El Pricilianismo Tras Prisciliano - Cardelle
El Pricilianismo Tras Prisciliano - Cardelle
UN MOVIMIENTO GALAICO?
Carmen Carde/le de Hartmann
In this paper I analyse in detail texts of the Vth and Vlth centuries which
deal with Priscillianism, in order to determine whether this movement was spe-
cifically Gallaecian, as it has always been assumed. Although there are indica-
tions of Priscillianist presence in other provinces, the Gallaecian movement
worried contemporaries most, because Gallaecia was the only province in
which there were Priscillianist bishops. The causes for the success of Prisci-
llianism in Gallaecia are, according to my analysis: the christianization through
the Priscillianists in some regions, its support by the bishops, and the enthu-
siasm for the relics of the martyrs. After the Council of Toledo 400 AD there
survive only few remnants of Priscillianism in Gallaecia, such as the circula-
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HABIS 29 11998) 269-290
CARMEN CARDELLE DE HARTMANN
tion of the Apocrypha, the invocation of Priscillian as martyr and the sporadic
diffusion of some heretical ideas.
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6 Los dos estudios fundamentales sobre Prisciliano son H. Chadwick, Priscillian of Avda. The
Occult and the Charismatic in the EarlyChurch (Oxford 1976) -citado en este trabajo por la traduccin
espaola. Prisciliano de Arda, Jos Luis Lpez Muoz (trad.) ( Madrid 1978) y Vollmann, op. cit..
Bibiografa sobre el tema hasta el ao 84 en J. E. Lpez Pereira, Prisciliano de Avila y el priscilia-
nismo desde el s. IV hasta nuestros das: rutas bibliogrficas, Cuadernos Ahulenses 3 (1985) 13-77 y
A. Ferreiro, The Visigoths in Gaul and Spain a. D. 418-711: A Bihliography (Leiden 1988) 197-203.
Los trabajos ms recientes dignos de mencin son M. V. Escribano Pao, Iglesia y Estado en el certa-
men priscilianista. Causa ecclesiae y iudicium publicum (Zaragoza 1988) sobre los aspectos procesa-
les del caso; V. Burrus, The Making of a Heretic (Berkeley 1996) (que no he podido consultar para este
trabajo).
7 Hyd. chron. 16. En el manuscrito de Berlin, despus de la noticia de la muerte de Prisciliano,
aparece exim in Galleciam Priscillianistarum. Aunque la frase est incompleta, el sentido parece claro.
Mommsen ha completado haeresis invasit, propuesta aceptada por todos los editores, menos Burgess
que escribe ingreditur heresis, as pues con el mismo sentido.
8 Nos extraan las dudas de Van Dam, op. cit., 109, n. 100, en identificar el obispo Sinfosio que
se retir de Caesaraugusta y el que abjura del priscilianismo en Toledo. Las mismas actas de Toledo
corroboran esta identificacin, ya que se refieren a la marcha de Sinfosio de Caesaraugusta antes de
registrar su abjuracin.
9 Su partida no se debe a rechazar los moderados cnones, que s firm. Las actas del concilio
de Toledo del 400 afirman que hubo una condena de personas concretas, que Sinfosio no quiso oir y
posteriormente rechaz (J. Vives et alii ed., Concilios visigticos e hispano-romanos, 30, 17-24 -cito
esta obra a partir de aqu como Vives-). Prisciliano y sus simpatizantes afirmaron vehementemente a
Dmaso que no haba habido tal sentencia. Las actas no la recogen. Es posible que se haya condenado
a personas concretas, pero la irregularidad procesal que esto supona -no se poda condenar a alguien
en su ausencia- permitiera a Sinfosio y Prisciliano denegarle legitimidad a esta condena. Otra explica-
cin en Vollmann, Priscillianus, 498-502.
I Esto supone Vollmann, Priscillianus, 501.
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De las actas del Concilio de Toledo del ao 400" se pueden obtener las
siguientes informaciones sobre los acontecimientos que siguieron a la muerte de
Prisciliano, que voy a exponer brevemente antes de pasar a una discusin detalla-
da: Sinfosio aclam a los ejecutados de Trveris como mrtires, luego, en una
entrevista personal con Ambrosio, prometi dejar de hacerlo. Ambrosio le aconse-
j igualmente no ordenar como obispo a su hijo, el presbtero Dictinio i2 , en bien
de la paz. Al regresar a su sede fue impulsado sin embargo por algunos a seguir
aclamando a Prisciliano y sus compaeros como mrtires, aunque no se vi impli-
cado ni en la lectura de apcrifos ni en la defensa de doctrinas herticas. La mul-
titud lo obliga igualmente a ordenar obispo a su hijo Dictinio. Luego ambos orde-
nan obispos para las sedes vacantes en Galecia, en la conviccin de tener a la
mayor parte del pueblo de Galecia tras ellos. Los otros obispos hispanos intentan
convocar un concilio en Toledo para controlar las actividades de los galaicos, pero
stos se niegan a acudir. Finalmente acuden en el ao 400 a Toledo donde abjuran
de la hereja Sinfosio y Dictinio. Con ellos abjuraron igualmente Paterno de Bra-
cara e Isonio, a los que haban consagrado los asturicenses, y Vegetino, que ya era
obispo antes del concilio de Caesaraugusta. Otros cuatro obispos, Herenas, Dona-
to, Acudo y Aemilio, se niegan a abjurar y continan sosteniendo que Prisciliano
fue ortodoxo y mrtir. De ninguno de estos obispos se especifica la sede, pero
podemos suponer sin temor a equivocamos que eran todas sedes galaicas 13 . Los
conciliares se muestran generosos con los ex-priscilianistas. Slo son depuestos los
que se niegan a abjurar. Paterno contina sin restricciones en su sede, Vegetino
continuar en comunin solamente con Paterno, mientras que Sinfosio, Dictinio y
Anterio continuarn en sus puestos, pero sin proceder a nuevas ordenaciones has-
ta que el Papa y el obispo de Miln los acojan a su comunin.
Pasemos ahora a reflexionar sobre estas informaciones que nos proporcionan
las actas del Toledano I.
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EL PRISCILIANISMO TRAS PRISCILIANO, UN MOVIMIENTO GALAICO?
yado este traslado de reliquias. En toda Europa Occidental los obispos procuran
reforzar su autoridad con la custodia de las muy veneradas reliquias de mrtires".
En Galecia, provincia de cristianizacin reciente y todava parcia1 15 , no haba has-
ta entonces reliquias y no cabe duda de que la llegada de los restos de los ejecuta-
dos de Trveris desencaden una oleada de fervor popular. Efectivamente, una de
las huellas ms pertinaces del priscilianismo es la aclamacin de Prisciliano y sus
compaeros como mrtires. En cuanto al lugar concreto del enterramiento, se ha
formulado la hiptesis i6 de que los tres varones enterrados bajo el altar de la cate-
dral de Santiago podran ser Prisciliano y dos de los seguidores ajusticiados con l.
No obstante, nos faltan demasiados datos para poder resolver satisfactoriamente la
cuestin del lugar de enterramiento de Prisciliano, aunque podemos partir de la
base de que era en algn lugar de Galecia.
14 Brown, The Culi of the Saltas. Its Rise and Function in Latin Christianity (Chicago-London
1981), esp. 1-22.
15 Los primeros indicios de la existencia de cristianos en Galecia son de mediados del s. IV y
aparecen relacionados exclusivamente con las ciudades de Astorga y Len. M. C. Daz y Daz, La cris-
tianizacin en Galicia, varios, La romanizacin en Galicia (La Corua 1976) 107-120.
16 L. Duchesne. "Saint Jacques en Galice". Anua/es cht Midi 12 (1900) 145-180.
Chadwick, op. cit. 199.
Ambr. epist. 51.6 Quando p1117111171 auditurn est. propter adrentum Gallorum episcoporunt
synodus convenerat... El suceso al que hace referencia Ambrosio es la matanza de Tesalnica que se
produjo en abril o mayo del ao 390.
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1.4. Dictinio
A pesar de la conversacin con Ambrosio, Sinfosio, segn las actas del Primer
Toledano "engaado y tentado por muchos" 20 , sigue invocando a Prisciliano como
mrtir, y, lo que es ms importante para la difusin del priscilianismo, es obligado
por el pueblo a ordenar obispo a su hijo Dictinio. Este fue muy probablemente el
autntico gua y promotor del priscilianismo en Galecia, ya que slo tras su con-
sagracin como obispo empieza el frentico nombramiento de nuevos obispos para
sedes vacantes. Dictinio es adems el primer escritor galaico del que tengamos
noticia cierta. Por desgracia, sus escritos se han perdido y slo tenemos referencias
de su obra Libra a travs del tratado agustiniano Contra mendacium. Agustn reci-
bi de un corresponsal, el balear Consencio, como veremos un furibundo antipris-
cilianista, bien esta obra, bien un resumen de ella. Nuestra informacin sobre su
contenido es pues de segunda o tercera mano y procede de una fuente hostil. Pare-
ce que en ella Dictinio defenda la necesidad de mantener doctrinas reservadas slo
para los iniciados. Ms que de una defensa de la mentira se tratara pues de una
defensa de ocultar una parte de la verdad. Quiz este esoterismo llev a atribuirle
al grupo muchas ms doctrinas de las que en realidad defendan. En las actas del
concilio de Toledo las doctrinas herticas que se mencionan explcitamente en rela-
cin con los galaicos son la innascibilidad del Hijo, y la comunidad de naturaleza
entre Dios y el hombre. Fuera de estas doctrinas, Dictinio, ms que hereje siste-
mtico, parece moverse en un terreno gris entre la ortodoxia y la hereja, de ah
tambin la afirmacin del Concilio de Toledo, de que tras la visita a Ambrosio,
"casi cay en la hereja en algunas cartas" 2i . Sin duda los galaicos se sentan orgu-
19 Sulp. Sev. dial. 12.3. Sobre la fecha, probablemente el 386, Vollmann,Priscillianus 514.
...decepuun tentunique per !Imitas.... Vives, 30.
21 epistolis aliquantis pene lapsiun, ... Vives, 31,1. 3. No veo pues necesidad de corregir este
pene en plene, como conjetur Flrez, pues de haber cado plenamente en la hereja los conciliares no
se mostraran tan moderados con l.
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liosos de tener entre ellos un hombre notable 22 , el primer hombre de letras que
haba producido Galecia, cuyos escritos haban alcanzado ya una notable difusin.
No es de extraar que quisieran verlo convertido en obispo, y tras su muerte per-
manecieron largo tiempo fieles a su memoria. A mediados del s. V siguen leyendo
con veneracin los escritos herticos de Dictinio, como menciona el Papa Len23.
En Asturica, Dictinio sigue siendo largo tiempo conmemorado como santo. Toda-
va en el s. X hay una baslica que le est dedicada24.
22 Este orgullo nacional es el factor que menciona Vollmann como determinante del , xito del
priscilianismo en esta provincia (ver la introduccin a este artculo).
23 Leo M., epist. 15.16.
24 C. Garca Rodrguez, El culto de los santos en la Espaa romana y visigoda (Madrid 1966) 345.
25 Caeterum extornan sibi de multitudine plehis probare''. Synmhosium, uf ordinaret Dictinium
26 Con fitentur etiam illud quod alios per diversas ecclesias ordinassent, (liabas deerant sacer-
dotes, habentes hanc fiduciam, quod cum illis propemodum folias Galliciae sentiret plebium multitud.
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ves -quien no tiene ninguna relacin conocida con Hidacio de Mrida- sobre el Pri-
mer Toledano, se nos dice que en este concilio particip Ortigio, quien haba sido
ordenado en Aquae Celenis, pero estaba en el exilio tras haber sido expulsado por
los priscilianistas. He aqu pues una noticia que parece corroborar la actitud con-
traria a los obispos de los priscilianistas. Sorprendentemente firma las actas del
concilio un obispo Exuperancio, del que se especifica que es del municipio de
Celenis, del conventus lucense, en Galecia. Este obispo no tiene que demostrar en
ningn momento su ortodoxia, que deba de estar por encima de toda duda. Vemos
pues que los priscilianistas expulsaron a un obispo, pero aceptaron al sucesor orto-
doxo del expulsado. No considero muy probable la suposicin de que Ortigio fue-
ra nombrado en Aquae Celenis para otra sede - qu sentido tendra una informa-
cin de ese estilo? Ms probable me parece que Ortigio haya asumido una actitud
combativa contra la veneracin de los ajusticiados de Trveris y contra los brotes
de doctrinas herticas. Esta actitud combativa podra venir incluso de ser l mismo
un converso del priscilianismo27 . Quiz no llegaba la fuerza de los priscilianistas a
poder imponer un obispo, quiz tambin mantuviera este movimiento en principio
buenas relaciones con los obispos ortodoxos, siempre y cuando estos mostraran
tolerancia. De hecho, como veremos ms adelante, una y otra vez se encuentran
huellas en nuestras fuentes de esta actitud tolerante.
27 Esto conjetura M. C. Daz y Daz,. Notas sobre el distrito de Lugo en la poca sueva . Hel-
mntica 45 1139-1411 (1995) 227-242, sobre Ortigio n. 16.
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habrn querido atraer de nuevo la atencin sobre sus personas procediendo a nue-
vos nombramientos. Tampoco los conciliares de Toledo hablan en ningn momen-
to de sustituir a los cuatro obispos priscilianistas depuestos. As habrn quedado de
nuevo en su aislamiento las zonas ms alejadas de los centros urbanos, haciendo
posible la pervivencia de usos y doctrinas priscilianistas. De esta pervivencia no
podemos deducir sin embargo un particular xito del priscilianismo en el campo en
el momento de su expansin. La presencia de las reliquias de los "mrtires de Tr-
veris" en Galecia, que en mi opinin ha de estar en la base de la fulminante expan-
sin del priscilianismo en esta provincia, habr tenido probablente ms un efecto
integrador que separador entre el campo y la ciudad28.
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EL PRISCILIANISMO TRAS PRISCILIANO, UN MOVIMIENTO GALAICO?
clo de Arles, otro decidido defensor de la ortodoxia, quien, aunque no tiene juris-
diccin sobre los obispos de la Tarraconense, les pide que acudan a un concilio a
Bziers para volver a discutir el asunto. En el momento de escribir la carta, este
concilio no haba llegado a reunirse.
Estamos aqu ante una situacin que recuerda sin duda a las descritas por Van
Dam sobre la persecucin de maniqueos. Van Dam mismo subraya en el relato de
Consencio los aspectos que hacen suponer que eran conflictos sociales de una
pequea comunidad los que se tenan que resolver a travs de una acusacin de
hereja:
...many motifs characteristic of life in small communities reappear, such as
rivalry hetween a monk and his supporters (...) and a priest and his supporters;
cha rges involving books of magic; and the threat of potential crowd violence.37
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CARMEN CARDELLE DE HARTMANN
Tarraconense, y cuando stos fallan a favor del supuesto hereje, el monje Frontn
no duda en recurrir a dos personajes de fuera de la provincia, el balear Consencio
y Patroclo de Arles. La acusacin de priscilianismo tiene pues una gravedad que
sobrepasa los lmites de la comunidad y la suficiente verosimilitud como para
encender las pasiones hasta el punto descrito en la carta de Consencio. Van Dam
hace notar que Frontn slo acusa de hereja, en general, y que es slo un extrao
como Consencio quien nombra el priscilianismo 39 . Frontn acude sin embargo a
dos personajes que notoriamente se ocupan del tema priscilianismo", y el hecho
de que la acusacin de hereja se asocie casi automticamente al priscilianismo,
nos permite suponer que en esta poca todava haba en la Tarraconense simpati-
zantes de este movimiento. Igualmente averigamos que en esta poca, el ao 419,
seguan en circulacin en la Tarraconense cdices de contenido hertico. Fronto
nunca habla de "cdices mgicos", y aunque seguro que en su descripcin exage-
ra, en los cdices tena que haber algo sospechoso que llev a Ticiano de Tarraco
a pedir del obispo Sagitio de Huesca una comprobacin discreta de la ortodoxia de
su presbtero. La reaccin moderada de estos obispos est muy lejos de las actitu-
des histricas de una "caza de brujas".
Tambin es de inters la divisin que observamos en el clero ortodoxo: de un
lado los decididos perseguidores de los priscilianistas, Consencio, Frontn y Patro-
clo de Arles, de otro lado, la gran mayora de los obispos, dispuestos a manifestar
clemencia con los arrepentidos y a no extremar la bsqueda de herejes ocultos.
Segn Consencio, los motivos de estos obispos para obrar as son una excesiva
ingenuidad, como en el caso de Siagrio de Huesca, o venalidad, como en el caso
de Sagitio de Ilerda. Simplemente podra tratarse de una actitud ms tolerante que
el rigorismo fantico de Consencio y Frontn.
Si en la Tarraconense circulan todava escritos herticos y una acusacin de
priscilianismo es tan creble, a qu se debe pues la identificacin que hacen los
contemporneos de Galecia y el priscilianismo? En mi opinin lo preocupante y
especfico del priscilianismo galaico era el gran nmero de obispos priscilianistas
que se haba llegado a reunir. En otras provincias se confiaba en la autoridad del
obispo para combatir la hereja, mientras que en Galecia era el episcopado el prota-
gonista del movimiento hertico. No hemos de caer sin embargo en el extremo
contrario y suponer que los contemporneos falsean la realidad. Si comparamos el
revuelo organizado en la Tarraconense en tomo a tres cdices de contenido herti-
co con la abundante circulacin de apcrifos en Asturica a mediados del s. V, tene-
mos razn para pensar que, si bien el priscilianismo no fue un movimiento exclu-
sivamente galaico, s tuvo mayor expansin y ms larga pervivencia en esta
provincia.
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EL PRISCILIANISMO TRAS PRISCILIANO. UN MOVIMIENTO GALAICO?
2. EL PRISCILIANISMO EN EL SIGLO V
Estudiando con detenimiento los datos que poseemos acerca de los comienzos
del priscilianismo en Galecia hemos podido emitir algunas hiptesis acerca de los
motivos de su expansin, que son, en mi opinin, la presencia por primera vez de
reliquias de mrtires en Galecia, y las actividades de un hombre con cultura, deci-
sin y carisma como Dictinio. El estudio de las fuentes de los siglos V y VI nos ha
de proporcionar ms datos sobre el grado de expansin y las caractersticas del
priscilianismo galaico. Para el s. V tenemos algunos documentos de gran inters.
En primer lugar, la Crnica del obispo Hidacio de Chaves 4l , que abarca los aos
379 al 468. En segundo lugar, disponemos de tres cartas: la ya mencionada de Con-
sencio, una del obispo Toribio de Asturica a los obispos Hidacio y Ceponio, ins-
tndolos a actuar contra la hereja y describiendo la situacin en Asturica 42 ; y otra
de Len Magno, su decretal Quam laudabiliter, una respuesta a escritos perdidos
de Toribio de Asturica43 . Pasemos a considerar estas fuentes una por una.
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CARMEN CARDELLE DE HARTMANN
negociaciones con los suevos, y que muchas veces un grupo aislado se enfrenta a
ellos o logra negociar una paz separada. Estos grupos son caracterizados siempre
por Hidacio segn su procedencia geogrfica y ni una sola vez se hace alusin a
que los priscilianistas, como grupo, intentaran aprovechar el cambio en la situacin
poltica.
En cuanto a las actividades de personas aisladas, es muy difcil averigar los
motivos que se esconden detrs de algunas actuaciones. En mi opinin, en algunos
casos podemos excluir claramente la intervencin de priscilianistas. As, por ejem-
plo, en el caso de la expulsin del obispo de Hispalis, Sabino, en el ao 441, a
quien sustituyfraude non jure Epifanio46. Igualmente, los maniqueos que encuen-
tran Hidacio y Toribio en Asturica en el ao 445 47 , y el maniqueo Pascentio, expul-
sado de Emerita por el obispo Antonino en el ao 448 48, son precisamente eso,
maniqueos, y no priscilianistas49 . Tanto Hidacio como Toribio diferencian ambas
herejas en sus escritos. Sus actividades estn en la lnea de la poltica de Len
Magno contra el maniquesmo50.
En la Crnica de Hidacio aparecen mencionados tres galaicos, Dictinio, Spi-
nio y Ascanio, que en el ario 461 consiguen rechazar a los godos, llegados a Gale-
cia como aliados de los romanos, con una campaa de desinformacin y luego per-
suaden al jefe suevo Frumario a encarcelar al cronista durante tres meses 51 . La
enemistad de estos tres galaicos hacia Hidacio podra tener motivos religiosos,
pero tambin de ndole poltica. Hidacio era un fiel partidario del Imperio Roma-
no, y podra haber resultado sospechoso de atraer los godos a Galecia. En cualquier
caso, aun tratndose de priscilianistas, se tratara de una accin de tres individuos
y no de un grupo homogneo.
Lo que nos revela la Crnica de Hidacio es que tras el Concilio de Toledo del
ao 400 no se inici un movimiento priscilianista cismtico, que se negara a seguir
a los obispos que abjuraron de la hereja y siguiera una lnea de actuacin contra-
ria a los ortodoxos.
En la Crnica aparece un episodio de gran inters para nosotros, por tratarse
de una disensin entre obispos galaicos. En el ario 433 encontramos esta noticia:
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EL PRISCILIANISMO TRAS PRISCILIANO, UN MOVIMIENTO GALAICO?
Sabemos por otras fuentes que los tres obispos eran ortodoxos: Agrestio parti-
cip en un concilio en el ao 441 en Orange; Pastor es el autor del librillo que se
nos ha transmitido como smbolo del Primer Toledano, en el que se condenan las
herejas y especialmente el priscilianismo, en cuanto a Siagrio, al ser ordenado jun-
to con Pastor, podemos suponer tambin su ortodoxia. Esta disensin entre orto-
doxos podra tener relacin con el priscilianismo. As, Daz y Daz 53 supone que
Agrestio se opondra a una proliferacin de nuevas dicesis, quiz por considerar-
la propia del priscilianismo o contemporizadora con l. En mi opinin, y habida
cuenta de que Pastor es un decidido combatiente del priscilianismo, podramos
encontrarnos aqu ante un enfrentamiento entre obispos partidarios de seguir una
lnea dura de defensa de la ortodoxia y otros partidarios de permitir la coexisten-
cia de ortodoxos y herejes en su dicesis 54 . Es decir, tendramos una situacin
similar a la descrita en tanto detalle por Consencio, con la divisin entre los per-
seguidores estrictos de cualquier indicio de hereja y los obispos que siguen una
lnea de actuacin ms moderada.
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CARMEN CARDELLE DE HARTMANN
liter, fechada el 21 de julio del 447. Ambas cartas nos ofrecen informaciones de
gran inters.
La carta de Toribio a Ceponio e Hidacio deba de ir acompaada de un dossier
sobre el priscilianismo, quiz en parte idntico al libellus58 enviado a Len Mag-
no. Efectivamente, Toribio anuncia que va a exponer las creencias de los priscilia-
nistas, y, ms adelante, que ha reunido algunos pasajes de contenido hertico saca-
dos de los apcrifos en circulacin en Asturica y escrito una refutacin, pero en la
carta misma no se encuentran ninguna de las dos cosas, por lo que considero que
iban adjuntas a ella. Para saber hasta qu punto son de fiar las informaciones de
Toribio, que es un testigo de primera mano, es fundamental averigar cmo ha con-
seguido estas informaciones. Toribio menciona a sus colegas la dificultad de infor-
marse sobre las creencias de los herejes: aunque hablan de ellas en pblico e inten-
tan difundirlas, si algn catlico los refuta se refugian en el silencio y ocultan sus
verdaderas opiniones. Aqu ya encontramos el prejuicio, derivado probablemente
de la defensa por Dictinio de ocultar partes de la verdad 59 , de que bajo el silencio
se esconden ideas mucho peores. Toribio dice un poco ms adelante que algunas
doctrinas herticas de los priscilianistas no aparecen en los apcrifos que ley, y
que no sabe de dnde proceden, si de enseanzas orales a las que l no tiene acce-
so o de otros libros guardados en secreto. La cuestin que nos debemos plantear a
este respecto es de dnde procede el conocimiento de Toribio de estas ideas que no
aparecen en los cdices a su disposicin. Si las ha odo en Asturica, se trata de
valiosa informacin de primera mano. Si las ha encontrado en otras obras escritas,
quiz fuentes hostiles a los priscilianistas, podemos dudar tanto de su veracidad
como de su actualidad a mediados del s. V. Vollmann ha puesto de manifiesto la
semejanza de las informaciones de Toribio con las proporcionadas por Agustn y
Orosio, sin que se pueda probar una dependencia directa, por lo que considera que
las informaciones de Toribio son fiables. Los captulos del libellus que se pueden
reconstruir muestran, segn Vollmann, un sistema gnstico-maniqueo coherente69.
Para dilucidar la cuestin de la fiabilidad de Toribio hay que tener en cuenta algu-
nas observaciones que hace en el captulo II de su carta. All describe la situacin
en Asturica de la manera siguiente: algunos herejes han aumentado el "viejo error"
con sus blasfemias, otros lo conservan ntegro, otros han regresado a la ortodoxia
en algunos puntos, conservando sin embargo en parte las doctrinas herticas. Y, lo
que ms escandaliza a Toribio, todas estas personas con su variedad de creencias,
comulgan unas con otras y con los ortodoxos. Esta diferenciacin entre los distin-
tos grados de afeccin a la hereja hace que tambin me incline, como Vollmann,
a considerar fiables las informaciones de Toribio. En todo su proceder observamos
ltimo trataba en detalle los aspectos teolgicos, segn se puede deducir de la contestacin de Len.
Sobre esto, Vol !mann, Studien 122-138.
58 Sobre el libe/los vase Vollmann, Studien 150-167.
59 Segn testimonio de Agustn en su Contra mendacium, CSEL 41, 467-528 (ed. J. Zycha).
Vollmann, Studien 167.
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EL PRISCILIANISMO TRAS PRISCILIANO. UN MOVIMIENTO GALAICO?
rigor y exactitud: ha ledo los apcrifos a los que se refiere, ha marcado los pasa-
jes herticos, y ha escuchado lo bastante a las personas que transmiten ideas her-
ticas como para poder diferenciar entre ellas. Por ello no me parece probable que
les haya atribuido sin base real doctrinas encontradas en fuentes escritas.
En cuanto a la fiabilidad de Toribio estoy pues de acuerdo con Vollmann. Sin
embargo creo que ese sistema gnstico coherente que Toribio nos ofrece se corres-
ponda slo en parte con la realidad. El breve panorama de la situacin en Asturi-
ca esbozado por Toribio no da en modo alguno la impresin de que haya existido
un grupo hertico organizado y opuesto a la iglesia ortodoxa, sino ms bien de que, -
en el mismo seno de esta Iglesia, algunas personas haban entrado en contacto con
ideas herticas. Muy probablemente slo algunos pocos han tenido contacto con el
priscilianismo originario. El resto habr adquirido sus ideas herticas de la lectura
de apcrifos, que segn las informaciones de Toribio, circulaban en gran cantidad
por Asturica 61 . El concepto de priscilianista funciona, pues, como comodn para
mencionar cualquier desviacin de la ortodoxia observable. Corresponden pues las
informaciones de Toribio con las que podemos obtener de la Crnica de Hidacio:
a mediados del s. V ya no hay en Galecia un movimiento priscilianista unido y
coherente que se oponga a la ortodoxia.
Otra cuestin tenemos que plantearnos referida a mediados del s. V: segua
habiendo entre los obispos galaicos simpatizantes del priscilianismo? Ya nos
hemos referido a este tema al hablar del desacuerdo del obispo de Lucus, Agrestio,
con la ordenacin de Pastor y Siagrio en el conventus Lucensis en el ao 433, que
Hidacio registra en su Crnica. Sea cual fuere el motivo de Agrestio, de una cosa
podemos estar seguros: los tres obispos implicados eran ortodoxos. En el ao 447
llega a Galecia la decretal Quam laudibiliter, en la que el Papa Len responde a
Toribio y lo exhorta a organizar un concilio de los obispos galaicos para combatir
el priscilianismo. La cuestin de si este concilio lleg a reunirse o no (en mi opi-
nin, no) no ha de ocuparnos aqu 62 . Len dice que algunos obispos mantienen
doctrinas herticas y permiten la lectura de apcrifos en sus iglesias 63 , por lo que
el concilio ha de examinar la ortodoxia de todos los obispos galaicos 64 . Aqu vuel-
ve a aparecer el factor dominante en las consideraciones sobre el priscilianismo en
el s. V: los apcrifos. A este respecto hay que tener en cuenta que en el siglo V nos
hayamos en plena constitucin de un corpus de escritos cannicos, y que la utili-
zacin de apcrifos por parte de algunos obispos puede haber sido de buena f. Por
ese motivo insiste Len en que hay que comunicarle a los obispos que quien tole-
re la lectura de apcrifos o permita su lectura en la iglesia ser considerado here-
61 Toribio se refiere a los siguientes apcrifos: la Actas de Sto. Toms, las de S. Andrs, las de
S. Juan y la Memoria apostolorum (cap. V).
62 Sobre este punto discusin detallada en C. Cardelle de Hartmann, El supuesto Concilio de
Toledo del ao 447, Euphrosyne (In honorem Prof. Manuel C. Daz y Daz 22 (1994) 207-214.
63 Leo M. epist. 15, 696.
64 Leo M. epist. 15, 710.
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je . Si ponemos en relacin estas informaciones con las que nos proporciona Tori-
65
bio sobre la situacin en Asturica, podemos concluir que el "pecado" de algunos
obispos consisti en la falta de rigor frente a la lectura de apcrifos, que puede
haberse producido por falta de informacin. Tambin considero posible que algu-
nos obispos se hayan decidido por la tolerancia frente a opiniones herticas entre
sus fieles, para no debilitar ms a los galaicos provocando una divisin entre ellos
en una poca en que la situacin militar y poltica haca necesaria la unidad. En
cualquier caso, no nos hallamos ya ante obispos priscilianistas, como los seguido-
res de Dictinio a fines del s. IV. La falta de cohesin y coherencia entre los here-
jes que pone de manifiesto Toribio revelan igualmente que faltaba la direccin teo-
lgica, y que nos hallamos ante los restos dispersos de una hereja.
3. EL PRISCILIANISMO EN EL S. VI
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EL PRISCILIANISMO TRAS PRISCILIANO, UN MOVIMIENTO GALAICO?
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del priscilianismo. Antes de enfrentarse a los nuevos problemas que suponen las
conversiones del arrianismo, los conciliares deciden unificar las variaciones litr-
gicas y eliminar los restos del priscilianismo.
Tras un discurso introductorio por parte de Lucrecio de Brcara, el concilio
aprueba diecisiete anatemas contra el priscilianismo. El nmero de anatemas y su
contenido no deben llamarnos a error. Guimonos ms bien por el texto introduc-
torio. Lo que los conciliares se proponen es hacer una recapitulacin lo ms com-
pleta posible de las herejas priscilianistas, para que, si alguien todava creyera algo
as o parecido, pueda ser reconocida esta creencia como hertica 73 . Para hacer esta
recapitulacin utilizan los documentos a su disposicin: la carta de Vigilio, la
decretal de Len y una "regla de fe" de un supuesto concilio de las provincias his-
panas menos Galecia 74 . Slo cuatro cnones no proceden de estas fuentes 75 y
podran pues darnos alguna informacin sobre creencias y usos priscilianistas toda-
va vivos en Galecia. Se trata del anatema segundo, relativo a la doctrina trinitaria;
el octavo, que condena la creencia de que el demonio es tambin creador y el cau-
sante de algunos fenmenos atmosfricos; el XV, que condena a los clrigos o
monjes que vivan con una mujer que no sea pariente muy cercana; y el XVI, rela-
tivo a la celebracin del Jueves Santo. Entre los cnones encontramos ms referen-
cias a usos procedentes del priscilianismo, como la utilizacin por los presbteros
del saludo Dominus vobiscum, atribuido por los conciliares a los priscilianistas, en
vez del ortodoxo Dominus sit vobiscum (canon III). Lucrecio insiste en que hay
que transmitir esta condena del priscilianismo a los hombres que viven en las zonas
ms alejadas y no reciben instruccin suficiente. No nos hallamos ante ncleos
herticos, sino ante personas aisladas que pudieran caer en puntos aislados en la
hereja por ignorancia o por la lectura de apcrifos:
nam licet iam ohm Priscillianae haeresis contagio Spaniarum provintiis
detecta sit et damnata, ne quis lamen aut per ignorantiam aut aliquihus, ut
adsolet, scrihturis deceptus apocryfis aliqua adhuc ipsius erroris pestilentia sil
infectus...76
73 Jamen evidentius el simplicius ea quae sunt e.vecrabilia ita positis etiam modo capitolis
declawntur, ut et qui minus est eruditos intelligat, et sic sub anathematis sententia exemplosa iam olim
Priscilliani erroris figmenta quisquis clericus vel ~nacos sive laicos tale (Incluid sent-
re adhuc vel defender e fuerit deprehensus... (Vives, 67).
74 Sobre este punto remite de nuevo a mi artculo ya citado "El supuesto concilio...". Esta regu-
la fidei podra ser en realidad la obra del obispo Pastor mencionado por Hidacio (vase nota 46). Sobre
esta identificacin vase G. Morin, Pastor et Syagrius, deux crivains perdus du cinquime siele,
Rvue Bndictine 10 (1893) 385-394, y J. A. De Aldama, El Smbolo Toledano!. Su texto, su origen,
su posicin en la historia de los smbolos (Roma 1934).
75 Chadwick, op. cit. 293-298.
76 Vives, 66.
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EL PRISCILIANISMO TRAS PRISCILIANO. UN MOVIMIENTO GALAICO?
4. CONCLUSIONES
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en sus Iglesias para no provocar la desunin entre los galaicos en momentos en que
necesitaban mantener la unidad frente a los suevos.. En parte es tambin posible
que algunos obispos no fueran conscientes de que la lectura de apcrifos ya era
rechazada por la Iglesia catlica y por ese motivo la seguan permitiendo. No olvi-
demos igualmente que las discusiones sobre el priscilianismo pueden encubrir
disensiones entre los obispos por otras causas. En las fuentes del s. V no encontra-
mos todava en Galecia un metropolitano que ejerza una autoridad clara sobre los
dems obispos, y es posible que en las disputas por definir la jerarqua y jurisdic-
cin de cada obispo el priscilianismo fuera simplemente un punto ms a utilizar
para descalificar a los adversarios. Es revelador que Toribio, que quiere organizar
con el apoyo del Papa un snodo que compruebe la ortodoxia de los obispos galai-
cos, sea precisamente obispo de Astorga, una de las ciudades que por motivos his-
tricos poda reclamar para s la calidad de sede metropolitana.
Las fuentes del s. VI que hemos analizado nos convencen de que en este siglo
los restos del priscilianismo en Galecia se limitan a la lectura de los apcrifos, a la
veneracin de Prisciliano como mrtir y a algunas costumbres de cuyo origen her-
tico no eran conscientes los que las practicaban. La homogeneizacin litrgica lle-
vada a cabo por el Primer Bracarense, la llegada de reliquias de Martn de Tours a
Galecia y la reorganizacin de la Iglesia galaica bajo Martn de Braga contribuye-
ron a erradicar los ltimos restos del priscilianismo en Galecia. Ha de quedar abier-
ta la cuestin de si el recuerdo de un culto de sepulcros de mrtires en Galecia con-
tribuye al surgimiento de la veneracin del llamado sepulcro del Apstol en
Santiago.
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