Teoría del conocimiento
Las bases de la teoría aristotélica del conocimiento
“Todos los hombres desean por naturaleza saber”,
dice
Aristóteles al comienzo de su
Metafísica
: la admiración, el asombro
(
to thaumadsein
) es el motor o impulso que nos lanza a la búsqueda
del conocimiento. Veremos después que la vida teorética, dedicada
al
conocimiento, es propia de los hombres en tanto que seres
superiores.
Pero el saber empieza por los sentidos, toma como objeto lo
particular y sensible. De ahí que la teoría aristotélica del
conocimiento
permanezca afiliada al empirismo: se puede decir que Aristóteles
inaugura el empirismo al señalar que la percepción de lo sensible y
particular es el comienzo del conocimiento: “nada hay en el
entendimiento que no haya estado antes en los sentidos”. Para
Aristóteles, la percepción es una función básica de la vida, al igual
que
lo son la nutrición y la reproducción. Así pues, el alma humana
individual tiene la capacidad de conocer sensiblemente la realidad.
Sin embargo, el conocimiento humano no se detiene en lo
sensible, puede conocer intelectualmente, es decir, por medio de la
inteligencia o el entendimiento. Por eso, dice Aristóteles que existen
dos tipos de conocimiento: sensible e intelectual, es decir, por medio
de los sentidos y a través de la razón. Mientras la sensación (
aisthesis
)
nos aporta, gracias a los sentidos y la experiencia, cierto
conocimiento
sobre las cosas singulares, concretas, el conocimiento racional
aborda
lo universal y las esencias por medio de la abstracción y la
deducción.
No obstante, a pesar de la clara influencia platónica en este
punto, Aristóteles no termina estructurando de manera dualista su
teoría del conocimiento; antes bien, afirma que la razón permanece
vinculada a la experiencia porque al igual que todas las cosas de la
cuadernos DUERERÍAS
Serie
historia de la filosofía / 2
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Santo Tomás de Aquino
(Llamado Doctor Angélico; Roccaseca, actual Italia, 1224 - Fossanuova, id., 1274) Teólogo y filósofo italiano.
Hijo de una de las familias aristócratas más influyentes de la Italia meridional, estudió en Montecassino, en
cuyo monasterio benedictino sus padres quisieron que siguiera la carrera eclesiástica. Posteriormente se trasladó
a Nápoles, donde cursó estudios de artes y teología y entró en contacto con la Orden de los Hermanos
Predicadores.
Santo Tomás de Aquino
En 1243 manifestó su deseo de ingresar en dicha Orden, pero su familia se opuso firmemente, e incluso su
madre consiguió el permiso de Federico II para que sus dos hermanos, miembros del ejército imperial,
detuvieran a Tomás. Ello ocurrió en Acquapendente en mayo de 1244, y el santo permaneció retenido en el
castillo de Santo Giovanni durante un año. Tras una queja de Juan el Teutónico, general de los dominicos, a
Federico II, éste accedió a que Tomás fuera puesto en libertad. Luego se le permitió trasladarse a París, donde
permaneció desde 1245 hasta 1256, fecha en que obtuvo el título de maestro en teología.
Durante estos años estuvo al cuidado de San Alberto Magno, con quien entabló una duradera amistad. Les unía
-además del hecho de pertenecer ambos a la Orden dominica- una visión abierta y tolerante, aunque no exenta
de crítica, del nuevo saber grecoárabe, que por aquellas fechas llegaba masivamente a las universidades y
centros de cultura occidentales. Tras doctorarse, ocupó una de las cátedras reservadas a los dominicos, tarea que
compatibilizó con la redacción de sus primeras obras, en las cuales empezó a alejarse de la corriente teológica
mayoritaria, derivada de las enseñanzas de San Agustín de Hipona.
En 1259 regresó a Italia, donde permaneció hasta 1268 al servicio de la corte pontificia en calidad de instructor
y consultor del Papa, a quien acompañaba en sus viajes. Durante estos años redactó varios comentarios al
Pseudo-Dionisio y a Aristóteles, finalizó la Suma contra los gentiles, obra en la cual repasaba críticamente las
filosofías y teologías presentes a lo largo de la historia, e inició la redacción de su obra capital, la Suma
Teológica, en la que estuvo ocupado entre 1267 y 1274 y que representa el compendio último de todo su
pensamiento.
Tomás de Aquino supo resolver la crisis producida en el pensamiento cristiano por el averroísmo, interpretación
del pensamiento aristotélico que resaltaba la independencia del entendimiento guiado por los sentidos y
planteaba el problema de la doble verdad, es decir, la contradicción de las verdades del entendimiento y las de
la revelación.
En oposición a esta tesis, defendida en la Universidad de París por Siger de Brabante, afirmó la necesidad de
que ambas fueran compatibles, pues, procediendo de Dios, no podrían entrar en contradicción; ambas verdades
debían ser, además, complementarias, de modo que las de orden sobrenatural debían ser conocidas por
revelación, mientras que las de orden natural serían accesibles por el entendimiento; filosofía y teología son, por
tanto, distintas y complementarias, siendo ambas racionales, pues la teología deduce racionalmente a partir de
las premisas reveladas.
A medio camino entre el espiritualismo agustiniano y el naturalismo emergente del averroísmo, defendió un
realismo moderado, para el cual los universales (los conceptos abstractos) existen fundamentalmente in re (en
las cosas) y sólo formalmente post rem (en el entendimiento). En último término, Tomás de Aquino encontró
una vía para conciliar la revalorización del mundo material que se vivía en Occidente con los dogmas del
cristianismo, a través de una inteligente y bien trabada interpretación de Aristóteles.
Aristóteles
(Estagira, 384-Calcis, 322 a.J.C.) Filósofo griego. Hijo del médico real de Macedonia, estuvo veinte años en la
Academia de Platón, primero como discípulo y luego como investigador y como tutor. Candidato a ser el
sucesor del maestro, se afirma (aunque es dudoso) que quedó despechado por el nepotismo de la elección de
Espeusipo y marchó a Assos (Asia Menor), donde escribió su diálogo Sobre la filosofía (la «carta de Assos») y
fundó un centro de estudio bajo la protección de su amigo Hermias, gobernador de Atarnea, con una de cuyas
parientes, llamada Pitias, se casó.
Aristóteles
Muerto Hermias (capturado y crucificado por el sátrapa Mentor), partió hacia Lesbos como huésped de
Teofrasto; fiel a la amistad, compuso la Oda a la virtud, en memoria de Hermias y por la que veinte años
después sus enemigos intentaron procesarle por impiedad. Aceptó luego de Filipo II de Macedonia el cargo de
preceptor de Alejandro Magno (de 13 años), quien siempre conservaría un gran respeto por su maestro, le
apoyaría económicamente e incluso le mandaría desde el Indo ejemplares de la fauna y de la flora de su
imperio.
Aristóteles se había trasladado mientras tanto de nuevo a Atenas y había fundado el Liceo, donde enseñaba
paseando (de ahí el nombre de escuela «peripatética»), seguía sus investigaciones y análisis de datos,
correspondientes a los más diversos campos (arte dramático, constituciones políticas, deportes olímpicos,
zoología), y elaboraba una veintena de obras. Sin embargo, al morir Alejandro (a los 33 años), el clan de
Demóstenes (autor de las Filípicas y, por tanto, enemigo de Aristóteles) se envalentonó y «el Estagirita» volvió
a decidir su partida, para «ahorrar a los atenienses un segundo atentado contra la filosofía» (el primero lo habían
cometido con Sócrates). Al año siguiente, moría en Eubea de úlcera de estómago.
Escondidas en una bodega (para protegerlas de los proveedores de Pérgamo), sus obras fueron olvidadas,
descubiertas por azar, ordenadas y editadas por Andrónico de Rodas en la Roma de Cicerón, redescubiertas
como totalidad en la Edad Media por los árabes, cristianamente interpretadas (bautizadas) por los tomistas y
neoescolásticos, relegadas por los modernos y, por último, definitivamente rehabilitadas a partir de Hegel.
De ellas, la tradición ha recogido con el nombre de Órganon las obras de lógica: Categorías, De la
interpretación, Primeros y Segundos analíticos, Tópicos y Refutaciones de los sofismas. Además de la Retórica,
de la Poética (en parte) y de Sobre el alma, la «antropología» de Aristóteles comprende la Ética a Eudemo, la
Ética a Nicómaco, la Política y la Constitución de Atenas. Sus obras sobre la naturaleza son Del cielo, De la
generación y corrupción, los Meteoros, la Mecánica, De las partes de los animales, De la generación de los
animales, Sobre el caminar, Sobre el movimiento, etc. Los varios libros de la Física y de la Metafísica
fundamentan y coronan el conjunto.