Carpio - Cap VII. La Razón y La Fe
Carpio - Cap VII. La Razón y La Fe
SANTO TOMS
CAPTULO VII
Con Aristteles llega la filosofa antigua, por lo menos en cierto sentido, a su forma
conceptualmente ms desarrollada; y tal manera, en sus principales motivos, persiste en
nuestra propia poca, no como herencia ms o menos lejana o trasfondo ms o menos
implcito o supuesto, sino de manera expresa, en gran parte textual, a travs de la filosofa
tomista. sta, en efecto, no representa slo un momento histrico pretrito, la expresin
intelectual ms alta del apogeo de la Edad Media, el siglo XIII, sino que es una filosofa
viviente. El pensamiento de Santo Toms fue siempre influyente, especialmente dentro de
la Iglesia o en los medios a ella vinculados; pero su importancia se acentu notablemente,
y pudo convertirse en uno de los movimientos filosficos ms relevantes de nuestro
tiempo, a partir del momento en que el Papa Len XIII, en su encclica Aeterni patris
(1879), recomend especialmente volver al estudio de Santo Toms, seguir fielmente su
pensamiento y propagarlo; el mismo Papa, un ao ms tarde, lo declar al Santo, patrn
de los estudios catlicos: con todo lo cual la filosofa tomista se convirti, prcticamente,
en la filosofa oficial de la Iglesia catlica. La importancia e influencia del tomismo se ha
acentuado durante el siglo presente de modo tal que, por lo que se refiere a la cantidad de
representantes, publicaciones e instituciones que se le consagran, parecera ser hoy da el
grupo filosfico ms numeroso; as lo observaba un historiador hace algunos aos. 1
Entre los ms destacados cultivadores actuales de la filosofa tomista, debe
mencionarse a Jacques Maritain (1882-1973) y a . Gilson (1884-1978).
1
"De hecho, ningn otro grupo filosfico parece disponer de tantos pensadores y de tantos centros de
estudio. Baste con observar que el rgano bibliogrfico de la escuela, el Bulletin Thomiste, suele ofrecer
anualmente unas 500 indicaciones de libros y extractos y que aparecen en el mundo no menos de 25
revistas tomistas" (I. M. BOCHENSKI, La filosofa actual, trad, esp., Mxico. Fondo de Cultura Econmica.
3
1955, p. 256). Si bien la primera edicin alemana de la obra de Bochenski es de 1947. y la segunda de
1951, la situacin no parece haber cambiado mayormente, aunque debe tenerse en cuenta que durante los
ltimos aos haba crecido en gran medida el nmero de partidarios del marxismo en sus diversas formas,
y que en los pases llamados "socialistas" el marxismo-leninismo constitua la filosofa oficial. (Por lo
dems, no dejan de ser curiosas las coincidencias entre el tomismo y el materialismo dialctico, que seala
G. A. WETTER, Der dialektische Materialismus, Wien, Herder, 1952. espec. pp. 568 ss [hay trad. esp. de
esta obra]).
2
Cf. F. SANTIAGO RAMREZ, O. P., "Introduccin general" a la Suma teolgico, Madrid, Biblioteca de
3
Autores Cristianos, 1964, tomo I, p. 117.
3
M. BAUMGARTNER, "Santo Toms de Aquino", en la coleccin Los grandes pensadores, trad. esp.,
Madrid, Revista de Occidente, 1925, III, p. 5 1.
PRINCIPIOS DE FILOSOFIA LA RAZN Y LA FE. SANTO TOMS
4
Cf. Repblica 376 e - 392 c.
5
Para este brevsimo enfoque de la religin griega se sigue a W. OTTO, Teofana. El espritu de la religin
griega, trad. esp., Buenos Aires, Eudeba, l968.Vase tambin L. SCHAJOWICZ, Mito y existencia, San Juan
de Puerto Rico, Universidad de Puerto Rico, 1962.
6
W. OTTO, op. cit., pp. 97-98.
7
Cf. op. cit., p. 85. Y no se entienda la Gracia (Cris) como "personificacin" del nombre abstracto, sino
como lo que "nos abre la vista para lo esencial y verdadero" (p. 97); en efecto, "a veces es posible
demostrar o hacer verosmil que el nombre del dios ha sido lo primero y el concepto abstracto derivado de
l" (loc. cit.).
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3. La filosofa cristiana
8
Deliberadamente se formula la cuestin sealando cmo en el espritu religioso se da un desarrollo, que lo
llevar a Hegel al descubrimiento de la dialctica: religin griega -inmediatez, unidad, afirmacin-, judasmo
-ruptura, separacin, negacin-, y cristianismo -mediacin, reconciliacin, negacin de la negacin. Cf.
Cap. XI.
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capacidad de pensar. Ello ocurri en circunstancias muy concretas, a lo largo del proceso
por el cual el cristianismo tuvo que enfrentarse, por una parte -hacia afuera, por as
decirlo-, con el paganismo; y por otra, dentro del propio cristianismo, con los herejes. En
efecto, los paganos, cuya religiosidad era tan diversa, asumen una doble actitud frente a la
nueva creencia: en parte de desconfianza respecto de quienes, como los cristianos, no se
sometan a las obligaciones rituales y militares del Estado romano, y que adems no se
encerraban en sus propios crculos (como los judos), sino practicaban un vigoroso
proselitismo que pareca amenazar los puntales de la organizacin social y poltica
existente; en parte, sobre todo en los crculos de mayor cultura, los paganos despreciaban
o se burlaban de una doctrina que sostena creencias tan "absurdas" como la de la
resurreccin de los cuerpos.9 Consecuentemente, en la medida en que los paganos se
adjudicaban la razn a s mismos, deba nacer entre los cristianos un cierto sentimiento de
desconfianza frente a ella -que por lo dems es una constante de toda la historia de la
cristiandad (cf. 4 a)-, y a la vez la necesidad de defenderse racionalmente. Si se agrega
todava que tambin dentro del cristianismo surge un peligro, el de las herejas, esto es,
las desviaciones respecto de la ortodoxia o recta doctrina, se comprender que pronto se
haya visto forzado a formular de la manera ms explcita y determinada posible las
doctrinas (dogmas) que constituan la base de su vida religiosa, buscando fijarlas con
precisin, aclararlas, ordenarlas, sistematizarlas y fundamentarlas, en la medida de lo
posible. Tal doble proceso de enfrentamiento dio origen a lo que suele denominarse
"filosofa cristiana".10
Para tal empresa, los cristianos no podan recurrir sino a la filosofa griega, porque
slo en sta podan encontrar los conceptos, la terminologa, los procedimientos
intelectuales de que necesitaban. Pero la tarea no era nada fcil, porque si la religiosidad
cristiana era muy diferente de la helnica, pareca ser ms extraa aun con respecto a los
supuestos y concepciones del pensamiento filosfico griego. En efecto, la filosofa griega
expresa un ideal puramente teortico, segn el cual la vida humana ms perfecta, y por
tanto ms feliz, es aquella que se dedica a la pura contemplacin de la verdad por la
verdad misma, y para la cual el mundo se ofrece como puro espectculo (cf. Cap. VI, 7
y 9). En relacin con esto puede decirse que el pensamiento griego expresa una
metafsica de las cosas, impersonalista, porque dentro de su horizonte el hombre no es en
definitiva sino una cosa entre las otras, por ms prerrogativas que se le atribuyan. El
cristianismo, en cambio, es esencialmente personalista, porque en su doctrina el hombre
asume una jerarqua y un carcter que lo separan radicalmente de todas las dems
criaturas. En efecto, el mundo, la vida humana, no es un espectculo ms o menos
ocioso, sino un drama del que el hombre es el protagonista y donde lo que se dirime es su
propio y definitivo destino: el supremo inters estriba en su salvacin o, respectivamente,
en su condena eterna. Por ello el saber slo puede tener valor para el cristiano en funcin
de la salvacin; segn lo cual a las virtudes dianoticas antepone las virtudes teologales
(fe, esperanza y caridad). La historia comienza con la cada, con el pecado original, y gira
toda ella en su torno: el pecado, el mal, que es entonces para el cristiano una realidad,
una terrible realidad, producto del querer humano. Para la filosofa griega, en cambio, el
mal era en definitiva apariencia, el no-ser (como extremo opuesto al Bien, cf. Cap. V, 6),
9
Hechos 17:32, 26:24; cf. Corint. I 19-27.
10
"La historia de la filosofa cristiana es, en gran medida, la de una religin que progresivamente toma
conciencia de nociones filosficas de las que, como religin, puede en rigor abstenerse, pero que reconoce
cada vez ms claramente como definiendo la filosofa de aquellos de sus fieles que quieren tener una." .
5
GILSON, Le thomisme. Introduction la philosophie de Saint Tihomas d'Aquin,Paris, Vrin, 1948, p. 124).-La
expresin "filosofa cristiana" ha sido muy discutida; hay autores que la rechazan por completo (Harnack,
Brhier, Brunschvicg, Heidegger, para quien el pensamiento cristiano sera teologa); la defienden, en
cambio, Maritain y Gilson, entre otros. Por razones de brevedad, y de manera puramente terminolgica, aqu
nos atenemos a aquella expresin.
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o bien equivalente al error: Scrates haba enseado que slo puede obrarse mal por
ignorancia (cf. Cap. IV, 6). El pensamiento helnico haba alcanzado la expresin ms
alta de su concepto de divinidad en el Dios aristotlico: un Dios que se define por el
pensamiento. Dios-filsofo que no consiste sino en pensarse a s mismo (cf. Cap. VI, 7).
En cambio el Dios que el cristianismo anuncia es ante todo, segn se dijo, Amor,
infinita misericordia, que ha enviado a Su propio Hijo para salvar a los hombres. Su infinita
sabidura gobierna el mundo y la historia de los hombres de acuerdo con un plan divino
(Providencia); no a la manera de intervenciones ms o menos circunstanciales,
determinadas generalmente por sus luchas y celos recprocos, segn ocurra con los
dioses griegos (cf. Homero). En contra del principio racional que sostiene que de la nada
nada resulta (ex nihilo nihil fit, que es una formulacin del principio de razn suficiente), la
Biblia afirma que Dios cre el mundo, es decir, lo extrajo, no de un material preexistente, o
de S mismo, sino de la nada.
4. La razn y la fe
11
De anima 3 (cit. por F. UEBERWEG, Grundriss der Geschichte der Philosophie [Tatado de historia de la
filosofa] II parte: Die patristische itnd scholastische Philosophie [La filosofa patrstica y escolstica], Basel,
12
Schwabe. 1951.p. 51).
12
Cf. De praescriptione haereticorum 7 (cit. por UEBERWEG. op. cit., p. 50).
PRINCIPIOS DE FILOSOFIA LA RAZN Y LA FE. SANTO TOMS
13
De carne Christi 5 (cit. por UEBERWEG, op. cit., p. 51).
14
Werke [Obras] 16/1 [1957], p. 200 (cit. en J. RITTER, Historisches Wrterbuch der Philosophie [Diccionario
histrico de la filosofa], Darmstadt, Wisscnscharliche Buchgesellschaft, 1971, tomo I, p. 66).
15
Cf. Del sentimiento trgico de la vida, espec. Cap. IV.
16
AVERROES (cf. arriba, p. 128), filsofo rabe, comentador de Aristteles, ejerci gran influencia en
Occidente durante la Edad Media y el Renacimiento.
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contemplacin de Dios y que trata de entender lo que cree",17 el punto de vista de la fides
quaerens intellectum, "la fe en busca del entendimiento":
deseo entender algo de su verdad [la de Dios], en que cree mi corazn y que
ama. Por tanto, no trato de entender para creer, sino que creo para entender. Pues creo
18
que no puedo entender sin haber credo antes.
17
SAN ANSELMO. Proslogion (La razn y la fe), trad., intr. y notas de R.P. Labrousse, La Plata-Buenos
Aires, Yerba Buena, 1945, p. 1 I (subrayado nuestro).
18
op. cit.. Cap. I. (ed. cit., p. 17)
6
19
M. de WULF. Histoire de la philosophie mdivale, Louvain-Paris, Vrin, 1936, tomo II, p. 179, seala
como teoras introducidas por el Anglico: "unidad del principio substancial; doctrina de las formas
subsistentes y nocin peripattica de la materia; evolucin pasiva de la materia; distincin de la substancia y
de sus facultades; distincin real entre la existencia y la esencia; poder de la inteligencia dentro de sus
lmites naturales sin iluminacin especial; carcter accidental de toda cualidad y toda accin, incluida la luz;
concepcin intelectualista de la vida psquica."
20
. GILSON, Le thomisme, p. 14. Cf. M. BAUMGARTNER, loc. cit. en nota 3.
21
J. Maras, escribe que "el interno de Santo Toms es no hacer filosofa. No hacerla porque ya est hecha:
la ha hecho Aristteles"; por tanto, en todo caso, "Santo Toms hace filosofa en los intersticios del
aristotelismo" ("La doble verdad", en a Nacin, 14 de noviembre de 1971).
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llegarse, mediante la razn, a conocer la existencia de Dios, y que son dechado de rigor
en la argumentacin filosfica, c) Y en tercer lugar, la naturaleza o los atributos de Dios y
su modo de conocerlos -cosa que ya en parte, al menos, se descubre en la "vas". El
primer problema se enlaza con los otros dos, o, por mejor decir, de su solucin resulta el
modo de encararlos, de manera que stos pueden considerarse como "muestras" de esta
teora acerca de la razn y la fe. Por tanto, el primer problema es el ms importante de
todo su pensamiento; en l reside "el valor propiamente filosfico del sistema tomista y lo
que hace de l un momento decisivo en la historia del pensamiento humano". 22
fue necesario que el hombre fuese instruido por revelacin divina sobre las
mismas verdades que la razn humana puede descubrir acerca de Dios, porque las
verdades acerca de Dios investigadas por la razn humana llegaran a los hombres por
intermedio de pocos, tras de mucho tiempo y mezcladas con muchos errores, y, sin
embargo, de su conocimiento depende que el hombre se salve, y su salvacin est en
22
E. GILSON, op. cit., p. 39.
23
loc. cit.
24
Summa theologiae 1 q.2 a.2 ad 1.
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Dios. Luego para que con ms prontitud y seguridad llegase la salvacin a los hombres
25
fue necesario que acerca de lo divino se les instruyese por revelacin divina .
Pero la razn no puede alcanzar totalmente a Dios, ni mucho menos. Y sin embargo
para la salvacin son precisas tambin verdades que superan todo el poder de la razn y
slo pueden conocerse mediante la revelacin; se trata de los misterios o verdades
sobrenaturales, como la Trinidad, la Encarnacin, la resurreccin de la carne, que no son
demostrables en modo alguno, y se llaman articuli fidei, "artculos de la fe":
Sin duda, el conocimiento racional es ms claro que el de la fe, y por ello, hasta
donde aqul llegue, ha de preferrselo. Pero si por su modo de conocimiento la razn es
superior, la fe la excede por su objeto: la infinitud de Dios supera cuanto la razn pueda
alcanzar, porque lo finito no puede comprender adecuadamente lo infinito. Mas ello no
quiere decir que los misterios sean antirracionales, sino suprarracionales, esto es, no
opuestos a la razn, sino que son superiores a ella y la sobrepasan. Por tanto, la filosofa
-la razn- no debe negar la revelacin; al contrario, puede cumplir respecto de los
misterios una funcin propia, haciendo ver justamente que lo suprarracional no es
antirracional. En efecto, por una parte defiende los contenidos de la fe, rechazando las
objeciones que le dirijan sus adversarios, mostrando que esos contenidos no son
contradictorios, sino posibles; 27 y de otra parte, busca analogas entre lo natural y lo
sobrenatural, y as esclarece la fe (por ejemplo, a la manera como la diversidad de
operaciones de nuestra alma no impide que sta sea una, puede vislumbrarse por
analoga que Dios es a la vez uno y trino). Las supuestas contradicciones entre razn y fe
no son ms que aparentes, y as como para el ojo vulgar la tierra parece mayor que el
sol, pero no al astrnomo, de nodo anlogo en la Sabidura infinita desaparecen las
incompatibilidades entre razn y fe: "las cosas que la fe conoce por revelacin divina,
pues, no pueden ser contrarias al conocimiento natural". 28
Sin embargo, si a pesar de todo se produjese un verdadero conflicto entre el saber
natural y el sobrenatural, ello no podra significar sino una sola cosa: que la razn es
vctima del error, que ha sido mal empleada y debe por tanto corregirse: "en efecto, sea lo
que fuere lo que se encontrase en las otras ciencias de contrario a la verdad de esta
ciencia [la teologa], todo ello se lo condena como falso". 29 Pues ya se ha dicho que la
verdad es una, y una verdadera contradiccin significara una contradiccin en Dios
mismo. En tal caso, por tanto, la razn debe subordinarse a la fe, la filosofa y la ciencia a
la teologa: "Como, pues, la gracia no elimina a la naturaleza, sino que la perfecciona, es
necesario que la razn natural obedezca a [o sea esclava de] la fe". 30 La filosofa se
convierte pues, segn la usual frmula escolstica, en sirvienta de la fe (philosophia
ancilla theologiae). En consecuencia, as como la razn ayuda a la fe, tambin sta debe
ayudar a la primera, cuidando de que no caiga en el error y sealndole la meta hacia
S. theol. I q.1 a. I resp. (trad. R. Surez, en la ed. citada en nota 2, pp. 260-261).
25
De tirinitate q.2 a.3 (cit. por J. M. VERWEYEN. Historia de la filosofa medieval, trad. esp., Buenos Aires.
28
donde debe dirigirse. Santo Toms puede entonces establecer, a modo de principio
general, las relaciones entre razn y fe de la siguiente manera:
1) "Es cosa cierta, y consta por los sentidos, que en este mundo algunas cosas se
mueven",34 comienza diciendo Santo Toms. En efecto, todos tenemos experiencia del
movimiento, es decir (en el sentido que Aristteles le da al trmino), del cambio; no de
GILSON observa, como carcter comn de las cinco vas: "es preciso partir de una existencia; pues basta
33
asignar la razn suficiente completa de una sola existencia cualquiera empricamente dada para encontrar la
existencia de Dios"(op. cit., p. 114)
34
S. theol. 1 q.2 a.3, resp. Todas las citas siguientes de este , si no se indica lo contrario, pertenecen al
mismo pasaje.
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que todo cambie, porque de "todo" no puede tenerse experiencia, sino simplemente de
que algunas cosas cambian: por ejemplo, un vehculo se mueve por la calle; mis estados
psquicos no son ahora los mismos que los de ayer; las olas del mar. Lo que se mueve, lo
llamamos "mvil".
3) Entonces, si lo que mueve -el motor- a su vez es movido, "es preciso que l
mismo sea movido por otro; y ste, por otro". Pero si esta serie siguiese al infinito, cada
miembro requerira otra condicin, y sta otra, y otra, sin trmino ninguno, y entonces la
serie quedara indeterminada, es decir que de tal modo no se explicara nada; porque
cada uno de esos miembros, en tanto motor, no mueve de por s, sino en tanto es
movido.35 Sin embargo, si no hubiese un primer motor, tampoco podra haber segundo, ni
tercero, etc.; no podra haber motores intermedios. En consecuencia es preciso afirmar un
primer motor inmvil, es decir, algo que mueve sin ser l mismo movido por nada.
4) Un "primer motor que no sea movido por nada", es "lo que todos entienden por
Dios" -puesto que, siendo todo en acto y nada en potencia (cf. Cap. VI, 7, y en este
Captulo, 8), es un ente perfecto. Por tanto, Dios existe.
b) Segunda va. Su punto de partida es la causa eficiente; se la llama, entonces,
prueba por la causa eficiente (ex causa efficienti).
1) "Descubrimos que en las cosas sensibles hay una ordenacin de las causas
eficientes." Vemos, por ejemplo, que la calle est mojada por efecto de la lluvia, que sta
35
Si se supone una serie indefinida de motores, la serie entera necesita de algo que la mueva. En definitiva
no interesa la mayor o menor extensin de la serie; toda ella puede considerarse como un solo miembro,
que por ser movido requiere un primer motor, puesto que de otro modo el movimiento quedara sin
explicacin. En efecto, la serie puede considerarse como un instrumento o serie de instrumentos: un taco
de billar mueve una primera bola, sta mueve a la segunda, la segunda a la tercera, la tercera a la cuarta; y
en funcin del movimiento de la cuarta, tanto da que haya lastres bolas anteriores y el taco, oeste solo que
mueva directamente a la cuarta; pero, sea como fuere, el taco para moverse necesita la mano que lo
mueve, como causa principal y (relativamente, en este caso) primera, porque sin ella no se mover ni el
taco ni ninguna de las bolas. No puede haber movimiento sin motor, ni, en definitiva, sin un motor
(absolutamente) primero.- Esta imposibilidad no hay que entenderla como imposibilidad de una serie infinita
en el tiempo, sino respecto del instante presente; que el mundo sea eterno o no, no cambia nada en la
cuestin. Cf. . GILSON, op. cit., p. 96.
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a su vez es efecto del desprendimiento del agua de las nubes, que las nubes a su vez son
efecto de la evaporacin del agua por accin del sol, etc.; o bien vemos que el automvil
se mueve por la explosin del combustible, que sta es producida por una chispa, que la
chispa la produce una buja operada por el conductor del vehculo. En cada caso se trata
de una serie de efectos convenientemente subordinados a sus causas.
4) Esa causa eficiente primera es "lo que todos llaman Dios". Por tanto, Dios existe.
1) Encontramos, sin duda, cosas contingentes, porque un rbol, por ejemplo, hubo
un tiempo en que no fue; luego, quiere decir que fue generado; y llegar un momento en
que dejar de ser; el rbol es algo "posible que sea y que no sea", algo contingente.
2) Ahora bien, "todo lo que puede no ser, alguna vez no fue"; porque de otra
manera, si hubiese sido siempre, no sera contingente, sino necesario, ) Y si todas las
cosas fuesen contingentes, si el universo entero, pues, fuese contingente, "hubo un
tiempo en que nada era", un momento de nada absoluta, ( ) Sin embargo, esto no es
posible. Porque si hubiese habido un tiempo en que nada era, nada hubiese podido
comenzar a ser: porque de la nada, nada sale, es decir, que para que algo comience a
ser se precisa un ente, ya existente, que lo haga ser ("porque lo que es no comienza a
ser sino en virtud de lo que es"); mas como, por hiptesis, nada era, "fue imposible que
algo comenzar a ser", y, por ende, ahora no habra nada, ) Pero es evidente que ahora
hay cosas, que existen entes. Por tanto, es falso que todo sea contingente, y es preciso
admitir algo necesario para explicar el hecho de la existencia de los entes contingentes
que nos ofrece la experiencia.
3) "Ahora bien, todo [ente] necesario, o bien tiene la causa de su necesidad fuera
de s mismo, o bien no." Si la tiene fuera de s mismo, es decir, si la causa es extrnseca,
ser preciso otro ente necesario que lo cause. Mas como " no es posible que se proceda
al infinito en las cosas necesarias que tienen una causa [extrnseca] de su necesidad, as
como no lo es en el caso de las causas eficientes", ser "forzoso establecer algo que sea
por s [es decir, intrnsecamente] necesario, y que no tenga la causa de su necesidad
fuera de s".
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4) Pues bien, tal ente necesario, que existe por virtud de su propia naturaleza, es
aquello "a lo cual todos llaman Dios".
d) Cuarta va: por los grados de perfeccin (ex gradibus perfectioris). Es una
prueba cuya comprensin puede facilitarse recordando la relacin que Platn establece
entre las cosas sensibles y las ideas, y, en definitiva, con la Idea del Bien (cf. Cap. V,
3, 10 y 11).
e) Quinta va: por el orden o gobierno del mundo (ex gubernatione rerum). Esta
prueba -llamada "teleolgica" (Kant la denomina fsico-teolgica), porque se apoya en la
finalidad que se manifiesta en la naturaleza- es la prueba del sentido comn y la ms
corriente, segn el propio Santo Toms.
1) Observamos en la naturaleza orden y finalidad. En efecto, "vemos que algunas
cosas que carecen de conciencia o conocimiento (cognitio), como los cuerpos naturales,
obran por causa de un fin"; la raz de la planta, por ejemplo, se orienta hacia la tierra como
si la "buscara", y sin embargo sin saber que la busca. Y esto no ocurre por casualidad o
por azar (porque entonces las cosas se comportaran de modo diferente en cada caso);
36
Escribimos "adems" porque 4) se desprende simplemente de 2), sin necesidad de 3); este ltimo,
observa . GILSON, op. cit., p. 109, simplemente precisa la conclusin.
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sino que ocurre siempre "de la misma manera para conseguir lo que les sea ptimo",
teniendo a ste por meta o fin.
2) Pero cuando algo carente de conocimiento se orienta hacia un fin -como la flecha
al blanco-, se trata de algo dirigido (pasivo); por tanto lo debe dirigir (acto) hacia ese fin
"algo consciente e inteligente, tal como a la flecha el arquero". Dicho de otra manera, todo
orden supone un ordenador; el orden no puede ser fruto del azar, porque ello equivaldra a
suponer un efecto -el orden que se observa en la naturaleza- sin causa. El orden debe
tener, pues, una causa final.
3) Por tanto, "hay algo inteligente que ordena las cosas naturales hacia su fin". Y no
se puede argir que esa inteligencia est a su vez ordenada a su fin por otra inteligencia
superior, y sta por otra, porque entonces se caera en un regreso al infinito, que ya se ha
rechazado. Hay, pues, una Inteligencia suprema.
Una vez que se sabe que Dios es o existe, corresponde preguntarse qu es; a la
pregunta por su existencia sigue la pregunta por su naturaleza o esencia. De las cinco
vas se desprenden los atributos principales de Dios y los elementos con los cuales puede
determinarse su naturaleza: Dios es primer motor inmvil, causa primera, ente
absolutamente necesario, ente perfecto, e inteligencia suprema ordenadora del mundo. El
examen y demostracin detallados de la naturaleza de Dios se realiza segn dos
procedimientos o modos de conocer: por va de negacin y por va de eminencia. A
continuacin se resume lo esencial del tema.
La va de negacin (via negationis o va remotionis) consiste en eliminar o descartar
de la nocin de Dios todo lo que le sea incompatible, todo lo que suponga imperfeccin;
de manera que as se determinan sus diferencias respecto de las criaturas, se muestra
que Dios no es como ellas. Entonces resulta que Dios es simple, perfecto, bien supremo,
infinito, omnipresente, inmutable y eterno.- Este procedimiento negativo tiene su
fundamento en la circunstancia de que todo nuestro conocimiento de Dios es siempre
deficiente, y su ser
37
De veritate q.2 a.l ad 9.
38
S. theol. 1 q.l a.9 ad tertium.
PRINCIPIOS DE FILOSOFIA LA RAZN Y LA FE. SANTO TOMS
Las cinco vas vinieron a demostrar que, en tanto todos los dems entes en
definitiva son ab alio, "por otro", porque su ser o existir no lo tienen de por s, Dios es a se,
"por s", es decir que es por esencia, que su esencia consiste en ser o existir; mientras
que la esencia de todos los otros entes se distingue de su ser o existir; (esse) -desde el
momento en que pueden ser o no ser-, Dios en cambio es el ser o existir mismo (esse
ipsum), el acto mismo de ser o existir (actus essendi)39 Una determinada silla, por ejemplo,
es el compuesto de una esencia -la "sillidad", digamos, los caracteres propios de toda silla
en cuanto silla- y del hecho de existir, de estar efectivamente presente en el mundo de la
experiencia. Pero en Dios no hay tal tipo de composicin, sino que l es su ser o existir
mismos, porque, de otro modo, si su esencia fuera diferente de su ser, esa esencia
representara la potencia respecto del existir; y se ha dicho que Dios es acto puro, no
potencia.
Es preciso por consiguiente que el ser mismo tenga con la esencia que es
diferente de l la misma relacin que tiene el acto con la potencia. Mas como en Dios no
hay nada potencial [...] se sigue que en l la esencia no es nada diferente de su ser [o
40
existir] (esse). Por consiguiente su esencia es su ser.
AI decir Santo Toms que Dios es simple, no pretende con ello proporcionar un
concepto positivo de Dios, sino solamente -se trata de la via negationis- negar en l
cualquier tipo de composicin, sea la que fuere. Y es preciso notar que esto vale para
todos los dems atributos. As, al hablar de la perfeccin de Dios, no se trata de concebir
un ente perfecto, cosa que nos resultara totalmente imposible, sino de negar toda
imperfeccin. En efecto, todo lo potencial es imperfecto; pero como Dios es acto puro,
ser absolutamente perfecto. Mientras que los dems entes tienen alguna perfeccin slo
en la medida en que son o existen, es decir, en la medida en que participan del ser o
existir, Dios, que es el existir mismo, segn se acaba de ver, es la perfeccin absoluta, no
carece de nada. De ello se desprende inmediatamente que Dios es bondad suma, porque
la bondad se funda en la perfeccin, y algo absolutamente perfecto ser absolutamente
bueno.
Como la perfeccin excluye todo lmite, de ella se inferir la infinitud divina. En
efecto, infinito es lo que no tiene lmites, en tanto que la finitud implica limitacin,
imperfeccin. Tanto la materia cuanto la forma, en los entes creados, son finitas: la
materia est limitada o determinada por la forma, que le impone un acto dado, un
determinado modo de ser; y la forma est limitada por la materia en que se manifiesta.
Pero Dios es acto puro, simple acto de existir, no limitado por materia ni forma alguna.
A la onmipresencia de Dios se llega de la siguiente manera: Las cinco vas han
mostrado que el influjo de Dios llega a todas las cosas: a los mviles, por ser l motor
inmvil; a los efectos, por ser causa primera, etc. Se dijo adems que los entes creados
son o existen por participacin en el existir, en tanto que Dios es el existir mismo y causa
del ser o existir de todo lo creado: "puesto que Dios es el ser [o existir] mismo por esencia,
es preciso que el ser creado sea efecto propio de l; as como el quemar es el efecto
propio del fuego."41 En consecuencia, Dios se halla presente en todas las cosas:
el ser es aquello que es lo ms ntimo de cada cosa y lo que est ms
profundamente en todas las cosas ]...]. De donde resulta necesario que Dios est en
42
todas las cosas, e ntimamente.
39
Cf. De ente et essentia V (ed. R. Allers, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1961, p. 49; cd.
Sepich, Buenos Aires. Facultad de Filosofa y Letras, Univ. de Buenos Aires, 1940, p. 100) y VI (pp. 53 y 107
respectivamente). Cf. tambin S. theol. 1 q.3 a.4 resp., I q.4 a. I ad tertium: Contra gent. II, 54.
40
S. theol. I q.3 a.4 secundo.
41
op, cit. I q.8 a.l resp.
42
loc. cit.
PRINCIPIOS DE FILOSOFIA LA RAZN Y LA FE. SANTO TOMS
Por ser acto puro, sin potencia ninguna, Dios no puede cambiar (la primera va
haba dicho que Dios es motor "inmvil"), puesto que el cambio supone potencia; a Dios le
corresponde, por tanto, la inmutabilidad- Y a ella va unida la eternidad, es decir, la
duracin interminable -sin principio ni fin- que existe toda a la vez; la eternidad, haba
dicho Boecio,43 a quien Santo Toms cita, "es la posesin perfecta y toda a la vez de una
vida interminable"("aeternitas est interminabilis vitae tota simul et perfecta possessio"). El
tiempo, por el contrario, supone el cambio, la sucesin -el ahora, el antes y el despus-,
en cada uno de los cuales lo que cambia es diferente. Pero Dios es inmutable, y por tanto
ajeno al tiempo; de l se niega todo "antes" y todo "despus", pues carece de sucesin,
es "todo a la vez":
43
BOECIO. (480-524). de quien se ha dicho que fue "el ltimo romano y el primer escolstico", escribi De
consolatione philnsophiae (Acerca del consuelo de la filosofa), en cuyo captulo 6 figura el pasaje que
SANTO TOMS cita en I q. 10 a. I videtur quod.
S. tehol. I q.10 a.2 resp.
44
De tal manera, a travs de todo este trayecto -las vas para demostrar la existencia
de Dios y las orientadas hacia el conocimiento de su naturaleza-, la razn humana se ha
elevado desde lo sensible a la causa primera, al existir mismo. Pero qu sea
propiamente ste, el entendimiento humano no lo puede comprender. Puede decirse que
as se cierra, como un crculo, el camino que recorre el pensador cristiano. En su
esfuerzo por comprender la fe, recurri a la razn, a la filosofa; y sta se ve constreida
a afirmar la realidad de una causa primera, que no es sino Dios, el puro acto de ser en s
mismo. Mas este ser cuya existencia se ha demostrado, tiene un modo de ser, una
naturaleza, que la razn apenas puede entrever, slo desde infinita distancia y
analgicamente, pero que no puede concebir. Y en este punto, una vez ms, la razn
debe ceder el lugar a la fe (cf. 6).
PRINCIPIOS DE FILOSOFIA LA RAZN Y LA FE. SANTO TOMS
BIBLIOGRAFA
El principiante bien puede leer pasajes de la Suma teolgica, por ejemplo las
cuestiones 1, 2 y 3 de la primera parte. Hay edicin bilinge, con detalladas
introducciones para cada cuestin (Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, -M964), as
como de la Suma contra los gentiles (id., id.). El pequeo e importante De ente et
essentia (Acerca del ente y de la esencia) ha sido traducido repetidas veces (cf. arriba,
nota 39).