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Plan de Vida Del Pueblo Nasa en El Sur Occidente Colombiano

El documento describe el Plan de Vida del Pueblo Nasa en el suroccidente de Colombia, incluyendo sus antecedentes históricos, justificación, ubicación, principios, políticas, objetivos, visión, misión, ámbitos e implementación a través de programas y proyectos.
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PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR OCCIDENTE COLOMBIANO

ANTECEDENTES HISTORICOS DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL


SUR OCCIDENTE COLOMBIANO

JUSTIFICACION DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR


OCCIDENTE COLOMBIANO

DESCRIPCION DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR


OCCIDENTE COLOMBIANO

UBICACIÓN DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR OCCIDENTE


COOMBIANO.

PRINCIPIOS Y VALORES QUE ORIENTAN EL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO


NASA EN EL SUR OCCIDENTE COLOMBIANO

POLITICAS DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR OCCIDENTE


COLOMBIANO

OBJETIVO GENERAL DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR


OCCIDENTE COLOMBIANO
VISION DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR OCCIDENTE
COLOMBIANO

MISION DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR OCCIDENTE


COLOMBIANO

AMBITOS DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR OCCIDENTE


COLOMBIANO

CABILDOS DE APOYO DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR


OCCIDENTE COLOMBIANO

PROGRAMAS DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR


OCCIDENTE COLOMBIANO

PROYECTOS DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR OCCIDENTE


COLOMBIANO
ANTECEDENTES HISTORICOS DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL
SUR OCCIDENTE COLOMBIANO

Antes de la llegada de los españoles los pueblos indígenas desarrollábamos una


forma de vida de acuerdo a las temporadas de recolección de las cosechas que
nos brindaba la naturaleza con sus variados climas. Así pasamos muchos años;
algunos pueblos se fueron haciendo sedentarios; como es el caso de nosotros los
(Nasas).
Como pueblo Nasa sedentario teníamos definido nuestro territorio que respondía a
las necesidades de subsistencia, teníamos definida la forma de auto-gobernarnos
y de esta manera, vivíamos y recreábamos nuestra cultura de una manera
autónoma. El territorio que habitábamos se encontraba entre la cordillera
Occidental y la cordillera Central; concretamente correspondía al Valle sobre la
cuenca del río Cauca desde la actual Ciudad de Tulua en el Norte del
Departamento del Valle y pasaba por la zona de Tierra dentro, la cuenca del rio
magdalena, entre los Departamentos del Tolima y el Huila.
Con la llegada de los españoles este proceso fue interrumpido abruptamente, por
la ambición del oro que ellos buscaban. De esta manera a nuestros antepasados
les toco huir de las tierras planas hacia los peñascos de ambas cordilleras y a
Tierra dentro para poder salvar la vida de las generaciones indígenas que a un
subsistimos en estos lugares.
En la reubicación forzada en zona de ladera, nuestros antepasados desarrollaron
diferentes estrategias y técnicas de sobrevivencia, según la cosmovisión; entre
una ellas, la manera de esconder sus pertenencias que se utilizaban como forma
de adorno o de mercado.

MOVIMIENTO INDIGENA Y “RECUPERACION”


DE LA HISTORIA
Maria Teresa Findji
En: Michacl Riekenberg (comp.), Latinoamerica:
ensenanza de la historia, libros de
texto y conciencia historica, Buenos Aires,
Alianza Editorial/FLACSO, 1991.
La conciencia nacional contemporánea forjada durante “la hegemonía
conservadora” exalto al mestizo como prototipo del colombiano en un
intento por exorcizar el “estigma” del indio y del? negro1 y sublimar la
situación colonial, al tiempo que la revolución demográfica lanzaba a
libertos y mestizos a conquistar nuevas tierras para integrar el territorio
nacional, con el honroso título de colonos, entendido como “los que
hacen Patria”.2 Así que cuando a principios de los años de 1970 apareció
en el escenario Político nacional el movimiento indígena, sus
protagonistas no existían en el imaginario nacional.

Laureano Gómez, Interrogantes sobre el progreso de Colombia, conferencias Pronunciadas en 1928, Bogotá.
1 M.T. Findji, “Las relaciones de la sociedad colombiana con las sociedades indígenas”, en: Boletín de
Antropología, Universidad de Antioquia, Medellín, vol. V, No. 17-18-
19, tomo 2, 1983.

La ideología liberal decimonónica estaba aún vigente, hasta los


ideólogos, de las izquierdas marxistas: los “indios” no existen, “todos
somos iguales” y Cuando algunos de sus exponentes adoptaron la teoría
de la dependencia llegaron al extremo de escribir: “no hay historia
nacional”.3
Todos los matices de la ideología nacional colombiana coincidían, pues,
en Jugar -en lengua castellana- con la asociación de palabras:
“indio”=pasado y pasado = “atraso”. Los “indios” de hoy, vivientes
exponentes de la situación colonial, no existían, no podían existir en la
contemporaneidad.
Antes de seguir, valga aclarar que la primera organización que apareció
a la luz pública en Colombia como Consejo Regional Indígena era del
Cauca, de la antigua Gobernación de Popayán, de este Estado Soberano
del Cauca que participo en todas la guerras civiles que jalonaron el
proceso de unificación de las clases nacionales y abarcaba hasta 1905 la
mitad de la geografía actualmente colombiana. Sus protagonistas no
eran tribus selváticas, “marginales” o “primitivas” sino el mismísimo
producto de la Colonia, poblaciones relacionadas con los nuevos
“centros” de poder desde hace cerca de 500 años. Por eso, aunque a
muchos les parezca exótico hacer énfasis en el problema indígena -los
indios son “minoría” en Colombia hoy, como se dice o piensa
comúnmente-, en el imaginario nacional de la mayoría de los
colombianos figuran los indígenas en los orígenes negados de la
nacionalidad.
Existen en “la historia”, en los recuerdos de los primeros capítulos de los
manuales escolares. Y es bien sabido que “la historia” habla del pasado
y que el pasado ya se acabó, ya no existe, no puede existir, y ahí es
donde la Colombia con “minorías” indígenas vive en sus
representaciones “históricas” el mismo problema que las nacionalidades
contemporáneas americanas con mayorías indígenas.
Ahora bien, en el actuar, en el campo político y social, el movimiento
indígena contemporáneo pone de manifestó un conflicto no resuelto en
América “latina”.
Mario Arrubla, Estudios sobre el subdesarrollo colombiano, Medcllin, ed. Oveja Negra, 1969.
El discurso “histórico'’ no lo va a resolver. Pero incide en el campo de
fuerzas. No vamos a analizar aquí los textos de los manuales escolares
sino referirnos a nuestra experiencia de producción histórica en esta
situación conflictiva.
Realizada desde un lugar, el de “acompañante” del movimiento indígena
-renaciente” como dicen los indígenas de Nariño, esta producción no se
puede reducir a la categoría de etnohistoria. Parte de una catedra uní
versearía de historia contemporánea de Colombia y remite a la
invención y utilización de una herramienta de educación conjuntamente
con varias comunidades indígenas, protagonistas del movimiento
indígena en Colombia, herramienta conocida como: “los Mapas
Parlantes”.4
Los “Mapas Parlantes” no son un texto letrado. Ni son un texto para
niños, aunque los puedan ver también. Son una serie de siete murales
graficados destinados a ser utilizados en una región trilingüe por
poblaciones cuyas lenguas recién están empezando a tener escritura. En
otras palabras, en poblaciones que han desarrollado sistemas orales de
producción de conocimiento, de acumulación y transmisión del mismo.
No pasan por la escritura, pero no pensamos que por ello no tengan un
pensamiento estructurado o no tengan historia, como tan a menudo se
nos ha querido hacer creer.
Escuchar, entender e interpretar la memoria colectiva de estas
comunidades a través de los relatos orales de los mayores o en las
reuniones y asambleas comunitarias, y sobre todo, observar como
informan sus luchas contemporáneas, ha sido fundamental en el método
de los “Mapas Parlantes” así como la constante y sistemática
confrontación con nuestras propias maneras de aprender los
acontecimientos de la vida cotidiana de relacionarnos en el

Para más detalles, véase: V.D. Bonilla, “Algunas experiencias del Proyecto Mapas Parlantes" en J.E. García
Huidobro, Alfabetización y educación de adultos en la
región andina, UNESCO-CREFAL, México, 1982. “Proyecto de utilización experimental
Multiplicada de los Mapas Parlantes” en N. Rodríguez y otros, comps.,
Educación, etnlas, descolonización en América Latina, una guía para la educación
bilingüe intercultural, México, UNESCO, 1983, tomo I. “Experiencias de investigación-
educacion entre comunidades paeces'’, en Boletín de Antropología, Universidad
de Antioquia, Medellín, vol. V, No. 17-18-19, tomo I, 1983.

Tiempo y el espacio, de conocer “el mundo” o los diversos mundos.

Asimismo, el producto final, los murales disponibles en hule y fácilmente


transportables, no se pueden usar sino en forma oral: en condiciones
similares a las que tradicionalmente fueron propicias para la generación
o transmisión de conocimientos en estas comunidades.
Ahora bien, esta forma oral implica una relación presencial. Es decir, que
el que habla lo hace siempre en el momento presente, desde el sitio o la
situación en la que se encuentra. Aunque su pensamiento se desarrolle
en un ir y venir del presente al pasado o al futuro, siempre está
“actualizado”.
Volveremos sobre esta observación, indispensable para entender el
problema de la “historia” en el actuar contemporáneo de las
comunidades indígenas de América.
1. Resguardos "coloniales" y memoria de la resistencia indígena
contemporánea
En el caso que nos ocupa, cuando, inesperadamente, la “organización
indígena” hace irrupción en el escenario político nacional en 1973,5 este
estaba ocupado por “las invasiones campesinas” masivas coordinadas
por la ANUC (Asociación Nacional de Usuarios Campesinos), recién salida
de las manos gubernamentales que la fundaran, y los debates sobre la
Reforma Agraria.
En el Cauca existían y luchaban descendientes de los antiguos
pobladores precolombinos, coloniales o poscoloniales identificados como
“indios” o “campesinos indigenas”.6
En este contexto, sus luchas son interpretadas inmediatamente como
“luchas por la tierra”. Pero a todo lo largo de la década el debate
ideológico y político

Tercera Asamblea del CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca), Silvia, junio de 1973. Véase cartilla del
CRIC No. 2 “Como nos organizamos” (1974) y archivos de Iaprensa nacional. v
• Vease primera cartilla del CRIC: "Nuestras luchas de ayer y de hoy”, febrero de 1973*
en torno de estas identificaciones ocupará un espacio considerable;
culminará en el Congreso de la ANUO (Tomala, 1977) con la ruptura de la
relación entre la organización campesina y la organización indígena
CRIC. Más tarde, a partir de la proclamación gambiana: “No somos una
raza, somos un pueblo” y de la Marcha de Gobernadores Indígenas a
Bogotá contra el proyecto de ley de “Estatuto Indígena" (1980), el
Movimiento de Autoridades Indígenas del Suroccidente privilegiara la
auto identificación en términos específicos: pueblos guámbianos, Páez,
etc. El actual reconocimiento a la existencia de un movimiento indígena
en Colombia es producto de esta resistencia a ser simplemente
reducidos al campesinado “nacional”.

Se pueden analizar más detenidamente las formas de manifestarse de la


memoria colectiva “indígena”, y el papel que jugó en la resistencia a ser
borrados de la faz de la Tierra, de estos pueblos.7 En el Cauca de
entonces a los que más comúnmente se les calificaba de “indios” eran a
los terrajeros.* Precisamente los primeros que volvieron a manifestarse
luchando. Pero la organización indígena regional se fundó con la
participación de todas las agrupaciones existentes, tradicionales o
nacionales9 y los dirigentes más “integrados" dominaron en la dirección
de la organización.
Sin embargo, apenas se lograron los primeros triunfos en cuanto a
tierras, se Pudo observar que las comunidades reintegraban estas tierras
a los resguardos, colocando a su gente nuevamente bajo la jurisdicción
de los cabildos.
Los resguardos corresponden a una forma jurídica según la cual la
propiedad de la tierra está asignada a una comunidad. Inicialmente
concebida por los
"|Mayclc, mayele, mayele! El mundo fue creado para todos. Pero a nosotros nos quitan de la tierra". Nos
quieren borrar de la Tierra, decía el Manifiesto Gambiano Ib* nantuiguen y nintmereay gucha (1980). Aunque
muchos leían el texto saltándose el "de” la tierra, en la visión campesinita dominante en la .poca.
I Terrajero o terrazguero: indígena que debe pagar en trabajo (dos a ocho días al mes)
P terrateniente el derecho de levantar su casa y tener un lote de pan coger en la hacienda;
■muy a menudo instalada en las tierras de resguardo, en el caso del Cauca.
Véanse Cartilla No. 1 del CRIC: "Nuestras luchas de ayer y de hoy" y cartilla No. 2,
v.-6mo nos organizamos".
Juristas de la Corona, fue ratificada por el Estado Republicano, a pesar
suyo y debido a la presión de los interesados. Y la legislación especial
para estas poblaciones “salvajes” o apenas “reducidas a la vida
civilizada” (ley 89*1890 actualmente vigente) consideraba un plazo de
50 años para su desaparición. Plazo prorrogado precisamente por las
luchas indígenas Y actualmente, por la decisión del mismo Estado de
crear nuevos resguardos hasta en regiones donde no los hubo durante la
Colonia.

Ahora bien, esta legislación ratificaba el carácter inalienable de estas


porciones territoriales y precisaba las funciones administrativas de sus
pequeños cabildos. En términos socioeconómicos segregaba estas
tierras de las leyes del mercado.

Este estatuto jurídico, aunque muchas veces violado por los


terratenientes antiguos o modernos, está en la base de un hecho
objetivo fundamental y contemporáneo: efectivamente existen en
Colombia tierras comunales adscritas a comunidades especiales.
Ahora bien, este hecho es el soporte material de la memoria colectiva
indígena. Lo pudimos comprobar visitando comunidades paeces o
guámbianos que conservan sus autoridades, su lengua y otras
características culturales, así como en otras comunidades del Cauca o
de Nariño que aparentemente las han perdido.

Las visitas a los capitanes u otros mayores resultaban casi siempre en


una invitación a divisar los linderos del resguardo o a recorrerlos,
modalidad esta última que será utilizada también por las mismas
comunidades en las etapas iniciales de las “recuperaciones” de tierras
de resguardos. Los mayores recitaban siempre “de memoria” -si me
permiten la redundancia- los límites de los títulos coloniales de dichos
resguardos; más de una vez, sin tener en su posesión dichos títulos, que
precisamente nos pedían que les ayudáramos a buscar en los archivos.
Una vez conseguidos, constatábamos la exactitud de la transmisión oral
de dichos linderos y hasta los términos en que estaban registrados por
escrito.

La lucha por la tierra se desarrollaba en forma de trabajo comunitario


sobre las tierras usurpadas por terratenientes o colonos: la comunidad
que se consideraba legitima dueña, acompañada por otras que la
apoyaban retomaba posesión a la manera Páez: trabajando. Los
terratenientes mandaban policía, ejército o “pájaros” (matones a sueldo)
para destruir los cultivos o desalojar a los trabajadores. Y la legitimación
de la propiedad, privada o comunal, se hacía en torno de las “escrituras”
esgrimidas por unos y por otros. En este sentido los documentos
“históricos” sirven para legitimar una acción presente.

Pero hay más: desde un principio, la reivindicación de los indígenas se


expresaba en esos términos: “exigimos los derechos”. Como nadie en los
sectores populares o de izquierda de entonces utilizaba este vocabulario
de derechos, el lenguaje nacional empezó a distinguir la lucha por la
tierra de los campesinos de la de los indígenas, calificando esta ultima
de lucha de “recuperación”. Mientras tanto, el fantasma de la memoria
terrateniente seguía acusando a unos y otros de “invasores”.
Mientras tanto los académicos utilizaban su saber “histórico” para
recalcar que el resguardo y el cabildo eran instituciones coloniales,
“feudales”, “rezagos” del pasado, obsoletas y destinadas a desaparecer.
Lo cual justificaba de paso los anatemas políticos hacia los luchadores
indígenas. Por su parte, la historia “popular” se dedicaba a tomar el
contrapié de la historiografía oficial tradicional, especializada en la
biografía de los próceres, rescatando “héroes” populares; y utilizando
este conocimiento para concientizar o movilizar a las masas, como se
hablaba entonces. Esta “recuperación histórica” era efectuada por los
intelectuales nacionales que se planteaban entonces como “devolver”
sus investigaciones a las gentes.

Coincidentemente, en 1971, año del nacimiento del CRIC en el Cauca,


año de la primera reunión de Barbados, en Euroamerica,10 unos
investigadores Simposio organizado por el Instituto de Etnología de la
Universidad de Berna en Bridgetown, Barbados, del 25 al 31 de enero de
1971 y auspiciado por el Programa para combatir el racismo y por la
Comisión de la Iglesias sobre Asuntos Internacionales del Consejo
Mundial de Iglesias. Termino con una Declaración de Barbados: por la

interesados en la “causa popular” rescataron en una choza indígena del


Tolima un manuscrito inédito del dirigente indígena caucano de principio,
del siglo, Manuel Quintín Lame. A la segunda asamblea del CRIC, serian
llevados 100 ejemplares del libro, cuya publicación dio lugar a que en la
prensa nacional se evidenciara que los luchadores populares tenían un
pensamiento y hasta lo habían dictado a un secretario y firmado
solemnemente.11
Fue en esa segunda asamblea del CRIC donde se adoptó como un punto
de su programa de lucha el de “hacer conocer las leyes sobre indígenas
y exigir su justa aplicación” y no la de suprimir la ley 89 por los términos
humillante? que utilizaba para caracterizar a los indios.12 Manifestación
entre otras de la lucha entre el pensamiento liberal y el pensamiento
indígena dentro de la organización.
El oficio de investigador de títulos coloniales de resguardos en los
archivos nos iba a deparar un nuevo conocimiento, obtenido también o
“recuperado” por fuera de los indígenas mismos. Varios resguardos
paeces aparecían englobados en cacicazgos y conformados en el mismo
periodo (finales del siglo XVII o principio del siglo XVIII). Una figura
central, hasta entonces solo conocida como mítica, cobraba existencia
histórica. Se trata del cacique Juan Tama.
La “devolución” de este conocimiento en forma de texto escrito, con un
mapa de linderos de los cacicazgos paeces13 fue recibida oficialmente
en una organización en la que prevalecía la concepción “popular” de la
historia.14
liberacion del indigena por la que es conocido. Vease La situacion del indigena ti
America del Sur, Montevideo, ed. Tierra Nueva, 1972. Existe version inglesa. En julio
de 1977 se realizaria la II Reunion de Barbados. Vease G. Bonfil Batalla (comp-l
Indianidad y descolonizacion en America Latina, Mexico, ed. Nueva Imagen. 1978
11 Manuel Quintin Lame, En defensa de mi raza, Bogota, ed. La Rosca, 1971.
u Vease cartilla del CRIC No. 2: “Como nos organizamos**, 1974.
13 V.D. Bonilla, Carta al CRIC No. 4, “Historia politica de los paeces”, 1977,
Colombia Nuestra, 1982.
14 Veanse documentos del V Congreso del CRIC: “Analisis de su organizacion y sí»
luchas” y “ Plataforma politica”, 1978.
pero para un sector de la intelectualidad colombiana, se seguiría
aclarando la dimensión territorial de las luchas indígenas cuando las
comunidades de terrajeros paeces se resistieron a aceptar la política de
legalización de las recuperaciones de tierras de resguardos adoptada por
el INCOR A (Instituto Colombiano de la Reforma Agraria) en forma de
“empresas comunitarias”,-o sea, cooperativas de producción que ni
reintegraban la territorialidad de los resguardos ni reproducían la
institución del cabildo.
0 cuando, después de la proclamación del Derecho del Pueblo Gambiano
y la Marcha de Gobernadores Indígenas a Bogotá, los paeces adoptaron
como “escudo” el símbolo del bastón de mando sobre sus montañas.
El movimiento indígena se apropiaba así en forma simbólica del
contenido de la investigación histórica actualizándola y traduciéndola a
un lenguaje menos especializado que la cartografía histórica o el texto
escrito en castellano, pero no por eso menos valido. El resultado de la
investigación “histórica” y la reconstrucción “exacta” de los linderos de
los cacicazgos o su análisis en el contexto de la época como el modo
particular como los paeces llegaron a conformarse -en la colonia tardía y
no en los tiempos precolombinos- como un conglomerado socialmente
distinto, hasta hoy, le decía algo a la gente “adentro”. Sin menoscabo de
la crítica a la representación nacional de los “indios” fosilizados de las
eras precolombinas vigente “afuera”.
Esta “recuperación de la historia” a partir de la investigación de archivos
y de la observación detallada de las formas de actuar de las
comunidades,15 por más cercanos al movimiento que estuvieran sus
protagonistas, se caracteriza, pues, por una dominante recuperación
critica hecha desde afuera, por nacionales no pertenecientes a las
comunidades indígenas que protagonizaban ellas mismas sus luchas.
Pero ya había aparecido un terreno de comunicación no verbal eficaz
entre dos “trabajos”: la recuperación de la tierra y la recuperación de la
historia.
M.T. Findji, “En el Cauca cordillerano: Comunidades haciendo y otros deshaciendo.
Perspectivas de desarrollo regional a la luz de un movimiento social y la reforma
Municipal”, ponencia presentada al VI Congreso de Sociología, Bucaramanga,
Septiembre de 1987, Universidad del Valle, Departamento de Historia, mineo.
Para que se pudiera llegar a que la “recuperación de 1 a historia”
formara parte de la dinámica del movimiento indígena y fuera asumida,
a su manera, por la misma gente, hacía falta que se profundizara la
relación, en particular hasta entender cómo funciona la oralidad y como
se mueve el pensamiento indígena en el tiempo.

2. Los mapas parlantes: un texto oral


2.1. De los caminos a las huellas: el espacio del relato
En lo que va del inicial mapa geográfico o histórico de los límites de los
cacicazgos en tiempos de Juan Tama a los “Mapas Parlantes”, esta buena
parte de la transformación por la visión desde adentro. El mapa del país
Páez publicado en 1977 localiza los sitios, identificados con su nombre;
la adaptación grafica en el sentido de representar las montañas como
las ve un caminante o la de intentar escribir los nombres en lengua Páez,
no modifican sustancialmente la naturaleza del mapa; representa el
espacio físico.
En cambio, los “Mapas Parlantes” no pretenden representar
cartográficamente el espacio. Incluyen como base del diseño de toda la
serie la territorialidad Páez (o gambiana o no indígena) redescubierta y
pretenden facilitar la visión comparativa de las transformaciones que ha
sufrido a lo largo del tiempo. Pero la “idea” del territorio que se
desarrolla gráficamente es eso: un concepto que el pensamiento
construye y no de una cosa inerme definida por sus límites cartográficos.
El Mapa Parlante va a proporcionar elementos que permiten que los
videntes los trabajen para elaborar su propio pensamiento.
Si bien los elementos naturales fundamentales que permiten reconocer
la región figuran explícitamente en el Mapa primero y en varios de los
demás -el nevado del Huila, el volcán Purace, los cerros de Ruchique,
“los dos ríos” con los cuales los castellanos la identificaron inicialmente
o los que constituyen la geografía real y mítica de los orígenes de los
paeces- en el Mapa Parlante 1, “Así era nuestra tierra”, llama la atención
no solo la amplitud del espacio considerado, rompiendo las referencias
administrativas actuales o el “encierro” de los terrajeros en la hacienda,
sino la multitud de caminos.
El haberlos graficado en forma de huellas de los caminantes permite
automáticamente el paso del registro del espacio físico al del espacio
temporal para los videntes-lectores indígenas. Explicaremos por que
más adelante. Por ahora queremos insistir en la metamorfosis operada
porque permite al indígena “entrar” de lleno y tranquilamente en el
texto, recorrerlo libremente y pensar con su propia cabeza. El detalle es
exacto: los que caminan dejan huellas. Y ellos, puede que no sepan leer
castellano; pero saben leer las huellas en el camino, huellas de
animales, huellas humanas, huellas de los duendes. La huella es la
materialidad a partir de la cual el pensamiento humano construye su
conocimiento.
Y allí radica lo particular de este texto. No es un texto escrito. No es una
escritura sagrada. No es una versión oficial. Es un espacio lleno de
huellas, de detalles materiales, que se pueden ver y a partir de los
cuales se construyen lecturas, análisis, comparaciones en el tiempo y en
el espacio. Sin esas operaciones la mente humana no se desarrolla. La
elaboración y transmisión de este conocimiento se hace en forma oral
en la lengua que más se domine.
Para que funcione así, el Mapa Parlante está compuesto de escenas. El
individuo y la comunidad miran detenidamente los detalles que se ven
en el espacio graficado -objetivamente existente- del Mapa Parlante. Si
se trata de un mayor o un miembro “recorrido” de la comunidad, va a
reconocer en el Mapa Parlante algo que ya ha visto en su vida y
entonces empieza a contar. Recuerda lo que conoce y lo da a conocer a
través del relato. Si se trata de un joven que no conoce, puede ver allí y
conocer también. La transmisión de conocimientos entre generaciones
es asegurada.
Si ninguno de los presentes se puede acordar que ha visto, en seguida
se acuerdan de los que saben y pueden contar o traen a cuento detalles
realmente existentes que hay que ir a buscar para saber (desde un
hacha de piedra para tumbar los arboles a principios de siglo hasta una
piedra de molino, un tejido o una manta). Van y lo buscan: el proceso de
investigación está asegurado. Investigación con los recursos de la
comunidad, en el marco de su territorialidad reconquistada; con los
recursos de otras comunidades, próximas o lejanas; con los recursos de
los exponentes de la sociedad nacional. Investigación hecha posible
gracias a las relaciones reestablecidas por la recuperación de tierras y
de cierto reconocimiento al derecho de existir que ha logrado en los
últimos anos el movimiento indígena.

Todo el trabajo de “recuperación histórica” está en el detalle de cada


escena. Tiene que ser rigurosamente exacto, porque el punto de partida
de la producción del conocimiento en las comunidades orales radica en
la observación y verificación del detalle, aparentemente más nimio y de
su ubicación en el tiempo, el espacio natural y social: .cuando fue?
dónde fue? .quien hizo? o .quien dijo? etc. La estructura de sus largos y
lentos relatos refleja ese modo de producir o transmitir conocimiento,
con mecanismos de soporte de la memoria oral. Los Mapas Parlantes
constituyen el espacio en torno del cual la comunidad puede recuperar y
consolidar estos mecanismos. Aportan el registro visual de las escenas,
seleccionadas de acuerdo a la importancia relativa de los sucesos o
aspectos dela vida que le concedan, sea
las comunidades o sea los investigadores nacionales.
Valga, a modo de ejemplo, una parada ante el primer Mapa Parlante: “Así
era nuestra tierra”. Reproduce las distintas facetas de la vida en el
preciso momento en que los conquistadores se están acercando,
procedentes de Quito. Actividades productivas varias y múltiples
intercambios permiten corregirla visión ahistórica de la tradición colonial
asumida por los actuales colombianos y difundida por las misiones y la
escuela, según la cual los indios eran unos pocos salvajes. Mirando el
Mapa Parlante; es fácil llegara la conclusión: no estábamos aislados sino
relacionados entre grupos o sociedades diversas y desiguales entre sí,
diversidad visible en los vestidos por ejemplo; existían pueblos que hoy
han desaparecido y los de hoy no estaban necesariamente donde están
hoy. Sin embargo, no se trata de la pintura del paraíso perdido: lo
teníamos “todo completo” pero las guerras y divisiones anteriores a la
llegada de los españoles corrigen la visión maquea de indio=bueno,
español=malo. Se reinterpretan las condiciones que hicieron posible la
Conquista y la forma como se produjo. La interpretación “moral” puede
ser completada por el análisis de la “destrucción de una economía” o de
la nueva conformación política de vencedores y vencidos y la
consecuente comparación con sus actuales condiciones o posibilidades.
Además las escenas de la vida diaria, los ritos o las lagunas, permiten
tocar el plano de las creencias -tema fundamental en los procesos de
recuperación de la historia en comunidades “cristianizadas”-
católicamente cuando les toco “la civilización” o evangélicamente
cuando el Instituto Lingüístico de Verano u otras denominaciones
contemporáneas canalizaron las búsquedas de alternativas. En general,
interpretan todavía negativamente la recuperación de tradiciones no
occidentales.

EN EL MOMENTO QUE SURGE EL CRIC

En el momento que surge el CRIC toda la parte comercial de productos que


ingresaban de afuera y de las cosechas que producíamos los indígenas como el
frijol, maíz, trigo, arveja, cebolla, en general hortalizas, frutales, café, fique y
animales domésticos estaban en manos de algunos colonos; quienes habían
montado sus almacenes de venta de ropa, tiendas de víveres con mecanismos de
capturar todas las cosechas ya que ellos eran quienes le ponían precio a los
productos de los indígenas, en la pesa robaban o calculaban a su antojo lo que el
indígena llevaba a vender; en ocasiones emborrachaban al indio que llevaba la
cosecha y después le decían que ya le habían pagado todo y que él se había
tomado en licor toda la plata; que antes había quedado debiendo en la tienda o
cantina y de esta manera empeñaban al indígena con las cosecha venidera. De
esta manera varios colonos consiguieron plata a costa de engañar los indígenas
en esos pueblos aprovechándose del analfabetismo que se vivía en la época.
Además tenían el transporte y se hacían elegir como Alcaldes municipales,
concejales, inspectores de policía, representantes a la cámara y senado, también
como diputados y gobernadores del departamento. De esta manera no había
donde exigir justicia; todo estaba coaptado por ellos; las bebidas propias de los
indígenas; como la chicha la hacían votar por la tenencia (policía) y se llevaban a
la cárcel el propietario ya que lo consideraban un delito grave; para que
consumiéramos solo los licores que ellos vendían. Así muchos indígenas fueron
encarcelados por vender chicha, en otras ocasiones le montaban calumnias
tratándolos de ladrones o de ser delincuentes para que abandonara el territorio
que posteriormente ellos se apropiaban y le sacaban escritura pública;
aprovechando el poder que tenían en el estado; es por todas estas razones que
muchos nasas huyeron hacia otros departamentos como el Caquetá, Putumayo
entre otros.
Cuando se aproximaban las elecciones aparecían todos formales, pampeándonos
los hombros a decirnos por quien había que votar, nos prometían grandes obras
que nunca cumplieron, nos engañaban con una migaja de carne y cuando tocaba
elegir el cabildo ellos decían quien tenía que ser el gobernador y debía ser alguien
obediente a ellos para tenerlo como mandadero de sus intereses y de algunos
curas párrocos.
En resumen nos trataban como un objeto de explotación. Así muchos gamonales
en pueblos indígenas se hicieron ricos pero nunca dejaron la discriminación, el
trato como a seres insipientes y la estigmatización de las comidas típicas hasta
hacernos avergonzar de ser indígenas ya que ellos comentaban que lo que
comíamos tal vez serbia para la comida de los marranos y así se fue perdiendo la
identidad indígena, los platos típicos y algunas semillas nativas.
Cuando surgió el CRIC buscaba resolver lo concreto que es “tierra para la
gente” los primeros que se tensionaron fueron los gamonales terratenientes;
porque percibían que perderían el poder político, económico local. Esta realidad
los obligo a reunirse por muchas ocasiones y analizar qué hacer con los indígenas
y a partir de allí algunos decidieron pagar sicarios para exterminar los principales
líderes acusados de ser delincuentes, como mecanismo de debilitar la
organización, otros acordaron subirle los precios a las remesas y el transporte de
los lideres y demás indígenas para limitar la movilidad y las recuperaciones de
tierra, haciendo que no se tuviera suficiente comida para tanta gente y se hiciera
costoso transportar la remesa.
En medio de esta difícil situación los lideres con la comunidad se vio obligada a
generar otras alternativas; fue así que acordaron hacer grupos de trabajo de
ayuda para fortalecer la huerta tul de cada familia, con los que tenían algo de tierra
y que entendían y apoyaban las recuperaciones o en ocasiones se prestó alguna
parcela para sembrar maíz, frijol, yuca y otros aportaban el resto de productos
agrícolas; de esta manera se obtenía suficiente comida.
Cuando la comunidad se fue fortaleciendo comenzaron a realizar aportes
familiares, con los que podían; otros hacían rifas, contratos de trabajo colectivo y
de esta manera se dio inicio a las tiendas comunitarias que con su ganancia
debían apoyar las recuperaciones; además de superar las limitaciones de precios
costosos, que ponían los gamonales terratenientes en sus tiendas.
En la búsqueda de superar el problema del sobre precio en el transporte el padre
Álvaro ayudo a conseguir contacto con algunas agencias humanitarias de
cooperación internacional; como es Pan para el mundo, manos unidas, caritas que
ayudaron en la capacitación, concientización y a la consecución de vehículos para
el transporte de los productos que producía la comunidad y a la vez ingresar los
que no teníamos; estas alternativas fortalecieron bastante la acción comunitaria y
de esta manera en la parte alta ya no existen terratenientes y el transporte en su
mayoría está en manos de los cabildos y comuneros, incluso adelantan gestiones
para montar una empresa propia de los indígenas denominada “Transétnias de
Colombia”.

GENTE PARA LA TIERRA EL SURGIMIENTO DEL PROYECTO NASA

Con el CRIC de alguna manera ya se había recuperado algo de tierra para los
Nasas a través de las vías de hecho y es entonces cuando aparece el padre Avaro
ulcué chocué indígena Nasa y quien fue acecinado en 1984 por mandato de
terratenientes.
El nasa Pal planteo los proyectos comunitarios como un mecanismo de unidad,
concientización y organización local para una liberación integral y para lograrlo era
necesario capacitar y formar desde los valores propios los “nasas para la tierra”
así surge en Toribio el Proyecto Nasa, en donde ya no solamente se plantea la
ocupación de las tierras sino la necesidad de acometer la organización y
participación comunitaria.
Esta dinámica complementaria nace en 1980 en medio de una gran asamblea
comunitaria, en principio para dar respuesta a la división que se presentaba entre
los resguardos de Toribio, Tacueyó y San Francisco, alentada por cuestiones
políticas e intereses partidistas que impedían el avance de la organización y el
reconocimiento de los valores como pueblo indígena.
El proyecto NASA se plantea entonces como propósito central, la unidad
comunitaria a fin de fortalecer los procesos organizativos y la cohesión social a
través de la educación, la formación y proyectos productivos, de modo que
progresivamente se fuera alcanzando una sociedad nueva, sin vicios, respetuosa
de sus propios valores y alejada de la politiquería.
Para lograr estos objetivos se planteó un método basado en tres elementos y
estrategias fundamentales con un espíritu Nasa a saber:
1 La concientización a través de la educación y capacitación formal no formal
e informal en la constante búsqueda que responda a las necesidades de la
vida y de las dinámicas del proceso comunitario.
2 La participación comunitaria a través de la organización de la comunidad en
cada uno de sus espacios de vida, familiar y colectiva.
3 El desarrollo integral con programas y proyectos que abarquen la totalidad
de la Vida de los seres humanos y la madre tierra.

De esta manera se comenzó a reactivar la cosmovisión y espíritu Nasa, para


desde allí animar el proceso y ser fiel a la propia cultura. También es comunitario
dado que desató la participación activa de la comunidad y proporcionó una
perspectiva de organización integral, considerando todas las dimensiones de la
comunidad, tanto materiales como espirituales, por lo que finalmente, es un
espíritu liberador dado su compromiso de liberación integral (equilibrio con la
naturaleza, los espíritus y los demás seres humanos).
Con la experiencia del proyecto Nasa, el apoyo de los Cabildos de la zona Norte y
del Equipo Misionero de la consolata continuo apoyando lo iniciado por el padre
Álvaro así surgieron seis proyectos similares que cubren todo el Norte Indígena.
Estos proyectos son: El Proyecto Global del Resguardo de Jámbalo de 1.987; El
Proyecto Unidad Páez del Resguardo de Miranda en 1.990; El Proyecto Integral
del Resguardo de Huellas Caloto en 1.991, en el que está pendiente la vinculación
del Cabildo de Tóez que llegó a este lugar proveniente de Tierra dentro a causa de
la avalancha del río Páez sucedida en 1.994; El Proyecto CHACHA WALA (el gran
proyecto) del Resguardo de Corinto en 1.991, el proyecto YU’ LUCH (el hijo del
agua) en el año 1.991, del que hacen parte los Resguardos de Munchique Los
Tigres, Canoas, el Cabildo Urbano y finalmente el proyecto Sa´t fixñe Kiwe
(territorio escrito por el cacique) del cual hacen parte el cabildo de la Concepción,
Las Delicias, Guadualito, Cabildo de Pueblo nuevo Ceral y el Cabildo Cerro
Tijeras.
El proceso a iniciado su propia dinámica en cabeza de los Cabildos con pre-
diagnósticos comunitarios, con lo que se evidencio y consigno las necesidades
más sentidas de las comunidades. De esta manera se propició el nacimiento de
programas y proyectos vereda les, interveredales, por Resguardos, con todos los
Cabildos vinculados a la ACIN, también regionales con el CRIC. Dicho ejercicio ha
generado proyecciones familiares, asociativas, comunitarias y mixtas siempre
integrales.
Todo este trabajo exigía cada día la elaboración de un verdadero diagnóstico
territorial zonal, con participación comunitaria. Además surgió la necesidad de un
ente coordinador en el nivel zonal, a fin de adelantar políticas comunes en todos
los cabildos y reconstruir la gobernabilidad en la búsqueda de controlar la región.
En este contexto nace la Cxab wala kiwe, Asociación de Cabildos Indígenas del
Norte del Cauca, ACIN, en el año de 1.994, con el decreto 1088, nace como ente
público de carácter especial, buscando la mejor correspondencia con el plan de
vida Nasa territorial.

JUSTIFICACION DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR


OCCIDENTE COLOMBIANO

Es importante revitalizar nuestro plan de vida como pueblo Nasa; por que antes de
la llegada de los españoles ya lo veníamos ejerciendo, cada pueblo tenía definida
su forma de gobierno en un ámbito territorial lo cual hacia practica su
autodeterminación según cosmovisión y desde esta forma propia se tenían
principios y valores que hacían la base de un modelo económico de vida de los
humanos, demás seres vivos y la madre tierra, así se convivía en una verdadera
armonía del momento y se pensaba en la herencia de las futuras generaciones.
Esto nos indica que no era un modelo depredador de la naturaleza ya que los
pueblos originarios siempre hemos sido parte de ella e hijos como el resto de
seres vivientes por tal motivo siempre se ha dicho que la tierra es nuestra madre y
que los demás astros son un complemento por tal motivo vemos todos los
planetas como algo sagrado porque provenimos de la energía negativa y positiva
que ligada a la materia da origen a la vida y de hecho todo ser viviente sigue
dependiendo de lo que la naturaleza produzca bien sea por intervención
androgena o natural.
El Plan de vida del pueblo Nasa fue interrumpido con la llegada de los españoles y
en adelante con las guerras que nos ha tocado vivir y a un mas con la
discriminación racial que nos ha tocado afrontar con casi todos los gobiernos y
algunas familias blancas, con poder económico, político y social, como a un lo
hacen algunos medios de comunicación masivos frente a nuestra manera de
organizarnos construyendo autodeterminación han buscado, el gobierno ponernos
al lado de las guerrillas para aniquilarnos y algunos mandos de la insurgencia nos
han tildado de pertenecer a fuerzas del gobierno, por no dejarnos mandar y de
esta manera nos han asesinado gente de izquierda igual que la fuerza pública. Por
tal motivo revitalizar el plan de vida ayudara a que las diferentes posiciones
políticas nos entiendan en el marco de las nuevas normas, derechos de
autodeterminación de pueblos originarios y los racistas nos conozcan y sepan de
que se trata y no nos sigan tratando como lo peor o los culpables del retraso del
desarrollo como lo dicen para seguir negando nuestros derechos.
El plan de vida lo hemos llevado en nuestra identidad y ha sido interrumpido en
cada momento de guerra, discriminación y despojo territorial ejercido contra
nosotros. Frente a esta situación histórica nos ha tocado desarrollar diferentes
estrategias, políticas, económicas y sociales de las cuales nos han permitido
resistir hasta el momento a pesar de que muchos de nuestros congéneres han
perdido la vida y de esta manera avanzamos y en otros momentos perdimos pero
estamos rehaciendo la verdadera historia y allí hay muchos aprendizajes que nos
servirán en la revitalización del plan de vida y de enseñanza en bien de nuestras
generaciones venideras y de esta manera es muy importante pasar de una
tradición oral a una escrita ya que la mayor parte de nuestro pueblo lo viene
haciendo, sin perder la identidad como pueblo.
El modelo económico neoliberal se impone, defiende la concentración de la
riqueza en unas pocas familias en el mundo, viene modificando constituciones
políticas en países pobres a su favor, impone una cultura del consumismo que
busca globalizar a través de los medios masivos de comunicación; son los
culpables del calentamiento y contaminación mundial ya que es un desarrollo sin
valores. Por estas razones la revitalización del pan de vida tiene mucha
importancia ya que se trata de generar alternativas frente al calentamiento global y
el desarrollo económico injusto ya que nuestra madre tierra produce para todos y
se impulsaría un desarrollo económico más equitativo a partir de los valores
humanos en convivencia con la madre tierra.

DESCRIPCION DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR


OCCIDENTE COLOMBIANO

El plan de vida Nasa es una manera propia de planear y proyectar a partir de


pensar sintiendo lo que orientan los espíritus, de manera analítica y critica; el
futuro a partir de retomar el pasado, mirar en el presente las posibilidades y
grandes desafíos y generar proyecciones según nuestra cosmovisión Nasa a partir
de nuestros valores y así continuar generando alternativas de vida entre humanos,
los demás seres vivos que tiene la madre tierra y de esta manera continuar
ejerciendo nuestra manera de autodeterminación con gobiernos que mande
obedeciendo el querer del pueblo Nasa en territorios mancomunados.
El plan de vida es una manera de autogobernarnos, en el marco del derecho
consuetudinario, acuerdo internacional de la OIT (Organización Internacional del
Trabajo), ratificado mediante la ley 21 de 1991, la declaración de derechos
fundamentales de pueblos originarios del año 2007 de ONU (Organización de las
Naciones Unidas), las demás leyes, acuerdos, declaraciones, existentes a favor de
pueblos indígenas en el mundo y Colombia la constitución política de 1991, y
demás leyes antecesoras que reconocen derechos indígenas, fallos de la corte
constitucional a favor y políticas trazadas por el pueblo Nasa en congresos del
CRIC, ACIN y demás mandatos de las asambleas comunitarias de la asociación
proyecto Nasa y todo lo que reestructuremos bajo mandatos comunitarios
implicaran ajustes al plan de vida.
El plan de vida estará direccionado desde las políticas de los congresos del pueblo
nasa, asambleas y en la parte operativa consejos de gobierno que lo conformaran
los directivos de los cabildos de apoyo, un comité central que orientara los 4
ámbitos(Gobierno, territorio, comunidad y familia) de vida y cada ámbito estará
integrado por su respectivo cabildo de apoyo y sobre cada cabildo de apoyo un
coordinador operativo que implementara los respectivos; programas,
subprogramas y proyectos tanto como institucionales al igual que los surgidos de
la comunidad. Este gobierno en la parte institucional definirá su reglamento con
claros deberes, derechos, funciones, procedimientos y sanciones mientras con el
pueblo nasa en general se realizara la constitución que regirá el plan de vida del
pueblo Nasa.

UBICACIÓN DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR OCCIDENTE


COOMBIANO.

El pueblo Nasa nos encontramos ubicados en el continente suramericano, al sur


occidente colombiano; dispersos en varios Departamentos, entre ellos el
Departamento del Cauca, Valle, Huila, Tolima, Caquetá, Nariño, Putumayo y Meta
en los llanos orientales en menor cuantía, con la agudización del conflicto muchos
migraron a las grandes ciudades en busca posibilidades de vida. En nuestro caso
nos encontramos ubicados en la zona norte del departamento del cauca en el
municipio de Toribio y por el proceso organizativo pertenecemos a la asociación
proyecto nasa y esta a su vez hace parte de ACIN. Esta zona se encuentra en el
norte del Departamento del Cauca; cuenta con 110.000 habitantes quienes
integramos 25.370 familias de las cuales el 10% son afro descendientes y
campesinos, y un 5% de otros pueblos indígenas diferentes a los Nasa que somos
el 85%. El pueblo Nasa cuenta con una esperanza de vida de 40 años solo un 9%
vive más de 50 años. El índice de las necesidades básicas insatisfechas de la
población es de un 78% respectivamente. El 96% de la población depende de una
economía tradicional de subsistencia en el campo agropecuario. Somos una
población rural.
La extensión territorial actual de la zona indígena es de 191.318 hectáreas, estas
tierras son de vocación forestal en un 70% las cuales conforman un territorio con
sentido ecológico y cultural por desprenderse de un pico nevado, tener páramos,
lagunas, bosques, los cuales se consideran como lugares sagrados y donde se
conservan los recursos hídricos, de fauna y flora. Este territorio también posee una
erosión severa de un 50% de los suelos está conformado por niveles que oscilan
entre los 1.200 mts snm y más de 4.000mts sobre el nivel del mar por
encontrarnos en las laderas de la cordillera central y occidental. La tierra apta para
la agricultura es muy poca para la supervivencia de los Nasa como cultura y como
pueblo.
Contamos con una organización indígena fortalecida que con ejercicio de la
autodeterminación ha recuperado una mínima parte de su territorio ancestral de
propiedad colectiva y continuara exigiendo lo que hace falta; con esto se ha
logrado fortalecer el ejercicio de la autoridad tradicional que tiene legitimidad
dentro de un proceso comunitario participativo y así se viene reconstruyendo un
poder ejecutivo legislativo y judicial que manda empoderado por su comunidad
según ley de origen y de esta manera el proceso comunitario avanza con una
resistencia pacífica frente a toda agresión o violación de derechos humanos frente
a cualquier actor o política que no respete la autonomía indígena.
En este territorio existe un avance en un autodesarrollo integral con valores de
vida según nuestra cosmovisión es de esta manera que existen proyectos de
autonomía alimentaria familiar, asociativos de varias familias, comunitarios de los
cabildos y asociaciones, mixtos entre lo familiar y lo asociativo y entre lo asociativo
y lo comunitario; esto en aspectos económicos agropecuarios y empresas de
servicios reglamentados según nuestra ley de origen y de esta manera se ha
generado algo de trabajo para algunos jóvenes en la parte agropecuaria y
empresas de servicios en el contexto anteriormente mencionado.

PRINCIPIOS Y VALORES QUE ORIENTAN EL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO


NASA EN EL SUR OCCIDENTE COLOMBIANO
Para nuestra Comunidad Nasa son tres los principios básicos que orientan la Vida: La
Espiritualidad, que se vive a través de la relación de las personas y la comunidad
con los espíritus y las fuerzas naturales presentes en el territorio. El uso respetuoso
de la tierra, propio de quienes consideran al territorio como una Casa donde la Tierra
es la Madre y la fuente de energía y vida. Este uso respetuoso solo es posible
conseguirlo mediante la aplicación del “Tul” que es el sistema tradicional de
producción aborigen. La reciprocidad entre los miembros que hacen la Comunidad y
entre estos la Tierra y la Naturaleza, establece el derecho de dar y recibir de manera
equitativa sin dañar o causar mal. La reciprocidad se busca en las formas de trabajo
comunitario como las mingas, formas de distribución colectiva de los medios de
producción y las ganancias y el acceso igualitario a los recursos y oportunidades.
A través del cumplimiento de estos tres principios de Vida se llega a la ARMONÍA que
es el estado final esperado, es la situación de bienestar que se desea, es el equilibrio,
la relación armónica entre los seres que habitan el territorio, los espíritus, las
personas, los recursos, las comunidades y los médicos tradicionales o Thë walas. La
garantía de armonía la da el trabajo permanente y continuo de los médicos
tradicionales, de ahí que éstos deban ser consultados para cualquier acción que se
lleve a cabo. Este es el nivel interior del plan de vida que es el de la cultura
propiamente, en donde se define el sentido y calidad de todas las acciones de
desarrollo que se realizan.
En un nivel más externo se establecen resultados que son equiparables con los
resultados buscados en el orden nacional como: La eficiencia en los sectores de la
salud y educación que para la situación nuestra se busca en términos de cobertura o
accesibilidad de todos y retención o permanencia. En el sector de los recursos
naturales la conservación. En el de la economía, la eficiencia productiva que desde
la cultura indígena Páez es suficiencia “tener suficiente” y no acumulación. La
unidad, la tierra, la cultura y la autonomía son los ejes fundamentales de la
organización indígena y deben atravesar todos los planes, programas y proyectos,
como grandes miradas desde donde se evalúa el trabajo realizado y se ven las
fortalezas y debilidades.
En el plano del desarrollo institucional los resultados esperados se relacionan con las
funciones específicas que deben cumplir las instituciones (ACIN, Cabildo, Municipios,
“Proyectos”), a saber: el buen manejo en la administración de los recursos. La planificación y
programación para garantizar el cumplimiento. La capacitación y asistencia técnica para
generar capacidad en las personas y en las comunidades. Las labores de orientación, gestión
jurídica y política, y el seguimiento que deben conducir al logro de la autonomía para tener
poder de decisión de acuerdo a intereses, derechos, leyes, entidades y métodos propios. La
participación como garantía de control y equidad.(Plan de Desarrollo 2004-2007)

POLITICAS DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR OCCIDENTE


COLOMBIANO
El pueblo nasa revitaliza su plan de vida en el ejercicio de la autodeterminación
según cosmovisión y es quien elige su propio gobierno en el territorio de propiedad
colectiva, regido bajo el derecho consuetudinario, lucha en mantener un equilibrio
con la madre tierra trabajando por una economía comunitaria.

OBJETIVO GENERAL DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR


OCCIDENTE COLOMBIANO

Se comenzó a reactivar un espíritu NASA para que animara el proceso y a la vez fuera fiel a su
cultura, Comunitario por la participación activa de la comunidad y también Integral- por su
atención a todas las dimensiones, como espirituales y materiales de la vida de la comunidad y
finalmente un Espíritu liberador -por su compromiso de lograr una liberación integral.

El proyecto NASA se plantea entonces como propósito central, la unidad


comunitaria a fin de fortalecer los procesos organizativos y la cohesión social a
través de la educación, la formación y proyectos productivos, de modo que
progresivamente se fuera alcanzando una sociedad nueva, sin vicios, respetuosa
de sus propios valores y alejada de la politiquería.
Para lograr estos objetivos se planteó un método basado en tres elementos y
estrategias fundamentales con un espíritu Nasa a saber:
1 La concientización a través de la educación y capacitación formal no formal
e informal en la constante búsqueda que responda a las necesidades de la
vida y de las dinámicas del proceso comunitario.
2 La participación comunitaria a través de la organización de la comunidad en
cada uno de sus espacios de vida, familiar y colectiva.
3 El desarrollo integral con programas y proyectos que abarquen la totalidad
de la Vida de los seres humanos y la madre tierra.

VISION DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR OCCIDENTE


COLOMBIANO
MISION DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR OCCIDENTE
COLOMBIANO

Pueblo Nasa unido, fortalecido política y organizativamente, con identidad cultural cimentada en sus
raíces y legado ancestral, articulando el gobierno propio con la comunidad y sus autoridades,
protagonista de su historia, cumpliendo sus mandatos y desarrollando sus sistemas propios en el
territorio en pro del wet wet fixenxi. / construyendo el wet wet finzeñi, en el territorio de los tres
caciques.

Propuesta de Ligna Pulido.

AMBITOS DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR OCCIDENTE


COLOMBIANO

CABILDOS DE APOYO DEL PLAN DE VIDA DEL PUEBLO NASA EN EL SUR


OCCIDENTE COLOMBIANO

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