Estudio Linguistico
Estudio Linguistico
Revista
E
STUDIOS DE LINGÜÍSTICA DEL ESPAÑOL
Estudios
de
Lingüística
del
Español
35
(2014)
Volumen
monográfico:
Unidades
de
segmentación
en
el
discurso
Coordinador:
Luis
Cortés
Rodríguez
(Universidad
de
Almería,
España)
© Estudios de Lingüística del Español 2014. Reservados todos los derechos.
ISSN: 1139-8736
http://www.infoling.org/elies/
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Introducción
Luis Cortés Rodríguez
Universidad de Almería (CySOC)
[email protected]
El volumen que aquí ofrecemos pretende, cuanto menos, recordar esta necesidad y
mostrar cuáles son las apuestas actuales de algunos de los investigadores que hasta el
momento han destacado en el tratamiento de estas cuestiones.
Creemos que en el tema de las unidades discursivas, como en otros muchos, el principal
problema no ha sido tanto la poca atención prestada cuanto que esa poca se haya llevado
a cabo, generalmente, de manera aislada entre los investigadores, con modelos distintos
y, salvo excepcionales ocasiones, condicionada por el tipo de discurso al que aplicar el
resultado de la segmentación. Este panorama, imputable al estudio del discurso en
español, es un reflejo de lo acontecido en otras lenguas. Hecha esta apostilla, hemos de
convenir que la unificación de criterios no es fácil. Pensamos que en este tema, sea cual
sea la corriente investigadora, sean cuales sean los objetivos que se proponga el
estudioso o las teorías de las que parta, hay cuestiones prioritarias a las que habría que
buscar respuestas si no uniformes sí al menos rayanas. Por ejemplo: ¿si contamos con
un cuadro de unidades cuya recursividad permita, a modo de continuo, ir del discurso o
texto, como unidad superior, a la unidad más pequeña, cómo no intentar una
aproximación para la caracterización de esas unidades?, ¿podremos encajar
verdaderamente en ese mismo continuo las unidades derivadas mayormente de una
actividad temático-textual (plano secuencial) con las derivadas mayoritariamente de una
actividad ilocutivo textual (plano enunciativo)?, ¿es la unidad oración válida para el
acercamiento y segmentación de discursos, sean escritos u orales?, ¿cabe hablar de un
modelo que pueda ser común a cualquier tipo de discurso, oral o escrito o,
El trabajo que el Grupo nos ofrece en este volumen que ahora presentamos es su última
postura en cuanto a la segmentación discursiva. Los autores han hecho un gran esfuerzo
para resumir y examinar críticamente la propuesta de segmentación del discurso
realizada en publicaciones anteriores. Su tipología consta de ocho unidades (discurso,
diálogo, intercambio/ alternancia de turnos, intervención/turno, acto y subacto), tres
órdenes (social, estructural e informativo) y cuatro posiciones (inicial, media, final e
independiente); se caracteriza, además, por ser jerárquica y recursiva. Este intento de
actualizar su largo recorrido en este campo justifica la extensión del trabajo.
El sistema presentado permite la segmentación de un discurso en sus unidades a partir
de marcas y rasgos pragmáticos, semánticos y prosódicos; y ello posibilita, a su vez, el
reconocimiento de las categorías y funciones pragmáticas. Hemos de indicar que, como
dicen los autores con razón, «la aplicación del modelo permite la segmentación de una
conversación coloquial sin residuos, así como un adecuado tratamiento de diversos
fenómenos conversacionales (actos truncados, solapamientos, elementos
suprasegmentales o marcadores discursivos)». En su opinión, la ventaja general de
dicho modelo es, especialmente, su capacidad explicativa de la interacción. Y, más
particularmente, «se sustenta en este, sobre las unidades mínimas reconocidas, los
subactos, un principio de explicación de la interfaz o conexión entre dos sistemas, el
discursivo y el gramatical».
Tres propuestas más de segmentación aparecen en el volumen; todas ellas defienden
puntos de vista diferentes a los de Val.Es.Co., y también entre ellas. La primera es la de
Garrido, cuyas aportaciones más recientes (Garrido, 2011a, 2011b y 2012) han venido a
reforzar criterios defendidos durante años por el autor:
En su aportación a este tomo, el autor, para entender la lengua en uso, parte de dos
unidades, el texto y la oración. Desde el texto, se trata de definir unidades menores de
organización; desde la oración, busca unidades mayores. A partir de aquí, se plantea dos
preguntas: la primera es si coincidirán los resultados del análisis descendente con los del
análisis ascendente, es decir, los del análisis de arriba abajo desde el texto hacia la
oración con los del análisis inverso, desde abajo hacia arriba, o desde la oración hasta el
texto. La segunda pregunta es en realidad la primera que hay que resolver: ¿son el texto
y la oración las unidades apropiadas de las que partir? Frente a quienes consideran el
aludido texto como una entidad fuera de la lengua, más bien perteneciente a la cultura,
Garrido lo contempla como una organización de datos lingüísticos, adecuada a la
transmisión que tiene lugar como parte de una determinada acción social. Tal
organización de datos lingüísticos es, por tanto, un objeto lingüístico. Por otro lado,
parte de la idea de que cada oración está construida para su uso concreto, ya sea como
oración única de un texto (un cartel como ‘Pase sin llamar’ en la puerta, cerrada, de una
oficina) o como oración unida a otras precedentes y siguientes. La propia estructura
interna de la oración, con elementos periféricos inicial, mediales o final, muestra que
cada oración está hecha para encajar con las otras y, en última instancia, en la
organización de datos lingüísticos que llamamos texto. Si procedemos desde abajo hacia
arriba, las oraciones al unirse constituyen unidades complejas, siendo cada oración,
enunciado o acto una unidad elemental o simple en este proceso de construcción. Estos
segmentos estructurados, con su correspondiente representación semántica, se pueden
denominar unidades de discurso, elementales o complejas, o simplemente discursos. La
propuesta presentada aquí consiste en que las unidades de discurso tienen, como
cualquier otra unidad lingüística, una estructura sintáctica de constituyentes y una
representación semántica de las relaciones que las organizan. La primera parte de la
propuesta acerca de las unidades de discurso puede ser más polémica y, sin embargo,
tiene una consecuencia fundamental acerca de la unidad de la gramática. Consiste en
proponer que las unidades del discurso tienen una estructura de constituyentes análoga a
la de la oración. La aplicación a ejemplos concretos de los géneros de la viñeta y la
columna periodística permite poner a prueba estas propuestas acerca de la construcción
del discurso, así como extraer conclusiones sobre su validez y sobre preguntas ulteriores
de investigación.
El siguiente trabajo es de Eladio Duque, estudioso de la organización del discurso
(Duque, 2009, 2013a, 2013b), que ha aplicado sus unidades al campo político. La
propuesta aquí, ilustrada con el análisis de un discurso del estado de la región de
Madrid, se inicia con un panorama de las unidades de segmentación en general y su
posible relación con la que él considera objeto de estudio: los discursos; de ellos,
analiza las relaciones de coherencia mediante las que se organizan, así como las señales
de tales relaciones. En este punto, el autor se centra, en especial, en las anáforas que se
sitúan en el margen izquierdo del discurso para construir relaciones de coherencia con
lo precedente y en el papel del vocativo en sus estructuración textual. Todo ello lo
La autora intenta una propuesta integral y no una separada para cada modelo de texto;
con ello, pretende atenuar la idea de que la orientación para la que se cree el modelo
condicione en buena manera las unidades. Y propone este esquema (Fuentes, 2013b:
21)
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Resumen
El presente artículo resume y examina críticamente la propuesta de segmentación del
discurso realizada en Briz y Grupo Val.Es.Co (2003). El modelo Val.Es.Co. consta de
ocho unidades (discurso, diálogo, intercambio/ alternancia de turnos,
intervención/turno, acto y subacto), tres órdenes (social, estructural e informativo) y
cuatro posiciones (inicial, media, final e independiente); se caracteriza, además, por
ser jerárquico y recursivo. La aplicación del modelo Val.Es.Co. permite la
segmentación de una conversación coloquial sin residuos, así como un adecuado
tratamiento de diversos fenómenos conversacionales (actos truncados, solapamientos,
elementos suprasegmentales o marcadores discursivos)
Abstract
This paper summarizes and critically reviews the model of discourse segmentation
made by Briz and Grupo Val.Es.Co (2003). This model is made up of eight units
(discourse, dialogue, exchange/ turn taking, intervention/turn, act and subact), three
orders (social, structural and informative) and four positions (initial, medial, final and
independent). The Val.Es.Co model is also hyerarchical and recursive. By applying
the Val.Es.Co model, a conversation can be divided into parts and subparts without
any element remaining unanalyzed. Also, some specific features occurring in
conversations such as false starts, overlappings, the segmentation value of prosodic
features or discourse markers, can be successfully analyzed.
1. Los objetivos
En este artículo se propone un sistema de unidades, basado esencialmente en criterios
pragmáticos, para el análisis y segmentación de la conversación (coloquial), si bien
puede ser aplicado a otros géneros discursivos. Son numerosos los antecedentes
teóricos que fundamentan la presente propuesta. Al lector no le será difícil distinguir la
huella del Análisis del Discurso de Birmingham (Sinclair 1975), la del Análisis
Conversacional norteamericano (Sacks et al. 1974), la del Grupo de la Sorbona (Morel
y Rialland 1992), la del grupo de Aix-en-Provence (Blanche-Benveniste y Jeanjean
1987) y, especialmente, la de la Escuela de Ginebra, a quien cabe atribuir la paternidad
en la división de una conversación en unidades constituyentes sin residuos (Roulet et
al. 1985, Roulet 1991, Roulet et al. 2001).
definición (Briz, coord. 1995). En esta línea, nuestro sistema parte del establecimiento
de una serie de unidades, definidas de forma positiva. En casos concretos se puede
postular una cierta correlación entre formas y funciones, pero esta, como se verá más
adelante, no puede tomarse como base para la segmentación, sino como una cuestión
de preferencias de uso (que se puede objetivar en términos de tendencias estadísticas),
gracias a la cual es posible marcar tendencias de emparejamiento formal-funcional.
La presente propuesta ha surgido del estudio y segmentación de los corpus
mencionados. Por tanto, en primera instancia nuestra base es inductiva. Ahora bien,
aunque el punto de partida sea el estudio inductivo de un fragmento conversacional
concreto, el resultado final ha pasado por un filtro de orden deductivo, que es el que
permite postular propiedades generales a partir de una observación inicial. Proponer
un sistema de categorías funcionales o crear un sistema de unidades son ideas
generales que en modo alguno son solo descriptivas. Por último, los principios
deductivos se contrastan con el corpus para asegurar su correcta aplicación a muestras
concretas de conversaciones. Nuestro sistema es, por tanto, inductivo-deductivo.
Este es un sistema de unidades pensado por y para la conversación coloquial española,
lo que no quiere decir que sea solo válido para esta. Es posible extender nuestro
análisis a tipos de texto encuadrados dentro del registro formal de la lengua (Pons y
Estellés 2009; González Melón 2013), tanto orales como escritos, a otros idiomas y,
asimismo, a la evolución diacrónica (Pons 2014a), a la combinación de marcadores del
discurso e incluso a la enseñanza de la lengua (Pons 2011).
Como veremos, la distinción entre unidades dialógicas y monológicas hace que este
sistema tenga una capacidad explicativa de la interacción, ya sea esta más o menos
dialogal, que no se encuentra en otros modelos. Y la diferenciación en tres órdenes,
estructural-interno, social-externo e informativo, permite estudiar la progresión del
discurso, respectivamente, en relación con su construcción, con el reparto de papeles
comunicativos y con la continuidad semántico-informativa. Este último nivel, además,
permite enlazar un sistema de unidades de base funcional con una sintaxis oracional,
aspecto este de vital importancia, puesto que, aunque ambos constructos son de
naturaleza diferente, no deberían considerarse carentes de relación.
Nuestra orientación inductiva nos hace presentar al lector unos resultados que tendrán
que implementarse –y así venimos haciendo– mediante aplicaciones, todo ello en
busca de mejorar los postulados iniciales mediante reformulaciones parciales
sucesivas de la propuesta.
NIVEL DIMENSIONES
ESTRUCTURAL SOCIAL INFORMATIVA
discurso
diálogo
intercambio
Dialógico alternancia de turnos
intervención turno
Monológico acto subacto
Tabla 1. Sistema de unidades
(1)
G: een ese sentido pues/ eres conservadora yy§
E: § claro↓ por eso te digo
[que→]
L:
[conservadora] para ella↑ pero admite la postura de los demás§
E: § admito la postura de los
demás§
L: § entonces [noo eres=]
G: [por eso]
L: = conservadora
(Briz y Grupo Val.Es.Co., 2002, 93, líneas 478-487)
En este fragmento se pueden distinguir dos tipos diferentes de unidades: por un lado,
existen cinco alternancias entre participantes (G/E, E/L, L/E, E/L, L/G), lo que indica
que, según este criterio, hay seis unidades delimitadas por el cambio de emisor (G, E,
L, E, L, G). Por otro, no todas las unidades hacen progresar la conversación del mismo
modo; las emisiones resaltadas en negrita no parecen ser tenidas en cuenta por el resto
de los participantes, que las ignoran, de modo que no hacen avanzar la conversación
porque no provocan la respuesta de ningún interlocutor: sus lexemas no se integran en
ninguna red temática posterior o no contribuyen a la progresión temática, entre otras
características. A efectos interactivos, son contribuciones conversacionales que no son
reconocidas por los otros interlocutores. Por tanto, desde este segundo punto de vista,
si bien el cambio de emisor puede delimitar un tipo de unidades, no todas las
contribuciones de los emisores tienen la misma incidencia, puesto que unas hacen
avanzar y progresar la conversación y otras no. En función de estos dos criterios
(cambio de emisor y contribución a la conversación) estableceremos una diferencia
entre dos tipos de unidades: las primeras se denominan intervenciones y vienen
delimitadas prototípicamente por el cambio de emisor (y por otros criterios que
examinaremos más tarde). Las segundas, además de por dicho cambio, se reconocen
por efectuar una contribución positiva al desarrollo de la conversación y se
denominarán turnos.
(2)
1G1: een ese sentido pues/ eres conservadora yy§
E1: § claro↓ por eso te digo
[que→ ]
2L1: [conservadora] para ella↑ pero admite la postura de los demás§
3E2: § admito la
postura de los demás§
4L2: § entonces [noo eres=]
G2: [por eso]
4L2: = conservadora
(Briz y Grupo Val.Es.Co., 2002, 93, líneas 478-487)
I
I = intervención; T = turno
T
Esta relación se explica en función del distinto estatuto asignado a cada unidad: como
elemento estructural, el cambio de emisor delimita la contribución de cada participante
a la conversación. Como unidad interactiva, el turno determina qué intervenciones han
sido aceptadas por los participantes para la progresión de una conversación. La
intervención, pues, pertenece al armazón de la conversación –sin cambio de emisor no
hay conversación– y al hecho físico de hablar –la mera articulación de un mensaje
garantiza su relevancia estructural. El turno, por su parte, como unidad social,
3. La intervención
(3)
Ii 1P1: he ido a la tienda esa/ bueno↓/ aa-/ a cobrarte la lotería// y ee- lo
que me han dao/ de la lotería
Ir-i 2T1: ¿esto?
Ir-i 3P2: º(claro)º/ o- ochocientas pesetas y doscientas que llevaba yo
Ir-i 4T2: ¿de lotería también?// sí quee-§
Ir-i 5P3: § no no
4T2: [que te-]
Ir-i 5P3: [QUE] eran ochocientas↓ y yo llevaba doscientas↑ y l’he daoo-
[entonces=]
Ir T3:
[¡aah!]
Ir-i 5P3: = m’ha dao↑ ca- mil/ ¿sabes?// y eso↓/ ee- eso era↓ y he subido a
mi casa y mi hermana m’ha dicho pues t'acabo de llamar/ no sé qué↓
no sé cuántos↓§
Ir T4: §síi§
5P3: § y es que estaba yo en la administración/ porque
l'administración de loterías tiene una puerta↑// que/ da a otra tienda/
y ella está en los dos sitios/ está en l'administración de loterías y está
en→
Ir T5: º(no sé yoo)º§
5P3: § y luego a la que ha venido mi padre hemos ido a que-
/ a que le cambiaran allí/ aa Alba/ una cosa que había comprao/ por
otra/ y a mí esto/ y me ha dicho ¿tienes la garantía?/ y la garantía/
¿tú sabes dónde estaría?
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
Las intervenciones del hablante T (T3, T4, T5) son reacciones a lo que está contando
P, esto es, son intervenciones reactivas. Es diferente el caso de la intervención 2T1 que
no solamente es reacción a la intervención anterior, sino que también provoca una
reacción de P (intervención reactivo-iniciativa).
La situación más prototípica de una conversación, aquella en la que el dinamismo
conversacional garantiza un cambio de interlocutores sin interrupciones, se caracteriza
por estar compuesta de intervenciones reactivo-iniciativas. La sucesión de
intervenciones reactivo-iniciativas es reflejo del carácter dialógico, dinámico y
retroalimentado de la conversación. La presencia de intervenciones solo iniciativas y
solo reactivas podrá indicar, por otra parte, límites de unidades superiores como el
diálogo (véase §6.1), así como ser ejemplos de un discurso interaccional menos
dinámico y dialógico.
Aunque las intervenciones prototípicas sean lingüísticas o verbales, las intervenciones
pueden ser también no verbales. En este sentido, conviene hacer hincapié en que,
además de palabras, podemos encontrar intervenciones que sean miradas, gestos o
movimientos corporales y expresiones paralingüísticas, como cambios en el tono de la
voz, toses o risas. Tal como se aprecia en los corpus discursivos, las intervenciones no
verbales se pueden interpretar como reacciones a las intervenciones precedentes (por
ejemplo, la risa); y, en ocasiones, como sucede, por ejemplo, con los gestos (de
sorpresa, de insulto, etc.), pueden provocar una reacción verbal por parte del
interlocutor.
(4)
(5)
Ii D 11P7: que mi padre ha hablao con el médico↓
Ir-i 12T9: º(¿y qué?)º
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(6)
Ir-i 9P5: noo/ sí que me dio/ que iba detrás/// dice sí que te di/ digo yo no
tengo garantía/ dice/ sí que te la di que iba detrás del plástico/
¡per(o) hombre! ¡por favor!/ ¡y no decírmelo ni nada!// y yo se ve que
la he tirao↑// y m’ha pues te dejo otra para que vayas pasando de
momento↑/ yy-/ yy ésta ya me la traerás y la tuya la mandaremos a
arreglar/// pero es que me ha vendido un-/ bueno↓ me ha dejao esta/
pero/ para que me solucione el papel/ pero es que si a mí no me dice
que lleva la garantía/ además casualmente la he estao buscando/
tiramos to(do) (e)l- guardamos to(do) los papeles↑// y ese lo hemos
tenido que tirar§
Ir-i 10T8: § pues mala suerte↑ nena↓ noo- no- por eso no hay que
ponerse así
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
c) respuestas fáticas: que confirman los papeles comunicativos con reacciones como
ya ya, mm mm o que manifiestan interés por lo que dice el interlocutor (a menudo con
(7)
Ir-i 5P3: QUE eran ochocientas↓ y yo llevaba doscientas↑ y l’he daoo-
[entonces=]
Ir T3: [¡aah!]
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
Las respuestas de tipo (c) y, en ocasiones, también algunas del tipo (b) y (d) no se
convierten en turnos, es decir, no consiguen hacer avanzar la conversación. Se trata,
por tanto, de intervenciones de paso con las que el hablante demuestra en general su
atención o interés con la conversación.
(8)
Ii D 11P7: que mi padre ha hablao con el médico↓
Ir-i 12T9: º(¿y qué?)º
Ir-i 13P8: nada↓ l’ha dicho quee-/// quee/ no habló con el médico/ ha hablao
con l'enfermera// y l’ha dicho quee/ tengo que- que allí solo estaré
cuatro días/ o una cosa así/ que luego me mandarán a casa/ y que
podré comer con una pajita quee/ se ve qu'es grande y han di- yy
dice laa-/ laa esta laa- ¿cómo se llama?// laa enfermera/ quee/ la
gente que ha estao operada d'eso↑ que habla tam(b)ién/ con la boca
cerrada pero [habla]
Ir T10: [aunque] sisquera [(RISAS)]
13P8: [y QUE]/ y que see-/ y que se- se lo
hacen con un turmis/// todo↑§
Ir T11: § ((¿y después?))§
13P8: § yy- y eso↓ y que pueden
comer y eso/ pero vamos↓ con un tur-/ ¿quién será?/// y yo he
llegao↑/ y un- los perros m’han montao una que no veas y m’ha
tocaoo
Ii D 14T12: ¿quién?
Ir D 15I1: º(soy yo)º
13P8: me ha tocaoo
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(9)
A: síi/ echa// este tronco lo mandamos a tomar por culo
D: [(RISAS)]
C: [(RISAS)]
B: pues tú lo has puesto↓ tío
(Briz y Grupo Val.Es.Co., 2002, 50, líneas 19-22)
(10)
D: HOMBREE↓ má– más cerca que la mía sí ↓ [está=]
B: [(RISAS)]
D: = (RISAS)
B: al lao de mi casa es el patio de al lao↓ nano
(Briz y Grupo Val.Es.Co., 2002, 54-55, líneas 186-189)
(11)
I(r-)i 1M1: pues sí/ pues mira/ te lo digo ni tanto↑// ni tan calvo/// es una cosa–
un término medio/ es que ahora es demasiao/// ahora es demasiao
Ir S1: (RISAS)
1M1: ¿eh? las cosas como son↓ tampoco es bonito// antes era más→/// casi
más b– bonito// pues que/ [pero ahora↑]
Ir(-i) 2A1: [¿llevas] ahora cincuenta y dos pesetas↑/ o cincuenta?
(Briz y Grupo Val.Es.Co., 2002, 124, líneas, 42-49)
(12)
Ir-i 10T8: § pues mala suerte↑ nena↓ noo- no- por eso no hay
que ponerse así
Ir D 11P6: sí↓ más nerviosa ya de-/
Ii D 11P7: que mi padre ha hablao con el médico↓
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(13)
(C, D, B y A, amigos, han estado hablando sobre el tema de la elecciones
generales. En un momento dado, C y D se marchan de la conversación)
(13’)
Ii 1C1: hasta luego
Ir-i 2D1: hasta luego
Ir 3B1: hasta luego/ hasta luego///
Ii 4B2: oye ¿cómo te fue la entrevista de trabajo?
ya que, en realidad, se trata de dos intervenciones del mismo emisor (en la misma
emisión).
4. El intercambio
Dos intervenciones sucesivas de distintos emisores, una de inicio y otra de
reacción, constituyen la mínima unidad dialógica estructural: el intercambio.
(14)
Ii D 19I3: ¿me ha llamao Juan?
Ir-i 20P12: yo no (e)staba aquí
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(15)
A: mira↓ es que/ si YO↑ al final apruebo ese curso/ es porque YO he estudiao
Por otra parte, una Ii puede provocar, además, más de una reacción y, por lo tanto,
contener en su interior varios intercambios. Puede verse de forma más clara en el
ejemplo (16), donde la intervención iniciativa B1 provoca varias reacciones con las
que forma intercambio (B1/A1 y B1/A2). Y, a su vez, A1 forma intercambio con C1
(A1/C1) y con B2 (A1/B2):
(16)
Ii 1B1: ¿QUE cuándo iréis al pueblo por fin?
Ir-i 2A1: ¿al puebloo? ((a ver)) mañana/ sábado/// pero ¿cómo quiés decir↓ de
vaca [ciones↑?]
Ir C1: [((¡ayy!))]§
Ir-i 3B2: § sí↓ de vacaciones
Ir 4A2: en agosto
(Briz y Grupo Val.Es.Co., 2002, 224, líneas, 1-6)
(17)
Ir-i 5P3: QUE eran ochocientas↓ y yo llevaba doscientas↑ y l’he dao/
[entonces=]
Ir T3: [¡aah!]
Ir-i 5P3: = m’ha dao↑ ca- mil/ ¿sabes?// y eso↓/ ee- eso era↓ y he subido a
mi casa y mi hermana m’ha dicho pues t'acabo de llamar/ no sé
qué↓ no sé cuántos↓§
Ir T4: §síi§
5P3: § y es que estaba yo en la administración/
porque l'administración de loterías tiene una puerta↑// que/ da a otra
tienda/ y ella está en los dos sitios/ está en l'administración de
loterías/ y está en→
Ir T5: º(no sé yoo)º§
5P3: § y luego a la que ha venido mi padre hemos ido a
que-/ a que le cambiaran allí↑/ aa Alba↑/ una cosa que había
comprao/ por otra/ y a mí esto/ y me ha dicho ¿tienes la
garantía?/ y la garantía/ ¿tú sabes dónde estaría?
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(18)
Ii 1C1: ¿((sabes)) que mi hermana se va a ir a Taii-WANN?
Ir-i 2B1: ¿a [qué]?
Ir-i 3C2: [(( ))] ((HONG)) KONG y a China
Ir-i 4A1: ((¿y a Bangkok no?))
Ir B2: pero tu hermana ↑/ vive muy bien↑ ¿no?
Ir-i 5C3: no porquee ara han estao [(( ))]=
Ir A2: [(( ))]
5C3: = el Impiva un mes con China/ con empresarioss↑ Valencianos=
(Cabedo y Pons 2013, conversación 3)
(19)
Ii 22P13: ¿dónde has estao Íngrid?
Ir-i 23I5: estudiando→§
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(20)
Ii 1V: Raquel↑ no te van a dar la beca→ al final↑ [tanto cuento (( ))]
Ir 2R: [°yaa°]
(Cabedo y Pons 2013, conversación 7)
También se puede seleccionar al hablante posterior mediante un silencio que invita a
una permuta de papeles comunicativos. La aceptación se puede reconocer a posteriori
mediante determinadas marcas lingüísticas que muestran que el oyente ha atendido la
emisión del hablante previo.
Asimismo, el turno, como se señala en nuestra definición, se constituye en la unidad
responsable de la progresión conversacional, ya que precisamente es la aceptación
voluntaria del resto de interlocutores la que permite que la conversación avance.
Aquellas emisiones de interlocutores que son ignoradas o no atendidas (intervenciones
que no constituyen turno) no contribuyen al progreso de la conversación.
En (21), según lo visto, solo constituyen turno la intervención de T (intervención
discontinua), mientras que la de P es una intervención que no llega a ser aceptada por
el interlocutor, quien continúa con su narración:
(21)
Ir-i 24T16: pues t’ha llamao allí bajo// te ha llamao/ Rosario/ qu'era la misa
pa(ra) Julián↓/ º(hoy)º/ a las siete/ dice seguro que no lo sabrá/
digo pues ella está haciendo deberes/ dice-/ y eran las siete menos
cinco
Ir P14: pues [no te marees]
24T16: [dice] pues yaa/ a- ahora ya he hecho
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(22)
Ir-i 10T8: pues mala suerte↑ nena↓ noo- no- por eso no hay que ponerse
así
Ir iD 11P6: sí↓ más nerviosa ya de- CIERRE DE DIÁLOGO
Del mismo modo que todo turno es una intervención, pero no toda intervención es
turno, se afirma que toda alternancia de turnos supone un intercambio, pero no todo
intercambio supone cambio de turno. Uno de los casos más paradigmáticos de
alternancia de turnos son los pares adyacentes, como el del ejemplo (23), de pregunta-
respuesta:
(23)
Ii 14T12: ¿quién?
Ir 15I1: º(soy yo)º
(24)
Ir-i 21T15: pues mira yo llego ahora/ en este momento nena
Ir I4: [no↓ si yoo (( ))]
21T15: [que si han] [llamao↑]
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
Para la unidad turno es posible señalar una serie de marcas que permiten reconocerla y
aislarla. La primera marca, necesaria pero no suficiente, es aquella que coincide con la
intervención: el cambio físico de interlocutor. A partir de ello, podemos apoyarnos en
otros criterios para identificar si ha habido o no aceptación social. Se distinguen
criterios que reconocen la producción de un turno a priori y criterios que la reconocen
a posteriori; de otro modo, un reconocimiento hacia abajo (observando la reacción de
los interlocutores ante la emisión previa de otro) o hacia arriba (observando si hay
alguna marca de cesión del turno):
(25)
Ii 22P13: ¿dónde has estao Íngrid?
Ir-i 23I5: estudiando→§
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(26)
I(r-)i 1A1: ¿YAA? aún no he comíoo↑// desde que he desayunao↓
Ir-i 2B1: tía ↓ pues yo no he desayunao ↓ así que no sé de qué te quejas
Ir(-i) 3A2: ¿pero ya has bajao ↓ tú?
Si no existe selección explícita de hablante, ocurre a veces que dos reacciones a una
misma intervención iniciativa pueden constituirse en turnos. Es el caso de 20P12 y
21T15 como respuestas a la pregunta 19I3:
(27)
Ii 19I3: ¿me ha llamao Juan?
Ir-i 20P12: yo no (e)staba [aquí]
Ir-i 21T15: [pues] mira yo llego ahora/ en este momento
nena
En el ejemplo que sigue observamos que el interlocutor 3P2 marca el acuerdo con
claro, y manifiesta así su aceptación de la intervención anterior, que se constituye en
turno. De la misma manera, en 5P3, con la respuesta no no, vuelve a aceptar la
intervención.
(28)
Ii 1P1: he ido a la tienda esa/ bueno↓/ aa-/ a cobrarte la lotería// y ee- lo que
me han dao/ de la lotería
Ir-i2T1: ¿esto?
Ir-i3P2: º(claro )º/ o- ochocientas pesetas y doscientas que llevaba yo↑
Ir-i4T2: ¿de lotería también?// sí quee-§
Ir-i5P3: § no no↓
4T2: [que te-]
5P3: [QUE] eran ochocientas↓ y yo llevaba doscientas↑ y l’he dao/
entonces
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(29)
I(r-)i 26P16: y se l’han puesto/ empotrá(da) en lo dee-/ un rincón que
tiene allí al lao de la puerta y el tubo sale directamente a la calle//
entonces no les ARma la humadera que les armaba§
Ir T18: § º(((mu(y) mala)))º
Nótese en (30) la aceptación del turno anterior que señala la presencia del marcador
discursivo pues, con valor comentador, así como la repetición de parte de lo dicho
anteriormente.
(30)
Ir-i 7P4: e- era un- una eso de cartón y estaba ahí metido/ y a mí no me
dijeron nada de la garantía ni na-da// de la d'esto/ [y]
Ir-i 8T7: [pues] haberle
dicho no me distes garantía
6.1. El diálogo
El diálogo es el resultado de la combinación de intercambios sucesivos. En el Análisis
de la Conversación americano existe una unidad similar denominada secuencia, pero
que se define, a diferencia del diálogo, a partir de criterios temáticos (Gallardo 1993),
ya que se vincula al desarrollo de la conversación (secuencia de apertura, central, de
cierre; secuencias laterales e insertadas) o está determinada por los criterios de
cohesión y coherencia (secuencia de historia, secuencia argumentativa). A diferencia
de esta perspectiva, el diálogo se delimita primariamente desde una perspectiva
estructural y se define como sigue:
(31)
Ii 22P13: ¿dónde has estao Íngrid?
iD
Ir-i 23I5: estudiando→§
Ir-i 24T16: § pues t’ha llamao allí bajo // te ha llamao/ Rosario
/ qu'era la misa pa(ra) Julián↓ / º(hoy)º/ a las siete / dice seguro
que no lo sabrá / digo pues ella está haciendo deberes / dice-/ y
eran las siete menos cinco
Ir P14: pues [no te marees]
24T16: [dice] pues yaa/ [a- ahora ya he hecho=]
P15: [(( ))]
24T16: = tarde// dice ahora ya he hecho tarde/ porquee// dice y eso/
dice yo all no verla he pensao que noo lo sabía §
Ir 25 I6: § º(no sé)º //
Ii 26P16: yo he subido↑ / a mi casa y estaban allí a- que le han
iD cambiao la caldera del sitio
T17: º(aah)º
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(32)
(…)
I(r-)i 1A1: y en la otra academia que vaya↑ se supone que/ también le
pagará/ que sí que le pagarán ¿no?§
Ir-i 2C1: §¿¡pero MAmi!?
Ir-i 3A2: ¿¡QUÉE!?§
Ir-i 4C2: §¡QUE VA- VA DE ALUMNA!§
Ir B1: §alumna§
Ir-i 5A3: §¡AAH! ¡QUE
[VA→!=]
Ir-i 6C3: [¡que no te
enteras!]
Ir-i 7A4: ¡HUY cariño↓ no me lo explicas↑! ¡me dices ara va a ir a otra
academia↓! ¡pos yo qué sé si está trabajando [allí]
Ir-i 8C4: [t’he dicho↓] se ha buscao un profesor de árabe/ que no
es su jefe§
Ir-i 9A5:
§no has dicho↑ se ha buscao un profesor de árabe que [no es su
jefe]
Ir-i 10C5: [no poco]§
Ir B2: §¡mírame ahí!
Ir-i 11A6: ya lo verás↑ como no lo has dicho
Ir B3: º(ya lo verás)º§
Ir-i 11A6: §eso que dices↑ no lo has dicho [y además→]
Ir-i 12D1: [no lo has dicho]
[¡no lo has dicho!]
Ir-i 13C6: [¡bueno vale
vale vale bien!]
Ir-i 14A7: no↓ no↓ tengo testigos que me lo corroboran§
Ir-i 15C8: §¡BIEEN!§
Ir 16A8: §((eso))
¡aah! ¡BUENO↓! pues enton- ESO ES PARA QUE [OTRA
VEZ→=]
Ir C8: [¡UUY!]
(33)
Ii iD 1P1: he ido a la tienda esa/ bueno↓/ aa-/ a cobrarte la lotería // y
ee- lo que me han dao/ de la lotería
Ir-i 2T1: ¿esto?
Ir-i 3P2: º(claro)º
(…)
Ir-i 10T8: pues mala suerte↑ nena↓ noo- no- por eso no hay que
ponerse así
Ir cD 11P6: sí↓ más nerviosa ya de-/
(34)
(…)
Ii iD 14T12: ¿quién?
Ir cD 15I1: º(soy yo)º
(…)
(35)
Ii iD 27I7: MARIVÍI/ ¿ESTÁ JOSEMI? 1
26P16: y estaba mi hermanaa
Ir 28I8: ¡ay! pues nada
26P16: estaba mi hermana allí§
Ir CD 28I18: § da igual ¿vale?
6.2. El discurso
Discurso es el nombre que recibe la unidad dialógica superior (Pons y Estellés 2014),
delimitada por un cambio en el contexto interactivo particular. Así, comienza un
nuevo discurso cuando:
a) Cambia el número de interlocutores
b) Cambia el papel funcional de los interlocutores
c) Cambia el grado de igualdad jerárquica entre los interlocutores
d) Cambia la dinámica de toma de turnos (predeterminada/no predeterminada)
e) Cambia el registro (modo, en el sentido de Gregory y Carroll 1978, Ochs, 1979);
pasa de no planificado a (semi)planificado.
1
I llama por teléfono.
(37)
Cardenal Lamberto: Oigo las confesiones de mis propios sacerdotes aquí, en
el claustro. A veces el deseo de confesarse es abrumador, y debemos
aprovechar el momento.
Michael Corleone:¿De qué sirve confesarme si no me arrepiento?
Cardenal Lamberto: Sé que usted es un hombre práctico. ¿Qué puede perder,
eh? (Silencio) Cuando quiera
(Silencio)
Michael Corleone: Verá…yo…le he sido infiel a mi esposa.
Cardenal Lamberto: Sigue, hijo mío
Michael Corleone: Me he traicionado a mí mismo. He matado a hombres. Y
también he ordenado matar a hombres.
En la línea subrayada en negro, las condiciones en las que se venía llevando a cabo la
conversación se cancelan y comienza un nuevo espacio en el que una conversación
coloquial, no ritualizada, con una toma de turno no predeterminada, entre dos
7.1. Definición
El acto es una unidad estructural monológica, jerárquicamente inferior a la
intervención, de la que es su constituyente inmediato; asimismo, es la mínima
unidad de acción e intención, que posee las propiedades de aislabilidad e
identificabilidad en un contexto dado.
El acto es el segmento de discurso que corresponde a una acción independiente, a una
intención determinada del hablante. Es aislable en tanto posee fuerza ilocutiva propia
y es identificable por la presencia de ciertas marcas lingüísticas prosódicas y
semánticas.
Decir que un acto es identificable implica que el constituyente presenta límites
reconocibles, límites que vienen dados por marcas lingüísticas que se sitúan en las
fronteras del acto; también es identificable cuando, además, constituye una unidad
melódica. En el apartado §7.2 expondremos una serie de marcas lingüísticas, así como
los rasgos prosódicos delimitadores de actos.
En cuanto a la propiedad de la aislabilidad, un segmento es aislable en virtud de su
fuerza ilocutiva. Ser aislable significa que posee fuerza ilocutiva propia y que
representa una acción-intención y, por ello, tiene a menudo la capacidad de
constituirse por sí mismo en una intervención en el contexto lingüístico en que
aparece; no en vano es el constituyente inmediato en que puede quedar segmentada
una intervención, como se ha indicado en la definición.
T6: # º(¿dónde?)º #
P4’: # e- era un- una eso de cartón y estaba ahí metido/ #
P4’’: # y a mí no me dijeron nada de la garantía ni na-da// de la d'esto/ #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(39)
T8: # pues mala suerte↑ nena↓ # # noo- no- por eso no hay que ponerse así#
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
Al sustituir, por ejemplo, cualquiera de los actos del ejemplo anterior, se advierte que
los elementos identificados como actos funcionan de manera conjunta para expresar
una acción.
Sustitución del primer acto, # y es que estaba yo en la administración #:
Esto no significa que el acto sea prescindible (aunque a veces pudiera serlo), sino
sobre todo que es independiente. Ciertamente, la omisión del primer acto conllevaría
añadir algún elemento fórico; la del tercer acto (y ella está en los dos sitios) conlleva
introducir el referente nombrado en el acto anterior (ella).
Asimismo, la propiedad de la aislabilidad está vinculada a una particular
caracterización prosódica y semántica del acto. En cuanto a la prosodia, el acto se
caracteriza por constituir una unidad melódica, es decir, tiene un contorno melódico
propio11. Para utilizar este criterio, es necesario escuchar la grabación y contar, como
mínimo, con el análisis de las pausas y de las inflexiones finales. Así, en la
intervención T14, en (40), cada uno de los actos corresponde a una unidad melódica,
siendo más compleja en el segundo por la inflexión ascendente de un segmento menor
del acto (pues como han venido↑).
T14: # [pues] allí ((estaban)) tus suegros/// # # pues como han venido↑ se
acaban de ir ahora #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(41)
T15: # {pues mira}SA {yo llego ahora/}SSD {en este momento}SSS {nena}SA #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(42)
T14: # [pues] allí ((estaban)) tus suegros /// # # pues como han venido↑ se
acaban de ir ahora #
La subordinada como han venido presenta una unión de un predicado con su sujeto; en
este sentido, puede tratarse como una proposición completa; sin embargo, está
subordinada sintácticamente mediante como a una estructura superior.
Lo mismo ocurriría con las llamadas subordinadas y coordinadas del enunciado.
Desde un punto de vista discursivo, en las subordinadas y coordinadas de la
enunciación hay dos actos, mientras que las del enunciado “constituyen con el núcleo
predicativo que las integra un solo acto” (Briz 2011). Sin embargo, siguiendo el
criterio proposicional, se distinguirían en ambos tipos de construcciones dos
proposiciones en cada caso.
Asimismo, una expresión no proposicional desde el punto de vista sintáctico puede ser
semánticamente completa y, por tanto, analizarse como acto. Así sucede en pues mala
suerte nena en el ejemplo (43):
(43)
T8: # pues mala suerte↑ nena↓ # # noo- no- por eso no hay que ponerse así #
Y, en fin, puede haber actos en los que difícilmente se puede identificar un contenido
proposicional, como sucede en los usos autónomos de algunas interjecciones,
marcadores discursivos modalizadores o de control del contacto. En estos casos se
evidencia la supremacía de la función pragmática sobre el contenido proposicional
para el reconocimiento de actos. Así, en P10 de (44) ¡aah! funciona como acto:
(44)
T14: # pues allí ((estaban)) tus suegros/// # # pues como han venido↑ se
acaban de ir ahora #
P10: #¡aah! #
Y el cuarto acto podría ocupar la posición del tercero: # que no me ha dicho nada #
La forma y funciona aquí como conjunción coordinante, dado que une elementos
equifuncionales que se contraponen a lo dicho antes (por la tarde). Esta trabazón es
reforzada por la omisión del referente tren mencionado en la primera estructura
proposicional.
Finalmente, es importante subrayar que la aislabilidad no significa que el orden de los
actos sea trivial y que cualquier acto pueda aparecer en lugar del anterior sin que
afecte a la coherencia temática13. Por ejemplo, no sería aceptable pragmáticamente que
la respuesta (por la tarde) se enunciara después de los actos de justificación (ver I1’).
Asimismo, si la contraposición (el último acto de la serie) se formulara tras la
suposición (ver I1’’), implicaría que el acto que no me ha dicho nada se referiría a la
primera justificación del retraso (pero igual es que ha venido en el tren o algo y aún
no habrá llegao) y no a la inauguración, como ocurren en el ejemplo original (no me
ha dicho nada de que iba a asistir a la inauguración).
En conclusión, que el orden no sea trivial sugiere que el acto se constituye como tal en
relación con el acto anterior, sea dicho por el propio interlocutor o por otro.
(46)
D1: # ¿te acuerdas de tu camiseta rosa de Beneton? #
B1: [(RISAS)]
D2: # rosa [fucsia de Beneton] #
A1: # [¿la que me quita- la que] me quitaste? #
D3: # sí # / # la tengo aún #
(47)
T: # pues mala suerte↑ nena↓# #noo- no- por eso no hay que ponerse así#
P: # sí↓ más nerviosa ya de-/ # # que mi padre ha hablao con el médico↓#
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
2. Puesto que los actos tienden a poseer una única fuerza ilocutiva, la presencia de un
verbo que haga explícita dicha fuerza ilocutiva puede funcionar como índice de
existencia de un acto.
(48)
D: #yo no te exijo / no te exijo / ni siquiera te- te- te condiciono# / #te
pregunto↓ / ¿queréis regalo o queréis que se lo demos a Cáritas? # /# y
hasta ahí la pregunta #
(Cabedo y Pons 2013, conv. 0038)
(49)
4T2: # ¿de lotería también? #// # sí quee-§
5P3: § # no no↓#
4T2: [que te-] #
5P3: # [QUE] eran ochocientas↓y yo llevaba doscientas↑ y l’he dao/
[entonces=]
T3: # [¡aah!] #
5P3: = m’ha dao↑ ca- mil/ ¿sabes? #// # y eso↓ / ee- eso era↓ # # y he subido a
mi casa y mi hermana m’ha dicho pues t'acabo de llamar/ no sé qué↓ no
sé cuántos↓ #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(50)
7P4: # e- era un- una eso de cartón y estaba ahí metido # / # y a mí no me
dijeron nada de la garantía ni na-da// de la d'esto / [y] #
8T7: # [pues] haberle dicho no me distes garantía #
9P5: # noo/ sí que me dio/ # # que iba detrás/// # # dice sí que te di/ # #
digo yo no tengo garantía/ # # dice/ sí que te la di que iba detrás del
plástico/ # # ¡per(o) hombre por favor! / ¡y no decírmelo ni nada! #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(51)
E: # no↓ pero ¿sabes lo que pasa? # # que si tuvieras a los dos aquí↑ # // #
total↓ es un aparatito aquí↓ chiquitín que lo pondrías #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 268, líneas 399-403)
(53)
G1: # ¿ahí pone días? #
E1: # chno (2’’) #
G1: # pone días laborables #
E1: # pone DÍAS (( )) lo antes posible hora de (( )) # /// # supongo que será
horario de oficina↓ claro #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 82, líneas 8-13)
(54)
T1: # ¿esto? #
P2: # º(claro )º # / # o- ochocientas pesetas y doscientas que llevaba yo↑ #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
Las partículas discursivas ¿sabes?, ¿no?, ¿eh?, ¿verdad?, etc. suelen indicar el final
de un acto17 o de una intervención, y nunca marcan el inicio de un acto, como las
partículas anteriores. En (55a) ¿eh? indica el fin del acto y reafirma lo que el hablante
ha dicho antes (cfr. Briz y Montañez 2008):
(55a)
S: # y este año también vamos a ganar ¿eh? # # lo que pasa que lo- hemos
tenido la- la desgracia de los dos primeros partidos↑/ no hacerlos muy bien
# //
(Briz y Grupo Val.Es.Co 2002: 155, líneas 491-501)
Cuando se sitúa al final del acto y de la intervención, el hablante se sirve de ¿eh? para
“apelar al oyente solicitando de manera reforzada que acepte lo dicho” (Briz y
Montañez 2008):
(55b)
1S1: # yo nunca he visto una persona tan enrollada como el Andrés ¿eh? #
2J1: # ¿tan enrollá↓? #
3S2: # sí #
(Briz y Grupo Val.Es.Co 2002: 164, líneas 897-899)
(56)
J: # ¿sigues/ sigues con los caramelos dee- de anís? #
C: # ¿eh? #
J: # ¿sigues con los caramelos? #
(Briz y Grupo Val.Es.Co 2002: 160, líneas 711-713)
A su vez, es cierto que muchas partículas discursivas pueden afectar tanto a actos
como a unidades más pequeñas dentro de este, los que hemos llamado subactos (ver
§8). Así, en (57) o sea inicia un acto en el que se reconsidera lo dicho antes.
Sin embargo, en (58) o sea introduce un subacto (el mayor porcentaje) que reformula
a modo de autocorrección parte de la información del segmento anterior (la mayoría
de la gente).
(58)
G1: # pues eso ees muy frustantee o s(e)aa #
E1: # no frustrante↓ # # porque tú comprueba quee el t– que la mayoría de
gente↑/ o sea el mayor porcentaje están en universitarios # /
(Briz y Grupo Val.Es.Co 2002: 114, líneas 1349-1350)
Del mismo modo, los conectores que coinciden con las conjunciones, según su
comportamiento, introducirán actos o subactos19. Aunque funcionan normalmente en
el ámbito de la proposición integrando subactos en un acto, también en ocasiones
funcionan como conectores en el ámbito de la enunciación, enlazando, como mínimo,
actos. En el primer caso forman parte del subacto, mientras que en el segundo son
subactos por sí mismas (Briz y Pons 2010: 333), como más adelante se explicará (ver
§8).
En el ejemplo (59) pero introduce un acto, a la vez que expresa restricción o
ampliación de lo comunicado previamente. En este caso, pero funciona como un
conector pragmático, introductor de un nuevo acto, y no como una conjunción
adversativa:
(59)
P8: # yy- y eso↓ y que pueden comer y eso # / # pero vamos↓ con un tur- # /
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
En cambio, en (60) aparece otro pero que funciona como una conjunción adversativa20
e introduce un subacto; en este caso pero asume un valor enfático, insiste sobre el
hecho de que habla.
(60)
P8: # y han di- yy dice laa-/ laa esta laa- ¿cómo se llama?// laa enfermera/
quee/ la gente que ha estao operada d'eso↑ que habla tam(b)ién # / # con
la boca cerrada pero habla #
Por último, los dos tipos de casuales reconocidos en las gramáticas, causal del
enunciado y causal de la enunciación, se manifiestan en forma de diferencia estructural
en nuestro sistema21. En las causales del enunciado, porque introduce un subacto
informativamente dependiente de otro; porque funciona aquí como conjunción.
(61) A: # (los ajos tiernos) están muy buenos/ porque no pican casi #
(Briz y Grupo Val.Es.Co 2002: 63, línea 523)
(62)
P3: # y es que estaba yo en la administración↑ # # porque l’administración de
loterías tiene una puerta↑// que/ da a otra tienda # # y ella está en los dos
sitios↑ # # está en l’administración de loterías y está en→ # //
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
Así pues, la diferencia entre conjunciones y conectores tiene que ver sobre todo con el
ámbito de actuación en que se sitúan 22 : las conjunciones enlazan habitualmente
subactos, mientras que los conectores suelen unir actos o unidades de rango superior.
El hecho de que haya elementos que puedan operar en los dos ámbitos es plausible y
esperable, dado el carácter funcional de la conexión, que es una categoría pragmática.
7.2.2.1. Estructuras acabadas que constituyen actos. Para determinar si una estructura
constituye un acto, conviene considerar las marcas prosódicas que la rodean. Una de
las marcas más evidentes es la pausa, cuya función demarcativa parece inmediata.
Otra cuestión es si realmente esa marca delimita unidades estructurales coherentes, es
decir, si estas constituyen o no actos, lo cual puede resultar más discutible.
En realidad, la pausa no siempre determina la existencia de frontera entre actos. Puede
ser simplemente una marca de problemas en la planificación discursiva, como en (63)
o en (64):
(63)
G1: #a ti te da lo mismo ¿no?/ #pues más o menos/ es eso lo- lo que quiere
decir más o menos la palabra liberal#
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 91, líneas 389-390)
(64)
E1: #es que- es que ee yo para mí↑ el hecho de ser conservadores y taal /
precisamente radica en sus principios#/ y #para mí↑ hay unas- unos
valores // muy fundamentales que a lo mejor para otra persona no lo son
¿no?/// (3'') no sé#
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 91, líneas 401-405)
(65)
E1: #síi#/ #yo conozco gentee#/ #parezco muy liberal pero// la verdad es
que soy muy conservadora#
L1: #mujer/ en todo no↓ º(tía)º#
E2: #yo sí# / #liberaal- soy conservadora enn-/ pues en lo que interesa como to’l
mundo#// #pero vamos no soy nada liberal↓ #lo contrario# /// #lo que pasa↑
es que yo respeto mucho lo que dice la gente↓ #a mí- cada uno que haga lo
que quiera yy#
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 90-91, líneas 365-371)
Por otra parte, cabe mencionar que, en el habla espontánea, la pausa no siempre se
presenta como silencio, pues, en ocasiones, el hablante interrumpe momentáneamente
su discurso sin llegar al silencio y ocupa esa vacilación mediante algún elemento vocal
que puede prolongar su duración. En general, tales fenómenos se interpretan como
pausas llenas u oralizadas23, cuyo uso se relaciona con problemas de planificación. En
este sentido, puede decirse que una mayor complejidad comunicativa conlleva una
mayor presencia de pausas oralizadas en el discurso. Parece adecuado, por
consiguiente, analizar el funcionamiento de la pausa como elemento demarcativo
asociado a otros fenómenos prosódicos, como los ascensos/descensos entonativos, las
variaciones de intensidad o la posición de los acentos.
Al margen de la presencia o no de pausa, la posesión de una curva melódica completa
puede constituirse como señal inequívoca de la existencia de un acto: tal es el caso de
las formas melódicas interrogativa o exclamativa cuando constituyen marcas de la
presencia de actos24. A esta unidad melódica se añade la fuerza ilocutiva transmitida
(pregunta, rechazo, etc.). En el caso de ciertos segmentos, es absolutamente
imprescindible prestar atención al funcionamiento específico de su curva melódica.
Así, expresiones como ¡mujer!, ¡hombre! o ¡vamos! pueden constituirse en actos
independientes siempre que sus respectivos contornos melódicos no se hallen
integrados en una curva principal. Ello explica la diferencia estructural entre (66),
donde hombre es parte de un acto, y (67), donde hombre es un acto de desacuerdo:
(66)
G: #hombre liberal/ lo que pasa es que no sé pues/ tú a lo mejor entiendes por liberal
puess#/// #(hay) gente que entiende→ pues un viva la virgen ¿no?# #o sea// que pasan de
todo que- que- que#
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 91, líneas 392-395)
(67)
E: #¡hombre! #yo- o sea yo por liberal↑ no entiendo esto#
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 91, línea 391)
Es conveniente, en tales casos, tener muy en cuenta las magnitudes de los respectivos
parámetros prosódicos (acento, duración, frecuencia fundamental, etc.)25.
Semejante caso de indefinición en cuanto a su estatuto como acto es el de la
denominada interrogación retórica. En efecto, constituye un caso problemático, ya
que teóricamente cumple los requisitos básicos del acto, aunque no siempre se la
puede considerar como segmento aislable. Así, si su función es matizar el sentido de
un segmento previo, funcionando por tanto como elemento modalizador de un acto
independiente, su valor estructural será el de subacto adyacente (véase §8). Así ocurre
en (68):
(68)
E: # sí/ # # oo puede pasar sin ello↓ # lo que pasa es que→ /tampoco es que
en su casa le digan/ # # pero es que él- es que él es así ¿no? porque ((ha
convivido)) desde siempre con los curas # # yy/ a mí no me va ese ritmo↓
# él está hecho↑ a estar con los monjes # (( ))/// # no sé// yo qué sé/ yo
respeto a todo el mundo ¿¡qué quieres que te diga!? #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 92-93, líneas 452-457)
En suma, ni la pausa que establece límites entonativos ni las fronteras entonativas por
sí mismas constituyen un límite absoluto. Solo armonizando criterios externos e
internos podemos considerar la pausa como frontera, junto con la entonación. En
realidad, el valor significativo de las pausas es redundante de los hechos prosódicos
(tono, acento, etc.), significativos por sí mismos, e incluso a veces más significativos
que las pausas26. La pausa adquiere valor en la medida en que, cuando aparece, se
yuxtapone a máximos o mínimos prosódicos que traducen una o varias funciones
comunicativas (G. Caelen, 1981:156).
Por lo que respecta a los elementos paralingüísticos como las risas, de naturaleza
distinta a la de los rasgos prosódicos, pueden llegar a constituir actos en sí mismos, si
constituyen la reacción del oyente a una intervención previa:
(69)
B: # pues sí// # # no/ que nosotros tenemos muy buen champán # # [yo no le
doy a ((nadie)) del mío=]
A: # [(RISAS)]#
B: =que vale mucho dinero↓ el que tengo //# # nosotros haremos un sorbete #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 331, líneas 362-366)
Así pues, además de las marcas lingüísticas segmentales que contribuyen a delimitar
actos, es fundamental atender a los rasgos prosódicos, ya que no solo una curva
melódica completa se constituye como recurso inequívoco para la identificación de un
acto, sino que otras marcas prosódicas pueden determinar también la existencia de un
acto.
(70)
B: #¿allí no teníais bar↑ o cantina o algo de eso↑ tío?#
A: #allí las comidas eraan#
B: #¿mierda?#
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 61, líneas 452-454)
El acto emitido por A se suspende mediante un alargamiento vocálico, que invita a sus
oyentes a inferir lo que tiene intención de comunicar. Así, el hablante B extrae la
implicatura sobre que las comidas eran malas, de ahí que pregunte: “¿mierda?”. Por
tanto, el hablante A logra su propósito atenuador al evitar nombrar directamente lo
malas que eran las comidas en el lugar donde se encontraba. En conclusión, la
construcción suspendida es una acción completa, por lo que, estructuralmente, es un
acto.
2. Actos truncados. Ciertos reinicios, autocorrecciones o aparentes vacilaciones de
habla pueden constituirse en acto; hablamos en estos casos de actos truncados. Tras
estas reelaboraciones ligadas a la planificación sobre la marcha, existe a veces una
estrategia. En (71), el cambio de planificación sintáctica supone la minimización del
papel del yo (impersonalización no soy nada-no son):
(71)
L: # yo creo que- no sé↓ que tienes actos muy- muy liberales [en relación a] #
E: # [no soy nada-] # #
no son liberales #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 90, líneas 361-362)
Se trata de truncamientos con suficiente grado de autonomía y de material léxico como
para que el interlocutor supla la información ausente y asigne una intención al
conjunto. Son, pues, actos, ya que son aislables. La diferencia con el caso anterior
radica en que las inferencias, aquí, se utilizan para completar el contenido
proposicional del mensaje, ya que esta estructura está asociada a la inmediatez
comunicativa característica de la conversación.
(72)
P8: # [y QUE]/ y que see-/ y que se- se lo hacen con un turmis/// todo↑§ #
T11: # §((¿y
después?))§ #
P8: # § yy- y eso↓ y que pueden comer y eso/ # # pero vamos↓ con
un tur-/ # #¿quién será?#
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(73)
P16: # yo he subido↑/ a mi casa y estaban allí a- que le han cambiao la
caldera del sitio #
T17: # º(aah)º #
P16: # y se l’han puesto/ empotrá(da) en lo dee-/ un rincón que tiene allí al
lao de la puerta y el tubo sale directamente a la calle// # # entonces no les
ARma la humadera que les armaba #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
P8: # nada↓ l’ha dicho quee-/// quee/ no habló con el médico/ # # ha hablao
con l'enfermera#// #y l’ha dicho quee/ tengo que- que allí solo estaré cuatro
días/ o una cosa así/ # # que luego me mandarán a casa/ # # y que podré
comer con una pajita quee/ se ve qu'es grande # # y han di- yy dice laa-/ laa
esta laa- ¿cómo se llama?// laa enfermera/ quee/ la gente que ha estao
operada d'eso↑ que habla tam(b)ién/ # # con la boca cerrada pero [habla] #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
8. El subacto
El acto está constituido por unidades informativas a las que denominamos subactos.
Un acto, así pues, puede componerse de un solo segmento informativo (acto simple) o
estar integrado por dos o más segmentos (acto complejo):
(75)
18T14: #{pues allí ((estaban)) tus suegros}/// # # {pues como han venido↑}
{se acaban de ir ahora} #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(76a)
18T14: # {pues allí ((estaban)) tus suegros}/// # # {se acaban de ir ahora} #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(76b)
18T14: # pues allí ((estaban)) tus suegros}/// # # *{pues como han venido↑}
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
Por tanto, la intervención de 18T14 está compuesta por dos subactos de distinto
carácter, uno es nuclear o director y el otro depende de este.
En otro sentido, el ejemplo (77) muestra otro tipo de dependencia de un subacto
respecto de otro:
(77)
1P1: # {he ido a la tienda esa}/ {bueno↓}/ {aa-/ a cobrarte la lotería} #//
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(78)
2T1: # ¿{esto}? #
3P2: # {º(claro )º} #/ # {o- ochocientas pesetas y doscientas que llevaba yo} #
En definitiva, un acto puede estar formado por uno o varios subactos, en tanto
unidades identificables informativamente y, por ello, segmentables. Cuando son
varios, uno es el director y los otros son segmentos informativos dependientes de este.
La diferencia entre estos últimos, como veremos, radicará en el tipo de aporte que
representan, si presentan significado proposicional o no, si forman unidad melódica
propia o no la forman, si tienen carácter parentético o no…
8.1. Definición
Unidad monológica estructural, constituyente inmediato del acto, caracterizada por
constituir un segmento informativo identificable, habitualmente, mediante marcas
semánticas y prosódicas. Por segmento informativo se entiende que puede expresar
diferentes valores de significado: causa, condición, situación, facticidad, etc., o en
general que “da noticia de algo”. En este sentido se distinguen, en primer lugar, dos
tipos de subacto según presenten contenido proposicional o no, el subacto sustantivo,
que tiene sustancia semántica, y el adyacente, que no la tiene (Briz et al. 2003:47-49).
Debe advertirse al respecto que, según el tipo de subacto, el peso relativo y la
incidencia de las marcas puede ser diferente, de manera que en el caso de los subactos
sustantivos (SS), como se verá más adelante, son las marcas semánticas las que cobran
mayor peso en su delimitación, mientras que en el caso de los subactos adyacentes
(SA), parecen dominar más los criterios fónicos (constitución de un grupo entonativo27
específico por parte del subacto). El contexto de aparición determinará en todo caso la
segmentación de estos subactos sustantivos o adyacentes:
(79)
17P9: # {y yo no veía luz}SS {y m’he bajao a la tienda}SS # # {la he visto
cerrada}SS {y digo}SA {pues ¿estos dónde [están?}SS] #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
En en el primer acto de 17P9 se reconocen dos subactos sustantivos dentro del mismo
acto (a pesar de formar parte de un único grupo entonativo) en virtud del criterio
semántico-informativo: # {y yo no veía luz} {y m’he bajao a la tienda} #. En esta
secuencia narrativa, podría parafrasearse por un elemento causal (puesto que no veía
luz) y un elemento que cuenta la acción realizada (me he bajado a la tienda). Por
tanto, el primero queda subordinado informativamente al segundo.
En cambio, en la siguiente intervención:
(80)
5P3: # {y he subido a mi casa y mi hermana m’ha dicho pues t'acabo de
llamar}SS / { no sé qué↓ no sé cuántos↓}SA #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(81)
P: #he ido a la tienda esaSSD / {bueno↓}SA {aa-/ a cobrarte la lotería}SSS// {y
ee- lo que me han dao}SSD{de la lotería}SSS#
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(82)
P: {QUE eran ochocientas↓}SSD # # {y yo llevaba doscientas↑}SSS {y l’he
daoo- {entonces} m’ha dao↑ ca- mil}SSD/ {¿sabes?}SA #// #{y eso↓}SA /
{ee- eso era↓}SSD #/ # {y he subido a mi casa y mi hermana m’ha dicho
pues t'acabo de llamar}SSD / {no sé qué↓ no sé cuántos↓}SA
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(83)
D: ¡aah! yaa /
B: aii sí marii
D: síi / se lo hará él aquí en casa? (RISAS) cuando llegue de aquí dirá / ¡qué
cosa más rara!/ bueno voy a ver la tele // que están haciendo ya el karaoke?
/// ¿no?
(Cabedo y Pons 2013, conversación 10)
Fórmula Resultado
1/(1+(2,71^(4,97-(0,01*60)-(1,88*1,4)-(0,004*70)-(17,7*0,2)))) 0,89
(89%)
(84)
2T1: # ¿{esto}? #
3P2: # {º(claro )º} #/ # {o- ochocientas pesetas y doscientas que llevaba yo} #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(85)
{aa-/ a cobrarte la lotería}
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(86)
21T15:# {pues mira} {yo llego ahora}/ {en este momento} {nena} #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(87)
A1: # {yo me acuerdo el primer año→que P.→la pobre↓/ ¡mecachiis!/ qué
histérica estaba} # # {¿te acuerdas M.?↑/ que lloraba→} #
B1: # {¿¡más todavía!?} #
A2: # {¿¡CÓMO QUE MÁS TODAVÍA!?}§ #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 9)
En otro sentido, la entonación constituye una herramienta valiosa para explicar las
relaciones jerárquicas de algunos subactos dentro de los actos que los engloban; es lo
que el Grupo de La Sorbona denomina segmentos señal y señalado (Danon-Boileau et
al. 1991, 1992; Morel-Rialland 1992).
Así, mientras inflexiones melódicas ascendentes o suspendidas suelen establecer
relaciones de significado de un grupo entonativo con el siguiente, las inflexiones
descendentes habitualmente delimitan grupos entonativos semánticamente autónomos.
Esta distinción se ha demostrado válida, por ejemplo, para identificar subactos
subordinados, en algunos casos coincidentes con las denominadas “oraciones
subordinadas adverbiales impropias”28. Véanse, a título ejemplificativo, los siguientes
dos casos:
(88)
{si no sé nada de ti↑}señal {no me pidas más explicaciones en
adelante↓}señalado
(89)
B: # si ya- si por ahí hay cartelitos↓ # # lo que pasa es que→ /// está a medio
colocar aún↓
(Hidalgo 1996: 474, líneas 85-86)
Debemos entender en este sentido que en la identificación del subacto se hacen valer
los criterios semántico-informativo y prosódico, pero el peso de ambos criterios es
diferente en función del tipo de subacto. La definición de “informativo” nos lleva a
pensar que es precisamente este el criterio prevalente en el reconocimiento de subactos
sustantivos (sin invalidar, obviamente el criterio prosódico); el mayor o menor peso
semántico-informativo de cada subacto sustantivo es lo que nos hará considerarlo
como director o subordinado. De otro modo, como se señalaba anteriormente, el
segmento que lleva la fuerza ilocutiva del acto es el subacto director:
(90)
P: # {QUE eran ochocientas↓}SSD # # {y yo llevaba doscientas↑}SSS {y l’he
dao- [{entonces}SA =]
T: [#{¡aah!}SSD #]
P: = m’ha dao↑ ca- mil}SSD /{¿sabes?} SA # //
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(91)
P: {y luego a la que ha venido mi padre hemos ido a que-/ a que le cambiaran
allí↑/ aa Alba↑/ una cosa que había comprao}SSD {por otra}(SSS) / {y a mí
esto}(SSS)
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(92)
A: ¿vienes al cine?
B: {no voy a ir}SSD{porque tengo prisa}SSS
Cada acto, por tanto, tiene un solo subacto director. De otro modo, en una intervención
podrán distinguirse tantos subactos sustantivos directores como actos se hayan
reconocido.
Por su parte, los subactos sustantivos subordinados pueden presentar diferentes
constituciones. Así, pueden estar truncados, como en el caso siguiente, debido a que el
hablante intenta precisar un elemento léxico anterior:
(93)
P: # {tiramos to(do) (e)l-}SSS {guardamos to(do) los papeles↑}SSS// {y ese lo
hemos tenido que tirar}SSD#
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
En otros casos, los SSS se constituyen como topicalizaciones (en adelante SSSTop) al
inicio de un acto o en posición al final; una topicalización es un cambio de posición de
(94)
B: # {una cafetera↑}(SSSTop al inicio) {siempre viene bien}(SSD) #
(95)
G: # {una persona liberal↑}(SSSTop al inicio) {para mí es una persona que tienee/
unos principios {¿no?}(SA) y quee- {oye}(SA)/ intenta cumplirlos↓ a
rajatabla}(SSD) {¿no?}(SA)/// {simplemente}(SA) #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 91, líneas 398-400)
Los SSSTop al final son menos frecuentes que los anteriores, quizás porque resulten
menos eficaces como recurso enfático. Sus características prosódicas más destacables
son:
(96)
A: {o sea yo he vivido allí hasta los dieciocho años en el pueblo↓}SSD {en
Las Pedroñeras↓}(SSSTop al final)
(Hidalgo, 1996: 477, líneas 245-246)
(97)
A: # {no me doy cuenta de que has apretado el botón que has apretado} # #
{entonces↑} {estoy hablando con toda la [naturalidad=]
B: # [yaa] #
A:= del mundo↓} {te lo prometo↓}#
(Hidalgo, 1996: 473, líneas 7-10)
(98)
5P3: = m’ha dao↑ ca- mil/} {¿sabes?} #// # {y eso↓} / {ee- eso era↓} # # {y
he subido a mi casa y mi hermana m’ha dicho pues t'acabo de llamar}/
{no sé qué↓ no sé cuántos↓} #§
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)
(99)
E: (…) #yo qué sé/ no se trata de ser/ extremista o a rajatabla y de aquí ya↑#
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 93, líneas 461-462)
9. Conclusión
De acuerdo con la propuesta del grupo Val.Es.Co., reproducida hasta aquí, la
conversación (coloquial) se articula en tres dimensiones u órdenes, el estructural, el
social y el informativo, y dos niveles, el monológico y el dialógico. Estructuralmente
se organiza jerárquicamente en actos e intervenciones dentro del nivel monológico, y
en intercambios, diálogos y discursos en el nivel dialógico. Del mismo modo, y en la
dimensión social, la conversación progresa linealmente a partir de turnos y
alternancias de turno. Y, en fin, el orden informativo se articula a partir de los que
hemos denominado subactos.
Dicho sistema permite la segmentación de un discurso en sus unidades a partir de
rasgos y marcas pragmáticos, semánticos y prosódicos; y ello posibilita, a su vez, el
reconocimiento de las categorías y funciones pragmáticas.
En nuestra opinión, la ventaja general de este modelo es, especialmente, su capacidad
explicativa de la interacción. Y, más particularmente, se sustenta en este, sobre las
unidades mínimas reconocidas, los subactos, un principio de explicación de la interfaz
o conexión entre dos sistemas, el discursivo y el gramatical.
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Coluthard, ed. Advances in spoken discourse analysis. London/New York:
Routledge, pp. 1-35
APÉNDICE 1
Signos y convenciones de transcripción
: Emisión de un interlocutor
?: Interlocutor no reconocido.
§ Sucesión inmediata, sin pausa apreciable, entre dos emisiones de distintos
interlocutores.
= Mantenimiento del turno de un participante en un solapamiento.
[ Lugar donde se inicia un solapamiento o superposición.
] Final del habla simultánea.
- Reinicios y autointerrupciones sin pausa.
/ Pausa corta, inferior al medio segundo.
// Pausa entre medio segundo y un segundo.
/// Pausa de un segundo o más.
(5") Silencio (lapso o intervalo) de 5 segundos; se indica el nº de segundos en las
pausas de más de un segundo, cuando sea especialmente significativo.
↑ Entonación ascendente.
↓ Entonación descendente.
→ Entonación mantenida o suspendida.
Cou Los nombres propios, apodos, siglas y marcas, excepto las convertidas en
“palabras-marca” de uso general, aparecen con la letra inicial en mayúscula.
PESADO Pronunciación marcada o enfática (dos o más letras mayúsculas).
pe sa do Pronunciación silabeada.
(( )) Fragmento indescifrable.
((siempre)) Transcripción dudosa.
((...)) Interrupciones de la grabación o de la transcripción.
(en)tonces Reconstrucción de una unidad léxica que se ha pronunciado incompleta,
cuando pueda perturbar la comprensión.
pa'l Fenómenos de fonética sintáctica entre palabras, especialmente marcados.
°( )° Fragmento pronunciado con una intensidad baja o próxima al susurro.
h Aspiración de "s" implosiva.
(RISAS, TOSES
GRITOS…) Aparecen al margen de los enunciados. En el caso de las risas, si son
simultáneas a lo dicho, se transcribe el enunciado y en nota al pie se indica "entre risas".
aa Alargamientos vocálicos.
nn Alargamientos consonánticos.
¿¡ !? Interrogaciones exclamativas.
¿? Interrogaciones. También para los apéndices del tipo "¿no?, ¿eh?, ¿sabes?"
¡! Exclamaciones.
és que se pareix a mosatros: Fragmento de conversación en valenciano. Se acompaña de
una nota donde se traduce su contenido al castellano.
Letra cursiva: Reproducción e imitación de emisiones. Estilo directo, característico de los
denominados relatos conversacionales.
Notas a pie de página: Anotaciones pragmáticas que ofrecen información sobre las
circunstancias de la enunciación. Rasgos complementarios del canal verbal. Añaden
informaciones necesarias para la correcta interpretación de determinadas palabras (la
correspondencia extranjera de la palabra transcrita en el texto de acuerdo con la
pronunciación real, siglas, marcas, etc.), enunciados o secuencias del texto (p. e., los
irónicos), de algunas onomatopeyas, etc.
Sangrados a la derecha: Escisiones conversacionales
APÉNDICE 2
0001
1P1: # {he ido a la tienda esa}SSD/ {bueno↓}SAT/ {aa-/ a cobrarte la lotería}SSSTop #// # {y ee-
Ii iD
lo que me han dao}SSD/ {de la lotería}SSSTop #
0003 3P2: # {º(claro )º}SSD #/ # {o- ochocientas pesetas y doscientas que llevaba yo}SSD #
Ir-i
0009 5P3: = m’ha dao↑ ca- mil/}SSD {¿sabes?//}SAI # # {y eso↓/}SSSTop {ee- eso era↓}SSD # # {y
Ir-i
he subido a mi casa y mi hermana m’ha dicho pues t'acabo de llamar/}SSD {no sé qué↓ no sé
cuántos↓}SAT #§
0013
5P3: # § {y luego a la que ha venido mi padre hemos ido a que-/ a que le
cambiaran allí/ aa Alba/ una cosa que había comprao/}SSD {por otra/}SSSTop {y a mí
esto}SSSTop #/ # {y me ha dicho ¿tienes la garantía?}SSD #/ # {y la garantía}SSSTop/ {¿tú sabes
dónde estaría?}SSD #
0015 7P4: # {e- era un- una eso de cartón y estaba ahí metido/}SSD# # {y a mí no me dijeron nada
Ir-i
de la garantía}SSD {ni na-da//}SAT {de la d'esto/ [y]}SSSTop #
0017 9P5: # {noo}SAM/ {sí que me dio}SSD/ # # {que iba detrás///}SSD # # {dice}SAT {sí que te
Ir-i
di/ }SSD# # {digo}SAT {yo no tengo garantía}SSD/ # # {dice/}SAT {sí que te la di}SSD{que iba
detrás del plástico}SSS/ # #{¡per(o) hombre!}SAM {¡por favor!}SAM/ {¡y no decírmelo}SSD{ni
nada!}SAT/ /# # {y yo}SSSTop {se ve que la he tirao↑//}SSD # # {y m’ha dicho pues te dejo otra
para que vayas pasando de momento↑}SSD/{ yy-/ yy ésta ya me la traerás}SSS {y la tuya la
mandaremos a arreglar///}SSS # # {pero es que me ha vendido un-}SSS/{bueno↓}SAT{me ha
dejao esta}SSD #/# {pero}SAT/{para que me solucione el papel}SSD/ # # {pero es que si a mí no
me dice que lleva la garantía}SSD #/ # {además}SAT{casualmente}SAM{la he estao
buscando}SSD #/# {tiramos to(do) (e)l-}SSS{guardamos to(do) los papeles↑//}SSS {y ese lo
hemos tenido que tirar}SSD§ #
0018 10T8: # § {pues mala suerte↑}SSD{nena↓}SAI # # {noo- no-}SAM {por eso no hay que
Ir-i
ponerse así}SSD #
0019
Ir cD
11P6: # {sí↓}SAM{más nerviosa ya de-/}SSD # CIERRE DE DIÁLOGO
Ii iD
11P7# {que mi padre ha hablao con el médico↓}SSD # INICIO DE DIÁLOGO
0021 13P8: # {nada↓}SAT {l’ha dicho quee-/// quee}SSS/ {no habló con el médico}SSD/ # # {ha
Ir-i
hablao con l'enfermera//}SSD # # {y l’ha dicho quee/ tengo que- que allí solo estaré cuatro
días/}SSD {o una cosa así}SAT/ # # {que luego me mandarán a casa/}SSD # # {y que podré
comer con una pajita quee/ se ve qu'es grande}SSD # # {y han di- yy dice laa-/ laa estalaa-
{¿cómo se llama?//}SAT laa enfermera/quee/ la gente que ha estao operada d'eso↑que habla
tam(b)ién/}SSD # # {con la boca cerrada pero [habla}]SSD #
0023
13P8: # [{y QUE]/ y que see-/ y que se- se lo hacen con un turmis///}SSD {todo↑}SSSTop§ #
0030 17P9: # {nada eso↓///}SAT {guardar a los perros}SSD # # {y yo no veía luz}SSS {y m’he bajao
Ir-i
a la tienda}SSD # # {la he visto cerrada}SSS {y digo}SAT {pues ¿estos dónde [están?}]SSD #
0035
18T14: = # yy estamoos- estaban allí charrando}SSD/ # # {y yo}SSSTop {me sabía mal
subirme↑}SSD/ {estando ellos [allí↑}SSS # # {y=]
0038
19I3: # {¿me ha llamao Juan?}SSD # INICIO REAL DEL NUEVO DIÁLOGO
Ii iD
0047 24T16: § # {pues t’ha llamao allí bajo}SSD #// # {te ha llamao/ Rosario }SSD #/ #
Ir-i
{qu'era la misa pa(ra) Julián↓/}SSD {º(hoy)º/ }SSSTop {a las siete}SSSTop #/ # {dice}SAT {seguro
que no lo sabrá}SSD #/ # {digo}SAT {pues ella está haciendo deberes}SSD #/ # {dice-/}SAT {y
eran las siete menos cinco}SSD #
0055
26P16: # {y se l’han puesto/}SSD {empotrá(da) en lo dee-/}SSS {un rincón que tiene allí al lao
de la puerta}SSS {y el tubo sale directamente a la calle//}SSS # # {entonces}SAT {no les ARma
la humadera que les armaba}SSD § #
Notas
1
El trabajo ha sido elaborado en el seno del grupo de investigación Val.Es.Co.; en concreto, son autores
de este, Marta Albelda, Antonio Briz, Adrián Cabedo, María Estellés, Virginia González, Antonio
Hidalgo, Ana Llopis, Xose Padilla, Montserrat Pérez, Salvador Pons Bordería, Leonor Ruiz Gurillo,
Julia Sanmartín, Marta Montañez, Dorota Kotwica, Cristina Villalba, Elena López-Navarro, Silvia
Company, Elena Pascual, Shima Salameh, Amparo Soler y Gloria Uclés.
2
Compárese con la propuesta en el ámbito hispánico de Cortés y Camacho (2005).
3
Debemos anotar los paralelismos entre las tres dimensiones de análisis que proponemos, social,
estructural e informativa, y los tres tipos de restricciones planteados por la Escuela de Ginebra para
definir su sistema modular de análisis del discurso, a saber, restricciones situacionales, textuales y
lingüísticas (Roulet et al. 2001: 42-52). Esta confluencia resulta, si cabe, más significativa, teniendo en
cuenta que se extiende de forma parcial a la organización de unidades por dimensiones: en ambas
propuestas, la unidad turno se inscribe en la vertiente social o situacional, y las unidades de
intercambio, intervención y acto se incluyen en la vertiente estructural o textual. Por otro lado, la
unidad que denominamos subacto se correspondería en líneas generales con la unidad de periodo de la
teoría modular, ambas definidas a partir de criterios prosódicos, si bien, desde nuestra perspectiva, en la
delimitación del subacto participan también rasgos de significado.
4
Esta unidad, distinguida en los estudios sobre conversación, se caracteriza por criterios
preferentemente semánticos (temáticos), lo que supone una dificultad para su caracterización
estructural. Sí que es estructural la secuencia que define el Análisis Conversacional. En lo escrito,
podría pensarse en el párrafo.
5
Sobre los conceptos de hablante, oyente, emisor y receptor, que poseen un valor metalingüístico muy
determinado, véanse los apartados §5.1 y §5.2). En lo que sigue, utilizaremos indistintamente los
términos interlocutor o participante como hiperónimos de emisor y hablante.
6
Los conceptos iniciativo y reactivo están tomados de Roulet et al. (1985).
7
Toda la referencia a marcas lingüísticas se debe tomar en un sentido orientativo: lo básico es la
definición funcional; las marcas lingüísticas son guías, pero no índices inequívocos. Esto vale también
para las siguientes secciones.
8
Uno de los rasgos para definir las intervenciones, de acuerdo con la propuesta de Briz et al. (2003:17-
20), es el cambio de voz. Parece una contradicción, por tanto, que en los casos mencionados se
interprete la existencia de una sola voz con dos intervenciones, pero sólo aparentemente, ya que también
en nuestra definición de los papeles comunicativos (20-22), el receptor no es ese destinatario
anestesiado o pasivo de otras formulaciones, sino que se reivindica un receptor y un oyente activos y
decisivos en el reparto de esos papeles (véase también el trabajo de Padilla, 2004).
9
Nótese que, aunque la confesión de Michael Corleone viene precedida de un silencio, no existe una
medida objetiva que garantice que cinco, diez o treinta segundos de silencio sean suficientes para cerrar
un discurso. Este aspecto se desarrolla por extenso en Estellés y Pons (2014).
10
Moeschler (1996: 195-205) explica la diferencia entre el acto de habla propuesto por Searle y la
redefinición realizada por la Escuela de Ginebra.
11
Lo que no quiere decir que lo contrario sea cierto; esto es, no todo constituyente con un contorno
melódico propio es un acto.
12
El criterio semántico se aplica sobre la información del análisis entonativo producido por el MESTEL
(Cabedo 2009; véase apartado §8), y toma como base el concepto de proposición.
13
Podemos aquí recordar la equivalencia contextual entre el acto y la intervención. Las intervenciones
siguen un curso determinado a partir del cual se diferencia entre iniciativas, reactivas e iniciativo-
reactivas; del mismo modo en los actos tiene lugar una progresión y se establecen relaciones entre ellos,
si bien de distinta índole.
14
Cuando el estilo directo aparece en textos de tipo argumentativo, el relato contenido suele
corresponder a un solo acto, que es una explicación.
15
El término partícula discursiva se utiliza como un hiperónimo que engloba varias clases de palabras,
entre las que se incluyen conectores argumentativos y metadiscursivos, modalizadores, marcadores del
control del contacto, así como focalizadores (cfr. Briz, Pons y Portolés 2008).
16
Funcionan en todo caso como introductores de segmentos informativos diferenciados.
17
En la conversación coloquial encontramos usos de estas partículas marcando subactos.
18
Ver Levinson (1983 [1987]: 283-284).
19
Este aspecto aparece estudiado con mayor detenimiento en la propuesta de Briz et al. (2003).
20
Una posible prueba, a modo de hipótesis del carácter conjuntivo de pero en este tipo de
construcciones es que el segmento introducido por pero en estas condiciones no es eliminable, mientras
que cuando pero no introduce restricción alguna, es decir, cuando no es conjunción sino conector
pragmático, sí se da la posibilidad de eliminación.
21
Lo dicho para las causales se puede extender a los otros tipos de subordinación. Ver Briz (2011) para
una explicación pormenorizada de las causales del enunciado y de la enunciación a partir del sistema de
unidades de Val.Es.Co. En este estudio Briz aduce una serie de pruebas que muestran que hay dos actos
en las causales de la enunciación.
22
Esto no quiere decir que sea la única diferencia entre ambas categorías, pero sí que coincide con las
tendencias observadas en Pons (1998).
23
En su aplicación al inglés, Crystal-Quirk (1964:49-50) señalan tres características fónicas frecuentes
de las pausas oralizadas: la articulación de una vocal neutra, una articulación nasal (alveolar o bilabial)
y una continuación glotal.
24
En efecto, este mismo criterio se ha utilizado también para marcar la frontera de las intervenciones,
pero no existe contradicción en este hecho; lo que marca la curva melódica es el final de la unidad, cuyo
rango se determinará en función del contexto conversacional.
25
Obsérvese que las formas melódicas básicas pueden desarrollar innumerables valores modales
contextuales, lo que representa una muestra más de la responsabilidad de los suprasegmentos en la
adecuada delimitación e interpretación de los actos (Hidalgo 1998, 2002a y 2002b).
26
Por lo demás, como se ha comentado anteriormente, la pausa no constituye un fenómeno limitado al
silencio; hay otros fenómenos relacionados con la no continuidad enunciativa propios del habla
espontánea. Deben tenerse en cuenta, incluso, factores psicolingüísticos. Además, el fenómeno pausal
no se comporta en la conversación exclusivamente como mecanismo demarcativo-segmentador de actos
en el nivel monológico, sino que desarrolla funciones más complejas de índole interactiva
(interrupciones, solapamientos, finales de turno, finales de tópico, etc.), relacionadas con el nivel
dialógico.
27
El grupo de entonación se define (Quilis et al. 1993:56-57) como “la porción de discurso comprendida
entre dos pausas, entre pausa e inflexión del fundamental, entre inflexión del fundamental y pausa, o
entre dos inflexiones del fundamental que configura una unidad sintáctica más o menos larga o
compleja (sintagma, cláusula, oración)”.
28
Por seguir con la comparación con las estructuras sintácticas, sería el mismo caso el de las adverbiales
propias y el de las adjetivas explicativas. Son subactos sustantivos subordinados, ya que suponen un
añadido informativo respecto de un eventual subacto sustantivo director. Otra cuestión es la de las
oraciones sustantivas y adjetivas especificativas, que no constituyen un aporte informativo diferente del
que está representado en un supuesto subacto sustantivo director: en el caso de las sustantivas el verbo
ejerce una rección informativa vinculada necesariamente a la oración sustantiva (así, en “él dijo que su
padre estaba enfermo”, “que su padre estaba enfermo” no es informativamente diferente de “dijo”, sino
que la información relevante es “dijo que estaba enfermo”. Análogo es el caso de las adjetivas
especificativas, si bien en este caso la rección informativa viene dada por el sustantivo antecedente del
relativo.
29
Ha de advertirse, en cualquier caso, que este apartado forma parte de un estudio en proceso, por lo que
el modelo que aquí proponemos debe ser implementado en investigaciones futuras.
30
Si consideramos que tienen sustancia informativa (contenido proposicional), y analizamos cuál de las
dos partes de un acto que contenga una topicalización es más importante, se deduce que los SSTop son
subactos subordinados: dependen de un núcleo que informativamente es más importante y
potencialmente podría sustituir al acto en su conjunto.
31
Levemente o, a veces, ostensiblemente, en función del énfasis realizado.
32
Cabe advertir que se trata de un estudio en proceso que debe ser ampliado, pero, en todo caso,
muchos marcadores del discurso (como bueno, ¿eh?, ¿sabes?...) transmiten, según el contexto concreto,
diferentes valores (textual, interpersonal o modalizador). En estos casos, su realización prosódica suele
contribuir de manera relevante a la función discursiva específica de estos elementos.
33
Llaman al timbre
34
I llama por teléfono.
Resumen
Los acercamientos actuales al análisis del discurso político sostienen la tradicional
estructura textual compuesta por ‘inicio, desarrollo y cierre’ (cf. Reisigl 2008). Cortés
(2011) complementa estas tres unidades con otras caracterizadas por criterios temáticos:
los inicios, los desarrollos y los cierres del discurso político están formados por
múltiples unidades que tratan ‘temas’ y ‘subtemas’. En el presente artículo nos
limitamos al estudio de las unidades que constituyen el desarrollo, entendiéndolas como
‘discursos’ (cf. Garrido 2011): unidades estructuradas y que constituyen estructuras
mediante ‘relaciones de coherencia’ (cf. Mann y Thompson 1988). Para estudiar la
organización del desarrollo, proponemos un análisis de las primeras oraciones de cada
uno de sus discursos. En estas oraciones, el texto se organiza mediante ‘relaciones de
coherencia indirectas’ que conectan discursos (cf. Duque 2014). Los resultados
muestran que estas relaciones dan forma a una organización mucho más compleja que la
sucesión temática lineal. La propuesta se ilustra con el análisis de un discurso del estado
de la región de Madrid.
Palabras clave: discurso político, estructura del discurso, estructura textual, relaciones
de coherencia
Abstract
Current approaches to the study of political speeches insist on the traditional textual
structure consisting of ‘introduction, body and conclusion’ (cf. Reisgl 2008). Cortés
(2011) complements this structure with thematic units, so that the introduction, the body
and the conclusion are made up of multiple ‘themes’ and ‘sub-themes’. This article
focuses on the units of the body of the speech, taking them as ‘discourse units’ (cf.
Garrido, 2011): structured units that build structures through ‘coherence relations’ (cf.
Mann y Thompson 1988). In order to describe the organization of the body of the
speech, we analyze the first sentences of its discourse units, where the text is organized
by means of ‘indirect coherent relations’ (cf. Duque 2014). Results show that these
relations shape a far more complex organization than the succession of themes. Our
approach is illustrated with the analysis of the 2006 State of the Madrid Region
Address.
Keywords: political speeches, discourse structure, textual structure, coherence relations
1. Introducción
En una reciente propuesta de organización del estudio del discurso oral, Cortés (2012a)
apunta que el análisis del ‘plano secuencial’ –la organización de textos completos– es el
que menos atención ha recibido por parte de los investigadores del discurso. Como
advierte el autor, el estudio de este plano en textos extensos revela la necesidad de
unidades intermedias, superiores al enunciado e inferiores al texto. El presente artículo
trata sobre estas unidades y sobre el modo en el que se organizan en el desarrollo del
discurso político.
Aunque desde hace tiempo se sabe que la organización del texto es jerárquica (cf. Hoey
1983), frecuentemente es descrita como una sucesión de unidades intermedias que
desarrollan temas o funciones textuales. En este artículo proponemos que algunas
teorías sobre las relaciones de coherencia pueden utilizarse para la descripción de
organizaciones más complejas que estas sucesiones o estructuras lineales. Por ejemplo,
la Teoría de la Estructura Retorica (Mann y Thompson 1988) describe simultáneamente
la jerarquía entre segmentos y los ‘efectos retóricos’ resultantes de la relación. Sin
embargo, estas teorías no se han desarrollado para el nivel de análisis de las
mencionadas unidades intermedias. Lo han hecho, principalmente, para el nivel inferior
que afecta a unidades como la cláusula o la oración. Una característica compartida por
los diferentes niveles es que la posición preferida de la señal de la relación es la
periferia izquierda de la segunda unidad (cf. Duque 2013 y 2014). Por ello, nuestro
análisis se concentra en las primeras oraciones de las unidades intermedias, donde
estudiamos las relaciones de coherencia que dan forma a la organización textual.
El próximo apartado presenta una breve panorámica de las unidades útiles para el
estudio del plano secuencial. En esta panorámica situamos las unidades que
utilizaremos en el análisis: los discursos (cf. Garrido 2011). El apartado 3 trata sobre las
relaciones de coherencia mediante las que se organizan dichas unidades y el apartado 4,
sobre las señales de estas relaciones. En particular, nos concentramos en las anáforas
que se sitúan en el margen izquierdo del discurso para construir relaciones de
coherencia con el discurso precedente. El apartado 5 aborda el tema de la organización
del discurso político y el apartado 6 el papel del vocativo en su estructuración textual.
Por último, el apartado 7 ilustra el enfoque expuesto en los apartados anteriores
mediante el análisis de la organización del desarrollo de un discurso sobre el estado de
la región de Madrid.
Los discursos –y también las unidades de Afantenos y otros– conceden un papel central
a las relaciones de coherencia. Los discursos son unidades estructuradas y que
constituyen estructuras mediante relaciones de coherencia. Según la propuesta de
Garrido (op. cit.), los discursos organizados constituyen textos y las oraciones
conectadas mediante relaciones de coherencia constituyen discursos. A los discursos les
corresponden las propiedades de la cohesión y la coherencia; al texto, la adecuación a
un género textual. Desde la concepción atomista del texto, los discursos se definen por
la cohesión y la coherencia conseguida mediante las relaciones entre oraciones. Desde
la concepción organicista, las relaciones entre discursos dan cuenta de la contribución
ilocutiva de cada unidad de discurso en el marco del texto.
Como se ha indicado, por un lado, desde el punto de vista ascendente, las unidades
intermedias pueden definirse por desarrollar temas (Cortés y Camacho op. cit.) o por
estar constituidas por oraciones que mantienen relaciones de coherencia (Garrido op.
cit.). Nosotros sostenemos que las dos caracterizaciones son compatibles. De hecho, los
elementos que mantienen relaciones léxicas o anafóricas interoracionales conservan el
tema discursivo y, a su vez, son un indicio de que las oraciones contraen relaciones de
coherencia entre sí (según aprecian Hobbs (1979), Marcu (2000), Wolf y Gibson (2006)
o Cornish (2009), entre otros). Las relaciones anafóricas interoracionales participan en
la construcción de cadenas correferenciales de elementos que mantienen relaciones
cercanas a la de identidad; las relaciones léxicas construyen redes de elementos que
establecen diferentes relaciones entre sí, las denominadas relaciones de asociación,
como las que mantienen las palabras ‘escuela’, ‘alumno’, ‘profesor’ y ‘enseñanza’. En
Duque (2013) comprobamos que el final de una cadena o red señala un límite entre dos
unidades de discurso. Por ello, las cadenas y redes permiten identificar los discursos sin
necesidad de atender a los detalles de su estructura interna: las relaciones de coherencia
que mantienen las oraciones que los constituyen.
Por otro lado, desde la perspectiva descendente u organicista, lo que interesa es la
estructura externa: las relaciones de coherencia que mantienen las unidades de discurso
para construir el texto. Como desarrollamos en Duque (2013) estas relaciones pueden
ser convencionales, implícitas y exigidas por el tipo de texto o explícitas y marcadas en
el margen izquierdo del discurso, en sus primeras oraciones. Esta posición de la
estructura interna del discurso parece estar especializada en la estructuración externa: en
la construcción de relaciones de coherencia con otras unidades de discurso.
3. Relaciones de coherencia
Las relaciones de coherencia son relaciones de significado que conectan dos segmentos
textuales. También son denominadas ‘relaciones retóricas’ (Mann y Thompson 1988 o
Asher y Lascarides 2003) o ‘relaciones clausales’ (Winter 1977 o Hoey 1983). Nosotros
preferimos el término ‘relación de coherencia’ al de ‘relación clausal’, ya que, como
admiten Winter y Hoey, estas relaciones también se dan entre unidades superiores a la
cláusula, unidades a las que dedicamos este artículo. Por otra parte, aunque partamos de
la Teoría de la Estructura Retórica (RST), preferimos el término ‘relación de
coherencia’ porque estas relaciones siempre tienen efectos en la coherencia textual, pero
no siempre tienen efectos retóricos. Dicho con otras palabras, todas las relaciones
participan en la consecución de la coherencia, pero no todas desempeñan un verdadero
papel retórico –en el sentido tradicional de realce de la efectividad de un texto–.
Hemos de tener presente que los diferentes acercamientos al estudio de las relaciones de
coherencia conducen a diferentes organizaciones textuales. La aplicación rigurosa de la
RST crea una estructura discursiva en forma de árbol, como la propuesta, desde
diferentes perspectivas, por Longacre (1983), Grosz y Sidner (1986), Polanyi (1996) o
Garrido (2013). Otras teorías sobre las relaciones de coherencia (cf. Wolf y Gibson
2006 o Renkema 2008) plantean estructuras de dependencias mucho más flexibles.
Nuestra posición a este respecto coincide con Hobbs (1985) o Asher y Lascarides (op.
cit), quienes parten de la estructura de árbol pero obvian una de sus restricciones, la que
impone un único padre para cada nodo.
Otro aspecto relevante para la organización textual asumido por todas las teorías sobre
las relaciones de coherencia consiste en que la unidad compleja resultante de una
relación entre dos segmentos puede, a su vez, construir relaciones con otros segmentos.
De este modo, todas las partes del texto quedan conectadas directa o indirectamente
entre sí. Por otra parte, la distinción entre relaciones hipotácticas y paratácticas también
repercute en la estructura textual. La RST denomina ‘relaciones multinucleares’ a las
relaciones paratácticas o coordinantes y ‘nucleares’ a las hipotácticas o subordinantes.
En estas relaciones, el ‘satélite’ (S) es el constituyente subordinado y el ‘núcleo’ (N), el
principal. En las relaciones multinucleares, como su nombre indica, todos los
constituyentes son núcleos.
Además de la estructura textual, las relaciones de coherencia también informan de la
contribución semántica del satélite respecto al núcleo. Unos autores, como Asher y
Lascarides (op. cit.) o Wolf y Gibson (op. cit.), presentan un listado cerrado de
relaciones; otros, como Renkema (op. cit.) o Mann y Thompson (op. cit.), plantean
inventarios de relaciones abiertos a nuevas incorporaciones. Garrido (2007) recoge los
diferentes repertorios y propone estrategias para organizar las relaciones. Nosotros solo
consideramos las relaciones poco controvertidas, las que son reconocidas por la mayor
parte de los repertorios, por ejemplo, aunque con diferentes matices y denominaciones,
las relaciones hipotácticas de elaboración y causa o las relaciones paratácticas de
contraste y lista. En la relación de elaboración, uno de los constituyentes amplía la
información proporcionada en el otro constituyente; en la de causa, un constituyente
expone la causa del efecto o resultado expuesto en el otro constituyente; en la de lista,
los constituyentes se conciben como las partes de un todo y en la de contraste, los
constituyentes son comparados. Los siguientes ejemplos, extraídos del corpus ‘Spanish
RST Treebank’ (da Cuhna et al. 2011), ilustran estas cuatro relaciones:
(1) Relación de elaboración: ‘[En nuestro país, la única base de datos pública
es el sistema argentino de informática jurídica, dependiente del ministerio de
justicia de la Nación.]N [Esta base de datos cuenta actualmente con más de
510.000 documentos.]S’
(2) Relación de causa: ‘[La nueva terminología ha sido indicadora del rápido
desarrollo (…) de cualquier campo que se encuentre en ebullición (…).]S [Por
consiguiente, toda disciplina que se encuentre de actualidad es bombardeada
con problemas de estandarización terminológica.]N’
(3) Relación de contraste: ‘[Afuera, las venden a 9 pesos.]N [Adentro, las
venden a 15 pesos.]N’
(4) Relación de lista: ‘[El primero recibió instrucción basada en el
procesamiento,]N [el segundo fue expuesto a la enseñanza orientada al output
significativo]N [y el tercero no recibió ningún tipo de instrucción.]N’
(7) [Miguel solo habló de sí mismo.] [Por esta razón, sus amigos se aburrieron
muchísimo.]
(8) [Miguel solo habló de sí mismo.] [Esto provocó muchísimo aburrimiento
entre sus amigos.]
Al igual que los marcadores de discurso, las anáforas de las relaciones indirectas se
sitúan en la posición temática inicial de la segunda unidad, la posición de ‘la conexión
en el discurso’ (cf. Garrido 1997: 179 y ss.). Frente a los marcadores, estas anáforas
admiten variación morfológica y siempre desempeñan una función sintáctica en la
oración que introducen; dos características vetadas para los marcadores de discurso (cf.
Portolés 1998: 25). Aunque en los ejemplos anteriores las relaciones de coherencia se
establecen entre dos oraciones adyacentes, la anáfora de la segunda unidad podría
recoger –y categorizar, en el caso de las anáforas léxicas– representaciones construidas
en grandes porciones de texto, en unidades de discurso completas.
Los procedimientos fóricos que tienen la propiedad de remitir y categorizar estas
representaciones complejas son las ‘anáforas difusas’ (Fernández Ramírez 1987),
‘resultado de una elaboración conceptual mediante la cual se interpreta una palabra o el
sentido del grupo de palabras ya pronunciadas’ (p. 115); las etiquetas discursivas (cf.
Francis 1994 y López Samaniego 2012); los encapsuladores anafóricos (cf. Conte 1996
y Borreguero 2006); las anáforas resumitivas (cf. Peña 2006) o las anáforas
conceptuales (cf. González Ruiz 2008 y Llamas 2010). Otras anáforas con alcance
discursivo, pero que carecen de la función categorizadora, son los denominados
deícticos discursivos o textuales (cf. Fillmore 1975; Lyons 1977 o Cifuentes 1989) que,
como advierte Rauh (1983), se fundamentan en un uso anafórico de expresiones
habitualmente deícticas.
Nos interesa especialmente que todas estas anáforas simplifican enormemente la
estructura textual, recogen la información de segmentos textuales precedentes para
continuar con la representación del discurso. En este sentido, ya Fernández Ramírez
(op. cit. p. 126) señala las ‘condiciones tectónicas’ de las anáforas difusas, que poseen
‘un carácter predominante de nexo’ y Borreguero (2006: 91) advierte que los
encapsuladores facilitan el ‘enlace entre dos bloques informativos del texto’. En
nuestros términos, el carácter de nexo o enlace se plasma en que estas anáforas
participan en la construcción de relaciones de coherencia indirectas entre dos unidades
de discurso, situándose en ‘puntos nodales de la jerarquía semántica del texto’ (Conte
1996: 6). Estos puntos nodales son los márgenes izquierdos de las unidades de discurso:
las primeras oraciones que las constituyen.
‘1 Inicio o apertura:
Presentar, delimitar y justificar el tema
Anticipar los puntos principales.
2 Desarrollo:
Exposición de los diferentes aspectos
3 Cierre o conclusión:
Sintetizar las ideas principales’
Desde el enfoque que desarrollamos en este artículo, definimos las unidades de discurso
por su organización externa e interna. Desde nuestro punto de vista, la contribución
ilocutivo-textual que define las unidades de inicio, desarrollo y cierre puede explicarse
en términos de las relaciones de coherencia que definen la organización externa de las
unidades de discurso. Por ejemplo, las unidades discursivas que abren el discurso
político normalmente mantienen relaciones de preparación, fondo o elaboración con el
desarrollo del discurso, y las unidades que lo cierran normalmente mantienen relaciones
de resumen, reformulación o evaluación con el desarrollo. Adicionalmente, como
advertimos en Duque (2013), el cierre del discurso político propone relaciones de tipo
causal con el desarrollo, de modo que el desarrollo presenta las causas o razones que
apoyan la ‘petición final’ (Cortés 2011: 40) incluida en el cierre. Aunque sin graves
consecuencias, nótese que la perspectiva es diferente: de una perspectiva sustantiva
basada en criterios ilocutivo-textuales que definen unidades o categorías, se pasa a una
perspectiva relacional basada en la conexión.
Sobre el desarrollo del discurso, Reisgl (op. cit.) señala que la tradicional división del
desarrollo en ‘narratio’ y ‘argumentatio’ parece haberse abandonado en la actualidad.
Cortés (op. cit), para el caso de los discursos sobre el estado de la nación, advierte dos
tipos de desarrollo: el lineal y el paralelo. El desarrollo lineal se caracteriza por un
‘continuum temático’. Por su parte, el desarrollo paralelo consta de dos bloques de
unidades: uno dedicado a los resultados de la acción del gobierno y otro dedicado a las
propuestas. Cada uno de estos bloques, a su vez, se compone de unidades que exponen
diferentes temas. Los temas propios de este tipo de discurso político son las
tradicionales políticas públicas: empleo, educación, infraestructuras, etcétera. Sea cual
sea la forma de ordenación –paralela o lineal–, el autor calcula que el desarrollo de los
discursos sobre el estado de la región representa entre el 85 y el 90 por ciento del texto
(ibíd., p. 14).
En términos de relaciones de coherencia, en Duque (2013) apuntamos que las unidades
del desarrollo del discurso político electoral se ordenan mediante relaciones causales y
de contraste. Las características semánticas de estas relaciones proyectan en la
estructura textual el carácter argumentativo y polémico que habitualmente se predica de
la comunicación política (cf. Fernández Lagunilla 1999). En el caso de este tipo de
discurso, en lugar de una sucesión temática lineal, encontramos una organización
jerarquizada e imbricada de las unidades que constituyen el desarrollo. Así, no solo el
inicio, desarrollo y cierre se organizan entre sí mediante relaciones de coherencia, sino
también las unidades que constituyen cada una de estas tres unidades. En el discurso
electoral analizado, estas relaciones entre discursos eran implícitas y exigidas por el tipo
de texto o explícitas y construidas en las periferias de las unidades de discurso.
Para ello, examinamos las primeras oraciones de las unidades detectadas, donde se
construyen las relaciones de coherencia entre las unidades de discurso. El apartado 7.1
presenta el corpus del análisis y el apartado 7.2 describe el lugar del desarrollo en el
texto: sus relaciones con las unidades del inicio y del cierre. Por último, el apartado 7.3
expone los detalles de la organización de las unidades que constituyen el desarrollo.
7.1. Corpus
La denominación oficial del debate sobre el estado de la región es ‘debate de
orientación política general del Gobierno de la Comunidad de Madrid’. El Reglamento
de la Asamblea de la Comunidad desarrolla en su título XVI los pormenores del debate.
El debate se celebra anualmente entre los meses de septiembre y diciembre,
exceptuando los años electorales. Por ello, el que nos ocupa, el debate del año 2006, es
el último de la VII legislatura (2003-2007). El reglamento no contempla detalles sobre
el contenido del debate más allá de lo indicado en su denominación. Abre el debate el
discurso del presidente de la Comunidad, el texto que analizamos. Después de este
discurso, que no tiene límite de duración establecido, comienzan las exposiciones de los
portavoces de todos los grupos parlamentarios. Tras ellos, el presidente tiene turno de
respuesta y el portavoz de réplica. Se da por concluida la exposición de cada portavoz
con el turno de dúplica del presidente. El discurso del presidente es el más extenso e
importante, el que promueve la dinámica explicada. El discurso de la presidenta del año
2006 consta de 13.901 palabras y 335 oraciones. Puede encontrarse en el Diario de
Sesiones de la Asamblea de Madrid (número 758 de la VII legislatura).
El desarrollo del discurso sigue el modelo lineal descrito para los discursos sobre el
estado de la nación: se exponen conjuntamente balance y propuestas. Como muestra la
figura 1, el desarrollo del discurso avanza por el cambio en los temas tratados. En
primer lugar, se habla de economía y empleo; a continuación, de la política fiscal y
presupuestaria y después, de justicia y seguridad ciudadana. El desarrollo del discurso
prosigue con la introducción de otros diez temas. Como veremos en el próximo
apartado, las unidades que exponen los trece temas del desarrollo mantienen entre sí
relaciones de coherencia que complican el mencionado modelo lineal.
Por último, el cierre del discurso mantiene una relación causal con el desarrollo. Las
acciones del Gobierno en los diferentes temas políticos se establecen como causas o
razones que apoyan las conclusiones propuestas en el cierre. La primera conclusión de
la argumentación es que el balance de la acción del Gobierno es un éxito. La segunda
conclusión es la petición del voto. Así, los detalles de las actuaciones del Gobierno en
cada uno de los temas tratados en el desarrollo se proponen como razones que justifican,
por un lado, la valoración del balance como un éxito, y por otro, la petición del voto en
la próxima convocatoria electoral, cuestión que recoge la última oración del discurso
que reproducimos a continuación. En adelante, los ejemplos muestran numeradas entre
paréntesis las oraciones ortográficas del discurso analizado.
(334) Eso es lo que hacemos desde hace tres años y es lo que haremos en los
próximos cuatro años si los madrileños nos dan su confianza. (335) Muchas
gracias.
7.3. Organización del desarrollo
El desarrollo del discurso sigue un modelo lineal, en tanto que se presentan
conjuntamente los balances y propuestas de trece temas diferentes. Sin embargo, si
atendemos a los márgenes izquierdos de los trece discursos, descubrimos una estructura
mucho más compleja que la sucesión de unidades. Esta estructura compleja se
caracteriza por las relaciones causales y las relaciones de lista y elaboración. Las
primeras reflejan el carácter argumentativo del texto y las segundas, su carácter
expositivo y analítico. La figura 2 ilustra las unidades y las relaciones de coherencia que
organizan el desarrollo del discurso.
causa
causa causa
causa elaboración
lista
D1 lista D4
lista lista
D1 lista D4
Crecimiento Políticas
económico D2 D3 sociales
y del empleo Estabilidad ambiciosas
Política fiscal y
institucional:
presupuestaria
Justicia y
equilibrada
seguridad
Como muestran las oraciones 89-93, el cuarto discurso avanza detallando las diferentes
áreas de lo que la oradora categoriza como políticas sociales: la sanidad, la educación,
los servicios sociales, las infraestructuras, la vivienda y el medio ambiente. Cada uno de
estos temas remite a las unidades discursivas sucesivas donde son desarrollados. Así,
entre el discurso que nos ocupa y los siguientes se establece una relación de
elaboración. A su vez, las unidades que desarrollan cada uno de los temas de las
políticas sociales mantienen entre sí una relación multinuclear de lista, cada unidad se
establece como una parte de un todo.
(89) Durante estos tres años hemos dedicado siempre tres de cada cuatro
euros del presupuesto de la Comunidad de Madrid a financiar lo que llamamos
La relación causal se entiende en el sentido amplio que incluye otras como las de
‘finalidad’ u ‘objetivo’ y ‘medio’ o ‘método’. De hecho, en la primera oración de este
discurso la relación causal es, en rigor, una relación de medio. En este tipo de
relaciones, el medio o método puede entenderse como la causa del resultado, el fin o el
objetivo. Abajo se presenta el esquema de construcción de la relación indirecta de causa
que conecta D2 y D3 con D4.
Relación de causa entre D1 y D13
Para X es imprescindible Y.
X: resultado; Y: causa
X: Madrid siga creciendo y creando empleo → D1
Y: infraestructuras → D13
Como hemos presentado e ilustra la figura 2, mediante esta relación de causa, la última
unidad de discurso del desarrollo remite a la primera. Con esta habitual estrategia de
cierre, concluye el desarrollo del discurso.
8. Conclusiones
Como plantea Cortés (2011), el desarrollo del discurso político está compuesto por
múltiples unidades que pueden delimitarse por criterios temáticos. Vistas como
discursos (Garrido 2011), estas unidades mantienen entre sí relaciones jerárquicas y de
significado que dan forma a una estructura textual más detallada y compleja que la
sucesión temática lineal.
En Duque (2013) mostramos que el discurso político electoral se organiza mediante
relaciones hipotácticas de causa y paratácticas de contraste y deducimos que estas
relaciones proyectan en la estructura textual el carácter argumentativo y polémico de la
comunicación política (cf. Fernández Lagunilla 1999). Por el contrario, en el discurso
sobre el estado de la región que analizamos en el presente artículo, descubrimos que las
unidades del desarrollo del discurso se organizan mediante relaciones hipotácticas de
causa y paratácticas de lista. La ausencia de relaciones de contraste sugiere que este tipo
de discurso político es menos polémico que el discurso electoral; las relaciones de lista
revelan el carácter analítico de los discursos sobre el estado de la región y las relaciones
de causa insisten en el carácter argumentativo compartido por los diferentes tipos de
texto de la comunicación política.
Además de construir estructuras, los discursos son unidades estructuradas. En nuestro
análisis, comprobamos cómo una posición de su estructura interna, el margen izquierdo,
está especializada en la estructuración externa: en la construcción de relaciones entre
discursos. Esta es la posición preferida de los vocativos, que confirman su función en la
organización del discurso político (cf. Cortés 2012b). En términos de relaciones de
coherencia, los vocativos señalan por defecto una relación multinuclear de lista entre las
unidades de discurso que inician. Sin embargo, a lo largo del análisis comprobamos
cómo, con frecuencia, estas relaciones lineales se transforman en otras más informativas
–como las relaciones de causa–, que también se señalan en el margen izquierdo, en las
primeras oraciones del discurso.
Frente a las relaciones entre cláusulas y oraciones, habitualmente construidas mediante
marcadores, en nuestro análisis, las relaciones entre discursos son ‘relaciones de
coherencia indirectas’ (Duque 2014), construidas gracias a la interacción de anáforas y
catáforas en las primeras oraciones del discurso. De este modo, estas oraciones se
confirman como ‘puntos nodales de la jerarquía semántica del texto’ (Conte 1996: 6).
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Resumen
La búsqueda de unidades intermedias en la construcción del discurso comienza con las
oraciones consideradas como unidades de discurso elementales, que se integran en las
unidades de discurso complejas en una estructura de constituyentes construida por
agregación o integración recursivas de las unidades inferiores en las superiores. Los
textos multimodales contienen representaciones de imágenes que proporcionan
información empleada en el proceso de construcción del discurso. Se desarrolla un
enfoque configuracional de la estructura de constituyentes del discurso, en el cual se
incluyen las relaciones discursivas del enfoque cartográfico consideradas como
relaciones subordinantes y coordinantes que configuran la estructura de constituyentes
del discurso. Los textos son estructuras de datos que empaquetan los discursos en
modos determinados adaptados a los procesos de transmisión que tienen lugar en
comunidades de prácticas que siguen diversas tradiciones de textualización. La
interacción entre la estructura del texto, superior y observable, y las del discurso,
inferiores y encubiertas, se muestra en una viñeta y una columna de comentario político.
Abstract
The search for intermediate units in discourse construction starts with sentences taken as
elementary discourse units, assuming a constituent structure of complex discourse units
built by recursive aggregation or integration of lower units into higher ones. Multimodal
texts include image representations that provide information used in the discourse
construction process. A configurational approach to discourse constituent structure is
developed, where discourse relations resulting from a cartographic approach are
considered as subordinating or coordinating relations in the configurational discourse
constituent structure. Texts are data structures that package discourses in specific ways
adapted to the transmission processes that take place within communities of practices
following diverse textualization traditions. The interplay between text structure, which
is top-down and overt, and discourse structures, which are bottom-up and covert, is
shown in a political cartoon and in a newspaper column.
1. Introducción
En la búsqueda de unidades mayores de organización del discurso (Cortés 2012a),
partimos de dos unidades, el texto y la oración. Desde el texto, se trata de definir
unidades menores de organización; desde la oración, buscamos unidades mayores. Se
plantean dos preguntas. La primera es si coincidirán los resultados del análisis
descendente con los del análisis ascendente, es decir, desde el texto hacia la oración,
con los del análisis inverso, desde la oración hasta el texto. La segunda pregunta es en
realidad la primera que hay que resolver: ¿son el texto y la oración las unidades
apropiadas de las que partir?
Frente a quienes consideran el texto como una entidad fuera de la lengua, más bien
perteneciente a la cultura, partimos aquí de que el texto es una organización de datos
lingüísticos, adecuada a la transmisión que tiene lugar como parte de una determinada
acción social en una cierta comunidad de prácticas. Como tal organización de datos
lingüísticos es, por tanto, un objeto lingüístico. Su estructura es similar a la de otros textos
que cumplen la misma o parecida función dentro de una comunidad de prácticas, es decir,
cada texto pertenece a un tipo de texto o género, que es una estructura de datos observable
y disponible y mantenida en las mentes de los miembros de esa comunidad. A lo largo del
tiempo y en la realidad del uso los hablantes utilizan la estructura de datos según procesos
de aplicación a cada caso concreto que llamamos tradiciones de textualización o
tradiciones discursivas (Garrido 2013a, Girón y Sáez 2014). Los hablantes mantienen la
tradición textual, es decir, la conservan o la modifican al usarla, como, por otra parte,
hacen con todas las demás unidades o estructuras de datos de la lengua.
De esta manera se propone un marco amplio para abordar el cambio lingüístico, en su
interacción entre gramaticalización y tradiciones de textualización. La transmisión y su
adecuación funcional a la actividad social en que se encuadra nos permite explicar
unidades menores como son la intervención en la conversación y el párrafo en la
mayoría de los géneros de comunicación escrita. Conviene tener en cuenta que la
comunicación escrita no es enteramente artificial, sino que el invento de transmisión
que es la escritura consiste en modificar ciertos componentes que son lingüísticos, es
decir naturales (a diferencia del enfoque presentado en Moreno Cabrera 2013). Hay algo
diferente de las partes componentes de una conversación o un artículo: del mismo modo
que en una conversación podemos decir algo en dos intervenciones o en una sola, según,
por ejemplo, que nos interrumpan o no, en un artículo podemos repartir lo que ya hemos
escrito. Ese algo diferente es este reparto de las oraciones en una o dos intervenciones o
en uno o dos párrafos; en ambos casos el reparto puede requerir alguna modificación,
para adaptar lo dicho o lo escrito a una o a dos subunidades textuales. Esto indica que
hay otra unidad de la cual podemos no darnos cuenta pero que usamos: un segmento
estructurado de oraciones que tiene una función retórica o un mismo tema, o ambas
cosas. Es una unidad encubierta (Whorf 1938, 144), que no forma parte de la estructura
del texto sino que se acomoda a ella, a las intervenciones o los párrafos, con mayor o
menor éxito. Para llegar a esta unidad tenemos que ir de abajo arriba en el análisis, es
decir, comenzarlo desde la oración, mientras que al analizar la estructura del texto
vamos de arriba abajo: en una conversación encontramos los turnos e intervenciones, en
un artículo los apartados o párrafos, etc.
De esta manera se propone un marco amplio para abordar el cambio lingüístico, en su
interacción entre gramaticalización y tradiciones de textualización. La transmisión y su
adecuación funcional a la actividad social en que se encuadra nos permite explicar
unidades menores como son la intervención en la conversación y el párrafo en la
mayoría de los géneros de comunicación escrita. Conviene tener en cuenta que la
comunicación escrita no es enteramente artificial, sino que el invento de transmisión
que es la escritura consiste en modificar ciertos componentes que son lingüísticos. Hay
algo diferente de las partes componentes de una conversación o un artículo: del mismo
modo que en una conversación podemos decir algo en dos intervenciones o en una sola,
según, por ejemplo, que nos interrumpan o no, en un artículo podemos repartir lo que ya
hemos escrito en uno o dos párrafos. Ese algo diferente es este reparto de las oraciones
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J. Garrido. Unidades intermedias en la construcción del discurso
en una o dos intervenciones o en uno o dos párrafos; en ambos casos el reparto puede
requerir alguna modificación, para adaptar lo dicho o lo escrito a una o a dos
subunidades textuales. Esto indica que hay otra unidad de la cual podemos no darnos
cuenta pero que usamos: un segmento estructurado de oraciones que tiene una función
retórica o un mismo tema, o ambas cosas. Es una unidad encubierta (Whorf 1938, 144),
que no forma parte de la estructura del texto sino que se acomoda a ella, a las
intervenciones o los párrafos, con mayor o menor éxito. Para llegar a esta unidad
tenemos que ir de abajo arriba en el análisis, es decir, comenzarlo desde la oración.
Se suele distinguir entre la oración y su uso, denominado enunciado o acto. El punto de
partida aquí es que cada oración está construida para su uso concreto, ya sea como
oración única de un texto (un cartel como ‘Pase sin llamar’ en la puerta, cerrada, de una
oficina) o como oración unida a otras precedentes y siguientes. La propia estructura
interna de la oración, con elementos periféricos inicial, mediales o final, muestra que
cada oración está hecha para encajar con las otras y, en última instancia, en la
organización de datos lingüísticos que llamamos texto. Si procedemos desde abajo hacia
arriba, las oraciones al unirse constituyen unidades complejas, siendo cada oración,
enunciado o acto una unidad elemental o simple en este proceso de construcción. Estos
segmentos estructurados, con su correspondiente representación semántica, se pueden
denominar unidades de discurso, elementales o complejas (Afantenos y otros 2012), o
simplemente discursos. La propuesta presentada aquí consiste en que las unidades de
discurso tienen, como cualquier otra unidad lingüística, una estructura sintáctica de
constituyentes y una representación semántica de las relaciones que las organizan. Esta
última parte de la propuesta es ya tradicional en ciertos análisis de relaciones de
coherencia o de relaciones retóricas (Mann y Thompson 1988, Asher y Lascarides
2003), como son la relación entre dos oraciones de resultado (causa y efecto), de
narración (secuencia temporal) y de ampliación (descripción de detalles en la segunda
oración acerca del tema de la primera). Las relaciones son recursivas, en el sentido de
que una unidad de discurso compleja puede estar compuesta por sucesivas unidades de
discurso, es decir, por segmentos estructurados de oraciones relacionadas entre sí.
La primera parte de la propuesta acerca de las unidades de discurso tiene una
consecuencia fundamental acerca de la unidad de la gramática. Es la hipótesis de la
estructura de constituyentes del discurso. Consiste en proponer que las unidades de
discurso tienen una estructura de constituyentes análoga a la de la oración (Garrido
2013b). Esta estructura permite organizar los discursos jerárquicamente, mediante
coordinación y subordinación similares a las la de la oración o, como veremos, de
agregación o integración (Garrido 2013a). Y esta estructura jerárquica discursiva es la
que encaja, finalmente (pero también inicialmente, desde que comienza el proceso de
construcción), en la organización que proporciona el texto como perteneciente a un
género, es decir, por ejemplo, en sus intervenciones si es una conversación o en sus
párrafos si es un escrito.
El análisis de estructura de constituyentes en la construcción del discurso utiliza como
instrumento fundamental el concepto de marco (Fillmore 1985, Fillmore y otros 2005),
que corresponde semánticamente al concepto sintáctico de tema de discurso (Hidalgo
Downing 2003, Fernández Lorences 2010, Smith 2003): dentro de una unidad compleja
de discurso, que representa un determinado marco, se mantiene el tema de discurso. Una
unidad de discurso está integrada en otra superior cuando el marco que representa forma
parte de la unidad superior; y una unidad de discurso está coordinada con otra cuando
sus marcos se integran en uno superior. Estos marcos, además de los de naturaleza
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J. Garrido. Unidades intermedias en la construcción del discurso
Para dar ese paso, es necesario identificar, es decir, categorizar, los colores respectivos.
¿Cómo ocurre esto? Si buscamos ‘Cataluña abismo’ en la red, obtenemos 442.000
resultados en 0,37 segundos (naturalmente, no todos válidos); el primero es un artículo
del mismo periódico de la viñeta (pero de cuatro meses de diferencia en la fecha)
titulado “Derechos al abismo”, con la entradilla “La independencia catalana sería una
catástrofe para España y para Cataluña”. Si buscamos ‘España abismo’, el cuarto
resultado da un artículo de prensa reciente, titulado “España ante el abismo”, con el
pasaje “Es España la que está ante el abismo”. Nótese en ambos casos los
procedimientos de intensificación: el adjetivo ‘derechos’, yendo al abismo sin rodeo,
directos, en uno; construcción de foco sobre ‘España’, en el otro (frente a la
construcción sin foco de ‘España está ante el abismo’). Hay más de 5 millones de
resultados, obtenidos en 0,27 segundos (de nuevo, no todos válidos); pero tienen que ver
con otros abismos, de delitos de propiedad intelectual, de insolvencia bancaria del país,
deportivos, además del asunto anterior; no ante un abismo físico por el que caerse.
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En otros términos, ‘abismo’ es una palabra que lleva a quien lea la prensa a pensar en un
peligro inminente de catástrofe, sea económica, deportiva o política; y si está
relacionada con Cataluña y España, con el peligro inminente de una catástrofe, como
hemos visto en el resultado citado: su autor advierte de la reducción del veinte por
ciento del producto interior bruto español, aparte de “consecuencias catastróficas para la
misma Cataluña” (de nuevo, con una construcción de intensificación, ‘la misma
Cataluña’, es decir, incluso para Cataluña).
Se suele afirmar que el análisis gramatical se queda donde empieza el pragmático, que
requiere de las circunstancias de la enunciación y del conocimiento enciclopédico, no
lingüístico o acerca de la lengua, que usan los hablantes. En otras palabras, las oraciones
de (1) requieren del contexto para convertirse en enunciados o actos, es decir, para tener
una interpretación obtenida a partir del contexto. Es cierto, pero para analizar el proceso
lingüísticamente conviene invertir los términos. Lo que se quiere decir se reparte
(Benveniste 1969, 64) entre lo que se dice y lo que se obliga a entender. Si no se
entiende, se sabe que no se entiende, como en (1). Y lo que se dice requiere añadir cierta
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J. Garrido. Unidades intermedias en la construcción del discurso
información, necesaria, que llamamos contextual, y que resulta accesible desde lo dicho;
aquí está en la viñeta.
En términos de análisis lingüístico basado en el uso (Bybee 2010), es decir, aquí, en la
construcción del discurso, la entrada léxica de ‘abismo’ tiene dos argumentos: el
primero representa la situación que se califica de riesgo inminente y grave de catástrofe
(con la correspondiente relación léxica con ‘catástrofe’); el segundo argumento
representa la entidad o entidades que corren ese riesgo. Y el conocimiento
enciclopédico que hace accesible esta entrada léxica es que Cataluña y España son
ejemplos prototípicos de entidad que corre el riesgo inminente; en otros términos,
‘abismo’ está relacionado léxicamente con ‘Cataluña’ y ‘España’. Esta última relación
léxica sí es algo perteneciente a la lengua, aunque sea transitoriamente. De nuevo
aparece el lugar que tiene la variación en el uso del léxico. Esta relación puede fijarse,
como entre ‘España’ e ‘invertebrada’, que tiene ya casi un siglo de existencia (con cierta
productividad, como en el título de un libro reciente, “Euskadi invertebrada”), o puede
desaparecer con el tiempo. Al mismo tiempo, una construcción prototípica de ‘abismo’
consta de la preposición ‘ante’ y el artículo ‘el’, como en ‘España ante el abismo’, que
representa la localización de la entidad inmediatamente junto al abismo (y esta es otra
relación léxica de ‘abismo’, con ‘borde’) aunque también hay construcciones que
expresan el movimiento hacia la catástrofe, como en ‘Derechos al abismo’. La entrada
léxica de ‘abismo’, por tanto, reúne toda esta información. En la figura 2, el peligro
inminente está representado por la tierra o rocas que empiezan a desprenderse, como
cuando un héroe de película empieza a perder pie cuando se resquebraja el borde al que
se asoma. La entrada léxica informal y parcial de ‘abismo’ aparece representada en (3).
(3) ‘abismo’
precipicio de gran profundidad
‘x’ está en la situación ‘y’
‘y’ es un riesgo inminente y grave de catástrofe para la entidad ‘x’
‘ir al abismo’
‘estar ante el abismo’
‘y’: situación política, económica, deportiva
si ‘x’ es ‘Cataluña’ y, posiblemente, ‘España’; entonces ‘y’ es situación
política
Lo que originariamente sería una metáfora produce por coacción o coerción (Garrido
2013d) el encaje de entidades abstractas como Cataluña, España y el proceso político de
independencia en el marco léxico originariamente concreto de un corte en el terreno,
destacando la información del riesgo físico de caer en el precipicio. De ese modo, la
entrada léxica de ‘abismo’ comprende, además de la descripción abreviada como
“precipicio de gran profundidad”, la de “riesgo inminente y grave” de (3). Los lectores
que no disponen en su entrada léxica de los datos acerca de España y Cataluña como
relacionados con ‘abismo’, los obtienen en el proceso de encajar todos los datos, imagen
y palabra, del texto: tienen que inferir que de las entidades presentes, el abismo y los
dos interlocutores, el abismo es el riesgo de catástrofe política y los interlocutores son
España y Cataluña. Infieren la premisa implícita y necesaria para entender, en un
proceso de abducción o, en términos retóricos, en un entimema, donde hay una premisa
supuesta necesaria para la conclusión.
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Así pues, para integrar dibujo y palabras en la viñeta de la figura 1 tenemos que partir
de ‘abismo’, que nos pide, como riesgo de catástrofe inminente, la aclaración de qué
entidad está corriendo el riesgo, sea económico, político o deportivo, como hemos visto.
Es más, si se trata de un texto periodístico de comentario político, como es la viñeta del
autor en cuestión, algo que saben bien quienes son lectores habituales, la palabra
‘abismo’ remite a Cataluña y España en este ámbito, para esta comunidad de prácticas,
compuesta por autores, editores y lectores de textos periodísticos de comentario político.
Leer la palabra ‘abismo’ y ver los colores de las banderas de Cataluña y España lleva a
rellenar la información acerca de los participantes según la entrada léxica anterior: los
dos individuos, con banderas española y catalana, se encuentran ante un abismo. En (1a)
la pregunta es acerca del abismo ante el que están los dos individuos. Encajaría en un
discurso previo, al que se une mediante la ‘y’ inicial, que al mismo tiempo introduce
otra cosa más, es decir, un nuevo tema: el abismo. Se pregunta por la relación entre el
objeto presente y los interlocutores, en ‘¿Y este abismo?, como se podría hacer con ‘¿Y
este libro?’ o ‘Y esta casa?’ ante objetos que cumplieran la correspondiente descripción
pero suscitaran curiosidad a diferencia de los demás objetos.
De este modo, el marco en que se inserta la representación de (1a) es un conjunto de
datos acerca de la actual situación política de Cataluña y España. Es el individuo de
bandera catalana quien pregunta (1a); le responde el de bandera española en (1b), ‘Lo
cavamos entre tú y yo’, forzando un verbo, ‘cavar’, a tener como objeto directo ‘el
abismo’, mediante la anáfora pronominal de ‘lo’ en ‘lo cavamos’. Así, lo que es abismo
no es zanja, como sería esperable ya que lo que se define como ‘zanja’ tiene las
dimensiones y es artificial como para ser creado cavando. El abismo es el peligro
inminente, pero sigue siendo una hendidura en el paisaje, como sería una zanja. El
resultado de la coacción es que ‘cavar’ pierde el requisito de que su objeto sea de
propiedades como ‘zanja’ y puede ser algo que es como una zanja pero de enormes
dimensiones y que en lugar de ser resultado natural es algo creado por seres humanos.
La unidad léxica ‘abismo’ encaja en el marco de ‘cavar’, y el conjunto pierde las
propiedades que diferencian ‘abismo’ y palabras de objetos que se pueden cavar, como
‘zanja’. Al mismo tiempo, entra en ese marco léxico porque tiene semejanza, que es el
requisito de la coacción que se produce en la metáfora. Aunque ‘abismo’ ha pasado a
ser el peligro del precipicio, y ya no el precipicio mismo, sigue teniendo el parecido con
‘zanja’ suficiente para que se produzca el proceso de la coacción metafórica, en que
‘abismo’ pasa a ser algo que pueden crear los humanos cavando.
En (1b) aparecen explícitos los pronombres ‘tu’ y ‘yo’, unidos además en la
construcción habitual con la conjunción, ‘tú y yo’. Están introducidos por la preposición
‘entre’, ‘entre tú y yo’. De esta manera se atribuye explícitamente la causalidad a los
interlocutores: aparecen representados como agentes colaborativos e inseparables de la
acción de crear el abismo cavando. Además, a la cierta sorpresa del interlocutor de
bandera catalana ante el abismo reacciona el interlocutor de bandera española
explicitando que le está proporcionando una información que el primero ya tenía: ‘¿no
te acuerdas?’.
Como se trata en la viñeta de este autor en este periódico de un género de comentario
político, los individuos son las propias entidades políticas: Cataluña se sorprende del
riesgo de la situación y España le recuerda que la han causado entre los dos. La
representación de ‘abismo’ en (1) tiene en sus variables los datos de España y Cataluña,
en el argumento ‘x’, y la información de que la catástrofe que se avecina es política, en
el argumento ‘y’ de (3). El marco mental en donde se integra toda esta información es el
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Para llegar a la unidad de discurso compleja de (4) hemos construido desde abajo,
hemos conectado (1a) con (1b) añadiendo la información de los colores de las banderas,
a partir de la entrada léxica de ‘abismo’ en (1a), llegando a la representación de (2), en
que los colores son las banderas en la manga y en la camiseta. Al construir la
representación del discurso de (4), es decir, de (1a) construido con (1b) y con los datos
de la viñeta, también hemos construido desde arriba, desde el género de la viñeta de
comentario político, de modo que (1a) encaje con (1b) y se entienda como tal chiste de
comentario político. Hemos construido de forma ascendente y descendente a la vez.
Si utilizamos el criterio de los constituyentes incluidos unos dentro de otros, el par de
pregunta-respuesta (1a) y (1b) se incluye dentro de la representación de la figura 1, es
decir: la representación de la imagen con sus palabras dentro forma el todo que, por su
configuración, tiene ya la naturaleza de texto: hemos llegado al texto desde el discurso.
Al estructurar los constituyentes, tenemos un constituyente superior que es la imagen
con sus palabras. El siguiente constituyente podría ser un texto en sí mismo, ya que es
un diálogo, pero aquí es una parte del texto más amplio (como en el capítulo de una
novela el diálogo es un subcomponente de cada capítulo). A su vez, ese constituyente
tiene las dos oraciones, oración primera y oración segunda, de las cuales la principal es,
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como en todo par respuesta, la segunda. Es interesante señalar lo que se oculta por
obvio: la construcción de interrogativa y declarativa (a su vez interrogativa eco) tiene al
mismo tiempo la estructura de intervenciones en un diálogo, desde arriba, desde el texto
hacia abajo; y el diálogo a su vez tiene con la imagen la estructura textual de la viñeta.
Pero, al mismo tiempo, las dos oraciones se integran con la imagen, según hemos visto
en (4), ya que su representación se conecta con la de la propia imagen.
Desde abajo, el proceso de construcción está claro: es incremental, vamos añadiendo y
modificando además lo anterior, como hemos visto. Pero también ocurre desde arriba: la
estructura de componentes de la viñeta como texto, en general, es como en la figura 3,
en que las “(palabras, palabras)” pueden aparecer además de la “i-ma-gen”.
El autor reparte su idea entre la imagen y las palabras de una o dos intervenciones
(también hay viñetas de este autor sin palabras). En otros tipos de textos, la información
que se quiere transmitir se distribuye entre, por ejemplo, capítulos de una novela. A la
inversa, la imagen se integra en el cuadrado en blanco que es el tipo de texto en cuestión,
situado en el periódico; y las oraciones, si las hay, se colocan en los lugares, que
permiten atribuirlas al personaje o, si son más de uno, a cada personaje mediante una
línea. La estructura del tipo de texto en el caso de la viñeta del autor en cuestión es, por
tanto, la de una imagen enmarcada, que integra una intervención verbal o varias del
participante o participantes en la acción o estado descrita en la imagen.
Desde abajo, si consideramos la representación de los diferentes componentes, es decir,
de la imagen y de las oraciones de la viñeta anterior, simbolizadas por I, 1 y 2, la
estructura de constituyentes del discurso es la de la figura 4.
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(1) Independencia es una palabra muy cálida que enciende el corazón de los
jóvenes.
(2) Más o menos eso dice John Wayne sentado con las piernas extendidas en lo
alto de la muralla del fuerte del Álamo mientras fuma un cigarro ante una
puesta de sol que dora su frente.
(3) Una vez pronunciada esa palabra fervientemente por la multitud ya es muy
difícil detenerse.
Cuando leemos (3) comprendemos que (2) tiene información que se integra en (1),
mientras que el conjunto de (1) y (2) se integra en (3). En otros términos, estamos
hablando de lo que ocurre cuando la multitud pronuncia la palabra ‘independencia’, y
antes hemos dispuesto de información sobre las propiedades de esa palabra en (1) y
sobre el hecho en (2) de que el personaje de película representado por el famoso actor
John Wayne dice eso que aparece en (1).
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Figura 5. Constituyentes en 1 a 3
La representación de las siguientes oraciones (4) y (5) se integra en la de (3) y por tanto
en su constituyente complejo 3’, dando lugar a 3’’ en la figura 6.
Figura 6. Constituyentes en 1 a 5
Efectivamente, si en (3) se hubiera mantenido el tema de John Wayne, hubiera sido (2)
el núcleo del constituyente; pero en (3) se recupera el tema de (1) mediante la anáfora
léxica ‘esa palabra’ (o anáfora conceptual, encapsulador o etiqueta discursiva; véase
Borreguero 2006, Francis 1994, González Ruiz 2010, Llamas 2010 y López Samaniego
2011) y se mantiene como tema de discurso en (4) y (5). Se sigue hablando de lo que
pasa con la palabra ‘independencia’, y la información de (5) se integra en la de (4), el no
tener propietario.
Las siguientes oraciones tratan un nuevo tema de discurso, la pasión amorosa,
introducido en (6).
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Fig. 7. Constituyentes en 1 a 7
Figura 8. Constituyentes en 8 a 10
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Figura 9. Constituyentes en 11 a 16
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En (22) se explica, como en (10), lo que se formula en (23): tener un estado y pasar de
‘nacionalistas’ de hoy a ‘nacionales’ como los de la guerra civil.
Las dos últimas son la inversa de las primeras.
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4. Conclusión
La distinción entre una unidad superior, el texto, estructurado de arriba abajo en partes
según tradiciones de textualización dinámicas y diversas, y el discurso, estructurado de
abajo arriba en constituyentes mediante relaciones de agregación o integración, permite
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Luis Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011].
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 117-141
Resumen
La idea de que cualquier tipo de discurso forma un continuo desde el punto de vista de
su segmentación hemos querido ejemplificarla a partir de la intervención inicial de
Rodríguez Zapatero en el debate en torno al estado de la nación, celebrado en 2011. El
entramado de las unidades, tanto del plano secuencial como enunciativo, que forma
nuestro modelo permite la integración de unas en otras. Así, en las secuencias, unidades
superiores, (inicio, desarrollo y cierre) se integrarán otras también pertenecientes al
plano secuencial, las subsecuencias (temas, subtemas y asuntos). Todas ellas, además,
estarán divididas en unidades de procesamiento, pertenecientes ya al plano enunciativo,
cuya unidad principal es el enunciado con sus actos y subactos. La consideración del
tema con una acepción distinta de la tradicional, que sería nuestro asunto, resulta
importante para el conjunto de la tipología. Intentaremos mostrar, por tanto, el citado
entramado formado por las unidades y su recursividad.
Abstract
The idea that any type of discourse forms a continuum from the point of view of its
segmentation will be illustrated with Zapatero’s 2011 State of the Nation opening
speech. The network, both at the sequential and the enunciative level, which our model
proposes, allows their integration. Thus, in sequences, superior units (opening,
development and closing units) will integrate others which belong to the sequential
level, the substrings (themes, sub-themes and topics). In addition, all of them will be
divided into processing units, belonging to the enunciative level, whose main unit is the
statement with its acts and sub-acts. Our consideration of the theme, with a meaning
different from the traditional one, which would be our topic, is important for the
typology as a whole. We will try to show, therefore, the above-mentioned network
formed by these units and their recursiveness.
1.
Cuestiones
generales
En Cortés y Camacho (2005) hablamos de unidades en procesamiento (enunciados,
actos y subactos); los principios entonces expuestos seguimos considerándolos
íntegramente en este trabajo. Sin embargo, nuestro interés por el análisis de discursos
amplios (discursos presidenciales, por ejemplo) nos hizo ver la insuficiencia de tales
unidades2. Es verdad que en la tradición discursiva de los géneros alocutivos se ha
hablado de unidades mayores, pero también es cierto el escaso interés y, por tanto,
desarrollo que su estudio ha tenido en el acercamiento al discurso en general y al oral en
particular. Ello nos ha llevado a contemplar, para nuestro análisis, junto a las unidades
que se hallan en procesamiento, dentro del titulado plano enunciativo, el enunciado,
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Para estudiar el entramado de estas unidades de segmentación nos vamos a valer del
discurso del presidente Rodríguez Zapatero con el que se inicia el debate en torno al
estado de la nación (en adelante DEN), en 20113. El discurso duró sesenta y seis minutos
y quince segundos; en él se emitieron 9000 palabras, lo que dio una media de 136.05
vocablos por minuto; dicha media es muy superior al del resto de los discursos
pronunciados por el expresidente socialista en sus diferentes intervenciones en estos
discursos iniciales de los DEN, bien como presidente (2005, 2006, 2007, 2009, 2010 y
2011) bien como líder de la oposición (2001, 2002 y 2003). Esta media se acerca a las
de Aznar (137.53) y Rajoy (137.57). En general, podemos decir que Rodríguez Zapatero
habla de forma más pausada que los dos líderes populares, si bien sus pausas no son tan
prolongadas, lo que aminora considerablemente la diferencia.
En general, cuanto mejor sea la cohesión entre las unidades de un discurso mayor será
su capacidad para ser comprendido así como para captar la atención de los oyentes. Tal
vez, el emitido por Rodríguez Zapatero en 2011 sea uno de los discursos que mejor
cohesione, por ejemplo, sus diferentes temas. Y esto se debe al repetido empleo de
correferencias retrospectivas, que funcionan como indicadores de cambio temático. Por
el contrario, en el mismo discurso, la cohesión entre enunciados a partir de marcadores
discursivo-textuales es tan limitada como en la mayoría de discursos políticos. Por
ejemplo, no es frecuente entre nuestros políticos –y, en esto se incluye el discurso
analizado– el uso de marcadores discursivo-textuales de progresión temática y relación
lineal articuladora, ya sean continuativos: de tematización (respecto a, por lo que afecta
a, en cuanto a...); aditivos (así las cosas, dicho esto, efectivamente…); o rearticuladores
(volviendo al tema de, decíamos anteriormente que…); igualmente podríamos indicar
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L. Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011]
2.1. Subactos que forman parte de los actos: las conjunciones coordinantes y
subordinantes
Vamos a partir de estos dos fragmentos:
Los dos son actos y ambos constan de dos unidades integradas, que son los subactos,
separados por / , y cuyas conjunciones son y y si, lo que provoca que las relaciones entre
ellos, en uno y en otro caso, sean diferentes. Tales conjunciones determinan las
propiedades formales de los subactos que introducen, al igual que el modo y el tiempo
verbal; esto no ocurrirá con los marcadores discursivo-textuales, que introducen actos o
enunciados. Por esta y otras razones, a las que luego volveremos, podemos observar que
los cuatro subactos son unidades menores que, aun perteneciendo al ámbito discursivo,
dada su integración no gozan de consumación pragma-discursiva; además, dichos
subactos, que tienen alguna relación con lo que Chafe (1980) denomina unidad de idea
(en concreto, respecto al ‘envase’ en que se expresan esas ideas), al ser relativos en sus
microinformaciones textuales e interactivas, son fragmentos que únicamente adquieren
su sentido pragmadiscursivo dentro de su acto (Cortés y Camacho 2005: 113).
Se podría decir, en consecuencia, que el subacto es una unidad que solo se diferencia de
unidades lingüísticas, como las cláusulas de la gramática tradicional o los sintagmas, en
este último punto interactivo, ya que, como vimos, lo textual en lo referente a foricidad,
rematización y tematización, puede estar perfectamente idealizado y
descontextualizado. Es más, se relacionan exactamente igual que los actos o enunciados,
desde el punto de vista textual; esto quiere decir que entre ellos se pueden establecer
relaciones lineales (coordinantes) [1a] o jerárquicas (subordinantes) [2a].
El hecho de que los llamemos “actos” o “subactos” depende de la relación entre los
componentes y de la complejidad discursiva. En realidad la noción nuclear es la de acto.
Es frecuente que muchos subactos, que en otros contextos tendrían entidad de acto,
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adquieran su condición primera al aparecer formando parte de una unidad superior (el
acto):
3a) Por eso no es extraño que según el último barómetro del CIS, el ochenta y
cuatro por ciento de los españoles crean que la situación económica española es
mala o muy mala, casi cuatro puntos más que hace un año. [Rodríguez
Zapatero, 2011]
Pero hay otras posibilidades combinatorias tal y como vimos para los actos en Cortés y
Camacho (2005: 125-129) al hablar de las unidades derivadas y referirnos al macroacto;
esta unidad, derivada del acto, se da cuando dos o más de estos cumplen conjuntamente
una función (nuclear, marginal o lineal) con respecto a otro acto del enunciado.
Pensamos que igual que existe esta combinatoria funcional de actos, ocurre con la
combinatoria funcional de microactos, lo que nos va a llevar a hablar de una nueva
unidad discursiva, derivada de una de procesamiento, el subacto, y a la que vamos a
nominar macrosubacto. Veamos este ejemplo:
Se establecen dos tipos de relación: la primera, entre el núcleo del acto, el subacto 1º,
que se inicia con por otra parte, y el margen, formado a su vez por dos subactos; la
relación es jerárquico-nuclear con el resto del acto, que cumplirá la de jeráquico-
marginal; ahora bien, en este último espacio, entre los dos subactos que lo forman se
establece una relación lineal (que pierden … y siguen debiendo…), relación que es
mayor al crearse entre ellos un bloque funcional con respecto al acto nuclear. Será en
casos como estos cuando digamos que los dos subactos que forman parte de la misma
función crean una unidad que no es de procesamiento sino resultado de servir como
combinatoria; la titularemos macrosubacto. En el siguiente fragmento, a modo de
ejemplo, se constituye una relación lineal entre un macrosubacto y un subacto lineal y
ha actualizado la oferta; ahora bien, en el macrosubacto, a su vez, se instaura una nueva
relación, esta vez no lineal sino jerárquica entre un núcleo y su margen:
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L. Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011]
jerárquico- marginal): hasta superar los 180 millones de euros / (microacto lineal):
y ha actualizado la oferta formativa y la información disponible //
Las tres unidades de nuestro ejemplo, por otra parte, terminan con una entonación
determinada que depende del tipo de idea que se manifiesta y del tipo de juicio en que
van integradas; en general, será de elevación, si va en posición inicial de un acto
discursivo, o descendente si aparece en posición final. Por último, tales unidades van
separadas por pausas, aunque breves. No obstante, ni la presencia de estos rasgos son
suficientes para que podamos hablar de subacto, ni la ausencia de ellos nos impedirá en
otros casos, mínimos, hacerlo, ya que la cuestión capital es su manera de asociarse y de
componer la urdimbre jerárquico-textual. Es muy posible, además, que la interpretación
pragmática hubiera sido otra bien distinta si el primer acto fuera un enunciado, y cada
subacto un acto: en ese momento adquirirían peso intersubjetivo y habría que modificar
su interpretación pragmática.
A los enlaces que establecen las conexiones entre los subactos, y que en los casos vistos
son y, si, hasta o que, los designaremos conjunciones, coordinantes y subordinantes.
2.2. Actos que forman parte de los enunciados: marcadores textuales o conectores
discursivos
Nuestro concepto de acto continúa siendo el expuesto en Cortés y Camacho (2005: 97-
112). Vamos a partir del siguiente ejemplo:
Los fragmentos separados mediante // son actos, unidades menos integradas y con
mayor autonomía comunicativa. El enunciado (6a, 6b) consta, por tanto, de cinco actos
entre los que se instituye una relación lineal; los dos últimos se componen, a su vez, de
dos subactos, cuya relación, en ambos casos, es jerárquica: uno funciona como núcleo y
otro como margen. Pero todos estos actos podrían haber sido unidades de comunicación
completas en otros contextos, o sea, enunciados, pues los cinco tienen la posibilidad
comunicativa de haber aparecido solos:
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7b) Enunciado 1.- (acto 1º: lineal): Me referiré así en primer lugar, al diagnós-
tico sobre el estado actual de la economía española // (acto 2º: lineal con
respecto al acto 1º y 5º y jerárquico- nuclear con respecto a la reformulación en
actos 3º y 4º): [subacto 1: lineal]: posteriormente, me ocuparé del triple eje de
la acción del Gobierno para combatir la crisis / [subacto 2: lineal]: paliar sus
consecuencias / [subacto 3 lineal]: e impulsar la recuperación del crecimiento y
del empleo // macroacto: formado por actos 3º y 4º: función de ambos
jeráquico-marginal con respecto a acto 2º (acto 3º: jerárquico-nuclear con
respecto a acto 4º): es decir (acto 4º: jerárquicomarginal con respecto a 3º ) //y
por seguir con la terminología característica de este debate // (sigue acto 3º):
[subacto 4: lineal]: del estado de las reformas / [subacto 5: lineal]: del proceso
de consolidación fiscal / [subacto 6: lineal]: y de las medidas para preservar la
cohesión social // (acto 5º: lineal) [subacto 7: jerárquico-nuclear]: por último,
dirigiré a la Cámara unas consideraciones sobre la capacidad de nuestra
democracia para afrontar el desafío colectivo / [subacto 8: jerárquico
marginal]: que la definitiva superación de la crisis comporta ///
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L. Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011]
MACROACTO
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L. Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011]
El tema, tema de urgencia motivado por la muerte por esas fechas de soldados en
Afganistán, consta de dos enunciados, que son unidades de compleción, o sea
incompatibles con la sensación por parte del oyente de que falta algo por decir; en
ambos, lo que resulta indudable es la sensación de totalidad conclusa o provisionalmente
conclusa que siente el emisor y que transmite al receptor: el enunciado siempre nos dará,
tal y como hemos señalado, esa sensación de unidad cerrada, resuelta. Por ello, en Cortés y
Camacho (2005: 84) lo caracterizábamos así:
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3.1.
Subsecuencias
que
se
integran
en
las
secuencias:
los
temas
3.1.1. La subsecuencia es una parte del discurso que consta, generalmente, de varios
temas que tienen algún aspecto en común, y es este el que permite la relación entre
ellos. Su unidad esencial es el tema, cuyas subunidades son el subtema y el asunto. La
diferencia entre el citado tema y sus subunidades no vendrá dada por la información
nueva, que existirá en todas ellas, sino que este, tal y como lo interpretamos en el
análisis de nuestro entramado, exige tanto autonomía de su contenido con respecto a lo
anterior y posterior, como la inexistencia de relaciones ‘conectivas’, implícitas o
explícitas entre uno y otro. Volvamos a parte de lo ya visto en 8b.
Por tanto, el tema es una unidad discursiva de significado que acoge fragmentos de
comunicación según unidades de contenido común y autónomo con respecto al resto;
esto hace que en cualquiera de ellos se puedan integrar diferentes subunidades con
nueva información y relacionadas entre sí por homogeneidad temática. Por ejemplo, en
los discursos políticos analizados la información que abarca girará en torno a cuestiones
como la sanidad, educación, vivienda, economía, asuntos de urgencia, etc. Que esa idea
se exprese de una forma simple o compleja, breve o amplia estará solo relacionado con
la importancia concedida por el orador. La unidad temática nuestra podría equivaler a lo
que Combettes (1988) a la hora de estudiar tema y rema tituló hipertema.
Partiendo de una idea muy extendida, aunque muy diferente a la aquí defendida, de
caracterización del tema, Hidalgo Downing (2003) indicó las dos principales nociones
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3.1.2. Nuestra acepción del término tema como una unidad sin relación con lo
precedente, se distancia bastante de la más extendida en la bibliografía; esta suele
coincidir con lo que nosotros designamos asunto, subunidad inferior al tema y subtema.
Volvamos una vez más al subtema 8b, 8b’:
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atentados que en muy pocos días han sufrido en Afganistán las Fuerzas
Armadas españolas [subacto 2] [acto 1].
[ASUNTO 2] Como consecuencia de ellos [subacto 3] han perdido la vida el
sargento Manuel Argudin Perrino y la soldado Niyireth Pineda Marín [subacto
4] [acto 2]. [ASUNTO 3]También han resultado gravemente heridos el teniente
Agustín Gras Báez y los soldados Jennifer García López, Abián Quevedo
Santana, Ibrahim Maanan Ismael, Ruben Velázquez Herrera, Jhony Alirio
Herrera Trejos y Roi Villa Souto, y el intérprete civil Menan Latifi Ashjari
[acto 3]. [ENUNCIADO 1].
SUBTEMA 2. [ASUNTO 4] Que la mención de sus nombres sea muestra del
homenaje a su memoria, de la solidaridad con sus familias y del recuerdo a
todos los que, miembros de los Ejércitos, de la Guardia Civil, de la Policía
Nacional, de la Administración y de distintas organizaciones sociales [subacto
5], contribuyen a la paz y seguridad mundial [subacto 6] [acto 4] y al auxilio de
poblaciones maltratadas por la guerra, la violencia o el ansia de libertad [acto
5] [ENUNCIADO2].
El subtema 1 abarcará tres asuntos: el profundo pesar, la muerte del sargento, con una
dependencia consecutiva y el de los heridos graves, relacionado con el anterior
mediante un marcador textual continuativo (también). Todos, repetimos, serán asuntos
que, como tales, aportarán información nueva; dada su dependencia, constituirán parte
del citado subtema 1, el cual, a su vez, tiene una relación de significado con el subtema
2, formado por un solo asunto, y ambos se integrarán en una unidad mayor,
independiente con respecto a lo precedente y siguiente, que será el tema. Tal hecho hace
que este aparezca separado del resto del discurso por amplias pausas, así como que sus
inicios puedan estar marcados por mecanismos diversos. Por ejemplo, en una narración
esos indicadores de cambio de tema podrán ser los nombres de nuevos personajes, con
frecuencia precedidos de circunstancias de tiempo, espacio, etc.; en la conversación
serán expresiones metacomunicativas, preguntas como ¿sabes lo que ha pasado?),
marcadores interactivos del tipo oye, mira, etc., o esa forma suave de cambio (frente a la
ruptura) y que Hobbs nominó cambio progresivo de tema [topic drift]. En el discurso
político, los indicadores temáticos serán diferentes: vocativos, marcadores de punto de
vista, preguntas retóricas, ordenadores secuenciales, correferencias retrospectivas,
incluso, lo que no es infrecuente, el nombre del tema mismo. Frente a otras categorías
más cerradas, esta de los indicadores de cambio de tema es abierta y abarca diferentes
unidades léxicas, expresiones metadiscursivas, interrogaciones, psudomarcadores, etc.
(Cortés e Hidalgo Downing, en prensa).
3.1.3. Decíamos que la recursividad del discurso permite segmentar desde las unidades
superiores a las inferiores. A modo de ejemplo: la secuencia desarrollo del discurso de
Zapatero se inicia con una subsecuencia, que es la tercera del discurso y que se dedica a
los indicadores de la situación económica; esta consta de tres temas. Paralelamente a
esa segmentación, en la mayoría de casos, los temas y, en número menor, los subtemas
y los asuntos, tienen su propia estructura interna. Así, un buen número de temas se
configurarán en tres partes: una presentación, una segunda parte que mostrará las
razones que justifican tal opinión y una tercera en la que se mostrará bien la
constatación del hecho o las consecuencias de la acción. Así, de los tres temas de que
consta la subsecuencia aludida, el primero está dedicado a Datos generales y en él
podemos ver cómo se presentan los elementos de esta estructura interna. Más abajo, en
el mismo cuadro, también ofrecemos su segmentación. Cfr. cuadro nº 3:
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Es posible también, aunque menos frecuente, que la tercera parte de la estructura interna
trate de la actitud (previsiones o medidas) del Gobierno ante el hecho relatado en la
presentación del tema. Es lo que acontece en el tema 2, dedicado a nuestra capacidad
exportadora, de la misma subsecuencia 3. Cfr. cuadro nº 4:
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
Aspectos de la
2011 Afganistán Economía
crisis económica
En el texto, podemos ver el fragmento que ocupa la referida secuencia inicio, que con
482 palabras abarca algo más del cinco por ciento del tiempo total empleado en la
intervención. El tema de urgencia (Cortés, 2013) en este caso consta de tres subtemas, si
bien estos no coinciden con las tres partes de su estructura interna. Cfr. cuadro nº 5:
SUBTEMA 1. [Asunto 1] Señor presidente, señoras y señores diputados [subacto 1], quiero mostrar el profundo pesar del
Gobierno por los dos atentados que en muy pocos días han sufrido en Afganistán las Fuerzas Armadas españolas [subacto
2] [acto 1]. [Asunto 2] Como consecuencia de ellos [subacto 3] han perdido la vida el sargento Manuel Argudin Perrino y
la soldado Niyireth Pineda Marín [subacto 4] [acto 2]. [Asunto 3] También han resultado gravemente heridos el teniente
Agustín Gras Báez y los soldados Jennifer García López, Abián Quevedo Santana, Ibrahim Maanan Ismael, Ruben
Velázquez Herrera, Jhony Alirio Herrera Trejos y Roi Villa Souto, y el intérprete civil Menan Latifi Ashjari [acto 3].
[ENUNCIADO 1].
RAZONES
QUE
SOSTIENEN
TAL
OPINIÓN
SUBTEMA 2. [Asunto 4] Que la mención de sus nombres sea muestra del homenaje a su memoria, de la solidaridad con sus
familias y del recuerdo a todos los que, miembros de los Ejércitos, de la Guardia Civil, de la Policía Nacional, de la Admi-
nistración y de distintas organizaciones sociales [subacto 5], contribuyen a la paz y seguridad mundial [subacto 6] [acto 4]
y al auxilio de poblaciones maltratadas por la guerra, la violencia o el ansia de libertad [acto 5] [ENUNCIADO2].
CONSTATACIÓN DEL HECHO O CONSECUENCIAS
SUBTEMA 3. [Asunto 5] Afganistán es hoy el más expresivo ejemplo de la necesidad de intervención de la comunidad
internacional en escenarios convulsos[subacto 7] donde se ha perdido el valor de la vida [subacto 8] y donde se desconoce
el sentido mismo de los derechos humanos [subacto 9] [acto 6]. [Asunto 6] Es también el que más esfuerzos exige
[subacto 10], el que más sufrimiento causa [subacto 11], el más violento [subacto 12], el más desolador [subacto 13] [acto
7]. [Asunto 7] Pero también la comunidad internacional está conociendo experiencias esperanzadoras [acto 8], así ocurre
en el Mediterráneo sur y también en el Medio Oriente [subacto 14], donde la libertad se abre caminos inesperados a los
que España, como hizo desde su primera manifestación, prestará toda la ayuda que sus pueblos soliciten [subacto 15] [acto
9] [enunciado3].
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PARTES 2011
Vocativos S
IDEALES
REALIDAD X
FUTURO X
HALAGOS X
OTROS Respeto
TEMAS
Agradec. G
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[c] De ahí que mi actitud siempre que he subido a hacer un debate sobre el
estado de la Nación haya sido de respeto.
de respeto, en primer lugar, a los ciudadanos, a quienes nos debemos;
de respeto a esta institución, a la Cámara que encarna la soberanía
popular;
de respeto
a todos los grupos y
a sus señorías.
4. Conclusiones
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Notas
1
Este trabajo forma parte de proyecto FFI2012-31699, “Los debates sobre el estado de la nación (1983-
2011). Análisis pragmalingüístico”, concedido por el Ministerio de Economía y Competitividad de
España.
2
Mi agradecimiento a María Matilde Camacho por su atenta lectura y sus consejos.
3
En esta dirección del Diario de sesiones de las Cortes Generales (28/06/2011) puede verse el discurso
íntegro: http://www.congreso.es/public_oficiales/L9/CONG/DS/PL/PL_256.PDF.
4
Tanto los enunciados, unidades máximas de procesamiento, como, en mucho casos, los actos nucleares
y lineales van introducidos por indicadores de punto de vista (opinión, voluntad, actitud evaluativa del
hablante, etc.). En el enunciado que comentamos, la actitud evaluativa que pretende el presidente se repite
en cada uno de los actos lineales (1º,2º y 5º) pero no en los otros dos.
5
Al enunciado, a pesar de lo aludido acerca de las pausas, suelen acompañar características prosódicas y
paralingüísticas; su identificación formal principal viene dada por los componentes entonativos (en los que
son fundamentales el lugar y la extensión de las pausas); como ha señalado Hazaël-Massieux (1995: 24),
dicha identificación formal de las unidades de enunciación vendrá determinada por los diferentes tipos de
pausas; en general, los hablantes empleamos unas pausas que tienen una cierta longitud (más de 170-180
centésimas de segundo) que contrastan con otras más breves, más frecuentes (de 40 à 80 centésimas de
segundo). Si se examina con atención las características formales de las secuencias lingüísticas que separan
estas pausas largas, podremos observar que las curvas de las secuencias inmediatamente colocadas ante las
pausas son muy diferentes de aquellas del resto del discurso. Dichas curvas, a las que Hazaël-Massieux
denomina "courbe conclusive", determinan la separación formal del enunciado, unidad entre dos curvas
conclusivas, y los que nosotros llamamos actos (sus proposiciones), cuyas pausas son más cortas.
6
Esta unidad puede ser oración, secuencia, etc. En este sentido, recordemos que en Reinhart (1982) se
habla de tres niveles en que cabe interpretar dicho tema: “topic can be said to be: (a) the global topic or
discourse topic, that is, the topic of a book, an article, a speech etc.; (b) the topic of a paragraph or
sequence; and (c) the local topic of a sentence, with regard to that of previous sentences”.
7
En las segmentaciones consideraremos como unidades el tema, subtema y asunto (plano secuencial) y el
enunciado, acto y subacto (plano enunciativo).
8
Para el concepto y funcionamiento de las serie enumerativa, véase Cortés, ed. (2008).
9
Hablamos de correferencia retrospectiva cuando el orador relaciona mediante su mención unos temas ya
terminados con los que se van a iniciar. Por ejemplo, el inicio del tema nuevo, el del empleo, lo anuncia
precedido del tema que acaba de finalizar: los indicadores económicos:
Tras este repaso a los indicadores, la situación del empleo. De acuerdo con la última encuesta
de población activa […]
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Catalina Fuentes. Los límites del enunciado.
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 143-167
Resumen
El objetivo de este trabajo es definir la unidad mínima de comunicación, el enunciado, y
describir sus límites. Para ello revisamos los criterios de determinación de esta unidad e
incluimos la presencia del enunciador como clave discriminadora para ciertas
situaciones que se mueven en la frontera: los parentéticos, las estructuras suspendidas o
la colaboración discursiva.
Abstract
The aim of this paper is to define the minimum unit of communication, the sentence,
and to describe its boundaries. I revise its distinctive characteristics and propose the
activity of the speaker as the key to determine which segments constitute one statement.
This is crucial in cases such as parentheticals, “suspended” sentences, or dialogic
cooperation.
1. Introducción
Hablar de unidades lingüísticas en el plano discursivo es una tarea compleja en la que
no hay unanimidad, pero que es fundamental en el momento actual. El presente artículo
se centra en el enunciadoi como unidad mínima de comunicación (Fuentes Rodríguez
2013a, 13). Metodológicamente nos situamos en una gramática que supera los límites
de la oración y que parte de la realización discursiva (perspectiva pragmática, tal como
expusimos en Fuentes Rodríguez 2000). Como ya hemos dicho en otros lugares
(Fuentes Rodríguez 2012, 2013a, 2013b), consideramos que la "macrosintaxis",
tomando el término de Blanche-Benveniste (2002, 2003) y Berrendonner (2002, 2003),
debe ser unida a la microsintaxis, o sintaxis oracional, cuya rentabilidad nadie discute.
Frente a los que consideran que estudiar las unidades superiores en su realización
implica automáticamente hablar de actos, defendemos que debajo de esas emisiones
concretas, de esos actos de habla, hay una estructura sintáctica, que es la queremos
describir. No admitir una sintaxis de las unidades superiores implicaría pensar que no
hay sistema debajo de nuestras realizaciones. La diferencia está en que la sintaxis de las
unidades superiores es algo más compleja y alberga huecos funcionales propios que
deben ser incorporados a la estructura. Hablamos de ello en 2005, 2007 y últimamente
en 2012. Otros autores también han formulado propuestas. Véanse programas como el
de Dik (1997), la gramática discursivo-funcional (Mackenzie- Gómez González 2004,
Hengeveld-Mackenzie 2008, 2011) y los estudios de Rodríguez Ramalle (2009, 2011),
Garrido (2010, 2011) o Cortés (2012), sobre la delimitación de unidades. Kaltenböck-
Heine-Kuteva (2011), por su parte, proponen separar la "sentence grammar" de lo que
llaman "thetical grammar", aunque su objetivo no es tanto la segmentación de las
unidades, sino más bien proponer un modelo que dé cabida a todos los elementos que
expresan la subjetividad del hablante. El grupo Val.Es.Co., por su parte, se centra en lo
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dialógico y parte del acto, tal como vimos en su propuesta de unidades en 2003, y
posteriormente en otros trabajos recientes (Briz 2007, Briz-Estellés 2010).
Oración Texto
Sintagma Secuencia
Palabra o lexía Párrafo o Periodo
Morfema Intercambio
Sema- fonema Intervención
Enunciado
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C. Fuentes. Los límites del enunciado
hacerlo. Según Gutiérrez Ordóñez (2013,e.p.) las propiedades externas del enunciado
son:
a) Carácter predicativo o comunicativo.
b) Ausencia de relaciones sintagmáticas exteriores.
c) Completud semántica.
Y añade: "En realidad, lo que proporciona al enunciado lingüístico estas propiedades
(carácter comunicativo, autonomía y completud semántica) es la existencia de una
modalidad (asertiva, interrogativa, exclamativa, desiderativa, apelativa) que lo envuelve
y lo cierra. Todo enunciado lingüístico consta de dos partes: el signo enunciativo (cuyo
significado es la modalidad) y el esquema sintagmático (definido generalmente por la
naturaleza de su núcleo)" (Gutiérrez Ordóñez 2013,e.p., 3). Este puede realizar
diferentes actos de habla, y constituiría lo que este autor llama "enunciado pragmático".
Por nuestra parte, sostenemos que el enunciado como realización mínima de un acto de
habla:
a) Es un segmento completo según el hablante y así lo manifiesta su entonación.
b) Tiene unos márgenes establecidos, generalmente marcados por la curva
entonativa y las pausas o junturas.
c) Realiza un acto de habla, tiene fuerza ilocutiva, expresada en la modalidad.
d) Constituye un acto de enunciación, por tanto lo dicho puede ser "referido" por
el verbo de habla o verbo enunciativo (Fuentes Rodríguez 1987a, Gutiérrez
Ordóñez 2011) subyacente a toda comunicación. Este “verbo enunciativo”
expresa la intención comunicativa del hablante, quien en la teoría de la
enunciación se concreta en dos roles: el locutor, que es el que emite físicamente
el enunciado, el aludido por las marcas de primera persona, y el enunciador
(coincidente o no con él) que es el que asume la responsabilidad de lo dicho, del
acto de habla realizadoiv (cfr. Ducrot 1984, Fuentes Rodríguez 1996, 2000).
Estas dos figuras, como expusimos en 2004, pueden no coincidir, produciendo
situaciones muy diversas. En nuestro caso pensamos que hablar de unidad
enunciado es asumir la presencia de un solo enunciador. Más de un enunciador
implica pensar en la existencia de más de un enunciado. Este rasgo actúa, pues,
como discriminador. Y es lo que queremos discutir aquí.
2.3. El enunciado, mínima unidad discursiva, puede estar constituido por una o varias
oraciones, o segmentos menores. En su estructura alberga un núcleo proposicional y una
serie de márgenes o periferia, que tanto en la parte derecha como izquierda (precediendo
o siguiendo al núcleo) establecen modificaciones que actúan como enmarcadores,
estableciendo las coordenadas enunciativas, y situando el contenido proposicional en
relación con la macroestructura (Dik 1997, Blanche Benveniste 2002, 2003, Fuentes
Rodríguez 2012v). Aquí aparecen todas las marcas de la intervención del hablantevi:
expresión de la actitud subjetiva (modalidad), la organización de su propio acto
metadiscursivo (enunciación), o la organización informativa y argumentativa del texto,
que orientará la interpretación del receptor. Sería la organización de la supuesta "thetical
grammar" que buscan Kaltenböck-Heine-Kuteva (2011). Podemos verlo en el siguiente
esquema, adaptado del que presentamos en Fuentes Rodríguez (2012,87):
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¿Qué forma adoptan estos márgenes? Desde elementos especializados en cumplir esta
función (1,2), operadores (Fuentes Rodríguez 2003, 2009) que constituyen paradigmas
bien definidos en la lengua, a construcciones sintácticas libres como sintagmas (3) u
oraciones (4,5).
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C. Fuentes. Los límites del enunciado
(6) Creemos que hay una buena planificación, si quieren, con una magnífica
ley —mejorable, pero magnífica ley— en Andalucía, con nuestros matices; con
una directiva marco de agua, con una ley estatal que nos permitía hacer
muchas, muchas cosas por el recurso agua en nuestra tierra. (DSPA 112, 10,
VIII Leg., Sr. Castro Román)ix
Con mejorable, pero magnífica ley el hablante introduce una salvedad a lo dicho por él
mismo. El hablante se desdobla en dos enunciadores (Fuentes Rodríguez 1998), el
segundo de los cuales corrige y objeta a lo dicho por el primero, introduciendo un
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Que lo haré reorienta las inferencias que el receptor pudiera desarrollar a partir del
primer segmento emitido (antes de entrar a detallar y a justificar esta afirmación), es
decir, "no voy a hacerlo", hacia un anuncio claro de la intención expresa de realizarlo.
De este modo, introduce una información añadida que viene a romper las expectativas
que lo dicho pudiera generar en el interlocutor. El hablante controla, pues, la recepción
del mensaje. Es una prueba más de la actividad formulativa.
En el siguiente caso encontramos intercalada una advertencia: que no se nos olvide. Su
estructura es claramente la de un enunciado diferente con una modalidad distinta: el
enunciado matriz o base es aseverativo, transmite una información, en el que intercala el
hablante un mensaje directivo hacia el receptor, que, al mismo tiempo, focaliza la
información. Es una advertencia incluida en una expresión, y siempre supone la
presencia de dos enunciadores:
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En todos estos casos se trata de enunciados completos, porque la curva entonativa nos
incluye una cadencia (o semicadencia) y la conciencia del hablante de haber terminado
dicho mensaje. Son presentados por el hablante como autónomos y suficientes
semántica y sintácticamente. Incluso se juega con la mezcla de modalidades. Lo
interesante de ello es que aparece como obra de otro enunciador (un desdoble del
hablante) y cubren una función macroestructural o metadiscursiva: el hablante muestra
con estos comentarios su actitud, introduce un argumento que apoya o reorienta la
argumentación, discrepa, aclara, explica o añade datos.
Se nos revela, por una parte, la función tan importante que las informaciones
macroestructurales tienen para el hablante, porque contextualizan, sitúan el mensaje,
hasta el punto de que este recurre a enunciados completos si estas indicaciones no han
sido formalizadas en complementos integrados en el enunciado o mediante operadores,
que son las formas codificadas para ello. Pero, por otra parte, nos revela un componente
fundamental en la descripción de la unidad que nos ocupa. La completud del enunciado,
sus límites, vienen condicionados también por otro factor: la presencia de un solo
enunciador. Si el hablante se desdobla en dos, se generan dos enunciados.
En (9) podemos ver la diferente función que cumplen los segmentos presentados entre
guiones: olé... es obra de otro enunciador que comenta la información presentada
anteriormente, mostrando una molestia. Compárese esta completud con el otro
segmento que en el último ejemplo aparece entre guiones (como le digo, señoría), que
no termina en cadencia, y es claramente un complemento enunciativo con cierta función
cohesiva. Está supeditado a marcar una circunstancia del enunciado.
Su estructura sería: Enunciado 1, con una marca enunciativa (como le digo, señoría), e
intercalado en él otro enunciado 2. Dos enunciadores y dos modalidades.
Esta misma realidad es la que justifica que Gutiérrez Ordóñez (2013,e.p.) utilice el
recurso al verbo enunciativo como una prueba de la unidad del enunciado. Pero también
nos plantea otra cuestión: en el discurso referido, cuya estructura varía según los
autores, ¿cuál es la relación entre margen y cita? ¿Hay un solo enunciado o dos?
Parte de la solución la tenemos ya, puesto que la indicación marginal suele aparecer en
ocasiones como parentético:
En (10a) hay dos enunciados con un solo locutor, cada uno con un enunciador distinto.
Uno de ellos parentético. En el discurso indirecto, sin embargo, hay un solo enunciador
(10b): la persona referida. Tenemos un solo enunciado, con un locutor y un enunciador
que no coinciden:
(10b) El autor afirmó que es una novela misteriosa que capta inmediatamente
la atención del lector.
En otras ocasiones la diferencia de enunciadores afecta a solo una parte del enunciado:
(11) El autor concedió una rueda de prensa en la Casa del Pueblo y definió el
libro como "una novela misteriosa que capta inmediatamente la atención del
lector".
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También se utilizan para introducir una información metadiscursiva que aclara cómo
debe entenderse lo dicho.
Podemos concluir, pues, que existen enunciados que interrumpen a otros. Son los
parentéticos. Pertenecen a otro enunciador, en el que se desdobla el hablante. Cubren
funciones macroestructurales que permiten asegurar el correcto procesamiento de la
información por parte del receptor (Fuentes Rodríguez 1998, 1999):
- Enunciativo-metadiscursiva: expresión de una reformulación o una marca
enunciativa
- Informativa-argumentiva: añadir un argumento relevante (se acerca a la
digresión)
- Modal: un comentario o una indicación emotiva del hablante.
Estas estructuras son consideradas enunciados porque:
- tienen una curva entonativa completa. El hablante los emite como un acto
cerrado
- un contenido y una actitud del hablante (modalidad)
- muestran un acto de habla unitario del hablante: dependen de un verbo
enunciativo. Hay un solo enunciador.
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3.2. Esas estructuras deben ser diferenciadas de otras que van perdiendo
progresivamente libertad constructiva y pasan a ser oraciones de comentario o comment
clauses (Quirk et al 1972, Peltola 1982/83, Brinton 1996, 2001, 2008, Schneider
2007...), en un proceso evolutivo que termina generando marcadores discursivos. Estas
comment clauses "structurally they represent clauses, but functionally they are like
disjunct adverbials conveying secondary information" (Kaltenböck 2013, 2). La
definición clásica de Quirk et al ((1980[1972]: 778-780; 1985: 1112-1120) reconocía
esta ambivalencia entre estructura y función: "“parenthetical disjuncts that have a
clausal structure and comment on the clause to which they are attached”. Se reafirma,
pues, su carácter de estructura intermedia. Veámoslo sobre los datos y diferenciemos
estos casos de los enunciados que acabamos de comentar.
La caracterización que algunos autores han hecho de estas unidades es tan amplia que
da cabida a sintagmas, adverbios y construcciones oracionales completas como
coordinadas, oraciones de relativo... (Vid Peltola 82/83, Brinton 2008). En nuestra
opinión no todas podrían considerarse del mismo modo, y establecimos algunas
diferencias (Fuentes Rodríguez 2013b). Pero lo que nos interesa en este artículo es
decidir si estamos ante enunciados distintos, como los parentéticos, con los que
comparten distribución sintáctica y entonación, o bien estructuras integradas en el
enunciado matriz, desempeñando una función concreta.
No todos tienen la misma libertad constructiva, por lo que se hace necesaria una
descripción. Veamos algunas de esas secuencias.
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eso añade su actitud subjetiva: "y eso lo espero y lo deseo". Su paráfrasis es semejante a
la de los atributos oracionales de Alarcos (1973). Pero, a diferencia de ellos, aún tiene
cierta libertad (esperamos y deseamos), aunque siempre ligado a la primera persona. Por
tanto, funcionalmente es paralelo a un operador modal, pero sintácticamente
corresponde a una oración completa. ¿Cuál es su relación con la principal? ¿Estamos
ante un enunciado formado por dos oraciones yuxtapuestas? ¿O se trata de una oración
con función de comentario (Fuentes Rodríguez 2013c), paso previo a convertirse en
operador, o primer paso en la evolución oración de comentario- comment clause-
operador? Creemos que esta opción sería más correcta.
La estructura aún no está totalmente fijada, pero tampoco admite cualquier
complemento. Suelen ser elementos cortos, aunque no totalmente gramaticalizados.
¿Por qué no decir que creo es un operador ya? Porque falta terminar la fijación: aún
admite la aparición del pronombre (creo yo, 17), incluso encontramos estadios
intermedios (18):
(17) Hablen ustedes con Montoro, que son del mismo partido, creo yo. Lo
llaman y dicen: «cambie usted, señor Montoro, las prioridades del FLA, y
conviertan el fondo de liquidez de las autonomías en otro plan de pago a
proveedores», que parece que es lo único que los preocupa a ustedes, ¿no?
(DSPA 18, 82, IX Leg., Sr. Caballos)
(18) El Partido Popular todos los veranos hace un clásico del plan de verano
antes, pero nunca al final del verano concluye cómo ha transcurrido nuestra
atención sanitaria a lo largo de este periodo, ¿verdad? Sería yo creo que
curioso poder contrastar todas las intervenciones, porque son todas
exactamente iguales (DSPA 9, 64, IX Leg.,
Sra. Montero)
En (18) yo creo lleva complementos con que, pero lo que introduce es un adjetivo, no
una oración completa. ¿Se trata de un anacoluto? ¿De una atracción sintáctica?
Correspondería a "yo creo que sería curioso". En la distribución actual focaliza el
comentario sobre el adjetivo. Se ha producido el cambio de posición, pero aún no se ha
eliminado la conjunción que, ni se ha aislado entonativamente. La necesidad de
expresividad y de focalización lleva a que el hablante construya de este modo, en lo
oral, y ello explica que termine funcionando como un segmento independiente, como
operador modal.
Estas unidades son las llamadas comment clauses por Brinton (2008) o reduced
parenthetical clauses por Schneider (2007). Comparten con los enunciados parentéticos
la extraproposicionalidad, la posición intercalada, pero actúan ya como la marca modal
del enunciado. Establecen las coordenadas desde las que entender el enunciado y se
integran en el acto de habla que supone este. Así, en el ejemplo (8) hay dos actos de
habla, correspondientes a dos enunciados: E1: "la segunda es la conexión que necesita
Andalucía", y E2: una advertencia ("para que se nos olvide"). Si realizamos la paráfrasis
con el verbo enunciativo, cuya presencia nos detectaría la existencia de un enunciado,
como propone Gutiérrez Ordóñez, sería: "El Sr. García Navarro dice que la segunda es
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(19) Permítame que le diga una cosa: Estamos haciendo una tarea patriótica,
patriótica, para que a España no la sancionen. (DSPA 19, 27, IX Leg., Sr.
Planas)
Se trata de una oración completa, que tiene una función metadiscursiva. Termina en
suspensiónx, haciendo ver que está relacionada con el resto del enunciado que sigue o en
el que está inserta. Su función es paralela a la de otros complementos de enunciación
como: "Para que lo tengas claro, estamos haciendo una tarea patriótica" (Galán 1999;
RAE 2009; Kovacci 1992). Sin embargo, frente a este enunciado, en que aparece una
cláusula final, que se entiende dependiente del verbo de enunciación y cubriendo esta
función de complemento periférico de la enunciación ("Digo para que lo tengas claro
que…"), permítame que le diga una cosa aparece sin marcas de dependencia, pero su
función es la misma. Son dos oraciones, en una relación asindética, pero permítame que
le diga una cosa desempeña la función de marco enunciativo de la otra oración. En
esquema:
Enunciado
C. enunciación Oración
Para que…
Permítame que le diga una cosa
Enunciado
C.modalidad Oración
Creo
Tenemos un solo enunciado. Comparemos esta estructura con los otros casos discutidos
en 3.1. (8,9, por ejemplo), o con el siguiente:
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Vemos, pues, estadios diferentes: dos enunciados (20) o una oración que actúa con
función periférica, con valor modal o enunciativo. La posición, por tanto, diferencia dos
funciones sintácticas: la de complemento marginal, componente del enunciado, y la de
la inserción (parentético) de un enunciado en otro.
Algunas de estas secuencias oracionales actúan con una función argumentativa, cercana
a la de los operadores argumentativos, incluso podemos pensar que ya lo son. Así, lo
que es mejor, lo que es peor en Fuentes Rodríguez (2014) frente a "relativas de
antecedente oracional" como "lo que es más importante":
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Enunciado
Operador de enunciación ßà oración
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(24a) Si tú lo dices...
(25a) Para lo que vale…
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indirectos, ambiguos, con los que el hablante protege su imagen y no quiere ser
totalmente explícito ni asumir totalmente su responsabilidad.
Sintácticamente podemos considerarlos enunciados constituidos por una oración
dependiente, postura que defendemos, o bien que la oración final o matriz se elide por
no ser necesaria para la interpretación. En estos casos el hablante no considera necesario
continuar, porque sabe que es tan evidente, tan conocida la continuación, que el oyente
la va a reponer. De esta manera, el hablante apela a una coconstrucción del discurso,
guiada por la rentabilidad comunicativa. Es otro modo de expresión del enunciado en el
que la estructura canónica se reduce por razones contextuales. No se trata, además, de
una variante "incompleta" del enunciado, sino que, por el contrario, tiene condiciones
concretas de emisión:
a) es mucho más directa
b) el hablante no pretende ser excesivamente explícito, sino colaborativo, y
coenunciador con el receptor, no totalmente responsable de lo dicho. Puede deberse a
razones de cortesía (Brown-Levinson 1987, Bravo-Briz eds. 2004, Fuentes 2010,
Fuentes-Alcaide-Brenes eds. 2011, Spencer-Oatey 2005, Locher-Watts 2005). Si tú lo
dices es una forma indirecta, que oculta una descortesía, o la atenúa. Las estructuras
suspendidas se presentan como una variante de enunciados contextualmente
condicionadas y restringidas a la expresión de determinadas funciones discursivas.
Para nosotros (24a) y (24b) (o 25a y 25b) son dos tipos de enunciados diferentes,
porque la información que transmiten es distinta, y responden a dos necesidades y dos
contextos comunicativos diferentes.
4.2. Hay otros enunciados que también entienden algunos autores como "incompletos",
y proponen reponer una supuesta "oración matriz" o principal. Nos referimos a los casos
de (26), (27), (28).
Cuando quieras es una respuesta de acuerdo, que aparece siempre como segunda
intervención de una invitación (petición) o un reto:
En estos casos, este enunciado de respuesta, por el tipo discursivo (la interacción), se
apoya en la intervención anterior, cuya información compartida elide, para facilitar la
dinámica de la interacción y el progreso dialógico. Por tanto, son enunciados
característicos de este tipo discursivo. Son "respuestas". No olvidemos que una
característica de los disjuncts según Quirk et al.(1980,1972) es poder actuar como
respuesta en una intervención dialógica, sin ningún elemento o con sí y no (Fuentes
Rodríguez 1987b, 1999, Fuentes y Alcaide 1996). Estos disjuntos, sin embargo, son las
marcas de modalidad de un enunciado, y generalmente, en un entorno no dialógico,
necesitan una oración sobre la que marcar dicha modalidad:
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Frente a (32) Afortunadamente Juan se jubila este año. Como si tú no lo supieras es una
estructura dependiente sintácticamente, pero que también aparece en respuesta, en este
caso como un reproche o una crítica.
Su sentido es: "lo sabes perfectamente". ¿Su origen es: "lo dices como si tú no lo
supieras, cuando sí lo sabes"?
No todos los investigadores están de acuerdo en este punto. La mayoría lo considera una
forma unitaria (Polo 1971: 114; Moreno Ayora 1991: 49; Sanjuán 1997: 36): "la
combinación como si introduce verbos, tanto en indicativo como en subjuntivo, que no
guardan relación con ningún verbo principal o con respecto a un antecedente, expreso o
implícito (cfr. Borrego, Gómez Asencio y Prieto 1986: 66-69 y 75-77; Trujillo 1990:
260-266; y Montolío 1999b: 3680-3681)" (Iglesias 2003/4, 162).
Cano Aguilar (1995: 130-131) le asigna un valor ‘modal-comparativo’ y Montolío
(1999b: 3679) la considera un “recurso gramatical (…) [que] subsume la expresión de
una comparación condicional hipotética que desempeña una función adverbial modal”
En cuanto a los valores semánticos de esta construcción, Fernández Ramírez (1986,
1937) encontraba dos:
a) el de negación indignada, desacuerdo enérgico o falsedad enfática (Montolío 1999b,
Borrego-Gómez Asencio y Prieto 1986). En este segundo valor como si "expresa el
valor de restar importancia a una determinada información (...), así como, maximizando
la importancia restada, el de indicar indiferencia ante lo dicho por el interlocutor".
(Iglesias 2003/4, 23).
b) el "cualificante":
(35) – ¿De modo que no hay que contar con esa gente?
– Como si no existieran
Iglesias (2003/4) confirma esta independencia del enunciado. Se analiza, según este
autor, como una sola unidad y no corresponde, como en otras combinaciones de como
si, a un "relativo" más una conjunción condicional, como en otros casos ("se comporta
como si tuviera cinco años"). Su empleo más frecuente es en intercambios
conversacionales, y lo considera un marcador discursivo, por las siguientes razones: "(i)
que sus dos componentes formen una combinación gramaticalizada; (ii) que no pongan
en relación la oración que introducen con un verbo externo; (iii) que no cumplan
ninguna función gramatical (es decir, que no sean transpositores); y (iv) que generen
referencias al contexto o a las circunstancias de la enunciación" (173-4).
Y añade: "Siguiendo a Briz y el grupo Val.Es.Co (véase, por ejemplo, Briz 2001),
además, se podría concretar señalando que se trata de un marcador del discurso
fundamentalmente dialogal y característico de los actos o intervenciones reactivas."
(Iglesias 2003/4, 174). Se trataría de un marcador antiorientado, un contraargumentativo
dialogal que atenúa o anula la conclusión o inferencia que se pudiera haber obtenido del
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(36) Me dice que cuántos ERE hay más. Yo no tengo conocimiento de ninguno.
Si usted tiene conocimiento de alguno, creo que debería ponerlo en
conocimiento de esta Cámara y de la Justicia, si es que es verdad que usted
cree que hay alguno. (DSPA 105, 56, VIII Leg., Sr. Recio)
(37) Dice la señora Cuenca: «No sé ustedes qué datos han manejado para que
entendamos que se está despilfarrando el dinero». Pues, señoría, el BOJA. Si
es que el BOJA lo canta todo. El BOJA, que además no se equivoca. El BOJA,
señora, el BOJA, y el propio plan anual. Pero si es que en el propio plan anual,
ese que tanto ustedes dicen que está publicado, hay más de cuatro millones de
euros que aparecen destinados a la agencia andaluza y después no se ven. Si
es que después no sabemos en qué se gastan, y por eso queremos claridad y
transparencia en las cuentas. (DSPA 105, 22, VIII Leg., Sra. Martín Moya)
(38) La empresa malagueña Mayoral ha facturado, en el 2010, 210 millones de
euros, con un 63% fuera de España. Si es que hay ejemplos fundamentales a lo
largo y a lo ancho de toda Andalucía. Tenemos 4.000 empresas, esto no es flor
de un día. Se lo dije el otro día: el aceite apenas representa el 9% de nuestras
exportaciones. (DSPA 114, 99, VIII Leg., Sr. Núñez Roldán)
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En el caso del fragmento anterior, correspondería a una "oración completa" del tipo: "Si
está hecha, ¿cómo me pide que la haga? Si está hecha, rechazo su aserción previa. Si
está hecha, ¿por qué enuncia el enunciado anterior?".
Sin embargo, estos enunciados aparecen con una curva entonativa completa, terminan
en cadencia, y además introducen un argumento que el hablante enfatiza, en un contexto
de contraargumentación.
Porroche (1998) está de acuerdo con esta última interpretación porque considera que
esta es su función principal, aunque entendida en el sentido de Moeschler (1980, 67):
“una función interactiva caracterizada por remitir a la enunciación (es, por lo tanto, de
naturaleza metacomunicativa) y marcar lo inapropiado del acto al que remite” (Porroche
1998, 234). En este sentido, puede ser parafraseable, siguiendo a Montolío (1990), por
“Si A (cualquier A), ¿por qué has enunciado lo que acabas de enunciar?” (Porroche
1998, 234, en nota). Si marcaría la falta de pertinencia del enunciado del otro
interlocutor. Esta explicación sirve para el diálogo, pero puede aparecer también en
discursos monológicos, en enunciados aislados. La propuesta de Porroche es que si es
que, junto a que, o si, constituye una marca enunciativa. Para B. Steel (1976, 129 y ss)
si y que son “emphatic emotional adjuncts”, y es que es un "adjunct of assertion".
Si es que presenta un argumento intensificado, que generalmente se opone a lo
argumentado por el otro participante en la interacción.
(40) Porque ustedes vuelven a ver el tema de tramas, de tramas sobre un 1%.
Mire, señoría, si es que ya no da para más la cera que arde. Se lo digo. Se lo
ha dicho la Consejera y yo se lo reitero: no da para más, sencillamente porque
la jueza tiene toda la información. (DSPA 121, 61, VIII Leg., Sr. Recio
Menéndez).
Este valor de contrarréplica aparece claramente cuando se acumula con otros elementos
de oposición, como hemos visto en (35) con pero si es que. Si introduce un argumento,
pero y es que enfatizan la antiorientación (Fuentes Rodríguez 1997, 2014, b.e.).
Sin embargo, no es posible, en nuestra opinión, ni necesario proponer un verbo
principal elidido: "si ya no da para más la cara que arde, ¿qué voy a añadir más?".
Tampoco es un marcador discursivo, a no ser que entendemos este concepto en sentido
amplio. Es que sí es un operador de intensificación (Fuentes Rodríguez 2014, b.e.), si es
una conjunción que introduce una oración y la marca como argumento.
(41) [...] Si es que los pagos se hacían a través de una caja de ahorros, que era
El Monte. Por eso estoy yo hablando de las cajas de ahorro, señora
Presidenta. (DSPA 118, 38, VIII Leg., Sr. Sanz Cabello, PP)
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5. La colaboración discursiva
Una tercera variante de la relación locutor-enunciador, restringida al contexto
interactivo, corresponde a las situaciones de colaboración discursiva, que distribuye el
contenido de un enunciado en la emisión de dos locutores distintos.
Este caso es mucho más conflictivo porque para poder afirmar que existe un solo
enunciado tenemos que encontrar dos locutores que coincidan en un solo enunciador,
una sola voz, un solo responsable discursivo. Esto significa una coincidencia total de la
intención comunicativa de A y B. Pueden darse casos de colaboración solo formal,
porque el mensaje de B no coincide con la intención de A, sino que está antiorientado.
Véase (43).
6. Conclusión
Consideramos el enunciado como la unidad discursiva mínima, dotada de fuerza
ilocutiva o modalidad lingüística. Sus límites vienen fijados por una curva entonativa
que termina en cadencia (aseverativo) o anticadencia (interrogativo) y aparece entre
blancos en la escritura. Su estructura incluye núcleo (contenido proposicional) y
márgenes (periferia donde se incluye el contenido macroestructural). Constituye un acto
de habla de un enunciador, lo que implica la existencia de diferentes estructuras:
a) La considerada canónica: un enunciado con un enunciador y un locutor que
coinciden.
b) Un enunciado que interrumpe a otro, con semicadencia o cadencia, introduciendo un
añadido o comentario metadiscursivo: enunciados parentéticos. En estos casos hay un
solo locutor pero un desdoblamiento en dos enunciadores, por tanto, dos enunciados.
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Referencias bibliográficas
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C. Fuentes. Los límites del enunciado
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
Notas
i
Este trabajo se ha realizado dentro del marco del Proyecto de Excelencia de la Junta de Andalucía P10-
HUM 5872, cofinanciado por fondos FEDER.
ii
Otros autores, como J. Garrido, consideran como unidades gramaticales desde la palabra a la cláusula
(nuestra oración), la oración (equivalente al enunciado), el discurso o segmento del discurso, y el texto,
entendido este desde una perspectiva de la acción, no como una unidad gramatical: “en lugar de unidades
como los actos de discurso (como en Briz 2007) o los enunciados (Fuentes Rodríguez 2000), lo que hay
más allá de la oración es secuencias de oraciones, construidas mediante un conjunto finito de relaciones
denominadas relaciones retóricas o relaciones de discurso (Garrido 2009: 227); las oraciones solo existen
y se construyen como constituyentes del discurso (Garrido 2010: 16)”. (Garrido 2011: 977). No considera
ni intervención, intercambio ni párrafo como unidades gramaticales. El discurso está formado de
“segmentos” constituidos por oraciones. Y la estructura de esta, la oración, incluye el núcleo y la parte
externa, ocupada de la conexión con otras oraciones. Pero hay otros segmentos marginales distintos de la
conexión. Un discurso está formado de oraciones que se relacionan entre sí.
iii
Partiendo de la propuesta enunciativa de separar oración y enunciado, y en la misma línea propuesta por
Rojo (1978).
iv
Para nosotros, siguiendo a Ducrot (1984), el locutor es el responsable de la emisión física del enunciado,
y el enunciador el que se declara responsable de la información transmitida. "Se trata de personas que el
sentido mismo del enunciado da como responsables de tal o cual acto de lenguaje efectuado en la
enunciación (acto ilocutorio o acto expresivo, por ejemplo)" (Ducrot 1984: 261). Pueden coincidir en un
mismo ser real o no. Cfr. Fuentes Rodríguez (2000, 2004), y Fuentes-Alcaide (2002)
v
Fillmore hablaba de proposition + modality como componentes de la "sentence". Y Dik (1997) de
"extraclausal constituents".
vi
Lo que Kaltenböck (2011) llama "thetical grammar" en oposición a la "sentence grammar". Cfr.
también Rodríguez Ramalle (2009 y 2011).
vii
Marcamos en negrita aquellas funciones diferentes en ambos márgenes sintácticos.
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C. Fuentes. Los límites del enunciado
viii
Sin ánimo de ser exhaustivos y cubrir todo el ámbito, ya que somos conscientes de que una descripción
completa de la macrosintaxis puede revelar otras situaciones que exigen también una explicación.
ix
DSPA: Diario de sesiones del Parlamento de Andalucía. http://www.parlamentodeandalucia.es/
webdinamica/portal-web-parlamento/recursosdeinformacion/diariosdesesiones/plenos.do. El corpus
utilizado está constituido por sesiones de plenos de la VIII y IX legislaturas correspondientes a los años
2011 y 2012.
x
Podría ser entendida como cadencia, como dos enunciados, evidentemente, pero correspondería a otro
caso. Se presentaría de forma distinta, como dos enunciados independientes.
xi
Según Ducrot (1984, 259-260) el "autor real" del texto, el productor físico del mismo, distinto a veces
del locutor. Así en los casos de circulares o documentos administrativos: "El que suscribe..."
xii
Es el llamado si replicativo (Contreras 1960, Montolío 1999a).
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Jacinto González. Aproximación a la unidad párrafo.
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 169-196
Resumen
El párrafo es una unidad de suma importancia en los procesos de producción e
interpretación del texto. Constituye un vínculo entre el emisor y el receptor, en el
sentido de que permite a aquel dar forma a la estructura mental que subyace al escrito,
al tiempo que guía al lector hacia una interpretación determinada. Es cierto, no obstante,
que los parágrafos no poseen unas propiedades homogéneas y siempre perceptibles, lo
cual ocasiona problemas, a la hora de segmentar en párrafos un texto, a los usuarios de
la escritura menos experimentados, al tiempo que justifica la tardanza con que se han
adoptado los actuales procedimientos ortotipográficos de marca de párrafo.
Abstract
The paragraph is a unit of great importance in the processes of production and
interpretation of the text. It constitutes a link between the addresser and the addressee in
the sense that it allows to shape the mental structure underlying the written text while
guiding the reader towards a particular interpretation. It is true, however, that
paragraphs do not have homogeneous and always noticeable features when it comes to
segmenting a text into paragraphs. This causes problems to novice writers and it is also
the reason for the delay in adopting the current procedures of orthotypography of
paragraph mark.
1. Introducción
Aunque en los últimos años se ha incrementado el interés hacia el párrafo, seguramente
debido a que algunos autores se han visto atraídos por asuntos como la elaboración de
los textos y por presentar recomendaciones para mejorar las técnicas de redacción,
puede afirmarse que, en gran medida, esta unidad ha sido ignorada en la bibliografía
lingüística. A esta situación ha contribuido que, en términos formales, no es fácil de
delimitar, así como el hecho de que ha sido considerada por muchos, más que una
unidad discursiva, un mero instrumento de presentación al servicio de los usuarios de la
escritura con el que dar estos últimos a sus textos un formato reconocible y atractivo a
primera vista. Ello justifica que haya que acudir a los manuales de redacción, entre otras
fuentes, para recabar datos acerca de los parágrafos, y también que no sea fácil
encontrar definiciones o caracterizaciones de estas unidades en los diccionarios de
términos lingüísticos. No obstante, investigaciones realizadas desde perspectivas
diversas y con objetivos diferentes han puesto de manifiesto la necesidad de replantear
algunas premisas que afectan a la visión que se tiene en general de los parágrafos y
evitar así consideraciones reduccionistas que ocultan su verdadera importancia y su
valor.
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
En este trabajo expongo algunos de los supuestos que, a otros autores y a mí mismo, nos
han llevado a defender el estatus cognitivo del párrafo, al tiempo que presento
consideraciones relativas a su delimitación formal, a sus rasgos caracterizadores y a su
importancia en la construcción del texto. Se trata de un enfoque plural, dado que para
entender el funcionamiento de esta unidad es necesario acudir a fuentes y a datos de
índole diversa.
The structure of written discourse –like the structure of the complex word, the
phrase, the clause– is hierarchical, units embedded within or added to larger units;
and at any level of the continuum the units are to be discovered not by how long
they are or how they are punctuated, but by what function they are serving in the
discourse.
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J. González. Aproximación a la unidad párrafo
Ehrlich (1994) alude también a partes diferenciadas en los textos cuya importancia
varía, como es lógico, en función de su contenido. Tras la realización de un interesante
experimento en el que pidió a una serie de personas que hicieran reducciones sucesivas
de una narración con el propósito de averiguar el nivel de importancia de sus elementos
constitutivos, y de comprobar una semana después la cantidad y grado de información
que eran capaces de recordar, concluye que los hablantes construimos representaciones
cognitivas de los mensajes que se nos transmiten partiendo de ciertas unidades base,
que son las que retenemos mejor. Lo interesante del caso es que en la memorización
intervienen unidades discontinuas y que estas tienen como contrapartida lingüística, al
menos en numerosas ocasiones, el párrafo (Chafe 1979: 161).
La experimentación realizada a propósito de la velocidad de lectura también aporta
datos interesantes que corroboran que los textos no son un continuum y que la
existencia de los parágrafos, como unidades que canalizan las rupturas temáticas que
hay en aquellos, no es una cuestión menor. Tanto Haberlandt, Berian y Sandson (1980)
como Passerault y Chesnet (1991) señalan, por ejemplo, que se lee más despacio
conforme se llega a los límites de párrafo, porque, según explican los primeros, al
receptor corresponde construir un esquema para procesar con la mayor eficacia posible
el mensaje transmitido por el emisor, y cada uno de esos esquemas coincide con los
párrafos del texto. Cambiar de párrafo implica, por tanto, cambiar de esquema, y ello
acarrea un esfuerzo mayor de procesamiento que el que exigen otros pasajes en que no
existen rupturas temáticas. De manera parecida piensan Dubois y Visser (1985), quienes
explican que si dos oraciones contiguas pertenecen a párrafos distintos el tiempo
requerido para procesar la segunda es mayor que si ambas oraciones forman parte de un
mismo parágrafo.
Chafe (1980), por su parte, se ha interesado por el modo como se lleva a cabo la
verbalización. Este lingüista pidió a un grupo de personas que contaran oralmente lo
acaecido en una película muda, constatando que las pausas y titubeos de sus respectivos
discursos se correspondían con lo que en la escritura serían los cambios de párrafo. Los
participantes en este experimento, además, coincidieron en su mayor parte en la
localización de esas pausas, lo cual prueba, según el autor, que al parágrafo le
corresponde un correlato cognitivo (denominado por él episodio), y justifica, por otro
lado, que se manifieste también en la oralidad, independientemente de que la etimología
del término que lo denota remita a la escrituraii. En cualquier caso, y dejando al margen
cuestiones de nomenclatura ajenas a los fines de este trabajo, lo importante es que, en lo
referente a la verbalización oral, los hablantes concentran sus ideas en torno a bloques
cognitivos que concuerdan, en los textos escritos, con los párrafos.
El trabajo de Koen, Becker y Young (1969) también es relevante para el tema que nos
ocupa. En él se describen los pormenores de una prueba que consistió en pedir a un
grupo de personas que dividieran en parágrafos un texto, con el objetivo de comprobar
el grado de coincidencia entre unos hablantes y otros en la ejecución de esa tarea. Los
resultados arrojaron un porcentaje muy alto de acuerdo (80%), por lo que los autores
consideraron que la única explicación posible era que el párrafo tiene un correlato
psicológico. Es cierto, no obstante, que el porcentaje aludido no representa el 100%,
pero un 80% es una cifra demasiado alta para no valorarla en su justa medida. De hecho,
años más tarde Bond y Hayes (1984) repitieron la experiencia, y los resultados y las
conclusiones a los que llegaron fueron similares.
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
En realidad, a las dos últimas investigaciones citadas subyace una premisa que ha sido
explicada por Van Dijk y Kintsch (1983) y García Berrio y Albaladejo (1983): los
hablantes somos competentes para segmentar en párrafos un texto. Los primeros
afirman concretamente que los usuarios de la lengua no solo tienen la capacidad de
producir e interpretar un número infinito de discursos, sino también de producir y
reconocer los párrafos como partes integrantes de dichos discursos. Por su parte, los
segundos (1983: 165) sostienen que
Los hablantes de una lengua poseen la capacidad necesaria para reconocer unos
fragmentos de discurso como parágrafos y otros como diferentes de los
parágrafos; también son capaces los hablantes de una lengua de producir
fragmentos de texto con carácter de parágrafo, los cuales son elementos
composicionales de los textos que dichos hablantes producen.
Si relacionamos todos los datos presentados hasta el momento, puede concluirse que el
parágrafo es una unidad cognitiva, y precisamente por ello desempeña un papel
fundamental en tareas como la memorización, la lectura o la verbalización. Este es el
motivo por el que previsiblemente existe en todas las lenguas y en los textos de todas
las épocas, independientemente de que los mecanismos de manifestación formal puedan
variar de un idioma a otroiii o hayan cambiado con el devenir de los tiemposiv.
Siendo esto así, ¿por qué los hablantes muestran en ocasiones comportamientos
divergentes a la hora de segmentar en párrafos un texto?
Postura similar adopta Denhière (1985: 125), que incide en el hecho de que el receptor
comprende e infiere en su totalidad los contenidos de un escrito cuando consigue
reproducir fielmente la estructura cognitiva que subyace al mismo y que ha sido
construida por el emisor. Así lo expresa el lingüista francés:
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J. González. Aproximación a la unidad párrafo
Dans le cas du paragraphe, si ce que j’ai dit plus haut est fondé, sa réalité et sa
longueur tiennent à la façon dont le locuteur se représente par avance la structure
cognitive qu’il veut créer chez son destinataire. Dès lors, de temps en temps, le
scripteur peut juger utile de transmettre à son destinataire l’instruction suivante:
“maintenant cessez de’agréer l’information que je vous transmets à ce qui a
précédé, et ouvrez une nouvelle sous-structure”. C’est une autre façon de lui dire:
“je change de sous-thème, et je vous invite à en tenir compte”.
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
En el estudio comparativo que hace la autora acerca de los párrafos en checo y español,
explica también que los parágrafos en aquella lengua son en general más extensos que
en la segunda, pues en esta última las unidades que nos ocupan se construyen en
principio a partir de un número menor de enunciados. Este dato es un indicio de la
importancia que los aspectos de orden cultural cobran en estas cuestiones, por no
subyacer a los párrafos un patrón fijo de construcción.
Otro factor que explica por qué existen particiones diversas de los escritos tiene que ver
con la voluntad de destacar determinados contenidos o con que el mensaje transmitido
en un determinado párrafo sea relevante para todo el discurso. Parece ser que esta es una
técnica existente también en otras lenguas, que Obdržálková (2013: 129), utilizando los
datos de otro autor, resalta a propósito del checo:
En los libros de estilo checos encontramos la opinión de que los párrafos muy
cortos atraen la atención del lector y por eso pueden ser utilizados para destacar
cierta parte del contenido (Bečka, 1992: 400).
En realidad, se trata, al menos en el caso del español, de una práctica muy extendida
entre los hablantes utilizada numerosas veces en la parte final del discurso, que, por
razones obvias, es una ubicación destacada en términos estructuralesvi:
Siguiendo este camino quizá consigamos que todo el mundo deje de fumar,
o al menos que lo hagan en donde solo se perjudiquen ellos mismos.
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J. González. Aproximación a la unidad párrafo
Parece que la gente cada vez fuma menos. Parece que los locales tienen
menos clientela por la crisis y no por la ley antitabaco. Parece que al fin
podemos respirar tranquilos.
(4) De opinión contraria son los que reciben con los brazos abiertos esta nueva
decisión, ya que muchos se manifestaron en las calles catalanas y se
movilizaron por los derechos de los toros durante años. No debemos
olvidar tampoco a los 125 militantes que a las puertas del Guggenheim de
Bilbao dibujaron con sus propios cuerpos la silueta de un toro gigante
herido por varias banderillas. Todos ven este acontecimiento como un gran
paso para la defensa de los derechos de los animales aunque está claro que
aún queda mucho por hacer. La ética y el progreso moral son sus
consignas ya que anteponen la empatía por el animal a la defensa de las
tradiciones de la España castiza.
Tanto es así que Jiménez Arias (2007), a propósito de los textos científico-técnicos,
recomienda hacer uso de este tipo de párrafos cuando el emisor tenga especial interés en
que la información recogida en ellos sea recordada por el receptor:
Por supuesto, estos casos no deben ser confundidos con lo que Cassany (2010: 86)
denomina párrafos-frase, cuya acumulación deriva en una lista inconexa de ideas que
perjudica notablemente la comprensión del texto. Bustos Gisbert (2011: 51-52) también
invita a evitarlos, e incluso en El libro del español correcto del Instituto Cervantes
(2012: 80) se señala que una de las características de un buen párrafo es que esté
“formado por entre tres y diez oraciones y en ningún caso solo una”.
Relacionado con la técnica de resalte informativo se halla la voluntad de estilo o la
búsqueda de determinados efectos por parte de cada autor. Es lícito pensar que, del
mismo modo que el funcionamiento del sistema de signos de puntuación permite cierto
margen de actuación para conferir al texto, por ejemplo, un carácter más entrecortado o
más hilvanado, de igual manera los párrafos, delimitados en la actualidad por dos
puntos y aparte, tal y como se ha expuesto con anterioridad, pueden segmentarse con
fines estilísticos o ser consecuencia de una determinada manera de redactar. Así lo
señala Wetherill (1985), quien analiza las consecuencias de la división en párrafos en
algunas obras de Flaubert (remarcar cambios de perspectiva o fuertes oposiciones entre
personajes, el aislamiento afectivo de estos, una causalidad incierta, ambigüedades
temporales, dramatización excesiva…) y explica que el novelista francés realiza varias
modificaciones en distintas revisiones de su obra L’Éducation sentimentale, fusionando
un importante número de párrafos, lo cual tiene como resultado, por ejemplo, la
mitigación del efecto dramático en algunos pasajes.
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
Por supuesto, ni que decir tiene que lograr transmitir al lector las sensaciones recreadas
en la cita anterior requiere cierto nivel de dominio y destreza en el arte de la escritura.
Aunque también puede suceder que la segmentación en párrafos obedezca a una forma
de redactar que provoca uno u otro efecto en quien lee el texto producido por el emisor,
independientemente de que este último haya meditado o no acerca de este hecho, y sea o
no consciente, por ello, de esas consecuencias.
Martín Vivaldi (1990: 114) también reflexiona sobre este asunto, y señala,
concretamente, que
Por esta razón recomienda alternar ambos tamaños de frase para que el resultado final
sea variado y armonioso. Independientemente de que esta sea una premisa demasiado
general (como el propio Martín Vivaldi reconoce en páginas posteriores), lo relevante
del caso es la caracterización que hace el autor en virtud de la configuración de los
párrafos.
También resultan interesantes las opiniones que recoge de Baroja a propósito de esta
cuestión (Martín Vivaldi, 1990: 116), en sintonía con la idea de que párrafo y estilo
pueden ir unidos, al menos en ciertas ocasiones:
Un párrafo largo, el período de origen latino, formado por varias oraciones unidas,
tiende, naturalmente, a la elocuencia. El párrafo largo es, pretende ser, una
síntesis. Nuestro tiempo tiende al análisis.
El párrafo largo parece todavía natural al idioma castellano. Ha dominado y
domina aún. Castelar, Valera, Galdós lo han empleado.
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J. González. Aproximación a la unidad párrafo
Añade Martín Vivaldi (1990: 116) que el párrafo corto parece haberse impuesto entre
los escritores contemporáneos, y recomienda además su uso ante el dominio idiomático
que requiere el empleo del periodo largo. El uso de un tamaño específico de párrafo, por
tanto, no solo depende del estilo personal de cada autor, sino que también puede estar
supeditado a los hábitos propios de una época determinada. Así lo constatan Girón
Alconchel (1981),
Cassany (2010) o Bustos Gisbert (2012), que señalan también como
condicionantes de la fisonomía del párrafo el género textual y, en el caso del último
autor citado, la lengua y la cultura.
En realidad, los párrafos pueden ser utilizados con intenciones estilísticas precisamente
porque están muy ligados al emisor (de quien depende la producción del texto y que
pertenece a un contexto social, cultural e histórico precisos), pero también al receptor,
por constituir aquellos, tal y como se comentó anteriormente, una guía hacia una
determinada interpretación. Incluir o no un inventario concreto de enunciados en un
mismo párrafo no es, por tanto, un hecho trivial, y es evidente que algunos usuarios de
la escritura (sin duda los más avezados) saben cómo crear en el lector determinados
efectos optando por una u otra segmentación.
Es cierto, no obstante, que hay quienes no aciertan a seccionar de manera adecuada sus
textos y que ello dificulta su comprensión, por lo que la falta de pericia al escribir
también es un factor que explica, en ocasiones, por qué no siempre hay coincidencia
entre los hablantes a la hora de dividir un texto en párrafosvii. No se observa en estos
casos una búsqueda decidida de uno u otro efecto expresivo, sino una falta de destreza
que suele manifestarse también en otras deficiencias. En términos más específicos,
sucede a veces que se fragmenta excesivamente el escrito y esto dificulta su lectura y
procesamientoviii (lo cual incide en el carácter psicológico de las unidades en cuestión),
porque el receptor advierte poca cohesión entre las ideas que se reflejan, al menos si
este fenómeno se produce de manera recurrente y sin que se evidencie criterio alguno de
segmentación:
(5) La explotación infantil suele existir en los países donde hay hogares más
pobres y en las zonas rurales.
Todavía hay muchos niños que sufren de las peores formas del trabajo que
son perjudiciales para su desarrollo en general.
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
(9) Por un lado, esta reforma legislativa que se propuso como una ampliación
de la Ley española 28/2005, también conocida como ley antitabaco de
España de 2006, supuso una contradicción entre sendas medidas, dando
como resultado el descontento del sector hostelero, que, entre otros, había
habilitado salas para fumadores que con la nueva ley tuvieron que ser
suprimidas.
Sin embargo, este no fue el único golpe al que tuvo que enfrentarse la
hostelería, sino que además sufrió una considerable pérdida de clientes y
consumidores.
Aunque también puede ocurrir lo contrario: que el hablante haga escaso uso de los
párrafos, obligando al lector a procesar largas y compactas porciones de texto en las que
se hallan fundidos diversos bloques informativos, sin que haya motivos, al menos
aparentes, que lo justifiquen:
(10) Por otro [lado], se exigió a los dueños de locales con una superficie
comercial igual o mayor a 100m2 a realizar una reforma en el
establecimiento por la cual se debía habilitar una zona de fumadores
separada de la zona de no-fumadores, la cual no podía superar el 30% de
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la superficie útil del local ni los 300m2. Pero la cosa no acababa ahí, sino
que las zonas de fumadores debían estar (por ley) completamente
compartimentadas, y contar con un sistema de ventilación propio. El costo
de estas modificaciones fue de aproximadamente entre 12.000 y 15.000€
por local (según el artículo de Eva Llorca “Ley antitabaco, ¿cómo afecta a
la pequeña empresa?”). El problema no reside solamente en la gran
cantidad de dinero que los dueños de los locales tuvieron que desembolsar
(lo que, de todos modos, causó un gran y negativo impacto en sus
economías), sino que, para más inri, cuando esta Ley Antitabaco cambió en
el año 2011 se decidió que quedaba terminantemente prohibido fumar en
cualquier establecimiento de restauración, lo que en mi opinión provocó
que la inversión realizada apenas cinco años antes no sirviese para nada y
hubiese resultado una pérdida total de una cantidad de dinero nada
despreciable. Quiero recalcar el hecho de que yo estoy a favor de la Ley
Antitabaco, ya que a pesar de que la presencia de fumadores en mi entorno
no me moleste significativamente, soy consciente de que puede acarrearme
problemas graves de salud a largo plazo pero, a pesar de los aspectos en
los que ha resultado positiva, también en otros muchos (especialmente en el
sector hotelero por las razones explicadas con anterioridad) tuvo una mala
repercusión. Para mí, la “maravillosa” Ley Antitabaco no resultó serlo
tanto y, a pesar de que hoy en día la situación está más o menos
normalizada, en el pasado dio lugar a numerosos problemas, pérdidas
económicas y una gran crisis acompañada de una sensación de
incertidumbre entre los hosteleros.
Las dificultades para leer y procesar un texto que no presenta divisiones en párrafos son
fácilmente comprobables (sobre todo si este es largo), y se percibe muy bien en los
textos medievales, en los que se suceden las páginas sin que apenas haya en ellas
particiones.
La falta de pericia a la que aludí anteriormente podría subsanarse, al menos en parte,
con un adiestramiento dirigido a tal efecto, y por eso es importante averiguar en qué
medida este aspecto puede repercutir o no en la división en párrafos de los textos. En
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este sentido, es muy interesante el experimento puesto en marcha por Bustos Gisbert
(2012), en el que compara la manera de segmentar los párrafos de estudiantes
universitarios antes y después de recibir formación al respecto. Sostiene que la
conciencia del párrafo como unidad informativa compleja (es decir, la configurada al
menos por dos enunciados) se consolida cuando los alumnos han tenido ya instrucción
específica, a lo que yo añado que la técnica de resalte informativo mediante párrafos
breves situados fundamentalmente al final de los textos también puede responder, al
menos en parte, a ese factor.
¿Significa todo esto que los párrafos no son verdaderas unidades cognitivas? A mi
modo de ver, no, aunque es innegable que los aspectos de índole estilística, cultural y
formativa influyen en la configuración de los parágrafos, tal y como se ha señalado con
anterioridad. Lo que sucede es que esa instrucción acerca de la división en párrafos de
los textos que se lleva a cabo en la actualidad en los talleres de redacción o en
asignaturas cuyo objetivo es mejorar la calidad de la expresión escrita refleja el estadio
actual de un proceso que se ha estandarizado en cierta medida, y que ha pasado a lo
largo de la Historia por el uso de procedimientos muy diversos, en lo que se refiere a la
manifestación y marcación de estas unidades en la estructura superficial.
Precisamente el hecho de que el párrafo no haya sido ni sea una unidad fácilmente
delimitable dificulta la tarea de dividir en parágrafos los textos a quienes escriben, al
tiempo que permite comprender los motivos de la tardanza en adoptar los mecanismos
actuales de demarcación, mucho más evidentes que otro tipo de recursos. Elvira (1997:
326) lo explica de manera muy clara en un magnífico trabajo de orientación diacrónica:
Cabe pensar que el relativo retraso con que la escritura occidental ha asumido la
división en párrafos tiene que ver con el hecho de que esta unidad tiene unos
límites borrosos, al menos a primera vista. En efecto, en la división tradicional de
las unidades lingüísticas, se ha venido aceptando, con algunas variantes, una
jerarquía de unidades que distingue entre palabra, sintagma, oración, frase, etc. En
esta serie, la frase es, quizá, la última y más amplia de las unidades normalmente
distinguibles. Los criterios para establecer esta jerarquía suelen combinar
argumentos sintácticos, prosódicos y, en última instancia, gráficos. No siempre,
sin embargo, se suele incluir el párrafo en esta jerarquía de unidades. Ello se debe,
probablemente, a que las propiedades sintácticas, prosódicas y gráficas del párrafo
no son siempre claramente perceptibles.
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J. González. Aproximación a la unidad párrafo
García Berrio y Albadalejo (1983: 162): “[…] son secciones del discurso
delimitadas por marcas que agrupan secuencias de oraciones que corresponden a
un mismo tópico”.
Crystal (1992: 287): “A unit of written discourse between the sentence and the
whole text, graphically distinguished either by indentation of the first line or by
white space preceding and following. The function of a paragraph is to show the
reader that the sentences in a particular set are more closely related to each other
than to the sentences in an adjacent text. There is no simple way of defining the
unit of meaning which a paragraph expresses, or its internal structure, though
attempts are often made to specify a ‘topic’ for each paragraph, and to identify
‘topic sentences’ (sentences which introduce a paragraph’s theme). There are clear
stylistic trends –for example, the marked tendency for paragraphs to be shorter in
popular writing”.
Núñez Ladevéze (1997: 144): “[…] desde un punto de vista funcional, un párrafo
es una unidad de coherencia global no gramaticalizable en la que uno o varios
temas imbricados predicativamente se articulan informativamente en torno a una
propuesta temática”.
Figueras (2001: 53): “[…] unidad del texto en la cual se plantea y desarrolla un
aspecto o subtema concreto del tema general […] En cualquier caso, el párrafo se
caracteriza por su coherencia semántica: se articula en torno a un tema único”.
Sánchez Lobato (2006: 273): “El párrafo se caracteriza principalmente por ser una
unidad temática, por presentar claridad comprensiva y por tener coherencia
semántica”.
Cassany (2010: 84): “Se suele definir el párrafo como un conjunto de frases
relacionadas que desarrollan un único tema. Es una unidad intermedia, superior a
la oración e inferior al apartado o al texto, con valor gráfico y significativo. Tiene
identidad gráfica porque se distingue visualmente en la página, como hemos visto
en el juego anterior: empieza con mayúscula, a la izquierda, en una línea nueva, y
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termina con punto y aparte; también se simboliza con los signos § o // [pág. 223; §
3]. Tiene unidad significativa porque trata exclusivamente un tema, subtema o
algún aspecto particular en relación con el resto del texto”.
Bustos Gisbert (2012: 84-85): “El párrafo pasa a entenderse como unidad
informativa compleja dotada de coherencia interna y destinada a segmentar la
información en beneficio de la organización textual”.
Vera Luján (2012: 356-357): “En consecuencia, el párrafo se configura, por tanto,
como una unidad textual propia de la comunicación humana realizada a través de
la lengua escrita que, en virtud de sus características de funcionamiento sintáctico,
semántico y pragmático, se constituye como la unidad mínima de funcionamiento
autónomo a través de la que se transmite un tópico discusivo de naturaleza
semántico-conceptual que tiene un correlato pragmático en tanto que acto-tópico
de habla”.
Obdržálková (2013: 127): “El párrafo está definido como una unidad textual que
se caracteriza por una unidad temática y coherencia interna, y juega un papel
importante tanto en la producción como en la interpretación del texto”.
Alonso (1975): “Cada una de las divisiones de un escrito comenzadas por letra
mayúscula y terminadas con punto y aparte”.
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J. González. Aproximación a la unidad párrafo
VV. AA. (1976): “Cada una de las divisiones de un escrito señaladas por letra
mayúscula al principio del renglón, y punto y aparte al final del trozo de
escritura”.
Real Academia Española (2001): “1. m. Gram. Cada una de las divisiones de un
escrito señaladas por letra mayúscula al principio de línea y punto y aparte al final
del fragmento de escritura”.
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notar con números. Lat. Paragraphus. SANDOV. Hist. Ethiop. Lib. 3. Cap. 7. De
cuya relación, que es admirable, referiré à la letra parte del número y párrapho
setenta”.
Pero ya en la edición de 1817 se detecta una voluntad de presentar una definición más
sucinta, que redunda en este caso específico en una excesiva simplificación:
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J. González. Aproximación a la unidad párrafo
A ello se suman las apreciaciones de Van Dijk (2012: 600), quien afirma que
“paragraphs may start with high-level propositions that will be specified in the rest of
the paragraph”, e ilustra su afirmación con un fragmento de un discurso de Obama.
A todo lo anterior, que hace comprender el papel trascendental que desempeña el
material lingüístico situado en primera posición, cabe sumar la función demarcadora
asumida por aquel en lo que podríamos denominar espacios de coherencia difusa,
coincidentes con los pasajes en los cuales se producen rupturas en la continuidad
temática, o, en otros términos, con los cambios de párrafo.
En la actualidad, la delimitación más evidente de estas unidades se lleva a cabo por
medio de un subtipo de un signo de puntuación reservado expresamente a esta función
(el punto y aparte), al que acompaña generalmente el sangrado de línea y, por supuesto,
la mayúscula que ha de seguir a todo punto. Incluyo el adverbio generalmente en la
oración anterior porque existen otros modos de presentar, en términos formales, los
párrafos, de lo cual deriva una tipología que, en torno a estas unidades, figura en
algunos manuales de estilo o en diccionarios de ortotipografía. A continuación incluyo
la clasificación que presenta Martínez de Sousa (2010: 211-214) atendiendo a la forma:
(a) Párrafo ordinario: comienza con una sangría y sus líneas se justifican.
(b) Párrafo moderno a alemán: variante del párrafo ordinario que consiste en
disponer el texto sin la sangría inicial. La última línea debe ser corta, para
distinguir el final de un párrafo y el comienzo del siguiente. Puede emplearse en
epígrafes o pies de figuras y en las casillas de los cuadros.
(c) Párrafo francés: se sangran todas las líneas menos la primera. Se usa mucho
en diccionarios y vocabularios para la composición y disposición de los artículos.
También se emplea en la composición de casillas del cuerpo de los cuadros o
tablas, en las bibliografías, en los índices alfabéticos y en apartados y
subapartados.
(e) Párrafo en bloque: variante del párrafo alemán, en el que todas las líneas son
iguales (incluida la primera y la última).
(f) Párrafo español: variante del párrafo alemán en el que la última línea ha de ser
corta y se centra. Es muy útil para la composición y disposición de epígrafes o
pies.
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Puede constatarse que los párrafos aludidos han fijado grosso modo su uso en la
tradición tipográfica en lo que podría considerarse un proceso de especialización
textual, en el sentido de que cada uno de ellos se acomoda a tipos de textos concretos o
a partes de los mismos, lo cual puede resultar beneficioso para el receptor (por cuanto
determinadas formas de presentación de los párrafos pueden mejorar el procesamiento
del texto o aumentar la velocidad con que se lleva a cabo esta tarea), pero también para
el emisor, que dispone de una gama variada entre la que escoger la que mejor se adapta
a sus necesidades, si bien en muchos casos, como se ha podido constatar, el margen
para elegir está limitado y condicionado en cierto modo por la tradición.
También en la Ortografía de la lengua española de la RAE (2010: 294) se alude a este
asunto, aunque se incluyen en ella únicamente tres procedimientos de marca de párrafo:
la sangría seguida por la tradición tipográfica española (la situada al comienzo de la
primera línea del párrafo), la sangría francesa y la introducción de una línea en blanco
después de cada párrafo, al que no acompaña, eso sí, ningún tipo de sangrado.
A estos recursos ortotipográficos hay que añadir otros de naturaleza estrictamente
lingüística. Los parágrafos comienzan a menudo con marcadores textuales (con
predominio de una u otra clase, en función, por ejemplo, del género discursivo del que
se trate), que dirigen al lector hacia una determinada interpretación y le hacen
comprender mejor el texto ante el que se hallanx:
(13) Por un lado, es necesario precisar que el sur, el centro y el este del
Estado Español han sido popularmente las zonas donde la tradición [la
tauromaquia] se ha encontrado más arraigada. Lógicamente esto no
implica que haya un apoyo absoluto entre los ciudadanos de Madrid y
Sevilla, por ejemplo, pero sí una mayoría que disfruta con este
acontecimiento popular. Así pues, quedarían excluidas de este mapa
taurino de España las comunidades autónomas de Cataluña, Galicia,
Canarias y Asturias, que ejercen la mayor oposición a las corridas de
toros. De hecho, son Cataluña y Canarias las zonas de España que han
legislado finalmente para prohibir la actividad en los ruedos.
Por otro lado, los motivos alegados por las fuerzas políticas de dichas
comunidades conciernen a la protección de los derechos de los animales.
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J. González. Aproximación a la unidad párrafo
Esto es poco menos que discutible, puesto que no hay históricamente una
mayor sensibilización con el maltrato animal en determinadas zonas por
encima de otras. Más bien, parece una excusa que enmascara una
motivación política, un rechazo a costumbres identificadas directamente
con el sentimiento nacional español. Sentimiento este que no es
ampliamente compartido en las zonas en que la prohibición ha surtido
efecto.
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Igual sucede con los topicalizadores, que guían sin duda al receptor hacia nuevas
variables y nuevos parágrafos (ejemplo 17), pero que no son tampoco exclusivos de la
posición inicial de párrafo (ejemplo 18), por lo que también pueden hacer dudar a los
hablantes acerca de si introducir o no un cambio de párrafo, e incluso su aparición
puede inducirles a error (ejemplo 19):
(17) Es bien sabido que el cannabis es menos dañino para la salud y crea
menos dependencia que el tabaco. Sin embargo, su consumo y comercio es
fuertemente perseguido. Entonces, ¿perseguirlo tiene como objetivo el
beneficio para la salud de la sociedad o lo que ocurre es que compite con el
tabaco? Estas dudas me surgen desde una posición totalmente detractora
del cannabis, por supuesto.
(18) Para finalizar, creo que es importante promover este tipo de actividades
porque el efecto que causa en el alumno es muy positivo. Y en lo que se
refiere a la motivación e interés de los estudiantes, quedan sin duda, así,
garantizados.
(19) Entre las posibles ventajas del complejo [Eurovegas], están por supuesto
el aumento de trabajo en Madrid (puesto que una infraestructura de tales
dimensiones generaría muchísimo empleo), también aumentarán el turismo
y la población.
Por supuesto, el tipo de material lingüístico que aparece al comienzo de los párrafos
depende en gran medida del género discursivo dentro del que se inscriben los textos a
los que pertenecen estas unidades, por lo que es perfectamente comprensible que, en el
caso de las narraciones, los conectores de tipo lógico, que tantas veces aparecen en los
textos expositivo-argumentativos (como los presentados hasta ahora), abran paso a
secuencias temporales, a la mención del personaje que protagoniza la acción o al lugar
en el que esta se desarrolla, según hace ver Chausserie-Laprée (1969) a propósito de las
historiografías latinas. Este autor considera que la posición inicial es tan importante para
esta clase de escritos que cataloga los elementos ahí situados como mots-titres, en el
sentido de que contribuyen a enmarcar los hechos que se narran en los párrafos de los
que forman parte, al tiempo que es en esa ubicación donde se hacen más patentes los
cambios que se han producido y que han provocado el paso de un párrafo a otro. La
importancia de la citada posición no solo se debe, pues, a que sobre ella recae una
función demarcadora evidente, sino que constituye uno de los mecanismos que activan
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J. González. Aproximación a la unidad párrafo
una nueva línea de coherencia y a través de ellos se ha de facilitar, de una u otra forma,
la transición hacia otra unidad del discurso.
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(20) E una grand partida de la gente que el [Hercules] traye fueron de Galacia, e
mandolos poblar alli, e por esso fue llamada aquella tierra Galizia. / Depues que
Hercules ouo poblado Galizia, uinosse contra parte de mediodia, ribera de la mar,
fasta un rio que dizen Ana, que… (10a: 5-10).
(21) E como quier que aquel rey [Tireso] dixiera esto sennaladamientre por los de
Çamora, los romanos tomaron la palabra por si mismos. / Despues que este rey
Tireso dixo esto a Cipion sobrel fecho de Çamora, assi cuemo ya oystes, llegol
mandado de Roma que se fuesse quanto pudiesse, ca… (30b: 48-55).
(22) Et mando [Bernaldo] dar pregon que todos los que quisiessen uenir con
uiandas et con las otras cosas que mester eran a aquel lugar, que non diessen
portadgo ninguno nin pechassen nada. / Pues que Bernaldo ouo esto alli fecho,
puso su amiztat con los moros quel ayudassen, et que daquel castiello guerrearie
ell al rey don Alffonso et correrle ye toda la tierra (373b: 18-26).
Es interesante hacer notar que, según datos de Mounier (1996), los hablantes perciben la
gradualidad de los materiales lingüísticos a los que estoy haciendo referencia, en el
sentido de que muestran reticencias para cambiar de párrafo cuando dos oraciones
contiguas están engarzadas mediante anáfora pronominal. A esta conclusión llega tras
realizar una prueba experimental cuyo objetivo principal es averiguar, mediante
encuestas a los participantes en la misma, los factores que impulsan a los usuarios de la
escritura a pasar de un parágrafo a otro, los que bloquean esta tarea y las circunstancias
que les hacen dudar entre hacerlo o no.
Givón (1983), por su parte, explica que lo continuo es más predecible que lo
discontinuo y, por este motivo, más fácil de procesar. Ello justifica que la lengua
reaccione situando en primera posición sobre todo nominales plenos, porque estos
vienen a mitigar los problemas de procesamiento que pueden tener lugar en lo que antes
denominé espacios de coherencia difusa. Este hecho le lleva a formular el Principio de
iconicidad (“Iconicity Principle”), según el cual “The more disruptive, surprising,
discontinuous or hard to process a topic is, the more coding material must be assigned
to it” (Givón 1983: 18).
La utilización de nominales plenos en pasajes en los que su uso no parece necesario
puede hacer pensar que uno de los recursos básicos en la marcación de los párrafos (los
relativos a la continuidad topical) acarrea o puede acarrear redundancia informativa,
aspecto que en principio cabría valorar negativamente y que, además, contravendría la
vertiente lingüística del principio de economía a la que se aludió en páginas anteriores.
Se debe tener en cuenta, no obstante, que ese tipo de comportamiento lingüístico tiene
unas repercusiones estructurales muy claras, desde el momento en que contribuye al
diseño y construcción del texto por medio de la marcación de sus unidades
constitutivas. Por tanto, ha de ponerse en cuarentena ese tipo de interpretaciones, pues
en un idioma no es gratuito el uso de uno u otro recurso, y si se emplea cierto elemento
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J. González. Aproximación a la unidad párrafo
Un párrafo ha de ser tan redundante como sea necesario para que el intérprete no
necesite esforzarse en interpretarlo. Cuanto esto ocurre, cabe decir que está
plenamente expresado.
Y añade:
Por ende, puede considerarse que la redundancia entorpece las labores de procesamiento
del receptor por cuanto lo retrasa y obliga a un esfuerzo cognitivo mayor. Sin embargo,
elementos aparentemente redundantes pueden desempeñar una labor vertebradora
fundamental respecto del resto del texto, que no solo no perjudiquen su interpretación,
sino que, muy al contrario, la favorezcan. En este sentido, es importante que el usuario
de la lengua escrita encuentre un equilibrio que compatibilice hacer comprensible su
texto y no abusar de elementos redundantes, que es lo que defiende en realidad Núñez
Ladevéze. Es en casos como estos en los que se comprende especialmente la relevancia
del párrafo (y de sus elementos constitutivos) como una pieza clave para organizar y
construir los textos.
5. Conclusiones
A lo largo de este artículo me he centrado en algunos de los aspectos más significativos
del párrafo, por ser una unidad fundamental en el proceso de construcción de los textos.
He aportado datos que demuestran que aquel posee un correlato psicológico (lo cual es
muy importante para comprender su alcance universal y pancrónico como unidad
textual), si bien es cierto que no encuentra un acomodo único o perfecto en la estructura
superficial. Al contrario, las propiedades de los párrafos no son siempre homogéneas y
perceptibles, y de hecho es posible segmentar un mismo escrito de formas diferentes en
virtud de una serie de factores que han sido analizados en páginas precedentes: voluntad
de resalte informativo de uno o dos enunciados, sobre todo en la parte final de los
textos; deseo de provocar determinados efectos expresivos en el receptor o intención de
insertarse en una tradición discursiva propia de una época y cultura concretas.
Los aspectos anteriores requieren de la habilidad de quien escribe a la hora de
segmentar los textos, aunque también puede suceder que la falta de acuerdo entre los
hablantes en la división de un texto en párrafos responda a un déficit de pericia de un
determinado escritor, que no acierta a reflejar en su texto la estructura mental que
subyace al mismo. Esto repercute, entre otras cuestiones, en la construcción de párrafos
excesivamente cortos sin que haya razón que lo justifique (un autor los ha bautizado con
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
Notas
i
Este trabajo se enmarca en dos proyectos de investigación (FFI2012-31972 y FFI2012-33807),
financiados por el Ministerio de Economía y Competitividad y dirigidos por Inés Fernández-Ordóñez y
Elena de Miguel respectivamente.
ii
Efectivamente, según el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico de Corominas y Pascual,
párrafo es alteración del latín paragrǎphus ‘señal para distinguir las diversas partes de un tratado’,
tomado de παράγραφοϛ íd., derivado de παραγράφειν ‘escribir al margen’. Por ello, y en aras de evitar
confusiones, algunos lingüistas británicos, tal y como explica Olivares (1982), han propuesto el vocablo
paratono para aludir a los párrafos orales, delimitando con nitidez discurso oral y discurso escrito, que,
como es sabido, se rigen por principios diferentes.
iii
Vid. Davis (1973), Dubois (1973), Huisman (1973) o Longacre (1979) a propósito de los
procedimientos utilizados para marcar los párrafos en lenguas como el wantoat, sarangani manobo,
angaatha, huichol, shipibo o capanahua.
iv
Vid. Laufer (1985), Arabyan (1994), Elvira (1997) y González Cobas (2004) para obtener más
información al respecto.
v
Es decir, optar por incluir el material lingüístico que sigue en la misma unidad textual o en un nuevo
párrafo.
vi
Los ejemplos (1) a (19) corresponden a textos expositivo-argumentativos escritos por estudiantes
universitarios de primer curso de los grados de Estudios de Asia y África: árabe, chino y japonés y
Estudios Ingleses de la Universidad Autónoma de Madrid. En todos los casos se ha respetado la
literalidad de los textos, por lo que constituyen la versión entregada al profesor y contienen, al menos en
algunas ocasiones, errores de variado tipo. No hago uso en ellos del recurso (sic).
vii
Acerca de la casuística de párrafos mal construidos, cf. Cassany (2010), Bustos Gisbert (2011) y
Polanco y Yúfera (2012-13).
viii
Recuérdese lo señalado a propósito de los párrafos-frase.
ix
Cf. González Cobas (2010) si se desea obtener más información en lo atingente a las causas concretas
del cambio de párrafo en un texto narrativo antiguo.
x
A partir de ahora, resalto en los ejemplos, mediante la negrita, aquellos vocablos sobre los que me
interesa centrar la atención.
xi
Las páginas que aparecen entre paréntesis al final de los ejemplos corresponden a la edición de Ramón
Menéndez Pidal que, con el título de Primera Crónica General de España, se publicó en Espasa-Calpe en
1977.
xii
Marco con una barra (/) lo que considero un cambio de párrafo, dado que, como ha sido comentado, el
manuscrito editado por Menéndez Pidal presenta casi todo su material lingüístico en bloques compactos
de escritura.
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Elena Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y
estructuración.
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 197-221
Resumen
A la hora de hablar de una lingüística supraoracional se ha considerado el párrafo como
una de las unidades intermedias entre oración y texto. Más que una unidad puramente
ortográfica, delimitada básicamente por tabulación, el párrafo se entiende como unidad
estructural a la que es posible asociar rasgos de forma, principalmente, aunque también
de contenido, que ayudan a señalar su demarcación (cf. entre otros, Brown y Yule 1983,
Hinds 1977, Ji 2002, Longacre 1979). El estudio de tales rasgos, algunos de ellos
dependientes del tipo específico de texto, resulta interesante para ayudar a justificar la
importancia del párrafo como unidad discursiva. Esta propuesta pretende contribuir al
estudio de tales cuestiones, basándose en un corpus de textos escritos de revistas de
noticias de actualidad en español. Desde el punto de vista del contenido del párrafo pero
con incidencia en su expresión formal, una noción fundamental es la de tópico del
discurso. El tópico, y su jerarquización, está estrechamente relacionado con la
organización del discurso e incide sobre otras nociones como las de tema, progresión
temática, marcadores de transición del tópico y la noción de episodio, como unidad que
puede englobar varios párrafos. El párrafo se considera como una unidad con
coherencia interna, por una parte, y con una conexión adecuada con el contexto
lingüístico (que sigue y precede), por otra. Dependiendo del contenido comunicativo del
párrafo, algunos estudios distinguen tipos de párrafos diferentes (cf. Siepmann et al.
2008) y otros hablan de una posible estructura interna del párrafo (cf. Hannay y
Mackenzie 2009). En cuanto a tipos de párrafos y sus características, surgen diferencias
interesantes en relación al contraste entre lenguas y a la tipología textual. Entre las
estrategias lingüísticas que se observan en la transición de párrafos en los textos
analizados destacan: a) el uso de expresiones adverbiales y conectores de distinta
naturaleza y significado (solos o combinados con otras estrategias), b) expresiones que
reflejan el principio de progresión temática lineal o escalonada o aquellas que reflejan el
principio de progresión temática con temas derivados o continuos (cf. Daneš 1974, Fries
1983), c) perífrasis de relativo (oraciones escindidas) y otras construcciones de foco, d)
expresiones evaluativas y marcas evidenciales y, finalmente, e) preguntas retóricas.
Palabras clave: párrafo, tópico del discurso, organización del discurso, progresión
temática, episodio, español
Abstract
In dealing with linguistics beyond the sentence, the paragraph is considered as one of
the intermediate units between the sentence and the text. Rather than a purely-
orthographic unit, basically delimited by indentation, the paragraph is seen as a
structural unit which mainly exhibits certain formal features, but also of content, which
help set up its boundaries (cf., among others, Brown & Yule 1983, Hinds 1977, Ji 2002,
Longacre 1979). The study of such features, some of them depending on the specific
text type, proves an interesting task in order to justify the importance of the paragraph
as discourse unit. This paper intends to contribute to the study of these aspects, on the
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basis of a corpus of written texts from weekly news magazines in Spanish. From the
point of view of the content of the paragraph but with relevance on its formal
expression, a fundamental notion is that of discourse topic. Topic, and its hierarchy, is
closely related to the organisation of discourse and affects other notions such as that of
theme, thematic progression, topic-shift markers and the notion of episode, as a unit
which can integrate various paragraphs. The paragraph is considered as a unit with
internal coherence, on the one hand, and an adequate connection with the linguistic
context, on the other. Depending on the communicative content of the paragraph, some
studies distinguish different types of paragraph (cf. Siepmann et al. 2008) and others
refer to an internal structure in the paragraph (cf. Hannay & Mackenzie 2009). In terms
of the types of paragraph and their characteristics, there are interesting cross-linguistic
and typological differences. Among the linguistic strategies that corpus analysis
suggests in terms of paragraph transitions there are the following: a) adverbial
expressions and connectors of different type and meaning, b) expressions reflecting the
different patterns of thematic progression (cf. Daneš 1974, Fries 1983), c) focus
constructions such as cleft and identifying constructions, d) evaluative and evidential
expressions and e) the use of rhetorical questions.
1. Introducción
A la hora de hablar de una gramática supraoracional se ha considerado el párrafo como
una de las unidades intermedias entre oración y texto. Más que una unidad puramente
ortográfica, delimitada básicamente por tabulación o espacios interlineales, el párrafo se
entiende como unidad estructural a la que es posible asociar rasgos de forma y
contenido, que ayudan a señalar su demarcación (cf. entre otros, Brown y Yule 1983,
Hinds 1977, Ji 2002, Longacre 1979).
El estudio de tales rasgos, algunos de ellos dependientes del tipo específico de texto,
resulta interesante para ayudar a justificar la importancia del párrafo como unidad
discursiva. Esta propuesta pretende contribuir al estudio de tales cuestiones, basándose
en un corpus de textos escritos de revistas de actualidad en español.
Existe una justificación de naturaleza cognitivo-intuitiva para el reconocimiento de la
noción de párrafo, como han puesto de manifiesto distintos estudios experimentales.
Hoey (1983: 4-7) da cuenta de un estudio llevado a cabo por E. O. Winter en 1970 cuya
finalidad era comprobar la capacidad de reconstrucción de un discurso de un grupo de
estudiantes universitarios en Gran Bretaña. La conclusión principal del estudio fue que
un 55% de los estudiantes que participaron en el estudio (de un total de 229 sujetos)
fueron capaces de reconstruir un discurso a partir de un conjunto de oraciones
desordenadas, lo que llevó a Winter a hablar de un “consenso acerca de la organización
del discurso” entre los hablantes nativos de una lengua (cf. Hoey 1983: 5). Además, el
experimento sirvió como evidencia en contra de la idea de que el discurso es una mera
combinación de oraciones, en la que cada una de éstas encaja y se relaciona
estrechamente con la inmediatamente anterior y así sucesivamente (la llamada hipótesis
de construcción del discurso ‘ladrillo a ladrillo’). Es decir, que a la hora de (re)construir
un discurso hay que tomar en consideración un número mayor de factores que las meras
‘conexiones adyacentes’ expresadas por marcas como la repetición, pronominalización
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E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
Desde el punto de vista del contenido del párrafo, pero con incidencia en su expresión
formal, una noción fundamental es la de tema o tópico del discurso (correspondiente a
discourse topic en inglés). El tópico es una noción fundamental en la discusión sobre la
organización del discurso porque permite estructurar el texto en unidades que giran,
cada una de ellas, en torno a un (sub)tópico determinado, que suele, a su vez, tener
(alguna) vinculación con los tópicos precedentes o los que siguen. Asimismo, el párrafo
es importante porque suele vincularse a cada una de las unidades de tópico. Los análisis
de Longacre (1979), por ejemplo, mostraron que un párrafo se construye a menudo en
torno a un único tópico como un participante o un tema.
La distribución de los enunciados que forman el texto está en estrecha relación “con la
distribución de los tópicos, los subtópicos y los cambios de tópico” (Calsamiglia y
Tusón 1991: 95). De esta manera, el párrafo es una unidad del discurso que engloba
distintos enunciados relacionados entre sí por su contenido (Hannay y Mackenzie 2009:
69).
En la segmentación del texto en párrafos influyen aspectos diversos como la extensión
del texto, el tipo de texto y, en último término, la voluntad estilística del autor. Otros
factores tienen que ver con el deseo de romper la apariencia física en el texto para
combatir la ‘monotonía’ de la página y facilitar la tarea del lector. El párrafo no es sólo
un mecanismo “lógico” de estructuración de un texto, sino que –como dicen Hannay y
Mackenzie (2009: 69)– “[…] also has a function in increasing eye-appeal of your text”,
lo que redunda en un acercamiento más placentero y positivo del lector al texto. Sin
embargo, “[…] lejos de ser una mera estrategia externa o visual, la segmentación está al
servicio de la comunicación del contenido” (Calsamiglia y Tusón 1999: 96).
Brown y Yule (1983: 69-70) hablan de la complejidad de definir y acotar la noción de
tópico e identificar explícitamente, en un texto, los puntos de transición de un tópico a
otro. Dada esta complejidad, un enfoque más prometedor, según los autores, es el de
identificar los ‘marcadores de transición del tópico’ (topic-shift boundaries) (cf.
también Hearst 1997: 39-40). Es decir, en la segmentación del texto, más que utilizar
criterios que dependen del contenido del mismo, sugieren centrarse en aquellos de tipo
formal:
This type of approach to the analysis of discourse is based on the principle that, if
we can identify the boundaries of units –where one unit ends and another begins–
then we need not have a priori specifications for the content of such units. The
burden of analysis is consequently transferred to identifying the formal markers of
topic-shift in discourse. (Brown y Yule 1983: 94-95).
La idea interesante que aquí subyace es que estos puntos en el texto en los que estos
marcadores anuncian un cambio de tópico suelen coincidir en la práctica con los inicios,
y finales, de párrafo. Chafe (1979: 179-180) habla en términos parecidos de los límites
de un episodio en el discurso oral.
Este es el enfoque que este estudio adopta: la investigación de la transición en párrafos
está basada en la detección de marcadores que aparecen de manera recurrente hacia el
inicio, y menor medida, final de párrafo. Un objetivo importante del análisis de textos
recogidos es la exploración de cuáles son esos marcadores específicamente y en qué
proporción aparecen en las revistas de actualidad.
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E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
comenta Longacre (1979: 116), “it may be deemed inelegant or heavy to go along too
far on a page or a series of pages, without an indentation or section break”. Es decir, en
último término, la segmentación del texto en párrafos parece deberse más a cuestiones
que tienen que ver con la apariencia física de la página o el texto en sí que a razones
reales de contenido.
Aunque desde pequeños se nos enseña a que los párrafos deben constituir unidades
coherentes y con estructura interna, construidos con un inicio y final apropiados, en los
textos que encontramos en la práctica, no siempre encontramos una división en párrafos
para describir un cambio en la discusión, sino que en ocasiones se encuentran párrafos
diferentes para romper la apariencia física en el texto y así ayudar en la lectura y
comprensión del texto escrito (Hearst 1997: 34 y Stark 1988).
3. Corpus y metodología
La muestra en la que se basa este estudio procede de un corpus de textos escritos en
español y compilado a partir de dos revistas de información semanal editadas en
España: Cambio 16 y Tiempo. Cambio 16, revista de actualidad decana en España, fue
fundada en 1971, jugando un papel notable en la transición Española, y Tiempo fue
fundada una década más tarde (en 1982). En ambas publicaciones, la información de
temas políticos ha desempeñado un importante papel aunque las revistas han ampliado
su oferta con artículos de otras temáticas.
Un total de 40 artículos, veinte por cada revista, fueron analizados manualmente
haciendo especial hincapié en los límites de párrafos de dichos textos. Los artículos
seleccionados versan sobre temas de ciencia e investigación, asuntos sociales y temas de
sociedad, medio ambiente, política, cultura, deporte y necrologías. El número total de
palabras analizado es de alrededor de 32.000, aproximadamente la mitad por cada una
de las dos revistas.
Los textos fueron seleccionados y compilados de la edición electrónica de las dos
revistas de actualidad, con fechas que cubren, aproximadamente, el periodo entre enero
de 2012 a marzo de 2014. En el Apéndice final se presenta la lista completa de
artículos, con información del autor, la fecha del artículo y un nombre en clave
(utilizado en los ejemplos citados en este estudio entre paréntesis).
El género de las revistas de actualidad puede considerarse como perteneciente al general
del discurso periodístico (cf. p.ej., van Dijk 1988, Semino 2009), y que comparte sus
rasgos lingüísticos básicos. Se trata de textos cuidadosamente editados, que presentan la
información con una relativa objetividad y con un propósito general claro: transmitir y
evaluar información acerca de sucesos recientes y personas notables (Biber et al. 1999:
9).
Dada la naturaleza del análisis para este estudio, los textos fueron analizados
manualmente con el fin de identificar estrategias lingüísticas de segmentación de los
textos en párrafos y rasgos formales relacionados con su contenido. Las distintas
estrategias fueron agrupadas en categorías, según la naturaleza de las mismas. En el
análisis de los textos, se adoptó una perspectiva macrolingüística por la que se trató de
descubrir relaciones entre las marcas formales de transición de párrafos y la
organización global del discurso.
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En algunos artículos, además, varios párrafos se agrupan por un tema común bajo un
mismo título de sección, lo que facilita la labor del lector en su interpretación del texto
en unidades temáticas.
En las subsecciones siguientes se presentan las estrategias lingüísticas asociadas a la
transición de párrafo que han resultado del análisis de corpus de manera más evidente y
que se han agrupado en seis grupos de categorías, ordenadas por frecuencia de uso en el
corpus de artículos analizado.
(2) Un año más tarde, en 1994, fue el Príncipe de Asturias el que viajó a
Sudáfrica para participar en la ceremonia del nombramiento de Mandela
como presidente sudafricano. […]
En 1999, casi al término de los cinco años de Mandela como mandatario del
país austral, los Reyes hicieron una visita de Estado a la nueva Sudáfrica
interracial. […]
(Mandela en España)1
(3) En Barcelona las cosas no parecen ir mucho mejor, lo más granado del
empresariado catalán se reunía hasta este verano en el restaurante EVO, que
también ha cerrado sus puertas. El hotel Hesperia Tower de L’Hospitalet de
Llobregat ha clausurado este establecimiento de alta cocina, creado en 2006
por el fallecido cocinero Santi Santamaría. (Clásicos del Lujo)
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E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
(4) [Inicio del texto] Hace justo un año, en estas mismas páginas analizábamos
2012 […]
Sin embargo, doce meses después, no hay muchos datos que confirmen que las
cosas han ido a mejor. […] (España 2013)
(5) La memoria nos cuenta que este hotel fue construido en un periodo récord de
18 meses con la técnica del hormigón armado, lo que le hizo convertirse en su
momento en el edificio más moderno de Madrid y conseguir muchos premios
arquitectónicos.
Actualmente está catalogado como bien de interés cultural con categoría de
monumento. (Palace)
(6) Pese a ello, es probable que los acontecimientos acaben llevando al Gobierno
a tomar medidas, ya sea por la presión de los mercados o por la tensión en la
calle. […] (España 2013)
(7) Pero aunque hay grandes que caen, el mercado restaurador sigue estando en
plena ebullición. […] (Clásicos de lujo)
(8) Pero no todo se puede comprar. […] (Aldeas)
Comparación y adición:
(9) Asimismo, la política española estará marcada este año, como viene
sucediendo durante los últimos 30, por lo que suceda en Cataluña y el País
Vasco. (España 2013)
(10) También han pasado a la historia las camareras con cofia del recordado
Príncipe de Viana, uno de los mejores restaurantes vasco-navarros fundado en
1963 por Jesús María Oyarbide y su mujer, Chelo Apalategui.
(Clásicos del lujo)
(11) Por lo demás, y como se ha citado anteriormente, es muy probable que Rajoy
aproveche la ausencia de citas electorales para sacar adelante las reformas
políticas más polémicas contempladas en su programa y que todavía están sin
aprobar. (España 2013)
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Además, por lo demás anuncia que el texto está llegando a su fin. En el caso del artículo
de donde se ha extraído este ejemplo, introduce el penúltimo párrafo. Una expresión
similar es en definitiva, que también actúa como conector de organización global del
discurso y aparece en estadios finales del mismo (en este caso, el penúltimo párrafo del
texto):
(14) Pase lo que pase, lo único cierto es que 2013 volverá a ser un año muy difícil
para Rajoy y por extensión para España. (España 2013)
Por último aparece al “comienzo del final” de una secuencia de párrafos, al inicio de
párrafo, como en el siguiente extracto tomado de un artículo sobre Madrid como
importante capital turística de Europa. Este párrafo es el último de la sección del
artículo titulada “Madrid, tourist friendly”:
(15) Por último, el programa “Madrid plays off” pretende ofrecer a los turistas,
sobre todo a los más jóvenes, los aspectos más innovadores de una ciudad que
cambia y se renueva conforme se desarrolla su tejido urbano y social.
Contempla circuitos por los Ejes Fuencarral-Chueca, el Paseo del Arte con
Matadero Madrid y Casa Encendida, y los barrios Embajadores y Lavapiés.
(Madrid)
Una función similar tiene y, sobre todo, en el siguiente inicio de párrafo, el último de un
artículo con motivo del fallecimiento del pensador británico Christopher Hitchens:
(16) Christopher Hitchens […] se fue después de regalarnos a todos este libro
inaudito, Mortalidad, en el que cuenta cómo anduvo paso a paso el camino por
el que no habría de regresar. La fortaleza (falsa) que se supone al enfermo. Su
increíble diálogo con el miedo. La pérdida de la voz. Lo insoportable del
dolor, algo imposible de describir con palabras. Los amigos y el amor en la
recta final...
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E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
Y, sobre todo, la lección definitiva de alguien que murió como había vivido:
combatiendo, pero en paz. (Hitchens)
(17) […] hombre que ha hecho siempre mucho deporte y que, a principios de este
mes de enero, cumplió 75 años.
Una fecha redonda la del cumpleaños real, que la televisión pública española
ha querido aprovechar para… (Rey 75)
En textos cuyo tópico general es un participante o entidad, el párrafo puede iniciarse por
medio de un sujeto que ayuda a describir dicha entidad, aportando propiedades no
mencionadas a la vez que evita la redundancia no deseada en el texto escrito. Este
mecanismo se puede considerar una variedad del patrón de ‘progresión temática
continua’. En el siguiente extracto, tomado de un artículo sobre el Hotel Palace de
Madrid, el sujeto de la oración que inicia el párrafo retoma ese tópico aportando
propiedades del hotel no mencionadas hasta entonces:
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(19) Si las paredes del Palace hablaran... Intelectuales, políticos o artistas, muchas
celebridades mundiales han pasado en un momento u otro por este hotel que
cumple este mes de octubre sus 100 años.
Este emblemático edificio belle époque esconde muchos secretos y, sobre
todo, en sus habitaciones y salones se ha escrito el devenir de la historia con
todas sus grandezas y sus miserias. (Palace)
Finalmente, los límites de párrafo en los textos del género de revistas de actualidad
exhiben a menudo lo que llama Daneš progresión temática con ‘temas derivados’. Al
tratarse de textos que suelen girar alrededor de un tema, evento o entidad, éste se
desgrana en varios tópicos relacionados, que constituyen aspectos del mismo y que
pueden coincidir con cada uno de los párrafos, como en el siguiente extracto del mismo
artículo que el ejemplo anterior:
Otro ejemplo de temas derivados de un tópico global del discurso en posición inicial de
párrafo es el siguiente, extraído de un artículo sobre el trabajo infantil:
(21) La OIT y AECID han presentado esta mañana en Madrid los datos del
Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC),
[…]
En el encuentro, que ha tenido lugar en la sede de la Agencia Española de
Cooperación Internacional para el Desarrollo, se han explicado las iniciativas
que se han puesto en marcha desde el año 2000 […]
El director de la Oficina de la OIT para España, Joaquín Nieto, y el
Secretario General de Cooperación Internacional para el Desarrollo,
Gonzalo Robles, han presidido la jornada […]
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E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
Cada uno de los párrafos representa un subtópico del tópico principal, que es
introducido a principio de párrafo en el caso de (21).
Un marcador muy utilizado en este tipo de género de texto escrito en el contexto de la
progresión temática con temas derivados es la expresión en cuanto a:
(22) En cuanto al País Vasco, y a pesar de que el regreso del PNV al poder se ha
producido sin elevar el tono reivindicativo, habrá que estar pendientes del
final de ETA. (España 2013)
(23) En cuanto al alcohol, hay que disfrutar de él con moderación. (Navidad y
colesterol)
(24) It has often occurred in the history of science that an important discovery was
come upon by chance. A scientist looking into one matter unexpectedly came
upon another which was far more important than the one he was looking into.
Penicillim is a result of such a discovery.
Penicillim was accidentally discovered by Fleming in 1928 […]
La última oración en (24), que abre el nuevo párrafo, retoma el tópico, y tema (en el
sentido de Halliday 1967), de la oración precedente, localizada a final de párrafo. Como
comenta Wilson (1998) (cf. también Giora 1997), hay dos factores interesantes en
relación a la oración “Penicillim was accidentally discovered by Fleming in 1997”: por
una parte, por su alto estatus informativo (al transmitir un alto grado de información
nueva), esta oración debe iniciar un nuevo párrafo y no incluirse en el párrafo
precedente, y, por otra parte, el elemento inicial de la oración o tema (“Penicillim”) se
expresa por medio de un sintagma nominal completo a pesar de que en principio aquí
habría valido también el uso de un pronombre (it en este caso). Es decir, se recurre a la
repetición del sintagma nominal frente al uso del pronombre anafórico para referirse a la
entidad que acaba de introducirse en el discurso. Este recurso de la repetición de un
sintagma nominal frente al uso del pronombre pertinente, según autores como Stark
(1988), es uno de los rasgos más importantes que señalan el límite de párrafos.
La exploración de los textos del corpus ha demostrado que este recurso es también
utilizado en varias ocasiones para demarcar el párrafo en cuestión. Obsérvese por
ejemplo, el siguiente extracto (donde aparecen destacados los dos elementos repetidos):
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
(26) […] En estas fechas millones de musulmanes viajan hasta Arabia Saudí para
cumplir con el precepto.
Arabia Saudí es uno de los países más estrictos en lo que a cuestiones
religiosas se refiere. Carece de Constitución como tal, se guía por el Corán y
la sharia en lo tocante a temas legislativos. (La Meca)
(27) De esta manera, mientras por un lado los factores macroeconómicos de
Alemania lo sitúan a la cabeza de la UE, por otro se abre cada vez más la
brecha entre los pobres y los ricos en un país donde la cuota de pobreza se
sitúa desde hace años entre un 14 y un 16 por ciento de la población.
Sin embargo, la pobreza es relativa según el país donde se mire. […]
(Mercado alemán)
(28) […] También se contempla la puesta en marcha de plataformas online
pensadas para los profesionales del sector turístico que permitan orientar y
mejorar el conocimiento sobre Madrid y su oferta.
Madrid apuesta también por seguir impulsando los eventos de interés turístico
buscando la colaboración privada para poder financiar la celebración de
espectáculos deportivos, conciertos, cartelera de espectáculos y agenda de
ciudad. [Final de artículo]
(Madrid)
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E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
(30) Entre las principales dolencias que puede acarrear la ausencia de actividad
física en nuestras vidas, se encuentran las enfermedades cardiovasculares, el
cáncer o la diabetes. (Sedentarismo)
(31) La igualdad, la normalización, la integración…a través del deporte son el
objetivo final de esta fundación. … (Deporte adaptado)
(32) Son numerosos los campos en los que las TIC pueden ayudar al progreso
económico. … (Impulsar las TIC)
(33) […] Muy pronto llega a dirigir el hotel el ejecutivo Marc Lannoy, con un
amplio bagaje anterior en el sector, que ha realizado toda una revolución en
este Palace que comenzaba a acusar cierta decadencia.
Es Lannoy quien reactivó la vida social del hotel inaugurando su pequeño
museo, una tienda de vinos y organizando distintos y muy variados actos, así
como lúdicas actividades como interesantes jornadas gastronómicas o
sesiones de jazz […] (Palace)
(34) Fue el mismísimo Herakles, según una leyenda que cita Píndaro, quien fundó
los Juegos Olímpicos en honor de su padre Zeus, en un lugar llamado Olimpia
por su cercanía al monte Olimpo, donde moraba el padre de los dioses,
convertido en el principal centro de culto a Zeus. El propio Herakles (Hércules
en la terminología latina), después de terminar sus famosos Doce Trabajos,
que tanto tuvieron de agones deportivos, construyó el recinto competitivo de
Olimpia, fijando de paso la medida ideal que debía tener, el “estadio” (125
pasos) que da nombre a estos centros de competición. (Juegos Olímpicos)
La construcción de foco puede servir para introducir en escena una entidad prominente
con especial relevancia en la historia, como en (34) o poner en relieve una entidad que
ya ha sido introducida en el contexto anterior pero a la que se le asocia propiedades
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nuevas, como en (33) (cf. los sentidos referencial y relacional del foco, en Siewierska
1991: 174).
Las oraciones impersonales como las que designan existencia (o existenciales) pueden
aparecer a principio de párrafo para crear el marco en el que se va a desarrollar el
discurso y/o guiar al lector en la estructuración del mismo en tópicos y subtópicos.
Otras expresiones que señalan un cambio de tópico, al menos a nivel local, y se sitúan a
principios de párrafo, son las que contienen el indefinido otro con sustantivos
relacionados con la historia:
(37) Otro restaurante conocido por sus famosos reservados y por donde pasaban
políticos y financieros es Balzac, detrás de la iglesia de Los Jerónimos, y al
lado de la bolsa, y ahora también cerrado. […]
Y otro estrella Michelin en Barcelona también tancat es el restaurante
Drolma. (Clásicos del lujo)
(39) Si queremos conocer al detalle todo lo que Madrid ofrece al turismo este
verano la mejor opción es visitar el portal www.esmadrid.com que agrupa
todas las actividades culturales y nos informa de las alternativas y planes que
tenemos para conocer mejor la ciudad. (Madrid)
(40) Pero si existen unos auténticos protagonistas en la Fundación También estos
son los más pequeños. Que puedan practicar deporte y acceder al ocio al igual
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E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
En (40), un artículo sobre una fundación de deporte para discapacitados, por ejemplo, la
condicional anuncia el foco de información sobre “los más pequeños”, entidad que es
desarrollada en el contexto siguiente dentro del mismo párrafo. En el mismo texto, el
mismo tipo de oración se utiliza para señalar explícitamente el cambio de tópico:
(41) Y si hasta ahora hemos centrado nuestra mirada en la parte más lúdica de
esta entidad, en esa oportunidad que ofrece a todas las personas con
discapacidad de acercarse al deporte, nos vamos un poco más allá y
hablamos de metas superadas y récords conseguidos. […]
(Deporte adaptado)
(42) Desde la patronal alemana (BDA) creen que esto reduciría las posibilidad de
muchas personas a acceder al mercado laboral y no la necesidad de la gente
de acudir a las ayudas sociales a pesar de trabajar.
Según datos de la Oficina Federal del Trabajo (BA), un total de 1,3 millones
de trabajadores se ven obligados a pedir una ayuda social para llegar a final
de mes. (Mercado alemán)
(43) “Ya que nuestros políticos no llegan a la población, y no hacen nada por nadie
más allá de sus intereses, de los mercados y de los bancos, nos tenemos que
ayudar entre nosotros”, nos contaba Pipi –Ricardo Delgado, como reza en su
documento de identidad– antes de la actuación. (Solidaridad ciudadana)
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(44) Parece evidente que uno de los males de las sociedades democráticas estriba
en cuantas leyes que, con el paso del tiempo, han perdido su razón de ser
perduran y perduran, convertidas en morbosos fetiches del pasado. Por
ejemplo, evidente, el derecho a poseer armas basado en la segunda enmienda
de la Constitución de Estados Unidos. (Libertad armada)
(46) No corren buenos tiempos para los hombres y mujeres que proyecto cultural
en mano se lanzan a la aventura de lograr financiación para hacerlo realidad.
Pero emulando a los modelos estadounidenses cada vez más webs españolas
permiten acercar las iniciativas de los creadores al público interesado en
aportar un pequeño capital. (Crowdfunding)
(47) (Principio de artículo tras la introducción) Es muy difícil imaginar el dolor de
las madres a las que les arrebataron a sus hijos, porque alguien decidió que
era mejor entregárselos a otras familias. Pero lo que sí es facil comprender es
la impotencia que sienten ahora, frente a una Justicia ineficaz, incapaz de dar
respuestas. (Robo bebés)
(48) (Principio de artículo tras la introducción) Es cierto que se trata de un barrio
humilde. Es verdad también que la música ska va destinada a un público
eminentemente joven, y por tanto con menos recursos a su alcance. Pero la
realidad es que […] (Solidaridad ciudadana)
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E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
(49) ¿Hará algo Rajoy para evitarlo? Esperemos que sí, si bien el presidente ha
sugerido recientemente que […] (España 2013)
Las preguntas retóricas se utilizan por el autor para crear una ruptura mayor que en
otros casos de transición de párrafo. Sirven a menudo para iniciar una secuencia de
párrafos (o episodio, según algunos autores) sobre un determinado subtópico.
A veces son combinadas con nexos discursivos, como pero. En el siguiente extracto, la
pregunta retórica sirve a la autora del texto para dirigirlo hacia un tópico que ella misma
quiere introducir. En este artículo, que trata sobre la venta de pequeñas aldeas en
España, sirve para introducir el tipo de comprador de este tipo de bien y el contexto
siguiente enumera los tres tipos de compradores (en negrita en el extracto).
En el artículo sobre el 75 cumpleaños del Rey Don Juan Carlos, un párrafo entero del
mismo consiste en una larga interrogativa:
La pregunta retórica también aparece al final de párrafo y puede servir como punto final
de un texto. El siguiente es un extracto, tomado del párrafo final, de un artículo en el
que el autor compara el uso de las drogas con el de las armas en los Estados Unidos.
Utiliza la pregunta retórica para implicar al lector en la argumentación, con una
pregunta cuya respuesta (positiva) parece obvia y que no ofrece lugar a dudas:
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Conclusiones
La finalidad de este estudio ha sido explorar la noción de párrafo y los patrones de
transición de párrafo tomando como base un corpus de revistas de actualidad en
español. Los resultados del análisis han destacado unas estrategias lingüísticas
recurrentes coincidiendo sobre todo con el comienzo de párrafo. En orden de
importancia en cuanto a su frecuencia son, a grandes rasgos: a) el uso de expresiones
adverbiales y conectores de distinta naturaleza y significado (solos o combinados con
otras estrategias), b) patrones de párrafo que reflejan el principio de progresión temática
lineal o escalonada, con temas derivados o ‘continuos’ (cf. Daneš 1974, Fries 1983), c)
construcciones de foco como perífrasis de relativo (u oraciones escindidas) y otras
como oraciones identificativas, impersonales e inversiones, d) marcas de
evidencialidad, e) expresiones evaluativas, y f) preguntas retóricas.
El análisis también apunta a una justificación de la noción de párrafo, así como parece
necesario reconocer la noción de ‘episodio’ entendida como ‘secuencia de párrafos’ o
sección del discurso.
En general, parece que el comienzo de párrafo se demarca de un modo más rotundo y
claro que el final. Sin embargo, a final de párrafo, en este tipo de texto narrativo-
argumentativo aparecen oraciones con una ‘gran carga de contenido’ y que pueden
considerarse foco de información del párrafo. Después de las cuales parece lógico que
haya una pausa, que ayuda a mantener la expectación por la información transmitida y
crea un cierto suspense en el lector. Un ejemplo es el siguiente, donde tras la última
oración del extracto, el lector es invitado a seguir leyendo:
(53) […] La última etapa de José Luis Rodríguez Zapatero al frente del Ejecutivo
dejó una sensación tan amarga, sobre todo desde el punto de vista económico,
que a poco que el Partido Popular se esmerase era de prever una mejora en la
situación del país.
Sin embargo, doce meses después, no hay muchos datos que confirmen que
las cosas han ido a mejor. […] (España 2013)
El final de texto también puede marcarse de una manera rotunda, como en (54) donde
una construcción con posposición de objeto y con gran carga de contenido informativo
se presenta como final de oración, párrafo y texto siguiendo los principios de
“información de peso al final” (end-weight principle) y de “foco al final” (end-focus
principle). El ejemplo está extraído de un artículo sobre la peregrinación a La Meca,
organizado cronológicamente y en el que el final del texto coincide con el tema de la
vuelta de los peregrinos a sus países de origen:
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E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
Aunque en teoría los mecanismos lingüísticos por los que el escritor marca la transición
de párrafos no son imprescindibles para que el texto aparezca como ‘estructuralmente
coherente’, sí son señales que guían al lector a descubrir la organización del texto y, en
ausencia de ellos, pueden provocar un efecto de confusión. De esta manera, en uno de
los textos de tema científico (Alimentos y Cerebro), se ha observado que los párrafos no
presentan el mismo tipo de marcadores de división de párrafo observados en los textos
analizados en su conjunto. El artículo en cuestión aparenta ser una traducción del texto
original (en inglés).
Este extracto del artículo (donde se han destacado los elementos de principio de párrafo)
nos ilustra cómo cuando el texto no sigue los marcadores de división de párrafo
comunes al género de revista de actualidad en español, el resultado es un texto que se
percibe como ajeno, extraño, no original.
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Apéndice
Cambio 16
CAMBIO16 VISITA LA UNIDAD DE INVESTIGACIÓN TELEMÁTICA DE LA POLICÍA NACIONAL: “No
existe el anonimato en la red, todas las conexiones pueden ser rastreadas”, por Aroa
Díaz Gutiérrez. 3 de enero de 2014 (Anonimato en red)
CUATRO AÑOS DESPUÉS: Haití, la catástrofe de nunca acabar, por Alberto de la Rosa. 12
de enero de 2014 (Haití)
DERECHOS HUMANOS Y COOPERACIÓN: Más de 168 millones de niños son explotados de
forma ilegal en países en vías de desarrollo, por Sandra Martín Duque. 5 de diciembre
de 2013 (Trabajo infantil)
DÍA MUNDIAL CONTRA EL CÁNCER: En España más de la mitad de los enfermos por
cáncer se curan, Redacción Cambio16. 5 de febrero de 2014 (Cáncer en España)
¿DÓNDE ESTÁN NUESTROS HIJOS?: El año pasado se censaron más de 1.000 casos, pero
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
sólo 12 han sido resueltos, por Sandra Martín Duque. 28 de enero de 2014 (Robo
bebés)
EL TRIUNFO DE LA SOLIDARIDAD CIUDADANA ES EL FRACASO DEL SISTEMA POLÍTICO: Cuando
el precio de la entrada de un concierto son 5 kilos de comida, por María Senovilla. 13
de enero de 2014 (Solidaridad ciudadana)
ESPAÑA LOGRA REALIZAR 45 TRASPLANTES EN UN DÍA: La ONT continúa batiendo records y
siendo líder mundial, Redacción Cambio16. 27 de febrero de 2014 (Trasplantes)
FINANCIACIÓN COLECTIVA: El crowdfunding habla español, por Miguel Ángel Artola. 12
de febrero de 2012 (Crowdfunding)
FUNDACIÓN TAMBIÉN, DEPORTE ADAPTADO: Superación ante cualquier barrera,
Redacción Cambio16. 23 de diciembre de 2012 (Deporte adaptado)
GUADALAJARA: Historia y naturaleza, por Juan-Carlos Arias. 27 de julio de 2011
(Guadalajara)
HACEN LA PRUEBA DEL ADN A LOS RESTOS HALLADOS EN 2006: El cazador leonés del
Mesolítico era moreno y con ojos azules, Redacción Cambio16. Miércoles, 29 de enero
de 2014 (Cazador del Mesolítico)
IMPULSAR LAS TIC, CLAVE PARA LE RECUPERACIÓN: Mejoraría la productividad y el
empleo, por Miguel Ángel Artola. 16 de diciembre de 2012 (Impulsar las TIC)
INDIA RECOGE EL 37% DE LA POBLACIÓN ANALFABETA MUNDIAL: La ONG de India que se
extendió como un restaurante chino y no como un McDonalds, por Sandra Tobar. 1 de
marzo de 2014 (Pratham India)
LA PSICOTERAPIA DE EQUIDAD FEMINISTA: El sexismo causa daños patológicos en las
mujeres, Redacción Cambio 16. 19 de diciembre de 2013 (Sexismo y daño psicológico)
LAS TABACALERAS GOLPEADAS POR LA CRISIS: El cigarrillo electrónico está de moda,
Redacción Cambio16. 26 de febrero de 2014 (Cigarrillo electrónico)
LOS NIÑOS TENDRÁN UNA VÍA DE COMUNICACIÓN DIRECTA ANTE LA ONU PARA DENUNCIAR
ABUSOS: Con derecho a ser escuchados, por Aroa Díaz Gutiérrez. 15 de enero de 2014
(Niños y abusos)
MADRID: La mejor oferta de ocio de Europa, Redacción Cambio16. 6 de agosto de 2012
(Madrid)
NO TE QUEDES SENTADO: Hacer deporte para no morir, Redacción Cambio16. 2 de
marzo de 2014 (Deporte para no morir)
OJO CON EL COLESTEROL: En Navidad alegría, en enero llegan los lamentos, por Narci
Ruiz. 3 de enero de 2014 (Navidad y colesterol)
SIN OPCIONES PARA SEGUIR ESTUDIANDO: Cientos de universitarios a la espera de recibir
sus becas, por Narci Ruiz. 27 de febrero de 2014 (Becas)
Tiempo
A PROPÓSITO DEL 75 CUMPLEAÑOS DEL REY, por José Oneto. 15 de enero de 2013 (Rey
75)
ADIÓS A LOS CLÁSICOS DEL LUJO, por Celia Lorente. 20 de noviembre de 2012 (Clásicos
del lujo)
ADIÓS AL GENIO DE LA GUITARRA, por José Manuel Gómez. 28 de febrero de 2014 (Paco
de Lucía)
ASÍ SERÁ EL AÑO 2013 EN ESPAÑA, por Álvaro Nieto. 2 de enero de 2013 (España 2013)
BODAS Y DIVORCIOS ANTE NOTARIO, por Clara Pinar. 15 de enero de 2013 (Notarios)
CEREALES Y PESCADO, LO MEJOR PARA EL CEREBRO, por Martin Faber. 20 de enero de 2012
(Alimentos y cerebro)
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E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
Notas
1
En los ejemplos, se destaca el elemento objeto de discusión en negrita. […] señala que se ha omitido
una parte del párrafo.
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
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Manuel Alcántara. Las unidades discursivas en los mensajes instantáneos de wasap.
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 223-242
Resumen
Este trabajo aporta datos sobre la necesidad de revisar la definición de las unidades del
discurso cuando se aplican al análisis de conversaciones mediante mensajes
instantáneos en español. Se ha analizado un corpus de la popular aplicación Whatsapp
con 176.000 palabras comparando sus características, por un lado, con otras formas
novedosas de comunicación relacionadas con internet y, por otro, con las formas
tradicionales de oralidad y escritura. Los datos muestran que hay diferencias relevantes
tanto en la estructura de la conversación (intervenciones, turnos, etc.) como en la misma
definición de esta, convertida en una interacción de límites difusos que tiene lugar de
manera simultánea con otras conversaciones y que incorpora un alto grado de
multimodalidad. Se concluye que se deben redefinir las unidades tomando como base
las características particulares de los mensajes instantáneos y no solo como una
adaptación –o deformación- de otros tipos de comunicaciones pre-existentes.
Abstract
The aim of the present study is to explore whether traditional discourse units are valid
for the analysis of instant messaging (IM) conversations in Spanish. Corpus-based
techniques were applied to a 176000 words corpus of Whatsapp interactions in order to
compare their features with those of written/spoken texts and of other new forms of
communications in Internet. The findings show that we do find relevant differences that
affect both the structure of the interaction and how we define the interaction itself.
Results indicate that conversations with IM have fuzzy limits, usually occur
simultaneously with other interactions, and are multimodal. We conclude that units of
analysis should be revised not as a variation of traditional written/spoken texts, but as a
different class of interactions.
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
comunicación”. Lucía (2012), por su parte, nos sitúa con las tecnologías del siglo
veintiuno en el desarrollo de la que denomina como tercera oralidad (la segunda sería
la provocada por las tecnologías del siglo pasado, especialmente la televisión, la radio y
el teléfono) y de una segunda textualidad escrita en la que el texto digital “comparte, a
un tiempo, algunas características del texto escrito y del texto oral”. Las siguientes
páginas aportan datos que muestran que, cuando se trata de comunicación a través de
nuevos medios, no siempre son vinos viejos en odres nuevos y que estas peculiaridades
no se limitan al léxico o a aspectos tipográficos, sino que llegan a afectar al modo en
que se estructura el discurso y la definición de las unidades que lo conforman.
Este no es el primer intento de identificar las características propias de los mensajes
instantáneos. El más cercano a este trabajo en cuanto a sus objetivos es el capítulo de
Naomi Baron titulado “Are Instant Messages Speech” (Baron 2008) sobre el uso de
mensajes por anglófonos. Sin embargo y a pesar de lo que anuncia su título, aquel
trabajo no llega a responder de manera satisfactoria a la cuestión que propone. En sus
conclusiones, nos dice sobre la pregunta de si los mensajes instantáneos son habla: “La
respuesta sencilla: no, aunque hay suficientes elementos similares (sobre todo en las
conversaciones entre hombres) para explicar por qué hablamos de conversaciones y no
de cartas”. A pesar de esto, el grueso del trabajo muestra de hecho coincidencias entre
ambas modalidades y la única diferencia significativa que se señala reside en una mayor
preocupación formal en los mensajes instantáneos que en el habla, lo que no parece
suficiente si tenemos en cuenta que en esta última también hay géneros y contextos con
distintos grados de formalidad.
Para este estudio he analizado mensajes enviados a través de la aplicación Whatsapp (a
partir de aquí abreviado como “WA”), sistema que he elegido entre todos los existentes
para mensajería instantánea únicamente por ser el más popular. La aplicación fue creada
en el 2009 por el estadounidense Brian Acton y el ucraniano Jan Koum, ambos ex
empleados de Yahoo Inc., y el blog oficial de la compañía afirmaba haber llegado a 400
millones de usuarios en todo el mundo en diciembre del 2013 cuando en agosto de ese
mismo año lo había hecho por primera vez a los 300 millones (blog oficial de
Whatsapp, 13/12/2013). Eso nos da una idea del nivel de crecimiento de su popularidad,
probablemente intensificada por su reciente compra en febrero del 2014 por parte de la
red social más utilizada, Facebook (blog oficial de Whatsapp, 19/2/2014).
Los programas de mensajería instantánea actuales comparten la mayoría de las
características importantes, por lo que las observaciones y conclusiones de este estudio
se podrán aplicar fácilmente a los demás sistemas. Todos ellos permiten mandar
mensajes de texto a receptores específicos que pueden, a su vez, contestar del mismo
modo y así desarrollar conversaciones por este procedimiento. Los mensajes se envían
de móvil a móvil utilizando como referencia el número telefónico personal de cada
usuario, pudiéndose establecer conversaciones entre dos personas o entre grupos
predeterminados por los usuarios. Dependiendo del diseño del sistema, a las palabras se
le pueden sumar imágenes, audios o vídeos. WA sí permite esta dimensión multimedia.
El usuario dispone de un teclado convencional tipo QWERTY para redactar los mensajes
además de una variedad muy amplia de símbolos y emoticonos. Las intervenciones se
presentan verticalmente y en el orden cronológico en que han sido enviadas, claramente
delimitadas y siempre acompañadas del nombre del interlocutor y la hora en que ha sido
escrito el mensaje. Se incluyen las intervenciones del propio usuario de modo que se
pueda leer la conversación completa en todo momento. Cada mensaje se ilustra con una
información añadida referida a si el mensaje ha sido enviado, lo que se marca con un
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M. Alcántara. Las unidades discursivas en los mensajes instantáneos de wasap
check o palomilla verde, y si ha sido recibido por el otro teléfono, que se marca con dos
de estos checks. Por último, el programa permite personalizar aspectos visuales tales
como el tamaño de la fuente o el diseño del fondo.
Ni las conversaciones ni las intervenciones que las componen tienen ninguna restricción
espacial o temporal. Una conversación solo termina cuando sus interlocutores la
abandonan definitivamente. Como veremos, esta característica es la fuente de algunos
de los rasgos más peculiares de la comunicación en mensajes instantáneos.
He utilizado un corpus de 176.000 palabras repartidas en 32 conversaciones con 106
participantes distintos que realizan un total de 34.100 intervenciones1. Los participantes
se encuentran en una franja de edad de entre veinte y cuarenta años que, como veremos
en la siguiente sección, es la mayoritaria en el uso de las nuevas tecnologías. WA
incluye una opción para exportar las conversaciones en un fichero de texto y poder
mandarlas así a través del correo electrónico, lo que ha facilitado la recopilación y el
trabajo con muestras reales. Al tratarse de un fichero de texto, no obstante, se pierde
todo el aspecto visual de la aplicación así como los posibles adjuntos multimedia
enviados en la conversación (fotos, vídeos, etc.) aunque dejan una huella que nos
permite situarlos en la conversación.
Una dificultad para recopilar corpus de este tipo reside en el uso fundamentalmente
privado de WA, lo que provoca lógicas reticencias a la hora de ceder las conversaciones
para su estudio. Por este motivo, los ejemplos aparecerán aquí con los participantes
convertidos en P1, P2, P3, etc. (empezando por P1 en cada ejemplo) para garantizar su
anonimato.
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M. Alcántara. Las unidades discursivas en los mensajes instantáneos de wasap
Los puntos en cursivas marcan las diferencias. Las interacciones que estamos
analizando no se transmiten por el canal fónico, sino a través de la escritura y la lectura
en aparatos de telefonía móvil. Sí implican una sucesión de intercambios, que es incluso
más radical que la de la comunicación oral ya que uno puede “hablar solo”, pero no se
puede escribir en WA si no existe un receptor. Esta sucesión, sin embargo, no debe
desarrollarse necesariamente con inmediatez. Aunque ocurre a menudo, no es extraño
que, como se indicó más arriba, pasen horas o días entre dos intervenciones. Por último,
podemos presuponer el carácter colaborativo de estas conversaciones en la misma
medida que en las mantenidas oralmente.
A pesar de las dos diferencias señaladas, la estructura de las conversaciones en WA se
asemeja claramente a la descripción propuesta por el grupo Val.Es.Co para las orales al
menos en los rasgos más generales. Una prueba de ello es que son percibidas como tales
de forma general por sus usuarios. Nótese que no utilizamos la metáfora de hablar
cuando utilizamos cartas o correos electrónicos puesto que se perciben como
interacciones claramente diferentes a las conversaciones. Sin embargo, sí es normal que
los usuarios se refieran a los mensajes instantáneos diciendo cosas del tipo “lo hablamos
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(1)
a. P1: Q te han dicho? (3 de mayo, 17:20):
b. P2: Me hicieron una biopsia , el día 31 me dan los resultados (17:27)
c. P1: Jor (17:31)
d. P1: Nada de nada? (17:31)
e. P1: Estas con la regla? (17:31)
f. P2: Churri estoy con M en la pelu, estas trabajando? (6 de mayo, 10:00):
g. P2: En fin pensé que trabajabas y te invitaba desauñar con nosotros (10:57)
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M. Alcántara. Las unidades discursivas en los mensajes instantáneos de wasap
Tenemos dos interlocutores, P1 y P2, que empiezan a conversar a las 17:20 del 3 de
mayo. Observamos que el inicio no responde a ninguna fórmula de cortesía, sino a una
pregunta directa. La contestación aparece siete minutos después. Estos vacíos son
típicos en los inicios de las conversaciones: en este caso, es el tiempo que P2 ha
necesitado para darse cuenta de que tenía un mensaje, leerlo y pensar la respuesta. De
(1c) a (1e) tenemos intervenciones sucesivas de P1, primero (1c) como reacción a (1b) y
después con dos preguntas diferentes. Ahí se produce un salto temporal en la
conversación hasta tres días después. De nuevo no hay ninguna fórmula de cortesía que
sirva para retomar la conversación y el tema de (1f) no parece seguir el discurso
anterior. Preguntada P2 sobre el motivo de este salto, me confirma que la conversación
anterior no terminó en (1e), sino que prefirió llamar por teléfono a P1 para responderle
oralmente. Entre (1e) y (1f) hubo diversas conversaciones, pero por otros medios
distintos a WA. La primera de forma inmediata y continuando lo empezado en (1a)-
(1e). La precedente a (1f) probablemente explique que P2 aclare de repente que está
“con M en la pelu”.
Las fórmulas de saludo evidencian el carácter especial de estas conversaciones que
suelen tener apariencia de empezar in media res y de no considerarse nunca terminadas.
Como hemos visto, 22 conversaciones de las 32 del corpus incluyen algún saludo, pero
solo 10 de ellas se inician de esta manera. Las otras 12 lo utilizan más adelante en el
acto de retomar la conversación después de un tiempo sin interacción. El siguiente
ejemplo (2) es una de las 10 que sí arrancan así, pero hay que esperar a la intervención
del segundo participante para ello, lo que es otra muestra de que el saludo no es parte
indispensable de la cortesía en los mensajes instantáneos.
(2)
P1: necesito pedirte un favor enorme!! (20:29)
P1: estoy haciendo un musical con unos amigos y necesitamos grabar unas
voces sobre la tipica base de karaoke. no tiene que sonar perfecto. solo
grabarlo y ya esta :( (20:31)
P1: y es que no sabia a quien acudir (20:31)
P1: crees que podrias ayudarme? .... :( te pagare lo que sea! es que ademas
necesitariamos tenerlo pa antes del 16.... y es super precipitado....sorry :(
(20:33)
P2: Ola! (21:14)
P2: Como seria?? (21:14)
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
(3)
a. P1: Me alegro ke estes alli y tan bien acompañada. (12 de noviembre, 20:48)
b. P1: Saludos, Descansa y no vengas a currar. Besitos (20:51)
c. P1: Hola como estas? Estas en Sanse? (13 de noviembre, 15:28)
d. P2: Si sigo en sanse , ai voy regular. (15:29)
e. P1: Cuandoe crezca un poco tendré que ir (16 de noviembre, 15:58)
f. P1: Te hiciste tu cresta? (15:59)
g. P2: Todavía no le he hecho jijijiji (17:02)
h. P2: Felizes fiestas y próspero año nuevo :)! (27 de diciembre, 16:28)
i. P2: Feliz año guapa!!! Y felices fiestas (15:25)
Vemos dos problemas relacionados con las unidades discursivas en apenas nueve
intervenciones. Por un lado, solo es posible darle sentido si presuponemos que la
comunicación está teniendo lugar también por otros medios. Efectivamente (3a) y (3e)
son respuesta a algo, pero ese algo no se ha transmitido en el WA.
Podemos inventar una interacción hipotética para mostrar el funcionamiento. P2 le ha
podido mandar un correo electrónico a P1 con una fotografía de su recién nacido. P1 ha
pensado en responderle con otro correo, pero finalmente ha preferido utilizar el mensaje
instantáneo porque quiere plantear una duda (3f) y cree que así obtendrá la respuesta de
una manera más rápida y cómoda. De la misma forma podemos presuponer que ambas
han mantenido una conversación telefónica previa a (3a). En ella, P2 le ha comentado a
P1 que se encuentra feliz en un lugar determinado y con una persona concreta. Después
de colgar los teléfonos, P1 ha sentido la necesidad de transmitirle a P2 su alegría por
saber que se encuentra bien, pero ha preferido hacerlo a través de un mensaje
instantáneo porque lo ha considerado menos disruptivo. Si P1 lo está pasando bien,
¿qué necesidad hay de molestar con una nueva llamada?
Estamos, por lo tanto, ante conversaciones multimodales: se produce una sucesión de
intercambios con relativa inmediatez y de forma colaborativa, pero utilizando medios
diferentes en las intervenciones. La duda que plantean estos usos es si el cambio de
medio es suficiente para delimitar las conversaciones. Es posible que P2 diera por
terminada la conversación telefónica en nuestro ejemplo una vez que hubo colgado. Sin
embargo, parece evidente que (3a) y (3h) solo son interpretables como la continuación
de una conversación y no como el inicio de una nueva.
El ejemplo (3) nos sirve para plantear otro problema relacionado con el mencionado
carácter difuso de estas conversaciones. Si observamos que estas interacciones
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M. Alcántara. Las unidades discursivas en los mensajes instantáneos de wasap
permanecen disponibles de forma constante para los interlocutores y que estos las
utilizan en aquellos momentos que sienten que tienen algo que comunicarse, ¿hasta qué
punto se trata de conversaciones y no de vehículos en los que las desarrollamos?
Cuando utilizamos el término conversación para referirnos a los mensajes instantáneos
(y a las redes sociales, foros, etc), lo hacemos con dos sentidos muy diferentes desde el
punto de vista de las unidades del discurso. Por un lado, nos referimos a la relación que
la aplicación WA establece entre dos o más interlocutores. Por otro lado, denominamos
también conversaciones a cada una de las veces que esa relación se activa mediante una
comunicación. Las siguientes figuras muestran en qué puntos de las conversaciones (en
el primer sentido de los propuestos para el término) aparecen saludos que nos indican
que se está iniciando una conversación (en el segundo sentido).
Las cuatro gráficas son ejemplos de interacciones muy diferentes en cuanto a extensión
y a número de hablantes, pero todas tienen líneas indicando que los interlocutores se
están saludando y que, por lo tanto, se está dando comienzo a una nueva interacción. De
hecho, estas líneas son la marca más evidente de límite conversacional que encontramos
en los mensajes instantáneos. Demuestran que efectivamente estamos utilizando la
unidad “conversación” de forma ambigua con dos sentidos diferentes. Para evitar esta
ambigüedad, denominaré a partir de aquí conversación solo a la segunda acepción, es
decir, a cada una de las interacciones cuyo inicio marcan saludos en los ejemplos de
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
arriba. Utilizaré el término relación para referirme a la otra acepción, al vínculo que
unas personas establecen en una aplicación informática concreta de manera que puedan
comunicarse (con conversaciones en el caso de los mensajes instantáneos) siempre que
lo deseen.
Desgraciadamente, como hemos observado más arriba, el saludo no es una cortesía
demasiado apreciada en los mensajes instantáneos y abundan las relaciones que carecen
de ellas. En nuestro corpus, encontramos de media un saludo cada 76 intervenciones, un
número excesivamente bajo como para suponer que se trata de una sola conversación
(especialmente en este medio con una tendencia tan clara a la concisión). Además,
como veíamos en el ejemplo (3), las conversaciones no se corresponden exactamente
con unidades temáticas. El medio escrito permite lanzar temas diversos a nuestros
interlocutores (normalmente en intervenciones separadas) sin miedo a que provoquen
confusión. Otra muestra de este uso se puede ver más abajo en el ejemplo (10).
Por último en el apartado de malas noticias para la definición de estas conversaciones,
también hemos visto que son asíncronas y que el paso del tiempo no es un dato
suficiente para marcar un límite conversacional. Casos de lapso de tiempo comunes
como el del ejemplo (4) nos muestran que, a diferencia de las conversaciones orales,
aquí cuatro horas de incomunicación no implican nada en el desarrollo del discurso.
(4)
P1: Hola guapa que tal con el pelo? (12:15)
P2: Eisssss (15:56)
P2: Muy bien! (15:56)
P1: En mi trabajo fliparon todos y les gustó mucho (15:57)
WA define las relaciones de una manera muy estricta a través de las personas que tienen
“permiso” para interactuar a ellas. Sin embargo, vemos que los rasgos señalados de
asincronía y simultaneidad difuminan los límites de las conversaciones salvo en
aquellos casos en que los propios interlocutores deciden explicitarlos a través de
fórmulas de saludo o despedida. De hecho, las conversaciones comparten hasta cierto
punto con las relaciones la disponibilidad para ser retomadas en cualquier momento
puesto que los antecedentes permanecen guardados en los teléfonos de los interlocutores
y nada evita volver hacer referencia a ellos.
(5)
P1: Manuel? (16:46)
P1: Si te parece, y para hacer la recuperación más distendida, te veo donde me
dejaste (16:46)
P1: Y si no, la semana que viene (16:46)
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M. Alcántara. Las unidades discursivas en los mensajes instantáneos de wasap
P2: Lamento no haberte visto. La semana que viene lo intentamos. […] Buen
fin de semana y tiempo de sol. (19:36)
Una diferencia que encontramos entre las intervenciones orales y las de los mensajes
instantáneos reside en que en estas últimas sus límites son menos ambiguos: la
disposición gráfica de la conversación establece claramente en qué momento se ha dado
por terminada cada intervención. En cuanto a su extensión normal, la longitud media de
los turnos en el habla depende de si estamos en un contexto formal o informal, de si hay
un hablante o varios y de si el contexto es público o privado, siendo siempre mayor en
los primeros casos (Cresti y Moneglia 2005). Los números varían de las 19 palabras por
intervención en los monólogos formales a las 6 palabras de las conversaciones
informales en ámbitos privados con más de dos hablantes. Las intervenciones de nuestro
corpus de mensajes instantáneos tienen una media de 6 palabras. Todas las
conversaciones son informales por lo que no disponemos de esa variable para la
comparación, pero sí podemos constatar que coincide con la modalidad oral. También
podemos ver que el número de participantes no parece afectar aquí a la longitud como
lo hace en el habla ya que tenemos conversaciones multitudinarias con extensiones
medias largas (10 hablantes con una media de 7 palabras) y cortas (10 hablantes con una
media de 4,8 palabras) de la misma manera que tenemos diálogos entre dos personas
con intervenciones largas (15,8 palabras) y cortas (2,8 palabras).
Un uso particular de las intervenciones en WA segmenta los mensajes en unidades
sintácticas menores a la oración como ocurre en (6). Baron (2008) encuentra ejemplos
del mismo fenómeno en inglés, como (7).
(6)
P1: Amor, la de desmadre de padre (00:29)
P1: Esa q su hijo s va a casar (00:29)
P1: Y la liaa (00:30)
P1: Q l hijo s rico (00:30)
P1: O la de lo imposible (00:30)
P1: O dreams (00:30)
P1: O friday's (00:30)
P1: Elegid (00:30)
(7)
P1: that must feel nice
P1: to be in love
P1: in the spring
(8)
P1: me encanta despertaros con buenas noticias (9.15)
P1: y la noticia es: prrrrrrr (9.16)
P1: ya está colgado el trabajo de trad jurídica (9.16)
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En estos casos, las intervenciones se distancian claramente de conceptos como los actos
de habla o los enunciados, que se definen como unidades completas desde un punto de
vista pragmático (Cresti y Moneglia 2005).
Los turnos de habla también tienen peculiaridades derivadas del medio que complican
su definición. Según Val.Es.Co, una intervención ocurre cada vez que un interlocutor
emite uno o varios mensajes con una intención. Las intervenciones se convierten en
turnos si los interlocutores receptores las reconocen como tales prestándolas atención y,
por lo tanto, creando un intercambio. De esta forma, no todas las intervenciones son
turnos (puesto que pueden ser obviadas por los otros interlocutores), pero todos los
turnos se componen de intervenciones (Briz y Val.Es.Co. 2004).
Retomaremos el ejemplo (5) para ilustrar por qué decimos que su análisis es más
complejo en los mensajes instantáneos. Las tres primeras intervenciones fueron
realizadas por una misma persona, P1, y fueron escritas sucesivamente durante un único
minuto. La cuarta, sin embargo, es la respuesta de P2 y fue escrita casi tres horas
después. Su segmentación en turnos no es obvia por diversos motivos. En primer lugar,
(5a) y (5b) no podían ser atendidos individualmente por la rapidez con que se suceden
las publicaciones (aunque (5a), con un signo interrogativo, parece indicar que requiere
una respuesta propia). Además, (5d) tiene lugar horas después. Como es común en WA,
ese lapso de tiempo no obliga a un reinicio de la conversación como ocurriría en
español oral. (5d) es una reacción a (5a)-(5c) que demuestra que estos han sido
atendidos y, por lo tanto, que existe un turno al que se reacciona. Sin embargo, no es
fácil determinar a cuál de esas intervenciones se está reaccionando. Una posibilidad es
que (5d) sea una reacción a la intervención completa de P1 desde (5a) hasta (5c). Al fin
y al cabo, son intervenciones coherentes temáticamente y no parece descabellado
unificarlas en un solo turno. Sin embargo, el ejemplo (9) ilustra la dificultad de esta
interpretación en otros casos. En él, las primeras intervenciones (9a)-(9d) pertenecen
también a una misma persona, P1, y se han realizado sucesivamente en un breve espacio
de tiempo mientras que las últimas (9e)-(9f) son la respuesta que les da P2. Aunque esta
vez el tiempo pasado entre la intervención de P1 y la de P2 es menor (seis minutos
separan el comienzo de ambas intervenciones), es suficiente para que no podamos
considerar que (9e) responde a todas las intervenciones anteriores. De hecho, (9b)
supone una corrección explícita sobre lo expresado en (9a). Proponer (9a)-(9d) como un
único turno sería, por lo tanto, incorrecto.
(9)
a. P1: He qdad cn rachel a ls 9 n el bar d al lad dla sala ok?bss (18:19)
b. P1: Kambio d planes!qdams nsotros 4 pa cnar ants mjor ok? (18:24)
c. P1: Igor sta buskand algun sitio pa kdar xalli sbre ls 9 (18:25)
d. P1: Lueg os dcims (18:25)
e. P2: Ok, perfecto (18:25)
f. P2: Cuando queráis yo no trabajo (18:27)
Una propuesta alternativa es considerar que el fragmento (9) tiene tres turnos. El
primero estaría formado por (9a), el segundo por (9b)-(9d) y el último por (9e)-(9f).
El problema de la división en turnos de Val.Es.Co es que necesitamos la reacción
posterior de los otros interlocutores, que completa el intercambio, para establecer la
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(10)
a. P1: Para visitar él sabe pero no os perdais el museo de arte abstracto al lado
de las casas colgadas (18:34)
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(11)
P1: Q tal? (18:12)
P2: Bien , acabo de llegar a Vallecas ( casa de mi prima) (18:14)
P2: Te escribo mas tarde (18:14)
P2: Besos (18:14)
P1: Ok
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(12)
P1: Raúl alomjpr me paso (12:40)
P1: Pero tdv no se :S (12:40)
P2: Cris cuándo empiezas el cole? (12:40)
P1: L el 10 (12:40)
P2: El 10! L noooooo quiero (12:41)
…
P3: chicos! os hace un montaditos esta noche? :) (20:29)
P4: como me mola el nuevo grupo "araucanitos", foto incluida (20:30)
P5: A mi me apeteceria muuucho :( (20:31)
(13)
P1: No he podido ir a verte esta mañana, estaba mu lia. Pasalo bien en
compañia de tu amor(jaja) JJ. besos para los 2 (19:30)
(14)
P1: Hola guapo la plancha vale 42,70 te parece bien . (13:36)
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7.2. Emoticonos
Uno de los elementos más destacados visualmente de los mensajes, tanto en WA como
en los mensajes cortos de texto (SMS), son los conocidos como emoticonos4. El nombre
proviene del acrónimo en inglés “emoticon”, una mezcla de las palabras “emotion”
(emoción) e “icon” (icono). En su origen, los emoticonos eran el único medio
disponible para añadir gráficos a un mensaje. Puesto que la tecnología no permitía aún
adjuntar imágenes o vídeos, se optó por “dibujar” elementos utilizando los caracteres
del teclado. Se suele aceptar la fecha del 19 de setiembre de 1982 para el primer uso de
un emoticono entre ordenadores, momento en que el informático Scott Fahlman mandó
un correo electrónico en el que decía “Propongo la siguiente secuencia de caracteres
para marcar las bromas: :-)” (Long 2008). Obviamente este tipo de juegos tipográficos
cuentan con un historial mucho más antiguo en los mundos analógicos del periodismo y
de la poesía visual.
Como su nombre indica, una de las funciones más frecuentes de los emoticonos es la de
transmitir emociones o estados de ánimo. Los más clásicos son :( en representación de
una cara triste y :) en la de una cara sonriente (ambas tumbadas). Los aparatos actuales
permiten gráficos y estos símbolos han sido sustituidos por imágenes sencillas como L
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M. Alcántara. Las unidades discursivas en los mensajes instantáneos de wasap
y J, que son las que encontramos en WA junto a varias docenas de otras caras y cientos
de símbolos que, a estas alturas, incluyen una representación de lo más variopinta
(desde manos haciendo gestos hasta animales, plantas, coches, banderas, etc.) que puede
ampliarse mediante descarga. Tal es su variedad que las conversaciones analizadas en
este artículo ofrecen 293 combinaciones de emoticonos que solo aparecen una vez en
todo el corpus.
Un análisis completo de la historia, la tipología e incluso de las funciones de los
emoticonos excede el ámbito de este trabajo. Sin embargo, son relevantes para el
estudio de las unidades discursivas puesto que es muy normal su uso aislado como
unidad completa. Como se ve en el ejemplo (15), los emoticonos pueden formar
intervenciones ellos solos sin necesidad de que estén acompañados por palabras. De
hecho, podemos considerarlos turnos completos en algunos casos: en (15), P2 responde
“un poquitín” a una insinuación que P1 le ha realizado con emoticonos.
(15)
P1: Yo no he dormido nada (18:16)
P1: Y Juan que? (22:06)
P1: (22:06)
P2: Muy bien (22:07)
P1: (22:07)
P1: (22:07)
P2: Un poquitín (22:07)
P2: Jaja (22:07)
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
8. Conclusiones
La hipótesis que ha motivado este trabajo planteaba que la descripción de las unidades
lingüísticas de las interacciones a través de mensajes instantáneos no puede realizarse
de forma exclusiva a partir de rasgos prestados de los tipos de interacciones
tradicionales. Por lo tanto, no sería adecuado hablar de una comunicación oral escrita ni
de una escritura oralizada, sino de una comunicación con características propias
distintivas incluso a la hora de compararla con otras formas de expresión nuevas
desarrolladas con tecnologías coetáneas como son los blogs o los foros de internet.
Como se ha visto, la diferencia más importante con estos últimos radica en que los
mensajes instantáneos se intercambian entre personas concretas, predeterminadas antes
de que se produzca la comunicación e invariables sin el consenso de los participantes.
Además, los mensajes se intercambian acabados y sin posibilidad de variación mientras
que los blogs, los foros, las wikis, etc. se caracterizan precisamente porque todo se
puede corregir tantas veces como se desee. Estos dos rasgos (interlocutores definidos y
mensajes acabados) hacen que los intercambios con mensajes instantáneos se asemejen
a grandes rasgos con las conversaciones orales, lo que ha hecho que esta sea también la
denominación más común para esta modalidad.
He señalado que en este ámbito hay un problema terminológico con la palabra
conversación ya que se utiliza tanto para referirnos al vínculo que las aplicaciones de
mensajería establece de forma claramente delimitada entre unos usuarios concretos
como para los intercambios que estos usuarios realizan a través de esos vínculos. Para
resolver esta ambigüedad, he propuesto llamar relaciones a los primeros. Estas tienen la
peculiaridad de estar siempre a disposición de los interlocutores independientemente de
dónde se encuentren físicamente, lo que afecta al modo en que se estructuran las
conversaciones y a la definición de sus unidades, que tienen unos límites mucho más
difusos que en la modalidad oral.
La disponibilidad constante de las relaciones a través de mensajes instantáneos y de
otros medios como las redes sociales, la telefonía móvil o los mensajes cortos de texto
hace difícil una delimitación formal de las conversaciones cuando nos comunicamos en
WA. Los datos nos han mostrado que, de hecho, las fórmulas de saludo y despedida
típicas de la cortesía oral se obvian frecuentemente en la articulación de los mensajes
escritos porque se asume que las conversaciones permanecen abiertas y disponibles para
cuando cualquier participante decida continuarlas. Esta circunstancia, junto con la
variedad de medios para comunicarnos, provoca, por un lado, que las conversaciones se
simultaneen y, por otro, que se desarrollen de manera asíncrona. La definición
tradicional de conversación entra en conflicto con un escenario en el que es normal que
un intercambio iniciado entre dos personas a través de mensajes instantáneos derive a
una discusión en un foro, a una videoconferencia en grupo con más participantes o a un
anuncio en una red social.
En este estudio he comprobado que este problema afecta también a la definición de
otras unidades típicas de la oralidad aplicadas al análisis de los mensajes instantáneos.
Conceptos clave como el de intercambio o turno, que yo he utilizado según las
definiciones propuestas por Val.Es.Co, ven cómo sus límites se difuminan hasta el
punto de imposibilitar su aplicación.
Por este motivo, las únicas unidades que he podido definir aquí con límites claros son
las relaciones y las intervenciones. Podemos establecer en cualquier momento en qué
relaciones está involucrado un interlocutor y qué intervenciones realiza en cada una de
esas relaciones. El resto de unidades, sin duda necesarias para un análisis completo de la
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Notas
1
Este trabajo se ha beneficiado de los comentarios de mis estudiantes de los grados de “Lenguas
modernas, cultura y comunicación” y de “Traducción e interpretación” de la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad Autónoma de Madrid, especialmente de aquellos que han realizado conmigo sus
trabajos de fin de grado, usuarios experimentados -y críticos- de la aplicación Whatsapp. Quiero mostrar
aquí mi agradecimiento a todos ellos y especialmente a Isabel Cumbreño, Vanessa Martín, Yara Paz y
Julio Sanz. Todos los errores y propuestas del artículo son responsabilidad exclusiva del autor.
2
En el corpus encontramos 448 saludos con una gran variedad ortográfica que incluye “hola”, “holaa”
(con diversas repeticiones de la “a” final hasta un máximo de 8), “ola”, “olaa” (también con diversas
repeticiones de la “a” final hasta un máximo de 7), “wola”, “buenas”, “wenas”, “qué tal”, “q tal”, “buenas
tardes”, “buenas noches”, “buenas noxes”, etc. Es común que estén acompañados de emoticonos
mostrando sonrisas, corazones, etc.
3
Algunas apariciones sorprendentes de palabras completamente fuera de contexto en los ejemplos se
deben presumiblemente a lo que se denomina el “efecto Cupertino”, es decir, fallos del corrector
ortográfico de WA. En este caso, P2 quería escribir “Muak” (como vemos en su intervención inmediata),
pero el sistema se lo ha corregido por la palabra más parecida que ha encontrado en su diccionario,
“Mural”.
4
Aunque los términos aceptados por el Diccionario panhispánico de dudas (consultado en Internet en
junio de 2013) son “emoticono” y “emoticonos”, no es infrecuente el uso de otras adaptaciones del inglés
como “emoticón” y “emoticones”. La forma más fiel al significado original, aunque no documentada,
sería “emociconos”.
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Ana Pano y Ana Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social.
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 243-277
La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con
parlamentarios españoles en esta red social1
Ana Pano Alamán Ana Mancera Rueda
Universidad de Bolonia Universidad de Sevilla
[email protected] [email protected]
Resumen
El propósito de este trabajo es demostrar cómo las unidades discursivas propias de la
interacción coloquial prototípica pueden ser utilizadas en la caracterización de los
intercambios que se producen diariamente en Twitter. Para ello se ha constituido un
corpus de 500 tuits, a través de los cuales los diputados y senadores más activos en esta
red social “conversan” con los ciudadanos. Sin dejar de lado el análisis de los
principales condicionantes que repercuten en la configuración de este tipo de mensajes,
tratamos de ahondar en el estudio de las realizaciones que se manifiestan en el plano
enunciativo. Con este fin abordamos, en primer lugar, el estudio de unidades
monológicas, como son la intervención y el acto, para centrarnos a continuación en el
del intercambio y el diálogo, favorecido por una serie de marcadores interactivos.
Abstract
The purpose of this paper is to determine whether the discursive units of the
prototypical conversational discourse can be applied to the characterization of the
interactions that occur daily on Twitter. This has been tested on a corpus of 500 tweets,
sent by the most active Spanish deputies and senators on this network, while they “talk”
to citizens. First, we describe the conditions or factors that affect the external variation
of discourse in this context; second, we explore the realizations, that is, the linguistic
mechanisms adopted by speakers within the level of enunciation. To this end we
address, first, the study of monologic units such as intervention and act; then we focus
on those of exchange and dialogue, which rely in part on interactive markers.
1. Introducción
Únete a la conversación es el lema que desde 2006 ha permitido a Twitter atraer a más
de doscientos millones de internautas de todo el mundo, quienes publican diariamente
cerca de quinientos millones de mensajes –denominados tuits– en esta red social. No en
vano, para Honeycutt y Herring (2009), uno de los principales logros de esta red de
microblogging es que promueve la conversación y la colaboración. También, a juicio de
Boyd, Golder y Lotan (2010), Twitter incide en las dinámicas sociales favoreciendo una
“ecología conversacional” propiciada por la interacción pública de voces. Y es que,
según Orihuela (2011: 21), Twitter permite a millones de personas y organizaciones
“conversar sobre las cosas que les importan”.
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denominado Cronología o Timeline, se publican los tuits que van llegando en secuencia
y en orden anticronológico, de más reciente a más antiguo, con la indicación de los
segundos, minutos, hora y día de publicación. Los tuits, que se muestran públicamente
en el perfil del usuario, son textos que aparecerán no solo en su cronología sino también
en la de las personas que le siguen (followers). Asimismo, en su propia cronología
aparecerán publicados los mensajes de aquellos a quienes sigue. Los perfiles o cuentas
de Twitter están conectados, pero estas conexiones se basan en la práctica del
“seguimiento”. Los usuarios pueden hacer clic sobre el botón Sigue de un determinado
perfil de usuario para visualizar los tuits de esa persona, institución o empresa. No
obstante, no es obligatorio que ese usuario deba seguir a quien le sigue en la red, es
decir, no tiene por qué haber reciprocidad entre ellos. Por otra parte, tampoco es
necesario seguir a un determinado ente o personaje para poder consultar sus tuits, lo
cual diferencia a Twitter de otras redes sociales, como Facebook, en la que los usuarios
sí mantienen algún tipo de relación fuera del canal (amistad, familia, profesión), y en la
que es necesario ser “invitado” para poder acceder a los contenidos de otras personas.
Otra diferencia significativa entre la red de microblogging y otras redes sociales reside
en la distinta función que desempeña, y en las motivaciones que llevan a los internautas
a utilizar esta aplicación. En Twitter, lo que se pretende es informar, informarse y
opinar sobre cualquier tema compartido por los usuarios que se siguen, generalmente
entidades públicas y privadas, celebridades y expertos en todo tipo de cuestiones. Así
pues, Twitter es un espacio público en el que los usuarios interactúan con personajes
públicos sin intermediarios. En el mes de noviembre de 2009 cambió su pregunta de la
página de inicio ¿Qué estás haciendo? por ¿Qué está pasando?, reflejo de su interés por
ser una herramienta para informar en tiempo real, capaz de generar un gran número de
tuits sobre cualquier evento de forma inmediata y viral, es decir, produciendo un
crecimiento exponencial en la visibilidad del mensaje.
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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social
del tipo pass along: mensaje dirigido a otro usuario con un enlace a contenidos
externos; conversacional-fático: mensaje dirigido a otro usuario que no contiene
contenido informativo, sino que confirma, rechaza, evalúa lo dicho por otro usuario;
informativo: contiene información interna (sobre las políticas llevadas a cabo por el
gobierno, por ejemplo); búsqueda de información: contiene preguntas/solicitudes de
información dirigidas a los usuarios; solicitud de participación: por ejemplo, para pedir
retuits; noticias: por lo general relacionadas con eventos recientes; y de estado:
respuestas a la pregunta ¿Qué estás haciendo? (Shaffer, Freund y Welch 2013: 2). Los
resultados muestran que la mayor parte de estos mensajes institucionales contienen
información sobre las actividades del gobierno y noticias externas que suelen ser
comentadas o enlazadas mediante el tuit.
Para Lomborg (2011: 59), aunque es posible describir y analizar estos nuevos géneros
desde una perspectiva que considera la función y el propósito comunicativo, es
necesario tener en cuenta que en el entorno digital los textos se transforman
constantemente. También coincidimos con Cortés y Camacho en que los géneros
“nacen, evolucionan o mueren, en algunos casos, con cierta rapidez” (2006: 341), lo
cual es más evidente, si cabe, en el caso de los géneros surgidos en Internet o
cibergéneros. Es por tanto necesario poner un mayor énfasis en cómo los usuarios
renegocian estos géneros en y a través de la (inter)acción social, sabiendo que en
canales como Twitter las relaciones comunicativas son simétricas. Así, la investigación
cualitativa llevada a cabo por Lomborg (2011) demuestra que en esta red social los
mensajes presentan formas y contenidos más estables respecto a otros canales, ya que
los usuarios reconocen sus convenciones básicas y las utilizan aportando pocos
cambios. Como señala esta investigadora, desde la creación de la red en 2006, los
usuarios “conversan” mediante el uso de dispositivos y convenciones textuales que la
compañía ha tratado de perfeccionar en función de sus necesidades y prácticas
comunicativas, aunque con pocos cambios desde un punto de vista funcional, ya que
permiten ahorrar espacio y hacer eficaz la comunicación. Se trata sobre todo de
abreviaturas como RT, que corresponde al retuit o reenvío de un mensaje, o signos
como @ o arroba, que equivale a “a la atención de”, y que permite indicar el
destinatario de un tuit o mencionar a una persona como referente o autor de un
determinado mensaje. Según Lara (2012), estos mecanismos desempeñan distintas
funciones: de reconocimiento, cuando se retuitean los mensajes de otros y se reconoce
su autoridad sobre la información que se comparte; dialógica, permite conversar con
alguien insertando “@usuario” en el mensaje, o simplemente haciendo clic sobre el
botón Respuesta; apelativa, cuando se utiliza ese mismo “@usuario” para llamar la
atención de alguien; o discursiva, mediante la incorporación de etiquetas, facilitando el
seguimiento de distintos tuits sobre un mismo tema.
El concepto de género se relaciona también con lo que Cortés (2012: 12) denomina los
campos de acción (e.g. político, publicitario, jurídico), caracterizados por procesos
comunicativos funcionalmente diferentes. Por ejemplo, en el discurso político que nos
ocupa, existen diferencias entre el debate electoral, el mitin o, en la actualidad, el
discurso de los parlamentarios o los candidatos en las redes sociales virtuales. Sin
embargo, estos tienen en común distintos aspectos, como el léxico, vinculado con una
determinada ideología, o los objetivos, que se asocian con la obtención o el
mantenimiento del poder. En Mancera y Pano (2013a), hemos llevado a cabo un análisis
del discurso de los políticos españoles en Twitter y de la interacción que se produce
entre estos y los ciudadanos en la red social. Esta investigación nos ha permitido
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comprobar que la mayor parte de los políticos y, sobre todo, sus simpatizantes y
correligionarios de partido emplean estrategias de persuasión y seducción similares a las
que se observan en otros géneros, en concreto, en el debate cara a cara y el mitin
electoral. Y es que el discurso político en Twitter se articula también en torno a dos
ejes: el del propio partido, al que se alaba con actos de refuerzo de lo dicho o hecho por
el partido o el candidato; y el del adversario político, al que se suele atacar mediante
actos de amenaza a la imagen (Fernández García 2000; Blas Arroyo 2001; Fuentes
2011). Así, el uso de la deixis en los tuits analizados es similar a la observada en los
debates cara a cara,en los que el yo candidato y el nosotros del partido o equipo de
campaña se oponen al tú/usted o vosotros/ustedes del lado del adversario (Blas Arroyo
2011). Entre estos dos ejes se sitúan los ciudadanos, que se integran en el discurso de
los políticos, por ejemplo, mediante distintos sustantivos relativos a la colectividad. Por
último, el discurso político en Twitter se caracteriza asimismo por su carácter
“agitativo”, que se manifiesta en distintas estrategias retóricas que apelan al intelecto y a
las emociones de los seguidores y potenciales votantes. Para Fernández Lagunilla (1999
I: 36-49), el discurso político se caracteriza por tres aspectos: a) el doble lenguaje, que
se manifiesta en el uso frecuente de construcciones semánticamente ambiguas y de
términos ambivalentes o poco precisos que, entre otras cosas, liberan al emisor de
responsabilidad con lo dicho; b) el carácter polémico, relacionado con el hecho de que
la comunicación política presupone siempre un adversario, y, por tanto, supone una
réplica; y c) el carácter agitativo, en la medida en que este tipo de discurso “incitar a
hacer”, esto es, trata de lograr un cambio o una reacción en el destinatario, que lo lleve a
identificarse o a respaldar lo planteado por el emisor.
Por otra parte, los políticos adoptan nuevas estrategias discursivas gracias a los
dispositivos propios de Twitter, como son la mención, el retuit, la etiqueta y la inclusión
de enlaces en el propio mensaje. La @ de mención aparece cuando se utiliza como
vocativo dirigido al adversario político y a su equipo, con el objeto de plantear
cuestiones incómodas que buscan dañar la imagen de estos. Si las menciones son
relativas a los miembros del propio partido, tienen una función de reconocimiento o de
atribución de referente, por ejemplo, la fuente de una determinada información
(Mancera y Pano 2013a: 184). Asimismo, por medio de retuits de mensajes de apoyo a
determinadas propuestas políticas, de la inclusión de enlaces relativos a cuestiones de
actualidad noticiosa, y de fotografías que documentan eventos clave de la propia acción
de gobierno o de la campaña, los políticos consiguen dotar a sus enunciados de
argumentos que buscan convencer al mayor número de personas. De hecho, las
etiquetas o hashtag promueven la adopción de consignas que sirven tanto para reforzar
la adhesión a un determinado político o partido como para criticar su propuesta,
generando rápidamente dinámicas de interacción de muchos a muchos que, según lo
asertado, pueden tener consecuencias positivas o negativas para el político, pero que en
ningún caso dejan indiferentes a sus seguidores.
Twitter es, por tanto, una herramienta de información y participación en el devenir
político, que facilita en teoría la conversación directa y en tiempo real entre legisladores
y legislados (Parmelee y Bichard 2012: 4-6). Como apuntábamos, Twitter invita a todos
los que estén conectados a unirse a la conversación global que tiene lugar en esa red. Y
es que en las redes sociales se producen
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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social
Como hemos intentado demostrar en Mancera y Pano (2013b), las interacciones que
tienen lugar en Twitter se acercan en distintos grados a la conversación coloquial
prototípica. Sin embargo, conviene seguir indagando en cómo se transforman aquí las
dinámicas conversacionales y qué unidades permiten aproximar este tipo de discurso
electrónico a una conversación. Exploramos estas cuestiones en los siguientes epígrafes.
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contienen dos actos, uno asertivo y uno directivo, ambos constituyen intervenciones,
esto es, son dos unidades de participación o autoría –pues han sido emitidos por un
único autor/locutor–, y ambos son conjuntos de actos que el autor y el lector perciben
como una unidad conclusa. Además, los actos directivos insertados al final –entérate y
cambiemos– pueden interpretarse como marcas de cierre de la unidad:
De forma similar se comporta este otro tuit, publicado por el senador del PSOE Antonio
Gutiérrez Limones. Aunque aquí es más evidente que se trata de una unidad completa,
pues se cierra con un saludo a sus seguidores, lo que da a entender que no volverá a
escribir, probablemente, hasta el día siguiente:
En cambio, en este otro ejemplo –solo hay dos casos en todo el corpus–, la
Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría (PP), informa a sus
seguidores de los logros del gobierno en materia fiscal a través de dos tuits publicados
de forma consecutiva3, es decir, por medio de dos intervenciones seguidas.
(5) Sáenz de Santamaría (@Sorayapp 56min): “Tenemos que sumar, además, los
40.000 millones de patrimonio situado en el extranjero que han aflorado y que
permitirá una mayor recaudación”. 11-10-2013. Tuit.
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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social
No obstante, en nuestro corpus son más frecuentes las intervenciones que solicitan una
reacción de forma indirecta, por medio de juicios o aseveraciones, pues como
señalábamos en Mancera y Pano (2013a: 157), en Twitter las preguntas directas son
muy arriesgadas para los políticos, ya que pueden traer consigo reacciones imprevisibles
y respuestas de los ciudadanos no deseadas y susceptibles de dañar su imagen. Veamos
el siguiente caso:
La intervención de inicio de Odón Elorza, diputado del PSOE por Guipúzcoa, contiene
una aserción sobre la Conferencia internacional de alcaldes por la Paz que tuvo lugar en
San Sebastián el 23 de octubre. No se trata de un enunciado en modalidad interrogativa,
y en principio no requiere ningún tipo de reacción, pero quizá el carácter provocador de
la misma explique la intervención reactiva de este ciudadano, que se dirige al político
para evaluar negativamente lo dicho por Elorza. La intervención de este se presenta en
forma de pregunta al político, que no contestará. De hecho, la mayor parte de estos tuits
que siguen a las intervenciones de inicio de parlamentarios que comentan una
determinada cuestión sobre la actualidad política no son predictibles; además, muchos
quedan sin respuesta.
En este sentido, vale la pena detenerse en los enunciados interrogativos del corpus pues,
como apunta Blas Arroyo (2010), el acto de preguntar es una de las principales
actividades verbales desarrolladas en contextos institucionales políticos. En el caso de
los tuits de los parlamentarios, cuando se trata de intervenciones de inicio que buscan
una reacción, son frecuentes las preguntas cuyo contenido informativo aparece
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
(8) Leire Iglesias(@leireis): “Si son tantos como dicen ¿Qué medidas tomará el
Gobierno con los empresarios que contrataron trabajadores
fraudulentamente? #cmin”. 10-10-2013. Tuit.
(9) Ander Gil (@Ander_Gil): “Reforma Local: Montoro habla de ‘Eficacia del
sistema’ Pero quien lo enjuicia? Él? en base a qué parámetros? No lo explican
nunca”. 10-10-2013. Tuit.
De hecho, junto a la finalidad coercitiva que se adivina en este tipo de preguntas, los
políticos se sirven de ellas para pedir que el adversario precise el alcance de algunas de
sus palabras anteriores, para manifestar el desacuerdo con las aserciones previas de su
interlocutor (Blas Arroyo 2009: 184-188). Como vemos, estas intervenciones de inicio
están formadas, sobre todo, por enunciados interrogativos que repiten en parte las
palabras emitidas por otro hablante en un contexto previo. En otros casos, como el del
tuit de Gil, este tipo de interrogaciones sirven para criticar al rival político. Como
advierte Dumitrescu (1993), mediante estas preguntas el hablante manifiesta contenidos
afectivos variables, aunque de naturaleza generalmente negativa, en este caso, acerca de
las explicaciones que ese ministro y, en general, su gobierno, no dan.
Además, como hemos visto en el tuit de Gil, algunas de estas intervenciones contienen
enunciados interrogativos que más que solicitar una pregunta permiten al hablante
contestarla. La carga informativa incluida en este tipo de intervenciones sirve para
representar ante la audiencia la nítida oposición entre la esfera del nosotros y la
antagónica del ellos, propia del discurso político. Por ejemplo, en este otro tuit Nacho
Sánchez Amor, diputado del PSOE, se dirige aparentemente al ministro Montoro para
saber por qué miente. En realidad, la respuesta que incluye en su misma intervención le
permite, por medio de un juego de simulación en el que este diputado aparenta ser el
ministro, no solo atacar la imagen de su interlocutor sino también expresar su opinión
sobre la tendencia a mentir del ministro y del presidente del gobierno, sin que se
produzcan consecuencias:
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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social
retóricas en las que el hablante no solo conoce las respuestas, sino que entiende que son
evidentes para el resto de los participantes en el acto comunicativo, para sus seguidores.
Por ejemplo, en este otro caso, el diputado socialista Germán Rodríguez cita a la
Vicepresidenta del Gobierno para introducir una pregunta que insinúa la duda, por
medio de la locución adverbial ¿de verdad?, que modaliza e intensifica la pregunta:
Y es que el contenido modalizador de estas preguntas hace que en este contexto puedan
ser desafiantes hacia el interlocutor (Heritage 2002: 1427). Por otra parte, estas
favorecen una determinada respuesta, cuya polaridad es inversa a la de la propia
pregunta. Así, el contenido de la misma presenta ya un valor modalizado, lo que hace
innecesaria la respuesta. Este es el caso de algunos de los tuits analizados. Por ejemplo,
en estos dos mensajes, uno del diputado del PSOE Antonio Trevín, y otro del senador
del PP Agustín Almodóbar, las preguntas no parecen requerir respuesta alguna, ya que
el contenido informativo en los actos que las preceden orientan de algún modo la
respuesta:
En el primer caso se puede inferir que no hay LOMCE que resuelva esto; en el segundo,
sin embargo, el adverbio de duda acaso, que introduce la interrogativa, condiciona el
modo verbal –quizá no aceptan–, presentando ese enunciado como una pregunta
genuina. Es curioso, en todo caso, que este tuit tenga un eco en otro mensaje del corpus,
esta vez de la diputada del PP Beatriz Escudero, quien parece responder a esa pregunta
en un acto que niega efectivamente que los sindicalistas acepten las reglas democráticas:
Recordemos que la partícula acaso aparece también en las interrogativas totales, tanto
afirmativas como negativas y en posición inicial (Wasa 2001), llevando a una
interpretación de signo opuesto al de la propia interrogativa.
Volviendo a la segmentación de las unidades en intervenciones, nos ocupamos ahora de
las intervenciones reactivas tanto de los parlamentarios como de los ciudadanos que
interactúan con ellos en Twitter. Este tipo de intervenciones suelen ser respuestas,
concesiones, valoraciones de lo anterior y, en general, manifestaciones de acuerdo o
desacuerdo, de aceptación, aprobación o rechazo de lo que se ha dicho anteriormente en
ese cotexto. En la medida en que tienden a colaborar en el cumplimiento de ciertas
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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)
O bien son respuestas del parlamentario a las preguntas que puedan plantear los
ciudadanos, generalmente sobre la posición del político ante determinadas leyes o
cuestiones de actualidad noticiosa. En este otro ejemplo,
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vemos cómo la pregunta que se plantea Eduardo Madina, diputado del PSOE por
Vizcaya, marca el cierre de su intervención y presumiblemente el inicio de otra; y cómo
la intervención sucesiva se vincula a la primera por medio del vocativo y por la
intención del hablante de contestar u ofrecer una respuesta a la primera. En este caso,
sin embargo, a pesar de vehicular un enunciado interrogativo, la intervención de inicio
no provoca una respuesta por parte de su interlocutor, sino un comentario, un acto con
el que sugiere a ese diputado ampliar el alcance de su pregunta o reformularla.
En estos textos, como vemos, aparecen otro tipo de unidades, los actos discursivos, que
Cortés y Camacho definen como
Estos dos actos podrían aparecer en tuits distintos, ya que son dos unidades con
contenido proposicional propio susceptibles de funcionar separadamente en ese mismo
contexto, además de ser independientes desde un punto de vista sintáctico-semántico:
Lo mismo puede decirse de este otro tuit, publicado por Toni Cantó, diputado de UPyD:
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Por otra parte, los actos pueden ser simples, cuando un único segmento informativo
constituye en sí mismo la unidad acto, como en el caso de los tuits anteriores. O pueden
ser complejos, cuando intervienen al menos dos subactos en su construcción. Esto
sucede, en general, cuando en los tuits aparecen estructuras subordinadas. Para Briz et
al. (2003: 47), el subacto es una
Hay dos tipos de subactos: los subactos sustantivos y los subactos adyacentes. Los
primeros poseen contenido proposicional y presentan relaciones de predicación; su
categorización semántico-pragmática puede concretarse, por ejemplo, en la
segmentación producida entre el tópico y el comentario en el interior de un acto, como
en el siguiente tuit de la diputada del PSOE, Ángeles Álvarez:
O entre una oración principal y una oración subordinada –el caso más frecuente en el
corpus analizado–, como en los siguientes tuits de Jesús Iglesias, senador de IU, y
Soraya Rodríguez, diputada del PSOE:
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esencial para el acto en el que se integra, sino información al margen, esto es,
extraproposicional, aunque desarrolla una diversidad funcional en cuanto a su
comportamiento demarcativo (Hidalgo y Padilla 2006). Es posible distinguir varios
tipos en los tuits analizados, como son, en los mensajes siguientes, los marcadores oye –
que marca el cierre en el del senador Agustín Almodóbar–, o anda –que introduce en
cambio el del diputado del PSOE, Luis Tudancas–:
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(26) Joan Baldoví i Roda (@joanbaldovi): “Y después de votar 110 veces NO las
más de 650 enmiendas, el PP aplica la apisonadora y con un par de SI
aprueba en solitario la #LOMCE”. 10-10-2013. Tuit.
Y lo mismo puede decirse de este otro mensaje, en el que el senador del PP Vicent
Aparici recibe el respaldo de un seguidor, que expresa su total acuerdo con lo aseverado
en la intervención precedente:
Aunque, en este caso, podríamos decir que la pregunta del político es más bien retórica,
y que en principio no requiere respuesta. Sin embargo, como decíamos, el tono
polémico de este tipo de enunciados interrogativos suele provocar numerosas reacciones
entre los internautas. Y es que los ciudadanos se sirven de las intervenciones iniciativas
de los parlamentarios para elaborar sus propios mensajes, que constituyen en general
comentarios sobre lo que estos afirman. De hecho, las intervenciones reactivas
corresponden, por un lado, a lo que Moeschler (1982: 110-118) denomina reacciones de
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confirmación y de evaluación positiva, como las que se observan también en estas dos
respuestas al tuit del diputado de IU, Gaspar Llamazares, en las que la primera reafirma
de forma escueta lo dicho por el político –pues sí–; mientras que la segunda busca una
confirmación de lo asertado por este. Son estas reacciones colaborativas (Fant 1996:
171-176), en las que lo que dice B se conecta con lo dicho por A:
Por otro lado, muchas intervenciones reactivas vehiculan actos de evaluación negativa,
e incluso de rechazo de lo dicho por el interlocutor. Por ejemplo, en este otro caso, en el
que al mismo mensaje de Llamazares contesta otro ciudadano mediante actos directivos
en los que le pide al político hablar de temas más urgentes:
Véase también cómo en este caso la intervención reactiva de @Desirv evalúa de forma
muy negativa el contenido retuiteado o reenviado por la senadora del PP Mariana
Lorite, en el que se da la bienvenida a la reforma educativa:
Por último, aparecen en estos intercambios reacciones autoconectoras (Fant 1996: 174),
en las que lo dicho por un hablante se conecta con lo asertado anteriormente por él
mismo. Veamos el siguiente ejemplo, en el que se producen dos intercambios entre el
diputado de UPyD Martínez Gorriarán y un ciudadano:
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además, esta reacción sea reconocida y aceptada. Por otra parte, el diálogo presupone la
relación en un tipo de discurso que es “palabra dirigida a alguien”, por lo que se
impone el turno de palabra. Aquí, se producen alternancias en el dominio del universo
referencial, yendo los referentes semánticos y pragmáticos de uno a otro interlocutor.
En el corpus analizado se observan distintos diálogos, que se presentan en la interfaz
de la red de microblogging en la modalidad “Conversación”, modalidad que Twitter
genera automáticamente cuando un usuario responde a otro de forma directa, esto es, a
través del dispositivo @reply. Veamos qué estructura presentan y cómo se organizan
estos intercambios. En el ejemplo que sigue, el diputado del PP Nacho Uriarte expresa
su opinión sobre el hecho de que el premio Nobel de la Paz pudiera concederse a la
niña pakistaní, Malala Yousafzai, activista por los derechos humanos:
(33) A1: Nacho Uriarte (@nacho_uriarte): “Muy importante la labor que hace la
OPCW,como miles de organismos. #Malala no necesita el Nobel pero el Nobel
necesita personas como #Malala”. 11-10-2013. Tuit.
Las intervenciones reactivas que siguen han sido publicadas por un mismo usuario
que, en primer lugar, reafirma lo dicho por Uriarte y, en segundo lugar, se dirige al
diputado para saludarlo y expresarle su reconocimiento. A esta segunda intervención
le sigue una reacción del diputado en la que agradece los cumplidos del interlocutor y
responde al saludo. En esta estructura dialogada se asiste, pues, a una alternancia entre
hablante A y oyente B, a la concatenación de una intervención iniciativa de A, dos
intervenciones reactivas consecutivas de B, y otra intervención reactiva de A que
reconoce y acepta las precedentes, constituyéndose en turno. Además, se producen dos
cambios en el tópico conversacional: B1 es intervención confirmadora o colaborativa
respecto a A1, mientras que A2-B2 constituye un par saludo-saludo.
En este otro ejemplo se produce un intercambio entre la diputada del PSOE Inmaculada
Rodríguez-Piñero y una ciudadana, que replica a la intervención de inicio de la
parlamentaria:
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En este caso se produce también un diálogo, una alternancia entre hablante y oyente que
se estructura a través de una intervención iniciativa, una intervención reactiva que
evalúa negativamente lo dicho por la política, provocando a su vez otra reacción, de
réplica respecto a dicha evaluación, lo cual implica el reconocimiento y aceptación por
parte de la diputada de lo dicho previamente, para elaborar un nuevo mensaje.
Por último, véase cómo en esta otra “conversación”, el diputado Elorza dialoga con otro
ciudadano que critica al político por la posición de su partido ante los crímenes del
franquismo:
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desaparecen los espacios entre puntos y comas. Por último, se observa que la estructura
conversacional vincula a los agentes del discurso con lo dicho y con lo por decir, en una
“progresión discursiva compartida” (Bustos Tovar 1996: 44), mediante enunciados que
no solo contienen estímulos comunicativos, como los actos de habla de carácter
interrogativo o imperativo que hemos visto, sino también distintos marcadores
interactivos, que exploramos en el siguiente epígrafe.
y que nada tiene que ver con el empleo del marcador interactivo bueno en este otro
caso, en el que constituye un subacto de valor rectificativo, con el que se trata de
corregir la aserción previa del interlocutor:
Como sabemos, los marcadores del discurso han sido examinados extensamente en
español en los últimos veinte años bajo diferentes denominaciones. De hecho son tantas,
que ha sido necesario inventariarlas (cfr. Cortés y Camacho 2005). Así, por ejemplo,
Fuentes (1987) adopta la denominación enlace supraoracional; mientras que Alcina y
Blecua (1975) hacen referencia a los ordenadores (léxicos) del discurso; Martirena
(1976) emplea el término de marcadores de interacción (interaction markers);
Barrenechea (1979) alude a los operadores pragmáticos; Mederos (1988) los denomina
conectivos; Casado (1991) se refiere a estos elementos como operadores discursivos;
Briz (1993, 1995, 1998) emplea la denominación conectores pragmáticos, mientras que
Carranza (1998) se refiere a expresiones pragmáticas; y autores como Portolés (1998a,
1998b, 1999) o Martín Zorraquino (1994, 1998), entre otros, prefieren identificarlos
como marcadores del discurso. Precisamente la falta de acuerdo sobre la denominación
de estas unidades revela la multiplicidad de perspectivas teóricas y metodológicas
adoptadas para su análisis por parte de distintos autores (cfr. Fuentes, 2009; Loureda y
Acín, 2010 o Aschenberg y Loureda, 2011, entre otros).
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Los marcadores del discurso oral han sido analizados por Cortés y Camacho (2005)
desde una doble óptica: textual e interactiva. Así, estos autores distinguen por una parte
los marcadores textuales, considerados señales de articulación de las unidades que
conforman la lengua hablada –microactos, actos, macroactos, enunciados y secuencias–,
e indicadores de los avatares del tema en su establecimiento, desarrollo, variación y
cierre. Y, por otra, los marcadores interactivos, cuyo papel no consiste tanto en
relacionar unidades discursivas, como en mostrar las repercusiones de lo aseverado en
el ánimo de los interlocutores, orientando al oyente sobre las inferencias que debe
realizar en virtud de las relaciones socioafectivas que mantiene con el hablante. En las
páginas que siguen nos ocupamos únicamente de estos últimos, dado nuestro interés en
examinar cómo se lleva a cabo la interacción entre el autor de un tuit y quien le
responde. No obstante, es preciso poner de manifiesto cómo ambas categorías no son en
realidad excluyentes, ya que los marcadores interactivos pueden desempeñar funciones
textuales y, además, las operaciones temáticas que desarrollan los marcadores textuales
son susceptibles de interpretarse simultáneamente como indicios del talante personal de
los hablantes, y de su intento de facilitar la comprensión del discurso al oyente. Por
ejemplo, algunos parlamentarios comienzan su actividad en Twitter cada día saludando
a quienes les siguen en esta red social, y enviándoles información sobre algún acto que
se organiza en la circunscripción a la que representan, a lo cual los internautas
responden a su vez con otro saludo:
Así, el marcador textual de apertura discursiva buenos días parece ostentar aquí también
una finalidad interactiva, al utilizarse para escenificar la apertura del canal, es decir,
como una forma de mostrar que el político acaba de acceder a su perfil y que se
encuentra dispuesto a interactuar con sus seguidores.
Los marcadores interactivos son capaces de revelar la actitud del hablante bien hacia el
referente de su enunciado, bien hacia su interlocutor. Por tanto, muestran la relación
existente entre las emociones del enunciador y alguno de los elementos del circuito de la
comunicación discursiva. No en vano, las huellas del procesamiento del producto
lingüístico pueden rastrearse, en ocasiones, en el proceso de exploración. Así,
determinados marcadores del discurso permiten revelar los nodos mentales que motivan
su emisión. Por ejemplo, las ideas y emociones que la mente del hablante vincula con el
tema o el subtema del intercambio comunicativo. Véase cómo un internauta recurre a la
unidad interjectiva joder para mostrar su estupor y su rechazo ante la información
difundida por este diputado de UPyD:
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Y en uno de los intercambios que recogíamos más arriba puede apreciarse también
cómo el autor del tercer tuit se sirve del marcador de intervención reactiva ¿en serio?
para poner de manifiesto el carácter evidente de la aserción retuiteada por una senadora
del Partido Popular:
o así es, utilizado por un internauta para mostrar su conformidad con las palabras de la
diputada socialista Ángeles Álvarez que, en realidad, no hace más que retuitear el
mismo mensaje enviado previamente por él mismo con anterioridad, por lo que parece
ostentar una mera finalidad empática:
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Otros operadores modales de afirmación muy recurrentes en este tipo de textos son por
supuesto, bien, o cierto, empleados en esta serie de intercambios entre el diputado
socialista Elorza y uno de sus seguidores para introducir intervenciones reactivas con las
que manifestar acuerdo hacia los puntos de vista del otro:
(44) Ana Vázquez Blanco (@anadebande): “Aprobada LOMCE para poner freno
a los peores datos en educación cosechados x las leyes socialistas,NUNCAse
aplicó una Ley dl PP..@GPPopular”. 10-10-2013. Tuit.
Y algo similar sucede con el marcador epistémico claro en tuits como el siguiente, en el
que su sentido dista mucho del de una respuesta confirmativa. Por tanto, se aleja de las
estrategias de cortesía positiva que atribuíamos al uso de este marcador con valor modal
asertivo de evidencia o certeza en Mancera (2009):
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Según Fuentes (1995), los marcadores ¿no?, ¿verdad?, o ¿sabes? suelen utilizarse en la
conversación a modo de muletillas, elementos de apoyo y engarzadores del discurso.
Este último es un uso que consideramos próximo al que podemos apreciar en estos tuits,
en los que se recurre a dichas unidades en enunciados de carácter dialógico con los que
se busca comprobar la adhesión de otros internautas a los planteamientos expuestos, o el
reconocimiento de una aserción previa, por lo general de carácter irónico. De ahí el
empleo recurrente de estos apéndices comprobativos (Ortega 1986) o reforzativos
(Cortés 1991), a los que Girón (1992) sitúa en una modalidad de la enunciación
intermedia entre la interrogación y la afirmación. Así, con ¿verdad? este otro usuario
que responde al diputado socialista Manuel Pezzi persigue más la connivencia de los
lectores de su mensaje, que el cuestionamiento sobre la veracidad de una aserción que
sabe fruto de su propia invención, por lo que podríamos considerar a esta unidad un
medio expresivo de cortesía negativa:
Y valor muy similar al del enfocador de la alteridad ¿eh? parece ostentar también la
unidad que destacamos en el siguiente intercambio, con la que un ciudadano pretende
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incitar a Catalina García, diputada del PP, a que rebata su argumento, ya que la aserción
que le precede contiene una crítica abierta hacia esta formación política:
Por otra parte, entre los marcadores interactivos más recurrentes en este tipo de
mensajes se encuentran también unidades interjectivas como hombre que, al igual que
sucede en la conversación prototípica, actúa aquí como un elemento de autoafirmación
con el que el autor de un tuit manifiesta con vehemencia su punto de vista. Veamos el
siguiente diálogo:
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vocativo hombre. Ya Beinhauer (1930 [1963]: 38) habla de la capacidad de esta forma –
característica del español coloquial– de manifestar “perplejidad o desconcierto”. Un
valor también reconocido por Moliner (1966-67 [1984]), quien define a esta expresión
como una exclamación de sorpresa, duda, incredulidad o vacilación. Los distintos
valores semánticos de este marcador varían en función de la posición que ocupa en el
miembro discursivo en el que se inserta. Así, como hemos podido apreciar en el
mensaje anterior, cuando aparece al comienzo de un fragmento discursivo suele indicar
la discrepancia del hablante respecto a lo enunciado –o a lo que puede inferirse de lo
dicho– por el interlocutor. Y véase cómo, cuando aparece al final del fragmento
discursivo al que remite, el marcador se tiñe del valor ilocutivo que presenta el acto que
lo precede –en este caso, la exhortación “mira más allá”–, y puede llegar a confundirse
con el vocativo cuya gramaticalización refleja:
Otra de las formas apelativas que hemos localizado en nuestro corpus es majo, cuyo
valor primigenio ponderativo adquiere sentido peyorativo en “controversias dialécticas”
como la que presentamos a continuación:
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En este caso, la intervención del diputado Odón Elorza se limita a dos intervenciones,
ya que él parece “ausentarse” de la conversación en cuanto comienza la discusión entre
dos de sus seguidores en Twitter. Dado que, a partir de entonces, el intercambio
transcurre entre estos últimos, podría pensarse que los internautas utilizan este tipo de
marcadores interactivos –con los que el enunciador es capaz de exhibir una
familiaridad, en realidad, inexistente, propia de la interacción coloquial– solo para
apelar a otro ‘igual’, pero en ningún caso para dirigirse a un parlamentario. Sin
embargo, tal hipótesis carece de validez ya que, como podemos apreciar en este otro
tuit, hasta la Vicepresidenta del Gobierno se convierte en referente de enfocadores de la
alteridad de carácter peyorativo, como el adjetivo bonita, “expresión coloquial utilizada
para reprender a alguien” (Real Academia 2011):
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Briz identifica oye entre aquellas voces que “tras la pérdida de su significado original,
se convierten en reguladores fáticos, llamadas de atención o refuerzos argumentativos”
(1998: 99). Esto es advertido también por otros muchos autores, entre los que se
encuentran Beinhauer (1991), Alcina y Blecua (1975: 1153), Fuentes (1993), o Cortés
(1991), además de otros muchos. Sin embargo, para Narbona estas no solo constituyen
elementos fáticos, “sino que cumplen también un claro papel de señal demarcativa de
inicio de estructura” (1986 [1989: 187]). Algo que puede advertirse fácilmente en el
mensaje precedente, en el que el internauta se sirve de este enfocador de la alteridad
para iniciar su turno, tratando de captar el interés del político de IU por el objeto que
anuncia, o recurre a este otro operador modal para instarle a que ejecute una acción,
incluso la de “guardar silencio”:
5. Conclusiones
Partiendo del estudio del nivel de variación externa, hemos analizado en este trabajo los
principales condicionantes del discurso político en Twitter, en especial los de
modalidad –fundamentales para caracterizar a este tipo de interacciones mediadas por
ordenador–, los funcionales –que nos han permitido identificarlas de acuerdo con los
conceptos de ‘género’ y ‘registro’–, y los ideológicos –que repercuten tanto en el
contenido como en la forma que adoptan la mayoría de estos mensajes–.
Tras esta determinación inicial del plano supraenunciativo,hemos llevado a cabo el
análisis del plano enunciativo, atendiendo a la variación interna del discurso. Así,
tomando como referencia la caracterización de las unidades de la conversación
coloquial identificadas por el grupo Val.Es.Co., aplicamos dicha clasificación al estudio
de un total de 500 tuits que hemos identificado como intercambios de internautas con
diputados y senadores, formados por intervenciones iniciativas o reactivas de distinto
tipo. Por último, de acuerdo con la tipología de marcadores del discurso oral establecida
por Cortés y Camacho (2005), hemos analizado los marcadores interactivos de carácter
más recurrente en Twitter.
Las limitaciones de espacio nos impiden abordar aquí con mayor detalle el estudio del
plano secuencial. Y es que, si bien es cierto que el análisis de este aspecto suele llevarse
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a cabo en corpus de intervenciones de mayor extensión, esto no resulta óbice para que
se estudien las secuencias constituidas por tuits desde una perspectiva ilocutivo-textual,
que tenga en cuenta su naturaleza de apertura o presentación, desarrollo y cierre, así
como el criterio temático. Además, en futuras investigaciones trataremos de llevar a
cabo la caracterización del dispositivo multimedial hashtag −o etiqueta− como acto o
subacto, intentando indagar también en si es posible detectar diferencias sustanciales en
la presencia de unidades conversacionales como las ya mencionadas, en otros tipos de
discurso mediado por ordenador, y no necesariamente circunscritos al ámbito político.
Un ámbito en el que, como hemos tratado de demostrar, los internautas son capaces de
“conversar” con sus representantes desde la “tribuna de invitados” que les ofrece
Twitter.
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<http://csdl.computer.org/dl/proceedings/hicss/2010/3869/00/03-06-04.pdf>.
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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social
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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social
Notas
1
Este artículo es resultado de continua y estrecha colaboración entre ambas autoras, no obstante, los
epígrafes sobre Los condicionantes del discurso y las Realizaciones: plano enunciativo y unidades de
procesamiento han sido redactados por Ana Pano Alamán, mientras que la Introducción, El papel de los
marcadores del discurso y las Conclusiones han corrido a cargo de Ana Mancera Rueda, y se inscriben en
el marco del Proyecto de Investigación FFI2011-23573, “Variación y adaptación en la interacción
lingüística en español”, financiado por el Ministerio Español de Ciencia e Innovación, que desarrolla en la
actualidad el grupo de investigación El español hablado en Andalucía (HUM-134).
2
En este trabajo seguimos el formato propuesto por la Modern Language Association (MLA) de citación
de tuits. Reproducimos todos los tuits tal y como fueron publicados, sin omitir los errores ortográficos ni
aquellas otras muestras representativas del subcódigo escrito que está difundiéndose en Internet.
3
Los mensajes aparecen en orden inverso en la cronología de su cuenta, pero aquí los reproducimos en
orden cronológico –de más antiguo a más reciente– para una mayor claridad expositiva.
4
Por lo general, los perfiles de los principales líderes políticos son gestionados por un equipo, y
únicamente cuando estos firman con sus iniciales debe entenderse que el mensaje ha sido redactado por
ellos mismos.
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G. Angela Mura. Español coloquial y fraseología: los esquemas fraseológicos como unidades de la conversación.
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 279-287
Resumen
En este trabajo nos proponemos aplicar las teorías del análisis conversacional al ámbito
de la fraseología. Analizaremos una categoría de unidades fraseológicas muy poco
estudiadas hasta la fecha, los esquemas fraseológicos, a partir de la aplicación del
sistema de unidades de la conversación que propone Antonio Briz y el grupo Val.Es.Co.
(Valencia, Español Coloquial) en 2002 para el estudio del lenguaje coloquial.
Abstract
In this study we aim to apply the theories of conversation analysis to the field of
phraseology. Here, we will analyze a category of phraseological units which have not
been studied thoroughly until now, called phraseological schemes. This was done by
applying the system of units of conversation proposed by Antonio Briz and group
Val.Es.Co. (Valencia, Español Coloquial) in 2002 for the study of colloquial language.
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En (1) vemos que el primer elemento libre del esquema (X’) constituye un eco de un
elemento del discurso previo y se puede rellenar con un sustantivo, un verbo, un
adjetivo, un adverbio, etc. El segundo componente libre (X’’), en cambio, presenta un
paradigma de variables abierto, dentro de una gama determinada (hostias, leches, niño
muerto, etc.).
A nivel funcional, los esquemas fraseológicos se insertan por lo general en un contexto
dialógico, donde hay al menos dos interlocutores que se contraponen y suelen constituir
réplicas retroactivas (más o menos agresivas) utilizadas por el locutor para reaccionar a
un acto lingüístico anterior. Además, funcionan como construcciones-eco, es decir, el
hablante retoma parte del enunciado previo pronunciado por su interlocutor y lo repite
en forma de eco, insertándolo en un esquema, para mostrar su disconformidad.
La descripción, a grandes rasgos, de las características primordiales –formales y
funcionales– de las unidades fraseológicas que nos ocupan nos servirá para entender la
idiosincrasia de estas estructuras y su vínculo con las unidades de la conversación.
2. Bases metodológicas
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G.A. Mura. Español coloquial y fraseología: los esquemas fraseológicos como unidades de la conversación
NIVELES DIMENSIONES
Estructural Social Informativa
Dialógico DIÁLOGO ALTERNANCIA ---
INTERCAMBIO de TURNOS
Monológico INTERVENCIÓN TURNO SUBACTO
ACTO
Tal y como muestra la Tabla 2, este sistema se articula en dos niveles –el nivel
dialógico y el nivel monológico–, que se distribuyen a su vez en tres dimensiones, a
saber: la dimensión estructural (que incluye las unidades diálogo, intercambio,
intervención y acto), la dimensión social (alternancia de turnos y turno) y la dimensión
informativa (subacto). Ahora bien, como anunciamos al principio, en nuestro análisis
hemos observado el corpus desde un doble acercamiento, es decir, hemos llevado a cabo
un análisis a nivel monológico y un análisis a nivel dialógico.
A nivel monológico, hemos podido observar que los esquemas fraseológicos, por su
propia idiosincrasia, actúan en su mayoría como actos y, en ocasiones, como subactos
(en concreto, como subactos sustantivos subordinados). Pero, resulta más apropiado y
pertinente un análisis de los esquemas a nivel dialógico, ya que se trata de elementos
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dialógicos por naturaleza. Pues al representar fórmulas de desacuerdo, hacen que las
intervenciones previas se conviertan en turnos, ya que el hablante emplea un esquema
fraseológico para responder a una idea expresada anteriormente.
A continuación, proponemos algunos ejemplos extraídos del corpus examinado para
ilustrar los fenómenos observados en los dos niveles de análisis.
Al observar la definición vemos que pone en evidencia las dos propiedades básicas del
acto, es decir, la aislabilidad (posee la capacidad de constituirse por sí mismo en
intervención en el contexto lingüístico en el que aparece) y la identificabilidad (tiene
límites reconocibles). Pues bien, podemos localizar en el corpus un gran número de
ejemplos que poseen estas dos características.
Lo vemos en (1), una conversación extraída del corpus COLAm donde dos amigas
adolescentes hablan de la relación que una de ellas tiene o ha tenido con un tal Quique:
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(1a)
(1b)
MAORE2J02: y socorro si estabas encantada
MAORE2J01: ♯qué voy a estar encantada♯
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(2)
A: la gentee no tiene formalidad§
C: ¡yo voy allá en una tarde!
A: ellos piensan quee el tiempo [d’ellos vale muchoo®
C: (( )) vale son bobos son ]todos porque[
vale
A: ♯y quee y
que tu tiempo no vale nadaa ni tu tiempo ni el dinero de gasolinaa ni nada♯
♯¡no sé cómo son!♯
En esta conversación la tercera intervención de A está compuesta por dos actos distintos
(y quee y que tu tiempo no vale nadaa ni tu tiempo ni el dinero de gasolinaa ni nada y
¡no sé cómo son!). El esquema fraseológico inserto en el primer acto (ni tu tiempo ni el
dinero de gasolinaa ni nada) constituye un subacto sustantivo subordinado, ya que
depende del subacto sustantivo director que lo precede.
Lo mismo ocurre en (3), una conversación extraída del corpus COLA donde los
participantes hablan de un abrigo:
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G.A. Mura. Español coloquial y fraseología: los esquemas fraseológicos como unidades de la conversación
idiosincrasia, ya que este valor pragmático puede derivar únicamente de algo dicho
previamente. Así pues, su naturaleza de respuesta negativa que rechaza una intervención
previa inevitablemente hace que se produzca una alternancia de turnosv. Esto se debe a
la influencia de todos los rasgos funcionales propios de los esquemas fraseológicos que
mencionamos en la Introducción de este artículo.
Buen ejemplo de ello es el de (4), una conversación entre tres amigos que están
organizando un viaje a Sevilla:
(4)
1 MAESB2J01 1: tengooo tengo los billetes ya reservaos
sabes\ que se pueden se pueden anular o sea sabes\
NOSPEAKER: <voces de fondo/>
2 MAESB2J03 1: habláis de viaje/ eh morados
MAESB2J01 2: ♯ni viaje ni viaje ni pollas♯
[COLAm]
Como recordaremos, hemos dicho que se pueden aislar unos valores o funciones
pragmáticas que dichas estructuras desempeñan en el discurso, que se engloban en el
valor primordial del desacuerdo. En concreto, hemos visto que se trata de
construcciones-eco, pues el hablante retoma un elemento previo pronunciado por su
interlocutor y lo repite en forma de eco para negarlo con vehemencia, para mostrar
desacuerdo y disconformidad hacia él. Constituyen, así, réplicas reatroactivas hacia el
discurso previo. Intentamos localizar estos valores funcionales en el ejemplo anterior:
(4a)
MAESB2J01: tengooo tengo los billetes ya reservaos
sabes\ que se pueden se pueden anular o sea sabes\
NOSPEAKER: <voces de fondo/>
MAESB2J03: habláis de viaje/ eh morados
MAESB2J01: ni viaje ni viaje ni pollas
[COLAm]
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reactiva” de MAESB2J01 (ni viaje ni viaje ni pollas), que es donde está inserto el
esquema fraseológico objeto de análisis. Se trata de una manifestación de desacuerdo y
desaprobación que deriva de la intervención iniciativa anterior.
La sucesión de estas dos intervenciones –una iniciativa y una reactiva– de dos distintos
emisores constituye la mínima unidad dialógica estructural, denominada intercambio. Si
volvemos la mirada hacia el plano de la dimensión social, el intercambio se corresponde
con la alternancia de turnos, que representa la unidad dialogal mínima en el plano
social.
El hecho de que un esquema fraseológico haga que la intervención se convierta en turno
justifica, explica y corrobora lo que observamos a nivel monológico, es decir, ya que
proporcionan información destacable y no marginal suelen funcionar como actos o
como subactos sustantivos, nunca como subactos adyacentes. En suma, pues, los
esquemas fraseológicos (en concreto, los que expresan desacuerdo) también se pueden
explicar y justificar como alternancia de turnos, esto es, representan unidades sociales
del análisis de la conversación.
4. Reflexiones finales
El análisis de los esquemas fraseológicos llevado a cabo en este trabajo, que contempla
tales unidades periféricas de la fraseología desde el punto de vista del análisis de la
conversación coloquial propuesto por Briz y el grupo Val.Es.Co., nos permite perfilar
algún rasgo más sobre esta categoría fraseológica y completa el estudio previo llevado a
cabo sobre estas unidades léxicas.
Un análisis a nivel monológico confirma los postulados de la teoría fraseológica que, al
insertar los esquemas en la categoría de los enunciados fraseológicos, justifica la
tendencia de estas UFs a funcionar como actos, es decir, como unidades independientes,
aislables e identificables. Cuando son subactos, actúan como subactos sustantivos
subordinados (SSS), lo que quiere decir que siguen teniendo sustancia, esto es, siguen
conservando sus valores pragmáticos de desacuerdo, réplica, repetición ecoica,
negación, etc.
Estos valores son los que permiten, a nivel dialógico, ofrecer una definición más
adecuada de esquema fraseológico. Con un análisis a nivel dialógico, que resulta más
apropiado y pertinente para este tipo de unidades (dialógicas por definición), se ha
podido aprovechar las ideas elaboradas previamente, es decir, la descripción de los
rasgos funcionales que adquieren los esquemas estudiados en el discurso, para
replantear la definición de esquema fraseológico a partir de una perspectiva diferente.
En otras palabras, podemos retomar la definición propuesta anteriormente y
enriquecerla, ampliarla con el análisis planteado en este trabajo:
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G.A. Mura. Español coloquial y fraseología: los esquemas fraseológicos como unidades de la conversación
Referencias bibliográficas
Notas
i
Seguimos las normas de transcripción propuestas por Val.Es.Co.
ii
En todos los ejemplos marcamos en negrita el esquema fraseológico analizado.
iii
Para una presentación exhaustiva de la unidad subacto, véase Hidalgo y Padilla 2006.
iv
Nótese que ni plumas ni nada puede sustituir el objeto directo del subacto sustantivo director (SSD) no
traéis abrigo.
v
Las definiciones de Briz y grupo Val.Es.Co. (2003: 17 y 20) de las unidades intervención y turno nos
ayudarán a explicar este concepto. Se entiende por intervención la «unidad monológica máxima
estructural, asociada al cambio de emisor, que se caracteriza por ser o por provocar una reacción
lingüística» y por turno la «unidad social, responsable de la progresión conversacional, caracterizada por
ser un lugar de habla rellenado con emisiones informativas aceptadas por los interlocutores mediante su
atención manifiesta y simultánea».
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