Introducción
Actualmente el termino de competencias personales y profesionales ha
tomado gran difusión en las organizaciones e instituciones educativas, con
el fin de desarrollar en la persona conductas observables que indiquen su
desarrollo en determinada área de su vida en donde se desenvuelve.
Desde el siglo XV el verbo "competir" significó "pelear con", generando
sustantivos como competencia, competidor, y el adjetivo, competitivo. En el
contexto actual, COMPETENCIAS, son: "comportamientos que algunas
personas dominan mejor que otras, y que las hace más eficaces en una
determinada situación" (Levy Leboyer).
Podemos también designarlas con las siglas CHAI (conocimientos,
habilidades, actitudes e intereses) que, puestas en acción, diferencian a
unas personas de otras. Una persona presenta un perfil de competencias
alto cuando demuestra las cualidades requeridas para llevar a cabo
determinadas misiones o tareas. Está comprobado que el ser humano tiene
capacidad de adquirir nuevas competencias durante toda su vida, siempre
que se den los estímulos apropiados y exista acceso a los recursos
necesarios.
Podemos decir que las competencias personales o profesionales son la
sumatoria de los conocimientos, actitudes, valores y habilidades para
desarrollar mejor sus actividades.
Son la sumatoria integral del ser humano para vivir su vida, son las
herramientas que le permitirán alcanzar sus metas y sueños.
En muchas ocasiones nos preocupamos de adquirir competencias para
desempeñarnos mejor en nuestra escuela o trabajo y es probable que
desarrollemos expertis en determinada área, sin embargo dejamos al lado
la competencias personales que nos faciliten la evolución como ser humano
en las siguientes áreas: Contigo mismo, con tu pareja, con tu familia, en tu
ocupación (puede ser estudios o trabajo, o bien los dos), con la sociedad,
con la naturaleza y con Dios, el cosmos, el universo etc., como lo quieras
llamar según tu creencia.
¿Qué has hecho para desarrollar competencias en cada una de estas áreas?
¿Dónde te consideras más competitivo? ¿Qué área has descuidado?
Mi propuesta es que tu vida la vivas no que sobre vivas y para esto, el
primer paso es que te preguntes ¿qué quieres hacer de tu vida? ¿Qué
sueños quieres alcanzar? ¿Cuándo eliges alcanzarlos?, en base a estas
preguntas podrás identificar que competencias tienes que adquirir para
alcanzar el éxito en tu vida, y el éxito no se obtiene en una o dos áreas sino
en las siete para tener una vida integral y no parcial.
El ser humano se desenvuelve en muchos escenarios por lo que debe de
estar despierto para actuar de acuerdo a la situación y no de acuerdo a sus
paradigmas. Una persona observa, escucha o siente, no lo que quiere sino
lo que puede, esto de acuerdo a una primera competencia trascendental,
que es la expansión de su Consciencia, que se refiere a no simplificar la
experiencia sólo a través de los cinco sentidos, o con su pensamiento, o
sentimientos, sino que se encuentren al mismo tiempo estos tres factores
en la acción que se está realizando, y no sólo eso, sino que además estén
de acuerdo.
Como te mencionaba es la primera competencia personal y también una de
las más complicadas de dominar, te invito a que hagas un esfuerzo para
empezar a desarrollarla.
“Todas las personas tienen la capacidad para trascender en la vida
Unas cuantas tienen la competencia”
¿Tú en dónde estás?
LA COMPETENCIA PERSONAL
¿QUÉ SON LAS COMPETENCIAS?
Uno de los problemas importantes del término competencia es su polisemia. Si
preguntáramos por la calle (o a nuestros estudiantes en clase) que es la
competencia obtendríamos, sin duda, significados muy diversos y escasamente
relacionados entre sí.
Para muchos de ellos tiene resonancias que la vinculan a “competir”. Se es
competente cuando se está en condiciones de competir. Esto es, pelear, luchar
por obtener un resultado antes o en mejores condiciones que otros: las
empresas compiten, los equipos deportivos compiten, las personas compiten
entre sí. La competencia, se dice, forma parte sustantiva de la cultura de la
sociedad actual.
Sólo los que están en condiciones de competir sobrevivirán. En ese contexto se
sitúa a veces, el planteamiento de las competencias: tenemos que formar a
nuestros estudiantes de tal manera que estén en condiciones de competir con
éxito. Pero, sin desdeñar su importancia y su fuerte calado social, no es ése el
sentido que yo quisiera darle aquí al término competencia. De lo que
pretendemos hablar aquí es de “ser competente” no de “competir”.
Por lo que se refiere a este trabajo quisiera destacar tres puntos igualmente
relevantes de las competencias:
El componente de desarrollo y/o aprendizaje que supone la “adquisición”
de nuevas competencias por parte de los sujetos.
La dimensión “psicológica” de la competencia que tiene que ver con el
sentimiento de seguridad de la persona, la percepción sentida de que
uno es capaz, de que sabe o sabe hacer la actividad de que se trate.
La dimensión “social” o laboral de la competencia que tiene que ver con
el nivel de exigencias que suele venir adscrito a un determinado rol o a
un puesto de trabajo.
Estos tres aspectos o dimensiones de la competencia tienen gran importancia
en los procesos de formación universitarios. El componente de “contenido de
aprendizaje” constituye el elemento material de la competencia. Tanto más
valiosa será una competencia cuanto más lo sea el contenido de aprendizaje al
que se refiere.
Las competencias afectan a tres niveles del funcionamiento humano:
- Conocimientos: son el resultado de procesos perceptivos y conceptuales
como conocer, seleccionar, ensayar simbólicamente, descifrar, codificar,
reflexionar, evaluar respuestas...
- Actitudes: los productos de las respuestas emocionales hacia acontecimientos
u objetos específicos.
- Habilidades de realización: resultados de los procesos psicomotores que
permiten a un individuo reaccionar de modo manifiesto y, tal vez, crear un
producto tangible que pueda ser observado y evaluado por otra persona.
LA COMPETENCIA PERSONAL
La competencia personal es un conjunto de capacidades, conductas y
estrategias, que permiten a la persona construir y valorar su propia identidad,
actuar competentemente, relacionarse satisfactoriamente con otras personas y
afrontar las demandas, los retos y las dificultades de la vida, pudiendo así
adaptarse teniendo bienestar personal e interpersonal y vivir una vida más
plena y más satisfactoria.
Dentro de la competencia hay un conjunto de aspectos referidos a lo personal:
♦ Autoconcepto.
♦ Autoestima.
♦ Emociones.
♦ Optimismo.
♦ Sentido del humor.
♦ Manejo de ansiedad.
♦ Autocontrol.
♦ Autorregulación.
♦ Etc.
Y referidos a lo social e interpersonal:
♦ Empatía.
♦ Asertividad.
♦ Socialización.
♦ Habilidades sociales.
♦ Solución de problemas interpersonales.
¿Por qué es importante estudiar la competencia personal?
Porque se están produciendo transformaciones sociológicas muy fuertes en los
últimos años, por ejemplo la familia ha modificado su estructura de
funcionamiento, de roles, etc.
Los medios tecnológicos han dado un cambio brusco en nuestras vidas, la
importancia de los medios de comunicación, etc. Todo esto está provocando
fuertes cambios que reducen drásticamente el número de interacciones
interpersonales diarias cara a cara.
Digamos que ha nacido una sociedad nueva en la que hay una serie de
problemas y dificultades que son un riesgo para la competencia personal y
social, algunos ejemplos serían: estrés, ansiedad, nerviosismo, soledad,
aislamiento, analfabetismo emocional, agresividad, depresión y tristeza,
irritabilidad, impulsividad, pasotismo, apatía, abuso de fármacos, ludopatías,
adicción al trabajo, insomnio, etc.
Un ámbito olvidado: la competencia personal y social podríamos decir que
siempre han quedado en segundo lugar, quedando por encima las
características cognitivas y del comportamiento y por debajo las emocionales e
interpersonales.
Respecto al perfil profesional: las habilidades sociales, como competencia
personal y social, son muy importantes para determinar un buen perfil
profesional. Las habilidades sociales son fundamentales para ser
profesionales:
♦ De ayuda: profesor, médico, enfermero, psicopedagogo, trabajador social,
psicólogo, educador social, etc.
♦ De comunicación: ventas, recursos humanos, ejecutivos, etc.
♦ De trabajo en equipo: dirección de mandos, multiprofesionales, grupos de
trabajo, etc.
¿PARA QUÉ SIRVEN LAS COMPETENCIAS? ¿CUÁL ES SU SENTIDO?
Las competencias sirven para definir el sentido y los contenidos de la formación
de una forma práctica y referida al ejercicio profesional.
Debo comenzar señalando que tomo el concepto de competencia como un
constructo molar, como una especie de paragüas semántico, que sirve para
referirnos al conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que los sujetos
necesitamos para desarrollar algún tipo de actividad académica, laboral o
profesional.
Alguien puede pensar, desde luego, que esa denominación no se aparta mucho
de lo que habitualmente solemos proponer bajo la denominación de objetivos o
metas del aprendizaje. Podríamos decir, sin pretender profundizar en un
análisis semántico sutil, que las competencias constituyen una forma diferente
de definir los propósitos de un proyecto formativo. Pertenecen, en ese sentido,
a la misma categoría de los objetivos (concreción de intenciones de un proceso
de formación) pero están planteados desde una perspectiva notablemente
diferente. En las competencias se delimitan los fines que se pretende alcanzar
pero señalando a la vez los contenidos y el componente operativo que tendrán
los aprendizajes alcanzados. En las competencias adquiere una importancia
particular, además, el aspecto situacional: por lo general se trata de
aprendizajes orientados a desarrollar actuaciones en un contexto específico.
La idea de partida es que no tiene demasiado sentido plantear los cursos
escolares o las carreras universitarias como simples mapas rígidos y estancos
de competencias que los alumnos hayan de adquirir (y demostrar en la
correspondiente evaluación). Por eso no cabe duda de que el hecho de
plantear la formación en términos de competencias nos permitirá llevar a cabo
una aproximación más práctica y eficaz al diseño de los perfiles escolares y
profesionales que sirven de base a las diversas titulaciones. Como veremos un
poco más adelante, una interesante aportación de las competencias al diseño
de los procesos formativos es que obligan a concretar. Los objetivos, en la
medida en que constituyen la expresión de lo deseable, suelen plantearse con
frecuencia como propuestas bastante genéricas e inconcretas lo que les hace
perder su función de componente orientador y guía de la formación (al menos
si entendemos ésta como un itinerario específico de adquisición de habilidades
personales y profesionales).
Varias connotaciones particulares de los modelos basados en competencias
(en su versión actualizada, porque hemos de tomar en consideración que
también este enfoque ha ido pasando por diversas etapas y filosofías) me
gustaría destacar en este apartado. Esto es, ¿qué aportan las competencias en
relación a los modelos más convencionales de diseñar los procesos
formativos?
He aquí algunas consideraciones al respecto:
• En el ámbito escolar las competencias surgen como reacción a la habitual
ruptura entre conocimientos y acciones que se produce en muchos
aprendizajes escolares. En ese sentido, adquirir competencias o trabajar en
competencias implica superar las meras adquisiciones nocionales (aprender
cosas de memoria sin alcanzar a darles sentido y aplicación) para buscar un
tipo de aprendizajes más globales y prácticos: los nuevos conocimientos están
siempre dirigidos al desarrollo de la capacidad de actuación de los sujetos
(poder llevar a cabo procesos de acción cada vez más complejos).
• En el ámbito de la formación universitaria, la idea de competencia posee ese
mismo carácter integrado. Su definición surge de las características de un perfil
profesional (lo que hacen habitualmente los profesionales de ese ámbito), del
análisis pormenorizado de una actividad o puesto de trabajo (job-analysis), o de
las demandas específicas que se hacen a los proveedores de formación (las
nuevas funciones que se pretenden cubrir).
• Suelen combinar, por lo general, lo contextual y lo general. Es decir, se trata
de demandas de formación que adquieren su sentido en función de un contexto
determinado. Pero entra, como veremos más adelante, en el sentido básico de
las competencias la condición de la ductilidad o generalizabilidad (se trata de
adquisiciones que quedarían incompletas si sólo tuvieran una proyección sobre
el contexto en el que se adquirieron: están destinadas a ser utilizadas, con las
adaptaciones precisas, a otros contextos).
• Aunque veremos que no es exactamente lo práctico el componente básico de
las competencias, sí podemos decir que es un componente sustancial de la
misma.
Orientadas como están, al menos en el caso de la formación universitaria, al
ejercicio profesional, parece obvio que el simple conocimiento no resulta
suficiente.
No es el conocimiento en sí lo que hace posible el ejercicio profesional, sino el
“conocimiento aplicado” a una actividad. Y eso implica tanto el saber, como el
saber hacer. Sin olvidar otras formas de saber, como el “saber sobre el hacer”,
el “saber estar y comportarse como profesional”, etc. Todo ese conjunto de
elementos forma parte de las competencias.
Chininín Olaya, Stéfany Beatriz
Elías Becerra, Briggitte Rosangela
Herrera Gonzales, Anthony Bruno
Huamán Vargas, Ana Gabriel
Nole Jiménez, Jhonatan Smith
Rivera Valdivieso, Jerry José