Pollak Memoria Olvido Silencio
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Michael Pollak
Traduccion
Christian Gebauer
Renata Oliveira Rufino
Mariana Tello
Revision
Ludmila da Silva Catela
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Ediciones
A I Malf;en
-La Plata-
-2006-
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Ludmila da Silva Catela
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Michael Pollak
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En su analisis de la memoria colectiva, Maurice Halbwachs enfatiza la
!" luerza de los diferentes puntos de referencia que estructuran nu estra memoria
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y la insertan en la memoria de la colectividad a 1.1 que pertenecemos.' Entre
I
ellos se incluyen, evidentemente, los monumentos, esos lugares de la memoria
analizados por Pi erre Nora;' el patrimonio arquitect6nico y su estilo, que nos
acompanan durante toda nuestra vida; los paisajes ; las fech as y personajes
hist6ricos, cuya importancia nos hace recordar inces'antemente; las tradiciones
y costumbres ; ciertas reg las de interacci6n; el folclore y la musica; y por que
~
no, las tradiciones culinarias. En la tradici6n metodol6gica durkheimiana, que'
I consiste en tratar hechos sociales como cosas, se hace posi bl e tomar estos
~~ diferentes puntos de referencia como indicadores empiricos de la memoria
~ co lectiva de un determinado grupo, una memoria estructurada con sus
j
~ jerarquias y clasificaciones, una memoria que al definir aquelio que es comun
~ a un grupo y 10 que 10 diferencia de los dema~ , I fundamenta y refuerza los
i>. sentimientos de pertenencia y las fronteras socioculturales.
~ ". En el abordaje durkheimiano, el enfasis esta puesto en la fuerza casi
institucional de esa memoria colectiva, en la duraCt6n , en la conti nuidad y en
i la estabilidad . De la misma forma, Halbwachs, lejos de ver en esa memoria
~, co lectiva una imposici6n, un a forma especifica d e domin aci6n 0 violencia
" simb6lica ,3 acentua las fun cio nes positivas desempenadas por la memoria
~
i! comun , a saber, reforzar la cohesion social , nO mediante la coercion sino
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• Texto publicado originalmente en portugues en la Revista Estudos Historic os. Rio
de Janeiro, vol. 2, nQ 3. 1989, pp. 3-15 . Agradecemos a los editores de la Revista
~ Estudos Historicos la autorizaci6n para su publicaci6n en espana/.
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~
1 M. Halbwachs, La memoire collective, Paris, PUF, 1968.
2 P. Nora, Les lieux de memoire, Paris, Gallimard, 1985.
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3 Para el concepto de violencia simb6lica, vease P. Bourdieu, Le sens pratique, Paris,
Minuit, 1980, p. 224.
17
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OJ MICHAEL P OLLAK 't cP"--\<, ,:;;0l'\f''' MEMORIA, OLVlOO, SILENC;O.
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mediante la adhesion alectiva al grupo ; de alii el terminG que utiliza: que asistimos, y que asumieron gran amplitud en estos ultimos quince
"comunidad alectiva". alios en Europa.
En varios momentos, Maurice Halbwachs sugiere no solo la selectividad Tomemos, a titulo ilustrativo, el papel desempeliado por la re escritura
de toda memoria sino tambien un proceso de "negociacion" para conciliar de la historia en dos momentos fuertes de la desestalinizacion. EI primero de
memoria colectiva y memorias individuales: "Para que nuestra memoria se .I'" t. ' ell os despues del XX Congreso del PC de la Union Sovietica, cuando Nikita
. .,.' Krusche v denuncio por primera vez los crfmenes estalinistas , Ese
beneiicie de la de los cfemas , no basta con que ellos nos aporten sus
testimonios: es preciso tam bien que elia no haya dejado de concordar con sus trastocamiento en la vision de la historia, indisociablemente ligado al de la
memorias y que haya suficientes puntos .de contacto entre nuestra memoria y vida polltica, se tradujo en la destruccion progresiva de los signos y simbolos
las demas para que el recuerdo que lo~ otros nos traen pueda ser reconstruido que recorda ban a Stalin en la Union Sovietica y en los paises satelites y,
sobre una base com un" .' linalm ente, en la retirada de los despojos de Stalin del mausoleo de la Plaza
Este reconocimiento del caracter E.,otencialmente pr()blematico de una Roja. Aqu ella primera etapa de desestalinizacion, discretamente conducida
memoria colectiva ya anuncia la inversion de p~~s~ecti~a que ':I2arca los trabajos dentro del aparato, genero desbordes, electos inesperados y manilestaciones
actuales sobre este lenomeno. Oesde una .Q.er"§J2_e~0':1.strucflvistai Y.a.O,o (de las cuales la mas importante lue la revuelta hungara), sucesos estos a
se trata de lidiar con los hechos sociales como .cosas_sino. de analizar como partir de los cuales ciertos grupos se adjudicaron la destruccion de las estatuas
_. _)~I~ChOS so,;~!;;s ~~h'acen .::~~as,-;;om~ por quien s~n ~olidificados y
y de Stalin 'I las integraron a una estrategia de independencia y autonomia.
dotados de duracion y. estabilidad. Aplicado a la memoria colectiva ese abordaje Aunque hubiera maculado el mito historico dominante de "Stalin, padre
se interesara, por 10 tanto, por los procesos y acto res que intervienen en el de los pobres", esa primera desestalinizacion no logro imponerse realmente,
i trabajo de constitucion y lormalizacion de las memorias. AI privilegiar el analisis y con el fin de la era de Kruschev cesaron tambien las tentaciones de revision
/. 1, de los excluidos, de los marginados y de las minorias, lat:li§!oria oral resaltola de la memoria colectiva . Esa preocupacion resurgio cerca de treinta alios mas
importancia de memorias sutiterraneas que, como parte integrante- d-e las tarde en el marco de la glasnost y la perestroika . Alii tambien el movimiento lue
,j culturas minoritarias y dominadas, se oponer,J a la "memoria oficial", en este lanzado por la nueva direccion del partido, ligada a Goroachov. Pero, al
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caso a la memoria nacional. En un primer momento, ese abordaje hace de la contrario de los alios 1950, esa nueva apertura genero lu ego un movimiento
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\i ~.g,lJa";:CW"Jo;; grupos domin'!.dos estudiados unJ regia metodolog.!£t y intelectual con la rehabilitacion de algunos disidentes contemporaneos y, de
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. ,,)"i rehabilita f~lperileria y la marginalidad . AI contrario de Maurice Halbwachs, manera postuma, de dirigentes que en los. alios 1930 y 1940 habian sido
1\' . j ese abordaje acentua el caracter destructor, uni fo rmizante y op resor de la victimas del terror estalinista. Ese soplo .de libertad de critica desperto traumas
, proiundamente anciados que cobraron lorma en un movimiento popular que
memoria colectiva nacional. Por otro lado, esas memorias subrerraneas
I
prosiguen su trabajo de subvdrsio n en al silencio y 09 manara casi se organiza en to rno al proyectc de construccion de un mon umento a la
imperceptible afloran en momentos de crisis a lraves de sobrasaitos bruscos y memoria de las victimas del 9stalinismo.7
exacerbados· La memoria entra en disputa. Lcs objetos de investigacion son Este fen6meno, au nque "oojetivamente" pueda desempeliar el papel
, de . uri refuerzo a la corriente reformadora contra la .ortodoxia que sigue
elegidos, de preferencia, alii donde exi ste ~ nflicto . i \l\~.-r~
,:,;;.r!!' ccu pando importantes posiciones en el partido y en el Estado, no puede ser
red ucido a aste aspecto. Ar.tas bien, consiste en la irrupcion de resentimientos
. ~a memoria en disputa acumu lados en el ti empo y de una memoria de la dominaci6n y de
sufrimientos que jamas pudiercn expresarse publicamente. Esa memoria
Esa predileccion actual de los in vestigadores p~r los coni lictos y "prohibida" y. pcr 10 tanto , "clandestina" , ocupa toda la escana cultural, el
dispu tas en detrimento de los lacto res de continuidad y estabilidad debe sector editori al, los medios de comunicacion, el ci ne y la pintura,
se r puesta en re lacion con las v~rdaderas batallasQd.!U~ a las comprobando, si fuera necesario, el abismo que separa de hecho la sociedad
civil y la id eolog ia. oficial de un partido y de un Estado que pretende la
dominaci6n hegemonica. Una vez roto el tabu, una vez que las memorias
4 M. Halbwachs. op. cit., p. 12. subterraneas log ran invadir el espacio publico, reivindicaciones multiples y
5 M. Pollak. "Pour un inventaire" , Cahiers de I'IHTP. NQ 4 (Questions II rhistoire orale),
Paris. 1987, p. 17.
6 G. Herberich·Marx. F. Raphael. "Les incorpores de force alsaciens. Deni. convocation
7 H. Carrere d' Encausse, Le malheur russe, Paris, Fayard, 1988.
et provocation de la memoire". Vingtieme Siec/e, 2. 1985. p. 83.
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• MICHAEL P OllAK
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MEMORIA, OLVlDO, SI~NCIO n
dificilmente previsibles se acoplan a esa disputa de la memoria, en este progresivo de aquello que es negociable, y tam bien la diferencia infima que a
caso, las rei vindicaciones de las diferentes nacionalidades. veces separa la defensa del grupo y su resistencia de la colaboraci6n y el
Este ejemplo muestra la necesidad, para los dirigentes, de asociar un compromiso . iSeria entonces tan esp<:tntoso que un historiador del nazismo tan
profundo cambio politico a una revision (auto) critica del pasado. Remite eminente como Walter Laqueur haya elegido el genero de la novela para dar
igualmente a los riesgos inherentes a esa revision, en la medida en que los cu enta de esa situacion inextricable?·
dominantes no pueden jamas controlar perfectamente hasta don de lIevaran . Frente a ese recuerdotraumatico, el silendo parece imponerse a todos
las reivindicaciones que se forman al mismo tiempo en que caen los tabues aquellos que quieren evitar culpar a las victimas. Y algunas victimas, que
conservados por la memoHa oficial anterior. Este caso tam bien muestra la com parten ese mismo recuerdo "comprometedor", prefieren, elias tambien,
supervivencia, durante decadas, de recuerdos traumaticos ; recuerdos que guardar silenclo. En lugar de arriesgarse a un malentendido sobre una cuestion
agua rdan el momento propicio p ara se r expresad os. A pesar del gran tan grave, 0 de reforzar incluso la conciencia tranquila y la propension al olvido
~ octrlnamiento ideologico, estos recuerdos durante tanto tiempo confinados
f, de los verdugos, ino serfa mejor abstenerse de hablar?
al silencio y transrmili:10s0e una generacion-a otraoralment;,ym;-aTraVes de Ii
Pocos periodos hist6ricos fueron tan estudiados como el nazismo,
pubiicaciones, per~anecen Vlvos.,EI largOSiTen cio sobre el pasado, lejos de f: incluyendo su politica antisemita y la exterminacion qe los judios. Sin embargo,
. _" .._ ",'_ ~--.._ mo .~:-...4- • ~ _ -.
c~ ..?1 olv.!££, ~s I ~ i ;;te.flci.? que una socledad civil imgoteHite opone al
exceso de discursos oficiales. Ar mlsmo fiempo, ~ta sociedad transmite
cuidadosamenf6.los recuerdos disidentes en las redes familiares y de amiStad,
; perando la hora de la verdad y de la re distribucion de las c.irtas poliflcas e
id eologicas.
I y a pesar de la abundante literatura y dellugar concedido a ese periodo en los
medios de comunicacion, continua siendo con frecuencia tabu en las historias
individuale~ en Alemania y en Austria, en las conversaciones familiares y, aun
mas, en las biografias de los personajes publicos.· Asi como las razones de tal
silencio son comprensibles en el caso delos antiguos nazis 0 de los millones de
Aunque la mayorfa de las veces este ligado a fenomenos de dominacion, simpatizantes del regimen, son dificiles de deslind'at en el caso de las victimas.
el clivaje entre memoria oficial y dominante y memorias subterraneas, asf como En ese caso, el silencio tiene razones bastante complejas. Para poder
la significacion del silencio sobre el pasado, no remite forzo samente a la relatar sus sufrimientos, una persona precisa antes qU'e nada encontrar una
oposicion entre Estado dominador y sociedad civil. Encontramos con mas escucha. A su retorno, los deportados encontraron efectivamente esa escucha,
frecuencia ese problema en las relaciones entre grupos minoritarios y sociedad pero rapidamente la inversion de todas las energias en la reconstruccion dela
englobante. posguerra agoto la vol untad de oir el mensaje culpabilizante de los horrores
EI ejemplo siguiente, completamente diferente, es el de los sobrevivientes de los campos . La deportacion evoca necesariament e sentimientos
de los campos de concentracion que, despues de su liberacion, regresaron a ambivalentes, e incluso de culpa, y eso tam bien en los paises vencedores
Alemania 0 a Austria. Su silencio sobre el pasado esta ligado, en primer lugar, a donde, como en Francia. la indiferencia y la colaboracion marcaron la vida
la necesidad de encontrar un modus vivendi con aqu ellos que, de cerca 0 de cotidiana al menos tanto como la resistencia.· iNo vemos, desde 1945,
lejos, asistieron a su deportacion -al menos bajo la forma de consentimiento J desaparecer de las conmemoraciones oficiales de los antiguos deportados
tacito. No provocar sentimiento de culpa de la mayoria se vuelve, entonces, un de ropa rayada, que despiertan tambien el sentimiento de cu lpa y que, a
rellejo de protecci6n de la minorfa judia. Con todo, esa actitud es aun reforzada
por el sentimiento de cul pa que las propias victimas pueden tener, oculto, en el
~
I'- excepci6n de los deportados politicos, se integran mal en un desfile de ex
combatientes? "1945 organiza el olvido de la deportacion, los deportados
fondo de si mismas. Es sabido que la ad m i ni stral:i~log r6 imponer a la "
lI egan cuando las ideologias ya estan dispuestas, cuando la batalla por la
comunidad judia una parte importante de la gestion administrativa de su politica memoria ya comenzo y la escena politica ya esta saturada: estan de mas" .'0 A
antisemita, como la preparacion de las listas de los futuros deportados, e incluso esas razones politicas del silencio se agregan aquellas, personales, que
la gestion de ciertos locales de transito 0 la organizacion del abastecimiento en consisten en querer evitar a los hijos crecer en ei' recuerdo. de las heridas de
los convoyes. Los representantes de la comunidad judia negociaron con las
autoridades nazi.s, esperando primero poder alterar la politica oficial, mas tarde
"limitar las perdidas", finalmente lIegaron a una situacion en la cual se desmorono "
la esperanza de poder negociar un mejortrato para los ultimos empleados de la " '\
I' 8 W. Laqueur, Jahre auf Abruf, Stuttgart, WDV, 1983.
9 Entre todos los ejemplos de este fen6meno de olvidos sucesivos y de reescrituras de
la historia biogratica, uno de los ultimos, el del presidente austriaco Kurt Waldheim, es
especialmente expresivo.
comunidad. Esa situacion, que se repltlo en todas las ciudades en donde habia
10 G. Namer, La commemoration en France, 1944-1982, Paris, Papyros, 1983, p. 157
omunidades judias Importantes, ilustra partlcularmente 'Jien el encogimiento ~ sq .; M. Pollak y N. Heinich, "Le temoignage", Actes de /a recherche en sciences
21
II MICHAEL POLLAK
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MEh'10RIA, OLVlOO, SILENC:O .
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•
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los padres. Cuarenta an os despues convergen razones poifticas y familiares ,. delantera y se erige contra aquel/os que intentaron forjar un mito, a fin de ~
eliminar el estigma de la verguenza : "La org2[!izacion de los recu~os ~se
~
para rom.per ese silencio: en el mOfTlento en que los testigos oculares saben \
que van a desaparecer en breve, quieren inscribir sus recuerdos ·contra el articula igualmente con la voluntad de denunciar a aquellos_a quienes se
olvido. Y sus hijos, tambien , quieren saber; de lalli la proliferacion actual 'de atribu'ye la mayo r respo~sabtlid~d _por las afr~Ot; sufridas ... Parec-;' sin f
testimonios y de publicaciones de jovenes intelectuales judios que hacen "de emb~rgo, que la culpabilidad alemana como factor de reorganizacion de los . f
la investigacion de sus orfgenes el origen de su investigacion"." Durante ese recuerdos interviene relativamente .poco ; en todo caso, su incidencia es
,•
I
intermedio , fueron las asociaciones de deportados quienes, malo ' bien, significativamente reducida en comparacion con la den uncia de la barbarie ,
. rusa, asi como de la cobardfa y de la indiferencia francesas", '4 En el momenta
,•
conservaron y transmitieron esa memoria.
Un ultimo ejemplo muestra hasta que punto una situacion ambigua y del retorno de 10 reprimido , no es el autor del "crimen" (Alemania) quien ocupa
pasible de generar malentendidos puede tambien IIevar al silencio, antes de el primer lugar entre los acusados sino aquel/os que, al forjar una memoria
producir el resentimiento que esta en el origen de las reivindicaciones y olicial, condujeron a las victim as de la historia al silencio y a la renegacion de . J
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reclutamiento voluntario en la Alsacia anexada puesta en marcha por el ejercito que, en lugar de poder actuar sobre su historia, frecuentemente se sometieron
aleman a comienzos de la Segunda Guerra.Mundial, el reclutamiento forzoso a el/a de buen 0 mal grado: "M i abuelo frances fue hecho prisionero por los
lue decidido por los decretos del 25 y el29 de agosto de 1942. De octubre de prusianos en 1870, mi papa aleman fue hecho prisionero por los franceses en
,
1942 a noviembre de 1944, 130.000 alsacianos y lorenos fueron incorporados 1918; yo, frances, fui hecho prisionero por los alemanes en junio de 1940 y,
a diferentes formaciones del ejercito aleman . Ocurrieron actos de revuelta, de despues, reclutado a la fuerza por la Wehrmacht en 1943, fui hecho prisionero ~
resistencia y desobedien.cia, asi como un numero significativo de deserciones. por loS rusos en 1945. Vea usted que nosotros tenemos un senti do de la
historia muy particular. Estamos siempre dellado equivocado de la historia,
A pesar de estos indicios del caracter coercitivo de esa participacion en la
sistematicamente: siempre acabamos las guerras con el uniforme de prisionero,
~
guerra allado de los nazis, se presentola cuestion, despues de la guerra, del
grado de colaboraci6n y comprometimiento de esos hombres. Hechos nuestro unico uniforme permanente" .15 ~
prisioneros de guerra en el frente oriental por el Ejercito Rojo , muchos de ellos
La funcion de 10 " no-dicho"
~
~
murieron 0 regresaron solamente a mediados de los anos '50. Se.trata, por
delinicion, de una experiencia dificilmente decible en el contexte del mito de
una nacion de resistentes,* tan rico de sentido durante las primeras decadas A primera vista, los tres ejefTlplos arriba expuestos no tienen nada en
de la posguerra. 1
comun: la irrupci on de una memoria subterrimea favorecida, cuando no
A partir de alii, Freddy Raphael distingue tres grandes etapas: a la suscitada, por una polltica de reformas que pone en crisis el aparato del partido
memoria avergonzada de una generacion perdida siguiola de las asociaciones y del Estado; el silencio de los deportacos, victimas por excelencia, excluidos
d e desertores , evadidos y reclutados a la fuerza que luchan por el de sus redes de sociabilidad, rnostrando las dificultades de integrar sus
reconocimiento de una situacion valorizadora de las victimas y de los "Malgre recuerdos en la memoria colectiva de la nacion; los alsacianos forzosamente
nous", subrayando su actitud de rechazo y resistencia pas iva. Pero hoy esa reciutados, rernitiendo al rechazo de la figura del "mal querido· y del
memoria canalizada y esteriliz,!da se subleva y se afirma a partir de un "incomprendido " , que apunta a superar su sentimiento de exclusion y
senti mientQ de absurdo y de abandono. Se considera mal comprendida y restablecer 10 que considera ser la verdad y la justicia.-
vilipendiada y se compromete en un combate contestatario y militant.:!." La Pera estos ejemplos tienen en com un el hecho de atestiguar la vivacidad
memoria subterranea de los alsacianos forzosamente reclutados toma la de los recuerdos individuales y grupales durante decenas de anos, e incluso
5iglos." Oponiendose a la mas legitima de las memorias colectivas, la memoria
nacional, esos recuerdos son transmitidos en el marco familiar, en asociaciones,
11 N. Lapierre, Le silence 'de la memoire. A /a recherche des Juifs de Plock, Parfs, Pion,
1989, p. 28.
12 G. Herberich-Marx, F. Raphael, op. cit. 14 idem. p. 94.
• Pollak utiliza el termino "resistants", que en frances hace alusion a los miembros de la 15 Memorias de un minero lorena recopiladas por Jean Hurtel, citadas en G , Herberich-
'. R~sistencia durante la Segunda Guerra Mundial (n . dell.). Marx, F. Raphael, op. cit. .
13 Idem , p. 83 Y 93. 16 Vease Ph. Joutard, Ces vo;x qui nous v;ennent du passe, Paris, Hachetle, 1983,
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• MICHAel P Ol L4.K
I,
caso de los crfmenes estalin istas), indecibles (el caso de los deportados) 0
verg onzosos (el de los reclutados <iTa luerzaj , son celosameute,gup rdados en Estudiar las memorias colectivas fuertemente con stituidas, coq],Q la
~cturas comuQic'!flo!l.i!J!P.IJ:I@!.es_y.pa~an.de<tapelCibipQ§"ROr.lasociedad
' de memoria nacional, implica preliminarmente el analisis de su funcion . ~ffl10~,
en general. Por consiguiente,lJ.g~os recuerdos de unos y otros zonas de esa operacion colectL'la_de los acontecimientos I( de las interQWa~iO .es' del
~~~ncios.,;po;dichos". EVidentemente, las fronteras entre esos pasado que se quiere salvaguardar, se integra en tentativas mas 0 men,os
silencios y "no-dichos" y el olvido definitivo y 10 reprimido inconsciente no son conscientes de definir y reforzar sentim ient~ de Rertenens;ia yJronteras sociale~
estancas; estan en perpetuo dislocamiento.17 Esa tipologia de discursos ,
silencios, y tambien alusiones y metaforas. es moldeada por la angustia de no ~ entre coledrViclades de distintos tami nas: partidos, sindicatos, iglesias, aldeas,
regiones. clanes, familias, naciones, etc. La referencia al pasado sirve para
encontrar una escucha, de ser castigado por aquello que se dice, 0, al menos,
de exponerse a malentendidos. En el plano colectivo, esos procesos no·son
t
~
mantener la cohesion de los grupos y las instituciones que componen una
sociedad, para definir su lugar respectivo, su complementariedad, pero tambien
Ian diferentes de los mecanismos psiquicos resaltados por Claude Olie~!l.':~te!n: f las oposiciones irr~~ les. r
'EI lenguaje es apenas el vigfa de la angustia .. . Pero elleng uaje se condena
aser impotente porque organiza el distanciamiento de aquello que no puede
f - tvlantener la cohesion intern a y def nder las fronteras de aquello 9$
pn grupo liene en comun, en rac;:;!;!9 e ncluye el territorio (en el caso de
;er puesto a la distancia. Es alii que interviene, con todo el poder, el discurso
~Ierior, el compromiso de 10 no-dicho, entre aquello que el sujeto s,e confiesa
asi mismo y aquello que puede transmitir al exterior". 'B .
Ir estados); !1e aqui las ~ funciones esencial~~de la memoria comun . Eso
significa [lro[lorcionar un marco ae re ferencias d.e~p'untos de referencia. Es,
P2[ 10 lantQ,. abso utamente adecuado hablar, como hace Henri Rousso, de
•La ~ter~ti]J2.d!,!cible y 10j!.1Q.e~ble,lo ftonfesable y 10 inconfesable, f, emoria;eocu:adrad~un termi no mas especffico que memoria colectiva. 20 .
;epara, en nuestros ejem plos, una memoria colectiva subterranea de la
;ocieaaacrvlTClOiiiinada 0 d~rupos e§l?ecific_os,..®..J.lJ.l§..l])emoria colecti,v ~
t QUien dice "encuadrada" dice "trabajo de encuadramiento" .2t Todo trabajo
i
de encuadramiento de una memoria de grupo tiene limites, ya que no puede
~ganizada que resume la imagen'que una sociedad mayoritaria 0 el Estado
--- transmltlr
desean ~..-. --
e Imponer. ~ --- --- ,- - _........
ser construida arbitrariam ente. Ese trabajo debe satisfacer ciertas exigencias
de justificacion.22 Rechazar tomat en serio el imperativo de justificacion sobre
Distinguir e!!~ SPyw i urqs favorables 0 desfavorables a las memorias
rr<lrginadas es de entrada reconoeer hasta qu~ [l~nto el [lresente tine el pasado.
')egiJn-las- circunsi ancias, se da la emerg~ncia de ciertos recuerdos, y el''9rilas1s
i el cual reposa la posibilidad de coordinacion de las conductas humanas
signilica admitir el reino de la injusticia y de la violencia. A la luz de todo 10 que
lS puesto sobre uno u otro aspecto. Sobre todo, el recuerdo de guerras 0 de I fue dicho antes sobre las memorias subterraneas, se puede plantear la cuestion
de las condiciones de posibilidad y de duracion de una memoria impuesta sin
la preocupacion por ese imperativo de justificacion. En ese caso, ese imperativ~
1andes convulsiones internas remite siempre al presente, deformando y
j!interpretando el pasado. Asi lambieI'), hay una permanente interaccion entre
~ vivido y 10 aprendido, 10 vivido y 10 transmitido. Y esas constataciones se
!
~
puede imponerse despues de postergaciones mas 0 menos largas. Aunque
casi siempre crean que "el tiempo trabaja a su favor" y que "el olvido y el
Ii
~lican a toda forma de memoria, individyal y COI~ct!va, familiar, nacional y de perdon se instalan con el tiempo" , los dominantes Irecuentemente son lIevados
oequenos grupost. EI problema que se plantea a largo plazo para las I a reconocer, demasiado tarde y con pesar, que el intervalo puede contribu ir a
'!\emorias clandestinas e inaudibles es el de su transmision intacta hasta el i
t· reforzar la amargura, el resentimiento y el odio de los dominados, que se
~a en que puedan aprovechar una ocasi6n .para invadir.el espacio publico y f expresan entonces con los gritos de la contraviolencia.
rasar de 10 "no-dicho" a la contestacion y la reivindicacion. EI problema de EI trabajo de encuadramiento de la memoria se alimenta del material
¢ a memoria olicial es el de su credibilidad, de li u aceptacjon y tambien el ~e provisto por la historia. Ese material puede. sin duda ser interpretado y
~ organizacion. Para que emerja en los discu(sos politicos un fonda comun
oa relerencias que puedan constituir una memoria nacional, es indispensable
~ intense trabajo de organizacion para superar el simple moritaje ideologico,
fOr definicion precario y fragil.
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m odificarlas, ese trabajo reinterpreta incesantem ente el pasado en fun cion de
los combates del presente y del fu turo. Pero, as! como la exigencia de
justificacian antes discutida limita la falsificacion pura y simple del pasado en
;'
hechos y las reacciones y sentimientos personales . La eleccian de los
testimonios hecha por las responsables de la asociacion es percibida com o
•/
su reconstruccion polftica, el trabajo permanente de reinterpretacian del pasado
es contenido por una exigencia de credibilidad que depende de la coherencia
de los discursos sucesivos . Toda organizacion politica -por ejemplo sindicato ,
.'. muy importante, dado que la inevitable diversidad de los testimonios co rre
siempre el riesgo ser percibida como prueba de la inautenticidad de todos los
hechos relatados . Dentro de la preocupacion por la imagen que la asociacian
,•
partido, etc.- , vehiculiza su propio.pasado y la imagen que forjo para sf misma. transmite de sf misma y de la historia que es su razon de ser, 0 sea, la memoria if
No puede cambiar de direccion ni de imagen abruptamente a no ser bajo el de sus deportados, es preciso por 10 tanto escoger testimonios sobrios y
conliables a los ojos de los dirigentes, y evitar que "mitamanos, que nosotros ~
ri esgo de tensiones diffcile's de dominar, de escisiones, e incluso de su propia
d esaparician si los adherentes ya no pudieran reconocerse en la nueva imagen,
en las nuevas interpretaciones de su pasado individual y en el de su
tam bien tenemos" tomen publicamente la palabra.'s
Si el control de la memoria se extiende aquf a la eleccion de testigos
autorizados, en las organizaciones mas formales se realiza mediante el acceso
•f
org anizacion. 1.0 gue e§1.~ en iuego en la me:ri~ ~ambiEm..el,.seRtic;jQ.Cj~l a
•identidad-iQdil!idual y del grupo. Tenemos el po de esto en los congresos de los investigadores a los archivos y por el empleo de "historiadores de la casa" . ~
de partidos politicos en los que se dan reorientaciones que producen ~emas de una produccion de d~,UWl.s..Ar.gaot: ados en torno a f
escis iones, y tambien en una vue Ita reflexiva sobrl;) el pasado nacional:' a c ontecimientos ~ grandes Qerson~ es, los rastcps Q ~ e§e trabaj,Q..je
co mo el paso, en Francia, de una memoria idealizada, que exagera el papel ~~~~_
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d e la Resistencia, a una vision mas realista que reconoce la importancia de la eto.26 La memoria es asi guardada y solidificada en las Qiedras : las piramides, f
co laboracion .>'
Este trabajo de encuadramient~ emoria tiene sus actore§
- los veStjgToS"arqne1i16gic6s~l:s' catearales mkdieJales':'i"~s grandes teatros,
las operas de la epoca burguesa del siglo XIX y, actualmente, los edificios de ••
•
profesiOnahzaaos, profesio s ge a histo i de tal 0 cual organizacr6n d e la . los grandes bancos . Cuando vemos esos puntos de referencia de una epoca
que son mlembros, e u es y grupos e re eXlon .· Ese papel existe tambien, lejana, frecuentemente los integramos en nuestros propios sentimientos de
aunque en forma menos claramente definida, en las asociaciones de liliacion y origen , de modo que ciertos elementos son integrados en un fondo
~
deportados 0 de ex combatientes. Esto se puede percibir cuando se aborda,
en el contexto de una investigacian de historia oral, .a los responsables de
tal es asociaciones. En rili investigacion sobre las sobrevivientes del campo de
Auschwitz-Sirkenau, una de las responsables de la asociacion me dijo, antes
cultural comun a toda la humanidad. En ese sentido ,i,no podemos todcs decir
que descendemos de los griegos, de los romanos, de los egipcios, en suma,
de todas las c~lturas que aunque desaparecidas estan de todas formas a
disposicion d e todos r.oso tros? Por otra"parte, esto no impide que, aque/los
••
de po nerme en contacto con algunas de .sus com pan eras: "Usted debe que viven en los lugares ::Jo nd e sa- encuentran tales hereneias, extraigan de f
com prender que nosotras nos consideramos un poco como las gu ardianas de las mismas un org ul!o e;;p eci al.
En !cs ~ecu ercos m:is cerc:m os y persor;ales , los puntos de reierencia
~
la verdad ". Ese trabajo de con trol de la imagen de la asociacian implica una
generalmente presentadc s an las c.':5cL!siones son, como mostro Dominique Veillon, .
C
o pos icion fuerte entre 10 "subjetivo" y 10 "objetivo". entre la recon struccian de
I
MEMORIA, Cl V!DO,
a M iCHAEL P Ol.LAK
po r minimizar 0 eliminar. Si el analisis del trabajo de encuadramiento, de sus
II
Aunque sea tecnicamente dificil 0 imposible captar todos esos recuerdos en agentes y sus rasgos materiales es una clave para estudiar, desde arriba
objetos de memoria confeccionados hoy, el cine es el mejor so porte para hacia abajo, c6mo las memorias son construidas, deconstruidas y reconstruidas,
ha'cerlo : de alii su papel creciente en la formaci6n y reorganizaci6n, y por 10 el procedimiento inverso, aquel que, co n los instrumentos de la historias oral
tanto en el encuad ramiento, de la memoria. EI cine se dirige no s610 a las parte de las memorias individuales pone en evidencia los limites de ese trabajo
capacidades cognitivas, sino que capta las emociones. Basta con pensar en de encuadramiento y, aJ mismo tiempo , revela un trabajo psicol6gico del
el impacto de la pelicula H%causto, que, a pesar de todos sus defectos, individuo que tiende a controlar las heridas, las tensiones y contradicciones
permiti6 captar la atenci6n y las emociones, susci tar cuestiones y de esa entre la imag en oficial del pasado y sus recuerdos perso nales.
forma forzar una mejor co mpren si6n de ese aconteci miento tragico en
prog ramas de ensenanza e investigaci6n e, indirectamente, en la memoria
col ectiva. La obra monumental de Lanzmann, Shoah, bajo todos los aspectos
i EI mal del pasado
fuera de com paracion con aquella pelicula masiva H%causto, quiere impedir
el olvido por el testimonio de 10 insostenible.
t Tales dificultades y contradicciones son particul armente marcad as en
pafses que atravesaron gu erras civiles en un pasado cercano, como Espana,
EI film testimonial y documerital se volvio un poderoso instrumento para
las redisposiciones sucesivas de la memoria colectiva y, a traves de la television ,
de la memoria nacional. Asi, las peliculas Le chagrin et /a pitie, y despues
Franr;ais si vous saviez, qesempenaron un papel clave en el cambio de
apreciacion del periodo de Vichy por parte de la opini6n publica francesa, de alii
I Awstria 0 Grecia. Otro ejemplo muy ilustrativo 10 constituyen, en Alemania, las
discusiones acerca del fin de la Segunda Guerra Mundial. i.Fue una Iiberacion
o una g'uerra perdida? 1.0 ambas cosas a la vez? i.C6mo organizar la
conmemoraci6n de un aco ntecimi ento que provoca tantos sentimi entos
ambivalentes, atravesando no solo todas las organizaciones politi cas, sino
las controversias que esas pelfculas suscitaron y su prohibici6n en la television muchas veces a un mismo individuo?
durante largos anos." Del lado opu esto , la voluntad de olvidar los traumas del pasado
Resulta evidente que I,as memorias colectivas impuestas y defendidas frecuentemente surge en respuesta a la conmemoracion de acontecimientos
por ui]Jrabajo especializado_de eQcuadramiento, sin 'ser el unico factor lacerantes . Un analisis del contenido de cerca de cuarenta relatos
aglutinador, so n, ciertamente, un ingrediente importante para la perennidad autobiograficos de mujeres. sobrevivientes del campo de concentrac ion de
~el te.@'§ie!.yoela5eSli'UC~s i~S\~cionales 'de"Una sociedaa; AsT," el Auschwitz-Birkenau, publicados en frances, ingles y aleman, y completados
denominador comun de todas esas memorias y tambien las tensiones entre por entrevistas, revela en muchos casos el des~o simultimeo, al regreso del
eli as intervienen en la definicion del consenso social y de los conflictos en un campo, de testimoniar y olvidar para poder retomar una vida "normal" .29
de terminado momento coyuntural. Pero ningun grupo social , ninguna Muchas veces , tambien , el silencio de las victimas oficialmente internadas en
insliluci6n, por mas estab les y sol idos que puedan parecer, tienen su los campos p~r motivos n::l "politicos " refleja una necesidad de hacer un buen
pe rennidad aseg urada. Su mem oria, con todo, puede sobrevivir a su papel frente a las representaciones dominantes que valoran a las victim as de
dosapari ci6n, asu mi endo en general la forma de un mito que, por no poder la persecucion politica mas que a las otras. Asi. el hecho de haber sido
onclarse en la realidad politica del momento, se alimenta de referencias condenada por "verguenza racial ", delito que, segu n la legislacion de 1935,
lillurales, literarias 0 religiosas. EI pasado lejano puede entonces volverse prohibfa las relaciones sexuales entre "arios" y "judios", constituyo uno de los
romesa de futuro y, a veces, desafio lanzado al orden establecido. mayores obstaculos que una de las mujeres entrevistadas sentia al hablar de
Se observo la existencia en una sociedad de memorias colectivas tan si misma.30 Una investigac'i6n de historia oral hecha en Alemani a junto a los
Illill'lorOSas cuanto 10 son las unidades que componen la sociedad . Cuando sobrevivientes homosexuales de los campos co mprueb a trag icamente el
IIns se inlegran bien en la memoria nacional dominante, su coexistencia no silencb colectivo de aquellos que, despues , de la guerra, muchas veces
pion tea problemas, al contrario de las memorias subterra;;'as discutidas temieron que la revelacion de las razones de su:internacion pudieran provocar
•
,1I1lQrl orm ente. Fuera de los momentos de crisis, estasultimas son dificiles de denuncias, perdida de empleo 0 revocacion de un contrato de locacion.31 Se
loeo llza l', y exig en que se recurra al in,stru mentc; de la historia oral. Individuos
y CluilOG grupos pu eden inSlsti r en venerar justamente aquello que los - - - - - - - - - - - - - - - - _ . _ - -_._ -
29 M. Pollack y N. Heinich. op. cit.
s cle una memoria colectiva en un nivel mas global se esfuerzan 30 G. Botz, M. Pollak. "Survivre dans un camp de concentration". Actes de /a recherche en
sciences socia/es. 41 . 1982. p. 3 sq.
I
3t R. Lautmann. Der Zwang sur Tugend, Frankfurt. Suhrkamp, 1984. p. 156 sq.
n H. Rousso, '-
op. C.It.
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:'11 I I
29
III
II MICHAEL P Ol.l.AK MEMORIA, OlVlOO, SJLENCIO a
comprende por que ciertas victimas de la maquina de represion del cuales la fnexistencia de un compromiso politiCO imposibilito conferir un
Estado-SS -los criminales, las prostitutas, los "asociales", los vagabundos, sentido mas general al sufrimiento individual. De este modo, las dificultades
los gitanos y los homosexuales- hayan side conscienzudamente evitadas y bloqueos que eventu;llmente surgieron a 10 largo de una entrevista solo
en la mayo ria de las "memorias encuadradas" y n6 hayan practicamente raramente resultaban de vacios en 'Ia memoria 0 de olvidos, sino de una
tenido voz en la historiografia. Debido a que la represion de la cual son reflexion sobre la utilidad misma de hablar y transmitir su pa,sado. En la
objeto es aceptada hace mucho tiempo, la historia oficial evito tambien ausencia ' de toda posibilidad de hacerse comprender, el silencio sobre si
durante mucho tiempo someter la intensificacion asesina de su represion mismo -diferente del olvido- puede incluso ser una cond icion necesaria
bajo el nazismo a un analisis cientifico. (presumida 0 real) para el mantenimiento de la comunicacion con el medio
Asi como .una "memoria encuadrada", unabTStCiti~ecopilada ambiente, como en el caso de una sob reviviente judia que eligio permanecer
.~ por medio de la entrevista oral, ese .r,esumen~ondeg§adG,.J;le~uF!~ en Alemania .
In social individual, es tambien susceQ!i.!:l.l.e~LP-f.esentada de innumerables Una entrevista realizada con una deportada residente en Berlin mostro
~m'aneras en fun cion del contexto..en-el.cual,es.relatada. Pero al igual que en el Que unpasado que per.manece mudo es m,!:Lchas veces·meQQSel,producto del
, , caso de una memoria colectiva, esas variaciones de una historia de vida son olvido 9lJe de un tLa,!?gjo p!l ,g~tion de la memo~ilLs~sun las pQ.sjbilid g e,§ d.~
\; Iimitadas.,J§..otP.a.QiJIJl individua!.£pmo a nivel del grupo, todo sucede como si cQmunicac;on. Durante toda la entrevista, el significado de las palabras
I coherencia y continuidad fueran comunmente admitidas como las senales ::ilemana" )' "judia" se altero en funcion de las situaciones que aparecian en
A oistintivas de una memoria creible y de un sentido de identidad asegurados.32 el relato. AI utilizar estos terminos , esa mujer por momentos se integraba, por
ii' E;;"todas las entrevistas sucesivas ~en el caso de historias de via as de momentos se excluia del grupo y de las caracteristicas por ellos design ados.
larga duracion- en que la misma persona vuelve varias veces a un numero De la misma forma, el desarrollo de esa entrevista revelo que ella habia
restringido de acontecimientos (sea por su propia iniciativa, sea provocada organizCido toda su vida social no en tomb a la posibilidad de poder hablar de
por el entrevistador), ese fenomeno puede ser constatado hasta en la su experiencia en el campo , sino de una manera capaz de proporcionarle un
entonacion . A despecho de variaciones importantes, se encuentra un nucleo sentimiento de seguridad, 0 sea, de ser comprendida sin tener que hablar
resistente, un hilo conductor, una especie de Jeit-motiv en cad a historia de sobre eso." Ese ejemplo sugiere que aun a nivel individual el trabajo de la
vida. Esas caracteristicas de todas laUJistorias de~da1 sugieren que estas memoria es indisociable de la organizacion social de la vida. Para ciertas
ultimas deben ser consideradas como instrume!J,to rcte..LeCoD,s!ru~.c,io~ dej a victimas de una forma limite de ia ciasificacion social , aquella que quiso
!s!.£ntiSiad., y no sola~ comQ.@.@tos factuales. Por definicion la historia de reducirlas a la condicion de "subhornbres" , el silencio, ademas de acomodacion
vid a es una reconstruccion a posteriori, que ordena acontecimientos que al medio sociai , pod ria representar tambien un rechazo a dejar que la
marcaron una existencia. Ademas, al con tar nuestra vida, en general intentamos experienc:a del campo, una situ aciofl limite de la experiencia humana, fuera
establecer cierta coherencia por medio de lazos logicos entre acontecimientos integrada en una forma cualq uiera de "mem oria encuadrada" que, por
clave (que aparecen entcnces de una forma cada vez mas solidificada y principio , no escapa al trabajo de definicion de fronteras sociales. Es como si
i estereotipada). y de una continuidad. resultante de la ordenacion cronologica. ese su!rimiento extrema exigiera un anclaje en una memoria muy gen eral, la
AJ raves de ese trabajo de recoDstruccion-de. si mismo ~ndi viduo ti~~ a de la humanidad , un a memoria que no dispone ni de portavoz ni de personal
'--.definir_su lug~r sociaLy SL:S reiacio.nes con los demi!§, de encuadramiento adecuado.
- Se puede imaginar, para aquellos y aquellas cuya vida fue marcada
por multiples rupturas y traumas, la dificultad planteada por ese trabajo de
construccion de una coherencia y de una continuidad de su propia historia.
Asi como ias memorias colectivas y el orden social que elias contribu'leQ, a
constituir, la memoria.llldi)/idual.tesulta..QgJ,agesti6n de un eguilibrio precario,
~~UJLsino.Umero de contradicciones y tensione9., Encontramos rasgos de
esto en nuestra investigacion sobre las mujeres sobrevivientes del campo
de concentracion de Auschwitz-Birkenau, sobre todo entre aquellas para las
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