Discurso sobre poesia lirica y sociedad
Ante el anuncio de una conferencia sobre poesia lirica y sociedad
muchos de ustedes se sentirin inquietos. Esperarin un andlisis socio-
ogico de esos que se pueden pegar a voluntad a cualquier objeto, a la
‘manera en que hace cincuenta afios se inventaban psicologias y hace
treinta fenomenologias de todas las cosas concebibbles. Les asaltaré ade-
mis el recelo de que el examen de las condiciones bajo las cuales na
cen has obras y las de su efecto intentarén usurpar petulantemente el
lugar de la experiencia de las obras tal como son; de que subsunciones
y relaciones repriman la percepeibn de la verdad 0 falsedad del objeto
‘mismo. Les irtitaré que um intelectual se haga culpable de lo que He-
gel reprochaba al ceatendimiento formal, a saber, que contemplando
el todo desde arriba se sive por encima de la existencia individual de
Ja que habla, es decir, que no Ja vea en absolato, sino que la etiquete.
Lo penoso de eal proceder se les hata particularmente sensible en el
caso de la poesfa lirics, Lo mds delicado, lo mis frdgil, va a ser holla-
do, puesto precisamente en ef torbellino en mantenerse intocado por
el cual consiste el ideal al menos del sentido tradicional de la poesia
liria. La manera en que se va a analizar una estera de la expresién que
tiene precisamente su esencia en no teconocer 0, como en Baudelaire
© Nietasche, superar con el pathos de la distancia el poder de social
zacién va a convertirla artogantemente en lo contrario de Jo que ella
sabe que es. Puede hablar, preguntarin ustedes, de poesia litica y s0-
siedad una persona que no carezca de musas?
Evidentemente, la sospecha tinicamente puede afrontarse si Ls obras
liricas no se emplean abusivamente como objetos para la demostracién
de tesis sociolégicas, sino sien ellas mismas descubre algo esencial, algo
del fundamento de su cuslidad, su teferencia « lo social. Esta no debe
apartar de la obra de arte, sino introducit mas profundamente en ella
Naan proto por dors aor
6 Nowa cobvelteraers 1
Pero la mas simple reflexidm lleva por supuesto a que esto es lo que
cabe esperar. Pues el contenido de un poema no es meramente la ex-
presion de emociones y experiencias individuales. Por el contravio, é5-
fas sélo llegan a ser artisticas cuando, precisamente gracias a [a espe-
cifieacién de su recepcién de forma estécica, cobran participacién en
lo universal. No se trata de que lo que expresa el pocma lirico tenga
{que ser inmediatamente lo vivide por todos. Su universalidad no es
ninguna volonté de fous, una univetsalidad de Ja mera comunicacién
de Jo que justamente les demas no pueden comunicat. Sino que la in-
mersin en lo individual eleva al poema lirico a lo universal ponien-
do de manifiesto algo no adulterado, no aprehendido, atin no subsu-
ido, y por tanto anticipando espiritualmente algo de una sicuacign
en ke que nada falsamente universal, es decir, profundisimamente par-
ticular, sigue encadenando a lo otro, a lo humano, De la individua-
‘cid sin reservas es de donde la obra lirica espera lo universal. Pero su.
riesgo peculiar lo tiene la poesia lirica en el hecho de que su principio
de individvacidn nunca garantiza la generacién de algo obligatorio, au-
téntico. No tiene el poder de impedir que se quede anclada en la con-
tingencia de la mera existencia aislada,
‘Sin embargo, esa universalidad del contenido licieo es exencialmente
social. Sélo entiende lo que dice el poema quien en la soledad de éste
percibe la vor de la humanidads es més, incluso la misma soledad de
Ih palabra liviea esta predibujada por la sociedad individualista y fx
nalmente atomista, del mismo modo que, a la inversa, su carscter vin-
culance general vive de la densidad de su individuacién, Pero por ¢s0
pensar li obra de arte esti justificado y obligado a preguntarse con=
Eretamente por el contenido social, a 60 contentarse con el vago sen-
timiento de algo universal y comprehensive. Tal dececminacién del pen-
samiento no es una reflexidn excrafia al arte y externa, sino que la exige
toda obra lingiiistica. Su material propio, les conceptos, no se agotan
‘en la mera intuicidn. Para que se los pueda ver, exigen siempre que se
los piense, y el pensamiento, una ver puesto en marcha por el poema,
no se puede decener cuando éste lo ordene.
Peto este pensamiento, la incexpretacisn social de la poesia lirica,
‘como por lo demas de todas las obras de arte, no puede segtin esto apun-
tar sin mediacién a la llamada posicién social o ¢l interés social de las
‘obras, ni siquiera de sus autores, Mas bien tiene que precisar cémo el
toda de una sociedad, en cuanto una unidad en sf llena de conteadi-
aan proto por ers de aorDiscurso sabre poeta livia ysxiededt a
ciones, aparece en la obra de azte; en qué la obra de arte se somete a
su voluntad y en qué la trasciende, Usando el lenguaje de Ia filosofia,
el procedimiento debe ser inmanence. Los conceptos sociales no de-
ben agregarse desde fuera a las obras, sino ser extraidos del preciso exa-
men de éstas, La frase de Goethe en Masimasy reflexiones segiin a cual
lo que no entiendes tampoco lo poseen, no vale Gnicamente para la
sclacidn estética con las obras de arte, sino igualmente para la teor!
estética: nada que no esté en las obras, que en su forma propia, legit
rma la decisién sobre To que su contenido, Io poetizado mismo, repre-
senta socialmente. Determinar esto requiere por supuesto saber tanto
del interior de la obra de arte como de Is sociedad exterior, Pero este
saber solamente es vinculante cuando se redescubre a sf mismo en el
puro encregarse a la cosa. Sobre todo es necesaria vigilancia frente al
concepto, hoy en dia desgastado hasta lo intolerable, de ideologia. Pues
ideologia es no verdad, falsa consciencia, mentira. Se evidencia en el
Fracaso de las obras de arte, en su falsedad en si, y es blanco de la er
tiea. Pero reprochar a lis geandes obras de arte, cuya esencia consiste
cen dar forma y por ello tinicamente en Ia reconciliacién tendencial de
las comteadicciones basicas de la existencia real, que sean ideologia cons-
‘ituye no meramente una injusticia para con su propio contenido de
verdad, sino también una falsificacién del concepto de ideologta. Este
no afirma que todo espiritu no sirve mas que para que ciertas perso
ras disfracen como universales ciertos intereses particulares, sino que
quiere desenmascarar cl espititu falso determinado y concebirlo al mis-
‘mo tiempo en su necesidad. La grandeza de las obras de arte no resi-
de dinicamente en el hecho de que dejan hablar a lo que la ideologa
cecalta. Lo quieran 0 no, su éxito va més alld de la falsa consciencia.
Permitanme que me apoye en su propio recelo, Ustedes sienten la
pocsla como algo contrapucsto a ls sociedad, algo totalmente indi
dual, Su afectividad insiste en que asf debe seguir siendo. en que la ex-
presién lirica, sustraida a la gravedad objetual, conjura la imagen de
tuna vida libre de la compulsién de la praxis dominante, de la utilidad,
de ka presién de la aucoconservacidn tenaz. Sin embargo, esta exigen-
cia a la poesia lirica, la de ls palabra virgen, es en s{ misma social. [m-
pica ls protesta contra una situacidn social que cada individuo expe-
simenta como hostil,ajena, fria, opresiva, y a situacién se imprime en
negativo en la obra: cuanto mas pesada se hace su carga, tanto mAs in-
exiblemente se le resiste la obra, sin inclinarse ante nada hetersno-
aan proto por ers de aor
52 Noeas bre litera 1
mo y constituyéndose enteramente segiin la propia ley cada ver. Su dise
tancia de la mera existencia se convierre en medida de la falsedad y mal-
dad de ésta, En la protesta contra ella el poema expresa el suefio de un.
mundo en el cual las cosas serian de otra modo. La idiosinerasia del
espirity lirico contra la supremacia de las cosas es una forma de renc-
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