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Diario metafisico, Madtid, Gvadarrama, 1969.
Incredalidad 9 fe, Madrid, Guadarrama, 1971
Filosofia pare un tiempo de crisis, Madrid, Guadarrama, 1971.
Beloral | Yeven (ec)
History dee filacfie tom 10,
da fit aK
nitxion 9 ls xXi, 199
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FOTOCOPIADORA.
46 _CEHCE
Ms Beasts (Rae)
Folio SI
190 yee
oP IX Team Poul Sorter
La obra filoséfica’ de Jean-Paul Sartre va acompafiada de
tuna ebra Iiteraria y una obra politica. En una época en
js que para muchos sélo subsisten algunos de los proble
‘mas filosdficos —el problema epistemol6gico, por ejem-
plo—, su obra flosdfica es un intento de devolver a la
Blosofia su cualidad de pensamiento universal. «Método
de investigacién y explicacidn», pero también «arma so-
Gal y politica», la Glosofia realiza ela unifcacién de todos
Jos conocimientos». Es, pues, antes que nada, un métédo
fheuristico y una empresa de luces. Es una praxis cuya
ambici6n es forjar los instrumentos intelectuales que pre-
ise el hombre del siglo 32 para conquistar su autono-
tnia individual, colective e histérica. Esta empresa est
tanimada por una conviceién esencial: bay una verdad hu
fhana cuyo sentido, aun en la impotencia, sigue siendo
Ja libertad, Ast Sartre pods4 responder a cualquier flo-
sofia determinista que, si el hombre es libre, toda em
presa te6rica debe de comenzar por esa evidencia. Sartre
Gpondré a la polulacién de ideas y doctrinas un penss
tuento totalizador que trascenderd la dispersién de las
informaciones heteréclitas para devolver a la conciencia
copnoscente su unidad original. He aquf en términos sin
ddeda demasiado simples el programa de una flosofia que
debe mucho al Siglo de las Luces y que, por medio de
la dialécica, sumerge la clara razén analitica en las come
plejidades y ambigiiedades modernas.
‘Cuando el existencialismo sartriano entré en Liza a par.
tir de los afios treinta, chocé con la oposicién de le casi
totalidad de las filosofias oficiales. Marzistas, cristianos,
191hhumanistas tradicionales, neopositivistas, todos estaben
de acuerdo en ver en ella bien un cripto-idealiamo, bien
tan materialismo, bien un itracionalismo que corzia el ties,
80 de comprometer custro siglos de resultados cientifens
Positives. Perseguido por una sombra de apocalipss, el
existencalismo pasaba por un pesimismo, Tanto @ uncs
como a otros respondia Sartre que su filosofia era un
optimismo pero riguroso, un idealismo pero contestats.
rio, un racionalismo pero ctitico. Se trataba de una cons,
truccién, no de una demoliciin. Mientras tanto, el pri
mer momento de toda ctitic situada era necesariamente
negative, Aun hoy, el pensamicnto de Sartre sigue ac.
|, tuando sobre ciertas mentes como un revulsivo, Desde.
fando una cierta setenidad flosética que considers de
| mala ley, Sartre lege a su lector en el malestar de la
conciencia vivida y, mediante una reflexién purifcadora,
ke invita a interzogar su ignorancia cémplice. Procedents
|, dena toma de conciencia dle la tragedia humana, la flo.
| solla de Sartre se clabora neturalnente em modo impe.
tativo. Sus descripciones ontolégicas son llamamientos,
| Sus andlisis politicos y sociales requerimientos y su moral
‘una intimacién. Lo que no impide que en buena parte
~ 81 obra sige siendo, como dice el mismo Sartre de la
de Marx, la insuperable filosotie de nuesto tiempo»,
Pero toda obra es necesatiamente superable y tal vez uno
de los aspectos més originales del existencialismo sea ol de
arse como tal. Al hablar de Marx, Sartre habla de sf
mismo: :
‘Tan pronto como hays pare todo ef mundo un margen de libertad
ted, mis ald de x produccién de le vida, cf marcomo. deed
Ge ivi una Gosia de la Hbertd ocupard su puesto, Bero'no
{enemos ningin medio, ningin inserumento intelecnal, ninguna
GiRerenca concrete que nos pemntan conceit esa libertad p crt
festa
Podemos descubrir hoy en Ja flosofia de Sartre cuatro
‘momentos: en un primer movimiento, que es el de sus
€
192 ‘ a
imeros ensayos, Sartre funda su propia teoria de Ja
EEockeoda ican; ea un eopundo movitlcan, a del
Liétre et le néant, capta el problema de la naturaleza
humana a través de una teorfa del ser; en un tercer mo-
inl, ld I Clg de arson dete, dena
bases de una antropologia existencialista, y en
titre miei el sgl ei tke
bert, L'idiot de la famille, Sartre elabora, sobre la base
de uaa Slovls rd dee bernd human, wat toi
de la pasividad. De un movimiento a otro hay progresin,
feccionamiento ‘del sistema, descubrimiento. Idealista
[ principio, discfpulo de la fenomenologia alemana
—pero discipulo contestatsrio—, se ha vuelto hoy ma
terialsta. Sin eimbargo, su materialismo no es ni el de la
céencia positivista ni el de los marxistas. Es, una vez més,
tuna forma de idealismo. Sartre lo llama realismo. Pero
hhemos de decir que esa terminologia de la flosotia tradi-
iow jel a np led qu fade
mentalmente una
que confiere una especie de
aturaleza a la conciencia —natureleza que es enters:
mente libertad— es, tal vez, uno de los aspectos de Ia
filosofia de Sartre més incomprendidos.
La conciencia enfoca el mundo de dos mancras dist
tas: mediante la pecepcién se hace tesis realizante; me-
dliante Ia imaginacién tesisirrelizante. Estas son las dos
srandles actitudes isreductibles de la conciencia. «De ello
se desprende que se exclayen mutuamente» En la per
196
cepcién, la conciencia se da un objeto real, trascendente.
Sin embargo, la imagen es una pura produccidn del espt-
rity. No puede, pues, tratarse de una percepeién rena
céente; se rata de una creacién, La percepcién renaciente
proviene de un error: es la ilusién de inmanencia, Ea
cieztos casos patolégicos, en el fenémeno del espejismo
—y habrfa que afiadir, en el mando del determinismo psi-
coldgico— Ia conciencia se encuentra en un atolladero,
Entonces, la conciencia se equivoca y las teorias la si-
gwen. «La ilusién de inmanencia consiste en transferit la
espacialidad y todas las cualidades sensibles de 1a cosa al
contenido psiquico que trasciende la exterioridad. El'cod-
tenido psiquico no tiene estas cualidades: se las Jmaging,
pero @ su manera.» La imaginacién no es, pues, una facil
tad que nos permita hacer imégenes, sino la libertad que
nos permite «{...] considerar el mundo como una nada
con relacién a la imagen [...]», Es su serenel-mundo lo
que constituye para Ia conciencia la posibilidad de imagi-
nar. Es el hecho de una conciencia «situadan, que puede
determinarse como no libre, es decir, como todavia libre.
«Pera que el centauro surja como irreal es preciso, jus:
tamente, que el mundo sea aprehendido como mundoen
clque-l-centauro-no-éxiste [...]». «De este modo —con-
cluye Sartre— Ia tesis de la irrealidad nos proporeiciia
Ia posibilidad de la negacién como condicién suya; shots
biea, éta no es posible sino por el ‘anonadamiento” del
mundo como totalidad y este anonadamiento se ‘nof 1&
vela como el reverso de la libertad misma de‘Ia-coa
EL estudio de Ja imaginaciéa proporcionsba a, sistem
sartriano un elemento indispensable: no hay peroeptio-
res; n0 hay imdgenes. Hay conciencia imaginante y con
ciencia perceptiva. Hay conciencia realizante y conciencia
inrealizante. Nunca se dan separadamente. De este modo,
Sartre expulsabe Ia imagen-cosa de 1a conciencia, como
197habfa expulsado el Ego-cosa, pero sin sactficar la prima
ia de lo real.
El problema de la emocién que Sartre trata en su
Esquisse d'une théorie des émotions, publicado en 1939,
‘es un desarrollo de las tesis de L’imaginaire: «{...] Esta
sfntesis afectivo-cognoscitiva [...] no es més que la es-
‘tructura profunda de la conciencia de imagen.» Este nue-
vo plantesmiento del problema levaba a Sartre a oponerse
una larga tzadicién que pretendia que Ja pesién fuese
experimentada por un sujeto actuado més que actuante,
y que, por consiguicnte, legitimaba un riguroso determi-
rismo psicolégico. Sartre sefialaba, pues, en su extudio de
la emocién, ese importante hecho que muy pronto iba
‘2 oponerle a Freud: la conciencia irreflexiva, esponténea,
que no hay que confundir con una conciencia inconscien-
te, mantiene relaciones de orden existencial con el mundo,
espacio chodolégico» de utensilidad, Este mundo es un
mundo «dificil» y las tareas humanas se realizan en él
segin un coeficiente de adversidad que las determina.
Cuando este coeficiente de adversidad sobrepasa las fuer
vas humanes, «[...] tratamos de vivir (el mundo] como
si las relaciones de las cosas con su potencialidad no
testuviesen reguladas por procesos deterministas, sino por
Ja magiav. Es decir, tratamos de cambiar el mundo. El
miedo se convierte én efingido desvanecimicaton; la tris
teza pasiva es exigencia de no-exigencia; la crisis emocio-
nal se convierte en abandono de responsabilidedes. En
el mundo de Ia afectividad —que no ¢s el de la efectivi
dad—In-conciencia «no tiene como fin ef actuar realmente
sobre el objeton. Se puede decir que esta conciencia es
cexperimentada y actuada, cuando, mediante una reflexién
cémplice, se capta a sf misma como motivada por su ob-
jeto. «{...] La pasién se constituye a partir de esta re
flexién [...]» La pasién no remite, pues, a la pulsién
de una libido cualquiera, sino que ella misma es concien-
cia, Esti gobemada por el cogito. Una.teflexién purif-
198
|
bie 79 82
cadora revelaré que la concienciaemociéa no dispone
sino de una autonomia secundaria con relacién a la mis-
‘ma conciencia, puesto que depende de su funcién inrea-
fizante. Con la disolucién del estado emocional, se res:
tableceré Ia soberania de la conciencia y lo isracional que
dard reducido a las dimensiones més normales de una
‘onducta humana comprensible: Ja magia.
‘Con el Esquisse vermina el primer perfodo de la em-
presa Sloséfice de Sartre. Se halla en poresién del gran
Instrumento de su futura filosofis: una teotia de Ja com
iencia, Esta conciencia es constituyente; es una nada,
tun no-er, Pero se plantea una cuestin: si esta conciencia
‘onstitayente es una conciencia primera, ¢no nos vere-
fnos, 23:0, proyectados en el mundo de Ia representacién
universal, del idealismo absoluto? Dicho de otra forma,
tun problema de ser surge naturalmente de esas dos pri-
imeras investigaciones: ¢funda la conciencia al ser, 0 hay
tun ser que fanda la conciencia? Una investigacin orien
tada por Ia psicologia fenomenolégica habia acabado por
desembocar en un problema de flosofia primera, Era
preciso: realizar nuevas investigaciones.
Durante el perioro que va de 1938 a 1943, Sartre da
ejemplo de una actividad intelectual Gnica en el mundo
dde las letras: una obra considerable, tanto en literatura
‘como en filosofie, seré el fruto de estos aos de trabajo.
Publicars Le nausée en 1938; Le mur, algunos de cayos
relatos habian aparecido aparte, seré publicado en 1939;
scribisd los primeros ensayos de Situations I; en 1943
publicaré Les mouches, y, también en 1943, L’étre et
le néant,
2. an’BoRE wT LE NEAND>
En ocasiones, cuando habla del existencialismo sartriano,
dl pensamiento cientifco se asombra de que un filésofo
199del siglo 20¢ haya escogido abordar el problema del hom-
bre y del mundo a través del singular intermedio de la
retafisca y particularmente de la ontologfa, que no pro-
porciona més que enunciados circulares. Quizés basta con
responder que, como hipétesis de trabajo, la teoria del
ser proporciona concepts # un nivel de genetalizacién
ape pete om plamlenin ttimente torvo de Je
2 . En este contexto es donde se puede apreciar
ee Tie cine oa ee
gacién que se propone aprehender formalmente la reali-
dad'humana en su generalidad tltime. L’étre ct le néant
¢s tin tratado de Ja naturaleza humana, ¢ incluso de la
natiraleza humana universal, pero en un dispasén mo-
demo. El objeto de su reflexién podrie ser formulado de
Ma sets maner: pte tna uma olen
en un mundo en el que se ha vuelto imposible poste:
ler prior la exstencia de una natureleza humane uni
versal? En sltimo andlisis se trata de una larga meditacién
sobre-la materia y el espiritu, Su tesis esencial es que el
hhombre es esa materia que es contestacién perpetua de
le materia asf como nostalgia de la materia. Sin embargo,
antes de llegar a ese punto, ban sido precisas largas inves-
tigaciones de una ontologla fenomenolégica que formula
tuna interrogacién del ser por el ser.
Para Sartre, existe desde. el comienzo una evidencia ~
concreta y una prueba del ser que hacen que el probleme “>:
el ser pucda see considerdo como un fas proble
ma, Hay una insttucién que revela al ser en la andusea>
yy hay una prueba ontolégica. «El ser nos sera revelado
por algin medio de acceso inmediato, el hastio, la néu-
sea, ete, la ontologia seré In descripcién del fendmeno
de srt y como ae mais de sn interme
ios.» Esta evidencia plenaria del ser en toda vida,
onde concrete de lo ctduno oe da gost
presencia en la conciencia de su: propia materialidad. ES,
el gusto que le viene a la conciencia de su cuerpo::«Uiia
|
néusea discreta e imposible de superar revela perpetua-
mente mi cuerpo 4 mi conciencia.» Sin duda, eto es sul
Gente para plantear el problema a nivel concreto, pero
para plantesrio a nivel conceptual se precisa una demos
Praciéa, Sartre esctibe: «la conciencia es conciencia de
flgo: eso significa que la transcendencia es estructura
tonstitativa de la conciencis; es decis, que Ia conciencia
pace referida a un ser que no ¢s ella. Eso es lo que llama:
thos 1a prueba ontoldgica». Dicho de otra manera, la fe-
fhomenologia le permite salir del cireulo vicioso de la
epresentecin universal y plantear, por medio del fené-
meno del ser, el ser del fenémeno. El objeto real, imagi-
fnario o conceptual, es «para» la concicncia, El ser de la
Conciencia implica un ser distinto de 41, un ser trans-
endente que no es reabsorbido por la conciencia, un ser
transfenomenal «en sip. Asi pues, no es cierto que el ser
fea una simple tepresentacién nj un falso problema, ai
jque todo enunciado que conciesaa al ser sex circular. «Bl
Ser estd en todas partes a mi alrededor, —escribe Sar-
tre} tengo la impresién de poder tocarlo, eprehenderlo;
la representaciém como suceso psiquico es una invencion de
les flésofos.» Este punto de pertide plantea, dentro de
tna teorla gesieral del ser, la diferenciacién de los modos
‘ede la conciencia y el de la cosa. La cose e&
Ta conciencia es parasf. Y, sin embargo, hay una
tinidad:
reeme, pun yao o mimo twp igrmodo ox et
Bettas el prt pr ol mee Sc de acme,
2 be denon es sone new il co
Soe ie oe oe ee eh
Mes a pn de coon ear
ee Sn SP tage so ent roca «
cece eee ay, co nao qu tame ee
soy ol are ceria, yoo como revs +
cee a et Secon fra fy (nl Brace
bo es Gntolégicamente ‘eanteriors al pasado o al futuroy eth
BS eee re a late lr fdious eecl waco dl no set indi ie
co et Hndpeamble pa forma sini tude
Si hemos citado un poco extensamente este pasaje de
Létre et le néant es porque encicrra en un espacio limi-
tado lo eseiicial del método sintético de Sartre y nos prov
porciona un insigne ejemplo del valor explicativo del sis-
tema. Aqut, y en pocas palabras, volvemos a encontrar,
‘ecidos ls limiter de un slo pensaieato totalizedor,
as nociones de en-si, para-sf, nada, libertad, valor y posi.
bilidad, ranscendencia y yo; por lo demés, todo ello es
_ planteado dentro de una teorla unifcada del ser. Las di.
‘Remions tempore 20 on ses, sino modes dese
le el punto de vista de una concicacia temporaliza.
dora, del paras, el pasado ha sido, el presente no es, el
futuro tiene que ser. Lanzéndose hacia su posible es como
el para-sf se descubre en cuanto dimensin de ser futuro;
ante el pasado, el paras se encuentra ante un set —el
suyo— desprovisto de posiblidades, pero que todavia
tiene que ser segiin el modo del presente; en cuanto al
presente, es «{...] ese quiasma en el seno del parasf que
es la presencia ante el ser», No se puede decir més clara
ment gl emp o cunt forna i un dato del
cspitity, sino una acciés, una construccién, La espont
Pe pe ein ian ee
¥ la duracién, puesto que es surgimiento y anonedamiento,
Pezo cqué decir del tiempo tal y como lo concebimos pot
medio de la ciencia, el tiempo de la fisica, el tiempo st
deral? Sin duda, hay un fluido intramundano, responderfa
Sartre, pero qué podemos decir de lal margen de una refe
‘enc humans sino que es ef... una vst continidad
¢ transcurso, a la que de ninguna manera se le pueden
asignar elementos primeros que existan en si.
‘La teotia del conocimiento sartiano, esbozada en ls
primeras péginas de L’stre et le néant, recibe una elabo-
racién més exhaustiva a medida que progress la investiga:
206.
vue
y se lumina con la uz dela dialéctica erst y pate-si.
Digamos, para clarificar la cuestidn, que no se trata de ra-
zonamiento ni de Iégica en el sentido propio de ex0s
términos. Se trata de un problema ontolégico que funda-
rmenta el conocimiento cientifico igual que fundamenta la
investigacién filoséfica. «No existe un conocimiento que
po sea intuitivor, escribe Sartre. Entiende por ello la
‘pura presencia del espiritu ante su objeto; que los instru-
rmentos pueden ayudar a obtener, pero qe n0 debe con-
fandirse con ellos, y que supone por parte de Ja concien-
cia la posibilidad de darse un objeto. De ello se deduce
que la conciencia, vista desde ese dngulo, forma parte del
probleme general de Ja transcendencia. En efecto, Sartre
plantea el problema preguntindose oémo un objeto en
general puede existir para Ia conciencia, La teorfa sartria-
fa de la transcendencia es al mismo tiempo obra de un
objeto que sélo existe en cuanto es pensado, y que, sin
‘embargo, existe ensi independientemente del pensamien-
to. Mediante una afirmacién intencional, es decir, me-
diante una «negacién afirmativan, el pare-st decreta que
haya east. Esta afirmacién, totalmente humana, leva al
ens a exist El ser que resulta de ello y-que no es el de
Ja conciencia esponténea es un conocimiento. «Es que el
‘conocimiento desempeiia el papel de intermediario entre
cl ser y el no ser [...].» Esta conciencia cognoscente,
‘que no ¢s todavia la de la cognicién, es sin embargo su
posibilidad. Esta fundada por la conciencia y difiere de
‘lla: «{...] Puesto que el ser mismo de la conciencia
ts independiente del conocimiento, preexiste a su ver
dad [..]», escribe Sartre refiriéndose a los otros. Este
conocimiento, convertido en abstracciée. y cognicién me-
iante una reflexidn més detenida, hard que Sartre pueda
tbordar la naturaleza del objeto transcendente en sus and-
lisis de la determinacién, de la calidad, de la cantidad, de
la utensilided y de la sbstraccién misma, de la que Sartre
diré: aEn lugar de abstraer certas culidades a partir de
207-
|Jas cosas, por el contrario, hemos de ver que la abstrac. 25 E
cién como forma original de ser del para-s{ es necesaria ~ F
para que en general existan unas cosas y un mundo.» t
| “Esta teora, plagada de dificultdes, pero genial, no se
entiende més que como un esfuerzo para resolver las con-
| tradiciones de la tesis de la representacién universal y =}
fandamenta te6ticamente un objeto universal conereto
—como habia hecho el empirismo—, pero sin perder,
| como el empirismo, el beneficio de una conciencia consti-
‘tuyente y libre. Al ser en este-estadio un idealismo, era
preciso que el existencialismo, en la recuperacién de lo
real por la conciencia filosofante, reconquistase el dominio
de lo real absoluto.
Con su teoria del ser, Sartre explicaba las estructuras
de Ja conciencia humana, pero hasta ahora se referia sélo
a la conciencia individual. Su teorfa del ser le servird tam-
bién para explicar la conciencia intersubjetiva y el adve-
nimiento del otro, De ello resultaré una profunda modifi- >
cacién del ser del pars-si
EI otro surge en el mundo del para-s{ no como un ob-
jeto, sino como otro pare-s{. Revela su transcendencia al
‘para-si mediante su mirada. El conflicto que de ello resulta
tiene como émbito predilecto Ja inmanencia misma de la
‘subjetividad. Ante el objeto la conciencia se determinaba
como no-objeto y fundementsba sa conocimiento, Arte
otro que es paresi y no ensf, es dei, que es segin-el
modo de ser, el para-sf se niega como otro en el interior
del circuito de la ipseidad y descubre, mediante un cho-
que ontoldgico, su dimensién para-otro. Como este anona-
damiento es reciproco, somos testigos del nacimiento del
conflcto de las conciencias que hari que Sartre dige,al
final de su investigacién: «La esencia de las relaciomes
‘entre conciencias no ¢s el Mitsein, es el conflicto.» ¢Qué
sucede cuando dos seres se miran? °™!
La mirada é¢ uit fenémeno curidso que se parece aun’
fenémetio ‘cai mégico de poréién: Le nieve sintesis'd2-
. ser que resulta de ello es un perperuo desafio ala libertad. |
<{...] una sfatesis dada de la que soy estructura esen
Ei dunes pose ina spo a coin
Stitiea y el cardctet de en-sfo. El pare-s{ mirado se cone
‘ieree en esclavo. En otras palabras, el otro sigue siendo
tse sujero para el que soy objeto. El ser del ser-para-otro
se manifiesta a la concienciareflexiva como el ser-pars-st-
parzoto, Si bien nos permite afirmar Ia existencia del
Duro en lugar de conjeturarla, hay que subrayar también
ln idealidad de esa realidad concreta. Sin duds, también
hay que subrayar que la mirada es esencialmente agresiva.
‘La primera relacién con el otro a través de su mirada
es una relaciSn expirtual; pero la relacién secundaria que
fl parssl mantiene con el otro a través de su cuerpo n0
Jo es menos. Una large tradicidn pretende que el cuerpo
sea cosa y que el alma sea espiritu, Sartre escribind a este
Tespecto: «El cuerpo es el objeto psiquico por excelencis,
tl iinico objeto psiquico.» Esta espirisalizaciéa de la carne
hhace que el existencilismo dé un gran paso hacia adelante.
‘A partir de ahora seré posible recuperar todos los recursos
morales y afectivos del expiritu en beneficio de la materia
Conzcbide, siempre de forma rigurosamente materialist,
dei sn fans eprint. Un veg mls cont
famos el poder explicativo de una teoria del ser en un
tiptoe al que desde hace sglos se le han venido dando
nil vueltas: si el alma es cuerpo, como afirma Sartre,
es ten cutto el prea 8 ro inion
i hemos de comprender al cuerpo, habremos de establecer
Sey a toc reflexions un orden confome al orden
del ser (on Exo aire decir gue vamos «fener gu
comprender el cuerpo en cuanto serparesf y en cuan
setaraotro, gQué entiende Sartre por tener un cuerpo?
“Tener vin’ cuerpo es al misnio tiempo vn fenémeno de
‘onciencia'y un principio de situacién en el mundo. El
‘cuerpo, vivido subjetivamente por el para-si, depende del
pareaf 78 ltimo término, de le iberead humana, «Te-
209:ner un cuerpo es ser el fundamento de Ja propia nada,
per re ere
‘cuerpo en la medida en que es; «{...] el cuerpo pertenece,
pues, a as estructuras de la conciencia no-tétca (de) si».
Sin embatgo, el para-sf no funda su ser. Hay, pues, otto
ser, soporte dal ser-para-si, que es en-s, ser contingente
que hace que el pars-si sea presencia en el mundo, En
cuanto ser contingente, «{...] el cuerpo no se dist
Gen vitactn dl pared (1; por ota pte, ve ent
fe con el mando entero encanto el mundo el ese
cién total del para-sf y Ia medida de su existencia». Esta
idealidad del cuerpo concreto es una precioss adquisicién
para Ia filosofia. Es un principio de materia inmaterial
de materia aligerada— que permite plantear, dentro
de un tnico y mismo concepto, un espirita absolutemente
libre y un cuerpo rigurosamente determinado. «Mi cuerpo
cs coextensive al mundo, esté expandido a través de las
cosas, y al mismo tiempo esté recogido en un solo punto
indicado por todas ellas que yo soy sin poder conocerlo.»
‘Tal es el cuerpo en la facticidad del ser-parast,condi-
cién de finitud en cuyo interior se dibuja el proyecto ori-
ginal del paras. Sin embargo, todavia no conovemos e3€
cuerpo; para ello seré preciso el cuerpo-paractro. El
cuerpo-pata-otro es al «objeto magico por excelencian
Cuando el cuerpo-para-si, objeto ps{quico, se encuentra
con el cuerpo-para-tzo, objeto magico resulta de elo un
fenémeno de cuasi percepcién que remite al para-sf antes
a Ia percepeiéa imaginante que a la percepcién realiza-
dora. El objeto que aprehende el paras es al misino tiem
‘po el cuerpo del otro y su propio cuerpo, pero tanto en la
percepcién de uno camo de otro no puede tratarse de una
cosa. Fl lector tiene presentes los ejemplos de L’magi-
naire. Como una sinfonia que no se cscucha més que «en
Jo imaginarion, el cuerpo del otro, idéntico al mio, s¢
revela en,la totalidad.de su vida y de, su acciéa como un
49, cuerpo, un,cuerpo-més-que-cuek:
82
por se convierte para mi en algo cinssible y aliensdo>.
Flay, pues, un fenémeno de conocimiento, es decir, pre-
sencia del espiritu ante un objeto, pero ante un objeto
ndgico investido de la subjetividad del parasf, Sélo a este
fhivel se produce Ia analogia: cuando nuestro cuerpo es
fpercibido por otro, «{...] entonces nos parece que el otro
Fealiza para nosotros una funcién de la que nosotros somos
incapaces y que, sin embargo, nos incumbe: vernos como
somos. Asi, mediante una inversién del pensamiento, lo
calto se revela, lo revelado remite a una pura condiciéa
Gel sez y se conoce lo isreal convertido en zeal. De objeti-
‘vided alcanzada por una mirada, el paras{ se vuelve casi
objetivo. No por ello se converte en uns cosa, pero «al
insertarse este esfera conceptual [...] entre el cuast objeto
y la conciencia reflexiva dard término a la objetivacién del
Zuasi cuerpo psfquicor. El mando filosético de Sartre em
fa estar habitado, Resultaban posibles la intersub-
Fexivided y la sociabilidad. Esta serd la parte més discutida
de Létre et le néant.
‘La intersubjetividad sartriana se anuncia bajo el signo
del secuestro. «Asi, mis relaciones con el otro no son dis-
Iéeteas, sino circalares [...]}» Sin embargo, Sartre aiiade
de inmediato: {...] aun cuando cada intento se enri-
iquezca con el fracaso del otto. Hay, pues, una especie
de intersubjetividad, pero no hay un ser intersubjetivo;
no hay un Mitsein, La experiencia del «nosotros», escribe
Sartre, «{.».] 20 puede constituir una estructura ontol6-
pica de la realidad humana [...}». Ast pues, en L'tre et
Te néant cl ser social se funda de forma abstracta y s°
queda a nivel de epifenémeno. En esa época el «nosotros»
: para Sartre una conciencia lateral, y 10 posicional, de
‘estar solamente rodeado por los otros. Ast pues, ni el
‘cnosotros-objeto», constituido por la mirada-de un ter:
Geto, nivel cnosotros-sujeto», mirada del tercero,_podrén
fondameatar un verdadero «nosotros» reciprdeD., Tanto
tio como: otro: no hacen més que seflejar una. las.dosprimitivas actitudes del para-s{ ante el otro, que podrfamos
denominar, simplificando mucho, la actitud masoquista 0
la actitad sédica. En el limite extremo, el paresf, bambo-
leado por las exigencias de la buena y la mala fe, es con-
sagrado a Dios, «{...] el ser que mira y nunca puede ser
mirado [...]». El tercero, condicién del «nosotros», es
sitrealizable». No ¢s sino «[...] el objeto del concepto-
limite de alteridad». Asi, la clase oprimida existe porque
i Sin duda, confiesa Sartre, existe
sn de todos los demés, pero este
proyecto es abstracto e irrealizable. Y Sartre concluye:
«En vano hariamos votos por un nosotros humano en el
‘que Ie totalidad intersubjetiva tomase conciencia de st
misma como subjetividad unificada.» Estas perspectivas,
tun tanto limitadas, serdn rectficadas en le Critique de la
raison dialectique.
3, DE aL/ETRE ET LE NEANT> A LA «CRITIQUE
DE LA RAISON DIALECTIQUED
‘A partir de 1943, la fama de Sartre se extiende por todo
cl mundo, Dé shora en adelante seré considersdo como la
cabeza del existencialismo ateo de la escuela de Paris.
como el éxito que obtuvo su obra maestra teatral,
clos, consagré la reputacin literaria que le habia va-
lido La nausée, a aparicién de L’éire et le néant bar
uno de los filésofos més importantes del siglo. En 1945
Sartre funda con Merleau-Ponty Les Temps Modernés.
en Ie creacién de un movimiento polt
tico, el Rassemblement Démocratique Révolutionnaire,
‘ondenado al fracaso en breve plazo: En 1946 escribe el
prélogo para una edicién de los Ecrits intines de Bandle-
Insite, ea el que por primera ver estudia el problema del
acto literario y de su compromiso. En el mismo fio con-
testa al neomarxismo estalinista en un largo ensayo, Ma
212) ee:
Lerilisme et révolution, y publica L’existentialisme est wn |
umanisme, boy en dia convertido en un césico, en el que
cl existencialsmo sala la palestra, En 1946 hace un vsie
alos Estados Unidos; daré comienzo «una serie de viajes
ue le conducirin a Africa, los pases escandinavos, Rusia
y, en 1959, Cuba, En 1947 vuelve « ocuparse del proble- |
sma de la accién literaia en los enseyos titalados Qu’est-ce
(que la littérature? Estos ensayos, meditaciones en tono ¢o-
{rico del poeta-filésofo, exigirén el compromiso de la I |
teratura de significacién, Puesta a punto magistrl que |
Ihace époce y de la que no seria exagerado deciz que pro-
viene toda la literatura francesa recente. Ea 1952 Sartre
publica Saint Genet, comédien et martyr. Es un watado
de moral con motivo de un psicoandisis existencial. Se
bbemos pot Simone de Beauvoir que fue hacia este perfodo
cuando Sartre renuncié escribir la moral sistemética que
habia anunciado al final de L’étre et Je nant, Escribe en
tuna nota inédita: «{...] La actimid moral aparece cuando
las condiciones téenicas y sociales imposibilitan las con-
ductas positivasn, Es interesante comparar este texto eon
otto de Saint Genet:
er
uc] bien la morel et una puperrcha, 0 bien es una tcalidd
Conreta que reaiza Ia sintese del Bien y del Mal (..J. Poe 10
dls, en Ia stwacén Bietric seta, eta sintess 20 steals
ble, Por eso, toda moral que n0 se presente explictamente como
Inmposble hoy contsibuye a la mistdcacén y 1 x alienacién del
hombre.
En los importantes ensayos sobre el contenido eventual
de la Critique de la raison didlectique, Sartre publica entre
1952 y 1954 Les communists ot la paix y, en 1956, Le
colonilisme est un systeme. Si pensamos ca que este Pe
odo es ‘también el de las revelaciones sobre los campos
de concentracién en Rusia, el de Ie intervencién soviética
fen Hangria, el de un nuevo imperialismo americano con
la americanizacién de Europa;el de las guerras.de Corea,
23‘Angelia y poco tiempo después Vietnam, el de las dife-
rencias que se interpondrin entre Sartre, Camus y Mer-
leau-Ponty, entonces nos ser4 posible entender que Sartre
se haya sentido desgarrado por unas contradicciones mun-
diales que ningin optimismo ni pesimismo podian solu-
cionar. Erea al tiempo la prueba y la refutacién de las
teorfas elaboradas en L’étre ct le méant. Sartre escribe en
Ia Critique de la raison dialectique:
Fae Ia guerra la que hizo que estallaran los anticuados marcos
cde nuestro. pensumiento, La guerrs, la ocupscién, la resistencia,
Jos sfos que, siguieon, Quetiames luchar’al lado de ls case
brera, entendiamos, pot fn, que lo eoocreto es la historia, y la
cca dialéctica.
Sartre es modesto en este pasaje, ya que en realidad su
sistema se preocupaba desde el comienzo por poner los
fundamentos teéricos de una filosofia de la accién. Los
“ltimos andlisis de L'étre et le néant, que trataban de las
‘ecategotias cardinales» dela realidad humana (tener, hacer
y sex), babian puesto a Sartre ante este resultado positive:
Si el hombre es ontolégicamente libre, ha de poder legar
f ser duefo de su destino. El ser, en lugar de oponerse
al hacer, se fundia con él. Es preciso sedialar también esta
prefiguracién de las investigaciones de la Critique: las
ideas embrionarias de lo «préctico-inerte> y de la «seria
lidad>.
La matetialidad pone 2 sello en nuestra comunidad slidaia
Y navoias aparecemos ante nogotee isms como una disposiin
ate rege neem ge
gar asignado mediante un fn. [Y mis adelante:] Ms Ses mis
Dronimes ton los fines del aco, ¥ me veo como intercambiable
fon cunlguiers de mis vecnos {1}. En este palo de Meto
fo bay mds que un solo proyecto, incito desde hace tempo ea
I materia, en la que se ba introduido wna tensendencia Viva ©
indiferenciada.
Hay, pues, por parte de Sartre una bisqueda de una
nueva sintesis, quizd imposible de hallar: desde esta pers
214
pectiva ha de ser comprendida la Critique. Este giro de-
Eisivo y dramético del pensamiento de Sartre inaugurard
Gl tercer momento de su investigacién filoséfica.
4. LA «CRITIQUE DE LA RAISON DIALECTIQUE®
La Critigue de la raison diclectique cx el froto de una larga
nneditacién sobre Marx, sobre ef marxismo contemporéneo
y sobre un problema histérico. Desde el comienzo, Sartre
Jinia el existencialismo con relacién al marxismo en té
tninos categéricos: «[...] Considero al marxismo como
la insuperable filosofia de muestro tiempo [...] ¥ 4 la
ideologia de le existencia y su método ‘comprehensivo!
como un enclave en el propio marxismo, que al mismo
tempo la engendra y Ia rechaza». En evanto al papel del
‘existencalismo en el interior del marxismo, Sartre se e-
prese en los siguientes términos:
‘Bn a actalidad, la experiencia, socal e hissrica cae fuera del
Het [oo}, Lar wdguisiciones reales de la sociologia americans 20
sjeo omiltar su inceridumbre tetica; tas un eomienzo folgo-
cee el prcoandliss se ha inmovlizdo (...]. En ceanto al mar
Ere idee fundamentos tedcicot, engloba toda le actividad bur
Zep’ feo yt no sebe nada ro conceptos son imposiciones; wt
Shjetve ya no es adguiir copocimientos, sino constitute a prior!
cewtnber abroluto, Frente a esta doble ignorancis el exstencia
{iam pada renacer y manteneree porgue reaimabs Is realidad de
Jes hombees [o-):
Pero equé es lo que el existencialismo aporta al mar
wismo? La Critique entera es la respuesta « esa pregunta,
que sin embargo puede resumirse asi: «... Llevar a buen
‘émino un andlisis de la ‘realidad humana’, que podré
servir de base a una antropologia». Estas palabras, que
Sartre escribe en 1939, en. Esquisse d'une théorie des
émotions, corren parejas con la cuestién ‘esencial que Sartre
lantea ea la Critique en 1960: «¥ para terminarformulo
215ume pregunta, Una sola: ¢tenemos actuelmente los medios
‘para constituir una antropologia estructural e histérica?»
El objetivo de la Critique serd, pues, superar el materia
lismo dialéctico por medio del existencalismo. Este era
para Sartre, desde el comienzo de sus investigaciones filo-
séficas, el punto débil del marxismo, En 1936 decia:
‘Siempre me ha parecido que una hipdtesis de trabajo tan
fecunda como el materialismo histético en modo alguno
cexigla como base el absurdo que constituye el materia-
lismo metafisico.» Y hacia 1960 respondia a Royer Ga-
randy: «Entiendo por marxismo el materialismo histé-
rico [1] y no el maverialismo dialético, si se entiende
por ello ese ensuedo metafisico que cree descubris una
dialéctica de la naturalesa.» La postura de Sartre habia
sido, desde el comienzo, Ia de un antropocentrismo que
cen L’éire et le néont le permitia establecer los inaliena-
bles derechos de la libertad, Ahora le correspond{a explicat
por qué esa libertad se convertia en impotencia, Podefamos
decir, parafraseando lo que Sartre habie dicho de Ia feno-
menologia husserlians, que todos los resultados del exis-
tencialismo podfan venirse ebajo si la tesis de la libertad
zo fuera la base de la esclavitud humana. El método de la
Critique tendré como dificil empresa le de examinar ésta
ccuestién, «Pero Ia alienacién no existe més que si el hots-
bre es em primer térmrino accin; In libertad es la base de
la esclavitud, el nexo directo de interioridad como tipo
al de relaciones humanas que fundementa Ia relacién
Jhumana de exterioridad.» Si el existencialismo es un rea-
lismo, si uno de sus sentidos es Ia idealidad de Ia realidad
Jnumana, gn0 podria haber otto que fuese su materia:
lided?
2Qué €6, pues, Ia materia? «{...] No aparece en parte
alguna en la experiencia humana», contesta Sartre. La ma-
teria en sf es pura inercia inorgénica, y lamazla energia
seria utilizar una vez més una signficaciéa humana. ¢Qué
cs una erupcin voleénica en s{nisma sino <[...] un pro-
216
ceso sin limites precisos y sin significado [...]2» «La ma-
teria no podria ser materia mis que para Dios o para la
pura materia, lo que seria absurdo.» Sin embargo, si ben
fs imposible aprehender la materia ea sf misma, toda la
fxperiencia humana nos remite a un fenémeno de mate~
fia, As{ como en su investigacién ontolégice Sartre habla
encontrado Ia pareja indisoluble del ensf y el parast, est
también eocontrard ahora en una investigacién hist6r
ln pazeja indisoluble de la materis-cmpresa. La materia.
lidad humana espiritual marca con el selo de su autono-
mmia la materialidad de Ja navuraleza:
Luc] Los proyectos de los hombres se griban en el ser, de tans
[icidos ve eonvierea ca opuce, de tenues en densos, de igerot
Go permanente; ie contiertn en ser al perder su caticter de
ostecimizno vivid {.), Se niegin inclu [...] a diolvese
Soc coocineatn [Por medio de i tassonanccin ol
topect inerito en In cosa por auesto cuerpo adguere los cars
Pee csencaies de esa coms sia perder por completo sus cull
ades erginales [-].
Asi, la materia, de la que no sabemos nade, adquiere
por medio de Ia realidad humana el sentido de fuerza. EL
iaterialismo dialéctico es un mito, puesto que precisa del
tmaterialismo histérico para hacerse comprensible, Lo que
equivale a decir: cl hombre es el ser por medio del cual
le idea de naturaleza hace irrupcién en el mundo. Hey,
pues, una superacién del materialismo disléctico, y no una
Fefutacidn. Pero gno estamos revistiendo a la materia de
los prestigios del espiritu con la intencién idealista —y tal
‘yer inconsciente— de hacer que sea inoperante? ¢¥ qué
pasa con la primacia de la materia que admite Sartre? ¢No
fe tata acaso de una materia desmaterializeda que supone
otra metafisica de Ja naturaleza? Esta dificuliad no puede
tentorpecer a Sartre, ya que su sistema le permite respon
der que para romper el régimen de violencia de la materia
ts preciso que Is flosofia se proponga una doble finali:
dad: ¢{..-] Resolver las ‘contradicciones médiante una
2i7totalizacién més amplia y disminuir la influencia de la
‘materialidad sustituyendo lo opaco por lo tenue y lo denso
por lo ligero, es decir, crear una materia inmateril», Evi-
dentemente, estamos més cerca de lo que se podria peasar
de las posturas de L’étre et le néant, donde toda le teotia
sartriana se orientaba hacia una posible accién del paras
sobre el ent
ero si éste es el planteamiento del problema y si los
smétodos de las ciencias actuales son insuficientes, gqué
solucién podemos esperar? Serre concluye que las inves-
tigaciones cientifcas exigen una «nueva racionalidad». La
-erazin dialécticay serd la que aporte esta nueva racio-
nalidad.
La razén dialéctica se opone « la raz6n analitica 0 posi-
tivista, en el sentido de gue es razén humana que tiene
cen cuenta la subjetividad humana, es decir, la libertad del
hombre histérico, asi como del investigador mismo. Es
sintética y-a priori en la medida en que depende directa-
mente de la unidad de la conciencia. Permite, pues, apre
los problemes desde el interior y pensar los con-
juntos: Al plantear un objeto pare la conciencia, reintegra
al experimentador en el sistema de la experiencia; apre-
hende los fendmenos que explican las informaciones dis-
cretas y opone @ Ia inestabilidad del juicio de hecho, que
s6lo la opinién sostiene, Ia verdad sigaificante de un fe-
némeno de ser que constituird un desafio al dogmatismo
cientiico. La propia raz6n analitca se aclara a la luz de
la razén dialéctica: no es més que «un determinado mo-
mento de la razén disléctica {...}». En ottas palabras, se
tata de la creatividad del pensador, formada y controlada
ppor una cultura filossfica que se ha hecho consciente de
sf misma y eapaz de unificar los diversos conocimientos
ientificos. También quiz veamos que se trata de la in-
tuicién de las esencias que, desde Husserl, opone a las
ciencias constituidas Ia filosofa como ciencia rigurose. Esta
intuicién estf en Sartre corregida y disciplinada por Ia dia-
218
Iéetica hegeliana y por el materslisino marxista, Partiendo
de Husser!y de Heidegger en sus primeras investigaciones,
Sartre se habla encontzado con Freud; en la Critique cho-
‘ca con Marx. Se trata en Jos dos casos de! mismo escollo:
ni Freud nj Marx ravieron en cuenta un fenémeno bo-
‘mano que determina tanto el sentido de la necesidad como
cl de la patologia: «[...] El pensamiento de Freud y el
de Marx son ambos teorfas del condicionamiento exte-
tor», afirmaba Sartre en una reciente entrevista. Habla,
pues, razones para superar tanto el psicoanilisis como el
‘marvismo y Ia ciencia positivista mediante una teorfa uni-
ficante que devolviera al conocimiento ese vinculo de
terioridad, ‘nico capaz de hacer comprensible la exteio-
ridad, Sartre dice actualmente que «todo es abjetivon.
Claro que al nivel del pensamiento en el que se coloce
aunque sélo a exe nivel— es Jo mismo que decir que
todo es subjetivo. Dicho de otra forme, se produce la su-
petacién de una.seudodicotomia
‘La razén dialética, para ser aceptade, ha de poder pre-
sentar nuevos datos, nuevos conocinientos. Efectivamente,
mediante la teoria de lo «prictico-inerte» se hace posible
tuna definicién del hombre por la materia y toma forma
tun determinismo existencialista que contesta todo deter
rminismo cientifico 0 teolégico: «Pero el hombre es juste
‘mente esa realidad material por Ja que Ia'meteria recibe
sus funciones humenas.» Este nuevo materialism estaré
fen condiciones de conferir un sentido al economicismo
fmarxista: «Un hombre es un organismo préctico que vive
con una multiplicidad de semejentes en tun émbito de re
era» No se trate, pues, de metafisic ni de teologa, sino
de un monismo, es decit, de un principio dominante. Lo
‘que es un dogma para el marxista es para el existencalista
‘una hipétesis de trabejo:
ein ‘aan ave pre del mando uma ye «x
Braise cit nmol cr elon de ln ated. Bx
219,