D aniel N ush
RUINAS,
PINTURAS Y LIBROS
DE KIEFER
…tocad más sombríamente los violines no oír las bombas. Mis sirenas fueron las bom-
luego subiréis como humo en el aire bas”. En la Alemania de la posguerra todos ad-
luego tendréis una fosa en las nubes virtieron ruinas por doquier. Cualquier persona
allí no hay estrechez… tiene derecho a olvidar. Pero los escombros en
Paul Celan, Fuga de la Muerte sí mismos no son algo definitivo sino futuro, y
Kiefer lo imaginó. Sintió que las ruinas no son
A lgo siempre subsiste en medio de las
ruinas, algo cercano al polvo, al tiem-
po y al lenguaje. Anselm Kiefer (Do-
naueschingen, 1945) nunca percibió que los
escombros tuvieran alguna presencia negativa
más que un estado de transición, parte de un
proceso, de un flujo circular.
La obra de Anselm Kiefer es una anomalía
en la pintura. Refleja un contundente rechazo
a las tendencias artísticas de su tiempo con su
sino simplemente observó lo venidero, un punto enigmática intuición gnóstica. Es la figura más
de partida para construir algo nuevo. “Nací ambiciosa de su generación frente a los esca-
todavía en época de guerra —expresó en una sos pintores que buscan lo infértil y lo super-
conversación— cuando los franceses avanzaban fluo en la pintura. Kiefer encuentra el aura, al
y estaba sometido a bombardeos Donaueschin- utilizar objetos y sustancias, contenido en las
gen y crecí junto a escombros. Mis padres me propias cosas. Su impactante visión simbólica
taparon los oídos con cera, como a Ulises, para es inconfundible. Al grado de que uno de los
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Los cuadros de Anselm Kiefer no proponen
respuestas novedosas sino nuevas preguntas
referidas a nuestras imprecisas concepciones y
prejuicios sobre lo que debe develar un cuadro.
críticos más obsesionados con los principios de los años setentas pintó paisajes que capturaron
la influencia en el arte, Harold Bloom, no en- la sombra del espíritu germano y la autonega-
cuentre un paralelo creativo literario para Kiefer ción del espíritu bajo complejos símbolos cul-
en la actualidad, y se vuelva a Joyce y a Proust turales. Discípulo de Joseph Beuys, renovador
o a Stravinsky y a Schönberg. A pesar de que estético de la Alemania de posguerra y uno de
ha incursionado en los medios más habituales los artistas alemanes más discutidos que aspira
de la segunda mitad del siglo pasado —la foto- a una renovación de todas las formas, Kiefer
grafía, la instalación, el grabado o el dibujo— debe a su maestro el fondo imaginario de su
la exploración comprometida de Kiefer en la historia y la afición a los mismos materiales
pintura desconcierta. En ese momento histó- como el hierro oxidado y el plomo, aunque
rico, después de la vertiginosa explotación de Kiefer se muestra más tradicional al decantarse
posibilidades que padeció la pintura figurativa por la pintura en telas monumentales y al ale-
durante el siglo xx, parece conservador volver a jarse unos pasos de las elaboraciones efímeras
ella en comparación a otros soportes. de su maestro.
Los cuadros de Anselm Kiefer no proponen En la década de los años ochentas empieza
respuestas novedosas sino nuevas preguntas re- a interesarse por la Cábala y la alquimia. Los
feridas a nuestras imprecisas concepciones y pre- nombres le provocan unas sensaciones miste-
juicios sobre lo que debe develar un cuadro. La riosas de que hay algo oculto detrás de ellos: el
reputación de Kiefer, como apunta agudamente aura —lo que nos recuerda a Benjamin. Anselm
Robert Hughes, se benefició de las limitaciones Kiefer trabajó con las texturas y materiales más
de la educación visual de los ochentas. Toda su inusuales que no permiten dominación, como
obra no disfruta el mismo valor. Conocido por plomo, ceniza, polvo, paja, pegamento, y con-
sus trabajos monótonos que frecuentan iróni- tinuamente experimenta con nuevos materia-
camente la memoria histórica alemana —par- les para abordar el tiempo, el viento, el hebreo
ticularmente el periodo nazi—, Kiefer durante antiguo o la historia egipcia. A Kiefer le gusta
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combinar objetos reales y pintados. Es una re-
flexión sobre la ilusión. Un pintor es alguien
que trabaja también con las ilusiones, con som-
bras, luces y colores, y a su vez, con la acelera-
ción o la transformación que son inmanentes
en las cosas. Esto es un poco la ideología de la
alquimia: la aceleración del tiempo para trans-
formar los metales en oro, es decir, acelerar los
procesos naturales. Una hazaña arriesgada.
La afición por el plomo es seductora. En la
alquimia es un metal bajo, pero un material im-
permeable y maleable como el tiempo. A Kiefer
le atrae porque es materia para las ideas y, ade-
más un medio para el pintor, como la ceniza
que es suave e inalterable. Una de las series más
conmovedoras en su trabajo es la inspirada en
el poema “Fuga de la Muerte” de Paul Celan,
donde evoca a las metafóricas protagonistas
Margarete, con su largo cabello rubio, y a Su-
lamita, cuyo cabello negro denota sus orígenes
judíos. Los blondos rizos de Margarete se su-
perponen a paisajes áridos, requemados con
espesa pintura mezclada con paja. El cabello
cenizo de Sulamita es pintado cuando el de
Margarete es representado con paja. La terrible
imagen de Sulamita obsesiona algunos años a
Kiefer y la asemeja a un oscuro castillo militar Para mudarse de Alemania a Barjac, una zona
en otros cuadros. Por otra parte, la imagen de rural al sur de Francia, donde actualmente
Margerete debe mucho a la visión de la mujer vive, Anselm Kiefer utilizó setenta camiones
alemana creada por Goethe en el Fausto. Mar- para transportar su estudio y su biblioteca. Los
garete exhibe pureza, un amor inocente hacia famosos libros de plomo pesan trescientos ki-
Fausto y una serie de valores morales. Conjun- los cada uno. Kiefer tiene una biblioteca de
tamente implica la nobleza del alma alemana y treinta toneladas. No es trivial que setenta por
complejas nociones de racialidad. “Tus cabellos ciento de su trabajo sean libros, pues la supre-
de oro Margarete / tus cabellos de ceniza Sula- ma imagen de Kiefer es el libro. No una ima-
mita” reza el poema. gen sino una monumental entidad trabajada en
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utilice materiales tan pesados como el plomo,
Dios es incognoscible la tierra, la arena. Me fascina la paradoja”. Des-
como el libro. Lo pués de viajar alrededor del mundo, Anselm
cual vuelve más empieza a trabajar temas de mayor apertura
enigmáticos los como la religión y la historia de un modo más
ecuménico. Para Bloom, es inadecuado llamar-
libros de Kiefer. La lo pintor debido a la transformación figurativa
idea de un libro es que realiza del lenguaje a los tropos visuales,
el símbolo del saber, a la urdimbre de la escenificación simbólica.
de la transmisión del Más bien, según el crítico estadounidense resul-
conocimiento. ta un hermetista fáustico. Un desafiante de los
principios de la influencia en las artes y, por
esto mismo, está condenado a fracasar. Pero su
plomo. Gershom Scholem nos dice que, por la fracaso es sublime, busca trascender los límites
Cábala, Dios y el libro son uno mismo. Dios del arte visual.
es incognoscible como el libro. Lo cual vuelve El cuadro es un espacio donde el mundo se
más enigmáticos los libros de Kiefer. La idea nos presenta, un espacio donde se nos devela
de un libro es el símbolo del saber, de la trans- en toda su fugacidad e imperfección. Heidegger
misión del conocimiento. Conserva la memoria nos dice que el creador cuando funda una obra
aunque también la hace más rígida. Kiefer en- detiene algo, pues el arte es una manera de dete-
contró en el esoterismo y misticismo judío pro- ner el tiempo y es un momento sublime. En Arte
digalidad para su obra personal. Como Kafka y Espacio, nos formula que la plástica, sobre
y Borges, es adicto a los laberintos. Su trabajo todo, juega con la corporeización del espacio
es un palimpsesto. Sus nada ligeros libros son y plantea un sitio que corporiza la verdad del
figuras y símbolos de nuestra honesta inhabi- ser en su sitio determinando la obra. La verdad
lidad para dar sentido a Dios o a la sabiduría. como un no ocultamiento del ser. En este sen-
No hay mayor protesta en la plástica de la ac- tido, la obra de Kiefer es capaz de encender la
tualidad. grandeza y el esplendor de lo que en su fracaso
“Yo veo mis cuadros como ruinas o como nunca va a poder conseguir mostrarnos.
sillares que pueden aparejarse”, dijo Kiefer en
una entrevista. “Los fragmentos son un mate-
rial con el que se puede construir algo pero
no son algo acabado en sí mismo. Están más
próximos a la nada que a la perfección. Para mi
Daniel Nush (Oaxaca, 1991). Estudiante de la licen-
arte es importante que a través de la materiali- ciatura en Letras Clásicas en la Facultad de Filosofía
dad se perciba transparencia, fragilidad aunque y Letras de la unam.
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