ISBN: 978-958-8399-87-4
CLIC
Implicaciones de la virtualidad
globalizada en el sujeto
Gloria Mara Lpez Arboleda
Alexander Rodrguez Bustamante
Lilian Johanna Marroqun Navarro
CLIC
Implicaciones de la virtualidad
globalizada en el sujeto
MSc. Gloria Mara Lpez Arboleda
Fundacin Universitaria Luis Amig
Programa de Licenciatura en Educacin Preescolar
Facultad de Educacin
Grupo de Investigacin Educacin, Infancia y Lenguas Extranjeras
MSc. Alexander Rodrguez Bustamante
Fundacin Universitaria Luis Amig
Programas de Psicologa y Desarrollo Familiar
Facultad de Psicologa y Ciencias Sociales
Grupos de Investigacin: Familia, Desarrollo y Calidad de Vida; Estudios de Fenmenos
Psicosociales y Farmacodependencia y otras Adicciones
MSc. Lilian Johanna Marroqun Navarro
Fundacin Universitaria Luis Amig
Programa de Negocios Internacionales
Facultad de Ciencias Administrativas, Econmicas y Contables
Grupo de Investigacin ECOSOL
Medelln, 2015
303.4833 L864
Lpez Arboleda, Gloria Mara
CLIC : implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto [recurso electrnico]/ Gloria Mara Lpez
Arboleda, Alexander Rodrguez Bustamante, Lilian Johanna Marroqun Navarro . -- Medelln : Fundacin Universitaria
Luis Amig, 2015
105 p.
Incluye referencias
Produccin intelectual de docentes de la Funlam
REALIDAD VIRTUAL; TECNOLOGIA DE LA INFORMACION ASPECTOS SOCIALES; SOCIEDAD DE LA INFORMACION;
GLOBALIZACION VIRTUAL; CULTURA DIGITAL; IMAGEN (COMUNICACION); INTERNET - ASPECTOS SOCIALES;
CIBERCULTURA
CLIC: Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
Fundacin Universitaria Luis Amig
Transversal 51A 67 B 90. Medelln, Antioquia, Colombia
Tel: (574) 448 76 66 (Ext. 9711. Departamento de Fondo Editorial)
www.funlam.edu.co -
[email protected]ISBN: 978-958-8399-87-4
Fecha de edicin: 29 de mayo de 2015
Autores: Gloria Mara Lpez Arboleda
Alexander Rodrguez Bustamante
Lilian Johanna Marroqun Navarro
Correccin de estilo: Rodrigo Gmez Rojas
Diagramacin y diseo: Santiago lvarez Posada
Edicin: Carolina Orrego Moscoso (Jefe Departamento de Fondo Editorial Funlam)
Hecho en Colombia / Made in Colombia
Los autores son moral y legalmente responsables de la informacin expresada en este libro, as como
del respeto a los derechos de autor. Por lo tanto, no comprometen en ningn sentido a la Fundacin
Universitaria Luis Amig.
Se permite la reproduccin parcial del contenido, siempre y cuando no se utilice con fines comerciales,
se cite al autor y se den los crditos a la Funlam como institucin editora. Prohibida la reproduccin
total, por cualquier medio o con cualquier propsito, sin autorizacin escrita de la Fundacin
Universitaria Luis Amig.
CONTENIDO
PRLOGO
SOBRE ESTE TEXTO ................................................................... 8
CLIC UNO .................................................................................. 10
Imagen del mundo y posmodernidad:
caracterizacin de una poca, comprensin de una cultura
CLIC DOS ................................................................................... 20
La virtualidad:
Una determinada percepcin del entorno y una forma singular de
relacin-es
CLIC TRES .................................................................................. 33
Dimensiones del fenmeno de la globalizacin en una sociedad
en red
CLIC CUATRO ............................................................................. 52
Trazas en trizas: del sujetamiento en la virtualidad
CLIC FINAL ................................................................................. 74
Sujetos virtuales, afectos reales:
Implicaciones de la globalizacin y la virtualidad en el sujeto
CONSIDERACIONES DE CIERRE ................................................... 87
Conscientes de la virtualidad: re-conectados, re-definidos,
reencontrados
REFERENCIAS ............................................................................ 93
PRLOGO
Entrar en la lectura de este libro es tal cual como tomar el mou-
se en la mano y dar clic sobre un mundo de posibilidades virtua-
les.
En la pulsacin del primer captulo, la imagen es la protagonista
y la antecesora y se pasea por una posmodernidad de cambios
vertiginosos e innovaciones. Se trata de una imagen que poda
formar parte del imaginario de un colectivo, y que hoy da, es po-
sible gracias a las diferentes herramientas que tiene el mundo
para conectarse e interactuar, y hacer de lo intangible, lo virtual-
mente tangible.
En cuanto a la posmodernidad, se describe como contexto de
una sociedad hambrienta de informacin. Retomando diversos au-
tores, se nos enfoca en un escenario donde la imagen ha pasado a
ser excesiva y expuesta constantemente, estructurando una nueva
cultura ante nuestros ojos, en la que la comunicacin ayuda a la
difusin de la informacin en una total permanencia, sin descan-
sos ni horarios.
Dando un segundo clic comenzamos a vislumbrar la sociedad de
la informacin en la que vivimos, denominada por Toffler (1980)
como la sociedad de la Tercera Ola. Se trata de una colectividad
que gira alrededor del conocimiento, con informaciones precisas,
en algunos casos, y superficiales en otros. Veremos que esta socie-
dad ha acogido a la virtualidad como estilo de vida, para el que lo
tecnolgico es la herramienta vital.
A partir de esta virtualidad, a las identidades se les posibilita
esconderse tras fachadas para sentirse a gusto entre extraos. En
este sentido, dicha virtualidad se convierte en una situacin coti-
diana llamada entonces realidad virtual, que una vez nos encon-
tramos ante ella, abre un mundo de posibilidades, pues all ocu-
rren las relaciones sociales, lo compartido, la conexin entre
personas y lugares, aunque lo palpable no tenga cabida.
Cuando apuntamos el mouse hacia el tercer captulo, encontra-
mos a lo globalizado y mundializado como escenarios. El acceso a
la informacin va desde y hacia cualquier punto de la tierra, con
redes pblicas y privadas relacionadas entre s, dando paso a la
globalizacin virtual. Ni las periferias de las grandes ciudades ni
los lugares recnditos del planeta se escapan de esta nueva pers-
pectiva de vida, en la que todos nos convertimos en consumidores
y productores de informacin.
Veremos que la virtualidad no se limita solamente a diversificar
la difusin de la informacin, tambin permite ofrecer a los suje-
tos diferentes tipos de servicio que van desde la educacin, el
comercio, hasta la salud y lo gubernamental.
En este clic los autores presentan a la globalizacin como una
verdadera revolucin en el paisaje mundial, en cuanto se refiere a
comunicacin e informacin. Se trata de la convergencia de la te-
levisin, el telfono y la informtica; tres tecnologas que estuvie-
ron separadas y apuntando en distintas direcciones y que hoy da
se encuentran combinadas y dando paso al porvenir.
En un cuarto clic vemos al sujeto dentro de esta virtualidad y la
imagen del mundo que tiene ahora frente a sus ojos. Se plantea lo
emocional, sin poder deslastrarse de lo virtual, pues en este espa-
cio la emocin tambin cobra vida, muy a pesar de la barrera tec-
nolgica a la que se enfrenta, pero que llega a acortar distancias
cuando de interactuar se habla.
5
Tras la fachada que cada quien se inventa, se vive la aventura de
un mundo que va acorde con sus emociones -quiz simuladas,
posiblemente arraigadas, pero de igual forma expuestas- en don-
de cada vez los sentidos se van agudizando en una dinmica de
interrelacin en la que puede que lo tctil llegue a involucrarse
dentro de este mbito de expresin.
Estamos constantemente observados por otros, nos dejamos
ver y aprovechamos para ver; esto es lo que cobra espacio en este
clic, en el que los autores nos pasean por la historia para com-
prenderla en el presente. El sujeto posa para la mirada y mira, va
de la mano con la imagen y deja que la contemplen. Estamos su-
mergidos en una red de informacin donde lo privado no existe,
donde estar expuestos forma parte del da a da.
Lo que ocurre en este lado del planeta se sabe pronto al otro
lado, sin que el mensaje se haya desvirtuado en el camino. La mi-
rada siempre estuvo presente a lo largo de la historia, pero en la
actualidad, es una mirada que corre y llega justo a tiempo, para
que la informacin no pierda la esencia de la inmediatez en la que
estamos envueltos.
Con la pulsacin final del mouse vemos al sujeto en su relacin
con este mundo virtual en el que est sumergido, donde ya no hay
posibilidad para otro tipo de relacin, afectando entonces a los
ms tradicionalistas y conservadores que no se acoplan a una cul-
tura que se transform en pocas dcadas.
En este clic, los autores hablan de una cuarta revolucin mun-
dial en la que la virtualidad no solo hace su entrada triunfante,
sino que se queda a vivir entre nosotros como si siempre hubiese
estado aqu.
Ya no se abre la ventana, se enciende el computador; ya no se
contempla lo que nos rodea, se buscan en la pantalla escenarios
de pases; ya no es necesario tocar, podemos mirar; la conversa-
6
cin frente a frente ha perdido vigencia, con que se escriba sirve.
Podemos llegar a cualquier lugar sin movernos de la silla, sin que
el aire contacte nuestro rostro, sin que el olor del mar llegue.
Nos encontramos entonces frente a una lectura muy actual, pero
que nos lleva al pasado para comprender el presente; nos contex-
tualiza en lo que vivimos, donde imagen, sociedad y virtualidad
son la inmersin del sujeto de nuestros tiempos, quien se relacio-
na dentro de una realidad virtual -ajena y cercana al mismo tiem-
po- dejndose ver, queriendo mirar.
Bernardo Hugo Arboleda Montoya
Eliana Anglica Vsquez Vsquez
Departamento de Educacin Virtual y a Distancia
Fundacin Universitaria Luis Amig
7
SOBRE ESTE TEXTO
Clic transita un camino de comprensin que involucra sujeto,
globalizacin y virtualidad, en un entramado que acoge la concep-
tualizacin postmoderna de la imagen del mundo. Tal compren-
sin, pretende dilucidar los efectos que todos estos elementos
producen en la cultura globalizada, y por ende, en el sujeto mis-
mo.
Ahora bien, preguntarse por la imagen del mundo en la posmo-
dernidad implica un recorrido terico por tal concepto para cons-
truir su caracterizacin, que viene dada desde el principio por un
concepto fundamental y constituyente: la virtualidad globalizada,
esta origina una determinada percepcin del entorno en el que
nos desenvolvemos, una particular manera de mirar y de ser mira-
dos, y sobre todo, una forma singular de relacionarnos con el
mundo que nos rodea.
El libro presenta cinco captulos denominados CLIC. Los cuatro
primeros clics se relacionan entre s, dndole una coherencia in-
terna al desarrollo de los ncleos temticos; el clic final puntualiza
la reflexin y la propuesta de ser conscientes de la virtualidad: reco-
nectados, re-definidos, re-encontrados.
En el primer clic se hace una lectura inicial sobre el concepto de
imagen del mundo y cmo este se articula en la cultura postmo-
derna, con caracterizaciones especficas.
En el segundo clic, dedicado a la virtualidad, se realiza un acer-
camiento preciso a tal fenmeno y todo lo que entraa en la pos-
modernidad, identificando, al mismo tiempo, los elementos que
la estructuran y son relevantes en la cultura postmoderna.
En el tercer clic se profundiza en el fenmeno de la globaliza-
cin y su impacto en el mundo moderno, indicando la forma en la
que el sistema econmico se est gestionando en las estructuras
mentales y culturales de los individuos y los resultados obtenidos,
tanto entre pases como dentro de los mismos. En el captulo, se
entiende la globalizacin como fenmeno inevitable en la historia
humana, que ha acercado el mundo mediante el intercambio de
bienes y productos, informacin, conocimientos y cultura.
El cuarto clic, Trazas en trizas, muestra la realidad del sujeto que
se sumerge en la virtualidad y los efectos de esta en cuanto a la
construccin de identidad, sentimientos y relaciones. Permite
adems comprender la importancia de la mirada en la virtualidad,
ver, ms all de la funcin del ojo, ser observados y comprender
cmo el sujeto se exilia de s mismo para entrar a la virtualidad.
El clic final, Sujetos virtuales, afectos reales: implicaciones de la vir-
tualidad globalizada en el sujeto, pretende profundizar en los vncu-
los estrechos entre sujeto, virtualidad y globalizacin, para llevar
a una ltima reflexin sobre cules opciones existen ante el des-
pliegue de la virtualizacin.
El presente texto, entonces, hace un tratamiento a profundidad,
con una presentacin explicativo expositiva, que permite diluci-
dar y comprender un tema relevante para unos, angustiante para
otros, pero definitivamente impactante para el sujeto y la cultura.
No obstante, el lector que desee profundizar en el tema que pro-
pone el libro, el estudio realizado por una de las autoras, La ima-
gen del mundo postmoderno, entre lo virtual y la mirada: la subjetividad
(Lpez, 2006), puede enriquecer la perspectiva, puesto que la idea
del presente texto deviene de dicha reflexin.
El deseo de los autores es que disfrute esta lectura, que adems
ha sido publicada en medio digital para unirse al terreno de la
virtualidad, en su vertiente de potencia y potencialidad: construir
y compartir saber y conocimiento, posibilitando as, un acceso
global al mismo.
9
CLIC UNO
IMAGEN DEL MUNDO Y
POSMODERNIDAD:
Caracterizacin de una poca, comprensin de
una cultura
Las noticias influyen en muchas facetas de nuestra vida cotidiana.
Nuestro modo de vestir para ir al trabajo, el camino que elegimos
a veces para llegar a l, los planes del prximo fin de semana, nues-
tros sentimientos generales de bienestar o de inseguridad, el enfo-
que de nuestra atencin hacia el mundo ms all de la experiencia
inmediata y nuestras preocupaciones sobre los temas del da, es-
tn bajo la influencia de las noticias cotidianas.
(Maxwell, 1996)
Este acpite se convierte, sin duda, en la primera impresin que
los autores desearan impregnar en un tema aparentemente fcil y
silvestre, aunque de lo anterior nada posee. Iniciemos entonces
esta conversacin virtualizada, o mejor mediatizada, con una au-
toridad que, tras el frenes del momento escritural, sobrepone
unos trazos en este lienzo.
Para Heidegger (1958), la pregunta por la imagen del mundo
est centrada en la caracterizacin propia de cada poca; para l
es un cuadro del mundo; no obstante, como esto no es suficiente
para comprender la importancia del concepto, llega a preguntar-
se, Tiene toda poca de la historia una imagen del mundo, y
CLIC UNO
Imagen del mundo y posmodernidad: caracterizacin de una poca,
comprensin de una cultura
acaso de tal modo que se afane en cada caso por su imagen del
mundo? (p. 275); y para dar respuesta, ha de esclarecer concep-
tos como imagen y mundo, teniendo en cuenta la esencia de lo
ente as como una decisin sobre la esencia de la verdad (p. 276).
En este sentido, la imagen en Heidegger (1958) tiene tres orien-
taciones; en primer lugar, hace pensar en la reproduccin de algo;
en este caso, sera la de la totalidad del mundo; en segundo lugar,
la cosa misma est en el estado como se halla en vista y a la vista
de nosotros, ante nosotros (p. 278); es decir, estamos informados
de algo y esto significa representar1 al ente mismo en el estado
en que est y tenerlo permanentemente presente ante s como
estando en ese estado (p. 280); y por ltimo, es importante reco-
nocer que una determinacin esencial de la imagen es, como se
dijo anteriormente, estar informados de algo, que no solo signi-
fica que el mundo se nos represente, sino que est ante nosotros
como sistema, en todo lo que le pertenece y todo lo que en l se
conjuga (p. 282).
Por otro lado, Heidegger (1958) postula la tesis de que la ima-
gen del mundo no fue posible ni en el mundo griego ni en la edad
media, basndose en que:
Para la edad media, el ente es lo creado por el Dios personal y creador, como
causa suprema. Ser ente quiere decir aqu pertenecer a un determinado esca-
ln del orden de lo creado, y en cuanto as causado corresponder a la causa
creadora (p. 40).
Aqu, el ser ente no consiste en ser trado ante el hombre y que
sea, solo si, el hombre se lo re-presenta; es por esto, entonces, que
para el autor, en el mundo medieval no puede haber imagen del
mundo.
1
(Re)presentar significa aqu: traer como opuesto- ante s lo presente, referirlo a s, en cuanto uno
es el representante (el que realiza la representacin) y retrotraerlo en esta referencia a s, considerada
como la regin determinante. Donde tal acontece se informa el hombre sobre el ente. Al informarse
el hombre, se pone l mismo en escena, esto es, en el crculo abierto de lo general y comnmente
representado. Con ello se pone l mismo en el escenario, en el cual en lo sucesivo se representar, se
presentar, en el cual tendr que ser imagen (cuadro vivo) (Heidegger, 1958, p. 42).
11
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
Por su parte, para los griegos, el ente es:
Lo que revienta y se abre, lo que sobreviene al hombre como presente, esto
es a aquel que se abre a lo presente por el hecho de inteligirlo () el ente no
deviene, [ni el hombre se lo re-presenta, sino que] () es el hombre el con-
templado por el ente (), sostenido por el ente, trado en sus contraposicio-
nes y marcado por su discordia (Heidegger, 1958, p. 41).
Esta es, dice Heidegger, la esencia del hombre en la poca grie-
ga. Y es por esta misma esencia por la que el autor manifiesta que
no es posible una imagen del mundo, ya que el ente no es estable-
cido por el hombre. Aun as, Heidegger (1958) menciona una apa-
rente contradiccin haciendo referencia a Platn, para quien la
entidad del ente es determinada como eidos (aspecto, visin), el
antecedente lejano () para que el mundo tuviera que convertir-
se en imagen (p. 283); y en sus comentarios finales el autor men-
ciona de nuevo, que finalmente para Platn el ser del ente es
concebido como lo mirado, como ida (). Para Aristteles la re-
ferencia al ente como tal es la theora, el puro mirar (p. 57).
En el momento en que el hombre re-presenta al ente, su posi-
cin cambia: ahora es imagen, cuadro vivo; lo importante aqu, es
que el hombre ocupa esta posicin en cuanto que adrede y pro-
piamente establecida por l, la conserva voluntariamente como
ocupada por l y se la asegura como el terreno de una posible
expansin de la humanidad (Heidegger, 1958, p. 276).
En este sentido, para Heidegger (1958), la imagen del mundo es
un concepto de la poca moderna, ya que en esta el fenmeno
fundamental es la conquista del mundo como imagen. Una vez el
mundo se ha convertido en imagen, la posicin del hombre se
comprende como visin del mundo; visin, que caracteriza cada
poca con fenmenos determinados; es as como la mirada del
hombre se sita de un modo diferente en cada perodo, constitu-
yendo la imagen del mundo propia de ese tiempo, en el cual me-
diante una determinada interpretacin del ente y una determina-
da concepcin de la verdad (Heidegger, 1958, p. 16), va a
12
CLIC UNO
Imagen del mundo y posmodernidad: caracterizacin de una poca,
comprensin de una cultura
fundamentarse. Se puede, entonces, hablar de una imagen del
mundo en la posmodernidad? Y s se puede, cul sera esa ima-
gen del mundo?
Para realizar un acercamiento a la posmodernidad, y lograr su
caracterizacin, lo primero que hay que clarificar es a qu se refie-
re tal concepto, del que, como dira Vattimo (1990), hoy da se
habla mucho de posmodernidad: ms an se habla tanto de ella
que ha venido a ser casi obligatorio guardar una distancia frente a
este concepto (p. 9). Tal distancia muchas veces se fundamenta
en el hecho de no saber con exactitud a qu se refiere el concepto,
o an ms all de esto, a no saber si en realidad es un concepto,
un estilo, una prctica, una poca. Foster (2008) menciona dife-
rentes autores que se ocupan de la posmodernidad; entre ellos, a
crticos como Rosalind, Krauss y Douglas Crimp, quienes definen
el posmodernismo como una ruptura con el campo esttico del
modernismo (p. 7); a Baudrillard, quien particulariza el momento
posmoderno como un modo nuevo de espacio y de tiempo; y a
Craig Owens y a Kenneth Frampton, quienes enmarcan el origen
de la posmodernidad en el declive de los mitos modernos del
progreso y la superioridad (p. 242).
Gianni Vattimo (1990) argumenta que para hablar de posmoder-
no habra que considerar que en algn aspecto suyo esencial, la
modernidad ha concluido (p. 9), y anota que comprender el sen-
tido en que ha terminado, depende de lo que se entienda por ella:
la modernidad es una poca en la que el hecho de ser moderno
viene a ser un valor determinado (p. 73). Tambin esbozando una
definicin y una caracterizacin de la modernidad, para llegar al
concepto de posmodernidad, Habermas (1986) dice que el trmi-
no moderno tiene una larga historia, y es en ltima instancia una
transicin de lo antiguo a lo nuevo. Heidegger (1958) cita cinco
fenmenos caractersticos de la poca moderna, con los que se
podr dar paso al concepto de posmodernidad:
Uno de los fenmenos esenciales de la Edad Moderna es su ciencia. La
tcnica mecanizada es otro fenmeno de idntica importancia y rango ().
Un tercer fenmeno de igual rango en la poca moderna es el proceso que
13
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
introduce al arte en el horizonte de la esttica (). Un cuarto fenmeno se
manifiesta en el hecho de que el obrar humano se interpreta y realiza como
cultura (p. 16).
Finalmente, el quinto fenmeno mencionado es la desdiviniza-
cin o prdida de dioses.
Para comprender la entrada a la posmodernidad es necesario
tambin saber en qu momento la modernidad acaba. Respecto a
esto, Vattimo (1990) propone una hiptesis: La modernidad deja
de existir cuando, por mltiples razones, desaparece la posibili-
dad de seguir hablando de la historia como una entidad unitaria
(p. 10); en la modernidad este proceso unitario implicaba la exis-
tencia de un centro, de una unidad alrededor de la cual giraban
los acontecimientos y las vivencias. La filosofa, a lo largo de los
siglos XIX y el XX, ha sometido a una crtica radical la idea de una
historia unitaria (Vattimo, 1990, p. 11). Walter Benjamn (1973)
sostiene que la historia como curso unitario es una representa-
cin del pasado, construida por los grupos y clases sociales domi-
nantes. Desde este punto de vista, no habra una historia nica,
habra, dice Vattimo, imgenes del pasado propuestas desde di-
versos puntos de vista y es ilusorio pensar que haya un punto de
vista supremo, capaz de unificar todos los restantes (p. 76); as
mismo, igual que la historia de la modernidad se entiende como
unitaria, la realizacin de la civilizacin y el progreso se compren-
den a partir de la concepcin de un determinado ideal de hombre
que, en ltima instancia, tambin es un ideal de unidad.
Pensar que la historia no es unitaria, sino mltiple, que la reali-
zacin de la civilizacin es a partir justamente de la diferencia, y
que el concepto de hombre no est determinado, es lo que pro-
porciona una de las entradas a la posmodernidad. Por esto mismo,
las definiciones de la posmodernidad girarn en torno a lo global,
lo generalizado, la comunicacin, las transformaciones; Vattimo
(1990), por ejemplo, centra su definicin en los mass media: el
trmino posmoderno sigue teniendo un sentido, y este sentido
est ligado al hecho en que la sociedad en que vivimos es una
14
CLIC UNO
Imagen del mundo y posmodernidad: caracterizacin de una poca,
comprensin de una cultura
sociedad de la comunicacin generalizada, la sociedad de los me-
dios de comunicacin (p. 9). Para Lyotard (2000, p. 9) quien intro-
dujo dicho trmino en el campo de la filosofa, posmodernidad es
el estado de la cultura despus de las transformaciones que han
afectado a las reglas de los juegos de la ciencia, de la literatura y
de las artes a partir del fin del siglo XIX. Por otro lado, Aguirre
Romero (2004), afirma que,
la nica forma positiva de pensar la posmodernidad es, precisamente, con-
cebirla como un resultado. Se trata de evitar pensar que la posmodernidad
nos crea y partir, por el contrario, de la idea de que somos nosotros los que
creamos la posmodernidad (p. 31).
Dentro de los fenmenos de lo que llamamos posmodernidad
hay elementos que muestran ampliamente esta poca y que inser-
tan el asunto de la mirada, ya sea en su esencia misma o en su
desarrollo; son (Vattimo, 1990, pp. 13-19, Foster, 2008, p. 193,
Baudrillard, 1986, p. 187, Aguirre Romero, 2004, p. 35):
Los medios de comunicacin como determinantes del naci-
miento de la posmodernidad.
Esos medios caracterizan a esa sociedad, no como una socie-
dad ms transparente, ms consciente de s, ms ilustrada,
sino como una sociedad ms compleja, incluso catica.
Precisamente en este relativo caos residen las esperanzas de
emancipacin.
Ya no existe sistema alguno de objetos; es decir, la oposicin
se diluye en una especie de obsenidad donde los procesos
ms ntimos de nuestra vida se convierten en el terreno vir-
tual del que se alimentan los medios de comunicacin.
Existe una hiperrealidad vaciada de sentido.
Hay un proceso de desmaterializacin de la realidad.
Surge la destruccin de las esencias.
15
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
Llega la introduccin de las nociones de complejidad y siste-
ma.
Existe un pensamiento tecnolgico que aborda las respuestas
de la ciencia y prescinde de sus preguntas.
La entrada de la realidad virtual, de la mano con las tecnolo-
gas digitales.
Otro de los fenmenos, tambin mencionado por Vattimo
(1991), es la esperanza de emancipacin, que tienen en su propia
base la oscilacin, la pluralidad y, en definitiva, la erosin del
mismo principio de realidad (p. 193). El hombre de hoy puede
llegar a saber que la libertad no consiste como ha sealado
siempre la metafsica en conocer la estructura necesaria de lo
real para adecuarse a ella (p. 15).
Por su parte, Baudrillard (1986) gua su afirmacin: Ya no existe
sistema alguno de objetos, diciendo que dos lgicas se estorban
mutuamente:
Una lgica fantasmtica que se refiere al reino imaginario de la trascenden-
cia, el poder y la sexualidad que actan en el nivel de los objetos y el entor-
no, con un privilegio concedido al eje casa/automvil (inmanencia/trascen-
dencia); y una lgica social diferencial que efecta distinciones refirindose
a una sociologa, ella misma derivada de la antropologa (el consumo como
la produccin de signos, posicin social y prestigio) (p. 187).
El fenmeno de la hiperrealidad, mencionado por Baudrillard
(1978) expresa un concepto que designa la simulacin y la falta de
la escena mental; en otras palabras, lo que antes se alcanzaba solo
por medio de la imaginacin, en la posmodernidad se vive en la
realidad:
Hoy ya no existen la escena y el espejo. Hay, en cambio, una pantalla y una
red. En lugar de la trascendencia reflexiva del espejo y la escena, hay una
superficie no reflexiva, una superficie inmanente donde se despliegan las
operaciones, la suave superficie operativa de la comunicacin (...), todo
aquello que se proyectaba psicolgica y mentalmente, lo que sola vivirse en
16
CLIC UNO
Imagen del mundo y posmodernidad: caracterizacin de una poca,
comprensin de una cultura
la tierra como metfora, como escena mental o metafrica, a partir de ahora
es proyectado a la realidad, sin ninguna metfora, en un espacio absoluto
que es tambin el de la simulacin (p. 189).
La desmaterializacin de la realidad, Baudrillard (1998) la explica
en el sentido de la hiperrealidad, mencionada anteriormente; esta
va a llevar a una realidad mltiple vaciada de sentido; en palabras
del autor:
Todas las utopas de los siglos XIX y del siglo XX, en cuanto se realizaban,
ahuyentaban la realidad de la realidad; nos han dejado en una hiperrealidad
vaciada de sentido ya que toda perspectiva final ha sido como absorbida,
digerida, dejando una especie de residuo en la superficie, sin profundidad
(p. 18).
Con el pensamiento tecnolgico y la ciencia, el primero, se convier-
te en un continuo responder desde el hacer a las preguntas que el
segundo se plantea. La posmodernidad es el tiempo en el que
mientras ms compleja se hace la ciencia, ms sencilla se muestra
la tecnologa; ahora la funcin de la tecnologa es producir he-
chos, no preguntarse, como lo hace la ciencia. La ciencia ha cam-
biado y este ha sido un cambio doble; el primero interno: el cam-
bio de perspectiva, de forma de pensar, su inmersin en la
complejidad; el segundo ha sido la creacin de la gran ciencia que
es el resultado de su tecnologizacin (Aguirre Romero, 2004, p.
37). De esta forma, la ciencia es dominada por la tecnologa me-
diante la estructuracin programada de su forma de trabajo, y la
posmodernidad contiene en sus races una especie de dualismo:
la ciencia elimina nuestras seguridades y la tecnologa nos las re-
construye (p. 38).
Para finalizar este clic, una caracterstica ms de la posmoderni-
dad es la entrada de la virtualidad y las tecnologas digitales, que se
han convertido en elementos centrales de nuestros das.
En la actualidad, el trmino virtualidad se ha combinado con la
palabra realidad haciendo referencia a la manipulacin de los sen-
tidos humanos (tacto, vista, odo), a travs de entornos sintetiza-
dos por una computadora (Garca, 2002, p. 82), que simulan la
17
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
realidad y sus ambientes; constituyendo as, como lo nombra la
sociloga italiana Elena Esposito (como se cit en Garca, 2002, p.
83), una realidad de un nuevo tipo a la que puede calificarse de
virtual, en la que las imgenes que se pueden crear estn presen-
tes, aunque en trminos virtuales. En consecuencia, si se habla de
virtualidad, se hace referencia al uso de mquinas tecnolgicas,
sin las cuales esta no sera posible.
Por lo anterior, decir que en la posmodernidad ha entrado la
virtualidad, significa movilizarse en un mundo cambiante, en una
esfera de eventos novedosos, para la que valen reglas distintas, ya
que transforma de manera esencial las condiciones de la aprecia-
cin, en lo temporoespacial; como dice Aguirre Romero, 2004),
lo que se ha modificado es precisamente nuestra mirada, nuestra
percepcin hasta darnos cuenta que el reconocimiento de la com-
plejidad nos llevara a replantearnos nuestras relaciones con lo
que nos rodea (p. 42).
La entrada de la virtualidad, plantea, segn Debray (1994), una
nueva poca: la videsfera (p. 48), la cual caracteriza la posmoder-
nidad. La videsfera es la era de lo visual, se inicia con el video y
sigue hasta nuestros das, pasando por la imagen digital y el inicio
del mundo virtual. En la era visual, la imagen es solo imagen, in-
cluso sin un soporte tangible en la realidad (se vuelve virtual).
Provoca competencia econmica, la obsesin es la reproduccin y
la batalla por la comercializacin; la imagen se ha metalizado, es
menos sublime, ahora su relacin es econmica.
Debray (1994), explica que desde el surgimiento del video, ma-
terialmente ya no hay imagen sino seal elctrica; eso plantea que
para ser vista, la seal primero debe ser leda por un lector o un
cabezal registrador. Si antes la imagen copiaba a la realidad, con
las nuevas tecnologas, actualmente la imagen va por delante de la
realidad, ya puede el hombre recrear un mundo, que no tiene un
referente palpable.
18
CLIC UNO
Imagen del mundo y posmodernidad: caracterizacin de una poca,
comprensin de una cultura
La posmodernidad, por sus mltiples facetas y caracterizacio-
nes, ha recibido adems, diversos nombres, con los cuales se trata
de expresar su esencia y desarrollo; entre ellos figuran: sociedad
de la comunicacin generalizada (Garca, 2002), sociedad de la
informacin (Aguirre Romero, 2004), la poca virtual (Maldonado,
1992), videsfera (Debray, 1994).
Aun as, a pesar de las mltiples configuraciones que se hagan
de la posmodernidad, su definicin y caracterizacin siguen en
marcha, siguen construyndose, debido a los continuos cambios
que esta poca experimenta; esencia, adems, de su constitucin
como posmodernidad.
19
CLIC DOS
LA VIRTUALIDAD:
Una determinada percepcin del entorno y una
forma singular de relacion-es
Esto quiere decir que apenas
desembarcamos en la vida,
que venimos recin naciendo,
que no nos llenemos la boca
con tantos nombres inseguros,
con tantas etiquetas tristes,
con tantas letras rimbombantes,
con tanto tuyo y tanto mo,
con tanta firma en los papeles.
Yo pienso confundir las cosas,
unirlas y recin naceras,
entreverarlas, desvestirlas,
hasta que la luz del mundo
tenga la unidad del ocano,
una integridad generosa,
una fragancia crepitante.
(Pablo Neruda, fragmento de
Demasiados nombres, Estravagario)
Posmodernidad y virtualidad son dos trminos que deben ser
pensados desde el hecho de la presencia simultnea. La virtuali-
dad refleja una determinada percepcin del entono en el que nos
CLIC DOS
La virtualidad: una determinada percepcin del entorno y
una forma singular de relacion-es
desenvolvemos, una particular manera de mirar y de ser mirados,
y sobre todo, una forma singular de relacionarnos con el mundo
que nos rodea.
Para entender el trmino virtualidad, hay que remitirse al trmi-
no sociedad de la informacin, del cual se desprende y al cual so-
brepasa; Aguirre Romero, 2004, caracteriza al respecto que la
sociedad de la informacin se nos manifiesta a travs, precisa-
mente, de la emergencia de una gran red, Internet, que sirve para
su vertebracin, creando los canales de flujo de la informacin (p.
39).
Toffler2 (1980), en su libro La Tercera Ola3, anticip el adveni-
miento de la sociedad de la informacin. El autor distingue tres
perodos de evolucin social: la sociedad agrcola, la sociedad in-
dustrial y la sociedad de la informacin; esta evolucin fue gene-
rada por la sinergia de distintas fuerzas, ya fueran religiosas, cul-
turales, econmicas, sociales y dems, que determinaron cambios
drsticos en el hombre individual y social, y por ende, en sus com-
portamientos.
De acuerdo con Toffler (1980), hace ms de 10,000 aos La Pri-
mera Ola introdujo trascendentales cambios en la historia, impul-
sada por la revolucin de la agricultura. No sin enfrentar profun-
das dificultades, en la primera ola fue posible transformar las
condiciones de vida de los primitivos cazadores y recolectores,
quienes formaron sociedades de campesinos, en las cuales la pro-
ductividad dependi principalmente de la fuerza humana y la fuer-
za animal, as como del sol, el viento y el agua. Los beneficiados
de esa transformacin fueron aquellos que comprendieron que la
nueva organizacin estara centrada en el campo (p. 54).
2
Activista poltico radical, particip en diversos movimientos en favor de los derechos humanos en
Estados Unidos. Doctor en letras, leyes y ciencia. Estudioso de las nuevas tecnologas y los nuevos
medios y sus efectos sociales, inicia su actividad acadmica en 1966, en la New School for Social
Research de Nueva York.
3
La tercera ola, es una metfora utilizada para nombrar una nueva sociedad en la cual la informacin
y el control sern relevantes. Coincide con El tercer entorno citado por Jaime Echavarra, el cual ser
descrito ms adelante.
21
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
Con la segunda ola, la revolucin industrial desencaden pro-
fundos cambios en la historia, dando lugar a una nueva civiliza-
cin centrada en la industria y la produccin a gran escala. La
productividad dependi de la relacin que el hombre estableci
con las mquinas.
Toffer (1980) en La Tercera Ola, introduce una nueva sociedad
que reposa en la indagacin, el saber y lo creativo. En las socieda-
des de la tercera ola la productividad depender del desarrollo de
nuevas tecnologas, las cuales le permitiran al hombre hacer me-
nos y quizs, mirar ms, ya que en esta nueva sociedad las panta-
llas ocupan un lugar esencial.
Siguiendo los pasos de Toffler (1980), el investigador espaol
Javier Echeverra (2000) afirma que el desarrollo de las avanzadas
tecnologas de informacin y comunicaciones permite configurar
un nuevo espacio social, al cual designa como el tercer entorno.
Para este autor, tambin han existido dos entornos anteriores, con
caractersticas propias y singulares formas de entender y mirar el
mundo.
Algunos de los principales conceptos que Echeverra (2000) ad-
vierte en el tercer entorno son: telpolis, telemtico, infosocie-
dad, educacin virtual, comunidades virtuales, orientados todos a
la particular caracterizacin de un mundo en el que cada vez ms
lo virtual adquiere forma de realidad.
Cuando se habla de sociedad de la informacin, se habla de ele-
mentos de la tecnologa como el telfono, la televisin, las tarje-
tas de crdito, las redes telemticas como Internet, las tecnolo-
gas multimedia como los DVDs, es decir, los discos de archivo
digitales y electrnicos, o las enciclopedias multimedia, los video-
juegos y la realidad virtual (Echeverra, 2001, prr.2), siendo esta
ltima, una de las principales caractersticas, ya antes menciona-
das, de la posmodernidad.
22
CLIC DOS
La virtualidad: una determinada percepcin del entorno y
una forma singular de relacion-es
Para Echeverra, estas siete tecnologas, ms todas las que a
ellas se adhieren, conforman un nuevo espacio social: el espacio
electrnico o telemtico, al cual l prefiere llamar tercer entor-
no; en este espacio tecnolgico es donde se desarrolla la socie-
dad de la informacin, expresin acuada por la Unin Europea,
concretamente por su comisario de Tecnologas de la Informacin,
tras el xito de lo que Al Gore y Bill Clinton llamaron las autopistas
de la informacin para referirse a nuevas tecnologas, especial-
mente a Internet, que, como las redes de carreteras, transportan
informacin.
Esta sociedad ha adquirido, adems, dos nuevas vertientes: la
del conocimiento y la virtual. En cuanto a la primera, da la posibi-
lidad de la apropiacin del conocimiento, uno que es global, ilimi-
tado y traspasa fronteras espaciales y temporales. La segunda ver-
tiente, sociedad virtual, trae consigo elementos importantes que
hay que tener en cuenta para comprender a qu se refiere; estos
son:
El trmino virtualidad.
La concepcin de una realidad virtual y/o de una virtualidad
real.
La simulacin y la hiperrealidad.
El concepto de red.
El trmino virtualidad se ha convertido en elemento central de
la semntica de nuestros das. El sentido hoy dominante de este
concepto procede del mundo de las nuevas tecnologas digitales y
se introdujo en la jerga informtica para dar cuenta de funciones
sustitutivas (Amaya, 2000, p. 82); as, por ejemplo, con la expre-
sin memory, vino a drsenos cuenta del uso de algo como otra
cosa, en este caso de una parte del disco duro de una computado-
ra. La virtualidad comienza su aparicin en los aos sesenta, pero
tiene su entrada fundamental con la novedad de Internet, que ex-
23
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
perimenta uno de sus mayores apogeos en los aos 1995 y 1996.
Muchos pensaron que era una moda pasajera; sin embargo, la
World Wide Web, la clebre triple w, causante de lo que muchos
consideran que es Internet, se extiende con mayor rapidez cada
da, transformndose y transformando el mundo. Hay que inten-
tar hacer un rastreo del entramado histrico en el que la tecnolo-
ga ha estado presente, las diferencias que le acompaan, as
como las implicaciones que estas tienen para la comprensin de
las nuevas tecnologas que estn sostenidas por la virtualidad.
Hacia 1400, cuando el Renacimiento europeo estaba plantando
las semillas intelectuales del cambio tecnolgico que dominara el
mundo tres siglos despus, China tena el avance tecnolgico ms
grande de todas las civilizaciones. Los inventos clave se haban
desarrollado tres siglos antes, incluso un milenio y medio antes,
como es el caso de los altos hornos que permitan el fundido de
hierro en el ao 200 a.C. Tambin, en 1086 d.C. se inventa el reloj
de agua, sobrepasando la precisin de los relojes mecnicos euro-
peos de la misma fecha. El arado de hierro fue introducido en el
Siglo VI; en textiles, el torno de hilar manual apareci al mismo
tiempo que en Occidente, en el Siglo XIII, pero avanz ms depri-
sa en China debido a la previa existencia de los telares de arrastre
para tejer seda. La adopcin de la energa hidrulica fue otro gran
logro tecnolgico, as como tambin el desarrollo de la industria
y las mquinas, que se obtiene con la revolucin industrial en el
Siglo XVIII (Castells, 1998a, p. 4).
Ahora bien, valdra la pena preguntarse, qu es lo nuevo que
trae la virtualidad? Para responder a esta pregunta, Graham (2001)
se pregunta por la diferencia entre lo nuevo y lo novedoso. Nue-
vos, cita el autor, fueron el ferrocarril, la imprenta, el automvil,
etc. Lo nuevo, en Graham, alude a lo que trae maneras nunca ima-
ginadas de llevar a cabo o cumplir los deseos humanos reiterados
y, adems, apunta a la produccin de transformaciones sociales a
gran escala. Se necesitan los inventos y su popularizacin. En re-
sumen, lo nuevo responde a la satisfaccin de deseos y necesida-
des y a la transformacin socio-poltica del mundo. Son meramen-
24
CLIC DOS
La virtualidad: una determinada percepcin del entorno y
una forma singular de relacion-es
te novedosos, la mquina de afeitar elctrica y las variaciones del
automvil, por ejemplo. La virtualidad podra entenderse como
nueva si se le mira como una dimensin, cuyo alcance se encuen-
tra en expansin, pero que se inserta dentro de la realidad cono-
cida. La virtualidad engendra transformaciones en las formas de
pensar, las posibilidades de la comunicacin y sus prcticas de
significacin.
Lustgarten De Canteros, (2000), en su artculo Virtualidad y
transicionalidad, afirma que para comprender bien la naturaleza
de la virtualidad es indispensable entender las imgenes de snte-
sis que constituyen su materia prima;
stas se calculan con un ordenador a partir de modelos matemticos (), se
dice sintetizar una imagen, porque toda la informacin necesaria para su
creacin est disponible en forma simblica en la memoria del ordenador y,
por lo tanto, no hace falta recurrir al mundo real para crearlas (p. 615).
Se constituye de esta manera verdaderamente una nueva forma
de escritura, de trabajo, de telepresencia, as como nuevas formas
de efectos especiales implementados para la guerra y la informa-
cin engaosa.
En estos entornos, uno o varios participantes, acoplados de ma-
nera adecuada al sistema, interactan de manera tan rpida e in-
tuitiva que la computadora y su operacin sintetizadora desapare-
cen de la conciencia del usuario, con lo que el entorno artificial,
as generado, es experimentado como si fuera natural. Se trata,
pues, de un entorno artificial que es percibido gracias a estmulos
sensoriales proporcionados por una mquina electrnica, y en el
que las operaciones propias de los usuarios determinan, en parte,
lo que en l sucede.
Si se adopta la realidad virtual (RV), con estas caractersticas,
habra que anotar tambin, que el ambiente que envuelve al usua-
rio existe tan solo en los ciclos de procesamiento de una compu-
25
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
tadora, que, adems, debe proporcionar respuestas en tiempo
real. Surge entonces la pregunta existe una realidad virtual y/o
una virtualidad real?
Segn esto, al situarnos en el espacio de una mquina virtual,
hablar de una realidad no real, ya no es necesario, puesto que se
trata de una realidad efectiva, la realidad virtual, existente solo en
el ciberespacio; por tanto, si se habla de virtualidad, deberamos
darnos cuenta de que se est haciendo referencia a usos de una
mquina para actividades que no simplemente son mejor realiza-
das gracias a ella, sino que sin ella no seran posibles.
La RV ofrece la posibilidad de acceder a lugares y cosas que nor-
malmente no son accesibles; as mismo, el usuario de la RV puede
seleccionar su aspecto fsico e incluso su personalidad virtual. Se
abren entonces las puertas a un tipo distinto de relaciones huma-
nas en las que primar la fachada; esa fachada virtual no solo nos
permitir ocultar nuestros defectos, sino nuestra propia identi-
dad, dando as rienda suelta a un conjunto de actitudes normal-
mente inhibidas.
La realidad virtual proporciona una versin distorsionada de
quien manipula el computador al otro lado, permitiendo, como
dice Ventero (2000), una falsa imagen y la proteccin del anonima-
to, que convierten al cibernauta en un ser a veces agresivo, grose-
ro o de un sexo distinto al real.
Por todo esto, existe una realidad virtual, pero tambin una vir-
tualidad real es posible, ya que sus objetos, en este caso objetos
virtuales, pueden ser manipulados como los de nuestra realidad
inmediata, con la condicin de que el usuario utilice una mquina
productora de objetos virtuales para interactuar con ellos, aunque
sin la mquina virtualizadora, fuera de su espacio, no existen, ni
pueden manipularse.
26
CLIC DOS
La virtualidad: una determinada percepcin del entorno y
una forma singular de relacion-es
Por consiguiente, penetrar en la realidad virtual significa mover-
se en un mundo completamente diferente, en una dimensin de
experiencia nueva por entero, para la que valen reglas diferentes,
ya que modifica de manera radical las condiciones de la percep-
cin biolgicamente determinada del continuo espacio-temporal,
as como nuestra operatividad en los lmites del mismo.
El espacio virtual construye mundos cuyas coordenadas no se
pueden referir con sentido a los objetos del mundo cotidiano; por
esto, segn Garca (2002), la virtualidad se caracterizara ante
todo, por su falta de referencialidad, de significatividad. Para el
autor, la RV no representa la duplicacin de una realidad real en
una realidad alternativa, sino solo un caso especial dentro del m-
bito de la imaginacin abstracta, un modelo experimental de un
mundo alternativo de percepcin, cuya especificidad radicara en
que se abre a la totalidad del aparato sensorial de quien se sumer-
ge en l. De esta forma quien utilice el ciberespacio como medio
para asimilar el mundo, puede abordar la realidad desde perspec-
tivas perceptivas hasta ahora desconocidas (Baudrillard, 1993, p.
84). Aun as, para autores como Baudrillard, la realidad virtual y
todo lo que entraa es un crimen perfecto: es el exterminio de
toda ilusin, de toda realidad y, si se quiere, de todo sentido.
Segn Baudrillard (1993), el mundo contemporneo se caracte-
riza por un proceso de desmaterializacin de la realidad: la mirada
del hombre ya no se dirige hacia la naturaleza, sino hacia las pan-
tallas de televisin o el computador; la comunicacin se ha con-
vertido en un fin en s misma y en un valor absoluto.
La lectura en la pantalla es completamente diferente a la mirada.
Es una exploracin digital donde el ojo circula siguiendo una ince-
sante lnea quebrada. La relacin con el interlocutor en la comuni-
cacin, con el saber en la informacin, es del mismo tipo: tctil y
exploratoria. La voz en la nueva informacin, o incluso en el tel-
fono, es una voz tctil, una voz nula y funcional. Ya no es exacta-
mente una voz, de la misma manera que en el caso de la pantalla,
ya no se trata cabalmente de una mirada. Ha cambiado todo el
27
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
paradigma de la sensibilidad. Esta tactilidad no tiene el sentido
orgnico del tacto. Significa simplemente la contigidad epidr-
mica del ojo y de la imagen, el fin de la distancia esttica de la
mirada. Nos acercamos infinitamente a la superficie de la pantalla,
nuestros ojos estn como diseminados en la imagen (Baudrillard,
1993).
La interpretacin posmoderna de Baudrillard (1993) de la virtua-
lidad se basa en la simulacin, que no corresponde a un territorio,
a una referencia, a una sustancia, sino que es la generacin por los
modelos de algo real sin origen, ni realidad: lo hiperreal. La era de
la simulacin se abre con la liquidacin de todos los referentes, o
peor an, dice Baudrillard, con su resurreccin artificial en los sis-
temas de signos. No se trata ya de imitacin ni de reiteracin, in-
cluso, ni de parodia, sino de una suplantacin de lo real por los
signos de lo real, es decir, de una operacin de disuasin de todo
proceso real por su doble operativo (p 11).
Para profundizar en el tema de la simulacin, Baudrillard va a
establecer una diferencia importante entre los conceptos disimu-
lar y simular. En cuanto al primero, es fingir no tener lo que se
tiene, mientras que el segundo es fingir tener lo que no se tiene;
lo uno remite a una presencia, lo otro a una ausencia. Aun as, la
cuestin de la simulacin no es tan simple, ya que, anota el autor,
simular no es fingir. As pues, fingir o disimular dejan intacto el
principio de realidad: hay una diferencia clara, slo que enmasca-
rada. Por su parte la simulacin vuelve a cuestionar la diferencia
de lo verdadero y lo falso, de lo real y lo imaginario (Baudrillard,
1993, p. 12). Por ejemplo, comenta Baudrillard, sera posible si-
mular un delito y probar que slo era una simulacin? Sin haberlo
querido, se encontrar el sujeto inmerso de lleno en lo real, una
de cuyas funciones es precisamente la de devorar toda tentativa
de simulacin, la de reducir todas las cosas a la realidad; es por
esto que, siguiendo con el ejemplo, el robo cometido nunca ser
castigado como simulacin, en tanto que no es posible equivalen-
cia alguna con lo real. La simulacin que se hace posible gracias a
la virtualidad crea entonces una hiperrealidad.
28
CLIC DOS
La virtualidad: una determinada percepcin del entorno y
una forma singular de relacion-es
Las imgenes, tambin pertenecientes al orden de lo virtual, han
tenido un papel importante en el desarrollo de la simulacin y de
la hiperrealidad, hasta el punto de que el autor llega a decir que
en realidad lo que ha estado en juego desde siempre, ha sido el
poder mortfero de las imgenes, ya que las considera como ase-
sinas de lo real, asesinas de su propio modelo (...) a las cuales se
oponen las representaciones como poder dialctico, mediacin
visible e inteligible de lo real (Baudrillard, 1993, p. 17).
Ser por medio de la explicacin de las imgenes virtuales, que
Baudrillard llega a la conclusin de que por todas partes vivimos
en un universo extraamente parecido al original, en donde las
cosas parecen dobladas por su propia escenificacin, donde lo
real no se borra en favor de lo imaginario, se borra en favor de lo
ms real que lo real: lo hiperreal. Ms verdadero que lo verdadero:
la simulacin. Tanto la simulacin como la hiperrealidad, para
Baudrillard (1993) se entienden en la posmodernidad solo a partir
de lo paradjico; as, explica el autor, la presencia no se borra ante
el vaco, se borra ante un redoblamiento de presencia que invisi-
biliza la oposicin de la presencia y de la ausencia. El vaco tampo-
co se desdibuja ante lo lleno, sino ante lo repleto y la saturacin;
el movimiento no desaparece tanto en la inmovilidad como en la
velocidad y en la aceleracin, en lo ms mvil que el movimiento,
que lo lleva al extremo a la vez que lo desprovee de sentido. La
sexualidad no se desvanece en la sublimacin, la represin y la
moral; se atena con mucha mayor seguridad en lo ms sexual
que el sexo: el porno, lo hipersexual contemporneo de lo hipe-
rreal.
La hiperrealidad est presente en todas las imgenes de la pos-
modernidad, incluso existe una hiperpresencia tctil de las cosas,
como si fuera posible tocarlas y llevrselas; pero no hay que enga-
arse, dice Baudrillard (1978), este espejismo de presencia tctil
no tiene nada que ver con el sentido real del tacto: es una met-
fora de aprehensin correspondiente a la abolicin de la escena y
del espacio representativo (p. 35). Esta aprehensin que hace
posible el engao visual, resurge sobre todo el llamado mundo
29
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
real, revelndonos que la realidad en la posmodernidad no es otra
cosa que un mundo jerrquicamente escenificado, un simulacro,
una hipersimulacin experimental del engao visual, de la cual es
casi imposible escapar.
Es importante anotar que, aunque las cosas continen como si
no hubiera pasado nada, todo ha cambiado de sentido. La posmo-
dernidad articulada sobre una ideologa de visibilidad, de transpa-
rencia, de polivalencia, de consenso y de contacto, es hoy por hoy,
virtualmente, el espacio de todas las relaciones sociales.
Lo que busca la simulacin y el hiperrealismo de la virtualidad es
inducir masas, producir un flujo humano y mental homogneo,
originando una obscenidad de todas las estructuras en un
universo desestructurado,
la transpoltica es la transparencia y la obscenidad de todas las estructuras
en un universo desestructurado, la transparencia y la obscenidad del cambio
en un universo deshistorizado, la transparencia y la obscenidad de la infor-
macin en un universo deseventualizado, la transparencia y la obscenidad
del espacio en la promiscuidad de las redes, la transparencia y la obscenidad
de lo social en las masas, de la poltica en el terror, del cuerpo en la obesidad
y el clonismo gentico... Final de escena de la historia, final de escena de la
poltica, final de escena de la fantasa, final de escena del cuerpo: irrupcin
de lo obsceno. Final del secreto: irrupcin de la transparencia
(Jean Baudrillard, 1983, p. 22)
Y por ltimo, final de la escena de la historia, de la poltica, de
la escena de la fantasa, final del secreto, en una palabra, irrupcin
de la transparencia aparente.
En definitiva, Baudrillard (1983) nota que en la posmodernidad,
y como efecto de la virtualidad, se ha producido una prdida de la
ilusin, es decir, que hay una especie de obscenidad de la imagen
de tres o cuatro dimensiones, una obscenidad de la msica de tres
o cuatro o veinticuatro bandas, etc. Siempre al aadir real a lo
real, con el propsito de una ilusin perfecta -la del estereotipo
realista, perfecto-, se termina matando la ilusin de fondo.
30
CLIC DOS
La virtualidad: una determinada percepcin del entorno y
una forma singular de relacion-es
La pornografa, por ejemplo, al aadir una dimensin a la ima-
gen del sexo, le quita una dimensin al deseo y descalifica toda
seduccin. El apogeo de esta prdida de imaginacin de la ima-
gen, para hacer que una imagen no sea ya una imagen, es hoy la
imagen de sntesis, o sea, todo lo que tiene que ver con la imagen
numrica, la realidad virtual.
Ahora bien, una imagen es justamente una abstraccin del mun-
do, en dos dimensiones; es lo que le quita una dimensin al mun-
do real y, por eso mismo, inaugura el poder de la ilusin. La virtua-
lidad, por el contrario, al hacernos entrar en la imagen, al recrear
una imagen realista de tres dimensiones, o al aadir una cuarta
dimensin que vuelve a lo real hiperreal, destruye esta ilusin. La
virtualidad tiende a la ilusin perfecta, pero ya no se trata en ab-
soluto de la misma ilusin creadora y artstica de la imagen; se
trata de una ilusin realista, mimtica, hologramtica que acaba
con el juego de la ilusin, mediante el juego de la reproduccin,
de la reedicin de lo real; no apunta ms que a la exterminacin
de lo real por su doble (Baudrillard, 1983).
El ltimo elemento relevante para comprender la sociedad de la
informacin es el concepto de red.
Para Aguirre Romero, 2004, el concepto de red es el que permite
la articulacin entre las ideas que entendemos como caractersti-
cas de la posmodernidad, con las que se define la sociedad de la
informacin.
Hay redes de comunicacin sociales, culturales, neuronales, in-
formticas, metablicas; la metfora de la red se ha mostrado fe-
cunda como forma de explicacin, ya que no hay fenmenos aisla-
dos, y menos en la posmodernidad que todo es inter-conectado
por ella. Lo que emerge de la realidad es la relacin, el vnculo; la
red representa las relaciones dentro del sistema de informacin.
31
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
La sociedad de la informacin se manifiesta por medio de la
emergencia de la gran red: Internet, que sirve para su vertebra-
cin, creando los canales de flujo de datos. El hecho decisivo es
que esta red en continua expansin acta como agente estructu-
rante de una ms amplia que es la red social. El ciberespacio no es
un espacio aislado, sino un espacio de interaccin social; es una
red real, con sus servidores y conexiones, que atrapa a sus usua-
rios en el mundo de la virtualidad.
Lo importante es no establecer una separacin entre mundo
real y mundo virtual, sino comprenderlos conjuntamente, como
integrantes de un mismo sistema ampliado, teniendo en cuenta
que se corre el peligro de sumergirse tanto en la hiperrealidad y la
simulacin que proporciona la virtualidad, que ya no se sepa re-
gresar de ellas; como dira Baudrillard (1983):
Una idea penosa: que ms all de un cierto momento preciso del tiempo, la
historia ya no ha sido real. Sin percibirse de ello, la totalidad del gnero
humano habra abandonado de repente la realidad. Todo lo que habra ocu-
rrido a partir de entonces ya no sera del todo real, pero nosotros no podra-
mos entenderlo. Nuestra tarea y nuestro deber consistiran ahora en descu-
brir este punto, y, en tanto que no lo consigamos, tendramos que perseverar
en la destruccin actual (p. 12).
La promesa de lo virtual, de la virtualidad y sus supuestas bon-
dades, no se avisora como la posibilidad para las nuevas gentes
que habitan este mundo -que habitamos este mundo-, pues ello
implicara la desaparicin de las posibilidades que nos da la voz,
el cuerpo, la vida misma y lo que implica estar ah con otros; el
status Levinasiano aparece aqu en todo; somos uno, somos mu-
chos, distintos y tan iguales; un nosotros que tejemos e irrumpi-
mos en permanencia. El hombre no ha de ultrajar-se en la penum-
bra equivocada del no hay tiempo para nada, por tanto -y lo ms
inmediato- resulta de todas maneras acudir al teclado para no
sucumbir al primer clic y dar reinicio a la conver-sacin.
32
CLIC TRES
DIMENSIONES DEL FENMENO DE LA
GLOBALIZACIN EN UNA SOCIEDAD EN
RED
Uno puede estar a favor de la globalizacin y en contra de su rum-
bo actual, lo mismo que se puede estar a favor de laelectricidady
contra la silla elctrica.
(Fernando Savater)
Este captulo parte del concepto de globalizacin y sus implica-
ciones, describiendo ambas caras del fenmeno que tiene diver-
sos enfoques y parametrizaciones; en este orden de ideas, las ver-
tientes econmico globalizantes esbozan estrategias y resultados
propios de la coyuntura econmica y los mecanismos de interven-
cin, as como tipo de globalizacin al que se haga referencia.
En el mundo moderno donde los cambios son el comn denomi-
nador en todas las esferas del sistema econmico-social, es muy
comn hacer referencia a una serie de conceptos que como un
todo se agrupan bajo el nombre de globalizacin; el primero de
ellos que ser materia de anlisis, es el que la define como un
conjunto de transformaciones que se expresan y realizan en el
plano global, regional, nacional e incluso local (Vengoa, 2002, p.
4). Estas transformaciones modifican las relaciones espaciotempo-
rales, con resultados contradictorios y adversos para algunos pa-
ses, por lo general, aquellos que hacen parte del grupo de subde-
sarrollados o considerados de la periferia, puesto que es notorio
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
en la actualidad que los pases desarrollados, que poseen el 15%
de la poblacin mundial, controlan el 70% del comercio interna-
cional y el 90% de la Inversin Extranjera Directa (IED) (Vengoa,
2002, p. 208).
Joseph Stiglitz (2006) nobel de economa en el ao 2001, afirma
que el proceso actual de globalizacin est provocando unos re-
sultados desequilibrados, tanto entre pases como dentro de los
mismos. Para el profesor estadounidense existe creacin de rique-
za, pero a la vez hay demasiados pases y gente que no comparte
sus beneficios, ni su voz se oye en lo que se refiere a la configura-
cin del proceso. Stiglitz argument que el problema de la globa-
lizacin no es ella en s misma, sino la forma en que se est ges-
tionando, generando cierta atraccin en el mbito social, y siendo
altamente cuestionada por hombres y mujeres que consideran
que esta no ha alcanzado sus aspiraciones simples y legtimas de
puestos de trabajo dignos y un futuro mejor para sus hijos; mu-
chos de ellos viven en el limbo de la economa informal, sin dere-
chos legales y en pases pobres donde subsisten de manera preca-
ria en los mrgenes de la economa global. Incluso en pases
donde prima el xito econmico, algunos trabajadores y comuni-
dades se han visto afectados en forma adversa por la globaliza-
cin. Mientras la revolucin de las comunicaciones globales au-
menta la conciencia de estas disparidades. Estos desequilibrios
globales son moralmente inaceptables y polticamente insosteni-
bles.
La globalizacin, o mundializacin, no es un fenmeno nuevo.
El perodo transcurrido hasta fines del siglo XIX se caracteriz por
un crecimiento econmico y una integracin mundial sin prece-
dentes. Es as que los antecedentes de la globalizacin econmica
pueden encontrarse en los esfuerzos por ampliar los mercados,
ms all de las fronteras nacionales, impulsando la generacin de
lazos comerciales y el fortalecimiento del intercambio.
34
CLIC TRES
Dimensiones del fenmeno de la globalizacin en una sociedad en red
Otro de los conceptos coyunturales del sistema econmico es la
visin que tiene el Fondo Monetario Internacional (FMI), organis-
mo creado en el marco de la Conferencia Bretton Woods (1945).
Como componente principal de cooperacin econmica destina-
do a evitar que se repitan las devaluaciones competitivas, que
contribuyeron a provocar la Gran Depresin de los aos treinta;
esta organizacin actualmente busca fomentar la cooperacin
monetaria internacional, consolidar la estabilidad financiera, faci-
litar el comercio internacional, promover un empleo elevado y un
crecimiento econmico sostenible, y reducir la pobreza en el
mundo entero (Fondo Monetario Internacional, seccin Por qu
se cre el FMI y cmo funciona).
En el texto de Estefana (2011), se conceptualiza la cara oculta
de la prosperidad, expresando que las condiciones de vida han
mejorado ms en el ltimo siglo que en todo el resto de pocas de
la humanidad. Hoy vivimos tiempos en los que la riqueza mundial,
las conexiones internacionales y la capacidad tecnolgica son ma-
yores que nunca; al mismo tiempo, es el perodo en que ms gran-
des son las desigualdades, puesto que a medida que se avanza en
los niveles tcnico y econmico, se retrocede en el aspecto social.
Ese aumento de transacciones generadoras de riquezas concen-
tradas y constantes cambios en la forma de vida al interior de cada
pas, ha logrado la atencin de organismos multilaterales como el
FMI, quien disea y sugiere estrategias de poltica monetaria a las
naciones, encaminadas a fortalecer sus economas internamente
para que puedan afrontar los desafos de la globalizacin -repre-
sentada en el libre mercado y en la inversin de capital-. De cierta
manera, el FMI busca predecir los efectos que se generan en el
mbito internacional a causa de los impactos individuales de los
pases, considerando que la globalizacin podra contribuir en
gran medida al crecimiento y que es esencial para lograr una re-
duccin sostenida de la pobreza mundial (Khler, 2002).
35
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
La globalizacin como fenmeno dinmico, se origin en el pro-
ceso de internacionalizacin de la economa reflejado en la inten-
sificacin de las transacciones transversales que se viene dando
desde la segunda guerra mundial, la cual alter las relaciones po-
lticas y la estructura social del mundo; bajo tal esquema se dio
origen a laOrganizacin de las Naciones Unidas(ONU), cuyo obje-
to inicial fue facilitar la cooperacin en asuntos como elderecho
internacional, lapazyseguridadinternacional, el desarrollo eco-
nmicoy social, los asuntos humanitarios y losderechos humanos
(ONU, 2012, seccin Historia de las Naciones Unidas).
Para la ONU, la globalizacin es un asunto inevitable en la histo-
ria humana, que ha acercado el mundo por medio del intercambio
de bienes y productos, informacin, conocimientos y cultura. Di-
cha Organizacin afirma que en las ltimas dcadas, esta integra-
cin mundial ha cobrado velocidad de forma espectacular, debido
a los avances sin precedentes en la tecnologa, las comunicacio-
nes, la ciencia, el transporte y la industria. Si bien la globalizacin
es a la vez un catalizador y una consecuencia del progreso huma-
no, es tambin un proceso catico que requiere ajustes y plantea
desafos y problemas importantes (ONU, seccin Los objetivos de
desarrollo del milenio).
La coyuntura econmica mundial demuestra que los pases no
se limitan a invertir dentro de su espacio territorial, sino que bus-
can alternativas decomercioeinversinen otros pases, creando
toda una mezcla de intercambios econmicos entre las distintas
naciones. En vista de lo anterior, al inicio de la globalizacin se
originaron otras instituciones -adems de la ONU-, a raz de la li-
beracin del comercio y lasinversionesinternacionales, surgidas
entre los pases integrantes dela Organizacinde Cooperacin
yDesarrollo Econmico. Dichas instituciones fueron elFondo Mo-
netario Internacional, FMI; el Acuerdo General deArancelesy Co-
mercio, GATT, que dio origen a la Organizacin Mundial del Co-
mercio, OMC; y elBanco Mundial, BM.
36
CLIC TRES
Dimensiones del fenmeno de la globalizacin en una sociedad en red
La globalizacin no es otra cosa que la nueva configuracin
espacial de la economa y de la sociedad mundial, bajo las
condiciones del nuevo capitalismo informtico-global, segn
Dabat (1999). Se trata de un fenmeno de las ltimas dcadas del
siglo XX, en el contexto de los grandes cambios mundiales que
siguieron a la gran crisis mundial capitalista de mediados de los
70s, el derrumbe del socialismo estatista, la emergencia ecolgica
mundial y el enorme desorden mundial que sigui al fin del orden
bipolar de la segunda postguerra (Dabat y Rivera, 1995). En tales
cambios, confluyeron tanto procesos histricos relativamente
viejos, como la tecnologa electrnica y de las comunicaciones, el
teln de fondo de la crisis ecolgica, la enorme extensin mundial
de la empresa transnacional o la nueva divisin internacional del
trabajo, con otros completamente nuevos como la reestructuracin
posfordista y de mercado del capitalismo, las redes de informacin
e Internet, la casi completa desaparicin del estatismo y el
nacionalismo corporativo del Tercer Mundo, la constitucin de un
nuevo sistema financiero de caractersticas inditas, la integracin
mundial de la produccin o la apertura externa, reforma neoliberal
e incorporacin plena al mercado mundial de los pases perifricos,
incluidos la gran mayora de los ex miembros del Bloque
Comunista.
De acuerdo con la visin de la Comisin Econmica para Amri-
ca Latina y el Caribe, CEPAL (2002), el mundo de hoy est marcado
por la globalizacin, es decir, por la creciente gravitacin de los
procesos econmicos, sociales y culturales de carcter mundial,
sobre aquellos de carcter nacional o regional; de manera que los
drsticos cambios en los espacios y tiempos generados por la re-
volucin de las comunicaciones y la informacin, le han dado nue-
vas dimensiones que representan transformaciones cualitativas
con respecto al pasado. Puntualizan, adems, que la globalizacin
ofrece, sin duda, oportunidades para el desarrollo, siendo impor-
tante que las estrategias nacionales se diseen actualmente en
funcin de las posibilidades que esta ofrece y los requisitos que
exige una mayor incorporacin a la economa mundial.
37
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
La Comisin analiza que este proceso, al mismo tiempo, plantea
riesgos originados en nuevas fuentes de inestabilidad, tanto co-
mercial como, y especialmente, financiera; riesgos de exclusin
para aquellos pases que no estn adecuadamente preparados
para las fuertes demandas de competitividad, propias del mundo
contemporneo, y riesgos de acentuacin de la heterogeneidad
estructural entre sectores sociales y regiones dentro de los pases
que se integran, de manera segmentada y marginal, a la economa
mundial.
Finalmente, la CEPAL (2002) indica que muchos de estos riesgos
obedecen a dos caractersticas preocupantes del actual proceso
de mundializacin. La primera es el sesgo que se aprecia en la
globalizacin de los mercados; junto a la movilidad de los capita-
les, los bienes y los servicios, existen fuertes restricciones a la li-
bre movilidad de la mano de obra, lo que se refleja en el carcter
asimtrico e incompleto de la agenda internacional que acompa-
a a la globalizacin, la cual no incluye, por ejemplo, temas como
la mencionada movilidad de mano de obra ni mecanismos que
garanticen la coherencia global de las polticas macroeconmicas
de las economas centrales, pautas internacionales para lograr
una adecuada tributacin del capital, y acuerdos de movilizacin
de recursos para compensar las tensiones distributivas que gene-
ra la globalizacin, tanto entre pases como al interior de ellos.
Estas carencias, a su vez, reflejan un problema an ms inquietan-
te: la ausencia de una gobernabilidad adecuada para el mundo de
hoy, no solo econmica, sino tambin en otros terrenos, debido al
enorme contraste entre los problemas de alcance mundial y los
procesos polticos, que siguen teniendo como marco las naciones
e incluso, crecientemente, los espacios locales.
La segunda dimensin del proceso de globalizacin es la gra-
dual generalizacin de ideas y valores en torno a los derechos ci-
viles y polticos, por un lado; y a los econmicos, sociales y cultu-
rales, por el otro, que van dando sustento al concepto de
ciudadana global. Nadie encarna mejor este aspecto del proceso
de globalizacin que las Naciones Unidas, puesto que desde su
38
CLIC TRES
Dimensiones del fenmeno de la globalizacin en una sociedad en red
carta constitutiva ha consagrado doctrinas alrededor de esos de-
rechos, que fueron progresivamente ratificados por los gobiernos
en las sucesivas cumbres mundiales.
La globalizacin econmica evoluciona simultneamente a otros
procesos que tienen su propia dinmica. Uno de los ms positivos
es el que la CEPAL (2002) ha denominado globalizacin de los va-
lores, entendida como la extensin gradual de principios ticos
comunes, y cuya manifestacin ms cabal son las declaraciones
sobre los derechos humanos, en sus dos dimensiones ms impor-
tantes. En primer trmino, los civiles y polticos, que garantizan la
autonoma del individuo ante el poder del Estado y la participa-
cin en las decisiones pblicas. En segundo lugar, los derechos
econmicos, sociales y culturales, que responden a los valores de
igualdad econmica y social, solidaridad y no discriminacin. Uno
de sus principales reflejos ha sido la creciente adhesin a las con-
venciones de las Naciones Unidas sobre derechos humanos por
parte de los gobiernos. Otra de las posibilidades en el marco de
este fenmeno son las declaraciones de las cumbres mundiales
sobre medio ambiente, desarrollo social, poblacin, mujer y pro-
teccin de los derechos del nio, y dems, celebradas en el marco
de las Naciones Unidas. La Declaracin del Milenio posibilita los
principios consagrados en las discusiones que se gestan en la
Cumbres Internacionales, a propsito del tema de la virtualizacin
hoy.
Es as que la dinmica del proceso de globalizacin est deter-
minada, en gran medida, por el carcter desigual de los actores
participantes. Dicha desigualdad se hace ms notoria si se analiza
desde el concepto de desarrollo econmico, el cual se enmarca en
el objetivo de la bsqueda del mejoramiento de la calidad de vida
de la poblacin. En el caso de los pases desarrollados, y las em-
presas transnacionales, son visibles las ventajas econmicas oca-
sionadas, de un lado, por la dominacin -en trminos del comer-
cio internacional-, dado que su industria es intensiva en el uso de
capital para la generacin de valor agregado, y en los tipos de
cambio que favorecen las relaciones comerciales por tener mone-
39
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
das fuertes dentro del llamado sistema monetario internacional; y
de otro lado, las ventajas en el contexto poltico debido al manejo
directo de las disposiciones sobre los pases con menores posibi-
lidades, los cuales claramente han perdido su soberana, al ser
frentes de explotacin de sus recursos naturales.
Los informatizados, tecnolgico-dependientes y los que sufren de
invisibilidad electrnica.
Cuando se hace referencia a la globalizacin, en trminos de lo
informtico-global, se abarca el periodo de mediados delsiglo
XXhasta la actualidad, con una serie de avances tecnolgicos;
tiempo que se compara con la revolucin industrial en el siglo
XVII, cuyo impacto dividi la historia de la humanidad gracias a la
invencin de la mquina de vapor. Esta revolucin informtica ori-
ginada con la aparicin de la computadora se ha convertido en el
smbolode la modernidad y eldetonante del mayor impacto eco-
nmico, social y cultural de la poca.
La reestructuracin capitalista de los aos 80 y 90, que sigui a
la crisis de agotamiento del patrn fordista-keynesiano de acumu-
lacin y que abri paso a la automatizacin flexible de los proce-
sos productivos, gener en el plano econmico industrias revolu-
cionarias nuevas como el semiconductor, la computadora o el
software (Lester, Flavin & French, 1998), que asociadas al nuevo
equipo reprogramable y a las redes de computadoras, transforma-
ron el conjunto de las condiciones de la produccin (automatiza-
cin flexible, fraccionamiento de procesos productivos) y convir-
tieron al conocimiento en la principal fuerza productiva de esos
aos..
La transformacin de las condiciones de la produccin, del cr-
dito, del consumo y del comercio, modific las relaciones entre
bienes y servicios, la organizacin de la empresa, las condiciones
de la competencia y cambi la estructura del empleo, modifican-
do, individualizando y mundializando los patrones de consumo.
40
CLIC TRES
Dimensiones del fenmeno de la globalizacin en una sociedad en red
En trminos de dinmica econmica, transform la lgica de la
acumulacin de capital y dio lugar a un nuevo ciclo industrial,
comandado por el sector electrnico informtico, y a una divisin
global del trabajo que redefini las relaciones entre pases y regio-
nes del mundo, la introduccin de la computadora y de sus redes,
la revolucin de las comunicaciones y la llamada economa del
conocimiento en la que el software, las comunicaciones y el Inter-
net se convierten en los nuevos sectores productivos que alteran
las condiciones de desenvolvimiento de la economa, la sociedad,
la cultura y la geopoltica mundial (Dabat, 2000), todo esto agru-
pado en el tipo de globalizacin virtual.
La globalizacin virtual se refiere entonces a la transaccin de
valores y al procesamiento y circulacin de datos e imgenes,
abarcando los extraordinarios avances y baja de costos en la trans-
misin de informacin. Segn Levitt (1983), la comunicacin y la
tecnologa hicieron ms pequeo el mundo, de modo que quienes
estn en cualquier lugar desean todas las cosas vistas o experi-
mentadas, o las que han escuchado a travs de la publicidad en la
radio, la televisin, el Internet o cualquier otro medio de comuni-
cacin.
Por ello surgen mercados globales para productos estandariza-
dos de consumo a gran escala, en contraste con mercados extran-
jeros segmentados con diferentes productos. La homogeneiza-
cin de los mercados lleva a las empresas a elaborar productos
uniformes y que se venden de la misma manera en todo el mundo.
Para las compaas, significa la reduccin en sus costos de produc-
cin y marketing, lo cual eleva sus utilidades (Lamb, Joe, y Carl,
2006). Para las grandes empresas, esta visin de los mercados ga-
rantiza el dominio y control de los segmentos a donde dirigen sus
operaciones, razn por la que mediante estrategias, especialmen-
te de publicidad, tratan de imponer dicho modelo.
Con la revolucin informtica, de las comunicaciones, de la in-
formacin y de las llamadas industrias culturales, se generaron en
el mundo cambios representativos en el conjunto de las relacio-
41
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
nes sociales y los patrones culturales, principalmente. La configu-
racin total del fenmeno se refleja en las transformaciones de la
vida social, al modificar aspectos relacionados con el comporta-
miento de las familias frente al consumo, entendidas como un
todo dentro del sistema econmico, puesto que aportan a este los
factores de produccin y son componente fundamental en la de-
manda agregada.
Asimismo, tal revolucin origina nuevas tendencias en lo que se
refiere a la individuacin o reflexividad de las personas o los cam-
bios en los principios de la organizacin social hacia esquemas de
trabajo en red basado en la cooperacin entre individuos, que han
favorecido el desarrollo de movimientos sociales no corporativos,
como los de mujeres, ancianos, trabajadores, estudiantes y las lla-
madas minoras.
La percepcin generalizada del nuevo fenmeno, no se limita a
los grandes cambios tecnolgicos, sino a la influencia de estos en
el mbito econmico, sociocultural y geopoltico mundial. La glo-
balizacin econmica est cambiando las acciones en esta lnea
de todas las naciones -en asuntos como el comercio-, no solo me-
diante su liberalizacin y la redefinicin de las relaciones interna-
cionales plasmadas en diversos tipos de acuerdos, sino con reno-
vacin total de las estrategias de comercializacin implementando
el neuromarketing, marketing viral, social media, mailing, entre
otros. Estas nuevas estrategias han revolucionado totalmente la
forma de comercializar los bienes y servicios generando influencia
directa sobre los consumidores y llegando a manejar la intencin
de compra de estos.
El neuromarketing (Snchez, 2011) es una disciplina de avanza-
da, que tiene como funcin investigar y estudiar procesos cerebra-
les involucrados en la conducta y toma de decisiones de las perso-
nas en los campos de accin de marketing tradicional (inteligencia
de mercado, diseo de productos y servicios, comunicaciones,
precios, branding, posicionamiento, targeting, canales y ventas).
De esta manera, se puede leer la mente del consumidor, conocer
42
CLIC TRES
Dimensiones del fenmeno de la globalizacin en una sociedad en red
sus deseos, qu lo motiva para asumir, a su parecer, la mejor toma
de decisin al comprar o consumir un producto o servicio, inde-
pendientemente del tamao de la organizacin con la que se est
trabajando, el producto que se quiera vender o el tipo de consu-
midor al cual se quiere dirigir.
En el caso del marketing viral, Berruga Lloret (2009) indica que
se basa en el estudio riguroso de cmo utilizar la Internet para
propagar virales con eficacia o generar efectos de publicidad or-
denador a ordenador, y, por tanto, usuario a usuario; pretende
bsicamente lograr que los usuarios potenciales de un determina-
do producto se transmitan entre s un mensaje prediseado con
valores positivos sobre el mismo, y que lo hagan con una cierta
velocidad prevista y de modo exponencial.
El social media, es el uso de la redes sociales que permite a las
empresas y los consumidores interactuar y comentar acerca de sus
productos o servicios; y, el mailing es aquella accin de marketing
directo que consta del envo de informacin o propaganda publi-
citaria por correo, a las personas que forman parte de una lista,
aunque difcilmente la empresa sabe el porcentaje de impacto en
el consumo de sus productos.
Las anteriores corrientes del marketing son un reflejo de la in-
fluencia de la virtualizacin en la toma de decisiones de los consu-
midores, evidenciando que, debido al uso de las tecnologas de la
informacin y la comunicacin, se logra incluso influenciar la men-
te del sujeto para inducirlo a definir estructuras comportamenta-
les, basadas en el deseo del productor y no en el suyo propio.
La globalizacin plantea desafos y oportunidades. A partir del
desarrollo de las comunicaciones satelitales, del correo electrni-
co y posteriormente, de Internet, la problemtica espacio-tiempo
cambi su significado. El concepto de aldea global, trmino que
busca describir las consecuencias socioculturales de la comunica-
cin inmediata y mundial de todo tipo de informacin que posibi-
litan y estimulan los medios electrnicos de comunicacin, se ge-
43
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
neraliz y el mundo actual se globaliz. La virtualidad se convirti
en el signo de la poca y la sociedad de la informacin en un mo-
delo a alcanzar por los pases que tienen esta posibilidad. Peridi-
cos, libros, redes corporativas o privadas, empresas y grupos de
trabajo, todos ahora virtuales, aparecen en la palestra pblica.
En la sociedad de la informacin, el espacio y el tiempo no son
condicionantes de la interaccin social, del mismo modo que las
fronteras y los lmites nacionales no representan barreras para la
circulacin del capital, de datos, del mercado, incluso de trabajo,
o de relaciones interpersonales. En la actual sociedad, la informa-
cin se ha convertido en un elemento tan importante como los
recursos humanos, naturales y financieros para el desarrollo de las
economas modernas, caracterizadas por la progresiva implanta-
cin de las TIC en el conjunto de las actividades econmicas, tan-
to de produccin como de distribucin y consumo.
Un amplio abanico de innovaciones de proceso y de producto
en materia de informtica y telecomunicaciones ha generado la
aparicin de nuevas actividades productivas el sector TIC junto
con la transformacin de la industria de los contenidos tradiciona-
les hacia los nuevos formatos digitales. Las organizaciones en ge-
neral y las empresas en particular, se enfrentan en este nuevo siglo
a uno de los retos ms importantes y singulares de la era actual:
aprender a dirigir el conjunto de conocimientos existentes en
aquellas, con el fin de crear valor en la nueva sociedad del conoci-
miento y generar ventajas competitivas sostenibles o competen-
cias esenciales, que les faciliten lograr una excelencia organizativa
(Mena, 2006, seccin La Red Nacional de Informacin del IDICT
-REDNIDICT-).
El proceso de virtualizacin en la economa est transformando
las nociones clsicas de mercado y de trabajo (Lvy, 1998). El cibe-
respacio ha provocado la aparicin de un entorno de transaccin
cualitativamente distinto, en el que los roles de los consumidores,
los productores y los intermediarios, cambian profundamente. En-
tre algunas de las manifestaciones ms notables del proceso de
44
CLIC TRES
Dimensiones del fenmeno de la globalizacin en una sociedad en red
virtualizacin se describen, segn Wong-Gonzlez (1999, p. 6), la
realidad virtual, conocida como las simulaciones del ciberespacio
que pueden ser utilizadas para aumentar la productividad, realzar
el desempeo y capacitacin en el trabajo, o mejorar el diseo de
productos; en el mundo de la realidad virtual se transmite y pro-
cesa informacin sensorial mltiple con el fin de recrear los am-
bientes ms realistas, adems de funcionar en forma interactiva.
En este proceso se combinan elementos tales como sonido, cere-
bro, tacto, visin y telepresencia. El producto virtual es aquel que
existe desde antes de ser producido; su concepto, diseo y manu-
factura son archivados en la memoria de equipos asociativos, en
computadoras y lneas de produccin flexibles, proveen al cliente
una satisfaccin inmediata con eficiencia en costos, por tanto, es
producido instantneamente y comercializado en respuesta a la
demanda del cliente. La corporacin virtual vincula todas las for-
mas diversas de innovacin como aprovisionamiento justo a tiem-
po, equipos de trabajo, manufactura flexible, ingeniera reutiliza-
ble, facultad participativa del obrero, racionalizacin
organizacional, diseo computarizado, calidad total, clienteliza-
cin en masa, entre otras;asimismo, ha sido definida como una
red temporal de empresas independientes ligadas por la tecnolo-
ga de informtica, con el fin de compartir habilidades, costos y
tener acceso a los mercados globales. Departamento virtual, con-
ceptualizado como equipos de trabajo provenientes de divisiones
y localizaciones mltiples dentro de una organizacin, es donde
las tareas relacionadas con la funcin de produccin son integra-
das durante procesos de reingeniera, estableciendo nuevas rela-
ciones entre jerarqua, localizacin y poder. Moneda virtual, siste-
ma de cambio que representa una transaccin electrnica en
tiempo real, es la forma ms eficaz de que el navegante web entre
a su tienda y comercie sin el uso de cheques, visas o tarjetas de
crdito (de forma fsica). Otra de las expresiones es la de universi-
dad virtual y se define como un esquema que utiliza nuevas tecno-
logas de telecomunicaciones y redes electrnicas como enlaces
va satlite, Internet, multimedia, correo electrnico, y videocon-
ferencias, entre otras herramientas, para desarrollar sus activida-
45
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
des acadmicas. Comunidad virtual son agregados sociales que sur-
gen de la red cuando una cantidad suficiente de gente lleva a cabo
estas discusiones pblicas durante un tiempo suficiente, con sufi-
cientes sentimientos humanos como para formar redes de relacio-
nes personales en el espacio ciberntico. En sntesis, el fenmeno
de la virtualidad est reconfigurando un gran nmero de procesos
econmicos, sociales y culturales.
La mundializacin o globalizacin de la cultura, segn Ortiz
(como se cit en Sequera 1999), est profundamente asociada al
desarrollo de la industria cultural bajo la hegemona de la televi-
sin: la globalizacin de las telecomunicaciones. Tiende a difundir
hbitos de consumo, comportamientos y valores predominantes
en las sociedades industrializadas, y a imponerse en las culturas
de los pases ms poderosos, afectando la construccin de las
identidades nacionales de otros pases. Por esto, la globalizacin
tiende a arrasar con las culturas, especialmente las ms frgiles, ya
que genera una competencia cada vez ms feroz, por lo que, para
sobrevivir, las organizaciones tienen que ser cada vez ms giles,
flexibles, inteligentes y dispuestas al cambio. Los avances tecnol-
gicos imponen retos crecientes y constantes y, a su vez, aumentan
las oportunidades para compartir y generar redes de trabajo con
base en la innovacin, manejo de informacin y gerencia del cono-
cimiento.
En el contexto cultural, la virtualidad est constituyendo una
nueva racionalidad de la poca, una nueva forma de entender e
interpretar la cotidianidad, que implica pensar desde la heteroge-
neidad, la multiplicidad de los componentes filosfico y antropo-
lgico, y distintas formas de pensar, las cuales renen elementos
que redefinen lo actual para transformar la realidad. Es as que el
cambio cultural, producto de la virtualidad, conlleva a un nuevo
modelo socio-cultural caracterizado por la diferenciacin social
que deriva en la segmentacin de pblicos y del consumo; en una
estratificacin creciente de los usuarios resumida en dos pobla-
ciones: los interactuantes y los interactuados (Castells, 1997, p.
404). Los primeros estaran en condiciones de controlar sus pro-
46
CLIC TRES
Dimensiones del fenmeno de la globalizacin en una sociedad en red
pios sistemas de comunicacin, abiertos en distintas direcciones,
mientras que los segundos tendran limitadas posibilidades de
seleccin.
Las races de este largo proceso se nutren de las sucesivas revo-
luciones tecnolgicas y, muy en particular, de las que han logrado
reducir los costos de transporte, informacin y comunicaciones.
La disminucin radical del espacio, en el sentido econmico del
trmino, es un efecto acumulado de la reduccin de los costos y
del desarrollo de nuevos medios de transporte, a lo que se une la
posibilidad de transmitir informacin en tiempo real, cuya prime-
ra etapa es la invencin del telgrafo y que se expande posterior-
mente con el telfono y la televisin. En cambio, el acceso masivo
a la informacin solo se hace posible gracias a las tecnologas de
informacin y comunicaciones desarrolladas en los ltimos aos,
que han permitido disminuir drsticamente el costo de acceso,
aunque evidentemente no ocurre lo mismo con el de procesa-
miento y, por consiguiente, el de empleo eficaz de la informacin.
Los progresos registrados en el transporte, la informacin y las
comunicaciones forman parte de un conjunto ms amplio de inno-
vaciones tecnolgicas que hicieron posible adelantos sin prece-
dentes en la productividad, el crecimiento econmico y el comer-
cio internacional.
Para el Presidente y Director General de Microsoft Corporation,
Bill Gates (1999), las caractersticas esenciales que debern tener
las empresas del futuro a fin de lograr ser competitivas, sern ini-
cialmente tener mayor eficiencia en velocidad de respuesta, pro-
ducto del conocimiento y dominio de la digitalizacin. Gates vi-
sualiza los sistemas de informacin de la empresa como un
sistema nervioso, parecido al del cuerpo humano, donde ante una
accin existe una reaccin; por ello el xito de las empresas estar
enmarcado por el uso de tecnologa digital que gue su estilo de
trabajo. En su libro, Gates enumera 12 acciones clave para las em-
presas, basado en el hecho que el nuevo milenio incorpora de
forma directa los medios y mediaciones digitales en todos los
campos; dentro de tales acciones se resalta la comunicacin a tra-
47
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
vs del correo electrnico y el conocimiento de la empresa desde
su interior, al que denomina conocer sus nmeros (1999, p.
237), es decir, usar eficientemente las lneas telefnicas como me-
dio de acercamiento a los stakeholders, ofreciendo la informacin
adecuada y oportuna, puesto que este instrumento, unido a la
comunicacin electrnica, garantiza que las actividades de la em-
presa tengan siempre congruencia lgica con la situacin real del
mercado. Tambin, resalta la formacin de una cultura de coope-
racin mediante la aportacin de ideas y colaboracin en la toma
de decisiones. Todos estos elementos irn acompaados de un
proceso de escucha y una organizacin sistemtica, que haciendo
uso de las herramientas digitales, llevarn a la optimizacin de
procesos y al contacto directo con los clientes, para llegar final-
mente al desarrollo de una empresa inteligente.
Entre tanto, si bien es cierto que en el acceso a las nuevas tec-
nologas, al igual que en el mbito comercial, la globalizacin de
los mercados ofrece a los pases en desarrollo amplias oportuni-
dades de mejor integracin en la economa mundial, cuando no
existe una autntica igualdad de oportunidades en el mbito in-
ternacional, las normas globales solo generan mayores disparida-
des. Si se observa desde el punto de vista econmico, estos pro-
cesos favorables se enfrentan a la apertura incompleta de las
economas desarrolladas, reflejo de las prcticas proteccionistas
que siguen predominando en el mundo, as como a la sobreoferta
de determinados bienes en el comercio internacional, mxime de
materias primas. Otra fuente de preocupacin es la enorme bre-
cha digital interna, tanto social como productiva, reflejando nue-
vamente el panorama del desarrollo vs el subdesarrollo, siendo
este ltimo determinante en el acceso a los beneficios ofrecidos
por la virtualidad -descrita como los procesos de incorporacin
de activos digitales y servicios mediados por el uso de las tecno-
logas de la informacin y la comunicacin-; esta brecha se hace
cada vez ms amplia si se analiza el grado de conectividad e in-
dustrializacin que tienen ciertas poblaciones y lo que generara,
hablando de costos, acceder a tales procesos.
48
CLIC TRES
Dimensiones del fenmeno de la globalizacin en una sociedad en red
As mismo, si bien es cierto que el fenmeno globalizacin vir-
tualizada ha generado marcadas diferencias en la economa, el
comercio y los negocios, no es posible describir la configuracin
del fenmeno sin argumentar cambios en el desarrollo de las re-
laciones del sujeto, con s mismo y sus semejantes, que se agru-
pan en la llamada globalizacin de los valores vinculada a las luchas
de la sociedad civil internacional, puesto que se ha conformado
una sociedad civil global, cuya capacidad de informacin y movi-
lizacin se ha multiplicado con las nuevas tecnologas comunica-
cionales.
Los antecedentes de esta sociedad se remontan al internaciona-
lismo liberal, surgido de las revoluciones de Estados Unidos y
Francia a fines del siglo XVIII, cuya expresin ms concreta es la
Declaracin de los Derechos del Hombre y el ciudadano de la Re-
volucin Francesa (CEPAL, 2002). Como bien se sabe, estos valo-
res ejercieron una gran influencia en las luchas por la independen-
cia en Amrica Latina y el Caribe, que se iniciaron con la revolucin
haitiana de 1791, como efecto directo de la revolucin francesa.
La prolongada historia de los movimientos sociales ha adquirido
en los ltimos aos una nueva dimensin: la lucha por el derecho
a la identidad de pueblos y grupos sociales que se sienten amena-
zados por la tendencia a la homogeneizacin cultural, que impo-
ne la globalizacin. Este derecho a ser diferente interacta de di-
versas maneras con los derechos humanos, en el sentido
tradicional, que reconocen la igualdad de los ciudadanos, entre s
y ante el Estado. Igualdad e identidad tienen, por tanto, una com-
pleja relacin en el plano mundial. La globalizacin ataca y fo-
menta, a la vez, la diversidad cultural; de hecho, segmentos ente-
ros de la humanidad sienten amenazadas sus historias irrepetibles
y los valores que rigen sus comunidades. Pero, al mismo tiempo,
la globalizacin estrecha las relaciones entre tradiciones cultura-
les y modos de vida distintos, y propicia una pluralidad de inter-
pretaciones sobre el orden global.
49
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
Se considera que el inusitado desarrollo de los medios de comu-
nicacin condiciona estos procesos, ya que agiganta la brecha en-
tre los cnones culturales privilegiados por las cadenas globales y
las bases culturales y artsticas de los pases y regiones; su control
en el mbito nacional e internacional est concentrado en pocas
manos. Esta situacin atenta contra el ideal de diversidad cultural,
ya que el manejo del intercambio simblico incide en la construc-
cin de la identidad, de las opiniones y de las convicciones. El
desarrollo de medios audiovisuales se traduce en un notable au-
mento de las expectativas personales.
Con la generacin y adopcin de tecnologa, as como con el
mejoramiento de la competitividad internacional, tambin se
constituyen procesos de carcter sistmico, ya que el desempeo
del sistema de innovacin depende de un conjunto de sinergias y
externalidades de diversas clases, ms all de las reacciones maxi-
mizadoras de las empresas frente a los cambios de incentivos. En
esta visin, las oportunidades y los obstculos tecnolgicos, las
experiencias y habilidades adquiridas por los diferentes agentes
del sistema de innovacin, que fluyen a travs de este de una acti-
vidad econmica a otra, establecen un contexto especfico para
cada pas o regin, que hace que cualquier conjunto dado de in-
centivos econmicos genere diferentes estmulos y restricciones a
la innovacin. En la medida, y en los casos en que la divergencia
entre los incentivos econmicos y el estmulo a la innovacin re-
presentado por las externalidades sea significativa, la asignacin
de recursos de las empresas a la innovacin basada en el sistema
de precios ser sub-ptima. En definitiva, las empresas responden
apropiadamente a los desafos de la competitividad si trabajan en
mercados eficientes y con slidos vnculos a redes dinmicas con
instituciones vigorosas. En los pases en desarrollo, adems de las
considerables fallas de informacin y externalidades que impiden
una respuesta adecuada a dichos desafos, muchos de los merca-
dos e instituciones que rodean a las empresas son deficientes o
inexistentes. Tanto las empresas proveedoras como las de servi-
50
CLIC TRES
Dimensiones del fenmeno de la globalizacin en una sociedad en red
cios bsicos pueden verse afectadas por los factores que condu-
cen a una insuficiencia de capacidades tecnolgicas y que repre-
sentan falta de competitividad (CEPAL, 2002).
Es as, que de informatizados y tecnolgico-dependientes no se
escapa ninguna de las esferas de la sociedad, econmica, poltica
y civil, siendo esta tal vez la principal implicacin de la virtualidad
globalizada en el sujeto, que, con el paso del tiempo, sufre una
invisibilidad electrnica que lo lleva a generar procesos de depen-
dencia cooperativa relacional, reflejada en los diversos en-red-os
de la sociedad posmoderna. En efecto, la globalizacin est pro-
vocando un obsesivo afn de identidad, que va a provocar muchos
enfrentamientos.
51
CLIC CUATRO
TRAZAS EN TRIZAS:
DEL SUJETAMIENTO EN LA
VIRTUALIDAD
El mundo de la virtualizacin invade gran parte de la vida contem-
pornea y especialmente se prev que todas las instituciones edu-
cativas, religiosas, jurdicas, etc. () generalicen en corto tiempo
el uso de las nuevas tecnologas, como soporte en todos sus pro-
cesos. Tales procesos de incorporacin tecnolgica no son comple-
tamente nuevos en la historia, lo revolucionario son las transfor-
maciones ontolgicas y antropolgicas que subyacen a estas
nuevas formas de lo virtual, que transmutan la realidad actual. Bajo
este lente virtual se estn trazando rutas inditas de accin y de
intervencin en el mundo material y social.
(Carreo, 2012).
Sentimiento: sobre el exilio del sujeto en la virtualidad
A lo largo de la historia, las culturas han sido generadas por su-
jetos que compartan espacio y tiempo en condiciones determina-
das por tres tipos de relaciones: de produccin, de poder y de
experiencia (Castells, 1998b). Tales culturas han conformado dife-
rentes pocas y, a su vez, han tenido una forma especfica de mirar
CLIC CUATRO
Trazas en trizas: del sujetamiento en la virtualidad
y comprender la realidad; esta realidad, que tambin puede enten-
derse como cosmovisin, guarda en s misma la imagen del mun-
do propia de ese periodo.
Una nueva sociedad surge entonces, segn Castells (1998b),
siempre y cuando pueda observarse una transformacin estructu-
ral en los tres tipos de relaciones antes mencionadas; cambio que
conlleva una modificacin igualmente sustancial de las formas
sociales del espacio y el tiempo, y la aparicin de una nueva cultu-
ra (p. 374).
La transformacin estructural de la que habla Castells (1998b),
necesaria para el surgimiento de una nueva sociedad, es eviden-
ciada en la posmodernidad gracias a una revolucin tecnolgica,
centrada en torno a las tecnologas de la informacin [con la vir-
tualidad como elemento central que] est modificando la base de
la sociedad a un ritmo acelerado (p. 384). Sin embargo, la tecno-
loga y la virtualidad no son conceptos nuevos como lo explica el
mismo autor:
La capacidad o falta de capacidad de las sociedades para dominar la tecno-
loga, y en particular las que son estratgicamente decisivas en cada perodo
histrico, define en buena medida su destino, hasta el punto en que podemos
decir que aunque por s misma no determina la evolucin histrica y el
cambio social, la tecnologa o su carencia, plasma la capacidad de las socie-
dades para transformarse (1998a, p. 33).
Y es justamente en esa transformacin que emociones, senti-
mientos, pasiones y afectos4 de los sujetos toman sentido y per-
mean las decisiones, formas de pensar e interpretar el mundo real
y virtual que les rodea. Para comprender el papel de los sentimien-
tos en la virtualidad y cmo ocupan un lugar fundamental en las
4
En este texto se usar el concepto sentimientos para representar la vida afectiva de los sujetos, tal
como se explica en este captulo. Siguiendo con el intento de clarificacin de la emocin y conceptos
afines, el afecto es el modo en que un estado emocional interno se revela externamente (Siegel,
2007, p. 190), el cual aparece con seales no verbales y revela la naturaleza primaria, no diferenciada,
de las emociones. Los afectos poseen valencia, que puede ser positiva o negativa, as como una alta
baja activacin (Fernndez y Carrera, 2007, p. 299). En cuanto a la pasin, no es un proceso afectivo
muy profundo, de gran intensidad y que es capaz de dominar la actividad de la persona (). Conlleva
la focalizacin en un nico objetivo relacionado con el objeto de pasin (p. 300).
53
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
nuevas relaciones que se construyen, e incluso en las nuevas iden-
tidades de los sujetos, se hace necesario un breve recorrido que
permita clarificar conceptos afines.
La palabra emocin proviene del latin emocional, acto de remo-
ver, y del verbo emotio, que significa alejarse, moverse. De ah los
juegos de palabras ingleses actuales que parten de la raz motion,
moverse, y emocin a la vez (Fericgla, 2001). Segn Dodds (como
se cit en Fericgla, 2001), los autores griegos ticos del siglo V
a.C, y sus predecesores jonios, se referan al yo con la palabra
psykh, que normalmente era el yo emocional, ms que el racional.
Nuestros ancestros griegos consideraban la psykh como sede del
valor, de la pasin y la compasin, de la ansiedad y del apetito
animal. De hecho, antes de Platn nunca se mencion la psykh
como sede de la razn (p. 222).
En este orden de ideas, habr que sealar que las emociones
constituyen una dimensin esencial y a la vez paradjica de nues-
tra existencia humana (Fericgla, 2001, p. 219). La emocin, aque-
llo de lo cual ningn ser humano puede estar exento, ha sido con-
siderada en la cultura occidental como posesin o cualidad
individual (Gergen, 1994, p. 269); el yo como unidad independien-
te y las emociones como rasgos constitutivos del mismo (p. 259).
Una visin integradora de la emocin es otra de las ideas ms
recientes de la misma. Tal visin es claramente expresada por Sie-
gel (2007): las emociones representan procesos dinmicos crea-
dos dentro de los procesos del cerebro que evalan el sentido y
estn socialmente influidos (pp. 184-185).
Las emociones comprendidas desde su dimensin social, nos
obligan a cambiar el lugar referencial que se centra en el yo indi-
vidual y situarlo en la esfera de la relacin (Gergen, 1994), cam-
biando as, el modo de comprender trminos que han sido enten-
didos desde el enfoque individualista, sin necesidad de cambiarlos
por otros. Por ejemplo, si lo racional, asociado generalmente a la
mente individual, no es un producto de esta, sino el resultado de
54
CLIC CUATRO
Trazas en trizas: del sujetamiento en la virtualidad
la participacin en rutinas locales de intercambio, entonces pode-
mos empezar a examinar una recolocacin ms importante de lo
cognitivo (Gergen, 1994, p. 268), lo que tambin puede servirnos
para las emociones.
Para comprenderlas, con la ptica de la relacin, las emociones
han de ser definidas y diferenciadas de los sentimientos, los afec-
tos y la pasin, sin desconocer adems, sus interrelaciones. A pe-
sar de la importancia ya constatada de la emocin, hasta la fecha
no existe una completa claridad acerca de qu son las emociones
(Len, 2006, p. 366); aun as, una posibilidad aceptada actualmen-
te -y adoptada en este libro- es que pueden considerarse como
estados del organismo generados como respuesta a situaciones
relevantes en relacin con la supervivencia o la reproduccin
(Aguado, 2002, p. 1162). Dichos estados implican patrones com-
plejos de respuestas [tanto a situaciones externas como internas]
fisiolgicas [sudoracin y taquicardia, por ejemplo] y conductua-
les [gritar o llorar en el caso de los seres humanos], que permiten
al animal afrontar tales situaciones de la forma ms eficaz y adap-
tativa (Aguado, 2002, p. 1162). Sin embargo, un sencillo ejemplo
demostrar que el organismo puede tener reacciones fisiolgicas
iguales, ante situaciones que daran como resultado sentimientos
muy diferentes; as, una reaccin fisiolgica como la sudoracin o
la taquicardia, podra estar relacionada con una situacin alegre o
aterradora, por tanto, qu es lo que le otorga la significacin a la
emocin? Qu es lo que permite al ser humano (teniendo en
cuenta una misma reaccin fisiolgica) decir siento alegra o
siento tristeza? En este sentido, es su dimensin social (relacio-
nal), unida a su cultura e historia especfica, lo que le permite al
individuo decodificar la emocin para comprender que eso que
vive se traduce en uno u otro sentimiento; siguiendo a Fericgla
(2001), los sentimientos son emociones que han pasado por la
razn y la consciencia, que son emociones culturalmente codifica-
das y que, por tanto, tienen algo de artefacto, forman parte del
mundo () de los humanos (p. 231). Las emociones entonces,
formaran parte del mundo primero, del que se experimenta de
forma inmediata (p. 231), y los sentimientos se referiran a la
55
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
significacin que el sujeto le otorga a esas emociones. Tal signifi-
cacin es social y cambia segn las relaciones y lugares en donde
se realiza.
En tal sentido, los sentimientos son comprendidos como un de-
venir en el que la pregunta es por lo que se est haciendo y no por
lo que ya est hecho. Se trata ms de un acontecimiento que de
una cosa (Alfama, Bona y Calln, 2005, p. 3), y de esta manera se
mueven y hacen mover tanto al sujeto que los construye/siente,
como a los dems sujetos que se vinculan y co-participan en el
entramado de vivencias con ellos relacionados. Ahora bien, este
desplazamiento de los sentimientos genera:
Territorios afectivos (), zonas en las que uno se siente a gusto y zonas en
las que no (). Retomando a Spinoza diremos que la afectividad tambin
tiene algo que ver con la capacidad de afectar y de ser afectado (affectio). Y
estos afectos pueden subsistir en forma de sentimientos (affectus), haciendo
per-durar en la memoria y en el cuerpo, encarnando, los efectos que generan
con la interaccin (Alfama et al., 2005, p. 4).
Acudiendo a la analoga como forma de relacin razonada, la
virtualidad sera entonces un territorio afectivo, una zona particu-
lar en la cual los sujetos construyen su morada, sus sentimientos,
exilindose de s mismos. Cmo exiliarnos de nosotros mismos?
Justamente, en palabras de Pierre Lvy (1998) se dira que la fuer-
za y la velocidad de la virtualizacin son tan grandes que exilian a
los seres de sus propios conocimientos, los expulsan de su identi-
dad, de su oficio, de su pas (p. 133). Ahora bien, el destierro trae
consigo lo que Alfama et al., (2005) han nombrado como mercan-
tilizacin de las experiencias, en la cual,
hemos transitado de una economa de produccin de bienes a una economa
mercantilizadora de servicios y experiencias, en la que la vida entera, en
forma de lenguaje, capacidades simblicas y comunicativas y afectos ha
sido movilizada para una mayor rentabilidad (p. 6).
56
CLIC CUATRO
Trazas en trizas: del sujetamiento en la virtualidad
Las implicaciones para el sujeto varan segn la intensidad, fre-
cuencia y exilio al que se exponga. En este sentido, compartir
cada minuto de la vida y los sentimientos en el mundo virtual im-
plica estar exiliado tambin del mundo real y por ende, del ms
cercano, que ahora puede ser el ms lejano.
Lo anterior lleva a reflexionar sobre la inversin de los concep-
tos de cercana y lejana que la virtualidad permite re-construir; lo
que antes estaba en una condicin de lejana del sujeto (por dis-
tancia, tiempo o imposibilidad fsica), la virtualidad lo hace posi-
ble, y con esto se construyen premisas como ser quien se quie-
ra, hacer lo que se quiera, decir lo que se quiera. Ahora bien,
uno de los interrogantes fundamentales es cules sentimientos
entonces se construyen entre aquellos que comparten el territorio
virtual?
Una premisa inicial apuesta por considerar que los sentimientos
emergen de la interpretacin que cada uno hace de la situacin,
no de la situacin misma, y este hecho implica la existencia de una
relacin muy estrecha entre las emociones, la cognicin y el entre-
namiento cultural (Fericgla, 2001, p. 230), lo que da pie para afir-
mar: lo que da la significacin a las expresiones emocionales es
que estas se encuentren insertadas en secuencias particulares
temporales de intercambio. En efecto, son constituyentes de las
narraciones vividas (Gergen, 1994, p. 275); es por esto que un ser
humano en una situacin dada, en un momento preciso de su
vida, en un contexto determinado, no reacciona, ni siente, de la
misma forma que en otro momento de su historia. En otras pala-
bras,
La emocin -y en especial los sentimientos- nacen de la interpretacin de las
situaciones, [y de los contextos relacionales en donde surgen] no de las si-
tuaciones en s mismas y de ah tambin que la vida emocional debiera con-
vertirse inmediatamente en objeto de estudio prioritario de la antropologa
cultural [y de la psicologa] (Fericgla, 2001, pp. 241-242).
57
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
Ahora bien, comprender los sentimientos en la virtualidad impli-
ca reconocer que esta, representada muchas veces en las tecnolo-
gas de informacin y comunicacin (las TIC), no es una simple
herramienta de entretenimiento y comunicacin, sino que se con-
vierte en mediadora que vincula sentimientos particulares de su-
jetos que probablemente se construyen a s mismos para la virtua-
lidad de un modo singular: exilindose de s mismos:
Las TIC (y la mercantilizacin a la que sirven) problematizan o virtualizan
los afectos y las relaciones afectivas tal y como venan siendo entendidas.
Rompen con la vinculacin de proximidad espacial y temporal entre cuer-
pos. Incluso podramos decir que en el ciberespacio o mediante las TIC se
abre la posibilidad de cambios identitarios, plurales y fragmentarios as
como la creacin de atmsferas afectuales a partir de informacin que sus-
tituye y difracta olores, texturas, cuerpos y presencias fsicas. Se producen
adems ciertos automatismos tecnolgicos donde la agencia/capacidad de
afectar (y parcialmente tambin la responsabilidad) y su correspondiente
sedimentacin en forma de sentimiento, es delegada a los artefactos tecno-
lgicos. No slo corresponde a la interaccin entre humanos. A pesar de
esto, los efectos que se producen siguen siendo los mismos (Alfama et al.,
2005, p. 10).
En este panorama, a medida que son ms complejas las relacio-
nes entre lo humano y lo virtual, ms rpidamente se padece la
disolucin del yo (Gergen, 1992, p. 13), representada en los di-
lemas de la identidad y la transformacin de nuestra experiencia
cotidiana respecto de nosotros mismos y de los dems (Gergen,
1992, p. 13). Anlogamente podra decirse que la virtualidad ha
producido un cambio radical en la forma de re-velarnos a los de-
ms: el antes espacio ntimo, ahora es xtimo (Lacan, 1973/2003),
entendido como lo ms ntimo que est paradjicamente en el
exterior. Diramos entonces que la virtualidad fractura la intimi-
dad, de modo que lo ms ntimo deja de ser como tal, para trans-
formarse en lo xtimo. As pues, los sentimientos se construyen y
circulan por medios de expresin distintos a los presenciales/cor-
porales y as es como se entiende que,
precisamente uno de los motores del desarrollo del mercado tecnolgico sea
esta movilizacin de la afectividad y las emociones: en la bsqueda de ma-
yores cotas de precisin y definicin de los afectos, pasamos de la tecnolo-
ga del correo electrnico a la del chat (que incorpora el tiempo real); del
58
CLIC CUATRO
Trazas en trizas: del sujetamiento en la virtualidad
chat escrito al chat de voz, con programas como el Skype; de la voz pasamos
a la imagen con la incorporacin al mercado de las webcams y quizs en un
futuro no muy lejano se comercialicen dispositivos tctiles que nos permitan
acercarnos an ms a la experiencia fsica afectual (Alfama et al., 2005, p.
10).
Como resultado, se considera una especie de transformacin en
s misma de la virtualidad que cada vez se refina ms para permitir
experiencias ms reales de vinculacin; paradjicamente, cuan-
do tenemos al lado al ser humano en carne y hueso, las palabras
no fluyen tan ampliamente, los emoticones no existen, ahora es el
rostro, el real.
El horizonte que se vislumbra es contradictorio, ya que lo virtual
no es opuesto a lo real, sino que es otra realidad construida social-
mente que se presenta como el movimiento del convertirse en
otro o heterognesis de lo humano (Lvy, 1998, p. 8); es aqu
donde toma fuerza la idea de refinar cada vez ms la mediacin
tecnolgica: ya no es solo voz, ni letra, ya es imagen de un mundo
particular inscrito por el poder de la mirada: miramos a otros, nos
miran, nos mostramos, se muestran. Ahora bien, ante esta parti-
cular manera de encontrarnos en la vida real/virtual, la pregunta
fundamental sera, nos miramos?
El sujeto no es el dueo de su mirada: qu mira cuando mira?
En el trascurso de la historia de la humanidad, la mirada no ha
pasado desapercibida para ninguna cultura, hasta el punto de con-
cederle diversos atributos como la malignidad: el mal de ojo es
una creencia universal antiqusima, que se encuentra en todas
partes bajo diversos nombres (Montes, 1981, p. 90), o la divini-
dad: Yahveh mir propicio a Abel y su oblacin, ms no mir
propicio a Can y su oblacin (Gnesis 4:4b. Biblia de Jerusaln);
as mismo, se le han atribuido efectos que van desde los perjuicios
y la muerte, hasta las bendiciones y la prosperidad.
59
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
Las referencias a la mirada aparecen ya en los primeros relatos
mitolgicos y se mantienen con variados sentidos y expresiones,
en el desarrollo de las distintas concepciones religiosas. Jorge Luis
Borges (2007) menciona la mirada que rompe las piedras y que-
ma el pasto (p. 16), refirindose al basilisco, un ave reptil que
mataba envenenando con su mirada; a partir de la edad media, el
basilisco es un gallo cuadrpedo y coronado, de plumaje amarillo,
con grandes alas espinosas y cola de serpiente a quien nombraron
como basilicock. Los enciclopedistas cristianos (Borges, 2007, p.
72) rechazaron las fbulas mitolgicas sobre el basilisco diciendo
que provena de un huevo contrahecho y deforme, puesto por un
gallo e incubado por una serpiente o un sapo (p. 74); a pesar de
los cambios, e incluso de los intentos por suprimir el mito, lo que
no cambia es el atributo mortfero de su mirada. En Medusa, tam-
bin de la mitologa, se encuentra el poder de la mirada que petri-
fica. En ambos casos, encontrarse frente a frente con el monstruo,
mirarlo, es tanto como morir.
La fascinacin por el fenmeno de la mirada incluye, adems,
elementos histricos que dan razn de las prohibiciones sobre o
alrededor de la misma. Orfeo5 habra conquistado la felicidad
siempre y cuando no hubiera vuelto la mirada (Bermejo Barrera y
Diez Platas, 2002, p. 143); la esposa de Lot6 se habra salvado, si
no hubiera volteado su vista hacia atrs para mirar la destruccin
de Sodoma (Gnesis 19:17b); Moiss7 no deba mirar la zarza ar-
diendo; algunas leyendas hablan del precio que se paga por ver el
monstruo, como se mencionaba anteriormente con el basilisco y
Medusa.
En buena parte de Occidente se cierran los prpados de los
muertos para que no miren, para que sus ojos fijos, impasibles, no
atemoricen; es necesario para evitar que con su mirada no busque
5
Segn la mitologa Griega, Orfeo era un semidis Olmpico; al perder a su esposa, desciende a los
infiernos por ella, teniendo como nica condicin para rescatarla no mirarla hasta que lleguen a la luz
del sol.
6
Segn los escritos Bblicos, Lot era el sobrino de Abraham; al separarse, Lot decide irse a la Vega del
Jordn (al sur del Mar Muerto), donde plant sus tierras hasta Sodoma (Gnesis, 13:10).
7
Hebreo puesto en las aguas del Rio Nilo y encontrado por la hija del Faran de Egipto; liberador de su
pueblo bajo las rdenes del Dios de los israelitas.
60
CLIC CUATRO
Trazas en trizas: del sujetamiento en la virtualidad
a la prxima persona que va a morir (Cuadra Garca, 2000); no
debemos mirar a nuestra madre desnuda y mucho menos desear-
la, Edipo8; no debemos mirar dentro de lo sagrado, tab. La mira-
da abarca todas las culturas y todo lo que en ellas acontece.
En Grecia, especficamente en el Panten9, el dios Helios (Apolo
en la mitologa Romana), es el dios que lo sabe todo, que todo lo
ve, para l no hay distancia; nada se le escapa, ni los pensamientos
ni las palabras ni los actos (Genest, 1999, p. 212). Aqu la mirada
sigue siendo instrumento para un fin determinado: verlo todo,
que nada se escape. Friedrich Nietzsche (1887), en la disertacin
segunda de Genealoga de la moral, hace alusin a la necesidad de
espectadores divinos que aprecien el espectculo de la mala
consciencia del hombre, que es un espectculo demasiado deli-
cado, demasiado maravilloso, demasiado paradjico como para
que pudiera representarse en cualquier ridculo astro sin que,
cosa absurda, nadie lo presenciase (p. 81).
El arte con los griegos se torna esencial porque establece los
fundamentos estticos y contribuye a la formacin de un modelo
de belleza ideal que proporcion al hombre occidental una ima-
gen indestructible (De Sanesteban, 2004). La mirada se posa en-
tonces sobre la belleza y su ideal; el cuerpo desnudo pasa a ser
objeto de contemplacin, objeto que es alentado a la perfeccin
divina.
Igualmente en Grecia, el teatro comienza a mostrar la tragedia y
la comedia al espectador; lo fundamental era la gente que miraba
y la gente que actuaba. Desde sus inicios, tiene gran relacin con
la mirada: procede de la palabra (theatron) del griego an-
tiguo lugar donde se mira o bien lo que se mira, pues se trata
de un sustantivo creado a partir del verbo (ver, mirar, con-
8
Edipo Rey es una obra de teatro escrita por Sfocles que narra la historia de un desventurado prncipe
de Tebas, hijo de Layo y de Yocasta. Poco antes de que Layo y Yocasta se casaran el orculo de Delfos
les advirti que su llegara a ser asesino de su padre y esposo de su madre. Tiempo despus (y habiendo
sido alejado de sus padres), al cumplirse el orculo y al enterarse de la verdad, y comprobar que su
madre se haba suicidado, Edipo se arranca los ojos con unos aretes de oro y pide ser desterrado al
monte donde fue abandonado al nacer, para que fuera devorado por las fieras.
9
Del latn panthen templo. Templo de todos los dioses en la antigedad Griega y Romana.
61
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
templar, observar). As, lo que en un principio significaba el lu-
gar donde se mira algo, que era el , tambin termin
significando el conjunto de espectadores y, an ms, un gnero
literario basado en la representacin donde los espectadores con-
templan algo (el ) que es lo contemplado (el ) en
un lugar para contemplar (el ): el teatro (Diez De Velasco,
1998, p. 89).
La mirada en el Medioevo va a tener una resignificacin, ya que
Dios va a ser el centro del Universo de donde emana toda belleza
sensible; la mirada ahora no puede dirigirse a la belleza del cuer-
po desnudo como lo hacan los griegos, sino que deber dirigirse
a Dios. La contemplacin visual de la mirada se extiende aqu a
cualquier otra percepcin cognoscitiva; la percepcin de la belle-
za es una especie de conocimiento. Dado que este consiste en
abstraer la forma que hace a un objeto ser lo que es, la belleza
depende de la forma (Diez De Velasco, 1998, p. 92).
La mirada de Dios es un aspecto importante en el recorrido his-
trico de esta facultad. Es en la Biblia en donde se narra cmo su
mirada siempre presente sobre la creacin10, todo lo ordena y vi-
gila; l sabe todo cuanto pasa; pone seales, visibles a su mirada
y a la del hombre, para recordar la Alianza11; con su mirada escoge
a ciertas personas y las llama hacia l12 y tambin escruta los co-
razones y las entraas (Ps 7:10b). Mirar el rostro de Dios es una
recompensa para el justo y un sufrimiento cuando no se puede
ver13. En el Nuevo Testamento, la mirada de Jess, el Hijo de Dios,
va a ser con misericordia14 y ante ella no slo el demonio sentir
temor,15 sino que adems podrn sanarse los enfermos: Maestro
te suplico que mires a mi hijo porque es el nico que tengo y he
aqu que un espritu se apodera de l (Lc. 9:38b).
10
Vio Dios cuanto haba hecho y todo estaba muy bien (Gnesis 1:31a).
11
Pues en cuanto est el arco en las nubes, yo lo ver para recordar la Alianza perpetua (Gnesis
9:16).
12
Cuando vio Yahveh que Moiss se acercaba para mirar, le llam de en medio de la zarza (Ex. 3: 4-5).
13
Hasta cundo me ocultars tu rostro?Hasta cundo tendr congojas en mi alma? (Ps 13:2b-3).
14
Y al ver a la muchedumbre, sinti compasin de ella (Mt 9:36).
15
Cuando se acercaba, el demonio le arroj por tierra (Lc 9:42).
62
CLIC CUATRO
Trazas en trizas: del sujetamiento en la virtualidad
Por su parte, en la poca moderna, la mirada re-encuentra la
imagen, provocando esenciales manifestaciones a las cuales, se-
gn Heidegger (1958), pertenecen:
1. La ciencia: la esencia de la ciencia es la investigacin; el cono-
cimiento se instala a s propio como proceder en el mbito del
ente, de la naturaleza o de la historia (p. 20); la ciencia se
convierte en investigacin por el proyecto y el afianzamiento
en el rigor del proceder (p. 23).
2. La tcnica maquinista: que es, ella misma, una autnoma trans-
formacin de la prctica, de suerte que slo a partir de sta es
reclamada la aplicacin de la ciencia natural matemtica
(p.17).
3. El proceso que introduce al arte en el horizonte de la esttica:
la obra de arte se convierte en objeto de vivencias, y en con-
secuencia se considera el arte como expresin de la vida del
hombre (p. 17).
4. El obrar humano se interpreta y realiza como cultura; cultura es
entonces la actualizacin y realizacin de los supremos valores
mediante el fomento solcito de los supremos bienes del hom-
bre. Est en la esencia de la cultura hacer a este fomento a su
vez objeto de fomento, y convertirse as en poltica cultural (p.
17).
5. La desdivinizacin o prdida de dioses:
el doble proceso en que, de un lado, la imagen del mundo se cristianiza en
cuanto el fundamento del mundo es postulado como lo infinito (...), absolu-
to (), y de otro, el cristianismo reinterpreta su cristianidad como una cos-
movisin y as se acomoda a la modernidad (p. 18).
La desdivinizacin es el estado de indecisin respecto de dios y
los dioses, sin excluir la religiosidad, tanto ms que slo por l se
convierte el nexo hacia los dioses en vivencia religiosa (p. 18). El
vaco entonces, dice Heidegger, es sustituido por la exploracin
histrica y psicolgica del mito.
63
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
Ahora bien, a principios del siglo XIX, Jeremy Bentham (1979)
propuso un diseo arquitectnico basado en los sistemas de dis-
ciplina social. El modelo era aplicado en prisiones, fbricas e ins-
tituciones psiquitricas. Su efectividad estaba sustentada en la
generacin de estados de aislamiento y paranoia producidos al
instalar a los individuos en celdas, incomunicadas entre s, dis-
puestas circularmente, sin poder ver a su vigilante, pero sabindo-
se escudriados constantemente desde la torre central.
Bentham (1979) desarroll un sistema filosfico que origin, en-
tre otras cosas, una concepcin arquitectnica que implicaba la
constante vigilancia. Este sistema fue llamado panptico16 y po-
dra decirse que dos son las caractersticas de su mecanismo: a)
Visibilidad: como sensacin de constante mirada de quien es vigi-
lado; b) Inverificabilidad: de quien vigila (p. 37).
Con el panptico, el poder ya no se ejercitar por la fuerza y la
presin no tendr sentido, ya que establece un lineamiento por el
cual se estar en constante evidencia y lleva el mensaje de sentir-
se vigilado. La relacin de poder se invierte: ya no depender de
alguien en particular, porque en el panptico cualquiera puede
hacer funcionar el dispositivo del poder.
Foucault (1990), en su texto Vigilar y castigar, desarrolla en gran
parte el asunto del poder y cmo va tejiendo mecanismos diver-
sos a travs de las diferentes pocas histricas (p. 23); pero es al
tratar el tema del panoptismo (Foucault, 1973), cuando se entien-
de la importancia de la construccin arquitectnica como deter-
minante en el ejercicio del poder y la manera en que se busc
controlar la peste a finales del siglo XVIII: se trata de controlar la
enfermedad y la muerte, por esto, la vigilancia y el poder estn
jerarquizados, se controla al individuo en un espacio restringido;
es as como el panptico de Bentham es la figura arquitectnica
que combina la imposicin de las tcticas de disciplina (individua-
les) a los excluidos y los incluye, al mismo tiempo, en el control
(Guerra Delgado, 2003).
16
Del griego pan que significa todo y optikoj , ptico.
64
CLIC CUATRO
Trazas en trizas: del sujetamiento en la virtualidad
A diferencia del calabozo que cumpla tres funciones especfi-
cas: encerrar, privar de luz y ocultar, el panptico, aunque conser-
va el encierro, no oculta, invade de luz, siendo la mejor tctica de
poder; por eso, la visibilidad, como dice Foucault (1990), es una
trampa: Visibility is a trap (p. 38); aqu la mirada es instrumento
de poder y coercin que va a permitir verlo todo y as, controlarlo
todo, de ah que el inters por mirar del sujeto no sea un inters
vano: puede incluso esconder intenciones que se desbordan cuan-
do el encuentro de la mirada y lo mirado se hace inevitable.
La inevitabilidad de la mirada, tanto como acto y como vnculo,
se hace tambin evidente en los diferentes campos del saber; cada
uno va a estudiarlo y a entenderlo segn sus intereses particula-
res, contribuyendo de igual forma, a la profundizacin de este
fenmeno. Para la comunicacin social, por ejemplo, la mirada es
analizada desde la imagen, como elementos complementarios:
Cuando hablamos de mirada nos referimos a esa capacidad que se extiende
ms all de la mera funcin fsica del ver. Cuando hablamos de mirada en-
tendemos la actividad de un sujeto activo frente a la representacin, frente a
la imagen. La mirada como elemento constituyente de la imagen misma. La
mirada como elemento que da sentido a la existencia misma de la imagen
(Chion, 1993, p. 109).
Las imgenes no existen en el vaco. Son producto de una cons-
truccin humana concreta: aunque se trate de imgenes mentales,
slo tienen razn de ser, origen y significado para y desde seres
humanos concretos que viven en un espacio y tiempo concretos
(Chion, 1993, p. 113).
En cuanto a la fotografa, para el licenciado Fernando Vsquez
Rodrguez (2004), una fotografa es la memoria de la mirada (p.
84). Es aquello que solidifica:
La mirada del fotgrafo es la mirada de Medusa. Detener, retener, convertir
en piedra. El trabajo del fotgrafo, lo sabemos, es esculpir con luz. El fot-
grafo talla, es decir, mira. Y cada mirada suya esculpe sobre el papel un
rasgo, una parte, un ngulo. Medusa que repite Mrame (...) y, al mirar al
fotgrafo, l nos fija, para siempre (p. 84).
65
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
Desde la filosofa, dos autores principalmente han estudiado el
asunto de la mirada: Platn y Jean Paul Sartre. En Repblica, Platn
(trad. en 2003) dice que igual que el rgano de la visin necesita
que la luz, que emana del sol, irradie los objetos del mundo visible
para ser percibidos, el alma necesita una cierta luz emanada del
bien para aprehender o concebir los objetos del mundo inteligible
(508a-b). Hay una oscuridad para los sentidos, en la que nos mo-
vemos torpemente, y como a tientas, cuando la luz del sol no ilu-
mina el mundo fsico de nuestra experiencia concreta. Pero existe,
adems, dira Platn (trad. en 1993), una oscuridad del alma por la
que ignoramos o nos comportamos torpemente respecto de los
objetos inteligibles, del modelo eterno, en ausencia de la luz irra-
diada por el bien (p. 47). La mirada para Platn est estrechamen-
te ligada con el conocimiento de los objetos del mundo.
De igual modo, Sartre (citado por Aranguren, 2002) plante la
realidad problemtica del otro, desde la perspectiva de la mirada.
El punto de partida de la reflexin Sartriana es la consideracin de
nuestro cuerpo, ya que es,
en primera instancia, lo que esencialmente es conocido por el prjimo; lo
primero que conocemos del otro es el cuerpo que veo; lo primero que es
conocido de m mismo por el otro es el cuerpo que el otro me ve. Esto ltimo
es lo que ms interesa a Sartre; lo esencial de lo que sabemos de nuestro
cuerpo proviene de la manera como los otros lo ven (Aranguren, 2002, p.
260).
Por tanto,
nos es fcil, pues, intentar, con ejemplos concretos, la descripcin de esta
relacin fundamental que debe constituir la base de toda teora del prjimo;
si el prjimo es, por principio, aquel que me mira, debemos poder explicar
el sentido de la mirada ajena (p. 285).
Sartre (1976) tambin va a hacer alusin a la vergenza en rela-
cin con la mirada:
66
CLIC CUATRO
Trazas en trizas: del sujetamiento en la virtualidad
En la vergenza se produce un reconocimiento acerca de m mismo: reco-
nozco que soy como el prjimo me ve. Por consiguiente, la vergenza lo que
me revela es la realidad de la mirada del otro y la realidad de m mismo,
como trmino de esa mirada (p. 143).
El mirar es la accin por la cual el otro se hace presente ante m.
Sartre (1976) menciona tres tipos de reacciones frente a la mirada
del otro: el miedo, la vergenza y el orgullo. As,
la mirada del otro estrangula mi libertad y mi ser se aliena al ser un ser que
es visto por otro. El otro es la muerte oculta de mis posibilidades en tanto
que vivo esta muerte como oculta en medio del mundo. Sentirse mirado es
dejar de ser dueo de la situacin (p. 341).
Es por esto que el infierno son los otros, proclama Sartre
(1994), por boca de uno de sus personajes en la obra teatral A
puerta cerrada.
Continuando con el desbrozamiento de la mirada desde las dife-
rentes disciplinas, para la psicologa, no es estudiada como fen-
meno singular, sino que est referida a la visin y al ojo como r-
gano sensorial. La teora del color va a jugar un papel importante
en el estudio de la visin, as como la estructura misma del ojo y
aquello que podra afectarlo: el ojo podra usarse como una c-
mara (). La parte frontal del ojo est cubierta por una membrana
clara llamada crnea (). La forma del ojo afecta el enfoque
(Coon, 1999, pp. 173-175). Aun as, la psicologa reconoce la im-
portancia del sentido de la visin y su prevalencia sobre los dems
sentidos: para la mayora de las personas la prdida de la visin
es la incapacidad sensorial individual ms devastadora; debido a
su gran importancia, se explorar la visin con ms detalle que los
otros sentidos (p. 173). Cuando se habla de la emocin que pue-
den transmitir los ojos, a la psicologa le interesa principalmente
el tamao de las pupilas de una persona: la emocin afecta a las
pupilas; especficamente la activacin, el inters o a atencin pue-
den activar el sistema nervioso simptico y ocasionar la dilatacin
de las pupilas (p. 432).
67
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
Desde el psicoanlisis, Lacan (1964/2004), por una parte, en La
esquizia del ojo y la mirada, que integra el Seminario 11, diferencia
entre el ojo, como rgano de la visin, y la mirada, que queda del
lado del objeto: este devuelve la mirada al sujeto; el objeto es
mirada para el sujeto (p. 48), pero desde un lugar o un punto des-
de el cual el sujeto no puede verlo. Dice Lacan: ustedes nunca me
miran desde el lugar en el que yo los veo; nunca me miras donde
te veo (p. 49). Ahora bien, el mismo autor agrega:
El ojo y la mirada, esa es para nosotros la esquizia en la cual se manifiesta
la pulsin a nivel del campo escpico (). En nuestra relacin con las co-
sas, tal como la constituye la va de la visin y la ordena en las figuras de la
representacin, algo se desliza, pasa, se transmite de peldao en peldao,
eludido; eso se llama la mirada (pp. 80-81).
Mientras el ojo es el rgano de la visin, la mirada es el aporte
de la visin integrada al campo del deseo. La mirada implica al
sujeto y al deseo que est en juego. Mientras el sujeto ve, la mira-
da se pierde, queda eludida; cuando hay mirada, no se ve.
Lacan (1964/2004) es reiterativo sobre la idea de la preexisten-
cia de una mirada, ya que, aunque el sujeto no ve ms que desde
un punto, es mirado desde todas partes; la esquizia pues, que in-
teresa a Lacan, es la del ojo y la mirada en la que se manifiesta la
pulsin a nivel del campo escpico: en la relacin escpica, el
objeto del que depende la fantasa a la que el sujeto est colgado
en una vacilacin esencial, es la mirada (p. 93); desde el momen-
to que el sujeto intenta acomodarse a esta, agrega el autor, se
convierte en ese objeto puntiforme, ese punto de ser desvane-
ciente con el que el sujeto confunde su propio desfallecimiento;
por eso, de todos los objetos con los que el sujeto puede reconocer la depen-
dencia en la que est el registro del deseo, la mirada se especifica como in-
asequible. Por ello ms que a cualquier otro objeto es desconocido y quizs
por esta razn el sujeto encuentra tan fcilmente el medio de simbolizar su
propio rasgo desvaneciente y puntiforme en la ilusin de la consciencia de
verse, en la que se elide la mirada (p. 93).
68
CLIC CUATRO
Trazas en trizas: del sujetamiento en la virtualidad
Por su parte, Lacan (1964/2004), puntualiza en que somos seres
mirados por el espectculo del mundo. Lo que nos hace conscien-
cia nos instituye, al mismo tiempo, como speculum mundi; No
hay satisfaccin en el estar bajo esa mirada, () esa mirada que
nos cerca, y que nos convierte en primer lugar en seres mirados,
pero sin que nos lo muestren? (p. 85); he aqu la virtualidad: te-
rritorio de senti-miento que nos mira por medio de los otros, que
nos permite mirar, a veces sin saberlo; que nos satura, de ah que
la virtualidad conlleve un incremento brutal de los estmulos so-
ciales [representados en imagen por lo general] que se aproxima
al estado de saturacin (Gergen, 1992, p. 13).
Es preciso decir que en el campo escpico, la mirada est afue-
ra, soy mirado, es decir, soy cuadro (Lacan, 1964/2004, p. 116).
La mirada que est afuera determina al sujeto intrnsecamente:
por la mirada entra en la luz y de la mirada recibe su efecto. De
todo esto resulta, siguiendo a Lacan, que la mirada es el instru-
mento por el cual se encarna la luz y por el cual el sujeto es fo-
to-grafiado:
El sujeto humano, el sujeto del deseo que es la esencia del hombre- a dife-
rencia del animal, no queda enteramente atrapado en esa captura imaginaria.
Sabe orientarse en ella. Cmo? En la medida en que asla la funcin de la
pantalla y juega con ella. El hombre, en efecto, sabe jugar con la mscara
como siendo ese ms all del cual est la mirada. En este caso, el lugar de la
mediacin es la pantalla (p. 117).
Por ende, el campo escpico est articulado entre dos elemen-
tos: del lado de las cosas est la mirada, es decir, las cosas miran
al sujeto, y del lado del sujeto est la visin; sin embargo, el suje-
to no ve que las cosas lo miran. En quien mira existe un apetito
del ojo al que hay que alimentar y que da su valor de encanto a
cosas como la pintura; este valor, segn Lacan (1964/2004), perte-
nece a la verdadera funcin del ojo en tanto rgano, el ojo voraz
que es el ojo malo, el mal de ojo (p. 124), que insina que el ojo
entraa la responsabilidad mortal de estar dotado de un poder
separador, que no tiene mejor imagen que la envidia:
69
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
Para comprender qu es la envidia, en su funcin de mirada, no hay que
confundirla con los celos (); todos saben que la envidia suele provocarla
comnmente la posesin de bienes que no tendran ninguna utilidad para
quien los envidia, y cuya verdadera naturaleza ni siquiera sospecha. Esa es
la verdadera envidia. Hace que el sujeto se ponga plido, ante, qu? -ante
la imagen de una completud que se cierra- (p. 125).
Juan David Nasio (1994) dir que ver es ver el mundo que est
delante de nosotros y mirar es fijar la vista en un detalle, en un
aspecto particular de aquello que estamos viendo (p. 27); men-
ciona la mirada como objeto de pulsin y momento de la fascina-
cin,
entonces tenemos la mirada como acto y como objeto pulsional () y es
precisamente en el campo global de la visin formado de imgenes en el
que va a surgir la mirada en un momento particular: el momento de la fasci-
nacin (p. 54).
Dicha fascinacin se encarna en la virtualidad que expulsa al
sujeto de s mismo y lo introduce a un territorio distinto en donde
puede ser otro. La fascinacin de mirar adentro del mundo vir-
tual construye una forma particular de interpretar la realidad, ya
que se trata de un gesto en el espacio. Visto as, la comunicacin
que permite la mirada es un intercambio o una intervinculacin
de gestos significantes, que en el mundo virtual toma toda su
fuerza justamente de la ausencia del otro que est detrs de la
pantalla. Otro a quien no se toca de manera convencional, pero
que si se atrapa, seduce, vincula, enamora. En una palabra, la mi-
rada petrifica el sujeto de la realidad para que pueda dejarse mi-
rar, y mirar a travs de una pantalla en la virtualidad.
El territorio de la virtualidad permite as la construccin de
identidades, de ah que la discusin en torno al sujeto y la virtua-
lidad exige al menos comprender la mirada que se expone en la
virtualidad, en la cultura contempornea. En esta, la mirada posee
una importancia fundamental por la relevancia de lo visual, por lo
cual se le podra llamar la cultura del espectculo (Ferrs, 2000).
Imgenes que pueden verse en las calles, en el televisor, en el
70
CLIC CUATRO
Trazas en trizas: del sujetamiento en la virtualidad
cine, en las revistas, en el computador; la relevancia de la imagen
en nuestra vida cotidiana habla al mismo tiempo, de la relevancia
de la mirada y de su influencia en esta.
En este orden de ideas, la novela 1984 de George Orwell, con-
siderada como ciencia ficcin, ha dejado de serlo y ha sido califi-
cada como una visin premonitoria del tiempo actual. La historia
que narra esta novela transcurre en el ao 1984. El mundo est
dividido en tres grandes potencias: Oceana, Eurasia y Asia Orien-
tal. Todas ellas estn en guerra, a veces con una, a veces con la
otra; no importa el motivo, ya que no hay lucha por el comercio,
debido a que cada regin se autoabastece, ni por el territorio, ya
que no hay ninguna necesidad de expandirse; pero no es tan im-
portante la guerra entre las naciones como la que hay dentro de
cada una de ellas. El Gran Hermano es el jefe, imagen suprema
que est por encima de todos; l todo lo ve, todo lo sabe y todo
lo controla; es un gran ojo que vigila y mantiene el orden. Nadie
tiene intimidad, todo est controlado por telepantallas y micrfo-
nos de los que nadie, absolutamente nadie, puede librarse. No hay
libertad de acciones, ni siquiera de pensamiento, ya que todo
aquello que se considere que est en contra de la moral o doctrina
del Partido, es llamado crimenmental y es castigado con la pena
de muerte.
En esta sociedad escpica17 todos somos vigilados y el poder
es la mirada; mirada omnipresente en la que la vida tiende a trans-
formarse en un show; y es quiz por esta presencia continua de la
mirada, por lo que programas como los reality show tienen tanta
acogida entre la audiencia.
La cultura de la imagen, como fenmeno globalizado, ha traspa-
sado las fronteras entre los diferentes mundos o culturas. El valor
hegemnico de la imagen qued ampliamente demostrado en el
17
El ojo que ve, que vigila y castiga; se hace comercio del ver y del ser visto. Mundo de las imgenes
que impulsa a ver y ser visto todo el tiempo. La existencia est sometida a la visibilidad: "soy visto,
luego existo". (Quinet, 2003).
71
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
atentado del 11 de septiembre. Alguien planific una secuencia
entre el primer avin y el segundo para que pudieran llegar las
cmaras televisivas (Quinet, 2003).
Tambin en el mbito de la mirada en la contemporaneidad, la
entrada de Internet da comienzo al placer virtual, a los sentimien-
tos a distancia, al cibersexo. La supuesta novedad de la virtualidad
de mostrarlo todo y verlo todo, no es ms que el predominio de
la mirada, unido a una sociedad en la que la informacin y la tec-
nologa cada vez ganan ms espacio; en palabras de Alvin Toffler
(1980), la Tercera Ola introduce una nueva sociedad en la cual la
productividad depender del desarrollo de nuevas tecnologas, las
cuales permitirn al hombre hacer menos y pensar ms, y en con-
sonancia con la mirada, podra decirse, hacer menos y mirar ms.
Mirar ms y/o mirar siempre se ha convertido en la nueva forma
de obtener placer; Baase (2003) habla de que siempre ha habido
en la historia una relacin estrecha entre la tecnologa y el uso
sexual que se le da, en ello coincide con Rheingold (1993), quien
seala que conforme la humanidad crea nuevas invenciones, las
personas encuentran formas de erotizar la nueva tecnologa (p.
432). Sin embargo, parece que esta bsqueda no es exclusiva de la
tecnologa disponible, como dice Gmez (2003), citando a Miran-
da (1994), existen dos aspectos inherentes al ser humano, su as-
piracin al placer ertico y la diversidad de formas en que ste
puede manifestarse (p. 41). La multitud de imgenes a las que se
ve sometida la sociedad actual habla no solo del predominio de la
mirada, ya varias veces expresado, sino tambin del repetido con-
tenido de dichas imgenes, que si bien, puede no ser explcita-
mente sexual, la mayora de las veces tienen esta connotacin, lo
que hace que la mirada lleve su atencin a dichas imgenes.
Segn Jean Baudrillard (1996), el mundo contemporneo se ca-
racteriza por un proceso de desmaterializacin de la realidad: la
mirada del hombre ya no se dirige hacia la naturaleza, sino hacia
las pantallas de televisin; la comunicacin se ha convertido en un
fin en s misma y en un valor absoluto,
72
CLIC CUATRO
Trazas en trizas: del sujetamiento en la virtualidad
la realidad virtual y todo lo que entraa es un crimen perfecto: es el extermi-
nio de toda ilusin, de toda realidad y, si se quiere, de todo sentido (.).
Todas nuestras mquinas son pantallas, y la interactividad de los hombres se
ha vuelto la de las pantallas. Nada de lo que se inscribe en las pantallas est
hecho para ser descifrado en profundidad sino para ser explorado instant-
neamente, un una aberracin inmediata al sentido, en un cortocircuito de los
polos de la representacin (Seccin 1).
De lo anterior se desprenden mltiples efectos y manifestacio-
nes que estn directamente relacionados con el empuje a verlo
todo, a mostrarlo todo, en una palabra, con la incidencia de la
mirada en la cultura contempornea y por ende, con la imagen del
mundo que el sujeto construye a partir de la virtualidad. As, ha-
blar de transentes virtuales, moradores afectivos de la virtuali-
dad o xtimos, ya no ser extrao. La reflexin seguir entonces
orientada a sent-pensar sobre las dificultades de la omnipresen-
cia y la omnipotencia que la virtualidad promete, muchas veces
con la paradjica consecuencia de la impotencia que puede dejar
la virtualizacin de la afectividad (Alfama et al., 2005).
An con este horizonte ya descrito, es preciso reconocer que la
virtualidad permite otra manera de comprender el mundo, otra
manera de ser, de hacer, de interpretar y en ese sentido, tambin
es una potencialidad; de ah que:
No toda tecnologa va a constituirse como nodo con nosotros, pues ante la
red de TICs hay otra red de confianza y relaciones que debe comunicarse o
entenderse bien con la otra. La red de redes es aquella en la que todos con-
fan. Y el movimiento por el que una tecnologa entra en esas redes, o esas
redes acogen a una tecnologa es una virtualizacin (Alfama et al., 2005, p.
13).
Este terreno de potencialidad y potencia que representa la vir-
tualidad, puede nombrarse como una re-conexin, una re-defini-
cin y un re-encuentro del sujeto que mira, que es mirado y que
puede, si es consciente, transformar su espacio sin dejar de lado
la responsabilidad que implica poder ser quien se quiere en el
mundo virtual. Esta es la propuesta que al final de este texto se
presenta para su reflexin.
73
CLIC FINAL
SUJETOS VIRTUALES, AFECTOS REALES:
Implicaciones de la globalizacin y la
virtualidad en el sujeto
El distanciamiento espacial en la vivencia del lazo conyugal abre un
espacio de incertidumbre en el horizonte familiar y replantea las
fronteras habituales de la convivencia del grupo (), trastoca al
mismo tiempo dimensiones cruciales de la vida familiar como la
socializacin y educacin de los hijos, el ejercicio de la paternidad
y maternidad, la afectividad, la sexualidad y hasta las pautas de
sociabilidad, que han de buscar cuando se pueda cauces alterna-
tivos de expresin.
(Ariza y DAubeterre, 2008, p. 360).
Cibervidas y cibercuerpos. La vida en la virtualidad adquiere ma-
tices y posibilidades subjetivas que llevan a la redimensionaliza-
cin de los lugares en trminos de significados y significantes y de
cmo moramos atemporalmente por fuera de las coordenadas de
espacio-tiempo. En las comunidades virtuales, y los que hacen
parte de ellas, hay una presencia simblica, por medio de los pen-
sares, decires, escritos, representando en s mismo lo que somos.
Para entender el paradigma informacional que rige y gua la pos-
modernidad, es necesario puntualizar sobre las tres revoluciones
de las que habla Castells (1998a, p. 58):
La primera, la revolucin industrial, si bien no se bas en la cien-
cia, cont con un amplio uso de la informacin, aplicando y desa-
rrollando el conocimiento ya existente. La segunda revolucin,
CLIC FINAL
Sujetos virtuales, afectos reales:implicaciones de la globalizacin y
la virtualidad en el sujeto
tambin industrial, a partir de 1850, se caracteriz por el papel de
la ciencia para fomentar la innovacin. Lo que identifica la tercera
revolucin, la tecnolgica, no es el carcter central del conoci-
miento y la informacin, sino la aplicacin de ambos elementos a
aparatos de generacin de conocimiento y procesamiento de la
informacin/comunicacin, con una sustentacin fundamental: la
virtualidad, con todo lo que ella significa y de ella se desprende.
Ahora, podra hablarse de la cuarta revolucin: la entrada definiti-
va de la virtualidad a la experiencia del sujeto, a sus relaciones, a
su discurso, a sus sentimientos.
En la posmodernidad, la realidad es construida mediante la vir-
tualidad, ya que esta se encuentra inmersa en todos los procesos
culturales, en las relaciones, en la economa, en la poltica. Duran-
te miles de aos, la globalizacin ha contribuido al progreso de
ese mundo que nos rodea mediante intercambios comerciales,
mentales, influencias culturales y sobre todo la diseminacin del
conocimiento y el saber (incluyendo el de la ciencia y la tecnolo-
ga); intercambios apoyados estrictamente en el uso de las tecno-
logas de la informacin y comunicacin, convirtindolas en de-
terminantes vitales para el trance entre el desarrollo y el
subdesarrollo. En este orden de ideas, las interrelaciones globales
han sido esenciales para el desarrollo de pases enteros, generan-
do transformacin directa en la forma de ver la vida por parte de
los miembros de una comunidad y cambiando totalmente el en-
torno en el cul se desarrolla; dichas interrelaciones tambin han
sido nefastas para la sociedad, traducidas en esquemas de pobre-
za, dependencia, prdida de identidad y degradacin de los valo-
res sociales del ser y su entorno.
Por esto, es claro que el problema central no es la globalizacin
en s, ni la utilizacin del mercado en tanto que institucin econ-
mica, sino la desigualdad que priva en los arreglos globales insti-
tucionales -lo cual produce a su vez una distribucin discordante
de los dividendos de la globalizacin misma- (Sen, 2001, pp. 37-
50).
75
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
Informacin que se despliega en infinidad de imgenes que ca-
racterizan la posmodernidad, en las cuales, desempea un papel
fundamental la realidad virtual (RV). Las tres principales condicio-
nes subyacentes de la sociedad de la realidad virtual, segn
Derrick de Kerckhove (1999), son:
1. La interactividad, que es la relacin entre la persona y el entor-
no virtual definido por el hardware que conecta a los dos. Aqu
cabe anotar, que la mayor parte de las intervenciones humanas
en los entornos materiales y virtuales permanecer fundamen-
talmente en el cuerpo humano; es por esto que la RV busca ser
una proyeccin multisensorial, de lo que se desprende que
comprender las posibilidades de la tecnologa virtual, con su
potencial para la interactividad, exige un cambio fundamental
de perspectiva; en palabras de Kerckhove (1999):
El hecho de que el usuario tenga que buscar activamente el contenido [ha-
blando de pginas Web, por ejemplo] hace que ambos, emisores y recepto-
res de cualquier comunicacin de red digital, sean los suministradores prin-
cipales y, por lo tanto, el contenido real de la comunicacin (p. 44).
Es decir, el cambio fundamental de perspectiva radica en que el
usuario de la virtualidad, en cualquiera de sus formas, termina
teniendo como realidad aquello mismo que piensa exterior a l.
Tambin hay que tener en cuenta, como ha comentado el mismo
autor, que a medida que se vaya arraigando la virtualidad y se de-
sarrollen tecnologas ms telepresentes, estas se extienden por
toda la economa, transformando la relacin de comercializacin
y la poltica interna de los pases, as como la cultura, desde el
punto de vista del intercambio y la influencia proveniente de otros
entornos. El significado de interactividad podra hacerse indispen-
sable; como dice el crtico de los medios Meter Weibel, citado por
Kerckhove (1999):
Necesitamos la tecnologa para sobrevivir. Cuanto menor es el espacio y
mayor la poblacin, ms vital es el solapamiento y la simulacin (por medio
de la virtualidad) de espacios, tiempos y cuerpos, con lo que ms objetos y
sujetos pueden estar presentes al mismo tiempo (p. 44).
76
CLIC FINAL
Sujetos virtuales, afectos reales:implicaciones de la globalizacin y
la virtualidad en el sujeto
La interactividad, es el modo en que, como personas, nos conec-
tamos a los entornos virtuales, lo que decidir el tipo de indivi-
duos que surgirn de tal proceso. Finalmente, siguiendo a
Kerckhove, estos progresos vuelven a sacar a la luz algunos serios
temas sobre identidad, personalidad, presencia y, claro est, el
viejo contingente de la realidad.
2. La hipertextualidad, que significa acceso interactivo a cualquier
cosa desde cualquier parte; es la nueva condicin del almace-
namiento y la entrega de contenidos. El principio bsico del
hipertexto es que es posible asociar cualquier parte de un con-
tenido almacenado en formato digital de manera automtica,
instantnea y permanente con otro texto almacenado de la
misma forma. El espacio de bsqueda es el mundo entero; es
decir, la red virtual permite enlazar a los usuarios de todas las
partes del mundo con solo un clic, adems, el principio de la
hipertextualidad le permite a uno tratar a la Red como la ex-
tensin de los contenidos de su propia mente (Kerckhove,
1999, p. 113).
Dentro del concepto de hipertexto y la virtualidad, se sealan
adems dos elementos fundamentales: el tiempo y el espacio, que
son dos dimensiones esenciales de la vida humana. El tiempo se
borra en la ritualidad, cuando pasado, presente y futuro pueden
reprogramarse y recrearse, para interactuar mutuamente en el
mismo mensaje. En la virtualidad, se habla del tiempo real, que es
la velocidad a la que, en nuestra mente, podemos recuperar una
imagen o una idea; aqu todo sucede en el tiempo justo. Paul
Virilio, crtico francs de la tecnologa actual, citado por Kerckho-
ve (1999), dice que las nuevas tecnologas y con ellas la virtuali-
dad, sacan a relucir una cualidad distinta del tiempo que es la
profundidad. As, cuando el usuario est en la red, puede decidir
lo lejos o atrs que quiere llegar, lo profundo en el tiempo, igual
que se puede estipular lo definida o abierta que debe ser la infor-
macin. Un efecto relevante de este manejo del tiempo, es que lo
que antes fue pura y exclusivamente lineal, ahora se vuelve circu-
lar.
77
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
En cuanto al elemento espacio, en la red es considerado tam-
bin como espacio virtual, ya que a diferencia de los libros impre-
sos que estn, por ejemplo, en una biblioteca y ocupan un espacio
fsico determinado, un texto en la pantalla es puramente virtual,
no queriendo decir esto que no sea real o que no ocupe un espa-
cio determinado. El espacio ocupado corresponde a una aparicin
dinmica, a un proceso por medio del que las palabras se convier-
ten en hipertextos, los cuales tienen poder para realizar una
accin y, como dice Castells (1998b), los valores e intereses
dominantes estn construidos sin referencia al pasado o al futuro,
en el espacio atemporal de las redes informticas, donde todas las
expresiones son instantneas o carecen de una secuencia predeci-
ble (p. 384).
3. Finalmente, la conectividad es esa condicin de fugacidad com-
prendida por un mnimo de dos personas en contacto entre s.
La red, el medio conectado por excelencia, es la tecnologa que
hace explcita y tangible esa condicin natural de la interaccin
humana en un medio virtual. La conectividad virtual que permi-
te la red rene elementos tctiles, auditivos y visuales, adems,
al convertir la Red en algo con colorido y sensualidad, al mis-
mo tiempo que utilidad, se volvi irresistible (Kerckhove,
1999, p. 26); fascinacin que involucra directamente la mirada
del usuario y que le mantiene conectado a otros. Lo que sostie-
ne conectada la red es que permite y alienta la entrada de
individuos a un medio colectivo; el resultado es que los proce-
sos que de all se desprenden estn conectados y son indivi-
duales al mismo tiempo, por esto, en la cultura posmoderna,
gracias a los cambios tecnolgicos:
Nos enfrentamos al potencial de un torrente psicolgico. Las condiciones de
la humanidad tanto sociales como psicolgicas, siempre han estado muy
relacionadas con la tecnologa, y hoy es ms cierto que nunca () ya que
las tecnologas invaden tanto el panorama social como la intimidad del ser
fsico y psicolgico (Kerckheve, 1999, p. 173).
78
CLIC FINAL
Sujetos virtuales, afectos reales:implicaciones de la globalizacin y
la virtualidad en el sujeto
La integracin de varios modos de comunicacin en una red in-
teractiva y virtual, es decir, la unin de la interactividad, hipertex-
tualidad y conectividad, posibilita la combinacin potencial de
texto, imgenes y sonido en el mismo sistema, interactuando des-
de puntos mltiples, en un tiempo real a lo largo de una red glo-
bal, con un acceso abierto que
cambia de forma fundamental el carcter de la comunicacin y sta determi-
na decisivamente la cultura, porque, como escribi Postman, no vemos la
realidad como es, sino como son nuestros lenguajes. Y nuestros lenguajes
son nuestros medios de comunicacin. Nuestros medios de comunicacin
son nuestras metforas. Nuestras metforas crean el contenido de nuestra
cultura (Kerckhove, 1999, p. 360).
En general, la virtualidad parece estar apoyando un modelo so-
cial/cultural caracterizado por los siguientes rasgos (Castells,
1998a, p. 403): en primer lugar, una extendida diferenciacin so-
cial y cultural que lleva a la segmentacin de los usuarios/especta-
dores/lectores/oyentes; la formacin de las comunidades virtua-
les, en las que las relaciones efmeras y a veces permanentes,
permiten una interaccin social que provoca al mismo tiempo,
diferenciacin. En segundo lugar, una estratificacin social cre-
ciente entre los usuarios; as, el mundo de la virtualidad est habi-
tado por dos poblaciones muy distintas: los interactuantes y los
interactuados, es decir, aquellos capaces de seleccionar la infor-
macin y conectarse, y aquellos a los que se les proporciona unas
posibilidades limitadas por no tener acceso completo al mundo
de la virtualidad. Por ltimo, quiz el rasgo ms importante de los
mencionados hasta aqu por Castells, es que la virtualidad captu-
ra dentro de sus dominios la mayor parte de las expresiones cul-
turales en su diversidad (p. 405). Su advenimiento equivale a po-
ner fin a la separacin e incluso, a la distincin, entre medios
audiovisuales e impresos, cultura popular y erudita, entreteni-
miento e informacin; todo esto se rene en el mundo virtual que
conecta y sobrepasa en un hipertexto histrico y gigantesco las
manifestaciones pasadas de la comunicacin. Al hacerlo, constru-
ye un nuevo entorno simblico: hace de la virtualidad nuestra rea-
lidad (p. 405).
79
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
De lo anterior, se desprende el hecho de pensar la cultura pos-
moderna como la cultura de la virtualidad real. Las culturas estn
hechas de procesos de comunicacin; y todas las formas de comu-
nicacin, como dice Baudrillard, citado por Castells (1998a), hace
muchos aos se basan en la produccin y el consumo de signos,
no habiendo as, separacin entre realidad y representacin sim-
blica. Por lo tanto, argumenta Castells en el mismo texto, lo que
es especfico desde el punto de vista histrico del nuevo sistema
de comunicacin, organizado en torno a la virtualidad y la integra-
cin tecnolgica, no es la induccin de la realidad virtual, sino la
construccin de la virtualidad real. De aqu surge la pregunta:
Qu sistema de comunicacin es entonces el que genera virtuali-
dad real? Castells (1998a) lo explica as:
Es un sistema en el que la misma realidad (esto es, la existencia material/
simblica de la gente) es capturada por completo, sumergida de nuevo en un
escenario de imgenes virtuales, en el mundo de hacer creer, en el que las
apariencias no estn slo en la pantalla a travs de la cual se comunica la
experiencia, sino que se convierten en la experiencia (p. 406).
La esencia de lo virtual reside en un espacio de posibilidades,
que tiene en la contingencia y la indeterminacin la estrategia
autorreguladora de su desarrollo evolutivo (Garca, 2002, p. 84);
la virtualidad real se caracteriza por su diversificacin, multimoda-
lidad y versatilidad, gracias a las cuales es posible abarcar muchas
formas de expresin, as como la diversidad de intereses, valores
e imaginaciones, incluida la expresin de los conflictos sociales y
personales. Aun as, gracias a estas mismas cualidades, la socie-
dad posmoderna est, como dice Castells (1997) por fin y verdade-
ramente desencantada, porque todos los milagros estn en lnea y
pueden combinarse en mundos de imgenes autoconstruidos.
Sobre este mismo punto, Baudrillard (1986) asevera que el mundo
posmoderno se caracteriza por un proceso de desmaterializacin
de la realidad: la mirada del hombre ya no se dirige hacia la natu-
raleza, sino hacia las pantallas de televisin o el computador; la
comunicacin se ha convertido en un fin en s misma y en un valor
absoluto.
80
CLIC FINAL
Sujetos virtuales, afectos reales:implicaciones de la globalizacin y
la virtualidad en el sujeto
La cibercultura exige otras maneras de apropiar el sentido, lo
que conlleva la necesaria pregunta que Turkle (1987) se hace:
Cmo seremos nosotros? En qu clase de gente nos estamos
transformando? (p. 263). Para ese mismo autor, el computador
representa una de las metforas ms potentes para pensar y ex-
presar la posmodernidad: por una parte, el descentramiento, la no
linealidad, la navegacin superficial, y de otra, la inestabilidad de
las ideas y los significados, la falta de verdades universales. En el
computador se utilizan las ventanas como una forma de situarse
en varios contextos al tiempo; as, las diferentes actividades tie-
nen lugar en una ventana, por lo cual, la identidad del usuario en
la virtualidad, que es en ltima instancia el sujeto mismo de la
posmodernidad, va a ser la suma de la presencia mltiple distri-
buida y fluida. Para Roco Rueda Ortiz (2002), un significante,
como usuario de la virtualidad, ya no seala con claridad una cosa
que se significa, y cada vez es menos posible que la comprensin
contine a travs del anlisis, ya es ms importante la navegacin
por el espacio virtual.
Se ha dicho antes que lo virtual no es lo opuesto a lo real, sino
una forma de ser fecunda que favorece y provoca una sensacin
de inmersin en la imagen, en la cual, lo virtual proporcionara
otra experiencia de lo real. Visto as, no solo los criterios comuni-
cativos cambian, ya que no se utiliza nicamente el medio virtual
para entablar conversaciones, tambin para iniciar relaciones
amistosas, ntimas, erticas. La sexualidad cuerpo con cuerpo,
piel con piel, se est haciendo impracticable, parece ser que ahora
nada tiene sentido para el sujeto si est por fuera de la mediacin
de la virtualidad, en otras palabras, si no tiene delante de s una
pantalla y no un cuerpo al que pueda tocar; la posmodernidad
est mostrando sujetos que prefieren el anonimato porque all, en
ese espacio virtual, es posible ser quienes quieran y borrar todo
simplemente con un clic, se logran citas sin riesgos, con la certeza
de que siempre se puede volver a entrar y buscar nuevos usuarios
que satisfagan sus fantasas o caprichos; es por todo esto que au-
tores como Bauman (2003) prefieren hablar en la posmodernidad
de conexiones en vez de relaciones:
81
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
A diferencia de las relaciones, el parentesco, la pareja e ideas semejantes
que resaltan el compromiso mutuo y excluyen o soslayan a su opuesto, el
descompromiso, la red representa una matriz que conecta y desconecta a la
vez. Las redes slo son imaginables si ambas actividades no estn habilita-
das al mismo tiempo (). Red sugiere momentos de estar en contacto inter-
calados con periodos de libre merodeo. En una red las relaciones se estable-
cen a demanda, y pueden cortarse a voluntad. () Una conexin indeseable
es un oxmoron: las conexiones pueden ser y son disueltas mucho antes de
que empiecen a ser detestables. Las conexiones son relaciones virtuales ()
y uno siempre puede oprimir la tecla delete (pp. 12-13).
La virtualidad ofrece la posibilidad de acceder a lugares y cosas
que regularmente no son accesibles, de explorar objetos y expe-
rimentar acontecimientos que no podran ser explorados normal-
mente sin alteraciones de escala o de tiempo, y de actuar de for-
ma conjunta con comunidades remotas o con personajes virtuales
(Ventero, 2000, p. 29); as mismo, el usuario puede seleccionar su
aspecto fsico e incluso su personalidad virtual. Dicho de otro
modo, se puede adoptar la imagen predilecta, lo cual nos lleva a
pensar en visitantes del mundo virtual que podran experimentar
toda suerte de vivencias, despreocupndose de sus limitaciones
fsicas (p. 30). Se abren as las puertas a un tipo distinto de rela-
ciones humanas en las que primar la fachada, la cual, no solo nos
permitir ocultar nuestros defectos, sino nuestra propia identi-
dad, dando rienda suelta a un conjunto de actitudes normalmente
inhibidas.
A partir de lo anterior, es necesario mencionar la importancia de
la imagen en la posmodernidad: imagen del mundo y mundo con-
vertido en imagen, imagen virtual cargada de sentido que define
la identidad de los usuarios/sujetos que navegan en el ciberespa-
cio, imgenes que componen el mundo virtual en el que el sujeto
se sumerge e imgenes, finalmente, de todo cuanto rodea al suje-
to: relaciones, afectos, sexualidad, trabajo, economa, poltica. Vi-
vimos en un mundo donde hay un exceso de imgenes; la transpa-
rencia se torna un ideal de la sociedad escpica, dice Quinet, en
consonancia con Vattimo (1990); un ideal que cada vez est ms
lejos, ya que la transparencia total no existe (Quinet, 2003, p.
122) y, paradjicamente, en la sociedad de la mirada la transparen-
82
CLIC FINAL
Sujetos virtuales, afectos reales:implicaciones de la globalizacin y
la virtualidad en el sujeto
cia se hace imposible y en su lugar se instaura lo confuso, lo poco
claro, la incertidumbre, la multiplicidad de culturas y de imgenes
donde la mirada, siempre presente, posibilita diferentes modos
de entender el mundo, la realidad.
Ahora bien, cada vez ms vamos del modelo del mundo de las
imgenes del sujeto a un mundo de imgenes sin sujeto
(Molinuevo, 2005, p. 31), que, segn Molinuevo, asusta por su
pretendido carcter deshumanizador que se puede ver en la so-
bredosis de informacin e imgenes que han logrado saturar al
ser humano, satisfaciendo la necesidad de informacin y la voraci-
dad de la mirada, a cambio de la ausencia de un saber y un sentido
profundos. En el mundo reducido a imagen, pero como simulacro,
es decir, copia ya sin original, el ser humano, el individuo concreto
no cuenta, es una ilusin ms dentro del mundo de la ilusin real
que producen las imgenes; pero, qu se oculta detrs de las
imgenes? Las imgenes muestran algo, pero hay que estar aten-
tos para descubrir lo que mostrando ocultan. Para Molinuevo
(2005), la posmodernidad es una poca en la que lo que se ofrece
como verdad es la verdad de la ficcin servida como ficcin de la
realidad. El sujeto posmoderno necesita que se le informe que
est siendo engaado respecto de s mismo y del mundo en el que
vive, de ah que la ilusin de la vida privada, sea solo eso, una
ilusin que da como resultado la sospecha: sospecha del vecino,
del nickname, de las noticias, de su propia vida; en resumen,
todo lo que la superficie meditica nos muestra est bajo sospecha. Y ah
esta sospecha no es una posicin subjetiva del espectador que pueda ser
cambiada a voluntad, sino que es constitutiva para el acto de contemplacin
en cuanto tal: no podemos mirar sin sospechar (p. 65).
Con esta sospecha hacia el mundo, unida a todos los fenmenos
que se desprenden de la virtualidad, en el sujeto van consolidn-
dose dos aspectos fundamentales: el miedo y la soledad. Para
comprender mejor estos dos aspectos que atraviesan al sujeto
posmoderno, se acudir, por un lado, a la novela de Dick (1999)
83
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
Suean los androides con ovejas elctricas? y por otro, al texto
pictrico central de la misma novela, que expresa la soledad y el
miedo por medio del cuadro de Munch, El grito.
Suean los androides con ovejas elctricas? Es una novela cor-
ta, perteneciente al gnero de la ciencia ficcin, escrita en 1968.
Se sita en un mundo cubierto de polvo radiactivo, tras una gue-
rra nuclear que ha matado a casi todos los animales, por lo que la
gente tiene animales elctricos. El protagonista es Rick Deckard,
un ex-polica y experto blade runner (aunque en la novela no tiene
este ttulo, sino el de Cazador de Bonificaciones), que debe elimi-
nar a un grupo de Nexus 6, androides de ltima generacin idn-
ticos a seres humanos, que han llegado hasta la Tierra huyendo
desde una colonia espacial. El protagonista observa que la criatu-
ra (la del cuadro de Munch) gritaba a solas y piensa que as deben
sentirse los androides. Pero no nicamente ellos. La soledad es el
descubrimiento de la nada, del sinsentido de la existencia; la sole-
dad es lo que despoja de toda dimensin heroica a la existencia.
La novela no insiste sobre las diferencias entre los androides y los
humanos, ms bien, sobre la imposibilidad de establecerlas. Ade-
ms, si el cuadro de Munch es el cuadro de la condicin humana
postecnolgica, lo que diferencia a los seres humanos de los an-
droides no son los sentimientos, pues ambos pueden llegar a de-
sarrollar estados emocionales, provocados por las mquinas
(Molinuevo, 2005, p. 83). Los androides de la novela no son real-
mente superiores, por el contrario, son estpidos, dominados por
el miedo, al igual que los humanos. En Deckard, el protagonista
tiene miedo a su mujer, a sus superiores, a la ciudad en la que vive,
a la tierra inhspita, a los androides mismos; en los androides, es
el miedo a la decadencia: no nacen, no crecen y se van desgastan-
do.
El cuadro no es ya el smbolo de la angustia existencial que pro-
picia la existencia autntica, sino del miedo, que la hace imposi-
ble. Este sentimiento es la matriz que abre tres temas de la nove-
la: el vaco, la soledad y el antihroe. El sujeto posmoderno rene
84
CLIC FINAL
Sujetos virtuales, afectos reales:implicaciones de la globalizacin y
la virtualidad en el sujeto
estos tres elementos a medida que se sumerge ms en el mundo
de la virtualidad real; es, por as decirlo, el protagonista de la no-
vela en la que el lector termina sin saber si este es un humano, un
androide o una mezcla genuina de ambos o puede, tambin, ser
aquel que est en el cuadro de Munch, que con un grito desespe-
rado revela angustia, vaco y soledad.
El grito forma parte de una serie llamada El friso de la vida, que
Munch calific como un poema de vida, amor y muerte. Munch,
uno de los mayores exponentes del expresionismo nrdico, se en-
contraba en Berln cuando cre la obra, que se ha convertido, se-
gn los crticos, en un smbolo de la enajenacin del hombre. El
cuadro vibra con una fuerte expresin de conflicto y tensin: el
personaje central apoyado en la baranda de un puente, la boca
abierta, el rostro entre las manos, la expresin de angustia y la
distorsin de colores.
El cuadro de Munch es, siguiendo a Molinuevo (2005), un cua-
dro entrpico. La naturaleza ya no acoge en su seno al hombre,
sino que es un torbellino desquiciado que grita, y de cuyo grito
insoportable se hace eco el hombre tapndose los odos. Pero esa
catstrofe es la que l mismo ha propiciado. El futuro que pinta el
cuadro y describe la novela es el de un espacio inhabitable y unas
formas sociales regresivas, consistentes en un gregarismo emo-
cional (p. 83). En la novela siempre flucta, como en la posmo-
dernidad, la frontera entre realidad y virtualidad y las identidades
entre lo humano y la mquina, que cada vez se vuelven ms borro-
sas. De ah que la novela sea una meditacin general sobre la iden-
tidad y su imposibilidad de reducirla a un tema de seres humanos.
Tambin los objetos, sostiene Molinuevo (2005), tienen su iden-
tidad. En una sociedad de simulacros, nada puede o debe, ser to-
mado como cosa, como instrumento, ya que fcilmente en la cul-
tura de la virtualidad real, no es solo el sujeto quien mira los
objetos, sino que estos lo miran y/o le devuelven la mirada.
85
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
El mundo como imagen significa en uno de sus sentidos, el resul-
tado de la accin del sujeto sobre el mundo por el que toma pose-
sin de l mediante la imagen; pero el proceso es tambin inverso
y consiste no solo en lo que nosotros hacemos con las imgenes,
sino en lo que las imgenes hacen con nosotros. Se trata del hom-
bre reducido a imagen (Molinuevo, 2005, p. 118). Lo que hacen las
imgenes es a travs de los nuevos medios. El hombre ya no solo
los utiliza, sino que es utilizado por estos, llegando al extremo de
ser estos mismos. As, por ejemplo, junto a la visin del ojo huma-
no est la del ojo artificial: son dos tipos de ver, de video18; en ella
se trata no solo de ver, sino de ser visto. La interaccin de ambas
da lugar a lo que Molinuevo (2005) ha llamado una identidad ter-
minal, el eres vdeo (p. 118). El giro de la posmodernidad consis-
te en reunir el sujeto en su accin de ver y la accin de las mqui-
nas de interpretar, trasmitir y recibir imgenes.
Lo virtual del mundo posmoderno se articula en el sujeto gracias
a que dichos fenmenos que ofrece la virtualidad actan como se-
uelo para el sujeto frente a lo real; as, lo que busca la mirada del
sujeto detrs de la pantalla del computador, por ejemplo, no es
otra cosa, sino aquello que recubre lo real y que logra engaar la
mirada.
La posmodernidad ha trado consigo una serie de cambios que
sin duda han incidido de manera relevante en los significantes que
orientan la cadena intersubjetiva, as como tambin, en la manera
de reconocernos como sujetos agarrados un nuevo terreno afecti-
vo: la virtualidad. Ahora la reflexin estar orientada a cules son
entonces las opciones ante y entre la virtualidad? La propuesta que
sigue es una apuesta por la resignificacin de la virtualidad y su
papel en la construccin de nuevos sujetos.
18
La palabra latina video que significa veo remite a la actividad de un sujeto. Hoy se le llama as a un
sistema de visin mediado por la mquina.
86
CONSIDERACIONES
DE CIERRE
CONSCIENTES DE LA VIRTUALIDAD:
Re-conectados, re-definidos, re-encontrados
Al tenor de la virtualidad, que coexiste con lo que algunos lla-
man la posmodernidad, hace presencia un conjunto de entrama-
dos conceptuales que dan cuenta de unas nuevas formas de asu-
mir la realidad. Ante este panorama un tanto denso y confuso para
algunos, la pregunta por el hombre y su conciencia de la virtuali-
dad cobra y recobra nuevos intereses que derivan ineludiblemen-
te en el espacio atemporal que implica el trabajo en red. Ahora es
tiempo de encontrarnos con unos trazos finales para tratar de
darle ms sentido a estas palabras-frases-grafos y reflexiones a
manera de consideraciones finales.
Ciertamente el poder es un sentimiento, que abarca lo largo y lo ancho de la
sociedad contempornea, y en l se ve claramente el carcter dual, de ritmo
sacudido de los sentimientos: el poder, esto es, el gusto, la fascinacin y la
ebriedad de poder tener, poder mandar, poder destruir, poder doblegar, po-
der, se basa justamente en el hecho de que el poder slo existe si es contra
alguien, de que el poder se afirme contra otro al que se niegue
(Fernndez-Christlieb, 2008, p. 16).
De esta manera, el sentimiento de poder solo emerge y se cons-
truye en determinadas pautas de relacin, con alteridades y con-
textos establecidos, y la virtualidad es un terreno afectivo propi-
cio para que dicho sentimiento emerja. Ahora bien, en la sociedad
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
actual este sentimiento domina, permanece, abarca las intencio-
nes y proyectos de los seres humanos y, por encima de todo, so-
mete y engaa: somete fsica y emocionalmente, y engaa para
actuar, para lograr sus intenciones y tretas; dicho modo de opera-
cin del poder es fcilmente identificable en la virtualidad, dado
que esta permite ser otro, decir lo que no se siente, actuar como
no se es; en una expresin, el gran poder que permite la virtuali-
dad es que detrs de la pantalla podemos ser quienes queramos.
El asunto se complejiza cuando el sujeto debe someterse a la mi-
rada del otro, ya que detrs del chat viene la peticin por la ima-
gen y all, todo cambia. Ahora el poder lo tendr aquel que real-
mente tiene lo que ha prometido a viva voz, y si no es as, la
desilusin de quien mira, no tarda en aparecer. Finalmente, aquel
que logra engaar al odo, no lo lograr con el ojo: la mirada im-
placable que obliga la virtualidad trae un doble engao: puedo
decir que soy otro, mientras no me vean. All donde est la mira-
da, ser difcil engaar el ser, por lo menos, en la virtualidad.
En este orden de ideas, la apuesta ante el horizonte ya descrito
de la virtualidad es por el ser consciente, como la herramienta
fundamental para construir y re-construir aquello que nos aliena,
que no es ms que el olvido de s. Es una apuesta que intenta ha-
cer un llamado al ser, lo que implica reconocer los potenciales y la
potencia del sujeto en la virtualidad: reconocer el rostro del otro
en su profundidad (afectivo), explicitar sentidos humanos (comu-
nicativo), aprender a tramitar el conflicto (creativo), establecer
nuevos sentidos pblicos (poltico) y respetar al otro como reco-
nocimiento de la diferencia (tico moral).
Esta conciencia en trminos de la virtualidad invita a interiorizar
las implicaciones desde y hacia el sujeto, desde el entorno, hacia
el cambio de las estructuras mentales y relacionales del sujeto con
lo que lo rodea; la ciencia econmica es la ciencia de la toma de
decisiones y de hacer selecciones, esto significa que cada indivi-
duo ejerce influencia en el entorno, y el entorno cambia sustan-
cialmente la actuacin del individuo, permeando en los niveles no
solo econmicos, sino socio- culturales de todos los tiempos.
88
CONSIDERACIONES DE CIERRE
Conscientes de la virtualidad: re-conectados, re-definidos, re-encontrados
Podra decirse que pocos procesos, personas, grupos sociales,
disciplinas e incluso acciones, se escapan al juego engaoso de la
virtualidad; es ms, Iiguez (2005) advierte del peligro de que
todo pueda convertirse en una especie de nueva ortodoxia (p.
2), olvidando la perspectiva crtica, su posicin de continuo cues-
tionamiento de aquello que venimos considerando como obvio,
correcto, natural o evidente (p. 2). Si la virtualidad est presente
en nuestras relaciones cotidianas, amarrndolas, condicionndo-
las a un poder que se oculta tras la promesa de una pantalla, el
panorama que se perfila no es optimista: una sociedad excluyente
del contacto fsico, desnaturalizada, con unas relaciones someti-
das y fragmentadas, hay otras posibilidades?
Las ciberfamilias y ciberrelaciones, pensadas desde el siglo XX y
potenciadas hoy en el siglo XXI, hacen parte de una especie llama-
da de nueva familia que participa de la virtualidad en funcin de
las nuevas dinmicas y dispositivos de tiempo y espacio, los cua-
les se han construido de acuerdo a las emergencias relacionales
que, desde el orden poltico, econmico y cultural, se gestan cada
vez ms. Estos desrdenes para algunos, y rdenes para otros tan-
tos, hacen parte de esa nueva mirada de transnacionalidad (Lpez,
2011), descrita por el colectivo de estudios de familia de la Univer-
sidad de Caldas; el siguiente texto vislumbra esta posibilidad rela-
cional que cada vez cobra mayor fuerza en esta institucionalidad:
La familia transnacional, es un concepto de amplia utilizacin reciente; re-
fiere a la construccin imaginada de miembros que viven una o la mayor
parte del tiempo en diversos pases debido a la migracin de uno o algunos
de sus integrantes, mantienen vnculos fuertes, realizan actividades que re-
quieren contacto habitual, y perciben su bienestar en una dimensin colecti-
va. Desde ah, se alude a la configuracin del hogar glocal, una manera es-
tratgica de acercarse en la distancia, que conecta desde la virtualidad los
hogares de los integrantes de la familia en origen y destino. La distancia f-
sica no impide ni anula la participacin y sostenibilidad del escenario fami-
liar glocal como espacio de referencia de hogares locales parentales habita-
dos por personas que mantienen conexiones o vnculos parentales de diverso
orden (Lpez, 2011, p. 131).
89
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
Estas fuerzas vinculares objetivas-subjetivas enredadas, condi-
cionadas y mediatizadas, son las que en suma hacen que lo ciber
aparezca como un iceberg en la dualidad glocalidad/globalidad,
que circunda cada vez los vnculos que se mediatizan con la utili-
zacin de la nube como fuente y culmen de la que se versa-conver-
sa. Qu hacer entonces?
Ante esta pregunta, la opcin de otorgar al ser consciente un
papel primordial es inminente; en palabras de Tamayo (2006): un
lugar fundamental a la hora de dar cuenta de la realidad del mun-
do objetivo y subjetivo (p. 159). Se estara hablando entonces de
un sujeto activo, que se atreva a traspasar los lmites de la virtua-
lidad, que se haga responsable de la consciencia que hace de s, de
los otros y del mundo un individuo consciente que convoque al
significado mismo de ser sujeto habitante de este mundo (Tama-
yo, 2006, p. 162), que halle sentido a los eventos, situaciones y
acciones en un marco contextual e histrico. Este es el sujeto de
la virtualidad por quien se apuesta y es una de las posibilidades
para la subversin del mismo.
La subversin es aqu entendida como una accin procesual que
implica un movimiento, un cambio de posicin del pensamiento,
que se orienta a la emancipacin19 de los sujetos sociales y en este
caso, de aquellos inmersos en la virtualidad. Es una apuesta por
una posicin crtica que implica la transformacin de prcticas y
lenguaje, que tiene como fundamento el ser consciente que es
invitado, en una dinmica en la cual el movimiento y la incerti-
dumbre juegan un papel fundamental. Siempre la consciencia es
consciencia de algo en el aqu y en el ahora (Tamayo, 2006). Ser
consciente es una invitacin, una apuesta por la subversin del
sujeto que es llamado a romper con los hilos invisibles de la vir-
tualidad, que le atan por no ser consciente, e incluso, por no ser
consciente de su inconsciencia.
19
Se refiere a toda aquella accin que permite acceder a un estado de autonoma, ya que antes se
estaba bajo la sujecin y la dominacin de algn poder dominante. El concepto ha sido trabajado y
profundizado por la psicologa de la liberacin y particularmente por la Lnea de Psicologa Social de la
Maestra en Psicologa de la Universidad de San Buenaventura, Medelln, cohorte V (2010).
90
CONSIDERACIONES DE CIERRE
Conscientes de la virtualidad: re-conectados, re-definidos, re-encontrados
Ahora bien, estamos nosotros exentos de los efectos de la vir-
tualidad en nuestras relaciones, conversaciones y prcticas? Es
difcil ser consciente de la virtualidad, ya que como dice Fernndez
Christlieb (1999), el poder que es conocido pierde poder (),
por ello el inconsciente es un poder sobre nosotros, y los senti-
mientos y las pasiones son un poder incontestable (p. 54). En
este sentido, se presenta una contradiccin aparente en la virtua-
lidad: es lo ms cercano, ha invadido, ha entrado a la vida y prc-
ticas de los sujetos, pero al mismo tiempo, parece ser un terreno
separado de la vida real. He ah el gran poder de la virtualidad:
hacer creer que no es real. Hoy, ya lo sabemos, es la nueva reali-
dad que se entrelaza, que se hace traza y al mismo tiempo, con-
vierte en trizas todo aquello que creamos ya construido.
Una subversin consciente podra llamarse a la posicin que
permita y posibilite a los sujetos sociales el cuestionamiento de
las verdades generalmente aceptadas (Iiguez, 2005, p. 2) sobre
el mundo y sobre s mismos, que posibilite re-hacer el pensamien-
to poltico para gestionar nuevas formas de comprensin de las
nuevas realidades; una subversin consciente que, de una vez por
todas, permita a la virtualidad estar en la mesa del debate discipli-
nar, de manera que pueda ser interrogada, propuesta, re-hecha.
Tal subversin utilizara el ser consciente orientado a una accin
cada vez ms emancipada, a la invitacin constante al sujeto para
que sea agencia y no decadencia, ni esencia.
La propuesta es pues una nocin de subversin consciente
como proceso abierto a constantes transformaciones y redefini-
ciones, lo cual nos permitira comprender que s el sujeto no est
atento, la virtualidad puede convertirse en un proceso de crea-
cin, institucin y, no obstante, destruccin de la colectividad
(Fernndez Christlieb, 1999, p. 55); de ah la necesidad de una
subversin que nos permita considerar la realidad con un lente
diferente, que d paso al ser consciente y nos permita reflexionar
sobre la importancia de:
91
CLIC
Implicaciones de la virtualidad globalizada en el sujeto
Comprender la conciencia como la opcin por la incertidumbre, por el ca-
minar errante por la bsqueda de sentido y por el entendimiento de una
conciencia no determinista, no totalitaria y en funcin del encuentro con el
reconocimiento de una conciencia dinmica, personal, presente y con pre-
sencia ah (Tamayo, 2006, p. 167).
Tal comprensin nos sumerge e invita a los desafos de ser cons-
ciente, los cuales podran resumirse en: confianza, cooperacin,
autonoma, tica, recuerdo, pluralidad (Tamayo, 2006); en una pa-
labra, emancipacin del sujeto por medio del ser consciente de la
virtualidad y en la virtualidad.
Finalmente, este alumbramiento escritural parti esencialmente
de la inquietud desmesurada de tres gentes, que en su lecho de
la educacin superior comprenden cmo los sujetos en la virtuali-
dad hoy narran sus historias, entrelazan sus vidas y a veces sus
muertes; el libro que finalmente gestamos CLIC .IMPLICACIONES
DE LA VIRTUALIDAD GLOBALIZADA EN EL SUJETO es tan slo un
plido reflejo de todo aquello que la cultura, el contexto, la vida y
vidas han creado y credo que es lo mejor para nosotros, los que
habitamos esta piel llamada mundo, que constantemente se pre-
gunta y se responde a la vez quin es el otro? Respuesta comple-
ja; antes hemos de preguntarnos Quin soy yo?
Un ejemplo fino para mostrar sin palabras lo que se ha dicho con ellas, es:
self portrait de M.C Escher, el dibujante de lo imposible. Este dibujo pue-
de representar el ser consciente, en tanto hace consciencia de lo que capta
a travs de los sentidos (objeto), de quien capta (sujeto) y de la relacin
(otros sujetos) (Tamayo, 2006, p. 167).
Esta realidad maravillosa, comprensible y fascinante debe llevar
a la esferas econmica, poltica y social, a ser partcipes de su
propia transformacin y de apuntar hacia esquemas de mejora-
miento de la calidad de vida de los habitantes de este mundo
globalizado, virtualizado y en-red-ado.
92
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BIOGRAFA DE LOS
AUTORES
MSc. Gloria Mara Lpez Arboleda
Magster en Psicologa. Psicloga clnica. Estudiante de Doctora-
do en Filosofa de la Universidad Pontificia Bolivariana. Al momen-
to de la aprobacin de la publicacin, Docente e investigadora de
la Facultad de Educacin y de la Escuela de Posgrados de la Funda-
cin Universitaria Luis Amig. Pertenece al grupo de investigacin
Educacin e Infancia de la Facultad de Educacin de la Fundacin
Universitaria Luis Amig. Actualmente es docente Asociada de la
Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad Pontificia
Bolivariana. Medelln,Colombia
Contacto:
[email protected] MSc. Alexander Rodrguez Bustamante
Magster en Educacin y Desarrollo Humano, Especialista en Do-
cencia Investigativa Universitaria, Profesional en Desarrollo Fami-
liar; estudiante de la Especializacin en Terapia Familiar de la
Funlam. Director del Programa de Psicologa de la Fundacin Uni-
versitaria Luis Amig. Pertenece a los grupos de investigacin Fa-
milia, desarrollo y calidad de vida; Estudios de Fenmenos Psicosociales
y Farmacodependencia y otras Adicciones de la Facultad de Psicologa
y Ciencias Sociales de la Fundacin Universitaria Luis Amig.
Medelln-Colombia
Contacto:
[email protected] MSc. Lilian Johanna Marroqun Navarro
Magster en Administracin de Negocios, Especialista en Geren-
cia Empresarial, Especialista en Gerencia Estratgica y de Merca-
deo, Economista. Docente del Programa de Negocios Internacio-
nales, Fundacin Universitaria Luis Amig. Empresaria. Mam de
Mara Victoria. Pertenece al grupo de investigacin ECOSOL de la
Facultad de Ciencias Administrativas, Econmicas y Contables de
la Fundacin Universitaria Luis Amig. Medelln-Colombia.
Contacto:
[email protected] 103