LUCIANO
ACERCA DE LOS
SACRIFICIOS
TRADUCCIN Y NOTAS POR JOS LUIS NAVARRO GONZLEZ
Texto griego de Luciano:
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ACERCA DE LOS SACRIFICIOS
.
Breve ensayo en el que Luciano arremete contra las creencias religiosas tradicionales.
No son tanto los actos de culto sacrificios, en contra de lo que parece indicar el ttulo,
cuanto los relatos mticos que dan fundamento a las diversas creencias los que se ponen
aqu en tela de juicio. El autor saca punta a relatos aludidos o narrados por Homero y
Hesodo, y el mismsimo Zeus no slo no se libra, sino que es blanco preferido de los
ataques de Luciano. En la idea de que no es slo el hombre griego, sino, en general,
cualquier hombre el que practica rituales vanales y sostiene creencias absurdas, se
presenta al final del dilogo un botn de muestra de las divinidades en Egipto. En todas
partes, parece querer decir Luciano, cuecen las mismas habas de la estupidez humana.
Discrepo de quienes piensan que este opsculo es la primera parte de un escrito ms
amplio cuya segunda parte sera otro escrito, de extensin similar, Sobre el luto.
ACERCA DE LOS SACRIFICIOS
.
[1] 1 No s si hay alguien tan mustio y afligido
como para 1 no rerse, al ver la serie de
tonteras que se contienen en los rituales que
llevan a cabo los hombres necios en las fiestas y
, procesiones de los dioses, y las splicas e
imprecaciones que les formulan y los
conocimientos que de ellos tienen. Y mucho
. , , antes que rerse, creo yo, se parar a pensar, en
su fuero interno, si, realmente, les cuadra el
nombre de piadosos o si, por el contrario, el de
enemigos de los dioses y desgraciados, a unos
, hombres que tienen asumido que la divinidad
es tan indigna y mezquina como para necesitar
de los hombres, alegrarse cuando la adulan y
enfadarse cuando se despreocupan de ella.
.
Los padecimientos etolios y las desgracias de
los calidonios y tantos asesinatos y la
descomposicin de Meleagro, todo eso dicen
, que es obra de rtemis, que se sinti
despechada porque no se la invit al sacrificio
ofrecido por Eneo; tan hondo le cal la
marginacin de los sacrificios. Incluso a m me
. parece estar vindola en el cielo, ella sola, dado
que los dems dioses se haban encaminado a
casa de Eneo, haciendo cosas espantosas y
, soltando maldiciones por la fiesta tan
estupenda de que se haba visto marginada 1.
.
[2] 2 Y alguien podra decir con razn que los
, etopes son bienaventurados y tres veces
dichosos, si Zeus les devolviera el favor que
al principio de la obra de Homero 2le hicieron
1 Alusin a la historia de Meleagro, hijo de Eneo rey de los etolios. Eneo, despus de la recoleccin, haba
ofrecido un sacrificio a todas las divinidades, con excepcin de rtemis, a la que olvid. rtemis se veng
enviando al pas de Calidn un jabal gigantesco al que acabara dando muerte Meleagro. Luciano alude al
momento del relato mitolgico anterior a la aparicin del jabal.
2 Pasaje que no aparece en todas las ediciones. Alude a Ilada I 423-425.
, dndole de comer doce das sin parar trayendo
l, adems, a ese banquete, a los otros dioses.
. , , No hacen nada de lo que hacen, me parece a m,
, gratis, sino que les venden las cosas buenas a
, los hombres, y es posible comprarles a ellos, si
, viniera al caso, la salud por un ternero, la
, , riqueza por cuatro bueyes, el poder poltico por
, , cien bueyes, el regresar de Troya a Pilos sano y
salvo por nueve toros y el navegar desde
, ulide hasta Ilin por una doncella de sangre
real. Hcuba compr, por aquel entonces, a
. Atenea el que la ciudad no fuera tomada, por
doce bueyes y un peplo. Y es fcil imaginar que
hay muchas mercancas entre ellos que se
. compran por un gallo, una corona o un simple
vaho de incienso.
.
[3] , , 3 Crises 3, creo yo, saba bien todos esos trucos,
porque, siendo sacerdote, anciano y experto en
, temas de dioses, despus que se retir de la
, vera de Agamenn con las manos vacas, como
si le pidiera a Apolo el favor, se dirige a l con
palabras justas, solicita una respuesta a cambio
, y le dice de todo, excepto insultarle...
" , Apolo, el mejor de los dioses, muchas veces yo
adorn tus templos, que no tenan flores, con guir-
, naldas, quem para ti tanto perniles de toros y ca-
bras sobre los altares, y t no me haces caso ahora,
, que estoy en mala situacin y en nada estimas a
quien no ha hecho sino portarse bien contigo.
."
Pues bien, tanta lata le dio con estas palabras,
, que Apolo, sacando sus flechas y su arco y
sentndose sobre la rada, asaete con las flechas
de la peste a los aqueos, incluidos sus animales
. de carga y sus perros.
[4] 4 Y dado que alud por una vez a Apolo,
, quiero contar tambin otras ancdotas que
3 El sacerdote Crises pronuncia las palabras, que se citan ms abajo, tambin ibid., I 37-41.
, cuentan de l los sabios de los hombres, no lo
, que se refiere a sus avatares amorosos, ni lo del
asesinato de Jacinto 4, ni lo del desprecio de
Dafne 5, sino lo que hace alusin al hecho de
, que, siendo condenado por dar muerte a los
Cclopes, expulsado en ostracismo del cielo por
ello, fue enviado a la tierra para, en sus carnes,
, experimentar el destino humano. Cuando
trabaj como obrero, en Tesalia, en casa de
Admeto, y, en Frigia, en casa de Laomedonte,
no l solo, sino en compaa de Posidn,
, ambos, debido a la indigencia en la que estaban,
, trabajaban apilando ladrillos para levantar las
murallas 6; y no llegaron a cobrar un cntimo del
Frigio; antes bien, dicen que les dej a deber
ms de treinta dracmas troyanos.
,
, ,
.
[5] 5 No es cierto que los poetas narran de modo
solemne todas estas historias respecto de los
dioses, e incluso algunas desventuras mayores
que stas respecto de Hefesto y Prometeo y
Crono y Rea y casi toda la casa de Zeus? In-
vocando a las Musas como compaeras de
, cantos al inicio de sus poemas, por las que
, , llegan a estar inspirados, segn parece, cantan
cosas tales como que Crono, una vez que castr
, a su padre Urano, ocup el trono en su lugar y
devor a los hijos, como hizo ms tarde el
argivo Tiestes 7. Que Zeus, dejndose llevar por
4 Yacinto o Hiacinto o Jacinto, hermoso joven del que estaban enamorados Apolo y Cfiro. Un da en que se
hallaba lanzando el disco en compaa del dios, Cfiro decidi tomar venganza de ambos y desvi la
trayectoria del disco provocando su choque contra una roca y su posterior rebote mortal sobre la cabeza del
joven.
5 Apolo estaba enamorado de la ninfa Dafne. Perseguida por Apolo, suplic a su padre, el dios-ro Peneo,
que hiciera algo por salvarla de manos del dios que estaba a punto de darle alcance. Peneo la convirti en
laurel daphn es el vocablo griego para designar dicho rbol, que pas a ser la planta predilecta de
Apolo.
6 Alude a las murallas de Troya, que, segn la leyenda, fueron levantadas por Apolo, Posidn y aco.
Laomedonte se neg a pagar el precio convenido, y Posidn se veng haciendo salir del mar un monstruo
marino que sembr el temor entre los troyanos.
7 Alusin al macabro festn de Tiestes, en el que ste se vio forzado a comer, sin saberlo, la carne de sus
propios hijos, a los que haba dado muerte, guisando previamente su hermano Atreo en venganza por los
devaneos amorosos que Tiestes prodigaba con su cuada Arope, la esposa de Atreo.
Rea, que le haba puesto, sin que se diera cuenta
Crono, una piedra, transportado a Creta, fue
criado por una cabra igual que Tlefo lo fue
por un ciervo y el persa Ciro el Mayor por una
hembra de cisne, y, expulsando al padre y
, encarcelndolo, ocup l el trono y se cas con
otras muchas mujeres, la ltima de las cuales
fue su hermana, conforme a las leyes de persas
, y asirios. Siendo hombre proclive a caer en la
tentacin amorosa y enormemente inclinado a
los goces del placer, llen enseguida el cielo de
muchachos, a los que cre, en algunos casos, de
, sus iguales, y algunos bastardos, de un linaje
, mortal y terrenal, ora convirtindose en oro, ora
, en toro, ora en cisne o en guila; en resumen,
, ms variopinto que el propio Proteo. Que a
, Atenea, ella sola, la engendr Zeus por s
mismo de su propia cabeza, simplemente
apretando con sus manos el encfalo. Dicen
tambin que a Dioniso, prematuro an,
arrancndolo de su madre que arda en la pira,
, , llevndoselo, lo implant en el muslo y,
despus, le cort el cordn umbilical cuando
llegaron los dolores del parto.
.
[6] 6 Respecto de Hera cantan los poetas historias
, parecidas, tales como que, sin tener contacto
sexual con su marido, resulta que engendr a
, un hijo protegido por el viento, Hefesto, no
, muy afortunado, ya que trabaja como pen y
, herrero y fogonero y que pasa toda su vida en
el humo y lleno de cenizas como un
, deshollinador, y adems no anda bien de los
pies: qued cojo de resultas de una cada,
, cuando Zeus lo precipit desde cielo; y si los
, lemnios, actuando estupendamente, no lo
hubieran recogido en su cada, se nos hubiera
, muerto el pobrecito Hefesto, como Astianacte al
caer desde lo alto de la torre.
.
Pero, en fin, las peripecias de Hefesto son
, normalitas. Quin ignora, en cambio, los
sufrimientos de Prometeo por pasarse de rosca
en su amor a los hombres? Llevndolo a Sicilia,
Zeus lo crucific en lo alto del Cucaso dejando
, a su lado a un guila que le golpeaba el hgado
cada da; al fin y al cabo cumpli su condena
. hasta el final.
[7] 7 Y Rea hay que contar eso tambin, es
. que no sac los pies del tiesto y perdi la
compostura, pues siendo ya vieja, estando ya
, pocha, madre de tan importantes dioses, tuvo
, amoros con un muchacho y, en un acceso de
celos, se llev a Atis y a sus leones, y eso que ya
no poda l servirle de nada? 8, Con qu cara,
, pues, podra uno hacerle reproches a Afrodita
por cometer adulterios o a Selene por bajar a
estar con Endimin 9 muchas veces en mitad de
, su camino diario?
[8] 8 Pero, en fin, dejemos estos temas y vayamos
hasta el cielo en plan potico, remontando
nuestro vuelo por el mismo camino que
Homero y Hesodo, y veremos cmo estn
organizados los asuntos de all arriba. Que lo
. , de fuera es de bronce ya se lo omos a Homero,
que lo cont antes que nosotros. Pero a quien
sube hasta lo alto y desde all se asoma un
poquito hacia arriba y se instala sobre el dorso
del Globo, se le da a ver una luz ms brillante,
un sol ms puro, unos astros ms
resplandecientes. El suelo es dorado, y siempre
es de da. Nada ms entrar, las primeras que all
. viven son las Horas; claro, como que son las
centinelas. A continuacin, Iris y Hermes, que
son los servidores y mensajeros de Zeus;
, seguidamente, la fragua de Hefesto, plagada de
8 Atis, dios frigio, no poda hacerle ningn servicio de tipo ertico a Rea, pues en estado de enajenacin
mental se castr; la castracin se produjo en el transcurso de una ceremonia de tipo orgistico y formaba
parte de los rituales de Cibeles, divinidad a la que se asimil Rea ya en poca romana.
9 Endimin, joven pastor de quien se enamor con pasin Selene, la luna, a la que le pidi dormir un sueo
eterno, que, segn algunos, le permita conservarse eternamente joven. Segn otras versiones, Endimin fue
el nico de los mortales a quien Hpnos el sueo le permiti dormir con los ojos abiertos a fin de poder
ver siempre su rostro.
obras de arte; ms all, las casas de los dioses y
, los palacios de Zeus, todos ellos preciosos, obra
de Hefesto;
,
.
[9] " " 9 los dioses que se sientan a la vera de Zeus 10
, , viene al caso, creo yo, elevar la voz, pues en
las alturas estamos miran con detenimiento
desde all la tierra y estn al acecho por doquier
asomndose a ver si ven que desde algn lugar
sube una volada de humo o que, se deja subir
" ." grasa revuelta en espirales de humo 11 .
, Y si alguien est haciendo un sacrificio, se
ponen todos ms contentos que unas
castauelas, al tiempo que aspiran vahos de
, humo con la boca abierta y beben sangre derra-
. mada en las alturas como las moscas. Y si
comen en casa, su men es nctar y ambrosa;
, en pocas pasadas compartieron pan y vino con
ellos Ixin y Tntalo 12; pero, por insolentes y
, charlatanes, estn pagando an su castigo; el
, cielo es inaccesible y vedado al linaje de los
. mortales.
[10] . 10 sa es la clase de vida que llevan los dioses.
Evidentemente, las costumbres de los hombres
en estos temas de culto religioso se ajustan y se
. acomodan a ellos. En un principio talaban
bosques, ofrendaban montaas, consagraban
aves y atribuan plantas a cada divinidad.
. Despus, desperdigados, los veneran por razas
y se esfuerzan por hacerlos paisanos suyos.
, As, el hombre de Delfos y de Delos, a Apolo; el
, ateniense, a Atenas vase el testimonio
10 Ilada IV 1.
11 Ibid., 1317.
12 Dos ilustres moradores del Trtaro, donde sufran suplicios y castigo eternos. Tntalo, que haba robado
nctar y ambrosa en los banquetes divinos por drselos a sus amigos se hallaba inmovilizado, condenado a
no poder atrapar toda una serie de frutos y manjares que tena aparentemente al alcance de su boca. Ixin,
por su parte, entre otra serie de actos sacrlegos, tuvo la osada de enamorarse de Hera y de intentar forzarla,
por lo que Zeus lo at a una rueda encendida que giraba sin cesar.
inequvoco de lo bien puesto que est el
nombre; el argivo, a Hera; el Migdonio, a
Rea, y el de Pafos, a Afrodita. Y los cretenses no
. se contentan con decir que Zeus naci y se cri
en su tierra, sino que ensean su propia tumba.
Y nosotros que hemos estado tanto tiempo
, engaando, creyendo que Zeus haca llover y
tronar, que dispona todo, y resulta que no nos
habamos dado cuenta de que haba muerto
hace tiempo y est enterrado con los cretenses!
,
.
[11] 11 Despus, erigiendo templos para que no
estuvieran sin casa y sin hogar, hacen imgenes
, suyas que les encargan a Praxteles o a Policleto
o a Fidias. Y stos, no s donde los vieron antes
, as, van y esculpen a Zeus barbudo, a Apolo
como si fuera un nio ya para la posteridad, a
, Hermes, con un bigote incipiente, a Posidn
con cabello azul marino y a Atenea con ojos
verdes. Y quienes entran al templo no creen
. estar viendo marfil de las Indias ni metales de
Tracia, sino al mismsimo hijo de Crono y de
Rea, de mudanza a la Tierra por obra y gracia
de Fidias y con orden de inspeccionar la
, desierta Pisa y contento si cada cinco aos
completos alguien le hace un sacrificio como un
suplemento en el transcurso de los Juegos
, Olmpicos.
.
[12] 12 Estableciendo altares y frmulas y rituales,
ofrendan sus sacrificios: el labrador un buey del
, , arado, el pastor un carnero, el cabrero una
, cabra, el de ms ac incienso o un tortel; el
, pobre se granjea el favor del dios con slo besar
su diestra. Pero los que realizan los sacrificios
. vuelvo de nuevo a ellos, llenando de
guirnaldas al animal, examinando con mucha
antelacin si se trata de un animal sin defecto, a
, fin de no degollar alguno que no les sirva para
el sacrificio, lo aproximan al altar y a los ojos
, del dios, le dan muerte, mientras muge
lastimero, emitiendo, segn parece, sonidos que
indican buenos presagios, entremezclados con
sones de flauta.
.
[13] 13 Quin poda deducir que los dioses no
disfrutan viendo todo esto? Y la norma
previamente establecida dice que nadie puede
tener acceso al recipiente de agua lustral para
las aspersiones, si no tiene las manos limpias; el
sacerdote mismo se queda ah plantado,
manchado de sangre y, como el famoso Ciclope,
troceando la vctima, seleccionando las vsceras,
extrayendo el corazn y vertiendo la sangre en
derredor del altar; cmo va a estar haciendo
rituales que no sigan las directrices de la
piedad? Y, para remate, encendiendo una
hoguera, coloca sobre ella a la cabra con su piel,
. y a todo el ganado con sus lanas; el humo
grasiento, divino y sacrificado, asciende a las
alturas y suavemente se va difuminando rumbo
al propio cielo.
Los escitas, por su parte, desterrando todos los
sacrificios por considerarlos degradantes,
presentan junto a rtemis a los propios
. hombres, y, actuando de ese modo, agradan a la
diosa.
[14] 14 Todas esas costumbres son tal vez
razonables, y las que tienen los asirios o los
, lidios o los frigios; pero, si vas a Egipto,
, entonces s que vers muchas cosas venerables,
y a decir verdad, dignas del cielo: a Zeus con
, cabeza de carnero; a Hermes, pobre hombre,
, con cara de perro; a Pan, macho cabro todo l;
un dios hecho un ibis, el otro un cocodrilo, y el
de ms all un mono.
.
, Y si quieres averiguar eso, para que lo sepas bien 13
13 Nuevamente, ibid., VI 150.
, escuchars a muchos sofistas y hombres de
letras y profetas con la cabeza rapada que
, explican primero, dice el refrn cerrad las
, , " puertas, profanos! 14 que los dioses,
" asustados por la guerra y la sublevacin de los
gigantes, llegaron a Egipto para pasar
desapercibidos all a los ojos de sus enemigos;
entonces el uno se escondi por miedo, bajo la
figura de un macho cabro, el otro de un car-
, , nero, el otro de un animal salvaje, o de un ave;
de ah el haber preservado hasta ahora mismo
las formas que entonces adquieren los dioses.
. Esos detalles, naturalmente, estn reflejados en
los santuarios desde hace ms de diez mil aos!
.
[15] 15 Entre ellos, los sacrificios son igual que entre
, nosotros, con la nica excepcin de que ellos se
lamentan por la vctima y, permaneciendo en
. pie en torno al altar, se golpean el pecho una
. , vez que ha sido degollada; incluso, a veces, la
, , entierran tras cortarles unos trozos. Y si muere
Apis, el dios ms importante para ellos, quin
habr que estime su cabellera hasta el punto de
, no cortarla al cero y mostrar el dolor sin plumas
en la cabeza, aunque tuviera el cabello
ensortijado y pelirrojo de Niso?
, Pero Apis es un dios al margen del grupo,
votado para suceder al anterior, en la idea de
que es mucho ms bello y venerable que los
. pobres bueyes.
En fin; acciones y creencias de este tipo por
parte de la mayora, creo yo, no necesitan la
, crtica de un don nadie, sino de un Herclito o
, de un Demcrito; el uno para rerse de su
, ignorancia; el otro para deplorar su estupidez 15.
14 Referencia tomada, al parecer, de una composicin rfica. Las personas que no haban sido iniciadas
profanos en nuestra traduccin en los misterios tenan la obligacin de cerrar las puertas de las casas
para, prcticamente, ni ver pasar ni dejar entrar a miembros de los cortejos dionisacos. La aversin que
Orfeo senta hacia Dioniso era proverbial.
15 Hay, al final, un juego de palabras en griego; gnoia, trmino que implica ausencia de conocimiento (gnsis)
de algo, y noia, trmino que implica carencia de mente (nos). Ignorancia y estupidez nos parecen las
palabras apropiadas, si bien no reflejan el juego verbal de Luciano al final del ensayo. Unido esto a la
disposicin de los sintagmas en un a modo de quiasmo, constituye un broche de oro a un ensayo, que, en
.
ocasiones, resulta farragoso.