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Weeks - La Invención de La Sexualidad

Este documento discute la evolución de la historia de la sexualidad como campo de estudio. Explica que a pesar de que se hablaba mucho sobre "sexualidad", el conocimiento histórico al respecto era insignificante. Sin embargo, en las últimas décadas ha habido un gran aumento de textos históricos sobre temas sexuales como matrimonio, familia, prostitución y más. Aunque la historia de la sexualidad aún no es un campo totalmente respetable, ahora tiene más reconocimiento profesional y público interesado. El documento concluye que
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Weeks - La Invención de La Sexualidad

Este documento discute la evolución de la historia de la sexualidad como campo de estudio. Explica que a pesar de que se hablaba mucho sobre "sexualidad", el conocimiento histórico al respecto era insignificante. Sin embargo, en las últimas décadas ha habido un gran aumento de textos históricos sobre temas sexuales como matrimonio, familia, prostitución y más. Aunque la historia de la sexualidad aún no es un campo totalmente respetable, ahora tiene más reconocimiento profesional y público interesado. El documento concluye que
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22 Sexualidad

Han surgido diferencias entre hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales, ne- 07-119-038 Sem. Cutuli 24 Copias
gros y blancos. No existe un cdigo aceptable de conducta adecuada a pesar de todos
los debates fervientes, pero ha sucedido algo mucho ms valioso: nos estamos viendo
forzados a reconsiderar lo que entendemos por sexualidad debido a una conciencia
cada vez mayor de la enmaraada red de influencias y fuerzas economa, raza, g-
nero, moral que configura nuestras emociones, necesidades, deseos y relaciones.
Entonces, qu significa una teora no esencalista de la sexualidad para la polti- 2. LA INVENCIN DE LA SEXUALIDAD
ca de la sexualidad y la tica sexual? stos son los temas que examino en los captulos
quinto y sexto. Tal vez plantean los desafos ms difciles. La "tradicin sexual" su-
pona que el sexo era el sino o el destino: lo que uno deseaba es lo que era. La sexua- .la sexualidad puede pensarse, experimentarse y actuarse de manera
lidad clavaba un alfiler como a una mariposa sobre la mesa. Si uno rompe con esta diferente de acuerdo con la edad, la clase, el grupo tnico, la capacidaa
tradicin, si rechaza la idea de que la sexualidad encarna sus propios valores y objeti- fsica, la orientacin y preferencia sexuales, la religin y.la regin.
vos, entonces se enfrenta con problemas complejos de conformidad y eleccin. Ante Carole S. Vancc l
estas incertidumbres, es muy fcil refugiarse en absolutos morales o polticos, reafir-
mar una vez ms, contra todas las probabilidades, contra todas las pruebas, que hay
una verdadera sexualidad que debemos encontrar a toda costa. El objetivo de este en-
sayo es cuestionar esos absolutos sin caer en la trampa de decir que ningn valor es
posible, que "todo vale". La "sexualidad" es un concepto profundamente problem- BREVE HISTORIA DE LA HISTORIA DE LA SEXUALIDAD
tico, y no hay respuestas fciles a los desafos que plantea. Pero si empezamos por ha-
cer las preguntas correctas, entonces tal vez podremos encontrar el camino a travs del Cuando empec a escribir acerca de la historia de la sexualidad, me gustaba usar una
laberinto. Al final del viaje no hallaremos una prescripcin de conducta correcta, pero frase del historiador estadounidense Vern Bullough: que el sexo en la historia era un
tal vez encontremos un marco que nos permita aceptar la diversidad, y volvamos a en- "campo virgen".2 Esto puede haber sido un dudoso juego de palabras, pero era til
contrar, en la sexualidad, nuevas oportunidades para las relaciones creativas, la accin para subrayar una realidad importante, que por lo general se ha pasado por alto. Se
y la eleccin. hablaba y se escriba mucho sobre la "sexualidad", pero nuestro conocimiento hist-
rico al respecto era bastante insignificante. Los posibles colonizadores que se aventu-
raban en este campo tendan a presentar generalizaciones transculturales ("la
historia
de una larga guerra entre los impulsos peligrosos y poderosos y los sistemas de tabes
e inhibiciones que el hombre ha erigido para controlarlos"3) o bien a incluir el tema
bajo rtulos ms neutrales y aceptables (sobre todo "matrimonio" y "moral"). El sexo
pareca marginal a los amplios terrenos de la historia ortodoxa.
Durante el ltimo decenio han cambiado muchas cosas, a veces radicalmente. Ha
habido una relativa abundancia de textos histricos acerca del sexo. Ahora sabernos
mucho sobre temas como el matrimonio y la familia, la prostitucin y la homosexua-
lidad, las formas de reglamentacin legal y mdica, los cdigos morales precristianos
y no cristianos, el cuerpo y la salud de la mujer, la ilegitimidad y el control de la na-
talidad, la violacin y la violencia sexual, la evolucin de identidades sexuales y la im-

Carole S. Vance (comp.), Pleasure and Doler. Exploring Female Sexualio,


Boston y Londres, Routledge &
Kegan Paul, 1984, p. 17. (Vase n. 7 del cap. 1 para la referencia de la versin en castellano.)
2 Vern L. Bullough, Sex, Socio), and Histo7y,
Nueva York, Science History Publications, 1976 (el ensayo "Sex
in History: A Virgin Field" fue publicado por primera vez en 1972).
3 Gordon Rattray Taylor, Sex in History, 1 de 24
Londres, Thames & Hudson, 1953, p. 13.
24 Sexualidad
La invencin de la sexualidad 25
portancia de redes sociales y sexualidades de oposicin. Los historiadores han desple- pectos de la intimidad no tienen nada que ver con el sexo (y algunas actividades se-
gado mtodos complicados de reconstitucin familiar e historia demogrfica, han xuales no son ntimas). Los sociobilogos modernos que quieren explicar toda mani-
buscado intensamente y cuestionado fuentes documentales nuevas y viejas y han uti- festacin de la vida social en relacin con la "energa infinita de los genes egostas" pue-
lizado ms plenamente las entrevistas de historia oral para reconstruir la experiencia den encontrar alguna lgica biolgica en todas estas actividades. Los dems y
subjetiva o la experiencia considerada tab. Con el impulso de una historia popular sabiamente, en mi opinin probablemente somos un poco ms escpticos. Somos
vigorosa, alimentada en especial por el impacto del feminismo moderno y de las po- algo ms que las "mquinas de supervivencia: robots ciegamente programados para
lticas de gays y lesbianas, ahora hay una impresionante biblioteca de artculos, folle-
preservar la molcula", que describe el sociobilogo Richard Dawkins.6
tos y libros. La historia de la sexualidad quiz no sea todava un campo respetable de Entonces, de qu es historia la historia de la sexualidad? Mi respuesta un poco de-
investigacin: la investigacin sexual, como ha sealado el socilogo Ken Plummer, cepcionante sera que es una historia sin un tema determinado; o ms bien, corno ha
an parece "moralmente sospechosa".4 Pero ahora, por lo menos, tiene cierto grado sugerido Robert Padgug, la historia de un tema en flujo constante.7 Suele ser una his-
de reconocimiento profesional as como un pblico interesado y en ocasiones apa- toria de nuestras preocupaciones siempre cambiantes acerca de cmo deberamos vi-
sionado. Ya no parece una actividad tan extravagante y marginal como alguna vez lo vir, cmo deberamos disfrutar o negar nuestro cuerpo, tanto como acerca del pasado.
fue. Incluso se empieza a reconocer que quizs arroje luz sobre nuestro presente con- La manera en que escribimos sobre nuestra sexualidad nos dice tanto del presente y
fuso y desconcertante. sus preocupaciones como de ese pasado.
No obstante, dicho esto, todava nos queda un dilema respecto de cul es exac- Desde luego, no somos la primera generacin que especula acerca de la historia
tamente nuestro objeto de estudio. Puedo enumerar, corno hice antes, algunas activi- de la sexualidad, ni la primera que tanto revela de las preocupaciones propias al ha-
dades que convencionalmente designamos como sexuales; pero, qu es lo que las cerlo. Tener algn sentido del pasado siempre ha sido un elemento importante para
vincula entre s? Cul es el elemento mgico que define algunas cosas como sexua- quienes han reflexionado acerca del significado y las implicaciones de la vida ertica.
les y no a otras? En el centro de nuestra preocupacin, desde luego, est un inters en En su libro Patriarchal Precedents, Rosalind Coward ha descrito los debates comple-
las relaciones entre hombres y mujeres. -Una forma especfica de su interaccin es el jos y acalorados de la segunda mitad del siglo XIX acerca de la naturaleza de la fami-
proceso de reproduccin biolgica y social. Ningn historiador del sexo se atrevera lia y las formas sexuales contemporneas.8 Los primeros cientficos sociales vean en
a ignorar esto, pero una historia de la reproduccin no es una historia del sexo. Como la sexualidad un sitio privilegiado para especular sobre los orgenes mismos de la so-
observ agudamente Alfred Kinsey: ciedad humana. De all fluyeron teoras contradictorias acerca de la evolucin y el de-
Bilogos y psiclogos que han aceptado la doctrina de que la nica funcin natural del sexo sarrollo de los diversos esquemas de la vida sexual. Haba evolucionado la familia
es la reproduccin simplemente han ignorado la existencia de la actividad sexual que no es re- moderna a partir del clan primitivo o ya estaba all, "naturalmente", en el nacimiento
productiva. Han supuesto que las respuestas heterosexuales son una parte del equipo innato, de la historia? Vivan nuestros antepasados en un estado de promiscuidad primitiva
"instintivo" de un animal, y que todos los otros tipos de actividad sexual representan "per- o era la monogamia una necesidad y un hecho biolgicos? Hubo alguna vez un Edn
versiones" de los "instintos normales". Sin embargo, tales interpretaciones son msticas. 5
de igualdad sexual antes de la "derrota histrica mundial del sexo femenino" o estuvo
La mayor parte de la interaccin ertica, aun entre aquellos a quienes fcilmente lla- presente la dominacin patriarcal desde el alba de la cultura? De la resolucin de estos
mamos "heterosexuales", no lleva a la procreacin. Y hay muchas formas de sexo no debates dependan las actitudes no slo ante formas sociales existentes (matrimonio, de-
heterosexual, entre mujeres y entre hombres. Algunas de estas formas incluyen el coito sigualdad sexual, doble moralidad), sino tambin ante otras culturas "primitivas" que
de una u otra manera; otras no. La mayora tiene por lo menos la posibilidad de llevar existan, contemporneas a la occidental. Podramos encontrar claves para nuestra pro-
al orgasmo. Pero algunas actividades que estn claramente relacionadas con el sexo (por pia historia de la evolucin en los ritos y conductas de los aborgenes, atorados en la
ejemplo el travestismo) pueden llevar en ocasiones al "desahogo sexual" o no hacerlo. escalera del progreso? O acaso nos deca esta gente algo ms acerca de la variabilidad
Ni siquiera la intimidad parece ser un criterio suficientemente claro para juzgar lo que de las culturas?
es sexual. Algunas actividades que describimos como propiamente sexuales (la mastur-
bacin) no implican, por lo menos en la superficie, a ninguna otra persona; algunos as-
6 Richard Dawkins, The Selfislt Gene, Granada, St. Albans, 1978, p. X. Analizo la sociobiologa ms adelante
en el cap. 3.
7 Robert A. Padgug, "Sexual Marren: On Conceptualizing Sexuality in History", Radical History Review, pri-
4 Kenneth Plummer, Sexual Stignsa. An Interactionist Account, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1975, p. 4.
mavera/verano, 1979, no. 20 (edicin especial sobre la sexualidad en la historia).
5 Alfred C. Kinsey, Wardell B. Pomeroy, Clyde El Martin y Paul H. Gebhard,
Sexual Behavior in the Human 8 Rosalind Coward, Patriarchal Precedente: Sexualiy and Social Relations, Londres, Routledge & Kegan
Fesnale, Filadelfia y Londres, W B. Saunders Company, 1953, p. 448. 2 de 24
Paul, 1983.
26 Sexualidad
La invencin de la sexualidad 27
An no hemos escapado totalmente de los efectos de estas controversias evolu-
cionistas. Durante gran parte de este siglo, las prcticas racistas se han visto legiti- sideraba las culturas como mecanismos delicados, diseados para satisfacer una na-
turaleza humana bsica: en el proceso, la posicin de "lo natural" no se cuestionaba
madas al referirlas a la condicin primitiva de otras razas. Incluso quienes alaban las
sino que se reafirmaba, aunque ahora era menos un producto de la evolucin y ms
virtudes de la libertad sexual de sociedades no industriales se apoyan en la creencia
de las necesidades instintivas bsicas. Por otra parte, el apoyo a una "plasticidad infi-
de que esos pueblos de algn modo estn "ms cerca de la naturaleza". De manera
nita" de las necesidades humanas por Ruth Benedict, Margaret Mead y sus seguidores
semejante, muchos de los debates feministas contemporneos acerca de la permanen-
no llev a un recuento ms histrico de los esquemas sexuales, sino a una antropolo-
cia de la dominacin masculina patriarcal vuelven a arar el terreno tan febrilmente
ga puramente descriptiva en que se ofreca a los lectores evocaciones maravillosas y
trabajado hace ms de un siglo. Sin embargo, desde la dcada de 1920, las preguntas
brillantes de las vidas sexuales de otros pueblos, pero pocas reflexiones acerca de por
ms antiguas acerca de la evolucin de la cultura humana estaban siendo desplaza-
qu estas formas eran como eran. A falta de una teora de estructuras determinantes,
das por un nuevo enfoque antropolgico, el cual planteaba preguntas distintas acerca
de la sexualidad. una vez ms se reafirmaron subrepticiamente las suposiciones esencialistas.
La originalidad de los intentos contemporneos por desarrollar un enfoque his-
Esto se asoci en primer lugar con escritores como Bronislaw Malinowski y Mar-
trico de la sexualidad est en su voluntad de cuestionar el carcter natural e inevi-
garet Mead. Ellos reconocieron el peligro de tratar de comprender nuestra propia
table de las categoras y suposiciones sexuales que hemos heredado. Los socilogos
prehistoria tomando como modelo a las sociedades existentes. Como resultado, hubo
Gagnon y Simon han hablado de la necesidad que quizs existi en alguna poca in-
un nuevo esfuerzo por tratar de comprender a cada sociedad especfica en sus propios determinada del pasado de inventar una importancia para la sexualidad, tal vez de-
trminos. Esto dio lugar a una especie de relativismo cultural al considerar otras cos-
bido a la baja poblacin y al riesgo de ruina cultural." El filsofo francs Michel Fou-
tumbres sexuales y a un reconocimiento de la validez de distintos sistemas sexuales,
cault ha ido ms lejos al tratar de cuestionar la categora misma de "sexualidad": "La
por ms exticos que hayan parecido segn las normas de las sociedades industriales sexualidad no debe pensarse con-lo un tipo de hecho natural que el poder trata de
del siglo XX. Este nuevo enfoque influy mucho en el intento de ubicar a la cultura
occidental, con todos sus malestares, en algn tipo de contexto. Adems, al reconocer mantener controlado, ni como un dominio oscuro que el conocimiento trata de des-
cubrir gradualmente. Es el nombre que puede darse a un constructo histrico."12
la diversidad de los esquemas sexuales en todo el mundo, contribuy a una mayor
comprensin de la diversidad de las formas sexuales dentro de nuestra propia cultura. La obra de Foucault ha contribuido de modo vital a los anlisis recientes de la
historia de la sexualidad, precisamente porque surgi a partir de un trabajo que se es-
La antropologa social ayud a establecer una norma crtica mediante la cual poda-
taba desarrollando creativamente en la sociologa y en la historia social radical, y al
mos empezar a juzgar la naturaleza histrica de nuestra propia sociedad. El ejemplo
mismo tiempo irrumpi en l y ayud a precisar preguntas que ya se haban formu-
ms famoso de este tipo, la descripcin romntica que hace Margaret Mead del acto
lado. A las preguntas acerca de qu configuraba las creencias y conductas sexuales, se
de "llegar a la nubilidad" en Samoa, tuvo enorme influencia en la dcada de 1930, en
aadi una nueva, que tena que ver con la historia de la idea misma de la sexualidad.
gran parte porque demostraba que la manera estadounidense (represiva) de tratar el
Para Foucault, la sexualidad era una relacin de elementos, una serie de prcticas y acti-
problema de la adolescencia no era deseable ni inevitable ni necesaria. 9
vidades que producen significados, un aparato social que tena una historia, con races
No obstante, haba dificultades. Por una parte, estaba el peligro de tratar de com-
complejas en el pasado precristiano y cristiano, pero que logra una unidad concep-
prender todos los actos sexuales por su funcin, como respuestas cuidadosamente afi-
tual moderna, con efectos diversos, slo en el mundo moderno.
nadas de acuerdo con las peticiones de la sociedad. Para Malinowski, la comprensin
El resultado ms importante de este enfoque histrico de la sexualidad es que
de las leyes de la sociedad deba conjugarse con una comprensin cientfica de las
abre todo el campo al anlisis y a la evaluacin crticos. Ahora es posible relacionar la
leyes de la naturaleza; honraba a Bilis y manifestaba un respeto crtico hacia Freud por
sexualidad con otros fenmenos sociales. Tres tipos de preguntas adquieren impor-
ayudarle a entender "lo universalmente humano y fundamental".1 Malinowski con-
tancia decisiva. Primero: cmo se configura la sexualidad, cmo se articula con las
estructuras econmica, poltica y social, o sea, cmo se "construye socialmente"? Se-
9 Margaret Mead, Coming of Age in Samoa. A Study ofAdolescence and Sex ira Primitivo Societies, gundo: cmo y por qu ha logrado el campo de la sexualidad una organizacin tan
Harmonds-
worth, Penguin, 1977 (la. ed. 1928). [Versin en castellano: Adolescencia y cultura en Samoa,
trad. Elena Dukelsky
Yoffe, Buenos Aires, Paids, 1971.1 Para una diseccin muy crtica de esta obra, vase Derek Freeman, Margaret Meacl
and Samoa. The Making and Unmaking ofan Anthropological Myth, Cambridge, Mass. y Londres, Harvard Univer-
sity Press, 1983. " J.H. Gagnon y William Simon, Sexual Conduct, 7-
he Social Soures M 'unzan Sexuali ty, Londres, Hutchin-
'" La frase se utiliza en Bronislaw Malinowski, "Culture as a Dererminant of Behavior", reimpreso en su libro son, 1973.
Sex, Culture and Myth, Londres, Rupert Hart-Davis, 1963, p. 167. 12 Michel Foucault,
3 de 24
The Histoty of Sexualio; L An Introduaion, trad. Robert Hurley, Londres, Allen Lane,
1979, p. 105. [Vase n. 3 del cap. 1 para la referencia de la versin en castellano.]
28 Sexualidad
La invencin de la sexualidad 29
crtica y tanta significacin simblica en la cultura occidental, o sea, por qu creemos
que es tan importante? Tercero: cul es la relacin entre sexo y poder; qu funcin de- Estos enfoques suponen que el sexo presenta un "mandato biolgico" bsicp_que
beramos asignar a las divisiones de clase, los esquemas de dominacin masculina y presiona contra la matriz cultural y debe ser restringido-p or ella. Sto es lo que quiero
el racismo? Al revisar todas estas preguntas hay una preocupacin recurrente: si la decir hablode enfoque esencialista de la sexualidad. Adopta muchas formas.
sexualidad est construida por los humanos, en qu medida puede cambiarse? sta Los tericos liberadores como Reich y Marcuse tienden a considerar el sexo como una
es la pregunta que tratar de abordar en los captulos siguientes. Examinar las pri- fuerza benfica que est reprimida por una civilizacin corrupta. Los sociobilogos
meras tres en el resto de este captulo. contemporneos, por su parte, consideran todas las formas sociales como, de alguna
manera no especificada, emanaciones de material gentico bsico. Sin embargo, to-
dos parten de un estado de naturaleza que proporciona _la materia prima que debe _
LA "CONSTRUCCIN SOCIAL" DE LA SEXUALIDAD usarse para la comprensin de lo social. :Wilra_t-olcWestial .argumentos quiero sub-
rayar que la sexualidad estLcdnfigurida por fuerzas sociales. Y lejos de ser el elemento.
La expresin generalmente utilizada de "c22stui,cciaziocial_clelaseLuakd
c ad" suena ms natural en la vida social, el que ms se resiste a la modelacin cultural, es tal vez
dura y mecanicista, pero en realidad es un asunto bastante directo y comprende "las uno de los ms susceptibles a la organizacin. De hecho, yo dira incluso que la se-
maneras mltiples e intrincadas en que nuestras emociones, deseos y relaciones son xualidad- slo existeatravs de sus fo-r-mas sociales y su organizacin social. Adems,
configurados por la sociedad en que vivimo5".13 las .flierzas que configuran y modelan las- posibilidades erticas del cuerpo varan de
En la prctica, la mayora de los que escriben sobre nuestro pasado sexual supone una sociedad a otra. "La socializacin sexual han escrito Ellen Ross y Rayner
que el sexo es una energa natural irresistible apenas controlada por una delgada cor- Rapp no es menos especfica para cada cultura de lo que es la socializacin en el ri-
teza de civilizacin. Para Malinowski: tual, el vestido o la cocina."16 Esta afirmacin pone el acento firmemente donde co-
rresponde: en la sociedad y las relaciones sociales ms que en la naturaleza.
El sexo es un instinto muy poderoso [...] no cabe duda de que los celos masculinos, la mo-
No quiero negar la importancia La fisiologa y la morfologa del
destia sexual, la timidez femenina, el mecanismo de atraccin sexual y de galanteo, todas estas
fuerzas y condiciones hicieron necesario que, aun en los grupos humanos ms primitivos, cuerpo proporcionan las condiciones previas para la sexualidadiumana. La 1Di-o-logia
existieran medios potentes para reglamentar, suprimir y dirigir este instinto. condiciona y limita Io oqque es pose -e7-Pero no es la causa de las formas de vida sexual.
No podemos reducir la conducta humana al funcionamiento misterioso del ADN o a
El "sexo", como dijo en otro trabajo, "es verdaderamente peligroso" y es el origen de
lo que dos escritores contemporneos recientemente denominaron "la danza de los
la mayor parte de los problemas humanos a partir de Adn y Eva.14 cromosomas".17 Prefiero ver en la biologa una serie de potenciales que se transfor-
En estas palabras todava resuenan los ecos de la visin de Krafft-Ebinz,a_fines_. man y adquierer -rlaTsTelnitmes-suciales. tre6wittici-y-lr
del siglo xix., segn la cual el sexo es un instinto todopoderoso que exige cumpli- humanas son 7menos muy complejos.
miento, contra 12_que proclmTirilTrioral, lruireei7ciaT)--1
, as restricciones sociales. Esta postura terica tiene muchas races: la sociologa y la antropologa del sexo,
FeTo-incluso los historiadores acadmicos ms ortodoxos hablan un lenguaje bastante
la revolucin psicoanaltica y la nueva historia social. Pero a pesar de estos puntos de
parecido. Lawrence Stone, por ejemplo, en The Family, Sex and Marriage, sensata- partida dispares, adquiere cohesin en torno a varios supuestos comunes. En primer
mente rechaza la idea de que "el ello" (la energa del subconsciente freudiano) es el im- lugar, hay un rechazo general del sexo como un reino un campo
pulso ms fuerte e invariable. Sugiere que los cambios en la ingesta de protenas, la con efectos es ecficos una ener la rebelde controlada por lo social. Ya no podemos
dieta, el esfuerzo fsico y la tensin psquica tienen efectos sobre la organizacin del hablar de "el sexo" y "la sociedad" como si fuesen campos separados. En segundo lu-
sexo. Sin embargo, sigue hablando del "superego" (nuestro sistema interiorizado de va- gar, hay un amplio reconocimiento de la variabilidad social de formas, creencias .
lores), que a veces reprime y a veces libera el impulso sexual, y que elocuentemente lgas y conductas sexuales. La sexualidad tiene una historia o, de manera ms rea-
reproduce el muy viejo cuadro tradicional.15 lista, muchas historias, cada una de las cuales debe comprenderse en su singularidad
13 Sue Cartledge y Joanna Ryan (comps.), Sex and Lave. New Thoughts on Old Contradictions, Londres, The
Women's Press, 1983, p. 1. 16 Ellen Ross y Rayna Rapp, "Sex and Society: A Research Note from Social History and Anthropology, en
14 Bronislaw Malinowski, Sex, Culture and Myth, op, cit., pp. 120 y 127. Ann Snitow, Chrisrine Stansell y Sharon Thompson (comps.), Desiw: The Politice ofSexualtbs Londres, Virago, 1984.
15 Lawrence Stone, The Family, Sex and Marriage in England 1500-1800, Londres, Weidenfeld & Nicolson, La edicin para Estados Unidos fue publicada con el ttulo Powers of Desire: The Politice of Sexualiry, Nueva York,
1977, p. 15. Monthly Review Press, 1983. 4 de 24
17 Jeremy Cherfas y John Gribbin, The Redundant Mate, Londres, The Bodley Head, 1984.
30 Sexualidad La invencin de la sexualidad 31

y como parte de un esquema intrincado. En tercer lugar, debemos abandonar la rece ser cierto.21 Otras culturas no han considerado necesario expresar tal mandato.
de que podemos comprender fructferamente la historia de la sexualidad como una Los antroplogos Ford y Beach encontraron que slo 15% de 185 sociedades dife-
dicotoma entre presin y desahTago, re-p-r- .esia-fliberacidn. La sexuafiaa-cno- i es rentes estudiadas restringan las relaciones sexuales aunaso a pareja. Las cifras de
-77)11a de vapor que debemos tapar porque nos pueddstruir; tampoco es una
Tha Kinsey iridi-c51.aan que bajo una uniformidad superficial, las prcticas occidentales son
fuerza vital que debemos liberar para salvar a nuestra civilizacin. Ms bien debemos igualmente variadas: en su encuesta de la dcada de 1940, 50% de los hombres y
cobrar conciencia de que la sexualidad es algo que la sociedad produce de manera 26% de las mujeres haban tenido relaciones extrarnaritales hacia los cuarenta aos.22_,
compleja. Es un resultado de distintas prcticas sociales que dan significado a las El matrimonio no es inevitablemente heterosexual: entre los nuer, las mujeres.
actividades rumanas, de definiciones sociales autodefiniciones, Ellakas entre mayores se casan con mujeres ms jvenes.23 Tampoco la homosexualidad es un .
quienes tienen el poder para einir y reglamentar contra quienes se resisten. La tab universal. H_ay diversas formas de homosexualidad institucionalizada, d- esdejos
sexulidad no - dic'15-Tes un roducto denegociTeidiinuchry -7-iccin ratos depubertad en algunas tribus africanas, hasta las relaciones _pedaggicas entre
i
humanas. hombres mayores y jvenes (como en la Grecia antigua) o las parejas de travestis (las
Nada es sexual, ha sealado Plummer, pero el hecho de nombrarlo hace que lo berdache) entre indios estadounidenses, integradas al grupo social.24
sea." Si tal es el caso, debemos movernos con cautela al aplicar nuestras definiciones En Occidente an definimos las normas del sexo en relacin con uno de los re-
occidentales a otras culturas. Varan enormemente la significacin atribuida a la sultados posibles: la reproduccin. Durante largos siglos de dominio cristiano, era la
sexualidad y las actitudes _terFaimanifestacionea_de
an la vida ertica. Algu- nica justificacin para las relaciones sexuales. Sin embargo, otras culturas en oca-
rirs-olTedaTierriiiiestran tan poco inters en la actividad ertica que han sido llama- siones ni siquiera han vinculado la cpula con la procreacin. Algunas sociedades
das ms o menos "asexuales".I9 Las culturas islmicas, por el contrario, han desarro- slo reconocen la funcin del padre, otras la de la madre. Los habitantes de la isla
llado una visin lrica del sexo con intentos permanentes por integrar lo religioso a lo de Trobriand investigados por Malinowski no vean ninguna conexin entre acto
sexual. Bouhdiba escribe acerca de "la legitimidad radical de la prctica de la sexua- sexual y reproduccin. Slo despus de que el espritu nio entraba a la matriz, el
lidad" en el mundo islmico, siempre y cuando no sea homosexual, ya que esto es coito adquira alguna significacin para ellos, ya que ste moldeaba el carcter del
violentamente condenado" por el Islam.2 El Occidente cristiano, de manera nota- futuro beb.25
ble, ha visto en el sexo un terreno de an ustia e o moral, ylia_eri.gido_ dua : Cada cultura establece lo que Plummerilama "restrirriones.de quin" y arestric-
lismduradero entre el espritu y la carne, lanens.. ._st9 ha dado como ciones--- -51TricCiones de quin" tienen que ver con las parejas, su gne-
resultado inevitable una confit~a_cultural que re adiar el cuerpo a la vz q ro, especie, edad, parentesco, raza, casta o clase, y limitan a quin podemos aceptar
muestra una preocupacin obsesiva por l. como pareja. Las "restricciones de cmo" tienen que ver con los rganos que usamos,
Dentro de los amplios parmetros de las actitudes culturales generales,gda cul- los orificios que se pueden penetrar, el modo de relacin sexual y de coito: qu pode-
tura clasifica distintas prcticas como apropiadas o ropiadas, morales o inmora- mos tocar, cundo podemos tocar, con qu frecuencia, y as sucesivamente.26 Estas re-
lildbrs-805irtidk. La -
cirtu r
.a occidental sigue definiendo la conducta apro- glamen ionPC ri raen muchos pectQz formales e informaledegales_y extralegs,.
piada con base en una gama limitada de actividades aceptables. El matrimonio Tienden a no corresponder de manera indiferenciada a la totalidad de la sociedad. Por
monogmico entre compaeros de edad ms o menos igual pero gnero diferente si- ejemplaber disrntas reglas para hombres res y mujeres, configuradas de manera
gue siendo la norma (aunque, desde luego, no necesariamente la realidad) y, a pesar
de muchos cambios, la puerta aceptada para entrar a la edad adulta y a la actividad
21 Dermis Altman, The Homosexualization ofAnzerica. The Americanization of the Homosexual,
sexual. Por su parte, la homosexualidad sigue arrastrando su pesada herencia de tab. Nueva York, St.
Martin's Press, 1982. Para una evaluacin del impacto del sida, vese cap. 5 ms adelante.
Aunque hoy se acepte a los homosexuales ha sealado Dennis Altman, no se 22 C.S. Ford y FA. Beach, Patterns of Sexual Behavior,
Londres, Methuen, 1965 (la. ed. 1952). [Versin en cas-
acepta la homosexualidad, y en un ambiente en que una enfermedad como el sida tellano: Conducta sexual, Barcelona, Fontanella, 1972.] Kinsey et al, op. cit.
Vanse los comentarios en Michael
puede provocar un pnico en la prensa acerca del estilo de vida de los gays, esto pa- Argyle y Monika Henderson en The Anatomy of Relationships, Londres, Heinemann, 1985, p. 159.
23 E Edholm, "The Unnatural Family", en Elizabeth Whitelegg
et al., The Changing Experience of Women, Ox-
ford, Martin Robertson, 1982.
24 Vase el resumen en Ford y Beach, op. cit.
18 Plummer, op. cit.
25 Bronislaw Malinowski, The Sexual Lift ofSavages,
19 Vase,por ejemplo, J.C. Messenger, "Sex and Repression in an Irish Folk Corrununity", en D.S. Marshall y Londres, Routledge & Kegan Paul, 1929. [Versin en cas-
tellano: La vida sexual de los salvajes del noroeste de la Melanesa, Madrid, Morara, 1975.]
A.C. Suggs, Human Sexual Behavior: Variations across the Ethnographic Spectrum, Londres, Basic Books, 1971.
25 Abdelwahab Bouhdiba, Sexualiry in Islam, trad. Alan Sheridan, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1985, 5 de 24
26 Kenneth Plummer, "Sexual Diversity: a Sociological Perspective", en K. Howells (comp.),
Sexual Diversiry,
Oxford, Blackwell, 1984.
pp. 159 y 200.
32 Sexualidad La invencin de la sexualidad 33
que la sexualidad de las mujeres queda subordinada a la de los hombres. Estas reglas esquemas familiares se configuran y reconfiguran por factores econmicos, reglas de
con frecuencia son ms aceptables como normas abstractas que como guas prcticas. herencia intervenciones del para reglamentar divorci o
Pero determinan los permisos, las prohibiciones, los lmites y las posibilidades a tra- Adra mantener a la familia mediante la asistencia social o polticas de irn.~.. Todo
vs de las cuales se construye la vida ertica. e to afecta los esquemas probables de vida sexual: fomenta o desalienta la tasa de ma-
Cinco grandes reas destacan como particularmente importantesen la organi- trimonios, idaTael matrimonio, la incidencia de la reproduccin, las actitudes
zacin social de la sexialidad: parentesco y sistemas familiares, organizacin social y ante el sexo no procreativo o no heterosexual y el poder relativo de hombres sobre mu-
econmica, reilamentaci3nToZial, intervenciones polticas y el desarrollo de "cultii- jeres, entre otros aspectos. Estos factores son importantes de por s. Pero se vuelven
ras de resistencia". doblemente importantes porque en la cultura occidental la familia es el sitio en el qtte
la mayora de nosotros adquirimos algn sentido de nuestrasriEadad:
crs sexuales indfcriatales_y,erpilcoanlisis, es donde se organizan nuestros de-
1. Parentesco y sistemas familiares seos desde la infancia. De modo que para comprender la sexualidad tenemos
que comprender mucho ms que el sexo: tenemos que comprender las relaciones en
stas parecen ser las formas bsicas y ms invariables de todas, sobre todo el enfoque las que suele ocurrir.
"natural" de la socializacin y la experiencia sexuales. El tab del incesto, es decir, la
prohibicin del involucramiento sexual dentro de ciertos grados de parentesco, za.z.
rece ser una 1 y_ y segn suele decirse, marca el paso del estado natural al de 2. Organizacin econmica y social
a-sociedad humana: es constitutivo de la cultura (tambin es la base de nuestro mito
ms constante, el de Edipo.) Sin em. 1as firmas del tab varan enormemente. Como he dicho, las familias en s no son entidades naturales autnomas. Estn con-
En las tradiciones cristianas medievales se prohiba el matrimonio asta el sptimo figuradas por relaciones sociales ms amplias. Los esquemas domsticos pueden verse
grado de parentesco. Hoy en da, se permite el matrimonio entre primos hermanos. modificados por fuerzas econmicas, por las divisiones de clase que surgen como
En el Egipto de los faraones se permita el matrimonio entre hermanos y, en algunos resultado del cambio econmico, por el grado de urbanizacin y el rpido cambio in-
casos, tambin entre padre e hija, con el fin de preservar la pureza del linaje real.27 La dustrial y social?9 En el pasado, y probablemente tambin en el presente, las migra-
existencia del tab del incesto ilustra la necesidad que tienen todas las sociedades de ciones laborales han afectado los esquemas de galanteo y han contribuido a dictar la
reglamentar el sexo, pero no la manera como ha de hacerse. Incluso los "parentescos incidencia de tasas de ilegitimidad. La proletarizacin de la poblacin rural en Ingla-
crii":71.F"' deben interpretarse a travs del cedazo de la cultura. terra a principios del siglo x.ix contribuy al surgimiento masivo de la ilegitimidad
La verdad es que los vnculos de parentesco no son vnculos naturales de la s,an- durante esa poca, dado que los viejos esquemas de galanteo se derrumbaron debido
gre, sino relaciones sociales entre grupos, con frecuencia basados en afinidades resi- a los trastornos econmicos e industriales: fue un caso de "frustracin del matrimo-
denciales y hostiles a afinidades genticas. Marshall Sahlins ha dicho: nio" ms que una revolucin sexual consciente. ,Las condiciones de trabajo pueden
confi arar la vida sexual. Un buen ejemplo de ello se encuentra en los documentos
Las concepciones humanas de parentesco pueden estar tan lejos de la biologa que excluyen
ae las ca as e 1920 y 1939 en los que se afirma que las mujeres que trabajaban en
de la categora de "pariente cercano" a todos salvo a una pequea fraccin de los parientes ge-
nealgicos de una persona, mientras que al mismo tiempo incluyen en esa categora, como de fbricas solan conocer mucho mejor los mtodos de control artificial de la natallrad
la misma sangre, a gente relacionada de manera muy distante o tambin a extraos. Entre es- y, por lo tanto, limitaban el tamao de su familia mucho ms que las mujeres que s(51-ci
tos extraos (genticamente) pueden estar los hijos propios (culturalmente).28 trabajaban en el hogar o en el servicio domstico."
Las relaciones entre hombres y mujeres se ven afectadas constantementepcn.1os
qui&skciclimosque espriente y qu describimos como "la familia" son he- cambios en econmicas. La participacin cada vez mayor de las mu-
chos que dependenclaramente de varios factores histricos. Hay muchas formas fa-
jeres casadas en la fuerza de trabajo asalariada durante las dcadas de 1950 y 1960
miliares, sobre todo dentro de las sociedades occidenTares industrializadas: entre dis-
inevitablemente afect los esquemas de vida domstica. Tambin impuls un auge
tintas clases y entre diferentes grupos geogrficos, religiosos, raciales y tnicos. Los
consumista que fue una de las condiciones previas para el surgimiento de nuevos mer-
27 Jean Renvoize, &est A Family Histoiy, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1982. 29 Para ms detalles vase el anlisis en Jeffrey Weeks, Sex, Mides and Society: The Reguladon ofSexualiof Since
28 MarshallSahlins, The Use and Abuse of Bialogy: An Anthropological Critique ofSociobiology, Londres, Tavis- 1800, Harlow, Longman, 1981, cap. 4.
tock, 1976, p. 75. 3U Vase Diana Gittins, Fair Sex.: Family Size and Structure 1900-1939, Londres, Hutchinson, 1982.
6 de 24
34 Sexualidad
La invencin de la sexualidad 35

cados para artculos sexuales en la generacin' pasada. La sexualidad no est determi-


nada por el modo de produccin, pero los ritmos de la ZrdaEaTfiirc timos de juegos sexuales en la cama, pero con la ropa puesta. Ms cerca de nuestra
-a-prap-Wib-Ican poca podemos encontrar el fenmeno igualmente extico del besuqueo, que de-
laTEondi o-n--
easiacylorliiiiite- ltimos para la organizacia-ala vida sexual.
pende de la idea de que si bien el coito en pblico es tab, pueden emprenderse otras
formas de juego ntimo que no estn definidas como el acto sexual. Kinsey seal a
3. Reglamentacin social principios de los aos cincuenta que:
A los viajeros extranjeros a veces les asombra la abierta exhibicin de actividades tan obvia-
Si bien la vida econmica establece algunos de los ritmos fundamentales, las formas mente erticas [.. .]. Es cada vez ms frecuente observar el besuqueo en medios de transporte
reales de reglamentacin de la sexualidad 'enen una tonoma considerable. Los tan pblicos como autobuses, tranvas y aviones. Los otros pasajeros han aprendido a igno-
rrWa
. rar tales actividades si se realizan con alguna discrecin. A veces se llega al orgasmo con el be-
SifiSrma es para reglamentar la vida sexual varan segn las pocas, depen- suqueo que ocurre en esos lugares pblicos,32
diendo de la importancia de la religin, la funcin variable del Estado, la existencia
o no de un consenso moral que reglamente los esquemas del matrimonio, las tasas de En estos fenmenos hay reglas com le'as implcitas, aun ue slo semiconscientes, ue
divorcio y la incidencia de la no ortodoxia sexual. Uno de los cambios ms importan- limitan lo que puedey lo (Luc no pue e acerse. Mtodos informales de reglamenta-
tes de los ltimos cien aos ha sido que I.asiglesias se han alejado de la reglamentacin cin como stos pueden tener efectos sociales importantes, por ejemplo, limitar los
moral y se ha dado un modo mc laico rle_oeganiza.cin a travs de la medicina, la embarazos ilegtimos. En el pasado, con frecuencia han sido impuestos mediante
educacin, la psicologa, el trabajo social y las prcticas de asistencia social. Tambin prcticas tradicionales de avergonzamiento, rituales de humillacin y burla pblicos
es impOiiiiitrecortocer que los efectos de estas acciones no necesariamente estn algunos ejemplos son la "cencerrada" y la "msica turbulenta" que sirven para
predeterminados. En no pocas ocasiones la vida sexual se modifica por las conse- reforzar las normas de la comunidad.
cuencias no deliberadas de la accin social tanto como por la intencin de sus auto-
res. Las leyes que prohiben la aparicin de publicaciones obscenas suelen conducir a 4. Intervenciones polticas
juicios que acaban hacindoles publicidad. Prohibir las pelculas erticas les da una
fama que tal vez de otra manera no mereceran. Y, hablando de temas ms serios, las Estos mtodos formales e informales de control existen dentro de un marco poltico
leyes diseadas para controlar la conducta de algunos grupos de personas puedenn que va cambiando. El equilibrio de las fuerzas polticas en un momento dado puede
r-erd'd-pTvocarur mayor sentido de identidad y cohesin entre ellos. Esto parece
determinar el grado de control legislativo o la interverilitn moral en la vida sexual:
16--q-u-e-Stitedid-dualido se depuraron las leyes relacionadas con la homosexualidad
El clima social general proporcicnre1 contexto en que algunos asuntos adquieren ms
masculina a fines del siglo xix.31 importancia qiirotroxisrtie 'lderes d- a ..:SI - a aces de r
Pero no slo los mtodos formales configuran la sexualidad; hay muchos esque- ticular y hacer surgir corrientes incipientes de opinin, puede ser decisiva para hacer
mas informales y consuetudinarios que son igualmente importantes. Las formas tra- que se cumpla la legislacin existente o para idear una nueva. El xito reciente de la
dicionales de reglamentacin del galanteo adolescente pueden ser medios funda- nueva derecha en Estados Unidos para lograr que se estableciera un programa de con-
mentales de control saciar-Es muy difcil romper con el consenso de la comunidad
servadurismo sexual, movilizando a la sociedad contra liberales y/o desviados sexua-
en que uno vive o del grupo de compaeros en la escuela, y esto es tan cierto hoy co- les, ejemplifica las posibilidades de movilizacin poltica en torno al sexo.
mo lo fue en las sociedades preindustriales. Un lenguaje de abuso sexual ("chica f-
cil" y "golfa") funciona para mantener en orden a las muchachas /para reforzar las
(Wafles convencionales entre las que lo hacen y las que no. Tales mtodos infor- 5. Culturas de resistencia
fnales, refjzados por los que se adhieren estrictamente a las reglas, suelen producir, se-
d Pero la historia de la sexualidad no es una simple historia del control; tgubi~
ln las normas contemporneas, diversas manifestaciones extravagantes de conducta
jual.
Se) ejemplo de ello est en la forma tradicional de galanteo hasta el sigr)a historia de oposicin resistencia frente a los cdigos morales. Las formas de regla-
o mentacion moral hacen surgir culturas e resiltfnria Un ejemplo excelente de stas
en algunas partes de Inglaterra y Gales, conocida como bundling, que inclua ritos in-
se encuentra en las redes de informacin de mujeres acerca de los mtodos de control
de la natalidad, sobre todo del aborto. Como ha dicho Angus McLaren: "Al estudiar
31 Vase Weeks, Coming Out. Homosexual Mides in Britain from the l9th Centra) las ideas sobre el aborto, se pueden vislumbrar aspectos de una cultura sexual feme-
, to the Present, Londres,
7 de 24
Quartet, 1977.
32 Kinsey et al., op. cit., p. 259.
36 Sexualidad
La invencin de la sexualidad 37
nina distinta, que apoya la independencia y la autonoma de las mujeres respecto de
mdicos, moralistas y esposos". tro del hogar. Tambin era muy distinto el objeto del debate. Freud, con su perspica-
La historia de esta sabidura paralela es muy larga. Un ejemplo clsico se en- cia acostumbrada, logr resumir uno de los aspectos de esta diferencia: "La distincin
cuentra en el diseminado uso del compuesto de plomo a fines del siglo xix y princi- ms notable entre la vida ertica de la Antigedad y la nuestra sin duda se encuentra
pios del xx en la regin central de Inglaterra. Ampliamente utilizado como antisp- en el hecho de que los antiguos ponan el acento en el instinto en s, mientras que no-
tico, accidentalmente se descubri que tambin serva para inducir el aborto, y hay sotros acentuamos su objeto."35
pruebas de que fue empleado como profilctico por mujeres de la clase obrera hasta Nos preocupa con quin tenemos relaciones sexuales, a los antiguos les preocupa-
el estallido de la Primera Guerra Mundial.33 ba la cuestin del exceso o el abuso, la actividad y la pasividad. Platn habra prohi-
Podemos encontrar otros templos de resistencia cultural en el surgimiento de las bido la pederastia en su ciudad no porque fuera contra natura, sino porque era un ex-
subcurt-i7ras y redes establecidas_por minoras sexuales. A travs de la historia de Oc- ceso respecto de lo que exige la naturaleza. La sodoma era excesivamente licenciosa,
cidente se- obSeiva-iiria-la-r-g-i-IlstOria de subculturas de homosexualidad masculina, y el problema moral no radicaba en tener sexo con un hombre siendo un hombre,
manifiesta, por ejemplo, en pueblos italianos de fines del Medioevo, y en Inglaterra sino en ser activo o pasivo. Las prcticas homosexuales pasivas y la gente que las prac-
desde fines del siglo XVII. Esto ha sido fundamental para el surgimiento de las iden- ticaba eran rechazadas no por la homosexualidad sino por la pasividad.36 Por otra
tidades homosexuales modernas, que se han formado en gran parte en estas redes so- parte, a nosotros nos preocupa obsesivamente el hecho de que una persona sea nor-
ciales amplias. En pocas ms recientes, durante aprox imadamente los ltimos cien mal o anormal, definido en trminos de si somos heterosexuales u homosexuales.
. aos,
_ ha habido unaleriedeanayiraienzos-pelliGo pasicidaelp Buscamos la verdad de nuestra naturaleza en nuestros deseos sexuales, lo cual repre-
c lcita, organizados
en torno ala sexualidad y a asuntos sexuales. El e'em.lo clsico es el feminismo. Pero, senta un cambio fundamental en el significado organizativo que se da a la sexualidad.
de---W-11-sinvestigaciones histricas recientes han emostrado la existencia, desde Esto es producto de una historia larcomplicl.d.a. No obstante, parece haber
mucho antes, tos de reforma sexual que suelen estar estrechamenTevin- tres momentos clave en su evolucin. El primero se desarrolla con las innovaciones
cZa Eon cafripa-fras en favord~le7eEnrhomosexuafes: los movimientos mo- de nuestra ea antes del advenimiento general de un Occidente cristianiza-
d-eirCo--d-e-gays y lesbianas tienen antecedentes que se remontan al siglo xix en el caso do. Se manifest mediante una nueva austeridad y una desaprobacin cada vez mayor
de pases como Alemania y Gran Bretaa.34 del mollities, es decir, del sexo realizado meramente por placer. La T lesi acept y
Lo que con tanta confianza conocemos como "sexualidad" es, as, el producto de afin la visin de que los maridos no deban comportarse de manera incontinente con
mlt.117 s influencias e intervenciones sociales. No existe fuera de la historia, sino que las esposas en el matrimonio. El objetivo o erapiLo.ck, de modo
es un prOductoiiis n nos referimos cuan cTliablamos de la "construccin que el sexo fuera del matrimonio era obviamente por placer y, por lo tanto, un pe-
social" de la sexualidad. cado. Como ha dicho Flandrin, "el matrimonio era una especie de medicina preven-
tiva dada por Dios __para salvar al hombre de la inmoralidad".37 Los pecados de la
carne eran una tentacin constante que alejaba del camino divino.
LA IMPORTANCIA DEL SEXO El segundo momento fundamental se produjo en los siglo.alLy XIII, tras una se-
rie de intensas luchas crticas y religiosas contra el triunfo de la tradicin cristiana del
Todas las sociedades deben tomar medidas para la organizacin de la vida ertica. Sin sexo y el matrimonio. Esto no afect necesariamente la conducta de todos en la so-
embarga_ no todas lo hacen con la preocupacin obsesiva de Occidente. A lo largo de ciedad. Pero, en cambio, s estableci una nueva norma impuesta
la historia occidental, desde la poca de la antigua Grecia, lo que llamamos sexualidad religioso como por el secular. El matrimonio eran asunto de acuerdo familiar por
ha sido objeto de preocupacin moral, pero el concepto de vida sexual no ha sido el mis-
mo. Porqu e de losgriegos antiguos por los placeres del cuerpo afro- 35 Sigmund Freud, "Three Essays on the Theory of Sexuality", en James Strachey (comp.), The Standard Edi-
disia era slo una y no necesariamente la preocupacin ms importante de la vida, tion of the Complete Psychological Works of Sigmund Freud t. 7, Londres, Hogarth PressInstitute of PsyChoanalysis
y deba situarse junto a las reglas alimenticias y la organizacin de las relaciones den- (1953-1974). [Versin en castellano: Tres ensayos sobre teora sexual, trad. Luis Lpez Ballesteros y de Torres y Ramn
Rey Ardid, Madrid, Alianza,1991. Vase n. 5 del cap. 1 de esta obra para la referencia de la versin en castellano de
las obras completas de Freud.]
36 Paul Veyne, "Homosexuality in Ancient Rome", en Philippe Arias y Andr Bejin (comps.), Western Sexua-
33
McLaren, Reproductivo Ritual.; Londres, Methuen, 1984, p. 147, y
Birth Control in Ninetecnth Cen- liT Practice and Precept in Pase ami Present Times, Oxford, Blackwell, 1985, p. 27. [Versin en castellano: Sexuali-
tury England, Londres, Croom Helm, 1978, p. 390. ?Indos occidentales, trad. Carlos Garca Velasco, Mxico, Paids, 1987.]
34 Vase Jeffrey Weeks, Coming Out... 37 Jean-Louis Flandrin, "Sex in Married Life in the Early Middle Ages: the Church's Teaching and Behaviou-
8 de 24
ral Reality?, en Arias y Bejin, op. cit., p. 115.
38 Sexualidad
La invencin de la sexualidad 39
el bien de las familias. De este modo, tena que elaborarse un conjunto estricto de re-
glas para las dos person lisrl'eren frecuencia eran desconocids. versa? Deba ser tolerada o sometida a curacin? Havelock Ellis distingua al inver-
Como resul tac13-71a pareja no estaba sola en su lecho matrimonial: la sombriaer tido del pervertido. Freud, al "invertido absoluto", al "anfignico" y al "contingente".
fesor asomaba por entre sus retozos".38 Los telog2sycponistas analizaban la vida Poco despus, Clifford Allen distingua 12 tipos, que iban desde el compulsivo, el
sexual de las arejas casadas hasta el ltimo detalle, no slo como un juego interee- nervioso, el neurtico y el psictico, hasta el psicoptico y el alcohlico, Kinsey in-
-
tua , sino para ar respuestas a preguntas morales Prcticas. vent una calificacin de siete puntos para el espectro de comportamiento heterose-
El tercer momento fundamental y decisivo ocurri en los siglos xviii y xix,c(n xual/homosexual, lo cual permiti a sus sucesores distinguir a un "Kinsey uno" de un
la definicin cada vez ms precisa de la normalidad sexual como las relaciones con el "cinco" o un "seis" como si fuese cuestin de vida o muerte."
sexo opuestoTyla consiguiente categorizacin de otras formas como desviaciones. No- Esta energa y este celo por clasificar y categorizar ha llevado a muchos historia-
sotros somos los herederos inmediatos de esta ltima modificacin, que se manifes- dores a decir que el surgimiento de distintas categoras de seres sexuales a lo largo del
t mediante el viraje de la organizacin religiosa de la vida moral hacia una reglamen- ltimo siglo es consecuencia de un esfuerzo continuo por lograr el control social.
tacin cada vez ms laica incorporada a las nuevas normas mdic. sic. .s Quienes han escrito sobre la historia del lesbianismo han sealado que el desarrollo de
r____Icath
eL as. junto con esto, surgieron nuevas ti olo as de la de eneracin 1 er- una identidad lesbiana sexualizada afines/1911i gLx)u p rinci pios del XX fue una im-
yezi6232 hubo un crecimiento decisivo de nuevas i entidades sexuales. La homo- posicin por parte de los sexlogos, concebida precisamente para dividir a las mujeres,
sexualidad dej de ser una categora del pecado para convertirse en una disposicin con el fin de romper los vnculos emotivos y afectivos que unen a todas las mujeres en
psicosocial. La sexologa empez a hacer especulaciones acerca de las leyes del sexo, y contra de los hombres." Desde luego, esto contiene un elemento de verdad. No obs-
la "sexualidad" finalmente surgi como un continente de conocimientos separado tante, considero que es mucho ms creble ver el sirgimiento de identidades claras du-
con sus propios efectos distintivos. ra te este eriodo como el roducto de la lucha contra las normas prevalecientes, que
El surgimiento de la categora de homosexualidad y de "el homosexual" ilustra lo necesariamente tenan efectos diferentes sobre hombres y mujeres. Los sexlogos no
que estaba sucediendo. Desde luego, las actividades homosexuales estn presentes en inventaronomosexual o a la lesbiana, sino que intentaron traciT ucir len-
gua
guaje pato ogiza or ecTI:TsEasir-ibi-os que estaban ocurriendo frente a sus ojos. Los
todas las culturas y en Occidente ha una historia ininterrumpida de homosexualidad.
Ireijla idea de que ha a al o a lo ue ue a llamarse la persona homosexual es relati- primeros sexlogos, como Krafft-Ebing, se enfrentaban a personas que aparecan en
vamente nueva. o o sugiere que antes del siglo XVIII exista la homosexualidad, los tribunales o que acudan a pedirles ayuda en gran parte como resultado de un
interpretada en su sentido ms amplio como la participacin en actividades erticas nuevo celo, con motivaciones polticas, polticamente motivado por controlar todas
entre personas del mismo gnero, pero no as "los homosexuales". Algunos actos, ls sexual. La definicin de la homosexualidad como una
como la sodoma, eran severamente condenados: en Gran Bretaa merecieron la pena perversin especfica fue un intento de adecuarse a esta nueva realidad. Produjo una
capital, por lo menos formalmente, hasta 1861, pero al parecer no se manejaba mu- respuesta inevitable en el impulso hacia la autodefinicin.
cho la idea de un tipo distintivo de personaje homosexual. L. sodoma no era un de- La actividad sexual defina cada vez ms a u.n. tipo especfico de_persgria. Por su
parte, la genTeir
.--i--"-
Deza-Wdlfinirse a s' misma - enca se cons-
lito especficamente homosexual; la ley se aplicaba indistintamente a las relaciones
entre hombres y mujeres, hombres y animales, as como hombres y hombres. Y si titua en torno a su sexualidad. Un tal Thomas Newton fue arrestado en Londres en
1726, sorprendido por un informante de la polica en un acto homosexual. Al en-
bien en el siglo XVIII el sodomita persistente se perciba claramente como un tipo es-
pecial de persona, an se defina por la naturaleza de su acto ms que por el carcter frentarse a la polica, dijo: "Lo hice porque pens que lo conoca, y creo que no es delito
dar el uso que yo quiera a mi propio cuerpo."41 Aqu podemos ver, en forma embrio-
de su personalidad. Sin embargo, a partir de mediados del siglo XIX, "el homosexual" (el
trmino "homosexualidad" se invent alrededor de --87) se consideraba cada vez ms naria, el impulso por autodefinirse que florecera en la proliferacin de identidades
como un tipo especfico de persona, caracterizado por sentimientos, una latencia homosexuales en el siglo XX. A su vez, la ampliacin de la categolladeliaomosexuala.
fines del siglo XIX presagiaba la profusin de nuevos tipos e identidades sexuales en el
X un trastorno psicosexual. Esta opinin fue elaborada por los primeros sexlogos,
quienes producan descripciones y explicaciones cada vez ms complejas. Era la ho- siglo XX: el travesti, el transexual, el bisexual, el pedoflico, el sadomasoquista, entre
mosexualidad un producto de la corrupcin o la degeneracin, era congnita o re-
sultado de un trauma infantil? Era una variacin natural o una deformacin per-
39 Vase el anlisis en Jeffrey Weeks, Sexrudiot and
ja Discontents. Meanings, Myths and Modera Sexualities, Lon-

38 'bid., p. 126.
dres, Routledge & Kegan Paul, 1985, pp. 89-91, y cap. 8,
49 Lillian Faderman, SnIpassing the Love of Men,
9 de 24
Londres, Junction Books, 1981.
41 Alan Bray, Homosexualio, in Renaissance England,
Londres, Gay Men's Press, 1982, p. 114.
40 Sexualidad
La invencin de la sexualidad 41
otros. Durante el siglo xx, la gente se ha definido cada vez ms a travs de la defini-
cin de su sexo. La pregunta que debemos hacernos es por qu la sexualidad se ha vuel- floreci durante este siglo. En los aos de entreguerras y hasta la dcada de 1940, la
to tan irnportante ara nuestrefinicin delToT "dse-la normalidad. disminucin de la tasa de natalidad produjo debates fervientes sobre los mritos del
La sexualidad se configura mediante la unin de dos ejes esenciales de preocupa- control de la natalidad, el fomento selectivo de las polticas de planeacin familiar y
cin: idid, o sea, quines y u somos, la sociedad, o sea, el creci- la poSibilidad de que el pas cayera en manos de las razas que alguna vez estuvieron
miento, el bienestar, la1--- a ros erid sometidas. Hacia la dcada de 1950, en la poca de la guerra fra, se inici una nueva
a uturas e amo acin en coniunto. Las
dos preocupaciones estn n
timamente relacionadas, porque en el centro de ambas se bsqueda de degenerados sexuales, sobre todo homosexuales, porque se supona que
hallan el cuerpo y sus potencialidades. "A medida que el cuerpo humano se hace au- eran particularmente propensos a la traicin. Esto se convirti en un aspecto funda-
tnomo y consciente de s mismo" ha escrito Lowe--, es decir, a medida que se mental de la cacera de brujas macartista en Estados Unidos que tuvo ecos en Ingla-
convierte en el obJeTode una atencin plenamente laica, a medida que la emocin terra y otros pases. Hacia los aos ochenta, tras varios decenios a los que se ha dado
se retir del mundo y se encerr ms, la sexualidad en la sociedad burguesa surgi en llamar liberales, se culpaba a las formas minoritarias de sexualidad, sobre todo a la
como un fenmeno explcito.42 homosexualidad, de la decadencia de la familia, lo cual dio nueva energa a un rena-
cimiento de fuerzas polticas de derecha.
Y a medida que la sociedad se preocupa cada vez ms por la vida de sus miem-
bros, en beneficio de la uniformidad moral, el bienestar econmico, la seguridad na- En estas crisis se cristalizan diversas preocupaciones: las normas de la vida fami-
cional o la higiene y la salud, tambin se preocupa cada vez ms por la vida sexual de liar, o las relaciones entre hombres y mujeres, la naturaleza de la sexualidad femenina,
sus individuos, dando lugar a mtodos complicados de administracin y gerencia, y la cuestin de la desviacin sexual, las relaciones entre adultos y nios, por mencionar
a una proliferacin de ansiedades morales, intervenciones mdicas, higinicas, lega- slo algunas. Estos asuntos son fundamentales en toda sociedad. Los debates al res-
les y de asistencia social, o indagacin cientfica, todas diseadas para comprender el pecto en Inglaterra durante las ltimas dcadas han sido acalorados precisamente por-
yo mediante la comprensin del sexo. que las discusiones sobre sexualidad son discusiones sobre la naturaleza de la socie-
dad la f ha el sexo e un indicador de cmo marcha la sociedad.
En consecuencia, la sexualidad se ha convertido en un asunto social, poltico
moral cada vez ms importante. Si consideramos las principales crisis en Gran Bretaa
cl2iCWniel izWell siglo XIX, veremos que de una u otra manera la preocupacin por
LA SEXUALIDAD Y EL PODER
el sexo ha sido parte integral de ellas. Durante la crisis de las guerras revolucionarias
francesas a principios del siglo XIX, una de las preocupaciones centrales de los ide-
logos era la relativa a la decadencia moral, la cual se consideraba que haba pro- sta es otra manera de decir que los asuntos de la sexualidad son cada vez ms im-
vocado la secuencia de acontecimientos que llevaron al colapso de la monarqua portantes dentro del funcionamiento del poder en la sociedad contempornea. Ya
francesa. En las dcadas de 1830 y 1840, con la primera crisis de la nueva sociedad mencion que uno de los efectos del enfoque histrico de la sexualidad era considerar
industrial, hubo una preocupacin obsesiva por la sexualidad de las mujeres y la ame- que el poder sobre la sexualidad era algo productivo ms que negativo o represivo. La
naza a los nios y nias que trabajaban en fbricas y minas. Hacia mediados del siglo metfora de la represin proviene de la hidrulica: ofrece la imagen de una energa
xix, los intentos por reordenar la sociedad se centraban en la cuestin de la higiene y la efervescente que debe refrenarse. El enfoque histrico de la sexualidad acentuara ms
salud morales. Durante las ltimas cuatro dcadas del siglo pasado, la prostitucin, bien el impacto de las diversas prcticas sociales que construyen la reglamentacin
las normas morales de la sociedad y la reforma moral estaban en el centro del debate sexual, dan sentido a las actividades corporales, configuran definiciones y limitan y
controlan el comportamiento humano.
pblico; muchos vean en el deterioro moral una seal de la inminente decadencia
imperial. En los primeros decenios del siglo )0C, estas preocupaciones se reconstitu- El rechazo de un modelo de represin (lo que Foucault llamaba la "hiptesis re-
yeron en una nueva preocupacin respecto de la calidad de la poblacin britnica. El presiva") no significa, desde luego, que todos los regmenes de reglamentacin sexual
florecimiento de la eugenesia y la crianza programada de lo mejor en la sociedad, aun- tengan la misma fuerza o efectividad. Algunos son claramente ms duros, autoritarios
que nunca fueron dominantes, tuvieron una influencia significativa para configurar y opresores que otros. Uno de los resultados importantes de la nueva investigacin
tanto las polticas de asistencia social como el intento de reordenar las prioridades na- histrica sobre sexualidad ha sido una revaloracin de toda la poca victoriana. Tradi-
cionales frente a la competencia internacional. Esto llev a un racismo inevitable, que cionalmente se ha considerado que esta poca se distingui por la hipocresa moral y
la negacin sexual. Ahora se ha visto cada vez ms que esto es un grave error. Lejos
de evitar el sexo, el siglo XIX tena una fuerte obsesin respecto de los asuntos sexua-
42 Donald M. Lowe, Histoy of Bourgeois Perreption, Chicago, Chicago University Press, 1982, p. 100. les. Ms que ser un tema que se disimulaba, era un asunto que 10 se discuta
de 24cada vez
ms en relacin con distintos aspectos de la vida social. Sin embargo, esto no signi-
42 Sexualidad
La invencin de la sexualidad 43

fica que la poca victoriana ahora pueda considerarse como especialmente liberal. En clases inferiores en el transcurso de los siglos xviii y xix. Un sistema de creencias co-
Inglaterra, la pena de muerte por sodoma permaneci dentro del derecho escrito lonizadoras intent remodelar la forma de gobierno a su propia imagen. Las normas
hasta 1861. Las restricciones a la autonoma sexual de la mujer eran severas y la dis- respetables de la vida familiar y domstica delimitaciones ms marcadas entre las
tincin entre las mujeres respetables y las incorregibles (la virgen y la puta, la Mara funciones masculinas y femeninas, una mayor distincin ideolgica entre vida p-
y la Magdalena) alcanz su apogeo durante esta poca. Aunque la poca presente no blica y privada y una fuerte preocupacin por la vigilancia moral e higinica de la
haya logrado dar una solucin perfecta a todos los conflictos, para muchos de noso- sexualidad no marital y no heterosexual fueron, cada vez ms, las medidas con las
tros es infinitamente preferible a lo que exista hace cien aos. sue se juzgaba toda conducta. Desde luegj, esto no significa que todas las conduc-
Sin embargo, la utilidad de abandonar el modelo represivo, en su forma ms tas o la mayora de ellas se ajustaran a esas medidas. Hay muchas pruebas de que la
cruda, es que nos lleva hacia un intento de comprensin de los mecanismos de poder conducta de las clases trabajadoras se adapt muy bien a los modales de la clase me-
reales qufairanan en cada poca determinada.p22de!a r
znaaw,= dia. Sin embargo, los esquemas sexuales complejos que existen en el siglo xx son el pro-
entidacrsingular mantenida o controlada es ecfico, el Estado o la clase ducto de una lucha social en que la clase era un elemento vital. No debe sorprender
ominance. Segn la expresin de Schur, es "ms bien un proceso que un o jeto , que esto haya producido distintas formas de vida sexual de acuerdo con la clase. La
una fuerza maleale y mvil ue ado ta muchas formas diferentes y ue se e erce me- encuesta de Kinsey, realizada con 18 mil personas en Estados Unidos en la dcada de
diante diversas prcticas y re aciones socia es distintas. Si se a opta este enfoque del 1940, indicaba que, en asuntos como la masturbacin, la homosexualidad, la inciden-
poder, entonces tenemos que abandonar todo enfoque terico que considere a la cia de sexo oral, el escarceo ertico, el sexo con prostitutas, las relaciones premaritales
sexualidad como moldeada por una voluntad dominante y determinante, ya sea de o extramarirales o el "desfogue sexual total", haba esquemas de clase significativa-
lsWie-dad", como tenda a sugerir la sociologa funcionalista, o del "capitalismo", mente diferentes entre los hombres. Por su parte, para las mujeres las diferencias de
como diran los marxistas, o del "patriarcado", como propondran algunas feministas. clase cumplan una funcin relativamente menor: sus ideologas de gnero y edad
..Elpoder no funciona mediante mecanismos nicos de control. Funciona mediante eran factores mucho ms importantes para configurar su conducta. Las encuestas
mecanismos complejos y traslapados y con frecuencia contradictorios que pro- posteriores, aunque indicaban la erosin gradual de los lmites entre las clases, han
ducen la dominacin y las oposiciones, la subordinacin y las resistencias. confirmado la permanencia de estas sexualidades de clase. As, no es sorprendente que
Hay muchas estructuras de dominacin y subordinacin en el mundo de la sexua- haya muchos textos con imgenes de relaciones entre hombres y mujeres (y desde
lidad, pero hoy en da parecen especialmente irriwtantes tres ejes fundamentales: los luego entre hombres y hombres) en que la clase, el poder y el deseo sexual estn in-
de clase, de gnero y de raza. trincadamente entrelazados.

1. Clase 2. Gnero

Las diferencias de clase en la reglamentacin sext i sun La clase, como hemos visto, no es una categora indiferenciada. Las clases estn for-
ern -E-n l sociesaa3TesCravista de la Roma precristiana, las normas morales variaban madas por hombres y mujeres, y las diferencias de clase y posicin pueden no tener el
con la posicin social. "Ser impudicus (es decir, pasivo) es ignominioso para un hom- mismo significado para mujeres y para hombres. El gnero es una divisin primordial.
bre libre escribi Sneca el Viejo pero es la obligacin absoluta del esclavo res- Muchas estudiosas feministas han considerado que la elaboracin de la diferen-
pecto de su amo, y el hombre manumiso tiene una obligacin moral de sumisin." 44 cia sexual es fundamental en la opresin de las mujeres, ya que la sexualidad no slo
Lo que era cierto en el mundo antiguo aparece ms agudamente en el moderno. De refleja las relaciones de poder entre mujeres y hombres, sino que es esencial para cons-
hecho, se ha dicho (por Foucault) que la idea misma de la "sexualidad" es esencial- truirlas y mantenerlas.45 Como afirmacin general esto es claramente cierto. Los
mente burguesa, y que se desarroll como un aspecto de la autodefinicin de clase, esquemas de sexualidad femenina son ineludiblemente un producto del poder hist-
tanto contra la aristocracia decadente como contra la inmoralidad rampante de las rican res ara definir cate orizar loue
q es de-
seable. Rosalind Coward ha c o que:

43 Edwin Schur, The Politics ofDevianc4 Stigma Contests and the Uses ofPowen Englewood Cliffs, Nueva Jer-
sey, Prentice-Hall, 1980, p. 7.
44 Veyne, op. cit., p. 31.
11 de 24
43 Vanse, por ejemplo, los argumentos de L. Coveney et al., The Sexualio, Papers. Mate Sexuali5
, and the So-
cial Control ofWomen, Londres, Hutchinson, 1984.
44 Sexualidad
La invencin de la sexualidad 45
Ser mujer es ser objeto constante de atencin y de escrutinio [...]. El deseo femenino es fun- 3. Raza
damental para toda nuestra estructura social. No debe sorprendernos que sea tan cuidadosa-
mente oscurecido, tan interminablemente erseuido, tan frecuentemen ,
ii.11
rri a J'a Las categorizaciones por clase o gnero se
cruzan con las de etnicidad y raza. En reali-
dad los historiadores del sexo no han ignorado el concepto de raza en el pasado, pero
Y, desde luego, sigue siendo perse uido, replanteado y reformulado por los hombres.
lo han insertado dentro de un marco preexistente. De este modo, el modelo evolu-
Como ha dicho Richard Dyer,a sexualidad masculina es un poco como el aire: "La
tivo de la sexualidad presentado por los tericos de fines del siglo Xix inevitabl~
respiras todo el tiempo, pero no te das cuenta de que lo ests haciendo."47 Miramos presentaba a la persona negra "el s e
el mundo a travs de nuestros conceptos de sexualidad masculina de modo que, aun 'IIval como ms abajo en la escala evolutiva
ue el b are07-corrirrrnts-cercana-a-lattifaleza:-Esta
cuando no miremos la sexualidad masculina como tal, estamos mirando al mundo visiarrs6brevivT6Tficluso en los
dentro de su marco de referencia. escritos cultura mente re ativistas y aparentemente liberales de Margaret Mead. Uno
de los atractivos de su descripcin de la vida en Samoa era precisamente la idea de que
Sin embargo, no sera correcto ver este poder de definicin como monoltico ni
los samoanos, en algn sentido indefinible, estaban ms libres de restricciones y ms
como incuestionable ras leyes, la medicina y hasta la opinin popular son muy con-
cerca de la naturaleza que los estadounidenses contemporneos. El mito ms cons-
tradictorias y cambian con el paso del tiempo. Antes del siglo XVIII, la sexualidad fe- tante es el de
menina se insaciabilidad de las necesidades sexuales de losD ueblos no europeos
voraz y devastadora. En el siglo xix-Thub-Cri-in esfuerzo cons- or consiguiente, la amenaza que re reserimn
tante por in fmar
or
nforMar a la poblacin de que la sexualidad femenina entre las mujeres temor a pr rsnio reza de la raza blanca. El
respetables sencillamente no exista. En el siglo xx ha habido una incitacin general masaitino negro, y la explotacin inversa de mujeres negraspara
que complacieran a sus
a-TaTTexualidad femenina como apoyo a todas las formas de consumismo. La sexua- amos, era parte integral de la sociedad esclavista en el Sur de
11-EIZETa---mujl",-"En iversas pocas, se ha consica Estados Unidos durante el siglo XIX y ha sobrevivido en una serie de estereotipos en
.2..zeliosa, fuente de enfer- el siglo xx. Durante el rgimen de apartheid en
-
m-- eda57medio para transmitir valores nacionales en la oca de la eugenesia, guar- Sudfrica, las prohibiciones de la Ley
diana de-la pureza moral en discusiones sobre la educacin sexu y centro principal de Matrimonios Mixtos y la seccin 16 de la Ley de Inmoralidad, diseadas para evi-
tar el mestizaje, fueron algunos de los primeros productos de la legislacin del
de atencin en los debates sobre tolerancia y liberacin sexual en la dcada de 1960. apartheid
que se introdujeron despus de que el Partido Nacional llegara al poder en 1948 con
econmica y scial, el una poltica de segregacin racial. Cuando el rgimen intent controlar la crisis del
se
poder de los hombres para defin .iaxialjd2c11.astiL m ta.cii matrimonio, la apartheid en
dcada de 1980 remodelando sus formas, uno de los primeros pilares
carga de la reproduccin el hecho endmico de la violencia masculina contra 1. s del apartheidlaque
trat de eliminar fueron precisamente estas leyes. Como resultado,
erres. Al mismo tiempo, estas definiciones contradictorias tambin han brindado el rgimen recibi severas
crticas por parte de los grupos de extrema derecha que de-
'fa oportunidad para que las mujeres definan sus propias necesidades y deseos. Desde can que todo el edificio del apartheid se
fines del siglo XIX, los espacios aceptables para la autodefinicin se han extendido derrumbara si las leyes se revocaban. En una
escala mundial, en la ue la creencia en la superioridad de las normas europeas se re-
rpidamente para incluir no slo el placer en el matrimonio, sino tambin formas
vela tal vez con mayor c addades en a ireocu acin obsesiva de Occidente por la ex-
relativamente respetables de actividad heterosexual sin matrimonio y sin procreacin. 1-o7J1-7:1-en --
i:ngFrica en el Tercer , la cual -711evado a diversos esfuerzos por
No obstante, como observa Vance, apartarse de manera patente Lpblica de la "con- parte e-
los organismos de desarrollo as como de las autoridades localespara impo
dicin de mujer 'buena" siendo lesbianaspromiscuas o ejerciendo una hetero-
ner los esquemas occidentales de control de la natalidad artificial, a veces con resul-
sexualidad no tradicional es un hecho que an invita ja1 2 iLea_r. tados desastrosos, ya que la delicada ecologa de la vida social ha perdido su equili-
justificarlo." No se han quebrantado los esquemas del privilegio masculino. Al mis- brio. Esto debera servir para recordarnos que las actitudes modernas frente al control
mo tiempo, los verdaderos cambios de este siglo y la vitalidad continua del feminismo de la natalidad estn arraigadas tanto en el deseo de las mujeres de limitar su propia
demuestran que estos esquemas no son inevitables ni inmutables. fertilidad como en una poltica eugensica y de "planeacin familiar" cuyo objetivo
era la supervivencia y aptitud de las razas europeas. Algunos elementos de este pasado
eugensico son comunes en las prcticas actuales. En Israel, las familias judas reciben
ms subsidio para los hijos que las familias rabes, mientras que en Inglaterra la pe-
46 Rosalind Coward, Female Desire. Women1 Sexuality Today, ligrosa inyeccin anticonceptiva, Depo Provera, se ha aplicado casi exclusivament
Londres, Paladin, 1984, p. 13. ea
47 Richard Dyer, "Male Sexuality in the Media", en Andy Metcalf y Martin Humphries,
The Sexuality ofMen, mujeres negras y muy pobres. En un estudio se encontr que haba incluso ms fo-
Londres, Plum Press, 1985, p. 28.
48 Carole
Vance, Pleasure and Danger, p.
lletos de control de la natalidad en clnicas de planeacin familiar 12 de lenguas asiti-
en 24
4. [Vase n. 7 del cap. 1 para la referencia de la versin en castellano.] cas que en ingls. Detrs de todos estos ejemplos est la suposicin de
ue ha una
46 Sexualidad

i le_c_oncLucta sexualciv
onr_a_c ilizada y apropiada que todos deben resoe~ tar. A su vez,
esta creencia est codificada en una serie ele-151' cucas que van desde las leyes de in-
migracin hasta la propaganda de control de la natalidad, desde las actitudes mdi-
cas hasta la patologizacin de distintos esquemas de vida familiar en la psicologa y la
sociologa.49
No es sorprendente, entonces, que muchos pueblos negros y de minorastnicas
en pases occidentales y en el Tercer Munc57Jhacen los anlisis contemporneos de 3. LOS SIGNIFICADOS DE LA DIFERENCIA SEXUAL
la-sP7SITticas sexuales radicales y feministas, pues irremediablemente poseen un tras-
fondo racista ms o menos inconsciente. Esto ha llevad-511a presentacin y el desa-
rrollo de formas de poltica sexual que son especficas de la experiencia de la gente
negra y que simultneamente estn comprometidas con polticas antirracistas. E: Su primera pareja fite hombre o mujer?
Los lmites entre._ 2.zlgnero
t y clase inevitablemente se traslapan. La gente ne- R.: Por cortesa no se lo pregunt.
gra en Inglaterra, que es la ms sometida a las prcticas racistas, tiende a ser de la clase (Entrevista con el novelista Gore Vidal)

obrera, mientras que la definicin de pertenencia a un grupo tnico por lo general


depende de que se lleven a cabo con xito los atributos de gnero. El poder funciona
sutilmente a travs de una serie compleja de grcsica,s_eatzelazadas Cmo resultado,
los cuestionamientos polticos a las formas opresivas son complejos y a veces contra-
dictorios. Por lo tanto, las polticas sexuales nunca pueden ser una forma nica de EL IMPERATIVO BIOLGICO
actividad. Estn enmaraadas en toda la red de contradicciones y antagonismos so-
ciales que conforman el mundo moderno. Sin embargo, hay un punto importante La respuesta caracterstica de Gore Vidal a una pregunta ligeramente insolente nos di-
que puede derivarse de este anlisis. En lugar de considerar la sexualidad como un vierte y tal vez nos sacude porque en nuestra cultura si importa
con quin tenemos re-
todo unificado, debemos reconocer que hay diversas formas de sexualidad: de hecho, laciones sexuales. El gnero, la condicin social de ser hombre o mujerar la sexuali-
R-- n1.ffa1-"E'l
malielades. Hay sexualidades crclase y sexualidades especficas de g- dad, la manera cultural de experimentar nuestros placeres y deseos corporales, ahor
nero, hay sexualidades raciales y sexualidades de lucha y eleccin. La "invencin de la estn inextricablemente vinculados) e modo ue cruzar ---- af
mjezi,mmascul t-e."--e comporta-
sexualidad" no fue un acontecimiento nico, ahora perdido en el pasado remoto. s (es decir, lo que se define cultur mente como
un_proceso continuo que simultneamente acta sobre nosotros y del que somos ac- apropiado) a veces parece ser la transgresin ms zave. Todava no podemos pensar
tores, objetosdel eaMbio y sujetos de esos cambios. en la sexual 171;c1 sin tomar en cuenta el gnero; o, en trminos ms generales, la com-
pleja fachada de la sexualidad cuan arte se ha construido sobre la suposicin de
diferencias fundamentales entre hombres y mujeres, y ai-aorninacin masculina
sobre la mujer. Las distinciones genitales y re .roductivas entre hombres biolgicos y
mu'eres biol 'cas se han inter retado no slo como una ex licacin necesaria, sino
tambin suficiente, de distintos deseos y necesidades sexuales. Aparecen como las dis-
tinciones bsicas entre los pueblos, profundamente arraigadas en nuestra "naturaleza
animal".
Una de las peculiaridades de los humanos es que buscamos respuestas 'a algunas
de nuestras preguntas ms fundamentales observando la vida de los animales. Esa cria-
tura tan despreciada y temida, la rata, ha influido mucho en la investigacin sexual,
sobre todo en investigaciones experimentales sobre los efectos de las hormonas "mas-
culinas" y "femeninas". Muchos otros investigadores han encontrado pruebas y apoyo
49 Vanse el resumen de datos en Valerie Amos y Pratibha Parmar, "Challenging Imperial Feminism", en Femi- para sus hiptesis ms descabelladas acerca de la diferencia sexual en todos los ani-
nist Review, julio de 1984, no. 17, y Floya Anthias y Nra Yuval-Davis, "Contextualizing Feminism Gender, Eth- males, desde los insectos y la humilde lombriz hasta el gorrin costero y el mono rhe-
nic and Class Divisions", Feminist Revieu4 invierno de 1983, no. 15 sus. No cabe duda de que es mucho lo que se ha aprendido 13en deeste
24proceso, sobre
.;n11114,
48 Sexualidad
Los significados de la diferencia sexual 49
todo acerca del comportamiento animal. Pero muchos temas permanecen an sin ex-
plicacin mediante esos mtodos.
sobre una base ms cientfica. As, el sexo se defina como una "ley fisiolgica", "una
Desafortunadamente para la simplificacin de la investigacin, los seres humanos fuerza generada por fermentos poderosos", un impulso "que no puede dejarse de lado
somos criaturas complejas, arbi t rarias y variables. Manipulamos el lenguaje para re-
en aras de algn tipo de convencin social" y, de la manera ms grfica, "un volcn
modelar constantemente nuestras percepciones del mundo y del sexo. Desafiamos la que se consume por el fuego y deja escoria a su alrededor: 1...] un abismo que devora
aparente lgica de nuestra apariencia externa. Hacemos borrosos los lmites entre mascu- todo honor, sustancia y salud".3 La revolucin de Darwin en la biologa, mediante
linidad y feminidad. Creamos diferencias que trascienden las diferencias de gnero (de la cual se demostraba que el hombre era arte del mundo animal, fo.ixu-nt la hs-
edad, raza, necesidad sexualy construimos fronteras que tienen poca lgica "en la na- re-d-a7d-l animaren el-ro-ifibT71
- o encontr en su sexo.
turaleza". Incluso cambiamos nuestro comportamiento en respuesta a factores mora- rleLit
La sexualidad femenina representaba inevitablemente un problema un enig-
les, polticos o accidentales. No obstante, todo el tiempo nos gusta complacemos con ma, un oscuro continente", segn las famosas palabras de Freud para estos pun-
la fantasa de que nuestra sexualidad es lo ms fundamental y natural que nos rodea y tos de vista. Segn una larga tradicin cultural, la sexualidad femenina era voraz, de-
que las relaciones entre hombres y mujeres estn establecidas para toda la eternidad, i xaazsztuzoia...rodo Esta idea ha tenido a ltimas fedi asn renacimiento
como las huellas en el concreto, por los dictados de nuestra "naturaleza" innata. En una significativo en los omentarios (hechos por hombres) de que el feminismo moderno
cultura preocupada por la diferencia sexual, como la nuestra, tales creencias tienen efec- ha agotado y debilitado a los ho1nes a favorecer as exigencias sexuales femeninas.
tos sociales decisivos; repitiendo lo ya dicho, la forma como pensamos sobre el sexo mo- Tal argumento probablemente nos dice ms sobre los temores y fantasas del hombre
dela la manera en que lo vivimos. De modo que los anlisis acerca-duelos orierri PC y la que sobre la mujer, pero de todas maneras cabe sealarlo como un mito fantasioso y
forma de las diferencias entre hombres y mujeres son mucho ms qleb ue c n (2E- persistente. No obstante, desde el cielo xlx la_y_isi_6=as convencional ha consistido
re7.mCWItra les para el rumbo que toma nuestra sociedad. en tratar la sexualidad femenina bsicamente como una reaccin o respuesta que ;se
John "MorTe}11 a sealad-o-9a prctica cultural,, que se da por hecho en nuestra cul-
aviva slo a travs de cierto tipo de "instinto reproductivo", o despierta mediante la
tura, consistente en subrayar las diferencias, incluidas las de conducta, entre los sexos, habilidad delretendier
plla,eChom re. es iariino ha sidomuY
en lugai71srb l rayarlas semejanzas.1 De esto no puede culparse a la "ciencia del prblemtico para
los tericos del sexo precisamente porque es una sexualidad femenina autnoma en
sexo", dadas las suposiciones culturales profundamente arraigadas con que se encon- la que el hombre no tiene ninguna funcin.
traron los primeros sexlogos: de muchas maneras slo teorizaron lo que crean ver. La idea de ue hay una diferenciafindamenta/entre la naturaleza sexual de hom-
Adems, muchos de ellos, atentos a la realidad emprica, con el tiempo se sintieron bres 7iiiillrs ha sido ij..171
' ileiZe71Sli siquiera las pruebas recientes, basadas en el tra-
ansiosos por afirmar el traslape tanto como las diferencias. Para Havelock Ellis, en la bajo de observacin de Kinsey y de Masters y Johnson para demostrar que hay una
dcada de 1930 el sexo era "mutable" y sus fronteras, inciertas, con "muchas etapas respuesta fisiolgica similar entre hombres y mujeres, han minado la creencia de que
entre lo completamente masculino y lo completamente femenino".2 Sin embargo, al existen diferencias psicosexuales bsicas en otros aspectos.4
mismo tiempo continuaba la bsqueda de lo esencialmente femenino y lo esencial- La idea de que hay diferencias entre los pueblos no es en s misma peligrosa. Lo
mente masculino, con el resurt:C10 inevitable de ue se suu1 ra aban las diferencias que tiene de peculiar la sexualidad es que algunas diferencias se han considerado tan
sexuales a costa de las semejanzas. La sexologa se convirti en un arma en el conflicto fundamentales que se convierten en divisiones y hasta antagonismos. En el mejor de
endmico acerca de las funciones sociales apropiadas de hombres y mujeres, que se los casos est el argumento de que aunque hombres y mujeres puedan ser diferentes,
acentu enTc7s711firTioTlea nios e sig o_pasado y ha persistido hasta nuestros dEs
tambin pueden ser iguales. En el peor de los casos, las suposiciones acerca de la natu-
'con un ritmo y una intensidad variables, raleza vigorosa del impulso sexual masculino se hanuazacro-para legitimar la domi-
La definicin mismajelisuc s intisexua l se derivabauencialmente de prcticas nacin del hombre sobre la mujer.
y fant'alral-ffasdriiias713aste considerar algunas de las metforas presentadas en tex-
Podramos pensar que estas creencias se han visto debilitadas en el pasado cer-
tos sobre el sexo: fuerzas irresistibles, impulsos absorbentes, ros a borbotones, espas- cano, sobre todo debido a las crticas del feminismo moderno, al grado de que hoy
mos incontrolables... Tales imgenes han dominado el discurso occidental sobre el en da gozan de muy poca credibilidad. Sin embargo, nos equivocaramos. Tomemos
sexo. Los primeros sexlogos utilizaron estas imgenes aunque intentaron colocarlas como ejemplo la opinin de algunos estudiosos recientes que han influido sobre lo
que se conoce como la "nueva derecha" en Inglaterra y Estados Unidos. El filsofo
John Money, Lave and Love Sickness,
Baltimore y Londres, Johns Hopkins University Press, 1980, p. 133.
2 Havelock Ellis, The Psyckology of Sex, Londres, William Heinemann, 1946 (1a. ed. 1933),
p. 194. [Versin 3 Vase el anlisis en Jeffrey Weeks,
en castellano: Psicologa de los sexos,
trad. y notas de Manuel Scholz Rich, Barcelona, Iberia, 1965.1 Sexuality and its Discontents. Meanings, Myths and Moder,: Sexualities,Lon-
dres, Routledge & Kegan Paul, 1985, pp. 80-85. 14 de 24
4 Vase William H. Masters y Virginia E. Johnson,
Brown Sexual Response, Boston, Urde, Brown and Co., 1966.
50 Sexualidad
Los significados de la diferencia sexual 51
conservador ingls Roger Scruton ha planteado lo que describe vvidamente como la
"ambicin desenfrenada del falo", que evade toda obligacin, como contraria a la fun- hacer lo que sea mejor para sus genes en general".8 Si esto es cierto, entonces el gran
cin dada por la naturaleza a las mujeres de "calmar al ms vagabundo". Para George conflicto entre individuo y sociedad simplemente se disuelve: existe un continuum
Gilder, ferviente defensor de los valores tradicionales, slo las exigencias del matri- entre la energa eterna del gen y las manifestaciones sociales ms complejas, en que
monio y la familia pueden canalizar la "agresividad masculina que de otro modo sera "la sociedad y la naturaleza trabajan en armona". Entonces, qu sucede con las ins-
irruptora" hacia la obligacin social de esforzarse por su esposa y sus hijos.5 As, el ale- tituciones aparentemente sociales como el matrimonio, la crianza, el vnculo social?
gato feminista contra la violencia sexual masculina (culturalmente codificada) se Son "adaptativas", segn el trmino clave de la sociobiologa, productos no de la his-
transforma en una defensa de la divisin sexual y de la moralidad tradicional. Ambos toria o del desarrollo social, sino de la "necesidad evolutiva". Y qu sucede con las
estudiosos creen en una naturaleza humana refractaria, que amenaza con provocar ideas, los ideales, los valores y las creencias? Segn Wilson, no son ms que "meca-
trastornos a menos que se restrinja mediante la voluntad moral y la ortodoxia social. nismos que permiten la supervivencia".9
Visiones como sta encuentran una justificacin en la "nueva sntesis" de la so- Dando por hecha esta certeza, la existencia de slo dos sexos paradjicamente es
ciobiologa, mediante la cual el determinismo biolgico ha disfrutado de un modesto un problema para la sociobiologa. E.O. Wilson dice que el sexo es una fuerza antiso-
renacimiento. Es importante no exagerar la influencia de esta posible nueva ciencia cial en evolucin, ya que causa dificultades entre la gente. La relacin hombre/mujer
que podra llegar a existir; pero cabe sealar, a la vez, las importantes repercusiones que est llena de desconfianza y explotacin mutuas. Es ms probable que haya altruismo
ha tenido, y no slo en la derecha. La sociobiologa ha sido utilizada tambin por necesario para la supervivencia de los genes cuando todos son iguales. Entonces,
fuentes liberales para explicar la renuencia a cambiar por parte de las instituciones so- por qu no se lleva a cabo la reproduccin humana mediante la partenognesis, co-
ciales, y algunos de sus aspectos se han usado para exigir mayor libertad para las mino- mo sucede con algunas criaturas primitivas? Y por qu hay dos sexos y no tres o cuatro
ras sexuales sobre la base de su funcionalidad biolgica. Por lo tanto, debemos estar o cinco? "Para ser totalmente honestos aceptan Cherfas y Gribbin nadie lo sabe."10
atentos a su atractivo, as como a los peligros que en mi opinin le son inherentes. La Concluyen que, por esta razn, el sexo es tan enigmtico. Los sociobilogos por fin han
sociobiologa fue definida por su padre fundador, E.O. Wilson, como "el estudio sis- decidido, despus de mucho barajar sus tarjetas de datos, que la razn ms probable
temtico de la base biolgica de todo comportamiento social".6 Su objetivo es llenar para la reproduccin sexuada es que promueve la diversidad, la capacidad de barajar
el hueco abierto entre las teoras biolgicas tradicionales, por una parte, y las expli- el mazo gentico para compensar las apuestas contra un ambiente que cambia en forma
caciones sociales, por la otra, tratando de demostrar que haba un mecanismo clave impredecible. Dos sexos son suficientes para asegurar la mxima recombinacin gen-
que una a ambas. Este mecanismo, segn lo expres uno de los primeros entusiastas tica potencial. Dos sexos tambin aseguran salud y resistencia, al mezclar los consti-
de la obra de Wilson, era "la ley fundamental del egosmo de los genes".7 El gen es tuyentes qumicos lo suficiente para producir inmunidad contra las enfermedades. De
la unidad bsica de la herencia, definida como una porcin de la molcula del ADN, manera que la tarea de los hombres "consiste en proporcionar los medios para que las
que afecta el desarrollo de cualquier rasgo en el nivel bioqumico ms elemental. mujeres puedan prevenir las enfermedades":" lejos de ser "redundantes", los hombres
Lleva el cdigo que influye sobre el desarrollo futuro. Con esto todos podemos estar todava son esenciales para el futuro de la raza humana.
de acuerdo. Pero los sociobilogos alegan ampliando con entusiasmo las posicio- Independientemente de las especulaciones intrincadas (y a veces metafsicas), flu-
nes ms inciertas de Wilson que hay genes que existen para cada fenmeno social, ye de todo esto una conclusin sobresaliente: "En lo que se refiere a la sexualidad, hay
de modo que la supervivencia azarosa de los genes podra explicar todas las prcticas una naturaleza humana femenina y una naturaleza humana masculina, y estas natu-
sociales, desde la eficiencia econmica y el xito educativo hasta las divisiones de g- ralezas son extraordinariamente diferentes."12 Esas diferencias empiezan y terminan,
nero y la preferencia sexual. En este modo de pensamiento, la unidad fundamental segn parece, con las caractersticas evolutivas del vulo y los testculos. Dado que los
ya no es "el individuo", como en la teora liberal clsica; tampoco lo es la "sociedad", hombres tienen una cantidad casi infinita de espermatozoides (millones con cada eya-
como en la otra gran tradicin. El individuo se considera ahora como poco ms que culacin), mientras que las mujeres tienen una provisin muy restringida de vulos
un vehculo para la transmisin de los genes, "una mquina egosta, programada para (alrededor de 400 en una vida), se deduce que los hombres tienen una propulsin
evolutiva hacia la difusin de sus semillas para asegurar la diversidad y el xito re-
5 Roger Scruton, "The Case against Feminism", The Observer,
22 de mayo de 1983; George E Gilder, Sexual
Suicide, Nueva York, Quadrangle, 1973. Ibid., p. 71.
6 E.O. Wilson, Sociobiology: The New Synthesis,
Cambridge, Mass., y Londres, Harvard University Press,
9 E. O. Wilson, On liman Nature, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1978, p. 3.
1975, p. 4. la Jeremy Cherfas y John Gribbin, The Redundant Mole, the Bodley Head
Londres, 1984, p. 4.
7 Richatd Dawkins, The Selfish Gene, St. Albans, Granada, 1978, p. 7. 11 Ibid, p. 178. 15 de 24
12 Donald Symons, The Evolution of HumanSexuali,9s
Oxford y Nueva York, Oxford University Press, 1979, p. 11.
52 Sexualidad
Los significados de la diferencia sexual 53
productivo y, por ende, hacia la promiscuidad; mientras que las mujeres tienen un in-
complejas de lo que quieren hacernos creer los sumos sacerdotes de la "tradicin
ters equivalente en reservar la energa, un instinto de conservacin y, por lo tanto,
sexual" (entre quienes ahora debemos contar a los sociobilogos). Por lo general, los
se inclinan hacia la monogamia. De ah se puede deducir la explicacin de todas las
partidarios ms fervientes del determinismo biolgico muestran tres modos caracte-
otras diferencias supuestamente fundamentales: mayor competencia entre los hom-
rsticos de argumentar: la argumentacin por analoga; una dependencia, que llega a
bres que entre las mujeres, mayor tendencia de los hombres hacia la poligamia y los
ser casi una tirana intelectual, respecto de las "afirmaciones promedio", y por ltimo
celos mientras las mujeres son "ms maleables" y dciles, y una mayor voluntad
lo que llamar, a falta de una frase mejor, la hiptesis del "agujero negro". Todas pre-
sexual y potencial de excitacin en los hombres que en las mujeres: "Entre todos los sentan muchas dificultades.
pueblos, la copulacin se considera esencialmente como un servicio o favor que
las mujeres hacen a los hombres, y no al contrario, independientemente de cul de los
sexos desea, o se cree que desea, mayor placer del acto sexual".13 1. Argumentacin por analoga
La sociobiologa tiene cierto encanto embriagador, sobre todo porque ofrece ter-
minar con el estancamiento de las explicaciones sociales que solan afrontar las cien-
Este procedimiento supone que observando a los animales salvajes podemos descifrar
cias sociales en la dcada de 1970. Tambin y quizs ste sea su mayor atributo
el cdigo de nuestra civilizacin. El renovado inters en observar a los animales en su
parece hablar con creencias muy difundidas, de sentido comn, sobre la naturalidad
hbitat natural durante los arios de entreguerras fue una de las races de la sociobio-
de las divisiones sexuales. Va en el mismo sentido, y no en contra, de la veta del pre-
loga. E.O. Wilson dedic la mayor parte de sus primeros intentos a hacer una sn-
juicio popular. Pero si bien puede afirmar que explica algunas cosas (el amor a pri-
tesis en insectos y aves. El problema aqu es que, a pesar de los esfuerzos por realizar
mera vista "sencillamente puede ser la poderosa respuesta del cuerpo al aroma de un
una observacin neutral, los prejuicios humanos se introducen sin que nos demos
conjunto muy diferente de antgenos de histocompatibilidad"; la homosexualidad cuenta. Como han dicho Rose et al.:
puede ser necesaria para impulsar la preocupacin altruista por los hijos de hermanos
y hermanas), no puede explicar otras de manera general y convincente (por qu hay Una y otra vez, con d fin de apoyar la afirmacin de la inevitabilidad de un rasgo dado del
variaciones entre diferentes culturas, por ejemplo, o por qu la historia con frecuen- orden humano, los deterministas biolgicos intentan presentar sus afirmaciones como uni-
cia experimenta cambios sociales rpidos). Como enfoque, tambin es profunda- versales. Si la dominacin masculina existe en los humanos, es porque tambin existe en los
mente conservador en sus implicaciones, ya que si la explicacin de lo que hacemos mandriles, los leones, los patos, o lo que sea. Los estudios etolgicos estn repletos de re-
cuentos de los "harenes" de mandriles, la dominacin por parte del len macho sobre "su"
desde el punto de vista social y sexual est en la azarosa colisin de genes, entonces es manada, la "violacin masiva" en patos silvestres y la "prostitucin" en colibres.15
poco lo que podemos hacer para cambiar las cosas: doblar la varita un poquito aqu,
enderezarla por all, pero no demasiado en ningn sentido porque toda la rama se No hace falta decir que aqu se da una atribucin de explicaciones sociales muy exa-
puede romper. Si, como reafirman H.J. Eysenck y Glenn Wilson, "en las actitudes se- geradas al comportamiento animal. Por qu habra que ver a los agrupamientos de
xuales ampliamente variables que observarnos cuando miramos a los hombres y las animales hembra como harenes? Igualmente podran verse, si se atiende a todas las
mujeres [hay) un fuerte origen biolgico subyacente"," entonces son utpicas las exi- pruebas en contrario disponibles, como prototipo de grupos de mujeres para crear
gencias feministas e incluso las reformas liberales. Como dijeron algunos partidarios conciencia. Decir esto tal vez provoque alguna sonrisa. Pero tambin debera hacerlo
anteriores del determinismo biolgico, en el contexto de un auge anterior de activi- el argumento circular mediante el cual se atribuyen a los animales las explicaciones
dad feminista: "Lo que fue decidido entre los protozoarios prehistricos no puede ser derivadas de la experiencia humana y luego se usan para justificar divisiones sociales
en la actualidad.
anulado por un decreto del Parlamento." No hay mucho que discutir al respecto.
Desde luego, esto puede ser parcial o totalmente cierto. El problema es que, si bien
las pruebas de la biologa y la historia natural resultan muy atractivas, no son con-
2. La tirana de los promedios
cluyentes. Tal vez sea imposible, a fin de cuentas, refutar una hiptesis sociobiolgica
quin sabe con qu puede salir la "ciencia", pero es igualmente difcil compro-
ste es tal vez el argumento ms insidioso. En promedio,
barla. En el mundo real de la sexualidad en que vivimos, las cosas son un poco ms los hombres pueden ser ms
activos sexualmente que las mujeres. Los hombres homosexuales pueden ser ms pro-
13 Ibid., pp. 27-28.
14 H.J. Eysenck y G.D. Wilson, The Psyebology of Sex,
Londres, Dent, 1979, p. 9. [Vase n. 2 de este cap. para 15 Sreven Rose, Leon J. Kamin y R.C. Lewontin,
la referencia de la versin en castellano.] Main Our Genes. Biologl Ideology
16 de and Humor
24 Nature, Har-
mondsworth, Penguin, 1984, p. 158.
54 Sexualidad
Los significados de la diferencia sexual 55

miscuos que las mujeres homosexuales. Esto, como dicen los sociobilogos, puede za, la longevidad, el color del cabello y de los ojos. La produccin diversa de hormo
tener algo que ver con los genes. Tambin puede tener algo que ver con la cultura: nas puede afectar la maduracin sexual, la distribucin de vello corporal, el depsito
mayores oportunidades para la expresin sexual masculina y para la eleccin de la de grasa y el desarrollo muscular. Estas manifestaciones no carecen de importancia
pareja, por ejemplo. Sobre todo, decir que en promedio los hombres tienen ms ac- ya que se elaboran segn cdigos culturales complejos que establecen la apariencia f-
tividad sexual que las mujeres es lo mismo que decir que algunas mujeres son ms sica y el comportamiento apropiado o inapropiado para cada gnero. Pero, a fin de
activas sexualmente que algunos hombres. Los enunciados sobre promedios son ver- cuentas, lo realmente importante son los significados sociales que damos a ests di
daderos, pero no particularmente tiles. No obstante, llevan un enorme peso, por lo frends. omo ha clia5- 6U-Nitholson las -diferencias biologas entreljs
menos en parte, porque preferimos las divisiones claras a la ambigedad. Sin em- sexos en realidad son mnimas cuando se com aran con las seme'anzas"ly, de hecho
bargo, la naturaleza misma puede ser muy ambivalente, como lo sugiere la idea slo uno de los 01 s enes necesarios para formar a cada persona distingue a los
misma de los "promedios". Por qu nosotros no? 1ombres de laS-Eujeres, entonces deberan revalorarseis marcas crticas que usamos
cznyencionalmentpara delimitar la
Aparentemente las diferencias anatmicas son las esenciales. De acuerdo con la pre-
3. La hiptesis del agujero negro" sencia o ausencia de los r an s nos o femeninos, se asi na el nero en el mo-
mento mismo del nacimiento. No obstante, la osesin e un pene o una vagina no
ste es el ltimo recurso para quienes no encuentran ninguna explicacin para las di- puede ser una norma universalmente aplica e. En as aves, e mac o no tiene pene;
ferencias sexuales. Si todo lo dems no logra explicar los fenmenos humanos, en- otros animales slo tienen "rganos insertables adjuntos", como los gonopodios en tibu-
tonces tiene que existir una explicacin biolgica. Si hay ms hombres que mujeres en rones y cazones.18 Incluso entre los humanos no es transparente el significado de estos
puestos ejecutivos, entonces de seguro lo explica la biologa. Si la sociedad se resiste rganos muy reales. La vagina puede concebirse como pasiva o como devoradora. El
a las polticas del feminismo, debe de ser porque estn contra la naturaleza humana. cltoris se ha conceptualizado como no ms que un "vestigio de falo" y como el sitio
Si la homosexualidad no puede explicarse ni por la sociologa ni por el psicoanlisis, del potencial multiorgsmico de las mujeres. El pene tiene un valor simblico aun ms
entonces la biologa (hormonas, instintos, genes...) debe explicarla. Un ejemplo cl- sobrecargado en nuestra cultura. Su naturaleza "embestidora", "vigorosa" y "penetrante"
sico de esto lo podemos ver en la conclusin del informe final del Instituto Kinsey se ha considerado como el modelo mismo de la sexualidad masculina activa. No obs-
sobre la homosexualidad, Sexual Preftrence." Los autores exploran con detalle la tante, como ha sealado agudamente Richard Dyer, hay una marcada discrepancia en-
falta de pruebas de una causa nica que explique la homosexualidad, y concluyen tre este simbolismo y la manera como se suele experimentar el pene:
que ni la sociologa ni la psicologa la aclaran. Pero, en lugar de poner a prueba la
Los genitales masculinos son cosas frgiles, fofas, delicadas [J. Los penes slo son unas co-
hiptesis (avalada por el mismo Kinsey) de que la homosexualidad, por lo tanto, no
sitas (tambin los grandes) con poco poder de permanencia, bonitos si se aprende a verlos as,
era una condicin unitaria con races nicas, los autores concluyen que debe de haber pero no mgicos ni misteriosos ni poderosos en s mismos, es decir, objetivamente carentes
una explicacin biolgica. Esto, en el contexto del libro, es especulacin vana. Esa de poder real.' 9
"solucin" le debe ms al prestigio continuo de las ciencias biolgicas que a la com-
probacin. La biologa llena una laguna que no han querido o no han podido llenar El significado gue darnos a los rganos masculinos y femeninos es social y psicol-
las explicaciones sociales. gicamente importante. Segn los conceptos del psicoanlisis, la existencia o la
No pretendo minimizar la importancia de la biologa. Las capacidades biolgi- ausencia del pene masculino (es decir, el temor o la fantasa de la castracin) son
cas proporcionan claramente el potencial a partir del cual se configura esenciales para la negociacin de la crisis edpica y para la adquisicin o no de la mascu-
lo hiiiiiii-offijairel-lniite de las actividades sociales. La cpula, la reproduccin, la linidad y la feminidad psicolgicas, para la organizacin misma de la diferencia
alimentacin," la muerte tienen un origen claramente biolgico y proporcionan los sexual. Pero Izlignificados esenciales que les asignamos, segn Freud, son exigidos
i
py.tnetros de la existenCiahumana. Otros factores biolgicos menos csmicos tam- por la cultura y no surgen directamente slo de la biologa.
bin tienen efectos sociales. Las diferencias genticas (entre hombres y entre mujeres,
as como entre unos y otras) pueden afectar las apariencias fsicas, el tamao, la fuer-
17 John Nicholson, Mere and Women. How Dffirent are They?, Oxford y Nueva York, Oxford University
Press,
1984, p. 6.
18 John Archer y Barbara Lloyd, Sex and Gender, Harmondsworth, Penguin, 1982, pp. 47-48.
16 Alan P. Bell, Martn S. Weinberg y Sue Kiefer Hammersmith, Sexual Preferente. Its Development in Men and
Rchard Dyer, en Andy Metcalfy Martn Humphries (comps.), The Sexuality of Men, Londres, Muto Press, 1985,
Women, Bloomington, Indiana University Press, 1981, pp. 191-192. pp. 30-31. 17 de 24
56 Sexualidad
Los significados de la diferencia sexual 57
La misma ambigedad potencial existe respecto de otras dos marcas menos ob-
vias: a con ormacin cromosmica de hombrely.ingjerer19Lesqirsh o Las hormonas, no ms que los cromosomas, son decisivas en la configuracin de
m hormona- las diferencias sexuales psquicas y sociales.
les. En primer lugar, la existencia de diferencias cromosmicas es muy conocida. Esta
distincin es la que se hace en las competencias internacionales para de-
finir los sexos, y en ella los competidores, sobre todo en los torneos atlticos femeni-
nos, tienen que pasar por una prueba de cromosomas sexuales.20 Los seres humanos LA SEXUALIDAD Y LAS RELACIONES SOCIALES
tienen 46 cromosomas en el ncleo de cada clula de su cuerpo: 22 pares y dos cro-
mosomas sexuales. En las mujeres stos son idnticos (XX); pero en los hombres uno El determinismo biolgico insiste en el carcter fijo de nuestras sexualidades, _e
es una estructura incompleta que lleva poco material gentico (el cromosoma Y: los resistencia ante todos los esfuerzos de modificacin. Por otra parte las exlicaciones
hombres suelen tener el par xY). sociales e histricas su onen un altogrado de fluidez flexibilidad en la "naturaleza
humana", en su potencial de cambio. Las datos de otras culturas, y de pocas distin-
La dificultad reside en que estas marcas no son absolutas. A veces los cromoso-
tas a la nuestra, muestran que hay muci -Jmanerasdifer
mas no se separan durante la divisin celular de la manera acostumbrada, dando li- ser "homFre" y "mu-
gar a esquemas de XXY, X, XXX o XYy: .son stos masculinos o femeninos? A veces hay ,jer'
" nodos distintos de vivir Ja vidasocial La experiencia de nuestro propio pasadO
arividuos cuyos cromosomas dicen una cosa ycuya apariencia dice otra: masculinos reciente ha mostrado las poderosas maneras en que un movimiento social enrgico
ienen cromosomas xY y poseen testculos que secretan la hormona mascu- el feminismo, con poco apoyo institucional, puede influir en las relaciones sexua-
lina; pero ambiguos porque, debido a una insensibilidad andrgena congnita, no se les y en muchos casos transformarlas. Cabe imaginar el poder del cambio social r-
han masculinizado externamente. Aun la naturaleza, con toda su sabidura, aparente-_ pido en el pasado. Nuestra mayor conciencia de otras culturas debera hacernos estar
mente lga a ecjiiivocarse. Archer y Lloyd2 I concluyen que anormalidades como stas ms atentos a otras formas de interaccin, dado que, a travs de la perspectiva de di-
"ilustran la naturaleza compleja y precaria del proceso de desarrollo" y, por lo tanto, ferencias y cambios culturales, podemos em ezar a reflexionar sobre la continencia
de la divisin entre los sexos. de nuestra propia natura eza umana' y cuestionar el supuesto carcter fijo
de nuestras posiciones como -"Hombres" y "mujeres".
pe manera parecida, y en segundo ar, se ha exagerado la importancia asig:
Hay pruebas abrumadoras que sugieren la sexualidad est sujeta a un
nada a las hormonas, los mensajeros qumicos secretadosparlsIlndulas. La hor-
mona principal producida por los testculos es la testosterona; a sta; junto con las enorme grado de rnodelacin sociocultural, al grado cii.w,wirTOVadicIZI-J51--- um-
hormonas del mismo tipo general, se las llama andrgenos u "hormonas masculi- mer, "la sexualidad no tiene ms significado que el que se le da en situaciones socia-
les".23 Pero plantearlo as, desde luego, no resuelve las dificultades; slo las conduce
nas". Las hormonas principales producidas por los ovarios son el estrgeno y la pro-
gesterona (las "hormonas femeninas"). Estas hormonas sin duda son importantes por un camino algo diferente. Porque si bien el sexo y la diferencia sexual son socia-
para el desarrollo: la testosterona produce cambios importantes en la adolescencia, les en su forma, an necesitamos saber dnde situar los lmites de las explicaciones
tzuramente coeialulis son osnmites de la rnodelacin culturil.
entre los que se cuenta el engrosamiento de la voz y la aparicin del vello corporal. Es el sexo to-
El aumento de los niveles de estrgeno en las nias durante la pubertad provoca el talmente un asunto de determinacin social? Son totalmente intercambiables los
desarrollo de los senos, la redistribucin de la grasa y el comienzo del ciclo mens- papeles desempeados por hombres y mujeres? Son nuestras naturalezas sexuales
trual. Pero aun as, no estamos hablando de posesiones nicamente masculinas y fe- infinitamente plsticas, "increblemente maleables", segn las conocidas palabras de
meninas. Tanto los ovarios como los testculos-producen las tres hormonas, das Margaret Mead? Inevitablemente surgen tales preguntas, y hay que aceptar que toda-
glndulas suprarrenales secretan andrgenos en ambos sexos. Lo que difiere es la va estamos bastante inseguros respecto de las respuestas adecuadas. Sabemos lo que
i-circin. Una vez ms, no hay una divisin absoluta Como dijo Kinsey hace al- no son nuestras nat.ura ezae sex ales- no son eternamente fl'as, biolgicamente detert
mjaclas_ ni inmutables. Pero no estamos seguros de lo que s son.
gn tiempo: "El hecho de que las hormonas se produzcan en las gnadas no es ra-
zn suficiente, a falta de otras pruebas, para pensar que son los agentes primarios Por lo tanto, existe el peligro real de confrontar un esencialismo biolgico ina-
que controlan las capacidades del sistema nervioso de las que depende la respues- decuado con un esencialismo sociolgico igualmente inadecuado, en el que la
ta sexual." 22
Female,
20 Archer y Lloyd, op. cit., p. 47. Filadelfia y Londres, W.B. Saunders Company, 1953, pp. 728-729. [Vase u. 5 del cap. 2 para la referencia
21 Ihid, p. 69.
de la versin en castellano.]
23 Kenneth Plummer,
22 Alfred C. Kinsey, Wardell P Pomeroy, Clyde E. Martin y Paul H. Gehhard, Sexual Behavior n the Human Sexual Stigma. An Interactionist AcCount, Londres, Routledge & Kegan Paul,
1975, p. 32. 18 de 24
58 Sexualidad
Los significados de la diferencia sexual 59
maleabilidad de la sexualidad siempre estar a merced de imperativos sociales deter-
nea.25 Los arapesh no tenan un concepto del sexo como una fuerza abrumadora
ministas. Para los influyentes antro lo os sociales de los fios de entre uerr
jeto principa de estudio no era a naturaleza hu ,.e. s. . guraci.n_cultu- ni en hombres ni en mujeres, y ambos sexos tenan cualidades que podran llamarse
ral'. sto represent un verdadero avance, ya que oblig a reconsiderar muchas "maternales". Entre los mundugumor, por otra parte, tanto hombres como mujeres

verdades" sociolgicas preciadas. No obstante, haba problemas reales respecto del estaban activamente sexualizados y tomaban la iniciativa. En la tercera tribu, los
relativismo cultural que de all surgid. Cada cultura se presentaba como un_con,j_unto chambuli, haba una inversin total de las actitudes sexuales en relacin con nuestra
necesario e inex licable de diferencias respecto de los ot s. La historia, el desarrollo y cultura, pues dominaban las mujeres y los hombres eran emotivamente dependien-
el cambio no se consideraban asuntos importantes. Adems, se crea que cada socie- tes. En un trabajo posterior, al resumir la informacin, Mead sugiri que "en todas
dad se impona sobre sus habitantes como una totalidad en que todas las posiciones las sociedades conocidas, el gnero humano ha elaborado la divisin biolgica del tra-
sociales eran respuestas necesarias a las exigencias de la sociedad. Este tipo de argu- bajo en formas que con frecuencia slo estn relacionadas de manera muy remota con
mento fue retomado por muchos estudiosos posteriores para hablar en favor de la las diferencias biolgicas originales que proporcionaron las pistas originales [...] a ve-
funcionalidad de los papeles sexuales. Segn Weinstein y Platt, los individuos "acep- ces una cualidad se ha asignado a un sexo, a veces al otro".26 No obstante, al mismo
tan y reproducen los esquemas de conducta requeridos por la sociedad", en los que tiempo que se reafirma la posibilidad de la modelacin social, esas "pistas originales"
la familia es el conducto principal para esta modelacin social, y los "papeles socia- adquieren una importancia capital. Porque si la sociedad humana ha de sobrevivir,
les" netamente complementarios son el resultado necesario.24 Esto no parece dejar dice la autora, "debe tener un esquema de vida social que se adapte a las diferencias
entre los sexos".27 Y cules son stas? Las ca acidades re roductivas son claramente
mucho margen para maniobrar. No slo se considera a la sociedad como el motor
principal, sino que debemos suponer que los individuos son hojas en blanco, talla diferentes entre hombres y mujeres, e incluso es poco pro ab e que el desarrollo de las
rasa, sobre lasue se imprimen las caractersticas requeridas para el funciiHiento. tecnologas reproductivas modifique esto de manera fundamental. Sobre la base de
2-JE-B u o de la socie ad. sta organiza una divisin sexual-del-Jai-7j para satisfacer estas diferencias, las culturas han desarrollado funciones distintas para las labores pa-
sus necesidades: de reproduccin, alimentacin, empleo, actividades domsticas y t7ernas y maternas, la alimentacin, el trabajo y la organizacin domsti a. Pero como
Incluso crea papeles sociales desviados y estig_matizados por ejemplo, el "papel" muestran los escritos de la misma Mead, la forma de esas funciones vara enorme-
de los Hano-sexuales en nuestra cultura para ofrecer nichos a quienes no estn to- mente, ya que a veces hombres y mujeres son intercambiables en las cualidades que
a
nrimos "maternales" y "paternales". Si las funciones sociales son tan flexibles, si no
talmente adaptados y como un llamado de -arita para el resto dla sociedad sobre ros
terribles efectoscanarse de las convenciones. hay una conexin necesaria entre reproc(accin, gnero y atributos sexuales, no queda
Es evidente que tales argumentos tienen su atractivo. Ofrecen una explicacin claro por qu son tan radicalmente necesarias l'asdr&STomfas sexuales perfectamente
elegante para las divisiones y diferencias obvias que nos rodean. Pero cualquier teora cellnidas, a menos que supongamos a priori
que son inevitables. Es difcil evitar la
que otorgue a la "sociedad" una n consciente que considere que todas las conclusin de que, al final, Mead da por hecho la importancia primordial de la ana-
parte-sicititestan omo un reloj maravi oso conlleva un problema: dnde cabe la toma: la diferencia anatmica garantiza las funciones requeridas por la sociedad. Esto
gente con-strIffirtiii-fidsi6
. ? Adems, este acento sobre la modelacin social pi- puede ser cierto, pero nunca se cuestiona por qu lo es. Desde luego, es muy impor-
voca un resulta o curiosamente paradjico. Al subrayar lo social como el motor prin- tante saber por qu tantas culturas han elegido la anatoma como la base fundamen-
tal de nuestros destinos.
cipal, se dejan de cuestionar algunas caractersticas de la "naturaleza". De manera ms
especfica, en mayora de los informes socialmente deterministas no se cuestiona Debemos ir ms all de la simplicidad de algunas de estas explicaciones. Consi-
sino, al contrario, se reafirma la necesidad de una divisin sexual del trabgjo de dero especficamente que la "sociedad" no es tan unificada y total en su impacto como
acuerdo con las diferencias anatmicas. lo sugieren estas teoras, ni tampoco son tan marcadas y decisivas las lneas de dife-
Esto se hace evidente en la obra de Margaret Mead, quien hizo ms que nadie rencia. Si nos fijamos en lo que queremos decir con "sociedad", encontraremos que
para sugerir que la naturaleza humana era flexible. En Sex and Temperament in Three en la prctica cualquier teora social confirma la complejidad de las relaciones
Primitive Societies, encontr una amplia gama de variaciones sexuales en Nueva Gui- sociales, las "mltiples realidades" a travs de las cuales negociamos nuestra vida co-

25 Margaret Mead,
Sor and Temperament in Three Frimitive Societies, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1948,
pp. 279-280. [Versin en castellano: Sexo y temperamento,
trad. Ins Malinow, Buenos Aires, Paids.]
20 Margaret Mead,
24 Fred Weinstein y Gerald M. Platt, The Wish to be Free. Psyche and Value Change, Berkeley, University of Ca- Male and Female. A Study of the Sexes in a Changing World, Londres, Victor Gollancz, 1949,
p. 7. [Versin en castellano: Masculino y femenino,
lifornia Press, 1969, p. 6.
Ibid., p. 163. 19 de 24
trad. Rosala Pereda, Madrid, Minerva, 1994J
60 Sexualidad
Los significados de la diferencia sexual 61
tidiana. La "sociedad" no es un todo gobernado por un conjunto coherente de de-
terminantes, sino una red intrincada de instituciones, creencias, hbitos, ideologas y qu de ciertos tipos de actividad [...]. Es como un anteproyecto o mapa de carrete-
prcticas sociales que no tienen una unidad a priori y cuyas verdaderas relaciones de- ras o receta, que da indicaciones".29
ben ser descifradas ms que tomarse al pie de la letra. Si transferimos esta visin de "lo Desde lue o, no seguimos por completo estas pautas porque si lo hicirarw
social" a las actividades sexuales, veremos que lejos de que la "sociedad" modele la .,seramos to os igua es, y la "inmoralidad", la desviacin o la transgresin casi np
sexualidad" de manera directa, lo que describimos como sexual se construye me- existiran. Pero los "libretos" que aparecen en ciertas prcticas sociales establecen los
diante
----117-
1. aii15le-jid- acMelaciones sociales, cada una de las cuales tiene una visin parmetros dentro de los cuales estn las opciones indjia-irales disponibles. me-
diferente dique constituye el sexo y la conducta sexual apropiada. Michel Foucault tfora tiene otro valor: sugiere que coexisten diversos significados sexuales posibles,
ha sugerid qu& el aparato moderno de sexualidad es heterogneo; en l se incluyen en un momento determinado. En el Occidente cristiano hemos estado sometidos a
"discursos, instituciones, conformaciones ar uitectnicas, reglamentos, leyes, medi- una multitud de definiciones incompatibles y con frecuencia contradictorias. Desde
das administrativas, a =aciones cient icas, proposiciones filosficas, moralidad fi- el siglo xix la medicina ha trabajado arduamente para desplazar a la religin como la
lantropa, etctera"? Todos estos elementos en conjunto forman lo que definimos fuerza principal en la reglamentacin de la sexualidad. Su lenguaje habla menos de
como sexualidad, aunque es evidente que no dicen las mismas cosas ni pueden ha- moralidad y ms de la sexualidad "natural" y la "antinatural", la sana y la enferma; su
cerlo, ni se dirigen a nosotros de manera idntica. centro institucional es la clnica, el hospital o el divn del psiquiatra (Michel Foucault
En el mundo de la sexualidad existe gran variedad de informes diferentes y muchas no fue el primero en sugerir una analoga entre el modo confesional y la curacin me-
veces contradictorios de lo que significa ser sexual: conjuntos organizados de significa- diante el habla en el psicoanlisis: Freud tambin plante esa relacin). Luego estn
dos ("discursos"), articulados mediante una gran variedad de lenguajes diferentes, y an- los lenguajes del derecho, la educacin, la antropologa, la sociologa y la poltica,
cliaos entu-lefisa red-dlial-fklades sociales. Los conceptos tradicionales cristianos todos los cuales hablan en tonos cuidadosamente diferenciados acerca de la sexuali-
del comportamiento sexual, por ejemplo, dependen de ciertas suposiciones acerca de dad: es un producto de la criminalidad, la alimentacin, la variacin cultural, la
la naturaleza humana: que es incorregible o corrupta, que la divisin de los sexos est eleccin poltica? Y, desde luego, estn los contradiscursos, los lenguajes de oposi-
predeterminada, que la actividad sexual slo se justifica por la reproduccin o el cin, y muchas veces militantes, de los nuevos movimientos sexuales. Vivimos en un
amor. Estas creencias estn establecidas en un conjunto de textos: interpretaciones y Inundo de descripciones y definiciones opuestas y con frecuencia contradictorias.
I sur
comentarios bblicos, derecho cannico, sermones. Se generalizan a travs de un len- ulLprosz&Qprolon-
guaje de certeza y moralidad, que separa a los pecadores de los redimidos, a los mo- ado ara cada sujeto individual, aprendido en todas las complejidades de la vida social:
a vi a =lir: proporciona modelos, aunque stos de ninguna manera estn bien
rales de los inmorales. Estos significados se encarnan en instituciones que trabajan
para reforzar creencias y conductas: iglesias, la posicin privilegiada de ser padre definidos. Las escuelas transmiten mensajes claros, aunque no siempre en el mismo
o madre, las prcticas de la confesin o el testimonio ante Dios, la existencia de es- sentido. La valoracin por los compaeros cuida las barricadas contra la desviacin so-
cuelas religiosas, los sacramentos del bautismo y el matrimonio e incluso, en muchos cial. Los ritos de galanteo, iniciacin sexual y hasta violencia sexual afirman las divi-
pases, el sistema legal. La totalidad de estos discursosprcticas construyen "posi- siones. Los deseos y la eleccin de la pareja aseguran la senda de normalidad o el camino
ciones de sujeto", en las que la elite moral puede reconocerse realmente como parte a la conducta no ortodoxa. Las representaciones en los medios de difusin construyen
de los elegidos, mifilliclaTeeffores-sPiiii117.rnsfl dellespe--r-a75-aere-aencin. las imgenes de las identidades deseables. El involucramiento en lo religioso, lo mo-
Los individuos son configurados, y se configuran a s mismos, en relacin con esos ral y lo poltico ayuda a organizar modos adultos de vida. Incluso el azar trae su influen-
conjuntos preexistentes de significados, que intentan reglamentar y controlar la con- cia caprichosa. En respuesta a todas estas influencias, entre muchas otras, construimos
ducta de acuerdo con re las y consciente o inconscientemente asimiladas. nuestra subjetividad, nuestro sentido de quines somos, cmo llegamos a donde esta-
Aqu, la---ideTIerlibreto', usada por algunos socilogos interactivos para dar mos, dnde queremos ir: nuestras identidades como hombres yirill f eres, heterosexuales
y homosexuales o lo que sa:Z7d .
,, ro "ircIc7aer. .ss c m 1 *os
- de cle'
cuenta de la manera como interpretamos nuestros signiFia-ati-alaT~e- fi rau..
tforai.f-- E,--aunque inevitablemente arnbiguajhn Gagnon ha suEra717 1e los li- todefinicin en un ordenamiento completo de relaci nes sociales.
bretos especifican, al igual que los anteproyectos, el quin, qu, cundo, dnde y por 'Por menos en a superficie, esto sugielecindasidentidades masculina feme-
nina, lejos de .estar fijadas para todaja_eremidadziediante atributos naturales, son no
oto ies arosas, y az estnsujetas a diversas influencias y con frecuencia estn Osa-
20 Michel Foucault, Power/Knowledge, Colin Gordon (comp.), Brighton, Harvester Press, 1980, p. 194. [Ver-
sin en castellano: Poder y sabenMxico,La Piqueta.] 20 de 24
29 John H. Gagnon, Human Sexual:. ties,
Glenview, Illinois, Scott, Foresman asid Co., 1977, p. 6.
62 Sexualidad
Los significados de la diferencia sexual 63

rradas por contradicciones. Por ejemplo, aprendemos desde muy jvenes en nuestra servaciones de Mica Nava en centros juveniles describen las presiones extremas para
sociedad especfica que ser "hombre" es no ser homosexual. La homosexualidad mas- ajustarse a las divisiones sexuales y a los pactos heterosexuales aceptados, que existen
culina ha sido estigmatizada durante varios siglos como afeminada, una inversin de y se refuerzan constantemente entre adolescentes mediante el lenguaje, el rito y la in-
gnero, precisamente "poco hombre". Pero tambin sabemos que muchos "hombres teraccin. En tales centros, escribe:
verdaderos" se consideran homosexuales y que la dcada de 1970 presenci una "ma-
La reglamentacin de las muchachas es impuesta mayormente por los muchachos,
chizacin" del mundo gay. Aqu, las opiniones convencionales acerca de lo que es ser quienes se
apoyan en una idea de feminidad que incorpora modos especficos de comportamiento, de-
hombre entran en conflicto con los deseos sexuales y (probablemente) con las activi- ferencia y sumisin sexuales 1...]. En esta cultura fuera del hogar, las muchachas son obser-
dades sexuales; sin embargo, para muchos hombres gay, ambas se mantienen en ten- vadoras de la actividad de los muchachos y guardianas
de la pasividad de las muchachas 1...1.
sin. La sexualidad de las mujeres proporciona otro ejemplo: la sexualidad femenina Tal poder se encuentra en grupos de muchachos (y muchachas) que, a travs de la referencia
ha sido definida tradicionalmente como de respuesta, nutricia y estrechamente aso- a ciertos discursos y categoras como "golfa" y "maricn", logran asegurar conductas fe-
ciada con la reproduccin. Pero durante los ltimos decenios, los cuerpos de las mu- meninas y masculinas "apropiadas".3
jeres han sido cada vez ms sexualizados en los medios de difusin y en general en ste es un paradigma de cmo se institucionalizan y refuerzan las diferencias en toda
todo tipo de representaciones. Se puede hablar de la misma mujer en las pginas de la vida social, desde las prcticas en el trabajo ("acoso sexual") hasta las convencio-
una revista de modas como una ama de casa eficiente, cariosa y domstica, y tam- nes de la calle ("silbidos") y ritos rutinarios en bares y otras actividades sociales. A
bin como fernne fatale, sensual y seductora, sin darse cuenta de que las distintas de- pesar de todos los cambios que han ocurrido (las investigaciones de Nava se realiza-
finiciones pueden contradecirse o tener efectos confusos. En nuestra mente y en ron despus de un decenio de publicidad, aparentemente sin precedentes, de mane-
nuestra idea de lo sexual mantenemos una multitud de datos variables y con fre- ras distintas de ser hombre y mujer), la sexualidad masculina segn su definicin
cuencia contradictorios respecto de nosotros mismos, nuestros motivos, nuestros cultural proporciona la norma, mientras que la sexualidad femenina sigue siendo el
deseos y esperanzas y nuestras necesidades. problema, lo cual no debe sorprendernos. Los hombres, al hacerse-hombres, asumen
Pero el mundo social exige distinciones y crea lmites. La "masculinidad" y la "fe- una osicin en ciertas relaciones de .oder en la ue ad uieren la ca acidad de re-
minidad" t.2no
vezsean conceptos unificados. Estn llenos de mensajes jInaries.y
coi finir a las mujeres.
cor
itiTdictorios, y tiefien diferente icdo en contextos distint s. No significan lo
mismo en documentos sociales orma es o cdigos legales que en el prejuicio popu-
lar. Significan cosas distintas en diferentes mbitos de clase, geogrficos y raciales. No LA SEXUALIDAD Y EL INCONSCIENTE
obstante, independientemente de las calificaciones que hagamos, existen no slo
como ideas poderosas, sino como divisiones sociales radicales. Lo hacemos de dife- De entre lo que se ha revisado hasta ahora deben destacarse dos puntos importantes.
rentes maneras en distintos momentos, pero siempre dividimos a la gente en "hom- En primer lugar, debemos reconocer, con ms facilidad de lo que solemos hacerlo,
bres" y "mujeres". Adems, no hablamos de ~insienificantes: de que las identidades sexuales_ no estn predeterminadas ni son automticas o fijas. Al
hecho, nos referimos a diferencias de poder y a situaciones histricas en que los hom- contrario, estn socialmente organizadas y son contingentes y modificables. Tambin
bres han tenido el oder en lo social en la prctica, para definir a las mujeres. La dependen de las relaciones. Tanto la masculinidad como la feminidad slo existen de-
masculinidad y la sexualidad masculina siguen sien cTlis normas con las qujuz- bido a la existencia de la otra. Son definiciones que se modifican y cambian, unidas
gamos a las mujeres. Esto no significa que las definiciones masculinas se acepten sin en una danza de vida y muerte aparentemente inevitable, pero que cambia todo el
ms; al contrario, en el nivel individual y colectivo hay luchas constantes acerca de tiempo. En segundo lugar, parece que somos inca aces de esca ar de nuestra fuerte
los significados sexuales. Pero las luchas se dan dentro de los lmites establecidos por los inversin en la diferencia sexual, una diferencia 2 as /nifei,Iwntin.u.a,
trminos dominantes y contra ellos. stos, a su vez, estn codificados a travs del acto mente subordinadas a los hombres. No cabe duda deque, en parte, esta continuidad
de privilegiar socialmente ciertas relaciones especficas, en el matrimonio y los arre- histria-Tpude explicarse en relacin con el poder considerable que se otorga a los
glos familiares, as como en un montn de otras instituciones y actividades sociales, hombres. Quienes creen que en todas las culturas existen estructuras de poder pa-
a travs de las cuales se construyen y reafirman constantemente las identidades de triarcal consideraran que esto es explicacin suficiente. Sin embargo, no explica el
gnero y sexuales.
Tal vez la mayor parte de esto ocurre en un nivel en que sus sutilezas escapan a
nuestra atencin consciente. Pero aun entre los jvenes, como lo han demostrado cla- 3
Nava (comps.), Gender and Generation,Basingstoke,
21 de 24
Mica Nava, "Youth Service Provision, Social arder and the Question of Giris", en Angela McRobbie y Mica
ramente algunos investigadores recientes, su peso puede ser determinante. Las ob- Macmillan, 1984, pp. 12-13.
64 Sexualidad Los significados de la diferencia sexual 65
compromiso profundo que, segn parece, tenemos con la diferencia sexual, ni la ten- biolgicos,
.. ni son sencillamente el efecto de relaciones sociales. Hay un reino pl-
sin que se manifiesta en la vida de mucha gente, hombres y mujeres, cuando luchan uico el inconsciente con su . ro .ia dinmica, sus re historia en u
por mantenerla. La diferencia sexual aparentemente es necesaria y precaria, funda- posibilidades biolgicas del cuerpo adquieren signi ica o. Chodorow lo ha planteado
tances, cmo nos reconocemos en estas categoras so- con claridad:
mental pero provisiorTrEri
clr-sacemos una inversin tan grande en lo que parece tan efmero en la Vivimos una vida corprea: vivimos con esos rganos y capacidades reproductivos, esas hor-
teora sexual moderna? Por qu las diferencias sexuales aparentemente son tan poco monas y cromosomas, que nos ubican fisiolgicamente como hombres y mujeres. Sin em-
esenciales pero tan permanentes y resistentes? En este momento se puede recurrir a bargo [...], esta biologa no es en absoluto evidente. La manera en que cada uno comprende,
conceptos de otro enfoque terico, el psicoanlisis: la teora del inconsciente din- imagina, simboliza, representa internamente o se siente respecto de su fisiologa es producto
del desarrollo y la experiencia en la familia y no un producto directo de la biologa en s.32
mico y el deseo.
El psicoanlisis ha contribuido de modo fundamental a la teorizacin del sexo erai
El inconsciente es un espacio de conflicto: entre ideas, esp_._:izasc r 199w sobre
durante este siglo, aunque su impacto con frecuencia h sido ambiguo y contradicto- todo
.---
c1ewi7;ei----
cu Ues 7los que se niega el acceso a la vida consciente por la fuerza
rio. Al igual que muchas otras de las grandes preocupaciones intelectuales del siglo xx de la represin mental, aunque "regresan't.Tdo el tiempo para trastornar la concien-
(como el marxismo, la democracia y el nacionalismo), tiene diferentes significados en cia en arma e suenos, lapsus lznguae, chiles, sntomas neurticos o comporta-
distintos contextos. Incluso la obra de Freud es un bal de tesoros en lo que se refiere miento perverso. o que rneiitalmente el inconsciente son esas es-
a interpretaciones variables, mientras que la obra de muchos que dicen ser sus legti- peranzas y deseos reprimidos ante las exigencias de la realidad y, en especial, loS deseos
mos sucesores nos lleva por numerosos caminos y desviaciones, por lo general a un des- incestuosos reprimidos de la infancia: "Lo que es inconsciente en la vida mental tam-
tino que tiene poca relacin con lo que dijo, o quiso decir, o quiso creer Freud. Por lo bin es lo infantil."33
tanto, es extremadamente riesgoso tratar de describir al verdadero Freud". Un cami- Esto lleva al segundo punto: a una teorizacin de la diferencia sexual. La identi-
no ms interesante y ms aventurado sera considerar la manera como las reinterpre- dad como hombres y mujeres, la organizacin de los deseos y la eleccin del_.
taciones recientes de Freud han presentado un desafo a las ortodoxias de la tradicin objeto como heterosexual, homosexual o lo que sea no estn automticamente
sexual. En este punto, la contribucin fundamental ha provenido de las apropiacio- asentados en el nacimiento. Son producto de luchas y conflictos psquicos cuando la
nes feministas del psicoanlisis, con bastante influencia de la obra del analista francs primera "gota de humanidad", con su sexualidad indiferenciada y polimorfamenre
Jacques Lacan y de las investigaciones de Melanie Klein sobre la infancia, pero desa- perversa y su naturaleza bisexual (la eleccin del objeto no est predeterminada), ne-
rrollando una sntesis cuyo objetivo es ms poltico que "cientfico". gocia el camino lleno de riesgos hacia una madurez precaria. El nio o la nia nego-
Rosalind Coward asegura que la importancia del psicoanlisis est precisamente cia las fases del primer desarrollo en que distintas partes del cuerpo se convierten en
en el hecho de que no asumi la sexualidad como una categora no problemtica.3' centros de excitacin ertica (las fases oral, anal, flica y genital), avanzando a travs
Ms bien, el psicoanlisis propuso una revisin del concepto de sexualidad, cuestio- del primer reconocimiento de "castracin" (la presencia o ausencia del rgano masculi-
nando la centralidad de la reproduccin sexual y las dIRTZicIones rgidas entre hom- no) hasta el drama de la crisis edpica, en que la personita lucha con el deseo incestuoso
bre mujeres. Segn ella, la importa - -CUde este enfoque reside, entonces, en que por la madre y el padre, hasta una identificacin posterior con el "adecuado", padre
cuestiona lEp ) iniones esencialistas y problematiza la naturaleza predeterminada de o madre, del mismo sexo. A travs de esta lucha "pica", la criatura indiferenciada por
1-diferencia sexual, a la vez que reconoce ellroder7delos sigriffiTaTdos inconscientes. fin se convierte en un hombrecito o una mujercita. Desde luego, sta es una descrip-
Esto constituye una ampliacin y un desarrollo importantes del trabajo de Freud. De cin esquemtica que le hace poca justicia a las complejidades sutiles de los informes
hecho, Freud fue muy claro respecto de la naturaleza problemtica de los conceptos finales de Freud. No ha un progreso inevitable hasta el altar del cornportarnisnto
de masculinidad y feminidad, y los consider entre los ms difciles que haba tratado .propiado. Si el un_ciona_raritiitritialiiErrt-e, no habra ambigedad res-
la ciencia. A partir de estos primeros conceptos freudianos, hay tres lneas primor-
diales en la apropiacin contempornea del psicoanlisis. En primer lugar, est la teo-
ra del inconsciente en s, el ncleo mismo del psicoanlisis. La tradicin psicoana-
32
.m vos Nancy Chodorow, "Gender, Relation and Difference in Psychoanalytic Fetspective", en Hester Eisenstein y
ltica propone que los individuos no son productos predeterminados cI.e 12era Alice Jardine (comps.). The Futior of Dffirence, Boston, Masa., G.K. Hall, 1980, p. 18.
33
Sigmund Freud, Introductory Lectores on Psychoanalysis (1916-1917), en
Standard Edition, t. 16, conferen-
cia 13, p. 210. [Vase n. 5 del cap. 1 para la referencia de la versin en castellano de las obras completas de Freud.]
Londres, Routledge & Kegan Para un anlisis ms amplio de las diversas teoras de la sexualidad de Freud, vase Jeffrey Weeks, Sexuality and its Dis-
31 Rosalind Coward, Patriarchal Precedents. Sexuality and Soda! Relations, 22 de 24
enlaciar, cap. 6.
Paul, 1983.
66 Sexualidad
Los significados de la diferencia sexual 67
pecto del ge'neaLii habra homosexualidad, fetichismo, trasvestis otros. Presento dos ue
es52e7cripcin para subrayar que, para Freud, llegar a una identidad sexual y fundir , no han sido total o terminantemente extin uidos por el drama edpico. Para
Fretidt-ir
la identidad con el deseo (quines somos, qu necesitamos y de qu carecernos), es umano era estar divi o, constantemente "descentra o , moviduvorfrter-
trifilircha
-Thrla-qerdos debemos partici ar y que, de ninguna manera, termina zas fuera del control consciente. Yen el centro de esta subjetividad fracturada estn los
en una captura trclififale de la posicin que se nos ha asignado con motivo de nues- significados ambiguos de la masculinidad y la feminidad:
tra anatoma.
Para la psicologa, el contraste entre los sexos se desvanece en el conflicto entre actividad y pa-
Por otra parte, como escribi Freud, "anatoma es destino",34 y ste es el ncleo sividad, en el q
ue identificamos con excesiva facilidad la actividad con la masculinidad y la
de las objeciones a las teoras de Freud desde el principio y hasta ahora. La frase pare- pasividad con la feminidad, perspectiva q
ue de ninguna manera se ve confirmada universal-
ce sostener la imposibilidad de manejar nuestros ordenamientos sociales, justificar la mente en el reino anima1.36
divisin sexual e imponer una tirana del cuerpo sobre la mente. Sin embargo, hay otra
En este momento, claramente puede considerarse a Freud como un precursor de los
manera de ver la importancia de la anatoma: como simblicamente importante, re-
estudios contemporneos que intentan cuestionar el carcter fijo de la naturaleza hu-
presentativa de las diferencias sexuales que slo adquieren significado en la cultura. En mana y la rigidez de las divisiones sexuales.
estudios psicoanalticos recientes, el pene, o ms bien su representacin simblica, el
falo, se considera la marca principal en relacin con la cual se configura el significado.
Es la marca de la diferencia, y representa las diferencias de poder que existen en el "or- LAS CONSECUENCIAS DE LA DIFERENCIA
den simblico", el reino del lenguaje, el significado y la cultura, y de la historia (por
lo tanto, potencialmente, tambin del cambio)." Si esto, de alguna manera, es un re-
Tenemos ahora dos expresiones para cuestionar la rigidez del determinismo biol-
cuento preciso, entonces lo que adquiere la criatura en su acceso al orden del signifi- gico: "lo social", una red de instituciones, relaciones y creencias, y "lo inconsciente",
cado en el momento edpico es una mayor conciencia de la importancia cultural del
---F;.J/-11
rgano mascui )wacia cualyrapatdroirffetats- que de muchas maneras es mediador entre los imperativos sociales y las posibilidades
tibsecuentes. As, llame- biolgicas, aunque tiene una historia propia. Nuestras identidades sexuales como
naza de castracin para el nio ("si no te portas bien te voy a cortar tu <cosita' ...") o la hombres y mujeres, normales o anormales, heterosexuales u homosexuales-- se cons-
idea culturalmente producida de una "castracin" que ya tuvo lugar en la nia (que no tru en arriendo de los diversos materiales que negociamos en el curso de nuestras vi-
posee una "cosita") adquieren una significacin psquica decisiva. El terror a la castra- s, imitaos por nuestra eren-einibto ica, modirilidrcTfla contin -
cin impulsa al nio y a la nia a atravesar la crisis de modo distinto. Ambos tienen que
'lamentacin y el control socia , sujetos a trastornos constantes por esperanzas y
romper el vnculo primario con su madre, pero rompen con l de manera diferente: el deseos inconscien-E-s7P
mismo tiern o,.arete que no somos ca aces de esca-
nio mediante una identificacin con su padre y una transferencia posterior del amor par c:s1
1 asclifereadm ___:elc,
entt s sexos
. Como sea a enise Ri ey: ay una verdad que
por su madre aun deseo de otras mujeres (esto es lo que es un hombre y lo que hace); es inamovible en la frase 'anatoma es destino' de Freud. La anatoma, dado como est
la nia, en un proceso mucho ms difcil y largo, al confirmar su identificacin con la todo, nos dirige irresistiblemente por ciertos caminos a ciertas elecciones".
madre y transformar su deseo de tener un pene en un deseo de recibir el favor del pe- 37
Las estructuras preexistentes de diferencia sexual, las posiciones de sujeto que
ne de otro (es decir, ser una mujer receptiva de un hombre).
prescriben y describen, necesariamente limitan el libre juego del deseo y la bsqueda
Lo que importa aqu no es tanto el detalle --que en su bosquejo burdo a veces parece de otras diferencias, otras maneras de ser humanos. Estamos encerrados en posicio-
risible, sino el intento que revela por mostrar cmo se configuran las identidades sexua- nes cu as incertidumbres podemos reconocer, pero cuyos atractivos
caseceso humano complejo mediante el cual las diferencias anatmicas adquie- recemos incapacese evitan miantes
ren significado en la vida inconsciente. Nuestros destinos no estn configurados tanto
Esto plantea problemas importantes para una poltica sexual feminista o radical. Si
por las diferencias en s como por su significado, socialmente determinado y psquica-
las diferencias se ven simplemente como arbitrarias y contingentes, como algo que de-
mente elaborado. Pero de aqu surge un tercer punto: las identidades no slo son ad- be vivirse como si en realidad no existiera, entonces desmantelamos la razn de ser
quisiciones precarias, sino que son provisionales, "lmites imaginarios", sujetos todo -
tiempo a trastozusu,_iediante
n de una poltica feminista comprometida con el cambio: la idea de que hay bases his-
la erupcin de elementos inconscientes, dese2,zeprirni-

34 leL, Shmdard Edition, Sigmund Freud, Ciuilisation and its Discontent


t. 19, p. 178. [Vase n. 5 del cap. 1 para la referencia de la versin en castellano de las (1930), Standard Edition, t. 21, p. 106, n, 3. [Versin en cas-
obras completas de Freud.] tellano: El malestar en la cultura,
Madrid, Alianza, 1970. Vase n. 5 del cap. I para la referencia de la versin en cas-
35 vase en especial _fullee Mitchell, Aychoanalysis and Fendnism, Londres, Allen Lane, 1974. tellano de las obras completas de Freud.] 23 de 24
37 Denise Riley,
War in the Nursery. Theories of the Child and Mother, Londres, Virago, 1983, p. 4.
68 Sexualidad Los significados de la diferencia sexual 69
tricas para que las mujeres se organicen en torno a su subordinacin. El feminismo Lo que est implcito en esta posicin, a fin de cuentas, no es tanto el abandono de
entonces se convertira en apenas algo ms que una coleccin de polticas ad hoc para una poltica relativa a las cuestiones de gnero y sexualidad, sino el reconocimiento
mejorar las desigualdades de gnero. Por otra parte, si se celebra la diferencia para afir- de la necesidad de idear polticas adecuadas y desarrollar valores que vayan ms all de
mar la comunidad de todas las mujeres, como dira una forma de feminismo radical, los confines actuales de la diferencia.
entonces es difcil escapar de la conclusin de que el enemigo son los hombres y que Todo esto sugerira que lae f_yQu se) i como la conocemos, no es ni ine-
la divisin y el antagonismo son inevitables. vitable ni inmutable. Sin embargo, la condicin previa para qui-cn7bia70cer
El problema de la violencia sexual masculina contra las mujeres plantea, de ma- --eTentrelazarniento de los elementos Frele
clan vida y le permiten sobrevivir. Slo con
nera aguda, estos dilemas. Tal violencia es endmica, se concreta en una serie de si- esta percepcin, a mi juicio, ser posible escapar del "imperativo biolgico" y explo-
tuaciones sexualizadas, desde la violacin hasta la violencia domstica y el abuso a rar la gama de las dems diferencias que proporcionan a la vida humana su riqueza y
nios y nias. Si rechazamos como creo que deberamos hacerlo la idea de que variedad potenciales (en contraposicin con la vida animal).
esta violencia es el producto inevitable de una masculinidad inherentemente agresiva,
y ms bien la reconocemos, segn las palabras de Rosalind Coward, como "la repre-
sentacin ritual del significado sexual sobre el sexo"," entonces debemos encontrar
la explicacin de ello en las condiciones sociales y psquicas en que se adquiere la mascu-
linidad. stas son mltiples y complejas, y no se prestan a soluciones simples. El sexo,
como hemos visto, es un vehculo para diversos sentimientos y necesidades. No obs-
tante, para los hombres, ha dicho Eardley:
Lleva una carga pesada debido al analfabetismo emotivo que forma parte de la socializacin
masculina. Es muy frecuente, pues, que el sexo se convierta en un cuello de botella de anhe-
los, frustraciones e ira contenidos y mal dirigidos [...). La presin de esta masa de emociones
no digeridas y no experimentadas que se acumulan en torno a la sexualidad tal vez sea lo que
da al mito de la urgencia masculina el poder subjetivo para los hombres.39
No cabe duda de que esta explicacin es parcial e inadecuada, pero es til para indi-
car la fusin de factores que, de hecho, subyacen en el ncleo de la agresividad mas-
culina, desde la represin psquica y las condiciones de vida familiar hasta las expec-
tativas sociales relativas al comportamiento masculino.
Pero si estarnos de acuerdo con esto, y la violencia sexual masculina no es en
absoluto el resultado de una biologa no problemtica sino de prcticas sociales y
estructuras psquicas complejas, el cambio para transformar las relaciones entre hom-
bres y mujeres slo puede llevarse a cabo mediante procesos igualmente complejos,
que van desde nuevos mtodos de crianza de los hijos hasta condiciones econmicas,
legales y sociales radicalmente diferentes para las mujeres. Esto ha llevado a Riley
la conclusin de que es menos probable que la "poltica sexual", a pesar de este esti-
mulante acoplamiento de "poltica" y "sexual", produzca algo verdaderamente revo-
lucionario, a que lo hagan las reas de las polticas sociales y familiares que parecen
ms pedes tres.4
38 Rosalind Coward, Female Desire, Wornen's Sexuality Today Londres, Paladin, 1984, p. 239.
39 Tony Eardley, "Violente and Sexuality", en Metcalf y Humphries (comps.), The Sexliallty of Men, p. 101.
24 de 24
4" Riley, op. cit.

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