Prólogo
Van ya trece años que Margot Ayala de
Michelagnoli, superando con arrojos
tabúes y restricciones asociados al
pretendido uso social correcto del
lenguaje literario, contribuyó con su
relato “hablado” Ramona Quebranto a
dar presencia estética al habla popular,
una experiencia en la que José Luis
Appleyard a través de sus “monólogos”
había alcanzado anteriormente
indudables aciertos.
Ramona Quebranto, una suerte de
compendio vivaz del paradigma “ético”
del mundo cultural del que procede, es
un personaje vaciado en y por el
lenguaje. Es ella quien habla y no de
quien se habla, y es en consecuencia
ella quien nos introduce a su mundo, a
su sentido de la realidad y a su
percepción de las cosas y de las
conductas. Es solo a partir de su habla
como podemos comprender sus
motivaciones, sus compulsiones
prácticas y su incoercible afán
manipulatorio. Esa habla, tan vivaz y
afectiva, refleja y es parte de un
universo social conflictivo, resultado de
un choque cultural resuelto en una
situación asimétrica. El predominio del
habla de Ramona en el conjunto del
relato lo remite a un espacio dominado
por la oralidad, condición que asumió
posteriormente en su versión para la
escena. “Nderasóre”, la obra que ahora
nos ocupa, no pasó por una versión
narrativa previa. Es un ejercicio sin
mediadores, orientando a delevar el
contexto social en el que se ha
instaurado el conflicto de valores entre
generaciones, lo que supone un cambio
cultural en curso. Como es inevitable,
dicho cambio se refleja en los referentes
y en las referencias lingüísticas. La
sucesión de escenas, de las que la
madre es el eje, revela las distintas
formas de la disolución de los patrones
morales vinculados a la cultura en crisis
y su sustitución por otros, más libres y,
nada paradójicamente, mucho mas
cercanos, si no análogos, a los que
guían la conducta de Ramona.
En cierta medida, es posible decir que
es esta conducta la que se replica en el
ámbito sociocultural alto, que es donde
se sitúa la obra.
El hecho de haberlo planteado del modo
como lo esta, es el mérito de
“Nderasóre”, mérito que la distinguirá
en el marco de nuestra literatura.
Francisco Pérez Maricevich.
ESCENA I
(Entra la nieta adolescente de cara
lavada, minifalda, pulóver tapándole los
dedos, championes sucios, fumando)
Nieta: Hola, abuela, mi amor, divina,
quiero, te quier000! ! !(grita) (la abraza)
Esperame que voy a encadenar, no que
te vayas abue... que voy a hacer unos
llamaditos. De casa no puedo llamar a
celulares, no sé cómo te explico.
Abuela: Cariño, contame, ¿cómo
estás?. . . Estoy feliz de que vengas a
saludarme. . . Eso creo, me equivoqué
parece (Queda con la palabra en la
boca)
Nieta: (Cruza la habitación, va al
teléfono) Esperá un poco, abue. . .
¿Qué, tal boluda? No, no estoy con
ningún valor, estoy saludando a la
abuela, ¿qué hay de nuevo?. . . pero
déjate de joder. . . ya te dije, ¿no
entendés pió?. . . no, eso no corre. . . no,
boluda, mis viejos mueren todos en fila.
. . son, retro, y que le voy a hacer, a vos
te pasa lo mismo. . . paciencia, qué le
vamos a hacer, boluda. . .
—Vamos a reventar la noche, vamos a
curtir la noche, vamos a algún pub a
farrear. Pero vení a buscarme temprano,
a las doce... no boluda... ¿a las diez?. . .
¡A esa hora no hay nadie! Pero cómo se
te ocurre, ¡aterrizá!. . . Sabés boluda...
aparecer a esa hora ¡qué pelada! acaso
pió no sabes. . . las farras luego
comienzan tipo una y media, dos, no sé
cómo te explico.
—Y decile que queremos reventar la
noche... ya te dije, ¿no entendés pió?
¡Na que ver! Apretá el acelerador, o si
no, ni cagando te van a dejar salir. . .
qué retro que son!
¡Nderasóre! ¡Lo que hay que aguantar,
che!
—Hum. . . no. . . hum, no me van a
dejar dormir en tu casa, siempre están
en contra; ya sabés que mi vieja es
súper argel y mbore ¡ya no le aguanto!
¡ya no le aguanto más, te digo! Te juro.
No le aguanto más. . . La pobre es
buena pero del viejazo total y me tiene
repodrida, no sé cómo te explico.
— ¿A mi papá? Es ultra mega archi
extra plus argel, totalmente fuera de
onda, dice que tengo que casarme
virgen, ja, ja, ja. Te juro ¡qué vida! ¡qué
vida! Vamos a encarar la fauna. . .
¡Qué mala onda! Nde, bola!!! ¡Ja, ja, ja!
¡esa es nuestra onda!. . .
— Y qué querés que te diga. Los padres
no se eligen! Aguantar es el tema, sabés
luego. . . ¡qué cagada! ¡Qué pió le
vamos a hacer si no hay
remedio. . .
— Ah no! Salir con ese ni loca. . .
porque es marihuanero, anda siempre
en pedo y es súper fule, ¿no tenés otro
más purete?. . . que por lo menos no nos
saque a pata, que tenga un auto. Claro,
claro. . . y si no tiene ko no pega. . .
algo rescatable.
— Claro!!! E’a, no es que sea culí ¡pero
tampoco la pavada, boluda!, es un rasca
de cuarta, un vairo, re-re vairo. ¿Dónde
piko podemos encontrar uno que esté
rebien, boluda...? Un papi, ¿cachás?
— Bueno entonces. . . buscame un
súper potro ¡un súper potro! ¿estás
sorda, boluda? Vos ya sabés luego ojos
verdes, pinta, guita. . . ¡Y que sepa
bailar. . . ¡Eso!
— Viene mamá. . . tiro el pabilo, ya a
empezar con la puteada! Que el
cigarrillo da cáncer y qué sé yo y luego
esa profesora vaira: “Deben tomar
ejemplo de sus padres” bla, bla, bla (Se
ríe)
— ¡Qué bola! Nuestros viejos y
profesores están siempre fuera de onda.
— No, no esa... esa se hace la fashion,
se cree la última Coca-Cola del desierto
¡qué flor de desubicada! Pero como hay
cada pelotudo también por, ahí, y nos
deja en bola.
No le llames... no, no. ¡Borrate, boluda,
borrate!
— Ayyy... sueño con un duplex para
mí, ¡ay! Qué lindo sería
independizarme... sí, sí, vivir sola ¡vos
te imaginás! ¿eh? ¿te imaginás? Sin
recibir órdenes, dormir sin que me
rompan las bolas, llegar a la hora que se
me antoja, salir con quien se me cante
el culo, y que nadie me putee porque sí
nomás...
— ¿Vivir conmigo? Estás re-loca, con
esa tu onda patriota... ¿quién te
aguanta? Quiero estar re-sola, ¿sabés?...
No cuadra pues, boluda, ni cagando, te
digo que quiero vivir sola...!!! Solaaaa!!
ESCENA II
(Entran en la sala tres jóvenes hijas)
Hija 1: Hola, mamita linda, hace
mucho que no me llamás. . . creo que
estás sin teléfono, te extraño
demasiado.
Hija 2: Hola viejita ¿no te dijo la
muchacha que me llames? Hace una
semana que no sé de vos, y como ando
tan ocupada. . .
Hija 3: Hola ¿qué haces? Les dije a las
chicas: vamos a chusmear con mamá.
Hace tiempo que no te vemos, y así no
da gusto luego. . . Ingrata madre!
Madre: ¿Por qué no llaman ustedes?
E’a... qué simpáticas!
Hija 1: ¡Ay, mami, comprendenos!
Madre: Quería prestarles un cassette de
la Capilla Sixtina. . . ¿aunque para qué?
¡Ni lo van a mirar! No hay tiempo. Pero
no saben lo que se pierden. Hay que
soñar más, chicas. . . soñar más y
educarse, leer, leer. Recuerden que los
libros no muerden.
Hija 2: A otro tema entonces ¡Che,
mami!... ¿no te parece que esa pollera
es. . . no sé. . . un poco corta para tu
edad?. . . casi mini. . . demasiado
pendex, entendés. No te enojes, má!
Hija 1: Te juro, me choca y me siento
re-mal. . . te juro! El otro día me
preguntaron si eras mi hermana. . . ¡qué
quemo! ¡Qué pelada! No sé como te
explico. . .
Madre: Pero. . . ¿es esto un tribunal?
Vinieron a medirme las faldas, a
indicarme qué largo debo usar ¡qué
descaro! Yo me visto como me da la
gana, y si me da el cuero, tema
desagradable ¿está claro? Además, a tu
padre no le molesta y la opinión de
ustedes es maliciosa y agresiva. ¡Basta!
Fue un gusto verlas, pero no pesadeen.
Hija 1: ¡Ay mami, pará! No te enojes
(la besan y la abrazan). Te queremos
mucho, total nunca nos das bolilla. ¡Te
importa un cuerno lo que te decimos
con amor!
Hija 3: Al menos no uses tan corto, no
es propio, ma. No sé como te explico.
¡Te van a criticar y es una llantada, un
quemo... Pero si a vos no te va ni te
viene, paciencia. . .
Madre: “El hábito no hace al monje”,
les he dicho millones de veces. Y
repito. . . este largo es Chanel. Es
conveniente que aprendan de una vez
por todas, y no hablen sin
conocimientos, no hay que ser tan
ligeras en sus juicios.
Hija 1: Bueno, madre, creo que tenés
razón en algunas cosas, pero tampoco
estamos tan desatinadas, respetamos tu
criterio y no porque sos nuestra madre
vamos a callarnos. Te queremos mucho
y discúlpanos si te molestamos. (Besan
a la madre y se retiran)
Madre: Bueno, es mejor que sepan:
usaré el largo que quiero, ¿creo que
quedó claro? ¿no? Si les molesta,
paciencia. Ocúpense de sus vidas y
basta! Yo no me meto en la de ustedes
y aunque tengo mucho que decir. . . Así
es la vida. . .
ESCENA III
(Entra la otra hija)
Hija: Mami, ¿puedo dejarte a las dos
nenas por unos días, solo por una
semana? Es poco ¿verdad? Me voy con
José a Ciudad del Este. . . Hay que
cuidar la mercadería. Las mujeres están
terribles y no me quiero arriesgar.
Siempre me dijiste que debo acompañar
a mi marido. Sigo tus consejos sabios,
¿te parece mami?
Madre: (La mira en silencio)
Hija: ¡Por favor, mami! Son
obedientes. . . y te quieren tanto. . .
Tendrás que llevarlas y buscarlas del
colegio, al inglés, tenis dos veces y
baile. Puede hacerlo el chofer. . . ¡No
me digas que no! ¿Qué sería de mí sin
vos, mamita? Siempre me ayudas.
Madre: ¡Eso que no me darán trabajo!.
. . ¡Estaré de lanzadera! Bueno, pero
con niñera ¡con niñera! ¿Entendido? Y
nada de cumpleaños de aquí para allá.
Hasta que vuelvas, nada que ver
¿entendido? ¿Y para qué van? No me
gustan las fronteras, son zonas
peligrosas. Siempre lo han sido.
Preferiría que por esta vez te quedaras
con tus hijas.
Hija: ¿Qué? ¡No, mamá! Tiene unos
negocios allá y debe administrar, así
son las cosas. . . No pongas esa cara. . .
creo que no es contrabando, eso no, es
otra cosa. . . yo luego no averiguo. Lo
que interesa es que no nos falta nada y
así. Ayudarte madre. . . hay que
avivarse, las cosas están
difíciles. . .
¿qué querés? Así es la vida de un
ejecutivo y mi deber es estar con él en
todo momento ¿No?. . .
Madre: ¡Pero es horrible! ¡No hay
necesidad de que me digas de qué estás
hablando! Me espanta la naturalidad
con que tratas algo tan horrendo. . .
Puede ir a la cárcel y complicarte a vos.
. . tu apellido, ¡qué vergüenza!
Hija: ¡Claro que puede! En cualquier
caso se corre peligro.
Madre: ¡Pero, hija hay mucha
corrupción! Estoy aterrada, esto es
imparable, mejor no me hubieras
contado ¡Jesús! No apruebo esta clase
de negocios hija. Prefiero ser pobre a
correr riesgos. . .
Hija: Así decía el abuelo ¡las quintas
columnas! Nunca entendí, tampoco me
importa. Además, pobre abuelo, era
muy viejito. . . lo queríamos mucho
pero estaba para el museo. . . era sin
sentido para la época, ¡te digo, para el
museo!
Y no te enojes, el museo no es cosa
mala, conozco tantos y me gustan, no te
enojes. . .
Madre: No te refieras a mi padre en
esos términos, me da mucha pena, más
respeto, hija. Ustedes están relajados,
han perdido los valores. ¿Qué hice yo?
¿Crié monstruos?. . . Esta sociedad está
en crisis. . . en crisis. (Se miran)
ESCENA IV
(Al entrar el hijo la madre deja de
leer una revista)
Madre: ¿Ahora qué, te casas? ¡Qué
buena noticia, mi amor!
Hijo: ¡No quiero casarme!, todo tiene
su ciclo, así es la vida, ya te lo dije
muchas veces, fíjate en la misma
naturaleza, las cosas son así. . . cíclicas,
¿o es que no te diste cuenta? No
obstante, ya tenés edad ¿no?. . .
Tranquilízate madre, todo va bien.
Madre: Pero me dijiste que es el amor
de tu vida, que nunca amaste a nadie
así, explícame, ya me había
familiarizado con, la idea de la boda.
Presumo que querrás un futuro con ella,
¡así suele ser! En mis tiempos las cosas
eran más simples. ¿O estoy
equivocada? ¡siempre estoy
equivocada!. . . no acierto una. Pero
será lo que quieras.
Hijo: Claro que lo quiero así, pero no
sé cómo explicarte así como vos decís!
Es algo que no vas a entender, mamita.
Estás desfasada. . . y es muy natural.
Acepta las cosas sin cuestionarte
demasiado. Lo verdadero e importante
es que estoy cómodo y feliz. . .
Madre: ¡No entiendo! Claro que no
entiendo, lo que pasa es que deseo tu
felicidad.
Hijo: ¿Qué tiene que ver el matrimonio
con el amor? te pregunto. Decime,
madre, ¿te casaste con el amor de tu
vida?
Apuesto a que no! Comprendeme por
favor, es fácil.
Madre: Me dejas anonadada, claro que
me casé con el amor de mi vida...
Hijo: Vieja, pasa a este siglo, así no
podemos hablar, tratemos de
encontrarnos en esta realidad. Hoy se
vive en pareja antes de casarse, no es el
caso de meter la pata ¿cómo la sacás
después? No seas casadera, vieja, te
juro que me das no sé qué ¡por favor
superá la onda de ña Lola! Las cosas no
son como vos querés, como en tu
tiempo. Todo ha cambiado. . . siglo
XXI, qué querés, así es la vida, má. . .
Madre: Pero, hijo. . . los años que le
hiciste perder a esa chica tan buena que
tanto te quiere, el amar es sentir,
compartir. . . no hay que jugar con el
amor, no me gusta porque después se
paga, sabés. . .
Hijo: Historias, en las cosas del amor
nadie hace perder el tiempo a nadie,
¿me entendés? Ambos lo pasamos bien.
El amor tiene su ciclo ya dije, se
desgasta y muere, se acaba. . . es así,
lamentablemente es así. ¿Acaso somos
eternos? ¡Por favor!
Madre: Me hacés sentir antidiluviana y
jamás podré compartir esas ideas tuyas.
Hijo: Aceptá las cosas, esto no es nada
nuevo, sucede y sucedió siempre ayer y
hoy. Deja de preocuparte, salí de
compras con las chicas, arrasa en los
shopping, eso es bueno, distráete, ¡dale,
vieja! ¿Qué tal si merendamos? Quiero
chocolate con facturas, como cuando
éramos niños y regresábamos del
colegio ¿te acordás?
ESCENA V
(La hija entra llorando)
Madre: ¿Qué te pasa? Pero ¿qué te
pasa? No me asustes, habla, habla, odio
los misterios. . . ¿Los chicos están bien?
¡¿Que sucede?! No podés ser así,
haceme caso, llora si queres, pero
habla, mi hija querida.
Hija: ¡Isidro me dejó!... ¡es un
estúpido, es un estúpido, estúpido,
estúpido... estúpido! Yo sospechaba
luego que andaba con alguna.
Seguramente estará metido con su
secretaria o alguna flor silvestre, que le
dice sí a todo. Total, no me quiere
(llora). Yo trato de que me bese, me
hago la sexy. . . nada, trato de ser buena
esposa. . . y no me sirve, no me da bola,
ni me mira.
Madre: ¿Qué pasó? Deja de lloriquear
y habla. Decí, quizá te puedo ayudar. . .
¡basta, nena! Decí qué sucedió, parecía
que se querían. . . ¡Bueno, mi hija, ¡que
farsa, qué farsa! El lloriqueo me pone
nerviosa, ¡la pucha! Tranquila que todo
tiene solución, mi amor, no llores, no
llores. A ver, contame.
Hija: Y nada, mamá. . . por cualquier
cosa me reta y anda nervioso,
antipático, parece que ni me ve, te juro,
mami, con los chicos no tiene
paciencia. . . Me putea sin razón,
porque sí nomás me agrede y no sé qué
hacer. Estoy desesperada ¿qué hago,
mami?
Madre: ¡Cómo que nada! Contame
para que te pueda ayudar. ¡Déjate de
llorar y habla caramba! Todo tiene
arreglo, menos la muerte.
Hija: Y. . . el otro día yo estaba
hablando por teléfono, muy contenta y
¡saz! De repente al muy torpe se le
ocurre entrar sin avisar. . . qué se cree,
no soy su esclava, ¿acaso no puedo
hablar? (llora) Es un estúpido, un
celoso, un estúpido, no te imaginas, me
sigue en taxi y todo. Yo no hice nada
malo, te juro mamá. El nomás es un
tonto, vive imaginando cosas, está loco
y me persigue de balde. De verdad te
digo, mami, no me quiere más. Yo leí
en una revista que así son cuando no te
quieren más.
Madre: Según entiendo, creo que se te
fue la mano. . . ¿Qué es eso de estar
perdiendo el tiempo por charlas
insulsas? ¡Francamente, che!. . .
Cállate, por favor, serénate. . . y
recupera el juicio ¡si lo tuviste alguna
vez! lo que no me consta. Tu defecto es
la falta de seriedad y sentido común
¡nena!
Hija: Yo estaba nomás charlando
¿acaso no se puede? sin ninguna mala
intención y en forma normal. A él si le
suelo escuchar todo meloso con su
secretaria o con cualquier pollera,
conmigo se impacienta, seguro tiene
otra, tiene otra. . . a mí no me va a
engañar. Ni el amor ya hacemos, o muy
poco, sabés. . . ay, ay (llora) yo quiero
también un poco de cariño, no da gusto
sin hacer el amor, mami. . .
Madre: Le negaste, supongo. ¡Me
imagino que no le contaste que era un
hombre con quien hablabas! Ya que
metes la pata; al menos sabé sacarla. No
No seas tan boba.
Hija: ¡Tampoco la pavada! Si él luego
le conoce y es su socio. Es un vairo de
novela. ¡Te juro! Pero es un cago de
risa.
Madre: Torpe, debiste negar y negar
hasta el día del juicio final. Debiste
decir que era Elena, María o el gato
pardo, cualquier cosa, pero salir del
paso. . . ¿entendés? Cómo se te ocurre,
¡qué torpe!
Hija: (Llora) Yo no sé mentir, eso
nunca pude aprender, aunque en esa
revista que a veces hay que mentirles.
¡Ay mamá! Es remetido, se mete en
todo, que el escote, cómo me siento,
cómo camino, cómo me río, nunca le
doy el gusto, me insulta, dice que soy
una tilinguita, imaginate, mami. Otras
veces me llama putita ¿Qué se cree? No
me respeta más, yo te juro, no lo
merezco ¡qué pucha! Lucho con los
chicos y con él, esto es reventador. . .
Madre: No importa, debiste negar,
aunque te hubiera sorprendido en la
cama. ¡Por favor, nena! ¿Dónde está tu
inteligencia? Me extraña mucho.
Hija: ¡Mamá! Yo no mentí, tengo la
conciencia tranquila. . . y no me retes
también vos ¿Querés que sea hipócrita?
¡Yo no soy así! Ya no voy a cambiar. . .
a ser sincera le llaman ser boba, boluda.
¿Qué voy a hacer? No tengo solución ni
cabida en este mundo.
Madre: ¡Pero qué conciencia ni qué
ocho cuartos! Lo que te faltó es astucia
femenina. Eso no se aprende, a los
hombres hay que mentirles, cuando es
necesario, ellos nos mienten a cada rato,
¿no sabés acaso eso? Son todos
iguales. . .
Hija: (Llora) Casi me pega, si no corro
me pega, ¡qué susto!. . . ¡ay qué
frustración, no da gusto luego así! Me
quiero morir, ¡me quiero morir!. . . me
voy a suicidar. Yo solo hablaba porque
o sino me aburro ¿qué voy a hacer,
mami? El tipo es simpático y me hace
reír a carcajadas. Isidro es argel, cara
larga, no tiene sentido del humor. . . No
sabés lo que es vivir con un hombre
neura. Me pudre, es un opio. . . mamita
¿qué voy a hacer? Yo luego le quiero
mucho a mi marido, sabés, estaba
jugando nomás, porque él a veces es
malo y me da rabia. Está todo el día en
la calle y cuando entra, los plagueos. . .
que ahí hay telaraña, polvo en los
muebles, que la comida no le gusta ¡qué
hago! ¡estoy harta, harta! Me quiero
suicidar, morir. . . morir.
Madre: Una señora decente ¡y creo que
lo sos! debe tener compostura, ser
menos confianzuda. Cuando querés
reírte, leé una tira cómica; cuando te
aburrís, mira las estrellas, hace yoga,
anda al cine con tu “estúpido marido”,
cualquier cosa, no sé si me entendés. . .
Hija: No es “estúpido” mamá y yo le
quiero mucho, nomás me revientan sus
celos, hasta mi risa le molesta, me
corrige a toda hora. (Llorando) ¡Él no
es mi profesor! Es mi marido y otra
cosa es lo que espero de él. . . ¡la pucha
mami! Se ve que no sos vos la que está
en el baile, che, si supieras. . . es duro
esto, no sé como te explico.
Madre: Pues sí lo querés tanto, lo
disimulas muy bien, mi querida hija.
Trata de no quererlo tanto y pórtate
mejor, como una señora, no sé si me
entendés. . . Vaya y pase si me decís
“me enamoré”, pero eso de que te
querés reír nomás resulta idiota y
sospechoso. . .
Hija: Te juro, te juro, mamá, creeme. . .
nunca jamás le falté, yo le quiero ¡me
muero por él! Sólo que es un pelotudo
mujeriego. Eso de que “sarna con gusto
no pica” es bola. . . pica y pica, mami!
Pica mucho sí, sí. . .
Madre: Hay que tomar medidas
urgentes: primero tendrás que
ofenderte, porque duda de vos, ¡arma
un escándalo! Que al final tenga él que
pedirte perdón, llora sin parar. No
cometas más errores mostrándote
culpable y arrepentida de lo que no
hiciste. Aunque eso decidís vos. Te
consagraste como torpe, mi hija.
ESCENA VI
(Sola ella se tira en un sofá y queda
pensativa)
(Se abre la puerta, entra un hombre de
mediana edad)
Él: ¿Qué tal amor? Mira, mi amor, es
tarde. Estamos atrasados. . . ¿Cómo?
¿No estás vestida aún?. . . ¡Pero qué
barbaridad! ¿No existe la hora para
vos? ¡Las mujeres son todas así!
Ella: ¡Cállate! Y déjate de “mi amor,
mi amor”. Ni sabés lo que decís, ni lo
que eso significa; ¡Así que déjame en
paz, hipócrita!
Él: ¿Qué pasa, mi amor? Me tenés en
ascua con tus cambios de humor, me
pones nervioso, ¡qué genio! ¡qué genio!
Y ahora contame, que no tengo la bola
de cristal para adivinar ¿Qué te pasa?
Por favor, que estoy reventando, harto
de tus locuras, celos, celos. . . ¡qué
enfermedad maligna! Sos insoportable.
Mírate al espejo, ni vos misma te vas a
aguantar. ¿Qué hice ahora, eh? A ver,
decime, decí. . . sos el colmo!!
Ella: ¿Crees que soy estúpida? Me
quiero ir lejos, eso es lo que deseo, no
tolero más esta vida, quiero empezar
otra. Los hijos ya no me necesitan.
Quiero el divorcio, ¿entendés? ¡Quiero
mi libertad, ser feliz! Me siento
encadenada sin salida. No tolero más. . .
Tengo derecho a mi libertad y a ser
feliz ¿entendés?
Él: ¡Qué libertad ni qué ocho cuartos!
Te estás pasando, che, ¡basta carajo!
¿Para qué libertad? ¿Qué vas a hacer
con tu “libertad”? Ni lo pienses, jamás
podré vivir sin vos. ¿Para qué
separarnos?
Ella: Para hacer lo mismo que hacés
vos estando casado. Eso mismo, ¿me
entendés? ¡Farsante, mujeriego,
abusivo. . .!!! Llegamos al final, no te
quiero más, y punto.
Él: No te voy a dar el divorcio. Yo creo
en el matrimonio y no pienso perderte.
Estás equivocada nena. . .! Che, nomás
faltaba que te portes como una
irracional, no podés tirar todo por la
baranda, estás reloca... ¡¿Qué chisme te
vinieron a contar? De plano rechazo
cualquier acusación. ¡Qué piré vaí, Dios
mío!
Ella: ¡Loco sos vos, caradura! No tenés
perdón, mentiroso. Saca nomás el
paraguas, hipócrita. De nada tenemos
que hablar, está todo dicho, se acabó...
Él: Sos mi esposa, y nadie, escucha
bien, nadie te va a tocar o te mato. . .
¿escuchaste bien? Porque te reviento.
Yo te amo, sos única para mí, y te
quiero mucho, no hago más que
mirarte, sos una reina. . . ¿De qué te
quejas? Te di todo en la vida, decime
tus quejas.
Ella: ¡Ah sí! Presumido. . . No soy tu
objeto, estás equivocado. Soy un ser
que siente.
Él: Ya sé eso y más, tenés chapa de
mujer decente. . . y yo le rompo a quien
te mire. Ni sueñes con tu libertad. . .
¿qué te crees, che?. . . ¿Pero qué te
pasa? ¿qué bicho te picó ahora? ¡Es lo
que faltaba!
Ella: ¿Me estás amenazando? ¡Bárbaro!
No tengo miedo y estoy resuelta, sabés.
Espera nomás. No vas, a pasar la puerta
de los cuernos que te voy .a poner como
perchero. ¡Traidor, machista! ¡Traidor,
mujeriego! Desaparece de mi vida,
¿oís?
Él: Pero, ¿estás perdiendo el juicio?
Voy a llevarte al siquiatra. Tenés flojo
un tornillo, qué uno, todos!!! De otro
modo no entiendo que te pasa, mi amor.
(Ella se va llorando y él enciende una
pipa)
(Al instante que ella se va, entra un
amigo con cara de susto)
Amigo: ¿Qué le pasó a Teresa? Salió
como un toro candil. Casi me tira al
suelo. Apuesto que estás jodiendo otra
vez. . . ¡tené cuidado! Mira que las
mujeres son impredecibles. En realidad
son como hormigas coloradas. No hay
que ponerlas celosas y nerviosas,
muerden te aseguro. . .
Él: Esta anda ahora como una avispa
furiosa, ella siempre fue sumisa,
resignada, esposa ejemplar. Te juro,
estoy sorprendido. . . no me lo
esperaba. . . y ahora dice que me va a
poner los cuernos y parece decidida. Si
la hubieras visto, no la reconocerías ¡la
mierda! A la puta, las mujeres se están
levantando, todo ese asunto de la
liberación femenina las tiene
locas. . . locas. No sé qué se creen
ahora, estoy descolocado y frito.
Amigo: Ja, ja, ja. . . “Perro que ladra no
muerde”. Tranquilo, pero conste que
mereces un escarmiento, ja, ja, ja...
Tampoco debes abusar, mi amigo, creo
que se te fue la mano. ¿A ver? (Le toca
ambos lados de la frente riendo) Mira
que eso no se nota, ni duele, y el que los
tiene es el último en enterarse.
Él: ¡Déjate de joder, che! No me causa
risa, no acepto chiste en este asunto.
Amigo: No te preocupes son amenazas
justas, me parece, pero quedan en eso.
¡Bah! Las mujeres amenazan y jamás
cumplen, si lo sabré yo. Gloria de vez
en cuando se encabrita, después le pasa.
. . ¡cosa de mujeres! ¿Acaso son santas?
Mujeres y nada más. Claro, tienen
derechos, tenés que reconocer, viejo.
Él: Pero ella nunca fue así, estoy muy
preocupado, algo está fallando. Yo creí
que era un buen marido. ¿Qué te
parece?. . . ¿Y si cumple? ¿Si llevada
por la ira, el despecho, en serio me deja
o cumple su amenaza? ¡Te juro que
estoy cagado! No sé qué hacer, cómo
calmarla ¡porque yo adoro a esta
cretina! Para mí no hay mujer como
ella.
Amigo: ¿Qué te mortifica, perderla o
los cuernos? Siempre el machismo ¿no?
Tomemos una copa y basta, che. Se le
va a pasar. . . ¿Acaso es la primera vez
que pelean? Mañana será otro día, pero
si seguís en la joda, no se. . . Toma
precauciones por un tiempo. . . te
conviene hacer buena letra, al menos
ahora. No seas boludo, amigo, tu mujer
es macanuda... pero está herida. Che. . .
hoy no podés hacer nada. ¿Qué tal si
tomamos una cervecita y hablamos de
política? La cosa está que arde. . .
ESCENA VII
(Entra el capataz vestido de tropero y
sombrero en la mano)
Capataz: Buen día, patrona, no puede
venir ante porque tiene concentración
política y termina tarde. Aprovecho
nomá que vengo en Asunción y me fui
a mironear umí sarambí, patrona.
Sabépa, patrona, al final ko agüenaron
en alianza, gua’únte nomá.
Patrona: Sinforiano, hablemos de los
problemas del campo, es urgente. Dejá
para después la política, por favor. A mí
no me interesa demasiado, prefiero
saber del ganado y la sequía, para eso te
llamé, Sinforiano.
Capataz: Ya sé, patrona, depué te
cuento de la etancia.
Patrona: ¡Sinforiano! Estás enredando
los cables. La política me tiene harta y
eso no nos da de comer. . . sabés muy
bien, a otra cosa.
Capataz: Eperána, patrona. . . me da ko
mucha rabia que sólo quiere criticá esa
gente, tiene ko envidia por nosotro
porque sabemo mandar. ¿Acaso piko
hay persecución y tortura como de
ante? ¿Ayepa? Allá en el campo no
falta nada, todo tirado por el suelo,
coco, mango, aratikú patrona, no quiere
nomá agacharse para recoger, haragane
koson
Patrona: Para, Sinforiano, contame qué
sucede... ¿es grave la situación del
campo?
Capataz: De primera y mejorando
pátrona. . . de primera y mejorando.
Diario ko nomá esagera toda esa cosa.
Ciertamente seca etá apurando, etamo
bombeando pero no damo abato, patura
opaité. Invasión de campesino no llega
a nosotro, pero come todo nuetro vaca.
Eso ko e grave sin solución porque no
hay trabajo. ¿Qué vamo a hacer,
patrona? Decímena, gente ko tiene
hambre angá. . . son ko nuetro prójimo
hijo de Dio. Me hago de sonso, che
vyro tavy porte... pero, patrona, etoy
alerta con mi revólver, no duermo ko
luego, patrullo a día y noche para
impedir invasión. Pero con hambrura
soy flojo, no puedo ité premitir prójimo
opená.
Patrona: Tené cuidado, hay que ser
prudente, yo le quiero a mi pueblo, pero
acordate nomás que el abigeato está
penado por ley y eso es muy grave. . .
gravísimo. Por ahora dejá un rato la
política: hay peligro, cuida tu vida,
Sinfo. Lo que importa son las vaquitas
¡las vaquitas! Sinfo, ellas nos dan de
comer. . . eso es lo que nos va a salvar:
las vacas, no te olvides. . . lo demás son
cuentos.
Capataz: Señora patrona, de hace año
trabajo con vo, y siempre soy leal
cuando vive tu papá y no quiero andar
mal por soncera. . . con todo repeto te
digo que voy a andar como conciencia
ciudadana colorada critiana
republicana. Confiana un poco en
Sinforiano Cáceres, patrona.
Patrona: Tranquilo Sinfo, no te enojes,
ayudar a nuestro prójimo no está
prohibido, yo también quiero, pero no
olvides que “la caridad empieza por
casa”. . . ¡Sinfo, por casa!
Capataz: Gracia por tu sano consejo,
que Dio te bendiga. Aprecio tu epíritu
de güena gente, pero tengo mi propio
pienso; voy a defender nuetro pan hata
la última consecuencia, he’í akué. . .
¿tacordá pá?. . . Ahora, patrona, me voy
nomá a mi conchavo y te llamo por
radio para reportear. No voy a recular
en mi güen principio, eso etá bien claro.
. . ¿ayépa patrona? Epero que me
entiende bien. . . hata luego, mante.
Patrona: ¡Ilumíname, Dios mío!. . .
qué difíciles están los tiempos.
ESCENA VIII
(Un adolescente entra en el salón
patinando y casi arroja al suelo a la
abuela)
Nieto: Abuela, abuelita (la abraza,
besito, besito) esas canitas te favorecen,
(le desordena el pelo, la pincha y le
hace cosquillas) ¡Qué linda colita!
¡Nde, abue!
Abuela: ¡Quitá esa mano, atorrante!
Más respeto, por favor, no vuelvas a
entrar patinando, que me liquidás el
piso. Tendrías que estar en el colegio, o
en el zoológico. . . ¿Qué haces aquí a
estas horas? Deberías estar en clase o
estudiando y no vagando; tu mamá
piensa que estás en el colegio, sos
incorregible.
Nieto: No jodas, abue. No te encaja
hacerte la recia, por eso vine a verte,
soles ser más canchera que mi vieja.
Solés ser toda la onda, mi súper abue.
Abuela: ¿Cómo pensás ser abogado sin
tener una sólida preparación? Eso no
puede ser, mi hijo. Como tu padre,
como tu abuelo. . . ¡Ah no! Tu mamá
tiene que saber. . . se lo voy a contar
ahora mismo, es el colmo le das
muchos dolores de cabeza. ¡Pobre de
mi hija!
Nieto: ¿Y qué? Contale nomás, a mí
qué me calienta (pensativo) a ella
tampoco le calienta. . . ¿quién te dijo
que quiero ser abogado? Negativo… ni
en joda, yo quiero ser político, actor de
teatro, cantante de rock o cualquier
cosa. . . Además a mamá no le importa
que yo ande como un seco, que necesito
hacer relaciones públicas pensando en
el futuro, pero sobre todo en el
presente, y eso trae gastos. . .
Abuela: Entonces ya puedo
imaginarme a qué se debe tu visita, no
es desinteresada.
Nieto: ... Y pasaba nomás por aquí y
me dije: “Anda a saludarle a tu abue”
(la besa), agradece que tenés un nieto
súper cariñoso que te visita y súper
serio, no como esos ligeros que ni
saludan cuando entran, con los pies
embarrados, como Juanjo y Luisma
¿vos sabés, abue, que. . .
Abuela: Decí nomás que querés, ¡con
tantos besos, es sospechoso! A mí no
me engañas con tus mañas. Tenés
primero que pensar en ser un hombre y
vestirte como tal, no como un
mamarracho. . .
Nieto: ...Y bueno, si insistís tanto, más
o menos cien mil guaracas aunque sea,
para mis gastitos, etc., etc., etc. . . ¿Qué
pió es mamarracho, abue?
Abuela: Los tiempos no están para
gastos. ¿Qué es lo que necesitas
comprar? Tenés todo. . . ¿Qué te falta?
Tus padres se empeñan en darte una
buena educación, por favor. . .
Nieto: ¡Qué curiosa, che!. . . igualita
que mi vieja, que cada día está más
imbancable, que dónde vas, con quién
estás. Que no fume, que no chupe,
nombre y apellido de mis amigos, hijo
de quién ¡ndeee! Luego tarjeta roja.
¡Qué hinchabola, nde bárbaro! Estoy
totalmente en la lona, los viejos no
aflojan. Ando seco, ni para la nafta de
mi moto me dan, ¿de dónde quieren que
saque plata para mis cosas. . .? ¿Que
sea caballo loco entonces, que vaya a
asaltar o que salga a pedir limosna con
los niños de la calle? ¿Qué lo que ellos
quieren que sea gua’u entonces, no
puedo pió tener vocación? Me quieren
elegir la vida. Se meten en mis cosas.
Todos se meten pero ni les calienta que
ande seco.
Abuela: ¡Qué disparate! Pero. . . ¿qué
tanto tenés que comprar?
Nieto: Birra, lomitos y unos altos fasos
(muerde una banana) y al final, lo que
me da la gana. Si querés, me das y si
no. . . bueno. . . no faltará quien... hay
trolos que me agradecerían el favor. . .
ja, ja, ja... ¡no que te de un paro! Te
estoy jodiendo nomás.
Abuela: ¡Dios mío, qué horror! Tenés
que ser responsable, mi hijo ¡por favor!
No hables así, me escandalizas. . . Si
estudiaras, en vez de andar de discoteca
en discoteca, mejor sería de biblioteca
en biblioteca ¿verdad?...
Nieto: Pub, pub, abuela, pub, así se
dice, na que ver discoteca, sólo en
algunos club flembo chuchis dicen
discotecas. . . las pendejas ahí son
fashion. ¿Sabías que existe la bolilla
negra todavía? Le suspenden a uno
porque está atracando ¡nderasóre! ¡es el
colmo! ¿Y sabés una cosa? a las
mujeres no las dejan votar. . . tataaaa. . .
que lindo pá tu club, abuela. Yo pienso
que no están en la movida, totalmente
fuera de onda. . .
Abuela: Bueno, tomá esto y que te
dure.
Nieto: Vuelvo la otra semana, divina,
diosa del hogar (riendo).
Abuela: Sos un adorable caradura.
ESCENA IX
(Entra una hija)
Hija: ¡Hola, ma!
Madre: ¡Hola hija! ¡Qué hay!
Hija: ¡Mamá, qué cara! ¿Pasa algo?
Madre: Falta que me digas que te
querés divorciar también vos.
Hija: ¿Cómo lo supiste, mamita? Sí, sí,
me quiero divorciar. ¡Me voy a
divorciar! ¡Me voy a divorciar! (Baila)
Por fin me decidí y me quité un peso de
encima, me siento liberada.
Madre: ¡Jesús María! ¿Qué es esto, mi
Dios?. . . ¿Qué hice para que esto me
suceda? Decime, ¿estás de chiste? Ya
sabés que hay bromas que no me gustan
y menos de este tipo.
Hija: ¡No, en serio! Me enamoré de
otro hombre, así como lo oís, es un tipo
fabuloso. . . ¡Si supieras, ma, lo feliz
que soy! Y no intentes persuadirme
porque no vas a poder.
Madre: ¡Así de simple! Irresponsables
e inmaduras, qué te crees, ¿que la vida
es así nomás? Las cosas no son “así
nomás”. Hay niños de por medio, ¡usted
señora, terminará esa relación y se
dedicará a sus hijos y a su marido!
¿entendido? No quiero escuchar más
necedades. ¿Dónde se ha visto
semejante absurdo? No tienen
principios ni religión. . . ¿dónde está tu
responsabilidad?
Hija: ¡A la mierda! Si no quiero más a
un tipo, no tengo por qué puta seguir
aguantando, aunque sea mi marido y
padre de mis hijos ¿por qué? sólo
porque vos decís que los hijos y que los
principios etc., etc. Eso es muy lindo en
teoría, pero no corre en la práctica.
Nada que ver, luego. . . No faltaba más,
mamita. . . deseo ser feliz también yo,
perdóname, pero es mi vida y yo quiero
ser feliz, ¡tengo que pensar en mí, no en
los demás! ¿O te crees que mis hijos me
van a preguntar después lo que quiero,
lo que espero, que me van a hacer caso?
Ellos seguirán sus vidas y hallarán su
camino, además, yo le dejo a mi
marido, no a mis hijos ¡por favor
madre!
¡Déjate de historias! ¡Hoy mamá!
¡¡Hoy!!
ESCENA X
(La Señora tejiendo recibe a su comadre
pobre)
Señora: ¿De dónde apareces después
de tantos años? ¡Qué alegría verte! A
ver, contame. . . ¿qué hiciste durante
este largo tiempo?. . . años, digamos.
Comadre: Y aquí etoy, comagre, en mi
tiempo feli y no feli y pienso cómo pa
andá yo, seguro que siempre con el
mimo hombre, pobre angá mi patrona. .
. no seguí ko mi consejo, la variante e
má mejor, “Ecoba nueva barre bien”
Señora: La última vez que te vi, tu
problema era la inundación, no me
digas que ahora es la sequía. . . no tenés
solución.
Comadre: y qué pa vamo a remediar,
vida de pobre así ko`e, vo ngo no sabé
nada. . . como va a sabé si siempre en tu
casa linda. Mirá patrona, yo no cambio
ité mi vida por tu vida, solo quiero tu
dinero. . . un poco aunque sea.
Señora: ¿Y para qué querés dinero?
Comadre: ¡E`a! ¿Y qué picó entonce le
voy a darle de comer a mi hijo kuera?
Señora: ¿Cómo?. . . pero si tus hijos
deben de tener más de veinte años y no
creo que vivan contigo ni le des de
comer. . . no vayas a macanear.
Comadre: De verdá te digo, cierto que
se fueron, y cuando de tanto en tanto
viene para pechearme. . . así ko son lo
hijo, no te pasa la mano. Vo ko no sabé
todo lo que pasó, tengo pué un mita`i de
tres meses. . . no me vaya a renegá.
Descuido nte.
Señora: ¡No puede ser! ¡Sos
incorregible!. . . No es época de criar.
¿Cuántos años tenés?
Comadre: Cuarenta y do, comadre. . .
quince. . . ayjuepete.
Señora: ¿Y que dice Pascual de tu
tardía maternidad?
Comadre: ¿Pascual? No e eté ko ese el
papá de mi hijo, hace mucho año que
me dejé de él, ¡e posible, comagre, era
un arruinado ese tipo y le mandé al
carajo! Ahora otro ité e mi concubino,
cierto que e ma menor que yo, pero. . .
acaso che sonsa para concubinar con un
lacaya. . . no, no, no.
Señora: Estoy asombrada con tu
filosofía, ¿cuánto menor que vos es ese
hombre? ¡No podes ser así!
Comadre: Veinte año nte y da gusto
itereí. . . mozo juerte y trabajor. . . y…
(Ríe)
Señora: Mirá, no te ilusiones mucho, es
demasiada la diferencia de edad... te va
dar otros hijos y te abandonará cuando
encuentre otra más joven. . .
Comadre: No me importa ité, mi
felicida nadie me quita, y má peligro
que yo le deje katú. . . si jode, ya sabe.
Señora: Y otra cosa, como es joven te
puede comprometer en alguna
conspiración, y no te voy a defender.
Me dijeron que en la Chacarita se
conspira.
Comadre: Eso, eso mimo, su profesión
“copiador”, de Unasé a “mucha honra”,
he`i.
ESCENA XI
(La nieta adolescente en otra
conversación telefónica, con otra
amiga)
— ¡Ay che, qué pesada! Déjate de
joder ya te dije ¿para qué te
preocupas de las boludeces de la
política ¡cosa de viejos! No vas
piko a aprender nunca, nde. . .!
— Ese tema aburre ¿entendes? ¿De
dónde pió se te pego eso, estas
súper pesada. . . mejor no hablar.
Te dije no hablar ¿entendes? Te
haces de la ñembotavy. . .
— Ya vas a empezar otra vez.
¡Ndrerasóre! ¿No podés pio
hablar de otra cosa? Esa boludez
no me calienta, está rayado. . .
me tenés podrida. Vos crees que
así te va a dar pelota el churro
con tatuaje de Che, pero te
ilusionás al pedo. . .
— ¿Qué? ¿Y de dónde sacaste el
revólver? Loca, reloca!!! A lo
mejor lo mataste. . . yo te dije
luego: “No te vayas”, y nada que
ver, no haces caso ¡y así te va! Y
vos dale con tu patriotismo
revirado. ¡Que pelotuda! Por ahí
le mataste, che ra`ata. Ese no es
mi tema, es tu tema, a mí no me
metas en esto, haceme caso, no
hables con nadie. No sé cómo te
explico. . . pará boluda. . .
— A lo mejor está muerto. . . y
ahora meter en un kilombo!. . .
anda a confesarte con el Padre,
mamá siempre me manda ahí al
cohete, ¿eh?
— Pero, pará, parecés un disco
rayado, suspendé ya todas esas
estupideces. . . ¡Claro que son
boludeces! Desde cuándo se ha
visto a una pendeja en esto. Estás
buscando que te metan en
Investigaciones y no te saca de
ahí ni Bruce Willis ni Van
Damme. . . ¿entendes? No sé si
me entendés.
Además te van a acusar de ese
otro asesinato, y sabés cuál, mirá
que andan buscando culpable por
ahí y con eso no se jode. . . yo me
cago en las patas ¡Nderasóre!
¡Qué pucha! ¡Qué pucha!
— Ya sé, ya sé que no tenés nada
que ver, boluda. . . ¿quién pió te
dice
nada luego?. . . yo no te digo
luego eso. Sólo hay que tener
cuidado…
— Justamente por eso, por eso
porque no tenés nada que ver te
van a
acusar. . . no metas tu nariz
donde no te llaman, “candadeá
tu bocaza”. ¿No te das cuenta?
Nosotros, los jóvenes, lo único
que tenemos que hacer es gozar
de la vida. . . Nadie espera otra
cosa nosotros, no nos dan bola
cuando opinamos. . . nos bajan la
caña o nos mandan a la puta.
— ¡Te digo! Nosotros sólo tenemos
que farrear (baja la cabeza). . .
Dejá
que los grandes se enreden en
asuntos de la política, te repito, lo
tenemos que hacer nosotros:
estudiar gua`u, estar en la movida
con toda la onda, ¿no te parece
que de repente tengo razón,
boluda? No me hables más de
boludeces, hablame del carnaval,
qué se yo, de qué te vas a
disfrazar y dónde va ser la
joda. . . Que te conseguiste un
papito, no sé como te explico. . .
ESCENA XII
(Entra una hija)
Hija: Mamá, mamita. . . estás hablando
sola ¿qué te pasa Dios mío?... Deberías
ir a mi sicóloga es buenísima ¿te marco
hora, mami? Lo estás necesitando.
Madre: Por favor, esa sicóloga te está
revirando, mi amor, no quiero saber de
esas cosas, estoy bastante satisfecha con
mis traumas y mi historia. . . gracias,
gracias.
Hija: Hace rato te digo que necesitás
ayuda. Es un síntoma alarmante,
haceme caso. Pasando a otra cosa: Ma!
Estoy preñada.
Madre: ¡Qué! Por favor. . .
Hija: ¿Qué tiene?
Madre: (Imitándola en forma paródica)
¿Cómo que “qué tiene”?
Hija: Es lo más común. . . ¿o nunca
escuchaste esa palabra?
Madre: ¡Claro que escuché! ¡Ya soy
abuela!
Hija: Bueno, entonces. . . (Grita fuerte)
¡Estoy pre-ña-da!
Madre: No me grites, escucho muy
bien.
Hija: (Ahora muy despacio y con cierta
suavidad irónica) Estoy em-ba-ra-za-
da!
Madre: ¿Qué es eso de decir “Estoy
preñada”. Sólo las vacas quedan
preñadas!
Hija: Bueno, ma. Estoy de cuatro
meses. Hija (Mostrando) ¿Tengo cierta
pancita verdad?. . .Estoy embarazada y
punto.
Madre: El casamiento debe ser
inmediato.
Hija: ¿Yo de boda. . .? Ja, ja!!!
Madre: Si ya estas de cuatro meses, lo
que hay que hacer es organizar cuanto
antes un gran casamiento. Igual que el
de tus hermanas.
Hija: ¡Lo único que me faltaba!
¡Casarme!
Madre: ¡Pero natural!
Hija: ¡Ni en joda! Vivir con un
hombre.
Madre: E`a! Pero si ya te quedaste
embarazada, cuál es el problema de
vivir con él?
Hija: ¡Sería un esfuerzo estéril!
Además de la decisión de quedar
embarazada fue mía. Quiero tener un
hijo.
Madre: MI hija, ni se te ocurra, ¡traer
al mundo una criatura sin padre!
Hija: Claro que tiene padre.
Madre: ¿Quién es?
Hija: No debería importarte demasiado,
ma!
Madre: Pero por lo menos, saber quién
es mi yerno. ¿No te parece que es lo
mínimo que una madre debería saber?
¿No te parece?
Hija: (Restándole importancia) Un
simple chongo.
Madre: Menos mal que es un tipo y se
llama Chongo. ¿Quién es Chongo ese?
Hija: Un chongo divino
Madre: ¿Pertenece a una familia
conocida?
Hija: Es rockero
Madre: ¿Cómo es el nombre y apellido
de Chongo? Porque supongo que
Chongo será un apodo.
Decime de una buena vez cómo es el
verdadero nombre de Chongo!
Hija: Diego Quintana se llama; es
cantante.
Madre: ¿Estas embarazada? ¡Vas a ser
madre soltera!
Hija: No me interesa
Madre: Pero, ¿el tipo sabe que estás
embarazada de él?
Hija: No hará falta!
Madre: (Insistiendo) ¿Vas a criar a tu
hijo sin padre?
Hija: No te preocupes. . .
Madre: Además vos no sabés ni
cambiar a un bebé ni preparar un
biberón...
Hija: ¿Y para qué se tiene las
niñeras?. . .
Yo hasta ahora me acuerdo de la mía
ESCENA XIII
( La hija durante una conversación
telefónica)
Hija: Le conté a mi vieja que voy a
tener un hijo. . .
— Casi se desmaya
— Estás loca! Abortar es pecado,
jamás! Además me cago de
miedo ¿te acordás Marijó?
— ¿Te olvidaste loca?
— ¡Casarme yo! Na que ver. . .
ESCENA XIV
(Entran los cinco, incluyendo el
marido)
El hijo: Mami me caso
Las dos hijas: ¡Nos arreglamos! (Al
unísono)
La Madre: (Con el marido al lado)
¡Papá y yo nos vamos a Europa!
El nieto: (Entra cabizbajo y les da la
gran noticia) Mi novia está
embarazada.
(La abuela cae desmayada).
FIN