LEYENDAS
La niña de la escalera
Hace algunos años, en una linda casa en medio del campo vivía una familia de
tres hijos y su madre, la cual se unió al poco tiempo con un hombre, convirtiéndolo
en padrastro de los pequeños, pero; este tipo era muy violento, maltrataba a los
niños sin razón, les quitaba sus alimentos, les negaba el agua, hasta los golpeaba
solo por gusto.
Aunque trataba muy mal a los tres niños, parecía tener un odio mayor por la hija
de 10 años, a quien golpeaba de forma más salvaje, llegó un día hasta el punto de
arrojarla por las escaleras… y la pequeña murió al momento
. Para no enfrentar el castigo por lo ocurrido, el resto de la familia huyó a alguna
ciudad que se desconoce. La casa pasó a manos de otra familia, que duró poco
tiempo en ella, pues escuchaban a menudo la voz de la pequeña pidiendo ayuda.
Las siguientes personas que habitaron esa casa, se quedaron el tiempo suficiente
para escucharla llorar y gritar en medio de la noche, hablando cuando la gente
estaba de espaldas y al voltear no veían nada… también golpeaba en ocasiones
la puerta para pedir un poco de agua, pero; lo más inquietante de su presencia,
era cuando se paraba en la escalera… pues no se sabe si estaba cuidando a los
demás para que no cayeran, o a propósito aparecía para tirarlos como lo hicieron
con ella y corrieran su misma suerte.
Siguen sin conocerse sus intenciones, pues hasta el momento el hecho de verla,
para muchas familias ha sido suficiente… y la casa ahora permanece abandonada
porque esa niña estará ahí por siempre.
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EL LOBIZÓN
También llamado lobisón, lobisonte o lobisome, es el séptimo hijo varón de una
prole exclusivamente masculina (la séptima hija mujer, menor de siete hermanas,
será asimismo una bruja), quien los días martes y viernes, sobre todo de los
meses impares, sufre una escalofriante transformación: de ser un hombre alto,
escuálido, de aspecto negligente y fuerte hedor, deviene una cruza entre perro y
lobo, siempre de color oscuro como las tinieblas, que se alimenta de carroña,
excrementos, carne de niños y de mujeres jóvenes (por alguna razón, parece
sentir poco apetito por los adultos)..
La única defensa contra el lobizón son las armas, blancas o de fuego, pero
bendecidas. Si es herido, se arrastra hasta su cubil, en el que se desangra y
muere tras recuperar su forma humana.
LA LLORONA
A quien no se le ha erizado la piel con el grito de esta misteriosa mujer. Ese
personaje de leyenda, cuya presencia atemoriza no solamente a los niños, sino
también a las persona mayores, es conocido en casi todo el mundo
centroamericano. En nuestra tierra, la leyenda cuenta que una mujer de sociedad,
joven y bella, caso con un hombre mayor, bueno, responsable y cariñoso, que la
consentía como una niña, su único defecto... que no tenia fortuna.
Pero el sabiendo que su joven mujer le gustaba alternar en la sociedad y " escalar
alturas ", trabajaba sin descanso para poder satisfacer las necesidades
económicas de su esposa, la que sintiéndose consentida despilfarraba todo lo que
le daba su marido y exigiéndole cada día mas, para poder estar a la altura de sus
amigas, las que dedicaba tiempo a fiestas y constantes paseos.
Marisa López de Figueroa, tuvo varios hijos estos eran educados por la
servidumbre mientras que la madre se dedicaba a cosas triviales. Así pasaron
varios años, el matrimonio Figueroa López, tuvo cuatro hijos y una vida difícil, por
la señora de la casa, que repulsaba el hogar y nunca se ocupo de los hijos.
Pasaron los años y el marido enfermó gravemente, al poco tiempo murió,
llevándose " la llave de la despensa ", la viuda se quedó sin un centavo, y al frente
de sus hijos que le pedían que comer. Por un tiempo la señora de Figueroa
comenzó a vender sus muebles. Sus alhajas con lo que la fue pasando.
Pocos eran los recursos que ya le quedaban, y al sentirse inútil para trabajar, y sin
un centavo para mantener a sus hijos, lo pensó mucho, pero un día los reunió
diciéndoles que los iba a llevar de paseo al río de los pirules. Los chamacos
saltaban de alegría, ya que era la primera vez que su madre los levaba de paseo
al campo. Los subió al carruaje y salió de su casa alas voladas, como si trajera
gran pisa por llegar. Llegó al río, que entonces era caudaloso, los bajo del carro,
que ella misma guiaba y fue aventando uno a uno a los pequeños, que con las
manitas le hacían señas de que se estaban ahogando.
EL CADEJO
La leyenda del Cadejo es una leyenda guatemalteca que se origina en la mitología
Maya-Quiché. Está emparentada con los nahuales, animales considerados como
espíritus protectores de las personas, aunque en este caso, el animal es un perro
cuyas intenciones pueden ser malignas.
Según el escritor Enrique Zepeda, el Cadejo no es un espíritu protector sino uno
merodeador, que sale a asustar a los trasnochadores (principalmente a los
borrachos), a manera de escarmiento para la gente de mala vida.
La palabra “Cadejo”, según el diccionario de la Real Academia Española, significa:
“Parte del cabello muy enredada que se separa para desenredarla y peinarla”.
De ahí, que el nombre que los españoles dieron a esta criatura parezca estar
relacionado al enigma que representa, como un enredado misterio.
Cuenta la leyenda que cuando Dios vio los problemas obstáculos que a diario
enfrentaban los seres humanos, creó un ser sobrenatural para protegerlos: el
Cadejo. Con forma de perro blanco y ojos rojos que brillaban como llamas
ardiendo, su misión era protege a sus seguidores.
Pero cuando el Diablo vio al Cadejo blanco, se puso celoso y decidió crear a su
propio Cadejo, un perro negro con patas de cabra y también de ojos rojos como
llamas, con un hedor repugnante, y cuya misión es hipnotizar a los trasnochadores
para robarse sus almas.
El Cadejo blanco mantiene a raya al Cadejo negro, para evitar que se robe las
almas de los inocentes. Esto conlleva a que en numerosas ocasiones los Cadejos
blancos y negros se enfrenten.
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LEYENDA DE LA SIGUANABA
Por: Gabriela Novales
La Siguanaba (también llamada Sihuanaba, Cigua, Cegua y Chuca) es un espectro del
folclor centroamericano. No debe confundirse con la Siguamonta.
Según la tradición popular, se les aparece a hombres que salen de noche o infieles en la
forma de una atractiva mujer desnuda o semidesnuda, pero con el rostro oculto.
Cuando los hombres se acercan, la fantasmagórica mujer les muestra su rostro, que
resulta ser el de un caballo (o la de una calavera de caballo en algunas variantes), por lo
que termina enfermándolos, enloqueciéndolos o matándolos del susto y robándoles sus
almas.
Historia de la Siguanaba
Se cree que este mito pudo haber sido introducido en el Nuevo Mundo por los españoles
durante el período colonial, que lo habrían usado para ejercer control sobre las
poblaciones indígena y mestiza de la región, principalmente en Guatemala y El
Salvador.
Antes llamada “Sihuehuet” (Mujer hermosa), tenía un romance con el hijo del dios Tlaloc,
del cual ella resulta embarazada. Fue una mala madre, dejaba solo a su hijo para
satisfacer a su amante. El dios Tlaloc al descubrir esto maldijo a Sihuehuet llamándola
Sihuanaba (Mujer horrible), condenándola a vagar por los campos y ciudades
amedrentando a los hombres que viajan solos por la noche.
Dentro de las Características que posee se encuentran las siguientes:
Cuerpo escultural
Posee una cabellera larga de color negro
Viste un vestido de color blanco muy fino, por donde se trasluce su hermoso
cuerpo
Oculta su rostro, que es como el de una yegua o una calavera de caballo, hasta
que su víctima se encu entra muy cerca de ella
FABULAS
EL ÁGUILA, EL CUERVO Y EL PASTOR
Lanzándose desde una cima, un águila arrebató a un corderito.
La vio un cuervo y tratando de imitar al águila, se lanzó sobre un carnero,
pero con tan mal conocimiento en el arte que sus garras se enredaron en
la lana, y batiendo al máximo sus alas no logró soltarse.
Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, y cortando las puntas
de sus alas, se lo llevó a sus niños.
Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de ave era aquella, y les
dijo:
- Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila.
Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente estás
preparado, no en lo que no te corresponde.
EL GALLO Y LA JOYA
Un gallo, buscando comida para él y sus gallinas, encontró una gema y
exclamó:
- Si mi dueño te hubiera encontrado, y no yo, él te habría tomado, y
llevado a vender; pero yo no he encontrado para tí ningún objetivo.
Prefiero tener un grano de cereal que todas las joyas en el mundo.-
Lo que no tiene utilidad, no tiene valor.
EL LABRADOR Y LAS GRULLAS
Algunas grullas escarbaban sobre terrenos recién sembrados con trigo.
Durante algún tiempo el labrador blandía una honda vacía,
ahuyentándolas por el pánico que les producía.
Pero cuando las aves se dieron cuenta del truco, ya no se alejaban de su
comida. El labrador, viendo esto, cargó su honda con piedras y mató
muchas de las grullas.
Las sobrevivientes inmediatamente abandonaron el lugar, lamentándose
unas a otras:
-Mejor nos vamos a Liliput, pues este hombre ya no contento con
asustarnos, ha empezado a mostrarnos lo que realmente puede hacer.
Cuando las palabras no dan a entender, la acción sí lo hará.
EL CAZADOR Y EL PESCADOR
Regresaba un cazador con sus perros y su producto, cuando topó con un
pescador que también regresaba de su pesca, ambos con sus cestas
llenas.
Deseó el cazador tener los peces, y el dueño de los peces, las carnes.
Pronto convinieron en intercambiarse las cestas. Los dos quedaron tan
complacidos de su trato que durante mucho tiempo lo siguieron haciendo
día a día.
Finalmente un vecino les aconsejó:
-Si siguen así, llegará el momento en por tan frecuente intercambio,
arruinarán el placer de ello, y cada uno deseará quedarse solamente con
lo que obtuvo.
Varía y alterna tus actividades para disfrutar mejor.
EL CASTOR
El castor es un animal que vive en los pantanos. Ciertas de sus partes
sirven, según dicen, para curar algunas enfermedades. Por eso cuando
se ve descubierto y perseguido para cortarle las partes, sabiendo por qué
le persiguen, huye hasta alguna distancia, sirviéndose de la rapidez de
sus pies para conservarse intacto; pero cuando se ve perdido, él mismo
corta sus partes, las arroja y salva de este modo su vida.
A veces deshacerse de algunas fortunas puede significar
evitarse una tragedia.
DRAMA LA SEÑORA ENOJONA
Una señora pregunta por usted, Pavel Vasilich! -dijo el criado-. Hace una hora que espera.
Pavel Vasilich acababa de almorzar. Hizo una mueca de desagrado, y contestó:
-¡Al diablo! ¡Dile a esa señora que estoy ocupado!
-Esta es la quinta vez que viene. Asegura que es para un asunto de gran importancia. Está
casi llorando.
-Bueno. ¿Qué vamos a hacerle? Que pase al gabinete.
Se puso, sin apresurarse, la levita, y, llevando en una mano un libro y en la otra un
portaplumas, para dar a entender que se hallaba muy ocupado, se encaminó al gabinete.
Allí lo esperaba la señora anunciada. Era alta, gruesa, colorada, con antiparras, de un
aspecto muy respetable, y vestía elegantemente.
Al ver entrar a Pavel Vasilich alzó los ojos al cielo y juntó las manos, como quien se
dispone a rezar ante un icono.
-Naturalmente, ¿no, se acuerda usted de mí? -comenzó con acento en extremo turbado-.
Tuve el gusto de conocerlo en casa de Trutzky. Soy la señora Murachkin.
-¡Ah, sí!... Haga el favor de sentarse. ¿En qué puedo serle útil?
-Mire usted, yo... , yo -balbuceó la dama, sentándose, y más turbada aún -. Usted no se
acuerda de mí... Soy, la señora Murachkin... Soy gran admiradora de su talento y leo
siempre con sumo placer sus artículos. No tengo la menor intención de adularle, ¡líbreme
Dios! Hablo con entera sinceridad. Sí, leo sus artículos con mucho placer... Hasta cierto
punto, no soy extraña a la literatura. Claro es que no me atrevo a llamarme escritora,
pero... no he dejado de contribuir algo..., he publicado tres novelitas para niños...
Naturalmente, usted no las habrá leído... He trabajado también en traducciones... Mi
hermano escribía en una revista importante de Petrogrado.
COMEDIA LOS SIMPATICOS
¡Ah, los simpáticos! ¡Son tantos que no he logrados contarlos ni en porcentaje! Sobre ellos
solo se me ocurre pretender que reaparezca con toda su ironía el Príncipe de Lampedusa y
los describa mientras ustedes y yo leemos extasiados. Pero no, no se va a poder, y por
eso les digo que este grupo es enorme, regordete, sobrepasado, casi insoportable,
señoras y señores amigos míos todos. Y es que todos hemos tenido alguna vez (o
tenemos todos los días) que soportarles su simpatía.
¡Ay, las mujeres si saben de eso! Y es que los simpáticos siempre quieren algo (para
respetar un poco y no pecar de exagerado, diría más bien que un 1 % no pretende más
que caer simpático). Y es así, muy pocos son desinteresados. Yo lo soy, y por eso les
escribo sin que me paguen ni me peguen, que de nada me toca pues soy un burdo
empleado sin salario, de puro amor al arte, y es que les quiero de corazón, nunca de
tripas pues no me las llenan ni con esto de la crisis que alimenta actualmente al mundo,
ay, ay…
Para no pasar por simpático, quiero expresarles que mis cálculos me dicen que los
simpáticos realmente simpáticos son en realidad un aproximado de ciento por cada cien
mil nacidos vivos en todos los kilómetros posibles a la redonda. Es decir, en todo el
mundo. Y es que algunos muertos pueden hacerse pasar por simpáticos, con todo y no
reir ni tener sentido del humor. Ser simpático es en realidad un don dado por Dios. Si no
lo sabían, sépanlo, que ya me voy y no vuelvo hasta mañana, cuando tenga mejores
motivos para reír y contar, que de todo lo que he dicho ahora ni un mísero 30 % da para
comer y hacerse el simpático con ustedes.
El que quiera que se haga el simpático y venga, que de buen modo yo le abro la puerta si
quiere. Hoy, lo que dice hoy, en un cien por(s)iento, no me siento de humor. ¡Que se
haga la luz (de la cámara y rían con simpatía que es la hora de la despedida)!
TRAGEDIA EN EL FONDO DE TU ALMA
Escenario: La banca en un parque solitario
(Se encuentran sentados Marlon y Annie con el rostro triste y preocupado)
Marlon: (Mirando a un costado, voltea bruscamente la mirada hacia Annie) ¡No
puedes tenerlo guardado dentro de ti, no sabes todo el daño que te puede hacer!
Annie: Lo sé pero… (Agacha la cabeza y coloca las yemas de los dedos en la frente)
no puedo.
Marlon: (Toma su mano y la mira fijamente) Hicimos la promesa de estar juntos en
todo momento ¿Lo has olvidado?
Annie: Claro que no pero… (Mira a un costado) esto no puedo contártelo.
Marlon: ¿¡Por qué no!? ¿¡Tan grave es!? (Ella se saca bruscamente su mano de la de
él).
Annie: ¡No puedo decirte más! ¡Por favor, no insistas!
Marlon: (Exhala mientras pone los codos en sus muslos y mira hacia el frente) Está
bien, pero esperaba que me tuvieras más confianza.
Annie: (Toma su brazo y lo mira con preocupación) ¡No lo veas así, por favor! ¡Trata
de comprenderme!
Marlon: ¿¡Comprenderte qué!? (Saca su brazo) ¿¡Qué no me tienes la confianza
suficiente para contarme tus problemas y poder darte mi mano!? (Acerca su cara a la
de ella) ¿¡Eso!?