Weeks - La Invención de La Sexualidad
Weeks - La Invención de La Sexualidad
Han surgido diferencias entre hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales, ne- 07-119-038 Sem. Cutuli 24 Copias
gros y blancos. No existe un cdigo aceptable de conducta adecuada a pesar de todos
los debates fervientes, pero ha sucedido algo mucho ms valioso: nos estamos viendo
forzados a reconsiderar lo que entendemos por sexualidad debido a una conciencia
cada vez mayor de la enmaraada red de influencias y fuerzas economa, raza, g-
nero, moral que configura nuestras emociones, necesidades, deseos y relaciones.
Entonces, qu significa una teora no esencalista de la sexualidad para la polti- 2. LA INVENCIN DE LA SEXUALIDAD
ca de la sexualidad y la tica sexual? stos son los temas que examino en los captulos
quinto y sexto. Tal vez plantean los desafos ms difciles. La "tradicin sexual" su-
pona que el sexo era el sino o el destino: lo que uno deseaba es lo que era. La sexua- .la sexualidad puede pensarse, experimentarse y actuarse de manera
lidad clavaba un alfiler como a una mariposa sobre la mesa. Si uno rompe con esta diferente de acuerdo con la edad, la clase, el grupo tnico, la capacidaa
tradicin, si rechaza la idea de que la sexualidad encarna sus propios valores y objeti- fsica, la orientacin y preferencia sexuales, la religin y.la regin.
vos, entonces se enfrenta con problemas complejos de conformidad y eleccin. Ante Carole S. Vancc l
estas incertidumbres, es muy fcil refugiarse en absolutos morales o polticos, reafir-
mar una vez ms, contra todas las probabilidades, contra todas las pruebas, que hay
una verdadera sexualidad que debemos encontrar a toda costa. El objetivo de este en-
sayo es cuestionar esos absolutos sin caer en la trampa de decir que ningn valor es
posible, que "todo vale". La "sexualidad" es un concepto profundamente problem- BREVE HISTORIA DE LA HISTORIA DE LA SEXUALIDAD
tico, y no hay respuestas fciles a los desafos que plantea. Pero si empezamos por ha-
cer las preguntas correctas, entonces tal vez podremos encontrar el camino a travs del Cuando empec a escribir acerca de la historia de la sexualidad, me gustaba usar una
laberinto. Al final del viaje no hallaremos una prescripcin de conducta correcta, pero frase del historiador estadounidense Vern Bullough: que el sexo en la historia era un
tal vez encontremos un marco que nos permita aceptar la diversidad, y volvamos a en- "campo virgen".2 Esto puede haber sido un dudoso juego de palabras, pero era til
contrar, en la sexualidad, nuevas oportunidades para las relaciones creativas, la accin para subrayar una realidad importante, que por lo general se ha pasado por alto. Se
y la eleccin. hablaba y se escriba mucho sobre la "sexualidad", pero nuestro conocimiento hist-
rico al respecto era bastante insignificante. Los posibles colonizadores que se aventu-
raban en este campo tendan a presentar generalizaciones transculturales ("la
historia
de una larga guerra entre los impulsos peligrosos y poderosos y los sistemas de tabes
e inhibiciones que el hombre ha erigido para controlarlos"3) o bien a incluir el tema
bajo rtulos ms neutrales y aceptables (sobre todo "matrimonio" y "moral"). El sexo
pareca marginal a los amplios terrenos de la historia ortodoxa.
Durante el ltimo decenio han cambiado muchas cosas, a veces radicalmente. Ha
habido una relativa abundancia de textos histricos acerca del sexo. Ahora sabernos
mucho sobre temas como el matrimonio y la familia, la prostitucin y la homosexua-
lidad, las formas de reglamentacin legal y mdica, los cdigos morales precristianos
y no cristianos, el cuerpo y la salud de la mujer, la ilegitimidad y el control de la na-
talidad, la violacin y la violencia sexual, la evolucin de identidades sexuales y la im-
y como parte de un esquema intrincado. En tercer lugar, debemos abandonar la rece ser cierto.21 Otras culturas no han considerado necesario expresar tal mandato.
de que podemos comprender fructferamente la historia de la sexualidad como una Los antroplogos Ford y Beach encontraron que slo 15% de 185 sociedades dife-
dicotoma entre presin y desahTago, re-p-r- .esia-fliberacidn. La sexuafiaa-cno- i es rentes estudiadas restringan las relaciones sexuales aunaso a pareja. Las cifras de
-77)11a de vapor que debemos tapar porque nos pueddstruir; tampoco es una
Tha Kinsey iridi-c51.aan que bajo una uniformidad superficial, las prcticas occidentales son
fuerza vital que debemos liberar para salvar a nuestra civilizacin. Ms bien debemos igualmente variadas: en su encuesta de la dcada de 1940, 50% de los hombres y
cobrar conciencia de que la sexualidad es algo que la sociedad produce de manera 26% de las mujeres haban tenido relaciones extrarnaritales hacia los cuarenta aos.22_,
compleja. Es un resultado de distintas prcticas sociales que dan significado a las El matrimonio no es inevitablemente heterosexual: entre los nuer, las mujeres.
actividades rumanas, de definiciones sociales autodefiniciones, Ellakas entre mayores se casan con mujeres ms jvenes.23 Tampoco la homosexualidad es un .
quienes tienen el poder para einir y reglamentar contra quienes se resisten. La tab universal. H_ay diversas formas de homosexualidad institucionalizada, d- esdejos
sexulidad no - dic'15-Tes un roducto denegociTeidiinuchry -7-iccin ratos depubertad en algunas tribus africanas, hasta las relaciones _pedaggicas entre
i
humanas. hombres mayores y jvenes (como en la Grecia antigua) o las parejas de travestis (las
Nada es sexual, ha sealado Plummer, pero el hecho de nombrarlo hace que lo berdache) entre indios estadounidenses, integradas al grupo social.24
sea." Si tal es el caso, debemos movernos con cautela al aplicar nuestras definiciones En Occidente an definimos las normas del sexo en relacin con uno de los re-
occidentales a otras culturas. Varan enormemente la significacin atribuida a la sultados posibles: la reproduccin. Durante largos siglos de dominio cristiano, era la
sexualidad y las actitudes _terFaimanifestacionea_de
an la vida ertica. Algu- nica justificacin para las relaciones sexuales. Sin embargo, otras culturas en oca-
rirs-olTedaTierriiiiestran tan poco inters en la actividad ertica que han sido llama- siones ni siquiera han vinculado la cpula con la procreacin. Algunas sociedades
das ms o menos "asexuales".I9 Las culturas islmicas, por el contrario, han desarro- slo reconocen la funcin del padre, otras la de la madre. Los habitantes de la isla
llado una visin lrica del sexo con intentos permanentes por integrar lo religioso a lo de Trobriand investigados por Malinowski no vean ninguna conexin entre acto
sexual. Bouhdiba escribe acerca de "la legitimidad radical de la prctica de la sexua- sexual y reproduccin. Slo despus de que el espritu nio entraba a la matriz, el
lidad" en el mundo islmico, siempre y cuando no sea homosexual, ya que esto es coito adquira alguna significacin para ellos, ya que ste moldeaba el carcter del
violentamente condenado" por el Islam.2 El Occidente cristiano, de manera nota- futuro beb.25
ble, ha visto en el sexo un terreno de an ustia e o moral, ylia_eri.gido_ dua : Cada cultura establece lo que Plummerilama "restrirriones.de quin" y arestric-
lismduradero entre el espritu y la carne, lanens.. ._st9 ha dado como ciones--- -51TricCiones de quin" tienen que ver con las parejas, su gne-
resultado inevitable una confit~a_cultural que re adiar el cuerpo a la vz q ro, especie, edad, parentesco, raza, casta o clase, y limitan a quin podemos aceptar
muestra una preocupacin obsesiva por l. como pareja. Las "restricciones de cmo" tienen que ver con los rganos que usamos,
Dentro de los amplios parmetros de las actitudes culturales generales,gda cul- los orificios que se pueden penetrar, el modo de relacin sexual y de coito: qu pode-
tura clasifica distintas prcticas como apropiadas o ropiadas, morales o inmora- mos tocar, cundo podemos tocar, con qu frecuencia, y as sucesivamente.26 Estas re-
lildbrs-805irtidk. La -
cirtu r
.a occidental sigue definiendo la conducta apro- glamen ionPC ri raen muchos pectQz formales e informaledegales_y extralegs,.
piada con base en una gama limitada de actividades aceptables. El matrimonio Tienden a no corresponder de manera indiferenciada a la totalidad de la sociedad. Por
monogmico entre compaeros de edad ms o menos igual pero gnero diferente si- ejemplaber disrntas reglas para hombres res y mujeres, configuradas de manera
gue siendo la norma (aunque, desde luego, no necesariamente la realidad) y, a pesar
de muchos cambios, la puerta aceptada para entrar a la edad adulta y a la actividad
21 Dermis Altman, The Homosexualization ofAnzerica. The Americanization of the Homosexual,
sexual. Por su parte, la homosexualidad sigue arrastrando su pesada herencia de tab. Nueva York, St.
Martin's Press, 1982. Para una evaluacin del impacto del sida, vese cap. 5 ms adelante.
Aunque hoy se acepte a los homosexuales ha sealado Dennis Altman, no se 22 C.S. Ford y FA. Beach, Patterns of Sexual Behavior,
Londres, Methuen, 1965 (la. ed. 1952). [Versin en cas-
acepta la homosexualidad, y en un ambiente en que una enfermedad como el sida tellano: Conducta sexual, Barcelona, Fontanella, 1972.] Kinsey et al, op. cit.
Vanse los comentarios en Michael
puede provocar un pnico en la prensa acerca del estilo de vida de los gays, esto pa- Argyle y Monika Henderson en The Anatomy of Relationships, Londres, Heinemann, 1985, p. 159.
23 E Edholm, "The Unnatural Family", en Elizabeth Whitelegg
et al., The Changing Experience of Women, Ox-
ford, Martin Robertson, 1982.
24 Vase el resumen en Ford y Beach, op. cit.
18 Plummer, op. cit.
25 Bronislaw Malinowski, The Sexual Lift ofSavages,
19 Vase,por ejemplo, J.C. Messenger, "Sex and Repression in an Irish Folk Corrununity", en D.S. Marshall y Londres, Routledge & Kegan Paul, 1929. [Versin en cas-
tellano: La vida sexual de los salvajes del noroeste de la Melanesa, Madrid, Morara, 1975.]
A.C. Suggs, Human Sexual Behavior: Variations across the Ethnographic Spectrum, Londres, Basic Books, 1971.
25 Abdelwahab Bouhdiba, Sexualiry in Islam, trad. Alan Sheridan, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1985, 5 de 24
26 Kenneth Plummer, "Sexual Diversity: a Sociological Perspective", en K. Howells (comp.),
Sexual Diversiry,
Oxford, Blackwell, 1984.
pp. 159 y 200.
32 Sexualidad La invencin de la sexualidad 33
que la sexualidad de las mujeres queda subordinada a la de los hombres. Estas reglas esquemas familiares se configuran y reconfiguran por factores econmicos, reglas de
con frecuencia son ms aceptables como normas abstractas que como guas prcticas. herencia intervenciones del para reglamentar divorci o
Pero determinan los permisos, las prohibiciones, los lmites y las posibilidades a tra- Adra mantener a la familia mediante la asistencia social o polticas de irn.~.. Todo
vs de las cuales se construye la vida ertica. e to afecta los esquemas probables de vida sexual: fomenta o desalienta la tasa de ma-
Cinco grandes reas destacan como particularmente importantesen la organi- trimonios, idaTael matrimonio, la incidencia de la reproduccin, las actitudes
zacin social de la sexialidad: parentesco y sistemas familiares, organizacin social y ante el sexo no procreativo o no heterosexual y el poder relativo de hombres sobre mu-
econmica, reilamentaci3nToZial, intervenciones polticas y el desarrollo de "cultii- jeres, entre otros aspectos. Estos factores son importantes de por s. Pero se vuelven
ras de resistencia". doblemente importantes porque en la cultura occidental la familia es el sitio en el qtte
la mayora de nosotros adquirimos algn sentido de nuestrasriEadad:
crs sexuales indfcriatales_y,erpilcoanlisis, es donde se organizan nuestros de-
1. Parentesco y sistemas familiares seos desde la infancia. De modo que para comprender la sexualidad tenemos
que comprender mucho ms que el sexo: tenemos que comprender las relaciones en
stas parecen ser las formas bsicas y ms invariables de todas, sobre todo el enfoque las que suele ocurrir.
"natural" de la socializacin y la experiencia sexuales. El tab del incesto, es decir, la
prohibicin del involucramiento sexual dentro de ciertos grados de parentesco, za.z.
rece ser una 1 y_ y segn suele decirse, marca el paso del estado natural al de 2. Organizacin econmica y social
a-sociedad humana: es constitutivo de la cultura (tambin es la base de nuestro mito
ms constante, el de Edipo.) Sin em. 1as firmas del tab varan enormemente. Como he dicho, las familias en s no son entidades naturales autnomas. Estn con-
En las tradiciones cristianas medievales se prohiba el matrimonio asta el sptimo figuradas por relaciones sociales ms amplias. Los esquemas domsticos pueden verse
grado de parentesco. Hoy en da, se permite el matrimonio entre primos hermanos. modificados por fuerzas econmicas, por las divisiones de clase que surgen como
En el Egipto de los faraones se permita el matrimonio entre hermanos y, en algunos resultado del cambio econmico, por el grado de urbanizacin y el rpido cambio in-
casos, tambin entre padre e hija, con el fin de preservar la pureza del linaje real.27 La dustrial y social?9 En el pasado, y probablemente tambin en el presente, las migra-
existencia del tab del incesto ilustra la necesidad que tienen todas las sociedades de ciones laborales han afectado los esquemas de galanteo y han contribuido a dictar la
reglamentar el sexo, pero no la manera como ha de hacerse. Incluso los "parentescos incidencia de tasas de ilegitimidad. La proletarizacin de la poblacin rural en Ingla-
crii":71.F"' deben interpretarse a travs del cedazo de la cultura. terra a principios del siglo x.ix contribuy al surgimiento masivo de la ilegitimidad
La verdad es que los vnculos de parentesco no son vnculos naturales de la s,an- durante esa poca, dado que los viejos esquemas de galanteo se derrumbaron debido
gre, sino relaciones sociales entre grupos, con frecuencia basados en afinidades resi- a los trastornos econmicos e industriales: fue un caso de "frustracin del matrimo-
denciales y hostiles a afinidades genticas. Marshall Sahlins ha dicho: nio" ms que una revolucin sexual consciente. ,Las condiciones de trabajo pueden
confi arar la vida sexual. Un buen ejemplo de ello se encuentra en los documentos
Las concepciones humanas de parentesco pueden estar tan lejos de la biologa que excluyen
ae las ca as e 1920 y 1939 en los que se afirma que las mujeres que trabajaban en
de la categora de "pariente cercano" a todos salvo a una pequea fraccin de los parientes ge-
nealgicos de una persona, mientras que al mismo tiempo incluyen en esa categora, como de fbricas solan conocer mucho mejor los mtodos de control artificial de la natallrad
la misma sangre, a gente relacionada de manera muy distante o tambin a extraos. Entre es- y, por lo tanto, limitaban el tamao de su familia mucho ms que las mujeres que s(51-ci
tos extraos (genticamente) pueden estar los hijos propios (culturalmente).28 trabajaban en el hogar o en el servicio domstico."
Las relaciones entre hombres y mujeres se ven afectadas constantementepcn.1os
qui&skciclimosque espriente y qu describimos como "la familia" son he- cambios en econmicas. La participacin cada vez mayor de las mu-
chos que dependenclaramente de varios factores histricos. Hay muchas formas fa-
jeres casadas en la fuerza de trabajo asalariada durante las dcadas de 1950 y 1960
miliares, sobre todo dentro de las sociedades occidenTares industrializadas: entre dis-
inevitablemente afect los esquemas de vida domstica. Tambin impuls un auge
tintas clases y entre diferentes grupos geogrficos, religiosos, raciales y tnicos. Los
consumista que fue una de las condiciones previas para el surgimiento de nuevos mer-
27 Jean Renvoize, &est A Family Histoiy, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1982. 29 Para ms detalles vase el anlisis en Jeffrey Weeks, Sex, Mides and Society: The Reguladon ofSexualiof Since
28 MarshallSahlins, The Use and Abuse of Bialogy: An Anthropological Critique ofSociobiology, Londres, Tavis- 1800, Harlow, Longman, 1981, cap. 4.
tock, 1976, p. 75. 3U Vase Diana Gittins, Fair Sex.: Family Size and Structure 1900-1939, Londres, Hutchinson, 1982.
6 de 24
34 Sexualidad
La invencin de la sexualidad 35
38 'bid., p. 126.
dres, Routledge & Kegan Paul, 1985, pp. 89-91, y cap. 8,
49 Lillian Faderman, SnIpassing the Love of Men,
9 de 24
Londres, Junction Books, 1981.
41 Alan Bray, Homosexualio, in Renaissance England,
Londres, Gay Men's Press, 1982, p. 114.
40 Sexualidad
La invencin de la sexualidad 41
otros. Durante el siglo xx, la gente se ha definido cada vez ms a travs de la defini-
cin de su sexo. La pregunta que debemos hacernos es por qu la sexualidad se ha vuel- floreci durante este siglo. En los aos de entreguerras y hasta la dcada de 1940, la
to tan irnportante ara nuestrefinicin delToT "dse-la normalidad. disminucin de la tasa de natalidad produjo debates fervientes sobre los mritos del
La sexualidad se configura mediante la unin de dos ejes esenciales de preocupa- control de la natalidad, el fomento selectivo de las polticas de planeacin familiar y
cin: idid, o sea, quines y u somos, la sociedad, o sea, el creci- la poSibilidad de que el pas cayera en manos de las razas que alguna vez estuvieron
miento, el bienestar, la1--- a ros erid sometidas. Hacia la dcada de 1950, en la poca de la guerra fra, se inici una nueva
a uturas e amo acin en coniunto. Las
dos preocupaciones estn n
timamente relacionadas, porque en el centro de ambas se bsqueda de degenerados sexuales, sobre todo homosexuales, porque se supona que
hallan el cuerpo y sus potencialidades. "A medida que el cuerpo humano se hace au- eran particularmente propensos a la traicin. Esto se convirti en un aspecto funda-
tnomo y consciente de s mismo" ha escrito Lowe--, es decir, a medida que se mental de la cacera de brujas macartista en Estados Unidos que tuvo ecos en Ingla-
convierte en el obJeTode una atencin plenamente laica, a medida que la emocin terra y otros pases. Hacia los aos ochenta, tras varios decenios a los que se ha dado
se retir del mundo y se encerr ms, la sexualidad en la sociedad burguesa surgi en llamar liberales, se culpaba a las formas minoritarias de sexualidad, sobre todo a la
como un fenmeno explcito.42 homosexualidad, de la decadencia de la familia, lo cual dio nueva energa a un rena-
cimiento de fuerzas polticas de derecha.
Y a medida que la sociedad se preocupa cada vez ms por la vida de sus miem-
bros, en beneficio de la uniformidad moral, el bienestar econmico, la seguridad na- En estas crisis se cristalizan diversas preocupaciones: las normas de la vida fami-
cional o la higiene y la salud, tambin se preocupa cada vez ms por la vida sexual de liar, o las relaciones entre hombres y mujeres, la naturaleza de la sexualidad femenina,
sus individuos, dando lugar a mtodos complicados de administracin y gerencia, y la cuestin de la desviacin sexual, las relaciones entre adultos y nios, por mencionar
a una proliferacin de ansiedades morales, intervenciones mdicas, higinicas, lega- slo algunas. Estos asuntos son fundamentales en toda sociedad. Los debates al res-
les y de asistencia social, o indagacin cientfica, todas diseadas para comprender el pecto en Inglaterra durante las ltimas dcadas han sido acalorados precisamente por-
yo mediante la comprensin del sexo. que las discusiones sobre sexualidad son discusiones sobre la naturaleza de la socie-
dad la f ha el sexo e un indicador de cmo marcha la sociedad.
En consecuencia, la sexualidad se ha convertido en un asunto social, poltico
moral cada vez ms importante. Si consideramos las principales crisis en Gran Bretaa
cl2iCWniel izWell siglo XIX, veremos que de una u otra manera la preocupacin por
LA SEXUALIDAD Y EL PODER
el sexo ha sido parte integral de ellas. Durante la crisis de las guerras revolucionarias
francesas a principios del siglo XIX, una de las preocupaciones centrales de los ide-
logos era la relativa a la decadencia moral, la cual se consideraba que haba pro- sta es otra manera de decir que los asuntos de la sexualidad son cada vez ms im-
vocado la secuencia de acontecimientos que llevaron al colapso de la monarqua portantes dentro del funcionamiento del poder en la sociedad contempornea. Ya
francesa. En las dcadas de 1830 y 1840, con la primera crisis de la nueva sociedad mencion que uno de los efectos del enfoque histrico de la sexualidad era considerar
industrial, hubo una preocupacin obsesiva por la sexualidad de las mujeres y la ame- que el poder sobre la sexualidad era algo productivo ms que negativo o represivo. La
naza a los nios y nias que trabajaban en fbricas y minas. Hacia mediados del siglo metfora de la represin proviene de la hidrulica: ofrece la imagen de una energa
xix, los intentos por reordenar la sociedad se centraban en la cuestin de la higiene y la efervescente que debe refrenarse. El enfoque histrico de la sexualidad acentuara ms
salud morales. Durante las ltimas cuatro dcadas del siglo pasado, la prostitucin, bien el impacto de las diversas prcticas sociales que construyen la reglamentacin
las normas morales de la sociedad y la reforma moral estaban en el centro del debate sexual, dan sentido a las actividades corporales, configuran definiciones y limitan y
controlan el comportamiento humano.
pblico; muchos vean en el deterioro moral una seal de la inminente decadencia
imperial. En los primeros decenios del siglo )0C, estas preocupaciones se reconstitu- El rechazo de un modelo de represin (lo que Foucault llamaba la "hiptesis re-
yeron en una nueva preocupacin respecto de la calidad de la poblacin britnica. El presiva") no significa, desde luego, que todos los regmenes de reglamentacin sexual
florecimiento de la eugenesia y la crianza programada de lo mejor en la sociedad, aun- tengan la misma fuerza o efectividad. Algunos son claramente ms duros, autoritarios
que nunca fueron dominantes, tuvieron una influencia significativa para configurar y opresores que otros. Uno de los resultados importantes de la nueva investigacin
tanto las polticas de asistencia social como el intento de reordenar las prioridades na- histrica sobre sexualidad ha sido una revaloracin de toda la poca victoriana. Tradi-
cionales frente a la competencia internacional. Esto llev a un racismo inevitable, que cionalmente se ha considerado que esta poca se distingui por la hipocresa moral y
la negacin sexual. Ahora se ha visto cada vez ms que esto es un grave error. Lejos
de evitar el sexo, el siglo XIX tena una fuerte obsesin respecto de los asuntos sexua-
42 Donald M. Lowe, Histoy of Bourgeois Perreption, Chicago, Chicago University Press, 1982, p. 100. les. Ms que ser un tema que se disimulaba, era un asunto que 10 se discuta
de 24cada vez
ms en relacin con distintos aspectos de la vida social. Sin embargo, esto no signi-
42 Sexualidad
La invencin de la sexualidad 43
fica que la poca victoriana ahora pueda considerarse como especialmente liberal. En clases inferiores en el transcurso de los siglos xviii y xix. Un sistema de creencias co-
Inglaterra, la pena de muerte por sodoma permaneci dentro del derecho escrito lonizadoras intent remodelar la forma de gobierno a su propia imagen. Las normas
hasta 1861. Las restricciones a la autonoma sexual de la mujer eran severas y la dis- respetables de la vida familiar y domstica delimitaciones ms marcadas entre las
tincin entre las mujeres respetables y las incorregibles (la virgen y la puta, la Mara funciones masculinas y femeninas, una mayor distincin ideolgica entre vida p-
y la Magdalena) alcanz su apogeo durante esta poca. Aunque la poca presente no blica y privada y una fuerte preocupacin por la vigilancia moral e higinica de la
haya logrado dar una solucin perfecta a todos los conflictos, para muchos de noso- sexualidad no marital y no heterosexual fueron, cada vez ms, las medidas con las
tros es infinitamente preferible a lo que exista hace cien aos. sue se juzgaba toda conducta. Desde luegj, esto no significa que todas las conduc-
Sin embargo, la utilidad de abandonar el modelo represivo, en su forma ms tas o la mayora de ellas se ajustaran a esas medidas. Hay muchas pruebas de que la
cruda, es que nos lleva hacia un intento de comprensin de los mecanismos de poder conducta de las clases trabajadoras se adapt muy bien a los modales de la clase me-
reales qufairanan en cada poca determinada.p22de!a r
znaaw,= dia. Sin embargo, los esquemas sexuales complejos que existen en el siglo xx son el pro-
entidacrsingular mantenida o controlada es ecfico, el Estado o la clase ducto de una lucha social en que la clase era un elemento vital. No debe sorprender
ominance. Segn la expresin de Schur, es "ms bien un proceso que un o jeto , que esto haya producido distintas formas de vida sexual de acuerdo con la clase. La
una fuerza maleale y mvil ue ado ta muchas formas diferentes y ue se e erce me- encuesta de Kinsey, realizada con 18 mil personas en Estados Unidos en la dcada de
diante diversas prcticas y re aciones socia es distintas. Si se a opta este enfoque del 1940, indicaba que, en asuntos como la masturbacin, la homosexualidad, la inciden-
poder, entonces tenemos que abandonar todo enfoque terico que considere a la cia de sexo oral, el escarceo ertico, el sexo con prostitutas, las relaciones premaritales
sexualidad como moldeada por una voluntad dominante y determinante, ya sea de o extramarirales o el "desfogue sexual total", haba esquemas de clase significativa-
lsWie-dad", como tenda a sugerir la sociologa funcionalista, o del "capitalismo", mente diferentes entre los hombres. Por su parte, para las mujeres las diferencias de
como diran los marxistas, o del "patriarcado", como propondran algunas feministas. clase cumplan una funcin relativamente menor: sus ideologas de gnero y edad
..Elpoder no funciona mediante mecanismos nicos de control. Funciona mediante eran factores mucho ms importantes para configurar su conducta. Las encuestas
mecanismos complejos y traslapados y con frecuencia contradictorios que pro- posteriores, aunque indicaban la erosin gradual de los lmites entre las clases, han
ducen la dominacin y las oposiciones, la subordinacin y las resistencias. confirmado la permanencia de estas sexualidades de clase. As, no es sorprendente que
Hay muchas estructuras de dominacin y subordinacin en el mundo de la sexua- haya muchos textos con imgenes de relaciones entre hombres y mujeres (y desde
lidad, pero hoy en da parecen especialmente irriwtantes tres ejes fundamentales: los luego entre hombres y hombres) en que la clase, el poder y el deseo sexual estn in-
de clase, de gnero y de raza. trincadamente entrelazados.
1. Clase 2. Gnero
Las diferencias de clase en la reglamentacin sext i sun La clase, como hemos visto, no es una categora indiferenciada. Las clases estn for-
ern -E-n l sociesaa3TesCravista de la Roma precristiana, las normas morales variaban madas por hombres y mujeres, y las diferencias de clase y posicin pueden no tener el
con la posicin social. "Ser impudicus (es decir, pasivo) es ignominioso para un hom- mismo significado para mujeres y para hombres. El gnero es una divisin primordial.
bre libre escribi Sneca el Viejo pero es la obligacin absoluta del esclavo res- Muchas estudiosas feministas han considerado que la elaboracin de la diferen-
pecto de su amo, y el hombre manumiso tiene una obligacin moral de sumisin." 44 cia sexual es fundamental en la opresin de las mujeres, ya que la sexualidad no slo
Lo que era cierto en el mundo antiguo aparece ms agudamente en el moderno. De refleja las relaciones de poder entre mujeres y hombres, sino que es esencial para cons-
hecho, se ha dicho (por Foucault) que la idea misma de la "sexualidad" es esencial- truirlas y mantenerlas.45 Como afirmacin general esto es claramente cierto. Los
mente burguesa, y que se desarroll como un aspecto de la autodefinicin de clase, esquemas de sexualidad femenina son ineludiblemente un producto del poder hist-
tanto contra la aristocracia decadente como contra la inmoralidad rampante de las rican res ara definir cate orizar loue
q es de-
seable. Rosalind Coward ha c o que:
43 Edwin Schur, The Politics ofDevianc4 Stigma Contests and the Uses ofPowen Englewood Cliffs, Nueva Jer-
sey, Prentice-Hall, 1980, p. 7.
44 Veyne, op. cit., p. 31.
11 de 24
43 Vanse, por ejemplo, los argumentos de L. Coveney et al., The Sexualio, Papers. Mate Sexuali5
, and the So-
cial Control ofWomen, Londres, Hutchinson, 1984.
44 Sexualidad
La invencin de la sexualidad 45
Ser mujer es ser objeto constante de atencin y de escrutinio [...]. El deseo femenino es fun- 3. Raza
damental para toda nuestra estructura social. No debe sorprendernos que sea tan cuidadosa-
mente oscurecido, tan interminablemente erseuido, tan frecuentemen ,
ii.11
rri a J'a Las categorizaciones por clase o gnero se
cruzan con las de etnicidad y raza. En reali-
dad los historiadores del sexo no han ignorado el concepto de raza en el pasado, pero
Y, desde luego, sigue siendo perse uido, replanteado y reformulado por los hombres.
lo han insertado dentro de un marco preexistente. De este modo, el modelo evolu-
Como ha dicho Richard Dyer,a sexualidad masculina es un poco como el aire: "La
tivo de la sexualidad presentado por los tericos de fines del siglo Xix inevitabl~
respiras todo el tiempo, pero no te das cuenta de que lo ests haciendo."47 Miramos presentaba a la persona negra "el s e
el mundo a travs de nuestros conceptos de sexualidad masculina de modo que, aun 'IIval como ms abajo en la escala evolutiva
ue el b are07-corrirrrnts-cercana-a-lattifaleza:-Esta
cuando no miremos la sexualidad masculina como tal, estamos mirando al mundo visiarrs6brevivT6Tficluso en los
dentro de su marco de referencia. escritos cultura mente re ativistas y aparentemente liberales de Margaret Mead. Uno
de los atractivos de su descripcin de la vida en Samoa era precisamente la idea de que
Sin embargo, no sera correcto ver este poder de definicin como monoltico ni
los samoanos, en algn sentido indefinible, estaban ms libres de restricciones y ms
como incuestionable ras leyes, la medicina y hasta la opinin popular son muy con-
cerca de la naturaleza que los estadounidenses contemporneos. El mito ms cons-
tradictorias y cambian con el paso del tiempo. Antes del siglo XVIII, la sexualidad fe- tante es el de
menina se insaciabilidad de las necesidades sexuales de losD ueblos no europeos
voraz y devastadora. En el siglo xix-Thub-Cri-in esfuerzo cons- or consiguiente, la amenaza que re reserimn
tante por in fmar
or
nforMar a la poblacin de que la sexualidad femenina entre las mujeres temor a pr rsnio reza de la raza blanca. El
respetables sencillamente no exista. En el siglo xx ha habido una incitacin general masaitino negro, y la explotacin inversa de mujeres negraspara
que complacieran a sus
a-TaTTexualidad femenina como apoyo a todas las formas de consumismo. La sexua- amos, era parte integral de la sociedad esclavista en el Sur de
11-EIZETa---mujl",-"En iversas pocas, se ha consica Estados Unidos durante el siglo XIX y ha sobrevivido en una serie de estereotipos en
.2..zeliosa, fuente de enfer- el siglo xx. Durante el rgimen de apartheid en
-
m-- eda57medio para transmitir valores nacionales en la oca de la eugenesia, guar- Sudfrica, las prohibiciones de la Ley
diana de-la pureza moral en discusiones sobre la educacin sexu y centro principal de Matrimonios Mixtos y la seccin 16 de la Ley de Inmoralidad, diseadas para evi-
tar el mestizaje, fueron algunos de los primeros productos de la legislacin del
de atencin en los debates sobre tolerancia y liberacin sexual en la dcada de 1960. apartheid
que se introdujeron despus de que el Partido Nacional llegara al poder en 1948 con
econmica y scial, el una poltica de segregacin racial. Cuando el rgimen intent controlar la crisis del
se
poder de los hombres para defin .iaxialjd2c11.astiL m ta.cii matrimonio, la apartheid en
dcada de 1980 remodelando sus formas, uno de los primeros pilares
carga de la reproduccin el hecho endmico de la violencia masculina contra 1. s del apartheidlaque
trat de eliminar fueron precisamente estas leyes. Como resultado,
erres. Al mismo tiempo, estas definiciones contradictorias tambin han brindado el rgimen recibi severas
crticas por parte de los grupos de extrema derecha que de-
'fa oportunidad para que las mujeres definan sus propias necesidades y deseos. Desde can que todo el edificio del apartheid se
fines del siglo XIX, los espacios aceptables para la autodefinicin se han extendido derrumbara si las leyes se revocaban. En una
escala mundial, en la ue la creencia en la superioridad de las normas europeas se re-
rpidamente para incluir no slo el placer en el matrimonio, sino tambin formas
vela tal vez con mayor c addades en a ireocu acin obsesiva de Occidente por la ex-
relativamente respetables de actividad heterosexual sin matrimonio y sin procreacin. 1-o7J1-7:1-en --
i:ngFrica en el Tercer , la cual -711evado a diversos esfuerzos por
No obstante, como observa Vance, apartarse de manera patente Lpblica de la "con- parte e-
los organismos de desarrollo as como de las autoridades localespara impo
dicin de mujer 'buena" siendo lesbianaspromiscuas o ejerciendo una hetero-
ner los esquemas occidentales de control de la natalidad artificial, a veces con resul-
sexualidad no tradicional es un hecho que an invita ja1 2 iLea_r. tados desastrosos, ya que la delicada ecologa de la vida social ha perdido su equili-
justificarlo." No se han quebrantado los esquemas del privilegio masculino. Al mis- brio. Esto debera servir para recordarnos que las actitudes modernas frente al control
mo tiempo, los verdaderos cambios de este siglo y la vitalidad continua del feminismo de la natalidad estn arraigadas tanto en el deseo de las mujeres de limitar su propia
demuestran que estos esquemas no son inevitables ni inmutables. fertilidad como en una poltica eugensica y de "planeacin familiar" cuyo objetivo
era la supervivencia y aptitud de las razas europeas. Algunos elementos de este pasado
eugensico son comunes en las prcticas actuales. En Israel, las familias judas reciben
ms subsidio para los hijos que las familias rabes, mientras que en Inglaterra la pe-
46 Rosalind Coward, Female Desire. Women1 Sexuality Today, ligrosa inyeccin anticonceptiva, Depo Provera, se ha aplicado casi exclusivament
Londres, Paladin, 1984, p. 13. ea
47 Richard Dyer, "Male Sexuality in the Media", en Andy Metcalf y Martin Humphries,
The Sexuality ofMen, mujeres negras y muy pobres. En un estudio se encontr que haba incluso ms fo-
Londres, Plum Press, 1985, p. 28.
48 Carole
Vance, Pleasure and Danger, p.
lletos de control de la natalidad en clnicas de planeacin familiar 12 de lenguas asiti-
en 24
4. [Vase n. 7 del cap. 1 para la referencia de la versin en castellano.] cas que en ingls. Detrs de todos estos ejemplos est la suposicin de
ue ha una
46 Sexualidad
i le_c_oncLucta sexualciv
onr_a_c ilizada y apropiada que todos deben resoe~ tar. A su vez,
esta creencia est codificada en una serie ele-151' cucas que van desde las leyes de in-
migracin hasta la propaganda de control de la natalidad, desde las actitudes mdi-
cas hasta la patologizacin de distintos esquemas de vida familiar en la psicologa y la
sociologa.49
No es sorprendente, entonces, que muchos pueblos negros y de minorastnicas
en pases occidentales y en el Tercer Munc57Jhacen los anlisis contemporneos de 3. LOS SIGNIFICADOS DE LA DIFERENCIA SEXUAL
la-sP7SITticas sexuales radicales y feministas, pues irremediablemente poseen un tras-
fondo racista ms o menos inconsciente. Esto ha llevad-511a presentacin y el desa-
rrollo de formas de poltica sexual que son especficas de la experiencia de la gente
negra y que simultneamente estn comprometidas con polticas antirracistas. E: Su primera pareja fite hombre o mujer?
Los lmites entre._ 2.zlgnero
t y clase inevitablemente se traslapan. La gente ne- R.: Por cortesa no se lo pregunt.
gra en Inglaterra, que es la ms sometida a las prcticas racistas, tiende a ser de la clase (Entrevista con el novelista Gore Vidal)
miscuos que las mujeres homosexuales. Esto, como dicen los sociobilogos, puede za, la longevidad, el color del cabello y de los ojos. La produccin diversa de hormo
tener algo que ver con los genes. Tambin puede tener algo que ver con la cultura: nas puede afectar la maduracin sexual, la distribucin de vello corporal, el depsito
mayores oportunidades para la expresin sexual masculina y para la eleccin de la de grasa y el desarrollo muscular. Estas manifestaciones no carecen de importancia
pareja, por ejemplo. Sobre todo, decir que en promedio los hombres tienen ms ac- ya que se elaboran segn cdigos culturales complejos que establecen la apariencia f-
tividad sexual que las mujeres es lo mismo que decir que algunas mujeres son ms sica y el comportamiento apropiado o inapropiado para cada gnero. Pero, a fin de
activas sexualmente que algunos hombres. Los enunciados sobre promedios son ver- cuentas, lo realmente importante son los significados sociales que damos a ests di
daderos, pero no particularmente tiles. No obstante, llevan un enorme peso, por lo frends. omo ha clia5- 6U-Nitholson las -diferencias biologas entreljs
menos en parte, porque preferimos las divisiones claras a la ambigedad. Sin em- sexos en realidad son mnimas cuando se com aran con las seme'anzas"ly, de hecho
bargo, la naturaleza misma puede ser muy ambivalente, como lo sugiere la idea slo uno de los 01 s enes necesarios para formar a cada persona distingue a los
misma de los "promedios". Por qu nosotros no? 1ombres de laS-Eujeres, entonces deberan revalorarseis marcas crticas que usamos
cznyencionalmentpara delimitar la
Aparentemente las diferencias anatmicas son las esenciales. De acuerdo con la pre-
3. La hiptesis del agujero negro" sencia o ausencia de los r an s nos o femeninos, se asi na el nero en el mo-
mento mismo del nacimiento. No obstante, la osesin e un pene o una vagina no
ste es el ltimo recurso para quienes no encuentran ninguna explicacin para las di- puede ser una norma universalmente aplica e. En as aves, e mac o no tiene pene;
ferencias sexuales. Si todo lo dems no logra explicar los fenmenos humanos, en- otros animales slo tienen "rganos insertables adjuntos", como los gonopodios en tibu-
tonces tiene que existir una explicacin biolgica. Si hay ms hombres que mujeres en rones y cazones.18 Incluso entre los humanos no es transparente el significado de estos
puestos ejecutivos, entonces de seguro lo explica la biologa. Si la sociedad se resiste rganos muy reales. La vagina puede concebirse como pasiva o como devoradora. El
a las polticas del feminismo, debe de ser porque estn contra la naturaleza humana. cltoris se ha conceptualizado como no ms que un "vestigio de falo" y como el sitio
Si la homosexualidad no puede explicarse ni por la sociologa ni por el psicoanlisis, del potencial multiorgsmico de las mujeres. El pene tiene un valor simblico aun ms
entonces la biologa (hormonas, instintos, genes...) debe explicarla. Un ejemplo cl- sobrecargado en nuestra cultura. Su naturaleza "embestidora", "vigorosa" y "penetrante"
sico de esto lo podemos ver en la conclusin del informe final del Instituto Kinsey se ha considerado como el modelo mismo de la sexualidad masculina activa. No obs-
sobre la homosexualidad, Sexual Preftrence." Los autores exploran con detalle la tante, como ha sealado agudamente Richard Dyer, hay una marcada discrepancia en-
falta de pruebas de una causa nica que explique la homosexualidad, y concluyen tre este simbolismo y la manera como se suele experimentar el pene:
que ni la sociologa ni la psicologa la aclaran. Pero, en lugar de poner a prueba la
Los genitales masculinos son cosas frgiles, fofas, delicadas [J. Los penes slo son unas co-
hiptesis (avalada por el mismo Kinsey) de que la homosexualidad, por lo tanto, no
sitas (tambin los grandes) con poco poder de permanencia, bonitos si se aprende a verlos as,
era una condicin unitaria con races nicas, los autores concluyen que debe de haber pero no mgicos ni misteriosos ni poderosos en s mismos, es decir, objetivamente carentes
una explicacin biolgica. Esto, en el contexto del libro, es especulacin vana. Esa de poder real.' 9
"solucin" le debe ms al prestigio continuo de las ciencias biolgicas que a la com-
probacin. La biologa llena una laguna que no han querido o no han podido llenar El significado gue darnos a los rganos masculinos y femeninos es social y psicol-
las explicaciones sociales. gicamente importante. Segn los conceptos del psicoanlisis, la existencia o la
No pretendo minimizar la importancia de la biologa. Las capacidades biolgi- ausencia del pene masculino (es decir, el temor o la fantasa de la castracin) son
cas proporcionan claramente el potencial a partir del cual se configura esenciales para la negociacin de la crisis edpica y para la adquisicin o no de la mascu-
lo hiiiiiii-offijairel-lniite de las actividades sociales. La cpula, la reproduccin, la linidad y la feminidad psicolgicas, para la organizacin misma de la diferencia
alimentacin," la muerte tienen un origen claramente biolgico y proporcionan los sexual. Pero Izlignificados esenciales que les asignamos, segn Freud, son exigidos
i
py.tnetros de la existenCiahumana. Otros factores biolgicos menos csmicos tam- por la cultura y no surgen directamente slo de la biologa.
bin tienen efectos sociales. Las diferencias genticas (entre hombres y entre mujeres,
as como entre unos y otras) pueden afectar las apariencias fsicas, el tamao, la fuer-
17 John Nicholson, Mere and Women. How Dffirent are They?, Oxford y Nueva York, Oxford University
Press,
1984, p. 6.
18 John Archer y Barbara Lloyd, Sex and Gender, Harmondsworth, Penguin, 1982, pp. 47-48.
16 Alan P. Bell, Martn S. Weinberg y Sue Kiefer Hammersmith, Sexual Preferente. Its Development in Men and
Rchard Dyer, en Andy Metcalfy Martn Humphries (comps.), The Sexuality of Men, Londres, Muto Press, 1985,
Women, Bloomington, Indiana University Press, 1981, pp. 191-192. pp. 30-31. 17 de 24
56 Sexualidad
Los significados de la diferencia sexual 57
La misma ambigedad potencial existe respecto de otras dos marcas menos ob-
vias: a con ormacin cromosmica de hombrely.ingjerer19Lesqirsh o Las hormonas, no ms que los cromosomas, son decisivas en la configuracin de
m hormona- las diferencias sexuales psquicas y sociales.
les. En primer lugar, la existencia de diferencias cromosmicas es muy conocida. Esta
distincin es la que se hace en las competencias internacionales para de-
finir los sexos, y en ella los competidores, sobre todo en los torneos atlticos femeni-
nos, tienen que pasar por una prueba de cromosomas sexuales.20 Los seres humanos LA SEXUALIDAD Y LAS RELACIONES SOCIALES
tienen 46 cromosomas en el ncleo de cada clula de su cuerpo: 22 pares y dos cro-
mosomas sexuales. En las mujeres stos son idnticos (XX); pero en los hombres uno El determinismo biolgico insiste en el carcter fijo de nuestras sexualidades, _e
es una estructura incompleta que lleva poco material gentico (el cromosoma Y: los resistencia ante todos los esfuerzos de modificacin. Por otra parte las exlicaciones
hombres suelen tener el par xY). sociales e histricas su onen un altogrado de fluidez flexibilidad en la "naturaleza
humana", en su potencial de cambio. Las datos de otras culturas, y de pocas distin-
La dificultad reside en que estas marcas no son absolutas. A veces los cromoso-
tas a la nuestra, muestran que hay muci -Jmanerasdifer
mas no se separan durante la divisin celular de la manera acostumbrada, dando li- ser "homFre" y "mu-
gar a esquemas de XXY, X, XXX o XYy: .son stos masculinos o femeninos? A veces hay ,jer'
" nodos distintos de vivir Ja vidasocial La experiencia de nuestro propio pasadO
arividuos cuyos cromosomas dicen una cosa ycuya apariencia dice otra: masculinos reciente ha mostrado las poderosas maneras en que un movimiento social enrgico
ienen cromosomas xY y poseen testculos que secretan la hormona mascu- el feminismo, con poco apoyo institucional, puede influir en las relaciones sexua-
lina; pero ambiguos porque, debido a una insensibilidad andrgena congnita, no se les y en muchos casos transformarlas. Cabe imaginar el poder del cambio social r-
han masculinizado externamente. Aun la naturaleza, con toda su sabidura, aparente-_ pido en el pasado. Nuestra mayor conciencia de otras culturas debera hacernos estar
mente lga a ecjiiivocarse. Archer y Lloyd2 I concluyen que anormalidades como stas ms atentos a otras formas de interaccin, dado que, a travs de la perspectiva de di-
"ilustran la naturaleza compleja y precaria del proceso de desarrollo" y, por lo tanto, ferencias y cambios culturales, podemos em ezar a reflexionar sobre la continencia
de la divisin entre los sexos. de nuestra propia natura eza umana' y cuestionar el supuesto carcter fijo
de nuestras posiciones como -"Hombres" y "mujeres".
pe manera parecida, y en segundo ar, se ha exagerado la importancia asig:
Hay pruebas abrumadoras que sugieren la sexualidad est sujeta a un
nada a las hormonas, los mensajeros qumicos secretadosparlsIlndulas. La hor-
mona principal producida por los testculos es la testosterona; a sta; junto con las enorme grado de rnodelacin sociocultural, al grado cii.w,wirTOVadicIZI-J51--- um-
hormonas del mismo tipo general, se las llama andrgenos u "hormonas masculi- mer, "la sexualidad no tiene ms significado que el que se le da en situaciones socia-
les".23 Pero plantearlo as, desde luego, no resuelve las dificultades; slo las conduce
nas". Las hormonas principales producidas por los ovarios son el estrgeno y la pro-
gesterona (las "hormonas femeninas"). Estas hormonas sin duda son importantes por un camino algo diferente. Porque si bien el sexo y la diferencia sexual son socia-
para el desarrollo: la testosterona produce cambios importantes en la adolescencia, les en su forma, an necesitamos saber dnde situar los lmites de las explicaciones
tzuramente coeialulis son osnmites de la rnodelacin culturil.
entre los que se cuenta el engrosamiento de la voz y la aparicin del vello corporal. Es el sexo to-
El aumento de los niveles de estrgeno en las nias durante la pubertad provoca el talmente un asunto de determinacin social? Son totalmente intercambiables los
desarrollo de los senos, la redistribucin de la grasa y el comienzo del ciclo mens- papeles desempeados por hombres y mujeres? Son nuestras naturalezas sexuales
trual. Pero aun as, no estamos hablando de posesiones nicamente masculinas y fe- infinitamente plsticas, "increblemente maleables", segn las conocidas palabras de
meninas. Tanto los ovarios como los testculos-producen las tres hormonas, das Margaret Mead? Inevitablemente surgen tales preguntas, y hay que aceptar que toda-
glndulas suprarrenales secretan andrgenos en ambos sexos. Lo que difiere es la va estamos bastante inseguros respecto de las respuestas adecuadas. Sabemos lo que
i-circin. Una vez ms, no hay una divisin absoluta Como dijo Kinsey hace al- no son nuestras nat.ura ezae sex ales- no son eternamente fl'as, biolgicamente detert
mjaclas_ ni inmutables. Pero no estamos seguros de lo que s son.
gn tiempo: "El hecho de que las hormonas se produzcan en las gnadas no es ra-
zn suficiente, a falta de otras pruebas, para pensar que son los agentes primarios Por lo tanto, existe el peligro real de confrontar un esencialismo biolgico ina-
que controlan las capacidades del sistema nervioso de las que depende la respues- decuado con un esencialismo sociolgico igualmente inadecuado, en el que la
ta sexual." 22
Female,
20 Archer y Lloyd, op. cit., p. 47. Filadelfia y Londres, W.B. Saunders Company, 1953, pp. 728-729. [Vase u. 5 del cap. 2 para la referencia
21 Ihid, p. 69.
de la versin en castellano.]
23 Kenneth Plummer,
22 Alfred C. Kinsey, Wardell P Pomeroy, Clyde E. Martin y Paul H. Gehhard, Sexual Behavior n the Human Sexual Stigma. An Interactionist AcCount, Londres, Routledge & Kegan Paul,
1975, p. 32. 18 de 24
58 Sexualidad
Los significados de la diferencia sexual 59
maleabilidad de la sexualidad siempre estar a merced de imperativos sociales deter-
nea.25 Los arapesh no tenan un concepto del sexo como una fuerza abrumadora
ministas. Para los influyentes antro lo os sociales de los fios de entre uerr
jeto principa de estudio no era a naturaleza hu ,.e. s. . guraci.n_cultu- ni en hombres ni en mujeres, y ambos sexos tenan cualidades que podran llamarse
ral'. sto represent un verdadero avance, ya que oblig a reconsiderar muchas "maternales". Entre los mundugumor, por otra parte, tanto hombres como mujeres
verdades" sociolgicas preciadas. No obstante, haba problemas reales respecto del estaban activamente sexualizados y tomaban la iniciativa. En la tercera tribu, los
relativismo cultural que de all surgid. Cada cultura se presentaba como un_con,j_unto chambuli, haba una inversin total de las actitudes sexuales en relacin con nuestra
necesario e inex licable de diferencias respecto de los ot s. La historia, el desarrollo y cultura, pues dominaban las mujeres y los hombres eran emotivamente dependien-
el cambio no se consideraban asuntos importantes. Adems, se crea que cada socie- tes. En un trabajo posterior, al resumir la informacin, Mead sugiri que "en todas
dad se impona sobre sus habitantes como una totalidad en que todas las posiciones las sociedades conocidas, el gnero humano ha elaborado la divisin biolgica del tra-
sociales eran respuestas necesarias a las exigencias de la sociedad. Este tipo de argu- bajo en formas que con frecuencia slo estn relacionadas de manera muy remota con
mento fue retomado por muchos estudiosos posteriores para hablar en favor de la las diferencias biolgicas originales que proporcionaron las pistas originales [...] a ve-
funcionalidad de los papeles sexuales. Segn Weinstein y Platt, los individuos "acep- ces una cualidad se ha asignado a un sexo, a veces al otro".26 No obstante, al mismo
tan y reproducen los esquemas de conducta requeridos por la sociedad", en los que tiempo que se reafirma la posibilidad de la modelacin social, esas "pistas originales"
la familia es el conducto principal para esta modelacin social, y los "papeles socia- adquieren una importancia capital. Porque si la sociedad humana ha de sobrevivir,
les" netamente complementarios son el resultado necesario.24 Esto no parece dejar dice la autora, "debe tener un esquema de vida social que se adapte a las diferencias
entre los sexos".27 Y cules son stas? Las ca acidades re roductivas son claramente
mucho margen para maniobrar. No slo se considera a la sociedad como el motor
principal, sino que debemos suponer que los individuos son hojas en blanco, talla diferentes entre hombres y mujeres, e incluso es poco pro ab e que el desarrollo de las
rasa, sobre lasue se imprimen las caractersticas requeridas para el funciiHiento. tecnologas reproductivas modifique esto de manera fundamental. Sobre la base de
2-JE-B u o de la socie ad. sta organiza una divisin sexual-del-Jai-7j para satisfacer estas diferencias, las culturas han desarrollado funciones distintas para las labores pa-
sus necesidades: de reproduccin, alimentacin, empleo, actividades domsticas y t7ernas y maternas, la alimentacin, el trabajo y la organizacin domsti a. Pero como
Incluso crea papeles sociales desviados y estig_matizados por ejemplo, el "papel" muestran los escritos de la misma Mead, la forma de esas funciones vara enorme-
de los Hano-sexuales en nuestra cultura para ofrecer nichos a quienes no estn to- mente, ya que a veces hombres y mujeres son intercambiables en las cualidades que
a
nrimos "maternales" y "paternales". Si las funciones sociales son tan flexibles, si no
talmente adaptados y como un llamado de -arita para el resto dla sociedad sobre ros
terribles efectoscanarse de las convenciones. hay una conexin necesaria entre reproc(accin, gnero y atributos sexuales, no queda
Es evidente que tales argumentos tienen su atractivo. Ofrecen una explicacin claro por qu son tan radicalmente necesarias l'asdr&STomfas sexuales perfectamente
elegante para las divisiones y diferencias obvias que nos rodean. Pero cualquier teora cellnidas, a menos que supongamos a priori
que son inevitables. Es difcil evitar la
que otorgue a la "sociedad" una n consciente que considere que todas las conclusin de que, al final, Mead da por hecho la importancia primordial de la ana-
parte-sicititestan omo un reloj maravi oso conlleva un problema: dnde cabe la toma: la diferencia anatmica garantiza las funciones requeridas por la sociedad. Esto
gente con-strIffirtiii-fidsi6
. ? Adems, este acento sobre la modelacin social pi- puede ser cierto, pero nunca se cuestiona por qu lo es. Desde luego, es muy impor-
voca un resulta o curiosamente paradjico. Al subrayar lo social como el motor prin- tante saber por qu tantas culturas han elegido la anatoma como la base fundamen-
tal de nuestros destinos.
cipal, se dejan de cuestionar algunas caractersticas de la "naturaleza". De manera ms
especfica, en mayora de los informes socialmente deterministas no se cuestiona Debemos ir ms all de la simplicidad de algunas de estas explicaciones. Consi-
sino, al contrario, se reafirma la necesidad de una divisin sexual del trabgjo de dero especficamente que la "sociedad" no es tan unificada y total en su impacto como
acuerdo con las diferencias anatmicas. lo sugieren estas teoras, ni tampoco son tan marcadas y decisivas las lneas de dife-
Esto se hace evidente en la obra de Margaret Mead, quien hizo ms que nadie rencia. Si nos fijamos en lo que queremos decir con "sociedad", encontraremos que
para sugerir que la naturaleza humana era flexible. En Sex and Temperament in Three en la prctica cualquier teora social confirma la complejidad de las relaciones
Primitive Societies, encontr una amplia gama de variaciones sexuales en Nueva Gui- sociales, las "mltiples realidades" a travs de las cuales negociamos nuestra vida co-
25 Margaret Mead,
Sor and Temperament in Three Frimitive Societies, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1948,
pp. 279-280. [Versin en castellano: Sexo y temperamento,
trad. Ins Malinow, Buenos Aires, Paids.]
20 Margaret Mead,
24 Fred Weinstein y Gerald M. Platt, The Wish to be Free. Psyche and Value Change, Berkeley, University of Ca- Male and Female. A Study of the Sexes in a Changing World, Londres, Victor Gollancz, 1949,
p. 7. [Versin en castellano: Masculino y femenino,
lifornia Press, 1969, p. 6.
Ibid., p. 163. 19 de 24
trad. Rosala Pereda, Madrid, Minerva, 1994J
60 Sexualidad
Los significados de la diferencia sexual 61
tidiana. La "sociedad" no es un todo gobernado por un conjunto coherente de de-
terminantes, sino una red intrincada de instituciones, creencias, hbitos, ideologas y qu de ciertos tipos de actividad [...]. Es como un anteproyecto o mapa de carrete-
prcticas sociales que no tienen una unidad a priori y cuyas verdaderas relaciones de- ras o receta, que da indicaciones".29
ben ser descifradas ms que tomarse al pie de la letra. Si transferimos esta visin de "lo Desde lue o, no seguimos por completo estas pautas porque si lo hicirarw
social" a las actividades sexuales, veremos que lejos de que la "sociedad" modele la .,seramos to os igua es, y la "inmoralidad", la desviacin o la transgresin casi np
sexualidad" de manera directa, lo que describimos como sexual se construye me- existiran. Pero los "libretos" que aparecen en ciertas prcticas sociales establecen los
diante
----117-
1. aii15le-jid- acMelaciones sociales, cada una de las cuales tiene una visin parmetros dentro de los cuales estn las opciones indjia-irales disponibles. me-
diferente dique constituye el sexo y la conducta sexual apropiada. Michel Foucault tfora tiene otro valor: sugiere que coexisten diversos significados sexuales posibles,
ha sugerid qu& el aparato moderno de sexualidad es heterogneo; en l se incluyen en un momento determinado. En el Occidente cristiano hemos estado sometidos a
"discursos, instituciones, conformaciones ar uitectnicas, reglamentos, leyes, medi- una multitud de definiciones incompatibles y con frecuencia contradictorias. Desde
das administrativas, a =aciones cient icas, proposiciones filosficas, moralidad fi- el siglo xix la medicina ha trabajado arduamente para desplazar a la religin como la
lantropa, etctera"? Todos estos elementos en conjunto forman lo que definimos fuerza principal en la reglamentacin de la sexualidad. Su lenguaje habla menos de
como sexualidad, aunque es evidente que no dicen las mismas cosas ni pueden ha- moralidad y ms de la sexualidad "natural" y la "antinatural", la sana y la enferma; su
cerlo, ni se dirigen a nosotros de manera idntica. centro institucional es la clnica, el hospital o el divn del psiquiatra (Michel Foucault
En el mundo de la sexualidad existe gran variedad de informes diferentes y muchas no fue el primero en sugerir una analoga entre el modo confesional y la curacin me-
veces contradictorios de lo que significa ser sexual: conjuntos organizados de significa- diante el habla en el psicoanlisis: Freud tambin plante esa relacin). Luego estn
dos ("discursos"), articulados mediante una gran variedad de lenguajes diferentes, y an- los lenguajes del derecho, la educacin, la antropologa, la sociologa y la poltica,
cliaos entu-lefisa red-dlial-fklades sociales. Los conceptos tradicionales cristianos todos los cuales hablan en tonos cuidadosamente diferenciados acerca de la sexuali-
del comportamiento sexual, por ejemplo, dependen de ciertas suposiciones acerca de dad: es un producto de la criminalidad, la alimentacin, la variacin cultural, la
la naturaleza humana: que es incorregible o corrupta, que la divisin de los sexos est eleccin poltica? Y, desde luego, estn los contradiscursos, los lenguajes de oposi-
predeterminada, que la actividad sexual slo se justifica por la reproduccin o el cin, y muchas veces militantes, de los nuevos movimientos sexuales. Vivimos en un
amor. Estas creencias estn establecidas en un conjunto de textos: interpretaciones y Inundo de descripciones y definiciones opuestas y con frecuencia contradictorias.
I sur
comentarios bblicos, derecho cannico, sermones. Se generalizan a travs de un len- ulLprosz&Qprolon-
guaje de certeza y moralidad, que separa a los pecadores de los redimidos, a los mo- ado ara cada sujeto individual, aprendido en todas las complejidades de la vida social:
a vi a =lir: proporciona modelos, aunque stos de ninguna manera estn bien
rales de los inmorales. Estos significados se encarnan en instituciones que trabajan
para reforzar creencias y conductas: iglesias, la posicin privilegiada de ser padre definidos. Las escuelas transmiten mensajes claros, aunque no siempre en el mismo
o madre, las prcticas de la confesin o el testimonio ante Dios, la existencia de es- sentido. La valoracin por los compaeros cuida las barricadas contra la desviacin so-
cuelas religiosas, los sacramentos del bautismo y el matrimonio e incluso, en muchos cial. Los ritos de galanteo, iniciacin sexual y hasta violencia sexual afirman las divi-
pases, el sistema legal. La totalidad de estos discursosprcticas construyen "posi- siones. Los deseos y la eleccin de la pareja aseguran la senda de normalidad o el camino
ciones de sujeto", en las que la elite moral puede reconocerse realmente como parte a la conducta no ortodoxa. Las representaciones en los medios de difusin construyen
de los elegidos, mifilliclaTeeffores-sPiiii117.rnsfl dellespe--r-a75-aere-aencin. las imgenes de las identidades deseables. El involucramiento en lo religioso, lo mo-
Los individuos son configurados, y se configuran a s mismos, en relacin con esos ral y lo poltico ayuda a organizar modos adultos de vida. Incluso el azar trae su influen-
conjuntos preexistentes de significados, que intentan reglamentar y controlar la con- cia caprichosa. En respuesta a todas estas influencias, entre muchas otras, construimos
ducta de acuerdo con re las y consciente o inconscientemente asimiladas. nuestra subjetividad, nuestro sentido de quines somos, cmo llegamos a donde esta-
Aqu, la---ideTIerlibreto', usada por algunos socilogos interactivos para dar mos, dnde queremos ir: nuestras identidades como hombres yirill f eres, heterosexuales
y homosexuales o lo que sa:Z7d .
,, ro "ircIc7aer. .ss c m 1 *os
- de cle'
cuenta de la manera como interpretamos nuestros signiFia-ati-alaT~e- fi rau..
tforai.f-- E,--aunque inevitablemente arnbiguajhn Gagnon ha suEra717 1e los li- todefinicin en un ordenamiento completo de relaci nes sociales.
bretos especifican, al igual que los anteproyectos, el quin, qu, cundo, dnde y por 'Por menos en a superficie, esto sugielecindasidentidades masculina feme-
nina, lejos de .estar fijadas para todaja_eremidadziediante atributos naturales, son no
oto ies arosas, y az estnsujetas a diversas influencias y con frecuencia estn Osa-
20 Michel Foucault, Power/Knowledge, Colin Gordon (comp.), Brighton, Harvester Press, 1980, p. 194. [Ver-
sin en castellano: Poder y sabenMxico,La Piqueta.] 20 de 24
29 John H. Gagnon, Human Sexual:. ties,
Glenview, Illinois, Scott, Foresman asid Co., 1977, p. 6.
62 Sexualidad
Los significados de la diferencia sexual 63
rradas por contradicciones. Por ejemplo, aprendemos desde muy jvenes en nuestra servaciones de Mica Nava en centros juveniles describen las presiones extremas para
sociedad especfica que ser "hombre" es no ser homosexual. La homosexualidad mas- ajustarse a las divisiones sexuales y a los pactos heterosexuales aceptados, que existen
culina ha sido estigmatizada durante varios siglos como afeminada, una inversin de y se refuerzan constantemente entre adolescentes mediante el lenguaje, el rito y la in-
gnero, precisamente "poco hombre". Pero tambin sabemos que muchos "hombres teraccin. En tales centros, escribe:
verdaderos" se consideran homosexuales y que la dcada de 1970 presenci una "ma-
La reglamentacin de las muchachas es impuesta mayormente por los muchachos,
chizacin" del mundo gay. Aqu, las opiniones convencionales acerca de lo que es ser quienes se
apoyan en una idea de feminidad que incorpora modos especficos de comportamiento, de-
hombre entran en conflicto con los deseos sexuales y (probablemente) con las activi- ferencia y sumisin sexuales 1...]. En esta cultura fuera del hogar, las muchachas son obser-
dades sexuales; sin embargo, para muchos hombres gay, ambas se mantienen en ten- vadoras de la actividad de los muchachos y guardianas
de la pasividad de las muchachas 1...1.
sin. La sexualidad de las mujeres proporciona otro ejemplo: la sexualidad femenina Tal poder se encuentra en grupos de muchachos (y muchachas) que, a travs de la referencia
ha sido definida tradicionalmente como de respuesta, nutricia y estrechamente aso- a ciertos discursos y categoras como "golfa" y "maricn", logran asegurar conductas fe-
ciada con la reproduccin. Pero durante los ltimos decenios, los cuerpos de las mu- meninas y masculinas "apropiadas".3
jeres han sido cada vez ms sexualizados en los medios de difusin y en general en ste es un paradigma de cmo se institucionalizan y refuerzan las diferencias en toda
todo tipo de representaciones. Se puede hablar de la misma mujer en las pginas de la vida social, desde las prcticas en el trabajo ("acoso sexual") hasta las convencio-
una revista de modas como una ama de casa eficiente, cariosa y domstica, y tam- nes de la calle ("silbidos") y ritos rutinarios en bares y otras actividades sociales. A
bin como fernne fatale, sensual y seductora, sin darse cuenta de que las distintas de- pesar de todos los cambios que han ocurrido (las investigaciones de Nava se realiza-
finiciones pueden contradecirse o tener efectos confusos. En nuestra mente y en ron despus de un decenio de publicidad, aparentemente sin precedentes, de mane-
nuestra idea de lo sexual mantenemos una multitud de datos variables y con fre- ras distintas de ser hombre y mujer), la sexualidad masculina segn su definicin
cuencia contradictorios respecto de nosotros mismos, nuestros motivos, nuestros cultural proporciona la norma, mientras que la sexualidad femenina sigue siendo el
deseos y esperanzas y nuestras necesidades. problema, lo cual no debe sorprendernos. Los hombres, al hacerse-hombres, asumen
Pero el mundo social exige distinciones y crea lmites. La "masculinidad" y la "fe- una osicin en ciertas relaciones de .oder en la ue ad uieren la ca acidad de re-
minidad" t.2no
vezsean conceptos unificados. Estn llenos de mensajes jInaries.y
coi finir a las mujeres.
cor
itiTdictorios, y tiefien diferente icdo en contextos distint s. No significan lo
mismo en documentos sociales orma es o cdigos legales que en el prejuicio popu-
lar. Significan cosas distintas en diferentes mbitos de clase, geogrficos y raciales. No LA SEXUALIDAD Y EL INCONSCIENTE
obstante, independientemente de las calificaciones que hagamos, existen no slo
como ideas poderosas, sino como divisiones sociales radicales. Lo hacemos de dife- De entre lo que se ha revisado hasta ahora deben destacarse dos puntos importantes.
rentes maneras en distintos momentos, pero siempre dividimos a la gente en "hom- En primer lugar, debemos reconocer, con ms facilidad de lo que solemos hacerlo,
bres" y "mujeres". Adems, no hablamos de ~insienificantes: de que las identidades sexuales_ no estn predeterminadas ni son automticas o fijas. Al
hecho, nos referimos a diferencias de poder y a situaciones histricas en que los hom- contrario, estn socialmente organizadas y son contingentes y modificables. Tambin
bres han tenido el oder en lo social en la prctica, para definir a las mujeres. La dependen de las relaciones. Tanto la masculinidad como la feminidad slo existen de-
masculinidad y la sexualidad masculina siguen sien cTlis normas con las qujuz- bido a la existencia de la otra. Son definiciones que se modifican y cambian, unidas
gamos a las mujeres. Esto no significa que las definiciones masculinas se acepten sin en una danza de vida y muerte aparentemente inevitable, pero que cambia todo el
ms; al contrario, en el nivel individual y colectivo hay luchas constantes acerca de tiempo. En segundo lugar, parece que somos inca aces de esca ar de nuestra fuerte
los significados sexuales. Pero las luchas se dan dentro de los lmites establecidos por los inversin en la diferencia sexual, una diferencia 2 as /nifei,Iwntin.u.a,
trminos dominantes y contra ellos. stos, a su vez, estn codificados a travs del acto mente subordinadas a los hombres. No cabe duda deque, en parte, esta continuidad
de privilegiar socialmente ciertas relaciones especficas, en el matrimonio y los arre- histria-Tpude explicarse en relacin con el poder considerable que se otorga a los
glos familiares, as como en un montn de otras instituciones y actividades sociales, hombres. Quienes creen que en todas las culturas existen estructuras de poder pa-
a travs de las cuales se construyen y reafirman constantemente las identidades de triarcal consideraran que esto es explicacin suficiente. Sin embargo, no explica el
gnero y sexuales.
Tal vez la mayor parte de esto ocurre en un nivel en que sus sutilezas escapan a
nuestra atencin consciente. Pero aun entre los jvenes, como lo han demostrado cla- 3
Nava (comps.), Gender and Generation,Basingstoke,
21 de 24
Mica Nava, "Youth Service Provision, Social arder and the Question of Giris", en Angela McRobbie y Mica
ramente algunos investigadores recientes, su peso puede ser determinante. Las ob- Macmillan, 1984, pp. 12-13.
64 Sexualidad Los significados de la diferencia sexual 65
compromiso profundo que, segn parece, tenemos con la diferencia sexual, ni la ten- biolgicos,
.. ni son sencillamente el efecto de relaciones sociales. Hay un reino pl-
sin que se manifiesta en la vida de mucha gente, hombres y mujeres, cuando luchan uico el inconsciente con su . ro .ia dinmica, sus re historia en u
por mantenerla. La diferencia sexual aparentemente es necesaria y precaria, funda- posibilidades biolgicas del cuerpo adquieren signi ica o. Chodorow lo ha planteado
tances, cmo nos reconocemos en estas categoras so- con claridad:
mental pero provisiorTrEri
clr-sacemos una inversin tan grande en lo que parece tan efmero en la Vivimos una vida corprea: vivimos con esos rganos y capacidades reproductivos, esas hor-
teora sexual moderna? Por qu las diferencias sexuales aparentemente son tan poco monas y cromosomas, que nos ubican fisiolgicamente como hombres y mujeres. Sin em-
esenciales pero tan permanentes y resistentes? En este momento se puede recurrir a bargo [...], esta biologa no es en absoluto evidente. La manera en que cada uno comprende,
conceptos de otro enfoque terico, el psicoanlisis: la teora del inconsciente din- imagina, simboliza, representa internamente o se siente respecto de su fisiologa es producto
del desarrollo y la experiencia en la familia y no un producto directo de la biologa en s.32
mico y el deseo.
El psicoanlisis ha contribuido de modo fundamental a la teorizacin del sexo erai
El inconsciente es un espacio de conflicto: entre ideas, esp_._:izasc r 199w sobre
durante este siglo, aunque su impacto con frecuencia h sido ambiguo y contradicto- todo
.---
c1ewi7;ei----
cu Ues 7los que se niega el acceso a la vida consciente por la fuerza
rio. Al igual que muchas otras de las grandes preocupaciones intelectuales del siglo xx de la represin mental, aunque "regresan't.Tdo el tiempo para trastornar la concien-
(como el marxismo, la democracia y el nacionalismo), tiene diferentes significados en cia en arma e suenos, lapsus lznguae, chiles, sntomas neurticos o comporta-
distintos contextos. Incluso la obra de Freud es un bal de tesoros en lo que se refiere miento perverso. o que rneiitalmente el inconsciente son esas es-
a interpretaciones variables, mientras que la obra de muchos que dicen ser sus legti- peranzas y deseos reprimidos ante las exigencias de la realidad y, en especial, loS deseos
mos sucesores nos lleva por numerosos caminos y desviaciones, por lo general a un des- incestuosos reprimidos de la infancia: "Lo que es inconsciente en la vida mental tam-
tino que tiene poca relacin con lo que dijo, o quiso decir, o quiso creer Freud. Por lo bin es lo infantil."33
tanto, es extremadamente riesgoso tratar de describir al verdadero Freud". Un cami- Esto lleva al segundo punto: a una teorizacin de la diferencia sexual. La identi-
no ms interesante y ms aventurado sera considerar la manera como las reinterpre- dad como hombres y mujeres, la organizacin de los deseos y la eleccin del_.
taciones recientes de Freud han presentado un desafo a las ortodoxias de la tradicin objeto como heterosexual, homosexual o lo que sea no estn automticamente
sexual. En este punto, la contribucin fundamental ha provenido de las apropiacio- asentados en el nacimiento. Son producto de luchas y conflictos psquicos cuando la
nes feministas del psicoanlisis, con bastante influencia de la obra del analista francs primera "gota de humanidad", con su sexualidad indiferenciada y polimorfamenre
Jacques Lacan y de las investigaciones de Melanie Klein sobre la infancia, pero desa- perversa y su naturaleza bisexual (la eleccin del objeto no est predeterminada), ne-
rrollando una sntesis cuyo objetivo es ms poltico que "cientfico". gocia el camino lleno de riesgos hacia una madurez precaria. El nio o la nia nego-
Rosalind Coward asegura que la importancia del psicoanlisis est precisamente cia las fases del primer desarrollo en que distintas partes del cuerpo se convierten en
en el hecho de que no asumi la sexualidad como una categora no problemtica.3' centros de excitacin ertica (las fases oral, anal, flica y genital), avanzando a travs
Ms bien, el psicoanlisis propuso una revisin del concepto de sexualidad, cuestio- del primer reconocimiento de "castracin" (la presencia o ausencia del rgano masculi-
nando la centralidad de la reproduccin sexual y las dIRTZicIones rgidas entre hom- no) hasta el drama de la crisis edpica, en que la personita lucha con el deseo incestuoso
bre mujeres. Segn ella, la importa - -CUde este enfoque reside, entonces, en que por la madre y el padre, hasta una identificacin posterior con el "adecuado", padre
cuestiona lEp ) iniones esencialistas y problematiza la naturaleza predeterminada de o madre, del mismo sexo. A travs de esta lucha "pica", la criatura indiferenciada por
1-diferencia sexual, a la vez que reconoce ellroder7delos sigriffiTaTdos inconscientes. fin se convierte en un hombrecito o una mujercita. Desde luego, sta es una descrip-
Esto constituye una ampliacin y un desarrollo importantes del trabajo de Freud. De cin esquemtica que le hace poca justicia a las complejidades sutiles de los informes
hecho, Freud fue muy claro respecto de la naturaleza problemtica de los conceptos finales de Freud. No ha un progreso inevitable hasta el altar del cornportarnisnto
de masculinidad y feminidad, y los consider entre los ms difciles que haba tratado .propiado. Si el un_ciona_raritiitritialiiErrt-e, no habra ambigedad res-
la ciencia. A partir de estos primeros conceptos freudianos, hay tres lneas primor-
diales en la apropiacin contempornea del psicoanlisis. En primer lugar, est la teo-
ra del inconsciente en s, el ncleo mismo del psicoanlisis. La tradicin psicoana-
32
.m vos Nancy Chodorow, "Gender, Relation and Difference in Psychoanalytic Fetspective", en Hester Eisenstein y
ltica propone que los individuos no son productos predeterminados cI.e 12era Alice Jardine (comps.). The Futior of Dffirence, Boston, Masa., G.K. Hall, 1980, p. 18.
33
Sigmund Freud, Introductory Lectores on Psychoanalysis (1916-1917), en
Standard Edition, t. 16, conferen-
cia 13, p. 210. [Vase n. 5 del cap. 1 para la referencia de la versin en castellano de las obras completas de Freud.]
Londres, Routledge & Kegan Para un anlisis ms amplio de las diversas teoras de la sexualidad de Freud, vase Jeffrey Weeks, Sexuality and its Dis-
31 Rosalind Coward, Patriarchal Precedents. Sexuality and Soda! Relations, 22 de 24
enlaciar, cap. 6.
Paul, 1983.
66 Sexualidad
Los significados de la diferencia sexual 67
pecto del ge'neaLii habra homosexualidad, fetichismo, trasvestis otros. Presento dos ue
es52e7cripcin para subrayar que, para Freud, llegar a una identidad sexual y fundir , no han sido total o terminantemente extin uidos por el drama edpico. Para
Fretidt-ir
la identidad con el deseo (quines somos, qu necesitamos y de qu carecernos), es umano era estar divi o, constantemente "descentra o , moviduvorfrter-
trifilircha
-Thrla-qerdos debemos partici ar y que, de ninguna manera, termina zas fuera del control consciente. Yen el centro de esta subjetividad fracturada estn los
en una captura trclififale de la posicin que se nos ha asignado con motivo de nues- significados ambiguos de la masculinidad y la feminidad:
tra anatoma.
Para la psicologa, el contraste entre los sexos se desvanece en el conflicto entre actividad y pa-
Por otra parte, como escribi Freud, "anatoma es destino",34 y ste es el ncleo sividad, en el q
ue identificamos con excesiva facilidad la actividad con la masculinidad y la
de las objeciones a las teoras de Freud desde el principio y hasta ahora. La frase pare- pasividad con la feminidad, perspectiva q
ue de ninguna manera se ve confirmada universal-
ce sostener la imposibilidad de manejar nuestros ordenamientos sociales, justificar la mente en el reino anima1.36
divisin sexual e imponer una tirana del cuerpo sobre la mente. Sin embargo, hay otra
En este momento, claramente puede considerarse a Freud como un precursor de los
manera de ver la importancia de la anatoma: como simblicamente importante, re-
estudios contemporneos que intentan cuestionar el carcter fijo de la naturaleza hu-
presentativa de las diferencias sexuales que slo adquieren significado en la cultura. En mana y la rigidez de las divisiones sexuales.
estudios psicoanalticos recientes, el pene, o ms bien su representacin simblica, el
falo, se considera la marca principal en relacin con la cual se configura el significado.
Es la marca de la diferencia, y representa las diferencias de poder que existen en el "or- LAS CONSECUENCIAS DE LA DIFERENCIA
den simblico", el reino del lenguaje, el significado y la cultura, y de la historia (por
lo tanto, potencialmente, tambin del cambio)." Si esto, de alguna manera, es un re-
Tenemos ahora dos expresiones para cuestionar la rigidez del determinismo biol-
cuento preciso, entonces lo que adquiere la criatura en su acceso al orden del signifi- gico: "lo social", una red de instituciones, relaciones y creencias, y "lo inconsciente",
cado en el momento edpico es una mayor conciencia de la importancia cultural del
---F;.J/-11
rgano mascui )wacia cualyrapatdroirffetats- que de muchas maneras es mediador entre los imperativos sociales y las posibilidades
tibsecuentes. As, llame- biolgicas, aunque tiene una historia propia. Nuestras identidades sexuales como
naza de castracin para el nio ("si no te portas bien te voy a cortar tu <cosita' ...") o la hombres y mujeres, normales o anormales, heterosexuales u homosexuales-- se cons-
idea culturalmente producida de una "castracin" que ya tuvo lugar en la nia (que no tru en arriendo de los diversos materiales que negociamos en el curso de nuestras vi-
posee una "cosita") adquieren una significacin psquica decisiva. El terror a la castra- s, imitaos por nuestra eren-einibto ica, modirilidrcTfla contin -
cin impulsa al nio y a la nia a atravesar la crisis de modo distinto. Ambos tienen que
'lamentacin y el control socia , sujetos a trastornos constantes por esperanzas y
romper el vnculo primario con su madre, pero rompen con l de manera diferente: el deseos inconscien-E-s7P
mismo tiern o,.arete que no somos ca aces de esca-
nio mediante una identificacin con su padre y una transferencia posterior del amor par c:s1
1 asclifereadm ___:elc,
entt s sexos
. Como sea a enise Ri ey: ay una verdad que
por su madre aun deseo de otras mujeres (esto es lo que es un hombre y lo que hace); es inamovible en la frase 'anatoma es destino' de Freud. La anatoma, dado como est
la nia, en un proceso mucho ms difcil y largo, al confirmar su identificacin con la todo, nos dirige irresistiblemente por ciertos caminos a ciertas elecciones".
madre y transformar su deseo de tener un pene en un deseo de recibir el favor del pe- 37
Las estructuras preexistentes de diferencia sexual, las posiciones de sujeto que
ne de otro (es decir, ser una mujer receptiva de un hombre).
prescriben y describen, necesariamente limitan el libre juego del deseo y la bsqueda
Lo que importa aqu no es tanto el detalle --que en su bosquejo burdo a veces parece de otras diferencias, otras maneras de ser humanos. Estamos encerrados en posicio-
risible, sino el intento que revela por mostrar cmo se configuran las identidades sexua- nes cu as incertidumbres podemos reconocer, pero cuyos atractivos
caseceso humano complejo mediante el cual las diferencias anatmicas adquie- recemos incapacese evitan miantes
ren significado en la vida inconsciente. Nuestros destinos no estn configurados tanto
Esto plantea problemas importantes para una poltica sexual feminista o radical. Si
por las diferencias en s como por su significado, socialmente determinado y psquica-
las diferencias se ven simplemente como arbitrarias y contingentes, como algo que de-
mente elaborado. Pero de aqu surge un tercer punto: las identidades no slo son ad- be vivirse como si en realidad no existiera, entonces desmantelamos la razn de ser
quisiciones precarias, sino que son provisionales, "lmites imaginarios", sujetos todo -
tiempo a trastozusu,_iediante
n de una poltica feminista comprometida con el cambio: la idea de que hay bases his-
la erupcin de elementos inconscientes, dese2,zeprirni-