TEOLOGA DE LA CULTURA
La Iglesia no es de ninguna cultura, pero no puede vivir sin apropiarse de
las culturas, entonces lleva en s misma la herencia de varias culturas y esto
aunque la Iglesia trasciende toda cultura e integra inevitablemente el ser
histrico concreto de la misma Iglesia.
La cultura, refiere a todo lo que realiza el ser humano para transformar y
hacer ms habitable el mundo en que vive. As mismo la cultura puede
considerarse como un espacio de encuentro para la auto- observacin de los
hombres en su humanidad.
Hay una necesidad mutua entre la teologa y la cultura: La cultura
necesita de la visin espiritual para entender el sentido de lo que hace y la
Teologa necesita de la cultura para reflexionar sobre los hombres de cada
tiempo.
En la historia, despus de una gran preocupacin por la cultura de parte
de los primeros intelectuales cristianos, los Padres de la Iglesia, los monjes
cristianos y algunos autores del renacimiento, se comienza a reflejar la
influencia que aconteci la Reforma de Lutero, dejando la fe religiosa como
motivo de divisin y obligada a pasar al segundo plano, enfatizando el proceso
de secularizacin de la cultura.
As mismo tambin podemos hablar de un atrofiamiento de la cultura por
causa del pecado, en cuanto a la deshumanizacin y descristianizacin. Por eso
es necesario recuperar en nuestra poca actual el sentido del pecado, y poner
en marcha la evangelizacin de la cultura.
Hay ya una necesidad de recristianizar la cultura europea a partir del s.
XIX, buscando que el mundo cultural se abra a los valores evanglicos.
La Iglesia sigui enfrentado dificultades en el s. XX, que ha culminado
con el Vaticano II, en tiempos de vertiginosos cambios en la cultura y desarrollo
de la humanidad.
La cultura es pues el conjunto de objetos, utensilios, costumbres,
normas, principios, valores, conceptos que el hombre adquiere, interioriza y
produce a lo largo de su existencia. Y se expresa en los sistemas de
conocimientos, tcnicas, morales, religiones, artes, ciencias, filosofas y en
general en la concepcin del mundo.
La diversidad de la cultura humana repercute tambin en el campo de la
Teologa, haciendo que sta adopte diferentes opciones para construirse y
expresarse. Por eso el Vaticano II ha aceptado y estimulado la pluralidad
teolgica, y anima a plantar la semilla de la fe en las costumbres, sabiduras,
artes, ciencias, etc. de los pueblos evangelizados.
En la Teologa el mtodo plural presenta lmites, es por eso que se tienen
criterios bsicos en este campo y son:
1. El pluralismo debe construirse sobre el reconocimiento del carcter
objetivo y trascendente de la fe, y de la posibilidad de alcanzar la
verdad.
2. El telogo ha de trabajar en el marco de la fe de la Iglesia, como
sujeto comunitario creyente y nico sujeto adecuado del Misterio y la
Palabra trascendentes.
3. No todas las verdades de fe poseen el mismo rango: algunas
pertenecen al ncleo central, otras no. el criterio fundamental es la
Sagrada Escritura.
4. La distincin entre
sustancia y revestimiento terminolgico e
histrico, justifica y posibilita el pluralismo, instando que cualquier
teologa se presente como portadora de aquella sustancia, sin
modificarla con especulaciones excesivas o el uso de filosofas
inadecuadas.
La Inculturacin.Trmino teolgico referido a una indicacin antropolgico-cultural.
Tiene distincin con algunas nociones puramente antropolgicas de:
Aculturacin.- transcurso de transformaciones de una persona o grupo
humano resultado de su contacto con una cultura que no es la suya.
Enculturacin.- proceso de iniciacin de una persona o grupo a su propia
cultura o sociedad.
Transculturacin.- presencia de determinados elementos culturales a
travs
de
muchas
culturas
la
transferencia
etnocntrica
unidireccional de elementos culturales de una cultura dominante a otra
cultura, generalmente subordinada.
-
Adaptacin.-
asumido
como
el
ajuste
fenomenolgico
tato
del
evangelizador como del mensaje a la cultura destinada.
La inculturacin es un proceso de evangelizacin por el cual la vida y el
mensaje cristianos son aprehendidos por una cultura de manera que no
solamente se expresen a travs de los elementos propios de esa cultura, sino
que lleguen a constituirse tambin en principio de inspiracin y al mismo
tiempo en norma y fuerza de unificacin que transforma recrea y relanza esa
cultura.
La inculturacin, por lo tanto, no es un acto, sino un proceso que supone y
abarca la historia y el tiempo. Es un proceso activo, que exige mutua acogida y
dilogo,
conciencia
crtica
discernimiento,
fidelidad
transformacin y crecimiento, renovacin e innovacin.
conversin,