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Ball La Gestión Como Tecnología Moral

La gestión educativa se ha constituido como un campo específico del saber educativo y una disciplina aplicada fundamental en las ciencias de la educación. Se basa en modelos y discursos tomados de la gestión industrial, con énfasis en la medición de resultados e indicadores de calidad a través de evaluaciones. Sin embargo, la gestión también funciona como una "tecnología moral" que reconstruye el trabajo docente y las prácticas de aprendizaje, sometiendo a profesores y estudiantes a nuevas formas de control y racionalidad burocrática.

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La gestión educativa se ha constituido como un campo específico del saber educativo y una disciplina aplicada fundamental en las ciencias de la educación. Se basa en modelos y discursos tomados de la gestión industrial, con énfasis en la medición de resultados e indicadores de calidad a través de evaluaciones. Sin embargo, la gestión también funciona como una "tecnología moral" que reconstruye el trabajo docente y las prácticas de aprendizaje, sometiendo a profesores y estudiantes a nuevas formas de control y racionalidad burocrática.

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La gestión como tecnología moral

En los últimos años, el término gestión (management), sobre todo con el discurso del
neoliberalismo, ha aparecido en los debates educativos como algo primordial para el desempeño
eficiente de los agentes en el campo de la educación. Existe un acuerdo en torno a la "buena
gestión" de las instituciones educativas en todos los niveles, desde la educación básica hasta la
superior, la cual, en términos generales, plantea estrategias para mejorar el rendimiento y
desempeño educativo a través de programas y acciones con el fin de mejorar la calidad educativa
(Vidal Ledo, Durán García y Pujal Victoria 2008).

Alrededor de la gestión educativa existen políticas públicas, programas de maestría, revistas


académicas, etc. encargadas de desarrollar una praxis y una teoría al rededor de mejorar el
desempeño y la calidad de quienes son parte del sistema educativo. Algunos consideran a la gestión
educativa como una "paradigma" que se ha constituido en un campo específico del saber educativo,
en una "disciplina aplicada" y parte fundamental de las ciencias de la educación (Correa de Urrea,
Álvarez Atehortúa y Correa Valderrama 2000). En torno a esta nueva disciplina existe una diversidad
de investigaciones sobre las potencialidades del entorno del aprendizaje, el papel del director en la
gestión escolar, sobre resultados de las evaluaciones. La evaluación, sobre todo, se ha convertido en
uno de los instrumentos fundamentales para medir el grado de efectividad de una política educativa
en el caso de la educación pública o de una inversión educativa en el caso de una institución privada.
Esta economía política de la educación construye índices y estándares a través de los cuales se
puede cuantificar la calidad de un tipo de gestión educativa, la cual en última instancia depende de
los resultados de dichas evaluaciones. En pocas palabras "la gestión constituye con todo seguridad
'la mejor forma' de dirigir las instituciones" (Ball 1993).

Sin duda los efectos de la gestión en la práctica educativa son evidentes alrededor del mundo, la
numeroso literatura en torno al tema lo ratifica. La gestión ha sido parte fundamental de los
procesos de reconstrucción del trabajo docente, así como de las prácticas de aprendizaje de los
estudiantes. Sin embargo, qué es y cómo se constituye la gestión en una tecnología que permite
modelar las prácticas de los sujetos que están inscritos en el campo de la educación.

Citas de libro de Ball

"La indiscutible posición de la gestión hace enmudecer cualquier discusión sobre otras posibilidades
de organización. Pero la profundidad de sus efectos en la práctica de los profesores y de otros
profesionales educativos no suele apreciarse en todo su valor. La gestión desempeña un papel clave
en el proceso en marcha de reconstrucción del trabajo docente" (155).

"Esta transformación ha empezado a modificar la dirección de las escuelas desde un estilo


profesional colegial a otro de gestión-burocrático. En efecto, se controla el trabajo de los profesores
mediante el uso de técnicas de gestión y las tareas docentes están cada vez más sometidas a la
lógica de la producción industrial y de la competencia de mercado. (155) Los profesores se
encuentran cada vez más sujetos a sistemas de racionalidad administrativa que les priva de voz
efectiva en el proceso de toma de decisiones importantes, que podría realizarse de forma colectiva
sin desmerecimiento alguno." (155-6) "se trata de un proceso en el que los subsistemas de acción
racional intencionada se inmiscuyen en las estructuras de la intersubjetividad" (156).
No existe otra forma de organización que no sea la de la gestión, ahora son los especialistas los que
toman las decisiones y no la organización: "La formación y especialización de gestores cualificados
excluye a otros de los procesos de decisión, a causa de la misma estructura. Los demás están
destinados a ser dirigidos; se les considera incompetentes, otorgándoles, en el mejor de los casos,
un derecho residual de consulta. En este proceso de afirmación, los profesores pierden gran parte de
su influencia en la definición de la escuela." (156)

Ahora son los consultores en gestión y no los profesores los que toman las decisiones "para hacer
más eficaces las escuelas. escuelas. Ellos han aportado, como los cursos de formación, el discurso y
las prácticas de la gestión industrial" (156). No existe ningún tipo de conspiración contra los
profesores, sólo que hay que tener en cuenta los efectos que estos produce contra los docentes y
estudiantes que se encuentran inmersos en estas nuevas prácticas educativas, donde existe nuevas
limitaciones y tecnologías de control, así como nuevas condiciones de trabajo "produce un impacto
en la vida cotidiana de los profesores como de los estudiantes. (156). Ahora es el técnico y no el
profesor quienes establecen los parametros de regulación del trabajo, por lo que profesor ya no
tiene control ni autonomía sobre su propio trabajo: "los profesores aparecían más claramente que
nunca como trabajadores alienados, con poco o ningún control sobres su situación laboral". Los
puestos directivos de las escuelas podrían ser desempeñados por administradores "preparados
específicamente para la gestión, incluidos en una estructura organizada de gestión y dependiendo
directamente del escalón orgánico inmediato superior de la administración educativa local" (157).
Las figuras quedan reconstruidas de la siguiente manera: el profesor es un técnico y el director un
gestor, donde "la distancia entre los trabajadores y la dirección se amplía rápida e inevitablemente,
al tiempo que los dispositivos de control respecto del trabajo del profesor aumentan de manera
cada vez más compleja y opresiva" (157).

Dentro del campo de la gestión tenemos tres actores principales: el gestor, el profesor y los
estudiantes. Cómo saber si una escuela es eficiente o de calidad? Solo existe un mecanismo: la
evaluación. Cómo conocer las destrezas y competencias de los maestros y estudiates sino a través de
un sistema cada vez más sofisticado de evaluación.

Para Ball la getión educativa es claramente una alusión tomada de la "gestión industrial" y su
modelo se quiere implementar en las escuelas, los procesos de evaluación también se toma de este
modelo industrial: "Con frecuencia, la formación en gestión en el marco educativo se rige por el uso
de modelos industriales" (156).

Retomando a Foucault Ball plantea la gestión como una "tecnología moral" o "tecnología del poder",
un equivalente moderno del panóptico de Bentham ""un modelo generalizable de funcionamiento;
una forma de definir las relaciones de poder en términos de la vida cotidiana de los hombres"
(FOUCAULT, 1979, pág. 205). La gestión constituye una concepción omni-abarcadora del control de
la organización. Subsiste en calidad de cuerpo teórico susceptible de aprendizaje e interiorización
por los dirigentes y como conjunto de prácticas que implantar, afectando a gestores y dirigidos"
(158).

"La gestión constituye un discurso profesional y profesionalizador que permite a quienes lo


pronuncian y a sus titulares reclamar para sí en exclusiva determinados tipos de dominio (dirección
de la organización y adopción de decisiones) y un conjunto de procedimientos que convierten a los
demás (subordinados), quiéranlo o no, en objetos de ese discurso y receptores de los
procedimientos" (159).

La gestión está en por en cima y contra de otras formas de organización, es decir, contra la
autonomía.

"La gestión es una tecnología teórica y práctica de racionalidad orientada a la eficiencia, la viabilidad
y el control" (159)... "Representa la burocratización de la estructura de control a través de las
descripciones de tareas, relaciones lineales de gestión y el establecimiento de flujos determinados
de comunicación y un estilo de toma de decisiones similar al propio de las comisiones. Asimismo,
supone una epistemología claramente empírica y racionalista. El control de la organización y la
acción individual se incluyen en una perspectiva técnica. Es un punto de vista que sostiene que la
vida social puede regirse en sentido científico y comprenderse y organizarse según generalizaciones
legales. La selección de los cursos de acción adecuados se basa en la habilidad de quienes poseen los
apropiados conocimientos y preparación científicos: los gestores.... Se trata, por tanto, de un
sistema cerrado que separa normas y ejecución y reserva la elaboración de las normas a los
designados y entrenados en esas técnicas. Es más, se presenta como mecanismo objetivo,
técnicamente neutro, sólo dedicado a la consecución de una eficiencia mayor: el mejor método
posible. Es la pesadilla racionalista de WEBER" (159).

La gestión también se constituye en un discurso, su teoría considera que el mundos social se


encuentra en un caos irracional y que necesita por tanto de un orden racional, redentor: "construye
su superioridad mediante un conjunto de poderosas oposiciones discurisvas: el orden se sitúa por
encima y en contra del caos, la racionalidad contra la irracionalidad, la cordura contra la locura, la
neutralidad contra el sesgo político, la eficiencia contra la ineficiencia y la meritocracia contra la
influencia personal." (Ball 1993, 159). Como antítesis lingüística del caos se empieza a situar en un
papel político central a partir de la década de los 80 en la estructura de la organización misma del
Estado.

El lenguaje de la gestión despliega su racionalidad y eficiencia para promover el control; es un


régimen de "jurisdicción" y "veridicción". Como discurso, sistema de posibilidad de conocimiento,
esquiva o margina los problemas, preocupaciones, dificultades y miedos del "sujeto": el dirigido. El
sujeto de la gestión es el producto objetivado de la organización, la autoridad y la responsabilidad.
Los límites y posibilidades de acción y significado están determinados con precisión por la posición y
la destreza en la estructura de gestión. La gestión quiere hacer y constituye "cuerpos sometidos e
instrumentalizados". Y eso "incrementa las fuerzas del cuerpo en términos económicos de utilidad y
disminuye estas fuerzas en términos políticos de obediencia".

la gestión se mantiene en tensión con sus imperfectos servidores. Los dirigidos son frágiles, proclives
a la irracionalidad, a las prácticas atávicas y a los excesos emocionales: insatisfacción personal o
necesidades insatisfechas: "Los análisis psicoanalíticos o psicológicos se movilizan con frecuencia
como respuesta a la resistencia individual. En este trabajo no se prescinde necesariamente por
completo de la disensión ni del conflicto, pero, dentro de la lógica del paradigma, se consideran
como aberrantes y patológicos. De este modo, la actividad de oposición en la organización se define
como irracional en sí misma, en relación con las perspectivas de los grupos dominantes. El "sujeto",
el trabajador o práctico individual, se estructura en términos de uniformidad e individualidad... el
"problema" está "en" la persona en vez de en el sistema, y los intereses colectivos distintos de los
del "sistema", están, en realidad, deconstruidos.... La gestión es a la vez un sistema totalizador e
individualizador " (160).

La gestión utiliza diversas herramientas o técnicas para controlar la producción o el trabajo, entre
ellas la evaluación es clave, esta tiene un riguroso sistema de seguimiento y fichaje en que se
objetivan los logros de los sujetos: maestros y estudiantes: "La especificación de individualidad se
basa en la producción de "informes exactos (que) permiten a las autoridades situar a los individuos
en una red de codificación objetiva" La ficha de cada sujeto y el jefe de personal son mecanismos
clave en la tecnología moral de la gestión" (160).

Bajo estas técnicas los individuos pueden ser comparados y supervisados: "La observación
jerárquica, los juicios normalizadores y las formas de examen son parte de la red completa de
control de gestión. En concreto, se funden y concentran en el desarrollo de técnicas de evaluación
de los profesores" (161).

Existe una evaluación basada en las "competencias", pero en competir los unos con los otros, no
sólo compiten los individuos sino también las escuelas como instituciones. Cada vez más las escuelas
desarrollan sus propios esquemas internos influidos por las lógicas de la práctica industrial

Las técnicas de evaluación se han desarrollado y legitimado hasta el punto de que eligen por
votación a los individuos y, en su funcionamiento, establecen ideas de profesionalidad... al profesor
a que considere los procedimientos de evaluación como parte del proceso de autocomprensión y
autoperfeccionamiento (desarrollo profesional) que FOUCAULT llama "subjetivación": compromiso
activo del sujeto en su autoformación, "operaciones sobre los propios cuerpos (de las personas),
sobre sus propias almas, sobre su propia conducta" (FOUCAULT, 1980a).

La evaluación es uno de los mecanismos centrales de esta nueva tecnología moral, el examen es una
de las técnicas centrales que permite monitorear, medir, controlar y evaluar, los proyectos de
gestión o políticas educativas. Lo que se busca es el perfeccionamiento del rendimiento escolar y,
más aún, la gestión persigue un modelo de "autoperfeccionamiento de las escuelas" (164). Ahora las
escuelas compiten entre sí,

Puede considerarse que la investigación sobre la eficacia de las escuelas ha desempeñado un papel
fundamental para sentar las bases de la reconceptualización de la escuela en el discurso de gestión.
En primer lugar, los estudios sobre la eficacia y los de la diferencia entre escuelas han vuelto a situar
a éstas como elemento de causación en las explicaciones de la actuación de los alumnos y de las
variaciones de niveles de logro. La investigación sobre la eficacia de la escuela proporciona una
tecnología que hace posible "echarle las culpas" (164)

tanto los padres como las administraciones educativas locales y los investigadores utilizaban cada
vez más las medidas de los resultados para hacer comparaciones entre escuelas (164)

No debemos subestimar el trabajo ideológico llevado a cabo por la investigación sobre la eficacia,
relacionada con nociones como responsabilidad, revisión de la escuela y perfeccionamiento de la
misma. (164)

"los profesores se encuentran atrapados al responsabilizarse de su propia "disciplina" mediante


esquemas de autoevaluación, perfeccionamiento escolar y desarrollo institucional" (164-5)
"Los investigadores de la eficacia idean normas que permiten elaborar el concepto de la escuela
ineficaz o "enferma", basándose de nuevo en "la técnica confesional" (admisión de las
transgresiones y rito de reparación). La escuela "pobre", la escuela que "fracasa" ha de
responsabilizarse de sus problemas y de su propia curación: el autoperfeccionamiento. Éste se logra
mediante el perfeccionamiento de las propias personas, haciéndolas conscientes de sus debilidades
y llevándolas a comprometerse con los métodos de redención. El fracaso de la organización es el del
individuo, de la persona" (165)

De este modo, los "juicios normalizadores" se vuelven hacia las escuelas en conjunto; cada escuela
queda situada en un campo de comparación. Se proyecta un orden "artificial", "un orden definido
por procesos naturales y observables" (FOÜCAULT, 1979, pág. 179)... Se llega a la definición de la
conducta y del rendimiento "sobre la base de los dos valores opuestos del bien y del mal" (1979,
pág. 180): la escuela buena y la mala, práctica eficaz e ineficaz. Cada escuela se distingue de las
demás según una jerarquía o "clasificación". El régimen de poder disciplinario creado de este modo
"mide en términos cuantitativos y jerarquiza en relación con las habilidades, el nivel, la 'naturaleza' "
de cada escuela. La norma "introduce, mediante esta medida que 'confiere valores', la limitación de
la conformidad que debe lograrse" (1979, pág. 183)... donde hay "enfermedad" también hay "cura",
modelos de "práctica eficaz". Si fracasa el autoexamen," el experto, la autoridad, el consultor, el
disciplinario moral está de inmediato dispuesto a intervenir. Y en este papel, el científico y el
moralista están rígidamente interrelacionados. En efecto, dada la lógica de la gestión, la ineficacia se
considera como un desorden de la razón y, como tal, es susceptible de cura mediante el uso de
técnicas apropiadas de organización.

La gestión y la eficacia en la escuela como discursos específicos crean objetos al identificarlos como
tales. Cuando los teóricos de la gestión exponen la práctica de las escuelas que alcanzan el "éxito" o
la "buena" gestión, llevan a cabo también "prácticas de división" y la creación sistemática, la
clasificación y el control de "anomalías", la escuela "pobre" y la "mala" gestión. Éstas constituyen los
objetos de las terapias de gestión. De este modo, "los objetos de conocimientos se definen de forma
que puedan utilizarse prácticas convergentes" (WOLIN, 1988, pág. 184). En efecto, los discursos de
gestión y los campos de investigación como la eficacia escolar son formas de creación de trabajo
profesional: "Las prácticas fijan las condiciones del discurso y el discurso transmite, como
consecuencia, proposiciones que faciliten la práctica" (WOLIN, 1988, pág. 184). Las nuevas
disciplinas, como la gestión escolar, proporcionan una nueva disciplina para las escuelas y un nuevo
trabajo a los tecnólogos morales. La eficacia reestructura la escuela y al profesor como objeto
propio, para evaluarlos, supervisarlos y dirigirlos. 157
Trabajos citados
Ball, Stephen. «La gestión como tecnología moral: un análisis ludista.» En Foucault y la educación:
disciplinas y saber, de Stephen Ball, 155-168. Madrid: Ediciones Morata, 1993.

Correa de Urrea, Amanda, Angélica Álvarez Atehortúa, y Sonia Correa Valderrama. «La gestión
educativa: un nuevo paradigma.» Fundación Universitaria Luis Amigó. 2000.
http://virtual.funlam.edu.co/repositorio/sites/default/files/6lagestioneducativaunnuevoparadigma.
pdf.

Vidal Ledo, María, Francisco Durán García, y Nayra Pujal Victoria. «Gestión educativa.» Educación
Médica Superior 22, nº 2 (2008): 1-22.

La gestión educativa no está alejada a ningún proyecto de política pública que se haya aplicado para
mejorar la educación en el sistema educativo de cualquier parte del mundo.

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