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ndice

Dedicatoria
Agradecimientos
Leyenda
Introduccin. El porqu de este libro

1. DE FUTBOLISTA A ENTRENADOR
1.1 La decisin

2. DE ENTRENADOR A COACH
2.1 Mtodo y relacin en el ftbol actual
2 2 Valor de la programacin
2 3 La herramienta baln en el centro del trabajo
2.4 La construccin tctica del equipo
2 5 Crear la relacin
2 6 La relacin con el club. El manager ingls

3. EL SISTEMA DE JUEGO Y SU NTERPRETACIN. EL PART DO


3.1 Sistema de juego e importancia de las tareas asignadas
3 2 Tareas y caractersticas de los jugadores
3 3 El redescubrimiento del contraataque
3.4 La preparacin del partido
3 5 La motivacin colectiva
3 6 La gestin del partido
3.7 Despus del partido
3 8 Diferencias entre el ftbol italiano y el extranjero

4. PRIMER PAPEL COMO ENTRENADOR. EL 4-4-2 DE REGGIO EMILIA

2
4.1 El impacto
4 2 El mdulo de juego y los jugadores disponibles
4 3 Mi idea del personal
4.4 Organizacin y estructura. El valor de las cosas sencillas

5. DE REGGIO A PARMA: UN GRAN SALTO EN POCOS K LMETROS


5.1 La realidad Parma
5 2 Filosofa y principios de juego
5 3 Mover el baln, la posesin eficaz
5.4 El mdulo y los jugadores disponibles
5 5 La tutela del campen
5 6 Metodologa y organizacin. Uso de las subidas
5.7 El retiro, un ritual a caballo entre la costumbre y la necesidad

6. LA VIEJA SEORA: LA EXPER ENCIA JUVENTUS, Z DANE EN EL


CENTRO DEL PROYECTO
6.1 El ambiente Juventus
6 2 La presencia activa del club
6 3 La gran participacin
6.4 El mdulo. El 3-4-1-2 de la Juventus
6 5 La defensa de tres
6 6 Personal y mtodo de trabajo

7. LA VUELTA A CASA, LA FAM LIA MILAN, NACE EL RBOL DE NAVIDAD


7.1 El ambiente Milan
7 2 Mdulos de juego
7 3 El 4-3-1-2 y la presencia de Kak
7 5 El personal mdico
7 6 El partido y el dilogo a tres
7.7 La prevencin de las lesiones y el Milan Lab
7 8 La sesin de entrenamiento
7 9 El trabajo en la arena

8. DE M LN A LONDRES. EL CHELSEA Y EL FTBOL INGLS


8.1 El ambiente Chelsea
8 2 El ftbol ingls y el proyecto Chelsea

3
8 3 Las modificaciones sobre la marcha. La importancia de Lampard
8.4 Equipo tcnico y mtodo de trabajo
8 5 Las sesiones de entrenamiento y los partidos entre semana
8 6 Antes del encuentro y el partido en el modelo ingls

9. EL PROYECTO PARIS SA NT-GERMA N Y EL FTBOL FRANCS


9.1 El ambiente PSG
9 2 La bsqueda del esquema ptimo
9 3 Equipo tcnico y mtodo de trabajo
9.4 La sesin de entrenamiento
9 5 Representacin y verificacin del trabajo
9 6 Entre el primer y el segundo tiempo. Un ejemplo de intervencin real

10. DIEZ PART DOS DE MI HISTORIA


10.1 Nunca se puede dar por sentado un resultado
10 2 Diez partidos de mi historia
10 3 Deducciones tcticas y mentalidad

11. QUERA DEJARLO ENSEGU DA


11.1 Conclusiones

Glosario
Currculum vtae
Notas
Crditos

4
A todos los colaboradores.
A todos los futbolistas que he tenido
y tengo la suerte de entrenar.
A todos los clubs que han credo en m.

5
El editor desea agradecer v iv amente a Alessandro Alciato que
hay a permitido usar algunos f ragmentos de Preferisco la Coppa
(Rizzoli 2009), del que es autor junto con Carlo Ancelotti.

6
8
Introduccin
EL PORQU DE ESTE LIBRO

E l f tbol siempre ha sido, y sigue siendo, mi v ida, mi trabajo.


Es una activ idad que se compone de las numerosas historias
que he v iv ido con mis numerosos compaeros de v iaje, y a
trav s de ellos.
Una tray ectoria de estudio, de inv estigacin y de
experiencias en el campo.
En mi primer libro, Preferisco la Coppa, me circunscrib a
contar mi v ida de entrenador describiendo los estados emotiv os
que la han acompaado.
Con este v olumen, en cambio, me dirijo a los numerosos
colegas que v iv en a diario esta pasin, al margen de la realidad
en la que entrenan, y a aquellos que, amando el f tbol sin la
posibilidad de conv ertirlo en una autntica prof esin, quieren
descubrir los aspectos tcnicos y relacionales que se asocian a
las emociones y los acontecimientos: la programacin de los
entrenamientos, la gestin de una v igilia importante, la relacin
con los f utbolistas, la sociedad y los hinchas, adems de con
los medios de comunicacin.

Pretendo contar al lector mi tray ectoria y la manera en que

9
interpreto el trabajo del entrenador, un papel en el que, al igual
que en la v ida, nunca se acaba de crecer y que no se limita a la
elaboracin de tcticas y mdulos de juego. Cada entrenador
tiene un sistema predilecto que considera mejor que los dems,
pero, tratndose de un prof esional atento y preparado, conoce
tambin a f ondo el resto de sistemas de juego y sabe
aplicarlos. Yo empec con el 4-4-2, pero despus las realidades
que v iv , el tiempo y la experiencia me llev aron a concebir el
sistema como una especie de traje, a ser posible a medida, con
el que un entrenador v iste al grupo de jugadores que tiene a su
disposicin, a menudo campeones, para que estos puedan
manif estar plenamente sus cualidades en un juego ptimo que
represente la realidad cultural e histrica del club.
Hoy en da, en que, con f recuencia, las situaciones
econmicas y comerciales imponen unas decisiones que v an
ms all de las exigencias estrictamente tcnicas, el entrenador
es la f igura que emplea todos sus conocimientos para adaptar
y, en ocasiones, crear un modelo de juego ef icaz y especf ico
que le permita utilizar lo mejor posible a los jugadores y a los
talentos que tiene a su disposicin.
Pese a que no pretendo que este libro sea un nuev o manual
sobre el f tbol, escribir sobre todos estos temas, porque,
repito, creo que el f tbol no consiste solo en entrenar y en
hacer salir al campo a un equipo bien preparado. Hablaremos,
por supuesto, de las tcticas, los esquemas y los mdulos que
utilizo, pero adems tendremos el placer de compartir los
aspectos menos ev identes, aunque igualmente relev antes, que
f orman parte de algunos de los momentos ms destacados de
mi trabajo pasado y presente.

C ARLO ANCELOTTI

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11
1

DE FUTBOLISTA A ENTRENADOR

12
13
1.1 La decisin

Hay un dicho que reza: Procura que no sean los dems los que
te digan que abandones, decide con tu cabeza.
En 1992 tena que tomar, precisamente, una decisin de
este tipo. Al igual que sucede a la may ora de los f utbolistas,
me encontraba en esa f ase de la v ida en que los pensamientos
oscilan entre el deseo de seguir jugando y la progresiv a
conciencia de que algo est cambiando dentro y f uera de uno
mismo. Entonces tom la decisin de colgar las zapatillas.
No f ue una decisin f cil al contrario, acababa de obtener
el primer y nico doblete de mi carrera justo en el ltimo partido
en San Siro contra el Verona de mi v iejo maestro Liedholm y el
hecho me hizo dudar de nuev o, pero al f inal llegu a la
conclusin de dejarlo por dos motiv os.
El primero f ue la posibilidad de permanecer en el mundo que
amaba asumiendo un nuev o papel, el de ay udante de Arrigo
Sacchi, quien haba abandonado el Milan haca un ao para
conv ertirse en comisario tcnico de la seleccin nacional. Una
de las dif icultades que suelen tener los f utbolistas es
comprender con suf iciente certeza lo que deben hacer cuando
crezcan, esto es, cuando estn a punto de v erse proy ectados al
mundo real. Con f recuencia no se tiene una oportunidad
importante antes de interrumpir la carrera de jugador, de manera
que no poda dejar escapar la ocasin que me haba brindado
Sacchi.
La segunda razn f ue la creciente dif icultad para jugar con
cierta continuidad. Tena treinta y tres aos y empezaba a
acusar los problemas f sicos. En las cinco temporadas que
haba pasado en el Milan habamos ganado casi todo, y tras la
salida de Sacchi y la llegada de Capello los mecanismos
consolidados del club estaban cambiando prof undamente. As

14
pues, quera poner punto f inal a mi carrera antes de que alguien
me hiciese comprender que esta haba terminado.
El acercamiento a la realidad de la seleccin nacional f ue
muy positiv o y desde el principio me integr sin may ores
problemas en mi nuev o papel. En este sentido debo agradecer
la ay uda de las personas que demostraron tener una gran
conf ianza en m. Recordando esa poca, si ahora tuv iese que
sugerir a un aspirante a entrenador qu actitud tomar en una
ocasin semejante le dira que se enf rentase a la nuev a
tray ectoria, que emprendiese con gran curiosidad y apertura la
nuev a av entura. La curiosidad por conocer ay uda a estar
motiv ado, a buscar y a proponer cosas nuev as.

A menudo se piensa que, despus de muchos aos jugando


como prof esionales, los f utbolistas tienen conocimientos
suf icientes para entrenar a cualquier niv el. Se equiv ocan: la
experiencia como jugador puede ay udar a dirigir las relaciones
interpersonales con los jugadores, eso es todo.
Por esa razn f ue importante para m poder iniciarme al lado
de uno de los mejores entrenadores del mundo. Aprend mucho
de Sacchi. Era muy exigente, tanto consigo mismo como con
los que estaban a su lado, y esta es la mejor manera de
aprender. Sacchi me ay ud a comprender cmo se motiv an los
equipos y las personas, tanto a corto como a largo plazo. Me
ense a adoptar un mtodo de trabajo y a saberlo comunicar
de manera ef icaz. Hablaremos de ello en los prximos
captulos, pero adelanto y a que considero el mtodo un aspecto
sumamente importante del trabajo de un entrenador. Dira que
es el carn de identidad, el estilo con el que se propone el f ruto
y la sntesis de sus experiencias y conocimientos. Como y a he
dicho, cuando das tus primeros pasos como entrenador recurres

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de manera natural a tu experiencia de f utbolista. Es tu base de
apoy o, una base en la que conf luy en los mtodos de trabajo de
los entrenadores que han acompaado tu carrera, pero que, con
todo, y por importante que sea, no basta para desarrollar al
mximo la nuev a prof esin. Entrenar signif ica desempear unas
f unciones que presuponen ciertos conocimientos tcnicos,
psicolgicos y organizativ os, adems de un gran equilibrio
emocional.
Es necesario saber traducir la experiencia como f utbolista al
nuev o papel y para ello hay que conjugar el estudio, la
inv estigacin y el dilogo con los dems entrenadores, adems
de todos los conocimientos que se adquieren en los cursos de la
escuela de entrenadores.
En calidad de lder de su equipo, el entrenador se conv ierte
en el centro de unidad y cohesin del mismo a la v ez que
asume la carga de las responsabilidades. El entrenador piensa
siempre en el equipo; el f utbolista casi siempre en s mismo.

16
17
2

DE ENTRENADOR A COACH

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2.1 Mtodo y relacin en el ftbol actual

El mundo del entrenador est en continua ev olucin. Es una


tray ectoria en la que la f orma de jugar, los mtodos y las
personas cambian constantemente enriqueciendo su bagaje de
conocimientos adquiridos.
Por ejemplo, a mediados de los aos nov enta, cuando
empec mi carrera como primer entrenador en el Reggiana y
luego en el Parma, el trabajo se desarrollaba sobre todo en el
campo. La may or parte del tiempo estaba dedicada a la
programacin de los entrenamientos, a la mejora tcnica y
tctica, tanto indiv idual como colectiv a, y al crecimiento del
grupo y de los jugadores disponibles. El espacio que hoy en da
se dedica a aspectos como la potenciacin muscular y los
ejercicios para prev enir accidentes no estaba prev isto en el
mtodo de entonces o solo lo estaba de manera parcial; por otro
lado, se prestaba mucha atencin al trabajo sobre la resistencia.
Adems, la actual organizacin de la sesin de entrenamiento,
que incluy e momentos de anlisis y debates en prof undidad
entre los miembros de todo el personal, era muy genrica, entre
otras cosas porque no existan unos mtodos y tecnologas
ef icaces que permitieran cuantif icar con certeza el trabajo
colectiv o e indiv idual. La v aloracin de la carga de trabajo se
conf iaba casi exclusiv amente a unos parmetros a menudo
aproximados y, desde luego, insuf icientes. Todo se basaba
f undamentalmente en la experiencia y en los conocimientos
personales del entrenador y del preparador f sico. Yo mismo, al
principio, no tena una buena relacin con el ordenador, lo
consideraba poco menos que un trasto intil y me burlaba de mi
ay udante, que me propona que lo usase. Pero desde entonces
han cambiado muchas cosas, de f orma que, en la actualidad, la
tecnologa es una compaera indispensable de trabajo.

20
En mi segundo ao en el Milan se produjo un cambio
importante: me of recieron la posibilidad de disponer del clebre
Milan Lab, una estructura capaz de v igilar durante el
entrenamiento incluso la carga f sica de los ejercicios de tipo
tcnico-tctico.
A partir de ese momento mi manera de desempear el
trabajo cambi. Naturalmente, tambin en el Reggiana y en las
realidades sucesiv as haba tenido un personal con el que
colaboraba y comparta todo, pero el mtodo era dif erente y el
nmero de miembros del grupo de trabajo, numricamente
inf erior respecto a la experiencia que haba iniciado en el Milan.
Hasta ese momento haba concentrado mucho, pero y a no
poda seguir permitindomelo. As pues, tuv e la necesidad de
v alerme de nuev as f iguras y de crear una sintona de trabajo
entre las distintas competencias; en otras palabras, de contar
con un personal ms amplio en el que, a los tradicionales
segundo entrenador, entrenador de porteros y preparador f sico,
se unan nuev os prof esionales.
Si antes correspondan al entrenador todas las decisiones
que af ectaban a cada mbito de la programacin, a partir de ese
momento tuv o que delegar algunas de ellas para poder construir
un team, esto es, un grupo de trabajo compenetrado y capaz de
desarrollar una accin integrada.
Este cambio, en continua ev olucin, es la causa de que
hoy en da la imagen del entrenador se identif ique ms bien con
la de un coach, una f igura que ejerce sobre todo un papel de
control, de superv isin del trabajo de otros prof esionales. La
aportacin de los dif erentes miembros que integran un personal
de conf ianza serio y preparado mejora el serv icio que permite el
crecimiento del atleta; por este motiv o el tcnico que pretende
coordinarlo debe ampliar sus conocimientos.
As pues, mi trabajo directo en el campo se f ue reduciendo
con los aos, al tiempo que me iba inv olucrando en otro tipo de

21
situaciones y conocimientos que v eremos a continuacin con
ms detalle.
Cabe decir que, respecto al pasado, el papel del coach se
ha modif icado en sus f unciones, porque ahora las exigencias
son distintas, tanto en lo concerniente al juego como a los
aspectos tcnico y f sico del atleta. Basta pensar en cmo ha
cambiado la v elocidad del juego respecto a la poca en que y o
sala al campo para comprender la necesidad de modif icar
tambin el mtodo de entrenamiento del f utbolista moderno. Por
aquel entonces, cuando recibas el baln podas controlarlo,
pensar a dnde pasarlo y realizar luego el gesto tcnico. Ahora
hay que acostumbrar al f utbolista a tener la solucin antes
incluso de lograr el control del baln.
S que todos mis colegas conocen esta circunstancia, pero
he querido aludir a ella de todas f ormas para subray ar que un
entrenador nunca se puede detener en el presente; al contrario,
debe trabajar sin cesar para que el mtodo que utiliza ev olucione
continuamente y le permita no solo llev ar el paso a las
transf ormaciones, sino anticiparse a ellas.

22
2. da: Da que precede al partido entre semana.
Objetiv os: Trabajo sobre la reactiv idad y trabajo tctico
especf ico.

3.er da: Partido.

4. da: Da siguiente al partido.


Objetiv os: Recuperacin activ a y trabajo dif erente para
quien no ha participado en el partido.

5. da:
Objetiv o: Trabajo mixto de carcter tcnico y f sico.

6. da:
Objetiv os: Trabajo de reactiv idad y tctica especf ica.

7. da: Partido.

26
2.4 La construccin tctica del equipo

Para que un sistema de juego sea ef icaz es indispensable pasar


mucho tiempo en el campo, porque el jugador debe saber
exactamente lo que debe hacer en las dif erentes situaciones de
competicin. Este objetiv o solo se puede alcanzar con un
trabajo prctico que permita ensay ar v arias v eces unas
situaciones lo ms reales posibles.
En este sentido, el ejemplo clsico es, una v ez ms, el de
Sacchi y el Milan. Hacamos entrenamientos tcticos sin cesar;
ciertos mecanismos no eran naturales; la f atiga era inhumana.
Sacchi nos repeta una y otra v ez: Tenemos que seguir una
partitura que hay que saber de memoria. Al f inal cada uno
saba con exactitud lo que deba hacer en cualquier situacin de
juego, hecho que procuraba una gran tranquilidad. Yo saba
adnde deba ir cuando Tassotti, Maldini, Baresi o Van Basten
tenan el baln. O un adv ersario.
Ya se sabe que los resultados importantes se logran con los
grandes jugadores, pero solo si estos consiguen f ormar un gran
equipo. El hecho de hacer salir al campo muchos campeones no
es, de por s, garanta de xito; adems es necesario un trabajo
prof undo que les permita identif icarse con el juego, la
mentalidad y el proceso de sintona del grupo. En el Milan de los
Inv encibles la dif erencia la determinaba la conciencia de ser un
equipo y el f ortsimo sentimiento de pertenencia al mismo,
adems de a la sociedad y a los colores. Al campo sala gente
que haba dado sus primeros pasos en Milanello, que eran
rojonegros desde siempre.
As pues, considero muy importante que se intente crear un
equipo con una identidad bien precisa, cosa que siempre he
procurado hacer al margen de las dif erencias que presentaban
los jugadores que tena a mi disposicin. Construir un equipo

29
con una identidad determinada signif ica darle la capacidad de
unirse, sobre todo en los momentos dif ciles. Solo me enf rent
a una circunstancia distinta cuando dirig equipos como la
Juv entus y el Chelsea, porque estos tenan y a una identidad
muy consolidada, tanto en lo tocante a los jugadores como al
sistema.
La experiencia me llev a a pensar que, a grandes rasgos,
cuando debemos entrenar equipos sin una estructura construida
y pretendemos que el juego sea natural y ef icaz tenemos que
dar prioridad al trabajo tctico, incluso en detrimento del f sico.
No obstante, pese a que las actuales estructuras y tecnologas
aplicadas al f tbol permiten ev aluar y, por tanto, coordinar el
trabajo de f orma equilibrada con una buena aproximacin,
cuando se apunta de f orma predominante a las sesiones
tcticas se puede correr el riesgo de exceder la carga con la
consiguiente disminucin de la agilidad f sica. Se trata de un
precio inicial que hay que tener en cuenta.
Una pequea sugerencia: dado que la posicin del
entrenador es siempre precaria y que la paciencia que nos
conceden es poca, a la espera de que se produzcan los ef ectos
deseados, es aconsejable mantener en todo caso la condicin
atltica del equipo a un buen niv el. Una v ez alcanzado este
objetiv o podremos reequilibrar la relacin y combinarla de f orma
que la carga global sea ptima.

30
2.5 Crear la relacin

Un equipo es un grupo en mov imiento constante. Por este


motiv o el hecho de haber creado una identidad tctica ef icaz no
basta para garantizar el logro de los objetiv os deportiv os
prev iamente f ijados. El v alor tcnico y tctico que posee un
equipo es, sin lugar a dudas, bsico para obtener grandes
resultados, pero para alcanzarlos y, sobre todo, para
conserv arlos de f orma duradera, es necesario mantener
siempre elev ado el niv el de concentracin y de adhesin al
proy ecto colectiv o de todos los elementos que lo componen.
Para ello el entrenador deber v igilar continua y atentamente la
condicin mental y relacional de los indiv iduos y el grupo.
La creacin de un grupo f uerte y cohesionado depende
tambin, dira que por encima de todo, de la relacin que el
tcnico logra establecer entre l y sus atletas, adems de entre
estos. En mi carrera de f utbolista tuv e ocasin de v er en accin
a muchos grandes entrenadores cuy os enf oques eran, en
ocasiones, diametralmente opuestos: a dif erencia de Eriksson,
que por la maana siempre estaba dispuesto a estrechar la
mano a todos antes de empezar el entrenamiento, Capello se
mostraba brusco y no era muy procliv e al trato dialctico. Con
todo, podemos decir que, en general, el xito de un entrenador
pasa por una buena (trmino que signif ica tantas cosas)
relacin con sus jugadores.
Por este motiv o la comunicacin tiene un papel tan
f undamental en la gestin del grupo.
Dicha comunicacin incluy e la negociacin entre el deseo
del atleta y el del coach. En ese espacio se def ine la relacin,
que puede oscilar entre la conf ianza absoluta y la desconf ianza
f ruto del prejuicio.
Comunicar bien signif ica ensear mejor y, por tanto,

31
36
39
3

EL SISTEMA DE JUEGO
Y SU INTERPRETACIN.
EL PARTIDO

40
41
3.1 Sistema de juego e importancia de las tareas
asignadas

Si uno pregunta a los encargados de las dif erentes f unciones


qu es un sistema de juego, creo que muchos de ellos
respondern que es la disposicin de los jugadores en el campo
(a lo que y o aado, sobre todo en f ase def ensiv a), pero pienso
que casi ninguno dir hasta qu punto son de f undamental
importancia las tareas que asignan a los mismos.
Para aclarar lo que pretendo decir transcribir ahora el
dilogo que mantuv e hace tiempo con el mdico de mi sociedad
sobre la disponibilidad de un jugador a salir al campo.
Est bien, se ha curado, pero no puede jugar nov enta
minutos af irm el mdico.
Por qu no puede jugar nov enta minutos? pregunt
y o.
Porque hace mucho tiempo que no lo hace, de manera
que no tiene los nov enta minutos en las piernas contest.
Disculpe, doctor, y o me retir hace v einte aos, cree
que podra jugar nov enta minutos?
No! me respondi.
En este punto le dije al mdico que, en cambio, pensaba
que poda jugar el partido hasta el f inal, todo dependa de lo que
tuv iera que hacer en el campo; en otras palabras, de la tarea
que me asignaran. Si me hubieran pedido que corriese nov enta
minutos, habra podido satisf acerlos durante quince segundos
como mucho. Ms no, desde luego.
Pero si, en cambio, me hubiesen pedido que permaneciera
en el crculo del centro del campo y que no me mov iera de all,
habra podido jugar incluso las prrrogas.
Esta paradoja es solo un ejemplo con el que pretendo
centrarme en la idea de que las tareas asignadas determinan el

42
Por ejemplo, si en el reparto def ensiv o mi grupo de
jugadores cuenta sobre todo con f uertes def ensores centrales,
creo que resulta poco menos que natural adoptar un sistema
con una def ensa de tres. Sera distinto si tuv iese unos
def ensas capaces de garantizar las dos f ases de juego, porque
en ese caso optara por una lnea def ensiv a f ormada por cuatro
jugadores.
El mismo discurso puede v aler para el grupo de centro de
campo.
En esta seccin nos encontramos a menudo, en una
proporcin que depende de cada realidad, con unos top player
dif erentes que desempean poco menos que las mismas
f unciones, de f orma que nos v emos obligados a hacer
exclusiones y limitar el uso del mejor potencial disponible. La
capacidad del entrenador en la eleccin y modulacin del
sistema de juego permitir el empleo simultneo de la may or
parte de los talentos-campeones presentes en la seccin.
Prof undizar sobre ello cuando cuente mi experiencia en el
Milan, el nacimiento del sistema del rbol de Nav idad y la
manera en que un gran talento, indef inido hasta ese momento,
encontr su posicin def initiv a en el campo y se conv irti en
uno de los mejores centrocampistas del mundo: Andrea Pirlo.
En cierto sentido, con la seccin de ataque debera ser ms
sencillo encontrar una solucin que permita usar a los mejores
jugadores, ptima con cualquier esquema de juego, pero
tampoco en este caso se puede dar nada por descontado.
El Barcelona, por ejemplo, ha puesto en ev idencia que una
seccin of ensiv a puede ser perjudicial incluso cuando no se
tienen unos atacantes autnticos y codif icados.
Para los jugadores que componen este grupo tambin es
importante, sobre todo cuando no se puede elegir en f ase de
mercado, encontrar el sistema que permita el may or empleo
posible de campeones y que destaque al mximo las

44
caractersticas indiv iduales.
Los atacantes son, precisamente, los que contribuy en a
que el juego resulte ms o menos productiv o y ef icaz, gracias a
su capacidad y a su disponibilidad a colaborar con el resto del
equipo.

45
3.2 Tareas y caractersticas de los jugadores

Consciente de la importancia de las tareas asignadas para el


desarrollo del sistema de juego, el entrenador sabe que las
mismas estn en buena medida v inculadas a las caractersticas
de los jugadores. En lneas generales, una v ez establecido el
sistema a adoptar, cuando se asignan las tareas indiv iduales no
solo se tienen en cuenta las caractersticas del jugador en
concreto y del papel tomado en consideracin, sino tambin las
peculiaridades tcnicas y f sicas del compaero ms prximo.
El entrenador v e el conjunto, conjuga las cualidades indiv iduales
y compone el equipo.
Por ejemplo: cuando asigno la tarea a un def ensa tengo
siempre en consideracin las prerrogativ as del def ensor central
que tiene ms cerca y del centrocampista que se encuentra
delante de l.
Si mi def ensa tiene delante de l a un compaero de centro
del campo hbil a la hora de robar el baln, pero no muy
dinmico, le asignar la tarea de presionar y atacar con may or
f recuencia, porque considero que el centrocampista podr
garantizarle una cobertura adecuada. De esta manera, se
asegurar al equipo la accin of ensiv a necesaria y al mismo
tiempo el equilibro que exige el desarrollo del juego.
Esta idea, que retomaremos en otros captulos, es uno de
los principios que ha permitido aplicar el mdulo denominado
rbol de Nav idad. Cuando los jugadores disponibles son unos
campeones cuy as caractersticas se superponen en lugar de
complementarse, el equilibrio se puede y se debe perseguir
mediante la asignacin de tareas tcticas indiv iduales.
Resumiendo, los f actores relev antes para el desarrollo de
un sistema de juego dependen de:

46
espaldas del defensor 2.
D tiene una posicin larga en el lado opuesto.
Teniendo en cuenta el comportamiento de los tres defensores, A buscar la
solucin ms eficaz.

50
3.4 La preparacin del partido

Hoy en da el f tbol es tambin organizacin, estudio y


tecnologa, y al aspecto ldico y creativ o que, por suerte, se
mantendr siempre se unen las inv estigaciones y los anlisis
pormenorizados del propio equipo y del adv ersario.
El partido es el ev ento que sintetiza y manif iesta el
complejo y prof undo trabajo desarrollado por el equipo, una
tarea en la que participan, de distintas f ormas, todos, realmente
todos, desde el club al ltimo de los colaboradores.
As pues, la preparacin de los encuentros se conv ierte en
un estudio detallado y el tiempo que se dedica a las situaciones
de baln inactiv o y al anlisis de los puntos f uertes o dbiles
del adv ersario son aspectos que pueden determinar el resultado
f inal.
Los mtodos de trabajo estn en continua ev olucin y sera
anacrnico hablar ahora de lo que se haca en la poca del
Parma o de otras realidades.
Por eso contar en cada caso las ocasiones pasadas que
an considero relev antes, pero me centrar sobre todo en lo que
se hace en la actualidad y en las dif erencias metodolgicas que
he encontrado en la cultura de los dif erentes pases o entre un
top club y otro.
La preparacin del partido, una tarea que empieza nada ms
terminar el partido precedente, es el f ruto de todas las acciones
que el entrenador, y a sea personalmente o a trav s de sus
colaboradores, realiza con dos objetiv os:

1. Mejorar la prestacin de su equipo.


2. Contrarrestar en la medida de lo posible la
estrategia del adv ersario.

51
Como y a he dicho, el f tbol es tambin f antasa,
creativ idad y cualidades indiv iduales. La activ idad preparatoria
sirv e para exaltar todo esto y para no dispersar las
potencialidades. En el f ondo, la tarea de un entrenador que gua
un top team consiste en permitir que sus jugadores pongan de
manif iesto el gran niv el tcnico que poseen. El conocimiento
mejora la activ idad, por eso es importante poner a disposicin
del que sale al campo la may or inf ormacin posible y todo lo
que pueda constituir un apoy o til para la puesta a punto de la
estrategia del partido. Ello permitir reducir al mnimo los riesgos
debidos al carcter imprev isible de las situaciones.
Como todos mis colegas saben, y segn he dicho antes, un
partido puede estar a menudo condicionado por episodios y
situaciones imponderables que pueden llegar a f rustrar v arios
das de trabajo y preparacin. Con todo, un entrenador sabe
tambin que, si bien esto puede ocurrir una, dos y hasta tres
v eces, no puede comprometer el buen resultado del trabajo con
el equipo.
Adems de la importante aportacin de la sociedad, la
f uerza de un equipo y, por tanto, de su tray ectoria depende de
la calidad de sus jugadores y de la aplicacin constante que
permite construir un equipo f uerte y cohesionado y que no
descuida ningn aspecto.
Por eso, a v eces, mientras hablo con mis jugadores, en
especial antes de los partidos particularmente importantes, me
centro en el momento f undamental del trabajo preparatorio
realizado, porque pienso y ellos tambin deben estar
conv encidos que el resultado f inal que obtengamos ser la
expresin de lo que ellos han hecho y de su empeo en la
planif icacin semanal tanto en trminos de trabajo en el campo
como de estudio e inv estigacin sobre ellos mismos y sobre los
adv ersarios.

52
3.5 La motivacin colectiva

La meticulosa preparacin estratgica de un partido puede


resultar intil si el equipo llega al ev ento sin un correcto enf oque
mental colectiv o. Como y a he dicho, los grandes resultados se
obtienen con los campeones, pero estos no siempre son
suf icientes. Es necesario que el objetiv o sea comn, que todos
lo sientan.
Tambin he dicho anteriormente que no es sencillo motiv ar
con continuidad a los f utbolistas, sobre todo a los que juegan
menos. Si bien trabajar sobre la motiv acin colectiv a, es decir,
sobre la mxima participacin de todos en el lento y largo
recorrido que llev a al equipo hacia una meta importante, es una
tarea dif cil para el entrenador, la misma es tambin
indispensable.
En el libro Preferisco la Coppa hice y a ref erencia al
monlogo de Al Pacino en la pelcula Un domingo cualquiera con
el que, la v spera de una cita tan f undamental como la f inal de
Champions de 2003 contra la Juv entus, quise tocar el lado
emocional de los jugadores. Junto a este es necesario recalcar
otro punto f undamental: el sentido colectiv o de pertenencia a lo
que suceder. Si logras aumentarlo un partido tras otro se
conv ertir en un ro imparable.
Para construirlo es necesario que todos se sientan
representados en el resultado, esto es, que cada jugador sienta
que ha contribuido, poco o mucho, a lo que ocurrir en el
campo.
Muchos partidos de aproximacin permiten jugar una f inal
de Champions, ganar un Scudetto o lograr cualquier otro
objetiv o. Son el f ruto de la contribucin de todos, y a menudo el
cambio en una tray ectoria se puede producir gracias al pequeo
pero decisiv o aporte de quien solo ha jugado parte de un nico

57
partido.
En la cabalgada que llev al Milan que y o entrenaba a la
primera v ictoria en Champions League la motiv acin colectiv a
naci precisamente de esta idea y me anim a proy ectar al f inal
de la competicin v arios episodios de los partidos que nos
haban permitido llegar a la f inal de Mnchester. Cada v ez haba
un clip ms y los protagonistas iban aumentando hasta alcanzar
la totalidad de jugadores que componan el grupo. Cada v ez que
v olv a a presentar el v deo enriquecido con nuev os elementos
aumentaba la orientacin colectiv a hacia el objetiv o comn,
dado que todos, realmente todos, sentan que haban puesto su
granito de arena para lograr la v ictoria f inal.
Pienso que cuando se producen acontecimientos de
extraordinario alcance o, en todo caso, f undamentales para los
objetiv os del propio equipo, un entrenador debe encontrar la
f orma de mantener v iv a la motiv acin de todos sus jugadores.

58
su idea, antes de tomar la decisin f inal
(mientras tanto los jugadores habrn podido
descargar un poco la tensin, ejecutar alguna
accin indiv idual o ser asistidos por los mdicos
y f isioterapeutas).
2. Los jugadores, sentados y dispuestos en
crculo, escuchan las indicaciones y los
cometidos tcticos que deben ejecutar
colectiv amente en el segundo tiempo. Hablo
durante unos tres minutos. Los jugadores
escuchan sin interv enir.
3. En los cinco minutos restantes, antes de v olv er
al campo, hablo e intercambio opiniones con
cada uno de los jugadores.

El tiempo del que disponemos es precioso y debemos estar


en condiciones de dar indicaciones tiles antes de que el juego
se reinicie. Por este motiv o en el encuentro con los
colaboradores la inf ormacin debe ser precisa y esencial, de
f orma que y o pueda utilizarla en el dilogo posterior con el
equipo. Esto ay uda a comprender lo importante que es contar
con un equipo competente y que, adems, est en gran sintona
con el coach.

61
3.8 Diferencias entre el ftbol italiano y el extranjero

El f tbol es un juego univ ersal, pero hay numerosos aspectos


relacionados con la cultura y la organizacin que lo dif erencian
de un pas a otro. Como ejemplo cabe citar dos situaciones
distintas que v iv e el entrenador despus del partido.
La primera es una bonita costumbre que descubr en
Londres, en los aos que estuv e en el Chelsea.
En Inglaterra el coach del equipo que juega en casa,
despus de haber cumplido con los compromisos
institucionales (jugadores, prensa, etctera) se rene en sus
v estuarios con el tcnico del equipo riv al, que, al igual que l,
est acompaado de su personal. Este encuentro se desarrolla
en un ambiente y en un clima acogedores, se come y se bebe
en compaa y se realiza un intercambio cordial de opiniones
sobre el partido que acaba de f inalizar y sobre otros temas de
carcter general. Se bromea y se crea un clima que contribuy e
en gran medida a aliv iar las tensiones y recuperar la serenidad.
La segunda tiene que v er con las dif erencias en la relacin
con la prensa.
El lector habr tenido ocasin de v er las innumerables
entrev istas que un entrenador debe conceder en Italia despus
de cada partido. Esta tarea es, a menudo, estresante, sobre
todo cuando se deben ef ectuar muchas declaraciones en directo
con dif erentes entrev istadores. Por desgracia, no es posible
sustraerse a ello, de manera que lo nico que cabe hacer es
armarse de paciencia y responder ev itando cualquier tipo de
discusin. Con todo, esta costumbre es sobre todo italiana,
porque en Inglaterra, por ejemplo, no se da ninguna entrev ista
telev isiv a en directo despus de un partido, de f orma que el
entrenador no debe someterse a preguntas y a discusiones
acuciantes en un momento en que la tensin sigue siendo alta.

63
En Francia, en cambio, s que existe el directo posterior al
encuentro, pero este se circunscribe a una especie de
conf erencia de prensa que da el entrenador en la que los
periodistas no pueden interv enir y en la que, por lo tanto, no
hay debate.

64
65
4

PRIMER PAPEL COMO ENTRENADOR.


EL 4-4-2 DE REGGIO EMILIA

66
67
4.1 El impacto

Despus del Mundial que se jug en Estados Unidos en 1994


(f antstico, sin duda alguna mucho ms bonito que los dos que
v iv como jugador en Mxico, en 1986, y en Italia, en 1990)
abandon el puesto de colaborador tcnico de Sacchi y decid
iniciar mi av entura prof esional en solitario. Quera ponerme en
juego y senta curiosidad por comprobar si era capaz de llev ar a
la prctica las numerosas ideas que bullan en mi mente. En
pocas palabras, me tir al ruedo y, dada la aguerrida
competencia que exista entre todos los que aspiraban a
conv ertirse en entrenadores, se trataba de un ruedo con todas
las de la ley.
Reggio Emilia f ue mi primera experiencia como entrenador
con la E may scula y, al igual que cualquier primer examen, la
v iv con gran entusiasmo, con unas ganas enormes de actuar,
pero tambin con mucha incertidumbre y preocupacin, porque
no saba si llegara a estar a la altura de mi nuev o papel.
Comenc en Reggio Emilia por tres razones.
La primera f ue la posibilidad de iniciar este trabajo en una
sociedad que crea en m y que estaba f irmemente decidida a
concederme la gran oportunidad de dirigir un equipo prof esional.
La segunda, porque pensaba que entrenar a un equipo que
acababa de bajar a segunda div isin me brindaba la posibilidad
de guiar un grupo y un ambiente que deseaba recuperarse a
toda costa y que, por tanto, tena una f uerte motiv acin.
La tercera era de carcter af ectiv o y, en parte, de
comodidad logstica. Yo haba nacido en la zona de Reggio
Emilia y haba pasado en ella mi inf ancia, de manera que tena
la oportunidad de trabajar sin tener que alejarme de mis seres
queridos, de mis costumbres y de los lugares cuy os usos y
costumbres comparta.

68
Dicho as uno podra pensar que todo f ue bien desde el principio
y que el trabajo f ue sobre ruedas, pero lo cierto es que no f ue
as: el camino estuv o lleno de obstculos y me hizo comprender
lo que signif ica entrenar.
Saba que tambin Sacchi, cuando haba llegado al Milan,
antes de emprender la magnf ica tray ectoria prof esional que
tanto nos hizo ganar, haba tenido alguna que otra dif icultad,
pero ese recuerdo no poda ay udarme mucho, dado que, por
aquel entonces, y o estaba al otro lado de la barrera y solo v ea
una cara de la moneda. Ahora que actuaba en primera persona
comprenda por f in las dif icultades del papel.
Como y a he dicho, mis principios f ueron realmente
terrorf icos.
Logr solo cuatro puntos en siete partidos y el equipo iba a
la cola de la clasif icacin. Nada mal para una sociedad que
haba partido con el objetiv o de ascender primera div isin.
El banquillo se agitaba, presa de la rabia, y puedo decir, sin
miedo a equiv ocarme que, a pesar de que despus atrav es
otras dif icultades, f ue uno de los periodos ms dif ciles de mi
experiencia laboral. En especial por dos motiv os.

1. Para empezar, an no posea los instrumentos


que da la experiencia y que me habran
ay udado a saber qu rumbo tomar y cmo
comportarme.
2. Por si f uera poco, un despido, justo al principio
de mi carrera, habra sido terrible.

Por suerte, tuv e a mi lado una sociedad paciente, dispuesta


a creer en m y a darme la conf ianza y el tiempo necesarios
para poder interv enir en caso de que todo se v iniese abajo. En

69
cierto momento llegu a pensar en tirar la toalla, en dimitir, pero,
por suerte, me abstuv e de hacerlo. Muchos grandes proy ectos
nacen de momentos v erdaderamente dif ciles, el problema es
saber lo que hay que hacer en ellos.
Puedo decir cules eran mis ref lexiones en aquella poca.
Para empezar me concentr en los puntos f ijos que me
permitan ev aluar la situacin de la f orma ms coherente y
objetiv a posible y que, a la v ez, me motiv aban para seguir
crey endo en el trabajo. Adems, adopt una actitud autocrtica
y me plante las siguientes preguntas:

1. Ests seguro de que el sistema de juego que


propones es adecuado a las caractersticas de
tus jugadores?
2. Ests seguro de que la programacin del
trabajo es suf iciente para mejorar las cualidades
indiv iduales y colectiv as de los jugadores?
3. Ests seguro de que los jugadores estn
conv encidos y son conscientes de lo que
hacen?
4. Ests seguro de que el grupo es compacto,
slido, y de que est haciendo de v erdad todo
lo que puede para lograr el objetiv o marcado?

Entonces pens, y sigo hacindolo, que cuando la


respuesta a estas preguntas es S, el entrenador debe seguir
crey endo en su trabajo y continuar su camino, porque los
resultados no tardarn en llegar, es solo cuestin de tiempo. En
ciertos momentos creo que es conv eniente armarse de calma y
paciencia, adems de autoridad y determinacin, y perseguir el
propio proy ecto. Claro que, adems, es necesario tener un poco
de suerte que modif ique la tray ectoria, pero puedo asegurar al
lector que el momento dif cil acaba pronto. En el Reggiana

70
simple cambio de posicin es el mejor sistema def ensiv o,
porque permite cubrir de manera adecuada el campo, tanto en
las zonas laterales como en las centrales. Yo mismo lo utilic en
la f ase en que no posea otros mdulos como el rbol de
Nav idad, sobre todo. Su disposicin en tres nicas lneas de
juego permite mantener un equipo bastante corto y, por tanto,
un buen equilibrio para ejercitar una presin ef icaz incluso en la
mitad contraria del campo.
Por otra parte, el hecho de tener tres lneas de juego crea
algn que otro problema en mbito of ensiv o: te obliga a jugar
directo para los atacantes o a una construccin del juego en la
que, a trav s de las parejas que se f orman entre el def ensa
lateral y el extremo av anzado, se conf a mucho en el
aprov echamiento de las bandas, con el consiguiente uso de
numerosos pases laterales. Con todo, es cierto que las lneas
de juego tambin se pueden construir con el mov imiento de los
jugadores; por ejemplo, con la introduccin del extremo entre las
lneas del riv al (es decir, mediante un mov imiento de corte) o
con el retroceso de un atacante, pero en este caso son
necesarios buenos tiempos de juego entre mov imiento y pase.

El 4-4-2 del Reggiana prev ea dos jugadores como Pietro Strada


y Marco Schenardi en las bandas. Eran dos extremos con unas
caractersticas f sicas y tcnicas completamente dif erentes y,
en cierto sentido, un tanto atpicos respecto a los cnones del
4-4-2 de entonces. As pues, para aprov echarlos al mximo
recurr a una adecuada atribucin de tareas. En f ase de
posesin Strada y Schenardi eran los puntos f uertes del equipo,
de manera que ponindolos en condiciones ptimas de
expresarse se generaba un progreso colectiv o.
Schenardi era un ala clsica, un jugador dinmico con una

73
buena tcnica, hbil a la hora de saltar al hombre y en la
carrera. La tarea que le conf i f ue mantenerse alejado en f ase
de posesin y aprov echar sus caractersticas para ef ectuar una
accin uno a uno en el exterior dirigida a llegar hasta la lnea de
f ondo.
Strada, por su parte, era un jugador menos dinmico, pero
con un gran sentido tctico, hbil en el mov imiento sin baln,
brav o en el tiro desde f uera del rea y en el pase f inal a los
atacantes. A l le encargu que se colocara entre las dos lneas
contrarias partiendo de una posicin descentrada y que
recibiese el baln en mov imiento en zonas ms centrales. De
esta f orma poda aprov echar el tiro desde f uera del rea y la
asistencia para los atacantes, adems de liberar el espacio
externo para que el def ensa lateral se pudiese introducir detrs
de l.
Las tareas asignadas permitieron desarrollar el sistema de
juego y los resultados premiaron nuestro trabajo. Luego
v eremos hasta qu punto resulta f undamental el
comportamiento colectiv o en la f ase def ensiv a cuando un
entrenador debe sacar al campo unos jugadores con cualidades
ante todo of ensiv as.

74
4.3 Mi idea del personal

Cuando f ormas parte de un equipo de colaboradores, como y o


lo f ui con Sacchi, compartes el clima, las relaciones, las
f unciones, v arias tareas, pero, en el f ondo, incluso si organizas
o coordinas algunos trabajos, no tienes grandes
responsabilidades, salv o la de desempear lo mejor posible el
papel que te han asignado.
Cuando llegu al Reggiana, en cambio, y o era el primer
responsable de todo lo concerniente al equipo y, por tanto, una
de mis tareas consista en elegir y f ormar un personal, es decir,
un grupo de ay udantes que se integrasen e interpretasen lo
mejor posible mi pensamiento respetando en todo caso su
prof esionalidad.
La eleccin de los colaboradores es un momento importante
y siempre he pensado que un personal ptimo, adems de ser
competente y de conf ianza, debe poder construir con el
entrenador una relacin de gran sintona, una autntica amistad,
porque ello conf iere v alor y ef icacia al trabajo.
Esta conv iccin dif icultaba an ms mi eleccin.
Normalmente, cuando debo enf rentarme a situaciones
f atigosas, conf o mucho en el instinto, en mi sensibilidad, y eso
f ue, ni ms ni menos, lo que hice entonces. Por suerte, entre
los prof esionales, que no conoca hasta ese momento, y y o se
cre una relacin extraordinaria y juntos f ormamos un grupo de
trabajo ef iciente.
No es sencillo empezar desde cero y tener que elegir al
segundo entrenador, al entrenador de los porteros y al
preparador f sico. El hecho de que, por aquel entonces, el
personal de un club f uese menos numeroso y de que Giorgio
Ciaschini, mi segundo entrenador, f uese tambin el entrenador
de los porteros del Reggiana, f acilit mi tarea.

75
Hoy en da el personal ha aumentado mucho y, por tanto, la
gestin del coach resulta ms compleja y requiere una may or
atencin. Ha aumentado el nmero de los preparadores f sicos,
de los ay udantes en campo, y se han aadido muchas f iguras
nuev as como, por ejemplo, los expertos en anlisis de los
partidos, que se dedican de manera especf ica a una nica
seccin, o los tcnicos que estudian y preparan en especial las
situaciones de juego en que el baln est parado.
Ello supone que, adems de tus colaboradores de
conf ianza, que te siguen de una sociedad a otra, puedes
encontrarte en la situacin de deber y tener la necesidad de
introducir tambin nuev os elementos en tu grupo de trabajo. Se
trata de unas f iguras que, por dif erentes motiv os, desempean
unas tareas directas o indirectas, que no siempre conoces y
que, sea como f uere, no has elegido personalmente. Esto
sucede en especial en el extranjero, pero el concepto de
personal amplio est cada v ez ms dif undido incluso entre los
equipos prof esionales de niv el medio y alto y, en consecuencia,
y tal y como he dicho, un entrenador debe aprender tambin a
crear una relacin que permita que todos se sientan
inv olucrados y parte de un objetiv o comn.
El ambiente del Reggiana era una realidad en la que los
recursos econmicos hacan indispensable conjugar el trabajo
en el campo con una relacin, sin lugar a dudas, prof esional,
pero tambin humana. La relacin que se cre entre los
miembros de la sociedad f ue, de hecho, uno de los elementos
que contribuy eron al xito f inal.
Pensando en los colegas que trabajan en categoras
inf eriores, en las que, con f recuencia, f altan las potencialidades
tcnicas e instrumentales, digo que la creacin de una relacin
ptima en el interior del grupo puede ser un punto de f uerza
ms, un v alor que empuje a todos a dar el mximo de s
mismos.

76
Esta idea me ha acompaado siempre y considero que es
v lida en cualquier lugar. Es obv io que cada tcnico tiene su
estilo, su f orma de entrenar, de relacionarse con el equipo, con
la prensa, con la sociedad y con el pblico. La experiencia,
unida a la atenta conciencia de lo que cambia prof esionalmente
a tu alrededor, af ina tus conocimientos y modif ica tu papel.
Pero la atencin a las relaciones, la capacidad de inv olucrar a
todos los que te rodean, es un punto de f uerza que un
entrenador nunca debe descuidar.

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4.4 Organizacin y estructura. El valor de las cosas
sencillas

En aquella poca muy pocas sociedades de f tbol podan


contar con un centro deportiv o propio.
As pues, los entrenamientos de mi Reggiana solan tener
lugar en un campo de f tbol cercano a la sede, un simple
terreno de juego reglamentario con sus correspondientes
v estuarios.
Todo el trabajo tcnico, tctico y f sico se desarrollaba en
este campo, que, a menudo, estaba en unas condiciones
psimas, y solo de v ez en cuando, en situaciones extremas, se
nos conceda la posibilidad de usar otras estructuras de la
ciudad. Cerca del campo de entrenamiento haba tambin un
pequeo espacio cubierto de tierra batida, algo ms grande que
un campo de f tbol sala. No era nada especial y, en cierto
sentido, tampoco era adecuado para realizar un buen trabajo,
pero ese campo, pequeo e incmodo, cre un espritu en el
grupo que transf orm las sesiones que tenan lugar en el
terreno, con f recuencia duro, marrn y sin una brizna de hierba,
en un punto de f uerza. Era nuestro gimnasio de competicin.
En ese espacio cerrado, en ocasiones sof ocante, se respiraba
la intensidad del trabajo, se recreaba la agresiv idad deportiv a y
se ponan los presupuestos de un moderno trabajo de f uerza
hecho de aceleraciones, paradas, cambios de direccin y
esf uerzo muscular. En ese ambiente, que en la actualidad se
podra comparar con el trabajo en una jaula, se ref orzaba
tambin el espritu competitiv o y combativ o.
En Reggio me reuna con el personal casi una hora antes de que
se iniciase el entrenamiento y las sesiones se programaban el
mismo da. Despus de conocer el nmero de jugadores de que
disponamos ese da preparbamos el entrenamiento. Los

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82
5

DE REGGIO A PARMA:
UN GRAN SALTO
EN POCOS KILMETROS

83
84
5.1 La realidad Parma

Cuando llegu al Parma, en la temporada 1996/97, el equipo era


uno de los primeros de la primera div isin. No tena a su
espalda una gran historia ni tradicin, pero s una potencia
econmica como Parmalat, que le permita competir con los
may ores clubs. Era una sociedad f uerte que contaba con v arios
campeones, pero con una cultura deportiv a an prov incial; si
bien tena unas notables potencialidades f inancieras, an no
haba encontrado una estructura organizativ a ptima. Las
estructuras deportiv as no se adecuaban a las ambiciones y, a
pesar de que la sociedad tena prev ista la construccin del
centro deportiv o de Collecchio, los entrenamientos tenan lugar
en el estadio Tardini, sede de la sociedad, o en un terreno de
juego que se encontraba en el interior de un parque limtrof e. La
gua corresponda globalmente al presidente y a Riccardo
Sogliano, que era el director general y, al mismo tiempo, el
director deportiv o. Sogliano f ue tambin un importante punto de
ref erencia para m y considero que es uno de los mejores
dirigentes con los que he trabajado.
Desde un punto de v ista logstico, Parma me resultaba an
ms cmoda que Reggio Emilia. Mi casa estaba a escasos
kilmetros de la ciudad y ello me permita regresar a ella
despus de cada entrenamiento. Pese a esta indudable v entaja,
no tard en darme cuenta de que mi trabajo se juzgaba a
menudo en f uncin de las simpatas o antipatas personales, en
lugar que sobre la base de una autntica v aloracin prof esional.
En el f ondo, y o haba sido un producto de la seccin juv enil
amarillo-azul y con la camiseta del Parma haba marcado unos
goles decisiv os, como, por ejemplo, el doblete en el desempate
para la promocin a segunda div isin contra el Triestina, en
1979, si bien todo eso tena en aquel momento poco v alor. Fiel

85
al dicho latino Nemo propheta in patria, los af icionados del
Parma se div idan entre los que me apoy aban y los que me
acosaban, f ueran cuales f uesen los resultados. Adems, haba
llegado a Parma despus de la negativ a de Fabio Capello,
quien, tras haber alcanzado un primer acuerdo con el club, haba
decidido renunciar a entrenarlo, de manera que muchos me
v ean como un parche.
En cuanto al equipo, puedo decir que el Parma era un grupo
equilibrado que contaba con v arios jugadores de excelentes
cualidades. Quiz mi credo f utbolstico de entonces limit un
poco sus potencialidades of ensiv as. Es uno de los disgustos de
mi carrera, pero, por lo dems, la poca, las ideas y la
inexperiencia justif icaban en parte mis decisiones.
En especial recuerdo que no supe apreciar correctamente
las capacidades tcticas y tcnicas de un jugador del calibre de
Gianf ranco Zola.
Zola era un f utbolista con unas magnf icas cualidades
tcnicas que en los aos anteriores haba sido utilizado como
segundo atacante. A decir v erdad, como corresponde hacer
cuando uno tiene la suerte de contar con v arios jugadores
relev antes, intent buscar con Gianf ranco unas soluciones que
me permitieran utilizar todas las cualidades of ensiv as a mi
disposicin y ev itar que compitiese en ataque con Crespo y
Chiesa. Por ese motiv o procur usarlo como extremo derecho
en el 4-4-2. A pesar de las pruebas, de las conv ersaciones con
Gianf ranco y de los ejercicios, el resultado f ue poco
satisf actorio para el juego en equipo y para el jugador, que, al
f inal de las contrataciones estiv ales, pidi que lo cedieran al
Chelsea.
Entonces estaba conv encido de que haba probado todas
las soluciones posibles, pero, como y a he dicho, exista un
problema desde el principio: me concentraba en la bsqueda de
numerosas soluciones sin tomar nunca en consideracin la

86
posibilidad de modif icar el sistema de juego. La solucin no
estaba en la adaptacin sino en el cambio; es decir, en la
eleccin de un sistema que se adaptase a los jugadores que
estaban a mi disposicin, y no al contrario.
Estaba tan conv encido de mis ideas que, si bien de manera
distinta, me enf rent al mismo problema la temporada siguiente,
cuando la sociedad compr a Roberto Baggio al Milan. Baggio
buscaba un equipo que le of reciese la posibilidad de jugar con
continuidad en un papel que l juzgaba muy adecuado a sus
caractersticas: el de centrocampista. El traslado no se
materializ y ello corrobor mi f ama de entrenador contrario a la
f antasa.
Tengo que decir adems que mi actitud no obedeca solo a
la testarudez, sino que era tambin consecuencia del xito que
haba tenido en el Reggiana y de los resultados que, gracias al
4-4-2, habamos obtenido en mi primera temporada en el Parma
(sesenta y tres puntos, dieciocho v ictorias de las cuales siete
f uera de casa, nuev e empates y solo siete derrotas, segunda
mejor def ensa y segundo puesto con clasif icacin en la
Champions League).
Estaba conv encido de que el sistema que aplicaba en ese
momento era idneo, as que decid, una v ez ms, renunciar a
un jugador f antstico por el mero hecho de que, dadas sus
caractersticas, no lo consideraba til para el juego de mi
equipo. Repito que eran mis primeros aos como entrenador.
Hoy, con la experiencia que he adquirido, conf irmo que f ue una
eleccin equiv ocada.
Moraleja: cuando entrena a jugadores importantes, por no
hablar de campeones, el entrenador debe tener presente la
necesidad de ser dctil y de crear la situacin ideal para que
dichos jugadores se puedan aprov echar al mximo. No hay
otro camino! Es errneo concentrarse en un sistema de juego
que se considera ideal; lo que debe hacer el entrenador es crear

87
un sistema que se amolde a las caractersticas de los jugadores
que tiene a su disposicin y en el cual estos se sientan
cmodos. Digo esto porque pienso que cualquier entrenador
preparado tiene los conocimientos tcnicos y tcticos
necesarios para entrenar equipos de cualquier niv el. Los
problemas, en caso de que los hay a, surgen en el momento en
que debe administrar lo mejor posible las potencialidades
presentes en un grupo de campeones. Una sugerencia: cuando
disponemos de tantos jugadores destacados, lo primero que
debemos hacer es ev itar una actitud integralista e
intemperante, porque a la larga eso se puede conv ertir en un
f actor que disgregue el grupo.

88
que tener presente tres principios:

1. El primero es que mov er el baln


continuamente, incluso cuando el pase parece
intil o demasiado sencillo, crea un mov imiento
en la disposicin del contrario y, por tanto,
genera la apertura de espacios nuev os que
permiten despus el desarrollo hacia delante de
la accin.
2. El segundo es que cuando se reconquista el
baln es esencial no perderlo enseguida. Esto
puede suceder sobre todo con un adv ersario
bien organizado que, despus de haber perdido
el baln, intenta recuperarlo de inmediato
mediante un pressing escalonado hacia delante.
Por este motiv o, en un principio se buscar una
circulacin cuy o objetiv o sea mantener el baln
mediante una posesin sencilla del mismo en la
que participe tambin el portero.
3. El tercero es que, para que la posesin sea
ef icaz, es indispensable v ariar con f recuencia la
zona en que se realiza recurriendo sobre todo a
los cambios de juego: la posesin, de hecho,
atrae a los adv ersarios a la zona del baln
liberando otras reas del campo donde podemos
preparar la accin of ensiv a.

Dado que la posesin del baln est v inculada al


desmarque, es necesario un mov imiento simultneo sin baln
con v arios f utbolistas. De esta f orma dispondremos de v arias
soluciones para el pase.
En lo tocante a los ejercicios, si queremos estimular el
desmarque obligatorio podemos utilizar el juego a ras del suelo

97
maniobra. Dino Baggio, por ejemplo, en el juego se pareca un
poco a Lampard, y pienso que si hubiese adoptado un centro del
campo de tres habra sido un mediocentro derecho o izquierdo
excepcional.
A decir v erdad, en ese periodo ni siquiera me ay ud la
suerte, porque, cuando pareca que haba logrado una
combinacin ptima con Strada y Stani en las bandas, los dos
se lesionaron grav emente y nuestra carrera, que para entonces
era casi imparable, suf ri un brusco f renazo de resultados y
juego. Strada era un talento, minusv alorado en el pasado, que
me haba acompaado desde Reggio Emilia, en tanto que Mario
era un jugador excepcional, f uerte y generoso, con unas
cualidades sorprendentes para la carrera y hbil en el juego
areo. Haba llegado en nov iembre y su presencia en la banda
haba aumentado la ef icacia de nuestra f ase of ensiv a.

101
5.5 La tutela del campen

En Parma tuv e a mi disposicin dos atacantes ptimos que,


adems de ser indiv idualmente f ortsimos, f ormaban una pareja
perf ecta desde el punto de v ista tcnico.
Hernn Crespo era el atacante central. Pese a que no era
excepcionalmente rpido, tena unas cualidades tcnicas y
tcticas excelentes, era hbil con la cabeza y con los dos pies,
como luego ha tenido ocasin de demostrar a lo largo de su
extraordinaria carrera.
Su primer ao en el Parma f ue muy dif cil y, en un
principio, los af icionados estaban en contra de l. Para el equipo
era un ao de reconstruccin, Hernn era un jugador atacante y,
al igual que muchos de los talentos procedentes de otras
culturas y pases, necesitaba tiempo para adaptarse tcnica,
f sica y psicolgicamente a la nuev a realidad. En especial, al
principio haba tenido que superar v arios problemas f sicos que
le impedan trabajar y jugar como habra querido y podido hacer.
Para tutelarlo y permitirle que pudiese mostrar todas sus
cualidades, me tuv e que enf rentar a todo y a todos. La gente le
silbaba sin cesar y lo pona en tela de juicio en cada partido.
Como y a sabemos, un atacante que no es tranquilo f alla a
v eces unos goles sencillos y cuanto ms busca la red menos
ef icaces resultan sus cualidades a causa de la tensin y la f alta
de serenidad. Aun as, Crespo jugaba y permaneca en el
campo, me daba igual que me silbaran a m tambin.
En cierto momento se desbloque, empez a marcar y sus
cualidades emergieron por completo. Era un purasangre del gol.
Cuando sacaba a Hernn al campo y no marcaba, los que no
me conocan y, a buen seguro, no me apreciaban, me gritaban
de todo: tena incluso un opositor que cada v ez que jugbamos
en casa me gritaba sin cesar desde detrs del banquillo

102
cmbialo.
Me consideraban un cabezota, un hurao y, por supuesto,
un incompetente.
Se equiv ocaban. Lo mo no era una cuestin de amor propio
ni el placer de oponerme a todos: saba que tena delante un
gran jugador. Crea en Hernn porque v ea sus enormes
potencialidades y pienso que cuando un entrenador se
encuentra en una situacin similar debe actuar de acuerdo con
dos consideraciones:

1. Pretender en todo momento el bien colectiv o y,


por tanto, tutelar al jugador que considera
importante para el equipo.
2. Seguir el conv encimiento de haber v isto en
dicho jugador las cualidades que otros no
alcanzan a v er en ese momento y de que los
hechos demostrarn que su eleccin era
acertada.

Nunca es cuestin de desaf o, f av oritismo o tozudez, sino de


simple conciencia y experiencia tcnica.

103
5.6 Metodologa y organizacin.
Uso de las subidas

El mtodo que utilic en el primer ao en el Parma, la temporada


1996/97, f ue casi el mismo que haba empleado en el Reggiana.
Los motiv os que me mov ieron a hacerlo f ueron
principalmente dos:

1. Porque el primer ao no tenamos compromisos


entre semana, dado que habamos salido en el
primer turno de la Copa UEFA.
2. Porque el sistema de juego era, en esencia, el
mismo, con la dif erencia de que en Reggio
realizaba muchas sesiones de trabajo del tipo 11
v s 0 (equipo sombra) y en Parma utilizaba
exclusiv amente trabajos de situacin con
esquemas of ensiv os en superioridad numrica
para f acilitar la f ase de ataque, alternados con
esquemas def ensiv os en inf erioridad numrica.

En el Parma la metodologa de trabajo an obedeca a la


escuela tradicional, que prev ea la separacin entre las
activ idades f sicas y las de carcter tcnico-tctico, pero
empezaban a surgir algunas dif erencias respecto a Reggio
Emilia, sntoma del cambio que se estaba produciendo en el
pensamiento comn.
En especial f ue la introduccin del pulsmetro como medio
de ev aluacin de los esf uerzos de los atletas, una may or
atencin a la carga general mediante la ev aluacin y el estudio
ms especf ico de la relacin de incidencia entre los trabajos
tcnico-tcticos y los de carcter f sico, y una prof unda
atencin tambin a la prev encin mediante el uso de ejercicios

104
de coordinacin y propioceptiv os. Con estos ltimos se educa
al atleta a reconocer la posicin del cuerpo en el espacio y el
trabajo de sus msculos sin recurrir a la v ista, simplemente
escuchndose.
An estbamos lejos de los mtodos actuales, y el uso del
ordenador, con sus correspondientes programas, como
instrumento de ev aluacin y archiv o de datos, era escaso y su
aplicacin an muy terica.
En Parma era imposible tener un personal compuesto por
v arios miembros que se ocupasen del aspecto f sico, de
manera que la f igura del preparador atltico era nica (dif erente,
por otra parte, del que haba tenido a mi lado en Reggio la
temporada anterior). A l se conf iaba la responsabilidad
organizativ a y ejecutiv a en todos sus aspectos, incluso la
recuperacin de los lesionados.
Si en Reggio la cualidad condicional f uerza se haba
incrementado gracias tan solo a los ejercicios de carga natural y
saltos, entre otros, en Parma empezamos a usar balancines y
mquinas para incrementar este requisito. Adems se hizo
sistemtico el uso de las carreras en subida.
Este modo de trabajo f orma hoy en da parte de nuestros
mtodos de entrenamiento y, al respecto, transcribo ahora
algunas observ aciones de mi preparador f sico, Giov anni Mauri:

Proponer ejercicios de carreras en subida como parte del mtodo de


preparacin atltica de un equipo de ftbol puede suponer diferentes
ventajas.
Hablamos de subidas con una pendiente que oscila entre el 6 y el
10 % y preferentemente de hierba, aunque tambin se pueden aprovechar
otras superficies.
En subida podemos decidir entre entrenar sobre todo la fuerza o el
metabolismo aerbico en funcin de la intensidad con la que
desarrollaremos el ejercicio y de otros parmetros.
Los ejercicios que podemos aprovechar son el sprint y el skip.

105
Las distancias a cubrir sern reducidas, de un mnimo de diez a un
mximo de treinta metros, en caso de que optemos por el sprint, y de un
mnimo de cinco a un mximo de diez metros si preferimos el skip. En este
ltimo caso podemos aprovechar tambin subidas con pendientes mayores.
El volumen de la sesin y los tiempos de recuperacin dependern del tipo
de fuerza que queramos entrenar.
Si nos ponemos como objetivo entrenar la fuerza explosiva, el volumen
ser reducido y los tiempos de recuperacin sern elevados. Si el objetivo
es entrenar la fuerza resistente tendremos un mayor volumen y unos
tiempos menores de recuperacin.
Si la finalidad es, en cambio, entrenar el metabolismo aerbico, la
intensidad ser submaximal y los ejercicios a ejecutar estarn
representados por trabajos a intervalos y trabajos intermitentes, o por
trabajos ms cualitativos, es decir, con tiempos de recuperacin ms
largos entre las repeticiones y con una intensidad mayor respecto a los dos
primeros.
En este ltimo caso la adaptacin que buscamos es, sobre todo, la
mejora del gasto sistlico del msculo cardaco, es decir, la cantidad de
sangre que los ventrculos bombean en cada latido.
Incluso desarrollando un trabajo a una intensidad submxima, nos
mantendremos en todo caso en una medida menor y entrenaremos la fuerza
del atleta en cuestin. Para transportar su peso al realizar la carrera en
subida el futbolista deber, de hecho, vencer unas resistencias mayores
respecto a las que tendra si corriese en llano. As pues, la subida nos
permitir en este caso entrenar el metabolismo aerbico y la fuerza al
mismo tiempo.
Adems de la gran estimulacin metablica, la subida nos conceder
unas ventajas de tipo mecnico y preventivo. Trabajaremos siempre con una
carga natural y ello permitir que no estresemos excesivamente los
tendones, las articulaciones y la columna vertebral. Con todo, un futbolista
ciftico sufrir ms el estrs de este entrenamiento. As pues, ser
importante reducir los volmenes o excluir de dichos ejercicios a los
futbolistas que padecen este problema.
Otro aspecto a tener en cuenta ser el trabajo en lnea, que evitar
que se desgasten las articulaciones y se sobrecarguen demasiado ciertos
grupos musculares.

106
En subida los msculos que desempean un trabajo concntrico muy
intenso son los glteos y los cudriceps. Estos soy muy importantes para el
jugador, dado que se utilizan sobre todo con contracciones concntricas,
incluso en la actividad especfica de su deporte.
Durante la subida el psoas se estimula sobre todo de forma excntrica.
Ello supone unas grandes ventajas, dado que tener un psoas fuerte a la vez
que elstico y no acortado es una condicin ideal para un futbolista. Un
psoas mal entrenado, cosa que sucede a menudo al someter al futbolista a
ejercicios de gimnasia en el suelo, donde deber realizar sobre todo
contracciones concntricas, puede causar descompensaciones en la pelvis
(anteversin acentuada). Una pelvis con problemas es un factor de riesgo
importante en caso de accidentes, como algias y lesiones, de los
numerosos msculos que se introducen y nacen en ella.
A propsito de los beneficios que la carrera tiene para el psoas, en
varios estudios realizados sobre los velocistas jamaicanos se demuestra
que estos poseen un psoas ms fuerte y ms elstico respecto a la media.
Esta cualidad se habra desarrollado precisamente gracias a la
introduccin de las carreras en subida en el mtodo de entrenamiento de
los jvenes atletas. Todo ello revela la importancia de este msculo en la
biomecnica de la carrera.
En el caso de los futbolistas unos msculos que sufren con frecuencia
lesiones son los isquiocrurales, cuya accin principal es flexionar la
rodilla. Estos msculos se salvaguardan entrenando al jugador en subida.
De hecho, la pendencia limita la posibilidad de extender la rodilla y, de esta
forma, de someter los flexores a unas contracciones excntricas demasiado
estresantes. As pues, tendremos la posibilidad de alcanzar buenas
velocidades sin correr el riesgo de incidir de forma negativa en el bceps
femoral, en el semimembranoso y en el semitendinoso, cuyas extensiones
quedarn, como ya hemos dicho, limitadas por la subida.
Servirse de subidas sobre hierba evita tambin que tendones como el
de Aquiles y la rtula se vean sometidos a un estrs elevado.
El tendn rotuliano quedar salvaguardado gracias a que la flexin de
la rodilla y, en consecuencia, la tensin transmitida al tendn, es limitada en
la subida.
Por tanto, en un equipo de ftbol que tiene algunos jugadores con
problemas fsicos o que necesitan recibir grandes estmulos de fuerza, la

107
subida puede ser sumamente favorable.

108
5.7 El retiro, un ritual a caballo entre la costumbre y la
necesidad

Tanto en Francia como en Italia, reunirse en un hotel la v spera


de un partido es una costumbre tan consolidada que resulta
dif cil pensar en inf ringirla sin abrir espacio a las f antasas que
acompaan cualquier momento negativ o, y a sea indiv idual o
colectiv o.
En cierta medida cabe considerarla adems una buena
praxis, pero tambin se puede conv ertir en una imposicin
negativ a para ciertos atletas y dif icultar, por ejemplo, su reposo
nocturno.
En cambio, en la cultura f utbolstica inglesa el retiro es
impensable. En Chelsea nos reunamos el da del partido por la
maana, siempre en el mismo hotel, donde comamos juntos y
tenamos la ltima reunin tcnica prev ia al encuentro.
Solo cuando se trataba de un partido excepcional, como los
de la Champions League, o cuando este conllev aba una
especial tensin competitiv a poda tomarse en consideracin la
oportunidad de que nos reuniramos la v spera para dedicar
ms tiempo colectiv o a la preparacin del acontecimiento.
En Parma, al igual que en Reggio y en Turn, retirarse uno e
incluso dos das antes del partido era un hecho normal, pero
incluso hoy sigue siendo una regla que se da por supuesta.
En el pasado era ms plausible, dado que los jugadores
pasaban buena parte del da juntos, y la responsabilidad y el
respeto que sentan por su prof esin era menor. Hoy en da, sin
embargo, ciertas cosas han cambiado. El atleta tiene may ores
conocimientos, se ha dif undido el sentido de la prof esionalidad
y, adems, excluy endo el momento de la comida, el retiro y a no
es un momento de agregacin, dado que los jugadores pasan la
may or parte del tiempo por separado. Los momentos en comn

109
111
6

LA VIEJA SEORA:
LA EXPERIENCIA JUVENTUS,
ZIDANE EN EL CENTRO DEL PROYECTO

112
113
6.1 El ambiente Juventus

Tal y como cont y a en Preferisco la Coppa, mi relacin con la


parte ms v ehemente de los hinchas de la Juv entus f ue
enseguida un poco conf lictiv a. Digamos que f alt esa acogida
inicial que normalmente permite a cualquier entrenador darse
primero a conocer y ser juzgado despus.
La Juv entus nunca haba sido mi equipo del alma y como
f utbolista haba protagonizado con mis compaeros v arias
batallas deportiv as encendidas, sobre todo cuando estaba en el
Roma. Aun as, como prof esional estaba dispuesto a adherirme
plenamente a la nuev a realidad y conf iaba en que el resto f uera
agua pasada para todos.
En todo caso, pese a que en Turn tuv e una magnf ica
relacin con la may or parte del pblico y hubo tambin mucha
gente que apreci mi trabajo, nunca pude satisf acer el deseo de
acercarme a las personas que se haban dejado inf luenciar por
la anterior riv alidad.
Fue una relacin dif cil, en parte conf lictiv a, y que quiz
inf luy tambin en la decisin de conf irmarme en el puesto,
pero, pese a todo, me ay ud a f ormarme y a enriquecer mi
desarrollo prof esional.
La Vieja Seora, sobria y f iable, inmersa en su historia y en
sus sucesos, se me mostr en toda su grandeza apenas tuv e
ocasin de conocerla de cerca. En 1990 an era un entrenador
jov en y la llegada a Turn supuso un momento de cambio
decisiv o, tanto desde el punto de v ista prof esional como
personal.
Si, por un lado, el impacto f ue dif cil, por otro f ue
sumamente f ormativ o, porque llegu a una sociedad que tena
en su haber una gran preparacin, prof esionalidad y
organizacin. En la Juv entus nada era f ruto de la improv isacin,

114
todo estaba prev iamente organizado, controlado y programado.
Las tareas y los papeles eran precisos y estaban div ididos con
absoluta claridad, al punto que cuando propona, por ejemplo, a
los masajistas o a los almacenistas que sugirieran un esbozo de
f ormacin o que opinaran sobre un partido, todos parecan
realmente azorados.
El ambiente de la Juv entus se ref lejaba en todos los
elementos del club y el equipo tena una identidad f uerte que le
conf era v igor, prof esionalidad, determinacin y compactibilidad.

115
6.2 La presencia activa del club

Adems del Milan, la sociedad Juv entus f ue para m un modelo


muy positiv o. Sin lugar a dudas las f iguras de la f amilia Agnelli,
representadas por el abogado Umberto, transmitan toda la
f uerza de la tradicin, pero la presencia de tres grandes
dirigentes como Moggi, Giraudo y Bettega, de dif erente manera
y en papeles distintos, me result de gran ay uda tanto para mi
insercin en el club como para mi crecimiento personal en el
mbito de la direccin tcnica.
Considero que tener unos puntos de ref erencia claros es
bsico para que un entrenador pueda desempear bien su
trabajo. Como he tenido y a ocasin de decir, el equipo es un
grupo mentalmente dinmico y los resultados que obtiene son
f ruto de los v alores tcnicos que lo componen, pero tambin de
muchos otros aspectos como la organizacin del club, que es
f undamental.
Por aquel entonces, el club Juv entus estaba representado
por tres prof esionales competentes cuy a presencia era
constante. Ninguno se poda permitir molestarme o interf erir en
mi trabajo. El director general desarrollaba sabiamente una
constante accin de f iltro. Puedo asegurar que en todo el tiempo
que permanec en la Juv entus estuv e protegido.
El principio era que, hasta su ltimo da en el club, el
entrenador deba ser considerado siempre el mejor y, en este
sentido, los dirigentes deban protegerlo al margen de los
resultados. Nadie critic ni puso en duda mis decisiones, al igual
que tampoco trataron de inf luir en ellas. Esta actitud me
permiti trabajar de la mejor manera posible y mantener siempre
mis decisiones al margen de las crticas externas o de la
ev entual decepcin de los jugadores menos utilizados.
Otra caracterstica importante de la directiv a de la Juv entus

116
era su presencia constante en los entrenamientos y en todos
los partidos, tanto los que se jugaban en casa como f uera de
ella. Esta participacin discreta, pero, a la v ez, atenta,
sosegaba el ambiente y permita instaurar una relacin
respetuosa y prof esional, aunque en ciertos momentos tambin
burlona, lo que ay udaba a diluir con un equilibrio perf ecto las
numerosas tensiones que acompaan siempre los grandes
acontecimientos

117
6.3 La gran participacin

Como y a he dicho, cuando llegu a la Juv entus una parte


minoritaria de los af icionados no me dispens la acogida que
deseaba.
No obstante, enseguida me impresion la gran participacin
de nuestros seguidores. Cuando el equipo se reuna en el hotel
en que nos retirbamos antes de los partidos caseros, o cuando
llegbamos a una ciudad, la que f uese, para jugar un encuentro
f uera de casa, siempre nos esperaba una multitud. Hombres y
mujeres de todas las edades que rodeaban el hotel y en
ocasiones lo llenaban. Ros de af icionados que asediaban la
entrada y las calles ady acentes. Algunos pernoctaban incluso
en el mismo hotel con la nica intencin de poder estar, aunque
solo f uera un instante, en contacto con los protagonistas de su
equipo del alma.
Es cierto que todos los grandes clubs tienen numerosos
hinchas, pero lo que suceda en la Juv entus me impresion de
inmediato. A dif erencia de otros clubs, los af icionados de la
Juv entus son en su may or parte personas que v iv en lejos de
Turn, en cualquier parte de Italia, de f orma que el rito se repeta
donde quiera que f uramos. Debido a ello, la sociedad contrat
personal especializado que acompaaba al equipo y v igilaba los
lugares reserv ados a los jugadores. Era un grupo reducido de
guardaespaldas que controlaba los accesos que separaban la
zona pblica de la destinada a la estancia del equipo creando
una f orma de aislamiento indispensable que en la actualidad se
utiliza mucho.

118
6.4 El mdulo. El 3-4-1-2 de la Juventus

En Turn tuv e la ocasin y la suerte de conocer a uno de los


mejores jugadores del mundo y, sin lugar a dudas, en el papel
ms grande que he entrenado: Zindine Zidane.
Zidane era un jugador especial, que no se poda comparar
con nadie. Era Zidane, sin ms, y cuando estaba en plena
f orma la Juv entus sala al campo con el nimo mucho ms
sereno.
Sin Zidane el autobs no parta para el traslado, ni siquiera
si tena un retraso de una hora, as que era impensable que y o
idease un mdulo de juego que no lo pusiese en el centro del
proy ecto. Al igual que en el Milan la def ensa a cuatro era un
dogma, en la Juv entus Zizou era el punto de partida alrededor
del cual se modelaba el resto. En ese periodo haba muchos
campeones en la Juv entus con papeles y cualidades dif erentes,
pero si haba un jugador imprescindible ese era l.
De esta f orma, por primera v ez puse el equipo o, mejor
dicho, las caractersticas de sus miembros en el centro del
proy ecto y abandon mi querido 4-4-2 para pasar al 3-4-1-2, que
me permita utilizar al jugador ms importante en la posicin
ms apropiada para l, esto es, detrs de los dos atacantes, y
aprov echar tambin al mximo a los dems campeones que
integraban el grupo que tena a mi disposicin en el primer ao
que pasaba en el club blanquinegro.
El 3-4-1-2 de la Juv entus era equilibrado y suf icientemente
compacto, y se centraba en dos f uera de serie como Montero y
Zidane en los puntos neurlgicos del campo. El cambio f ue
dif cil desde el punto de v ista tctico, pero tambin af ectiv o, y
af ect a la seccin def ensiv a, dado que pas a la def ensa a
tres. En este caso me ay ud la presencia de grandes
campeones en la seccin: jugadores del calibre de Montero,

119
Ferrara, Iuliano, Pessotto, Zambrotta, entre otros, no solo me
f acilitaron la tarea sino que adems me permitieron alternar
durante la temporada la lnea de tres con la y a experimentada
def ensa de cuatro. Uno de estos momentos f ue, por ejemplo, la
semif inal de Champions que jugamos a pocos meses de mi
llegada a Mnchester contra el United en la que, para hacer
f rente al que, en ese momento, era el equipo ms f uerte de
Europa, recurr al 4-4-1-1 con Zidane detrs del nico atacante,
Inzaghi.

120
6.6 Personal y mtodo de trabajo

El responsable de la preparacin f sica del club, Giampiero


Ventrone, consideraba f undamental el uso de las mquinas con
sobrecarga (balancn, etctera) para el desarrollo de la f uerza
explosiv a. Este mtodo estaba y a consolidado y, por tanto,
incluso el grupo histrico del equipo lo haba acogido bien.
Respecto a los colaboradores que haba tenido en Parma, el
traslado a la Juv entus intensif ic los cambios progresiv os que
han llev ado a la presencia actual de v arias f iguras en todos los
mbitos.
En el mbito tcnico los colaboradores siguieron siendo los
mismos y y o me llev tanto al entrenador de los porteros como
a mi segundo, pero en el personal f sico hubo una serie de
nov edades que af ectaron al mtodo de trabajo y al nmero de
prof esionales que lo integraban. As pues, respecto a Parma, el
grupo se enriqueci con nuev os prof esionales y f iguras.
La primera, hoy ineludible, trabajaba indiv idualmente con los
jugadores que haban suf rido una lesin.
La segunda, innov adora en una poca en que el nico
medio de deteccin era el pulsmetro, f ue la del prof esor
Bangsbo. Este era un preparador deportiv o clebre en el
entrenamiento de los mediof ondistas daneses y en parte en el
f tbol. Pese a que, respecto a las de hoy, las tecnologas
disponibles eran inadecuadas, empezamos a poder dar una
v aloracin f sica de los trabajos realizados con el baln, y a
f uesen de tipo tcnico o tctico.
Tambin el uso de pelculas se conv irti en un instrumento
habitual de trabajo, no solo para la preparacin de los partidos y
para estudiar a los adv ersarios, sino tambin para el crecimiento
tcnico indiv idual y para f av orecer la total recuperacin de los
f utbolistas lesionados. Por ejemplo, en la rehabilitacin que tuv o

132
que hacer de Del Piero tras el grav e accidente que suf ri en la
rodilla en mil nov ecientos nov enta y ocho se recurri a una
comparacin de imgenes del mismo gesto tcnico realizado
antes y despus de la lesin.

133
134
7

LA VUELTA A CASA,
LA FAMILIA MILAN, NACE
EL RBOL DE NAVIDAD

135
136
7.1 El ambiente Milan

En el Milan no basta ganar para permanecer y no basta perder


para ser despedido.
Por lo general, para ser un buen entrenador de f tbol hay
que ganar, pero en el Milan no solo es as, se requiere algo ms.
Para comprender a la f amilia Milan hay que cumplir la misin
dictada por su presidente, es decir, proponer un f tbol of ensiv o
y positiv o en el que la v ictoria se alcanza mediante un juego
organizado y emprendedor.
Viv cinco aos f antsticos como jugador de este gran club
antes de tener tambin el sumo placer de conv ertirme en su
entrenador: los que conocen el sentimentalismo que me
caracteriza dirn que mis palabras nacen del corazn y no de la
razn, pero no es as.
Empec a entrenar al Milan en la temporada 2001/02, en un
momento en el que haca tiempo que el equipo no obtena un
buen resultado, de manera que a mi trabajo se aadi todo un
ambiente que arda en deseos de que recuperase el
protagonismo en Europa.
Adems, el equipo haba atrav esado un periodo en el que
haba suf rido numerosas lesiones, circunstancia que haba
causado el nacimiento del proy ecto Milan Lab, que result ser
de gran ay uda.
Conoca bien el ambiente, y la relacin de af ecto y estima
que me una a la direccin, en especial a Galliani, f ue muy
importante para m. Dilogo, intercambio de pareceres, amplia
colaboracin y recproco respeto de las respectiv as f unciones:
el Milan es un club en el que el tcnico puede trabajar en un
clima de suma proteccin y tutela.
En Milanello, en las mticas cenas prev ias a los partidos, se
hablaba de todo, incluso de las decisiones tcnicas, sin que ello

137
implicase ningn tipo de sugerencia o intromisiones. Como
cont y a en Preferisco la Coppa, la f ormacin la hice siempre
y o, pese a que en ciertas ocasiones el presidente me pregunt
la razn de una exclusin, sobre todo cuando se trataba de uno
de sus jugadores pref eridos.
Adems del presidente, solo me relacionaba con Galliani y
con el Milan, como suceda, en cierto sentido, en la Juv entus,
hecho que habla por s solo. Galliani era la sociedad Milan y, al
mismo tiempo, por supuesto, el presidente, su primer hincha.
Creo que uno de los puntos f uertes de esta sociedad que ha
obtenido tantos xitos a lo largo del tiempo es que est
capitaneada por unas personas que, adems de haber
demostrado la mxima capacidad y prof esionalidad, aman al
equipo de manera v isceral.
Los lderes del Milan se distinguen del resto de los
af icionados porque, si bien v iv en el acontecimiento como ellos,
despus del partido se v uelv en a conv ertir en unos dirigentes
atentos, escrupulosos y competentes.
En el Milan todos respiran una intensa sensacin de
pertenencia, desde los jugadores a los colaboradores, hasta el
ltimo de los dependientes. Es una sensacin muy f uerte que te
une a esta gran f amilia para siempre y que te hace participar
emocionalmente en ella sin olv idar por ello tu papel.
Tuv e una percepcin similar cuando estuv e con el
Manchester United, durante mi experiencia inglesa, si bien en
este caso f ue una mera sensacin, dado que no conozco
personalmente el ambiente.
Otro componente f undamental del Milan es Milanello, el
centro deportiv o en el que se realizan los entrenamientos y la
preparacin estiv al. Tambin en Milanello se percibe el
sentimiento de pertenencia, porque ni en estructura ni en su
gestin est concebido como un centro de trabajo sino como un
lugar en el que uno se siente en casa, en un espacio priv ado y

138
personal propio. Milanello brinda la oportunidad de v iv ir tambin
el retiro como un momento normal de v ida cotidiana. No solo
est concebido para proporcionar las estructuras necesarias y
f av orables para la salud y el entrenamiento ptimo del
f utbolista, sino para permitir adems que este v iv a de manera
positiv a los momentos en que el compromiso prof esional lo
aleja temporalmente de la rutina f amiliar. El ambiente de
Milanello es clido y acogedor, la habitacin y la cama en que
descansan los jugadores estn asignadas, es decir, que quedan
a disposicin del deportista mientras este permanece en el club.
De esta f orma, todos pueden construirse un ambiente a medida
con sus objetos personales, como si estuv iesen en el dormitorio
de su casa.
Esta es la razn de que el retiro en Milanello sea inusual y
de que el centro haga especial un momento que, con
f recuencia, los jugadores v iv en negativ amente. As pues, es
normal que durante la semana, y no solo antes de un partido,
alguien se quede a descansar all despus del trabajo, al
regresar por la noche de un traslado o despus de comer, a la
espera de que empiece un entrenamiento.

139
7.2 Mdulos de juego

En mis ocho aos como entrenador del Milan he tenido a mi


disposicin numerosos jugadores, circunstancia que me ha
llev ado a una bsqueda, necesaria y comprometida, pero
tambin agradable, del sistema ptimo que les permitiese
expresarse al mximo en el campo.
Este laboratorio tctico me ha permitido crecer y me ha
completado desde el punto de v ista prof esional.
Antes de exponer al lector los sistemas de juego que ms
he utilizado considero f undamental reiterar que en este club el
entrenador tiene libertad para modif icar, experimentar y utilizar el
sistema que desee, pero no puede prescindir de aquello que en
la cultura del Milan se considera un dogma: la def ensa con
cuatro jugadores.
Para el Milan la lnea def ensiv a de cuatro es histrica, es el
principio de cualquier proy ecto, f orma parte del relato de la
extraordinaria carrera de muchos campeones. Si quieres ser el
entrenador del Milan puedes atrev erte a cambiar todo, incluso a
jugar con un solo atacante, pero no puedes prescindir de f ormar
rigurosamente la lnea def ensiv a de cuatro.
El mov imiento de la def ensa de cuatro tiene su origen en
dos conceptos f undamentales del juego def ensiv o:

1. Es necesario decidir cundo marcar a un


adv ersario o cuando cubrir el espacio.
2. Cada def ensor es responsable de la zona de su
competencia y marca al jugador que tiene el
baln (en su zona).

Dicho esto, es ev idente que la cualidad peculiar de un


def ensor es saber interpretar rpidamente las situaciones de

140
7.5 El personal mdico

Me considero un entrenador af ortunado, porque en todas las


etapas de mi carrera los clubs han puesto a mi disposicin no
solo a unos prof esionales de elev adsimo niv el sino tambin
unas estructuras cualitativ amente de v anguardia.

Antes de hablar del Milan Lab, un cambio metodolgico


rev olucionario, es necesario hacerlo de una f igura de relev ancia
f undamental para el xito de un equipo.
Me ref iero a lo que, por lo general, se denomina mdico
social, una f igura que en la actualidad no ejerce y a en solitario
sino a la cabeza de un autntico personal sanitario al serv icio
del equipo. Visto desde f uera, a menudo el mdico social
aparece exclusiv amente como un prof esional que interv iene
cuando se produce un suceso traumtico o, en todo caso,
siempre que exista un problema de salud, pero, en realidad, su
f uncin v a mucho ms all.
Es la ref erencia-gua tanto en el f undamental trabajo de
planif icacin y prev encin como en la delicada f ase de
rehabilitacin f sica del f utbolista lesionado. Con l se deben
relacionar los prof esionales que componen el personal f sico.
Juntos v aloran y orientan el tipo de activ idad y la carga que
cada deportista debe realizar para mantener una preparacin
f sica ptima y para prev enir las lesiones.

164
recuperar plenamente su ef iciencia f sica. En
esta etapa el personal mdico trabaja en total
sintona con el f isioteraputico y f sico.
3. En la tercera ev ala y determina la total
recuperacin del atleta def inindolo idneo para
v olv er plenamente al grupo y, por tanto, capaz
de entrenarse con sus compaeros.

Los conocimientos y la superv isin del mdico permiten la


correcta sucesin de estos tres delicados momentos, tanto en
el tiempo que requieren como en la f orma en que se llev an a
cabo, f av oreciendo con ello una adecuada prev encin de
posibles recadas.
Un momento delicado y f undamental es el regreso al
campo de un jugador despus de una lesin. Veamos qu
sucede.

166
7.6 El partido y el dilogo a tres

Cuando un jugador se considera plenamente recuperado se pone


a disposicin del equipo. El mdico es el nico que puede decidir
si (y cundo) puede salir al campo.
l garantiza la idoneidad f sica y, en f uncin de sus
decisiones, el entrenador puede establecer si usar o no al
jugador en los partidos. Es un momento delicado para el
f utbolista, pero tambin para el equipo, dado que el correcto
empleo de un elemento inf luir en el desarrollo del encuentro.
Cuando hay que sopesar el uso de un jugador recin salido
de un periodo bastante largo de inactiv idad competitiv a la
decisin resulta especialmente dif cil, porque nada garantiza que
su estado f sico, pero, sobre todo, psicolgico, sea idneo. En
este caso es decisiv o el dilogo a tres.
Se trata de un intercambio de opiniones que suele tener
lugar el da prev io al partido entre el entrenador, el mdico y el
f utbolista, y es la mejor f orma de resolv er cualquier duda. Este
dilogo prev tres f ases:

1. La opinin v inculante del mdico, que,


basndose en su experiencia y conocimientos,
def ine el grado de disponibilidad del jugador.
2. En caso de que el parecer del mdico sea
positiv o, el f utbolista expresar su grado de
conv iccin en relacin a la posibilidad de ser
usado o no en el campo.
3. Por ltimo, el entrenador, tras haber escuchado
la opinin de los otros dos, tendr un cuadro
claro de la situacin y podr decidir si emplear o
no al jugador y la f orma de hacerlo.

167
168
7.7 La prevencin de las lesiones y el Milan Lab

En el Milan se produjeron v arios cambios que enriquecieron mi


v ida prof esional. Por primera v ez se empez a pensar
concretamente en el uso de la tecnologa como instrumento
f undamental para establecer la carga total de trabajo del
f utbolista.
El objetiv o era doble:

1. Tratar de def inir una metodologa susceptible de


mantener al jugador en unas condiciones f sicas
y psquicas ptimas durante toda la temporada.
2. Prev enir las lesiones no traumticas.

De esta f orma naci el Laboratorio Milan.


Esta estructura, denominada, precisamente, Milan Lab, se
conv irti en un estudio de inv estigacin para la recopilacin de
datos f sicos, tcnicos y tcticos, entre otros, de cada atleta
con el f in de prev enir, mediante un trabajo f sico indiv idualizado,
las lesiones, sobre todo musculares, y de permitir que el jugador
alcanzase y mantuv iese una condicin f sica ptima.
Otro elemento innov ador lo constituy la posibilidad de
monitorizar la carga de entrenamiento generada por las sesiones
tcticas mediante el uso correcto y constante del pulsmetro.
La ev aluacin de la carga de trabajo en el f tbol siempre se
haba considerado primordial, pero hasta esa f echa los errores
de v aloracin haban sido numerosos y f recuentes. Por poner
un ejemplo, en mi poca se pensaba que sentir dolor en las
piernas despus de las sesiones de resistencia anaerbica
lctica era sntoma de haber hecho un buen entrenamiento,
cuando, en realidad, la causa puede ser otra y el dolor puede
indicar tambin un exceso de carga.

169
7.9 El trabajo en la arena

Otra innov acin adoptada por el Milan f ue el uso de la arena


como superf icie de trabajo. Veamos ahora cmo, si se utiliza
correctamente, puede coady uv ar a ciertas adaptaciones f sicas
del f utbolista bajo tres aspectos relev antes:

1. Metablico: con una programacin adecuada se


puede entrenar de f orma satisf actoria tanto el
sistema aerbico como el anaerbico.
2. Mecnico: este, sobre todo en mbito
prev entiv o, es un aspecto que no se debe
minusv alorar, dado que concierne a las lesiones
de tipo muscular y articulatorio. La carrera por la
arena da un regreso elstico inf erior al que se
deriv a, por ejemplo, de una superf icie como el
campo de f tbol, y tambin el raquis suf re
menos presin. El aspecto prev entiv o a alto
niv el es de primordial importancia: de hecho,
con f recuencia se sabe de f utbolistas que
tienen problemas de tipo crnico y que, por
tanto, deben trabajar de manera menos agresiv a
respecto a los dems compaeros; para estos
deportistas el trabajo indiv idualizado en la arena
es, con f recuencia, una ptima solucin. Otro
punto importante es que el trabajo en la arena
reduce la inf luencia de los rganos tendinosos
de Golgi (unos receptores sensoriales de
naturaleza inhibitoria y, por tanto, protectora),
permitiendo una accin muscular ms v igorosa
y alcanzando unos picos de f uerza ms
elev ados que los del campo.

175
3. Neuromuscular: trabajar en una superf icie
inestable conduce a una adaptacin de los
apoy os y, por tanto, a una elev ada activ idad
propioceptiv a. Esta se traduce en un ref uerzo
de las articulaciones ms solicitadas en el
f tbol, como los tobillos y las rodillas.

Como sucede con todos los mtodos de entrenamiento, es


necesario tener un criterio en la programacin para no generar
contraindicaciones. El problema ms f recuente que se produce
en este tipo de trabajo es enarenar al jugador; cuando, de
hecho, el v olumen de entrenamiento en la arena es excesiv o,
se corre el riesgo de prov ocar una f ase catablica excesiv a
para un deporte como el f tbol moderno, en el que los
compromisos estn prximos y se repiten, y en el que la carga
se debe distribuir de manera homognea. Dado que se trata de
un medio de entrenamiento especial y delicado, para poder
utilizarlo de manera ef icaz es necesario conocerlo a f ondo.
Adems, a ser posible hay que realizar el trabajo de manera
indiv idual, dado que de esta f orma resulta ms f cil ev aluar la
ejecucin de los gestos y de las sensaciones del f utbolista. En
el f tbol moderno, en el que la duracin de las sesiones de
entrenamiento es cada v ez ms reducida, el trabajo en la arena,
al ser ms cualitativ o que cuantitativ o, se adapta menor a la
ev olucin de la metodologa del entrenamiento.
Por cualitativ o se entiende que es posible ef ectuar, de
manera menos estresante y ms rpida en trminos de tiempo,
unos trabajos de alta intensidad. Ello se debe a que, de esta
f orma, se obtiene un aumento de la f recuencia ms rpida que
la del campo y, como y a hemos dicho, se alcanzan unos picos
de f uerza ms elev ados. Con todo, es importante poner de
manif iesto que los nuev os mtodos de preparacin f sica
apuntan cada v ez ms al entrenamiento f uncional, y el

176
entrenamiento en la arena no lo es, desde luego (la temporada
no se juega en la play a); pese a ello, es necesario comprender
que el objetiv o de un preparador f sico es entrenar, pero tambin
limitar el desgaste que el entrenamiento conllev a reduciendo al
mximo el nmero de lesionados, porque poder disponer de
unos jugadores en perf ectas condiciones y durante el may or
tiempo posible en la temporada es otro paso hacia el objetiv o
comn: la v ictoria del equipo. En los equipos de alto niv el, sobre
todo, a la hora de elegir los medios de entrenamiento f sico es
importante considerar los que pueden preserv ar mejor a los
f utbolistas sometidos a riesgo. Sin lugar a dudas, la arena es
uno de ellos.

177
178
8

DE MILN A LONDRES.
EL CHELSEA Y EL FTBOL INGLS

179
180
8.1 El ambiente Chelsea

Despus de tantos aos en Italia, quera enf rentarme a culturas


y tradiciones dif erentes, y probar una experiencia de trabajo en
el extranjero.

Aceptar la of erta del Chelsea, en el v erano de 2009, signif icaba,


por lo tanto, af rontar un desaf o para m apasionante y un paso
prof esional que, en mi opinin, todo entrenador debera poder
dar.
El Chelsea, adems, como top club, of reca estructuras y
una organizacin extraordinarias, y pona a mi disposicin un
equipo de v alor absoluto.
Inglaterra, desde un punto de v ista prof esional, de
educacin deportiv a, y por el ambiente que se v iv e en los
estadios, ha sido para m una sorpresa marav illosa, desde
todos los puntos de v ista. Como y a he dicho antes, el coach en
Inglaterra es una f igura de ref erencia en torno a la que construir
el proy ecto y, aun cuando la realidad en la que me dispona a
trabajar no inclua un papel real de mnager, percib enseguida el
planteamiento distinto respecto a Italia.
Milanello, que es una estructura extraordinaria, en la que
todo es perf ecto y operativ o, prev ea, por ejemplo, un espacio
reducido como despacho del coach. Un ambiente destinado,
casi exclusiv amente, a v estuario. En el ltimo periodo de mi
gestin tcnica, tambin por la inminencia del Milan Lab, se
aadi un ordenador y un telev isor con lector de DVD.
En Cobham, centro de entrenamiento del Chelsea, el
v estuario del tcnico es una autntica of icina, superequipada y
tan amplia que permite celebrar una reunin con todo el equipo
tcnico al completo. Est junto al despacho del gerente y todo,

181
excepto lo que se ref iere a la parte econmica del club, se
encuentra en Cobham a disposicin del coach.
Aunque, para m, el trabajo en el campo ha sido y ser
siempre mi lugar f undamental y, por lo tanto, las dimensiones
del v estuario siempre han tenido una importancia muy relativ a,
lo que acabo de contar da, ciertamente, una idea de la distinta
cultura del ambiente ingls y del papel que se atribuy e al
entrenador.
El centro deportiv o del Chelsea es una v erdadera joy a.
Dispone de lo mejor que se puede encontrar hoy en la
organizacin de una sociedad deportiv a y hace posible un
principio que considero f undamental para el crecimiento
f utbolstico de un club. En Cobham, de hecho, junto a la
estructura dedicada totalmente al primer equipo, con of icinas
organizativ as, of icinas tcnicas, of icinas operativ as, gimnasios,
piscina, v estuarios, etc., hay una estructura igualmente
ef iciente que alberga la Academy, es decir, todo el centro
juv enil. Creo que la cercana, independiente pero osmtica, de
estas dos realidades es el mejor impulso para el crecimiento
prof esional de tantsimos jv enes que aqu entrenan. El lector
debe saber que en Cobham hay un total de treinta campos de
f tbol (de los cuales tres disponen de calef accin por suelo
radiante), seis campos reglamentarios estndares y uno de
csped artif icial cubierto.
Esto da una dimensin de la importancia primordial atribuida
al cuidado del sector juv enil y de cmo la estructura de
entrenamiento est concebida como un autntico centro
operativ o, capaz de poner a disposicin del coach y los
jugadores todo lo necesario para un trabajo ptimo.

182
8.2 El ftbol ingls y el proyecto Chelsea

A niv el tctico, en Inglaterra, casi todos los equipos juegan con


el sistema 4-4-2, salv o honrosas excepciones que utilizan el 4-3-
3.
En lneas generales, el 4-4-2 ingls prev dos lneas
(def ensa y medio campo) bastante cercanas y mucha
agresiv idad, sobre todo, en la mitad de campo propia, con los
jugadores de los dos mdulos ms bien distanciados y, a
menudo, alineados entre ellos.
En Inglaterra, los conceptos de marcaje y cobertura se
consideran menos que en Italia y esto priv a a la accin de
pressing de una adecuada proteccin y f acilita al adv ersario la
posibilidad de atacar directamente en prof undidad con un ariete
y encontrar espacio en medio de las lneas.

Sucede as que se asiste a partidos con resultados llamativ os


que dif cilmente se encuentran en otras realidades europeas. Lo
que ocurre tambin porque los equipos juegan siempre a cara
descubierta, durante todo el partido, sin preocuparse demasiado
de los goles encajados.
Esta actitud caracteriza la belleza del f tbol britnico y,
junto con el hecho de que el ritmo y la intensidad se conserv an
al mximo del primer al ltimo minuto, consigue que los
espectadores (a propsito, los estadios estn siempre llenos) se
mantengan implicados con pasin durante todo el partido.

El Chelsea, lo he escrito antes, era una realidad con una


identidad tcnica precisa. Una identidad v igorosa en todos los

183
8.4 Equipo tcnico y mtodo de trabajo

Si en el Milan haba conocido el signif icado de equipo tcnico


ampliado, al llegar al Chelsea tuv e la oportunidad de ponerlo en
prctica al completo y de optimizar el uso de las v arias f iguras
que componen un equipo moderno, incluida alguna hasta
entonces inexistente.
Entre otras cosas, utilizando un GPS, poda por f in contar
con la posibilidad plena de ev aluar el trabajo en el campo.

La introduccin de este sistema de control ha hecho, en ef ecto,


posible un anlisis seguro de todas las tareas que prev n el uso
del baln, tanto en f orma de ejercicio tcnico o tctico como en
competicin.
Una hora y media antes de cada entrenamiento, todo el
equipo tcnico se reuna en mi of icina-v estuario para presentar
la situacin en tiempo real y coordinar lo que sucedera en el
campo. Adems, unos treinta minutos despus de cada sesin,
y o poda v er sobre mi escritorio un resumen grf ico de la
misma y del trabajo realizado por cada deportista.

Habiendo tenido la suerte de trabajar con equipos de altsimo


niv el, he contado siempre con la posibilidad de medirme y
crecer adquiriendo nuev as y preciosas competencias
personales y ambientales; pero, en particular, la experiencia
inglesa, unida a la del Milan, se ha rev elado f undamental en la
f orma de mejorar mi preparacin del trabajo.
He aumentado, ante todo, mi capacidad organizativ a y
ref orzado los principios bsicos de la f ilosof a del trabajo. En

188
Esquema indicativo, sobre la base de los objetivos perseguidos y la relacin
entre el espacio y el nmero de jugadores.

191
8.5 Las sesiones de entrenamiento
y los partidos entre semana

En Cobham, las sesiones de entrenamiento comenzaban


siempre a las 11 porque en Londres, por la tarde, oscurece
bastante pronto. El entrenamiento se llev aba a cabo casi
exclusiv amente en el campo y, como se ha dicho, utilizando el
baln. El deportista, adems, segn planes indiv idualizados
especf icos, realizaba tambin un trabajo personal que inclua
otros equipamientos presentes en el centro. Naturalmente,
como sucede en todas partes, los jugadores que, por lesin,
deban someterse a un trabajo dif erente seguan un programa
predeterminado por el mdico, el f isioterapeuta y el preparador
f sico.
Hoy, aparte de los grandes clubes que participan en las
competiciones internacionales, tambin los dems equipos
pueden, por exigencias del calendario, tener que disputar ms
partidos durante la semana y ms cerca unos de otros.
A este respecto, el enf oque integrado permite una
planif icacin ms ef icaz. Sin prof undizar en lo especf ico de las
sesiones en el Chelsea, mostrar un programa general de
entrenamiento que considera la existencia o no de partidos entre
semana.

192
8.6 Antes del encuentro y el partido
en el modelo ingls

Ya he comentado que, en Inglaterra, la palabra concentracin


no f orma parte de las costumbres prev ias al partido. Por lo
general, en el Chelsea, cuando se jugaba en Londres, nos
citbamos por la maana a las 11 en un centro de fitness
ady acente al estadio y propiedad del club. All se celebraba un
pequeo briefing entre los miembros del equipo tcnico para
poner a punto las ltimas estrategias y, luego, se almorzaba en
un restaurante que haba en el propio estadio. La ltima reunin
tcnica se desarrollaba en el v estuario, tras el almuerzo.
La preparacin del partido prev ea, a grandes rasgos, el
ritual que y a es prctica comn y que he expuesto de f orma
detallada anteriormente. La presentacin del contrario segua
estas tres f ases:

1. Una primera reunin en la que se proy ectaba un


v deo con las situaciones of ensiv as y
def ensiv as que concernan al equipo contrario.
Estos esquemas se recogan, luego, en un
f olleto y se exponan en el v estuario antes del
partido.
2. La maana del encuentro se celebraba una
reunin con el equipo tcnico en la que se
analizaban algunos puntos estratgicos que se
exponan al equipo y, en ese momento, tambin
se impriman para el v estuario.
3. Tras el almuerzo prev io al partido se celebraba
una segunda reunin, en la que se presentaba al
equipo la estrategia especf ica que deba seguir.

196
197
9

EL PROYECTO
PARIS SAINT-GERMAIN
Y EL FTBOL FRANCS

198
199
9.1 El ambiente PSG

Pars es una metrpoli y, como tal, se espera de ella que tenga


un top team. Por eso, ha nacido el proy ecto Paris Saint-
Germain, que prev establecer en poco tiempo un club capaz de
competir al niv el de los equipos ms importantes de Europa y el
mundo.
El proy ecto es muy ambicioso, pero existen todas las
disponibilidades para realizarlo plenamente; por eso, cuando a
f inales de 2011 me pidieron que f ormase parte de l y tomase la
gua tcnica del equipo, mi respuesta solo pudo ser af irmativ a.
El trabajo se presentaba muy duro, pero tambin apasionante,
pues of reca la posibilidad de proponer conceptos y estructuras
totalmente innov adores, construy endo un esquema organizativ o
v anguardista en todos los niv eles, especialmente en el tcnico.
Era la primera v ez que me encontraba junto con los otros
miembros de la sociedad, claro est construy endo casi desde
cero un ambiente de trabajo f ruto de los conocimientos
prof esionales adquiridos a lo largo de los aos y, por lo tanto,
totalmente alineado con mis exigencias. El terreno era bastante
v irgen y, por ejemplo, el modelo de trabajo en el campo era muy
tradicional, por lo que introduje desde muy pronto la tecnologa
utilizada en Londres, como el GPS.
El f tbol f rancs se estructura de manera muy parecida al
italiano. Al mando del Paris Saint-Germain, adems de los
propietarios, hay un presidente operativ o, un director general y
un coach. Esto lo conv ierte en un club muy gil, en el que las
decisiones implican pocas f iguras con amplios poderes.
Naturalmente, el club, para ser competitiv o enseguida,
adquiri pronto grandes campeones que permitiesen el salto
tcnico y, con la conciencia de que para llegar a un alto niv el y
conserv arlo en el tiempo es preciso crecer en todos los

200
aspectos, interv ino para complementar el equipo con todas las
estructuras precisas. Por otra parte, el f tbol f rancs se est
reorganizando tambin en un niv el ms general, por ejemplo,
construy endo estadios modernos que permiten mejorar la
calidad del juego y f av orecer la presencia de un may or nmero
de espectadores.
Desde el punto de v ista tcnico, es un f tbol muy f sico y
con ritmos elev ados. Se aplican v arios sistemas de juego y se
recurre con f recuencia al contraataque.

201
9.2 La bsqueda del esquema ptimo

En el Paris Saint-Germain, como he dicho, se realizaron muchos


cambios, y la adquisicin de numerosos jugadores actualiz por
completo la plantilla del equipo. La introduccin de v arios
campeones impuso el estudio para encontrar el esquema de
juego ptimo y la bsqueda de una identidad precisa.
Este trabajo requiere, esencialmente, dos cosas:

1. El uso de mltiples sesiones tcticas en


detrimento del trabajo f sico.
2. Un poco de tiempo.

Dos exigencias que no son f ciles de perseguir a la larga,


pues quien inv ierte tanto en un equipo no siempre tiene
conciencia de las dif icultades que se encuentran en la
construccin de una identidad y quiere resultados inmediatos.
Adems, los jugadores llegaron poco a poco, y esto me
puso en la situacin de tener que def inir el sistema de juego
mediante adaptaciones sobre la marcha, hasta lograr el 4-4-2.

202
9.3 Equipo tcnico y mtodo de trabajo

El equipo tcnico del PSG es uno de los ms modernos y


ef icientes con los que he tenido ocasin de trabajar. Una buena
parte la constituan personas escogidas por m y que f ormaban
y a parte de mi grupo de trabajo, mientras que otras se
aadieron para completar una plantilla extraordinaria, capaz de
garantizarme ef iciencia y el mximo control del rendimiento del
equipo.
A las f iguras del asistente, el entrenador de porteros, el
mdico y sus colaboradores, f isioterapeutas y preparadores
f sicos, se unieron asistentes especf icos para la v aloracin del
trabajo con GPS, expertos en alimentacin y tcnicos que
colaboraban con los observ adores en el scouting y el match
analysis.

203
10 min. de rondo. Dos grupos en espacios de 7 7, con
dos jugadores en el interior.
5 min. de capacidad de reaccin coordinada y sprint
sucesiv o (4 s).
20 min. de 10 contra 10 en medio campo (50 50) con
dos porteras.

Mircoles: partido de Champions League.

Juev es por la tarde (total de trabajo: 45 min.).


Objetiv o: Grupo A (trabajo de restablecimiento). Grupo B
(resistencia).
Trabajo grupo B:
10 min. de calentamiento sin baln.
15 min. de 5 contra 5 en campo reducido (27 24) con
cuatro porteras pequeas.
20 min. de 5 contra 5 en campo de 40 30 con porteras
grandes. 4 min. de trabajo por 4 v eces.

Viernes por la maana (total de trabajo: 53 min.).


Objetiv o: capacidad de reaccin.
10 min. de calentamiento sin baln.
10 min. de rondo.
5 min. de competicin sprint en parejas (cuatro salidas
con dos apoy os) en direccin a la silueta indicada (Figura
11).
18 min. de partidillo 10 contra 10 a un toque, en campo de
52 32 con puertas tumbadas.
10 min. de remate en carrera (Figura 12).

Sbado: encuentro de campeonato.

Domingo.

216
9.6 Entre el primer y el segundo tiempo.
Un ejemplo de intervencin real

En el Paris Saint-Germain, al f inalizar el primer tiempo, me


reuna con mis colaboradores en el v estuario tcnico para hacer
balance de la situacin tctica de la primera parte del partido.
Respecto de cuando entrenaba al Chelsea y el Milan, en el
PSG poda disf rutar tambin de importantes datos
proporcionados por un observ ador que segua el partido desde la
tribuna. En poco tiempo, cada uno expresaba sus
observ aciones: deban ser sintticas y generalmente centradas
en un problema que hubiese surgido o que y o hubiese sealado.
Para explicarme mejor, tambin en ref erencia a lo dicho
sobre la gestin del partido, mostrar un ejemplo real extrado
del encuentro PSG-Oly mpique Ly onnais de la pasada Ligue 1.
Estbamos colocados en 4-4-2 y, preparando el partido,
habamos pensado comenzar desde el primer minuto con un
pressing alto para condicionar el ritmo del duelo. Una v ez en el
terreno de juego, sin embargo, nos encontramos un adv ersario
que, contra lo prev isto, se haba colocado en 5-3-2. Esta
situacin creaba grandes dif icultades y nos impeda alcanzar
nuestro objetiv o porque ellos tenan tres jugadores en medio
campo y, sobre todo, uno de ellos, en posicin retrasada,
bailaba detrs de nuestros centrocampistas. Puesto que
nuestros dos jugadores de banda tenan como ref erencia los
extremos contrarios, nos encontrbamos en inf erioridad
numrica en medio campo. Resultado: ninguna posibilidad de
presionar con ef icacia, cero control del partido. Para resolv er el
problema, en un primer momento, habamos sugerido a nuestros
mediocentros que atacasen a su hombre de ms, por turnos,
pero esto produca el mal resultado de abrir la zona central del
campo, creando un espacio en el que, en f ase de posesin,

222
entraban los centrocampistas riv ales (Figura 13). De la brev e
reunin al terminar el primer tiempo, surgieron dos soluciones:

1. Volv er al campo con un atacante sobre el piv ote


(Figura 14).
2. Una accin combinada segn la posicin del
baln. Con el baln en la mitad del campo
contraria, extremos ms abiertos y def ensas
laterales ms juntos (Figura 15).

Con el baln en nuestra mitad del campo, extremos muy


cerca para jugar sobre los centrocampistas y permitir al central
presionar al piv ote (Figura 16). Los def ensas laterales deban
ser hbiles para controlar la entrada del extremo riv al
permanecer tres contra dos en f ase def ensiv a, con el def ensa
lateral contrario cerca. La decisin me corresponda a m y
escog la segunda solucin porque nos permitira presionar ms
arriba.
Una observ acin tctica general: en f ase de posesin, jugar
contra el 5-3-2 da la posibilidad de tener espacio para los
def ensas laterales y, por lo tanto, estos deben recibir el baln
en posicin of ensiv a, de f orma que obliguen al lateral (de los
cinco def ensores) a subir. Frente a esta situacin, resulta
f undamental un mov imiento de nuestro centrocampista a sus
espaldas para abrir a uno de los tres def ensores centrales. Se
crear as un espacio central, en el que uno de nuestros puntas
podr atacar directamente en prof undidad (Figura 17).

223
229
10

DIEZ PARTIDOS DE MI HISTORIA

230
231
10.1 Nunca se puede dar por sentado un resultado

Mi primer maestro, Nils Liedholm, deca: La de entrenador de


f tbol es la mejor prof esin del mundo; es una pena que hay a
partidos.
El f tbol es hermoso tambin por su parte impredecible y
ese grado de incertidumbre que precede al comienzo de cada
encuentro, incluso de aquellos en los que todos dan por seguro
el resultado: es lo que lo hace uno de los deportes ms amados
y seguidos del mundo.
Hemos v isto como cada encuentro se estudia y prepara en
todo detalle, pero sabemos tambin que das enteros de cuidada
preparacin, estudios prof undos e inv estigacin detallada del
riv al no pueden nunca eliminar un error indiv idual imponderable o
prev er la jugada de un gran campen, quizs incluso en el ltimo
minuto de un partido.
Un suceso, un episodio, puede a v eces marcar la ruta e,
incluso aunque un partido no puede ser artf ice nico de un
destino prof esional, v olv iendo a algunos de los grandes
encuentros que he tenido la f ortuna de v iv ir como protagonista,
entiendo cmo situaciones especiales y, a menudo, casuales
han inf luido prof undamente en mi carrera.
Rev iv o los das y las horas que han precedido a algunos
partidos y recorro pensamientos y dudas de noches enteras,
disipados y resueltos a menudo en momentos inesperados.
Las horas prev ias a un encuentro contienen momentos
hechos de actitudes a menudo imperceptibles y toda una serie
de seales que el entrenador atento debe ser capaz de captar,
as como debe saber transmitir positiv amente sus emociones,
con el f in de no malograr la estrategia antes de comenzar el
juego.
Hemos sealado la relacin equipo-entrenador y quiero

232
repetir que uno de los principios que, en mi opinin, permite a un
top team expresar todo su potencial es el de crear a su alrededor
un clima que atene las inev itables tensiones y los conf lictos
que la carga competitiv a que precede al partido llev a
inev itablemente consigo.
El jugador de gran niv el no requiere tensin, sino motiv acin
equilibrada. En especial, en la v spera de los grandes
enf rentamientos, cuando la agitacin v iene, a menudo,
alimentada por el exterior, el entrenador se conv ierte en un
punto de ref erencia importante si sabe ev itar transmitir tambin
las tensiones que v iv e personalmente. Si pensamos luego en
las competiciones en las que, adems del resultado, puede
estar en juego su f uturo prof esional, lo nico sensato que el
entrenador puede hacer es comunicar la mxima serenidad.
El jugador conoce y percibe la delicadeza de algunos
momentos; y su aplicacin, quiz may or de lo habitual,
depender sola y exclusiv amente de la relacin que el tcnico
hay a sabido construir a lo largo del tiempo y no de lo que haga
la v spera del encuentro en particular.
Considerando todo lo dicho sobre la actitud y el trabajo que
precede al partido, considero relev ante tambin la modalidad de
presentacin estratgica de este. Creo, de hecho, que la
inf ormacin que los colaboradores han recogido y preparado
sobre el contrario (sean datos o v deos) se debe transmitir al
equipo teniendo en cuenta la situacin no solo tcnica.
Es decir, considero f undamental que la preparacin de las
imgenes y los datos satisf aga tambin la exigencia, digamos
mental, de poner al equipo en las mejores condiciones para
encarar el acontecimiento.
La exposicin que el entrenador prepara en cada caso
deber permitirle, por lo tanto, en mi opinin, alcanzar div ersos
objetiv os; entre ellos:

233
10.2 Diez partidos de mi historia

He hablado hasta ahora de mi pensamiento como entrenador;


pero ahora querra compartir algunas ref lexiones sobre diez
partidos que considero especiales. Sin seguir un orden temporal
ni de importancia, son especiales simplemente porque, de un
modo u otro, han marcado mi v ida no solo como entrenador,
sino tambin como hombre.

1. Reggiana-Venezia 3-0
Dentro o fuera. 15 de octubre de 1995

El lunes siguiente a la pesada derrota suf rida en Pescara (4-1),


tras conv ersaciones con el club y el equipo, decidimos
encontrarnos en Gattatico, una tranquila localidad cerca de
Reggio Emilia, en la que tendramos a nuestra disposicin todo
lo preciso para trabajar mejor y preparar el partido contra el
Venezia. Tanto nosotros como ellos estbamos en grav es
dif icultades y aquel encuentro marcara casi con seguridad el
destino de los respectiv os entrenadores.
Recordando esa semana, rev iv o an la intensidad y las
inquietudes de la v spera. He expuesto y a lo que opino de las
concentraciones, pero en aquellos tiempos era una costumbre
bastante consolidada recurrir a ellas en momentos crticos, y
debo reconocer que, en aquella circunstancia, result ef icaz
desde muchos puntos de v ista.
La posibilidad de estar juntos f ue un modo de descubrir an
ms la unin del grupo que tena bajo mi gua y nos permiti
regenerar las energas mentales necesarias.
Los v alores tcticos y tcnicos eran, especialmente en
aquellas condiciones, poco relev antes y los equipos estaban al
mismo niv el; por eso, me propuse dos objetiv os, aparte del de

235
Las gradas inmensas del estadio de Mnchester of recan
una coreograf a nica en la realidad del f tbol italiano. Milanistas
y juv entinos perf ectamente enf rentados en sendos muros de
los colores que, entre otras cosas, f ormaban parte de mi
historia deportiv a.
Dos inmensas manchas coloreadas de recuerdos.
Haba dejado Turn poco ms de un ao antes y ahora
estaba all, precisamente contra la Juv e, para borrar la f ama de
perdedor de lujo que haba adquirido justo en aquel club.
Y lleg el momento. Mis colaboradores y y o habamos
escogido con cuidado la lista de lanzadores de penaltis, todos
grandes campeones acostumbrados a las emociones f uertes;
pero los penaltis son siempre impredecibles, y hubo gran
incertidumbre para decidir quines deban ser el primero y el
ltimo en chutar. El primero que tira debe ser f ro y capaz de
superar el impacto inicial: si marca, el gol te da conf ianza,
entusiasmo; al ltimo puede tocarle el gesto decisiv o, el que
consigue la v ictoria f inal.
Decid que Shev chenko deba ser el primero, lo comuniqu
al interesado y encontr, para v ariar, el primer obstculo: Shev a
quera ser el ltimo; se lo peda el cuerpo. Siguieron brev es
instantes de ligera tensin acompaados de una pregunta: lo
cambio todo? La conv iccin de quien debe tirar el penalti es
f undamental. Tras un corto dilogo entre el jugador y uno de mis
colaboradores, v i su determinacin conf irmada: Shev a sera el
ltimo. Todos sabemos cmo termin: el Milan gan la copa y
Shev chenko marc el gol del tanto quiz ms importante en la
historia de la camiseta rojinegra.

3. Milan-Inter 1-1
Al final, o ellos o nosotros. 13 de may o de 2003

240
FIGURA 2

El primer tiempo puso en ev idencia una may or posesin del


baln por nuestra parte, y el partido se solt con un gol de
Shev chenko. En el segundo tiempo, Cper dispuso algn
cambio. La introduccin de un jugador descansado como Martins
rev italiz las acciones of ensiv as del Inter, que consigui
empatar a siete minutos del f inal con un tanto del v elocsimo
atacante. En aquel momento jugbamos f uera de casa, un
estadio casi resignado recuper las f uerzas y comenz a apoy ar
las acciones of ensiv as de su equipo. El Milan contena con
discreto dominio las acciones adv ersarias; pero, poco antes del
f inal del encuentro, el Inter tuv o dos grandes ocasiones de
av entajarnos, y solo una grandsima parada de Abbiati nos
permiti mantener sin cambios el resultado.
Cuando pienso que Abbiati no tendra que haber jugado
(entonces era portero suplente y haba salido al campo por
indisposicin de Dida como consecuencia de una f ractura en el
pulgar izquierdo), entiendo que, una v ez ms, el destino nos
haba ay udado: lo que la v spera nos haba parecido una
desgracia ms result ser un recurso que inf luy f uertemente
en el triunf o f inal.
Haba expresado mi conf ianza en l ampliamente en los
das prev ios al encuentro y Christian, aun alineado casi por
sorpresa en un partido tan delicado, respondi a lo grande, no
solo en aquellos momentos f inales f rente al Inter, sino durante
todo el partido.

4. Deportivo-Milan 0-4
El primer rbol de Navidad. 24 de septiembre de 2002

242
Traf f ord.
Didier era Didier, pero tambin l deba someterse a las
normas y, por lo tanto, se qued en el banquillo.
Jugar con aquel sistema result el mejor mov imiento y,
cuando en el segundo tiempo cambi a Anelka por Drogba,
encontr a un prof esional concentradsimo (no me caba la
menor duda), que demostr toda su mentalidad ganadora y
marc el segundo y def initiv o tanto.

7. Barcelona-PSG 1-1
Tena que haber sido nuestro. 10 de abril de 2013

Qu partido este de Champions League en Barcelona!


Al repasarlo, estoy cada v ez ms conv encido de que
habramos merecido pasar la ronda y jugar la semif inal contra el
Bay ern de Mnaco.
Aunque, ciertamente, se puede observ ar que Messi no
estaba en la mejor f orma y que quizs, en aquel momento, el
equipo cataln estaba atrav esando un periodo de pequea
reconstruccin, el Barcelona v ena del cuatro a cero con el que
haba eliminado al Milan y, por lo tanto, estaba al tope de su
f uerza tctica y mental.
A pesar de la inexperiencia de algn f utbolista y con un
equipo desacostumbrado a este tipo de competicin, nos
enf rentamos a un adv ersario que, en casa, concede realmente
poco y crea decenas de ocasiones de gol.

Si tengo que buscar un motiv o para el f allido acceso a la


semif inal, mi pensamiento se remonta, sin duda, al partido de
ida en Pars: quizs en aquella ocasin pecamos de excesiv a
dependencia psicolgica.

255
Desde mi punto de v ista, aquel encuentro f ue una injusticia
prof esional, que me priv de la satisf accin de coronar mi
av entura en la Juv entus con un Scudetto. Llegu a Turn en un
mal momento, y dos campeonatos hermossimos de mi equipo
no bastaron para llegar ms all del segundo puesto. No me
gustan los lo que pudo ser, pero aquel da no se debera
haber jugado y s con certeza, incluso si en la v ida no hay nada
garantizado, que un encuentro as no se repetir en mi carrera
deportiv a.
En Perugia nos acogieron con un ambiente hostil y aquel
diluv io lleg como seal de un destino adv erso, haciendo
totalmente impracticable el terreno de juego. Pero resulta
ev idente que aquel partido tena que disputarse a toda costa,
por encima de todo y de cualquier reglamento. Ahora, al v olv er
a analizarlo, no he querido pararme en lo que ocurri f uera del
campo y en las situaciones absurdas que mis jugadores y y o
tuv imos que af rontar. Sobre esto, he tenido y a f orma de
expresarme y, por lo tanto, pref iero hacer aqu una ref lexin
distinta, de naturaleza tcnica y mental.
El partido de Perugia f ue, sin ningn tipo de duda, una mala
jugada incluso antes de comenzar; pero, ref lexionando a
posteriori, he deducido que puede que esto sea v erdad solo en
parte y que, a menudo, somos nosotros los que renunciamos,
nos resignamos, a caer en una f orma de f atalismo que nos
limita las posibilidades de interv enir y orientar los resultados en
las dif icultades extremas, cuando parece que todo se une en
nuestra contra.
Llev aba la batuta de la Juv entus, pero estaba, sin embargo,
en el inicio de mi camino como entrenador, y los
acontecimientos de entonces cay eron sobre m como un
tornado. Hoy, quizs, habra encarado aquella interminable
interrupcin de ms de una hora entre la primera y la segunda
parte de distinta f orma, sin dejar que los acontecimientos

262
segunda parte, en los que una v ictoria que pareca segura se
transf orm de repente en empate y, luego, en una derrota
increble.
Repasaba las innumerables ocasiones de gol f alladas e
incrdulo rev isaba aquel tiro prximo de Shev chenko en la
segunda parte de la prrroga, que Dudek haba interceptado sin
siquiera darse cuenta.
No quera aceptar lo que haba sucedido y f ue as durante
meses. Por supuesto, haba v uelto a examinar los episodios y
situaciones tcnicas, pero solo mentalmente y, estando al f inal
de la temporada, lo haba hecho con cierta indif erencia. Pref era
mirar hacia delante y dedicar las v acaciones a buscar energas
positiv as que acompaasen el campeonato siguiente.
Fue as durante un tiempo; pero luego, tambin al comenzar
a escribir este libro, me he dicho: Por qu? En el f ondo, toda
experiencia ay uda a crecer; en particular, las negativ as, y aqu
me tiene el lector, rev isndola.
25 de may o de 2005. Estadio Atatrk Olimpiy at de
Estambul.
Estbamos alineados en 4-3-1-2, mientras que el Liv erpool,
siguiendo su esquema prudente, haba elegido el habitual 4-4-1-1
(Figura 16).
La seleccin de Bentez dejaba v er claramente la intencin
de crear superioridad numrica en medio campo y de arrancar
en contraataque. Por lo dems, el estudio del riv al haba
demostrado que el camino del Liv erpool en aquella Champions
haba estado caracterizado por algunos datos signif icativ os:

1. No haba encajado ningn gol en los ltimos tres


partidos.
2. No haba perdido nunca con dos tantos de
dif erencia.

264
dif ciles de creer.
En el espacio de tiempo comprendido entre el nov eno y el
decimoquinto minuto del segundo tiempo, todo cambi.
La incredulidad y el estupor atrav esaron, entonces,
nuestras mentes y, me parece, tambin las de quienes
asistieron a aquel encuentro. En los das (y las noches)
sucesiv os al partido, mis pensamientos iban y v olv an entre la
bsqueda de posibles errores y el atenuante de la f atalidad.
Naturalmente, no f altaron las crticas, incluso serias, de quien
pensaba que el resultado haba sido f ruto de una gestin no lo
bastante atenta del interv alo o de algunos momentos del
encuentro, y expresaba su pensamiento sobre lo que, en su
opinin, y o habra podido o debido hacer.
Como he af irmado v arias v eces, no tengo por costumbre
recurrir a atenuantes o al inf ortunio, pues creo que toda
situacin debe ser analizada con el f in de extraer una enseanza
til para el f uturo. As, me concentr en algunas ref lexiones,
aunque no en un anlisis tcnico autnticamente prof undo, y a
que el estudio de aquel partido, que no prev ea un encuentro
posterior directo y que llegaba al f inal de la temporada de f tbol,
no habra tenido un particular signif icado tctico. Pref er, por el
contrario, un anlisis ms general de algunos trances tcticos
que crea repetibles. Es dif cil que las situaciones de juego se
repitan, pero la v aloracin de las situaciones tcticas que las
acompaan, si se consideran con atencin, permiten extraer
posibles soluciones que utilizar en el f uturo.
Ms all de momentos especf icos que pertenecen al
encuentro en particular, consider un aspecto ciertamente
notado por muchos, el de cambio. Me ref iero a una
interv encin que no ha sido puesta de reliev e por una necesidad
real, que pueda poner remedio a una situacin en curso y quiz
no perceptible de inmediato. Estoy pensando en una
interv encin a medio camino entre la interv encin tctica

272
La copa ganada en Atenas contra el Liv erpool tuv o un sabor an
ms dulce porque, adems de la alegra de la segunda v ictoria
en un trof eo tan prestigioso, representaba la rev ancha contra el
equipo que nos haba derrotado en Estambul, como acabamos
de recordar.
Era el 23 de may o de 2007 y habra podido alinear en el
campo a cualquier conjunto de once porque, aquella tarde, en
todos eran ev identes las inmensas ganas de estar all.
Todos estaban preparados para jugar aquel partido y
ganarlo.
Por lo dems, habamos llegado a aquel enf rentamiento a
trav s de una dura prueba que nos haba v isto derrotar al
Manchester United en semif inales y, por lo tanto, ramos
conscientes de nuestra f uerza y determinacin competitiv a.
Y, sin embargo, una duda acompaaba mis pensamientos
nocturnos: la eleccin del delantero centro.
Como he contado y a en mi anterior libro, Preferisco la
Coppa, todos, unos explcita y otros indirectamente, me haban
aconsejado alinear a Inzaghi. Gilardino estaba en mejores
condiciones que Pippo y esto habra debido apoy ar mi decisin;
pero, lo repito aqu, a v eces los partidos pueden estar
orientados incluso antes de salir al campo. Cuando dudo, conf o
a menudo en las sensaciones y los mensajes, solo en parte
ev identes, que llegan de una atenta observ acin de los
momentos que preceden al juego.
En este caso, no consegua decidir con serenidad: me
haca f alta una seal que me dirigiese, un episodio Y algo
sucedi a su tiempo.
El da anterior al enf rentamiento, charlando tranquilamente
con los chicos, haba notado en Inzaghi la mirada y la actitud de
los momentos especiales. Cuando lo dejaba f uera y lo utilizaba
con el partido y a comenzado, se preparaba para entrar pasando

274
El partido, jugado sobre todo en las contraposiciones y el
control del adv ersario, estaba en perf ecto equilibrio tctico y las
ocasiones de gol haban sido v erdaderamente pocas; pero,
como a menudo sucede en estas circunstancias, un episodio lo
cambi todo.
Falta a nuestro f av or al f inal del primer tiempo. Pirlo coloca
el baln y dispara, con su consabida habilidad, un baln f uerte y
diagonal entre los cuerpos de los jugadores que f orman la
barrera ante la portera. Tiro no imposible para Reina, que
estaba bien colocado, pero en su tray ectoria, como en un
esquema establecido por el destino, irrumpi el hombro de
Inzaghi y lo hizo imparable.
En la segunda parte, considerada la desv entaja, Bentez
aport alguna modif icacin y meti a Crouch en la delantera.
Aunque la eleccin dio al Liv erpool may or peso en el ataque, era
tarde para romper los nuev os equilibrios, y el comportamiento
ms of ensiv o f av oreci nuestras posibilidades de contraataque,
como en ocasin del 2-0.
El segundo gol de Inzaghi, adems de la exaltacin de la
gran habilidad del jugador, f ue f ruto, principalmente despus de
que los equipos se hubiesen abierto un poco, de la presencia de
los dos interiores a espaldas de los centrocampistas contrarios.
En aquella ocasin, de hecho, Kak, despus de recibir el
baln entre lneas, apunt libremente a la def ensa inglesa
obligndola a abrirse y f av orecer el perf ecto desmarque de
ruptura de Pippo (Figura 27).

278
282
11

QUERA DEJARLO ENSEGUIDA

283
284
11.1 Conclusiones

Al terminar la temporada 1995/1996, tras haber dev uelto la


Reggiana a la Serie A, haba decidido: Demasiado estrs. Tres
aos y lo dejo. Cuatro, v enga!, y llegamos al 2000, un nmero
redondo. Me gustan los nmeros redondos. Mis colaboradores,
conociendo mi amor por el f tbol, me tomaban el pelo por aquel
propsito; y o, apenas salido de una temporada v ictoriosa, es
cierto, pero llena de dif icultades y en la que haba v iv ido muy
concretamente el riesgo de la destitucin, lo deca muy en
serio.
El lector sabr bien que, luego, las cosas no han ido as; y
el motiv o es solo uno: entrenar me div erta entonces y me
div ierte an hoy. Lo que hago me gusta demasiado, me
proporciona emociones continuas, me hace sentir v iv o con una
pasin y un entusiasmo que conserv o intactos desde el primer
da. Poder trabajar en lo que nos gusta, en lo que amamos, nos
hace f elices. Y y o lo soy
Cuanto ms se alarga una historia prof esional, ms
descubres que t y tu equipo no jugis solo contra el riv al, sino
tambin contra el destino. Que, a v eces, reserv a encrucijadas
v erdaderamente increbles. Algn ejemplo? Me v oy (casi me
echan) del Turn blanquinegro en 2001, con la f ama de segundn
eterno, y dos aos despus, ah estoy, desaf iando justo a la
Juv e, en la histrica f inal de Mnchester, para derrotarla con el
Milan y ganar mi primer trof eo. Juego contra el Liv erpool, un
reto absurdo en Estambul, y pierdo; dos aos despus,
remontando apenas el Mediterrneo hasta Atenas, me encuentro
de nuev o ante los ingleses, para llev arme la segunda copa.
Entreno en la Juv entus al jugador que ms me ha emocionado
como entrenador, Zindine Zidane; y en septiembre de 2013 lo
v uelv o a encontrar como mi segundo en el Real Madrid.

285
Reggio Emilia 1995, Madrid 2013. Dieciocho aos: y a soy
un entrenador may or de edad. Quin me habra dicho que me
sentara en el banquillo de uno de los equipos ms prestigiosos
del mundo? Entrenar al Real Madrid es un honor, una inmensa
satisf accin prof esional. El Real Madrid no es un simple club,
es el Club. Su historia y su tradicin han conquistado mi alma
de inmediato, desde el da en el que puse por primera v ez un pie
en el Santiago Bernabu para la presentacin of icial. El
presidente, Florentino Prez, con su gran hospitalidad, me
recibi como en casa y me llev a la sala de los trof eos.
Decididamente, saba como conquistarme: y a se sabe que me
pierde la Copa* y nuev e juntas, una al lado de otra, no las
haba v isto nunca. Las miraba y me repeta: Hermosas, muy
hermosas, pero f alta una. Una para tener el nmero redondo.
Y, en ef ecto, en el Madrid f alta la dcima, como la llaman
aqu, y mucho. Traerla a casa es un deseo que anima a todos
los que amamos la camiseta merengue y, aunque supone una
gran responsabilidad para m, es al mismo tiempo una
motiv acin extraordinaria. La tarea que me espera es dif cil,
pero quiero v iv ir cada minuto, cada hora, cada da de esta
av entura con todo mi ser, y quin sabe si compartirla con los
lectores en el f uturo. Para ganar la dcima ser necesaria una
f uerte cohesin entre equipo tcnico, jugadores y club, y una
gran ay uda ser, sin duda, mi v iejo compaero de v iaje, Zizou,
que ha escrito su nombre en la historia del Madrid junto con
tantos y tantos campeones de todas las pocas: Zamora, Di
Stf ano, Pusks, Gento, Santillana, Del Bosque, Juanito,
Butragueo, Valdano, Ral y pido disculpas si me limito a
recordar solo a diez. Un nmero redondo. Como el que querra
que f uese mi herencia en la v itrina del club.

C ARLO ANCELOTTI
octubre de 2013

286
287
Glosario

Agrupacin: desplazamiento de jugadores a una zona clav e del


campo (ante la portera o donde se encuentra el baln) para
permitir una mejor def ensa.

Baln abierto y baln cerrado: situaciones en las que el


adv ersario, mediante una accin de interf erencia, permite o no
al jugador en posesin del baln hacer un pase a su gusto.

Control: atencin a ev itar la prdida del baln y a respetar la


correcta def ensa de los espacios.

Desmarque: accin con la que un jugador busca eludir el control


del adv ersario.

Desmarque de ruptura: carrera en diagonal ef ectuada hacia el


interior o el exterior del campo y, por lo general, en prof undidad.

Diagonal: v ase Toma de posicin.

Enf oque integrado: entrenamiento llev ado a cabo utilizando el


baln y que hace hincapi simultneo en los aspectos tcnico,
tctico, f sico y mental.

288
Equilibrio: capacidad para mantener la posibilidad de cobertura
recproca en cualquier situacin de juego.

Escalonamiento: disposicin del equipo sobre el terreno de juego


equilibrada y f uncional.

Esquema de juego: realizacin dinmica del sistema de juego,


que incluy e la asignacin de las labores y f unciones que cada
jugador debe cumplir.

Estrategia: el plan de accin para enf rentarse a un partido.

GPS: sistema de posicionamiento y nav egacin por satlite


utilizado para controlar la activ idad de los jugadores en el
campo, bien con f inalidades f sicas, bien con f inalidades
tcticas.

Intercepcin: posicin tctica con que el jugador intenta


interrumpir las lneas de pase.

Juego combinatorio: juego desarrollado mediante acciones


colectiv as.

Juego corto: posicin en que las lneas de juego estn muy


cercanas entre s.

Lneas de juego: lneas imaginarias dictadas por la disposicin


de los jugadores que componen los v arios mdulos en el

289
campo.

Macrociclo: periodo que incluy e una amplia parte de la


temporada de competicin o toda la duracin de dicha
temporada.

Marcaje: control del adv ersario. La posicin la determina el


contrario en el caso de un marcaje al hombre y la situacin del
baln en el caso de un marcaje zonal.

Match analisys: metodologa de anlisis de la prestacin del


jugador y el equipo durante los partidos, que prev el uso de
cmaras de telev isin adecuadamente colocadas y del software
apropiado.

Partidos condicionados: partidos especiales en los que,


mediante la imposicin de reglas, se persigue un objetiv o
predeterminado.

Pressing of ensiv o: accin colectiv a, realizada en torno a la zona


adv ersaria, cuy o f in es limitar espacio y tiempo del contrario en
posesin del baln y poder recuperar este.

Pulsmetro: dispositiv o electrnico que permite determinar la


f recuencia cardiaca en tiempo real.

Recuperacin activ a: f ase de reposo en que el deportista, para


acelerar la recuperacin, no asume una postura esttica, sino de
ligera activ idad.

290
Scouting: proceso de anlisis estadstico y recogida de datos
para el estudio de acciones y comportamientos repetidos de un
f utbolista.

Secuencias de juego: soluciones tcticas realizadas mediante la


colaboracin de jugadores que estn cerca en el terreno de
juego.

Sistema de juego: posicin esttica de los jugadores en el


campo.

Superposiciones (doblar la banda): accin combinada entre


v arios jugadores en la banda, dirigida a aumentar el desarrollo
del juego en amplitud.

Tctica: accin coordinada entre dos o ms jugadores mediante


la que se intenta alcanzar el resultado predeterminado.

Toma de posicin: accin con la que un jugador en f ase de no


posesin del baln se coloca en diagonal respecto del baln y la
portera.

Trabajos de situacin: ejercicios que tienen como f in repetir en


el entrenamiento las situaciones reales de juego.

Transicin: paso de una f ase de juego a otra (de def ensiv a a


of ensiv a, y v icev ersa).

291
Verticalizacin: bsqueda del remate en el menor tiempo posible,
mediante un desarrollo del juego en v ertical.

292
293
297
298
Notas
* Me pierde la Copa sera una traduccin aproximada del t tulo del libro
Preferisco la Coppa, escrito por Carlo Ancelotti en 2009, ed. Rizzoli, cuyo
subt tulo es: Vida, partidos y milagros de un fuera de serie muy normal;
aunque no recoge el juego de palabras de coppa como trofeo y como
embutido clsico de ciertas regiones italianas. (N. de las T. )

300
T tulo original: Il mio Albero di Natale

2013 RCS Libri S. p. A., Milan


Carlo Ancelotti, 2013
Giorgio Ciaschini, 2013
De la traduccin: Patricia Orts e Itziar Hernndez, 2013
Diseo de maqueta: PEPE nymi
La Esfera de los Libros, S.L., 2013
Avenida de Alfonso XIII, 1, bajos

Primera edicin en libro electrnico (epub): noviembre de


2013

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