Fariseos, Saduceos y Herodianos
En los relatos de los Evangelios los principales opositores de Jesús fueron las autoridades
gobernantes y dirigentes religiosos del día. Jesús tuvo problemas con tres grupos distintos de
líderes: fariseos, saduceos y herodianos. Todos formaban parte del sanedrín, que era el cuerpo
religioso gobernante, y no les gustaba el mensaje de Jesús. La presencia romana siempre
creciente en Israel hacía del sanedrín una mezcla particularmente volátil, puesto que todos
codiciaban el control del templo, el trono y el futuro de Israel. Lo que sigue es un vistazo ligero
de estos tres grupos.
Los Fariseos
Posición política
Los problemas de Jesús más frecuentemente surgieron de los fariseos. Estudiosos celosos de la
Ley que obtuvieron prominencia después de la revuelta macabea entre 165-160 a.C., querían
proteger a la cultura judía de la cultura griega. Temían la corrupción de parte de los griegos, y
mientras más veían esto en componendas, más celosos se hacían. Los fariseos eran por lo
general judíos de clase media con un fuerte sentido de identidad nacional, étnica y también
religiosa. Eran obstinadamente anti-romanos, lo que los colocaba en contraposición de los
herodianos y de los saduceos, pero los hacía mucho más populares con el pueblo.
Creencias religiosas
A diferencia de los saduceos, los fariseos creían en la inmortalidad del alma, la resurrección de
los muertos, y una vida venidera, así como en ángeles y demonios. También creían en un
balance entre la predestinación y la responsabilidad humana. Aunque conocidos por su
aplicación rigurosa de las leyes, eran más flexibles en su interpretación que los saduceos. Los
fariseos se preocupaban más por el estudio de la ley, tanto la escrita (la Torá) y las tradiciones
orales (la Mishná y el Talmud), que con los sacrificios. Como resultado de esta devoción al
estudio y a la obediencia a los mandamientos, parecían mucho más justos que otros grupos. Sin
embargo, esta apariencia de justicia hizo que Jesús los llamara hipócritas (véase Mateo 23). Los
fariseos, a su vez, repetidamente trataron de ponerle trampa a Jesús y le acusaron de quebrantar
la ley.
Los Saduceos
Posición política
Los saduceos, como los herodianos, favorecían las costumbres y cultura griega por sobre las
tradiciones judías, y cooperaban con el gobierno romano. Eran primordialmente familias
aristócratas y gobernantes, que eran las que más se beneficiaban al mantener relaciones
amistosas con el césar. Desdichadamente, estas simpatías creaban una tensión incómoda entre el
pueblo que trataban de gobernar. Su opinión plástica de la ley, herencia y distintivos hebreos no
les hacía populares entre la clase media de Israel, cuyo respaldo necesitaban.
Pero estar del lado del gobierno romano tenía sus prerrogativas. Como poder al mando Roma
tenía la autoridad de nombrar sumos sacerdotes, así que no es sorpresa que se nombraba con
mayor frecuencia a saduceos para los altos cargos a pesar de que los fariseos eran mucho más
numerosos.
Creencias religiosas
Los saduceos diferían de los fariseos en varios aspectos. Primero, aceptaban la Torá escrita
como autoritativa y rechazaban la tradición oral rabínica (la Mishná y el Talmud). Segundo,
para asegurarse de que no se culpaba a Dios por el mal, rechazaban la idea de predestinación,
favoreciendo el libre albedrío. Tercero, no creían en al inmortalidad del alma, ni en la vida en el
más allá que incluya recompensas y castigos. Debido a su devoción a los sacrificios, la
existencia de los saduceos se centraba en el templo. Desaparecieron en el año 70 d.C., cuando
los romanos arrasaron el templo.
Los herodianos
Posición política
Los herodianos, como su nombre sugiere, eran judíos influyentes que respaldaban al rey
Herodes y al gobierno romano que él representaba. Se los menciona en la Biblia sólo una vez
cuando unieron sus fuerzas con los fariseos para atacar a Jesús (Marcos 2:6; 12:13). Sin
embargo, era más similares a los saduceos, y probablemente no habrían convenido con los
fariseos más allá del deseo de silenciar a Jesús.
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¿Quiénes eran los saduceos y los fariseos?"
Respuesta: La Biblia se refiere con frecuencia a los saduceos y fariseos, especialmente
en el Nuevo Testamento, porque Jesús entraba en constante conflicto con ellos. Los
saduceos y los fariseos componían la clase gobernante del Israel espiritual. Hay muchas
similitudes entre los dos grupos, pero también grandes diferencias entre ellos.
Los saduceos – Durante el tiempo de Cristo y la era del Nuevo Testamento, aquellos que
eran saduceos, eran aristócratas. Ellos tendían a ser ricos y mantenían posiciones de
poder, incluyendo la de los jefes sacerdotales y el sumo sacerdote, ocupaban la mayoría
de los 70 lugares del concilio gobernante llamado el Sanedrín. Trabajaban duramente para
mantener la paz, mediante la aceptación de las decisiones de Roma (Israel en este tiempo
estaba bajo el dominio de Roma), y de hecho ellos parecían estar más ocupados con la
política que con la religión. Por estar amoldados a Roma, y ser la clase rica privilegiada,
ellos no se relacionaban bien con el hombre común, como tampoco el hombre común tenía
una alta opinión de ellos. El hombre común se relacionaba mejor con aquellos que
pertenecían al partido de los fariseos. Aunque los saduceos ocupaban la mayoría de los
lugares en el sanedrín, la historia indica que muchas veces ellos tenían que estar de
acuerdo con las ideas de la minoría farisea, nuevamente, porque los fariseos eran
populares entre las masas.
Religiosamente, los saduceos eran más conservadores que los fariseos en un área
importante de la doctrina. Los fariseos concedieron a la ley oral la misma autoridad que a
la Palabra de Dios escrita, mientras que los saduceos consideraban que solo la Palabra
escrita era de Dios. Los saduceos trabajaron arduamente para preservar la autoridad de la
Palabra de Dios escrita, especialmente los Libros de Moisés (Génesis a Deuteronomio).
Mientras que ellos pudieran ser elogiados por esto, definitivamente no eran perfectos en
cuanto a su punto de vista doctrinal. La siguiente es una breve lista de las creencias que
ellos adoptaban y que contradecían la Escritura:
1.- Eran extremadamente auto-suficientes, al punto de negar la intervención de Dios en los
asuntos de la vida diaria.
2.- Negaban cualquier resurrección de los muertos (Mateo 22:23; Marcos 12:18-
27; Hechos 23:8).
3.- Negaban cualquier vida después de la muerte, sosteniendo que el alma perece con la
muerte, por lo tanto creían que no había ningún castigo o recompensa después de la vida
en la tierra.
4.- Negaban la existencia del mundo espiritual, por ej. Ángeles y demonios (Hechos 23:8).
Por estar los saduceos más preocupados por la política que por la religión, no se ocuparon
de Jesús, hasta que se volvieron temerosos de que Él pudiera atraer la no deseada
atención de Roma. Fue en este momento que los saduceos y fariseos se unieron y
conspiraron para llevar a Cristo a la muerte (Juan 11:48-50; Marcos 14:53; Marcos 15:1).
Otras menciones de los saduceos se encuentran en Hechos 4:1, Hechos 5:17, y su
implicación en la muerte de Jacobo, según el historiador Josefo (Hechos 12:1-2).
Los saduceos dejaron de existir en el año 70 d.C. Puesto que este partido existía por sus
lazos políticos y sacerdotales, cuando Roma destruyó Jerusalén y el Templo en el 70 d.C.,
los saduceos fueron también destruidos.
Los fariseos – En contraste con los saduceos, los fariseos eran en su mayoría hombres de
negocios de la clase media, y por lo tanto estaban en contacto con el hombre común. Los
fariseos eran tenidos por el hombre común, en una estima más alta que los saduceos.
Aunque ellos eran una minoría en el sanedrín, y mantenían un número minoritario de
posiciones como sacerdotes, ellos parecían controlar las decisiones, haciendo del
sanedrín algo más importante de lo que lo hicieron los saduceos, nuevamente debido a
que tenían el apoyo de la gente.
Religiosamente, ellos aceptaban la Palabra escrita como inspirada por Dios. Para el
tiempo del ministerio terrenal de Jesucristo, esto habría sido lo que es ahora nuestro
Antiguo Testamento. Pero ellos también le concedían igual autoridad a la tradición oral, e
intentaban defender su posición diciendo que ésta se remontaba hasta Moisés. Esto no
era nada más que legalismo. Estas tradiciones se habían desarrollado a través de los
siglos, y se añadían a la Palabra de Dios, lo cual está prohibido (Deuteronomio
4:2; Apocalipsis 22:18-19), y los fariseos buscaban obedecer estrictamente estas
tradiciones junto con el Antiguo Testamento. Los Evangelios abundan en ejemplos de los
fariseos tratando estas tradiciones de igual manera que la Palabra de Dios (Mateo
9:14; 15:1-9; 23:5; 23:16, 23; Marcos 7:1-23; Lucas 11:42). Sin embargo, ellos
permanecieron fieles a La Palabra de Dios con referencia a ciertas otras doctrinas
importantes. En contraste con los saduceos, ellos sostenían lo siguiente:
1.- Creían que Dios controlaba todas las cosas, y no obstante, las decisiones hechas por
individuos también contribuían al curso de la vida de una persona.
2.- Creían en la resurrección de los muertos (Hechos 23:6).
3.- Creían en una vida después de la vida, con la correspondiente recompensa y castigo
sobre una base individual.
4.- Creían en la existencia de ángeles y demonios (Hechos 23:8).
Aunque los fariseos eran rivales con los saduceos, se las ingeniaron para hacer a un lado
sus diferencias en una ocasión – el juicio de Cristo. Fue en este punto en el tiempo, que
los saduceos y fariseos se unieron para llevar a Cristo a la muerte (Marcos
14:53; 15:1; Juan 11:48-50).
Mientras que los saduceos dejaron de existir después de la destrucción de Jerusalén y del
Templo, debido a su naturaleza altamente política, los fariseos, quienes estaban más
preocupados con el estado religioso de Israel, continuaron existiendo mucho después de la
destrucción de Jerusalén. De hecho, los fariseos estuvieron en contra de la rebelión que
trajo la destrucción sobre Jerusalén en el 70 d.C., y después de esto, fueron los primeros
en hacer las paces con los romanos. Los fariseos también fueron responsables por la
compilación de La Mishna, un importante documento con referencia a la continuación del
judaísmo más allá de la destrucción de su lugar central de adoración, el Templo.
Tanto los fariseos como los saduceos se hicieron acreedores a numerosas reprimendas de
Jesús. Tal vez la mejor lección que podemos aprender de los fariseos y los saduceos, es
el no ser como ellos. A diferencia de los saduceos debemos creer todo lo que dice la
Biblia, incluyendo lo milagroso y la vida después de la vida. A diferencia de los fariseos, no
debemos tratar las tradiciones como si tuvieran una autoridad igual a la de la Escritura, y
tampoco debemos permitir que nuestra relación con Dios sea reducida a una lista legalista
de reglas y rituales.