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Sociologia de La Accion de Touraine

Este documento resume la sociología de la acción de Alain Touraine. Resume que Touraine define el objeto de la sociología como el estudio de la acción social. Sin embargo, otros critican esta definición por ser demasiado restrictiva y apriorística. El documento también describe el contexto intelectual de los años 1960 cuando Touraine desarrolló su teoría, incluyendo las críticas a la sociología funcionalista dominante en ese momento.

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Sociologia de La Accion de Touraine

Este documento resume la sociología de la acción de Alain Touraine. Resume que Touraine define el objeto de la sociología como el estudio de la acción social. Sin embargo, otros critican esta definición por ser demasiado restrictiva y apriorística. El documento también describe el contexto intelectual de los años 1960 cuando Touraine desarrolló su teoría, incluyendo las críticas a la sociología funcionalista dominante en ese momento.

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EL SUJETO Y LOS VALORES: LA SOCIOLOGA DE LA ACCIN DE ALAIN TOURAINE

Narciso Pizarro Ponce

Introduccin Quin se acuerda hoy de Sociologie de l'Action? Y, sobre todo..., por qu acordarse de ese libro oscuro y estril, redundante e intilmente largo? Dado que la sociologa es una ciencia en la que la produccin terica es escasa y de mala calidad, en la que los criterios de rigor y de pertinencia con los que se evalan las teoras en otros campos del saber se edulcoran cuando se aplican en ste, podramos justificar as nuestro inters por la reflexin terica de Alain Touraine: en el reino de los ciegos cada tuerto es rey. Habiendo admitido este punto de vista, podramos tambin situar la obra del socilogo francs en el contexto de las corrientes de pensamiento que, de ambos lados del Atlntico, han intentado, durante los aos sesenta, superar las antinomias del discurso sociolgico, salir del callejn sin salida que constituye la crisis permanente de la disciplina. En los aos sesenta, la sociologa acadmica entra en una crisis de la que nada, hasta el momento, ha logrado sacarla. Francia fue el escenario privilegiado de esta crisis y el anlisis de la obra de Alain Touraine, que pretendi subsanarla, un elemento esencial para entender unas lneas de fuerza que

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hoy, de manera que podramos llamar desencantada, siguen operando en el pensamiento sociolgico. Desde el final de la guerra mundial, el pensamiento marxista estaba paralizado y esterilizado por el dogmatismo de los todopoderosos partidos comunistas y en el mundo occidental triunfaba una lnea de pensamiento que hemos llamado en una ocasin la ideologa americana ! : un pensamiento psico-sociolgico que haba permitido un desarrollo considerable de la sociologa emprica o, mejor dicho, de una sociologa emprica fundada casi exclusivamente en la metodologa de la encuesta por cuestionario, y cuyas tcnicas se iban sofisticando paulatinamente, sin que por ello se llegara a ese objetivo, declarado primordial, de alcanzar un verdadero carcter acumulativo en nuestros saberes sobre la sociedad. El diagnstico que, progresivamente, se iba imponiendo entre los jvenes intelectuales de ambos lados del Atlntico norte, es el de que la sociologa acadmica dominante, que fue calificada de funcionalista a menudo sin la menor justeza terminolgica, no constitua ms que una ideologa conservadora, y la prctica emprica de los socilogos, un puro instrumento para mantener el statu-quo intelectual y poltico. Una vez efectuado este rechazo de la sociologa funcionalista (veremos despus el porqu de estas comillas), se plantea el problema de cmo sustituirla. Frente al funcionalismo, la dialctica marxista aparece como la gran esperanza. Pero la dialctica marxista no era y, quiz, a pesar de los esfuerzos de esta ltima dcada no es todava, una sociologa, sino una crtica de la economa poltica, una teora del conocimiento, una forma de pensar la historia, una teora de la revolucin o cualquier otra etiqueta que se le quiera atribuir (un dogma tambin). Hay que esperar al final de la dcada de los sesenta para que, en Francia, los trabajos de los pensadores marxistas desemboquen en investigaciones ms propiamente sociolgicas: Nicos Poulantzas ha personificado esta tentativa de elaboracin sistemtica de una sociologa marxista (que, justo es decirlo, se encierra en la exgesis escolstica del marxismo, se pierde en un lenguaje sin referencias a una realidad que no llega a construir como objeto). En los Estados Unidos, la crisis de la sociologa acadmica se traduce tambin por tentativas de sustituirla apoyndose en otros saberes. Nacen as tentativas como la de Walter Buckley, que cree encontrar en la General Systems Theory de von Betalanffy y en la ciberntica de Norbet Wiener los instrumentos para operar una imprescindible construccin terica. Nace tambin el interaccionismo simblico y la etnometodologa, as como una nueva sociologa algebraica y topolgica, poco y mal conocida en Europa, que constituye quiz la ms interesante y fecunda de las alternativas al funcionalismo. Pero la crisis en los Estados Unidos se apoya en una crtica extremadaN. PIZARRO, "Les groupes marginaux II: l'Idologie Amricaine", Socialisme, nmero 18.
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mente pobre de las teoras que los que la constatan quieren sustituir: podemos resumir los argumentos esenciales de los radical sociologists, kamikazes en el ataque contra los baluartes acadmicos, diciendo que la acusan de esttica, de ser una teora del equilibrio que considera las transformaciones sociales como anomalas inexplicables, de conservadora en la eleccin de sus temas y en su forma de justificar el orden, de tautolgica y farragosa. No sin irona, podemos decir que la mejor prueba de la existencia de una crisis real en la sociologa americana lo constituy el xito del libro de Alvin Gouldner, The Corning Crisis of Western Socilogy, que es una crtica, tanto ms feroz cuanto ms superficial, de la institucin sociolgica... Dado el tema de este artculo, no podemos extendernos en la inevitable tarea de situar la sociologa de Alain Touraine en el contexto intelectual e ideolgico en el que fue producida. Pero creemos que es ineludible el mencionar aqu el paralelismo entre la obra de Touraine y la de Buckley, tanto en sus objetivos el hacer una sociologa del cambio social, de la emergencia de los valores, o al menos, que pueda tenerlo en cuenta, como de su devenir: ambas han sido consideradas como tentativas fallidas, el inters que se les prest fue rpidamente renegado por sus adeptos y en poco tiempo fue considerado de mal tono el referirse a ellas en los crculos cientficos serios. Un estudio comparativo de la sociologa de la accin y de la teora general de sistemas en sociologa muestra paralelismos y coincidencias mucho ms profundos, sobre los que, dicho sea de paso, sera intil que reflexionramos, pues se cometen con facilidad los errores ajenos cuando nos obstinamos en ignorarlos. Touraine ha intentado, al fin y al cabo, lo que, con otros instrumentos y con otras perspectivas, Walter Buckley (1966) o Junger Habermas han intentado tambin superar: esa sociologa del equilibrio y del orden que ni explica ni puede explicar la emergencia de formas nuevas, las transformaciones estructurales. Como ellos, ha intentado superarla conservando conceptos y mtodos, incluyendo lo conservado en perspectivas nuevas, que quieren transformar lo que negamos como teora general vlida, en teora o mtodo con un mbito de validez restringido, local. La dificultad de estas tentativas proviene, precisamente, de que las teoras y mtodos de los que queremos preservar elementos para una construccin nueva son, generalmente, bastante coherentes y, por lo tanto, de que cuando intentamos conservar algn elemento arrastramos con l lo esencial de un edificio terico que impide conceptualizar las transformaciones estructurales. Para entender la tentativa de Touraine hay que situarla claramente en el contexto terico al que se refiere, identificando los problemas que pretende resolver. Slo as podemos evaluar seriamente las proposiciones y los conceptos de su teora sociolgica. Obviamente, no pretendo examinar las afirmaciones de Touraine respecto a cada uno de los temas que menciona. Me limito a discutir los fundamentos de su sociologa de la accin.

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El objeto de la sociologa Que la sociologa tiene como objeto la accin social es, para Touraine, una evidencia que hace toda demostracin superflua: la sociologie est la science de l'action sociale (S. A., p. 7) 2 , declara terminantemente, inscribiendo as su discurso en el contexto de la tradicin que, de Max Weber a Talcott Parsons, recorre el campo de la disciplina, fundando la legitimidad de sus criterios cientficos y profesionales... Definir el objeto de una disciplina identificndolo con una nocin como la de accin social es un procedimiento un poco sorprendente para los cientficos que provienen de otros horizontes tericos. Las consecuencias de este proceder son obvias: todo fenmeno que no puede analizarse como accin social no pertenece al campo de la sociologa. Y toda explicacin que recurra a determinaciones exteriores a la accin es, como veremos despus, invlida. En la historia de las ciencias no hemos asistido nunca a una construccin de este tipo: los conceptos fundamentales de la ciencia son el resultado de las investigaciones y nunca un conjunto de categoras a priori del entendimiento. Mal le pese a Kant, el espacio y el tiempo, la masa y la energa de la fsica clsica no tienen de apriorstico ms que la coincidencia entre los mbitos de la experiencia cotidiana y los de la observacin cientfica sobre la que Newton fund su dinmica. Pero basta con recordar los desarrollos posteriores de la fsica ya clsicos tambin para ver hasta qu punto las categoras de espacio y de tiempo, de masa, de energa y de fuerza se disuelven, se entrelazan y, en suma, se reconstituyen progresivamente en las cimas de la construccin terica, como conquista siempre provisional de una ciencia que se est haciendo, pero nunca como fundamento inamovible sobre el que se la construye. Si los fsicos hubieran definido el objeto de su disciplina como la ciencia del espacio, del tiempo, de la masa y de la fuerza en lugar de contentarse con designar vaga y teutolgicamente como objeto el mundo fsico, la fsica no habra estudiado ni los fenmenos elctricos, ni los magnticos, y se habra estancado en una escolstica estril. Pero esta hiptesis es manifiestamente absurda: la dinmica de las ciencias fsicas no depende exclusivamente de los puntos de vista tericos previos, sino que est asociada con ese incesante ir y venir del concepto al fenmeno y del fenmeno al concepto que Bachelard asocia con el materialismo racional. En ellas, los fenmenos imponen a la teora exigencias que la modifican. Pero no tratamos aqu de la epistemologa de las ciencias naturales. Si he mencionado de pasada la cuestin de la relacin entre los conceptos fundamentales de la fsica y el desarrollo de esta disciplina no es ms que para evidenciar mejor hasta qu punto el definir el objeto de la sociologa por la nocin de accin social y el intentar fundar en este a priori la construccin A partir de ahora utilizaremos la abreviatura S. A. para referirnos a Sociologa de la accin. Pars, Seuil, 1965.
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terica posterior, es un procedimiento limitativo y excluyeme. Claro que Touraine no percibe con claridad el apriorismo de su proceder: reconozcamos a Talcott Parsons el mrito de la coherencia cuando en 1937, en The Structure of the Social Action, justifica el marco conceptual de la teora general de la accin, haciendo de la categora de accin una forma a priori del entendimiento humano, homologa del espacio y del tiempo segn Kant. En cualquier caso, y como lo he mencionado ya, lo peculiar de Touraine no es el hacer de la accin social la nica categora fundadora del discurso sociolgico, sino su forma especfica de situarse en la problemtica generada por tal manera de proceder. Entre Parsons y Max Weber, entre la construccin terica y el discurso sobre el acontecimiento, el socilogo francs evita las contradicciones con flores de retrica y con imprecisiones estratgicas. La accin volvamos a ella no tiene en la teora tourainiana una definicin precisa, como lo que tiene en la de Max Weber o en la de Talcott Parsons. Touraine adora el afirmar con dobles negaciones matizadas, que producen o quieren producir la impresin de que queda ms por decir, y se complace manteniendo ambigedades que se arrastran a lo largo del texto. Por eso, cuando en las primeras pginas de Sociologie de Vaction menciona el trmino accin, en lugar de definirlo explcitamente y formalmente, se contenta con afirmar que la accin no existe ms que si, en primer lugar, est orientada hacia ciertos fines (S. A., p. 9), aunque esta orientacin no deba ser definida en trminos de intenciones individuales conscientes (S. A., p. 9). Las orientaciones de la accin son, pues, condiciones de existencia de sta. Pero no disponemos de una definicin explcita del concepto de orientacin de la accin, ni un anlisis claro de las relaciones entre sujeto de la accin y orientaciones, ni sabemos si las orientaciones estn articuladas con los fines y los medios... Un autor que cita a Weber y a Parsons y que intenta mal situarse respecto a ellos tendra que tomar una posicin clara respecto a las definiciones que ambos autores dan de los conceptos fundamentales, aceptarlas o modificarlas, argumentando con seriedad. Antes de exponer mnimamente las concepciones de Alain Touraine tenemos, pues, que dar un rodeo y volver atrs para hacer el camino que, de Weber a Parsons, constituye el punto de mira del socilogo francs. Con esta trayectoria esbozada, el discurso de Touraine encontrar sin dificultad su lugar en la reflexin terica contempornea.

Auto y heterodeterminacin de la accin Desde Weber, la definicin de la accin y la cuestin de lo que la determina estn ntimamente asociadas. La asociacin es tan fuerte, que no se pueden definir los trminos del paradigma de la accin fuera de las consideraciones causales. En efecto, ya Weber asociaba la distincin entre com-

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portamientos y accin a la exterioridad o interioridad (respecto al sujeto), de la determinacin del curso del comportamiento. Slo hay accin cuando la determinacin de su curso es interior. Pero... qu quiere decir interior? No nos perdamos con las palabras y vayamos a los conceptos. La negacin de toda determinacin externa es, sencillamente, la negacin de toda determinacin. Si el sujeto de la accin no est hetero-determinado, es que est auto-determinado. Y la auto-determinacin, no lo olvidemos, es, sencillamente, lo que el pensamiento moral ha entendido siempre por libertad. El postulado inicial de las teoras de la accin, el supuesto previo y a menudo implcito es, pues, la existencia del sujeto auto-determinado y la posibilidad y la necesidad de analizar la vida social cualificando la auto-determinacin. (Por eso deca yo en otro lugar que las teoras de la accin son teorizaciones del idedogema burgus de la libertad individual, asociado siempre con la responsabilidad ante la justicia divina o humana y con la conciencia y la voluntad que son prerrequisitos de la responsabilidad.) El que las teoras de la accin postulan la libertad del sujeto de la accin es lo que las constituye, diferenciando accin y comportamiento. Una vez constituido el campo del discurso accionalista, el anlisis de la auto-determinacin del sujeto de la accin sigue pautas comunes, que aparecen como respuestas a la pregunta Cmo se auto-determina el acto? Antes de entrar en el anlisis de la concepcin accionalista de la autodeterminacin recordemos que el sujeto de la accin es incorpreo, que, como dice Parsons, el cuerpo del individuo no es ms que un medio de la accin del sujeto. Si no fuera as, si el cuerpo fuera una parte constitutiva de la subjetividad, las determinaciones corpreas seran el canal por el que la accin perdera su sustancia y se transformara en puro comportamiento... El sujeto, pues, no es su cuerpo. En el mejor de los casos, cuando lo necesita como medio para alcanzar ciertos fines, tiene un cuerpo a su disposicin. Pero si el sujeto no es el cuerpo... qu es el sujeto? Obviamente, podemos decir sin traicionar el pensamiento accionalista que el sujeto es el receptculo de la auto-determinacin, el continente de entidades inmateriales, cuyo mero existir hace que la accin exista. Recordemos que para Weber, como para Parsons (y como para todo pensamiento moral)y existe la accin por omisin... 3. La subjetividad agota su ser en ese contener entidades, en ese papel de receptculo de lo que se ha llamado orientaciones de la accin, sentido... Al afirmar la auto-determinacin del acto, las teoras de la accin afirman, pues, que el sujeto de la accin tiene (contiene) orientaciones de la accin. Cmo podra decirse lo contrario, a menos de postular la aleatoriedad absoluta de los actos? No olvidemos que el punto de partida es Qu deter3 Si no, la responsabilidad del sujeto libre se vera atenuada y no tendramos ninguna legitimacin del castigo. Habl ya de este tema rpidamente en mi libre La otra cara: crimen y suicidio. Barcelona, 1978.

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mina los actos?, o lo de fuera, o lo de dentro, o no hay determinacin?. Las orientaciones de la accin tienen como propiedad primera y definitoria la de orientar la accin desde dentro del sujeto, constituyendo as su libertad. Un continente incorpreo, lleno de elementos que orientan la accin. Los elementos en cuestin no pueden tener ms materialidad que la del recinto en el que existen. Si no fuera porque todo en nuestra cultura nos ha enseado a nombrarlos y a atribuirles una realidad, tendramos grandes dificultades para concebir esas entidades inmateriales contenidas en el sujeto incorpreo, determinantes del curso del acontecer social. Pero pensando que pensamos, pensamos que el sentido es eficaz, que tiene en l toda la eficacia 4: Je pense, done je suis. El ser humano identificado al razonamiento en el racionalismo cartesiano, al alma por la tradicin religiosa, se identifica en las teoras de la accin con los contenidos de lo que ms vale llamar por su nombre: la conciencia. El sujeto de la accin es, efectivamente, conciencia: lugar en donde el sentido significados, valores, normas existe y se realiza. Y lo que es ms: el nico lugar en el que el mundo existe. II n'y a de sens que pour un sujet nos recuerda, impertrrito, Jacques Lacan en sus Ecrits, sacando apenas las conclusiones de su afirmacin en lo que precede y sigue esta frase en el texto. Weber, con el rigor y la coherencia que nunca abandona, deduce de su definicin de la accin por el sentido, que la sociologa, ciencia de la accin, tiene que contentarse con un modo de comprensin interpretativa: cuando el objeto es el sentido para el sujeto, comprender el objeto es impregnarse de ese sentido, manifestarle, evidenciarle, exteriorizarle cuanto ms se pueda. La sociologa (como el psicoanlisis) se constituye como un saber interpretativo, como una sistematizacin de la introspeccin ajena, toma de conciencia institucional, individual o colectiva del sentido de los actos. Porque si toda ciencia es discurso sobre fenmenos, atribucin de significados a procesos y relaciones, el discurso de una ciencia que tiene como objeto el sujeto mismo, el sentido que lo constituye, se confina en la expresin sistemtica de ese sentido, parafraseando el discurso interior del sujeto, en un modo apenas distinto de ste. Frente al mundo material, el discurso de las ciencias naturales constituye simultneamente la objetividad de la naturaleza y la subjetividad del sujeto del conocimiento. La sociologa de la accin, por el contrario, al discurrir sobre el sentido, slo logra fusionarse con l en una interminable parfrasis que nunca llega a su trmino. El sujeto que conoce y el objeto del conocimiento no son ms que uno. La verdad sociolgica es, sencillamente, la evidencia de la identidad entre el sentido que el discurso sociolgico expresa y el que le sirva de referencia sin llegar a ser nunca verdaderamente objeto.
4 Veremos que el sentido esr sin ninguna duda, eficaz socialmente. Pero no por eso el sentido es causa ni objeto.

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La sociologa de la accin es, pues, un discurso sin objeto, parfrasis del sentido cuando la interpretacin es justa que la accin tiene para sus actores. Un discurso encerrado en los lmites de sus propios rechazos, que no explica lo que el actor no explica porque niega que la determinacin exista fuera del sujeto. Discurso, pues, en el que la realidad y la voluntad se identifican, al identificar el sentido subjetivo de los actos y el fenmeno social. No cabe duda de que el sentido subjetivo que los individuos atribuimos al acontecer social en el que nos encontramos como actores tan involuntariamente!, es un elemento esencial en la dinmica de los procesos sociales. Pero la historia tanto la micro-historia de nuestra propia experiencia como la que hacemos en los libros, basta para que sepamos la distancia que separa el sentido de la accin de sus resultados, la voluntad y la realidad, la subjetividad socialmente producida y productora de la objetividad social, fruto tambin de la subjetividad que ella misma produce. Falsa conciencia como ocultacin de las determinaciones del cuerpo social y del cuerpo biolgico, instrumento y mecanismo de determinaciones. La falsa conciencia, como la verdadera, son aspectos de la realidad social: las teoras de la accin reducen la realidad a ese nico aspecto. Y al hacerlo la historia se acaba, no empieza: la sociedad es pura manifestacin del sentido que el sujeto contiene. O lo que es lo mismo: todo est en el sentido, nada fuera de l.

El sentido Ahora bien... qu es el sentido? Obviamente, no intento aqu contestar esta pregunta, sino analizar la concepcin, explcita o implcita, que de este trmino tienen las teoras de la accin. Comencemos diciendo que el sentido que interesa a las teoras de la accin es el que orienta la accin, el que manifiesta su curso. Digo manifiesta porque las teoras de la accin consideran todas que la accin es pura exteriorizacin del sentido subjetivo (interno), que sta tiene para el actor. Es decir: entre la accin y el sentido existe una relacin expresiva, la primera reducindose al segundo en el anlisis. Pero esta reduccin conserva siempre el primer trmino: el sentido es sentido de la accin (de la interaccin en el caso de la accin social). Dado que el sentido orienta la accin, es el sentido el que articula la situacin con los medios y los fines. O mejor dicho: el que articula el significado subjetivo, la representacin interna de la situacin, los medios y los fines de la accin, permitindonos comprender el mecanismo de seleccin de fines, la adecuacin de medios y la influencia de la percepcin de las condiciones de la accin en esta doble seleccin. Los objetos fsicos y culturales, el cuerpo, las relaciones sociales, aparecen entonces bajo la forma de repre-

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tentaciones subjetivas en la interioridad del sujeto de la accin. En tanto cuanto estas entidades tienen una representacin subjetiva, aparecen en las teoras de la accin como objetos. Particularmente, los desarrollos de Parsons en Toward a General Theory of Action (1951), confieren el carcter de objeto no solamente a los objetos fsicos, sino a los dems sujetos, a las relaciones sociales y a los mismos valores en la medida en que el sujeto se orienta respecto a ellos, o ms precisamente, respecto a su representacin subjetiva. El sentido es, tanto para Weber como para Parsons, la relacin entre las representaciones subjetivas de los objetos fsicos, sociales y culturales y el sujeto mismo. Obviamente, esta relacin entre el sujeto y un conjunto de representaciones de objetos forma parte del sujeto mismo, es ella misma una representacin de una relacin. El sujeto, pues, se contiene a s mismo, contiene una representacin de s mismo: es un conjunto de representaciones que contienen una representacin del conjunto. Lo esencial, por el momento, es que el sentido (de la accin) es, en las teoras de la accin, una combinacin articulada de representaciones de objetos (fsicos, sociales y culturales), lo que plantea inmediatamente la cuestin de qu determina la forma especfica de esas representaciones y de su articulacin en la conciencia, puesto que, obviamente, esta forma no es aleatoria y variable de un sujeto a otro: en las teoras de la accin, las representaciones estn interiorizadas individualmente resultado de la socializacin, pero el sentido, la forma de representar los objetos y sus relaciones viene dada por la cultura. La cultura es, precisamente, una forma especfica de representar el mundo, conjunto de objetos relacionados, ese consenso que genera el sentido... Que la forma de representarse el mundo es arbitraria aparece como una necesidad en las teoras sociolgicas de la accin: arbitrariedad que manifiesta la libertad humana, la auto-determinacin del sujeto de la accin. Pero el sujeto individual est sujetado: el sentido que le constituye es el resultado del consenso. El sujeto no existe fuera del contrato social que explica la estabilidad en las formas de representarse el mundo. Por eso, dicho sea de paso, podemos suprimir la libertad de los insensatos, de los locos, de los que no participan en el consenso: al no representarse el mundo como lo estipula el contrato que los constitua como sujetos, dejan de ser sujetos y podemos disponer de ellos en consecuencia... El contrato, el consenso que define el sentido, constituye, pues, las representaciones del mundo, de los objetos, al establecer las relaciones entre estos objetos representados en el sujeto y el sujeto mismo. El sujeto puede exteriorizar ese sentido, manifestarlo, realizarlo. Pero no puede cambiarlo, porque el sujeto no es nada ms que el espacio en el que las representaciones existen, ese contingente que se agota en el puro contener el consenso generador del sentido, nada sin sus contenidos.

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En las discusiones sobre las teoras de la accin se evita, generalmente, toda mencin a las cuestiones fundamentales, a las categoras que constituyen la condicin de posibilidad del discurso accionalista: la subjetividad y el sentido subjetivo. Se puede pensar que este silencio es debido, en la mayora de los casos, al consenso existente entre los socilogos respecto a las categoras fundamentales de la accin. Pero, aunque esta razn sea sin duda la ms efectiva, existe otra: la necesidad, aun fuera de las teoras de la accin, de pensar el sujeto y el sentido como hechos socialmente importantes, que exigen una explicacin. Y esta exigencia de explicacin no ha sido an efectivamente satisfecha. Sin ninguna otra teora sobre la cuestin, los socilogos no discuten la concepcin accionalista del sujeto y del sentido. La explicacin consensual del sentido, la arbitrariedad de las formas de representarse el mundo es un resultado de dos hechos. Primeramente, que no podemos atribuir solamente al mundo las formas que toma su conocimiento: basta con recordar la existencia, no slo de la historia, sino de la pluralidad de culturas. En segundo lugar, que ignoramos casi enteramente los mecanismos sociales que generan las formas especficas de representacin. Por eso se ha tomado el resultado de los procesos sociales como el punto de partida, haciendo de la existencia de formas comunes de significar el hecho del que se quiere deducir todos los dems... En la ciencia de la lgica (y en la Enciclopedia), Hegel distingue entre el concepto como entidad subjetiva y el concepto como entidad objetiva. Esta distincin es absolutamente esencial y constituye uno de los aspectos del hegelianismo que Marx ha conservado y que los marxistas no han logrado entender realmente (transformando as la crtica de la economa poltica en tratado de economa poltica, en algo tan absurdo como la economa marxista). Desgraciadamente, no son slo los marxistas los que no han entendido la importancia de la distincin hegeliana, sino la casi totalidad del pensamiento moderno. Si la nica forma de existencia del concepto fuera la subjetiva, la sociedad como tal no tendra existencia propia y la sociologa sera una empresa absurda. Pero, al mismo tiempo, las formas de representacin seran inexplicables, porque si el consenso no es el efecto parcial del funcionamiento de estructuras sociales objetivas, hay que pensarlo como fruto de un contrato. Si las explicaciones de un consenso, digamos poltico, en trminos de contrato son dudosas, las explicaciones del consenso que genera el sentido en trminos de contrato son absurdas, porque para que el contrato significante pueda alcanzarse tendra que existir de antemano... Por eso la hiptesis de Hegel sobre la existencia de una objetividad del concepto es el punto de partida indispensable de toda teora cientfica del sentido y de la subjetividad. La relacin social objetiva en la que se elabora el consenso explica, en gran parte al menos, las formas del consenso mismo y, lo que es an ms importante, genera sus condiciones de posibilidad. As, las experiencias de Preemack que tanto parecen reforzar las tesis consen-

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sualistas sobre la gnesis de cdigos en chimpancs, situados en condiciones experimentales, se explican teniendo en cuenta que el cdigo que los chimpancs elaboran consensualmente les viene impuesto por las condiciones materiales de interaccin determinadas por el dispositivo experimental mismo: la objetividad del concepto precede y predetermina las formas subjetivas, consensales, que esta objetividad toma. El consenso, pues, existe y funciona. Las teoras de la accin no se caracterizan por el hecho de admitir esta existencia ni este funcionamiento, sino porque hacen de l el postulado inicial de la cadena explicativa, lo que explica sin ser explicado. Y mi crtica de las teoras de la accin no consiste en negar ni la existencia ni la eficacia del consenso significante, sino el carcter explicativo de esos fenmenos. Por eso pienso que el accionalismo oculta aquello mismo de lo que y con lo que habla; la subjetividad y el sentido son fenmenos que requieren una cuidadosa explicacin cientfica, un estudio sistemtico. El usarlos como causas viene a ser lo mismo, en la prctica, que despreciarlos, con la ventaja de que, al hacerlo, se oculta tambin la existencia misma de la objetividad social y biolgica. El sujeto histrico: un nuevo barn de Munchausen
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Volvamos, pues, a Touraine, disponiendo de una descripcin de la problemtica en la que se sitan sus concepciones. El punto de partida de la investigacin de Touraine consiste en el tpico crtico que en los aos sesenta, y de ambos lados del Atlntico Norte, constituye el consenso en la posicin al funcionalismo: la sociologa funcionalista y particularmente el estructuro-funcionalismo parsoniano aparece como incapaz de explicar el cambio social, identificado con los procesos por los que nuevos sistemas de valores emergen y llegan a imponerse. Touraine imputa esta incapacidad de explicar el cambio de sistemas de valores, al que la existencia de los sistemas de valores est solamente postulada, con lo que se reduce la accin a una pura conducta social, como hace Parsons. Para Touraine los valores culturales y sociales que la orientan deben ser ellos mismos explicados y no nicamente postulados (S. A., pg. 19). Explicar significa describir la gnesis... Esta frase contiene lo esencial de la intencionalidad de las teoras de Touraine: explicar los valores, las orientaciones de la accin. Para el socilogo francs, explicar los valores es explicar los movimientos sociales, el conflicto, la dinmica social que el funcionalismo olvida y marginaliza, y en donde, segn l, se encuentran los orgenes de los valores mismos. Nos queda por explicar por qu el explicar los valores es explicar los
5 El barn de Munchausen es un personaje muy conocido por los nios alemanes, individuo que, para alcanzar la Luna, haba ideado el propulsarse tirndose de los cabellos...

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movimientos sociales, los conflictos, el cambio... Touraine no se caracteriza por la limpidez ni el rigor de su razonamiento, pero aunque no seamos buenos entendedores, sus palabras nos bastan y a menudo aun nos sobran, porque compensa la claridad con la profusin. Hemos visto que la sociologa es para nuestro terico la ciencia de la accin. Y sabemos, porque nos lo dice l, que lo esencial de la accin, lo que la defina, es que est orientada por valores culturales y sociales. Entonces, explicar los valores es, simplemente, explicar la accin social, las interacciones, los conflictos. Ahora bien..., cmo se explican los valores? Touraine acepta el punto de partida tanto de Weber como de Parsons: si aceptamos la existencia de una determinacin de las orientaciones exterior respecto a la accin misma, caemos en el determinismo biolgico o en el dogmatismo de la filosofa de la historia 6. Por ello, considera que hay que buscar en la accin misma el origen de las orientaciones que la definen. La oscuridad y la falta de rigor de sus textos tericos son el resultado del enmascaramiento continuo del contrasentido pues de eso se trata y no de una contradiccin verdadera del que parte. En efecto, decir que la accin es el origen de los valores que la orientan viene a ser el afirmar que las orientaciones de la accin generan las orientaciones de la accin, ya que en su esquema de pensamiento la accin no es ms que la exteriorizacin de las orientaciones... Touraine no comprende verdaderamente que si se toma en serio su afir6 TOURAINE no distingue con claridad el uno de la otra: vale la pena citar enteramente el prrafo: "Cette affirmation nous semble inseparable de la dfinition de la sociologie comme science de l'action, car cette dfinition manquerait de tout fondement si on considrait l'action comme rponse une situation donne: il faudrait alors chercher la raison d'tre de l'action dans une situation dfinie indpendamment d'elle et l'on se heurterait alors l'insoluble problme de comprendre comment l'action humaine, normativement oriente peut tre la rponse une situation na tur elle: on sait assez que toute rponse cette question ne peut tre que doctrinale, recourrant par dcret un principe quelconque d'unit entre la signification humaine de l'action et le devenir ncessaire de rhistoire, ce qui dfinit prcisment la philosophie de l'histoire. L'objet principal de cette tude est d'unir en une mthode positive de recherche les deux principes qui viennent d'tre evoques et qui paraissent d'abord fort loigns l'un de l'autre. D'un cote, l'action sociale ne peut se definir seulement comme rponse a une situation sociale, elle est avant tout cration, innovation, attribution de sens. Un mouvement social cree des conflits, des institutions, des rapports sociaux nouveaux; nous cherchons la raison d'tre de ees mouvements. De l'autre, l'action ne peut davantage tre congue comme l'expression d'un mouvement de l'histoire, car ou celui-ci est dfini en termes purement naturalistes, et le passage de la nature la culture devient incomprehensible, ou les deux ordres de ralit sont supposs unis dans leur principe et celui-ci doit tre pos au dpart par un coup de forc doctrinal. Ces deux principes peuvent tre unis par la notion de travail." (S. A. pginas 9-10.)

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macin segn la cual los actores sociales (son los que) confieren el sentido a los actos, y no al sistema de la cultuta o el sistema social, tenemos que recurrir a algo exterior a la accin para explicar por qu esos actores dan ese sentido a sus actos y no otro sentido. Touraine no ha comprendido realmente la argumentacin de Parsons, ni las tesis de Weber. Por eso, precisamente, no llega a superarlos y se atasca en una retrica estril. En efecto, Touraine nos propone, contra Parsons y para explicar la emergencia de los valores, del sentido, una vuelta al sujeto. Si el sujeto y sus valores es a todo lo que se refiere el trmino accin, y si hay que explicar los valores por la accin misma, no queda ms remedio que hacer del sujeto la causa de la emergencia de valores. Lo malo es que el sujeto no es y no puede ser ms que el continente o receptculo de los valores, que si el sujeto fuera algo ms, nos obligara a salir de las sociologas de la accin, a explicar las conductas fuera del sentido. Lo hemos visto antes: el sujeto no es cuerpo, no es objetividad relaciona!. Con un sujeto que no es ms que un puro receptculo de valores, explicar la emergencia de los valores por el sujeto es absurdo. La nocin de sujeto histrico condensa la posicin terica de Touraine: el sujeto histrico es, por definicin, el origen de los sistemas de orientaciones normativas, el generador de valores, de significados. El sujeto histrico es, obviamente, sujeto de la accin histrica, a la que confiere sentido. En esta operacin de atribucin de sentido a la accin histrica se encuentra la sutil alquimia que transmuta y genera valores. No toda accin es susceptible de transformar su sujeto en sujeto histrico, piensa Touraine, aceptando la existencia de actos que, en su terminologa, no son ms que conductas sociales, orientadas por valores institucionalizados en el sistema social, dando a Parsons lo que es de Parsons. La accin histrica es aquella que no est definida enteramente por los valores institucionalizados, y en la que el sujeto, al conferirle sentido, crea, produce el sentido. El socilogo francs cree ver en el trabajo este tipo de accin generadora de sentido... Pero... por qu el trabajo? Touraine considera que el trabajo es relacin del hombre con sus obras 7, una accin fronteriza que une (y separa) la naturaleza y el sentido. Porque el trabajo es accin, y adems, sistema de accin histrica, su principio de unidad y de significacin es un sujeto histrico. La nocin de sistema de accin histrico deviene la nocin central en la teora de Touraine en su ltimo libro terico La production de la socit,
7 El aspecto productor de la actividad humana, la transformacin efectiva, objetiva, de un objeto en otro, proceso esencial de la vida social se transforma en pura relacin del "hombre con sus obras**. Las sociologas de la accin, centradas sobre el sentido, no pueden pensar el trabajo como gasto de energa, como gasto material y como relacin social objetiva. Vuelvo a ello despus.

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publicado en 1973. Pero se encontraba ya en la Sociologie de VAction (1966): el sujeto histrico es el principio de unidad del sistema de accin histrico. La utilizacin de la nocin de sistema de accin histrico en 1973 no introduce, pues, un cambio sustancial en el pensamiento de Touraine. Se trata de acordar menos importancia al principio de unidad y de significacin ( = sujeto histrico) del sistema de accin histrico que a este ltimo... Este desplazamiento del sujeto de la accin al sistema de la accin es, obviamente, una concesin a la moda francesa (la muerte del sujeto decretada por un cierto estructuralismo), ms que un progreso terico. Con la nocin de sujeto histrico y con la categora conexa de sistema de accin histrico, Touraine afirma la existencia de una instancia generadora de valores. Dado que la accin, segn Touraine, es ante todo creacin, innovacin, atribucin de sentido (S. A., p. 9), un sistema de accin histrico es nada menos que un sistema de creaccin, de innovacin y de atribucin de sentido, especie de factora etrea de valores cuyo principio de unidad y de significacin es el sujeto histrico. Slo cuando se entiende que el sujeto es la conciencia, se puede comprender por qu Touraine afirma que todas las clases sociales, todos los grupos sociales son en todo instante portadores del sujeto histrico (S. A., p. 134). Las clases sociales portan la conciencia de clase como el cuerpo porta el alma que le da vida, porque Touraine define las clases esencialmente por la conciencia... La conciencia constituye la relacin del dueo y del trabajador y no las formas concretas de organizacin del trabajo (S. A., p. 131), escribe el socilogo francs, para que no nos quepa la menor duda respecto a la lgica de la Sociologa de la Accin: todo en el sentido sin que nada exista fuera de l. Pero volvamos al trabajo. Su importancia es decisiva en la construccin terica que examinamos, porque el objeto del anlisis accionalista es comprender la razn de ser de los modelos sociales, de conductas construidas por un sujeto histrico a partir de una situacin de trabajo (S. A., p. 119. Yo subrayo). Touraine aade que el anlisis accionalista no busca el explicar los comportamientos individuales y colectivos como respuestas a una situacin social dada, sino que investiga la constitucin de esta situacin social a partir de una experiencia creadora (S. A., p. 119). La experiencia creadora de situaciones sociales es, para Touraine, el trabajo, que es no social en tanto en cuanto constituye la sociedad y tambin social, porque no se puede reducir a la toma de conciencia de las leyes naturales que le seran impuestas por la misma situacin de trabajo (S. A., p. 119).

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Con estas afirmaciones, Touraine llega a su tesis fundamental: El trabajo es una actividad humana cuyo sentido no se refiere a nada ms que a l mismo: su simple existencia define un sistema particular de orientaciones normativas de la accin (S. A., pp. 119-120). Esta virtud del trabajo, cuyo puro existir genera valores y normas, es la clave de la sociologa de la accin: sin ella el carcter creador de la accin sera inexistente, y los valores sociales, que estn ah, tendran un origen inexplicable. Con lo que volveramos a Parsons... Si admitimos con Touraine que el trabajo es esa accin humana en el lmite de lo social y de lo natural que, por su puro existir, crea sistemas de orientaciones normativas de la accin, esa accin, pues, cuyo sentido es autnomo, auto-referente (dont le sens ne renvoie rien d'autre qu'elle mme) (S. A., p. 119), y admitimos tambin que los sistemas de orientaciones son interdependientes, hemos explicado los valores. Toda emergencia de sistemas de valores en el trabajo inducira entonces modificaciones en los dems sistemas de orientaciones normativas. Slo nos queda por admitir lo inadmisible: que el trabajo, siendo accin, no estando determinado por nada fuera del sentido mismo, pueda tener en l ningn dinamismo. Touraine nos hace tragar una incoherencia jugando con la ambigedad de la palabra trabajo. No cabe duda que el trabajo, en el sentido vulgar del trmino, que denota esfuerzo, fatiga, cuerpo, sumisin a leyes naturales, obligacin social, represin, proceso productivo de entidades objetivas, pueda generar sentidos. Una cierta dialctica afirma que el origen de las ideas justas se encuentra en la prctica, en la resistencia de lo real al sentido subjetivo previo, a la voluntad del sujeto. Pero Touraine afirma que el trabajo es accin definida por su sentido subjetivo. Cuando aade que esa accin, el trabajo, tiene la virtualidad de conferir sentido, no le creemos ms que desplazando la palabra trabajo de la esfera etrea, incorprea, de la accin humana al campo denotativo de lo material, de lo energtico, de lo corpreo: al bblico sudor de la frente asociado con el pan. La nica manera de admitir la tesis central de Touraine, el que el trabajo, accin autorreferente (sic!), sea el origen del sentido, consiste, pues, en no dar al trmino trabajo la definicin que nuestro autor le atribuye. Si no hacemos esto, la sociologa de la accin es, simplemente, una maraa de contrasentidos. Cabe pensar que el mismo Touraine no emplea su propia definicin: as entendemos cmo puede continuar escribiendo...

Conclusin La sociologa de Touraine se reduce, pues, a una tentativa fallida de resolver el problema que, segn la crtica de los aos sesenta, la sociologa de

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Parsons no resuelve 8: las modificaciones de los sistemas de valores, concebidas como la esencia del cambio social. Para explicar que los sistemas de valores cambien, Touraine postula: 1. 2. Que los valores se explican por la accin. Que si bien es verdad que la accin est determinada por sus orientaciones, existe un tipo particular de accin, el trabajo, que genera orientaciones. Que si el trabajo genera orientaciones, valores y sentidos es porque es un tipo de accin que no se refiere o se relaciona ms que consigo mismo 9. Que al principio de unidad de este proceso de generacin de valores, al sistema de accin histrica le conviene el nombre de sujeto histrico, puesto que es el soporte de la gnesis de los valores, como el sujeto corriente (a-histrico) es el soporte de los valores institucionalizados mismos.

3.

4.

Esta tentativa falla por las razones lgicas que ya he mencionado, relativas a la articulacin de las definiciones de los trminos accin, sujeto y orientaciones normativas con la nocin de determinacin de la accin. Pero fracasa tambin, y sobre todo porque intentando la sntesis entre las teoras de la accin y la realidad social del trabajo, no consigue efectuarla ms que reduciendo el trabajo a la accin y al sentido, con lo que se suprime el dinamismo que quera introducir. No he hablado en este artculo ms que de los textos tericos de Touraine en el sentido ms estricto de la palabra. Por lo tanto, no hago aqu un juicio sobre la globalidad de su obra. Fuera de los textos tericos ya mencionados, Touraine ha realizado algn que otro anlisis concreto: La conscience ouvrire (1966) es el ms impor8 Digo "segn la crtica de los aos sesenta" porque una lectura detallada y atenta de la obra de PARSONS demuestra que ste ha dado al problema del origen del cambio de los sistemas de valores institucionalizados la nica solucin compatible con los presupuestos bsicos de toda teora de la accin. Esquemticamente, se puede decir que esta solucin consiste en atribuir el cambio a la dinmica interna de los sistemas de valores, generada por las contradicciones entre subsistemas, por los defectos en la integracin coherente y complementaria de requisitos funcionales. Es decir, atribuir la dinmica de las orientaciones a las orientaciones mismas y no a los sujetos que son puros continentes definidos por sus contenidos, por la capacidad de contenerlos. 9 Decir que el sentido del trabajo no se relaciona o refiere (ne renvoie qu' lui-mme) ms que a s mismo es una enormidad incalificable. Las relaciones del trabajo con todos los mbitos de la vida biolgica y social son evidentes y no me parar a numerarlas. Que estas relaciones forman parte del sentido del trabajo sea quien sea el sujeto parece una evidencia: trabajar para comer, hacer trabajar para producir beneficios, para producir tal y tal producto con tal y tal finalidad... Negar esta evidencia requiere una demostracin que TOURAINE no da.

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tante de ellos. Se trata de una encuesta sobre las actitudes en el trabajo en Francia en diversos sectores industriales, envuelta en un oscuro y poco convincente anlisis subjectale. Los trabajadores soportan un sujeto histrico particular: la conciencia obrera, de y en donde emergen valores y significados. Touraine pretende evidenciar esta emergencia a partir del anlisis de la encuesta. Esta ha sido la nica tentativa de aplicacin sistemtica de los conceptos y mtodos de su sociologa de la accin. Los dems trabajos tienen menos pretensiones tericas y metodolgicas y se acercan ms a ese tipo de textos en el que los socilogos caemos a veces, ms cerca del periodismo que de la ciencia, que manifiestan, ante todo, la incapacidad de nuestras teoras para explicar la realidad y la voluntad de acercarse a ella cueste lo que cueste. Y cuesta la especifidad del pensamiento cientfico, transformando a los socilogos en esos comentadores de acontecimientos ms o menos brillantes, que fueron antes los ensayistas de formacin filosfica. Pero esos libros se venden bien, y lo que se pierde por un lado se recupera con creces por el otro: la popularidad compensa la dimisin cientfica. En algunos de ellos, adems, encontramos hiptesis sugestivas e interpretaciones interesantes de acontecimientos. Incluso alguna intuicin, cientficamente fecunda, sobre la realidad social, puede descubrirse cuando se lee con paciencia y simpata. Touraine es mejor ensayista que terico, y en sus ensayos, desde la Sociedad posindustrial (1969) hasta La Socit Invisible (1977), pasando por Vie et Nort du Chili Populaire (1973), por Universit et Socit aux Etats-Unis (1972) o por Le Mouvement de Mai ou Le Communisme Uto pique (1968), he encontrado hiptesis que seran utilizables en investigaciones serias. De ellas no hablo aqu. Me he limitado al examen de una teora sociolgica y al anlisis de sus fundamentos. Que en hiptesis dispersas e inarticuladas se encuentren materiales para hacer otra teora, contribuciones tiles en otra perspectiva, es algo muy posible. Pero de lo que hay que hablar cuando se hable de esa otra teora.

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