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PEQUENO
ORGANON
PARA EL
TEATRO
BeRTOLT BRECHT
neste trabajo se examina lo que seria una
estética concebida a partir de cierto modo
de hacer teatro, modo que ha venido desa-
rrolléndose en la practica durante los ilti-
mos decenios. Sus autores trataron lo es-
tético marginalmente y sin demasiado interés en las
ocasionales declaraciones teéricas, en los escritos
polémicos y en las instrucciones técnicas, publica~
dos en forma de observaciones a sus obras. Pero alli
podia observarse cémo una determinada especie de
teatro ampliaba o restringia su funcién social, com-
pletaba o criticaba sus medios artisticos y se esta-
blecia 0 se afirmaba en la estética -si venia a cuento-, despre-
ciando o haciendo suyos, segiin fuese la situacién de la lucha,
Jos preceptos dominantes de la moral y del gusto. Asi, ese
teatro defendia su inclinacién a las tendencias sociales, mos-
trando que las habia también en las obras de arte generalmente
reconocidas, sélo que en estas iltimas eran inofensivas, por
set, precisamente, las tendencias aceptadas. Ademés, ese tea-
tro calificaba de decadente la produccién teatral contemporé-
nea, porque en ella brillaban por su ausencia todas las cosas
que merecian conocerse. Acusaba a esos mercados de la di-
versién noctumna de haber descendido a ser una mera rama del
comercio burgués de estupefacientes. Las falsas imégenes que
de la vida sociat se oftecian en-los escenarios, incluidas las det
@)
Lo
amado naturalismo, le incitaban a gritar en favor de represen-
taciones cientificamente exactas, y el culinarismo insipido de
delicias dirigidas alos ojos y al alma, le hacian clamar en favor
de la bella logica del dos y dos son cuatro. Este teatro repudia-
ba el culto de lo bello practicado a espaldas de la necesidad de
aprender y con desprecio absoluto de lo util, toda vez que ni
siquiera se producia nada bello, Aspiraba a un teatro propio
de la era cientifica, y si les resultaba demasiado dificultoso a
‘us planificadores el robar o pedir prestado del arsenal de los
‘conceptos estéticos ~con lo que consegufan mantener a raya
a los estetas de la prensa-, entonces amenazaban sencilla-
‘mente con su intencién “de transformar fos medios de placer
en objetos de ensefanza, y convertir ciertas instiruciones, de
cAlugares de diversion que eran, en érganos de difusién™
(dnmerkungen zur Oper, Observaciones a la opera), es decir,
amenazaban con emigrar del reino de lo placentero y agrada-
ble. La estética, herencia de una clase hoy ya depravada y
parasitaria, se encontraba en una situacién tan lamentable,
‘que un teatro ganaba forzosamente prestigio y libertad de ac-
cién si se Hamaba a si mismo teatro en lugar de teatro. Sin
embargo, lo que se practicaba como teatro de la era cientifica
‘noera ciencia, sino verdadero teatro. Ahora bien, la acumula-
cién de novedades durante la época nazi y la guerra, en que
desaparecieron las posibilidades de hacer demostraciones pric-
ticas invita a que se intente la verificacién de esta especie de
teatro en relacién con el puesto que ocupa en Ia estética. En
todo caso, interesa seffalar los contornos de su posible este
ca, Seria muy dificil, por ejemplo. establecer la teoria del dis-
tanciamiento teatral sin contar con una estética.
En a actualidad, hasta se podria escribir una estética de las
ciencias exactas. Galileo habla de la elegancia de ciertas formu-
Jasmatematicas y dela gracia de algunos experimentos; Einstein
atribuye al sentido de lo bello una funcién descubridora, y el
fisico atémico, R. Oppenheimer ensalza la actitud cientifica,
que “tiene su propia belleza y que parece adecuada a la situa-
cidn del hombre en ta Tierra”
Reiteremos pues, y seguramente para escindalo de mu-
hos, nuestra intencién de emigrar del reino de lo placentero y
agradable; pero declaremos seguidamente, para escandalo de
muchos més, nuestra intencién de regresar y establecernos en
este reino. Tratemos el teatro como un lugar de diversion, tal
como corresponde a una estética, ¢ intentemos encontrar qué
clase de diversién es 1a que nos conviene.
1. El “teatro” consiste en representar figuraciones vivas de
acontecimientos humanos ocurridos o inventados, con el fin
de divertr. Esto es, en todo caso, lo que damos por supuesto
eneeste escrito, y tanto al hablar del teatro moderno como del
antiguo
2. Para abarcar més, podriamos afladir también los aconte-
cimientos entre hombres y dioses: pero ya que nuestro propé-
sito pide s6lo unas reglas minimas, podemos prescindir de
ello. ¥ aunque admitiésemos esta ampliacién, el precepto de la
fancién més general de la institucién llamada “teatro” seguiria
siendo el de divertir. Es esta la funcién mas noble que hemos
encontrado para el teatro.
3, Latarea del teatro, como la de las otras artes, ha consis-
tido siempre en divertira a gente. Esta tarea le confiere siem-
pre su especial dignidad. No precisa de otro requisito que el de
divertir, pero, desde luego,
este lees absolutamente im
prescindible. No se le situ
ria en una posicién superior
si, por ejemplo, se le hiciese
unmercado de moral. Por el
contrario, tendria que procu-
rarse el no rebajarlo con esta
aspiracién, to que ocurriria
inmediatamente si la moral
dos (que es con Io que la moral saldria ganando). Tampoco
debiera proponerse e! teatro la tarea de ensefiar, 0 la de ense-
iar cosas mAs ities que el mero hecho de moverse placentera-
mente tanto corporal como espiritualmente. El teatro debiera
ser una cosa completamente superflua, siempre y cuando se
dé por entendido que se vive para lo superfluo. Las diversio-
nes precisan de menos justificacién que todo lo dems.
4, Esto es lo que, segiin Aristételes. pretendian los anti-
{guos con sus tragedias: nada més alto ni nada mas bajo que el
divertira la gente, Cuando se dice que el teatro tiene su origen
en el culto lo Unico que se dice es que el teatro Negé a serlo
mediante una seleccién: no tomé de los misterios su misién
litargica, sino el placer que procuraban, pura y simplemente. Y
la catarsis aristotélica, la purificacién mediante el temor y la
piedad, o por el temor'y Ia piedad, es un lavado que no sélo se
festejaba placenteramente, sino con el especial propésito de
divert. Exigir mds de! teatro, o concederle més, es proponerle
tun objetivo inferior al que le es propio.
5. Incluso cuando se habla de una manera elevada y una
manera vulgar de divertir, se considera el arte como algo impe-
netrable, pues el arte desea moverse hacia arriba y hacia abajo
xy que se le deje en paz si con ello divierte a la gente,
6. Sin embargo. hay diversiones débiles (simples) y fuertes
(complejas) que el teatro es capaz de ofrecer. Estas iltimas,
con las cuales nos encontramos en el gran arte dramatico,
aleanzan su elevacién algo asi como la alcanza el amor en la
‘cohabitacién; son mucho més complicadas, més ricas en as-
pectos, mis contradictorias y prefladas de consecuencias.
7. las diversiones de las distintas épocas fueron natural-
mente diferentes entre si, segin las maneras que los hombres
tenian de convivir. El demas dominado por los tiranos tenia
que ser divertido en los circos helénicos de manera distinta a
la corte feudal de Luis XIV. El teatro tenia que ofrecer otras
representaciones de la convivencia humana, y no sélo repre-
sentaciones de distinta convivencia, sino también representa-
ciones de otro género.
8. Segtin la clase de diversién, hecha posible y necesaria
por la forma contempordinea de convivencia humana, se tenian
que construir otras situaciones y otras perspectivas. y los
personajes, con unas proporciones diferentes. Las historias
han de contarse de modos bien diferentes sise trata de divertir
‘a aquellos griegos con la inexorabitidad de las leyes divinas,
‘cuyo desconocimiento no les libra del castigo, 0 a estos fran-
ceses con su airoso autodominio, exigido por el cédigo palati-
nto de los deberes impuestos a los grandes de la tierra, o a los
ingleses de la época isabeli-
ina con su autoconciencia
del nuevo individualismo
desatado.
9. ¥ es necesario no per-
der de vista que ta diversion
procurada de maneras tan
distintas, apenas si depe
dia del grado de semejanza
de la represemtacidn con lo
representado, Lainexactitud
6. incluso, Ia evidente inve-rosimilitud, molestaban poco onada, mientras la
inexactitud poseyera una cierta consiste
lainverosimilitud fuese coherente. Era suficien-
te lailusién de un proceso necesario de la histo-
ria representada obtenida por toda clase de me-
dios posticos y teatrales. También nosotros
ppasamos por alto y con gusto las numerosas
inexactitudes, cuando parasitamos en las animi-
cs purificaciones de Séfocles 0 en los actos de
sacrificio de Racine o en los crimenes pasiona~
les de Shakespeare, mientras intentamos apro-
piarnos de los hermosos y grandes sentimien-
tos de los protagonistas de estas historias.
10. Porque, de la gran variedad de maneras
de representacién de acontecimientos humanos,
realizados en e! teatro desde los antiguos y que
divirtieron a pesar de sus incorrecciones ¢
inverosimilitudes, quedan hoy todavia una can-
tidad asombrosa que sigue divirtiéndonos.
11. Si constatamos ahora nuestra capacidad
para divertimos con representaciones de épo-
cas tan diversas, lo que seguramente les fue im-
posible a los hombres de aquellos tiempos po-
derosos, no nos invita esto a sospechar que
todavia no hemos descubierto las diversiones especiales y los
entretenimientos especificos de nuestra propia época?
12, Debe haberse debilitado, pues. nuestro goce del teatro
‘en comparacién con el de los antiguos, a pesar de que nuestra
forma de convivencia siga pareciéndose lo suficientemente a
Ja de aquellos como para que su teatro siga interesindonos.
‘Nos apropiamos de las obras antiguas por medio de un proce-
dimiento relativamente nuevo: la identificacién (Binfuhlung),
para la que no se prestan demasiado. Por ello la mayor parte de
‘nuestro goce proviene de otras fuentes que de aquellas que se
abrieron poderosamente antes de nosotros. Nos contentamos
con las bellezas linguisticas, con la elegancia det desarrollo de
Ia fabula, con las situaciones que nos producen representa-
ciones independientes; en una palabra, con los accesorios de
las obras antiguas. Pero estos son precisamente los medios
posticos y teatrales.que ocultan las incongruencias de la his-
toria, Nuestros teatros ya no poseen la capacidad ni el gusto
para contar con claridad aquellas historias, ni siquiera las que
no son tan antiguas, como las de Shakespeare; es decir, de
hacer verosimil Ia concatenacién de los sucesos. Y, segun
Aristételes, y también segiin nuestro parecer, la fibula es el
alma del drama. Cada vez nos molesta més el primitivismoy la
despreocupacién de las representaciones de la convivencia
thumana, y esto no sélo en las obras antiguas sino también en
las actuaies que han sido creadas conforme # modelos anti-
‘guos. Todo nuestro modo de gozar empieza a hacerse inactual.
13. Lo que reduce nuestro placer en el teatro son las incon-
imvencias en la representacién de los acontecimientos huma-
‘nos. ¥ la causa de esto esta en que estamos situados ante tas
cosas representadas de un modo distinto al de los que nos
precedieron. i
14, Siinvestigamos qué clase de entretenimiento inmedia-
to, de diversion comprensiva y total podria procuramos nues-
tro teatry con representaciones de la convivencia
hhumana, nos veremos obligados a consideramos
a nosotros mismos como hijos de una época cien-
tifica. Nuestra convivencia como hombres ~esto
es: nuestra vida estd determinada por la ciencia
‘en una proporcién completamente nueva.
15. Hace algunos cientos de afos, algunas
personas de diferentes paises, aunque relacio-
nnadas, empezaron a hacer experimentos encami-
nnados a descubrir los secretos de la Naturaleza.
Pertenecian a la clase de los artesanos de las ya
poderosas ciudades; comunicaron sus descubri-
Imientos a gentes que supieron explotarlos en la
prictica y que, de las nuevas ciencias no les im-
portaba otra cosa que sus ganancias personales.
Oficios que durante mil afios habian practicado
Jos mismos métodos sin variaciones. se desarro-
llaron prodigiosamente, yen muchos lugares, que
se relacionaban entre si por razones de compe-
tencia. se reunieron grandes masas de personas
llegadas de todos los puntos, y que. organizadas
segin un nuevo sistema, comenzaron una pro-
duccién gigantesca. Muy pronto ta humanidad
desplego unas fuerzas cuya intensidad ni siquie~
ra en suéfios se hubiese podido imaginar.
16. Fue como si la humanidad sélo entonces se hubiese
puesto manos a la obra, consciente y unitariamente, para ha-
cer habitable la estrella donde vivia, Muchos de los elemen-
tos, como el carbén. el agua y el petréleo, se transformaron en
tesoros, Se uiliz6 el vapor para mover vehiculos; ciertas chis-
‘pas y el estremecimiento de las ancas de rana denunciaron una
fuerza natural capaz de producir luz,y de llevar el sonido de un
continente a otro, etc. El hombre miré a su alrededor con nue-
vos ojos y vio cémo las cosas, desde siempre vistas pero
runea explotadas, podta emplearlas en beneficio de su como-
didad, Su contomo fue transformandose decenio tras dece-
rio, después ailo a ao, y finalmente casi dia a dia. Yo, que
escribo esto, lo estoy haciendo con una maquina desconocida
‘cuando naci. Me desplazo con los nuevos vehiculos a una
velocidad que mi abuelo no podia ni imaginarse; nada se mo-
‘entonces tan ripidamente. Y puedo elevarme por losaires,
ccosa que mi padre no podia hacer: Con mi padre pude ya hablar
desde un continente a otro; pero sélo con mi hijo puedo ver
Jas imagenes en movimiento de la explosién de Hiroshima.
17, Aunque las nuevas ciencias han posibilitado un ex-
traordinario cambio y, ante todo. le han dado a nuestro mundo
tuna gran plasticidad, no por ello puede decirse que su espirity
nos llene y determine a todos. La causa de que la nueva mane-
rade pensar y sentir no haya penetrado todavia profundamnen- 4
te en las grandes masas humanas, debe buscarse en el hecho”
de que las ciencias, a pesar de sus éxitos en la explotacion y
‘dominio de la Naturaleza, se ven entorpecidas por la clase |
‘burguesa (cuyo poderio debe precisamente alas mismas cen
cias); Esta clase impide que las ciencias operen en determina
da zona que se mantiene ai en sombras 1a dela relaciones de?
os hombres entre si en el ejercicio de la explotacién y dominio
asa Naturalezs Esta setividad dela cual dependen las demi,‘se cumplié sin que los nuevos métodos de pensamiento que la
habian posibilitado aclarasen sus relaciones reciprocas, gra-
ciasa las cuales existia, La nueva concepeién de la Naturaleza
‘no se aplicé simultneamente ala sociedad.
18, En realidad, las relaciones reciprocas de los hombres se
han vuelto mucho més opacas de lo que munca fueron. La
antesca empresa comin en que estén empefiados parece
dividirlos cada vez mis: los aumentos de a produccién provo-
‘can aumentos de miseria,y en la explotacién de la Naturaleza
s6lo unos pocos salen ganando, ¥ esto debido a que estos
pocos explotan al total de los hombres. Lo que podria sigifi-
car progreso para todos se convierte en ventaja de unos po-
cos, yuna parte cada vez mayor dela produccién se emplea en
producir medios de produccién en guerras brutales. En estas
fueras las madres de todas las naciones, mientras estrechan @
sus hijos contra el pecho, escuchan aterrorizadas el cielo en
busca de as mortiferas invenciones cientificas.
19, Los hombres de hoy se encuentran ante sus propias
empresas como en los tiempos antiguos ante las incalculables
catistrofes naturales, La clase burguesa, que debe ala ciencia
su prosperidad y de la que a su vez sacd su poderio, al hacerse
suexclusivabeneficiara, sabe perfectamente que sila concep-
cin ientifica se aplicara a sus empresas esto supondria el fin
de su poderio. Por ello, la nueva ciencia que se ocupa del
modo de ser de la sociedad humana, y que fue fundada hace
tos cen afis, surgié de a lucha de los oprimidos contra los
opresores. Desde entonces, algo del esprit cientifico ha lle~
ado a las profundidades con la nueva clase de los trabajado-
res, cuyo ambiente vital es la produccién: desde su punto de
vista las grandes catéstrofes se presentan como obras de los
dominadores,
20. Laciencia yel arte coinciden en que ambas existen para
faciltarlavida de los hombres: a primera en cuanto les mantie-
ela segunda en cuanto les entretiene. En la era que se anun-
cla el arte extraerd la diversin de ta nueva productividad, la
‘ul puede mejorar enormemente nuestro mantenimiento y
puede, si nada se To impide, legara ser la mayor de todas las
21, Siqueremos entregarnos @ esta gran pasién de produ-
cir, gobmo deberin oftecerse nuestra representaciones de la
convivencia humana?, .eusl es la actitud productiva frente ala
naturaleza y frente a la sociedad, que nosotros, hijos de una
era cientifica, debemos adoptar placenteramente en nuestros
teatros?
22, Nuestra actitud habré de se critica. Si se trata de un rio,
Jnscttud consistiré en regularlo; sis un érbolfrutal, enhacer-
Je injrtos; si se trata de los desplazamientos, construyendo
‘vehicules para la tierra y el aie; si se trata de la sociedad,
revolucionindola, Nuestras representaci
tia humana estin destinadas a los constructores de diques, @
{os cultivadores de érboles, alos constructores de vehiculos,
‘los evolucionarios de la sociedad, a quienes traemos a nues-
tros teatro y a quienes rogamos que no olviden, cuando ¢s-
tin con nosotros, sus joviales intereses, con el fin de confir el
mundo a sus cerebros y a sus corazones para que lo transfor-
men segiin su crterio. /
jones de la conviven- ~
23. El teatro sélo podré adoptar una actitud tan libre si se
centrega a las corrientes mas répidas de la sociedad y se alia
con aquellos que més ansiosos estin de que se produzcan
grandes cambios. Y sino hay otra cosa mejor, el mero deseo de
{que nuestro arte se desenvuelva conforme a los tiempos ac-
tuales, hace ya que el teatro de la época cientifica llegue ense-
guida alos suburbios, donde, sin dificultades, por decirlo asi,
se ponga al servicio de las grandes masas (que producen mu-
ccho y viven dificilmente). ¥ estas masas verén en el teatro
+eflejados sus grandes problemas y podrin divertirse ttilmen-
te. Es posible que les cueste pagar nuestro arte y que no en-
tiendan sin mis la nueva especie de entretenimiento; y que
‘nos sea preciso aprender a encontrar, en muchos casos, lo que
necesitan y cémo lo necesitan. Pero de su interés podemos
estar seguros. Estos hombres, que parecen estar tan alejados
de las ciencias naturales, slo lo estan porque se les mantiene
alejados, y para poder apropiarse esas ciencias tienen que
‘desarrollar antes una nueva ciencia de la sociedad y ponerla
en prictica, De esta manera son ellos los verdaderos hijos de
la era cientificay su teatro no se pondri en movimiento si ellos
‘mismos no lo mueven. Un teatro que hace de la productividad
la fuente principal de diversin, tendra que tomar a la misma
‘productividad como tema, y esto, con celo especial actual-
mente, cuando el hombre se ve impedido por todas partes y
por otros hombres a producirse asi mismo, es decir, a conquis-
tar su sustento, adivertirse y a que le diviertan, El teatro tiene
que comprometerse con la realidad con el fin de extraerrepre-
sentaciones realmente eficaces de la realidad.24, Ahora bien, esto invita al teatro a apoyarse del mejor
modo posible en los estudios te6ricos y otras clases de publi-
‘caciones. Porque, si bien no se le puede entorpecer con toda
clase de materias cientificas, con las cuales no conseguiria
divertir, le queda en cambio la via libre para divertirse con el
‘estudio y la investigacién. Produce entonces representacio-
nes précticas de la sociedad capaces de influirla, y esto como,
‘en un juego: expone a los que construyen la sociedad las,
‘experiencias vividas por la sociedad (tanto las antiguas como
Jas actuales), de tal manera que puedan “disfrutar” con las
sensaciones, conocimientos ¢ impulsos que los més apasio-
nnados, los més sabios y los mas activos de entre nosotros
han experimentado sobre la base de los acontecimientos de
cada dia y del siglo, Ellos se divertirin con la sabiduria nacida
de la solucién de los problemas, con la iraen que puede trans-
formarse itilmente la compasién hacia los oprimidos, con el
respeto hacia lo que hay de respetable en el hombre, es decir,
con lo que es digno de ser amado en el hombre; en una pala-
bra, con todo aquello que divierte a los que producen.
25. ¥ esto permitiré también al teatro que los espectadores
disfruten con la moralidad especifica de su época, surgida de
la productividad. La critica, es decir, el gran método de la pro-