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El Faraon, Los Dioses y El Orden Del Mundo

1) Los egipcios creían que el faraón era la única persona que podía comunicarse directamente con los dioses y mantener el orden cósmico y terrenal. 2) El faraón tenía una naturaleza divina desde su coronación y era responsable de mantener la "Maat", el orden justo del mundo. 3) En la mitología egipcia, cuando Ra abandonó la tierra, surgió la figura del rey humano para garantizar el equilibrio frente al caos.
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El Faraon, Los Dioses y El Orden Del Mundo

1) Los egipcios creían que el faraón era la única persona que podía comunicarse directamente con los dioses y mantener el orden cósmico y terrenal. 2) El faraón tenía una naturaleza divina desde su coronación y era responsable de mantener la "Maat", el orden justo del mundo. 3) En la mitología egipcia, cuando Ra abandonó la tierra, surgió la figura del rey humano para garantizar el equilibrio frente al caos.
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Ildefonso Robledo Casanova

EL FARAÓN, LOS DIOSES Y EL ORDEN DEL MUNDO

Ildefonso Robledo Casanova


Licenciado en Derecho
Diplomado en Historia de Egipto
el caos, que los egipcios personificaban en Seth, el
asesino de Osiris. Durante ese periodo de tiempo exis-
tía el peligro de que con el triunfo del caos todo volviera
En el antiguo Egipto las creencias acerca de la na- a ser como había sido antes de la creación. Solo con la
turaleza del faraón no se mantuvieron inmutables sino coronación del nuevo hijo de Horus se conseguía que
que registraron diferencias en las distintas etapas his- la Maat fuera restablecida.
tóricas, sobre todo en los tiempos de crisis producidas
por alborotos internos o invasiones. No obstante, en Los egipcios pensaban que la dualidad era la esen-
general, se puede afirmar que los egipcios pensaron cia de la vida y la simbolizaban en las aguas del Nilo
que su rey era la única persona que se podía relacionar que brindaban su crecida anual trayendo la irrigación y
directamente con el mundo celeste. De algún modo, tu- la vida a las gentes y que suponían la antítesis de las
vieron la creencia de que los demás hombres, incluidos arenas del desierto, que materializaban la esterilidad
los sacerdotes, no podían intermediar ante las divinida- y la muerte. Esa dualidad se manifestaba en la exis-
des de la manera en que podía hacerlo el faraón, y es tencia de la Tierra Negra (Egipto, el valle del Nilo) y la
que los egipcios pensaban que lo que podríamos llamar Tierra Roja (el desierto que envolvía y amenazaba a la
“oficio de rey” tenía un componente divino que trascen- primera). Ante esta dualidad de la existencia el faraón
día del propio hombre que en cada momento lo desem- venía a ser el paladín en la lucha contra el caos y el
peñaba. El faraón era un hombre, pero su actuación es- desorden. Solo gracias a él podía ser vencido lo estéril.
taba envuelta en un aura divina que los textos antiguos Era él quien había de garantizar la vida de los hombres,
suelen enfatizar identificándolo, mientras vivía, con el evitando que con el triunfo del caos el país quedara
dios solar Horus, del que era hijo, en tanto que cuando sumido en el hambre, el sufrimiento y la enfermedad.
fallecía era asimilado con Osiris. Todo sugiere que era Para los egipcios la función del rey era doble, de un
el momento de la coronación el que revestía una espe- lado debía mantener el equilibrio en Egipto, aseguran-
cial transcendencia en relación con la divinidad del rey, do que todas las amenazas fueran vencidas, de otro,
ya que ese era el momento en el que pasaba a ser un debía mantener el equilibrio en el cosmos, colaborando
hombre que a partir de entonces iba a desempeñar el con la esfera celeste, donde habitan las divinidades.
papel de un dios. De algún modo, en el faraón se unían
dos imágenes, de un lado, su personalidad temporal,
de otro, su función divina, intemporal. El faraón, dotado EL ORIGEN DE LA MONARQUÍA
desde la coronación de esa doble naturaleza, se mani- En un antiquísimo mito egipcio, el mito de la Vaca
festaba ante los egipcios revestido de una sacralidad Celeste, se afirma que Ra, el Dios Primigenio, simbo-
divina cuya función era la de garantizar el orden del lizado por el sol, que era quien había creado al resto
cosmos y del mundo creado. de los dioses, al mundo y a los hombres, en cierto mo-
En este sentido podemos afirmar que el rey, en la mento se encontró cansado. Ra era el ser supremo del
soledad de su divinidad, asumía una gran responsabi- cosmos pero lo cierto es que los hombres estaban de
lidad, ya que estaba obligado a mantener la Maat, es continuo conjurándose contra él, de modo que llegó un
decir el orden justo que era propio de todo lo que había momento en que consideró que su creación no había
sido creado. Él era el único que podía comunicarse con sido buena y decidió exterminar a la humanidad. Para
los dioses y era él quién sustentaba el orden cósmico ello pidió ayuda a su hija Hathor, que se aplicó con tan-
y terrenal. Era su obligación conseguir que todo fun- ta diligencia a masacrar a los hombres que el propio
cionase tal y como había sido establecido por el Dios dios, finalmente, no pudo sino apiadarse, ordenando
Primigenio en el momento de la creación. Su tarea en que la matanza cesara. Fue entonces, tras este epi-
la tierra era que todo se mantuviera tal y como era en el sodio de enfrentamiento con la humanidad, cuando el
Tiempo Primero, por ese motivo cuando el rey fallecía, gran dios decidió abandonar la tierra y retornar al cielo,
hasta que era coronado su sucesor, existía un tiempo dejando abandonados a su suerte a los hombres que
de interregno en que el mundo estaba amenazado por se habían salvado.

Historia
161
El faraón, los dioses y el orden del mundo

Horus, eran investidos como sucesores legítimos del


faraón fallecido, era cuando el orden y el equilibrio eran
restablecidos en Egipto.

EL TIEMPO PRIMERO
Para entender la concepción que los egipcios te-
nían del mundo es preciso remitirnos a lo que ellos lla-
maban el Tiempo Primero, que vendría a ser un tiem-
po sagrado, intemporal, que habría existido antes del
tiempo tal y como nosotros lo conocemos. En ese tiem-
po primigenio es cuando se habría producido el paso
de la no existencia, simbolizada por Num, el abismo
de aguas insondables, a la existencia. Fue entonces
cuando Atum-Ra, el gran dios, tomó conciencia de si
mismo y dio comienzo a la creación de los dioses y
de todo lo que existe. Para los egipcios, ese Tiempo
Primero sería el tiempo de Dios, de los dioses y de las
relaciones arquetípicas que existen entre ellos. Sería
el reino de los mitos y de las imágenes simbólicas. En
palabras de Jeremy Naydler toda la mitología egipcia,
desde el despertar de Atum a la vindicación de Horus
y la redención de Osiris, se habría desarrollado en el
Tiempo Primero.
Ese momento vendría a ser la Edad de Oro que
precedió a la existencia de los hombres, que con ellos
habrían de traer la rabia, el clamor y la disensión. Nue-
Narmer (faraón de la dinastía 0) está golpeando
con su maza a un enemigo al que sujeta por el vamente en palabras de Naydler: “Esto no significa que
pelo. Paleta procedente de Hieracómpolis. los acontecimientos míticos del Tiempo Primero sean
todos imágenes de armonía y de paz; el antagonismo y
el conflicto pueden también estar presentes, pero sólo
Es en ese tiempo mítico, cuando Ra decidió retornar
para resolverse eternamente en el orden, la justicia y
al cielo, cuando surgió en Egipto la figura del rey. Por
la verdad. Los últimos prevalecen siempre en el Tiem-
las noticias que nos ha transmitido Manetón sabemos
po Primero, mientras que en el tiempo mundano no se
que los primeros reyes fueron dioses (Shu, Geb, Osi-
puede garantizar esa resolución en el orden, la justicia
ris, Horus…) y luego, ya en tiempos históricos, surgiría
y la verdad.”
un hombre, Menes, que fue el primer faraón de origen
humano. Menes fue quien unificó Egipto y desde en- En este contexto de creencias, pensaban los egip-
tonces sus sucesores hubieron de dedicar sus esfuer- cios que el Dios Primigenio, del que todo había surgido,
zos tanto a controlar la riqueza y el comercio del país era quien se ocupaba de que las criaturas pudieran vivir
como a ordenar que se ejecutaran los ritos religiosos y desarrollarse en el mundo que él había creado. En su
que eran necesarios para ello, articulados en estos pri- Tiempo Primero el mundo era perfecto. Todo estaba en
meros tiempos históricos en el centro ceremonial de el equilibrio que Atum había deseado. En los Textos de
Hieracómpolis. los Sarcófagos, en el Monólogo del Señor Universal,
encontramos el reflejo de lo que para los egipcios sería
En otro mito, el de Horus y Seth, se nos narra el en-
lo más importante de la creación. Esto, precisamente,
frentamiento entre Horus, hijo de Osiris, y su tío Seth,
era a lo que el faraón debía aplicar sus esfuerzos. Su
que había asesinado a Osiris. En este mito, que parece
misión era que el caos, el desorden y la injusticia nun-
que recuerda antiguos enfrentamientos predinásticos,
ca se establecieran en Egipto. Veamos cuales son las
resultan de especial interés las noticias que nos trans-
cuatro cosas que Atum habría establecido antes de ma-
mite acerca de que quién habrá de ser el rey de Egipto,
nifestarse en el horizonte y en nuestro mundo terreno.
en este caso Horus, que es el pretendiente a la corona,
Nos dice ese texto:
para conseguir alcanzar sus pretensiones debe ser le-
gitimado por los dioses y ser coronado. Aquí reposaría
la fundamentación de la creencia de que en el momen-
to en que los reyes, al igual que había sucedido con

Historia
162
Ildefonso Robledo Casanova

“He creado los cuatro vientos, con esta creencia, pensaban los egipcios que las di-
para que todo el mundo pueda respirar en su entorno. vinidades debían ser alimentadas de la substancia de
Eso es una de esas cosas. Maat y esta era, por tanto, una de las funciones de las
que era responsable el faraón, que debía ocuparse de
He creado la gran inundación, que en los templos del país todos y cada uno de los dio-
para que tanto el pobre como el rico se beneficien de ella. ses fuesen nutridos, a través de ritos específicos, con la
Esta es una de esas cosas. ofrenda de Maat. Solo así podían las divinidades actuar
de una manera armoniosa y respetuosa con el Tiem-
He creado a todo el mundo igual a sus semejantes po Primero. Todo debía estar en armonía con Maat: los
y no he ordenado que cometieran injusticia. planetas, las estaciones, la naturaleza, las criaturas. En
Pero sus corazones han violado lo que yo ordené. el Tiempo Primero ya comentamos que las fuerzas in-
Eso es una de esas cosas. ductoras del desorden, que también existían, estaban
sometidas. En el mundo temporal, sin embargo, no ha-
He hecho que sus corazones no olviden el Oeste. bía certeza de que esto se produjera, motivo por el que
Para que les sean hechos sacrificios a los dioses de los la Maat debía ser restablecida cada día por el faraón.
nomos. En este sentido, los egipcios eran conscientes de que
Esta es una de esas cosas.” su país había vivido momentos de crisis, como es el
caso de lo que nosotros conocemos como Primer Pe-
En este texto encontramos todo aquello que los riodo Intermedio, en que había reinado la injusticia y
egipcios estimaban como realmente importante. En pri- el desorden. Las gentes habían contemplado entonces
mer lugar, el aliento de la vida, sostén del ka de los se- como los templos eran abandonados y los misterios
res creados. Sin él la existencia no sería posible. Como eran divulgados. Algo similar ocurrió en tiempos de la
segundo regalo otorgado por el creador se habla del herejía de Akenaton, cuando las tradiciones religiosas
fenómeno natural de la crecida de las aguas del Nilo, fueron destruidas. A la muerte del hereje, Tutankamon
y es que los egipcios, como habría de decir Herodoto, hubo de ocuparse de restaurar la Maat. Recordemos lo
eran conscientes de que su país era un don del Nilo. que dice la Estela de la Restauración:
“Tutankamon expulsó el desorden de las Dos Tierras,
Se nos habla a continuación del deseo de Atum de
y estableció firmemente la Maat en su lugar;
que la justicia impere en el mundo, algo que los hom-
hizo de la mentira una abominación,
bres no siempre persiguen y cuya violación el propio
y fue como si el país estuviera en el Tiempo Primero.”
creador denuncia. Finalmente, se menciona la necesi-
dad de que los corazones de los hombres no se olviden Veamos en este mismo sentido lo que nos ha trans-
de que su existencia en la tierra está limitada en el tiem- mitido el canto que celebraba la llegada del faraón Me-
po y que es en el reino del Oeste, en el más allá, donde renptah:
tras la muerte habrán de encontrar una vida inmortal,
asimilados a las divinidades. “¡Regocíjate, tierra, por entero!
El buen tiempo ha llegado.
Pues bien, estas cuatro “cosas” que Atum estable- El Señor ha aparecido en todos los países
ció en el Tiempo Primero son precisamente las que el y Maat ha regresado a su sitio.”
faraón debe esforzarse para que estén afianzadas en
el valle del Nilo: el aliento de la vida, los alimentos, la En suma, pensaban los hombres del valle del Nilo
igualdad y la justicia entre los hombres, y la venera- que el mundo temporal o profano en que vivían estaba
ción al mundo de los muertos y de los dioses. Y estas fuera del mundo divino y eterno del Tiempo Primero. El
ideas sobre lo más importante de la creación se relacio- mundo terreno tendía al desorden y al caos por lo que
nan con el concepto que los egipcios tenían acerca de debía ser alimentado de continuo con la substancia de
Maat, que era el elemento esencial en su concepción Maat. Esta era la gran función del rey: conseguir que
del mundo. El faraón era el símbolo terreno de Maat. el mundo temporal actuara en sintonía con lo que ha-
Debía vencer cada uno de los días las amenazas del bía sido establecido en el Tiempo Primero. Atum-Ra,
caos y la injusticia. El Dios primigenio había establecido simbolizado por el sol, brillaba en ese tiempo, en tanto
la Maat en el mundo creado en el Tiempo Primero. Era que el faraón debía brillar del mismo modo cuando se
función del rey conseguir ahora, en el tiempo en que le manifestaba en Egipto, por lo que se le aplicaban ritos
había tocado vivir, que la Maat estuviera presente en diarios en que era lavado y purificado con incienso y
Egipto, y es que Maat, hija de Atum-Ra, venía a ser la natrón. El rey debía renacer simbólicamente en cada
substancia misma del Tiempo Primero. Gracias a ella, nuevo amanecer. Tras la noche, debía resurgir del Num
la creación no había sido algo caótico. Con Maat se es- y convertirse en Horus Del Horizonte. El faraón, pro-
tableció en el mundo el orden divino, frente al anterior yectado gracias a los ritos al Tiempo Primero, era la
desorden que había sido propio del Num. En sintonía representación de Ra en la tierra.

Historia
163
El faraón, los dioses y el orden del mundo

El rey, en su misión de contribuir a que Maat es-


tuviera establecida en Egipto tenía que velar cada día
para que las divinidades, en sus actuaciones, estuvie-
ran impregnadas de Maat, lo que se conseguía gracias
a los ritos que se celebraban en los templos, que eran
la casa en la tierra de los dioses, de los que el faraón
era el responsable, si bien por motivos obvios eran los
sacerdotes los que por delegación habían de llevarlos
a cabo en la práctica diaria. Es una constante en la de-
coración de los templos encontrar que es siempre el
rey el que aparece representado como oficiante de los
cultos. Sólo él puede entregar la Maat a las divinidades.
Sólo él es el intermediario entre cada dios y los huma-
nos. Los sacerdotes, magos sagrados formados en las
Casas de la Vida de los templos, nunca actuaban en
cuanto hombres sino como representantes del faraón.
Siendo el faraón el intermediario único entre los dio-
ses y los hombres no debe causarnos extrañeza que
los egipcios pensaran que la divinidad, cuando desea-
ba manifestar su voluntad a los humanos, lo hiciera
expresándose a través del rey, usualmente durante el
sueño o en lo que llamamos estados de duermevela.
Así, en la Estela del Sueño, se nos dice que al que ha-
bría de ser Thutmosis IV, en ese momento un príncipe:
Triada de Micerinos (dinastía IV). El faraón
está flanqueado por la diosa Hathor y por la “le tomó la torpeza del sueño, en el momento en que
personificación femenina del nomo cinopolita. el sol estaba en el cenit. Él se apercibió entonces que la
majestad de este dios augusto (Ra) le hablaba, por su
propia boca, como un padre habla a su hijo…”
CULTO A LOS DIOSES Y A LOS MUERTOS
En lo que conocemos como Estela de la Restaura-
Los antiguos egipcios creían que los dioses aman a ción, de Tutankhamón, se nos habla de las desgracias
los hombres, pero eran conscientes de que no todo en que se habían producido en tiempos de Akhenatón,
ellos era benevolencia sino que las divinidades estaban cuando los dioses de Egipto fueron proscritos y prohi-
también revestidas de una faceta negativa que podía bidos sus cultos:
resultar muy peligrosa para la humanidad, de modo
que los hombres amaban a los dioses pero también “Cuando se majestad (Tutankhamón) subió al trono,
los temían. En Egipto siempre había un temor latente los templos de los dioses y diosas, desde Elefantina
al poder divino y era a través del culto como se hacía hasta los marjales del Delta (…) estaban a punto de
posible que el hombre quedase protegido ante las posi- caer en el olvido; sus templos comenzaban a desapare-
bles amenazas que las divinidades podían representar. cer y convertirse en montones de escombros cubiertos
de maleza, y sus salas con las imágenes del culto es-
Los ritos religiosos, impregnados de magia, permitían
taban como si nunca hubiesen existido, sus naves con-
eliminar el lado peligroso de los dioses y esa tarea de
vertidas en caminos de paso. Así, el país fue azotado
ejecutar en cada momento los ritos era una labor que
por una enfermedad y los dioses volvieron la espalda a
estaba asignada de un modo concreto al rey. En el Him-
estas tierras. Cuando se enviaron soldados a Siria para
no a Ra podemos leer:
ampliar las fronteras de Egipto, no obtuvieron ningún
éxito. Si alguien alzaba una plegaria a un dios y le pedía
algo, no recibía nada. Igualmente, si se invocaba a una
“Ra ha situado en su sitio al rey
diosa, esta tampoco acudía. Sus corazones se habían
sobre la tierra de los vivos debilitado en sus cuerpos, y destruyeron lo creado…”
para siempre y por toda la eternidad
El rey, además de su responsabilidad en el cuidado
de modo que juzgue a los hombres de los cultos a los dioses en los templos tenía también
y satisfaga a los dioses, que ocuparse de los cultos funerarios de los difuntos.
para que se haga Maat…” En este sentido, en las tumbas lo usual es que exista
una fórmula de ofrendas en la que se indica que estas
han sido dadas por el rey. Veamos uno de ellas, la del
cantante Neferhotep:

Historia
164
Ildefonso Robledo Casanova

“Una ofrenda que el rey hace


a Osiris, señor de Abydos,
y a Horus, hijo de Isis,
que puedan hacer ofrendas de pan, cerveza,
carne de ternera y aves,
vasijas de alabastro y lino
y cualquier bien y elemento puro
para el ka del cantante Neferhotep,
de voz verdadera (sin pecado),
procedente del hogar de Henu…”

Gracias a la magia, las fórmulas de ofrendas que se


esculpían en las tumbas pasaban a tener un compo-
nente de realidad. Se trataba de ofrendas que gracias a
la magia de la palabra habrían de convertirse en reali-
dades, ya que los egipcios creían que los textos, al ser
leídos, se transformaban en la realidad que se había
leído, es decir, que el ka del difunto habría de recibir
esas ofrendas cuando alguien leyera las fórmulas. Ese
alguien eran los sacerdotes funerarios, que actuaban al
igual que los sacerdotes de los templos en cuanto re-
presentantes del faraón. Es decir, que este, a la postre,
era realmente el garante de los difuntos, ya que era él
quien gracias a su poder mágico habría de aprovisionar
de alimentos al ka de quienes habían fallecido.

Representación de Amenofis IV (dinastía XVIII) en una


CORONACIÓN Y RENOVACIÓN DEL REY estatua colosal procedente del templo de Atón en Karnak.
La coronación de un nuevo faraón revestía una
importancia especial, ya que era el momento en que Proseguía el acto con diversos rituales en los que el
quien hasta entonces había sido un simple mortal pa- monarca recibía los símbolos de su autoridad: el cetro
saba a ser asimilado a una divinidad, convirtiéndose en was, el cetro sekhem, una maza de combate, el cetro
el intermediario entre los dioses y los hombres, entre heqa y el cetro nekhekh. Seguidamente se daban lectu-
el Reino del Cielo y el mundo terreno. Esa importan- ra a sus nombres de coronación, que eran cinco y que
cia del faraón se aprecia en los relieves, en los que lo expresaban de modo verbal la ideología y las intencio-
usual es que sea reproducido a un tamaño inferior al de nes del nuevo rey:
los dioses pero superior al de los humanos. Desde el
momento de la coronación, el hasta entonces príncipe -Nombre de Horus, en cuanto encarnación del hijo de Osiris.
pasaba a ser algo más que un hombre. Su naturaleza -Nombre de las Dos Señoras, que eran las dos diosas que
estaba ahora próxima a la de quienes habitaban en la simbolizaban el Alto y el Bajo Egipto: Nekhbet, diosa buitre,
esfera celeste. y Wadjet, diosa serpiente.
Los actos rituales de la coronación se iniciaban al -Nombre de Oro, símbolo de la divinidad del rey.
amanecer, cuando Ra se manifiesta en el cielo, con di- -Nombre del Junco y la Abeja, otro símbolo de la dualidad de
versas abluciones y unciones destinadas a purificar al Egipto.
que habría de ser nuevo rey, que debía estar simbóli- -Nombre de hijo de Ra, que lo vinculaba al dios primigenio.
camente puro. Seguidamente, ya en el templo, que en
tiempos de los reinos Antiguo y Medio era el templo de Ultimados los rituales de la coronación el rey pasaba
Ra en Heliópolis y posteriormente, en el reino Nuevo, a asimilarse al disco solar que ilumina a los hombres y
en el de Amón en Karnak, el rey era amamantado ritual- aleja la oscuridad de la tierra. Con el nuevo faraón pro-
mente por alguna diosa y a continuación se le imponían clamado, el mundo volvía a instaurarse en el Tiempo
la corona roja, símbolo del Bajo Egipto, y la blanca, re- Primero, como aquel tiempo lejano en que todo había
presentación del Alto Egipto. Con la cabeza coronada sido creado de acuerdo con la voluntad divina. Comen-
con las dos coronas quedaba simbolizada la unión de zaba un nuevo ciclo para la historia de Egipto. Un tiem-
las dos tierras del valle del Nilo. po renovado empezaba ahora a computar.

Historia
165
El faraón, los dioses y el orden del mundo

“Desde que mi majestad era un niño, cuando yo era


un pequeño, en su templo, y yo aun no había accedido
al rango de sacerdote, ya tenía el aspecto y la imagen
de un Pilar de su Madre, igual que el Horus niño, rey
del Alto Egipto.”
Y respecto a la elección de Amón:
“He aquí que él abre para mi las Puertas del Cielo, y
me franquea la entrada en el horizonte. Cuando me ele-
vo hasta el cielo, como un halcón divino, contemplo su
imagen secreta que está en el cielo, y rindo adoración
a su majestad… Yo he visto las formas de Aquel que
Está en los Dos Horizontes, en sus caminos ocultos en
el cielo…”
Tutmosis ha sido provisto de los honores de un dios.
Ha conocido la esencia, oculta a los humanos, de Amón
y se ha convertido en una divinidad, y es que tras ser
coronado, el rey pasaba a ser infalible, perfecto y debía
actuar siempre de acuerdo a la Regla de Maat. Nunca
podía rendirse a la fatiga. No podía sentirse cansado.
Tenía que cumplir siempre, en todo momento, de modo
adecuado con su función divina. Este es el motivo de
que a los treinta años de la coronación, para regenerar
las fuerzas místicas del rey, se celebrara el acto del ju-
bileo, lo que los egipcios llamaban Festival Sed. Con él
se pretendía asegurar que la potencia del monarca se
Tutankamón (dinastía XVIII), que luce el tocado nemes,
conservara en un estado adecuado para la función tan
porta en sus manos dos símbolos de la realeza: En la mano importante que tenía que desarrollar día tras día.
derecha, el fragelo. En la izquierda, el cetro heka.
Los orígenes del Festival Sed se remontan, al me-
nos, a la I dinastía, es decir, se hunden en los orígenes
de la historia de Egipto. Es posible que en los primeros
Diversas historias conservadas en las inscripcio- momentos, en la prehistoria, el rey anciano, al quedar
nes de los templos nos dicen que era frecuente que incapacitado para gobernar, fuese realmente sacrifica-
el rey, incluso desde antes de nacer, cuando estaba do. En todo caso, lo propio del Sed es que ahora se
en el vientre de su madre, hubiese sido ya elegido por producía la muerte simbólica del rey, que era amortaja-
la divinidad para que algún día rigiera los destinos del do, y que posteriormente volvía a la vida, tras diversos
país. Este es el caso de Hatshepsut, de la que las ins- rituales, y tomaba posesión de nuevo de la Doble Tierra.
cripciones de su templo funerario en Deir el-Bahari nos
Los aspectos más destacados del Festival Sed ven-
dicen que había sido engendrada por el propio Amón,
drían a ser, según Parra Ortiz, los siguientes:
que para ello habría tomado la apariencia de Tutmosis
I y habría yacido con la reina Ahmosis. Historias pareci- - Se reunían las estatuas de todos los dioses de Egipto,
das podemos citarlas para Amenofis III en su templo de cada una de ellas colocada en un santuario, a un lado
Luxor o para Ramsés II en el Ramesseum. los del Alto Egipto, al otro los del Bajo Egipto. El espa-
cio se conocía como Patio de los Grandes.
Veamos lo que nos narran, acerca de Tutmosis III,
los textos del templo de Amón en Karnak. Vemos en - En un extremo del patio se colocaba una plataforma
ellos que cuando era un niño, Amón lo designó para el con dos baldaquines, cada uno con su trono.
trono, de modo que la monarquía se justifica en este - En los actos rituales, el faraón vestía diversos atavíos:
caso en la propia elección divina. En el texto, el rey no una cuerda a la cintura, con una funda para el pene;
duda en presentarse como hijo del dios: un faldellín con una cola de animal colgando atrás; un
faldellín con peto; un sudario o capa que envolvía su
“Yo soy su hijo (de Amón). Él me encomendó per-
cuerpo en los momentos de la muerte ritual, cuando
manecer sobre su trono cuando yo era aún como aquel
era asimilado a Osiris.
que está en su nido. Me ha engendrado con la semilla
de su deseo… sin que hubiera mentira ni desorden allí.” - Las estatuas de los dioses eran procesionadas, segui-
das por la corte y por el rey en palenquín.
Y prosigue:

Historia
166
Ildefonso Robledo Casanova

- En días sucesivos, el rey iba visitando a las diversas Cuando se producía el momento fatal de la muerte
divinidades, a las que llevaba ofrendas. del faraón, los egipcios eran conscientes de que había
- Se repetía la ceremonia de la coronación y se imponía llegado un momento de peligro, ya que Maat estaba
de nuevo al faraón la doble corona. ausente y el equilibrio del mundo podía tambalearse.
El heredero era ahora el símbolo del orden. Otra vez,
- Los dignatarios y funcionarios desfilaban ante el rey,
de nuevo, Horus iba a suceder a Osiris. Cuando llegará
al que rendían pleitesía.
el momento de la coronación del sucesor, el monarca
- Un momento especial era una carrera ceremonial difunto, “sentado ya en el trono de Ra, en su lugar”,
que tenía que realizar el rey por un patio abierto, que habría de contemplarlo complacido.
simbolizaba la tierra de Egipto. En cierto momento, el
monarca disparaba flechas en las direcciones de los
cuatro puntos cardinales.
Una vez que el Festival Sed terminaba, el rey que-
daba investido mágicamente de toda su potencia, de
modo que estaba asegurado que iba a seguir rigiendo
los destinos del país de acuerdo a la Regla de Maat.
Una vez celebrado el primer jubileo, y hasta que llegará
el momento de la muerte del faraón, lo usual es que
volviera a celebrarse, ahora cada tres años.

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