EL I NSTITUTO
DE
CIENCIA MARY BAKER EDDY
PRESENTA:
La Inmortalidad Sacada A Luz
[El PUNTO DE LA PERFECCIN, POSITIVO Y CIENTFICO=espiritual]
por Dorothy Rieke
(traduccin Libre)
La presente es la traduccin de una Reunin de Asociacin para sus alumnos Practicistas,
que en su momento dio la maestra de Ciencia Cristiana, Sra. Dorothy Rieke, en Bloomington
Illinois, el 12 de octubre de 1957.
Jams olvidar la iluminacin y el gozo que inund mi conciencia,
cuando me fue revelado por primera vez que yo era: la hija inmortal de
Dios, y no una criatura mortal.
Esta revelacin tuvo lugar durante una
conferencia sobre Ciencia Cristiana cuando recin era yo una estudiante
muy nueva.
Permtanme compartirles la historia que trajo la inmortalidad
sacada a luz en mi experiencia.
La historia cuenta de un joven prncipe que siendo an un pequeo
nio, se separ de su aya y se desvi hacia un bosque en el cual vagaba
una tribu de gitanos.
Los gitanos se lo llevaron con ellos y lo criaron a
su manera, convirtindolo en uno ms de su tribu. Viviendo al aire libre con
sus captores, despus de pocos aos se volvi tan aceitunado y bronceado
como los gitanos. l vesta ropa gitana, hablaba la lengua gitana y hasta
tena un nombre gitano.
Para todo intento y propsito, l era un gitano.
Verdaderamente se va como uno de ellos, y crea que era uno de ellos.
Cuando sala de la adolescencia, la banda de gitanos acamp
nuevamente en el bosque cercano al palacio.
Un amigo muy querido del
Rey, que jams haba cesado de buscarlo, lo vio. Qued tan impresionado
de la fuerte semejanza del joven con el Rey, que a pesar de la apariencia gitana,
el viejo cortesano se convenci inmediatamente que aquel era el hijo del Rey.
Conociendo algo de la lengua gitana, le dijo al joven: Sabes quin eres?
El otro lo observ y con la mirada confundida contest: Qu si s
quin soy?
Por supuesto que lo s!
Y en seguida le dio su nombre
gitano.
Ah, dijo el cortesano, pero ese no es tu verdadero nombre.
La
verdad es que t eres el hijo del Rey.
El joven neg con la cabeza. Est equivocado, dijo, Yo no soy el
hijo del Rey, yo soy slo un gitano. Yo s que eso es lo que pareces,
dijo el amigo, pero el hecho es que no eres lo que pareces.
Verdaderamente eres el hijo del Rey.
Si lo que usted dice es cierto, dijo el otro, entonces debe haber
dos de m, el gitano, yo, y el otro, igual a mi, el hijo del Rey.
Y yo no
s en dnde est el hijo del Rey.
No!, persisti el amigo, Solo hay uno slo, y yo me estoy refiriendo
a ese nico.
Ese nico es el hijo del Rey.
Entonces, dijo el joven e
interiormente confiaba en que esto diera por terminado el asunto, si
verdaderamente soy el hijo del Rey, de dnde vino el gitano?
El amigo le respondi que en verdad no haba tal gitano, - slo
pareca haberlo.
Ms adelante le explic que toda la evidencia de que el
joven apareciera como un gitano, era una mentira acerca de l, que jams
podra cambiar el hecho de que l era realmente el hijo del Rey.
En
efecto, el nico lugar en donde pareca existir un gitano era en su
ignorancia, en la falsa concepcin de su origen, porque por todo el tiempo
transcurrido, l haba sido siempre el hijo del Rey.
A esas alturas el conferencista se regocij al decir:
No es
maravilloso que durante todo ese tiempo el muchacho nunca fuera
verdaderamente un gitano, sino siempre el hijo del Rey? l enfatiz que
a pesar de toda la mentira, la evidencia del sentido material, la forma de
hablar, la vestimenta, los modales, la complexin aceitunada, y as
sucesivamente, - el joven no era realmente un gitano, sino siempre, en todo
momento y verdaderamente, el hijo del Rey.
Y, - dijo dirigindose hacia la audiencia- ustedes, tambin, son los
hijos y las hijas del Rey.
Ustedes son los hijos de Dios.
En nada
cambia el que el mentiroso sentido material exagere la evidencia de que
ustedes son criaturas materiales y mortales, hijos de padres materiales, con
achaques y dolores, carencias y limitacin cuando realmente ustedes son
en verdad los hijos inmortales de Dios, y eso es lo que han sido siempre y
por todo el tiempo.
Pero no fue suficiente que el viejo cortesano convenciera al joven de
que era el hijo del Rey; el joven tuvo que ir con su amigo al mismo Rey,
identificarse a s mismo, y reclamar su herencia.
El prncipe as lo hizo.
Esta vez l no dijo: Mrame, me veo como un gitano. Mas bien dijo: Ve
mi gran parecido con el Rey.
Yo soy la imagen y semejanza de mi
Padre. Soy el hijo del Rey, y todo lo que tiene mi Padre es mo. Por
supuesto que el prncipe fue reconocido como el verdadero hijo y heredero,
y tom posesin de su herencia.
El conferencista seal que nosotros tambin, debemos venir
intrpidamente al trono de la gracia, identificarnos a nosotros mismos como
el hijo de Dios, Su exacta imagen y semejanza, y reclamar nuestra
herencia. Reclamar salud, xito, felicidad, empleo!
En la medida en que mantengamos firmemente nuestra verdadera
identidad y reclamemos nuestra herencia, tambin tomaremos posesin de
nuestro legado, de todo lo que es maravilloso y bueno.
Abandon esa conferencia regocijndome de que no hubiera dos de
m, de que en realidad nunca hubiera sido una gitana, nunca en realidad
un mortal, sino siempre la hija del Rey, la inmortal criatura de Dios.
En
ese momento me propuse reclamar mi verdadera herencia en forma
consistente y persistente.
Nunca dejar de estar agradecida porque la
inmortalidad trada a luz me fuera presentada en los primeros tiempos de
mi estudio de la Ciencia Cristiana.
Quiero ahora decirles que he seleccionado el tema Inmortalidad para
esta Asociacin, porque entiendo y siento que todos los Cientficos
Cristianos deben estar ms alertas acerca de su inmortalidad, tener un
entendimiento ms claro de ello y obtener an mayor regocijo en lo
concerniente a este tema.
Se nos dice en la II Timoteo (1:10) que Cristo Jess aboli el
concepto de muerte y sac la inmortalidad a la luz por medio del Evangelio.
Mary Baker Eddy escribe en el Libro de Texto, que Dios destruye el
pecado, la enfermedad y la muerte, y trae a luz la inmortalidad (72:13 La
Verdad destruye la mortalidad y saca a luz la inmortalidad). Sea entonces
nuestra oracin: Que la misma Mente se encuentre esta tarde en nosotros,
tal y como estaba tanto en el Maestro como en nuestra Gua, y que
podamos tener el mismo claro concepto de la inmortalidad que ellos tenan,
de forma que tambin podamos curar, impartir la palabra y ensear como
lo hicieron ellos.
Qu mejor texto podramos hoy utilizar en nuestra bsqueda de
traer a luz la inmortalidad a nuestra conciencia, que el que se haya en la
pg. 242 de La Primera Iglesia de Cristo, Cientfico y Miscelnea, de la
Sra. Eddy, que literalmente es la base de la conferencia de esta tarde y
fue escrito por la Sra. Eddy en respuesta a una carta que le escribieran?
Permtanme primero leerles la carta que le enviaron:
En la tarde de ayer fui catequizado por un Practicista de Ciencia
Cristiana al haberme referido a mi mismo como una idea inmortal de
la Mente divina. l me dijo que mi declaracin estaba incorrecta
debido a que an viva en la carne. Yo respond que no viva en la
carne, sino que la carne viva o mora de acuerdo a las creencias
que yo sustentaba acerca de ella.
He aqu la respuesta de la Sra. Eddy, tal y como fue publicada en el
Sentinel y ms tarde incorporada a Obras en Prosa.
Usted es cientficamente correcto en su declaracin acerca de s
mismo. Nunca podr demostrar espiritualidad hasta que se declare a
s mismo, inmortal, y entienda que lo es. La Ciencia Cristiana es
absoluta, no se haya detrs del punto de la perfeccin, ni avanzando
hacia l; se haya en justo en el punto de la perfeccin, y desde l,
debe ser practicada. A menos que perciba completamente que es el
hijo de Dios y por lo tanto, perfecto, no tendr ningn Principio que
demostrar y ninguna regla para tal demostracin. Con esto no quiero
decir que los mortales son los hijos de Dios, sino todo lo contrario.
En la prctica de la Ciencia Cristiana, usted debe establecer el
Principio correctamente, o renunciar a su habilidad para demostrarla.
Acerca de esta
luego las Obras en
privilegio de publicar el
Cientfico Cristiano del
carta y su respuesta, los albaceas que publicaron
Prosa, puntualizaron: Estamos felices de tener el
extracto de una carta dirigida a la Sra. Eddy por un
Oeste, y la respuesta de nuestra Gua. Lo publicado
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es algo muy importante y sobre esto debe existir absoluta y correcta
enseanza.
Los Cientficos Cristianos somos afortunados de recibir
instruccin de nuestra Gua en este punto.
A menudo me digo que si fuera abandonada en una isla desierta y
pudiera tener solo uno de los prrafos de los escritos de la Sra. Eddy, ste
sera el prrafo que escogera. La razn es que ste es el que nos dice
con exactitud cmo practicar la Ciencia Cristiana. En efecto nos dice cmo
vivirla.
Como sealan los albaceas, la Sra. Eddy est realmente
ensendonos con su respuesta. No somos entonces afortunados en
disponer de tal prrafo como la base de la revelacin de hoy acerca de la
inmortalidad trada a la luz?
De la afirmacin: Nunca podr demostrar espiritualidad hasta que se
declare a s mismo, inmortal, y entienda que lo es, recibimos nuestra
primera directiva, a saber: Declararnos nosotros mismos inmortales! A
pesar de ser esta orden tan directa, cuntos de nosotros hemos declarado
hoy aunque sea una vez, que somos inmortales? Tempranamente en
nuestro estudio de Ciencia Cristiana, aprendemos la importancia de reclamar
todo el bien.
Un excelente ejemplo de cmo trabajar en la Ciencia, nos es
mostrado en la pg. 10: 20 - 25 de La Curacin Cristiana: Si deseis ser
felices, abogad con vosotros mismos en favor de la felicidad; defended el
lado que deseis que triunfe, y tened cuidado de no razonar de ambos
lados, o de abogar ms por el pesar que por la alegra. Vosotros sois los
abogados del caso y ganaris o perderis segn vuestro alegato.
Nosotros somos ahora los abogados para el caso de la inmortalidad
y es nuestra, declarando que as somos. La Sra. Eddy nos dice en el
Libro de Texto que Admitir para s que el hombre es la semejanza misma
de Dios, deja al hombre en libertad para abarcar la idea infinita. Esa
conviccin cierra la puerta a la muerte y la abre de par en par hacia la
inmortalidad. (C & S 90: 24 28) Si lo dicho puede cumplirse solo por la
simple admisin, cunto ms rpido podra ser nuestro progreso si
enfticamente argimos, reclamamos, declaramos y afirmamos nuestra
inmortalidad ahora mismo?
La oracin afirmativa es la ms alta, la ms poderosa forma de
oracin; por lo tanto, dejemos que nuestro primer pensamiento al despertar
por las maanas y el ltimo de la noche, sea uno de afirmacin y regocijo
por ser realmente inmortales.
Cien veces al da establezcamos sintona con el infinito y demos
gracias a nuestro amante Padre celestial, porque somos Sus hijos
inmortales!
Regocijmonos de que no somos una mortal ama de casa lavando
ventanas y puliendo pisos. Qu maravilloso es que somos la hija inmortal
del Rey, viviendo en la casa de Dios, sirviendo con alegra y reflejando al
mximo todas Sus cualidades!
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Regocijmonos de que no somos un periodista mortal describiendo
los defectos de un concepto mortal del universo. Qu maravilloso es que
somos el hijo inmortal del Rey, divinamente empleado en ser el testigo de
la verdad acerca del universo espiritual de Dios!
Declaremos que no somos un agobiado hombre de negocios con
demasiados
problemas,
sintindonos
inadecuados
para
eliminarlos.
Regocijmonos de que estamos divinamente empleados; de que la Mente
infinita est por siempre impartindonos Sus juicios y pensamientos, y
causando cada evento de nuestra carrera para que nos desenvolvamos en
perfecto orden y xito!
Regocijmonos de que no somos una mortal maestra buscando
ensear a un grupo de mortales que nos parecen ser no muy receptivos.
Mejor sepamos que somos el ser sealado, divinamente sustentado para
traer la verdad del Ser a los hijos inmortales de Dios, que siempre son
receptivos a la nica Mente infinita!
No hay nadie que no pueda hallar oportunidades a lo largo del da
para negar la existencia material y regocijarse en la inmortalidad. Al hacer
esto no estamos al igual que el prncipe del cuento, identificndonos como
el hijo del Rey y reclamando nuestra verdadera herencia de inmortalidad?
Nuestra segunda directiva en este hermoso prrafo, es entender que
somos inmortales.
Antes an de contemplar lo que constituye la
inmortalidad, reclamemos un entendimiento de ella, siguiendo la declaracin
en la que la Sra. Eddy seala que la admisin de que el hombre es la
propia semejanza de Dios, nos abre ampliamente la puerta hacia la
inmortalidad.
Ella contina diciendo que: La comprensin y el
reconocimiento del Espritu tienen que venir finalmente... (C & S 90: 28 29).
As, de nuevo, est nuestra Gua impartindonos coraje para reclamar ahora
aquello que es correcto y bueno; y al hacerlo, estaremos verdaderamente
abriendo la puerta a un mayor entendimiento.
De manera que aunque nos convertiremos en investigadores
cientficos y cavaremos hondo acerca del tema de la inmortalidad, tambin
admitiremos, reclamaremos y declararemos que ahora mismo la entendemos.
Reclamar que entendemos la inmortalidad sobre la base del divino
entendimiento que es nuestro entendimiento, es nuevamente reclamar
nuestra herencia verdadera y deja el camino franco para que la
inmortalidad sea trada a luz en nuestra conciencia.
El Diccionario Nuevo Colegiado de Webster, define la inmortalidad
como: cualidad, o el estado de ser inmortal; la existencia sin fin. Un ser
inmortal es, entonces, descrito como nomortal, noperecedero, y por lo
tanto, no sujeto al concepto muerte.
Cristo Jess persistentemente predic la inmortalidad; l
origen espiritual con declaraciones tales como: Sal del Padre,
al mundo. (Juan 16: 28) Jess estaba alerta respecto a su
cuando dijo: Antes que Abraham fuese, yo soy. (Juan 8: 58)
habl de su
y he venido
preexistencia
Expres su
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conocimiento de la existencia espiritual cuando dijo: Yo y el Padre uno
somos. (Juan 10: 30) Reconoci la continuidad de la vida despus de su
transitar sobre la tierra cuando dijo: Subo a mi Padre y a vuestro Padre,
a mi Dios y a vuestro Dios. (Juan 20: 17) Jess nunca vio a nadie
muerto, sino durmiendo; l dijo de la hija de Jairo: Por qu alborotis y
lloris? La nia no est muerta, sino duerme. (Mar. 5: 39) Y de Lzaro:
Nuestro amigo Lzaro duerme; mas voy a despertarle. (Juan 11: 11) En
ambas instancias l prob la nada de la muerte y la realidad e
inmortalidad de la vida.
La Sra. Eddy es tambin consistente en ensearnos que el hombre
es inmortal.
Esto podra resumir mejor nuestro entendimiento de que el
origen del hombre es Dios; de que nuestra vida es espiritual y eterna; que
un postulado al cual la Sra. Eddy llama una de las piedras principales del
templo de la Ciencia Cristiana, expresa: Que la Vida es Dios, el bien, y
no el mal; que el Alma es incapaz de pecar y no ha de encontrarse en el
cuerpo; que el Espritu no est materializado ni puede ser materializado;
que la Vida no est sujeta a la muerte; que el hombre espiritual y
verdadero no tiene nacimiento, vida material, ni muerte.. (C & S 288: 21 26)
Es entonces con el postulado de que el hombre espiritual no tiene
nacimiento, con el que comenzaremos nuestra contemplacin o investigacin
sobre el tema de la inmortalidad.
Ciertamente que deberemos comenzar con el hecho de que el
hombre jams ha nacido en la materia. Demasiada gente, incluyendo a los
Cientficos Cristianos, dicen que estn trabajando para mantenerse lejos de
la muerte. En verdad, no estn comenzando por el extremo equivocado
del problema? Si se estuvieran regocijando porque nunca tuvieron la
experiencia del nacimiento material, estaran comprendiendo el hecho de que
aquello que nunca naci, nunca podr morir.
La mayor mentira errnea que hay acerca del hombre, es que ste
tiene origen material; debemos entonces negar esta especfica mentira, ms
que cualquier otra.
En el Libro de Texto la Sra. Eddy nos da una interpretacin notable
de los versculos del Captulo 10 del Apocalipsis: Vi descender del cielo a
otro ngel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y
su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. Tena en
su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el
izquierdo sobre la tierra. (C& S 558: 3 7)
Acerca de esta interesante visin, ella escribe: Ese ngel tena en
su mano un librito abierto para que todos lo leyeran y comprendieran.
Contena ese mismo libro la revelacin de la Ciencia divina, cuyo pie
derecho, o poder dominante, estaba sobre el mar sobre el error elemental
y latente, el origen de todas las formas visibles del error? El pie izquierdo
del ngel estaba sobre la tierra, esto es, un poder secundario se empleaba
contra el error visible y el pecado audible. (C & S 559: 1 8)
Cuando negamos las dolencias, las carencias, la enfermedad, el
pecado, etc., en realidad nuestro trabajo est hecho en menos de su mitad
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y no debemos olvidar manejar y reducir a su nada original, a travs de
una clara comprensin de la totalidad de Dios, el error elemental latente,
causa de todas las formas visibles de error. Ahora bien, qu es este
error elemental? Este no es, no puede ser nada ms que: la creencia de
que el hombre alguna vez naci en la materia. Recordemos que el ngel
sinti que era importante colocar el pie derecho o poder dominante, sobre
la fuente de todas las formas visibles de error, como el nacimiento material.
Si el ngel slo se hubiera parado sobre un pie, habra estado en mejor
equilibrio, porque esto hubiera significado que no haba error latente
elemental, y en consecuencia, el que el hombre hubiera alguna vez nacido
en la materia, no podra ser nunca una forma visible de error.
No tendramos, por tanto, un cuerpo fsico con enfermedad; ningn
sentido material nos podra comunicar dolor alguno; no habra otros mortales
con los cuales estar en conflicto; ninguna materia en la cual acumular
error; ni mente mortal por la cual estar preocupado o temeroso. Cmo es
entonces de bueno que el pie derecho de la verdad omnipotente est
apoyado sobre el error latente del nacimiento material, cuando sabemos que
el hombre es inmortal y entendemos que en verdad lo es.
La Sra. Eddy tiene muchos hermosos pasajes dedicados a sealar
que el hombre nunca ha nacido. Una de tales declaraciones me trajo
curacin y me ayud a ver, que como yo no haba sido materializada o
mortalizada, no podra estar envuelta en un accidente. Yo haba cado
desde una gran altura sobre un peasco. Volvindome hacia Dios por
socorro, record esta declaracin: El hombre no puede caer de su estado
elevado (C & S 258: 27). Al hallar este pasaje en el Libro de Texto, aprend
que solamente debido a que yo nunca haba nacido, resultaba imposible
para mi caer de lado alguno. Probablemente estemos familiarizados con la
afirmacin que dice: No habiendo nacido jams y jams habiendo de morir,
le sera imposible al hombre, bajo el gobierno de Dios en la Ciencia eterna,
caer de su estado elevado. (C & S 258: 28 31) Aquello que parece nunca
haber nacido, nunca ha tenido una concepcin material, me cuestion; y la
respuesta me vino tal y como si me hablara Dios: Tu hermana nmero
diez y siete nunca naci.
Al principio qued un poco sorprendida por esta rplica, pero a
medida que pensaba en ella, pude ver claramente que como mi hermana
nmero diecisiete nunca haba nacido en la materia, nunca habra tenido
un cuerpo fsico que cayera, y no habra habido forma alguna de haberle
provocado una cada. Comprend el hecho de que ella nunca haba dejado
el cielo para estar en la tierra y nunca haba sido mortalizada o
materializada. Ella estaba todava viviendo en Dios y nunca podra haber
cado. Su ser era espiritual y por lo tanto, inmune a lastimaduras o
contusiones. La nica sustancia que alguna vez la haba tocado, era el
Espritu; por tanto, ah no haba causa alguna de lastimadura.
Entonces sent el regocijo de saber que lo que era verdadero para mi
hermana nmero diecisiete, tambin era verdadero para mi, porque yo
tampoco haba nacido jams en la materia. Esta iluminacin espiritual de
mi identidad verdadera fue ms tarde reforzada por referencia acerca de
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nuestra inmortalidad, hecha por nuestra Gua en Ciencia y Salud: La
Ciencia divina disipa las dudas del error con la luz de la Verdad, levanta
el teln y revela que el hombre nunca ha nacido y nunca muere, sino que
coexiste con su creador. (557: 20 23)
Naturalmente, la curacin fue instantnea y completa. Qu mejor
descripcin podramos encontrar del hombre como inmortal, que la dada en
Hebreos 7: 3 Sin padre, sin madre, sin genealoga; que ni tiene principio
de das, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios! Ustedes
son el hombre inmortal ahora, y a travs de la iluminacin de la Ciencia
Cristiana lo entendemos, lo reclamamos y nos regocijamos en ello.
Esta epstola a los Hebreos nos acerca a una cuestin importante;
estamos de acuerdo en negar el parentesco mortal tal y como lo sugiere
el apstol? As deberemos hacerlo si vamos a ser consistentes en
reclamar inmortalidad, pues cmo podemos declarar que somos los hijos
de Dios y agregar luego que hemos nacido de padres materiales?
Recordemos que no puede haber dos de nosotros a la vez el hijo del Rey
y el gitano sino que solo hay una sola identidad y esta nica es, la de
hijo de Dios. Jess nos dio el ejemplo cuando neg a sus padres
materiales. l reclam a Dios como su Padre a la tierna edad de doce
aos, cuando dijo a Mara y a Jos: No sabais que en los negocios de
mi Padre me es necesario estar? (Luc. 2: 49) Tambin se deslig de toda
relacin material cuando seal: Quin es mi madre, y quienes mis
hermanos...? ...Todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que est en
los cielos, se es mi hermano, y hermana, y madre. (Mat. 12: 48 50)
Estamos siendo fros, crueles, desamorados cuando negamos a
estas personas queridas a quienes hemos llamado nuestros padres y
negamos que hayan sido la fuente de nuestro ser? No! Ms bien los
estamos bendiciendo, pues en lugar de verlos como mortales nacidos en la
mortalidad, sujetos al pecado y la enfermedad, los bendecimos como los
inmortales hijos de Dios, espirituales, perfectos, sujetos solamente a las
leyes de Dios.
Sepamos que mujeres han sido sanadas en la Ciencia de dolencias
tales como rganos desplazados, venas varicosas y otros problemas
atribuidos al nacimiento de nios, solo por negarse a aceptarse a s
mismas como mortales que estn dando lugar a nacimientos materiales;
regocijndose en cambio, de que sus hijos son la expresin inmortal del ser
de Dios y no teniendo otro origen. Problemas de eccemas, asma o
diabetes, estn lejos de desarrollarse en familias donde los hijos y padres
por igual aceptan a Dios como nico Padre, el nico creador.
El amor no es prdida... En efecto, es una vigilancia de la presencia
de un amor mayor; el Amor que es el liberador. Todo cuanto se pierde es
la maternidad abrumadora, encadenada, el restrictivo sentido humano de
amor.
Una ley de curacin para cualquier problema de herencia, ya sea
una enfermedad o la disposicin de rasgos de carcter, es la verdad de
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que Dios es el nico Padre. Nunca nacido de padres materiales, el hombre
no puede heredar cualidades o condiciones de una raza mortal. Nacido
solamente de Dios, slo puede heredar las cualidades o condiciones
derivadas de la deidad.
Un hombre trajo curacin para s, para su padre y para su hijo,
cuando desconoci toda relacin mortal con su padre e hijo. Estableci
que por ser los tres, hijos de Dios, slo tenan como herencia, las
cualidades de Dios. Esto significaba que l no poda haber heredado asma
de su padre, ni tampoco su hijo podra haberla heredado de l. Los tres
razonaron que ninguno de ellos haba heredado las tendencias humanas de
temor, frustracin o conflicto emocional que contribuyen a la creencia en el
asma; ms an, l vio que debido a que no existe cosa tal como
relaciones mortales, no poda haber una disminucin del sentido del amor,
el cual es tan a menudo sealado en relacin con el asma. En cambio,
se regocij en que cada uno reflejaba el generoso, liberador amor de Dios.
Su larga bsqueda de curacin fue completada rpidamente por la
comprensin de la simple verdad de que Dios es nuestro nico origen y
creador; nuestro Padre Madre.
Viendo a los dems como hijos de Dios, y, por tanto, todos
hermanos y hermanas en un universo espiritual, los padres nunca sern
una carga puesta sobre los hijos, ni tampoco los hijos sobre los padres;
todo estar entera y completamente a cargo de Dios, independientemente
de lo concerniente tanto a la falsa responsabilidad como a los lazos de
uno hacia otro y todos feliz y armoniosamente as relacionados.
A propsito de esto, qu edad tiene usted? Si yo pusiera a cada
uno de ustedes en el estrado de los testigos ahora mismo, con la promesa
de decir la verdad, solo la verdad y nada ms que la verdad, cul sera
entonces su respuesta? Qu hermoso es saber que usted no tiene edad!
No habiendo jams nacido, usted no puede tener ni un solo da de edad,
y mucho menos treinta, cuarenta o sincuenta aos! Qu edad tiene su
hermana nmero diez y siete?
No habiendo nacido nunca, tendra das
o aos de los que llevar la cuenta? Claro que no!
Y usted tampoco!
La verdad acerca de la edad del hombre es que l est para
siempre en el punto del recin iniciado; es para siempre, inmediata e
instantneamente, el efecto del Ser de Dios. Al igual que un rayo de sol,
que puede haber estado ah por millones de aos, es lo que el sol ha
dispuesto que sea en este mismo momento; as el hombre, el reflejo de
Dios, la expresin del Ser de Dios, es en este mismo instante, slo lo que
Dios ha causado que sea.
No se maravillen de que el hombre sea eterno; l, al igual que el
rayo de sol, est por siempre crendose nuevamente en perpetua
renovacin. Y an cuando el hombre es instantneo e inmediato, l es
maduro, la completa, perfecta imagen y semejanza de Dios, reflejando al
mximo la totalidad de las cualidades de Dios, y en perfecto equilibrio.
Esto es lo que la Sra. Eddy quiere decir cuando compara la vida con
el sol, y al hombre como su eterno medio da. No hay una culminacin
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debida a una acumulacin de aos, sino por causa de la totalidad de lo
completo de la reflexin.
De qu mejor manera podra ser expresado
nuestro verdadero nacimiento espiritual, que por medio de esta hermosa cita
de Ciencia y Salud (507: 29 31): La creacin est siempre manifestndose
y tiene que seguir manifestndose perpetuamente, debido a la naturaleza de
su fuente inagotable?
No teniendo edad, le es imposible al hombre pagar castigos
vinculados con la edad. La verdad fundamental sobre el no- nacimiento,
cierra la puerta a las llamadas enfermedades de la niez. Existir un
pensamiento bien dispuesto hacia el sarampin o la rubola, cuando una
familia se est regocijando de que el hombre no tiene edad o cuando los
padres no estn pensando de sus pequeos que son infantes desvalidos o
chiquitines vacilantes, sino que ven en ellos la madura idea de Dios?
Los problemas de la piel, generalmente asociados a la etapa de la
adolescencia, ceden prontamente a la gloriosa verdad de que el hombre no
habiendo nacido nunca, carece de un solo da de edad y por lo tanto,
mucho menos tendr diecisiete aos de edad. Ciertamente que alguien que
se regocija persistentemente sabindose inmortal y entendiendo que lo es,
no puede caer bajo ninguna condena debida a cambios de vida; como
nunca ha nacido, no tiene ni un solo da de edad, y mucho menos sincuenta aos de edad. Sabiendo que la vida es Dios, siempre incambiable,
siempre sin tiempo, l debe necesariamente demostrar perfeccin y armona
permanentes.
An los supuestos problemas que vienen a los sesenta y cinco aos
de edad, son rpidamente resueltos cuando nuestra inmortalidad sin edad
es reclamada. Una amiga ma se encontraba bastante pre-ocupada porque
su padre haba sido obligado a retirarse de su actividad a la edad de
sesenta y cinco aos. Este seor haba sido una persona muy activa, y su
hija tema que la inactividad pudiera resultar en problemas.
Cuando su
atencin se enfoc sobre el hecho de que el hombre es inmortal y por lo
tanto sin edad, ella se regocij a lo largo de estas lneas, comprendiendo
el hecho de que su padre nunca haba nacido, y por lo tanto, no poda
tener sesenta y cinco aos de edad. Supo que era entonces, inconcebible
que su padre tuviera que pagar una condena por aquello que nunca haba
existido; ms an, pudo ver que Dios jams retira a sus hijos, sino que
continuamente los emplea al mximo de sus posibilidades.
Un da su
padre se encontr con un amigo, quien le pregunt cmo le iba. Su padre
respondi que estaba bien, pero que estara mejor si trabajara. El amigo
dijo: Bueno, conozco gente a quienes les encantara emplear a una
persona como t.
En el correr de la semana ya estaba trabajando su
padre, realizando un trabajo de precisin y aunque haba sido el jefe de
departamento de una empresa grande durante muchos aos, estaba
ganando ms dinero ahora en el nuevo empleo. En ese momento faltaban
solo tres semanas para navidad, pero para esa fecha, junto con los otros
empleados, recibi regalo de la compaa.
No debemos entonces estar llenos de agradecimiento porque
sabemos y entendemos nuestra inmortalidad, y por tanto no tenemos que
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aceptar condena alguna de vida a ninguna, ninguna edad? Qu hermoso
y liberador es que ninguno de nosotros deba volverse anciano y pagar
penalidades a ninguna edad!
Nosotros somos ahora, y seremos por siempre, la inmediata
expresin del Ser de Dios, manifestando Su libertad, Su fortaleza, Su
inteligencia, Su divina actividad ejercida al mximo, porque somos
inmortales, y lo comprendemos as.
Qu debemos entonces hacer respecto a los cumpleaos? La Sra.
Eddy nos dice en Ciencia y Salud: (246: 10 11) El medir la vida por los
aos solares roba a la juventud y afea a la vejez.
Dice que jams
llevemos cuenta de edades; que las estadsticas de nacimientos y muertes,
son otras conspiraciones dispuestas contra hombres y mujeres.
Seamos
entonces, consistentes acerca de este punto, de que nunca hemos nacido!
En lugar de expresar con un suspiro: Nosotros no podemos pagar la
condena de vida al nacimiento, dado que ste nunca sucedi, y en el
prximo, reclamar un cumpleaos o desearle a otro: que los cumpla feliz.
Por que celebrar aquello que nunca sucedi?
Permtanme hacerles
algunas preguntas, al igual que las hace la Sra. Eddy en Miscellany: (235:
15) Es Dios infinito? S! Ha hecho Dios al hombre? S! Ha hecho
Dios todo cuanto ha sido hecho? S; l lo hizo! Es Dios Espritu? S,
lo es! Ha hecho el Espritu, infinito a aquello que no es espiritual? No!
Quin o qu hizo la materia? La materia, como sustancia o inteligencia,
nunca fue creada. Es el hombre mortal, un creador, o es l materia o
espritu? Ninguna de estas cosas! Por qu? Porque el Espritu es Dios
y es infinito; por tanto, no puede existir otro creador y ninguna otra
creacin.
El hombre no es sino Su imagen y semejanza.
Es usted un Cientfico Cristiano? S, lo soy! Adopta usted como
verdad las declaraciones que anteceden? S, las acepto! Entonces, por
qu esa conmemoracin sin sentido, de cumpleaos, ya que no hay ninguno
que festejar?
La gente a menudo pregunta: Y qu ocurre acerca de los regalos
de cumpleaos, que son una expresin de amor?
Todos nosotros
estamos felices de darlos y nos encanta la idea de que alguien nos los
d, pero por qu adjuntar estigmas de ficcin o irrealidad, una mentira a
un regalo? Algunos dirn: Yo no pienso en ello como en una parte de mi
edad, sino solo como mi da especial. Ahora bien, por qu colaborar en
cavar una tumba, adjuntando la palabra cumpleaos a un regalo?
Ciertamente, todos tenemos derecho a un da especial y queremos tener
uno, pero por qu seleccionar para ello el llamado cumpleaos? Por
qu no elegir otro da si queremos llamarle a este nuestro da?
Una
pareja que
conozco
maneja
inadvertidamente
el
tema
cumpleaos. Hacen que estos das pasen sin ningn reconocimiento, y
mucho menos como una celebracin; en su lugar celebran el da de San
Valentn, y en l expresan amor de todos modos. Para este da planifican
sus eventos de celebracin, se dan regalos, y realmente hacen que sea un
da muy especial para los dos.
11
Ha notado alguna vez cmo es bien fcil visualizar a su compaero
como perfecto, cuando est conciente del hecho de que l nunca ha
nacido? As lo fue una vez en mi experiencia, cuando para m pareca
imposible ver la irrealidad de las condiciones mortales, sin el amor de un
individuo, y en su lugar ver solamente en l, las cualidades de Dios.
Encontr entonces en Ciencia y Salud: ... levantad el teln (sobre)... el
hombre como nunca... nacido. (557: 21 22) As que baj el teln sobre la
escena de un celoso, egosta y mentiroso mortal, y encar la escena que la
Ciencia me present.
Cuando mi compaero me fue revelado como tranquilo y calmo en
Dios, me fue notablemente fcil verlo como pleno de amor, honesto, sin
temor, compasivo y generoso.
Luego viv con este concepto, el concepto
verdadero, y no necesito decirles que la relacin se volvi totalmente
armoniosa.
Djenme entonces sugerirles que si hay alguien en su experiencia a
quien es difcil verlo como perfecto, bajen sobre esa imagen mortal, el
teln y permitan que la Ciencia levante sobre l, el teln que lo muestra
como el hombre que jams ha nacido.
Yo les puedo garantizar que
entonces no vern al individuo como un gitano, sino como al hijo del Rey.
En la comprensin de que nunca hemos nacido, tenemos que
aceptar el glorioso hecho de que nunca, pero nunca, hemos dejado los
cielos para venir a la tierra!
En verdad estamos todava viviendo y movindonos y teniendo
nuestro ser en Dios, por lo tanto nuestro universo es el universo de la
conciencia divina; nuestra historia es la eterna historia de que: Todo es
Mente infinita y su manifestacin infinita... (C & S 468: 11 12) Esta
poderosa verdad revela que no hay nada que nos afecte, que nos
condicione o nos influencie, salvo Dios! En el reino de la conciencia en
que habitamos, no hay un relato de Adn y Eva que coloque una
maldicin sobre nosotros; no existe caos; ninguna destruccin; ninguna
prdida; ninguna limitacin; y ningn conflicto que nos lastime; no hay
falsas teologas que caigan sobre nosotros o interfieran con nuestro bien
estar... ya sea que se llamen catolicismo, luteranismo, o comunismo.
No existen leyes mdicas que nos aprisionen, y por sobre todo, NO
HAY NINGUNA MENTE MORTAL QUE NOS HAGA TEMER, ODIAR, NOS
PREOCUPE, NOS TIENTE, NOS D ENVIDIA, O PERMITA CONVIVENCIA,
MENTIRA, MENOSPRECIO y cosas como stas. Partiendo de que no hay
mente mortal, no puede haber ningn mesmerismo, magnetismo animal,
hipnotismo, o similar, que nos controle.
Todo desamor, as como las fuerzas destructivas conectadas con un
universo material y una historia mortal, son barridas completamente fuera;
reveladas como absolutamente inexistentes, frente a la verdad inmortal de
que el hombre, nunca ha tenido nacimiento en la materia.
Es muy bueno comprender que no slo somos inmortales ahora
mismo, sino que siempre ha tenido que ser as. Nunca ha existido un
12
comienzo para esta inmortalidad, y jams ha habido interrupcin alguna de
esta verdad por medio de una existencia material.
En respuesta a la pregunta de Dios a Job(38: 4, 7): Dnde estabas
t cuando yo fundaba la tierra; cuando alababan todas las estrellas del
alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios? Podemos contestar:
Estbamos ah, cantando juntamente con las estrellas del alba, y tambin
junto a aquellos hijos de Dios colmados de regocijo.
Jess estaba consciente de su preexistencia espiritual cuando expres
la gran oracin (Juan 17: 5): Ahora pues, Padre, glorifcame T al lado tuyo,
con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. Cun fcil
es ver que no puede existir ninguna enfermedad, ningn pecado, y an
ninguna creencia en el nacimiento, antes que el mundo fuese. Dios fue el
nico origen, el nico creador. l glorific al hombre con Su propia
emanacin, Su propia realidad, Su propia sustancia, Su propia conciencia, Su
propio Ser y accin, Su propia ley, Su propio amor, Su propio conocimiento
y entendimiento.
Esto mismo es verdadero hoy en da, pues nunca ha existido un
mundo material ni tampoco un relato de existencia material, capaz de
interrumpir la inmortalidad.
La Sra. Eddy escribe en Escritos Miscelneos,
que El conocimiento firme y verdadero que posea el manso Nazareno en
cuanto a la preexistencia, a la naturaleza e inseparabilidad de Dios y el
hombre fue lo que le hizo poderoso (189: 8-11). De nuevo en esta obra
ella establece: Los mortales perdern su sentido de mortalidad
enfermedad, dolencia, pecado y muerte en la proporcin en que adquieran
el sentido de la preexistencia espiritual del hombre como hijo de Dios;
como linaje del bien y no de lo opuesto a Dios el mal, o un hombre
cado (181: 27-32).
Es muy importante estar totalmente seguro de que cuando usamos el
trmino pre-existencia, no estemos pensando en una vida espiritual que
haya precedido a una vida material.
Muchas religiones ortodoxas ensean
que nosotros dejamos el cielo para venir a la tierra, habiendo as vivido
espiritualmente antes de esta existencia material. Otras ensean acerca de
una existencia material anterior y otra existencia material ahora.
La Ciencia desaprueba estos conceptos equivocados con la verdad
de la inmortalidad ininterrumpida. La existencia espiritual es ahora, al igual
que la existencia espiritual era nuestra antes que el mundo fuese. Nunca
hubo ninguna cosa sino la existencia espiritual.
Por lo tanto, la nica
preexistencia debe ser espiritual.
Antes de venir a la Ciencia yo tena cierta certeza de que debamos
haber vivido anteriormente.
Mi concepto de preexistencia era de una
experiencia material anterior. Estaba deseosa de aceptar la inmortalidad, la
vida eterna, pero senta que all tambin tendran que haber perodos de
mortalidad.
Al final de mi clase de Instruccin, cada uno de nosotros
tena permiso de hacer a nuestro maestro, John Randall Dunn, una
pregunta.
l haba hecho nfasis en el punto de que la nica
13
preexistencia era espiritual, pero yo todava no estaba convencida. As que
mi pregunta fue: Si nosotros no hemos tenido una existencia material
anterior a sta, por qu es que a Dorothy Rieke se le ha concedido el
privilegio de nacer en Amrica, de contar con educacin, y an ha sido
bendecida con una clase de Instruccin, mientras que un hind, nacido en
la India, vive en la pobreza, entre la suciedad, nunca podr elevarse por
encima de su sistema de castas y mucho menos en su educacin, y jams
oir acerca de la Ciencia Cristiana? Y todava agregu: Si nosotros no
tuvimos una experiencia humana previa que ejerza influencia en este estado
de nuestra experiencia presente, por qu existen tales diferencias en
nuestras circunstancias?
La respuesta del Sr. Dunn fue muy sabia: Ambas son... tan solo
sueos.
Entonces pude ver que mi razonamiento concerniente a la
preexistencia haba sido incorrecto porque no se haba basado en el
hecho cientfico.
Yo haba razonado que como estbamos
experimentando una existencia material ahora, seguramente entonces nuestra
preexistencia deba haber sido tambin material.
A fin de razonar correctamente, nos dice la Sra. Eddy (C & S 492: 37), debiera haber un solo hecho ante el pensamiento, a saber: la
existencia espiritual. En realidad no hay otra existencia, ya que la Vida no
puede estar unida a su desemejanza, la mortalidad.
Cuando yo niego los sueos presentes de una existencia mortal,
puedo ver rpidamente que nuestra preexistencia fue la misma que lo que
es ahora espiritual, perfecta, ininterrumpida, inmortal.
Durante todo el
tiempo, tanto el hind como yo misma, nunca hemos tenido una historia
material.
O sea, que durante todo este tiempo, ambos hemos estado
viviendo en Dios, ambos bendecidos sin limitacin alguna por todos Sus
infinitos recursos, y ambos totalmente conciente de nuestra espiritualidad e
inmortalidad, as como de nuestra unicidad con el Padre.
Con la finalidad de estar segura que recibiramos la correcta
impresin de ininterrumpida inmortalidad, cuando hablamos de preexistencia,
la Sra. Eddy la liga con la palabra coexistencia.
Oigamos el uso
inspirado que ella hace de estos trminos en Escritos Miscelneos: La
Ciencia invierte el testimonio del sentido material con el sentido espiritual
de que Dios, el Espritu, es la nica sustancia; y que el hombre, Su
imagen y semejanza, es espiritual, no material.
Esta gran Verdad no
destruye sino que confirma la identidad del hombre junto con su
inmortalidad y preexistencia, o su coexistencia espiritual con su Hacedor.
(47: 21-27)
Habiendo concordado que somos inmortales ahora, y siempre lo
hemos sido, es el trmino coexistencia, el ms correcto para utilizar?
Ms bien que sugiriendo acerca de un pasado, un presente y un futuro,
coexistencia nos trae a luz la ininterrumpida inmortalidad del eterno ahora.
Habiendo acordado que somos inmortales ahora y siempre lo hemos
sido, contemplemos el hecho de que siempre seremos inmortales. Aqu es
donde la mayora de las religiones Cristianas estn de acuerdo, es decir,
que nuestro futuro incluye la inmortalidad. Pero ellos difieren de la Ciencia
14
Cristiana en lo siguiente: afirman que debemos morir para poder hallar
inmortalidad; en tanto que nosotros entendemos que debemos continuar
viviendo para seguir demostrando inmortalidad.
Partiendo de que la Vida es Dios y que Dios es la nica Vida, esa
Vida, es nuestra Vida; esa Vida no sabe de ninguna muerte ni an de
una fase llamada fallecimiento.
Cristo Jess ense, predic y vivi la
verdad de que la Vida es eterna, y de que no hay muerte.
Es en el
episodio de Lzaro donde omos la gloriosa promesa: Yo soy la
resurreccin y la vida; el que cree en m, aunque est muerto, vivir.
Y
todo aquel que vive y cree en m, no morir eternamente. Crees esto?
(Juan 11: 25-26)
La resurreccin de Jess de la muerte y su ascensin, fueron
pruebas abrumadoras de que el hombre es eterno.
Una y otra vez en
sus escritos, nuestra Gua nos muestra la irrealidad, la completa inexistencia
del proceso muerte.
Incontables son las ocasiones en que ella declara:
No hay muerte.
Ciertamente queda claro que no debemos temer a la muerte como a
un enemigo, ni tampoco darle la bienvenida como a un amigo sino solo
observarla como una absoluta
nada, y por lo tanto, completamente
inexistente.
Qu hermoso es saber que nuestro entendimiento espiritual, nuestra
salud, nuestra inmortalidad, no es ayudado por un amigo llamado muerte,
y, por tanto, no hay ningn falso amigo a quien dar la bienvenida.
Nuestra salud, entendimiento espiritual e inmortalidad son de Dios, y por
siempre continuarn manando de su fuente inagotable.
Cmo hemos estado viendo a la muerte: como a un amigo, como a
un enemigo, o como a una absoluta nada?
En febrero de 1952 apareci
un artculo en la revista Selecciones, y se trata del resumen del libro La
Voluntad de Vivir del Dr. Arnold A. Hutschenecker.
Mucho de lo que
este caballero sustent fue aproximadamente cientfico en su evaluacin.
Yo qued muy impresionada acerca de lo que este iluminado mdico tena
que decir, apuntalando absolutamente el hecho de que ninguna persona
mora, a menos que as lo hubiera planeado.
Bien, qu es lo que estamos planeando?
Estamos planeando
sobre vida, o haciendo planes sobre la muerte?
Tengamos cuidado;
algunas veces el planear puede llegar a ser muy sutil.
Podemos
bizarramente exclamar: Yo nunca voy a morir.
Pero, compramos ya el
lote en el panten?
Hemos hecho testamento?
Contamos con seguro
de vida? Tenemos la casa en orden de modo que si morimos de pronto,
otros no tengan problemas con el estado en que la encuentren? El citado
Dr. Hutschenecker hace esta trascendente observacin: Cun a menudo
hallamos que una vctima de un repentino e inesperado ataque al corazn
haba estado consultando a su abogado acerca de su testamento o
recientemente haba contratado seguro de vida!
15
No tiene mucho que me descubr a m misma dicindome: Creo que
nunca ms ver una guerra; ms pronto me dije: Espera un momento,
qu es lo que ests pensando, que no vivirs para ver otra guerra, o que
tan solo no habr ms guerras? Como me encuentro planeando sobre la
vida, no podra posiblemente admitir que deba morir antes de que otra
guerra ocurriera en un universo material.
No tuve mas que regocijarme de que no podra existir ninguna
guerra en el dominio de la divina conciencia, con la cual coexisto
eternamente.
Conozco un caso en el que a pesar de la ayuda dada por devoto,
sincero y consagrado Practicista, el individuo falleci.
Cuando los amigos
concurrieron al servicio funerario, la familia orgullosamente despleg una
carta que la paciente haba escrito muchos meses antes de fallecer.
En
verdad la carta haba sido bellamente escrita y en ella se expresaban
tiernos sentimientos, pero esta paciente haba planeado seguramente sobre
su muerte, y hasta haba escrito una carta con tal finalidad.
Todos
pensaron que era una hermosa carta; yo no pens eso. Consider que la
paciente podra haber hecho un mejor uso de su tiempo cooperando con el
Practicista y haciendo planes sobre su vida, en lugar de planear sobre su
muerte.
En ocasiones escuchamos la pregunta: Qu es lo que ocurre con
los Practicistas?
Por qu fallan tantos Cientficos Cristianos?
He aqu
tenemos una respuesta: demasiados se encuentran planeando sobre su
muerte.
Empecemos aqu y ahora mismo a planear sobre la vida y
vivamos abundantemente. Dejemos de ahorrar dinero para dejrselo a los
hijos. Es eso una forma de planear sobre la vida?
Vivamos ahora.
Utilicemos nuestros recursos ahora.
Sepamos que el mismo Padre
celestial provee para nosotros abundantemente y sin limitacin, al igual que
para todos nuestros pequeos.
Y lo har, tal como lo ha hecho desde
antes que el mundo fuese.
En la pgina 427: 14-15 de Ciencia y Salud, la Sra. Eddy dice: La
muerte no es sino otra fase del sueo de que la existencia pueda ser
material.
Por lo tanto, la muerte es nada.
Es ilusin.
Es slo parte
de la fbula de Adn y Eva y su historia de que el hombre pueda haber
nacido en la materia, vivir en la materia y morir en la materia.
Pero una
fbula... es slo eso: una fbula.
Nosotros podemos relegar todas las
fases de la vida en la materia al reino de la pura ficcin. Pero en el
reino de la ficcin, la muerte es nada, ninguna cosa.
An aquellos que
piensan que han fallecido en el sueo de Adn acerca de la existencia
material, sern los primeros en decirnos que realmente nada ha pasado.
Para m result un privilegio participar en un panel de discusin en
la Universidad de Indiana, durante la Semana de la Religin en la Vida,
hace ya un par de aos.
Varias religiones diferentes estaban
representadas en mi panel, incluyendo a un rabino judo as como a un
ministro metodista.
En determinado momento yo afirm que en verdad
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Dios estaba empeado en que furamos felices.
El rabino objet esto
seriamente, pues senta que a veces ramos muy infelices; ms an,
plenos de tanto pesar. Adems, senta que la voluntad de Dios era que
estuviramos as.
Nos dio como ejemplo la posibilidad de que un hombre muriera en el
momento en que estaba edificando un magnfico edificio.
Afirm su punto
de vista de que era lamentable que el hombre no hubiera podido llevar a
cabo aquello que haba comenzado.
Y nos pregunt: no deberan los
allegados, amigos y familiares estar muy tristes por l?
Ni siquiera tuve
oportunidad de responderle, pues el ministro metodista dijo rpidamente
estas palabras: Yo no concuerdo con usted.
Si bien no puedo probarlo,
siento que aquel hombre continuar edificando. En ese momento son la
campana y no hubo ms oportunidad para discutir.
Yo estuve realmente muy agradecida que la discusin finalizara con
aquella nota.
Ah haba un ministro del Evangelio deseoso de sealar la
imposibilidad de que la nada de la muerte se extendiera a impedir que un
individuo pudiera llevar adelante la tarea que tena entre manos.
La Sra. Eddy seala que la muerte no introduce ningn cambio
radical en la experiencia del hombre, y que ste sigue adelante con su
obra.
Cuando habla del fallecimiento de Joseph Armstrong en La Primera
Iglesia de Cristo, Cientfico y Miscelnea, dice: El finado y lamentado
hermano Cientfico Cristiano y editor de mis libros, Joseph Armstrong,
C.S.D., no est muerto ni tampoco duerme, ni descansa de sus tareas en
la Ciencia divina; y sus obras le seguirn.
El mal no tiene poder para
herir, para rendir o para destruir al hombre real espiritual.
l es ms
sabio, ms saludable y feliz que ayer. El sueo mortal de vida, sustancia
o mente en la materia, ha sido reducido; y la recompensa del bien y el
castigo del mal, y el despertar de su sueo-Adn del mal, ternimar en la
armona.... el mal impotente y Dios, el bien, omnipotente e infinito. (296: 1020)
En los archivos de La Iglesia Madre hay una carta conocida como la
carta de Riley.
Es una respuesta dirigida a una familia de nombre Riley
que haba perdido a un hijo.
En ella, la familia declara que haban
percibido como realidad, que no hay sino una nica Vida, que esa Vida no
tiene comienzo ni tampoco final; pero qu pareca ocurrirle a un individuo
cuando muere?
Al compartir el contenido de la respuesta de la Sra.
Eddy, no la estoy citando exactamente, pero s que lo siguiente es del
todo correcto, casi palabra por palabra como aparece en la carta: Suponed
dos personas sentadas y charlando juntas.
Un arquero llega a la ventana
y dispara una flecha que atraviesa a uno de ellos. De acuerdo con el otro,
el individuo se tira hacia atrs en su silla, muerto, y hay, por tanto, un
cuerpo del cual tomar disposiciones.
Pero esto no es de ninguna manera
el concepto de aqul que fue blanco de la flecha; l seguir adelante
tratando de hablar con su amigo.
Cuando observa que no puede ms
hacerlo, se lleva consigo su concepto humano de s mismo, y va en busca
de aquellos con quienes s puede comunicarse.
Si pudiera volverse y
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mirar atrs la silla en que estuvo sentado, sta estara vaca.
Acaso
esta carta no muestra claramente que nada drstico ocurre en la
experiencia del sueo llamado muerte?
Dentro de mi propia Asociacin existen varios casos de individuos
que habiendo fallecido, han sido revividos.
He escogido tan solo uno de
ellos para compartirlo con ustedes, y lo he seleccionado porque presenta
muchos puntos de importancia que podemos extraer, corroborando todos los
dems, este ejemplo.
Una joven mujer haba perdido a su mam muchos aos antes. En
la primavera pasada tambin haba perdido un beb.
Ahora era otoo y
segn todas las apariencias para quienes estaban junto a su lecho, ella
haba fallecido. Y esta fue la experiencia: cuando ella no pudo ms hablar
con aquellos que la rodeaban, se levant del lecho, camin hacia la
ventana de su habitacin, y all, en el jardn que haba abajo, y luciendo
ms joven que cuando la vio por ltima vez, estaba su madre acunando
en su pecho al beb.
Deseando ms que nada en el mundo bajar hacia
su madre y hacia el beb, esta joven percibi en ese momento que esto
es lo que se llama fallecimiento, y acerca de lo cual, haba sido instruida
por su maestro, muy concretamente, de jams admitirlo. Se dio cuenta de
que si iba hacia sus seres amados en el jardn, estara consintiendo en
ello.
A lo lejos volvi a escuchar las palabras del Sr. Dunn: NUNCA LO
CONSIENTAN; NUNCA! Posteriormente coment que la cosa ms difcil
que tuvo que hacer en su vida, fue volverse y caminar de nuevo hacia su
cama. Pero fue obediente a lo que haba sido enseada y regres a su
lecho, y fue solo entonces que aquellos que oraban, pudieron revivirla.
Hagamos algunas observaciones a este ejemplo, y a los escritos de
la Sra. Eddy, pero al hacerlas, aclaro que mi deseo es enfatizar que la
muerte es: nada!
Nada ocurre realmente en esta fase de la fbula de
Adn y Eva llamada muerte, y por tanto, no podemos estar temerosos de
ella.
PRIMERO: Quin obtuvo realmente la victoria sobre la muerte en
este segundo ejemplo?
Por supuesto que aquellos que estaban haciendo
su trabajo a un lado del lecho de la enferma, son dignos de alabanza, pero
no fue la propia paciente, quien estaba deseosa de vivir y se rehus a
consentir la muerte?
No fue este hecho lo que hizo posible para
quienes oraban, revivirla?
Ella no haba estado planeando sobre su
fallecimiento.
No planeaba en darle el consentimiento a la muerte.
Si
nosotros reclamamos nuestra inmortalidad, nos regocijamos en entenderla
as, y nos rehusamos a reconocer la muerte como si fuera algo, y mucho
menos a planificar sobre ella y consentirla, no podremos morir!
SEGUNDO: Esto aparecera como si el individuo al fallecer, halla
que al no poder hablar ms con quienes estaban a su alrededor, buscara
con quien hacerlo, y se encontrara con sus seres amados que han partido
antes de l.
Les dar una referencia a estudiar, y es el poema de la
Sra. Eddy: Encuentro de mi finada madre y mi finado esposo, (Escr. Misc.
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385 a 387) para traer a atencin el encuentro de seres amados, pues ella
seguramente esperaba que su madre, que se haba ido anteriormente,
recibiera al Dr. Asa Eddy al fallecer ste.
Ella desarrolla nuevamente este punto en el Libro (75: 26-5): Hay un
momento posible en el que los que viven en la tierra y los llamados
muertos pueden comunicarse, y es el momento que precede a la transicin
el momento en que se est rompiendo el eslabn entre sus creencias
opuestas.
En el vestbulo por el que pasamos de un sueo a otro, o
cuando nos despertamos del sueo de la tierra a las grandes verdades de
la Vida, los que se estn yendo tal vez oigan la bienvenida gozosa de los
que se han ido antes. Los que se estn yendo pueden que susurren esa
visin, nombren la faz que les sonre y la mano que los llama, as como
alguien ante el Nigara, con ojos abiertos nicamente a esa maravilla,
olvida todo lo dems y expresa en voz alta su embeleso.
TERCERO: El hombre se despierta con el mismo concepto mortal
(cuerpo) que tena cuando falleci.
Nuestra Gua desarrolla este punto
cuando utiliza el popular proverbio: Tal como cae el rbol, as tiene que
quedar. Tal como el hombre se duerme, as despertar. Tal como la
muerte encuentre al hombre mortal, as ser ste despus de la muerte,
hasta que la probacin y el desarrollo efecten el cambio necesario. (C & S
291: 21-27)
Que el hombre tiene todava un concepto de cuerpo fsico luego de
su muerte y que ste sea el mismo que posea antes, es por cierto una
contradiccin a la antigua y ortodoxa creencia de que el hombre se
convierte en espiritual en el instante en que fallece.
Tengan presente que en ambos ejemplos mencionados, el que
falleca llevaba consigo su concepto mortal de cuerpo.
Recordemos cun
explcita es la Sra. Eddy en su carta en que si el que falleca se volva y
miraba la silla en la que haba estado sentado, la encontrara vaca. Ella
sostiene dicha conclusin con la declaracin: Los mortales despiertan del
sueo de la muerte con cuerpos invisibles para quienes creen que entierran
al cuerpo. (C & S 429: 17-19)
Observen que no dice: que entierran al
cuerpo, sino que creen que entierran al cuerpo.
Ms adelante, hablando
del cuerpo despus de la muerte, dice: ...la mente humana an mantiene
en creencia un cuerpo, por medio del cual acta, y que a la mente humana
le parece que vive un cuerpo igual al que tena antes de la muerte. Se
despoja uno de ese cuerpo slo a medida que la mente mortal y errada
se somete a Dios, la Mente inmortal, y aparece el hombre a Su imagen.
(C & S 187: 30-2)
Ciertamente este punto de que en el sueo del fallecimiento el
hombre lleva consigo su concepto humano de cuerpo, enfatiza la absoluta
nada de la muerte.
No deberamos nosotros estar eliminando el sentido
mortal de cuerpo ahora, por medio de regocijarnos en nuestra inmortalidad
y en nuestra espiritualidad?
CUARTO: Aquellos que han fallecido, despiertan para saber que no
hay ninguna muerte.
En el Libro de Texto leemos: (427: 33-2) El
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pensamiento despertar de su propia afirmacin material: Estoy muerto,
para percibir esta palabra de la Verdad resonando cual toque de clarn: No
hay muerte, no hay inaccin, ni accin enfermiza, ni accin excesiva, ni
reaccin.
Acaso este hecho de que la mente mortal lleva consigo su
concepto de cuerpo mortal, no facilita el darse cuenta que no se est
muerto? En Escritos Miscelneos (58: 5-7) la Sra. Eddy establece: El
despertar del sueo de la muerte le comprueba al que crey que haba
muerto, que fue un sueo y que no muri....
QUINTO: Esta ltima cita contina e incluye otro hecho, a saber,
que una curacin puede llegar rpidamente luego de fallecer. La cita
completa est dada como respuesta a la pregunta que aparece en el
mismo libro (58:1): Si alguien ha muerto de tuberculosis y ya no recuerda
nada acerca de esa enfermedad o sueo, tiene an esa enfermedad algn
poder sobre l?
No, y esto incluye el pensamiento de que cuando l
establece que no muri, entonces comprende que la tuberculosis no le
produjo la muerte.
Cuando se destruye la creencia en el poder de la
enfermedad, la enfermedad no puede reaparecer. (Esc. Misc. 58: 7-10)
No es razonable creer que el hombre, habiendo perdido su temor a
la muerte y su creencia en la muerte, esto no pueda sino ayudarle a ver
la absoluta nada de aquello que supuestamente la ha causado?
Sin
ningn temor o creencia en muerte o enfermedad, no experimentara
naturalmente el hombre, la curacin?
SEXTO: Hacia dnde se han ido aquellos seres amados? Ellos no
han tenido que ir a ningn lado.
Dnde habra lugar alguno para que
vayan ellos? Acaso no vivimos todos nosotros, nos movemos y tenemos
nuestro ser en la Mente nica?
Dnde podra uno estar, excepto en
el dominio de la Mente divina?
Es tan solo nuestro falso concepto
humano que nos dice que un ser querido es capaz de salir de nuestra
vista, que existen estados, etapas y planos de existencia, que parecieran
separarlos de nosotros.
Acerca del fallecimiento de Edward A. Kimball, la Sra. Eddy dijo: Mi
querido Edward A. Kimball, cuyo claro y correcto modo de enseanza de la
Ciencia Cristiana ha sido y es, una inspiracin en todo este movimiento, se
encuentra aqu y ahora, tan verdaderamente como cuando me visit hace
un ao. Si despertramos a este reconocimiento, lo veramos aqu y
comprenderamos el hecho de que l nunca muri, y as demostraramos la
verdad fundamental de la Ciencia Cristiana. (My. 297: 18-24)
Comencemos ahora a regocijarnos en el hecho de que no tenemos
una concepcin errnea cualquiera acerca de la vida que jams finaliza.
No tenemos ni siquiera la creencia de que el hombre es capaz de fallecer
o de ir a ningn lado. Ni siquiera reconozcamos la muerte como sueo o
ilusin, porque sabemos que el concepto muerte es completamente
inexistente, y estemos despiertos al reconocimiento de todos los hijos de
Dios en una nica Mente inmortal, por siempre perfecta.
Por tanto, no
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experimentemos quebrantos de corazn debido a alguna separacin, porque
no hay ninguna separacin.
SPTIMO: Una de las creencias que son eliminadas luego de
despertar a la irrealidad de la llamada muerte, es la creencia en la edad.
No es razonable que cuando uno est convencido que no hay ningn
nacimiento y ninguna muerte, no podemos menos que demostrar que no
tenemos edad?
OCTAVO: El despertar a la irrealidad de la muerte sera algo tan
inspirativo, que nos revelara la inmortalidad, y ciertamente uno
experimentara un rpido desarrollo espiritual.
En La Unidad del Bien (2: 23-30) la Sra. Eddy sustenta este pensamiento
con esta declaracin: Segn esta misma regla, en la Ciencia divina, los
moribundos si mueren en el Seor despiertan de un sentido de muerte a un
sentido de Vida en Cristo, con un conocimiento de Verdad y Amor superior a aquel
que posean antes, porque su vida ya se ha elevado tanto hacia el estado del
hombre perfecto en Cristo Jess, que estn preparados para un transfiguracin
espiritual mediante sus afectos y su entendimiento.
Ustedes recordarn lo que
ella dijo de Joseph Armostrong, que l es hoy ms sabio, ms saludable y feliz
que ayer, y que el sueo mortal de la vida haba sido disminuido.
Yo he recibido mucha inspiracin sobre el tema de la inmortalidad de una
Editorial de John Eandall Dunn titulada El Canto de Primavera de la Ciencia
Cristiana.
En el momento que supe por primera vez que el Sr. Dunn haba
fallecido, estaba encontrando difcil el mantener mi pensamiento en regocijo en el
trabajo metafsico que estaba llevando a cabo para mis pacientes. Haba estado
trabajando con el Journal de la Ciencia Cristiana y mientras ojeaba la revista me
lleg este pensamiento: Me pregunto si hay aqu para m un mensaje del Sr.
Dunn.
Lo abr en las editoriales y all estaba este maravilloso mensaje acerca
de la inmortalidad. Fue como si l me estuviera hablando. Qu reconfortada,
qu regocijo! Envi mi pensamiento hacia lo alto, cuando le estas palabras:
Ciertamente, el Cientfico Cristiano a quien nosotros no vemos, ha despertado a
un mejor, ms feliz y liberado sentido de las cosas.
Pude ver rpidamente que no tendra que apenarme por su partida cuando
continu leyendo: Muchos hombres y mujeres heridos por la pena, despiertan en
la Ciencia para ver cun inmensamente egosta es el pesar, pues cuando se
encuentran abrazados en uno un sentido de su propia prdida o angustia, no
estn en ese momento regocijndose en la libertad y armona, en el despertar
espiritual, en el incuestionable desenvolvimiento en su experiencia del Cientfico
Cristiano que se fue ms lejos de su visin?
As que el mensaje del Amanecer
de la Ciencia Cristiana para los apenados es: REGOCIJOS, PORQUE EL
HOMBRE VIVE, L AMA; NO CONOCE SEPRACIN ALGUNA!
Tenemos acaso que pasar a travs del sueo de la muerte con el fin de
ser sanados, para conocer que no hay muerte, para desarrollarnos
espiritualmente, o con la finalidad de demostrar que no tenemos edad?
No, no,
21
no! La Ciencia Cristiana nos ensea tan clara e inequvocamente la inmortalidad
del hombre, que no tenemos que fallecer, para comprender y demostrar esto.
Sabemos ahora quines somos, gracias a la Verdad del Cristo.
Sabemos qu
somos y sabemos qu es lo que verdaderamente est sucediendo.
Sabemos
ms all de toda sombra de duda que nunca hemos nacido, que somos
espirituales y perfectos, y que nunca moriremos.
Sabemos que la muerte no
puede manifestarse, pues es una imposibilidad debido a su completa inexistencia.
Ahora somos los hijos del Rey, ya perfectos en nuestro ser, en nuestro
pensamiento, en nuestra demostracin; y no tenemos que morir para hallar esto,
para entenderlo o para demostrarlo.
Una de las verdades ms poderosas a utilizar cuando estamos
estableciendo la irrealidad de la muerte, es la verdad de que Dios, la nica Vida
divina y eterna, no sabe absolutamente nada acerca de la muerte.
Las viejas
teoras ortodoxas sealan que Dios sabe mucho acerca de la muerte, y muchos
Cientficos Cristianos no han sido suficientemente radicales en su repudio a esta
vieja teologa.
En muchos sermones de los funerales de antao se oa la afirmacin: Dios
nos da; Dios nos quita.
Ninguna mentira es mayor que sta; jams ha sido
establecido que Dios quita a la gente, por medio de la muerte!
Un muy bien
conocido Cientfico Cristiano con quien hablaba el ao pasado, me dijo: Cuando
llegue mi hora de partir, cuando Dios est listo para llevarme, (?) yo estar listo.
Esto indicara que Dios tiene conocimiento de esa cosa llamada muerte.
Tan
integrado est este criterio con el pensamiento de algunas personas, que no se
sienten inclinadas a soltar el conocimiento de la muerte para obtener el verdadero
conocimiento de la Vida eterna.
Muchos creen an en el dicho: Slo dos cosas
tenemos ciertas: la muerte y los impuestos.
Ahora bien, en el mismo momento en que las personas detengan su
conocimiento de la muerte y comiencen con el reconocimiento del hecho de que
Dios no posee conocimiento sobre ella, en ese mismo momento comenzarn su
demostracin sobre la muerte.
En la crucifixin de Jess, los legisladores judos estaban tratando de
probar que l tena conocimiento del mal, y especficamente de la muerte.
A
travs de su resurreccin yo estoy segura que l reconoci que Dios, su Principio
Padre-Madre celestial, no conoca nada acerca de la muerte.
l se vio a s
mismo como uno con ese Principio divino, y por lo tanto, de ninguna manera
ligado con cualquiera de las experiencias que los dems esperaban. Este hecho
fue por supuesto, lo que hizo posible que saliera fuera de la tumba y demostrara
su domino sobre lo que la gente llamaba muerte.
Nunca jams es la voluntad de Dios que alguien deba morir.
En el libro
de Ezequiel leemos: No tengo placer en la muerte del que muere, dice el Seor
Dios; por lo tanto, volveos vosotros mismos y vivid.
Dios no solamente no tiene
placer en la muerte de aquel que muere, sino que no tiene conocimiento alguno de
la muerte.
Cmo podra tenerlo cuando l es VIDA por siempre?
Cmo
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podra la luz tener conocimiento de la oscuridad, o el propio bien poseer un
conocimiento del mal?
Muy a menudo la gente dice: Usted no puede decirme que no hay muerte;
yo he visto a gente morir.
De hecho todos y cada uno tienen que morir en algn
momento.
Mucha gente reclama que son expertos conocedores sobre el tema
muerte, y a travs de este falso conocimiento, por supuesto que estn excavando
sus propias tumbas.
Encaremos los hechos eternos.
Enoc lo hizo; l camin con Dios; l
reconoci el simple hecho de que su Creador no saba nada de la muerte. l se
asoci a su Creador y fue trasladado, de modo que no necesit probar el sabor de
la muerte. Elas saba que su Creador tampoco saba nada acerca de la muerte.
l unific su pensamiento con el de la nica Mente divina que no sabe de ninguna
muerte.
Tambin l triunf y as prob que el conocimiento de la vida eterna lo
liber de la creencia en la muerte. Cristo Jess saba que Dios no conoca nada
de la muerte; l dijo: Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el nico Dios
verdadero, y a Cristo Jess, a quien has enviado. (Juan 17:3)
Si Jess hubiera pensado por un solo momento que su Creador conoca
algo acerca de la muerte, l, como su reflejo, tambin habra sabido de ello y no
se habra dado la resurreccin.
As como cuando se enfrent al sepulcro de Lzaro saba muy bien que
Dios no se haba llevado a su amigo, as tambin saba que Dios nada conoca
acerca de lo que los otros haban llamado la muerte de Lzaro. l saba que su
Creador celestial, su Mente divina era algo tan dinmico en su presencia, poder y
gloria, que no podra existir conocimiento de muerte en la conciencia o experiencia
de nadie. Por lo tanto dijo a la gente que desataran a Lzaro y lo dejaran ir. A
Marta le dijo que virtualmente no haba nada all, sino el conocimiento de la Vida.
Como resultado de esto, Lzaro camin hacia fuera, libre.
Cuando estaba en casa de Jairo, estaban en la otra habitacin esperando,
aquellos quienes reclamaban un conocimiento acerca de la muerte, y de lo que
sta poda hacer y haba hecho.
Jess vio claramente que el eterno Creador
nada sabe de la muerte, nada conoce acerca del fin de ninguna cosa.
Por lo
tanto, l pudo entrar a la habitacin y decir: Talitha cumi (Hija, a ti te digo:
levntate!).
l saba que all no haba ningn conocimiento de la muerte o de
los falsos efectos provenientes de tan falso conocimiento.
Partiendo de que Dios nada conoce acerca de la muerte, ciertamente todos
nosotros estamos en el divino entendimiento en el cual l reina; no hay ninguna
otra conciencia.
La eterna Mente celestial nada sabe de ninguna probabilidad o
de ningn cambio.
Algunas veces, los Cientficos Cristianos podran aceptar
este pensamiento: Bueno, por cierto que no hay ninguna muerte, nosotros
vivimos para siempre, slo que Dios nos toma de este estado o etapa de
conciencia y nos traslada a otro. Esto indicara que Dios sabe algo acerca de lo
que la gente llama muerte o fallecimiento.
Si vosotros creis en esto, por qu
no estis demostrando la Vida eterna tal como Enoc, Elas y Jess la han
demostrado?
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La eterna Vida no sabe de muerte, de ningn fallecimiento o de ningn
cambio. Por lo tanto podemos estar libres del tonto temor de que todos tenemos
que morir en algn momento.
Deseo que afirmen en voz algo conmigo ahora mismo: Dios, mi eterna
Vida, nada sabe acerca de la muerte.
Dado que somos Su imagen y semejanza, no tenemos conocimiento alguno
de cosa alguna relacionada con la muerte.
Dios solo sabe del hermoso
desenvolvimiento del bien y de ninguna sugestin de decadencia.
Reconozcamos ahora mismo nuestra unicidad con esta eterna Vida que no sabe
de ninguna muerte; con esta eterna Verdad que no conoce de ningn error; con
esta Mente divina, el bien, que no sabe de ningn mal.
Ahora bien, si ninguno de nosotros fallece, ascenderemos alguna vez?
Cuidado!
Esta es una pregunta con trampa.
Nos asombrara ver cuntos
Cientficos Cristianos estn de acuerdo en que van a ascender en algn momento.
A menudo se sienten algo culpables al reclamar tanto para ellos mismo, pero
entienden que esto es cientfico y por consiguiente consentirn que la manera de
retirarse de escena, un tanto desconcertados y borrando sus formas por s
mismos, es ascendiendo.
Al respecto encuentran algo de bienestar y acierto, y en algunos casos,
algo de gozo, cuando ocultos tras el Himnario de la Ciencia Cristiana entonan:
De la materia al Alma es mi sendero... (64)
Regresando al texto de nuestra clase de hoy (My. 242) veamos: Cmo
podra aquello que ya es inmortal ascender?
Hacia dnde ascendera?
Cmo podra lo que ya est en el punto de la perfeccin, no aproximndose a l,
sino exactamente en ese punto, ascender?
Es solamente en la creencia
recndita de que el hombre es un mortal, en donde podemos hallar alguna
posibilidad de ascensin; el mortal eventualmente ascendiendo a la inmortalidad.
Pero esta NO es la forma cientfica de acercarse al tema.
Ya se nos ha
dicho que reclamemos nuestra inmortalidad Ahora!
Cmo podramos,
entonces, con un suspiro, regocijarnos de que somos inmortales, y al da siguiente
ascender fuera de la mortalidad, ingresando a la inmortalidad?
Recordemos: Nosotros jams hemos dejado el cielo para bajar a la tierra!
Jams hemos sido mortalizados o materializados!
Jams nacimos en la
materia!
La Sra. Eddy seala en No y S (35: 26-31 y 5-9): Jess vino anunciando
la Verdad, y diciendo no solamente El reino de Dios se ha acercado, sino El reino
de Dios est entre vosotros.
Por consiguiente, no existe el pecado, porque el
reino de Dios est en todas partes y es supremo; y, por lo tanto, el reino humano
no existe en parte alguna, y debe ser irreal.
A continuacin agrega algo muy
significativo de nuestro Maestro: El ser consciente y verdadero de Jess nunca
dej el cielo por la tierra.
Moraba por siempre en las alturas an cuando los
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mortales crean que estaba aqu abajo.
Una vez habl de s mismo, (Juan 3:13)
como el Hijo del hombre, que est en el cielo...
Tambin nosotros somos los hijos de Dios, inmortales, perfectos, habitando
por siempre en el reino celestial de Dios.
De este totalmente nico estado de
existencia no podemos descender, y an ms, tampoco podemos ascender a l.
Estamos all ahora, reclamndolo, entendindolo y regocijndonos de ello.
Durante el transcurso de este ltimo ao (1957), estuvo incluida en una de
nuestras lecciones, el relato de la transfiguracin de Jess (Mat 17: 1-4).
Recordarn que: Jess tom a Pedro, a Jacobo y a Juan... y los llev aparte a un
monte alto; y se transfigur delante de ellos, y resplandeci su rostro como el sol,
y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aqu les aparecieron Moiss
y Elas, hablando con l.
Entonces Pedro dijo a Jess: Seor, bueno es para
nosotros que estemos aqu...
Desde que le esa leccin he estado hacindome eco de la observacin de
Pedro: Seor, bueno es para nosotros que estemos aqu.
Y dnde es que
estamos? Tambin nosotros estamos en la cima de aquel monte alto del divino
entendimiento.
Nosotros tambin estamos viendo a Jess, a Moiss y a Elas
en la Ciencia del hombre perfecto, que nunca ha nacido; nunca muriendo, para
siempre en la semejanza del hijo de Dios.
Tambin nosotros podemos or la
voz de Dios dicindonos como lo hizo a los discpulos en aquella ocasin: Este es
mi Hijo amado, en quien tengo complacencia....
La luz de la verdad nos ha
revelado que esta declaracin es verdadera no solo para Jess, sino para Moiss,
para Elas, y para todos los hijos de Dios.
De pie en la cima de ese monte alto con Pedro, Jacobo, Juan, Moiss, Elas
y Jess, se torna tan fcil el ver a todos nuestros hermanos como los bienamados
e inmortales hijos de Dios, y, por tanto, perfectos...
Decidamos entonces aqu y
ahora, establecernos literalmente en la cima del monte alto del divino
entendimiento y la revelacin.
Nunca renunciemos a nuestra resolucin de
vernos junto a nuestros hermanos, nuestro universo, completos, aqu mismo, en
compaa del inmortal Moiss, del inmortal Elas y del inmortal Jess.
Acaso
as no estaremos contemplando nosotros mismos el universo entero, incluso el
hombre, tal como Dios lo contempla, inmortal y, por tanto, perfecto?
Acaso no
es esto la inmortalidad trada a la luz?
A diario me hago las siguientes preguntas, y ahora respondan ustedes.
Contstenlas tal y como si estuvieran en el estrado de los testigos, y les sea
requerido decir solo la verdad: Cundo viajaron a Rusia?
Cunto tiempo
vivieron bajo los reglamentos y disposiciones rusos?
Cuntas injusticias y
cuntas faltas a la dignidad sufrieron en Rusia?
Qu impuestos y cargos
adicionales tuvieron que pagar en Rusia?
Cuntos das infelices,
descorazonados y temerosos vivieron en Rusia?
Cundo es que van a tomar
el tren que los llevar fuera de Rusia?
Les resulta claro que como ustedes nunca viajaron a Rusia, no pudieron
haber tenido ah ningn sufrimiento, y tampoco salir de un sitio en el cual jams
anteriormente entraron?
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Contestemos ahora a otras preguntas con el mismo criterio de
aproximacin positiva y con la misma certeza cientfica:
Cundo entraron al
reino de la materia, o dicho en otras palabras, cundo nacieron?
Cunto
tiempo vivieron bajo las leyes y reglamentaciones de la materia?
Cun a
menudo cometieron pecado en la materia?
Cuntas jaquecas sufrieron en la
materia?
Cuntos das infelices, apesadumbrados y temerosos pasaron en el
estado de la materia?
Cundo finalmente van a tomar el tren para que, por
decirlo de alguna manera, fallezcan, mueran o salgan de ella?
En qu
momento tomarn el avin para ascender fuera de la materia?
Ahora, no se hace as ms entendible de que en razn de que ninguno de
nosotros hemos vivido jams en la materia, no podemos pecar o sufrir en ella?
No podemos preocuparnos, afligirnos o sufrir estados de agitacin en la materia.
No podemos morir para salir de ella, o fallecer en ella, y tampoco podemos
ascender fuera de algo dentro de lo cual nunca descendimos.
En verdad que amo este pequeo y simple ejercicio, pues con l, se vuelve
fcil el ver que no habiendo entrado nunca a Rusia, no podemos haber sido
penalizados all, ni debimos en algn momento salir de ella; de igual modo se hace
fcil saber que no habiendo jams entrado en la materia o mortalidad, no podemos
pagar en ella penalidad alguna, y jams deberemos tener que dejarla.
Ahora, ya que estamos obedeciendo las dos primeras recomendaciones de
este encuentro: a) reclamar que somos inmortales, y b) entender que lo somos, se
vuelve muy fcil ser obedientes en cuanto a una tercera recomendacin, la cual es
c) practicar la Ciencia Cristiana desde el PUNTO DE LA PERFECCIN.
Cun cientfica es la Sra. Eddy acerca de practicar la Ciencia solamente
desde el punto de la perfeccin.
Ella establece: La Ciencia Cristiana es
absoluta; no se encuentra detrs del punto de la perfeccin ni avanzando hacia l;
estn en este punto y desde l debe ser practicada (My 242:5-7)
No es de extraar que en este importante prrafo de instruccin, la Sra.
Eddy incluya ambas condiciones: reclamar la inmortalidad, y argumentar desde la
perfeccin. En efecto, las dos ideas van de la mano, y esto se debe a que como
el hombre es inmortal, lo es por ser perfecto, y tiene por ello el derecho de
reclamarlo, argumentar y testificar solo de su perfeccin.
Por otra parte, a
medida que el hombre reclama su perfeccin y busca vivir aquella vida que lo est
aproximando al bien supremo, no est el reconociendo su propio y verdadero
ser, y comprendiendo su inmortalidad, compartiendo esta muy sealada
declaracin de Ciencia y Salud: (336: 28-29) La Ciencia del ser proporciona la
regla de la perfeccin y saca a luz la inmortalidad?
Esta tarde vamos a demostrar la regla de la perfeccin que nos proporciona
la Ciencia, y desde aqu, verdaderamente, a experimentar la recompensa de una
mayor inspiracin e iluminacin, a medida que veamos nuestra inmortalidad.
Asumamos que os coloco en el estrado de los testigos, y que os requiero
que testifiquen solamente de acuerdo con la absoluta verdad acerca de vosotros
mismos.
Vuestro testimonio debe ser exactamente el mismo que el propio
Dios tiene de vosotros.
Permitidme recordaros, antes que comencis a
testificar, que tan slo estableciendo la verdad absoluta estaris practicando
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realmente la Ciencia Cristiana.
Dejadme tambin recordaros que
estableciendo los hechos cientficos acerca de vosotros mismos, estis siendo
obedientes a las rdenes de nuestra Gua.
Y por ltimo, os recuerdo que
testificando de esta manera, estis trayendo a la luz, la inmortalidad en vuestra
experiencia y en la nuestra.
Las preguntas son las siguientes:
Han sentido algunos que son un tanto egostas, un tanto culpables,
as como un tanto hipcritas, al reclamar tal perfeccin para s mismos?
No
retrocedan de su argumento de perfeccin ni una coma; recuerden que estamos
aproximndonos al punto de la perfeccin, y que no estamos a un lado de l, sino
que estamos en ese preciso punto en este preciso momento. La Sra. Eddy en la
pgina 242 de My (8-10), enfatiza que debemos tomar una posicin radical para la
perfeccin, al afirmar: A menos que perciban completamente que son el hijo de
Dios, y por lo tanto perfectos, no tendrn Principio que demostrar, y ninguna regla
para la demostracin.
Comprendiendo que no estamos siendo deshonestos al testificar as,
tampoco somos hipcritas, pues estamos diciendo la verdad acerca del hombre
inmortal de Dios, y no aceptamos el desafo de testificar de ninguna otra forma.
En relacin con la respuesta a las preguntas seguramente ya nos hemos dado
cuenta que al responderlas, tenemos que ser absolutos, sin agregar calificativos.
Sin duda alguna que hemos escuchado testimonio como:
OH s, yo soy realmente perfecto, slo que no lo parezco.
Por cierto que soy uno de los mejores Cientficos Cristianos del
universo, pero me es imposible demostrarlo siempre.
S que realmente soy perfecto, pero todava tengo que probarlo.
Por supuesto que soy el inmortal hijo de Dios y por lo tanto perfecto,
pero me gustara sentirme as.
Soy uno de los hombres ms honestos del universo, pero no todos
piensan de esta manera de mi.
Mi familia es perfecta, pero vivimos en una vecindad terrible.
S, soy perfecto, pero algunos de los miembros de mi filial...
Y esto contina as una y otra vez.
Seguramente ya notaron que cada vez que la palabra pero se coloca a
continuacin de una declaracin de la verdad, se agrega algo que compromete
dicha declaracin y que la contradice.
Esto es lo que ocurre a nuestra
demostracin de perfeccin cada vez que decimos: S, soy el hijo perfecto de
Dios, pero deseo que fuera visto as.
Acaso con esto no estamos cerrando la
puerta sobre la manifestacin de la perfeccin?
En mis esfuerzos de establecer firmemente mi argumentacin, nica y
exclusivamente desde el punto de la perfeccin, he encontrado una gran ayuda en
una editorial de un Journal de febrero de 1947.
Al momento en que fue
publicado fue tan bien recibido, que solicit una copia extra a Boston, pero no
pude obtenerla porque ya se haba agotado.
Evidentemente que no haba sido yo la nica en apreciar la positiva y
absoluta aproximacin que presentaba esta editorial.
El ttulo de ella es:
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Aceptando la Demostracin, y fue escrito por Margaret Morrison.
En dicha
editorial se ilustra que la real demostracin es completamente espiritual, del
todo mental. En efecto, el propio testimonio que hemos estado dando aqu esta
tarde, es la verdadera demostracin.
Cualquier manifestacin que pudiera tener lugar en nuestra experiencia
humana, como resultado de esta demostracin de la Verdad, no sera mas que
algo agregado.
En otras palabras, el regocijarse en el perfecto Dios, el perfecto
universo y en el perfecto hombre, es la demostracin.
El hallar en nuestro
camino el trabajo que deseamos, el problema fsico sanado, el hogar anhelado, la
provisin manifestada, no son sino cosas obtenidas por aadidura.
A m me encanta el modo que tiene ella de enfatizar que si nosotros
testificamos consistentemente como si lo estuviramos viendo, aquello que es
actualmente verdadero, dejamos totalmente abierta la puerta para que lleguen las
cosas aadidas.
Mas si a nuestra declaracin de la Verdad le incluimos la palabra pero, le
estaremos sumando un pensamiento negativo, cerrando con ello la puerta a las
cosas aadidas.
Claro que las cosas aadidas son placenteras a nuestra
experiencia, as que por qu no dejar la puerta abierta a todo lo ancho, de modo
que stas puedan fluir dentro de nuestro diario vivir en abundancia, por medio de
testificar firmemente slo de la Verdad, sin ningn otro compromiso relativo a si o
pero u otras condiciones?
Otra de las formas de convertirnos en cerradores de puertas para las
cosas aadidas, es observar, para tener evidencia de la material.
Aquel quien
testifica que Dios es la salud de su semblante, a quien eleva su rostro sin mancha,
que es el perfecto reflejo del perfecto Dios, y luego se vuelve al espejo para ver si
la Verdad ya le ha sanado de su mcula, por cierto que no est ni siquiera
prestando media atencin al Espritu; mejor dicho, est mentalizado doblemente;
est tratando de utilizar al Espritu para sanar materia, y mirando materia para ver
si ha sido curado.
Aquel que est argumentando consistentemente desde el PUNTO DE LA
PERFECCIN, reclamar todas esas verdades maravillosas, gloriosas y
espirituales acerca de s mismo, y entonces encarar la realidad de s mismo, y
ver que ellas son actualmente la Verdad ahora, y que es ahora que l eleva su
rostro sin mancha; ahora que l es la perfecta, pura y sagrada imagen y
semejanza de Dios.
No hay lugar alguno al cual pueda volverse para encontrar cul es su
condicin.
No existe materia alguna en la cual pueda haber una manifestacin.
No hay mente mortal alguna capaz de reportar una condicin.
No hay sentido
material alguno capaz de testificar acerca de la apariencia del hombre.
Regocijmonos entonces aqu y ahora, no aproximndonos a la perfeccin, sino
exactamente en EL PUNTO DE LA PERFECCIN.
Un hermoso ejemplo de alguien que reclam su perfeccin y mantuvo su
vista sobre la evidencia espiritual, fue dado como testimonio en el Sentinel hace
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unos cuantos aos. Una mujer estaba en un accidente de automvil; el auto que
ella estaba conduciendo fue golpeado con tanta fuerza, que sali despedida hacia
el pavimento, y an despus de eso, un camin pas sobre ella.
Cuando fue
recogida, se dijo que jams volvera a caminar otra vez.
Pero ella camin a la
semana.
El hecho de que ella caminara de nuevo tan pronto, fue la
demostracin?
De ninguna manera!
El caminar fue solo el hecho aadido.
La demostracin se halla en la declaracin que ella hizo: La curacin No reside
en cambiar alguna cosa; la curacin est simplemente en encarar la realidad.
As que en vez de aceptar un cuerpo fsico roto, tratando de usar la Ciencia
para curarlo y luego observar los resultados en dicho cuerpo fsico, ella
argument, reclam y se regocij consistentemente por la Verdad, argumentando
solamente desde el bando de la perfeccin, nunca aceptando la creencia de
accidente o de cuerpo destrozado.
All no hubo sitio alguno para si o pero;
ms an, ella mantuvo su vista en la evidencia que Dios le daba, de que ella era
en ese instante, Su perfecta imagen y semejanza. En razn de que la puerta fue
mantenida tan totalmente abierta, por el consistente argumento de observar
exclusivamente el punto de la perfeccin, cmo podra nuestra amiga hacer otra
cosa, sino caminar?
Una jovencita de una ciudad en el este de Estados Unidos, me escribi
solicitando ayuda por trabajo.
Nada pareca estar bien en su posicin actual.
El lugar de trabajo era sucio y caluroso en extremo; los compaeros de mal
temperamento y faltos de consideracin; los horarios largos y la paga magra; la
empresa ubicada en una seccin de la ciudad que ella tema atravesar; y el patrn
grosero en maneras y lenguaje.
En mi carta de respuesta invert todo error y manifest la Verdad espiritual
acerca de s misma.
Seal que Dios era el nico empleador, y ped que se
regocijara conmigo en Su perfeccin, majestad y dignidad, proceder correcto y
justicia. Dado que viva, se mova y tena su ser en Dios, era imposible para ella
alguna vez hallarse en un sitio desprovisto de amor o peligroso. Habitando en la
atmsfera del Alma, su entorno no podra ser caluroso o inhspito, sino por
siempre bello y armonioso.
Ms an, ella no estaba trabajando junto a mortales
difciles, sino junto con los cooperativos, dignos de amor e inmortales hijos de
Dios.
Tambin le contest que Dios recompensa a Sus hijos infinitamente, en
irrestricta medida, por el trabajo que hacemos para l.
Cuando me escribi de nuevo, fue para decirme que nada haba mejorado y
que su trabajo era terrible desde todo punto de vista.
La correspondencia entre
nosotras iba y vena.
Mis cartas se mantenan testificando desde el punto de la
perfeccin, mientras que las de ella testificaban el concepto de los no confiables y
mentirosos reportes del sentido material.
Finalmente me escribi diciendo que deseaba pudiramos hacer nuestra
demostracin. Yo repliqu diciendo que yo ya haba hecho mi demostracin; yo
saba quin era ella, dnde trabajaba, quin era su patrn, con quines trabajaba,
cul era su recompensa, etc.
Tambin le solicit me escribiera una carta del
tipo de las que le haba estado enviando, en la cual mantuviera su mirada en la
Verdad espiritual acerca de s misma, diciendo slo aquello de lo cual Dios
testifica.
Cuando su carta lleg, no era del tipo que yo haba solicitado. Deca
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que el trabajo haba llegado a ser tan terrible, que haba tenido que dejarlo.
Agregaba que en ese momento No podra escribir la carta que yo requera con
cosas tan tontas como esas, pero que algn da, y slo porque yo haba sido tan
amorosa y paciente, la escribira.
Aproximadamente hace una semana la carta lleg.
Era como de trece
pginas, extensa, escritas en ambas caras de cada hoja.
Me contaba que
cuando comenz a escribir la Verdad acerca de s misma, las palabras fluan.
Estaba conmovida ante los resultados. Verdaderamente la carta era hermosa y
completamente precisa en expresar el sentido Cientfico.
Ciertamente haba
mantenido su mirada sobre el Espritu, y haba testificado solamente desde el
punto de la perfeccin al componerla.
Dos das ms tarde recib otra en la que
me anunciaba haber encontrado un trabajo perfecto y hermoso de la manera ms
inesperada.
Todas las cosas en la nueva posicin estaban de acuerdo con el
testimonio que ella haba expresado en lo concerniente a su verdadero empleo.
Ahora bien, fue este nuevo trabajo, la demostracin en este caso?
Absolutamente que no!
Esta fue meramente la cosa aadida que
necesariamente sigue cuando uno est demostrando realmente a conciencia la
Verdad acerca de la situacin.
La carta, plena de sentido Cientfico de
empleo, plena del testimonio desde EL PUNTO DE LA PERFECCIN, fue la
demostracin real.
En mi propio testimonio desde el PUNTO DE LA PERFECCIN, me gusta
ensanchar un poquito la apertura de las puertas que permite el paso a las cosas
agregadas, sustentando mis declaraciones de perfeccin con argumentos tales
como: Yo s esto; yo entiendo esto; yo acepto esto; yo estoy agradecida por
esto; yo estoy emocionada por esto; yo estoy satisfecha con esto; y todos ven y
perciben la perfecta demostracin de esto.
Esta clase de testimonio no deja ninguna oportunidad para los negativos si
o pero que puedan introducir declaraciones comprometidas.
Obtengamos
ahora unos pocos testimonios ms del estrado de los testigos, para sustentar
nuestro argumento desde el PUNTO DE LA PERFECCIN, por medio de estos
positivos reclamos.
Antes de abandonar este contexto, me encantara sealarles qu clase de
extraordinaria educadora fue nuestra Gua, la Sra. Eddy.
En este nico y
pequeo prrafo, ella nos ha dicho justamente y en forma exacta, cmo practicar
la Ciencia Cristiana, cuando nos da la oportunidad de usar la verdad, por haberse
presentado un problema que debemos resolver.
Al seguir sus direcciones con
fidelidad, hallamos esta declaracin:
Por esto no quiero significar que los
mortales son los hijos de Dios, - lejos de ello...
No es este un desafo?
Qu haran ustedes con una declaracin como sta?
Quiz se desplomaran
hacia atrs sobre la silla diciendo: OH, bueno, yo tan solo soy un mortal, as que
no se aplica a m, o s?
Jams podremos hacer esto, porque la Sra. Eddy ya
nos ha dicho que debemos reclamar que somos inmortales. Entonces estarn
de acuerdo que somos inmortales, pero que probablemente algunos de nuestros
vecinos o algunos de los miembros de la iglesia, o tal vez algunos de los
30
individuos del trabajo son mortales...
ciertamente esto no es as, pues de lo
contrario, no estaramos argumentando desde el PUNTO DE LA PERFECCIN.
Puede haber en nuestro universo alguna imperfeccin, alguna vez?
Qu maravilloso es que podamos llegar tan rpidamente a la conclusin de que
por ser Dios el nico Creador, no hay ninguna cosa mortal.
Por cierto que
concordamos que la Sra. Eddy no quiso decir que un mortal y material relato
mentiroso acerca del hombre, lo convierte en el hijo de Dios, pero qu
agradecidos estamos al saber y entender que tal mentiroso relato acerca del
hombre material, ni siquiera puede llegar a existir alguna vez, porque no hay nada
mortal que lo relate!
Sabemos que esta es la conclusin a la que la Sra. Eddy nos habra
hecho llegar, pues su declaracin final en el prrafo dice: En la prctica de la
Ciencia Cristiana, debis establecer su Principio correctamente, o perderis por
omisin vuestra habilidad para demostrarla.
Ciertamente, ninguna premisa
habr sido alguna vez correcta, si ha sido incluida en ella, la mnima creencia de
mortalidad!
Recuerden que cuando contrast mi propia experiencia humana con la
del hind, el Sr. Dunn me seal que ambas experiencias no eran mas que
sueos.
A menudo escuchamos de la mortalidad, como un sueo.
Muchos
Cientficos Cristianos concuerdan rpidamente que ellos son en verdad los
inmortales hijos de Dios ahora mismo, pero, - y aqu aparece aquel negativo pero
de nuevo, - que ciertamente estn teniendo un sueo de vida en la materia.
Concuerdan que algn da despertarn a la nada, a la irrealidad de ese sueo, y
se regocijarn con la verdadera espiritualidad y la verdadera inmortalidad.
Y la
mayora de ellos planean su despertar para despus de su fallecimiento.
No es algo ridculo continuar soando?
No es una tontera el
posponer el despertar del sueo?
Lo haramos sabiendo que el posponerlo
incluye el fallecimiento?
Yo s que todos aman, tal como yo, el hermoso Himno
412 de la Ciencia Cristiana que expresa: OH soador, despierta de tus sueos;
levntate, cautivo, libre ya. Que el Cristo rasga del error el velo, y de prisin los
lazos romper.
La promesa de curacin y liberacin es inspirativa, pero en adicin a la
hermosura e inspiracin de este amoroso himno, hay incluida una orden para
todos y cada uno de nosotros: Abandona tus sueos por un gozoso despertar!
Esto no nos sugiere que pospongamos el abandono de los sueos y nuestro
despertar; nos est sealando que el Cristo est aqu y ahora, rompiendo los
sueos del error aqu y ahora, y liberndonos de los lazos de prisin aqu y ahora.
Hace poco tuve una experiencia que me demostr la importancia de
abandonar un sueo inmediatamente.
Estaba soando que estaba en la
segunda planta de un edificio de dos pisos, y al mirar fuera de la ventana vi un
pequeo nio jugando trepado en lo alto de un rbol.
En el momento en que lo
observaba la rama se rompi. La rama no se desprendi por completo, sino que
an permaneca, desgajada, agarrada al rbol.
El pequeo se aferraba
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desesperadamente a ella, balancendose adelante y hacia atrs.
Corra a la
ventana, la abr y a travs de ella le grit: No temas; t no te puedes caer; ests
en los brazos del Amor divino; Dios te ama; l te sostiene; l te protege; no
caers!
No bien haba terminado de decir estas tranquilizadoras verdades, la
rama se desgaj completamente, arrastrando al niito con ella al caer al suelo.
Corr escaleras abajo y luego afuera para ver qu poda hacer que fuera de ayuda,
y me senta seriamente perturbada al ver la condicin del pequeo que yaca
tendido en tierra. En ese momento despert del sueo.
Cun llena de agradecimiento estaba de que esa experiencia no fuera
verdadera!
Agradec a Dios que tan slo haba sido un sueo. Y luego me di
vuelta en la cama para volver a dormir.
Pero no pude hacerlo; segua viendo la
escena del niito cayendo de aquel rbol.
Dese que l no hubiera trepado tan
alto, y senta mucho pesar por las heridas que haba sufrido como resultado de la
cada.
Finalmente me hall preguntndome por qu la Ciencia Cristiana haba
fallado al salvarlo de la cada.
Fue entonces cuando comprend cabalmente lo
que estaba haciendo.
Yo no haba abandonado el sueo.
Lo haba
reconocido como sueo, pero no haba sido suficiente; lo que necesitaba era
verdaderamente dejarlo del todo.
Aqu me encontraba preocupndome de algo
que jams haba sucedido.
Me haba sentido mal por una rama que nunca se
haba roto; por un pequeo que jams estuvo en lo alto de un rbol y mucho
menos podra haber cado de l; perturbada por una cada que jams haba tenido
lugar.
No era realmente ridculo que hubiera seguido viviendo en ese sueo,
an despus que haba despertado y reconocido que eso era nada ms que un
sueo?
Pero por supuesto que en la cspide de la tontera, me encontraba
preguntando el por qu la Verdad no haba obrado en una situacin que jams
haba existido.
No, no fue suficiente ver la experiencia como lo que pareca ser,
- un simple sueo, - sino que necesit ir ms all en el pensamiento, y 1)verlo
como nada, absolutamente inexistente, y 2)luego abandonarlo como tal. As que
entonces me regocij de que nunca hubiera existido un sueo, pues no haba
ninguna mente mortal que lo pudiera soar, y... me dorm.
A la maana siguiente no pude menos que extraer algunas conclusiones
de esta experiencia.
Muy temprano en el estudio de la Ciencia Cristiana,
aprendemos a reconocer los problemas como irreales.
Los podemos llamar:
prdidas, enfermedad, muerte, accidente, y toda clase de error; ilusin, sueo o
mesmerismo.
Pero, tratamos realmente al problema como sueo o ilusin?
No seguimos a menudo pensando sobre l, preguntndonos qu es lo que lo
est causando?
Especulamos acerca de qu piensan otros acerca de l?
En ocasiones, no somos culpables tambin de preguntarnos por qu es que la
Ciencia Cristiana no ha funcionado?
En el trato de problemas fsicos, la Sra. Eddy nos ha enseado a
abandonar el sueo y sacar el pensamiento del cuerpo para tornar nuestra
completa atencin hacia la Verdad y el Amor.
Recordarn la experiencia de la
mujer involucrada en el accidente de automvil y que inclusive fue arrollada por un
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camin.
Bien, ella abandon su sueo para encarar la realidad.
Aquel
que niega el error y mantiene su mirada en el testimonio de Dios, no est
argumentando slo desde el PUNTO DE LA PERFECCIN, abandonando
exitosamente tales sueos, y encarando la realidad?
Una de las verdades ms significativas y poderosas que nos capacita
para abandonar los sueos y despertar a la realidad, es la sencilla verdad de que:
no hay mente mortal alguna capaz de soar un sueo.
De cualquier modo,
qu podramos decir del origen del sueo?
Que es producto de la mente
mortal, pero, qu cosa es la mente mortal?
Dado que Dios es la nica Mente,
puede acaso haber otra mente? Una y otra vez somos enseados que Dios es
la nica Mente, y la declaracin ms comnmente usada para estos efectos es la
que viene en la Declaracin Cientfica del Ser: Todo es Mente infinita, y su
manifestacin infinita, porque Dios es Todo en todo.
Una y otra vez somos
instruidos que el ser Dios, es la Mente nica; no puede haber otra mente, y, por
tanto, ninguna mente mortal.
Mi declaracin favorita acerca de la no-existencia de la mente mortal, es
la siguiente: (C & S 399: 25-27) Hablando cientficamente, no hay mente mortal
de la cual producir creencias materiales, que nacen de la ilusin.
Por tanto,
nuestra conclusin lgica debe ser que si no hay una mente mortal para soar, no
pueden existir sueos materiales.
Qu es entonces lo que debemos hacer
acerca del sueo de la mortalidad?
No hay ms verdad en nuestro ser como
mortal, de la que hay en el pequeo nio trepado en el rbol.
No hay ms
verdad en nuestras sufrientes penalidades en la mortalidad, que las que haba en
el nio cayendo del rbol.
No hay ms verdad en nuestras fallas de obtener
resultados por la aplicacin de la Ciencia Cristiana, que en el fracaso de la Verdad
de preservar al nio de la cada del rbol.
Estamos ahora de acuerdo en designar a la mortalidad como un sueo
y continuar vivindolo?
Por supuesto que NO!
Dejemos ese sueo por un
gozoso despertar aqu y ahora. Ms an, es fcil abandonarlo, porque sabemos
que tal sueo de mortalidad no existe, pues no hay ningn mortal para soarlo.
Nuestro regocijado despertar ha sido la gloriosa experiencia de la
inmortalidad trada a luz en nuestra conciencia. Vamos a encarar la realidad de
la inmortalidad; vamos a regocijarnos con ella; vamos a vivirla!
Ahora bien, algunos dicen que realmente somos inmortales, pero que el
hombre est mesmerizado o hipnotizado en la creencia de que ha nacido en la
materia, que vive una existencia material, y que morir o ascender fuera de esa
materia. Pero, cmo es posible que haya mesmerismo o hipnotismo cuando no
hay mente mortal alguna para mesmerizar o para ser hipnotizada?
En el
Manual se nos dice que debemos defendernos diariamente contra toda sugestin
mental agresiva.
Qu sugestin ms agresiva puede haber que la de creer en
una vida separada de Dios? Qu cosa debiera ser ms negada que el error de
una historia material?
Tal y como hemos explicado, si el ngel del Apocalipsis
tuviera que estar parado apoyado en un solo pie, hubiera hecho mejor
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apoyndose en el pie que mantiene subyugada la sutil creencia que el hombre
alguna vez ha experimentado un nacimiento material.
Un medio seguro y certero de destruir cualquier creencia mesmrica es
el conocimiento, el entendimiento de que no hay, sino una slo Mente nica, Dios,
y que esa Mente infinita es nuestra Mente, la ma, la de ustedes, la Mente de todo
el universo.
Dnde entonces hay una mente mortal para mesmerizar?
La
Sra. Eddy establece claramente en todos sus escritos, que la segura destruccin
de la sugestin hipntica, viene con la aplicacin de la Verdad de que Dios es la
nica Mente, y que no hay ninguna otra.
Cuando la Sra. Eddy entendi que era tiempo de establecer Segunda
Iglesia de Cristo, Cientfico, en Nueva York, le pidi a su buena colaborador Laura
Lathrop, que se encargara de ello.
Como haba la creencia de que no deba
haber una Segunda Iglesia en Nueva York, algunos de los amigos de Laura
estaban temerosos de que si llevaba a cabo esta tarea, podra ser vctima de la
mala prctica.
La Sra. Eddy le dio a Laura esta oracin para que se protegiera a s
misma de la sugestin mental agresiva:
No hay ninguna otra mente que me
tiente, me hiera o me controle.
Yo entiendo esto espiritualmente, y elijo ser la
duea de la oportunidad.
No es esto poderoso?
Notemos cmo la Sra.
Eddy sustenta la verdad de que no hay otra mente con la que tratar.
Yo
entiendo esto ESPIRITUALMENTE.
Ella no afirma que va a intentar entender
esto, o algn da lo entender; ella reclama ese entendimiento Ahora!
Yo utilizo esta pequea oracin bastante a menudo, pero me agrada
comenzarla con: Me regocijo de que Dios es la nica Mente.
Esa Mente es mi
Mente y la Mente de mis hermanos.
No hay ninguna otra mente que me tiente,
me hiera o me controle. Yo entiendo esto espiritualmente, y elijo ser la duea de
la oportunidad.
No es esta una perfecta defensa contra la sugestin agresiva?
Esto
aniquila completamente la posibilidad de tal cosa, pues estamos reconociendo la
totalidad de la Mente nica, Dios, as como la absoluta inexistencia de cualquiera
otra mente.
Y esto no slo elimina a la mente mortal como poder, sino tambin
como presencia.
Acaso no es maravilloso saber que somos los amos de la situacin?
Por entender espiritualmente que Dios es nuestra Mente y que no existe ninguna
otra, No estamos mesmerizados cayendo en la creencia de que somos mortales.
Estamos as, del todo despiertos y alertas a la verdad del ser. Sabemos quines
somos, qu somos, dnde estamos, y qu est ocurriendo.
Por ello,
regocijmonos a menudo durante cada da de que no somos mortales
mesmerizados, sino inmortales, del todo despiertos!
Ninguno de nosotros est tentado a creer que es Napolen. Sabemos
quines somos.
Ninguno de nosotros est tentado a creer que es un gitano.
Sabemos bien quines somos.
Ninguno de nosotros est siquiera tentado a
creer que es mortal. Sabemos que somos los hijos y las hijas del rey, y estamos
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despiertos a nuestra identidad.
No estamos tentados a creer que somos
materiales, fsicos o corpreos. Sabemos lo que somos. Sabemos que somos
ni ms ni menos que el resplandor de Su gloria, la expresa imagen de Su
persona. (Heb. 1: 3)
Ninguno de nosotros est tentado a pensar, y mucho
menos a ser, mesmerizado para entrar en la creencia de que vivimos en un
universo material.
Sabemos dnde estamos.
Sabemos que vivimos, nos
movemos y tenemos nuestro ser en Dios, por tanto, nuestro universo es espiritual;
es el universo de la Mente.
Nosotros no estamos hipnotizados a creer que la enfermedad, la
perdida, las relaciones inarmnicas, los accidentes y cosas por el estilo, tienen
algo que ver con nosotros.
Estamos del todo despiertos al hecho de que slo
cosas maravillosas estn teniendo lugar.
Nosotros vemos, omos, sentimos y nos regocijamos en un sentido
Cientfico de salud, relaciones armoniosas, orden divino, paz, prosperidad, vida en
abundancia, porque todo lo que est ocurriendo es Dios, expresndose a S
mismo, y los resultados no son menos que perfectos.
No es emocionante ser un inmortal completamente despierto,
sabiendo quines somos, y lo que est ocurriendo?
Aceptmoslo,
reconozcmoslo, reclammoslo consistentemente, y regocijmonos con ello!
Siempre estar inspirada por la experiencia de una mujer en uno de
los pases de dominio Nazi durante la pasada guerra.
Un da, sin causa
justificada, los soldados enemigos se la llevaron de su casa, junto con
otras mujeres de la comunidad, hacia un campo de concentracin.
Poco
antes el marido de la mujer haba sido tambin capturado.
Ella se vio
obligada a dejar a sus dos pequeos hijos, an demasiado pequeos como
para valerse por s mismos.
De inmediato tom la actitud de no dejarse
mesmerizar o hipnotizar por la creencia de que algo terrible estaba
sucediendo.
Vio claramente que Dios era su Mente, y comprendi que
ciertamente la Mente estaba plenamente despierta al saber quin era
ella, en dnde estaba, y qu estaba aconteciendo.
Jams, ni por un instante se permiti a s misma ser mesmerizada al
pensar que era un mortal en una prisin enemiga. Mentalmente insisti en
que ella era la hija inmortal de Dios, libre, sin limitacin alguna, morando
en seguridad en el lugar secreto del Altsimo; ni por un instante se permiti
a s misma ser hipnotizada al creer que cosas horribles estaban siendo
llevadas a cabo por manos de mortales malvados.
Vio a los soldados
enemigos cientficamente, como el hombre perfecto de la creacin de Dios,
expresando slo las cualidades amorosas y consideradas de Dios.
Traspuso las paredes de la prisin y se neg siquiera a ser tentada por la
creencia de que estaba en el entorno de un universo en guerra en el cual
haba nios pequeos que requeran ayuda, u hombres en campos de
concentracin.
Ms an, se regocij de que estaba completamente
despierta a la verdad de que en el universo de la Mente, el nico
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universo, slo cosas maravillosas estaban sucediendo a todos los
hijos de Dios.
Como resultado, una maana lleg un soldado enemigo, abri
totalmente las puertas de la prisin, y les dijo a todas las mujeres que se
fueran a casa.
No hubo explicacin para este acto.
No haba cambiado
ninguna situacin en la guerra.
El campo enemigo an estaba localizado
en ese lugar. Ningunos otros prisioneros fueron liberados en ese momento
de otro campo de concentracin.
Solamente esta mujer saba por qu la
libertada haba llegado a ella y a sus compaeras.
Ella haba sido el
amo de la ocasin.
Debido a que saba que Dios era la nica Mente,
ella se haba rehusado a ser mesmerizada...
Seguro estarn interesados en saber que poco despus que ella fue
tomada prisionera, una vecina se llev a los nios a su casa y los cuid.
Muy poco despus de su retorno, su marido tambin gan su libertad.
Tambin nosotros podemos ver la libertad de la mortalidad, para
nosotros y para otros, si negamos que estamos mesmerizados en creer que
somos mortales en un universo material, y regocijarnos de que somos
mortales completamente despiertos en un universo espiritual, alertas para
conocer y saber que somos los hijos de Dios, por tanto, perfectos.
Recuerdan la interesante historia que les platiqu acerca del hijo del
Rey que en realidad nunca fue un gitano?
A pesar de cunto amo esa
historia, y a pesar de cunta comprensin obtuve con ella, an as, no es
la historia de ustedes.
Me permiten tener el privilegio de contarles sobre su verdadera
historia?
Hubo una vez el hijo de un Rey.
Debido a que era
obediente a su Padre, nunca anduvo vagando por el
bosque.
Nunca fue raptado por una banda de gitanos.
Nunca creci parecindose a un gitano, ni tuvo un nombre
gitano, ni habl el lenguaje de los gitanos.
Nunca tuvo
necesidad de que le fuera revelado que no era un gitano,
sino el hijo del Rey.
Y jams tuvo que ser persuadido
de que deba identificarse a s mismo para poder ganar
justamente lo que le perteneca.
En lugar de estar vagando en la mortalidad, ustedes siempre
han permanecido en la inmortalidad.
En lugar de ir
envejeciendo en la mortalidad, ustedes han permanecido sin
edad alguna en la inmortalidad.
En lugar de tener que
haber sido despertados a la verdad acerca de ustedes,
ustedes siempre han sabido que son los hijos de Dios. En
lugar de tener que conocer nuevamente a su Padre,
ustedes siempre Lo han conocido, Lo han amado, Lo han
reverenciado y adorado, y han entendido su relacin con l.
Ms que tener que identificarse a s mismos como Sus
hijos, ustedes simplemente han continuado siendo Sus hijos
muy amado en los cuales l tiene gran complacencia,
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sentados a la derecha de Dios, el Padre Todopoderoso.
En lugar de tener que reclamar nuevamente su herencia,
ustedes jams han cesado de saber que todas las
bendiciones de Dios son natural y necesariamente suyas.
Esta descripcin de Jess en Hebreos 7:3 es verdaderamente la
descripcin de todos y cada uno de nosotros: S IN PADRE, SIN
MADRE, SIN GENEALOGA; QUE NI TIENE PRINCIPIO DE DAS , NI FIN DE
VIDA, SINO HECHO SEMEJANTE AL HIJO DE DIOS.
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