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McCarthy Thomas - La Teoria Critica de Jurgen Habermas (Cap 2)

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CAPITULO 2 CONOCIMIENTO E INTERES 2.1. UN BOSQUEJO PRELIMINAR De las obras de Habermas tal vez sea Conocimiento e Interés la que més dificil resulte de entender a los lectores anglo-americanos. La mayor parte de los autores discutidos, asi como la estructura de la argumentacion en su conjunto, estan profundamente enraizados en las tradiciones de la filosofia alemana y de la teoria social alemana. Ademas, el libro representa la primera tentativa que hace Habermas de exponer sistematicamente su posicién; con pocas excepciones, las principales tesis que aqui presenta han sido reformuladas 0 revisadas después. Incluso esta caracterizacién como primer intento de sistema- tizacién, puede conducir a error; el libro, como Habermas subraya en el prefacio, es un prolegémeno histérico, una tentativa de enten- der el proceso de «disolucién de la teoria del conocimiento, cuyo lu- gar ha sido ocupado por la teoria de la ciencia», «y de remontarse a través de etapas abandonadas de la reflexion». Tiene, pues, que ser leido como un esfuerzo por abrir —o mejor por reabrir—ciertas ave- nidas a la reflexion que quedaron bloqueadas debido al ascendiente adquirido por el positivismo durante los tltimos cien afios. Los «estadios abandonados de la reflexién», a los que Habermas se refiere, quedan histéricamente situados en el movimiento del pen- samiento aleman desde Kant a Marx. Lo que preocupa a Habermas es la transformacién experimentada por la relaci6n entre «autorrefle- xién epistemoldgica» y «ciencia empirico-analitica», discutida en el capitulo 1. En la filosofia critica de Kant, la ciencia era concebida como una categoria de conocimiento posible; la razon tedrica queda- ba situada en un extenso marco de referencia que comprendia la ra+ 26n practica, el juicio reflexivo y la reflexion critica misma. Pero esta construccién no fue capaz de resistir las criticas de Hegel a los presu- Puestos tacitos de la filosofia transcendental. La intencién de «filo- sofia primera» que informa la critica de Kant es ilusoria; la reflexién transcendental no es un comienzo absoluto sino que depende de algo anterior y dado. En particular, el sujeto cognoscente no puede ser cons- truido como un origen absoluto, como una unidad que se contiene a si misma fuera y por encima del movimiento de la historia. Antes bien, la conciencia critica es ella misma resultado de procesos de auto- 16 LA TEORIA CRITICA DE JURGEN HABERMAS, formacién tanto de la especie humana como del individuo humano. En consecuencia, la «reflexion fenomenoldgica» tiene que reconstruir su propia génesis empezando por la certeza sensible, pasando por las sucesivas etapas de la experiencia de la conciencia, hasta llegar al es- tadio de la critica; se trata de la razén misma reflexionando sobre las diferentes formas que ha ido asumiendo en el transcurso de su propia historia. Habermas estd de acuerdo con la critica de Hegel de que el sujeto cognoscente tiene que ser concebido en su propio desarrollo histéri- 0; pero se opone a la forma en que Hegel desarrolla esta idea, esto es, como una filosofia del Espiritu Absoluto en la que la epistemolo- gia no es objeto de radicalizacién, sino que queda abolida. Mas tarde volveré sobre esto. Por el momento baste subrayar que la filosofia de la identidad de Hegel no conduce a una comprensi6n critica de la ciencia empirica como una categoria de conocimiento posible, sino a su disolucién en una ciencia del conocimiento absoluto. Esta cons- truccién resulté incapaz de hacer frente tanto a la marcha de la cien- cia como al ascenso de su autocomprensién positivista. ‘Cuando la filosofia se afirma a si misma como auténtica ciencia, desapa- rece completamente de la discusién la relacién de la filosofia con la ciencia. ‘Con Hegel se produce el fatal malentendido de pretender que la exigencia formulada por la reflexion racional frente al pensar abstracto del entendi- miento equivale a la usurpacién de la legitimidad de las ciencias indepen- dientes por parte de una filosofia que se presenta ahora igual que antes como una ciencia de cardcter universal. La simple evidencia del progreso cientifico, independiente de la filosofia, tenia que desenmascarar como pura ficcion una pretensidn de esta naturaleza ', Marx representa para Habermas una segunda oportunidad perdi- da de radicalizar el proyecto epistemoldgico. En su metacritica de Hegel, Marx argumenta que las formas de conciencia surgen y se trans- forman no idealisticamente, a través del automovimiento del Espiritu Absoluto, sino en términos materialistas, a través del desarrollo de las fuerzas productivas y de la lucha de clases sociales. Esas formas son, por asi decirlo, representaciones cifradas de la autorreproduc- cidn de la especie, un proceso que tiene lugar bajo condiciones mate- tiales contingentes. El sujeto del conocimiento no es ni el yo trans- cendental ni un Espiritu Absoluto, sino un sujeto encarnado, un sujeto que trabaja, cuyas capacidades se desarrollan histéricamente en las formas cambiantes de confrontacién con la naturaleza, confrontacion que constituye «la necesidad natural perpetua de la vida humana». La actividad sintética del sujeto cognoscente, que Kant reveld, es sdlo | Erkenntnis und Interesse, Frankfurt, 1968, 1975 2 (version castellana Conocimien- to e Interés, Madrid, 1982), p. 35. CONOCIMIENTO E INTERES 7 el palido reflejo de la «actividad humana sensible» mediante la cual los sujetos que trabajan regulan su proceso de intercambio material con la naturaleza, constituyendo, al actuar asi, un mundo. Asi pues, Marx desligé la reconstruccién del proceso de autoformacién de la especie de sus supuestos idealistas, abriendo con ello un camino para una reflexidn sobre el sujeto del conocimiento que evitaba tanto las limitaciones individualistas y ahistéricas de la critica transcendental de Kant como los excesos idealistas de la filosofia de la identidad de Hegel. Pero tampoco Marx se percaté del potencial que su metacriti- ca habia creado para una radicalizacién de la epistemologia. En lugar de entender la ciencia epistemolégicamente, reclamé para su propia obra el manto de ciencia rigurosa; esta obra revelaba las «leyes eco- némicas del movimiento de la sociedad moderna» como «leyes natu- rales». Con tal autocomprension, tampoco la obra de Marx seria capaz de sostener la reflexion radical contra la embestida del positivismo a fines del siglo xIx. Estas son, pues, las «etapas abandonadas de la reflexién» que Ha- bermas se promete revivificar. Su teoria de los intereses cognitivos es una tentativa de radicalizar la epistemologia, desenterrando las raices que el conocimiento tiene en la vida. Su tesis central es que «los pun- tos de vista especificos desde los que aprehendemos la realidad», las «estrategias cognoscitivas generales» que guian la investigacién siste- matica, tienen su «base en la historia natural de la especie humana». Estan ligados a «los imperativos de la forma sociocultural de vida». La reproduccién de la vida humana esta irrevocablemente vinculada ala reproduccién de la base material de la vida. Desde las formas mas elementales de supervivencia frente a la naturaleza hasta el desarrollo de una industria de base tecnolégica, pasando por los oficios organi- zados y las profesiones técnicas, el «proceso de intercambio material» con la naturaleza ha tenido lugar en estructuras del trabajo social dependientes de un conocimiento al que es inherente una pretension de verdad. La historia de esta confrontacion con la naturaleza tiene, desde un punto de vista epistemoldgico, la forma de un «proceso de aprendizaje». La tesis de Habermas es que la «orientacién general» que guia a las ciencias de la naturaleza esta basada en un «interés de raices antropoldgicas profundas» por la prediccién y el control de los sucesos que acaecen en el entorno natural, al que él llama interés téenico. La reproduccion de la vida humana esta también basada, de for- ma asimismo irrevocable, en una intersubjetividad de la que uno pue- de fiarse, que se establece en la comunicacién lingiiistica cotidiana. La transformacién del recién nacido en un individuo social capaz de participar en la vida de la comunidad marca su entrada en una red de relaciones comunicativas de la que no puede soltarse hasta su muerte. Las perturbaciones que se producen en la comunicacién en 78 LA TEORIA CRITICA DE JURGEN HABERMAS, forma de no concordancia de las expectativas reciprocas no represen- tan una amenaza menor para la reproduccién de la vida social que el fracaso de la accién racional con respecto a fines en la confronta- cidn con la naturaleza. El desarrollo de las ciencias culturales e histo- ricas a partir de las profesiones en las que se organizaba, se transmi- tia y se aplicaba el conocimiento practico, trajo consigo un refina- miento y extensi6n sistematicos de las formas de entendimiento a tra- vés de las cuales se mantiene la intersubjetividad. La tesis de Haber- mas es que la orientacién general que guia a las ciencias histérico- hermenéuticas» se basa en un interés de raices antropolégicas profun- das por el aseguramiento y expansién de las posibilidades de entendi- miento mutuo y de autoentendimiento en la organizacién de la pro- pia vida. Habermas llama a este interés, interés prdctico. El tercer modo de investigacién que Habermas considera —la re- flexion critica— y el interés en que ésta se basa —el interés por la eman- cipacion respecto a las coacciones pseudonaturales cuyo poder reside en su no-transparencia—, es obvio que no cuenta inicialmente a su favor con la plausibilidad con que cuentan los antes mencionados. Ha- bermas trata de dar acomodo bajo esta riibrica tanto a la tradicién de reflexién filosdfica (a que pertenece su propia obra) como a la auto- rreflexion critica al estilo de Marx y de Freud. Y de hecho la argu- mentacién del libro descansa en buena parte en la reconstruccion de la ultima como una adecuada realizacion de la primera. Mas tarde trataré de demostrar que esa reconstruccién esta muy lejos de resul- tar convincente. Mi propésito al desarrollar este punto con cierta pro- lijidad no es solamente mostrar los problemas con que se enfrenta es- ta primera exposicion sistematica, sino también clarificar las impor- tantisimas razones que llevaron después a Habermas a refundir sus puntos de vista. Sin esa clarificacién, su obra mas reciente sobre teo- ria de la comunicaci6n y teoria de la evoluci6n social podria aparecer como un abandono y no como un desarrollo necesario de su proyecto original. Aparte de la discusién del proceso de disolucién de la epistemolo- gia dese Kant a Marx, el libro incluye prolijas consideraciones sobre tres pensadores de fines del siglo x1x y principios del xx que, a jui- cio de Habermas, iniciaron (cada uno en una esfera distinta de inves- tigacién) una autorreflexién radicalizada de las ciencias: Peirce, Dilt- hey y Freud. Pero cada uno de ellos acabé malinterpretando «en tér- minos cientificistas» su propia obra. Al ser presas del «hechizo del positivismo», no lograron percatarse del potencial para transcenderlo que sus propias reflexiones habian creado. El objetivo de las discu- siones de Habermas es sacap a la luz ese potencial y desarrollarlo en el marco de referencia de su teoria de los intereses cognoscitivos. Esta seccién introductoria concluird con una breve vision general de la teoria. En las secciones 2.2-2.4 bosquejaré las concepciones de CONOCIMIENTO E INTERES 719 los intereses técnico, practico y emancipatorio de las «ciencias» empirico-analiticas, hist6rico-hermenéuticas y critico-reflexivas, res- pectivamente. Finalmente, en la seccién 2.5 haré un andlisis critico de la argumentacién del libro en su conjunto. En su leccién inaugural de 1965 en la Universidad de Francfort, Habermas presentaba la nocidén de intereses cognoscitivos (Erkennt- nisinteressen), o intereses rectores del conocimiento (erkenntnisleitende Interessen), por via de contraposicién con una forma de entender la teoria, con que nos topamos tanto en la filosofia clasica como en el positivismo moderno. Estas dos orientaciones, aparentemente contra- dictorias, poseen ciertos rasgos esenciales en comuin, sefiala Haber- mas. En primer lugar, la teorfa como contemplacién del cosrnos com- parte con las ciencias, tal como éstas son entendidas por el positivis- mo, un compromiso con «la actitud tedrica que libera a aquellos que la adoptan, de los contextos dogmaticos y de la influencia perturba- dora que ejercen los intereses naturales de la vida» ?. En segundo lu- gar, ambas pretenden «describir tedricamente el universo en su orden legaliforme, tal como es» 3, Aunque comparten la actitud teérica —la separacion de conocimiento e interés— y el supuesto ontoldgico basi- co de un mundo estructurado, autosuficiente, cuya descripcion seria tarea de la teoria, difieren en la cuestién de la eficacia practica de la teoria. La conexion tradicional de teorta y cosmos, de mimesis y bios theoretikos, no tiene correspondencia en la teoria positivista del conocimiento. La concepcién de la teoria como proceso de cultivo de Ja persona —ya sea en la forma cldsica de la influencia de la teoria sobre el comportamiento en la vida mediante la asimilacién del alma al orden y proporcién del cosmos, o en su version moderna de la for- macién, entre los tedricos, de un modo de vida reflexivo e ilustrado— se ha vuelto apocrifa. En su critica de las concepciones clasicas y positivistas de la teo- ria, Habermas se concentra en su comin «objetivismo»; para ambas «el mundo aparece objetivamente como un universo de hechos cuyos nexos legaliformes pueden ser aprehendidos descriptivamente» *, Esta «ilusién objetivista» oculta la constitucién de esos hechos, «suprime el marco transcendental dentro del cual se constituye el sentido de ta- les enunciados» 5. Tan pronto como esta ilusion se desvanece y los enunciados teéricos son entendidos en su relacién con marcos de re- 2 Publicado bajo el titulo de «Conocimiento e Interés», en Technik und Wissens- chaft als «Ideologie», Frankfurt, 1968 (versién castellana) Técnica y Ciencia como «ldeo- logia», (Madrid, 1984), p. 148. + Tbid., p. 148. 4 Tbid., p. 151. 5 Ibid., p. 155. 80 LA TEORIA CRITICA DE JURGEN HABERMAS ferencia previos radicados en el mundo de la vida, se torna patente su conexién con intereses rectores del conocimiento. Habermas clasifica los procesos de investigacion (Forschungspro- zessen) en tres categorias: ciencias empirico-analiticas, que compren- den las ciencias de la naturaleza y las ciencias sociales en la medida en que su finalidad es producir un conocimiento nomolégico; las cien- cias histérico-hermenéuticas, que comprenden las humanidades (Geis- teswissenschaften) y las ciencias ‘Oricas y sociales en la medida en que su objetivo'es una comprension interpretativa de las configura- ciones simbdlicds; y las ciencias de orientacién critica, que abarcan el psicoandlisis y la critica de la ideologia (teoria social critica), asi como la filosofia entendida como disciplina reflexiva y critica. Para cada categoria de investigaci6n Habermas postula una conexién con un interés cognoscitivo especifi ico: «En la orientacién de las ciencias empirico-analiticas interviene un interés cognoscitivo técnico; en la orientacién de las ciencias historico-hermenéuticas interviene un inte- rés cognoscitivo practico, y en la orientacién de las ciencias endereza- das a la critica interviene un interés cognoscitivo emancipatorio» °. Estas conexiones tienen que ser mostradas mediante un andlisis de las categorias fundamentales y de los métodos de establecimiento, com- probacién y aplicacién de los sistemas de proposiciones caracteristi- cos del tipo de investigacién en cuestidn. Los intereses cognoscitivos aparecen —como Habermas dira después— como «orientaciones ge- nerales» o «estrategias cognoscitivas generales» que guian los distin- tos tipos de investigaci6n. Como tales tienen un status cuasi- transcendental. Los intereses cognoscitivos no son relevantes ni desde el punto de vista de la psicologia del conocimiento, ni desde el de 1a sociologia del conoci- miento, ni tampoco desde el de la critica ideolégica en sentido estricto; ya que son invariantes... No representan influencias en e! proceso de! conoci miento que hubieran de eliminarse por mor de la objetividad del conoci- miento; antes bien, determinan el aspecto bajo el que puede objetivarse la realidad, y, por tanto, el aspecto bajo el que la realidad puede resultar accesible a la experiencia. Constituyen para los sujetos capaces de lenguaje y de accién condiciones necesarias de la posibilidad de toda experiencia que pueda pretender ser objetiva ’. Aunque las ciencias tienen que mantener su objetividad frente a los intereses particulares, la condicién de posibilidad de esa misma objetividad que buscan mantener incluye intereses cognoscitivos que son fundamentales. «La actitud de control técnico, la actitud de mu- tuo entendimiento en la practica de la vida y la actitud emancipatoria frente a las coacciones aparentemente “naturales” fijan los puntos 6 Ibid., p. 155. 7 Introduccién a Theorie und Praxis, en Theorie und Praxis (1971), p. 16. CONOCIMIENTO E INTERES 81 de vista especificos bajo los que podemos aprehender Ia realidad co- mo tal» *. Aunque los intereses cognitivos, considerados desde la perspecti- va de los diferentes procesos de investigacién, tienen un status trans- cendental, tienen su base en la historia natural de la especie humana. E] sujeto de la investigacién no es el Yo transcendental sino una comunidad de investigadores, un subsistema de un sistema social mas amplio que es a su vez producto de la evolucién sociocultural de la especie humana. Los puntos de vista especificos desde los que es apre- hendida la realidad se originan en la estructura de intereses de una especie ligada de raiz a determinados medios de socializacién: al trabajo, al lenguaje y al dominio (Herrschaft). La especie humana asegura su existencia en sistemas de tra- bajo social y de autoafirmacién violenta frente a la naturaleza; por medio de una convivencia ligada a la tradicién, 1a cual se desarrolla en la comuni- cacién en el medio del lenguaje ordinario; y finalmente, mediante identida- des del yo, que en cada etapa de la individuacion vuelven a consolidar la conciencia del individuo en su relacién con las normas del grupo. Asi, los intereses rectores del conocimiento van ligados a las funciones de un yo que se adapta por medio de procesos de aprendizaje a las condiciones externas de su vida, que se introduce por medio de procesos de formacién en el con- texto comunicativo de su mundo social de la vida, y que construye una iden- tidad en medio de un conflicto entre los movimientos de las pulsiones y las coacciones sociales 9 Estos son, pues, los elementos basicos de la teoria habermasiana de los intereses cognoscitivos: un rechazo de la «ilusién objetivista» conforme a la cual el mundo es concebido como un universo de he- chos independientes del cognoscente, cuya tarea seria describirlos como son en si mismos; una tematizacién de los marcos de referencia en las que se situian los diferentes tipos de enunciados teéricos; una cla- sificacién de los procesos de investigacién en tres categorias que se distinguen por sus estrategias cognoscitivas generales; y la conexién de estas estrategias con intereses cognoscitivos especificos que tienen su base en la historia natural de la especie humana. Basta esta expli- caci6n preliminar, y cuestionable desde muchos puntos de vista, de la relacin entre conocimiento ¢ interés para percatarnos de los pro- blemas que la teoria suscita y de las objeciones a las que ha tenido que hacer frente. ,Qué son exactamente los intereses cognoscitivos? 4Cémo demostrar su conexion con los diferentes procesos de investi- gacién? ¢Cémo puede conciliarse su status «cuasi-transcendental» con sus raices en la historia natural de la especie humana? ,No recae Ha- bermas en una reducci6n naturalista de problemas Idgicos y metodo- l6gicos, en una respuesta empirica a problemas conceptuales? Es con- Technik und Wissenschaft als «Ideologie», p. 160. 9 Ibid., p. 162. 82. LA TEORIA CRITICA DE JURGEN HABERMAS cebible que el trabajo, el lenguaje y la dominacién puedan jugar un papel tan fundamental en teoria del conocimiento? ,No equivale la conexién de ciencia empirica e interés técnico a una subestimacion, conceptual e histéricamente errénea, de su dimensién teérica? ~No resulta ya cuestionable la propia clasificacién que se hace de los pro- cesos de investigacion? ;Tenemos que tomar en serio la categoria de «ciencias de orientacién critica» y de «interés emancipatorio», que es el interés que guiaria a esas ciencias, para ponerlas en pie de igual- dad con las ciencias mejor establecidas? Podriamos proseguir indefi- nidamente. En lo que queda de este capitulo, examinaré con mas de- talle los elementos de la teoria de Habermas con el propdsito de dar respuesta a algunas de estas cuestiones y objeciones y también de mo- ver al autor a la reformulacién de otras. Al proceder asi, no hemos de perder de vista el status programitico de la teoria: «Estas argu- mentaciones son ciertamente insatisfactorias en lo que respecta al grado. de explicacién y de completud; siempre he sido consciente del carac- ter fragmentario y provisional de estas consideraciones» "°. Pero Ha- bermas si que parece pensar que sus reflexiones histéricas y explora- torias lo han Ilevado suficientemente lejos como para dejar claro el programa de su teoria del conocimiento. Mi intencidn en lo que sigue es trazar las lineas generales de este programa con detalle suficiente para poder hacer una evaluacién provisional. 2.2. EL INTERES TECNICO DE LAS CIENCIAS EMPIRICO-ANALITICAS Conocimiento e Interés se publicd en 1968; sus tesis basicas fue- ron ya anticipadas en la leccion inaugural de 1965. La concepcisn del tipo de investigacién propio de las ciencias de la naturaleza, que este libro desarrolla, proviene, como Habermas nos dice en el prefacio, de sus lecciones dadas en la Universidad de Heidelberg en el semestre de invierno de 1963-1964. Estos datos proporcionan claves importan- tes en relacidn con el status quaestionis en que esa concepcidn fue ela- borada. A principio de los afios 60 la filosofia de la ciencia estaba dominada todavia por los escritos de los empiristas logicos, que, a juicio de Habermas, ofrecen una «concepcion cientificista, errénea» de la ciencia. En ese momento ya existian ciertamente corrientes de oposicién que afluian a la discusién, pero, exceptuando algunas de ellas, no estaban ni tan bien desarrolladas ni gozaban de una configu- racién tan robusta como la ortodoxia dominante (la cual, como sabe- mos ahora, se encontraba ya en un proceso que acabaria socavandola 10 Introduccion a Theorie und Praxis, p. 21. CONOCIMIENTO E INTERES. 83 gravemente). La excepcién principal, el racionalismo critico de Popper, presentaba una serie de desafios al positivismo légico; pero Popper se detenfa antes de sacar las consecuencias radicales que su obra implicaba para la teoria del conocimiento. A la postre, el racio- nalismo critico sirvid para reforzar la autocomprension cientificista de la ciencia en bastantes frentes importantes '. En este marco los escritos de Charles Sanders Peirce representa- ron, seglin parece, para Habermas una concepcién bastante mas ade- cuada de los fundamentos de la investigacién cientifica y un adecua- do vehiculo para exponer sus propias ideas sobre la materia. Hasta la fecha, Habermas no ha revisado con detalle esa exposicién (como lo ha hecho con sus tratamientos de la investigacién histérico- hermenéutica y de la investigacién critico-reflexiva). Habermas, eso es verdad, ha sugerido cémo la «protofisica» de la Escuela de Erlan- gen (Paul Lorenzen y sus colegas) y la psicologia evolutiva-cognitiva de Piaget y de sus seguidores podrian ser utilizadas para desarrollar la idea de que el marco de referencia categorial basico en el que inter- pretamos Ja naturaleza esta enraizado en las estructuras de la accion instrumental *. Pero hasta el momento no ha puesto al dia su expo- sicion general a la luz de las mas recientes discusiones sobre el desa- rrollo del conocimiento cientifico (por Kuhn, Popper, Lakatos, Toul- min, Feyerabend y otros)*. Uno de los objetivos de la breve discu- sién que hicimos en la seccion 1.3 era sugerir que esta transformacion del estado de la cuestién podria suministrar una base igualmente fér- til para desarrollar la idea de Habermas de una aproximacién cuasi- transcendental a la filosofia de la ciencia. La ruptura con las concep- ciones inductivistas de la evaluacin de las teorias, el énfasis que se pone en el desarrollo histérico, la importancia que se concede a la definicién que la comunidad cientifica hace de los status quaestionis, y la tematizacién de normas, convenciones, valores y estandares, no se oponen ciertamente a su punto de vista. Habermas, creo yo, defenderia el caracter direccional de la historia de la'ciencia contra las interpretaciones relativistas, y en apoyo de ello apelaria probable- mente a la capacidad de prediccién y de control tecnoldgico, la cual, pese a los desplazamientos conceptuales a menudo discontinuos, ha 1 Cf. especialmente sus contribuciones a La disputa sobre el positivismo en la so- ciologia alemana, Barcelona, 1973; cf. también A. Wellmer, Methodologie als Erkenn- tnistheorie. Zur Wissenschaftslehre Karl R. Poppers, Frankfurt, 1967. 2 Cf. J. Habermas y N. Luhmann, Theorie der Gesellschaft oder Sozialtechnolo- gic. Was leistet die Systemforschung heute, Frankfurt, 1971, pp. 202 ss. Volveremos sobre algunas de estas sugerencias en la seccidn 4.2. ¥ La Estructura de las revoluciones cient{ficas de Kubn es mencionada en una no- ta a pie de pagina en El (p. 165, nota 97), pero aqui, lo mismo que en otras partes, las observaciones son breves y exploratorias. 84 LA TEORIA CRITICA DE JURGEN HABERMAS experimentado una continua expansién*. Las regularidades empiri- cas bien establecidas pueden ser objeto de sucesivos refinamientos y reconceptualizaciones, pero no se las tira simplemente por la borda; no desmontamos los puentes o las bombas porque las teorias cambien, Pero sea como fuere, los términos en que se plantea la discusién en Conocimiento e Interés vienen definidos por la estrategia de poner en liza a Peirce contra el positivismo. Habermas sostiene que en casi todos los puntos cruciales el primero proporciona una concepcién mas adecuada de la investigacién cientifica que el segundo. Sin embargo, no siempre logra evitar formulaciones que derivan de las concepcio- nes del positivismo Idgico y que son inconsistentes con sus declaradas preferencias pragmatistas*. Mas es claro que estas formulaciones tie- nen que ser lefdas (y a menudo hay que darles la vuelta) a la luz de la declaracion oficial de su posicién en los capitulos sobre Peirce. Habermas introduce la idea de interés técnico en su discusién sobre Marx. Compara el «concepto materialista de sintesis» —que, a su jui- cio, Marx sugirié programaticamente, pero no elaboré con detalle— con la noci6n kantiana de sintesis. El concepto materialista mantiene la distincién entre forma y contenido; s6lo que ahora las formas no son primariamente categorias del entendimiento, sino de «una activi- dad objetiva». Mantiene la nocién kantiana de un marco fijo de refe- rencia dentro del cual el sujeto da forma al material con el que se en- cuentra. Sin embargo, en la version materialista, este marco de refe- rencia no viene establecido por un equipamiento de la conciencia trans- cendental, sino que deriva de la relacién invariante de la especie humana con su entorno natural: los procesos de trabajo son la «per- manente necesidad natural de la vida humana» °. El sistema de com- portamientos que caracteriza a la accion instrumental, controlada por el éxito (Funktionskreis des instrumentellen/erfolgskontrollierten Han- deins), se formé, contingentemente, en la evolucion natural de la especie humana. Se basa, contingentemente, en la organizacién cor- + Cf. «Contra un racionalismo menguado de modo positivista», en La disputa so- bre el positivismo en la Sociologia alemana, cf. también las consideraciones sobre evo- lucién social en Ia seccién 3.6. 5 Por ejemplo, en su resumen de las diferencias entre investigacién empirico- analitica e investigacién hermenéutica en El, p. 203, pp. 235 ss. © EL, p. 49. En la ppsicién de Marx es también basico un segundo componente, no kantiano, de la sintesis a través del trabajo social; cf. ibéd., pp. 52 ss., y Alfred ‘Schmidt, Der Begriff von Natur in Lehre von Marx, Frankfurt, 1962. Ademas del marco de referencia fijo enraizado en la estructura abstracta del trabajo, la teoria materialista del conocimiento toma también en cuenta las formas histéricamente cambiantes de sin- tesis basadas en el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de produccién. EI trabajo no es una «esencia fija», sino un mecanismo de desarrollo hu- mano, Véase seccién 2.4. CONOCIMIENTO E INTERES 85 poral del hombre que esta orientada a la accién. Pero al mismo tiempo, este sistema de accion liga nuestro conocimiento de la naturaleza, con necesidad transcendental, al interés por un posible control técnico de los procesos naturales. Habermas reelabora este componente kantiano del concepto ma- terialista de sintesis y lo convierte en una teoria instrumentalista del conocimiento, que él desarrolla por via de una interpretacién del prag- matismo de Peirce. Peirce distinguia tres formas de inferencia nece- sarias para la ldgica de la investigacion —la deduccién, la induccién y la abduccién—, las cuales, cuando se las toma conjuntamente, cons- tituyen un procedimiento que genera, con mas éxito que ningun otro de los métodos propuestos, creencias reconocidas intersubjetivamente. Si nuestro criterio del éxito de un método es su fiabilidad en la obten- cin de creencias que se vean confirmadas y no problematizadas por los acontecimientos futuros, el método cientifico es el que ha resul- tado tener mas éxito. Y es precisamente en relacidn con este criterio como hay que explicar el sentido de la validez de los enunciados cien- tificos: las tres formas de inferencia son métodos para ajustar opinio- nes, eliminar incertidumbres y adquirir creencias no problematicas, en suma, para «fijar creencias». Esas formas de inferencia cumplen sus funciones en un contexto objetivo especificable, en la esfera de la.accién racional con respecto a fines. Seguin Peirce, la definicién de una creencia es que orientamos nuestra conducta por ella. «La creencia consiste principalmente en estar deliberadamente dispuesto a adoptar la formula en que se cree, como guia para la accién»; «la esencia de la creencia es el establecimiento de un habito; y las diferentes creencias se distinguen por los diferen- tes modos de accién a los que dan lugar» ’. Desde este punto de vista, Ja validez de las creencias esta intrinsecamente conectada con la cer- teza en el comportamiento. Una creencia permanece aproblematica mientras los modos de conducta que la creencia guia no fracasen ante la realidad. Cuando lo hacen, y un habito comportamental dado se torne incierto, la validez de la creencia que guia esa conducta queda en tela de juicio. Se produce una tentativa de descubrir nuevas creen- cias que reestabilicen el comportamiento perturbado. Por tanto, el sen- tido de la validez de las creencias tiene que ser considerado en el con- texto de la conducta racional con respecto a fines, controlada por el éxito, habitual, que esas creencias gufan. La capacidad de control racional (con respecto a fines) sobre las condiciones de existencias se adquiere y ejercita en un proceso acu- mulativo de conocimiento. Toda accién guiada por una creencia cons- 7 Citado en EI, p. 153; C. $. Peirce, Collected Papers, ed. C. Hartshorne y P. Weiss, Cambridge, Mass. 1931-35, 5: 27, 398. 86 LA TEORIA CRITICA DE JURGEN HABERMAS tituye al mismo tiempo un test para esa creencia, y todo fracaso de tal accién constituye una refutacién potencial que puede Ilegar a exi- gir una reorientacién tanto de la creencia como de la conducta. La reorientacién de la conducta, reorientacién en la que queda absorbi- do el desengafio que las expectativas han experimentado frente a la realidad, es al mismo tiempo una extensién del poder de control ins- trumental que antes se ejercia, y resultado de un proceso de aprendi- zaje. La investigacion cientifica es la forma reflexiva y sistematica de este proceso precientifico de aprendizaje, que viene ya inscrito en la propia estructura de la accién instrumental como tal. El refinamiento tiene lugar principalmente en tres dimensiones: 1) El proceso de investigacién aisla el proceso de aprendizaje del proceso vital. Por eso el ejercicio de operaciones se reduce a controles de resulta- dos, seleccionables. 2) Garantiza precision y fiabilidad intersubjetiva. Por eso Ia accién asume la forma abstracta de experimentacién mediada por pro- cesos de cuantificacién. 3) Sistematiza el progreso del conocimiento, Por eso se integra el mayor niimero posible de hipdtesis universales en conexio- nes teéricas lo mas simples posibles ®, Como continuacién sistematica del proceso de aprendizaje acu- mulativo que en el nivel precientifico tiene lugar dentro del sistema comportamental de la acci6n instrumental, la investigacién empirico- analitica tiene por objeto la produccién de saber técnicamente explo- table y revela la realidad desde el punto de vista del posible control técnico sobre procesos objetivados. Las hipétesis legaliformes carac- teristicas de este tipo de ciencia, pueden ser interpretadas como enun- ciados sobre la covarianza de eventos. Dado un conjunto de condi- ciones iniciales, éstas hacen posibles las predicciones. «El conocimiento empirico-analitico es, por tanto, conocimiento predictivo posible» *. Laconexién de las hipétesis con la experiencia es establecida por me- dio de la observacién controlada, tipicamente mediante el experimento. Generamos las condiciones iniciales y medimos el resultado de las ope- raciones llevadas a cabo bajo estas condiciones. En realidad, pues, los enunciados basicos no suministran evidencia inmediata sin mez- cla de subjetividad. «No son simplemente representaciones de hechos en si, sino que expresan el éxito o fracaso de nuestras operaciones de medida» '°. Las operaciones basicas son operaciones de medida que permiten establecer una correlacién univoca entre eventos determina- dos operativamente y signos conectados sistematicamente: «Si al marco de la investigacién empirico-analitica hubiera que asignarle un sujeto transcendental, la’medicidn seria la actividad sintética que genuina- mente lo caracterizaria. Sdlo una teoria de la medida puede esclare- * EL, p. 159. 9 Technik und Wissenchaft als «Ideologie», p. 156. 10 Ibid. CONOCIMIENTO E INTERES 87 cer entonces las condiciones de objetividad de todo conocimiento posible en el sentido de las ciencias nomoldgicas "'. A juicio de Habermas, todo esto demuestra que el sistema com- portamental de la accién instrumental es el que determina en ultima instancia la estructura de la investigacién empirico-analitica. Los com- promisos metodoldgicos constitutivos de cada tipo de investigacién surgen de las estructuras de la vida humana, de los imperativos de una especie que se reproduce a si misma (en parte) a través de la accién racional con respecto a fines, la cual estd intrinsecamente ligada a pro- cesos acumulativos de aprendizaje. Estos procesos tienen que ser man- tenidos en forma de investigacién metédica para que la autoforma- cién de la especie no quede en peligro. La expresién interés cognosci- tivo técnico trata de significar la orientacién basica de investigacién, la estrategia cognoscitiva general, que deriva de esta condicién fun- damental de la reproduccién de la vida humana. Esta visibn de la ciencia empirico-analitica (como proceso de conocimiento regido por un interés «de raices antropoldgicas profun- das» por asegurar y dilatar el control sobre procesos objetivados) sus- cita una serie de problemas, el mas obvio de los cuales es el de su adecuacién como explicacién de las ciencias de la naturaleza. Debe- ria quedar claro por la exposicién que precede, que Habermas no esta pretendiendo hacer afirmaciones psicoldgicas sobre las intenciones de los cientificos ni afirmaciones histdéricas sobre las conexiones especi- ficas entre el desarrollo de la ciencia y el desarrollo de la industria. Sus anilisis se refieren mas bien al sentido de cierta clase de enuncia- dos cientificos y al tipo de validez que esos enunciados pueden pre- tender. Su tesis es que los origenes, estructura y aplicacién de tales enunciados muestran que éstos guardan una intrinseca relacién con posibilidades de accién de un cierto tipo: la accin racional con res- pecto a fines. Por tanto, los contraargumentos tienen que provenir no de la psicologia y de la historia de la ciencia sino de la ldgica y de la filosofia de la ciencia. No vamos a tratar aqui de decidir sobre la adecuaci6n de la explicacién que da Habermas de la ciencia de la naturaleza y tampoco pretendemos decir la ultima palabra en el de- bate relativo a instrumentalismo cientifico versus realismo cientifico, que tan vivo esta en la actualidad. Pero conviene hacer unas breves observaciones para destacar los rasgos fundamentales de su posicién y evitar asi posibles malentendidos. Hans Albert ha hecho a Habermas las objeciones tipicas contra las concepciones instrumentalistas de-las teorias cientificas, por ejem- plo, que las teorias no pueden ser consideradas como instrumentos, ya que la ldgica de las operaciones por las que sometemos a prueba 1 BL, p. 237. 88 LA TEORIA CRITICA DE JURGEN HABERMAS un instrumento y lo encontramos adecuado o inadecuado difiere de la logica de las operaciones por las que sometemos a comprobacion una teoria y la encontramos corroborada o falsada; los instrumentos no pueden ser falsados 2. Pero este tipo de objeciones yerra el blanco. La interpretacién pragmatica que hace Habermas de la cien- cia empirico-analitica no se basa en una concepcién de las teorias como instrumentos. Las teorfas son, segun él, sistemas de enunciados que pueden ser correctos 0 incorrectos, que pueden quedar corroborados 0 falsados. No es esto lo que esta en cuestion. La cuestién es mas bien: qué nos revelan esos enunciados, cuando son validos, acerca de la realidad? ,Guarda su sentido una relacién intrinseca con posibilida- des de accién de un cierto tipo? La Tespuesta de Habermas —que la investigacion empirico- -analitica nos proporciona una informacion que es técnicamente utilizable— podria ser aceptada por todo el mundo si Habermas le diera un sen- tido realista, cosa que, por lo demas, le haria perder casi todo su inte- rés. Si la ciencia pudiera ser concebida como una pintura exacta apro- ximativa del orden regular de una naturaleza en si, se seguiria, sin nin- gun problema, que sus informaciones pueden ser utilizadas con fines Practicos '*. La tesis del interés tecnico como interés rector de Ja cien- cia sélo conserva su filo si se la entiende en un sentido cuasi- transcendental; si se la entiende como una tesis sobre las condiciones de posibilidad del conocimiento objetivamente valido de la naturaleza y, por tanto, sobre el sentido mismo de los enunciados cientificos. ,Pe- ro como decidir entre las explicaciones realista y transcendental de la utilidad técnica de la informacion cientifica? Supuesto que los enun- ciados sobre la covarianza regular de sucesos observables hace posi- ble la prediccion y el control de esos sucesos, por qué no considerar esto simplemente una consecuencia mas que una condicién de una in- vestigacin fecunda? Una linea de argumentacién en apoyo de la posicion de Haber- mas es la que se sigue de la discusién que hemos efectuado en el cay tulo 1 sobre la obra de Popper y de Kuhn. La investigacién cientifica es una actividad humana. La accién en que se embarcan los miem- bros de una comunidad cientifica —observaci6n y experimentacién, medida y formacion de conceptos, construccién y comprobacién de la teoria, etc.— estd sometida a ciertas reglas, normas, estandares, etc. Aunque los compromisos con tales estandares pueden variar a lo largo del tiempo y sgr distintos entre los distintos grupos en un deter- minado momento, éxisten ciertos compromisos fundamentales que son constitutivos de la investigacién cientifica como tal —por ejemplo, 12H. Albert, «EI mito de la razén total», en La disputa sobre el positivismo en Ja Sociologia alemana, Barcelona, 1973. '3 Este es mas 0 menos el punto de vista de Albert. CONOCIMIENTO E INTERES 89 Jos compromisos relativos a la comprobabilidad de las hipétesis me- diante observacién y/o experimentacién controladas y a la precisién predictiva, particularmente cuantitativa, de las leyes y teorias propues- tas. Si tales compromisos son constitutivos de la investigacion cienti fica, es claro que las virtudes predictivas y técnicas de la informacion que esa investigacién genera no son meramente una consecuencia ac- cidental. La propia naturaleza de los procedimientos mediante los que se construyen y comprueban las teorias cientificas, garantiza que las teorias comprobadas tendran un potencial predictivo y técnico. Ade- mas, la explicacion realista de este potencial descansa a menudo en una concepcién de la verdad —la verdad como correspondencia de los enunciados con la realidad— que resulta cada vez mas cuestiona- ble una vez que se abandona la idea de una evidencia sensorial inme- diata y se la reemplaza por la idea de que también los enunciados de observacién estan en cierto modo «impregnados de teoria». En el capitulo 4 tendremos oportunidad de considerar el concepto haber- masiano de verdad. Por el momento sdlo es importante notar que su teoria de los intereses no implica una reduccion de la verdad cientifi- ca utilizabilidad técnica, una nueva versién del «es verdadero si fun- ciona». Su posicion esta mucho mds préxima a la teoria de la verdad como consenso ideal que Peirce sustenta. Otro tipo de objecion a la idea de interés técnico podria provenir del seno de la propia Escuela de Francfort. Parece que esta concep- cin limita nuestro conocimiento de la naturaleza a informaciones téc- nicamente utilizables y nuestro trato con la naturaleza al control ins- trumental de procesos objetivados. Horkheimer y Adorno, lo mismo que Marcuse, rechazaron implicitamente cualquier limitacién de este tipo". Sostenian, en efecto, que la orientacién exclusiva hacia la dominacién de la naturaleza era un factor basico en la deformacién de las capacidades subjetivas de las que habria de partir la emancipa- cién. Como vimos en la seccién 1.2, Habermas rechaza la concepcién, implicitamente compartida por toda la primera generacion de la Es- cuela, de una nueva ciencia y de una nueva tecnologia, argumentando que las estructuras ldgicas de la ciencia y de la tecnologia, tal como las conocemos, representan una objetivacion de elementos estructu- rales esenciales del sistema comportamental de la accion instrumental. Si se tiene esto presente, entonces no se ve cémo podriamos renunciar ala técnica, es decir, a nuestra técnica, sustituyéndola por una cualitativa- mente distinta, mientras no cambie la organizacion de la naturaleza huma- '4 Cf. T, Adomo y M. Horkheimer, Dialektik der Aufklarung, Amsterdam, 1947; Horkheimer, The Eclipse of Reason, New York, 1947; y Marcuse, One-Dimensional Man, Boston, 1964. Cf. la discusin de William Leiss en The Domination of Nature, New York, 1972. 90 LA TEORIA CRITICA DE JURGEN HABERMAS na y mientras hayamos de mantener nuestra vida por medio del trabajo so- cial y valiéndonos de los medios que sustituyen al trabajo !5 No existe un sustituto «mds humano» para lo conseguido por el progreso cientifico-técnico. E] problema real no es la razén técnica como tal sino su expansion «hasta constituir una forma de vida, una “‘totalidad histérica’’ de un mundo de la vida» '*, Entendidas as/ las cosas, argumenta Habermas, la respuesta adecuada a la deformacién del sujeto, deformacién que es resultado de la universalizacién de la racionalidad tecnolégica y de la ldgica de la dominacién, no es la sus- titucién de la ciencia y de la tecnologia por alguna versién de la «re- surreccion de la naturaleza caida», sino un cultivo de la comprensién reflexiva de la ciencia como una categoria de conocimiento, y del con- trol técnico como un modo de accion. A la racionalidad tecnoldgica se le ha de asignar su puesto legitimo, aunque sea limitado, en una teoria comprensiva de la racionalidad. Y es precisamente a esta tarea a lo que responde la teoria de los intereses cognoscitivos. Pero basta con esto? ,No nos quedamos a la postre con una sola actitud legitima frente a la naturaleza: la de dominacion técnica? ¢Y No resulta esto enteramente inadecuado como explicacién de nuestras multifacéticas relaciones con la naturaleza, tanto con la «naturaleza externa» como con la «naturaleza interna» de nuestro propio cuerpo, las cuales no sdlo son posibles de hecho sino también necesarias para una plena realizacién de nuestra humanidad? Habermas no excluye la posibilidad de otras actitudes frente a la naturaleza —actitudes mi- meéticas, poéticas, hidicas, misticas, fraternales—. Ni tan siquiera ex- cluye a priori la posibilidad de algtin tipo de relacién comunicativa con [a naturaleza"”, Sin embargo, su teoria si que parece excluir cual- quier otro tipo de conocimiento de la naturaleza que no sea el empiri- co analitico. Las objeciones a esta exclusion podrian provenir de po- siciones distintas. ,Sobre qué base podria negarse todo contenido cog- 0. a esos modos de conciencia que mas arriba hemos descrito como actitudes? La historia de la humanidad, asi como nuestra propia experiencia en la vida diaria, esta llena de formas alternativas de con- cebir la naturaleza. ;Pueden todas ellas ser convincentemente clasi cadas como protocientificas o no cognoscitivas (por ejemplo, como emocionales, apetitivas 0 expresivas?) Mantener que esa es la clasii cacion correcta supondria una preconcepcién altamente restrictiva de lo que es la naturaleza del conocimiento, por lo menos en lo que ata- fie al conocimiento de la naturaleza, que necesitaria, cuando menos, de alguna explicacfén y defensa. = «Ciencia y Técnica como “‘Ideologia’’», en Technik und Wissenschaft als “‘Ideo- logie”’», Frankfurt, 1968, p. 57- 16 Ibid, p. 59. 7 Tbid., p. 57. CONOCIMIENTO E INTERES 91 Aunque pudieran existir algunas dudas sobre la respuesta que Ha- bermas pudiera dar a estas cuestiones, existen pocas dudas sobre cual seria su posicién frente a las objeciones que pudieran suscitarse desde el punto de vista de la metafisica. La idea de que allende la imagen cientifica de la naturaleza seria posible, e incluso necesario, buscar una comprensién «mas profunda», metafisica, parece excluida de la teoria de los intereses cognoscitivos de Habermas. Contra la ontolo- gia tradicional hace uso de] «giro transcendental»: la separacion de Ser y Tiempo que subyace a la ontologia oculta una «ilusién objeti- vista», la supresién del papel constitutivo que juega el sujeto del conocimiento. Pero aun concediendo esto, queda la cuestién de si al- giin tipo de acercamiento alternativo a la naturaleza podria ser com- patible con, o incluso podria venir exigido por, la teoria de los intere- ses cognoscitivos de Habermas. Volveré sobre esta cuestidn en la sec- cién final de este capitulo. 2.3. EL INTERES PRACTICO DE LAS CIENCIAS HISTORICO-HERMENEUTICAS, Habermas encuentra una fundamental indecision en los escritos de Marx. En sus investigaciones materiales, Marx siempre tuvo en cuenta tanto la actividad productiva de los individuos socializados como la organizacin de sus interrelaciones. Consideraba las relacio- nes sociales como algo sujeto a normas que determinan, con la fuerza de instituciones, como se distribuyen las obligaciones y recompensas. Por otro lado, en sus observaciones tedricas, Marx parecia a menudo considerar el desarrollo de la especie humana como algo que solamente tiene lugar en la dimensién del trabajo social, de los procesos de pro- duccién. Esta tendencia a reducir el «acto auto-generativo» de la especie humana al trabajo, de eliminar en la teoria, si no en la prac- tica, la estructura de la interaccién simbdlica y del papel de la tradi- cin cultural constituye, segtin Habermas, la razon ultima de la inca- pacidad del marxismo clasico para desarrollar una teoria reflexiva del conocimiento, ya que es ésa precisamente la dimensién en la que se mueve la critica del conocimiento (y también la critica de la concien- cia ideoldgica). Segtin la teorfa de los intereses cognoscitivos, el punto de vista es- pecifico desde el que captamos la realidad tiene su origen en la estruc- tura de intereses de una especie que esta ligada a medios definidos de organizacion social, Mientras que el interés técnico surge de los imperativos de una forma de vida vinculada al trabajo, el interés prac- tico esta anclado en un imperativo de la vida sociocultural, que tiene raices antropoldgicas tan profundas como el primero: la superviven- cia de los individuos socializados esta ligada a la existencia de una 92 LA TEORIA CRITICA DE JURGEN HABERMAS fiable intersubjetividad de la comprensién/entendimiento en nuestra comunicacién en el medio del lenguaje ordinario. La comprensién hermenéutica se endereza por su misma estructura a garantizar, dentro de las tradiciones culturales, la autocomprensién posible de los individuos y de los grupos, que oriente la acci6n, y una comprensién reciproca entre los individuos y los grupos con tradiciones culturales distin- tas. Hace posible la forma de consenso sin coacciones y e! tipo de intersub- jetividad flexible, de los que depende la accién comunicativa. De este modo se elimina et peligro de una ruptura de la comunicacién en ambas direccio- hes: tanto en la vertical de la biografia individual y de la tradicién colectiva a la que se pertenece, como en la horizontal de la mediacién entre las tradi- ciones de los diferentes individuos, grupos y culturas. Si estas corrientes de ‘comunicacién se cortan y la intersubjetividad de la comprensién se hace rigida ose derrumba, queda destruida una condicién de supervivencia, que es tan elemental como la condicién complementaria del éxito de la accidn instru- mental, es decir, la posibilidad de un acuerdo sin coacciones y de un reconocimiento sin violencia. Dado que esta condicién es el presupuesto de la praxis, lamamos «prctico» al interés rector del conocimiento de las cien- cias del esptritu Es precisamente a esta esfera de acuerdo sin coacciones y de inter- subjetividad abierta a la que Habermas apela en su critica del pro- grama positivista de una ciencia unificada. Las estructuras de comu- nicacién presupuestas por la comunidad de investigadores no pueden ser captadas a su vez dentro del marco de referencia de la ciencia empirico-analitico. La dimensién en la que se discute y eventualmente se llega a un acuerdo sobre conceptos, métodos, teorias, etc., la di- mensiOn en Ja que se funda el marco de referencia que constituyen los significados, las normas, los valores, etc., compartidos, es la dimensién de la interaccién simbdlica, la cual ni es idéntica ni reduc- tible a la accion instrumental. La racionalidad del discurso sobre la adecuacién de convenciones 0 sobre significados de conceptos no es Ja racionalidad de las operaciones efectuadas sobre procesos objeti- vados; implica la interpretacién de conceptos, de fines, de valores, y de razones. Por tanto, el conocimiento objetivo producido por la investigacién empirico-analitica no es posible sin un conocimiento en forma de entendimiento intersubjetivo. Esta disponibilidad de un len- guaje pre- y metacientifico intersubjetivamente valido, o de un mar- co de referencia de significados y de valores compartidos, es algo que se da por supuesto en las ciencias de la naturaleza. El contexto cultu- ral de la vida (Lebenszusammenhang), del que la comunicacién cien- tifica es s6lo un elemento, pertenece no al ambito de las ciencias de Ja naturaleza sinoval Ambito de las ciencias de la cultura. Esta distincién entre ambitos de investigacién no es una distincién ontoldgica entre diferentes objetos materiales de investigacién. Los VEL, p. 222. CONOCIMIENTO E INTERES 93 seres humanos pueden ser considerados como parte de la naturaleza y se los puede investigar empleando categorias de las ciencias natura- ies (como ocurre, por ejemplo, en Biologia). Ademés, la conducta hu- mana, dentro de ciertos limites, puede ser tratada también como algo sujeto a las categorias propias de los procesos objetivados (como ocu- rre, por ejemplo, en las ciencias estrictamente comportamentales). La distincién es mas bien una distincién epistemoldgica 0 «légico-trans- cendental» entre objetos formales de investigacién. Se basa en los di- ferentes modos de «constituir» los objetos de investigacin, en «el sis- tema de conceptos basicos que categorizan a los objetos de la expe- riencia posible... y... en los métodos mediante los que se seleccionan las experiencias primarias relacionadas con la accién, se las extrae de su propio sistema y se las utiliza para un examen discursivo de pre- tensiones de validez, esto es, se las convierte en ‘‘datos’’»?. En la pri- mera Orientacion nos encontramos con cuerpos en movimiento, con sucesos y procesos susceptibles de ser explicados causalmente; en la otra, nos encontramos con sujetos que hablan y actuan, con manifes- taciones y acciones susceptibles de ser entendidas. En Conocimiento e Interés la «autorreflexion de las ciencias del espiritu» se desarrolla al hilo de una sugestiva interpretacion de Dilt- hey *, aunque desde un punto de vista puramente exegético resulte a menudo discutible. Sin embargo, en sus escritos mas estrictamente metodoldgicos, la explicaci6n que da Habermas de la naturaleza y limitaciones del conocimiento histérico-hermenéutico hace muy poco uso directo de Dilthey. Se inspira mas bien en los planteamientos fe- nomenolégicos, hermenéuticos y lingiiisticos de la sociologia contem- poranea. Limitaré, por tanto, la discusién de la interpretacién que Ha- bermas hace de Dilthey a la presentacién de unas cuantas ideas cen- trales, dejando para el préximo capitulo una discusién mas completa de los problemas tipicos relacionados con los procedimientos inter- pretativos y su pretendida irreductibilidad a los procedimientos pro- pios de la investigacién empirico-analitica. La comprension hermenéutica especializada la ancla Dilthey en modos anteriores de entendimiento propios de la vida cotidiana. «La comprensién hermenéutica es tan sdlo la forma metédicamente ela- borada de esa débil reflexividad o semitransparencia en la que se de- 2 Introduccién a Theorie und Praxis, p. 27. 3 Lo mismo podria decirse de las interpretaciones que Habermas hace de Hegel, de Marx, de Peirce y de Freud. En respuesta a las criticas de naturaleza exegética, su- braya que sus intenciones no eran puramente exegéticas sino criticas y sistematicas: «Cuando Jo que se tiene a la vista como punto de fuga de la prehistoria del cientific mo contempordneo es un concepto de filosofia trascendental transformada, se com- Prenderé que no tenga demasiado que decir ante la estrategia de bastantes objeciones que se me han hecho en relacién con mi interpretacién de los diversos autores», El, epilogo, p. 381 94 LA TEORIA CRITICA DE JURGEN HABERMAS sarrolla, en cualquier caso, la vida de los hombres que se comunican precientificamente e interactian socialmente» *. Los «significados» que son objeto de tal «comprensién» son constituidos en dos dimen- siones, Por un lado, derivan de su papel de elementos particulares en una biografia completa. El significado que una persona o una cosa cobra para un sujeto (0 un grupo) es funcién del puesto que ocupan en su vida (0 en la vida del grupo) considerada en conjunto, vida cuya unidad es constituida mediante interpretaciones retrospectivas siem- pre cambiantes. En esta dimension, la biografia de un individuo se constituye en modelo de la relacién hermenéutica del todo con sus par- tes. «Con ello se garantiza que todo significado especifico quede inte- grado en un nexo de sentido que representa la unidad inalienablemente individual (y no sélo singular) de un mundo centrado en torno al yo y de una biografia cuya cohesién se mantiene por la identidad del yo» 5. Por otra parte, los sentidos que estan fijados en simbolos no son nunca privados. Siempre tienen una validez intersubjetiva. Un ele- mento simb6licamente estructurado de una biografia debe su conte- nido semantico tanto al puesto que ocupa en un sistema lingiiistico valido para otros sujetos como al puesto que ocupa en el contexto biografico. Incluso la comprensién de si mismo se mueve siempre en el medio de un entendimiento mutuo con otros sujetos. «Sdlo puedo comprenderme a mi mismo en esa ‘‘esfera de comunidad” en la que comprendo al mismo tiempo al otro en sus objetivaciones, ya que las manifestaciones vitales de ambos se articulan en el mismo lenguaje intersubjetivamente vinculante para los dos» *. Por tanto, la identi- dad y la comunicaci6n en el lenguaje ordinario, el mantenimiento de la no-identidad y la identificacién reciproca son conceptos comple- mentarios que designan las condiciones de interaccién en el didlogo. Dilthey postula la «comunidad de unidades de vida» (Gemeinsam- keit der Lebenseinheiten) definida por la relacién de didlogo y de reconocimiento reciproco, por un lado, y por la identidad del yo y el proceso de autoformacién en una biografia, por el otro, como marco de referencia objetivo de las ciencias de la cultura. Esa comunidad se caracteriza por una doble dialéctica del todo y sus partes: en el nivel horizontal de la comunicacién, por Ia relaci6n de 1a totalidad de una comu- nidad lingiifstica con los individuos que en ella se identifican unos con otros en la misma medida en la que a la vez pueden afirmar su reciproca no- identidad; y verticalmente, en la dimensién del tiempo, por la relacién que la totalidad de una biografia guarda con las vivencias individuales y las referencias vitales particulares, de las que est construida 7. +E, p. 188. 5 [bid., p. 196. § Ibid., p. 197. 7 [bid., p. 200. CONOCIMIENTO E INTERES 95 El terreno de esa intersubjetividad que hace posible la interaccién y el entendimiento entre los individuos es el lenguaje ordinario. Si la hermenéutica tiene que ser analizada como un procedimiento explici- to, han de explicarse las caracteristicas especificas del lenguaje ordi- nario que permiten la comunicacién, por indirecta que ésta sea, de lo que es inefablemente individual. Dilthey distingue tres clases de «ma- nifestaciones vitales» (Lebensdusserungen): manifestaciones lingiiis- ticas, acciones y expresiones (no verbales) de vivencias (gestos, mira- das, sonrojos, entonaciones de voz, etc.). Las tres clases de manifes- taciones estan integradas y se interpretan mutuamente. La interaccién simb6lica es tan forma de representacién como lo es la comunicacion lingiifstica. La convertibilidad del sentido de las oraciones en acciones y del sentido de las acciones en oraciones hace posible la interpreta- cién de las unas por las otras y viceversa: El entendimiento a través de simbolos linguisticos esta sometido al con- trol constante de la ocurrencia efectiva de las acciones que se esperan en un contexto dado, y, por su parte, cuando el contexto se ve perturbado, las acciones pueden ser interpretadas por medio de la comunicacién linguis- tica. El significado de los simbolos linguisticos puede esclarecerse mediante ‘nuestra propia participacién en interacciones habituales. Lenguaje y accion se interpretan reciprocamente; es lo que desarrolla Wittgenstein en su con- cepto de juego de lenguaje 8, Ni en la comunicaci6n lingiiistica ni en la interaccion simbélica puede ser directamente expresado el trasfondo concreto de las bio- gtafias individuales, que determina los sentidos especificos de las expresiones y acciones particulares. Las condiciones individuales de la vida en las que se situa la comunicacién no pueden ser traspuestas por completo, o sin que surjan alteraciones, a acciones que obedez- can normas generales 0 a categorias generales del lenguaje ordina- tio*, La tercera clase de manifestaciones vitales ayuda al intérprete a Ilenar este vacio. Las expresiones de vivencias —primariamente fendmenos psicoldgicos, expresivos, ligados a las respuestas del cuerpo humano— funcionan como sefiales de intenciones no formuladas, su- ministrando asi indicaciones sobre el papel que el sujeto adopta o pre- tende adoptar en un contexto dado de sus acciones y didlogos. La dialéctica de lo general y lo particular hecha posible en la intersubjeti- vidad del lenguaje y de la accién puede basarse ademds en las concomitan- tes manifestaciones espontaneas que representan las expresiones corporales y corregirse en raz6n de ellas... El lenguaje ordinario no obedece a la sinta- xis de un lenguaje puro. Sélo resulta completo a través de su concatenacién con interacciones y formas corporales de expresién. La gramatica de los jue- 0s de lenguaje, en el sentido de una praxis vital completa, no regula sola- 8 Ibid., p. 212. 9 Cf. las ideas de Garfinkel y otros etnometodélogos acerca de la «indexicalidady.

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