Claudia Esmeralda Martínez Cruz Ensayo final de epistemología
Maestría en Psicología Clínica Semestre 2
¿Es el psicoanálisis una hermenéutica?
Para poder abordar esta pregunta es importante empezar por una rápida de
delimitación de ambos campos. La hermenéutica que se toma es la propuesta por
Gadamer en Verdad y Método, en cuanto al psicoanálisis se discutirá desde la
perspectiva medianamente tardía de Jacques Lacan. Es vital que se hagan estas
aclaraciones antes de iniciar el dialogo entre ambas disciplinas.
La problemática con el psicoanálisis es que comprende tres esferas distintas, cada
una con sus asegunes. Por fines prácticos se limitará la perspectiva al psicoanálisis
en su costado más metódico y no tanto teórico o clínico ya que el método engloba
un poco de las otras y la clínica presenta sus propias dificultades de transmisión.
Ambas disciplinas confluyen en ciertos puntos que son capitales, su perspectiva
metódica e incluso algunos conceptos pueden parecer a primera vista bastante
similares, sin embargo, es imperativo realizar un estudio detallado de los puntos
nodales que pueden generar un nexo verosímil entre ambas.
Comencemos por la relación entre la verdad y estas disciplinas. Es perspectiva de
la hermenéutica considerar que lo verdadero está oculto. Basándose en Heidegger,
Gadamer resalta el hecho de que “las cosas se mantienen ocultas por
naturaleza...hay una relación originaria entre el ser verdadero y el discurso
verdadero. La desocultación del ente se produce en la sinceridad del lenguaje”
(Gadamer 2001, 53).
Si hacemos dialogar esta relación desde el psicoanálisis se verá que esta
concepción de la verdad como algo a desocultar se estaría posicionado en las
primeras etapas del psicoanálisis, en lo que se conoce como la primera tópica
freudiana donde el mundo psíquico se dividía entre lo conciente y lo inconciente, el
segundo del cual había que minar el material para poder intervenir. En cuanto a
Lacan, se trabajará un poco más a detalle a continuación, no hay nada que
1|6
desocultar porque hay todo por construir. El campo de trabajo se construirá en el
encuentro analítico como algo inédito. El sujeto digamos, no pre-existe a ese
encuentro, incluso el encuentro no garantiza que este se deje entrever.
El sujeto del psicoanálisis, específicamente el lacaniano se estructura a través del
lenguaje pero es un sujeto evanescente; es un sujeto diferente que el sujeto de la
filosofía. No es un sujeto que esté ya asentado en el inicio, es al contrario el efecto
de un proceso complejo de dos movimientos. Para que aparezca el sujeto es
necesario que el lenguaje haya surtido ciertos efectos, antes de eso no se puede
decir que exista un sujeto, ni siquiera puede decirse que exista un cuerpo, al menos
no uno que esté más allá del biológico.
Por fines prácticos el punto de partida, aunque no históricamente hablado, se
establece cuando el bebé se encuentra en una relación de dependencia de otros,
que se encuentra en un estado de necesidad. Los que lo rodean le brindarán no
solo alimento y abrigo sino que abrirán para él la puerta de acceso a una cadena
que lo antecede y a ellos también. Es gracias a ellos que se incorpora en él el
lenguaje y a través del lenguaje se compondrá el sujeto.
Hay que detenerse en este concepto, el de lenguaje. Aunque aparece en ambas
disciplinas y es el medio de su método en ambas, la forma de relacionarlo con el
sujeto no puede ser más distinta. Para el psicoanálisis el lenguaje se construye en
la relación entre significantes, efecto del cuál será el inconsciente. Esto no ocurre
naturalmente, en un primer momento no existe un movimiento claro entre
significantes. Se funda entonces la letra, con un soporte en el real del cuerpo,
apenas un fragmento abstraído del lenguaje que marcará al sujeto. Si se sigue el
esquema del grafo del deseo, pasada la etapa de su célula elemental (etapa donde
el bebé depende y se estructura en dependencia de Otro) vemos conformarse el
s (A) “es lo que puede llamarse la puntuación donde la significación se constituye
como producto terminado” (Lacan, Subversión del sujeto y la dialéctica del deseo
2009, 767), tenemos un punto a partir del cual A simboliza el lugar del Otro.
Se puede hablar de dos movimientos que surgen como efecto del lenguaje:
separación y alienación. El primer movimiento es la identificación del sujeto al
2|6
significante que le es ofertado por A, al quedar capturado en ese significante se
desvanece, queda alienado, pero es una condición que puede cambiar. La
importancia de la demanda del Otro se entrevé hasta un momento posterior pues
es por este antecesor que tomará forma el deseo. El lenguaje aquí es importante el
lenguaje tejera su realidad. Lo verdadero que importa al psicoanálisis no es lo que
pasó “realmente” es lo que el sujeto construye de los significantes que le fueron
ofertados y sobre todo el cómo fueron entendidos e incorporados a su bagaje
simbólico.
Cuando ocurra la separación de la célula elemental el sujeto, que no es aún el sujeto
que no es aún el sujeto del inconsciente propiamente, puede pasar de una lógica
metonímica a una lógica metafórica, es decir, deja de ser significado por el
significante de la demanda del Otro para ser él mismo un significante. Aunque no
se encuentre ya alienado a los significantes del Otro estos habrán dejado una marca
imborrable que determinará en alguna manera los posteriores movimientos del
sujeto por ser con estos con los que se conformó en los momentos fundantes.
Entonces, el lenguaje hace que advenga como sujeto.
Aquí es importante reconocer un nexo muy importante con la hermenéutica. El papel
que se ocupa el factor histórico en el conocimiento. Lo que se propone es que
“un enunciado es algo más que la simple actualización de un fenómeno
presente significa ante todo que pertenece a al conjunto de una existencia
histórica y es simultáneo con todo lo que pueda estar presente en ella. Si
queremos comprender ciertas ideas que se nos han transmitido,
movilizamos unas reflexiones históricas para aclarar dónde y cómo se
formularon esas ideas, cuál es su verdadero motivo y por tanto su sentido1.”
(Gadamer 2001, 60).
En el fragmento subrayado encontraremos el final de la similitud. Es justamente en
esas pequeñas palabras donde se distancia el psicoanálisis y la hermenéutica. La
lógica por la que se rigen ambas disciplinas. El psicoanálisis lacaniano ha dedicado
mucha tinta a aclarar que un análisis se conduce por la lógica del sinsentido además
1
El subrayado es mío
3|6
de no tener un motivo en realidad. Cumplirá una función en la estructuración del
sujeto y quizás tenga efectos, pero no tiene un motivo sino una causa.
Hablemos ahora del segundo movimiento del sujeto psicoanalítico, el movimiento
de la separación que lleva al sujeto a realizar una vuelta a su punto de partida
aunque el haber realizado el recorrido hace que no se llegue en forma exactamente
igual a ese punto de origen. En la torsión que se genera en el discurso, en la ida y
vuelta de un significante a otro y a otro, que al cruzarse, no cerrarse, al cruzarse
hacen un corte que formará el lugar donde se ubicará el inconsciente. Allí siempre
habrá algo que se escapa, ahora “lo que colma así no es la falla que encuentra en
el Otro, es en primer lugar la de la pérdida constituyente de una de sus partes y por
la cual se encuentra en dos partes constituido...es que opera con su propia pérdida,
que vuelve a llevarlo a su punto de partida” (Lacan, Posición del Inconsciente 2009,
802).
Entonces, se comienza a dibujar el borde de lo que comprende la causa del sujeto,
el agujero constitutivo que moviliza por estar vacío. Un vacío que atraviesa también
al Otro del Otro ya que trasciende a ambos en tanto sujetos que no pueden
sostenerse por sí mismos sino en representación y relación con otros significantes.
Se establece entonces una separación del sujeto respecto a los efectos letales del
Otro, se abre un campo común, una hiancia que atraviesa y a la vez separa a
ambos. Allí, en esa nada, advendrá un sujeto, pero no el sujeto producto de una
alienación sino como sujeto que ha salido de la acción petrificante del significante.
Lo que Lacan topologiza mediante la banda de moebius es bastante similar a la
propuesta de Heidegger respecto al círculo hermenéutico. El encuentro analítico
depende de un inconciente no del diálogo entre dos personas, se construye un solo
sujeto en el encuentro de significantes, pero en un encuentro donde el analista
abandona lo que lo construye como persona para aportar a ese encuentro un vacío
que hará resonar los significantes que tejen al sujeto. No se trata de un sujeto
observando un objeto, entre otras cosas la banda ayuda a comprender que lo que
allí se construye es simultáneamente lo interno y externo, eliminando la relación
dual de sujeto-objeto para la emergencia del conocimiento.
4|6
Me parece que incluso aquí ay algo que conecta ambas disciplinas, es una lástima
que se distancien en aspectos técnicos. Pero ambas pueden dialogar bastante y
aprender una de la otra. El ejercicio de la hermenéutica se realiza en un abandono
de prejuicios que sesgarían las observaciones. Para poder comprender se requiere
de colocar el saber en el texto y su historia, es así que “transfiere al mundo histórico
lo que es siempre un principio de la interpretación: que es preciso entender un texto
desde él mismo…Es tarea de la hermenéutica elucidar el milagro de la comprensión,
que no es una comunión misteriosa de las almas, sino una participación en el
significado común.” (Gadamer 2001, 63-64). Hay una coincidencia entonces en el
principio de que hay que leer el texto desde el contexto mismo pero la idea de la
hermenéutica, de nuevo, es llegar a encontrar el sentido mientras el psicoanálisis
se mueve por una lógica del sin sentido, no hay un texto universal porque cada
sujeto abstrae fragmentos del lenguaje y los resignifica.
Este factor es algo que se comparte también, la importancia de la resignificación.
Aquí es importante considerar que para el psicoanálisis es de vital importancia
porque la resignificación se vuelve una técnica muy importante para la intervención
sobre aquellos significantes que se vuelven demasiado pesados. En el caso de la
hermenéutica es una forma de profundizar el conocimiento como una forma de
poner a prueba los prejuicios que pudieran haber nublado el juicio de
investigaciones iniciales.
En resumen, son muchos los puntos de convergencia del psicoanálisis y la
hermenéutica que podrían hacer parecer que tienen un mismo campo. Sin embargo
hay que recalcar que las diferencias que los separan son demasiado importantes
para ser ignoradas. Tienen ejes que pueden funcionar de la misma forma pero no
son lo mismo, el medio es similar pero el fin es distinto, al menos en la clínica. Por
lo anterior se deduce que el psicoanálisis, en especial el psicoanálisis lacaniano no
puede ser considerado una hermenéutica.
5|6
Bibliography
Gadamer, Hans-Georg. 2001. "Verdad y método I." Salamanca .
Lacan, Jacques. 2009. "Posición del Inconsciente." In Escritos 2 , by Jacques Lacan. Siglo XXI.
Lacan, Jacques. 2009. "Subversión del sujeto y la dialéctica del deseo ." In Escritos 2. Siglo XXI.
6|6