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Bunge - Predicción y Planeamiento

Este documento describe el proceso de planeamiento de acciones. Explica que el planeamiento racional se basa en 1) conocimiento básico del sistema, 2) una política general, 3) la identificación de un problema práctico, y 4) decisiones y acciones para resolver el problema. El conocimiento incluye una descripción del sistema, un modelo conceptual y previsiones. La política general establece objetivos y tipos de medios para lograrlos. El problema práctico surge de las previsiones. Luego se toman decisiones globales y locales, se investiga más y se planific

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Bunge - Predicción y Planeamiento

Este documento describe el proceso de planeamiento de acciones. Explica que el planeamiento racional se basa en 1) conocimiento básico del sistema, 2) una política general, 3) la identificación de un problema práctico, y 4) decisiones y acciones para resolver el problema. El conocimiento incluye una descripción del sistema, un modelo conceptual y previsiones. La política general establece objetivos y tipos de medios para lograrlos. El problema práctico surge de las previsiones. Luego se toman decisiones globales y locales, se investiga más y se planific

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PREDICCIÓN Y PLANEAMIENTO

Discurso inaugural del curso sobre «Planeamiento político», Cor-


nell University, verano de 1970. (Trad. cast. de José Luis García Mo-
lina.) Para detalles sobre la predicción científica, la previsión tecnoló-
gica, la hipótesis científica, el modelo teorético y los datos científicos,
véase del autor La investigación científica.
A todos nos incumbe cada vez más el planeamiento
del futuro, pero pocos nos detenemos a analizar algunos
de los conceptos clave implicados, tales como los de pla-
neamiento y previsión. Resultado de ello han sido cier-
tas confusiones y fraudes perjudiciales. Una confusión tal
es la que interpreta la ‘previsión tecnológica* (previsio-
nes hechas con los recursos de alguna rama de la tecno-
logía) como profetizando el desarrollo tecnológico. Y uno
de tales fraudes es la concepción de la futurología como
una disciplina independiente con técnicas propias de pre-
dicción. Es propósito del presente trabajo proyectar al-
guna luz sobre estas cuestiones conceptuales informan-
do brevemente acerca de lo que la filosofía de la ciencia
y la tecnología tienen que decir en torno a ellas.

1. D ia g r a m a d e p r o c e s o d e u n c u r s o p l a n e a d o
d e a c c ió n

La acción racional e informada descansa en planes o


programas. Éstos a su vez se inspiran en políticas gene-
rales y se basan en previsiones bien fundadas. Y cada
uno de los cuatro aspectos — previsión, política, plan y
acción— ■ no son sino componentes de un proceso com-
plejo. La naturaleza de un proceso tal dependerá, desde
luego, de la meta que ha sido propuesta y de los recur-
sos utilizados para lograrla. Así es como la recogida de
datos relativos a Venus por medio de una expedición
movilizará recursos y habilidades un tanto diferentes a

261
las que requeriría el robo o saqueo afortunado de un
banco.
N o obstante, parece existir una pauta general que
encaja en todo proceso de acción planeada, desde cam-
pañas de alfabetización hasta campañas electorales, pa-
sando por reformas agrarias y saneamientos de ciudades.
Una forma común tal muy bien puede patentizarse me-
diante el estudio" de un determinado número de diagra-
gramas de ejemplos típicos de acción planeada que
difieran a la vez en su meta y en los medios. Echemos una
ojeada a uno de tales ejemplos, a saber, una operación
de erradicación del hambre (fig. 1). Se invita al lector a
que sustituya el caso por otros de su elección, tales como
reordenación urbana, una campaña anti-polucíón, una
huelga, o alguna otra operación a gran escala que exija
un cuerpo de conocimiento experto.
Aceptaremos la atrevida — quizás errónea— suposi-
ción de que la pauta general es la misma que se muestra
en la figura 2. Aún sí no fuera exactamente la pauta ac-
tual de un curso planeado de acción, nos servirá de mar-
co de referencia para discutir los conceptos que nos in-
teresan.

2. A n á l is is d e l pr o c e s o : d el c o n o c im ie n t o b á s ic o
a l pr o b l e m a

Notem os, en primer lugar, que la acción racional e


informada presupone algún conocimiento básico: si ig-
norásemos todo lo relativo al sistema que tenemos que
cambiar ni siquiera lograríamos su identificación. Y si
conociéramos muy poco de él, es probable que no triun-
fáramos en la solución de nuestro problema. El cuerpo
de conocimiento relativo al sistema que nos interesa es
a la vez empírico y conceptual, en ocasiones, incluso teo-
rético. Consiste esencialmente de tres partes: una descrip-
ción de algunos de los aspectos del sistema, un modelo

262
1. Co n o c ím ik ñ t o
b á s ic o F ig u r a 1. — O peración d e erradicación d el ham bre.

Descripción de! sis-


tema: ciudad ham-
brienta.
Modelo: población
uniformemente ham-
brienta.
Previsión: pobla-
ción que muere ex- 3. P r o b l e ma 4. D e c is ió n 5. I n v e s t ig a c ió n 6. P l a n e a mie n t o
ponencialmente según ’ PRÁCTICO g l o ba l
una tasa constante. Localización y esti- Elección de bases
Salvar la pobla- Movilizar recursos mación de material y y rutas.
ción hambrienta. para alimentar la po- recursos humanos. Listas de transpor-
!bl ación. te. Cambios, etc.
2. P o l ít ic a
g en er a l

Meta general: pre-'


servación de la vida.
Tipo de medio: 10. E v a l u a c ió n 9. Re s u l t a d o 8. Ac c ió n 7. D e c is io n e s
alimentación. FINAL PIARIAS
P por ciento de Transporte, actual
población salvada al Erradicación del y distribución del Cambios de per-
coste C. hambre. alimento. sonal.
Propaganda, etc. Casos más urgen-
tes.
Interferencias polí-
ticas.
.1. C onocimiento F ig u r a 2 , — Diagrama de bloque de la acción racional e informada.
básico

D e s c r ip c ió n d el s is-
te m a .
M o d e lo del sis-
te m a . 3. P roblema 4. D ecisión 5. Investigación 6, P laneamiento
P re v is io n e s . práctico GLOBAL
A d q u is ic ió n de D is e ñ o d e c o m p le -
E fe c t u a r o p r e v e - E le c c ió n d e la p r e - n u e v o s c o n o c im ie n - jo s h o m b res-co sas q u e
n ir u n c ie rto a c o n te - v isió n a s e r re lo rza cía to s acerca d e l sis - m e jo r p u e d e n re s o l-
2. P olítica c i m ie n to . o c o n tra ri a d a y d e te m a o m e d io s. v er el p r o b le m a p rá c -
GENERAL los m e d io s a u tiliz a r. tico .

M e ta g e n e ra l: c a m -
b ió o p e r m a n e n c ia
d eseada.
T ip o d e m e d io s o 10. E valuación 9. R esultados 8. A cción 7 D ecisiones
re c u rs o s . TIÑALES diarias
E s tim a c ió n d e la s E je c u c ió n 'd e las
d iv e rg e n c ia s d e l r e s u l- E s ta d o d e lo s a s u n - d e c isio n e s m á s en- D is e ñ a r e ta p a s u n i-
ta d o f in a l r e s p e c to to s m á s o m e n o s c e r- f re n ta m ie n to con ta ria s d e ac ció n s e -
d e la m e ta u obje-, c a n o s a la m e ta p r e - a c o n te c im ie n to s im - g ú n el p la n .
tiv o . s e n te . p re v is to s .
conceptual (preferiblemente teorético) del mismo, y. un
haz de previsiones formuladas sobre la base conjunta del
modelo y la descripción. Encontramos, pues, la previsión
casi en el punto de partida de un curso planeado de
acción. La previsión puede hacerse sobre la base de alguna
correlación empírica, o puede consistir en una extrapo-
lación de una línea tendencial o, idealmente, en la solu-
ción de un sistema de ecuaciones de evolución. Sin
predicción, ninguna oportunidad o posibilidad, entonces,
de plantear siquiera el problema práctico que disparará
la acción.
El recuadro que figura debajo del primero en la figu-
ra 2 simboliza la política general o «filosofía» adoptada.
Una política puede ser considerada como un objetivo (o
conjunto de objetivos) junto con una clase de medios
que parezcan justificados y prometedores para el logro
del objetivo. La línea quebrada que va del conocimiento
básico a la política general quiere sugerir que toda polí-
tica racional y realista debe algo a un conocimiento del
sistema en cuestión (v. g., una comunidad) y sus circuns-
tancias. En resumen, las políticas razonables se proyectan
con la ayuda de ítems de conocimiento,
Pero no todo consiste en conocimiento: éste nos
ayuda a elegir los objetivos y a localizar los medios pero
no le es dado educir ni los desiderata ni los recursos. En
otras palabras, el conocimiento no determina plenamente
las políticas. Por consiguiente, tan equivocado es alabar
el conocimiento por sus consecuencias prácticas deseables,
cuanto despreciarlo por sus efectos perjudiciales. A di-
ferencia de las políticas, el conocimiento es neutral:
puede usarse para bien o para mal. Quienes dan por
buenas las consecuencias prácticas del uso del conoci-
miento científico (v. g., la guerra moderna, la polución
o la desaparición de la individualidad y la intimidad)
deberían dirigir su atención a las políticas implicadas
más que retornar a la sinrazón y al salvajismo. Una ima-
gen más clara del cometido de las políticas y de cómo se

265
diseñan y adoptan podría haber evitado la actual descon-
fianza que hacia la ciencia y la tecnología sienten tantos
jóvenes. Pero fijémonos en nuestro diagrama de acción.
El conocimiento básico, junto con una política gene-
ral, da lugar a algunos problemas prácticos, esto es, una
tarea cuyo objeto es evitar o producir algunos aconteci-
mientos en la naturaleza o la sociedad. Sin un cierto
conocimiento de la situación no captaríamos ningún pro-
blema, ni cognoscitivo ni práctico. Y sin una cierta po-
lítica general no se presentaría ningún problema práctico:
nos quedaríamos satisfechos contemplando cómo nuestros
desperdicios diezman especies enteras, y así sucesiva-
mente. Cierto que a menudo no es menester ni un gran
cuerpo de conocimiento ni una política claramente for-
mulada para plantear un problema práctico e, incluso,
para resolverlo satisfactoriamente, pero la cuestión es
que ambos ingredientes deben combinarse, aun cuando
en pequeñas dosis, si un genuino y soluble problema
práctico ha de generarse.

3. A n á l is is u l t e r io r : d e l a d e c is ió n
A LA EVALUACIÓN

E l bloque siguiente de la figura 2 simboliza la deci-


sión global concerniente al curso de la acción como un
todo. Una decisión puede ser considerada como una elec-
ción de una previsión — sea para fortalecerla o para de-
bilitarla— ■ junto con una elección del tipo de medios
que se espera sean efectivos para ese propósito. Una de-
cisión racional ex informada puede entonces construirse
como un par: proyección-medios. Elimínese uno cual-
quiera de esos componentes y no quedará ninguna de-
cisión racional e informada. Maximícese la exactitud de
las predicciones y la definición de los medios y tendremos
una toma de decisiones máximamente racional.
Una vez hemos tomado una decisión tratamos de ins-

266
trumentarla. Pero con mayor frecuencia de lo deseable
la información disponible acerca de los sistemas o recur-
sos es insuficiente y es posible que tengamos entonces
que complementarla: es aquí donde se instaura la fase
de (nueva) investigación. Así en materia de urbanismo
un planificador puede tener que encargar que se investi-
gue algo sobre las propiedades de nuevos materiales o
los efectos psicológicos de ciertos tipos de viviendas. Una
pieza tal de investigación, sí detallada, puede concluir
en un nuevo conjunto de previsiones relevantes para el
planificador. N i que decir tiene que algunas de las nue-
vas proyecciones pueden no ser compatibles con las pre-
visiones originales contenidas en el bloque 1. En ese
caso un examen crítico de los dos conjuntos de previsio-
nes y de los medios empleados para obtenerlas tendrá
que llevarse a cabo. Supongamos que sea posible hacer
una elección concreta, aun cuando provisional, entre los
conjuntos de proposiciones: en caso distinto, el proceso
entero quedará detenido justo en ese punto.
A continuación, sigue el propio planeamiento, Un
plan o programa es un modelo operadonal del compuesto
hombres-cosas que mejor pueden llevar a efecto la pre-
visión de los acontecimientos desde el comienzo. ( ‘Ope-
ración al’ pues se refiere a operaciones.) Cuanto más ínti-
mamente un plan adhiera a una previsión fundada y a una
política razonable, tanto más racional será: cuanto más
se aleje de ellos tanto menos realista tenderá a ser. Aun
en el supuesto de que el plan fracasara aprenderíamos
algo de un resultado así, a saber, que algo estaba equi-
vocado, sea en las previsiones, sea en la política, o en
la instrumentación del plan. Y si conocemos qué es lo
que había equivocado podemos tener la esperanza de
corregirlo en el futuro.
Tener un plan es necesario si bien insuficiente para
asegurar la acción racional e informada. Un plan es ne-
cesariamente esquemático: ni puede cubrir todos los de-
talles ni debe tratar de hacerlo. N o puede hacer tal cosa

267
pues siempre hay imprevisibles, tantos que cualquier
presupuesto debe incluir contingencias. Y un plan no
debe ser excesivamente detallado porque de lo contrario
carecería de la flexibilidad necesaria para arrostrar los
imprevisibles. En cualquier caso, un plan no puede ser
instrumentado (y corregido, eventualmente, sobre la mar-
cha) salvo que se tomen unas cuantas decisiones más
durante el proceso de la acción. Las decisiones día a día
que simboliza el bloque 7, de la figura 2, controlan, hasta
el resultado final, las actividades cotidianas según acaecen.
Si las previsiones son exactas, el plan es realista, y
cada una de las decisiones apropiada, entonces la fase de
acción (bloque 8) deberá ser uniforme en comparación
con una pobremente programada, en cuyo caso es dable
esperar un resultado final bastante cercano al objetivo
presente.
No obstante, el resultado final (bloque 9) rara vez es
idéntico al objetivo inicial: nunca se dispone del suficiente
conocimiento para prever todas las cosas, nunca se posee
la suficiente sabiduría para tomar decisiones perfectas,
nunca la suficiente habilidad o los recursos para instru-
mentarlas al punto de lograr la plena realización del ob-
jetivo. Tanto si se acercan como sí se alejan del plan, los
resultados deben estar sujetos a evaluación (bloque últi-
mo). Sí las divergencias o los errores son superiores a la
tolerancia previamente acordada, habrá que recurrir a un
feedback negativo. Así lo que tenía que ser una victoria
de guerra puede tener que replanearse como una retirada
ordenada, una campaña presidencial como vice-presiden-
cial, y así sucesivamente. En resumen, debe haber feed-
back a lo largo de toda la línea, incluso hasta en los
mismos problemas (bloque 3) que provocaron el proceso
total. Esto es lo que las líneas quebradas hacia atrás
representan en nuestro diagrama. Y por esto es por lo
que los planes han de ser elásticos.
Volvamos ahora a examinar la previsión,

268
4. La s v a r ie d a d e s de l a p r e v is ió n

En el caso de la operación de erradicación del ham-


bre, la clase de conocimiento implicado tanto en el punto
de partida (conocimiento básico) cuanto en la investiga-
ción adicional (fase 5) consistía en una mezcla de cono-
cimiento ordinario o común y de conocimiento experto
relativo a la comunidad, sus condiciones de desnutrición,
recursos alimenticios, posibilidades de transporte, etc.
Las previsiones eran consiguientemente mitad ordi-
narias, mitad expertas, en cualquier caso por debajo de
los standards de la predicción científica. D e otra parte, el
alunizaje triunfal de los primeros hombres en la luna
exigió un tipo diferente de conocimiento, a saber un
tejido de piezas de diversos campos de la ciencia pura y
la tecnología. En particular, implicó predicciones cientí-
ficas (v. g., previsiones astronómicas) y previsiones tec-
nológicas (v. g., las relativas al orden y sincronización
de las operaciones de los astronautas), por no hablar de
las prognosis de los expertos referentes a la salud física
de la tripulación o a la sincronización política de la ope-
ración.
El asunto radica en que diferentes tipos de proble-
mas y decisión requieren diferentes tipos de proyección,
tanto en la etapa inicial de la investigación cuanto en la
etapa de investigación. Si lo que deseamos es sólo des-
hacernos del arpón, entonces la mera adivinanza futura,
con o sin bola de cristal, puede cumplir el papel. Si lo
que deseamos es impresionar o embaucar, entonces lo in-
dicado es un vislumbre de gran profetízación, con o sin
técnica de previsión alegadamente independiente de las
ciencias especiales. Si lo que necesitamos es una predic-
ción honesta pero sólo poseemos un capital de conoci-
miento especial pero no científico, entonces debemos in-
tentar prognosis expertas. Si tenemos a nuestra disposi-
ción hipótesis y datos, y nuestra meta es hacer una con-

269
tribudón al conocimiento, entonces deberíamos emitir
predicciones dentíficas incluso al riesgo de verlas refu-
tadas. Y si teniendo un conocimiento básico similar a
mano, al tiempo que facilidades para aumentarlo, y nues-
tro objetivo es actuar eficientemente, entonces debemos
intentar previsiones tecnológicas y establecerlas en un
curso de acción programada.
Una variedad tal de vías de previsión sugiere echar
una ojeada más íntima a fin de explicarlas mejor, una
a una.

5, La p r e v is ió n n o -c i e n t í f i c a

Podemos distinguir cuatro tipos de previsión no cien-


tífica: la conjetura descabellada o adivinanza, la profecía,
la previsión de sentido común, y el pronóstico del experto.
La adivinanza o el jugar al acierto o el error es un
intento consciente pero no racional de conocer lo que
está fuera del campo de visión, en particular aquello
que el futuro, según la metáfora fatalista, nos tiene
reservado. La adivinanza es aventurera, intuitiva, vaga, y
carece de fundamento explícito, de modo que no cabe
criticarla sino por sus resultados. Las decisiones y planes
basados en la adivinanza se ven obligados a ser tan ne-
bulosos como la propia adivinación. Toda acción que se
siga, si alguna, será la mayor parte de las veces ineficaz.
La profecía o previsión oracular es la proyección a
gran escala de conjeturas relativas al futuro, esto es, pro-
yecciones sin fundamento. Difiere de la mera adivinanza
sólo en grado, no en tipo. Mientras que el juego de
profetizar es mera adivinanza, profetizar acontecimientos
sociales graves, tales como guerras o revoluciones, sin otra
base que anhelos o temores ilusorios es profetizar, esto
es, son conjeturas hechas al acaso sin sentido de la me-
dida. La forma lógica de una conjetura concerniente al

270
futuro — independientemente del alcance de la conje-
tura— es la de un enunciado incondicional de la forma
F ocurrirá
sin indicación de las condiciones necesarias y suficientes
para que F ocurra. El fracaso o el éxito de una conjetura
— adivinanza tal nos enseña poco, si algo, ya que no hay
prueba de contrastación alguna para la verdad de cual-
quier vínculo hipotetizado entre el acontecimiento F y
sus condiciones o causas C. En resumen, no cabe aprender
del resultado de las adivinanzas— salvo que no merecen
nuestro esfuerzo en elaborarlas.
Una conjetura educada u opinión informada acerca de
algún acontecimiento futuro es cosa por entero diferente:
descansa en algún acopio de conocimiento y tiene una
forma condicional:
Si C ocurre entonces F ocurrirá (o puede ocurrir).
Éste no es sino un caso de una generalización empírica
del tipo «Siempre que C ba ocurrido F le ha seguido».
Consiguientemente, es posible aprender tanto del éxito
como del fracaso de una conjetura educada: en el primer
caso apoyará la generalización subyacente, en el último
la socavará.
Podemos distinguir dos tipos de conjetura educada:
la ordinaria o previsión de sentido común y la prognosis
del experto. Una previsión de sentido común es la que
se emite sobre la base de algunas generalizaciones empí-
ricas incluidas en el conocimiento común: es decir, la
que requiere conocimiento experto. Es intuitiva y vaga
ciertamente pero menos que un impulso salvaje. Y es un
enunciado condicional arraigado de suerte que se obten-
gan generalizaciones empíricas reconocibles claramente, y
por tanto, controlables. Pocos de nosotros somos tan
perceptivos y buenos aprendices como para ser expertos
en aquellas predicciones de sentido común sobre la con-
ducta humana que resultan ser verdaderas la mayoría
de las veces.

271
Una prognosis de un experto puede no ser más exacta
que una predicción de sentido común pero se basa en
un conocimiento especial encapsulado en generalizaciones
empíricas y enunciados de tendencia. La predicción me-
teorológica del granjero experimentado por viejo, las
proyecciones de ventas del gerente competente, y las
prognosis médicas- de patología general caen todas en
esta clase. Según los grados de pericia se darán en el
experto prognosis de grado variable en cuanto a exac-
titud o verdad.

6. P r e d ic c ió n c ie n t íf ic a

Una predicción científica es la que se realiza con me-


dios científicos: más precisamente, con ideas pertenecien-
tes a una o más ciencias. Es máximamente racional (mí-
nimamente intuitiva), puesto que es una conclusión de
premisas explícitamente enunciadas. Estas premisas no
son generalizaciones meramente empíricas como aquellas
que constituyen el fundamento de las conjeturas educa-
das: las premisas de una predicción científica son gene-
ralizaciones fundamentadas y contrastables y fragmentos
de información científica. Las primeras han sido ya co-
rroboradas hasta un cierto grado o están a punto de ser
corroboradas a través del rendimiento de las mismas
predicciones que ayudan a formular. Y los datos han sido
recogidos — o mejor, educidos— con la ayuda de medios
más o menos fiables, a la vez empíricos y conceptuales,
que están abiertos al examen crítico.
En otras palabras, una predicción científica es un enun-
ciado de forma condicional, como una conjetura educa-
das lo es, pero a diferencia de ésta es una consecuencia
lógica clara de un haz de Ítems científicos, todos los
cuales cabe validar, controlar o corregir. Más precisa-
mente, la lógica y la matemática aportan un mecanismo

272
para batir las predicciones científicas a partir de hipótesis
y datos según se muestra en este esquema:

Conjunto de hipótesis científicas Conjunto de datos científicos


(preferiblemente una teoría)

Conjunto de predicciones científicas

Si las hipótesis que toman parte en el argumento per-


tenecen a un cuerpo de teoría (o sistema hipotético-de-
ductivo) y han pasado en cierta medida por un contraste
de la experiencia científica (observación, medida y expe-
rimento), entonces pueden ser llamadas leyes. En este
caso una predicación científica se llama a menudo nomo-
lógica. En caso distinto, tentativa. (Claro es, las predic-
ciones nomológicas también son tentativas o falibles,
pero menos que las formuladas sobre la base de hipótesis
que no han sido puestas a prueba previamente: hay gra-
dos de tentatividad o falibilidad.)
Una predicción científica tentativa sirve principal-
mente para someter las premisas (hipótesis y datos) a la
contrastación empírica. Por tanto una predicción con
éxito cuenta como evidencia confirmante, en tanto que
una sin éxito cuenta como evidencia negativa. Si la ma-
yor parte de la evidencia recogida a través de la predic-
ción es favorable, hablamos de buen apoyo inductivo. Si
la evidencia es, en cualquier sentido, negativa, conclui-
mos que al menos una de las premisas es falsa e inten-
tamos individualizarla, con objeto de mejorarla. SÍ las
predicciones resultan ser verdaderas o falsas, la opera-
ción de extraer enunciados predictivos a partir de hipó-
tesis y datos es puramente deductiva, por tanto cabe
minuciosamente computarla. En resumen, la predicción

273
18. ---- BTJNGE
es deductiva pero nos permite asignar pesos inductivos
(positivos o negativos).
Las hipótesis (o los enunciados legales) presentes
entre las premisas de una predicción científica son espe-
cíficos más bien que axiomas de nivel superior, porque
han de producir predicciones específicas ya que los hechos
son específicos. Esto no acarrea el que las teorías gene-
rales sean inútiles en la elaboración de predicciones.
Presupone que antes de poder usar una teoría general
con propósitos predictivos debemos prepararla. Más pre-
cisamente, debemos construir un sistema modelo, un mo-
delo conceptual del sistema en cuestión, no justo un
modelo cualquiera sino uno construido con conceptos en-
contrados en la teoría.
Por ejemplo, si deseamos predecir las poblaciones
futuras de dos especies biológicas, una de las cuales de-
vora a la otra, podemos usar las ecuaciones de Volterra,
o más bien sus soluciones. O podemos escribir este mo-
delo directamente como un conjunto de instrucciones a
un computador. Cualquiera que sea el método que eli-
jamos establecemos con ello un boceto idealizado, o
modelo teorético de nuestro sistema. Este modelo da
cuenta de algunos aspectos del sistema, tales como que
consiste exactamente de dos poblaciones que interactúan
de una manera precisa, pero descarta los restantes as-
pectos. Lo mismo vale para cualquier otra predicción:
comporta uno u otro modelo teorético, que capta algo,
nunca la totalidad de aspectos de la cosa, si bien cabe
siempre mejorarlo. N i la cuantía de datos ni la cuantía
de proceso de puros datos por el computador trabajará
en ausencia de un modelo teorético. E l modelo puede
ser determinista o estocástico, fenomenológico o meca-
nicista, crudo o sofisticado: no será nunca ni más ni
menos que una representación aproximada, idealizada,
en términos teoréticos, de los aspectos salientes del sis-
tema en cuestión.
N o deberíamos sentirnos moralmente justificados al

274
utilizar una predicción científica tentativa con propósitos
prácticos a menos que nos enfrentáramos con tener que
elegir entre ella y la ciega adivinanza. D e otra parte, una
predicción nomológica, esto es, la que se apoya en hi-
pótesis bien corroboradas dentro de alguna u otra teoría,
puede cumplir una función distinta a la puramente cog-
noscitiva: puede, guiando la acción, trocarse en prescrip-
tiva o normativa, Pero esto merece otra sección.

7. La p r e v is ió n t e c n o l ó g ic a

El sexto y último tipo de proyección a ser conside-


rado aquí es la previsión tecnológica tal como se la en-
cuentra en la ingeniería, la química industrial, la farma-
cología o el management científico. N o hay diferencia
lógica entre la previsión tecnológica y la predicción
científica: en cualquiera de los casos el enunciado pre-
dictivo es una proposición condicional y una consecuen-
cia lógica de hipótesis y datos. Las diferencias son con-
ceptuales, metodológicas y prácticas.
Diferencia conceptual: los modelos teoréticos em -
pleados en la previsión tecnológica son, usualmente, más
sencillos y superficiales que los presentes en la predicción
científica. Hay, al menos, dos buenas razones para ello.
Primero, en la tecnología se está más interesado en re-
sultados netos o globales que en mecanismos intervinien-
tes, de modo que predominan las teorías de la caja negra
sobre las teorías de mecanismos. (Esta regla tiene desde
luego sus limitaciones: así en la educación y en la psi-
quiatría son necesarias teorías del aprendizaje que com-
porten conceptos no conductistas, tales como los de hábi-
to y motivación. En ocasiones las teorías de mecanismos
deben utilizarse en la tecnología, pero la cuestión es
que el tecnólogo tratará de avanzar sin utilizarlas y esta
estrategia usualmente triunfará. Es posible que en el
futuro no sea así, pero tal es la regla en la etapa presente

275
de la tecnología.) Segundo, los instrumentos conceptuales
a ser utilizados en la tecnología deberían ser máximamente
sencillos para operar, tanto por no tener objeto utilizar
instrumentos' refinados cuando la meta no es la verdad
sino la eficacia, cuanto por consideraciones de coste y
tiempo.
Diferencia metodológica: las previsiones tecnológicas
se supone que son nomológicas más que tentativas, mien-
tras que las predicciones científicas pueden ser ambas
cosas. Esto es, confiamos que la previsión tecnológica
emplee sólo hipótesis bien corroboradas alojadas en cuer-
pos conceptuales bien articulados, porque su objeto no es
investigar la verdad sino aplicarla. D e lo contrario, esto
es, si tentativa, la predicción trataría de contrastar el
modelo y no de hacerlo funcionar. Y la actitud del
hombre de acción que emplea una previsión tecnológica
es tener conocimiento que trabaje para él y suponer que
alguien distinto — el científico o el tecnólogo investiga-
dor—■ se cuide de la validación de los instrumentos de
predicción. Esto nos lleva a la tercera y más intrigante
peculiaridad de la predicción tecnológica.
Diferencia práctica: mientras que las predicciones
científicas son axiológicamente neutrales, las previsiones
tecnológicas están impregnadas de valor y es más, pueden
tener un efecto sobre quienes los reconocen. Que las
previsiones tecnológicas sean valiosas en respectos dis-
tintos al puramente cognoscitivo es algo que resulta obvio
con sólo mirar sus formas típicas. Mientras que una pre-
dicción científica tiene típicamente la forma
Sí C sucede en el momento t entonces F sucederá en
él momento é con la probabilidad P

una previsión típica tecnológica tiene la forma


Si la meta o él objetivo F ha de lograrse en el mo-
mento t' con la probabilidad P, entonces hay que hacer
C en el momento t.

276
Lo que era un estado final se ha trocado, en adición, en
una meta que ha sido preferida y elegida entre otras
metas. Y el alcance de esa meta o el fracaso en conse-
guirla, puede afectar las vidas de todos los interesados.
Si no sucede así, el curso entero de la acción ha sido
malgastado.
Es más, la mera emisión de una proyección de este
tipo puede alterar la probabilidad misma del aconteci-
miento que predice. Por tanto, si un acontecimiento ha
sido previsto en cuya producción nosotros tenemos op-
ción, y si estamos interesados en su ocurrencia, haremos
algo por él. Igual si queremos prevenir o posponer o an-
ticipar el acontecimiento. Esto es, trataremos de hacer las
cosas de manera que hagamos que la previsión llegue a ser
verdadera, o falsa, según el caso pueda ser. Si triunfamos
en este intento obtenemos una confirmación poderosa o
una poderosa refutación de la misma. Éstas son las lla-
madas también previsiones que se auto-cumplen (self
fulfittmg) y que se auto-destruyen, muy bien conocidas
de los economistas bajo el nombre de «efecto Morgens-
tem ». Ejemplo clásico es el rumor sobre la quiebra ae un
negocio que provoca una quiebra real.

8. ¿Fu t u r o l o g ía ?

Tanto si intentamos mejorar nuestro conocimiento


como guiar la acción con la ayuda de la tecnología, la
proyección responsable descansa en algún u otro modelo
teorético del sistema en cuestión. Si tecnológica, la pre-
visión descansa también en alguna política general, cuyo
diseño real debe algo al conocimiento básico. Las teorías
empleadas al inferir enunciados proyectivos pertenecen
a una o más ramas de la ciencia pura o la tecnología: de
lo contrario la previsión ni es científica ni tecnológica.
H ay teorías especiales interesadas sólo por el futuro:
cualquier teoría puede ser usada para proyectar hacia

277
adelante o hacia atrás. N o hay ciencia especial de la
previsión: la totalidad de la ciencia y la tecnología están
interesadas en la proyección hacia adelante y hacia atrás.
En otras palabras, no hay cosa tal como la futurología
concebida como una disciplina independiente, esto es,
como una ciencia aparte de la ciencia ordinaria y de la
tecnología y que posea instrumentos sui generis de pro-
yección. La razón de ello es muy sencilla: la previsión
tecnológica es nomológica, y no hay leyes de la naturaleza
o la sociedad independientes de la estofa de las cosas y
rigiendo por consiguiente en cualquier campo. Hay sólo
leyes regionales físicas, químicas, biológicas, psicológicas,
sociológicas, y así sucesivamente. Tenemos que usar al-
guna de estas leyes si deseamos emitir previsiones tecno-
lógicas. Podemos tener que utilizar leyes de campos di-
versos, v. g., de la física y de la psicología, con objeto de
prever la conducta de un complejo hombre-máquina. Al
actuar así, reunimos juntos campos diversos sin obliterar
sus diferencias. Esto es, nuestra previsión será entonces
un resultado de un esfuerzo de investigación interdisci-
plinario: más que revolotear entre ellas nos moveremos
por diversas disciplinas.
La futurología seria, en cuanto distinta del profe-
tismo y el utopismo sin fundamento, no es sino un es-
fuerzo interdisciplinario para hacer a) extrapolaciones de
tendencias recientes a gran escala y largo plazo, en la
suposición de que éstas no serán obstaculizadas por un
esfuerzo planeado, y b) previsiones tecnológicas a gran
escala y largo plazo sobre la base de modelos teoréticos
y datos científicos definidos, y como instrumentos para
obtener planes a gran escala y largo plazo tratando de
instrumentar una decisión global que se propone a su
vez solucionar problemas prácticos, tales como la cura
de agudos y extendidos males sociales o intentando nuevas
pautas sociales libres de los defectos de las antiguas. No
existe una futurología autónoma ni pizca más que una
pasadología (passology) autónoma. N o hay técnica espe-

278
cíal de previsión que pueda salvarnos de la investigación.
Consiguientemente, no son expertos del futuro quienes
tratan de ignorar cualquier vislumbre que la ciencia pura
y aplicada pueda ofrecernos de los posibles futuros: el
futurólogo responsable es un punto de confluencia de
todos los tráficos científicos, no un profeta ineducado.
La futurología es algo para mentes científicas aventura-
das, no para aventureros.

9. O b s e r v a c io n e s c o n c l u s iv a s

En resumen, la acción racional descansa hacia el final


de una línea que parte de un cuerpo de conocimiento
básico y una política general («filosofía»). Ese punto de
partida debe contener proyecciones definidas para el resto
del proceso a recorrer en su totalidad: de lo contrario
ni siquiera el problema práctico a resolver emergería con
claridad. Lo mismo pasa con la investigación adicional
necesaria para obtener un plan realista de acción: aca-
bará en un conjunto definido de previsiones definidas.
La exactitud, la fiabilidad por tanto de las proyeccio-
nes implicadas en cualquier curso de acción racional de-
penderá del estado de la disciplina implicada tanto como
de la naturaleza de la meta. Mientras que en algunos
casos la prognosis del experto es o lo mejor que cabe
obtener o todo lo que necesitamos, en otros se requerirá
que las previsiones tecnológicas se computen con la ayuda
de teorías relativamente sofisticadas. D e otro lado, la
adivinanza descabellada, sea en lo pequeño o en lo gran-
de, es irresponsable. Incluso las conjeturas educadas son
hoy por hoy bases insuficientes para un buen planea-
miento a corto y largo término: deberíamos usar las me-
jores previsiones disponibles, y éstas se hacen en la cien-
cia y la tecnología. En una palabra: dime qué tipo de
previsión usas y te diré cuál es la calidad de tus planes.
Pero lo mejor rara vez es perfecto. Incluso la mejor
previsión puede dar muy lejos del blanco. Sólo las pre-

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visiones triviales pueden ser totalmente seguras. Si pre-
decimos acontecimientos otros que los inevitables o los
altamente probables correremos riesgos. Una proyección
responsable (prognosis de un experto, predicción cientí-
fica, o previsión tecnológica) puede estar equivocada
por una u otra de las siguientes razones. Primero, algunas
de las hipótesis (generalizaciones empíricas, correlaciones,
líneas de tendencia, o enunciados legales) presentes en el
modelo teorético pueden ser falsas o no suficientemente
cercanas a la verdad. Segundo, algunos de los datos (frag-
mentos de información empírica concerniente, digamos,
al estado presente del sistema en cuestión) pueden ser
inexactos. Tercero, aun cuando tanto las hipótesis como
los datos sean verdaderos, pueden ser insuficientes: puede
haber factores adicionales de peso (variables) o incluso
componentes enteros implicados en la situación real, que
el modelo teorético ha menospreciado. Cuarto, aun cuan-
do los componentes de conocimiento sean suficientes y
exactos, pueden cometerse errores en su manipulación.
En conclusión, ninguna previsión interesante es in-
falible: a lo más, una proyección puede ser más fiable
que otras. Lo que es peculiar acerca de la proyección
responsable es no su exactitud sino su capacidad de co-
rrección: el hecho de que podamos aprender de sus fra-
casos y así mejorar a partir de ellos. Sólo el impulso
salvaje es una pérdida total — tanto más cuanto más
grande es su alcance. La prognosis del experto tecnólogo
fracasa dentro de esta categoría cuando no va acompañada
por planes definidos sostenidos por decisiones firmes y
adecuados recursos para reforzarlos. A sí la previsión de
que el transporte privado habrá desaparecido hacia el
final de nuestro milenio es puro anhelo (o temor) ilusorio
en tanto no se haga nada para conseguir tal meta. Pro-
yectar desarrollos tecnológicos sin planeamiento es tan
despilfarro como planear sin precisiones tecnológicas. Lo
primero es especular en torno al futuro, lo segundo,
jugar con él.

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