolégics, cuando las opi
ivas de Kant estin sugeridss, en gran parte,
por la ideologia del movimiento de las Luces, movimien.
Yo complejo que involucra a la vez Ia preocupacién ciem-
tifica newtoniana y la emancipacién sociomoral franco-
briténica. El periodo precritico esté dominado tanto por
Ja una como por la otra. Al parecer se ha insistido dema
siado poco en el papel desempefiado por Knutzen en la
formacién de Kant. Este newtoniano. antiwolffiano ini
‘ci6-a Kant en las ciencias exactas y determind la orien-
tacién de los diez primeros afior de su actividad cientt
fica (1746-1755), que culminan en la célebre Historia de
la naturaleza y'teorla del cielo (Naturgeschichte und
Theorie des Himmels, 1753). Esta hipétesis cosmog6nica
focupa un lugar en la historia de la astronomia con el
nombre de hipétesis de Kant-Laplace, tras la confirma-
cin experimental por parte del astrénomo francés de
Ja brillance imaginacién del filésofo. Ignoramos por qué
motive Kant sbandond esta vocacin de fisico a parti
de 1755, para consagrarse, casi por entero, a la filosofia.
wun @ otra es debido sin duda a una reflexién
relacionada con el magisterio newtoniano
Esta fase filosética (1755-1781) esté configurada por
cerca de un decenio de extraordinaria fecundidad (1762-
1770), en el que las publicaciones se suceden con una
cadencia répida, entre des periodos de silencio relat
tsbuir la produce de Kent duran ext periodo en
cinco grupos: el primero, representado por los tratados
cientificos desde 1746 a 1755; el segundo, por la Princi-
Piorum primorum cognitionis metaphysicae nova diluck.
473datio (1755), la Monadologia physica (1756) y por ottos
equefios tratados académicos; el tercero, por La falze
sutileca de las cuatro figuras slogisticas-(Die falsche Spitz
Findigheit der vier syllogistischen Figuren, 1762); El tnico
fundamento posible para una demosiraciOn de la exis
tencia de Dios (Der einzing mbgliche Beweisgrund 2
einer Demonstration des Dasein Gottes, 1763), Ensayo
ara introducir en la filosofia el concepto de cantidad
negatioa (Versuch den Begriff der negativen Grészen in
die Weltweisheit einzufitbren), Observaciones sobre el
sentimiento de lo bello y lo sublime (Beobachtungen ber
das Gefubl des Schinen und Erbebenen, 1764), Inver
Higaciones sobre la claridad de los principios de 1a teolo-
Bia 7 de la moral (Untersunchungen dber die Deuslich-
eit der Grudsitze der natirlichen Theologie und der
‘Moral, 1764), Anuncio, por I. Kant, del programa de
sus lecciones durante el semestre de invierno 1763-1766
(M./L. Kans Nachricht von der Einrichtung seiner Vor-
esungen in dems Winterbalbenjabre von 1765-1766,
1765); el cuarto se reduce a a obta Suefios de wun vi
sionario explicados por los suetios de la metaftsica
(Traume cines Geistersebers, erlautert durch Triume der
Metepbysik, 1766); el quinto, en fin, esté representado
por el Ensayo sobre la distincién de las vegiones opuestas
en el espacio (Vom dem ersten Grunde der Unterschiedes
der Gegeden im Raume, 1768) y por Is tesis latina De
mundi sensibilis atque inteligibiis forma et principits
(4770), ademas de pequefios trabsjos circunstanciales
‘A pesar de la diversidad aparente de estos numerosos
‘culos, una extrsordinaria unidad reina en toda esta pro-
duccién cienttfica, Estos cinco grupos representan otros
tantos puntos de vista con respecto a Ie metafisica (wolf
fiane). Para Wolff, la metaflsica tiene la pretension de
revelarnos dos mundos: un mundo fisico de datos sensi:
bles estructurados por nuestros conceptos intelectuales
(metafisica equivalente a Ia filosofie primera de Aristste
Jes que Wolff llama ontologia) y un mundo metasensible
174
que abarca al alma, al mundo ya Dios (psicologia, cos
‘mologia, teologia natural, Hamadas, en su conjunto, me
taffsica-especial). Toda ia obra precrftica de Kant es
tributaria-de la positio quaestionis sobre-el valor de este
metafisica wolffiana. Y no era s6lo Kant quien se per
eataba de este problema, Crusius y Lambert hacfan otro
El problema de la metafisica
El primer trabsjo filossfico de Kant, la Nove Diluci
datio, con el que for2é su entrada en ia universidad en
calidad de Privatdozent, representa un momento bastante
dificil. En primer lugar, ignoramos por qué, subitamente,
Sse preocupa por la filosolia después de los diez afios de
dicados a la fisica; ademés, no es fécil ver el modo de
conjuger un texto tan formalmente wolffiano con las exi
gencias newtonianas que él pretende divulgar en este
optiseulo de circunstancia, Kant esté firmemente conven
‘ido de Ia racionalided de lo real, y pot cofsiguiente
de la identidad de estructura entre el ser y la razdn, gra
cias a la cual el principio de identidad (al que asimila
cl de contradiccién) domine la forma, y el principio de
tazén suficiente el contenido de nuestro conocimiento de
lo real. La misma existencia no escapa en absoluto a
cesta regla: la de Dios por adhesién a la demostracién
ontolégica, Ia de las demds realidades en virtad de la
tazén suficiente. Este panto de partida wolttiano seré
totalmente trastocado tas el prolongado silencio de 1756
21762. A través de su slumno Herder, sabemos que el
magisterio del Privatdozent en 1763-1764 se caracteriza-
ba por tres actitudes: critieaba a Wolf, se declaraba new
toniano y proclamaba su admiracién por Rousseau, Ade-
mis de esto, el Enlightenment inglés impregns el pensa-
‘miento de este gran lector. Se dedies al conocimiento de
Locke, Shaftesbury, Hutcheson y Hume, el ensayista
175Paulatinamente, el métoda matemético-cartesiano de
Wolff es totalmente superado por el método fisico de
Newton. Lo demuestra in manera de tratar Ia existencia
y la caussalidad. El ensayo sobre el silogismo va dirigido
fa demostrar que si el juicio consiste en el andlisis de un
sujeto y de un predicado, no se pueds jamés esperar de
una ampliacién de nuestro conocimiento de la reali-
dad. EI argumento ontol6gico-cartesiano de Ia existencia
de Dios le sirve de piedra de toque en El tinico funda.
‘mento para afirmer que la existencia no puede ser un
predicado 0 un atributo de un sujeto en un juicio, Sola
‘mente Ia experiencia puede ayudarnos a poner una esen-
cia cualquiera en la realidad (esto es, a ponerla como
cexistente), posicidn de tal naturaleza que deja en entre:
dicho la totalidad de Ja metafisica, El examen de la cat
salidad provoca una segunda rupture con el wolffismo;
Kant, on la Cantidad negariva, ensefia a distinguir entre
Ia razén suficiente y Ia causalidad, Se afirme ose niegue
un predicado idéntico de un sujeto, el resultado de esta
contradiecién es nulo. Si se niega, por el contrario, algo
de un objeto real, el predicado negado es simplemente
‘sustituido por otro tan teal como el primero, Esta susti
tucién se hace por Ie experiencia y no por el principio
de contradiecién. Lo mismo sucede con Ia eausalidad. No
podemos percibir que tina cosa proceda de otra por me-
dio de la identidad o de la contradiccién: éste es un dato
de la experiencia que no puede ser analizado,
La Claridad (1764) —verdadero tratado del método
del periods precritico— transforma estos resultados ne-
pativos en método positive de ls metafisica, El método
wolffiano es adecuado para las matemiéticas, ciencia ideal
que no stafe ni a la existencia ni a las relaciones causa
Jes (0 a la realidad). Pero la metafisica es una ciencis
real-euyo punto de partida reside en las realidades dadas
y no en los conceptos. Se propone anslizar los datos de la
experiencia complejos y poco claos, para reducitlos # sus
‘dhtimos elementos, que ya no pueden ser analizados. El
176
conocimfento de estos elementos no es innato en nosotros
sino que se descubren a partir de Ia experiencia misma.
EI método preconizado por Kant es idéntico al de New.
ton, que conduce a descubrir los conceptos simples, més
aumerosos todavia en metafisica que en fisiea. El andli-
tis de la experiencia nos proporciona, de este modo, las
reglas de Ia explicacisn de los fendmenos. La metafisiea
‘es entonces empirica en sus objetos dados, racional en st
consideracién intelectual. Cuando Kant, como buen Auf
larer racionaliste, intenta prevenir a Sus conciudadanos
de los manejos pseudom(sticos de Swedenborg, aprovecha
Ja ocasién para acusar a la metafisica (wolffiana) de un
misticismo anélogo, en los Sueflos de un visionario
(1766), obra en general interpretada incorrectamente y
tildada'de escepticismo. Le que Kant ha aprendido de
la ideologia de las Luces —de los ingleses y de Rour
seau— es que la metafisica no es el tinico fundamento
de Ia ciencia y la moral. Ast pues, los Sueios no hacen
mas que reafirmar la postura metodolégien de 1a meta-
fisica de Jos aos sesenta, sin ningéa tipo de cambio.
Cambia el clima a medida que el pensamiento de Kant
se hace més independiente y més personal. Kant habia
ropesado correctamente 1a postura de este pensamiento
preeritico en Observaciones sobre el sentimiento de lo
bello y lo sublime (1764) diciendo que Newton lleva @
feliz término el mundo exterior (Ia ciencia) y Rousseau
‘el mundo interior (la moral).
EI problema del espacio
Cuando, en 1765, Raspe publics los Nuevos ensayor
de Leibniz, y las eartas de J. H. Lambert de 1765-1767
revelaron a Kant sus puntos de vista respectivos sobre
Ja metafisica, su espiritu se iluminé sibitamente. Leibniz
Te descubre que la universalidad y In necesidad son pro-
pledades carscteristicas de Ia ciencia, que la experien-
7contenido del conocimiento: alltime deriva. dela expe:
eng 7s en dl soondiniets, Pero Lalas
rt coinciden en aficmar que los principios prior
del ‘entendimicato son formas tnivereles y necesaie
fos datos de a experiencia reliun el contenido. Las com.
secuencan sepercstinin inmediatamente en el tema del
tspoclo. Ea in Dilucidatio, Kant habla hho suyo el
tspacio relativo de Lelbnis (el orden entre la cose) con
Serta correciones secundaria. En In memorable: pole
Mice entre Lelbnis y Newton, de gran repercasion en
Alenia Kan ot pardon favor de Nevion 9 v0
espicio abvoluto. El lugar ocupado. por un objeto. 20
fst determinado por las pesciones refprocas des
partes, sino por ia posicién relativa de exte objeto y de
Aucsiro propio cuerpo (el Raxmmgefil). Por otra parte,
las figuras simétrcns (por ejemplo mucstras dow mance
© dor trldagulon cafés) ao fon congrucnies pest
dle In idencidad' de todas sie propieiades. Esta" incon:
srucncia procede Gaicamente de Is relaion de les paves
fon el expacio absolut, El capaio x entonces un set
feal, no tna constricciin idea! del orden, promovido,
de cate modo, al tango de condiciSn de la experiencia
txvema, que no puede dame tino en el eopacio, Este es
pacio absolute no es un objeto de experiencia, sino un
Groundbegrif} que depende de in sensibllidad in’ pro
ceder por ello de In experiencia. Tal es la importance
Iccién del breve entayo sobre Lar regiones opucias de!
sspaco (1768).
‘Un nuevo problems se aide al del espacio. Una meta-
fisien mazeriaimentelimitada «Ia expetiencia y un eo
clo abealuto, intultivo pero no emmpiico, ve encuentran
fn mutua contradieién, hasta el punto que Kant cone
Sted mis tarde a Garve (en 1793) que tal colette
Condujo al problema de lar antinomlas (de la primera,
Saturalmenee) y yo peesumo que el mismo conflto ine
178
cia no puede ofrecer ni garantizar; a u vex, Lambert le piré la Reflexion 5037'en Ia que Kant, como otrora el
tnsefa a distinguir, en metafisiea, entre la forme y el joven Descartes, declara tolemnemente’ «El afo 1769
‘me-procuré-inmensa: luz». Aqul percibimos, en efecto,
tuna de las raices del exitiismo. Por una parte, un espacio
asf entendido, no puede ser una intuicién porque no es
fempirico, por otra, en cuanto representacién singular, no
puede ser un concepto. Por afiadidura él-es la condicién
de In geometria, ciencia universal y necesaria. Existe,
ppues, por lo menos, un objeto real que conocemos antes
de toda experiencia, 0 sea, el espacio absoluro. El espa:
tio relative de Leibniz no suscita ningin problema de
feste tipo ya que la intuicién y el concepto no se distin
{gun sustancialmente sino sélo por su grado de claridad,
‘mienteas que para Kant cada uno, posee su propio domi
tnlo de conocimientos, sus leyes peculiares y sus formas
no transferibles. Este espacio absoluto, al que pronto
serd equiparado el tiempo, intuitive y necesario a la vez,
s6lo es concebible si consticuye Ia forma misma del co”
nocimiento intuitive. Existe, por tanto, una diferencia
fesencial entre la intuicién y el entendimiento, y no s6lo
tuna diferencia de grado. La intuicién demuestta ser posi-
ble por las formas « priori de espacio y tiempo y el en-
tendimiento por los eonceptos no analizables. Los Nuevos
ensayos de Leibniz nos ensefian que les conceptos 0
falizables captan las cosas tal como son en si mismas,
mientras que en 1769 Kant se vio obligado, bajo la in
fluencia de Lambert, a concluir que la intuicién aprehen-
de las cosas en el espacio y en el tiempo. Asi, pues, Kant,
4 pesar suyo, se vio obligado a replantear completamente
fl problema de la metafisica, ya que, en el nuevo plantea-
imiento se presenta como la ciencia de las cosas tal como
son en si mismas, no como fenémenos empiricos
‘Esta doble postura se refleja en la Dissertatio de 1770
y se encuentra a la base de In dualidad de cuyo carécter
tfimero Kant pronto se percataré. Este escrito de circuns-
tancia, que le valié su promocién a la eétedra de filosofia,
constituye, en suma, una publicacién premacura que fija
179por escrito una reflexién a mitad del camino, Kant des
‘ribe en este trabajo las formas y principios de nuestro
conocimiento del mundo sensible y del mundo inteligible.
No hay ya equfvocos en cuanto al mundo sensible: el
espacio y el tiempo son las formas y lee condiciones de
Ja experiencia externa ¢ interna, 0 sea del mundo exte-
lor ¢ interior. Esta reflexién pasaré, casi sin cambios,
a la Critica de la raxén pura. La segunda parte, por el
contrario, consagrada al entendimiento, se opone ingenus-
‘mente tanto a la postura de lot afios sesenta como a 1a
postura critica de 1781. En efecto, al escribir, influido
pot los Nuevos ensayor de Leibniz, un mundo de cosas
reales conocide 2 priori por el entendimiento, adopta en
suma una postura anterior a la Dewslichkeit, en el seatido
de que el entendimiento es eapaz de conocer por sus con-
‘eptos y juicios cosas que no son dadas en la experiencia
y de conocerlas en su categofia de «en sf» y no como.
fenémenos dados en el espacio y en el tiempo. El enten-
dimiento adquiere, pues, una completa autonomia frente
‘4 Ia intuieiSn, de donde resulta para el entendimiento
cl deber dé evitar todo contagio y contaminacién con y
por la senstbilidad. Le metaffsica debe ser, en conse:
cuencia, una ciencia puramente intelectual de las cosas
reales, tal como ellas existen, independientemente de su
carfcter dado en el espacio y el tiempo, segsin la precaria
y passjera leceién de ia Dissertatio de 1770.
La iluminacion critica
Cuando envié a sus colegas Lambert, Sulzer y Men:
delssohn un ejemplar de su escrito de promocién, éstos
=-unfnimemente— alzaron su vor contra la idealidad
del espacio y del tiempo, que Kant alli defendia; no sin
Idgica, deducian que todo el mundo del devenir, esto
fs, todo el mundo de la ciencia, se encontraba idealiza
do. Por la fuerza de esta critica generalizada se vio obli
180
gado a centrar su atencién en las relaciones entre las
formas y los objetos del cobocimiento, Dos Cartas a st
lumno M. Herz dan razén de ello: una, de 1771, plan:
tea el problema y otra, de 1772, expone el fundamento
de su solucién furura’ Se presenta habitualmente esta
‘leima carta como el programa del decenio de silencio que
se abre. A mi manera de ver, resume mds bien la refle
vxién Kantiana del afio antesior. En Ia. primera de las
cartas a Herz, de 1771, Kant espera todavia llevar
cabo el sistema de Ia metafisica segin las tesis de la
Dissertatio, En la segunda, de 1772, este proyecto se
pospone, ya que, en el interin, se revela a Kant el pro-
bblema etencial del que depende la natursleza de la me
taffsica: ge6mo pueden las representaciones manifestar
las cosas? Sin embargo la situacién de la metafisica es
totalmente diferente, ya que su objetivo no viene dado
en la intuicién ni constituido por el mismo entendimien-
to. La Dissertatio de 1770 habia pasado por alto este
problema de la metafisica. En ella se afirmaba con razén
que su objeto no proviene de Ia intuicién sensible, pero
olvidaba decir de dénde procede, Por tanto, evitaba la
cuestiGn verdaderamente esencial, es decir, Smo aues
tras representaciones intelectuales se refieren 4 objetos
{que no nos afectan en la intuicién, tal como regularmente
sucede en metafisica. Rechazé de inmediato las soluciones
usuales al problema: empirismo, innatismo, ontologismo,
constructivismo y armonismo,
El planteamiento del problema, tal como en 1772
se deduce de sus confidencias a Herz, corzesponde per
fectamente al del pirrafo 14 de la Légica trascendeneal
fen la segunda edicidn de la Critica de la rexdn pura
eCudl fue el proceder de Kant, durante su silencio de
doce afios, para componer este Critica? De ello nada
sabemos por falta de documentaciéa suficiente, Poseemos
tun conjunto de notes manuscritas, con el nombre de
Duisburger Nacblass (Péstumos de Duisburg) que com
tienen esquemas preparatorios para la Critica. Estas no-
181tas permiten afirmar, sin duda alguna, que el criticismo
ro tenia ya secretos para Kant hacia 1776, En 1778-1779
tuna. breve nots nos sume-nuevarnente-en-la incertidum-
bre. Anuncia que Kant esté decidido a preparar un pe-
‘quefio' manual. Ahora bien, la Critica de la raxén pura,
‘con sus ochocientas cincuenta y seis piginas, no puede
ciertamente set este pequefio manual. En mis estudios
anteriores, yo sostuve la hipétesis de que Kant pens
inicialmente en una obra de modestas dimensiones ¥ que,
‘lo largo de sus prolongadas meditaciones, habria ido
jncrementando continuamente el proyecto inicial con la
incorporacién de nuevas materias. Hoy me pregunto si
no seré més cierto lo contrario: esto es, que Kant, sor-
prendido de las dimensiones desmesuradas que tomaba
esta obra en sus manos, habrfa pensado extraer de ella
‘un cémodo manval, como en reslidad hizo, tras la apati-
cin de le Critica, con sus Prolegémencs. Un sltimo
obstéculo retras6 su proyecto: 1a sparicién de los Newe
Versuche (Nuevos ensayos) de Tetens, el cual trata con
frecuencia los mismos problemas, pero desde el punto de
vista psicol6gico. Algunos de estos problemas han sido
recogicos claramente en el texto definitive. Esta Krist,
cen la que Kant habia trab
Diarfa el curso del pensamiento filoséfico, fue.por fin
publiceda en 1781 y, al exponer la sfotesis de una crftica
teérica en toda su plenitud, clausurd definitivamente el
perioda precritico del pensamiento kantiano.
3. LA CONSTITUCION DE LA TRILOGIA cRITICA
El criticismo es un-término que reagrupa una crftica
teériea, una critica préctica y una critica del juicio, ex
‘puestas en las tres obras publicadas entre 1781 y 1790,
ticuladas respectivamente Critica de la razén pura (Kritk
der reinen Vernunft, 1781, segunda edicién corcepida
fen 1787), Critica de le raxén préctica (Kritik der prak-
182
tischen Vernunft, 1788)-y Critice del juicio (Kritik der
Urteilskraft, 1790), Analicemos esta trilogla.
EL criticismo tebrica
4) El método
El problema permanente de Kant —zesmo e¢ posible
Ja metaffsica?— nos asegura por adelantado que el cri-
ticismo no se propone construir un sistema de metafisica,
sino incoar una investigacién preliminar respecto ss
posibilidad y a sus condiciones. Més tarde publicaré un
Bosquejo de Ia metafisica de Ia naturaleza y una metal.
sica moral: Principios metafisicos de 1a ciencia natural
Bleraphysische Anfangsgrinde der Naturwissenscbaft,
1786) y ‘Metaftsica de lat costumbres (Metaphysik der
Sitten, 1797), pero no pertenecen al eequema eritico. Al
criticismo se le han otorgsdo diversos nombres: criticis-
‘mo, apriorismo, fenomenalismo ¢ ideslismo, acentuando
cada uno de ellos un aspecto del problema fundamental
a posibilidad, el origen, Ia limitacién y el valor real de
la metafisica, El criticismo designa, en todo caso, una
indagacién respecto a nuestro conocimiento y a nuestras
facultades de conocer, i eas de nuestro conocimiento
metafisic.
EI método con el que esta investigacién se va a llevar
1 cabo, de acuerdo a las solemnes palabras de Kant, es
el método trascendental, opuesto al método empirico.
Este método consiste en buscar las condiciones @ priori
que hacen posible un objeto de conocimiento y que le
confieren, por el mismo hecho, un caricter de necesidad,
Todo elemento 4 priori que entre en este conjumto de
condiciones formales de un conocimiento es trascenden-
tal, término que no debe confundirse con lo trascenden
te. Lo trascendente designa una existencia que se encuen-
183tra fuera del proceso del conocer; lo trascendental es un
clemento de este proceso que no se encuentra fuera de
4. El método teascendental no exige, como el método
ccartesiano, que partamos de tun conocimiento absolut
mente primero sin ningtin supuesto previo, Por el con
trario, en Kant encontramos por lo menos cuatro concep:
ciones admitidas con toda confianza, sin prueba o deduc
‘cin demostrativa: en primer lugar, la existencia de co-
nocimientos universales y necesatios; luego, la existencia
y el valor objetivo de ciencias necesarias, como las ma:
femiticas y la fisica mecdnica; en vercer lugar, la acepta
cia de que la necesidad no tiene otro ofigen que un
2 prior de la tazén; y, en fin, que la experiencia no es
‘una pura combinacién de percepciones, sino que implica
‘ademas una actividad combinada de Is sensibilidad y
del entendimiento.
Por otra parte, Kant nos ha legado varias exposicio
nes del criticismo, Las mis importantes son las de la
Critica de la razén pura y la de los Prolegémenos a toda
metafisica furura, que se distinguen, segin su mismo ter-
timonio,-en que la primera es una exposicién sintétiea
y In segunda una exposicién analitica del eriticismo te6-
ico. La exposicién sintética procura analizar la razén en
sus funciones elementales o en Ins intuiciones, conceptos,
juicios e ideas @ priori, y muestra cémo la intwieién hace
posibles las matematicas, los conceptos y los juicios ©
principios, la fisica y las ideas, en clerto sentido, la me
taffsica. La Critica de la razén pura construye, pues, en
figuna inane, estas ciencias con el aus de las fu
iones de la ra26n. Los Prolegdmenaz siguen un camino
‘opuesto: Kant parte de las ciencias constituidas y dessrro-
lla, en cade caso, los elementos constitutiver a priori
que en ellas se encuentran implicados. La exporicién si
tética es mis sisteméticn y filoséficamente més satisfac
toria que la exposicisn analitica; éta se impone por st
laridad y popularidad. Nosotsos seguiremos el camino
dificil. Por otra parte, cuando reducimos esta volumino-
184
a sintesis, en apariencia complicida9 su razonamiento
Eendamental, resale telativamente simple. So. objetivo
se contra en ln bisqueda de c6mo debe ser estructrada
1 mctaisicn pata poder optar al ltulo de clencia real
El medio del gue Rant sc sive en esta investgacin re
fide en una teora de Ia elena o cn una disiplioa gue
fos, coseha en qué condicones na clenia es necesria
¥ objeriva, Toda necendad’ cad fundada en La raxéa? la
ercepeion y ln experiencia nos brindan un conosimiento
de nae €, jamas de lo que debe ser. ¢Cudndo el cono-
Glmiemo os facta, junto con gorantis sufleientes de
Seresdad, In certece’ de que representa une fealidad
Gn otras palabras, de que serd objetivo? La sexpueste
S Gdelimente imginable codon cats’ en primer Tosa,
Shando al objeto nos afeta de el manera que aus re
presenecioner son la replica Heal de este objeto; des
pucs, cuando la rxén consticaye este objeto, como ch el
Eto de as matemaccns,
‘Dessfortunadamente Ia metafsica no se encuentra en
ninguna de estas dow alternatives: sus objets no nos
tfettan en absluto, ni estén consttuidon por la rzdn
Sino nor fecan em nad, ton prio. eto, eno
ote on conocimiento «prior de objetor reales? Kant
Beatiene siempre a la solucién de Lambert, dstinguiendo
Shella el contenido y In forma: el contenido que es
ffelitado a aucstras facltades, Ta forma que emana cx
Pontincemsente de este facades, 0, mejor todavia, que
weal coneduida por estat mista Zacoltades en scion
El contenido es sfintamente eamblante y mliple; In
forma, por el contztio, ce constante porque cs une de
Tas medalidades de In acvidad racional, basads esencial
‘Beate en actividades consttativas de soidad. Ast pues,
dl cbjew no. co pare novotron otra cosa que In unidad
Sone mulipicnd, El verdadero problema, pues, no
feside en el contenido, sino en To forma racial, cm
Eitome en lon funciones «prior! nitieadoras objet
Santer de la 2s,
185Podemos reagrupar el razonamiento caftico en las.tres
subeuestiones siguientes: Qué funciones' 0 formas @
priori posee-la-razén?-2Qué-valor-objetiver podemos-con-
8 estas funciones-o- formas prior? en la~clencis
y en Ia metaffsicn? 2A qué usos debe limitarse Ia tazén
‘para que estos conocimientos puedan ser conocimientos
4@ priori y objetives de lo real? Kant lama a la primera
cuestida Is adeduccién metafisica» del a priori, a la se
ganda la