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Ruiz Maldonado-Lucha Ecuestre

Este documento presenta una introducción histórica sobre la Península Ibérica y los reinos cristianos en los siglos XI y XII, incluyendo la doctrina de la Iglesia sobre la guerra justa. Luego describe las cruzadas españolas y el surgimiento de las órdenes militares como la de Santiago y Calatrava para defenderse de los musulmanes. Finalmente, menciona fuentes literarias como poemas épicos que recogen la lucha contra los musulmanes como guerra santa.

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Ruiz Maldonado-Lucha Ecuestre

Este documento presenta una introducción histórica sobre la Península Ibérica y los reinos cristianos en los siglos XI y XII, incluyendo la doctrina de la Iglesia sobre la guerra justa. Luego describe las cruzadas españolas y el surgimiento de las órdenes militares como la de Santiago y Calatrava para defenderse de los musulmanes. Finalmente, menciona fuentes literarias como poemas épicos que recogen la lucha contra los musulmanes como guerra santa.

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LA LUCHA ECUESTRE EN EL ARTE ROMNICO DE ARAGN,

CASTILLA, LEN Y NAVARRA

MARGARITA R U I Z MALDONADO

PRIMERA PARTE

INTRODUCCIN HISTRICA

La Pennsula Ibrica, especialmente a partir del siglo xi, se carac-


teriza por un fuerte espritu blico y ser escenario de constantes guerras.
Los estados cristianos irn ampliando sus fronteras de forma progresiva
a partir de 1031, y a la muerte de Sancho Garcs III, el Mayor, de Nava-
rra (1035), vern la luz dos nuevos reinos, los de Aragn y Castilla. Barce-
lona se anexionar una serie de condados, por lo que Catalua adquirir
un nivel similar a los dems reinos cristianos, y ya en el siglo siguiente,
en 1137, se unir con Aragn.
Tambin es ahora, al final de este siglo xi, cuando la cristiandad
europea tendr el ideal religioso de recuperacin de los Santos Lugares,
en manos del infiel. En el Concilio de Clermont-Ferrand, el Papa Urba-
no II otorg indulgencias para aquellos que fueran en peregrinacin
a Tierra Santa, y el 14 de junio de 1099 tuvo lugar la toma de Jerusaln
por los cruzados. Este fin religioso necesit de las armas, y la Iglesia,
a travs de sus escritores, expondr la doctrina sobre la licitud de la
guerra, que ya desde la antigedad los Santos Padres se haban pre-
ocupado por definirla.

Doctrina de la Iglesia sobre la Guerra Justa.

Anselmo de Lucas, en su coleccin de Derecho Cannico, redactada


a fines del siglo xi, y en su Libro XII, rene 28 textos bajo el ttulo Qui
est de vindicta et persecutione justa (1). La legitimidad del conflicto

(1) Anselmo de Lucas: Vollectio Cannica, Lib. XIIL Patrologiae Latinae,


vol. 149, col. 533-34.

61
depende sobre todo de una causa. Es justa la guerra que se inicia para
la defensa de la justicia, a la cual asimila con la verdad. Es en el desa-
rrollo de esta ltima idea en donde Anselmo expone su teora, en la que
los poderes seculares deben intervenir por medio de la guerra contra los
enemigos interiores y exteriores de la Iglesia.
Varios escritores continuarn su exposicin sobre la guerra, siguiendo
los textos de San Agustn. Ivs de Chartres, en su Panornia (2), a co-
mienzos del siglo XII, los recoger y aumentar. A mediados de este siglo
Graciano, un monje del convento de los Santos Nbor y Flix, de Bolonia,
compendia, por orden de materias, los textos de los Santos Padres, los
decretos y concilios de los Papas, etc., formando el conocido Decretum
Gratiani (3).
San Bernardo, abad de Claraval, escribi De la excelencia de la nueva
Milicia, alabanza dirigida a los caballeros Templarios de Jerusaln, por
encargo del primer gran Maestre de la Orden. En este texto dedicado a la
recin nacida Orden del Temple, San Bernardo bendice la guerra santa:
Un cristiano se glora en la muerte de un pagano, porque Jesucristo es
glorificado en ella, y la liberalidad del Rey de Reyes se hace manifiesta
en la muerte de un soldado cristiano, porque se le lleva de la tierra para
remunerarle... En efecto, si de ningn modo fuera permitido a un cris-
tiano hacer la guerra, por qu el precursor del Salvador declar en el
Evangelio que los soldados deben estar contentos con sus pagas (Le 3,15)
y no prohibi toda suerte de guerra? (4).

Las Cruzadas Espaolas.


La Reconquista espaola va a dejar de ser una accin privada de los
cristianos espaoles para convertirse en un asunto de la cristiandad
entera. Los Papas y los Concilios se ocuparn de ella, ponindola al nivel
de Tierra Santa.
La Caballera francesa intervendr en la Reconquista durante casi
siglo y medio, aunque su participacin ms activa se centra durante los
veinticinco primeros aos del siglo xii, en que gran parte de esta Caba-

(2) Hubrecht, G.: La juste guerre dans la doctrine chretienne, des origines au
milieu du XVI sicle. La Paix. Recueils de la Societ Jean Bodin pour l'histoire
comparatives des institutions, vol. XV, II, Bruselas, 1961, pg. 114.
(3) Vacant, A., y Mangenot, E.: Dictionnaire de Thologie Catholique, t. XVI,
vol. I, Pars, 1925, col. 1917-1918.
(4) Bernardo (San), Obras Completas, vol. II. De la excelencia de la nueva Mi-
licia. B. A. C, 1955, pg. 857.

62
Hera aport su experiencia de la primera Cruzada a los Santos Lu-
gares (5).
La primera expedicin que aparece documentada con cierta claridad
en los textos tuvo lugar en 1064, con motivo de la toma de Barbastro,
fortaleza importante. En ella participaron personalidades como el duque
de Aquitania, Guy Geffroy (Guillermo VIII), el conde Chaln, Thibaut de
Semur (borgoones), Rober Crespin (normando), quienes vinieron a soco-
rrer al rey aragons Sancho Ramrez (6).
Entre los historiadores se discute si la iniciativa de esta expedicin
correspondi al Papa Alejandro II y si tuvo el carcter de Cruzada.
Van a ser constantes las asimilaciones de las cruzadas espaolas con
las orientales. En 1117, Alfonso I de Aragn decidi asediar Zaragoza,
y para ello le secund en sus esfuerzos el Papa al proclamar la cruzada,
asimilando la lucha de la ciudad zaragozana con la de Jerusaln (7). El
Papa Gelasio II, durante su corto pontificado, dirigi una carta a los
combatientes prometiendo el perdn de los pecados a los que perseve-
raran hasta el fin de la lucha.
En la Crnica de San Juan de la Pea (8) se hace una comparacin
entre la primera gran expedicin a Oriente, que por aquella poca se
gestaba, y la campaa para la toma de Huesca. Segn esta tradicin legen-
daria, la batalla de Alcoraz (18-XI-1096) haba coincidido, momento por
momento, con la victoria de los cruzados en Antioqua ocurrida dos
aos despus, y San Jorge, para demostrar la identidad de las dos
empresas, traslad milagrosamente a un soldado desde el campo de bata-
lla de Antioqua al de Huesca, y ste no se dio cuenta del cambio del
campo de lucha.

Las Ordenes Militares.


Las Ordenes Militares nacen en estrecha conexin con la idea de
Cruzada. La primera Orden que surge en Palestina es la de los Hospita-
larios o caballeros de San Juan de Jerusaln. Casi a continuacin nace
la Orden del Santo Sepulcro, y en 1118 la del Temple, que cont con el
apoyo de San Bernardo.

(5) Defoumeaux, M.: Les jrangaises en Espagne, Pars, 1949.


(6) David, P.: La Paupat et la Reconqute, en Eludes Historiques sur la Ga-
llee et la Portugal du VI au XII sicle, Portugal, 1947, pg. 136.
(7) Goi Gaztambide, J.: Historia de la Bula de la Cruzada en Espaa, Vitoria,
1958, pg. 71.
(8) Crnica de San Juan de la Pea. Versin latina e ndices preparados por
Antonio Ubieto Arteta, Valencia, 1961, Col. Textos Medievales, 4, pgs. 63^64.

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En Espaa casi todas las grandes Ordenes Militares fueron fundadas
en la segunda mitad del siglo xii, y a ellas se encomend la defensa de
las fronteras con el Al-Andalus. La de Santiago (hacia 1170) surgi con
el propsito de defender Extremadura de los ataques musulmanes. La
Orden de Calatrava, fundada en la ciudad de Almazn en 1158, colabor
en la defensa de la plaza de Calatrava, clave para evitar una ofensiva
a la defensa de Toledo y de Castilla, en general. La Orden de Calatrava
(hacia 1156-1166) tambin particip de forma activa en la Reconquista.

FUENTES HISTORICO-LITERARIAS

Estas luchas de caballeros cristianos contra musulmanes ser uno de


los temas principales de nuestra poesa pica y sin duda constituye una
de las fuentes de inspiracin en la obra artstica.
La guerra santa, la lucha contra los musulmanes, se halla recogida
en nuestros poemas picos, y aunque son pocos los que se conservan (9),
tenemos noticias de la existencia de otros a travs de las Crnicas.
La Crnica de Adefonsi Imperatoris, hacia 1150 (10), es un canto
al emperador Alfonso VII y fue escrita por un clrigo, probablemente
obispo, contemporneo de los hechos que relata y testigo de alguno de
stos (11). La obra se estructura en tres partes; las dos primeras son
propiamente crnica de Alfonso VII, y la tercera, sin perder ese carcter,
se la conoce con la denominacin de Poema de Almera, por estar escri-
ta en verso. La lucha contra los musulmanes se plantea como guerra
santa. En ella participarn activamente los obispos de Len y Tole-
do (12) y lo divino y humano se mezcla en el poema. Los obispos, segn
los versos 30 a 34, perdonan los pecados, elevan sus voces al cielo, pro-
meten a todos la merced de las dos vidas, ofrecen premios de plata... La
figura del monje guerrero, tan corriente en la poca, se exalta en esta
obra con el mismo inters que en el Poema del Mo Cid, y en los ver-

(9) Se conservan el Poema de Mo Cid, Fernn Gonzlez, Las Mocedades del


Cid los tres faltos de algunas hojas, el Cantar de Roncesvalles, del que slo
existe un pequeo fragmento de cien versos, y por ltimo, el de Los Infantes de
Salas.
(10) Esta obra no es hoy conocida por una serie de manuscritos que se con-
servan, uno en la catedral de Toledo y seis en la Biblioteca Nacional.
(11) La Crnica ha sido atribuida a Jimnez de Rada, de la sede toledana;
a Amardo, obispo de Astorga, y al cluniacense Pedro de Poitiers.
(12) La estrofa 25 es muy clara: Pontfices omnes Legionis sive Tolet / exemp-
to gladiodivino corporeoque / orant maiores invitantque^minores / ut veniant
cuete fortes ad proelia tuti crime perselvunt, voces ad sidera tollunt. Chronica
Adefonsi Imperatoris, edicin y estudio por L. Snchez Belda, Madrid, 1950, Tex-
tos, vol. XIV.

64
sos 35 a 39 se nos dice que los obispos predicaban con tanto entusiasmo
la guerra contra el infiel, que los nios apenas podan ser retenidos por
sus madres (13).
Tampoco faltar la comparacin de algn personaje importante del
poema con Sansn, el hroe bblico. Concretamente en las figuras de
Pedro Alfonso se dice que es tan bello como Absaln, vigoroso como
Sansn, etc., y del conde Pondo, que manda la mesnada de los extreme-
os, tena la fuerza de Sansn, la espada de Geden....
El Cantar de Sancho II de Castilla y Cerco de Zamora aparecen prosi-
ficados en las Crnica Najerense (14) y en la Primera Crnica General,
de Alfonso X (15). El Cantar sobre el Cerco de Zamora es otra importante
fuente, junto con el Poema del Cid del que luego hablaremos, para
el estudio de las luchas ecuestres dentro del arte romnico. En ambos
cantares se nos decribe el riepto o reto en su forma esencial. El riepto
de Diego Ordez al Condejo de Zamora, en 1045, descrito en la Primera
Crnica General, no tiene confrontacin histrica, pero posee el valor
de recoger la realidad jurdica de esta poca, junto con otro riepto, no
menos famoso (16), por medio de la lid, de Pedro Bermdez, Martn Anto-
ln y Muo Gustioz, defensores de las hijas del Cid y contendientes de los
infantes de Carrin, Fernando y Diego, y de Ansur Gonzlez (17).
El combate judicial fue en el riepto (18) una de las formas a las que
poda recurrirse para probar la verdad o falsedad, por lo que no siempre
el reto se terminaba con el duelo ecuestre, pero la lid era una de las
pruebas ms caractersticas. Creo interesante destacar esta forma de lid
dentro de este proceso judicial, por su posible influencia en las repre-
sentaciones de luchas de caballeros.
En el Cantar de Mo Cid palpamos bien el ambiente religioso-militar
de la poca. Hay una constante invocacin a Dios, especialmente en cada
hecho de armas. El hroe militar pone sus miras en Dios, en su rey y en
su tierra, sin decir que con ello el Cid despreciara la ganancia. Don
Rodrigo, junto con otros grandes personajes militares, protagonistas de
los cantares de gesta de esta poca del Medioevo, retine una serie de

(13) Chronica Adefonsi..., op. cit., estrofas 35-39.


(14) Crnica Najerense, edicin, crtica e ndices de A. Ubieto Arteta, Valen-
cia, 1966, pgs. 109-115.
(15) Primera Crnica General. Estoria que mand componer Alfonso El Sabio.
Edic. Menndez Pidal, Madrid, 1955, pgs. 839-844.
(16) Tampoco es posible probar la autenticidad de este riepto.
(17) Mo Cid. Segn el texto antiguo preparado por R. Menndez Pidal. Prosi-
fcacin moderna del poema por Alfonso Reyes, Madrid, 1973, pgs. 247-273.
(18) Para el riepto vase el trabajo de Otero Vrela, A.: Dos estudios histrico-
jurdicos. I. El riepto en el derecho castellano leons. II. La adopcin en la Historia
del Derecho Espaol. Roma, 1955.

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virtudes por las que se hace merecedor de apariciones celestiales. La
vspera de su destierro de Castilla, el Cid tuvo un sueo en el que el
ngel Gabriel le da aliento y esperanza.
Angeles y santos acudirn en auxilio de estos defensores de la fe.
Los arcngeles Miguel y Gabriel sern protectores y con su ayuda los
cristianos conseguirn la victoria. Santiago, San Jorge, San Milln...,
sern invocados por los caudillos y sus soldados.
Otro personaje que se destaca en el Poema es el del obispo don Jero-
me, el monje guerrero, que aparece por vez primera en el canto 78. El
Cid erige un obispado en Valencia y don Jernimo ocupar su sede. En
el canto 94 celebrar una misa y dir: El que aqu muriere lidiando de
cara / prentol yo los pecados, e Dios le abra el alma.
Se crea que aquellos que moran en la lucha contra el infiel reciban
el precio de la salvacin, y como dice Goi Gaztambide (19), los cronis-
tas, al paso que sepultan en el infierno a Almanzor, no vacilan en mandar
al cielo a los reyes debeladores de la morisma.
La Iglesia va a acudir al mismo campo de batalla. Don Jernimo
combatir fuertemente al enemigo en los cantos 95 y 117 (20), y en estos
versos se refleja el hecho corriente de que, tanto los prncipes de la Igle-
sia como el clero, en general, tomaban parte directa en el combate al
igual que otro guerrero (21).
El poema dedicado al conde castellano Fernn Gonzlez es otra impor-
tante fuente de documentacin para nuestro estudio. En l se aprecia la
adaptacin de una o ms gestas de los siglos x al xii, a las novedades de
clereca, con la caracterstica, propia de la poca, de mezclar lo divino
y lo humano.
Parte importante del poema la ocupa Almanzor y sus ejrcitos. El
caudillo moro ser derrotado por Fernn Gonzlez en Lara y en Haci-

(19) Goi Gaztambide, op. cit., pg. 38.


(20) El obispo don Jerome-caboso coronado / quando es farto de lidiar con
las armas las sus manos / non tiene en cuentalos moros que ha matados / lo
que cadi a l mocho era sobejano; / mi Cid don Rodrigo, el que buen ora
nasco / de toda su quintael diezmo, l,a mandado
el obispo don Jeromepriso a espolonada / e valos ferira cabo del abergada /
Por la ventura e Dios quel amava / a los primeros golpes dos moros matava/.
El astil a crebadoe meti mano al espada / Ensayavas el obispo, Dios, qu
bien lidiava! / Dos mat con lan^ae ?inco conel espada...
Mo Cid, edic. Menndez Pidal, op. cit., estrofas 95 y 117.
(21) Ya en el ao 920, en la derrota de Valdejunquera, fueron hechos prisione-
ros y llevados a Crdoba los obispos de Salamanca y Tuy. En 1003 jereci en la
batalla de Albesa el prelado de Elna. EnlOlO encontraron la muerte los obispos
de Vich, Gerona y Barcelona al acompaar en una expedicin a los condes de
Barcelona y Urgel.
Vase Villanueva, J.: Viaje literario a las iglesias de Espaa, Madrid, 1803-1852,
vol. XV, pg. 333, y Goi Gaztambide, op. cit., pg. 35.

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as (22); en ambas batallas el conde de las buenas maas recibir
ayuda divina en su lucha contra el pueblo pagano, contra los descredos.
En la primera batalla interviene el monje Pelayo, de la ermita de San
Pedro, en Arlanza, quien anuncia al conde llegado a esta iglesia persi-
guiendo a un jabal la intencin del Criador en guiar sus acciones en
lucha contra el poder del moro Almanzor (23). Este ser vencido en la
batalla de Lara, y, como dice el poeta, all fue demostrado el poder del
Mexyas, el Conde fue David (e) Almozor Golias (24).
En la segunda batalla, el monje Pelayo, que ya haba muerto, se apa-
rece a Fernn Gonzlez en el momento que ste oraba en la ermita de
San Pedro, y le transmite el mandato del Seor: que lidie con los pue-
blos paganos:

Avn te dize mas el alto Criador,


que tu eres su vas(s)allo e el es tu Sennor
con los pueblos paganos lidias por su amor,
manda te que te vayas lidiar con Almogor (25).

El monje Pelayo tambin le revela que l estar all, as como el


Apstol Santiago, junto con los ngeles provistos de blancas armaduras.
Inmediatamente despus el conde tendr una nueva aparicin, la de
San Milln. El santo rioj ano le plantea la estrategia a seguir durante
la batalla, y es en la estrofa 414 en donde San Milln emplea una compa-
racin con una figura muy querida en la representacin plstica del arte
romnico: Sansn y el len:

Entrre el otrra tercera de partes d'aquilon


venaremos, non lo dubdes, a este brravo len
ffaras, sy esto fazes, a guisa de Sansn,
quando con las (sus) manos lidio con el bestyon.

En este caso concreto, San Milln identifica a Almanzor con el bravo


len y al conde castellano con el hroe judo Sansn. Dentro del contexto,
la comparacin que el poeta pone en boca del santo nos puede ofrecer un
nuevo significado para este personaje bblico: el del triunfo del cristia-
nismo sobre el paganismo.
El sentimiento religioso del pueblo castellano se recoge a lo largo de
todo el poema. Antes de las batallas, los soldados oirn misa, confesarn

(22) La batalla de Hacinas la registraron los cronistas como batalla de Si-


mancas, Alhandega o del Foso.
(23) Poema de Fernn Gonzlez, edic. prlogo y notas de Alonso Zamora Vi-
cente. Madrid, 1946, estrofa 236, pg. 72.
(24) Poema de Fernn Gonzlez, op. cit., estrofa 267, pg. 80.
(25) Poema de Fernn Gonzlez, op. cit., estrofa 406, pg. 123.

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sus pecados e implorarn la ayuda del Seor para reducir al pueblo
pagano.
Entre las escenas blicas del poema saltan a la vista algunos duelos
que estn muy cercanos a los representados en nuestros capiteles, como
los de don Gustio Gonzlez con un rey de frica en la batalla de Hacinas,
o el de Fernn Gonzlez con el rey Garca de Navarra. En el primer enfren-
tamiento se nos describe la vestidura militar del caudillo castellano, que
pronto iba a encontrar la muerte: Capyello, e almfar e cofya de
armar... (26), y en el segundo se nos describe una escena muy realista,
que con frecuencia podemos contemplar en los capiteles romnicos:
Feyro al rrey Garfia el sennor de Casty(e)lla / atal fue la feryda que
cayo de la sy(e)lla / meyol toda la lan^a por medio la tety(e)lla / que fuera
del espalda paresgio la cochy(e)lla (27).
La Chanson de Roland es el principal poema pico dentro de los
que se agrupan en las Gestas del Rey, en la literatura francesa. La
versin ms antigua que se conserva es la del manuscrito de Oxford, en
la Biblioteca Bodleiana, copiado por Turoldo, monje anglonormando,
hacia 1170 (28). Junto a esta famosa chanson hay otros poemas princi-
pales como Mainel, Aspremont, Le Plerinage de Charlemagne
Jerusalen..., que exaltan las victorias de Carlomagno en Espaa, Italia,
Palestina... Todos estos poemas picos pertenecen al siglo xii.
La difusin de la Chanson de Roland fue extraordinaria y la encon-
tramos en las literaturas romnicas espaola, alemana, noruega... Menn-
dez Pidal (29) opina que Espaa es el pas que parece haber acogido la
Cancin antes que los otros, y la prioridad se explica por dos razones:
la primera, porque Espaa es el nico pas romnico donde se ha desa-
rrollado una epopeya tradicional, hermana de la francesa, y la segunda,
porque el tema de Roldan es esencialmente espaol y presenta un inters
directo para los espaoles. La prioridad espaola ha quedado demostra-
da por la Nota Emilianense, publicada por Dmaso Alonso (30). Esta
Nota consta de 16 versos insertos en el folio 245 del Cdice Emilia-
nense, 39 (Real Academia de la Historia), y en ellos se narra la expedi-
cin de Carlomagno a Espaa junto con los doce pares. La importancia

(26) Poema de Fernn Gonzlez, op. cit., estrofa 527, pg. 155.
(27) Poema de Fernn Gonzlez, op. cit., estrofa 696, pg. 209.
(28) De la Chanson de Roland tenemos, aparte de la versin de Oxford, las de
Venecia 4, Venecia 7, los fragmentos lorenenses y los manuscritos de Cateauroux,
Pars y Cambridge. Vase Menndez Pidal, R.: La Chanson de Roland et la tradition
pique des francs, Pars, 1960, pgs. 87 y ss.
(29) Menndez Pidal, R.i La Chanson..., op. cit., pg. 147.
(30) Alonso, Dmaso: La primitiva pica francesa a la luz de una "Nota Emi-
lianense", Madrid, 1954.

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de esa Nota es grande por el Salterio de San Milln de la CogoUa, de
finales del siglo xi, del que luego hablaremos.
Interesa destacar de una manera especial, por su repercusin en un
capitel del antiguo Palacio Real de Estella (Navarra), la Crnica de Seudo-
Eurpn, o IV Libro, de los cinco que forman el Codex Calixtinus (31).
En la Chanson se relatan las hazaas del emperador Carlomagno y su
protagonista Roldan en un canto a la dulce Francia y a sus hroes;
sin embargo, en la Crnica del Seudo-Turpn, el emperador iniciar sus
conquistas por mandato de una visin celestial, en la que Santiago le
manifiesta un papel claramente evangelizador, aunque para ello necesite
la espada. La obra est en relacin directa con el Camino de Santiago.
Carlomagno, cumpliendo su misin, librar diversas ciudades, entre ellas
Pamplona, del peligro pagano y sarraceno, despejando la ruta a Compos-
tela. Sus campaas no terminarn aqu; se extendern hasta Crdoba,
y en todas ellas saldr victorioso mediante la oracin y la estrategia.
El pasaje de la Crnica que interesa para este estudio de lucha ecues-
tre es aquel en donde se narra el combate entre Roldan y Ferragut en
Njera (32). La lucha entre el gigante pagano y el hroe cristiano se desa-
rrolla en tres etapas, con las consabidas treguas. En una de ellas hay una
discusin teolgica entre los dos combatientes, cuyos argumentos podran
encontrarse, como lo ha sealado Lacarra (33), en escritores de la Edad
Media, en Pedro Damin, en Pedro el Venerable.
El personaje de Ferragut parece que procede de alguna cancin de
gesta, hoy perdida, e interviene en otras canciones francesas (la Chevale-
rie de Ogier, Girart de Roussillon, Enfances de Vivien, etc.); sin embargo,
el duelo entre el gigante pagano y Roldan lo encontraremos en L'Entre
d'Espagne, que se cree directamente inspirada en la Crnica del Seudo-
Turpn. El autor de este poema, paduano, dedica los versos 1630 a 4140
a describir con detalle la batalla de Roldan y Ferragut con lanzas, espadas
y piedras (34).
En otro manuscrito, Miragres de Santiago, de finales del siglo xiv
o principios del siguiente, figura el captulo de la lucha de Roldan contra
bres (35).

(31) Liber Sacti lacobi o Codex Calixtinus. Transcripcin de Walter Muir Whi-
tehill. Notas y estudios, W. Muir Whitehill, Germn Prado y Jess Carro. Santiago
de Compostela, 194445.
(32) Liber Sancti lacobi, op. cit., pgs. 318-323.
(33) Lacarra, J. M.: El combate de Roldan y Ferragut y su representacin gr-
fica en el siglo XII. Anuario Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios
y Arquelogos, Madrid, 1934, vol. II, pg. 323.
(34) Thomas, A. L.: Entre d'Espagne, Pars, 1913, 2, vols., 9.
(35) Miragres de Santiado, edicin y estudio crtico de J. L. Pensado. Madrid,
1958, pgs. 117 a 125.

69
Ferragut. Por falta de una hoja se carece de la escena final del combate,
y se termina el captulo con la conversacin religiosa entre los dos hom-

LA LUCHA ECUESTRE EN EL ARTE ROMNICO


La lucha ecuestre encuentra su plasmacin ms corriente en el enfren-
tamiento de dos jinetes. Ello puede ser debido a la falta de espacio, ya
que, por lo general, en los capiteles donde aparecen cuatro jinetes son
dobles. En algunos casos estos jinetes se encuentrzn respaldados por la
infantera.
El primer ejemplo conocido en Espaa de dos caballeros jinetes en
actitud de combatir se halla en el arte prerromnico asturiano, en el
emtiguo palacio de recreo de Ramiro I, en Naranco (848) y luego conver-
tido en iglesia bajo la advocacin de Santa Mara.
En el piso principal de este edificio, en el gran saln rectangular, los
arcos perpiaos que refuerzan la bveda terminan en el muro en unas
bandas o fajas que finalizan en medallones. Estos medallones, as como
las bandas, estn decorados con motivos labrados a dos planos; dos de
estas bandas, divididas en dos registros, presentan en el inferior a los
caballeros jinetes en actitud de lucha (fig. 1).
Desde el siglo ix no encontraremos este motivo de lucha hasta el
siglo XI, en que de nuevo decora a cuatro obras, dos de ellas, las ms
tempranas, realizadas por artfices musulmanes. Se trata de una arqueta
de marfil, fechada en 1005, y de la pila de Jtiva. El tercer ejemplo lo
constituye una miniatura que ilustra un salterio de San Milln de la
Cogolla (Real Academia de la Historia), realizada hacia 1070. Cierran este
siglo XI los caballeros que combaten en el sarcfago de doa Sancha,
en Jaca.
El tema de la lucha ecuestre se har frecuente en el siglo xii, espe-
cialmente a partir de la segunda mitad. Escobados de Abajo y Rebolledo
de la Torre, en la provincia de Burgos; Villacantid, en la de Santander;
Revenga y Sotosalbos, en Segovia; Millana y Campisbalos, en Guadala-
jara; Torralba de Arciel y Torreandaluz, en Soria; Amandi, en Asturias;
Cabria y Santa Cruz de Rivas, en Falencia; Artaiz, Estella y Garinoan, en
Navarra, ofrecen ejemplos con el enfrentamiento de dos jinetes.

DOS OBRAS HISPANO-MUSULMANAS DEL SIGLO XI


CON LA TEMTICA DE LA LUCHA ECUESTRE
La arqueta de marfil est fechada mediante una inscripcin en el ao
1005 y se realiz en Crdoba, en la poca de Abd-al-Malik, hijo de Alman-

70
zor. La obra permaneci varios siglos en el Monasterio de Leyre, hasta
la desamortizacin de 1836, como relicario de urna en donde se contenan
los restos de los Santos Nunilo y Alodia, objeto de gran veneracin en
ese Monasterio desde el siglo ix. De all pas a Sangesa, luego al Museo
Diocesano de Pamplona y por ltimo se exhibe en el Museo de Navarra,
en esa misma ciudad (36).
La arqueta es muy interesante por las inscripciones, que permiten
conocer al maestro principal y a su escuela, as como los personajes repre-
sentados en ella. Las escenas que la decoran se recogen en medallones,
mientras sirve de fondo un bello ataurique. El tema principal es una fiesta
ofrecida por Abd-al-Malik, quiz en una de sus residencia de Crdoba, al
Califa Al-Hisam II, y ambos personajes se hallan representados en la
cara anterior de la arqueta, atendidos por sus criados, mientras escuchan
la msica y canto ofrecidos por tres mujeres. Sin embargo, aqu nos
interesa una de las escenas, situada en la cara posterior de la arqueta.
All el artista muestra el enfrentamiento de dos jvenes caballeros, arma-
do el uno por ima lanza y el otro con un escudo, la rodela (fig. 2). En
el centro de los dos jinetes, y sirviendo de fondo, hay una especie de
rbol muy estilizado. En las patas traseras de cada caballo se lee la pala-
bra Amir, en caracteres cficos, apelativo de la familia Almanzor,
y, por tanto, de la marca de la cuadra. Junto a esta escena, y en esta
misma cara posterior, hay otras dos diversiones ofrecidas en la fiesta:
un domador de leones y el enfrentamiento de dos hombres con escudos,
montados en elefantes.
La pila de Jtiva, del Museo de Bellas Artes de esa localidad, es una
pieza interesante dentro del arte hispano-musulmn correspondiente al
siglo XI. Los lados mayores de esta pila, en forma de artesa, llevan tres
medallones o clpeos con figuras, y entre ellos se desarrollan una serie de
escenas, como la de la lucha ecuestre (38). Dos combatientes se acometen
con sus lanzas, en una composicin simtrica muy estudiada, cuyo centro
se marca, verticalmente, por el punto de unin de unas ramas, que con
un gran efecto decorativo se extienden detrs de los dos jinetes, por el
cruce de las cabezas de los caballos, as como de las lanzas, que forman
un aspa, y las patas de los dos animales (fig. 3).

(36) Datos tomados de: Ferrndiz, J.: Marfiles rabes de Occidente, 2 vols. Ma-
drid, 1935-40. Lojendio, L. M.: Navarre romane, Pars, 1971, pgs. 338-342. Navascus
y de Palacio, J.: Una escuela de eboraria en Crdoba, de finales del siglo IV de
la Hjira, o las inscripciones de la arqueta hispano-musidmana, llamada de Leyre.
Al-Andalus, vol. XXIX, fas. 1, 1964.
(38) Gmez Moreno, M.: Arte rabe Espaol hasta los almohades. Arte moz-
rabe, Madrid, 1951, Ars. Hispaniae, vol. III, pgs. 274-278. Pascual y Beltrn, V.:
El turista en Jtiva, Valencia, 1925, pg. 31.

71
LA LUCHA ECUESTRE EN DOS OBRAS CRISTIANAS
DE FINALES DEL SIGLO XI

En el salterio de San Milln de la Cogolla (Logroo) (39), de finales


del siglo XI (40), encontramos una bella lucha de jinetes. Es un dibujo
a pluma y a manchas de rojo y amarillo (fig. 4). Los caballos levantan
sus patas delanteras del suelo, para, dobladas, apoyarlas el uno contra
el otro. Los caballeros, por el mpetu de los dos animales, cruzan sus
piernas en forma de aspa. Llevan los escudos similares, en forma de
almendra; sus armas, sus lanzas y sus vestiduras son asimismo iguales.
Esta lucha ecuestre ilustra el salmo LXXIV.
El sarcfago de doa Sancha, en el convento de Benedictinas, en Jaca
procede de Santa Cruz de la Seros, en Huesca, es otra obra de fina-
les del siglo XI. Los historiadores sitan la muerte de doa Sancha entre
octubre de 1096 y el 16 de agosto de 1097.
El sarcfago ptreo tiene esculpido sus cuatro lados. En su parte
frontal hay tres escenas: doa Sancha, hija del rey Ramiro I de Aragn,
se halla sentada entre dos sirvientas y con un libro en las manos. El alma
de la infanta, representada como una figurilla femenina, inserta en una
mandorla, es subida al cielo por dos ngeles, y por ltimo, un obispo,
acompaado por dos aclitos, celebra las exequias por doa Sancha.
En la parte posterior del sepulcro solamente hay tres figuras mascu-
linas, cada una de ellas enmarcada bajo pequeos arcos, que se apen en
unas columnitas. Dos jinetes van a su encuentro para luchar, provistos
de lanzas y escudos, ricamente vestidos, y otra figura masculina, ms
joven, cabalga sobre un len, abriendo con fuerza las fauces del animal.
Las vestiduras son tan lujosas como las de sus compaeros (fig. 5).
El sarcfago tiene en los laterales una decoracin ornamental (cabe-
cera) con un crculo, en cuyo interior se afrontan dos grifos, y a los pies
se ha esculpido el Crismn (41).

(39) El Monasterio de San Milln naci durante la regencia de la reina Toda


de Navarra, en 931, debido al inters real en fundar sitios estratgicos y de repo-
blacin. Su engrandecimiento vendr en el siglo xi, en tiempos de Sancho el Ma-
yor, y es tambin a mediados de este siglo cusmdo se traslad la comimidad de
Suso al Monasterio de Yuso, inaugurado en noviembre de 1067. A partir de 1076,
el rey Alfonso VI incorporar definitivamente la Rioja al reino de Castilla.
(40) Actualmente pertenece a la Real Academia de la Historia. Cdice 64 bis.
(41) Porter, A. Kingsley: Spanisch Romanesque sculpture, New York, 1928,
volumen I, pg. 80. Porter, A. Kingsley: The tomb of doa Sancha and the roma-
nesque art of Aragn. Burlington Magazine, XIV, 1924, pg. 165. Arco, Ricardo del:
Sepulcros de la Casa Real de Aragn, Madrid, 1945, pgs. 124-127.

72
Significacin de estas obras.

La lucha ecuestre en las obras romnicas que presentamos en este


estudio tiene un fondo espiritual, aunque, indiscutiblemente, el motivo
de los jinetes, con traje de combate y acometindose con lanzas, se toma
del ambiente un poco brutal y blico de la poca, como as lo recogen
nuestras fuentes histrico-literarias.
En la interpretacin espiritual los dos caballeros pueden ser smbolos
de una psychomachia o batalla interior del alma. Ya Prudencio, en el
siglo IV, fue el primer cristiano que us la alegora en una composicin
en la que vicios y virtudes entablan un duro combate (42). Fides luchar
con Idolatra, Pudicitia con Libido, Patientia con Ira, Humilitas con Su-
perbia, Castitas con Luxuria, Largitas con Avaritia y Concordia con
Discordia.
Los poetas clsicos haban empleado con frecuencia la alegora, pero
fue Prudencio el primero en usarla como tema de composicin, con un
fin didctico. Post (43) seala la deuda de Prudencio con el pasado, y en
su obra hay sugerencias de Claudio, Tertuliano y Virgilio. A su vez Pru-
dencio ser iimtado por otros muchos escritores (Theodolfus, Walafried
Strabo, Alian de Lille, Petrus Compostellanum...).

a) Salterio de San Milln de la Cogolla.


La miniatura de jinetes con lanzas que ilustra el Salmo LXXIV del
salterio de San Milln de la Cogolla simboliza el combate que las buenas
y las malas pasiones sostienen en el alma humana. La idea del can-
to LXXIV es el problema de la prosperidad de los impos y el infortunio
de los justos. Es la lucha entablada en el mundo entre el bien y el mal.
El salmista se lamenta de los enemigos que han saqueado el santuario del
Seor y han puesto all por trofeos sus enseas. Pide a Yahv que defien-
da su causa, que no olvide los gritos de sus enemigos, el tumulto, siempre
creciente, de los que se alzan contra El.
En otro salterio, ingls, el de St. Albans, de la primera mitad del
siglo XII (44), hay tambin un bello dibujo con otra lucha ecuestre. Este
combate aparece sobre la primera letra inicial, B, de Beatus Vir, en la
que el rey David toma asiento, sosteniendo con su mano derecha el arpa
y con la izquierda un libro abierto, en el que podemos leer: Annuntia-

(42) Prudencio, Patrologiae Latmae, vol. LX, col. 19 y ss.


(43) Post, Ch. R.: Spanis medieval allegory, Londres, 1915, pg. 106.
(44) El profesor Yarza Luaces me indic la existencia de esta miniatura.

73
tionem Sancti Spiritus Eructavit Beatus David, Psalmista que Deus
elegit (45).
El Espritu Santo inspirar al odo del rey de todo Israel el texto
de los salmos (46).
Es sobre la letra B, tan artsticamente decorada, en donde se en-
cuentra el mencionado combate ecuestre (fig. 6). En el margen izquierdo
y a pie de pgina existe un comentario en el que se explica con detalle
la significacin de estos dos jinetes en lucha. En realidad la glosa co-
mienza en la pgina precedente, y en ella se dice cmo debe ser enten-
dida esta lucha, con un sentido metafrico y simblico. Se trata de una
guerra espiritual, de una representacin del conflicto que las pasiones
buenas y malas sostienen en el alma humana. El autor escribe que esta
guerra santa es comparable a la gran alegra de los ngeles en el cielo
y las personas fortalecidas santamente, de un espritu viril se hacen
amigas de Cristo, y de la misma manera que los malos (47) se arman
con el hierro y el leo, conviene armarse con la fe y la caridad para
alcanzar los bienes celestiales, as como la corona angelical de la vida.
Hay una comparacin constante entre buenos y malos, y el comen-
tario contina: As como estos jinetes son prudentes y viriles en el curso
de la equitacin, igualmente nosotros tenemos que ser viriles y perfectos
con una perseverancia estable. Y si alguna vez furamos heridos con la
espada o la lanza, si somos varones probados y perfectos en Dios, arm-
monos con la fe y la esperanza para ser coronados delante de Dios. Con-
viene, por tanto, toda maestra, y al igual que estos guerreros se defienden
con sus cuerpos, debemos alertar y preparar nuestros espritus... (48).
En la Edad Media va a ser muy frecuente el smil de la batalla espi-
ritual. Pcht (49) recuerda, como ya lo indicaba Goldschmidt, el captulo
De bello spiritualo, de Horacio Augustodinensis, en su obra Gemma
Animae, como un ejemplo contemporneo del salterio de St. Albans,
as como la comparacin ms elaborada entre el miles temporans y el
miles spiritualis en un tratado compuesto tambin en los primeros aos
del siglo XII en Inglaterra, el Simile militis (50), de la coleccin de

(45) Pacht, O.; Dodwell, C. R., y Wormald, F.: The St. Albans Psalter, Londres,
1960.
(46) La inicial historiada fue ejecutada por el maestro principal de la obra
por el Alexir Master, que toma su nombre por las ilustraciones inmediatas a esta
pgina de Alexis y Enmaus.
(47) Como en el resto de la Biblia, en los Salmos hay dos categoras opuestas
de hombres, los pos y los impos, los buenos y los malos. Para los primeros Dios
reserva su favor y para los segundos el castigo si no se convierten.
(48) Para el texto latino de esta glosa, vase Pacht, O., op. cit., pgs. 163-164.
(49) Pcht, O., op. cit., pg. 149.
(50) Pcht, O., op. cit., pg. 150.

74
smiles basada en escritos de San Anselmo (Dicta Anselmi), y desde haca
tiempo conocida por una versin titulada Anselmi liber de Similitudi-
nibus (51).
Sin embargo, la representacin de una lucha ecuestre puede ser una
influencia, en algunos casos, del ambiente literario. Rita Lejeune y J. Stien-
non (52) sealan la posibilidad de que el enfrentamiento de los dos jine-
tes en el salterio de San Milln de la CogoUa sea un reflejo de la Cancin
de Roldan, conocida por esa poca en ese Monasterio, como lo demuestra
la Nota Emilianense, publicada por Dmaso Alonso (53). La Nota
se compone de 16 versos, en los que se narra la expedicin de Carlo-
magno a Espaa, junto con los doce pares, que el autor de este texto
presenta como sobrinos del rey franco. El texto de la Nota fue escrito
en la misma poca que se hizo la miniatura del salterio.
El descubrimiento de esta Nota Emilianense no cambia la inter-
pretacin de la miniatura, que encierra un valor simblico de lucha entre
el bien y el mal en el alma humana, aunque el motivo del combate ecues-
tre de los dos caballeros se tome de algn hecho ocurrido en canciones
de gesta o de la realidad histrica.

b) Sarcfago de doa Sancha.


La lucha ecuestre de dos caballeros en el sepulcro de una infanta
es un poco sorprendente.
Para Georges Gaillard (54), la representacin de los jinetes en el com-
bate del sarcfago de doa Sancha sera un reflejo lgico del tiempo
histrico en el que vivi la infanta. Su padre, Ramiro I, rey de Aragn,
fue un personaje fundamental en la Reconquista. Su muerte, a consecuen-
cia de las heridas recibidas en el ataque contra los moros en Graus (ao
1063), conmovi a la cristiandad, y origin la formacin de la primera
expedicin, con carcter de Cruzada. La infanta, poco antes de su muerte,
haba presenciado la toma de Huesca.
Rita Lejeune y J. Stiennon reafirman la teora del profesor Gaillard.
Para los ilustres investigadores (55) se trata de una lucha entre un musul-
mn y un cristiano, ya que el enemigo es fcilmente reconocible por la

(51) Patrologiae Latinae, CLIX, col. 702 y sigs. Caput CXCIIL Similitudo mili-
tis; Sicut miles temporalis armis minitus est temporalibus, sic miles spiritualis
debet armis munitus esse spiritualibus,...
(52) Lejeune, R., y Stiennon, J., op. cit., pg. 12.
(53) Alonso, D., op. cit.
(54) Gaillard, G., Les debuts de la sculpture romane espagnole (Len, Jaca,
Compostelle), Pars, 1938, pg. 132.
(55) Lejeune, R., y Stiennon, J., op. cit., pg. 25.

75
media luna inserta en los ornamentos de su tnica (56). El escultor que
realiz esta tumba trabaja en la exaltacin de la toma de Huesca, en
1096, y de Barbastro, en 1101.
Para Canellas-Lpez y San Vicente (56) hay una unidad temtica que
rige la escultura de las cuatro caras del sarcfago. La escena ecuestre
podra interpretarse como una representacin de San Mercurio de Capa-
docia, resucitado por la Virgen para luchar con Julin el Apstata, y a
quien derrib del caballo con un solo golpe de su lanza, hirindole de
muerte, no sin antes pronunciar las palabras apcrifas: T has vencido,
Galileo. El santo, despus de este breve combate, regres a su tumba.
Estos dos autores espaoles apoyan su teora en que Mercurio fue el
patrn principal de la Abada benedictina de Corvey, en Wesfalia (57).
El hecho de que estos dos jinetes se representen en un sarcfago hace
pensar en una lucha de tipo espiritual, sin necesidad de recurrir a identi-
ficar a los dos personajes con Julin y Mercurio. El autor tena ante sus
ojos la realidad blica de su poca para plasmar artsticamente las ideas
abstractas como el Bien y el Mal. Creo que el significado puede estar
dentro del mismo mundo ideolgico del autor de la glosa de St. Albans
o del miniaturista del salterio de San Milln de la Cogolla.
Al lado de estos dos jinetes hay otra figura masculina que cabalga
sobre un len, abriendo sus fauces. En la iconografa de la poca son dos
los hroes bblicos que aparecen en una actitud similar a la figura que
trata de dominar al len: David y Sansn. El rey David, en su represen-
tacin plstica, se diferencia de Sansn por su pelo corto y ausencia de
barga, por su juventud y musculatura menos herclea. Si seguimos esta
tipologa en el caso concreto de de Jaca habra que admitir que es David
el personaje que cabalga sobre el len. Sin embargo, no es una norma
general. Hay obras con el personaje de Sansn identificado con seguridad
mediante una inscripcin, que siguen las mismas caractersticas que las
sealadas en la iconografa de David.
En dos capiteles, uno en la iglesia de Santa Mara, en Villacantid
(Santander), y el otro en la parroquia de Sotosalbos (Segovia), ambas
obras de finales del siglo xii, podemos contemplar la lucha ecuestre de
caballeros junto a este personaje masculino desquijarando al len.
Existe una idea generalizada que identifica el personaje que cabalga
sobre el len con la figura del nazareo. Sansn es para los imagineros

(56) Canellas Lpez, A., y San Vicente, A.: Aragn Romane, Pariz, Zodiaque,
1971, pg. 238.
(57) Para quien le interese la leyenda de Mercurio, vase Binon S.: Essai sur
le cycle de Saint Mercare. Martyr de Dce et meurtrier de l'empereiir lidien, Pars,
1937.

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romnicos una de las prefiguras de Cristo. El len representa las fuerzas,
del mal, y Sansn, abriendo la boca del len, es el smbolo de Cristo
triunfante de Satn. En la estrofa 414 del Poema de Fernn Gonzlez, ya
mencionada, el autor identifica al pagano Almanzor con el bravo len
y al conde castellano con el hroe judo Sansn.
Sansn, smbolo de la fuerza y del valor, en su lucha con el len, que
representa las fuerzas del mal, encaja bien al lado de la lucha ecuestre
en el sarcfago de doa Sancha. Es el triunfo del Bien sobre Mal, a travs
de la muerte.

c) Arqueta de Leyre y la pita de Jtiva.


Una significacin distinta tienen los jinetes de la arqueta de marfil
del Museo de Navarra y de la pila de Jtiva, obras hispano-musulmanas.
La arqueta se decora con un tema de fiesta, la ofrecida por el hijo de
Almanzor al Califa Al-Hixam II. Entre las diversiones hay un torneo, en
el que predomina el carcter de juego.
La pila de Jtiva no ha sido estudiada en lo que respecta a su icono-
grafa; no obstante, el enfrentamiento de los dos jinetes, con un carcter
ms blico que la obra musulmana anterior, sigue en la lnea del juego,
del pasatiempo, ms que en la de la guerra. Otros relieves de esta pila
ofrecen motivos de fiesta: hombres bebiendo en redomas o jarros, msi-
cos deleitando con lades, sirvientes atendiendo a los invitados. Todo
ello indica un ambiente amable. La pila, situada probablemente en un
lugar de recreo, ofreca a la vista del espectador un programa de diver-
siones, entre las que no poda faltar el torneo.
Este carcter amable de torneo de los jinetes de estas dos obras musul-
manas cambiar para convertirse en guerrero en las presentaciones de
nuestras iglesias romnicas, que a continuacin estudiaremos.

LA LUCHA ECUESTRE EN EL ARTE DEL SIGLO XII.

El motivo de la lucha ecuestre alcanza su apogeo en las representa-


ciones figurativas a la cada del siglo xii, y en Castilla podemos citar
varias obras:

a) Castilla.
En Escobados de Abajo (Burgos), en la iglesia santuario de Nuestra
Seora de la Oliva (58), existe este motivo. La portada romnica, en el

(58) Huidobro Sema, L.: El Santuario de Nuestra Seora de la Oliva, de Esc


bados de Abajo. Bol. Com. Mon. de Burgos, 1946-7, pgs. 343-348.

77
lado norte, tiene un sencillo tmpano ornamentado con una rosa. Los
capiteles de las jambas tienen motivos vegetales. La puerta se protege
por una cornisa, sostenida sobre seis canes. Sobre esta cornisa se apoyan
dos columnas cilindricas una de ellas ha perdido el fuste, con capite-
les historiados de guerreros a caballo. Esta construccin se fecha en el
ltimo tercio del siglo xii.
Este mismo tema ecuestre lo encontraremos en un capitel del prtico
de la iglesia de Rebolledo de la Torre (Burgos). La galera situada en el
lado meridional es lo nico que permanece de la primitiva construccin
romnica (59) y consta de diez arcos de medio punto, ms el que le sirve
de puerta, que tiene forma apuntada. Estos arcos se apoyan en dobles
columnas se distribuyen en tres grupos, dos a la izquierda de la puerta,
separados entre ellos por un pilar (60). A la derecha de la puerta hay otro
grupo de tres arcos. La escultura de los capiteles donde descansan los
arcos de este prtico, as como los canecillos, cornisas, arquivoltas, tie-
nen una calidad extraordinaria.
El capitel con el tema iconogrfico de la lucha de caballeros es el
nmero 14 de los del prtico (61), y descansa sobre la columna doble que
est adosada al pilar de la derecha, en el arco de la entrada. Sobre un
fondo de ramaje resalta los dos guerreros, vestidos con cota de malla
y protegida su cabeza con un casco primidal. Nada de sus rostros es
visible. Ambos llevan escudos y largas lanzas. Quiz sea ste uno de
nuestros ejemplos en los que los escudos se manifiestan de una forma
tan bella (fig. 7). El jinete de la izquierda embraza el clsico escudo de
forma oblonga, mientras que su enemigo porta la rodela, bellamente deco-
rada. La distinta forma del arma defensiva puede interpretarse como
indicacin de la lucha de un cristiano contra un enemigo de la fe. La
victoria es para el primero, que ha logrado introducir su lanza por una
de las oquedades del casco del caballero moro, hirindole de muerte sin
duda, porque su contenidente inclina el cuerpo, ya vencido hacia atrs,
aunque todava se sujeta fuertemente a su caballo, como lo indica la rigi-
dez de las piernas.
La actitud de los dos caballos es similar; estn enfrentados. Se dife-
rencian en sus riendas y en las crines. La rienda que porta el caballo del
jinete cristiano tiene un dibujo festoneado, mientras que la del pagano,
unos pequeos crculos. El escultor ha marcado tambin, ya se ha dicho,
esa diferencia en las crines, siendo ms largas y con un mayor relieve
las del caballero moro.
(59) La fbrica de la iglesia es obra del siglo xvi.
(60) Estos dos grupos se forman por tres y cuatro arcos, respectivamente.
(61) Comenzando de izquierda a derecha.

78
La indumentaria de los caballeros es la cota de malla, que les protege
todo el cuerpo, hasta las rodillas. El capitel doble es magnfico. Cada jine-
te ocupa un capitel, sealando la unin, el espacio que media entre las
dos cabezas de los caballos.
El ltimo capitel de la galera, el que hace el nmero 17 de esta serie,
est apoyado sobre un pilar de ngulo y montado sobre un doble fuste.
Nos ofrece nuevamente el tema de Sansn, imberbe, desquijarando al
len. El israelita posee una larga cabellera que flota al aire, as como su
manto, en la fuerte lucha con el animal. En un lado de este capitel, una
mujer, sentada, sujeta la larga cola del len. Este capitel se ha relacio-
nado con otro que, procedente del Monasterio de Santa Mara, de Aguilar
de Campo (Falencia), se expone en el Museo Arqueolgico Nacional.
Conocemos el nombre del autor de este prtico, as como la fecha de
esta obra, por una inscripcin, labrada en el exterior de una ventana, en
el lado occidental del prtico: Juan de Piasca trabaj en Rebolledo de la
Torre en 1186.
En un capitel exterior del bside de la iglesia de Santa Mara la
Mayor, en Villacantid, sobre el que se apoya parte de la cornisa, hay una
representacin de dos hombres luchando a caballo. La escena se comple-
menta con otras dos figuras ms. Un personaje en el centro, vestido con
tnica corta, con sus brazos extendidos, parece relacionar el torneo de
la derecha con otra figura situada a su izquierda: un hombre cabalgando
sobre un len y sujetando con sus manos la cabeza de la fiera.
La figura central del capitel lleva un objeto en su mano izquierda,
difcil de precisar, y est en perfecta conexin con los otros dos per-
sonajes.
La iglesia es de finales del siglo xii.
La ermita de Santa Mara la Mayor, en Revenga (Segovia), interesa
para este trabajo por un capitel del presbiterio. Dos guerreros a caballo,
con vestidura militar, cota de malla, escudo, casco, espuelas..., se acome-
ten con sus lanzas. Este capitel completa la escena con otra figura, con
toca en la cabeza, de aspecto femenino, y la de un hombre llevando un
cabrito a cuestas. Este personaje masculino aparece sosteniendo ese mis-
mo animal en otra escena guerrera en un capitel de la sala capitular de
Santa Cruz de Rivas (Falencia).
El tema de la lucha de jinetes, junto al personaje que cabalga sobre
un len tratando de abrirle sus fauces, lo encontramos en el capitel sp-
timo del prtico de la iglesia de Sotosalbos (Segovia) (figs. 8 y 9). El capi-
tel est muy estropeado, sobre todo en lo que afecta a las cabezas de
todas las figuras. Los jinetes embisten con sus lanzas. El de la derecha

79
ataca a su contendiente, que se protege detrs del escudo, de forma
oblonga, como el de su compaero. Ambos luchadores visten la cota de
malla hasta media pierna. En un lateral de este capitel, una figura
masculina, de largas melenas y con tnica hasta la rodilla, monta sobre
un len, al que sujeta por sus fauces.
Aparte de la lucha ecuestre, los capiteles del prtico tienen una deco-
racin de cuadrpedos, sirenas-ajaros, etc., y solamente hay una escena
religiosa, la Epifana.
Parrondo (62) opina que esta iglesia de Sotosalbos es una de las pri-
meras construcciones romticas de la regin.
La iglesia de Torralba de Arciel (Soria) pertenece al ltimo tercio
del siglo XII y tiene una construccin muy tosca.
En su arco de triunfo, y en el capitel de la derecha, hay un torneo de
caballeros. Uno de los personajes ataca con su lanza hacia los ojos de su
enemigo. El relieve es bastante plano y est muy estropeado. En el otro
capitel de dicho arco triunfal se levanta un castillo entre dos leones.
En la portada de la iglesia de Torreandaluz (Soria) (fig. 11), nico
resto que subsiste de la fbrica romnica, junto con la torre situada a los
pies, encontramos de nuevo los dos temas conocidos, el enfrentamiento
de dos caballeros y el tema de Sansn desquijarando al len.
La puerta carece de tmpano y est enmarcada por cuatro gruesas
arquivoltas que se apean en fuertes columnas. Tres de los cuatro capiteles
son historiados. El primero, a la izquierda, con cuatro figuras masculinas,
en pie, taendo instrumentos musicales. El segundo capitel y ms prxi-
mo a la puerta de entrada es el tema de Sansn montado sobre el len
y tratando de abrir las fauces del animal. Sigue la iconografa normal de
cabello largo y barba. El capitel se completa en su otra mitad con una
sirena alada.
Al otro lado de la puerta, y siguiendo el orden de izquierda a dere-
cha, el capitel que hace pendant con Sansn; no es historiado, tiene
simples motivos vegetales, y, por ltimo, el torneo de caballeros.
El momento que ha elegido el escultor es el de la plena lucha, el del
ataque feroz. Uno de los jinetes, el que figura a la derecha, con escudo
oval y con el correspondiente vestido militar, empuja con su lanza al
adversario, echndole hacia atrs y cayendo sobre su caballo, ricamente
enjaezado.

(62) Parrondo, C: La Cartilla de Sotus Alvus. Estudios Segovianos, 1968,


pgina 94.

80
El frente del capitel lo ocupan las cabezas y las patas anteriores de
los dos caballos, describiendo un rombo. En los laterales los dos hom-
bres, uno erguido, el triunfador, y el otro con una postura clara de ven-
cido. El efecto ptico de la composicin es agradable, aunque la talla
no sea de muy buena calidad.
Gaya uo (63) fecha esta obra en la primera mitad del siglo xii.
Las iglesias de Campisbalos y Millana (Guadalajara), de finales del
siglo XII (esta ltima fue reconstruida casi totalmente en el siglo xvi y la
primera ha sufrido bastantes modificaciones), recogen en su escultura
el tema de la lucha ecuestre.
La iglesia de Campisbalos cuenta con una capilla con entrada propia
desde la calle bajo la advocacin de San Galindo, construida probable-
mente a comienzos del siglo xii. En su exterior se desarrolla un hermoso
friso con escenas de la vida campesina, en las que se muestran las faenas
propias de cada mes, e inmediatamente detrs de la escena, que corres-
ponde al mes de diciembre y cerrando ese friso, se ha esculpido un enfren-
tamiento de jinetes con lanzas.
Los jinetes de Millana pertenecen a un capitel, el segundo de izquierda
a derecha, pero est tan erosionado y mal conservado, que no permite
conocer qu tipo de jinetes son los all representados, si llevan armas,
escudos. Los temas de los restantes capiteles de esta portada son los
siguientes: Aves afronatdas, cuadrpedos, aves pisoteando a unas ser-
pientes, la Visitacin, las Santas Mujeres ante el Sepulcro...

b) Len.
En Asturias, la iglesia de San Juan, en Amandi, presenta en su interior
la lucha de guerreros a caballo, en un capitel central doble de la arcada
inferior del bside.
Los temas de esta arcada inferior son ms variados que los de la
superior. Tiene escenas de los dos Testamentos y de la vida cotidiana,
mientras que en la arcada superior predomina la ornamentacin vegetal.
La lucha de caballeros ocupa el centro del eje del bside, capitel n-
mero nueve. El capitel es doble, encajando perfectamente la representa-
cin de los dos jinetes afrontados, provistos de lanzas, con escudos de
forma ovalada y vestidos con cota de malla. El capitel paralelo, tambin
doble, que le corresponde en la arcada superior presenta una decoracin
vegetal. Los temas de la zona inferior, en sus capiteles octavo y dcimo,
los ms prximos a la lucha, ofrecen motivos vegetales y una escena de

(63) Gaya uo, J. A.: El romnico en la provincia de Soria, Madrid, 1946,


pgina 106.

81
caza, respectivamente, en la que dos hombres atraviesan con sus dardos
dos jabales. Los restantes capiteles tienen motivos religiosos (martirio
de San Esteban; Cristo en Majestad, rodeado del Tetramorfos; presen-
tacin de Jess en el Templo, etc.), profanos (msicos, bailarines y acr-
batas) o fantsticos (un hombre con dos centauros...).
En Santa Cruz de Rivas (Falencia), antiguo Priorato de la Orden de
Santiago, el motivo de la lucha de jinetes no se halla en el templo, sino
en la Sala Capitular, en uno de sus capiteles. Dicho recinto se compone
de nueve tramos abovedados con crucera que apoyan sobre cuatro colum-
nas, de distinto dimetro, exentas, y por una serie de columnas dobles,
adosadas a los muros.
Los capiteles de estos soportes son variados; la mayora ofrecen temas
vegetales, pero entre ellos se distingue uno con el enfrentamiento de dos
jinetes (fig. 12). Los dos hombres se atacan con lanzas y se protegen con
sus escudos de forma oblonga, con una superficie abombada que cubre
a los caballeros casi todo el cuerpo hasta las rodillas. En la realidad las
dimensiones de estos escudos eran considerables, alcanzando incluso la
longitud de 1,50 m. Los jinetes visten la tnica de mallas finas, de acero.
El de la izquierda dirige su lanza contra el pecho de su contrario, pero
ste antepone su escudo, mientras que se prepara, brazo en alto, a golpear
con su arma a su enemigo.
En los laterales del capitel hay unas figuras; la de la izquierda lleva
sobre sus hombros un carnero (64).

c) Navarra.
Con Navarra cerramos este estudio sobre el enfrentamiento de dos
jinetes y dejamos para un prximo captulo las representaciones en las
que la caballera es ayudada por la infantera (Siones, Soto de Bureba
y Vallejo de Mena, en la provincia de Burgos; Caracena y Tiermes, en la
de Soria). El enfrentamiento de cuatro jinetes (Agero, en Huesca;
Moradillo de Sedao, en Burgos, e Irache, en Navarra), as como el desa-
rrollo mayor que adquiere la lucha ecuestre en los capiteles pertenecien-
tes a las iglesias segovianas de San Juan de los Caballeros y de San
Martn.
La iglesia de San Martn, en Artaiz, constituye nuestro prximo ejem-
plo. Esta localidad navarra, situada en el valle de Unciti, es la nica en
(64) Para los datos de la iglesia y Sala Capitular: Catlogo Monumental de la
Provincia de Palencla, vol. I. Partidos de Astiidillo y Saltanas, Falencia, 1930,
pginas 21-22. Garca Guinea, M. A.: El arte romnico en Falencia, Palencia, 1961,
pgina 150. Simn y Nieto, F.: Los antiguos campos gticos, Madrid, 1895, pgi-
nas 93-94. Lamprez, V.: Historia de la Ar. Cristiana Espaola, Madrid, 1930, vol. III,
pgina 482.

82
este valle que cuenta con un castillo, por lo que Biurrum Stil (65) opina
que este lugar debi ser morada de un importante seor que pudiera
pretender un templo de cierta importancia. No obstante, hace la sal-
vedad de que la construccin del castillo, en el siglo xiv, es de una fecha
muy posterior a la de la iglesia.
Lo ms importante de esta parroquia de San Martn es su portada,
rica en decoracin, situada en la fachada meridional. Se halla protegida
por un tejaroz que descansa en siete canecillos, con representaciones de
seres taendo instrumentos de msica o con una escena tan realista como
la de una mujer dando a luz.
Entre estos modillones hay siete metopas. La primera, a la derecha
del espectador, lleva nuestro tema: la lucha de dos jinetes. Dos hombres
se embisten con sus lanzas y se protegen con sus escudos. San Jorge,
Patrn de los caballeros, est esculpido en el primer can comenzando
tambin de derecha e izquierda, junto a la metopa con tema guerrero.
El santo clava su lanza al dragn, que se encuentra a sus pies. Su escudo
ostenta el emblema de la cruz (fig. 13).
Las metopas restantes tienen los siguientes temas: San Miguel pesan-
do la salmas; la celebracin de una misa; Jess en el seno de Abraham;
sacrificio de Isaac; el rico Epuln y Lzaro (66).
Del Monasterio de Catalan (Garinoan-Navarra) no tenemos noticias
de su fundacin ni tampoco conocemos quin levant este conjunto, si
fue alguna Orden monstica militar o una fundacin particular. Olloz
y Ojer recoge en su estudio dos referencias del padre Moret y de J. Ibarra
sobre la incorporacin del este Monasterio de Catalan a la Real Colegiata
de Roncesvalles, a principios del siglo xiii, como donacin de los herma-
nos Miguel y Jimeno, de Garinoan (67).
El tema de la lucha de jinetes se encuentra en un capitel de la por-
tada de la iglesia. Esta lleva esculpido en su tmpano un bajorrelieve, el
monograma constantiniano. Dos arquivoltas de gruesos toros apean sobre
cuatro capiteles, en uno de los cuales, el primero a la derecha, dos caba-
lleros que montan en sendos caballos vienen a encontrarse en la arista del
capitel (fig. 14).

(65) Biurrun Sotil, T.: Arte romnico en Navarra, Pamplona, 1936, pg. 672.
(66) Gudiol Ricart y Gaya uo relacionan al maestro que realiz estas tallas
de la iglesia, con el que trabaj en la iglesia de Covet. Sin embargo, Imiguel fe-
cha estos relieves hacia 1140 y los relaciona con las esculturas de San Martn de
Unx, en el sentido popular y expresivo. (Gudiol Ricart y Gaya uo: Arquitectura
y Esculturas romnicas, Madrid, 1948, Ars Hispaniae, vol. V, pg. 145, e Iguez F.:
Arte Medieval Navarro, Pamplona, 1973, pgs. 322-323.)
(67) Olloz y Ojer, F.: Monasterios, Baslicas v Ermitas Baldorbeses, Prncipe
de Viana, 1956, pg. 248.

83
Para la iconografa de los tres siguientes capiteles de la portada me
veo obligada a dar la descripcin que facilita el seor OUoz y Ojer (68),
por carecer de documentacin sobre ellos y, de momento, la imposibi-
lidad de estudiarlos directamente: El segundo capitel del mismo lado
derecho, su tambor est animado por tres caballeros y dos aves de
luengos cuellos, pero en actitud de reposo. En el lado izquierdo de la
puerta, el tambor del capitel ms prximo a la entrada del templo est
animado por tres caballeros sentados, como quien descansa de una larga
jornada. Uno de estos caballeros lleva en sus manos un libro y un
bculo (69), a los que otros dos, por el mal estado de conservacin de
los relieves, no se puede apreciar cules son los objetos que tienen en
sus manos. El siguiente capitel est adornado con animales quimricos.
Por ltimo, Estella (Navarra) cuenta con un ejemplo importante den-
tro de la lucha ecuestre: el enfrentamiento de Roldan y Ferragut. Esta
lucha se inspira en la Crnica del Seudo Turpn (70), en el captulo XVII,
en el que se relata la llegada a Njera de Ferragut al mando de 20.000
turcos y la lucha que este gigante sostiene con los ms destacados caba-
lleros del ejrcito franco. A todos vence sin ningn esfuerzo, lo que obli-
gar a Roldan a intervenir en el combate. La lucha entre ambos hroes
es a caballo en un primer momento, pero ninguno resulta vencedor. Deci-
den hacer una tregua hasta el da siguiente. Este da luchan a pie, con
espada, maza y piedras, sin modificar el resultado anterior. De nuevo hay
tregua. Aprovechando este descanso, los dos combatientes entablan una
animada conversacin, en donde Ferragut confiesa que slo es vulnerable
en el ombligo. Roldan intenta iniciarle en los misterios de la fe cris-
tiana. Terminada la tregua, vuelven al combate, montados a caballo, no
sin antes concertar que saldr victorioso el que sostenga la religin ver-
dadera. En el enfrentamiento ecuestre, Ferragut cae del caballo, momen-
to que aprovecha Roldan para clavarle la lanza en el ombligo.
La lucha entre Roldan y Ferragut, en Estella, tiene por escenario un
capitel, de una gran calidad escultrica, del palacio mandado construir
por Sancho el Sabio, rey de Navarra (1150-1194). Este palacio sirvi de
residencia real, y Lacarra (71) lo identifica con el Palatium maior,
mencionado en los libros de Comptos del siglo xiii. En el siglo xviii pas
a ser propiedad de los duques de Granada de Ega, y en el siglo xix sirvi

(68) Olloz y Ojer, F., op. cit., pg. 249.


(69) Supongo que se trata de un obispo.
(70) Vase el apartado de Fuentes Histrico-Llterarias.
(71) Lacarra, J. M.: El combate de Roldan y Ferragut y su representacin gr-
fica en el siglo XII. Anuario del Cuerpo de Arch. Bibliotecas y Museos, 1934,
vol. II, pg. 336.

84
de crcel del Partido, al adquirirlo la Junta de Merindad. Actualmente
es Museo de obras pictricas contemporneas de pintores de la regin.
El capitel se encuentra en el exterior del edificio, en la zona donde
se abren cuatro arcadas que sustentan la parte del palacio y que tiene
como frente la iglesia romnica de San Pedro de la Ra. Dicho capitel
(figuras 13-15) es el del primer arco de la izquierda. Sobre su imposta se
lee con claridad:

FERA MARTINUS ROLLAN


GUT ME FECIT DE LOGRO NIO (72)

Las escenas se desarrollan en los tres lados del capitel (73), siendo
la principal aquella que ocupa la parte frontal y que cuenta con ms
espacio:
Escena principal: La inscripcin ya mencionada identifica a los dos
combatientes. El nombre de Ferragut est situado sobre el caballero que
acaba de ser vencido. Viste cota de malla, por debajo de la cual se asoma,
en la parte inferior, una rica tnica. Ha sido herido en su punto dbil, el
ombligo. La lanza del contendiente ha logrado alcanzarle, mientras que
la suya se ha partido al clavarse en el escudo de Roldan.
El pagano Ferragut vuelve su cara hacia el espectador con un gesto
claro de dolor, concentrado en los ojos, que es la nica parte visible
de su rostro, junto con la nariz. Con la mano izquierda sostiene la rodela,
ricamente decorada, que, debido al impulso del golpe contrario, es recha-
zada hacia atrs, quedando apoyada sobre el lomo del caballo. Sus pies
se han salido de los estribos y ya sin proteccin la figura de Ferragut
pierde el equilibrio; por consiguiente, la cada es inmediata.
Como contraste a la figura de Ferragut, en forma de V inclinada, apa-
rece la de Roldan sobre su caballo, erguida y con gran seguridad. Tam-
bin va Roldan protegido, como su enemigo, con la cota de malla, que
le cubre totalmente, y por su escudo, de forma oblonga. El escudo lleva
en la parte superior y en el centro el distintivo del cristiano: la cruz.
Toda la composicin se inscribe en un rombo, cuyas lneas quedan
enmarcadas por la lanza partida de Ferragut y las patas delanteras de
los dos caballos. El artista, Martn, ha cuidado mucho esta composicin.
La lanza de Roldan, que avanza horizontal hacia su enemigo, resalta
las cabezas de los dos caballos, que se enfrentan, al constituir la base

(72) Las tres ltimas letras de esta palabra van sobre el lado derecho del ca-
pitel por no caber en el frente.
(73) El otro lado restante del capitel se apoya sobre el muro.

85
del tringulo, cuyo vrtice es el punto en donde se arquea la lanza par-
tida de su enemigo. El tringulo as formado sirve de marco a las testas
de los dos animales. Tambin otro tringulo cuya base es la misma la
lanza de Roldan sirve de marco a una figurilla, situada en un relieve
ms plano con el fin de conseguir cierta perspectiva de lejana, y que
acaba de ser decapitada, cayendo entre los patas de los caballos.
Sobre la representacin de esta figurilla central, Lacarra no duda
de que se trata del propio Ferragut, una vez vencido (74).
Crozet (75) ve en este guerrero decapitado un gran parecido con el
Ferragut de la cara derecha del capitel y se pregunta si el escultor quiso
mostrar que Roldan, no contento con haber herido de muerte a su
adversario, le cort la cabeza: El arte de la Edad Media abunda en
ejemplos similares, donde episodios con una misma trama narrativa son,
como aqu, joixtapuestos o superpuestos.
R. Lejeune y J. Stiennon (76) piensan que esta figura decapitada es la
misma que la representada en la cara lateral del capitel, y se trata de
otro moro, compaero de Ferragut, a quien Roldan decapita, aunque no
se tenga noticias del hecho en versiones conocidas de los cantares de
gesta.
En la cara lateral izquierda del capitel, un hombre a caballo con ves-
tidura militar se dirige hacia el combate. De nuevo difirien las opiniones.
R. Lejeune y J. Stiennon, ya lo hemos visto, piensan que se trata de otro
moro a quien Roldan decapitar, segn aparece en la cara central del
capitel. Lacarra, sin embargo, cree que es el propio Ferragut, que se
dirige hacia el combate. Los investigadores belgas sealan que la rodela
es distinta en su decoracin en ambos caballeros moros.
El lateral derecho del capitel muestra la lucha de dos hombres a pie,
cuerpo a cuerpo. Es el enfrentamiento de un cristiano semejante al de la
figura ecuestre; se trata de Roldan. Su escudo es similar y lleva la cruz.
La cota de malla le llega hasta medio muslo, asomndose una tnica muy
fina, que se dobla en graciosos pliegues al verse liberada de la cota de
malla, y le llega hasta la rodilla. Se defiende con una espada que intenta
clavarla en el pecho de su enemigo. Fsicamente dicha figura no recuerda
al contendiente del hroe cristiano, de la parte frontal del capitel. Tiene
una cabeza desmesurada, grotesca, con grandes rasgos, su cabello en for-
ma de gruesas sortijas y barbado. Es un ser desproporcionado.

(74) Lacarra, op. cit., pg. 330.


(75) Crozet, R.: Recherches sur la scidpture romane en Navarra et Aragn.
Cahiers de Sivilistation Medievales, 1964, pgs. 322.
(76) Lejeune, R., et Stiennon, J., op. cit., pg. 92.

86
La composicin en forma de aspa vuelve a ser armoniosa y con gran
dinamismo. Las piernas de cada uno de los guerreros se han cruzado para
conseguir ms fuerza en su acometida. Estudiado el capitel, los caballeros
representados son Roldan y Ferragut. La teora que sostienen R. Lejeune
y J. Stiennon sobre los tres personajes: Roldan, Ferragut y otro caballero
moro, compaero del anterior, puede ser vlida. No obstante, pienso que
al igual que el escultor Martn ha marcado diferencias fsicas en un mis-
mo personaje (Ferragut en sus luchas a caballo y a pie), ha podido
variar la decoracin de la rodela en el caballero ecuestre del lateral
izquierdo del capitel, en un alarde de virtuosismo. Tambin pienso que la
figurilla decapitada de la cara central es sin duda la de Ferragut ecues-
tre. Ciertamente, ninguna cancin de gesta ni la Crnica del Seudo-Turpn
relatan la decapitacin del gigante, pero es seguro que el artista quiso
plasmar la cada de Ferragut desde su caballo y dejar bien patente su
muerte. En la conposicin no hay espacio suficiente, debido a la lanza
de Roldan, donde quedara bien visible la cabeza de Ferragut; por ello el
artista decidi separarla de su tronco.
Por otra parte, me parece que es un pasaje el aqu representado muy
concreto. Se trata de un duelo entre dos figuras, que simbolizan el cris-
tianismo y el paganismo, y en el cual se va a demostrar, segn costumbre
de la poca (77), que el vencedor es el poseedor de la religin verdadera.
Es posible que este combate perdiera fuerza con la representacin de im
tercer personaje.
Es muy interesante la teora del seor Lacarra, expuesta en su artcu-
lo ya mencionado (78). En l nos dice que el Seudo-Turpn conoce bien
la ruta de Pamplona a Njera, y es en esta ciudad en donde reside una
familia de la cual dos miembros, padre e hijo, se llaman Ferragut. La
familia Ferragut aparece en varios documentos datados en los aos 1159,
1171 y 1188.
El problema que se plantea el profesor Lacarra es si el personaje
Ferragut, quea en los documentos se le menciona como miles, soldado,
ha dado origen a la leyenda, o la existencia de un tipo de forzudo legen-
dario en la localidad ha servido para bautizar con esos nombres a la
familia de Njera.
En quin se ha inspirado Martn de Logroo, el escultor del capitel
del antiguo Palacio Real? En la Crnica del Seudo-Turpn, o en una
versin local de la leyenda de Roldan?

(77) El Juicio de Dios.


(78) Lacarra, J. M., op. cit., pgs. 328-329.
87
R. Lejeune y J. Stiennon (79), y estoy de acuerdo con estos investiga-
dores, exponen que, aunque a partir de 1120 aproximadamente se registra
el nombre de Ferragut en algn personaje importante, el miles, en Nje-
ra, ste no ha dado lugar a la creacin de la leyenda. Es la leyenda quien
ha influido en la antroponimia; no es un caballero de 1120 quien ha origi-
nado la leyenda. Por la otra parte, la gesta de Roldan ya era conocida en
Espaa hacia el ao 1075, como lo demuestra la Nota Emilianense.
Crozet (80), en el estudio de la inscripcin del capitel, hace notar que
la palabra DE LOGRONIO, al estar situada bajo la de ROLLAN,
podra sugerir, no la patria del escultor, Martn, sino el lugar donde el
sobrino de Carlomagno haba avanzado con sus tropas. Este hecho se
narrara en algn texto desaparecido. Sin embargo, no habra necesidad
de labrar el nombre de Njera, pues las gentes identificaban perfecta-
mente a Ferragut con este lugar.
Para la datacin del capitel recordamos que sigue a la Crnica del
Seudo-Turpn, escrita hacia 1140 1160, aunque sta recoge tradiciones
y leyendas. No obstante, el estilo de la escultura se corresponde a los
aos de 1170.

CRONOLOGA DE LA LUCHA ECUESTRE

Dentro de este grupo de enfrentamiento blico, el de Artaiz, hacia


1140, es el ms antiguo. Le siguen cronolgicamente los de Torreandaluz,
hacia 1150, y Estella, hacia 1170. Todos los dems pertenecen a finales
del siglo XII. Podemos decir que el motivo de la lucha ecuestre alcanza
su apogeo en las representaciones figurativas, a la cada del siglo xil,
y casi se podra concretar la fecha de 1170.

Significacin de estas obras.


Las luchas de caballeros cristianos contra musulmanes es uno de los
temas principales dentro de nuestra poesa pica. Esta lucha se plantea
como guerra santa, y grficamente la podemos ver reflejada en cualquier
duelo de estos capiteles.
Como hemos observado, en algunos casos se hace una distincin entre
los escudos que llevan los caballeros. La rodela parece ser propia de los
musulmanes, y as se ve en el torneo de la arqueta de marfil que se
exhibe en el Museo de Navarra. Uno de los jinetes porta este tipo de

(79) Lejeune, R., y Stiennon, E., op. cit., pg. 93.


(80) Crozet, R., op. cit., pg. 314.
escudo. Los cristianos, sin embargo, se diferencian por su escudo de for-
ma oblonga, y en stos no hay duda, porque el emblema de la cruz est
grabado en su centro algunas veces. Otro dato interesante que refuerza
esta tesis es que si el escultor representa en la lucha la victoria de uno
de los dos jinetes, sta siempre corresponder al que lleve el emblema
de la cruz, mientras que el portador de la rodela, atravesado por una
lanza, resulta vencido.
En el capitel de Estella, con la lucha de Roldan y Ferragut, hay im
enfrentamiento de un cristiano con un pagano, y por ello existe una dife-
renciacin de sus escudos.
Todos los duelos ecuestres representados pueden hacer alusin a este
enfrentamiento tan clebre de Roldan y Ferragut en el capitel de Estella?
Ya hemos admitido que el motivo se impone a partir de la segunda mitad
del siglo XII, lo que coincidira un poco con la fecha del capitel navarro,
pero creo que, aunque estilsticamente haya influido por ser una obra
de primera calida, las luchas entre cristianos y musulmanes no se pueden
reducir a Roldan y Ferragut, adems, sobre todo, cuando no poseemos
inscripciones que nos lo confirmen.
Tampoco hay que olvidar dentro del panorama de la poca las insti-
tuciones jurdicas; una de las ms importantes era la del riepto o reto,
ya mencionado. El duelo ecuestre constitua una de las pruebas ms
corrientes. Asimismo sabemos que eran frecuentes los juicios de Dios,
que segua un procedimiento de prueba similar a la del combate del
riepto.
Es tambin a la mitad del siglo xii cuando nacen las primeras Ordenes
Militares de Espaa, y un estudio ulterior podra llevarnos a conclusiones
ms concretas, examinando las posibles relaciones de la iconografa de
algunos capiteles con estas Ordenes.
Todo este ambiente blico plasmado en estos duelos ecuestres refleja
las luchas continuadas que se libraban en el escenario ibrico. Su fondo
es religioso; es la lucha del cristianismo contra el paganismo, dualismo
siempre patente en la poca medieval, sintetizado entre el Bien y el Mal.
En cuanto a la identificacin de estos dos caballeros que combaten
con personajes contemporneos de la poca, es ms difcil. Olloz
y Ojer (81) se pregunta si los dos jinetes del capitel de la portada de la
ermita del Santo Cristo de Catalan son los hermanos Miguel y Jimeno,
que donaran esa iglesia a la Real Colegiata de Roncesvalles.
Dar contestacin a esta pregunta careciendo de fuentes tiene que ser
una hiptesis. Resultara un poco excepcional que estos dos hermanos

(81) Olloz y Ojer, op. cit., pg. 252.

89
de Garinoan estuvieran all representados, pero tampoco se puede recha-
zar la idea de que el autor de la obra se inspirara en personajes cono-
cidos de la localidad. Estos dos jinetes no tienen el matiz blico como
en Torralba de Arciel( Soria), en el que uno de ellos clava la punta de la
lanza en la cara de su enemigo a travs de una de las oquedades del
yelmo, o como en Santa Cruz de Rivas (Falencia), en el que los dos hom-
bres se golpean fuertemente con sus lanzas. En el caso del capitel de
Catalan, los dos caballeros, montados a caballo, van alegremente a su
encuentro, vestidos con ricas tnicas, y uno de ellos vuelve su rostro
mostrndonos una amplia sonrisa.
Finalmente, la iglesia de Campisbalos (Guadalajara), y en el exterior
de la capilla de San Galindo, de fundacin hidalga, ha querido exponer
la noble actividad militar del caballero medieval en un torneo de dos
jinetes que se embisten con sus lanzas. Este relieve se encuentra a conti-
nuacin del friso esculpido con las labores campesinas propias de los
meses. Layna (82) resalt este enfrentamiento ecuestre, labrado junto
a las faenas campesinas, como un trasunto de la vida militar y agrcola.

(82) Layna Serrano, R.: La arquitectura romnica en la provincia de Guadala-


jara, Madrid, 1935, pg. 91.

90
FiG. 1.Santa Mara del Naranco (Asturias).
Lucha de jinetes, siglo ix.
FiG. 2.Arqueta hispanomusulmana (detalle).

FlG. 3.Pilar rabe. Jtiva. Museo.


11l.it ; t :

FiG. 4.Salterio de San Milln de la CogoUa (Real Academia


de la Historia).h. 1.070.

FiG. 5.Sarcfago de doa Sancha. Convento de Benedictinas (Jaca).


FlG. 6.Salterio de St. Albans (detalle).

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FiG. 7.Rebolledo de la Torre (Burgos). Prtico. Capitel nm. 14.


* ^-i-' *
FiG. 8. Soto-
s a l b o s (Sego-
via. Iglesia pa-
rroquial. Capi-
tel prtico n-
mero 7.

FiG. 9.Sotosalbos (Sego-


via). Cap. prtico nm. 7.
FiG. 11. T o r r e a n d a l u z
(Soria).

FiG. 12.Santa Cruz de Ri-


vas (Falencia). Sala Ca-
pitular.
FiG. 13. Artaiz
(Navarra). Iglesia
de San Martn. Fa-
chada meridional.
Metopa. Lucha de
Caballeros.

FiG. 13 (bis).Es-
tella ( N a v a r r a ) .
Cap. ext. Antiguo
Palacio Real. Lu-
cha de Roldan y
Ferregut. h. 1.170.

FiG. 14.Catalain-
Garinoain (Nava-
rra). Ermita del
Santo Cristo. Ca-
pitel Portada.
FiG. 14 (bis).Este-
lia. Antiguo Palacio
Real. Lucha de Rol-
dan y Ferragut.

Fie. 15.Estalla: An-


tiguo Palacio Real.
Lucha de Roldan y
Ferragut.

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