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Comportamiento Agencia y Arqueología Un Debate No Resuelto

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Comportamiento, agencia y arqueologa: un debate no resuelto

Carl Henrik Langebaek1 Departamento de Antropologa Universidad de los Andes Antecedentes: el comportamiento y la arqueologa procesual La categora de comportamiento domin, sin duda, las ciencias sociales en el siglo XX. La arqueologa, y la antropologa, no fueron la excepcin, aunque por lo menos en sta ltima la oferta terica alternativa siempre fue ms rica y, por lo tanto, el inters por dicha categora encontr un nicho ms limitado, limitndose la ecologa cultural y, en menor medida, al funcionalismo. En arqueologa, que corresponde a mi campo especfico de inters, la categora comportamiento fue, quizs, la ms utilizada desde por lo menos la dcada de los sesenta y hasta los noventa. Los arquelogos tenan como objetivo central explicar el comportamiento; y, entre los retos metodolgicos ms importantes, establecer leyes o algn tipo de patrn de regularidad en el registro arqueolgico que se pudieran asignar al comportamiento de quienes haban formado ese registro. El auge de esta tendencia se enmarca en la llamada arqueologa procesual. Dicha corriente asuma como nica aproximacin vlida al registro arqueolgico el mtodo hipottico-deductivo. La arqueologa procesual entenda la cultura como un medio extrasomtico de adaptacin. La nocin se refera a procesos adaptativos, y, por lo tanto, a la interaccin con el medio. Esto, a su vez, llev a entender al individuo como ente relativamente pasivo, reflejo ms o menos automtico del medio que lo rodeaba. Desde luego, de lo anterior se derivaron implicaciones metodolgicas y conceptuales. En cuanto a las primeras, el ncleo de las explicaciones se redujo a lo empricamente observable. En cuanto a las segundas, toda transformacin cultural se concibi como resultado de algn cambio externo, ambiental, y con excesiva frecuencia, medioambiental. Las presiones externas no solo explicaban el comportamiento, sino que ste, finalmente, era entendido como el cambio cultural mismo. No slo los planteamientos iniciales de Binford (1968), padre la arqueologa procesual, apuntaron en sta direccin. Incluso propuestas bastante ms sofisticadas, inspiradas en la teora de sistemas, terminaron admitiendo que los factores que impulsaban el cambio cultural pertenecan por fuera del campo cultural (Flannery 1975). Del comportamiento a la agencia A partir de la influencia del estructuralismo, y luego del postestructuralismo, la categora de comportamiento ha sido revisada. Las primeras crticas se dieron por descarte. Es decir, hicieron referencia al enorme cmulo de aspectos humanos que la aproximacin procesual pareca dejar por fuera: los smbolos, las ideas y otros factores de representacin mental (Reed 1981; Gardner 1985). Al principio, la crtica, en el marco de la que se vino a llamar arqueologa contextual, fue puramente complementaria. Es decir, sin perder el carcter nomottico de la ciencia, se aspir a complementar la agenda procesual (Hodder 1992). Pronto, sin embargo, el debate
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identific aspectos irreconciliables con la propuesta reduccionista de esa arqueologa. Se plante, por tanto, que el estudio de los aspectos cognitivos jugaba un papel central en la arqueologa y que ese inters no tena cabida en el modelo hipottico-deductivo. El nfasis en la mente humana, como referente central de la arqueologa postprocesual, implic la reivindicacin del individuo como agente; adems, llev a la crtica de que la sociedad pudiera ser entendida en trminos de estmulo-respuesta. Ms an, se admiti que la cultura humana, o por lo menos ciertos aspectos de ella, eran del todo irreductibles. Los objetos, el ncleo de inters de la arqueologa, los hace la gente. Ms que la gente, los individuos. Son ellos, no la sociedad, la que tiene intereses, la que produce y consume. La relacin entre cultura material y comportamiento no era lineal, ni determinista. Cada una de esas categoras era contingente e inseparable de la otra. Las influencias eran mutuas y mediadas por aspectos que, vagamente, se identificaron como propias del individuo, su cultura y su historia. Pero adems, la crtica a la arqueologa basada en una categora reduccionista de comportamiento, introdujo un cuestionamiento metodolgico de fondo. Las mediaciones entre comportamiento y cultura material eran igualmente vlidas entre causa-efecto y entre datos y teora. La nocin de agencia, que a partir de la dcada de los noventa remplaz a la categora de comportamiento, pas por asumir que no haba criterios independientes de verificacin y que, por lo tanto, los datos provenan, tanto del mundo real, en nuestro caso el registro arqueolgico, como de nuestras teoras sobre ese mundo. Nuestros propios sistemas cognitivos entraron a la palestra de lo que debamos entender, de la misma manera que la relacin entre agente y estructura, ambos contingentes en su interaccin. Los problemas que asumamos tenan validez para entender mejor el pasado, resultaron siendo fundamentales para el proceso de estudio de ese pasado. Nuevos problemas y nuevos retos El cambio de nfasis entre comportamiento y agencia ha enriquecido el debate en la arqueologa contempornea al punto que se puede afirmar se trata de la polmica central entre las diversas formas de hacer arqueologa hoy en da. No obstante, para ser franco, el debate terico ha sido inmensamente productivo, pero los resultados concretos de investigacin han sido menos llamativos. Nadie duda de la importancia de considerar aspectos relacionados con los individuos, o de la posibilidad que tienen stos de ser actores dinmicos. Tampoco hay muchos arquelogos dispuestos a trabajar con la categora de comportamiento, tal y como lo hizo la arqueologa procesual (Dobres y Robb 2000). Pero, diversos problemas surgieron en el trabajo prctico: cmo identificar individuos en el registro arqueolgico?, cmo reconocer y particularizar trayectorias histricas? cmo identificar la relacin concreta entre agencia y estructura?. cmo identificamos el significado?. Cuando se enfrentaron estas preguntas, Flannery (1998) afirma, con razn, que hoy en da nadie tratara los fenmenos planteados por la arqueologa postprocesual como epifenmenos sin importancia. Pero ms all de eso, la utilidad prctica, e incluso en algunos casos el simple rigor acadmico, de los estudios centrados en agencia dejan mucho que desear. Sin duda, como usualmente sucede en arqueologa, los progresos ms interesantes correspondern a una tarea de confrontacin de las nuevas propuestas con el registro arqueolgico. Los caminos podrn ser muy diversos. Puedo mencionar dos. Algunos han preferido conservar la esencia del concepto de comportamiento, pero

tratando de evitar las implicaciones ms falaces de su uso. La Motta y Schiffer (2001), han planteado que el ncleo irreducible de la arqueologa es, y seguir siendo, el estudio de objetos materiales con el fin de explicar el comportamiento humano. El nico lugar donde las observaciones de los arquelogos adquieren la categora de explicacin es el de la relacin entre la gente y los artefactos que produce o consume. Sin embargo, esa interaccin no se reduce a una escala de anlisis como la interaccin entre el ser humano y su entorno. Existe una amplia gama de aspectos, generales y particulares, donde la categora de comportamiento puede mantener su utilidad, por fuera del estrecho marco de anlisis implcito en las relaciones causa-efecto entre medio y sociedad. Por otra parte, Drennan (2000) ha planteado, siguiendo a Cowgill (1975) que el cambio social solo sucede cuando los individuos cambian su comportamiento Son ellos los que toman las decisiones, de acuerdo con sus propios intereses. Pero el cambio social puede no ser igual a la suma de cambios de comportamiento individuales. De hecho, raramente lo es. En realidad los individuos no actan, y por lo tanto toman decisiones, con relacin a un mundo externo objetivo, sino de acuerdo con las ideas que tiene sobre ste. Probablemente, los arquelogos debemos aceptar que las categoras de comportamiento y de agencia tienen cabida. Por un lado, la de comportamiento puede seguir haciendo referencia a la respuesta observable en el registro arqueolgico ante estmulos, externos o internos, que sin duda abarcan un amplio rango de posibilidades, sin limitarse a una clase de estmulo externo (ambiental). Por ejemplo, cuando se determina un aumento de poblacin correlativo con un cambio ambiental o con la necesidad de aumentar el tamao de la unidad domstica debido a la competencia poltica. Por otro lado, la nocin de agencia puede an contribuir a conocer mejor lgicas en las cuales las decisiones individuales pueden contribuir o contradecir tendencias ms generales. No es necesario pensar en propuestas dicotmicas, ni en la congruencia entre ambos niveles de anlisis. Las sociedades estn conformadas por individuos que pueden tener, y con frecuencia tienen, intereses antagnicos. Bibliografa Binford, Lewis. 1977 For Theory Building in Archaeology. New York: Academic Press. DAndrade, R. G. 1984 Cultural Meaning Systems. En: Cutural Theory: Essays on Mind, Self and Emotion (R.A. Shweder y R. G. DAndrade eds.). Dobres, Marcia Anne y John E. Robb (eds). 2000 Agency in Archaeology. New York: Routledge. Cowgill, George L. 1975 On Causses and Consequences of Ancient and Modern Population Changes. American Anthropologist, 77: 505-25. Drennan, Robert

2000

Games, Players, Rules, and Circumstancs: Looking of Understanding of Social Change at Different Levels. En: Cultural EvolutionContemporary Viewpoints (G. M. Feinman y Linda Manzanilla eds.): 177- 196 New York: Kluver Academic-Plenum Publishers. The Minds New Science: A History of the Cognitive Revolution. New York: Basic Books.

Gardner, H. 1985

Flannery, Kent. 1975 La evolucin cultural de las civilizaciones. Cuadernos Anagrama. Serie Sociologa y Antropologa, 103. Barcelona: Editorial Anagrama. Hodder, Ian. 1982 Symbols in Action: Ethnoarchaeological studies of Material Culture. Cambridge: Cambridge University Press. La Motta, Vincent M. y Michael B. Schiffer. 2001 Behavioral Archaeology: Toward a New Synthesis. En: Archaeological Theory Today (Ian Hodder, ed.): 14-64. Cambridge: Polity Press. Reed, E. S. 1981 Behaviorism, Consciousness and the Philosophy of Psychology. Psychology of Social Sciences, 1: 477-84.

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