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EXCESO RITUAL MANIFIESTO
Y GARANTIA CONSTITUCIONAL
DE LA DEFENSA EN JUICIO
Genaro R. Carri
Centro de Estudios Institucionales
Argentina
I. REFLEXIONES SOBRE EL DERECHO POSITIVO
Y SUS REQUERIMIENTOS FORMALES
A diferencia de lo que ocurre en otras areas normativas atinentes @
aspectos centrales de la conducta humana —la moral positiva, la moral
erftica, el Hamado derecho natural—, en la del derecho positive los
ingredientes o exigencias formales tienen una importancia considera-
ble, Ello se debe, se suele afirmar, a que el orden y la seguridad son
valores fandamentales en el campo del derecho positivo. Tanto para la
preservacién del orden como para la de la seguridad, la observancia de
ciertos recaudos formales es sin duda basica.
Pensemos un instante lo que significa para los procesos judiciales la
existencia, prescrita por la ley, de términos fijados de manera precisa,
‘que deben ser estrictamente acatados. Si los codigos de procedimientos
incluyeran «plazose clisticos 0 fecultaran a los jueces a permitir que las
partes presentaran sus escritos 0, en general, cumplieran sus actos pro-
cesales en las oportunidades que aquellas mismas escogicran a su art
trio, nos sentiriamos razonablemenic inclinados a pensar que los proce-
sos se transformarian en trémites de naturaleza cadtica
Por cierto que los requerimientos de cardcter formal no son patri-
monio exclusive de las leyes procesales. Practicamente en todas las
reas del derecho, aunque en grado que puede ser muy variable, hay exi-
gencias de ese tipo como partes del scctor normativo de que se trate.
Tales son, por ejemplo, los casos de las normas que establecen cierta
capacidad en cuanto a la edad minima cxigible para otorger tal o cual
acto juridico; los diversos plazos fijados en la ley civil o comercial como
términos dentro de los cuales, y s6lo dentro de ellos, puede promoverse
una accién o formular una reserva de derechos, 0, en general, ejercer
una potestad juridica dentro de un lapso determinado, bajo pena de
caducidad del derecho a ejercer el acto: los distintos recaudos de forma
Revie df Contr de Exis Constasioater
Nate's Stpcmbrodicimbre 37Gersare R Carrs
fecha, idioma, nombre y firmas de las partes, cantidad de ejemplares,
cicéiera— a que estén supeditados, en cuanto a su valide7, legion de
actos juridicos de variado contenido, ei.
Todo sector del derecho, puede aseverarse, constituye una merzela, en
variada proporcién, de exigencias sustanciales y de requisitos de forma.
En algunas reas juridicas, por supuesto, esios tltimos tienen mucho
mayor peso que en otras, en el sentido de que los textos que establecen
Ta obligacién de acatar exigencias formales no reconocen excepciones 0
‘s6lo lo hacen en circunstancias muy contadas y muy especiales, estable~
idas en los textos mismos. En otras Areas menos rigidas los jucces puc-
den y suelen admitir excepciones en casos en que concurran circunstan-
cias que, en aras de valores considerados de naturaleza superior —tal
como la justicia—, justilican sacrificar exigencias formales que, de otro
modo, no admitirian ser dejadas a un lado. La autorizacién a acoger
‘excepciones puede figurar en Ia letra de los texios legales, 0 inferirse de
ellos, por distintas razones, frente a supuestos concretos que en algtin
sentido 0 dimension son atipicos.
Hay otros sectores del derecho en que la razén de ser de los precep-
tos formales gravita bastante menos. Por ello, las normas que los consti-
tuyen esidn sometidas a un manejo mucho mas flexible. Lo que aquellas
normas prescriben vale sélo en principio. Mas precisamente, dichos
preceptos son aplicables cuando concurren los hechos generales que su
aplicacién presupone y, ademds, no concurren otros hechos que, aun-
que no mencionados por el texto de que se trata, constituyen buenas
razones para dejar a un lado tal aplicacién. En estas zonas los jueces se
consideran autorizados, en el caso ocurrente, a establecer excepciones a
Ja aplicaci6n de una norma de caracter puramente formal.
El recurso de crear exeepciones a los preceptos legales, con indepen-
dencia y aun en contra de la literalidad de su texto, suele emplearse con
base en distintas razones. Asi, por ejemplo: a) para valerse de él, el juez
puede invocar el espiritu de la ley, o la inicrvencién que tuvo el legisla
dor al dictarla como cosa distinta de la desnuda literalidad de ella; b) 0
bien invocar distinias variantes del principio rebus sic stantibus; ¢) 0
bien formular consideraciones de otro tipo, tal como la que afirma que
se daen el caso o en su contexto un riguroso estado de necesidad que ni
tun legislador omnisciemte hubiese podido razonablemente prever, etc
Todas estas consideraciones que acabo de mencionar a titulo de
ejemplo estan dirigidas, como es obvio, a justificar Ia no aplicacion de
una regla a casos prima facie cubiertos por su texto.
‘Todas las variedades de la t€enica de introducir excepciones en tex:
tos juridicos cuya literalidad no las incluye han servido y sirven para
posibilitar que textos amtiguos o aun obsoletos, llimense constituciones,
cédigos 0 leyes, sobrevivan tras cambios importantes operados en las
circunstancias vigentes o previsibles al momento de la sancién de ellos
y que, todo hace suponer, fueron las tomadas en cuenta al dictarlos.
‘Las técnicas que se emplean para tratar de justificar la no aplicacién,
de preceptos dados, invocando excepciones técitas o implicitas, forman
parte de lo que podriamos llamar el varte judicial». Nada hay de censu-
58Exceso ritual manifesto y garanita constinucional de ladefensa en juicio
rable en el uso de esas técnicas, siempre que los jueces se valgan de
ellas de una manera razonable. La salvedad apunia a que ¢s siempre
posible apoyarse en una premisa técita, haciéndola explicita, pero no
siempre es razonable hacerlo. También forma parte del arte judicial,
como su verdadera médula, hallar fundamentos correctos, consistentes
en buenas razones, para las excepciones que introduzcan.
Los abogados también se valen de técnices andlogas al ejercer la
defensa de los casos que les han sido confiados. Tal es lo que ocurre,
como es natural, cuando las normas que integran el derecho positivo,
en su interpretacién literal, o aun en la generalmente aceptada, no tute
lan o amparan la posicién 0 pretensiones de la persona defendida, sino
la del adversario.
Las técnicas interpretativas a las que acabo de referirme, quizés de
modo muy sucinto, tienen, como dije, amplia aplicacién en equellas
reas del derecho donde la gravitacién de las exigencias formales es
menor. En aquellas otras en que es mayor, la creacién judicial de excep-
ciones es comprensiblemente menor. Una de las mds destacadas entre
esias ultimas areas ¢s, prima facic, la relativa a los procedimicntos judi-
ciales. Esto es, la del derecho procesal. Aili ticnen vigencia numerosos
preceptos rigidos, destinados a asegurar, como dije mas arriba, el orden
yy la seguridad de fos procedimientos. Sin orden y seguridad, cabe soste~
ner, no hay proceso disciplinado que garantice y dé firmeza a los deve-
chos de las partes,
En el prOximo capitulo diré algunas cosas de la garantia de los de~
rechos procesales de aquéllas y de la jerarqufa ¢ importancia que ella
tiene,
1. SOBRE LA GARANTIA DE LA DEFENSA EN JUICIO
Y LAS NORMAS RIGIDAS
La garantia de los derechos de las partes en un proceso civil, penal 0
de cualquier otro tipo tiene m4xima importancia. Tanto la tiene que en
los Bills of rights de antigua y reciente data la referida garantia (en
inglés, procedural due process) ocupa un lugar prominente
Se la considera usualmente como uno de fos viejos derechos civiles y
politicos, diferenciables de los nuevos derechos econémicos, sociales ¥
culturales,
Los primeros s6lo exigen omisiones del Estado y de los particulares
(ge, Ia libertad de expresiin). Los segundos, aparecidys en el constitu:
Gionalismo social del siglo XX, tienen como correlato acciones positivas
del Estado (vgr, el derecho 2 un vivienda digna).
‘Si uno examina con detenimiento la garantia de la defensa en juicio,
no se puede sino concluir que ella no encaja bien en los derechos civiles
Y politicos. Esto cs ast porque, a semejanza de los derechos econémicos,
Sociales y culturales, ella también exige acciones positivas del Estado,
tales como la creacién y el mantenimicnto de un poder judicial indepen-
diente, constituido por jucces probos, idéneos y bien remunerados, y de
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