EL CUARTO MANDAMIENTO
Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus das sobre la tierra
que el Seor, tu Dios, te va a dar (Ex 20, 12).
Viva sujeto a ellos (Lc 2, 51).
El Seor Jess record tambin la fuerza de este mandamiento de Dios
(Mc 7, 8 -13). El apstol ensea: Hijos, obedeced a vuestros padres en el
Seor; porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, tal es el primer
mandamiento que lleva consigo una promesa: para que seas feliz y se
prolongue tu vida sobre la tierra (Ef 6, 1-3; cf Dt 5 16).
2197 El cuarto mandamiento encabeza la segunda tabla. Indica el orden de la
caridad. Dios quiso que, despus de l, honrsemos a nuestros padres, a los
que debemos la vida y que nos han transmitido el conocimiento de Dios.
Estamos obligados a honrar y respetar a todos los que Dios, para nuestro bien,
ha investido de su autoridad.
2198 Este precepto se expresa de forma positiva, indicando los deberes que se
han de cumplir. Anuncia los mandamientos siguientes que contienen un
respeto particular de la vida, del matrimonio, de los bienes terrenos, de la
palabra. Constituye uno de los fundamentos de la doctrina social de la Iglesia.
2199 El cuarto mandamiento se dirige expresamente a los hijos en sus
relaciones con sus padres, porque esta relacin es la ms universal. Se refiere
tambin a las relaciones de parentesco con los miembros del grupo familiar.
Exige que se d honor, afecto y reconocimiento a los abuelos y antepasados.
Finalmente se extiende a los deberes de los alumnos respecto a los maestros,
de los empleados respecto a los patronos, de los subordinados respecto a sus
jefes, de los ciudadanos respecto a su patria, a los que la administran o la
gobiernan.
Este mandamiento implica y sobrentiende los deberes de los padres, tutores,
maestros, jefes, magistrados, gobernantes, de todos los que ejercen una
autoridad sobre otros o sobre una comunidad de personas.
2200 El cumplimiento del cuarto mandamiento lleva consigo su recompensa:
Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus das sobre la tierra
que el Seor, tu Dios, te va a dar (Ex 20, 12; Dt 5, 16). La observancia de
este mandamiento procura, con los frutos espirituales, frutos temporales de
paz y de prosperidad. Y al contrario, la no observancia de este mandamiento
entraa grandes daos para las comunidades y las personas humanas.
I. La familia en el plan de Dios
2201 La comunidad conyugal est establecida sobre el consentimiento de los
esposos. El matrimonio y la familia estn ordenados al bien de los esposos y a
la procreacin y educacin de los hijos. El amor de los esposos y la
generacin de los hijos establecen entre los miembros de una familia
relaciones personales y responsabilidades primordiales.
2202 Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una
familia. Esta disposicin es anterior a todo reconocimiento por la autoridad
pblica; se impone a ella. Se la considerar como la referencia normal en
funcin de la cual deben ser apreciadas las diversas formas de parentesco.
2203 Al crear al hombre y a la mujer, Dios instituy la familia humana y la
dot de su constitucin fundamental. Sus miembros son personas iguales en
dignidad. Para el bien comn de sus miembros y de la sociedad, la familia
implica una diversidad de responsabilidades, de derechos y de deberes.
La familia cristiana
2204. La familia cristiana constituye una revelacin y una actuacin
especficas de la comunin eclesial; por eso [...] puede y debe decirse Iglesia
domstica (FC 21, cf LG 11). Es una comunidad de fe, esperanza y caridad,
posee en la Iglesia una importancia singular como aparece en el Nuevo
Testamento (cf Ef 5, 21-6, 4; Col 3, 18-21; 1 P 3, 1-7).
2205 La familia cristiana es una comunin de personas, reflejo e imagen de la
comunin del Padre y del Hijo en el Espritu Santo. Su actividad procreadora
y educativa es reflejo de la obra creadora de Dios. Es llamada a participar en
la oracin y el sacrificio de Cristo. La oracin cotidiana y la lectura de la
Palabra de Dios fortalecen en ella la caridad. La familia cristiana es
evangelizadora y misionera.
2206 Las relaciones en el seno de la familia entraan una afinidad de
sentimientos, afectos e intereses que provienen sobre todo del mutuo respeto
de las personas. La familia es una comunidad privilegiada llamada a realizar
un propsito comn de los esposos y una cooperacin diligente de los padres
en la educacin de los hijos (cf. GS 52).
II. La familia y la sociedad
2207 La familia es la clula original de la vida social. Es la sociedad natural
en que el hombre y la mujer son llamados al don de s en el amor y en el don
de la vida. La autoridad, la estabilidad y la vida de relacin en el seno de la
familia constituyen los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la
fraternidad en el seno de la sociedad. La familia es la comunidad en la que,
desde la infancia, se pueden aprender los valores morales, se comienza a
honrar a Dios y a usar bien de la libertad. La vida de familia es iniciacin a la
vida en sociedad.
2208 La familia debe vivir de manera que sus miembros aprendan el cuidado
y la responsabilidad respecto de los pequeos y mayores, de los enfermos o
disminuidos, y de los pobres. Numerosas son las familias que en ciertos
momentos no se hallan en condiciones de prestar esta ayuda. Corresponde
entonces a otras personas, a otras familias, y subsidiariamente a la sociedad,
proveer a sus necesidades. La religin pura e intachable ante Dios Padre es
sta: visitar a los hurfanos y a las viudas en su tribulacin y conservarse
incontaminado del mundo (St 1, 27).
2209 La familia debe ser ayudada y defendida mediante medidas sociales
apropiadas. Cuando las familias no son capaces de realizar sus funciones, los
otros cuerpos sociales tienen el deber de ayudarlas y de sostener la institucin
familiar. En conformidad con el principio de subsidiariedad, las comunidades
ms numerosas deben abstenerse de privar a las familias de sus propios
derechos y de inmiscuirse en sus vidas.
2210 La importancia de la familia para la vida y el bienestar de la sociedad
(cf GS 47, 1) entraa una responsabilidad particular de sta en el apoyo y
fortalecimiento del matrimonio y de la familia. La autoridad civil ha de
considerar como deber grave el reconocimiento de la autntica naturaleza del
matrimonio y de la familia, protegerla y fomentarla, asegurar la moralidad
pblica y favorecer la prosperidad domstica (GS 52, 2).
2211 La comunidad poltica tiene el deber de honrar a la familia, asistirla y
asegurarle especialmente:
la libertad de fundar un hogar, de tener hijos y de educarlos de acuerdo con
sus propias convicciones morales y religiosas;
la proteccin de la estabilidad del vnculo conyugal y de la institucin
familiar;
la libertad de profesar su fe, transmitirla, educar a sus hijos en ella, con los
medios y las instituciones necesarios;
el derecho a la propiedad privada, a la libertad de iniciativa, a tener un
trabajo, una vivienda, el derecho a emigrar;
conforme a las instituciones del pas, el derecho a la atencin mdica, a la
asistencia de las personas de edad, a los subsidios familiares;
la proteccin de la seguridad y la higiene, especialmente por lo que se
refiere a peligros como la droga, la pornografa, el alcoholismo, etc.;
la libertad para formar asociaciones con otras familias y de estar as
representadas ante las autoridades civiles (cf FC 46).
2212 El cuarto mandamiento ilumina las dems relaciones en la sociedad. En
nuestros hermanos y hermanas vemos a los hijos de nuestros padres; en
nuestros primos, los descendientes de nuestros antepasados; en nuestros
conciudadanos, los hijos de nuestra patria; en los bautizados, los hijos de
nuestra madre, la Iglesia; en toda persona humana, un hijo o una hija del que
quiere ser llamado Padre nuestro. As, nuestras relaciones con el prjimo se
deben reconocer como pertenecientes al orden personal. El prjimo no es un
individuo de la colectividad humana; es alguien que por sus orgenes,
siempre prximos por una u otra razn, merece una atencin y un respeto
singulares.
2213 Las comunidades humanas estn compuestas de personas. Gobernarlas
bien no puede limitarse simplemente a garantizar los derechos y el
cumplimiento de deberes, como tampoco a la sola fidelidad a los
compromisos. Las justas relaciones entre patronos y empleados, gobernantes y
ciudadanos, suponen la benevolencia natural conforme a la dignidad de
personas humanas deseosas de justicia y fraternidad.
III. Deberes de los miembros de la familia
Deberes de los hijos
2214 La paternidad divina es la fuente de la paternidad humana (cf Ef 3, 14);
es el fundamento del honor debido a los padres. El respeto de los hijos,
menores o mayores de edad, hacia su padre y hacia su madre (cf Pr 1, 8; Tb 4,
3-4), se nutre del afecto natural nacido del vnculo que los une. Es exigido por
el precepto divino (cf Ex 20, 12).
2215 El respeto a los padres (piedad filial) est hecho de gratitud para
quienes, mediante el don de la vida, su amor y su trabajo, han trado sus hijos
al mundo y les han ayudado a crecer en estatura, en sabidura y en gracia.
Con todo tu corazn honra a tu padre, y no olvides los dolores de tu madre.
Recuerda que por ellos has nacido, cmo les pagars lo que contigo han
hecho? (Si 7, 27-28).
2216 El respeto filial se expresa en la docilidad y la obediencia verdaderas.
Guarda, hijo mo, el mandato de tu padre y no desprecies la leccin de tu
madre [...] en tus pasos ellos sern tu gua; cuando te acuestes, velarn por ti;
conversarn contigo al despertar (Pr 6, 20-22). El hijo sabio ama la
instruccin, el arrogante no escucha la reprensin (Pr 13, 1).
2217 Mientras vive en el domicilio de sus padres, el hijo debe obedecer a todo
lo que stos dispongan para su bien o el de la familia. Hijos, obedeced en
todo a vuestros padres, porque esto es grato a Dios en el Seor (Col 3, 20;
cf Ef 6, 1). Los nios deben obedecer tambin las prescripciones razonables de
sus educadores y de todos aquellos a quienes sus padres los han confiado.
Pero si el nio est persuadido en conciencia de que es moralmente malo
obedecer esa orden, no debe seguirla.
Cuando se hacen mayores, los hijos deben seguir respetando a sus padres.
Deben prevenir sus deseos, solicitar dcilmente sus consejos y aceptar sus
amonestaciones justificadas. La obediencia a los padres cesa con la
emancipacin de los hijos, pero no el respeto que les es debido, el cual
permanece para siempre. Este, en efecto, tiene su raz en el temor de Dios, uno
de los dones del Espritu Santo.
2218 El cuarto mandamiento recuerda a los hijos mayores de edad
sus responsabilidades para con los padres. En la medida en que ellos pueden,
deben prestarles ayuda material y moral en los aos de vejez y durante sus
enfermedades, y en momentos de soledad o de abatimiento. Jess recuerda
este deber de gratitud (cf Mc 7, 10-12).
El Seor glorifica al padre en los hijos, y afirma el derecho de la madre sobre
su prole. Quien honra a su padre expa sus pecados; como el que atesora es
quien da gloria a su madre. Quien honra a su padre recibir contento de sus
hijos, y en el da de su oracin ser escuchado. Quien da gloria al padre vivir
largos das, obedece al Seor quien da sosiego a su madre (Si 3, 2-6).
Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza.
Aunque haya perdido la cabeza, s indulgente, no le desprecies en la plenitud
de tu vigor [...] Como blasfemo es el que abandona a su padre, maldito del
Seor quien irrita a su madre (Si 3, 12-13.16).
2219 El respeto filial favorece la armona de toda la vida familiar; atae
tambin a las relaciones entre hermanos y hermanas. El respeto a los padres
irradia en todo el ambiente familiar. Corona de los ancianos son los hijos de
los hijos (Pr 17, 6). [Soportaos] unos a otros en la caridad, en toda
humildad, dulzura y paciencia (Ef 4, 2).
2220 Los cristianos estn obligados a una especial gratitud para con aquellos
de quienes recibieron el don de la fe, la gracia del bautismo y la vida en la
Iglesia. Puede tratarse de los padres, de otros miembros de la familia, de los
abuelos, de los pastores, de los catequistas, de otros maestros o amigos.
Evoco el recuerdo [...] de la fe sincera que t tienes, fe que arraig primero
en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y s que tambin ha arraigado en ti
(2 Tm1, 5).
Deberes de los padres
2221 La fecundidad del amor conyugal no se reduce a la sola procreacin de
los hijos, sino que debe extenderse tambin a su educacin moral y a su
formacin espiritual. El papel de los padres en la educacin tiene tanto peso
que, cuando falta, difcilmente puede suplirse (GE 3). El derecho y el deber
de la educacin son para los padres primordiales e inalienables (cf FC 36).
2222 Los padres deben mirar a sus hijos como a hijos de Dios y
respetarlos como a personas humanas. Han de educar a sus hijos en el
cumplimiento de la ley de Dios, mostrndose ellos mismos obedientes a la
voluntad del Padre de los cielos.
2223 Los padres son los primeros responsables de la educacin de sus hijos.
Testimonian esta responsabilidad ante todo por la creacin de un hogar,
donde la ternura, el perdn, el respeto, la fidelidad y el servicio desinteresado
son norma. La familia es un lugar apropiado para la educacin de las virtudes.
Esta requiere el aprendizaje de la abnegacin, de un sano juicio, del dominio
de s, condiciones de toda libertad verdadera. Los padres han de ensear a los
hijos a subordinar las dimensiones materiales e instintivas a las interiores y
espirituales (CA 36). Es una grave responsabilidad para los padres dar
buenos ejemplos a sus hijos. Sabiendo reconocer ante sus hijos sus propios
defectos, se hacen ms aptos para guiarlos y corregirlos:
El que ama a su hijo, le corrige sin cesar [...] el que ensea a su hijo, sacar
provecho de l (Si 30, 1-2). Padres, no exasperis a vuestros hijos, sino
formadlos ms bien mediante la instruccin y la correccin segn el Seor
(Ef6, 4).
2224 La familia constituye un medio natural para la iniciacin del ser humano
en la solidaridad y en las responsabilidades comunitarias. Los padres deben
ensear a los hijos a guardarse de los riesgos y las degradaciones que
amenazan a las sociedades humanas.
2225 Por la gracia del sacramento del matrimonio, los padres han recibido la
responsabilidad y el privilegio de evangelizar a sus hijos. Desde su primera
edad, debern iniciarlos en los misterios de la fe, de los que ellos son para sus
hijos los primeros [...] heraldos de la fe (LG11). Desde su ms tierna
infancia, deben asociarlos a la vida de la Iglesia. La forma de vida en la
familia puede alimentar las disposiciones afectivas que, durante toda la vida,
sern autnticos cimientos y apoyos de una fe viva.
2226 La educacin en la fe por los padres debe comenzar desde la ms tierna
infancia. Esta educacin se hace ya cuando los miembros de la familia se
ayudan a crecer en la fe mediante el testimonio de una vida cristiana de
acuerdo con el Evangelio. La catequesis familiar precede, acompaa y
enriquece las otras formas de enseanza de la fe. Los padres tienen la misin
de ensear a sus hijos a orar y a descubrir su vocacin de hijos de Dios
(cf LG 11). La parroquia es la comunidad eucarstica y el corazn de la vida
litrgica de las familias cristianas; es un lugar privilegiado para la catequesis
de los nios y de los padres.
2227 Los hijos, a su vez, contribuyen al crecimiento de sus padres en la
santidad (cf GS 48, 4). Todos y cada uno deben otorgarse generosamente y
sin cansarse el mutuo perdn exigido por las ofensas, las querellas, las
injusticias y las omisiones. El afecto mutuo lo sugiere. La caridad de Cristo lo
exige (cf Mt 18, 21-22; Lc 17, 4).
2228 Durante la infancia, el respeto y el afecto de los padres se traducen ante
todo en el cuidado y la atencin que consagran para educar a sus hijos, y
para proveer a sus necesidades fsicas y espirituales. En el transcurso del
crecimiento, el mismo respeto y la misma dedicacin llevan a los padres a
ensear a sus hijos a usar rectamente de su razn y de su libertad.
2229. Los padres, como primeros responsables de la educacin de sus hijos,
tienen el derecho de elegir para ellos una escuela que corresponda a sus
propias convicciones. Este derecho es fundamental. En cuanto sea posible,
los padres tienen el deber de elegir las escuelas que mejor les ayuden en su
tarea de educadores cristianos (cf GE 6). Los poderes pblicos tienen el deber
de garantizar este derecho de los padres y de asegurar las condiciones reales
de su ejercicio.
2230 Cuando llegan a la edad correspondiente, los hijos tienen el deber y el
derecho de elegir su profesin y su estado de vida. Estas nuevas
responsabilidades debern asumirlas en una relacin de confianza con sus
padres, cuyo parecer y consejo pedirn y recibirn dcilmente. Los padres
deben cuidar de no presionar a sus hijos ni en la eleccin de una profesin ni
en la de su futuro cnyuge. Esta indispensable prudencia no impide, sino al
contrario, ayudar a los hijos con consejos juiciosos, particularmente cuando
stos se proponen fundar un hogar.
2231 Hay quienes no se casan para poder cuidar a sus padres, o sus hermanos
y hermanas, para dedicarse ms exclusivamente a una profesin o por otros
motivos dignos. Estas personas pueden contribuir grandemente al bien de la
familia humana.
IV. La familia y el reino de Dios
2232 Los vnculos familiares, aunque son muy importantes, no son absolutos.
A la par que el hijo crece hacia una madurez y autonoma humanas y
espirituales, la vocacin singular que viene de Dios se afirma con ms
claridad y fuerza. Los padres deben respetar esta llamada y favorecer la
respuesta de sus hijos para seguirla. Es preciso convencerse de que la
vocacin primera del cristiano es seguir a Jess (cf Mt 16, 25): El que ama a
su padre o a su madre ms que a m, no es digno de m; el que ama a su hijo o
a su hija ms que a m, no es digno de m (Mt 10, 37).
2233 Hacerse discpulo de Jess es aceptar la invitacin a pertenecer a
la familia de Dios, a vivir en conformidad con su manera de vivir: El que
cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ste es mi hermano, mi hermana y
mi madre (Mt 12, 49).
Los padres deben acoger y respetar con alegra y accin de gracias el
llamamiento del Seor a uno de sus hijos para que le siga en la virginidad por
el Reino, en la vida consagrada o en el ministerio sacerdotal.
V. Las autoridades en la sociedad civil
2234 El cuarto mandamiento de Dios nos ordena tambin honrar a todos los
que, para nuestro bien, han recibido de Dios una autoridad en la sociedad. Este
mandamiento determina tanto los deberes de quienes ejercen la autoridad
como los de quienes estn sometidos a ella.
Deberes de las autoridades civiles
2235 Los que ejercen una autoridad deben ejercerla como un servicio. El que
quiera llegar a ser grande entre vosotros, ser vuestro esclavo (Mt 20, 26). El
ejercicio de una autoridad est moralmente regulado por su origen divino, su
naturaleza racional y su objeto especfico. Nadie puede ordenar o establecer lo
que es contrario a la dignidad de las personas y a la ley natural.
2236 El ejercicio de la autoridad ha de manifestar una justa jerarqua de
valores con el fin de facilitar el ejercicio de la libertad y de la responsabilidad
de todos. Los superiores deben ejercer la justicia distributiva con sabidura,
teniendo en cuenta las necesidades y la contribucin de cada uno y atendiendo
a la concordia y la paz. Deben velar porque las normas y disposiciones que
establezcan no induzcan a tentacin oponiendo el inters personal al de la
comunidad (cf CA 25).
2237 El poder poltico est obligado a respetar los derechos fundamentales de
la persona humana. Y a administrar humanamente justicia en el respeto al
derecho de cada uno, especialmente el de las familias y de los desheredados.
Los derechos polticos inherentes a la ciudadana pueden y deben ser
concedidos segn las exigencias del bien comn. No pueden ser suspendidos
por la autoridad sin motivo legtimo y proporcionado. El ejercicio de los
derechos polticos est destinado al bien comn de la nacin y de toda la
comunidad humana.
Deberes de los ciudadanos
2238 Los que estn sometidos a la autoridad deben mirar a sus superiores
como representantes de Dios que los ha instituido ministros de sus dones
(cf Rm 13, 1-2): Sed sumisos, a causa del Seor, a toda institucin humana
[...]. Obrad como hombres libres, y no como quienes hacen de la libertad un
pretexto para la maldad, sino como siervos de Dios (1 P 2, 13.16.). Su
colaboracin leal entraa el derecho, a veces el deber, de ejercer una justa
crtica de lo que les parece perjudicial para la dignidad de las personas o el
bien de la comunidad.
2239 Deber de los ciudadanos es cooperar con la autoridad civil al bien de la
sociedad en espritu de verdad, justicia, solidaridad y libertad. El amor y el
servicio de la patria forman parte del deber de gratitud y del orden de la
caridad. La sumisin a las autoridades legtimas y el servicio del bien comn
exigen de los ciudadanos que cumplan con su responsabilidad en la vida de la
comunidad poltica.
2240 La sumisin a la autoridad y la corresponsabilidad en el bien comn
exigen moralmente el pago de los impuestos, el ejercicio del derecho al voto,
la defensa del pas:
Dad a cada cual lo que se le debe: a quien impuestos, impuestos; a quien
tributo, tributo; a quien respeto, respeto; a quien honor, honor (Rm 13, 7).
Los cristianos residen en su propia patria, pero como extranjeros
domiciliados. Cumplen todos sus deberes de ciudadanos y soportan todas sus
cargas como extranjeros [...] Obedecen a las leyes establecidas, y su manera
de vivir est por encima de las leyes. [...] Tan noble es el puesto que Dios les
ha asignado, que no les est permitido desertar (Epistula ad Diognetum, 5,
5.10; 6, 10).
El apstol nos exhorta a ofrecer oraciones y acciones de gracias por los reyes
y por todos los que ejercen la autoridad, para que podamos vivir una vida
tranquila y apacible con toda piedad y dignidad (1 Tm 2, 2).
2241 Las naciones ms prsperas tienen el deber de acoger, en cuanto sea
posible, al extranjero que busca la seguridad y los medios de vida que no
puede encontrar en su pas de origen. Las autoridades deben velar para que se
respete el derecho natural que coloca al husped bajo la proteccin de quienes
lo reciben.
Las autoridades civiles, atendiendo al bien comn de aquellos que tienen a su
cargo, pueden subordinar el ejercicio del derecho de inmigracin a diversas
condiciones jurdicas, especialmente en lo que concierne a los deberes de los
emigrantes respecto al pas de adopcin. El inmigrante est obligado a
respetar con gratitud el patrimonio material y espiritual del pas que lo acoge,
a obedecer sus leyes y contribuir a sus cargas.
2242 El ciudadano tiene obligacin en conciencia de no seguir las
prescripciones de las autoridades civiles cuando estos preceptos son contrarios
a las exigencias del orden moral, a los derechos fundamentales de las personas
o a las enseanzas del Evangelio. El rechazo de la obediencia a las
autoridades civiles, cuando sus exigencias son contrarias a las de la recta
conciencia, tiene su justificacin en la distincin entre el servicio de Dios y el
servicio de la comunidad poltica. Dad [...] al Csar lo que es del Csar y a
Dios lo que es de Dios (Mt22, 21). Hay que obedecer a Dios antes que a los
hombres (Hch 5, 29):
Cuando la autoridad pblica, excedindose en sus competencias, oprime a
los ciudadanos, stos no deben rechazar las exigencias objetivas del bien
comn; pero les es lcito defender sus derechos y los de sus conciudadanos
contra el abuso de esta autoridad, guardando los lmites que seala la ley
natural y evanglica (GS 74, 5).
2243 La resistencia a la opresin de quienes gobiernan no podr recurrir
legtimamente a las armas sino cuando se renan las condiciones siguientes:
1) en caso de violaciones ciertas, graves y prolongadas de los derechos
fundamentales; 2) despus de haber agotado todos los otros recursos; 3) sin
provocar desrdenes peores; 4) que haya esperanza fundada de xito; 5) si es
imposible prever razonablemente soluciones mejores.
La comunidad poltica y la Iglesia
2244 Toda institucin se inspira, al menos implcitamente, en una visin del
hombre y de su destino, de la que saca sus referencias de juicio, su jerarqua
de valores, su lnea de conducta. La mayora de las sociedades han
configurado sus instituciones conforme a una cierta preeminencia del hombre
sobre las cosas. Slo la religin divinamente revelada ha reconocido
claramente en Dios, Creador y Redentor, el origen y el destino del hombre. La
Iglesia invita a las autoridades civiles a juzgar y decidir a la luz de la Verdad
sobre Dios y sobre el hombre:
Las sociedades que ignoran esta inspiracin o la rechazan en nombre de su
independencia respecto a Dios se ven obligadas a buscar en s mismas o a
tomar de una ideologa sus referencias y finalidades; y, al no admitir un
criterio objetivo del bien y del mal, ejercen sobre el hombre y sobre su
destino, un poder totalitario, declarado o velado, como lo muestra la historia.
(cf CA 45; 46).
2245 La Iglesia, que por razn de su misin y de su competencia, no se
confunde en modo alguno con la comunidad poltica [...] es a la vez signo y
salvaguardia del carcter trascendente de la persona humana. La Iglesia
respeta y promueve tambin la libertad y la responsabilidad poltica de los
ciudadanos (GS 76, 3).
2246 Pertenece a la misin de la Iglesia emitir un juicio moral incluso sobre
cosas que afectan al orden poltico cuando lo exijan los derechos
fundamentales de la persona o la salvacin de las almas, aplicando todos y
slo aquellos medios que sean conformes al Evangelio y al bien de todos
segn la diversidad de tiempos y condiciones (GS 76, 5).