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Gociol - Invernizzi - Cine y Dictadura

Análisis sobre el cine en la última dictadura militar

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JUDITH GOCIOL * HERNAN INVERNIZZI CINE Y DICTADURA LA CENSURA AL DESNUDO CLAVES PARA TODOS CCOLECCION DIRIGIDA POR JOSE NUN vorma WrELECruL Director José Nun P Editor gonoral Jorge Sel INDICE Edivion Luis Gruss sono oe rd.o00 Coordinacion Cacia Rodguez a Conreccion ‘Aredo Conés ee Capitulo uno Diceccién de rte Martin Moro ewes Diagramacion Verénic Fenmenn ae tWustracién Miguel Rep Unrinterés muy especial Produeci6n Néstor Mazzei aces a Los sucesores de Caton Dach eactsvs dois adnan cistlan seas eed rnd (©2005, Jun Goo y Hern vm aan (22005, Cal inact s it Frondsco Atma do Fouts 49110 Bons Aes reno spas as Errol ciwmpateche@apncanarTeleon (64 1 42051681 Capitulo cinco ‘eds: 7000 eee pea (geen n Sool pros Aransas SA. Laer 157, Cap Fe aiaca te ome ‘aptortse do 206 aac on Ca Fey GBA Vora Sines y Cis SA Deu en eros yet DISA Quod hate depo ai pot Diag 75 rena gna Too es derechos seas Nine hn do sauces pu so foot sn potiso eo del ede cama. E.gCrURL propuce {onde soratiqo, edn Conn Sur «Fr, Femeninay single Fics uit Wo, ins ostons Pan Celeste y Bona + Ein Ceca Foes gud pena 88] Un dato, un libro, una revista, un contacto, un comentario, un Hla ‘mado, un recuerdo, una chara, un allento, una ayuda, una punta para tirar dol ovillo.. Una investigacién es una construccién compart Por eso, va nuestro agradecimiento: ‘A Andrés Bamio Couso, Mario Burkin, Eva Giberti, Magali, Raquel y Salo Gociol, Gabriel Lerman, Diana Mafia, avid Maldavsky, José Martinez Susrez, Valerie Mikolaitis, Sebastidn Novacovsky, Mario Lorenzo Pern, Alicia Perini, personal dela Biblotece de Congreso, Julio Rao, Lucia Ray, Lucila, Malena y Diego Rosemberg, Pablo Sapere, rene Spivacow, y Eliseo Subila, A los entrevistados: Adolfo Aristarain, Osvaldo Bayer, David Coco Blaustein, Rafael Cohen, Miguel Grinberg, Juan José 4Jusid, monsesior Justo Laguna, Julio Raffo, Mario Sabato, Joss ‘Martinez Suérez, Graciela Montenegro, Carlos Marienhoff, y Juan José Stagnaro. ‘Y muy especialmente: ‘Al Fondo Nacional de las Artes, por la beca otorgada al pro- Yyeoto "Botas y tijeras”, que se integra a esta investigacién. ‘A Danie Azpiazu, que es economista, peto sl eseribiera sobre cine también Io haria ben. ‘os integrantes de la Biblioteca del INCAA-ENERC, cuya ‘supervisién esté a cargo de Beatriz Gatfot: Octavio Morel, Julio lammarino, Alejandro inti, Lina Danon yen partcular-C. Adrisn 'Muoyo, por hacer, incluso, més do to posible, AMODO DE PROLOGO ‘Toso era como un juego de ajedrez. Y ta partida no era sonci Las movidas que en torno a la industria del cine se imple ‘mentaron durante la vitima dictadura militar, conformaron un tentramado mucho mds complejo de lo que supone. No se produjeron tan pocas peliculas como en genera se dice. ‘Tampoco el cine nacional dejé de sor subsidiado por el Estado, La nsura ~uno de os ejes articuladores del tablero-no se agoté ni enla figura paradigmatica de censor Miguel Paulino Tato, nen las autoridades oficiales. La relacin entre la politica econémica la cen- ‘ura y la industria del cine no Funcioné como un refloja de Pavlov. ‘Tampoco puede decirse que la politica econsmica de a dicta- {dura haya atacado partcularmente ala industria cineratogrtica, integrada por productores nacionales,distribuidores, exhibidores ylaboratorios. Muestra de ello es que -tal como se desprende de las encuastas periddicas que hacia a vista Heraldo del Cine- las eitcas del sector conta ol régiman militar se centraban en la censura, mientras se rescataba la normalizacién de la economia nacional, por lo menos durente los primoros afios posteriores al ‘golpe militar. El plan desarrollado por et dictador Jorge Rafael Videla y su ‘ministro de Economia, José Martinaz de Hoz, se abalanzé sabre importantes sectores productivos, dado que fue un proyecto ‘econémico sistematica para todo 6! pals. Poro no eligié al cine argentino como un objetivo a dastruir Otra cosa, en cambio, 6s sefialar que esa politica atacé la capacidad de consumo cultural de amplios sectores sociales, o cual tuvo consecuencias en Ia produccién, distribuelén y exhibicién de peliculas. Es deci: la Industria cinematografica fue una vitima mas, entre fas muchas, ‘que tuvo el pals y, en tanto tal, no disfruto de un periodo de prosperidad, Pero tampoco sufrd una crisis de subsistencia. Sus dificultades durante ol perfodo no se debieron a un proyecto, econémico que fo tuviera como bianco dileto. El asunto era oto. En a Argentina el Estado os la condicién nacesaria para que cexista un cine nacional, Es una actividad subsidiada y esto se debe, fundamentalmento, a las caracteristices estructurales del pais y no a la ineficiencia de la industria, como tanto pregons liberaismo de los “90. El Estado interviene para que el cine argen- tino sea posible, para evitar una catdstrofe cultural, Si el Estado no ayuds, no hay cine nacional. ‘Como ocurrié com las industrias culturales en general, fo que proyecto del régimen militar protendia no era destruira la indus tela cinomatogréfica sino someterla. Queria un cine a su servicio. De ahi que aplicara una estrategia doble: el mismo Estado que apoyaba con premios y subsidios la produccién de ciertas peliculas, regulaba ala industria a través de la consura. Las prohi- bicionas se manifestaban no solo on los cortes de escenas o en la prohibicién lisa y Hane de ccculacién de un flme, sino también en elotorgamionto 9 no de esos apoyos econdmicos. La trama dle la censura parta de las esferas oficiales: el Ente de Calificacién Cinamatogrética, que pormitis 0 prohibia la exhibt- cin de una pelicula y determinaba qué pablico posta verla; el Instituto Nacional de Cinematografa INC), que otorgaba o negaba eréditos y subsidios, y la Secretaria de Informacién Publica, a ‘través de la cual la dictadure definfala politica general ycontrolaba los dos organismos. Era una orientacién organizada y sistemé- tea, tal como lo prueban documentos oficiales recuperados en cesta investigacién y nunca difundidos hasta ahora, Los directores, productores y distribuidores que nagociaban los cartes propuestos por las autoridadas se convertian en sus propiosfiltros. A vecas, incluso, descartaban guiones, escenas o peliculas entoras antes de presentarias ofcialmente. “La censura no acta solamente pore! poder paltco”,sostione David José Kohon en Un filme de entrevista, al conversar con el critic Jevier Naudoau. El director peles hasta cansarse las esco- ‘nas que el Ente pretendia cortarle de su pelicula El agujero en la pared. "Me la gand ~1e advirtisfinslmente el eensor-, Pero lo ue suceda a partirde ahora noes miculps". Y lo que ocurrié fue ue el exhibidor que se habia comprometido a derle sala na quiso ‘mostrar la pelicula. ! director no pudo estrenarla hasta mucho después, mientras el crédito que debia pagar cracia al ritmo de la inflcién de aquel 1882, "Ani comprobé nuevamente la ligazén entre los poderes politicos y ecanémicos", ajo. Durante la titima dictadura, entonces, el cine argentino sufi tuna de sus muchas crisis. Pero tal eomo ocurrié en todos los Srdenes la principal diferencia con otras coyunturas probleméticas {ue el terrorismo de Estado. La estrategia represiva que ya habla hecho su irrupcidn con la Alianza Anticomuniste Argentina, ja ‘Tiiple A, durante el gobierno de leabel Perdn, alcanz6 también @ los hombres y a las mujares del cine nacional: ditectores, pro sluctores, actores, autores y técnicos suttieron en carne propia la desaparicién forzada, la muerte, la carcel, el exilioy a censure "Muchas de esas victimas fueron parte de un movimiento cine- ‘matogrico que a partir de los afos 60 se desarrollé en casi todo ‘el mundo: eran los grupos y equipos de cineastas dispusstos @ hacer peliculas que militaban contra el sistema capitalist, contra la opresisn ola desinformacién, por fuera de las roglas estéticas, politicas y comerciales fjadas por el mercado. Directores, actores ¥y téenicos de diversas posiciones ideol6gico-pollticas y de varia- dos matices formales dejaron y dejan su testimonio, que orgullo- samente puede apoyarse on figuras como Jorge Cedrén, Jorge Denti, Octavio Getino, Jorge Gianoni, Raymundo Gleyzer, Nemo- sioy Enrique Juste, Rieardo Moretti Alfredo Orr, Humberto Rios, Fernando Pino Solanas, Pablo Sziry Carlos Valina, por nombrar s86lo a algunos hacedores del heterogéneo panorama nacional. Es cierto que gran parte de as peliculas argentinas product das durante la dictadura oscila entre las comedias de poco vuelo «de Arias Cinomatogréficay los panogiricos a a ideologia y el accio- nar del gobierno de facto filmadas por Palito Ortega en comisa- ras y regimientos. Las llamadas peliculas pasatistas tenian muy poco de livianas. Eso sin contar las convoeatorias del propio Instituto de Cine, través de concursas sobre la Campatia al Desierto, por citar un ejemplo, En 1978 el INC tomé una versién de La Guerra del Maton, rita poral coronel retirado Florentino Diaz Loza, vse lado a un primer adaptador, Mario Reynoso. Luego, la productora de los ‘Mentasti convood @ Enrique Dawi para filmar de De Cara al cielo, ‘a cuya rode asisti el comadoro acargo del Instituto. La premiere fue en Junin de los Andes, conté con una gran cobertura de los medios y la presencia de militares de todos los rangos. En ultima instancia,sitodo cine es politico, no seria ecudnime ignorar que hubo un cine poltizado y eric, aunque realizado den tro de la logica industrial, Peliculas como La Patagonia rebelde (1974, Héctor Olvera) y Quebracho (1974, Ricardo Willicher), son parte de esa produocién anterior al gope, junto a otros paces estre- hos posteriores -algunos cortados por la censura-dirigidos por vouravernza José Martinez Susrez, Adolfo Aristarain, Juan José Jusid y Ale- Jando Doria. través de recursos motaférices, analogies y sobre- entendidos con el pdblico, encontraron formas de expresar su resistencia, La magnitud de la dictadura dio lugar a apasionedos deba- tes éticos y polticos. Se desataron discusiones acerca de la lucha, la traicién, la neutrolidad... Esos debates nunca fueron profundi- zads; sencillamente fueron dejados de lado. Los que se queda- ron, Los que se fueron, Los qua flmaron. Las que no, Los que resi tieron, Los que crefan que habia que sostener la industria y los puestos laborales a toda costa. Los que no filmaron porque no ppodian dacir lo que querian, Los que sufrieron la prohibicién de una pelicula, Los que negociaron los cores. Era como en una partids de ajedre2. La metafora dal juego se le ocurrié a Miguel Grinberg, por entonces jefe de prensa de la distribuidora estadounidense ColumbiavFox: "Muchss veces. se dejaban comer dos peones, para salvar ol afl”, Para algunos la estrategia consistia en sacrficar piezas menores en nombre de un objetivo mayor, Para ots fue apenas una excusa ingeniosa para Ailuir responsabilidades. INTRODUCCION Para comprender el funcionamiento deta industria cinematogra- fica hay que tener en cuenta por lo menos cuatro factores quo cons- tituyen un sistema: la produccién, la distibucion, la exhibicién y el Estado. Cada uno de ellos tione su importancia y su cuota do poder, poro ol Estado os la condicién necesaria para que exista el cine argentino. La produccién nacional es una actividad subsidiada debido a ‘una serie de problemas convergentes que la industria no puede resolver por simisma.En principio, el argentino es un mercado de consumo pequefo, si se considera fo que cuesta producir una pel ula, En este mercado no hay manera de recuperar la Inversion a través de la venta de entradas, sean éstas cares obaratas, ni tar ‘p00 por un boom econémico. No obstante ello, hasta fines de los, ‘afios 90 toda la industria del cine dependia de la venta de entradas. No sélo se trata de que el mercado sea pequerio. Ocur ‘ademas que la produccién nacional debe compartrlo con ls pal culas extranjeras, lo cual lo vuelve aun mds estrecho. Si,a modo de ejemplo, consideramos que en un afo se estrenan 200 filmes, ‘veremos que 170 corresponden a peliculas extranjeras y s6l0 30 ‘a nacionales. Los estrenos locales sélo representan entre ol 15 y €120 por ciento de las entradas totale. Ent caso de una pelicula argentina, el productor obtiene de la venta de tickets una fraccion de su retribucion al exhibidor sos- tiene con ella sus sala, ol distribuidor saca de alll su porcentaje para pagar las copias y el Estado al impuesto con e! cual subsi- dia la produccién loca De esta manera, si el precio de a entrada se reparte entre los cuatro sectores de la industria -y ol productor local slo recibe luna fraccién, siempre menor a la mitad do! precio dela entrada-, luna produccién nacional dificilmente puede recuperar su inver- si6n a través de la venta de tiokots. Esto explica la necesidad de los préstamnos especiales los subsidios ala industria cinemato- _gréfica verndcula, Los productores externas, en cambio, logran “amortizar sus inversiones en sus propios mercados y en los mer: ceados internacionales. Sia esto se suman las sucesivas crisis aconémicas, el pano- rama no se muestra alantador. Estos problemas (que obviamente ‘no agotan el andlisis) acomparian a nuestro cine desde principios de los afos 40. En tales condiciones estructurales nuestros pro- ductores no tienen ni la menor posibilidad de competir con la Industria internacional. ® ORTH Goo HERNAN VERE CAPITULO UNO BUENOS NEGOCIOS Durante la titima dictadura militar se estrenaron casi doscientas peliculas argentinas, unos veinticinco filmes nacionales por ao ‘en promedio. Al comparar estos datos con fos estrenos cinems- tograficos ocurridos desde 1955 hasta 1995 (las bases cruzan fuentes del Instituto de Cinematografia,investigaciones de Octavio Gotino y estadisticas propias) surge lo siguiente: + Durante la llamada Revolucion Libertadora (1955-1958) se presentaron un promedio de 27 largos argentinos por af, * Durante ol gobiarno de Arturo Frondizi un poco més de 28 * Durante la gestion de Arturo Ilia, el promedio es de 33, + Durante los siete afios de la dictadura de Ongania/Levings- torvLanusso se ostrané un promedio de 31 laraos argentinos por fo. * Durante el peronismo de los 70, el promedio subié a 37 + Durante la iltima dictadura milter, el mimero cayé a 25. + Durante e!slfonsinismo el promedio subié a 28 por aft. + Durante ol primer gobierno de Carlos Menem el promedio. cay6 a un poco més de 12 largos argentinos por afo. En sintesis: el piso es de 12 estrenos nacionales por afo vel techo es do 37, do modo que si bien el promedio de peliculas pre- sentadas durante la dictadura es bajo, no es de ninguna manera ‘una ruptura dramética, sobre todo si se tiene en cuenta que durante el alfonsinismo el promedio subié en apenas tras estrenos por aft, Sila dictadura realmente se hubiera ensafedo con la pro: dduccién cinematografica nacional, el promedio podria haber caldo a cifras similares alas del primer gobierno del presidente Menem, Pro la estratogia era otra y Ia industria lo entendi ‘A.un arto de iniciada la dictadura militar la Asociacién General de Productores Cinematograficos le envié al comodoro retirado Carlos Belio, por antonces director del Institute Nacional de Cine- ‘matografia, la siguiente nota: Los abajo suscriptos queremos hacor lNegar nuestro reconocimiento por la reciente sancién de la ley que ‘modifica los articulos 36 y 38 cle la Ley N° 17.741, que permitré ace lerar la entrega de fondos que corresponden ala produecion por la aplicacin de subsidios 6 la misma. Esta facilidad para le indus tria parte del plan que oportunamente sometimos a vuestra con- sideracion para reactivar la industria cinematografiea argentina. ‘Agradecemos una vez més su recanacida buena voluntad en apo- Yar nuestras justas domandas". La carta estéfirmada por Atilio y Horacio Mentast, Fornando Ayala, Osvaldo Repetto, Nicolée Care +5, Toto Rey, Producciones Roberto Franca y Telecine SA, ‘Sogiin evaliia un articulo publicado por la revista Heraldo

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