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Estudio Linguistico

estudios linguisticos

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Revista
 
E
  STUDIOS DE LINGÜÍSTICA DEL ESPAÑOL
 
 
 
 
 
 
 
Estudios  de  Lingüística  del  Español  35  (2014)  
Volumen  monográfico:  Unidades  de  segmentación  en  el  discurso  
 
Coordinador:  Luis  Cortés  Rodríguez  (Universidad  de  Almería,  España)  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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ISSN: 1139-8736
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Estudios de Lingüística del Español (ISSN: 1139-8736) es una revista especializada en
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Dirección
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María Luisa Calero Vaquera (Universidad de Córdoba, España)
Desarrollo y programación
Marc Ortega Gil (Universidad Autónoma de Barcelona)
Comité científico
Alexandra Álvarez (Universidad de los Andes, Venezuela)
Valerio Báez San José (Universidad Carlos III)
Paola Bentivoglio (Universidad Central de Venezuela)
Yvette Bürki (Universität Bern)
Teresa Cabré (Universitat Pompeu Fabra)
Miguel Casas Gómez (Universidad de Cádiz)
Luis Cortés (Universidad de Almería)
Mar Cruz Piñol (Universidad de Barcelona)
Adolfo Elizaincín (Universidad de la República, Montevideo)
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Rosa Espinosa Elorza (Universidad de Valladolid)
Milagros Fernández Pérez (Universidad de Santiago de Compostela)
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Juan de Dios Luque (Universidad de Granada)
Francisco A. Marcos Marín (University of Texas San Antonio)
Salvio Martín Menéndez (Universidad de Buenos Aires / CONICET)
Emma Martinell (Universidad de Barcelona)
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Ramón Sarmiento (Universidad Rey Juan Carlos)
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José del Valle (City University of New York)
Alba Valencia (Universidad de Chile)
Isabel Verdaguer (Universidad de Barcelona)
Gerd Wotjak (Universität Leipzig)
Comité de edición
Julia Bernd (International Computer Science Institute)
Paloma Garrido Íñigo (Universidad Rey Juan Carlos)
Matthias Raab (Universidad de Barcelona)
Laura Romero (Universidad de Barcelona)
 
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)  

Estudios  de  Lingüística  del  Español  35  (2014)  


VOLUMEN  MONOGRÁFICO:  UNIDADES  DE  SEGMENTACIÓN  EN  EL  DISCURSO  
Coordinador: Luis Cortés Rodríguez

LUIS CORTÉS RODRÍGUEZ. Introducción

SOBRE PROPUESTAS DE SEGMENTACIÓN

GRUPO VAL.ES.CO. Las unidades del discurso oral. La propuesta Val.Es.Co. de


segmentación de la conversación (coloquial) ………………………………... 13
DUQUE, ELADIO. Organización de unidades en el desarrollo del discurso político … 75
GARRIDO, JOAQUÍN. Unidades intermedias en la construcción del discurso ……….... 97
CORTÉS, LUIS. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de
Rodríguez Zapatero [2011] ………………………………………………..... 117

SOBRE DETERMINADAS UNIDADES: EL ENUNCIADO Y EL PÁRRAFO

FUENTES, CATALINA. Los límites del enunciado …………………………………..... 143


GONZÁLEZ, JACINTO. Aproximación a la unidad párrafo. Un enfoque plural…….... 169
MARTÍNEZ CARO, ELENA. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones
de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración .……….. 197

SOBRE UNIDADES Y NUEVAS TECNOLOGÍAS

ALCÁNTARA, MANUEL  Las unidades discursivas en los mensajes instantáneos


de wasap …………………………………………………………………….. 223
PANO, ANA Y ANA MANCERA. La “conversación” en Twitter: las unidades
discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios
con parlamentarios españoles en esta red social.………………………...…. 243

SOBRE FRASEOLOGÍA Y UNIDADES  


 
MURA, G. ÁNGELA. Español coloquial y fraseología: los esquemas fraseológicos
como unidades de la conversación ……..………………………………….... 279

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)  

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Luis Cortés. Introducción.
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 3-11  

Introducción
Luis Cortés Rodríguez
Universidad de Almería (CySOC)
[email protected]

El estudio de la comunicación humana en general y de los elementos discursivos en


particular no parece posible desconectado de ciertas operaciones mentales
pragmadiscursivas, pues son estas las responsables de entender el funcionamiento de la
comunicación en su ámbito individual o sociocultural. Las referidas operaciones
lingüístico-discursivas han de remitirnos obligatoriamente a la estructura de cada lengua
natural para desentrañar las operaciones de codificación y descodificación; esta
estructura, por otra parte, mantiene sus correspondencias con la organización mental
lógico-lingüística de sus usuarios. Entre esas ‘operaciones’ para el mejor conocimiento
del discurso está la posibilidad de desmembrarlo, de caracterizar sus partes, de
designarlas. De ahí que el poder disponer de unas unidades de segmentación
mayoritariamente aceptadas por la comunidad investigadora sea un importante reto para
el enriquecimiento del análisis. En el apartado 1 de su aportación a esta obra, el Grupo
Val.Es.Co. se pregunta: ¿por qué y para qué sirve la segmentación de unidades de las
conversaciones o de cualquier discurso? Entre las razones alegadas, nos quedamos con
estas dos:
a) El establecimiento de unidades es un paso previo para el estudio de cualquier
disciplina. Definir dichas unidades significa reconocer los objetivos de análisis
de esta y, por ende, sus límites.
b) La existencia de unidades y macro-unidades permite situar en ámbitos de
estudio diferentes los fenómenos lingüísticos discursivos y, en concreto, del
español hablado (marcadores discursivos, junturas terminales o procedimientos
de intensificación, entre otros). Se evita así la casuística y la descripción aislada.

El volumen que aquí ofrecemos pretende, cuanto menos, recordar esta necesidad y
mostrar cuáles son las apuestas actuales de algunos de los investigadores que hasta el
momento han destacado en el tratamiento de estas cuestiones.
Creemos que en el tema de las unidades discursivas, como en otros muchos, el principal
problema no ha sido tanto la poca atención prestada cuanto que esa poca se haya llevado
a cabo, generalmente, de manera aislada entre los investigadores, con modelos distintos
y, salvo excepcionales ocasiones, condicionada por el tipo de discurso al que aplicar el
resultado de la segmentación. Este panorama, imputable al estudio del discurso en
español, es un reflejo de lo acontecido en otras lenguas. Hecha esta apostilla, hemos de
convenir que la unificación de criterios no es fácil. Pensamos que en este tema, sea cual
sea la corriente investigadora, sean cuales sean los objetivos que se proponga el
estudioso o las teorías de las que parta, hay cuestiones prioritarias a las que habría que
buscar respuestas si no uniformes sí al menos rayanas. Por ejemplo: ¿si contamos con
un cuadro de unidades cuya recursividad permita, a modo de continuo, ir del discurso o
texto, como unidad superior, a la unidad más pequeña, cómo no intentar una
aproximación para la caracterización de esas unidades?, ¿podremos encajar
verdaderamente en ese mismo continuo las unidades derivadas mayormente de una
actividad temático-textual (plano secuencial) con las derivadas mayoritariamente de una
actividad ilocutivo textual (plano enunciativo)?, ¿es la unidad oración válida para el
acercamiento y segmentación de discursos, sean escritos u orales?, ¿cabe hablar de un
modelo que pueda ser común a cualquier tipo de discurso, oral o escrito o,

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Estudios de Lingüística del Español 35.1 (2014)

contrariamente, habrá que seguir potenciando, aunque no se acepte así, modelos


adaptados a una u otra modalidad y a los que ahora habrá que unir una tercera: la
eléctrico-electrónica?
Hasta ahora, prototipos como los ideados por Robach, Jörgensen, el Análisis
conversacional norteamericano, Morel, Flammia, Roulet, Cresti, el GARS, Degand y
Simon o el Grupo Val.Es.Co. tienen su base en el discurso oral, en tanto que otros como
los de Berrendonner, Charolles, Ford y Holmes, Ferrari o Garrido están más orientados
al discurso escrito.
En el mundo hispánico, poco a poco, va creciendo la bibliografía gracias, en buena
parte, al esfuerzo de estudiosos que participan en este volumen. Así, resulta coherente y
valiosa la labor desarrollada por miembros del citado grupo Val.Es.Co. desde sus
primeras aportaciones en Briz y otros (2003) y Briz y Grupo Valesco (2003) hasta las
más recientes, Briz y Pons (2010), Hidalgo (2011) o Cabedo (2011). Su sistema de
unidades ya aparece caracterizado desde los primero momentos:

En cuanto a nuestro sistema de unidades, este posee las siguientes propiedades:


está estructurado en niveles, es jerárquico, es recursivo y se agrupa por
dimensiones. Está estructurado en niveles porque la diferencia entre lo
monológico y lo dialógico marca un hiato que separa dos tipos de unidades
diferentes. Es jerárquico, porque las unidades del orden inferior son los
constituyentes inmediatos de la unidad del orden superior. Es recursivo, porque
permite la iteración de ciertas unidades, y está agrupado en dimensiones porque
se distinguen tres tipos de unidades (Briz y otros, 2003: 13).

El trabajo que el Grupo nos ofrece en este volumen que ahora presentamos es su última
postura en cuanto a la segmentación discursiva. Los autores han hecho un gran esfuerzo
para resumir y examinar críticamente la propuesta de segmentación del discurso
realizada en publicaciones anteriores. Su tipología consta de ocho unidades (discurso,
diálogo, intercambio/ alternancia de turnos, intervención/turno, acto y subacto), tres
órdenes (social, estructural e informativo) y cuatro posiciones (inicial, media, final e
independiente); se caracteriza, además, por ser jerárquica y recursiva. Este intento de
actualizar su largo recorrido en este campo justifica la extensión del trabajo.
El sistema presentado permite la segmentación de un discurso en sus unidades a partir
de marcas y rasgos pragmáticos, semánticos y prosódicos; y ello posibilita, a su vez, el
reconocimiento de las categorías y funciones pragmáticas. Hemos de indicar que, como
dicen los autores con razón, «la aplicación del modelo permite la segmentación de una
conversación coloquial sin residuos, así como un adecuado tratamiento de diversos
fenómenos conversacionales (actos truncados, solapamientos, elementos
suprasegmentales o marcadores discursivos)». En su opinión, la ventaja general de
dicho modelo es, especialmente, su capacidad explicativa de la interacción. Y, más
particularmente, «se sustenta en este, sobre las unidades mínimas reconocidas, los
subactos, un principio de explicación de la interfaz o conexión entre dos sistemas, el
discursivo y el gramatical».
Tres propuestas más de segmentación aparecen en el volumen; todas ellas defienden
puntos de vista diferentes a los de Val.Es.Co., y también entre ellas. La primera es la de
Garrido, cuyas aportaciones más recientes (Garrido, 2011a, 2011b y 2012) han venido a
reforzar criterios defendidos durante años por el autor:

Las oraciones constituyen unidades superiores, secuencias o segmentos


estructurados de discurso o, en denominación simple, discursos. Los discursos, a

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L. Cortés. Introducción

su vez, constituyen unidades superiores, los textos. Los textos están


estructurados en componentes como, por ejemplo, las intervenciones en la
conversación y los párrafos en la mayoría de los escritos. Estos componentes
estructurales de los textos organizan la distribución de los discursos. Una
determinada secuencia de discurso, por ejemplo, se puede transmitir en un solo
de estos componentes, en una intervención o en un párrafo, o se puede
empaquetar en dos, etc. Esta distribución está sometida a las propiedades
estructurales de los componentes del texto (Garrido, 2011a, 976).

En su aportación a este tomo, el autor, para entender la lengua en uso, parte de dos
unidades, el texto y la oración. Desde el texto, se trata de definir unidades menores de
organización; desde la oración, busca unidades mayores. A partir de aquí, se plantea dos
preguntas: la primera es si coincidirán los resultados del análisis descendente con los del
análisis ascendente, es decir, los del análisis de arriba abajo desde el texto hacia la
oración con los del análisis inverso, desde abajo hacia arriba, o desde la oración hasta el
texto. La segunda pregunta es en realidad la primera que hay que resolver: ¿son el texto
y la oración las unidades apropiadas de las que partir? Frente a quienes consideran el
aludido texto como una entidad fuera de la lengua, más bien perteneciente a la cultura,
Garrido lo contempla como una organización de datos lingüísticos, adecuada a la
transmisión que tiene lugar como parte de una determinada acción social. Tal
organización de datos lingüísticos es, por tanto, un objeto lingüístico. Por otro lado,
parte de la idea de que cada oración está construida para su uso concreto, ya sea como
oración única de un texto (un cartel como ‘Pase sin llamar’ en la puerta, cerrada, de una
oficina) o como oración unida a otras precedentes y siguientes. La propia estructura
interna de la oración, con elementos periféricos inicial, mediales o final, muestra que
cada oración está hecha para encajar con las otras y, en última instancia, en la
organización de datos lingüísticos que llamamos texto. Si procedemos desde abajo hacia
arriba, las oraciones al unirse constituyen unidades complejas, siendo cada oración,
enunciado o acto una unidad elemental o simple en este proceso de construcción. Estos
segmentos estructurados, con su correspondiente representación semántica, se pueden
denominar unidades de discurso, elementales o complejas, o simplemente discursos. La
propuesta presentada aquí consiste en que las unidades de discurso tienen, como
cualquier otra unidad lingüística, una estructura sintáctica de constituyentes y una
representación semántica de las relaciones que las organizan. La primera parte de la
propuesta acerca de las unidades de discurso puede ser más polémica y, sin embargo,
tiene una consecuencia fundamental acerca de la unidad de la gramática. Consiste en
proponer que las unidades del discurso tienen una estructura de constituyentes análoga a
la de la oración. La aplicación a ejemplos concretos de los géneros de la viñeta y la
columna periodística permite poner a prueba estas propuestas acerca de la construcción
del discurso, así como extraer conclusiones sobre su validez y sobre preguntas ulteriores
de investigación.
El siguiente trabajo es de Eladio Duque, estudioso de la organización del discurso
(Duque, 2009, 2013a, 2013b), que ha aplicado sus unidades al campo político. La
propuesta aquí, ilustrada con el análisis de un discurso del estado de la región de
Madrid, se inicia con un panorama de las unidades de segmentación en general y su
posible relación con la que él considera objeto de estudio: los discursos; de ellos,
analiza las relaciones de coherencia mediante las que se organizan, así como las señales
de tales relaciones. En este punto, el autor se centra, en especial, en las anáforas que se
sitúan en el margen izquierdo del discurso para construir relaciones de coherencia con
lo precedente y en el papel del vocativo en sus estructuración textual. Todo ello lo

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ilustra mediante el análisis de la organización del desarrollo en el discurso


anteriormente citado. Las unidades en este se organizan a través de relaciones
hipotácticas de causa y las paratácticas de lista, que imponen menos restricciones
semánticas. La ausencia de vínculos de contraste lleva al autor a pensar que este tipo de
discurso político es menos polémico, por ejemplo, que el discurso electoral; las
relaciones de lista revelan el carácter analítico de los discursos sobre el estado de la
región y las relaciones de causa insisten en el carácter argumentativo compartido por los
diferentes tipos de texto de la comunicación política. Además de construir estructuras,
los discursos son unidades estructuradas, por lo que se prueba, entre otras
consideraciones, cómo una posición de su estructura interna, el margen izquierdo, está
especializada en la estructuración externa: en la construcción de relaciones entre
discursos. El autor concluye que frente a las relaciones entre cláusulas y oraciones,
habitualmente construidas mediante marcadores, en su análisis, las relaciones entre
discursos son ‘relaciones de coherencia indirectas’, construidas gracias a la interacción
de anáforas y catáforas en las primeras oraciones del discurso.
Cortés y Camacho (2005) y Cortés (2011, 2012) concibieron la necesidad de unidades
superiores al acto, tanto unidades enunciativas, más relacionadas con lo ilocutivo-
textual (el enunciado), como secuenciales, más vinculadas con lo temático-textual (la
secuencia, la subsecuencia, etc.). El autor de los dos últimos trabajos, en su aportación a
este volumen, a la par que introduce ligeras matizaciones con respecto a las propuestas
anteriores, pretende ofrecer una aplicación del continuo de segmentación que va desde
la secuencia hasta el subacto. En esta tipología alcanza un papel importante los
segmentos determinados por aspectos temáticos (tema, subtema y asunto) en que se
dividen las secuencias (inicio, desarrollo y cierre). La idea de recursividad ratifica tanto
que unas unidades se incorporen en otras como que, en ocasiones, su condición venga
dada por el contexto: una unidad considerada acto en un contexto, en otro diferente se
podría mostrar como un enunciado; igualmente, un asunto en determinada situación
podría ser un tema, dependiendo de su aparición o no en contextos mayores. En este
trabajo se ofrece un concepto diferente al tradicional de la unidad tema; la acepción del
término, como una unidad de significado que acoge fragmentos de comunicación según
unidades de contenido común y autónomo con respecto al resto del discurso, se
distancia bastante de la más extendida en la bibliografía; esta suele coincidir con lo que,
en este trabajo, se denomina asunto, subunidad inferior al tema y subtema. Estos
contenidos temáticos siempre irán revestidos de estructuras discursivas que inicien,
desarrollen o cierren el discurso, tres etapas (inicio, desarrollo y cierre) a las que hemos
denominado secuencias. Y todo ello se ha aplicado a un discurso: el inicial de
Rodríguez Zapatero en el debate en torno al estado de la nación de 2011, si bien
creemos que el modelo es adaptable también a una lección magistral, a una carta, a una
conferencia o a un debate; en realidad, a cualquier discurso.
Tres artículos de este volumen consideran unidades concretas; Fuentes se ocupa del
enunciado; González Cobas y Martínez Caro, del párrafo. En un trabajo reciente sobre
gramática discursiva, Fuentes (2013b) se ha referido una vez más (Fuentes, 2000, 2007,
2013a) a las unidades discursivas, para las que sugiere la siguiente reordenación:

Este planteamiento pragmalinguístico y textual implica una reordenacion de las


unidades, que incluya, junto a las ya consideradas tradicionalmente, otras que
den cuenta de los niveles superiores. Al mismo tiempo, es necesario volver a
plantear el analisis de categorias tradicionales de la oracion, cuando estas se
consideran a la luz del discurso (Fuentes, 2013b: 18).

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L. Cortés. Introducción

La autora intenta una propuesta integral y no una separada para cada modelo de texto;
con ello, pretende atenuar la idea de que la orientación para la que se cree el modelo
condicione en buena manera las unidades. Y propone este esquema (Fuentes, 2013b:
21)

Microestructura: oración Macroestructura y


(unidad mínima) superestructura: texto
(unidad mínima)
oración texto
sintagma secuencia
palabra o lexía párrafo o período
morfema intercambio
sema- fonema intervención
enunciado

A partir de este mismo esquema, en su participación en este volumen, intenta definir y


establecer la estructura del enunciado, unidad mínima de comunicación dotada de fuerza
ilocutiva o modalidad lingüística; para ello, sitúa metodológicamente el estudio dentro
de una perspectiva pragmática, de una gramática contextual que atienda a la realización
así como a la descripción de las unidades superiores. El enunciado, al constituir un acto
de habla de un enunciador, lleva implícita la existencia de diferentes estructuras: un
enunciado con un enunciador y un locutor que coinciden (la normal); un enunciado que
interrumpe a otro, con semicadencia o cadencia, introduciendo un añadido o comentario
metadiscursivo (estructura parentética); se habla de enunciados coorientados, emitidos
por dos locutores que configuren un solo enunciador, de enunciados suspendidos, etc.
Para definir el enunciado, indica Fuentes, hay que tener en cuenta que es la emisión de
la intención del hablante, de un enunciador, que lo adapta a su objetivo, su tipo
discursivo y la relación que tiene con el receptor. Por ello, puede compartirlo con otro
en el diálogo, o bien puede crear dos enunciados en los que intercale comentarios de su
alter ego. Junto a la importancia de la presencia del enunciador cabe destacar el
concepto de completud pragmática o discursiva, que, obviamente, no hay que confundir
con la completud sintáctica, que es propia de la oración (gramática del discurso frente a
gramática de la oración, o “thetical grammar” frente a “sentence grammar”, macro
frente a microsintaxis).
El párrafo como unidad discursiva es el tema del que versan dos trabajos. González
Cobas ya dedicó su tesis doctoral, publicada en cederrón dos años después (González
Cobas, 2004a) al estudio de esta unidad, así como algunos artículos significativos
(González Cobas, 2004b, 2010). Ahora, en su aportación, parte de la idea de que tal
unidad posee un correlato psicológico (lo cual es muy importante para comprender su
alcance universal y pancrónico como unidad textual), si bien es cierto que no encuentra
un acomodo único o perfecto en la estructura superficial. Al contrario, las propiedades
de los párrafos no son siempre homogéneas y perceptibles, y de hecho es posible
segmentar un mismo escrito de formas diferentes en virtud de una serie de factores que
son analizados en el artículo: voluntad de resalte informativo de uno o dos enunciados,
sobre todo en la parte final de los textos; deseo de provocar determinados efectos
expresivos en el receptor o intención de insertarse en una tradición discursiva propia de
una época y cultura concretas. Pero también tienen naturaleza cognitiva, pues los
párrafos se perfilan como unidades fundamentales en la producción e interpretación de
los escritos (se establece a través de ellos, en ese sentido, un vínculo estrecho entre
emisor y receptor), y ello se explica, entre otros rasgos más, a partir de tal naturaleza.

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Dos últimas ideas hemos de señalar en la participación de González Cobas: la primera


tiene que ver con la importancia máxima de los elementos situados en la posición inicial
de estas unidades de cara a su configuración, pues sobre ellos recae una función
demarcadora evidente y también la responsabilidad de portar información suficiente que
supla la existencia de rupturas temáticas que han provocado su aparición. La segunda, la
necesidad de enfocar el estudio del párrafo de manera plural, justamente porque se trata
de una unidad cognitivo-textual cuya manifestación formal (tal y como la conocemos
hoy) se ha producido relativamente tarde y, además, depende de múltiples factores.
El trabajo segundo sobre esta cuestión es de Martínez Caro, especialista en la
estructuración de la información en español e inglés, aspecto que explica su
conocimiento acerca de cuestiones como el foco, el párrafo o el tema (Martínez Caro,
1999, 2007, 2014). La autora plantea un doble objetivo: a) retomar la noción de párrafo
y revisar cuestiones relacionadas con la misma en cuanto a su contenido, forma y
función dentro del discurso escrito y, en menor medida, oral, y b) aplicar dichas
consideraciones, y comprobar su pertinencia, a un corpus compilado de textos escritos
del género periodístico. Partiendo de la idea de que el párrafo es una unidad de
contenido que presenta, o puede presentar, ciertas marcas de tipo formal que ayudan a
señalar sus límites, la autora se introduce en el tema de las posibles marcas formales que
sirven, en los artículos periodísticos que forman el corpus, para comenzar nuevos
párrafos y en la que pueda existir entre dichas marcas y el contenido del párrafo. Para
Martínez Caro, hay las siguientes marcas de transición de párrafos: a) el uso de
expresiones adverbiales y conectores de distinta naturaleza y significado (solos o
combinados con otras estrategias), b) expresiones que reflejan el principio de progresión
temática lineal o escalonada, c) aquellas que reflejan el principio de progresión temática
con temas construcciones de foco, d) marcadores evidenciales, e) expresiones
evaluativas, y, finalmente, f) preguntas retóricas.
Entre las cuestiones que nos hubiéramos podido preguntar al inicio de la introducción,
pero que no lo hicimos por cuestión de espacio, podría haber estado esta: ¿la
descripción de las unidades lingüísticas de las interacciones desarrolladas con
tecnologías coetáneas, como son los blogs, los foros, los wasaps, etc., se pueden realizar
de forma exclusiva a partir de rasgos prestados de los tipos de interacciones
tradicionales? Dos de los artículos de este volumen pretenden dar respuestas a tal
cuestión, los trabajos de Alcántara y Pano y Mancera.
Tras indicar diferentes mecanismos en distintas tecnologías coetáneas y comparar las
posibles unidades de la comunicación oral con las del wasap, Alcántara, especialista en
estructuras lingüísticas y corpus (Alcántara, 2007a, 2007b), así como estudioso de las
unidades discursivas (Alcántara, en prensa), subraya que las únicas unidades de este
medio que se pueden definir aquí con límites claros son las relaciones y las
intervenciones, pues podemos establecer en cualquier momento en qué relaciones está
involucrado un interlocutor y qué intervenciones realiza en cada una de ellas.
Contrariamente, el resto de unidades, sin duda necesarias para un análisis completo de
la comunicación, suponen, para el autor, un reto al que habrá que acercarse desde un
nuevo concepto de conversación que va más allá de los límites impuestos por medios y
modalidades aisladas; es más, observa que, incluso, algunos rasgos claramente
heredados de la escritura (como son los signos de puntuación) y de la oralidad (por
ejemplo, los alargamientos vocálicos) se utilizan de manera tan diferente a sus usos
originales que no sirven de base para analizar las mismas unidades que se está
acostumbrado a asignarles.
Ana Mancera y Ana Pano llevan años trabajando en la modalidad lingüística eléctrico-
electrónica: blogs, foros, wasaps, etc. (Mancera y Pano, 2013a, 2013b, 2013c). Su

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contribución aquí defiende la idea de que las unidades discursivas propias de la


interacción coloquial prototípica pueden ser utilizadas en la caracterización de los
intercambios que se producen diariamente en Twitter. Tras tomar como referencia la
caracterización de las unidades de la conversación coloquial identificadas por el grupo
Val.Es.Co., aplican dicha clasificación al estudio de un total de 500 tuits que las autoras
identifican como intercambios de internautas con diputados y senadores españoles,
formados por intervenciones iniciativas o reactivas de distinto tipo. Sin dejar de lado el
análisis de los principales condicionantes que repercuten en la configuración de este
tipo de mensajes, Pano y Mancera ahondan en el estudio de las realizaciones que se
manifiestan en el plano enunciativo. Con este se aborda, en primer lugar, el estudio de
unidades monológicas, como son la intervención y el acto, para centrarse a continuación
en el del intercambio y el diálogo, favorecido por una serie de marcadores interactivos.
De sus conclusiones podríamos pensar que wasaps y tuits no son unidades equiparables
o al menos que no quepa hablar de las unidades lingüísticas de las interacciones
desarrolladas con tecnologías coetáneas como grupo de manifestaciones próximas.
Un último artículo analiza la relación entre fraseología y unidades discursivas. Lo
realiza G. Ángela Mura, especialista en las unidades fraseológicas (Mura, 2012; Mura y
D’Adamo, 2011), quien trata de los esquemas fraseológicos como unidades de la
conversación coloquial a partir de los niveles monológico y dialógico. El primero
confirma los postulados de la teoría fraseológica, que, al insertar los esquemas en la
categoría de los enunciados fraseológicos, justifica la tendencia de estas UFs a
funcionar como actos, es decir, como unidades independientes, aislables e
identificables. Cuando son subactos, actúan como subactos sustantivos subordinados
(SSS), lo que quiere decir que siguen teniendo sustancia, esto es, siguen conservando
sus valores pragmáticos de desacuerdo, réplica, repetición ecoica, negación, etc. El
segundo nivel, el dialógico, más apropiado y pertinente para este tipo de unidades
(dialógicas por definición), le ha permitido a la autora replantear la definición de
esquema fraseológico a partir de una perspectiva diferente.
No podemos ni queremos ser pretenciosos con la edición de este volumen de Estudios
de Lingüística del Español, por tanto no aspiramos a que sus páginas den respuestas, y
mucho menos vinculadas, a las cuestiones aludidas al inicio; pero sí deseamos que sea
una puesta al día de las posturas que nuestros estudiosos ante el tema de las unidades de
segmentación defienden. A partir de aquí, todos sabremos un poquito mejor dónde
estamos y cuáles son las necesidades. Entre estas, quizás ninguna más importante que la
conveniencia de un acercamiento que aúne intenciones y que permita, si no llegar a
soluciones conjuntas, una aproximación mayor en los principios y en la terminología.
Para ello es conveniente ponernos, una vez más, en contacto. Es lo que este volumen
perseguía.

Luis Cortés Rodríguez


Almería, abril de 2014

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Las unidades del discurso oral.


La propuesta Val.Es.Co. de segmentación de la conversación (coloquial)
Grupo Val.Es.Co.1
Universidad de Valencia
www.valesco.es

Resumen
El presente artículo resume y examina críticamente la propuesta de segmentación del
discurso realizada en Briz y Grupo Val.Es.Co (2003). El modelo Val.Es.Co. consta de
ocho unidades (discurso, diálogo, intercambio/ alternancia de turnos,
intervención/turno, acto y subacto), tres órdenes (social, estructural e informativo) y
cuatro posiciones (inicial, media, final e independiente); se caracteriza, además, por
ser jerárquico y recursivo. La aplicación del modelo Val.Es.Co. permite la
segmentación de una conversación coloquial sin residuos, así como un adecuado
tratamiento de diversos fenómenos conversacionales (actos truncados, solapamientos,
elementos suprasegmentales o marcadores discursivos)

Palabras clave: Val.Es.Co., español coloquial, pragmática, segmentación del


discurso, conversación, discurso, diálogo, intercambio/ alternancia de turnos,
intervención/turno, acto, subacto

Abstract
This paper summarizes and critically reviews the model of discourse segmentation
made by Briz and Grupo Val.Es.Co (2003). This model is made up of eight units
(discourse, dialogue, exchange/ turn taking, intervention/turn, act and subact), three
orders (social, structural and informative) and four positions (initial, medial, final and
independent). The Val.Es.Co model is also hyerarchical and recursive. By applying
the Val.Es.Co model, a conversation can be divided into parts and subparts without
any element remaining unanalyzed. Also, some specific features occurring in
conversations such as false starts, overlappings, the segmentation value of prosodic
features or discourse markers, can be successfully analyzed.

Keywords: Val.Es.Co., spoken Spanish, Pragmatics, discourse segmentation,


conversation, discourse, dialogue, exchange/ turn taking, intervention/turn, act, subact

1. Los objetivos
En este artículo se propone un sistema de unidades, basado esencialmente en criterios
pragmáticos, para el análisis y segmentación de la conversación (coloquial), si bien
puede ser aplicado a otros géneros discursivos. Son numerosos los antecedentes
teóricos que fundamentan la presente propuesta. Al lector no le será difícil distinguir la
huella del Análisis del Discurso de Birmingham (Sinclair 1975), la del Análisis
Conversacional norteamericano (Sacks et al. 1974), la del Grupo de la Sorbona (Morel
y Rialland 1992), la del grupo de Aix-en-Provence (Blanche-Benveniste y Jeanjean
1987) y, especialmente, la de la Escuela de Ginebra, a quien cabe atribuir la paternidad
en la división de una conversación en unidades constituyentes sin residuos (Roulet et
al. 1985, Roulet 1991, Roulet et al. 2001).

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Nuestro propuesta de sistema unidades fue esbozado parcialmente en algunos trabajos


previos, especialmente en Briz (1998, 2000a, 2000b), Briz e Hidalgo (1998), Padilla
(2002) y Briz y Grupo Val.Es.Co. (2003), formulado como tal propuesta en Briz et al.
(2003) y desarrollado hasta hoy en Briz (2006, 2007a y 2007b), Hidalgo y Padilla
(2006), Briz y Pons, (2010), Pons (2014a y 2014b) y Estellés y Pons (2014).2
¿Por qué y para qué sirve la segmentación de unidades de las conversaciones o de
cualquier discurso? Estas son de forma sintética algunas de las razones:
a) El establecimiento de unidades es un paso previo para el estudio de cualquier
disciplina. Definir dichas unidades significa reconocer los objetivos de análisis de esta
y, por ende, sus límites.
b) La existencia de unidades y macro-unidades permite situar en ámbitos de estudio
diferentes los fenómenos lingüísticos discursivos y, en concreto, del español hablado
(marcadores discursivos, junturas terminales o procedimientos de intensificación, entre
otros). Se evita así la casuística y la descripción aislada.
c) La creación de un sistema de unidades permitirá comparar la estructura de la
sintaxis oracional y la de la sintaxis coloquial. A. Narbona (1988: 88) afirmaba con
acierto que “si no forjamos herramientas conceptuales más apropiadas [que la sintaxis
oracional] para la caracterización de la sintaxis coloquial, mal podremos desentrañar
los principios vertebradores y articuladores de su organización”. En concreto, las
unidades que llamamos actos y subactos son los “dos ojos del puente entre la
gramática y la pragmática” (Briz 2011).
Más en general, puede decirse que, del mismo modo que para acometer el estudio de la
lengua, el investigador ha separado en partes un objeto por naturaleza abstracto
(fonética y fonología, morfología, semántica, etc.), el análisis del discurso pasa por
distinguir también niveles, módulos u órdenes, así como sus unidades. En efecto, el
avance en todos los niveles y perspectivas de la descripción lingüística va ligado al
establecimiento de unidades y subunidades. En su ausencia, resulta difícil, si no
imposible, establecer las categorías y funciones pragmático-discursivas. De ahí el
interés que tienen, sin duda, la discusión y el debate teóricos sobre la cuestión, así
como las prácticas de segmentación del discurso en estas unidades (véase apéndice 2).
En concreto, la segmentación en sus unidades es útil para aquellas disciplinas que
trabajan con material hablado, como los trabajos sobre conversación, los ofrecidos por
la lingüística cognitiva o los estudios sobre pragmática en general, sin olvidar las
aplicaciones que el reconocimiento de unidades puede tener en otras disciplinas como
las relacionadas con la lingüística clínica.
Los datos empleados en este estudio proceden del corpus publicado en Briz y Grupo
Val.Es.Co. (2002) y del corpus Valesco 2.0, coordinado por Pons y Cabedo (en línea,
www.valesco.es.  Un fragmento, procedente de dicho corpus en línea y segmentado en
común por todos los investigadores, ha servido a su vez como fuente para la
ejemplificación de la propuesta teórica. La segmentación completa de dicho fragmento
puede consultarse en el apéndice 2.
El sistema de transcripción del grupo Val.Es.Co. (Briz y grupo Val.Es.Co. 2002), que
ha sido modificado parcialmente en virtud del reconocimiento de estas unidades y de
la marcación de estas, se ofrece en el apéndice 1.

2. La segmentación del discurso en unidades. La propuesta Val.Es.Co.


A continuación, pasamos a describir los rasgos generales de nuestra propuesta, que se
caracteriza por ser funcional e inductivo-deductiva. Nuestra visión del estudio del
español coloquial se caracteriza por su carácter funcional y es coherente con la visión
prototípica del español coloquial mantenida por Val.Es.Co. desde su primera

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G. Val.Es.Co. Las unidades del discurso oral

definición (Briz, coord. 1995). En esta línea, nuestro sistema parte del establecimiento
de una serie de unidades, definidas de forma positiva. En casos concretos se puede
postular una cierta correlación entre formas y funciones, pero esta, como se verá más
adelante, no puede tomarse como base para la segmentación, sino como una cuestión
de preferencias de uso (que se puede objetivar en términos de tendencias estadísticas),
gracias a la cual es posible marcar tendencias de emparejamiento formal-funcional.
La presente propuesta ha surgido del estudio y segmentación de los corpus
mencionados. Por tanto, en primera instancia nuestra base es inductiva. Ahora bien,
aunque el punto de partida sea el estudio inductivo de un fragmento conversacional
concreto, el resultado final ha pasado por un filtro de orden deductivo, que es el que
permite postular propiedades generales a partir de una observación inicial. Proponer
un sistema de categorías funcionales o crear un sistema de unidades son ideas
generales que en modo alguno son solo descriptivas. Por último, los principios
deductivos se contrastan con el corpus para asegurar su correcta aplicación a muestras
concretas de conversaciones. Nuestro sistema es, por tanto, inductivo-deductivo.
Este es un sistema de unidades pensado por y para la conversación coloquial española,
lo que no quiere decir que sea solo válido para esta. Es posible extender nuestro
análisis a tipos de texto encuadrados dentro del registro formal de la lengua (Pons y
Estellés 2009; González Melón 2013), tanto orales como escritos, a otros idiomas y,
asimismo, a la evolución diacrónica (Pons 2014a), a la combinación de marcadores del
discurso e incluso a la enseñanza de la lengua (Pons 2011).
Como veremos, la distinción entre unidades dialógicas y monológicas hace que este
sistema tenga una capacidad explicativa de la interacción, ya sea esta más o menos
dialogal, que no se encuentra en otros modelos. Y la diferenciación en tres órdenes,
estructural-interno, social-externo e informativo, permite estudiar la progresión del
discurso, respectivamente, en relación con su construcción, con el reparto de papeles
comunicativos y con la continuidad semántico-informativa. Este último nivel, además,
permite enlazar un sistema de unidades de base funcional con una sintaxis oracional,
aspecto este de vital importancia, puesto que, aunque ambos constructos son de
naturaleza diferente, no deberían considerarse carentes de relación.
Nuestra orientación inductiva nos hace presentar al lector unos resultados que tendrán
que implementarse –y así venimos haciendo– mediante aplicaciones, todo ello en
busca de mejorar los postulados iniciales mediante reformulaciones parciales
sucesivas de la propuesta.

2.1. Propiedades del sistema: niveles y dimensiones


Nuestro sistema consta de ocho unidades (discurso, diálogo, intercambio/ alternancia
de turnos, intervención/ turno, acto y subacto); tres dimensiones (social, estructural e
informativo) y cuatro posiciones (inicial, media, final e independiente). Se caracteriza,
además, por poseer las siguientes propiedades: estar estructurado por niveles, ser
jerárquico, ser recursivo y agruparse por dimensiones u órdenes:
-­‐ Está estructurado por niveles porque la diferencia entre lo monológico y lo
dialógico marca un hiato que separa dos tipos de unidades diferentes.
-­‐ Es jerárquico, porque, en general, las unidades del orden inferior son los
constituyentes inmediatos de la unidad del orden superior.
-­‐ Es recursivo, porque permite la iteración de ciertas unidades.
-­‐ Está agrupado en dimensiones porque se distinguen tres tipos de unidades: en
primer lugar, aquellas que pertenecen a un orden estructural (jerárquico) interno, en
el que se muestra cómo las agrupaciones de los sucesivos constituyentes construyen un
mensaje y, en segundo lugar, un orden social externo en el que se ve la influencia que

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Estudios de Lingüística del Español 35.1 (2014)

los participantes ejercen sobre la estructura resultante. Por último, un orden


informativo en el que se muestra cómo se divide, informativamente hablando, un
mensaje;3 de otro modo, un orden este en el que el contenido proposicional y el
extraproposicional se articulan en torno a parámetros informativos.
-­‐ El orden estructural interno se construye jerárquicamente, ya que unos
constituyentes son constitutos de constituyentes de orden superior y existe, además,
recursividad: unidades inferiores pueden contener unidades de su mismo nivel o de
nivel superior. El orden social, por el contrario, progresa linealmente, ya que está
gobernado por la alternancia de los papeles comunicativos. El orden informativo solo
se plantea en relación con la que puede considerarse la menor unidad informativa del
discurso, el subacto, pero no por ello es menos importante, ya que es el punto de
contacto entre una sintaxis oracional y una estructuración discursiva.
Como se podría esperar, existe una relación entre niveles y dimensiones, dado que la
influencia social es menor en los constituyentes monológicos y mayor en los
dialógicos, y viceversa, el orden estructural se distingue sobre todo en los
constituyentes monológicos.
Las unidades que distinguimos en nuestro sistema son las siguientes: subacto, acto,
intervención, intercambio, turno, alternancia de turno, diálogo y discurso, que se
ordenan del siguiente modo:

NIVEL DIMENSIONES
ESTRUCTURAL SOCIAL INFORMATIVA
discurso
diálogo
intercambio
Dialógico alternancia de turnos
intervención turno
Monológico acto subacto
Tabla 1. Sistema de unidades

En el estado actual de nuestras investigaciones, no todas las unidades están


caracterizadas por igual. Suponemos que los actos, dentro de las intervenciones, se
relacionan o agrupan en unidades, si bien sus rasgos todavía están por definir4; y
creemos, asimismo, que tal conjunto de actos, agrupados en tales unidades, producen
en el texto escrito una estructura equivalente a la intervención oral. Asimismo, la
presentación de las unidades acto y subacto dista de ser definitiva; por ejemplo, no se
ofrece la tipología de actos y solo se apunta la conexión entre sintaxis oracional y
sintaxis discursiva en el caso de los subactos.
Nuestra exposición comenzará por lo que consideramos el punto central de todo
sistema conversacional de unidades: el límite entre lo monológico y lo dialógico o,
dicho con otras palabras, la frontera entre la unidad monológica máxima y la unidad
dialógica mínima. La centralidad de este punto ha sido puesta de relieve tanto por el
Análisis Conversacional (turno= unidad monológica máxima; par adyacente= unidad
dialógica mínima) como por la Escuela de Ginebra (intervención= unidad monológica
máxima; intercambio= unidad dialógica mínima). A partir de ahí, siguiendo los
órdenes establecidos, describiremos las unidades que se sitúan por debajo de este
límite y las que se encuentran por encima.

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G. Val.Es.Co. Las unidades del discurso oral

2.2. La organización social y la organización estructural: intervención y turno;


intercambio y alternancia de turno5
Una conversación se define como un conjunto sucesivo y alternante de turnos de habla
ocupados por diferentes hablantes. El carácter no predeterminado de dicha alternancia
es su característica distintiva frente a otros discursos dialogales como la entrevista o el
debate, donde la alternancia de turno está predeterminada. Es común equiparar el
cambio de hablante con la frontera de una unidad conversacional. Siguiendo la
terminología del Análisis Conversacional, se suele denominar turno a dicha unidad.
En efecto, si la conversación es una actividad que implica varios interlocutores, es
lógico pensar que la frontera delimitada por el cambio de hablante delimite también un
tipo de unidad, que separa la contribución de cada participante en la conversación. Es,
por así decirlo, una frontera natural o estructural. Sin embargo, desde el punto de vista
de su contribución a la conversación, no todas las contribuciones son iguales. O, lo
que es lo mismo, unos hablantes realmente lo son y otros son, más bien, solo emisores.
Obsérvese el siguiente fragmento, en el que tres amigos discuten sobre el carácter
conservador o liberal de E:

(1)
G: een ese sentido pues/ eres conservadora yy§
E: § claro↓ por eso te digo
[que→]
L:
[conservadora] para ella↑ pero admite la postura de los demás§
E: § admito la postura de los
demás§
L: § entonces [noo eres=]
G: [por eso]
L: = conservadora
(Briz y Grupo Val.Es.Co., 2002, 93, líneas 478-487)

En este fragmento se pueden distinguir dos tipos diferentes de unidades: por un lado,
existen cinco alternancias entre participantes (G/E, E/L, L/E, E/L, L/G), lo que indica
que, según este criterio, hay seis unidades delimitadas por el cambio de emisor (G, E,
L, E, L, G). Por otro, no todas las unidades hacen progresar la conversación del mismo
modo; las emisiones resaltadas en negrita no parecen ser tenidas en cuenta por el resto
de los participantes, que las ignoran, de modo que no hacen avanzar la conversación
porque no provocan la respuesta de ningún interlocutor: sus lexemas no se integran en
ninguna red temática posterior o no contribuyen a la progresión temática, entre otras
características. A efectos interactivos, son contribuciones conversacionales que no son
reconocidas por los otros interlocutores. Por tanto, desde este segundo punto de vista,
si bien el cambio de emisor puede delimitar un tipo de unidades, no todas las
contribuciones de los emisores tienen la misma incidencia, puesto que unas hacen
avanzar y progresar la conversación y otras no. En función de estos dos criterios
(cambio de emisor y contribución a la conversación) estableceremos una diferencia
entre dos tipos de unidades: las primeras se denominan intervenciones y vienen
delimitadas prototípicamente por el cambio de emisor (y por otros criterios que
examinaremos más tarde). Las segundas, además de por dicho cambio, se reconocen
por efectuar una contribución positiva al desarrollo de la conversación y se
denominarán turnos.

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Estudios de Lingüística del Español 35.1 (2014)

A partir de ahora, marcaremos las intervenciones con un número a la derecha de la


inicial que identifica al interlocutor; así, L1 indica la primera intervención del
interlocutor L, G3 la tercera intervención del interlocutor G, y así sucesivamente.
Por su parte, los turnos se indicarán con un número a la izquierda del hablante, del
siguiente modo: 1G1 es el primer turno de la conversación rellenado por la primera
intervención de G; 2L1 significa el segundo turno de la conversación ocupado por la
intervención primera de L.
La ausencia de número a la izquierda de la letra identificadora del interlocutor
significa que se trata de una intervención que no es turno; es el caso de E1 y de G2.
La repetición de la marca gráfica y numérica, como en el caso de 4L2, significa que
tanto la intervención como el turno de L siguen siendo los mismos (todas estas marcas
y convenciones del sistema de transcripción se recogen en el apéndice 2).
El ejemplo de (1), resuelto en turnos e intervenciones, quedaría como aparece en (2):

(2)
1G1: een ese sentido pues/ eres conservadora yy§
E1: § claro↓ por eso te digo
[que→ ]
2L1: [conservadora] para ella↑ pero admite la postura de los demás§
3E2: § admito la
postura de los demás§
4L2: § entonces [noo eres=]
G2: [por eso]
4L2: = conservadora
(Briz y Grupo Val.Es.Co., 2002, 93, líneas 478-487)

Así, este fragmento de conversación de (2) se organiza estructuralmente en 6


intervenciones, de las cuales solo ocupan turno 4 (1G1, 2L1, 3E2 y 4L2). Las
intervenciones E1 y G2 no son atendidas y reconocidas por los otros emisores; luego,
no son turno.
Entre intervenciones y turnos media una relación de inclusión, ya que todo turno es, al
mismo tiempo, una intervención, pero no toda intervención puede constituirse en turno
(volveremos sobre esta cuestión en el apartado §5).

I
I = intervención; T = turno
T    

Ilustración 1. Relación entre intervención y turno

Esta relación se explica en función del distinto estatuto asignado a cada unidad: como
elemento estructural, el cambio de emisor delimita la contribución de cada participante
a la conversación. Como unidad interactiva, el turno determina qué intervenciones han
sido aceptadas por los participantes para la progresión de una conversación. La
intervención, pues, pertenece al armazón de la conversación –sin cambio de emisor no
hay conversación– y al hecho físico de hablar –la mera articulación de un mensaje
garantiza su relevancia estructural. El turno, por su parte, como unidad social,

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pertenece a la relación que se establece entre hablante y oyente(s) y necesita del


reconocimiento de los demás para instaurarse.
Esta distinción no se contempla en otras propuestas, como las de los etnometodólogos,
el Análisis del Discurso o la Escuela de Ginebra, donde el cambio de hablante
determina una única unidad (turno o intervención). Todas ellas se asimilan a nuestro
concepto de intervención. Nuestro turno, por el contrario, es distinto del turno definido
en las otras escuelas.
La distinción entre turno e intervención presenta una gran rentabilidad en la
descripción de la conversación. Y esta diferencia estructural-interactiva se proyecta
también a la unidad dialogal mínima, que estará formada por el intercambio, en el
plano estructural, y por la alternancia de turnos, en el plano social. Y la misma
relación de inclusión se da ahora entre ambas unidades superiores: toda alternancia de
turno supone un intercambio, pero no todo intercambio supone dicha alternancia
(véase apartado §5).
En las siguientes secciones se describirán y caracterizarán con detalle estas unidades.

3. La intervención

3.1. Definición y criterios de reconocimiento


La intervención es la unidad monológica máxima estructural, generalmente asociada al
cambio de emisor, que se caracteriza por ser o por provocar una reacción,
prototípicamente, lingüística. La intervención se articula en torno al concepto de
reacción, verbal, no verbal o paralingüística (tono, volumen de la emisión, etc.). Se
entiende por reacción cada una de las manifestaciones de la participación de un
hablante en la conversación, aunque no constituyan por sí mismas un turno. En este
sentido, la reacción es una marca estructural de la unidad intervención, pues ayuda a
su reconocimiento.
Entendemos que una reacción puede marcar el cierre de una intervención previa y, con
frecuencia, marca el comienzo de una nueva intervención. Por tanto, toda intervención
a) provoca una reacción posterior (intervención iniciativa: Ii); b) es una reacción a una
intervención previa (intervención reactiva: Ir) o c) es, a la vez, reacción a una
intervención previa y provoca una reacción posterior (intervención reactivo-iniciativa:
Ir-i)6. Los tres tipos de intervenciones quedan ejemplificados en (3), fragmento de la
conversación 29, en Cabedo y Pons (2013), que sirve de fuente común de datos en este
artículo:

(3)
Ii 1P1: he ido a la tienda esa/ bueno↓/ aa-/ a cobrarte la lotería// y ee- lo
que me han dao/ de la lotería
Ir-i 2T1: ¿esto?
Ir-i 3P2: º(claro)º/ o- ochocientas pesetas y doscientas que llevaba yo
Ir-i 4T2: ¿de lotería también?// sí quee-§
Ir-i 5P3: § no no
4T2: [que te-]
Ir-i 5P3: [QUE] eran ochocientas↓ y yo llevaba doscientas↑ y l’he daoo-
[entonces=]
Ir T3:
[¡aah!]
Ir-i 5P3: = m’ha dao↑ ca- mil/ ¿sabes?// y eso↓/ ee- eso era↓ y he subido a
mi casa y mi hermana m’ha dicho pues t'acabo de llamar/ no sé qué↓

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no sé cuántos↓§
Ir T4: §síi§
5P3: § y es que estaba yo en la administración/ porque
l'administración de loterías tiene una puerta↑// que/ da a otra tienda/
y ella está en los dos sitios/ está en l'administración de loterías y está
en→
Ir T5: º(no sé yoo)º§
5P3: § y luego a la que ha venido mi padre hemos ido a que-
/ a que le cambiaran allí/ aa Alba/ una cosa que había comprao/ por
otra/ y a mí esto/ y me ha dicho ¿tienes la garantía?/ y la garantía/
¿tú sabes dónde estaría?
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Las intervenciones del hablante T (T3, T4, T5) son reacciones a lo que está contando
P, esto es, son intervenciones reactivas. Es diferente el caso de la intervención 2T1 que
no solamente es reacción a la intervención anterior, sino que también provoca una
reacción de P (intervención reactivo-iniciativa).
La situación más prototípica de una conversación, aquella en la que el dinamismo
conversacional garantiza un cambio de interlocutores sin interrupciones, se caracteriza
por estar compuesta de intervenciones reactivo-iniciativas. La sucesión de
intervenciones reactivo-iniciativas es reflejo del carácter dialógico, dinámico y
retroalimentado de la conversación. La presencia de intervenciones solo iniciativas y
solo reactivas podrá indicar, por otra parte, límites de unidades superiores como el
diálogo (véase §6.1), así como ser ejemplos de un discurso interaccional menos
dinámico y dialógico.
Aunque las intervenciones prototípicas sean lingüísticas o verbales, las intervenciones
pueden ser también no verbales. En este sentido, conviene hacer hincapié en que,
además de palabras, podemos encontrar intervenciones que sean miradas, gestos o
movimientos corporales y expresiones paralingüísticas, como cambios en el tono de la
voz, toses o risas. Tal como se aprecia en los corpus discursivos, las intervenciones no
verbales se pueden interpretar como reacciones a las intervenciones precedentes (por
ejemplo, la risa); y, en ocasiones, como sucede, por ejemplo, con los gestos (de
sorpresa, de insulto, etc.), pueden provocar una reacción verbal por parte del
interlocutor.

3.2. Algunas características de las intervenciones


Según el tipo de reacción que manifiesten, las intervenciones se pueden clasificar,
como ya hemos comentado, en iniciativas, reactivas y reactivo-iniciativas.
Dependiendo de la mayor o menor obligatoriedad de la respuesta, se pueden distinguir,
además, dos tipos de intervenciones iniciativas: las directas y las indirectas.
Las intervenciones directas son aquellas que quieren provocar una reacción en el
interlocutor, mientras que las indirectas simplemente la provocan. Las intervenciones
directas requieren habitualmente de una reacción explícita y adyacente. Se asocian
habitualmente con enunciados interrogativos (absolutos o pronominales), imperativos
o exhortativos y suelen ocupar las primeras partes en pares de adyacencia. Una
intervención iniciativa directa la encontramos, por ejemplo, en la intervención 22P13
del fragmento (4), pues intenta provocar una reacción concreta en el hablante, esto es,
conseguir que I responda a la pregunta P que le ha formulado:

(4)

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Ii D 22P13: ¿dónde has estao Íngrid?


Ir-i 23I5: estudiando→§
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Las intervenciones indirectas, por el contrario, no requieren una respuesta adyacente,


por lo que la reacción no es tan predecible o esperable como en el primer tipo. Este
tipo de intervenciones suelen adoptar la forma de valoraciones, opiniones o
evaluaciones. Un ejemplo de intervención iniciativa indirecta lo encontramos en la
intervención 11P7 de (5):

(5)
Ii D 11P7: que mi padre ha hablao con el médico↓
Ir-i 12T9: º(¿y qué?)º
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

La intervención iniciativa 11P7 no requiere de manera directa ninguna reacción, pero


sí la provoca, tal como se aprecia en 12T9. El diferente grado de previsibilidad y
obligatoriedad de las reacciones que provocan las dos intervenciones de P ilustra la
diferencia entre las intervenciones iniciativas directas (22P13) e indirectas (11P7).
Además de la consideración de la mayor o menor obligatoriedad de la respuesta, las
intervenciones reactivas pueden volver a clasificarse, como veremos a continuación,
según el tipo de respuesta del interlocutor.
Las intervenciones reactivas suelen ser respuestas, conformidades, valoraciones,
excusas o concesiones a lo anterior y, en general, son manifestaciones de acuerdo o
desacuerdo, de aceptación, rechazo o aprobación, derivadas de las intervenciones
iniciativas anteriores. Si abundamos un poco más en el tipo de respuesta, las
intervenciones reactivas pueden clasificarse en varios tipos:
a) respuestas cooperativas: que son predecibles a partir de las intervenciones
iniciativas directas. Son segundas partes de pares de adyacencia, como 22P13 en el
ejemplo (4).
b) respuestas evaluadoras: que responden a las valoraciones de lo dicho por otro. Por
ejemplo, 10T8 en el ejemplo (6):

(6)
Ir-i 9P5: noo/ sí que me dio/ que iba detrás/// dice sí que te di/ digo yo no
tengo garantía/ dice/ sí que te la di que iba detrás del plástico/
¡per(o) hombre! ¡por favor!/ ¡y no decírmelo ni nada!// y yo se ve que
la he tirao↑// y m’ha pues te dejo otra para que vayas pasando de
momento↑/ yy-/ yy ésta ya me la traerás y la tuya la mandaremos a
arreglar/// pero es que me ha vendido un-/ bueno↓ me ha dejao esta/
pero/ para que me solucione el papel/ pero es que si a mí no me dice
que lleva la garantía/ además casualmente la he estao buscando/
tiramos to(do) (e)l- guardamos to(do) los papeles↑// y ese lo hemos
tenido que tirar§
Ir-i 10T8: § pues mala suerte↑ nena↓ noo- no- por eso no hay que
ponerse así
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

c) respuestas fáticas: que confirman los papeles comunicativos con reacciones como
ya ya, mm mm o que manifiestan interés por lo que dice el interlocutor (a menudo con

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carácter agradador), por ejemplo, T3 en el fragmento (7):

(7)
Ir-i 5P3: QUE eran ochocientas↓ y yo llevaba doscientas↑ y l’he daoo-
[entonces=]
Ir T3: [¡aah!]
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

d) respuestas completivas: que se emplean en aquellos casos en los que un interlocutor


completa el acto de otro.

Las respuestas de tipo (c) y, en ocasiones, también algunas del tipo (b) y (d) no se
convierten en turnos, es decir, no consiguen hacer avanzar la conversación. Se trata,
por tanto, de intervenciones de paso con las que el hablante demuestra en general su
atención o interés con la conversación.

3.3. Intervenciones continuas y discontinuas


Hasta ahora hemos establecido una tipología de intervenciones atendiendo al tipo de
reacción, esto es, acudiendo a un criterio principalmente pragmático. Si analizamos su
estructura, es posible establecer, además, dos nuevos tipos de intervenciones: las
continuas y las discontinuas.
Las intervenciones que se atribuyen a un solo emisor, y no han sufrido interrupciones,
son continuas (realmente, son las intervenciones prototípicas); y las que han sufrido
algún tipo de interrupción son discontinuas. Ambos casos se manifiestan en el ejemplo
(8) si observamos las intervenciones del hablante P:

(8)
Ii D 11P7: que mi padre ha hablao con el médico↓
Ir-i 12T9: º(¿y qué?)º
Ir-i 13P8: nada↓ l’ha dicho quee-/// quee/ no habló con el médico/ ha hablao
con l'enfermera// y l’ha dicho quee/ tengo que- que allí solo estaré
cuatro días/ o una cosa así/ que luego me mandarán a casa/ y que
podré comer con una pajita quee/ se ve qu'es grande y han di- yy
dice laa-/ laa esta laa- ¿cómo se llama?// laa enfermera/ quee/ la
gente que ha estao operada d'eso↑ que habla tam(b)ién/ con la boca
cerrada pero [habla]
Ir T10: [aunque] sisquera [(RISAS)]
13P8: [y QUE]/ y que see-/ y que se- se lo
hacen con un turmis/// todo↑§
Ir T11: § ((¿y después?))§
13P8: § yy- y eso↓ y que pueden
comer y eso/ pero vamos↓ con un tur-/ ¿quién será?/// y yo he
llegao↑/ y un- los perros m’han montao una que no veas y m’ha
tocaoo
Ii D 14T12: ¿quién?
Ir D 15I1: º(soy yo)º
13P8: me ha tocaoo
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

La primera intervención de P (11P7) es continua y no sufre ninguna interrupción; la

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segunda, (13P8), por el contrario, sufre interrupciones en tres ocasiones. Las


intervenciones, y/o interrupciones, T10 y T11 son intentos fallidos de tomar el turno
por T que no logran su propósito hasta que P termina su narración.
Es interesante señalar que la intervención discontinua de 13P8 sigue siendo la misma a
pesar de la aparición de una segunda voz, T. La representación del habla simultánea
sobre el papel en forma de líneas sucesivas podría hacer pensar que P emite dos
intervenciones distintas en el mismo turno; sin embargo, la continuidad y la progresión
de la construcción fónico-sintáctica y temático-intencional indican que se trata de una
única intervención discontinua.
Dicho lo anterior, podemos establecer algunos de los criterios que nos permiten
identificar las intervenciones:
a) El cambio de voz o emisor marca una nueva intervención continua. En el caso de las
intervenciones discontinuas, el cambio de voz es con frecuencia marca de que una
intervención nueva comienza, pero no de que la intervención anterior haya terminado
(esto es, no marca necesariamente el cierre de la anterior).
b) Indicios como la continuidad y la progresión fónico-sintáctica y temática
(informativa, intencional) permiten reconocer una intervención discontinua. Ello
supone igualmente el mantenimiento de una misma fuerza ilocutiva vinculada a una
estrategia única.
c) Por último, existen marcas lingüísticas7 (en el caso de las intervenciones directas,
las interrogaciones o las exhortaciones) que no se pueden tomar en sentido estricto
como fronteras de una intervención continua, pero sí, con frecuencia, permiten
reconocer el final de una intervención iniciativa o el comienzo de una reactiva.
Encontramos aquí los tonemas, las pausas y algunas expresiones paralingüísticas (las
risas, por ejemplo) asociadas normalmente a lugares de transición pertinentes.

3.4. Intervención verbal e intervención no verbal


Como ya hemos comentado, las intervenciones pueden ser verbales o no verbales. En
el ejemplo (9) encontramos una muestra de ambas cosas. Las intervenciones de A y B
son verbales y las de C y D, no verbales.

(9)
A: síi/ echa// este tronco lo mandamos a tomar por culo
D: [(RISAS)]
C: [(RISAS)]
B: pues tú lo has puesto↓ tío
(Briz y Grupo Val.Es.Co., 2002, 50, líneas 19-22)

En (9), D y C reaccionan a lo dicho por A riéndose. La forma de transcribirlo elegida,


tal y como se explica en las convenciones de transcripción, es indicar entre paréntesis
la descripción del contenido paralingüístico, en este caso, (RISAS), en otros, (n,
GRITOS, etc.).
El comportamiento de las intervenciones no verbales es, como ya comentamos, similar
al de las verbales. Si analizamos el ejemplo (7), observamos que la intervención
iniciativa de A provoca tres Ir: dos no verbales (RISAS) y otra de B de tipo verbal
‘pues tú lo has puesto↓ tío’; por consiguiente, las intervenciones no verbales funcionan
igual que las intervenciones verbales en la dinámica conversacional. En este caso
concreto, tenemos ejemplos de intervenciones reactivas y, por su forma de emisión,
continuas. Las dos RISAS, por otra parte, está ocupando turnos independientes (D y
C).

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De la misma manera que sucede en las intervenciones verbales, las intervenciones no


verbales (y/o paralingüísticas) pueden constituirse o no como turnos en la
conversación coloquial. En (10), las RISAS de los hablantes B y D funcionan de
manera distinta.

(10)
D: HOMBREE↓ má– más cerca que la mía sí ↓ [está=]
B: [(RISAS)]
D: = (RISAS)
B: al lao de mi casa es el patio de al lao↓ nano
(Briz y Grupo Val.Es.Co., 2002, 54-55, líneas 186-189)

En el ejemplo anterior, B reacciona a la intervención de D con RISAS (que en este


caso se emiten solapadas con el final de la intervención anterior), pero al mismo
tiempo las risas de B generan nuevas risas, las de D, que sí se constituyen como turno.
Las risas de B son reactivas, pero a su vez generan una reacción en su interlocutor,
esto es, funcionan como una intervención reactivo-iniciativa, puesto que D reacciona a
las primeras risas con más risas.
En el caso de (11), las RISAS de S no llegan a interrumpir la intervención de M
(intervención discontinua), y tampoco logran robar el turno de M, aunque sí sirvan
para su reconocimiento; son, por tanto, solo reactivas:

(11)
I(r-)i 1M1: pues sí/ pues mira/ te lo digo ni tanto↑// ni tan calvo/// es una cosa–
un término medio/ es que ahora es demasiao/// ahora es demasiao
Ir S1: (RISAS)
1M1: ¿eh? las cosas como son↓ tampoco es bonito// antes era más→/// casi
más b– bonito// pues que/ [pero ahora↑]
Ir(-i) 2A1: [¿llevas] ahora cincuenta y dos pesetas↑/ o cincuenta?
(Briz y Grupo Val.Es.Co., 2002, 124, líneas, 42-49)

3.5. Intervenciones compuestas


Por último, podemos encontrar intervenciones distintas de un mismo emisor, o
intervenciones compuestas. En ellas, la misma voz 8 emite dos intervenciones
diferentes en un mismo turno, una reactiva y otra iniciativa. Así, en un mismo turno,
podemos encontrar una reacción a lo anterior (Ir) y el inicio de una nueva secuencia
dialógica (Ir), marcada por un cambio de tópico y caracterizada, por tanto, por una
ruptura de la continuidad intencional o temática del diálogo previo (ver §6.1).
Podemos observarlo de forma más clara en el ejemplo (12):

(12)
Ir-i 10T8: § pues mala suerte↑ nena↓ noo- no- por eso no hay
que ponerse así
Ir D 11P6: sí↓ más nerviosa ya de-/
Ii D 11P7: que mi padre ha hablao con el médico↓
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

En este fragmento, P emite dos intervenciones en un mismo turno de habla, una


reactiva (‘sí↓ más nerviosa ya de-/’) y otra iniciativa ‘que mi padre ha hablao con el
médico↓’. La primera supone el fin del diálogo precedente (en que P se lamenta por la

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pérdida una documento de garantía); y la segunda, el inicio de un nuevo diálogo con


un claro cambio de tópico: ‘que mi padre ha hablao con el médico↓’ (sobre la visita
médica de su padre, que continúa como diálogo central en los siguientes minutos de
conversación).
En Briz (2005), ya está indicada la capacidad de un mismo turno (y por tanto, de
emisión sin cambio de voz) para contener dos intervenciones distintas y constituir
frontera entre diálogos. El ejemplo que allí se postula (y que a continuación
reproducimos en 13) muestra claramente que, sin existir un cambio de voz, pueden
identificarse dos intervenciones distintas, una reactiva y otra iniciativa, que introducen
un cambio de diálogo, como sucede en 3B1:

(13)
(C, D, B y A, amigos, han estado hablando sobre el tema de la elecciones
generales. En un momento dado, C y D se marchan de la conversación)

1C1: hasta luego


2D1: hasta luego
3B1: hasta luego/ hasta luego/// oye ¿cómo te fue la entrevista de trabajo?
4A1: no lo sé/ no lo sé

Resulta más sencillo ver el comportamiento del hablante si representamos la


intervención de B en dos intervenciones distintas, como puede notarse en (13’):

(13’)
Ii 1C1: hasta luego
Ir-i 2D1: hasta luego
Ir 3B1: hasta luego/ hasta luego///
Ii 4B2: oye ¿cómo te fue la entrevista de trabajo?

ya que, en realidad, se trata de dos intervenciones del mismo emisor (en la misma
emisión).

4. El intercambio
Dos intervenciones sucesivas de distintos emisores, una de inicio y otra de
reacción, constituyen la mínima unidad dialógica estructural: el intercambio.

El límite del intercambio coincide con el final de la intervención reactiva. Está


marcado también por el cambio de emisor. Los pares adyacentes formados por
intervenciones iniciativas y reactivas, como las preguntas-respuestas del fragmento
(14), son ejemplos prototípicos de intercambios:

(14)
Ii D 19I3: ¿me ha llamao Juan?
Ir-i 20P12: yo no (e)staba aquí
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

También constituyen intercambio los conjuntos de intervenciones iniciativas más


intervenciones reactivas indirectas, como sucede en (15):

(15)
A: mira↓ es que/ si YO↑ al final apruebo ese curso/ es porque YO he estudiao

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por mi cuenta↓// porque/ [((pero aquí hemos- o te he dado la (( )) que has


tenido que explicar ¿qué les das?]
B: [(( )) entonces estamos- entonces] estamos
dándole la vuelta a la misma historia// HAY un MONTÓN de cosas/ que/
ee- llegar/ al nivel que se pide// NO ES asistir a clase// enton(ces) ¡jolín!//
piDAmos que esas clases sean decentes
A: sí↓ pero↑ es que una cosa no quita para la otra↓
(Cabedo y Pons 2013, conversación 31)

Por otra parte, una Ii puede provocar, además, más de una reacción y, por lo tanto,
contener en su interior varios intercambios. Puede verse de forma más clara en el
ejemplo (16), donde la intervención iniciativa B1 provoca varias reacciones con las
que forma intercambio (B1/A1 y B1/A2). Y, a su vez, A1 forma intercambio con C1
(A1/C1) y con B2 (A1/B2):

(16)
Ii 1B1: ¿QUE cuándo iréis al pueblo por fin?
Ir-i 2A1: ¿al puebloo? ((a ver)) mañana/ sábado/// pero ¿cómo quiés decir↓ de
vaca [ciones↑?]
Ir C1: [((¡ayy!))]§
Ir-i 3B2: § sí↓ de vacaciones
Ir 4A2: en agosto
(Briz y Grupo Val.Es.Co., 2002, 224, líneas, 1-6)

Se demuestra así la posible recursividad de la unidad intercambio, característica de las


unidades estructurales internas, esto es, una unidad menor puede incluir unidades
superiores. Dicho de otro modo, existe jerarquía de una unidad respecto de otra de su
mismo rango.

5. El turno y la alternancia de turno


Como se ha señalado, la unidad turno, en la propuesta Val.Es.Co., se define de forma
distinta a la del Análisis de la Conversación o la Etnometodología, del Análisis del
Discurso y de la Escuela de Ginebra (cfr. Sacks et alii 1974, Sinclair y Coulthard
1992, Cestero 1994, Gallardo 1996, Roulet et alii 2001). En estas escuelas parece que
no haya distinción entre turno e intervención. En nuestro sistema, son unidades de
diferentes niveles. La intervención es una unidad del orden estructural interno y el
turno es de orden social externo. No obstante, no existe una relación biyectiva entre
ellas: como se señaló con anterioridad, todo turno incluye una intervención, pero no
siempre toda intervención supone un turno.
Si la intervención es la unidad monológica máxima en la dimensión estructural, el
turno es la unidad monológica máxima en el nivel social. Constituye un lugar de habla
rellenado con emisiones informativas que son aceptadas por los interlocutores de
forma manifiesta. Posee un carácter lineal (en el transcurso temporal) y es la unidad
responsable de la progresión conversacional.
Intervención y turno se establecen como las unidades monológicas máximas porque su
límite es el cambio de interlocutor. Sin embargo, en el turno, al cambio de interlocutor
se suma el reconocimiento y aceptación de dicha emisión por parte del resto de
interlocutores, de modo que el criterio para identificar el turno es el de la aceptación,
que da cuenta del carácter social de esta.

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5.1. La definición de turno


La unidad turno se define del siguiente modo:

Intervención reconocida o aceptada por el interlocutor o interlocutores.

En (17), aparece una intervención discontinua (5P3) en la que el interlocutor P tiene el


turno, puesto que su intervención es reconocida como muestran las reacciones de T
(T3, T4 y T5), mientras que las de este son intervenciones de paso, no turnos, al no ser
reconocidas o aceptadas por P, que continúa con su emisión.
Los turnos se señalan con un número a la izquierda (5P):

(17)
Ir-i 5P3: QUE eran ochocientas↓ y yo llevaba doscientas↑ y l’he dao/
[entonces=]
Ir T3: [¡aah!]
Ir-i 5P3: = m’ha dao↑ ca- mil/ ¿sabes?// y eso↓/ ee- eso era↓ y he subido a
mi casa y mi hermana m’ha dicho pues t'acabo de llamar/ no sé
qué↓ no sé cuántos↓§
Ir T4: §síi§
5P3: § y es que estaba yo en la administración/
porque l'administración de loterías tiene una puerta↑// que/ da a otra
tienda/ y ella está en los dos sitios/ está en l'administración de
loterías/ y está en→
Ir T5: º(no sé yoo)º§
5P3: § y luego a la que ha venido mi padre hemos ido a
que-/ a que le cambiaran allí↑/ aa Alba↑/ una cosa que había
comprao/ por otra/ y a mí esto/ y me ha dicho ¿tienes la
garantía?/ y la garantía/ ¿tú sabes dónde estaría?
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Los interlocutores P y T poseen papeles comunicativos diferentes. El interlocutor P


interviene y tiene el turno, es emisor y hablante a la vez; en cambio, T solo interviene,
emite sonidos, es emisor, pero no es reconocido como hablante.
Otro caso de no correlación entre emisor y hablante puede darse cuando hay más de
dos interlocutores en una conversación, como sucede en el siguiente fragmento. Solo
uno de los varios intervinientes obtiene el turno:

(18)
Ii 1C1: ¿((sabes)) que mi hermana se va a ir a Taii-WANN?
Ir-i 2B1: ¿a [qué]?
Ir-i 3C2: [(( ))] ((HONG)) KONG y a China
Ir-i 4A1: ((¿y a Bangkok no?))
Ir B2: pero tu hermana ↑/ vive muy bien↑ ¿no?
Ir-i 5C3: no porquee ara han estao [(( ))]=
Ir A2: [(( ))]
5C3: = el Impiva un mes con China/ con empresarioss↑ Valencianos=
(Cabedo y Pons 2013, conversación 3)

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A la intervención de C (3C2) reaccionan los interlocutores A (4A1) y B (B2), pero


solo (4A1) es aceptado por C como hablante en posesión del turno, dejando a B en el
papel de emisor.
La aceptación del turno puede manifestarse y reconocerse previa o posteriormente, de
forma explícita o implícita. La aceptación se expresa previa y explícitamente cuando
en el turno previo se selecciona al hablante, en ocasiones, mediante la producción de la
primera parte de un par adyacente (por ejemplo, una pregunta), que requiere y predice
una segunda parte, como se aprecia en (19):

(19)
Ii 22P13: ¿dónde has estao Íngrid?
Ir-i 23I5: estudiando→§
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Otras veces ni siquiera es necesaria la consideración de par adyacente, puesto que es


suficiente con una apelación explícita a un interlocutor, al que de algún modo se le
concede el turno posterior, como es el caso de (20):

(20)
Ii 1V: Raquel↑ no te van a dar la beca→ al final↑ [tanto cuento (( ))]
Ir 2R: [°yaa°]
(Cabedo y Pons 2013, conversación 7)  
 
También se puede seleccionar al hablante posterior mediante un silencio que invita a
una permuta de papeles comunicativos. La aceptación se puede reconocer a posteriori
mediante determinadas marcas lingüísticas que muestran que el oyente ha atendido la
emisión del hablante previo.
Asimismo, el turno, como se señala en nuestra definición, se constituye en la unidad
responsable de la progresión conversacional, ya que precisamente es la aceptación
voluntaria del resto de interlocutores la que permite que la conversación avance.
Aquellas emisiones de interlocutores que son ignoradas o no atendidas (intervenciones
que no constituyen turno) no contribuyen al progreso de la conversación.
En (21), según lo visto, solo constituyen turno la intervención de T (intervención
discontinua), mientras que la de P es una intervención que no llega a ser aceptada por
el interlocutor, quien continúa con su narración:

(21)
Ir-i 24T16: pues t’ha llamao allí bajo// te ha llamao/ Rosario/ qu'era la misa
pa(ra) Julián↓/ º(hoy)º/ a las siete/ dice seguro que no lo sabrá/
digo pues ella está haciendo deberes/ dice-/ y eran las siete menos
cinco
Ir P14: pues [no te marees]
24T16: [dice] pues yaa/ a- ahora ya he hecho
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Como se aprecia en el ejemplo anterior, tras la intervención de P, el relato del


interlocutor T continúa, de manera que la intervención evaluadora de P14 se podría
eliminar y no alteraría la progresión conversacional.

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En la interrelación de intervenciones y turnos existe un caso especial: un mismo turno


puede estar ocupado por dos intervenciones del mismo interlocutor; como es el caso
de las intervenciones de cambio de tema, según se muestra en el ejemplo (22):

(22)
Ir-i 10T8: pues mala suerte↑ nena↓ noo- no- por eso no hay que ponerse
así
Ir iD 11P6: sí↓ más nerviosa ya de- CIERRE DE DIÁLOGO

Ii cD 11P7 que mi padre ha hablao con el médico↓ INICIO DE DIÁLOGO


Ir-i 12T9: º(¿y qué?)º

(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

En el ejemplo anterior, el turno de P (11P) está ocupado por dos intervenciones


consecutivas (P6 y P7): la primera, sí↓ más nerviosa ya de-, es una intervención
reactiva a T (10T8), y la segunda, que mi padre ha hablao con el médico, es una
intervención iniciativa. Ambas intervenciones son marcas de la unidad superior del
discurso que denominamos diálogo, la primera marca el cierre un diálogo y la segunda
marca el inicio un nuevo diálogo (ver §6.1).

5.2. La definición de alternancia de turno


En relación con la progresión de la conversación en el orden social, se identifica otra
unidad conversacional, la alternancia de turnos, que junto con el intercambio (en el
plano estructural interno) constituye la unidad dialogal máxima.

La alternancia de turnos es la combinación de dos turnos sucesivos y, por


tanto, emitidos por interlocutores/hablantes distintos.

Del mismo modo que todo turno es una intervención, pero no toda intervención es
turno, se afirma que toda alternancia de turnos supone un intercambio, pero no todo
intercambio supone cambio de turno. Uno de los casos más paradigmáticos de
alternancia de turnos son los pares adyacentes, como el del ejemplo (23), de pregunta-
respuesta:

(23)
Ii 14T12: ¿quién?
Ir 15I1: º(soy yo)º

La específica construcción de la alternancia de turnos en el género conversacional es


una de las características fundamentales en su definición. Lo que, entre otros rasgos,
singulariza la conversación, frente a otros géneros, es el hecho de que la toma y cesión
del turno no están predeterminados: no hay regularidad ni en el modo de seleccionar
interlocutores, ni en el establecimiento de roles fijos, ni en la duración de los turnos.
En ese sentido, puede resultar más complejo para el analista el reconocimiento de
estos.
En la dinámica conversacional, los interlocutores atienden a los denominados lugares
de transición pertinente (LTP, Levinson 1989) para tomar el turno o para cederlo; son
señales que facilitan la regulación y la progresión conversacional. Entre otros, se han
señalado como indicios para tomar el turno (LTP): las pausas y silencios tras una

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emisión, los tonemas descendentes finales, muchas veces acompañando a una


estructura sintáctica concluida, los tonemas suspendidos, los alargamientos vocálicos,
los marcadores fáticos de control de contacto o la selección explícita de otro hablante
mediante preguntas u otras formas que intentan provocar respuesta.
De esta definición de las unidades turno y alternancia de turnos se deriva, como
hemos venido notando, una visión más completa de los papeles comunicativos. Se
habla de interlocutores para referirse de forma indiscriminada a las personas que
intervienen en la conversación, no importa que su papel sea el de iniciar y provocar
otra emisión, o el de responder y reaccionar a una emisión previa. En el nivel
estructural, a cada uno de esos papeles, se les considera, emisor y receptor. Son
figuras naturales, en el sentido fisiológico, producen emisiones y las reciben
auditivamente. Estas se reservarán para el nivel estructural, mientras que para el nivel
social, se emplearán los conceptos de hablante y oyente.
Establecer una diferencia entre parejas de figuras comunicativas es significativo
porque da cuenta de la distinción entre nivel estructural interno y social interno. Esto
permite explicar los casos en que un emisor produce una intervención que no es
atendida y aceptada: nadie podrá negarle su papel de emisor, pero no se le considerará
hablante, puesto que no ha hecho avanzar la conversación. Del mismo modo, cabe
considerar que tal intervención no aceptada ha sido percibida fisiológicamente (oída)
por el/los otro/s interlocutor/es, esto es, ha habido receptor/es, pero al no aceptarla, no
se les atribuye el carácter de oyente/s. La consecuencia de esta visión comunicativa es
que el oyente es el verdadero artífice de los turnos, quien siempre poseerá una función
activa en la constitución del turno. En otras palabras, sobre el oyente recae la función
de aceptación social, y por tanto, del oyente depende la selección de los hablantes
(Padilla, 2004).
Así, en (24), I4 es solo un emisor al que no se le reconoce como hablante, debido al
carácter discontinuo de la intervención-turno de T (21T15):

(24)
Ir-i 21T15: pues mira yo llego ahora/ en este momento nena
Ir I4: [no↓ si yoo (( ))]
21T15: [que si han] [llamao↑]
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Para la unidad turno es posible señalar una serie de marcas que permiten reconocerla y
aislarla. La primera marca, necesaria pero no suficiente, es aquella que coincide con la
intervención: el cambio físico de interlocutor. A partir de ello, podemos apoyarnos en
otros criterios para identificar si ha habido o no aceptación social. Se distinguen
criterios que reconocen la producción de un turno a priori y criterios que la reconocen
a posteriori; de otro modo, un reconocimiento hacia abajo (observando la reacción de
los interlocutores ante la emisión previa de otro) o hacia arriba (observando si hay
alguna marca de cesión del turno):

5.3. Criterios de reconocimiento de los turnos


El concepto de aceptación fundamenta la distinción entre una intervención-turno y otra
que no lo es.

5.3.1. Criterios para reconocer que la intervención posterior es un turno


Estos son algunos de los mecanismos para reconocer que la intervención posterior es
un turno:

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-­‐ identificación de primeras partes de pares adyacentes (por ejemplo, estructuras


interrogativas, actos exhortativos, etc.);
-­‐ selección del hablante siguiente mediante marcas lingüísticas (en ocasiones
coincide con las primeras partes de pares adyacentes);
-­‐ pausas, silencios, tonemas descendentes, en ocasiones acompañados de
estructuras sintácticas acabadas;
-­‐ tonemas suspendidos, estructuras truncadas, alargamientos vocálicos, que
manifiestan la falta de voluntad del hablante de continuar con su turno;
-­‐ marcadores apelativos de control del contacto.

En el siguiente ejemplo, la marca para reconocer el turno es la selección directa de la


persona mediante el vocativo (Íngrid):

(25)
Ii 22P13: ¿dónde has estao Íngrid?
Ir-i 23I5: estudiando→§
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

En el siguiente fragmento, el tonema descendente de la intervención de 1A1 cede el


turno a B. Del mismo modo, no sé de qué te quejas constituye una estructura sintáctica
completa que permite marcar el cierre del acto y abre la posibilidad de que se abra otro
turno, como efectivamente ocurre en (26):

(26)
I(r-)i 1A1: ¿YAA? aún no he comíoo↑// desde que he desayunao↓
Ir-i 2B1: tía ↓ pues yo no he desayunao ↓ así que no sé de qué te quejas
Ir(-i) 3A2: ¿pero ya has bajao ↓ tú?

(Cabedo y Pons 2013, conversación 24)  

Si no existe selección explícita de hablante, ocurre a veces que dos reacciones a una
misma intervención iniciativa pueden constituirse en turnos. Es el caso de 20P12 y
21T15 como respuestas a la pregunta 19I3:

(27)
Ii 19I3: ¿me ha llamao Juan?
Ir-i 20P12: yo no (e)staba [aquí]
Ir-i 21T15: [pues] mira yo llego ahora/ en este momento
nena

(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

La pregunta de I (19I3), al no seleccionar al interlocutor, convierte en hablantes a P y a


T.

5.3.2. Criterios para reconocer que la intervención anterior es un turno (criterios


a posteriori)
Son marcas de aceptación las siguientes:
-­‐ la reacción es la marca inequívoca de que una intervención iniciativa o
reactivo- iniciativa anterior sea turno.

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-­‐ la existencia de segundas partes de pares adyacentes confirma a la intervención


anterior como turno;
-­‐ las marcas de acuerdo o desacuerdo en intervenciones posteriores confirman
que la intervención anterior (con la que se manifiesta el acuerdo o desacuerdo)
es turno: marcadores discursivos, conjunciones y adverbios (bien, bueno, vale,
pues, pero, sí, no, etc.);
-­‐ las reformulaciones, matizaciones o adiciones de información a ideas o
elementos aparecidos en la intervención previa, confirmarán que tales
intervenciones son también turnos;
-­‐ también las continuaciones sintácticas de segmentos inacabados en las
intervenciones previas serán una señal de que se han atendido, y por tanto, son
aceptadas;
-­‐ las referencias pronominales y las elipsis que hacen alusión al contenido
expresado en una intervención previa señalan también que se ha atendido a la
emisión del hablante anterior.
-­‐ la repetición léxica, que indica coincidencia en el vocabulario y en la temática,
son marcas de continuidad léxica y, por tanto, señales de que se ha atendido la
intervención anterior, de que se reconoce como turno.

En el ejemplo que sigue observamos que el interlocutor 3P2 marca el acuerdo con
claro, y manifiesta así su aceptación de la intervención anterior, que se constituye en
turno. De la misma manera, en 5P3, con la respuesta no no, vuelve a aceptar la
intervención.

(28)
Ii 1P1: he ido a la tienda esa/ bueno↓/ aa-/ a cobrarte la lotería// y ee- lo que
me han dao/ de la lotería
Ir-i2T1: ¿esto?
Ir-i3P2: º(claro )º/ o- ochocientas pesetas y doscientas que llevaba yo↑
Ir-i4T2: ¿de lotería también?// sí quee-§
Ir-i5P3: § no no↓
4T2: [que te-]
5P3: [QUE] eran ochocientas↓ y yo llevaba doscientas↑ y l’he dao/
entonces
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

En el ejemplo siguiente, T18 continúa la intervención de P16, y de esa manera, la


reconoce como turno:

(29)
I(r-)i 26P16: y se l’han puesto/ empotrá(da) en lo dee-/ un rincón que
tiene allí al lao de la puerta y el tubo sale directamente a la calle//
entonces no les ARma la humadera que les armaba§
Ir T18: § º(((mu(y) mala)))º

Nótese en (30) la aceptación del turno anterior que señala la presencia del marcador
discursivo pues, con valor comentador, así como la repetición de parte de lo dicho
anteriormente.

(30)

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Ir-i 7P4: e- era un- una eso de cartón y estaba ahí metido/ y a mí no me
dijeron nada de la garantía ni na-da// de la d'esto/ [y]
Ir-i 8T7: [pues] haberle
dicho no me distes garantía

6. Las unidades superiores de la conversación: el diálogo y el discurso


Por encima del intercambio se reconocen dos unidades estructurales internas a las que
hemos denominado diálogo y discurso.

6.1. El diálogo
El diálogo es el resultado de la combinación de intercambios sucesivos. En el Análisis
de la Conversación americano existe una unidad similar denominada secuencia, pero
que se define, a diferencia del diálogo, a partir de criterios temáticos (Gallardo 1993),
ya que se vincula al desarrollo de la conversación (secuencia de apertura, central, de
cierre; secuencias laterales e insertadas) o está determinada por los criterios de
cohesión y coherencia (secuencia de historia, secuencia argumentativa). A diferencia
de esta perspectiva, el diálogo se delimita primariamente desde una perspectiva
estructural y se define como sigue:

Unidad dialógica definible en términos estructurales, limitada


prototípicamente por una intervención-turno iniciativa al inicio y por una
intervención-turno reactiva al final de la misma

Esta definición habla de intervenciones-turnos porque, para que sean constituyentes de


dicha unidad, las intervenciones iniciativas y reactivas tienen que haber sido aceptadas
por el resto de los participantes en la conversación (Briz, 2006 y 2007). Así, no toda
intervención iniciativa comienza un diálogo (en tal caso, cualquier intervención fallida
podría iniciar un diálogo). Por otro lado, para que una intervención reactiva sea
realmente reactiva, el cierre que propone (la complétude interactive definida en Roulet
et al. 1985) ha de ser aceptado por el resto de los participantes. El carácter de
intervención y turno sitúa al diálogo y al discurso en un punto intermedio entre lo
estructural y lo social; no en vano, en estas unidades la estructura lingüística enlaza
con la social (piénsese en el carácter ritualizado de saludos y de despedidas, así como
la atención que han recibido en estudios sociológicos y antropológicos).
Por otro lado, el diálogo se define en términos prototípicos. Dado que las
conversaciones se desarrollan de manera no planificada, inicio y fin de diálogo no
poseen el mismo estatuto. Mientras que los inicios se señalan prácticamente siempre,
no sucede lo mismo con los finales, ya que una conversación puede acabar
“disolviéndose”, sin marcas de cierre específicas. Se puede decir, por tanto, que todo
diálogo debe marcar su inicio mediante una intervención-turno solo iniciativa, pero
puede marcar su final con una intervención-turno solo reactiva. Son, por ello, posibles
diversas tipologías de diálogo:
a) Ii/ Ir-i […] Ir-i/ Ir
b) Ii/Ir-i
c) Ii/Ir

El tipo (a), como se ha señalado arriba, es el más prototípico. Idealmente, su cuerpo


está compuesto de reacciones reactivo-iniciativas, que hacen avanzar la conversación,
y concluye con una intervención reactiva. Es el caso del ejemplo (31), donde 22P13 es

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la intervención-turno iniciativa del interlocutor P, que inicia un diálogo (aparece


marcado, de acuerdo con nuestras convenciones, como Ii iD) que termina en 25I6
(intervención-turno reactiva, cierre de diálogo; marcado así: Ir cD). En medio de
ambas unidades se extiende una sucesión de intervenciones reactivo-iniciativas. Sin
embargo, 26P16 inicia un nuevo tema que no responde a ninguno de los elementos
sintácticos, léxicos o temáticos del dialogo precedente, por lo que se constituye en
nueva intervención iniciativa, ratificada como turno por T17 y, por tanto, en
intervención-turno iniciativa, inicio de un nuevo diálogo:

(31)
Ii 22P13: ¿dónde has estao Íngrid?
iD
Ir-i 23I5: estudiando→§
Ir-i 24T16: § pues t’ha llamao allí bajo // te ha llamao/ Rosario
/ qu'era la misa pa(ra) Julián↓ / º(hoy)º/ a las siete / dice seguro
que no lo sabrá / digo pues ella está haciendo deberes / dice-/ y
eran las siete menos cinco
Ir P14: pues [no te marees]
24T16: [dice] pues yaa/ [a- ahora ya he hecho=]
P15: [(( ))]
24T16: = tarde// dice ahora ya he hecho tarde/ porquee// dice y eso/
dice yo all no verla he pensao que noo lo sabía §
Ir 25 I6: § º(no sé)º //
Ii 26P16: yo he subido↑ / a mi casa y estaban allí a- que le han
iD cambiao la caldera del sitio
T17: º(aah)º
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

El ejemplo (31) ilustra el caso prototípico. Sin embargo, a veces, en la conversación


coloquial es problemático definir una intervención como únicamente reactiva. Dicho
de otro modo, una intervención reactiva solo puede identificarse como tal a posteriori,
puesto que es necesario el consenso de todos los interlocutores para cerrar el diálogo.
Tal es el caso del ejemplo (32):

(32)
(…)
I(r-)i 1A1: y en la otra academia que vaya↑ se supone que/ también le
pagará/ que sí que le pagarán ¿no?§
Ir-i 2C1: §¿¡pero MAmi!?
Ir-i 3A2: ¿¡QUÉE!?§
Ir-i 4C2: §¡QUE VA- VA DE ALUMNA!§
Ir B1: §alumna§
Ir-i 5A3: §¡AAH! ¡QUE
[VA→!=]
Ir-i 6C3: [¡que no te
enteras!]
Ir-i 7A4: ¡HUY cariño↓ no me lo explicas↑! ¡me dices ara va a ir a otra
academia↓! ¡pos yo qué sé si está trabajando [allí]
Ir-i 8C4: [t’he dicho↓] se ha buscao un profesor de árabe/ que no
es su jefe§

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Ir-i 9A5:
§no has dicho↑ se ha buscao un profesor de árabe que [no es su
jefe]
Ir-i 10C5: [no poco]§
Ir B2: §¡mírame ahí!
Ir-i 11A6: ya lo verás↑ como no lo has dicho
Ir B3: º(ya lo verás)º§
Ir-i 11A6: §eso que dices↑ no lo has dicho [y además→]
Ir-i 12D1: [no lo has dicho]
[¡no lo has dicho!]
Ir-i 13C6: [¡bueno vale
vale vale bien!]
Ir-i 14A7: no↓ no↓ tengo testigos que me lo corroboran§
Ir-i 15C8: §¡BIEEN!§
Ir 16A8: §((eso))
¡aah! ¡BUENO↓! pues enton- ESO ES PARA QUE [OTRA
VEZ→=]
Ir C8: [¡UUY!]

16A8: =cuando mamá diga una cosa↑/ me repliques↓ y me digas que


no y que sí y que sí y que no↓// para que veas que- ¡Y NO TE
COMAS LA LECHUGA!
(Cabedo y Pons 2013, conversación 9)

En el ejemplo (32), se observa cómo la hablante C, que ha cometido un error de


interpretación, trata en dos ocasiones de cerrar el tema (13C6 y 15C8); sin embargo, A
A (16A8) responde, continúa el tema y no admite, así pues, el cierre. Por ello, aunque
para C sus intervenciones pretendan ser intervenciones reactivas de cierre, al provocar
las reacciones de A serían, funcionalmente, reactivo-iniciativas. Así pues, el carácter
únicamente reactivo de las intervenciones solo se puede constatar si, en efecto, no
existen reacciones posteriores de otros interlocutores. Por esto un diálogo se puede
definir también, de forma alternativa, a partir de la presencia de dos intervenciones-
turno iniciativas.
La diversidad funcional de los segmentos distinguidos como diálogos permite una
clasificación de estos. Sin embargo, y a diferencia de las propuestas del Análisis de la
Conversación, esta es una delimitación secundaria, puesto que el elemento
indispensable para la definición, como se ha indicado anteriormente, es la alternancia
Ii-…-Ir, o el esquema Ii-…-Ii. Siguiendo a Briz (2006, 68), las secuencias de inicio y
de cierre de una conversación se denominan diálogos-marco; el resto, se denomina
diálogo cuerpo. La unión de diálogos marco y del diálogo cuerpo constituye los
diálogos de rango primario. En el fragmento objeto de análisis a lo largo de todo el
artículo, estamos ante un diálogo cuerpo, dado que las secuencia de apertura y de
cierre faltan en la grabación. Ahora bien, el diálogo cuerpo se puede subdividir en
función de un criterio temático. Aparecen de este modo los diálogos de rango
secundario, los diálogos de rango terciario o subdiálogos, y los diálogos de cuarto
rango, que comprende las tradicionalmente denominadas secuencias laterales.
En (33), los intercambios comprendidos entre 1P1 y 11P6 constituirían un diálogo de
rango secundario, que se cierra cuando el mismo hablante decide incorporar una
nueva intervención-turno solo iniciativa (11P7), que abre un segundo diálogo:

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(33)
Ii iD 1P1: he ido a la tienda esa/ bueno↓/ aa-/ a cobrarte la lotería // y
ee- lo que me han dao/ de la lotería
Ir-i 2T1: ¿esto?
Ir-i 3P2: º(claro)º
(…)
Ir-i 10T8: pues mala suerte↑ nena↓ noo- no- por eso no hay que
ponerse así
Ir cD 11P6: sí↓ más nerviosa ya de-/

Ii iD 11P7: que mi padre ha hablao con el médico↓


Ir-i 12T9: º(¿y qué?)º
(…)
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Asimismo, es posible distinguir diálogos laterales, como el intercambio, en (34), entre


14T12 e 15I1, o el que se desarrolla entre 27I7 y 28I8, en (35), ambos extraídos del
fragmento que está sirviendo en este trabajo como fuente de referencia común. El
primero lo favorece la entrada en la escena conversacional de un nuevo interlocutor y
el segundo la llamada de teléfono de I, mientras que T y P continúan la conversación,
lo que provoca una escisión conversacional (los diálogos laterales, constituyan o no
escisiones se marcan, convencionalmente, con un sangrado a la derecha):

(34)
(…)
Ii iD 14T12: ¿quién?
Ir cD 15I1: º(soy yo)º
(…)

(35)
Ii iD 27I7: MARIVÍI/ ¿ESTÁ JOSEMI? 1
26P16: y estaba mi hermanaa
Ir 28I8: ¡ay! pues nada
26P16: estaba mi hermana allí§
Ir CD 28I18: § da igual ¿vale?

6.2. El discurso
Discurso es el nombre que recibe la unidad dialógica superior (Pons y Estellés 2014),
delimitada por un cambio en el contexto interactivo particular. Así, comienza un
nuevo discurso cuando:
a) Cambia el número de interlocutores
b) Cambia el papel funcional de los interlocutores
c) Cambia el grado de igualdad jerárquica entre los interlocutores
d) Cambia la dinámica de toma de turnos (predeterminada/no predeterminada)
e) Cambia el registro (modo, en el sentido de Gregory y Carroll 1978, Ochs, 1979);
pasa de no planificado a (semi)planificado.

 
1
I llama por teléfono.

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En el siguiente ejemplo, que muestra el inicio y el final de una conversación, se puede


observar también el inicio y el final de un discurso:

(36) (A y B, compañeros de piso, llaman a la puerta de C, su casero)


Ii 1A1: hola buenas noches
Ir-i 2C1: ¿qué tal?
Ir-i 3B1: CALLA/// °(hola buenas// ¿qué tal?)°/// CALLA§
Ir-i 4A2: § perdone
que hayamos venido tan tarde es que hoy habíamos quedao
para venir a pagarle hoy yy- y un chaval noo- ha venido ahora
y nos acaba [de dar ahora el dinero]
Ir(-i) 5B2:
[no pasa na(da)]/// (4") pss va VE/// (35") quita d'ahí// °(toma)°
(…)
Ir-i 6A3:vale vale// pues yaa la traeré mañana y yaa si acaso pues yo le
llevo ya esa ya directamente [(no hace falta)]
Ir-i 7B3: [¡uuy!] cuando quieras ↑
Ir-i 8A4: vale/ pues hasta mañana/ vale muchas gracias§
Ir-i 9C2: § vale gracias
Ir-i 10 A5: adiós§
Ir-i 11 C3: § buenas noches
Ir 12B4: buenas noches/ buenas noches
(Cabedo y Pons 2013, conversación 17)

A partir de un ejemplo como el de (36), se podría pensar que la unidad discurso


coincide con la unidad conversación y que sus posiciones inicial y final no son más
que la primera intervención-acto iniciativa de un diálogo de apertura y la última
intervención-acto reactiva de un diálogo de cierre. Si bien es cierto que toda secuencia
de apertura de una conversación implica el inicio de un discurso, esta unidad no se
puede equiparar con dichas secuencias, ya que se trata de un concepto de más alto
alcance. En el ejemplo de (37), tomado de El Padrino III, existe un inicio de discurso,
aunque no haya un inicio de conversación:

(37)
Cardenal Lamberto: Oigo las confesiones de mis propios sacerdotes aquí, en
el claustro. A veces el deseo de confesarse es abrumador, y debemos
aprovechar el momento.
Michael Corleone:¿De qué sirve confesarme si no me arrepiento?
Cardenal Lamberto: Sé que usted es un hombre práctico. ¿Qué puede perder,
eh? (Silencio) Cuando quiera
(Silencio)
Michael Corleone: Verá…yo…le he sido infiel a mi esposa.
Cardenal Lamberto: Sigue, hijo mío
Michael Corleone: Me he traicionado a mí mismo. He matado a hombres. Y
también he ordenado matar a hombres.

En la línea subrayada en negro, las condiciones en las que se venía llevando a cabo la
conversación se cancelan y comienza un nuevo espacio en el que una conversación
coloquial, no ritualizada, con una toma de turno no predeterminada, entre dos

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hablantes que mantienen una relación simétrica, se convierte en el inicio de un acto


institucional (una confesión), altamente ritualizado, con una asignación de papeles
determinada (confesor y feligrés) y claramente asimétrico (el confesor tiene poder
sobre el confesado).
En conclusión, al inicio de todo discurso se hace tabula rasa del contexto precedente y
comienza un nuevo juego lingüístico (Wittgenstein), en el que cambian todos o
algunos de los parámetros comunicativos mencionados arriba. Aunque el caso
prototípico de inicio de discurso sea el paso del silencio al habla, como ocurre al inicio
de toda conversación, sería erróneo equiparar ambos términos, como demuestra el
fragmento anterior9.
Los cambios en el contexto interaccional que se producen al inicio de un discurso se
reflejan en la estructura lingüística, ya que las posiciones iniciales de discurso pueden
estar marcadas solo por un número definido y muy delimitado de marcas formales, que
forman un paradigma reducido y hasta cierto punto sorprendente: saludos –hola–,
fórmulas de apertura –estimados colegas–, vocativos –María, camarero–, marcadores
del discurso de carácter vocativo –oye, mira– y presencia de ciertos marcadores del
discurso, como bueno. Llamaremos a esta posición inicial de discurso posición inicial
absoluta (PIA).
Al igual que ocurre con el resto de las unidades del modelo, el discurso está
compuesto de unidades jerárquicamente inferiores; en este caso, de diálogos. Así, el
inicio de un discurso coincide con, al menos, el inicio de un diálogo, del mismo modo
que todo comienzo de intervención es también el comienzo de, al menos, un acto,
como ocurre con las intervenciones 1A1-5B2 del ejemplo (36).
Obsérvese que, en dicho ejemplo, los hablantes A y B, compañeros de piso, han estado
hablando antes de llegar a la casa de C, el casero. Sin embargo, cuando este abre la
puerta, la lista de interlocutores en la conversación cambia, así como el rol funcional
de cada uno de ellos, que pasa a ser de desigualdad jerárquica (puesto que uno es el
deudor y los otros los deudatarios). Estos cambios repercuten lingüísticamente en la
presencia de saludos como los de 1A1, 2C1 y 3B1, así como en una más que probable
disminución de la coloquialidad del discurso, que se adapta así no solo a la
desigualdad jerárquica, sino también al distinto fin de la conversación, que es ahora
claramente transaccional.
El discurso, por tanto, es no solo la unidad interaccional máxima de nuestro modelo,
sino también el punto en el que la estructura lingüística linda con la estructura social, y
de su estudio derivan conclusiones que afectan tanto a la Etnometodología (presencia
y desarrollo estructural de distintos rituales) como al estudio del registro en la
conversación (los cambios de +coloquial a –coloquial presentan una PIA marcada
mientras que los cambios inversos no) o a los estudios de gramaticalización (puesto
que la PIA es el punto final de todo proceso de gramaticalización que implique un
aumento de ámbito) (ver Estellés y Pons 2014).

7. La organización estructural en unidades mínimas: acto y subacto


A medida que nos alejamos de la frontera que marca el carácter dialógico o
monológico de una unidad, entramos en un terreno resbaladizo, donde se hace más
difícil arbitrar criterios de reconocimiento válidos. Por un lado, las señales interactivas
y las marcas que construyen los participantes de una conversación pierden importancia
en fragmentos donde lo que importa es la construcción de un mensaje coherente; por
otro lado, las construcciones sintagmáticas y oracionales, propias de las estructuras
gramaticales, no se pueden aplicar al discurso oral. Sin embargo, y sin contradicción,
lo dicho no significa ni que lo interactivo sea totalmente irrelevante ni que no se

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puedan distinguir construcciones sintagmáticas u oracionales. Lo importante es que no


se pueden tomar como base para arbitrar criterios de reconocimiento de unidades
discursivas.
Esta dificultad ha suscitado distintas propuestas de unidades de la conversación cuya
unidad monologal rebasa los límites de la oración. La Escuela de Ginebra, en su
modelo estructural y jerárquico, solo diferencia tres constituyentes: el intercambio, la
intervención y el acto10. Este último se define como “la plus petite unité monologale
constituant l’ intervention” (Moeschler 1985: 81); a su vez, el acto presenta una
caracterización ilocutiva, derivada de sus propiedades lingüísticas, y una
caracterización interactiva, definida en relación con los actos circundantes. No
obstante, la descripción de esta unidad en Roulet et al. (1985) es ciertamente escueta.
Algunos de los modelos propuestos recientemente conceden primacía al criterio
entonativo. Así, el modelo de Cresti (2005) se basa en la prosodia, que segmenta
grupos entonativos, y se filtra con la ayuda de la pragmática; en concreto, con la
presencia de un acto ilocutivo asociado al grupo entonativo segmentado previamente.
Degand y Simon (2009), por su parte, emplean entonación y sintaxis en paralelo; las
unidades equivalentes al acto surgen de ese doble análisis. El modelo de Friburgo, de
Berrendonner (2012), toma como base la sintaxis, con la que define cláusulas-
enunciados, que mantienen entre sí lazos rectivos, de tipo semántico-pragmático
(preparación, rectificación, etc.). El modelo de la co-enunciación de Morel (1998)
parte de una base entonativa, a la que se superponen los conceptos de tema-rema y la
información de las miradas y gestual. Por último, el modelo de Basilea (Ferrari 2003,
2008), más orientado hacia el discurso escrito, define el acto fundamentándose en el
criterio de acto ilocutivo, al que se añaden informaciones adicionales delante (marco)
y detrás (apéndice) del mismo.
Así pues, los modelos de segmentación coinciden en el uso de varios criterios, si bien
no existe unanimidad en cuanto a la cantidad de estos ni en cuanto a cuáles son.
Además, la dificultad de encontrar una tipología de los actos ilocutivos repercute en la
distinción de estos segmentos.

7.1. Definición
El acto es una unidad estructural monológica, jerárquicamente inferior a la
intervención, de la que es su constituyente inmediato; asimismo, es la mínima
unidad de acción e intención, que posee las propiedades de aislabilidad e
identificabilidad en un contexto dado.
El acto es el segmento de discurso que corresponde a una acción independiente, a una
intención determinada del hablante. Es aislable en tanto posee fuerza ilocutiva propia
y es identificable por la presencia de ciertas marcas lingüísticas prosódicas y
semánticas.
Decir que un acto es identificable implica que el constituyente presenta límites
reconocibles, límites que vienen dados por marcas lingüísticas que se sitúan en las
fronteras del acto; también es identificable cuando, además, constituye una unidad
melódica. En el apartado §7.2 expondremos una serie de marcas lingüísticas, así como
los rasgos prosódicos delimitadores de actos.
En cuanto a la propiedad de la aislabilidad, un segmento es aislable en virtud de su
fuerza ilocutiva. Ser aislable significa que posee fuerza ilocutiva propia y que
representa una acción-intención y, por ello, tiene a menudo la capacidad de
constituirse por sí mismo en una intervención en el contexto lingüístico en que
aparece; no en vano es el constituyente inmediato en que puede quedar segmentada
una intervención, como se ha indicado en la definición.

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Por consiguiente, la propiedad de la aislabilidad posee carácter estructural, dada la


independencia del acto y consiguiente equivalencia con la intervención, y contextual,
dado que solo en un contexto concreto se puede valorar si es independiente respecto al
acto anterior (sea del propio interlocutor o de otro), y si podría aparecer o no
autónomamente en una intervención. En (38) se observa que cada uno de los actos de
respuesta puede equivaler a una intervención.
Los actos se marcan con el signo de sostenido al comienzo y al final del segmento de
discurso reconocido como tal: # #

(38) (T pregunta dónde estaba la garantía.)


T6: # º(¿dónde?)º #
P4: # e- era un- una eso de cartón y estaba ahí metido/ # # y a mí no me
dijeron nada de la garantía ni na-da// de la d'esto/ #

T6: # º(¿dónde?)º #
P4’: # e- era un- una eso de cartón y estaba ahí metido/ #
P4’’: # y a mí no me dijeron nada de la garantía ni na-da// de la d'esto/ #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Como se colige de la explicación anterior, la aislabilidad está ligada sobre todo a la


caracterización pragmática del acto, que es el rasgo jerárquicamente más importante,
ya que está en la base de su definición; no hay que olvidar que el acto es sobre todo
una unidad pragmática que corresponde a una acción comunicativa.
Desde el punto de vista pragmático, el acto posee una única fuerza ilocutiva (pregunta,
respuesta, aceptación, rechazo, orden, ofrecimiento, etc.), es decir, el hablante lo emite
con una intención determinada. Para averiguar la fuerza ilocutiva o intención, hay que
considerar la relación de un acto respecto a otro, y hay que tener en cuenta las marcas
lingüísticas mediante las cuales se manifiesta, entre ellas ocupan un lugar importante
los verbos performativos, como se verá en §7.2.1.
En la intervención T8 de (39) el hablante evalúa lo que el interlocutor le ha contado
(pues mala suerte nena) y le reprocha su enfado (noo- no- por eso no hay que ponerse
así). Estas serían, pues, sus respectivas intenciones, evaluación y reproche.

(39)
T8: # pues mala suerte↑ nena↓ # # noo- no- por eso no hay que ponerse así#
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Con el fin de reconocer la acción y ratificar su independencia, se puede recurrir a dos


pruebas subsidiarias. La primera toma como guía los verbos que expresan la acción y
se aplica cuando dichos verbos están omitidos (de lo contrario, el mismo verbo es una
marca que facilita su reconocimiento). En estos casos o se deja la interpretación del
verbo al juicio del analista o se puede utilizar de manera genérica el proverbo decir
(digo, dice, dijo), dotado de múltiples valores ilocutivos, de manera que “una
expresión que permita ser introducida por dicho verbo será un acto” (Briz 2003: 956).
Con la aplicación de esta prueba, la adición de digo en este caso, la intervención T8
del ejemplo anterior quedaría como sigue:
# (TE) DIGO pues mala suerte↑ nena↓ #
# (TE) DIGO noo- no- por eso no hay que ponerse así #

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La segunda consiste en la prueba de la sustitución por el acto anterior. Esta prueba es


muy útil en las intervenciones largas, en las que puede resultar más difícil reconocer la
aislabilidad de los actos. En las intervenciones largas hay que observar cuándo hay una
nueva acción, cuándo hay una aportación distinta que derive de una nueva intención
comunicativa; en definitiva, cuando es independiente respecto al acto anterior, sea del
propio interlocutor o de otro.
En P3 se pueden distinguir cuatro actos en virtud de las cuatro acciones que pueden
reconocerse. En estos actos el hablante cuenta dónde se encontraba, la explicación o el
por qué y dónde estaba otra persona, acción esta última que se repite.

P3: # y es que estaba yo en la administración/ # # porque l'administración de


loterías tiene una puerta↑// que/ da a otra tienda # / # y ella está en los dos
sitios/ # está en l'administración de loterías y está en→ #

Al sustituir, por ejemplo, cualquiera de los actos del ejemplo anterior, se advierte que
los elementos identificados como actos funcionan de manera conjunta para expresar
una acción.
Sustitución del primer acto, # y es que estaba yo en la administración #:

P3: # (Digo que yo estaba en la administración) porque l'administración


de loterías tiene una puerta↑// que/ da a otra tienda/ # # y ella está en los
dos sitios # / # está en l'administración de loterías y está en→ #

Sustitución del segundo acto # porque l'administración de loterías tiene una


puerta↑// que/ da a otra tienda #:

P3: # y es que estaba yo en la administración# / # y ella está en los dos sitios


# / # está en l'administración de loterías y está en→ #

Sustitución del tercer acto: # y ella está en los dos sitios #:

P3: # y es que estaba yo en la administración # / # porque l'administración de


loterías tiene una puerta↑// que/ da a otra tienda # / # (ella) está en
l'administración de loterías y está en→ #

Esto no significa que el acto sea prescindible (aunque a veces pudiera serlo), sino
sobre todo que es independiente. Ciertamente, la omisión del primer acto conllevaría
añadir algún elemento fórico; la del tercer acto (y ella está en los dos sitios) conlleva
introducir el referente nombrado en el acto anterior (ella).
Asimismo, la propiedad de la aislabilidad está vinculada a una particular
caracterización prosódica y semántica del acto. En cuanto a la prosodia, el acto se
caracteriza por constituir una unidad melódica, es decir, tiene un contorno melódico
propio11. Para utilizar este criterio, es necesario escuchar la grabación y contar, como
mínimo, con el análisis de las pausas y de las inflexiones finales. Así, en la
intervención T14, en (40), cada uno de los actos corresponde a una unidad melódica,
siendo más compleja en el segundo por la inflexión ascendente de un segmento menor
del acto (pues como han venido↑).

(40) (El interlocutor piensa que sus suegros no estaban en la tienda y el


hablante le asegura que sí estaban en la tienda.)

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T14: # [pues] allí ((estaban)) tus suegros/// # # pues como han venido↑ se
acaban de ir ahora #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Y finalmente, respecto a la caracterización semántica, el acto suele estar formado por


el contenido de una proposición al que se pueden adjuntar constituyentes informativos
menores12. En otras palabras, semánticamente, se considerará acto el contenido de una
proposición más los constituyentes informativos menores adjuntados a la misma. Dado
que, en nuestro modelo, como se notará más tarde, las unidades con contenido
proposicional son subactos sustantivos directores (SSD) o subordinados (SSS); y las
unidades sin contenido proposicional son subactos adyacentes (SA) (véase apartado
§8) diremos que el acto se puede definir, desde el punto de vista semántico, como la
unión de los subactos sustantivos de una proposición más los subactos adyacentes
asociados a los mismos.
Por ejemplo, en (41), en el acto producido por T15 se puede distinguir, por un lado, la
proposición {yo llego ahora}/{en este momento}, formada por dos segmentos
informativos con contenido proposicional (respectivamente, un subacto sustantivo
director y un subacto sustantivo subordinado), los cuales se identifican mediante
marcas prosódicas; por otro, el resto de constituyentes no proposicionales (pues mira,
nena), que son subactos adyacentes:

(41)
T15: # {pues mira}SA {yo llego ahora/}SSD {en este momento}SSS {nena}SA #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Si bien la presencia de proposiciones es bastante frecuente en los actos, por lo que


puede ser una guía inicial clara para el reconocimiento de los actos, no obstante, no
siempre existe una correspondencia exacta con la proposición. De hecho, hay
construcciones que presentan contenido proposicional, pero no son actos, como ocurre
en el caso de ciertas estructuras sintácticamente coordinadas o subordinadas (en T14
con la subordinada como han venido):

(42)
T14: # [pues] allí ((estaban)) tus suegros /// # # pues como han venido↑ se
acaban de ir ahora #

La subordinada como han venido presenta una unión de un predicado con su sujeto; en
este sentido, puede tratarse como una proposición completa; sin embargo, está
subordinada sintácticamente mediante como a una estructura superior.
Lo mismo ocurriría con las llamadas subordinadas y coordinadas del enunciado.
Desde un punto de vista discursivo, en las subordinadas y coordinadas de la
enunciación hay dos actos, mientras que las del enunciado “constituyen con el núcleo
predicativo que las integra un solo acto” (Briz 2011). Sin embargo, siguiendo el
criterio proposicional, se distinguirían en ambos tipos de construcciones dos
proposiciones en cada caso.
Asimismo, una expresión no proposicional desde el punto de vista sintáctico puede ser
semánticamente completa y, por tanto, analizarse como acto. Así sucede en pues mala
suerte nena en el ejemplo (43):

(43)

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T8: # pues mala suerte↑ nena↓ # # noo- no- por eso no hay que ponerse así #

Y, en fin, puede haber actos en los que difícilmente se puede identificar un contenido
proposicional, como sucede en los usos autónomos de algunas interjecciones,
marcadores discursivos modalizadores o de control del contacto. En estos casos se
evidencia la supremacía de la función pragmática sobre el contenido proposicional
para el reconocimiento de actos. Así, en P10 de (44) ¡aah! funciona como acto:

(44)
T14: # pues allí ((estaban)) tus suegros/// # # pues como han venido↑ se
acaban de ir ahora #
P10: #¡aah! #

En suma, el criterio semántico es una guía que puede facilitar, desambiguando, el


proceso de segmentación de actos, a condición de que se entienda su subordinación a
los criterios de tipo pragmático.
Por consiguiente, se podría decir que en general un acto es aislable en la medida en
que posee fuerza ilocutiva, un contorno melódico propio y un contenido proposicional;
aunque, en realidad, no necesariamente se han de cumplir los tres requisitos y, en
último término, es la identificación de la intención o acción comunicativa ─y el
consiguiente funcionamiento autónomo en una intervención─ lo que evidencia que el
constituyente en cuestión es aislable en relación al acto anterior y que, por tanto, es un
acto.
Una vez señaladas las propiedades y explicadas las características del acto, pasemos a
analizar con detalle los actos de la intervención I1:

(45) (P e I están esperando a una tercera persona. P parece dubitativa e


impaciente por la tardanza de esta.)
P1: # ¿que ella cuando viene de su pueblo? # # ¿a qué hora [llega?] #
I1: # [por] la tarde↓ # # pero→ igual es que ha venido en el tren o algo y aún
no habrá llegao↓ # # bueno estará enn la inauguración esa # // # que no
me ha dicho nada #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

En la intervención P1 se reconocen dos actos, dos preguntas sobre el momento y hora


de la llegada de alguien. Y en la de I1 se pueden distinguir cuatros actos: por la tarde,
en primer lugar; pero…llegado, en segundo lugar; bueno…inauguración esa, en tercer
lugar; y finalmente, el resto de la intervención. Cada uno cumple una intención
comunicativa específica, a saber: responder e informar (el primer acto), justificar, dada
la impaciencia de P, las causas del retraso (el segundo y el tercer acto) y reprobar la
carencia de información (el cuarto acto). En este sentido, todos los segmentos son
aislables y, por tanto, actos. Además, las dos justificaciones de los segmentos segundo
y tercero podrían constituirse, de forma aislada, como intervenciones independientes,
como respuestas a la pregunta de P1.

P1: # ¿que ella cuando viene de su pueblo? # # ¿a qué hora [llega?] #


I1’: # pero→ igual es que ha venido en el tren o algo y aún no habrá llegao↓ #
I1’’: # bueno estará enn la inauguración esa # //

Y el cuarto acto podría ocupar la posición del tercero: # que no me ha dicho nada #

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P1: # ¿que ella cuando viene de su pueblo? # # ¿a qué hora [llega?] #


I1: # [por] la tarde↓ #
I1’: # pero→ igual es que ha venido en el tren o algo y aún no habrá llegao↓ #
I1”: # que no me ha dicho nada #

A su vez, cada acto corresponde a una proposición más contenidos


extraproposicionales (entre paréntesis en el ejemplo):

I1: por la tarde


I1: (pero igual es que) ha venido en el tren (o algo) & aún no habrá llegao
I1: (bueno) estará en la inauguración esa
I1: (que) no me ha dicho nada

Aunque el primer acto se reduzca a por la tarde, se sobreentiende el verbo llegar


(llega por la tarde). Más discutible podría ser la agrupación de las dos estructuras
proposicionales (ha venido en el tren & aún no habrá llegao) en un solo acto, pero la
segmentación en dos actos incumpliría el criterio pragmático ─jerárquicamente más
importante en la definición del acto─, y eludiría el hecho de que conformen una
unidad melódica, así como otras marcas lingüísticas que ratifican que estamos ante un
solo acto.
También son actos aislables y reconocibles por la realización entonativa: los dos
primeros presentan una curva melódica que termina en un tonema descendente, y los
dos últimos están delimitados por pausas. Asimismo, aparecen marcas lingüísticas que
facilitan el reconocimiento de estos actos, como los conectores pragmáticos pero
(igual), es que y bueno, que indican a menudo el inicio de un acto; de hecho, aún no
habrá llegao podría constituirse como acto en otros contextos, pero, en el ejemplo,
este contenido proposicional queda bajo el ámbito de los conectores pero (igual) es
que:

I1: pero→ igual es que ha venido en el tren o algo


I1: pero→ igual es que aún (el tren) no habrá llegao↓

La forma y funciona aquí como conjunción coordinante, dado que une elementos
equifuncionales que se contraponen a lo dicho antes (por la tarde). Esta trabazón es
reforzada por la omisión del referente tren mencionado en la primera estructura
proposicional.
Finalmente, es importante subrayar que la aislabilidad no significa que el orden de los
actos sea trivial y que cualquier acto pueda aparecer en lugar del anterior sin que
afecte a la coherencia temática13. Por ejemplo, no sería aceptable pragmáticamente que
la respuesta (por la tarde) se enunciara después de los actos de justificación (ver I1’).
Asimismo, si la contraposición (el último acto de la serie) se formulara tras la
suposición (ver I1’’), implicaría que el acto que no me ha dicho nada se referiría a la
primera justificación del retraso (pero igual es que ha venido en el tren o algo y aún
no habrá llegao) y no a la inauguración, como ocurren en el ejemplo original (no me
ha dicho nada de que iba a asistir a la inauguración).
En conclusión, que el orden no sea trivial sugiere que el acto se constituye como tal en
relación con el acto anterior, sea dicho por el propio interlocutor o por otro.

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7.2. Criterios de reconocimiento


Aunque el reconocimiento de los actos se establece a partir de las propiedades y rasgos
mencionados, hay ciertas formas lingüísticas que favorecen la identificación de un
determinado segmento de habla como acto específico. Podemos hablar así de índices
lingüísticos segmentales y de índices lingüísticos suprasegmentales de la presencia de
actos.

7.2.1. Índices lingüísticos segmentales


1. Algunas proformas y adverbios, como sí, no, eso, así, etc. suelen ser aislables, por
lo que suelen constituir actos.

(46)
D1: # ¿te acuerdas de tu camiseta rosa de Beneton? #
B1: [(RISAS)]
D2: # rosa [fucsia de Beneton] #
A1: # [¿la que me quita- la que] me quitaste? #
D3: # sí # / # la tengo aún #

(Cabedo y Pons 2013, conversación 46)

Ahora bien, la presencia de estos segmentos discursivos no siempre es índice de actos,


puesto que pueden ser elementos no aislables, como el del ejemplo siguiente, donde sí
no se utiliza para afirmar sino para introducir una intervención al tiempo que aporta un
valor modalizador:

(47)
T: # pues mala suerte↑ nena↓# #noo- no- por eso no hay que ponerse así#
P: # sí↓ más nerviosa ya de-/ # # que mi padre ha hablao con el médico↓#
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

2. Puesto que los actos tienden a poseer una única fuerza ilocutiva, la presencia de un
verbo que haga explícita dicha fuerza ilocutiva puede funcionar como índice de
existencia de un acto.

(48)
D: #yo no te exijo / no te exijo / ni siquiera te- te- te condiciono# / #te
pregunto↓ / ¿queréis regalo o queréis que se lo demos a Cáritas? # /# y
hasta ahí la pregunta #
(Cabedo y Pons 2013, conv. 0038)

3. La presencia de elementos fóricos suele actuar como índice de existencia de dos


actos: el primero es aquel en el que se sitúa el antecedente mientras que el segundo es
donde se encuentra el elemento fórico, como puede verse en 5P3.

(49)
4T2: # ¿de lotería también? #// # sí quee-§
5P3: § # no no↓#
4T2: [que te-] #
5P3: # [QUE] eran ochocientas↓y yo llevaba doscientas↑ y l’he dao/
[entonces=]

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T3: # [¡aah!] #
5P3: = m’ha dao↑ ca- mil/ ¿sabes? #// # y eso↓ / ee- eso era↓ # # y he subido a
mi casa y mi hermana m’ha dicho pues t'acabo de llamar/ no sé qué↓ no
sé cuántos↓ #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

4. Además, la aparición del estilo directo en una intervención puede indicar el


comienzo de uno o varios actos, como 8T7 y 9P5. Con frecuencia en la conversación
el estilo directo es introducido por el verbo decir.

(50)
7P4: # e- era un- una eso de cartón y estaba ahí metido # / # y a mí no me
dijeron nada de la garantía ni na-da// de la d'esto / [y] #
8T7: # [pues] haberle dicho no me distes garantía #
9P5: # noo/ sí que me dio/ # # que iba detrás/// # # dice sí que te di/ # #
digo yo no tengo garantía/ # # dice/ sí que te la di que iba detrás del
plástico/ # # ¡per(o) hombre por favor! / ¡y no decírmelo ni nada! #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

En el ejemplo anterior, cabe detenerse en la intervención de 9P5, que comienza con un


acto en el que el hablante rechaza lo dicho por T:

a. # noo/ sí que me dio/ #

A continuación, P va describiendo una historia conformada por distintos hechos; cada


una de esas descripciones, que en su mayoría contienen estilo directo, son actos de
explicación del rechazo14:

b. # que iba detrás #


c. # dice sí que te di #
d. # digo yo no tengo garantía #
e. # dice/ sí que te la di que iba detrás del plástico #

La historia que sirve como explicación está seguida de un acto de evaluación,


mediante el que el hablante valora todos los elementos narrados:

f. # ¡per(o) hombre por favor! / ¡y no decírmelo ni nada! #

5. Por su especial comportamiento discursivo, las partículas discursivas 15 se


constituyen con asiduidad como marcas lingüísticas fiables para la delimitación de
actos. Unas veces indican el inicio de un acto, otras el fin; en cualquier caso, aparecen
integradas en el acto ─y funcionan como subactos adyacentes16 (ver §8.1 y esp.
§8.3.2).

(51)
E: # no↓ pero ¿sabes lo que pasa? # # que si tuvieras a los dos aquí↑ # // #
total↓ es un aparatito aquí↓ chiquitín que lo pondrías #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 268, líneas 399-403)

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(52) V: # ellos se unieron también a laa– al recurso↑ # // # y claro/ ellos en


dos líneas↑/ decían que se les tenía que haber consultao #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 173, líneas 441-443)

(53)
G1: # ¿ahí pone días? #
E1: # chno (2’’) #
G1: # pone días laborables #
E1: # pone DÍAS (( )) lo antes posible hora de (( )) # /// # supongo que será
horario de oficina↓ claro #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 82, líneas 8-13)

Asimismo, ciertas partículas discursivas (en general, los modalizadores y los


controladores del contacto) se emplean a veces como únicos constituyentes de una
intervención, funcionando, por ello, como actos. En el siguiente ejemplo el marcador
modalizador claro funciona de modo autónomo indicando acuerdo con lo dicho antes.

(54)
T1: # ¿esto? #
P2: # º(claro )º # / # o- ochocientas pesetas y doscientas que llevaba yo↑ #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Las partículas discursivas ¿sabes?, ¿no?, ¿eh?, ¿verdad?, etc. suelen indicar el final
de un acto17 o de una intervención, y nunca marcan el inicio de un acto, como las
partículas anteriores. En (55a) ¿eh? indica el fin del acto y reafirma lo que el hablante
ha dicho antes (cfr. Briz y Montañez 2008):

(55a)
S: # y este año también vamos a ganar ¿eh? # # lo que pasa que lo- hemos
tenido la- la desgracia de los dos primeros partidos↑/ no hacerlos muy bien
# //
(Briz y Grupo Val.Es.Co 2002: 155, líneas 491-501)

Cuando se sitúa al final del acto y de la intervención, el hablante se sirve de ¿eh? para
“apelar al oyente solicitando de manera reforzada que acepte lo dicho” (Briz y
Montañez 2008):

(55b)
1S1: # yo nunca he visto una persona tan enrollada como el Andrés ¿eh? #
2J1: # ¿tan enrollá↓? #
3S2: # sí #
(Briz y Grupo Val.Es.Co 2002: 164, líneas 897-899)

En este último caso, al aparecer al final del acto y de la intervención, la partícula se


convierta en un lugar de transición pertinente18; la apelación al otro marca el final de
la intervención del hablante y la cesión a otro.
Estas partículas también pueden funcionar de manera aislada en la intervención,
constituyéndose así como acto. En estos casos el hablante reacciona y pide una
repetición de lo dicho mediante ¿eh? (cfr. Briz y Montañez 2008).

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(56)
J: # ¿sigues/ sigues con los caramelos dee- de anís? #
C: # ¿eh? #
J: # ¿sigues con los caramelos? #
(Briz y Grupo Val.Es.Co 2002: 160, líneas 711-713)

A su vez, es cierto que muchas partículas discursivas pueden afectar tanto a actos
como a unidades más pequeñas dentro de este, los que hemos llamado subactos (ver
§8). Así, en (57) o sea inicia un acto en el que se reconsidera lo dicho antes.

(57) E: # VALE ↓# # LA CULPA ES MÍA # # O SEA YO LO


RECONOZCO PARA VARIAR #

(Briz y Grupo Val.Es.Co 2002: 80, líneas 312-313)

Sin embargo, en (58) o sea introduce un subacto (el mayor porcentaje) que reformula
a modo de autocorrección parte de la información del segmento anterior (la mayoría
de la gente).

(58)
G1: # pues eso ees muy frustantee o s(e)aa #
E1: # no frustrante↓ # # porque tú comprueba quee el t– que la mayoría de
gente↑/ o sea el mayor porcentaje están en universitarios # /
(Briz y Grupo Val.Es.Co 2002: 114, líneas 1349-1350)

Del mismo modo, los conectores que coinciden con las conjunciones, según su
comportamiento, introducirán actos o subactos19. Aunque funcionan normalmente en
el ámbito de la proposición integrando subactos en un acto, también en ocasiones
funcionan como conectores en el ámbito de la enunciación, enlazando, como mínimo,
actos. En el primer caso forman parte del subacto, mientras que en el segundo son
subactos por sí mismas (Briz y Pons 2010: 333), como más adelante se explicará (ver
§8).
En el ejemplo (59) pero introduce un acto, a la vez que expresa restricción o
ampliación de lo comunicado previamente. En este caso, pero funciona como un
conector pragmático, introductor de un nuevo acto, y no como una conjunción
adversativa:

(59)
P8: # yy- y eso↓ y que pueden comer y eso # / # pero vamos↓ con un tur- # /
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)  

En cambio, en (60) aparece otro pero que funciona como una conjunción adversativa20
e introduce un subacto; en este caso pero asume un valor enfático, insiste sobre el
hecho de que habla.

(60)
P8: # y han di- yy dice laa-/ laa esta laa- ¿cómo se llama?// laa enfermera/
quee/ la gente que ha estao operada d'eso↑ que habla tam(b)ién # / # con
la boca cerrada pero habla #

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(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Por último, los dos tipos de casuales reconocidos en las gramáticas, causal del
enunciado y causal de la enunciación, se manifiestan en forma de diferencia estructural
en nuestro sistema21. En las causales del enunciado, porque introduce un subacto
informativamente dependiente de otro; porque funciona aquí como conjunción.

(61) A: # (los ajos tiernos) están muy buenos/ porque no pican casi #
(Briz y Grupo Val.Es.Co 2002: 63, línea 523)

En cambio, en las causales de la enunciación los constituyentes son independientes,


por lo que porque introduce un nuevo acto y funciona, en consecuencia, como
conector.

(62)
P3: # y es que estaba yo en la administración↑ # # porque l’administración de
loterías tiene una puerta↑// que/ da a otra tienda # # y ella está en los dos
sitios↑ # # está en l’administración de loterías y está en→ # //
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Así pues, la diferencia entre conjunciones y conectores tiene que ver sobre todo con el
ámbito de actuación en que se sitúan 22 : las conjunciones enlazan habitualmente
subactos, mientras que los conectores suelen unir actos o unidades de rango superior.
El hecho de que haya elementos que puedan operar en los dos ámbitos es plausible y
esperable, dado el carácter funcional de la conexión, que es una categoría pragmática.

7.2.2. Índices lingüísticos suprasegmentales


La prosodia es en ocasiones un recurso demarcativo determinante para segmentar un
discurso en actos (Hidalgo Navarro 1997, 1998, 2002b). Es preciso prestar atención a
marcas prosódicas como la pausa, la presencia de una curva melódica completa o al
empleo de una entonación final marcada en los enunciados aseverativos (con un
tonema ascendente o suspendido), ya que pueden resultar primordiales en la
consideración de una estructura como acto. Así, teniendo en cuenta el carácter de su
delimitación prosódica, hemos podido diferenciar diversos tipos de estructuras,
constituyan o no actos:
1. Estructuras acabadas que constituyen actos
2. Estructuras aparentemente inacabadas que constituyen actos
2.1. Actos suspendidos
2.2. Actos truncados
3. Estructuras inacabadas que no constituyen actos

7.2.2.1. Estructuras acabadas que constituyen actos. Para determinar si una estructura
constituye un acto, conviene considerar las marcas prosódicas que la rodean. Una de
las marcas más evidentes es la pausa, cuya función demarcativa parece inmediata.
Otra cuestión es si realmente esa marca delimita unidades estructurales coherentes, es
decir, si estas constituyen o no actos, lo cual puede resultar más discutible.
En realidad, la pausa no siempre determina la existencia de frontera entre actos. Puede
ser simplemente una marca de problemas en la planificación discursiva, como en (63)
o en (64):

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(63)
G1: #a ti te da lo mismo ¿no?/ #pues más o menos/ es eso lo- lo que quiere
decir más o menos la palabra liberal#
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 91, líneas 389-390)

(64)
E1: #es que- es que ee yo para mí↑ el hecho de ser conservadores y taal /
precisamente radica en sus principios#/ y #para mí↑ hay unas- unos
valores // muy fundamentales que a lo mejor para otra persona no lo son
¿no?/// (3'') no sé#
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 91, líneas 401-405)

La interpretación específica de la pausa requiere, pues, de la contextualización de su


uso, requisito indispensable para la delimitación adecuada de los actos en la
conversación:

(65)
E1: #síi#/ #yo conozco gentee#/ #parezco muy liberal pero// la verdad es
que soy muy conservadora#
L1: #mujer/ en todo no↓ º(tía)º#
E2: #yo sí# / #liberaal- soy conservadora enn-/ pues en lo que interesa como to’l
mundo#// #pero vamos no soy nada liberal↓ #lo contrario# /// #lo que pasa↑
es que yo respeto mucho lo que dice la gente↓ #a mí- cada uno que haga lo
que quiera yy#
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 90-91, líneas 365-371)

Por otra parte, cabe mencionar que, en el habla espontánea, la pausa no siempre se
presenta como silencio, pues, en ocasiones, el hablante interrumpe momentáneamente
su discurso sin llegar al silencio y ocupa esa vacilación mediante algún elemento vocal
que puede prolongar su duración. En general, tales fenómenos se interpretan como
pausas llenas u oralizadas23, cuyo uso se relaciona con problemas de planificación. En
este sentido, puede decirse que una mayor complejidad comunicativa conlleva una
mayor presencia de pausas oralizadas en el discurso. Parece adecuado, por
consiguiente, analizar el funcionamiento de la pausa como elemento demarcativo
asociado a otros fenómenos prosódicos, como los ascensos/descensos entonativos, las
variaciones de intensidad o la posición de los acentos.
Al margen de la presencia o no de pausa, la posesión de una curva melódica completa
puede constituirse como señal inequívoca de la existencia de un acto: tal es el caso de
las formas melódicas interrogativa o exclamativa cuando constituyen marcas de la
presencia de actos24. A esta unidad melódica se añade la fuerza ilocutiva transmitida
(pregunta, rechazo, etc.). En el caso de ciertos segmentos, es absolutamente
imprescindible prestar atención al funcionamiento específico de su curva melódica.
Así, expresiones como ¡mujer!, ¡hombre! o ¡vamos! pueden constituirse en actos
independientes siempre que sus respectivos contornos melódicos no se hallen
integrados en una curva principal. Ello explica la diferencia estructural entre (66),
donde hombre es parte de un acto, y (67), donde hombre es un acto de desacuerdo:

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(66)
G: #hombre liberal/ lo que pasa es que no sé pues/ tú a lo mejor entiendes por liberal
puess#/// #(hay) gente que entiende→ pues un viva la virgen ¿no?# #o sea// que pasan de
todo que- que- que#
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 91, líneas 392-395)

(67)
E: #¡hombre! #yo- o sea yo por liberal↑ no entiendo esto#
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 91, línea 391)

Es conveniente, en tales casos, tener muy en cuenta las magnitudes de los respectivos
parámetros prosódicos (acento, duración, frecuencia fundamental, etc.)25.
Semejante caso de indefinición en cuanto a su estatuto como acto es el de la
denominada interrogación retórica. En efecto, constituye un caso problemático, ya
que teóricamente cumple los requisitos básicos del acto, aunque no siempre se la
puede considerar como segmento aislable. Así, si su función es matizar el sentido de
un segmento previo, funcionando por tanto como elemento modalizador de un acto
independiente, su valor estructural será el de subacto adyacente (véase §8). Así ocurre
en (68):

(68)
E: # sí/ # # oo puede pasar sin ello↓ # lo que pasa es que→ /tampoco es que
en su casa le digan/ # # pero es que él- es que él es así ¿no? porque ((ha
convivido)) desde siempre con los curas # # yy/ a mí no me va ese ritmo↓
# él está hecho↑ a estar con los monjes # (( ))/// # no sé// yo qué sé/ yo
respeto a todo el mundo ¿¡qué quieres que te diga!? #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 92-93, líneas 452-457)

En suma, ni la pausa que establece límites entonativos ni las fronteras entonativas por
sí mismas constituyen un límite absoluto. Solo armonizando criterios externos e
internos podemos considerar la pausa como frontera, junto con la entonación. En
realidad, el valor significativo de las pausas es redundante de los hechos prosódicos
(tono, acento, etc.), significativos por sí mismos, e incluso a veces más significativos
que las pausas26. La pausa adquiere valor en la medida en que, cuando aparece, se
yuxtapone a máximos o mínimos prosódicos que traducen una o varias funciones
comunicativas (G. Caelen, 1981:156).
Por lo que respecta a los elementos paralingüísticos como las risas, de naturaleza
distinta a la de los rasgos prosódicos, pueden llegar a constituir actos en sí mismos, si
constituyen la reacción del oyente a una intervención previa:

(69)
B: # pues sí// # # no/ que nosotros tenemos muy buen champán # # [yo no le
doy a ((nadie)) del mío=]
A: # [(RISAS)]#
B: =que vale mucho dinero↓ el que tengo //# # nosotros haremos un sorbete #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 331, líneas 362-366)
Así pues, además de las marcas lingüísticas segmentales que contribuyen a delimitar
actos, es fundamental atender a los rasgos prosódicos, ya que no solo una curva
melódica completa se constituye como recurso inequívoco para la identificación de un

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acto, sino que otras marcas prosódicas pueden determinar también la existencia de un
acto.

7.2.2.2. Estructuras aparentemente inacabadas que constituyen actos. En la


conversación coloquial son frecuentes las rupturas de la construcción en curso, lo que
puede ocasionar dudas sobre la segmentación adecuada de un determinado fragmento.
Es conveniente, pues, aclarar cuándo, ante tales circunstancias, un segmento de habla
constituye acto y cuándo no. Así, en este apartado consideramos aquellas
construcciones cuya estructura apocopada está condicionada por la intencionalidad del
hablante. El carácter aparentemente incompleto del acto obedece a un propósito
organizativo de naturaleza pragmática, es decir, a una estrategia preconcebida (Briz
1998).
1. Actos suspendidos. Se trata de estructuras gramaticalmente inacabadas, pero
comunicativamente completas. Poseen una entonación final marcada, reconocible en
forma de tonema ascendente o suspendido y su estructura responde a un uso
estratégico del emisor, que les asigna un valor ilocutivo completo. En consecuencia, sí
configuran un acto. El carácter intencional de la construcción suspendida se reconoce
en que los constituyentes que faltan para completar el mensaje no se recuperan en el
contexto lingüístico previo, sino de manera inferencial por el interlocutor:

(70)
B: #¿allí no teníais bar↑ o cantina o algo de eso↑ tío?#
A: #allí las comidas eraan#
B: #¿mierda?#
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 61, líneas 452-454)

El acto emitido por A se suspende mediante un alargamiento vocálico, que invita a sus
oyentes a inferir lo que tiene intención de comunicar. Así, el hablante B extrae la
implicatura sobre que las comidas eran malas, de ahí que pregunte: “¿mierda?”. Por
tanto, el hablante A logra su propósito atenuador al evitar nombrar directamente lo
malas que eran las comidas en el lugar donde se encontraba. En conclusión, la
construcción suspendida es una acción completa, por lo que, estructuralmente, es un
acto.
2. Actos truncados. Ciertos reinicios, autocorrecciones o aparentes vacilaciones de
habla pueden constituirse en acto; hablamos en estos casos de actos truncados. Tras
estas reelaboraciones ligadas a la planificación sobre la marcha, existe a veces una
estrategia. En (71), el cambio de planificación sintáctica supone la minimización del
papel del yo (impersonalización no soy nada-no son):

(71)
L: # yo creo que- no sé↓ que tienes actos muy- muy liberales [en relación a] #
E: # [no soy nada-] # #
no son liberales #
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 90, líneas 361-362)
Se trata de truncamientos con suficiente grado de autonomía y de material léxico como
para que el interlocutor supla la información ausente y asigne una intención al
conjunto. Son, pues, actos, ya que son aislables. La diferencia con el caso anterior
radica en que las inferencias, aquí, se utilizan para completar el contenido
proposicional del mensaje, ya que esta estructura está asociada a la inmediatez
comunicativa característica de la conversación.

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En otras ocasiones, el acto resulta truncado por razones ajenas a la estrategia


conversacional del hablante, por razones de tipo incidental (como puede ser un
solapamiento, una llamada de teléfono, etc.), pero la presencia de una fuerza ilocutiva
reconocible y de un suficiente caudal léxico hacen posible que hablemos de acto,
aunque truncado. Así sucede en la intervención P8 de (72):

(72)
P8: # [y QUE]/ y que see-/ y que se- se lo hacen con un turmis/// todo↑§ #
T11: # §((¿y
después?))§ #
P8: # § yy- y eso↓ y que pueden comer y eso/ # # pero vamos↓ con
un tur-/ # #¿quién será?#
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

El penúltimo acto de P se ve interrumpido por la llamada a la puerta de alguien: # pero


vamos↓ con un tur-/ # (obsérvese el acto posterior). La construcción resulta
gramaticalmente incompleta, pues falta la sílaba “-mis” (de “turmis”), pero el contexto
anterior suple la ausencia y, de ese modo, se preserva la fuerza ilocutiva.
7.2.2.3. Estructuras inacabadas que no constituyen actos. Caso distinto al de los actos
suspendidos o al de los actos truncados es el de los reinicios, vacilaciones, pausas
retardatarias, pausas léxicas, pausas oralizadas o ciertos ascensos o suspensiones
entonativas de habla ligados a problemas externos a la comunicación (Ochs 1979).
Como puede comprobarse, dichas estructuras están motivadas por los
condicionamientos de la conversación coloquial, la escasa destreza de un hablante o la
planificación sobre la marcha: no son estructuras aislables; por tanto, no son actos,
sino que se hallan integrados en el mismo (configurando subactos, véase §8). Son
elementos vinculados al discurso oral informal, configuradores de grupos de
entonación fragmentarios como en (73):

(73)
P16: # yo he subido↑/ a mi casa y estaban allí a- que le han cambiao la
caldera del sitio #
T17: # º(aah)º #
P16: # y se l’han puesto/ empotrá(da) en lo dee-/ un rincón que tiene allí al
lao de la puerta y el tubo sale directamente a la calle// # # entonces no les
ARma la humadera que les armaba #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)  

En este ejemplo, hallamos reinicios, vacilaciones de habla debidas a problemas de


planificación del mensaje, pero no relacionadas con una estrategia preconcebida.
Por otro lado, frente a estos reinicios de tipo incidental, en el discurso oral pueden
apreciarse otros cuya producción está motivada siguiendo una estrategia comunicativa
(de atenuación, de reformulación, etc.), según puede reconocerse en el fragmento
inmediatamente posterior. Se trata de fragmentos que no constituyen actos, en tanto que
no son aislables y no poseen, por sí solos, fuerza ilocutiva, sino vinculados al segmento
posterior al truncamiento:
(74)
T9: # º(¿y qué?)º #

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P8: # nada↓ l’ha dicho quee-/// quee/ no habló con el médico/ # # ha hablao
con l'enfermera#// #y l’ha dicho quee/ tengo que- que allí solo estaré cuatro
días/ o una cosa así/ # # que luego me mandarán a casa/ # # y que podré
comer con una pajita quee/ se ve qu'es grande # # y han di- yy dice laa-/ laa
esta laa- ¿cómo se llama?// laa enfermera/ quee/ la gente que ha estao
operada d'eso↑ que habla tam(b)ién/ # # con la boca cerrada pero [habla] #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

En P8 se observa que el hablante P produce un reinicio para introducir una


autocorrección, consciente de haber faltado a la realidad de lo que quería comunicar: #
nada↓ l’ha dicho quee-/// quee/ no habló con el médico/ # # ha hablao con
l'enfermera#. A continuación, una vez resuelta la “incorrección”, sigue con el plan
sintáctico que había iniciado: #y l’ha dicho quee/ tengo que- que allí solo estaré
cuatro días/ o una cosa así/ #. Como se notará más tarde (apartado §8), estos reinicios
de tipo estratégico constituyen subactos truncados.

8. El subacto
El acto está constituido por unidades informativas a las que denominamos subactos.
Un acto, así pues, puede componerse de un solo segmento informativo (acto simple) o
estar integrado por dos o más segmentos (acto complejo):

(75)
18T14: #{pues allí ((estaban)) tus suegros}/// # # {pues como han venido↑}
{se acaban de ir ahora} #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

En la intervención de T (18T14) puede distinguirse un acto simple (#{pues allí


((estaban)) tus suegros}/// #) y un acto complejo donde se distinguen dos segmentos
informativos; uno con valor causal {pues como han venido↑} y otro con valor
descriptivo {(se acaban de ir ahora}, pero solo el segundo puede funcionar por el
conjunto en este contexto De otro modo, {se acaban de ir ahora} es el núcleo
informativo, el soporte de la acción que se realiza en dicho acto (describir), como
puede verse en (76a); y el segmento {pues como han venido↑} es un aporte, que
depende de aquel, sin el cual no podría funcionar, como muestra (76b).:

(76a)
18T14: # {pues allí ((estaban)) tus suegros}/// # # {se acaban de ir ahora} #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

(76b)
18T14: # pues allí ((estaban)) tus suegros}/// # # *{pues como han venido↑}
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Por tanto, la intervención de 18T14 está compuesta por dos subactos de distinto
carácter, uno es nuclear o director y el otro depende de este.
En otro sentido, el ejemplo (77) muestra otro tipo de dependencia de un subacto
respecto de otro:

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(77)
1P1: # {he ido a la tienda esa}/ {bueno↓}/ {aa-/ a cobrarte la lotería} #//
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

Nos referimos aquí a la relación entre {bueno↓} y el resto de elementos constitutivos


del acto: su función es la de permitir la progresión discursiva entre un primer subacto
nuclear ({he ido a la tienda esa}/) y un subacto posterior dependiente del anterior ({aa-
/ a cobrarte la lotería}).
En el siguiente intercambio, por el contrario, la intervención de 3P2 estaría formada
por dos actos, dado que cualquiera de los segmentos informativos de que se compone
podría utilizarse como respuesta a la intervención iniciativa de 2T1 en el contexto de
emisión (§7.1):

(78)
2T1: # ¿{esto}? #
3P2: # {º(claro )º} #/ # {o- ochocientas pesetas y doscientas que llevaba yo} #

(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

En definitiva, un acto puede estar formado por uno o varios subactos, en tanto
unidades identificables informativamente y, por ello, segmentables. Cuando son
varios, uno es el director y los otros son segmentos informativos dependientes de este.
La diferencia entre estos últimos, como veremos, radicará en el tipo de aporte que
representan, si presentan significado proposicional o no, si forman unidad melódica
propia o no la forman, si tienen carácter parentético o no…

8.1. Definición
Unidad monológica estructural, constituyente inmediato del acto, caracterizada por
constituir un segmento informativo identificable, habitualmente, mediante marcas
semánticas y prosódicas. Por segmento informativo se entiende que puede expresar
diferentes valores de significado: causa, condición, situación, facticidad, etc., o en
general que “da noticia de algo”. En este sentido se distinguen, en primer lugar, dos
tipos de subacto según presenten contenido proposicional o no, el subacto sustantivo,
que tiene sustancia semántica, y el adyacente, que no la tiene (Briz et al. 2003:47-49).
Debe advertirse al respecto que, según el tipo de subacto, el peso relativo y la
incidencia de las marcas puede ser diferente, de manera que en el caso de los subactos
sustantivos (SS), como se verá más adelante, son las marcas semánticas las que cobran
mayor peso en su delimitación, mientras que en el caso de los subactos adyacentes
(SA), parecen dominar más los criterios fónicos (constitución de un grupo entonativo27
específico por parte del subacto). El contexto de aparición determinará en todo caso la
segmentación de estos subactos sustantivos o adyacentes:

(79)
17P9: # {y yo no veía luz}SS {y m’he bajao a la tienda}SS # # {la he visto
cerrada}SS {y digo}SA {pues ¿estos dónde [están?}SS] #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

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En en el primer acto de 17P9 se reconocen dos subactos sustantivos dentro del mismo
acto (a pesar de formar parte de un único grupo entonativo) en virtud del criterio
semántico-informativo: # {y yo no veía luz} {y m’he bajao a la tienda} #. En esta
secuencia narrativa, podría parafrasearse por un elemento causal (puesto que no veía
luz) y un elemento que cuenta la acción realizada (me he bajado a la tienda). Por
tanto, el primero queda subordinado informativamente al segundo.
En cambio, en la siguiente intervención:

(80)
5P3: # {y he subido a mi casa y mi hermana m’ha dicho pues t'acabo de
llamar}SS / { no sé qué↓ no sé cuántos↓}SA #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

encontramos un único acto “narrativo”, compuesto por dos subactos: # {y he subido a


mi casa y mi hermana m’ha dicho pues t'acabo de llamar}/ {no sé qué↓ no sé
cuántos↓} #.
En cuanto a los subactos adyacentes, son identificables por su carácter más
procedimental y, especialmente, por su autonomía fónica (son grupos de entonación
diferenciados) en el interior del acto. Sería el caso de {no sé que↓ no sé cuántos} en el
ejemplo anterior, o de {bueno↓} en el siguiente:

(81)
P: #he ido a la tienda esaSSD / {bueno↓}SA {aa-/ a cobrarte la lotería}SSS// {y
ee- lo que me han dao}SSD{de la lotería}SSS#
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

8.2. Criterios de reconocimiento


Como hemos avanzado, en la delimitación del subacto entran en juego factores
semántico-informativos y prosódicos.

8.2.1. Criterio prosódico


De forma prototípica, los subactos coinciden con grupos de entonación, esto es,
unidades fónicas delimitadas por pausas superiores a 0,4 segundos o, ante pausas de
duración inferior, por la presencia de otras marcas prosódicas, como reajustes tonales,
inflexiones melódicas marcadas, velocidades de habla especialmente rápidas o lentas,
alargamientos, etc. (Cabedo 2009):

(82)
P: {QUE eran ochocientas↓}SSD # # {y yo llevaba doscientas↑}SSS {y l’he
daoo- {entonces} m’ha dao↑ ca- mil}SSD/ {¿sabes?}SA #// #{y eso↓}SA /
{ee- eso era↓}SSD #/ # {y he subido a mi casa y mi hermana m’ha dicho
pues t'acabo de llamar}SSD / {no sé qué↓ no sé cuántos↓}SA
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

En el ejemplo anterior, {¿sabes?} es un subacto adyacente delimitado por una pausa


superior a 0,4 segundos; en cambio, se observan también casos de delimitación
melódica de grupos entonativos, en los que las pausas son inferiores a 0,4 segundos;
pero, aun así, se percibe una ruptura prosódica, como en {QUE eran ochocientas↓} o,

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también, en {y yo llevaba doscientas↑} donde los grupos entonativos se delimitan con


inflexiones melódicas descendente y ascendente, respectivamente.
Puede ocurrir también que el subacto no desarrolle un contorno entonativo propio, lo
que debemos atribuir al carácter específico del género discursivo conversacional
(conversación coloquial) en que se basa nuestro análisis; en esta forma discursiva no
son raros las situaciones de velocidad extrema de elocución, pausas respiratorias no
coincidentes con la sintaxis, vacilaciones elocutivas, etc.; puede observarse en el
siguiente ejemplo, donde bueno se integra en el grupo entonativo bueno voy a ver la
tele:

(83)
D: ¡aah! yaa /
B: aii sí marii
D: síi / se lo hará él aquí en casa? (RISAS) cuando llegue de aquí dirá / ¡qué
cosa más rara!/ bueno voy a ver la tele // que están haciendo ya el karaoke?
/// ¿no?
(Cabedo y Pons 2013, conversación 10)

Así pues, hemos de tener en consideración todas estas situaciones en el momento de


segmentar un fragmento de habla en subactos. A este respecto, y a fin de evitar
situaciones de indefinición interpretativa, se ha desarrollado dentro de Val.Es.Co. una
base de segmentación fónica objetiva basada específicamente en criterios prosódicos,
que confluyen en la formulación y aplicación del algoritmo MESTEL.
Este algoritmo, como se desprende de estudios anteriores (Cabedo 2009, Cabedo
2011), considera la importancia de cuatro factores para la delimitación de grupos
entonativos: la inflexión tonal, la duración, el reajuste tonal con la unidad entonativa
siguiente y la pausa. Se estableció un valor probabilístico de importancia para cada
factor, de tal manera que pudiera calcularse la probabilidad de que una frontera
melódica se constituya como frontera de grupo entonativo.
Por ejemplo, en un punto concreto de la curva melódica, si hay una pausa posterior de
0,20 segundos, una duración del segmento entonativo de 1,4 segundos, una inflexión
melódica del 60% y un reajuste tonal del 70%, la probabilidad de que sea grupo
entonativo es, según la fórmula anterior, del 89%. La representación de la fórmula
sería como sigue:

Fórmula Resultado

1/(1+(2,71^(4,97-(0,01*60)-(1,88*1,4)-(0,004*70)-(17,7*0,2)))) 0,89
(89%)

En síntesis, desde un punto de vista prosódico en relación al grupo de entonación,


pueden encontrarse distintas situaciones de mayor a menor prototipicidad (Cabedo en
prensa):

a) Grupos de entonación que coinciden con un subacto. Es lo que sucede en el


siguiente ejemplo con los subactos esto, claro y o- ochocientas pesetas y
doscientas que llevaba yo:

(84)
2T1: # ¿{esto}? #

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3P2: # {º(claro )º} #/ # {o- ochocientas pesetas y doscientas que llevaba yo} #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

b) Grupos de entonación que no son actos ni subactos, sino simplemente


segmentos fragmentarios de habla (reinicios, autocorrecciones,
vacilaciones, etc. También pueden formar parte de este grupo el habla
especialmente pausada, los silabeos, etc. Ej.:

(85)
{aa-/ a cobrarte la lotería}
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

c) Grupos de entonación que integran más de un subacto (habitualmente, por


la alta velocidad de habla de algunas intervenciones del discurso
coloquial). Este fenómeno se observa con frecuencia en marcadores del
discurso que aparecen en los márgenes de unidades mayores, como pues
mira o nena en el siguiente caso:

(86)
21T15:# {pues mira} {yo llego ahora}/ {en este momento} {nena} #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

d) Grupos de entonación suspendidos que pueden conformar actos a pesar de


no constituir unidades proposicionales completas, pero cuyo sentido sí
puede ser inferido por el interlocutor. Es el caso de # {¿te acuerdas M.?↑/
que lloraba→} # en la primera intervención de A:

(87)
A1: # {yo me acuerdo el primer año→que P.→la pobre↓/ ¡mecachiis!/ qué
histérica estaba} # # {¿te acuerdas M.?↑/ que lloraba→} #
B1: # {¿¡más todavía!?} #
A2: # {¿¡CÓMO QUE MÁS TODAVÍA!?}§ #
(Cabedo y Pons 2013, conversación 9)

En otro sentido, la entonación constituye una herramienta valiosa para explicar las
relaciones jerárquicas de algunos subactos dentro de los actos que los engloban; es lo
que el Grupo de La Sorbona denomina segmentos señal y señalado (Danon-Boileau et
al. 1991, 1992; Morel-Rialland 1992).
Así, mientras inflexiones melódicas ascendentes o suspendidas suelen establecer
relaciones de significado de un grupo entonativo con el siguiente, las inflexiones
descendentes habitualmente delimitan grupos entonativos semánticamente autónomos.
Esta distinción se ha demostrado válida, por ejemplo, para identificar subactos
subordinados, en algunos casos coincidentes con las denominadas “oraciones
subordinadas adverbiales impropias”28. Véanse, a título ejemplificativo, los siguientes
dos casos:

(88)
{si no sé nada de ti↑}señal {no me pidas más explicaciones en
adelante↓}señalado

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(89)
B: # si ya- si por ahí hay cartelitos↓ # # lo que pasa es que→ /// está a medio
colocar aún↓
(Hidalgo 1996: 474, líneas 85-86)

En el ejemplo 14, el grupo entonativo Si no sé nada de ti↑ marca una relación de


dependencia estructural e informativa con el siguiente grupo entonativo. Por su parte,
en el segundo ejemplo, las inflexiones descendentes delimitan dos actos: # si ya- si
por ahí hay cartelitos↓# y # lo que pasa es que→ /// está a medio colocar aún↓. En
ambas situaciones, se observa que la delimitación fónica y semántica coincide.
Las reglas de jerarquización entonativa pueden presentar, como se puede ver, algunas
ventajas claras en el análisis del habla espontánea, donde no siempre hay otras marcas
lingüísticas capaces de explicar las relaciones entre las distintas partes de un acto; en
estos casos la organización interna parece indicarse suficientemente sólo mediante
lazos entonativos.
La complejidad constitutiva del acto no radica, pues, en su longitud ni en el número de
grupos entonativos que posea, sino en la jerarquización operada por las variaciones de
la altura entonativa (Danon-Boileau et al., 1991:111); el rasgo demarcativo esencial
será, en definitiva, el nivel tonal elevado que rige lo que sigue29.

8.2.2. Criterio semántico-informativo


Los subactos aportan un valor informativo que depende de la circunstancia concreta
del intercambio comunicativo. Los subactos, pues, pueden utilizarse para aportar tres
tipos de informaciones:

1. Informaciones proposicionales primarias (narrativas, descriptivas,


argumentativas, factitivas…), que son los subactos sustantivos directores,
2. informaciones secundarias (causa, condición, consecuencia, finalidad, tiempo,
lugar, topicalización, etc.), que constituyen subactos sustantivos subordinados,
3. informaciones extraproposicionales (es el caso de los marcadores del discurso,
por ejemplo), que se articulan como subactos adyacentes.

Debemos entender en este sentido que en la identificación del subacto se hacen valer
los criterios semántico-informativo y prosódico, pero el peso de ambos criterios es
diferente en función del tipo de subacto. La definición de “informativo” nos lleva a
pensar que es precisamente este el criterio prevalente en el reconocimiento de subactos
sustantivos (sin invalidar, obviamente el criterio prosódico); el mayor o menor peso
semántico-informativo de cada subacto sustantivo es lo que nos hará considerarlo
como director o subordinado. De otro modo, como se señalaba anteriormente, el
segmento que lleva la fuerza ilocutiva del acto es el subacto director:

(90)
P: # {QUE eran ochocientas↓}SSD # # {y yo llevaba doscientas↑}SSS {y l’he
dao- [{entonces}SA =]
T: [#{¡aah!}SSD #]
P: = m’ha dao↑ ca- mil}SSD /{¿sabes?} SA # //
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

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En el caso de los subactos adyacentes, en cambio, al no poseer contenido


proposicional, lo semántico pasa a un segundo plano (sin ser por ello un factor
necesariamente desestimable), y entra en juego con mayor protagonismo el criterio
prosódico.
Por lo demás, como se ha visto anteriormente, no todo grupo de entonación configura
necesariamente un subacto, como sucede con algunos segmentos fragmentarios de
habla (reinicios, vacilaciones, habla pausada o dubitativa); en este caso, un subacto
puede abarcar varios grupos de entonación, como sucede en el subacto sustantivo
director del ejemplo siguiente:

(91)
P: {y luego a la que ha venido mi padre hemos ido a que-/ a que le cambiaran
allí↑/ aa Alba↑/ una cosa que había comprao}SSD {por otra}(SSS) / {y a mí
esto}(SSS)
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

8.3. Tipos de subactos: subactos sustantivos y subactos adyacentes


Como hemos avanzado en el epígrafe anterior diferenciamos dos tipos de subactos,
sustantivos (directores o subordinados) y adyacentes. Veamos con más detalle esta
distinción.

8.3.1. Subactos sustantivos


Los subactos sustantivos son segmentos constitutivos del acto con contenido
proposicional; son además la sede de las relaciones de predicación que se establecen
entre predicados y argumentos.
Según su papel estructural en la organización interna del acto, los subactos sustantivos
pueden ser directores (SSD) o subordinados (SSS). Como subactos, constituyen un
aporte informativo identificable del resto, pero el SSD es, según señalábamos antes, el
portador de la fuerza ilocutiva del acto, mientras que el SSS se halla supeditado
semántica e informativamente al SSD, como ocurre con la información causal del
ejemplo siguiente:

(92)
A: ¿vienes al cine?
B: {no voy a ir}SSD{porque tengo prisa}SSS

Cada acto, por tanto, tiene un solo subacto director. De otro modo, en una intervención
podrán distinguirse tantos subactos sustantivos directores como actos se hayan
reconocido.
Por su parte, los subactos sustantivos subordinados pueden presentar diferentes
constituciones. Así, pueden estar truncados, como en el caso siguiente, debido a que el
hablante intenta precisar un elemento léxico anterior:

(93)
P: # {tiramos to(do) (e)l-}SSS {guardamos to(do) los papeles↑}SSS// {y ese lo
hemos tenido que tirar}SSD#
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

En otros casos, los SSS se constituyen como topicalizaciones (en adelante SSSTop) al
inicio de un acto o en posición al final; una topicalización es un cambio de posición de

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un constituyente oracional (y/o proposicional) a una posición informativamente


relevante (primera o última). Además, habitualmente, los subactos topicalizados
configuran grupos de entonación independientes
Se topicaliza, pues, una parte de una proposición mayor, por lo tanto, son subactos
sustantivos. Puesto que su carga informativa está supeditada a otro subacto (director),
las topicalizaciones son subactos sustantivos subordinados30. Además, habitualmente,
los subactos topicalizados configuran grupos de entonación independientes.
Por lo que respecta a los SSSTop al inicio del acto, cuando van separados de la curva
principal de este, se observa un comportamiento particular:

a) Por lo general, no suele existir pausa delimitando la topicalización, frente a las


afirmaciones de algunos autores (véanse Geluykens 1992; Zamora 2002; etc.). Si  
esta  existe,  es  mínima.
b) Existe una tendencia a enfatizar prosódicamente el tonema final del grupo
constituido por la topicalización, ya que en muchos ejemplos la F0 (frecuencia
fundamental) final alcanza o supera 31 el promedio tonal del hablante. Estos
valores de F0 indican cierto grado de insistencia sobre lo dicho, teniendo en
cuenta, además, que al efectuar dicha elevación el hablante rompe el curso
prosódico normal de la curva entonativa, favoreciendo, pues, la ruptura de la
estructura prosódica en curso.

(94)
B: # {una cafetera↑}(SSSTop al inicio) {siempre viene bien}(SSD) #

(95)
G: # {una persona liberal↑}(SSSTop al inicio) {para mí es una persona que tienee/
unos principios {¿no?}(SA) y quee- {oye}(SA)/ intenta cumplirlos↓ a
rajatabla}(SSD) {¿no?}(SA)/// {simplemente}(SA) #  
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 91, líneas 398-400)

Los SSSTop al final son menos frecuentes que los anteriores, quizás porque resulten
menos eficaces como recurso enfático. Sus características prosódicas más destacables
son:

a) No hay pausa obstruyente, en general, entre el segmento previo y el SSSTop al


final.
b) Por su ubicación entre dos tonemas demarcativos (el precedente y el final),
constituyen un grupo de entonación independiente. Presentan tonema descendente
cuando la curva es aseverativa y tonema ascendente si la curva principal es
interrogativa o inacabada, como p.e. en los actos suspendidos.
c) Tanto informativa como prosódicamente podemos considerarlos como subactos
diferenciados, ya que configuran un grupo de entonación individual con valor
informativo efectivo (es decir, aportan información adicional o suplementaria a lo
comunicado previamente en el discurso):

(96)
A: {o sea yo he vivido allí hasta los dieciocho años en el pueblo↓}SSD {en
Las Pedroñeras↓}(SSSTop al final)
(Hidalgo, 1996: 477, líneas 245-246)

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En definitiva, entre los distintos subactos sustantivos existe una relación de


subordinado a director; la unión de todos los subactos sustantivos determina el ámbito
de una proposición. Como ha quedado indicado, la distinción funcional entre subactos
directores y subactos subordinados puede materializarse de diversas formas: mediante
la segmentación producida entre el tema y el rema en el interior de un acto, o,
sintácticamente, entre una oración principal y una oración subordinada en el periodo
complejo, o incluso entre una primera oración coordinada copulativa y una segunda
coordinada copulativa en el período compuesto.

8.3.2. Subactos adyacentes. Su tipología


Por lo que respecta a los subactos adyacentes, estos están constituidos por elementos
extraproposicionales que aportan información no incluible en la forma lógica de un
enunciado; tal sería el caso, por ejemplo, de muchos de los denominados marcadores
del discurso. Los subactos adyacentes vienen a funcionar en los márgenes de la
proposición y quedan fuera de la predicación, pero como elementos constitutivos del
mismo. Por ello, la adjunción de los subactos adyacentes asociados, con las funciones
textual, modalizadora e interactiva, que observaremos a continuación, establece las
fronteras del acto
De acuerdo con el tipo de información aportada es posible proponer una tipología
provisional de subactos adyacentes32:

a) Subactos Adyacentes Textuales. Funcionan organizando y distribuyendo el


flujo del habla. Algunos usos de los marcadores discursivos poseen esta
función:

(97)
A: # {no me doy cuenta de que has apretado el botón que has apretado} # #
{entonces↑} {estoy hablando con toda la [naturalidad=]
B: # [yaa] #
A:= del mundo↓} {te lo prometo↓}#
(Hidalgo, 1996: 473, líneas 7-10)

b) Subactos adyacentes interpersonales. Implican la interacción entre


hablante y oyente. Sea el caso de algunos marcadores discursivos de
control del contacto como ¿sabes?, ¿no? ¿eh?, etc., cuando actúan como
recursos fáticos o apelativos. Ej.:

(98)
5P3: = m’ha dao↑ ca- mil/} {¿sabes?} #// # {y eso↓} / {ee- eso era↓} # # {y
he subido a mi casa y mi hermana m’ha dicho pues t'acabo de llamar}/
{no sé qué↓ no sé cuántos↓} #§
(Cabedo y Pons 2013, conversación 29)

c) Subactos adyacentes modalizadores. Introducen algún tipo de matización


modal específica (atenuación, intensificación) sobre el subacto sustantivo
al que se adhieren. Ejemplos de este grupo son algunas expresiones como
digo yo, no sé, yo qué sé, etc.

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(99)
E: (…) #yo qué sé/ no se trata de ser/ extremista o a rajatabla y de aquí ya↑#
(Briz y Grupo Val.Es.Co. 2002: 93, líneas 461-462)

9. Conclusión
De acuerdo con la propuesta del grupo Val.Es.Co., reproducida hasta aquí, la
conversación (coloquial) se articula en tres dimensiones u órdenes, el estructural, el
social y el informativo, y dos niveles, el monológico y el dialógico. Estructuralmente
se organiza jerárquicamente en actos e intervenciones dentro del nivel monológico, y
en intercambios, diálogos y discursos en el nivel dialógico. Del mismo modo, y en la
dimensión social, la conversación progresa linealmente a partir de turnos y
alternancias de turno. Y, en fin, el orden informativo se articula a partir de los que
hemos denominado subactos.
Dicho sistema permite la segmentación de un discurso en sus unidades a partir de
rasgos y marcas pragmáticos, semánticos y prosódicos; y ello posibilita, a su vez, el
reconocimiento de las categorías y funciones pragmáticas.
En nuestra opinión, la ventaja general de este modelo es, especialmente, su capacidad
explicativa de la interacción. Y, más particularmente, se sustenta en este, sobre las
unidades mínimas reconocidas, los subactos, un principio de explicación de la interfaz
o conexión entre dos sistemas, el discursivo y el gramatical.

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Coluthard, ed. Advances in spoken discourse analysis. London/New York:
Routledge, pp. 1-35

APÉNDICE 1
Signos y convenciones de transcripción

Los signos fundamentales del sistema de transcripción del grupo de investigación


Val.Es.Co. son los siguientes:

: Emisión de un interlocutor
?: Interlocutor no reconocido.
§ Sucesión inmediata, sin pausa apreciable, entre dos emisiones de distintos
interlocutores.
= Mantenimiento del turno de un participante en un solapamiento.
[ Lugar donde se inicia un solapamiento o superposición.
] Final del habla simultánea.
- Reinicios y autointerrupciones sin pausa.
/ Pausa corta, inferior al medio segundo.
// Pausa entre medio segundo y un segundo.
/// Pausa de un segundo o más.
(5") Silencio (lapso o intervalo) de 5 segundos; se indica el nº de segundos en las
pausas de más de un segundo, cuando sea especialmente significativo.
↑ Entonación ascendente.
↓ Entonación descendente.
→ Entonación mantenida o suspendida.
Cou Los nombres propios, apodos, siglas y marcas, excepto las convertidas en
“palabras-marca” de uso general, aparecen con la letra inicial en mayúscula.
PESADO Pronunciación marcada o enfática (dos o más letras mayúsculas).
pe sa do Pronunciación silabeada.
(( )) Fragmento indescifrable.
((siempre)) Transcripción dudosa.
((...)) Interrupciones de la grabación o de la transcripción.
(en)tonces Reconstrucción de una unidad léxica que se ha pronunciado incompleta,
cuando pueda perturbar la comprensión.
pa'l Fenómenos de fonética sintáctica entre palabras, especialmente marcados.
°( )° Fragmento pronunciado con una intensidad baja o próxima al susurro.
h Aspiración de "s" implosiva.
(RISAS, TOSES
GRITOS…) Aparecen al margen de los enunciados. En el caso de las risas, si son
simultáneas a lo dicho, se transcribe el enunciado y en nota al pie se indica "entre risas".
aa Alargamientos vocálicos.
nn Alargamientos consonánticos.

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¿¡ !? Interrogaciones exclamativas.
¿? Interrogaciones. También para los apéndices del tipo "¿no?, ¿eh?, ¿sabes?"
¡! Exclamaciones.
és que se pareix a mosatros: Fragmento de conversación en valenciano. Se acompaña de
una nota donde se traduce su contenido al castellano.
Letra cursiva: Reproducción e imitación de emisiones. Estilo directo, característico de los
denominados relatos conversacionales.
Notas a pie de página: Anotaciones pragmáticas que ofrecen información sobre las
circunstancias de la enunciación. Rasgos complementarios del canal verbal. Añaden
informaciones necesarias para la correcta interpretación de determinadas palabras (la
correspondencia extranjera de la palabra transcrita en el texto de acuerdo con la
pronunciación real, siglas, marcas, etc.), enunciados o secuencias del texto (p. e., los
irónicos), de algunas onomatopeyas, etc.
Sangrados a la derecha: Escisiones conversacionales

* Las incorrecciones gramaticales (fónicas, morfosintácticas y léxicas) no aparecen


marcadas por lo general. Así pues, según el usuario del corpus (p. e., si este es utilizado
por un estudiante de español como segunda lengua), puede ser recomendable el soporte
explicativo del profesor.
* Los antropónimos y topónimos no se corresponden por lo general con los reales.

Marcación para el análisis de unidades

0001: Notación informática.


# # La unidad acto .
{ } La unidad subacto.
{ }SSD Subacto sustantivo director.
{ }SSS Subacto sustantivo subordinado.
{ }SSSTop Subacto sustantivo subordinado topicalizado.
{ }SAT Subacto adyacente textual.
{ }SAM Subacto adyacente modalizador.
{ }SAI Subacto adyacente interpersonal.
P1: Primera intervención de un interlocutor identificado como A.
P2: Segunda intervención de un interlocutor identificado como A.
1P: Primer turno de la conversación ocupado por la intervención de P
2L: Segundo turno de la conversación ocupado por la intervención de L.
1P1: Primer turno de la conversación ocupado por la primera intervención de P.
2L1: Segundo turno de la conversación ocupado por la primera intervención de L. Se
marca, asimismo, que entre 1P1 y 2L1 existe alternancia de turno.
Ii Intervención iniciativa, que intenta provocar o provoca habla posterior.
Ir Intervención reactiva, que reacciona a un inicio.
Ir-i Intervención reactivo-iniciativa, que reacciona a la vez que provoca habla
posterior.
Ic Intercambio.
Ii iD Intervención iniciativa, marca de inicio de un diálogo o secuencia dialógica.
Ir cD Intervención reactiva, marca de cierre de un diálogo o secuencia dialógica.
Espacio entre líneas: Comienzo o final de un diálogo
Espacio entre líneas y sangrado a la derecha: Diálogo lateral

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APÉNDICE 2

Fragmento de conversación. Segmentación en unidades

(en Cabedo y Pons, 2013. Corpus Valesco 2.0, conversación 29)

0001   1P1: # {he ido a la tienda esa}SSD/ {bueno↓}SAT/ {aa-/ a cobrarte la lotería}SSSTop #// # {y ee-
Ii iD   lo que me han dao}SSD/ {de la lotería}SSSTop #  

0002 2T1: # ¿{esto}?SSD #  


Ir-i  

0003 3P2: # {º(claro )º}SSD #/ # {o- ochocientas pesetas y doscientas que llevaba yo}SSD #  
Ir-i  

0004 I 4T2: # {¿de lotería también? }SSD #// # {sí quee-§  


Ir-i  

0005   5P3: § # {no no}SSD #  


Ir-i  

0006   4T2: [que te-]} #  

0007 5P3: # {[QUE] eran ochocientas↓}SSD # # {y yo llevaba doscientas↑}SSS {y l’he daoo-


Ir-i   [{entonces}SAT =]  

0008   T3: # [{¡aah!}SSD] #  


Ir  

0009 5P3: = m’ha dao↑ ca- mil/}SSD {¿sabes?//}SAI # # {y eso↓/}SSSTop {ee- eso era↓}SSD # # {y
Ir-i   he subido a mi casa y mi hermana m’ha dicho pues t'acabo de llamar/}SSD {no sé qué↓ no sé
cuántos↓}SAT #§  

0010   T4: # §{síi}SSD § #  


Ir  

0011   5P3: § # {y es que estaba yo en la administración/}SSD # # {porque


l'administración de loterías tiene una puerta↑// que/ da a otra tienda}SSD #/ # {y ella está en
los dos sitios}SSD #/ # {está en l'administración de loterías y está en→}SSD #  

0012 T5: # {º(no sé yoo)º}SSD§ #  


Ir  

0013   5P3: # § {y luego a la que ha venido mi padre hemos ido a que-/ a que le
cambiaran allí/ aa Alba/ una cosa que había comprao/}SSD {por otra/}SSSTop {y a mí
esto}SSSTop #/ # {y me ha dicho ¿tienes la garantía?}SSD #/ # {y la garantía}SSSTop/ {¿tú sabes
dónde estaría?}SSD #  

0014 6T6: #º ({¿dónde?}SSD)º #  


Ir-i  

0015 7P4: # {e- era un- una eso de cartón y estaba ahí metido/}SSD# # {y a mí no me dijeron nada
Ir-i   de la garantía}SSD {ni na-da//}SAT {de la d'esto/ [y]}SSSTop #  

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0016 8T7: {[pues] haberle dicho no me distes garantía}SSD #  


Ir-i  

0017 9P5: # {noo}SAM/ {sí que me dio}SSD/ # # {que iba detrás///}SSD # # {dice}SAT {sí que te
Ir-i   di/ }SSD# # {digo}SAT {yo no tengo garantía}SSD/ # # {dice/}SAT {sí que te la di}SSD{que iba
detrás del plástico}SSS/ # #{¡per(o) hombre!}SAM {¡por favor!}SAM/ {¡y no decírmelo}SSD{ni
nada!}SAT/ /# # {y yo}SSSTop {se ve que la he tirao↑//}SSD # # {y m’ha dicho pues te dejo otra
para que vayas pasando de momento↑}SSD/{ yy-/ yy ésta ya me la traerás}SSS {y la tuya la
mandaremos a arreglar///}SSS # # {pero es que me ha vendido un-}SSS/{bueno↓}SAT{me ha
dejao esta}SSD #/# {pero}SAT/{para que me solucione el papel}SSD/ # # {pero es que si a mí no
me dice que lleva la garantía}SSD #/ # {además}SAT{casualmente}SAM{la he estao
buscando}SSD #/# {tiramos to(do) (e)l-}SSS{guardamos to(do) los papeles↑//}SSS {y ese lo
hemos tenido que tirar}SSD§ #  

0018 10T8: # § {pues mala suerte↑}SSD{nena↓}SAI # # {noo- no-}SAM {por eso no hay que
Ir-i   ponerse así}SSD #  

0019    
Ir cD   11P6: # {sí↓}SAM{más nerviosa ya de-/}SSD # CIERRE DE DIÁLOGO  
   
Ii iD   11P7# {que mi padre ha hablao con el médico↓}SSD # INICIO DE DIÁLOGO  

0020 12T9: # º(¿y qué?)ºSSD #  


Ir-i  

0021 13P8: # {nada↓}SAT {l’ha dicho quee-/// quee}SSS/ {no habló con el médico}SSD/ # # {ha
Ir-i   hablao con l'enfermera//}SSD # # {y l’ha dicho quee/ tengo que- que allí solo estaré cuatro
días/}SSD {o una cosa así}SAT/ # # {que luego me mandarán a casa/}SSD # # {y que podré
comer con una pajita quee/ se ve qu'es grande}SSD # # {y han di- yy dice laa-/ laa estalaa-
{¿cómo se llama?//}SAT laa enfermera/quee/ la gente que ha estao operada d'eso↑que habla
tam(b)ién/}SSD # # {con la boca cerrada pero [habla}]SSD #  

0022   T10: # [{aunque] sisquera}SSD # # [{(RISAS}]SSD #  


Ir  

0023   13P8: # [{y QUE]/ y que see-/ y que se- se lo hacen con un turmis///}SSD {todo↑}SSSTop§ #  
 

0024   T11: # §((¿y


Ir   después?))SSD§ #  

0025   13P8: # § {yy- y eso↓}SAT {y que pueden comer}SSD {y eso}SAT/ # #


  {pero vamos↓}SAT {con un tur-/}SSD # #{¿quién será}SSD?33/// # # {y yo he llegao↑/}SSS {y
un- los perros m’han montao una que no veas}SSD # # {y m’ha tocaoo}SSD #
 

0026   14T12: #{¿quién?}SSD # INICIO DE DIÁLOGO LATERAL  


Ii iD  

0027   15I1: # {º(soy yo)º }SSD #  


Ir cD  

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0028   13P8: # {me ha tocaoo}SSD #  

0029 16T13: # {º(¿qué dices?)º}SSD #  


Ir-i  

0030 17P9: # {nada eso↓///}SAT {guardar a los perros}SSD # # {y yo no veía luz}SSS {y m’he bajao
Ir-i   a la tienda}SSD # # {la he visto cerrada}SSS {y digo}SAT {pues ¿estos dónde [están?}]SSD #  

0031 18T14: # [pues] allí ((estaban)) tus


Ir-i D   suegros}SSD/// # # {pues como han venido↑}SSS {se acaban de ir ahora}SSD #  

0032   P10: # {¡aah!}SSD #  


Ir  

0033   18T14: # {pues estaba↑/ a- el primoo}SSD # # {dice}SAT {cerrar}SSD / # # {porque {si


no↑}SSS [no nos dejarán cerrar }SSD =] #  

0034   I2: # {[¡hola!]}SSD #  


Ii  

0035   18T14: = # yy estamoos- estaban allí charrando}SSD/ # # {y yo}SSSTop {me sabía mal
subirme↑}SSD/ {estando ellos [allí↑}SSS # # {y=]  

0036   P11: # {[ya]}SSD #  


Ir  

0037 18T14: = a la que se han ido→}SSD # CIERRE DE DIÁLOGO  


D    

0038   19I3: # {¿me ha llamao Juan?}SSD # INICIO REAL DEL NUEVO DIÁLOGO  
Ii iD  

0039   20P12: # {yo no (e)staba [aquí]}SSD #  


Ir-i  

0040 21T15: # {[pues] mira}SAI {yo llego ahora/}SSD{en este momento}SSS


Ir-i {nena}SAI #  
cD  

0041   I4: # {[no↓}SAM {si yoo (( ))] }SSD #  


Ir    

0042   21T15: # {[que si han] [llamao↑]}SSS  


CIERRE DIÁLOGO  

0043   22P13: # [{¿dónde has es]tao?/}SSD # INICIO DE DIÁLOGO  


Ii iD  

0044   21T15: {no estaba↓}SSD #  

0045   22P13: # {¿dónde has estao Íngrid?}SSD #  

0046 23I5: # {estu diando→}SSD § #  


Ir-i  

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0047 24T16: § # {pues t’ha llamao allí bajo}SSD #// # {te ha llamao/ Rosario }SSD #/ #
Ir-i   {qu'era la misa pa(ra) Julián↓/}SSD {º(hoy)º/ }SSSTop {a las siete}SSSTop #/ # {dice}SAT {seguro
que no lo sabrá}SSD #/ # {digo}SAT {pues ella está haciendo deberes}SSD #/ # {dice-/}SAT {y
eran las siete menos cinco}SSD #  

0048   P14: # {pues [no te marees]}SSD#  


Ir  

0049   24T16: # {[dice]}SAT {pues yaa/ [a- ahora ya he hecho=]  

0050   P15: [(( ))]  


Ir  

0051   24T16: = tarde//}SSD # # {dice}SAT {ahora ya he hecho tarde/}SSD {porque//}SAT # #


{dice}SAT {y eso/}SAT {dice}SAT{yo all no verla he pensao que noo lo sabía}SSD § #  

0052   25 I6: # §{º(no sé)º//}SSD #


Ir cD   CIERRE DE DIÁLOGO  
 

0053   INICIO De DIÁLOGO  


Ii iD   26P16: # {yo he subido↑}SSS/ {a mi casa}SSS {y estaban allí a- que le han cambiao la caldera
del sitio}SSD #  

0054   T17: # {º(aah)º}SSD #  


Ir  

0055   26P16: # {y se l’han puesto/}SSD {empotrá(da) en lo dee-/}SSS {un rincón que tiene allí al lao
de la puerta}SSS {y el tubo sale directamente a la calle//}SSS # # {entonces}SAT {no les ARma
la humadera que les armaba}SSD § #  

0056   T18: # § {((mu(y) mala))}SSD § #  


Ir  

0057   27I7: # § {MARIVÍI/}SAI {¿ESTÁ JOSEMI?}SSD 34 # INICIO


Ii iD   DIÁLOGO LATERAL  

0058 26P16: # {y estaba mi hermanaa}SSD #  


Ir cD    

0059   28 I8: # {¡ay!}SAM {pues nada}SSD #  


Ir  

0060   26P16: # {estaba mi hermana allí}SSD § # CIERRE DE DIÁLOGO  

0061   28I18: # § {da igual}SSD {¿vale}SAI? # CIERRE DE DIÁLOGO


Ir cD   LATERAL  
 

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Notas
1
El trabajo ha sido elaborado en el seno del grupo de investigación Val.Es.Co.; en concreto, son autores
de este, Marta Albelda, Antonio Briz, Adrián Cabedo, María Estellés, Virginia González, Antonio
Hidalgo, Ana Llopis, Xose Padilla, Montserrat Pérez, Salvador Pons Bordería, Leonor Ruiz Gurillo,
Julia Sanmartín, Marta Montañez, Dorota Kotwica, Cristina Villalba, Elena López-Navarro, Silvia
Company, Elena Pascual, Shima Salameh, Amparo Soler y Gloria Uclés.
2
Compárese con la propuesta en el ámbito hispánico de Cortés y Camacho (2005).
3
Debemos anotar los paralelismos entre las tres dimensiones de análisis que proponemos, social,
estructural e informativa, y los tres tipos de restricciones planteados por la Escuela de Ginebra para
definir su sistema modular de análisis del discurso, a saber, restricciones situacionales, textuales y
lingüísticas (Roulet et al. 2001: 42-52). Esta confluencia resulta, si cabe, más significativa, teniendo en
cuenta que se extiende de forma parcial a la organización de unidades por dimensiones: en ambas
propuestas, la unidad turno se inscribe en la vertiente social o situacional, y las unidades de
intercambio, intervención y acto se incluyen en la vertiente estructural o textual. Por otro lado, la
unidad que denominamos subacto se correspondería en líneas generales con la unidad de periodo de la
teoría modular, ambas definidas a partir de criterios prosódicos, si bien, desde nuestra perspectiva, en la
delimitación del subacto participan también rasgos de significado.
4
Esta unidad, distinguida en los estudios sobre conversación, se caracteriza por criterios
preferentemente semánticos (temáticos), lo que supone una dificultad para su caracterización
estructural. Sí que es estructural la secuencia que define el Análisis Conversacional. En lo escrito,
podría pensarse en el párrafo.
5
Sobre los conceptos de hablante, oyente, emisor y receptor, que poseen un valor metalingüístico muy
determinado, véanse los apartados §5.1 y §5.2). En lo que sigue, utilizaremos indistintamente los
términos interlocutor o participante como hiperónimos de emisor y hablante.
6
Los conceptos iniciativo y reactivo están tomados de Roulet et al. (1985).
7
Toda la referencia a marcas lingüísticas se debe tomar en un sentido orientativo: lo básico es la
definición funcional; las marcas lingüísticas son guías, pero no índices inequívocos. Esto vale también
para las siguientes secciones.
8
Uno de los rasgos para definir las intervenciones, de acuerdo con la propuesta de Briz et al. (2003:17-
20), es el cambio de voz. Parece una contradicción, por tanto, que en los casos mencionados se
interprete la existencia de una sola voz con dos intervenciones, pero sólo aparentemente, ya que también
en nuestra definición de los papeles comunicativos (20-22), el receptor no es ese destinatario
anestesiado o pasivo de otras formulaciones, sino que se reivindica un receptor y un oyente activos y
decisivos en el reparto de esos papeles (véase también el trabajo de Padilla, 2004).
9
Nótese que, aunque la confesión de Michael Corleone viene precedida de un silencio, no existe una
medida objetiva que garantice que cinco, diez o treinta segundos de silencio sean suficientes para cerrar
un discurso. Este aspecto se desarrolla por extenso en Estellés y Pons (2014).
10
Moeschler (1996: 195-205) explica la diferencia entre el acto de habla propuesto por Searle y la
redefinición realizada por la Escuela de Ginebra.
11
Lo que no quiere decir que lo contrario sea cierto; esto es, no todo constituyente con un contorno
melódico propio es un acto.
12
El criterio semántico se aplica sobre la información del análisis entonativo producido por el MESTEL
(Cabedo 2009; véase apartado §8), y toma como base el concepto de proposición.
13
Podemos aquí recordar la equivalencia contextual entre el acto y la intervención. Las intervenciones
siguen un curso determinado a partir del cual se diferencia entre iniciativas, reactivas e iniciativo-
reactivas; del mismo modo en los actos tiene lugar una progresión y se establecen relaciones entre ellos,
si bien de distinta índole.
14
Cuando el estilo directo aparece en textos de tipo argumentativo, el relato contenido suele
corresponder a un solo acto, que es una explicación.
15
El término partícula discursiva se utiliza como un hiperónimo que engloba varias clases de palabras,
entre las que se incluyen conectores argumentativos y metadiscursivos, modalizadores, marcadores del
control del contacto, así como focalizadores (cfr. Briz, Pons y Portolés 2008).
16
Funcionan en todo caso como introductores de segmentos informativos diferenciados.
17
En la conversación coloquial encontramos usos de estas partículas marcando subactos.
18
Ver Levinson (1983 [1987]: 283-284).
19
Este aspecto aparece estudiado con mayor detenimiento en la propuesta de Briz et al. (2003).
20
Una posible prueba, a modo de hipótesis del carácter conjuntivo de pero en este tipo de
construcciones es que el segmento introducido por pero en estas condiciones no es eliminable, mientras

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que cuando pero no introduce restricción alguna, es decir, cuando no es conjunción sino conector
pragmático, sí se da la posibilidad de eliminación.
21
Lo dicho para las causales se puede extender a los otros tipos de subordinación. Ver Briz (2011) para
una explicación pormenorizada de las causales del enunciado y de la enunciación a partir del sistema de
unidades de Val.Es.Co. En este estudio Briz aduce una serie de pruebas que muestran que hay dos actos
en las causales de la enunciación.
22
Esto no quiere decir que sea la única diferencia entre ambas categorías, pero sí que coincide con las
tendencias observadas en Pons (1998).
23
En su aplicación al inglés, Crystal-Quirk (1964:49-50) señalan tres características fónicas frecuentes
de las pausas oralizadas: la articulación de una vocal neutra, una articulación nasal (alveolar o bilabial)
y una continuación glotal.
24
En efecto, este mismo criterio se ha utilizado también para marcar la frontera de las intervenciones,
pero no existe contradicción en este hecho; lo que marca la curva melódica es el final de la unidad, cuyo
rango se determinará en función del contexto conversacional.
25
Obsérvese que las formas melódicas básicas pueden desarrollar innumerables valores modales
contextuales, lo que representa una muestra más de la responsabilidad de los suprasegmentos en la
adecuada delimitación e interpretación de los actos (Hidalgo 1998, 2002a y 2002b).
26
Por lo demás, como se ha comentado anteriormente, la pausa no constituye un fenómeno limitado al
silencio; hay otros fenómenos relacionados con la no continuidad enunciativa propios del habla
espontánea. Deben tenerse en cuenta, incluso, factores psicolingüísticos. Además, el fenómeno pausal
no se comporta en la conversación exclusivamente como mecanismo demarcativo-segmentador de actos
en el nivel monológico, sino que desarrolla funciones más complejas de índole interactiva
(interrupciones, solapamientos, finales de turno, finales de tópico, etc.), relacionadas con el nivel
dialógico.
27
El grupo de entonación se define (Quilis et al. 1993:56-57) como “la porción de discurso comprendida
entre dos pausas, entre pausa e inflexión del fundamental, entre inflexión del fundamental y pausa, o
entre dos inflexiones del fundamental que configura una unidad sintáctica más o menos larga o
compleja (sintagma, cláusula, oración)”.
28
Por seguir con la comparación con las estructuras sintácticas, sería el mismo caso el de las adverbiales
propias y el de las adjetivas explicativas. Son subactos sustantivos subordinados, ya que suponen un
añadido informativo respecto de un eventual subacto sustantivo director. Otra cuestión es la de las
oraciones sustantivas y adjetivas especificativas, que no constituyen un aporte informativo diferente del
que está representado en un supuesto subacto sustantivo director: en el caso de las sustantivas el verbo
ejerce una rección informativa vinculada necesariamente a la oración sustantiva (así, en “él dijo que su
padre estaba enfermo”, “que su padre estaba enfermo” no es informativamente diferente de “dijo”, sino
que la información relevante es “dijo que estaba enfermo”. Análogo es el caso de las adjetivas
especificativas, si bien en este caso la rección informativa viene dada por el sustantivo antecedente del
relativo.
29
Ha de advertirse, en cualquier caso, que este apartado forma parte de un estudio en proceso, por lo que
el modelo que aquí proponemos debe ser implementado en investigaciones futuras.
30
Si consideramos que tienen sustancia informativa (contenido proposicional), y analizamos cuál de las
dos partes de un acto que contenga una topicalización es más importante, se deduce que los SSTop son
subactos subordinados: dependen de un núcleo que informativamente es más importante y
potencialmente podría sustituir al acto en su conjunto.
31
Levemente o, a veces, ostensiblemente, en función del énfasis realizado.
32
Cabe advertir que se trata de un estudio en proceso que debe ser ampliado, pero, en todo caso,
muchos marcadores del discurso (como bueno, ¿eh?, ¿sabes?...) transmiten, según el contexto concreto,
diferentes valores (textual, interpersonal o modalizador). En estos casos, su realización prosódica suele
contribuir de manera relevante a la función discursiva específica de estos elementos.
33
Llaman al timbre
34
I llama por teléfono.

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Eladio Duque. Organización de unidades en el desarrollo del discurso político.
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 75-96

Organización de unidades en el desarrollo del discurso político


Eladio Duque
Universidad Complutense de Madrid
[email protected]

Resumen
Los acercamientos actuales al análisis del discurso político sostienen la tradicional
estructura textual compuesta por ‘inicio, desarrollo y cierre’ (cf. Reisigl 2008). Cortés
(2011) complementa estas tres unidades con otras caracterizadas por criterios temáticos:
los inicios, los desarrollos y los cierres del discurso político están formados por
múltiples unidades que tratan ‘temas’ y ‘subtemas’. En el presente artículo nos
limitamos al estudio de las unidades que constituyen el desarrollo, entendiéndolas como
‘discursos’ (cf. Garrido 2011): unidades estructuradas y que constituyen estructuras
mediante ‘relaciones de coherencia’ (cf. Mann y Thompson 1988). Para estudiar la
organización del desarrollo, proponemos un análisis de las primeras oraciones de cada
uno de sus discursos. En estas oraciones, el texto se organiza mediante ‘relaciones de
coherencia indirectas’ que conectan discursos (cf. Duque 2014). Los resultados
muestran que estas relaciones dan forma a una organización mucho más compleja que la
sucesión temática lineal. La propuesta se ilustra con el análisis de un discurso del estado
de la región de Madrid.

Palabras clave: discurso político, estructura del discurso, estructura textual, relaciones
de coherencia

Abstract
Current approaches to the study of political speeches insist on the traditional textual
structure consisting of ‘introduction, body and conclusion’ (cf. Reisgl 2008). Cortés
(2011) complements this structure with thematic units, so that the introduction, the body
and the conclusion are made up of multiple ‘themes’ and ‘sub-themes’. This article
focuses on the units of the body of the speech, taking them as ‘discourse units’ (cf.
Garrido, 2011): structured units that build structures through ‘coherence relations’ (cf.
Mann y Thompson 1988). In order to describe the organization of the body of the
speech, we analyze the first sentences of its discourse units, where the text is organized
by means of ‘indirect coherent relations’ (cf. Duque 2014). Results show that these
relations shape a far more complex organization than the succession of themes. Our
approach is illustrated with the analysis of the 2006 State of the Madrid Region
Address.
Keywords: political speeches, discourse structure, textual structure, coherence relations
1. Introducción
En una reciente propuesta de organización del estudio del discurso oral, Cortés (2012a)
apunta que el análisis del ‘plano secuencial’ –la organización de textos completos– es el
que menos atención ha recibido por parte de los investigadores del discurso. Como
advierte el autor, el estudio de este plano en textos extensos revela la necesidad de
unidades intermedias, superiores al enunciado e inferiores al texto. El presente artículo
trata sobre estas unidades y sobre el modo en el que se organizan en el desarrollo del
discurso político.

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Aunque desde hace tiempo se sabe que la organización del texto es jerárquica (cf. Hoey
1983), frecuentemente es descrita como una sucesión de unidades intermedias que
desarrollan temas o funciones textuales. En este artículo proponemos que algunas
teorías sobre las relaciones de coherencia pueden utilizarse para la descripción de
organizaciones más complejas que estas sucesiones o estructuras lineales. Por ejemplo,
la Teoría de la Estructura Retorica (Mann y Thompson 1988) describe simultáneamente
la jerarquía entre segmentos y los ‘efectos retóricos’ resultantes de la relación. Sin
embargo, estas teorías no se han desarrollado para el nivel de análisis de las
mencionadas unidades intermedias. Lo han hecho, principalmente, para el nivel inferior
que afecta a unidades como la cláusula o la oración. Una característica compartida por
los diferentes niveles es que la posición preferida de la señal de la relación es la
periferia izquierda de la segunda unidad (cf. Duque 2013 y 2014). Por ello, nuestro
análisis se concentra en las primeras oraciones de las unidades intermedias, donde
estudiamos las relaciones de coherencia que dan forma a la organización textual.
El próximo apartado presenta una breve panorámica de las unidades útiles para el
estudio del plano secuencial. En esta panorámica situamos las unidades que
utilizaremos en el análisis: los discursos (cf. Garrido 2011). El apartado 3 trata sobre las
relaciones de coherencia mediante las que se organizan dichas unidades y el apartado 4,
sobre las señales de estas relaciones. En particular, nos concentramos en las anáforas
que se sitúan en el margen izquierdo del discurso para construir relaciones de
coherencia con el discurso precedente. El apartado 5 aborda el tema de la organización
del discurso político y el apartado 6 el papel del vocativo en su estructuración textual.
Por último, el apartado 7 ilustra el enfoque expuesto en los apartados anteriores
mediante el análisis de la organización del desarrollo de un discurso sobre el estado de
la región de Madrid.

2. Discursos y otras unidades intermedias


Hay dos estrategias de caracterización de las unidades intermedias. La primera sigue
una visión descendente o de ‘arriba a abajo’ y asume una concepción organicista del
texto: la unidad intermedia, la parte, se define en virtud del texto, del todo. Por esta
razón, estas unidades con frecuencia dependen del género textual; por ejemplo, los
‘movimientos’ de Swales (1990) o Upton y Cohen (2008) y las ‘etapas’ de Martin
(1992). La segunda estrategia de definición de unidades sigue una perspectiva
ascendente o de ‘abajo a arriba’ y asume una concepción atomista del texto. A esta
estrategia responden las unidades intermedias que se definen sin necesidad de atender a
todo el texto; por ejemplo, los párrafos (cf. Longacre 1979, Fuentes 1993 o Vera 2012)
o los pasajes (cf. Smith 2003).
Otras unidades intermedias, como las secuencias ilocutivo-textuales o temáticas (Cortés
y Camacho 2005), los discursos (Garrido 2011) o las unidades elementales y complejas
de discurso (Afantentenos et al. 2012) se definen a través de las dos estrategias. A este
hecho responden los dos calificativos que reciben las secuencias de Cortés y Camacho.
Las ilocutivo-textuales responden a la concepción organicista del texto y las temáticas, a
la concepción atomista. Otra propiedad compartida por estas tres propuestas de unidades
es la recursividad, cuestión a la que apuntan las dos denominaciones del grupo de
Afantenos. Por su parte, para Cortés y Camacho las secuencias pueden estar
constituidas por sub-secuencias y para Garrido, los discursos pueden constituir
discursos.

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E. Duque. Organización de unidades en el desarrollo del discurso político

Los discursos –y también las unidades de Afantenos y otros– conceden un papel central
a las relaciones de coherencia. Los discursos son unidades estructuradas y que
constituyen estructuras mediante relaciones de coherencia. Según la propuesta de
Garrido (op. cit.), los discursos organizados constituyen textos y las oraciones
conectadas mediante relaciones de coherencia constituyen discursos. A los discursos les
corresponden las propiedades de la cohesión y la coherencia; al texto, la adecuación a
un género textual. Desde la concepción atomista del texto, los discursos se definen por
la cohesión y la coherencia conseguida mediante las relaciones entre oraciones. Desde
la concepción organicista, las relaciones entre discursos dan cuenta de la contribución
ilocutiva de cada unidad de discurso en el marco del texto.
Como se ha indicado, por un lado, desde el punto de vista ascendente, las unidades
intermedias pueden definirse por desarrollar temas (Cortés y Camacho op. cit.) o por
estar constituidas por oraciones que mantienen relaciones de coherencia (Garrido op.
cit.). Nosotros sostenemos que las dos caracterizaciones son compatibles. De hecho, los
elementos que mantienen relaciones léxicas o anafóricas interoracionales conservan el
tema discursivo y, a su vez, son un indicio de que las oraciones contraen relaciones de
coherencia entre sí (según aprecian Hobbs (1979), Marcu (2000), Wolf y Gibson (2006)
o Cornish (2009), entre otros). Las relaciones anafóricas interoracionales participan en
la construcción de cadenas correferenciales de elementos que mantienen relaciones
cercanas a la de identidad; las relaciones léxicas construyen redes de elementos que
establecen diferentes relaciones entre sí, las denominadas relaciones de asociación,
como las que mantienen las palabras ‘escuela’, ‘alumno’, ‘profesor’ y ‘enseñanza’. En
Duque (2013) comprobamos que el final de una cadena o red señala un límite entre dos
unidades de discurso. Por ello, las cadenas y redes permiten identificar los discursos sin
necesidad de atender a los detalles de su estructura interna: las relaciones de coherencia
que mantienen las oraciones que los constituyen.
Por otro lado, desde la perspectiva descendente u organicista, lo que interesa es la
estructura externa: las relaciones de coherencia que mantienen las unidades de discurso
para construir el texto. Como desarrollamos en Duque (2013) estas relaciones pueden
ser convencionales, implícitas y exigidas por el tipo de texto o explícitas y marcadas en
el margen izquierdo del discurso, en sus primeras oraciones. Esta posición de la
estructura interna del discurso parece estar especializada en la estructuración externa: en
la construcción de relaciones de coherencia con otras unidades de discurso.

3. Relaciones de coherencia
Las relaciones de coherencia son relaciones de significado que conectan dos segmentos
textuales. También son denominadas ‘relaciones retóricas’ (Mann y Thompson 1988 o
Asher y Lascarides 2003) o ‘relaciones clausales’ (Winter 1977 o Hoey 1983). Nosotros
preferimos el término ‘relación de coherencia’ al de ‘relación clausal’, ya que, como
admiten Winter y Hoey, estas relaciones también se dan entre unidades superiores a la
cláusula, unidades a las que dedicamos este artículo. Por otra parte, aunque partamos de
la Teoría de la Estructura Retórica (RST), preferimos el término ‘relación de
coherencia’ porque estas relaciones siempre tienen efectos en la coherencia textual, pero
no siempre tienen efectos retóricos. Dicho con otras palabras, todas las relaciones
participan en la consecución de la coherencia, pero no todas desempeñan un verdadero
papel retórico –en el sentido tradicional de realce de la efectividad de un texto–.
Hemos de tener presente que los diferentes acercamientos al estudio de las relaciones de
coherencia conducen a diferentes organizaciones textuales. La aplicación rigurosa de la

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RST crea una estructura discursiva en forma de árbol, como la propuesta, desde
diferentes perspectivas, por Longacre (1983), Grosz y Sidner (1986), Polanyi (1996) o
Garrido (2013). Otras teorías sobre las relaciones de coherencia (cf. Wolf y Gibson
2006 o Renkema 2008) plantean estructuras de dependencias mucho más flexibles.
Nuestra posición a este respecto coincide con Hobbs (1985) o Asher y Lascarides (op.
cit), quienes parten de la estructura de árbol pero obvian una de sus restricciones, la que
impone un único padre para cada nodo.
Otro aspecto relevante para la organización textual asumido por todas las teorías sobre
las relaciones de coherencia consiste en que la unidad compleja resultante de una
relación entre dos segmentos puede, a su vez, construir relaciones con otros segmentos.
De este modo, todas las partes del texto quedan conectadas directa o indirectamente
entre sí. Por otra parte, la distinción entre relaciones hipotácticas y paratácticas también
repercute en la estructura textual. La RST denomina ‘relaciones multinucleares’ a las
relaciones paratácticas o coordinantes y ‘nucleares’ a las hipotácticas o subordinantes.
En estas relaciones, el ‘satélite’ (S) es el constituyente subordinado y el ‘núcleo’ (N), el
principal. En las relaciones multinucleares, como su nombre indica, todos los
constituyentes son núcleos.
Además de la estructura textual, las relaciones de coherencia también informan de la
contribución semántica del satélite respecto al núcleo. Unos autores, como Asher y
Lascarides (op. cit.) o Wolf y Gibson (op. cit.), presentan un listado cerrado de
relaciones; otros, como Renkema (op. cit.) o Mann y Thompson (op. cit.), plantean
inventarios de relaciones abiertos a nuevas incorporaciones. Garrido (2007) recoge los
diferentes repertorios y propone estrategias para organizar las relaciones. Nosotros solo
consideramos las relaciones poco controvertidas, las que son reconocidas por la mayor
parte de los repertorios, por ejemplo, aunque con diferentes matices y denominaciones,
las relaciones hipotácticas de elaboración y causa o las relaciones paratácticas de
contraste y lista. En la relación de elaboración, uno de los constituyentes amplía la
información proporcionada en el otro constituyente; en la de causa, un constituyente
expone la causa del efecto o resultado expuesto en el otro constituyente; en la de lista,
los constituyentes se conciben como las partes de un todo y en la de contraste, los
constituyentes son comparados. Los siguientes ejemplos, extraídos del corpus ‘Spanish
RST Treebank’ (da Cuhna et al. 2011), ilustran estas cuatro relaciones:
(1) Relación de elaboración: ‘[En nuestro país, la única base de datos pública
es el sistema argentino de informática jurídica, dependiente del ministerio de
justicia de la Nación.]N [Esta base de datos cuenta actualmente con más de
510.000 documentos.]S’
(2) Relación de causa: ‘[La nueva terminología ha sido indicadora del rápido
desarrollo (…) de cualquier campo que se encuentre en ebullición (…).]S [Por
consiguiente, toda disciplina que se encuentre de actualidad es bombardeada
con problemas de estandarización terminológica.]N’
(3) Relación de contraste: ‘[Afuera, las venden a 9 pesos.]N [Adentro, las
venden a 15 pesos.]N’
(4) Relación de lista: ‘[El primero recibió instrucción basada en el
procesamiento,]N [el segundo fue expuesto a la enseñanza orientada al output
significativo]N [y el tercero no recibió ningún tipo de instrucción.]N’

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E. Duque. Organización de unidades en el desarrollo del discurso político

4. Unidades de discurso y señales de las relaciones


Además del repertorio de relaciones, otros dos aspectos que la RST deja abiertos son la
definición de las unidades que construyen la relación de coherencia y las señales que
permiten identificarlas. En cuanto a las unidades, aunque Taboada y Mann (2006: 430)
insisten en que no hay unidades válidas para todos los análisis, la teoría se ha aplicado
casi exclusivamente a cláusulas u oraciones. Las aplicaciones al nivel superior de
análisis, el que afecta a las unidades intermedias, son escasas y, según valoran Marcu y
otros (2000), presentan dificultades. En cuanto a las señales, Mann y Thompson (1988:
249-250) defienden que no hay ‘señales fiables e inequívocas de las relaciones’, de
modo que las definición de cada relación de coherencia ‘no puede recaer en señales
morfológicas o sintácticas’. Con todo, aunque admitamos que no hay señales formales
que por sí solas permitan la definición de una relación, nosotros conjeturamos, como
hace Taboada (2009), que todas las relaciones de coherencia están señaladas de alguna
manera. Las señales más evidentes son las conjunciones, locuciones conjuntivas y los
marcadores de discurso. Así, Taboada (2006) encuentra correlaciones entre marcadores
y relaciones de coherencia o Knott y Dale (1994) proponen una clasificación de
relaciones basada en los marcadores que las explicitan.
Winter (1977), Hoey (1983), Prasad et al. (2010), da Cunha et al. (2012), Taboada y
Das (2013) y Duque (2014) estudian otras señales, aparte de los marcadores de discurso.
Algunas de estas señales parecen estar especializadas en la construcción de relaciones
de largo alcance, como las que afectan a las unidades intermedias que nos ocupan. En
Duque (ibíd.) comprobamos que los marcadores de discurso, las conjunciones o las
formas verbales no personales señalan relaciones de coherencia de corto alcance,
generalmente mantenidas entre clausulas; mientras que las relaciones de coherencia
convencionales exigidas por el género textual y las ‘relaciones indirectas’ construyen
principalmente relaciones de largo alcance, que afectan a unidades intermedias y
articulan textos completos. Estas señales están especializadas en la estructuración
externa de las unidades de discurso.
Las relaciones indirectas incluyen un conjunto amplio de señales en las que el fenómeno
central es la anáfora. A esta pauta de construcción de relaciones responden muchos
casos de la denominada ‘señalización léxica’ o ‘vocabulario 3’ de Winter (1977). En
este tipo de relaciones, en lugar de un significado adicional construido directamente
mediante la unión de los dos términos de la relación, como en el ejemplo 5, la relación
se construye en dos pasos, como en los ejemplos 6, 7 u 8. El primer paso consiste en
que una de las unidades de la relación es recuperada en la otra unidad mediante una
anáfora –pronominal, como las de los ejemplos 6 y 8, o léxica, como la del ejemplo 7–.
El segundo paso consiste en la construcción, dentro de la unidad que contiene la
anáfora, de la conexión lógico-semántica propia de la relación de coherencia. En los
ejemplos 6 y 7 la relación de causa se construye gracias a que la anáfora se incluye en
un sintagma preposicional que es complemento causal en la oración que introduce. En el
ejemplo 8, la relación de coherencia está lexicalizada en el verbo que tiene por uno de
sus argumentos a la anáfora. Los verbos que participan en la construcción de relaciones
de coherencia han sido denominados ‘verbos abstractos’ (cf. Power 2007) o ‘verbos de
discurso’ (Danlos 2006).
(5) [Miguel solo habló de sí mismo.] [Sus amigos se aburrieron muchísimo.]
(6) [Miguel solo habló de sí mismo.] [Por eso, sus amigos se aburrieron
muchísimo.]

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(7) [Miguel solo habló de sí mismo.] [Por esta razón, sus amigos se aburrieron
muchísimo.]
(8) [Miguel solo habló de sí mismo.] [Esto provocó muchísimo aburrimiento
entre sus amigos.]
Al igual que los marcadores de discurso, las anáforas de las relaciones indirectas se
sitúan en la posición temática inicial de la segunda unidad, la posición de ‘la conexión
en el discurso’ (cf. Garrido 1997: 179 y ss.). Frente a los marcadores, estas anáforas
admiten variación morfológica y siempre desempeñan una función sintáctica en la
oración que introducen; dos características vetadas para los marcadores de discurso (cf.
Portolés 1998: 25). Aunque en los ejemplos anteriores las relaciones de coherencia se
establecen entre dos oraciones adyacentes, la anáfora de la segunda unidad podría
recoger –y categorizar, en el caso de las anáforas léxicas– representaciones construidas
en grandes porciones de texto, en unidades de discurso completas.
Los procedimientos fóricos que tienen la propiedad de remitir y categorizar estas
representaciones complejas son las ‘anáforas difusas’ (Fernández Ramírez 1987),
‘resultado de una elaboración conceptual mediante la cual se interpreta una palabra o el
sentido del grupo de palabras ya pronunciadas’ (p. 115); las etiquetas discursivas (cf.
Francis 1994 y López Samaniego 2012); los encapsuladores anafóricos (cf. Conte 1996
y Borreguero 2006); las anáforas resumitivas (cf. Peña 2006) o las anáforas
conceptuales (cf. González Ruiz 2008 y Llamas 2010). Otras anáforas con alcance
discursivo, pero que carecen de la función categorizadora, son los denominados
deícticos discursivos o textuales (cf. Fillmore 1975; Lyons 1977 o Cifuentes 1989) que,
como advierte Rauh (1983), se fundamentan en un uso anafórico de expresiones
habitualmente deícticas.
Nos interesa especialmente que todas estas anáforas simplifican enormemente la
estructura textual, recogen la información de segmentos textuales precedentes para
continuar con la representación del discurso. En este sentido, ya Fernández Ramírez
(op. cit. p. 126) señala las ‘condiciones tectónicas’ de las anáforas difusas, que poseen
‘un carácter predominante de nexo’ y Borreguero (2006: 91) advierte que los
encapsuladores facilitan el ‘enlace entre dos bloques informativos del texto’. En
nuestros términos, el carácter de nexo o enlace se plasma en que estas anáforas
participan en la construcción de relaciones de coherencia indirectas entre dos unidades
de discurso, situándose en ‘puntos nodales de la jerarquía semántica del texto’ (Conte
1996: 6). Estos puntos nodales son los márgenes izquierdos de las unidades de discurso:
las primeras oraciones que las constituyen.

5. La organización del discurso político


Reisigl (2008: 253 y ss.) mantiene la tradicional división del discurso político en tres
‘unidades macro-estructurales’: ‘inicio, desarrollo y cierre’. Igualmente, Cortés (2011)
aplica al discurso político esta estructura trimembre, que considera presente en
diferentes géneros textuales. Desde su punto de vista, las unidades de inicio, desarrollo
y cierre son las secuencias caracterizadas por criterios ‘ilocutivo-textuales’. Como se ha
indicado, a su vez, estas secuencias pueden caracterizarse por criterios temáticos; de
modo que los inicios, desarrollos y cierres de los discursos políticos pueden estar
constituidos por múltiples secuencias y sub-secuencias temáticas. El autor describe las
tres unidades del siguiente modo (ibíd., p. 11):

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E. Duque. Organización de unidades en el desarrollo del discurso político

‘1 Inicio o apertura:
Presentar, delimitar y justificar el tema
Anticipar los puntos principales.
2 Desarrollo:
Exposición de los diferentes aspectos
3 Cierre o conclusión:
Sintetizar las ideas principales’
Desde el enfoque que desarrollamos en este artículo, definimos las unidades de discurso
por su organización externa e interna. Desde nuestro punto de vista, la contribución
ilocutivo-textual que define las unidades de inicio, desarrollo y cierre puede explicarse
en términos de las relaciones de coherencia que definen la organización externa de las
unidades de discurso. Por ejemplo, las unidades discursivas que abren el discurso
político normalmente mantienen relaciones de preparación, fondo o elaboración con el
desarrollo del discurso, y las unidades que lo cierran normalmente mantienen relaciones
de resumen, reformulación o evaluación con el desarrollo. Adicionalmente, como
advertimos en Duque (2013), el cierre del discurso político propone relaciones de tipo
causal con el desarrollo, de modo que el desarrollo presenta las causas o razones que
apoyan la ‘petición final’ (Cortés 2011: 40) incluida en el cierre. Aunque sin graves
consecuencias, nótese que la perspectiva es diferente: de una perspectiva sustantiva
basada en criterios ilocutivo-textuales que definen unidades o categorías, se pasa a una
perspectiva relacional basada en la conexión.
Sobre el desarrollo del discurso, Reisgl (op. cit.) señala que la tradicional división del
desarrollo en ‘narratio’ y ‘argumentatio’ parece haberse abandonado en la actualidad.
Cortés (op. cit), para el caso de los discursos sobre el estado de la nación, advierte dos
tipos de desarrollo: el lineal y el paralelo. El desarrollo lineal se caracteriza por un
‘continuum temático’. Por su parte, el desarrollo paralelo consta de dos bloques de
unidades: uno dedicado a los resultados de la acción del gobierno y otro dedicado a las
propuestas. Cada uno de estos bloques, a su vez, se compone de unidades que exponen
diferentes temas. Los temas propios de este tipo de discurso político son las
tradicionales políticas públicas: empleo, educación, infraestructuras, etcétera. Sea cual
sea la forma de ordenación –paralela o lineal–, el autor calcula que el desarrollo de los
discursos sobre el estado de la región representa entre el 85 y el 90 por ciento del texto
(ibíd., p. 14).
En términos de relaciones de coherencia, en Duque (2013) apuntamos que las unidades
del desarrollo del discurso político electoral se ordenan mediante relaciones causales y
de contraste. Las características semánticas de estas relaciones proyectan en la
estructura textual el carácter argumentativo y polémico que habitualmente se predica de
la comunicación política (cf. Fernández Lagunilla 1999). En el caso de este tipo de
discurso, en lugar de una sucesión temática lineal, encontramos una organización
jerarquizada e imbricada de las unidades que constituyen el desarrollo. Así, no solo el
inicio, desarrollo y cierre se organizan entre sí mediante relaciones de coherencia, sino
también las unidades que constituyen cada una de estas tres unidades. En el discurso
electoral analizado, estas relaciones entre discursos eran implícitas y exigidas por el tipo
de texto o explícitas y construidas en las periferias de las unidades de discurso.

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6. Discurso político y vocativo estructurador


El vocativo es una de las señales características del discurso político que se sitúa en las
periferias discursivas. En las conversaciones, el vocativo actúa como marcador de
‘control de contacto’ (Briz 1998: 224 y ss.) o ‘enfocador de alteridad’ (Martín
Zorraquino y Portolés 1999). Sin embargo, en tipos de texto como los discursos
políticos, el vocativo funciona estructurando el texto, precediendo la introducción de
nuevos temas y marcando el inicio de nuevas unidades de discurso. En este sentido,
Brinton (1996: 44) clasifica al vocativo como uno de los siete marcadores sintácticos
que señalan límites entre ‘episodios’. Longacre (1983: 49), quien parte de la tradición
del estudio del vocativo en las epístolas bíblicas, vincula los vocativos estructuradores a
los ‘textos expositivos y exhortativos’. En el estudio del vocativo en español, Bañón
(1993) advierte su función de ‘estructuración temático-discursiva’ y la ilustra con el
caso del discurso político (ibíd. 52-72). Cortés (2011 y 2012b) lo caracteriza como
marcador interactivo y secuencial e ilustra su participación en la apertura de las
unidades de cierre en un corpus de discursos sobre el estado de la nación.
En términos de relaciones de coherencia, nosotros proponemos que, a lo largo de un
discurso político, los vocativos construyen por defecto relaciones multinucleares como
la de lista: ordenan el texto como un todo constituido por las partes que inicia el
vocativo. Otro modo de entender estas relaciones multinucleares es considerarlas series
enumerativas (cf. Afantenos et al. 2012 o Cortés 2012b): conjuntos de unidades
relacionadas linealmente mediante la reformulación de un elemento discursivo (la
‘matriz’ o el ‘disparador’ de la serie). En el discurso político ha prevalecido el estudio
de la función enfática de estructuras enumerativas como la ‘repetición anafórica
temática’ (cf. Fernández Lagunilla 1999: 75). Sin embargo, consideramos que en las
estructuras enumerativas construidas por los vocativos, prima la función analítica de
identificación de las partes de un todo, ya que entre las repeticiones del vocativo se
interponen conjuntos extensos de oraciones que desactivan las secuencias rítmicas
asociadas al énfasis.
Para Afantenos et al. (op. cit.), en textos expositivos y argumentativos, las estructuras
enumerativas y las cadenas tópicas permiten la segmentación de textos completos en
unidades de discurso. Nosotros añadimos dos matices a esta hipótesis. En primer lugar,
además de las cadenas tópicas o correferenciales, las redes de elementos que mantienen
relaciones léxicas de asociación también delimitan discursos. En segundo lugar,
frecuentemente, tras los ‘disparadores’ de la estructura enumerativa se construyen
relaciones jerárquicas más informativas que las lineales. En nuestro caso, las primeras
oraciones de las unidades de discurso pueden incluir, además del vocativo, nuevas
señales que construyen estas relaciones más informativas. Como resultado de estas
relaciones, obtenemos estructuras más complejas que las enumerativas o lineales.

7. Análisis de la organización del desarrollo de un discurso sobre el estado de la


región
En este apartado analizamos el discurso del estado de la región de la presidenta de la
Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, del año 2006. Nos concentramos en el
estudio de la organización de las unidades discursivas que constituyen su desarrollo.
Como punto de partida, detectamos dichas unidades mediante el análisis de las
transiciones cohesivas del texto. En particular, identificamos el inicio y final de las
redes de cohesión léxica que articulan las unidades de discurso. Una vez identificadas
las unidades del desarrollo del discurso, nos detenemos en el estudio de su organización.

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E. Duque. Organización de unidades en el desarrollo del discurso político

Para ello, examinamos las primeras oraciones de las unidades detectadas, donde se
construyen las relaciones de coherencia entre las unidades de discurso. El apartado 7.1
presenta el corpus del análisis y el apartado 7.2 describe el lugar del desarrollo en el
texto: sus relaciones con las unidades del inicio y del cierre. Por último, el apartado 7.3
expone los detalles de la organización de las unidades que constituyen el desarrollo.

7.1. Corpus
La denominación oficial del debate sobre el estado de la región es ‘debate de
orientación política general del Gobierno de la Comunidad de Madrid’. El Reglamento
de la Asamblea de la Comunidad desarrolla en su título XVI los pormenores del debate.
El debate se celebra anualmente entre los meses de septiembre y diciembre,
exceptuando los años electorales. Por ello, el que nos ocupa, el debate del año 2006, es
el último de la VII legislatura (2003-2007). El reglamento no contempla detalles sobre
el contenido del debate más allá de lo indicado en su denominación. Abre el debate el
discurso del presidente de la Comunidad, el texto que analizamos. Después de este
discurso, que no tiene límite de duración establecido, comienzan las exposiciones de los
portavoces de todos los grupos parlamentarios. Tras ellos, el presidente tiene turno de
respuesta y el portavoz de réplica. Se da por concluida la exposición de cada portavoz
con el turno de dúplica del presidente. El discurso del presidente es el más extenso e
importante, el que promueve la dinámica explicada. El discurso de la presidenta del año
2006 consta de 13.901 palabras y 335 oraciones. Puede encontrarse en el Diario de
Sesiones de la Asamblea de Madrid (número 758 de la VII legislatura).

7.2. Inicio, desarrollo y cierre


La distribución del inicio, desarrollo y cierre del discurso analizado coincide con la de
los discursos del estado de la nación mencionados en los apartados precedentes. El
inicio abarca las primeras 19 oraciones, el desarrollo incluye las siguientes 302
oraciones –lo que supone el 90 por ciento del texto– y el cierre, las últimas 14. Como en
los discursos del estado de la nación, en el inicio se conceptualiza el resto del texto
como un balance de la acción del gobierno y como las propuestas para el curso político
que comienza. Ya que se trata del último debate de la legislatura, la oradora propone
hacer balance no solo de los doce meses precedentes, sino de los últimos tres años. El
balance y las propuestas se anuncian en el inicio del discurso y se detallan o elaboran en
su desarrollo. De este modo, el inicio propone una relación de coherencia de
elaboración con el desarrollo del discurso. Los números en la figura 1 indican las
oraciones numeradas que limitan cada unidad de discurso.
elaboración causa

INICIO DESARROLLO CIERRE

1-19 20-46 47-65 66-85 (…) 322-335


Economía Justicia y
Fiscalidad
y empleo seguridad

Figura 1: Unidades y organización del discurso

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El desarrollo del discurso sigue el modelo lineal descrito para los discursos sobre el
estado de la nación: se exponen conjuntamente balance y propuestas. Como muestra la
figura 1, el desarrollo del discurso avanza por el cambio en los temas tratados. En
primer lugar, se habla de economía y empleo; a continuación, de la política fiscal y
presupuestaria y después, de justicia y seguridad ciudadana. El desarrollo del discurso
prosigue con la introducción de otros diez temas. Como veremos en el próximo
apartado, las unidades que exponen los trece temas del desarrollo mantienen entre sí
relaciones de coherencia que complican el mencionado modelo lineal.
Por último, el cierre del discurso mantiene una relación causal con el desarrollo. Las
acciones del Gobierno en los diferentes temas políticos se establecen como causas o
razones que apoyan las conclusiones propuestas en el cierre. La primera conclusión de
la argumentación es que el balance de la acción del Gobierno es un éxito. La segunda
conclusión es la petición del voto. Así, los detalles de las actuaciones del Gobierno en
cada uno de los temas tratados en el desarrollo se proponen como razones que justifican,
por un lado, la valoración del balance como un éxito, y por otro, la petición del voto en
la próxima convocatoria electoral, cuestión que recoge la última oración del discurso
que reproducimos a continuación. En adelante, los ejemplos muestran numeradas entre
paréntesis las oraciones ortográficas del discurso analizado.
(334) Eso es lo que hacemos desde hace tres años y es lo que haremos en los
próximos cuatro años si los madrileños nos dan su confianza. (335) Muchas
gracias.
7.3. Organización del desarrollo
El desarrollo del discurso sigue un modelo lineal, en tanto que se presentan
conjuntamente los balances y propuestas de trece temas diferentes. Sin embargo, si
atendemos a los márgenes izquierdos de los trece discursos, descubrimos una estructura
mucho más compleja que la sucesión de unidades. Esta estructura compleja se
caracteriza por las relaciones causales y las relaciones de lista y elaboración. Las
primeras reflejan el carácter argumentativo del texto y las segundas, su carácter
expositivo y analítico. La figura 2 ilustra las unidades y las relaciones de coherencia que
organizan el desarrollo del discurso.
causa
causa causa

causa elaboración

lista
D1 lista D4
lista lista

D2 D3 D5 D6 D7 D8 D9 D10 D11 D12 D13

Figura 2: Organización del desarrollo del discurso


Cada uno de los discursos del desarrollo propone diferentes temas que pueden
identificarse por los comienzos y finales de las redes de cohesión léxica. Por ejemplo,
todas las oraciones que tratan la economía y el empleo (D1) incluyen palabras que
remiten a esos temas, por una parte, palabras como ‘económica’, ‘productividad’,
‘riqueza’ o ‘renta’ y por otra, palabras como ‘empleo’, ‘trabajo’, ‘paro’, ‘trabajan’,
‘sindicatos’ o ‘trabajadores’. Cuando una red de cohesión léxica acaba, comienza otra.

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En el caso de nuestro ejemplo, tras la red en torno a la economía y el empleo, comienza


otra que desarrolla el tema de la política fiscal (D2). Esta red está constituida por
palabras como ‘impuesto’, ‘fiscalidad’, ‘impositiva’ o ‘presupuestaria’.
La tabla 1 presenta las trece unidades que constituyen el desarrollo, los temas que
exponen y las oraciones que los comprenden. Junto con su posición en la jerarquía del
discurso, ilustrada en la figura 2, el tamaño de cada unidad es uno de los indicadores de
la importancia que se le concede a cada tema. Además de los cambios en los patrones de
cohesión, elementos puntuales como los vocativos también señalan los límites entre los
diferentes discursos que componen el desarrollo. En nuestro texto, los dobles vocativos,
como ‘Señora Presidenta, señorías’ y el vocativo ‘Señora presidenta’ delimitan en
mayor medida que ‘señorías’. Salvo dos excepciones, los dobles vocativos siempre
coinciden con cambios relevantes en los patrones de cohesión. Con todo, otros cambios
relevantes solo están marcados por un vocativo simple. Además, el vocativo simple,
‘señorías’, también funciona en la estructuración interna de las unidades de discurso.

Discurso Tema Oraciones


D1 Economía y empleo 20-46
D2 Política fiscal y presupuestaria 47-65
D3 Justicia y seguridad ciudadana 66-85
D4 Políticas sociales 86-94
D5 Servicios sociales 95-118
D6 Sanidad 119-145
D7 Violencia de género 146-154
D8 Educación 155-182
D9 Vivienda 183-198
D10 Políticas para la mujer 199-212
D11 Inmigración 213-221
D12 Cultura 222-237
D13 Infraestructuras y medio ambiente 238-321

Tabla 1: Unidades de discurso y temas del desarrollo

7.3.1. Crecimiento económico y del empleo


Como las relaciones entre discursos se construyen en los márgenes de las segundas
unidades, las primeras oraciones del primer discurso del desarrollo aún no proponen
ninguna conexión, tan solo introducen el tema de la economía y del empleo. La primera
oración, 20, presenta un breve marco ideológico. En la segunda oración, 21, la catáfora
‘cifras alentadoras’ remite al resto de este primer discurso, donde se introducen casi
cincuenta datos sobre la economía y el empleo.
(20) Un partido centrado, liberal y reformista como el nuestro siempre basará
su acción de Gobierno en la confianza y en la fe en los individuos; en la
defensa irrenunciable de la libertad de las personas y en su rechazo de todo
dirigismo. (21) Por eso, porque creemos en la autonomía de los individuos y
en su fuerza creadora, cuando nos encontramos con unas cifras tan
alentadoras como las que nos proporciona el análisis de la economía
madrileña de hoy, lo primero que queremos hacer es reconocer que el éxito de
la economía y la creación de empleo en nuestra Comunidad es un éxito de los
madrileños.

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7.3.2. Políticas para el crecimiento. Política fiscal y presupuestaria


La segunda unidad de discurso comienza con un doble vocativo y propone en su margen
izquierdo la primera conexión entre unidades. Frente al discurso anterior donde se
exponía el balance de los resultados en materia de empleo y economía, en este discurso
se introduce el balance de las acciones del Gobierno que han conducido a los
mencionados resultados, en particular, las acciones del Gobierno en materia fiscal y
presupuestaria. Las dos primeras oraciones de este discurso, 47 y 48, construyen una
relación causal indirecta entre el discurso que introducen y el precedente (vid. fig. 2).
(47) Señorías, Señora Presidenta, en esta buena marcha de la economía y de
la creación de empleo, que, repito, es mérito de los madrileños, al Gobierno de
la Comunidad de Madrid le cabe la satisfacción de haber colaborado
eficazmente. (48) Nuestro Gobierno ha colaborado positivamente en la buena
marcha de la economía y del empleo porque ha confiado en la iniciativa de los
ciudadanos (…) porque mantiene el equilibrio presupuestario, (…) porque no
sube los impuestos (…) y esas políticas son las que permiten el crecimiento, la
prosperidad y el empleo.
La relación de causa se construye gracias a las propiedades semánticas del verbo
‘colaborar’, cuyos argumentos de las oraciones 47 y 48 mantienen relaciones fóricas
con la unidad precedente y con la unidad que introducen. Este verbo organiza sus
argumentos de modo que uno de ellos participa en la causa del otro, que expone el
resultado. En la primera oración se propone como causa ‘el Gobierno de la Comunidad
de Madrid’ y como resultado ‘esta buena marcha de la economía (…)’, anáfora que
remite al discurso precedente, D1.
En la oración 48, se confirma la relación causal construida otra vez por el verbo
‘colaborar’. En esta oración se detallan las acciones del Gobierno que han conducido a
la buena marcha de la economía y el empleo. Entre estas acciones destacan las políticas
de equilibrio presupuestario y bajada de impuestos, temas que desarrolla el resto del
discurso D2. Por último, la oración 48 concluye insistiendo en la relación causal, esta
vez construida mediante el verbo ‘permitir’. Uno de los argumentos de este verbo, ‘el
crecimiento, la prosperidad y el empleo’ se establece como resultado y remite al
discurso precedente, D1. El otro argumento, ‘esas políticas’, se establece como causa y
se identifica en esa misma oración con las políticas de equilibrio presupuestario y
bajada de impuestos, que remiten en dirección catafórica al resto de este discurso (D2).
Abajo se presentan los esquemas de construcción de la relación de coherencia causal
entre los discursos D1 y D2. Como muestra el esquema, la construcción de la relación
se fundamenta en los verbos y las anáforas.
Relación de causa entre D1 y D2
X ha colaborado en Y.
X: causa; Y: resultado
Y: buena marcha de la economía y creación de empleo → D1
X: acciones del Gobierno de la Comunidad: libertad, política fiscal y
presupuestaria → D2
X permite Y.
X: causa; Y: resultado

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X: esas políticas → equilibrio presupuestario y no subir los impuestos → D2


Y: Crecimiento, prosperidad y empleo → D1
7.3.3. Políticas para el crecimiento. Estabilidad Institucional: justicia y seguridad
El tercer discurso desarrolla el tema de la justicia y seguridad ciudadana. En la primera
oración de esta unidad, 66, se incluye un vocativo parentético y se construyen dos
relaciones de coherencia. La primera consiste en una relación multinuclear de lista con
el discurso anterior (D2), dedicado a la política fiscal y presupuestaria. La segunda
consiste en una relación de causa con el primer discurso, dedicado a la economía y el
empleo (vid. fig. 2). Así, este tercer discurso propone nuevas razones o causas que han
contribuido al crecimiento económico y del empleo.
(66) Además de una política fiscal adecuada, señorías, el desarrollo
económico exige una estabilidad de las instituciones, un buen funcionamiento
de la justicia para que se pueda garantizar la seguridad jurídica y la
seguridad ciudadana.
La relación multinuclear de lista se construye gracias al marcador aditivo ‘además’ y a
los procedimientos fóricos de la oración 66: el hiperónimo ‘política fiscal’ remite al
discurso precedente (D2) y ‘la estabilidad en las instituciones’, ‘la seguridad jurídica y
la seguridad ciudadana’, remiten al resto de este discurso (D3). Por su parte, la relación
de causa se construye mediante el verbo ‘exigir’. Este verbo organiza sus argumentos de
modo que la unidad que nos ocupa y la precedente exponen las políticas del Gobierno
como causantes del ‘desarrollo económico’, expresión que remite a D1. Abajo se
presenta el esquema de construcción de las dos relaciones.
Relación de lista entre D2 y D3
Además de X, Y.
X: política fiscal adecuada → D2
Y: estabilidad de las instituciones, seguridad jurídica y ciudadana → D3
Relación de causa entre D2/D3 y D1
X exige Y.
X: resultado; Y: causa
X: desarrollo económico → D1
Y: política fiscal, seguridad jurídica y ciudadana → D2 y D3
7.3.4. Presentación de las políticas sociales
La primera unidad de discurso y esta cuarta, que presenta el tema de las políticas
sociales, se sitúan en la posición más alta de la jerarquía de las unidades del desarrollo.
Como ilustra la figura 2, el resto de discursos son elaboraciones del que nos ocupa;
proponen los detalles de cada una de las políticas sociales que aquí se anuncian. En la
primera oración, 86, los dos vocativos, ‘Señorías, Señora Presidenta’, justifican la
segmentación e introducen una relación causal indirecta con los dos discursos
anteriores, D2 y D3 (vid. fig. 2).
(86) Señorías, señora Presidenta, gracias a la estabilidad institucional, a una
política fiscal auténticamente progresista, porque lo progresista es lo que
impulsa el progreso de verdad, y gracias también a las medidas de lucha

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contra el fraude la Comunidad de Madrid ha podido aumentar sus ingresos y


abordar políticas sociales más ambiciosas que nunca.
Frente a las relaciones causales anteriores, fundamentadas en el verbo, la relación de 86
se fundamenta en la locución preposicional ‘gracias a’, que introduce la causa de un
resultado habitualmente positivo. En nuestro ejemplo, el resultado positivo es el
aumento de ingresos que permite abordar las ‘políticas sociales más ambiciosas que
nunca’, tema que caracteriza este discurso y los siguientes. Las causas de este resultado
positivo son elementos fóricos que remiten a otras unidades de discurso: ‘estabilidad
institucional’ remite al discurso precedente, D3, y ‘política fiscal’ a D2. Abajo se
presenta el esquema de construcción de la relación de causa. La relación se construye
gracias a la locución preposicional y a las anáforas.
Relación de causa entre D2/D3 y D4
gracias a X, Y.
X: causa; Y: resultado
X: estabilidad institucional, política fiscal → D2 y D3
Y: aumentar ingresos, políticas sociales → D4
Los discursos sobre fiscalidad (D2) y sobre estabilidad institucional (D3) son las causas
del crecimiento económico (D1), y a su vez son las causas del aumento de ingresos que
permite las políticas sociales ambiciosas (D4). Dicho en otras palabras, los resultados de
la acción del gobierno en materia fiscal, presupuestaria y de estabilidad institucional son
el crecimiento económico y del empleo y las políticas sociales ambiciosas. La figura 3
ilustra la organización del desarrollo hasta el cuarto discurso.
causa causa
causa

D1 lista D4

Crecimiento Políticas
económico D2 D3 sociales
y del empleo Estabilidad ambiciosas
Política fiscal y
institucional:
presupuestaria
Justicia y
equilibrada
seguridad

Figura 3: Organización de los cuatro primeros discursos del desarrollo

Como muestran las oraciones 89-93, el cuarto discurso avanza detallando las diferentes
áreas de lo que la oradora categoriza como políticas sociales: la sanidad, la educación,
los servicios sociales, las infraestructuras, la vivienda y el medio ambiente. Cada uno de
estos temas remite a las unidades discursivas sucesivas donde son desarrollados. Así,
entre el discurso que nos ocupa y los siguientes se establece una relación de
elaboración. A su vez, las unidades que desarrollan cada uno de los temas de las
políticas sociales mantienen entre sí una relación multinuclear de lista, cada unidad se
establece como una parte de un todo.
(89) Durante estos tres años hemos dedicado siempre tres de cada cuatro
euros del presupuesto de la Comunidad de Madrid a financiar lo que llamamos

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servicios sociales; stricto sensu, solamente sanidad, educación y servicios


sociales se han llevado siempre tres de cada cuatro euros de nuestro
presupuesto. (…) (91) Ya saben ustedes que yo sostengo que el cuarto euro
también se destina a fines sociales, ¿o acaso no es social destinarlo a construir
metro, a sufragar las subvenciones al transporte público? (92) ¿O no es social
la protección y la defensa del medio ambiente o la construcción de vivienda
protegida? (93) Yo considero que el cuarto euro también es social.
7.3.5. Políticas sociales: servicios sociales
El quinto discurso desarrolla la primera política social: las políticas de servicios
sociales. Estas políticas eran anunciadas en el discurso anterior, por lo que mantienen
una relación de elaboración con él. A lo largo del discurso que nos ocupa, se tratan las
políticas para los mayores, los discapacitados, los dependientes, los enfermos mentales
y otras personas en situación de dificultad. La primera oración del discurso introduce el
tema mediante la expresión metadiscursiva ‘voy a empezar a darles cuenta’. En la
última oración se confirma la segmentación propuesta: la oradora categoriza esta unidad
de discurso mediante la anáfora ‘apartado’.
(95) Voy a empezar a darles cuenta de los principales avances que nuestras
políticas de servicios sociales han alcanzado en estos tres años.
(118) (…) quiero terminar en este apartado señalándoles que el Consejo de
Gobierno aprobó en junio un decreto por el que se regula el acceso de las
personas con discapacidad a la Administración de la Comunidad de Madrid, y
la reserva de plazas para los discapacitados será de un 6 por ciento.
7.3.6. Políticas sociales: sanidad
El sexto discurso comienza con los dobles vocativos y desarrolla la política de sanidad
anunciada en D4, donde se presentaban las políticas sociales. Así, por una parte, la
unidad de discurso que nos ocupa establece una relación de elaboración con D4; y por
otra parte, establece una relación de lista con el discurso anterior, D5. Las dos unidades,
D5 y D6 forman parte de un todo: conjuntamente elaboran el tema de las políticas
sociales.
(119) Señora Presidenta, señorías, en noviembre del 2005, a los dos años de la
investidura, pudimos presentar a los madrileños el cumplimiento de uno de
nuestros compromisos más importantes: la reducción a un máximo de treinta
días para las intervenciones quirúrgicas, que los madrileños no tuvieran que
esperar más de treinta días para ser operados, y desde entonces lo hemos
mantenido.
7.3.7. Políticas sociales: violencia de género y siniestralidad laboral
El séptimo discurso del desarrollo también comienza con el doble vocativo y trata los
temas de la violencia de género y de la siniestralidad laboral. Estos temas no aparecen
anunciados en la presentación de las políticas sociales (D4). Por ello, la primera oración
del discurso que nos ocupa categoriza explícitamente el tema de la violencia de género y
de la siniestralidad laboral como parte de las políticas sociales. Así, la unidad de
discurso D7 se une a las anteriores, D6 y D5, mediante la relación multinuclear de lista
(vid. fig.2).

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(146) Señora Presidenta, señorías, si el objeto de las políticas sociales es


mejorar las oportunidades y el bienestar de los más débiles, no me cabe
ninguna duda de que la lucha contra la violencia de género y contra la
siniestralidad laboral deben ocupar un lugar prioritario en esas políticas,
porque se trata de defender lo más valioso que tenemos las personas, que es
nuestra integridad física y moral.
7.3.8. Políticas sociales y oportunidades: educación
El octavo discurso desarrolla el tema de la política de educación. Su primera oración,
que incluye el vocativo estructurador, categoriza los discursos precedentes como
aquellos que tratan los temas de ‘políticas asistenciales y sanitarias’. Así, los tres
discursos anteriores, dedicados a los temas siniestralidad laboral, violencia de género,
sanidad y servicios sociales, construyen una agrupación mediante la mencionada
relación multinuclear de lista. Frente a la agrupación de las políticas asistenciales, la
segunda oración de este discurso, 156, presenta un nuevo conjunto de políticas sociales,
aquellas orientadas a la creación de oportunidades para los ciudadanos. Dentro de ellas,
se incluyen las políticas de educación, detalladas en este discurso. El tema de la
educación fue anunciado en el discurso de presentación de las políticas sociales, D4. Por
esta razón, la presente unidad mantiene una relación de elaboración con aquella (vid.
fig. 2).
(155) Señora Presidenta, que la prosperidad que entre todos hemos generado
llegue a todos no es únicamente materia de políticas asistenciales o sanitarias.
(156) Tan importantes como éstas son las políticas que buscan ofrecer a los
ciudadanos las oportunidades adecuadas para que puedan desarrollar todas
sus capacidades creativas y emprendedoras, y, entre esas políticas, la
educación ocupa un lugar preferente.
7.3.9. Políticas sociales y oportunidades: vivienda
El noveno discurso del desarrollo trata sobre la política de vivienda. La primera oración
comienza con los dos vocativos y recupera el tema de la educación y de las políticas
sociales para acceder a las mejores oportunidades. Dentro de estas políticas, incluye las
de vivienda. Así, los discursos que desarrollan las políticas de educación y vivienda, D8
y D9, mantienen una relación multinuclear de lista. Como el tema de la vivienda era
anunciado en la presentación de las políticas sociales, D4, el discurso que nos ocupa
también mantiene una relación de elaboración con D4.
(183) Señora Presidenta, señorías, si la educación es, sin duda, la puerta para
acceder a las mejores oportunidades, en el Gobierno de la Comunidad de
Madrid sabemos que una vez alcanzada esa formación, una vez que los jóvenes
alcanzan esa formación que les permite acceder a un puesto de trabajo, la
vivienda es el primer problema que los jóvenes tienen por delante (…)
7.3.10. Políticas sociales y oportunidades para la mujer
Tras el vocativo estructurador, la primera oración del décimo discurso recupera la
cuestión de la mejora de oportunidades y de las políticas sociales (en particular la
política de educación). Estos asuntos remiten a los discursos anteriores para
relacionarlos con el que nos ocupa, cuyo tema, las políticas para la mujer, se introduce
en la segunda oración, 200. De este modo, este discurso construye una relación

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multinuclear con el resto de políticas sociales orientadas a la creación y mejora de


oportunidades para los ciudadanos, los discursos D8 y D9 (vid. fig. 2)
(199) Señora Presidenta, ofrecer oportunidades o todavía mejor, ayudar a los
ciudadanos a prepararse para acceder a esas oportunidades es una de las
preocupaciones de nuestro Gobierno, y no sólo a los escolares y a los
estudiantes. (200) Conscientes de los déficit históricos que todavía pesan sobre
las mujeres, nuestro Gobierno creó la Consejería de Mujer y Empleo, y el
balance de las políticas dedicadas a mejorar las oportunidades de las mujeres
en nuestra sociedad, en la sociedad madrileña, está a la vista.
7.3.11. Políticas sociales y oportunidades: inmigración
El undécimo discurso comienza con el doble vocativo que introduce el tema de la de la
inmigración. En la primera oración se insiste en el asunto de las oportunidades,
compartido por los discursos anteriores. Así, este discurso se une a ellos mediante la
relación multinuclear de lista que desarrolla el tema de las políticas sociales y las
oportunidades para los ciudadanos.
(213) Señora Presidenta, señorías, Madrid es tierra de oportunidades y por
eso se ha convertido en una tierra de recepción de inmigrantes.
7.3.12. Políticas sociales y oportunidades: cultura
El duodécimo discurso también comienza con un doble vocativo. En la oración inicial,
la anáfora ‘este apartado dedicado a las políticas (…) para incrementar las
oportunidades de los madrileños’ confirma la agrupación de los discursos que trataban
las políticas sociales destinadas a la mejora de las oportunidades para los ciudadanos: la
educación (D8), la vivienda (D9), las políticas para la mujer (D10) y la inmigración
(D11). Dentro de esta agrupación, construida mediante una relación multinuclear de
lista se incluye el discurso que nos ocupa, que desarrolla el tema de la cultura.
(222) Señora Presidenta, señorías, en este apartado dedicado a las políticas
que nuestro Gobierno mantiene para incrementar las oportunidades de los
madrileños quisiera ocuparme ahora de la cultura, porque entre las
oportunidades que tienen los ciudadanos de Madrid para el desarrollo
personal y humano la cultura ocupa un lugar prominente.
7.3.13. Políticas sociales y oportunidades: infraestructuras
El último discurso del desarrollo es también el más extenso. Comienza con un único
vocativo e introduce el tema de las infraestructuras que había sido anunciado en el
discurso de presentación de las políticas sociales, D4, con el que mantiene una relación
de elaboración. En la primera oración, el tema de las infraestructuras se establece como
causa del crecimiento económico y del empleo (D1) y se incluye en el grupo de
discursos precedentes, cuyo denominador común es que en ellos se presentan las
políticas que ofrecen oportunidades a los ciudadanos. Dicho con otras palabras, esta
unidad construye una relación causal con D1 y una relación de lista con D8, D9, D10,
D11 y D12 (vid. fig. 2).
(238) Señorías, para que Madrid siga creciendo, creando empleo y ofreciendo
oportunidades, es imprescindible que nuestra región esté dotada de unas
infraestructuras a la altura de las mejores del mundo.

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La relación causal se entiende en el sentido amplio que incluye otras como las de
‘finalidad’ u ‘objetivo’ y ‘medio’ o ‘método’. De hecho, en la primera oración de este
discurso la relación causal es, en rigor, una relación de medio. En este tipo de
relaciones, el medio o método puede entenderse como la causa del resultado, el fin o el
objetivo. Abajo se presenta el esquema de construcción de la relación indirecta de causa
que conecta D2 y D3 con D4.
Relación de causa entre D1 y D13
Para X es imprescindible Y.
X: resultado; Y: causa
X: Madrid siga creciendo y creando empleo → D1
Y: infraestructuras → D13
Como hemos presentado e ilustra la figura 2, mediante esta relación de causa, la última
unidad de discurso del desarrollo remite a la primera. Con esta habitual estrategia de
cierre, concluye el desarrollo del discurso.
8. Conclusiones
Como plantea Cortés (2011), el desarrollo del discurso político está compuesto por
múltiples unidades que pueden delimitarse por criterios temáticos. Vistas como
discursos (Garrido 2011), estas unidades mantienen entre sí relaciones jerárquicas y de
significado que dan forma a una estructura textual más detallada y compleja que la
sucesión temática lineal.
En Duque (2013) mostramos que el discurso político electoral se organiza mediante
relaciones hipotácticas de causa y paratácticas de contraste y deducimos que estas
relaciones proyectan en la estructura textual el carácter argumentativo y polémico de la
comunicación política (cf. Fernández Lagunilla 1999). Por el contrario, en el discurso
sobre el estado de la región que analizamos en el presente artículo, descubrimos que las
unidades del desarrollo del discurso se organizan mediante relaciones hipotácticas de
causa y paratácticas de lista. La ausencia de relaciones de contraste sugiere que este tipo
de discurso político es menos polémico que el discurso electoral; las relaciones de lista
revelan el carácter analítico de los discursos sobre el estado de la región y las relaciones
de causa insisten en el carácter argumentativo compartido por los diferentes tipos de
texto de la comunicación política.
Además de construir estructuras, los discursos son unidades estructuradas. En nuestro
análisis, comprobamos cómo una posición de su estructura interna, el margen izquierdo,
está especializada en la estructuración externa: en la construcción de relaciones entre
discursos. Esta es la posición preferida de los vocativos, que confirman su función en la
organización del discurso político (cf. Cortés 2012b). En términos de relaciones de
coherencia, los vocativos señalan por defecto una relación multinuclear de lista entre las
unidades de discurso que inician. Sin embargo, a lo largo del análisis comprobamos
cómo, con frecuencia, estas relaciones lineales se transforman en otras más informativas
–como las relaciones de causa–, que también se señalan en el margen izquierdo, en las
primeras oraciones del discurso.
Frente a las relaciones entre cláusulas y oraciones, habitualmente construidas mediante
marcadores, en nuestro análisis, las relaciones entre discursos son ‘relaciones de
coherencia indirectas’ (Duque 2014), construidas gracias a la interacción de anáforas y

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E. Duque. Organización de unidades en el desarrollo del discurso político

catáforas en las primeras oraciones del discurso. De este modo, estas oraciones se
confirman como ‘puntos nodales de la jerarquía semántica del texto’ (Conte 1996: 6).

Referencias bibliográficas
Afantenos, Stergos et al. 2012. An empirical resource for discovering cognitive
principles of discourse organisation: the ANNODIS corpus. En N. Calzolari et
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Joaquín Garrido. Unidades intermedias en la construcción del discurso.
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 97-115

Unidades intermedias en la construcción del discurso


Joaquín Garrido
Universidad Complutense de Madrid
[email protected]

Resumen
La búsqueda de unidades intermedias en la construcción del discurso comienza con las
oraciones consideradas como unidades de discurso elementales, que se integran en las
unidades de discurso complejas en una estructura de constituyentes construida por
agregación o integración recursivas de las unidades inferiores en las superiores. Los
textos multimodales contienen representaciones de imágenes que proporcionan
información empleada en el proceso de construcción del discurso. Se desarrolla un
enfoque configuracional de la estructura de constituyentes del discurso, en el cual se
incluyen las relaciones discursivas del enfoque cartográfico consideradas como
relaciones subordinantes y coordinantes que configuran la estructura de constituyentes
del discurso. Los textos son estructuras de datos que empaquetan los discursos en
modos determinados adaptados a los procesos de transmisión que tienen lugar en
comunidades de prácticas que siguen diversas tradiciones de textualización. La
interacción entre la estructura del texto, superior y observable, y las del discurso,
inferiores y encubiertas, se muestra en una viñeta y una columna de comentario político.

Palabras clave: Texto, discurso, estructura de constituyentes del discurso, relaciones


discursivas, viñeta política, columna periodística.

Abstract
The search for intermediate units in discourse construction starts with sentences taken as
elementary discourse units, assuming a constituent structure of complex discourse units
built by recursive aggregation or integration of lower units into higher ones. Multimodal
texts include image representations that provide information used in the discourse
construction process. A configurational approach to discourse constituent structure is
developed, where discourse relations resulting from a cartographic approach are
considered as subordinating or coordinating relations in the configurational discourse
constituent structure. Texts are data structures that package discourses in specific ways
adapted to the transmission processes that take place within communities of practices
following diverse textualization traditions. The interplay between text structure, which
is top-down and overt, and discourse structures, which are bottom-up and covert, is
shown in a political cartoon and in a newspaper column.

Keywords: Text, discourse, discourse constituent structure, discourse relations, political


cartoon, newspaper column.

1. Introducción
En la búsqueda de unidades mayores de organización del discurso (Cortés 2012a),
partimos de dos unidades, el texto y la oración. Desde el texto, se trata de definir
unidades menores de organización; desde la oración, buscamos unidades mayores. Se
plantean dos preguntas. La primera es si coincidirán los resultados del análisis
descendente con los del análisis ascendente, es decir, desde el texto hacia la oración,
con los del análisis inverso, desde la oración hasta el texto. La segunda pregunta es en

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

realidad la primera que hay que resolver: ¿son el texto y la oración las unidades
apropiadas de las que partir?
Frente a quienes consideran el texto como una entidad fuera de la lengua, más bien
perteneciente a la cultura, partimos aquí de que el texto es una organización de datos
lingüísticos, adecuada a la transmisión que tiene lugar como parte de una determinada
acción social en una cierta comunidad de prácticas. Como tal organización de datos
lingüísticos es, por tanto, un objeto lingüístico. Su estructura es similar a la de otros textos
que cumplen la misma o parecida función dentro de una comunidad de prácticas, es decir,
cada texto pertenece a un tipo de texto o género, que es una estructura de datos observable
y disponible y mantenida en las mentes de los miembros de esa comunidad. A lo largo del
tiempo y en la realidad del uso los hablantes utilizan la estructura de datos según procesos
de aplicación a cada caso concreto que llamamos tradiciones de textualización o
tradiciones discursivas (Garrido 2013a, Girón y Sáez 2014). Los hablantes mantienen la
tradición textual, es decir, la conservan o la modifican al usarla, como, por otra parte,
hacen con todas las demás unidades o estructuras de datos de la lengua.
De esta manera se propone un marco amplio para abordar el cambio lingüístico, en su
interacción entre gramaticalización y tradiciones de textualización. La transmisión y su
adecuación funcional a la actividad social en que se encuadra nos permite explicar
unidades menores como son la intervención en la conversación y el párrafo en la
mayoría de los géneros de comunicación escrita. Conviene tener en cuenta que la
comunicación escrita no es enteramente artificial, sino que el invento de transmisión
que es la escritura consiste en modificar ciertos componentes que son lingüísticos, es
decir naturales (a diferencia del enfoque presentado en Moreno Cabrera 2013). Hay algo
diferente de las partes componentes de una conversación o un artículo: del mismo modo
que en una conversación podemos decir algo en dos intervenciones o en una sola, según,
por ejemplo, que nos interrumpan o no, en un artículo podemos repartir lo que ya hemos
escrito. Ese algo diferente es este reparto de las oraciones en una o dos intervenciones o
en uno o dos párrafos; en ambos casos el reparto puede requerir alguna modificación,
para adaptar lo dicho o lo escrito a una o a dos subunidades textuales. Esto indica que
hay otra unidad de la cual podemos no darnos cuenta pero que usamos: un segmento
estructurado de oraciones que tiene una función retórica o un mismo tema, o ambas
cosas. Es una unidad encubierta (Whorf 1938, 144), que no forma parte de la estructura
del texto sino que se acomoda a ella, a las intervenciones o los párrafos, con mayor o
menor éxito. Para llegar a esta unidad tenemos que ir de abajo arriba en el análisis, es
decir, comenzarlo desde la oración, mientras que al analizar la estructura del texto
vamos de arriba abajo: en una conversación encontramos los turnos e intervenciones, en
un artículo los apartados o párrafos, etc.
De esta manera se propone un marco amplio para abordar el cambio lingüístico, en su
interacción entre gramaticalización y tradiciones de textualización. La transmisión y su
adecuación funcional a la actividad social en que se encuadra nos permite explicar
unidades menores como son la intervención en la conversación y el párrafo en la
mayoría de los géneros de comunicación escrita. Conviene tener en cuenta que la
comunicación escrita no es enteramente artificial, sino que el invento de transmisión
que es la escritura consiste en modificar ciertos componentes que son lingüísticos. Hay
algo diferente de las partes componentes de una conversación o un artículo: del mismo
modo que en una conversación podemos decir algo en dos intervenciones o en una sola,
según, por ejemplo, que nos interrumpan o no, en un artículo podemos repartir lo que ya
hemos escrito en uno o dos párrafos. Ese algo diferente es este reparto de las oraciones

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J. Garrido. Unidades intermedias en la construcción del discurso

en una o dos intervenciones o en uno o dos párrafos; en ambos casos el reparto puede
requerir alguna modificación, para adaptar lo dicho o lo escrito a una o a dos
subunidades textuales. Esto indica que hay otra unidad de la cual podemos no darnos
cuenta pero que usamos: un segmento estructurado de oraciones que tiene una función
retórica o un mismo tema, o ambas cosas. Es una unidad encubierta (Whorf 1938, 144),
que no forma parte de la estructura del texto sino que se acomoda a ella, a las
intervenciones o los párrafos, con mayor o menor éxito. Para llegar a esta unidad
tenemos que ir de abajo arriba en el análisis, es decir, comenzarlo desde la oración.
Se suele distinguir entre la oración y su uso, denominado enunciado o acto. El punto de
partida aquí es que cada oración está construida para su uso concreto, ya sea como
oración única de un texto (un cartel como ‘Pase sin llamar’ en la puerta, cerrada, de una
oficina) o como oración unida a otras precedentes y siguientes. La propia estructura
interna de la oración, con elementos periféricos inicial, mediales o final, muestra que
cada oración está hecha para encajar con las otras y, en última instancia, en la
organización de datos lingüísticos que llamamos texto. Si procedemos desde abajo hacia
arriba, las oraciones al unirse constituyen unidades complejas, siendo cada oración,
enunciado o acto una unidad elemental o simple en este proceso de construcción. Estos
segmentos estructurados, con su correspondiente representación semántica, se pueden
denominar unidades de discurso, elementales o complejas (Afantenos y otros 2012), o
simplemente discursos. La propuesta presentada aquí consiste en que las unidades de
discurso tienen, como cualquier otra unidad lingüística, una estructura sintáctica de
constituyentes y una representación semántica de las relaciones que las organizan. Esta
última parte de la propuesta es ya tradicional en ciertos análisis de relaciones de
coherencia o de relaciones retóricas (Mann y Thompson 1988, Asher y Lascarides
2003), como son la relación entre dos oraciones de resultado (causa y efecto), de
narración (secuencia temporal) y de ampliación (descripción de detalles en la segunda
oración acerca del tema de la primera). Las relaciones son recursivas, en el sentido de
que una unidad de discurso compleja puede estar compuesta por sucesivas unidades de
discurso, es decir, por segmentos estructurados de oraciones relacionadas entre sí.
La primera parte de la propuesta acerca de las unidades de discurso tiene una
consecuencia fundamental acerca de la unidad de la gramática. Es la hipótesis de la
estructura de constituyentes del discurso. Consiste en proponer que las unidades de
discurso tienen una estructura de constituyentes análoga a la de la oración (Garrido
2013b). Esta estructura permite organizar los discursos jerárquicamente, mediante
coordinación y subordinación similares a las la de la oración o, como veremos, de
agregación o integración (Garrido 2013a). Y esta estructura jerárquica discursiva es la
que encaja, finalmente (pero también inicialmente, desde que comienza el proceso de
construcción), en la organización que proporciona el texto como perteneciente a un
género, es decir, por ejemplo, en sus intervenciones si es una conversación o en sus
párrafos si es un escrito.
El análisis de estructura de constituyentes en la construcción del discurso utiliza como
instrumento fundamental el concepto de marco (Fillmore 1985, Fillmore y otros 2005),
que corresponde semánticamente al concepto sintáctico de tema de discurso (Hidalgo
Downing 2003, Fernández Lorences 2010, Smith 2003): dentro de una unidad compleja
de discurso, que representa un determinado marco, se mantiene el tema de discurso. Una
unidad de discurso está integrada en otra superior cuando el marco que representa forma
parte de la unidad superior; y una unidad de discurso está coordinada con otra cuando
sus marcos se integran en uno superior. Estos marcos, además de los de naturaleza

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léxica (conectados a unidades léxicas) pueden ser complejos, interactivos, y reciben


también el nombre de encuadres (Gallardo 2014, 71 y 203).
Es aquí donde se produce el contacto entre unidades descendentes o superiores (las
partes del texto) con las unidades ascendentes o inferiores: estas últimas, las unidades de
discurso, se etiquetan funcionalmente como movimientos retóricos o de función textual;
por ejemplo, el caso anterior de un cartel en que está escrito ‘Pase sin llamar’, o el
diálogo en una viñeta, encajado en el dibujo y por tanto en el conjunto del texto. Desde
la función superior o macro del texto en una acción social (cartel, viñeta) hacia abajo,
los componentes tienen funciones retóricas o textuales (como los movimientos de Upton
y Cohen 2009); desde abajo, se encajan o integran en estos componentes las unidades de
discurso complejas, estructuradas en constituyentes y representando marcos o encuadres
con un mismo tema de discurso. Podemos llamar enfoque configuracional al análisis en
estructura de constituyentes (Garrido 2013c); las diferentes relaciones retóricas que hay
entre los constituyentes se analizan en un enfoque que podemos llamar cartográfico,
siguiendo la propuesta de Gallego (2011) para la oración. En el enfoque cartográfico se
etiqueta o clasifica cada relación, haciendo un mapa de ellas, como por ejemplo Mann y
otros (1991); en el configuracional tenemos en cuenta la estructura de constituyentes
con relaciones subordinantes o coordinantes entre sí.
El enfoque configuracional da lugar a una estructura de constituyentes discursivos
organizada mediante relaciones y otros elementos de conexión, como las anáforas
nominales, los marcadores, los vocativos, la progresión temática, el aspecto verbal y las
redes léxicas, entre otros (Duque 2013, Smith 2003). Lo que es crucial en el enfoque
configuracional es la integración de los elementos constitutivos del discurso en
elementos mayores, de manera que construyen constituyentes superiores de la estructura.
Los marcos correspondientes que las unidades activan se integran de este modo unos en
otros, construyendo marcos complejos. El primer enfoque, cartográfico, dibuja un mapa
de las relaciones, con un inventario a menudo basado en los marcadores que las
representan de manera explícita (Taboada 2006). El segundo enfoque, configuracional,
las relaciones se producen a través de las estructuras de constituyentes del discurso,
basadas en la sintaxis de las oraciones componentes (Rodríguez Ramalle 2009), o
sintaxis del enunciado (Fuentes 2013), y que representan la construcción de marcos
compuestos en la semántica del discurso.
La aplicación a ejemplos concretos de los géneros de la viñeta y la columna periodística
permite poner a prueba estas propuestas acerca de la construcción del discurso, así como
extraer conclusiones sobre su validez y sobre preguntas ulteriores de investigación.

2. Análisis de una viñeta


En la viñeta de El Roto publicada en ‘El País’ del 22 de enero de 2014 aparece el
diálogo (1).
(1) (a) A: ¿Y este abismo?
(b) B: Lo cavamos entre tú y yo, ¿no te acuerdas?

En la transcripción añado letras mayúsculas que indican que se trata de intervenciones


de hablantes diferentes, designados como A y B.
Falta algo en el diálogo para que se cumpla la propiedad del cierre del texto, es decir,
para que hayamos entendido el chiste. Sabemos que no lo hemos entendido si solo
disponemos de (1), sin la imagen. Y tenemos que buscar el dato que lo aclare en el
dibujo de la viñeta, reproducida en la figura 1.

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J. Garrido. Unidades intermedias en la construcción del discurso

Figura 1. Viñeta de El Roto

El dato sobresale, efectivamente, como nota de color en la manga del primer


interlocutor y en la camiseta del segundo. En la primera son los colores de la bandera
catalana, en la segunda los de la bandera española. Añadiendo la información en (1),
obtenemos (2).

(2) (a) A (lleva en la manga los colores de la bandera catalana):


¿Y este abismo?
(b) B (lleva en la camiseta los colores de la bandera española):
Lo cavamos entre tú y yo, ¿no te acuerdas?

Para dar ese paso, es necesario identificar, es decir, categorizar, los colores respectivos.
¿Cómo ocurre esto? Si buscamos ‘Cataluña abismo’ en la red, obtenemos 442.000
resultados en 0,37 segundos (naturalmente, no todos válidos); el primero es un artículo
del mismo periódico de la viñeta (pero de cuatro meses de diferencia en la fecha)
titulado “Derechos al abismo”, con la entradilla “La independencia catalana sería una
catástrofe para España y para Cataluña”. Si buscamos ‘España abismo’, el cuarto
resultado da un artículo de prensa reciente, titulado “España ante el abismo”, con el
pasaje “Es España la que está ante el abismo”. Nótese en ambos casos los
procedimientos de intensificación: el adjetivo ‘derechos’, yendo al abismo sin rodeo,
directos, en uno; construcción de foco sobre ‘España’, en el otro (frente a la
construcción sin foco de ‘España está ante el abismo’). Hay más de 5 millones de
resultados, obtenidos en 0,27 segundos (de nuevo, no todos válidos); pero tienen que ver
con otros abismos, de delitos de propiedad intelectual, de insolvencia bancaria del país,
deportivos, además del asunto anterior; no ante un abismo físico por el que caerse.

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Y la búsqueda de ‘Cataluña España abismo’ arroja unos 398.000 resultados en 0,46


segundos, con el mismo primer resultado de “Derechos al abismo” y con el tercer
resultado de “España ante el abismo” que era cuarto en la búsqueda anterior. Estos datos
nos muestran que quienes leen la prensa y encuentran la palabra ‘abismo’ van a pensar
lo primero en un peligro inminente de catástrofe, como quien se asoma al abismo con el
riesgo obvio de despeñarse: véase la figura 2 reproducida del blog de Xavier Sala i
Martín del 11 de abril de 2012, que corresponde al primer resultado de insolvencia
bancaria.

Figura 2. Ilustración sobre el abismo

En otros términos, ‘abismo’ es una palabra que lleva a quien lea la prensa a pensar en un
peligro inminente de catástrofe, sea económica, deportiva o política; y si está
relacionada con Cataluña y España, con el peligro inminente de una catástrofe, como
hemos visto en el resultado citado: su autor advierte de la reducción del veinte por
ciento del producto interior bruto español, aparte de “consecuencias catastróficas para la
misma Cataluña” (de nuevo, con una construcción de intensificación, ‘la misma
Cataluña’, es decir, incluso para Cataluña).
Se suele afirmar que el análisis gramatical se queda donde empieza el pragmático, que
requiere de las circunstancias de la enunciación y del conocimiento enciclopédico, no
lingüístico o acerca de la lengua, que usan los hablantes. En otras palabras, las oraciones
de (1) requieren del contexto para convertirse en enunciados o actos, es decir, para tener
una interpretación obtenida a partir del contexto. Es cierto, pero para analizar el proceso
lingüísticamente conviene invertir los términos. Lo que se quiere decir se reparte
(Benveniste 1969, 64) entre lo que se dice y lo que se obliga a entender. Si no se
entiende, se sabe que no se entiende, como en (1). Y lo que se dice requiere añadir cierta

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J. Garrido. Unidades intermedias en la construcción del discurso

información, necesaria, que llamamos contextual, y que resulta accesible desde lo dicho;
aquí está en la viñeta.
En términos de análisis lingüístico basado en el uso (Bybee 2010), es decir, aquí, en la
construcción del discurso, la entrada léxica de ‘abismo’ tiene dos argumentos: el
primero representa la situación que se califica de riesgo inminente y grave de catástrofe
(con la correspondiente relación léxica con ‘catástrofe’); el segundo argumento
representa la entidad o entidades que corren ese riesgo. Y el conocimiento
enciclopédico que hace accesible esta entrada léxica es que Cataluña y España son
ejemplos prototípicos de entidad que corre el riesgo inminente; en otros términos,
‘abismo’ está relacionado léxicamente con ‘Cataluña’ y ‘España’. Esta última relación
léxica sí es algo perteneciente a la lengua, aunque sea transitoriamente. De nuevo
aparece el lugar que tiene la variación en el uso del léxico. Esta relación puede fijarse,
como entre ‘España’ e ‘invertebrada’, que tiene ya casi un siglo de existencia (con cierta
productividad, como en el título de un libro reciente, “Euskadi invertebrada”), o puede
desaparecer con el tiempo. Al mismo tiempo, una construcción prototípica de ‘abismo’
consta de la preposición ‘ante’ y el artículo ‘el’, como en ‘España ante el abismo’, que
representa la localización de la entidad inmediatamente junto al abismo (y esta es otra
relación léxica de ‘abismo’, con ‘borde’) aunque también hay construcciones que
expresan el movimiento hacia la catástrofe, como en ‘Derechos al abismo’. La entrada
léxica de ‘abismo’, por tanto, reúne toda esta información. En la figura 2, el peligro
inminente está representado por la tierra o rocas que empiezan a desprenderse, como
cuando un héroe de película empieza a perder pie cuando se resquebraja el borde al que
se asoma. La entrada léxica informal y parcial de ‘abismo’ aparece representada en (3).

(3) ‘abismo’
precipicio de gran profundidad
‘x’ está en la situación ‘y’
‘y’ es un riesgo inminente y grave de catástrofe para la entidad ‘x’
‘ir al abismo’
‘estar ante el abismo’
‘y’: situación política, económica, deportiva
si ‘x’ es ‘Cataluña’ y, posiblemente, ‘España’; entonces ‘y’ es situación
política

Lo que originariamente sería una metáfora produce por coacción o coerción (Garrido
2013d) el encaje de entidades abstractas como Cataluña, España y el proceso político de
independencia en el marco léxico originariamente concreto de un corte en el terreno,
destacando la información del riesgo físico de caer en el precipicio. De ese modo, la
entrada léxica de ‘abismo’ comprende, además de la descripción abreviada como
“precipicio de gran profundidad”, la de “riesgo inminente y grave” de (3). Los lectores
que no disponen en su entrada léxica de los datos acerca de España y Cataluña como
relacionados con ‘abismo’, los obtienen en el proceso de encajar todos los datos, imagen
y palabra, del texto: tienen que inferir que de las entidades presentes, el abismo y los
dos interlocutores, el abismo es el riesgo de catástrofe política y los interlocutores son
España y Cataluña. Infieren la premisa implícita y necesaria para entender, en un
proceso de abducción o, en términos retóricos, en un entimema, donde hay una premisa
supuesta necesaria para la conclusión.

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Así pues, para integrar dibujo y palabras en la viñeta de la figura 1 tenemos que partir
de ‘abismo’, que nos pide, como riesgo de catástrofe inminente, la aclaración de qué
entidad está corriendo el riesgo, sea económico, político o deportivo, como hemos visto.
Es más, si se trata de un texto periodístico de comentario político, como es la viñeta del
autor en cuestión, algo que saben bien quienes son lectores habituales, la palabra
‘abismo’ remite a Cataluña y España en este ámbito, para esta comunidad de prácticas,
compuesta por autores, editores y lectores de textos periodísticos de comentario político.
Leer la palabra ‘abismo’ y ver los colores de las banderas de Cataluña y España lleva a
rellenar la información acerca de los participantes según la entrada léxica anterior: los
dos individuos, con banderas española y catalana, se encuentran ante un abismo. En (1a)
la pregunta es acerca del abismo ante el que están los dos individuos. Encajaría en un
discurso previo, al que se une mediante la ‘y’ inicial, que al mismo tiempo introduce
otra cosa más, es decir, un nuevo tema: el abismo. Se pregunta por la relación entre el
objeto presente y los interlocutores, en ‘¿Y este abismo?, como se podría hacer con ‘¿Y
este libro?’ o ‘Y esta casa?’ ante objetos que cumplieran la correspondiente descripción
pero suscitaran curiosidad a diferencia de los demás objetos.
De este modo, el marco en que se inserta la representación de (1a) es un conjunto de
datos acerca de la actual situación política de Cataluña y España. Es el individuo de
bandera catalana quien pregunta (1a); le responde el de bandera española en (1b), ‘Lo
cavamos entre tú y yo’, forzando un verbo, ‘cavar’, a tener como objeto directo ‘el
abismo’, mediante la anáfora pronominal de ‘lo’ en ‘lo cavamos’. Así, lo que es abismo
no es zanja, como sería esperable ya que lo que se define como ‘zanja’ tiene las
dimensiones y es artificial como para ser creado cavando. El abismo es el peligro
inminente, pero sigue siendo una hendidura en el paisaje, como sería una zanja. El
resultado de la coacción es que ‘cavar’ pierde el requisito de que su objeto sea de
propiedades como ‘zanja’ y puede ser algo que es como una zanja pero de enormes
dimensiones y que en lugar de ser resultado natural es algo creado por seres humanos.
La unidad léxica ‘abismo’ encaja en el marco de ‘cavar’, y el conjunto pierde las
propiedades que diferencian ‘abismo’ y palabras de objetos que se pueden cavar, como
‘zanja’. Al mismo tiempo, entra en ese marco léxico porque tiene semejanza, que es el
requisito de la coacción que se produce en la metáfora. Aunque ‘abismo’ ha pasado a
ser el peligro del precipicio, y ya no el precipicio mismo, sigue teniendo el parecido con
‘zanja’ suficiente para que se produzca el proceso de la coacción metafórica, en que
‘abismo’ pasa a ser algo que pueden crear los humanos cavando.
En (1b) aparecen explícitos los pronombres ‘tu’ y ‘yo’, unidos además en la
construcción habitual con la conjunción, ‘tú y yo’. Están introducidos por la preposición
‘entre’, ‘entre tú y yo’. De esta manera se atribuye explícitamente la causalidad a los
interlocutores: aparecen representados como agentes colaborativos e inseparables de la
acción de crear el abismo cavando. Además, a la cierta sorpresa del interlocutor de
bandera catalana ante el abismo reacciona el interlocutor de bandera española
explicitando que le está proporcionando una información que el primero ya tenía: ‘¿no
te acuerdas?’.
Como se trata en la viñeta de este autor en este periódico de un género de comentario
político, los individuos son las propias entidades políticas: Cataluña se sorprende del
riesgo de la situación y España le recuerda que la han causado entre los dos. La
representación de ‘abismo’ en (1) tiene en sus variables los datos de España y Cataluña,
en el argumento ‘x’, y la información de que la catástrofe que se avecina es política, en
el argumento ‘y’ de (3). El marco mental en donde se integra toda esta información es el

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de la situación política de proceso hacia la independencia de Cataluña con respecto a


España; al aplicarle el marco léxico de ‘abismo’, se categoriza esa situación como de
riesgo grave e inminente, según hemos visto. En (2) se atribuye su origen causal a la
acción conjunta de los participantes; y la sorpresa que origina la petición de información
acerca del abismo se corrige con la información de que su origen se debe a la acción de
los dos interlocutores, es decir, también de quien pregunta, Cataluña. En otros términos,
es atribuirle a Cataluña que preguntara a España qué es la catástrofe de la independencia
que se avecina, y a España que contestara que cómo pregunta, si la han causado entre
los dos. Naturalmente, esto se puede representar como dos individuos que dialogan
(como el toro que le pregunta al matador ‘¿Maestro, por qué no lo hablamos?’), un
recurso repetido en los chistes de este autor; pero no en términos reales de que Cataluña
y España dialogan como individuos ante lo que los dos aceptan que es la catástrofe de la
independencia.
Queda fuera de debate que la situación es un peligro inminente, ya que aparece descrita
como tal entidad, un abismo, y solo se propone que, como olvida uno, la situación se
debe a la acción de los dos; también del que pregunta. Se ofrece así una evaluación de la
situación política en que el lector se entretiene en la casi adivinanza, se entera del
comentario sobre que se debe a los dos, aunque para llegar a él tenga que aceptar
provisionalmente que se trata de un riesgo catastrófico. El autor propone que se debe a
las dos partes, ante la afectación de inocencia de una de ellas, y presupone que se trata
de una catástrofe que se avecina y hace aceptarlo así a las dos partes.
¿Qué unidades intermedias hay entre la viñeta entera de la figura 1 y el diálogo (1)? Ya
hemos visto que una primera integración de la información en la imagen se procesa
como que los colores son de las banderas y que los individuos representan a España y
Cataluña, en (2). Nos falta un paso, en que al procesar ‘cavamos’ y el resto de (1b) el
abismo de la imagen pasa a ser la independencia concebida como peligro catastrófico,
como aparece representado en (4).

(4) (a) A [Cataluña]: ¿Y este abismo [de la inminente independencia]?


(b) B [España]: Lo cavamos [creamos] entre tú y yo, ¿no te acuerdas?

Para llegar a la unidad de discurso compleja de (4) hemos construido desde abajo,
hemos conectado (1a) con (1b) añadiendo la información de los colores de las banderas,
a partir de la entrada léxica de ‘abismo’ en (1a), llegando a la representación de (2), en
que los colores son las banderas en la manga y en la camiseta. Al construir la
representación del discurso de (4), es decir, de (1a) construido con (1b) y con los datos
de la viñeta, también hemos construido desde arriba, desde el género de la viñeta de
comentario político, de modo que (1a) encaje con (1b) y se entienda como tal chiste de
comentario político. Hemos construido de forma ascendente y descendente a la vez.
Si utilizamos el criterio de los constituyentes incluidos unos dentro de otros, el par de
pregunta-respuesta (1a) y (1b) se incluye dentro de la representación de la figura 1, es
decir: la representación de la imagen con sus palabras dentro forma el todo que, por su
configuración, tiene ya la naturaleza de texto: hemos llegado al texto desde el discurso.
Al estructurar los constituyentes, tenemos un constituyente superior que es la imagen
con sus palabras. El siguiente constituyente podría ser un texto en sí mismo, ya que es
un diálogo, pero aquí es una parte del texto más amplio (como en el capítulo de una
novela el diálogo es un subcomponente de cada capítulo). A su vez, ese constituyente
tiene las dos oraciones, oración primera y oración segunda, de las cuales la principal es,

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como en todo par respuesta, la segunda. Es interesante señalar lo que se oculta por
obvio: la construcción de interrogativa y declarativa (a su vez interrogativa eco) tiene al
mismo tiempo la estructura de intervenciones en un diálogo, desde arriba, desde el texto
hacia abajo; y el diálogo a su vez tiene con la imagen la estructura textual de la viñeta.
Pero, al mismo tiempo, las dos oraciones se integran con la imagen, según hemos visto
en (4), ya que su representación se conecta con la de la propia imagen.
Desde abajo, el proceso de construcción está claro: es incremental, vamos añadiendo y
modificando además lo anterior, como hemos visto. Pero también ocurre desde arriba: la
estructura de componentes de la viñeta como texto, en general, es como en la figura 3,
en que las “(palabras, palabras)” pueden aparecer además de la “i-ma-gen”.

Figura 3. Componentes de la viñeta como texto

El autor reparte su idea entre la imagen y las palabras de una o dos intervenciones
(también hay viñetas de este autor sin palabras). En otros tipos de textos, la información
que se quiere transmitir se distribuye entre, por ejemplo, capítulos de una novela. A la
inversa, la imagen se integra en el cuadrado en blanco que es el tipo de texto en cuestión,
situado en el periódico; y las oraciones, si las hay, se colocan en los lugares, que
permiten atribuirlas al personaje o, si son más de uno, a cada personaje mediante una
línea. La estructura del tipo de texto en el caso de la viñeta del autor en cuestión es, por
tanto, la de una imagen enmarcada, que integra una intervención verbal o varias del
participante o participantes en la acción o estado descrita en la imagen.
Desde abajo, si consideramos la representación de los diferentes componentes, es decir,
de la imagen y de las oraciones de la viñeta anterior, simbolizadas por I, 1 y 2, la
estructura de constituyentes del discurso es la de la figura 4.

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Figura 4. Estructura de constituyentes de la viñeta

En lugar del enfoque cartográfico de etiquetar cada relación, seguimos el


configuracional de tener en cuenta la estructura de constituyentes. El etiquetado de la
relación entre la representación de la imagen, I, y las representaciones de (1a) y (1b), es
decir, 1 y 2, podría ser de relación de orientación: I proporciona información para
entender mejor 1 y, a continuación, 2. Entre 1 y 2 se da la relación de par de pregunta y
respuesta. En la representación configuracional no etiquetamos las relaciones, sino que
representamos su carácter de integración o de agregación (Garrido 2013a, 63). Así, la
información de la imagen se integra en la de 1 y 2, dando 2’’, correpondiente al (4) de
antes; a su vez, 1 se integra con 2 en que el núcleo es 2 y el satélite es 1 (en términos de
Mann y Thompson 1988) o en que 1 está subordinado a 2 (Asher y Vieu 2003). La
diferencia entre una estructura desde abajo, la de discurso, y una desde arriba, la de
texto, y su integración, quedan así mostradas, aunque con cierta dificultad por la
brevedad del género de la viñeta única en el chiste gráfico. Examinemos la cuestión en
otro tipo de texto, la columna de comentario político.

3. Análisis de una columna


A continuación resumo el análisis de una columna de Manuel Vicent publicada en El
País de 22 de septiembre de 2012, titulada “Erotismo”. Veamos las tres primeras
oraciones (la numeración comienza de nuevo, esta vez para no alterar la ordenación en
la columna).

(1) Independencia es una palabra muy cálida que enciende el corazón de los
jóvenes.
(2) Más o menos eso dice John Wayne sentado con las piernas extendidas en lo
alto de la muralla del fuerte del Álamo mientras fuma un cigarro ante una
puesta de sol que dora su frente.
(3) Una vez pronunciada esa palabra fervientemente por la multitud ya es muy
difícil detenerse.

Cuando leemos (3) comprendemos que (2) tiene información que se integra en (1),
mientras que el conjunto de (1) y (2) se integra en (3). En otros términos, estamos
hablando de lo que ocurre cuando la multitud pronuncia la palabra ‘independencia’, y
antes hemos dispuesto de información sobre las propiedades de esa palabra en (1) y
sobre el hecho en (2) de que el personaje de película representado por el famoso actor
John Wayne dice eso que aparece en (1).

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Figura 5. Constituyentes en 1 a 3

La representación de las siguientes oraciones (4) y (5) se integra en la de (3) y por tanto
en su constituyente complejo 3’, dando lugar a 3’’ en la figura 6.

(4) Ya no tiene propietarios.


(5) Nadie podrá bajarla del aire o recogerla del suelo para devolverla a los
libros.

Figura 6. Constituyentes en 1 a 5

Efectivamente, si en (3) se hubiera mantenido el tema de John Wayne, hubiera sido (2)
el núcleo del constituyente; pero en (3) se recupera el tema de (1) mediante la anáfora
léxica ‘esa palabra’ (o anáfora conceptual, encapsulador o etiqueta discursiva; véase
Borreguero 2006, Francis 1994, González Ruiz 2010, Llamas 2010 y López Samaniego
2011) y se mantiene como tema de discurso en (4) y (5). Se sigue hablando de lo que
pasa con la palabra ‘independencia’, y la información de (5) se integra en la de (4), el no
tener propietario.
Las siguientes oraciones tratan un nuevo tema de discurso, la pasión amorosa,
introducido en (6).

(6) Sucede lo mismo con la pasión amorosa.

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(7) Si la mujer a la que has declarado abiertamente tu deseo de poseerla


comienza a desabrocharte con estudiada lentitud la camisa mirándote a los
ojos en silencio, ¿qué amante enamorado será capaz de pedirle que se
detenga?
(8) Puesto que estoy hablando de sexo y política, conviene tener clara la
diferencia que existe entre erotismo y pornografía.
(9) Erotismo es todo lo que se hace antes de llegar a la cama.
(10) Pornografía es aquello que se realiza ya sobre el colchón.

En (6) se explicita la semejanza o paralelismo de la pasión con la independencia de (3) y


con su constituyente complejo 3’’; y en (7) se representa la misma circunstancia
aplicada a la pasión: es difícil de detener. Por ello, el constituyente complejo (7’) se
agrega a (3’’); representamos la agregación o coordinación mediante guión, (3’’-7’) en
la figura 7.

Fig. 7. Constituyentes en 1 a 7

En (8) se introduce la expresión activadora de una estructura de lista (Afantenos y otros


2012) o serie enumerativa (Cortés 2012b), que tiene en (9) y (10) los elementos
categorizados en (8) por la catáfora léxica de ‘la diferencia que existe entre erotismo y
pornografía’. En la posición inicial de (8) hay una expresión clave: ‘estoy hablando de
sexo y política’: afecta a todo lo que precede y sigue. La estructura de lista tiene los dos
elementos agregados o coordinados y el elemento estructurador o categorizador
integrado en ellos o subordinado a ellos, como en la figura 8.

Figura 8. Constituyentes en 8 a 10

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A continuación se produce un cambio de tema en (11), seguido de oraciones hasta (16)


que se integran en su representación.
(11) El deseo de independencia de un pueblo es un erotismo político muy difícil
de controlar cuando se ha puesto en marcha.
(12) Ningún patriota encendido analiza con frialdad los peligros, las ventajas e
inconvenientes.
(13) Hacer números y cuentas en una libreta de mercader va directamente contra
el romanticismo.
(14) Cualquier análisis serio baja la libido.
(15) Ante una maravillosa puesta de sol en una tarde de domingo ningún amante,
que no fuera un idiota, trataría de detener la desbocada pasión de su novia
recordándole el dificultoso permiso de los padres para casarse, cuál de las
dos familias va a pagar el banquete de boda, a qué banco pedirán la hipoteca
del piso, a qué colegio llevarán a los niños.
(16) Nada, vamos a fundirnos sin pensar qué será de nosotros mañana.

Figura 9. Constituyentes en 11 a 16

La representación de (12) y (13), coordinadas, se integra en la de (14); al constituyente


complejo 14’ se une la agregación o coordinación de la imposibilidad de pensar en la
hipoteca y otras cuestiones mientras se vive la pasión, en (15) y (16), es decir, 15-16; de
modo que todo ello, 14’’, se integra en 11, dando lugar al constituyente 11’.
Un nuevo tema en (17) integra en el constituyente de núcleo 17 la representación de los
demás hasta (21), 17’ en la figura 10.
(17) Cataluña se halla ahora en esta fase de erotismo político.
(18) Es excitante su deriva hacia la independencia.
(19) Primero fue una corriente suave.
(20) Solo tres botones desabrochados.
(21) Hoy es una tormenta romántica.

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Figura 10. Constituyentes en 17 a 21.

Efectivamente, en (18) se añade información a la de (17), y ‘su deriva hacia la


independencia’ en (18) sirve de catáfora léxica que se desarrolla en (19) ampliada por
(20), primera parte, ‘corriente suave’ de ‘botones desabrochados’, es decir, 19’, que se
agrega a (21), la segunda parte, de hoy, que es una tormenta, dando 19’-21. Se trata de
la primera fase, descrita en (9).
Las dos oraciones siguientes describen la segunda fase, definida en (10), en contraste
con la primera.

(22) Pero si la independencia se produce y Cataluña se convierte en Estado,


deberá subir a la cama y en ese momento comenzará la pornografía.
(23) Deberá tener un ejército, comprar bombas, misiles y aviones, ya no habrá
nacionalistas sino nacionales.

Figura 11. Constituyentes en 17 a 23

En (22) se explica, como en (10), lo que se formula en (23): tener un estado y pasar de
‘nacionalistas’ de hoy a ‘nacionales’ como los de la guerra civil.
Las dos últimas son la inversa de las primeras.

(24) Ya lo decía John Wayne en El Álamo.


(25) Independencia es una palabra que enciende el corazón de los jóvenes.

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En la figura 12 aparece representada la estructura de constituyentes completa.

Figura 12. Constituyentes en 1 a 25.

Se analiza el constituyente de (17’-23’)’ como integración de 11’ en 17’-23’; la


orientación de las fases en (9-10)’ se integra en él, dando lugar a (17’-23’)’’; y a este
constituyente se le añade la orientación de 1’ y a todo ello, (17’-23’)’’’, la ampliación
de 25’. Esto quiere decir que se comenta en 25’ que la independencia es cosa de jóvenes
y, por ende, gente que no prevé el futuro, algo ya anunciado en 1’ (véase Garrido 2013b
y 2013c para análisis detallados anteriores; agradezco a E. Duque la comunicación
personal sobre el estatuto de 23 en la estructura de constituyentes). De este modo, la
advertencia de que después del entusiasmo por la independencia de la multitud (en las
circunstancias de una gran manifestación) sigue la compra de bombas y tanques, está
doblemente enmarcada: primero por la explicación de que al erotismo sigue la
pornografía, en concepción sui generis de estos términos, definida por el autor; y
segundo por la tesis sobre los jóvenes en los constituyentes inicial y final. Precisamente
estos términos, inicial y final, nos remiten a la estructura de texto en que se encaja este
discurso complejo. En la apertura y cierre de la columna se coloca la afirmación que
primero es enigmática y luego cobra todo el sentido: es de jóvenes apasionados
entusiasmarse por la independencia, pero el resultado es negativo, como en la viñeta.
Si siguiéramos la tradición textual de párrafos cortos, los constituyentes intermedios se
separarían en párrafos, facilitando la lectura, ya que se representarían en la estructura
del texto las unidades intermedias de la estructura de constituyentes del discurso.
El título de la columna, “Erotismo”, intriga y dirige la lectura, puesto que refuerza el
comentario político expresado de que la pasión actual por la independencia, es erotismo,
erotismo político, y conduce a una segunda fase que , como en el caso de la viñeta, es
para el autor justamente lo opuesto a lo deseado y deseable.

4. Conclusión
La distinción entre una unidad superior, el texto, estructurado de arriba abajo en partes
según tradiciones de textualización dinámicas y diversas, y el discurso, estructurado de
abajo arriba en constituyentes mediante relaciones de agregación o integración, permite

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analizar la construcción del discurso y su encaje en la organización textual, adecuada


para su transmisión en el marco de una acción social como la del comentario político en
la prensa. La aplicación a dos casos, una viñeta y una columna, ha permitido analizar el
detalle de construcción ascendente, oración por oración o unidad de discurso por unidad
de discurso, de elementales a complejas, incluyendo la imagen en el caso de la viñeta.
Al mismo tiempo, la estructura de constituyentes propuesta para la construcción del
discurso determina su encaje en la estructura de cada tipo de texto en cuestión, de
construcción descendente, tanto en la viñeta como en la columna. El carácter de unidad
descubierta u observable del texto, como el de las unidades léxicas, oculta la
complejidad de la inserción en él de los discursos, que son unidades encubiertas.

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Luis Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011].
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 117-141

Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez


Zapatero [2011]1
Luis Cortés Rodríguez
Universidad de Almería (CySOC)
[email protected]

Resumen
La idea de que cualquier tipo de discurso forma un continuo desde el punto de vista de
su segmentación hemos querido ejemplificarla a partir de la intervención inicial de
Rodríguez Zapatero en el debate en torno al estado de la nación, celebrado en 2011. El
entramado de las unidades, tanto del plano secuencial como enunciativo, que forma
nuestro modelo permite la integración de unas en otras. Así, en las secuencias, unidades
superiores, (inicio, desarrollo y cierre) se integrarán otras también pertenecientes al
plano secuencial, las subsecuencias (temas, subtemas y asuntos). Todas ellas, además,
estarán divididas en unidades de procesamiento, pertenecientes ya al plano enunciativo,
cuya unidad principal es el enunciado con sus actos y subactos. La consideración del
tema con una acepción distinta de la tradicional, que sería nuestro asunto, resulta
importante para el conjunto de la tipología. Intentaremos mostrar, por tanto, el citado
entramado formado por las unidades y su recursividad.

Palabras clave: discurso oral; unidades de segmentación; plano secuencial, plano


enunciativo; discurso político.

Abstract
The idea that any type of discourse forms a continuum from the point of view of its
segmentation will be illustrated with Zapatero’s 2011 State of the Nation opening
speech. The network, both at the sequential and the enunciative level, which our model
proposes, allows their integration. Thus, in sequences, superior units (opening,
development and closing units) will integrate others which belong to the sequential
level, the substrings (themes, sub-themes and topics). In addition, all of them will be
divided into processing units, belonging to the enunciative level, whose main unit is the
statement with its acts and sub-acts. Our consideration of the theme, with a meaning
different from the traditional one, which would be our topic, is important for the
typology as a whole. We will try to show, therefore, the above-mentioned network
formed by these units and their recursiveness.

Key words: oral discourse, political discourse, units of segmentation,


sequential frame, enunciative frame.

1.  Cuestiones  generales  
En Cortés y Camacho (2005) hablamos de unidades en procesamiento (enunciados,
actos y subactos); los principios entonces expuestos seguimos considerándolos
íntegramente en este trabajo. Sin embargo, nuestro interés por el análisis de discursos
amplios (discursos presidenciales, por ejemplo) nos hizo ver la insuficiencia de tales
unidades2. Es verdad que en la tradición discursiva de los géneros alocutivos se ha
hablado de unidades mayores, pero también es cierto el escaso interés y, por tanto,
desarrollo que su estudio ha tenido en el acercamiento al discurso en general y al oral en
particular. Ello nos ha llevado a contemplar, para nuestro análisis, junto a las unidades
que se hallan en procesamiento, dentro del titulado plano enunciativo, el enunciado,

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

acto y subacto, otras, ya procesadas, que pertenecerán al plano secuencial y contarán


con las secuencias (inicio, desarrollo y cierre) y las subsecuencias (tema, subtema y
asunto) como nuevas unidades.
Tras las ligeras modificaciones que presentamos en Cortés (2013), nuestro cuadro de
unidades para el plano secuencial y enunciativo queda así. Cfr. cuadro nº 1:

CUADRO 1. Unidades del discurso oral (Cortés, 2013)

Para estudiar el entramado de estas unidades de segmentación nos vamos a valer del
discurso del presidente Rodríguez Zapatero con el que se inicia el debate en torno al
estado de la nación (en adelante DEN), en 20113. El discurso duró sesenta y seis minutos
y quince segundos; en él se emitieron 9000 palabras, lo que dio una media de 136.05
vocablos por minuto; dicha media es muy superior al del resto de los discursos
pronunciados por el expresidente socialista en sus diferentes intervenciones en estos
discursos iniciales de los DEN, bien como presidente (2005, 2006, 2007, 2009, 2010 y
2011) bien como líder de la oposición (2001, 2002 y 2003). Esta media se acerca a las
de Aznar (137.53) y Rajoy (137.57). En general, podemos decir que Rodríguez Zapatero
habla de forma más pausada que los dos líderes populares, si bien sus pausas no son tan
prolongadas, lo que aminora considerablemente la diferencia.
En general, cuanto mejor sea la cohesión entre las unidades de un discurso mayor será
su capacidad para ser comprendido así como para captar la atención de los oyentes. Tal
vez, el emitido por Rodríguez Zapatero en 2011 sea uno de los discursos que mejor
cohesione, por ejemplo, sus diferentes temas. Y esto se debe al repetido empleo de
correferencias retrospectivas, que funcionan como indicadores de cambio temático. Por
el contrario, en el mismo discurso, la cohesión entre enunciados a partir de marcadores
discursivo-textuales es tan limitada como en la mayoría de discursos políticos. Por
ejemplo, no es frecuente entre nuestros políticos –y, en esto se incluye el discurso
analizado– el uso de marcadores discursivo-textuales de progresión temática y relación
lineal articuladora, ya sean continuativos: de tematización (respecto a, por lo que afecta
a, en cuanto a...); aditivos (así las cosas, dicho esto, efectivamente…); o rearticuladores
(volviendo al tema de, decíamos anteriormente que…); igualmente podríamos indicar

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L. Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011]

para los parafrásticos, si exceptuamos en conclusión o algunas de sus variantes,


utilizados en algunas ocasiones en el inicio del cierre. El uso de un número superior de
marcadores textuales, de haberse producido, hubiera creado una mayor textura y
cohesión entre las partes del entramado discursivo. No olvidemos que esa textura está
conformada por la integración de unas unidades en otras mayores: las del plano
enunciativo en las del plano secuencial; a su vez, en aquellas, los subactos en los actos y
ambos en los enunciados; estos en las subsecuencias, temas, subtemas, asuntos, los
cuales se vienen a integrar en las diferentes secuencias. Es este entramado el tema del
presente artículo.

2. La recursividad del discurso: plano enunciativo

2.1. Subactos que forman parte de los actos: las conjunciones coordinantes y
subordinantes
Vamos a partir de estos dos fragmentos:

1a) Lo haré con una reflexión final sobre el significado y la magnitud de la


crisis y lo que supone de gran reto colectivo para todos. [Rodríguez
Zapatero 2011]
1b) Acto.- (subacto 1º: lineal): Lo haré con una reflexión final sobre el
significado y la magnitud de la crisis / (subacto 2: lineal): y lo que supone
de gran reto colectivo para todos //

2a) Si hay democracia, hay cambio. [Rodríguez Zapatero, 2011]


2b) Acto.- (subacto 1º: jerárquico-marginal): Si hay democracia / (subacto
2º jerárquico-nuclear): hay cambio //

Los dos son actos y ambos constan de dos unidades integradas, que son los subactos,
separados por / , y cuyas conjunciones son y y si, lo que provoca que las relaciones entre
ellos, en uno y en otro caso, sean diferentes. Tales conjunciones determinan las
propiedades formales de los subactos que introducen, al igual que el modo y el tiempo
verbal; esto no ocurrirá con los marcadores discursivo-textuales, que introducen actos o
enunciados. Por esta y otras razones, a las que luego volveremos, podemos observar que
los cuatro subactos son unidades menores que, aun perteneciendo al ámbito discursivo,
dada su integración no gozan de consumación pragma-discursiva; además, dichos
subactos, que tienen alguna relación con lo que Chafe (1980) denomina unidad de idea
(en concreto, respecto al ‘envase’ en que se expresan esas ideas), al ser relativos en sus
microinformaciones textuales e interactivas, son fragmentos que únicamente adquieren
su sentido pragmadiscursivo dentro de su acto (Cortés y Camacho 2005: 113).
Se podría decir, en consecuencia, que el subacto es una unidad que solo se diferencia de
unidades lingüísticas, como las cláusulas de la gramática tradicional o los sintagmas, en
este último punto interactivo, ya que, como vimos, lo textual en lo referente a foricidad,
rematización y tematización, puede estar perfectamente idealizado y
descontextualizado. Es más, se relacionan exactamente igual que los actos o enunciados,
desde el punto de vista textual; esto quiere decir que entre ellos se pueden establecer
relaciones lineales (coordinantes) [1a] o jerárquicas (subordinantes) [2a].
El hecho de que los llamemos “actos” o “subactos” depende de la relación entre los
componentes y de la complejidad discursiva. En realidad la noción nuclear es la de acto.
Es frecuente que muchos subactos, que en otros contextos tendrían entidad de acto,

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

adquieran su condición primera al aparecer formando parte de una unidad superior (el
acto):

3a) Por eso no es extraño que según el último barómetro del CIS, el ochenta y
cuatro por ciento de los españoles crean que la situación económica española es
mala o muy mala, casi cuatro puntos más que hace un año. [Rodríguez
Zapatero, 2011]

3b) Acto.- (subacto 1º jerárquico-nuclear): Por eso no es extraño que / (subacto


2º : jerárquico-marginal): según el último barómetro del CIS / (sigue subacto
1º): el ochenta y cuatro por ciento de los españoles crean que la situación
económica española es mala o muy mala / (subacto 3º: jerárquico- marginal):
casi cuatro puntos más que hace un año //

Pero hay otras posibilidades combinatorias tal y como vimos para los actos en Cortés y
Camacho (2005: 125-129) al hablar de las unidades derivadas y referirnos al macroacto;
esta unidad, derivada del acto, se da cuando dos o más de estos cumplen conjuntamente
una función (nuclear, marginal o lineal) con respecto a otro acto del enunciado.
Pensamos que igual que existe esta combinatoria funcional de actos, ocurre con la
combinatoria funcional de microactos, lo que nos va a llevar a hablar de una nueva
unidad discursiva, derivada de una de procesamiento, el subacto, y a la que vamos a
nominar macrosubacto. Veamos este ejemplo:

4a) Por otra parte, el Gobierno es consciente de la coyuntura especialmente


difícil a la que se enfrentan las familias que pierden su vivienda y siguen
debiendo dinero al banco [Rodríguez Zapatero 2011]
4b) Acto.- (subacto 1º: jerárquico nuclear): Por otra parte, el Gobierno es
consciente de la coyuntura especialmente difícil a la que se enfrentan las fami-
lias / (macrosubacto jerárquico- marginal) (subacto lineal 1): que pierden su
vivienda / (subacto lineal 2): y siguen debiendo dinero al banco //

Se establecen dos tipos de relación: la primera, entre el núcleo del acto, el subacto 1º,
que se inicia con por otra parte, y el margen, formado a su vez por dos subactos; la
relación es jerárquico-nuclear con el resto del acto, que cumplirá la de jeráquico-
marginal; ahora bien, en este último espacio, entre los dos subactos que lo forman se
establece una relación lineal (que pierden … y siguen debiendo…), relación que es
mayor al crearse entre ellos un bloque funcional con respecto al acto nuclear. Será en
casos como estos cuando digamos que los dos subactos que forman parte de la misma
función crean una unidad que no es de procesamiento sino resultado de servir como
combinatoria; la titularemos macrosubacto. En el siguiente fragmento, a modo de
ejemplo, se constituye una relación lineal entre un macrosubacto y un subacto lineal y
ha actualizado la oferta; ahora bien, en el macrosubacto, a su vez, se instaura una nueva
relación, esta vez no lineal sino jerárquica entre un núcleo y su margen:

5a) El Gobierno ha quintuplicado los recursos que destina a la formación profe-


sional hasta superar los 180 millones de euros y ha actualizado la oferta formativa
y la información disponible [Rodríguez Zapatero, 2011]

5b) Acto.- (macrosubacto: lineal): (subacto 1º: jerárquico-nuclear): el Gobierno ha


quintuplicado los recursos que destina a la formación profesional / (subacto 2º:

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L. Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011]

jerárquico- marginal): hasta superar los 180 millones de euros / (microacto lineal):
y ha actualizado la oferta formativa y la información disponible //

Las tres unidades de nuestro ejemplo, por otra parte, terminan con una entonación
determinada que depende del tipo de idea que se manifiesta y del tipo de juicio en que
van integradas; en general, será de elevación, si va en posición inicial de un acto
discursivo, o descendente si aparece en posición final. Por último, tales unidades van
separadas por pausas, aunque breves. No obstante, ni la presencia de estos rasgos son
suficientes para que podamos hablar de subacto, ni la ausencia de ellos nos impedirá en
otros casos, mínimos, hacerlo, ya que la cuestión capital es su manera de asociarse y de
componer la urdimbre jerárquico-textual. Es muy posible, además, que la interpretación
pragmática hubiera sido otra bien distinta si el primer acto fuera un enunciado, y cada
subacto un acto: en ese momento adquirirían peso intersubjetivo y habría que modificar
su interpretación pragmática.
A los enlaces que establecen las conexiones entre los subactos, y que en los casos vistos
son y, si, hasta o que, los designaremos conjunciones, coordinantes y subordinantes.

2.2. Actos que forman parte de los enunciados: marcadores textuales o conectores
discursivos
Nuestro concepto de acto continúa siendo el expuesto en Cortés y Camacho (2005: 97-
112). Vamos a partir del siguiente ejemplo:

6a) Las pensiones mínimas se han incrementado en más de un 50 por ciento; se ha


duplicado el gasto en becas; el gasto público en sanidad per cápita ha pasado de
1.000 euros a más de 1.500; se ha puesto en marcha un sistema de dependencia del
que se benefician más de 700.000 ciudadanos, y la protección por desempleo
alcanza un gasto de 30.000 millones de euros, lo que supone una cobertura del 70
por ciento [Rodríguez Zapatero, 2011].
6b) Enunciado.- (acto 1º: lineal): Las pensiones mínimas se han incrementado en
más de un 50 por ciento // (acto 2º: lineal): se ha duplicado el gasto en becas // (acto
3º: lineal): el gasto público en sanidad per cápita ha pasado de 1.000 euros a más de
1.500 // (acto 4º: lineal) [subacto 1: jeráquico- nuclear]: se ha puesto en marcha un
sistema de dependencia / [subacto 2: jeráquico-marginal]: del que se benefician
más de 700.000 ciudadanos // (acto 5º : lineal) [subacto 3: jeráquico nuclear]: y la
protección por desempleo alcanza un gasto de 30.000 millones de euros / [subacto 4:
jeráquico- marginal]: lo que supone una cobertura del 70 por ciento ///

Los fragmentos separados mediante // son actos, unidades menos integradas y con
mayor autonomía comunicativa. El enunciado (6a, 6b) consta, por tanto, de cinco actos
entre los que se instituye una relación lineal; los dos últimos se componen, a su vez, de
dos subactos, cuya relación, en ambos casos, es jerárquica: uno funciona como núcleo y
otro como margen. Pero todos estos actos podrían haber sido unidades de comunicación
completas en otros contextos, o sea, enunciados, pues los cinco tienen la posibilidad
comunicativa de haber aparecido solos:

[…] Dicho en términos coloquiales, lo que aislado puede ser un enunciado,


acompañado se convierte en una parte que se llamará acto discursivo; su
estructura superficial podrá coincidir con la de la oración, pero también con la de
la palabra, con la de la frase o con la de un conjunto transoracional. Esto no
implica que, en su momento sincrónico, ese acto haya estado concebido como
enunciado desde el punto de vista del procesamiento y que, en virtud de todas las

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

conexiones internodales que entraña, encierre en sí mismo toda la información


necesaria para una posible ejecución discursiva. Lo que sucede es que,
posteriormente, se convierte en relativo respecto a la organización de otras
unidades posteriores, sincrónicas también en su momento. Lo que queremos decir
es que el enunciado –llámesele acto- sigue siendo la unidad base de
procesamiento pragmático (Cortés y Camacho, 2005: 97).

Desde la óptica textual de contenidos lógico-lingüísticos, entre las diferentes unidades


siempre puede existir una relación de jerarquía lógico-argumentativa o, por el contrario,
de linealidad estructural temática; cuando ocurre lo primero, habrá un constituyente
nuclear, en el que suele haber un máximo de preeminencia informativa (proceso focal),
al menos en principio, y otros constituyentes, a los que podemos designar, dada su
función, márgenes. Se trate de una u otra relación, las dos participarán del sentido
global de la unidad superior. Veamos el siguiente ejemplo (7), cuyo esquema podemos
observar en el cuadro siguiente. Cfr. cuadro nº 2:

7a) Me referiré así, en primer lugar, al diagnóstico sobre el estado actual de la


economía española; posteriormente, me ocuparé del triple eje de la acción del
Gobierno para combatir la crisis, paliar sus consecuencias e impulsar la
recuperación del crecimiento y del empleo, es decir, y por seguir con la
terminología característica de este debate, del estado de las reformas, del
proceso de consolidación fiscal y de las medidas para preservar la cohesión
social; por último, dirigiré a la Cámara unas consideraciones sobre la
capacidad de nuestra democracia para afrontar el desafío colectivo que la
definitiva superación de la crisis comporta [Rodríguez Zapatero 2011].

7b) Enunciado 1.- (acto 1º: lineal): Me referiré así en primer lugar, al diagnós-
tico sobre el estado actual de la economía española // (acto 2º: lineal con
respecto al acto 1º y 5º y jerárquico- nuclear con respecto a la reformulación en
actos 3º y 4º): [subacto 1: lineal]: posteriormente, me ocuparé del triple eje de
la acción del Gobierno para combatir la crisis / [subacto 2: lineal]: paliar sus
consecuencias / [subacto 3 lineal]: e impulsar la recuperación del crecimiento y
del empleo // macroacto: formado por actos 3º y 4º: función de ambos
jeráquico-marginal con respecto a acto 2º (acto 3º: jerárquico-nuclear con
respecto a acto 4º): es decir (acto 4º: jerárquicomarginal con respecto a 3º ) //y
por seguir con la terminología característica de este debate // (sigue acto 3º):
[subacto 4: lineal]: del estado de las reformas / [subacto 5: lineal]: del proceso
de consolidación fiscal / [subacto 6: lineal]: y de las medidas para preservar la
cohesión social // (acto 5º: lineal) [subacto 7: jerárquico-nuclear]: por último,
dirigiré a la Cámara unas consideraciones sobre la capacidad de nuestra
democracia para afrontar el desafío colectivo / [subacto 8: jerárquico
marginal]: que la definitiva superación de la crisis comporta ///

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Cuadro 2. Entramado de actos y subactos en un enunciado [Rodríguez Zapatero,


2011]

ACTOS RELACIÓN ESTRUCTURA PUNTO DE VISTA4 MARCADOR TEXT.


INTERNA
Acto 1º.- Me Correlativo-
referiré […] Lineal Simple Actitud evaluativa enumerador: en
española primer lugar
Acto 2º. - Lineal [ actos 1º y Compleja: formado por Correlativo-
Posteriormente 5º] y jerarquic- tres subactos en relación Actitud evaluativa enumerador:
[…] empleo nuclear [actos lineal (subactos 1,2,3) posteriormente
3º,4º]
Acto 3º.- Es Jeráquico marginal Reformulador
decir […] junto a 4º con Compleja: formada por parafrástico:
cohesión social respecto a acto 2º y tres subactos en relación Dependiente es decir
jerárquico nuclear lineal (subactos 4,5,6)
con respecto a acto

MACROACTO

Acto 4º. Y por Jeráquico marginal


seguir […] junto a 3º con Modal-causal:
debate respecto a acto 2º y Simple Dependiente y+ por +infinitivo
jerárquico-marginal
con respecto a acto

Compleja: formada por Correlativo-


Acto 5º.- Por Lineal [actos 1º y dos subactos en relación Actitud evaluativa enumerador de
último […] 2º] jerárquica (nuclear, 7º y cierre: por último
comporta. marginal, 8º)

Ya hablamos en el apartado anterior del macrosubacto. Igualmente existe el macroacto,


unidad que al igual que la anterior no es en procesamiento, sino derivada del acto, y se
da cuando dos o más de estos cumplen conjuntamente una función (nuclear, marginal o
lineal) con respecto a otro acto del enunciado. Y esto es lo que ocurre con el conjunto
formado por los actos 3º y 4º, los cuales, conjuntamente cumplen la función jerárquico-
marginal con respecto al acto 2º: la pertenencia de ambos actos a la función
reformuladora parafrástica iniciada con el marcador textual es decir. En este caso, a
partir del núcleo “posteriormente, me ocuparé del triple eje de la acción del Gobierno
para combatir la crisis, paliar sus consecuencias e impulsar la recuperación del
crecimiento y del empleo” se concibe por parte del presidente en primer lugar el acto 3º
y, posteriormente, el 4º; ambos son constituyentes subordinados o marginales de aquel,
ya que funcionan de márgenes que justifican el acto-núcleo y reformulan en torno a él;
por tanto, serán actos discursivos que funcionan como márgenes de un núcleo y
pertenecen al mismo enunciado.

2.3. Enunciados que forman unidades del plano secuencial


El enunciado es el bloque básico en procesamiento. Observemos el siguiente fragmento, un tema de
urgencia con el que inicia Rodríguez Zapatero su discurso:
 
8a) Señor presidente, señoras y señores diputados, quiero mostrar el
profundo pesar del Gobierno por los dos atentados que en muy pocos días han
sufrido en Afganistán las Fuerzas Armadas españolas. Como consecuencia de

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ellos han perdido la vida el sargento Manuel Argudin Perrino y la soldado


Niyireth Pineda Marín. También han resultado gravemente heridos el teniente
Agustín Gras Báez y los soldados Jennifer García López, Abián Quevedo
Santana, Ibrahim Maanan Ismael, Ruben Velázquez Herrera, Jhony Alirio
Herrera Trejos y Roi Villa Souto, y el intérprete civil Menan Latifi Ashjari.
Que la mención de sus nombres sea muestra del homenaje a su memoria, de la
solidaridad con sus familias y del recuerdo a todos los que, miembros de los
Ejércitos, de la Guardia Civil, de la Policía Nacional, de la Administración y
de distintas organizaciones sociales, contribuyen a la paz y seguridad mundial
y al auxilio de poblaciones maltratadas por la guerra, la violencia o el ansia
de libertad. Afganistán es hoy el más expresivo ejemplo de la necesidad de
intervención de la comunidad internacional en escenarios convulsos donde se
ha perdido el valor de la vida y donde se desconoce el sentido mismo de los
derechos humanos. Es también el que más esfuerzos exige, el que más
sufrimiento causa, el más violento, el más desolador. Pero también la
comunidad internacional está conociendo experiencias esperanza-doras, así
ocurre en el Mediterráneo sur y también en el Medio Oriente, donde la
libertad se abre caminos inesperados a los que España, como hizo desde su
primera manifestación, prestará toda la ayuda que sus pueblos soliciten.

8b) TEMA 1. Enunciado 1.- [macroacto 1: lineal]: (acto 1º: jerárquico-


nuclear): [subacto 1]: Señor presidente, señoras y señores diputados /
[subacto 2]: quiero mostrar el profundo pesar del Gobierno por los dos
atentados que en muy pocos días han sufrido en Afganistán las Fuerzas
Armadas españolas // [acto 2: jerárquico- marginal]: [subacto 3]: Como
consecuencia de ellos / [subacto 4]: han perdido la vida el sargento Manuel
Argudin Perrino y la soldado Niyireth Pineda Marín // [macroacto 2: lineal
con respecto a macroacto 1]: [acto 3: jerárquico-nuclear]: También han
resultado gravemente heridos el teniente Agustín Gras Báez y los soldados
Jennifer García López, Abián Quevedo Santana, Ibrahim Maanan Ismael,
Rubén Velázquez Herrera, Jhony Alirio Herrera Trejos y Roi Villa Souto, y
el intérprete civil Menan Latifi Ashjari // [acto 4: jerárquico-marginal
consecutivo con respecto a 3 y lineal con respecto a 5): [subacto 5]: Que la
mención de sus nombres sea muestra del homenaje a su memoria, de la
solidaridad con sus familias y del recuerdo a todos los que / [subacto 6]:
miembros de los Ejércitos, de la Guardia Civil, de la Policía Nacional, de la
Administración y de distintas organizaciones sociales / [subacto 7]: contri-
buyen a la paz y seguridad mundial // [acto 5: lineal]: y al auxilio de
poblaciones maltratadas por la guerra, la violencia o el ansia de libertad ///
Enunciado 2.- [macroacto 3: jerárquico-nuclear]: (acto 6: lineal con respecto
a 7): [subacto 8]: Afganistán es hoy el más expresivo ejemplo de la necesidad
de intervención de la comunidad internacional en escenarios convulsos /
[subacto 9]: donde se ha perdido el valor de la vida / [subacto 10]: y donde se
desconoce el sentido mismo de los derechos humanos // [acto 7: lineal con
respecto a 5]: [subacto 11]: Es también el que más esfuerzos exige / [subacto
12]: el que más sufrimiento causa / [subacto 13] el más violento / [subacto
14]: el más desolador // [macroacto 4: jerárquico-marginal]: [acto 8:
jerárquico-nuclear con respecto a 9]: Pero también la comunidad
internacional está conociendo experiencias esperanzadoras // [acto 9:

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L. Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011]

jerárquico-marginal con respecto a 8]: [subacto 15]: así ocurre en el


Mediterráneo sur y también en el Medio Oriente / [subacto 16]: donde la
libertad se abre caminos inesperados / [subacto 17]: a los que España /
[subacto 18]: como hizo desde su primera manifestación / (sigue subacto 17]
prestará toda la ayuda que sus pueblos soliciten ///

El tema, tema de urgencia motivado por la muerte por esas fechas de soldados en
Afganistán, consta de dos enunciados, que son unidades de compleción, o sea
incompatibles con la sensación por parte del oyente de que falta algo por decir; en
ambos, lo que resulta indudable es la sensación de totalidad conclusa o provisionalmente
conclusa que siente el emisor y que transmite al receptor: el enunciado siempre nos dará,
tal y como hemos señalado, esa sensación de unidad cerrada, resuelta. Por ello, en Cortés y
Camacho (2005: 84) lo caracterizábamos así:

[…] la unidad discursiva que se deriva de un momento concreto de procesamiento


o nodo (o conjunto de) que reúne microinformaciones lingüísticas fónicas5,
semánticas, morfológicas y sintácticas; textuales o temático–textuales; e
interactivas, de relaciones interpersonales. Así que, a los nodos mentales que
hemos clasificado como lingüísticos, hay que añadir este conjunto de
microrrasgos que conforman los nodos mentales perceptibles en forma de
enunciado, etiquetado por nosotros como pragmadiscursivo.

Ahora bien, esta sensación dicha de un todo concluso, o provisionalmente concluso, no


se contradice, sin embargo, con que la información se pueda ampliar paulatinamente (lo
que de hecho se hace con frecuencia) y con que el enunciado pueda formar parte de
alguna otra unidad superior, no de procesamiento, sino perteneciente a un plano
distinto: el plano secuencial. En el ejemplo visto: dos enunciados forman parte de un
tema, unidad esencial de las unidades temático-textuales. En ambos enunciados se da la
idea de compleción; por ello, no podemos pensar finalmente en algo que se pudiera
imaginar al comienzo. En principio, consecuentemente, los enunciados se integran en
otro tipo de unidades: las unidades procesadas, que pertenecen al plano secuencial, y
que en el caso visto era un tema (tema de urgencia) de la secuencia inicio.

3. La recursividad del discurso: plano secuencial


Supongamos un diálogo entre dos amigos que llevan años sin verse; tras los saludos,
habrá una serie de intervenciones con múltiples respuestas a preguntas que girarán en
torno a la salud, al tiempo transcurrido desde su último encuentro, a los aspectos más
relevantes de cada uno en la actualidad, etc.; después, se podrán abordar otros temas.
Cuando estos se hayan agotado, aparecerán las despedidas, deseos de prosperidad,
promesas de futuros encuentros o saludos a las personas allegadas; serán los temas,
subtemas y los asuntos (las subsecuencias). Paralelamente, esos contenidos se podrán
clasificar según inicien la conversación, la desarrollen o la cierren (las secuencias). A
estos dos tipos de unidades nos vamos a referir. Ambos son de aplicación a una lección
magistral, a una carta, a una conferencia o a un debate; en realidad, son de aplicación a
cualquier texto.
Todos los discursos analizados en nuestro corpus de DEN muestran claramente su
división secuencial; en ellos, hay un inicio, un amplio desarrollo y un cierre, que a su

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

vez constará de diferentes subsecuencias (temas, subtemas y asuntos.). El discurso de


Rodríguez Zapatero [2011] no es una excepción.

3.1.  Subsecuencias  que  se  integran  en  las  secuencias:  los  temas  
3.1.1. La subsecuencia es una parte del discurso que consta, generalmente, de varios
temas que tienen algún aspecto en común, y es este el que permite la relación entre
ellos. Su unidad esencial es el tema, cuyas subunidades son el subtema y el asunto. La
diferencia entre el citado tema y sus subunidades no vendrá dada por la información
nueva, que existirá en todas ellas, sino que este, tal y como lo interpretamos en el
análisis de nuestro entramado, exige tanto autonomía de su contenido con respecto a lo
anterior y posterior, como la inexistencia de relaciones ‘conectivas’, implícitas o
explícitas entre uno y otro. Volvamos a parte de lo ya visto en 8b.

8b’) SUBTEMA 1. [ASUNTO 1] Señor presidente, señoras y señores diputados


[subacto 1], quiero mostrar el profundo pesar del Gobierno por los dos atentados
que en muy pocos días han sufrido en Afganistán las Fuerzas Armadas
españolas [subacto 2] [acto 1]. [ASUNTO 2] Como consecuencia de ellos
[subacto 3] han perdido la vida el sargento Manuel Argudin Perrino y la soldado
Niyireth Pineda Marín [subacto 4] [acto 2]. [ASUNTO 3]También han resultado
gravemente heridos el teniente Agustín Gras Báez y los soldados Jennifer García
López, Abián Quevedo Santana, Ibrahim Maanan Ismael, Ruben Velázquez
Herrera, Jhony Alirio Herrera Trejos y Roi Villa Souto, y el intérprete civil
Menan Latifi Ashjari [acto 3]. [ENUNCIADO 1].
SUBTEMA 2. [ASUNTO 4] Que la mención de sus nombres sea muestra del home-
naje a su memoria, de la solidaridad con sus familias y del recuerdo a todos los
que, miembros de los Ejércitos, de la Guardia Civil, de la Policía Nacional, de la
Administración y de distintas organizaciones sociales [subacto 5], contribuyen a
la paz y seguridad mundial [subacto 6] [acto 4] y al auxilio de poblaciones
maltratadas por la guerra, la violencia o el ansia de libertad [acto 5]
[ENUNCIADO2].

Cabría pensar que a partir de Que la mención de su nombre… podríamos hablar de un


nuevo tema, sin embargo no existe, para nosotros, ni autonomía de contenido con
respecto a lo anterior, ni ausencia de relaciones ‘conectivas’, implícitas entre un
fragmento y otro, pues entre ambos se establece una relación de consecuencia.

Por tanto, el tema es una unidad discursiva de significado que acoge fragmentos de
comunicación según unidades de contenido común y autónomo con respecto al resto;
esto hace que en cualquiera de ellos se puedan integrar diferentes subunidades con
nueva información y relacionadas entre sí por homogeneidad temática. Por ejemplo, en
los discursos políticos analizados la información que abarca girará en torno a cuestiones
como la sanidad, educación, vivienda, economía, asuntos de urgencia, etc. Que esa idea
se exprese de una forma simple o compleja, breve o amplia estará solo relacionado con
la importancia concedida por el orador. La unidad temática nuestra podría equivaler a lo
que Combettes (1988) a la hora de estudiar tema y rema tituló hipertema.
Partiendo de una idea muy extendida, aunque muy diferente a la aquí defendida, de
caracterización del tema, Hidalgo Downing (2003) indicó las dos principales nociones

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L. Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011]

que de este término ofrece la bibliografía lingüística: a) la cuestión de la que trata un


fragmento del discurso6 y b) el tema como ‘hilo conductor’ que recorre un discurso en
su totalidad. Para la autora:

La primera perspectiva es la que ha recibido un mayor desarrollo en la tradición


lingüística, que comprende a su vez enfoques sintácticos (Davidson, 1984;
Gundel, 1985, 1988) y textuales (Givón, 1983; van Dijk, 1977, 1981), mientras
que la segunda, que entiende la noción de tema como un marco de organización,
ha sido mucho menos explorada, y se restringe a algunos estudios sobre análisis
del discurso (Brown y Yule, 1983) y específicamente al análisis de la
conversación (Schegloff, 1990) Hidalgo Downing (2003: 41).

Nosotros nos ubicamos en la primera acepción, si bien es importante considerar que


tales temas tienen una estructura determinada y esta hará de tal unidad en sí un marco
organizado; de este modo, es frecuente su división tripartita (presentación del tema,
razones aducidas y constatación del hecho o conclusiones). Utilizado en este sentido y
aplicado a tales tipos de unidades amplias, ocurre con el citado tema algo parecido a lo
que para el párrafo ha indicado recientemente Bustos Gisbert (2012: 61) citando a
Knoblouch (1981): su dificultad de caracterización. Esto es así porque en uno y en otro
caso su organización no es resultado de una planificación estructural resuelta antes de
empezar a escribir o hablar, sino que es una decisión tomada en ambos casos sobre la
marcha; en el caso del hablante vendrá condicionada, entre otras causas, por la
interpretación interés/tiempo; por tal motivo, ambas unidades no se podrán caracterizar
a partir de combinaciones posibles e imposibles; no obstante, hay diferencias entre ellas:
por un lado, la primera, el parágrafo, dependerá más de razones estilísticas; la segunda,
el tema, estará condicionada por razones pragmáticas; por otro lado, en cuanto que, si
bien ambas son unidades temáticas con coherencia interna, la primera no tiene por qué
ofrecernos, como indicó Núñez Ladevéze (1997), un contenido completo, ya que este
puede ser ampliado mediante otro párrafo, en cambio el tema sí requiere dicha
compleción, de hecho su final coincide con un cambio de contenido. Podemos
reconocer o identificar cuándo y cómo cambian los temas, para así llegar a dilucidar
cuáles son esos temas, pero no a la inversa, no establecerlos a priori.
El problema de caracterización del tema se dificulta por otro de sus rasgos: la
recursividad; esto quiere decir que lo que en determinadas situaciones podrían ser
temas, en otras, dado el contexto y los elementos colindantes, se convierten en subtemas
o asuntos. Recordemos que al hablar de otras unidades, como, por ejemplo los actos
decíamos que estos podrían haber sido unidades de comunicación completas en otros
contextos, o sea, enunciados, pues tenían la posibilidad comunicativa si hubieran
aparecido solos. Si volvemos, una vez más, al fragmento ya visto de la secuencia inicio
en Rodríguez Zapatero 2011 (8b, 8b’), podremos comprobar cómo el subtema 1, incluso
el asunto 1, podría haber aparecido independientemente, si el presidente se hubiera
limitado a la sola emisión de estos.

3.1.2. Nuestra acepción del término tema como una unidad sin relación con lo
precedente, se distancia bastante de la más extendida en la bibliografía; esta suele
coincidir con lo que nosotros designamos asunto, subunidad inferior al tema y subtema.
Volvamos una vez más al subtema 8b, 8b’:

8b’’) SUBTEMA 1. [ASUNTO1] Señor presidente, señoras y señores diputados


[subacto 1], quiero mostrar el profundo pesar del Gobierno por los dos

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atentados que en muy pocos días han sufrido en Afganistán las Fuerzas
Armadas españolas [subacto 2] [acto 1].
[ASUNTO 2] Como consecuencia de ellos [subacto 3] han perdido la vida el
sargento Manuel Argudin Perrino y la soldado Niyireth Pineda Marín [subacto
4] [acto 2]. [ASUNTO 3]También han resultado gravemente heridos el teniente
Agustín Gras Báez y los soldados Jennifer García López, Abián Quevedo
Santana, Ibrahim Maanan Ismael, Ruben Velázquez Herrera, Jhony Alirio
Herrera Trejos y Roi Villa Souto, y el intérprete civil Menan Latifi Ashjari
[acto 3]. [ENUNCIADO 1].
SUBTEMA 2. [ASUNTO 4] Que la mención de sus nombres sea muestra del
homenaje a su memoria, de la solidaridad con sus familias y del recuerdo a
todos los que, miembros de los Ejércitos, de la Guardia Civil, de la Policía
Nacional, de la Administración y de distintas organizaciones sociales [subacto
5], contribuyen a la paz y seguridad mundial [subacto 6] [acto 4] y al auxilio de
poblaciones maltratadas por la guerra, la violencia o el ansia de libertad [acto
5] [ENUNCIADO2].

El subtema 1 abarcará tres asuntos: el profundo pesar, la muerte del sargento, con una
dependencia consecutiva y el de los heridos graves, relacionado con el anterior
mediante un marcador textual continuativo (también). Todos, repetimos, serán asuntos
que, como tales, aportarán información nueva; dada su dependencia, constituirán parte
del citado subtema 1, el cual, a su vez, tiene una relación de significado con el subtema
2, formado por un solo asunto, y ambos se integrarán en una unidad mayor,
independiente con respecto a lo precedente y siguiente, que será el tema. Tal hecho hace
que este aparezca separado del resto del discurso por amplias pausas, así como que sus
inicios puedan estar marcados por mecanismos diversos. Por ejemplo, en una narración
esos indicadores de cambio de tema podrán ser los nombres de nuevos personajes, con
frecuencia precedidos de circunstancias de tiempo, espacio, etc.; en la conversación
serán expresiones metacomunicativas, preguntas como ¿sabes lo que ha pasado?),
marcadores interactivos del tipo oye, mira, etc., o esa forma suave de cambio (frente a la
ruptura) y que Hobbs nominó cambio progresivo de tema [topic drift]. En el discurso
político, los indicadores temáticos serán diferentes: vocativos, marcadores de punto de
vista, preguntas retóricas, ordenadores secuenciales, correferencias retrospectivas,
incluso, lo que no es infrecuente, el nombre del tema mismo. Frente a otras categorías
más cerradas, esta de los indicadores de cambio de tema es abierta y abarca diferentes
unidades léxicas, expresiones metadiscursivas, interrogaciones, psudomarcadores, etc.
(Cortés e Hidalgo Downing, en prensa).

3.1.3. Decíamos que la recursividad del discurso permite segmentar desde las unidades
superiores a las inferiores. A modo de ejemplo: la secuencia desarrollo del discurso de
Zapatero se inicia con una subsecuencia, que es la tercera del discurso y que se dedica a
los indicadores de la situación económica; esta consta de tres temas. Paralelamente a
esa segmentación, en la mayoría de casos, los temas y, en número menor, los subtemas
y los asuntos, tienen su propia estructura interna. Así, un buen número de temas se
configurarán en tres partes: una presentación, una segunda parte que mostrará las
razones que justifican tal opinión y una tercera en la que se mostrará bien la
constatación del hecho o las consecuencias de la acción. Así, de los tres temas de que
consta la subsecuencia aludida, el primero está dedicado a Datos generales y en él
podemos ver cómo se presentan los elementos de esta estructura interna. Más abajo, en
el mismo cuadro, también ofrecemos su segmentación. Cfr. cuadro nº 3:

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L. Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011]

Cuadro 3. Subsecuencia 3. Tema 1. Datos generales. Disposición interna y


segmentación, en Rodríguez Zapatero [2011]7

Presentación del tema


Razones
Constatación del hecho o consecuencias

PRESENTACIÓN DEL TEMA


[Asunto 1]Señorías (subacto 1), durante los últimos trimestres se ha consolidado en nuestra economía el paso de
la recesión a la recuperación económica (subacto 2), aún leve (subacto 3) [acto 1]  
RAZONES QUE SOSTIENEN TAL OPINIÓN
[Asunto 2] Hemos encadenado, en efecto, cinco trimestres consecutivos de crecimiento [acto 2]. [Asunto 3] Se
trata de una recuperación gradual, lenta ciertamente, [subacto 4] pero en ascenso [subacto 5] [acto 3]. [Asunto
4] Hemos pasado de una caída interanual del menos 1,4 por ciento en el primer trimestre de 2010, a un
crecimiento del 0,8 por ciento en el primero de 2011[acto 4], y [Asunto 5] prevemos que esta recuperación se
acelere a partir de la segunda mitad de 2011 (subacto 6) hasta situar el crecimiento interanual del cuarto
trimestre unas décimas por encima del 1,5 por ciento (subacto 7) [acto 5]. [Asunto 6] Esta recuperación es
todavía hoy demasiado lenta [subacto 8] para producir la creación neta de empleo [subacto 9 [acto 6]. [Asunto
7] Y lo diré una vez más, mientras esta no se produzca[subacto 10) no podremos dar por superada la crisis
(subacto 11) [acto 7].  
CONSTATACIÓN DEL HECHO O CONSECUENCIAS
[Asunto 8] Para ver el modo de incidir positivamente en la intensidad del crecimiento [subacto 12) conviene
que prestemos atención a los elementos determinantes del mismo (subacto 13) [acto 8]. [Asunto 9] En términos
generales, en estos cinco trimestres nuestra economía ha presentado un patrón de recuperación caracterizado
por la fortaleza del sector exterior y la debilidad de la demanda interna [acto 9] [ENUNCIADO 2].
 

UNIDADES TEMÁTICO-TEXTUALES UNIDADES ILOCUTIVO


TEXTUALES
TEMAS SUBTEMAS ASUNTOS ENUNCIADOS Y (SUB)
ACTOS
1. 1. De la recesión a la recuperación [actos 1 (subactos1,2, 3)

2. Cinco trimestres de crecimiento


Tema 1. 3.De la caída al crecimiento [actos 2, 3 (subactos 4,5) 4, 5
4. Mejora (subactos (6,7) 6 (subactos
Datos
5. Previsiones 8,9)
generales 6. Recuperación lenta para empleo 7 (subactos 10, 11)]
7.Si no hay empleo sigue la crisis

8.Elementos determinantes [actos 8 (subactos 12, 13) 9


9. Recuperación en estos cinco ENUNCIADO 1]
trimestres

Es posible también, aunque menos frecuente, que la tercera parte de la estructura interna
trate de la actitud (previsiones o medidas) del Gobierno ante el hecho relatado en la
presentación del tema. Es lo que acontece en el tema 2, dedicado a nuestra capacidad
exportadora, de la misma subsecuencia 3. Cfr. cuadro nº 4:

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Cuadro nº 4. Subsecuencia 3. Tema 2. Nuestra capacidad exportadora. Disposición


interna y segmentación, en Rodríguez Zapatero [2011)

Presentación del tema


Razones
Medidas adoptadas por el Gobierno para el hecho favorable

PRESENTACIÓN DEL TEMA


SUBTEMA 1. [Asunto 1]Nuestra capacidad exportadora es la buena noticia de la recuperación [acto 1]
RAZONES QUE SOSTIENEN TAL OPINIÓN
SUBTEMA 2. [Asunto 2] Las exportaciones crecieron al 14 por ciento en 2010 [acto 2] y en el primer trimestre de
2011 al 16 por ciento [acto 3]. [Asunto 3] Lo han hecho por el esfuerzo de miles de empresas (subacto 1), más
de 110.000 (subacto 2), que han logrado encontrar nuevos mercados en el exterior en un entorno muy exigente
(subacto 3) [acto 4) y que no han podido contar, como en otras épocas (subacto 4), con la ayuda extraordinaria
de las devaluaciones (subacto 5) [acto 5]. [Asunto 4] Mejoramos nuestras cifras de comercio de bienes y
también de servicios [acto 6]. [Asunto 5] En estos últimos, por primera vez en veinte años (subacto 6),
obtenemos superávit (subacto 7) [acto 7], [Asunto 6] y el turismo será uno de los sectores de actividad que
contribuirá a que en 2011 se alcancen las previsiones/medidas de crecimiento (subacto 8), logrando más de 55
millones de visitantes (subacto 9) [acto 8]. [Asunto 7] Este año, el sector cuenta con factores coyunturales a su
favor [acto 9], pero a ello se une la apuesta estratégica que el Gobierno ha hecho para la promoción y por la
renovación de las infraestructuras turísticas en los momentos más duros de la crisis [acto 10]. [Asunto 8] Gra-
cias a todo ello la economía española continúa corrigiendo uno de los grandes desequilibrios macroeconómicos
(subacto 10) que caracterizaron el anterior ciclo de crecimiento (subacto 11) [acto 11]. [Asunto 9] El déficit por
cuenta corriente se ha reducido a más de la mitad (subacto 12) desde sus niveles máximos alcanzados en 2007
(subacto 13), del 10 por ciento del producto interior bruto (subacto 14), hasta descender al 4,6 por ciento del
PIB en el primer trimestre de 2011 (subacto 15) [acto 12], una reducción que continuará a lo largo del año
(subacto 16), situándose en torno al 4 por ciento del PIB (subacto 17) [acto 13]. ENUNCIADO  1.
MEDIDAS ADOPTADAS POR EL GOBIERNO PARA EL HECHO FAVORABLE
SUBTEMA 3. [Asunto 10] Para favorecer la dimensión exterior de nuestra economía (subacto 18) el Gobierno ha
reforzado claramente la dimensión económica de su acción exterior (subacto 19) [acto 14]. [Asunto 11] En el
año transcurrido, por poner algunos ejemplos, (subacto 20] he visitado China en dos ocasiones, Japón,
Singapur, Arabia Saudí, Qatar, Emiratos Árabes (subacto 21) [acto 15] y hace unos días Kazajistán y Rusia
[acto 16], todos viajes con una marcada dimensión económica y resultados patentes (subacto 22] o en trance
seguro de serlo (subacto 23) [acto 17]. [Asunto 12] Hemos trabajado [subacto 24) para seguir atrayendo
inversión directa a España (subacto 25), el séptimo país de la OCDE que menos barreras y restricciones impone
al establecimiento de inversión extranjera (subacto 26) [acto 18]. De hecho, en España operan ya más de 11.000
empresas extranjeras (subacto 27) que dan empleo a más de 1,5 millones de españoles (subacto 28) [acto 19].
Esas cifras convierten a nuestro país en el séptimo mayor receptor mundial de inversión extranjera directa en
términos de stock,(subacto 29) un ranquin que queremos mantener o incluso mejorar (subacto 30) [acto 20]
[Asunto 13] El esfuerzo por fomentar nuestro sector exterior económico se ha visto fortalecido por la
consolidación de nuestra presencia en el G-20 (subacto 31), el foro internacional de coordinación y cooperación
económica por excelencia (subacto 32) [acto 21]. Desde su cumbre en Washington en 2008, (subacto 33)
España ha participado activamente en todas las reuniones ministeriales y cumbres de líderes (subacto 34) y ha
promovido la inclusión en su agenda de temas como el empleo, la energía o el desarrollo (subacto 35) [acto 22].
Esta apuesta por el G-20 debe comprenderse como un esfuerzo genuino por participar en el proceso de
definición de un sistema de gobernabilidad global más eficaz, justo y sostenible (subacto 36), algo que
volveremos a defender en la próxima cumbre del G-20 (subacto 37) [acto 23]. ENUNCIADO 2.

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UNIDADES TEMÁTICO-TEXTUALES UNIDADES ILOCUTIVO


TEXTUALES
TEMAS SUBTEMAS ASUNTOS ENUNCIADOS Y (SUB) ACTOS

2. 1. La exportación es la buena [acto 1]


noticia
3.
2. Las exportaciones crecieron
3. El esfuerzo de las empresas [actos 2, 3, 4 (subactos (1,2,3) 5
Tema 2. 4. Mejora en bienes y servicios (subactos 4, 5) 6, 7 (subactos 6,7) 8
Nuestra 5. Superávit por primer vez (subactos 8,9) 8, 9, 10, 11 (subactos
capacidad 6. Importancia del turismo 10,11), 12 (subactos 12,13,14, 15),
exportadora 7. Novedades de este año 13 (subactos 16,17) ENUNCIADO 1
8. Gracias a ello la economía
9. Mejora del déficit
[actos 14 (subactos 18,19), 15
(subactos 20,21), 16, 17 (subactos
10.Mejora de la acción 22,23), 18 (subactos 24,25,26), 19
económ. 8subactos 27,28), 20 (subactos
11.Viajes en el año 29,30), 21 (subactos 31,32), 22
12.Atraer inversión extranj. (subactos 33,34,35), 23 (subactos
13.Presencia en el G-20 36,37) ENUNCIADO 2

3.2. Secuencias que se integran en los discursos


Indicábamos   al   principio   de   este   apartado   que   los   contenidos   temáticos   siempre  
irán   revestidos   de   estructuras   discursivas   que   inicien,   desarrollen   o   cierren   el  
discurso,   tres   etapas   (inicio,   desarrollo   y   cierre)   a   las   que   hemos   llamado  
secuencias.   Esto   mismo   es   de   aplicación,   decíamos   entonces   también,   a   una   lección  
magistral,  a  una  carta,  a  una  conferencia  o  a  un  debate;  en  realidad  es  aplicable  a  
cualquier   género,   y   se   convierte   en   elemento   clave   si   lo   que   pretendemos   es  
analizar  la  estructura  secuencial  de  los  discursos  políticos.    
 
3.2.1. La secuencia inicio
Un buen inicio (exordio), dicen los manuales de Retórica, ha de intentar ganar el interés
del público y ayudar a crear una buena imagen del hablante; en él, no se ha de pensar
tanto en captar la benevolencia de los interlocutores cuanto su confianza; se ha de evitar
la longitud en favor de la brevedad y explicitud; se ha de huir de lo confuso y banal en
aras de la claridad. Son los primeros minutos de una intervención y de ahí su
importancia. Hemos podido comprobar que en los inicios de los DEN ya analizados
(Cortés, 2013 y en prensa) hay una marcada diferencia con respecto a los cierres de
estos mismos discursos, vistos en Cortés (2012a); en aquellos no hay tanto lugar para el
ornato y la solemnidad, que es lo que ocurre en mucho cierres mediante un empleo
especial de las pausas, la entonación, la anáfora, la concessio, el poliptoton, la
preterición o la serie enumerativa8 con objeto de conseguir los dos aspectos aludidos.
La secuencia inicio, cuya finalidad esencial ha de ser no tanto la presentación del orador
cuanto la preparación o avance de los puntos que se han de exponer en el desarrollo,
constará de determinados temas, subtemas, etc. Así, aunque no en todos los discursos
analizados, sí podemos hablar de una tendencia (tras el preceptivo agradecimiento del
orador al presidente del Congreso de los diputados por concederle la palabra) a su
segmentación en cuatro temas: tema de urgencia, tema de justificación, tema de interés
y tema de adelanto de las partes del desarrollo. En Cortés (en prensa) podemos ver un
cuadro detallado de estas cuestiones en cada uno de los discursos.
En cuanto a la intervención analizada [Rodríguez Zapatero, 2011], la unidad inicio,
consta de tres de los cuatro temas posibles; el expresidente solo prescinde del tema de

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justificación, si bien realza el tema de urgencia, motivado por la muerte en fechas


próximas de soldados españoles en Afganistán, y el tema de adelanto, donde se indican
los asuntos que se tratarán en el desarrollo.

INICIO. RODRÍGUEZ ZAPATERO 2011


TEMA
AÑO TEMA DE
DE JUSTIFICACIÓN ADELANTO
INTERÉS
URGENCIA

Aspectos de la
2011 Afganistán Economía
crisis económica

En el texto, podemos ver el fragmento que ocupa la referida secuencia inicio, que con
482 palabras abarca algo más del cinco por ciento del tiempo total empleado en la
intervención. El tema de urgencia (Cortés, 2013) en este caso consta de tres subtemas, si
bien estos no coinciden con las tres partes de su estructura interna. Cfr. cuadro nº 5:

CUADRO nº 5. Inicio: tema de urgencia en Rodríguez Zapatero [2011]


PRESENTACIÓN  DEL  TEMA  

SUBTEMA 1. [Asunto 1] Señor presidente, señoras y señores diputados [subacto 1], quiero mostrar el profundo pesar del
Gobierno por los dos atentados que en muy pocos días han sufrido en Afganistán las Fuerzas Armadas españolas [subacto
2] [acto 1]. [Asunto 2] Como consecuencia de ellos [subacto 3] han perdido la vida el sargento Manuel Argudin Perrino y
la soldado Niyireth Pineda Marín [subacto 4] [acto 2]. [Asunto 3] También han resultado gravemente heridos el teniente
Agustín Gras Báez y los soldados Jennifer García López, Abián Quevedo Santana, Ibrahim Maanan Ismael, Ruben
Velázquez Herrera, Jhony Alirio Herrera Trejos y Roi Villa Souto, y el intérprete civil Menan Latifi Ashjari [acto 3].
[ENUNCIADO 1].  
RAZONES  QUE  SOSTIENEN  TAL  OPINIÓN  

SUBTEMA 2. [Asunto 4] Que la mención de sus nombres sea muestra del homenaje a su memoria, de la solidaridad con sus
familias y del recuerdo a todos los que, miembros de los Ejércitos, de la Guardia Civil, de la Policía Nacional, de la Admi-
nistración y de distintas organizaciones sociales [subacto 5], contribuyen a la paz y seguridad mundial [subacto 6] [acto 4]
y al auxilio de poblaciones maltratadas por la guerra, la violencia o el ansia de libertad [acto 5] [ENUNCIADO2].
CONSTATACIÓN DEL HECHO O CONSECUENCIAS

SUBTEMA 3. [Asunto 5] Afganistán es hoy el más expresivo ejemplo de la necesidad de intervención de la comunidad
internacional en escenarios convulsos[subacto 7] donde se ha perdido el valor de la vida [subacto 8] y donde se desconoce
el sentido mismo de los derechos humanos [subacto 9] [acto 6]. [Asunto 6] Es también el que más esfuerzos exige
[subacto 10], el que más sufrimiento causa [subacto 11], el más violento [subacto 12], el más desolador [subacto 13] [acto
7]. [Asunto 7] Pero también la comunidad internacional está conociendo experiencias esperanzadoras [acto 8], así ocurre
en el Mediterráneo sur y también en el Medio Oriente [subacto 14], donde la libertad se abre caminos inesperados a los
que España, como hizo desde su primera manifestación, prestará toda la ayuda que sus pueblos soliciten [subacto 15] [acto
9] [enunciado3].

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L. Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011]

UNIDADES TEMÁTICO-TEXTUALES UNIDADES ILOCUTIVO


TEXTUALES
TEMAS SUBTEMAS ASUNTOS ENUNCIADOS Y (SUB) ACTOS

Subtema 1: Pesar 1. El pesar del Gobierno [acto 1 (subactos 1,2] Enunciado 1


2. La muerte de dos personas [actos 2 (subactos 3, 4) y 3]
3. Los heridos Enunciado 1
TEMA1. Rodríguez
Zapatero [2011]. 4. Que la mención de sus nombres
[actos 4 (subactos 5, 6) 5] Enunciado
Tema de urgencia: Subtema2: Mención de sus contribuyan a la paz ya auxilio
2
Afganistán nombres
5. Afganistán y la necesidad
intervención [actos 6 (subactos 7,8,9) 7 (subactos
6. El que más esfuerzo exige 10,11,12,13)] 8, 9 (subactos 14 y
Subtema3: Afganistán 7. Experiencias esperanzadoras 15)] Enunciado 3

3.2.2.  La  secuencia  desarrollo  


Ya hemos indicado repetidamente que el último apartado del inicio se suele dedicar a
adelantar los temas o subtemas que se van a exponer en el desarrollo; estos son
mencionados, según los políticos de turno, como ejes (2001, 2002), objetivos (2003),
balance (2005, 2007), metas (2001, 2006), partes (2009), puntos (2010) y aspectos
[2011]. En   Rodríguez   Zapatero   [2011]   el  tema   cuarto   del   inicio,   o   sea   el   tema   de   adelanto,  
anuncia  el  desarrollo  así:    
 
(9) Y como el estado de la Nación refleja lo que más importa y preocupa a los ciu-
dadanos, mi intervención se va a centrar en la crisis económica. Me referiré así,
• en primer lugar, al diagnóstico sobre el estado actual de la economía española;
• posteriormente, me ocuparé del triple eje de la acción del Gobierno para
combatir la crisis, paliar sus consecuencias e impulsar la recuperación del
crecimiento y del empleo, es decir, y por seguir con la terminología
característica de este debate, del estado de las reformas, del proceso de
consolidación fiscal y de las medidas para preservar la cohesión social;
• por último, dirigiré a la Cámara unas consideraciones sobre la capacidad de
nuestra democracia para afrontar el desafío colectivo que la definitiva
superación de la crisis comporta.  

El desarrollo es la secuencia central y amplia de un discurso; su extensión suele ser del


ochenta o noventa por ciento del total, y de ahí su importancia; es más, es esta extensión
la que asigna, o al menos debería asignar, un papel importante a la conexión entre sus
partes. Desde este punto de vista, por motivos que explicamos en otro lugar, el
desarrollo de Rodríguez Zapatero [2011] posiblemente sea en el plano secuencial el
mejor estructurado de todos los emitidos en los debates en torno al estado de la nación
tanto por presidentes como por líderes de la oposición en el presente siglo. Y es que el
presidente socialista en esta intervención recurre a un mecanismo de conexión de temas
y subtemas que relaciona las partes de sus discursos, de manera que no solo adelanta en
el inicio los puntos que van a ser tratados en el desarrollo, hecho este en el que sí
coincide con otros políticos, sino que luego va a anunciar el paso de unos temas y
subtemas a otros, lo que da al discurso una mayor cohesión y claridad. La forma de

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hacerlo se suele llevar a cabo mediante la correferencia retrospectiva9 entre unidades


temáticas
Las secuencias, decíamos, constan de subsecuencias (temas, subtemas, asuntos) en las
que se integran las unidades del plano enunciativo: los enunciados (actos y subactos).
En esta ocasión, el desarrollo está formado por seis subsecuencias, veintidós temas y
veintitrés subtemas; de los temas, ocho van introducidos por el vocativo Señorías, el
único empleado durante dicho desarrollo. Zapatero, menos ceremonioso que otros
líderes, solo al iniciar su intervención y una vez en la secuencia inicio empleará la
fórmula Señor presidente (acompañada en un caso de señoras y señores diputados y en
el otro de señorías); en el resto de las ocasiones, será Señorías el único vocativo
empleado. El cuadro siguiente muestra el esquema de dicho desarrollo, así como las
palabras con que inicia un nuevo tema. Cfr. cuadro nº 6:

Cuadro nº 6. Esquema de la secuencia desarrollo. Temas, subtemas y sus


indicadores de cambio.

SUBSECUENCIAS TEMAS SUBTEMAS PALABRAS TOTAL INICIO DE


UNIDADES
Tema 1. Datos  
generales 185   Señorías
 
Subsecuencia 3.   Nuestra capacidad
Indicadores   exportadora
498   843
 
Tema 2. Sector exterior 2a. Mejoras conseguidas  
2b. Labor del gobierno   Señorías
Tema 3. Debilidad de 3a. Realidades 169  
la demanda interna 3b. Previsiones  
 
Tema 4. Empleo   1745 Tras este repaso
Tema 5. Consolidación 196  
  Señorías
fiscal
Subseuencia 4. Tema 6. Otros factores 6a. La incertidumbre en los 246  
Consecuencias y mercados europeos   Pero junto a la
que contribuyen a la
causas crisis 6b. Nuestros desequilibrios  
del pasado 1303  
7a. El sector y la crisis  
Tema 7. Sector inmobiliaria 422   Uno de los grandes
financiero 7b. Medidas que tuvo que  
tomar el Gobierno
 
Subsecuencia 5. 8a. Necesidad de reformas   1818 La fuerte
Reformas Tema 8. Marco laboral 8b. Reformas realizadas 587   destrucción
8c. Consecuencias  
   
9a.  Pasos  alentadores   748  
Tema 9. Reformas que
9b. Materia educativa   Señorías
inciden en la 9c. Innovación
competitividad 9d. Sectores estratégicos
 
  Señorías paso
Subsecuencia 6. Tema 10. Resultados 10a. Resultados años   ahora
Consolidación consolidación fiscal anterior   545
fiscal 10b. Resultados año en 545  
curso

Tema 11. Cuestiones 165 Precisamente


generales 150 La reforma …
Subsecuencia 7. Tema 12. Pensiones 140 La sanidad
13a. Sanidad y ciudadnía
Protección social Tema 13. Sanidad

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L. Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011]

13b. Sanidad y autonomías 1561


Tema 14. Educación El Gobierno
14a. Medidas generales
14b. La formac. profesional 333
Señorías
Tema 15. Desempleo 160
Tema 16. Vivienda 102 Por otra parte
Tema 17. Otros temas 511 Señorías

Tema 18. Ejempl. 125 Señorías


Subsecuencia 8. política
Las mejoras Tema 19. Derechos Desde que llegué
democráticas 193
cívicos 748
Tema 20. Terrorismo Asimismo
Tema 21. Trib. Const No quiero dejar
188
Tema 22. Resumen 78 Sí, señorías
163
TOTAL 7260

En consecuencia, el desarrollo de cualquier discurso constará de una serie de temas,


subtemas, etc. cuya longitud dependerá del interés que estos tengan para el orador; en su
mayoría, se integrarán en la secuencia mediante determinados procedimientos
discursivos (los indicadores ya citados, así como otros no empleados por Rodríguez
Zapatero en 2011). Y, obviamente, estos temas (especialmente), subtemas y asuntos
podrán tener su propia estructura interna.

3.2.3.  La  secuencia  cierre  


Inicios y cierres son las partes más influyentes, dicen los tratadistas, de un discurso
político, pero también de otras muchas actividades. Es conveniente que el cierre de una
intervención, por un lado, refuerce los argumentos expuestos en el desarrollo y, por
otro, mueva el ánimo del auditorio.
El discurso en que basamos este artículo es el discurso de un presidente [Rodríguez
Zapatero, 2011]. Repetimos esto porque los cierres de tales discursos en los DEN varían
si los emite el presidente del Gobierno o el líder de la oposición. Es curioso observar
como todos los cierres presidenciales analizados, sean de una u otra ideología,
responden a un mismo esquema, tal y como vimos en Cortés (2012a); la secuencia, que
se inicia con un vocativo y se finaliza con el agradecimiento por la atención prestada,
suele constar de cuatro temas: el tema de los ideales de partida, cuando se llegó al
cargo; más tarde, se pasa al tema de las realidades llevadas a cabo por su gobierno; se
continúa con el tema de las cuestiones que quedan pendientes para el futuro, e
inmediatamente se suele dejar unos segundos para el tema del halago, a través de la
potenciación de los valores de España o de los españoles (libertad, dignidad, esfuerzo,
etc.). Si exceptuamos los ideales, de los que se prescinden en cuatro ocasiones – tres de
ellas coincidiendo con los años de cierre del mandato- y el halago de los españoles,
omitido en 2003 y 2009, y sustituido, en este último caso, por otros temas; el resto de
los apartados citados se repite en todos los cierres presidenciales.
El  cierre  analizado  pertenece,  además,  a  un  discurso  final  de  una  legislatura,  lo  cual  
tiene  sus  consecuencias  porque  se  prescinde,  como  ha  ocurrido  en  todos  los  demás  
cierres  finales  de  legislatura  (2003,  2007  y  2011)  del  epígrafe  en  el  que  se  habla  de
una serie de propuestas, de proyectos, que nosotros hemos resumido como tema de los
ideales; en esos años, ya no cabe hablar de ideales de partida, sino de realidades y de
futuras propuestas. Rodríguez Zapatero dedica todo el cierre a hacer: “una reflexión

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final sobre el significado y la magnitud de la crisis y lo que supone de gran reto


colectivo para todos”. Estos son los temas que trata el expresidente socialista (cfr.
cuadro nº 7):

CUADRO nº7. Temas en la secuencia cierre en Rodríguez Zapatero 2011

PARTES 2011
Vocativos S
IDEALES
REALIDAD X
FUTURO X
HALAGOS X
OTROS Respeto
TEMAS
Agradec. G

En tres ocasiones (2006, 2009 y 2011) el presidente Rodríguez Zapatero dedica un


último apartado a otros temas, cuestiones que considera de mayor importancia, y que
desea que queden como preocupaciones esenciales del Gobierno en esos momentos: la
solución del terrorismo (2006), el compromiso social de su gobierno, en momentos tan
críticos como los que vive el país, especialmente con los que han perdido el empleo
(2009) y su manifestación del respeto hacia quienes han sido sus oponentes y sus
aliados en estos años de mandato [2011]; sabida es la renuncia del líder socialista a
seguir como aspirante a la presidencia en las próximas elecciones. Es lógico que
dedicara el último minuto de su discurso inaugural a tal motivo. En dicho tema, la
integración de las unidades se puede ver en el cuadro que sigue. Cfr. cuadro nº 8:

Cuadro nº 8. Secuencia de cierre: tema otros en Rodríguez Zapatero 2011

SUBTEMA 1. - [Asunto 1]Señor presidente / [subacto 1] concluyo / [subacto 2]


[acto 1] // [ENUNCIADO 1] /// [Asunto 2] Como saben / [subacto 3] este es mi
noveno debate sobre el estado de la Nación / [subacto 4] [acto 2] // He celebrado
tres debates como líder de la oposición / [subacto 5] y seis como presidente del
Gobierno / [subacto 6] [acto 3] // [Asunto 3] Es verdad que en estos años hemos
tenido intensos debates / [subacto 7] a veces acalorados / [subacto 8] segu-
ramente en algún momento exagerados / [subacto 9] [acto 4] // [ENUNCIADO 2]
/// [Asunto 4] Hemos debatido sobre la guerra y la paz / [subacto 10], sobre la
discriminación y la solidaridad / [subacto 11] sobre cómo terminar antes con la
violencia de ETA / [subacto 12] [acto 5] // [Asunto 5] Lo hemos hecho en
periodos de prosperidad / [subacto 13] y también en esta época de recesión y
grave preocupación social / [subacto 14] [acto 6] // pero siempre hemos
preservado la mayor riqueza que tenemos / (subacto 15), la convivencia en paz y
en libertad / [subacto 16] [acto 7] //
SUBTEMA 2.- [Asunto 6] De ahí que mi actitud siempre que he subido a hacer un
debate sobre el estado de la Nación haya sido de respeto [acto 8] // [Asunto 7]De
respeto, en primer lugar, a los ciudadanos / [subacto 17] a quienes nos debemos /
[subacto 18] [acto 9] // [Asunto 8] de respeto a esta institución / [subacto 19] a la
Cámara que encarna la soberanía popular / [subacto 20] [acto 10] // [Asunto 9]
de respeto a todos los grupos y a sus señorías [acto 11] // Àsunto 10]Ese respeto
es aún más profundo, para mí, a mi país, a España / [subacto 21], sobre la que
expreso mi más absoluta confianza en su futuro / [subacto 22] [acto 12] //

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L. Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011]

[Asunto 11] y deseo expresar mi agradecimiento a todos los grupos políticos /


[subacto 23] que, con crítica o reproches / [subacto 24], vienen / y lo han hecho
en unos momentos más y en otros menos // colaborando con el Gobierno /
[subacto 25] [acto 13] // [Asunto 12] Mi respeto a todos los grupos / [subacto 26]
y mi gratitud a aquellos que han colaborado / [subacto 27] [acto 14] // [Asunto
13] Y al Grupo Socialista mi más profunda gratitud por su lealtad, por su
compromiso y por su responsabilidad [acto 15] // el sentido de la
responsabilidad que se espera de todos nosotros hoy, mañana y todos los días del
futuro [acto 17] // [Asunto  14]  Gracias  [acto  18]  //  [ENUNCIADO  3]  ///  
UNIDADES TEMÁTICO-TEXTUALES UNIDADES ILOCUTIVO
TEXTUALES
TEMAS SUBTEMAS ASUNTOS ENUNCIADOS Y (SUB) ACTOS

4. 1.Sr. Presidente, concluyo [actos 1 (subactos 1,2) Enunciado 1


5. 2.Noveno DEN [actos 2 (subactos 3,4) 3.(subactos
3.Intensidad  de  los DEN   5,6) 4 (subactos 7,8 y 9)] Enunciado
Subtema 1: Debates y 4.Temas  en  los DEN   2
circunstancias 5.  Momentos  de  los DEN   [actos 5 (subactos 10,11,12) 6
Tema otros:   (13,14) 7 (15,16)
Despedida del 6.  Actitud  de  respeto  
presidente 7.  Respeto  a  lo  ciudadanos  
[actos 8, 9 (17,18), 10 (19,20) 11, 12
8.Respeto  a  la  institución  
9.  Respeto  a  sus  señorías  
(21,22) 13, 14 (23,24,25) 15 (26,27),
Subtema2: Respeto 10.Respeto  a  mis  país   16, 17, 18] Enunciado 3
11.  Agradecim.  a  los  grupos  
12.Gratitud   a   los   que   han  
colaborado  
13.  Al  grupo  socialista,  en  especial.  
14.  Despedida.  

Ya señalamos al principio de este apartado que una de las funciones interactivas de la


secuencia cierre en los discursos políticos analizados era la de mover el ánimo del
auditorio; en este sentido, los recursos constituyen un rasgo diferencial de tal secuencia
con respecto a las otras dos. Determinados mecanismos se darán con más asiduidad en
esta parte del discurso. Por ejemplo, en el fragmento del que ahora nos ocupamos, la
palabra respeto aparece repetida en seis ocasiones y ubicada en el inicio de varios actos,
lo que es indicativo. La repetición del término formaliza una serie enumerativa, que
acaba alcanzando un alto grado de complejidad. Sin entrar en detalles sobre esta
cuestión, que ya tratamos en Cortés [2012a] podemos ver que en el fragmento se vale de
cuatro series enumerativas, en que no faltan repeticiones, políptotos, anáforas,
conseguidas mediante la repetición del citado término respeto (de respeto (3), ese
respeto (1) y mi respeto), o anadiplosis, como ocurre en la serie tercera:

(18) [a] Hemos debatido sobre


sobre la guerra y
la paz,
sobre la discriminación y
la solidaridad,
sobre cómo terminar antes con la violencia de ETA

[b] Lo hemos hecho

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en periodos de prosperidad y también


en esta época de
recesión y
grave preocupación social,

[c] De ahí que mi actitud siempre que he subido a hacer un debate sobre el
estado de la Nación haya sido de respeto.
de respeto, en primer lugar, a los ciudadanos, a quienes nos debemos;
de respeto a esta institución, a la Cámara que encarna la soberanía
popular;
de respeto
a todos los grupos y
a sus señorías.

[d] y al Grupo Socialista, mi más profunda gratitud


por su lealtad,
por su compromiso y
por su responsabilidad, el sentido de la responsabilidad que se espera de
todos nosotros
hoy,
mañana y
todos los días del futuro

Esta búsqueda del ornamento, en la que sobresale el uso de estas estructuras


tónicamente simétricas, bien pausadas, que ayudan a un lenguaje no solo más elegante y
cuidado, sino también más solemne, no solo se da en este cierre, sino en la mayoría de
los cierres que forman nuestro corpus. Aquí, la repetición encadenada realiza una
función textual clara de concreción temática.

4. Conclusiones

La necesidad de unidades superiores a las tradicionalmente consideradas en los estudios


del discurso oral nos ha llevado a una propuesta de nuevos segmentos desde el plano
secuencial; tales segmentos son de mayor extensión y vienen más determinados por
aspectos temáticos. El análisis de estas unidades en las que se integran las tradicionales
nos ha permitido mostrar que cualquier tipo de discurso forma un continuo desde el
punto de vista de su segmentación, continuo que tiene en el subacto la unidad mínima y
en el discurso y sus secuencias la máxima. La idea de recursividad permite tanto que
unas unidades se incorporen en otras como que, en ocasiones, su condición venga dada
por el contexto: una unidad considerada acto en un contexto, en otro diferente se podría
mostrar como un enunciado; igualmente, un asunto en determinada situación podría ser
un tema, dependiendo de su aparición o no en contextos mayores.
Las unidades del plano secuencial vienen condicionadas por dos tipos de actuaciones:
los temas tratados (el tiempo, la salud, la alegría de verse, los amigos, etc.) y,
paralelamente, su clasificación según inicien el discurso, lo desarrollen o lo cierren: (las
secuencias). Son estas dos categorías de unidades las que menor atención han recibido
en los estudios discursivos en general y en los de la oralidad en particular. En este
trabajo hemos intentado afrontar, junto a las más tradicionales (enunciado, acto,
subacto) estas otras, especialmente el tema, del que hemos ofrecido una interpretación,
como en su momento hicimos del enunciado (Cortés y Camacho, 2005), que difiere del

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L. Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011]

considerado en la bibliografía, en la que este viene a coincidir con lo que denominamos


asunto, inferior al tema y al subtema. Para nosotros, el tema es una unidad discursiva de
significado que acoge fragmentos de comunicación según unidades de contenido común
y autónomo con respecto al resto del discurso; esto hace que en cualquiera de ellos se
puedan integrar diferentes subunidades con nueva información y relacionadas entre sí
por la homogeneidad temática. Por ejemplo, en los discursos políticos analizados la
información que abarca el tema girará en torno a cuestiones tales como sanidad,
educación, vivienda, economía, asuntos de urgencia, etc. Que esa idea se exprese de una
forma simple o compleja, breve o amplia estará solo relacionado con la importancia
concedida por el orador.
También hemos intentado mostrar cómo, en la mayoría de casos, los temas y, en
número menor, los subtemas y los asuntos tienen su propia estructura interna. Así, un
buen número de los primeros se desarrollará en tres partes: una presentación, una
segunda que mostrará las razones que justifican tal opinión y una tercera en la que se
expresará bien la constatación del hecho o las consecuencias. Estas partes podrán o no
coincidir con subtemas o asuntos.
Tales   contenidos   temáticos   siempre   irán   revestidos   de   estructuras   discursivas   que  
inicien,  desarrollen  o  cierren  el  discurso,  tres  etapas  (inicio,  desarrollo  y  cierre)  a  
las   que   hemos   designado   secuencias.   Esto   mismo   es   de   aplicación,   decíamos  
entonces   también,   a   una   lección   magistral,   a   una   carta,   a   una   conferencia   o   a   un  
debate;   en   realidad   es   aplicable   a   cualquier   discurso,   y   se   convierte   en   elemento  
clave   si   lo   que   pretendemos   es   analizar   el   plano   secuencial   de   cualquier   tipo   de  
intervención.    
De  estas  secuencias,  de  sus  funciones  y  de  sus  estructuras  nos  hemos  ocupado  en  
el  resto  del  artículo.  Y  todo  ello  hemos  podido  aplicarlo  a  un  discurso:  el  inicial  de  
Rodríguez  Zapatero  en  el  DEN  de  2011.    

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L. Cortés. Las unidades de segmentación y su entramado en un discurso de Rodríguez Zapatero [2011]

Notas
1
Este trabajo forma parte de proyecto FFI2012-31699, “Los debates sobre el estado de la nación (1983-
2011). Análisis pragmalingüístico”, concedido por el Ministerio de Economía y Competitividad de
España.
2
Mi agradecimiento a María Matilde Camacho por su atenta lectura y sus consejos.
3
En esta dirección del Diario de sesiones de las Cortes Generales (28/06/2011) puede verse el discurso
íntegro: http://www.congreso.es/public_oficiales/L9/CONG/DS/PL/PL_256.PDF.
4
Tanto los enunciados, unidades máximas de procesamiento, como, en mucho casos, los actos nucleares
y lineales van introducidos por indicadores de punto de vista (opinión, voluntad, actitud evaluativa del
hablante, etc.). En el enunciado que comentamos, la actitud evaluativa que pretende el presidente se repite
en cada uno de los actos lineales (1º,2º y 5º) pero no en los otros dos.
5
Al enunciado, a pesar de lo aludido acerca de las pausas, suelen acompañar características prosódicas y
paralingüísticas; su identificación formal principal viene dada por los componentes entonativos (en los que
son fundamentales el lugar y la extensión de las pausas); como ha señalado Hazaël-Massieux (1995: 24),
dicha identificación formal de las unidades de enunciación vendrá determinada por los diferentes tipos de
pausas; en general, los hablantes empleamos unas pausas que tienen una cierta longitud (más de 170-180
centésimas de segundo) que contrastan con otras más breves, más frecuentes (de 40 à 80 centésimas de
segundo). Si se examina con atención las características formales de las secuencias lingüísticas que separan
estas pausas largas, podremos observar que las curvas de las secuencias inmediatamente colocadas ante las
pausas son muy diferentes de aquellas del resto del discurso. Dichas curvas, a las que Hazaël-Massieux
denomina "courbe conclusive", determinan la separación formal del enunciado, unidad entre dos curvas
conclusivas, y los que nosotros llamamos actos (sus proposiciones), cuyas pausas son más cortas.
6
Esta unidad puede ser oración, secuencia, etc. En este sentido, recordemos que en Reinhart (1982) se
habla de tres niveles en que cabe interpretar dicho tema: “topic can be said to be: (a) the global topic or
discourse topic, that is, the topic of a book, an article, a speech etc.; (b) the topic of a paragraph or
sequence; and (c) the local topic of a sentence, with regard to that of previous sentences”.
7
En las segmentaciones consideraremos como unidades el tema, subtema y asunto (plano secuencial) y el
enunciado, acto y subacto (plano enunciativo).
8
Para el concepto y funcionamiento de las serie enumerativa, véase Cortés, ed. (2008).
9
Hablamos de correferencia retrospectiva cuando el orador relaciona mediante su mención unos temas ya
terminados con los que se van a iniciar. Por ejemplo, el inicio del tema nuevo, el del empleo, lo anuncia
precedido del tema que acaba de finalizar: los indicadores económicos:
Tras este repaso a los indicadores, la situación del empleo. De acuerdo con la última encuesta
de población activa […]

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Catalina Fuentes. Los límites del enunciado.
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 143-167

Los límites del enunciado


Catalina Fuentes Rodríguez
Universidad de Sevilla
[email protected]

Resumen
El objetivo de este trabajo es definir la unidad mínima de comunicación, el enunciado, y
describir sus límites. Para ello revisamos los criterios de determinación de esta unidad e
incluimos la presencia del enunciador como clave discriminadora para ciertas
situaciones que se mueven en la frontera: los parentéticos, las estructuras suspendidas o
la colaboración discursiva.

Palabras clave: enunciado, estructura del discurso, gramática, pragmática, unidades.

Abstract
The aim of this paper is to define the minimum unit of communication, the sentence,
and to describe its boundaries. I revise its distinctive characteristics and propose the
activity of the speaker as the key to determine which segments constitute one statement.
This is crucial in cases such as parentheticals, “suspended” sentences, or dialogic
cooperation.

Keywords: sentence, discourse structure, grammar, pragmatics, units.

1. Introducción
Hablar de unidades lingüísticas en el plano discursivo es una tarea compleja en la que
no hay unanimidad, pero que es fundamental en el momento actual. El presente artículo
se centra en el enunciadoi como unidad mínima de comunicación (Fuentes Rodríguez
2013a, 13). Metodológicamente nos situamos en una gramática que supera los límites
de la oración y que parte de la realización discursiva (perspectiva pragmática, tal como
expusimos en Fuentes Rodríguez 2000). Como ya hemos dicho en otros lugares
(Fuentes Rodríguez 2012, 2013a, 2013b), consideramos que la "macrosintaxis",
tomando el término de Blanche-Benveniste (2002, 2003) y Berrendonner (2002, 2003),
debe ser unida a la microsintaxis, o sintaxis oracional, cuya rentabilidad nadie discute.
Frente a los que consideran que estudiar las unidades superiores en su realización
implica automáticamente hablar de actos, defendemos que debajo de esas emisiones
concretas, de esos actos de habla, hay una estructura sintáctica, que es la queremos
describir. No admitir una sintaxis de las unidades superiores implicaría pensar que no
hay sistema debajo de nuestras realizaciones. La diferencia está en que la sintaxis de las
unidades superiores es algo más compleja y alberga huecos funcionales propios que
deben ser incorporados a la estructura. Hablamos de ello en 2005, 2007 y últimamente
en 2012. Otros autores también han formulado propuestas. Véanse programas como el
de Dik (1997), la gramática discursivo-funcional (Mackenzie- Gómez González 2004,
Hengeveld-Mackenzie 2008, 2011) y los estudios de Rodríguez Ramalle (2009, 2011),
Garrido (2010, 2011) o Cortés (2012), sobre la delimitación de unidades. Kaltenböck-
Heine-Kuteva (2011), por su parte, proponen separar la "sentence grammar" de lo que
llaman "thetical grammar", aunque su objetivo no es tanto la segmentación de las
unidades, sino más bien proponer un modelo que dé cabida a todos los elementos que
expresan la subjetividad del hablante. El grupo Val.Es.Co., por su parte, se centra en lo

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

dialógico y parte del acto, tal como vimos en su propuesta de unidades en 2003, y
posteriormente en otros trabajos recientes (Briz 2007, Briz-Estellés 2010).

2. El enunciado: definición y estructura


2.1. Nuestra posición metodológica bebe de las propuestas de la teoría de la enunciación
(Ducrot 1984, Benveniste 1966), que separan oración y enunciado. La oración es la
estructura abstracta que subyace a su realización contextualizada (enunciado) (Fuentes
Rodríguez 1993, 1996, 2000, 2013b). Esto no impide que la estructura en la que se
formaliza, o contenida en un enunciado, pueda ser una oración, o varias, pero también
segmentos menores. Nuestra postura discrepa de otrasii que siguen manteniendo como
unidad superior la oración.
Desde el punto de vista externo, un enunciado realiza un acto. Este puede ser una
información, una objeción, una invitación, una queja, una protesta, un insulto, un
juramento o un saludo. El listado puede resultar realmente amplio, como interminables
son las situaciones. Pero siempre existirán unos moldes prefijados, unos patrones
constructivos a los que acudirá el hablante. En ese patrón formalizamos todos los
componentes de ese acto comunicativo transmitido de un ser humano a otro en un
contexto determinado. Es decir, construimos los mensajes con oraciones y palabras,
pero consideradas desde la producción generan enunciados y textosiii. Se trata de dos
perspectivas diferentes que hay que tener en cuenta en el análisis. Estos dos sistemas
fueron expuestos en Fuentes Rodríguez (2012 y 2013a): dos sistemas de unidades no
organizados en sentido jerárquico, sino en simbiosis y que responden a dos opciones
metodológicas: una que parte de la organización gramatical tradicional, en el sistema, y
otra desde la perspectiva pragmática, de la realización, que postulamos en Fuentes
Rodríguez (1990, 1996, y 2000, 2013a):

Microestructura: oración Macroestructura y superestructura: texto


(unidad mínima) (unidad mínima)

Oración Texto
Sintagma Secuencia
Palabra o lexía Párrafo o Periodo
Morfema Intercambio
Sema- fonema Intervención
Enunciado

Decíamos en 2013a, 84: "Ampliemos, pues, la mirada, y afrontemos la existencia de una


unidad, el enunciado, que incluye, junto a la oración (u oraciones) que expresan el
contenido informado, otras marcas relativas al procesamiento de dicha información.
Este apunta, por un lado, al hablante-oyente, y, por otra, al contexto externo e interno,
es decir, al resto del discurso en el que se sitúa lo dicho".

2.2. Partiendo de esta premisa, de que el enunciado es la unidad mínima, y habiendo


situado metodológicamente el estudio dentro de una perspectiva pragmática, de una
gramática contextual que atienda a la realización así como a la descripción de las
unidades superiores, es necesario definirlo y establecer su estructura. En ella hay que
incorporar la formalización de la intervención del hablante que afecta a todo lo dicho.
Con este objeto se mueve la mayoría de las propuestas, aunque divergen en el modo de

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C. Fuentes. Los límites del enunciado

hacerlo. Según Gutiérrez Ordóñez (2013,e.p.) las propiedades externas del enunciado
son:
a) Carácter predicativo o comunicativo.
b) Ausencia de relaciones sintagmáticas exteriores.
c) Completud semántica.
Y añade: "En realidad, lo que proporciona al enunciado lingüístico estas propiedades
(carácter comunicativo, autonomía y completud semántica) es la existencia de una
modalidad (asertiva, interrogativa, exclamativa, desiderativa, apelativa) que lo envuelve
y lo cierra. Todo enunciado lingüístico consta de dos partes: el signo enunciativo (cuyo
significado es la modalidad) y el esquema sintagmático (definido generalmente por la
naturaleza de su núcleo)" (Gutiérrez Ordóñez 2013,e.p., 3). Este puede realizar
diferentes actos de habla, y constituiría lo que este autor llama "enunciado pragmático".
Por nuestra parte, sostenemos que el enunciado como realización mínima de un acto de
habla:
a) Es un segmento completo según el hablante y así lo manifiesta su entonación.
b) Tiene unos márgenes establecidos, generalmente marcados por la curva
entonativa y las pausas o junturas.
c) Realiza un acto de habla, tiene fuerza ilocutiva, expresada en la modalidad.
d) Constituye un acto de enunciación, por tanto lo dicho puede ser "referido" por
el verbo de habla o verbo enunciativo (Fuentes Rodríguez 1987a, Gutiérrez
Ordóñez 2011) subyacente a toda comunicación. Este “verbo enunciativo”
expresa la intención comunicativa del hablante, quien en la teoría de la
enunciación se concreta en dos roles: el locutor, que es el que emite físicamente
el enunciado, el aludido por las marcas de primera persona, y el enunciador
(coincidente o no con él) que es el que asume la responsabilidad de lo dicho, del
acto de habla realizadoiv (cfr. Ducrot 1984, Fuentes Rodríguez 1996, 2000).
Estas dos figuras, como expusimos en 2004, pueden no coincidir, produciendo
situaciones muy diversas. En nuestro caso pensamos que hablar de unidad
enunciado es asumir la presencia de un solo enunciador. Más de un enunciador
implica pensar en la existencia de más de un enunciado. Este rasgo actúa, pues,
como discriminador. Y es lo que queremos discutir aquí.

2.3. El enunciado, mínima unidad discursiva, puede estar constituido por una o varias
oraciones, o segmentos menores. En su estructura alberga un núcleo proposicional y una
serie de márgenes o periferia, que tanto en la parte derecha como izquierda (precediendo
o siguiendo al núcleo) establecen modificaciones que actúan como enmarcadores,
estableciendo las coordenadas enunciativas, y situando el contenido proposicional en
relación con la macroestructura (Dik 1997, Blanche Benveniste 2002, 2003, Fuentes
Rodríguez 2012v). Aquí aparecen todas las marcas de la intervención del hablantevi:
expresión de la actitud subjetiva (modalidad), la organización de su propio acto
metadiscursivo (enunciación), o la organización informativa y argumentativa del texto,
que orientará la interpretación del receptor. Sería la organización de la supuesta "thetical
grammar" que buscan Kaltenböck-Heine-Kuteva (2011). Podemos verlo en el siguiente
esquema, adaptado del que presentamos en Fuentes Rodríguez (2012,87):

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

ÁMBITO MI: Enmarcador MD:


SUPRAORACIONAL Reinterpretación, AT
Dictum Circunstantevii Complemento de
reinterpretación
restrictiva
Enunciación Complemento de Complemento de
enunciación enunciación
Complemento Complemento
locutivo locutivo
Complemento de Complemento de
aserción aserción
Modalidad Complemento de Complemento de
modalidad modalidad
Comentario modal
Información Complemento Oración o
temático enunciado de
progresión temática

¿Qué forma adoptan estos márgenes? Desde elementos especializados en cumplir esta
función (1,2), operadores (Fuentes Rodríguez 2003, 2009) que constituyen paradigmas
bien definidos en la lengua, a construcciones sintácticas libres como sintagmas (3) u
oraciones (4,5).

(1) Sinceramente, la película está muy bien hecha (operador enunciativo)


(2) Afortunadamente, la familia había conseguido plazas en el hotel (operador
modal)
(3) En cuanto a su hijo, ya tenía beca para el máster (complemento temático)
(4) Tráete mañana, si no te importa, todos los documentos y preparamos la
solicitud (complemento modal, atenuativo cortés)
(5) Para que lo sepas, esa chica tiene dos másteres (complemento de
enunciación)

2.4. Fijada la estructura del enunciado, y admitiendo estos márgenes, queremos


reflexionar ahora sobre otras cuestiones que quedan pendientesviii y que afectan a la
propia descripción del enunciado:
a) La existencia de estructuras parentéticas y la posibilidad de que sean
enunciados con carácter propio. Este punto se relaciona directamente con las
llamadas comment clauses y la evolución de los marcadores discursivos. Los
operadores discursivos, como hemos visto, son unidades que marcan la
inscripción macroestructural del enunciado. Establecen la fuerza argumentativa
o expresan la modalidad o la enunciación, la intervención del hablante con
respecto a la información transmitida, así como la jerarquización que hace de
ella. Pero hasta que se fija un operador hay un proceso evolutivo con grados
intermedios. Este proceso comienza con estructuras integradas en la frase o bien
con estructuras cuya posición es la parentética y cuya relación con el resto del
enunciado no queda clara (comment clauses). Por tanto, es necesario precisar
cómo las consideramos sintácticamente y si las integramos o no en el enunciado.

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C. Fuentes. Los límites del enunciado

b) Las estructuras suspendidas: estas aparecen como enunciados truncados y


debemos concretar si las consideramos unidades autosuficientes o segmentos de
enunciados que deben ser "completados", así como determinar su función
pragmática en el discurso.
c) La cooperación dialógica, que extiende el enunciado más allá de la
intervención, incluyendo las contribuciones lingüísticas de más de un hablante.
Estas tres cuestiones vienen derivadas de los principios básicos del enunciado:
una unidad comunicativa emitida por un hablante en una circunstancia
comunicativa concreta y dotada de una modalidad y una conciencia de
completud por parte de hablante. Este segmento es portador de su intención
comunicativa y presenta un contenido desde una perspectiva modal determinada.
Las preguntas van a venir de:
- si hay enunciados intercalados en otros o si las estructuras parentéticas
quedan subsumidas en el enunciado base, ya que todo se incluye dentro
de la curva entonativa principal. En el fondo, si hay una sola modalidad o
dos, y un solo acto enunciativo o dos.
- Directamente relacionado con ello, está la cuestión de la definición de
acto enunciativo: un acto de habla de un sujeto que podemos formalizar
en el llamado verbo enunciativo. Para S. Gutiérrez es el que establece su
unidad. Y utiliza la paráfrasis con este verbo como procedimiento de
delimitación del enunciado (Gutiérrez Ordóñez 1997, 2011, 2013). Pero
cuando nos referimos al hablante ¿queremos decir presencia de un solo
locutor y un solo enunciador, o podemos admitir desdobles de
enunciadores o de locutores? Este criterio es, en nuestra opinión,
determinante para poder llegar a una descripción más precisa de la
unidad enunciado.

3. Enunciados parentéticos: duplicidad de enunciadores e interrupción sintáctica


3.1. Un enunciado se caracteriza por presentar una unidad. Como hemos dicho más
arriba, corresponde a un solo acto de habla de un locutor que transmite su subjetividad
ante lo que dice y lo presenta como un acto de enunciación. Esto se corresponde con la
presencia de una sola modalidad y una curva entonativa completa, con marcas de
completud o cierre. Sin embargo, hay casos de estructuras con entonación completa que
interrumpen un enunciado, mostrando una intención del enunciador clara de presentarlo
como terminado. Estas estructuras aparecen intercaladas, entre pausas, introducen
comentarios, argumentos, añadidos, explicaciones o justificaciones (Fuentes Rodríguez
1998). Son emitidas con una curva descendente indicando que el hablante las considera
suficientes. ¿Son enunciados distintos o componentes del enunciado matriz?:

(6) Creemos que hay una buena planificación, si quieren, con una magnífica
ley —mejorable, pero magnífica ley— en Andalucía, con nuestros matices; con
una directiva marco de agua, con una ley estatal que nos permitía hacer
muchas, muchas cosas por el recurso agua en nuestra tierra. (DSPA 112, 10,
VIII Leg., Sr. Castro Román)ix

Con mejorable, pero magnífica ley el hablante introduce una salvedad a lo dicho por él
mismo. El hablante se desdobla en dos enunciadores (Fuentes Rodríguez 1998), el
segundo de los cuales corrige y objeta a lo dicho por el primero, introduciendo un

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

comentario reformulativo, metadiscursivo. En el siguiente caso la oración "relativa de


antecedente oracional" (RAE 2009) que lo haré añade una información que actúa como
refuerzo de lo dicho.
(7) Bien, antes de entrar a detallar y a justificar esta afirmación, que lo haré,
permítanme una pequeña reflexión sobre el primer párrafo de esta proposición
no de ley en su exposición de motivos cuando habla de la globalización, la
deslocalización, en definitiva, fomentan la movilidad. (DSPA 120, 95, VIII
Leg., Sr. García Rodríguez)

Que lo haré reorienta las inferencias que el receptor pudiera desarrollar a partir del
primer segmento emitido (antes de entrar a detallar y a justificar esta afirmación), es
decir, "no voy a hacerlo", hacia un anuncio claro de la intención expresa de realizarlo.
De este modo, introduce una información añadida que viene a romper las expectativas
que lo dicho pudiera generar en el interlocutor. El hablante controla, pues, la recepción
del mensaje. Es una prueba más de la actividad formulativa.
En el siguiente caso encontramos intercalada una advertencia: que no se nos olvide. Su
estructura es claramente la de un enunciado diferente con una modalidad distinta: el
enunciado matriz o base es aseverativo, transmite una información, en el que intercala el
hablante un mensaje directivo hacia el receptor, que, al mismo tiempo, focaliza la
información. Es una advertencia incluida en una expresión, y siempre supone la
presencia de dos enunciadores:

(8) La segunda es —que no se nos olvide— la importante conexión que


necesita Andalucía y que permitiría también una salida de mercancías hacia el
norte, a través de la llamada Vía de la Plata, Gijón-Sevilla, que,
lamentablemente, cerró el Gobierno socialista de Felipe González.(DSPA 120,
97, VIII Leg., Sr. García Rodríguez).

Lo intercalado puede ser un comentario modalizado emotivo:

(9) No se ha cumplido el compromiso de Zapatero de traer al 31 de diciembre


la reprogramación y el balance de los incumplimientos, a pesar de que hace
unos meses el ministro Blanco presentó otro plan —el enésimo—, el Plan
Extraordinario del Transporte; a pesar de que en la presentación de
Barcelona del corredor mediterráneo, desde Almería, es toda una traición a
Andalucía, sin fecha ni compromiso por parte del Gobierno de España; a
pesar, señora Consejera, de que yo le vuelva a dar otra vez los datos objetivos
de Seopan, de licitación en Andalucía, y de nuevo nos vuelva a poner los pelos
de punta; a pesar de que ayer por la tarde el Partido Socialista votó no en el
congreso de los Diputados a una moción del Grupo Popular en el congreso, en
la que se pedían los detalles de esa reprogramación, y el cumplimiento de esa
reprogramación —olé ahí la transparencia el Partido Socialista—, y votaron
ustedes que no; a pesar —como le digo, señoría— de que los últimos datos de
licitación en Andalucía es un tobogán descendente en el que no se ve el final, y
que yo no tengo más remedio que volver a citarle nuevamente. (DSPA 119, 42-
43, VIII Leg., Sr. Raynaud)

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C. Fuentes. Los límites del enunciado

En todos estos casos se trata de enunciados completos, porque la curva entonativa nos
incluye una cadencia (o semicadencia) y la conciencia del hablante de haber terminado
dicho mensaje. Son presentados por el hablante como autónomos y suficientes
semántica y sintácticamente. Incluso se juega con la mezcla de modalidades. Lo
interesante de ello es que aparece como obra de otro enunciador (un desdoble del
hablante) y cubren una función macroestructural o metadiscursiva: el hablante muestra
con estos comentarios su actitud, introduce un argumento que apoya o reorienta la
argumentación, discrepa, aclara, explica o añade datos.
Se nos revela, por una parte, la función tan importante que las informaciones
macroestructurales tienen para el hablante, porque contextualizan, sitúan el mensaje,
hasta el punto de que este recurre a enunciados completos si estas indicaciones no han
sido formalizadas en complementos integrados en el enunciado o mediante operadores,
que son las formas codificadas para ello. Pero, por otra parte, nos revela un componente
fundamental en la descripción de la unidad que nos ocupa. La completud del enunciado,
sus límites, vienen condicionados también por otro factor: la presencia de un solo
enunciador. Si el hablante se desdobla en dos, se generan dos enunciados.
En (9) podemos ver la diferente función que cumplen los segmentos presentados entre
guiones: olé... es obra de otro enunciador que comenta la información presentada
anteriormente, mostrando una molestia. Compárese esta completud con el otro
segmento que en el último ejemplo aparece entre guiones (como le digo, señoría), que
no termina en cadencia, y es claramente un complemento enunciativo con cierta función
cohesiva. Está supeditado a marcar una circunstancia del enunciado.
Su estructura sería: Enunciado 1, con una marca enunciativa (como le digo, señoría), e
intercalado en él otro enunciado 2. Dos enunciadores y dos modalidades.
Esta misma realidad es la que justifica que Gutiérrez Ordóñez (2013,e.p.) utilice el
recurso al verbo enunciativo como una prueba de la unidad del enunciado. Pero también
nos plantea otra cuestión: en el discurso referido, cuya estructura varía según los
autores, ¿cuál es la relación entre margen y cita? ¿Hay un solo enunciado o dos?
Parte de la solución la tenemos ya, puesto que la indicación marginal suele aparecer en
ocasiones como parentético:

(10a) El libro es una novela misteriosa -afirmó su autor- que capta


inmediatamente la atención del lector.

En (10a) hay dos enunciados con un solo locutor, cada uno con un enunciador distinto.
Uno de ellos parentético. En el discurso indirecto, sin embargo, hay un solo enunciador
(10b): la persona referida. Tenemos un solo enunciado, con un locutor y un enunciador
que no coinciden:

(10b) El autor afirmó que es una novela misteriosa que capta inmediatamente
la atención del lector.

En otras ocasiones la diferencia de enunciadores afecta a solo una parte del enunciado:

(11) El autor concedió una rueda de prensa en la Casa del Pueblo y definió el
libro como "una novela misteriosa que capta inmediatamente la atención del
lector".

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

De la primera parte del enunciado el enunciador es el mismo locutor, pero no de la parte


entrecomillada. Si consideramos que el enunciado se define por la presencia de un
enunciador, tendríamos una inserción de un enunciado en otro, en este caso de discurso
repetido. Pero no hay marcas de cierre, por lo que tendremos que afirmar que tenemos
un solo enunciado.
La misma función como enunciado parentético tienen los dos siguientes que señalamos,
correspondientes al mismo diputado y que incluyen un argumento que el hablante
considera necesario añadir para orientar claramente las conclusiones de su interlocutor.

(12) Mire, señora Consejera, licitación pública de la Junta de Andalucía en


obra civil y edificación, enero-marzo —son datos que ponen los pelos de
punta—, enero- marzo de 2008: 1.450 millones de euros; en el año 2009: 662;
en el año 2010: 183; este año: 131 millones de euros.
[…]
La realidad es que no ha sido así, no se ha tranquilizado el ambiente ni se ha
terminado la conflictividad, pues los estatutos, habiendo saltado al BOJA, han
provocado una gran movilización en la calle —ahí tienen la última
manifestación en Sevilla— y una tremenda resistencia en los centros de
trabajo- otra pagina (DSPA 119, 43, VIII Leg., Sr. Raynaud)

También se utilizan para introducir una información metadiscursiva que aclara cómo
debe entenderse lo dicho.

(13) Con lo cual, ha quedado, ha quedado bastante bien de manifiesto algo,


algunos riesgos sobre los que yo prevenía en una intervención, también al hilo
de esto, en anteriores intervenciones, porque su posición me ha recordado un
poco a aquel personaje histórico, que magistralmente después reflejó John
Huston, el Juez de la horca, el famoso juez Roy Bean, que creía que eso del
habeas corpus y las garantías, eso era un paganismo, y cuando se enfrentaba a
juzgar las leyes decía: «La ley» —estoy haciendo una transliteración— «la ley
nada dice respecto a los nuestros, pero es muy explícita respecto a los
socialistas». DSPA 112, 69, VIII Leg., Sr. Gallego Morales)

Podemos concluir, pues, que existen enunciados que interrumpen a otros. Son los
parentéticos. Pertenecen a otro enunciador, en el que se desdobla el hablante. Cubren
funciones macroestructurales que permiten asegurar el correcto procesamiento de la
información por parte del receptor (Fuentes Rodríguez 1998, 1999):
- Enunciativo-metadiscursiva: expresión de una reformulación o una marca
enunciativa
- Informativa-argumentiva: añadir un argumento relevante (se acerca a la
digresión)
- Modal: un comentario o una indicación emotiva del hablante.
Estas estructuras son consideradas enunciados porque:
- tienen una curva entonativa completa. El hablante los emite como un acto
cerrado
- un contenido y una actitud del hablante (modalidad)
- muestran un acto de habla unitario del hablante: dependen de un verbo
enunciativo. Hay un solo enunciador.

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C. Fuentes. Los límites del enunciado

Y cubren funciones de los planos macroestructurales descritos: el argumentativo, el


modal y el enunciativo (8,9,13). Es, pues, un tipo de relación entre enunciados (Fuentes
Rodríguez, 2013a). El insertado (parentético) aparece intercalado.

3.2. Esas estructuras deben ser diferenciadas de otras que van perdiendo
progresivamente libertad constructiva y pasan a ser oraciones de comentario o comment
clauses (Quirk et al 1972, Peltola 1982/83, Brinton 1996, 2001, 2008, Schneider
2007...), en un proceso evolutivo que termina generando marcadores discursivos. Estas
comment clauses "structurally they represent clauses, but functionally they are like
disjunct adverbials conveying secondary information" (Kaltenböck 2013, 2). La
definición clásica de Quirk et al ((1980[1972]: 778-780; 1985: 1112-1120) reconocía
esta ambivalencia entre estructura y función: "“parenthetical disjuncts that have a
clausal structure and comment on the clause to which they are attached”. Se reafirma,
pues, su carácter de estructura intermedia. Veámoslo sobre los datos y diferenciemos
estos casos de los enunciados que acabamos de comentar.
La caracterización que algunos autores han hecho de estas unidades es tan amplia que
da cabida a sintagmas, adverbios y construcciones oracionales completas como
coordinadas, oraciones de relativo... (Vid Peltola 82/83, Brinton 2008). En nuestra
opinión no todas podrían considerarse del mismo modo, y establecimos algunas
diferencias (Fuentes Rodríguez 2013b). Pero lo que nos interesa en este artículo es
decidir si estamos ante enunciados distintos, como los parentéticos, con los que
comparten distribución sintáctica y entonación, o bien estructuras integradas en el
enunciado matriz, desempeñando una función concreta.
No todos tienen la misma libertad constructiva, por lo que se hace necesaria una
descripción. Veamos algunas de esas secuencias.

(14) Si alguien va a desmantelar la sanidad, desde luego, es el Gobierno


bipartito, que ya lo está haciendo por la puerta de atrás, de forma encubierta y
sibilina, y como se suele decir: con nocturnidad y alevosía. (DSPA 9, 82, IX
Leg., Sra. Corredera)
(15) Señoras y señores, en el día de hoy, espero y deseo, vamos a aprobar la
creación de una comisión de investigación sobre el fondo de reptiles. (DSPA 7,
81, IX Leg., Sr. Carmona Ruiz)

Desde luego es un operador modal de reafirmación. Aparece entre pausas, aislable


entonativamente, y afecta a todo el enunciado, aunque su ámbito inmediato sea un
segmento del mismo. Expresa la visión subjetiva del hablante. Como operador es un
periférico del enunciado, y marca la macroestructura (desde luego). Ha sufrido un
proceso evolutivo desde el valor como sintagma con contenido temporal (preposición
desde + adverbio luego) hasta el modal que tiene hoy. En este caso el elemento ya
pertenece a este nuevo paradigma de operadores modales de reafirmación. En la
estructura del enunciado ocuparía el lugar de los marcadores de modalidad. Vid Fuentes
Rodríguez (1991, 2012).
En el caso de espero y deseo estamos ante una coordinación de dos verbos
sintácticamente no integrada en la estructura oracional que ocupa ese enunciado (no
tiene una función definida con respecto a vamos a aprobar). Podría objetarse que
correspondería a: "en el día de hoy espero y deseo que aprobemos la creación..." Pero en
realidad no es eso lo que dice el Sr.Carmona. Este afirma que "vamos a aprobarlo" y a

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

eso añade su actitud subjetiva: "y eso lo espero y lo deseo". Su paráfrasis es semejante a
la de los atributos oracionales de Alarcos (1973). Pero, a diferencia de ellos, aún tiene
cierta libertad (esperamos y deseamos), aunque siempre ligado a la primera persona. Por
tanto, funcionalmente es paralelo a un operador modal, pero sintácticamente
corresponde a una oración completa. ¿Cuál es su relación con la principal? ¿Estamos
ante un enunciado formado por dos oraciones yuxtapuestas? ¿O se trata de una oración
con función de comentario (Fuentes Rodríguez 2013c), paso previo a convertirse en
operador, o primer paso en la evolución oración de comentario- comment clause-
operador? Creemos que esta opción sería más correcta.
La estructura aún no está totalmente fijada, pero tampoco admite cualquier
complemento. Suelen ser elementos cortos, aunque no totalmente gramaticalizados.

(16) Es un elemento, creo, de seriedad y de futuro. Si a usted no le parece bien,


me da la impresión de que está usted fotocopiando viejos discursos (DSPA 19,
27, IX Leg., Sr. Planas)

¿Por qué no decir que creo es un operador ya? Porque falta terminar la fijación: aún
admite la aparición del pronombre (creo yo, 17), incluso encontramos estadios
intermedios (18):

(17) Hablen ustedes con Montoro, que son del mismo partido, creo yo. Lo
llaman y dicen: «cambie usted, señor Montoro, las prioridades del FLA, y
conviertan el fondo de liquidez de las autonomías en otro plan de pago a
proveedores», que parece que es lo único que los preocupa a ustedes, ¿no?
(DSPA 18, 82, IX Leg., Sr. Caballos)
(18) El Partido Popular todos los veranos hace un clásico del plan de verano
antes, pero nunca al final del verano concluye cómo ha transcurrido nuestra
atención sanitaria a lo largo de este periodo, ¿verdad? Sería yo creo que
curioso poder contrastar todas las intervenciones, porque son todas
exactamente iguales (DSPA 9, 64, IX Leg.,  Sra. Montero)

En (18) yo creo lleva complementos con que, pero lo que introduce es un adjetivo, no
una oración completa. ¿Se trata de un anacoluto? ¿De una atracción sintáctica?
Correspondería a "yo creo que sería curioso". En la distribución actual focaliza el
comentario sobre el adjetivo. Se ha producido el cambio de posición, pero aún no se ha
eliminado la conjunción que, ni se ha aislado entonativamente. La necesidad de
expresividad y de focalización lleva a que el hablante construya de este modo, en lo
oral, y ello explica que termine funcionando como un segmento independiente, como
operador modal.
Estas unidades son las llamadas comment clauses por Brinton (2008) o reduced
parenthetical clauses por Schneider (2007). Comparten con los enunciados parentéticos
la extraproposicionalidad, la posición intercalada, pero actúan ya como la marca modal
del enunciado. Establecen las coordenadas desde las que entender el enunciado y se
integran en el acto de habla que supone este. Así, en el ejemplo (8) hay dos actos de
habla, correspondientes a dos enunciados: E1: "la segunda es la conexión que necesita
Andalucía", y E2: una advertencia ("para que se nos olvide"). Si realizamos la paráfrasis
con el verbo enunciativo, cuya presencia nos detectaría la existencia de un enunciado,
como propone Gutiérrez Ordóñez, sería: "El Sr. García Navarro dice que la segunda es

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C. Fuentes. Los límites del enunciado

la importante conexión que necesita Andalucía, y dice (advierte, insta a) que no se


olvide esto". Dos verbos enunciativos, dos enunciados.
En (17) creo marca la modalidad del enunciado. La paráfrasis sería "El Sr.Caballos dice
que hablen con Montoro, que cree que es del mismo partido". Y no: "El Sr.Caballos dice
que hablen con Montoro, que es del mismo partido. Y dice que lo cree". Un solo verbo
enunciativo, un solo enunciador. Estas comment clauses son más breves, no suelen
llevar complementos. Otras formas paralelas son: insisto, imagino, me parece.
Kaltenböck (2009, 2010, 2011) estudia I think y Brinton (2008) what's more, what's
else, I guess, you know...
Comparemos creo con construcciones más extensas como permítame que le diga una
cosa, una oración completa que actúa como preámbulo focalizador. No es
independiente, no es un enunciado que termine con cadencia. Su función depende de la
otra oración que continúa.

(19) Permítame que le diga una cosa: Estamos haciendo una tarea patriótica,
patriótica, para que a España no la sancionen. (DSPA 19, 27, IX Leg., Sr.
Planas)

Se trata de una oración completa, que tiene una función metadiscursiva. Termina en
suspensiónx, haciendo ver que está relacionada con el resto del enunciado que sigue o en
el que está inserta. Su función es paralela a la de otros complementos de enunciación
como: "Para que lo tengas claro, estamos haciendo una tarea patriótica" (Galán 1999;
RAE 2009; Kovacci 1992). Sin embargo, frente a este enunciado, en que aparece una
cláusula final, que se entiende dependiente del verbo de enunciación y cubriendo esta
función de complemento periférico de la enunciación ("Digo para que lo tengas claro
que…"), permítame que le diga una cosa aparece sin marcas de dependencia, pero su
función es la misma. Son dos oraciones, en una relación asindética, pero permítame que
le diga una cosa desempeña la función de marco enunciativo de la otra oración. En
esquema:

Enunciado

C. enunciación Oración
Para que…
Permítame que le diga una cosa

Con creo, en (16), el análisis también sería el de un marcador de modalidad:

Enunciado

C.modalidad Oración
Creo

Tenemos un solo enunciado. Comparemos esta estructura con los otros casos discutidos
en 3.1. (8,9, por ejemplo), o con el siguiente:

(20) Al día siguiente, cuál fue mi sorpresa que el regidor —permítame la


ironía—, con cierta ecuanimidad y neutralidad, salió haciendo públicos el

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nombre y apellidos de trabajadores municipales, vinculándolos con su


militancia política. (DSPA 12, 29, IX Leg., Sra. Díaz Pacheco)

El análisis muestra una relación entre dos enunciados:

Enunciado 1 ßà Enunciado 2 parentético (permítame la ironía)

Vemos, pues, estadios diferentes: dos enunciados (20) o una oración que actúa con
función periférica, con valor modal o enunciativo. La posición, por tanto, diferencia dos
funciones sintácticas: la de complemento marginal, componente del enunciado, y la de
la inserción (parentético) de un enunciado en otro.
Algunas de estas secuencias oracionales actúan con una función argumentativa, cercana
a la de los operadores argumentativos, incluso podemos pensar que ya lo son. Así, lo
que es mejor, lo que es peor en Fuentes Rodríguez (2014) frente a "relativas de
antecedente oracional" como "lo que es más importante":

(21) En Valencia, no solo van a privatizar, han privatizado hospitales, sino, lo


que es peor, van a poner el control de los fármacos que recetan los médicos en
manos de las propias compañías. (DSPA 9, 86, IX Leg., Sr. Ruiz García)
(22) Usted sabe, señora Consejera, que se va a definir en un consejo
interterritorial próximo, y que es ahí donde van a definir qué es transporte
sanitario urgente, qué es transporte sanitario no urgente. Y lo que es más
importante, los criterios de prescripción médica, teniendo en cuenta las
patologías. (DSPA 7, 73, IX Leg., Sra. Corredera)

Todo lo anterior tiene implicaciones muy claras para la propia descripción de un


enunciado.
1) Este se caracteriza porque:
- expresa un solo acto de habla (depende de un verbo enunciativo)
- es obra de un solo enunciador
- contiene una modalidad
- constituye un grupo entonativo completo
- está estructurado en núcleo+ márgenes. En estos últimos se incluyen todos los
segmentos que realizan una alusión al plano modal, enunciativo, informativo y
argumentativo.
La indicación de estos parámetros macroestructurales puede hacerse de varias formas,
dependiendo del grado de fijación paradigmática o libertad constructiva que tengan. Así
en eso que llaman Kaltenböck-Heine-Kuteva (2011) "thetical grammar", Blanche-
Benveniste (2003) incisos (préfixes, suffixes et infixes) y yo macroestructura,
encontramos:
a) unidades especializadas: operadores
b) sintagmas u oraciones libres que cumplen esta función, unas más fijadas que
otras
b.1.) estructuras completamente libres, semejantes a los complementos
circunstanciales u oraciones subordinadas que actúan como complemento de
modalidad, o enunciación: para que lo digas
b.2.) oraciones en relación asindética: permítame que le diga una cosa
b.3.) comment clauses: estructuras que se van especializando y están ya

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C. Fuentes. Los límites del enunciado

cercanas a la función de operador, son más breves y no permiten la


intercalación de cualquier segmento.
2) Existen estructuras parentéticas que interrumpen el enunciado principal, se intercalan
en él pero son independientes. Son enunciados completos de pleno derecho (la
entonación lo marca), aunque su posición intercalada implica la presencia de otro
enunciador que realice una función de comentario o crítica de todo lo anterior. Su
función es también apuntar a la macroestructura.
Por tanto, para hacer referencia a este ámbito del hablante: su subjetividad, su decir o su
jerarquización informativa o argumentativa, tiene el hablante a su disposición diferentes
estructuras: desde un enunciado libre a un operador fijado. O unidades en proceso de
fijación, sintagmas u oraciones, dependientes o no, y comment clauses, todas ellas con
distribución parentética. Veámoslo sobre un ejemplo.

(23a) Me han dicho que Juan ha pedido una prórroga de su contrato


(23b) Juan ha pedido (y esto sí lo sé de buena tinta) una prórroga de su
contrato
(23c) Juan ha pedido, me han dicho, una prórroga de su contrato
(23d) Juan, al parecer, ha pedido una prórroga de su contrato

(23a) es un enunciado cuyo contenido proposicional es transmitir una información sobre


Juan. Su estructura es una oración compleja. Hay un solo locutor y el enunciador es
claramente Juan. En (23b) hay dos actos de habla, del mismo hablante. Ambos se
presentan como completos: la petición de prórroga de Juan y el comentario sobre cuál es
la fuente de información, presentados como dos informaciones independientes. La
segunda se formula interrumpiendo la información, dándole relevancia y visibilidad
ante el oyente. Hay un desdoblamiento del hablante en dos enunciadores: uno que
informa y otro que añade y comenta. En (23c) hay dos informaciones, pero la segunda
indica quién es el enunciador, distinto del locutor. Es otro parentético que introduce una
indicación formulativa, enunciativa. Puede indicar cierta reserva presentando al locutor
como crítico ante esa información, sin querer asumir lo dicho. Esa distancia enunciativa
quedaría marcada en la inferencia. En (23d), el elemento que aparece como parentético
es ya un operador enunciativo, un evidencial, una clase de palabras cuya función es
marcar la enunciación (en el margen oracional). El enunciado aparece en boca de un
locutor que no asume lo dicho y marca a otro enunciador, o enunciadores (evidencial)
como fuente de dicha información.
En (23a) todo se explica desde la sintaxis de la oración. La estructura es un enunciado
formado por una oración compleja sustantiva.
En (23b) y (23c) hay dos enunciados, uno interrumpe al otro, y marca un comentario
enunciativo. Hay dos enunciadores y un locutor. Son enunciados parentéticos.
En (23d) el elemento que aparece en el plano de la enunciación es ya un marcador
gramaticalizado, y tenemos un solo enunciado. El operador identifica al enunciador,
distinto del hablante. Su estructura sería:

Enunciado
Operador de enunciación ßà oración

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

4. Enunciados suspendidos e ¿incompletos?


La completud del enunciado puede parecer cuestionada en el caso de las llamadas
estructuras suspendidas, del tipo:

(24a) Si tú lo dices...
(25a) Para lo que vale…

y otros constituidos por una "oración dependiente":

(26) Cuando quieras.


(27) ¡Como si no lo supieras!
(28) Si es que no paras.

Estas constituyen una objeción a la caracterización del enunciado como estructura


completa entonativa y sintácticamente. El hablante en (24), (25) deja la entonación en
suspenso, dando a entender que falta una parte de información, que considera
innecesario emitir, porque el oyente puede inferirla de la situación comunicativa. ¿Su
estructura sintáctica, pues, exige esa otra parte elidida? ¿O admitimos que hay
enunciados formados por un segmento con entonación suspendida?
No todos estos casos son equivalentes. De los citados, realmente son estructuras
suspendidas las dos primeras, porque terminan en anticadencia e invitan al receptor a
una coconstrucción del discurso, es decir, a colaborar como enunciador del mismo
enunciado emitido por el locutor: un enunciado con un enunciador dividido en dos
sujetos de conciencia. El receptor asume también la función de enunciador o al menos
de sujeto empíricoxi con el locutor: elabora la continuación aunque no comparta el
contenido de la aserción.
Pero no son estructuras suspendidas las otras tres (26, 27, 28), que terminan en cadencia
y se presentan como enunciados completos. La única cuestión es que la información
parece elidir otra que es deducible del contexto. Veámoslas por separado.
4.1. En los enunciados claramente suspendidos se "incumple", al menos formalmente, la
condición de completud entonativa. Podríamos considerarlo un enunciado incompleto,
que necesita reponer lo elidido. Pero eso significaría pensar que la estructura canónica
es:

(24b) Si tú lo dices será verdad


(25b) Para lo que vale no hace falta discutir (o Para lo que vale cómpralo).

Sin embargo, creemos que la variante "completa" y la suspendida corresponden a dos


actos comunicativos diferentes. Hay una diferencia de intención del hablante entre el
enunciado suspendido (24a, 25a) y el supuesto enunciado completo (24b, 25b):

(24a) Si tú lo dices… / (24b) Si tú lo dices, será verdad


(25a) Para lo que vale.../ (25b) Para lo que vale, no hace falta discutir

En realidad no siempre el enunciado a) corresponde al b). Pueden coincidir las


interpretaciones, pero también puede ocurrir que si tú lo dices equivalga a "no lo
comparto", y que para lo que vales sea "No vale nada" (24a y 25a). Son enunciados

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C. Fuentes. Los límites del enunciado

indirectos, ambiguos, con los que el hablante protege su imagen y no quiere ser
totalmente explícito ni asumir totalmente su responsabilidad.
Sintácticamente podemos considerarlos enunciados constituidos por una oración
dependiente, postura que defendemos, o bien que la oración final o matriz se elide por
no ser necesaria para la interpretación. En estos casos el hablante no considera necesario
continuar, porque sabe que es tan evidente, tan conocida la continuación, que el oyente
la va a reponer. De esta manera, el hablante apela a una coconstrucción del discurso,
guiada por la rentabilidad comunicativa. Es otro modo de expresión del enunciado en el
que la estructura canónica se reduce por razones contextuales. No se trata, además, de
una variante "incompleta" del enunciado, sino que, por el contrario, tiene condiciones
concretas de emisión:
a) es mucho más directa
b) el hablante no pretende ser excesivamente explícito, sino colaborativo, y
coenunciador con el receptor, no totalmente responsable de lo dicho. Puede deberse a
razones de cortesía (Brown-Levinson 1987, Bravo-Briz eds. 2004, Fuentes 2010,
Fuentes-Alcaide-Brenes eds. 2011, Spencer-Oatey 2005, Locher-Watts 2005). Si tú lo
dices es una forma indirecta, que oculta una descortesía, o la atenúa. Las estructuras
suspendidas se presentan como una variante de enunciados contextualmente
condicionadas y restringidas a la expresión de determinadas funciones discursivas.
Para nosotros (24a) y (24b) (o 25a y 25b) son dos tipos de enunciados diferentes,
porque la información que transmiten es distinta, y responden a dos necesidades y dos
contextos comunicativos diferentes.
4.2. Hay otros enunciados que también entienden algunos autores como "incompletos",
y proponen reponer una supuesta "oración matriz" o principal. Nos referimos a los casos
de (26), (27), (28).
Cuando quieras es una respuesta de acuerdo, que aparece siempre como segunda
intervención de una invitación (petición) o un reto:

(29) –¿Puedes ayudarme a colocar estas cajas?


– Cuando quieras
(30) – Mañana en el despacho nos veremos las caras tú y yo, a ver si sigues
tan valiente.
– Cuando quieras

En estos casos, este enunciado de respuesta, por el tipo discursivo (la interacción), se
apoya en la intervención anterior, cuya información compartida elide, para facilitar la
dinámica de la interacción y el progreso dialógico. Por tanto, son enunciados
característicos de este tipo discursivo. Son "respuestas". No olvidemos que una
característica de los disjuncts según Quirk et al.(1980,1972) es poder actuar como
respuesta en una intervención dialógica, sin ningún elemento o con sí y no (Fuentes
Rodríguez 1987b, 1999, Fuentes y Alcaide 1996). Estos disjuntos, sin embargo, son las
marcas de modalidad de un enunciado, y generalmente, en un entorno no dialógico,
necesitan una oración sobre la que marcar dicha modalidad:

(31) – Juan se jubila este año


– Afortunadamente.

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Frente a (32) Afortunadamente Juan se jubila este año. Como si tú no lo supieras es una
estructura dependiente sintácticamente, pero que también aparece en respuesta, en este
caso como un reproche o una crítica.

(33) – ¿Vives con Luis?


– Como si tú no lo supieras.

Su sentido es: "lo sabes perfectamente". ¿Su origen es: "lo dices como si tú no lo
supieras, cuando sí lo sabes"?
No todos los investigadores están de acuerdo en este punto. La mayoría lo considera una
forma unitaria (Polo 1971: 114; Moreno Ayora 1991: 49; Sanjuán 1997: 36): "la
combinación como si introduce verbos, tanto en indicativo como en subjuntivo, que no
guardan relación con ningún verbo principal o con respecto a un antecedente, expreso o
implícito (cfr. Borrego, Gómez Asencio y Prieto 1986: 66-69 y 75-77; Trujillo 1990:
260-266; y Montolío 1999b: 3680-3681)" (Iglesias 2003/4, 162).
Cano Aguilar (1995: 130-131) le asigna un valor ‘modal-comparativo’ y Montolío
(1999b: 3679) la considera un “recurso gramatical (…) [que] subsume la expresión de
una comparación condicional hipotética que desempeña una función adverbial modal”
En cuanto a los valores semánticos de esta construcción, Fernández Ramírez (1986,
1937) encontraba dos:
a) el de negación indignada, desacuerdo enérgico o falsedad enfática (Montolío 1999b,
Borrego-Gómez Asencio y Prieto 1986). En este segundo valor como si "expresa el
valor de restar importancia a una determinada información (...), así como, maximizando
la importancia restada, el de indicar indiferencia ante lo dicho por el interlocutor".
(Iglesias 2003/4, 23).

(34) – Te doy cinco mil pesetas por la bici


– ¡Sí, hombre! ¡Como si yo fuera imbécil!

b) el "cualificante":

(35) – ¿De modo que no hay que contar con esa gente?
– Como si no existieran

Iglesias (2003/4) confirma esta independencia del enunciado. Se analiza, según este
autor, como una sola unidad y no corresponde, como en otras combinaciones de como
si, a un "relativo" más una conjunción condicional, como en otros casos ("se comporta
como si tuviera cinco años"). Su empleo más frecuente es en intercambios
conversacionales, y lo considera un marcador discursivo, por las siguientes razones: "(i)
que sus dos componentes formen una combinación gramaticalizada; (ii) que no pongan
en relación la oración que introducen con un verbo externo; (iii) que no cumplan
ninguna función gramatical (es decir, que no sean transpositores); y (iv) que generen
referencias al contexto o a las circunstancias de la enunciación" (173-4).
Y añade: "Siguiendo a Briz y el grupo Val.Es.Co (véase, por ejemplo, Briz 2001),
además, se podría concretar señalando que se trata de un marcador del discurso
fundamentalmente dialogal y característico de los actos o intervenciones reactivas."
(Iglesias 2003/4, 174). Se trataría de un marcador antiorientado, un contraargumentativo
dialogal que atenúa o anula la conclusión o inferencia que se pudiera haber obtenido del

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C. Fuentes. Los límites del enunciado

segmento anterior. Este carácter contra-argumentativo de como si es más claro cuando


se combina con subjuntivo y con pues reactivo.
No encontramos, evidentemente, casos de este tipo en el Parlamento, ya que es una
forma fundamentalmente dialogal. Sí de otra construcción que también se nos presenta
introducida por una marca de dependencia: si. Nos referimos a los casos de si es que.
Frente a (36) en que si introduce una oración condicional dependiente de un verbo, y es
que enfatiza la condición, hay otros casos en que si es que aparece introduciendo un
enunciado independiente (37, 38):

(36) Me dice que cuántos ERE hay más. Yo no tengo conocimiento de ninguno.
Si usted tiene conocimiento de alguno, creo que debería ponerlo en
conocimiento de esta Cámara y de la Justicia, si es que es verdad que usted
cree que hay alguno. (DSPA 105, 56, VIII Leg., Sr. Recio)
(37) Dice la señora Cuenca: «No sé ustedes qué datos han manejado para que
entendamos que se está despilfarrando el dinero». Pues, señoría, el BOJA. Si
es que el BOJA lo canta todo. El BOJA, que además no se equivoca. El BOJA,
señora, el BOJA, y el propio plan anual. Pero si es que en el propio plan anual,
ese que tanto ustedes dicen que está publicado, hay más de cuatro millones de
euros que aparecen destinados a la agencia andaluza y después no se ven. Si
es que después no sabemos en qué se gastan, y por eso queremos claridad y
transparencia en las cuentas. (DSPA 105, 22, VIII Leg., Sra. Martín Moya)
(38) La empresa malagueña Mayoral ha facturado, en el 2010, 210 millones de
euros, con un 63% fuera de España. Si es que hay ejemplos fundamentales a lo
largo y a lo ancho de toda Andalucía. Tenemos 4.000 empresas, esto no es flor
de un día. Se lo dije el otro día: el aceite apenas representa el 9% de nuestras
exportaciones. (DSPA 114, 99, VIII Leg., Sr. Núñez Roldán)

En estos dos últimos el enunciado termina en cadencia. Introduce un argumento, que se


enfatiza, en un contexto antiorientado, de enfrentamiento (vid. pero si es que en (35)).
No necesita, para expresar esa focalización del argumento, la coaparición con es que,
marcador claramente de intensificación (Fuentes Rodríguez, e. p.), como podemos ver
en el siguiente fragmento:

(39) Señor Fuentes Lopera, yo le podría, simplemente, decir: «Bueno, le


aprobamos la enmienda», pero es que ya está hecha. Reconózcamelo, si está
hecha, si es que la enmienda... Usted me pide evaluar y revisar, en su caso, el
Plan Estratégico de Internacionalización, y yo le digo que el 20 de diciembre
de 2010, en el BOJA, hay una orden por la que se establece y regula la
comisión de seguimiento y evaluación del Plan Estratégico. (DSPA 114, 100,
VIII Leg., Sr. Núñez Roldán).

Si introduce un argumento, y lo enfatiza. Está en un contexto de contraargumentaciónxii,


aunque sigue sin poderse entender como condicional de una supuesta principal elidida.
La cuestión parece estar en si se trata de un caso de elipsis del verbo principal de la
supuesta condicional. Es lo que proponen diversos autores (Bello 1847c, Spitzer 1942,
Gili Gaya 1943, Alcina y Blecua 1975, Moliner 1966-67): la elisión de la apódosis en el
caso de si (Bello 1847 , Montolío 1990), o “la existencia de un sujeto del tipo causa o
cuestión, en el caso de es que (vid. Fernández Leborans 1992)” (Porroche 1998, 241).

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

En el caso del fragmento anterior, correspondería a una "oración completa" del tipo: "Si
está hecha, ¿cómo me pide que la haga? Si está hecha, rechazo su aserción previa. Si
está hecha, ¿por qué enuncia el enunciado anterior?".
Sin embargo, estos enunciados aparecen con una curva entonativa completa, terminan
en cadencia, y además introducen un argumento que el hablante enfatiza, en un contexto
de contraargumentación.
Porroche (1998) está de acuerdo con esta última interpretación porque considera que
esta es su función principal, aunque entendida en el sentido de Moeschler (1980, 67):
“una función interactiva caracterizada por remitir a la enunciación (es, por lo tanto, de
naturaleza metacomunicativa) y marcar lo inapropiado del acto al que remite” (Porroche
1998, 234). En este sentido, puede ser parafraseable, siguiendo a Montolío (1990), por
“Si A (cualquier A), ¿por qué has enunciado lo que acabas de enunciar?” (Porroche
1998, 234, en nota). Si marcaría la falta de pertinencia del enunciado del otro
interlocutor. Esta explicación sirve para el diálogo, pero puede aparecer también en
discursos monológicos, en enunciados aislados. La propuesta de Porroche es que si es
que, junto a que, o si, constituye una marca enunciativa. Para B. Steel (1976, 129 y ss)
si y que son “emphatic emotional adjuncts”, y es que es un "adjunct of assertion".
Si es que presenta un argumento intensificado, que generalmente se opone a lo
argumentado por el otro participante en la interacción.

(40) Porque ustedes vuelven a ver el tema de tramas, de tramas sobre un 1%.
Mire, señoría, si es que ya no da para más la cera que arde. Se lo digo. Se lo
ha dicho la Consejera y yo se lo reitero: no da para más, sencillamente porque
la jueza tiene toda la información. (DSPA 121, 61, VIII Leg., Sr. Recio
Menéndez).

Este valor de contrarréplica aparece claramente cuando se acumula con otros elementos
de oposición, como hemos visto en (35) con pero si es que. Si introduce un argumento,
pero y es que enfatizan la antiorientación (Fuentes Rodríguez 1997, 2014, b.e.).
Sin embargo, no es posible, en nuestra opinión, ni necesario proponer un verbo
principal elidido: "si ya no da para más la cara que arde, ¿qué voy a añadir más?".
Tampoco es un marcador discursivo, a no ser que entendemos este concepto en sentido
amplio. Es que sí es un operador de intensificación (Fuentes Rodríguez 2014, b.e.), si es
una conjunción que introduce una oración y la marca como argumento.

(41) [...] Si es que los pagos se hacían a través de una caja de ahorros, que era
El Monte. Por eso estoy yo hablando de las cajas de ahorro, señora
Presidenta. (DSPA 118, 38, VIII Leg., Sr. Sanz Cabello, PP)

En suma, la completud o no del enunciado la marca el hablante, y si refleja un acto de


habla determinado y justificado por las circunstancias contextuales. Su estructura
sintáctica no siempre corresponde a la de una oración “principal”, independiente o
completa. Generalmente todos estos casos “no canónicos” se justifican por un marcado
carácter modal o modal-enunciativo (el hablante se exime de responsabilidad: es el caso
de si tú lo dices...) o argumentativo: si es que, como si no lo supieras, para lo que vale,
para lo que cuesta… De nuevo las indicaciones macroestructurales imponen secuencias
propias justificadas discursivamente.

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C. Fuentes. Los límites del enunciado

5. La colaboración discursiva
Una tercera variante de la relación locutor-enunciador, restringida al contexto
interactivo, corresponde a las situaciones de colaboración discursiva, que distribuye el
contenido de un enunciado en la emisión de dos locutores distintos.

(42): – A: Juan se compró el coche


– B: Para que ya no protestes más porque no puedes ir de compras….

Este caso es mucho más conflictivo porque para poder afirmar que existe un solo
enunciado tenemos que encontrar dos locutores que coincidan en un solo enunciador,
una sola voz, un solo responsable discursivo. Esto significa una coincidencia total de la
intención comunicativa de A y B. Pueden darse casos de colaboración solo formal,
porque el mensaje de B no coincide con la intención de A, sino que está antiorientado.
Véase (43).

(43) – A: Juan se ha comprado un coche


– B: Con el dinero de su mujer
– A: Bueno, no sé, no me refería a eso.

En este caso tendríamos enunciados diferentes. Solo consideraríamos la existencia de un


enunciado emitido por dos locutores:
a) Cuando coinciden en la orientación argumentativa y se consigue una total
coincidencia en la intención. Es decir, existe un solo enunciador. En estos casos
de colaboración el segundo segmento, emitido por el locutor B, es un refuerzo
de lo anterior.
b) Hay una sola modalidad. El receptor lo entiende como un solo acto de habla.
c) La emisión es inmediata, es decir, no hay pausa entre ambas intervenciones. No
hay solapamientos sino encabalgamiento discursivo. No hay marca de fin hasta
la segunda intervención.
Estos casos de colaboración discursiva pueden ser corteses o descorteses. Es cortés
cuando se produce una total coincidencia en la intención comunicativa, de manera que
la intervención de B sea un refuerzo de la argumentación de A. De todos modos, el
locutor A, si no contempla la posibilidad de la interrupción, ve en cierto modo invadido
su territorio. Estaríamos ante un caso de descortesía, aunque atenuada por la
coorientación argumentativa de la intervención del otro interlocutor.

6. Conclusión
Consideramos el enunciado como la unidad discursiva mínima, dotada de fuerza
ilocutiva o modalidad lingüística. Sus límites vienen fijados por una curva entonativa
que termina en cadencia (aseverativo) o anticadencia (interrogativo) y aparece entre
blancos en la escritura. Su estructura incluye núcleo (contenido proposicional) y
márgenes (periferia donde se incluye el contenido macroestructural). Constituye un acto
de habla de un enunciador, lo que implica la existencia de diferentes estructuras:
a) La considerada canónica: un enunciado con un enunciador y un locutor que
coinciden.
b) Un enunciado que interrumpe a otro, con semicadencia o cadencia, introduciendo un
añadido o comentario metadiscursivo: enunciados parentéticos. En estos casos hay un
solo locutor pero un desdoblamiento en dos enunciadores, por tanto, dos enunciados.

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

Algunos de ellos terminan siendo comment clauses y operadores discursivos con el


tiempo.
c) El enunciado puede ser emitido por dos locutores que configuren un solo enunciador:
son los casos de colaboración discursiva coorientada.
d) Un acto de habla completo puede ser formalizado por una estructura sintácticamente
incompleta. Son los enunciados suspendidos. Las circunstancias contextuales explicitan
y completan su contenido y desempeñan funciones pragmáticas propias.
Todo ello configura el primer nivel de la macrosintaxis y abre la puerta a una
descripción que incorpore el contexto y el tipo discursivo. Y muestra que para definir el
enunciado, unidad mínima de comunicación, hay que tener en cuenta que es la emisión
de la intención del hablante, de un enunciador, que lo adapta a su objetivo, al tipo
discursivo elegido y a la relación que tiene con el receptor. Por ello puede compartirlo
con otro en el diálogo, o bien puede crear dos enunciados en los que intercale
comentarios de su alter ego.
La presencia del enunciador es importante, así como el concepto de completud
pragmática o discursiva. No así el de completud sintáctica, que es propio de la oración
(gramática del discurso frente a gramática de la oración, o “thetical grammar” frente a
“sentence gramar”, macro frente a microsintaxis). Aunque con enfoques distintos,
vamos buscando todos una gramática que explique la realización, para completar así la
que describe las estructuras abstractas.

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Notas
i
Este trabajo se ha realizado dentro del marco del Proyecto de Excelencia de la Junta de Andalucía P10-
HUM 5872, cofinanciado por fondos FEDER.
ii
Otros autores, como J. Garrido, consideran como unidades gramaticales desde la palabra a la cláusula
(nuestra oración), la oración (equivalente al enunciado), el discurso o segmento del discurso, y el texto,
entendido este desde una perspectiva de la acción, no como una unidad gramatical: “en lugar de unidades
como los actos de discurso (como en Briz 2007) o los enunciados (Fuentes Rodríguez 2000), lo que hay
más allá de la oración es secuencias de oraciones, construidas mediante un conjunto finito de relaciones
denominadas relaciones retóricas o relaciones de discurso (Garrido 2009: 227); las oraciones solo existen
y se construyen como constituyentes del discurso (Garrido 2010: 16)”. (Garrido 2011: 977). No considera
ni intervención, intercambio ni párrafo como unidades gramaticales. El discurso está formado de
“segmentos” constituidos por oraciones. Y la estructura de esta, la oración, incluye el núcleo y la parte
externa, ocupada de la conexión con otras oraciones. Pero hay otros segmentos marginales distintos de la
conexión. Un discurso está formado de oraciones que se relacionan entre sí.
iii
Partiendo de la propuesta enunciativa de separar oración y enunciado, y en la misma línea propuesta por
Rojo (1978).
iv
 Para nosotros, siguiendo a Ducrot (1984), el locutor es el responsable de la emisión física del enunciado,
y el enunciador el que se declara responsable de la información transmitida. "Se trata de personas que el
sentido mismo del enunciado da como responsables de tal o cual acto de lenguaje efectuado en la
enunciación (acto ilocutorio o acto expresivo, por ejemplo)" (Ducrot 1984: 261). Pueden coincidir en un
mismo ser real o no. Cfr. Fuentes Rodríguez (2000, 2004), y Fuentes-Alcaide (2002)  
v
Fillmore hablaba de proposition + modality como componentes de la "sentence". Y Dik (1997) de
"extraclausal constituents".
vi
Lo que Kaltenböck (2011) llama "thetical grammar" en oposición a la "sentence grammar". Cfr.
también Rodríguez Ramalle (2009 y 2011).
vii
Marcamos en negrita aquellas funciones diferentes en ambos márgenes sintácticos.

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C. Fuentes. Los límites del enunciado

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           
viii
Sin ánimo de ser exhaustivos y cubrir todo el ámbito, ya que somos conscientes de que una descripción
completa de la macrosintaxis puede revelar otras situaciones que exigen también una explicación.
ix
DSPA: Diario de sesiones del Parlamento de Andalucía. http://www.parlamentodeandalucia.es/
webdinamica/portal-web-parlamento/recursosdeinformacion/diariosdesesiones/plenos.do. El corpus
utilizado está constituido por sesiones de plenos de la VIII y IX legislaturas correspondientes a los años
2011 y 2012.
x
Podría ser entendida como cadencia, como dos enunciados, evidentemente, pero correspondería a otro
caso. Se presentaría de forma distinta, como dos enunciados independientes.  
xi
Según Ducrot (1984, 259-260) el "autor real" del texto, el productor físico del mismo, distinto a veces
del locutor. Así en los casos de circulares o documentos administrativos: "El que suscribe..."
xii
 Es el llamado si replicativo (Contreras 1960, Montolío 1999a).
 

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Jacinto González. Aproximación a la unidad párrafo.
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 169-196

Aproximación a la unidad párrafo. Un enfoque plurali


Jacinto González Cobas
Universidad Autónoma de Madrid
[email protected]

Resumen
El párrafo es una unidad de suma importancia en los procesos de producción e
interpretación del texto. Constituye un vínculo entre el emisor y el receptor, en el
sentido de que permite a aquel dar forma a la estructura mental que subyace al escrito,
al tiempo que guía al lector hacia una interpretación determinada. Es cierto, no obstante,
que los parágrafos no poseen unas propiedades homogéneas y siempre perceptibles, lo
cual ocasiona problemas, a la hora de segmentar en párrafos un texto, a los usuarios de
la escritura menos experimentados, al tiempo que justifica la tardanza con que se han
adoptado los actuales procedimientos ortotipográficos de marca de párrafo.

Palabras clave: coherencia, párrafo, texto, unidad discursiva, unidad textual.

Abstract
The paragraph is a unit of great importance in the processes of production and
interpretation of the text. It constitutes a link between the addresser and the addressee in
the sense that it allows to shape the mental structure underlying the written text while
guiding the reader towards a particular interpretation. It is true, however, that
paragraphs do not have homogeneous and always noticeable features when it comes to
segmenting a text into paragraphs. This causes problems to novice writers and it is also
the reason for the delay in adopting the current procedures of orthotypography of
paragraph mark.

Key words: coherence, paragraph, text, discursive unit, textual unit.

1. Introducción
Aunque en los últimos años se ha incrementado el interés hacia el párrafo, seguramente
debido a que algunos autores se han visto atraídos por asuntos como la elaboración de
los textos y por presentar recomendaciones para mejorar las técnicas de redacción,
puede afirmarse que, en gran medida, esta unidad ha sido ignorada en la bibliografía
lingüística. A esta situación ha contribuido que, en términos formales, no es fácil de
delimitar, así como el hecho de que ha sido considerada por muchos, más que una
unidad discursiva, un mero instrumento de presentación al servicio de los usuarios de la
escritura con el que dar estos últimos a sus textos un formato reconocible y atractivo a
primera vista. Ello justifica que haya que acudir a los manuales de redacción, entre otras
fuentes, para recabar datos acerca de los parágrafos, y también que no sea fácil
encontrar definiciones o caracterizaciones de estas unidades en los diccionarios de
términos lingüísticos. No obstante, investigaciones realizadas desde perspectivas
diversas y con objetivos diferentes han puesto de manifiesto la necesidad de replantear
algunas premisas que afectan a la visión que se tiene en general de los parágrafos y
evitar así consideraciones reduccionistas que ocultan su verdadera importancia y su
valor.

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

En este trabajo expongo algunos de los supuestos que, a otros autores y a mí mismo, nos
han llevado a defender el estatus cognitivo del párrafo, al tiempo que presento
consideraciones relativas a su delimitación formal, a sus rasgos caracterizadores y a su
importancia en la construcción del texto. Se trata de un enfoque plural, dado que para
entender el funcionamiento de esta unidad es necesario acudir a fuentes y a datos de
índole diversa.

2. El párrafo como unidad cognitiva


La discusión en torno a si el párrafo tiene o no un correlato psicológico es más
importante de lo que puede parecer en un principio, dadas las relevantes repercusiones
que acarrea este hecho: ser una unidad textual universal y pancrónica. Desde luego, ya
intuitivamente los hablantes somos conocedores del carácter discontinuo de los escritos,
y sin duda los párrafos son representaciones y consecuencia de esa discontinuidad. Esta
percepción se ha visto refrendada por los resultados de estudios experimentales que han
centrado su atención en aspectos distintos pero complementarios, tales como la
memorización, la velocidad de lectura, la verbalización o la segmentación en parágrafos
de textos cuya escritura se presenta de manera compacta.
El interés por la primera surge a finales del siglo XIX, de la mano de autores como Binet
y Henri (1894, apud Ehrlich 1994), que analizaron el nivel de recuerdo de textos por
parte de niños de 9 a 12 años. Querían averiguar cuáles eran los datos que los
participantes en la prueba eran capaces de retener mejor tras el proceso de lectura, y
concluyeron que la memorización se llevaba a cabo por medio de bloques de
información (no de ideas inconexas o aisladas), coincidentes, como parece lógico, con
los pasajes más importantes en términos temáticos. Ello supone que los hablantes no
solo nos percatamos desde edades muy tempranas del carácter discontinuo de los
escritos, sino que estos son jerárquicos y que ambos hechos afectan a la operación
cognitiva de recordar.
Años más tarde Bartlett (1932, apud Chafe 1980 y Ehrlich 1994) llevó a cabo una
prueba similar, pidiendo en esta ocasión a un grupo de adultos que leyeran una breve
narración popular y posteriormente escribieran todo aquello que recordaran. La
conclusión a la que llegó es que cuando leemos un texto seleccionamos sus ideas
esenciales, de modo que nuestra mente elabora una versión simplificada de aquel. De
esta forma, si acudimos a nuestra memoria, lo hacemos tomando en consideración esa
versión simplificada o esquema que recoge los hechos fundamentales de la información
contenida en el escrito en cuestión. Según estos datos, los textos están conformados por
materiales heterogéneos organizados jerárquicamente en distintos niveles, línea en la
que se sitúa Pitkin (1969), con la salvedad de que él denomina a las diferentes partes del
relato bloques discursivos (“Discourse blocs”), y de que insiste especialmente en la
asunción de roles diferentes en el escrito por parte de cada uno de esos bloques. Así lo
expresa el propio autor (1969: 141):

The structure of written discourse –like the structure of the complex word, the
phrase, the clause– is hierarchical, units embedded within or added to larger units;
and at any level of the continuum the units are to be discovered not by how long
they are or how they are punctuated, but by what function they are serving in the
discourse.

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J. González. Aproximación a la unidad párrafo

Ehrlich (1994) alude también a partes diferenciadas en los textos cuya importancia
varía, como es lógico, en función de su contenido. Tras la realización de un interesante
experimento en el que pidió a una serie de personas que hicieran reducciones sucesivas
de una narración con el propósito de averiguar el nivel de importancia de sus elementos
constitutivos, y de comprobar una semana después la cantidad y grado de información
que eran capaces de recordar, concluye que los hablantes construimos representaciones
cognitivas de los mensajes que se nos transmiten partiendo de ciertas unidades base,
que son las que retenemos mejor. Lo interesante del caso es que en la memorización
intervienen unidades discontinuas y que estas tienen como contrapartida lingüística, al
menos en numerosas ocasiones, el párrafo (Chafe 1979: 161).
La experimentación realizada a propósito de la velocidad de lectura también aporta
datos interesantes que corroboran que los textos no son un continuum y que la
existencia de los parágrafos, como unidades que canalizan las rupturas temáticas que
hay en aquellos, no es una cuestión menor. Tanto Haberlandt, Berian y Sandson (1980)
como Passerault y Chesnet (1991) señalan, por ejemplo, que se lee más despacio
conforme se llega a los límites de párrafo, porque, según explican los primeros, al
receptor corresponde construir un esquema para procesar con la mayor eficacia posible
el mensaje transmitido por el emisor, y cada uno de esos esquemas coincide con los
párrafos del texto. Cambiar de párrafo implica, por tanto, cambiar de esquema, y ello
acarrea un esfuerzo mayor de procesamiento que el que exigen otros pasajes en que no
existen rupturas temáticas. De manera parecida piensan Dubois y Visser (1985), quienes
explican que si dos oraciones contiguas pertenecen a párrafos distintos el tiempo
requerido para procesar la segunda es mayor que si ambas oraciones forman parte de un
mismo parágrafo.
Chafe (1980), por su parte, se ha interesado por el modo como se lleva a cabo la
verbalización. Este lingüista pidió a un grupo de personas que contaran oralmente lo
acaecido en una película muda, constatando que las pausas y titubeos de sus respectivos
discursos se correspondían con lo que en la escritura serían los cambios de párrafo. Los
participantes en este experimento, además, coincidieron en su mayor parte en la
localización de esas pausas, lo cual prueba, según el autor, que al parágrafo le
corresponde un correlato cognitivo (denominado por él episodio), y justifica, por otro
lado, que se manifieste también en la oralidad, independientemente de que la etimología
del término que lo denota remita a la escrituraii. En cualquier caso, y dejando al margen
cuestiones de nomenclatura ajenas a los fines de este trabajo, lo importante es que, en lo
referente a la verbalización oral, los hablantes concentran sus ideas en torno a bloques
cognitivos que concuerdan, en los textos escritos, con los párrafos.
El trabajo de Koen, Becker y Young (1969) también es relevante para el tema que nos
ocupa. En él se describen los pormenores de una prueba que consistió en pedir a un
grupo de personas que dividieran en parágrafos un texto, con el objetivo de comprobar
el grado de coincidencia entre unos hablantes y otros en la ejecución de esa tarea. Los
resultados arrojaron un porcentaje muy alto de acuerdo (80%), por lo que los autores
consideraron que la única explicación posible era que el párrafo tiene un correlato
psicológico. Es cierto, no obstante, que el porcentaje aludido no representa el 100%,
pero un 80% es una cifra demasiado alta para no valorarla en su justa medida. De hecho,
años más tarde Bond y Hayes (1984) repitieron la experiencia, y los resultados y las
conclusiones a los que llegaron fueron similares.

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

En realidad, a las dos últimas investigaciones citadas subyace una premisa que ha sido
explicada por Van Dijk y Kintsch (1983) y García Berrio y Albaladejo (1983): los
hablantes somos competentes para segmentar en párrafos un texto. Los primeros
afirman concretamente que los usuarios de la lengua no solo tienen la capacidad de
producir e interpretar un número infinito de discursos, sino también de producir y
reconocer los párrafos como partes integrantes de dichos discursos. Por su parte, los
segundos (1983: 165) sostienen que

Los hablantes de una lengua poseen la capacidad necesaria para reconocer unos
fragmentos de discurso como parágrafos y otros como diferentes de los
parágrafos; también son capaces los hablantes de una lengua de producir
fragmentos de texto con carácter de parágrafo, los cuales son elementos
composicionales de los textos que dichos hablantes producen.

Si relacionamos todos los datos presentados hasta el momento, puede concluirse que el
parágrafo es una unidad cognitiva, y precisamente por ello desempeña un papel
fundamental en tareas como la memorización, la lectura o la verbalización. Este es el
motivo por el que previsiblemente existe en todas las lenguas y en los textos de todas
las épocas, independientemente de que los mecanismos de manifestación formal puedan
variar de un idioma a otroiii o hayan cambiado con el devenir de los tiemposiv.
Siendo esto así, ¿por qué los hablantes muestran en ocasiones comportamientos
divergentes a la hora de segmentar en párrafos un texto?

3. Factores condicionantes del cambio de párrafo


La respuesta a la pregunta con que termina el apartado anterior hay que buscarla en
factores de naturaleza diversa. En primer lugar, debe tenerse en cuenta que estas
unidades suponen la agrupación de determinadas ideas, por parte del emisor, en función
de un grado notable de afinidad. Es labor del receptor desenmarañar esas asociaciones,
y, como esta no es una tarea fácil, quien escribe el texto las hace explícitas reuniéndolas
en un mismo párrafo, guiando así al lector hacia una adecuada interpretación del texto.
Los parágrafos son determinantes, por consiguiente, tanto en la producción del escrito
(por mostrar las relaciones conceptuales de un emisor concreto y permitir a este último
vincular determinadas ideas de manera más o menos estrecha según su inclusión en un
mismo párrafo o en párrafos distintos), como en su interpretación, y por eso en la
Ortografía de la Real Academia Española (2010: 294) se señala que

Más que un asunto de la ortografía, la elección entre un punto y seguido y un


punto y apartev –o entre el punto y otros signos delimitadores como el punto y
coma o los dos puntos– tiene que ver con destrezas relativas a la organización de
la información, a la agrupación de las ideas en los párrafos para que el texto sea
claro y coherente. Respetando siempre esa premisa de coherencia, cabe la
posibilidad de que la jerarquización de las ideas varíe en función de cómo quiere
el que escribe que su texto sea interpretado.

Postura similar adopta Denhière (1985: 125), que incide en el hecho de que el receptor
comprende e infiere en su totalidad los contenidos de un escrito cuando consigue
reproducir fielmente la estructura cognitiva que subyace al mismo y que ha sido
construida por el emisor. Así lo expresa el lingüista francés:

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J. González. Aproximación a la unidad párrafo

Le paragraphe-résultat de la transformation d’une structure discursive linéaire ne


peut constituer une unité de traitement pour un lecteur que si ce dernier est
capable d’activer les signifiés évoqués par les signifiants contenus dans le
paragraphe et de les organiser en un tout cohérent, autrement dit, s’il est capable
d’élaborer une structure cognitive plus ou moins homologue à celle de l’auteur.

O Le Ny (1985: 132-133), quien afirma que la división en párrafos de un texto


representa el esquema mental que el productor del escrito pretende crear en su
destinatario:

Dans le cas du paragraphe, si ce que j’ai dit plus haut est fondé, sa réalité et sa
longueur tiennent à la façon dont le locuteur se représente par avance la structure
cognitive qu’il veut créer chez son destinataire. Dès lors, de temps en temps, le
scripteur peut juger utile de transmettre à son destinataire l’instruction suivante:
“maintenant cessez de’agréer l’information que je vous transmets à ce qui a
précédé, et ouvrez une nouvelle sous-structure”. C’est une autre façon de lui dire:
“je change de sous-thème, et je vous invite à en tenir compte”.

En este sentido son también interesantes las apreciaciones de carácter psicolingüístico


que hace Fayol (1989) a propósito de la puntuación, pero que son perfectamente
aplicables a esta cuestión (no debe olvidarse que uno de los procedimientos actuales de
delimitación de los párrafos es el punto y aparte). Explica este autor que en la
producción de un texto (oral o escrito) el emisor debe señalar en qué grado las unidades
que se suceden en la estructura superficial mantienen una relación más o menos estrecha
con las del modelo mental del que son producto. Pues bien, en el caso de la escritura
uno de los recursos de los que se dispone para marcar esas conexiones es la puntuación,
que a su vez permite a los receptores remitirse a ella para, en sentido inverso, construir
el esquema cognitivo asociado al texto.
Una de las razones por las que los usuarios de la lengua escrita no coinciden plenamente
en sus segmentaciones en párrafos reside, por tanto, en el hecho de que cada texto es
confeccionado por un autor determinado cuyas asociaciones conceptuales, en principio,
solo él conoce y no son similares necesariamente, además, a las de las personas a
quienes se pide, en el caso de experimentos como el de Koen, Becker y Young (1969),
que dividan en párrafos un texto no producido por ellas. De hecho, es significativo que
en la realización de resúmenes de textos ya segmentados en párrafos los hablantes
respeten considerablemente la forma de división original (así lo constatan Passerault y
Chesnet, 1991: 164), porque, intuitivamente al menos, y sin menospreciar
condicionamientos derivados de la memoria visual, probablemente esos hablantes
sienten la necesidad de respetar los bloques de contenido dispuestos por su autor, dada
la importancia que estos representan para su correcta interpretación.
Algo parecido sucede con las traducciones según Obdržálková (2013: 46), quien
compara la segmentación en párrafos de un texto traducido del español al checo con su
original, y concluye: “[…] el texto traducido se aproxima más a su respectivo texto de
partida que al texto comparable escrito en checo”. Esto confirma el respeto, en torno a
la cuestión que nos ocupa, de quien realiza la traducción hacia el único escrito del que
dispone en este caso (su fuente), y probablemente también hacia los condicionamientos
de tipo visual de quien maneja un texto ya dividido en parágrafos.

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

En el estudio comparativo que hace la autora acerca de los párrafos en checo y español,
explica también que los parágrafos en aquella lengua son en general más extensos que
en la segunda, pues en esta última las unidades que nos ocupan se construyen en
principio a partir de un número menor de enunciados. Este dato es un indicio de la
importancia que los aspectos de orden cultural cobran en estas cuestiones, por no
subyacer a los párrafos un patrón fijo de construcción.
Otro factor que explica por qué existen particiones diversas de los escritos tiene que ver
con la voluntad de destacar determinados contenidos o con que el mensaje transmitido
en un determinado párrafo sea relevante para todo el discurso. Parece ser que esta es una
técnica existente también en otras lenguas, que Obdržálková (2013: 129), utilizando los
datos de otro autor, resalta a propósito del checo:

En los libros de estilo checos encontramos la opinión de que los párrafos muy
cortos atraen la atención del lector y por eso pueden ser utilizados para destacar
cierta parte del contenido (Bečka, 1992: 400).

En realidad, se trata, al menos en el caso del español, de una práctica muy extendida
entre los hablantes utilizada numerosas veces en la parte final del discurso, que, por
razones obvias, es una ubicación destacada en términos estructuralesvi:

(1) Más allá de la realización de este proyecto [Eurovegas], y de las aparentes


ganancias económicas que pueda reportar, lo que a nosotros debería
preocuparnos es si su consecución perjudica o no la imagen de España, ya de por
sí bastante devaluada. Albergar un complejo de estas características en nuestro
país diluirá nuestra reputación entre máquinas tragaperras y ruletas giratorias.

¿Realmente es esto lo que deseamos? ¿Realmente queremos convertir España en


“Las Vegas” de Europa?

(2) Esta ley está completamente justificada y significa un paso adelante en el


camino para mejorar la calidad del aire que respiramos, y con ello nuestra
salud. Supone también un avance en la política social española que nos
coloca a la altura de los países más modernos en este aspecto. Luchando
contra el tabaco estamos haciendo un gran favor a la sociedad; esta
legislación es una de las mejores cosas que se han hecho en nuestro país, y
por ello debemos defenderla para nuestro bienestar.

Siguiendo este camino quizá consigamos que todo el mundo deje de fumar,
o al menos que lo hagan en donde solo se perjudiquen ellos mismos.

(3) En lo que concierne a los alegatos de los detractores de la ley, no los


comparto. Estas personas argumentan que la prohibición de fumar en
lugares cerrados como bares y discotecas conlleva pérdidas económicas,
pero pienso que no tienen razón. Establecimientos como los citados tenían
antes de la ley una atmósfera asfixiante que no agradaba ni a los
fumadores. Ahora mismo son menos los no fumadores que los fumadores, y
aquellos que optaban por no ir a este tipo de locales (como es mi caso) ya
podemos hacerlo sin arriesgar nuestra salud. Tampoco las personas que
trabajan en estos locales se ven obligadas ya a respirar aire tóxico.

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J. González. Aproximación a la unidad párrafo

Parece que la gente cada vez fuma menos. Parece que los locales tienen
menos clientela por la crisis y no por la ley antitabaco. Parece que al fin
podemos respirar tranquilos.

(4) De opinión contraria son los que reciben con los brazos abiertos esta nueva
decisión, ya que muchos se manifestaron en las calles catalanas y se
movilizaron por los derechos de los toros durante años. No debemos
olvidar tampoco a los 125 militantes que a las puertas del Guggenheim de
Bilbao dibujaron con sus propios cuerpos la silueta de un toro gigante
herido por varias banderillas. Todos ven este acontecimiento como un gran
paso para la defensa de los derechos de los animales aunque está claro que
aún queda mucho por hacer. La ética y el progreso moral son sus
consignas ya que anteponen la empatía por el animal a la defensa de las
tradiciones de la España castiza.

Este debate ha estado presente en nuestra sociedad durante muchos años, y


seguramente lo seguirá estando aunque al observar los acontecimientos
recientes podemos hacernos una idea del camino que en un futuro tomará
esta disputa.

Tanto es así que Jiménez Arias (2007), a propósito de los textos científico-técnicos,
recomienda hacer uso de este tipo de párrafos cuando el emisor tenga especial interés en
que la información recogida en ellos sea recordada por el receptor:

Los párrafos cortos deben destinarse a subrayar ideas importantes o concluyentes


y recomendaciones precisas, de modo que pueden incluso presentarse dentro de
recuadros para que sobresalgan de entre los demás. Esas pocas líneas (3 o 4), que
se destacarán tanto como los pequeños oasis en los grandes desiertos, serán
recordadas siempre por refrescantes, llamativas y vitales.

Por supuesto, estos casos no deben ser confundidos con lo que Cassany (2010: 86)
denomina párrafos-frase, cuya acumulación deriva en una lista inconexa de ideas que
perjudica notablemente la comprensión del texto. Bustos Gisbert (2011: 51-52) también
invita a evitarlos, e incluso en El libro del español correcto del Instituto Cervantes
(2012: 80) se señala que una de las características de un buen párrafo es que esté
“formado por entre tres y diez oraciones y en ningún caso solo una”.
Relacionado con la técnica de resalte informativo se halla la voluntad de estilo o la
búsqueda de determinados efectos por parte de cada autor. Es lícito pensar que, del
mismo modo que el funcionamiento del sistema de signos de puntuación permite cierto
margen de actuación para conferir al texto, por ejemplo, un carácter más entrecortado o
más hilvanado, de igual manera los párrafos, delimitados en la actualidad por dos
puntos y aparte, tal y como se ha expuesto con anterioridad, pueden segmentarse con
fines estilísticos o ser consecuencia de una determinada manera de redactar. Así lo
señala Wetherill (1985), quien analiza las consecuencias de la división en párrafos en
algunas obras de Flaubert (remarcar cambios de perspectiva o fuertes oposiciones entre
personajes, el aislamiento afectivo de estos, una causalidad incierta, ambigüedades
temporales, dramatización excesiva…) y explica que el novelista francés realiza varias
modificaciones en distintas revisiones de su obra L’Éducation sentimentale, fusionando
un importante número de párrafos, lo cual tiene como resultado, por ejemplo, la
mitigación del efecto dramático en algunos pasajes.

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

Prueba de que la búsqueda de efectos expresivos determina en cierta medida la


segmentación en párrafos de los textos es la constatación, por parte de Wetherill (1985:
82), de que los parágrafos de L’ Éducation sentimentale son en general más largos que
los que el mismo autor elige para Bouvard et Pécuchet, a pesar de que ambas novelas
fueron redactadas en la misma época. La explicación de aquel al respecto es
esclarecedora:

Flaubert, en somme, reste fidèle à sa propre exhortation: “Chaque oeuvre à faire a


sa poétique en soi, qu’il faut trouver” (Correspondance, Pléiade, II, p. 519, 29,
janvier 54, à Louise Colet). Chaque oeuvre réclame un système d’écriture qui lui
est particulier. La longueur des paragraphes de l’Éducation répond au besoin de
gommer les distinctions trop nettes. Les thèmes profonds de Bouvard et Pécuchet
sont au contraire axés sur la notion de fragmentation: fragmentation temporelle,
fragmentation surtout du savoir. Les deux protagonistes passent continuellement
d’un domaine de réflexion à un autre. Leur vie est constituée d’un amoncellement
d’expériences et de connaissances incohérentes, reliées entre elles par la seule
continuité du temps et les associations d’idées. Cela étant, il est tout à fait logique
que le paragraphe de Bouvard soit court. Ce morcellement de la page mime celui
de la science.

Por supuesto, ni que decir tiene que lograr transmitir al lector las sensaciones recreadas
en la cita anterior requiere cierto nivel de dominio y destreza en el arte de la escritura.
Aunque también puede suceder que la segmentación en párrafos obedezca a una forma
de redactar que provoca uno u otro efecto en quien lee el texto producido por el emisor,
independientemente de que este último haya meditado o no acerca de este hecho, y sea o
no consciente, por ello, de esas consecuencias.
Martín Vivaldi (1990: 114) también reflexiona sobre este asunto, y señala,
concretamente, que

Un texto compuesto exclusivamente a base de frases largas suele resultar oscuro,


embrollado; por el contrario, una serie ininterrumpida de frases cortas, enlazadas
por puntos, es causa de monotonía.

Por esta razón recomienda alternar ambos tamaños de frase para que el resultado final
sea variado y armonioso. Independientemente de que esta sea una premisa demasiado
general (como el propio Martín Vivaldi reconoce en páginas posteriores), lo relevante
del caso es la caracterización que hace el autor en virtud de la configuración de los
párrafos.
También resultan interesantes las opiniones que recoge de Baroja a propósito de esta
cuestión (Martín Vivaldi, 1990: 116), en sintonía con la idea de que párrafo y estilo
pueden ir unidos, al menos en ciertas ocasiones:

Un párrafo largo, el período de origen latino, formado por varias oraciones unidas,
tiende, naturalmente, a la elocuencia. El párrafo largo es, pretende ser, una
síntesis. Nuestro tiempo tiende al análisis.
El párrafo largo parece todavía natural al idioma castellano. Ha dominado y
domina aún. Castelar, Valera, Galdós lo han empleado.

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J. González. Aproximación a la unidad párrafo

A principios de siglo, Azorín, algún otro escritor y yo intentamos el párrafo corto.


Para mí era la fórmula más natural de expresión, por ser partidario de la visión
directa, analítica, impresionista.

Añade Martín Vivaldi (1990: 116) que el párrafo corto parece haberse impuesto entre
los escritores contemporáneos, y recomienda además su uso ante el dominio idiomático
que requiere el empleo del periodo largo. El uso de un tamaño específico de párrafo, por
tanto, no solo depende del estilo personal de cada autor, sino que también puede estar
supeditado a los hábitos propios de una época determinada. Así lo constatan Girón
Alconchel (1981),   Cassany (2010) o Bustos Gisbert (2012), que señalan también como
condicionantes de la fisonomía del párrafo el género textual y, en el caso del último
autor citado, la lengua y la cultura.
En realidad, los párrafos pueden ser utilizados con intenciones estilísticas precisamente
porque están muy ligados al emisor (de quien depende la producción del texto y que
pertenece a un contexto social, cultural e histórico precisos), pero también al receptor,
por constituir aquellos, tal y como se comentó anteriormente, una guía hacia una
determinada interpretación. Incluir o no un inventario concreto de enunciados en un
mismo párrafo no es, por tanto, un hecho trivial, y es evidente que algunos usuarios de
la escritura (sin duda los más avezados) saben cómo crear en el lector determinados
efectos optando por una u otra segmentación.
Es cierto, no obstante, que hay quienes no aciertan a seccionar de manera adecuada sus
textos y que ello dificulta su comprensión, por lo que la falta de pericia al escribir
también es un factor que explica, en ocasiones, por qué no siempre hay coincidencia
entre los hablantes a la hora de dividir un texto en párrafosvii. No se observa en estos
casos una búsqueda decidida de uno u otro efecto expresivo, sino una falta de destreza
que suele manifestarse también en otras deficiencias. En términos más específicos,
sucede a veces que se fragmenta excesivamente el escrito y esto dificulta su lectura y
procesamientoviii (lo cual incide en el carácter psicológico de las unidades en cuestión),
porque el receptor advierte poca cohesión entre las ideas que se reflejan, al menos si
este fenómeno se produce de manera recurrente y sin que se evidencie criterio alguno de
segmentación:

(5) La explotación infantil suele existir en los países donde hay hogares más
pobres y en las zonas rurales.

En estas regiones, el gobierno no adopta ni hace cumplir las medidas y


legislaciones relevantes para la lucha contra este fenómeno y las
organizaciones empresariales tampoco cumplen estrictamente las reglas.

Hasta en algunos países más pobres, el gobierno y la sociedad permiten la


existencia del trabajo infantil.

(6) Aunque la comunidad internacional se ha esforzado mucho en la


erradicación de la explotación infantil, ésta sigue existiendo.

Todavía hay muchos niños que sufren de las peores formas del trabajo que
son perjudiciales para su desarrollo en general.

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

(7) La explotación infantil es el trabajo impuesto por un sistema de fabricación


o servicio con finalidad económica que impide el desarrollo físico y
psíquico de los niños y niñas.

Desde sus inicios, ha supuesto un cambio significativo en lo que a las


relaciones de producción y de consumo se refiere y que ha pasado por
distintas acepciones. En torno al siglo XIX los niños y las niñas eran
concebidos como “hombres pequeños” con la capacidad de realizar los
mismos trabajos que las personas adultas; a día de hoy esta concepción ha
sido reforzada por las ambiciosas multinacionales, cuya visión sobre la
infancia se entiende como un instrumento vulnerable para engrosar sus
intereses económicos.

(8) La tecnología nos rodea y nos convierte en esclavos de actualizaciones,


software, programas, versiones mas novedosas, aparatos mas sofisticados...

En España, la tecnología se importa en un porcentaje muy alto, pues se


carece de industrias propias en este campo. ¿Y de donde se trae, por
consiguiente, la tecnología?

De Norteamérica, pues no dejaba de ser la mayor potencia del mundo, y de


Asia, que se está colocando a un ritmo imparable en la primera posición de
importación mundial, con unos mercados en plena efervescencia y una
revolución industrial (en el caso de China) que amenaza con derrocar a los
USA, con una población ingente y el número de hablantes (nativos y no-
nativos) mas alto del mundo.

(9) Por un lado, esta reforma legislativa que se propuso como una ampliación
de la Ley española 28/2005, también conocida como ley antitabaco de
España de 2006, supuso una contradicción entre sendas medidas, dando
como resultado el descontento del sector hostelero, que, entre otros, había
habilitado salas para fumadores que con la nueva ley tuvieron que ser
suprimidas.

Sin embargo, este no fue el único golpe al que tuvo que enfrentarse la
hostelería, sino que además sufrió una considerable pérdida de clientes y
consumidores.

Por otro lado, el tabaquismo en España se ha convertido en una de las


mayores causas de muerte, pero ¿A caso este problema dimana de la
resignación de la sociedad a consumir con la completa ignorancia hacia lo
ingerido? […].

Aunque también puede ocurrir lo contrario: que el hablante haga escaso uso de los
párrafos, obligando al lector a procesar largas y compactas porciones de texto en las que
se hallan fundidos diversos bloques informativos, sin que haya motivos, al menos
aparentes, que lo justifiquen:

(10) Por otro [lado], se exigió a los dueños de locales con una superficie
comercial igual o mayor a 100m2 a realizar una reforma en el
establecimiento por la cual se debía habilitar una zona de fumadores
separada de la zona de no-fumadores, la cual no podía superar el 30% de

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J. González. Aproximación a la unidad párrafo

la superficie útil del local ni los 300m2. Pero la cosa no acababa ahí, sino
que las zonas de fumadores debían estar (por ley) completamente
compartimentadas, y contar con un sistema de ventilación propio. El costo
de estas modificaciones fue de aproximadamente entre 12.000 y 15.000€
por local (según el artículo de Eva Llorca “Ley antitabaco, ¿cómo afecta a
la pequeña empresa?”). El problema no reside solamente en la gran
cantidad de dinero que los dueños de los locales tuvieron que desembolsar
(lo que, de todos modos, causó un gran y negativo impacto en sus
economías), sino que, para más inri, cuando esta Ley Antitabaco cambió en
el año 2011 se decidió que quedaba terminantemente prohibido fumar en
cualquier establecimiento de restauración, lo que en mi opinión provocó
que la inversión realizada apenas cinco años antes no sirviese para nada y
hubiese resultado una pérdida total de una cantidad de dinero nada
despreciable. Quiero recalcar el hecho de que yo estoy a favor de la Ley
Antitabaco, ya que a pesar de que la presencia de fumadores en mi entorno
no me moleste significativamente, soy consciente de que puede acarrearme
problemas graves de salud a largo plazo pero, a pesar de los aspectos en
los que ha resultado positiva, también en otros muchos (especialmente en el
sector hotelero por las razones explicadas con anterioridad) tuvo una mala
repercusión. Para mí, la “maravillosa” Ley Antitabaco no resultó serlo
tanto y, a pesar de que hoy en día la situación está más o menos
normalizada, en el pasado dio lugar a numerosos problemas, pérdidas
económicas y una gran crisis acompañada de una sensación de
incertidumbre entre los hosteleros.

(11) La puesta en marcha de la ley produce una notable mejora en la salud de


toda la población. Por un lado, ayuda a que aquella gente que no consume
tabaco pueda evitar la inhalación de humo en recintos cerrados y no
contribuir así a la generación de futuros problemas de salud. Por otro lado,
la ley ha provocado que la población fumadora se plantee si desea seguir
consumiendo tabaco, y en muchos casos, se elige dejar de fumar. Esto será,
sin duda alguna, una mejora en la vida de estas personas y de su salud.
Otro punto importante es la prohibición de fumar cerca de centros
sanitarios y escolares. En mi opinión, no se ofrece una buena imagen de un
centro sanitario si en sus alrededores se puede encontrar gente fumando,
ya que esto da lugar a una pequeña contaminación del aire. Genera una
situación paradójica. En el plano sanitario, la entrada en vigor de esta
serie de normas proporciona grandes avances. En conclusión, la ley
antitabaco ha traído bastantes ventajas a la sociedad española. El inicial
rechazo a esta ley se debió al pánico ante un posible descenso en las ventas
y la pérdida de dinero. Sin embargo, esto no ha sido tan catastrófico como
algunos empresarios previeron y además se ha mejorado la calidad de vida
en los ciudadanos no fumadores. La salud es uno de los elementos más
importantes en nuestras vidas aunque en ocasiones lo olvidemos.

Las dificultades para leer y procesar un texto que no presenta divisiones en párrafos son
fácilmente comprobables (sobre todo si este es largo), y se percibe muy bien en los
textos medievales, en los que se suceden las páginas sin que apenas haya en ellas
particiones.
La falta de pericia a la que aludí anteriormente podría subsanarse, al menos en parte,
con un adiestramiento dirigido a tal efecto, y por eso es importante averiguar en qué
medida este aspecto puede repercutir o no en la división en párrafos de los textos. En

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

este sentido, es muy interesante el experimento puesto en marcha por Bustos Gisbert
(2012), en el que compara la manera de segmentar los párrafos de estudiantes
universitarios antes y después de recibir formación al respecto. Sostiene que la
conciencia del párrafo como unidad informativa compleja (es decir, la configurada al
menos por dos enunciados) se consolida cuando los alumnos han tenido ya instrucción
específica, a lo que yo añado que la técnica de resalte informativo mediante párrafos
breves situados fundamentalmente al final de los textos también puede responder, al
menos en parte, a ese factor.
¿Significa todo esto que los párrafos no son verdaderas unidades cognitivas? A mi
modo de ver, no, aunque es innegable que los aspectos de índole estilística, cultural y
formativa influyen en la configuración de los parágrafos, tal y como se ha señalado con
anterioridad. Lo que sucede es que esa instrucción acerca de la división en párrafos de
los textos que se lleva a cabo en la actualidad en los talleres de redacción o en
asignaturas cuyo objetivo es mejorar la calidad de la expresión escrita refleja el estadio
actual de un proceso que se ha estandarizado en cierta medida, y que ha pasado a lo
largo de la Historia por el uso de procedimientos muy diversos, en lo que se refiere a la
manifestación y marcación de estas unidades en la estructura superficial.
Precisamente el hecho de que el párrafo no haya sido ni sea una unidad fácilmente
delimitable dificulta la tarea de dividir en parágrafos los textos a quienes escriben, al
tiempo que permite comprender los motivos de la tardanza en adoptar los mecanismos
actuales de demarcación, mucho más evidentes que otro tipo de recursos. Elvira (1997:
326) lo explica de manera muy clara en un magnífico trabajo de orientación diacrónica:

Cabe pensar que el relativo retraso con que la escritura occidental ha asumido la
división en párrafos tiene que ver con el hecho de que esta unidad tiene unos
límites borrosos, al menos a primera vista. En efecto, en la división tradicional de
las unidades lingüísticas, se ha venido aceptando, con algunas variantes, una
jerarquía de unidades que distingue entre palabra, sintagma, oración, frase, etc. En
esta serie, la frase es, quizá, la última y más amplia de las unidades normalmente
distinguibles. Los criterios para establecer esta jerarquía suelen combinar
argumentos sintácticos, prosódicos y, en última instancia, gráficos. No siempre,
sin embargo, se suele incluir el párrafo en esta jerarquía de unidades. Ello se debe,
probablemente, a que las propiedades sintácticas, prosódicas y gráficas del párrafo
no son siempre claramente perceptibles.

4. Delimitación formal del párrafo y rasgos caracterizadores


Como se indicaba en el apartado anterior, el asunto de la delimitación formal del
párrafo, así como la caracterización de esta unidad, no son cuestiones fáciles de abordar,
y desde luego se precisa una mayor profundización al respecto. No obstante, en los
últimos tiempos se han llevado a cabo investigaciones en áreas diversas que merece la
pena resaltar y que ayudan a comprender mejor la naturaleza y funcionamiento de estas
unidades. Las presento en tres subapartados para facilitar su asimilación.

4.1. Unidad temática o coherencia interna


Este es un aspecto consustancial a los párrafos. Por ello quienes, en mayor o menor
medida, se han ocupado del estudio de estos últimos no soslayan esta cuestión cuando
los definen y caracterizan:

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J. González. Aproximación a la unidad párrafo

García Berrio y Albadalejo (1983: 162): “[…] son secciones del discurso
delimitadas por marcas que agrupan secuencias de oraciones que corresponden a
un mismo tópico”.

Hernández Alonso (1984: 54-55): “[…] unidad textual superior a la oración y


formante de textos (monológicos o dialógicos) en boca de un emisor, que, al
combinarse con otros, es capaz de formar estructuras con un mensaje
autosuficiente e inteligible”.

Crystal (1992: 287): “A unit of written discourse between the sentence and the
whole text, graphically distinguished either by indentation of the first line or by
white space preceding and following. The function of a paragraph is to show the
reader that the sentences in a particular set are more closely related to each other
than to the sentences in an adjacent text. There is no simple way of defining the
unit of meaning which a paragraph expresses, or its internal structure, though
attempts are often made to specify a ‘topic’ for each paragraph, and to identify
‘topic sentences’ (sentences which introduce a paragraph’s theme). There are clear
stylistic trends –for example, the marked tendency for paragraphs to be shorter in
popular writing”.

Fuentes (1996: 55): “El parágrafo corresponde al conjunto de enunciados que se


caracterizan por tener una unidad tópica, por expresar un subtópico del tema
general del texto, ya que este se desarrolla de forma secuencial. Son las divisiones
que hace el hablante en su texto siguiendo criterios informativos, las partes en que
se divide el tema sobre el que versa el texto, y también según la superestructura,
es decir, el tipo de texto”.

Núñez Ladevéze (1997: 144): “[…] desde un punto de vista funcional, un párrafo
es una unidad de coherencia global no gramaticalizable en la que uno o varios
temas imbricados predicativamente se articulan informativamente en torno a una
propuesta temática”.

Montolío (2000: 70): “[…] un párrafo constituye una unidad de sentido y no un


mero encadenamiento de oraciones que tengan algo que ver entre sí”.

Figueras (2001: 53): “[…] unidad del texto en la cual se plantea y desarrolla un
aspecto o subtema concreto del tema general […] En cualquier caso, el párrafo se
caracteriza por su coherencia semántica: se articula en torno a un tema único”.

Sánchez Lobato (2006: 273): “El párrafo se caracteriza principalmente por ser una
unidad temática, por presentar claridad comprensiva y por tener coherencia
semántica”.

Cassany (2010: 84): “Se suele definir el párrafo como un conjunto de frases
relacionadas que desarrollan un único tema. Es una unidad intermedia, superior a
la oración e inferior al apartado o al texto, con valor gráfico y significativo. Tiene
identidad gráfica porque se distingue visualmente en la página, como hemos visto
en el juego anterior: empieza con mayúscula, a la izquierda, en una línea nueva, y

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

termina con punto y aparte; también se simboliza con los signos § o // [pág. 223; §
3]. Tiene unidad significativa porque trata exclusivamente un tema, subtema o
algún aspecto particular en relación con el resto del texto”.

Bustos Gisbert (2012: 84-85): “El párrafo pasa a entenderse como unidad
informativa compleja dotada de coherencia interna y destinada a segmentar la
información en beneficio de la organización textual”.

Vera Luján (2012: 356-357): “En consecuencia, el párrafo se configura, por tanto,
como una unidad textual propia de la comunicación humana realizada a través de
la lengua escrita que, en virtud de sus características de funcionamiento sintáctico,
semántico y pragmático, se constituye como la unidad mínima de funcionamiento
autónomo a través de la que se transmite un tópico discusivo de naturaleza
semántico-conceptual que tiene un correlato pragmático en tanto que acto-tópico
de habla”.

Obdržálková (2013: 127): “El párrafo está definido como una unidad textual que
se caracteriza por una unidad temática y coherencia interna, y juega un papel
importante tanto en la producción como en la interpretación del texto”.

El agrupamiento de enunciados en parágrafos se hace en virtud de una coherencia de


tipo local o microestructural que da cohesión interna a los propios párrafos y los
distingue de los demás, y ello explica que el paso de una unidad a otra tenga en su
origen la existencia de rupturas en la continuidad de la coherencia. Por esta razón debe
haber al menos un factor de cambio respecto del enunciado anterior, aunque es muy
común que el número de factores sea superior a uno, en cuyo caso se acentúa la
percepción de discontinuidadix. La casuística depende, obviamente, del género
discursivo del que se trate, y por ello en lo que se refiere a las narraciones, por ejemplo,
parece que los cambios de marco temporal, espacial o de personaje que protagoniza la
acción son motivos frecuentes para dar paso a un nuevo párrafo.
Por otro lado, del hecho de que los parágrafos muestren internamente unidad temática
no se colige, tal y como advierte Bustos Gisbert (2012: 64), que deban agotar
necesariamente el tema que se esté abordando y constituir, así, unidades temáticamente
completas. Es perfectamente posible, de hecho, que aquel se desarrolle en otros
párrafos, en los que se aporte, sin embargo, un punto de vista diferente, se resalte algún
asunto significativo o se introduzca un nuevo matiz, entre otros aspectos.
Es curioso constatar que, pese a la evidencia de que la coherencia interna es un factor
fundamental en la caracterización de las unidades que nos ocupan, la mayoría de los
diccionarios de uso optan, salvo contadas excepciones, por definiciones de tipo formal
que únicamente contribuyen a identificar los párrafos dentro de un texto:

Casares (1959): “Cada una de las divisiones de un escrito señaladas al principio


por letra mayúscula y por punto y aparte al final”.

Alonso (1975): “Cada una de las divisiones de un escrito comenzadas por letra
mayúscula y terminadas con punto y aparte”.

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J. González. Aproximación a la unidad párrafo

VV. AA. (1976): “Cada una de las divisiones de un escrito señaladas por letra
mayúscula al principio del renglón, y punto y aparte al final del trozo de
escritura”.

Real Academia Española (2001): “1. m. Gram. Cada una de las divisiones de un
escrito señaladas por letra mayúscula al principio de línea y punto y aparte al final
del fragmento de escritura”.

Moliner (2007): “1 m. Cada trozo de un discurso o de un escrito que se considera


con unidad y suficientemente diferenciado del resto para separarlo con una pausa
notable o, en la escritura, con un punto y aparte: ‘Copien los dos primeros
párrafos de la lección’”.

Gutiérrez Cuadrado y Pascual Rodríguez (2009): “s m 1 Cada una de las partes de


un escrito separadas por un punto y aparte: La profesora nos mandó leer los cinco
primeros párrafos”.

Seco (2011) et al.: “I m 1 En un escrito en prosa: Conjunto de líneas seguidas no


separadas entre sí por punto y aparte. Tb su contenido”.

Tan solo el diccionario de Moliner incluye la unidad temática o coherencia interna


como un aspecto esencial para definir los párrafos. Es cierto que en el de Seco se alude
al contenido que el punto y aparte encuadra, pero la manera de presentar esta
información es, a mi modo de ver, más ambigua que la de aquel.
En lo que concierne al diccionario de la Real Academia Española, que traigo a colación
por constituir una referencia indiscutible para los hablantes, se prescinde en él, como
puede constatarse supra, de toda mención a esta cuestión, y tampoco parece que vaya a
ponerse remedio al respecto en la 23.ª edición si se confirma la enmienda que se
propone en su edición digital:

1. m. Fragmento de un texto en prosa constituido por un conjunto de líneas


seguidas y caracterizado por el punto y aparte al final de la última.

En ese sentido resulta llamativo el reguero de modificaciones que, a propósito de la voz


párrafo, se han introducido en los diccionarios académicos desde que entre 1726 y 1739
se publicara el de autoridades. Este último sí hace de la unidad temática el punto central
de su definición, y de hecho relega al final de la misma los elementos que concretan su
manifestación formal:

Real Academia Española (1726-1739): “La división ò separacion que se hace en


el texto de lo que se vá escribiendo, para denotar que se empieza nueva materia, ò
sentencia diferente. Los Jurisconsultos lo empezaron à usar, por la distinción de
las leyes en el texto, y después se extendió à los demás. Nótase con este character
§. Lat. Paragraphus. QUEV. Fort. Libros borrajeados argumento 25. Digestis de
auro & argento mundo, en los párraphos anteriores al que explicamos, trató
Ulpiano del menaje y alhajas mugeriles.
PARRAPHO. Se toma frequëntemente por la division que se hace en lo escrito,
dexando la linea por acabar, y empezando aparte, con letra mayúscula. Suelese

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

notar con números. Lat. Paragraphus. SANDOV. Hist. Ethiop. Lib. 3. Cap. 7. De
cuya relación, que es admirable, referiré à la letra parte del número y párrapho
setenta”.

La edición de 1780, por su parte, también respeta esta consigna:

1. s. m. La division, ó separacion que se hace en el texto de lo que se va


escribiendo, para denotar que se empieza nueva materia, ó sentencia diferente.
Los jurisconsultos lo empezáron á usar para la distincion de las leyes en el texto, y
despues se extendió á los demas. Nótase con este caracter §. Paragraphus.

Pero ya en la edición de 1817 se detecta una voluntad de presentar una definición más
sucinta, que redunda en este caso específico en una excesiva simplificación:

1. s. m. Division de algun capítulo ó discurso. Nótase con este caracter §.


Paragraphus.

Y que se concreta, en las ediciones posteriores (incluida la última, presentada más


arriba) en definiciones de tipo puramente formal:

1. m. Gram. Cada una de las divisiones que se hacen en la escritura, pasando


después de punto final á otro renglón, que se empieza á escribir más adentro de la
plana que los anteriores y los siguientes (1884).

1. m. Cada una de las divisiones de un escrito señaladas por letra mayúscula al


principio del renglón y punto y aparte al final del trozo de escritura (1925 y 1992).

4.2. Posición inicial


Es conocida la importancia que, en términos estructurales, desempeña la posición
inicial. A esta conclusión se llega no solo desde la intuición, sino porque se han
realizado experimentos diversos que así lo prueban. Greeno y Noreen (1974), por
ejemplo, señalan que se leen más despacio las palabras emplazadas ahí que las que
figuran en otra ubicación. La razón estriba, según estos autores, en el hecho de que los
elementos que ocupan dicha posición crean expectativas (“expectations”) acerca de la
porción de discurso que le sigue, lo cual significa, en otros términos, que aquellos
condicionan el material lingüístico que aparece después.
En lo referente a la memorización, se ha señalado que la información que figura al
principio es mejor recordada que la que está situada en otros emplazamientos,
seguramente debido a que es en esa posición donde los hablantes sitúan los vocablos
que contribuyen en mayor medida a la organización del mensaje (Kieras, 1980).
En el ámbito del procesamiento también se han recabado datos interesantes.
Gernsbacher y Hargreaves (1992), por ejemplo, sostienen que los elementos lingüísticos
que se sitúan en las posiciones iniciales sirven especialmente al receptor para construir
la representación mental que subyace al texto, guiándole hacia una adecuada
interpretación del mensaje. Esto significa que, en la incardinación necesaria que se
produce entre emisor y receptor en todo acto comunicativo, las palabras situadas en
posición inicial desempeñan un papel de especial relevancia, tanto en las tareas de
producción como en las de interpretación.

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J. González. Aproximación a la unidad párrafo

A ello se suman las apreciaciones de Van Dijk (2012: 600), quien afirma que
“paragraphs may start with high-level propositions that will be specified in the rest of
the paragraph”, e ilustra su afirmación con un fragmento de un discurso de Obama.
A todo lo anterior, que hace comprender el papel trascendental que desempeña el
material lingüístico situado en primera posición, cabe sumar la función demarcadora
asumida por aquel en lo que podríamos denominar espacios de coherencia difusa,
coincidentes con los pasajes en los cuales se producen rupturas en la continuidad
temática, o, en otros términos, con los cambios de párrafo.
En la actualidad, la delimitación más evidente de estas unidades se lleva a cabo por
medio de un subtipo de un signo de puntuación reservado expresamente a esta función
(el punto y aparte), al que acompaña generalmente el sangrado de línea y, por supuesto,
la mayúscula que ha de seguir a todo punto. Incluyo el adverbio generalmente en la
oración anterior porque existen otros modos de presentar, en términos formales, los
párrafos, de lo cual deriva una tipología que, en torno a estas unidades, figura en
algunos manuales de estilo o en diccionarios de ortotipografía. A continuación incluyo
la clasificación que presenta Martínez de Sousa (2010: 211-214) atendiendo a la forma:

(a) Párrafo ordinario: comienza con una sangría y sus líneas se justifican.

(b) Párrafo moderno a alemán: variante del párrafo ordinario que consiste en
disponer el texto sin la sangría inicial. La última línea debe ser corta, para
distinguir el final de un párrafo y el comienzo del siguiente. Puede emplearse en
epígrafes o pies de figuras y en las casillas de los cuadros.

(c) Párrafo francés: se sangran todas las líneas menos la primera. Se usa mucho
en diccionarios y vocabularios para la composición y disposición de los artículos.
También se emplea en la composición de casillas del cuerpo de los cuadros o
tablas, en las bibliografías, en los índices alfabéticos y en apartados y
subapartados.

(d) Párrafo en bandera o composición quebrada: disposición del texto de tal


manera que en uno de los lados, el derecho o el izquierdo, o incluso en los dos, la
línea de texto no llena necesariamente la medida exacta. Aunque es de escaso uso,
se emplea en ocasiones con los títulos y subtítulos.

(e) Párrafo en bloque: variante del párrafo alemán, en el que todas las líneas son
iguales (incluida la primera y la última).

(f) Párrafo español: variante del párrafo alemán en el que la última línea ha de ser
corta y se centra. Es muy útil para la composición y disposición de epígrafes o
pies.

(g) Párrafo en base de lámpara: conjunto de líneas centradas desiguales cuya


longitud disminuye a medida que se aleja de la primera. Se emplea sobre todo en
títulos de cubiertas, portadillas, portadas, títulos centrados o composición de
colofones.

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

(h) Composición en base de lámpara invertida: variante del párrafo en base de


lámpara que consiste en un conjunto de líneas centradas desiguales cuya longitud
aumenta a medida que se aleja de la primera. De escaso uso, se utiliza en
ocasiones en títulos y subtítulos.

(i) Composición epigráfica: también llamada jarrón de Médicis o copa de


Médicis, consiste en un conjunto de líneas desiguales centradas. Se emplea en
títulos y colofones.

Puede constatarse que los párrafos aludidos han fijado grosso modo su uso en la
tradición tipográfica en lo que podría considerarse un proceso de especialización
textual, en el sentido de que cada uno de ellos se acomoda a tipos de textos concretos o
a partes de los mismos, lo cual puede resultar beneficioso para el receptor (por cuanto
determinadas formas de presentación de los párrafos pueden mejorar el procesamiento
del texto o aumentar la velocidad con que se lleva a cabo esta tarea), pero también para
el emisor, que dispone de una gama variada entre la que escoger la que mejor se adapta
a sus necesidades, si bien en muchos casos, como se ha podido constatar, el margen
para elegir está limitado y condicionado en cierto modo por la tradición.
También en la Ortografía de la lengua española de la RAE (2010: 294) se alude a este
asunto, aunque se incluyen en ella únicamente tres procedimientos de marca de párrafo:
la sangría seguida por la tradición tipográfica española (la situada al comienzo de la
primera línea del párrafo), la sangría francesa y la introducción de una línea en blanco
después de cada párrafo, al que no acompaña, eso sí, ningún tipo de sangrado.
A estos recursos ortotipográficos hay que añadir otros de naturaleza estrictamente
lingüística. Los parágrafos comienzan a menudo con marcadores textuales (con
predominio de una u otra clase, en función, por ejemplo, del género discursivo del que
se trate), que dirigen al lector hacia una determinada interpretación y le hacen
comprender mejor el texto ante el que se hallanx:

(12) En definitiva, se trata de un intento del Estado de disminuir los


problemas derivados del tabaco en nuestro país. Desde mi punto de vista de
asmática, considero que es muy justa, puesto que respeta bastante la
decisión de cada uno sobre si fumar o no fumar y a la larga estoy segura de
que cumplirá su objetivo. Sin embargo, soy también hija de hosteleros y,
habiendo vivido el cambio tan brusco en la legislación, considero que fue
un error cambiarla de esa manera tras un lapso de tiempo tan breve.

(13) Por un lado, es necesario precisar que el sur, el centro y el este del
Estado Español han sido popularmente las zonas donde la tradición [la
tauromaquia] se ha encontrado más arraigada. Lógicamente esto no
implica que haya un apoyo absoluto entre los ciudadanos de Madrid y
Sevilla, por ejemplo, pero sí una mayoría que disfruta con este
acontecimiento popular. Así pues, quedarían excluidas de este mapa
taurino de España las comunidades autónomas de Cataluña, Galicia,
Canarias y Asturias, que ejercen la mayor oposición a las corridas de
toros. De hecho, son Cataluña y Canarias las zonas de España que han
legislado finalmente para prohibir la actividad en los ruedos.

Por otro lado, los motivos alegados por las fuerzas políticas de dichas
comunidades conciernen a la protección de los derechos de los animales.

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J. González. Aproximación a la unidad párrafo

Esto es poco menos que discutible, puesto que no hay históricamente una
mayor sensibilización con el maltrato animal en determinadas zonas por
encima de otras. Más bien, parece una excusa que enmascara una
motivación política, un rechazo a costumbres identificadas directamente
con el sentimiento nacional español. Sentimiento este que no es
ampliamente compartido en las zonas en que la prohibición ha surtido
efecto.

(14) Bajo mi punto de vista, la tradición tiene un gran peso dentro de la


cultura individual de cada nación. El pueblo se siente identificado con su
herencia común y por ello trata de conservarla. Es por esto que, al pensar
que la tauromaquia es algo nuestro, nos es más difícil desarraigarnos de
ella. Un claro ejemplo es la declaración de las corridas de toros como Bien
de Interés Cultural en la Comunidad de Madrid.

No obstante, pienso que el dañar a un animal por la creencia de que somos


superiores y que podemos tratar a nuestro antojo a aquellos que están en
inferiores condiciones a las nuestras es una práctica deleznable. Estoy de
acuerdo entonces con la postura adoptada por Cataluña, en donde las
corridas de toros han sido erradicadas aunque existen otras prácticas igual
de infames relacionadas con los toros que también deberían desaparecer.

Si bien es cierto que la presencia de estas palabras no es exclusiva de los comienzos de


parágrafo (ejemplo 15), lo cual también dificulta en ocasiones la labor de segmentación
de escritores o usuarios de la lengua escrita no demasiado competentes, que buscan en
la presencia de ciertas palabras una señal clara para parcelar el texto y consideran,
erróneamente, que su aparición va acompañada necesariamente de un cambio de párrafo
(ejemplo 16):

(15) Desde tiempos inmemoriales, distintos tipos de tauromaquia han sido


celebrados a lo largo y ancho de la Península Ibérica. Sin embargo, en
España, como estado plurinacional, no se ha desarrollado por igual la
afición por la tauromaquia, de tal forma que algunas comunidades
autónomas han experimentado un rechazo hacia este tipo de prácticas.
Creo que la imposición de la denominada fiesta nacional ha sido el motivo
principal por que algunas zonas de España más proclives a un sentimiento
antiespañol han optado por prohibirla.

(16) Pero no solo se trata de ordenadores y videojuegos; Asia (refiriéndonos


a los países más desarrollados como Japón) tiene un nivel de vida alto y
con tecnologías que en Europa no pueden ni imaginarse: desde aparatos de
uso doméstico, (televisiones, electrodomésticos, los famosos WC japoneses
que poseen diez tipos distintos de programa, como si se tratase de una
lavadora...) hasta novedades en el 3D, (como algunos grupos musicales
como Vocaloid, que no son más que hologramas tan reales como si fuesen
seres humanos), realidad virtual, nanotecnología, y robótica, que está
considerada (la robótica japonesa) la más avanzada del mundo.

De hecho, se han publicado noticias recientes en los periódicos españoles,


con motivo de la exposición de robótica, sobre un profesor de universidad
japonés que ha creado un androide igual a él para que lo sustituya en las
clases.

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

Igual sucede con los topicalizadores, que guían sin duda al receptor hacia nuevas
variables y nuevos parágrafos (ejemplo 17), pero que no son tampoco exclusivos de la
posición inicial de párrafo (ejemplo 18), por lo que también pueden hacer dudar a los
hablantes acerca de si introducir o no un cambio de párrafo, e incluso su aparición
puede inducirles a error (ejemplo 19):

(17) Es bien sabido que el cannabis es menos dañino para la salud y crea
menos dependencia que el tabaco. Sin embargo, su consumo y comercio es
fuertemente perseguido. Entonces, ¿perseguirlo tiene como objetivo el
beneficio para la salud de la sociedad o lo que ocurre es que compite con el
tabaco? Estas dudas me surgen desde una posición totalmente detractora
del cannabis, por supuesto.

En lo que respecta a la ley antitabaco, y teniendo en cuenta lo dicho


anteriormente, mi opinión es muy favorable a esta normativa. Sin embargo,
¿por qué restringir tanto el consumo de un producto que se vende tan
libremente? Me parece bastante hipócrita limitar la consumición de tabaco
por motivos de salud pero no poner trabas a la hora de la distribución del
mismo (salvando las restricciones a menores tan frecuentemente
quebrantadas).

(18) Para finalizar, creo que es importante promover este tipo de actividades
porque el efecto que causa en el alumno es muy positivo. Y en lo que se
refiere a la motivación e interés de los estudiantes, quedan sin duda, así,
garantizados.

(19) Entre las posibles ventajas del complejo [Eurovegas], están por supuesto
el aumento de trabajo en Madrid (puesto que una infraestructura de tales
dimensiones generaría muchísimo empleo), también aumentarán el turismo
y la población.

Y en cuanto a los inconvenientes, encontramos la subida de precios debido


a una mayor demanda, atracción del crimen organizado (prostitución,
droga, corrupción…), los posibles empleos de baja calidad con salarios
reducidos.

Por supuesto, el tipo de material lingüístico que aparece al comienzo de los párrafos
depende en gran medida del género discursivo dentro del que se inscriben los textos a
los que pertenecen estas unidades, por lo que es perfectamente comprensible que, en el
caso de las narraciones, los conectores de tipo lógico, que tantas veces aparecen en los
textos expositivo-argumentativos (como los presentados hasta ahora), abran paso a
secuencias temporales, a la mención del personaje que protagoniza la acción o al lugar
en el que esta se desarrolla, según hace ver Chausserie-Laprée (1969) a propósito de las
historiografías latinas. Este autor considera que la posición inicial es tan importante para
esta clase de escritos que cataloga los elementos ahí situados como mots-titres, en el
sentido de que contribuyen a enmarcar los hechos que se narran en los párrafos de los
que forman parte, al tiempo que es en esa ubicación donde se hacen más patentes los
cambios que se han producido y que han provocado el paso de un párrafo a otro. La
importancia de la citada posición no solo se debe, pues, a que sobre ella recae una
función demarcadora evidente, sino que constituye uno de los mecanismos que activan

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J. González. Aproximación a la unidad párrafo

una nueva línea de coherencia y a través de ellos se ha de facilitar, de una u otra forma,
la transición hacia otra unidad del discurso.

4.3. Continuidad topical


En los textos narrativos se aprecia de manera singular que las primeras palabras de un
párrafo son especialmente importantes para lo que se ha dado en llamar continuidad
topical. Esta puede definirse como el sistema de elementos referenciales a partir de los
cuales el hablante consigue mantener un referente activado, que incluye tres
posibilidades: los nominales plenos, los pronombres o la elisión de material referencial.
Cabe pensar que los primeros aparecerán fundamentalmente en pasajes en los que se
menciona por primera vez un referente, pueda producirse ambigüedad en su
interpretación porque haya otros referentes de igual género y número, o bien porque la
distancia respecto de la anterior mención es significativa y conviene recuperarla en aras
de facilitar su asimilación. Cuando no hay riesgo alguno de confusión lo esperable es la
omisión, mientras que parece lógico suponer que los pronombres se utilizarán ahí donde
la elisión se muestra insuficiente para asegurar una correcta asignación de los referentes
y los nominales plenos no resulten estrictamente necesarios.
A estas premisas subyace el principio de economía, que, aplicado a la realidad
lingüística, ha sido puesto en alza por autores como Núñez Ladevéze (1993) –a
propósito del proceso de construcción de los textos–, o por Givón (1983: 18), quien lo
adapta al ámbito psicológico: “Expend only as much energy on a task as is required for
its performance”.
Si esto es así, ¿cómo se justifica la existencia de pasajes en los cuales el uso de
nominales plenos (y en menor medida los pronombres) no es necesario en términos
estrictamente informativos?
Lingüistas como Hinds (1977), Clancy (1980), Givón (1983), Fox (1987), Tomlin
(1987), Elvira (1997) o González Cobas (2005-2006) dan respuesta a esta pregunta, y lo
hacen teniendo en cuenta que, aun aceptando que en este asunto también pueden cobrar
cierto interés cuestiones de orden estilístico y personal, el sistema de continuidad topical
es muy importante en la marcación de unas unidades, los párrafos, que precisamente se
manifiestan en secuencias que introducen ingredientes de discontinuidad. Es verdad, tal
y como hace ver Mitterand (1985: 90), que en la posición inicial de párrafo cabe esperar
nuevos actantes en forma de nominales plenos, pero, como es obvio, no siempre el paso
de un párrafo a otro está condicionado por este tipo de cambios, y sin embargo es
frecuente el uso de este elemento referencial en esa ubicación incluso cuando no se han
introducido en el discurso nuevos personajes.
En términos más concretos: independientemente de que no siempre sea necesaria la
utilización de nominales plenos porque no exista posibilidad alguna de ambigüedad o
no se haya dado entrada a nuevos actantes, el empleo de estos elementos referenciales
obedece en muchos de estos casos a la marcación de los párrafos, a modo de
delimitadores formales de estas unidades, pero también como un procedimiento de
refuerzo de la coherencia ahí donde se introducen rupturas temáticas de uno u otro
signo. Los pronombres y la elisión de elementos referenciales quedan reservados
generalmente, por su parte, para el interior de párrafo; los primeros suelen aparecer en
condiciones de rección sintáctica o desambiguación, frente a los segundos, cuyo uso es
un indicio de continuidad temática.
En los textos antiguos se percibe especialmente este tipo de procedimientos, por no
haber apenas en ellos separación física entre párrafos y ser este un mecanismo básico de

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

demarcación, tal y como demuestran Elvira y González Cobas en sendas investigaciones


de 1997 y 2005-06. Transcribo a continuación algunos ejemplos de esta última,
correspondientes a la Estoria de España de Alfonso Xxi, en los que se percibe con
nitidez que el uso de nominales plenos no corresponde a exigencias informativas o de
desambiguaciónxii:

(20) E una grand partida de la gente que el [Hercules] traye fueron de Galacia, e
mandolos poblar alli, e por esso fue llamada aquella tierra Galizia. / Depues que
Hercules ouo poblado Galizia, uinosse contra parte de mediodia, ribera de la mar,
fasta un rio que dizen Ana, que… (10a: 5-10).

(21) E como quier que aquel rey [Tireso] dixiera esto sennaladamientre por los de
Çamora, los romanos tomaron la palabra por si mismos. / Despues que este rey
Tireso dixo esto a Cipion sobrel fecho de Çamora, assi cuemo ya oystes, llegol
mandado de Roma que se fuesse quanto pudiesse, ca… (30b: 48-55).

(22) Et mando [Bernaldo] dar pregon que todos los que quisiessen uenir con
uiandas et con las otras cosas que mester eran a aquel lugar, que non diessen
portadgo ninguno nin pechassen nada. / Pues que Bernaldo ouo esto alli fecho,
puso su amiztat con los moros quel ayudassen, et que daquel castiello guerrearie
ell al rey don Alffonso et correrle ye toda la tierra (373b: 18-26).

Es interesante hacer notar que, según datos de Mounier (1996), los hablantes perciben la
gradualidad de los materiales lingüísticos a los que estoy haciendo referencia, en el
sentido de que muestran reticencias para cambiar de párrafo cuando dos oraciones
contiguas están engarzadas mediante anáfora pronominal. A esta conclusión llega tras
realizar una prueba experimental cuyo objetivo principal es averiguar, mediante
encuestas a los participantes en la misma, los factores que impulsan a los usuarios de la
escritura a pasar de un parágrafo a otro, los que bloquean esta tarea y las circunstancias
que les hacen dudar entre hacerlo o no.
Givón (1983), por su parte, explica que lo continuo es más predecible que lo
discontinuo y, por este motivo, más fácil de procesar. Ello justifica que la lengua
reaccione situando en primera posición sobre todo nominales plenos, porque estos
vienen a mitigar los problemas de procesamiento que pueden tener lugar en lo que antes
denominé espacios de coherencia difusa. Este hecho le lleva a formular el Principio de
iconicidad (“Iconicity Principle”), según el cual “The more disruptive, surprising,
discontinuous or hard to process a topic is, the more coding material must be assigned
to it” (Givón 1983: 18).
La utilización de nominales plenos en pasajes en los que su uso no parece necesario
puede hacer pensar que uno de los recursos básicos en la marcación de los párrafos (los
relativos a la continuidad topical) acarrea o puede acarrear redundancia informativa,
aspecto que en principio cabría valorar negativamente y que, además, contravendría la
vertiente lingüística del principio de economía a la que se aludió en páginas anteriores.
Se debe tener en cuenta, no obstante, que ese tipo de comportamiento lingüístico tiene
unas repercusiones estructurales muy claras, desde el momento en que contribuye al
diseño y construcción del texto por medio de la marcación de sus unidades
constitutivas. Por tanto, ha de ponerse en cuarentena ese tipo de interpretaciones, pues
en un idioma no es gratuito el uso de uno u otro recurso, y si se emplea cierto elemento

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J. González. Aproximación a la unidad párrafo

o procedimiento es plausible pensar que se hace en función de cierto objetivo, aunque


este no siempre sea fácil de determinar.
Núñez Ladevéze (1993: 239-240) hace alusión a la cuestión de la redundancia aplicada
a la unidad que nos ocupa cuando explica que

Un párrafo ha de ser tan redundante como sea necesario para que el intérprete no
necesite esforzarse en interpretarlo. Cuanto esto ocurre, cabe decir que está
plenamente expresado.

Y añade:

Pero ha de ser mínimamente redundante en el sentido de que no debe expresar


más de lo que sea necesario. El exceso de redundancia dificulta el transporte
fluido de la información en la continuidad de la secuencia discursiva, ahoga la
comprensión y la dilata: exige más tiempo para comprender lo mismo y obliga a
descodificar más elementos de los imprescindiblemente útiles, lo que implica un
gasto superfluo de energía interpretativa.

Por ende, puede considerarse que la redundancia entorpece las labores de procesamiento
del receptor por cuanto lo retrasa y obliga a un esfuerzo cognitivo mayor. Sin embargo,
elementos aparentemente redundantes pueden desempeñar una labor vertebradora
fundamental respecto del resto del texto, que no solo no perjudiquen su interpretación,
sino que, muy al contrario, la favorezcan. En este sentido, es importante que el usuario
de la lengua escrita encuentre un equilibrio que compatibilice hacer comprensible su
texto y no abusar de elementos redundantes, que es lo que defiende en realidad Núñez
Ladevéze. Es en casos como estos en los que se comprende especialmente la relevancia
del párrafo (y de sus elementos constitutivos) como una pieza clave para organizar y
construir los textos.

5. Conclusiones
A lo largo de este artículo me he centrado en algunos de los aspectos más significativos
del párrafo, por ser una unidad fundamental en el proceso de construcción de los textos.
He aportado datos que demuestran que aquel posee un correlato psicológico (lo cual es
muy importante para comprender su alcance universal y pancrónico como unidad
textual), si bien es cierto que no encuentra un acomodo único o perfecto en la estructura
superficial. Al contrario, las propiedades de los párrafos no son siempre homogéneas y
perceptibles, y de hecho es posible segmentar un mismo escrito de formas diferentes en
virtud de una serie de factores que han sido analizados en páginas precedentes: voluntad
de resalte informativo de uno o dos enunciados, sobre todo en la parte final de los
textos; deseo de provocar determinados efectos expresivos en el receptor o intención de
insertarse en una tradición discursiva propia de una época y cultura concretas.
Los aspectos anteriores requieren de la habilidad de quien escribe a la hora de
segmentar los textos, aunque también puede suceder que la falta de acuerdo entre los
hablantes en la división de un texto en párrafos responda a un déficit de pericia de un
determinado escritor, que no acierta a reflejar en su texto la estructura mental que
subyace al mismo. Esto repercute, entre otras cuestiones, en la construcción de párrafos
excesivamente cortos sin que haya razón que lo justifique (un autor los ha bautizado con

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el nombre de párrafos-frase), o en parágrafos demasiado extensos en los que no se


detecta un esquema claro de configuración.
La falta de destreza a la que se acaba de aludir puede ser solventada mediante
instrucción, pero ello no debe hacer dudar de que el párrafo posee una contrapartida
cognitiva. En realidad hoy en día se enseña a escribir (al menos, en asignaturas o cursos
destinados a mejorar la expresión escrita) conforme a unos hormas que ha fijado la
tradición y que son el resultado de un proceso evolutivo en el que se ha pasado de
marcar los parágrafos casi exclusivamente por medio de procedimientos lingüísticos
(por ejemplo, la continuidad topical) y otros no estandarizados a hacerlo a partir de ese
tipo de recursos pero también mediante otros de índole ortotipográfica.
La historia del párrafo es, pues, la de la acomodación a unos patrones de configuración
textual presididos, al menos en parte, por la vertiente lingüística del principio de
economía, según la cual se da predilección a aquellos mecanismos que permiten al
lector realizar un menor esfuerzo en la tarea de interpretación, sin perder de vista que
esta debe responder de la manera más ajustada posible a lo que el emisor ha tratado de
transmitir a través de su escrito, y el mejor modo de hacerlo es dar la mayor visibilidad
posible a esta unidad. A ello obedece la fisonomía del párrafo ordinario, pero también la
de otros tipos de párrafo cuyo uso se aplica, resultado de un proceso de especialización,
a determinados géneros discursivos o a partes concretas de los escritos, lo cual redunda
en que el emisor disponga de unos patrones básicos a partir de los cuales ahormar su
texto (lo que viene a facilitar su labor), y en que el receptor pueda representar más
fielmente las asociaciones de ideas que aquel ha llevado a cabo. Los párrafos se
perfilan, por tanto, como unidades fundamentales en la producción e interpretación de
los escritos (se establece a través de ellos, en ese sentido, un vínculo estrecho entre
emisor y receptor), y ello se explica nuevamente a partir de su naturaleza cognitiva.
Por otro lado, los elementos situados en la posición inicial de estas unidades son sin
duda muy importantes de cara a la configuración de estas últimas. Sobre ellos recae una
función demarcadora evidente y también la responsabilidad de portar información
suficiente que supla la existencia de rupturas temáticas que han provocado su aparición
y que suponen una quiebra en la línea de coherencia establecida. De esa responsabilidad
puede derivar la introducción de elementos informativamente redundantes, pero que, en
términos estructurales y de conformación de un nuevo marco de coherencia, pueden ser
harto relevantes.
Una última idea: los datos expuestos hasta aquí, procedentes de investigaciones con
objetivos de partida muy distintos, hacen comprender la necesidad de enfocar el estudio
del párrafo de manera plural, justamente porque se trata de una unidad cognitivo-textual
cuya manifestación formal (tal y como la conocemos hoy) se ha producido
relativamente tarde y, además, depende de múltiples factores.

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

Notas
 
i
  Este trabajo se enmarca en dos proyectos de investigación (FFI2012-31972 y FFI2012-33807),
financiados por el Ministerio de Economía y Competitividad y dirigidos por Inés Fernández-Ordóñez y
Elena de Miguel respectivamente.
ii
Efectivamente, según el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico de Corominas y Pascual,
párrafo es alteración del latín paragrǎphus ‘señal para distinguir las diversas partes de un tratado’,
tomado de παράγραφοϛ íd., derivado de παραγράφειν ‘escribir al margen’. Por ello, y en aras de evitar
confusiones, algunos lingüistas británicos, tal y como explica Olivares (1982), han propuesto el vocablo
paratono para aludir a los párrafos orales, delimitando con nitidez discurso oral y discurso escrito, que,
como es sabido, se rigen por principios diferentes.  
iii
Vid. Davis (1973), Dubois (1973), Huisman (1973) o Longacre (1979) a propósito de los
procedimientos utilizados para marcar los párrafos en lenguas como el wantoat, sarangani manobo,
angaatha, huichol, shipibo o capanahua.  
iv
Vid. Laufer (1985), Arabyan (1994), Elvira (1997) y González Cobas (2004) para obtener más
información al respecto.  
v
Es decir, optar por incluir el material lingüístico que sigue en la misma unidad textual o en un nuevo
párrafo.  
vi
Los ejemplos (1) a (19) corresponden a textos expositivo-argumentativos escritos por estudiantes
universitarios de primer curso de los grados de Estudios de Asia y África: árabe, chino y japonés y
Estudios Ingleses de la Universidad Autónoma de Madrid. En todos los casos se ha respetado la
literalidad de los textos, por lo que constituyen la versión entregada al profesor y contienen, al menos en
algunas ocasiones, errores de variado tipo. No hago uso en ellos del recurso (sic).  
vii
Acerca de la casuística de párrafos mal construidos, cf. Cassany (2010), Bustos Gisbert (2011) y
Polanco y Yúfera (2012-13).  
viii
Recuérdese lo señalado a propósito de los párrafos-frase.  
ix
Cf. González Cobas (2010) si se desea obtener más información en lo atingente a las causas concretas
del cambio de párrafo en un texto narrativo antiguo.  
x
A partir de ahora, resalto en los ejemplos, mediante la negrita, aquellos vocablos sobre los que me
interesa centrar la atención.  
xi
Las páginas que aparecen entre paréntesis al final de los ejemplos corresponden a la edición de Ramón
Menéndez Pidal que, con el título de Primera Crónica General de España, se publicó en Espasa-Calpe en
1977.
xii
Marco con una barra (/) lo que considero un cambio de párrafo, dado que, como ha sido comentado, el
manuscrito editado por Menéndez Pidal presenta casi todo su material lingüístico en bloques compactos
de escritura.

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Elena Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y
estructuración.
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 197-221  

El párrafo como unidad discursiva:


consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
Elena Martínez Caro
Universidad Complutense de Madrid
[email protected]

Resumen
A la hora de hablar de una lingüística supraoracional se ha considerado el párrafo como
una de las unidades intermedias entre oración y texto. Más que una unidad puramente
ortográfica, delimitada básicamente por tabulación, el párrafo se entiende como unidad
estructural a la que es posible asociar rasgos de forma, principalmente, aunque también
de contenido, que ayudan a señalar su demarcación (cf. entre otros, Brown y Yule 1983,
Hinds 1977, Ji 2002, Longacre 1979). El estudio de tales rasgos, algunos de ellos
dependientes del tipo específico de texto, resulta interesante para ayudar a justificar la
importancia del párrafo como unidad discursiva. Esta propuesta pretende contribuir al
estudio de tales cuestiones, basándose en un corpus de textos escritos de revistas de
noticias de actualidad en español. Desde el punto de vista del contenido del párrafo pero
con incidencia en su expresión formal, una noción fundamental es la de tópico del
discurso. El tópico, y su jerarquización, está estrechamente relacionado con la
organización del discurso e incide sobre otras nociones como las de tema, progresión
temática, marcadores de transición del tópico y la noción de episodio, como unidad que
puede englobar varios párrafos. El párrafo se considera como una unidad con
coherencia interna, por una parte, y con una conexión adecuada con el contexto
lingüístico (que sigue y precede), por otra. Dependiendo del contenido comunicativo del
párrafo, algunos estudios distinguen tipos de párrafos diferentes (cf. Siepmann et al.
2008) y otros hablan de una posible estructura interna del párrafo (cf. Hannay y
Mackenzie 2009). En cuanto a tipos de párrafos y sus características, surgen diferencias
interesantes en relación al contraste entre lenguas y a la tipología textual. Entre las
estrategias lingüísticas que se observan en la transición de párrafos en los textos
analizados destacan: a) el uso de expresiones adverbiales y conectores de distinta
naturaleza y significado (solos o combinados con otras estrategias), b) expresiones que
reflejan el principio de progresión temática lineal o escalonada o aquellas que reflejan el
principio de progresión temática con temas derivados o continuos (cf. Daneš 1974, Fries
1983), c) perífrasis de relativo (oraciones escindidas) y otras construcciones de foco, d)
expresiones evaluativas y marcas evidenciales y, finalmente, e) preguntas retóricas.

Palabras clave: párrafo, tópico del discurso, organización del discurso, progresión
temática, episodio, español

Abstract
In dealing with linguistics beyond the sentence, the paragraph is considered as one of
the intermediate units between the sentence and the text. Rather than a purely-
orthographic unit, basically delimited by indentation, the paragraph is seen as a
structural unit which mainly exhibits certain formal features, but also of content, which
help set up its boundaries (cf., among others, Brown & Yule 1983, Hinds 1977, Ji 2002,
Longacre 1979). The study of such features, some of them depending on the specific
text type, proves an interesting task in order to justify the importance of the paragraph
as discourse unit. This paper intends to contribute to the study of these aspects, on the

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basis of a corpus of written texts from weekly news magazines in Spanish. From the
point of view of the content of the paragraph but with relevance on its formal
expression, a fundamental notion is that of discourse topic. Topic, and its hierarchy, is
closely related to the organisation of discourse and affects other notions such as that of
theme, thematic progression, topic-shift markers and the notion of episode, as a unit
which can integrate various paragraphs. The paragraph is considered as a unit with
internal coherence, on the one hand, and an adequate connection with the linguistic
context, on the other. Depending on the communicative content of the paragraph, some
studies distinguish different types of paragraph (cf. Siepmann et al. 2008) and others
refer to an internal structure in the paragraph (cf. Hannay & Mackenzie 2009). In terms
of the types of paragraph and their characteristics, there are interesting cross-linguistic
and typological differences. Among the linguistic strategies that corpus analysis
suggests in terms of paragraph transitions there are the following: a) adverbial
expressions and connectors of different type and meaning, b) expressions reflecting the
different patterns of thematic progression (cf. Daneš 1974, Fries 1983), c) focus
constructions such as cleft and identifying constructions, d) evaluative and evidential
expressions and e) the use of rhetorical questions.

Key words: paragraph, discourse topic, discourse organisation, thematic progression,


episode, Spanish

1. Introducción
A la hora de hablar de una gramática supraoracional se ha considerado el párrafo como
una de las unidades intermedias entre oración y texto. Más que una unidad puramente
ortográfica, delimitada básicamente por tabulación o espacios interlineales, el párrafo se
entiende como unidad estructural a la que es posible asociar rasgos de forma y
contenido, que ayudan a señalar su demarcación (cf. entre otros, Brown y Yule 1983,
Hinds 1977, Ji 2002, Longacre 1979).
El estudio de tales rasgos, algunos de ellos dependientes del tipo específico de texto,
resulta interesante para ayudar a justificar la importancia del párrafo como unidad
discursiva. Esta propuesta pretende contribuir al estudio de tales cuestiones, basándose
en un corpus de textos escritos de revistas de actualidad en español.
Existe una justificación de naturaleza cognitivo-intuitiva para el reconocimiento de la
noción de párrafo, como han puesto de manifiesto distintos estudios experimentales.
Hoey (1983: 4-7) da cuenta de un estudio llevado a cabo por E. O. Winter en 1970 cuya
finalidad era comprobar la capacidad de reconstrucción de un discurso de un grupo de
estudiantes universitarios en Gran Bretaña. La conclusión principal del estudio fue que
un 55% de los estudiantes que participaron en el estudio (de un total de 229 sujetos)
fueron capaces de reconstruir un discurso a partir de un conjunto de oraciones
desordenadas, lo que llevó a Winter a hablar de un “consenso acerca de la organización
del discurso” entre los hablantes nativos de una lengua (cf. Hoey 1983: 5). Además, el
experimento sirvió como evidencia en contra de la idea de que el discurso es una mera
combinación de oraciones, en la que cada una de éstas encaja y se relaciona
estrechamente con la inmediatamente anterior y así sucesivamente (la llamada hipótesis
de construcción del discurso ‘ladrillo a ladrillo’). Es decir, que a la hora de (re)construir
un discurso hay que tomar en consideración un número mayor de factores que las meras
‘conexiones adyacentes’ expresadas por marcas como la repetición, pronominalización

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y otras; algunos de los factores que afectan a la aceptabilidad de un discurso deben


operar a un nivel mayor que la mera conexión lineal entre oraciones (cf. Hoey 1983: 9).
Otro de los experimentos relacionados con la idea intuitiva de la organización de un
discurso, en este caso más íntimamente relacionado con la noción del párrafo, fue
realizado por Young y Becker y es también recogido por Hoey (1983). En este caso, un
grupo de sujetos debían señalar la organización en párrafos en un texto en el que la
demarcación de los mismos había sido eliminada. De nuevo, el experimento sirvió para
demostrar que existe acuerdo en general entre hablantes nativos maduros sobre cómo
debería organizarse un texto y que este consenso implica, entre otras cosas, un
conocimiento y comprensión de dónde recaería la transición de párrafos en un texto:
“there is a level of division above the sentence that crudely corresponds to the
paragragh” (Hoey 1983: 11).
Stark (1988) llevó a cabo experimentos similares, concluyendo que la posición y
presencia de los límites de párrafo no afectaban al ritmo de lectura de los textos por
parte de los sujetos pero sí demostraron su pertinencia en cuanto a qué ideas se
consideraban como importantes.
El párrafo es una unidad del discurso escrito que, a priori, no parece tener relevancia en
el hablado. Como tal, se señala por medio de marcas tipográficas como la tabulación
(además de la mayúscula presente al comienzo de cada nueva oración), excepto el
primer párrafo de sección que no se tabula. En la actualidad, siguiendo el patrón formal
de los textos en versión electrónica donde prima la disposición del texto en un eje
vertical, va ganando terreno el uso del espacio interlineal en vez del tabulado para
separar los párrafos visualmente. Este es el caso de los textos analizados para este
estudio.
El presente trabajo tiene una doble finalidad: a) retomar la noción de párrafo y revisar
cuestiones relacionadas con la misma en cuanto a su contenido, forma y función dentro
del discurso escrito y, en menor medida, oral, y b) aplicar dichas consideraciones, y
comprobar su pertinencia, a un corpus compilado de textos escritos del género
periodístico. Partiendo de la idea de que el párrafo es una unidad de contenido que
presenta, o puede presentar, ciertas marcas de tipo formal que ayudan a señalar sus
límites, este estudio, en particular, se propone responder a las siguientes preguntas: a)
¿qué tipo de marcas formales, si es el caso, encontramos al comienzo de un nuevo
párrafo en los artículos de revistas de actualidad?; b) ¿qué relación existe entre dichas
marcas y el contenido del párrafo?, o expresado de manera diferente, ¿qué significados
o funciones expresan las marcas de transición de párrafos? En términos generales, el
estudio pretende explorar qué hacen los autores para marcar la estructura de sus textos
escritos y qué patrones o rasgos recurrentes de transición de párrafo se asocian con el
género de las revistas de actualidad en España, en la línea de lo propuesto por Brown y
Yule (1983: 99-100).
La organización del artículo es como sigue. En la sección 2 se abordan consideraciones
teóricas relativas al párrafo a partir de la bibliografía sobre el mismo; en la sección 3
paso a describir la metodología y textos utilizados en este estudio; en las secciones 4 y
final presento los resultados del análisis y las conclusiones más relevantes del estudio.

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2. Cuestiones preliminares sobre el párrafo

2.1. Estudios previos


Los estudios que abordan la noción de párrafo vienen de diferentes tradiciones: estudios
del campo del análisis del discurso y la lingüística textual, más estrechamente
relacionados con el presente artículo, estudios del campo de la psicolingüística y,
finalmente, estudios del ámbito de la lingüística computacional.
Dentro de la primera tradición, destacan los estudios de Brown y Yule (1983), Grimes
(1975), Hinds (1977 y 1978), Hoey (1983), Longacre (1979 y 1980), Givón (1983), y
otros más recientes como Calsamiglia y Tusón (1999), Hannay y Mackenzie (2009) y
Siepmann et al. (2008), y Ji (2002 y 2008).
Grimes (1975) describe los límites del párrafo como una de las formas de demarcación
del discurso. Longacre (1979) considera igualmente el párrafo como unidad estructural.
Hannay y Mackenzie (2009: 25) introducen la noción de ‘tema de párrafo’, que utilizan
como unidad de construcción del texto: “the list of paragraph themes can then be seen
as a framework on which the actual text can be built”. Es decir, utilizan un criterio
eminentemente temático o de contenido para determinar y describir la unidad párrafo.
Sin embargo, establecen una coincidencia entre el párrafo como unidad temática (como
agrupación de ideas) y el párrafo como unidad formal: “The paragraph is a necessary
element in argued prose in English. It correlates to a grouping of ideas and, as such, will
tend to coincide with a paragraph then in your brainstorming” (Hannay y Mackenzie
2009: 69). En Siepmann et al. (2008) un párrafo se define como conjunto coherente de
oraciones que contribuyen juntas al argumento que se está discutiendo.
En el ámbito de la psicolingüística, el párrafo también es reconocido como unidad
psicológica en estudios como el de Koen, Becker y Young en 1969.
Un buen exponente de estudio sobre el párrafo dentro de la tradición de la lingüística
computacional es Hearst (1997), en el que su autor describe un método para la división
y detección automática de unidades compuestas de varios párrafos y que representan
pasajes o subtópicos, llamado TextTiling.

2.2. La noción de episodio


En el discurso oral, se ha hablado de la unidad de ‘episodio’, como combinación de
turnos de habla. Dik (1997), por ejemplo, habla de esta unidad como una secuencia de
turnos de habla, en la que los participantes cooperan en el establecimiento y
mantenimiento de un cierto (sub)tópico del discurso (cf. también Butler 2003: 310-311).
Brown y Yule (1983) hablan de la noción de ‘párrafo del discurso oral’ (speech
paragraph) o ‘paratono’. En otros casos, el episodio se percibe como una unidad mayor
que el párrafo; por ejemplo, Grimes (1975) habla de los niveles de ‘parrafo’ y de
‘episodio’, “[…] which may consist of a series of paragraphs” (cf. también Ji 2002:
1258, n.). El episodio es entendido como la unidad que forman varios párrafos al
vincularse entre sí formando una unidad más estrecha.

2.3. El párrafo y la noción de tópico o tema discursivo


El párrafo incide sobre la macro-estructura del discurso, facilitando su organización, y,
como tal, tiene dos vertientes o perspectivas: una relacionada con el contenido del
discurso y otra con su organización formal, perspectivas que están, en realidad,
interrelacionadas.

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Desde el punto de vista del contenido del párrafo, pero con incidencia en su expresión
formal, una noción fundamental es la de tema o tópico del discurso (correspondiente a
discourse topic en inglés). El tópico es una noción fundamental en la discusión sobre la
organización del discurso porque permite estructurar el texto en unidades que giran,
cada una de ellas, en torno a un (sub)tópico determinado, que suele, a su vez, tener
(alguna) vinculación con los tópicos precedentes o los que siguen. Asimismo, el párrafo
es importante porque suele vincularse a cada una de las unidades de tópico. Los análisis
de Longacre (1979), por ejemplo, mostraron que un párrafo se construye a menudo en
torno a un único tópico como un participante o un tema.
La distribución de los enunciados que forman el texto está en estrecha relación “con la
distribución de los tópicos, los subtópicos y los cambios de tópico” (Calsamiglia y
Tusón 1991: 95). De esta manera, el párrafo es una unidad del discurso que engloba
distintos enunciados relacionados entre sí por su contenido (Hannay y Mackenzie 2009:
69).
En la segmentación del texto en párrafos influyen aspectos diversos como la extensión
del texto, el tipo de texto y, en último término, la voluntad estilística del autor. Otros
factores tienen que ver con el deseo de romper la apariencia física en el texto para
combatir la ‘monotonía’ de la página y facilitar la tarea del lector. El párrafo no es sólo
un mecanismo “lógico” de estructuración de un texto, sino que –como dicen Hannay y
Mackenzie (2009: 69)– “[…] also has a function in increasing eye-appeal of your text”,
lo que redunda en un acercamiento más placentero y positivo del lector al texto. Sin
embargo, “[…] lejos de ser una mera estrategia externa o visual, la segmentación está al
servicio de la comunicación del contenido” (Calsamiglia y Tusón 1999: 96).
Brown y Yule (1983: 69-70) hablan de la complejidad de definir y acotar la noción de
tópico e identificar explícitamente, en un texto, los puntos de transición de un tópico a
otro. Dada esta complejidad, un enfoque más prometedor, según los autores, es el de
identificar los ‘marcadores de transición del tópico’ (topic-shift boundaries) (cf.
también Hearst 1997: 39-40). Es decir, en la segmentación del texto, más que utilizar
criterios que dependen del contenido del mismo, sugieren centrarse en aquellos de tipo
formal:

This type of approach to the analysis of discourse is based on the principle that, if
we can identify the boundaries of units –where one unit ends and another begins–
then we need not have a priori specifications for the content of such units. The
burden of analysis is consequently transferred to identifying the formal markers of
topic-shift in discourse. (Brown y Yule 1983: 94-95).

La idea interesante que aquí subyace es que estos puntos en el texto en los que estos
marcadores anuncian un cambio de tópico suelen coincidir en la práctica con los inicios,
y finales, de párrafo. Chafe (1979: 179-180) habla en términos parecidos de los límites
de un episodio en el discurso oral.
Este es el enfoque que este estudio adopta: la investigación de la transición en párrafos
está basada en la detección de marcadores que aparecen de manera recurrente hacia el
inicio, y menor medida, final de párrafo. Un objetivo importante del análisis de textos
recogidos es la exploración de cuáles son esos marcadores específicamente y en qué
proporción aparecen en las revistas de actualidad.

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2.4. Estructura interna del párrafo. Tipos de párrafo


El hilo conductor de un discurso, desde el punto de vista de su contenido, suele implicar
una jerarquía de tópicos que pueden agruparse en uno global, tópicos intermedios y
tópicos locales. En la categoría intermedia surge la noción de párrafo. Los tópicos
intermedios suelen organizarse “[…] under the ‘umbrella’ of the global topic, but they
display an internal coherence of their own” (Downing y Locke 2006: 225). Así pues, el
párrafo presenta una coherencia interna, por una parte, y una conexión adecuada con el
contexto lingüístico (sobre todo el que precede), por otra.
A esta estructura interna del párrafo, desde el punto de vista de su contenido, se refieren
Hannay y Mackenzie (2009: 72-76), que destacan en el párrafo una oración que lo
introduce u oración de tema (‘topic sentence’), una parte central o ‘elaboración’ y una
oración final de clímax o ‘terminus’. Dependiendo del contenido del párrafo y su
propósito comunicativo, podemos hablar, a grandes rasgos, de siete tipos diferentes de
elaboración: espacial, temporal, analítica, deductiva, inductiva, dialéctica y enumerativa
(Hannay y Mackenzie 2009: 73-76; Siepmann et al. 2008: 66-69).
El tópico, y su jerarquización, incide sobre otras nociones como las de ‘tema’ de
Halliday (expresado por el elemento inicial de oración; cf. Halliday 1967) y los patrones
de progresión temática de la tradición de la Escuela de Praga y trabajos posteriores
(Daneš 1974, Fries 1983). En la sección 4.2 se da cuenta de los resultados del análisis
con respecto a esta correlación entre párrafo y progresión temática en el texto.
En cuanto a tipos de párrafos y sus características, surgen diferencias interesantes en
relación al contraste entre lenguas y a la tipología textual, tomando en consideración
diferencias desde el punto de vista del medio (texto escrito/oral), propósito (descriptivo,
narrativo, argumentativo, etc.), género (de ficción, académico, periodístico, etc.), y
otros. En el contraste entre lenguas, se evidencia una mayor o menor tolerancia a
diferencias de longitud del párrafo (p.ej. entre el español y el inglés). Siepmann et al.
(2008: 69) mencionan en este sentido diferencias entre el inglés, con mayor énfasis en la
forma del párrafo, y el alemán, con un mayor énfasis en el contenido.
Longacre (1979: 131) se refiere también a la correlación entre el párrafo como unidad
discursiva y los diversos tipos de textos, centrándose en el discurso narrativo en
particular. Hinds (1977) basa su estudio sobre el párrafo en el texto periodístico. Brown
y Yule (1983: 95-96), como Grimes (1975: 109), señalan que los marcadores
lingüísticos formales de los límites de párrafo son específicos del género y tipo de texto.
Brown y Yule (1983: 100-105) hablan de los mecanismos formales por los que
podemos identificar y demarcar el párrafo del discurso oral o ‘paratono’. Son
mecanismos fonológicos, (sintáctico-)léxicos, el uso de marcadores discursivos, y, sobre
todo, la pausa larga para señalar su final, que normalmente excede de un segundo.

2.5. Crítica a la noción de párrafo


En un estudio sobre la organización del discurso narrativo, Ji (2002) ve inconvenientes
en usar el párrafo como unidad intermedia discursiva y propone utilizar el ‘episodio’
como unidad de análisis del discurso. Según Ji, el párrafo considerado como unidad
‘visual’ no siempre se corresponde con el párrafo como unidad ‘estructural’ (Ji 2002:
1259). Igualmente, el análisis de la narración en párrafos se aplica bien a textos bien
estructurados temáticamente pero no tan bien a aquellos que no lo están. Ji también
menciona que los criterios del autor del texto para segmentarlo en párrafos no siempre
coinciden con los del lector. Por último, el párrafo es una unidad discursiva que puede
responder a criterios estilísticos, o ser el resultado de preferencias personales. Como

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comenta Longacre (1979: 116), “it may be deemed inelegant or heavy to go along too
far on a page or a series of pages, without an indentation or section break”. Es decir, en
último término, la segmentación del texto en párrafos parece deberse más a cuestiones
que tienen que ver con la apariencia física de la página o el texto en sí que a razones
reales de contenido.
Aunque desde pequeños se nos enseña a que los párrafos deben constituir unidades
coherentes y con estructura interna, construidos con un inicio y final apropiados, en los
textos que encontramos en la práctica, no siempre encontramos una división en párrafos
para describir un cambio en la discusión, sino que en ocasiones se encuentran párrafos
diferentes para romper la apariencia física en el texto y así ayudar en la lectura y
comprensión del texto escrito (Hearst 1997: 34 y Stark 1988).

3. Corpus y metodología
La muestra en la que se basa este estudio procede de un corpus de textos escritos en
español y compilado a partir de dos revistas de información semanal editadas en
España: Cambio 16 y Tiempo. Cambio 16, revista de actualidad decana en España, fue
fundada en 1971, jugando un papel notable en la transición Española, y Tiempo fue
fundada una década más tarde (en 1982). En ambas publicaciones, la información de
temas políticos ha desempeñado un importante papel aunque las revistas han ampliado
su oferta con artículos de otras temáticas.
Un total de 40 artículos, veinte por cada revista, fueron analizados manualmente
haciendo especial hincapié en los límites de párrafos de dichos textos. Los artículos
seleccionados versan sobre temas de ciencia e investigación, asuntos sociales y temas de
sociedad, medio ambiente, política, cultura, deporte y necrologías. El número total de
palabras analizado es de alrededor de 32.000, aproximadamente la mitad por cada una
de las dos revistas.
Los textos fueron seleccionados y compilados de la edición electrónica de las dos
revistas de actualidad, con fechas que cubren, aproximadamente, el periodo entre enero
de 2012 a marzo de 2014. En el Apéndice final se presenta la lista completa de
artículos, con información del autor, la fecha del artículo y un nombre en clave
(utilizado en los ejemplos citados en este estudio entre paréntesis).
El género de las revistas de actualidad puede considerarse como perteneciente al general
del discurso periodístico (cf. p.ej., van Dijk 1988, Semino 2009), y que comparte sus
rasgos lingüísticos básicos. Se trata de textos cuidadosamente editados, que presentan la
información con una relativa objetividad y con un propósito general claro: transmitir y
evaluar información acerca de sucesos recientes y personas notables (Biber et al. 1999:
9).
Dada la naturaleza del análisis para este estudio, los textos fueron analizados
manualmente con el fin de identificar estrategias lingüísticas de segmentación de los
textos en párrafos y rasgos formales relacionados con su contenido. Las distintas
estrategias fueron agrupadas en categorías, según la naturaleza de las mismas. En el
análisis de los textos, se adoptó una perspectiva macrolingüística por la que se trató de
descubrir relaciones entre las marcas formales de transición de párrafos y la
organización global del discurso.

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)  

4. Marcas de transición de párrafos en las revistas de actualidad en español


La gran mayoría de los artículos de las dos revistas de actualidad analizados presentan
un patrón común al inicio del texto: un encabezamiento con una o dos oraciones
iniciales, que constituyen un párrafo en sí y proporcionan el ‘macro-tema’ del discurso.
Un ejemplo significativo es el inicio del texto siguiente, sobre el 75 cumpleaños del
Rey, donde el autor utiliza una única oración para introducir el artículo, que sirve como
tópico global del discurso:

(1) [Principio de texto]


En el último año se ha producido un creciente desapego de los españoles hacia
la institución monárquica, siendo la del Rey la imagen más deteriorada.
(Rey 75)

En algunos artículos, además, varios párrafos se agrupan por un tema común bajo un
mismo título de sección, lo que facilita la labor del lector en su interpretación del texto
en unidades temáticas.
En las subsecciones siguientes se presentan las estrategias lingüísticas asociadas a la
transición de párrafo que han resultado del análisis de corpus de manera más evidente y
que se han agrupado en seis grupos de categorías, ordenadas por frecuencia de uso en el
corpus de artículos analizado.

4.1. Expresiones adverbiales y conectores


Una estrategia muy común para abrir el párrafo en las revistas de actualidad es el uso de
expresiones adverbiales con significado temporal. Aunque el criterio cronológico
(temporal) es uno de los utilizados para organizar la información en estos artículos, no
suele ser el único con lo que aparece a menudo en combinación con otros. Un ejemplo
es el siguiente extraído del texto de Mandela en España:

(2) Un año más tarde, en 1994, fue el Príncipe de Asturias el que viajó a
Sudáfrica para participar en la ceremonia del nombramiento de Mandela
como presidente sudafricano. […]
En 1999, casi al término de los cinco años de Mandela como mandatario del
país austral, los Reyes hicieron una visita de Estado a la nueva Sudáfrica
interracial. […]
(Mandela en España)1

Asimismo, son frecuentes las expresiones adverbiales a principio de párrafo con


significado espacial. En un artículo sobre cómo la crisis económica ha impulsado el
cierre de restaurantes de lujo, una expresión locativa a principio de párrafo sirve para
cambiar de escenario de la ciudad de Madrid a la de Barcelona, y así enfatizar que éste
es un fenómeno que ha afectado a ambas ciudades por igual:

(3) En Barcelona las cosas no parecen ir mucho mejor, lo más granado del
empresariado catalán se reunía hasta este verano en el restaurante EVO, que
también ha cerrado sus puertas. El hotel Hesperia Tower de L’Hospitalet de
Llobregat ha clausurado este establecimiento de alta cocina, creado en 2006
por el fallecido cocinero Santi Santamaría. (Clásicos del Lujo)

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E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
 

Además, las expresiones adverbiales a principios de párrafo pueden combinar estos


significados de tipo puramente circunstancial con otros directamente relacionados con
la organización del discurso, como el contraste, la comparación o adición. Además de
utilizarse sintagmas adverbiales o preposicionales, estos significados se expresan
igualmente por medio de conectores (un caso notable es pero, como en (7-8)), que se
pueden combinar en la posición de principio de párrafo con las expresiones adverbiales.
Contraste, valor adversativo:

(4) [Inicio del texto] Hace justo un año, en estas mismas páginas analizábamos
2012 […]
Sin embargo, doce meses después, no hay muchos datos que confirmen que las
cosas han ido a mejor. […] (España 2013)
(5) La memoria nos cuenta que este hotel fue construido en un periodo récord de
18 meses con la técnica del hormigón armado, lo que le hizo convertirse en su
momento en el edificio más moderno de Madrid y conseguir muchos premios
arquitectónicos.
Actualmente está catalogado como bien de interés cultural con categoría de
monumento. (Palace)
(6) Pese a ello, es probable que los acontecimientos acaben llevando al Gobierno
a tomar medidas, ya sea por la presión de los mercados o por la tensión en la
calle. […] (España 2013)
(7) Pero aunque hay grandes que caen, el mercado restaurador sigue estando en
plena ebullición. […] (Clásicos de lujo)
(8) Pero no todo se puede comprar. […] (Aldeas)

Comparación y adición:

(9) Asimismo, la política española estará marcada este año, como viene
sucediendo durante los últimos 30, por lo que suceda en Cataluña y el País
Vasco. (España 2013)
(10) También han pasado a la historia las camareras con cofia del recordado
Príncipe de Viana, uno de los mejores restaurantes vasco-navarros fundado en
1963 por Jesús María Oyarbide y su mujer, Chelo Apalategui.
(Clásicos del lujo)

Otras expresiones halladas a principio de párrafo en los textos actúan en un nivel


superior de organización del discurso, señalando una ruptura mayor en el mismo que
otras de las expresiones ya mencionadas. También sirven como anticipación del foco de
información que se presenta a continuación. La expresión por lo demás es una de estas
expresiones. Ayuda a introducir una información importante, a propósito del tema de
discusión, a modo de síntesis:

(11) Por lo demás, y como se ha citado anteriormente, es muy probable que Rajoy
aproveche la ausencia de citas electorales para sacar adelante las reformas
políticas más polémicas contempladas en su programa y que todavía están sin
aprobar. (España 2013)

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Además, por lo demás anuncia que el texto está llegando a su fin. En el caso del artículo
de donde se ha extraído este ejemplo, introduce el penúltimo párrafo. Una expresión
similar es en definitiva, que también actúa como conector de organización global del
discurso y aparece en estadios finales del mismo (en este caso, el penúltimo párrafo del
texto):

(12) En definitiva, si las administraciones han cerrado el grifo a las subvenciones


para proyectos culturales, el micromecenazgo y una forma de entender la
creación en red y al servicio de todos puede ser la mejor solución para que las
ideas no dejen de fluir. (Crowdfunding)

La expresión por su parte es un mecanismo común para señalar un cambio de tópico a


nivel global:

(13) Por su parte, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad ha


anunciado que va a intensificar, a partir de este año 2014, la lucha contra el
cáncer, empezando por la prevención, la detección precoz y también el
tratamiento y la rehabilitación. (Cáncer en España)

En el siguiente ejemplo, la expresión pase lo que pase marca el inicio de párrafo, a la


vez que destaca la información que sigue como foco de información. Además, abre el
último párrafo de este artículo, señalando el final del texto:

(14) Pase lo que pase, lo único cierto es que 2013 volverá a ser un año muy difícil
para Rajoy y por extensión para España. (España 2013)

Por último aparece al “comienzo del final” de una secuencia de párrafos, al inicio de
párrafo, como en el siguiente extracto tomado de un artículo sobre Madrid como
importante capital turística de Europa. Este párrafo es el último de la sección del
artículo titulada “Madrid, tourist friendly”:

(15) Por último, el programa “Madrid plays off” pretende ofrecer a los turistas,
sobre todo a los más jóvenes, los aspectos más innovadores de una ciudad que
cambia y se renueva conforme se desarrolla su tejido urbano y social.
Contempla circuitos por los Ejes Fuencarral-Chueca, el Paseo del Arte con
Matadero Madrid y Casa Encendida, y los barrios Embajadores y Lavapiés.
(Madrid)

Una función similar tiene y, sobre todo, en el siguiente inicio de párrafo, el último de un
artículo con motivo del fallecimiento del pensador británico Christopher Hitchens:

(16) Christopher Hitchens […] se fue después de regalarnos a todos este libro
inaudito, Mortalidad, en el que cuenta cómo anduvo paso a paso el camino por
el que no habría de regresar. La fortaleza (falsa) que se supone al enfermo. Su
increíble diálogo con el miedo. La pérdida de la voz. Lo insoportable del
dolor, algo imposible de describir con palabras. Los amigos y el amor en la
recta final...

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E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
 

Y, sobre todo, la lección definitiva de alguien que murió como había vivido:
combatiendo, pero en paz. (Hitchens)

El uso de expresiones adverbiales y conectores es, de manera muy clara, el mecanismo


más utilizado para marcar la transición de párrafo al inicio del mismo en los textos
analizados. De los 40 artículos que componen el corpus solamente cuatro de ellos no
utiliza esta estrategia lingüística. En cuanto a los significados más frecuentemente
expresados, los de tipo temporal son los que más abundan en el corpus.

4.2. El párrafo, la progresión temática del texto y la noción de tópico


Un enfoque prometedor a la hora de explorar los mecanismos de introducción y
mantenimiento del tópico en un texto (cf., por ejemplo, Givón 1983) y ver cómo
coinciden con la transición de párrafos es adoptar la perspectiva de la progresión
temática de Daneš (1974). En la llamada ‘progresión lineal’, por ejemplo, el último
elemento del párrafo anterior sirve para iniciar el párrafo actual. En (20) Una fecha
retoma la última idea del párrafo anterior:

(17) […] hombre que ha hecho siempre mucho deporte y que, a principios de este
mes de enero, cumplió 75 años.
Una fecha redonda la del cumpleaños real, que la televisión pública española
ha querido aprovechar para… (Rey 75)

La progresión temática que Daneš (1974) llama ‘continua’ (o ‘constante’) también se


encuentra representada en estos artículos de revistas de actualidad y en mayor medida
que la progresión temática lineal. En este patrón, el escritor escoge como primer
elemento de párrafo el tópico del que se habla en secciones (o en nuestro caso, párrafos)
sucesivas del texto. En el siguiente extracto tomado del artículo sobre el pensador
británico Hitchens, en ocasión de su muerte, se destacan las referencias al tópico,
Hitchens:

(18) [Principio de texto]


El pensador británico Christopher Eric Hitchens, filósofo, escritor y hasta
periodista (algún defecto había de tener), a quien admiro como una de las
cabezas más claras de todo el siglo XX, murió el 15 de diciembre de 2011 […]
Hitch, como le conocía muchísima gente, era ateo. […]
Pero el gran Hitch hizo algo más que eso. Nos contó su enfermedad desde el
primer momento […] (Hitchens)

En textos cuyo tópico general es un participante o entidad, el párrafo puede iniciarse por
medio de un sujeto que ayuda a describir dicha entidad, aportando propiedades no
mencionadas a la vez que evita la redundancia no deseada en el texto escrito. Este
mecanismo se puede considerar una variedad del patrón de ‘progresión temática
continua’. En el siguiente extracto, tomado de un artículo sobre el Hotel Palace de
Madrid, el sujeto de la oración que inicia el párrafo retoma ese tópico aportando
propiedades del hotel no mencionadas hasta entonces:

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(19) Si las paredes del Palace hablaran... Intelectuales, políticos o artistas, muchas
celebridades mundiales han pasado en un momento u otro por este hotel que
cumple este mes de octubre sus 100 años.
Este emblemático edificio belle époque esconde muchos secretos y, sobre
todo, en sus habitaciones y salones se ha escrito el devenir de la historia con
todas sus grandezas y sus miserias. (Palace)

Finalmente, los límites de párrafo en los textos del género de revistas de actualidad
exhiben a menudo lo que llama Daneš progresión temática con ‘temas derivados’. Al
tratarse de textos que suelen girar alrededor de un tema, evento o entidad, éste se
desgrana en varios tópicos relacionados, que constituyen aspectos del mismo y que
pueden coincidir con cada uno de los párrafos, como en el siguiente extracto del mismo
artículo que el ejemplo anterior:

(20) El anecdotario en este sentido es enorme, desde el actual salón Hemingway,


llamado así porque era donde antiguamente estaba el bar del hotel y pasaba
largas horas el escritor, a sucesos inauditos, …
[…]
Uno de los descubrimientos más recientes es que Marie Curie y Albert
Einstein se alojaron en el Palace…
[…]
Y todavía se recuerda vivamente cuando Michael Jackson, hospedado en la
524, pidió una tarima de baile para ensayar antes del concierto en Madrid de
1988 […]
(Palace)

Otro ejemplo de temas derivados de un tópico global del discurso en posición inicial de
párrafo es el siguiente, extraído de un artículo sobre el trabajo infantil:

(21) La OIT y AECID han presentado esta mañana en Madrid los datos del
Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC),
[…]
En el encuentro, que ha tenido lugar en la sede de la Agencia Española de
Cooperación Internacional para el Desarrollo, se han explicado las iniciativas
que se han puesto en marcha desde el año 2000 […]
El director de la Oficina de la OIT para España, Joaquín Nieto, y el
Secretario General de Cooperación Internacional para el Desarrollo,
Gonzalo Robles, han presidido la jornada […]

La mano de obra infantil como sustento de la familia


Los objetivos marcados por la AECID pretenden erradicar esta forma de
explotación infantil antes 2016, evitando el acceso de niños a trabajos
peligrosos y altamente perjudiciales para su seguridad en países en vías de
desarrollo. […]
Los proyectos que la AECID y la OIT han desarrollado conjuntamente
durante los últimos 20 años se han implementado, directamente, en los países
donde se dan este tipo de situaciones. […]
(Trabajo infantil)

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E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
 

Cada uno de los párrafos representa un subtópico del tópico principal, que es
introducido a principio de párrafo en el caso de (21).
Un marcador muy utilizado en este tipo de género de texto escrito en el contexto de la
progresión temática con temas derivados es la expresión en cuanto a:

(22) En cuanto al País Vasco, y a pesar de que el regreso del PNV al poder se ha
producido sin elevar el tono reivindicativo, habrá que estar pendientes del
final de ETA. (España 2013)
(23) En cuanto al alcohol, hay que disfrutar de él con moderación. (Navidad y
colesterol)

En relación con la estructuración de un texto en párrafos y la teoría de la relevancia,


Wilson (1998) introduce el siguiente ejemplo en inglés (tomado de Giora 1997):

(24) It has often occurred in the history of science that an important discovery was
come upon by chance. A scientist looking into one matter unexpectedly came
upon another which was far more important than the one he was looking into.
Penicillim is a result of such a discovery.
Penicillim was accidentally discovered by Fleming in 1928 […]

La última oración en (24), que abre el nuevo párrafo, retoma el tópico, y tema (en el
sentido de Halliday 1967), de la oración precedente, localizada a final de párrafo. Como
comenta Wilson (1998) (cf. también Giora 1997), hay dos factores interesantes en
relación a la oración “Penicillim was accidentally discovered by Fleming in 1997”: por
una parte, por su alto estatus informativo (al transmitir un alto grado de información
nueva), esta oración debe iniciar un nuevo párrafo y no incluirse en el párrafo
precedente, y, por otra parte, el elemento inicial de la oración o tema (“Penicillim”) se
expresa por medio de un sintagma nominal completo a pesar de que en principio aquí
habría valido también el uso de un pronombre (it en este caso). Es decir, se recurre a la
repetición del sintagma nominal frente al uso del pronombre anafórico para referirse a la
entidad que acaba de introducirse en el discurso. Este recurso de la repetición de un
sintagma nominal frente al uso del pronombre pertinente, según autores como Stark
(1988), es uno de los rasgos más importantes que señalan el límite de párrafos.
La exploración de los textos del corpus ha demostrado que este recurso es también
utilizado en varias ocasiones para demarcar el párrafo en cuestión. Obsérvese por
ejemplo, el siguiente extracto (donde aparecen destacados los dos elementos repetidos):

(25) Por su aislamiento térmico y energético, por su resistencia a la corrosión o


por su facilidad de moldeo, el plástico se utiliza en múltiples aplicaciones para
la construcción, la electricidad, el transporte o la industria. El problema viene
cuando, en muchas ocasiones, al final de su vida útil acaba en los vertederos.
PlasticsEurope ha presentado recientemente los resultados de 2011 de su
estudio anual sobre la recuperación de plásticos en España y Europa.
PlasticsEurope es una asociación empresarial que trabaja con asociaciones
europeas y nacionales de fabricantes de plásticos. Hay más de 100 empresas
asociadas que producen el 90% de los polímeros que se fabrican en los 27
Estados miembros de la UE más Noruega, Suiza, Croacia y Turquía.

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Anualmente, esta asociación presenta un informe sobre los residuos plásticos


en España y Europa y como objetivo se ha propuesto erradicar los plásticos de
los vertederos de aquí a ocho años. A día de hoy, el 54% de este tipo de
residuos acaba en el vertedero. (Plástico en vertederos)

En (25), el sujeto nominal PasticsEurope es repetido a principio de párrafo a pesar de


que el nombre completo de esta asociación acaba de ser mencionado en la oración
anterior, que marca el final del párrafo precedente.
Otros extractos donde se observa el mismo fenómeno son los siguientes:

(26) […] En estas fechas millones de musulmanes viajan hasta Arabia Saudí para
cumplir con el precepto.
Arabia Saudí es uno de los países más estrictos en lo que a cuestiones
religiosas se refiere. Carece de Constitución como tal, se guía por el Corán y
la sharia en lo tocante a temas legislativos. (La Meca)
(27) De esta manera, mientras por un lado los factores macroeconómicos de
Alemania lo sitúan a la cabeza de la UE, por otro se abre cada vez más la
brecha entre los pobres y los ricos en un país donde la cuota de pobreza se
sitúa desde hace años entre un 14 y un 16 por ciento de la población.
Sin embargo, la pobreza es relativa según el país donde se mire. […]
(Mercado alemán)
(28) […] También se contempla la puesta en marcha de plataformas online
pensadas para los profesionales del sector turístico que permitan orientar y
mejorar el conocimiento sobre Madrid y su oferta.
Madrid apuesta también por seguir impulsando los eventos de interés turístico
buscando la colaboración privada para poder financiar la celebración de
espectáculos deportivos, conciertos, cartelera de espectáculos y agenda de
ciudad. [Final de artículo]
(Madrid)

4.3. La importancia del inicio de párrafo y las construcciones de foco


En la bibliografía sobre la estructuración del texto en párrafos, se habla de que, por
medio de la presentación de una idea en un párrafo diferente, presentándolo a principio
de párrafo, se le da al mismo una importancia que no tiene de haber sido integrado en el
párrafo anterior (cf. p.ej. Wilson 1998 y la discusión previa en torno al ejemplo (24)).
En este sentido, una de las conclusiones interesantes que se desprende del análisis de
corpus es que en posiciones de párrafo que se consideran prominentes se sitúan a
menudo construcciones de foco (o marcadas) que señalan, inequívocamente, la
importancia dada en el texto, o al menos en esa parte del mismo, a un participante, que
posteriormente se desarrolla en ese párrafo. Un ejemplo es el siguiente:

(29) Los "minijobs", concebidos en un primer lugar para regularizar la situación


de los alemanes que trabajaban sólo un par de horas a la semana para que
tuvieran seguridad social, han acabado convirtiéndose en una de las
principales causas que empujan a la pobreza a miles de personas.
Las más perjudicadas por esta situación son las mujeres. "Los minijobs
acaban con las carreras de las personas, sobre todo, de las madres", critica la
ministra de Familia alemana, Kristina Schröder.

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"La mayoría de las mujeres quieren trabajar de manera parcial después de la


baja por maternidad, pero acaban recluidas en un 'minijob'", agrega.
(Mercado alemán)

En (29) la construcción identificativa sirve para introducir a las mujeres en el marco de


la discusión de los ‘minijobs’ o trabajos precarios en Alemania. El tópico de las mujeres
es mantenido en el contexto siguiente.
Son frecuentes las oraciones identificativas que señalan el foco al final así como
construcciones presentativas, que permiten al escritor enlazar de manera natural con la
idea precedente a la vez que se introduce un elemento nuevo en el discurso que es
desarrollado en el contexto que sigue. Suelen ser construcciones que presentan
inversión de sujeto y elemento verbal.

(30) Entre las principales dolencias que puede acarrear la ausencia de actividad
física en nuestras vidas, se encuentran las enfermedades cardiovasculares, el
cáncer o la diabetes. (Sedentarismo)
(31) La igualdad, la normalización, la integración…a través del deporte son el
objetivo final de esta fundación. … (Deporte adaptado)
(32) Son numerosos los campos en los que las TIC pueden ayudar al progreso
económico. … (Impulsar las TIC)

La motivación del escritor en el uso de muchas de estas construcciones sintácticamente


marcadas es presentar el sujeto en posición final como elemento que transmite
información nueva y que se desea presentar en foco.
También a principio de párrafo aparecen construcciones escindidas (o perífrasis de
relativo), a menudo utilizadas para introducir un nuevo tópico o subtópico en el marco
del tema general del discurso.

(33) […] Muy pronto llega a dirigir el hotel el ejecutivo Marc Lannoy, con un
amplio bagaje anterior en el sector, que ha realizado toda una revolución en
este Palace que comenzaba a acusar cierta decadencia.
Es Lannoy quien reactivó la vida social del hotel inaugurando su pequeño
museo, una tienda de vinos y organizando distintos y muy variados actos, así
como lúdicas actividades como interesantes jornadas gastronómicas o
sesiones de jazz […] (Palace)
(34) Fue el mismísimo Herakles, según una leyenda que cita Píndaro, quien fundó
los Juegos Olímpicos en honor de su padre Zeus, en un lugar llamado Olimpia
por su cercanía al monte Olimpo, donde moraba el padre de los dioses,
convertido en el principal centro de culto a Zeus. El propio Herakles (Hércules
en la terminología latina), después de terminar sus famosos Doce Trabajos,
que tanto tuvieron de agones deportivos, construyó el recinto competitivo de
Olimpia, fijando de paso la medida ideal que debía tener, el “estadio” (125
pasos) que da nombre a estos centros de competición. (Juegos Olímpicos)

La construcción de foco puede servir para introducir en escena una entidad prominente
con especial relevancia en la historia, como en (34) o poner en relieve una entidad que
ya ha sido introducida en el contexto anterior pero a la que se le asocia propiedades

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nuevas, como en (33) (cf. los sentidos referencial y relacional del foco, en Siewierska
1991: 174).
Las oraciones impersonales como las que designan existencia (o existenciales) pueden
aparecer a principio de párrafo para crear el marco en el que se va a desarrollar el
discurso y/o guiar al lector en la estructuración del mismo en tópicos y subtópicos.

(35) [Comienzo de texto]


Hay provincias de la geografía española donde el viajero tiene ideas
equívocas, su error se remedia pronto. Guadalajara es un caso singular. […]
(Guadalajara)
(36) Hay reservas naturales que exigen visita: lagunas de Puebla de Beleña,
Macizo del Pico- Lobo, Cerro Margoso de Pastrana, Miñosa, Cueva de la
Canaleja, Murciélagos, Prados de Torremocha. (Guadalajara)

Otras expresiones que señalan un cambio de tópico, al menos a nivel local, y se sitúan a
principios de párrafo, son las que contienen el indefinido otro con sustantivos
relacionados con la historia:

(37) Otro restaurante conocido por sus famosos reservados y por donde pasaban
políticos y financieros es Balzac, detrás de la iglesia de Los Jerónimos, y al
lado de la bolsa, y ahora también cerrado. […]
Y otro estrella Michelin en Barcelona también tancat es el restaurante
Drolma. (Clásicos del lujo)

Esta secuencia combina el cambio de tópico con un mecanismo de focalización del


elemento que suelen introducir, como en el ejemplo anterior los restaurantes Balzac y
Drolma, o el programa mencionado en el siguiente extracto:

(38) Otra de sus grandes apuestas es “Deportod@s se Mueve”, pionero programa


itinerante que existe en España capaz de acercar el deporte adaptado a
cualquier punto del país. (Deporte adaptado)

El uso de construcciones de foco para delimitar el inicio de párrafo en los artículos de


revistas de actualidad es un recurso frecuente en el corpus, situándose en importancia
por detrás del uso de expresiones adverbiales y de los mecanismos lingüísticos de
mantenimiento del tópico asociados a los patrones de progresión temática que vimos en
la subsección anterior.
Finalmente, un mecanismo con función similar a las construcciones de foco y que
aparece de forma recurrente en posición de inicio de párrafo son las oraciones
subordinadas condicionales. Ayudan a introducir la información prominente que
aparece inmediatamente después:

(39) Si queremos conocer al detalle todo lo que Madrid ofrece al turismo este
verano la mejor opción es visitar el portal www.esmadrid.com que agrupa
todas las actividades culturales y nos informa de las alternativas y planes que
tenemos para conocer mejor la ciudad. (Madrid)
(40) Pero si existen unos auténticos protagonistas en la Fundación También estos
son los más pequeños. Que puedan practicar deporte y acceder al ocio al igual

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que sus compañeros, amigos, hermanos... debería ser consustancial a sus


vidas, algo innegable. (Deporte adaptado)

En (40), un artículo sobre una fundación de deporte para discapacitados, por ejemplo, la
condicional anuncia el foco de información sobre “los más pequeños”, entidad que es
desarrollada en el contexto siguiente dentro del mismo párrafo. En el mismo texto, el
mismo tipo de oración se utiliza para señalar explícitamente el cambio de tópico:

(41) Y si hasta ahora hemos centrado nuestra mirada en la parte más lúdica de
esta entidad, en esa oportunidad que ofrece a todas las personas con
discapacidad de acercarse al deporte, nos vamos un poco más allá y
hablamos de metas superadas y récords conseguidos. […]
(Deporte adaptado)

En estudios sobre las funciones informativas en español se mencionan diferentes


construcciones con cláusula condicional como asociadas a las construcciones de foco en
español, como las ‘perífrasis condicionales’ en Moreno Cabrera (1993) y las
‘ecuandicionales’ en Gutiérrez Ordoñez (1997).

4.4. Marcadores evidenciales


En el género de los artículos de revistas de actualidad, como parte del género
periodístico, no es de extrañar que la referencia a la fuente de la que el autor ha extraído
la información y cómo se expresa esta lingüísticamente, lo que se ha venido a llamar
‘evidencialidad’, sea un rasgo recurrente. El análisis de corpus arroja frecuentes
ejemplos de marcas evidenciales a principio de párrafo, anunciando de dónde proviene
la información asociada a esa parte del texto.
Las marcas evidenciales incluyen expresiones adverbiales con significado evidencial:

(42) Desde la patronal alemana (BDA) creen que esto reduciría las posibilidad de
muchas personas a acceder al mercado laboral y no la necesidad de la gente
de acudir a las ayudas sociales a pesar de trabajar.
Según datos de la Oficina Federal del Trabajo (BA), un total de 1,3 millones
de trabajadores se ven obligados a pedir una ayuda social para llegar a final
de mes. (Mercado alemán)

como extractos de citas, con información explícita de la fuente de información:

(43) “Ya que nuestros políticos no llegan a la población, y no hacen nada por nadie
más allá de sus intereses, de los mercados y de los bancos, nos tenemos que
ayudar entre nosotros”, nos contaba Pipi –Ricardo Delgado, como reza en su
documento de identidad– antes de la actuación. (Solidaridad ciudadana)

4.5. Expresiones evaluativas


Un recurso poco mencionado en la bibliografía sobre estructuración del texto en
párrafos es el papel desempeñado por las expresiones de tipo evaluativo. En un estudio
sobre la evaluación basado en un corpus de textos de revistas de actualidad en inglés
(Martínez Caro 2014), se observó una cierta correlación entre el uso más frecuente de
expresiones evaluativas en ciertas posiciones del texto escrito y la organización general

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del mismo. En relación a la transición de párrafos, se ha observado en los artículos


analizados que en ocasiones el inicio de párrafo coincide con una expresión evaluativa
por parte del autor del texto.
En el siguiente extracto, por ejemplo, el autor (Fernando Savater) abre el párrafo y el
artículo entero con una expresión evaluativa, lo que le permite dirigir la atención del
lector hacia el tópico del discurso que se introduce a continuación: la libertad de
posesión de armas en los Estados Unidos.

(44) Parece evidente que uno de los males de las sociedades democráticas estriba
en cuantas leyes que, con el paso del tiempo, han perdido su razón de ser
perduran y perduran, convertidas en morbosos fetiches del pasado. Por
ejemplo, evidente, el derecho a poseer armas basado en la segunda enmienda
de la Constitución de Estados Unidos. (Libertad armada)

En (45), tomado de un artículo sobre la motociclista y piloto de rally Laia Sanz, la


expresión evaluativa inicia el párrafo y da pie al autor para cambiar el tema de discusión
al de la dureza de la prueba del Rally de Dakar.

(45) Atravesar la meta de la última etapa de un Dakar es una proeza al alcance de


muy pocos. El rally campo a través más famoso del mundo es una competición
extrema, muy exigente física y psicológicamente para los pilotos y un desafío
mecánico para las máquinas de las cuatro modalidades en competición –
automóviles, motos, camiones y cuadriciclos–. Los abandonos por cuestiones
de salud o por irreparables averías en los motores son frecuentes.
(Reina del desierto)

Otros ejemplos son los siguientes:

(46) No corren buenos tiempos para los hombres y mujeres que proyecto cultural
en mano se lanzan a la aventura de lograr financiación para hacerlo realidad.
Pero emulando a los modelos estadounidenses cada vez más webs españolas
permiten acercar las iniciativas de los creadores al público interesado en
aportar un pequeño capital. (Crowdfunding)
(47) (Principio de artículo tras la introducción) Es muy difícil imaginar el dolor de
las madres a las que les arrebataron a sus hijos, porque alguien decidió que
era mejor entregárselos a otras familias. Pero lo que sí es facil comprender es
la impotencia que sienten ahora, frente a una Justicia ineficaz, incapaz de dar
respuestas. (Robo bebés)
(48) (Principio de artículo tras la introducción) Es cierto que se trata de un barrio
humilde. Es verdad también que la música ska va destinada a un público
eminentemente joven, y por tanto con menos recursos a su alcance. Pero la
realidad es que […] (Solidaridad ciudadana)

4.6. Uso de preguntas retóricas


El análisis del corpus de artículos de actualidad apunta a un último recurso utilizado por
los autores de estos textos, aunque en menor medida que los mencionados anteriormente
(aparece solo en tres de los artículos del corpus), para señalar la transición en párrafos.
Se trata del uso de preguntas retóricas.

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ISSN: 1139-8736 http://infoling.org/elies/  
E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
 

(49) ¿Hará algo Rajoy para evitarlo? Esperemos que sí, si bien el presidente ha
sugerido recientemente que […] (España 2013)

Las preguntas retóricas se utilizan por el autor para crear una ruptura mayor que en
otros casos de transición de párrafo. Sirven a menudo para iniciar una secuencia de
párrafos (o episodio, según algunos autores) sobre un determinado subtópico.
A veces son combinadas con nexos discursivos, como pero. En el siguiente extracto, la
pregunta retórica sirve a la autora del texto para dirigirlo hacia un tópico que ella misma
quiere introducir. En este artículo, que trata sobre la venta de pequeñas aldeas en
España, sirve para introducir el tipo de comprador de este tipo de bien y el contexto
siguiente enumera los tres tipos de compradores (en negrita en el extracto).

(50) Pero, ¿quién es capaz de comprar en la actualidad un pueblo entero? Según


Ramón Delgado, director de Casas Rústicas Santaeulalia y de su filial
británica Spanish Country Cottages, ambas socias estratégicas de
Aldeasabandonadas.com, existen tres tipos de compradores. El primero, poco
común, es aquel cuya intención es vender las casas y le resulta más económico
comprar la aldea entera que cada propiedad por separado. El grupo más
numeroso lo forman aquellos que quieren establecer un negocio de turismo
rural. El tercer tipo de comprador adquiere la aldea para uso particular.
(Aldeas)

En el artículo sobre el 75 cumpleaños del Rey Don Juan Carlos, un párrafo entero del
mismo consiste en una larga interrogativa:

(51) ¿Alguien puede imaginarse a la BBC de Londres, a la PBS norteamericana o a


la televisión pública francesa haciendo el papel de la española, donde en
ningún momento se esbozó siquiera la posibilidad de que al Rey había que
plantearle la situación de su yerno, el duque de Palma, Iñaki Urdangarin, que
tanto daño ha hecho a la Corona, o el desgaste que ha sufrido la institución a
raíz del desgraciado episodio de Botsuana en una cacería de elefantes, con
unas compañías inadecuadas para el buen nombre de la figura real, o aspectos
concretos de la situación económica de La Zarzuela, con los recortes
presupuestarios que se han realizado, o de las mismas finanzas del Rey, de las
que ha venido hablando la prensa internacional, especialmente el periódico
The New York Times, o de la desesperanza de un país cada vez más harto de
los diarios casos de corrupción y sumido en el desencanto por el
comportamiento de su clase política, que parece seguir viviendo al margen de
la realidad, como si aquí no pasase nada? (Rey 75)

La pregunta retórica también aparece al final de párrafo y puede servir como punto final
de un texto. El siguiente es un extracto, tomado del párrafo final, de un artículo en el
que el autor compara el uso de las drogas con el de las armas en los Estados Unidos.
Utiliza la pregunta retórica para implicar al lector en la argumentación, con una
pregunta cuya respuesta (positiva) parece obvia y que no ofrece lugar a dudas:

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)  

(52) Si se trata de poseer un fusil de asalto, instrumento difícilmente conciliable


con la armonía civil salvo que nunca salga de su funda, se confía en la
autonomía racional y en la responsabilidad de cada cual; pero cuando se
habla de ingerir sustancias que solo alteran al que voluntariamente las toma,
el ciudadano adulto deja de ser autónomo y civilmente responsable y se
convierte en un poseído por quién sabe qué demonios. ¿No debería llamarse
fanatismo a la superstición que impide cuestionar aquella libertad y
despenalizar la otra? (Libertad armada)

Conclusiones
La finalidad de este estudio ha sido explorar la noción de párrafo y los patrones de
transición de párrafo tomando como base un corpus de revistas de actualidad en
español. Los resultados del análisis han destacado unas estrategias lingüísticas
recurrentes coincidiendo sobre todo con el comienzo de párrafo. En orden de
importancia en cuanto a su frecuencia son, a grandes rasgos: a) el uso de expresiones
adverbiales y conectores de distinta naturaleza y significado (solos o combinados con
otras estrategias), b) patrones de párrafo que reflejan el principio de progresión temática
lineal o escalonada, con temas derivados o ‘continuos’ (cf. Daneš 1974, Fries 1983), c)
construcciones de foco como perífrasis de relativo (u oraciones escindidas) y otras
como oraciones identificativas, impersonales e inversiones, d) marcas de
evidencialidad, e) expresiones evaluativas, y f) preguntas retóricas.
El análisis también apunta a una justificación de la noción de párrafo, así como parece
necesario reconocer la noción de ‘episodio’ entendida como ‘secuencia de párrafos’ o
sección del discurso.
En general, parece que el comienzo de párrafo se demarca de un modo más rotundo y
claro que el final. Sin embargo, a final de párrafo, en este tipo de texto narrativo-
argumentativo aparecen oraciones con una ‘gran carga de contenido’ y que pueden
considerarse foco de información del párrafo. Después de las cuales parece lógico que
haya una pausa, que ayuda a mantener la expectación por la información transmitida y
crea un cierto suspense en el lector. Un ejemplo es el siguiente, donde tras la última
oración del extracto, el lector es invitado a seguir leyendo:

(53) […] La última etapa de José Luis Rodríguez Zapatero al frente del Ejecutivo
dejó una sensación tan amarga, sobre todo desde el punto de vista económico,
que a poco que el Partido Popular se esmerase era de prever una mejora en la
situación del país.
Sin embargo, doce meses después, no hay muchos datos que confirmen que
las cosas han ido a mejor. […] (España 2013)

El final de texto también puede marcarse de una manera rotunda, como en (54) donde
una construcción con posposición de objeto y con gran carga de contenido informativo
se presenta como final de oración, párrafo y texto siguiendo los principios de
“información de peso al final” (end-weight principle) y de “foco al final” (end-focus
principle). El ejemplo está extraído de un artículo sobre la peregrinación a La Meca,
organizado cronológicamente y en el que el final del texto coincide con el tema de la
vuelta de los peregrinos a sus países de origen:

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E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
 

(54) Muchos peregrinos lucen orgullosos marcas encallecidas en sus frentes,


conseguidas colocando una piedra en el suelo en la que apoyan la cabeza
durante la oración. Es una marca de fe, de la fe que lucen en Arabia, que
seguirá acogiendo el resto del año el Umrah, peregrinación menor, mientras
se prepara para albergar de nuevo en menos de un año uno de los mayores
movimientos de población del planeta en el nombre de esa fe. (La Meca)

Aunque en teoría los mecanismos lingüísticos por los que el escritor marca la transición
de párrafos no son imprescindibles para que el texto aparezca como ‘estructuralmente
coherente’, sí son señales que guían al lector a descubrir la organización del texto y, en
ausencia de ellos, pueden provocar un efecto de confusión. De esta manera, en uno de
los textos de tema científico (Alimentos y Cerebro), se ha observado que los párrafos no
presentan el mismo tipo de marcadores de división de párrafo observados en los textos
analizados en su conjunto. El artículo en cuestión aparenta ser una traducción del texto
original (en inglés).

(55) [Principio de texto]


De camino a una reunión de negocios a menudo uno toma algo de chocolate,
durante las pausas en el trabajo un café y para almorzar algo rápido, como un
perrito caliente con ketchup. Cuando el estrés aumenta, la alimentación se
reduce a menudo a la simple ingesta de nutrientes. Y el cerebro necesita la
energía suficiente para poder responder con rapidez cuando se pulsa el botón.
Sin embargo, con demasiada frecuencia esta energía proviene de alimentos
edulcorados y grasos, ya preparados y con buen sabor. ¿Pero es realmente un
alimento para los nervios?
Realmente, el cerebro tiende más hacia el chocolate que hacia la manzana. La
fruta contiene menos glucosa, fuente de energía fundamental para el cerebro.
"En situaciones de sobrecarga, la exigencia de algo dulce es mayor y se
liberan hormonas de estrés", señaló Ingrid Kiefer, escritora y nutricionista de
Viena.
El azúcar se subdivide según el tamaño de las moléculas en simple o múltiple.
Las golosinas contienen azúcares simples, que llegan inmediatamente a los
vasos sanguíneos.
"Cuando se come chocolate, se dispara el nivel de azúcar en sangre y el
cerebro produce con rapidez serotonina, la hormona de la felicidad, aunque
luego decaiga de nuevo muy rápido", añadió Kiefer.
(Alimentos y cerebro)

Este extracto del artículo (donde se han destacado los elementos de principio de párrafo)
nos ilustra cómo cuando el texto no sigue los marcadores de división de párrafo
comunes al género de revista de actualidad en español, el resultado es un texto que se
percibe como ajeno, extraño, no original.

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)  

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Journal of Pragmatics 29: 57-74.

Apéndice

Lista de artículos compilados y analizados


La lista, en orden alfabético, proporciona la fecha del artículo y, en paréntesis, el
nombre clave del mismo, utilizado en los ejemplos presentados en el texto. Asimismo,
se proporciona el nombre del autor del artículo siempre que éste se dé a conocer en la
revista.

Cambio 16
CAMBIO16 VISITA LA UNIDAD DE INVESTIGACIÓN TELEMÁTICA DE LA POLICÍA NACIONAL: “No
existe el anonimato en la red, todas las conexiones pueden ser rastreadas”, por Aroa
Díaz Gutiérrez. 3 de enero de 2014 (Anonimato en red)
CUATRO AÑOS DESPUÉS: Haití, la catástrofe de nunca acabar, por Alberto de la Rosa. 12
de enero de 2014 (Haití)
DERECHOS HUMANOS Y COOPERACIÓN: Más de 168 millones de niños son explotados de
forma ilegal en países en vías de desarrollo, por Sandra Martín Duque. 5 de diciembre
de 2013 (Trabajo infantil)
DÍA MUNDIAL CONTRA EL CÁNCER: En España más de la mitad de los enfermos por
cáncer se curan, Redacción Cambio16. 5 de febrero de 2014 (Cáncer en España)
¿DÓNDE ESTÁN NUESTROS HIJOS?: El año pasado se censaron más de 1.000 casos, pero

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)  

sólo 12 han sido resueltos, por Sandra Martín Duque. 28 de enero de 2014 (Robo
bebés)
EL TRIUNFO DE LA SOLIDARIDAD CIUDADANA ES EL FRACASO DEL SISTEMA POLÍTICO: Cuando
el precio de la entrada de un concierto son 5 kilos de comida, por María Senovilla. 13
de enero de 2014 (Solidaridad ciudadana)
ESPAÑA LOGRA REALIZAR 45 TRASPLANTES EN UN DÍA: La ONT continúa batiendo records y
siendo líder mundial, Redacción Cambio16. 27 de febrero de 2014 (Trasplantes)
FINANCIACIÓN COLECTIVA: El crowdfunding habla español, por Miguel Ángel Artola. 12
de febrero de 2012 (Crowdfunding)
FUNDACIÓN TAMBIÉN, DEPORTE ADAPTADO: Superación ante cualquier barrera,
Redacción Cambio16. 23 de diciembre de 2012 (Deporte adaptado)
GUADALAJARA: Historia y naturaleza, por Juan-Carlos Arias. 27 de julio de 2011
(Guadalajara)
HACEN LA PRUEBA DEL ADN A LOS RESTOS HALLADOS EN 2006: El cazador leonés del
Mesolítico era moreno y con ojos azules, Redacción Cambio16. Miércoles, 29 de enero
de 2014 (Cazador del Mesolítico)
IMPULSAR LAS TIC, CLAVE PARA LE RECUPERACIÓN: Mejoraría la productividad y el
empleo, por Miguel Ángel Artola. 16 de diciembre de 2012 (Impulsar las TIC)
INDIA RECOGE EL 37% DE LA POBLACIÓN ANALFABETA MUNDIAL: La ONG de India que se
extendió como un restaurante chino y no como un McDonalds, por Sandra Tobar. 1 de
marzo de 2014 (Pratham India)
LA PSICOTERAPIA DE EQUIDAD FEMINISTA: El sexismo causa daños patológicos en las
mujeres, Redacción Cambio 16. 19 de diciembre de 2013 (Sexismo y daño psicológico)
LAS TABACALERAS GOLPEADAS POR LA CRISIS: El cigarrillo electrónico está de moda,
Redacción Cambio16. 26 de febrero de 2014 (Cigarrillo electrónico)
LOS NIÑOS TENDRÁN UNA VÍA DE COMUNICACIÓN DIRECTA ANTE LA ONU PARA DENUNCIAR
ABUSOS: Con derecho a ser escuchados, por Aroa Díaz Gutiérrez. 15 de enero de 2014
(Niños y abusos)
MADRID: La mejor oferta de ocio de Europa, Redacción Cambio16. 6 de agosto de 2012
(Madrid)
NO TE QUEDES SENTADO: Hacer deporte para no morir, Redacción Cambio16. 2 de
marzo de 2014 (Deporte para no morir)
OJO CON EL COLESTEROL: En Navidad alegría, en enero llegan los lamentos, por Narci
Ruiz. 3 de enero de 2014 (Navidad y colesterol)
SIN OPCIONES PARA SEGUIR ESTUDIANDO: Cientos de universitarios a la espera de recibir
sus becas, por Narci Ruiz. 27 de febrero de 2014 (Becas)

Tiempo
A PROPÓSITO DEL 75 CUMPLEAÑOS DEL REY, por José Oneto. 15 de enero de 2013 (Rey
75)
ADIÓS A LOS CLÁSICOS DEL LUJO, por Celia Lorente. 20 de noviembre de 2012 (Clásicos
del lujo)
ADIÓS AL GENIO DE LA GUITARRA, por José Manuel Gómez. 28 de febrero de 2014 (Paco
de Lucía)
ASÍ SERÁ EL AÑO 2013 EN ESPAÑA, por Álvaro Nieto. 2 de enero de 2013 (España 2013)
BODAS Y DIVORCIOS ANTE NOTARIO, por Clara Pinar. 15 de enero de 2013 (Notarios)
CEREALES Y PESCADO, LO MEJOR PARA EL CEREBRO, por Martin Faber. 20 de enero de 2012
(Alimentos y cerebro)

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E. Martínez. El párrafo como unidad discursiva: consideraciones de forma y contenido relativas a su demarcación y estructuración
 

CHRISTOPHER HITCHENS Y LA BUENA MUERTE, por Incitatus.16 de noviembre de 2012


(Hitchens)
EL ISLAM VUELA A LA MECA, por Dani Rocha. 8 de noviembre de 2012 (La Meca)
EL MAPA NEGRO DE LA BASURA, por Lucía Rey. 13 de noviembre de 2012 (Mapa de
basura)
ESPECIAL MANDELA: Su huella en España, por Antonio Rodríguez. 9 de julio de 2013
(Mandela en España)
¿FUE ARAFAT ASESINADO? por Julio de la Guardia. 11 de diciembre de 2012 (Muerte de
Arafat)
LA LIBERTAD ARMADA, por Fernando Savater. 9 de enero de 2013 (Libertad armada)
LA OTRA CARA DEL MERCADO LABORAL ALEMÁN, por Almudena de Cabo. 14 de enero de
2013 (Mercado alemán)
LA REINA DEL DESIERTO, por Antonio Díaz. 5 de febrero de 2014 (Reina del desierto)
LA VIDA MÁS FÁCIL GRACIAS AL MÓVIL, por Mónica De Torres. 7 de noviembre de 2013 (El
móvil)
LARGA VIDA AL PALACE, por Ana Marcos. 2 de octubre de 2012 (Palace)
LOS JUEGOS OLÍMPICOS: UN INVENTO POLÍTICO DE LA ANTIGÜEDAD por Luis Reyes. 27 de
julio de 2012 (Juegos Olímpicos)
NO MÁS PLÁSTICOS EN VERTEDEROS, por Lucía Rey. 4 de diciembre de 2012 (Plástico en
vertederos)
SE VENDE ALDEA, por Elena del Estal. 16 de noviembre de 2012 (Aldeas)
TIEMPO Y SALUD, por Nativel Preciado. 15 de enero de 2013 (Tiempo y salud)

Notas
 
1  En los ejemplos, se destaca el elemento objeto de discusión en negrita. […] señala que se ha omitido
una parte del párrafo.  

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)  

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Manuel Alcántara. Las unidades discursivas en los mensajes instantáneos de wasap.  
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 223-242  

Las  unidades  discursivas  en  los  mensajes  instantáneos  de  wasap


Manuel Alcántara Plá
Universidad Autónoma de Madrid
[email protected]

Resumen
Este trabajo aporta datos sobre la necesidad de revisar la definición de las unidades del
discurso cuando se aplican al análisis de conversaciones mediante mensajes
instantáneos en español. Se ha analizado un corpus de la popular aplicación Whatsapp
con 176.000 palabras comparando sus características, por un lado, con otras formas
novedosas de comunicación relacionadas con internet y, por otro, con las formas
tradicionales de oralidad y escritura. Los datos muestran que hay diferencias relevantes
tanto en la estructura de la conversación (intervenciones, turnos, etc.) como en la misma
definición de esta, convertida en una interacción de límites difusos que tiene lugar de
manera simultánea con otras conversaciones y que incorpora un alto grado de
multimodalidad. Se concluye que se deben redefinir las unidades tomando como base
las características particulares de los mensajes instantáneos y no solo como una
adaptación –o deformación- de otros tipos de comunicaciones pre-existentes.

Palabras clave: unidades del discurso, mensajes instantáneos, conversación, oralidad,


lingüística de corpus, Whatsapp

Abstract
The aim of the present study is to explore whether traditional discourse units are valid
for the analysis of instant messaging (IM) conversations in Spanish. Corpus-based
techniques were applied to a 176000 words corpus of Whatsapp interactions in order to
compare their features with those of written/spoken texts and of other new forms of
communications in Internet. The findings show that we do find relevant differences that
affect both the structure of the interaction and how we define the interaction itself.
Results indicate that conversations with IM have fuzzy limits, usually occur
simultaneously with other interactions, and are multimodal. We conclude that units of
analysis should be revised not as a variation of traditional written/spoken texts, but as a
different class of interactions.

Keywords: discourse units, IM, conversation, orality, corpus linguistics, Whatsapp

1. Un tipo de interacción nuevo y muy popular


Este artículo parte de la hipótesis de que la comunicación con mensajes instantáneos a
través de aplicaciones como la popular Whatsapp tiene unas características
diferenciadoras con respecto a los demás tipos de intercambios lingüísticos y que estas
nos obligan a redefinir las unidades que utilizamos para su análisis. La popularidad de
este nuevo tipo de conversaciones ha provocado interés en su estudio aunque siempre
con una caracterización muy marcada por la toma de otros tipos de interacciones
preexistentes como referencia. Una prueba de ello es que la descripción más extendida
implique la idea de “oralidad escrita”, que es claramente una contradicción en sus
propios términos. Un ejemplo de estas descripciones la vemos en Yus (2001) cuando
habla de la conversación virtual (chat) como “una conversación oral en un soporte
escrito”, para advertir a continuación que se trata de “una nueva forma de

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)  

comunicación”. Lucía (2012), por su parte, nos sitúa con las tecnologías del siglo
veintiuno en el desarrollo de la que denomina como tercera oralidad (la segunda sería
la provocada por las tecnologías del siglo pasado, especialmente la televisión, la radio y
el teléfono) y de una segunda textualidad escrita en la que el texto digital “comparte, a
un tiempo, algunas características del texto escrito y del texto oral”. Las siguientes
páginas aportan datos que muestran que, cuando se trata de comunicación a través de
nuevos medios, no siempre son vinos viejos en odres nuevos y que estas peculiaridades
no se limitan al léxico o a aspectos tipográficos, sino que llegan a afectar al modo en
que se estructura el discurso y la definición de las unidades que lo conforman.
Este no es el primer intento de identificar las características propias de los mensajes
instantáneos. El más cercano a este trabajo en cuanto a sus objetivos es el capítulo de
Naomi Baron titulado “Are Instant Messages Speech” (Baron 2008) sobre el uso de
mensajes por anglófonos. Sin embargo y a pesar de lo que anuncia su título, aquel
trabajo no llega a responder de manera satisfactoria a la cuestión que propone. En sus
conclusiones, nos dice sobre la pregunta de si los mensajes instantáneos son habla: “La
respuesta sencilla: no, aunque hay suficientes elementos similares (sobre todo en las
conversaciones entre hombres) para explicar por qué hablamos de conversaciones y no
de cartas”. A pesar de esto, el grueso del trabajo muestra de hecho coincidencias entre
ambas modalidades y la única diferencia significativa que se señala reside en una mayor
preocupación formal en los mensajes instantáneos que en el habla, lo que no parece
suficiente si tenemos en cuenta que en esta última también hay géneros y contextos con
distintos grados de formalidad.
Para este estudio he analizado mensajes enviados a través de la aplicación Whatsapp (a
partir de aquí abreviado como “WA”), sistema que he elegido entre todos los existentes
para mensajería instantánea únicamente por ser el más popular. La aplicación fue creada
en el 2009 por el estadounidense Brian Acton y el ucraniano Jan Koum, ambos ex
empleados de Yahoo Inc., y el blog oficial de la compañía afirmaba haber llegado a 400
millones de usuarios en todo el mundo en diciembre del 2013 cuando en agosto de ese
mismo año lo había hecho por primera vez a los 300 millones (blog oficial de
Whatsapp, 13/12/2013). Eso nos da una idea del nivel de crecimiento de su popularidad,
probablemente intensificada por su reciente compra en febrero del 2014 por parte de la
red social más utilizada, Facebook (blog oficial de Whatsapp, 19/2/2014).
Los programas de mensajería instantánea actuales comparten la mayoría de las
características importantes, por lo que las observaciones y conclusiones de este estudio
se podrán aplicar fácilmente a los demás sistemas. Todos ellos permiten mandar
mensajes de texto a receptores específicos que pueden, a su vez, contestar del mismo
modo y así desarrollar conversaciones por este procedimiento. Los mensajes se envían
de móvil a móvil utilizando como referencia el número telefónico personal de cada
usuario, pudiéndose establecer conversaciones entre dos personas o entre grupos
predeterminados por los usuarios. Dependiendo del diseño del sistema, a las palabras se
le pueden sumar imágenes, audios o vídeos. WA sí permite esta dimensión multimedia.
El usuario dispone de un teclado convencional tipo QWERTY para redactar los mensajes
además de una variedad muy amplia de símbolos y emoticonos. Las intervenciones se
presentan verticalmente y en el orden cronológico en que han sido enviadas, claramente
delimitadas y siempre acompañadas del nombre del interlocutor y la hora en que ha sido
escrito el mensaje. Se incluyen las intervenciones del propio usuario de modo que se
pueda leer la conversación completa en todo momento. Cada mensaje se ilustra con una
información añadida referida a si el mensaje ha sido enviado, lo que se marca con un

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check o palomilla verde, y si ha sido recibido por el otro teléfono, que se marca con dos
de estos checks. Por último, el programa permite personalizar aspectos visuales tales
como el tamaño de la fuente o el diseño del fondo.
Ni las conversaciones ni las intervenciones que las componen tienen ninguna restricción
espacial o temporal. Una conversación solo termina cuando sus interlocutores la
abandonan definitivamente. Como veremos, esta característica es la fuente de algunos
de los rasgos más peculiares de la comunicación en mensajes instantáneos.
He utilizado un corpus de 176.000 palabras repartidas en 32 conversaciones con 106
participantes distintos que realizan un total de 34.100 intervenciones1. Los participantes
se encuentran en una franja de edad de entre veinte y cuarenta años que, como veremos
en la siguiente sección, es la mayoritaria en el uso de las nuevas tecnologías. WA
incluye una opción para exportar las conversaciones en un fichero de texto y poder
mandarlas así a través del correo electrónico, lo que ha facilitado la recopilación y el
trabajo con muestras reales. Al tratarse de un fichero de texto, no obstante, se pierde
todo el aspecto visual de la aplicación así como los posibles adjuntos multimedia
enviados en la conversación (fotos, vídeos, etc.) aunque dejan una huella que nos
permite situarlos en la conversación.
Una dificultad para recopilar corpus de este tipo reside en el uso fundamentalmente
privado de WA, lo que provoca lógicas reticencias a la hora de ceder las conversaciones
para su estudio. Por este motivo, los ejemplos aparecerán aquí con los participantes
convertidos en P1, P2, P3, etc. (empezando por P1 en cada ejemplo) para garantizar su
anonimato.

2. La comunicación lingüística a través de las nuevas tecnologías


Los cambios en el modo en que nos comunicamos derivados del uso de las nuevas
tecnologías de la información han provocado curiosidad en los estudiosos de la
lingüística desde múltiples perspectivas. En el caso del español, contamos ya con
ejemplos de literatura prescriptiva como la obra Escribir en internet (Tascón 2012), de
análisis de su impacto en el trabajo de los lingüistas (Lavid 2005), de descripciones del
uso del lenguaje en Internet (Yus 2001, Lucía 2012), de trabajos mixtos que se mueven
entre la descripción y los consejos de uso (Cassany 2012) e incluso alguna defensa
radical de una supuesta “neolengua” surgida de estas tecnologías (Semprún 2012). La
mayoría de ellos, como ocurre con todos los incluidos en esta pequeña muestra, se
centran más en internet que en otras tecnologías recientes como son las diseñadas
específicamente para los teléfonos inteligentes y las tablets. A pesar de ello, sus
aportaciones son de interés para nuestro estudio ya que los sistemas sobre los que
trabajan comparten con la mensajería instantánea rasgos que afectan a la comunicación,
sobre todo:

1. El uso de aparatos electrónicos con sistemas informáticos (un sistema operativo


y un programa) como intermediarios en nuestra comunicación.
2. El uso de la escritura como modo preferente en lugar del habla. Esta nueva
popularidad de lo escrito ha provocado una ruptura del “monopolio que tenía
hasta ahora la escritura normativa” (Cassany 2012) que analizaremos en detalle
más abajo.

Una característica también compartida, pero en constante evolución, es el perfil típico


de los usuarios, que en todos estos sistemas ha sido marcadamente joven de inicio y se

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)  

ha ido extendiendo paulatinamente a otras edades. Por poner un ejemplo, el IV Estudio


anual de redes sociales, editado a principios del 2013 por las empresas de estudio de
mercado online Elogia e Iab Spain Research, advertía que la franja de más edad entre
sus encuestados (entre 40 y 55 años) era la menos presente en las redes sociales con un
44% que reconocía no utilizarlas nunca mientras que ese porcentaje se reducía al 7% en
los adolescentes (entre 14 y 17 años). Es interesante señalar que ese mismo informe
destaca que la principal actividad para la que se utilizan las redes es precisamente para
tener conversaciones a través de mensajes instantáneos.
La mayoría de las plataformas de internet (los foros, los chats, las redes sociales, etc.)
también se diferencian de los mensajes instantáneos que nos ocupan aquí en que en
estos últimos:

1. La hipertextualidad no es un elemento fundamental en la comunicación, algo


que está cambiando según los teléfonos van permitiendo un mejor acceso a
internet y se diluye la frontera entre ambos medios.
2. El uso de recursos multimedia es menor aunque también hemos observado que,
como en el punto anterior, hay una tendencia clara en esa dirección ahora que las
pantallas de los teléfonos muestran imágenes con calidad suficiente.
3. El carácter inacabado que Cassany (2012) advierte en una parte importante de
los escritos en internet (el mejor ejemplo será seguramente el formato wiki) no
está presente en WA, cuyos mensajes no pueden ser corregidos una vez que han
sido enviados. En este sentido, los mensajes instantáneos guardan mayor
parecido con sus predecesores en los teléfonos, los mensajes cortos de texto
(SMS).
4. Los receptores están claramente restringidos en cada interacción, algo que en
internet es más difícil porque los mensajes son a menudo redistribuidos (o
retuiteados) a diferentes públicos sin control del autor
5. Por el mismo motivo que 4, en los mensajes instantáneos telefónicos no existe el
anonimato, tan común en ámbitos de internet como los foros o los comentarios
de los blogs.

Los estudios sobre la comunicación a través de las nuevas tecnologías coinciden en


señalar que el cambio de medio ha provocado “un cambio de paradigma” (Ess 2014,
Lucía 2012, Cassany 2011) en el modo en que nos expresamos. Los rasgos más
importantes de este cambio se encuentran descritos en las dos anteriores enumeraciones.
Cassany (2012) las concreta en el hecho de que la comunicación se produce ahora en
línea. Efectivamente una diferencia notable es que cada comunicación se percibe de
manera explícita como un nodo dentro de una red más o menos simultánea de
comunicaciones. Podemos escribir y leer mensajes instantáneos a la vez que tenemos
este artículo abierto en la pantalla, estamos conectados a varias redes sociales en las que
compartimos y debatimos sobre nuestras ideas y tenemos acceso a nuestro programa de
correo electrónico. Esta tendencia a la multitarea se ve reflejada en los aparatos
electrónicos que utilizamos, cada vez más híbridos en sí mismos. El ejemplo más obvio
y relevante es el de los teléfonos, que son también (y no de manera marginal) cámaras
de fotos, cámaras de vídeo, ordenadores personales, agendas, aparatos de música,
reproductores de vídeo, videoconsolas, etc. Algo similar ocurre con las aplicaciones y el
propio WA ha anunciado que en breve sumará la posibilidad de realizar llamadas de voz
a la actual de los mensajes escritos.

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Es importante señalar que la simultaneidad de las comunicaciones es, no obstante,


relativa. De hecho, una de las particularidades de estas nuevas formas de expresión
descansa, como describe Castells (2009), en “el desacoplamiento gradual de la
contigüiedad y la simultaneidad”, es decir, podemos “practicar la simultaneidad sin
contigüedad”, pero también nos permiten “una interacción asíncrona en el momento
elegido, a distancia”. A la hora de analizar las conversaciones a través de mensajes
instantáneos, la gestión del tiempo es sin duda uno de los rasgos más peculiares y que,
como veremos, afecta a la estructura de las unidades discursivas. Por un lado, se percibe
como natural el mantener varias conversaciones en paralelo o incluso mezclarlas con
otros tipos de acciones. Por otro, la asincronía se penaliza mucho menos que en la
comunicación oral de modo que un intercambio de turnos puede estar distanciado por
varias horas sin que eso implique ningún problema de cortesía ni se refleje de forma
alguna en el transcurso de la conversación.

3. Las “conversaciones” de mensajes instantáneos


Hasta el momento me he referido a las interacciones a través de mensajes instantáneos
con el nombre de conversaciones como unidad mayor en nuestros análisis. Utilizo este
término porque se trata de interacciones breves entre varias personas que alternan turnos
de palabra breves, siguiendo la definición más general de “acción y efecto de hablar
familiarmente una o varias personas con otra u otras” (DRAE 2001). Sin embargo, es
importante señalar que hay diferencias con las conversaciones habituales más allá del
hecho de que se transmitan escritas. Para establecer la comparación, tomaré como punto
de referencia la propuesta del grupo de investigación Val.Es.Co. para el análisis de
conversaciones coloquiales orales. Establecen las siguientes características básicas (Briz
y Grupo Val.Es.Co 2004):

1. Se transmite por el canal fónico.


2. Implica una sucesión de intercambios.
3. Se desarrolla con inmediatez.
4. Es cooperativa.

Los puntos en cursivas marcan las diferencias. Las interacciones que estamos
analizando no se transmiten por el canal fónico, sino a través de la escritura y la lectura
en aparatos de telefonía móvil. Sí implican una sucesión de intercambios, que es incluso
más radical que la de la comunicación oral ya que uno puede “hablar solo”, pero no se
puede escribir en WA si no existe un receptor. Esta sucesión, sin embargo, no debe
desarrollarse necesariamente con inmediatez. Aunque ocurre a menudo, no es extraño
que, como se indicó más arriba, pasen horas o días entre dos intervenciones. Por último,
podemos presuponer el carácter colaborativo de estas conversaciones en la misma
medida que en las mantenidas oralmente.
A pesar de las dos diferencias señaladas, la estructura de las conversaciones en WA se
asemeja claramente a la descripción propuesta por el grupo Val.Es.Co para las orales al
menos en los rasgos más generales. Una prueba de ello es que son percibidas como tales
de forma general por sus usuarios. Nótese que no utilizamos la metáfora de hablar
cuando utilizamos cartas o correos electrónicos puesto que se perciben como
interacciones claramente diferentes a las conversaciones. Sin embargo, sí es normal que
los usuarios se refieran a los mensajes instantáneos diciendo cosas del tipo “lo hablamos

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en Whatsapp”, como si de una conversación oral más se tratara. Los mensajes


instantáneos son el nuevo medio para chatear.

4. Conversaciones simultáneas, asíncronas y de límites difusos


Como señalan J. E. Katz y M. A. Aakmus (2002), la principal característica de la
comunicación inalámbrica no es la movilidad, sino el que nos encontremos siempre
conectados. No nos comunicamos puntualmente a través de los nuevos sistemas de
comunicación (mensajes instantáneos, redes sociales, etc.), sino que vivimos
continuamente con ellos, una tendencia que se ha terminado de imponer con la
proliferación de los smartphones o teléfonos inteligentes. Lo que nos muestran las
“conversaciones” con mensajes instantáneos es que nuestras comunicaciones con los
nuevos medios son, como comentaba más arriba, de límites difusos, simultáneas y
asincrónicas. Son difusas porque no están limitadas espacio-temporalmente. Esta
circunstancia se ve reflejada en la cortesía lingüística de modo que las fórmulas de
apertura y cierre de conversación se omiten con una frecuencia que sería extraña en la
oralidad. Si observamos los momentos en que aparecen los saludos en nuestro corpus2,
vemos que 14 conversaciones de las 36 carecen de fórmulas de este tipo. En los casos
en los que se retoma una conversación después de mucho tiempo, pueden aparecer o no
dependiendo de los usos del participante concreto que inicie la interacción. De hecho, 5
de las 22 conversaciones que sí muestran saludos no lo hacen en el primer inicio de la
conversación, sino más adelante (en la sección 4 aparecen figuras que ejemplifican este
fenómeno).
El concepto de simultaneidad cobra así un significado particular: muchas
conversaciones pueden considerarse simultáneas sin que haya coincidencia exacta en las
intervenciones. Podemos -y veremos que parece lo habitual- iniciar una conversación en
WA, iniciar seguidamente otra en el chat de Facebook, retomar después la primera,
consultar mientras tanto alguna entrada de un blog y dejar allí un comentario que nos
será contestado, etc. Lo interesante, porque nos ayuda a entender diferencias con la
comunicación oral, es que la lectura de la entrada del blog puede llevarnos a escribir un
comentario en él para que lo lea su autora, pero también puede incitarnos a realizar una
intervención en alguna de nuestras conversaciones paralelas en WA.
Esta forma de relacionar las distintas conversaciones es lo que provoca que avancen de
forma asincrónica: a diferencia de lo que suele ocurrir en las interacciones orales, las
que se realizan con mensajes instantáneos no son actividades en las que centremos
nuestra atención de manera continua ni exclusiva.
La variedad de medios a nuestro alcance facilita que, por un lado, mantengamos varias
“conversaciones” en paralelo durante un tiempo indeterminado y, por otro, que estas
conversaciones sean multimodales. El siguiente fragmento (1) ejemplifica ambos
aspectos.

(1)
a. P1: Q te han dicho? (3 de mayo, 17:20):
b. P2: Me hicieron una biopsia , el día 31 me dan los resultados (17:27)
c. P1: Jor (17:31)
d. P1: Nada de nada? (17:31)
e. P1: Estas con la regla? (17:31)
f. P2: Churri estoy con M en la pelu, estas trabajando? (6 de mayo, 10:00):
g. P2: En fin pensé que trabajabas y te invitaba desauñar con nosotros (10:57)

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h. P2: Mural3 (10:58)


i. P2: Muak (10:58)
j. P1: No. (12:27)
k. P1: Estoy con mi mami (12:28)

Tenemos dos interlocutores, P1 y P2, que empiezan a conversar a las 17:20 del 3 de
mayo. Observamos que el inicio no responde a ninguna fórmula de cortesía, sino a una
pregunta directa. La contestación aparece siete minutos después. Estos vacíos son
típicos en los inicios de las conversaciones: en este caso, es el tiempo que P2 ha
necesitado para darse cuenta de que tenía un mensaje, leerlo y pensar la respuesta. De
(1c) a (1e) tenemos intervenciones sucesivas de P1, primero (1c) como reacción a (1b) y
después con dos preguntas diferentes. Ahí se produce un salto temporal en la
conversación hasta tres días después. De nuevo no hay ninguna fórmula de cortesía que
sirva para retomar la conversación y el tema de (1f) no parece seguir el discurso
anterior. Preguntada P2 sobre el motivo de este salto, me confirma que la conversación
anterior no terminó en (1e), sino que prefirió llamar por teléfono a P1 para responderle
oralmente. Entre (1e) y (1f) hubo diversas conversaciones, pero por otros medios
distintos a WA. La primera de forma inmediata y continuando lo empezado en (1a)-
(1e). La precedente a (1f) probablemente explique que P2 aclare de repente que está
“con M en la pelu”.
Las fórmulas de saludo evidencian el carácter especial de estas conversaciones que
suelen tener apariencia de empezar in media res y de no considerarse nunca terminadas.
Como hemos visto, 22 conversaciones de las 32 del corpus incluyen algún saludo, pero
solo 10 de ellas se inician de esta manera. Las otras 12 lo utilizan más adelante en el
acto de retomar la conversación después de un tiempo sin interacción. El siguiente
ejemplo (2) es una de las 10 que sí arrancan así, pero hay que esperar a la intervención
del segundo participante para ello, lo que es otra muestra de que el saludo no es parte
indispensable de la cortesía en los mensajes instantáneos.

(2)
P1: necesito pedirte un favor enorme!! (20:29)
P1: estoy haciendo un musical con unos amigos y necesitamos grabar unas
voces sobre la tipica base de karaoke. no tiene que sonar perfecto. solo
grabarlo y ya esta :( (20:31)
P1: y es que no sabia a quien acudir (20:31)
P1: crees que podrias ayudarme? .... :( te pagare lo que sea! es que ademas
necesitariamos tenerlo pa antes del 16.... y es super precipitado....sorry :(
(20:33)
P2: Ola! (21:14)
P2: Como seria?? (21:14)

Estos usos simultáneos y asíncronos de las nuevas tecnologías no solo dificultan


establecer los límites de las conversaciones de mensajes instantáneos, sino también de
las orales ya que se entrelazan unas con otras. El siguiente ejemplo reproduce una
conversación en WA entre dos participantes. La marca con el dato temporal de cada
intervención nos advierte de que se trata de una conversación extendida en el tiempo
durante un mes y medio con interacciones únicamente los días 12 (3a), 13 (3c) y 16 (3e)
de noviembre así como el 27 de diciembre (3h). Observamos que temáticamente se trata

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de distintas conversaciones que en conjunto no conforman una unidad con sentido.


Vemos también que solo dos de los cuatro bloques comienzan con algún tipo de saludo
(3c y 3h). De hecho, los otros dos parecen empezar in media res, como si hubiéramos
borrado algunas intervenciones previas, e incluyen usos anafóricos sin antecedentes que
nos permitan resolverlos a partir del texto.
En (3a), por ejemplo, se utiliza un deíctico, “alli”, que no tiene antecedente con el que
resolver la correferencia. El contenido del turno también nos induce a interpretarlo
como si fuera la segunda parte de un intercambio cuya apertura nunca fue escrita. P1 se
alegra de una información que le han aportado previamente, esto es, que P2 está en un
lugar concreto con buena compañía. En (3e) ocurre algo parecido con un verbo,
“crezca”, sin ningún sintagma nominal que explicite su sujeto y no hay forma de
recuperarlo solo con el texto de esta conversación.

(3)
a. P1: Me alegro ke estes alli y tan bien acompañada. (12 de noviembre, 20:48)
b. P1: Saludos, Descansa y no vengas a currar. Besitos (20:51)
c. P1: Hola como estas? Estas en Sanse? (13 de noviembre, 15:28)
d. P2: Si sigo en sanse , ai voy regular. (15:29)
e. P1: Cuandoe crezca un poco tendré que ir (16 de noviembre, 15:58)
f. P1: Te hiciste tu cresta? (15:59)
g. P2: Todavía no le he hecho jijijiji (17:02)
h. P2: Felizes fiestas y próspero año nuevo :)! (27 de diciembre, 16:28)
i. P2: Feliz año guapa!!! Y felices fiestas (15:25)

Vemos dos problemas relacionados con las unidades discursivas en apenas nueve
intervenciones. Por un lado, solo es posible darle sentido si presuponemos que la
comunicación está teniendo lugar también por otros medios. Efectivamente (3a) y (3e)
son respuesta a algo, pero ese algo no se ha transmitido en el WA.
Podemos inventar una interacción hipotética para mostrar el funcionamiento. P2 le ha
podido mandar un correo electrónico a P1 con una fotografía de su recién nacido. P1 ha
pensado en responderle con otro correo, pero finalmente ha preferido utilizar el mensaje
instantáneo porque quiere plantear una duda (3f) y cree que así obtendrá la respuesta de
una manera más rápida y cómoda. De la misma forma podemos presuponer que ambas
han mantenido una conversación telefónica previa a (3a). En ella, P2 le ha comentado a
P1 que se encuentra feliz en un lugar determinado y con una persona concreta. Después
de colgar los teléfonos, P1 ha sentido la necesidad de transmitirle a P2 su alegría por
saber que se encuentra bien, pero ha preferido hacerlo a través de un mensaje
instantáneo porque lo ha considerado menos disruptivo. Si P1 lo está pasando bien,
¿qué necesidad hay de molestar con una nueva llamada?
Estamos, por lo tanto, ante conversaciones multimodales: se produce una sucesión de
intercambios con relativa inmediatez y de forma colaborativa, pero utilizando medios
diferentes en las intervenciones. La duda que plantean estos usos es si el cambio de
medio es suficiente para delimitar las conversaciones. Es posible que P2 diera por
terminada la conversación telefónica en nuestro ejemplo una vez que hubo colgado. Sin
embargo, parece evidente que (3a) y (3h) solo son interpretables como la continuación
de una conversación y no como el inicio de una nueva.
El ejemplo (3) nos sirve para plantear otro problema relacionado con el mencionado
carácter difuso de estas conversaciones. Si observamos que estas interacciones

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permanecen disponibles de forma constante para los interlocutores y que estos las
utilizan en aquellos momentos que sienten que tienen algo que comunicarse, ¿hasta qué
punto se trata de conversaciones y no de vehículos en los que las desarrollamos?
Cuando utilizamos el término conversación para referirnos a los mensajes instantáneos
(y a las redes sociales, foros, etc), lo hacemos con dos sentidos muy diferentes desde el
punto de vista de las unidades del discurso. Por un lado, nos referimos a la relación que
la aplicación WA establece entre dos o más interlocutores. Por otro lado, denominamos
también conversaciones a cada una de las veces que esa relación se activa mediante una
comunicación. Las siguientes figuras muestran en qué puntos de las conversaciones (en
el primer sentido de los propuestos para el término) aparecen saludos que nos indican
que se está iniciando una conversación (en el segundo sentido).

Conversación 1 (950 palabras/123 intervenciones/2 hablantes)

Conversación 2 (1384 palabras/154 intervenciones/2 hablantes)

Conversación 3 (17780 palabras/4460 intervenciones/4 hablantes)

Conversación 4 (25678 palabras/4784 intervenciones/15 hablantes)

Las cuatro gráficas son ejemplos de interacciones muy diferentes en cuanto a extensión
y a número de hablantes, pero todas tienen líneas indicando que los interlocutores se
están saludando y que, por lo tanto, se está dando comienzo a una nueva interacción. De
hecho, estas líneas son la marca más evidente de límite conversacional que encontramos
en los mensajes instantáneos. Demuestran que efectivamente estamos utilizando la
unidad “conversación” de forma ambigua con dos sentidos diferentes. Para evitar esta
ambigüedad, denominaré a partir de aquí conversación solo a la segunda acepción, es
decir, a cada una de las interacciones cuyo inicio marcan saludos en los ejemplos de

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)  

arriba. Utilizaré el término relación para referirme a la otra acepción, al vínculo que
unas personas establecen en una aplicación informática concreta de manera que puedan
comunicarse (con conversaciones en el caso de los mensajes instantáneos) siempre que
lo deseen.
Desgraciadamente, como hemos observado más arriba, el saludo no es una cortesía
demasiado apreciada en los mensajes instantáneos y abundan las relaciones que carecen
de ellas. En nuestro corpus, encontramos de media un saludo cada 76 intervenciones, un
número excesivamente bajo como para suponer que se trata de una sola conversación
(especialmente en este medio con una tendencia tan clara a la concisión). Además,
como veíamos en el ejemplo (3), las conversaciones no se corresponden exactamente
con unidades temáticas. El medio escrito permite lanzar temas diversos a nuestros
interlocutores (normalmente en intervenciones separadas) sin miedo a que provoquen
confusión. Otra muestra de este uso se puede ver más abajo en el ejemplo (10).
Por último en el apartado de malas noticias para la definición de estas conversaciones,
también hemos visto que son asíncronas y que el paso del tiempo no es un dato
suficiente para marcar un límite conversacional. Casos de lapso de tiempo comunes
como el del ejemplo (4) nos muestran que, a diferencia de las conversaciones orales,
aquí cuatro horas de incomunicación no implican nada en el desarrollo del discurso.

(4)
P1: Hola guapa que tal con el pelo? (12:15)
P2: Eisssss (15:56)
P2: Muy bien! (15:56)
P1: En mi trabajo fliparon todos y les gustó mucho (15:57)

WA define las relaciones de una manera muy estricta a través de las personas que tienen
“permiso” para interactuar a ellas. Sin embargo, vemos que los rasgos señalados de
asincronía y simultaneidad difuminan los límites de las conversaciones salvo en
aquellos casos en que los propios interlocutores deciden explicitarlos a través de
fórmulas de saludo o despedida. De hecho, las conversaciones comparten hasta cierto
punto con las relaciones la disponibilidad para ser retomadas en cualquier momento
puesto que los antecedentes permanecen guardados en los teléfonos de los interlocutores
y nada evita volver hacer referencia a ellos.

5. Intervenciones, turnos e intercambios en la conectividad constante


Val.Es.Co estructura las conversaciones orales y coloquiales en unidades denominadas
intervenciones, turnos e intercambios. Las primeras son las más sencillas de segmentar
en WA puesto que vienen marcadas visualmente. Cada vez que un interlocutor decide
que ha terminado una intervención, pulsa un botón para enviársela a los receptores y así
queda registrada en todas las pantallas junto a su identificador y a la marca temporal de
su envío. El ejemplo (5) está compuesto, por lo tanto, por cuatro intervenciones.

(5)
P1: Manuel? (16:46)
P1: Si te parece, y para hacer la recuperación más distendida, te veo donde me
dejaste (16:46)
P1: Y si no, la semana que viene (16:46)

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P2: Lamento no haberte visto. La semana que viene lo intentamos. […] Buen
fin de semana y tiempo de sol. (19:36)

Una diferencia que encontramos entre las intervenciones orales y las de los mensajes
instantáneos reside en que en estas últimas sus límites son menos ambiguos: la
disposición gráfica de la conversación establece claramente en qué momento se ha dado
por terminada cada intervención. En cuanto a su extensión normal, la longitud media de
los turnos en el habla depende de si estamos en un contexto formal o informal, de si hay
un hablante o varios y de si el contexto es público o privado, siendo siempre mayor en
los primeros casos (Cresti y Moneglia 2005). Los números varían de las 19 palabras por
intervención en los monólogos formales a las 6 palabras de las conversaciones
informales en ámbitos privados con más de dos hablantes. Las intervenciones de nuestro
corpus de mensajes instantáneos tienen una media de 6 palabras. Todas las
conversaciones son informales por lo que no disponemos de esa variable para la
comparación, pero sí podemos constatar que coincide con la modalidad oral. También
podemos ver que el número de participantes no parece afectar aquí a la longitud como
lo hace en el habla ya que tenemos conversaciones multitudinarias con extensiones
medias largas (10 hablantes con una media de 7 palabras) y cortas (10 hablantes con una
media de 4,8 palabras) de la misma manera que tenemos diálogos entre dos personas
con intervenciones largas (15,8 palabras) y cortas (2,8 palabras).
Un uso particular de las intervenciones en WA segmenta los mensajes en unidades
sintácticas menores a la oración como ocurre en (6). Baron (2008) encuentra ejemplos
del mismo fenómeno en inglés, como (7).

(6)
P1: Amor, la de desmadre de padre (00:29)
P1: Esa q su hijo s va a casar (00:29)
P1: Y la liaa (00:30)
P1: Q l hijo s rico (00:30)
P1: O la de lo imposible (00:30)
P1: O dreams (00:30)
P1: O friday's (00:30)
P1: Elegid (00:30)

(7)
P1: that must feel nice
P1: to be in love
P1: in the spring

Las funciones de este uso parecen relacionadas con la dosificación de la información en


conversaciones con varios hablantes de modo que un mensaje largo no corra el riesgo
de perder vigencia por la publicación previa de otros mensajes por parte de los
interlocutores (como en (6)) y con el deseo de crear expectación (como en (7) y (8)).

(8)
P1: me encanta despertaros con buenas noticias (9.15)
P1: y la noticia es: prrrrrrr (9.16)
P1: ya está colgado el trabajo de trad jurídica (9.16)

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P1: y hay q entregarlo el 3 de octubre (9.16)

En estos casos, las intervenciones se distancian claramente de conceptos como los actos
de habla o los enunciados, que se definen como unidades completas desde un punto de
vista pragmático (Cresti y Moneglia 2005).
Los turnos de habla también tienen peculiaridades derivadas del medio que complican
su definición. Según Val.Es.Co, una intervención ocurre cada vez que un interlocutor
emite uno o varios mensajes con una intención. Las intervenciones se convierten en
turnos si los interlocutores receptores las reconocen como tales prestándolas atención y,
por lo tanto, creando un intercambio. De esta forma, no todas las intervenciones son
turnos (puesto que pueden ser obviadas por los otros interlocutores), pero todos los
turnos se componen de intervenciones (Briz y Val.Es.Co. 2004).
Retomaremos el ejemplo (5) para ilustrar por qué decimos que su análisis es más
complejo en los mensajes instantáneos. Las tres primeras intervenciones fueron
realizadas por una misma persona, P1, y fueron escritas sucesivamente durante un único
minuto. La cuarta, sin embargo, es la respuesta de P2 y fue escrita casi tres horas
después. Su segmentación en turnos no es obvia por diversos motivos. En primer lugar,
(5a) y (5b) no podían ser atendidos individualmente por la rapidez con que se suceden
las publicaciones (aunque (5a), con un signo interrogativo, parece indicar que requiere
una respuesta propia). Además, (5d) tiene lugar horas después. Como es común en WA,
ese lapso de tiempo no obliga a un reinicio de la conversación como ocurriría en
español oral. (5d) es una reacción a (5a)-(5c) que demuestra que estos han sido
atendidos y, por lo tanto, que existe un turno al que se reacciona. Sin embargo, no es
fácil determinar a cuál de esas intervenciones se está reaccionando. Una posibilidad es
que (5d) sea una reacción a la intervención completa de P1 desde (5a) hasta (5c). Al fin
y al cabo, son intervenciones coherentes temáticamente y no parece descabellado
unificarlas en un solo turno. Sin embargo, el ejemplo (9) ilustra la dificultad de esta
interpretación en otros casos. En él, las primeras intervenciones (9a)-(9d) pertenecen
también a una misma persona, P1, y se han realizado sucesivamente en un breve espacio
de tiempo mientras que las últimas (9e)-(9f) son la respuesta que les da P2. Aunque esta
vez el tiempo pasado entre la intervención de P1 y la de P2 es menor (seis minutos
separan el comienzo de ambas intervenciones), es suficiente para que no podamos
considerar que (9e) responde a todas las intervenciones anteriores. De hecho, (9b)
supone una corrección explícita sobre lo expresado en (9a). Proponer (9a)-(9d) como un
único turno sería, por lo tanto, incorrecto.

(9)
a. P1: He qdad cn rachel a ls 9 n el bar d al lad dla sala ok?bss (18:19)
b. P1: Kambio d planes!qdams nsotros 4 pa cnar ants mjor ok? (18:24)
c. P1: Igor sta buskand algun sitio pa kdar xalli sbre ls 9 (18:25)
d. P1: Lueg os dcims (18:25)
e. P2: Ok, perfecto (18:25)
f. P2: Cuando queráis yo no trabajo (18:27)

Una propuesta alternativa es considerar que el fragmento (9) tiene tres turnos. El
primero estaría formado por (9a), el segundo por (9b)-(9d) y el último por (9e)-(9f).
El problema de la división en turnos de Val.Es.Co es que necesitamos la reacción
posterior de los otros interlocutores, que completa el intercambio, para establecer la

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segmentación. En los mensajes instantáneos, al permanecer escritos, la reacción puede


ocurrir mucho después tanto en términos temporales como de intervenciones. Además,
solo sabemos si una intervención ha sido tenida en cuenta como turno si este hecho
provoca una reacción escrita en la misma conversación, lo que puede no ocurrir en las
conversaciones paralelas tan típicas de estos sistemas. ¿Cómo sabemos si (9a) no ha
provocado una intervención de P2 en otra conversación de Whatsapp o de algún otro
sistema (Facebook, Twitter, etc.)? Las características especiales de estas conversaciones
escritas nos pueden obligar, por lo tanto, a buscar la legitimación de un turno tanto en
intervenciones distantes como en interacciones en otros medios. Como veremos
enseguida con los ejemplos (10) y (12), es normal incluso que los intercambios
aparezcan entrelazados postergando las reacciones a los turnos.

6. Solapamientos y estrategias de retroalimentación


La sucesión de turnos no siempre es ordenada en el español oral. Los solapamientos son
característicos de nuestra habla informal y, al revés de lo que ocurre en otras culturas,
suelen considerarse más descorteses los silencios entre intervenciones que los propios
solapamientos. En las conversaciones de mensajes instantáneos encontramos algo
similar, pero con peculiaridades derivadas de las diferencias del medio. Al no haber
presencialidad, no es posible predecir el comportamiento de otros interlocutores, lo que
favorece la simultaneidad de participaciones discrepantes. La única pista de que
disponemos de la actividad de nuestros interlocutores, como se ha comentado en la
introducción, son los denominados check y doble check, que nos avisan respectivamente
de si nuestro mensaje ha sido enviado y de si el otro teléfono lo ha recibido. El
cortometraje “Doble check” de Paco Caballero (2012) ilustra con humor la posible
importancia de esta última información en aquellos casos en que no sepamos qué está
haciendo la otra persona (es importante recalcar que el símbolo avisa de que el otro
aparato lo ha recibido, lo que no implica que su dueño esté en ese momento mirando la
aplicación de WA). Si estamos manteniendo una conversación con otra persona, el
doble check nos señala que ya está leyendo nuestro último mensaje y, por lo tanto,
podemos esperar una respuesta de manera inminente.
Cabe señalar que las intervenciones no irrumpen en la conversación con la misma
rotundidad que lo hacen en contextos orales. Podemos seguir completando nuestra
intervención incluso si entre tanto aparece la de otra interlocutora. De hecho, podemos
leerla a la vez que terminamos la nuestra de modo que tenga un efecto en nuestras
palabras, pero sin que signifique necesariamente su interrupción. Una consecuencia
particular de esta circunstancia es la posibilidad de mantener secuencias temáticas
entrelazadas: P1 pregunta sobre X, P2 pregunta simultáneamente sobre Y, P1 contesta
sobre Y, P2 contesta sobre X, etc. (10) es un ejemplo de ello. Francisco Yus (2001)
describe el mismo fenómeno en los chats donde “mientras un usuario-remitente espera
la contestación de un usuario-destinatario, éste puede iniciar otras conversaciones en el
mismo diálogo o con otros usuarios […] por lo que cuando el primer usuario-
destinatario logra terminar su enunciado y mandarlo, el usuario-remitente inicial ya
estará ocupado con otras conversaciones”. Este dinamismo influye sin duda en la
brevedad de las intervenciones analizada previamente en la sección 5.

(10)
a. P1: Para visitar él sabe pero no os perdais el museo de arte abstracto al lado
de las casas colgadas (18:34)

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b. P1: La copita en el pub rothus en la plaza mayor enfrente de la catedral


(18:35)
c. P1: Que tal el paseo con chloe? (18:35)
d. P1: Bwsitos (18:35)
e. P1: Para dormir hay un nh que esta bien (18:37)
f. P1: O ya de puta nadre el parador (18:37)
g. P2: <archivo omitido> (18:48)
h. P1: Vaya dos chicas wapad! (18:50)
i. P2: Te p.. Madre es un amor , me cae la baba. Oye te escribi en tu wasap y no
se sí te llego muchísimas gracias por el regalo, nos encanto (18:50)
j. P1: Me la comooooooo (18:50)
k. P2: Que lo paséis muy bien y muchas gracias por la información . Muaks
(18:50)
l. P1: No leo nunca mi whatsapp (18:51)
m. P1: No lo veo ni siquiera (18:51)

Las estrategias de retroalimentación, fundamentales en las conversaciones orales, tienen


una presencia mucho menor en los mensajes instantáneos. Esto se puede deber al coste
de cada intervención puesto que, aunque ha habido una evolución importante de los
teclados de los teléfonos móviles, el esfuerzo y el tiempo necesarios siguen siendo muy
superiores al de una intervención hablada. No podemos olvidar tampoco que WA ha
sustituido las conversaciones con SMS, que eran especialmente reducidas porque
suponían un coste económico adicional al usuario.
Las intervenciones dedicadas exclusivamente a confirmar que se está manteniendo la
atención no son comunes y, al igual que ocurre oralmente, cuando aparecen, no suelen
hacerlo con elementos verbales. Una herramienta típica de los mensajes instantáneos
para estas funciones son los denominados emoticonos, que analizaremos brevemente en
la sección 7.2. El único uso verbal que sí aparece con relativa frecuencia en el corpus es
el inicio de la conversación con un saludo interrogativo (100 veces “qué tal?” o “q tal?”
y 10 veces “hola?”) como en el ejemplo (11), de modo que no se da inicio a la
conversación hasta que no se constata que la otra interlocutora está preparada para ello
o se pospone, como pasa en el ejemplo, en caso de que no sea el mejor momento para
esta.

(11)
P1: Q tal? (18:12)
P2: Bien , acabo de llegar a Vallecas ( casa de mi prima) (18:14)
P2: Te escribo mas tarde (18:14)
P2: Besos (18:14)
P1: Ok

Una última consecuencia de que los interlocutores no estén presentes físicamente en la


interacción tiene lugar en las conversaciones entre más de dos participantes, en las que
no siempre es obvio a quién va dirigida cada intervención, lo que provoca que sean
frecuentes los vocativos para explicitar los destinatarios. El ejemplo (12) está extraído
de una conversación con quince hablantes distintos. P1 comienza su intervención
mencionando al receptor de su mensaje (“Raúl”, que no es P2). Observamos que se trata
también de un caso de secuencias entrelazadas en el que P2 participa dejando claro que

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su pregunta va dirigida a P1 (“Cris”). P3 comienza con una llamada al grupo en general


(“chicos!”) que se inserta en un nuevo cruce de temas (la siguiente intervención de P4
no está relacionada con la de P3, pero P5 sí responde a ella).

(12)
P1: Raúl alomjpr me paso (12:40)
P1: Pero tdv no se :S (12:40)
P2: Cris cuándo empiezas el cole? (12:40)
P1: L el 10 (12:40)
P2: El 10! L noooooo quiero (12:41)

P3: chicos! os hace un montaditos esta noche? :) (20:29)
P4: como me mola el nuevo grupo "araucanitos", foto incluida (20:30)
P5: A mi me apeteceria muuucho :( (20:31)

7. Estructura interna de las intervenciones. Ortografía y prosodia.


La prosodia nos guía en el habla para segmentar el discurso en unidades significativas
(Cresti 2005, Alcántara 2014). En la escritura, son las normas de puntuación las que nos
ofrecen las claves para su segmentación. Los mensajes instantáneos, sin embargo, no
heredan estos recursos de ninguna de las dos, sino que crean otros propios que tienen
rasgos de ambas.
Los mensajes en WA tienen los mismos signos de puntuación que nos ofrece la
ortografía del español, pero con usos y funciones que no coinciden con los admitidos
por la norma. Como señala Cassany (2012), las nuevas tecnologías de la información y
la comunicación han supuesto el fin del “monopolio” de la escritura normativa. Esta
falta de sistematicidad en el uso de los signos hace que no nos sirvan para proponer una
aproximación a los límites de los enunciados.
(13) y (14) son ejemplos de estas dificultades. En (13), encontramos que las dos
primeras oraciones, “No he podido ir a verte esta mañana” y “estaba mu lia”, están
separadas por una coma. La siguiente oración incluye dos formas gráficas de mostrar
risa extrañas para los textos escritos tradicionales: “(jaja)” y “JJ”. Por último, se
termina la intervención con una despedida sin marca ortográfica. El otro ejemplo, (14),
incluye tres actos de habla diferentes (“Hola guapo”, “la plancha vale 42,70” y “te
parece bien”), pero sólo aparece un signo ortográfico al final que además no coincide
con el que esperaríamos (es un punto a pesar de tratarse de una pregunta y está separado
por un espacio). Como se puede comprobar volviendo a los demás mensajes
instantáneos reproducidos en este artículo, esta heterogeneidad en el uso de la
puntuación es la norma en este tipo de escritura.

(13)
P1: No he podido ir a verte esta mañana, estaba mu lia. Pasalo bien en
compañia de tu amor(jaja) JJ. besos para los 2 (19:30)

(14)
P1: Hola guapo la plancha vale 42,70 te parece bien . (13:36)

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7.1. Puntuación prosódica


Como vemos en la mayoría de los ejemplos utilizados en este artículo, la ortografía de
los mensajes se aproxima a menudo a la transcripción fonética. En (13), observamos
que se escribe “mu” por “muy” y “lia” por “liada”; en (3), veíamos “ke” por “que”, “ai”
por “ahí”; etc. Este uso nos puede hacer pensar que la puntuación responde igualmente a
un intento de transcribir los rasgos prosódicos presentes en la oralidad. Yus (2001)
sigue a Werry (1996) para hacer una propuesta de este tipo advirtiendo que tanto los
rasgos suprasegmentales principales (acento, cantidad y entonación) como los
secundarios (ritmo, velocidad, tesitura) “son sustituidos, en el chat, por alteraciones más
o menos acusadas” de la ortografía. Según Yus, esto se refleja en “compensaciones
tipográficas de las connotaciones vocales no verbales” y “deformaciones tipográficas
debidas al deseo de expresar connotaciones de la pronunciación”. Tenemos un ejemplo
en (10) con la repetición de la vocal en “Me la comooooooo”, un recurso que abunda en
nuestro corpus. Si buscamos, por ejemplo, palabras con la vocal “a” repetida al menos
cuatro veces, encontramos 892 casos como “Aaaaaahhhhh!!!!!!!”, “Claaaaaaaro”,
“Vaaaaaamoooooosss”, “gafotaaaaaaaaaaas” o “maaaaaaaaaaaadreeeeeeeeeeee”. A algo
similar hace referencia Torres i Vilatarsana (2003) con el nombre de escritura
ideofonemática, añadiendo al uso fonético de la ortografía el de ideogramas (como
veremos también aquí en la siguiente sección).
A pesar de ello, no parece acertado extender estas particulares transcripciones al nivel
prosódico de las unidades tonales o de las proferencias de modo que nos permitan
segmentar los mensajes de forma sistemática. El corpus (y los ejemplos aquí
reproducidos) muestran que el uso de comas y puntos a menudo no coincide con límites
prosódicos y, más común aún, hay multitud de casos en que los supuestos límites
prosódicos no están marcados de ninguna manera ni tan siquiera a final de intervención.
Los últimos ejemplos (11), (12) y (13) lo muestran con claridad. En la sección 5
veíamos además la existencia de una segmentación intencionada de las intervenciones
en estructuras sintácticas más que prosódicas. Los signos de puntuación aparecen en los
mensajes instantáneos de manera impredecible y que parece tener más que ver con las
costumbres del interlocutor que con normas o con una segmentación prosódica intuitiva.

7.2. Emoticonos
Uno de los elementos más destacados visualmente de los mensajes, tanto en WA como
en los mensajes cortos de texto (SMS), son los conocidos como emoticonos4. El nombre
proviene del acrónimo en inglés “emoticon”, una mezcla de las palabras “emotion”
(emoción) e “icon” (icono). En su origen, los emoticonos eran el único medio
disponible para añadir gráficos a un mensaje. Puesto que la tecnología no permitía aún
adjuntar imágenes o vídeos, se optó por “dibujar” elementos utilizando los caracteres
del teclado. Se suele aceptar la fecha del 19 de setiembre de 1982 para el primer uso de
un emoticono entre ordenadores, momento en que el informático Scott Fahlman mandó
un correo electrónico en el que decía “Propongo la siguiente secuencia de caracteres
para marcar las bromas: :-)” (Long 2008). Obviamente este tipo de juegos tipográficos
cuentan con un historial mucho más antiguo en los mundos analógicos del periodismo y
de la poesía visual.
Como su nombre indica, una de las funciones más frecuentes de los emoticonos es la de
transmitir emociones o estados de ánimo. Los más clásicos son :( en representación de
una cara triste y :) en la de una cara sonriente (ambas tumbadas). Los aparatos actuales
permiten gráficos y estos símbolos han sido sustituidos por imágenes sencillas como L

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y J, que son las que encontramos en WA junto a varias docenas de otras caras y cientos
de símbolos que, a estas alturas, incluyen una representación de lo más variopinta
(desde manos haciendo gestos hasta animales, plantas, coches, banderas, etc.) que puede
ampliarse mediante descarga. Tal es su variedad que las conversaciones analizadas en
este artículo ofrecen 293 combinaciones de emoticonos que solo aparecen una vez en
todo el corpus.
Un análisis completo de la historia, la tipología e incluso de las funciones de los
emoticonos excede el ámbito de este trabajo. Sin embargo, son relevantes para el
estudio de las unidades discursivas puesto que es muy normal su uso aislado como
unidad completa. Como se ve en el ejemplo (15), los emoticonos pueden formar
intervenciones ellos solos sin necesidad de que estén acompañados por palabras. De
hecho, podemos considerarlos turnos completos en algunos casos: en (15), P2 responde
“un poquitín” a una insinuación que P1 le ha realizado con emoticonos.

(15)
P1: Yo no he dormido nada (18:16)
P1: Y Juan que? (22:06)
P1: (22:06)
P2: Muy bien (22:07)
P1: (22:07)
P1: (22:07)
P2: Un poquitín (22:07)
P2: Jaja (22:07)

7.3. Acrónimos y abreviaturas


De forma similar a lo que ocurre con los emoticonos, los usuarios frecuentes de WA
consultados mencionan los acrónimos como posibles intervenciones completas. Sin
embargo, este uso apenas aparece en nuestro corpus y, cuando lo hace, se toman
prestados acrónimos típicos de los mensajes en inglés como “LOL” (“Laugh Out
Loud”), “WTF” (“What The Fuck”) o “OMG” (“Oh My God”). Es posible que la
percepción de que se usan con mayor frecuencia de la que encontramos realmente (el
más utilizado es “LOL” con solo 10 apariciones en todo el corpus) se deba precisamente
a la influencia del inglés, donde su uso es normal (Baron 2008).
Sí es más frecuente en nuestro corpus el uso de abreviaturas, pero rara vez responden a
unidades completas superiores a la palabra. Los usos más comunes son las grafías “q”
(4654 casos) en lugar de “que” (4357 casos), “d” (1083 casos) en lugar de “de” (15319
casos), “t” (606 casos) en lugar de “te” (1281 casos), “x” (475 casos) por “por” (1253
casos) y “cn” (350 casos) por “con” (1265 casos). Baron considera que es un uso
marginal en inglés porque hay pocas palabras que se abrevien, pero es importante
señalar que esas pocas palabras son algunas de las más frecuentes tanto en inglés (“bc”
por “because”, “k” por “OK”, “y” por “why”, etc.) como en español. Es interesante
señalar que, a pesar su presencia en el corpus, la mayoría de los usuarios de WA
consultados dicen no utilizar abreviaturas y se refieren a ellas como rasgo inequívoco de
un uso infantil (en el corpus no hay menores de edad) y descuidado.

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8. Conclusiones
La hipótesis que ha motivado este trabajo planteaba que la descripción de las unidades
lingüísticas de las interacciones a través de mensajes instantáneos no puede realizarse
de forma exclusiva a partir de rasgos prestados de los tipos de interacciones
tradicionales. Por lo tanto, no sería adecuado hablar de una comunicación oral escrita ni
de una escritura oralizada, sino de una comunicación con características propias
distintivas incluso a la hora de compararla con otras formas de expresión nuevas
desarrolladas con tecnologías coetáneas como son los blogs o los foros de internet.
Como se ha visto, la diferencia más importante con estos últimos radica en que los
mensajes instantáneos se intercambian entre personas concretas, predeterminadas antes
de que se produzca la comunicación e invariables sin el consenso de los participantes.
Además, los mensajes se intercambian acabados y sin posibilidad de variación mientras
que los blogs, los foros, las wikis, etc. se caracterizan precisamente porque todo se
puede corregir tantas veces como se desee. Estos dos rasgos (interlocutores definidos y
mensajes acabados) hacen que los intercambios con mensajes instantáneos se asemejen
a grandes rasgos con las conversaciones orales, lo que ha hecho que esta sea también la
denominación más común para esta modalidad.
He señalado que en este ámbito hay un problema terminológico con la palabra
conversación ya que se utiliza tanto para referirnos al vínculo que las aplicaciones de
mensajería establece de forma claramente delimitada entre unos usuarios concretos
como para los intercambios que estos usuarios realizan a través de esos vínculos. Para
resolver esta ambigüedad, he propuesto llamar relaciones a los primeros. Estas tienen la
peculiaridad de estar siempre a disposición de los interlocutores independientemente de
dónde se encuentren físicamente, lo que afecta al modo en que se estructuran las
conversaciones y a la definición de sus unidades, que tienen unos límites mucho más
difusos que en la modalidad oral.
La disponibilidad constante de las relaciones a través de mensajes instantáneos y de
otros medios como las redes sociales, la telefonía móvil o los mensajes cortos de texto
hace difícil una delimitación formal de las conversaciones cuando nos comunicamos en
WA. Los datos nos han mostrado que, de hecho, las fórmulas de saludo y despedida
típicas de la cortesía oral se obvian frecuentemente en la articulación de los mensajes
escritos porque se asume que las conversaciones permanecen abiertas y disponibles para
cuando cualquier participante decida continuarlas. Esta circunstancia, junto con la
variedad de medios para comunicarnos, provoca, por un lado, que las conversaciones se
simultaneen y, por otro, que se desarrollen de manera asíncrona. La definición
tradicional de conversación entra en conflicto con un escenario en el que es normal que
un intercambio iniciado entre dos personas a través de mensajes instantáneos derive a
una discusión en un foro, a una videoconferencia en grupo con más participantes o a un
anuncio en una red social.
En este estudio he comprobado que este problema afecta también a la definición de
otras unidades típicas de la oralidad aplicadas al análisis de los mensajes instantáneos.
Conceptos clave como el de intercambio o turno, que yo he utilizado según las
definiciones propuestas por Val.Es.Co, ven cómo sus límites se difuminan hasta el
punto de imposibilitar su aplicación.
Por este motivo, las únicas unidades que he podido definir aquí con límites claros son
las relaciones y las intervenciones. Podemos establecer en cualquier momento en qué
relaciones está involucrado un interlocutor y qué intervenciones realiza en cada una de
esas relaciones. El resto de unidades, sin duda necesarias para un análisis completo de la

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comunicación, suponen un reto al que tendremos que acercarnos desde un nuevo


concepto de conversación que va más allá de los límites impuestos por medios y
modalidades aisladas. Hemos visto que, incluso algunos rasgos claramente heredados de
la escritura (como son los signos de puntuación) y de la oralidad (como son los
alargamientos vocálicos) se utilizan de manera tan diferente a sus usos originales que no
nos sirven de base para analizar las mismas unidades que estamos acostumbrados a
asignarles.
Una última diferencia encontrada con respecto a la oralidad y la escritura tradicional es
que los mensajes permiten intervenciones compuestas únicamente por iconos gráficos
(emoticonos) o por acrónimos. El primero es un uso que hemos visto que es además
frecuente y muy creativo y que se utiliza con multitud de combinaciones gráficas.
Que las conversaciones a través de mensajes instantáneos sean algo distinto a las
conversaciones orales abre un terreno de gran interés no solo para su estudio, sino
también para su comparación. Esta se ha realizado hasta el momento desde una
perspectiva que veía los mensajes instantáneos como una deformación de la
comunicación escrita y oral. Esto explica quizá que se hayan descrito desde los
primeros estudios con análisis valorativos señalando, por ejemplo, que la gestión de los
turnos es deficiente (Herring 1999) o que el carácter asíncrono de las conversaciones
merma sus posibilidades comunicativas (Yus 2001). La necesidad de explicitar a quién
se dirige el mensaje, las secuencias temáticas entrelazadas, la imposibilidad de utilizar
la mayoría de las estrategias de retroalimentación, etc. se han considerado, por lo tanto,
circunstancias que estorban la comunicación. No parece, sin embargo, que varios
cientos de millones de usuarios de WA (y otros tantos de otros sistemas) estén de
acuerdo con esta visión negativa de los mensajes instantáneos. Los han incorporado a
sus comunicaciones de tal forma que ocupan una posición preponderante en sus
intercambios lingüísticos cotidianos: ya es difícil encontrar un contexto sin alguien que
esté whatsappeándolo en directo. Los nuevos medios están demostrando una
expresividad lingüística en español que merece sin duda un análisis profundo y sin
prejuicios, como ya se ha empezado a realizar para otras lenguas (Crystal 2009).
Investigaciones centradas en la cultura y en la comunicación, como la de Broncano
(2012) o la ya citada de Manuel Castells (2009), están analizando el modo en que nos
relacionamos desde unas bases novedosas que les están obligando a replantearse
muchas de las ideas clásicas de la Sociología y las Humanidades. Las páginas
precedentes muestran que estos nuevos contextos comunicativos no solo afectan a cómo
nos relacionamos, sino también a la lengua que utilizamos para ello y que, por lo tanto,
las unidades que veníamos utilizando para su análisis lingüístico necesitan su propia
revisión.

Referencias bibliográficas

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Baron, N. 2008. Always On: Language in an Online and Mobile World. Nueva York:
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Humanidades. Salamanca: Editorial Delirio.
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Notas
1
Este trabajo se ha beneficiado de los comentarios de mis estudiantes de los grados de “Lenguas
modernas, cultura y comunicación” y de “Traducción e interpretación” de la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad Autónoma de Madrid, especialmente de aquellos que han realizado conmigo sus
trabajos de fin de grado, usuarios experimentados -y críticos- de la aplicación Whatsapp. Quiero mostrar
aquí mi agradecimiento a todos ellos y especialmente a Isabel Cumbreño, Vanessa Martín, Yara Paz y
Julio Sanz. Todos los errores y propuestas del artículo son responsabilidad exclusiva del autor.
2
En el corpus encontramos 448 saludos con una gran variedad ortográfica que incluye “hola”, “holaa”
(con diversas repeticiones de la “a” final hasta un máximo de 8), “ola”, “olaa” (también con diversas
repeticiones de la “a” final hasta un máximo de 7), “wola”, “buenas”, “wenas”, “qué tal”, “q tal”, “buenas
tardes”, “buenas noches”, “buenas noxes”, etc. Es común que estén acompañados de emoticonos
mostrando sonrisas, corazones, etc.
3
Algunas apariciones sorprendentes de palabras completamente fuera de contexto en los ejemplos se
deben presumiblemente a lo que se denomina el “efecto Cupertino”, es decir, fallos del corrector
ortográfico de WA. En este caso, P2 quería escribir “Muak” (como vemos en su intervención inmediata),
pero el sistema se lo ha corregido por la palabra más parecida que ha encontrado en su diccionario,
“Mural”.
4
Aunque los términos aceptados por el Diccionario panhispánico de dudas (consultado en Internet en
junio de 2013) son “emoticono” y “emoticonos”, no es infrecuente el uso de otras adaptaciones del inglés
como “emoticón” y “emoticones”. La forma más fiel al significado original, aunque no documentada,
sería “emociconos”.

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Ana Pano y Ana Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social.
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 243-277  

La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con
parlamentarios españoles en esta red social1
Ana Pano Alamán Ana Mancera Rueda
Universidad de Bolonia Universidad de Sevilla
[email protected] [email protected]

Resumen
El propósito de este trabajo es demostrar cómo las unidades discursivas propias de la
interacción coloquial prototípica pueden ser utilizadas en la caracterización de los
intercambios que se producen diariamente en Twitter. Para ello se ha constituido un
corpus de 500 tuits, a través de los cuales los diputados y senadores más activos en esta
red social “conversan” con los ciudadanos. Sin dejar de lado el análisis de los
principales condicionantes que repercuten en la configuración de este tipo de mensajes,
tratamos de ahondar en el estudio de las realizaciones que se manifiestan en el plano
enunciativo. Con este fin abordamos, en primer lugar, el estudio de unidades
monológicas, como son la intervención y el acto, para centrarnos a continuación en el
del intercambio y el diálogo, favorecido por una serie de marcadores interactivos.

Palabras clave: unidades conversacionales, marcadores discursivos, Twitter, discurso


político, discurso mediado por ordenador.

Abstract
The purpose of this paper is to determine whether the discursive units of the
prototypical conversational discourse can be applied to the characterization of the
interactions that occur daily on Twitter. This has been tested on a corpus of 500 tweets,
sent by the most active Spanish deputies and senators on this network, while they “talk”
to citizens. First, we describe the conditions or factors that affect the external variation
of discourse in this context; second, we explore the realizations, that is, the linguistic
mechanisms adopted by speakers within the level of enunciation. To this end we
address, first, the study of monologic units such as intervention and act; then we focus
on those of exchange and dialogue, which rely in part on interactive markers.

Keywords: conversational units, discourse markers, Twitter, political discourse,


computer-mediated discourse.

1. Introducción

Únete a la conversación es el lema que desde 2006 ha permitido a Twitter atraer a más
de doscientos millones de internautas de todo el mundo, quienes publican diariamente
cerca de quinientos millones de mensajes –denominados tuits– en esta red social. No en
vano, para Honeycutt y Herring (2009), uno de los principales logros de esta red de
microblogging es que promueve la conversación y la colaboración. También, a juicio de
Boyd, Golder y Lotan (2010), Twitter incide en las dinámicas sociales favoreciendo una
“ecología conversacional” propiciada por la interacción pública de voces. Y es que,
según Orihuela (2011: 21), Twitter permite a millones de personas y organizaciones
“conversar sobre las cosas que les importan”.

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Tales referencias a la conversación nos han llevado a interrogarnos sobre la naturaleza


discursiva de dichas “conversaciones”, y a plantearnos si las unidades de análisis de la
interacción cotidiana podrían contribuir a la caracterización del tipo de intercambios
mediados por ordenador que tienen lugar entre los usuarios de esta red social. Es esta
una cuestión planteada en Mancera y Pano (2013a) en la que pretendemos profundizar
ahora con este trabajo, si bien mediante el estudio de un corpus diferente, el de
quinientos tuits publicados por los diputados y senadores españoles más activos en esta
red social entre los meses de octubre de 2013 y enero de 2014. Los tuits han sido
extraídos de las listas de Twitter Congreso de los Diputados:
<https://twitter.com/Congreso_Es/congreso-de-los-diputados> y Senado X Legislatura:
<https://twitter.com/Senadoesp/lists/senado-x-legislatura>, donde se publican los
mensajes de senadores y diputados españoles con cuenta en la red de microblogging.
Los datos cuantitativos sobre la actividad de los parlamentarios en Twitter desde junio
hasta octubre de 2013, elaborados por David Álvarez, nos han permitido seleccionar
gran parte de los mensajes, teniendo en cuenta el número de tuits enviados –establecido
en un mínimo de treinta–, y la actividad regular de la misma. Estos datos no están
publicados, pero nos han sido facilitados por el autor mediante una comunicación
privada.
En primer lugar, estudiamos los principales condicionantes (Cortés, 2008, 2012) que
inciden en este tipo de mensajes. No hay que olvidar que nos encontramos ante
comunicaciones mediadas por ordenador, por lo que la consideración de los
condicionantes de medio o modalidad resulta fundamental. Además, trataremos también
los condicionantes funcionales de registro y género, y los ideológicos, pues nos
encontramos ante un tipo de discurso de carácter político, en el que es frecuente que se
manifieste una determinada ideología. De esta forma trataremos de mostrar los
principales rasgos que configuran el plano supraenunciativo. En segundo lugar,
presentamos los resultados del análisis llevado a cabo en la variación interna del
discurso, por medio del estudio de las realizaciones, en concreto, las que se manifiestan
en el plano enunciativo. Partiendo de la propuesta sobre las unidades de la conversación
coloquial desarrollada en Briz (1998, 2000 y 2007) y Briz et al. (2003), principalmente,
trataremos de demostrar la existencia de diálogos –la unidad superior del discurso
interaccional– entre los parlamentarios y sus seguidores en Twitter. Desde este punto de
vista estructural o interno se analizan los intercambios que se producen en dichos
diálogos, lo que nos permite entender qué elementos lingüísticos y qué actos discursivos
predominan en las intervenciones de inicio –cuando los políticos intentan conocer las
opiniones de sus votantes potenciales o provocar una reacción en ellos–, y qué
elementos aparecen en cambio con mayor frecuencia en las intervenciones reactivas,
que pueden ser respuestas cooperativas ante las preguntas que plantean tanto los
parlamentarios como los ciudadanos; evaluaciones ilocutivas ante las valoraciones de
los políticos o, simplemente, respuestas colaborativas fáticas confirmadoras o
reafirmativas de lo dicho. Por último, completamos el análisis con el estudio del uso de
marcadores discursivos en este tipo de mensajes, de acuerdo con la clasificación de
Cortés y Camacho (2005).

2. Condicionantes del discurso: medio o modalidad


Los condicionantes del discurso determinan el plano material discursivo. De acuerdo
con Cortés (2012: 5), estos se relacionan con la variación externa al discurso y son:
lectales, cuando responden al estado dialectal, sociolectal, tecnolectal o etnolectal del

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las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social

hablante/escritor; relativos a su conciencia lingüística; de medio o modalidad, según que


el medio sea oral, escrito o electrónico; funcionales, relacionados con el género y el
registro del discurso; situacionales; e ideológicos, según las creencias del
hablante/escritor.
El condicionante medio o modalidad es probablemente el que ha recibido mayor
atención por parte de los lingüistas, en particular, cuando se ha analizado en relación
con el discurso oral (Cortés 2012: 10). En lo que respecta al medio electrónico o digital,
contamos ya con numerosos estudios dedicados precisamente a definir la naturaleza
escrita u oral de los textos que circulan por Internet y en los móviles (Thurlow y
Mroczek 2011). De hecho, a partir de una revisión de las principales investigaciones
llevadas a cabo en el ámbito del análisis del discurso mediado por ordenador,
Androutsoupoulos (2011) afirma que el aspecto que ha recibido mayor atención por
parte de los investigadores es el carácter oral u oralizado de la lengua escrita en
prácticamente todos los géneros electrónicos. Así, en el ámbito de la lengua española,
Yus (2001) habla de texto escrito oralizado y Sanmartín (2007), de conversación
escrita. No obstante, sin negar que los enunciados que se intercambian en la Red
presentan numerosas marcas de lo fónico en lo gráfico, coincidimos con Almela (2003)
en que para analizar este tipo de textos es necesario superar esta dicotomía, y atender a
las modalidades de uso y a la situación en que tiene lugar el proceso de enunciación, así
como a la finalidad comunicativa de los hablantes. El concepto de variación estilística y
situacional, estudiado en relación con los discursos en chats, foros y correo electrónico
y, recientemente, en la redes sociales virtuales (Herring 2010; Mancera y Pano 2013b),
aporta pistas válidas para medir el grado de manifestación de la oralidad en este tipo de
escritos y su mayor o menor acercamiento a la conversación coloquial prototípica. Y es
que los discursos, incluidos los electrónicos o digitales, pueden perfilarse
concepcionalmente a lo largo de un continumm delimitado por los extremos de la
inmediatez y la distancia comunicativa en función de parámetros contextuales como el
conocimiento mutuo y compartido entre interlocutores, la integración del discurso en el
contexto situacional, el grado de dialogicidad o el nivel de fijación del tema (Koch y
Oesterreicher 1990 [2007]: 10-12). En el caso de los discursos mediados por ordenador,
estas condiciones permiten determinar, en parte, las manifestaciones de lo oral coloquial
en lo escrito atendiendo al grado de intimidad de los interlocutores, al grado de
participación emocional en el acto comunicativo o al nivel de proximidad de las
personas en relación con el yo-aquí-ahora de la enunciación, parámetros contemplados
por Herring (2007: 13-22), junto a los factores tecnológicos relativos al canal. Los
factores tecnológicos conciernen a la interfaz del canal, el carácter síncrono o asíncrono
del mismo, la extensión de los mensajes, el orden de publicación de los textos, además
de otros aspectos mutimediales, hipertextuales e interactivos propios los medios
electrónicos.
Desde esta perspectiva cabe decir que Twitter es una plataforma de microblogging o
nanoblogging, esto es, un servicio en línea que permite enviar y publicar mensajes de
no más de 140 caracteres y en el que se da una comunicación asíncrona. El espacio de
una cuenta o perfil contiene un menú con los botones de Inicio, Conecta, Descubre, un
buscador y un icono que invita a escribir un mensaje. Debajo del menú aparece un
primer bloque a la izquierda donde se muestran el nombre, la imagen, la biografía y
algunos datos –tuits enviados, siguiendo y seguidores– asociados al perfil, una serie de
perfiles afines y una selección de Temas globales –también llamados Trending topics–
con los temas más tuiteados en un determinado momento. En el bloque de la derecha,

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denominado Cronología o Timeline, se publican los tuits que van llegando en secuencia
y en orden anticronológico, de más reciente a más antiguo, con la indicación de los
segundos, minutos, hora y día de publicación. Los tuits, que se muestran públicamente
en el perfil del usuario, son textos que aparecerán no solo en su cronología sino también
en la de las personas que le siguen (followers). Asimismo, en su propia cronología
aparecerán publicados los mensajes de aquellos a quienes sigue. Los perfiles o cuentas
de Twitter están conectados, pero estas conexiones se basan en la práctica del
“seguimiento”. Los usuarios pueden hacer clic sobre el botón Sigue de un determinado
perfil de usuario para visualizar los tuits de esa persona, institución o empresa. No
obstante, no es obligatorio que ese usuario deba seguir a quien le sigue en la red, es
decir, no tiene por qué haber reciprocidad entre ellos. Por otra parte, tampoco es
necesario seguir a un determinado ente o personaje para poder consultar sus tuits, lo
cual diferencia a Twitter de otras redes sociales, como Facebook, en la que los usuarios
sí mantienen algún tipo de relación fuera del canal (amistad, familia, profesión), y en la
que es necesario ser “invitado” para poder acceder a los contenidos de otras personas.
Otra diferencia significativa entre la red de microblogging y otras redes sociales reside
en la distinta función que desempeña, y en las motivaciones que llevan a los internautas
a utilizar esta aplicación. En Twitter, lo que se pretende es informar, informarse y
opinar sobre cualquier tema compartido por los usuarios que se siguen, generalmente
entidades públicas y privadas, celebridades y expertos en todo tipo de cuestiones. Así
pues, Twitter es un espacio público en el que los usuarios interactúan con personajes
públicos sin intermediarios. En el mes de noviembre de 2009 cambió su pregunta de la
página de inicio ¿Qué estás haciendo? por ¿Qué está pasando?, reflejo de su interés por
ser una herramienta para informar en tiempo real, capaz de generar un gran número de
tuits sobre cualquier evento de forma inmediata y viral, es decir, produciendo un
crecimiento exponencial en la visibilidad del mensaje.

2.1. Condicionantes funcionales: el discurso político en Twitter


Como ponen de manifiesto Cortés y Camacho,

“el género es el conjunto de rasgos que funcionan en un discurso, que se repite


regularmente en una comunidad y que cumple una función social, a la par que
evoluciona para ajustarse a las funciones propias de la actividad a la que sirve”
(2006: 345).

En el campo de la comunicación mediada por ordenador, la cuestión de los géneros ha


sido planteada de forma esporádica desde la década de 1990, tanto en relación con los
marcos conceptuales y analíticos para el análisis de los géneros digitales (Erickson
2000), como en el análisis de géneros como el correo electrónico (Yates y Orlikowski
1992; López Alonso 2006) o los blogs (Herring et al. 2005; Martínez Sánchez 2007).
Otras clasificaciones (Java et al. 2006; Honeycutt y Herring 2009), basadas en los
métodos del análisis funcional (Bhatia 1996) o retórico (Miller 1984), se han aplicado a
Twitter para determinar cómo se está utilizando. Por ejemplo, desde la perspectiva
retórica de los géneros y en base a un estudio cualitativo de miles de tuits enviados
desde distintos perfiles del gobierno canadiense, Shaffer, Freund y Welch (2013) han
propuesto una clasificación de estos micromensajes en distintos géneros. El análisis
considera los patrones comunes de los textos, las situaciones recurrentes y las
intenciones comunicativas subyacentes. Para estos investigadores los tuits pueden ser

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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social

del tipo pass along: mensaje dirigido a otro usuario con un enlace a contenidos
externos; conversacional-fático: mensaje dirigido a otro usuario que no contiene
contenido informativo, sino que confirma, rechaza, evalúa lo dicho por otro usuario;
informativo: contiene información interna (sobre las políticas llevadas a cabo por el
gobierno, por ejemplo); búsqueda de información: contiene preguntas/solicitudes de
información dirigidas a los usuarios; solicitud de participación: por ejemplo, para pedir
retuits; noticias: por lo general relacionadas con eventos recientes; y de estado:
respuestas a la pregunta ¿Qué estás haciendo? (Shaffer, Freund y Welch 2013: 2). Los
resultados muestran que la mayor parte de estos mensajes institucionales contienen
información sobre las actividades del gobierno y noticias externas que suelen ser
comentadas o enlazadas mediante el tuit.
Para Lomborg (2011: 59), aunque es posible describir y analizar estos nuevos géneros
desde una perspectiva que considera la función y el propósito comunicativo, es
necesario tener en cuenta que en el entorno digital los textos se transforman
constantemente. También coincidimos con Cortés y Camacho en que los géneros
“nacen, evolucionan o mueren, en algunos casos, con cierta rapidez” (2006: 341), lo
cual es más evidente, si cabe, en el caso de los géneros surgidos en Internet o
cibergéneros. Es por tanto necesario poner un mayor énfasis en cómo los usuarios
renegocian estos géneros en y a través de la (inter)acción social, sabiendo que en
canales como Twitter las relaciones comunicativas son simétricas. Así, la investigación
cualitativa llevada a cabo por Lomborg (2011) demuestra que en esta red social los
mensajes presentan formas y contenidos más estables respecto a otros canales, ya que
los usuarios reconocen sus convenciones básicas y las utilizan aportando pocos
cambios. Como señala esta investigadora, desde la creación de la red en 2006, los
usuarios “conversan” mediante el uso de dispositivos y convenciones textuales que la
compañía ha tratado de perfeccionar en función de sus necesidades y prácticas
comunicativas, aunque con pocos cambios desde un punto de vista funcional, ya que
permiten ahorrar espacio y hacer eficaz la comunicación. Se trata sobre todo de
abreviaturas como RT, que corresponde al retuit o reenvío de un mensaje, o signos
como @ o arroba, que equivale a “a la atención de”, y que permite indicar el
destinatario de un tuit o mencionar a una persona como referente o autor de un
determinado mensaje. Según Lara (2012), estos mecanismos desempeñan distintas
funciones: de reconocimiento, cuando se retuitean los mensajes de otros y se reconoce
su autoridad sobre la información que se comparte; dialógica, permite conversar con
alguien insertando “@usuario” en el mensaje, o simplemente haciendo clic sobre el
botón Respuesta; apelativa, cuando se utiliza ese mismo “@usuario” para llamar la
atención de alguien; o discursiva, mediante la incorporación de etiquetas, facilitando el
seguimiento de distintos tuits sobre un mismo tema.
El concepto de género se relaciona también con lo que Cortés (2012: 12) denomina los
campos de acción (e.g. político, publicitario, jurídico), caracterizados por procesos
comunicativos funcionalmente diferentes. Por ejemplo, en el discurso político que nos
ocupa, existen diferencias entre el debate electoral, el mitin o, en la actualidad, el
discurso de los parlamentarios o los candidatos en las redes sociales virtuales. Sin
embargo, estos tienen en común distintos aspectos, como el léxico, vinculado con una
determinada ideología, o los objetivos, que se asocian con la obtención o el
mantenimiento del poder. En Mancera y Pano (2013a), hemos llevado a cabo un análisis
del discurso de los políticos españoles en Twitter y de la interacción que se produce
entre estos y los ciudadanos en la red social. Esta investigación nos ha permitido

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comprobar que la mayor parte de los políticos y, sobre todo, sus simpatizantes y
correligionarios de partido emplean estrategias de persuasión y seducción similares a las
que se observan en otros géneros, en concreto, en el debate cara a cara y el mitin
electoral. Y es que el discurso político en Twitter se articula también en torno a dos
ejes: el del propio partido, al que se alaba con actos de refuerzo de lo dicho o hecho por
el partido o el candidato; y el del adversario político, al que se suele atacar mediante
actos de amenaza a la imagen (Fernández García 2000; Blas Arroyo 2001; Fuentes
2011). Así, el uso de la deixis en los tuits analizados es similar a la observada en los
debates cara a cara,en los que el yo candidato y el nosotros del partido o equipo de
campaña se oponen al tú/usted o vosotros/ustedes del lado del adversario (Blas Arroyo
2011). Entre estos dos ejes se sitúan los ciudadanos, que se integran en el discurso de
los políticos, por ejemplo, mediante distintos sustantivos relativos a la colectividad. Por
último, el discurso político en Twitter se caracteriza asimismo por su carácter
“agitativo”, que se manifiesta en distintas estrategias retóricas que apelan al intelecto y a
las emociones de los seguidores y potenciales votantes. Para Fernández Lagunilla (1999
I: 36-49), el discurso político se caracteriza por tres aspectos: a) el doble lenguaje, que
se manifiesta en el uso frecuente de construcciones semánticamente ambiguas y de
términos ambivalentes o poco precisos que, entre otras cosas, liberan al emisor de
responsabilidad con lo dicho; b) el carácter polémico, relacionado con el hecho de que
la comunicación política presupone siempre un adversario, y, por tanto, supone una
réplica; y c) el carácter agitativo, en la medida en que este tipo de discurso “incitar a
hacer”, esto es, trata de lograr un cambio o una reacción en el destinatario, que lo lleve a
identificarse o a respaldar lo planteado por el emisor.
Por otra parte, los políticos adoptan nuevas estrategias discursivas gracias a los
dispositivos propios de Twitter, como son la mención, el retuit, la etiqueta y la inclusión
de enlaces en el propio mensaje. La @ de mención aparece cuando se utiliza como
vocativo dirigido al adversario político y a su equipo, con el objeto de plantear
cuestiones incómodas que buscan dañar la imagen de estos. Si las menciones son
relativas a los miembros del propio partido, tienen una función de reconocimiento o de
atribución de referente, por ejemplo, la fuente de una determinada información
(Mancera y Pano 2013a: 184). Asimismo, por medio de retuits de mensajes de apoyo a
determinadas propuestas políticas, de la inclusión de enlaces relativos a cuestiones de
actualidad noticiosa, y de fotografías que documentan eventos clave de la propia acción
de gobierno o de la campaña, los políticos consiguen dotar a sus enunciados de
argumentos que buscan convencer al mayor número de personas. De hecho, las
etiquetas o hashtag promueven la adopción de consignas que sirven tanto para reforzar
la adhesión a un determinado político o partido como para criticar su propuesta,
generando rápidamente dinámicas de interacción de muchos a muchos que, según lo
asertado, pueden tener consecuencias positivas o negativas para el político, pero que en
ningún caso dejan indiferentes a sus seguidores.
Twitter es, por tanto, una herramienta de información y participación en el devenir
político, que facilita en teoría la conversación directa y en tiempo real entre legisladores
y legislados (Parmelee y Bichard 2012: 4-6). Como apuntábamos, Twitter invita a todos
los que estén conectados a unirse a la conversación global que tiene lugar en esa red. Y
es que en las redes sociales se producen

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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social

“conversaciones multifuente –de varios usuarios– que no necesariamente


comparten tiempo ni momento de incorporación y que pueden utilizar varios
entornos en una misma charla” (López Sobejano 2012: 170).

Como hemos intentado demostrar en Mancera y Pano (2013b), las interacciones que
tienen lugar en Twitter se acercan en distintos grados a la conversación coloquial
prototípica. Sin embargo, conviene seguir indagando en cómo se transforman aquí las
dinámicas conversacionales y qué unidades permiten aproximar este tipo de discurso
electrónico a una conversación. Exploramos estas cuestiones en los siguientes epígrafes.

3. Realizaciones: plano enunciativo y unidades de procesamiento


Las realizaciones se relacionan en el plano material del discurso con las formas y
mecanismos que adopta el hablante cuando comunica, y que se insertan en las unidades
del plano secuencial y en las del plano enunciativo del discurso (Cortés 2011). El plano
enunciativo abarca, por un lado, las formas, mecanismos y efectos integrantes
caracterizadores de uno o de varios de los condicionantes externos del discurso, como
los de medio y los funcionales; por otro lado, engloba las unidades de procesamiento,
como el enunciado, y las derivadas de esta última, la secuencia (Cortés 2012: 15). En
este trabajo abordamos las unidades del plano enunciativo, en concreto, las unidades de
procesamiento, y adoptamos los planteamientos teóricos recogidos principalmente en
los trabajos del grupo de investigación Val.Es.Co (Briz 2000, 2006 y 2007; Briz et al.
2003; Briz y Pons 2010) en torno a la conversación coloquial. El método se justifica en
la medida en que nuestro objetivo es verificar si las unidades de la conversación
prototípica pueden aplicarse o no al análisis de las interacciones en Twitter.
La propuesta de Val.Es.Co se articula en tres órdenes del discurso: el estructural, el
social y el informativo, y dos niveles, el monológico –que incluye las unidades acto e
intervención– y el dialógico –cuyas unidades son el intercambio y el diálogo–. A
continuación tratamos de ver si es posible aplicar las unidades de estos dos niveles al
estudio de los textos que constituyen nuestro corpus.

3.1. Unidades monológicas: intervención y acto


Partimos para este análisis del tuit, mensaje breve que no puede contener más de 140
caracteres en total, y que se publica como un todo completo o concluso, en la cronología
de un determinado perfil. El mensaje aparece en secuencia –aunque en orden
anticronológico– junto a otros tuits, de modo que, en general, cada tuit se escribe y se
lee de forma separada respecto a los demás. En este sentido, podríamos definir un tuit
como una intervención, en el sentido que proponen Cortés y Camacho (2005: 22), esto
es, como unidad de participación, en el que se integran las unidades básicas de
procesamiento, y que puede coincidir o no en sus límites con un enunciado, siendo este
un “conjunto determinado de palabras como un todo concluso, o provisionalmente
concluso, reforzado, a veces, por la existencia de partículas o segmentos lingüísticos
indicativos tanto del inicio (bueno, claro, buenos días, yo creo que, en primer lugar,
etc.) como del final (y eso, por último, ¿no?, y nada más)” (Cortés y Camacho 2005:
86).
Así, la intervención es una unidad completa desde el punto de vista de su emisión y de
su recepción, una propiedad que puede aplicarse al tuit. Por ejemplo, los dos tuits que
reproducimos a continuación, del diputado del PSOE, Rafael Simancas, y del senador
del PP, Vicent Aparici, presentan dos estructuras similares. Aunque los mensajes

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

contienen dos actos, uno asertivo y uno directivo, ambos constituyen intervenciones,
esto es, son dos unidades de participación o autoría –pues han sido emitidos por un
único autor/locutor–, y ambos son conjuntos de actos que el autor y el lector perciben
como una unidad conclusa. Además, los actos directivos insertados al final –entérate y
cambiemos– pueden interpretarse como marcas de cierre de la unidad:

(1) Rafael Simancas (@SimancasRafael): “Hasta los mercados financieros


celebran a Yellen y su discurso de estímulo, contrario al austericidio de
Merkel-Draghi-Rajoy #Entérate”. 10-10-2013. Tuit2.

(2) VAM(@aparici54): “Veo mucha falta de respeto. A la Constitucion, las


instituciones, sus representantes, a quien piensa distinto, a las personas.
Cambiemos”. 10-10-2013. Tuit.

De forma similar se comporta este otro tuit, publicado por el senador del PSOE Antonio
Gutiérrez Limones. Aunque aquí es más evidente que se trata de una unidad completa,
pues se cierra con un saludo a sus seguidores, lo que da a entender que no volverá a
escribir, probablemente, hasta el día siguiente:

(3) Antonio G. Limones (@LimonesAG): “‘Dad siempre lo mejor de vosotros... y


lo mejor vendrá’. Buenas noches ;)”. 11-10-2013. Tuit.

En cambio, en este otro ejemplo –solo hay dos casos en todo el corpus–, la
Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría (PP), informa a sus
seguidores de los logros del gobierno en materia fiscal a través de dos tuits publicados
de forma consecutiva3, es decir, por medio de dos intervenciones seguidas.

(4) Sáenz de Santamaría (@Sorayapp):“La lucha contra el fraude fiscal ha


generado 16.500 millones y contra el empleo irregular y fraude a la SS más de
6.000 millones de ahorro”.11-10-2013. Tuit.

(5) Sáenz de Santamaría (@Sorayapp 56min): “Tenemos que sumar, además, los
40.000 millones de patrimonio situado en el extranjero que han aflorado y que
permitirá una mayor recaudación”. 11-10-2013. Tuit.

El primer mensaje es una intervención aparentemente conclusa en la que aporta una


serie de datos relativos a la lucha del gobierno contra el fraude. En el segundo, el
conector aditivo además indica que la información que se aporta completa la
intervención precedente. No en vano, se trata de un conector que vincula dos “miembros
discursivos” con la misma orientación argumentativa (Martín Zorraquino y Portolés
1999).
Pero en el corpus aparecen con mayor frecuencia casos de intervenciones de
parlamentarios que provocan, o que intentan provocar, determinadas reacciones en sus
seguidores potenciales. En este caso, podemos considerar la unidad tuit como una
intervención asumiendo los postulados de Val.Es.Co, en los que los conceptos unidad
de participación e intervención coinciden (Cortés y Camacho 2005: 22-23). Para Briz
(2007: 25),

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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social

“cada una de las emisiones de un interlocutor, sean continuas o discontinuas,


constituye una intervención, acto o conjunto de actos que se puede constituir
como inicio de habla, reacción o reacción e inicio”.

De hecho, la característica fundamental de la intervención es provocar o ser provocada


por una reacción lingüística. En general, una intervención de inicio o iniciativa intenta
provocar o provoca habla posterior, es decir, una reacción, y puede presentarse en
forma directa, por ejemplo, a través de una pregunta o petición. Por ejemplo, en el
siguiente tuit, el diputado de Amaiur Jon Iñarritu se dirige a El País –mediante el
dispositivo .@– animando al diario a que escriba un artículo sobre filtraciones de
comunicaciones privadas de otro conocido político vasco. El acto que cierra el tuit
solicita algún tipo de reacción por parte del periódico, que podría intervenir en ese
mismo contexto, desde su cuenta en Twitter:

(6) Jon Inarritu (@JonInarritu):“.@el_pais sería interesante un artículo sobre


cómo y quién filtra las comunicaciones privadas de . @ArnaldoOtegi a la
prensa. Os animáis ?”. 10-10-2013. Tuit.

No obstante, en nuestro corpus son más frecuentes las intervenciones que solicitan una
reacción de forma indirecta, por medio de juicios o aseveraciones, pues como
señalábamos en Mancera y Pano (2013a: 157), en Twitter las preguntas directas son
muy arriesgadas para los políticos, ya que pueden traer consigo reacciones imprevisibles
y respuestas de los ciudadanos no deseadas y susceptibles de dañar su imagen. Veamos
el siguiente caso:

(7) Odón Elorza (@odonelorza2011): “Si la llamada conferencia d alcaldes por


La Paz no pide algo tan elemental como la disolución d ETA, el acto se
quedará en palabras huecas”. 10-10-2013. Tuit.

Shanti_an (@Shanti_Andia): “@odonelorza2011 No ves positivo k 3


personas puedan hablar en un ambiente contrario a la violencia?”. 10-
10-2013. Tuit.

La intervención de inicio de Odón Elorza, diputado del PSOE por Guipúzcoa, contiene
una aserción sobre la Conferencia internacional de alcaldes por la Paz que tuvo lugar en
San Sebastián el 23 de octubre. No se trata de un enunciado en modalidad interrogativa,
y en principio no requiere ningún tipo de reacción, pero quizá el carácter provocador de
la misma explique la intervención reactiva de este ciudadano, que se dirige al político
para evaluar negativamente lo dicho por Elorza. La intervención de este se presenta en
forma de pregunta al político, que no contestará. De hecho, la mayor parte de estos tuits
que siguen a las intervenciones de inicio de parlamentarios que comentan una
determinada cuestión sobre la actualidad política no son predictibles; además, muchos
quedan sin respuesta.
En este sentido, vale la pena detenerse en los enunciados interrogativos del corpus pues,
como apunta Blas Arroyo (2010), el acto de preguntar es una de las principales
actividades verbales desarrolladas en contextos institucionales políticos. En el caso de
los tuits de los parlamentarios, cuando se trata de intervenciones de inicio que buscan
una reacción, son frecuentes las preguntas cuyo contenido informativo aparece

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

destinado a solicitar al interlocutor informaciones y aclaraciones sobre temas tratados


con anterioridad. Por ejemplo, el tuit que sigue, publicado por la diputada del PSOE
Leire Iglesias, insta al gobierno a que informe sobre el tipo de medidas que pretende
adoptar en la lucha contra la contratación fraudulenta:

(8) Leire Iglesias(@leireis): “Si son tantos como dicen ¿Qué medidas tomará el
Gobierno con los empresarios que contrataron trabajadores
fraudulentamente? #cmin”. 10-10-2013. Tuit.

El enunciado interrogativo se inserta dentro de una estructura condicional introducida


por si, lo que permite a Iglesias retomar a modo de cita las declaraciones –contenidas
aquí en la prótasis– del gobierno respecto a este tema, para elaborar su pregunta. De
forma análoga, en este otro mensaje, el senador del PSOE, Ander Gil, cita las palabras
del ministro Cristóbal Montoro para formular una serie de preguntas que requerirían una
respuesta por parte del aludido o de algún miembro del gobierno:

(9) Ander Gil (@Ander_Gil): “Reforma Local: Montoro habla de ‘Eficacia del
sistema’ Pero quien lo enjuicia? Él? en base a qué parámetros? No lo explican
nunca”. 10-10-2013. Tuit.

De hecho, junto a la finalidad coercitiva que se adivina en este tipo de preguntas, los
políticos se sirven de ellas para pedir que el adversario precise el alcance de algunas de
sus palabras anteriores, para manifestar el desacuerdo con las aserciones previas de su
interlocutor (Blas Arroyo 2009: 184-188). Como vemos, estas intervenciones de inicio
están formadas, sobre todo, por enunciados interrogativos que repiten en parte las
palabras emitidas por otro hablante en un contexto previo. En otros casos, como el del
tuit de Gil, este tipo de interrogaciones sirven para criticar al rival político. Como
advierte Dumitrescu (1993), mediante estas preguntas el hablante manifiesta contenidos
afectivos variables, aunque de naturaleza generalmente negativa, en este caso, acerca de
las explicaciones que ese ministro y, en general, su gobierno, no dan.
Además, como hemos visto en el tuit de Gil, algunas de estas intervenciones contienen
enunciados interrogativos que más que solicitar una pregunta permiten al hablante
contestarla. La carga informativa incluida en este tipo de intervenciones sirve para
representar ante la audiencia la nítida oposición entre la esfera del nosotros y la
antagónica del ellos, propia del discurso político. Por ejemplo, en este otro tuit Nacho
Sánchez Amor, diputado del PSOE, se dirige aparentemente al ministro Montoro para
saber por qué miente. En realidad, la respuesta que incluye en su misma intervención le
permite, por medio de un juego de simulación en el que este diputado aparenta ser el
ministro, no solo atacar la imagen de su interlocutor sino también expresar su opinión
sobre la tendencia a mentir del ministro y del presidente del gobierno, sin que se
produzcan consecuencias:

(10) Nacho Sánchez Amor(@NachoSAmor): “-¿Por qué miente en el Parlamento,


Ministro Montoro?. -Por no dejar sólo a Mariano. -.... y porque he visto que a
él no le ha pasado nada”. 10-10-2013. Tuit.

Cabe destacar también la aparición en nuestro corpus de intervenciones de inicio que


buscan provocar una determinada reacción en la audiencia, por medio de preguntas

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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social

retóricas en las que el hablante no solo conoce las respuestas, sino que entiende que son
evidentes para el resto de los participantes en el acto comunicativo, para sus seguidores.
Por ejemplo, en este otro caso, el diputado socialista Germán Rodríguez cita a la
Vicepresidenta del Gobierno para introducir una pregunta que insinúa la duda, por
medio de la locución adverbial ¿de verdad?, que modaliza e intensifica la pregunta:

(11) Germán Rodríguez (@grman_rodriguez): “Sáenz de Santamaría pide


‘moderación’ a los ultras q se manifestarán el 12-O (?).De verdad ha leído la
lista d los convocantes en Barcelona?”. 10-10-2013. Tuit.

Y es que el contenido modalizador de estas preguntas hace que en este contexto puedan
ser desafiantes hacia el interlocutor (Heritage 2002: 1427). Por otra parte, estas
favorecen una determinada respuesta, cuya polaridad es inversa a la de la propia
pregunta. Así, el contenido de la misma presenta ya un valor modalizado, lo que hace
innecesaria la respuesta. Este es el caso de algunos de los tuits analizados. Por ejemplo,
en estos dos mensajes, uno del diputado del PSOE Antonio Trevín, y otro del senador
del PP Agustín Almodóbar, las preguntas no parecen requerir respuesta alguna, ya que
el contenido informativo en los actos que las preceden orientan de algún modo la
respuesta:

(12) Antonio Trevín(@antoniotrevin): “Entre 2011 y 2013 la educación española


ha perdido 30.000 profesores, 5.000 M/€ y un 14% del dinero para becas.¿Hay
LOMCE que resuelva esto?”. 10-10-2013. Tuit.

(13) Agustín Almodóbar (@aalmodobar): “Resulta vergonzoso ver a sindicalistas


insultando a una Juez. ¿Acaso no aceptan las reglas de la democracia?”. 10-
10-2013. Tuit.

En el primer caso se puede inferir que no hay LOMCE que resuelva esto; en el segundo,
sin embargo, el adverbio de duda acaso, que introduce la interrogativa, condiciona el
modo verbal –quizá no aceptan–, presentando ese enunciado como una pregunta
genuina. Es curioso, en todo caso, que este tuit tenga un eco en otro mensaje del corpus,
esta vez de la diputada del PP Beatriz Escudero, quien parece responder a esa pregunta
en un acto que niega efectivamente que los sindicalistas acepten las reglas democráticas:

(14) Beatriz Escudero(@BeatrizEscu): “Es vergonzoso ver a sindicalistas


insultando a una Juez. No aceptan las reglas de la democracia. Perdiendo su
esencia”. 10-10-2013. Tuit.

Recordemos que la partícula acaso aparece también en las interrogativas totales, tanto
afirmativas como negativas y en posición inicial (Wasa 2001), llevando a una
interpretación de signo opuesto al de la propia interrogativa.
Volviendo a la segmentación de las unidades en intervenciones, nos ocupamos ahora de
las intervenciones reactivas tanto de los parlamentarios como de los ciudadanos que
interactúan con ellos en Twitter. Este tipo de intervenciones suelen ser respuestas,
concesiones, valoraciones de lo anterior y, en general, manifestaciones de acuerdo o
desacuerdo, de aceptación, aprobación o rechazo de lo que se ha dicho anteriormente en
ese cotexto. En la medida en que tienden a colaborar en el cumplimiento de ciertas

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

obligaciones derivadas de las intervenciones iniciativas anteriores, son respuestas


cooperativas (Briz 2007: 26). Este tipo de intervenciones suele ser predictible si lo que
busca el hablante es contestar a una pregunta, como en el caso siguiente, en el que la
intervención reactiva de Javier Puente, diputado del PP, contesta a la pregunta directa de
un ciudadano:

(15) Álvaro del Álamo Cor (@alvarodelalamo): “¿Como es posible que en


presupuestos de la #SETSI 5 millones para Fundación Barcelona Mobile
World Capita y 2 para @INTECO ? @JaviPuente_PP”. 9-10-2013. Tuit.

Javi Puente (@JaviPuente_PP): “Hola @alvarodelalamo. En


@INTECO hay una importante subida de recursos financieros pasando
de 10 a 15 mill €. #ciberseguridad”. 9-10-2013. Tuit.

O bien son respuestas del parlamentario a las preguntas que puedan plantear los
ciudadanos, generalmente sobre la posición del político ante determinadas leyes o
cuestiones de actualidad noticiosa. En este otro ejemplo,

(16) Ezequiel Hinojo (@Ehinojo): “Se abstuvísteis o votastéis en contra de la


LOMCE? @cmgorriaran @lozanoirene @Tonicanto1 @aanchuelo. Por lo que
está diciendo TVE hoy”.11-10-2013. Tuit.

Carlos Mtz Gorriarán (@cmgorriaran): “No puedo creer que preguntes


eso... ¿Cómo hay que decirlo? @EHinojo @lozanoirene @Tonicanto1
@aanchuelo”. 11-10-2013. Tuit.

la intervención reactiva de Carlos Martínez Gorriarán, diputado de UPyD por Madrid,


expresa sobre todo sorpresa e incredulidad ante su interlocutor, a la vez que formula una
pregunta general que en realidad no requiere respuesta, pues entiende que es evidente,
esto es, que la posición de UPyD respecto a la LOMCE está clara, y que no hay otro
modo de decirlo. Podríamos hablar en este caso de respuesta no preferida, puesto que en
el turno reactivo no se cumple el acto esperado por el iniciativo.
Algunos de los criterios que apunta Briz (2006: 270) para el reconocimiento y
segmentación de las intervenciones son las marcas lingüísticas de las intervenciones
iniciativas directas como, por ejemplo, la interrogación o la exhortación, que hemos
visto en estos mensajes; la presencia de referencias explícitas al tú, que en los tuits
vehicula el dispositivo @nombredeusuario –equivalente, como hemos dicho, al uso del
vocativo–, pero también los pronombres y las marcas de segunda persona de los verbos;
la fuerza ilocutiva o la intención informativa del emisor; y, por último, el cierre de una
unidad y, potencialmente, el comienzo de otra. Por ejemplo, en el primero de estos dos
mensajes,

(17) Edu Madina (@EduMadina):“¿Ha mentido la Vicepresidenta del Gobierno


sobre fraude en el desempleo?”. 11-10-2013. Tuit.

MrInsustancial (@MrInsustancial): “@EduMadina Lo que hay que


preguntarse es sobre el porcentaje de certidumbres que arroja el
discurso de este gobierno”.11-10-2013. Tuit.

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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social

vemos cómo la pregunta que se plantea Eduardo Madina, diputado del PSOE por
Vizcaya, marca el cierre de su intervención y presumiblemente el inicio de otra; y cómo
la intervención sucesiva se vincula a la primera por medio del vocativo y por la
intención del hablante de contestar u ofrecer una respuesta a la primera. En este caso,
sin embargo, a pesar de vehicular un enunciado interrogativo, la intervención de inicio
no provoca una respuesta por parte de su interlocutor, sino un comentario, un acto con
el que sugiere a ese diputado ampliar el alcance de su pregunta o reformularla.
En estos textos, como vemos, aparecen otro tipo de unidades, los actos discursivos, que
Cortés y Camacho definen como

“bloques lingüístico-discursivos que contraen unos vínculos de tipo lógico-


semántico-pragmático y que dotan de información textual e interactiva,
respectivamente, a todo el enunciado” (2005: 102).

Recordemos que para estos investigadores, el enunciado, y no la intervención, es la


unidad básica de procesamiento, monológica, del discurso oral. De acuerdo con Briz et
al. (2003), el acto es en cambio el constituyente inmediato de una intervención y la
menor unidad capaz de funcionar aislada en el contexto discursivo en que se produce,
pudiendo constituirse por sí sola en intervención en ese contexto. De ahí que los
conceptos que mejor los definen sean aislabilidad e independencia.
En los tuits que hemos visto hasta ahora y en los siguientes que reproducimos es posible
identificar distintos actos, que no solo dotan de información textual e interactiva a las
intervenciones, sino que también funcionan aisladamente en ese contexto, amén de
presentar una estructura independiente. Por ejemplo, el primero, de Ander Gil, está
constituido por dos actos, uno interrogativo y otro directivo:

(18) Ander Gil (@Ander_Gil): “Por qué en lugar de hablar de reparto de


competencias hablamos de reparto de responsabilidades? A ver si empezamos
a aterrizar #senadoesp”. 10-10-2013. Tuit.

Estos dos actos podrían aparecer en tuits distintos, ya que son dos unidades con
contenido proposicional propio susceptibles de funcionar separadamente en ese mismo
contexto, además de ser independientes desde un punto de vista sintáctico-semántico:

¿Por qué en lugar de hablar de reparto de competencias hablamos de reparto


de responsabilidades?
A ver si empezamos a aterrizar

Lo mismo puede decirse de este otro tuit, publicado por Toni Cantó, diputado de UPyD:

(19) Toni Cantó(@Tonicanto1): “A @cmgorriaran no le hacen falta


camisetas...con un discurso como este pone en su sitio a la Ley Wert
http://m.youtube.com/watch?v=4Y4rNhrTMJ0 … Escuchen...”. 10-10-2013.
Tuit.

- A @cmgorriaran no le hacen falta camisetas

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- Con un discurso como este [enlace a un vídeo] pone en su sitio a la Ley


Wert
- Escuchen

Por otra parte, los actos pueden ser simples, cuando un único segmento informativo
constituye en sí mismo la unidad acto, como en el caso de los tuits anteriores. O pueden
ser complejos, cuando intervienen al menos dos subactos en su construcción. Esto
sucede, en general, cuando en los tuits aparecen estructuras subordinadas. Para Briz et
al. (2003: 47), el subacto es una

“unidad monológica estructural, constituyente inmediato del acto, caracterizada


por constituir un segmento informativo e identificable en una conversación”.

Hay dos tipos de subactos: los subactos sustantivos y los subactos adyacentes. Los
primeros poseen contenido proposicional y presentan relaciones de predicación; su
categorización semántico-pragmática puede concretarse, por ejemplo, en la
segmentación producida entre el tópico y el comentario en el interior de un acto, como
en el siguiente tuit de la diputada del PSOE, Ángeles Álvarez:

(20) Ángeles Álvarez (@AalvarezAlvarez): “mujer, asesinada el miércoles, había


renunciado a atención a las víctimas machistas. En Madrid renuncian el 75%
y PP se niega a estudiarlo”. 10-10-2013. Tuit.

Mujer, asesinada el miércoles, había renunciado a atención a las víctimas


machistas

O entre una oración principal y una oración subordinada –el caso más frecuente en el
corpus analizado–, como en los siguientes tuits de Jesús Iglesias, senador de IU, y
Soraya Rodríguez, diputada del PSOE:

(21) Jesus Iglesias (@JesusIglesiasIU): “El PP no quiere reconocer a las


víctimas del franquismo porque tendría que reconocer que hubo verdugos de
una ideología que no les es ajena”. 10-10-2013. Tuit.

- El PP no quiere reconocer a las víctimas del franquismo


- (porque) tendría que reconocer que hubo verdugos de una ideología
- (que) no les es ajena

(22) Soraya Rodríguez (@sorayapsoe): “El PP vuelve a quedarse solo en el


Congreso al rechazar castigo penal para la apología del franquismo. Sin
comentarios!”. 10-10-2013. Tuit.

-El PP vuelve a quedarse solo en el Congreso


-al rechazar castigo penal para la apología del franquismo
-Sin comentarios!

En este último tuit, “sin comentarios” podría considerarse en cambio un subacto


adyacente. Contrariamente al acto sustantivo, esta unidad no aporta información

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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social

esencial para el acto en el que se integra, sino información al margen, esto es,
extraproposicional, aunque desarrolla una diversidad funcional en cuanto a su
comportamiento demarcativo (Hidalgo y Padilla 2006). Es posible distinguir varios
tipos en los tuits analizados, como son, en los mensajes siguientes, los marcadores oye –
que marca el cierre en el del senador Agustín Almodóbar–, o anda –que introduce en
cambio el del diputado del PSOE, Luis Tudancas–:

(23) Agustín Almodóbar(@aalmodobar): “Como me divierte leer tuits y


comentarios sobre mi d personas q ni me conocen ni tienen ni idea de lo que
hablan, que obsesión tienen oye!!!”. 11-10-2013. Tuit.

(24) Luis Tudanca (@luistudanca): “¡Anda!Después de 6 meses de polémica,dice


el Presidente del TSJ que nos hemos preocupado en vano porque lo de su
traslado era una errata”.11-10-2013. Tuit.

3.2. Unidades dialógicas: intercambio y diálogo


Dos intervenciones sucesivas de distintos emisores, una de inicio y otra de reacción,
constituyen un intercambio. El límite de dicha unidad coincide, pues, con el final de la
intervención reactiva y está marcado por el cambio de papeles comunicativos: emisor-
receptor, de modo que para que haya diálogo tiene que haber al menos dos participantes
que intercambien los papeles comunicativos (Briz 2007). Por tanto, un intercambio se
produce siempre que tengamos dos intervenciones sucesivas y entre ellas medie algún
tipo de reacción. Muchos de los intercambios que se producen en el discurso de los
parlamentarios en Twitter son prototípicos, es decir, presentan la estructura del
denominado par adyacente, sobre todo del tipo pregunta-respuesta o aserción-
acuerdo/desacuerdo, en los que las intervenciones de inicio y de reacción manifiestan
una relación de pertinencia condicional (Gallardo 1996). Ya hemos mostrado algunos
ejemplos de este último tipo de intercambio en el que, como decíamos, la pregunta hace
que la reacción sea más predictible, aunque a veces la reacción sea no preferida. En
otros muchos casos, a las intervenciones de inicio que contienen actos directivos
(preguntas o peticiones) o asertivos (declaraciones, informaciones) siguen reacciones
que suelen comentar o valorar dicha información, como se observa en este intercambio:

(25) _Rubalcaba_(@_Rubalcaba_): “El Nobel a la Organización para la


Prohibición de Armas Químicas es una buena noticia. Espero que sirva para
erradicar estas armas RbCb”. 11-10-2013. Tuit.

Els quatre gats (@Els_quatre_gats): “@_Rubalcaba_ claro, y si le dan


el Nobel a Acción Contra el Hambre erradicaremos el hambre en el
mundo. #SolucionesCuquis”. 11-10-2013. Tuit.

La intervención de inicio, que firma el diputado socialista Alfredo Pérez Rubalcaba –


como se deduce de las siglas RbCb que cierran el tuit4–, comenta positivamente la
decisión de otorgar el Nobel a una organización que combate las armas químicas.
Mediante un acto expresivo, el segundo acto que constituye esta intervención, el
político espera que este hecho sirva para erradicarlas. Dicho acto provoca la reacción de
un ciudadano que escribe directamente a Pérez Rubalcaba por medio de la mención @,
lo que implica un cambio de papeles comunicativos. En este mensaje, la partícula claro,

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

marcador conversacional de modalidad epistémica, permite a este hablante asentir o


reforzar argumentativamente lo dicho por su interlocutor, estableciendo un vínculo entre
ambas intervenciones. Sin embargo, este usuario da la razón al político solamente en
apariencia, pues, el acto asertivo que introduce y que sigue la argumentación lógica de
Pérez Rubalcaba pretende en realidad burlarse del político haciendo uso de la ironía.
En el tuit que reproducimos a continuación, en cambio, la reacción de Angelina Costa al
tuit del diputado de Compromís, Joan Baldoví, es diferente, ya que comenta
positivamente lo dicho por el político:

(26) Joan Baldoví i Roda (@joanbaldovi): “Y después de votar 110 veces NO las
más de 650 enmiendas, el PP aplica la apisonadora y con un par de SI
aprueba en solitario la #LOMCE”. 10-10-2013. Tuit.

Angelina Costa (@AngelinaCostaP): “@joanbaldovi @pepelarios Muy


bien descrito lo ocurrido en el Congreso!!”. 10-10-2013. Tuit.

Y lo mismo puede decirse de este otro mensaje, en el que el senador del PP Vicent
Aparici recibe el respaldo de un seguidor, que expresa su total acuerdo con lo aseverado
en la intervención precedente:

(27) VAM(@aparici54): “Deberiamos pensar como podemos colaborar , desde


nuestra propia responsabilidad, a recuperar el respeto. Me parece básico y
fundamental”. 11-10-2013. Tuit.

Lau#EspañaSiPuede(@lauItaly): “@aparici54 totalmente de acuerdo y


tambien empezando por las Instituciones y la Justicia que dejan mucho q
desear..la Educ y buenos ejemp”. 11-10-2013. Tuit.

En el siguiente intercambio también se produce una relación de pertinencia entre una


pregunta y la respuesta a la misma. Lara Otero responde de forma implícita al diputado
socialista “sí, la Vicepresidenta del Gobierno ha mentido”, añadiendo explícitamente
“como una bellaca”:

(28) Edu Madina (@EduMadina): “¿Ha mentido la Vicepresidenta del Gobierno


sobre fraude en el desempleo?”. 11-10-2013. Tuit.

Lara Otero (@LaraOteroG): “@EduMadina Como una bellaca. En la


referencia del CM lo ponen en fino, pero en fin...
http://www.lamoncloa.gob.es/ConsejodeMinistros/
Referencias/_2013/refc20131011.htm …”. 11-10-2013. Tuit.

Aunque, en este caso, podríamos decir que la pregunta del político es más bien retórica,
y que en principio no requiere respuesta. Sin embargo, como decíamos, el tono
polémico de este tipo de enunciados interrogativos suele provocar numerosas reacciones
entre los internautas. Y es que los ciudadanos se sirven de las intervenciones iniciativas
de los parlamentarios para elaborar sus propios mensajes, que constituyen en general
comentarios sobre lo que estos afirman. De hecho, las intervenciones reactivas
corresponden, por un lado, a lo que Moeschler (1982: 110-118) denomina reacciones de

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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
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confirmación y de evaluación positiva, como las que se observan también en estas dos
respuestas al tuit del diputado de IU, Gaspar Llamazares, en las que la primera reafirma
de forma escueta lo dicho por el político –pues sí–; mientras que la segunda busca una
confirmación de lo asertado por este. Son estas reacciones colaborativas (Fant 1996:
171-176), en las que lo que dice B se conecta con lo dicho por A:

(29) Gaspar Llamazares (@Gllamazares): “Vuelve Gibraltar después de la


solución cuatripartita de Margallo y la intervención de Mariano Rajoy en la
ONU. Diplomacia de la bronca”. 11-10-2013. Tuit.

Antonio Javier (@Antonio29407099): “@GLlamazares Pues si”. 11-10-


2013. Tuit.

Jesús (@Incursor80): “@GLlamazares lo dices por la sarta de burradas


de Picardo diciendo que les disparamos e incendiamos propiedades,
supongo, no?”. 11-10-2013. Tuit.

Por otro lado, muchas intervenciones reactivas vehiculan actos de evaluación negativa,
e incluso de rechazo de lo dicho por el interlocutor. Por ejemplo, en este otro caso, en el
que al mismo mensaje de Llamazares contesta otro ciudadano mediante actos directivos
en los que le pide al político hablar de temas más urgentes:

(30) Gaspar Llamazares (@Gllamazares): “Vuelve Gibraltar después de la


solución cuatripartita de Margallo y la intervención de Mariano Rajoy en la
ONU. Diplomacia de la bronca”. 11-10-2013. Tuit.

Francisco Cuesta (@pacocues): “@GLlamazares Deja a Gibraltar y


preocupate por la gente que no tiene ni para comer”. 11-10-2013. Tuit.

Véase también cómo en este caso la intervención reactiva de @Desirv evalúa de forma
muy negativa el contenido retuiteado o reenviado por la senadora del PP Mariana
Lorite, en el que se da la bienvenida a la reforma educativa:

(31) JoséManuelCaballero(@Cb8c6): “Para obtener resultados diferentes


debemos hacer cosas distintas. #LOMCE Bienvenida”. 10-10-2013. Tuit.

Mariana (@Marianalorite): “RT @Cb8c6:Para obtener resultados


diferentes debemos hacer cosas distintas. #LOMCE Bienvenida”.10-10-
2013. Tuit.

DESIREE RAMOS VIDAL (@Desirv): “@Marianalorite @Cb8c6 en


serioooooooo???? ;)! A la mierda la #LOMCE !!”. 10-10-2013. Tuit.

Por último, aparecen en estos intercambios reacciones autoconectoras (Fant 1996: 174),
en las que lo dicho por un hablante se conecta con lo asertado anteriormente por él
mismo. Veamos el siguiente ejemplo, en el que se producen dos intercambios entre el
diputado de UPyD Martínez Gorriarán y un ciudadano:

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

(32) Carlos Mtz Gorriarán (@cmgorriaran): “El PP se queda solo en el


Congreso rechazando castigo penal para la apología del franquismo
http://ecodiario.eleconomista.es/interstitial/volver/acierto-
agosto/politica/noticias/5214684/10/13/El-PP-se-queda-solo-en-el-
Congreso … vía @elecodiario”. 10-10-2013. Tuit.

Fernando (@SirElectron): “@cmgorriaran Lo que me extraña es que


secunden uds. una propuesta tan sectaria que: 1. Solo busca reabrir
heridas. 2. Ignora los [...]”.10-10-2013. Tuit.

Fernando (@SirElectron): “@cmgorriaran [...] crímenes del otro


bando. 3. Abre un peligroso precedente contra la libertad de expresión”.
10-10-2013. Tuit. [La cursiva es nuestra].

Carlos Mtz Gorriarán (@cmgorriaran): “@SirElectron No se extrañe. La


incitación al odio ideológico es muy grave y y tiene funestas consecuencias. Vea
el ejemplo vasco”. 10-10-2013. Tuit.
Fernando (@SirElectron): “@cmgorriaran Pues cataloguen como delito
el odio ideológico, que es más neutral. El odio republicano al
franquismo también es ideológico”. 10-10-2013. Tuit.

Fernando (@SirElectron): “@cmgorriaran Como digo, peligroso


precedente.A los líderes independentistas catalanes que fomentan el odio
a España, les castigamos también?”. 10-10-2013. Tuit.

En este caso, el ciudadano replica al diputado mediante diversos tuits en torno a la


cuestión de la regulación del delito penal para la apología del franquismo. En el primer
intercambio, este elabora la idea principal a través de dos mensajes, dos intervenciones,
en los que establece una serie enumerativa sobre las consecuencias de una propuesta de
ley que considera “sectaria”. En el segundo de estos tuits, afirma, además, que tal
propuesta abre un “peligroso precedente”. El hablante recibe una respuesta por parte del
político, aunque esta no parece satisfacerlo, ya que retoma enseguida lo dicho por
Martínez Gorriarán para reelaborar una nueva réplica. Véase el uso de pues, marcador
estructurador de la información que suele preceder a intervenciones reactivas (Briz
1998: 174), en este caso, de rechazo o, mejor, de matización de lo que sostiene el
parlamentario. En esta nueva intervención, el ciudadano retoma las palabras de su
interlocutor, en concreto, su referencia al “odio ideológico”, para sugerir un cambio de
enfoque “más neutral”. El último tuit, reacción autoconectora en la que repite lo dicho
anteriormente por él –añadiendo, además, como digo–, sirve en este caso para reforzar
argumentativamente lo que viene sosteniendo.
Como vemos, gran parte de esos intercambios constituyen diálogos. En este sentido,
cabe recordar que la marca estructural más clara para hablar de un diálogo es la
aparición de dos intervenciones. No en vano, el diálogo, unidad superior del discurso
interaccional, se caracteriza socialmente por la alternancia hablante-oyente, se delimita
estructuralmente mediante una intervención iniciativa y una intervención reactiva
reconocida, y se determina informativamente cuando supone un cambio en el tópico
conversacional (Briz 2007). Así, desde el punto de vista estructural, para que haya
diálogo es necesario un intercambio, una contribución que comporte una reacción y que,

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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social

además, esta reacción sea reconocida y aceptada. Por otra parte, el diálogo presupone la
relación en un tipo de discurso que es “palabra dirigida a alguien”, por lo que se
impone el turno de palabra. Aquí, se producen alternancias en el dominio del universo
referencial, yendo los referentes semánticos y pragmáticos de uno a otro interlocutor.
En el corpus analizado se observan distintos diálogos, que se presentan en la interfaz
de la red de microblogging en la modalidad “Conversación”, modalidad que Twitter
genera automáticamente cuando un usuario responde a otro de forma directa, esto es, a
través del dispositivo @reply. Veamos qué estructura presentan y cómo se organizan
estos intercambios. En el ejemplo que sigue, el diputado del PP Nacho Uriarte expresa
su opinión sobre el hecho de que el premio Nobel de la Paz pudiera concederse a la
niña pakistaní, Malala Yousafzai, activista por los derechos humanos:

(33) A1: Nacho Uriarte (@nacho_uriarte): “Muy importante la labor que hace la
OPCW,como miles de organismos. #Malala no necesita el Nobel pero el Nobel
necesita personas como #Malala”. 11-10-2013. Tuit.

B1: Uno mas... (@SUMAROS): “@nacho_uriarte Un reconocimiento a


todos aquellos nobeles de La Paz anónimos...que todos los días hacen y
no vende”. 11-10-2013. Tuit.

B2: Uno mas... (@SUMAROS): “@nacho_uriarte Un abrazo


Nacho...eres un buen amigo y un buen profesional. Doy fe”. 11-10-2013.
Tuit.

A2: Nacho Uriarte (@nacho_uriarte): “@SUMAROS gracias amigo. Igualmente!


Un abrazo”. 11-10-2013. Tuit.

Las intervenciones reactivas que siguen han sido publicadas por un mismo usuario
que, en primer lugar, reafirma lo dicho por Uriarte y, en segundo lugar, se dirige al
diputado para saludarlo y expresarle su reconocimiento. A esta segunda intervención
le sigue una reacción del diputado en la que agradece los cumplidos del interlocutor y
responde al saludo. En esta estructura dialogada se asiste, pues, a una alternancia entre
hablante A y oyente B, a la concatenación de una intervención iniciativa de A, dos
intervenciones reactivas consecutivas de B, y otra intervención reactiva de A que
reconoce y acepta las precedentes, constituyéndose en turno. Además, se producen dos
cambios en el tópico conversacional: B1 es intervención confirmadora o colaborativa
respecto a A1, mientras que A2-B2 constituye un par saludo-saludo.
En este otro ejemplo se produce un intercambio entre la diputada del PSOE Inmaculada
Rodríguez-Piñero y una ciudadana, que replica a la intervención de inicio de la
parlamentaria:

(34) A1: I. Rodríguez-Piñero (@RodriguezPinero): “Con Rajoy las personas


atendidas por Cáritas han aumentado hasta 1.300.914 personas
#economiareal
pic.twitter.com/KZzvaJH8FX”. 10-10-2013. Tuit.

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

B1: Belén Hoyo Juliá (@BelenHoyo): “@RodriguezPinero No entiendo


cómo puedes manipular tanto con un tema tan sensible. Ocultas lo q se
ha incrementado desde 2004 a 2012”. 10-10-2013. Tuit.

A2: I. Rodríguez-Piñero (@RodriguezPinero): “@BelenHoyo Lea ls informes de


Cáritas y de la Comisión Europea El hachazo lo ha dado este gobierno desde q
llegó #DuraRealidad”. 10-10-2013. Tuit.

En este caso se produce también un diálogo, una alternancia entre hablante y oyente que
se estructura a través de una intervención iniciativa, una intervención reactiva que
evalúa negativamente lo dicho por la política, provocando a su vez otra reacción, de
réplica respecto a dicha evaluación, lo cual implica el reconocimiento y aceptación por
parte de la diputada de lo dicho previamente, para elaborar un nuevo mensaje.
Por último, véase cómo en esta otra “conversación”, el diputado Elorza dialoga con otro
ciudadano que critica al político por la posición de su partido ante los crímenes del
franquismo:

(35) A: Odón Elorza (@odonelorza2011): “Si la llamada conferencia d alcaldes


por La Paz no pide algo tan elemental como la disolución d ETA, el acto se
quedará en palabras huecas”. 10-10-2013. Tuit.

B: a.j.i. (@akanzelara): “@odonelorza2011 @G_landaburu y por que


no deja de firmar acuerdos tu partido, con los que se oponen en
condenar el franquismo!??! Cinismo..”. 10-10-2013. Tuit.

A: Odón Elorza (@odonelorza2011): “Condeno y condenamos el


franquismo.Zapatero aprobó ley d la Memoria Histórica q Rajoy y PP
desprecian @FOROETICO @akanzelara @G_landaburu”. 11-10-2013. Tuit.

B: a.j.i. (@akanzelara): “@odonelorza2011 @FOROETICO


@G_landaburu a algunos se les pide todo, y a otros nada. Y no creo que
sea tu caso, pero si el de tu partido”. 11-10-2013. Tuit.

A: Odón Elorza (@odonelorza2011): “Cierto,arrastramos un lastre x la


negociación d la transición.El error es q tras el 23-F y ya en el Gob no
hicimos los deberes @akanzelara”. 11-10-2013. Tuit.

Como vemos, en los mensajes precedentes se crea un marco conversacional en el que


es posible conservar el argumento del coloquio permitiendo introducir variaciones. Por
ejemplo, aportando nuevos datos o confirmando o rechazando determinadas acusaciones
–“cierto; el hachazo lo ha dado este gobierno”–; haciendo presente al alocutor mediante
las alusiones al tú con pronombres y marcas de segunda persona del verbo –“tu partido;
ocultas”–; introduciendo actos interrogativos o exhortativos que dejan abierta la
progresión del discurso –“¿por qué no deja de fimar acuerdos tu partido?; lea los
informes”–. Por otra parte, estas estructuras favorecen también la elaboración del
discurso sobre la marcha, acercando gradualmente los textos al registro oral coloquial.
Véanse los acortamientos en “Lea ls informes [...] este gobierno desde q llegó” o en
“Cierto,arrastramos un lastre x la negociación d la transición”, donde también

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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social

desaparecen los espacios entre puntos y comas. Por último, se observa que la estructura
conversacional vincula a los agentes del discurso con lo dicho y con lo por decir, en una
“progresión discursiva compartida” (Bustos Tovar 1996: 44), mediante enunciados que
no solo contienen estímulos comunicativos, como los actos de habla de carácter
interrogativo o imperativo que hemos visto, sino también distintos marcadores
interactivos, que exploramos en el siguiente epígrafe.

4. El papel de los marcadores del discurso


Según Briz (2007: 33), los marcadores del discurso son segmentos informativos que no
pueden constituirse en intervenciones ni actos. De ahí que hayamos dejado de lado
casos como el siguiente, en el que para manifestar acuerdo con la recomendación
periodística de un senador del Partido Popular un internauta se sirve del sintagma
adjetival muy bueno,

(36) Miguel A. Rodríguez (@marodríguezg3): “‘¿Qué periódico de la región ha


tenido el cuajo de esperar 8 años para hacer su fiesta de presentación?’
Grande César García @eldigitalCLM”. 10-10-2013. Tuit.

Juan Pablo Marciel (@jpmarciel): “@marodriguezg3 muy bueno”. 10-


10-2013. Tuit.

y que nada tiene que ver con el empleo del marcador interactivo bueno en este otro
caso, en el que constituye un subacto de valor rectificativo, con el que se trata de
corregir la aserción previa del interlocutor:

(37) Javier Aunión (@javieraunion): “@ERC2032 @Ander_Gil el problema del


PP es que no cree en el derecho a la educación. ¿Modelo productivo?
Ladrillos, ladrillos... y +ladrillos”. 10-10-2013. Tuit.

ERCobos (@ERC2032): “@javieraunion @Ander_Gil bueno... es más


que modelo productivo. La educación genera personas críticas,
autosuficientes, no manipulables...”. 10-10-2013. Tuit.

Como sabemos, los marcadores del discurso han sido examinados extensamente en
español en los últimos veinte años bajo diferentes denominaciones. De hecho son tantas,
que ha sido necesario inventariarlas (cfr. Cortés y Camacho 2005). Así, por ejemplo,
Fuentes (1987) adopta la denominación enlace supraoracional; mientras que Alcina y
Blecua (1975) hacen referencia a los ordenadores (léxicos) del discurso; Martirena
(1976) emplea el término de marcadores de interacción (interaction markers);
Barrenechea (1979) alude a los operadores pragmáticos; Mederos (1988) los denomina
conectivos; Casado (1991) se refiere a estos elementos como operadores discursivos;
Briz (1993, 1995, 1998) emplea la denominación conectores pragmáticos, mientras que
Carranza (1998) se refiere a expresiones pragmáticas; y autores como Portolés (1998a,
1998b, 1999) o Martín Zorraquino (1994, 1998), entre otros, prefieren identificarlos
como marcadores del discurso. Precisamente la falta de acuerdo sobre la denominación
de estas unidades revela la multiplicidad de perspectivas teóricas y metodológicas
adoptadas para su análisis por parte de distintos autores (cfr. Fuentes, 2009; Loureda y
Acín, 2010 o Aschenberg y Loureda, 2011, entre otros).

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

Los marcadores del discurso oral han sido analizados por Cortés y Camacho (2005)
desde una doble óptica: textual e interactiva. Así, estos autores distinguen por una parte
los marcadores textuales, considerados señales de articulación de las unidades que
conforman la lengua hablada –microactos, actos, macroactos, enunciados y secuencias–,
e indicadores de los avatares del tema en su establecimiento, desarrollo, variación y
cierre. Y, por otra, los marcadores interactivos, cuyo papel no consiste tanto en
relacionar unidades discursivas, como en mostrar las repercusiones de lo aseverado en
el ánimo de los interlocutores, orientando al oyente sobre las inferencias que debe
realizar en virtud de las relaciones socioafectivas que mantiene con el hablante. En las
páginas que siguen nos ocupamos únicamente de estos últimos, dado nuestro interés en
examinar cómo se lleva a cabo la interacción entre el autor de un tuit y quien le
responde. No obstante, es preciso poner de manifiesto cómo ambas categorías no son en
realidad excluyentes, ya que los marcadores interactivos pueden desempeñar funciones
textuales y, además, las operaciones temáticas que desarrollan los marcadores textuales
son susceptibles de interpretarse simultáneamente como indicios del talante personal de
los hablantes, y de su intento de facilitar la comprensión del discurso al oyente. Por
ejemplo, algunos parlamentarios comienzan su actividad en Twitter cada día saludando
a quienes les siguen en esta red social, y enviándoles información sobre algún acto que
se organiza en la circunscripción a la que representan, a lo cual los internautas
responden a su vez con otro saludo:

(38) Mariana (@Marianalorite): “Buenos días ‘@ArchillaP: @LoliVazquezM


@Marianalorite @aalmodobar 31/enero 20.00 horas inauguramos en el
Centro Cultural Cala de Mijas’”. 12-01-2013. Tuit.

MDoloresVazquezMuñoz (@LoliVazquezM): “@Marianalorite


@ArchillaP @aalmodobar buenos días!!!”. 12-01-2013. Tuit.

Así, el marcador textual de apertura discursiva buenos días parece ostentar aquí también
una finalidad interactiva, al utilizarse para escenificar la apertura del canal, es decir,
como una forma de mostrar que el político acaba de acceder a su perfil y que se
encuentra dispuesto a interactuar con sus seguidores.
Los marcadores interactivos son capaces de revelar la actitud del hablante bien hacia el
referente de su enunciado, bien hacia su interlocutor. Por tanto, muestran la relación
existente entre las emociones del enunciador y alguno de los elementos del circuito de la
comunicación discursiva. No en vano, las huellas del procesamiento del producto
lingüístico pueden rastrearse, en ocasiones, en el proceso de exploración. Así,
determinados marcadores del discurso permiten revelar los nodos mentales que motivan
su emisión. Por ejemplo, las ideas y emociones que la mente del hablante vincula con el
tema o el subtema del intercambio comunicativo. Véase cómo un internauta recurre a la
unidad interjectiva joder para mostrar su estupor y su rechazo ante la información
difundida por este diputado de UPyD:

(39) Toni_Cantó (@Tonicanto1): “Talidomida: Un juicio con ¡57! años de


retraso http://www.laopiniondemurcia.es/comunidad/2013/09/27/murcianos-
llevan-banquillo-laboratorio-creo/500888.html …”. 11-10-2013. Tuit.

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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social

Roberto Deglané (@RobertDeglane): “@Tonicanto1 Joder...”. 11-10-


2013. Tuit.

Y en uno de los intercambios que recogíamos más arriba puede apreciarse también
cómo el autor del tercer tuit se sirve del marcador de intervención reactiva ¿en serio?
para poner de manifiesto el carácter evidente de la aserción retuiteada por una senadora
del Partido Popular:

(40) JoséManuelCaballero(@Cb8c6): “Para obtener resultados diferentes


debemos hacer cosas distintas. #LOMCE Bienvenida”. 10-10-2013. Tuit.

Mariana (@Marianalorite): “RT @Cb8c6:Para obtener resultados


diferentes debemos hacer cosas distintas. #LOMCE Bienvenida”.10-10-
2013. Tuit.

DESIREE RAMOS VIDAL (@Desirv): “@Marianalorite @Cb8c6en


serioooooooo???? :)! A la mierda la #LOMCE !!”. 10-10-2013. Tuit.

A tal interpretación irónica contribuye la multiplicación del signo de interrogación y de


la vocal con la que concluye este marcador, así como el uso del emoticono. Y es que los
signos de puntuación convencionales son los principales procedimientos de los que se
sirve el internauta para tratar de reflejar en la escritura la información visual no
susceptible de comunicarse mediante el canal, aunque en este caso tales signos se
combinan dando lugar a los emoticonos, para mostrar las expresiones en el rostro de una
persona. Sin embargo, frente a los gestos faciales, simultáneos con lo lingüístico y con
frecuencia involuntarios, los emoticonos tienen naturaleza ostensiva y anteceden o
suceden a los elementos verbales (Sanmartín 2007: 79). Muchas veces favorecen el
enriquecimiento del contenido modal de lo dicho, mostrando información sobre el
estado de ánimo del enunciador.
Entre los marcadores interactivos que desarrollan una función de intervención reactiva
se encuentran también sí,

(41) Matías Nicolás (@volandograves): “@CabreraDeMar @General_RE_Lee


@cmgorriaran @jorgevalenciai autocares a un lugar de España, hacer
cumplir la ley, informar... Tolerancia”. 11-10-2013. Tuit.

Jorge Valencia (@jorgevalenciai): “@CabreraDeMar q una parte de los


ciudadanos de un Estado decida si una parte de territorio se separa está
fuera de la ley, sí @volandograves”.12-10-2013. Tuit.

o así es, utilizado por un internauta para mostrar su conformidad con las palabras de la
diputada socialista Ángeles Álvarez que, en realidad, no hace más que retuitear el
mismo mensaje enviado previamente por él mismo con anterioridad, por lo que parece
ostentar una mera finalidad empática:

(42) JOSÉ MANUEL (@piensomor): “Magnífico artículo de


Calleja:http://www.eldiario.es/zonacritica/odio-Montoro-PP-cine-
espanol_6_183791634.html … ¿lo compartes?@AAlvarezAlvarez

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Estudios de Lingüística del Español 35 (2014)

@AlbertoArcosWeb @agarzon @alexdelaIglesia @_anapastor_”. 10-10-


2013. Tuit.

Angeles Alvarez (@AAlvarezAlvarez):“Si que lo es! ‘@piensomor:


Magnífico artículo de Calleja:http://www.eldiario.es/zonacritica/odio-
Montoro-PP-cine-espanol_6_183791634.html …’”. 10-10-2013. Tuit.

JOSE MANUEL (@piensomor):“@AAlvarezAlvarez Así es. Un abrazo!”. 10-


10-2013. Tuit.

Otros operadores modales de afirmación muy recurrentes en este tipo de textos son por
supuesto, bien, o cierto, empleados en esta serie de intercambios entre el diputado
socialista Elorza y uno de sus seguidores para introducir intervenciones reactivas con las
que manifestar acuerdo hacia los puntos de vista del otro:

(43) Odón Elorza (@odonelorza2011): “Condeno y condenamos el


franquismo.Zapatero aprobó ley d la Memoria Histórica q Rajoy y PP
desprecian @FOROETICO @akanzelara @G_landaburu”. 11-10-2013. Tuit.

a.j.i. (@akanzelara):“@odonelorza2011 @FOROETICO


@G_landaburu por supuesto Odon! Faltaria! Pero no se le pide al PP
que condene nada para pactar con ellos.”. 11-10-2013. Tuit.

Odón Elorza (@odonelorza2011): “Cierto,arrastramos un lastre x la


negociación d la transición.El error es q tras el 23-F y ya en el Gob no hicimos
los deberes @akanzelara”. 11-10-2013. Tuit.

a.j.i. (@akanzelara):“@odonelorza2011 bien, me alegra que pienses asi.


En la reconciliacion esta la llave de la superacion del conflicto. Alli nos
encontraremos..”. 11-10-2013. Tuit.

Si bien el marcador cierto puede ostentar además un valor semántico de ironía, al


introducir un argumento que se infiere como contrario a la opinión manifestada aquí por
Ana Vázquez, diputada del PP, en un tuit previo:

(44) Ana Vázquez Blanco (@anadebande): “Aprobada LOMCE para poner freno
a los peores datos en educación cosechados x las leyes socialistas,NUNCAse
aplicó una Ley dl PP..@GPPopular”. 10-10-2013. Tuit.

Juan Aliaga Pérez (@JuanAliagaPerez): “.@anadebande @GPPopular


...cierto, la mejor manera de corregirlo es volver a los años cincuenta,
primar la concertada católica y españolizar”. 10-10-2013. Tuit.

Y algo similar sucede con el marcador epistémico claro en tuits como el siguiente, en el
que su sentido dista mucho del de una respuesta confirmativa. Por tanto, se aleja de las
estrategias de cortesía positiva que atribuíamos al uso de este marcador con valor modal
asertivo de evidencia o certeza en Mancera (2009):

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ISSN: 1139-8736 http://infoling.org/elies/  
A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social

(45) Kolontai (@Kolontai1959): “@apuente @EloiBeato @odonelorza2011 A


mí, todo el que se atreve a pedir el fin de la dispersión de los presos, me
parece respetabilísimo”. 12-01-2014. Tuit.

Carlos (@carlospriorato): “@kolontai1959 @apuente @eloibeato


@odonelorza2011 claro, porque el fin de la violencia no es necesario
no?”. 12-01-2014. Tuit.

Adviértase también cómo el mensaje anterior concluye con el enfocador de la alteridad


(Martín Zorraquino y Portolés 1999) ¿no?, con el que el autor del tuit parece querer
llamar la atención de los internautas a los que apela mediante el uso de la arroba, acerca
de la obviedad de lo asertado en el acto que le precede. Y algo similar podría aducirse
de la irónica contestación que este otro usuario da a la senadora popular, Margarita
Durán, buscando más que su complicidad, la de aquellos que le siguen:

(46) Gari_duran (@gariduran):“La oposición (incluida AMAIUR) derogará la


#LOMCE cuando el PP no gobierne ¿con qué consenso? ¿con el mismo con el
que derogó la LOCE?”. 10-10-2013. Tuit.

Fernando Pozuelo (@PozueloFernando): “@gariduran Sólo hay que ver


el significado de la palabra consenso. Si de 10 nueve están de acuerdo y
uno no, hay un mayor consenso, no?”.10-10-2013. Tuit.

Según Fuentes (1995), los marcadores ¿no?, ¿verdad?, o ¿sabes? suelen utilizarse en la
conversación a modo de muletillas, elementos de apoyo y engarzadores del discurso.
Este último es un uso que consideramos próximo al que podemos apreciar en estos tuits,
en los que se recurre a dichas unidades en enunciados de carácter dialógico con los que
se busca comprobar la adhesión de otros internautas a los planteamientos expuestos, o el
reconocimiento de una aserción previa, por lo general de carácter irónico. De ahí el
empleo recurrente de estos apéndices comprobativos (Ortega 1986) o reforzativos
(Cortés 1991), a los que Girón (1992) sitúa en una modalidad de la enunciación
intermedia entre la interrogación y la afirmación. Así, con ¿verdad? este otro usuario
que responde al diputado socialista Manuel Pezzi persigue más la connivencia de los
lectores de su mensaje, que el cuestionamiento sobre la veracidad de una aserción que
sabe fruto de su propia invención, por lo que podríamos considerar a esta unidad un
medio expresivo de cortesía negativa:

(47) Manuel Pezzi Cereto (@manolopezzi):“‘La Ley Wert es un zombi que se


arrastrará mientras gobierne el PP’. (el
mundo.es)<http://www.elmundo.es/elmundo/2013/10/10/espana/[…]>”. 10-
10-2013. Tuit.

Pobres de Nazaret (@PobresdeNazaret): “@manolopezzi LOMCE: Ley


de lo que Ordena y Manda la Conferencia Episcopal ¡Porque esas son
sus siglas! ¿Verdad?”.10-10-2013. Tuit.

Y valor muy similar al del enfocador de la alteridad ¿eh? parece ostentar también la
unidad que destacamos en el siguiente intercambio, con la que un ciudadano pretende

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incitar a Catalina García, diputada del PP, a que rebata su argumento, ya que la aserción
que le precede contiene una crítica abierta hacia esta formación política:

(48) Catalina García (@LinaGarciaPP):“Aprobada la #LOMCE, una ley


necesaria para nuestro país y que pretende preparar a los jóvenes frente a los
nuevos retos que se nos plantean”. 11-10-2013. Tuit.

Aaron López (@Bites_Kissen): “@LinaGarciaPP Metiendo la religión


por los ojos viva el PP y su corrupción :D Contra eso no hacéis nada
ehh”.11-10-2013. Tuit.

Por otra parte, entre los marcadores interactivos más recurrentes en este tipo de
mensajes se encuentran también unidades interjectivas como hombre que, al igual que
sucede en la conversación prototípica, actúa aquí como un elemento de autoafirmación
con el que el autor de un tuit manifiesta con vehemencia su punto de vista. Veamos el
siguiente diálogo:

(49) Ezequiel Hinojo (@EHinojo):“Se abstuvísteis o votastéis en contra de la


LOMCE? @cmgorriaran @lozanoirene @Tonicanto1 @aanchuelo. Por lo que
está diciendo TVE hoy”. 11-10-2013. Tuit.

Carlos Mtz Gorriarán (@cmgorriaran): “No puedo creer que preguntes


eso... ¿Cómo hay que decirlo? @EHinojo @lozanoirene @Tonicanto1
@aanchuelo”. 11-10-2013. Tuit.

Pedro Fresco (@PedroFresco): “@cmgorriaran @aanchuelo @ehinojo


@lozanoirene @tonicanto1 A mi me interesa más saber si apoyaréis su
cambio en el futuro congreso en 2015”.11-10-2013. Tuit.

Ezequiel Hinojo (@EHinojo): “@PedroFresco @cmgorriaran @aanchuelo


@lozanoirene @Tonicanto1 @UPyD apoyará lo mejor y correcto para la
Educación.”.11-10-2013. Tuit.

Pedro Fresco (@PedroFresco): “@ehinojo @aanchuelo @cmgorriaran


@lozanoirene @tonicanto1 @upyd Hombre, no me vengas con esas,
parece una respuesta típica de Rajoy...”.11-10-2013. Tuit.

Mediante el uso de la arroba, un internauta se dirige a los diputados de UPyD para


inquirir sobre el sentido de su voto en relación con el trámite parlamentario para aprobar
la nueva ley de educación propuesta por el PP. A él responde Carlos Martínez
Gorriarán, uno de los increpados, mostrando su sorpresa ante dicha pregunta, pues
parece revelar el escaso conocimiento de este ciudadano acerca de la postura de UPyD
en contra de la reforma del ministro Wert. A continuación, otro internauta interviene
también para preguntar a los miembros de esta fuerza política si apoyarán la derogación
de esta ley en el futuro, a lo que el enunciador inicial responde con una aserción
escasamente comprometedora. Esta provoca una reacción de crítica en su interlocutor
que, aunque de nuevo hace encabezar su tuit por las referencias a los perfiles de los
parlamentarios del partido magenta, en realidad apela directamente a él por medio del

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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social

vocativo hombre. Ya Beinhauer (1930 [1963]: 38) habla de la capacidad de esta forma –
característica del español coloquial– de manifestar “perplejidad o desconcierto”. Un
valor también reconocido por Moliner (1966-67 [1984]), quien define a esta expresión
como una exclamación de sorpresa, duda, incredulidad o vacilación. Los distintos
valores semánticos de este marcador varían en función de la posición que ocupa en el
miembro discursivo en el que se inserta. Así, como hemos podido apreciar en el
mensaje anterior, cuando aparece al comienzo de un fragmento discursivo suele indicar
la discrepancia del hablante respecto a lo enunciado –o a lo que puede inferirse de lo
dicho– por el interlocutor. Y véase cómo, cuando aparece al final del fragmento
discursivo al que remite, el marcador se tiñe del valor ilocutivo que presenta el acto que
lo precede –en este caso, la exhortación “mira más allá”–, y puede llegar a confundirse
con el vocativo cuya gramaticalización refleja:

(50) Ander Gil (@Ander_Gil):“Pues nada, a base de dilapidar el "feo"


bipartidismo logramos q el resultante Monopartidismo PPariera engendros
como la #LOMCE #ahilodejo”. 10-10-2013. Tuit.

Kike Alonso (@Jeav_89): “@Ander_Gil Su LOMCE se suma a vuestro


Bolonia. Es todo un contínuo, no sufráis”. 10-10-2013. Tuit. […]

Ander Gil (@Ander_Gil):“@Jeav_89 creo que estás obsesionado por ocupar en


exclusiva un espacio y con la idea d q vuestra fuerza crezca como sea. Allá tú”.
10-10-2013. Tuit.

Kike Alonso (@Jeav_89):“@Ander_Gil Obsesión ninguna, pero no


pretendas que olvidemos fácilmente ciertas contradicciones. Cada cual
que gestione su miseria”. 10-10-2013. Tuit.

Ander Gil (@Ander_Gil): “@Jeav_89 mira un poco más allá hombre! En


Andalucía estamos reduciendo progresivamente los fondos a la concertada.
Pero tu a lo tuyo”.10-10-2013. Tuit.

Otra de las formas apelativas que hemos localizado en nuestro corpus es majo, cuyo
valor primigenio ponderativo adquiere sentido peyorativo en “controversias dialécticas”
como la que presentamos a continuación:

(51) Odón Elorza (@odonelorza2011):“Con 6 millones d parad@s y la chispa


salta en Burgos:‘Cólera vecinal contra la obra d un bulevar’
http://politica.elpais.com/politica/2014/01/12/actualidad/1389481263_812863.
html … Ya no entiendo nada”. 12-01-2014. Tuit.

Antonio Ribelles San (@AntonioRibelles):“@odonelorza2011 Sí Odón


Elorza este es el panorama ciudadano de crisis y de desesperación
después de siete años de socialismo en el Gob”. 13-01-2014. Tuit. […]

Odón Elorza (@odonelorza2011):“Ya veo q estos dos años d gobierno feliz d


los Rajo’s los has vivido en Júpiter. Q Sta. Lucia te conserve .......
@AntonioRibelles”. 13-01-2014. Tuit.

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Antonio Ribelles San (@AntonioRibelles):“@odonelorza2011 Los


españoles los años en que gobernó tu partido vivieron un infierno que
puso a España al borde de la intervención”. 13-01-2014. Tuit.

iago fernandez (@Iago_Fdz): “@AntonioRibelles ahora no


vivimos infierno no? Que gente mas ignorante”.13-01-2014. Tuit.
[…]

Antonio Ribelles San (@AntonioRibelles):“@Iago_Fdz defiendes un


rêgimen que cierra radios, televisiones diarios y el q hay racionamiento,
curioso.Maduro goza de poder casi absoluto”. 13-01-2014. Tuit.

iago fernandez (@Iago_Fdz): “@AntonioRibelles cuando cierran


medios en España dices lo mismo? Maduro goza dl poder q le da
su pueblo. Oye informate antes de hablar majo”.13-01-2014.
Tuit.

En este caso, la intervención del diputado Odón Elorza se limita a dos intervenciones,
ya que él parece “ausentarse” de la conversación en cuanto comienza la discusión entre
dos de sus seguidores en Twitter. Dado que, a partir de entonces, el intercambio
transcurre entre estos últimos, podría pensarse que los internautas utilizan este tipo de
marcadores interactivos –con los que el enunciador es capaz de exhibir una
familiaridad, en realidad, inexistente, propia de la interacción coloquial– solo para
apelar a otro ‘igual’, pero en ningún caso para dirigirse a un parlamentario. Sin
embargo, tal hipótesis carece de validez ya que, como podemos apreciar en este otro
tuit, hasta la Vicepresidenta del Gobierno se convierte en referente de enfocadores de la
alteridad de carácter peyorativo, como el adjetivo bonita, “expresión coloquial utilizada
para reprender a alguien” (Real Academia 2011):

(52) Sáenz de Santamaría (@Sorayapp):“Rotundo rechazo a las afirmaciones del


Sr.Picardo. Una falta de respeto a las Fuerzas de Seguridad y a los españoles.
http://www.lamoncloa.gob.es/ServiciosdePrensa/NotasPrensa/MAE/2013/1010
13Gibraltar.htm …”. 11-10-2013. Tuit.

Maat(@GladGiving):“@Sorayapp mira esto


bonitahttp://armakdeodelot.blogspot.com.es/2013/09/muy-grave-el-pp-
politiliza-la-policia.html y luego retocare”. 11-10-2013. Tuit.

Y no faltan tampoco las formas verbales apelativas gramaticalizadas a partir de


imperativos que denotan percepción sensorial, utilizadas con frecuencia por los
internautas para dirigirse a los parlamentarios españoles:

(53) Gaspar Llamazares (@GLlamazares): “Por el camino de Wert vamos hacia


atrás a pasos agigantados: segregación, privatización centralización y
confesión”. 10-10-2013. Tuit.

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A. Pano y A. Mancera. La “conversación” en Twitter:
las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social

Absolutexe (@Absolutexe): “¿Oye @GLlamazares ya tienes tu camiseta


de la #MareaCentolla?
https://twitter.com/Absolutexe/status/388285352609210368 …”. 10-10-
2013. Tuit.

Briz identifica oye entre aquellas voces que “tras la pérdida de su significado original,
se convierten en reguladores fáticos, llamadas de atención o refuerzos argumentativos”
(1998: 99). Esto es advertido también por otros muchos autores, entre los que se
encuentran Beinhauer (1991), Alcina y Blecua (1975: 1153), Fuentes (1993), o Cortés
(1991), además de otros muchos. Sin embargo, para Narbona estas no solo constituyen
elementos fáticos, “sino que cumplen también un claro papel de señal demarcativa de
inicio de estructura” (1986 [1989: 187]). Algo que puede advertirse fácilmente en el
mensaje precedente, en el que el internauta se sirve de este enfocador de la alteridad
para iniciar su turno, tratando de captar el interés del político de IU por el objeto que
anuncia, o recurre a este otro operador modal para instarle a que ejecute una acción,
incluso la de “guardar silencio”:

(54) Antonio G. Limones(@LimonesAG):“Pero... augura problemas con el déficit


y la deuda pública http://kcy.me/tbv8”. 10-10-2013. Tuit.

Er Visco (@er_visco): “@LimonesAG anda y callate q estas mas guapo


callado y di od largais todos d la política mejor, panda d chupasangre”.
11-10-2013. Tuit.

Como puede verse, los internautas recurren de forma frecuente a marcadores


interactivos centrados en el oyente para increpar no solo a otros ciudadanos, sino
también a los diputados y senadores, haciendo gala de una familiaridad más propia de la
interacción coloquial prototípica que de la distancia comunicativa con la que en el
ámbito parlamentario se apela a “sus señorías”.

5. Conclusiones
Partiendo del estudio del nivel de variación externa, hemos analizado en este trabajo los
principales condicionantes del discurso político en Twitter, en especial los de
modalidad –fundamentales para caracterizar a este tipo de interacciones mediadas por
ordenador–, los funcionales –que nos han permitido identificarlas de acuerdo con los
conceptos de ‘género’ y ‘registro’–, y los ideológicos –que repercuten tanto en el
contenido como en la forma que adoptan la mayoría de estos mensajes–.
Tras esta determinación inicial del plano supraenunciativo,hemos llevado a cabo el
análisis del plano enunciativo, atendiendo a la variación interna del discurso. Así,
tomando como referencia la caracterización de las unidades de la conversación
coloquial identificadas por el grupo Val.Es.Co., aplicamos dicha clasificación al estudio
de un total de 500 tuits que hemos identificado como intercambios de internautas con
diputados y senadores, formados por intervenciones iniciativas o reactivas de distinto
tipo. Por último, de acuerdo con la tipología de marcadores del discurso oral establecida
por Cortés y Camacho (2005), hemos analizado los marcadores interactivos de carácter
más recurrente en Twitter.
Las limitaciones de espacio nos impiden abordar aquí con mayor detalle el estudio del
plano secuencial. Y es que, si bien es cierto que el análisis de este aspecto suele llevarse

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a cabo en corpus de intervenciones de mayor extensión, esto no resulta óbice para que
se estudien las secuencias constituidas por tuits desde una perspectiva ilocutivo-textual,
que tenga en cuenta su naturaleza de apertura o presentación, desarrollo y cierre, así
como el criterio temático. Además, en futuras investigaciones trataremos de llevar a
cabo la caracterización del dispositivo multimedial hashtag −o etiqueta− como acto o
subacto, intentando indagar también en si es posible detectar diferencias sustanciales en
la presencia de unidades conversacionales como las ya mencionadas, en otros tipos de
discurso mediado por ordenador, y no necesariamente circunscritos al ámbito político.
Un ámbito en el que, como hemos tratado de demostrar, los internautas son capaces de
“conversar” con sus representantes desde la “tribuna de invitados” que les ofrece
Twitter.

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las unidades discursivas y el uso de marcadores interactivos en los intercambios con parlamentarios españoles en esta red social

Notas
1
Este artículo es resultado de continua y estrecha colaboración entre ambas autoras, no obstante, los
epígrafes sobre Los condicionantes del discurso y las Realizaciones: plano enunciativo y unidades de
procesamiento han sido redactados por Ana Pano Alamán, mientras que la Introducción, El papel de los
marcadores del discurso y las Conclusiones han corrido a cargo de Ana Mancera Rueda, y se inscriben en
el marco del Proyecto de Investigación FFI2011-23573, “Variación y adaptación en la interacción
lingüística en español”, financiado por el Ministerio Español de Ciencia e Innovación, que desarrolla en la
actualidad el grupo de investigación El español hablado en Andalucía (HUM-134).  
2
En este trabajo seguimos el formato propuesto por la Modern Language Association (MLA) de citación
de tuits. Reproducimos todos los tuits tal y como fueron publicados, sin omitir los errores ortográficos ni
aquellas otras muestras representativas del subcódigo escrito que está difundiéndose en Internet.  
3
Los mensajes aparecen en orden inverso en la cronología de su cuenta, pero aquí los reproducimos en
orden cronológico –de más antiguo a más reciente– para una mayor claridad expositiva.  
4
Por lo general, los perfiles de los principales líderes políticos son gestionados por un equipo, y
únicamente cuando estos firman con sus iniciales debe entenderse que el mensaje ha sido redactado por
ellos mismos.  

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G. Angela Mura. Español coloquial y fraseología: los esquemas fraseológicos como unidades de la conversación.
Estudios de Lingüística del Español 35 (2014), pp. 279-287

Español coloquial y fraseología:


los esquemas fraseológicos como unidades de la conversación
G. Angela Mura
Universidad de Alicante / Grupo GRIALE
[email protected]

Resumen
En este trabajo nos proponemos aplicar las teorías del análisis conversacional al ámbito
de la fraseología. Analizaremos una categoría de unidades fraseológicas muy poco
estudiadas hasta la fecha, los esquemas fraseológicos, a partir de la aplicación del
sistema de unidades de la conversación que propone Antonio Briz y el grupo Val.Es.Co.
(Valencia, Español Coloquial) en 2002 para el estudio del lenguaje coloquial.

Palabras clave: español coloquial, esquemas fraseológicos, unidades de la


conversación, acto, subacto.

Abstract
In this study we aim to apply the theories of conversation analysis to the field of
phraseology. Here, we will analyze a category of phraseological units which have not
been studied thoroughly until now, called phraseological schemes. This was done by
applying the system of units of conversation proposed by Antonio Briz and group
Val.Es.Co. (Valencia, Español Coloquial) in 2002 for the study of colloquial language.

Keywords: colloquial Spanish, phraseological schemes, units of conversation, act,


subact.

1. Introducción y presentación del objeto de estudio


La investigación que proponemos es en un primer acercamiento al estudio de una
categoría fraseológica tan controvertida y maleable como la de los esquemas
fraseológicos, que se va alejando de las teorías estrictamente fraseológicas y se adentra
en un terreno igualmente debatido como lo es el del análisis conversacional.
Con el objeto de contextualizar nuestro análisis, empezaremos definiendo lo que se
entiende por esquema fraseológico, una categoría que ha recibido muy poca atención en
los estudios de fraseología, debido probablemente a las dificultades que engendra su
particular estructura sintáctica y sus valores discursivos tan heterogéneos. Para elaborar
una definición exhaustiva de esquema fraseológico, que presentamos en un trabajo
anterior (Mura, 2012), nos apoyamos en las propuestas de dos fraseológos –Zamora
Muñoz (2003) y García-Page (2008)–, los únicos que han intentado delimitar y definir
esta clase de unidades fraseológicas.
Formalmente un esquema fraseológico es un módulo sintáctico fijado en el que se
insertan uno o más constituyentes libres, cuyo paradigma antes de insertarse en el
discurso no es “cerrado” ni “inventariable”. ¿Qué significa que el paradigma de los
componentes libres no es cerrado antes de insertarse en el contexto? Y, sobre todo, ¿qué
entendemos con el término “inventariable”? Pues, debido a la imprescindible
dependencia del contexto en el que se integran, dichos elementos no se pueden predecir

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antes de ser actualizados en el discurso. De ahí que el paradigma de posibles variantes


no sea ni “cerrado”, pues puede haber una infinidad de opciones que varía en base a la
fantasía y a las necesidades comunicativas de los hablantes, ni “inventariable”, es decir,
es imposible desplegar una lista de las opciones posibles, extremadamente arraigadas al
contexto. Veamos el ejemplo siguiente:

(1) Qué + X’ + ni qué” + X (Qué hombre ni que hostias)

En (1) vemos que el primer elemento libre del esquema (X’) constituye un eco de un
elemento del discurso previo y se puede rellenar con un sustantivo, un verbo, un
adjetivo, un adverbio, etc. El segundo componente libre (X’’), en cambio, presenta un
paradigma de variables abierto, dentro de una gama determinada (hostias, leches, niño
muerto, etc.).
A nivel funcional, los esquemas fraseológicos se insertan por lo general en un contexto
dialógico, donde hay al menos dos interlocutores que se contraponen y suelen constituir
réplicas retroactivas (más o menos agresivas) utilizadas por el locutor para reaccionar a
un acto lingüístico anterior. Además, funcionan como construcciones-eco, es decir, el
hablante retoma parte del enunciado previo pronunciado por su interlocutor y lo repite
en forma de eco, insertándolo en un esquema, para mostrar su disconformidad.
La descripción, a grandes rasgos, de las características primordiales –formales y
funcionales– de las unidades fraseológicas que nos ocupan nos servirá para entender la
idiosincrasia de estas estructuras y su vínculo con las unidades de la conversación.

2. Bases metodológicas

2.1. Corpus de referencia


Convencidos, con Briz y Val.Es.Co. (2002), del hecho que “para describir el español
coloquial es necesario contar con un corpus, ya que el objeto de estudio mismo así lo
demanda”, para llevar a cabo el estudio de los esquemas fraseológicos a la luz de las
teorías del análisis de la conversación propuestas por Val.Es.Co. (Briz y Val.Es.Co
2002), observaremos su funcionamiento en contextos reales de habla.
En concreto, utilizaremos de fuente dos corpus de español hablado: el Corpus de
conversaciones del grupo Val.Es.Co. (Briz y Val.Es.Co. 2002), un corpus compuesto
por conversaciones coloquiales y por manifestaciones orales diversas como grabaciones
telefónicas, de radio, de televisión y por entrevistas dirigidas obtenidas mediante
grabaciones ordinarias y, sobre todo, mediante grabaciones secretas. Y el Corpus Oral
de Lenguaje Adolescente de la Universidad de Bergen (www.colam.org), un corpus en
línea que recoge el habla de los jóvenes de entre 13 y 19 años de Madrid y de algunas
capitales latinoamericanas de habla hispana como Buenos Aires, Santiago de Chile,
Guatemala y La Habana. Es posible acceder gratuitamente al corpus por vía electrónica
a través de la página web del proyecto, que contiene tanto los textos íntegros como una
opción de búsqueda que permite seleccionar diferentes filtros (edad, sexo, clase social,
educación, etc. de los hablantes) para acotar la búsqueda de UFs.

2.2. Enfoques de análisis y selección de ejemplos


Hemos llevado a cabo un doble análisis de los esquemas fraseológicos seleccionados, es
decir, primero hemos estudiado dichas estructuras a nivel monológico y, a continuación,

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hemos procedido a un análisis a nivel dialógico, teniendo en cuenta el modelo de


unidades de la conversación propuesto por Val.Es.Co. Así pues, hemos observado los
esquemas en cuestión, que ya habíamos estudiado en trabajos anteriores, intentando
insertarlos en un contexto de análisis diferente al de los estudios fraseológicos, esto es,
el sistema de unidades del análisis conversacional.
Hemos hecho una criba de la amplia gama de esquemas fraseológicos del español y
hemos seleccionado para este estudio tres esquemas de negación que se usan para
mostrar desacuerdo, rechazo y disconformidad respeto al discurso previo. La Tabla 1
recoge los ejemplos estudiados:

Tabla 1: Esquemas fraseológicos objeto de estudio

ESQUEMA FRASEOLÓGICO EJEMPLO


Qué + X + ni qué + X Qué bueno ni qué niño muerto
Ni + X + ni + X Ni hombre ni leches
Qué + X (verbo ir) + a + X Qué voy a estar listo

3. Análisis del corpus

3.1. El sistema de unidades de la conversación de Val.Es.Co.


Para contextualizar el análisis del corpus nos basamos en una tabla diseñada por
Val.Es.Co. que recoge el modelo de segmentación que da cuenta de las características
específicas de la conversación coloquial.

Tabla 2: Sistema de unidades de la conversación del grupo Val. Es. Co.

NIVELES DIMENSIONES
Estructural Social Informativa
Dialógico DIÁLOGO ALTERNANCIA ---
INTERCAMBIO de TURNOS
Monológico INTERVENCIÓN TURNO SUBACTO
ACTO

Tal y como muestra la Tabla 2, este sistema se articula en dos niveles –el nivel
dialógico y el nivel monológico–, que se distribuyen a su vez en tres dimensiones, a
saber: la dimensión estructural (que incluye las unidades diálogo, intercambio,
intervención y acto), la dimensión social (alternancia de turnos y turno) y la dimensión
informativa (subacto). Ahora bien, como anunciamos al principio, en nuestro análisis
hemos observado el corpus desde un doble acercamiento, es decir, hemos llevado a cabo
un análisis a nivel monológico y un análisis a nivel dialógico.
A nivel monológico, hemos podido observar que los esquemas fraseológicos, por su
propia idiosincrasia, actúan en su mayoría como actos y, en ocasiones, como subactos
(en concreto, como subactos sustantivos subordinados). Pero, resulta más apropiado y
pertinente un análisis de los esquemas a nivel dialógico, ya que se trata de elementos

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dialógicos por naturaleza. Pues al representar fórmulas de desacuerdo, hacen que las
intervenciones previas se conviertan en turnos, ya que el hablante emplea un esquema
fraseológico para responder a una idea expresada anteriormente.
A continuación, proponemos algunos ejemplos extraídos del corpus examinado para
ilustrar los fenómenos observados en los dos niveles de análisis.

3.2. Nivel monológico

3.2.1. Los esquemas fraseológicos como actos


Desde el punto de vista monológico, a través del análisis de los ejemplos en su contexto
natural (la conversación) desde el enfoque adoptado, hemos podido constatar que los
esquemas fraseológicos observados actúan, en ocasiones, como actos.
Recordamos la definición de acto ofrecida por Briz y el grupo Val.Es.Co. (2003: 31),
[…] unidad estructural monológica, jerárquicamente inferior a la intervención,
de la que es su constituyente inmediato, que posee las propiedades de
aislabilidad e identificabilidad en un contexto dado.

Al observar la definición vemos que pone en evidencia las dos propiedades básicas del
acto, es decir, la aislabilidad (posee la capacidad de constituirse por sí mismo en
intervención en el contexto lingüístico en el que aparece) y la identificabilidad (tiene
límites reconocibles). Pues bien, podemos localizar en el corpus un gran número de
ejemplos que poseen estas dos características.
Lo vemos en (1), una conversación extraída del corpus COLAm donde dos amigas
adolescentes hablan de la relación que una de ellas tiene o ha tenido con un tal Quique:

(1) MAORE2J01: <navn>Quique</navn> es en plan que a nadie le gusta y


a mí me encanta pues eso estaba guapísimo o sea estaba impresionante y y y
nada y y y y y estaba <navn>Miguel</navn>
MAORE2J02: mira me han quemado
MAORE2J01: y en plan me quiero ir
MAORE2J02: una ampolla
MAORE2J01: qué horror
MAORE2J01: y yo en plan me quiero ir de aquí o sea socorro porque
además clausulaban todo el mundo
MAORE2J02: y socorro si estabas encantada
MAORE2J01: ♯iqué va♯ ♯qué voy a estar encantada♯.ii

[COLAM. maore2-02b.htm 02-Oct-2007 15:50 96K]

En este caso, en la respuesta de MAORE2J01 se pueden distinguir dos actos: qué va y


qué voy a estar encantada. Los dos actos, tanto el esquema fraseológico incrustado en
la respuesta como la fórmula más gramaticalizada que lo precede, son “aislables”, es
decir, podrían constituirse de forma aislada como intervención. Pues, aunque a nivel
argumentativo qué voy a estar encantada parece el soporte de qué va, el hablante podría
haber contestado empleando solo uno de ellos, ya que ambos estarían capacitados en
este contexto concreto para ocupar el lugar del otro:

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(1a)

MAORE2J02: y socorro si estabas encantada


MAORE2J01: ♯qué va♯

(1b)
MAORE2J02: y socorro si estabas encantada
MAORE2J01: ♯qué voy a estar encantada♯

También son “identificables”, es decir, tienen límites reconocibles. Además, cumplen


otro criterio definitorio del acto evidenciado por Briz y el grupo Val.Es.Co. (2003: 31),
según el cual un acto «[…] suele poseer valor modal completo, esto es, posee una única
fuerza ilocutiva». Los dos actos de (1), pues, expresan rechazo y desacuerdo hacia la
intervención previa.
Ahora bien, el hecho de que la mayoría de los ejemplos de esquemas fraseológicos
localizados en el corpus actúen como actos se debe a la naturaleza intrínseca de estas
UFs que, al tratarse de fórmulas, por definición poseen carácter de enunciado
independiente. Así pues, la misma teoría fraseológica justifica que estas unidades son
aislables e identificables.

3.2.2. Los esquemas fraseológicos como subactos


Aún así, el corpus examinado proporciona también ejemplos donde el esquema
fraseológico sí es identificable pero no aislable, esto es, actúa como el que el grupo
Val.Es.Co. denomina subacto y define como sigue:

[…] unidad monológica estructural, constituyente inmediato del acto,


caracterizada por constituir un segmento informativo e identificable en
una conversación (Briz y grupo Val.Es.Co. 2003: 47).

El subacto, pues, según esta propuesta, representa la unidad inmediatamente inferior al


acto y es un segmento informativo, es decir, no posee fuerza ilocutiva propia (como el
acto) sino que se limita a expresar valores como, por ejemplo, los de causa,
consecuencia, condición, etc.
Según el grado semántico-informativo que posean, se distinguen dos tipos de subactos:
el subacto sustantivo (aporta información esencial para el acto en que se inserta) y el
subacto adyacente (aporta información marginal del acto), que, a su vez, se ramifican en
categorías menoresiii. En concreto, si centramos la atención en la clase de los subactos
sustantivos, se distinguen dos subclases: los subactos sustantivos directores (SSD) y los
subactos sustantivos subordinados (SSS). En palabras de Hidalgo y Padilla (2006: 22),

[…] el SSD resulta potencialmente aislable y equivale (semántica e


informativamente) a la esencia misma del acto, esto es, a su conjunto. Por su
parte, el SSS se halla supeditado funcionalmente al SSD, en la idea de que
suele aportar algún tipo de dependencia, ya sea semántica, ya sea pragmática,
respecto de dicho SSD.

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Con el análisis de las diversas ocurrencias localizadas en el corpus examinado hemos


comprobado que los esquemas fraseológicos tienden a comportarse como subactos
sustantivos subordinados (SSS), pues suelen formar parte integrante de la estructura
proposicional pero dependen a nivel funcional de un SSD.
Lo vemos en (2), una conversación donde los participantes se están quejando de otras
personas:

(2)
A: la gentee no tiene formalidad§
C: ¡yo voy allá en una tarde!
A: ellos piensan quee el tiempo [d’ellos vale muchoo®
C: (( )) vale son bobos son ]todos porque[
vale
A: ♯y quee y
que tu tiempo no vale nadaa ni tu tiempo ni el dinero de gasolinaa ni nada♯
♯¡no sé cómo son!♯

[Val.Es.Co. – Corpus digitalizado]

En esta conversación la tercera intervención de A está compuesta por dos actos distintos
(y quee y que tu tiempo no vale nadaa ni tu tiempo ni el dinero de gasolinaa ni nada y
¡no sé cómo son!). El esquema fraseológico inserto en el primer acto (ni tu tiempo ni el
dinero de gasolinaa ni nada) constituye un subacto sustantivo subordinado, ya que
depende del subacto sustantivo director que lo precede.
Lo mismo ocurre en (3), una conversación extraída del corpus COLA donde los
participantes hablan de un abrigo:

MALCE2J01: que tal que te cuentas


MALCE2JX3: pues bieen estoy muy fresca tengo mucho frío
MALCE2J01: ♯tía no traéis abrigo ni plumas ni nada♯
MALCE2JX3: eso es abrigo
MALCE2J01: ya pero es que esto es maass
MALCE2JX3: no pero sí que abriga eh lo único que para la lluvia que no sirve
perooo sí que abriga sí que abriga

[COLAm. malce2-01.htm 15-Mar-2007 16:05 402K]

La intervención de MALCE2J01 (tía no traéis abrigo ni plumas ni nada) está


compuesta por un acto que se divide en tres subactos, a saber: el subacto adyacente
interpersonal tía; el subacto sustantivo director (SSD) no traéis abrigo y el subacto
sustantivo subordinado (SSS) ni plumas ni nadaiv.

3.3. Nivel dialógico


A nivel dialógico, nos movemos en la dimensión social del sistema de unidades
propuesto por Val.Es.Co., pues los esquemas fraseológicos actúan como unidades
sociales. Al ser fórmulas de desacuerdo, se trata de elementos dialógicos por su

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idiosincrasia, ya que este valor pragmático puede derivar únicamente de algo dicho
previamente. Así pues, su naturaleza de respuesta negativa que rechaza una intervención
previa inevitablemente hace que se produzca una alternancia de turnosv. Esto se debe a
la influencia de todos los rasgos funcionales propios de los esquemas fraseológicos que
mencionamos en la Introducción de este artículo.
Buen ejemplo de ello es el de (4), una conversación entre tres amigos que están
organizando un viaje a Sevilla:

(4)
1 MAESB2J01 1: tengooo tengo los billetes ya reservaos
sabes\ que se pueden se pueden anular o sea sabes\
NOSPEAKER: <voces de fondo/>
2 MAESB2J03 1: habláis de viaje/ eh morados
MAESB2J01 2: ♯ni viaje ni viaje ni pollas♯

[COLAm]

Como recordaremos, hemos dicho que se pueden aislar unos valores o funciones
pragmáticas que dichas estructuras desempeñan en el discurso, que se engloban en el
valor primordial del desacuerdo. En concreto, hemos visto que se trata de
construcciones-eco, pues el hablante retoma un elemento previo pronunciado por su
interlocutor y lo repite en forma de eco para negarlo con vehemencia, para mostrar
desacuerdo y disconformidad hacia él. Constituyen, así, réplicas reatroactivas hacia el
discurso previo. Intentamos localizar estos valores funcionales en el ejemplo anterior:

(4a)
MAESB2J01: tengooo tengo los billetes ya reservaos
sabes\ que se pueden se pueden anular o sea sabes\
NOSPEAKER: <voces de fondo/>
MAESB2J03: habláis de viaje/ eh morados
MAESB2J01: ni viaje ni viaje ni pollas

[COLAm]

Evidentemente, estamos en un contexto dialógico, pues para que haya desacuerdo se


requieren, al menos, dos interlocutores que se contrapongan. MALCC2J01 repite, se
hace eco de las palabras de su interlocutor (viaje) para rechazarlas y mostrar su
disconformidad hacia él. De este modo, hace que la intervención de su interlocutor se
convierta en turno y de vida a una alternancia de turnos. De hecho, tal y como sugieren
Briz y el grupo Val.Es.Co. (2003: 28), la repetición léxica constituye un elemento de
cohesión en los textos dialógicos y funciona como una señal que indica la existencia de
un turno previo.
Si nos centramos en el nivel estructural del sistema de unidades de referencia, en este
ejemplo la intervención de MAESB2J03 (habláis de viaje/ eh morados) es una
“intervención iniciativa”, es decir, provoca una reacción posterior por parte del
interlocutor. En concreto, se trata de una intervención iniciativa directa, ya que consiste
en un enunciado interrogativo y ocupa la primera parte en un par de adyacencia. La
reacción posterior provocada por esta intervención iniciativa directa es la “intervención

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reactiva” de MAESB2J01 (ni viaje ni viaje ni pollas), que es donde está inserto el
esquema fraseológico objeto de análisis. Se trata de una manifestación de desacuerdo y
desaprobación que deriva de la intervención iniciativa anterior.
La sucesión de estas dos intervenciones –una iniciativa y una reactiva– de dos distintos
emisores constituye la mínima unidad dialógica estructural, denominada intercambio. Si
volvemos la mirada hacia el plano de la dimensión social, el intercambio se corresponde
con la alternancia de turnos, que representa la unidad dialogal mínima en el plano
social.
El hecho de que un esquema fraseológico haga que la intervención se convierta en turno
justifica, explica y corrobora lo que observamos a nivel monológico, es decir, ya que
proporcionan información destacable y no marginal suelen funcionar como actos o
como subactos sustantivos, nunca como subactos adyacentes. En suma, pues, los
esquemas fraseológicos (en concreto, los que expresan desacuerdo) también se pueden
explicar y justificar como alternancia de turnos, esto es, representan unidades sociales
del análisis de la conversación.

4. Reflexiones finales
El análisis de los esquemas fraseológicos llevado a cabo en este trabajo, que contempla
tales unidades periféricas de la fraseología desde el punto de vista del análisis de la
conversación coloquial propuesto por Briz y el grupo Val.Es.Co., nos permite perfilar
algún rasgo más sobre esta categoría fraseológica y completa el estudio previo llevado a
cabo sobre estas unidades léxicas.
Un análisis a nivel monológico confirma los postulados de la teoría fraseológica que, al
insertar los esquemas en la categoría de los enunciados fraseológicos, justifica la
tendencia de estas UFs a funcionar como actos, es decir, como unidades independientes,
aislables e identificables. Cuando son subactos, actúan como subactos sustantivos
subordinados (SSS), lo que quiere decir que siguen teniendo sustancia, esto es, siguen
conservando sus valores pragmáticos de desacuerdo, réplica, repetición ecoica,
negación, etc.
Estos valores son los que permiten, a nivel dialógico, ofrecer una definición más
adecuada de esquema fraseológico. Con un análisis a nivel dialógico, que resulta más
apropiado y pertinente para este tipo de unidades (dialógicas por definición), se ha
podido aprovechar las ideas elaboradas previamente, es decir, la descripción de los
rasgos funcionales que adquieren los esquemas estudiados en el discurso, para
replantear la definición de esquema fraseológico a partir de una perspectiva diferente.
En otras palabras, podemos retomar la definición propuesta anteriormente y
enriquecerla, ampliarla con el análisis planteado en este trabajo:

Los esquemas fraseológicos son enunciados fraseológicos que, a nivel


conversacional, actúan como actos o subactos sustantivos subordinado insertos
en una estructura sintáctica determinada, regida por un módulo sintáctico fijo
en el que se integran uno o más constituyentes libres. A nivel funcional, poseen
unos valores pragmáticos (desacuerdo, réplica, repetición ecoica, negación)
que los capacita para promover una alternancia de turnos conversacional.

Como se desprende de esta definición, a la luz de la propuesta de Briz y el grupo


Val.Es.Co., esos valores funcionales anteriormente evidenciados se pueden entender
como rasgos que promueven, favorecen y justifican la alternancia de turno.

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G.A. Mura. Español coloquial y fraseología: los esquemas fraseológicos como unidades de la conversación

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Notas
i
Seguimos las normas de transcripción propuestas por Val.Es.Co.
ii
En todos los ejemplos marcamos en negrita el esquema fraseológico analizado.
iii
Para una presentación exhaustiva de la unidad subacto, véase Hidalgo y Padilla 2006.
iv
Nótese que ni plumas ni nada puede sustituir el objeto directo del subacto sustantivo director (SSD) no
traéis abrigo.
v
Las definiciones de Briz y grupo Val.Es.Co. (2003: 17 y 20) de las unidades intervención y turno nos
ayudarán a explicar este concepto. Se entiende por intervención la «unidad monológica máxima
estructural, asociada al cambio de emisor, que se caracteriza por ser o por provocar una reacción
lingüística» y por turno la «unidad social, responsable de la progresión conversacional, caracterizada por
ser un lugar de habla rellenado con emisiones informativas aceptadas por los interlocutores mediante su
atención manifiesta y simultánea».

© Estudios de Lingüística del Español 2014. Reservados todos los derechos. 287
ISSN: 1139-8736 http://infoling.org/elies/

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