0 calificaciones 0% encontró este documento útil (0 votos) 240 vistas 47 páginas La Devoción Al Nazareno de Achaguas. by Maury Abraham Márquez
Estudio etnográfico sobre las tradiciones religiosas populares relacionadas con la semana santa en los llanos apureños de Venezuela, en particular la Devoción al Nazareno de Achaguas, mitos,creencia y tradiciones.
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dica y patrimonio propio con domi-
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Edif. San Martin - Torre Oeste - Parque Central - Piso 22 - Telefax: (02) 07.77.53,
LA DEVOCION AL NAZARENO DE ACHAGUAS / Maury Abraham Marquez G.
.La Devocién
_al Nazareno de AchaguasCaracas
Central de Venezuela. Cursante de la
(en FACES-UCV. Profesor de Antropologia
dela Fundacion de Etnomsi-
OEA desde 1987 a 1994. Ha sido Jefe de la
Pica del Museo Arqucoldgicodel Estado Aragua, Jefe
de la Fundacion Mioseo de Ciencia. Acwalmente
Ta Divisin de Comercializacén de la Direccién
fas del CONAC. Tgualment ha realirado trabajos de investi~
sindigenas de Amazonas, Bolivar, terrtorio esequibo
del oriente y llanos venezolanos.
‘Copyright 1999 CORPOLLANOS
Calabozo-Fstado Guérico
Foro portada: Evaristo Madriz
Impreso en Venezuela
: por Miguel Angel Garcia ¢ Hijo, s.r.
Disesio y Composicion de Textos:
Dora Paulina Nicholls de Garcia
Depésito legal: Lf6271999398328
ISBN 980-340-122-X
A Sandra del V.
Ala esperanza
que galopa
el horizonte.=
Yo venta del Alto Apure
remontando una ribera.
Yo miré el rio Matiyure
que sale de una laguna
llamada La Barretera,
¥ pasa por La Estancada
una Fundacion Fuentera.
lego saludando Achaguas
Jas terras del Nazareno,
que quiso tanto a su pueblo
que quiso nacer moreno.
Busco al pueblo e’ Guasimar
a las Queseras del Medio,
donde José Antonio Péez
con los centauros apurefios,
l derroté a los realistas,
aque! centauro llanero...
(Condo apurefio:
Informante: Eacarnaciéa Sevilla|
j
Presentacién
Con el transcurrir del tiempo aquella afirmacién que pre-
sentaba a la religién como el opio del pueblo se ha modificado.
Hoy todas las corrientes de pensamiento, sin excepcién,
evuldan con criterio constructtvo el rol que Juega Ia religion en la
conformacién de la sociedad nacional. El Nazareno de Acha-
uas, constituyé un factor de aglutinamiento de las expectativas
de los independentistas de la época. Muchas promesas le fueron
ofrecidas y, con el tiempo, el sentimiento popular le atribuy6
ropiedades que hoy, después de més de ciento cincuenta afios,
‘se ven acrecentadas por el fervor de la gente, de diversas
Procedencias y categorias sociales, que se reconocen en la
venerada imagen de El Nazareno de Achaguas, religiosidad
Popular anclada en la region de Achaguas, zona de alto potencial
‘agropecuario del estado Apure.
La Corporacién de Desarrollo de la Regién de los Llanos
-CORPOLLANOS- publica este estudio del antropslogo Maury
Abraham Mérquez G., como una contribucién al rescate del
Patrimonio cultural de la regi6n de los Ilanos.
Evaristo Madriz Rapale
uwPrefacio
Este trabajo forma parte de una ampliainvestigacién realizada en
el marco del Convenio de Cooperacién Cultural e Interinsttucional
suscrito en octubre de 1987 entre el Consejo Nacional de la Cultura
(CONAC) y la Corporacién Regional de Desarrollo de los Llanos
(CORPOLLANOS), con el objeto de realizar una serie de monografias
para apreciar, valorar y difundir las culturas de tradicién oral de los
estados Gusrico y Apure. En este sentido, la presente monografia es
parte constitutiva de una investigacion interdisciplinaria que se llevé a
cabo en el proyecto general, Cuatro Manifestaciones de las Culturas
Populares de Guarico y Apure.
La investigacién que se realiza en el érea sociocultural se hace
realidad a partir del esfuerzo y dedicacién de un equipo de trabajo y
cristaliza de acuerdo con la aceptacién y con la participacién de una
colectividad. Es por ello que deseamos agradecer a la comunidad de
‘Achaguas su receptividad y disposicién al permitimos adentraros y
conocer una de las expresiones religiosas y devocionales de un valor
significativo para la comprensién dela vida de quienes habitan nuestros
lanos
3=
somes
Reconocimientos
Deseamos reconocer la invalorable colaboracin prestada duran-
te nuestro trabajo a la Sra. Josefina Hernandez de Recine. Al Pbro.
Francisco Javier, a la Sra. Rosa Romelia Abano, a Dulia Abano, a
Carlos Hernandez -"Chingo"-, a Pedro Bricefio -"Makumba”-, a
Encarnacion Sevilla, a Satumo Villazana y a todos nuestros informan-
tes, Esa ellos a quienes se les debe reconocer su coparticipacién en la
ctistalizacién de este trabajo, ya que sin su ayuda el mismo no hubiese
llegado a feliz término.
‘También deseamos expresar nuestro reconocimiento a los colegas
antropélogos Lilly Gonzalez, Carlos Rios y Lizardo Dominguez, por las
responsabilidades compartidas durante el desarrollo del Proyecto Ge-
neral. Al Licenciado Argenis Méndez Echenique, cronista de Apure,
quien desinteresadamente nos suministré valiosa informacion.
5Introduccién
Lua devocién al Nazareno de Achaguas es una expresién religiosa
de gran contenido simbélico, que acontece en la localidad de Achaguas
en el estado Apure. Se desarrolla como manifestacién popular en el
ciclo de Semana Santa, época en la cual se conmemoran los misterios
de la Pasin, Muerte y Resurreccién de Jesucristo, de acuerdo con el
calendario devocional y festivo de la iglesia catdica,
Los precedentes histéricos de esta manifestacion pueden
interpretarse dentro de un amplio complejo ritual: vida-muerte-resu-
rreccién. Esta concepcién del mundo, de antiquisima tradicién en la
humanidad, ha sido expresada por el hombre en diversos rituales y
tultos de origen arcaico.
Esta complejidad la encontramos en diversas culturas, y sus mani-
festaciones han sido variadas; de ellas proceden antiguos ritos de
renovacién o fertilidad desde sociedades paleoliticas hasta las comuni-
dades mediterréneas, en las cuales ya se amalgama con el cristianismo
y se convierte en el leit motiv del ciclo religioso de la pascua y
resurreccién de Jesiss.
En el capitulo inicial de esta monografia utilizamos los testimonios
rales aportados por miembros de la comunidad. Esta informacion se
‘complementa con datos de fuentes documentales para presentar una
7retrospectiva de las celebraciones de Semana Santa en Achaguas a
‘manera de bosquejo. Lo hacemos con la finalidad de facilitar compara~
ciones con respecto a los cambios y transformaciones sucedidas en este
‘espacio ritual festivo, presentando los aspectos mas resaltantes de esta
tradicién religiosa popular en épocas precedente.
Asimismo se relatan aspectos concemientes al ciclo actual de la
Semana Santa en Achaguas, procurando hacer énfasis en el espacio
ritual vivido por los devotos del Nazareno y cémo éste se convierte en
figura central del acontecimiento religioso. Se observaré cémo la
imagen del Nazareno adquiere una connotacion de “santo benefactor”,
‘concepcién que es asumida por la poblacion; ademas de las peculiar
dades de las conductas devotas de los cofrades, como aquellas manifes-
taciones magico-religiosas propias de la época y aquellas referidas a la
cultura culinaria y de diversiones cuya tradicion es propia de la semana
de pasién, o Semana Santa,
Los datos referentes a la concepcién mégico-religiosa, se funda-
‘menta sobre la interpretacién testimonial aportada por miembros de la.
cofradia encargada del culto y de algunos devotos. Estas informaciones
se recogieron en abril de 1988, en dias posteriores a la Semana Santa
y se completaron con observaciones y entrevistas realizadas durante el
desarrollo de la Semana Santa en marzo de 1989.
. Generalidades
Elestudio de esta manifestacién religiosa popular del Nazareno de
‘Achaguas, hace necesario el andlisis de algunos criterios que nos
permitan comprender la importancia de lo religioso en el campo de lo
cultural.
De manera general, la religion es definida como todo aquello
intangible por medio de lo cual el hombre manifiesta sus inquietudes
hacia lo que reviste un poder sobrehumano. De manera mas especifica
y entre los conceptos emitidos por diversos investigadores, encontra~
‘mos que Edwer Brunet Tylor, definio como religién, la creencia en
seres espirtuales; en tanto que Sir James George Frazer la entendia
como la coneiliacién o apropiacion de los poderes sobrenaturales a los
ue se les confiere un poder sobre la naturaleza y sobre la vida humana,
18
‘ambos etnélogos se circunscriben al 4mbito evolucionista. Herbert
‘Spencer, por su parte, creia que la religion consistia esencialmente en
la creencia de la omnipotencia de algo que es inescrutable; Max Miller
la defini6 de manera un tanto escéptica, como una lucha para concebir
lo inconcebible, expresar lo inexpresable, un anhelo de lo infinito,
Emile Durkheim llegé a su famosa definicién afirmando que la religion
como un hecho social consiste en un sistema unificado de practicas
religiosas relativas a la dimensi6n sagrada, las cuales vinculan a todos
aquellos que se adhieren a dicho sistema, cohesionados en una
comunidad. De hecho, estas concepciones son sociolégicas.
De una manera mucho més ecléctica, la antropéloga Jacqueline
Clarac de Bricefio (1981:18) define la religion como toda actividad que
implica la creencia en seres sobrenaturales capaces de favorecer 0
desfavorecer al hombre, actividad ésta que es expresada por medio de
ceremonias yrituales en honor ala divinidad o deidades, estableciéndo-
se dicha comunicacion a través de actos de ofrenda, sacrificios, bailes,
cantos, miisica, rez0s y oraciones.
A través de la religion, y en particular de las formas religiosas
populares, el individuo ha desarrollado un conjinto de creencias
contentivas de ancestrales tradiciones, en donde los rasgos fundamen-
tales estan dados por el nivel de identificactén colectiva, el sentido
devocional, yel carécter cohesionador de los patrones de organizacion
religiosa; donde las divinidades y deidades estan més cercanas al
individuo y le permiten canalizar expectativas del cotidiano vivir.
En nuestra opini6n, la religiosidad popular engloba por definicién
los mismos aspectos que hemos definido para la religion general, es
decir, valores, creencias, ritos y ceremonias. Pero el concepto de
religiosidad popular alude a aquellas expresiones diferentes a las re-
ligiones llamadas oficiales. La religiosidad popular se caracteriza enton-
‘ces por algunos aspectos particulares, que pertenecen a los sectores,
sociales populares y mayoritarios de la poblaci6n. Por otra parte,
también difiere en su contenido estructural y simbélico, ya que aqui
aparecen elementos tradicionales propios de las religiones autéctonas
con caracteristicas arcaicas. Tanto en Africa como en América, son
‘numerosas las formas de religion que constituyen verdaderas conjun-
ciones magico-religiosas, donde puede apreciarse la base catélica 0
19bien religiones de origen autéctono cristianizadas 0, en todo caso,
influenciadas por las religiones oficiales.
E1Nazareno de Achaguas es un vivo ejemplo de estas manifestacio-
nes, es una expresién de origen catélico, mezclado, por supuesto, con
elementos de la tradicion hist6rica local. Isabel Aretz (1975:199-262-
277), clasifica este tipo de religiosidad como religi6n folk (término
propuesto por la etndloga Gitanjali Dighindra de Guevara), a la cual
‘caracteriza como la interpretacion que hacen los sustratos populares de
la religion oficial, y que debe ser estudiada a partir de las manifestacio-
nes locales que le imprimen un carécter diferencial con respecto a la
religion oficial.
En estas religiones, los representantes de dichos grupos sociales se
ubican dentro de dogmas y practicas de creencias, que son elaboradas
¢ interpretadas de acuerdo con su propio universo simbélico. Para ello,
la estructura de la religién presenta sus formas de organizacién,
participacion y expresién sein la experiencia particular de los indivi-
‘duos que profesan la fe. En muchos casos, esta circunstancia trasciende
los planos individuales incorporéndose como expresién y experiencia
de un colectivo; Malinowski explica que, en la practica popular, los
santos de la iglesia catdlica romana han llegado a ser complices pasivos
de la magia. Pueden producir la lluvia, colocandolos en el campo;
detener la lava, cuando se los coloca frente a ella; detener el progreso
de una enfermedad.
El uso prictico, “vulgar”, de ciertos rituales o de ciertos objetos
hace magicas sus funciones (Malinowski B. citado en: Zadra D.;
1969:370)
Por otro lado, compartimos con Angelina Pollak-Eltz (1987a:100
sg; 1987b: 73-77) que, independientemente de que nuestro pais sea
considerado catélico, existe una religiosidad de arraigo popular cuya
particularidad dista de la ortodoxia de la institucionalidad. Tulio
Heméndez en una entrevista citada en el libro Marfa Lionza: Religio-
sidad Mégica de Venezuela (1987:172) sostiene que estos sistemas
religiosos populares permiten a los creyentes un intercambio con lo
divino 0 misterioso, lo cotidiano y lo hist6rico, alrededor de la creacién
de imagenes que les sean més cercanas a su imagen y semejanza.
20
Al hablar de religiosidad popular necesariamente debemos referir-
nos a las interrelaciones entre pensamiento magico y religion, concep-
tos que no deben confundirse.
La magia como c6digo simbdlico tiene connotaciones distintas alo
religioso, independientemente de que esto itimo lleve implicito proce-
dimientos mégicos, porlas respuestas 0 resultados que se esperan y por
el caracter de devocién que es expresado ante lo sobrehumano. La
diferencia radica en que el discurso de la magia es rigido en cuanto alo
que se espera como efecto del acto ritual; en este sentido, Beals y
Hoijer (1976:590), afaden que la magia es un conjunto de técnicas y
‘métodos para dominar el universo, en la suposicion de que si se siquen
minuciosamente ciertos procedimientos, son inevitables ciertos resul-
tados. Presupone un universo rodeado de causas y efectos, que puedan
ser controladas por quien la practica. No se trata de acontecimientos
‘que puedan ocurrir imprevisiblemente al antojo de los seres sobrenatu-
rales, nada es al azar. En este sentido, y refiriéndose al acto ritual
magico-religioso, Miguel Angel Lovera (1988:55) establece que la
finalidad del ritual es la de generar una comunicacién con los dioses,
para que sus poderes sean accesibles al hombre, otras consideraciones
en tomo a la relacion magia-religion pueden verse en James, E.O.
(1975:10-14),
El cardcter de los ritos magicos, en contraposicién con los religio-
sos, que constituyen, como vimos, un fin en si mismos, es visto por
Malinowski (1974: 37 y sg; 1977: 85-129) de la siguiente manera: la
‘magia se distingue de la religion por el hecho de que esta titima crea
valores y exige una comunicacién directa con las divinidades, mientras,
que la magia esté constituida por actos que tienen un valor utlitario y
son eficaces s6lo como medios vinculados a un fin concreto. Asi, el
‘contenido estrictamente utilitario de un acto y su funcién directamente
instrumental, lo hacen magico.
La mayor parte de las religiones reconocidas como moderas
agregan dentro de muchos de sus rituales, y hasta en su ética, algunos
aspectos que en realidad pueden asociarse a la magia,
La actividad ritual es indisoluble de los acontecimientos importan-
tes de la vida en sociedad, todo ritual esté conectado con actos de
trascendental interés para la vida del hombre, puesto que dan inicio 0
2cierran situaciones de importancia, por ejemplo: nacimiento, muerte,
pubertad, matrimonio, iniciacién del joven en los secretos mégicos,
iniciacién o culminaci6n de periodos de abundancia o fertilidad, entre
otros.
2. Criterios Metodolégicos
Los resultados que se presentan a continuacién forman parte de
tuna primera investigacién bibliogréfica-documental sobre la devocién
al Nazareno de Achaguas. Esta fase del subproyecto “Religiosidad
Popular en los estados Guarico-Apure”, se complet6 con informacién
testimonial recabada con posterioridad al acontecimiento ritual de
Semana Santa, durante el mes de abril de 1988. En este orden de
ideas, es importante destacar que la “reconstruccién” del tiempo y el
espacio de la celebracién se realiz6 recurriendo al testimonio e historias
rales narradas por miembros de la comunidad cristiana de Achaguas,
asi como también de promeseros y devotos de la imagen del Nazareno.
‘Creemos que una aproximacion referente ala religiosidad popular, que
pretende detectar la conducta devata de una comunidad y sus conco-
mitantes socioculturales, debe trazar una linea de acci6n para el estudio
del ciclo completo. Esto quiere decir, que permita observar los cambios
vy variaciones acaecidas en perfodos secuenciales de la manifestacién
en estudio. En este trabajo partimos basicamente de un postulado:
Como era y como es la manifestaci6n en la tradicion y en la memoria
historica de sus participantes? De otra manera, zqulénes integran la
rica fuente de informacién. Siempre nos nutrimos de ella yla confron-
tamos con el dato documental y viceversa. Los datos bibliograficos y
documentales se complementaron con observaciones, entrevistas y el
registro fotografico realizado durante la Semana Santa de 1989.
El trabajo de campo se llevs a cabo siguiendo los lineamientos de
la investigacion participante, més una entrevista semi-estructurada a
miembros de la cofradia que reine a un sector de devotos del Nazareno
de Achaguas, que son los encargados de organizar los preparativos
para la celebracién de la Semana Santa (miembros de la iglesia y
feligreses); ademds, se entrevistaron personas que por su condicién de
ancianos, pudieron aportar informacién testimonial sobre el desarrollo
2
de estas festividades de Semana Santa en épocas anteriores. También
conocimos sus cambios y variaciones hasta el presente. Se entrevista-
ron igualmente personas reconocidas piblicamente como devotos del
Nazareno, y/o que fueron favorecides por algin milagro, tuvieron
alguna experiencia cercana desde el punto de vista devocional.
Aspectos Geo-Histéricos de Achaguas
La ciudad de Achaguas, municipio capital del distrito del mismo
nombre, se encuentra ubicada aproximadamente a 21 kilometros al
sur-oeste de San Fernando de Apure, capital del estado Apure,
especificamente esta situada a 7° 46° 48" latitud norte ya 68° 13° 18*
de latitud oeste. Geografica y ecolégicamente Achaguas se encuentra
en un relieve de sabana interfluvial, por su localizacién cercana a los
rios Matiyure, Apurito y Cafio Zancudo. Est rodeada de terrenos aptos
para la agricultura, con una vegetacién natural de bosque de monte
alto, segiin hoja 6539 de la Direccién de Cartografia Nacional, 1971
Econdmicamente la poblacién desarrolla actividades agrope-
cuarias con especial énfasis en la produccién ganadera, en segundo
lugar le siguen las actividades de carécter agricola. En los iltimos afios
se ha incrementado la absorcién de fuerza de trabajo por parte del
sector terciario de la economia, en el area de los servicios puiblicos y
privados, lo cual ha acentuado un crecimiento demogréfico derivado de
la migracion campo-ciudad. Esto se hace evidente a partir del reciente
proceso de crecimiento urbano, con la conformacién de populosas
barriadas y urbanizaciones en la periferia del casco de la ciudad. El
‘municipio Achaguas tiene un total de poblacién de 12.980 habitantes,
de los cuales 7.480 (57,62%) habitan en el sector urbano de Achaguas,
segin datos del nomenclador de Centros Poblados del XI Censo
General de Poblacion y Vivienda, OCEI, Region los Llanos.
El proceso de conformacién histérica de Achaguas se remonta al
periodo precolombino. Para el periodo de contacto indo-hispanico
esta regién de Apure se encuentra habitada por las comunidades
étnicas Achagua, Otomaco, Taparita y Yaruro, siendo de los primeros
de donde toma nombre la ciudad de Achaguas. Al hablar de los
23indigenas Achagua, Fray Juan Rivero, citado por Acosta Saignes
(1954: 112), se refiere a éstos diciendo:
“La nacion Achagua ha sido de las mas numerosas y déciles de
cuantas pueblan estas comarcas (...) Empezaba a extenderse esta
nacién desde muy cerca de Barinas hasta San Juan de los llanos y desde
alli hasta Popayén, sin que se les haya descubierto término hasta ahora.
Es verdad que hay algunas interpolaciones en el gentio, ya por la
vecindad de otras naciones, ya por lo inhabitable de las tierras por ser
estériles. Desde el punto de San Salvador de Casanare iba una gran
manga de estas gentes, con poblaciones hasta el Ariporo y hasta las
orillas del Meta (..)”
Esta nacion fue conocida con las denominaciones de Asagua,
‘Ajagua, Jaguas, Xaguas. Los Achagua, de filiacion linglifstica Arawak,
‘ocuparon una vasta geografia, desde la provincia del Meta en la
Repablica de Colombia hasta las adyacencias de los rios Meta, Orinoco
y Apure, e incluso habitaron parte de la region nor-occidental de
Venezuela en las sabanas de Carora hasta Pedregal en el estado Falcén,
‘ademas se conocieron algunos nticleos poblacionales en los alrededo-
res del Lago de Valencia. Estos grupos fueron referidos por fuentes
misioneras del siglo XVIII. Mantenian intercambio comercial con otras
etnias de fillacion Caribe. Los Achagua solian ser comunidades esta-
bles, posefan un caracter complejo desde el punto de vista social y
tecnoeconémico, con un patrén de asentamiento disperso y una baja
densidad demografica. Sus aldeas estaban conformadas por una uni-
dad social y politica que permanecia unida por lazos de parentesco en
base a familias nucleares y extendidas. Su organizacién social se
fundamentaba en clanes patri y matrilineales exdgamos y endogé-
micos, teniendo como practica el matrimonio entre primos cruzados,
vel poder politico recaia sobre la figura del Cacique o Jefe de aldea, 0
en su defecto el Chaman o Piache.
Entre las comunidades de esta etnia existia un particular criterio de
ccupacién y posesién de los espacios territoriales que les ofrecian
mejores recursos para la subsistencia, por ejemplo, algunas familias
extensas se posesionaban y dividian las playas de los rios para el
aprovechamiento y explotacién de sus recursos, lugares éstos donde
las tortugas y galapagos desovaban; el trabajo se hallaba dividido por
24
asignaciones segtin el sexo, practicaban la agricultura rotativa de tala y
quema; el hombre talaba y preparaba el conuco, y la mujer se
encargaba de las labores de siembra y recoleccién. Completaban esta
actividad, base de su economia, con actividades subsidiarias como las
de caza y pesca fluvial, ademas de la recoleccién de especies silvestres
con las cuales complementaban y balanceaban las proteinas necesarias
cen la alimentacién. Estas actividades subsidiarias estaban mediadas
segtin la escasez 0 abundancia de especies en base a la estacién
climatica correspondiente: verano o inviemo. Practicaban la distribu-
cién equitativa de los productos de las actividades econémicas para la
subsistencia.
La vivienda de estos indigenas era de muy variadas formas, desde
las estables © comunales, a los paravientos o viviendas ocasionales,
hasta las viviendas ribererias (de lagos y rios) 0 palafiticas. Se destacan
como grandes fabricantes de alfareria, cesterias, tejidos de algodén yde
otras fibras, y embarcaciones, manufacturas con las cuales comercia-
‘ban, en una red intertribal de intercambios, con otras comunidades 0
‘grupos étnicos, a través del trueque o utiizando la “quiripa”, cuentas 0
abalorios de collar claboradas con caparazén © concha del caracol
{Strombus gigas), la cual fungia de unidad de intercambio. En cuanto a
lo religioso practicaban ritos iniciticos de pubertad tanto para la mujer
‘como para los hombres.
EI panteén religioso lo conformaban, esencialmente, los espiritus
de la naturaleza. Solian realizar ceremonias de caracter propiciatorio
con las que daban inicio 0 cerraban el ciclo de las actividades econémi-
as fundamentales que desarrollaban. Practicaban a su vez enterra-
‘mientos de tipo primario y secundario, lo cual habla por si solo del valor
fundamental sobre el concepto vide-muerte dentro de estas comunida-
des. Steward (1948:1-41) ubica a estos aborigenes en lo que define
como area circuncaribe, con las caracteristicas de culturas de selva
tropical. Acosta Saignes, por su parte, los sefiala en el drea de los
‘Arawacos occidentales. Otros grupos étnicos, no menos importantes,
de esta region para el periodo de contacto indo-hispanico fueron los
Taparita y Otomaco del tronco lingtiistico Atomaco, y los Yaruro
Pumé de filiacion linguistica Paleo-Chibcha, segiin Sanoja y Vargas
(1979: 161). De todos ellos, solamente estos itimos habitan hoy los
municipios adyacentes de Achaguas.
25A continuacién haremos un esbozo de las caracteristicas etnol6-
gicas generales de estas tres iltimas etnias seftaladas, por considerar-
la, junto a los Achagua, el sustrato cultural amerindio sobre el cual se
conforma la localidad de Achaguas, quienes con el aporte de los
mulatos en un primer momento y con el desplazamiento de criollos y
mestizos provenientes de la regién norte costera del pais van a
conformar el perfil étnico base que caracterizaré a esta poblacion
Ianera.
Genéricamente, a estas naciones aborigenes asentadas en las
regiones planas del sur del pais, se las considera dentro del tipo
nomadico semi-permanente, por cuanto dependian de un tipo de
economia diversificada, basada en la explotacion de los diversos nichos
ecolégicos de sabana. Es decir, vivian de la pesca, la caceria y la
recoleccion de especies silvestres, con desarrollo incipiente de un tipo
de agricultura que se practicaba por condiciones marcadamente
estacionales. Esta se desarrollaba siguiendo el patrén estacional de las
crecidas y bajadas de los rios, conocida como agricultura de vega.
Consistia en sembrar en las orillas de los meandros riberefios en verano
sobre la capa de humus depositada en estos lugares por la corriente de
los ios, desplazandose los miembros de la comunidad en pequefios
grupos durante las temporadas de lhivias a los lugares altos de la
sabana. Aqui subsistian de lo recolectado 0 del producto de la cosecha
de verano. La habitacién de estos grupos indigenas para la época del
contacto era de tipo diversificado debido a sus condiciones ndmadas ya
sefialadas. Tenian viviendas comunales circulares en la fase de
semipermanencia o abundancia de recursos. En tanto, para as tempo-
radas de recoleccion y de desplazamientos utilizaban paravientos para
guarecerse, o incluso simplemente se semi-enterraban en la arena a la
otilla de los rios, como una forma de abrigarse de la intemperie.
Desde el punto de vista de sus ceremonias religiosas, estas comu-
nidades, especialmente los Otomaco, tenian caracteristicas que han
hecho que muchos investigadores los relacionen con los indigenas
‘mayas centroamericanos. Segtin los cronistas, éstos practicaban “el
Juego de pelota”, ritual propiciatorio para las actividades ceremoniales
de consumo de tierra y sacrificios de sangre; asi como ceremonias de
adoracién a la luna en sus diversas fases o ciclos de presencia 0
26
ausencia, siendo el jaguar la representacién de ésta (Ver: Acosta S.
1954: 65-66; Sanoja M.; 1979: 163-164).
En base alla reduccién de indigenas Achagua, Otomaco y Taparita,
14 de diciembre de 1774, fray Alonso de Castro funda este pueblo de
misiOn, bajo la advocacion de Santa Barbara, con el nombre de Santa
Barbara de la Isla de los Achagua. Esta localidad revistié vital importan-
cia durante los hechos acontecidos durante el proceso independentista,
pues constituyé el centro de operaciones o cuartel general de las tropas
patriotas comandadas por el General José Antonio Péez.
Al respecto, Elisur Lares Bolivar hace referencia a la importancia
estratégica de Achaguas durante esta época de la vida nacional:
“Debemos aclarar que con esto ultimo, no sélo era Achaguas
centro de poder militar sino que también era centro de poder econémi-
0 pues acd se disponia de millares de caballos, tinico medio de
transporte para la época y miles de reses, las cuales servian para
alimentar a los ejércitos patriotas” (1986: 4-5)
Fn Ins alrerledores de Achaguas se escenificaron varias batallas
centre el ejército patriota y el espafiol. Es precisamente en esta época
cuando comienza un culto religioso de fundamental importancia para
los llaneros, la devocién al Nazareno de Achaguas, de la cual hablare-
‘mos en las siguientes paginas.
27
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