CMO COMPRENDO YOGA
EL ESPRITU DE LOS UPANISHADS
Swami Shivapremananda
CMO COMPRENDO YOGA
[Una entrevista con Swami Shivapremananda, por Adriana Ferrari, publicada en la revista Yoga Integral, N2, 1989,
Buenos Aires]
Despus de graduarse en Ciencias Polticas, Historia y Literatura, Swami Shivapremananda ingres al monasterio de
Swami Sivananda en los Himalayas, siguiendo su vocacin espiritual, y estudi all filosofa de Oriente y Occidente, y
religiones comparadas.
Dict ctedra desde 1949 a 1961 en la Academia Yoga-Vedanta de Rishikesh, y fue editor de dos revistas filosficas y otras
publicaciones literarias, participando a su vez en diversos servicios sociales de ayuda a los menesterosos de su pas. Visit
tambin varios antiguos monasterios en los Himalayas y el Tibet en su bsqueda espiritual.
En 1961, invitado por grupos culturales y educacionales, realiz una gira de conferencias por Suiza, Alemania Occidental,
Inglaterra y Canad, y lleg a los Estados Unidos para organizar Centros Yoga-Vedanta en Milwaukee y Nueva York. Desde
1961, Swami Shivapremananda est dictando cursos filosficos y psicolgicos, de meditacin y ejercicios Yoga en varios
pases de Europa y ambas Amricas, en sus universidades, centros culturales e institutos de Yoga.
Nuestro Maestro vino por primera vez a Buenos Aires y Montevideo en 1962 para fundar el Centro Sivananda Yoga-
Vedanta de la Repblica Argentina y asumir el cargo de la direccin del Centro Sivananda Yoga-Vedanta del Uruguay. En
1965 fund el Centro de Santiago de Chile. Desde 1962 el Maestro dirige regularmente las actividades de estos tres centros
como su gua mximo y presidente y rector de los mismos.
Autor de Plticas sobre Yoga, Introduccin a la Filosofa Yoga, Aspectos Filosficos y Psicolgicos del Yoga, La
Inmanencia de lo Eterno y Ventana del Alma, nos trae mediante su mensaje espiritual, no slo comprensin entre Oriente y
Occidente, sino ayuda para aplicar y realizar nuestros ideales en la vida cotidiana. Todas sus actividades se realizan con los
auspicios de los Centros Sivananda Yoga-Vedanta de Argentina, Uruguay y Chile, organizados con personera jurdica y sin
fines de lucro.
A mediados del ao 1988, cuando Swami estuvo por ltima vez en Buenos Aires, Adriana Ferrari mantuvo con l la charla
que sigue:
Adriana Ferrari:
En 26 aos que usted viene regularmente a la Argentina, ha notado un cambio en la actitud hacia el yoga?
Swami Shivapremananda:
Por lo menos en el Centro que dirijo, hay una mayor madurez en la comprensin de los valores espirituales que el Yoga
representa. Cuando yo vine por primera vez a Buenos Aires haba mucha fantasa sobre Yoga, sobre mitos que no se pueden
probar. A la gente le gustaba ms las cosas irreales que enfrentarse con la realidad de la verdad, verdad como aspiracin
espiritual. No tenan un concepto de verdad como realizacin de los ideales espirituales. La primera calificacin de la verdad
es verificacin.
A.F.:
Para usted, Swami, qu es Yoga?
S.S.:
En Occidente se tiene la creencia de que Yoga es principalmente Hatha Yoga, y no lo es; Hatha Yoga es el Yoga de
ejercicios fsicos y respiratorios.
La base del Yoga es la filosofa Vedanta. Yoga ha sido principalmente una aspiracin para buscar la identidad espiritual a
travs de la meditacin. El Yoga se desarroll en la India, donde se dice que se hallaron antiguas esculturas anteriores a la
llegada de los arios (1.800 a.C.), representando figuras con las piernas cruzadas. Entre los indios de Amrica Latina y en
Egipto tambin se encuentra esa postura de piernas cruzadas, pero eso no significa que haya sido Yoga. En tiempos de
Buddha se practicaba Hatha Yoga, el cual no se haca para lograr slo una mente sana y buena salud, sino para conseguir
experiencias psquicas.
Desde hace unos 2.300 aos, Yoga empez a ser practicado realmente para lograr buena salud, purificar la mente, y
armonizar las corrientes del sistema nervioso, como un medio de meditacin, para mantener la mente clara y sana.
El ms alto valor del Yoga est en la integracin de los dos aspectos de nuestra naturaleza, humano y espiritual. La meta es
combinar distintos aspectos del Yoga. Necesitamos una comprensin ms profunda y clara, sin fantasas, a travs de la
verificacin de la realidad junto con una aspiracin espiritual: esto es Gyana Yoga. Luego, tambin necesitamos devocin,
puesto que sin amor no se puede tener inspiracin y sublimacin de las pasiones bajas, para poder profundizar nuestros
sentimientos, esto sera Bhakti Yoga.
Adems, necesitamos disciplina mental a travs del Raja Yoga, es decir, reemplazar nuestros instintos burdos por metas e
ideales nobles, y por la prctica de meditacin.
El cuarto aspecto, que es Karma Yoga, sera traducir nuestra experiencia espiritual en el servicio altruista, ya que la obra
determinar la verdad de la fe.
A.F.:
En el Bhagavad Gita leemos: "Es yogui no quien permanece inactivo, sino el que ejecuta las obras sin preocuparse por sus
frutos". Sera sta una explicacin de qu es un yogui?
S.S.:
Ese sera un aspecto del Karma Yoga, es decir, el Yoga del servicio, pero primero hay que explicar qu se entiende por
"frutos", los cuales en el Bhagavad Gita se traducen por el resultado de la accin inspirada en el egosmo. Lgicamente
siempre debemos esperar un buen resultado cuando hacemos algo, si no, no mejoraramos nuestro nivel de eficiencia, pero
debemos hacerlo sin tener un clculo egosta de ganancia particular. Por supuesto que hay que defender nuestra forma de
seguridad material en la vida, pero debera hacerse siempre el trabajo por amor a un ideal, ya que creyendo en un ideal se lo
har cada vez mejor. Por lo tanto, un yogui es quien ama ideales espirituales que slo tienen valor cuando se concretan en la
accin. Cualquier yogui, cualquier religioso, o cualquier persona que crea en una religin debe tener ideales espirituales, si
no, no tiene valor su religin, es slo emocionalismo. Cuando se ama realmente a Dios, la verdad de ese amor se traduce en
amor al prjimo, es cmo se comporta, cmo vive con su familia, en la sociedad, tratando de ayudar a mejorar el nivel de los
que le rodean.
A.F.:
Sus enseanzas han sido siempre a favor de una mejor integracin del hombre en el mundo, pero puede mantenerse la
calma interior cuando se est inmerso en el torbellino y en la aceleracin de la gran ciudad?
S.S.:
Por la prctica se puede encontrar una serenidad interna. Cuando se tienen aspiraciones espirituales, habiendo comprendido
los valores elevados de nuestra vida, la prctica significa poder aplicarlos en distintas circunstancias, formando nuestra
actitud ms sana y fuerte hacia los desafos que se presentan. Por ejemplo: con la restriccin de nuestras expectativas,
excesivas, apegos que sofocan nuestras relaciones con los dems por la posesividad, deseos exagerados y tambin educando
y sublimando nuestro egosmo, vanidad y prepotencia.
Al fin, vivimos para tener un sentido de vivir, ya que vivir es la manera en que formamos nuestros valores, cmo los
realizamos, expresamos y experimentamos en nuestra vida cotidiana. Vivir es realizar al mximo nuestro ser. Vivimos en una
familia para sentir una satisfaccin espiritual con sus integrantes, tenemos amigos no porque solamente nos sirven para
entretenernos, sino que debemos satisfacer nuestro corazn compartiendo valores espirituales con ellos.
Cuando se ha logrado la experiencia de la serenidad interna y se puede mantener un equilibrio, se puede vivir en cualquier
ciudad. No es cierto que al estar en el campo uno est tranquilo.
En el Bhagavad Gita se dice que una persona sentada haciendo meditacin puede tener su mente divagando y estar con gran
agitacin interna, ya que est inmersa en actividad mental. En cambio, otra persona, cuya mente puede estar calma an en
medio de la accin, tiene serenidad interna. Sentado uno puede estar muy inquieto y trabajando puede estar muy tranquilo.
No ser perturbado si tiene fortaleza interna.
A.F.:
Usted ensea que se debe sublimar el ego, a no disolverlo. Qu significa sublimar?
S.S.:
Para sublimar debemos primero restringir. Cuando nuestro ego quiere poner su peso sobre otros egos se necesita restriccin,
lo cual no quiere decir represin, sino que debemos respetar el derecho de pensar de otras personas. Nos podemos comunicar
bien con otra persona solamente si respetamos su opinin. No es correcto querer imponer nuestro ego. Debemos educarlo
practicando la modestia, sabiendo que tenemos mucho por aprender. Es un proceso que se va dando a medida que
aprendemos que hay valores superiores al del beneficio personal.
Sublimacin del ego sera, entonces, superar nuestro ego burdo, nuestro egosmo. Claro est, que estamos obligados a
tomar decisiones en la vida. La eleccin es inevitable y sin ego no podemos hacerlo, nos convertimos en dependientes de otra
persona. Es mejor que uno sufra por su propia eleccin que por la eleccin equivocada de otra persona.
A.F.:
Necesitamos la gua de un maestro o gur?
S.S.:
Todos necesitamos de maestros para aprender sobre varios temas de nuestra vida, pero yo no creo que un maestro espiritual
deba convertirse en el dueo del destino de un discpulo. Nadie debe entregar a otro la responsabilidad personal de elegir su
propio camino y caminar.
El gur puede mostrar el camino, puede explicar, puede ayudar en el proceso del entendimiento de las enseanzas
espirituales, pero yo no creo que debamos entregar nuestra voluntad a otro ser humano. Podemos aprender, podemos respetar
a quien merece respeto, podemos tener devocin hacia almas nobles, ya que siempre necesitamos inspiracin en nuestra vida
y, si encontramos un maestro, si podemos vincularnos con l, debemos aprovecharlo para aprender y tener su inspiracin.
Pero un maestro no debe ser solamente sabio, debe tener cualidades espirituales en su vida personal, y sus obras deben
merecer respeto debido a su rectitud. Deberamos encontrar estas cualidades en un maestro: integridad, altruismo, amor puro,
sublimacin de las pasiones bajas y humildad.
Su sabidura debe estar basada no en misticismo, sino en un examen riguroso de la bsqueda de la verdad.
A.F.:
Cmo se lograra mantener el mayor tiempo posible la felicidad?
S.S.:
Nadie puede mantener esa profundidad mucho tiempo. Son instantes, porque la mente tiene que volver a la dualidad para
tomar decisiones, pero no por eso se debe perder la paz interna. Cuando actuamos, cuando vivimos, cuando hacemos un
trabajo, se puede sentir una satisfaccin, pero eso no es felicidad. Cuando nos involucramos en la sensacin de posesin, en
la sensacin del cuerpo, del xito, del poder, no sentimos felicidad sino placer. La felicidad es una plenitud espiritual. Ella se
logra en una meditacin profunda, en una unin con nuestro ser espiritual, o sea, con la presencia de Dios en nuestro interior.
A.F.:
Entonces, slo la lograran los grandes hombres?
S.S.:
No. No es as, porque muchos grandes hombres, maestros, santos, tenan la experiencia de felicidad profunda slo por
momentos. Si leemos sus vidas vemos que estaban muy apenados por el sufrimiento espiritual y fsico de los seres humanos.
Cuando uno vive rodeado de tantas personas infelices, no es moral que uno quiera estar siempre feliz, ya que debemos
compartir los sufrimientos de nuestros vecinos en la tierra. Si no sentimos el sufrimiento de los otros no los podemos ayudar,
no conocemos la compasin.
A.F.:
Puede ser tambin que cuanto ms santos eran ms claramente vean sus errores y se juzgaban?
S.S.:
S, ms se juzgaban a s mismos, y al encontrar sus deficiencias, ms sufran por ellas. No es correcto que un maestro est
siempre feliz. Cualquier experiencia profunda, si se mantiene prolongadamente, pierde su profundidad.
Es un mito del Yoga, el cual podemos encontrar en varios libros, de que hay que estar siempre feliz.
A.F.:
Qu es tener paz espiritual?
S.S.:
La verdadera paz espiritual es una nobleza del espritu, y cuando se logra esa serenidad interna, se es una persona
productiva, se es capaz de concretar los ideales en el trabajo, en la relacin con los dems, se piensa en cmo ser til y en
cmo compartir esos mismos ideales con todos. Esta es la meta real de la paz espiritual. Pero cuando algunos la buscan en
grupos de meditacin, como tambin en muchos conventos, se aslan, no se quieren involucrar en responsabilidades; esto es
escapismo.
Yo, personalmente, conozco monjes que no han hecho jams un dao a nadie, siempre mantienen la paz, pero tampoco han
hecho nada por otros, y para vivir debemos estar en contacto con otros. Nadie puede vivir solo.
A.F.:
Entonces, no es su meta el samadhi (conciencia trascendental)?
S.S.:
Samadhi llega automticamente cuando se logra un estado de purificacin, aun cuando uno est sirviendo puede
experimentarlo. Samadhi es un estado de meditacin muy profundo, pero no se puede mantener continuamente.
A.F.:
Podra usted explicarnos qu es meditacin?
S.S.:
La meditacin es un proceso de bsqueda de la serenidad interna, pero su valor real es el de hacer sentir la identidad del yo
con su fuente espiritual, es decir, llegar a amar una presencia sagrada en el corazn.
Meditacin no es meramente relajar la mente en un proceso autohipntico repitiendo un mantra, unas letras, una palabra
sagrada o un grupo de palabras sagradas.
La mente es un campo de energa y cuando existen varias pulsaciones de energa dispersa en distintas direcciones, se
produce un conflicto en la mente y sta pierde energa. Cuando capturamos estas pulsaciones a travs de la repeticin
continua de un mantra, la energa se mueve en crculo y al hacerlo prolongadamente, en este patrn de energa, se produce un
equilibrio que sera un pequeo grado de autohipnosis. La mente siente as calma y serenidad y descarga tensiones.
Pero esto no es suficiente. Repetir un mantra es un aspecto de la meditacin. Lo ms importante es amar una presencia
sagrada en el corazn, sentir el cuerpo como un templo, la mente como un altar, y sobre este altar sentir la esencia espiritual
de nuestro ser. Junto con ello sentimos claridad mental, ms fortaleza interna, ya que nos sentimos acompaados y todo esto
nos permite ser ms comprensivos.
Existen varias tcnicas en meditacin, algunas de las cuales seran: concentrndose en el aliento, repetir "paz y liberacin",
sincronizndolo con la inspiracin y la expiracin sintiendo la frescura en los nervios dentro de la cabeza y la tibieza dentro
del pecho o las fosas nasales, respectivamente.
Tambin se puede repetir un solo mantra para acostumbrar la mente a su estructura sonora, a fin de grabar sus surcos en el
subconsciente, como otro medio de concentracin.
Podemos hacer un ejercicio de autosugerencia para sembrar en nosotros ideales espirituales, repi tiendo, luego de elegir las
siguientes afirmaciones, de acuerdo a la preferencia y necesidad individual y memorizarlas.
Al inhalar, sintiendo la respiracin, se repite mentalmente de manera lenta y con una profunda conviccin: "paz es mi
naturaleza real" y al exhalar: "no el conflicto". Se repite la frase tres o cuatro veces, luego se trata de absorber el significado
en silencio. Se contina con "amor es mi naturaleza real", "no el egosmo"; "la verdad es mi naturaleza real", "No la
falsedad"; "felicidad es mi naturaleza real", "no la infelicidad"; "fortaleza es mi naturaleza real", "no la debilidad"; "libertad
es mi naturaleza real", "no la atadura".
Yo deseara que la gente sepa que la meditacin es mucho ms que repetir un mantra, ya que por sobre todo debe existir una
cultivacin de los ideales espirituales, una autosugerencia sobre las cualidades para la formacin del carcter y un llegar a
sentir al yo unido con su fuente espiritual, que es Dios.
A.F.:
En uno de sus libros usted dice que no puede conocerse a Dios por medio de la mente y que slo emergiendo en l se lo
realiza. Puede aclararnos esto?
S.S.:
Dios es el espritu trascendental, trascendental en el sentido de que est ms all de la materia y al mismo tiempo dentro de
ella. Este espritu lo sentimos ms por nuestra emocin purificada que por la lgica del intelecto. Dios es la fuente del espritu
con el que nos vinculamos por la devocin, que es una emocin sagrada; elevamos nuestro corazn y sentimos la presencia
de Dios. Despus de lograr el acercamiento a nuestro espritu, sentimos paz y serenidad. Pero tenemos que concretar los
ideales espirituales que representan a Dios; en todas las religiones encontramos el ideal de Dios expresado por valores
espirituales. Para comprender eso necesitamos del intelecto y necesitamos de nuestro discernimiento para una accin
correcta.
[Cortesa: Yoga Integral, No 2, 1989]
EL ESPRITU DE LOS UPANISHADS
La realizacin del sentido de pertenencia es una de las necesidades primordiales del hombre. En todas las civilizaciones la
pregunta sobre nuestro origen y la razn de nuestra existencia ha inquietado a los pensadores, que buscan una seguridad
interna y el por qu vivimos. El hombre comenz a expresar su relacin con su entorno hace algunos 40.000 aos, a travs de
sus pinturas y, posteriormente, tocando su flauta de bamb.
Hace nueve mil aos, las comunidades agrcolas ya vivan en las orillas de los ros Eufrates, Tigris, Jordn, Nilo y
Amarillo. En la India, la agricultura se remonta a unos 6.000 aos, cuando las comunidades primitivas prosperaron alrededor
de cinco ros (pancha apas, de donde deriva el trmino Punjab).
Las lluvias e inundaciones, tan necesarias para la agricultura, le dieron al hombre un sentido de conexin con la
naturaleza. Desde su ms temprana formacin, la mente primitiva se asustaba de estas fuerzas naturales, como relmpagos,
truenos, tormentas, terremotos, muerte. El miedo fue el compaero constante del hombre, y an lo es hoy da, pero en forma
ms razonable. Su vida fue y es violenta, porque l ha evolucionado de estas fuerzas brutales.
Somos cpsulas individuales de miles de millones de clulas, cada una con su propia inteligencia limitada y semejante,
que conlleva no slo las huellas de su propia forma fsica y sus tendencias patgenas, sino tambin sus propios patrones emo-
cionales y de carcter, en continua transformacin, evolucionando, adaptndose, mutando en relacin con su entorno y a
travs de su propio impulso, como tambin por esfuerzo individual.
La idea de que el hombre se origin de alguien que no era un bruto, sobrevino ms tarde, para ayudarlo a sobrellevar su
naturaleza brutal con un mejor sentido de identidad, porque esta identidad, en direccin ascendente, serva mejor a sus
propsitos, seguridad, realizacin. Sin embargo, los inventores de tal identidad extendieron su propia e imperfecta naturaleza,
haciendo del creador divino un ser disgustado de su propia creacin, y que despus de todo trat de liquidarla a travs del
diluvio (Gnesis). El hombre transfiere su inseguridad y celos haciendo que Dios exija que ningn otro dios sea adorado y,
amenazando que, si otros dolos eran venerados, no slo sera castigado el adorador, sino tambin sus hijos y nietos,
revelando as el carcter vengativo del hombre (los dos primeros mandamientos).
Los ms hbiles entre los hombres explotaron el miedo de la gente a la sobrevivencia, inventando una serie de ritos para
que las entidades sobrenaturales o dioses ligados a las fuerzas naturales visibles y amenazadoras, incluyendo las
enfermedades y la muerte, se mostrasen propicias. As fue creada una casta que tena por finalidad, asegurarse de la
conmiseracin de los dioses hacia los hombres. El rasgo asesino de la naturaleza del hombre se expres a travs de los
sacrificios humanos, de aquellos seres que le disgustaban, o de los cuales senta envidia. Luego, su relacin con lo
sobrenatural se torn un poco ms civilizada; lo advertimos en el sacrificio del toro en Sumeria, o del caballo en la antigua
India (ashwamedha yajnd), o del carnero en Judea.
En la India vdica, hace 3.800 aos, los poetas comenzaron a cantar himnos de alabanza, dedicados a entidades que
representan las fuerzas naturales, porque el hombre senta temor de ellas; tales fuerzas eran los relmpagos (Indra); pero estos
himnos estaban dirigidos tambin a entidades, cuya benevolencia se necesitaba para la agricultura (Va-runa) y la
sobrevivencia (Vayu y Agni). Tampoco fue muy diferente la relacin del hombre con Jehov; le tena temor y lo necesitaba
para sentirse protegido. Todas estas reacciones demuestran que nos hemos desarrollado partiendo de las fuerzas de la
naturaleza, reflejando la violencia de la tormenta y la suavidad de la brisa, el dominio del poderoso y la sumisin del dbil.
Hace ms de 3.200 aos, los lderes inteligentes y visionarios como Moiss, trataron de unificar estas fuerzas en un
supremo y poderoso creador, quien exige lo mximo de su pueblo elegido (sic) una obediencia moral o a su ley, que lo hara
acreedor a recibir el amor divino y, en consecuencia, la proteccin de l, siempre que superara sus pasiones (nuevamente, las
fuerzas de la naturaleza), pero podra sucumbir y ser castigado en caso de no vivir de acuerdo a la bondad de Dios, a cuya
imagen y semejanza fue creado; sin embargo, Moiss no explic por qu Dios poda ser tan vengativo como el hombre.
Necesitbamos el poder de los dioses porque, siendo dbiles, nuestra sobrevivencia era precaria. Necesitbamos la
sabidura porque, siendo ignorantes, nuestra vida estaba llena de temores. As, Zeus se convirti en el lder poderoso de los
dioses griegos y, en menor grado, Indra asumi un alto rango entre las deidades hindes. Jehov lleg a ser para los judos el
nico y verdadero Dios, superando y despus descartando todas las dems deidades del Medio Oriente.
VISIN MSTICA
En el ltimo perodo vdico, aproximadamente dos siglos antes de los tiempos de David y Salomn (1.000-900 a.C.), los
Upanishads trataron de unir todas las deidades hindes en un solo espritu mstico, eterno, todopenetrante, infinito, llamado
Brahmn quien, al contenerlo todo, no rechazando nada, hizo que el prejuicio religioso fuese irrelevante, no importando
siquiera su nombre. Naturalmente, no se resolvi el prejuicio social, pero se intent la tolerancia teolgica. La idea de los
Upanishads era la transformacin de una esencia espiritual, primordial y trascendental como el universo, por un principio
creativo (Brahma), y su sostenimiento por una mente csmica (Hiranya-garbha) a travs de las leyes de la naturaleza
(Prakriti). Sin embargo, no se explic, cmo una esencia perfecta pudo convertirse en una creacin imperfecta.
Un producto de esta visin mstica fue Buddha, quien, hace 2.500 aos, pens que el amor entre las personas era ms
importante que lo que uno pensaba acerca de Dios. l pens que el amor era el agua que apagaba el fuego del odio y deca
que, si nuestro hogar se incendiaba, no se preguntaba quin era el causante del fuego, sino que se trataba de apagarlo. As
tambin era intil discutir sobre Dios, habiendo tanto sufrimiento en la vida, y mucho ms importante, encontrar una va para
superarlo mediante un esfuerzo espiritual.
Hace dos mil aos, surgi un gran reformador en una sociedad juda helenizada, para quien Dios era amor, cuya justicia
era moderada por la misericordia. Jess le dio sentido a este Dios del amor, enseando el amor hacia el prjimo, y la
devolucin de bien por mal como un modo de superar la naturaleza vengativa del hombre. l apel a la bondad interna
existente en el ser humano. Como Buddha, l pens que la retribucin de un dao slo perpetuara el mal, siendo la nica
salida hacer lo opuesto.
La inmanencia vdica de Dios, en el sentido de intuir cmo podramos mitigar la vulgaridad, el ideal judo de no tratar a
los dems como no quisiramos ser tratados, la compasin budista, la caridad cristiana y la hermandad musulmana, desde
luego no liberaron la mente de la intolerancia ni de los prejuicios, pero han tenido una influencia civilizadora en la sociedad.
La visin mstica del "rbol de la vida" surge en los Upanishads y ms tarde en el Bhagavad Gita: un rbol que tiene sus
races en el cielo, y su tronco, ramas, hojas y frutos en la tierra. Esto ltimo significa nuestra existencia terrenal, condicionada
por el entorno material, mientras que extraemos la savia de las races que se proyectan hacia nuestra identidad divina.
Los Upanishads hablan de nuestros cuerpos como parte del universo, de nuestra mente como chispa de la inteligencia
csmica, atrapada en la envoltura opaca de la materia, y de nuestra alma como gotitas de la esencia espiritual infinita que se
expresa a travs de la verdad y del amor, de la belleza y de la bondad. Por limitado que sea nuestro entendimiento, en
nuestras mentes limitadas, esta enseanza le da un significado a la moralidad, y otorga a nuestra vida una gracia que sana.
Los Upanishads desestiman los rituales y glorifican a gyana o la sabidura que debe ser usada en forma prctica en
nuestras relaciones humanas. Ellos no le dan importancia al sufrimiento en s, sino que a los medios para poder superarlo
mediante la renunciacin a los apegos y al orgullo, y practicando la verdad, el amor y la autodisciplina. Ellos exigen la
adoracin de Brahmn, realizando tres ideales: rita, que significa la sntesis de justicia, verdad, fe y ley divina; yagna o
renunciamiento a la ignorancia y al egosmo; y tydga o renunciacin a las pasiones, a la vanidad y a nuestra naturaleza servil.
Renunciamiento o sacrificio no es un acto degradante, sino un proceso creativo, porque el conocimiento nos da la libertad
de ser creativos, mientras que la ignorancia y el egosmo nos limitan. Si renunciamos a los apegos y al orgullo, a las pasiones
y a la vanidad, aprendemos a amar de verdad y a relacionamos mejor con los dems. Si buscamos la verdad, mejoramos
nuestra comprensin de la vida y podremos enfrentar sus problemas sin que nos afecte maya, o la ilusin, que deriva de una
percepcin sin sabidura, o bien de una percepcin distorsionada por las pasiones y los apegos.
EL ESPRITU TODOPENETRANTE
El Chandogya Upanishad nos da una visin de un Dios todopenetrante y de la relacin del hombre con l, un tpico elan
de Gyana Yoga:
El espritu infinito
Est arriba y abajo,
Al este y al oeste,
Al norte y al sur;
Realmente es el universo entero.
Luego, en el mismo Upanishad, est la enseanza de la disolucin de nuestros egos aislados:
Yo estoy arriba y abajo,
Estoy al este y al oeste,
Al norte y al sur,
Realmente soy este universo entero.
Despus de este mensaje referente a la relacin del espritu humano con el espritu infinito y trascen dental, pero
inmanente, el Mundaka Upanishad nos da una visin de nuestro destino:
As como los ros al fluir,
Encuentran su hogar en el ocano,
Dejando atrs sus nombres y formas,
As tambin el hombre, liberado
De su nombre y forma,
Se acerca al espritu divino
Que est ms all de todo.
Esta inseparabilidad de la inmanencia y la trascendencia de Dios es un aporte especial de los Upanishads a la bsqueda
filosfica y religiosa de la humanidad. En el Isha Upanishad se narra la penetracin universal de Isha (Seor o Dios):
El inmvil nico
Es ms rpido que el pensamiento;
Los dioses (intelectos iluminados)
No pueden cogerlo,
Puesto que se aleja apresuradamente de ellos.
Se mueve y no se mueve,
Est lejos (del ignorante)
Y sin embargo cerca (del sabio):
Est en todo el universo,
Y sin embargo ms all de l.
Los Upanishads hablan de un Dios intercambiable con Purusha (ser supremo), con Brahmn (espritu infinito) y con
Paramatman (alma suprema), mientras que se sostiene que tal ser es sin forma, todopenetrante y trascendente, y que el alma o
el espritu del hombre forma parte de l; no una parte del espritu indivisible, sino en el sentido del espacio sin forma en el
interior de un recipiente (ghdtakasha) que asume la forma limitada del recipiente y que aparentemente est separado del
espacio sin forma alrededor de l. El recipiente representa al vehculo (alma) humano.
La gran cantidad de visiones o ideas acerca de Dios pueden compararse con los colores de un arcoiris: la luz blanca del
espritu interior del hombre se refracta en muchos matices de su mente, durante el proceso de tratar de encontrar su ser real a
travs de una cantidad de culturas, religiones y por su aspiracin espiritual. A pesar de que, al considerarlas aisladamente,
estas distintas visiones chocan entre s, en verdad le dan color a la vida y, por ltimo, provienen de la misma fuente.
Este es el espritu de los Upanishads, que brill durante un tiempo en la antigua India. Negar esta visin universal y hacer
de Dios una deidad tribal, es usar la religin como una fuerza obscurantista y divisoria ms que una influencia destinada a la
unidad, a la iluminacin en nuestra vida, lo que la raz latina de la palabra religin significa literal mente: re-ligare quiere
decir reunir. La religin se convierte en opio cuando se aparta a Dios del mundo, para transformarlo en un medio para escapar
del sufrimiento que forma parte de la vida. Esto no resuelve los problemas que causan el sufrimiento, sino que tornan al
hombre insensible frente a ellos, lo anestesian.
La realidad es que el hombre no ha encontrado la felicidad que busca, y en este proceso de bsqueda ha creado un Dios,
producto de su imaginacin. Si la imaginacin es primitiva y dedicada slo a conseguir proteccin, los huesos de sus miedos
y prejuicios resonarn en la estrechez de sus escrituras. Si la imaginacin del hombre se ampla y eleva, transformndose en
aspiracin espiritual, encontrar la realidad de la paz y de la plenitud, y har del mundo, dentro de su capaci dad, un mejor
lugar para vivir. De este modo, el sentido de la vida se realiza individualmente en cuanto se desee y sea capaz para ello. Los
Upanishads proponen formar nuestra vida empleando tres medios:
A travs del amor devocional (bhakt) hacia todo lo noble, o hacia ideales espirituales, cuyo smbolo supremo es Dios, sin
sentir la amenaza de tener que responsabilizarse ante una deidad o arrastrarse pidiendo perdn. A travs de un entendimiento
contemplativo (gyana), tratando de comprender en las profundidades de nuestro sentimiento el significado de estos ideales,
ms que por un esfuerzo intelectual. A travs de la realizacin prctica de este amor por lo noble y significativo (karma),
demostrndolo en la forma en que actuamos frente a los dems, en la forma cmo amamos a nuestros seres queridos, cmo
manejamos nuestros deseos y lo que esperamos de ellos, cmo enfrentamos la adversidad que se pueda cruzar por nuestro
camino, cmo nos recuperamos de las consecuencias de nuestros errores y cmo superamos nuestras men tes y sentimientos a
veces heridos, permaneciendo con el espritu inmaculado.
[Cortesa: Universidad de Londres. Una conferencia dictada en la Facultad de Royal Holloway and Bedford, el 7 de abril de
1987.Traducida por Lucila Broughton.]