100%(3)100% encontró este documento útil (3 votos) 648 vistas416 páginasAdorno Theodor W - Monografias Musicales
Theodor Adorno - Monografías Musicales
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BASTCA DE BOLSILLO
Th.W. ADORNO
MONOGRAFIAS MUSICALES
ETN) lay
MAHLER. UNA FISIONOMIA MUSICAL
BERG. EL MAESTRO DE LA TRANSICION MINIMA
OBRA COMPLETA, 13Maqueta: RAG
Portada: Sergio Ramirez
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Titulo original:
Gesammelte Schrifien in zwanzig Binden. 13
Die musikalischen Monografien
© Suhrkamp Verlag Frankfurt am Main, 1971
© Ediciones Akal, S. A., 2008
para lengua espafiola
Sector Foresta, 1
28760 ‘Tres Cantos
Madrid - Espatia
Tel.: 918 061 996
Fax: 918 044 028
www.akal.com
ISBN: 978-84-460-1672-4
Depésito legal: M. 17.090-2008
Impreso en Fernandez Ciudad, $. L.
Pinto (Madrid)Indice
JENSAYO'SOBRE WAGNER en cecqemmrcecinsacensen srcconcene , 9:
Prefacio de! editor... satin sii cesta i
L _Caracter social... 13
Te Gestormsss
IV. Sonido 22u fase anen ison r uate ERT ENS, rs 60
as tc see eae ee a TT 69
VL. Fantasmagoria...ssss sesessses 82
VIL. Drama musical... 92
VIL Mito ds 108
IX. Dios y mendigo 122
X. Quimera 133
MAHLER. Una fisionomia musical 145
I. Telén y fanfarria - 148
IL Tono. 165
IIL. Caracteres
TV. Novela...
V. Variante-forma ..ns GF
.. 288
VIL. Disgregacién y afirmacién...
VIII. La larga mirada
Prdlogo ....
LTono ....
Berg y el andlisis....
Sonata para pian
Lieder de Hebbel y de Mombert . « (B25:
Siete Lieder tempranos.. B78
Primer cuarteto de cuerda 382
Los Lieder de Altenberg......
Piezas para clarinete ....
Piezas para orquesta
Epilegsmenos al Concierto de cdmara
Suite lirica
Aria del vino...
Experiencias con Lith...
Indice de obras ....Acerca del Ensayo sobre Wagner ..
I. Resimenes de los capftulos 2 al 5y 7 y 8 en la
Revista de Sociologia ...
IL. Noticia sobre la primera edicién 490
III. Autoanuncio del estudio Ensayo sobre Wagner see 491
Acerca de Berg ... . 497
x datin Bylo Ws 937 497
APOSTILLA EDITORIAL... 0.Ensayo sobre WagnerPara Gretel
«Los caballos son los
supervivientes de los héroes.»Prefacio del editor
El Ensayo sobre Wagner fue escrito entre el otofic de 1937 y la pri-
mavera de 1938 en Londres y Nueva York. Guarda intima conexién
con el estudio de Max Horkheimer «Egofsmo y movimiento de liber-
tad: para una antropologia de la era burguesa», aparecido en 1936, y
con otros trabajos surgidos del Instituto para la Investigacidn Social en
aquellos afios. El conjunto aparecid, en Suhrkamp, por primera vez
en 1952.
Cuatro capitulos, el primero, el sexto y los dos tiltimos, ya se ha-
bian publicado en 1939 en el numero 1-2 de la Zeitschrift fir Sozial-
forscbung, si bien la mayor parte de la edicién resulté destruida duran-
te la ocupacién alemana de Francias muy pocos ejemplares se han
conservado. El autor creyé que apenas era necesario retocar el conte-
nido de los capitulos ya impresos. Con algunos de los capitulos no pu-
blicados procedié con algo mds de libertad; hay también algunas
aportaciones fruto de la reflexién posterior. Sin embargo, apenas se
tuvo en cuenta la literatura sobre Wagner aparecida en el interin. Es-
pecialmente la correspondencia con el rey Ludwig y los ultimos dos
vohimenes de la gran biograffa de Ernest Newman oftecen nuevos ¢
importantes materiales para el conocimiento del cardcter social wag-
neriano. El autor se considera autorizado a tenerlos por una confirma-
cidn de lo por él desarrollado.
La edicién de bolsillo* corrige erratas de imprenta; por lo demas,
linicamente introduce pequefios cambios. Lo que el autor formulé
acerca de Wagner durante los ultimos afios no se habria ajustado a la
~ La edicién que sigue este texto aparecié como Ensayo sobre Wagner, Miinich y Zurich,
Droemer Knaus, 1964 (Knaur-Taschenbiicher, 54). /N. del E.]
Material proteglda por derechos de.autor12 Ensayo sobre Wagner
estructura. El articulo «Sobre la partitura de Parsifihs se encuentra en los
Moments musicaus; la confetencia «Actualidad de Wagner, que pto-
nuncid con ocasién de las Berliner Fesewochen en septiembre de 1963,
sigue inédita.
Diciembre de 1963
Et editor
Material protegido por derechos de autorLa primera dpera de Richard Wagner estrenada en vida del autor,
La prohibicién de amar, utiliza un libreto cuyo tema procede de Medi-
da por medida, de Shakespeare, con la diferencia de que, segin las pro-
pias palabras de Wagner, «el hipdcrita tinicamente es castigado por el
amor vengativo», pero no desenmascarado por el poder politico. A sus
veintitin afios, el compositor, segtin se recordard a sf mismo llegado a
la madurez, consideraba la comedia shakespeariana desde la perspecti-
va fantastica de Ardinghello* y la Joven Europa**. «Fundamentalmente,
mi mentalidad se oponfa a la hipocresia puritana y me conducia, por
tanto, a la audaz glorificacidn de la “libre sensualidad”. Me esforcé ex-
clusivamente por comprender el tema shakespeariano en este sentid.
yo no vefa mas que al sombrio y austero gobernante, él mismo abrasa-
do por un terrible y apasionado amor hacia la bella novicia», y se re-
procha haber pasado por alto, imbuido del espfritu feucrbachiano de
* Adorno se reflere a la novela Ardinghello o las islas afortunadas, escrita en 1787 pot Jo-
hann Jacob Wilhelm Heinse (1743-1803) tras una estancia de tres afios en Italia. Situa-
da la accién en ese pais durante el Renacimiento, su héroe es un ser apasionado y sen-
sual, arrojado y violento, vido de libertad y conquistas. Autor y personaje, hijos del
Sturm und Drang, fueron tomados como fuente de inspiracién pot los movimientos La
joven Alemania y La joven Europa, surgidos en torno a 1830. [N. de los T]
** La joven Europa, Hojas de los combatientes de la juventud estudiantil europea, Fue una
revista editada por el Intercambio Académico Cultural en la que figuraba como respon-
sable de la publicacién el Dr. Rupert Rupp. En 1943 se sustituyé el subtitulo por el de
Hojas de la Europa académica combatiente, Distribuida gratuitamente por los movi-
mientos nazis y fascistas entre los estudiantes universitarios de todo el continente salvo
la Gran Bretaita, su titulo se inspiraba en La joven Italia, movimiento y revista fundados
en 1834 por el patriota y revolucionario italiano Giuseppe Mazzini (1805 0 1808-
1872) durante sus aftos de exilio en Berna. [N. de los T]id Ensayo sobre Wagner
esa produccidn temprana, la gustician dramatiea, tinico elementa que
en Shakespeare permitia el desarrollo de los opuestos, Tras el fracaso
de su estreno en provincias, esta obra cayd inmediatamente en el mds
profundo olvido, del que ni siquiera consiguié rescatarla el celo filolé-
gico en la época del apogeo de Wagner. La justicia de la obra siguien-
te s¢ mostré mds condescendiente con la hipocresia: Rienzi no sdlo
fue el primer gran éxito de Wagner, que le reports nombradia y posi-
cidn, sino que hasta hace bien poco Ilenaba de alboroto los teatros de
Opera a pesar de que la actitud meyerbeeriana contradice tan radical-
mente como la novicia de Palermo las normas wagnerianas del drama
musical. La escena inicial, desde luego, ya no glorifica la libre sensua-
lidad. La denuncia. Un tropel de jévenes nobles estd a punto de aten-
tar contra la virtud de Ja honesta Irene. Ella es la hermana ciegamente
sumisa de Rienzi, el dltimo tribuno romano y el primer terrorista bur-
gués. Por lo que se refiere al «movimiento por la libertad» de éste,
Wagner combins la fidelidad a las fuentes con la aprobacidn: «jLiber-
tad anuncio a los hijos de Roma! Pero que cada cual muestre con dig-
nidad y sin ira que es romano; hendito el dia que os vengue a vosotros
y vuestro oprobio». Si hay, pues, una ira permitida: la de la venganza
moralmente sancionada. Pero, por eso mismo, cuando el titubeante
representante del poder feudal, Adriano Colonna, apostrofa a Rienzi
como «sanguinario siervo de la libertad», no se esté dando cuenta de
que es su propio estamento cl que ante todo se beneficia de la prohi-
bicién de la ira. Rienzi se inclina ante ¢] diciendo: «Nunca te coneci
més que noble, ui no provocas el horror en el justo», y una indicacién
escénica de Wagner aclara con admiracién: «Los mensajeros de la paz
son jévenes pertenecientes a las mejores familias romanas, van atavia-
dos casi a la antigua con tinicas de seda blanca, cifien coronas y por-
tan en la mano bastones de plata». Las mejores familias forman parte
de una comunidad nacional: «Mi espiritu no concibid este audaz plan
con el fin de destruir tu casta, yo sélo quiero crear la ley que someta
tanto al pueblo camo a los nobles». En esta comunidad nacional los
oprimidos son admitidos de iure: «Asi pues, haré grande y libre a
Roma, la despertaré de su suefio y a cualquiera que veas en el polvo lo
convertiré en ciudadano libre de Roma». Si el «héroe de la libertad» da
a entender a los feudales que no queria infligirles ningun dafio grave,
a cambio restringe las pretensiones de los oprimidos a su mera cons-
ciencia: «... Ayudar a quien piensa mezquinamente, alzar lo que se
Material proteglda por derechos de.autorCardeter social 15
hunde en el polvo, ti transformaste el oprobie del pueblo en grande-
za, esplendor y majestad...», En resumen, Roma se subleva contra el
estilo de vida libertino, no contra la clase enemiga, y con consecuente
ingenuidad son los conflictos privados de la familia de Adriano los
que activan el sonade acto de Estado. Lo que desde un principio quie-
re el revolucionario Rienzi es integrar: cuando oye las consignas
opuestas de los partidos: «Por Colonna! jPor Orsini!», él, profeta de la
ideologia totalitaria, responde: «;Por Roma!». Como primer servidor
del gran todo, el dictador Rienzi renuncia al titulo de rey, como mas
tarde Lohengrin a la dignidad de duque. A cambio, acepta de antema-
no los laureles tan gustosamente como que es él mismo quien los dis-
pensa. De nuevo en el sentido de las categorias de «Egoismo y movi-
miento de libertad»', una indicacién escénica precisa: «Entra Rienzi,
aparece como tribuno envuelto en fantasticas y pomposas tunicas».
En esta espectacular pieza histérica casi se vislumbra ya una conscien-
cia critica del verdadero tipo del héroe como autocontemplacién. El
elogio de s{ mismo y la pompa —rasgos de toda la produccién wagne-
riana y existenciales del fascismo— nacen del presentimiento de la pre-
cariedad del terror burgués, de la condena a muerte que pesa sobre el
herofsmo que se autoproclama. Quien duda de que lo por él creado le
sobreviva busca en vida su gloria péstuma y celebra con desfiles festi-
vos sus propias exequias. La muerte y la aniquilacién acechan entre los
bastidores wagnerianos de la libertad: las muinas histéricas del Capito-
lio bajo las que yace sepultado el héroe disfrazado de liberrad son los
modelos de las merafisicas que se desmoronan sobre los dioses despo-
jados de su poder y el mundo culpable del Anziilo.
Cuando mas tarde Wagner se interprete a si mismo diciendo que
la «conciliacién de las dos tendencias» de su juventud, a saber, la se-
xualidad liberada y el ideal ascético, ha constituide «la obra de su ul-
terior evolucién artistica», esta conciliacién se produce en nombre de
la muerte. Placer y muerte convergen: lo misme que al final del tercer
acto de Sigfrido Brunilda se entrega al amado por «una muerte risue-
fia» en el momento en que cree despertar a la vida, asf Isolda siente su
muerte fisica como «supremo deleite». Incluso alli donde el tema in-
) Cfr. M. Horkheimer, «Egoismus und Frethetsbewegung», Zeitschrift fiir Soxialfars-
chung § (1956), pp. 161 ss.
Material proteglda por derechos de.autoris Ensayo sobre Wagner
mediato es la aposicidn entre sexualidad y ascesis, en Tannhduser,
adopta la forma de tal maridaje en la muerte. El impulso contra la
chipocresia puritana» atin estd lo bastante vivo, Los caballeros que
han reconducido al apéstata Tannhauser, contra Ja voluntad de éste,
al c{reulo de sus costumbres quicren matarlo por el escéndalo de la
vircud que supone, porque «en la extrema izquierda» ha experimenta-
do lo que su moderado entorno les prohfbe experimentar, y la mulci-
tud les dedica por ello el «frenético aplauso» de la comunidad nacio-
nal de Rienzi sin que esta vez la obra esté de acuerdo con él. En cierto
sentido, la santa Elisabeth es solidaria con el contumaz hedonista. Lo
demuestra su muerte contra la orden de la que ella lo protege. Ascesis
y rebelién se unen contra Ja norma. En adelante, en Wagner a la ca-
balleria, al gremio de maestros y a todas las figuras de clase media no
les va nada bien: Hunding, el esposo primitivo, es enviado a los in-
fiernos sin muchas contemplaciones. No obstante, precisamente el
despectivo movimiento de la mano con que Wotan ordena a Hun-
ding partir es a su vez un gesto terrorista. Tal difamacién del burgués
que, sin embargo, en Los maestros cantores celebra rdpidamente el go-
zoso renacimiento, sirve al mismo fin que en la era totalitaria. No
debe sustituirse por otro concepto del hombre. Se le debe dispensar
de las obligaciones que afectan a las clases medias. A los pequefios se
los cuelga, Wagner salva a los grandes. En todo caso, ast sucede en el
Anille, Wotan parece, sin duda, abogar por la rebelién, pero lo hace
en aras de sus planes de imperialismo mundial y dencro de las catego-
rfas de libertad de accién -«no me ligan a ti, infame, los rérminos de
un pacto»— y cuptura de pacto —«cuando se agitan las fuerzas de la
osadfa, yo aconsejo abiertamente la guetra»—. El dios soberano deja
en la estacada a su protegido insurrecto, no sabe eludir las contradic-
ciones de la politica mundial mds que rompiendo bruscamente la dis-
cusién con su consejera, y cuando ésta ejecuta el plan original del
dios, la castiga despiadadamente, para acabar despidiéndose de ella
con sentimiento paternal.
Seguin testimonio de Newman, Wagner expresd el disgusto ante
su propia fotografia de la primera época parisina con esta frase: «ft
made me look like a sentimental Marat», La virtud refleja sentimen-
+ «Me hacia parecer un Marat sentimental», (N. de los T]
2 Emest Newman, The Lift of Richard Wagner, vol. I, Londres, 1933, p. 18.
Material proteglda por derechos de.autorCardeter social 17
talmente el espanto que ella propaga. Este sentimentalisme adopté
en la fisonomia de Wagner un rasgo fatal: el del mendicante de com-
pasién. No en vano él, al contrario que los hijos de pastores de la
Iglesia y funcionarios de la generacin antetior, procedia de una bo-
hemia de medio artistas dilctantcs nucva cn Alemania; no cn vano el.
periodo de su ascenso fue aquel de economia precaria en que la pro-
duccién de éperas no gozaba ya de la seguridad de la corte ni tampo-
co todavia de la proteccidn de la ley burguesa que reglamentaba las
percepciones por derechos de autor’, En un mundo profesional en el
que un autor de éxito como Lortzing* murié de hambre, Wagner
tuvo que ejercitar con virtuosismo la capacidad de alcanzar metas
burguesas al precio de su propia dignidad burguesa. Ya pocas sema-
nas después de huir de Dresde debido a su ostensible participacién
en el levantamiento de Bakunin, pidié por carta a Liszt que le consi-
guiese un salario de la gran duquesa de Weimar, el duque de Coburg
y la princesa de Prusia‘. Pero no conviene indignarse por la falta de
cardcter de Wagner, de la que tan profundamente penetrada est4 su
obra. Ahi la representa Sigmundo. Errante sin tregua, apela a la com-
pasién y la utiliza como medio para conseguir mujer y arma. Para
ello se sirve de rodeos moralistas: declara que lucha por ha inocencia
perseguida, por el amor oprimido; un revolucionario que cuenta,
conciliador, a los menospreciados burgueses de clase media sus pasa-
das proczas. Lo decisivo no cs, sin embargo, lo histriénico del gesto.
Su delito no es que engafie a los burgueses, sino que al apelar a la
compasign reconoce a las dominanxes y se idencifica con ellos. El de-
senfreno en el mendigar podria sugerir una especial independencia
de las normas burguesas. Peto tiene el sentido conteario. El poder del
orden sobre el contestatario es ya tan grande para éste que ni siquiera
se produce ya un verdadero aislamiento, ni siquiera resistencias con-
tra el todo: jlo mismo, pues, que también le falta resistencia a la ar-
monfa wagneriana, que se desliza desde la sensible, que de la domi-
3 Cf, Newman, op. cit, pp. 135 ss., esp. p. 137.
* Gustav Albert Lortzing (1801-1851): compositor alemdn, autor de una veintena de
dperas mayoritariamenre cémices y sentimentales, ajenas a la cadicién romincica y es-
tructuradas en torno a la sucesién de nlmeros musicales separados por dislogos habla-
dos. [N. de los T]
4 Cle, Briefivechsel zwischen Wagner und Lirat, vol. 1, Leipzig, 1887, p. 25.
Material proteglda por derechos de.autorig Ensayo sobre Wagner
nante cae en la ténica? Es la actitud del zalamero hijo de papd que
trata de persuadirse a si mismo y a los demds de que sus buenos pa-
dres no podrian negarle nada precisamente porque no lo hacen, Los
trastornos de las primeras semanas de emigracién hicieron a Wagner
tomar clara consciencia de cllo. A los treinta y scis afios de edad, ter-
minado Lohengrin y wabajando ya en el Anillo, el 5 de junio de 1849
escribe a Liszt: «lo mismo que un nifio malcriado por sus padres, ex-
clamo: jah, cémo me gustaria una casita junto al bosque y poder
mandar al diablo el gran mundo, que ni en el mejor de los casos me
gustaria conquistar, porque su posesién me repugnarfa atin mas de lo
que ya hace su mera vision», y en la misma carta: «Muchas veces
mujo como un ternero por el establo y por la teta de la madre que lo
nutre... ;Pese a todo mi coraje, muchas veces soy el mds vil de los co-
bardes! No obstante tus generosos ofrecimientos, a menudo veo con
verdadera angustia de muerte la mengua de mi peculion®.
E] poder de la burguesia sobre Wagner es tan perfecto que como
burgués no puede satisfacer ya las exigencias de la conveniencia bur-
guesa. La apelacién a la compasién supera aparentemente el antago-
nismo de intereses, de tal modo que el oprimido hace de la suya la
causa del opresor: ya en los escritos oficialmente revolucionarios de
Wagner el rey desempefia un papel positivo. El mendicante Wagner
contraviene los tabiis de la moral burguesa del trabajo, pero su bendi-
cién es provechosa para la salvacién del statu quo. En él pronto indica
el cambio de funcién de la categoria burguesa de individuo. Este trata
de escapar a su aniquilacién en el conflicto sin esperanza, con la ins-
tancia social poniéndose de su lado y racionalizando precisamente esa
conversién como la evolucién propiamente hablando individual. El
pedigiiefio impotente se convierte en panegirista cragico. En una fase
histérica posterior, estos rasgos cobraron la maxima significacién
cuando en situaciones dificiles los dictadores amenazaban con el suici-
dio, suftian crisis de llanto en publico y conferian a su voz un tono
lloriqueante. Precisamente los puntos de descomposicidn del carécter
burgués, en el sentido de la propia moral de éste, son preformas de su
transformacién en la era totalitaria.
5 Op, cit, p. 20.
6 Op. cit, p. 23.
Material proteglda por derechos de.autor
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