Martinez Luciano - Territorios Campesinos y Reforma Agraria
Martinez Luciano - Territorios Campesinos y Reforma Agraria
Mundo Agrario, vol. 17, n 35, e019, agosto 2016. ISSN 1515-5994
Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin.
Centro de Historia Argentina y Americana
KEYWORDS ABSTRACT
Agrarian reform This article analyses major changes that have taken place in a territory where land reform was carried
Territory out in the 1960s, facilitating access to land by indigenous peasants and the start of a process of
"territorialisation" of an important rural space located in Canton Cayambe, in the Province of
Agro industry Pichincha in highland Ecuador. Above all, it is important to highlight the peasant strategy of
Peasant strategies occupation of hacienda lands and their transformation into a territory of peasant family farmers
oriented to milk production and articulated with local agroindustrial firms. This process has brought a
Market greater complexity to the territory that is now subject to an external economic dynamic that has
Ecuador brought significant changes in the economic, social, and cultural strategies of the indigenous families.
Cita sugerida: Martnez Valle, L. (2016). Territorios campesinos y reforma agraria: el caso de las cooperativas indgenas de la sierra
ecuatoriana. Mundo Agrario, 17(35), e019. Recuperado de http://www.mundoagrario.unlp.edu.ar/article/view/MAe019
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Mundo Agrario, vol. 17, n 35, e019, agosto 2016. ISSN 1515-5994
Introduccin
La reforma agraria , un concepto que ha pasado en Amrica Latina de ser la bandera de lucha de los
movimientos campesinos durante gran parte del siglo XX a convertirse en un concepto central de la
necesaria modernizacin capitalista promovida incluso por los organismos internacionales, requiere ser
repensada desde abajo; es decir, desde los actores o beneficiarios de este proceso. 2 Por qu ahora se
convierte en una poltica clave para viabilizar la acumulacin capitalista y no es ms concebida como la
amenaza roja tal como se la consideraba en los aos sesenta del siglo pasado? Salvo el criterio bastante
anacrnico de ciertos economistas ortodoxos, la reforma agraria aparece como una de las polticas pblicas
ms importantes, sobre todo en aquellos pases donde la concentracin de la tierra se ha mantenido o ha
crecido, obstaculizando el mismo desarrollo capitalista. No es de extraarse, entonces, que instituciones nada
sospechosas de tintes izquierdistas (Banco Mundial, FAO, FIDA) expresen abiertamente la necesidad de
implementar reformas agrarias en los pases ms pobres de la regin. Parecera que la bandera de lucha de la
izquierda durante los aos sesenta y setenta del siglo anterior ha pasado, bajo los efectos de una
metamorfosis tecnocrtica, a ser una de las propuestas de aquellos organismos que buscaban detener la
ahora debilitada marea roja que se dio durante la mitad del siglo XX.
Algunos gobiernos de la regin tambin plantean la necesidad de la reforma agraria, aunque no hay claridad
sobre los alcances de este proceso ni tampoco sobre cmo implementarla, ms all de la simple
redistribucin de la tierra. Se trata de una medida democrtica que permite el mejor funcionamiento del
mercado interno y que termina beneficiando al mismo capitalismo o es una medida revolucionaria que
permite crear las condiciones para avanzar hacia otro tipo de sociedad? Estas y otras preguntas se plantean
nuevamente en pases como Venezuela, Ecuador y Bolivia, en el contexto de la denominada Revolucin
Bolivariana o socialismo del siglo XXI. Pero, a pesar del efecto del discurso, no hay certeza ni sobre el
impacto real de una reforma agraria en estas sociedades, ni tampoco sobre cmo hacerla en las condiciones
actuales; peor an, sobre cul sera el modelo de gestin, pues tampoco hay claridad acerca de quines seran
los sectores sociales beneficiarios de este tipo de poltica.
Si bien todos estos vacos se presentan, en gran parte, porque la discusin y la investigacin sobre este
importante tema se abandonaron desde fines de los aos setenta, es preciso retomarla pensando al menos en
dos objetivos: la necesidad de repensar este proceso a partir de las estrategias de los beneficiarios de la
reforma agraria y, luego, la importancia de recuperar esta experiencia para iluminar el camino que se
pretende continuar en la formulacin de polticas que beneficien a los campesinos y a los pobres rurales.
En este artculo, se reflexiona sobre el caso de dos cooperativas indgenas beneficiarias de la reforma agraria
de 1964 (La Chimba y Moyurco), ubicadas en Cayambe, en la provincia de Pichincha. Se trata de un
territorio de alta densidad histrica y alto nivel de organizacin social, que permiti desde los aos treinta el
surgimiento de importantes movilizaciones en torno a la tierra y la posterior formacin de lderes indgenas y
de la Federacin Ecuatoriana de Indios (FEI), bajo la influencia del Partido Comunista Ecuatoriano (Prieto,
1980; Becker, 2007).
Esta reflexin toma importancia y es de plena actualidad considerando que en el pas se busca implementar
un proceso de reforma agraria para disminuir la concentracin de la tierra, una de las ms altas de Amrica
Latina3, pero no existe claridad sobre las modalidades productivas de acceso a la tierra por parte de familias
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campesinas. La recuperacin de las experiencias pasadas de reforma agraria, especialmente en lo que tiene
que ver con las familias beneficiarias, es central para no repetir los errores y aprovechar ms eficientemente
los aciertos de este proceso. El camino seguramente ya est marcado por las iniciativas de los mismos
actores sociales; slo hay que sistematizarlas y mirar su viabilidad en el contexto actual de un capitalismo
agrario que, sin duda, ha modificado profundamente los territorios de reforma agraria.
La discusin sobre la reforma agraria en el caso ecuatoriano tiene sus antecedentes en importantes estudios
realizados por el Comit Interamericano de Desarrollo Agrcola (1965) y en la posterior discusin
emprendida por la academia en los aos ochenta. Existen dos visiones sobre el proceso de reforma agraria: la
primera denominada iniciativa terrateniente y liderada por autores como Murmis (1980) y Barsky (1984),
quienes plantean que en importantes haciendas de la sierra los terratenientes habran impulsado reformas a
las relaciones laborales antes de la promulgacin de la ley, con un espritu renovador y emprendedor; la
segunda, que considera que el proceso de reforma obedece ms bien a la participacin de los campesinos a
travs de sus movilizaciones y su accin poltica (Guerrero, 1983). Sin entrar en esta polmica, que
finalmente indica que detrs de este proceso estn presentes la heterogeneidad estructural del sector rural y
las diversas vas de desarrollo del capitalismo, anotemos que el proceso abordado en este trabajo
correspondera ms bien a la segunda vertiente explicativa de la reforma agraria en la sierra ecuatoriana 4.
La reforma agraria ecuatoriana se implement en 1964 y en realidad no tuvo una secuela importante en la
modificacin de la concentracin de la tierra. El impacto ms notable fue, sin duda, la eliminacin de las
formas precarias de trabajo que afectaban principalmente a la poblacin indgena de la sierra, que hasta
entonces se haba vinculado con la hacienda a travs del huasipungo; esta forma de tenencia obligaba al
trabajo gratuito de los indgenas en las tierras de las haciendas por varios das a la semana a cambio del
usufructo de pequeas parcelas y del uso de recursos como pasto y agua para su pequeo hato ganadero
(Guerrero, 1975). La eliminacin del huasipungo de ninguna manera signific el incremento de tierras en
manos de campesinos; fue una medida ms poltica que econmica, orientada a suprimir una forma no
capitalista de trabajo del interior de la hacienda y a obligar de este modo a establecer una relacin salarial
con la mano de obra.
Es importante sealar que la reforma agraria realizada en las haciendas del Estado s signific un intento
importante de dotar de tierras a los campesinos: por un lado, se dieron ttulos de propiedad a los
huasipungueros; es decir, se consolid una economa familiar de tipo tradicional en los terrenos que venan
ocupando dentro de la hacienda; por otro lado, se organizaron cooperativas con la participacin de estas
familias y otras que no haban sido huasipungueras. La dotacin de tierra para las familias se increment
notablemente por esta doble va de acceso, aunque las tierras bajo la lgica cooperativa no entraban por el
momento en el patrimonio familiar. Y, por otro lado, exista una parte de las tierras que an haba quedado en
poder del Estado y que era manejada por el Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonizacin
(IERAC).
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Entonces, las haciendas de la Asistencia Social fueron en realidad divididas en tres tipos de empresas: la
familia campesina exhuasipungueros, la cooperativa huasipungueros (ms otras familias) y una estatal
(trabajada con mano de obra asalariada de la misma zona y en manos del IERAC).
Figura 1
El mencionado informe sobre la Evaluacin de la Reforma Agraria (1977) ya advierte sobre dos problemas
centrales que afectaban este proceso: por un lado, el modelo cooperativo fue implementado desde arriba 5 y,
por otro lado, los campesinos continuaban con su presin sobre los recursos, ocupando tierras para ms
unidades familiares. La tierra en manos de los huasipungueros y de los arrimados conformaba ms de un
cuarto de la superficie, dedicada principalmente a cultivos agrcolas tradicionales, mientras que el 70%
restante se utilizaba en cultivos agrcolas como la cebada y el trigo, que en esa poca ya tenan un
encadenamiento con procesos agroindustriales locales (fabricacin de cerveza y de fideos) 6 y en el cultivo de
pastizales; es decir, la produccin de ganadera de leche, tambin vinculada con procesos agroindustriales
locales.
La economa de este territorio era claramente dual: por un lado, la mayor proporcin de las tierras estaba
orientada a la produccin mercantil como base del encadenamiento agroindustrial de aquella poca; y por el
otro, slo un 26% estaba dedicada a una produccin marginalmente mercantil y ms bien orientada
prioritariamente a la satisfaccin de las necesidades de las familias campesinas. En el primer caso, la
produccin mercantil se realizaba bajo dos modalidades: la cooperativa y la empresarial tradicional en manos
del IERAC; en el segundo caso, se trataba de una produccin totalmente familiar que responda a patrones
tradicionales de utilizacin de los recursos. Todava hacia 1977 se puede sealar que predominaban las
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tierras orientadas hacia la produccin agrcola (62,7%), mientras aquellas destinadas a pastos para la
ganadera llegaban al 37,3% y se concentraban en el rea manejada por el IERAC. Dentro de la visin de
esta institucin encargada del proceso de reforma agraria, lo mejor habra sido que toda la tierra se hubiera
asignado al modelo cooperativo, pero en realidad hubo resistencia por parte de las familias campesinas, que
no slo conservaron los huasipungos sino tambin que hacia fines de la dcada del setenta haban
ampliado el acceso a 1.185 hectreas asignadas a las nuevas familias de arrimados que no disponan de tierra.
En conclusin, el espacio en manos de los campesinos se haba incrementado notablemente en los trece aos
transcurridos luego de la primera Ley de Reforma Agraria de 1964. Este proceso, sin duda, mejor la
disponibilidad de tierra para los campesinos, ms en trminos cuantitativos (ampliando el nmero de
hectreas) que cualitativos, pues los huasipungos originalmente ocupaban las tierras de menor calidad,
ubicadas en las partes altas y laderosas, tendencia que no cambi con la distribucin de las tierras realizada
por el IERAC. Como muy bien lo seala Guerrero (1987),
los lotes que fueron asignados por el IERAC (de 3 ha en Moyurco y 2.5 ha en La Chimba, como
promedio) se ubicaron en zonas laderosas y de baja fertilidad. De esta forma, se logr mantener
la unidad de las tierras bajas y preservar los terrenos de mayor fertilidad e irrigacin para
destinarlos a actividades productivas que guarden coherencia con el modelo cooperativo que se
pretenda privilegiar (p. 6).
Interesa en este artculo profundizar el patrn productivo de estos tres modelos de empresas que se
consolidaron como resultado del proceso de reforma agraria implementado en 1964. De partida, como ya se
mencion ms arriba, los campesinos siempre se opusieron a una reforma agraria que implicara el
predominio de la empresa cooperativa en el conjunto de las tierras de estas haciendas. As, por ejemplo,
cuando el IERAC realiz la liquidacin de los huasipungos en 1965 entreg ttulos provisionales a 188
familias de seis haciendas con una extensin total de 863 hectreas y un promedio de 4,6 hectreas por
familia beneficiaria. El IERAC, al parecer, pretenda impulsar un modelo cooperativo que integrara tambin
el rea de huasipungos, propuesta que no fue aceptado por los campesinos (ERA, 1977, 23). Ms tarde, el
IERAC tuvo que legalizar los ttulos. Para los campesinos era importante conservar el huasipungo y, como
veremos luego, ampliarlo sobre los terrenos de la hacienda, estrategia que de diversas maneras trataron de
implementar los campesinos de hacienda, aunque no siempre en forma exitosa (Guerrero, 1984). En realidad,
862.96 hectreas de un total de 7.985,95 corresponda slo al 10,8% de la superficie total de las haciendas.
Posteriormente, los campesinos incrementaron poco a poco sus tierras: primero a travs de los arrimados a
quienes se les dio tambin tierra, de manera que, hacia 1977, la empresa campesina se haba expandido a un
total de 2.481 hectreas, de las cuales el 52,2% pertenecan a exhuasipungueros y el 47,8%, a arrimados.
La empresa campesina haba dado un importante salto hasta llegar a representar el 31% de las tierras de las
haciendas, una base importante, sobre la cual se buscar progresivamente ampliar los recursos hasta
finalmente ocupar toda la superficie disponible.
La presin interna de los campesinos sobre los recursos de la hacienda fue rpidamente absorbida debido a la
disponibilidad de la tierra. No obstante, los exhuasipungueros siempre tuvieron ms recursos que los
arrimados: los primeros lograron conservar un promedio de 5,44 hectreas y los segundos slo 2.77 ha.
Haba ms heterogeneidad entre los huasipungueros, pues en algunos sectores lograron recibir hasta 11 ha
por familia (El Chaupi y San Pablo Urco), mientras que entre los arrimados el mximo de ha recibidas por
familia fue de 4 ha (Paquiestancia) 7.
Si bien los campesinos haban consolidado su situacin, esto no impeda el surgimiento de un proceso
importante de diferenciacin social ya captado por el mismo informe de Evaluacin de la Reforma Agraria.
Segn este informe: Esta diferenciacin se estara dando bsicamente entre campesinos aglutinados en las
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cooperativas y economas campesinas, debido a la desigual composicin orgnica del capital y la magnitud
de cada una de ellas (ERA, 1977, pp. 27-29). Se llega incluso a identificar cuatro grupos de campesinos: los
medios, que seran aquellos exhuasipungueros cooperados y no cooperados; un segundo grupo, compuesto
por los campesinos pobres cooperados (exarrimados); un tercer grupo de los campesinos aparceros, que
desarrollan relaciones al partir dentro de las cooperativas y fuera de ellas; y, por ltimo, los asalariados
agrcolas.
Esta visin de la dinmica social interna de las cooperativas de reforma agraria muestra la complejidad de
relaciones sociales que se impulsaban a partir del acceso a ms tierra por parte de las familias. El modelo no
era para nada igualitario: los exhuasipungueros se consolidaban en la cspide de la pirmide social,
mientras los arrimados se encontraban en una situacin intermedia y en la base estaban los asalariados
agrcolas. Pero con esta figura se abstrae otro nivel de complejidad, dado por el parentesco existente entre
estos estratos, lo que complicaba an ms el anlisis de la diferenciacin social existente en estas haciendas
luego de la reforma agraria.
La dinmica productiva era predominantemente agrcola y variaba mucho segn se tratase de la produccin
de las cooperativas o de la produccin familiar. Los datos disponibles indican que, por ejemplo, el
rendimiento promedio de las cooperativas era bajo, en relacin con el rendimiento promedio de la zona,
sobre todo en cultivos como cebada, papa y habas, y slo en maz y apenas en trigo se obtenan mejores
rendimientos. Pero la produccin de las cooperativas se orientaba principalmente para el mercado y en el
caso del trigo y la cebada, para la agroindustria local. Pero tambin existan intermediarios locales
(piqueros), que captaban la produccin importante de las unidades domsticas en las ferias locales de
Olmedo, Ayora y Cayambe (Ferraro, 2004). El mercado interno, tanto de las agroindustrias como de los
consumidores regionales de bienes agrcolas bsicos, conformaba el eje de la produccin campesina en una
situacin en la que se haban ampliado notablemente los recursos de las familias y estas disponan de
excedentes para la venta.
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Fuente: INEC (2012) e Instituto Geogrfico Militar (2011). Elaboracin: Diana Calero.
Hacia la mitad de los aos noventa, la dinmica interna de las unidades domsticas finalmente eclosion
desde dentro, lo que signific una nueva reparticin de las tierras de pramo y la ocupacin casi total de los
recursos de la hacienda. El conflicto consista en el bloqueo a la circulacin del recurso tierra entre los
apegados o hijos ubicados en el momento del ciclo vital en que normalmente deberan recibirla (Martnez,
1995, 12). As, hacia 1986, el acceso a la tierra, en las todava cooperativas de La Chimba y Moyurco, se
encontraba cortocircuitado por las dificultades de redistribucin de este recurso debido a los reglamentos de
la cooperativa, lo que incida en que los jefes con mayor edad concentraban ms tierra. En este sentido, el
modelo apuntaba ms a crear las bases de un proceso de diferenciacin social antes que el de diferenciacin
demogrfica apuntado por Chayanov (Martnez, 1995).
Esta dinmica estuvo liderada por los arrimados o apegados que lograron, de este modo, acceder a nuevas
unidades domsticas, cedidas de mala gana por los exhuasipungueros para quienes la nueva reparticin
amenazaba con la subsistencia misma de las cooperativas. Vale la pena sealar al menos tres tipos de
estrategias desplegadas por los apegados (Martnez, 1995, 21-22):
a. Reactivacin de las relaciones de reciprocidad con los padres o titulares de la cooperativa, con lo
cual se buscaba acceder a recursos familiares y frenar temporalmente la migracin.
b. La toma de las tierras de pramo y la formacin de una asociacin de trabajadores, tal como se dio
en el caso de La Chimba en 1986, por parte de 53 familias jvenes que lograron acceder a tres
hectreas de tierra. Esta estrategia gener conflictos entre la directiva de la cooperativa y los jvenes
apegados, asunto que se manifestaba tambin a nivel familiar ente padres e hijos.
c. Una mayor vinculacin mercantil a travs de la venta de mano de obra en el mercado regional o
nacional; estrategia alentada por los padres que buscaban de este modo desahogar la presin interna
de los hijos sobre los recursos familiares.
Hacia principios de la dcada de los noventa, las cooperativas ya se encontraban en plena crisis. Erosionados
internamente por la estrategia de los apegados y con pocos resultados exitosos desde el punto de vista
econmico, los campesinos decidieron eliminar esta forma productiva y reemplazarla por la organizacin
comunitaria.
Los analistas de la dcada de los ochenta ya haban sealado los problemas que afectaban a las cooperativas
que se haban formado en la fase de aplicacin de la reforma agraria: a) un modelo que se impuso desde
arriba, b) que facilit la consolidacin de la diferenciacin campesina y c) que no permiti la consolidacin
de lderes jvenes; en definitiva, un modelo que engendr internamente su propia crisis y desaparicin. As,
segn Haubert (1989), las cooperativas de la sierra ecuatoriana tenan dbiles resultados econmicos; es
decir, baja productividad, bajo nivel tecnolgico, bajo nivel de participacin democrtica y escasa difusin
como modelo organizativo. Segn este mismo autor (1989),
lo ms grave sin duda es el hecho de que no solamente las cooperativas no han impulsado el
progreso econmico y social, sino que se observa en algunos aspectos una regresin importante
con relacin a sus actividades iniciales: abandono generalizado de la produccin colectiva y ,
por supuesto, parcelizacin de tierras, venta de capital productivo, limitacin de los servicios de
aprovisionamiento y venta de lo que resta de la produccin colectiva, supresin de los
almacenes para los artculos de primera necesidad, disminucin de las asambleas generales,
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Con el fin de la cooperativa, las economas campesinas hicieron una especie de partage noir; es decir,
desaparecieron todas las empresas anteriormente existentes en beneficio de las familias y, a partir de esta
nueva base, se desarroll toda una dinmica nueva que no tiene nada que ver con el espritu original del
mundo cooperativo. Haubert (1989) lo sintetiza de la manera siguiente:
No obstante, como lo veremos ms adelante, la reparticin de las tierras de reforma agraria no asegur en
forma alguna la soberana alimentaria, pues al menos en el caso de los excooperados estudiados la lgica
mercantil sumada a la intervencin externa orient la produccin campesina por el lado menos esperado: la
especializacin lechera y su vinculacin con la nueva agroindustria local.
Otro elemento importante analizado por los estudiosos de los aos ochenta es el papel del Estado en la
promocin del modelo cooperativo. De hecho, Haubert (1989) y Fauroux (1985) acentan la situacin de
dependencia de las cooperativas con el Estado, que vendra en cierto sentido a reemplazar a los antiguos
propietarios o latifundistas en su funcin de utilizacin poltica de los campesinos.
En cambio, Fauroux (1985) desarrolla otra hiptesis respecto a la crisis cooperativa. Para este autor, las
dificultades de funcionamiento de las cooperativas se deberan al conflicto interno entre los viejos lderes
comunitarios, ahora dirigentes de las cooperativas, y los nuevos lderes jvenes, ms proclives a los cambios
introducidos por el Estado. Esto llevara a una situacin de sabotaje interno y externo por parte de los lderes
ms tradicionales, quienes buscaran alianzas y estrategias que bloqueen el funcionamiento cooperativo. Esta
situacin estara tambin atravesada por la presencia de una clara diferenciacin social dentro de la
organizacin cooperativa, lo que llevara a una mayor desigualdad interna y en la resistencia de los pobres a
seguir las estrategias a veces dispendiosas de los ricos. Este autor tambin seala la perspectiva de disolucin
de las cooperativas.
Las disensiones internas crean una atmsfera irrespirable en la comunidad () As, cuando el
ltimo pago se ha efectuado y se ha obtenido el ttulo de propiedad colectiva, la cooperativa se
rompe: cada uno de los asociados empieza el procedimiento para obtener un ttulo individual de
propiedad y se acaba toda la actividad comunal, excepto, en el mejor de los casos, para solicitar
prstamos bancarios que no son sino excepcionalmente atribuidos a individuos (Fauroux, 1985,
201).
As, en los aos noventa se disolvieron definitivamente las cooperativas y los campesinos decidieron
repartirse la tierra que haba permanecido hasta entonces bajo explotacin colectiva (Chiriboga, 2008).
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Luego de la desaparicin de las cooperativas, el alejamiento del Estado fue un hecho notable en este
territorio de larga tradicin de lucha indgena. Este vaco fue rpidamente copado durante la dcada de los
noventa por varias ONG nacionales y extranjeras, entre las que destacan La Casa Campesina (CC) de la
congregacin salesiana, la Cooperacin Belga, El Fondo Ecuatoriano Canadiense de Desarrollo (FECD),
Ayuda en Accin de Espaa y actualmente la Asociacin de Ganaderos de la Sierra y el Oriente (AGSO). La
fundacin Casa Campesina, constituida en 1994, fue importante, sobre todo, en la captacin de recursos
financieros para el programa de crdito apoyado por Ayuda en Accin, el FECD y ms tarde por el BID y la
Corporacin Andina de Fomento (CAF), pero tambin en la dotacin de asistencia tcnica, mejoramiento
gentico y comercializacin (FECD, 1996; Ferraro, 2004; Chiriboga, 2008).
Es interesante el anlisis que realiza Ferraro (2004, 106) de los crditos, al clasificarlos en colectivos,
familiares e individuales, que parten de una decisin colectiva pero las decisiones se dan a nivel familiar e
individual. Desde otra perspectiva, perfectamente se podra decir que la comunidad es la garante que tena
la Casa Campesina para otorgar el prstamo y as ahorrarse el trabajo de seleccionar al demandante y dejar a
la comunidad el rol de vigilar el cumplimiento de los pagos. En realidad, el prstamo es individual-familiar y
fue utilizado en este mbito para sostener una lgica de produccin que tambin es individual.
La influencia de la Casa Campesina tambin ha sido percibida como positiva por parte de los campesinos
excooperados y, segn Ferraro, reemplaz en su memoria histrica el papel de los antiguos padres religiosos
del sistema de hacienda tradicional por uno nuevo y ms eficiente. El tiempo de los padres parece haber
regresado en versin moderna, y una en la que, por su carcter religioso y legal, todava juega un rol clave en
la comunidad (Ferraro, 2004, 112).
La modernidad entre estos productores signific sobre todo el apoyo a la produccin lechera, asunto que
haba estado latente desde la misma poca de las cooperativas (Furche, 1980). La produccin lechera se ha
incrementado notablemente. As, segn Chiriboga, la produccin de las organizaciones de Cayambe
supera los 30.000 litros diarios, es decir que hay un crecimiento por ao mayor al 100%. Los
rendimientos actuales estn entre 10 y 12 litros por vaca, frente al promedio anterior en
pequeos productores que era de 5 litros por vaca8 (2008, 173).
Entre los efectos del programa de microcrdito implementado por la Casa Campesina, se mencionan la
renovacin de pastizales y la incorporacin de sistemas de riego por aspersin, que permitieron que la
produccin de leche por hectrea pasara de 12 litros a un promedio de 39 litros (Herrn, 2011, 65-66).
Igualmente incidieron en la diversificacin de la produccin familiar y la participacin de la mujer en el
acceso a crditos de comercializacin.
Pero el papel central de la articulacin actual de los campesinos lecheros con el mercado sin duda se debe a
la accin de la AGSO, que permiti a estos productores disponer de nueve tanques de enfriamiento de la
leche ubicados en igual nmero de comunidades para de este modo vincular la produccin campesina con la
produccin agroindustrial de las plantas lecheras. Sealemos, adems, que esta vinculacin no era nueva
pues, en la misma poca de las cooperativas, una importante fraccin de la produccin de cereales abasteca
a los molinos locales y a la industria cervecera (MAG-JUNAPLA-IERAC, 1977). Existan entonces
encadenamientos productivos en torno a la produccin de cereales pero los campesinos conservaban en sus
parcelas un nivel importante de produccin vinculado a la autosubsistencia (papas, maz, cebada, etc.).
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Actualmente, el encadenamiento se realiza en torno a la leche y a varias empresas agroindustriales (entre las
que destaca la AGSO), que adems dotan a los campesinos de asistencia tcnica, cursos de capacitacin,
mejoramiento gentico, etc.9
Uno de los efectos de la intervencin de las ONG y posteriormente de la agroindustria en el territorio ha sido
sin duda el cambio profundo en el patrn productivo de las familias campesinas: de agricultores a ganaderos
o, si se quiere, de agricultores parcialmente vinculados al mercado a ganaderos plenamente mercantiles.
Considerando el caso de la comunidad La Chimba como representativo del territorio analizado, los datos de
la figura 3 muestran el crecimiento sostenido de los pastos a partir del ao 2000 en detrimento de los cultivos
tradicionales (papas, maz, mellocos, leguminosas y hortalizas), que son componentes bsicos de la
alimentacin de las familias campesinas. La ganadera lechera se ha convertido en la principal actividad
productiva y en la fuente ms importante de ingresos de las familias campesinas, mientras que los cultivos
tradicionales se han convertido en marginales y no alcanzaban a satisfacer el consumo familiar. Como lo
indican algunos estudios en curso, las familias deben adquirir productos agrcolas que antes se producan en
el territorio de intermediarios que circulan por las comunidades o en ferias y supermercados de las ciudades
ms cercanas (Martnez, G., 2013).
Figura 3
Siguiendo la propuesta de Pecqueur (2000; 2005), el territorio es conceptualizado en este trabajo como el
resultado de relaciones entre actores, anclados a un espacio geogrfico delimitado, que tratan de identificar
para luego resolver un problema social o productivo compartido, a partir de soluciones endgenas basadas en
la valorizacin de recursos y activos territoriales. El anlisis de fenmenos sociales a nivel del territorio
requiere sobrepasar la idea que define el territorio nicamente como un espacio fsico o geogrfico. En
efecto, el territorio debe ser primeramente analizado como un espacio apropiado y gestionado por un grupo
social consciente de esta apropiacin que a su vez posea un sentimiento de pertenencia e identidad (Brunet,
Ferras et Thry, 2009, citado por Baudelle et al., 2011, 16).
Durante la fase de reforma agraria, las estrategias de los campesinos organizados en comunidades apuntaban
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claramente hacia un proceso de recuperacin de las tierras de hacienda, lo que podra ser considerado como
el inicio de un proceso de territorializacin, no slo como ocupacin fsica del espacio sino tambin como
un mecanismo generador de un sentimiento de identidad, capaz de crear sociabilidad y solidaridad entre
diferentes actores (Rieutort, 2009). No obstante, a partir de una mayor vinculacin con las agroindustrias
lecheras, se pueden detectar procesos que desestructuran las estrategias familiares y comunitarias de los
campesinos y consolidan nuevos procesos ms vinculados hacia afuera del territorio.
Lo menos que se puede decir es que, actualmente, las relaciones mercantiles predominan en este territorio
que se ha tornado complejo con la presencia de nuevos actores externos (empresas lecheras), que dominan e
imponen su lgica productiva debido al peso del capital econmico del que disponen y a la progresiva
debilidad de los actores internos (campesinos familiares), quienes se polarizan y no logran responder sino
individualmente a las demandas y presiones del mercado, en gran medida causado por el debilitamiento
progresivo de su capital social. En este sentido, las empresas agroindustriales organizan el espacio social,
imponen los ritmos de vida, los lugares de vida y las actividades cotidianas y cdigos socioculturales
nuevos (Requier-Desjardins, D.; Guibert, M., y Bhler, . A., 2014, 55).
El espacio social se ha reconfigurado de acuerdo a la posicin que ocupan los actores sociales, a la
disponibilidad de capitales (econmico, social y cultural) y a su volumen global. Segn Bourdieu (1995;
2013), estos son los elementos centrales de la definicin de campo social, un concepto muy til para estudiar
los cambios que se han generado en el territorio.
De esta forma, se ha estructurado un nuevo campo social en cuyo vrtice se encuentran la AGSO y las
empresas lecheras, en una situacin intermedia se ubican las ONG (Casa Campesina, Cooperacin Externa)
y en una posicin subordinada se ubican las unidades familiares productoras de leche. Hay que mencionar
que anteriormente en el vrtice se encontraba el Estado (IERAC), que haba reemplazado histricamente a la
Iglesia (Comunidad de Mercedarios), en un proceso en el cual poco a poco los campesinos organizados en
comunidades haban recuperado posiciones hasta convertirse en los actores predominantes del campo social
hacia principios de la dcada del ochenta del siglo pasado. En una situacin intermedia, se ubicaban los
tcnicos del IERAC y los intermediarios de la leche (piqueros). No obstante, la actual vinculacin mercantil
ha configurado el nuevo campo social en el que los productores campesinos vuelven a ocupar un lugar
subordinado.
En este sentido, se puede decir que es un territorio donde se han desarrollado estrategias campesinas exitosas
pero que no han logrado completamente dominar al mercado; al contrario, el mercado finalmente ha
configurado un territorio donde las empresas capitalistas imponen su lgica a travs de la agricultura de
contrato, conocida tambin como negocios inclusivos, una poltica implementada hasta hace poco por el
Ministerio de Agricultura, Ganadera, Acuacultura y Pesca (MAGAP) cuya finalidad era articular la
produccin mercantil de las agriculturas familiares con las denominadas empresas ancla (en realidad,
agroindustrias nacionales y extranjeras). Actualmente, esta vinculacin es liderada por la AGSO y por varias
empresas lecheras relacionadas con programas estatales, como Alimentacin escolar y Alimntate
Ecuador del Ministerio de Integracin Econmica y Social (MIES), que pretenden disminuir la desnutricin
de los sectores ms vulnerables del pas, especialmente del rea rural.
Las tendencias que ahora se despliegan en el exterritorio cooperativo apuntan hacia la conformacin de una
agricultura familiar que responda eficientemente a las demandas de la industria lechera, pero que al mismo
tiempo incuban una serie de fenmenos que apuntan a la conformacin de un campo social cada vez ms
complejo y que requieren una mayor investigacin fuera de los lmites de este trabajo.
En primer lugar, existe un importante proceso de diferenciacin social, dado que hay un punto de partida
diferente en la redistribucin de la tierra acaecida en los aos noventa. Los exhuasipungueros obtuvieron
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ms tierra que el resto de campesinos. Hay un mercado de tierra interno que seguramente consolida a
campesinos con mayores recursos que pueden responder con ms eficiencia a las demandas de la industria
lechera.
En segundo lugar, la especializacin lechera est afectando la produccin agrcola de alimentos para
consumo domstico; esto se debe a que los pastos se convierten en un monocultivo a expensas de los cultivos
tradicionales campesinos (cereales y tubrculos). Segn un entrevistado, ahora hay que comprar todo para
comer. Los impactos son notables en el paisaje agrario, en el que predominan las vacas pastando en las
franjas de tierra familiar campesina, pero sobre todo se trata de una actividad que no genera mayor empleo,
pues en realidad no se necesita sino cuatro horas de trabajo, dos en la maana y dos en la tarde. Esto libera la
mano de obra de jvenes que pueden integrarse como asalariados en las plantaciones de flores, as como en
actividades de construccin y servicios ubicadas en el mismo cantn Cayambe o en cantones vecinos como
Tabacundo u Otavalo.
En tercer lugar, el surgimiento de nuevas fuentes de empleo en territorios cercanos, como el trabajo
asalariado en las plantaciones de flores, en la construccin y en servicios, ha generado a su vez una economa
de consumo desvinculada de la inversin productiva entre la poblacin joven. 10 Segn la opinin de un
dirigente de la parroquia de Olmedo,
Al disponer de una buena infraestructura vial (camino asfaltado), la vinculacin con la agroindustria corre
por cuenta de los mismos productores; de esta manera, el transporte de la leche, vital para el buen
funcionamiento de la cadena productiva, ha generado una demanda de vehculos pequeos (camionetas y
motos), utilizados cada vez ms por los productores lecheros con mejores recursos, lo que ha significado la
casi desaparicin de los intermediarios (piqueros).
En cuarto lugar, existe un deterioro del significado de los trabajos comunitarios tradicionales, especialmente
de la minga. As, frente a una pregunta sobre la existencia de tierras comunales, un campesino de la zona
contest:
Ya no, pero la minga s. Ponen pretextos que van a cortar el agua, el agua de consumo, el agua
de riego, entonces de ley toca trabajar. Pero no sacamos nada, solo que vamos acabando la vida.
Minga. Minga. Minga, a veces cada semana minga, el que va de remplazo cobra diez dolaritos.
Ahora es ms jodido que cuando era la cooperativa.12
Si bien la dinmica organizativa todava pasa por la comunidad, el eje de la dinmica productiva se da en
torno a la produccin familiar y a las asociaciones lecheras. Se constata tambin un deterioro de relaciones
de reciprocidad tradicionales como el prestamanos o el intercambio de productos en la medida en que
predomina una lgica individual-familiar en la produccin lechera.
Se puede concluir que las dos formas principales de vinculacin mercantil (negocios inclusivos y trabajo
asalariado) no apuntalan el tema de la soberana alimentaria en el territorio; al contrario, generan una alta
dependencia del mercado. Hasta qu punto esta situacin produce una desestructuracin interna en estas
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asociaciones, sobre todo en las dimensiones culturales y sociales que les impiden posicionarse mejor en el
campo social actualmente dominado por los agronegocios?
Por ltimo, el punto ms neurlgico de todos estos cambios inducidos por el mercado es, sin duda, el
organizativo, cuyo deterioro es percibido claramente por los dirigentes indgenas locales que ocupan los
puestos ms representativos del poder local (Junta Parroquial). La apuesta de las autoridades indgenas
locales es impulsar la estrategia de los gobiernos comunales para recuperar las deterioradas prcticas
solidarias y fortalecer tanto la autoridad comunitaria como el poder de decisin de las bases a travs de la
figura de la asamblea comunal 13. Pero este es un proyecto de largo plazo que requiere la consolidacin del
capital social tradicional y la reactivacin de las relaciones de reciprocidad que puedan generar un
contrapoder social que neutralice en el territorio a la actual dinmica econmica de los agronegocios. En la
balanza de las decisiones comunales sobre lo que ocurre en este territorio estn, por un lado, los beneficios
inmediatos del acceso al mercado y a las mercancas de prestigio social y, por otro, la prdida de la soberana
alimentaria y, a mediano plazo, de la fertilidad de las parcelas orientadas al monocultivo de pastos.
A manera de eplogo
Este artculo sintetiza los principales cambios que se han dado en un territorio en donde se implement un
proceso de reforma agraria en los aos sesenta que permiti a los campesinos indgenas impulsar en un
primer momento un proceso de territorializacin al ocupar las tierras de la hacienda e implementar sus
estrategias y lgicas productivas. En un segundo momento, a travs de la intervencin de ONG y
posteriormente a travs de la vinculacin con las agroindustrias lecheras, se han generado profundos cambios
en las estrategias productivas, sociales y culturales en la medida en que responden a dinmicas externas no
controladas por los productores familiares campesinos y que apuntan a una desestructuracin del territorio.
Considerando que se trata de una zona de histricas luchas campesinas, donde se encuentra incluso enterrada
Trnsito Amaguaa, una de las lderes histricas del movimiento indgena y una de las fundadoras de la
Federacin Ecuatoriana de Indios (FEI) en 1946 y miembro del Partido Comunista del Ecuador (Becker,
2007), sorprende, por decir lo menos, que el vrtice de la vinculacin productiva y organizativa de estas
familias indgenas sea la AGSO, una organizacin empresarial capitalista que ha logrado articular con xito
la dinmica lechera de estos pequeos productores. Finalmente, el capitalismo, al parecer, se consolida
sobre las cenizas del movimiento indgena de la sierra? De hecho, la AGSO ha venido a reemplazar en el
imaginario campesino a la Casa Campesina y, por supuesto a los lderes del Partido Comunista que formaron
la Federacin Ecuatoriana de Indios (FEI), en gran parte sobre la base de las luchas desarrolladas en este
territorio en los aos cuarenta y cincuenta del siglo pasado.
Nos preguntamos si la reforma agraria y el modelo cooperativo fueron al final importantes instrumentos para
convertir a los campesinos y a las comunidades al mercado capitalista, en el sentido de aceptar sus reglas,
sus comportamientos y sus cdigos (Bourdieu, 2003). Incluso ahora, las comunidades articuladas en los
hechos a la dinmica productiva del encadenamiento lechero, hasta hace poco denominado negocio inclusivo
en la jerga de las polticas pblicas para el agro del actual Gobierno, siguen, por ejemplo, utilizando la minga
para obtener trabajo gratuito que beneficia en ltima instancia a las empresas capitalistas. Mientras tanto, el
discurso de la AGSO permite a estos productores que se sientan parte de su estrategia productiva:
AGSO hace un llamado a consumir leche, como apoyo a pequeos productores y evitar
migraciones del campo a la ciudad. Con solamente aumentar un sorbo de leche por cada
ecuatoriano, se incrementara el consumo y se sostendra la produccin. 14
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reforma agraria es que ahora pueden enviar a sus hijos a estudiar incluso a la universidad, lo que implica que
tienen ingresos para ello. La estrategia individual, entonces, no puede ser satanizada respecto a la colectiva
pues ha permitido la consolidacin de un capitalismo basado en las dinmicas familiares que evidentemente
no era el mismo con el que se especulaba desde la tecnocracia en los aos sesenta. Sin embargo, queda la
pregunta abierta de si esta modalidad es la ms ptima para el territorio por ahora dominado por los intereses
de la agroindustria o si existe una alternativa que logre recuperar la actual alicada forma comunitaria, las
relaciones de reciprocidad y se proyecte en modelos asociativos que puedan ser la base de un desarrollo
territorial diferente.
Notas
1 Doctor en Sociologa por la Universidad de Pars III, Sorbonne Nouvelle. Ha publicado recientemente:
(2014) La heterogeneidad de las agriculturas familiares en el Ecuador. En Craviotti, C. (Comp.).
Agricultura Familiar en Latinoamrica (pp. 57-79). Buenos Aires: CICCUS. (2014) De la hacienda al
agronegocio: agricultura y capitalismo en Ecuador. En Almeira, G.; Concheiro, L.; Mendes Pereira, J.M. y
Walter, C. Capitalismo, Tierra y Poder en Amrica Latina (1982-2012) Vol. II, (pp. 123-158). Buenos Aires:
UAM, CLACSO, Pea Lillo Continente. (2012) Apuntes para pensar el territorio desde una dimensin
social, Ciencias Sociais Unisinos 48 (1), pp. 12-18.
4 No abordamos otros procesos de reforma agraria implementados en otras regiones del pas, como la costa,
donde estaban presentes el enclave bananero controlado por empresas multinacionales y una diversidad de
actores sociales (capitalistas extranjeros, empresarios nacionales, pequeos productores y asalariados rurales)
(Striffler, 2002).
6 Un gran porcentaje de la produccin de trigo es absorbida por los molinos La Unin de Cayambe y el
Censo y Superior de Quito (ERA, 1977, 36). La mayor parte de la produccin de cebada ha sido destinada a
las compaas cerveceras nacionales, especialmente con la Compaa Ecuatoriana de Cervezas y Maltas, que
procesa el producto (ERA, 1977, p. 37).
8 Segn una entrevista realizada en La Chimba, slo en esta comunidad se estaran acopiando 20.000 litros
de leche. Entrevista realizada a F.Q, 6 de noviembre de 2010.
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9 Como detalle sealemos que los productores estn bien informados de las negociaciones de la AGSO con
el gobierno ecuatoriano para exportar leche a Venezuela y a China, a travs de un boletn que se encontraba
disponible en una planta enfriadora de la Asociacin Agropecuaria El Ordeo.
10 Adems, por primera vez surgen en este territorio pequeos invernaderos para la produccin de flores,
articulados a empresas florcolas que buscan de esta manera externalizar la produccin a travs de contratos
con pequeos productores que no necesitan mucha tierra, pero s bastante capital. Se trata de un tema nuevo
que merece investigarse y que tiene relacin con el alto grado de mercantilizacin del territorio.
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