Lectura continuada del evangelio de Juan abp Dicesis de Vitoria
Adaptacin del comentario de F. J. Moloney
JUAN 14,15-31
TEXTO
15Si me amis, guardaris mis mandamientos 16y yo pedir al Padre, y os dar otro Parclito
para que est con vosotros para siempre: 17el Espritu de verdad, al que el mundo no puede
recibir porque no lo ve ni lo conoce; vosotros lo conocis, pues permanece con vosotros y
estar en vosotros.
18
No os dejar hurfanos; vengo a vosotros. 19Dentro de poco el mundo ya no me ver, pero
vosotros me veris, porque yo vivo y vosotros viviris.
20
En aquel da vosotros conoceris que yo [estoy] en mi Padre y vosotros en m y yo en
vosotros.
21
El que tiene mis mandamientos y los guarda se es el que me ama pero el que me ama ser
amado por mi Padre y yo le amar y me revelar a l.
22
Le dice Judas (no el Iscariote): Seor, cmo te vas a manifestar a nosotros y no al
mundo?.
23
Respondi Jess y le dijo: Si alguno me ama guardar mi palabra y mi Padre le amar y
vendremos a l y haremos morada permanente en l. 24El que no me ama no guarda mis
palabras y la palabra que os no es ma, sino del Padre que me envi.
25
Os he hablado estas cosas estando con vosotros. 26Pero el Parclito, el Espritu Santo, que el
Padre enviar en mi nombre, os ensear todas las cosas y os recordar todo cuanto yo os he
dicho.
27
La paz os dejo; mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo.
Que no se turbe vuestro corazn, ni temis.
28
Habis odo que yo os dije: Me voy y vengo a vosotros. Si me amarais, os alegrarais, porque
voy al Padre; pues el Padre es ms grande que yo. 29Y ahora os lo he dicho antes de suceder,
para que cuando suceda creis.
30
Ya no hablar mucho ms con vosotros, porque viene el gobernante del mundo y no tiene
nada sobre m; 31pero, para que el mundo conozca que amo al Padre, como me ha mandado el
Padre as hago. Levantaos, vmonos de aqu.
COMENTARIO
.- Introduccin a los vv. 15-24: Esta seccin se mantiene unida mediante cuatro afirmaciones
sobre los frutos de amar o no amar a Jess (vv. 15.21.23.24). A los discpulos, que afrontan la
partida de su maestro, se les desafa y anima con la promesa del Parclito, la presencia
permanente de Jess incluso en su ausencia, y los resultados o frutos del amor a Jess y la
prctica de sus mandamientos. El discurso se desarrolla en las tres siguientes sub-secciones: 1.
El Parclito y el mundo (vv. 15-17). Jess pedir al Padre que otorgue otro Parclito para que
permanezca con los discpulos y los aparte del mundo que no puede recibir el Espritu. 2. La
revelacin de la unin de Jess y el Padre (vv. 18-21). Jess promete venir y permanecer
eternamente con los discpulos que le aman y guardan sus mandamientos. Estos discpulos
conocern y compartirn la unin con el Padre y el Hijo, y experimentarn las consecuencias
vivificantes de ser amados tanto por el Padre como por Jess. 3. Amar a Jess y guardar su
palabra (vv. 22-24). Una pregunta hecha por Judas permite a Jess explicar ulteriormente los
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frutos o consecuencias que tiene el hecho de amarle o no amarle. El que ama recibe la palabra
y experimentar la presencia permanente de Jess y el Padre. El que no le ama no escucha la
palabra y, por tanto, no tiene acceso a la revelacin de Dios.
El tema de la partida de Jess sigue ocupando el lugar central de esta seccin de 14,1-31. Su
partida no producir una situacin de orfandad, sino una nueva era dotada con el Parclito,
marcada por el amor, la prctica de los mandamientos de Jess y la promesa de un tiempo
futuro en el que el Padre y el Hijo permanecern para siempre con el discpulo.
.- El Parclito y el mundo (vv. 15-17): El tema del amor da unidad a los vv. 15-24. El discpulo
que ama a Jess muestra esta unin de amor mantenindose firme en sus mandamientos (v.
15). Al dirigirse a su muerte, Jess exhorta a sus discpulos a amar como l ha amado
(13,15.34-35; 14,15a) mantenindose firmes en sus mandamientos (v. 15b). Jess pedir al
Padre que dote a esta situacin de amor y fidelidad con otro Parclito (16b) que est con
ellos para siempre. El hecho de que Jess escuche las peticiones de los discpulos y realice lo
que pidan (vv. 13-14), indica que l desarrolla la funcin de un Parclito (cf. 1Jn 2,1), pero
habr otro Parclito. Aun con todas las semejanzas que puedan existir entre las funciones de
Jess el Parclito (vv. 13-14) y el otro Parclito (v. 16), este ltimo no llega a hacerse carne
(1,14), y no ser levantado mediante la muerte para revelar a Dios en un acto total de amor
por sus discpulos (cf. 12,32-33; 13,1). El otro Parclito permanecer con los discpulos para
siempre (v. 16). Al Parclito se le describe posteriormente como el Espritu de verdad (v.
17a), el Espritu que comunica verdad, la presencia constante de la revelacin de Dios en el
mundo. Sin embargo, hay un mundo que es incapaz de reconocer al Parclito enviado por el
Padre a los discpulos como consecuencia de la peticin de Jess. El Parclito pertenece al
mbito de Jess, pero hay otro mundo que ha respondido a Jess rechazando lo que ha dicho
sobre s mismo as como la revelacin que ha realizado del Padre. Nunca ha aceptado sus
orgenes en el Padre (cf. 1,35-51; 3,1-21.31-36; 4,10-15; 5,19-30.36-38.43-44; 6,41-51; 7,25-
31.40-44; 8,12-20.21-29; 9,24-34; 10,31-39) y est comprometido con la mentira de todo
cuanto puede controlar. Su vida se acerca al final y Jess prepara a sus discpulos para su
partida y retorno al Padre, y este mundo es incapaz de recibir, ver o conocer al Espritu de
verdad (v. 17b).
.- Pero los discpulos forman parte del mundo de Jess. Son suyos (cf. 13,1), y el Espritu de
verdad ya mora con ellos (v. 17c), y habr otro Parclito que estar entre ellos (v. 17c).
Prosigue la interaccin entre Jess como Parclito (vv. 13-14) y el don de otro Parclito (v. 16).
Jess es el don de la verdad (cf. 1,17), el camino que es la verdad (cf. 14,6), que mora con ellos,
pero su partida hacia el Padre no pondr fin a esta presencia reveladora. Seguir estando entre
ellos. El Parclito es la presencia constante de la verdad en cuanto el Espritu que comunica
verdad. El Parclito es introducido en el relato como la presencia permanente de la
revelacin de Dios para quienes aman a Jess y observan sus mandamientos (cf. v. 15).
Durante la celebracin de los Tabernculos, el narrador dijo al lector que cuando Jess fuera
glorificado se dara el Espritu (7,39).
.- La revelacin de la unin de Jess y el Padre (vv. 18-21): Jess est a punto de partir, pero
sus hijos (cf. 1,12; 11,52; 13,33) no se quedarn hurfanos (v. 18a). Esta situacin es la que
seguira a la muerte de un padre, y la partida de Jess est relacionada con su muerte; sin
embargo, sta conduce a su venida (v. 18b). La partida y el retorno se funden entre s. La
partida fsica de Jess no constituir el final de su presencia reveladora. Este tema domina los
vv. 18-21. La partida pone fin a toda visin fsica de la revelacin que Jess hace de la verdad
al mundo. Jess ya haba advertido a los judos: La luz est con vosotros por poco tiempo.
Caminad mientras tenis la luz para que no os sorprenda la tiniebla (12,35). Este poco
tiempo (14,9a) est llegando a su fin para el mundo que ha rechazado a Jess, cuando l
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parta definitivamente, pero a los discpulos, los que creen en l, le aman y guardan sus
mandamientos (cf. vv. 1.11.12.15), se les promete que vern al Jess que se va y una vida que
brotar del hecho de que l vive ms all de la partida de su experiencia fsica de la muerte (v.
19b). Jess morir y partir, pero el Parclito es un don que sigue a este suceso (7,39; 14,16).
Aunque Jess est partiendo (v. 18a), est viniendo a sus discpulos (v. 18b), y stos le vern (v.
19b). La muerte y la partida de Jess llevarn su vida junto al Padre (v. 19c) y darn vida a los
discpulos (v. 19c). Puesto que an vive, una consecuencia de su partida del mundo es su
presencia vivificante entre sus discpulos (v. 19b: porque yo vivo, tambin vosotros viviris).
La partida de Jess y el don de otro Parclito, el Espritu de verdad, exigen una distincin entre
Jess y el Espritu-Parclito, pero lo que el Espritu hace por los discpulos prolonga y
perfecciona lo que Jess hace por ellos. Nada de esto es posible si Jess no retorna al Padre
para vivir y para que, de este modo, los discpulos puedan tambin vivir.
.- La ausencia fsica de Jess es superada por la presencia interminable del Espritu-Parclito.
No se trata de que los discpulos vean tras la resurreccin al Jess que ya haba partido, sino de
la experiencia del Jess exaltado. Hemos de tomar muy en serio la afirmacin de que Jess
deja a sus discpulos, pues refleja la experiencia de los primeros lectores de la comunidad
jonica (y de todos los lectores posteriores), para quienes el Jess carnal ya no est presente.
Pero la experiencia del Jess viviente prosigue en y a travs de la presencia permanente del
Espritu-Parclito. En la comunidad cultual y, especialmente, en el bautismo y la eucarista (cf.
3,3-5; 6,51-58), los que creen, aman y guardan los mandamientos de Jess, experimentan la
presencia del ausente. La llegada del Jess exaltado -y, por tanto, ausente- en el culto de la
comunidad es una experiencia anticipadora de una llegada ltima que se hace posible en el
tiempo intermedio por la presencia del Parclito.
.- Jess promete un conocimiento que ser otorgado al creyente en el da de su partida en
aquel da, el tiempo de su venida y su don de una vida nueva (v. 20). Este conocimiento, fruto
de la presencia del Parclito, es la revelacin de la unin que existe entre el Padre y el Hijo, as
como de la unin entre Jess y el creyente. La unidad entre el Padre y el Hijo ha estado en el
centro de gran parte de la enseanza de Jess, como fundamento de su autoridad (cf. 5,19-30;
10,30.38), pero el dato de la introduccin del creyente en la unin con Jess es nuevo. La
partida de Jess desencadena entre los discpulos algo que hasta ahora desconocamos porque
nada se nos haba dicho sobre ello. En el v. 21, Jess se dirige a la gran audiencia que integra a
todos los lectores del evangelio: Los que tienen mis mandamientos. A todos los
destinatarios del v. 20 se les dice que la unin con Dios hay que entenderla en trminos de
amor. La respuesta a la revelacin de Dios en Jess mediante la observancia de sus
mandamientos es, al mismo tiempo, un compromiso de amor con Jess (v. 21a). Este amor
ser correspondido por el amor del Padre y de Jess hacia ellos y por su revelacin constante a
ellos (v. 21b), incluso tras su partida.
El mundo que no se abre a la revelacin de Dios en y a travs de Jess, no puede entender el
significado de su partida mediante la muerte. Sin embargo, como consecuencia del don del
Espritu-Parclito (vv. 15-16), esta partida conduce a una experiencia nica de vida. Esta vida
surge de la participacin en la unidad que existe entre el Padre y el Hijo (vv. 18-20), de la
intimidad de sentirse amado por el Padre y Jess, y de la revelacin permanente de Dios en y
mediante Jess (v. 21), al experimentar los discpulos la presencia del ausente en la
celebracin litrgica.
.- Amar a Jess y guardar su palabra (vv. 22-24): El tema del amor a Jess y de mantenerse
firmes en sus mandamientos apareci en el v. 15. La pregunta de Judas, que pide una
clarificacin sobre el privilegio de una revelacin a los discpulos que no ser dada al mundo
(v. 22), lleva a que esta seccin del discurso concluya con los mismos temas (vv. 23-24). Desde
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las primeras pginas del evangelio se ha ido clarificando que la autorrevelacin de Jess, la
visin de la gloria de Dios, es accesible para aquellos que estn abiertos a su palabra. Esta
necesidad de tener fe ha seguido siendo fundamental en el discurso de despedida de Jess (cf.
14,1.11.12), pero los discpulos tienen tambin que amar a Jess (14,15.21.23-24). El Jess que
partir, se manifestar a los discpulos que creen en sus palabras y le aman. Tal revelacin es
inaccesible para un mundo que se opone a creer y a amar.
En el v. 23a se da prioridad al amor a Jess. El discpulo que ama a Jess guardar su palabra.
Jess promete mucho ms: Y vendremos a l y estableceremos nuestra morada con l (v.
23b). Cundo se producir esta llegada? A diferencia de los vv. 18-21, que prometieron la
experiencia de la presencia del Jess ausente tras su partida, en el v. 23 todos los verbos estn
en futuro. El Padre y el Hijo vendrn y establecern una presencia permanente con el
creyente. En la mesa con sus discpulos, Jess inici un discurso hablando de un tiempo
intermedio entre su partida y su llegada futura (vv. 2-3). Este perodo ser llenado por la
presencia del Parclito (vv. 16-17) y la presencia vivificante del Seor exaltado en la comunidad
que le da culto (vv. 18-21). El amor del Padre asegura la presencia del Padre y del Jess
ausente durante este tiempo intermedio (v. 23a). Pero la reanudacin de la imagen de la
morada, que apareci en los vv. 2-3 y los dos verbos en futuro, prometen una presencia
definitiva y permanente del Padre y el Hijo. Ellos establecern su morada con aquel que ama a
Jess y se mantiene firme a su palabra (v. 23). El Jess que ha partido viene a los discpulos,
que no son abandonados como hurfanos. Aquellos que aman y creen, experimentan la
presencia del ausente (vv. 18-21) y pueden esperar una llegada final en la que Jess y el Padre
habitarn definitivamente con ellos (v. 23).
Estas promesas tienen tambin un lado negativo. La persona que no ama a Jess y no guarda
sus palabras, rechaza las palabras del Padre que envi a Jess. No es al Enviado al que se
rechaza, sino al que le ha enviado (v. 24). La promesa de la presencia permanente del Padre y
el Hijo acontecer en el futuro (v. 23), pero el rechazo del que no ama a Jess o no guarda sus
mandamientos es una accin que acontece en el presente. Es el rechazo de la revelacin de
Dios en las palabras y obras de Jess, que prosigue en el rechazo de la comunidad llena del
Espritu. En muy poco tiempo, Jess partir y dejar de estar fsicamente presente. Sin
embargo, la revelacin de Dios prosigue en y mediante la comunidad de los discpulos que
poseen el Espritu y est animada por la presencia del ausente. Puede ser rechazada por
aquellos que rechazan amar a Jess y guardar sus mandamientos, pero este rechazo supone
nada ms y nada menos que rechazar al mismo Dios (v. 24).
Los discpulos que, en la presencia del Parclito, amen a Jess y guarden sus mandamientos,
conocern a Dios y sern por l y por Jess. Porque el Jess exaltado vive, donado por el
Espritu Parclito (vv. 16-17), ellos experimentarn la vida de amor que une al Padre y al Hijo
(vv. 29-21) hasta que ambos lleguen finalmente a morar con ellos (v. 23).
.- Introduccin a los vv. 25-31: La seccin final de 14,1-31 retorna al tema de la partida de
Jess. Puede dividirse en tres partes: 1. El Parclito y los discpulos (vv. 25-26). El discurso de
Jess con sus discpulos est llegando a su fin. En el futuro ser el Parclito quien recordar
todo lo que Jess ha dicho y les instruir en todas las cosas. 2. El don de la paz (v. 27a). Esta
revelacin continuada, que recuerda las palabras de Jess y les instruye en todas las cosas, es
la razn del don posterior de Jess: una paz tal que no tiene igual en nada de cuanto el mundo
pueda ofrecer. 3. La partida hacia el Padre (vv. 27b-31). El retorno de Jess al Padre no debera
consternar a los discpulos. l les cuenta los acontecimientos que estn a punto de ocurrir, el
choque entre el gobernante de este mundo y la revelacin amorosa de Jess, para que cuando
suceda, ellos lleguen a tener una fe ms grande. El conflicto nicamente clarificar que Jess
ama al Padre. Es la hora de partir.
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El discurso comenz con unas palabras en las que Jess exhort a sus discpulos a que evitaran
toda consternacin ante su inminente partida hacia el Padre (vv. 1-2), y concluye con el mismo
tema (vv. 27b-31).
.- El Parclito y los discpulos (vv. 25-26): Retorna el tema de la partida (cf. vv. 1-6; vv. 18-24).
Hay dos tiempos en la experiencia de los discpulos: el ahora, en el que Jess les habla (v.
25), y el futuro, cuando el Parclito, el Espritu Santo, enviado por el Padre en el nombre de
Jess, estar con ellos (v. 26). El Parclito reemplazar la presencia fsica de Jess, les ensear
todas las cosas y les recordar todo cuanto l haba dicho (v. 26). As como Jess es el Enviado
del Padre (cf. 4,34; 5,23.24.30.37; 6,38-40; 7,16; 8,16.18.26; 12,44-49), as tambin el Parclito
es enviado por el Padre. La misin y el objetivo del primer Parclito, Jess (cf. 14,13-14), que
habla y ensea a los suyos, continuar en la misin y el objetivo del otro Parclito (cf. v.
16), que ensea y trae a la memoria todo cuanto Jess haba dicho. El tiempo de Jess est
ntimamente conectado con el tiempo posterior a Jess. La incapacidad de los discpulos para
comprender las palabras y hechos de Jess ser superada al recordar lo que l les haba
dicho. El recuerdo ser el fruto de la presencia del Parclito con los discpulos en el tiempo
intermedio. As como Jess estuvo con los discpulos (v. 25), de igual modo estar el Parclito
con los discpulos en medio de la hostilidad y el rechazo (v. 16). As como el relato ha insistido
en que la enseanza de Jess ha revelado a Dios a sus discpulos, de igual modo el Parclito
recordar y continuar la revelacin de Dios que Jess manifest a los discpulos (v. 26).
.- El don de la paz (v. 27a): Jess deja un hermoso don a sus discpulos: una paz que el mundo
no puede dar. La paz que Jess ofrece es su paz, y es precisamente esta particularidad la que
hace de ella algo que el mundo nunca puede otorgar. Las partes anteriores del discurso
retornan en esta promesa. La paz de Jess surge de la unin con su Padre, de su retorno al
Padre, que es de donde proceda, y de la autoridad que posee con el Padre, de tal modo que se
concediera todo cuanto fuera pedido en su nombre (cf. vv. 13-14.16). El don de la paz, por
tanto, est ntimamente relacionado con el don del Espritu Parclito, que es la presencia
continuada de Jess durante su ausencia (cf. vv. 16-17.26), la fuente del amor que el Padre y el
Hijo tienen a los discpulos, el agente de la revelacin permanente de Jess y del Padre a quien
le ama y guarda sus mandamientos en el tiempo intermedio (vv. 20-21). Pero los dos dones no
son idnticos, puesto que la partida de Jess conduce a una unin entre el creyente, Jess y el
Padre que sobrepasa al Espritu, por mucho que pueda ser el resultado de su presencia
permanente. El don de la paz que hace Jess procede de Dios; es un don al que no puede
equiparse la paz cuantificable y frgil que producen los polticos de este mundo. En esta paz (v.
27a), inspirada e iluminada por el Espritu de Verdad, el otro Parclito (vv. 16-17), una
comunidad de discpulos realizar obras ms grandes (v. 12) que las del mismo Jess,
continuando as la revelacin del Padre y el Hijo (vv. 18-21).
.- La partida hacia el Padre (vv. 27b-31): Esta seccin del discurso concluye recordando las
palabras de Jess con las que se inici: Que no se turbe vuestro corazn (v. 27b; cf. v. 1a).
Jess ha insistido en que los discpulos le amen y se mantengan firmes en su palabra (cf. vv.
15.21.23-24), aun cuando est a punto de partir mediante una muerte violenta (13,1-38). Les
recuerda la partida con palabras que, como en el v. 27b, tambin evocan el pasaje con el que
se inici el discurso (cf. vv. 2-3): Me voy y vengo a vosotros (v. 28a). Unos corazones no
turbados, sin temor ante su partida, constituyen la garanta de que los discpulos han odo sus
palabras y se mantienen firmes en ellas. Est amaneciendo una nueva era y hay razones para la
alegra. Su amor a Jess les llevara a alegrarse por lo que le ocurrir en su partida al Padre,
que es ms grande que l. Jess es el Enviado obediente del Padre (cf. 4,34; 5,23.24.30.37;
6,38-40; 7,16; 8,16.18.26; 12,44-49), y, en cuanto personaje inferior, es decir, como Enviado,
se alegra del personaje mayor: El que enva (v. 28b).
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Jess les est contando estas cosas mientras an est con ellos, para que posteriormente
(cuando sucedan) puedan creer (v. 29). Los acontecimientos de la partida inminente son
algo inevitable, y no deben ser causa de temor o de tristeza. El amor a Jess y la fe en su
palabra los convertiran en ocasiones para una fe mayor. La partida de Jess no ser un
momento de desolacin trgica para los discpulos (cf. vv. 1a.18.27b), sino el comienzo del
tiempo del Parclito (vv. 16-17), un tiempo de amor (vv. 15.21.23-24), fe (vv. 15.21.23-24.29),
alegra (v. 28) y paz (v. 27a). Las palabras de Jess a los discpulos estn aproximndose a su
final en cuanto que su partida es inminente (v. 30a). Ya no hablar mucho ms con ellos, pues
el gobernante del mundo est acercndose. La violencia que caracterizara los momentos
ltimos del ministerio de Jess est an en el aire. Sin duda alguna, la expresin el
gobernante de este mundo se refiere al poder del mal que se opone a Jess, la oscuridad en
medio de la cual brilla la luz (cf. 1,5). Pero a lo largo de la historia de Jess ha aparecido una
serie de gobernantes, y todos ellos proceden del mundo de los judos (cf. 3,1; 7,26.48;
12,31.42). Los encuentros de Jess con los judos han estado conduciendo, inevitablemente,
hacia la violencia (cf. 5,18; 7,1.19-20.25; 8,37.40; 11,53.57), pero en este momento de muerte
violenta y de partida, l ser levantado (cf. 3,13-14; 8,28; 12,32-33), venciendo a los poderes
de la tiniebla (cf. 1,5; 11,50-53; 12,7.10.23-24.31-33), para regresar al Padre (cf. 13.1: 14,28).
La partida de Jess es diferente a cualquier otra. A pesar de que parezca lo contrario, el
prncipe de este mundo no tiene ningn poder sobre Jess, cuya partida es el resultado de su
respuesta amorosa a su Padre (v. 30c). A pesar de la impotencia del prncipe de este mundo,
Jess acepta su partida violenta a manos de sus adversarios para revelar al mundo su amor a
su Padre. Ya haba dicho que su Padre lo amaba (cf. 3,35; 5,20; 10,17), y ahora proclama la
reciprocidad de aquel amor. Parece que ha llegado a su fin el tiempo para hablar. La partida
violenta de Jess dar a conocer al mundo -mediante las acciones, ms que a travs de las
palabras- cunto ama Jess al Padre (v. 31a), y ser la demostracin definitiva de que acepta
incondicionalmente la voluntad de su Padre (v. 30b).
.- En cuanto Jess dice Levantaos. Vmonos de aqu (v. 31c), el lector espera que comience
el encuentro anunciado en el v. 30, pero no se producen estos acontecimientos tras la llamada
de Jess a levantarse de la mesa. La promesa del v. 30a, Ya no hablar mucho ms con
vosotros, se frustra temporalmente, puesto que Jess y sus discpulos no se mueven y l
prosigue su discurso. La tensin y el retraso se adentran en la experiencia del lector, que debe
seguir abordando los elementos de un discurso de despedida antes de encontrarse con el
momento en que la partida de Jess tropiece con los poderes de la oscuridad (18,1-11). An
hay mucho ms que decir, por lo que es importante que la accin se suspenda para que no
se dejen sin decir estas palabras. Hay ms que decir sobre el futuro de los discpulos, sobre las
dificultades y las bendiciones de vivir en el tiempo intermedio. De forma semejante, an debe
decirse mucho ms sobre el significado que tienen para Jess los acontecimientos de la
partida. La llamada de Jess a partir es una adecuada conclusin a aquella seccin del discurso
de despedida que ha tratado del hecho de su partida y sus consecuencias para l y para sus
discpulos. Ya est ultimado el hecho de la partida, y la accin que la pondr en movimiento es
inevitablemente inminente. Sin embargo, el lector y los discpulos experimentan un retraso
frustrante. Deben esperar y seguir escuchando lo que Jess dice sobre su partida y la vida que
ellos tendrn en el tiempo intermedio. A pesar del v. 30a, hay otras palabras que deben
pronunciarse antes del advenimiento del prncipe de este mundo (v. 30b).