REFERENCIA: Craig, William Lane, “La resurrección de Jesús”, artículo recuperado de:
https://es.reasonablefaith.org/escritos/escritos-de-nivel-popular/la-resurreccion-de-jesus
Si una persona se acercara a los escritos del Nuevo Testamento, no como Escritura inspirada
por Dios, sino como una compilación de documentos históricos escritos en griego, se
sorprenderá de la enorme cantidad de registros históricos que los historiadores han
comprobado respecto de los relatos plasmados en el Nuevo Testamento.
Los hechos corroborados por los historiadores respecto del relato de la resurrección son los
siguientes:
HECHO #1: Jesús fue sepultado en una tumba por José de Arimatea. Este hecho es de
suma importancia ya que indica que tanto judíos como cristianos conocían el lugar
exacto en donde se encontraba la tumba de Jesús.
Evidencia corroborativa:
La sepultura de Jesús es atestiguada por una tradición muy antigua de la
iglesia cristiana primitiva citada por Pablo en 1 Corintios 15:3-5
La historia del entierro es parte del material de una fuente muy antigua usada
por Marcos para escribir su evangelio.
Es improbable que los discípulos inventaran un personaje ficticio como José
de Arimatea para relatar que este fue quien sepultó a Jesús, debido a que en
esa época había mucho resentimiento por parte de ellos hacia los fariseos y,
en específico, hacia aquellos que conformaban el Sanedrín (Consejo del cual
era miembro José), pues tal Consejo fue el que decidió matar a Jesús.
No hay ninguna otra historia que relate quién más pudo enterrar el cuerpo
de Jesús, o bien, que señale que este nunca fuese enterrado. En otras
palabras, si el relato del entierro hecho por José de Arimatea fuese ficticio,
entonces se esperaría encontrar algún otro relato que indique qué sucedió
con el cuerpo de Jesús.
HECHO #2: el domingo siguiente a la crucifixión, la tumba de Jesús fue hallada vacía por
un grupo de sus seguidoras.
Evidencia corroborativa:
Al igual que en el HECHO #1, la historia de la tumba vacía también es parte
de una antigua fuente de la pasión de Jesús utilizada por Marcos para
redactar su evangelio.
Igualmente, se encuentra atestiguada y respaldada por una añeja tradición
cristiana citada por Pablo en 1 Corintios 15:3-5
La historia de la tumba vacía plasmada en la Biblia es una narración sobria
y simple que carece de exageraciones o embellecimiento legendario (cosa que
no sucede con los evangelios apócrifos o con relatos mitológicos clásicos).
El testimonio de las mujeres en la Palestina del siglo I era despreciado totalmente,
razón por la cual la narración de la tumba vacía adquiere mayor valor
verídico, pues si los discípulos lo hubieran inventado, no hubieran dicho que
quienes encontraron la tumba vacía fueron las mujeres, sino hombres, ya que
implicaba reconocerles un papel más importante.
En ese sentido, Flavio Josefo señala que el testimonio de las mujeres era
considerado de tan poco valor, que ni siquiera era admisible en un tribunal
de justicia judío. Por ello mismo, no tendría razón de ser que los evangelistas
optaran por reconocer que las mujeres fueron las primeras testigos, a no ser
que tal acontecimiento fuese verdadero.
La temprana alegación de los judíos respecto de que los discípulos habían robado el
cuerpo pone de manifiesto que reconocían que la tumba efectivamente se
encontraba vacía. Los judíos jamás controvirtieron la predicación de los
discípulos alegando que la tumba aún conservaba el cuerpo de Jesús.
HECHO #3: en múltiples ocasiones y bajo variadas circunstancias, distintos individuos y
grupos de personas dijeron haber experimentado apariciones de Jesús vivo después de su muerte.
Evidencia corroborativa:
La lista de testigos proporcionada por Pablo en 1 Corintios 15:5-7. Tal listado indica
que dichas personas podían corroborar las afirmaciones de Pablo.
Las narraciones de los evangelios señalan que hubo múltiples apariciones de
Jesús, tanto en forma individual (a ciertas personas) como colectiva.
Ciertas apariciones tienen señales de historicidad, pues la Biblia narra que ni
Santiago ni los demás hermanos de Jesús creían en Él durante su ministerio,
sin embargo, posteriormente se volvieron sus fieles seguidores.
Así, si el relato de la resurrección fuese inventado o fuese falso, entonces no
habría motivo para señalar que en un principio los hermanos de Jesús no
creían en Él, al contrario, se habría predicado que desde siempre ellos creían
que Él era Dios. De la misma manera, Flavio Josefo narra que Santiago fue
martirizado por su fe en Jesús.
HECHO #4: Los discípulos originales creyeron que Jesús había sido levantado de entre los
muertos a pesar de tener toda predisposición en contra de ello:
Evidencia corroborativa:
Su líder estaba muerto.
De acuerdo con la ley judía, la muerte por crucifixión demostraba que el
justiciable era una persona bajo la maldición de Dios (Deuteronomio 21:23).
Las creencias judías acerca de la otra vida excluían que alguien fuese
levantado de entre los muertos a gloria e inmortalidad antes de la
resurrección general en el Fin del mundo.
Sin embargo, a pesar de todas estas adversidades, los discípulos predicaban
convencidos que Jesús no se había quedado muerto, sino que había resucitado.
Además, estaban gozosos de morir porque esto conllevaba, según ellos, unirse de
nuevo con Jesús.
“El historiador C.B. McCullagh dice en su libro “Justifying Historical Descriptions” lista seis
tests que los historiadores usan para determinar cuál es la mejor explicación para ciertos
hechos histórico dados. La hipótesis "Dios resucitó a Jesús de entre los muertos" pasa
todas estos tests:
1. Tiene mayor alcance explicativo: explica por qué la tumba fue hallada vacía, por qué
los discípulos vieron apariciones después de la muerte de Jesús, y por qué la fe
cristiana llegó a existir.
2. Tiene mayor poder explicativo: explica por qué el cuerpo de Jesús desapareció, por
qué varias personas vieron a Jesús vivo en repetidas oportunidades, a pesar de su
ejecución pública previa.
3. Es plausible: dado el contexto histórico de la propia vida y afirmaciones
incomparables de Jesús, la resurrección sirve como confirmación divina de esas
pretensiones radicales.
4. No es ad hoc o artificial: requiere sólo una hipótesis adicional: que Dios existe. Y ni
siquiera esa es necesariamente una hipótesis adicional si uno ya cree en la
existencia de Dios.
5. Está de acuerdo con creencias aceptadas. La hipótesis: "Dios resucitó a Jesús de entre
los muertos" no contradice en forma alguna la creencia aceptada de que las
personas no resucitan naturalmente. El cristiano acepta dicha creencia de todo
corazón, tal como acepta la hipótesis de que Dios resucitó a Jesús de entre los
muertos.
6. Supera ampliamente a las hipótesis rivales en cumplir las condiciones (1-5). A través de la
historia se han ofrecido variadas explicaciones alternativas de los hechos, por
ejemplo, la hipótesis de la conspiración, la hipótesis de la muerte aparente, la
hipótesis de la alucinación, y así. Tales hipótesis han sido rechazadas casi
universalmente por la erudición contemporánea. Ninguna de estas hipótesis
naturalistas tiene éxito en cumplir las condiciones tan bien como la hipótesis de la
resurrección.