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Gaspar-2015-La Ortografía Como Un Tema de Atención

La ortografía es un tema importante que genera debates sobre su utilidad y enseñanza. Es necesaria para la comunicación escrita entre hablantes de español de diferentes regiones. Una ortografía consistente ayuda a la lectura rápida al permitir reconocer palabras sin descodificar sonidos. La enseñanza de la ortografía debe incluir trabajo sistemático a través de actividades lúdicas que aumenten la memoria ortográfica de palabras, así como reflexiones sobre las reglas y familias de palabras.

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Gaspar-2015-La Ortografía Como Un Tema de Atención

La ortografía es un tema importante que genera debates sobre su utilidad y enseñanza. Es necesaria para la comunicación escrita entre hablantes de español de diferentes regiones. Una ortografía consistente ayuda a la lectura rápida al permitir reconocer palabras sin descodificar sonidos. La enseñanza de la ortografía debe incluir trabajo sistemático a través de actividades lúdicas que aumenten la memoria ortográfica de palabras, así como reflexiones sobre las reglas y familias de palabras.

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La ortografía como un tema de atención

María del Pilar Gaspar*

La ortografía es un tema que, cada tanto, ocupa el titular de un diario, ya sea porque un
personaje reconocido propone abolirla o modificarla, o porque en un examen es la causa de un
“bochazo masivo”. A partir de esas noticias, se suelen generar debates acerca de su utilidad,
de si nuestra convención está o no perimida, de su relación o falta de relación con la poca o
mucha lectura o los códigos que se utilizan en la comunicación privada o pública en los
mensajes de texto o chat, de si resulta o no un criterio para definir si alguien escribe bien o
mal… En las escuelas, por su parte, los docentes de los primeros años de la escuela primaria
se debaten acerca de cuándo comenzar a poner foco en ella y los profesores de secundaria
discuten acerca de si es un tema “de Lengua” y si hay que “bajar puntos o no”; hay quienes
achacan los errores al “libertinaje en que hemos caído como sociedad” y hay quienes sostienen
que lo que importa es que los chicos se expresen. Convengamos que resulta extraño que un
tema como este despierte tantas pasiones.
Y es que la buena o mala ortografía tiene un costado ingrato, en tanto alimenta
prejuicios. En efecto, suele usarse como índice para distinguir el grado de alfabetización de una
persona, y, más aún para hablar sobre su inteligencia. Como tal, resulta un estigma para
quienes no la dominan. Sin embargo, no solo es marca de distinción, sino también clave para la
comunicación a distancia o diferida en el tiempo (función primordial de la escritura). El español
es la lengua materna y la lengua segunda de más de quinientos millones, que, al hablarla
empleamos diferentes entonaciones, usamos distintas palabras para referir a lo mismo,
armamos las oraciones con algunas variantes, y pronunciamos los sonidos de diversas formas,
es decir, empleamos diferentes dialectos. En este punto, la ortografía común es un piso para la
intercomprensión de los textos escritos por hablantes del español de diversas latitudes.
Una vez desmentida la idea de que es señal de inteligencia, pero asumida su
necesidad para mantenernos en contacto con hablantes de nuestra misma lengua alejados en
el espacio y en parte en el tiempo (en tanto las normas se van modificando, algunos textos
antiguos hoy pueden resultarnos un poco incomprensibles), queda un tercer argumento. La
representación homogénea de las palabras colabora en la lectura rápida y eficaz de los textos.
Pruebe leer:

cuando ablamo noseparamos laspalabras qesiseparamosal eskrivir. la kausa de los erores


ortografiqo es el echo de qe zi vien nuestro zijtema dejqritura es alfavetiko no reprecenta
esatamente lo zonido qe desimo .

Más allá de este texto construido adrede, todos los docentes sabemos de la dificultad
que entraña leer y comprender un texto con muchos errores. Esto es así porque los lectores
expertos no necesitamos ir estableciendo las correspondencias entre las letras y los sonidos,

1
unirlas y recién entonces reconocer el significado de las palabras (como sí necesitan hacer
quienes están aprendiendo a leer), sino que ya contamos con las representaciones mentales
ortográficas de las palabras y realizamos unas pocas fijaciones oculares por renglón. Todo esto
nos permite no concentrar nuestra atención en la decodificación y por tanto nos quedan
recursos mentales para pensar mientras leemos. Porque leer, claro está, no es solo decodificar,
sino comprender y pensar. En palabras técnicas, no utilizamos la ruta fonológica de la lectura,
sino la ruta ortográfica (a menos que nos encontremos con una palabra compleja que no
hayamos leído antes). Y hacemos esto porque hemos leído mucho y nos encontramos con las
palabras escritas una y otra vez.
Que nuestro sistema sea alfabético significa que intenta representar lo más fielmente
posible los sonidos de la lengua hablada; a esto se lo llama “ideal alfabético” (ideal en la
medida en que no se cumple por completo). Nuestra ortografía, al igual que la del italiano, es
bastante transparente, por lo que resulta bastante colaborativa para quienes están aprendiendo
a leer; no ocurre lo mismo con lenguas como el inglés o el francés.
Ahora bien, a la hora de escribir no alcanza con seguir la regla de representar los
sonidos tal como los escuchamos, pues hay letras que representan más de un fonema, o
fonemas que se representan con más de una letra, además de otras cuestiones. Esta falta de
correspondencia que se da entre algunos fonemas y las letras, sumada a la tildación, es la
causante de los errores ortográficos.
El primer paso en el aprendizaje de la ortografía consiste, entonces, en la duda. En un
momento dado de su alfabetización, la mayoría de los niños advierten que hay dos letras para
representar un mismo sonido, pero que esto no significa que puedan usar cualquiera de las
dos. En general, esto sucede porque ya vieron, por ejemplo que la B y la V “suenan” igual.
Cuando los chicos preguntan “¿Con qué va, con B o con V?” han dado el primer paso.
A partir de entonces, la ortografía debe comenzar a trabajarse de manera sistemática y
asistemática. El trabajo asistemático implica que cuando los chicos están escribiendo, el
maestro proporciona la información que necesitan, de manera directa (contestando cuál es la
letra ortográficamente correcta) o indirecta (proponiendo leer y mirar cómo está escrita otra de
la misma familia que le permita deducir qué letra corresponde).
Pero los educadores sabemos que el azar y lo ocasional favorecen solo a los que más
saben. Es por eso que en la escuela es necesario trabajar fuertemente de manera sistemática.
Para aumentar el bagaje de representaciones mentales ortográficas de las palabras es
necesario que los chicos pongan atención a la ortografía de las palabras. Actividades de
textura lúdica como “leer y sacarles fotos con los ojos a estas cinco palabras y guardarlas en la
cabeza” para luego escribirlas como desafío a la memoria, o armar palabras con letras móviles
(que favorecen la toma de conciencia de las letras que se incluyen, al contrario de lo que puede
suceder mientras simplemente escriben) son las más productivas en los primeros años. Más
adelante se pueden proponer brevísimos dictados semanales (de palabras trabajadas
previamente y vinculadas con los temas que se están estudiando o de los textos que se están
leyendo), no con el fin de calificar, sino de ponerse a prueba para además tomar conciencia de

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las palabras difíciles. También son muy interesantes y los chicos suelen disfrutar mucho de
pequeños “dictados explicados” en que el maestro se detiene para reflexionar conjuntamente
sobre las dudas que ellos presentan o para llamar la atención sobre alguna palabra
particularmente compleja. Por supuesto, la reflexión basada en la familia de una palabra o en
las reglas ortográficas más importantes (cada uno puede construir un pequeño fichero personal
como ayuda memoria) también suele dar buenos frutos. Sin embargo, al menos en los primeros
años las reglas resultan más útiles como organizadoras de la enseñanza que como algo a lo
que los chicos acuden cuando están escribiendo.
En definitiva, la ortografía es un tema de atención, de orientar la atención del que la
está aprendiendo y de prestarle atención en nuestras propuestas de enseñanza. Lo que no
supone ni “bajar puntos” ni sancionar al que la desconoce.
Y por supuesto, la ortografía es solo un aspecto de la enseñanza de la escritura.
Enseñar a escribir textos supone abordar muchos otros saberes de diferente tipo.

* Coordinadora del área de Lengua – áreas curriculares, Dirección de Gestión Educativa,


Ministerio de Educación de la Nación. Docente de la carrera de Letras de la Facultad de
Filosofía y Letras de la UBA.

Fuente: Gaspar, María del Pilar. (2015). La ortografía como un tema de atención. El monitor,
N° 37 (diciembre).

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