MazoMaria Relatosbrujaszaragozaantioquiaimaginariosimbolorepresentacion
MazoMaria Relatosbrujaszaragozaantioquiaimaginariosimbolorepresentacion
IMAGINARIO,
SIMBOLO Y REPRESENTACIN
Presentado por:
MARA ALEJANDRA MAZO LVAREZ
Asesor:
JUAN CARLOS ORREGO ARISMENDI
DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGA
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
MEDELLN
2014
NDICE GENERAL
INTRODUCCIN... 10
1. BRUJA, MITO Y SMBOLO...... 16
1.1
smbolo...... 16
1.2 Acercamiento desde las ciencias sociales a la magia, la brujera y las brujas......... 16
CONCLUSIONES......... 138
REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS. ...... 142
TABLA DE ILUSTRACIONES
Figura 1. Ilustracin perteneciente al Libro de San Cipriano..... 9
Figura 2. Invocation. Ilustracin de Santiago Caruso... 15
Figura 3. Pharmacopea Harlemensis. Ilustracin de Petrum van Assendelft...... 39
Figura 4. Sin ttulo. Ilustracin de Jan de Bisshop... 74
Figura 5. Mapa de contextualizacin, ubicacin del municipio de Zaragoza dentro del
departamento de Antioquia, Colombia.... 75
Figura 6. Mapa poltico del municipio de Zaragoza... 76
Figura 7. Hilan Delgado. Caprichos. Ilustracin de Francisco de Goya....... 111
Figura 8. Witches from Geiler. Ilustracin perteneciente a Hexen und Hexenverfolgung im
deutschen Sdwesten. 137
Anexo 1. Mapa de Zaragoza. Ubicacin de la Escuela de Brujas, la Calle Tacamocho y la Cancha
Santa Elena... 152
Anexo 2. Ubicacin del cementerio de Zaragoza, Plan de la Loca y Calle Crdoba... 151
AGRADECIMIENTOS
La rebelin consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos.
rbol de Diana, Alejandra Pizarnik
En primer lugar, quiero agradecer a lo ininteligible, a Sophia Perenne, la Magna Mter, a las
fuerzas que me han permitido y alentado a culminar este proceso, al ansia de conocimiento, de
perfeccionamiento y a la inspiracin que me han brindado.
Quiero agradecer a mi familia. A mis tos, Daro, Lelly, Hildebrando, Patricia, por todo su
apoyo, moral y econmico, su gua, sus consejos y su eterno cario hacia m. A mi abuela, Nelly,
porque hered de ella esa necesidad, ese inters, por -como dice ella mirndome con ojos
brillantes- conservar las cosas viejas, por las tardes de relatos de su juventud y las recetas de su
tierra. A mi madre, Mara Zeneida lvarez Bentez, pilar nico, soporte inquebrantable, creadora
de mi ser fsico y moral, mi mayor crtica, colaboradora y admiradora, la que siempre se
entusiasm y me ayud con todas las empresas quimricas, locuras artsticas y arrebatos
intelectuales que, bsicamente desde que aprend a hablar y a caminar, han sido el comn
denominador de mi vida. Ha sido ella quien me ha enseado y legado todo lo que soy, refugio
durante las tormentas de la vida, por lo que creo que nunca terminar de agradecer, ni siquiera
pensar en pagar, todo lo que ha hecho por m. No tienen precio la extensin de su ardua labor
y su sacrificio solo por proporcionarme una vida digna, un entorno seguro donde crecer,
desarrollarme y aprender, y todo el amor que ha derramado en m sin condiciones ni
pretensiones, apenas pidindome a cambio que crezca procurando ser siempre la mejor persona
que pueda ser.
Agradezco a la Universidad de Antioquia, mi otra madre, mi segundo hogar. A los profesores que
me han formado durante mi viaje como aprendiz de antroploga, y especialmente a mi asesor
en este trabajo de grado, el profesor Juan Carlos Orrego, por su paciencia, sus consejos siempre
acertados en el nimo de que mi escritura siempre mejore, y la confianza que me otorg durante
todo el proceso de elaboracin de esta monografa.
Agradezco a Mara Eusebia Zapata Toro y su hija Paola Andrea Marn Zapata, que nos han
acogido en su hogar en cada ocasin que hemos ido a Zaragoza, honrando y manteniendo el
cario que Rafaela Toro y Luciano Zapata, matriarca y patriarca, tenan por la familia lvarez
Bentez; les agradezco por la disposicin de nimo siempre atento y toda la ayuda invaluable que
dieron a esta investigacin. A Alvaro Murillo Domnguez, colaborador que me acompa y guio
durante uno de los viajes etnogrficos. Y hago un agradecimiento extensivo a todos los
zaragozanos y zaragozanas residentes en el municipio que me acogieron en su hogar y me
confiaron pedacitos de sus vidas y sus memorias; tambin a la colonia zaragozana en Medelln
que me abri las puertas de su casa y me cont sus historias con toda la buena voluntad de lograr
que este trabajo reflejara la cultura y las creencias de los habitantes de Zaragoza.
RESUMEN
El presente trabajo analizar el lugar y la importancia de las brujas y de los relatos de brujas en
las estructuras sociales y culturales del municipio de Zaragoza, nordeste de Antioquia. En primer
lugar indaga en los referentes tericos que establecen la importancia del relato y de la
replicacin, la re-creacin y representacin de los smbolos del imaginario cultural en los grupos
humanos. Luego, a modo de contexto histrico, hace un recorrido por los relatos sobre brujas y
brujera en Grecia, Roma, Europa medieval, Amrica colonial y Colombia republicana y
contempornea. Posteriormente presenta y explora un corpus de relatos de brujas que fue
recopilado durante el trabajo de campo etnogrfico en Zaragoza, y con la colonia zaragozana en
Medelln, con lo cual se aporta a la comprensin del universo social de los habitantes del
municipio.
PALABRAS CLAVE
Brujas, historia de la brujera, smbolos, relatos orales, imaginario cultural, Zaragoza (Antioquia)
Todo lo hasta entonces odo, que tanto me encantara, se me volvi una vulgaridad.
Brujas!... Eso s era la atraccin de la belleza! Eso s mereca que uno le consagrara
todita su vida en cuerpo y alma!
Simn el mago, Toms Carrasquilla.
INTRODUCCIN
La magia, como la poesa, se maneja por una conversin simblica de todo el universo
Olga Orozco.
Siempre encontr fascinantes las historias en que lo misterioso, numinoso, sacro y sobrenatural
se conjugan, y casi desde que aprend a leer buscaba material que tuviera que ver con duendes,
espantos y aparecidos, mitos y leyendas de Colombia y otros pases; mitologa griega, sobre todo
sus diosas, e incluso un libro sobre advocaciones marianas de Latinoamrica, el cual me aprend
casi de cabo a rabo. El descubrimiento de lo sagrado, lo religioso y lo mgico, en que las mujeres
son las actrices principales y las protagonistas, me fascin y en gran medida forj mis intereses
acadmicos y personales a futuro. El extraamiento de saberme y reconocerme de gnero
femenino estaba mediado por el interrogante de por qu en el sistema de cosas en que mi
infancia se desenvolva, se estableca con cierta rigidez -aunque no de parte de mi familia, por
cierto, sino del entorno escolar- un solo modelo posible de femineidad. Necesitaba comprender
ese gran misterio de haber nacido mujer y sentir de alguna manera que era injusto o poco
satisfactorio que slo existiera una manera de ser mujer y unas nicas virtudes por obtener.
Quera saber todas las cosas que podan ser y hacer las mujeres, y aunque no lo estructuraba en
mi pensamiento de una manera sofisticada, ciertamente me diverta y me fascinaba, y con ello
era suficiente para mantener mi atencin y mi imaginacin fijas en dichos temas.
Athena, diosa de la techn, la tcnica, la sabidura y la guerra; Innana-Ishtar, diosas de la
fertilidad y el deseo sexual, Artemisa, diosa lunar de la cacera, la virginidad y la juventud.
Ereshkigal y Persfone, reinas del Inframundo. Dmeter, Ceres, Isis, diosas-madre. Bastet y
Sekhmet, diosas gata-leona. Gaia, origen de todo lo viviente, Nyx, noche perpetua. Hkate,
seora de las encrucijadas, la de las tres caras; Itzpapalotl, mariposa de obsidiana de los mexicas,
seora de los muertos y los demonios femeninos, Tlazoltotl, la comedora de pecados, diosa del
deseo sexual, la enfermedad venrea, el parto y la sabidura en farmacopea, Lilith, primera
esposa de Adn, madre monstruosa de los demonios del misticismo judo. A todas ellas busqu
con insistencia en relatos, ensayos acadmicos y obras literarias. Luego fueron los monstruos-
femeninos. Lamias, empusas, estriges. La esfinge, Escila, Caribdis. Medusa y sus hermanas, las
Gorgonas. La Patasola, la Madremonte, la Llorona.
Las brujas, a medio camino entre lo sagrado y lo monstruoso, hicieron su triunfal aparicin en mi
mente joven a travs de los relatos que, a veces a hurtadillas, escuchaba a mi madre y a sus
coterrneos compartir en reuniones a las que yo, por ser muy pequea, no estaba invitada pero a
las que de todas maneras asista rehusndome a dormir. Para entretenerme, educarme y como
legado, mi madre, desde que estaba muy nia, me haba contado historias sobre los milagros y el
origen del Santo Cristo de Zaragoza, reliquia catlica que es objeto de la ms profunda devocin
por parte de mi familia materna. Sin embargo, las brujas y sus artes ejercieron en mi mente un
hechizo ms duradero. Quines eran? De dnde venan sus poderes, cmo los obtenan? Por
qu existan? Qu hacan? Esas eran las preguntas que intentaba contestarme a travs de la
bsqueda y la lectura insistente de historias que tuvieran que ver con ellas, en que participaran o
fueran protagonistas. Los cuentos del folklore europeo ms conocidos, la reina-bruja de
Blancanieves, Morgana LeFay de las leyendas artricas y otras tradiciones no tan conocidas
como las que involucran a la anciana canbal de los bosques rusos, Baba Yaga, todo eso me
mostr los mil y un rostros de las brujas europeas. Elaboraciones literarias ms recientes, sin
embargo, me introdujeron en la reflexin del fenmeno de la brujera femenina como rebelin
social y religiosa.
La obra de Jules Michelet, La sorcire, es un retrato romntico de la Bruja como seguidora de las
inocentes religiones europeas precristianas, ms equiparable a la sibila griega o la vestal
romana en sus inicios. Tras la llegada del cristianismo, del sistema feudal, de la pobreza y las
enfermedades, que degeneraron su carcter, se convirti (y la convirtieron) en el azote de la
humanidad, la plaga por eliminar, y la empujaron a buscar a Satans para vengarse de aquellos
que la haban daado y subvertir el orden de cosas en que la existencia de los desvalidos se
desarrollaba en medio de penurias. La misma reflexin puede extraerse de la Dama de Urtubi, de
Po Caro Baroja: las brujas, poseedoras de saberes marginales al catolicismo imperante, eran
tambin marginadas, estandartes de la causa de los pobres, los despreciados, y sus aquelarres
eran lugares donde se poda acudir en bsqueda de placer, liberacin emocional, retribucin,
refugio y consuelo: nivelacin de las cargas sociales por medio del embrujo y el hechizo.
Siempre las tuve muy presentes durante mi formacin acadmica, y al llegar el momento de
elegir un tema para mi tesis de pregrado, supe que quera y que deba hacerlo sobre esos relatos
de brujas que de manera tan poderosa y vvida haban permanecido en mi imaginacin durante
tantos aos. Lo que me interesa de las brujas es lo que se dice de ellas, sus proezas y sus
maleficios, lo que las construye como colectivo y como individuos inscritos en la memoria de los
pueblos. Ms que un hobbie, leer e investigar sobre ellas, para m, es un tema de estudio; y que si
me era posible, indagara por las brujas zaragozanas, esas grandes conocidas-desconocidas del
folklore antioqueo. La primera vez que viaj a Zaragoza, con mis padres, tena seis aos y
corra el mes de enero del ao 1997. Visitaba el pueblo de nacimiento de mi madre y mis tos, y
donde vivieron su infancia y adolescencia, que recuerdan de una manera casi idlica. Aunque yo
ya haba escuchado algunos cuentos de brujas del municipio, sent una gran curiosidad que hasta
el da de hoy sigue insaciable, lo cual me ha generado una serie de interrogantes: por qu hay
tantos relatos de brujas en Zaragoza? Por qu la prevalencia, la asociacin de dichos relatos con
la vida cotidiana del municipio?
En este trabajo se tiene como objetivo general responder a la pregunta de cul es la funcin de las brujas y
de los relatos de brujas en el municipio de Zaragoza, Antioquia. Asimismo, son objetivos especficos
recopilar un corpus de relatos de brujas en ese municipio, analizar sus contenidos y relacionarlos con
algunas teoras de las ciencias sociales afines al tema, as como con fuentes literarias y trabajos de
contextualizacin histrica. Otro objetivo especfico, al que quiero aludir de modo particular, es el de
transcribir los relatos orales recopilados para este trabajo siguiendo las directrices (especialmente el
anonimato de las fuentes y los involucrados en ellos) que fueron establecidas como condicin
primera, y adjuntarlos a ste, para que puedan ser consultados, ledos y, por qu no, disfrutados, y para
que queden disponibles para quien desee leerlos. Esos relatos de brujas fueron recogidos durante el
trabajo de campo en el municipio de Zaragoza llevado a cabo en los meses de septiembre de 2012,
posteriormente, mayo de 2013 y durante el transcurso del ao 2014, adems de los que fueron registrados
a lo largo del tiempo compartido con zaragozanos residentes en la ciudad de Medelln
Para ello, usando un enfoque metodolgico cualitativo, se realiz en primera instancia una
investigacin de carcter etnogrfico que involucr trabajo de campo en terreno en el mes de
septiembre de 2012, durante el cual se concret la idea de trabajar con los relatos de brujas del
municipio y se establecieron algunos contactos tiles para la investigacin, y nuevamente en
mayo del ao 2013, durante el cual se recogieron una gran parte de los relatos utilizando la
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 12
Las ms antiguas formas de concebir y explicar el mundo que nos rodea son orales: el lenguaje
proporciona al hombre, y el hombre le proporciona al lenguaje, imgenes, signos y smbolos que
le permiten entender lo que le rodea y a la vez trasmitir dicho conocimiento, orientar la accin
propia y ajena:
En las culturas predominantemente orales, las palabras estn estrechamente vinculadas a la accin,
derivan de ella, en funcin de lo cual se las asocia con un poder sobre la gente y las cosas; creencia
que se apoya sobre un sustrato mtico ms profundo. () la importancia de la comunicacin cara a
cara y de la intersubjetividad es decisiva, pues la continuidad del pensamiento, del conocimiento
colectivo y de toda la cultura se sostiene sobre la comunicacin interpersonal. (Bech, 2008, p. 34)
Mito y creencia son las expresiones primeras y de una importancia extrema- de estos sistemas
de expresin de la vida mental humana a travs de la oralidad: la razn nunca trabaja sola, lo
hace en el interior de un conjunto de relaciones complejas en las que se conjuga con el mito y la
creencia (Castaingts, 2011, p. 37); y los mitos y creencias, antes, durante y despus de la
aparicin de la escritura, se han transmitido de un individuo a otro, de una generacin a otra, de
una cultura a otra, a travs de la cancin, el himno, el poema, la narracin oral, del relato, que
posee su propia semitica y genera un conjunto de significados que le son propios (Castaignts,
2011).
Para A. Greimas, el relato es un juego de sujetos (o actantes) que en unin con un objeto o
virtud, pueden pasar por medio de la accin a un estado de desunin con el objeto de valor,
debido a la renuncia, despojo o intercambio(citado en Castaingts, 2011, p. 157-158) Para
Roland Barthes (1977), el relato, sea cual sea la forma en la que est narrado, es una
combinacin de hechos que requiere de un sistema de reglas para funcionar adecuadamente y
transmitir sentido. El relato tiene tres niveles: las funciones siendo la funcin toda aquella
accin de un personaje definida desde el punto de vista de su significacin para el desarrollo del
cuento en su totalidad (Propp, 1968, p. 20)-, las acciones en el sentido de los acontecimientos
sucedidos a y llevados a cabo por los personajes, es decir los actantes de Greimas) y la
narracin, en el sentido de discurso propuesto por Todorov (1971), en el que se analiza desde qu
punto de vista est contado el relato, personal o apersonal.
Bsicamente, un relato es una narracin en la que intervienen unos personajes inmersos en
ciertos hechos, sin importar que los hechos provengan de la imaginacin del narrador o que est
contando sucesos acaecidos en el plano de lo real a personas reales; el relato estar empapado de
la semitica cultural del grupo humano en que fueron generados y de los cuales hacen parte,
debido a que son contados por personas reales inmersas en una cultura: el individuo al nacer en
una sociedad, hereda la cultura que le viene dada como un todo y por ende, toma de ella sus
signos, sus valores, las relaciones gramaticales entre ellos y sus sistemas interpretativos
(Castaingts, 2011, p. 147). Sin embargo, Castaingts hace hincapi en la memoria autobiogrfica
de los individuos como fuente de diversificacin de los relatos, pues en ella habitan (y
combinadas de manera nica en cada persona) las directrices y herencias culturales y sociales y,
adems, los recuerdos de cada individuo, lo que le da un punto de vista nico del mundo: estoy
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 17
convencido de que los individuos () no adquieren toda la cultura que se les propone sino que
cada individuo adquiere y hace suyo un solo subconjunto ms o menos amplio del universo
cultural en el cual nace (ibd. p. 149).
El relato, an con las aportaciones con que cada persona lo enriquece al transmitrselo a otra, es
la unidad mnima de la tradicin oral, construida por un universo de relatos interconectados que
contienen en s las directrices morales, sociales, religiosas, incluso tcnicas, de los pueblos.
Mauricio Caballero et al, en Mitos y Leyendas de Colombia: tradicin oral indgena y
campesina, explica que La tradicin oral es el conjunto de representaciones colectivas
elaboradas por una cultura a travs del tiempo y transmitidas de generacin en generacin por
medio del lenguaje oral (2003, p. 19). Jan Vansina (1966) sostiene que la tradicin oral est
constituida de todos los relatos, como una gran cadena de testimonios, que son transmitidos por
va oral a partir de la interaccin entre un narrador y sus escuchas. As, el relato oral vendra
siendo entonces la unidad mnima de la tradicin oral, compuesta por un corpus de relatos e
instrucciones concernientes a la vida diaria.
Edward Sapir (1921) explicaba en Lenguaje: introduccin al estudio del habla que cada grupo
cultural construye su realidad sobre la base de sus hbitos lingsticos: el lenguaje, y las
estructuras del lenguaje, nacieron para Sapir de la necesidad de expresin de imgenes mentales
arquetpicas, el lenguaje es un mtodo exclusivamente humano, y no instintivo, de comunicar
ideas, emociones y deseos por medio de smbolos producidos de manera deliberada (1921, p.
14); el lenguaje constituye la expresin primera de la realidad vivencial de un grupo humano,
expresado en la forma en que morfemas y fonemas se agrupan y adquieren diversos significados.
Este fenmeno la agrupacin no aleatoria de fonemas con significados y la manera en que estas
asociaciones hacen parte de los mitos- es mencionado por Claude Lev-Strauss como una fuente
de intriga para antroplogos, socilogos, fillogos y lingistas que se han dedicado a analizar
mitos desde la lingstica de los idiomas de sus grupos culturales de origen. Para Lev-Strauss, el
anlisis del mito debe hacerse desde unas unidades de sentido ms grandes y abarcantes que
fonemas y morfemas: l llama a estas grandes unidades mitemas (1995, p. 233) y propone que
ubicando los mitemas de manera sincrnica y diacrnica puede llegar a comprenderse de manera
cabal un mito y un conjunto de mitos en los que una figura o secuencia se duplica, triplica o
cuadruplica, evidenciando con esta repeticin la estructura del mito, y que explicita una
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 18
intencionalidad generada desde las mismas estructuras de la sociedad que lo produce: "el mito
es un ente verbal que ocupa, en el dominio del habla, un lugar comparable al del cristal en el
mundo de la materia fsica" (1995, p. 252) evidenciando dichas estructuras y transparentndolas
de modo que sea posible extraer de dichos mitos una semblanza ms o menos acertada de cmo
las asociaciones de pensamiento funcionan en una cultura dada, por lo cual, el anlisis del mito
(y la literatura oral) ocupa un lugar fundamental.
Nina de Friedemann (1997, p. 21) cita a A. Hampat Ba, cuando observa que la tradicin oral
no se limita a cuentos y leyendas o relatos mticos e histricos. La tradicin oral es, conforme al
mismo autor, la gran escuela de la vida. Es religin, historia, recreacin y diversin. El corpus
de conocimientos transmitido por la tradicin oral puede contener una gran variedad de temas,
aquellos que slo son transmitidos a ciertos iniciados o elegidos, conocimientos esotricos y
ocultos; y otros que deben y pueden ser conocidos por todos los integrantes de la sociedad, y que
generalmente son construcciones grupales en las que el individuo participa al apegarse o no
apegarse a ellas, transmitindolas o no transmitindolas, modificando as los imaginarios y las
normas: () los cdigos culturales tambin funcionan como un sistema de control social y
poltico() Cada cultura crea sistemas de cdigos comunitarios que establecen una relacin
entre imaginario, colectivo y control poltico, que oscilan entre la coercin y la adhesin
voluntaria (Bech, 2008, p. 22). Jan Vansina en La tradicin oral (1966) hace notar que entre
ms regulada est la transmisin de la tradicin oral, habr aspectos de la misma que se
conservarn intactos durante ms tiempo, y que la importancia de regular dicha tradicin est en
que cumple varias funciones simultneamente, transmitir el saber prctico, el religioso, espiritual
y cosmognico, la tica, esttica, la identidad y la historia (Vansina, 1966, p. 7).
La forma ms antigua de transmisin del conocimiento es la tradicin oral y, an con la aparicin
de la escritura, esta no desapareci completamente: muchos pueblos alrededor del mundo, hasta
hace poco tiempo, desconocan los sistemas de escritura y confiaban su sabidura y nocin de la
realidad social a la oralidad. Vansina seala que los pueblos sin escritura tienen una memoria
slidamente desarrollada y transmiten sus tradiciones en una forma oral fuertemente encadenada
(o estibada) por frmulas (1966, p.16). En complejos culturales como las africanas, dichas
frmulas son celosamente enseadas, aprendidas y custodiadas por un griot, que, si es hbil,
ejerce las veces de cortesano, embajador, genealogista y poeta a la vez (Friedemann, 1997, p.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 19
23). Sin embargo, desde la aparicin de los sistemas de registro permanente, los pueblos que
los usaban como nico soporte cultural eran vistos por los que incluan en sus mnemotecnias a la
escritura como atrasados e incultos; sta tendencia se volvi global desde el auge del
colonialismo europeo, como un fenmeno de desprestigio de lo oral, que lo mostraba como una
forma baja, primitiva e ignorante de transmisin del saber, y favorecimiento de la palabra escrita
como nico vehculo fiable, civilizado y cientfico.
La palabra escrita se convirti en el nico vehculo fiable de las historias, que se convirtieron en
la Historia, en una nica versin legitimada por aquellos que posean acceso a la lectura y a la
escritura desde una posicin social hegemnica: grandes sectores sociales cuyo acceso a las
tcnicas de la lectura y la escritura fue mnimo, por no decir, vedado, debieron valerse de la
tradicin oral para transmitir sus conocimientos y experiencias vitales, sus historias y sus luchas
desde su propio punto de vista, de una generacin a otra a travs de la oralidad, por lo cual es
vital que sean incluidas dentro de los metarrelatos de la Historia hegemnica: sta ha sido una
de las tareas ms antiguas de la antropologa, la conservacin de la tradicin oral en clave de
patrimonio oral e inmaterial, entendido bajo los cnones que la UNESCO ha determinado para
incluir o no, bajo esta etiqueta, a las manifestaciones de las culturas:
tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros
descendientes, como tradiciones orales, artes del espectculo, usos sociales, rituales, actos festivos,
conocimientos y prcticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y tcnicas vinculados a la
artesana tradicional (UNESCO 2014).
Patrimonio oral e inmaterial que tambin ha sido objeto de estudio de la historia como
historiografa, que ha pasado de hablar de tradicin oral a historial oral. Garcs define historia
oral y local como las diversas iniciativas que se proponen elaborar la historia de una persona o
grupos de personas que comparten un determinado territorio (2002, p. 24). Una persona puede
elegir aadir o quitar contenido a los relatos; una comunidad puede elegir elaborar su propia
historia, re-crear a travs del relato los recuerdos, puesto que las actividades del da a da, la vida
religiosa, moral, social y en general todos los aspectos de la existencia comunitaria se perpetan
gracias a aquel proceso en el cual el hombre no slo repite su experiencia pasada sino que la
reconstruye;
la
imaginacin se convierte en
genuino
colectivo, son procesos complejos en los que intervienen los factores sociales que han
influenciado el crecimiento y el desarrollo de las personas dentro de una comunidad, los hechos
histricos, todas las formas de produccin y aprehensin del saber comunitario y personal: el
imaginario cultural es el material y la trama con la que se tejen las experiencias de lo real y lo
ideal en una cultura: participa de la pluralidad de dimensiones de la realidad (Bech, 2008, p.28).
Este imaginario cultural se compone de representaciones y smbolos, o imgenes por representar.
Stuart Hall, en Representation: Cultural representation and signifying practices (1997), define la
representacin como una conexin, puesto que
Conecta el sentido al lenguaje y a la cultura () representacin significa usar el lenguaje para decir
algo con sentido sobre, o, para representar de manera significativa el mensaje a otras personas, es una
de las prcticas centrales que producen cultura (...) y la cultura se trata de <<significados
compartidos>>. El lenguaje es el medio privilegiado en el que podemos <<encontrar sentido>> a las
cosas, en el que el significado es producido e intercambiado () el lenguaje opera como un sistema
representacional. (1997, p. 1)
En el centro del argumento de Stuart Hall (1997) sobre la representacin yace el signo,
comprendido como cdigos que permiten expresar a otras personas conceptos, ideas o
sentimientos, de tal manera que esos otros puedan interpretar su significado en un contexto casi
igual o parecido al nuestro. Stuart Hall toma de Saussure los conceptos de significado y
significante y la abstraccin que sucede entre ellos para ayudar a comprender cmo funciona la
representacin en un nivel muy bsico. Grosso modo, Ferdinand de Saussure, lingista suizo,
consider que para que cualquier comunicacin humana existiera, se deba pasar por un proceso
para todos y cada uno de sus vocablos y signos interconectados: deba existir un significado y un
significante1. Una definicin y una imagen. Definiciones e imgenes, sin embargo, son
absolutamente mutables e independientes uno de otro: silla, /chair/, /chaise/, /karkla/, /alaga/ e
/isu/ son palabras (significado) que recrean en la mente la imagen de un objeto con una tabla
horizontal, patas verticales y un respaldo en uno de sus lados en el que las personas se sientan
pero puede que dicho asiento no corresponda con tal descripcin-. Significado para Saussure,
lingista suizo, es el objeto, concepto, cosa, que se quiere nombrar, lo que se ve o conjura en la
1 Saussure, Ferdinand. (1916) Curso de lingstica general. Editorial Losada. S.A. Moreno 3362 Buenos
Aires. 1945.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 21
mente; significante es la palabra, la unin de fonemas, que usamos para nombrar dicha cosa,
objeto o concepto.
Hall explica que l opina, al igual que Saussure, que las palabras y los objetos no cargan dentro
de s los significados ni significantes, sino que stos son socialmente y arbitrariamente
asignados, tanto las asociaciones entre los objetos, conceptos y cosas, como entre los sistemas de
significantes. En un idioma dado, como el japons, por ejemplo, el vocablo /shi/ hace referencia
al nmero cuatro, y a la vez, al concepto muerte. Morirse, en japons, se dice /shinu/, y por eso el
nmero cuatro est relacionado con la mala suerte y el mundo de lo ultraterreno. En
ingls, /death/ y /four/ no tienen ninguna relacin.
Hall analiza tambin los distintos enfoques que explican el significado. Uno de ellos es el
enfoque reflexivo, que considera que en la naturaleza misma del objeto se encuentra su
definicin, siguiendo la idea griega de mmesis del pensamiento hacia los objetos y los conceptos
un ejemplo de esto, es el vocablo egipcio antiguo para la palabra gato, /mau/, es claramente una
onomatopeya, imitando el llamado de un felino; sin embargo, con infinidad de ejemplos para
demostrarlo, nos es claro que en la palabra oveja no hay nada que sea mimtico con las
caractersticas de dicho ovino lanudo.
El segundo enfoque que analiza Hall es el llamado enfoque intencional, en el que cambia la
perspectiva del significado, y el sujeto hablante atribuye arbitrariamente su propio sentido al
objeto o concepto al que est refirindose, sin embargo, este sera el caso del inventor de una
lengua y un sistema de entender el mundo que le rodea completamente desconocidos para los
dems.
El tercer enfoque que analiza Hall, es el enfoque construccionista, el cual defiende y ampla a lo
largo de El trabajo de la representacin (1997), que el significado es construido socialmente:
son los actores sociales quienes usan los sistemas conceptuales de sus respectivas culturas y
otros sistemas representacionales y lingsticos para construir significados, para hacer del mundo
algo aprehensible y para comunicar acerca de ese mundo, con sentido, a otras personas (1997,
p. 25). Stuart Hall toma de Lev-Strauss, Roland Barthes y Michel Foucault aportes valiosos al
concepto de representacin, al buscar la lectura de los hechos sociales como si fueran signos
lingsticos dentro de un contexto nico que es la comunidad de la cual provienen, adems de
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 22
Gilbert Durand habla de una caracterstica especfica del smbolo que nos permite comprender e
interpretar la cultura: la redundancia de los smbolos, dentro de una misma cultura, y en otras, a
travs del tiempo y el espacio. Debido a su naturaleza polismica, al smbolo no le es posible
contener la totalidad de significados, y la redundancia funciona como perfeccionadora de esta
falla (1964, pp. 16-17). Mircea Eliade propone al smbolo, especficamente aquel que deviene en
mito y ritual, como esencial en la preservacin y retencin de la cultura, pues la repeticin de
gestos paradigmticos revelan lo fijo y duradero en el flujo universal (1994, p. 148).
A lo largo de este apartado, se ha hecho una revisin terica de una variedad de conceptos que
permiten la comprensin de las preguntas que guan esta investigacin. La importancia del relato
en la tradicin oral y la construccin comunitaria-individual de la historia oral se hace evidente
al constatar que construye el tejido del pasado, el presente y el futuro de un grupo humano dado,
la trama misma de su imaginario cultural y social en el que el smbolo constituye una unidad de
significado fundamental y se convierte en una herramienta de extrema importancia.
1.2 Acercamiento desde las ciencias sociales a la magia, la brujera y las brujas
Dan Sperber define al smbolo como aquello en virtud de lo cual las prcticas diversificadas
de los agentes sociales son de todas maneras concebibles como coherentes. Todo objeto
simblico es un instrumento de comunicacin () que slo se efecta al trmino de una prctica
social (1988, p. 96); polismico debido a las prcticas sociales en las cuales son herramientas y
que hace parte de la trama social de un grupo humano al referirse al fenmeno de la brujera y
por extensin a los brujos y brujas- que es susceptible de ser aprehendido partiendo de lo que se
dice sobre dicho fenmeno y sus ejecutantes (sospechas, acusaciones, confesiones, chismes) y
sus trminos solo tienen sentido en cuanto a la creencia o no creencia de un grupo humano en la
magia y sus agentes. Bateson y Mead, en Balinese character (1942) explican que la fascinacin
que la bruja, el smbolo, ejerce sobre ellos los balineses-, se debe a que no solamente inspira
miedo sino que ella misma es el miedo (1942, p. 20) En el presente sub-captulo se explorar la
figura de la bruja, el smbolo que es la bruja, desde el contexto de las ciencias sociales.
Etimolgicamente, en espaol, la palabra bruja tiene un origen incierto, sin embargo, posee
varios significados segn la edicin n 22 del Diccionario de la Real Academia de la Lengua
Espaola: 1. f. mujer que, segn la opinin vulgar, tiene pacto con el diablo y, por ello, poderes
extraordinarios; 3.f en los cuentos infantiles tradicionales, mujer fea y malvada, que tiene
poderes mgicos y que, generalmente, puede volar montada en una escoba; 4.f. coloq. Mujer
vieja y fea (DRAE, 22 edicin, 2001). En resumen, la palabra bruja representa a una mujer
vieja, fea y malvada que tiene poderes mgicos, puede usar una escoba para volar sobre ella, y
dichos poderes proceden de un pacto diablico entre ella y el diablo. Y sus actos, la brujera,
segn la RAE, son: 1. f. Conjunto de prcticas mgicas o supersticiosas que ejercen los brujos y
las brujas (DRAE, 22 edicin, 2001). La brujera, segn el diccionario de la Real Academia de
la Lengua Espaola es un conjunto de prcticas mgicas. En el anlisis de las ciencias sociales,
magia y brujera no son lo mismo, aunque fundamentalmente la brujera sea un fenmeno
mgico. Sir James Frazer, en su trabajo La Rama Dorada, un estudio sobre magia y religin
(1981) que sirvi de base e inspiracin a muchsimos trabajos acadmicos sobre la
espiritualidad humana- , expone que la magia y los actos mgicos son los primeros intentos de la
mente humana por explicarse los fenmenos inexplicables, como las enfermedades sbitas, las
Los agentes de la magia, segn Marcel Mauss, son aquellos que por sus condiciones fsicas o
sicolgicas son susceptibles de ser objeto de cualquier clase de sealamiento, y por lo tanto, de
sospecha y aislamiento. Por cuenta de estas caractersticas especiales, en muchas ocasiones los
magos no lo son por voluntad propia, slo tienen que comportarse como socialmente se espera
que lo hagan para cumplir dicho papel: mientras que los poderes del sacerdote estn definidos
por la religin, la imagen del mago se crea fuera de la magia. Est constituida por una infinidad
de <<se dice>>, con lo cual el mago no tiene ms que adaptarse a su imagen (Mauss, 1979, p.
63). Personas con discapacidades, deformidades, patologas mentales, los nios, los extranjeros y
las mujeres especialmente stos dos ltimos- son segn Mauss, siempre sospechosos de
practicar la magia. Los extranjeros, slo por el hecho de no pertenecer cultural ni
topogrficamente a un lugar, tienden a ser pensados en clave de temor y desconfianza: sus
prcticas, ocultas y misteriosas, son similares a la magia: especialmente los extranjeros no vistos,
que habitan en otro territorio, quienes son el vecino enemigo (Mauss, 1979, p. 61) En razn de su
radical alteridad, por el misterio que envuelve sus procesos corporales y por el lugar que
habitualmente ocupan en las sociedades, dentro del mbito ntimo y vedado de la familia, las
mujeres son especialmente sealadas de practicar la magia:
(...) Ocurre lo mismo con las mujeres. Se las reconoce generalmente ms aptas para la magia que a los
hombres, en virtud no tanto de sus caractersticas fsicas, cuanto por los sentimientos sociales que
provocan sus cualidades. Los periodos crticos de su vida provocan asombros y aprensiones que les
confieren una posicin especial, y es precisamente en los momentos de la nubilidad, durante la regla,
la gestacin y el parto y despus de la menopausia, cuando las virtudes mgicas de las mujeres tienen
una mayor intensidad; es, sobre todo, durante esos momentos cuando se considera que aportan a la
magia, unas veces, medio de accin, y otras, directamente agentes. Las viejas son hechiceras, las
vrgenes son importantsimos auxiliares y generalmente se utiliza, entre otros, como producto
especfico, la sangre de la menstruacin.
Por otra parte, es bien conocido que las mujeres estn especialmente inclinadas a la histeria sus crisis
nerviosas las hace aparecer como sometidas a poderes sobrehumanos, que les dan una autoridad
especial. Incluso fuera de los periodos crticos, que ocupan una parte tan considerable de su existencia,
las mujeres son objeto de supersticiones y de normas jurdicas y religiosas que sealan claramente que
forman una clase dentro de la sociedad. Se las considera ms diferentes al hombre de lo que en
realidad son; se cree que son sede de acciones misteriosas y en relacin, por lo tanto, con los poderes
mgicos. Dado por otra parte que la mujer est excluida de la mayor parte de los cultos, y que cuando
se la admite su funcin se reduce a un papel pasivo, las nicas prcticas que se dejan a su iniciativa la
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 29
llevan a la magia. El carcter mgico de la mujer se deriva tanto de su calificacin social, que, en
realidad, es una cuestin de opinin. (Mauss, 1979, pp. 58-59)
Mauss concluye que los agentes de la magia, es decir, brujas, magas, brujos y magos, son
determinados individuos que se consagran a la magia debido a los sentimientos sociales que
produce su condicin (1979, p. 62). En los casos en los que los individuos que no son parte de
ninguna clase especial y que se dedican a la magia, en cierto modo, por el mero hecho de
dedicarse a la magia, convierten su situacin social en una situacin anmala: por definicin, la
situacin social del agente de la magia es anormal (Mauss, 1979, p. 62).
El acto por excelencia de la magia es el rito. Por la definicin anteriormente dada, rito mgico es
aquel que se practica en privado, que es incluso ilcito, oscuro y misterioso. Los sitios favoritos
para realizarlos son las encrucijadas, las cavernas, los lugares apartados; los techos, los
callejones, la propia habitacin. Aunque es posible que haya actos mgicos llevados a cabo en
pblico e incluso en contextos de ceremonia religiosa pblica, los procedimientos, significados,
invocaciones, siempre estarn velados. Mauss distingue dos elementos en el rito, el manual y el
oral, que generalmente siempre van juntos, aunque los ritos orales pueden carecer de
elaboraciones manuales, pero nunca hay ritos mudos (1979, p. 81).
El rito manual corresponde con la elaboracin de objetos, destruccin de objetos, el sacrificio, la
utilizacin de objetos, el baile, el xtasis y los estados alterados de conciencia; incluso la
preparacin fsica pre-ritual (sea deprivacin de alimentos, tabes sexuales, mortificacin
corporal, restricciones de cualquier ndole tendientes a preparar tanto al oficiante como a los
asistentes e incluso a sus familias) es parte del ritual en s. El oral se refiere a los encantamientos,
invocaciones, exorcismos, splicas, oraciones, imprecaciones contra los seres mticos y mgicos
que son invocados o exorcizados, himnos, decretos y maldiciones. Las representaciones, las
creencias que soportan los actos mgicos y a los agentes de la magia, son en esencia caticas,
ricas en sentido y significacin. Para Mauss, la magia es una confusin de imgenes que
difumina la lnea entre el sacrificado y el sacrificante, el oficiante y el asistente, lo privado y lo
pblico, lo permitido y lo prohibido (1979, p. 86). La nocin de causalidad e inmediatez son
parte fundamental de los sistemas mgicos; siendo an errada desde el punto de vista de la lgica
formal, la magia es un hacer-no hacer: podemos afirmar que todo acto mgico se representa
con el fin de obtener como resultado o el hacer que seres vivos o cosas entren en un estado del
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 30
cual se deriven infaliblemente ciertos gestos, accidentes o fenmenos, o bien, hacerles salir de un
pesto perjudicial (Mauss, 1979, p. 85). Para la magia no hay separacin entre el deseo y la
realizacin, es eficaz, inmediata y sin lmites. Mauss arguye que la magia es un fenmeno social
emparentado por un lado con la religin y por el otro con la ciencia y la tcnica (1979, p. 149).
Los agentes de la magia amplan las capacidades de lo humano dando lugar a las esperanzas
compartidas de los grupos sociales, representan y dan salida a las emociones e ideas caticas
convirtindolas en rito y dotndolas de eficacia. La magia enfatiza en la relacin del hombre con
el conocimiento de la naturaleza; los agentes de la magia estn imbricados dentro de las
relaciones de poder de las comunidades a las que pertenecen debido a sus capacidades mgicas,
pero tambin a sus saberes. La magia es ciencia compendio de saberes y de procedimientos- y
el mago (o para efectos de ste trabajo, bruja) es sabio persona poseedora de saberes y
procedimientos) (Mauss, 1979, p. 150). La creencia en la magia de un determinado grupo
humano, para Mauss, implica la tenencia de tcnicas, saberes, tradiciones y relaciones sociales.
Claude Levi-Strauss, profundamente influenciado por la obra de Marcel Mauss, retoma este
concepto de la importancia del consenso social acerca de las prcticas mgicas en el captulo El
hechicero y su magia de su obra Antropologa Estructural (1995); en l, establece la
importancia de la creencia en la magia dentro de una comunidad como ndice de su eficacia en el
mbito de lo real, a travs de tres casos concretos en diferentes grupos humanos en los que los
actos mgicos soportaban el sentido de la realidad y la cohesin social de dichos grupos. En el
primero (1995, pp. 185-187), dos grupos reunidos bajo el mando de dos jefes uno poltico, y el
otro, religioso-, pierden a uno de ellos el religioso- en medio de una tormenta. Al regresar, el
jefe religioso dice haber sido secuestrado por los rayos y luego trado de vuelta. La mitad del
grupo a la que l perteneca crey en su versin. La otra mitad del grupo empez a cuestionarse
el propsito de su desaparicin y a expresar la preocupacin de que hubiera ido a encontrarse con
otros grupos con los que antes tuviera relacin; sin embargo, ambas explicaciones, la del rayo y
la de la posible traicin poltica, no eran mutuamente excluyentes en la mentalidad de aquel
grupo.
El segundo caso, un joven es acusado de embrujar a una jovencita tras tocarle las manos (1995,
pp. 189-192) y en medio de su defensa aprovecha las construcciones simblicas del grupo sobre
la magia para evitar ser condenado; al final el juicio que se lleva en su contra se convierte en un
afn por confirmar las creencias de todo el grupo social. Y el tercer caso lidia con la sicologa del
hechicero (1995, pp. 192-196). Un hombre decide hacerse brujo para desenmascarar las prcticas
deshonestas de otros chamanes y debido a que su aprendizaje involucr una tcnica en la que
haba prueba de su cura mgica escupir un plumn ensangrentado- al enfrentar sus
habilidades con las de otros chamanes, siempre l resultaba vencedor, ganando reconocimiento
como gran sanador que l consideraba inmerecido.
En forma y fondo, la efectividad de la magia, sobre la que trata tambin en el captulo La
eficacia simblica, no es discutida por Levi-Strauss en cuanto a la realidad de su existencia,
sino a la creencia en su existencia como columna vertebral de la cohesin mgico-religiosa y
social de los grupos humanos y como base de las curas y sntomas sicosomticos que puede
experimentar el ser humano al enfrentarse a la realidad interna de su grupo, en la que dicha
creencia en la magia tiene un papel fundamental: a travs de los cantos del Camino de Muu, que
son usados para partos difciles, que narra el recorrido del curandero y sus espritus
colaboradores por un camino plagado de peligros y bestias a los que derrotan con la ayuda de
unos sombreros mgicos. Bsicamente, el camino hacia Muu es el conducto vaginal y el cuello
uterino, y Muu sera el tero, que tras la intervencin del curandero dejara de hacer estragos y
permitira que el cuello del tero se dilatara de manera satisfactoria para acelerar el parto y
mitigar el dolor. La estructura del cntico, que es hipntica en sus ires y venires, producira en la
parturienta un estado alterado de consciencia que, aunado a la conviccin del grupo y de ella
misma en la efectividad de los actos y las palabras del curandero y la partera, lograra una accin
sicosomtica importante en ella.
Para Lvi-Strauss, la creencia en la magia debe estar absolutamente imbricada dentro de los
procesos de realidad de los grupos humanos para tener eficacia simblica en el plano de lo real, y
en el medio de esta trama de significados, est el hechicero: (...) el hechicero es actividad,
desborde de s mismo, como la efectividad es la nodriza de los smbolos (1995, p. 165-166). La
antropologa estructural de Levi-Strauss plantea que el universo de los grupos humanos est
contenido en sistemas simblicos que explican y representan de maneras ms o menos
satisfactorias las realidades fsicas y sociales y las dotan de sentido, no obstante, no son sistemas
perfectos y en ocasiones son contradictorios, oscuros, temibles y decepcionantes. La catstrofe,
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 32
brujos bwagau y de las brujas mulukwausi, presentes en la vida cotidiana de los habitantes de
las islas Trobriand. Las mulukwausi, brujas voladoras, son los agentes nefastos que siguen en
importancia a los hechiceros varones, pero no en eficacia, en lo que son incluso ms
mortales(1986, p. 239).
La diferencia entre unos y otras radica en que los bwagau son hombres en posesin de una
modalidad especial de magia; las mujeres-bruja, llamadas yoyova desde el momento mismo de
nacer, son entrenadas por sus madres pues slo la nia pequea que tiene una madre bruja
puede convertirse en bruja (1986, p. 241)- en una variedad de prcticas que incluyen la
necrofagia (muy importante, pues las yoyova son fcilmente distinguibles de otras mujeres nomgicas por su desenfrenado apetito por la carne cruda, y las mulukwausi, que son los seres
alados en que se convierten las yoyova al salir de sus propios cuerpos, consumen casi
exclusivamente carne humana viva o ya muerta) y el vuelo; desde el momento en que la
jovencita yoyova se pone su primera falda de hierba al llegar a la pubertad y hace su primer vuelo
en solitario, es oficialmente una mulukwausi. Puede esbozarse en este punto cul es la diferencia
entre magia y brujera. Aunque la brujera se vale de la magia, la magia es una prctica
socialmente sancionada como productiva y benfica. La brujera es una prctica al margen de la
sociedad que aunque til en ocasiones, en general pertenece al orden de lo malfico y lo
destructivo.
Estas brujas aladas permean la cultura trobriandesa debido a su prctica omnipresencia, y a las
precauciones que hombres y mujeres deben tomar para evitarlas a ellas y a los daos que pueden
causar a los seres humanos. Una mujer yoyova no har el bien por iniciativa propia, se divierte en
causar estragos, y sus sentidos estn afinados para detectar en la distancia la desgracia ajena: los
marineros se previenen de gritar cuando estn en peligro en altamar porque all son ms
vulnerables al apetito de las brujas; una mulukwausi puede causar enfermedad sbita y muerte en
una persona al llevarse su loupolo, sus entraas, para comrselas. Es posible evitar el deceso del
afectado si se encuentra a una yoyova experimentada y se le paga abundantemente para que
encuentre a la mulukwausi que se llev las entraas del enfermo y le pida que las devuelva, o
encuentre el lugar donde las escondi antes de comrselas. Si la mulukwausi que se llev las
entraas las ingiri inmediatamente, el deceso se produce. Malinowski relata que las yoyova se
asocian con la oscuridad, la frialdad, las cosas hostiles y malvadas al ser humano, y que en la
sociedad trobriandesa un hombre puede admitir abiertamente ser un bwagau; sin embargo, una
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 34
yoyova jams lo har: aunque sean reconocidas como poderosas brujas por la comunidad, se les
busque para que deshagan los males que otras mulukwausi hayan infligido y se les obsequie trato
preferencial para evitar su ira, de modo que ser sospechosa de ser una mulukwausi puede ser
usado en beneficio propio.
Entre los azande, pueblo del Alto Nilo que estudi el antroplogo Evans-Pritchard, la brujera es
la explicacin a la gran mayora de sucesos infortunados de la vida diaria, es una clasificacin
de las desgracias que, mientras difieren entre s en otros aspectos, tienen este nico carcter
comn, ser perjudiciales para el hombre (1976, p. 84), sin embargo, tienen claro que estas
desgracias, enfermedad y muerte son causadas causalmente (valga la redundancia) o
directamente por la brujera, pero no lo son si entran en conflicto con las normas sociales, sus
leyes y costumbres.
Para Marvin Harris, principal exponente del materialismo cultural, la creencia en las brujas y en
la magia reviste una significacin poltica, prctica, ms que simblica o religiosa. En Vacas,
cerdos, guerras y brujas (1980) Harris expone que es posible que en Europa medieval algunas
mujeres y hombres poseyeran secretos de farmacopea que les permitieran elaborar ungentos
para volar; sin embargo considera altamente improbable, sino imposible, que aquellas mujeres
y hombres constituyeran un peligro para la Iglesia Catlica. Una explicacin para el afn
inquisitorial y sdico de torturar a la bruja para obtener informacin y ms nombres para acusar,
podra haber estado en la adquisicin de bienes y dinero por parte de las familias de los y las
acusadas de brujera, que eran confiscados. Sin embargo, para Harris, este argumento se queda
corto ante la pregunta de por qu aproximadamente hasta el ao 1000 d. C. la creencia en la
brujera era considerada por la Iglesia como un retroceso pagano (circunstancia que se ampliar
en el captulo nmero dos de esta monografa) y que deba ser descartado de las mentes cristianas
siendo el exponente principal de esta postura el documento Canon Episcopi, hacia el ao 1480
d.c momento de la publicacin de la bula papal Summa Desiderantes Affectibus la posicin
oficial de la Iglesia Catlica hacia la brujera cambia radicalmente y se insiste en que la
persecucin, tortura, enjuiciamiento y ejecucin de las brujas era de vital importancia para el
futuro de la cristiandad.
Harris contesta a ese cuestionamiento analizando el momento histrico vivido en Europa durante
el paulatino pero inexorable cambio del feudalismo a la burguesa, que gener extrema pobreza y
alienacin mental de la poblacin en los pases europeos: los movimientos sectarios mesinicos
que culpaban a la Iglesia Catlica y a la nobleza de la situacin social y econmica imperante
empezaron a prosperar y pulular por todo el continente. Las primeras medidas tomadas por la
Iglesia para frenar el avance de estas sectas mesinicas fue castigar con suma dureza la hereja y
hacer de sus cabecillas ejemplo para los dems; sin embargo se quedaron cortas ante el empuje
de dichos grupos y su influencia en la mente de todas las personas de baja condicin social, los
ms afectados por la pobreza, las catstrofes y las enfermedades. Enfocar toda la condena y la
responsabilidad de dichos infortunios hacia un grupo social vulnerable, como las mujeres pobres,
constitua la forma ms eficaz de convertir la unin sectaria en disensin, sospecha y acusacin:
el fanatismo mesinico se converta en odio fantico hacia las brujas y sus magia, culpables de
todas las desgracias. En resumen, Harris propone que la existencia de la creencia en la brujera y
las brujas responde a unas circunstancias histricas y sociales especficas y cumple unas
funciones, en correlacin directa con su estructura ya sea asignada desde fuera o creada por sus
mismos practicantes-: en efecto, Harris asegura que el surgimiento y auge del movimiento New
Age (que desprecia la importancia dada a la ciencia y la lgica, y la tecnocracia corporativa,
ensalzando los valores de la sensibilidad, la emocin, la plasticidad, la espiritualidad y la noviolencia) en los aos sesenta del siglo XX, correspondi a un esfuerzo por apartar a los jvenes
universitarios de clase media-alta de un verdadero compromiso social, tal como la persecucin
de las brujas en el medioevo desband los movimientos mesinicos que protestaban contra la
nobleza y el clero.
Las estructuras mticas y religiosas que posibilitan la creencia en la magia y la brujera, y las
brujas- slo son, para Marvin Harris, un ruido de fondo: l opina que sirven a fines especficos
de disociacin y distraccin, y en cierto modo, auto engaos pueriles. Manuel Delgado, en La
magia: la realidad encantada (1992), nos propone en primer lugar un recorrido por las
definiciones de la magia en la antropologa, criticando las visiones evolucionistas y utilitaristas
de la misma:
() Es ms, la magia no solo es la manifestacin ms vehemente de esa identificacin intelectual
entre las leyes que rigen lo humano y las que rigen el mundo, sino que propicia su
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 36
espectacularizacin, su ms genuina puesta en escena. La magia no est antes de la razn, sino en uno
de sus ms activos y beligerantes rincones, aquel que expresa lo ms radical de la voluntad humana de
no romper aquellos lazos ejecutivos que en un principio muy lejano -quien sabe si solo existente en su
nostalgia- haban hecho del hombre y del universo una sola y nica cosa. (1992, p. 15)
interior hay una disensin con respecto al grupo, a sus normas, a sus integrantes, una
inconformidad larvada y perenne que le incita a no conformarse o directamente a infringir las
reglas que constituyen la normalidad de un grupo. Esto concuerda y coincide con las
apreciaciones de Marcel Mauss sobre los agentes de la magia, que generalmente ocupan lugares
dentro de las sociedades reservados a lo sospechoso, lo misterioso, lo subalterno. Las
acusaciones de brujera son llamadas al orden, a la normalidad; las brujas son el eptome de
lo discontinuo, lo anormal, lo catico.
En el presente captulo se propendi por establecer una caja de herramientas conceptuales que
permita comprender el desarrollo posterior de esta investigacin: el relato como expresin de la
tradicin oral y la historia oral, relato como mito a ser ledo como un texto y en el que la bruja,
como un smbolo, aporte significados y sentidos a la experiencia vital de una comunidad dada: a
travs de las explicaciones acerca de la magia y la brujera es posible acercarse a una
comprensin de la importancia de las brujas dentro de los relatos, y los relatos de brujas en las
sociedades en que son producidos. En el prximo captulo se examinar en detalle algunas brujas
y sus vidas consignadas en la tradicin oral y posteriormente en el relato escrito y la legislacin
concerniente a ellas y sus actos (que es de lo que conservamos registro), para avanzar en la
comprensin de cmo este smbolo, la bruja, est construido por y a la vez contribuye a la
construccin del pensamiento simblico y los imaginarios colectivos de distintos grupos
humanos y culturas a travs del tiempo y el espacio, especficamente en Occidente.
picas. Esto supone una pista: el argumento de las narraciones picas seguramente ya era
conocido en toda la Hlade mucho antes de que Homero, real o ficticio, nico o mltiple,
decidiera ponerlo en forma de verso. En este argumento, especficamente en la narracin de la
Odisea destaca prominentemente una de las primeras figuras arquetpicas de las que se tiene
registro sobre las brujas: Circe, la hermosa hechicera que convierte a los compaeros de Ulises
en cerdos y pretende convertirlo tambin a l en animal. En la Teogona de Hesodo, Circe
proviene de la estirpe inmortal de los dioses, hija de Helios y la ocanide Perseis (Teogona, v.
956); Circe no es slo una bruja, o pharmakeia (palabra griega que designaba tanto a quien
elaboraba medicinas, como elixires y pociones mgicas, raz de nuestra actual palabra farmacia)
(Rinella, 2010, p. 74), sino tambin una diosa, parte del panten Olmpico. En La Odisea, Circe
interviene en la historia en el Canto X, cuando tras abandonar con muchas prdidas la isla de los
lestrigones, Ulises y sus compaeros arriban a una isla aparentemente deshabitada. Ulises divisa
humo saliendo de entre un encinar, en un valle profundo. Avisa luego a sus compaeros, que se
dividen en dos grupos y echan suertes. La mitad del grupo, al mando de Eurloco, debe ir a
investigar el valle y el encinar. All encuentran una hermosa mansin en la que se escucha el
canto de una mujer, a la que ven tejiendo. Los compaeros al mando de Eurloco, locos de
contento, acuden a ella, que se presenta como Circe, les invita a comer y a descansar, y en el
potaje que les brinda, les administra ciertas drogas que luego cuando ella los toca con su varita,
los convierte en cerdos.
Eurloco, que se haba quedado fuera por miedo a una trampa, regresa con Ulises a relatarle la
desventura de sus compaeros. Ulises decide ir solo a la casa de Circe para rescatar a sus amigos;
Hermes se le aparece y le proporciona una flor, moly, que al comerla lo proteger de las
hechiceras de la bruja, adems le da algunos consejos. Ulises arriba a la morada de Circe, que le
ofrece de comer. Ya protegido por la flor que le dio Hermes, los brebajes no tienen efecto sobre
l y se abalanza sobre ella espada en mano decidido a matarla. La diosa se asusta y le ofrece su
lecho para compartirlo con ella. l acepta, pero antes la obliga a prometer que no le har ningn
dao y que har que sus compaeros vuelvan a su forma original. Tras volverlos a su forma
original, Ulises y sus compaeros viven en la isla de Circe durante un ao descansando de sus
penurias antes de retomar el camino hacia taca.
Circe se convierte, entonces, en el referente de las brujas en la mitologa. Medea, su sobrina, hija
de su hermano Eetes y la ninfa Idia, fue segn algunas fuentes, su alumna en asuntos de
hechiceras, y sacerdotisa de la diosa Hkate, patrona de las brujas (Apolonio de Rodas,
Argonuticas, v. 210); Medea, enamorada de Jasn quien quiere reclamar el vellocino de oro,
que guarda Eetes, padre de Medea-, le proporciona a ste consejos, ungentos y pociones que le
ayudarn a librarse de las pruebas impuestas por Eetes. El padre de Medea, enfurecido, se niega
a entregarles el vellocino; Medea interviene de nuevo y gua a Jasn y a sus compaeros al lugar
donde se encuentra escondido, y despus de tomarlo, huyen de la Clquida, acompaados por
Medea a quien Jasn le promete matrimonio.
Eetes, airado, enva a su hijo Apsirto al mando de una flota en pos de los argonautas. En la isla de
Istria los alcanza y los retiene; Medea le convence de dialogar a solas y le hace regalos para
apaciguarlo. Jasn sale de entre unos arbustos y mata a Apsirto por la espalda. Jasn, Medea y
los argonautas huyen de la isla. Los dioses, enfurecidos por el asesinato de Apsirto, le hacen
saber a travs de un orculo a Medea que no permitirn que Jasn vuelva a Yolco, su pas, si no
se hacen purificar de su crimen por Circe. As que emprenden el viaje hasta la isla de Eea, hogar
de Circe, donde sta les purifica con un ritual. Tras la purificacin prosiguen su viaje. Al llegar a
Yolco, con el vellocino, Pelias, el rey usurpador del trono que es por derecho de Jasn, se niega a
devolvrselo.
Medea urde un plan, y se presenta ante las hijas de Pelias bajo la forma de una anciana
sacerdotisa de Artemisa y las convence de que se puede rejuvenecer a su anciano padre, y les
muestra cmo, tomando a un viejo carnero, cortndole el cuello y zambullndolo en un caldero
lleno de agua, que mgicamente sobrevive y rejuvenece. Las nias, con la mejor intencin,
toman obligado a Pelias y hacen lo mismo con l, pero Pelias muere. Tras la muerte de Pelias,
Medea y Jasn son expulsados de Yolco. Huyen a Corinto, donde Medea dice tener razones para
ser pretendiente al trono. Aqu termina la narracin de Apolonio de Rodas: Eurpides nos cuenta
el final de la relacin entre Jasn y Medea de manera trgica. Al llegar a Corinto, Creonte, su rey,
le propone a Jasn una alianza matrimonial entre l y su hija Glauca. Jasn acepta, traicionando a
Medea, que enfurecida, enva presentes embrujados a Glauca, una corona de oro y un vestido. La
desafortunada Glauca, al ponrselos, se incendia. Su padre, Creonte, se abalanza sobre ella para
intentar salvarla y ambos mueren entre las llamas.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 42
Tras esto, Medea mata a sus propios hijos para causar dolor a Jasn, y evitar que otras manos
ms crueles los torturen y asesinen. Medea huye en el carro solar de su abuelo Helios con rumbo
a Atenas. Apolonio de Rodas escribi las Argonuticas en algn punto entre el ao 295 a.c y el
215 a.c; Eurpides, por su parte, escribi su tragedia Medea entre el ao 480 a.c y el 406 a.c. El
tratamiento que ambos escritores dan al mismo personaje no difiere mucho, a pesar de la gran
distancia en tiempo que separa ambas obras. Medea en las Argonuticas es retratada como una
joven inocente, devota de la deidad de la que es sacerdotisa, y leal a su familia, embelesada por
Jasn por obra de Eros, atenazada por el pnico y las dudas luego de traicionar a los suyos; en
Medea, Eurpides dramaturgo bien conocido por su acercamiento inusual a la humanidad de las
mujeres y los esclavos- la dota de encanto, sabidura e inteligencia, al igual que Apolonio de
Rodas, y podra decirse que hace de ella el primer cono feminista griego al poner en su boca
estas palabras:
V.230
De todo lo que tiene vida y pensamiento, nosotras, las mujeres, somos el ser ms desgraciado.
Empezamos por tener que comprar un esposo con dispendio de riquezas y tomar un amo de nuestro
cuerpo, y ste es el peor de los males.
V.235
Y la prueba decisiva reside en tomar a uno malo, o a uno bueno. A las mujeres no les da buena fama la
separacin del marido y tampoco les es posible repudiarlo. Y cuando una se encuentra en medio de
costumbres y leyes nuevas, hay que ser adivina, aunque no lo haya aprendido en casa, para saber cul
es el mejor modo de comportarse con su compaero de lecho.
V.240
Y si nuestro esfuerzo se ve coronado por el xito y nuestro esposo convive con nosotras sin aplicarnos
el yugo por la fuerza, nuestra vida es envidiable, pero si no, mejor es morir. ()Dicen que vivimos en
la casa una vida exenta de peligros, mientras ellos luchan con la lanza.
V.250
Necios! Preferira tres veces estar a pie firme con un escudo, que dar a luz una sola vez.
Estudiosos de la dramaturgia griega, como Alberto Medina Gonzlez y Juan Antonio Lpez
Frez, comentaristas y compiladores de las Obras Completas de Eurpides (2000), nos hacen
notar que Medea fue un personaje virtualmente sin cambios en las menciones que se hacen a ella
en distintas obras, tan antigua como la misma Circe y ya mencionada en la Teogona, y la
narracin de las peripecias de los argonautas, una leyenda completamente madura; al contrastar
Pero ms relevante que Circe y Medea, dentro del panten de los dioses, est Hkate, la deidad
protectora de las hechiceras y nigromantes. En la Teogona de Hesodo, Hkate aparece como
hija de los titanes Asteria y Perses (v. 404); en sentido estricto, Hkate no es una diosa olmpica,
sino una titnide, tan poderosa, que el mismo Zeus le rinde homenaje y conserva, tras haber
declarado su lealtad a los Olmpicos, sus antiguos dominios sobre mar, tierra y aire.
Es la deidad patrona de los jvenes, los rebaos de animales domsticos y las manadas salvajes,
los marineros y los cazadores; as como da, quita, segn los caprichos de su corazn (v. 410-451,
Himno a Hkate de Hesodo). A esta diosa le han sido atribuidos distintos poderes y deberes a
travs del tiempo. Al parecer, en su forma primitiva, pudo haber sido una deidad tracia llamada
Bendis, asimilada por los helenos con rtemis, diosa de la juventud y de la cacera. La titnide
Hkate, segn los Himnos Homricos, fue la nica, aparte de Helios, que presenci el rapto de
Persfone, y que comunic a Dmeter lo que haba escuchado (Himnos Homricos II, v. 19) y
tras el encuentro entre Persfone y su madre Dmeter, Hkate accedi a quedarse con la joven
diosa en el Inframundo como compaera, convirtindose as en una deidad ctnica (Himnos
homricos, v. 436). Posteriormente, debido a su calidad de diosa relacionada con el mundo de los
muertos, los poetas empezaron a atriburle poderes sobre los fantasmas, las encrucijadas lugar
de enterramiento tradicional de los suicidas y de realizacin de hechizos mgicos-, tanto que se
le empez a llamar brimo trimorphos (la de las tres caras) y se le representaba, como tres
doncellas unidas por la espalda, o como una mujer con tres cabezas. Kerenyi y Jung, en
Introduccin a la ciencia de la mitologa, nos dicen de Hkate:
Pero Hkate, seora de los espectros, pona al mismo tiempo en guardia a los griegos, recordndoles
que la divisin tripartita deba ceder espacio -al lado del mundo ordenado de Zeus-para un mbito
catico en el cual lo amorfo del mundo original se perpetuaba bajo el aspecto del mundo de los
infiernos. Para el mundo griego, un polimorfismo como el de Hkate se identificaba con el mundo
infernal (1971, p.140).
Esta asociacin con el mundo de los muertos tambin la hizo diosa de la noche, especialmente de
las noches totalmente oscuras de Luna Nueva; de esta manera, tambin se le hizo parte de un tro
de diosas lunares, junto con rtemis, la luna creciente, y Selene, la luna llena. As, Hkate
conserva en s los atributos de lo salvaje y de lo nocturno:
Hkate Einoidia, Trioditis, hermosa seora de los confines terrestres, acuticos y celestiales, sepulcral
en azafrn velo envuelta, a quien los oscuros fantasmas que vagan en la sombra placen; Perseis, diosa
solitaria, salve! Portadora de la llave del mundo, nunca destinada a fallar, que se alegra en los ciervos,
cazadora, vista de noche, atrada por los toros, reina inconquistable; Lder, ninfa, nodriza, que vaga en
las montaas, escucha a los suplicantes quienes con sacros ritos tus poderes reverencian, y acrcate a
los pastores con pensamientos favorecedores (Himno rfico I, a Hkate).
En la sociedad romana, las brujas, y en general toda prctica mgica que no estuviera ligada
con la prctica religiosa estatal, era condenada socialmente. Militarista en su base, Roma deba
mantener un equilibrio del status quo de la clase dirigente: los patricios varones que detentaban
el rol de paterfamilias, esto es, el lder religioso y econmico de su propio hogar, y
mancomunadamente dentro de la sociedad romana, el control poltico y econmico-. Este
equilibrio se vea descompensado con cada conquista en una tierra nueva, pues las religiones
forneas se introducan en la Repblica con los comerciantes y los esclavos: la nica condicin
que los dirigentes romanos imponan a estos nuevos cultos era que se incluyera dentro de ellos
reverencia a los dioses del estado romano.
Las prcticas mgicas permitidas por las leyes romanas como lcitas, eran, segn Lucano
(Farsalia, canto VI, v. 240), la hieroscopia adivinar la suerte observando las vsceras de un
animal sacrificado a una deidad-, la ornitomancia adivinar el futuro observando el vuelo de las
aves-, la astrologa y la interpretacin de sueos. Estas eran llevadas a cabo por los arspices,
sacerdotes de los templos dedicados a la adivinacin. Teniendo en cuenta esto, muchas de las
prcticas de estas religiones forneas no concordaban exactamente con las ideas religiosas
imperantes en Roma. La persecucin de la brujera se convirti entonces en un asunto de
proteccin del estado. Mucho antes del dominio del cristianismo en Europa existan caceras de
brujas a pequea escala: en el 331 a.c, 170 mujeres fueron ejecutadas debido a que se les acus
de haber causado con maleficios una epidemia; en el ao 184 a.c se registraron 2000 ejecuciones
por cargos de brujera y durante los aos 182 a.c a 180 a.c se registraron 3000 (Ogden, 2002, pp.
203-205) Estas ejecuciones por cargos de brujera tenan su base legal en las Leyes de las Doce
Tablas, el documento jurdico romano ms antiguo del que se conserva registro del 451 a.c(Stein, 1999):
TABLA VII. De lo concerniente a los crmenes:
Ley III
Cualquiera que, por medio de encantamientos y artes mgicas, prevenga que el grano, los cultivos, o
cualquier cosa perteneciente a otro, crezcan, ser sacrificado a Ceres.
Ley XIV.
Cualquiera que moleste a otro por medio de encantamientos mgicos o artes diablicas, y le deje
inactivo o enfermo; o aquel que le preparase o administrase pociones, es culpable de pena capital y
ser castigado con la muerte.
En diversos textos, como la Farsalia de Lucano, las Metamorfosis o el Asno de Oro, de Lucio
Apuleyo, y Epodos, de Horacio, se dice de Tesalia, ciudad originalmente griega, que era la cuna
y sitio de reunin de las brujas, por extensin, todas las mujeres de Tesalia, en la antigua Roma,
tenan fama de ser brujas:
Por obra del encantamiento de las teslidas se ha infiltrado en corazones insensibles un amor no
inducido por los hados, y austeros ancianos se han abrasado en llamas ilcitas () la mente, aun sin
estar inficionada por la ingestin de ningn veneno, sucumbe ante el simple encantamiento. A quienes
no encadena ningn vnculo de lecho conyugal ni la pujanza de una belleza seductora, les han atrado
ellas con el mgico girar del hilo retorcido (Lucano, Farsalia, canto VI, v. 450)
Esta fama de ser bruja, el atribuirle a una mujer poderes sobrenaturales, en Roma, estaba muy
mal visto. La sociedad romana, polticamente machista aunque su legislacin fuera ms amable
con las mujeres que la legislacin griega, por ejemplo- tema al poder que cualquier tipo de
subalterno pudiera llegar a tener: el gran miedo de la Repblica era la revuelta de los que
sostenan el orden social que manejaban los patricios. Quienes sostenan dicho orden, eran los
extranjeros, esclavos y mujeres comunes, especialmente, las mujeres nobles, pues estaban en una
posicin lmite entre la hegemona y la sumisin, y ms an, las mujeres ancianas, que ya no
cumplan deberes reproductivos, y cuyo estatus social oscilaba entre el respeto a su sabidura y la
burla hacia su incapacidad para dar romanos a Roma. Bajo los reinados de Constancio,
Valentiniano, Valente y Graciano, en Roma se dio muerte a quien acudiera a las viejas para
aliviar dolencias, aunque estas prcticas fueran consideradas como aceptables por las autoridades
mdicas de la poca (Ogden, 2002, p. 204). Una mujer que detentara algn tipo de poder
suscitaba miedo, repudio y/o burla. As estn consignadas las brujas en la literatura romana.
En cdigo de burla, Lucio Apuleyo escribi Las metamorfosis o el Asno de Oro, como una stira
a la importancia que se le daba en sus tiempos a la creencia en las brujas, adems de una crtica a
la religin. Su personaje principal, Lucio, acude a Tesalia por su curiosidad para saber ms de las
brujas y sus ritos. All lo hospeda un tabernero bonachn llamado Filn, cuya mujer, Mroe, es
una caricatura: vieja, gorda, fea, lujuriosa, acude a sus encantamientos para atraer a su cama a
jvenes de los cuales se encapricha. As, se enamora de un joven llamado Plux, compaero de
viaje de Lucio.
Cuando intenta abandonarla ayudado por Lucio, Mroe se les aparece acompaada por otra
bruja, Panthia, la noche anterior a la partida; degella a Plux, recoge su sangre en una vasija y
pone una esponja en su garganta, y ambas se orinan sobre la cara de Lucio, al que dejan vivo
para que afronte la culpa de haber asesinado a Plux. A la maana siguiente, Lucio se da cuenta
de que fue una ilusin o un sueo (aun as, est todo orinado), y abandona la posada en compaa
de Plux, que tras un rato de camino se desmaya y su cabeza se separa de su cuello. Lucio vuelve
aterrado a la casa de Filn, donde est su amante, la esclava Fotis. Tras algunos incidentes, en los
que Mroe se convierte en un ave para escapar de su casa, hace bajar la luna del cielo, y logra
que el sol se oculte ms rpido (Lucio Apuleyo, el Asno de Oro Libros I y II) Lucio y la esclava
Fotis, sin dominar su curiosidad, usan unos polvos que se encuentran en una cajita que pertenece
a Mroe, para intentar convertir a Lucio en ave durante un rato. Fotis se equivoca de cajita y
convierte a Lucio en un asno, al que unos ladrones se roban. Horacio, en su Epodos, describe a
tres viejas tesalias, Canidia, Sagana y Veya, brujas nigromantes que realizan un ritual para que el
amante de Canidia, Varo, un bueno para nada, vuelva a ella. Canidia, Sagana y Veya son
descritas como tres mujeres feas, amorales, asesinas y canbales (Horacio, Epodos, Canto V),
estos tres personajes mezclan la burla con el temor, sin embargo, el personaje ms logrado en
cuanto a su descripcin sicolgica, fsica, y del recuento de sus rituales, es la hechicera -tambin
tesalia- Ericto (Paulin, 2010, p. 367)
Ericto, personaje de la Farsalia de Lucano, personifica y enfatiza la relacin ya construida entre
las brujas (mujeres) y lo infernal. Ericto es una visin del miedo, en un pasaje considerado como
el relato ms completo sobre la necromancia y sus ritos del mundo antiguo (el canto VI de
Farsalia); Ericto es descrita como una mujer flaca y macilenta, de una lgubre y morbosa
palidez, sus cabellos, enredados con serpientes, sus ropas negras y daadas, se rehsa a dejarse
ver de la luz solar y habita en las tumbas, roe con sus dientes la carne de los huesos de los
difuntos, lame la sangre de las cruces, roba partes de los cadveres y mata sin distincin, si
hombre, mujer o nio, cuando sus ritos requieren sangre viva; sus pasos matan los cultivos y
hacen estril la tierra, su aliento llena de infecciones la brisa, pues ella misma est llena de
venenos. Las alimaas de la tierra huyen de ella, y los dioses mismos le temen y se apresuran a
cumplir sus deseos al primer llamado, incluidos bajar la luna del cielo, mover los astros y traer a
los muertos del inframundo para preguntarles el futuro (Farsalia, Canto VI, v. 510- 560).
En el canto VI, Sexto Pompeyo, hijo de Cneo Pompeyo Magno, acude a la bruja tesalia para
preguntarle sobre el futuro de su enfrentamiento contra Julio Csar. sta, con sus ritos
necromnticos, devuelve la vida a un soldado recin fallecido en batalla, imprecando a los dioses
del inframundo con secretos que conoce sobre ellos y que deben obedecerla si no quieren que
ella los revele; adems le llena al soldado fallecido el pecho abierto por la espada en la batalla
con diversos ungentos, hierbas e ingredientes, como cenizas de fnix y ojos de dragn (v.630730) Ericto tambin perteneca a los mrgenes, a los lmites, hija de Hkate, Ericto conservaba la
forma humana pero tambin era un monstruo, su sexualidad sublimada al canibalismo y al
xtasis del ritual, cruel y despiadada, seleccionaba de entre los malhechores ms malvados a sus
vctimas sacrificiales, y sacaba los fetos de los vientres de sus madres para lanzarlos a las piras.
Ericto es el bosquejo sobre el que se pintan todas las brujas posteriores. Las brujas grecolatinas
oscilan entre lo mtico y lo mundano. Son hijas de un mundo en el que las mujeres, aunque no
ocuparan el lugar de oprobio y vergenza que les sobrevendra con el auge del cristianismo, ya
eran vistas con recelo y sospecha por su relacin aparentemente intrnseca con la naturaleza y
con los mundos sutiles del espritu, reinos desconocidos para lo que la sociedad griega y romana
estableca como el ideal de la masculinidad. An ser mujer no era equivalente a ser bruja bruja
como un ser no humano, una entidad que bien poda ser diosa, como Hkate y Circe, o monstruo,
como Ericto-, sin embargo, se le acercaba bastante.
sus antiguas religiones, as como todo aquello que no se apegara estrictamente a la exgesis
bblica y teolgica. Se hace evidente la relacin que se intentaba forjar entre las herejas
cristianas que pululaban por Europa, como las sectas ctaras y albigenses, que proclamaban la
igualdad de poder entre Dios y Satans desde un punto de vista maniqueo; en la bula
Excommunicamus, del papa Gregorio IX, se acusa a todos los habitantes de un poblado alemn,
Stedingerland, de ser adoradores del Diablo y de practicar la brujera. En dicha bula, aparecen
otros atributos de las brujas, como su animal familiar, gatos negros y sapos sobrenaturales (Caro
Baroja,1961, p. 104), el osculum infame, beso con el que los servidores de Satn lo homenajean
cuando se presenta en los aquelarres (Caro Baroja, 1961, pp.105), y una especie de iniciacin en
la cual el novicio, tras haber asistido a misa, se asegura de no tragar la hostia, sino de escupirla
en cuanto puede, renuncia a Dios y se acoge a Satn, al que durante dicha reunin alaban
esperando de l la felicidad terrena y trascendente, vituperando a Dios por haberlo lanzado del
cielo.
Entre 1330 y 1340, aparece por primera vez el nombre Sabbat, o sinanoga, para referirse a la
reunin entre las brujas, brujos y el diablo (Caro Baroja, 1961, p. 115), haciendo referencia a los
libelos de sangre (Alvarez Chillida, 2002, p. 145), acusaciones sin fundamento que sin
embargo se esparcan con pasmosa rapidez acerca de las prcticas infames de los judos, como
beber la sangre de nios cristianos crucificados durante las festividades de las pascuas judas.
Inevitablemente, llamar Sabbat, a una reunin de personas, significaba equipararlos y
relacionarlos a lo que en ese momento en Europa cristiana se consideraba bajo entre lo bajo, los
judos y judaizantes. En estos procesos inquisitoriales en que aparece el Sabbat ya definido y
nombrado, tambin aparece un heraldo diablico, que antes de realizar el pacto, se le aparece a
la bruja preguntndole si desea servir a Satans. Este heraldo es un hombre de piel negra y de
gran estatura, vestido con pieles de animales. El aumento ms significativo de las caceras de
brujas, se dara con la publicacin en 1487 del Malleus Maleficarum, o el Martillo de las Brujas,
que replicado mecnicamente con ayuda de la imprenta de tipos inventada por Gutenberg en
1440, alcanz una popularidad sin precedentes como libro de lectura y aplicacin obligada en los
tribunales eclesisticos y seculares.
El papa Inocencio VIII public en 1484 la bula Summis desiderantes affectibus, en la que,
preocupado por el crecimiento de las denuncias por actos mgicos dainos, permite y apoya la
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 53
Lucano, que tambin tena como costumbre ingerir partes de nios pequeos o nonatos) y
tambin hablan sobre las comadronas, mujeres especializadas en los saberes tradicionales
ginecolgicos y obsttricos, de una manera que, de algn modo, abre la puerta a la
institucionalizacin del embarazo y el parto como reas de la ciencia mdica masculina:
Debemos agregar que en todos estos asuntos las brujas comadronas provocan daos an mayores,
como a menudo nos dijeron, a nosotros y a otros, las brujas penitentes afirmando que nadie hace ms
dao a la fe catlica que las comadronas. Pues cuando no matan a los nios, entonces, como para
cualquier otro propsito, los sacan de la habitacin, los levantan en el aire y los ofrecen a los
demonios. (Sprenger y Kramer 2011, p 66)
El Malleus Maleficarum, una obra que estaba destinada a clrigos de toda Europa, para difundir
la posicin oficial de la Iglesia Catlica acerca de la creencia en las brujas y la brujera, nunca
fue oficialmente aceptada por esta ltima como un libro cannico. Sin embargo, durante los
siguientes cuatro siglos se sinti de manera profunda su influencia, no solamente en Europa, sino
en todos los lugares que paulatinamente fueron siendo colonizados y cristianizados tras el
descubrimiento de Amrica por Cristbal Coln, financiado por la Corona de Espaa, que en
ese momento tambin detentaba la autoridad sobre el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisicin,
fundado por los reyes catlicos en 1478. El objetivo principal del Santo Oficio era homogeneizar
las creencias en Espaa, y posteriormente en sus colonias en Amrica. El Malleus Maleficarum
viaj con los Inquisidores, y su discurso contra la brujera y las mujeres se hizo ms acentuado.
Se iniciaron las grandes quemas de brujas, los horrores que han trascendido en el tiempo
consignados en los procesos judiciales contra aquellos acusados de brujera, y los instrumentos
de tortura que an permanecen en los museos, testigos de las estrategias de los inquisidores;
amenazar, torturar, extraer una confesin falsa, condenar a muerte para salvar el alma.
Aun as, existen casos de acusados que confesaron sin coaccin alguna, relatando toda una serie
de hechos fantsticos que delinean la figura de la bruja, sus actos y costumbres, y desde una
fecha tan temprana como 1235 aparecen relatos sobre el aquelarre, el Sabbat, la Misa Negra y
por supuesto, el Diablo como el acicate de todos los pecados y todas las pasiones, el amo y
maestro de las brujas. El Malleus Maleficarum se nutri de los relatos tradicionales, de la
erudicin de la Iglesia Catlica, de los miedos generalizados que la sociedad europea viva en un
momento histrico en que se intentaba consolidar de forma definitiva una sola religin, un solo
poder econmico y poltico.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 56
Parece lgico entonces que, conjuntamente con la persecucin a todo aquello que no fuera
estrictamente catlico, se persiguiera tambin a las nicas que podan hacer tambalear la
estructura desde adentro, pues, en una sociedad heteropatriarcal, quienes no se apeguen
estrictamente a sus construcciones simblicas son rpidamente reprimidos antes de que causen el
caos. Por otro lado, la Inquisicin, ya fuera la primera inquisicin pontificia, o las regidas por la
corte espaola, portuguesa y francesa, en un proceso de retroalimentacin, se nutrieron de los
relatos de los condenados y nutrieron a su vez los relatos populares y la creencia en las brujas de
la gente europea a travs de las prcticas de interrogacin en las que se exigan relatos con
descripciones hasta el ms nfimo detalle de todos los sucesos, smbolos y acciones acaecidas
durante los aquelarres y los rituales.
La informacin recogida en dichos interrogatorios (en muchas ocasiones mediados por la tortura
o el miedo a ella) era divulgada posteriormente en los pulpitos como posibles seales de brujera,
para que los feligreses estuvieran pendientes unos de los otros, y as, en algn sentido,
comprobar que dichas prcticas y sucesos eran reales. La Inquisicin funcion como una
mquina perfecta del terror, calibrada y engrasada; no invent la brujera, pero le confiri un
carcter que sera exclusivamente europeo, demonoltrico, y que tras la llegada de los europeos a
Amrica, y posteriormente con los procesos de aculturacin durante la trata esclava de africanos
e indgenas, tomara matices, se complementara, enriquecera y formara parte de algo
totalmente nuevo.
2.4 Colonizacin: mestizaje de las brujas europeas y las creencias mgicas americanas y
africanas
Ya desde 1493, en el segundo viaje de Coln hacia las Indias, la Corona Espaola obtuvo una
bula papal en la que se ratificaba el derecho de esta a prohibir el ingreso a las Indias Occidentales
de todo aqul que no fuera catlico, y envi a un reducido grupo de clrigos para que instauraran
un ars predicandi en las nuevas tierras (Birckel, 1986, p. 113). Estos predicadores se toparon con
complejsimas estructuras religiosas que los nuevos sbditos de la Corona Espaola no queran
dejar para abrazar otra religin que los sujetaba a un poder lejano e invisible y los desprovea de
autoridad. As, Fray Bartolom de las Casas narra en su Brevsima relacin de la destruccin de
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 57
las Indias (1484-1566) los horrores a los que estuvieron expuestas estas etnias indgenas cuando
entraron en contacto con los espaoles. Los primeros relajados al brazo secular, en 1520,
condenados por hereja en Puerto Rico, eran judos recin conversos al cristianismo que se
haban asentado en la isla tras la dispensa espaola de 1517 a los nacidos en sus territorios que
quisieran asentarse en Amrica, sin hacer preguntas (Birckel, 1986, p. 113); aun teniendo en
cuenta esta conversin reciente al catolicismo de los indgenas americanos, existieron figuras
como Fray Juan de Zumrraga, quien llev a cabo ms de 150 autos de f, entre 1536 a 1543, en
los que llev a la hoguera a criminales convictos por blasfemia, brujera, criptojudasmo e
idolatra (Idm, p.113).
Con el paso del tiempo, las instituciones europeas se fortaleceran a lo largo y ancho del
continente americano. El historiador Maurice Birckel (1986) nos cuenta que el primer tribunal
del Santo Oficio en Amrica se fund en Lima en 1571, y que en el mismo ao se fund otro en
Mxico, mientras que en 1610 se instaurara el tribunal del Santo Oficio de Cartagena. Los
procesos fueron muchos, sin embargo, entre los indgenas, los condenados por brujera fueron
muy pocos. Por recomendacin de los reyes de Espaa, el tribunal se dedic casi por entero a
castigar a judos recin conversos por actitudes judaizantes, a bgamos, sodomitas y blasfemos.
La destruccin de cdices sagrados indgenas, la prohibicin real de transcribir mitos y leyendas,
adems de traducir textos indgenas al espaol, el incineramiento de imgenes sagradas y la
utilizacin de templos indgenas como soporte (a veces incluso como material de construccin)
de iglesias, ermitas y catedrales; y por otro lado los castigos seversimos que se infligan a los
africanos esclavizados que conservaban tercamente su idioma, religin y costumbres,
la
prohibicin de tocar msica con tambores y marimbas, fueron las armas con que el catolicismo
intent erradicar las religiones y el sentido de lo sagrado entre los indgenas y los africanos. Aun
as, heroica y subrepticiamente, los oprimidos engaaron a los opresores con la multitud de
sistemas religiosos sincrticos que florecieron en Amrica.
Debido al descubrimiento de este lugar fantstico Amrica- al otro lado del mar, el
sentimiento de asombro mstico entre la gente de Europa lleg a un punto de efervescencia. Si
este continente lejano y maravilloso, lleno de riquezas, haba existido al margen del
conocimiento de los europeos, a qu otras cosas podra negrseles la existencia? En los siglos
siguientes, Europa se llen de bestiarios en los que se describan las criaturas de leyenda que
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 58
existan supuestamente en Amrica. As, la caza desenfrenada de brujas que en esa misma poca
se estaba llevando a cabo en Europa, dej al nuevo mundo casi intacto y listo para gestar una
serie de fascinantes intercambios culturales. En 1508 llegaron los primeros africanos
esclavizados a Amrica, agregando otro ingrediente al crisol.
Diana Luz Ceballos, en Grupos sociales y prcticas mgicas en el Nuevo Reino de Granada
durante el s. XVII (2001), introduce al lector a un mundo en el que ya han pasado casi tres siglos
desde la conquista, y aunque al principio se intent vehementemente asimilar las prcticas
religiosas indgenas y africanas con la demonolatra mgica europea, pronto la sociedad
americana comenz a distinguir entre unas y otra, y a asignarles valores culturales diferentes;
Ceballos nos dice que las prcticas religiosas y mgicas son sistemas que permiten a cada
complejo cultural entender y explicar el mundo, los sucesos de la vida ordinaria y de la
naturaleza; as, religiones y magia ledas desde otro contexto cultural estn sujetas a
malinterpretacin (2001, p. 51). De todos modos el Tribunal del Santo Oficio prosigue con su
trabajo de occidentalizacin, de homogeneizacin de creencias, aunque tuvo que hacer una
distincin entre los distintos tipos de magia, los que eran susceptibles de ser pasados por alto o
castigados con muy poca severidad, y aquellos que equivalan a largos aos de prisin o a la
ejecucin, que por ejemplo, segn Maurice Birckel, en Cartagena de Indias en un periodo de tres
siglos no pas de tres ejecuciones in persona (Birckel, 1986, p.113). Para los inquisidores, y la
poblacin en general, la distincin entre brujera (maligna y diablica) y hechicera
(ambivalente) estaba clara.
En la mente de los primeros inquisidores y evangelizadores llegados a Amrica, los dioses y las
prcticas religiosas americanas eran diablicas y deban ser eliminadas, en pro de instaurar la fe
catlica. La medicina, los ritos de paso, festivales y prcticas mgicas de los pueblos americanos
vinieron a ser catalogados entonces entre brujera o hechicera. En Espaa, exista una diferencia
clara entre estas dos definiciones: brujera aluda a un trato, pacto o contrato explcito con el
Diablo, y hechicera a trato o pacto tcito con el Diablo y a prcticas supersticiosas (Gareis,
2013, p. 414). Aun teniendo en cuenta que las prcticas religiosas indgenas de Amrica estaban
relacionadas en el imaginario europeo colonizador con el diablo, se las asoci a hechicera, que
en general no era castigada severamente; aun as, hubo excepciones notables en las que se asoci
con la brujera demonoltrica europea a practicantes del chamanismo local. La traduccin oficial
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 59
de la palabra nahualli Nahual, nagual, practicante de la medicina y la magia aztecas que tena
entre sus poderes cambiar de forma humana a animal, cosa que las brujas europeas tambin
podan hacer-, al espaol, fue la palabra bruxa. Otra palabra que fue traducida como bruxa fue el
trmino teyolloquani, aplicado a los nahuales chupasangre femeninos (Nutini, 1993, p. 95). De
igual modo, las runamicuc incas, mujeres con poderes mgicos que podan volar y chupar la
sangre de los nios pequeos, fueron traducidas como brujas, con toda la carga demonoltrica
que posea dicho trmino en Europa (Gareis; 2013, p. 420).
Iris Gareis, en su artculo Merging magical traditions: sorcery and witchcraft in Spanish and
Portuguese America (2013), cuenta que, teniendo en cuenta la asociacin entre las prcticas
mgicas americanas y la simple hechicera, se llevaron a cabo 169 autos de fe en el tribunal de
la Inquisicin en Cartagena, Colombia, entre los siglos XVI y XVII, por cargos relacionados con
brujera, hechicera y zahorismo sin una sola condena a muerte como resultado (2013, p. 426).
Ceballos establece que la brujera en la Nueva Granada era de corte espaol (brujera diablica
siendo claramente la relacionada con el pacto con el diablo, de carcter negativo, colectivo y con
todas las caractersticas del aquelarre previamente mencionadas) o africano, y explicaba todos
los males acaecidos a las personas, las cosechas y los animales; la hechicera comprenda una
gran variedad de actividades, como la yerbatera, la elaboracin de filtros y venenos, la
adivinacin, la nigromancia, el zahorismo (mtodos para encontrar tesoros y vetas de mineral) y
el chamanismo, entendido como formas tradicionales indgenas de solucionar problemas
mediante el ritual ( 2001, pp. 54-57).
Debido a la colonizacin y posterior mestizaje, la sociedad americana se haba amalgamado de
tal manera que existan unas estratificaciones sociales con escasa movilidad hacia arriba, hacia
los grupos que ostentaban el poder poltico y social (blancos y criollos), pero hacia abajo,
hacia quienes sostenan con su trabajo dicho orden (mulatos, zambos, negros, mestizos e
indgenas) la movilidad era muy alta y las membranas que separaban cada orden eran permeables
para algunos sujetos que desempeaban labores especiales; a estos sujetos, Ceballos les llama
intermediarios culturales (2001, p. 52):
Estas personas que ocupan una posicin de intermediacin en la sociedad, anfibios culturales que
nadan, no ya nicamente entre la(s) cultura(s) popular(es) y la cultura de lite o entre grupos sociales,
sino entre diferentes culturas y grupos tnicos, estn expuestas a todas las miradas y por su papel en la
sociedad estn tambin dispuestas a suscitar enemistades y a estar en el centro de los conflictos.
En esta sociedad, las prcticas mgicas y medicinales cumplen un papel fundamental como
solucin (y en muchas ocasiones tambin inicio) de conflictos. Lpez Ridaura (2012) ayuda a
poner en perspectiva esta trashumancia social de los intermediarios culturales al narrar la historia
de la India Frigenia, procesada por brujera en 1748 junto a otras mujeres acusadas por el mismo
cargo. Varias mujeres criollas acusaron a Frigenia de haberles enseado las artes de la brujera.
Al interrogarla, Frigenia cont que haba aprendido dichas artes de un diablo llamado Herodes,
que se le haba aparecido al lado del ro, tras haber seguido a un enorme gato negro parlante
hasta all. Este diablo siempre se presentaba como un negro enorme, montado en un caballo
oscuro y vestido con pieles de animal (ibd., p. 117). El diablo Herodes le haba preguntado si
quera venderle su alma, y ella dijo que s, pero slo por espacio de seis aos, a lo cual el
demonio accedi; posteriormente le pidi que firmara un contrato. Frigenia no saba leer ni
escribir, as que el demonio firm por ella.
Cada vez que Frigenia necesitaba de una cura, conjuro, o sortilegio, iba al ro y all el diablo le
daba las plantas e instrumentos necesarios y le explicaba cmo deba usarlos. Posteriormente
Frigenia incrimin a otra indgena, de nombre Manuela, como su maestra. Ella refiri otra
historia, en la que con su maestra haba entrado en una cueva, pisando la cabeza de una serpiente
descomunal, que all haba aparecido el hombre negro y le haba firmado un contrato de venta de
alma por cuatro aos, y que haca al menos treinta aos que una anciana espaola la haba
iniciado en las artes y los conocimientos de la brujera. Aunque las acusadas fueron encarceladas
por varios aos, dependiendo de la gravedad de sus delitos, ninguna fue ejecutada (Lpez
Ridaura, 2012, pp. 117-120). Las artes de estas brujas de Coahuila, entre otras, estaban
destinadas a eliminar piedras de la vejiga, estimular la potencia sexual de los maridos, atraer
hombres ya casados, concebir un hijo varn, entre otras que nos sealan cmo, en Amrica,
medicina y magia estaban profundamente interconectadas, tanto as que uno de los principales
acometidas del Santo Oficio, principalmente, durante el siglo XVII fue prohibir la transmisin de
las ideas y prcticas de la medicina popular para evitar la difusin de las prcticas mgicas
(Aguirre Beltrn, 1992, p. 249), porque:
El carcter dual de la medicina mestiza, establecida al momento en que se suscit el contacto entre
espaoles e indios, tom cuerpo y fortaleza a medida que la poblacin de mezcla creca y participaba,
activamente, en los tempos relevantes del proceso de aculturacin. La medicina mestiza,
eminentemente receptiva, se enriqueci al correr de la Colonia con nuevas y constantes aportaciones
indgenas, negras y espaolas. En 1652 acept el uso de huesos, crneo y tierra de cementerio, basado
en concepciones aparentemente africanas; en 1661 introdujo el chamanismo aborigen en la etiologa y
la teraputica de loa enfermedad; en 1693 se apropi de complejos divinatorios, como el cedazo, la
ordala y las varas mgicas de procedencia peninsular; en 1696 agreg el pipiltzintli nativo, al acervo
de drogas alucingenas; en 1725 la terapia sustentada en la ingestin de palabras sagradas escritas en
latn y, en los ltimos aos que restan hasta 1810, absorbi y reinterpret un persistente conjunto de
ideas y prcticas comunes a la brujera y hechicera espaolas. Tipos, los ltimos, de magia productiva
destinados a resolver la ansiedad de la reproduccin, estimulando el amor ertico o a satisfacer
necesidades de alimentacin, infundiendo nimo a los que tenan por ocupacin la ganadera, el
comercio u otras actividades. (Aguirre Beltrn, 1992. P. 257)
En la Nueva Granada, se promulgaron desde la Corona Espaola varias leyes para regular las
profesiones relacionadas con el rea de la salud y quin poda ejercerlas, para eliminar cualquier
rastro hertico de las medicinas indgenas y negras. En 1570 se instituy el Real Tribunal del
Protomedicato (Gardeta Sabater, 1992, p. 212), que evaluaba tanto los conocimientos de los
cirujanos, mdicos, barberos y boticarios, como su ascendencia cultural. Quien quisiera poseer
un ttulo y ejercer de manera pblica y legal, deba ser blanco, o criollo, sin una gota de sangre
indgena, negra o juda hasta la quinta generacin (Navarrete, 2005, p. 350); aun as, mulatos
como Diego Lpez y Francisco Mandinga, en el s. XVII, se las arreglaron para ejercer el oficio
de cirujanos, aunque ambos fueron procesados por el Tribunal del Santo Oficio en diversas
ocasiones por sus prcticas. Diego Lpez, mulato hijo de cabra de origen culturalmente
incierto- fue acusado junto con otras personas de pertenecer a uno de los aquelarres de Paula de
Eguiluz en Cartagena en el ao 1632. Diego, por su pericia en su profesin, era bastante
requerido por las personas adineradas blancas de Cartagena. A los hombres pertenecientes al
aquelarre de Paula de Eguiluz, se les ignor, excepto a Diego:
Sin duda, el hecho de que la brujera fuera un asunto exclusivo de mujeres, hizo que el tribunal del
Santo Oficio no los tuviera en cuenta y echara de lado las acusaciones que pesaban sobre ellos. Diego
Lpez, el nico penitenciado, lo fue seguramente por tratarse de un mulato de oficio cirujano cuyas
prcticas mdicas resultaban altamente peligrosas por creer las autoridades que les combinaba
hechizos y sortilegios a los que consideraban herticos y de carcter malfico. (Navarrete, 2005, p.
353)
Francisco Mandinga, esclavo de don Gonzalo de Herrera, fue tambin enjuiciado en 1648,
acusado de sortlego y de tener pacto explcito con el demonio, debido a sus mtodos de curacin
en los que empleaba oraciones y adivinacin. Un testigo lo acus de yerbatero, herbolario y que
curaba de hechizos y venenos() su amo testific que realizaba curas con ceremonias, reconoca
a las personas que hacan mal con hierbas y efectuaba adivinaciones que resultaban muy ciertas
(Navarrete, 2005, p. 348). Ambos, Diego y Francisco, fueron condenados a breves tiempos de
prisin en los reclusorios secretos del Santo Oficio.
escrita entre 1636 y 1368 por Juan Rodrguez Freyle, se cuenta la intervencin mgica de la
bruja Juana Garca el narrador la describe como una negra horrauna negra un poco
voladora (1636, p. 36)- y sus dos hijas, que en la (incomprensible) arrastraron mucha seda y
oro y an trajeron arrastrados muchos hombres de ellas (1636, p. 36) en los los matrimoniales
de una pareja capitalina mencionada annimamente. El esposo viaja a atender sus negocios en la
Isla de Santo Domingo (actuales Hait y Repblica Dominicana) y su joven mujer entretiene su
soledad con un amoro del cual queda preada. La joven escucha rumores de la inminente vuelta
de su esposo y convoca a su comadre Juana, de quien sabe es ducha en las artes mgicas, para
que le confirme el paradero actual de su esposo, y adems, le ayude a solucionar su problema
su embarazo ilcito-.
Juana le pide que la invite a ella y a sus hijas a cenar y tras la comida, le mostrar a su marido; la
esposa accede. En un lebrillo verde lleno de agua, Juana le muestra al marido junto a otra mujer
en una tierra desconocida, que la esposa pregunta cul es, Juana Garca contesta que es la Isla
Espaola de Santo Domingo; ven al marido, junto a otra mujer, posiblemente una amante, en
compaa de un sastre que le elabora a la mujer un vestido de grana que el marido paga. La
esposa le pide a Juana Garca que se apodere de la manga del vestido que ha quedado olvidada
sobre la mesa del sastre al irse el marido y su amante de la tienda. Juana la toma a travs del
agua del lebrillo- y se la entrega a la esposa, que la guarda en un bal. El marido regresa al ao
siguiente a Santaf, lo que le permite a la esposa infiel parir al fruto de su indiscrecin y educarlo
en casa; cuando el esposo llega, le informa que es un hurfano que tom bajo su custodia. La
vida de pareja de los esposos se ve trastornada sin embargo por los constantes acosos y preguntas
de la esposa sobre la amante del hombre, quien en un principio le niega todo, sin embargo, luego
lo admite cuando ella le muestra la manga de grana que Juana Garca ha sustrado por medios
mgicos del taller del sastre en La Espaola.
El marido enfurecido lleva el caso a las autoridades locales en este caso, el arzobispo-. El
prelado decide expulsar a Juana Garca y a sus hijas de Santaf y condenarla a ella al uso del
sambenito. Juana Garca se lamenta al final del relato: todas lo hicimos, pero slo yo he
pagado (ibd., 1636, p. 38). Tras un fragmento incomprensible del texto original, el narrador nos
cuenta que Juana Garca se echa a volar desde un cerro al que posteriormente las gentes
capitalinas llamarn cerro de Juana Garca (Ibd., 1636, p. 38). Es de notar que el fragmento
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 64
dedicado a la captura y el juicio de Juana Garca y sus hijas es nfimo y al parecer, no se llev a
cabo un juicio sumario que demostrara su inocencia o culpabilidad; simplemente se les sentenci
al destierro. Diana Luz Ceballos, en su ponencia Cmo se construye una bruja: justicia e
Inquisicin en Cartagena de Indias (2011) explica cmo el proceso inquisitorial, que en tierras
europeas se realizaba a carta cabal y en toda regla, conforme a las directrices del Tribunal del
Santo Oficio, e involucraba procedimientos mdico-legales (torturas para obtener confesiones;
bsquedas en el cuerpo de puntos insensibles, lunares o cicatrices curiosas que pudieran ser
interpretados como la marca que Lucifer dejaba en el cuerpo de la bruja tras el pacto), adems
de toda una serie de acciones legales en las que se buscaba confundir y obtener del acusado una
confesin que lo implicara con los cargos de manera contundente, se produca de manera distinta
en Cartagena, y los argumentos de ms peso para condenar a una acusada o acusado por brujera,
hereja, supersticin o hechicera, eran los testimonios, relatos y rumores que se recogieran tanto
de los hechos de vida y la moral del acusado previos al juicio, como de aquellas acciones por las
cuales se le estaba juzgando; es decir, a diferencia del tribunal europeo, no eran los inquisidores
quienes construan a la bruja por medio del teatro y la parafernalia legales, sino los testigos, a
travs de las historias y los chismes.
En el Tribunal de Cartagena se consideraba ideal que los juicios terminaran en una
reconciliacin, veredicto en el que el acusado quedaba libre de todo cargo y de nuevo recibido
en la Iglesia Catlica, pero deba llevar durante determinado tiempo una prenda llamada
sambenito, recibir azotes y/o pena en prisin o sirviendo en algn oficio. Tras el primer juicio a
Paula de Eguiluz, se le conden a dos aos de servicio en un hospital vistiendo siempre el
sambenito, doscientos azotes en plaza pblica y destierro perpetuo de la isla de Santiago de Cuba
-recordemos que los procesos inquisitoriales de las islas del Caribe se llevaban a cabo en
Cartagena- (Ceballos, 2011).
A pesar de que El Carnero reviste la forma de crnica histrica, no tenemos certeza real de la
existencia de Juana Garca y sus hijas, sin embargo, s tenemos constancia de la existencia de
Paula de Eguiluz y los procesos seguidos en su contra, as como de la existencia y los procesos
contra Leonor Zape, Guiomar y Polonia Bran, y Mara Linda Mandinga. Estas mujeres, esclavas
negras en las minas de oro de Zaragoza, Antioquia, fueron acusadas, enjuiciadas y torturadas
para extraer su confesin entre los aos de 1618 y 1622 (Navarrete; 2005). Entre los relatos que
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 65
los inquisidores obtuvieron de ellas mismas a travs del tormento del potro, estn varios
elementos comunes a los aquelarres europeos. Las reuniones en la noche con varias otras
personas alrededor de un gran rbol o en la cima de una colina, la aparicin del Macho Cabro,
ante el cual se postraban para besarle el trasero y alabarlo, renegando de Dios y de los santos,
para posteriormente compartir una comida ritual (que difera de los aquelarres europeos pues
mencionaban comidas propias de la regin, bollos de maz, chicha y pltanos), las actividades
sexuales con el macho cabro y con los asistentes al aquelarre y las correras en las que, volando,
lanzaban maleficios, escondan el oro y se chupaban la sangre de los nios por el ombligo.
Para Maria Cristina Navarrete (2005), es posible que en las confesiones la estructura del
aquelarre hubiera sido inducida por los inquisidores mismos; sin embargo, es plausible pensar
que las reuniones en las que los esclavos departan, se relajaban y probablemente tambin
practicaban algn tipo de magia sincrtica que reuna los fragmentos de frica que an llevaban
consigo y sus incipientes conceptos del cristianismo catlico para lograr una inversin de stos
ltimos, les proporcionaran salidas a su frustracin y sentimientos negativos.
Tras el juicio, Leonor, Maria Linda, Polonia y Guiomar, fueron admitidas a reconciliacin como
apstatas, herejes y practicantes de la secta de las brujas (...) Todas, con excepcin de Leonor,
que fue condenada a un ao de crcel, fueron sentenciadas a prisin perpetua sirviendo en el
hospital general atendiendo a los enfermos (Navarrete, 2005, p. 341). Sin embargo, Adriana
Maya Restrepo (1992) expone que el caso de Guiomar Bran y Leonor Zape negras bozales,
mineras de oro en los terrenos de Francisco Santiago- obedece ms a la bsqueda de la
resistencia y el cimarronaje cultural contra el dominio blanco desde los recuerdos y la recreacin de rituales africanos, y que los mtodos que emplearon para estos fines ambas mujeres
diferan grandemente del concepto de bruja ibrica (1992, p. 92); sin embargo, es posible que
haya existido un proceso de retroalimentacin y de hibridacin cultural: las brujas de Zaragoza
de 1619 tomaron los elementos que los amos consideraban satnicos, y los propios que
expresaban identidad, y los amalgamaron de tal manera que podan hacer uso de ambos para
resistir la vida de penurias que las cuadrillas mineras de oro soportaban.
El Tribunal del Santo Oficio de Cartagena fue fundado en 1610. Hacia 1618, Juan Maozca,
Inquisidor de Cartagena, dirigi varias preocupadas cartas al tribunal de la Suprema en Espaa
para informar que la regin de Zaragoza estaba infestada de brujas. La fama de Zaragoza como
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 66
cuna y santuario de las brujas en Antioquia ha desbordado las fronteras de lo real, para instalarse
en el imaginario de la literatura, retroalimentando as la realidad. Hoy en da, es todava comn
escuchar que coloquialmente se habla de los pueblos de Zaragoza, Segovia y Remedios como la
mata de las brujas; esta reputacin qued consignada en el relato costumbrista antioqueo,
ejemplarmente, en algunas de las obras de Toms Carrasquilla.
En 1926, Toms Carrasquilla escribe La Marquesa de Yolomb, novela que narra la historia de
Brbara Caballero y cmo, literalmente ayudada por la Negra Sacramento, se convierte en la
mujer ms rica e influyente de la regin. Tambin describe las creencias de Yolomb:
Peregrina religin la de esa tierra! El alma yolombera, a este respecto, era un revoltijo, si muy raro y
estrafalario, muy explicable, por cierto. Media poblacin era africana, () Esta negrera, entreverada
con esos espaoles de entonces, mas supersticiosos y fantsticos que cristianos genuinos, ms de
milagros que de tica, coincida y empataba con africanos y aborgenes en el dogma comn del diablo
y sus legiones de espritus medrosos. De este empate vino una mezcolanza y un matalotaje, que nadie
saba que era lo catlico y romano ni que lo brbaro y hotentote, ni que lo raizal. (Carrasquilla; 1926,
p. 78-79)
Las prcticas mgicas tambin estn presentes en La Marquesa de Yolomb, en especial, los
ayudados, pequeos fetiches elaborados en madera que su portador debe llevar siempre en el
cuerpo y nunca dejarlo ver de otra persona, ni de la luz del sol, pues perderan su poder. A un
ayudado se le reza y se le piden favores, y ste los cumple, segn la lgica de la Negra
Sacramento -cuando Brbara la interroga sobre la naturaleza demonaca y brujeril de tales
objetos- porque Dios castiga al Diablo obligndolo a hacer el bien, que es lo que ms detesta, y
para tal fin, el Diablo cre los Ayudados, que terminan siendo expresin del poder de Dios en
ltima instancia. De Sacramento y su Ayudado, Carrasquilla escribe:
Goza de gran renombre como curandera mgica o cosa tal. Cuntase que, en sus andanzas de
Remedios a Zaragoza, hoy en una mina, maana en otra, se ha hecho a muchsimos secretos, ya de
indios, ya de africanos, ahora en bebedizos, ahora en sortilegios() Si es o no bruja escobera o
voladora, se discute; mas, cmo no creer que es una Ayudada de siete suelas? Todos le han notado el
monicongo familiar, que guarda en el seno como una reliquia. Es el tal un negrito de palo, de tres
pulgadas de alto, con ojos de cuencas blancas y dientes de albayalde; cabezn l, bracicruzado y
patiabierto. Se lo levantaron en Zaragoza y le cost dos onzas, por ms seas. (Carrasquilla; 1926, p.
20)
Durante gran parte de la narracin de La Marquesa de Yolomb, se hace hincapi en las prcticas
mgicas de esclavos y libertos de raza negra, adems de narrar en forma vvida las aventuras de
las brujas, que hacan parte integral de la vida de los pueblos de Antioquia. Se mencionan a otras
mujeres, una residente en las afueras de Yolomb, que corresponde con el canon europeo de
bruja: no se le conoci nunca familia alguna, habitaba en un rancho medio cado acompaada de
un perro feo y flaco llamado Miamo y un gato de tres colores llamado Sumerc (que aluden al
parecer a espritus familiares a los que ella se refiere con deferencia y a los que alimenta ms
que a legin de jornaleros). Bernarda Metaute, pues as se llamaba, tuvo un trgico final, pues
un da la encontraron apedreada junto a su perro Miamo despus de que los habitantes del pueblo
emprendieran una campaa de acoso y agresin fsica hacia ella, tras comprobar que era una
bruja:
Pronto comprendieron que vieja, perro y gato eran cosa mala; pronto la vieron volando, de las doce
para el dia, de caballete en caballete, unas veces sola, y otras montada en Sumerc, muy oronda, la
muy sinverguenzona; pronto notaron que en la calle, por donde pasaba, les daba a los nios romadizos
y soltura, peste a las gallinas y gusanos a los perros. (Carrasquilla; 1926, p. 72)
cuenta a su Amito Toito que las brujas vuelan, se empequeecen, pueden ser atrapadas
lanzndoles sal o granos de mostaza, y como no pueden evitar ponerse a contarlos, se les amarra
con el Cordn de San Agustn y se les puede asesinar a pualadas, pero debe ser una sola, que
las deje listas (1890, p. 7); tambin le dice que no hay hombres brujos, sino duendes, porque
no tienen el pelo largo como las brujas. El pelo largo les permite volar alto (1890, p. 8).
Siguiendo con la lnea argumental expuesta al principio de este captulo, definir la brujera como
algo exclusivamente femenino es un rasgo caracterstico de la brujera europea demonoltrica
perseguida (y difundida) por los inquisidores: en esa poca, toda mujer del partido era bruja de
hecho: no podan concebir las dos facultades separadas. Acaso tenan razn (Carrasquilla; 1926,
p. 73).
Carrasquilla retrata las vidas de nios, hombres y mujeres de la Colonia en stas dos obras,
muestra cmo el sistema social colonial estratificaba a las personas por edad, sexo, estado civil y
proveniencia tnica; sin embargo, estas mujeres brujas se movan entre estratos y llegaban a
desafiar abiertamente el orden civil y eclesistico, lo cual era en cierto modo, comprensible y
posible, durante la Colonia, una dama entenda que su destino era dedicarse al buen manejo del
hogar, a la oracin y de pronto a la caridad (Londoo Vega, 1995). Sin embargo, las mujeres de
bajos recursos y de baja estratificacin social deban encontrar oficios que les permitieran
sostenerse a s mismas y a sus familias. Lavanderas, cocineras, tejedoras, modistas, nodrizas,
barequeras, mendigas, prostitutas; las mujeres trabajadoras, aunque sujetas a los estrictos cdigos
legales de la poca, que no les permitan propiedad ni autonoma, menos an si eran de color,
podan y tenan acceso a una vida social y relaciones interpersonales mucho ms amplias que la
de las mujeres de la esfera social alta, quienes slo se relacionaban con su mismo estrato social y
en la vida diaria, con su servidumbre domstica.
Patricia Londoo Vega en Las colombianas durante el siglo XIX (1995), nos cuenta
someramente cmo las mujeres en todos los estratos, en Colombia, durante un breve perodo de
tiempo tras la Independencia, adquirieron -valga la redundancia-, cierta independencia que
rpidamente y en la segunda mitad del siglo XIX se esfum para darle paso a ideales
conservadores y victorianos de la posicin y funcin de la mujer en la sociedad, reducidas al
mbito de lo domstico, donde el culto a la virgen Mara se instituy como paradigma de la
identidad femenina: madre abnegada a los cuidados del hogar, su marido y sus hijos, y
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 69
Aspasia es temida, respetada y buscada, sobretodo, por las mujeres negras, para que alivie los
males de sus enfermos, cure a los accidentados y apaleados, enderece entuertos causados por
celos y desamores, y lleve a cabo venganzas terribles. Su eficacia va ms all de la del curandero
del poblado, or Cayetano, a quien le quita la parroquia (2010, p. 61), y que las tcnicas
cientficas del Doctor Eusse, de quien los pacientes reciben de mala gana polvos sin virt
(ibd.). Es una figura redentora, justiciera. Su odio hacia los gendarmes, los agentes del orden
del poblado, y hacia los blancos extranjeros, es profundo y visceral, reminiscente de la ira ciega
de las brujas griegas y romanas:
No sabe bien porque odia y desprecia; no podra explicar esa repulsin que siente, tan honda e
invencible. Sus sentimientos son imperiosos, dominadores, profundos; son un instinto casi, estn en su
carne y en su sangre. Oscura androfobia parece penetrarla y alimentarla. Mas su aversin a los
hombres tiene aspectos curiosos; es rencor concentrado contra los varones de raza blanca, los de su
propia raza. (Snchez Gmez, 2010 p. 64)
Este odio, esta oscura androfobia, es ms evidente en su deseo profundo de que los antiguos
propietarios de las minas y sus trabajadores vuelvan a disfrutar la plenitud del usufructo de las
mismas sin la intervencin de la concesin extranjera, cuyos representantes tacha de ladrones y
asesinos (Snchez, 2010, p. 97); finalmente, Snchez revela que el verdadero nombre de Aspasia
es Cecilia Barbosa, la esposa de aquel minero antioqueo asesinado, que enloquecida, vaga por
las minas que antes fueran propiedad de su marido, inofensiva y tan mentalmente afectada que
su nica hija, Donatila, debi quedarse en manos de una ta, en Medelln (2010, p. 105). As,
puede comprenderse como Aspasia es la encarnacin del malestar y el odio latente dentro de la
comunidad original de Marmato hacia los extranjeros invasores y hacia s mismos, generado por
querellas personales. La bruja de las minas conoce a la pequea Mary, la hija de uno de los
gringos propietarios de la concesin minera y algo en su corazn y sus recuerdos parece anhelar
una maternidad hace tiempo perdida: la nia se convierte en el objeto del deseo de Aspasia, que
hace un trato con la niera encargada de Mary, Felisa, una mujer negra que desea vengarse de
otra mujer que le caus mucho dao. Aspasia ejecutar la terrible venganza si Felisa le entrega a
Mary. Felisa acepta y la nia pasa a manos de Aspasia, que se la lleva a su rancho en los filos de
la montaa. Los gendarmes, agentes del orden de Marmato y las minas, acuden a rescatar a la
nia, y Aspasia, enloquecida, le prende fuego a su propia casa y termina consumida por las
llamas. El desconsuelo general por su muerte evidencia la importancia de su presencia en las
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 71
llenan de prebendas, otros le hacen daos mgicos que terminan enfermndola terriblemente y
dejndola empobrecida, momento en el cual ella decide salirse de bruja y buscar ayuda
espiritual. Tras pasar por una serie de brutales exorcismos que casi la matan, deja totalmente la
brujera y se dedica a vivir su vida de casada y su profesin de maestra de escuela con total
normalidad.
Si Amanda fue una sola, o mltiples brujas de cuyas vidas Castro Caycedo fue recogiendo
fragmentos para armar a La Bruja, no es posible saberlo. Sin embargo, s es cierto que durante
los aos del conflicto armado colombiano entre paramilitares y guerrilleros, aparte de una guerra
ideolgica, tambin han venido librando una batalla de hechiceras. Prcticas como los rezos, los
baos y la colocacin de nios-en-cruz bajo la piel son habituales, adems de los rumores de
estar blindados o de tener pacto con el Diablo para no ser cogidos ni que les entren las balas,
segn refiere Carlos Alberto Uribe, en Magia, Brujera y Violencia en Colombia (2003).
Revistas y peridicos de amplia circulacin nacional han publicado historias sobre los servicios
que brujas y adivinos han proporcionado a presidentes de la Repblica, como Ernesto Samper, y
el ex fiscal general de la nacin, Mario Iguarn (Diario el Pas, 2011; Peridico el Universal,
2011). En 2012, el pas se conmocion con la historia de Berenice Martnez, una mujer oriunda
de Santa Brbara, Antioquia, que fue golpeada y quemada viva por bruja (Peridico El
Tiempo; 2011). As, y a todos los efectos, En Colombia las brujas siguen vivas, volantonas y
rampantes. O al menos la creencia en ellas y los relatos que les dan existencia.
As, se ha completado un viaje desde los relatos de la literatura clsica sobre brujas, hasta llegar
a los relatos de brujas en Antioquia, Colombia. Ha sido posible evidenciar que la tradicin oral
conserva algunos rasgos de la bruja, de las creencias que le rodean y que le dan vida dentro de
los complejos culturales en que se les ha analizado: las brujas en Occidente, desde la
multiplicidad de sus rostros y de matices con que han sido pintadas, pertenecen al orden de lo
misterioso, lo numinoso, lo malfico incluso. Aquello que escapa a la comprensin y que
representa una alteridad discordante; las brujas en Occidente son el eptome de la rebelin. En el
siguiente apartado se har una contextualizacin y un recuento detallado de los relatos que
fueron recolectados en el municipio de Zaragoza, Antioquia, para posibilitar la respuesta a las
preguntas de investigacin que motivaron este trabajo.
Zaragoza tiene un rea de 1064 km, siendo la extensin de su rea urbana 122.7 km y la
extensin de su rea rural, 943 km (Alcalda de Zaragoza, 2014) y su densidad poblacional es de
27.580 habitantes, 15.366 habitando la cabecera urbana y 12.214 el rea rural (Alcalda de
Zaragoza, 2013); adems cuenta con dos corregimientos, Buenos Aires-Palizada y Pato, y 66
veredas (Alcalda de Zaragoza, 2012).
El clima del municipio es clido, promediando los 36centgrados, con una alta humedad que
permite el desarrollo de una exuberante flora y fauna tropical: Zaragoza se encuentra en el rea
biogeogrfica Choc-Magdalena, y sus principales productos agrcolas son la yuca y el maz,
adems de cultivos de pancoger. Tambin hay ganadera de levante y pesca; su ms importante
actividad comercial es la extraccin de minerales preciosos plata, platino, nquel y plomo- (Yal
Rico, 2002, p. 49), pero principalmente el oro, que desde su fundacin y hasta el momento, ha
sido el principal soporte de la economa zaragozana.
En el mes de diciembre del ao 1580, Gaspar de Rodas y otros setenta hombres parten de Santa
Fe de Antioquia, en aquel momento capital del departamento, hacia el oriente, y posteriormente
se encaminan siguiendo el curso del ro Porce, hasta llegar en septiembre de 1581 a un sitio de
asentamiento indgena que Gaspar de Rodas llam Tierra Adentro, a ocho millas del cauce del ro
Nech. All tom por asalto a sus habitantes, la tribu Yames mineros y orfebres-, que opusieron
poca o nula resistencia al avance espaol dada su pacfica naturaleza, que los europeos
aprovecharon para entablar relaciones de intercambio y de rescate a cambio de oro (Angulo
Mira, 2001, p. 60).
Este primer asentamiento tuvo una duracin de quince aos; posteriormente, se traslad al
emplazamiento que ocupa la cabecera urbana actualmente, sitio que por aquel entonces era
denominado el Valle de Vetu, regido por el cacique Mayaba, que era el ms rico de toda la
comarca, primer minero de toda la provincia, seor de extensas tierras y bienes y dueo de
influencias, tratado con consideraciones e indulgencia por Rodas, como sola hacer ste con los
naturales del lugar (Angulo Mira, 2001, p. 62).
La ciudad fue bautizada con el nombre de Nuestra Seora de la Concepcin de las Palmas de la
Nueva Zaragoza de Indias, debido a la abundancia de palmas en aquella regin (ibd. p. 60).
Gaspar de Rodas decidi importar esclavos negros desde el puerto de Cartagena en el ao 1583
debido a la mortandad que se propag entre los nativos yameses gracias a la inclemencia del
trabajo en las minas de oro; para el ao 1595, el primer censo oficial de Zaragoza constata la
presencia de trescientos espaoles blancos seores de mina, y ms de cuatro mil esclavos negros,
que producan por ao 300.000 pesos de oro en polvo (Angulo Mira, 2001, p. 61): del ao 1602
al 1620 se produjeron 5.520,502 pesos de oro ley 890 (ibd., p. 62), lo cual indica una clara
bonanza aurfera a costa de las vidas de los esclavos trados de frica, azotados por las
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 77
En los albores del s. XVIII y tras la firma del contrato entre la Corona Espaola y la esclavista
Compaa de los Mares del Sur, se autoriza la entrada de 4.800 esclavos por ao a los puertos de
las Indias Occidentales. El nuevo flujo de esclavos caus desajustes en la economa de los
seores de mina, que se vieron obligados a comprar a precios exorbitantes los alimentos para
proveer a sus esclavos, situacin que qued plasmada en el primer informe al Virrey, redactado
en 1770 ao en que se erige Zaragoza como municipio-, en el que tambin se evidencia la falta
de infraestructura para proveer a Zaragoza de soberana alimentaria. En 1780 ocurre un
devastador incendio (atribuido a las disputas que Zaragoza y Santa Fe de Antioquia sostuvieron
por la calidad de capital de la provincia) que destruy el templo y casi todo el casco urbano,
reduciendo a cenizas las casas de arquitectura colonial y obligando al pueblo a ser reconstruido
prcticamente en su totalidad (Historia de Antioquia, 2013).
En el segundo informe al Virrey, elaborado en el ao de 1807, Zaragoza sigue siendo incapaz de
producir sus propios alimentos, vindose forzada a comprarlos. Los elaboradores del informe,
don Estanislao Buelta Lorenzana y el cura Jos Antonio Acua, dicen de Zaragoza que est
fundada sobre un plan de oro (Angulo Mira, 2001, p. 94). A pesar de que el grito de
Independencia colombiano sucedi en 1810, hasta 1820 Zaragoza permaneci como bastin de
los realistas, ao en el que Jos Mara Crdoba y Juan del Corral expulsaron a los ltimos
soldados realistas, el da 11 de mayo, tras una precipitada batalla.
En 1849, otro gran incendio consume a Zaragoza destruyendo completamente el templo de
nuevo, la casa parroquial, la casa rectoral, los archivos bautismales, de matrimonios y
defunciones, la parte residencial y comercial del casco urbano, salvndose milagrosamente el
Santo Cristo y ocasionando que slo se hallen registros desde el ao 1865 (Angulo Mira, 2001,
p. 101). Durante la segunda mitad del s. XIX, Zaragoza se ve consumida por la vorgine de los
conflictos entre liberales y conservadores. En 1906, durante el desarrollo de la Guerra de los Mil
das, se libra en Zaragoza la batalla de El Plan de la Loca (sitio donde hoy se levanta la estatua
de la Virgen de las Misericordias en el casco urbano de Zaragoza), en la que los liberales
procedentes de las sabanas de Bolvar asesinaron incluso a los conservadores escondidos en las
casas de sus amigos liberales zaragozanos. Ese mismo ao se estableci la empresa Pato Gold
Mines Limited con sedes administrativas en Vancouver, Canad, y en Barranquilla, Colombia, y
los terrenos de extraccin situados en el corregimiento de Pato en Zaragoza. Sus trabajadores
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 79
insectos que varias veces han sido vistos en las piernas de la imagen al abrir la Iglesia en las
maanas3, adems de los milagros y favores recibidos, y la existencia de criaturas que en general
habitan los mitos y leyendas colombianos, como el Mohn, la Patasola, La Madre Monte, los
duendes, aparecidos y fantasmas, y entierros indgenas custodiados por espritus, curanderos,
brujos y brujas.
en un asunto vital para la extraccin de oro. En este contexto de dominacin y crueldad fue en el
que Leonor Zape, esclava africana, fue acusada de brujera en noviembre de 1618 por otra
esclava, Lorenza, que dijo a su amo Francisco Santiago, espaol seor de cuadrillas de Zaragoza,
que la haban maltratado de tal manera que de la cintura para abajo la tenan como muerta
(Maya, 1992, p. 89). El hermano del amo, debido a que ste desde haca ms o menos cuatro
aos se encontraba tullido de la cintura para abajo, se encarg de azotar a Leonor Zape para que
confesara.
Leonor, en medio del tormento, efectivamente acept haber daado por medios mgicos a
Lorenza, conjuntamente con otra esclava, Guiomar Bran. Ambas le haban tomado inquina a la
esclava Lorenza por trabajar como domstica de la casa del amo Francisco. Guiomar y Leonor
haban llegado a Zaragoza, provenientes de las costas de Guinea en frica, aproximadamente en
el ao 1592 (Maya, 1992, p. 88). Poco tiempo despus, relat Leonor, una mujer mayor la haba
convencido de renegar de la fe catlica y hacerse bruja; en el caso de Guiomar, fue llevada
obligada al arcabuco, un sitio a dos das de camino de las rancheras de Sabaletas (cercanas al
ro Porce) donde vivan y trabajaban.
All, alrededor de una plaza en la que se alzaba un trono bajo un gran rbol, diversos ranchitos
con techo de paja albergaban a una poblacin itinerante de esclavos fugados que se reunan para
celebrar aquelarres y adorar al diablo, permaneciendo all en celebracin cuatro das seguidos
aunque la periodicidad de estas reuniones es desconocida-. Leonor y Guiomar dijeron haber
asistido a las mismas durante un perodo de veinte aos (1992, p. 94). Tras su llegada al sitio,
Leonor dice que vi a mucha gente y con ella el demonio en figura de negro en cueros, solo con
un calambe con que se tapaba sus vergenzas y en la cabeza un pao con que se tapaba los
cuernos (A.I libro I 1614-1637 f:217r, citado en Maya, 1992, p. 94), sentado sobre el trono y
rodeado por muchos negros y negras brujos; tras saludar al demonio, ste le haba pedido que
renegara de la fe cristiana y se comprometiera a hacer todo el dao posible a los cristianos.
Guiomar, aunque llevada por la fuerza, fue presentada ante el demonio por la mujer mayor en
los siguientes trminos: ah traigo a mi compaera para que me acompae a ser bruja (A.I libro
I 1614-1637 f: 220 r citado en Maya, 1992, p. 89). Luego de dicha presentacin, el demonio le
pidi que repitiera tras l un reniego de la fe catlica, tras lo cual todos los asistentes celebraron
y se abrazaron. En dichas reuniones los asistentes bailaban, coman y reconstruan sus vidas
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 82
afectivas teniendo relaciones sexuales consensuadas, por fuera de las impuestas con violencia
por el amo o los capitanes de cuadrilla.
Sin embargo no todo era celebracin, y los convocados al aquelarre deban cumplir con los
compromisos adquiridos con el demonio y los otros esclavos, es decir, hacer daos, destruir los
bienes del amo y dar muerte a los aliados del sistema esclavista, en este caso, los capitanes de
cuadrilla y los esclavos domsticos (Maya, 1992, p. 91). Leonor confiesa haber asesinado a una
esclava, Isabel Bifara, y a un capitn de cuadrilla siendo ambos esclavos-, porque le pegaban
(Maya, 1992, p. 97); adems, acusa a Guiomar de haber hecho grandes daos en la ranchera de
Francisco de Santiago y de asesinar gran nmero de negros esclavos, todos bifara de nacin
por haber siempre estado en mal con los negros de sta casta (A.I libro I 1614-1637 f:216r
citado en Maya, 1992, p. 97); adems, acusa a Guiomar de haberle ayudado a embrujar a
Lorenza, la esclava que las haba acusado en primer lugar: una vez al despedirse de ella, la
haba abrazado y con el abrazo le haba cogido el alma y agarrndola con un trapo la haba
llevado consigo y desde entonces Lorenza estaba como muerta (A.I libro I 1614-1637 f:204r
citado en Maya, 1992, p. 93).
Segn Leonor, Guiomar haba causado la desgracia del amo Francisco de Santiago, tullido
(aunque sin dolor alguno) y confinado a la cama, incapacitado para mover las piernas, al
habrselas amarrado. Leonor confesaba no tener las mismas capacidades para la magia que
Guiomar, y no poder deshacer con efectividad el amarre que Guiomar haba hecho en las piernas
del amo (Maya, 1996). Tras cuatro aos de interrogatorios, vejaciones y torturas, se celebr un
auto de fe en 1622 en que Leonor fue condenada a llevar el hbito de penitente por el resto de
sus das, y Guiomar a cadena perpetua en las crceles secretas del Santo Oficio (Maya, 1992, p.
89). Otras dos mujeres, Mara Linda Mandinga y Polonia Bran (a quien la misma Guiomar haba
llevado al arcabuco en calidad de ahijada para que aprendiera a ser bruja) tambin fueron
condenadas por el Santo Oficio a pena de prisin perpetua.
Durante los siglos siguientes, las menciones a las brujas son escasas, aunque en la literatura
costumbrista Toms Carrasquilla y sus obras Simn el Mago y La Marquesa de Yolomb, por
ejemplo-, y segn el relato popular, se profundiz la fama de los municipios de Zaragoza,
Segovia y Remedios como lugares en los que proliferaba la creencia en la existencia de brujas,
de tal manera que Juan de Dios Yal Rico, autor de Reminiscencias de mi tierra, Zaragoza
Antioquia (2002), menciona que
Es de creencia popular atribuir a la regin de Zaragoza poderes sobrenaturales y diablicos. Muchos,
especialmente la gente del interior de Antioquia, cuando oyen hablar de Zaragoza o cuando se
percatan de que estn hablando con un zaragozano, automticamente se echan la bendicin como
mecanismo de proteccin ante los influjos diablicos de la zona o el personaje (2002, p. 108)
Gustavo Angulo Mira, autor de una extensa y completa monografa sobre el municipio
(Zaragoza 420 aos. Ciudad Colosal de Grandes Tesoros, mam de Antioquia, 2001) opina, sin
embargo, que la fama de Zaragoza como lugar infestado de brujas es supersticiosa y absurda,
sin ningn fundamento, basada en las fantsticas leyendas de los antepasados, ufanados en el
dominio de las ciencias ocultas (2001, p. 226). Yal Rico hace un recuento de las creencias
fantsticas de los antepasados sobre las brujas: su habilidad para convertirse en animales:
gallinas, pollos, perros, gatos, culebras, pero sobretodo, lechuzas muy observadoras y con esos
ojazos viendo todo lo que ocurra en el lugar (2002, p. 114). Para el autor, la diferencia
conceptual entre bruja y hechicera consiste en que la primera es traviesa y maldadosa,
siendo posible conocer a las autoras de los hechos al da siguiente de haber sido atormentados
por sus travesuras, con el solo hecho de no mencionar lo sucedido, la mujer que al verlos no
aguantaba la tentacin de risa y burla, era la sindicada (Yal Rico, 2002, p. 113); la segunda es
realmente malvada, capaz de lanzar hechizos perjudiciales para la salud y la vida, adems de
realizar proezas fsicas imposibles, como volar: no son slo volantonas sino que causan mucho
mal a la humanidad (Yal Rico, 2002, p. 114).
Desde principios del siglo XX, una generacin de recordadas brujas zaragozanas se gan un
lugar en la tradicin oral actual, debido a sus poderes y sus hazaas, quedando consignadas por
escrito en las obras de Yal Rico y Angulo Mira, y asimismo en los relatos que pude recoger
durante mi trabajo de campo en el municipio. Una de las ms famosas es Paulina Arango,
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 84
conocida como La Pavita, que arreglaba o destrua matrimonios, curaba enfermedades y mal de
ojo, sacaba la sal de los negocios y atenda las dems necesidades de orden mgico-esotrico de
la poblacin, y a la que le atribuan el mantener pactos con el diablo (Angulo Mira, 2001, p.
226), que se manifestaban tanto en sus poderes como en la presencia misteriosa de un gran perro,
negro a veces y en otras ocasiones blanco, que se echaba a la puerta de su casa cada vez que ella
la abandonaba, en actitud vigilante. Una vez La Pava, volva a su casa, el perro desapareca
misteriosamente (Angulo Mira, 2001, p. 227).
En su, Yal Rico (2002), despus las primeras frases sobre la fama malfica de Zaragoza y sus
habitantes, tambin estima que no son ms que fantasas que tras visitar el municipio quedan
relegadas al olvido gracias a la hospitalidad de sus gentes y la belleza del paisaje, y procede a
hablar sobre una bruja, La Pava, mencionada como Angelina. Esta era una bruja poderosa y
reconocida que, a pesar de ser bajita, morena y fea, carateja 4, pona a sus pies y lograba que los
hombres que abiertamente se burlaban de ella por ser fea, especialmente los trabajadores
extranjeros de la Pato Gold Dredging Company, terminaran enloquecidos de amor y en sus
brazos. Durante el transcurso de su vida acumul dinero en un bal, libras esterlinas, joyas,
morrocotas y oro en polvo (Angulo Mira, 2001, p. 226). Este bal, relata Yal Rico, al ser abierto
tras la muerte de La Pava, en 1948, revel no contener oro ni dinero, sino una humedad
pestilente y hedionda (2002, p. 109).
Ins Velsquez, una bruja directamente entrevistada por Yal Rico ya siendo nonagenaria, en el
ao 2002-, dice haber aprendido su arte de La Pava y de Rosalvira Velsquez, su hermana mayor,
verdadera bruja volantona. Las motivaciones de Ins Velsquez para aprender fueron en
principio buenas, sanas: quera ayudar y curar, pero luego, al ser repudiada por su compaero
sentimental y que ste negara la paternidad de su hijo, decidi usar sus conocimientos para
castigarlo y hacerlo enloquecer de amor por ella. Recorra la regin, volando, montada sobre una
escoba o una cscara de huevo. (Yal Rico, 2002, pp. 109-110). Ins Velsquez tambin ejerca
como guardiana de las minas, evitando que fueran saqueadas al ser dejadas sin vigilancia. El
ladrn era atacado con piedras que venan volando de la nada, rboles cados y ruidos extraos, o
4 Palabra coloquial para referirse a una persona afectada por el vitligo, enfermedad cutnea en la que la
melanina que pigmenta la piel desaparece, causando grandes manchas despigmentadas que con el paso
del tiempo se extendern a todo su cuerpo. No existe cura, y en muchos casos puede afectar la vida social
y la autoestima del paciente.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 85
se le vena una fogata encima (Yal Rico, 2002, p. 110). El asaltante hua despavorido e Ins se
encargaba de anunciar en el pueblo el nombre del ladrn fracasado, para ms vergenza suya. De
la mujer, nonagenaria, se dice que cuando cae en largos estados de somnolencia de los cuales es
difcil despertarla, es que est recorriendo la regin sobre su escoba.
Otra bruja reconocida, mencionada por Yal Rico, es Serapia Gmez, quien muri a mediados de
la dcada de 1960, y cuya propiedad quedaba en la va a Segovia, nico camino terrestre de
salida y acceso a Zaragoza hasta la pavimentacin de la va Caucasia-Zaragoza. El paso de los
vehculos cerca de su predio era obligatorio, as que se convirti en el terror de los conductores,
que rpidamente aprendieron a traer sus encargos y darle regalos. Si eran tan temerarios de no
cumplir con sus caprichos, se vean obligados a quedarse a mitad de camino: sus vehculos,
misteriosamente daados e imposibles de arreglar, permanecan varados justo frente a la casa de
Serapia. Una vez ella reciba los encargos hechos, los autos recuperaban su movilidad, milagrosa
y mgicamente: los conductores se apresuraban a llenarla de presentes para evitar entrar en
descontento con ella (Yal Rico, 2002, p. 108).
A continuacin, presentaremos, con arreglo a varias categoras, los relatos sobre y de brujas que
atesor durante mi trabajo de campo en el municipio de Zaragoza. Estas categoras no son
aleatorias, sino que obedecen a un sistema de clasificacin que me permitir, en el siguiente
captulo, delinear y, en menor o mayor medida, responder a las preguntas de investigacin de
este trabajo de grado.
Zaragoza, cuyos habitantes, durante la Guerra de los Mil Das, abandonaron sus viviendas para
evitar ser asesinados y se embarcaron en balsas de corcho ro abajo hacia Zaragoza. Su sitio final
de asentamiento fue aquella calle, Tacamocho, que fundaron con el mismo nombre de su vereda
perdida. El entrevistado menciona tambin cinco familias cuyas mujeres estaban involucradas
con la brujera o eran conocidas brujas en la poca de sus padres, hace al menos sesenta aos.
Se dice tambin que muchas brujas habitaban en un lugar conocido como el Plan de la Loca, ms
all, hacia el este, de la estatua de la Virgen de las Misericordias 6. Un narrador relata que su
madre le prohiba de nio pasar por all, y mucho menos descalzo, pues tema que el contacto de
las plantas de sus pies con el suelo del lugar donde vivan las brujas pudiera contaminarlo de
alguna manera:
Pero siempre mi mam me deca que no pasara de la virgen de las misericordias, pa l Plan de la Loca
y mucho menos a pie limpio, porque todas las viejas que vivan de ah para all, todas saban, que era
La Pava vieja, que era L. U, que era S. M, que era todo ese poco de viejas saban cosas, L., T.T. Todo
mundo saba sus brujeras, entonces quique uno no poda pasar pa ll. 7
A los nios no se les permita entrar en contacto con las brujas y sus prcticas -ellas tenan una
especial predileccin por molestar a los ms pequeos-, so riesgo de ser castigados por sus
padres o de tener experiencias desagradables. Con el tiempo, la gente zaragozana aprendi a
defenderse de las brujas y sus travesuras. Utilizaban tijeras que dejaban abiertas, hojas de caspn
bajo la almohada y huevos duros cocidos con sal, entre otras cosas, para distraer su atencin o
alejarlas de su objetivo, que en ocasiones inclua llevarse a los pelaos y chuparles esto por aqu,
por la mollera8.
Un narrador cuenta la experiencia de su hermana menor, que siendo nia quera aprender a
volar, y le pidi a un brujo reconocido de Zaragoza que le enseara. El brujo la cit a la
medianoche en el descampado de Santa Elena, que hoy en da es una cancha de ftbol, escoba en
6 Situada en la interseccin entre las actuales Kr 20 con la 71B en Zaragoza, Antioquia.
7 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 59 de 2014
8 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo, Grabacin 57 de 2014).
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 87
mano, y le dio algunas instrucciones, como que dijera unas palabras que el narrador no alcanz a
escuchar, que se montara en la escoba y la cogiera por el mango con ambas manos, sin soltarse;
si soltaba ambos brazos en pleno vuelo emulara al Seor Crucificado y se caera. El narrador,
que la haba acompaado, ni corto ni perezoso, viendo a su hermana a punto de despegar, corri
a avisar a su madre:
Entonces yo arranqu y me vine a la carrera pa onde mi mam.
- Mam, mama!
- Muchacho, que vos saliste fue?, a esta hora!
-Si, and que M. le est enseando a A. a volar, all en la manga Santa Elena!
Y arranc mi mam ah mismo, por debajo, se fue a la carrera y la encontr montada en la escoba all,
ya iba a salir cuando la cogi a golpes, la trajo de all con la misma escoba dndole golpes9
En otro relato, Serapia Gmez, una de las brujas reconocidas de Zaragoza, asust a varios nios
que jugaban frente a la estatua de la virgen de las misericordias en la calle, que vieron una
serpiente mapan10 rabiseca de al menos unos 50 cm de largo salir inesperadamente. Los nios
se apartaron y tomaron piedras para lanzarle y matarla. Serapia intervino por la serpiente, la
llam cariosamente, dicindole Venga, mija, ofreciendo su mano para que la serpiente subiera
por ella. Luego la enroll cuidadosamente y la puso dentro de su blusa, junto a su corazn,
acaricindola por encima de la tela con la mano, diciendo yo me la llevo pala casa padale
comidita11. En un relato, otro narrador cuenta la desagradable experiencia de ser enviado por
una bruja, como favor, con un clavo de hierro al caaolo 12, para que lo clavara en el inmenso
rbol exactamente a las doce del da, y deba regresar por l, completamente slo de nuevo, a las
12 de la noche.13
Suele hacerse distinciones entre las clases de brujas. Yal Rico (2002) mencionaba la diferencia
entre las brujas, traviesas que no ejecutan grandes males y cuyo nico objetivo es burlarse de sus
vctimas, y las hechiceras, ejecutoras del mal por placer. En uno de los relatos, nos encontramos
con otra categorizacin: la de rastreras y volantonas. Las brujas rastreras son las que
Por ejemplo llega a la casa y por la noche, usted oye que bate el chocolate, oye rindose en la cocina,
oye licuando y usted llega y no encuentra nada y ellas ah en la cocina jugando, bueno esas son las
rastreras y que tambin por ejemplo le hacen as bromas a uno.14
Las brujas volantonas, por cierto, no estn exentas de dicha disposicin de nimo bromista. En
uno de los relatos, un hombre es llevado por los aires ante sus ojos incrdulos por su amante y
una amiga de ella, que le confiesan en una tarde de aburrimiento que quieren ir a las corralejas de
la sabana, a bailar el fandango. El hombre se re y les recuerda que de Zaragoza slo hay salida
va fluvial y que llegar esa misma tarde sera imposible. La amante del hombre le cuenta que
sta (la amiga) sabe una cosa y yo estoy aprendiendo con ella pa que te llevemos por all 15. El
hombre ni corto ni perezoso acepta ir, si ellas le llevan, para lo cual emplean un varijn16 de
guayabo al que el hombre debe aferrarse y luego le toman cada una de un brazo, advirtindole
que no debe pensar ni mentar a ningn santo ni oracin. Tras un rato de vuelo en que ve los ros
y los pueblos y montaas empequeecerse, bajan al poblado en que estaban llevndose a cabo las
12 Caaolo, eufemismo para cementerio, debido a que en el cementerio de Zaragoza desde tiempos
inmemoriales se encuentra un rbol de caaolo (Cassia grandis).
13 (Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 19 de 2013).
14 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 29. 2013.
15 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 22, 2013
16 Rama delgada y casi recta tomada de un rbol.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 89
corralejas, bailan, beben, y al terminarse la festividad, antes del amanecer, ambas mujeres lo
trajeron de vuelta, de nuevo volando, a Zaragoza.
En otro relato17 La Pavita, hija de la Pava, ambas reconocidas brujas, le ofrece a una mujer cuyo
marido se encuentra de viaje en el extranjero la posibilidad de ver qu est haciendo l. La mujer
incrdula acepta, tras lo cual la Pavita le confiesa ser bruja volantona, y de inmediato se ve
elevada por los aires, atravesando montaas y ocanos, hasta llegar finalmente al pas donde su
esposo se encuentra de viaje. Para su sorpresa, lo ve acompaado de tres amigos, que ella
conoca y de dos mujeres de la vida alegre, conversando alegremente dentro de un caf. La
Pavita y la esposa vuelven a Zaragoza, y cuando el marido regresa de su viaje, la celosa esposa le
hace el reclamo y le dice con exactitud da, fecha y hora del encuentro del marido con los tres
amigos y las dos mujeres desconocidas. Marido y mujer tras resolver su disputa, acuerdan darle a
la Pavita trato preferencial para evitar que les causara males con sus poderes.
Las brujas se retaban unas a otras. Se pavoneaban de sus poderes y habilidades, pues
pblicamente se les escuchaba contarse sus andanzas,
-Aj coma18 G. cmo le fue? Como estuvo pasiando anoche
-Ay si, yo estuve andando por all, me fui pal carnaval, pas lo ms de bueno por all pero me tuve
que venir como a las dos de la maana y ya vena cansada de volar19
Sin embargo, la diferencia fundamental entre volantonas y rastreras, aparte de la capacidad de las
primeras para volar, es su inclinacin a la maldad. En otro relato, dos brujas se haban trabado en
un altercado de demostracin de poder que termin cuando las mujeres se fueron a lavar; al
llegar all una de ellas vio un panal de avispas con una curiosa forma de campana, que quiso
obtener. Cort la rama que tena el panal, y las avispas, todas a una, la atacaron,
introducindosele bajo la ropa y picndola en la vagina. La bruja muri tiempo despus, en
17 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 21, 2013.
18 Comadre.
19 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 62, 2014.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 90
agona. Se dice que la causante del comportamiento de las avispas fue otra bruja con que haba
tenido un altercado20. Otra caracterstica definitoria de las volantonas, es la extensin de su
poder, especficamente, de su capacidad para realizar prcticas como la necromancia. Un hombre
presenci un ritual llevado a cabo por una bruja de la que l, por cierto, no sospechaba que ya
practicaba- en el que un esqueleto humano, puesto sobre una sbana blanca y rodeado de velas,
habla con voz de ultratumba, comunicndole que se trata del familiar de la bruja asesinado, y
dicindole quin es el asesino, mientras la mujer est en un trance profundo y el testigo se
encuentra aterido de fro y horror en la habitacin, cumpliendo la funcin de evitar que las velas
se apaguen, porque al muerto no le han de faltar velas21.
Las brujas tambin podan ser tiles, como La Pava y su hija, La Pavita, ambas fueron famosas
por la brujera22,que anunciaban lo que suceda en los municipios vecinos mucho antes de que
se supieran en el pueblo segn el narrador, el correo llegaba cada quince das-; la forma ms
cercana de acceder a dicho conocimiento era a una jornada en un buen caballo hasta el
municipio de Segovia, pero aun as, las noticias, la Pava vieja las saba (ibd.). Tambin les era
posible deshacer los daos producidos por otras brujas. Una mujer cuenta que a su hijo, cuando
era nio, se lo ojiaban mucho, y ella (otra bruja, que no era ni la Pava ni su hija) me le cur el
ojo porque me lo puso que no lo ojiaran nunca ms23.
Tambin las brujas eran consultadas con respecto a fenmenos extraos, esperando soluciones
para los mismos: un narrador empez a sentir aleteos de ave grande sobre el techo de su casa por
las noches. Al consultar a una bruja sobre el tema, la mujer le ensea una frmula con la que
puede hacer que la bruja volantona, convertida en un gran ave, pierda el equilibrio y caiga sobre
el techo, de manera que l pueda atraparla y saber de quin se trata, pues sta transformacin es
20 Narradores annimos. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo
de campo. Grabacin 9, 2013
21Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 19, 2013
22Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 21, 2013
23 Ibd., Grabacin 20, 2013
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 91
incompleta y el rostro de la mujer, aunque tenga cuerpo de ave, permanece igual. El hombre
repiti la frmula que le haba dado la bruja: al sentir el primer aleteo, dijo quin como Dios?
tres veces, y a la tercera sinti al animal estrellarse contra el techo y aletear desesperado por
retomar el vuelo. Se compadeci y adems sinti miedo, porque la bruja que le haba enseado
cmo interrumpir los vuelos mgicos no le haba dado la clave para que volvieran a retomarlos:
Esta que no me dijo si despus como la largaba porque ah es donde hay un peligro, si uno no la sabe
largar porque uno le tiene que preguntar que necesita pa podela largar pa que se vaya, entoes ella le
dice tal cosa pero uno y que tiene que sbesela entregar, pero yo no s, una cscara de pltano, de
huevo, de papa, pero hay que sabela entregar o no s cmo, porque hay unos que las mandan, cuando
vienen a molestar le dicen; maana vens por sal, entonces, al otro da alguna persona va a pedirle sal
a la casa, esa que va por la maana temprano esa fue la que estuvo all molestando 24.
El destino final de una bruja, al morir, al parecer, para los zaragozanos, era ser llevada por el
diablo. La abuela de una narradora se la llevaba a ella, cuando era pequea, para que le ayudara a
cuidar a una vecina enferma en sus ltimos das, curarle unas heridas que tena y en general a
acompaarla. Dicha vecina era algo extraa; dicen que era muy amante de los gatos y tena
muchos en su casa. Un da en que mi informante y su abuela fueron a la casa de la vecina, vieron
a un gallinazo parado a los pies de la cama de la enferma. Aunque intentaron espantarlo y le
pegaron con un palo, el animal no se iba. La abuela de la narradora se fue a su casa, tom su
tarro de agua bendita y volvi a la casa de la enferma, para rociar al gallinazo con agua bendita,
que salt de la cama, vol y se escondi bajo el lavadero, en el patio. All tambin tuvieron que
lanzarle agua bendita para que se fuera: entonces todos coincidimos que ese era pues el diablo,
que la seora era una bruja y que se la quera llevar el diablo25
Con respecto al paso de los conocimientos de magia y brujera de una generacin a otra, y de
cmo una mujer poda convertirse en bruja, hay un par de relatos sobre Serapia Gomez que son
dignos de mencionar. En el primero de ellos una mujer, debido a su infelicidad matrimonial y a
los constantes abusos de su marido, decide pedirle a Serapia que le ensee su arte. La bruja al
principio le contesta con evasivas, pero despus decide ensearle y la cita en su casa un viernes
24Ibd. Grabacin 24, 2013.
25 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 75. 2014
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 92
en la maana. La mujer, muy contenta, acude a la cita y Serapia le pide que se siente. Luego le
entrega un libro caf con unas letras doradas, deca La magia negra y sus enseanzas 26. Le
pide que entre a una habitacin, unos minutos antes de las doce del da, y le pide que apague la
luz, y que cuando la campana del reloj empiece a dar las doce, debe abrir el libro y prender la
luz. La narradora cuenta que ella vio que al libro le colgaban tres cintas, verde, amarilla y negra,
antes de introducirse en la habitacin a oscuras con el tomo.
La narradora obedeci y a la tercera campanada de las doce del da, abri el libro y encendi la
luz de la habitacin, encontrndose con que sobre el libro, puesto encima de una repisa, haba
tres criaturas, una culebra verde, un gusano amarillo y un alacrn negro. La narradora, asustada,
lanza lejos el libro y sale de la habitacin, gritando de susto e insultando a Serapia, que se re y le
entrega una taza con una infusin de las siete albahacas que la narradora se toma para calmar sus
nervios, y tras quedarse un rato dormida por efecto de la bebida, despierta y Serapia le pide que
levante el libro de donde lo tir, y le dice que debido a que ella no fue capaz de soportar la
presencia de esos tres animales, que son los que defienden, no poda ensearle el arte. La mujer
se fue aliviada de la casa de la bruja. Posteriormente, una conocida de la narradora tambin le
pide a Serapia que le ensee a ser bruja. Serapia la cita en un cementerio, y la mujer le pide a la
narradora de la historia que la acompae; como ya la narradora saba qu poda pasar, se qued
alejada de dnde estaban Serapia y su nueva alumna. La bruja puso en las manos de la mujer un
cordel que tena en el bolsillo. Tras un rato de sostener el cordel, la aspirante a bruja grit y abri
la mano en la que estaba sosteniendo el cordel, de la que sali una culebra. La aspirante a bruja
abandon el cementerio corriendo, y la narradora se qued all un rato rindose.
Los tomos de magia se heredaban de madres a hijas, de maestras a aprendices, as lo mencionan
en una conversacin dos de las personas con las que habl. Ellas hablan de una mujer que, en
medio de su competencia de habilidades con otra bruja, perdi la vida, y que la hija de sta mujer
hered los libros de su madre27; en especfico hablan del libro de San Cipriano, que existe y es un
26 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 64, 2014
27 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 9, 2013; Grabacin 11, 2013
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 93
grimorio28 de artes mgicas, blancas y negras29. Las narradoras dicen que en esa poca, eso
(la brujera) dominaba en Zaragoza, que todo el mundo tiene su poquito y todo mundo aprendi
su poquito () vea usted tiene un libro y todos se van por esa misma ola, entonces se ponan a
practicar esas cosas y uno heredaba30, y que hablan de las brujas del pasado porque ya estn
muertas, pero que de los sucesos presentes prefieren guardar silencio, y que de realidades
actuales de eso todava hay un poquito31.
La fama de las brujas de Zaragoza estaba extendida en los municipios aledaos. En dos relatos
por dos distintos narradores32 se menciona que las brujas de Segovia aprendieron de las brujas
zaragozanas; en la grabacin 67 de 2014 el narrador cuenta que en la poca en que las calles de
Zaragoza an no estaban pavimentadas, que eran de piedra como las de Santa fe de Antioquia y
las casas an eran de bareque, paja y piso de tierra, las brujas segovianas iban a aprender de las
zaragozanas, y que lamentablemente, tras la muerte de aquella generacin de brujos y brujas, las
casas de bareque y tapia haban sido destruidas para dar paso a construcciones de cemento. El
narrador menciona que el anciano, Avelino, que le habl a l de se tema, deca que en Zaragoza
Hubo una escuela de brujera, en esa casa que est ah enseguida de ese edificio, de la casa de justicia,
ah en la de la esquina ah era la casa de una seora () que era maestra de brujera, llamaba a las
muchachas y les deca que si queran aprender que vinieran, que ella les enseaba, cuando eso le
daban dos tabacos y una panela por ah cualquier papeleta de caf o cosas as, con tal de que le dieran
de eso entonces ella por eso les enseaba, le pagaban con comidita, arroz, cositas as, me cont
Avelino, que l haca los mandados a ella a buscarle cosas por ah en esas mangas, ramas y cosas as.33
mujer vecina, a quien le perteneca dicho rbol, se asom a su ventana y los vio all subidos. El
amigo se pudo bajar y huy corriendo, pero l, no, porque yo no encontr la bajada porque eran
puyas, puyas, no encontraba la bajada, no me poda bajar35, as que el desafortunado narrador
estuvo subido al rbol desde la una de la tarde, hasta las seis, cuando sonaron las campanas y
lleg mi mam, ah ya encontr la bajada, entonces me pegaron por eso, porque estaba robando
naranjas36. Tambin explica que a las viejas en Zaragoza no les gustaba que uno se montara en
los rboles cuando el sol estaba caliente37. Otra persona me narr que, no hara diez aos, uno
de los cerdos que tena en compaa con una mujer fue atropellado por un camin. Los vecinos
del sitio la llamaron para avisarle que haban matado a uno de sus marranos y la mujer le pidi al
conductor del camin que le pagara su cerdo. l se neg, y el camin dej de funcionar, y no le
fue posible ponerlo en marcha aunque lo intent mucho, hasta que le pag por el cerdo muerto a
dicha seora38.
Adems de cuidar sus propiedades con celo, tambin lo hacan de su dignidad personal,
recurriendo a la venganza de ser necesario. El narrador de la grabacin 30 (2013) relata que sola
pasar por la casa de una mujer ya mayor de camino al puerto 39, cuando iba o vena de all con sus
hermanos a tomarse unas cervezas. La mujer sola sentarse al frente de su casa en una silla y
preguntarles sobre lo que haba sucedido en el puerto. En varias ocasiones la mujer los interrog
y ellos contestaron con evasivas, y ella amenaz con contarle a los padres del narrador que l
era un grosero; en otra ocasin, uno de los muchachos que los acompaaban decidi ponerse a
orinar casi frente a ella, caminando, a lo cual la mujer reaccion con insultos e imprecaciones; y
35 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 58, 2014)
36 Ibd.
37 Ibd. En Zaragoza se cree que tomar las frutas de un rbol mientras el sol est en lo alto causa que la
planta se seque y no vuelva a dar frutos.
38 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. grabacin 61, 2014)
39 En el puerto de Zaragoza sobre el ro Nech, en el que hay navegacin de barcas pequeas a motor. En
dicho puerto, tradicionalmente, siempre han estado ubicados bares y discotecas.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 96
en una tercera ocasin, buscando provocarla para comprobar si era bruja, la engaaron
hacindole creer que le haban tirado una papeleta de plvora encendida a las piernas. La mujer
grit y se introdujo precipitadamente a su casa. Los muchachos, muy risueos, prosiguieron su
camino, hasta que
Empiezan las pepas de mango a caer, vea, eso pasaba por encima de nosotros y nosotros corra, corra,
corra y pura pepa de mamoncillo fresquecito, acabao de comer, fresquecita. Caan las pepas, pa pa pa.
Corran muchachos que viene la Negra Juana atrs de nosotros, corramos que es ella! Cuando
llegamos a la esquina pa voltiar pa bajo pa la casa de nosotros, cay una cosa como una piedra
grande, pummm, a ese techo. Muchachos Corran, muchachos, corramos, vea hasta que llegamos a la
casa nosotros tun, tun, tun, mi mam nos abri y tunn dann nos tiramos y cerramos esa puerta. Nos
encendi a pepa de mango, mango as, se vean las pepas que eran acabaditas de comer y no haba, no
haba mango, no estbamos en tiempos de cosecha, no haba, y entonces porque nosotros queramos
saber si era verdad, si era bruja o no, entonces ah comprobamos que ella era bruja. 40
inmovilidad del auto, pues el hombre no crea en brujas ni sus poderes, y ste a la postre pidi
disculpas, adems de pagar la gallina y darle un mercado a Serapia 42. En otro relato, el modus
operandi de Serapia es el mismo: inmoviliza el auto de alguien que le tumb un rbol de papayas
que haba frente a su casa por accidente, hasta que accede pagrselo 43. Otras historias sobre
Serapia tambin se refieren a la forma en como castigaba a quien osara insultarla de alguna
manera. La narradora de la grabacin 20 cuenta cmo inutiliz temporalmente el auto de unas
personas que no quisieron llevarla como favor al casco urbano por ser feta: de aquel momento
en adelante todos los conductores que pasaran cerca a su casa por la carretera, si la vean, le
ofrecan llevarla44.
En varios relatos, las brujas se valan de sus poderes para atraer a hombres a su cama,
independientemente de su encanto personal o su belleza. Una de las narradoras habla sobre una
mujer, durante los tiempos de recin abierta en Zaragoza una sucursal de la Caja Agraria,
caucana, gorda ella, fea, () pero bastante gorda y bastante negra y saba tanto esa seora que ella
se acostaba el hombre que quera y a ese hombre cuando ella haca (sonido que suele hacerse para
llamar a los perros) iban hasta all, a buscala, el hombre que ella le gustaba45.
Sobre la Pava se dice que lo que se propona hacer, lo haca 46, y que en muchas ocasiones, al
llegar agentes viajeros a Zaragoza, se burlaban entre ellos de ella por su fealdad, pero, en las
noches, esos que se haban burlado de ella estaban tocndole la puerta, () y esa seora tan
42 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 23, 2013.
43 I Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 9, 2013.
44Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de campo.
Grabacin 20, 2013
carateja47. En varias ocasiones, por la noche, el pap de una de las personas con que convers en
Zaragoza se sentaba en un taburete a conversar frente a la casa de la Pava. Era muy conocida su
opinin de la inexistencia de las brujas y la pendejada que era creer en ellas. Una noche, tras
conversar, le pregunt por qu no se haba ido an a dormir. El hombre intent ponerse en pie, y
no pudo. Intent dos veces ms y a la tercera vez volvi a increparla: Esta malparida es la que
me tiene sentado en la hijueputa silla, soltame!. La Pava se ri, contestndole, Vos que no
creas pues en brujas? Entonces quin te amarr? Yo no te amarr 48. Tras esto el hombre pudo
pararse y se fue a su casa.
Pero a veces las picas intentonas de conquista de las brujas salan mal. Una esposa, preocupada
tras sentir varias veces en la noche ruidos de vuelo sobre el techo de su casa, recibi consejos de
qu hacer en dicho caso: entonces la bruja que estaba en su apogeo con el marido tuvo que
salir despavorida por los techos, desnuda y pidiendo su ropa 49. Otra bruja se llev unos planazos
de machete dados por un arriero buenmozo al que ella haba hospedado en su casa que tambin
era una fonda y al parecer, un prostbulo improvisado- tras un largo viaje. La seora decide que
quiere llevarse al arriero a la cama y le proporciona una aromtica para que descanse. El arriero
se duerme, pero su socio de negocios no, y observa cmo la seora le arranca unos pelos a la
barba del arriero y los envuelve en algo, que luego pone bajo el rescoldo del fogn de lea. El
socio, previsor, cuando la seora abandona la habitacin, saca el envuelto del fogn y sustituye
los pelos de la barba de su compaero por unos pelos de la alforja de cuero sin curar que l usaba
y volvi a poner el envuelto en donde estaba. Al da siguiente, se levantan, la seora le ofrece
caf al arriero y le besa la mejilla, pero ste se hace el desentendido. Al subirse a su caballo, las
cinchas de la silla se revientan y el arriero va a dar al suelo. El socio le cuenta al arriero lo que
vio la noche anterior y ste decide castigar a la seora50.
En ocasiones desafiaban el poder que sus maridos (debe recordarse que las brujas en Zaragoza
eran mujeres normales pertenecientes a la comunidad, con esposo, hijos e hijas, padres y madres)
abandonando el lecho conyugal para asistir a los aquelarres e ir a bailar a fiestas en otras
poblaciones en medio de la noche. Una mujer de muy avanzada edad me relat una historia que a
ella le haban contado de nia, en que uno de estos maridos, posiblemente sospechando de que
una situacin similar estaba pasando en su casa, y alertado por sus vecinos, le dio solucin a su
problema. Todas las noches la esposa-bruja le ofreca un caf o un chocolate, que l se tomaba
inocente; los vecinos le recomendaron fingir tomarse la bebida, porque posiblemente su esposabruja le estaba drogando, y posteriormente fingir tambin que estaba profundamente dormido.
Cul fue la sorpresa del marido cuando a su lado en la cama no encontr a su mujer, sino un
cuero, un pellejo vaco con la forma de su mujer. El marido se consigui un ajisito, un aj, que
unt en todo el pellejo. A la maana siguiente, cuando la mujer volvi a su piel, empez a
quejarse de horribles dolores y gritar, no se aguantaba todo ese avispero en la carne 51. Tras un
rato de agona la mujer muri.
En otras ocasiones ellas mismas eran las vengadoras de sus sentimientos heridos o eliminaban a
su competencia amorosa en pos de un hombre. La Pavita, hija de la Pava vieja, inform a la
abuela de una de mis entrevistadas sobre la muerte inminente de su hija (la madre de mi
informante), que haba ido a Medelln buscando alivio para un fuerte dolor abdominal. Adems
le dijo que eso haba sido un mal puesto, es una mujer que tiene C., por qu no me mandates a
buscar?52.
Otro relato, muy reciente, de hace dos aos, es el de la desafortunada amiga de nuestra
informante, que por meterse con un ser querido de otra mujer, le hicieron un maleficio que le
caus alopecia y la cada total de su cabello, que era su orgullo. Un tiempo despus, en su cuero
50 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin.
Comunicacin personal. Ruben Mayoral. 2014
51 Narrador annimo Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 14, 2013
52Narrador annimo Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 53, 2014
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 100
tocar la puerta de una mujer de extrema confianza de la parroquia, encargada de las llaves de la
iglesia del casco urbano del municipio, donde se guardan las reliquias del santo cristo.
Explicaron que queran verlo y orar, pero que deban irse de Zaragoza muy temprano y por eso
se atrevan a pedir un favor as. La seora, acostumbrada al flujo de peregrinos que da y noche
van al municipio a pedir favores o pagar promesas, accedi, las llev a la iglesia, abri la puerta
y las dej entrar.
quedndose cerca de la entrada. La mujer s se acerc al altar, para aprovechar y orar, y al mirar
la imagen del Santo Cristo, not que los rasgos de su cara se haban descompuesto, se haban
deformado en una mueca de ira. La mujer grit asustada, Avemara pursima!. Cuando volte
para ver a las tres mujeres, stas ya no estaban, haban desaparecido. Nunca se supo quines
eran, ni de dnde llegaron, ni a dnde iban. Al conocerse la historia, la opinin popular coincidi
en que eran tres brujas que haban ido a desafiar al Santo Cristo, pero que ste las haba obligado
a irse slo con poner mala cara55.
3.5 Teriomorfismo y otras travesuras
Teriomorfismo, del griego , therion, bestia, monstruo; y , morf, forma; palabra
que describe el proceso y el estado de convertirse en animal. Uno de los poderes ms usados por
las brujas zaragozanas era ste, el teriomorfismo. Convertirse en animal les era tan comn que lo
hacan por diversin, para asustar, asombrar y fastidiar. Al pap de una de mis informantes se le
apareca una marrana con un poco de marranitos atravesados56, y el padre de la informante le
deca: vieja sinvergenza, dej estar vos, voy a la casa, dejame pasar tranquilo que yo voy muy
cansao (ibd.). En otras ocasiones era una gallina con muchos pollitos, que lo entretenan
cuando iba de su trabajo a su casa. La informante deca que era una seora conocida, muy de la
casa, que simplemente lo molestaba. Otra bruja sola aparecerse en las calles solitarias, luego de
la medianoche, convertida tambin en una marrana con muchos marranitos tras ella, muy
hermosos, o una gallina con muchsimos pollitos; madre animal e hijos, imposibles de agarrar,
por ms que uno tratara57.
Otro relato habla de cmo una pata grande y bonita, con un poco de paticos, 10 o 12 paticos
pequeos se apareci, a la medianoche, ante uno de los policas que custodiaban el parque
principal, cuando an no tena estatuas, ni bancas ni nada, pura grama. El polica, padre de mi
informante, decidi coger uno de los patitos para llevrselo a su casa, pero era imposible, los
patitos se le salan de la mano y corran, alejndolo del parque, llevndolo hacia lo que ahora
es la cancha Santa Elena, en donde haba una gran ceiba. All empez a asustarse y a sospechar
de la pata y sus patitos, e inmediatamente pens en la posibilidad de que se tratara de una bruja, a
la que insult en voz alta, y casi inmediatamente oy las carcajadas de una mujer que provenan
de lo alto de la ceiba. Espantado, el hombre se persign y volvi a su puesto de vigilancia58.
Al parecer, convertirse en pato era popular. Una mujer me cont la historia de cuando llev a su
hijo el ltimo da de tratamiento para la cura contra el mal de ojo, a la casa de una amiga suya
bruja, a la que llamaba Uiparada debido a que los dedos de sus pies tenan una deformidad.
La entrevistada toc la puerta, y un gran pato apareci para no dejarla entrar, haciendo ruido. Un
poco antes de que la bruja llegara, el pato se fue. La mujer le dijo que el pato no la dejaba entrar,
a lo que la bruja respondi: Pato? Yo no tengo pato 59. Nuestra informante concluy que el
pato era Uiparada.
Dos relatos sobre brujas convertidas en aves provienen de una seora ya mayor, quien me cont
en primer lugar cmo uno de sus hijos, una noche, tras ir a dar un paseo con uno de sus yernos, al
regresar encontraron a un ave que prcticamente hipnotiz al hijo de dicha mujer, que se
obsesion con atraparla, pero cada vez que estaba cerca el animal se le escapaba de las manos y
se iba volando, llevndolo hacia el cementerio 60. La madre lo reconvino, hacindolo reaccionar.
El hijo pareci entrar en razn y volvi a la casa. El ave vol tras l, tentndolo. Por segunda
vez, el hombre intent agarrar al animal, siendo reconvenido por su madre; el pjaro volvi a
escaprsele al hijo, que entr a la casa, seguido por el pjaro. Debido al escndalo, los miembros
de la familia dormidos se levantaron y presenciaron cmo, por tercera vez, el ave se le escap al
hijo de mi informante y alz vuelo, carcajendose. Llegaron a la conclusin de que era una
bruja. El hecho se repiti en el velorio de una de las hijas de mi informante, en el que haba
mucha gente e incluso haban instalado una carpa fuera de la casa: un ave pas volando bajo la
carpa echando viento y carcajendose: la gente dijo que haba sido una bruja61.
Sin embargo, cerdos, patos, gallinas y aves indeterminadas no son las nicas formas animales
posibles para adoptar. Un hombre nos cont 62, tras decirnos que en Zaragoza haba brujas
volantonas y brujas rastreras y que a stas ltimas les encantaba molestar, que fue a pescar con su
hermano en la noche ro abajo hasta llegar a un sitio poblado de rboles frondosos y oscuros por
debajo, en el que tambin haban unos charcos profundos, sitio ideal para la pesca. Dichos
rboles son llamados ach o murillo, segn el relator, y son de los preferidos de las brujas para
trepar. Mientras estaban all en la canoa, sintieron el ruido y vieron un ponche 63 aproximarse
nadando: se asombraron del tamao portentoso de dicho ponche, ms o menos como el de un
cerdo grande. El hermano del narrador decidi cazarlo con su escopeta, y aunque le dispar tres
veces, el arma no dio fuego.
Exasperado, sac su machete y se baj de la canoa, persiguiendo al animal por la orilla del ro,
hasta que ste se lanz a una poza haciendo un ruido muy feo. El hermano volvi a la canoa,
60 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 6, 2013.
61Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 6, 2013.
62 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 2, 2013.
63 Nombre coloquial para el chigiro, hydrochoerus hydrochaeris, mamfero roedor que habita las reas
cercanas a humedales en el sur de Amrica.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 104
quejndose de que la escopeta no serva, mientras el narrador le deca que la escopeta si serva,
que estaba nueva. Siguieron su jornada de pesca para completar la que ya haban hecho en horas
anteriores, con su tarraya; y aunque vieron cardmenes grandes de brillantes peces a la luz de la
luna, no pas mucho tiempo hasta que se dieron cuenta de que no estaban pescando nada.
Sacaron la tarraya del agua y se dieron cuenta de que los senos de la red, es decir, el lugar de la
misma donde se ensenan los peces, estaba del revs, alguien les haba volteado la tarraya.
Decidieron volver a casa, y en un punto del trayecto hacia su hogar, sintieron que les estaban
silbando. El narrador de inmediato comenz a imprecar a la bruja, porque tena que ser una
bruja, y a decirle que buscara oficio y que no jodiera. Al da siguiente, cuando se levantaron
a arreglar el pescado, el hermano del narrador tom la escopeta e hizo tres disparos, probando los
cartuchos que no le haban dado fuego la noche anterior: los tres dispararon perfectamente. El
padre de los hombres les pregunt en tono de regao por qu estaban botando la plata as. Le
explicaron los sucesos de la noche anterior y el padre les dijo que efectivamente se haba tratado
de una bruja y que para la prxima llevaran dos o tres cartuchos cruzados 64, y que as las balas
s le entraran al animal-bruja.
En otro relato, la bruja adopt la forma de un pez, una dorada 65 de gran tamao, que pesc un
hombre en una noche en que estaba reemplazando a uno de los vigilantes del antiguo matadero
de Zaragoza, que en ese entonces quedaba a la orilla de la quebrada Oc. La inmensa dorada pic
el cebo, pero opuso mucha resistencia, y se solt del anzuelo en varias ocasiones. Volva a
morder el anzuelo, y de nuevo se soltaba. El hombre pudo traerla casi hasta la orilla, halando la
lnea, pero el animal dio un coletazo tan tremendo que lo empap de agua de pies a cabeza, para
luego soltar el anzuelo y desaparecer. El hombre dice que era una bruja que quera fastidiarlo66.
64 Cruzar balas significa tallar una cruz en el plomo de la punta del proyectil, como una ayuda espiritual
para que encuentren y atraviesen siempre su objetivo.
65 Dorada, brycon moorei, pez que habita en los ros de Colombia, y que en estado adulto llega a medir
50 cm.
66 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 8, 2013
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 105
Fastidiar, hacer bromas, rerse a costa de los dems, eran cosas comunes para las brujas. Una
anciana con la que convers me cont que en su juventud solan montarse varias brujas en una
palma de coco junto a su casa, y escuchaban las conversaciones que se llevaban a cabo dentro, en
las noches. Si les produca risa o les gustaba lo que se estaba hablando, se rean. Ella, para
evitarlas, pona una escoba con una espina y se dedicaba a la oracin diariamente 67, pero an con
la proteccin divina de su parte. Un cura prroco de Zaragoza que era muy conservador y muy
cansn decidi cambiar el nombre de una nia que le llevaron para bautizar porque no le
pareci el que su familia, liberal, eligi para ella. Resulta que en la familia de la nia haba una
bruja. Y unos das despus del suceso del bautizo, el padre sali a visitar un enfermo en una
canoa por el ro. Estuvo remando y dando vueltas toda la noche, perdido, sin encontrar el
camino, y cuando amaneci se dio cuenta de que haba estado remando en crculos cerca a la
orilla de donde haba partido. Al da siguiente, el padre subi al plpito encolerizado y maldijo al
corregimiento de Nech, diciendo que se volvera cielo y agua; y efectivamente, por
inundaciones del ro, el emplazamiento original de Nech tuvo que ser trasladado a un sitio ms
alto68.
Las brujas no solamente molestaban a los humanos. Un entrevistado relata que cuando tena
catorce aos, iba con uno de sus tos a trabajar en una mina de oro en la que usaban caballos para
cargar material y madera. Por las noches escuchaban galopar a los caballos por el monte y al da
siguiente los encontraban sudados, muy cansados y con trencitas en las crines, tan cansados que
no era posible ponerlos a trabajar en el da: se deca que las brujas los montaban toda la noche69.
Otro narrador fue importunado en varias ocasiones por las brujas. Siendo adolescente, empez a
amanecer totalmente desnudo. Los hechos se repitieron varias veces hasta que l venci su
miedo y decidi contarle a su madre lo que le estaba pasando. La seora, dice l, se entramp,
67 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 13, 2013.
68 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 66, 2014.
69 Comunicacin personal. Jorge Goz. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y
representacin. Trabajo de campo 2014
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 106
es decir, se puso al pendiente de la situacin: l dice que no senta el ruido de la bruja volando
sobre el techo, sino a su mam gritando Jueputa, malparida, a joder va otra parte! 70, y
golpeaba el techo desde dentro de la casa con un palo largo, y la bruja se iba. En otra ocasin,
volva de noche a su casa caminando por la calle solitaria, y le silbaron varias veces, lo cual lo
asust: corri hasta su casa, abri la puerta y la cerr tras l, sintiendo un aleteo de animal grande
tras la puerta cerrada; y en otra ocasin, siendo de noche, vio unos ojos de mujer espiando por
entre una rendija que haba en el bareque del muro que separaba la habitacin de su madre de la
calle. Los ojos miraban con atencin a l, a su madre dormida sobre la cama, y todos los detalles
de la habitacin. El narrador despert a su madre, y tambin a su hermano que dorma en otra
habitacin, dicindoles que haba una mujer en la ventana mirando hacia dentro. El hermano
tom su machete y sali a la calle a espantar a la voyerista, sin embargo, no haba nadie all, y no
sintieron correr a nadie por la calle, ni ruido de huida. Unos das despus, un vecino les pregunt
si era que una de las tas del narrador, a la que le gustaba mucho beber, se estaba quedando en la
calle por las noches, porque l vea a una mujer en ropa de dormir sentada en el corredor junto a
la ventana de la casa de nuestro narrador en las madrugadas. Sin embargo, la ta no se encontraba
siquiera en Zaragoza en aquel momento71.
Podan causar temor, sin duda. Otra mujer, en una poca de mucho calor en el pueblo, empez a
dormir en el suelo con su familia sobre un colchn; una noche sinti que tiraban algo del
cementerio por los calados72 de la habitacin. La seora lo tom y al da siguiente se lo llev al
cura prroco, que la inst a no ponerle atencin y dejarle ese asunto a dios, porque era posible
que fuera una bruja. Despus de ese suceso, en la noche, se sinti inmvil, totalmente paralizada
y aterida por un fro sobrenatural que incluso le impeda hablar. Al cuarto entraron tres personas
envueltas en sbanas blancas: una se par a los pies de los colchones donde estaban durmiendo
ella, su marido, su hija y su nieto, otra a la cabeza, y otra al lado de la puerta. La mujer lucha por
70Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 57, 2014.
71Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 57 de 2014
72 Diseos ornamentales de ventilas practicadas en los muros de las casas, especialmente en lo alto de
stos, para promover el paso de aire en sitios donde la temperatura es elevada.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 107
moverse o hablar pero es intil y ninguno de los dems durmientes parece haberse dado cuenta.
Las figuras de blanco abandonan sbitamente la habitacin por la puerta y ella recupera la
movilidad y la voz, y grita despertando a su familia, que le pregunta qu sucedi, y ella les
cuenta sobre las figuras encapuchadas, diciendo que haban sido las brujas73.
Las ms aterradoras de todas, para uno de los narradores, son las volantonas, porque son ms
malas, ms dainas. En una ocasin haban dejado a su to, siendo pequeo, subido en la copa
de un rbol muy grande, completamente desnudo y dormido, hasta el amanecer, cuando los
vecinos se percataron de lo que suceda. Tuvieron que llamar a unos trepadores pa que pudieran
subir all y amarralo y podelo bajar amarrado 74. La volantonas, se dice, usan una especie de
pomada que le echan a la gente () que le echan a uno padormilo (ibd.) que les permite sacar
a la gente de sus camas y dejarlos tirados en cualquier parte o montados en los rboles. Al
parecer el asedio de las brujas a quienes no poseen proteccin divina es an mayor. Una mujer,
siendo joven y madre primeriza, empez a notar que en las noches ella despertaba al rincn de la
cama, y su beb de seis meses, en el borde. Una noche, la nia llor y ni la mujer ni el abuelo de
la nia saban en dnde estaba, pues la nia haba desaparecido. Tras el susto inicial, la pequea
sali gateando de debajo de la cama, y sintieron carcajadas de mujer resonando fuera de la casa.
El abuelo de la beb explic que como la nia an no estaba bautizada, las brujas podan hacerle
maldades. Podan robarse a los nios pequeos, chuparles la mollera y dejarlos subidos en los
rboles. Eso le sucedi a un recin nacido de su familia, un negro lo ms de bonito, con ese
pelo, era un negro fino, que de un momento a otro desapareci, la familia completa se lanz a la
bsqueda del beb, que al final encontraron en un solar, sobre un rbol de zapotes; una bruja le
haba chupado la mollera75. Tras encontrarlo, el pap de nuestra narradora decidi instalar varias
73 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacion 4 de 2013
74 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 31 y 31 de 2013.
75 Fontanela, espacio de tejido membranoso blando temporal entre los huesos parietales y frontales del
crneo humano en bebs, debido a que no estn an consolidados. Sobre esta fontanela abundan las
creencias, en especial en Antioquia y otras zonas de Colombia, de mantener a los bebs los primeros
meses de vida con sombreritos y gorros, para evitar que otras personas le pongan el mal de ojo o les
roben energa al tocarles la mollera.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 108
protecciones contra las brujas, dejar tijeras abiertas, hojas de una planta llamada caspn bajo la
almohada, huevos, huevos duros y sal, y aun as las brujas seguan molestando76.
3.6 Maleficios
No todo era diversin y risas. O quiz s lo era, para las brujas zaragozanas, pero no de
manera inocente: no slo fastidiaban, tambin marcaban e incapacitaban de por vida, y si
podan, mataban. Las narradoras de la grabacin 11 contaron sobre varias personas afectadas por
maleficios, con un hecho en comn: estos hechizos les llegaron camuflados con comida. En uno
de ellos, una mujer qued con el rostro deformado para siempre, debido a que cuando era nia
haba sapoteado un arroz con leche que alguien le haba enviado a su mam, y que contena un
maleficio:
Esto aqu (el rea de la nariz y la boca) se le comi, no era sino atico de ac, esto aqu se lo comi,
se le vean los dos dientes de aqu (). Pero es que era cosa horrible, esto aqu era gruessimo, y
voltiao pa ca y esto pa ca esto sin nariz, ay no!, horrible, horrible77
Los padres zaragozanos eran muy insistentes en no permitir a sus hijos probar la comida enviada
de otras casas a la suya propia, haba que pedir autorizacin paterna primero:
-Narradora D: Estaba joven y nosotras la conocimos.
-Narradora H: Eso fue un maleficio que le hicieron. Porque aqu acostumbraban a mandale el dao.
-Narradora D: Y no era pa ella si no pa la mam y ella se lo comi.
-Narradora H: Se lo comi, lo sapoti.
-Narradora D: Y nosotros conocimos la seora as.
-Narradora H: Porque aqu se acostumbraba, mam me da esto?, eso era la costumbre de antes,
por qu? Por eso mismo78.
Uno de los relatos cuenta sobre un regalo de cinco torrejas de lengua 79 que una mujer del pueblo
le hizo a la madre de una de las entrevistadas. El padre de la entrevistada, por curiosidad,
destap los platos en que venan las torrejas de lengua, que resultaron ser cinco gusanos cabeza
roja80, un maleficio que le haban enviado. Otra entrevistada relat que a una vecina de su madre,
haca aos, una comadre le haba llevado unas galletas de Zaragoza (el casco urbano) al
corregimiento de Pato. La seora, que estaba ocupada, le agradeci el gesto y le dijo que despus
se las comera, porque estaba ocupada: la comadre le insisti vehementemente hasta que prob
una galleta, que se comi casi entera: se comi esa seora casi la galleta entera, se la comi
como a las once y treinta o doce del da, cuando eran las dos de la tarde ya era cadver, cuando
eran las dos de la tarde ya era cadver81.
Otra mujer relat varias historias que tambin involucraban comida y maleficios escondidos en
ella. Antes de casarse, durante el tiempo previo a la ceremonia, fue a leerse las cartas donde una
mujer zaragozana, que le dijo que cuando fuera a la plaza no bebiera ni comiera nada de lo que le
ofrecieran, porque le tenan algo listo para darle en comida o bebida. Sale nuestra entrevistada
de la casa de la cartomntica y se dirige al parque. All la esperaba una joven, para decirle lo
mismo que le haba dicho la mujer de las cartas: que el padre de la joven la haba enviado para
prevenirla de no recibir comida ni bebida all, porque tenan algo daino listo para ella82.
78 Ibd.
79 Torrejas en Zaragoza se refiere a rebanadas; cinco rebanadas de lengua de res rellena, hecha como
tradicionalmente se hace la receta llamada muchacho relleno" en Colombia.
80 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 11 de 2013. no fue posible identificar de qu especie de gusano se trataba81 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 11 de 2013.
82 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 81 de 2014
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 110
Recin comenzando su primer embarazo, una vecina le hizo llegar unas rebanadas de salchichn
que se vean muy provocativas, por la maana, para el desayuno. Ella, ya enterada de la
costumbre zaragozana de tapar el plato y esperar, lo hizo. A la hora del almuerzo decidi mirar
las rebanadas que haba apartado, y estaban llenas de gusanos blancos. La empleada domstica,
que estaba con ella, se asust mucho; nuestra entrevistada simplemente le pidi que tomara las
rodajas, las pusiera en una bolsa y las echara a la quebrada, y que tuviera especial cuidado de que
cayeran al agua83. En otra ocasin, una mujer se present en la casa de nuestra informante,
diciendo que su marido enviaba comida para una de las hijas de la informante, que la puso a
buen recaudo durante un rato. Luego la abri y la removi con una cuchara, descubriendo que
estaba llena de gusanos blancos84.
La misma entrevistada relat una historia que conoci de una mujer en Zaragoza que se puso
barrigona y estaba muy contenta porque crea que iba a tener un beb, e iba a ser su primer hijo.
Fue a Medelln a comprobar su embarazo con exmenes mdicos y los doctores le dijeron que no
estaba embarazada, de modo que ella se entristeci y se preocup mucho porque la barriga no le
bajaba. Fue donde un seor que saba mucho de bueno y de malo, que la trat. La mujer
expuls unas cosas que le haban dado en una comida; el seor que le haba hecho el
tratamiento fue quien le cont a mi informante que eso haba sido un mal puesto85.
Una mujer que tuvo un maleficio en su cuerpo me cont de primera mano lo sucedido 86. Su
vientre empez a inflarse y su regla a faltar, y todo el mundo asumi que era un embarazo. Su
marido se puso muy contento porque por fin ella le iba a dar una nia, sin embargo, desde el
83 I Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 79 de 2014
84 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 80 de 2014
85 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 82 de 2014
86Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 56 de 2014. Aunque en esta historia no se habla de brujas, quise incluirla por ser un
relato de primera mano y adems estremecedor sobre los efectos de la brujera y el maleficio.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 111
sptimo mes de embarazo empez a sufrir de unos dolores terribles que provocaron su
hospitalizacin durante quince das, y los tratamientos mdicos que le hacan slo servan para
aumentar su dolor. Finalmente la llevaron a Medelln para operarla. Antes del procedimiento, ella
escap del hospital, porque estaba convencida de que lo que tena no era un embarazo, ya que
haca aos ella se haba operado para no tener ms hijos. Y que eso que tena era una cosa
puesta. Acompaada de su hermano volvi a Zaragoza, y reuniendo dinero entre sus conocidos,
reuni suficiente para ir a un lugar conocido como Loma Seca, donde viva un seor que saba
mucho (quien previamente haba tratado de una enfermedad al padre de mi informante; los
mdicos pronosticaban una semana de vida, y despus del tratamiento con el curandero, dur
otros veinticinco aos). El seor le dio unas tomas que le calmaron el dolor, durante tres das.
Luego volvi a su casa en Zaragoza, y su vientre protuberante empez a secarse; a los quince
das de haber vuelto a su casa sinti unos dolores horribles y tras un rato de agona expuls de su
cuerpo no un beb, sino una pata de res. Una vecina de ella, evanglica, presenci el suceso,
tom la pata de res y la puso en un tarro con alcohol - la pata se puso verde- para luego ponerse a
leer unos versculos de la Biblia, espantada. La mujer tom su hijo-pata de res y se encamin a la
casa del curandero para mostrarle lo que haba parido. El curandero le dio una contra y le cerr el
cuerpo, pero se neg a decirle quin le haba lanzado el maleficio.
Santo Cristo, que duran diez das 89; hace parte activa de la economa zaragozana porque
promueve el turismo religioso y la minera, comercializacin y orfebrera aurfera debido a los
rituales que rodean el pagar simblicamente los favores recibidos90. Debido a la antigedad de
siglos de la creencia en el Cristo, ste es parte del sustrato ms profundo del ser zaragozano, que
lo considera patrono, protector, gua, padre y proveedor de origen divino con carcter sagrado,
especialmente efectivo en cuanto a la realizacin de favores, milagros y prodigios a sus fieles y
fuente de consuelo durante los momentos de escasez mineral, sequas, inundaciones, incendios y
epidemias.
Ahora bien, este trabajo intenta dilucidar, entre otras cuestiones, la funcin, o la importancia, de
otro smbolo, la bruja, en la cultura zaragozana. En el segundo captulo del presente trabajo,
mediante un recorrido por los relatos y los registros de varias culturas en que las brujas han sido
protagonistas, se busc ejemplificar cmo hacan parte integral de la cultura en la que estaban
inscritas, siendo smbolos dentro de las mismas porque codificaban una serie de creencias,
comportamientos, modos de ser y de no ser. Las grandes brujas griegas proporcionaban un
elemento de alteridad radical al modelo de hroe masculino que simbolizaba la razn, la cultura,
lo apolneo91, que deba luchar contra la sinrazn, la naturaleza y lo dionisaco en una cultura en
que el cosmos funcionaba de manera cartesiana y las virtudes masculinas (del bien y el orden)
pertenecan al eje de lo vertical, mientras que los rasgos femeninos (del mal y el desorden) al eje
de lo horizontal: para trascender el eje horizontal y dominarlo, la figura de la bruja ejerca de
enemiga y a la vez, de psicopompo, gua.
Las brujas en los relatos producidos por la sociedad romana mostraban los miedos sociales ante
la rebelin de los que sostenan el orden patriarcal, especficamente las mujeres ancianas, no
sujetas a las labores reproductivas. En la Europa medieval, las mujeres, en general, sufrieron las
89 Septiembre 5 a 15.
90 Las personas que hacen promesas al Santo Cristo tendientes a la realizacin de milagros, una vez estos
son cumplidos, asisten a la procesin y encargan la hechura de mandas, ofrendas de tipo exvoto
elaboradas en oro que representan el favor recibido: en caso de haber sanado una mano, ojo o corazn, la
figura ser la de una mano, ojo o corazn, etc, que se dejan prendidas en el faldn del Santo Cristo
durante la procesin del da clsico, el 14 de septiembre.
91 Nietzsche, F. (2008) El nacimiento de la tragedia. Biblioteca Edaf. Madrid, Espaa.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 117
consecuencias de ser ese gran e incomprendido Otro, razn por la cual llegaron a ser tomadas
como chivo expiatorio para aliviar la tensin social que causaron el advenimiento del
cristianismo, la eliminacin del paganismo y las sectas cristianas divergentes del catolicismo, y
posteriormente, aliviar las tensiones del paso del feudalismo a la burguesa. En la sociedad
colonial americana, los procesos llevados a cabo contra las brujas de alguna manera buscaban la
eliminacin de las prcticas religiosas amerindias y afroamericanas que haban resistido a la
aculturacin y el genocidio de la Conquista por medio del castigo ejemplarizante a sus
practicantes.
Las brujas en los relatos de la Nueva Granada, Colombia
decimonnica y Colombia
En Zaragoza, las narrativas sobre las brujas estn inscritas en pocas, rostros, situaciones y
orientaciones distintas, todas bajo la misma categora. Para Deleuze-Guattari, la figura del brujo
va de la mano con la idea de los bloques de devenir, esto es, eventos anormales en los que
devenir no es entendido como hitos o puntos fijos en el tiempo, desde los que un hecho
deviene de otro: devenir comienza como el deseo de escapar a la limitacin del cuerpo
(Massumi, 1996, p.94), que sera un modo del ser humano en tanto ontologa, el devenir-animal,
el deseo de ser enjambre, manada, masa. En A thousand plateaus (1987), Deleuze y Guattari
explican el ser brujo como la habilidad para acceder a dicho modo de multiplicidad, ser muchosen-uno, siendo la brujera la ingeniera de lo inesperado y lo sin precedentes, el arte de evadir lo
probable (Fisher, 2009, p. 86). Las brujas zaragozanas en los relatos eran una sola, la bruja, y
mltiples mujeres practicantes de la brujera, un muchos-en-uno, devenir-animal. Eran brujas
Guiomar Bran y Leonor Zape, por sus prcticas de cimarronaje cultural, que involucraban una
serie de creencias mezcla del catolicismo imperante y legados de su original frica (Maya,
1992). Era bruja Serapia Gmez, por su alejamiento fsico del pueblo, por el uso que le da a sus
poderes para hacer respetar lo que es suyo y su relacin con las alimaas, que causa
extraamiento92; son brujas la Pava, por su uso de su poder para atraer y conquistar a quienes
previamente la hubieran rechazado debido a su aspecto, causado por el vitligo; y la Pavita, por
sus saberes y experticia en las artes que su madre le ense y sus poderes, que le permitan volar,
brujas ambas por su capacidad para conocer noticias en Zaragoza antes de que nadie ms las
supiera93; es bruja la nigromante capaz de traer del mundo de los muertos la voz de un familiar
suyo a travs de las mandbulas de un esqueleto 94, brujas las que podan convertirse en
animales95; brujas, las que hacan travesuras, y las volantonas, brujas las mujeres que ejecutaban
maleficios incapacitantes o mortales96. Para Georges Balandier (1994), los brujos (en ste caso,
las brujas), son agentes del desorden, del caos, y sus actos, la brujera,
92 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 64, 2014; Grabacin 24, 2013.
93Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 21, 2013.
94 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 19, 2013
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 119
designa al desorden oculto en toda sociedad, lo manifiesta por los efectos que produce, lo utiliza y lo
desarrolla; en este sentido, ella se constituye segn el orden que quiere destruir, y su forma vara
entonces en funcin de las configuraciones culturales en el interior de las cuales se efecta su prctica
(1994, p. 104).
En el caso de Zaragoza, no solo las brujas vendran a ser esos smbolos agentes del caos, sino
parte de una configuracin simblica en la que los seres mticos y mgicos que habitan el
imaginario zaragozano entran en un juego de oposicin y complemento que es susceptible de
interpretar como la manera en que los aspectos ocultos, oscuros y misteriosos de la vida
encuentran significacin, contenido y explicacin. Dicha relacin de oposicin-complemento
entre los seres mticos y mgicos de Zaragoza (brujas, duendes, mohanes) y el Santo Cristo de
Zaragoza se manifiesta en uno de los relatos, en que la visita de tres mujeres misteriosas al cono
sagrado es interpretada como un acto de desafo de las brujas hacia el Santo Cristo, y ste las
haba obligado a irse slo con hacerles mala cara 97. Balandier tambin explica que el brujo (la
bruja), en los espacios imaginarios de las sociedades de tradicin, est en oposicin con otras
dos figuras, la del soberano y la del trickster98. El soberano y el brujo estn separados,
establecidos en la diferencia absoluta, poseedores de poderes que les permiten actuar de manera
efectiva sobre el plano de lo real; los poderes del soberano rigen el mundo de manera ordenada,
socialmente legitimados por la tradicin, que impide que dichos poderes se falseen o degraden;
en cambio, los poderes del brujo son destructores, evocan el desorden, la enfermedad y la muerte
(op. Cit, 1994, p. 104). En el caso de Zaragoza, se establece que existe asimismo una relacin de
95 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 11, 2013, Grabacin 21, 2013, Grabacin 2, 2013, Grabacin 8, 2013. Ntese que en
ambos casos, los animales, rodeados de cras, eran atractivos y nutricios, aludiendo a una fertilidad
irrestricta.
96Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo Grabacin 11. 2013.
97 Narrador annimo. Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin.
Comunicacin personal. 2014
98 El trickster, o engaador, en la teora del desorden de Balandier, representa el caos creativo, la
oportunidad que nace de las desgracias o de los golpes de suerte. (1994, p. 104)
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 120
complemento entre dichos smbolos mticos debido a que hacen parte del imaginario zaragozano
de forma integral y son las manifestaciones de conflictos y cargas sociales.
La poblacin zaragozana, como cualquier otra poblacin, est sometida a los embates de la mala
suerte y el devenir, sin embargo, la minera de oro de aluvin, que en gran medida sostiene la
economa del municipio desde su fundacin, es un factor desencadenante de tensiones extras
durante las rachas de escasez de mineral. Para Balandier, los brujos en ste caso, brujas- son,
como ya se ha establecido, agentes del caos, seres cuya presencia explica la anomia social,
debido a que los tiempos de las grandes incertidumbres le son propicios () pues las prcticas
hechiceras se multiplican y los movimientos anti hechiceros nacen de un miedo difuso (1994, p.
104).
Durante el trabajo de campo, en muchas ocasiones, se evidenci la reticencia de los habitantes de
Zaragoza a hablar sobre el tema: no queran contar, no recordaban o no saban cuentos de
brujas, pero s del Santo Cristo, y ofrecan relatarlos gustosos. Otras personas con las que
conversaba establecieron en algunas ocasiones que esos que no saban, no recordaban s tenan
historias de brujas para contar, pero que no haban querido hacerlo: incluso, en una ocasin, una
de las entrevistadas, segn otras dos mujeres, saba muchas historias porque ella misma era bruja
y se converta en ave, tena la habilidad de volar y de arreglar (hechizar) a los prospectos de
yerno que le parecieran ms convenientes para sus hijas, por medio de una silla especial que
tena en su casa en la que los sentaba99. La seora en cuestin relat algunas historias de
fantasmas, aduciendo no recordar historias de brujas. Una de las razones ofrecidas, por otra
persona, para explicar la conducta de la mujer acusada de ser bruja (evitar el tema de los
relatos de brujas y ofrecer directamente relatos sobre el Santo Cristo) fue que ella, desde haca
unos aos, se encontraba muy entregada al Seor y haba dejado atrs su pasado brujeril, con
el cual ya no deseaba ser relacionada. La importancia, o la funcin, si se quiere, de las brujas en
el municipio de Zaragoza y la continuidad de su existencia a travs del tiempo, obedece tambin
a una tensin entre lo hegemnico y lo subalterno, en cuanto al conflicto entre la religiosidad
oficial, cannica, establecida desde el seno del catolicismo imperante en Zaragoza, y la
99 Narradoras annimas, trabajo de campo. Estos datos fueron parte de la conversacin que qued
consignada en la grabacin 11, pero fueron entregados por fuera del registro.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 121
ocultos (por fuera de la revelacin dada por Dios) para producir efectos ms all de los poderes
naturales del hombre. La brujera se adapta a todos los tiempos (ibd., p. 42), y establece que es
ofensiva a Dios no porque sea falsa, sino porque le es detestable y opera con poder satnico.
En uno de los relatos, se daba como explicacin el que las brujas molestaran a una nia muy
pequea, el hecho de que an no estuviera bautizada 103: debido a eso, ellas podan hacerle
maldades. Para engaar, atrapar y evitar a las brujas, se buscaba la ayuda divina, como en el caso
del hombre que dej atrapada a una bruja volantona en su tejado diciendo tres veces quin
como dios?, frmula proporcionada por otra bruja 104. La mujer que evitaba a las brujas que
venan a sentarse en la palma de coco en la esquina de su casa y a escuchar conversaciones
privadas y rerse, para evitarlas, se dedicaba diariamente a la oracin del rosario y pona una
escoba con una espina105.
Recientemente, el cura prroco de Zaragoza elabor una diatriba durante la homila de la misa
del da 14 de septiembre de 2014 106 en contra de aquellos que iban a buscar a las brujas, para
salar los negocios de sus vecinos, para hacerles males, para leerse la suerte. Los comentarios
entre los entrevistados acerca de las brujas y la brujera aseguran que siempre ha habido, y
todava hay, y en general, se percibe un ambiente de complacencia con tal hecho, e incluso una
participacin activa: las madres llevan a sus hijos pequeos a las brujas para que les quiten el
mal de ojo107; y se busca a stas para que den un diagnstico para los males que carecen de
Las brujas y sus saberes, en cierto modo (para el grupo etario a la cual una gran mayora de
entrevistados pertenece), constituan una suerte de saber democrtico, consolidado solamente por
la voluntad frrea de aprender ignorando el temor (como en el caso de la iniciacin de la escuela
de brujas o las enseanzas de Serapia) o por la capacidad de leer; saber democrtico y
patrimonial que es parte de la tradicin oral y ciertamente, de la religiosidad popular. Los casos
de personas reacias a colaborar con relatos debido a su asociacin o entrega a la vida religiosa
secular obedecen a un sentimiento de vergenza y un deseo de no asociacin con dicha
religiosidad popular, elaborado desde un discurso religioso cannico que desea la hegemona por
sobre las brujas y la brujera en Zaragoza.
108 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 53 de 2014, Grabacin 76 de 2014.
109 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 24 de 2013.
110 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 57 de 2014.
111 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 64 de 2014, Grabacin 26 de 2013, comunicacin personal, 2013.
112 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 9 de 2013
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 124
Para Balandier (1994), dicho deseo de dejar atrs, obedece a un anhelo de reconstruir (o
construir) un sentido de realidad en el que la entropa catica causada por los brujos desaparezca
y revela una eleccin: la de una sociedad cerrada y estable, y no de una sociedad abierta al
movimiento, a lo inesperado, capaz de responder verdaderamente al desafo del desorden (p.
109). Sin embargo, la gran mayora de personas que s colaboraron con la investigacin,
relatando lo que recordaban y las vivencias propias, adems de quienes comentaron que de esas
realidades- las brujas y la brujera- an haba un poquito, los relatos recientes, y curiosamente,
la existencia del manual contra brujera y maleficios, y la diatriba del cura prroco, demuestran
que en Zaragoza la bruja sigue siendo un smbolo importante de la cultura: el que se intente
contrarrestar y demeritar de manera pblica habla de la fortaleza de su presencia en el imaginario
popular, y es consonante con las dinmicas sociales del municipio, que lejos de ser estables y
ordenadas, estn marcadas por la trashumancia, la alta movilidad, permeabilidad, multiplicidad
de narrativas y experiencias de lo real, la complejidad y en cierto modo, incertidumbre, que son,
siguiendo a Balandier (y a Deleuze-Guattari en menor medida) las condiciones ideales para la
aparicin y la permanencia- de las brujas.
laxitud que sea exigida para su transmisin) posee la virtud de ser auto-replicante. Al ser
transmitida intergeneracional e intrageneracionalmente, tiene la posibilidad de pervivir durante
una gran cantidad de tiempo en la memoria de los pueblos; el relato es uno de los vehculos
utilizados con ms xito para dicho fin. Carlo Ginzburg, en Historia nocturna: las races
antropolgicas del relato (1991) hace un seguimiento en retrospectiva de las prcticas y
creencias consignadas en los procesos inquisitoriales hechos a personas acusadas de brujera
durante el medioevo europeo. El aquelarre, los vuelos nocturnos, la consumicin canbal de
nios pequeos y el uso de sus huesos como ingrediente principal de ungentos, las diosas-hadas
que presidan las reuniones de brujas y brujos, de acuerdo con Ginzburg, provienen de un
antiqusimo sustrato mtico y de prcticas chamnicas en las estepas asiticas y del este de
Europa. Es tentador esbozar una teora que haga hincapi en la continuidad de la memoria de los
pueblos a travs del relato, que nada se pierda en la gran corriente del tiempo si es transmitido de
manera oral a una generacin sucesiva, sin embargo, debe admitirse que el olvido y la
destruccin tienen muchas caras: epidemias que mengen tanto a un grupo humano que sus
tradiciones se pierdan, guerras, procesos de conquista y esclavitud que resulten en amalgamiento
y aculturacin en que algunos rasgos culturales se olviden y otros pervivan; sin embargo, es la
pervivencia la que interesa a los objetivos de este trabajo.
Adriana Maya en Las brujas de Zaragoza, Resistencia y cimarronaje en las minas de Antioquia,
Colombia, 1619- 1622 (1992) elabora, siguiendo los registros de las confesiones bajo tortura de
Guiomar Bran y Leonor Zape, una teora de cmo la presencia en el lugar de reunin, del gran
rbol bajo el que realizaban los aquelarres con otros brujos y brujas es, en realidad, un legado
religioso africano -especficamente de la etnia zape-. Las ceibas, plantadas por los Zape de
manera ritual, constituan verdaderos pilares de la memoria bajo cuya sombra se celebraban los
hitos de la experiencia vital, como el nacimiento, el matrimonio y la muerte, con ritos y
reuniones que involucraban a toda la comunidad (1992, p. 95).
Durante el trabajo de campo en Zaragoza del presente trabajo, y en la tradicin oral recogida por
Yal Rico (2002), se evidencia tambin la presencia del rbol gigantesco, la ceiba, bajo la que las
brujas se reunan para llevar a cabo sus aquelarres, especficamente, en la cancha Santa Elena. Se
encontr testimonio de la existencia de la enorme ceiba en dicha explanada en uno de los relatos
recogidos en Zaragoza (Grabacin 21, 2013), e incluso, el narrador cuenta que la bruja que lo
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 126
estaba atrayendo hacia all, convertida en una pata con muchos patitos pequeos, desapareci y
volvi a aparecer, rindose desde la copa del gran rbol. No es el mismo bajo el que las brujas
africanas del siglo XVII se reunan, pero es un rasgo que se conserva. Mara Cristina Navarrete
(2005) ampla en algunos aspectos la investigacin de Adriana Maya y hace notar la habilidad de
Guiomar Bran en el uso de farmacopea; tngase en cuenta que se le tuvo como sospechosa de
intentar asesinar por envenenamiento a otro esclavo. Las brujas zaragozanas de los relatos
recogidos durante el trabajo etnogrfico al parecer tambin posean conocimientos de
farmacopea con los que fabricaban ungentos que tenan el poder para introducir a sus vctimas
en estados tan profundos de sueo que les permitiera a ellas hacer maldades, como llevarse a
un nio, quitarle la ropa y dejarle dormido en la copa de un rbol hasta el da siguiente 113. La
narracin de relatos de generacin en generacin quiz no haya conservado los nombres de
aquellas brujas africanas, ni sus historias, pero ciertamente perpetuaron algunos rasgos.
Otra de esas funciones es la de construir identidad grupal a travs de la reproduccin social.
Castaingts explica que los grupos humanos dependen de la tradicin oral como medio por
excelencia para la creacin, difusin y continuacin en el tiempo de las conductas consideradas
como deseables:
1. La reproduccin de la sociedad. La sociedad necesita sobrevivir y reproducirse y por eso castiga las
conductas que desde su propia visin de lo social atentan contra su capacidad reproductiva, y al
mismo tiempo premia las conductas que se viven como positivas para el grupo y su reproduccin.
Surgen as valores sociales muy importantes.
2. Las costumbres. En las sociedades, los individuos generan dispositivos habituales, los cuales,
cuando se generalizan y perduran durante cierto tiempo, se convierten en costumbres. Las costumbres
se viven como positivas o buenas y lo que se aleja de ellas se vive como transgresiones. Las
costumbres adems, suelen tener una vida de inercia bastante fuerte. As, las costumbres son una
fuente importante de valoracin de personas, objetos y relaciones. (2011, p. 160)
El valor, o las conductas socialmente premiadas, y tambin las que no lo son, explica Castaingts,
siguiendo el lineamiento de Pierre Bordieu, -que denomina a este valor como distincin-, son
parte fundamental del mecanismo para marcar diferencias de clase o jerarqua social (Castaingts,
2011, p. 155). Se trata del habitus, que surge de estas conductas premiadas o castigadas, como
113 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 31 de 2013.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 127
diario acontecer; los pequeos conflictos, resentimientos, rivalidades, celos y querellas, de modo
que hay que encontrar una manera de dar salida a dicha violencia de forma controlada. Para este
propsito sirven, como proceso metasocial, el sistema judicial, y tambin el sistema del chivo
expiatorio, esto es, achacar todos los males sociales a uno o varios sectores de la poblacin,
como forma de canalizar la violencia, en general, hacia los sectores minoritarios y excluidos del
poder como, por ejemplo, las mujeres pobres europeas durante la poca medieval, o las mujeres
indgenas y negras durante la poca colonial americana-. Georges Balandier explica que la
culpabilidad imputada al brujo hace inocentes a todos los dems (1994, p. 108), inocencia que
se hace extensiva al mundo mismo: todo lo extrao, lo raro, lo que se sale del orden de lo normal
y natural, es obra de las brujas. Los relatos en que las brujas se convertan en animales
portentosos cuyo comportamiento no era normal (un enorme chigiro al que no era posible
dispararle, patos, gallinas, marranas con muchas cras muy hermosas, un pez que elude la
captura, un ave que poco a poco iba llevando a un joven hacia el cementerio, otra cuyos
graznidos y aleteos durante el velorio de una mujer alertaron a los all presentes) 117 eran
considerados por los involucrados en los relatos como brujas transformadas en animales.
Los sucesos que podran calificarse como paranormales tambin fueron achacados a las brujas,
como hizo el hombre que durante su juventud fue molestado por las brujas en varias ocasiones
(amaneca sin ropa, lo persiguieron en la calle de noche, vio una madrugada a una mujer
espiando a su familia travs de una rendija en una pared, al salir a increparla, no haba nadie) 118,
o la mujer ante la que aparecieron tres figuras vestidas de blanco en la habitacin que comparta
con su familia una noche119. Balandier tambin apunta que la persona bruja est en la sociedad,
condicin de su accin disolvente y devastadora ejercida desde el interior, y tambin separada de
ella (). El brujo aparece bajo el aspecto del enemigo enmascarado, prximo y sin embargo,
difcil de identificar (1994, p. 105).
117 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabaciones 2, 6, 8, 11, 20, 21, y 30 de 2013; grabacin 59 de 2014.
118 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 57 de 2014.
119 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 7 de 2013.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 129
Carlos Alberto Uribe hace hincapi en la brujera como el supremo rbitro que regula la
rivalidad, la envidia y los deseos de venganza entre personas que comparten espacios sociales
prximos (2003, pp. 61). En este sentido, los relatos sobre maleficios proporcionan un
panorama ms claro sobre la violencia intestina al interior de las sociedades. Enviar comida
contaminada, portadora de hechizos destinados a daar a sus receptores, era un modus
operandi comn de las brujas en los relatos recogidos en Zaragoza, as que la sospecha ya estaba
instalada: as fuera un vecino el que supuestamente enviara la comida, se deba esperar un tiempo
prudencial, en el que de alguna manera, el maleficio se revelara (al transformarse la comida en
gusanos120); incluso en una ocasin, una mujer fue advertida por una mujer hbil en la
cartomancia, y posteriormente, por una joven que la intercept de camino- de no tomar ni beber
nada en el parque, porque ya alguien le tena algo listo para ponrselo en la comida o bebida
que ingiriera121. Balandier (1994), haciendo eco de Jean Favret Saada, afirma que cuando se
habla de brujera es porque no existe ninguna otra explicacin posible, es una eleccin de ltima
instancia que refleja el desconcierto producido por las desgracias y los fenmenos inexplicables
acaecidos a las personas, en detrimento de su bienestar. A las brujas se le atribuy la deformidad
facial que aquej a una mujer desde la infancia, debido a que ignor las advertencias en cuanto a
la comida y prob sin permiso un arroz con leche que contena un maleficio- que le haban
enviado a su madre y la muerte repentina de una mujer que comi una galleta que le ofreci su
comadre122. Los dos relatos en que mujeres distintas sufren de aparentes embarazos 123, males
que deben ser intervenidos por personas expertas en la brujera (curiosamente, dos hombres) para
poder ser aliviados, tambin son atribuidos a maleficios. Los relatos de brujas pueden ser tiles
120 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 11 de 2013. Grabacin 79 y 80 de 2014.
121 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 81 de 2014
122 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 11 de 2013.
123 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabaciones 56 y 82 de 2014.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 130
para explicar las perturbaciones en la vida individual y que slo pueden ser atribuidas a fuerzas
del orden de lo malfico empeadas en daar y destruir:
[] muestra lo desconocido, lo incomprensible, manifiesta fuerzas no civilizadas, revela la presencia
activa de un azar ciego y de un desorden irreductible () el brujo es una figura cuya pertenencia a la
realidad es slo parcial, cuyo trabajo devastador se cumple en la sombra () porque indica lo que
escapa al saber y a los poderes sociales establecidos (Balandier, 1994, p. 107).
setenta aos) las dinmicas de gnero no eran exactamente tendientes a la equidad y la igualdad,
pero mujeres-brujas como Serapia Gmez eran precisamente temidas por su capacidad de poner
de cabeza dichas dinmicas de poder establecidas por el gnero. Ella estableca su propia ley en
el nico camino terrestre que sala de y entraba de Zaragoza; se trataba de un sujeto fronterizo
que exiga pago por los daos a sus bienes124 y a su dignidad personal125, y la importancia
estratgica de su casa le permita recibir regalos y favores para evitar descontento y
compensacin simblica o en vveres por los daos causados por los camioneros y conductores
hombres.
La Negra Juana, otra de las brujas involucradas en uno de los relatos, re-significa las relaciones
de poder. Ella, una mujer anciana sospechosa de brujera, es acosada por unos hombres jvenes
que la retan e incluso, ejecutan actos que pueden considerarse como irrespetuosos: orinan frente
a ella y le lanzan un papel encendido que simulaban, era una papeleta de plvora.
Estos actos de parte de los jvenes eran demostraciones de poder que no solo se disimula, sino
que se ejerce directamente sobre los cuerpos, sino que se exalta y se refuerza con sus
manifestaciones fsicas(Foucault, 2009, p. 75), y los ejecutaron en varias ocasiones, esperando
comprobar los rumores sobre ella, la Negra Juan: el susto que les proporciona inspira su respeto
y su temor126 y cambia el matiz de la relacin de poder entre los jvenes, y ella. Lo mismo hace
la Pava con el hombre que abiertamente dice no creer en cuentos de brujas y le deja sentado en
taburete sin posibilidad de ponerse de pie hasta que ella le dice que lo haga 127. Una pareja de
casados decide entregar privilegios a la Pavita tras comprobar la extensin de sus poderes ella,
124 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabaciones 9 y 23 de 2013; comunicacin personal, 2014.
125 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 20 de 2013.
126 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 30 de 2013.
127 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 16 de 2013.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 132
bruja volantona, lleva a la esposa hasta Europa para vea qu est haciendo el marido- para evitar
entrar en conflictos con ella128.
Los relatos en que aparece la Pava, madre y maestra de la Pavita, muestran tambin que, como
Serapia, era un sujeto limtrofe. Manuel Delgado explica que
Cierto tipo de sujetos, particularmente situados en la vida social, son igualmente conceptualizados por
la mayora como intermediarios de esas potencias misteriosas a las que la magia concita a
pronunciarse. Sera ese el caso de las mujeres -sobre todo las viejas, las mujeres solas o viudas- ()
todos aquellos de los que podramos decir que presentan cierta dificultad a la hora de ser clasificados
y son entendidos, por la causa que fuere, como dudosos o turbadores (1992, p. 51).
En los relatos sobre ella Serapia- siempre se destac su condicin de ser negra y padecer de
vitligo, lo cual la destacaba de entre todas las dems personas, la apartaba o realzaba an ms, si
cabe, su condicin de ser distinta, diferente. Se trata de una mujer que lleva en su piel una marca
que la hace merecedora de oprobio y escarnio, y de abierta acusacin y conocimiento pblico de
sus habilidades mgicas: su manera de rebelarse ante el orden social que la condena al
ostracismo y a la burla de otros debido a su fealdad es hacer que aquellos hombres
(especialmente los extranjeros de las compaas mineras) no pudieran resistirse a sus
encant(amient)os, y la buscaran para acostarse con ella 129. Una mujer gorda, negra, fea, caucana,
es decir, otra perfecta candidata al oprobio social por su mltiple condicin de diferencia tambin
era famosa por lograr que el hombre que ella quisiera fuera a ella con intenciones amorosas con
que la mujer slo chasqueara la lengua130.
Las mujeres-sujeto deseantes son percibidas como un peligro para el hombre, como mujeres
castradoras en el sicoanlisis, mujeres involucradas en los juegos de la lbido dominandi en una
posicin activa segn Bordieu, capaces de aplicar la violencia simblica contra los hombres. Los
128 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 21 de 2013.
129 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 34 de 2013.
130 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 11 de 2013.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 133
131 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 64 de 2014.
132 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin.
Comunicacin personal, 2014.
133 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 53 de 2104.
134 Narrador annimo, Relatos de brujas en Zaragoza. Imaginario, smbolo y representacin. Trabajo de
campo. Grabacin 76 de 2014.
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 134
confirmar la imagen dominante de las mujeres como seres malficos, cuya identidad, (es)
completamente negativa (2000. P. 47)
Se hace necesario castigar a quienes se atrevan a desafiar el orden patriarcal con sus actos, de lo
cual los relatos de brujas en Zaragoza hacen eco. Una mujer hace salir corriendo, desnuda y
avergonzada, a la bruja que estaba acostndose con su marido dentro de su propia casa 135; en
otros dos relatos, son los hombres mismos quienes ejercen su poder hegemnico sobre las
subalternas en rebelin, las brujas, agentes de un mal que debe ser contenido y eliminado para
que no se extienda a toda la poblacin, convirtindose en una rebelin a gran escala. As, un
arriero husped en una fonda zaragozana es salvado por su compaero de negocios de
convertirse en el objeto de satisfaccin sexual de la bruja-mujer que maneja el hospedaje y que
ha llevado a cabo una serie de actos rituales para asegurarse que sus deseos se cumplan 136; y un
marido celoso y temeroso, alertado por sus vecinos de que probablemente su esposa-bruja lo est
drogando para ir a disfrutar de placeres desconocidos e ilcitos fuera de su vista a los fandangos y
bailes en tierras lejanas, decide engaarla y aprovisionarse de los medios para hacerle pagar por
sus fechoras: la esposa muere al regresar a su piel contaminada a la maana siguiente137.
Pierre Bordieu aborda el mundo desde una mirada dualista masculina/femenina en la que existe
una relacin de hegemona/subalternidad. Lo masculino se construye a travs de la violencia
simblica (2000, p. 54), y de todos aquellos actos que constrien lo femenino, lo subalterno, y lo
apartan de esa identidad masculinizada: con masculino/femenino Bordieu no se refiere
necesariamente
la
relacin
macho/hembra,
sino
la
relacin
existente
entre
Witches from Geiler. Ilustracin perteneciente a Hexen und Hexenverfolgung im deutschen Sdwesten
CONCLUSIONES
Y no he intentado acaso pronunciar hacia atrs todos los alfabetos de la muerte?
No era ese tu triunfo en las tinieblas, poesa?
Cada palabra a imagen de otra luz, a semejanza de otro abismo,
cada una con su cortejo de constelaciones, con su nido de vboras,
pero dispuesta a tejer ya destejer desde su propio costado el universo
y a prescindir de m hasta el ltimo nudo.
En el final era el verbo. Olga Orozco.
como amenazantes, malvadas y caticas y que poseen habilidades y poderes que los hacen, tanto
propensos como propendientes del uso de la brujera.
En paralelo, a travs de un recorrido bibliogrfico por la literatura y la legislacin secular y
religiosa en Occidente sobre las brujas, se lleg a una comprensin de la concepcin cambiante y
proteica de la bruja. Desde una visin macro a un anlisis de lo micro, de lo general a lo
particular, y de vuelta, usando las herramientas generales provistas por las ciencias sociales para
analizar dentro de cada complejo cultural e histrico estudiado, se pudo establecer con claridad
que las brujas en los relatos (lo que se dice de ellas) estn atadas a la concepciones sociales
imperantes dentro del contexto en el cual son producidas e imaginadas, idea que es uno de los
pilares principales que sostienen toda la argumentacin de este trabajo: los relatos, como parte de
la tradicin oral de los pueblos, son de importancia vital para la replicacin de los valores y antivalores sociales.
La representacin, desde el punto de vista de Stuart Hall, como construccin social en constante
movimiento, entre la tradicin impuesta y los aportes individuales, es la manera en que se
esbozan los ideales e imaginarios culturales en los que los smbolos juegan un papel fundamental
como unidades de sentido. Los smbolos tambin han sido abordados en este trabajo desde varios
autores, con el fin de establecer una definicin de los mismos que fuera til a los objetivos de la
investigacin; en esa medida, se concluye que los smbolos son creaciones que representan la
multiplicidad de facetas de un mismo concepto, que tienen funciones dentro de las sociedades a
las que pertenecen y que estn omnipresentes en el imaginario y las representaciones de lo social.
Otro de los argumentos principales de esta larga disertacin fue establecer a las brujas como
smbolos dentro de las culturas que las crean y representan dentro de su tradicin oral y relatos
literarios particulares. Este es uno de los objetivos fundamentales para responder a la pregunta de
investigacin (de nuevo, de lo general, a lo particular): explicar a las brujas como smbolo
permiti comprender su importancia y su funcin en la sociedad zaragozana. Ellas son unidades
de sentido y smbolos inscritos dentro de una trama cultural que otorgan la posibilidad de
asimiento de los fenmenos propios de la sociedad zaragozana, en la que el cambio y el
movimiento son parte fundamental de la vida cotidiana y aparejan fenmenos de incertidumbre,
trashumancia y desorden en la orientacin econmica del municipio. Estas situaciones crticas,
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 139
de algn modo, encuentran alivio en las arraigadas prcticas de creacin y creencia en smbolos
(a representar, imaginar y re-crear) imbricados con profundidad dentro de la cultura zaragozana,
que den explicacin a lo numinoso, lo milagroso, lo catico y lo desafortunado, que obedecen a
tensiones entre la religiosidad oficial (representada por el Santo Cristo) y la religiosidad popular
(representada, entre otras criaturas y fenmenos, por las brujas).
Otro de los objetivos de este trabajo fue dilucidar la funcin y la importancia de los relatos de
brujas en el municipio de Zaragoza a travs del anlisis de los mismos, aplicando algunos
conceptos surgidos en el seno de las disciplinas sociales en aras de explicar los de las brujas, la
brujera, la creencia en brujas y los relatos sobre brujas que hacen parte de la tradicin oral, ello
con la idea de crear, o al menos intentar crear, una explicacin que fuera concerniente, propia y
nica, para los relatos de brujas en el municipio de Zaragoza, Antioquia. Hubo varias respuestas
claves a esta pregunta. Los relatos de brujas en el municipio dan continuidad a los valores
sociales y morales aceptados, sirven como plataforma de aleccionamiento frente a la
representacin de las brujas como castigadas, reas sociales al desafiar las convenciones de
gnero, raza y poder en las que las mujeres zaragozanas estn inscritas, y como castigadoras,
ejecutantes punitivas de una rebelin larvada y la violencia intestina dentro de la sociedad,
adems de cmo dichas convenciones de gnero, raza y poder han cambiado con el paso del
tiempo y se han circunscrito dentro de lgicas pertenecientes al discurso de la modernidad y de la
modernizacin. Testimonios enfrentados de los narradores afirman en ocasiones que en Zaragoza
todava queda un poquito de eso, de la brujera; otros afirman que a las nuevas generaciones
no les toc eso, que ya nadie sabe, lo cual les hace un pueblo de bien.
Pensar en la pertinencia de esta investigacin dentro de las ciencias sociales es pensar, en primer
lugar, en la importancia de la conservacin del patrimonio oral inmaterial, trabajo al que se hizo
un pequeo aporte a travs de las grabaciones y las transcripciones en integridad de los relatos
sobre brujas que fueron aportados por los zaragozanos; es pensar tambin en la importancia de
una convivencia prolongada con la comunidad dentro de la que se quiere comprender un suceso
o fenmeno: sin mi contacto con los zaragozanos, el municipio y la colonia de Zaragoza en
Medelln desde mi ms tierna infancia, me hubiera sido, no imposible, pero s difcil, captar y
entender muchas de las actitudes, creencias, comportamientos e ideas de los zaragozanos con
respecto a su cultura, idiosincrasia, concepciones ticas y morales, valores religiosos y por lo
Relatos de brujas en Zaragoza, Antioquia. Imaginario, smbolo y representacin. 140
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