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Daniela Catrileo. Joane Florvil, No Olvidaremos Tu Nombre

Joane Florvil

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Joane Florvil, no olvidaremos tu nombre

/ por Daniela Catrileo

y Flavio Dalmazzo

Joane Florvil, no olvidaremos tu nombre. No olvidaremos una otra boca enmudecida por la incomprensin y la crcel. No olvidaremos este
otro montaje, la ficcin de un crimen forjado en la carroa del espectculo. Un cuerpo migrante azotado en la angustia del encierro, en la
imposibilidad de la lengua. Un cuerpo negro agitado en la frustracin de un crculo de humillacin y violencia.

A fines de agosto, Joane caminaba por las calles de Lo Prado con su hija de dos meses. Un sujeto la detuvo y pregunt si acaso estaba
casada. Ella, que no hablaba castellano, le entendi apenas y dijo que s. El sujeto insisti y pregunt si acaso buscaban trabajo, deca poder
ayudarlos. Joane no entenda del todo, pero se emocion y acept feliz lo que ofreca el buen samaritano. Partieron entonces en busca de
Wilfrid, su marido, y se dirigieron a la dizque Oficina de Proteccin de Derechos (OPD) de la comuna. El sujeto, muy suelto de cuerpo, salud
al guardia al llegar al lugar y los condujo a un patio interno, donde Wilfrid qued trabajando inmediatamente. Tras esto, y ya saliendo de la
oficina, Joane not que el samaritano haba desaparecido: acababa de huir con su cartera, sus documentos y la ropa que Wilfrid se haba
cambiado por el trabajo nuevo. Desesperada, llorando, intent comunicarse con la gente: abismos de la lengua. Al rato vinieron carabineros
que tomaron sus datos y dejaron una aparente constancia del robo. Se retiraron, pero Joane segua angustiada. Los documentos, se sabe,
son cuestin de vida o muerte para quienes han migrado. En eso, el guardia de la oficina advirti a Joane que el ladrn se haba dirigido hacia
un sitio cercano. Nerviosa, angustiada, sin pensarlo mucho, corri tras l. Ojos inquisidores, annimos, prejuiciosos, observaban la escena:
una mala madre huyendo, un coche solo en la va pblica. Llamaron a carabineros.

Minutos ms tarde, al no dar con el sujeto, Joane volvi y encontr a un lote de gente apostada alrededor del coche, carabineros y algunos
periodistas. No entenda de qu se trataba. Nadie intent explicarle: el juicio, la condena ya estaba trazada. La acusaban de abandono de
nios, una figura que supone presidio. Cuando la esposaron, cuando los focos de las cmaras racistas la apuntaron, cuando la rabia y una
angustia intraducible se apoderaban de ella fue que quizs comenz a entender lo que ocurra, adnde estaba: un horroroso pas al sur del
mundo, cuya verdad y vergenza se mostraban ahora ante ella desnudamente.

1 de 3 13-12-2017 11:21
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En un proceder completamente sesgado, sin consultar por su padre (quien hasta el da de hoy no puede reclamar la tuicin), la hija de Joane
fue conducida al SENAME, mientras que ella qued en prisin sin que nadie haya tratado de entenderla. Los medios de comunicacin
festinaron. Lactante de dos meses abandonada por su madre, Abandon a su beb en plena va pblica fueron algunos de los titulares
que reforzaban as la coartada patriarcal y racista: negra, migrante y mala madre. Ante la detencin y el abuso, ante el despojo, ante la
criminalizacin y la violencia, en la imposibilidad de defenderse, Joane hizo noticia de nuevo a casi un mes de su detencin: desesperada,
incomunicada e impotente, azot su cabeza contra el muro hasta caer inconsciente en la oscuridad de la celda. Fue trasladada de urgencia a
la Posta Central. Muri a los dos das a causa de los golpes.

Qu pas es este, donde jvenes mapuche pobres deben estar en huelga de hambre por ms de 100 das para que se les juzgue por
presuntos crmenes tal como al resto? Donde una joven mujer haitiana decide morir azotndose contra el muro de una celda para comunicar
su inocencia? Este Horroroso Chile: un pas sin traduccin. Un pas cerrado al encuentro, que asesina en la indiferencia. Con una polica
diseminada en lo ms profundo de cada habitante, cada cmplice, cada uno de los que se negaron y se niegan a hospedar a Joane, a la
extranjera de su idioma. Un pas de incomprensin, que no abriga la diferencia. Un pas que torna imposibles algunas vidas. Este pas de
negacin que mat a Joane: un territorio fragmentado por el poder oligarca, donde la injusticia es la norma.

Romperemos algn da el espejo colonial que slo refleja nuestra imagen deformada?

Te pedimos perdn, Joane Florvil, por excluir tu historia, por no arrimar el gesto de una lengua que tartamudea. Aqu estamos hoy ante tu
muerte, avergonzados, con una pena negra, a la intemperie. No paramos de contar muertos. El cementerio crece. El racismo y la xenofobia,
con un ritmo propio, profundo, solapado, se alimentan en la vorgine de este asesinato. Porque a Joane la asesinaron. La asesinamos con un
arma fraguada en las turbias relaciones de lenguaje y poder que subordinan a nuestra sociedad. Y ahora tenemos una herida que destila su
nombre.

2 de 3 13-12-2017 11:21
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Por eso te nombramos, Joane, por eso te seguiremos nombrando. Pronunciaremos tu historia y de esta forma intentaremos que se haga
justicia, inscribiendo tu nombre sobre el nombre de este horroroso pas. Intentaremos traducir tu lengua daada. Y revertir nuestra
indiferencia miserable. Por ti y por todas las Joanes pasadas y venideras, te seguiremos nombrando hasta que el murmullo se vuelva
memoria y dignidad.

Que Chile se cierre por luto. Hoy nos quedamos suspendidos, pensando con rabia y amargura en esos versos que Amiri Baraka escribiera en
los aos sesenta: Queremos un poema Negro. Y un / Mundo Negro. / Dejen que el mundo sea un Poema Negro.

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