100% encontró este documento útil (1 voto)
3K vistas332 páginas

Libro Teoria-General-de-La-Ocupacion-El-Interes-y-El-Dinero-John-Maynard-Keynes PDF

Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
100% encontró este documento útil (1 voto)
3K vistas332 páginas

Libro Teoria-General-de-La-Ocupacion-El-Interes-y-El-Dinero-John-Maynard-Keynes PDF

Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 332

T ra d u cció n de

Ed u a r d o H o r n e d o

R evisió n de
áng el Ma r t ín Pé r e z
JOHN MAYNARD KEYNES

Teoría general de la
ocupación, el interés
y el dinero

FONDO DE C U L T U R A ECONÓMICA
M É X IC O - BUENOS AIRES
N O T A DEL EDITOR
L a T e o ría g e n e ra l de L ord Keynes ha adqu irido un lug ar tan destacado en la
literatu ra económica de nuestros días, que es difícil encontrar un libro o a r­
ticulo sobre economía no elem ental donde no se cite. P o r ello ha parecido con­
veniente d ar la paginación de la obra original en todas sus ediciones para
fa cilitar a l lector la comprobación de las referencias a esta obra que pudiera
encontrar en el curso de sus lecturas. Los guarismos entre corchetes indican
el lugar donde term ina cada página de la edición inglesa.
PREFACIO

D i r i j o este libro especialmente a mis colegas economistas, aunque


espero sea comprensible para quienes no lo son. Su principal ob­
jeto es ocuparse de las difíciles cuestiones de la teoría, y sólo
secundariamente de sus aplicaciones prácticas; porque si la eco­
nomía ortodoxa está en desgracia, la razón debe buscarse no en
la superestructura, que ha sido elaborada con gran cuidado por lo
que respecta a su consistencia lógica, sino en la falta de claridad
y generalmente de sus premisas. Por tal m otivo no podré cumplir
mi deseo de persuadir a los economistas que estudien otra vez,
con intención crítica, algunos de los supuestos básicos de la teoría,
más que por medio de argumentos sumamente abstractos, así como
valiéndome a menudo de la controversia. Quisiera abreviar ésta;
pero he creído im portante no sólo explicar mi propio punto de
vista, sino también mostrar en qué aspectos se aparta de la teoría
habitual. Supongo que quienes se aferran demasiado a lo que lla­
maré “la teoría clásica” vacilarán entre la creencia de que
estoy completamente equivocado y la de que no estoy diciendo
nada nuevo. Corresponde a otros determ inar si alguna de estas
alternativas, o bien una tercera, es la correcta. La parte de mi
obra especialmente dedicada a la controversia tiene por objeto
proporcionar materiales para la respuesta, y debo disculparme si,
al tratar de establecer distinciones incisivas, mis argumentos re­
sultan demasiado sutiles. Yo mismo defendí durante muchos años
con convicción las teorías que ahora [V] ataco y creo no ignorar
cuál es su lado fuerte.
No puede exagerarse la importancia del asunto a discusión; y
si mis explicaciones son correctas, a quienes prim ero debo con­
vencer es a mis colegas economistas y no al público en general. En
tales condiciones, el público, aunque bienvenido al debate, es
sólo un curioso que observa el intento de un economista de en­
contrar una solución a las diferencias profundas de criterio que
hay entre él y los demás, y que, por ahora, han destruido casi
toda la influencia práctica de la teoría económica y seguirán
destruyéndola mientras no se llegue a un acuerdo.
La relación que hay entre este libro y mi Treatise on Money,
que publiqué hace cinco años, probablemente es más clara para
mí que para los demás; y lo que desde mi punto de vista repre­
senta una evolución natural de las ideas que he seguido por varios
años, puede parecer a los lectores un confuso cambio de frente.
Esta probabilidad no se am inora por las alteraciones que me he
9
JO PREFACIO

visto obligado a hacer ea la terminología del libro y que indico


en las páginas siguientes; pero la relación general entre ambos
libros puede expresarse en pocas palabras como sigue: cuando
empecé a escribir m i Treatise on Money todavía seguía el cauce
tradicional que considera la influencia del dinero como algo que
debería tratarse separadamente de la teoría general de la oferta
y la demanda. A l acabarlo, había realizado algunos progresos en
el sentido de aislar la teoría m onetaria hasta convertirla en una
teoría completa de la producción. Sin embargo, mi sujeción a las
ideas preconcebidas aparecía en lo que creo constituye la falla
principal de las partes teóricas de ese trabajo (a saber los libros
iii [VI] y i v ) , en que no me ocupé lo bastante de los efectos de
los cambios en el nivel de la producción. Mis llamadas “ecua­
ciones fundam entales” eran instantáneas fotográficas del sistema
económico, tomadas en el supuesto de una producción determinada
de antemano. Con ellas intentaba demostrar de qué manera, par­
tiendo de dicho supuesto, podían desarrollarse ciertas fuerzas que
provocaban un desequelibrio de las ganancias, requiriendo así un
cambio en el nivel de la producción. No obstante, la dinámica,
por oposición a la fotografía instantánea, quedaba incompleta y
extraordinariam ente confusa. Este libro, por otra parte, se ha con­
vertido en lo que es: sobre todo, un estudio de las fuerzas que
determ inan los cambios en la escala de producción y de ocupa­
ción como un todo; y si bien opino que el dinero entra en el
sistema económico de una manera esencial y especial, dejo en
segundo plano los detalles monetarios técnicos. Veremos que una
economía m onetaria es, ante todo, aquella en que los cambios de
opinión respecto al futuro son capaces de in flu ir en el volumen
de ocupación y no sólo en su dirección; pero nuestro método de
analizar la conducta económica ¡presente, bajo la influencia de los
cambios de ideas respecto al futuro, depende de la acción recí­
proca de la oferta y la demanda, quedando de este modo ligada
con nuestra teoría fundamental del valor. Así nos acercamos a
una teoría más general, que incluye como caso particular la teoría
clásica que conocemos bien.
El autor de un libro como éste, que marca nuevas rutas, está
en extremo sujeto a la crítica y a la discusión si desea evitar m u­
chos errores indebidos. Es sorprendente el número de tonterías
que se pueden creer temporalmente si se aísla uno demasiado tiem­
po del pensamiento de los demás, sobre todo en economía (así
como en las otras ciencias m orales), en la que con frecuencia es
imposible poner a prueba de manera definitiva las ideas propias,
PREFACIO 11
ya sea form al o [VII] experimentalmente. En este libro he con­
fiado, quizás más que al escribir mi Treatise on Money, en
los consejos constantes y la crítica constructiva del Sr. R. F.
Kahn. Contiene muchas cosas que no habrían adquirido su per­
fil si no hubiera sido por sugestión suya. Tam bién he recibido
mucha ayuda de la señora Joan Robinson y de los señores R. G.
Ilaw trey y R. F. Harrod, quienes leyeron las pruebas de imprenta.
El índice fue recopilado por el señor D. M. Bensusan-Butt de
King’s College, Cambridge.
La redacción de este libro ha sido, para el autor, una prolon­
gada lucha en la que trató de escapar a las formas habituales de
expresión, y así debe ser su estudio p? a la mayor parte de los
lectores, si el intento del autor tiene é.dto, un forcejeo para huir
de la tiranía de las formas de expresión y de pensamiento habi­
tuales. Las ideas aquí desarrolladas tan laboriosamente son en
extremo sencillas y deberían ser obvias. La dificultad reside no
en las ideas nuevas, sino en rehuir las viejas que entran rondando
hasta el últim o pliegue del entendimiento de quienes se han edu­
cado en ellas, como la mayoría de nosotros [VIII].

J. M. K e yn e s
13 de d iciem b re de 1935.
L ib r o I

INTRODUCCIÓN
V
CAPÍTULO I

LA T E O R ÍA GENERAL

H e l l a m a d o a este libro Teoría general de la ocupación, el in­


terés el dinero, recalcando el sufijo general, con objeto de que
el títu sirva para contrastar mis argumentos y conclusiones con
los de L ^orla clásica,1 en que me eduqué y que domina el pen­
samiento Gnómico, tanto práctico como teórico, de los acadé­
micos y gob, nantes de esta generación igual que lo ha dominado
durante los últimos cien años. Sostendré que los postulados de la
teoría clásica sólo son aplicables a un caso especial, y no en
general, porque las condiciones que supone son un caso extremo
de todas las posiciones posibles de equilibrio. Más aún, las carac­
terísticas del caso especial supuesto por la teoría clásica no son
las de la sociedad económica en que hoy vivimos, razón por la
que sus enseñanzas engañan y son desastrosas si intentamos apli­
carlas a los hechos reales. [3]

1 "Los economistas clásicos” fue una denominación inventada por Marx para
referirse a Ricardo, laines M ili y sus predecesores, es decir, para los fundadores de
la teoria que culminó en Ricardo. Me he acostumbrado quizá cometiendo un sole­
cismo, a incluir en “la escuela clásica” a los continuadores de Ricardo, es decir,
aquellos que adoptaron y perfeccionaron la teoría económica ricardiana, incluyendo
(por ejemplo) a J. S. M ili, Marsliall, Edgeworth y el profesor Pigou.

15
CAPÍTULO 2

LOS POSTULADOS DE LA ECONOMÍA CLÁSICA

L a m a y o r parte ele los tratados sobre la teoría del valor y de la


producción se refieren, en prim er término, a la distribución de
un volumen dado de recursos empleados en diferentes usos, y a
las condiciones que, supuesta la ocupación de esta cantidad de
recursos, determinen su remuneración relativa y el relativo valor
de sus productos .1
Tam bién se ha sujetado con frecuencia a un procedimiento
descriptivo lo relativo al monto de los recursos disponibles (en­
tendiendo por tales el volumen de población susceptible de tomar
em pleo), los límites de la riqueza natural y el equipo de pro­
ducción acumulado; pero rara vez se ha examinado detenidamente
en la teoría pura, la explicación de lo que determina la ocupación
real de los recursos disponibles. Decir que no se ha considerado
en absoluto, sería absurdo, por supuesto; porque todo estudio
sobre los altibajos de la ocupación, que han sido muchos, ha te­
nido que ver con el tema. No quiero decir que se haya pasado
por alto, sino que la teoría fundam ental [4] en que descansa se
ha creído tan sencilla y evidente que casi no había £>ara qué
m encionarla .2

1 Esto, según la tradición ricardíana; porque Ricardo negó expresamente que tu­
viera interés el mónto del dividendo nacional como hecho independiente de su dis­
tribución. Con esto fijaba correctamente el carácter de su propia teoría; pero sus
sucesores, con visión menos clara, han usado la teoría clásica en estudios sobre las
causas de la riqueza. Véase la carta de Ricardo a Malthus de 9 de octubre de 1820:
"Ud. supone que la Economía Política es una investigación de la naturaleza y causas
de la riqueza — y yo estimo que debería llamarse investigación de las leyes que deter­
minan el reparto de los productos de la industria entre las clases que concurren a su
formación. No puede enunciarse ninguna ley respecto a cantidades, pero sí con bas­
tante exactitud para las porciones relativas. Cada día me convenzo más de que la
primera investigación es vana e ilusoria y que la segunda es el verdadero objeto de
la ciencia.”
2 Por ejemplo, el profesor Pigou en su Economíes o í W elfare (4 9 ed., p. 127)
escribe (las itálicas son m ías): “A través de esta discusión, excepto cuando se espe­
cifique lo contrario, se hace caso omiso de que algunos recursos se encuentren sin
empleo contra la voluntad de sus propietarios. Esto no afecta a h esencia del argu­
mento, en tanto que simplifica su exposición.” Así, mientras Ricardo rechazó expre­
samente cualquier intento de referirse al dividendo nacional como un todo, el profesor
Pigou sostiene, en su libro que se ocupa especialmente del problema del dividendo
nacional, que tal teoría es válida, tanto en los casos de desocupación involuntaria
como en el de ocupación plena.
L O S P O S T U L A D O S D E L A E C O N O M Í A C L Á S IC A 17

A m i m o d o d e ver, la te o ría clásica d e la o c u p a c ió n —q u e se su p o n e


sen cilla y fác il— descansa e n dos p o stu la d o s fu n d a m e n ta le s , q u e
casi n o se h a n d isc u tid o y son los sig u ien tes:

I. E l s a l a r io es i g u a l a l p r o d u c t o m a r g i n a l d e l t r a b a j o .

E sto es, el s a la rio re a l d e u n a p e rso n a o c u p a d a es ig u a l al


v a lo r q u e se p e rd e ría si la o c u p a c ió n se r e d u je r a e n u n a u n id a d
(después d e d e d u c ir c u a lq u ie r o tro costo q u e se e v ita ra con esta
re b a ja d e la p r o d u c c ió n ) , su je to , sin e m b arg o , al re q u is ito d e q u e
la ig u a ld a d p u e d e ser p e rtu r b a d a , d e a c u e rd o con cierto s p r in c i­
pios, si la c o m p e te n c ia y los m ercad o s son im p erfecto s.

II. L a u t i l i d a d d e l s a l a r io , c u a n d o s e u sa d e t e r m i n a d o v o l u m e n
d e t r a b a j o , es i g u a l a la d e s u t i l i d a d m a r g i n a l d e es e m i s m o
v o lu m e n d e o cu p ació n .

E sto es, el sa la rio re a l d e u n a p e rso n a o c u p a d a es el q u e b a sta


p re c isa m e n te (según la o p in ió n de ésta) p a ra p ro v o c a r la o c u ­
p a c ió n clel v o lu m e n d e m a n o de o b ra re a lm e n te o c u p a d o , q u e ­
d a n d o esto su je to a la c o n d ic ió n de q u e la ig u a ld a d p a ra c a d a
u n id a d in d iv id u a l d e tra b a jo (ecu ació n e n tre la u tilid a d del sa­
la rio r e a l y la d e s u tilid a d d e l tra b a jo ) p u e d e a lte ra rse p o r co m ­
b in a c io n e s e n tre las u n id a d e s d isp o n ib les, d e m o d o se m e ja n te a
com o las im p erfeccio n es [5] d e la c o m p e te n c ia c o n d ic io n a n el
p rim e r p o s tu la d o . P o r d e s u tilid a d * d e b e e n te n d e rse c u a lq u ie r
m o tiv o q u e in d u z c a a u n h o m b re o a u n g ru p o d e h o m b re s a
ab sten erse de tr a b a ja r a n te s q u e a c e p ta r u n sa la rio q u e re p re s e n te
p a ra ellos u n a u tilid a d in fe rio r a c ie rto lím ite .
E ste p o s tu la d o es c o m p a tib le con lo q u e p o d r ía lla m a rse des­
o c u p a c ió n “fric c io n a l” (o d e b id a a resisten cia) , p o rq u e u n a i n ­
te rp re ta c ió n re a lis ta d e l m ism o a d m ite le g ítim a m e n te v ario s des­
aju stes q u e se o p o n e n a u n e sta d o d e o c u p a ció n to ta l c o n tin u a ; p o r
e je m p lo , la d e so cu p a c ió n d e b id a a u n d e s e q u ilib rio te m p o ra l d e
las c a n tid a d e s re la tiv a s d e recu rso s especializados, a causa d e cálcu ­
los e rró n e o s o d e in te rm ite n c ia s e n la d e m a n d a ; o b ie n de r e ta r ­
dos d e b id o s a cam bios im p re v isto s o a q u e la tra n sfe re n c ia de

* Prebiseh, en la In tr o d u c c ió n a K e v n e s (F .C .E ., ed., 1965), traduce "desu-


tility” como “ resistencia al trabajo” . [T.]

10%
18 INTRODUCCIÓN

hombres de una ocupación a otra no pueda efectuarse sin cierta


dilación; de manera que en una sociedad dinámica siempre habrá
algunos recursos no empleados por hallarse “entre oficios sucesi­
vos” (between jobs). El postulado es también compatible, además
de con la desocupación “friccional”, con la desocupación “volun­
taria” que resulta de la negativa o incapacidad de una unidad de
trabajo para aceptar una remuneración correspondiente al valor
del producto atribuible a su productividad marginal, a causa de
la legislación o las prácticas sociales, del agrupamiento para la
contratación colectiva, de la lentitud para adaptarse a los cambios
económicos, o simplemente a consecuencia de la obstinación hu­
mana. Estas dos clases de desocupación son inteligibles, pero los
postulados clásicos no admiten la posibilidad de una tercera, que
definiré como “involuntaria”.
Hechas estas salvedades, el volum en de recursos ocupados está
claramente determinado, conforme a la teoría clásica, por los dos
postulados. El prim ero nos da la curva de demanda de ocupación
y el segundo la de oferta; el volum en de ocupación se fija donde
la utilidad m arginal del producto compensa la desutilidad de la
ocupación m arginal, [tí]
De esto se deduciría que sólo hay cuatro posibilidades de
aum entar la ocupación:

a) un m ejoram iento en la organización o en la previsión, que


disminuya la desocupación “friccional”;
b) una reducción de la desutilidad marginal del trabajo, expre­
sada por el salario real para el que todavía existe trabajo dis­
ponible, de manera que baje la desocupación “voluntaria” ;
c) un aumento de la productividad m arginal física del trabajo
en las industrias que producen artículos para asalariados*
(para usar el térm ino adecuado del profesor Pigou aplicable a
los artículos de cuyo precio depende la utilidad del salario no­
minal) ; o
d) un aumento en el precio de los artículos para no-asalariados,
relativam ente al de los que sí lo son; acompañado por un des­
plazamiento de los gastos de quienes no ganan salarios, de los
artículos para asalariados a los otros artículos.

Ésta es, según mi leal saber y entender, la esencia de la Teoría

* Wage-goods, artículos que entran en el presupuesto de los asalariados; los ar­


tículos en que se gastan los salarios. [T.j
LOS POSTULADOS DE LA ECONOMÍA CLÁSICA 19

de la desocupación del profesor Pigou —la única descripción de­


tallada que existe de la teoría clásica de la ocupación .3

II
¿Es cierto que las categorías anteriores son inteligibles debido a
que la población rara vez desarrolla la cantidad de trabajo que
desearía con el salario corriente? Porque debe reconocerse que,
por regla general, si se solicitara, se contaría con más mano de
obi'a al nivel existente de salario nom inal .4 La escuela clásica re­
concilia este fenómeno con su segundo postulado aduciendo que,
mientras la demanda de mano de obra [7] al nivel existente de
salario nominal puede satisfacerse antes de que todos los que
deseen trabajar con estos salarios estén ocupados, tal situación se
debe a un acuerdo tácito o expreso entre los trabajadores para
no trabajar por menos, y que si todos los trabajadores adm itieran
una reducción de los salarios nominales aum entaría la ocupación.
De ser así, tal desocupación, aunque aparentemente involuntaria,
no lo sería en sentido estricto, y debería incluirse en la clase de la
desocupación “volun taria”, causada por los efectos de la contra­
tación colectiva, etc.
Esto exige dos observaciones, la prim era de las cuales, que se
refiere a la actitud de los trabajadores hacia los salarios reales
y a los nominales, respectivamente, no es teóricamente funda­
mental, pero la segunda sí lo es.
Supongamos, por el momento, que los obreros no están dis­
puestos a trabajar por un salario nominal menor y que una re­
ducción del nivel existente de salarios nominales conduciría, me­
diante huelgas o por cualquier otro medio, a que parte de la mano
de obra realmente ocupada se retirara del mercado. ¿Se deduce de
esto que el nivel presente de salarios reales mide con precisión
la desutilidad m arginal del trabajo? No necesariamente; porque
aunque una reducción en el nivel existente de salarios nominales
ocasionara retiro de trabajo, no se desprende de - ello que una
baja en el valor del salario nominal, medido en artículos para
asalariados, produciría el mismo resultado si fuera debida a un
alza en el precio de las mercancías respectivas. En otras palabras,
puede suceder que, dentro de ciertos límites, lo que los obreros
reclaman sea un mínimo de salario nom inal y no de salario real.

s La Theory o í Unempíoyment del profesor Pigou se examina más detallada­


mente en el Apéndice al cap. 19.
* Cf. la cita anterior del profesor Pigou en la nota 2 ante.
20 INTRODUCCIÓN

La escuela clásica ha supuesto tácitamente que esto no significa


una variación im portante en su teoría; pero no es así, porque
si la oferta de mano de obra no es función del salario real como
su única variable, su argumento se derrum ba enteramente y deja
el problema de que la ocupación será m uy indeterm inada .5 Los
autores de esta escuela no parecen haberse dado cuenta de que
su curva [8 ] de oferta de mano de obra se desplazará con cada
movimiento de los precios, a menos que tal oferta sea función
dependiente sólo del salario real. De este modo, su método está
supeditado a sus particulares suposiciones y no puede adaptarse
para examinar el caso más general.
A hora bien, la experiencia diaria nos dice, sin dejar lugar a
duda, que, lejos de ser mera posibilidad aquella situación en que
los. trabajadores estipulan (dentro de ciertos límites) un salario
nom inal y no real, es el caso normal. Si bien los trabajadores
suelen resistirse a una reducción de su salario nominal, no acos­
tum bran abandonar el trabajo cuando suben los precios de las
mercancías para asalariados. Se dice algunas veces que sería iló­
gico por parte de la mano de obra resistir a una rebaja del salario
nom inal y no a otra del salario real. Por razones que damos más
adelante (p. 2 7 ), y afortunadamente, como veremos después, esto
puede no estar tan falto de lógica como parece a prim era vista;
pero lógica o ilógica, ésta es la conducta real de los obreros.
Más aún, el aserto de que la falta de ocupación que caracte­
riza una depresión se debe a la negativa de los obreros a aceptar
una rebaja en el salario nominal, no se apoya en hechos. [No es
muy exacto decir que la desocupación en Estados Unidos en 1932
se debió a la obstinada negativa del trabajo a aceptar una rebaja
en los salarios nominales o a la tenaz demanda de un salario real
superior al que consentía la productividad del sistema económico.'
Son amplias las variaciones que sufre el volum en de ocupación
sin que haya ningún cambio aparente en las exigencias mínimas
reales de los obreros ni en su productividad. Los obreros no son
—ni mucho menos— más obstinados en la depresión que en el
auge, ni flaquea su productividad física. Estos hechos de la expe­
riencia son, prim a facie, un m otivo para poner en tela de juicio
la propiedad del análisis clásico.
Sería interesante observar los resultados de una investigación
estadística acerca de las verdaderas relaciones entre [9] los cam­
bios del salario nominal y los del real. En el caso de una modi-

' Este tema se trata detalladamente en el Apéndice al cap. 19.


LOS POSTULADOS DE LA ECONOMÍA CLÁSICA 21
ficación privativa de una industria dada uno podría esperar que
el cambio en los salarios reales ocurriera en el mismo sentido
que en los nominales; pero cuando hay alteraciones en el nivel
general de los salarios, se encontrará, según creo, que la m odifi­
cación de los reales que va unida a la de los nominales, lejos
de presentarse normalmente en el mismo sentido, ocurrirá casi
siempre en el contrario. Es decir, que cuando los salarios nom i­
nales se elevan, los salarios reales bajan; y que cuando aquéllos
descienden, éstos suben. T al cosa se debe a que, en periodo corto,
los salarios nominales descendentes y los reales ascendentes son,
cada uno de ellos por razones privativas, fenómenos ligados a la
baja de la ocupación, pues aunque los obreros están más dispues­
tos a aceptar reducciones en su remuneración al bajar el em­
pleo, los salarios reales suben inevitablemente, en las mismas
circunstancias, debido al mayor rendimiento m arginal de un de­
terminado equipo de capital, cuando la producción disminuye.
Si efectivamente fuera cierto que el salario real existente es
un m ínimo por debajo del cual no pudiera contarse en cual­
quier circunstancia con más trabajo que el empleado en la actua­
lidad, no existiría la desocupación involuntaria, aparte de la
“friccional”. Sin embargo, sería absurdo suponer que siempre
es así, parque generalmente hay más mano de obra disponible que
la ahora empleada al salario nominal vigente, aun cuando el pre­
cio de las mercancías para asalariados esté subiendo y, en conse­
cuencia, el salario real bajando. Si esto es verdad, la equivalencia
de tales mercancías con el salario nominal existente no es una
indicación precisa de la desutilidad m arginal del trabajo, y el se­
gundo postulado no es válido.
Hay otra objeción más importante. El segundo postulado parte
de la idea de que los salarios reales de los trabajadores depen­
den de los contratos que éstos celebran con los empresarios. Se
admite, por supuesto, que esos convenios se realizan de hecho en
términos monetarios e incluso que los salarios reales aceptables
por los obreros no son [ 10 ] enteramente independientes del co­
rrespondiente salario nominal. Sin embargo, se toma este salario
nominal, al que se ha llegado por dicho procedimiento, para de­
term inar el real. De este modo la teoría clásica supone que los
obreros tienen siempre la posibilidad de reducir su salario real,
aceptando una rebaja en el nominal. El postulado de que el
salario real tiende a igualarse con la desutilidad marginal del
trabajo, claramente supone que los obreros están en posición de
99 INTRODUCCIÓN

fijar por sí mismos su salario real, aunque no el volumen de


ocupación que de él se deriva.
La teoría tradicional sostiene, en pocas palabras, que los con­
venios sobre salarios entre empresarios y trabajadores determinan
el salario real, de manera que, suponiendo la libre competencia
entre los patrones y ninguna combinación restrictiva entre los tra­
bajadores, éstos pueden, si lo desean, hacer coincidir sus salarios
reales con la desutilidad m arginal del trabajo resultante del em­
pleo ofrecido por los empresarios con dicho salario. De no ser
cierto esto, no queda razón alguna para esperar que exista ten­
dencia a la igualdad entre el salario real y la desutilidad m ar­
ginal del trabajo.
No debe olvidarse que las conclusiones clásicas pretenden ser
aplicables al trabajo en su totalidad y no quiere decir simple­
mente que un individuo aislado pueda obtener empleo aceptando
una reducción de su salario nominal que sus compañeros rehúsan.
Se suponen aplicables lo mismo a un sistema cerrado que a otro
abierto* y que no depende de las características de un sistema
abierto, ni de los efectos de una reducción de los salarios nomi­
nales en un solo país sobre su comercio exterior, que está, por
supuesto, completamente fuera del campo de este estudio. Tampoco
se basan en las consecuencias indirectas de ciertas reacciones que
una reducción de las nóminas de salarios en términos monetarios
ejercen sobre el sistema bancario y el estado del crédito, efectos
que examinaremos detalladamente en el capítulo 19. Las conclu­
siones se basan en la creencia de que, en un sistema cerrado, una
reducción [1 1 ] en el nivel general de los salarios nominales irá
acompañada, al menos en periodos cortos, y sujeta sólo a sal­
vedades de poca monta, por cierta reducción de los salarios reales,
que no siempre es proporcional.
Ahora bien, el supuesto de que el nivel general de los salarios
reales depende de los convenios entre emprsarios y trabajadores
sobre la base de salarios nominales, no es cierto de manera evi­
dente. En realidad, es extraño que se hayan hecho tan frágiles
intentos para demostrarlo o refutarlo, porque está muy lejos de
concordar con el sentido general de la teoría clásica, la cual nos
ha enseñado a creer que los precios están determinados por el
costo primo marginal, medido en dinero, y que los salarios no­
minales influyen sustancialmente en dicho costo. De este modo,

* Se refiere a si existen o 110 las cláusulas de inclusión y exclusión en los con­


tratos colectivos. [T.]
LOS POSTULADOS DE LA ECONOMÍA CLASICA 23
si 1 salarios nominales cambian, debería esperarse que la escuela
.«sica sostuviera que los precios cambiarían casi en la misma pro­
porción, dejando el nivel de los salarios reales y el de la desocu­
pación prácticamente lo mismo que antes, explicando que cual­
quier pequeña ganancia o pérdida del trabajo, se efectuaría a
expensas de las ganancias o de otros elementos del costo marginal,
que no han sido tocados.6 Parece ser, sin embargo, que los clá­
sicos se han desviado de este punto de vista, en parte a causa de
su arraigada convicción de que los obreros están en posibilidad
de fija r su propio salario, y en parte, quizá, por la preocupación de
que los precios dependen de la cantidad de dinero. La creencia
en el principio de que los obreros están siempre en posibilidad de
poder determ inar su propio salario real, una vez aceptada, se ha-
sostenido porque se confunde con la afirm ación de que tienen
siempre a su disposición los medios para fija r qué salario.real.
corresponderá a ]a ocupación plena, es decir, al volum en máximo
de ocupación compatible con un salario real dado.
Para resumir: existen dos objeciones contra el segundo postu­
lado de la teoría clásica. La prim era hace relación a la conducta
real de los obreros; una baja en los salarios reales debida [1 2 ]
a un alza de los precios, permaneciendo iguales los nominales,
no produce, por regla general, una disminución de la oferta de
mano de obra disponible al nivel del salario corriente, por deba­
jo del volum en de ocupación anterior al alza de los precios.
Suponer lo contrario equivale a adm itir que todos aquellos que
por el momento están sin ocupación, aunque deseosos de trabajar
al salario corriente, retirarán su oferta de trabajo si el costo de la
vida se eleva un poco. A pesar de todo, esta extraña hipótesis
parece servir de base a la Theory of Unemployment 7 del profe­
sor Pigou y es la que todos los miembros de la escuela ortodoxa
admiten tácitamente.
La otra y más im portante objeción que desarrollaremos en los
capítulos siguientes surge de nuestra inconformidad con el su­
puesto de que el nivel general de los salarios reales están directa­
mente determinado por el carácter de los convenios sobre salarios.
A l suponer tal cosa, la escuela clásica resbaló, cayendo en una
hipótesis ilícita; porque los obreros en su conjunto no pueden
disponer de un medio que les permita hacer coincidir el equiva-

0 A mi modo de ver, este argumento contiene una gran dosis de verdad, aunque
los resultados completos de un cambio en los salarios nominales son más complejos,
como se verá en el cap. 19.
7 Cf. cap. 19, Apéndice.
24 INTRODUCCIÓN

lente del nivel general de los salarios nominales en artículos para


asalariados, con la desutilidad marginal del volumen de ocupación
existente\_Es posible que no exista un procedimiento para que
el trabajador pueda reducir su salario real a una cantidad deter­
minada, revisando los convenios monetarios con los empresarios, i
Éste será nuestro caballo de batalla y trataremos de demostrar
que, en prim er término, son otras varias las fuerzas que deter­
m inan el nivel general de los salarios reales. El esfuerzo por di­
lucidar este problema será una de nuestras mayores preocupacio­
nes. Vamos a sostener que ha existido una confusión fundam ental
respecto a la form a en que opera en realidad a este respecto la
economía en que vivimos.

III

Aunque a menudo se cree que la lucha por los salarios monetarios


entre individuos y grupos determina [13] el nivel general de los
salarios reales, de hecho tiene otra finalidad. Desde el momento
que existe m ovilidad imperfecta del trabajo y que los salarios
no tienden a producir igualdad precisa de ventajas netas para
diferentes ocupaciones, cualquier individuo o grupo de individuos
que consienta una reducción de sus salarios nominales en relación
con otros, sufrirá una disminución relativa de sus salarios reales,
cosa que basta para justificar su resistencia a ella. Por el contrario,
sería impracticable oponerse a toda reducción de los salarios rea­
les debida a un cambio en el poder adquisitivo del dinero, que
afecta a todos los trabajadores por igual; y, de hecho, por lo
general no se opone resistencia a esta clase de fenómenos, a menos
que sean extremos. Más aún, la oposición a las reducciones en
los salarios nominales, aplicada a determinadas industrias, no le­
vanta la misma barrera insuperable a un aumento en la ocupación
global que resultaría de una oposición parecida a toda disminu­
ción de los salarios reales.
En otras palabras, la lucha en torno a los salarios nominales
afecta prim ordialm ente a la distribución del monto total de sala­
rios reales entre los diferentes grupos de trabajadores y no a su
promedio por unidad de ocupación, que depende, como veremos,
de un conjunto de fuerzas diferentes. El efecto de la unión de
un grupo de trabajadores consiste en proteger su salario real re­
lativo. El nivel general de los salarios reales depende de otras
fuerzas del sistema económico.
LOS POSTULADOS DE L A ECONOMÍA CLÁSICA 25

Así, tenemos la suerte de que los trabajadores, bien que in ­


conscientemente, son por instinto economistas más razonables que
la escuela clásica en la medida en que se resisten a perm itir
reducciones de sus salarios nominales, que nunca o rara vez son
de carácter general; aun cuando el equivalente real existente de
estos salarios exceda de la desutilidad m arginal del volum en
de ocupación correspondiente. Lo mismo que cuando, por otra
parte, no se oponen a las disminuciones del salario real que acom­
pañan a los aumentos en el volum en total de ocupación, a menos
que lleguen al extremo de amenazar con una reducción del [14]
salario real por bajo de la desutilidad m arginal del volum en
existente de ocupación. T odo sindicato opondrá cierta resistencia,
pero como ninguno pensaría en declarar una huelga cada vez que
aumente el costo de la vida, no presentan obstáculos a un aumento
en el volum en total de ocupación, como lo pretende la escuela
clásica.

IV

Debemos definir ahora la tercera clase de desocupación, la lla ­


mada “involuntaria” en sentido estricto, cuya posibilidad de exis­
tencia no admite la teoría clásica.
Adviértase que por desocupación “involuntaria” no queremos
decir la mera existencia de una capacidad inagotable de trabajo.
U na jornada de ocho horas no significa desocupación aunque no
esté más allá de la capacidad hum ana de trabajar diez; n i tam­
poco consideraríamos como desocupación “involuntaria" el aban­
dono del trabajo por un grupo de obreros porque les parezca
m ejor no trabajar que adm itir menos de cierta remuneración.
Más aún, será conveniente elim inar la desocupación “friccional”
de nuestra definición, la cual queda, por tanto, como sigue: los
hombres se encuentran involuntariam ente sin empleo cuando, en
el caso de que se produzca una pequeña alza en el precio de los
artículos para asalariados, en relación con el salario nominal, tan­
to la oferta total de mano de obra dispuesta a trabajar por el
salario nom inal corriente como la demanda total de la misma a
dicho salario son mayores que el volum en de ocupación existente.
En el capítulo siguiente (p. 38) daremos otra definición que, sin
embargo, equivale a lo mismo.
De esta definición se deduce que la igualdad entre el salario
real y la desutilidad m arginal de la ocupación, presupuesta por
el segundo postulado, interpretado de modo realista, correspon­
26 INTRODUCCIÓN

de a ía ausencia de la desocupación “in volun taria”. Describiremos


este estado de cosas [15] como ocupación “plena”, con la que son
compatibles tanto la desocupación “debida a resistencias” como
la “voluntaria”. Esto está de acuerdo, como veremos, con otras
características de la escuela clásica, que más bien se considera
como una teoría de la distribución en condiciones de ocupación
plena. En la medida en que los postulados clásicos sean válidos,
la desocupación, que en el senitdo anterior es involuntaria, no
puede existir. La desocupación aparente debe, en consecuencia,
ser resultado de una pérdida temporal del trabajo del tipo de
“cambio de un trabajo a otro” o de una demanda interm itente
de factores altamente especializados, o del efecto de la cláusula de
inclusión de un sindicato sobre la ocupación libre. Por eso los
escritores que siguen la tradición clásica, pasado por alto el su­
puesto especial que cimienta su teoría, han llegado inevitable­
mente a la conclusión, perfectamente lógica de acuerdo con su
hipótesis, de que la desocupación visible (salvo las excepciones
admitidas) tiene que ser consecuencia, a fin de cuentas, de que
los factores no empleados se nieguen a aceptar una remuneración
que corresponda a su productividad marginal. Un economista clá­
sico puede simpatizar con el obrero cuando éste se niega a aceptar
una reducción de su salario m onetario, y adm itirá que puede no
ser inteligente obligarle a sujetarse a condiciones transitorias; pero
la integridad científica lo fuerza a declarar que esta negativa es,
a pesar de todo, el m otivo últim o de la dificultad.
Evidentemente, sin embargo, si la teoría clásica es aplicable
sólo al caso de la ocupación plena, es una falacia aplicarla a
los problemas de la desocupación involuntaria —si tal cosa existe
(¿quién lo negará?) —. Los teóricos clásicos se asemejan a los geó­
metras euclidianos en un m undo no euclidiano que, quienes ál
descubrir que en la realidad las líneas aparentemente paralelas
se encuentran con frecuencia, las critican por no conservarse de­
rechas —como único remedio para los desafortunados tropiezos
que ocurren—. No obstante, en verdad, no hay más remedio que
tirar por la borda el axioma de las paralelas y elaborar una geo­
m etría no euclidiana. Hoy la economía exige algo semejante;
necesitamos desechar [16] el segundo postulado de la doctrina clá­
sica y elaborar la teoría del comportamiento de un sistema en
el cual sea posible la desocupación involuntaria en su sentido
riguroso.
LOS POSTULADOS DE LA ECONOMÍA CLÁSICA 27

A l recalcar nuestro punto de partida, divergente del sistema


clásico, no debemos olvidar una concordancia im portante; porque
mantendremos el prim er postulado como hasta aquí, sujeto úni­
camente a las mismas correcciones hechas a la teoría clásica, y
debemos detenernos un momento a considerar lo que entraña.
Quiere decir que con una determ inada organización, equipo
y técnica, los salarios reales y el volum en de producción (y por
consiguiente de empleo) están relacionados en una sola forma,
de tal manera que, en términos generales, un aumento de la ocu­
pación sólo puede ocurrir acompañada de un descenso en la tasa
de salarios reales. Así, pues, no discuto este hecho vital que los
economistas clásicos han considerado (con razón) como irrevoca-
ble.,jg£n un estado conocido de organización, equipo y técnica, el
salario real que gana una unidad de trabajo tiene una correla­
ción única (inversa) con el volumen de ocupación. Por eso, si
esta últim a aumenta, entonces,' en periodos cortos, la remune­
ración por unidad de trabajo, medida en mercancías para asa­
lariados, debe, por lo general, descender y las ganancias elevarse .8
Éste es simplemente el anverso de la proposición fam iliar de que
norm alm ente la industria trabaja en condiciones de rendimientos
decrecientes en periodos cortos, durante los cuales se supone que
permanecen constantes el equipo, etc., en tal forma que el pro­
ducto marginal de las industrias de artículos para asalariados
(que determinan el salario real) necesariamente [17] se reduce a
medida que crece la ocupación. Sin duda, en la medida que esta
proposición sea válida, cualquier medio de aumentar la ocupa­
ción tiene que ocasionar" al mismo tiempo una reducción del pro­
ducto m arginal y, en consecuencia, otra de la magnitud de los
salarios, medida en dicho producto.
Pero una vez abandonado el segundo postulado, una baja
de la ocupación, aunque necesariamente asociada con el hecho de
que la mano de obra perciba un salario de valor igual a una

8 El argumento se desarrolla de este modo: de n hombres empleados, el enésimo


añade un quintal diario a la cosecha y los salarios tienen un poder adquisitivo de
un quintal diario. El enésimo-más-un hombre, sin embargo, añadiría solamente 0.9
'de quintal por día y el 'empleo no puede, por tanto, aumentar a n •+• 1 hombres, a
menos que el precio del grano suba con relación a los salarios hasta que los que
se pagan diariamente tengan un poder adquisitivo de 0.9 de quintal. El total de los
salarios montaría entonces a 9/ 10 (n + 1) quintales, en comparación con n quintales
a que llegaba previamente. De este modo, el empleo de un hombre más, en caso
de efectuarse, supondrá necesariamente una transferencia de ingresos de los que antes
estaban empleados a los empresarios.
28 INTRODUCCIÓN

cantidad mayor de bienes para asalariados, no se debe necesaria­


mente a que la mano de obra demande mayor cantidad de tales
bienes; y el que la mano de obra esté dispuesta a aceptar menores
salarios nominales no es, por fuerza, un remedio a la desocupa­
ción. La teoría de los salarios en relación con el empleo, a que
nos estamos refiriendo, no puede aclararse por entero hasta llegar
al capítulo 19 y su apéndice.

VI

Desde los tiempos de Say y Ricardo los economistas clásicos han


enseñado que la oferta crea su propia demanda —queriendo decir
con esto de manera señalada, aunque no claramente definida, que
el total de los costos de producción debe necesariamente gastarse
por completo, directa o indirectamente, en comprar los productos.
En los Principies of Political Economy de J. S. M ili, la doc­
trina está expresamente expuesta:

Los m edios de pago d e los bienes son sen cillam en te o tros bienes. Los m edios
d e q u e d ispon e cada p erso n a p a ra p a g a r la p ro d u c ció n d e o tra s consisten en
los b ien es q u e posee. T o d o s los ven d ed ores son, in e v ita b lem en te, y p o r el sen ­
tid o m ism o d e la p a la b ra , com p rad ores. Si p u d iéram o s d u p lic a r rep e n tin a m e n te
las fu erzas p ro d u c to ra s d e u n país, d u p lica ría m o s p o r e l m ism o acto la o fe rta
d e bienes en todos los m ercados; p e ro a l m ism o tiem p o d u p lica ría m o s el p o d er
a d q u isitiv o . T o d o s e je rc e ría n u n a d em an d a y u n a o fe rta dobles; todos p o d ría n
c o m p ra r el d ob le, p o rq u e te n d ría n dos veces m ás q u e o frec er en cam bio.” [18]

Como corolario de la misma doctrina, se ha supuesto que


cualquier acto individual de abstención de consumir conduce ne­
cesariamente a que el trabajo y los bienes retirados así de la
provisión del consumo se inviertan en la producción de riqueza
en form a de capital y equivale a lo mismo. El siguiente párrafo, de
Puré Theory of Domestic Valúes,10 de M arshall ilustra el punto
de vista tradicional:

E l in greso to ta l de u n a p erso n a se gasta en la com p ra d e b ien es y se rv i­


cios. C ierto q u e g e n e ra lm en te se dice q u e u n h o m b re gasta p a rte de su ingreso
y a h o rra la o tra ; p ero es u n axio m a económ ico m u y conocido q u e e l h o m b re
com p ra tra b a jo y bienes con a q u e lla p a rte d e su ingreso q u e a h o rra , d el
m ism o m od o q u e lo hace con la q u e gasta. Se d ice q u e gasta cu an d o p ro c u ra
o b te n e r satisfacción p re se n te de los bienes y servicios q u e com p ra, y q u e a h o rra
cu an d o e l tra b a jo y los bienes q u e co m p ra los ded ica a la p ro d u cción d e
riq u e za de la cu al esp era d e riv a r m edios d e satisfacción en e l fu tu ro .

9 Principies of Political Economy, Lib. III, cap. xiv, J 2.


10 p. 34.
LOS POSTULADOS DE L A ECONOMÍA CLÁSICA 29
Es verdad que no sería fácil citar párrafos semejantes en los
trabajos posteriores de M a rsh a ll 11 o de Edgeworth o del pro­
fesor Pigou. En la actualidad la doctrina no se expone en form a
tan cruda, pero, sin embargo, es el soporte de la teoría clásica
en conjunto, ya que sin él ésta se derrum baría. Los economistas
contemporáneos, que podrían titubear en estar de acuerdo con
Mili, no vacilan en aceptar conclusiones que requieren su doctrina
como premisa. La versión moderna de la tradición clásica consiste
en la convicción, frecuente, por ejemplo, en casi todos los trabajos
del profesor Pigou, de que el dinero no trae consigo diferencias
reales, excepto las propias de la fricción, y de que la teoría de
la producción y la ocupación pueden [19] elaborarse (como la
de Mili) como si estuvieran basadas en los cambios “reales”, y con
el dinero introducido superficialm ente en un capítulo posterior. El
pensamiento contemporáneo está todavía profundam ente impreg­
nado de la noción de que si la gente no gasta su dinero en una
forma Ió gastará en otra .12 En verdad, los economistas de la
postguerra rara vez logran sostener este punto de vista firm em ente,
porque su pensamiento de hoy está excesivamente permeado de
la tendencia contraria y los hechos de la experiencia, están obvia­
mente en desacuerdo con su opinin anterior; 13 pero no han saca­
do consecuencias de bastante alcance, ni han modificado su teoría
fundamental.
En prim er lugar, estas conclusiones pueden haberse aplicado
al tipo de economía en que vivimos actualmente por falsa ana­
logía con alguna de trueque, como la de Robinsón Crusoe, en
la cual los ingresos que los individuos consumen o retienen como
resultádo de su actividad productiva son, real y exclusivamente,
la producción en especie resultante de dicha actividad. Pero, fuera
11 El señor J. A. Hobson, después de citar el párrafo anterior, de M ili, en su
Phisiology oí Industry (p. 1 0 2 ) , advierte que Marshall hizo el siguiente comentario
en una de sus primeras obras, Économics oí Industry, p. 15 4 : "Pero aunque los hom­
bres tienen el poder de comprar, pueden decidir no usarlo.” “Sin embargo — continúa
el señor Hobson— , no parece haber captado la importancia crítica de este hecho y al
parecer lim ita su acción a periodos de crisis.” A mi modo de ver, este comentario
es acertado, a la luz de los trabajos posteriores de Marshall.
u C f. Alfred y Mary Marshall, Economics o í Industry, p. 17 : “No es conveniente
para el comercio tener vestidos hechos con material que se acaba pronto; porque si
la gente no gastara sus medios de compra en vestidos nuevos, los gastaría en dar
empleo al trabajo de alguna otra manera.” El lector notará que todavía estoy haciendo
citas de Jos primeros trabajos de Marshall. El Marshall de los Principios se había
hecho lo bastante desconfiado para ser cauto y evasivo; pero las viejas ideas nunca
fueron repudiadas o extirpadas de los supuestos básicos de su pensamiento.
13 Es una virtud del profesor Robbins la de ser casi el único que sigue defen­
diendo un esquema sólido de pensamiento; concordando recomendaciones prácticas
con sus sistema teórico.
30 INTRODUCCIÓN

de esto, la conclusión de que los costos de producción se cubren


siempre globalmente con los productos de las ventas derivadas
de la demanda, es muy aceptable, porque resulta difícil distin­
guirla de otra proposición semejante, que es indudable: la de que
el ingreso global percibido por todos los elementos de la comuni­
dad relacionados con una actividad productiva necesariamente
tiene un valor igual al valor de la producción.
De manera semejante, es natural suponer que todo acto de [20]
un individuo que lo enriquece sin que aparentemente quite nada
a algún otro debe también enriquecer a la comunidad en conjun­
to; de tal modo que (como en el párrafo de M arshall que se acaba
de citar) un acto de ahorro individual conduce inevitablem ente
a otro paralelo, de inversión, porque, una vez más, es indudable
que la suma de los incrementos netos de la riqueza de los indivi­
duos debe ser exactamente igual al total del incremento neto de
riqueza de la comunidad.
Sin embargo, quienes piensan de este modo se engañan, como
resultado de una ilusión óptica, que hace a dos actividades esen­
cialmente diversas aparecen iguales. Caen en una falacia al supo­
n er que existe un eslabón que liga las decisiones de abstenerse
dél consumo presente con las que proveen al consumo futuro,
siendo así que los motivos que determ inan las segundas no se re­
lacionan en form a simple con los que determinan las primeras.
Por tanto, el supuesto de la igualdad entre el precio de de­
manda y el de oferta de la producción total es el que debe conside­
rarse como el “axioma de las paralelas” de la teoría clásica. Esto
admitido, todo lo demás se deduce fácilmente —las ventajas socia­
les de la frugalidad privada o nacional, la actitud tradicional
hacia la tasa de interés, la teoría clásica de la desocupación, la
teoría cuantitativa del dinero, las ventajas evidentes del laissez-
faire con respecto al comercio exterior y muchas otras cosas que
habremos de poner en tela de juicio.

VII

En diversos lugares de este capítulo hemos hecho depender la


teoría clásica, sucesivamente, de los siguientes supuestos:

1) Que el salario real es igual a la desutilidad m arginal de la


ocupación existente;
2) Que no existe eso que se llam a desocupación involuntaria en
sentido riguroso;
LOS POSTULADOS DE LA ECONOMÍA CLÁSICA 31
3) Que la oferta crea su propia demanda en el sentido [21] de
que el precio de la demanda global es igual al precio de la
oferta global para cualquier nivel de producción y de ocu­
pación.

Estos tres supuestos, no obstante, quieren decir lo mismo, en


el sentido de que todos subsisten o se desploman juntos, pues
cualquiera de ellos supone lógicamente a los otros dos. [2 2 ]
CAPÍTULO 3

EL PRINCIPIO DE LA DEMANDA EFECTIVA

I
A n t e todo necesitamos adelantar el significado de algunos térm i­
nos que serán definidos con precisión posteriormente. Cuando la
técnica, los recursos y los costos corresponden a una situación de­
terminada, el empleo de un volum en dado de mano de obra hace
incurrir al empresario en dos clases de gastos: en prim er lugar,
las cantidades que paga a los factores de la producción (exclu­
yendo a los otros empresarios) por sus servicios habituales, a los
que denominaremos costo de factores del volum en de ocupación
de que se trate; y en segundo lugar, las sumas que paga a otros
empresarios por lo que les compra, juntam ente con el sacrificio que
hace al em plear su equipo en vez de dejarlo inactivo, a lo que lla­
maremos costo de uso del nivel de ocupación dado .1 El excedente
de valor que da la producción resultante sobre la suma del costo de
factores y el costo de uso es la ganancia, o, como lo llamaremos,
el ingreso del empresario. Por supuesto, el costo de factores es lo
mismo que lo que los factores de la producción consideran como
su ingreso, pero desde el punto de vista del empresario. Así, el
costo de factores y las ganancias del empresario, juntos, dan lo que
definiremos como el ingreso total derivado del empleo proporcio­
nado por el empresario. Las ganancias del empresario así definidas,
deben ser, y son, la cantidad que procura elevar al máximo cuando
decide qué volum en de empleo [23] ofrecerá. Conviene algunas ve­
ces, desde el punto de vista del empresario, llam ar producto de la
ocupación al ingreso global (es decir, costo de factores más ganan­
cias) que resulta de un volumen dado de la misma. Por otra parte,
el precio de la oferta global 2 de la producción resultante de ese
volum en determinado es presisamente la expectativa de los resul­
tados que se espera obtener y que hará costeable a los empresarios
conceder dicha ocupación .3

1 En el cap. 6 se dará una definición precisa del costo de uso.


2 Que no debe confundirse (vide infra) con el precio de oferta de una unidad de
producto en el sentido acostumbrado de este término.
3 El lector observará que resto el costo de uso tanto del producto como del precio
de oferta global de un volumen determinado de producción, en tal forma que ambos
términos deben interpretarse como libres del costo de uso; en tanto que las sumas
totales pagadas por los compradores incluyen, por supuesto, el costo de uso. Las
razones para proceder así se darán en el cap. 6. Lo esencial es que el importe total

32
EL PRINCIPIO DE L A DEMANDA EFECTIVA V 33^

De esto se deduce que, dados la técnica, los recursos y el costo


de factores por unidad de empleo, el monto de éste, tanto para
cada firm a individual como para la industria en conjunto, depende
del producto que los empresarios esperan recibir de la producción
correspondiente; 4 porque éstos [24] se esforzarán por fija r el vo­
lumen de ocupación al nivel del cual esperan recibir la diferencia
máxima entre el importe del producto y el costo de factores.
Sea Z el precio de oferta global de la proclución resultante
del empleo de N hombres, y la relación entre ambos símbolos
Z = <í> (N ), que puede dominarse f unción de 1a oferta global.5
Llamemos D al importe del producto que los empresarios esperan
recibir con el empleo de N hombres, y a la relación correspondiente,
D — f (N ), a la que designaremos función de la demanda global.
0^Ahora bien, si para cierto valor de N el im porte que se es­
pera recibir es m ayor que el precio de la oferta global, es decir,
si D es mayor que Z, habrá un estímulo para los empresarios
en el sentido de aumentar la ocupación por encima de N y, si
es preciso, elevar los costos compitiendo entre sí por los facto­
res de la producción, hasta el valor ele N en que Z es igual a D.
Así, el volum en de ocupación está determinado por la intersec­
ción de la función de la demanda global y la función de oferta
global, porque es en este punto donde las expectativas de ganan­
cia del empresario alcanzan el máximo. El valor de D en el punto

del producto y el precio de oferta global, limpios del costo de uso7 pueden definirse en
una sola forma y sin ambigüedad; en tanto que, como el costo de uso depende eviden­
temente tanto del grado de integración de la industria como de la extensión de las
compras que realizan los empresarios entre sí, no puede haber una definición de las
sumas globales pagadas por los compradores, incluyendo el costo de uso, el cual es inde­
pendiente de estos factores. Una dificultad semejante existe en la definición de precio
de oferta en el sentido habitual, para un productor individual; y en el caso del precio de
la oferta global de 1a producción en conjunto, se corre el riesgo de serias dificultades
de duplicación, que no siempre se han tomado en cuenta. Si el término se interpreta
incluyendo el costo de uso, los inconvenientes sólo pueden vencerse haciendo supuestos
especiales con respecto a la integración de los empresarios en grupos, según que su
producción sea de artículos de consumo o de captial, lo que es ¿oscuro y complicado
por sí mismo y no corresponde a los hechos. No obstante, si el precio de oferta
global se define como antes, sin el costo de uso, estas dificultades no se presentan.
Se aconseja al lector, sin embargo, que espere el estudio más completo en el cap. 6
y su apéndice.
* Un empresario que tiene que tomar una decisión práctica respecto a la escala
de su producción, no sustentará, por supuesto, una sola previsión indudable acerca de
cuál será el importe de la venta de una producción determinada, sino varias previsiones
hipotéticas, consideradas según los diversos grados de probabilidad y exactitud. Por
su previsión del importe probable quiero decir, pues, aquella que, si fuese cierta,
provocaría la misma conducta que el conjunto de las posibilidades más variadas y
vagas que forman su esperanza en el momento que llega a tomar su resolución.
5 En el cap. 20 se designará con el nombre de función del empleo a una que
está íntimamente ligada con la anterior.
34 INTRODUCCIÓN

de intersección de la función de demanda global con la función de


oferta global se denom inará la demanda efectiva. Como ésta es la
esencia de la teoría general de la ocupación, cuya exposición es
el objeto que nos proponemos, los capítulos siguientes se ocupa­
rán extensamente de exam inar los varios factores de que depen­
den ambas funciones.
Por otra parte, la doctrina clásica, que se acostumbraba ex­
presar categóricamente con el enunciado “la oferta crea su propia
demanda” y el cual sigue siendo el sostén de toda la teoría orto­
doxa, implica un supuesto especial respecto a la relación entre
estas dos funciones; porque “la oferta crea su propia demanda”
[25] debe querer decir que / (N) y (N) son iguales para todos
los valores de N , es decir, para cuaquier volum en de producción
y ocupación; y que cuando hay un aumento en Z ( = <¡> (iV) co­
rrespondiente a otro en N, D ( = f (N) crece necesariamente en
la misma cantidad que Z. La teoría clásica supone, en otras pa­
labras, que el precio de la demanda global (o producto de las
ventas) siempre se ajusta por sí mismo al precio de la oferta
global, en tal form a que cualquiera que sea el valor de N, el pro­
ducto D adquiere un valor igual al del precio de la oferta global
Z que corresponde a N. Es decir, que la demanda efectiva, en vez
de tener un valor de equilibrio único, es una escala infinita de
valores, todos ellos igualmente admisibles, y que el volum en
de ocupación es indeterm inado, salvo en la medida en que la des-
utilidad del trabajo marque un lím ite superior.
Si esto fuera cierto, la competencia entre los empresarios con­
duciría siempre a un aumento de la ocupación hasta el punto
en que la oferta en conjunto cesara de ser elástica, es decir, cuan­
do un nuevo aumento en el valor de la demanda efectiva ya no
fuera acompañado por un crecimiento de la producción. Eviden­
temente esto equivale a la ocupación plena. En el capítulo anterior
dimos una definición de ésta en términos de la conducta de los
obreros; una alternativa, aunque equivalente, es el que ahora he.-
mos alcanzado, o sea, aquella situación en que la ocupación total
es inelástica frente a un aumento en la demanda efectiva de la
producción correspondiente. De este modo el principio de Say,
según el cual el precio de la demanda global de la producción en
conjunto es igual al precio de la oferta global para cualquier vo­
lumen de producción, equivale a decir que no existe obstáculo
para la ocupación plena. Sin embargo, si ésta no es la verdadera
ley respecto de las funciones globales de la demanda y la oferta,
hay un capítulo de importancia capital en la teoría económica
EL PRINCIPIO DE LA DEMANDA EFECTIVA

que todavía no se ha escrito y sin el cual son fútiles todos los es­
tudios relativos al volum en de la ocupación global. [26]

II

T al vez un breve resumen de la teoría de la ocupación que se


desarrollará en el curso de los siguientes capítulos pueda ayudar
al lector en esta etapa, aun cuando quizá .no sea completamente
inteligible. Los términos usados se aclararán con mayor cuidado
en su oportunidad. En este resumen supondremos que el salario
nominal y el costo de los otros factores son constantes por unidad
de trabajo empleado; pero esta simplificación, de la que pres­
cindiremos después, se usa únicamente para facilitar la exposi­
ción. El carácter esencial del argumento es exactamente igual, sin
im portar que los salarios nominales, etc., sean o no susceptibles
de modificarse.
El bosquejo de nuestra teoría puede expresarse como sigueT^
cuando aumenta la ocupación aumenta también el ingreso global
real de la comunidad; la psicología de ésta, es tal que cuando el
ingreso real aumenta, el consumo total crece, pero no tanto como
el ingreso. De aquí que los empresarios resentirían una pérdida
si el aumento total de la ocupación se destinara a satisfacer la
m ayor demanda de artículos de consumo inmediato. En conse­
cuencia, para justificar cualquier cantidad dada de ocupación,
debe existir cierto volum en de inversión que baste para absorber
el excedente que arroja la producción total sobre lo que la co­
m unidad decide consumir cuando la ocupación se encuentra a
dicho nivel; porque a menos de que exista este volum en de
inversión, los ingresos de los empresarios serán menores que
los requeridos para inducirlos a ofrecer la cantidad de ocupación
de que se trate. Se desprende, por tanto, que, dado lo que llam a­
remos la propensión a consumir de la comunidad, el nivel de
equilibrio de la ocupación, es decir, el nivel que no induce a los
empresarios en conjunto a am pliar o contraer la ocupación, de­
penderá de la magnitud de la inversión corriente. El m onto de
ésta dependerá, a su vez, de lo que llamaremos el incentivo para
invertir, que, como después [27] se verá, depende de la relación
entre la curva de eficiencia m arginal del capital y el complejo
de las tasas de interés para préstamos de diversos plazos y riesgos.
Así, dada la propensión a consumir y la tasa de nueva inver­
sión, sólo puede existir un nivel de ocupación compatible con
el equilibrio, ya que cualquier otro produciría una desigualdad
S¿V-!.
w!?v;

CAPÍTULO 3

EL PRINCIPIO DE L A DEMANDA EFECTIVA

I
A n t e todo necesitamos adelantar el significado de algunos térm i­
nos que serán definidos con precisión posteriormente. Cuando la
técnica, los recursos y los costos corresponden a una situación de­
terminada, el empleo de un volum en dado de mano de obra hace
incurrir al empresario en dos clases de gastos: en prim er lugar,
las cantidades que paga a los factores de la producción (exclu­
yendo a los otros empresarios) por sus servicios habituales, a los
que denominaremos costo de factores del volum en de ocupación
de que se trate; y en segundo lugar, las sumas que paga a otros
empresarios por lo que les compra, juntam ente con el sacrificio que
hace al em plear su equipo en vez de dejarlo inactivo, a lo que lla­
maremos costo de uso del nivel de ocupación dado .1 El excedente
de valor que da la producción resultante sobre la suma del costo de
factores y el costo de uso es la ganancia, o, como lo llamaremos,
el ingreso del empresario. Por supuesto, el costo de factores es lo
mismo que lo que los factores de la producción consideran como
su ingreso, pero desde el punto de vista del empresario. Así, el
costo de factores y las ganancias del empresario, juntos, dan lo que
definiremos como el ingreso total derivado del empleo proporcio­
nado por el empresario. Las ganancias del empresario así definidas,
deben ser, y son, la cantidad que procura elevar al máximo cuando
decide qué volum en de empleo [23] ofrecerá. Conviene algunas ve­
ces, desde el punto de vista del empresario, llam ar producto de la
ocupación al ingreso global (es decir, costo de factores más ganan­
cias) que resulta de un volum en dado de la misma. Por otra parte,
el precio de la oferta global 2 de la producción resultante de ese
volum en determinado es presisamente la expectativa de los resul­
tados que se espera obtener y que hará costeable a los empresarios
conceder dicha ocupación .3

1 En el cap. 6 se dará una definición precisa del costo de uso.


* Que no debe confundirse (vide infra) con el precio de oferta de una unidad de
producto en el sentido acostumbrado de este término.
3 El lector observará que resto el costo de uso tanto del producto como del precio
de oferta global de un volumen determinado de producción, en tal forma que ambos
términos deben interpretarse como libres del costo de uso; en tanto que las sumas
totales pagadas por los compradores incluyen, por supuesto, el costo de uso. Las
razones para proceder así se darán en el cap. 6. Lo esencial es que el importe total

32
EL PRINCIPIO DE L A DEMANDA EFECTIVA

De esto se deduce que, dados la técnica, los recursos y el costo


de factores por unidad de empleo, el monto de éste, tanto para
cada firm a individual como para la industria en conjunto, depende
del producto que los empresarios esperan recibir cíe la producción
correspondiente; 4 porque éstos [24] se esforzarán por fija r el vo­
lumen de ocupación al nivel del cual esperan recibir la diferencia
máxima entre el importe del producto y el costo de factores.
VSea Z el precio de oferta global de la produción resultante
del empleo de N hombres, y la relación entre ambos símbolos
Z = $ (N) , que puede dominarse f unción de la oferta global.5
Llamemos D al importe del producto que los empresarios esperan
recibir con el empleo de N hombres, y a la relación correspondiente,
D — f (N) , a la que designaremos función de la. demanda global.
^ Ahora bien, si para cierto valor de N el im porte que se es­
pera recibir es m ayor que el precio de la oferta global, es decir,
si D es mayor que Z, habrá un estímulo para los empresarios
en el sentido de aumentar la ocupación por encima de N y, si
es preciso, elevar los costos compitiendo entre sí por los facto­
res dé la producción, hasta el valor de N en que Z es igual a D.
Así, el volum en de ocupación está determinado por la intersec­
ción de la función de la demanda global y la función de oferta
global, porque es en este punto donde las expectativas de ganan­
cia del empresario alcanzan el máximo. El valor de D en el punto

del producto y el precio de oferta global, limpios del costo de uso7 pueden definirse en
una sola forma y sin ambigüedad; en tanto que, como el costo de uso depende eviden­
temente tanto del grado de integración de la industria como de la extensión de las
compras que realizan los empresarios entre sí, no puede haber una definición de las
sumas globales pagadas por los compradores, incluyendo el costo de uso, el cual es inde­
pendiente de estos factores. Una dificultad semejante existe en la definición de precio
de oferta én el sentido habitual, para un productor individual; y en el caso del precio de
la oferta global de Ja producción en conjunto, se corre el riesgo de serias dificultades
de duplicación, que no siempre se han tomado en cuenta. Si el término se interpreta
incluyendo el costo de uso, los inconvenientes sólo pueden vencerse haciendo supuestos
especiales con respecto a la integración de los empresarios en grupos, según que su
producción sea de artículos de consumo o de captial, lo que es ¿oscuro y complicado
por sí mismo y no corresponde a los hechos. No obstante, si el precio de oferta
global se define como antes, sin el costo de uso, estas dificultades no se presentan.
Se aconseja al lector, sin embargo, que espere el estudio más completo en el cap. 6
y su apéndice.
4 U n empresario que tiene que tomar una decisión práctica respecto a la escala
de su producción, no sustentará, por supuesto, una sola previsión indudable acerca de
cuál será el importe de la venta de una producción determinada, sino varias previsiones
hipotéticas, consideradas según los diversos grados de probabilidad y exactitud. Por
su previsión del importe probable quiero decir, pues, aquella que, si fuese cierta,
provocaría la misma conducta que el conjunto de las posibilidades más variadas y
vagas que forman su esperanza en el momento que llega a tomar su resolución.
5 En el cap. 20 se designará con el nombre de función del empleo a una que
está íntimamente ligada con la anterior.
^36j INTRODUCCIÓN

entre el precio de la oferta global de la producción en conjunto


y el precio de 'su demanda global. Este nivel no puede ser mayor
que el de la ocupación plena, es decir, el salario real no puede ser
menor que la desutilidad m arginal del trabajo; pero no existe
razón, en lo general, para esperar que sea igual a la ocupación
[plena. La demanda efectiva que trae consigo la plena ocupación
¡es un caso especial que sólo se realiza cuando la propensión a
(consumir y el incentivo para invertir se encuentran en una rela-
jción m utua particular. Esta relación particular, que corresponde
a los supuestos de la teoría clásica, es, en cierto sentido, una rela-
íción óptim a; pero sólo puede darse cuando, por accidente o por
designio, la inversión corriente provea un volum en de demanda
justamente igual al excedente del precio de la oferta global de la
¡producción resultante de la ocupación plena, sobre lo que la co-
¡ m unidad decidirá gastar en consumo cuando la ocupación se en-
' cuentre en ese estado.
Esta teoría puede resumirse en las siguientes proposiciones:

1) En determ inada situación de la técnica, los recursos y los cos­


tos, el ingreso (tanto monetario como real) depende del volu­
men de ocupación N.
2) La relación entre el ingreso de la comunidad y lo que se
puede esperar que gaste en consumo, designada por D u depen­
derá de las características psicológicas de la comunidad, que
llamaremos su propensión a consumir. Es decir, que el con­
sumo dependerá del nivel de ingreso global y, por tanto, del
nivel de ocupación N, excepto cuando ocurre algún cambio
en la propensión a consumir. [28]
3) El volum en de trabajo N que los empresarios deciden emplear
depende de la suma (D) de dos cantidades, es decir, D u la
suma que se espera gastará la comunidad en consumo, y D2,
la que se espera que dedicará a nuevas inversiones. D es lo
que antes hemos llamado demanda efectiva.
4) Desde el momento que D x -(- D2 = £> = <& (N ), en donde <I>
es la función de la oferta global, y como, según hemos visto
en 2), D 1 es función de N, que puede escribirse x (N ), de­
pendiendo de la propensión a consumir, se deduce que
O ( N ) - x ( N ) = D a.
( 5j/ De aquí se desprende que, en equilibrio, el volum en de ocu­
pación depende: a) de la función de la oferta global, $ , b) de
la propensión a consumir, y, y c) del volum en de inversión,
D2- Esta es la esencia de la teoría general de la ocupación.
EL PRINCIPIO DE L A DEMANDA EFECTIVA 37
6) Para cada valor de N hay una productividad m arginal co­
rrespondiente de la mano de obra en las industrias de artícu­
los para asalariados, la que determina el salario real. El pá­
rrafo 5) está sujeto, por tanto, a la condición de que N no
puede exceder de aquel valor que reduce el salario real hasta
igualarlo con la desutilidad m arginal de la mano de obra. Esto
quiere decir que no todos los cambios en D son compatibles
. con nuestro supuesto provisional de que los salarios nom ina­
les son constantes. Por esta razón será necesario, para realizar
una exposición más completa de nuestra teoría, renunciar a
esta hipótesis.
7) En la teoría clásica, de acuerdo con la cual D — <& (N) para
todos los valores de N, el volum en de ocupación está en equi­
librio neutral, en todos los casos en que N sea inferior al má­
ximo, de manera que puede esperarse que la fuerza de la
competencia entre los empresarios lo eleve hasta dicho valor
máximo. Sólo en este punto, según la teoría clásica, puede
existir equilibrio estable.
8) Cuando la ocupación aumenta, D x hará la propio, pero no tan­
to como D; ya que cuando el ingreso sube, el consumo lo hará
también, pero menos. La clave de nuestro problema práctico
se encuentra en esta [29] ley psicológica; porque de aquí se
sigue que cuanto mayor sea el volum en de ocupación, más gran­
de será la diferencia entre el precio de la oferta global (Z) de
la producción correspondiente y la suma (Dj) que los empre­
sarios esperan recuperar con los gastos de los consumidores.
Por tanto, si no ocurren cambios en la propensión a consumir,
la ocupación no puede aumentar, a menos que al mismo tiem­
po D2 crezca en tal form a que llene la diferencia creciente
entre Z y D x. Por consiguiente, el sistema económico puede
encontrar en sí mismo un equilibrio estable con N a un nivel
inferior a la ocupación completa, es decir, al nivel dado por
la intersección de la función de demanda global y la función
de oferta global —excepto en los supuestos especiales de la teo­
ría clásica, de acuerdo cqgSP los cuales actúa alguna fuerza que,
cuando la ocupación aumenta, siempre hace que D 2 suba lo
suficiente para cubrir la distancia creciente que separa a Z
de D ±.

El volum en de ocupación no está, pues, fijado por la desuti­


lidad m arginal del trabajo, medida en salarios reales, excepto en
el caso de que la oferta disponible de mano de obra para una
INTRODUCCIÓN

magnitud dada de salarios reales señale un nivel máximo a la ocu-


pación.ffLa propensión a consumir y el coeficiente de inversión
nueva determinan, entre ambos, el volum en de ocupación, y éste
está ligado únicamente a un nivel determ inado de salarios reales
—no al revés—. Si la propensión a consumir y el coeficiente de
inversión nueva se traducen en una insuficiencia de la demanda
efectiva, el volum en real de ocupación se reducirá hasta quedar
por debajo de la oferta de mano de obra potencialmente disponi­
ble al actual salario real, y el salario real de equilibrio será mayor
que la desutilidad m arginal del nivel de equilibrio de la ocu­
pación,^
Este análisis nos proporciona una explicación de la paradoja
de la pobreza en medio de la abundancia; porque la simple exis­
tencia de una demanda efectiva insuficiente puede, y a menudo
hará, que el aumento de ocupación se detenga antes que haya sido
alcanzado el nivel [30] de ocupación plena. La insuficiencia de
la demanda efectiva frenará el proceso de la producción aunque el
producto marginal de la mano de obra exceda todavía en valor
a la desutilidad m arginal de la ocupación.
Más aún, cuanto más rica sea la comunidad, mayor tenderá a
ser la distancia que separa su producción real de la potencial y,
por tanto, más obvios y atroces los defectos del sistema económico;
porque una comunidad pobre estará propensa a consumir la ma­
yor parte de su producción, de m anera que una inversión modesta
será suficiente para lograr la ocupación completa; en tanto que
una comunidad rica tendrá que descubrir oportunidades de inver­
sión mucho más amplias para que la propensión a ahorrar de sus
miembros más opulentos sea compatible con la ocupación de los
más pobres. Si en una comunidad potencialmente rica el incentivo
para invertir es débil, entonces, a pesar de su riqueza potencial,
la actuación del principio de la demanda efectiva la em pujará a
reducir su producción real hasta que a pesar de dicha riqueza po­
tencial, haya llegado a ser tan pobre que sus excedentes sobre el
consumo se hayan reducido lo bastante para corresponder a la debi­
lidad de incentivo para invertir.
Pero falta lo peor: no solamente es más débil la propensión
marginal a consum ir 6 en una comunidad rica, sino que, debido
a que su acumulación de capital es ya grande, las oportunidades
para nuevas inversiones son menos atractivas, a no ser que la
tasa de interés baje lo bastante de prisa, lo cual nos lleva a la teo-

9 Definida en el cap. 10.


EL PRINCIPIO DE LA DEMANDA EFECTIVA 39

ría del interés y a las razones por las cuales no baja automática­
mente al nivel apropiado, de lo que nos ocuparemos en el Libro IV.
En esta forma, el análisis de la propensión a consumir, la
definición de eficiencia m arginal del capital y la teoría de la tasa
de interés son las tres lagunas principales de nuestros conoci­
mientos actuales, que es necesario llenar. Cuando esto se haya lo ­
grado [31] encontraremos que la teoría de los precios ocupa su
lugar apropiado como subsidiaria de nuestra teoría general. Ve­
remos después, sin embargo, que el dinero juega papel esencial
en nuestra teoría de la tasa de interés e intentaremos desentrañar
las características peculiares del dinero que lo distinguen de otras
cosas.

III

En la economía ricardiana, que sirve de base a lo que se nos ha


enseñado por más de un siglo, es esencial la idea de que podemos
desdeñar impunemente la función de demanda global. Es verdad
que Malthus se opuso con vehemencia a la doctrina de Ricardo
de que era imposible una insuficiencia de la demanda efectiva,
pero en vano, porque no pudo explicar claramente (fuera de un
llam ado a la observación común de los hechos) cómo y por qué
la demanda efectiva podría ser deficiente o excesiva, no logró
dar una construcción alternativa y Ricardo conquistó a Inglaterra
de una manera tan cabal como la Santa Inquisición a España.
Su teoría no fue aceptada sólo por la City, los estadistas y el
mundo académico, sino que la controversia se detuvo y el punto
de vista contrario desapareció completamente y dejó de ser dis­
cutida. El gran enigma de la demanda efectiva, con el que M al­
thus habla luchado, se desvaneció de la literatura económica. Ni
una sola vez puede verse mencionado en cualquiera de los trabajos
de Marshall, Edgeworth y el profesor Pigou, de cuyas manos ha
recibido su m ayor madurez la teoría clásica. Sólo pudo vivir fu rti­
vamente disfrazada, en las regiones del bajo m undo de Carlos
Marx, Silvio Gesell y el mayor Douglas.
Lo cabal de la victoria de los ricardianos tiene algo de curio­
sidad y de misterio; probablemente se debió a un complejo de
conformaciones de la doctrina al medio ambiente en que fue pro­
yectada. Creo que el hecho [32] de haber llegado a conclusiones
completamente distintas de las que una persona sin instrucción
del tipo medio podría esperar, contribuyó a su prestigio intelec­
tual. Le dio virtud el hecho de que sus enseñanzas transportadas
40 INTRODUCCIÓN

a la práctica, eran austeras y a veces insípidas; le dio belleza el


poderse adaptar a una superestructura lógica consistente; le dio
autoridad el hecho de que podía explicar muchas injusticias so­
ciales y aparente crueldad como un incidente inevitable en la
marcha del progreso, y que el intento de cambiar estas cosas te­
nía, en términos generales, más probabilidades de causar daño
que beneficio; y, por fin, el proporcionar cierta justificación a la
libertad de acción de los capitalistas individuales le atrajo el apo­
yo de la fuerza social dominante que se hallaba tras la autoridad.
Aunque la doctrina en sí ha permanecido al margen de toda
duda para los economistas ortodoxos hasta nuestros días, su com­
pleto fracaso en lo que atañe a la posibilidad de predicción cien­
tífica ha dañado enormemente, al través del tiempo, el prestigio
de sus defensores; porque, al parecer, después de Malthus los eco­
nomistas profesionales permanecieron impasibles ante la falta de
concordancia entre los resultados de su teoría y los hechos obser­
vados —una discrepancia que el hombre común y corriente no
había dejado de observar, con el resultado de una creciente re­
nuencia a conceder a los economistas esta manifestación de respeto
que da a otros grupos científicos cuyas conclusiones teóricas son
confirmadas por la observación cuando se aplican a los hechos.
En mi opinión, el celebrado optimismo de la teoría econó­
mica tradicional puede encontrarse también en el hecho de no
haber tenido en cuenta la rémora que una insuficiencia de la
demanda efectiva puede significar para la prosperidad; porque es
evidente que en una sociedad que funcionara de acuerdo con los
postulados clásicos debería existir una tendencia natural hacia
el empleo óptimo de los recursos. [33] Puede suceder m uy bien
que la teoría clásica represente el camino que nuestra economía
debería seguir; pero suponer que en realidad lo hace así es elim i­
nar graciosamente nuestras dificultades. T al optimismo es el cau­
sante de que se m ire a los economistas como Cándidos que, ha­
biéndose apartado de este mundo para cultivar sus jardines, pre­
dican que todo pasa del m ejor modo en el más perfecto posible
de los mundos, a condición de que dejemos las cosas en liber­
tad. [34]
L i b r o II

DEFINICIONES E IDEAS
CAPÍTULO 4

LA ELECCIÓN DE UNIDADES

En é s t e y los tres capítulos siguientes intentaremos aclarar cier­


tas dudas que no tienen relación peculiar o exclusiva con los
problemas cuyo examen nos hemos propuesto analizar de manera
especial; por lo que deben considerarse como una digresión que
nos apartará momentáneamente de nuestro tema principal. Sólo
se estudian aquí porque no se han tratado en ninguna otra parte
en una form a que yo estime conveniente para las necesidades p ri­
vativas de mi investigación.
Las tres confusiones que más me estorbaron al escribir este
libro, y me im pidieron expresarme convenientemente hasta que
les encontré alguna solución, fueron: en prim er lugar, la elección
de las unidades cuantitativas apropiadas a los problemas del sis­
tema económico en su conjunto; segundo, el papel desempeñado
por las expectativas en el análisis económico; y tercero, la defi­
nición de ingreso.

II

Lo poco satisfactorio de las unidades que emplean los economis­


tas puede ejemplificarse por los conceptos de dividendo nacional,
existencia (o acervo) de capital real y nivel general de precios:
1) El dividendo nacional, tal como lo definieron M arshall [37]
y el profesor Pigou ,1 mide el volum en de la producción corriente
o ingreso real y no el valbr de la producción o ingreso m oneta­
rio .2 Más aún, depende, en cierto sentido, de la producción neta;
es decir, de aquella adición neta a los recursos de la comunidad
disponibles para el consumo o para conservarlos en calidad de
provisión de capital, que resulta de las actividades económicas y
sacrificios de un periodo, después de tener en cuenta el desgaste
del capital real que existía al comienzo del mismo. Sobre estas
bases se intenta erigir una ciencia cuantitativa; pero hay una grave

1 Véase Pigou, Economics oí W eliare, passim y particularmente en la primera


parte, cap. m.
2 Aunque, como transacción conveniente, el ingreso real que se considera cons­
tituye el dividendo nacional se suele limitar a las mercancías y servicios que pueden
comprarse con dinero.

43
44 DEFINICIONES E IDEAS

objeción a este concepto, aplicado a tal fin, en el hecho de que


la producción de mercancías y servicios realizada por la comuni­
dad es un complejo no homogéneo, que no puede medirse, ha­
blando en sentido estricto, excepto en casos especiales, como, por
ejemplo, cuando todos los componentes de una producción entran
en la misma proporción en otra producción.
2) La dificultad es mayor todavía cuando, con objeto de calcu­
lar la producción neta, tratamos de medir la adición neta al
equipo de producción; ¡morque es preciso encontrar alguna base
cuantitativa de comparación entre las nuevas partidas del equipo
producidas durante el periodo y las viejas que han desaparecido
por desgaste. Con el fin de llegar a la noción de dividendo na­
cional neto, el profesor Pigou 3 deduce aquella obsolescencia, etc.,
“que puede dominarse razonablemente ‘norm al’; y la prueba prác­
tica de norm alidad consiste en que la merma es lo bastante regular
para ser prevista, si no en detalle, por lo menos en términos ge­
nerales”. Pero desde el momento que esta deducción no se hace
en unidades monetarias, está ligada a la suposición de que puede
ocurrir un cambio en la cantidad física, aunque de hecho no haya
habido modificación física [38] alguna; es decir, está introducien­
do secretamente cambios en el valor. Más todavía, no es capaz de
idear alguna fórm ula satisfactoria 4 para valorizar el equipo nuevo
en comparación con el viejo, cuando, debido a cambios en la
técnica, los dos dejan de ser idénticos. Creo que el concepto que
apunta el profesor Pigou es el correcto y apropiado para el aná­
lisis económico; pero su definición precisa es una tarea imposible
hasta que se haya adoptado un sistema satisfactorio de unidades.
El problema de comparar dos producciones reales entre sí y de
calcular después la producción neta, compensando con las nuevas
partidas del equipo el desgaste de las viejas, origina acertijos que
pueden calificarse de insolubles sin tem or a equivocarse.
3) En tercer lugar, el bien conocido pero inevitable elemento
de vaguedad que como se sabe acompaña al concepto del nivel
general de precios, hace a este término demasiado poco satisfac­
torio para las finalidades de un análisis causal, que debería ser
exacto.
Sin embargo, estas dificultades se consideran correctamente
como “acertijos” y son “puramente teóricas” en el sentido de que

8 En Economies oí W elfare, Parte I, cap. v, sobre “Lo que significa mantener


intacto el capital” ; corregido por un articulo reciente en Econoraic Journal de junio
de 1935, p. 225.
* C f. críticas del profesor Hayek, Economica, agosto de 1935, p. 247.
L A ELECCIÓN DE UNIDADES 4Ü
P '~
jamás ocasionan confusión, ni siquiera entran en modo alguno
en las decisiones de los negocios y no tienen im portancia para la
serie causal de los fenómenos económicos, los cuales son claros y
determinados, a pesar de la indeterm inación cuantitativa de estos
conceptos. Es natural, por tanto, concluir que no solamente carecen
de precisión, sino que son innecesarios. Es evidente que nuestro
análisis cuantitativo debe explicarse sin usar ningún término cuan­
titativam ente vago y, en verdad, tan pronto como tal cosa se
intenta, se pone en claro, como espero demostrarlo, que puede
pasarse mucho m ejor sin ellos.
El hecho de que dos grupos inconmensurables de objetos di­
versos no puedan por sí mismos proporcionar el m aterial para un
análisis cuantitativo, no es obstáculo, por supuesto, que nos im­
pida realizar comparaciones estadísticas aproximadas que depen­
dan de elementos amplios de juicio más que de cálculos estrictos
que puedan ser [39] válidos y significativos dentro de ciertos lí­
mites; pero el lugar propio de conceptos tales como la producción
real y neta y el nivel general de precios queda dentro del campo
de la descripción estadística e histórica y su objeto debería ser
satisfacer la curiosidad histórica o social; propósito para el que
no es habitual ni necesaria la precisión perfecta, tal como exige
nuestro análisis causal, sea o no completo o exacto nuestro cono­
cimiento de los valores reales de las cantidades de que se trate.
Decir que la producción neta de hoy es mayor que hace diez años
o un año, pero el nivel de precios inferior, es una afirmación
semejante a la de que la reina Victoria era m ejor reina pero no una
m ujer más feliz que la reina Isabel —aserto que no está despro­
visto de significación ni de interés, pero que es inaprovechable
para el cálculo diferencial—. Nuestra precisión sería cómica si
tratáramos de usar tales expresiones parcialmente vagas y con­
ceptos no cuantitativos como bases de un análisis cuantitativo.

íll^

Debe recordarse que en todos los casos concretos un empresario


se interesa por decisiones respecto a la escala en que usará cierto
equipo de producción, y cuando afirmamos que la expectativa
de una demanda mayor, es decir, un aumento de la función de
demanda global, provocará otro en la producción total, lo que
realmente queremos decir es que las empresas propietarias del
equipo de producción se verán reducidas a asociar con él un
total mayor de mano de obra. En el caso de una firm a o industria

I
46 DEFINICIONES E IDEAS

aisladas que produzcan un bien homogéneo, podemos hablar lí­


citamente, si queremos, de aumentos y disminuciones de produc­
ción; pero cuando sumamos la actividad de todas las empresas, no
podemos expresarnos con precisión, excepto en términos de can­
tidades de ocupación aplicadas a un equipo dado. Los conceptos
de producción total y su nivel de precio no se requieren para este
contexto, pues no necesitamos una [40] medida absoluta de la
producción total corriente, como la que nos perm itiría comparar
su monto con el que resultaría de la asociación de un equipo
diferente de producción con una cantidad diferente de ocupa­
ción. Cuando con fines descriptivos o de comparación a grandes
rasgos deseamos referirnos a un crecimiento de la producción, de­
bemos apoyarnos en el supuesto general de que el volum en ele
ocupación asociado a cierto equipo productor será un índice satis­
factorio del total de la producción resultante, suponiendo que
ambos aumenten y disminuyan juntos, aunque no en una pro­
porción numérica definida.
A l tratar de la teoría de la ocupación me propongo, por tanto,
usar solamente dos unidades fundamentales de cantidad, a saber,
cantidades de valor en dinero y cantidades de ocupación. La pri­
mera es estrictamente homogénea y la segunda puede hacerse que
lo sea; pues en la medida en que grados y clases diferentes de
trabajo y empleo asalariado disfruten de una remuneración rela­
tiva más o menos fija, la m agnitud de la ocupación puede defi­
nirse bastante bien, para nuestro objeto, tomando una hora de
empleo del trabajo ordinario como unidad y ponderando una
hora de trabajo especial proporcionalm ente a su remuneración; es
decir, una hora de trabajo especial remunerada al doble del tipo
ordinario se contará por dos. Denominaremos unidad de trabajo
a la unidad en que se mide el volum en de ocupación, y llam are­
mos unidad de salario al salario nom inal de una unidad de tra­
bajo.® Por tanto, si E representa la nómina de salario (y sueldos),
S la unidad de salarios y N la cantidad de empleo, E = NS.
Este supuesto de la homogeneidad en la oferta de mano de
obra no se altera por el hecho evidente de las grandes diferencias
en la habilidad especializada de los trabajadores individuales, y
su adecuación para ocupaciones diversas; porque [41] si la rem u­
neración de los trabajadores es proporcional a su eficacia, las
diferencias se liquidan si consideramos que los individuos contri-

3 Si X representa cualquier cantidad medida en dinero, será a menudo conve­


niente escribir X t para la misma cantidad medida en unidades de salario.
LA ELECCIÓN DE UNIDADES 47

buyen a la oferta de mano de obra proporcionalm ente a su remu­


neración; mientras que si, al aum entar la producción, una empresa
tiene que ocupar trabajo cada vez menos eficaz para sus fines
particulares por unidad de salario pagado, solamente un factor
entre otros conduce al rendim iento decreciente del uso del equipo
productor, en términos de producción a medida que se emplea
más trabajo. Englobamos, por decirlo así, la no-homogeneidad
de las unidades de trabajo de igual remuneración dentro del equi­
po, que juzgamos cada vez menos adecuado para emplear las
unidades de trabajo disponibles según la producción aumente, en
vez de considerar que estas unidades de trabajo disponibles se
adaptan cada vez menos al empleo de un equipo productor homo­
géneo. Por tanto, si no hay excedente de mano de obra especia­
lizada o calificada y el uso de la menos adaptable supone mayor
costo de trabajo por unidad de producción, esto quiere decir que
la proporción en que disminuya el rendim iento del equipo a
medida que aumente la ocupación, es más rápida de lo que sería
si existiera tal excedente .0 A u n en el caso extrem o en que las
diferentes unidades de trabajo estuvieran tan altamente especia­
lizadas que no pudieran sustituirse unas por otras en absoluto, esto
no presentaría dificultad porque significaría únicamente que la
elasticidad de oferta de la producción de un tipo particular de
equipo productor desciende repentinam ente a cero cuando todo
el trabajo especializado disponible para su uso está ya empleado .7

* Esta es la principal razón por la que el precio de oferta de la producción crece


con la demanda ascendente, aun cuando haya todavía un sobrante de equipo de idéntica
clase al que se emplea. Si suponemos que el excedente de oferta de mano de obra forma
un depósito igualmente disponible para todos los empresarios y que la empleada para un
fin particular se remunera, en parte al menos, por unidad de esfuerzo y no estricta­
mente con relación a su eficacia en el empleo específico real (que en la mayoría de
los casos es la suposición realista que debe hacerse), la eficacia descendente del tra­
bajo empleado es un ejemplo sobresaliente del alza del precio de oferta, cuando crece
la producción, que no se debe a despiltarros internos.
T No puedo decir de qué modo se supone que la curva de oferta, en su forma
acostumbrada, sale al encuentro de la anterior dificultad, ya que quienes usan esta
curva no han aclarado bastante sus supuestos. Probablemente parten de la hipótesis de
que el trabajo empleado para determinado fin siempre se paga estrictamente de acuer­
do con su eficacia particular; pero esto es irreal. Quizá la razón para considerar la
eficacia variable del trabajo como si procediera del equipo reside en el hecho de que
en la práctica los sobrantes en aumento, que son consecuencia de la mayor producción,
van a dar principalmente a los propietarios del equipo y no a los trabajadores más
eficaces (aunque éstos pueden obtener la ventaja de ser empleados con mayor regula­
ridad y de ser ascendidos más p ro n to ): es decir, los hombres de diferente productividad
que trabajan en el mismo empleo rara vez son pagados fielmente en proporción a su
eficacia. Sin embargo, cuando se presenta el caso, y en la medida en que aparece,
de que a mayor eficacia corresponda mayor pago, mi método lo toma en cuenta, desde
el momento en que calcula el número de unidades empleadas ponderando a los
48 DEFINICIONES E IDEAS

Así, pues, nuestro supuesto de una [42] unidad homogénea de


trabajo no comporta dificultades, a menos que haya mucha ines­
tabilidad en la remuneración relativa de las diferentes unidades
de trabajo, y aun este obstáculo puede eliminarse, en caso de que
aparezca, por medio del supuesto de que existe la posibilidad
de un cambio rápido en la oferta de mano de obra y en la fo r­
ma de la función de oferta global.
En mi opinión, podría evitarse mucha confusión si nos lim i­
táramos estrictamente a las dos unidades, dinero y trabajo, cuan­
do nos ocupamos del comportamiento del sistema económico en
conjunto; reservando el uso de unidades de determinadas produc­
ciones y equipos para, las ocasiones en que analicemos la produc­
ción de las empresas o industrias concretas aisladamente y el uso
de conceptos vagos, tales como el volum en de producción total,
la cantidad del equipo de capital como un todo y el nivel general
de precios, para las ocasiones en que tratemos de hacer alguna
comparación histórica, que sea, dentro de ciertos límites (quizá
bastante am plios), declaradamente imprecisa y aproximada. [43]
De esto se desprende que mediremos los cambios que ocurran
en la producción corriente, con referencia al número de hombres
empleados ( ya sea para satisfacer a los consumidores o para crear
nuevo equipo productor) en el equipo productor existente, pon­
derándose los trabajadores calificados de acuerdo con su retribu­
ción. No se requiere una comparación cuantitativa entre esta pro­
ducción y la que resultaría de la asociación de diferentes grupos
de trabajadores con otro equipo productor. Para predecir de qué
manera los empresarios que poseen cierto equipo reaccionarán
ante un desplazamiento en la función de demanda global no es
necesario saber qué relación guardarían el volum en de la produc­
ción resultante, el nivel de vida y el nivel general de precios con
lo que serían en fecha o país diferentes.
trabajadores individuales según su retribución. Partiendo de mis supuestos, se presentan
complicaciones interesantes, como es obvio, cuando se trata de curvas particulares de
la oferta, ya que su forma dependerá de la demanda del trabajo disponible para
otros fines. Pasar por alto estas complicaciones nos colocaría fuera de la realidad, como
ya se ha dicho, pero no necesitamos tomarlas en cuenta cuando se trata del empleo
en conjunto, ya que hemos supuesto que cierto volumen de demanda efectiva se
distribuye de modo preciso entre los diferentes productos exclusivamente asociados
con ella. Podría suceder, sin embargo, que esto no fuera válido independientemente
de los motivos particulares de cambios en la demanda. Por ejemplo, un aumento
en la demanda efectiva debido a un fortalecimiento de la propensión a consumir
podría ser neutralizado por una función de oferta global diferente de aquella que
compensaría un aumento igual de la demanda debido a un mayor aliciente de invertir.
Todo esto, por otra parte, pertenece al análisis detallado de las ideas generales aquí
apuntadas, que no me propongo explicar ahora.
L A ELECCIÓN DE UNIDADES 49

IV

Es fácil demostrar que las condiciones de la oferta, tal como se


expresan generalmente por su respectiva curva, y la elasticidad
de la misma en relación con el precio de los productos, pueden
manejarse con nuestras dos unidades escogidas, por medio de la
función de oferta global, sin referencia a las cantidades de pro­
ducción, bien sea que se trate de una firm a o industria particular
o de la actividad económica en conjunto; porque la función de
oferta global para una firm a cualquiera (y de modo semejante
para determinada industria o para toda ella) está representada
por
Zr = rθN
( r) ,

en la que Zr es el rendim iento cuya expectativa m otivará un nivel


de ocupación N r. Por tanto, si la relación entre ocupación y pro­
ducción es tal que una ocupación N r da una producción de O T, en
la que Or = 'Fr (N r) , se deduce que

Zr θr (Nr)
p=----- = ----------
Or ψr(Nr)
es la curva norm al de oferta. [44]
Por eso, en el caso de cualquier producto homogéneo, para
el cual Or = xífr (Nr) tenga un valor definido, podemos valori­
zar Zr — <Dr (Nr) del modo acostumbrado; pero entonces se pue­
den sumar las cantidades N , en una form a que no es posible su­
mar con las Orj porque S O r no es una cantidad numérica. Más
aún, si es lícito suponer que, en determinado medio, cierto volu­
men total de ocupación será distribuido invariablem ente en una
form a única entre las industrias de tal manera que N r sea fu n­
ción de Nj la simplificación puede llevarse todavía más lejos. [45]
CAPÍTULO 5

L A E X P E C T A T IV A COMO ELEMENTO DETERMINANTE


DE L A PRODUCCIÓN Y L A OCUPACIÓN

T o d a producción tiene, por fin últim o la satisfacción de algún


consumidor. Normalmente pasa algún tiempo, sin embargo —y
algunas veces mucho tiempo—, entre el momento en que el pro­
ductor soporta los costos (teniendo en cuenta al consumidor) y
el de la compra de la producción por el consumidor final. Entre­
tanto, el empresario (incluyendo en este término tanto al pro­
ductor como al inversionista) tiene que hacer las mejores previ­
siones 1 que estén a su alcance sobre lo que los consumidores po­
drán pagarle cuando esté listo para abastecerlos (directa o in­
directamente) después que haya pasado un periodo, que puede
ser largo; y no le queda más remedio que guiarse por estas ex­
pectativas si es que desea producir algo por medio de procesos
que llevan tiempo.
Estas expectativas de las que dependen las decisiones de nego­
cios, se dividen en dos grupos —existiendo ciertos individuos o
firmas especializadas en la tarea de fo rja r el prim er tipo de pre­
visiones y otros el segundo—. El prim ero se relaciona con el precio
que un m anufacturero puede esperar obtener de su producción
“term inada” en el momento que se compromete a empezar el
proceso que la producirá; considerando que la producción está
“term inada” (desde su punto de vista) cuando se encuentra lista
para ser vendida a otra persona. [46] El segundo se refiere a lo
que el empresario puede esperar ganar en form a de rendimiento
futuro, en el caso que compre (o quizá manufacture) producción
“term inada” como adición a su equipo productor. Podemos llam ar
al primero las expectativas a corto plazo y al segundo las ex­
pectativas a largo plazo.
De este modo, la conducta de cada firm a individual, al decidir
su producción diaria ,2 será determinado por las expectativas a
corto plazo —expectativas respecto al costo de la producción en
\'
1 Respecto al método para alcanzar un equivalente de estas previsiones, expresado
en importe de las ventas, véase la nota 4 de la p. 33.
3 Aquí diaria quiere decir el intervalo inás breve después del cual la empresa se
encuentra en libertad de revisar su decisión respecto al volumen del empleo que quiere
ofrecer. Es, por así decir, la unidad efectiva mínima de tiempo económico.

50
LA EXPECTATIVA 51

varias escalas posibles y expectativas sobre el im porte a obtener de


la venta de dicha producción—; aunque en el caso de adiciones
al equipo productor y aun de las ventas a los distribuidores, estas
expectativas a corto plazo dependerán en gran parte de las de
largo plazo (o plazo medio) de otras personas. El volum en de ocu­
pación que las empresas individuales ofrezcan será consecuencia
dé todo este conjunto de previsiones. Los resultados efectivamente
obtenidos de la producción y la venta de la misma sólo tendrán
influencia sobre la ocupación en la medida en que sean motivo
de cambio de las expectativas subsecuentes. Tampoco la tienen,
por otra parte, las expectativas originales que indujeron a la firm a
a comprar el equipo productor y la provisión de productos inter­
medios y artículos semimanufacturados que posee en el momento
que debe decidir la producción del día siguiente. En consecuencia,
no cabe duda que cada vez que tenga que llegar a una decisión
lo hará tomando en cuenta este equipo y existiencias, pero a la
luz de las expectativas actuales acerca de los costos previstos y
productos de las ventas.
A hora bien, en términos generales, un cambio en las expecta­
tivas (sean a corto o a largo plazo) solamente producirá plenos
efectos sobre la ocupación en un periodo considerable. El cambio
en la ocupación debido a una modificación de las expectativas no
será igual en el segundo día después del cambio que en el p ri­
mero, [47] en el tercero que en el segundo, y así sucesivamente,
aunque no haya nuevos cambios en ellas. Cuando las expectativas
son a corto plazo, el hecho se debe a que los cambios no ocurren,
por regla general, lo bastante violenta o rápidamente, aun en el
peor de los casos, para ocasionar el abandono del trabajo en todos
aquellos procesos productivos que fueron iniciados por equivoca­
ción, aunque se descubra el error al analizar los hechos con mayor
reposo; mientras que cuando éstos superan las esperanzas fincadas
en ellos, se necesita que pase algún tiempo de preparación antes
de que la ocupación pueda alcanzar el nivel al cual hubiera lle­
gado si las previsiones se hubieran revisado antes. En el caso de
las previsiones a largo plazo, el equipo que no se repone seguirá
proporcionando ocupación hasta su agotamiento; en tanto que,
cuando el cambio en ellas resulta favorable, la ocupación puede
estar a un nivel más alto al principio que después de haber
pasado el tiempo preciso para ajustar el equipo a la nueva si­
tuación.
Supongamos que un estado de expectativa dure el tiempo sufi­
ciente para que sus efectos sobre la ocupación hayan sido tan
52 DEFINICIONES E IDEAS
ID 5.
completos que, en sentido lato, no haya ningún empleo que no
hubiera tenido lugar si las nuevas previsiones hubieran existido
siempre. En este caso, el nivel firm e de ocupación así logrado
puede llamarse la ocupación a largo plazo 3 correspondiente a ese
estado de previsión. Aunque las expectativas pueden cambiar con
tal frecuencia que el nivel real de ocupación no haya tenido nun­
ca tiempo de alcanzar el de largo plazo correspondiente al estado
momentáneo de aquéllas, se deduce que cada situación de expec­
tativas tiene, sin embargo, su correspondiente nivel de ocupación
a largo plazo.
Consideremos, ante todo, el proceso de transición [48] a una
posición de periodo largo, debida a un cambio en las expectativas.
Supongamos prim ero que el cambio es de tal naturaleza que la
nueva ocupación de largo plazo será m ayor que la anterior. Aho­
ra bien, por regla general, al principio sólo se afectará en una
medida considerable la tasa de insumo (input) ,* es decir, el volu­
men de trabajo en las primeras etapas de los nuevos procesos
productivos; mientras que la producción de artículos de consumo
y el volum en de ocupación en las etapas finales de los procesos
que se iniciaron antes seguirán más o menos lo mismo. Esta con­
clusión puede modificarse en la medida que existía provisión de
artículos semi-elaborados, aunque es probable que siga siendo vá­
lida la afirmación de que el aumento inicial de la ocupación será
moderado. No obstante, a medida que pasen los días, la ocupa­
ción crecerá gradualmente. Más aún, es fácil concebir las condi­
ciones que la harán subir, al llegar a cierto estado, a un nivel
más alto que el de la nueva ocupación a largo plazo; porque el
proceso de crear capital para satisfacer el nuevo estado de las ex­
pectativas puede conducir a una ocupación mayor y también a un
consumo superior a los que se presentarían cuando se hubiera
alcanzado la posición correspondiente al periodo largo. Así, los
cambios en las previsiones pueden llevar a un crecimiento gradual
en el nivel de ocupación hasta llegar a la cúspide, para después
descender al nivel correspondiente al nuevo periodo largo. Lo
mismo puede suceder si el nuevo nivel es igual al anterior, siem-

3 No es necesario que el nivel de ocupación a largo plazo sea constante, es decir,


las condiciones para los periodos largos no son estáticas necesariamente. Por ejemplo,
un aumento sostenido de la riqueza o de la población puede formar parte de una
previsión invariable. La única condición es que las previsiones existentes hayan sido
hechas con suficiente anticipación.
* Cf. Francisco Zamora, Introducción a la dinámica económica, p. 98 n., F.C.E.
(1 9 6 2 ) , en donde explica su preferencia por traducir inpot por la palabra inducto. [T.]
LA EXPECTATIVA 53
pré que la modificación comporte un cambio en la dirección de
la demanda que haga anticuados ciertos procesos existentes y sus
equipos. Igualmente, si la nueva ocupación a largo plazo es menor
que la inicial, el nivel de ocupación durante la transición puede
descender durante cierto tiempo por debajo del que se alcanzará.
Por eso, al desarrollarse un simple cambio en las previsiones, es
capaz de producir una oscilación de la misma clase y perfiles que
un m ovimiento cíclico. Esta clase de movimientos fue la que es­
tudié en mi Treatise on Money, a propósito [49] de la formación
o el agotamiento de las existencias de capital en giro y capital
líquido que siguen a los cambios.
U n proceso no interrum pido de transición, como el anterior,
hacia una nueva posición de largo plazo puede complicarse en
los detalles; pero el curso real de los acontecimientos es más com­
plicado todavía, porque el estado de las previsiones es susceptible
de variar constantemente, apareciendo una nueva previsión m u­
cho antes de que la anterior se haya desenvuelto por completo.
De manera que el mecanismo económico está ocupado en todo
tiempo con cierto número de actividades que se traslapan y cuya
existencia se debe a varias situaciones pasadas de expectativa.

II
Esto nos lleva a la pertinencia de esta discusión con la finalidad
que perseguimos. Es evidente, por lo anterior, que el nivel de ocu­
pación depende, en todo tiempo y en cierto sentido, no sólo del
estado actual de las expectativas sino de las que existieron durante
un determinado periodo anterior. Sin embargo, las expectativas
pasadas que todavía no se han desarrollado están incorparadas en
el equipo actual de producción, con referencia al cual el empre­
sario tiene que tomar sus decisiones presentes, y sólo influyen
sobre éstas en la medida en que estén incorporadas en la form a
que se ha dicho. Por tanto, se deduce de esto, a pesar de lo ante­
rior, que la ocupación presente puede explicarse correctamente
diciendo que está determinada por las expectativas de hoy, consi­
deradas juntam ente con el equipo productor actual.
R ara vez pueden evitarse las referencias expresas a las expec­
tativas corrientes a largo plazo; pero frecuentemente será inocuo
om itir las de corto plazo, en vista de que, en la práctica, el proceso
de revisión de las expectativas de corto plazo es continuo y gra­
dual y se realiza en su mayor parte teniendo a la vista los resultados
obtenidos; de tal manera que los resultados esperados y los obte­

i
54 DEFINICIONES E IDEAS

nidos se confunden y traslapan; porque aunque la producción y


la ocupación están determinadas por [50] las expectativas a corto
plazo del productor y no para los resultados obtenidos en el pa­
sado, los resultados más recientes suelen jugar un papel predomi­
nante en la determinación de tales previsiones. Sería muy compli­
cado elaborar las previsiones de novo cada vez que se empezara
un proceso productivo; más aún, sería perder el tiempo, desde el
momento que, por lo general, gran parte de las circunstancias se
mantienen substancialmente invariables de un día para otro. En
consecuencia, es sensato que los productores basen sus expectati­
vas en el supuesto de que los resultados efectivos más recientes
continuarán, excejíto en el caso de que haya razones precisas para
esperar un cambio. Por eso existe en la práctica una traslapación
en gran escala de los efectos que produce sobre la ocupación el
importe obtenido de las ventas ya hechas de la producción re­
ciente, y los efectos de los importes de las ventas que se espera
realizar de los productos del insumo corriente; modificándose
gradualmente con m ayor frecuencia los pronósticos de los pro­
ductores a la luz de los resultados obtenidos que por su anticipa­
ción de los cambios probables .4
Sin embargo, 110 debemos olvidar que, en el caso de los artícu­
los durables, las expectativas a corto plazo del productor se basan
en las expectativas corrientes a largo plazo del inversionista y que
es propio de la naturaleza de las previsiones a largo plazo el que
no pueden ser revisadas a intervalos cortos a la luz de los resul­
tados obtenidos. Más aún, como veremos en el capítulo 12 (en el
que nos ocuparemos con mayor detalle de las expectativas a largo
plazo) éstas pueden ser revisadas en cualquier momento impre­
visto. Así, el factor expectativas corrientes a largo plazo no puede
ser siquiera aproximadamente elim inado o reemplazado por los
resultados obtenidos. [51]

4 Este énfasis en las expectativas, que se hacen cuando se decide lo que se va a


producir se parece, en mi opinión, al punto de vista de Hawtrey respecto a que el
insumo y el empleo están influidos por la acumulación de existencias antes de que
los precios hayan bajado o que el desaliento con respecto a la producción se refleje
en una pérdida sufrida proporcionalmente a las expectativas, porque la acumulación
de existencias no vendidas (o el descenso de los pedidos para el futuro) es precisa­
mente un acontecimiento de los que más probabilidades tienen de hacer que el in­
sumo difiera de lo que las simples estadísticas respecto a los productos de las ventas
de la producción previa indicarían si se proyectaran estas cifras sobre el siguiente
periodo sin revisión alguna.
CAPÍTULO 6

L A DEFINICIÓN DE INGRESO, AH O RR O E INVERSIÓN

I. Ingreso

En u n periodo cualquiera todo empresario habrá vendido cierta can­


tidad de productos terminados a los consumidores o a otros empre­
sarios por una suma que llamaremos A , y también habrá gastado
otra, que designaremos A x, para comprar artículos acabados a otros
empresarios; teniendo al final un equipo productor, que incluye
tanto sus existencias de artículos no terminados o capital circulante
como las de los acabados, teniendo ambos un valor G .
Sin embargo, una parte de A -{- G — A 1 no será atribuible a las
actividades del periodo en cuestión, sino al equipo productor que
poseía al principiar el periodo. Por tanto, con el fin de llegar al
concepto de ingreso del periodo considerado, debemos restar de
A -{- G —A 1 cierta suma que represente la parte de su valor que
ha sido producida (en cierto sentido) por el equipo heredado del
periodo anterior. El problema de defin ir el ingreso se resolverá tan
pronto como hayamos encontrado un método satisfactorio para
calcular esta deducción.
Hay dos procedimientos^ posibles para tal fin, y cada uno de
ellos tiene su im portancia: uno se relaciona con J a producción y
el otro con el consumo. Vamos a examinarlos por turno.
i) El valor real del equipo productor [52] al final del periodo,
G, es el resultado neto, por una parte, de lo que el empresario ha
hecho para conservarlo y m ejorarlo durante ese tiempo, tanto con
las compras a otros empresarios como con el trabajo realizado por
él mismo; y, por otra, deLdesgaste o depreciación derivados del uso
a que se le sometió en la producción. Si el empresario hubiera
decidido no usarlo para producir, hay sin embargo una cierta
suma óptim a que le hubiera convenido gastar en conservarlo y
m ejorarlo. Supongamos que, en este caso, hubiese gastado B' en
conservación y m ejoramiento y que, considerando este dispendio,
tenga un valor G' al final del periodo. Es decir, que G '— B' es
el máximo de valor neto que podría haberse conservado del pe­
riodo anetrior, si no se hubiera empleado en la producción de A.
El excedente de este valor potencial del equipo sobre G — A 1 es la
medida de lo que se ha sacrificado (de un modo u otro, para pro­
ducir A.

55
56 DEFINICIONES E IDEAS

Llamemos a esta cantidad


( G '-S ') - (G — A i ) ,
que mide el sacrificio de valor comprendido en la producción de
A , el costo de uso de A , al cual representaremos por U.1 A la suma
pagada por el empresario a los demás factores de la producción
como recompensa por sus servicios, que para ellos viene a ser
su ingreso, la llamaremos el costo de factores de A. Llamaremos
a la suma del costo de factores F y del costo de uso U, el costo
prim o de la producción A.
C Podemos, en consecuencia, definir el ingreso 2 del empresario
) como el_excedente de valor de'~sü~producción,, terminada y ven*
v dida durante el periodo, sobre su costo primo. És decir, que el
ingreso del empresario se considera igual a la cantidad, que de­
pende de su escala de producción, que se. esfuerza por llevar al
máximo, es decir, a su ganancia bruta [53] en el sentido usual
del término, lo que está de acuerdo con el sentido común. Por
tanto, como el ingreso del resto de la comunidad es igual al costo
de factores del empresario, el ingreso total es igual a A — U.
El ingreso así definido es una cantidad completamente inequí­
voca. Además, como lo que el empresario procura llevar al má­
ximo en sus previsiones, cuando decide qué volum en de ocupación
concederá a los otros factores de la producción, es el excedente
de esta suma sobre sus desembolsos a dichos factores, resulta que
ésa es la cantidad de im portancia causal para la ocupación.
Es concebible, por supuesto, que G — A 1 exceda de G' — B',
de modo que el costo de uso sea negativo. Por ejemplo, esto puede
ocurrir si da la casualidad de que escojamos nuestro periodo de
tal manera que la inversión o el uso de factores en la producción
haya venido creciendo durante ese. tiemjDo, pero sin que haya
transcurrido el necesario para que el incremento de producción
alcance la etapa final y se haya vendido. Lo mismo pasará, siem­
pre que exista inversión positiva, si imaginamos que la industria
ha llegado a tal grado de integración que los empresarios elaboren
por sí mismos la mayor parte de su equipo. No obstante, desde
el momento que el costo de uso sólo es negativo cuando el em­
presario ha venido aumentando su equipo de producción con su
propio trabajo, podemos imaginar, normalmente, que el costo de
uso es positivo en una economía donde el equipo productor es
m anufacturado en su m ayor parte por empresas distintas a las

1 V er, en el Apéndice a este capítulo, observaciones más amplias sobre el costo de uso.
‘ Distinto de su ingreso neto, que definiremos después.
IN G R E S O , A H O R R O E IN V E R S IÓ N 57

q u e lo u sa n . M ás a ú n , es d ifíc il c o n c e b ir u n caso e n el c u a l el
. dA
costo m a r g i n a l de uso asociado c o n u n a u m e n to e n A es d e c i r , ------ ,
dU
p u e d a ser n o p o sitiv o .
T a l vez sea c o n v e n ie n te c ita r a q u í, a n tic ip á n d o n o s a la ú ltim a
p a rte d e este c a p ítu lo , q u e , p a ra la c o m u n id a d e n c o n ju n to , el
c o n s u m o g lo b al (C) d e l p e rio d o es ig u a l a 2 ( A — A - ¡ ), y la i n ­
v e r s i ó n to ta l (/) ig u a l a 2 (A X— TJ) . T o d a v ía m ás, U es la des­
in v e rsió n d el e m p re sa rio in d iv id u a l (y — U, su in v ersió n ) con
respecto a su p r o p io e q u ip o , e x c lu y e n d o [54] lo q u e c o m p ra a
o tro s e m p resario s. Así, e n u n sistem a c o m p le ta m e n te in te g ra d o
(en el c u a l A t — o) el co n su m o es ig u a l a A y la in v e rsió n a — U ,
es decir, a G — ( G ' — B ' ) . L a p e q u e ñ a c o m p lic a c ió n a n te rio r, d e ­
b id a a la in tro d u c c ió n de A.u se d e b e s e n c illa m e n te al deseo de
p ro v e e r u n a fó rm u la g e n e ra l q u e c o m p re n d a el caso d e u n siste­
m a de p ro d u c c ió n n o in te g ra d o ,
r' A dem ás, la d e m a n d a e f e c t i v a es sim p le m e n te el in g reso g lo b a l
Q \ (o im p o rte d e v en tas) q u e los em p re sario s e sp e ra n re c ib ir, in-
/ c lu y e n d o los ingresos q u e h a c e n p a s a r a m an o s de los o tro s facto-
v res d e la p ro d u c c ió n p o r m e d io d el v o lu m e n d e o c u p a c ió n q u e
d e c id e n co n ced er. L a fu n c ió n d e d e m a n d a g lo b a l re la c io n a v arias
c a n tid a d e s h ip o té tic a s de o c u p a c ió n co n los re n d im ie n to s q u e se
esp era o b te n e r d e su p ro d u c to ; y la d e m a n d a efectiv a es el p u n to
en q u e la fu n c ió n de d e m a n d a g lo b a l lle g a a h acerse efectiva
p o rq u e , c o n sid e rad o en c o n ju n c ió n con las c o n d icio n es de la o fer­
ta, c o rre sp o n d e a l n iv el d e o c u p a c ió n q u e lle v a al m á x im o la ex­
p e c ta tiv a d e g a n a n cia s d e l e m p re sario .
E ste c o n ju n to d e d e fin icio n e s tie n e ta m b ié n la v e n ta ja d e q u e
p o d em o s ig u a la r el im p o rte m a rg in a l de v e n ta s (o ingreso) co n
el costo m a rg in a l de los fac to re s y lle g a r así a la m ism a serie d e
p ro p o sic io n e s q u e re la c io n a el p ro d u c to m a rg in a l, d e fin id o e n la
fo rm a d ich a , con el costo m a rg in a l d e los factores, ta l com o h a
sido esta b lec id o p o r los eco n o m istas q u e, p a sa n d o p o r a lto el costo
d e uso, o su p o n ié n d o lo n u lo , h a n ig u a la d o el p rec io de o fe rta 8
co n el costo m a rg in a l de los factores.4 [55]
8 E l precio de oferta es, a mi m odo de ver, un térm ino que no está definido por
entero, m ientras no se fije el concepto de costo de uso. E l asunto se estudia más
am pliam ente en el apéndice a este capítulo, en el que sostengo que la exclusión
del costo de uso del precio de oferta, aunque es algunas veces correcta para el caso del
precio de la oferta global, no lo es cuando se trata de los problemas relativos al precio
de oferta de una unidad de producción para una empresa individual.
4 Por ejem plo, supongamos que Z s = ( N ) , o, a la inversa, Z = S. <[> (N ) es la
función de oferta global (en la que 5 es la unidad de salarios S. Así, como
58 D E F IN IC IO N E S E IDEAS

2) Pasamos ahora al segundo de los principios citados antes.


Nos hemos ocupado hasta ahora de aquella parte del cambio en
el valor del equipo productor al final del periodo que, com­
parado con su valor inicial, se debe a las decisiones voluntarias
del empresario para procurar obtener las ganancias máximas. Pero
puede haber tam bién pérdidas (o ganancias) involuntarias en el
valor de su equipo de producción, que se presenten por razones
fuera de su alcance y sin tomar en cuenta sus decisiones corrientes,
con motivo de (por ejem plo) un cambio en los valores de mer­
cado, desperdicio por obsolescencia o por el simple correr del
tiempo o la destrucción por una catástrofe, tal como una guerra
o un terremoto. Ahora bien, una parte de estas pérdidas involun­
tarias, aun cuando son inevitables, no son imprevisibles en el sen­
tido amplio del térm ino; tal es el caso de las pérdidas que so­
brevienen con el correr de tiempo, independientemente del uso, y
también la obsolescencia “norm al” que, como lo expresa el pro­
fesor Pigou, “es lo bastante regular para ser prevista, si no en
detalle, por lo menos a grandes rasgos”, incluyendo, podemos aña­
dir, esas pérdidas de la comunidad en conjunto que son lo bas­
tante regulares para ser consideradas usualmente como “riesgos
asegurables”. Pasemos por alto, m om entáneamente, el hecho de
que el monto de las pérdidas previstas depende del momento en
que se supone que la expectativa se realice, y llamemos a la de­
preciación que es involuntaria pero no inesperada del equipo, es
decir, al excedente de la depreciación prevista sobre el costo de
uso, el costo suplem entario, que representaremos por V. Quizá
casi no valga la pena indicar que esta definición no es la misma
que la del costo suplementario de M arshall, aunque la idea en que
se basa, a saber, la de ocuparse de aquella parte de la deprecia­
ción prevista que no entra en el costo primo, es semejante. [56]
Por consiguiente, al com putar el ingreso neto y las ganancias

los rendimientos del producto marginal son iguales al costo marginal de los factores
para cada valor de la curva de la oferta global, tenem os:

AN = A A ,- — A U , = A Z . = A3> ( N ) ,

es decir, <I>' (N ) = 1 : a condición de que el costo de factores mantenga relación


constante con el costo de salario y que la función de oferta global para cada firma
(cuyo número se supone constante) sea independiente del número de hombres em ­
pleados en otras industrias, de manera que los términos de la ecuación anterior, válidos
para todo empresario individual, pueden aplicarse a todos en conjunto. E sto quiere
decir que, si los salarios son constantes y los demás factores del costo guardan rela­
ción fija con la nómina de salarios, la función de oferta global es lineal con una
pendiente dada por la recíproca de los salarios monetarios.
IN GRESO, AHORRO E IN VERSIÓN ( 59,/

netas del empresario, se acostumbra deducir de su ingreso y ga­


nancias brutas, tal como se definieron antes, el m onto calculado
del costo suplementario; porque el efecto psicológico del costo
suplementario sobre el empresario, cuando está considerado lo
que puede gastar y ahorrar, es virtualm ente igual que si fuera
producido por las ganancias brutas. En su calidad de productor
que decide si usará o no su equipo, los conceptos importantes son
el costo primo y las ganancias brutas, tal como se han definido;
pero en la medida que es consumidor, el m onto del costo suple­
m entario influye en su mente del mismo modo que si formara
parte del costo primo. Por tanto, si, al definir el ingreso global
neto, deducimos tanto el costo suplementario como el costo de
uso, de manera que el ingreso neto global sea igual a A — U — V,
no solamente nos acercamos a la costumbre generalizada, sino que
tam bién llegaremos a un concepto que tiene im portancia para el
volumen de consumo.
Queda por exam inar el cambio en el valor del equipo debido
a las variaciones imprevistas en los valores de mercado, obsoles­
cencia excepcional o destrucción por una catástrofe que son tanto
involuntarias como, en un sentido amplio, imprevistas. L a pér­
dida real por este concepto, que desdeñamos incluso al considerar
el ingreso neto y que cargamos a la cuenta de capital, puede lla­
marse pérdida imprevista (windfall loss) .
L a im portancia casual del ingreso neto reside en la influenci:
psicológica de la magnitud de V sobre el volumen de consumc
corriente, pues el ingreso neto es lo que suponemos que el hombre
de tipo medio considera como su ingreso disponible cuando de
cide cuánto ha de gastar en consumo corriente. Este no es, por
supuesto, el único factoiT que toma en cuenta cuando decide el
m onto de sus gastos. Influyen de manera muy diversa, por ejem ­
plo, las ganancias o las pérdidas imprevistas que está realizando
por concepto de capital; pero el costo suplementario y una pér­
dida imprevista difieren en el sentido de que las alteraciones en
el primero pueden afectar [57] al consumidor precisamente en la
misma forma que los cambios en su ganancia bruta. L o que afecta
el consumo del empresario es el excedente del rendim iento de la
producción corriente sobre la suma del costo primo y el costo
suplementario; mientras que, aun cuando las pérdidas (o gañan-
cias) imprevistas forman parte de sus decisiones, no influyen en
la misma escala, ya que una determinada pérdida imprevista no
tiene el mismo efecto que un costo suplementario igual.

........... i t ... .......... r '


60 D E FIN IC IO N E S E IDEAS

Debemos recurrir ahora, sin embargo, a la idea de que la línea


que separa los costos suplementarios y las pérdidas imprevistas,
es decir, entre aquellas inevitables que consideremos propio car­
gar en la cuenta de ingresos y aquellas que es razonable reconocer
como pérdidas inesperadas (o ganancias) sobre la cuenta de ca­
pital, es en parte convencional o psicológica, dependiendo de
cuáles sean los criterios comúnmente aceptados para estimar los
primeros; porque no puede establecerse un principio único para
estimar el costo suplementario, y su monto dependerá de la elec­
ción que hagamos respecto al método de contabilidad. E l valor
previsto del costo suplementario, cuando se produjo originalm ente
el equipo, es una cantidad concreta o definida; pero si se vuelve
a estimar posteriormente, su magnitud para el resto de la dura­
ción del equipo puede haber cambiado a resultas de una m odifi­
cación de nuestras expectativas que se háya producido entretan­
to; siendo las pérdidas imprevistas de capital el valor descontado
de la diferencia entre las expectativas anteriores y las revisadas
por las series probables de U -j- V. Es un principio ampliamente
admitido en la contabilidad de los negocios y refrendado por las
autoridades de la “Inlancl Revenue”,* señalar una cifra para
la suma del costo suplementario y el costo de uso, cuando se ad­
quiere el equipo, y m antenerla sin alteración durante la vida de
éste, independientemente de los cambios en las expectativas que
puedan sobrevenir. En este caso, el costo suplementario de cual­
quier periodo debe considerarse como el excedente de esta cifra
determinada de antemano sobre el costo ele uso real. Esto tiene
la ventaja de asegurar que las ganancias o pérdidas imprevistas se
reducirán a cero mientras dure el [58] equipo, tomado en su con­
ju n to; pero tam bién es razonable, eit ciertas circunstancias, volver
a calcular lo destinado al costo suplementario sobre la base de
los valores y las expectativas corrientes a intervalos contables ar­
bitrarios, por ejem plo, anualmente. De hecho, los hombres de
negocios difieren sobre el camino a seguir. Puede ser conveniente
llamar a las expectativas iniciales del costo suplementario, cuan­
do se adquiere el equipo, el costo suplementario básico, y la mis­
ma cantidad, vuelta a calcular en un momento dado sobre la base
de los valores y las previsiones actuales, el costo suplementario
actual.
Así, pues, no podemos aproximarnos más a una definición
cuantitativa del costo suplementario, es decir, que incluya las de-
* Autoridad fiscal británica encargada de recaudar los impuestos interiores (excep­
tuando los aranceles). [T.]
IN GRESO, AHORRO E IN VERSIÓN

ducciones hechas por un empresario de tipo medio en su ingreso


antes de calcular lo que considera su ingreso neto con el propó­
sito de declarar un dividendo (en el caso de una sociedad) o
de decidir la escala de su consumo corriente (en el caso de un
individuo) . Desde el momento que no se pueden suprimir los
cargos imprevistos a la cuenta de capital, resulta mucho m ejor,
en caso de eluda, reservar una partida de esta cuenta e incluir en
el costo suplementario solamente lo que con seguridad le corres­
ponda; porque cualquier error de sobrecargo en la primera puede
corregirse atribuyéndole más influencia sobre la tasa de consumo
corriente de la que hubiera tenido en otra forma.
' Se observará que nuestra definición de ingreso neto se acercad
mucho a la de ingreso de M arshall, cuando éste decidió refu­
giarse en las prácticas de los Incom e Tax Commissioners * y con­
siderar —en términos generales— como ingreso lo que éstos desig­
naran como tal, de acuerdo con su experiencia; porque la con­
textura de sus decisiones puede juzgarse como el resultado de la
investigación más cuidadosa y extensa de que pueda disponerse
para interpretar lo que, en la práctica, se acostumbra considerar
como ingreso neto. Tam b ién corresponde al valor m onetario del
dividendo nacional según la más reciente definición del profesos*
Pigou.s [59] *
Sigue siendo cierto, sin embargo, que el ingreso neto no se ha
delimitado perfectamente, por estar basado en un criterio equí­
voco que diversas autoridades pueden interpretar en forma dife­
rente. El profesor Hayek, por ejem plo, ha sugerido que un pro­
pietario individual de bienes de capital podría tender a conservar
constante el ingreso que deriva de su posesión, de m anera que
no se sintiera en libertad para gastarlo en consumo hasta que hu­
biera reservado lo suficiente para contrarrestar cualquier tenden­
cia de su ingreso destinado a inversión a decaer por cualquier
motivo.6 Dudo que exista semejante iirdividuo, pero, evidente­
mente, no puede ponerse ninguna objeción teórica a esta deduc­
ción como base de un posible criterio psicológico para determinar
el ingreso neto: no obstante, cuando el profesor Hayelt infiere
que los conceptos de ahorro e inversión adolecen de la misma
vaguedad, sólo tiene razón si quiere referirse al ahorro neto y
a la inversión neta. El ahorro y la inversión que interesan para

* Los funcionarios que determinan el monto de ingreso gravable. [T.]


r* E con om ic Journal, junio, 1935, p. 235.
0 “T h e M aintenance of C ap ilar', E conom ica, agosto, 1935, pp. 241 ss.
62 D E FIN IC IO N E S E IDEAS

la teoría de la ocupación están libres de semejante defecto y


pueden definirse objetivam ente, como se ha demostrado.
Resulta equivocado, en consecuencia, poner todo el énfasis en
el ingreso neto, que sólo interesa a las decisiones concernientes al
consumo y que, además, está separado únicamente por una del­
gada línea de los otros varios factores que afectan al consumo;
y también es erróneo descuidar (como se acostumbra) el concepto
de ingreso propiamente dicho, que es el que im porta para las
decisiones concernientes a la producción corriente, y que es com­
pletamente inequívoco.
Las definiciones anteriores de ingreso y de ingreso neto tie­
nen por objeto acercarse cuanto sea posible al uso común y co­
rriente de los términos, por lo que es preciso recordar desde este
mismo momento al lector que en mi Treatise on M oney definí el
ingreso en un sentido especial. L a peculiaridad de mi anterior
definición se refería a la parte del ingreso global que obtienen
los empresarios, ya que no tomé en cuenta las ganancias (brutas
o netas) realm ente obtenidas de sus operaciones corrientes, ni las
que esperaban recibir cuando decidieron [60] emprenderlas, sino
más bien, en cierto sentido (que, según ahora pienso, no está bas­
tante definido si tomamos en cuenta la posibilidad de cambios
en la escala de p rod u cción), una ganancia normal o de equilibrio,
con el resultado de que, en esta definición, el ahorro superaba a
la inversión en el excedente de la ganancia normal sobre la real.
Tem o que el uso de estos términos haya causado m ucha confu­
sión, especialmente en el caso del uso correlativo del ahorro, ya
que las conclusiones (relativas, en particular, al excedente del aho­
rro sobre la inversión), que solamente eran válidas si los términos
empleados fueran interpretados en el sentido especial que les di,
se han adoptado a menudo en discusiones populares como si se
usaran en un sentido más fam iliar. Por esta razón, y tam bién por­
que ya no necesito mis anteriores conceptos para expresarme con
precisión, he decidido descartarlos —sintiendo mucho la confusión
que han ocasionado.

II. Ahorro e inversión

Siempre es agradable descubrir un punto fijo en medio del oleaje


del empleo divergente de los términos. Que yo sepa, todo el mun-
' do está de acuerdo en que ahorro significa el excedente del ingreso
sobre los gastos de consumo. Así, pues, cualquier duda respecto del
significado de ahorro tiene que surgir de dudas respecto a los con­
IN GRESO, AHORRO E IN VERSIÓN 63

ceptos de ingreso o de consumo. Ya hemos definido el ingreso.


Los gastos en consumo durante cualquier periodo deben significar
el valor de los artículos vendidos a los consumidores durante el
mismo, lo cual nos hace retroceder al problem a de qué se entien­
de por consumidor-comprador. Cualquier definición razonable de
la línea de separación entre consumidores-compradores e inver­
sionistas-compradores nos será igualmente útil a condición de que
se aplique de una m anera congruente. Se ha hablado mucho de
problemas tales como si es correcto considerar la compra de un
automóvil como un gasto de consumo y la de una casa como otro
de inversión y no tengo nada esencial que agregar al debate. [61]
El criterio respectivo debe ser, evidentemente, el punto en que
se ha de trazar la línea que separa al consumidor del empresario.
Así, al definir A t como el valor de lo que un empresario ha com­
prado a otro, hemos resuelto la cuestión im plícitam ente. Se dedu­
ce que el gasto en consumo puede definirse inequívocamente como
2 (A — A { ) , en donde 2 A es el total de las ventas hechas durante
el periodo, y E A x es el total de las realizadas entre empresarios.
De aquí en adelante convendrá, por lo general, om itir el signo
2 y escribir A para el conjunto de ventas de todas clases, A x
para el conjunto de las ventas realizadas entre empresarios y U para
la suma global del costo de uso de los empresarios.
Habiendo ya definido tanto el ingreso como el consumo, la
definición de ahorro, que es la diferencia entre el primero y el
segundo, es una consecuencia natural. Desde el momento en que
el ingreso es igual a A — U y el consumo a A — A u se deduce que el
ahorro es igual a A, — U. De modo semejante, tenemos que el aho­
rro neto, o sea el excedente del ingreso neto sobre el consumo, es
igual a A x — U — V.
Nuestra definición de ingreso tam bién nos lleva inm ediatam en­
te a la de inversión corriente; porque con esto hemos de querer
decir la adición corriente al valor del equipo de capital que ha
resultado de la actividad productiva del periodo que se consi­
dere. Esto equivale claramente a lo que acabamos de definir como
ahorro; porque es aquella parte del ingreso del periodo que no
se ha gastado en consumo. Hemos visto antes que, como resul­
tado de la producción de un periodo, los empresarios lo cierran
habiendo vendido los artículos acabados con valor A y teniendo
un equipo de capital que ha sufrido un deterioro medido por U
(o una m ejoría expresada por — U, en donde U es n egativa),
debido a la producción y venta de A , deducción hecha de las com­
pras de A x a otros empresarios. Durante el mismo periodo se habrá
64 D E FIN IC IO N E S E IDEAS

consumido una producción terminada con un valor de A — A ±; es


decir, A x — U, excedente de A — U sobre A — A ly es la adición al
equipo [62] productor que ha resultado de las actividades produc­
toras del periodo y es, por tanto, la inversión realizada durante él.
D el mismo modo, A x — U — V, que es la adición neta al equipo
productor, después de tener en cuenta la b aja normal de su valor
como consecuencia de su uso, y los cambios imprevistos en el va­
lor del equipo que deben cargarse a la cuenta de capital, es la
inversión neta hecha durante el periodo.
Por consiguiente, como el monto del ahorro es una consecuen­
cia del proceder colectivo de los consumidores individuales, y el
monto de la inversión lo es de la conducta colectiva de los em­
presarios individuales, estas dos cantidades son necesariamente
iguales, ya que cada una de ellas es igual al excedente del ingreso
sobre el consumo. A mayor abundam iento, esta conclusión no
depende, en modo alguno, de cualquier sutileza o peculiaridad
de la definición de ingreso expuesta antes. Si se admite que el in ­
greso es igual al valor de la producción corriente, que la inversión
es igual al valor de aquella parte de dicha producción que no se
ha consumido y que el ahorro es igual al excedente del ingreso
sobre el consumo —todo lo cual está de acuerdo tanto con el sen­
tido común como con la costumbre tradicional de la gran mayoría
de los economistas—, la igualdad entre el ahorro y la inversión es
una consecuencia necesaria. En pocas palabras,
(" Ingreso valor de la producción = consumo -[- inversión.
'Q) í Ahorro = ingreso — consumo.
( Por tanto, ahorro = inversión.
Así, pues, cualquier grupo de definiciones que satisfaga las
condiciones anteriores lleva a la misma conclusión, que sólo puede
eludirse negando la validez de una u otra.
L a equivalencia entre la cantidad de ahorro y la de inversión
surge del carácter bilateral de las operaciones entre el productor,
por una parte, y el consumidor o el comprador de equipo de pro­
ducción, por la otra. [63] E l ingreso se crea por el excedente de
valor que el productor obtiene de la producción que ha vendido
sobre el costo de uso; pero toda esta producción debe haberse ven­
dido, como es obvio, a un consumidor o a otro empresario; y la
inversión corriente de cada empresario es igual al excedente del
equipo que ha comprado a otros empresarios sobre su propio cos­
to de uso. Por consiguiente, en conjunto, el excedente del ingreso
sobre el consumo, al que llamamos ahorro, no puede diferir de
la adición al equipo de capital, al que llamamos inversión. Lo
IN GRESO, A H ORRO E IN VERSIÓN 65
mismo pasa con el ahorro neto y la inversión neta. E l ahorro, de
hecho, no es más que simple residuo. Las decisiones de consumir
y las decisiones de invertir determ inan conjuntam ente los ingre­
sos. Suponiendo que las decisiones de invertir se hagan efectivas,
una de dos, o restringen el consumo o amplían el ingreso. De este
modo, ningún acto de inversión puede evitar que el residuo o
margen, al que llamamos ahorro, deje de aum entar en una can­
tidad equivalente.
Podría ocurrir, por supuesto, que los individuos fueran tan
apasionados en sus decisiones respecto a lo que deberían ahorrar
o invertir, respectivamente, que no hubiera nivel de equilibrio de
precios en el cual pudieran efectuarse las operaciones. En este
caso, nuestros términos dejarían de ser aplicables, desde el mo­
mento que la producción ya no tendría un valor de mercado de­
finido y los precios no encontrarían punto de reposo entre cero y
el infinito. Sin embargo, la experiencia niega que esta eventuali­
dad se produzca de hecho y muestra reacciones psicológicas ha­
bituales que perm iten alcanzar un equilibrio tal que la inclinación
a comprar sea igual a la relativa a vender. L a existencia de un
valor de mercado para la producción es, al mismo tiempo que
condición necesaria para que los ingresos monetarios posean nn
valor definido, una condición suficiente para que el volumen total
que ahorran los individuos que deciden ahorrar sea igual al vo­
lumen total que los que invierten deciden invertir.
Quizá se aclaren más las ideas sobre este punto [64] pensando
más bien en términos de las decisiones de consumir (o de abste­
nerse de consumir) que en las de ahorrar. U na decisión de con­
sumir o no, está ciertamente al alcance de un individuo y lo
mismo pasa con la referente a invertir o dejar de hacerlo. Las
sumas totales de ingreso global y de ahorro global son resultarlo
de la libre elección de los individuos sobre si consumirán o no
y sobre si invertirán o no; pero ninguna de ellas es .capaz de alcan­
zar un valor independiente que resulte de un grupo particular de
decisiones, tomadas sin considerar las relativas al consumo y a la
inversión. De acuerdo con este principio, el concepto de la pro­
pensión a consumir tomará en lo sucesivo el lugar de la propen­
sión o disposición a ahorrar. [65]
A pé n d ic e

SO B R E E L CO STO D E USO

E n m i opinión el costo de uso tiene para la teoría clásica del valor


una im portancia que ha sido descuidada; se puede decir sobre ello
más de lo que sería oportuno o propio en este lugar; pero sólo
a título de divagación lo examinaremos con mayor detalle en este
apéndice.
E l costo de uso de un empresario es, por definición, igual a

donde A x es el monto de las compras que nuestro empresario ha


hecho a otros empresarios, G el valor real de su equipo de capital
al final del periodo, y G' el valor que podría haber tenido al
final del periodo, si se hubiera abstenido de usarlo y hubiera gas­
tado la suma óptim a B ' en sostenerlo y m ejorarlo. Ahora bien,
G — (G ' — B ') , es decir, el increm ento en el valor del equipo del
empresario sobre el valor neto que heredó del periodo anterior,
representa la inversión corriente que ha hecho en dicho equipo
y puede representarse por I. Así, U, el costo de uso de su volumen
de ventas A , es igual a A ± — I, donde A t es lo que ha comprado a
otros empresarios e 1 lo que ha invertido en su propio equipo.
U na ligera reflexión mostrará que todo esto no es más que sen­
tido común. U na parte de sus egresos con destino a los demás
empresarios se equilibra con el valor de su inversión corriente en
su propio equipo, y el resto representa la parte en que el sacri­
ficio que ha de haberle costado su producción vendida excede a
la suma que ha pagado a los factores de la producción. Si el lector
intenta expresar lo esencial de estas ideas en otra forma, encon­
trará que la ventaja de la que hemos escogido consiste en que
evita problemas de contabilidad insolubles (e innecesarios). Me
parece que no hay otra m anera de analizar los rendimientos ac­
tuales de la producción de una m anera inequívoca. Si la industria
se encuentra completamente integrada, o si el empresario no ha
comprado nada en el mercado, de m anera que A ± = o, el [66]
costo de uso es simplemente el equivalente de la desinversión
corriente que im plica el uso del equipo; pero todavía nos queda
la ventaja de que no necesitamos, en etapa alguna de nuestro
66
SO B R E E L COSTO D E USO 67

análisis, buscar cómo repartir el costo de los factores entre los ar­
tículos que se venden y el equipo que se conserva. De este modo
podemos considerar que el empleo concedido por una firma, ya
sea integrada o individual, depende de una sola y única decisión,
procedimiento que corresponde al carácter real interdependiente
de la producción de lo que se vende corrientem ente y la produc­
ción total.
, El concepto de costo de uso también nos permite dar una de-j¡
finición más clara que la usualmente adoptada para el precio de
- oferta en periodos cortos de una unidad de la producción vendible
de una firma, porque el precio de oferta en periodos cortos es,
en nuestro caso, la suma del costo marginal de factores y del costo,
m arginal de uso.
Ahora bien, en la teoría moderna del valor ha sido una prác­
tica usual igualar el precio de oferta en los periodos cortos con
sólo el costo m arginal de los factores. Sin embargo, es evidente
que tal práctica es lícita únicamente cuando el costo m arginal de
uso es cero, o si el precio de oferta se define especialmente como
si fuera el costo neto m arginal de uso, del mismo modo que he
definido (p. 35) el “producto de ventas” y el “precio de la oferta
global” sin tomar en cuenta el costo de uso global; pero si bien
puede ser conveniente en ciertas ocasiones, al referirse a la pro­
ducción como un todo, deducir el costo de uso, este proceder
priva a nuestro análisis de toda realidad si se aplica de un modo
habitual (y tácitamente) a la producción de una sola firma o
industria, desde el momento que desliga el “precio de oferta” de
un artículo, de cualquier significado corriente de su “precio”, y
alguna confusión debe^haber resultado de la práctica de hacerlo
así. Parece haberse supuesto que el “precio de oferta” tiene un
significado obvio cuando se aplica a una unidad de la producción
vendible de una firma individual, y no se ha creído que el asunto
requiera discusión. Sin embargo, tanto al considerar el tema de
lo que se compra a otras firmas como el de la depreciación del
equipo propio a consecuencia de la producción marginal, se tro­
pieza con toda esa serie de confusiones que van unidas a la defi­
nición de ingreso. Porque, aun cuando supusiéramos que el costo
m arginal de las compras hechas a otras firmas, comprendido en
la venta de una unidad adicional de producción, tenga que res­
tarse de los rendimientos de las ventas por unidad para aclarar lo
que deseamos dar a entender con nuestra definición del precio
de oferta, todavía tenemos que hacer deducciones por la desinver­
sión marginal del equipo de la firma, que va im plícita en la pro-
68 D E F IN IC IO N E S E IDEAS

ducción marginal. Aun cuando toda la producción estuviera a cargo


de una empresa completamente integrada, sería ilegítim o suponer
que el costo m arginal de uso fuera cero, esto es, que en general
pueda omitirse la desinversión m arginal en el equipo, debida a
la producción marginal. [67]
Los conceptos de costo de uso y de costo suplementario tam­
bién nos perm iten establecer una relación más clara entre el precio
de oferta para periodos largos y el precio de oferta del periodo
corto. E l costo en los primeros debe incluir, naturalm ente, cierta
suma para cubrir el costo suplementario básico, así como el costo
primo previsto, aproximadamente promediado al través de todo
el tiempo que dura el equipo. Esto quiere decir que el costo de
producción en periodos largos es igual a la suma prevista para el
costo primo más el costo suplementario; además, para que haya
una ganancia normal, el precio de oferta de los periodos largos
debe exceder al costo de los mismos, así calculado, en una suma
determinada por la tasa corriente de interés sobre préstamos de
plazos y riesgos comparables, calculada como un porciento del cos­
to del equipo. O, si preferimos tomar un patrón “puro” de tasa
de interés, debemos incluir en el costo del periodo largo un tercer
térm ino que podríamos llam ar el costo del riesgo, para cubrir las
posibilidades ignoradas que pueden hacer diferir el rendim iento
real del previsto. Por tanto, el precio de oferta en periodos largos
es igual a la suma del costo primo, el costo suplementario, el costo
del riesgo y el costo del interés, que se puede analizar examinando
estos componentes. El precio de la oferta en periodos cortos, por
otra parte, es igual al costo primo marginal. Cuando compra o
construye su equipo, el empresario debe, por tanto, esperar cubrir
su costo suplementario, su costo de riesgo y su costo de interés
con el excedente del valor m arginal del costo primo sobre el valor
promedio del mismo; de manera que en el equilibrio a largo plazo
el excedente del costo primo m arginal sobre el promedio del costo
primo sea igual a la suma de los costos suplementarios, del ries­
go y del interés.1

1 Esta forma de presentarlo depende del supuesto conveniente de que la curva del
costo primo marginal es continua en toda su longitud para los cambios en la produc­
ción. D e hecho, este supuesto es a menudo irreal y puede haber uno o más puntos de
discontinuidad, especialmente cuando alcanzamos la producción que corresponde a toda
la capacidad técnica del equipo. E n este caso, el análisis marginal fracasa parcialmente
y el precio puede exceder al costo primo marginal cuando éste se considera en relación
con una pequeña disminución de la producción. (Tam bién, puede presentarse con cierta
frecuencia una discontinuidad hacia abajo, es decir, para un descenso de la producción
por bajo de cierto nivel.) Esto es importante cuando consideramos el precio de oferta
SO BR E E L COSTO DE USO 69
E l nivel de la producción al cual el costo primo marginal es
exactamente igual a la suma de los costos primo y suplementario
medios, tiene im portancia especial, porque éste es el punto en el
que la cuenta de intercam bio del empresario se iguala. Es decir,
corresponde [68] al punto en que la ganancia neta es cero; en
tanto que con una producción menor que ésta opera con pérdida
neta.
L a am plitud con que es necesario atender al costo suplemen­
tario, aparte del costo primo, varía mucho de una clase de equipo
a otra. Los dos casos extremos son los siguientes:
1) U na parte del m antenim iento del equipo debe necesaria­
mente realizarse pari passu con el acto de usarlo (por ejemplo,
engrasar la m áquina) . Este gasto (fuera ele las compras en el mer­
cado) se incluye en el costo de factores. Si, por razones de orden
físico, el monto exacto del total de la depreciación corriente se
ha de cubrir necesariamente de este modo, la magnitud del costo
de uso (deducción hecha de las compras en el mercado) sería
igual y opuesta a la del costo suplementario, y en el equilibrio
a largo plazo el costo m arginal de factores excedería del costo
medio de los mismos en una suma igual al costo del riesgo y del
interés.
1) U na parte ele la disminución de valor clel equipo solamente
se presenta cuando se usa. Esta partida se carga en el costo de uso
en la medida en que no se realiza pari passu con el acto de
emplearlo. Si la pérdida de valor del equipo ocurriera únicam en­
te de este modo, el costo suplementario sería cero.
T a l vez sea conveniente indicar que un empresario no emplea
en primer lugar su equipo peor y más viejo por el hecho de que
su costo de uso sea menor; porque éste puede estar contrarrestado
por su relativa ineficacia, es decir, por su alto costo de factores.
Debido a ello, un empresario aprovecha de preferencia la parte
de su equipo en que el costo de uso más el costo de los factores es
m ínim o por unidad de producto.2 De aquí se deduce que para
ea periodos cortos en el equilibrio a largo plazo, ya que en tal caso debe suponerse
que se encuentra en acción cualquier falta de continuidad que pueda existir en relación
con la capacidad técnica total. Así, el precio de oferta en periodos cortos en el equi­
librio a largo plazo puede tener que exceder al costo primo marginal (considerado en
términos de un pequeño descenso en la producción).
2 Desde el m omento en que el costo de uso depende parcialmente de las expectativas
respecto al futuro nivel de los salarios, una reducción en la unidad de salario, que se
espere sea de poca duración, hará que el costo de factores y el costo de uso se des­
placen en proporciones diferentes, influyendo de este modo sobre el equipo que se use
y, posiblemente, sobre el nivel de la demanda efectiva, ya que el costo de factores
puede formar parte de la determinación de la demanda efectiva en forma diferente
que el costo de uso.
70 D E F IN IC IO N E S E IDEAS

cualquier volumen determinado de producción que se tenga en


cuenta existe un costo de uso correspondiente,3 pero que el total
de éste no tiene relación uniform e con el costo de uso m arginal,
es decir, con el increm ento del costo de uso debido a un aumento
en el ritm o de producción.

II

El costo de uso es uno de los eslabones que ligan el presente con


el futuro; porque al decidir un empresario su escala de produc­
ción [69] tiene que escoger entre emplear equipo en la actualidad
o reservarlo para después. Lo que determ ina la magnitud del cos­
to de uso es el sacrificio previsto de futuras ganancias involucrado
en el uso actual; así como el volumen m arginal de este sacrificio
es el que, ju n to con el costo m arginal de los factores y la espe­
ranza de rendimientos marginales, determ ina su escala de produc­
ción. ¿Cómo calcula entonces el empresario el costo de uso de
un acto de producción?
Hemos definido el costo de uso como la reducción de valor
que el equipo sufre al emplearse, comparada con la que ocurriría
si no se usara, después de tener en cuenta el costo de m anteni­
miento y de las mejoras que convendría realizar y las compras a
otros empresarios. Por tanto, para llegar a él debe calcularse el
valor descontado del rendim iento adicional venidero que se ob­
tendría en alguna fecha posterior si no se usara en la actualidad.
Ahora bien, este valor debe ser por lo menos igual al que actual­
mente representa la oportunidad de aplazar la reposición del
equipo si éste se deja inactivo, y puede ser mayor.4
Si no hay existencias sobrantes o redundantes, de manera que
tengan que producirse nuevas unidades de equipo sim ilar cada
año para sumarlas o sustituir a las actuales, es evidente que el
costo marginal de uso será calculable con referencia a la reduc­
ción de la vida o la eficacia del equipo si acaso se usa, y al costo
corriente de reposición. Sin embargo, si hay equipo sobrante el

3 E l costo de uso del equipo que se utiliza primero no es independiente, por nece­
sidad, del volumen total de la producción (véase más ad elan te); esto es, el costo de uso
puede ser afectado en toda su extensión cuando cambia el volumen total de la pro­
ducción.
* Será mayor cuando se espere que pueda obtenerse un rendim iento superior al
normal en alguna fecha futura, la cual, sin embargo, no se cree que dure lo suficiente
para justificar (o dar tiempo suficiente para) la producción de nuevo equipo. E l costo
de uso presente es igual al máximo de los valores descontados de los rendimientos
potenciales esperados en todas las fechas posibles del futuro.
costo de uso también dependerá de la tasa de interés y del costo1,'/J
suplementario corriente (es decir, estimado nuevamente) en el - ,
periodo anterior a aquel en que se prevé que el sobrante será
absorbido por el desgaste, etc. De esta manera, el costo del in­
terés y el costo suplementario corriente entran indirectam ente en
los cálculos del costo de uso.
E l cálculo se presenta en su forma más sencilla e inteligible
cuando el costo de factores es cero, por ejem plo en el caso de una
existencia superflua de materias primas tales como el cobre, si­
guiendo las directrices que elaboré en mi Treatise on M oney,
vol. II, cap. 29. Tom em os los valores probables del cobre en varias
fechas futuras, serie que estará determinada por la proporción
en que se absorba lo superfluo y se aproxime uno gradualmente
[70] al costo normal estimado; el valor actual o costo de uso de
una tonelada de cobre excedente será, por tanto, igual al mayor
de los valores que puedan obtenerse restando del valor futuro
estimado de una tonelada de cobre para cualquier fecha dada, el
costo del interés y el costo suplementario corriente de una tonelada
de cobre que corresponden al periodo comprendido entre el mo­
m ento presente y esa fecha.
Del mismo modo, el costo de uso de una embarcación, una
fábrica o una m áquina, cuando hay una oferta redundante de ellas,
es su costo estimado de reposición descontado a la tasa por-
ciento de sus costos de interés y suplementario que correspondan
a la fecha prevista en que el exceso será absorbido.
Hemos supuesto antes que el equipo se reemplazará oportu­
namente por otro idéntico. Si no se renueva de ese modo cuando
se ha gastado, su costo íie uso tiene que calcularse tomando una
proporción (que determina su eficiencia comparativa) del costo de
uso del nuevo equipo que se instalará para realizar su trabajo
cuando sea descartado el viejo.

III

E l lector observará que, cuando el equipo no es obsoleto sino sólo


redundante por el momento, la diferencia entre el costo de uso
real y su valor normal (es decir, el valor que tendría si no hu­
biera equipo sobrante) varía con el intervalo de tiempo que se
espera transcurra antes de que el excedente sea absorbido. Por
tanto, si el equipo en cuestión es de los que se van acabando
gradualmente y no todo de golpe en una misma fecha, ele tal
manera que una proporción razonable quede fuera de servicio
72 D E F IN IC IO N E S E IDEAS

anualmente, el costo m arginal de uso no decaerá mucho, a menos


que lo superfluo sea excepcionalm ente grande. En el caso de una
depresión general, el costo marginal de uso dependerá del cálculo
que de su duración hagan los empresarios, de m anera que el alza
en el precio de oferta cuando las cosas empiecen a m ejorar, puede
deberse en parte a un violento crecimiento del costo m arginal de
uso, producido por una revisión de las expectativas.
E n contra de la opinión de los hombres de negocios, se ha di­
cho algunas veces que los esquemas organizados para retirar el
equipo excedente no pueden producir los deseados efectos de au­
m entar los precios, a menos que se deseche el total del equipo so­
brante; pero el concepto de costo de uso muestra cómo la elim ina­
ción de (digamos) la m itad del equipo excedente, puede resultar
en un alza inmediata de los precios; porque al aproximarse la fecha
de absorción del sobrante, este procedimiento sube el costo m ar­
ginal de uso y, en consecuencia, aumenta el precio corriente de
oferta.
Así podría parecer que los hombres de negocios [71] tienen
im plícita en su pensamiento la noción del costo de uso, aunque
no la form ulen con precisión.
Si el costo suplementario es fuerte, se deduce que el costo de
uso será bajo cuando haya equipo sobrante. Más aún, cuando exis­
te el excedente no es probable que los costos marginales de factores
y de uso sobrepasen mucho el promedio de su valor. Si las dos
condiciones se cumplen, la existencia de equipo sobrante probable­
mente hará que el empresario trabaje con una pérdida neta que
puede ser fuerte. No se presentará la transición repentina de este
estado de cosas al de ganancias normales, que ocurre en el momen­
to en que el equipo excedente es absorbido. A l reducirse el sobrante,
el costo de uso aumentará gradualmente y el excedente del costo
marginal sobre el promedio de los costos ele factores y de uso puede
tam bién aumentar en la misma forma.

IV

En lós Principies of Economics de M arshall (6^ ed., p. 360) se


incluye una parte del costo de uso en el costo primo bajo el título
de “deterioro extra del equipo”; pero no se indica cómo puede
calcularse o qué im portancia tiene esta partida. En su Theory of
Unemployment (p. 4 2 ), el profesor Pigou supone expresamente
que la desinversión m arginal en equipo, debida a la producción
m arginal, puede, en general, despreciarse: “Las diferencias en la
SO BR E E L COSTO DE USO 73

magnitud de deterioro sufrido por el equipo y en los costos de


trabajo no manual empleado que traen consigo las diferencias
en el volumen de producción, no se toman en cuenta porque son,
generalmente, de im portancia secundaria.” 5 Es cierto que en la
teoría económica reciente se admite en buena parte la noción de
que la desinversión en equipo es nula en el margen de la produc­
ción; pero el problem a cobra im portancia evidente tan pronto como
se presenta la necesidad de explicar con exactitud lo que signi­
fica el precio de oferta de una firm a individual.
Es verdad que el costo de sostenimiento de un equipo inactivo
puede frecuentemente, por las razones indicadas antes, reducir la
magnitud del costo m arginal de uso, en especial cuando se prevé
que la depresión durará mucho tiempo. Sin embargo, un costo de
uso bajo en el margen no es la característica del periodo corto como
tai, sino de situaciones particulares y clases de equipo cuyo costo
de sostenimiento [72] resulta gravoso cuando se tiene éste inactivo;
y de aquellos desequilibrios que se caracterizan por rápida obso­
lescencia o por grandes redundancias, especialmente si van unidas
a una gran proporción de equipo comparativamente nuevo.
En el caso de las materias primas, la necesidad de un margen
de tolerancia para el costo de uso es obvia; si una tonelada de
cobre se usa hoy, no podrá usarse mañana, y el valor que el cobre
tendría para los propósitos futuros claramente debe considerarse
como parte del costo m arginal. Pero se ha pasado por alto el liecho
de que el cobre es sólo un paso extrem o de lo que ocurre en cuan­
tas ocasiones se usa equipo productor para producir. E l supuesto
de que existe una división tajante entre las materias primas, en
las que debemos tener en cuenta la desinversión derivada de su
uso en la producción, y el capital fijo, en el cual podemos desde­
ñarla sin peligro, no corresponde a los hechos —especialmente en
condiciones normales cuando hay que reponer algún equipo cada
año y el uso del mismo aproxim a la fecha en que se hace nece­
saria la reposición.
L a ventaja de los conceptos relativos al costo de uso y al costo
suplementario consiste en que son aplicables tanto al capital en
giro y al líquido como al fijo. L a diferencia esencial entre las ma­
terias primas y el capital fijo no reside en que estén sujetos a los

5 Hawtrey (Econom ica, mayo de 1934, p. 145) ha llamado la atención sobre el


hecho de que el profesor Pigou identifica el precio de oferta con el costo marginal de
la mano de obra, y sostiene que los razonamientos de éste se encuentran, por tanto,
seriamente viciados.
74 D E F IN IC IO N E S E IDEAS

costos ele uso y suplementario, sino en el hecho de que aquéllas


vuelven a ser capital líquido de una vez, mientras que en el capi­
tal fijo, que es durable y se gasta gradualmente, la vuelta a la
forma de capital líquido se produce por una serie de costos de
uso y ganancias obtenidas en periodos sucesivos. [73]
C A P ÍT U L O 7

E L SIG N IFIC A D O D E A H O R R O E IN V E R SIÓ N MÁS


A M P L IA M E N T E C O N SID ER A D O

E n e l capítulo anterior se definieron de tal m anera los términos


ahorro e inversión que necesariamente tienen que resultar iguales
en cantidad y, para la comunidad en conjunto, son meros aspectos
de una misma cosa. Algunos escritores contemporáneos (yo mis­
mo en mi Treatise on M oney) han dado, sin embargo, definiciones
especiales de estos términos según las cuales no son necesariamente
iguales. Otros han escrito, partiendo del supuesto de que pueden
ser desiguales, sin preceder sus estudios con definición alguna.
Será conveniente, por ello, clasificar algunos de los variados usos
que tienen, con la intención de referir lo anterior a otros estudios.
Que yo sepa, todo el mundo está de acuerdo en que ahorro
es el excedente del ingreso sobre lo que se gasta en consumo; y
no cabe duda que sería inconveniente y desorientador no darle
esta acepción. Tam poco hay ninguna divergencia im portante de
opinión sobre lo que se quiere decir por gastos en consumo; y
de m anera que las diferencias de empleo proceden de la defini­
ción de inversión o la de ingreso.

II

Ocupémonos en primer lugar de inversión. En sentido vulgar es^


corriente referirla a la compra de un activo, viejo [74] o nuevo,
por un individuo o por una sociedad. De vez en cuando el térm inol
podría restringirse a la compra de un valor en la bolsa; pero
igual hablamos de invertir, por ejem plo, en una casa o una má­
quina, que en una partida de artículos acabados o no y, en sentido
amplio, las nuevas inversiones, a diferencia de las reinversiones,
significan la compra, con los ingresos, de un bien de capital de
cualquier clase. Si consideramos la venta de una inversión como
inversión negativa, m i propia definición está de acuerdo con la de
uso popular, ya que los cambios que se operan en las viejas inver­
siones necesariamente se cancelan entre sí. Por supuesto, tenemos
que hacer las correcciones del caso con motivo de la creación y la
cancelación de deudas (influyendo los cambios en la cantidad de
crédito o d in e ro ); pero desde el momento en que, para la comu-
75
76 D E F IN IC IO N E S E IDEAS

nidad en conjunto, el aumento o la disminución en el monto total


de los créditos es siempre exactam ente igual al aumento o la dis­
m inución del m onto total ele los débitos, esta complicación se
neutraliza tam bién cuando nos referimos a la inversión en con­
ju nto. Así, pues, suponiendo que la noción popular de ingreso
corresponde a la m ía de ingreso neto, la inversión total en su sen­
tido popular coincide con mi definición de inversión neta, es
decir, con la adición neta a toda clase de equipos de capital, des­
pués de tener en cuenta los cambios en el valor del equipo viejo
que se consieleran al com putar el ingreso neto.
L a inversión así definida incluye, por tanto, el aumento en
el equipo productor, ya sea que consista en capital fijo, capital
en giro o capital líquido, y las diferencias entre las definiciones,
dignas de ser consideradas (aparte de la distinción entre inversión
e inversión n e ta ), se deben a la exclusión de una o varias de estas
partidas.
Hawtrey, por ejem plo, que atribuye gran im portancia a los cam­
bios en el capital líquido, es decir, a aumentos (o disminuciones)
involuntarios en la existencia de artículos no vendidos, ha suge­
rido una posible definición de [75] inversión en la cual se excluyen
dichos cambios. En este caso, un excedente del ahorro sobre la
inversión sería lo mismo que un incremento involuntario en la exis­
tencia de artículos no vendidos, es decir, como un aumento del
capital líquido. Hawtrey no me ha convencido de que éste sea
el factor de peso, porque pone todo el énfasis en la corrección de los
cambios que no se previeron al principio, comparados con aquellos
que se anticiparon con acierto o sin él. Hawtrey considera q u e las
decisiones diarias de los empresarios relativas a su escala de pro­
ducción se derivan de la escala del día anterior en relación con
los cambios en sus existencias de artículos no vendidos. Sin duda,
en el caso de los artículos de consumo esto juega papel im portan­
te en sus decisiones; pero no veo el objeto ele excluir la influencia
que tienen sobre sus decisiones otros factores y prefiero, por tanto,
poner énfasis sobre el cambio total de la demanda efectiva y no
solamente sobre aquella parte de las modificaciones de la misma
que refleja el aumento o la disminución de las existencias no ven­
didas en el periodo anterior. Más aún, en el caso del capital fijo
el aumento o la disminución de su capacidad no utilizada corres­
ponde, en sus efectos sobre las decisiones de producir, al creci­
m iento o disminución de las existencias no vendidas y no veo cómo
el método de Hawtrey pueda m anejar este factor que es por lo
menos tan im portante como el otro.
SIG N IFICA D O DE A H ORRO E IN VERSIÓN 77
Parece probable que la form ación de capital y consumo de capi­
tal tal como los considera la escuela austríaca de economistas, no
sean idénticos ya sea con la inversión o desinversión como se defi­
nieron antes, o con la inversión o desinversión netas. En especial, se
dice que el consumo de capital ocurre en circunstancias tales que
claramente no hay disminución neta en el equipo productor, de
acuerdo con la definición que antes dimos de él. Sin embargo,
no he podido descubrir referencia alguna a un pasaje donde se
explique claramente el significado de estos términos. Por ejem ­
plo, decir que la formación de capital ocurre cuando se prolonga
el periodo productivo no hace adelantar gran cosa el asunto. [76]

III

Pasamos ahora a las divergencias entre ahorro e inversión debidas


a una definición especial de ingreso y, por tanto, del excedente
del ingreso sobre el consumo. E l uso que hice de estos términos
en mi Treatise on Money es un buen ejem plo; porque, como ex­
pliqué en la página 69, la definición de ingreso que allí usé
difiere de la que ahora doy en que consideraba como ingreso de
los empresarios no las ganancias que realm ente han logrado sino
(en cierto sentido) su “ganancia norm al”. Así, por excedente del
^ahorro sobre la inversión quería decir que la escala de produc­
ción era tal que los empresarios estaban obteniendo una ganan­
cia inferior a la normal como propietarios del equipo de capital;
y por un excedente mayor del ahorro sobre la inversión entendía
que se estaban reduciendo las ganancias reales de tal m anera que
los empresarios tendrían motivo para contraer la producción.
Ahora pienso que el empresario fija el volumen de ocupación
(y, en consecuencia, el de la producción y del ingreso real) im­
pulsado por el deseo de obtener un m áxim o de ganancias pre­
sentes y futuras (determinado el cálculo del costo de uso, por
su punto de vista, sobre la forma de usar el eqúipo de manera
que le dé el rendim iento m áxim o durante la vida del mismo) ;
en tanto que el volumen de ocupación que producirá este má­
xim o de ganancias depende de la función de demanda total que
se derive de su expectativa acerca del producto de las ventas re­
sultante del consumo y de la inversión, respectivamente, en diver­
sas hipótesis. El concepto de cambios en el excedente de la inver­
sión sobre el ahorro, que sustenté en mi Treatise on M oney, era
una forma de m anejar los cambios en las ganancias, aunque en
ese libro no hice distinción clara entre los resultados previstos
78 D E F IN IC IO N E S E IDEAS

y los realizados.1 D ije allí que el cam bio en el excedente de [77]


la inversión sobre el ahorro era la fuerza motora que regía las
modificaciones en el volumen de la producción. De este modo
resulta que el nuevo argumento, aunque (según ahora creo) mu­
cho más preciso e instructivo, es esencialmente un desarrollo del
anterior. Expresado en el lenguaje de m i Treatise on M oney, di­
ría así: dado el volumen anterior de ocupación y producción, la
expectativa de un aumento en el excedente de la inversión sobre
el ahorro inducirá a los empresarios a aumentar la m agnitud de
aquéllas. La im portancia de mis razonamientos anteriores y ac­
tuales reside en su intento de mostrar que el volumen de ocupa­
ción está determinado por las previsiones de la demanda efectiva
hechas por los empresarios, siendo criterio para un aumento en
dicha demanda la expectativa de un increm ento relativo de la in­
versión sobre el ahorro, de acuerdo con la definición de estos
términos dada en m i Treatise on M oney. Pero m i exposición en
este libro es, por supuesto, muy confusa e incom pleta a la luz
de los desarrollos posteriores aquí expuestos.
D. H. Robertson ha definido el ingreso de hoy como si fuera
igual al consumo de ayer, más la inversión; de modo que el ahorro
presente, en el sentido que él lo considera, es igual a la inversión
de ayer más el exceso de consumo de ayer sobre el consumo de
hoy. En esta definición cabe un excedente del ahorro sobre la in ­
versión, a saber, por haber un excedente en el ingreso de ayer
(de acuerdo con el sentido que yo le doy) sobre el de hoy. Así,
pues, cuando R obertson dice que existe un excedente del ahorro
sobre la inversión, quiere decir literalm ente lo mismo que yo cuan­
do digo que el ingreso está decayendo, y para él el excedente de
ahorro es exactam ente igual al descenso del ingreso para mí. Si
fuera cierto que las previsiones de hoy estuvieran siempre deter­
minadas por los resultados obtenidos ayer, la demanda efectiva
de hoy sería igual al ingreso de ayer. En consecuencia, el método de
Robertson podría ser considerado como un intento alternativo
del mío (siendo, tal vez, una primera aproxim ación a él) de
efectuar la misma distinción, tan vital para el análisis causal, que
ya he tratado [78] de hacer por medio del contraste entre la de­
manda efectiva y el ingreso.2

1 M i método en dicha obra consistía en tomar las ganancias logradas en el presente


como determinantes de las expectativas corrientes acerca de las mismas.
2 Véase el artículo de Robertson “Saving and Hoarding” (E con om ic Journal, sep­
tiembre de 1933, p. 399) y la discusión entre Robertson. Hawtrey y yo (Econom ic
Journal, diciembre de 1933, p. 6 5 8 ).
SIG N IFICA D O DE A H ORRO E IN VERSIÓN 79

IV

Seguimos ahora con las ideas mucho más vagas relativas a la frase
“ahorro forzado”. ¿Tiene algún sentido esta expresión? E n m i
Treatise on Money (vol i, p. 171) di algunos datos sobre el uso
prim itivo de esta frase y sugerí que tenía cierta afinidad con la
diferencia entre inversión y “ahorro” en el sentido en que allí
usé este últim o término, pero ya no confío en la existencia de tal
afinidad, como antes supuse. En todo caso, estoy seguro de que
“ahorro forzado” y las frases análogas empleadas más reciente­
mente (por ejem plo, por el profesor Hayek y el profesor Robbins)
no tienen relación definida con la diferencia entre inversión y
“ahorro” en el sentido expuesto en m i Treatise on M oney, porque
si bien estos autores no han explicado exactam ente lo que quie­
ren decir con dicho término, es claro que para éstos el “ahorro
forzado” es un fenómeno que resulta directamente de los cambios
en la cantidad de dinero o del crédito bancario y se mide por
ellos.
Es evidente que un cambio en el volumen de la producción y
de la ocupación ocasionará otro en el ingreso medido en uni­
dades de salarios; también, que una m odificación en la unidad
de salarios ocasionará una redistribución del ingreso entre pres­
tatarios y prestamistas, así como una alteración en el ingreso total
medido en dinero; y que esto, en cualquier caso, hará (o puede
hacer) cam biar el m onto de lo ahorrado. Por consiguiente, ya
que las variaciones en la cantidad de dinero pueden traducirse
en cambios en el volumen y la distribución del ingreso, al través
de sus efectos sobre la tasa de interés (como veremos más ade­
lante) , tales modificaciónes pueden comportar, indirectamente,
otras correspondientes en el monto de lo ahorrado. Pero estos [79]
cambios en las cantidades ahorradas no tienen más de “ahorro
forzado” que los operados en las cantidades ahorradas con m oti­
vo de una variación en las circunstancias; y no hay medio para
distinguir entre ambos casos, a menos que especifiquemos el m on­
to ahorrado en ciertas condiciones tomadas como norm a o patrón.
Más aún, como veremos después, la magnitud de los cambios en
el ahorro total, que resulta de una m odificación determinada
en la cantidad de dinero, es sumamente variable y depende de
muchos otros factores.
Por consiguiente, el “ahorro forzado” no tiene significado has­
ta que tomemos como patrón algún tipo de ahorro. Si seleccio­
namos (como sería razonable) el tipo de ahorro que corresponde
80 D E F IN IC IO N E S E IDEAS

a un estado, firme de ocupación plena, la definición anterior se


expresaría así: “ahorro forzado es el excedente del ahorro real
sobre lo que se ahorraría si hubiera ocupación plena en una po­
sición de equilibrio a largo plazo”. Esta definición tendría sen­
tido, pero significaría que un excedente forzado de ahorro sería
un fenómeno muy raro e inestable, y una deficiencia forzada de
ahorro el estado usual de cosas.
i L a interesante “Nota sobre el desarrollo de la doctrina del
ahorro forzado” del profesor Hayek3 muestra que éste fue de he­
cho el significado original del término. “Ahorro forzado” o "fru ­
galidad forzada” era, en primer lugar, un concepto de Bentham ,
quien afirmó expresamente que se refería a las consecuencias de
un aumento en la cantidad de dinero (relativamente a la cantidad
de cosas vendibles por dinero) en circunstancias tales que “todos
los brazos estuvieran empleados, y esto de la manera más venta­
josa posible”.4 En tales circunstancias, indica Bentham , el ingreso
real no puede aumentarse y, en consecuencia, la inversión adi­
cional que se efectúa como resultado de la transición implica fru­
galidad forzada “a expensas de la comodidad y de la justicia
nacionales”. Todos los escritores del siglo x ix [80] que se ocuparon
de este asunto tuvieron presente virtualm ente la misma idea; pero
un intento para am pliar esta noción bien clara a condiciones de
menos ocupación que la total, entraña dificultades. Es cierto, por
supuesto (debido al hecho de que el rendim iento decrece cuando
se aplica más ocupación a un determinado equipo de capital, que
cualquier aumento en la ocupación supone algún sacrificio del
ingreso real de aquellos que ya estaban ocupados, pero no es pro­
bable que tenga éxito el intento de relacionar esta pérdida con
el crecim iento de la inversión que puede acompañar al aumento
de ocupación. De todos modos, yo no sé que los escritores moder­
nos interesados en el “ahorro forzado” hayan hecho ningún in­
tento de am pliar la idea a una situación de ocupación en aumento;
y al parecer, por regla general, han descuidado el hecho de que la
extensión del concepto bentham iano de la frugalidad forzada a
la situación de ocupación menos que total requiere alguna expli­
cación o requisito.
V

A mi modo de ver, la preponderancia de la idea de que el ahorro


y la inversión, considerados en su estricto sentido, pueden dife-
3 Quarterly Journal of Econom ics, noviembre de 1932, p. 123.
4 Loe. cit., p. 125.
SIG N IFICA D O DE A H ORRO E IN VERSIÓN 81

rir uno de otro, sólo se explica por una ilusión óptica debida a
que la relación entre un depositante individual y su banco se
considera como una operación unilateral, en vez de bilateral, como
es en realidad. Se supone que un depositante y su banco tienen
m anera de ingeniarse para efectuar una operación mediante la
cual los ahorros pueden desaparecer del sistema bancario en tal
forma que se pierden para la inversión; o, al contrario, que el
sistema bancario puede conseguir que haya una inversión a la
que no corresponda ahorro alguno. Pero nadie puede ahorrar
sin adquirir un bien, ya sea en efectivo, en form a de una deuda
o de un bien capital; y nadie puede adquirir un bien que antes
no poseía, a menos que se produzca otro nuevo de valor igual o
alguien más [81] se desprenda de un bien igualm ente valioso que
antes poseía. E n la primera alternativa existe una nueva inversión
correspondiente; en la segunda alguien ha de desatesorar una
suma igual; porque su pérdida de riqueza tiene que deberse a un
excedente de su consumo sobre su ingreso y no a una pérdida
de capital por cambio en el valor de un bien capital, desde el mo­
m ento que no es el caso de que esté resintiendo una pérdida en el
valor que su bien tenía antes, el interesado percibe justam ente el va­
lor corriente de su bien y, sin embargo, no lo retiene en forma algu­
na de riqueza, es decir, tiene que gastarlo en el consumo presente
en exceso al ingreso que recibe; más aún, si es el sistema bancario
el que se desprende de un bien, alguien tiene que desprenderse de
efectivo. De esto se deduce que el ahorro total del primer indi­
viduo, sumado al de los demás, debe ser igual, por fuerza, al
m onto de las nuevas inversiones corrientes.
L a idea de que la creación de crédito por el sistema bancario
permite que se efectúen nuevas inversiones a las que no corres­
ponda “ningún ahorro genuino”, solamente puede ser el resulta­
do de aislar una de las consecuencias del aumento del crédito
bancario, con exclusión de las demás. Si la concesión a un em­
presario de un crédito bancario adicional sobre los créditos que ya
existían previamente le permite añadir algo a su inversión actual,
que no hubiera podido hacer de otro modo, los ingresos aumen­
tarán por necesidad, y en una proporción que norm alm ente exce­
derá la del aumento de inversión. Todavía más, excepto en estado
de ocupación plena, habrá un aumento tanto del ingreso real
como del m onetario. El público ejercerá “una libre elección” de
las proporciones en que dividirá su aumento de ingresos entre
ahorro y gasto; y es imposible que la intención del empresario
que ha pedido prestado para aumentar la inversión pueda hacerse
82 DE F IN IC IO N E S E IDEAS

efectiva (excepto como sustitución de inversiones de otros empre­


sarios que, de lo contrario, hubieran ocurrido) a velocidad supe­
rior a la que el público decide aum entar sus [82] ahorros. Ade­
más, los ahorros que resultan de esta decisión son tan auténticos
como cualquier otro ahorro. No se puede obligar a nadie a po­
seer el dinero adicional correspondiente al nuevo crédito ban-
cario, a menos que deliberadam ente prefiera guardar más en dinero
que en otra forma de riqueza. No obstante, la ocupación, los
ingresos y los precios no pueden sustraerse al m ovim iento que
en la nueva situación les imprime el hecho de que alguien pre­
fiera conservar el dinero adicional. Es verdad que un aumento
inesperado de la inversión en una dirección particular puede pro­
ducir una irregularidad en la tasa del ahorro y de la inversión
totales que no se habría presentado si se hubiera previsto adecua­
damente. T am b ién es cierto que la concesión del crédito bancario
pondrá en m ovim iento tres tendencias: 1) aumento de la pro­
ducción, 2) alza en el valor del producto m arginal medido en
unidades de salarios (o que, en condiciones de rendim iento de­
creciente, necesariamente debe acompañar a un aumento de la
produ cción), y 3) alza de la unidad de salarios en términos mo­
netarios (desde el momento en que esto es una concomitancia
frecuente de la m ejoría en la ocupación) ; y estas tendencias pue­
den afectar la distribución del ingreso real entre los diferentes
grupos; pero son características de un estado ele producción cre­
ciente y ocurrirá lo mismo si el aumento de producción se inició
en otra forma distinta del crecim iento clel crédito bancario. So­
lamente pueden evitarse elim inando cualquier actividad capaz
de m ejorar la ocupación. Sin embargo, mucho de esto es antici­
par el resultado de discusiones a que todavía no hemos llegado.
De este modo, el punto de vista pasado ele moda de que el
ahorro siempre supone inversión, aunque incom pleto y desorien-
tador, es form alm ente más sólido que el novedoso según el cual
puede haber ahorro sin inversión o inversión sin ahorro “genui­
n o". El error está en llegar a la justificable inferencia de que,
cuando un individuo ahorra, aumenta en igual cantidad la inver­
sión global. Es verdad que cuando un individuo ahorra aumenta
su propia riqueza; pero la conclusión de que [83] tam bién aumen­
ta la riqueza total pasa por alto la posibilidad de que un acto
de ahorro individual puede reaccionar sobre los ahorros ele al­
guien más y, en consecuencia, sobre la riqueza de éste.
La reconciliacicm de la identidad entre el ahorro y la inver­
sión con la aparente “libre voluntad” del individuo para ahorrar
SIG N IFICA D O DE AHORRO E IN VERSIÓN 83

lo que quiera, independientemente de lo que otros puedan in­


vertir, depende especialmente de que el ahorro es, como el gasto,
un fenómeno doble; porque si bien no es probable que el monto
de su ahorro propio tenga alguna influencia notable sobre su
ingreso, las reacciones del monto de su consumo sobre los ingresos
de los demás hacen imposible que todos los individuos ahorren
simultáneamente cualquier suma dada. T o d o intento de ahorrar
más, reduciendo el consumo, afectará de tal modo los ingresos
que necesariamente se anulará por sí mismo. Por supuesto que
es tam bién imposible para la comunidad ahorrar menos que el
m onto de la inversión corriente, ya que el intento de hacerlo
así aumentará sin remedio los ingresos hasta un nivel en el cual
las sumas que los individuos decidan ahorrar den una cifra exac­
ta igual al monto de la inversión.
L o anterior es muy semejante a la proposición que armoniza
la libertad de todo individuo para hacer variar, cuando lo cree
conveniente, la cantidad de dinero que conserva, con la necesidad
de que el volumen total de dinero formado por la suma de los
saldos individuos iguale exactam ente el monto en efectivo que
el sistema bancario ha creado. E n este últim o caso, la igualdad se
produce por el hecho de que el volumen de dinero que la gente
decide conservar no es independiente de sus ingresos o de los pre­
cios de las cosas (prim ordialm ente valores), cuya compra es la
disyuntiva natural de la conservación de dinero. De este modo,
los ingresos, lo mismo que los precios, necesariamente cam bian
hasta que el monto de las sumas totales de dinero que los indi­
viduos deciden guardar en el nuevo nivel de ingresos y precios
así logrado, llega a ser igual a la suma de dinero [84] creada por
el sistema bancario. Ésta es, en verdad, la proposición fundam en­
tal de la teoría m onetaria.
Pero estas proposiciones se deducen simplemente del hecho de
que no puede haber un comprador sin un vendedor ni un ven­
dedor sin un comprador. Aunque un individuo cuyas operacio­
nes son pequeñas en relación con el mercado puede, sin peligro,
desdeñar el hecho de que la demanda no es una operación uni­
lateral, es una tontería despreciarlo cuando se trata de la de­
manda total. Esta es la diferencia vital entre la teoría de la
conducta económica del conjunto y la de una unidad individual,
para la cual suponemos que los cambios en la demanda del in­
dividuo no afectan su ingreso. [85]
*

L ib r o III

LA P R O P E N SIÓ N A C O Nj SU M IR

>■
C A P ÍT U L O 8

LA P R O P E N SIÓ N A C O N SU M IR : I. LO S F A C T O R E S
O B JE T IV O S

P o d e m o s ya volver nuestra atención sobre el tema principal, del


que nos apartamos al final del Libro I con el fin de ocuparnos
de ciertos problemas generales de método y definición. El objeto
final de nuestro análisis es descubrir lo que determina el volu­
men de ocupación. Ya hemos establecido la conclusión prelim inar
de que el volumen de ocupación está determinado por el punto dé
intersección de la función de oferta global con la función
de demanda global. L a función de oferta global, sin embargo,
que depende principalm ente de las condiciones físicas de la oferta,
lleva consigo pocas consideraciones que no sean ya familiares. L a
form a puede ser poco conocida, pero los factores que hay en el
fondo no son nuevos. Volveremos a ocuparnos de la función de
oferta global en el capítulo 20, en el que estudiaremos su recíproca
con el nom bre de función de ocupación. Pero, en general, lo que
se ha descuidado ha sido la parte correspondiente a la función de
demanda global, y a ella dedicaremos los Libros I I I y IV.
(La función de demanda global relaciona cualquier nivel dado
de ocupación con los “productos” de ventas que se esperan del
mismo. {[Los “productos” se forman de la suma de dos cantida­
des —la que se gastará en consumir cuando la ocupación está
a cierto nivel y la que se destinará [89] a la inversión—. Los fac­
tores que determinan estas dos cantidades son muy distintos. En
este L ibro estudiamos los primeros, es decir, aquellos que deter­
m inan la suma que se gastará en consumo cuando la ocupación
está a determinado nivel; y en el L ibro IV nos ocuparemos de
los que fija n la suma que se empleará en la inversión.
Como en esta parte nos interesa determ inar qué suma se gas­
tará en consumir, cuando la ocupación está a cierto nivel, debe­
ríamos, hablando en sentido estricto, considerar la función que
liga la primera cantidad (C) con la segunda (N ) . Conviene más,
sin embargo,! operar con una función algo diferente, es decir, la
(que liga el consumo, medido en unidades de salario ( C .),
con el ingreso en términos de unidades de salario Y, correspon­
diente a un nivel dado de ocupación N.
Esto está sujeto a la objeción de que Y no es función única
88 LA PRO PEN SIÓ N A C O N SU M IR

de N , que es igual en cualquier circunstancia; porque la relación


entre Y, y N puede depender (aunque probablemente en grado
m ucho menor) de la naturaleza precisa de la ocupación. Es decir,
dos distribuciones desiguales de una ocupación total determinada
(iV) entre diferentes ocupaciones (debido a la forma diferente
de las funciones de empleo individual —tema que se exam inará
en el capítulo 20—) podrían conducir a diferentes valores de Y
E n circunstancias concebibles debería hacerse una asignación es­
pecial para este factor; pero, en general, es buena aproxim ación
considerar Y, como si estuviera determinado únicam ente por N.
I" Por consiguiente, definiremos lo que hemos llamado la propen­
sión a consumir como la relación funcional -/ entre F „ un nivel
de ingreso dado, medido en unidades de salario, y C „ el gasto
, que para el consumo se toma de dicho nivel de ingreso, de m a­
nera que
C. = x (Y . ) , ó C = 5 • x ( Y .) .

sLa suma que la comunidad gasta en consumo depende eviden­


temente, de 1) el m onto [90] de su ingreso, 2) otras circunstancias
objetivas que lo acompañan, y 3) las necesidades subjetivas y las
inclinaciones psicológicas y hábitos de los individuos, así como
de los principios según los cuales se divide el ingreso entre ellos,
(lo qiie puede sufrir modificaciones según aumenta la produc­
ción) . (Las razones que impulsan a gastar) reaccionan entre sí y
un intento de clasificarlas corre el peligro de caer en una falsa
división. Para aclarar ideas, será útil, no obstante, considerarlas
separadamente bajo dos títulos diferentes que llamaremos los fac­
tores subjetivos y los factores objetivos./ Los primeros^ que exa­
minaremos con mayor detalle en el próxim o capítulo, ¡inclu­
yen aquellas características psicológicas de la naturaleza humana y
aquellas prácticas e instituciones sociales que, si bien no son in al­
terables, no presentan probabilidades de sufrir un cambio sus­
tancial en periodos cortos, excepto en circunstancias anormales o
revolucionarias. En una investigación histórica, o al comparar un
sistema social con otro de tipo diferente, es necesario tomar en
cuenta la forma en que los cambios en los factores subjetivos pue­
dan afectar la propensión a consumir}, pero, en general, supon­
dremos en lo sucesivo que los factores subjetivos se conocen, y
tam bién que la propensión a consumir depende solamente de los
cambios en los factores objetivos.
FA C T O R E S O B JE T IV O S 89
II

Los principales factores objetivos que influyen en la propensión


a consumir parecen ser los siguientes:
1) Un cambio en la unidad de salario. E l consumo (C) es
evidentemente más bien una función del ingreso real (en cierto
sentido) que del ingreso m onetario. En una situación dada de
la técnica, los gustos y las condiciones sociales que determinan la
distribución del ingreso, el ingreso real de una persona subirá
y bajará con la cantidad de unidades de trabajo de que puede
disponer, es decir, con el m onto de su ingreso medio en unida­
des de salario; aunque, cuando el volumen total de producción
cambia, su ingreso real [91] subirá menos que proporcionalm en­
te a su ingreso medido en unidades de salario (debido a la in ­
fluencia de los rendimientos decrecientes). Por consiguiente, como
primera aproxim ación, podemos suponer razonablemente que, si
la unidad de salario varía, el gasto en consumo correspondiente a
un nivel dado de ocupación cambiará, como los precios, en la
misma proporción; aunque en ciertas circunstancias tal vez ten­
dríamos que tener en cuenta las posibles reacciones que los cam­
bios en la distribución de un ingreso real dado entre empresarios
y rentistas tendrían sobre el consumo total, a resultas de un
cambio en la unidad de salario. Fuera de esto, ya hemos tomado
en consideración los cambios en la unidad de salario al definir la
propensión a consumir en términos de ingreso, medido en dichas
unidades.
, 2) U n cambio en la diferencia entre ingreso e ingreso neto.
|Hemos visto antes que el m onto del consumo depende del in ­
greso neto más que del ingreso simplemente, ya que, por defini­
ción, Íes el que el hom bre tiene a la vista, principalm ente, cuando
decide la escala en que ha de consumir. E n una situación deter­
minada puede existir cierta relación estable entre los dos, en el
sentido de que habrá una función única que relacione los dife­
rentes niveles de ingreso con los correspondientes de ingreso neto.
Sin embargo, si éste no fuera el caso, la parte de cualquier modi­
ficación del ingreso que no se refleje en el ingreso neto debe
desdeñarse, pues no tendrá efecto sobre el consumo; y de manera
semejante debe ser tomada en cuenta la posibilidad de un cam­
bio en el ingreso neto, no manifestado en el ingreso. Salvo en
circunstancias especiales, sin embargo, dudo de la importancia
práctica de este factor. Volveremos a tratar más ampliamente los
90 LA P R O PEN SIÓ N A C O N SU M IR

efectos sobre el consumo de la diferencia entre ingreso e ingreso


neto en la sección cuarta de este capítulo.
3) Cambios imprevistos en el valor de los bienes de capital',
no considerados al calcular el ingreso neto. Éstos tienen impor­
tancia mayor para m odificar la propensión a consumir, desde el
m omento que no guardan relación estable o regular con el m onto
del ingreso. E l consumo de las [92] clases propietarias de riqueza
puede ser extraordinariam ente sensible a cambios imprevistos en
el valor m onetario de la riqueza. OEsto debería clasificarse entre
los factores más importantes susceptibles de ocasionar cambios
a la corta en la propensión a consumir,
4) Cambios en la tasa de descuento del futuro, es decir, en
la relación de cambio entre los bienes presentes y los futuros.
Esto no es precisamente lo mismo que la tasa de interés, ya que
tiene en cuenta los cambios futuros en el poder adquisitivo del
dinero, en la medida en que son previstos.¡Tam bién se tiene que
tomar en cuenta toda clase de riesgos, tales como la probabilidad
de no vivir para gozar los bienes futuros o la de una tributación
confiscatoria. E n calidad de aproxim ación, sin embargo, puede
identificarse con la tasa de interés.
,{L a influencia de este factor sobre la propensión de gastos que
se hacen con un ingreso dado se presta a muchas dudas.' Para la
teoría clásica de la tasa de interés,1 que se basó en la idea de
que la tasa de interés era el factor que ponía en equilibrio la
oferta y la demanda de ahorros, era conveniente suponer que
el gasto en consumo es, ceteris paribus, negativamente sensible
a los cambios en la tasa de interés de m anera que cualquier alza
de la misma dism inuiría perceptiblem ente el consumo) Se ha reco­
nocido desde hace mucho, no obstante, que el efecto total de
los cambios en la tasa de interés sobre la inclinación a gastar
en consumo presente es com pleja e incierta, dependiendo de
tendencias en conflicto, ya que algunos de los motivos subjetivos
para ahorrar se satisfarán con mayor facilidad si la tasa de inte­
rés sube, en tanto que otros se debilitarán. (En un periodo largo,
es probable que los cambios sustanciales en la tasa de interés
tiendan a m odificar los hábitos sociales considerablemente,) afec­
tando así la propensión subjetiva a gastar j —aunque resulta difí­
cil decir en qué dirección, excepto después de haberlo indicado
la experiencia—. Sin embargo, ino es probable , que la clase usual
de fluctuaciones a corto plazo en la tasa de interés tenga mucha
influencia directa sobre los gastos en tal o cual sentido' [93] No
1 Cf. cap. 14.
FA C T O R E S O B JE T IV O S 91
hay mucha gente que altere su modo de vivir porque la tasa de
interés b a je de 5 a 4 por ciento, si su ingreso global es el mismo
de antes; pero, indirectamente, pueden presentarse otros efectos,
aunque no todos en la misma dirección. Quizá la influencia más
im portante, que opera a través de cambios en la tasa de interés
sobre la disposición para gastar fondos procedentes de un ingreso
dado, sea el efecto de estos cambios sobre la apreciación o la
depreciación de los valores y otros bienes, porque si un hombre
disfruta de un aumento inesperado en el valor de su capital, es
natural que las razones que lo inducen a gastar actualm ente se
fortalezcan, aun cuando, desde el punto de vista ele su ingreso,
dicho capital no sea más valioso que antes; y se debiliten si está
sufriendo pérdidas de capital. Pero ya en el párrafo 3 hemos
previsto esta influencia indirecta. Fuera de esto, la conclusión
más im portante sugerida por la experiencia es, según creo, que
la influencia a corto plazo de la tasa de interés sobre los gastos
individuales hechos con un determinado ingreso es secundaria
y carece reativamente de im portancia, excepto, quizá, cuando se
presenten cambios excepcionalm ente grandes. Cuando la tasa de
interés b aja mucho, el aumento de la proporción entre una renta
vitalicia que puede comprarse por una suma dada y el interés
anual de esta últim a puede, sin embargo, proporcionar una fuente
im portante de ahorro negativo al fortalecer la práctica de preve­
nirse para la vejez por medio de la compra de una renta vitalicia.
Quizá debiera tam bién clasificarse bajo este título aquella si­
tuación anormal en que la propensión a consumir puede estar
agudamente afectada por el desarrollo de una incertidum bre ex­
trema concerniente al futuro y lo que con él pueda venir.
5) Cambios en lar' política fiscal. E n la medida en que la pro­
pensión del individuo a ahorrar dependa de los futuros rendi­
mientos que espera, es claro que está ligada, no sólo con la tasa
de interés, sino con la política fiscal del gobierno.jÓLos impuestos'!
sobre el ingreso, especialmente cuando gravan al ingreso “no ga­
nado”, los impuestos sobre [94] las ganancias del capital, los im­
puestos sobre herencias y otros similares, son tan importantes como
la tasa de interés; en tanto que el alcance de los posibles cam­
bios en la política fiscal puede ser mayor, en las previsiones pol­
lo menos, que el de la tasa misma. Si la política fiscal se usa
como un instrum ento deliberado para conseguir la mayor igual­
dad en la distribución de los ingresos, su efecto sobre el aumento
de la propensión a consumir es, por supuesto, tanto mayor.2 ;
-^Puede mencionarse, de paso, que el efecto de la política fiscal sobre el aumento
92 LA P R O PEN SIÓ N A OON SU M IR

Debemos tam bién tener en cuenta el efecto sobre la propen­


sión global a consumir, cuando el gobierno reserva fondos de los
impuestos ordinarios para el^ pago de deudas; porque esto repre­
senta una especie de ahorro social, de manera que ^una política
que tiende a crear grandes fondos de reserva debe considerarse,
en determinadas circunstancias, como reductora de la propensión
a consumir.^ Esta es la razón por la cual un cambio de frente de
la política gubernam ental, pasando de la aceptación de deudas
a la creación de fondos de reserva (o viceversa), puede ocasionar
una severa contracción (o notable ampliación) de la demanda
efectiva.
6) Cambios en las expectativas acerca de la relación entre el
nivel presente y el futuro del ingreso. Debemos catalogar este
factor en obsequio a la integridad form al; pero (si bien puede
afectar considerablemente la propensión a consumir de un in ­
dividuo, es probable que, para la comunidad en conjunto, se neu­
tralice. Además, por regla general, es un problema que origina
demasiada incertidum bre para que pueda ejercer influencia con­
siderable.

Llegamos, pues, a la conclusión de que en una situación deter­


minada, la propensión a consumir puede considerarse como una
función bastante estable, siempre que hayamos eliminado los cam­
bios en la unidad de salario en términos de dinero. (Los cambios
imprevistos en el valor de los bienes de capital pueden hacer va­
riar la propensión a consumir, y las [95] modificaciones sustan­
ciales en la tasa de interés y en la política fiscal pueden producir
cierta diferencia; pero los otros factores objetivos que pudieran
afectarla, si bien no deben depreciarse, no es probable que tengan
im portancia en circunstancias ordinarias.
El hecho de que, dada la situación económica general, ¡el gasto
en consumo en términos de unidades de salario depende princi­
palmente del volumen de la producción y ocupación^ justifica
que consideremos los otros factores en la función general, “pro­
pensión a consumir”; porque mientras los demás pueden variar
(y esto no debe olvidarse) el ingreso total medido en unidades
cíe salario es, por regla general, la principal variable de que de­
pende el elemento consumo de la función de demanda global.

de riqueza ha sido motivo de importante confusión, que, sin embargo, no podemos


examinar adecuadamente sin el auxilio de la teoría de la tasa de interés que se dará
en el Libro IV .
FA C T O R E S O B JE T IV O S 93
III

Admitido, pues, que la propensión a consumir es una función


bastante estable,¡ de tal m anera que, por lo general, el monto del
consumo, en conjunto, depende principalm ente del volumen de
ingreso total (ambos medidos en unidades de salario) ; y consi­
derando los cambios en la propensión misma como de im portan­
cia secundaria ¿cuál es la form a norm al de esta función?
La ley psicológica fundam ental en que podemos basarnos con
entera confianza, tanto a priori partiendo de nuestro conocimiento
de la naturaleza humana como de la experiencia, consiste en que
los hombres están dispuestos, por regla general y en promedio, a
aumentar su consumo a m edida que su ingreso crece, aunque no
tanto como el crecimiento de su ingreso. (Esto quiere decir que
si C. es el m onto del consumo e Y. el ingreso (ambos medidos
en unidades de salario ), A C. tiene el mismo signo que A Y ., pero
dC.
es de m enor magnitud, es decir, — — es positivo y menor que la
unidad. [96] !
‘Esto es así especialmente cuando pensamos en periodos cortos,
como en el caso conocido con el nom bre de fluctuaciones cíclicas
de la ocupación, durante las cuales los hábitos, a diferencia de
otras propensiones psicológicas más permanentes, no cuentan con
tiempo bastante para adaptarse a los cambios en las circunstancias
objetivas: porque la norma de vida habitual de un hombre es
generalmente lo que tiene primacía sobre la distribución de su in­
greso y puede ahorrar la diferencia que haya entre su ingreso real
y los gastos acostumbrados para su nivel de vida; o bien, si ajusta
sus gastos a las alteraciones en sus ingresos, lo hará imperfecta­
mente en periodos cortos. De este modo, un ingreso creciente irá
con frecuencia acompañado de un ahorro mayor; y un ingreso en
descenso, acompañado de un ahorro menor, en mayor escala al
principio que después.
Pero fuera de los cambios de periodo corto en el nivel del
ingreso, tam bién es evidente que un nivel absoluto mayor de in­
gresos se inclinará, por regla general, a ensanchar la brecha que
separa al ingreso del consumo; porque la satisfacción de las nece­
sidades primarias inmediatas de un hombre y su fam ilia es, ge­
neralm ente, un motivo más fuerte que los relativos a la acumula­
ción,y|que sólo adquieren predominio efectivo cuando se ha al­
canzado cierto margen de comodidad. ¡Estas razones impulsarán
casi siempre a ahorrar mayor proporción del ingreso cuando el
94 LA PRO P EN SIÓ N A CO N SU M IR

ingleso real aumenta. Pero, ahórrese o no una proporción mayor,


consideramos como regla psicológica fundam ental de cualquier
sociedad actual que, cuando su ingreso real va en aumento, su con­
sumo 110 crecerá en una suma absoluta igual, de m anera que ten­
drá que ahorrarse una suma absoluta mayor, a menos que al mismo
tiempo ocurra un cambio desusado en los otros factores.j Como
veremos después,3 la estabilidad del sistema económico depende
esencialmente de que esta regla opere en la práctica. Esto quiere
decir, si la ocupación y, por tanto, el ingreso total aumentan, no
toda la ocupación adicional se requerirá para satisfacer las nece­
sidades del consumo adicional. [97]
Por otra parte, una dism inución del ingreso, debida a un
descenso en el nivel de ocupación, si llega lejos, puede incluso
ser motivo de que el consumo exceda a los ingresos,/no solamente
debido a que ciertos individuos o instituciones usen las reservas
financieras que hayan acumulado en mejores tiempos, sino tam­
bién el gobierno, que podrá caer, ele buena o m ala gana, en un
déficit presupuestal o procurará algún alivio a la desocupación,
por ejemplo, con dinero prestado. Así, (cuando la ocupación des­
ciende a un nivel bajo, el consumo total decaerá en proporción
menor de lo que haya bajado el ingreso real, debido a la conducta
habitual de los individuos y tam bién a la política probable de los
gobiernos; lo cual explica por qué es a menudo posible alcanzar
una nueva posición de equilibrio con una fluctuación de pequeña
amplitud. De no ser así, el descenso en la ocupación y el ingreso,
una vez iniciado, podría llegar muy lejos.
Este sencillo principio conduce, como se verá, a la misma con­
clusión que antes, a saber, que la ocupación solamente puede
aumentar parí passu con un crecim iento de la inversión, a menos,
desde luego, que ocurra un cambio en la propensión a consumir;
porque clescle el momento en que los consumidores van a gastar
menos de lo que im porta el alza en el precio de oferta total cuando
la ocupación es mayor, el aumento de ésta dejará de ser costea-
ble, excepto si hay aumento en la inversión para llenar la brecha.

IV

No debemos subestimar la im portancia del hecho ya mencionado


antes de que,'m ientras la ocupación es función del consumo y la
inversión previstos, el consumo es, ceteris paribus, función del

s Cf. pp. 221-2.


FA C T O R E S O B JE T IV O S 95
ingreso neto, es decir, la inversión neta (siendo el ingreso neto
igual al consumo más la inversión n e ta ). En otras palabras, cuan­
to mayor sea la reserva financiera que se crea necesario apartar
antes de considerar el [98] ingreso neto, tanto menos favorable
será para el consumo y, por tanto, para la ocupación, un nivel
determinado de inversión.
Cuando toda esta reserva financiera (o costo suplementario)
se gasta de hecho en la conservación del equipo productor exis­
tente, no es probable que esto se olvide; pero cuando excede al
gasto real de conservación, los resultados prácticos, por lo que
respecta a sus efectos sobre la ocupación, no siempre se aprecian;
porque el monto de este excedente ni da origen de modo directo
a una inversión corriente ni se encuentra disponible para dedi­
carlo al consumo. T ien e, por tanto, que, equilibrarse con nuevas
inversiones, cuya demanda ha surgido en form a por completo in­
dependiente del desgaste actual del equipo viejo, para el que se
ha hecho la reserva financiera; con la consecuencia de que la nueva
inversión disponible para proveer el ingreso actual disminuye pa­
ralelam ente y se hace necesaria una demanda más intensa para
nuevas inversiones, de m anera que sea posible alcanzar un nivel
dado de ocupación. Todavía más, las mismas consideraciones se
aplican, en gran parte, a la partida relativa a desgaste incluida
en el costo de uso, en la medida en que aquél no se enmiende en
realidad.
Pensemos, por ejem plo, en una casa que sigue siendo habita­
ble hasta que es demolida o abandonada. S i de la renta anual
pagada por los inquilinos se descuenta cierta suma de su valor,
que el propietario no gasta en su conservación ni considera como
ingreso neto disponible., para el consumo, esta reserva, ya forme
parte de U o de V, constituye una traba para la ocupación du­
rante todo el tiempo que dure la casa, que desaparece de pronto
cuando ésta tiene que ser reconstruida.
En una economía estacionaria quizá no valiera la pena m en­
cionar todo esto, ya que en cada año los márgenes de tolerancia
para la depreciación, con respecto a las casas viejas, quedarían
compensados exactam ente por las casas nuevas que se construye­
ran en sustitución de las que llegan al fin de su vida cada año;
pero tales factores pueden ser de m ucha im portancia en una eco­
nom ía no estática, especialmente [99] durante el periodo que
sigue de inmediato a un vigoroso brote de inversión de capital
a largo plazo; porque en tales circunstancias gran parte de las
nuevas partidas de inversión puede ser absorbida por las mayores
96 LA P R O PEN SIÓ N A CO N SU M IR

reservas financieras que hacen los empresarios para reparar y re­


novar el equipo de producción existente, el cual, aunque se des­
gasta con el tiempo, todavía no ha llegado a la fecha en que
deben hacerse gastos que puedan aproximarse al total de la re­
serva financiera que se aparta; con la consecuencia de que los
ingresos no pueden subir por encima de un nivel lo bastante b ajo
para corresponder a un total pequeño de inversión neta. De este
modo, los fondos de amortización, etc., pueden restar a los con­
sumidores poder para gastar mucho antes de que entre en juego
la demanda de gastos de reposición (que dichas reservas antici­
pan) ; es decir, hacen disminuir la demanda efectiva corriente y
sólo la aumentan en el año en que se hace la reposición. Si los
efectos de esto se agravan con la “prudencia financiera”, es decir,
con el hecho de pensarse que es aconsejable “amortizar” el costo
inicial con mayor rapidez que el desgaste real del equipo, el re­
sultado acumulativo puede ser muy serio.
‘ En Estados Unidos, por ejemplo, hacia 1929, la rápida expan­
sión de capital en los cinco años anteriores había conducido acu­
m ulativam en te a erigir fondos de amortización y márgenes de
depreciación en tan grande escala, con relación al equipo que no
necesitaba ser renovado, que se requirió un volumen enorme de
inversiones completamente nuevas sólo para absorber estas reser­
vas financieras; y llegó a ser casi imposible encontrar todavía más
inversiones nuevas en suficiente escala para absorber el ahorro
nuevo que una sociedad rica y con ocupación plena hubiera estado
dispuesta a realizar. Este solo factor bastó probablemente para
ocasionar una depresión y, más aún, como la “prudencia finan­
ciera” de esta clase continuó ejerciéndose a través de la presión
por aquellas grandes sociedades que estaban todavía en posibili­
dad de soportarla, el hecho ofreció un obstáculo serio para la
pronta recuperación. [100]
Tam b ién en G ran Bretaña en la actualidad (1935) el gran
volumen de la edificación y otras nuevas inversiones que han te­
nido lugar a partir de la guerra han llevado a un volumen de
fondos de amortización muy por encima de las necesidades pre­
sentes para los gastos en reparaciones y renovaciones, tendencia
que se ha fortalecido cuando las inversiones se han hecho por las
autoridades locales y juntas públicas, de acuerdo con los princi­
pios ele finanzas “sanas” que frecuentementes requieren fondos
de amortización suficientes para recuperar el costo inicial algún
tiempo antes de que la reposición se haga necesaria; con la con­
secuencia de que aunque los individuos estuvieran dispuestos a
FA C TO RES O B JE T IV O S 97
gastar el total de sus ingresos netos, resultaría una tarea muy di­
fícil restaurar la ocupación plena con este volumen opresivo de
reservas establecidas por las autoridades públicas y semipúblicas,
enteramente disociadas de cualquier inversión nueva correspon­
diente. Creo que en la actualidad 4 los fondos de amortización
de las autoridades locales alcanzan una cifra anual de más de la
mitad de la suma que estas autoridades están gastando en todas
sus nuevas m ejoras.5 Sin embargo, no es seguro que el M inisterio
de Salubridad haya advertido, cuando insiste en que las autori­
dades locales amorticen rápidamente sus gastos, cuánto puede estar
agravando el problem a de la desocupación. En el caso de anticipos
por parte de las Sociedades Constructoras M utualistas para ayudar
a un individuo a construir su propia casa, el deseo de liberarse
del débito más rápidamente de lo que la casa se deteriora en
realidad, puede estim ular al propietario a guardar más de lo que
en otra forma ahorraría; aunque quizá debiera considerarse que
este factor reduce directamente la propensión a consumir más
que a través de sus efectos sobre el ingreso neto. Según las cifras
reales, los reintegros de las hipotecas financiadas por las Socie­
dades Constructoras Mutualistas, que llegaban a £ 24.000,000 en
1925, habían subido a [101] £ 6 8 .0 0 0 ,0 0 0 en 1933, en comparación
con nuevos anticipos de £ 103.000,000; y hoy los reintegros son
probablem ente todavía mayores.
El hecho de que sea la inversión más bien que la inversión
neta la que surja de las estadísticas de la producción se desprende
en form a concluyente y natural de la obra National Incom e, 1924-
1931 de Colin Clark. T am b ién muestra la gran proporción que
guardan norm alm ente la depreciación, etc., con respecto al valor
de la inversión. Por ejem plo, calcula que en G ran Bretaña, du­
rante los años de 1928 a 1931,6 la inversión y la inversión neta
fueron como sigue (aunque la inversión bruta para él es proba­
blemente algo mayor que la inversión para mí, ya que puede in­
cluir parte del costo de uso y no está claro hasta qué punto su
“inversión neta” coincide con mi definición de este término) :

4 Las cifras reales consideran tan poco importantes que se publican con dos años
o más de atraso.
5 E n el año que terminó en 31 de marzo de 1930, las autoridades locales gastaron
£ 87.0 0 0 ,0 0 0 en bienes de capital, de los cuales £ 37.000,000 fueron proporcionados
por los fondos de amortización, etc., de los gastos previos del mismo género: en el
año que finalizó en 31 de marzo de 1933, las cifras respectivas fueron £ 8 1 .000,000
y £ 4 6 .0 0 0 ,0 0 0 .
6 Op. cit., pp. 117 y 138.
98 1, \ PRO PEN SIÓ N A CO N SU M IR

M illo n es d e £

192S 1929 1930 19)1

In v e rsió n -p ro d u cció n b r u ta ............................................... 791 731 620 482


“ V a lo r d el d esgaste físico d e c a p ita l v ie jo ” .......... 433 435 437 439

In v e rsió n n e ta ............................ 358 296 183 43

Kuznets ha llegado a una conclusión muy parecida al com­


pilar las estadísticas de la Form ación Bruta del Capital ( Gross
Capital Formation) —como él llam a a lo que yo considero inver­
sión— en Estados Unidos, en 1910-1933. E l hecho físico, que es
al que corresponden las estadísticas de la producción, es inevita­
blemente la invei'sión bruta y no la neta. Kuznets ha descubierto
también las dificultades de pasar de la inversión bruta a la neta.
“La dificultad —escribe— de pasar de la form ación bruta de capi­
tal a la neta, esto es, la dificultad de hacer correcciones al consumo
de los bienes durables existentes no es únicam ente la falta de
datos. El mero concepto del consumo anual de bienes que duran
cierto número de años adolece [102] de ambigüedades.” 7 Vuelve,
por tanto, “al supuesto de que la partida de depreciación y ago­
tamiento en los libros de las empresas describe correctam ente el
volumen del consumo de los artículos durables, terminados y en
existencia, usados por ellas”. Por otra parte, no intenta hacer de­
ducción alguna con respecto a las casas y otros bienes durables en
manos de los individuos. Sus interesantes resultados para Estados
Unidos pueden resumirse en la forma siguiente:

M illo n e s d e d ó la r e s

1925 1926 1927 1928 1929

F o rm a ció n b r u ta d e c a p ita l ( te ­
n ien d o en cu e n ta lo s ca m b io s
n eto s e n las e x iste n cia s de las
em presas) ............................................ 30 ,7 0 6 33,571 31,1 5 7 3 3 ,9 3 4 34,491
G astos d e los e m p resario s e n r e ­
p a ra cio n es, so ste n im ie n to , d e ­
p re cia c ió n y a g o ta m ie n to . . . . 7,685 8 ,288 8 ,223 8,481 9 ,010

F o rm a ció n n e ta d e c a p ita l (según


la d e fin ic ió n d e K u zn ets) . . . 23,021 25 ,2 8 3 2 2 ,9 3 4 25,4 5 3 25,481

7 Estas referencias están tomadas de un boletín (n^ 52) del National Bureau of
Econom ic Research, en el que se dan los resultados preliminares del libro en prepa­
ración del señor Kuznets.
FACTORES O B JE T IV O S 99

M i ll o n e s d e d ó la r e s

1930 19311932 1933

F o rm ació n b r u ta d e c a p ita l (tc n ie n -


d o en c u e n ta los c a m b io s n e to s en
las ex iste n c ia s (le las e m p re sa s) . . 27,538 18,721 7,780 14,879
G astos d e los e m p re sa rio s e n r e p a r a ­
ciones, so s te n im ie n to , d e p re c ia c ió n
/ y a g o ta m ie n to ..................................... 8,502 7,G236,543 8,204

F o rm ació n n e ta d e c a p ita l (seg ú n la


, d e fin ic ió n d e K u zn ets) ................. 19,036 11,098 1,237 6,675 [103]

. £>e este c u a d ro se d e sta c an varios hechos. L a fo rm a ció n n e ta


d e c a p ita l fu e m u y firm e en el q u in q u e n io 1925-1929, co n sólo
u n a u m e n to d e 10 p o r c ie n to e n la ú ltim a e ta p a d e l m o v im ie n to
ascendente. Las d e d u c cio n e s p o r los gastos q u e el e m p re sa rio hace
en rep aracio n es, so ste n im ien to , d e p re c ia c ió n y a g o ta m ie n to , se m a n ­
tu v ie ro n e n u n a c ifra a lta a u n e n lo p e o r d e la d e p re sió n . P e ro
el m éto d o de K u zn ets se g u ra m e n te d e b e lle v a r a u n a estim a c ió n
d em asiad o b a ja d el a u m e n to a n u a l e n la d e p re c ia c ió n , etc., p o r­
q u e c alcu la la ú ltim a e n m en o s del 1]/% p o r c ie n to a n u a l d e la
n u ev a fo rm a ció n n e ta d e c a p ita l. S obre todo, la fo rm a c ió n n e ta
d e c a p ita l su frió u n e sp an to so colapso d esp u és d e 1929, descen­
d ie n d o en 1932 a u n a c ifra n o in fe rio r al 95 p o r c ie n to p o r d e b a jo
del p r o m e d i o d el q u in q u e n io 1925-1929.

L o a n te rio r es, h a sta c ie rto p u n to , u n a d ig re sió n ; p e ro im p o rta


h a c er re s a lta r la m a g n tiu d d e la d e d u c ció n q u e tie n e q u e hacerse
del ingreso de u n a so cied ad q u e ya posee g ra n e x iste n cia d e ca­
p ita l, a n te s d e lle g a r al in g reso n e to q u e g e n e rla m e n te está d is­
p o n ib le p a ra el co n su m o ; p o rq u e si pasam os esto p o r a lto p o d e ­
m os s u b e stim a r la p e sa d a ré m o ra q u e ex iste sobre la p ro p e n s ió n
a co n su m ir, a u n e n co n d icio n es en q u e el p ú b lic o esté d isp u e sto a
c o n su m ir g ra n p a rte d e su in g reso n e to .
El co n su m o —p a ra r e p e tir lo e v id e n te — es el ú n ic o o b je to y
fin de la a c tiv id a d eco n ó m ica. Las o p o rtu n id a d e s d e o c u p a c ió n
están n e c e sa ria m e n te lim ita d a s p o r la e x te n sió n de la d e m a n d a
to ta l. É sta p u e d e so la m e n te d e riv a rse de n u e s tro co n su m o p re se n te
o de n u e stra s reservas p a ra el co n su m o fu tu ro . E l co n su m o a q u e
p o d em o s p ro v e e r en fo rm a costeable p o r a d e la n ta d o n o p u e d e
a crecen tarse in d e fin id a m e n te e n el fu tu ro . N o podem os, com o so­
c iedad, p ro v e e r al co n su m o fu tu r o p o r m e d io d e e x p e d ie n te s fi-
100 LA PRO PEN SIÓ N A CO N SU M IR

nancieros, sino sólo mediante la producción física corriente. En


la medida que nuestra organización social y económica separa re­
servas financieras para el futuro, de la provisión física para en­
tonces, de manera que los esfuerzos para asegurar las primeras
[104] no arrastran necesariamente con ellas a la segunda, la pru­
dencia financiera estará expuesta a la contingencia de provocar
una disminución de la demanda total y de estorbar así el bienes­
tar, como lo atestiguan muchos ejemplos. Más aún, cuanto mayor
sea la provisión que por adelantado hayamos hecho para el con­
sumo, más grande será la dificultad para encontrar algo más
para lo cual proveer y más fuerte nuestra dependencia del consumo
presente como fuente de demanda. Pero cuanto mayores sean nues­
tros ingresos, más grande, por desgracia, es el margen entre ellos
y nuestro consumo. De modo que, a falta de algún nuevo expe­
diente, no hay, como veremos, forma de resolver el enigma, ex­
cepto que ha de haber suficiente desocupación para que seamos
tan pobres que nuestro consumo se diferencie de nuestros ingresos
en sólo el equivalente de la provisión física para el consumo fu­
turo que resulte costeable producir en el presente.
Podemos considerar el problema de otro modo: |el consumo
se satisface parcialm ente con cosas producidas en la actualidad y
en parte con las producidas previamente, es decir, con la desinver­
sión. jE n la medida en que el consumo se satisfaga por esta ú lti­
ma/ sobreviene una contracción de la demanda actual}* ya que en
la misma medida deja de tomar su cauce como parte del ingreso
neto una fracción de los gastos presentes. Por el contrario, siem­
pre que se produzca un objeto durante el periodo, con la intención
de satisfacer el consumo posteriormente, se pone en movimiento
una expansión de la demanda corriente. Ahora b ie n ,, toda inver­
sión de capital está destinada a resolverse, tarde o teínprano, en
desinversión de capital. Por tanto, leí problem a de lograr que las
nuevas inversiones de capital excedan siempre de la desinversión
de capital en la medida necesaria para llenar la laguna que separa
el ingreso neto y el consumo, presenta una dificultad creciente a
medida que aumenta el capital. Las nuevas inversiones de éste
sólo pueden realizarse como excedente de la desinversión actual
del mismo, si se espera que los gastos futuros en consumo aumen­
ten. Cada vez que logramos el equilibrio presente aumentando la
inversión estamos agravando la dificultad de asegurar el equ ili­
brio del mañana. \Una propensión a consumir descendente en la
actualidad, sólo puede [105] amoldarse al provecho público si se
espera que algún día exista una propensión mayor a consumir!
FA C T O R E S O B JE T IV O S 101

E sto nos re c u e rd a la F á b u l a d e las a b e j a s —los alegres d e m a ñ a n a


son in d isp e n sab le s com o ra z ó n d e ser d e los graves d e hoy.
Es c u rio so y d ig n o d e m e n c ió n q u e la m e n te p o p u la r p a rece
a d v e rtir esta ú ltim a p e rp le jid a d sólo p o r lo q u e se re fie re a las
inversiones p ú b l i c a s , com o e n el caso de la c o n stru c c ió n d e u n
fe rro c a rril, de casas o algo se m e ja n te . Se p re se n ta c o m ú n m e n te
com o o b jec ió n a los p lan e s p a ra a u m e n ta r la o c u p a c ió n p o r m e ­
d io d e in v ersio n es p a tro c in a d a s p o r la a u to r id a d p ú b lic a la de
..¡asf se está c re a n d o u n a d ific u lta d p a ra el fu tu ro . “ ¿Q ué h a ­
rem os —sé p re g u n ta — c u a n d o h ay am o s c o n s tru id o to d as las casas,
cam inos, casas co n sisto riales, c e n tro s d istrib u id o re s d e en e rg ía
eléctrica, sistem as d e s u m in istro d e a g u a y o tra s cosas p o r el estilo,
q u e se esp era p u e d e n e c e sita r la p o b la c ió n e sta c io n a ria d el fu-
fu ro ? ” P e ro n o se e n tie n d e con ig u a l fa c ilid a d q u e el m ism o in ­
c o n v e n ie n te se p re se n ta con las in v ersio n es p riv a d a s y la e x p a n sió n
in d u s tria l; p a rtic u la rm e n te con la ú ltim a , desd e el m o m e n to q u e
es m u c h o m ás fácil a d v e rtir la p r o n ta sa tu ra c ió n d e la d e m a n d a
d e nuevas fáb ricas y e q u ip o s, q u e a isla d a m e n te a b so rb e n poco d i­
n e ro , q u e la d e m a n d a de casas h a b ita c ió n .
E l o b stá c u lo q u e se o p o n e a u n c la ro e n te n d im ie n to de esto,
en los ejem p lo s citad o s, parece estar, com o o c u rre en m u c h a s d is­
cusiones académ icas so b re el c a p ita l, en u n a a p re c ia c ió n in a d e c u a ­
d a d e l h ech o de q u e el c a p ita l n o es u n a e n tid a d q u e subsista
p o r sí m ism a con in d e p e n d e n c ia del consum o. Al c o n tra rio , c a d a
d e b ilita m ie n to en la p ro p e n sió n a c o n su m ir, c o n sid e ra d a com o
h á b ito p e rm a n e n te , tie n e q u e h a c er fla q u e a r la d e m a n d a d e c a p i­
ta l lo m ism o q u e la de consum o. [106]
C A P ÍT U L O 9

LA P R O P E N S IÓ N A C O N S U M IR : II. L O S F A C T O R E S
S U B J E T IV O S

Q u e d a p o r v er la se g u n d a clase ele facto res q u e a fe c ta n el m o n to


del c o n su m o rea liz a d o con c ie rto in g re so / o sean a q u e llo s a lic ie n ­
tes su b je tiv o s y sociales q u e d e te rm in a n lo q u e se h a d e g astar,
d a d o el v o lu m e n to ta l d el in g re so m e d id o e n u n id a d e s d e salarios
y d ad o s ta m b ié n los p rin c ip a le s facto res o b jetiv o s q u e ya se h a n
e x a m in a d o . M as com o el a n á lisis de estos facto res n o p re se n ta
n o v e d a d a lg u n a , ta l vez sea su fic ie n te h a c e r u n a re la c ió n d e los
m ás im p o rta n te s , sin e x te n d e rse m ás a llá e n c o n sid erarlo s.
H a y en g e n e ra l o cho m o tiv o s o fines im p o rta n te s de ca rá c te r
su b je tiv o q u e im p u ls a n a los in d iv id u o s a ab ste n e rse d e g a sta r sus
ingresos:
1 ) fo rm a r u n a reserv a p a ra c o n tin g e n cia s im p rev istas;
2 ) p ro v e e r p a ra u n a a n tic ip a d a re la c ió n f u tu r a e n tre el in ­
greso y las necesidades d e l in d iv id u o y su fa m ilia , d ife re n te d e la
q u e existe en la a c tu a lid a d , com o, p o r e je m p lo , p o r lo q u e resp e c ta
a la vejez, la ed u cació riN le la fa m ilia o el s o ste n im ie n to d e q u ie ­
nes d e p e n d e n de u n o ;
3 ) gozar del in te ré s y la a p re c ia c ió n , es decir, p o rq u e u n co n ­
su m o rea l m a y o r e n fech a f u tu r a se p re fie ra a u n co n su m o in m e ­
d ia to m e n o r; [107]
4 ) d is fru ta r de u n gasto g ra d u a lm e n te c re c ie n te , ya q u e com ­
p lace m ás al in s tin to n o rm a l la p e rsp e c tiv a d e u n n iv el de v id a
q u e m e jo re g ra d u a lm e n te q u e lo c o n tra rio ; a u n c u a n d o la c a p a ­
c id a d d e satisfacció n vaya d ism in u y e n d o ;
5 ) d is fru ta r d e u n a sen sació n d e in d e p e n d e n c ia y d el p o d e r d e
h a c e r cosas, a u n sin id e a c la ra o in te n c ió n d e fin id a d e acció n es­
pecífica;
6 ) asegurarse u n a m a s s e d e m a n a e u v r e p a ra re a liz a r proyectos
esp ecu lativ o s o d e negocios;
7 ) leg ar u n a f o rtu n a ;
8 ) satisfacer la p u r a a v a ricia , esto es, in h ib irse , d e m o d o ir r a ­
c io n a l p e ro in siste n te d e actos d e g asto com o tales.
P o d ría m o s lla m a r a estos ocho m o tiv o s: p re c a u c ió n , p rev isió n ,
c álcu lo , m e jo ra m ie n to , in d e p e n d e n c ia , em p resa, o rg u llo y a v a ri­
cia; e in clu so p o d ría m o s f o rm u la r u n a lista c o rre s p o n d ie n te de
102
FA C T O R E S S U B JE T IV O S 103

motivos para consumir, tales como disfrute, imprevisión, genero­


sidad, error, ostentación y extravagancia.«
Además de los ahorros acumulados p or individuos, también
hay esa gran proporción de ingreso, variable quizá entre uno y
dos tercios de la acumulación total en una sociedad industrial
moderna, tal como Gran Bretaña o Estados Unidos, que retienen
los gobiernos centrales o locales, las instituciones y sociedades de
negocios —por motivos muy semejantes pero no idénticos a los
que impulsan a los individuos, siendo los principales los cuatro
siguientes:
1) el motivo empresa: asegurar recursos para efectuar mayo­
res inversiones de capital sin tener que incurrir en deuda ni obte­
ner más capital del mercado;
2) el motivo liquidez: asegurar recursos líquidos para enfren­
tarse a las emergencias, las dificultades y las depresiones; [108]
3) el motivo m ejoram iento: asegurar un ingreso en aumento
gradual que, incidentalm ente, pueda proteger a la gerencia con­
tra la crítica, ya que el aumento del ingreso debido a la acumu­
lación rara vez se distingue del crecim iento del mismo debido a
la eficacia;
4 ) el motivo prudencia financiera y el afán de sentirse seguro
haciendo una reserva financiera que exceda del costo de uso y del
suplementario, de manera que se am ortice la deuda y se recupere
el costo del activo adelantándose y no atrasándose con relación
a la tasa real de desgaste y obsolescencia, dependiendo la fuerza
de este motivo principalm ente de la cantidad y el carácter del
equipo productor y la rapidez de los cambios en la técnica.
/Correspondiendo a estos motivos que favorecen la retención de
parte del ingreso, retirándolo del consumo, también actúan a veces
motivos que provocan un excedente del consumo sobre el ingreso.^
Algunos de los motivos de ahorro positivo, clasificados antes como
factores que afectan a los individuos, tienen su contrapartida en
el ahorro negativo en fecha posterior, como ocurre, por ejem plo,
con el ahorro hecho para proveer a las necesidades de la fam ilia
o a la vejez. Sería m ejor considerar como ahorro negativo el sub­
sidio a la desocupación financiado por préstamos.
Ahora bien, (la fuerza ele todos estos motivos variará enorme­
mente, según las instituciones y la organización de la sociedad
económica i que supongamos, según los hábitos formados por la
raza, la educación, los convencionalismos, la religión y las co­
rrientes morales; según las esperanzas y la experiencia, según la
escala y técnica del equipo productor y según la distribución de
104 LA PRO PEN SIÓ N A CO N SU M IR

la riqueza y los niveles de vida establecidos. En el cuerpo de este


libro, sin embargo, no nos ocuparemos de los resultados de los
cambios sociales de largo alcance ni de los efectos lentos del pro­
greso secular, excepto en digresiones accidentales. Esto quiere decir
que daremos por supuesta la base principal de los [109] motivos
subjetivos para ahorrar y consumir, respectivamente. En la me­
dida en que la distribución de la riqueza esté determinada de
una manera más o menos permanente por la estructura social de
la comunidad, esto puede, igualmente, considerarse como un factor
sujeto nada más a cambios lentos y en largos periodos, lo que
podemos dar por supuesto en el contexto.

II

Por tanto, ya que la base principal de los alicientes subjetivos y


sociales cambia lentam ente, mientras que las influencias a corto
plazo de las alteraciones en la tasa de interés y los demás facto­
res objetivos son con frecuencia de im portancia secundaria, lle­
gamos a la conclusión de que (los cambios a la corta en el consumo
dependen en gran parte de las modificaciones del ritm o con que
se ganan los ingresos (medidos en unidades de salarios) y no de
los cambios en la propensión a consumir una parte de los mismos.
Sin embargo, debemos precavernos contra una confusión. Lo
anterior significa que la influencia de los cambios moderados en
la tasa de interés sobre la propensión a consumir es generalmente
pequeña. ISÍo quiere esto decir que las modificaciones en la tasa
de interés tengan sólo una influencia exigua sobre las cantidades
que realmente se ahorran y se consumen; todo lo contrario. ÍLa
influencia de cambios en la tasa de interés sobre el monto que
realmente se ahorra es de vital im portancia, pero se ejerce en
dirección opuesta a la que generalmente se supone; porque aun
cuando la atracción de un ingleso futuro mayor debido a una
tasa de interés más alta tenga por consecuencia el menguar la pro­
pensión a consumir, podemos estar seguros, no obstante, de que
un alza de la misma dará por resultado una reducción de la suma
realm ente ahorrada. Esto se debe a que el ahorro total está deter­
minado por la inversión total; un alza en la tasa de interés (a
menos que esté contrarrestada por un cambio correspondiente
en la curva de demanda de inversión) hará bajar la inversión;
de aquí que una elevación de la tasa debe tener el efecto de
reducir los ingresos a un nivel tal que los ahorros desciendan en
la [110] misma medida que la inversión! Como los ingresos b aja­
FA CTO RES S U B JE T IV O S 105

rán en una suma absoluta mayor que la inversión, es indudable


que, cuando la tasa de interés sube, la de consumo desciende; pero
no quiere decir que por ello habrá un margen mayor .para el
ahorro; al contrario, ambos (ahorro y gastos) decrecerán.5
En consecuencia, aunque un alza en la tasa de interés] fuera
motivo de que la sociedad ahorrara más con un ingreso dado,
podemos estar completamente seguros de que dicha elevación de
la tasa de interés (suponiendo que no ocurra ningún cambio fa­
vorable en la curva de demanda de inversión) .hará dism inuir el
monto global real de los ahorros.,! Siguiendo el mismo argumento
podríamos averiguar en qué proporción hará descender los ingre­
sos, ceteris paribus, una elevación de la tasa de interés; porque
los ingresos tendrán que decaer (o ser redistribuidos) en el mon­
to exacto que se requ iere,. con la propensión a consumir exis­
tente, para hacer bajar los ahorros en la misma cantidad en que
el alza en la tasa de inLerés hará b ajar las inversiones, con la
eficacia marginal existente del capital. U n exam en detenido de
esta cuestión ocupará el próximo capítulo.
/El alza en la tasa de interés podría inducirnos a ahorrar más,
si nuestros ingresos permanecieran invariables; pero si la tasa ele­
vada de interés retarda la inversión, nuestros ingresos no perma­
necerán ni podrán seguir inalterables^ T ien en forzosamente que
b ajar hasta que la descendente capacidad para ahorrar haya com­
pensado lo suficiente el estímulo correspondiente ocasionado por
la mayor tasa de interés: Cuanto más virtuosos seamos, cuanto
más resueltamente frugales y más obstinadamente ortodoxos en
nuestras finanzas personales y nacionales, tanto más tendrán que
descender nuestros ingresos cuando el interés suba relativam ente
a la eficiencia m arginal del capital. La obstinación sólo puede
acarrear un castigo y no una recompensa, porque el resultado es
inevitable.
Por tanto, después de todo, las tasas reales de ahorro y gasto
totales no dependen de la precaución, la previsión, el cálculo, el
m ejoram iento, la independencia, la empresa, el orgullo o la ava­
ricia. La virtud y el vicio no tienen nada que ver con ellos; todo
[111] depende de hasta qué punto sea favorable a la inversión la
tasa de interés, después de tener en cuenta la eficiencia marginal
del capital.1 No, esto es una exageración. Si la tasa de interés es­
tuviera dirigida de tal manera que m antuviera continuam ente la
ocupación plena, la virtud recobraría su dom inio; el coeficiente
1 E n algunos pasajes de esta sección liemos anticipado tácitam ente ideas que
serán presentadas en le libro IV .
106 LA PROPEN SIÓN A CON SUM IR

ele acumulación de capital dependería de la debilidad de la pro­


pensión a consumir. De este modo y una vez más, el tributo que
los economistas clásicos le ofrendan se debe a su encubierto su­
puesto de que la tasa de interés está siempre gobernada de ese
modo. [112]
C A PÍTU LO 1 0

LA PRO PEN SIÓ N M A R G IN A L A C O N SU M IR


Y E L M U L T IP L IC A D O R

sentado en el capítulo 8 que la ocupación solamente


D e ja m o s
puede aumentar pari passu con la inversión. Ahora podemos lle­
var esta idea un poco más lejos; porque, en circunstancias dadas,
puede establecerse una relación definida, que llamaremos e\ mul­
tiplicador, entre los ingresos y la inversión y, sujeta a ciertas
simplificaciones, entre la ocupación total y la ocupación direc­
tamente dedicada a inversiones (a la que llamaremos ocupación
primaria) . Este nuevo paso es parte integrante de nuestra teoría
de la ocupación, ya que, dada la propensión a consumir, establece
una relación precisa entre la ocupación y el ingreso totales y la
tasa de inversión. El concepto del multiplicador fue primeramente
introducido en la teoría económica por R . F. Kahn en su artícu­
lo sobre “T h e R elation of Home Investment to Unemployment”
(Econom ic Journal, ju nio de 1931). Su razonamiento en este
artículo dependía de la noción fundamental de que, si la pro­
pensión a consumir en varias circunstancias hipotéticas (junta­
mente con otras condiciones) se da por conocida y concebimos
que las autoridades monetarias u otras públicas tomen medidas
para estimular o retardar la" inversión, el cambio en el monto de
la ocupación será función del cambio neto en el volumen de
inversión; y pretendía sentar principios generales para calcular
la relación cuantitativa real entre un incremento de la inversión
neta y el aumento de [113] ocupación total que le acompañará.
Antes de llegar al multiplicador, sin embargo, será conveniente
introducir el concepto" de propensión marginal a consumir.

jLas fluctuaciones en el ingreso real que en este libro se conside*-


ran son las que resultan de aplicar diferentes cantidades de ocu­
pación (es decir, de unidades de trabajo) a un equipo determinado
de producción, de tal manera que el ingreso real aumenta y dis­
minuye con el número de unidades de trabajo empleadas.,Si, como
suponemos en términos generales, existe un rendimiento decre­
ciente en el margen a medida que el número de unidades de tra­
bajo empleadas en el equipo dado de producción es mayor, el
ingreso, medido en unidades de salarios, aumentará más que pro-
107
108 LA PROPEN SIÓN A C O N S U M I R

porcionalmente con relación al volumen de la ocupación, que, a


su vez, se elevará más que en proporción al aumento del ingreso
real medido (si tal cosa es posible) en unidades de producto. Sin
embargo, el ingreso real estimado en esta forma y el ingreso
calculado en unidades de salarios aumentarán y disminuirán juntos
(a la corta, cuando el equipo productor no cambia virtualm ente).
Así, pues, como cabe que no pueda medirse numéricamente con
precisión el ingreso real, estimado en productos, convendrá,
con frecuencia, considerar el ingreso en unidades de salarios (Y.)
como un índice adecuado de las modificaciones en el ingreso real.
En ciertos casos no debemos pasar por alto el hecho ele que, en
general, Y. aumenta y disminuye en mayor proporción que el in­
greso real; pero en otros, la circunstancia de que éstos siempre se
elevan y descienden juntos, los hace virtualmente intercambiables.
Nuestra ley psicológica normal de qué, Icuando el ingreso real
de la comunidad suba o baje, su consumo' crecerá o disminuirá,
pero no tan de prisa, puede, por tanto, traducirse^ —claro que no
con absoluta precisión sino sujeto a salvedades obvias y que pue­
den demostrarse fácilmente y de modo formal completo— [114]
(por las proposición de que A C, y A Y, tienen el mismo signo,
pero que AY. > AC„ en donde C, es el consumo medido en uni­
dades de salarios. Esto es simplemente repetir la proposición ya
dC.
establecida en la página 36. Definamos, por tanto, — como
la propensión marginal a consumir.,J
Esta cantidad es de considerable importancia, porque nos
dice cómo se dividirá el siguiente incremento de la producción
entre consumo e inversión; porque A Y. = A C. -f- A I„ donde
A C , y A I. son los incrementos del consumo y la inversión; de
manera que podemos escribir A Y. = k A /, en donde 1 ---- — es
k
igual a la propensión marginal a consumir.)
Llamemos a k el multiplicador de inversión. Éste nos indica
que, cuando existe un incremento en la inversión total, el ingreso
aumentará en una cantidad que es k veces el incremento de la
inversión.

II

El multiplicador de Kahn es un poco diferente a éste, siendo lo


que podemos denominar-,el multiplicador de ocupación, designa­
do por k', ya que mide la relación del aumento de ocupación
PROPENSIÓN M A RG IN A L Y M U LTIPLIC A D O R 109

total derivado de un incremento determinado de ocupación pri­


maria en las industrias de inversión. Es decir, si el incremento
de la inversión A I, ocasiona otro de la ocupación primaria A N¡¡
en las industrias de inversión, el incremento de la ocupación to­
tal será A N = Í('A N¡¡.
No hay razón, en términos generales, para suponer que
li — k'; porque no es presunción necesaria que las características
de las partes que interesan de las funciones de oferta global de
diferentes tipos de industrias sean tales que la proporción del in­
cremento de ocupación en uno de los grupos de industrias res­
pecto del incremento de la demanda que haya despertado, será
la misma que en el otro grupo [115].1 Es fácil, en verdad, imagi­
nar casos como, por ejemplo, aquel en que la propensión marginal
a consumir sea muy diferente de la propensión media, en los
que existiría una presunción en favor de cierta desigualdad en­
tre ^^ y ^ ^ ■, ya que habría cambios proporcionales muy
divergentes en las demandas de los artículos de consumo y los
de inversión, respectivamente. Si queremos tomar en cuenta tales

1 Con mayor precisión, si c ( y e 'e son las elasticidades de ocupación para la


industria en conjunto y para las industrias de inversión respectivamente y si N y N ,
son el número de hombres empleados en toda la industria y en las industrias de
inversión tendremos:

A Y , -- ------------A N
c,.N

I.
M . = -----------A N ,
c\ . N .

de manera que
«. L N
AN = -------— k . A N ,
<='. Ni Y,
es decir,
I, c N
k' = ---------- , ---------k.

Sin embargo, si no hay razón para esperar alguna diferencia sustancial relativa
a las características de las funciones de oferta global para la industria en conjunto y
Y.
para las industrias de inversión respectivamente, de tal manera que — ----------- = -— -------;
e' . N , e„ . N
A Y, A í,
entonces se deduce ------— —= ---------- v, por tanto, que ¡c — Je’.
AN A Na
i 10 LA PROPENSIÓN A CONSUM IR

posibles diferencias en las características de la parte pertinente


de las funciones de oferta global para los dos grupos de industrias,
respectivamente, no hay dificultad alguna en reconstruir el si­
guiente argumento en su forma más generalizada; pero para acla­
rar las ideas que comprende, será conveniente operar con el caso
simplificado en el que k = k'.
Se deduce, por tanto, que si la psicología de consumo de la
sociedad es tal que ésta decide consumir, por ejemplo, nueve dé­
cimos de un incremento del ingreso,2 entonces el multiplicador
k es igual a 10 y l a ocupación total producida (por ejemplo) por
aumento de las obras públicas, será diez veces mayor que la ocu­
pación primaria proporcionada por [116] éstas, suponiendo que
no haya reducción de las inversiones en otras direcciones. El au­
mento de la ocupación sólo quedará restringido a la ocupación
primaria proporcionada por las obras públicas en el caso de que
la sociedad mantuviera su consumo sin modificación a pesar de la
m ejoría en la ocupación y, por tanto, en el ingreso real. Si, por
otra parte, decide consumir el total de cualquier incremento del
ingreso, no habrá punto de estabilidad y los precios subirán sin
límite. Si hacemos supuestos psicológicos normales, un aumento
en la ocupación solamente irá seguido por una baja del consumo
si al mismo tiempo se presenta un cambio en la propensión a
consumir —como resultado, por ejemplo, de una propaganda en
tiempo de guerra en favor de retringir el consumo individual—;
y sólo en este caso el aumento de ocupación en las industrias
de inversión irá acompañado de una repercusión desfavorable
sobre la ocupación en las industrias que producen para el con­
sumo.
Esto solamente resume en una fórmula lo que debiera ser ya
evidente para el lector en términos generales. No puede ocurrir
un incremento de la inversión medido en unidades de salario, a
menos que el público esté dispuesto a aumentar sus ahorros, com­
putados en las mismas unidades. Hablando llanamente, el público
no hará esto a menos que su ingreso total en unidades de salario
esté subiendo. De este modo, cualquier esfuerzo por consumir
una parte de sus ingresos acrecentados estimulará la producción
hasta que el nuevo nivel (y distribución) de los ingresos propor­
cione un margen de ahorro suficiente para que corresponda a la
inversión acrecida. El multiplicador nos dice cuánto habrá de
aumentar la ocupación para provocar un aumento en el ingreso

2 Todas las cantidades en unidades de salarios.


PROPENSIÓN M A RG IN A L Y M U L T IPL IC A D O R 111

real suficiente para inducir al público a realizar ahorros extra-


ordinariosj y esto es función de sus inclinaciones psicológicas.3
Si el ahorro es la medicina y el consumo es la mermelada, la
[117] mermelada extra tiene que ser proporcionada al tamaño de
la medicina adicional. A menos que las inclinaciones psicológicas
del público sean diferentes de las que suponemos, hemos esta­
blecido aquí la ley de que el aumento de ocupación debido a
la inversión debe estimular necesariamente las industrias que pro­
ducen para el consumo y así ocasionar un aumento total de la
ocupación, que es un m últiplo del empleo primario exigido por
la inversión misma.
Se deduce de lo anterior que, si la propensión marginal a con­
sumir no está lejos de la unidad, las pequeñas fluctuaciones en la
inversión producirán grandes fluctuaciones en la ocupación; pero
al mismo tiempo, un incremento comparativamente pequeño de las
inversiones producirá la ocupación plena.1 Si por otra parte, la
propensión marginal a consumir no está muy por encima de cero,
las pequeñas fluctuaciones en la inversión ocasionarán las corres­
pondientes pequeñas fluctuaciones en la ocupación; pero, al mismo
tiempo, puede requerirse un gran incremento de las inversiones
para producir ocupación plena. En el primer caso, la desocupa­
ción involuntaria sería una enfermedad fácil de curar, aunque
probable fuente de molestias si se permitiera su desarrollo. En el
otro caso, la ocupación puede ser menos variable, pero estar sujeta
a estabilizarse en un nivel bajo y mostrarse recalcitrante ante cual­
quier medida salvo las más drásticas. En la realidad, la pro­
pensión marginal a consumir parece encontrarse comprendida en­
tre ambos" extremos, aunque mucho más cerca de la unidad que
de cero; con el resultado de que nos encontramos, en cierto sen­
tido, en lo peor de los dos mundos supuestos, porque las fluc­
tuaciones en la ocupación son considerables y, al mismo tiempo, el
incremento de la inversión que se precisa para producir ocupa­
ción plena es demasiado grande para poderse m anejar con facili­
dad. Por desgracia, las fluctuaciones han bastado para evitar que
la naturaleza del mal se haga patente, en tanto que su gravedad
es tal que no puede remediarse a menos que se comprenda su
naturaleza.
Cuando se alcanza la plena ocupación, cualquier intento de
aumentar la inversión pondrá en movimiento una mayor ten-

8 Aunque en el caso más generalizado también es función de las condiciones físi­


cas de la producción en las industrias de inversión y en las de consumo, respecti­
vamente.
112 LA PROPENSIÓN A CON SUM IR

ciencia de los precios a subir sin limitación, independientemente


[118] de la propensión marginal a consumir, esto es, nos encon­
tramos frente a un estado de inflación verdadera.4 En esta situa­
ción, sin embargo, el crecimiento de los precios irá acompañado
de un aumento del ingreso global real.

III

Nos liemos estado refiriendo hasta aquí al incremento neto de la


inversión. Por consiguiente, si queremos aplicar lo anterior sin
correcciones a los efectos (por ejemplo) del acrecentamiento de
las obras públicas, tendremos que suponer que no hay ningún con­
trapeso en forma de inversiones decrecientes en otras direcciones
—y también, por supuesto, que no se presenta ningún cambio en
la propensión a consumir de la comunidad—. En el artículo antes
citado, Kahn se interesaba sobre todo por los contrapesos que de­
beríamos tomar en cuenta al tener éstos probabilidades de ser im­
portantes y por sugerir estimaciones cuantitativas; porque en un
caso real, existen varios factores, además de algún aumento con­
creto de una determinada inversión que forman parte del resulta­
do final. Si, por ejemplo, un gobierno emplea 100,000 hombres
adicionales en obras públicas y el multiplicador (tal como se de­
finió antes) es 4, no se puede suponer sin exponerse a error que
la ocupación total aumentará en 400,000; porque la nueva política
puede tener reacciones adversas sobre la inversión en otras direc­
ciones. !
Parece (siguiendo a Kahn) que los factores que se debe tener
más cuidado en no olvidar en una sociedad moderna son los si­
guientes (aunque los dos primeros no se entenderán bien hasta
que se llegue al Libro IV) :
1) El método de financiar la política, y el mayor volumen de
efectivo que impone el aumento de ocupación y el alza de los
precios que le acompaña, puede tener el efecto de hacer subir
la tasa de interés y retardar así la inversión en otras direcciones,
a menos que las autoridades monetarias tomen providencias en
contrario; en tanto que, al mismo tiempo, la elevación en el
costo de los bienes de capital [119] reduce sil eficacia marginal
para el inversionista privado, lo que requerirá una baja real en
la tasa de interés para equilibrarla.
^2) Con la psicología confusa que con frecuencia priva, el pro-

4 Cf. capítulo 21, p. 269.


PROPEN SIÓN M A RG IN A L Y M U L T IP L IC A D O R 113

grama del gobierno puede, a través de sus efectos sobre la “con­


fianza”, aumentar la preferencia por la liquidez o disminuir la
eficiencia marginal del capital, lo que, a su vez, puede retardar
Otras inversiones, a menos que se tomen medidas para evitarlo.
3) \En un sistema abierto, con relaciones de comercio exterior,
parte del multiplicador de la inversión acrecentada beneficiará
a la ocupación en países extranjeros, ya que cierta proporción
del aumento en el consumoí reducirá la balanza exterior desfavo-
rabie de nuestro propio país1; de manera que si consideramos sola­
mente el efecto sobre la ocupación nacional, por oposición a la
mundial, tenemos que reducir la cifra del m ultiplicador. Por otra
parte, nuestro país puede recobrar una parte de esta merma me­
diante repercusiones favorables debidas a la acción del m ultiplica­
dor en los países extranjeros, al aumentar su actividad económica.
Más aún, si nos encontramos en presencia de modificaciones
sustanciales, hemos de tener en cuenta un cambio progresivo en
la propensión marginal a consumir, a medida que la posición clel
margen se desplaza gradualmente, y, por tanto, en el m ultiplica­
dor. La propensión marginal a consumir no es constante para
todos los niveles de ocupación, y es probable que ofrezca por re­
gla general, una tendencia a disminuir a medida que la ocupa­
ción crece; es decir, que cuando el ingreso real sube, la sociedad
deseará consumir una proporción gradualmente descendente del
mismo.
Además del funcionamiento de la regla general que acaba de
mencionarse, también ¡hay otros factores que pueden influir para
modificar la propensión marginal a consumir y, por consiguiente,
el m ultiplicador; y parece ser que estos otros factores, por regla
común acentúan la tendencia de la regla general más bien que
restarle fuerza; porque, en primer [120] lugar, el aumento de la
ocupación tenderá debido a los efectos de los rendimientos de­
crecientes en el periodo corto a incrementar la proporción del
ingreso total que va a dar a manos de los empresarios, cuya
propensión marginal individual a consumir es, probablemente,
menor que el promedio para la comunidad en conjunto. En se­
gundo lugar, jla desocupación probablemente va unida al ahorro
negativo en ciertos sectores, privados o públicos, porque los sin
trabajo pueden estar viviendo ya sea de sus ahorros y los de sus
amigos o de la ayuda pública que se financia parcialmente con
préstamos; con el resultado de que la reocupación disminuirá gra­
dualmente estos actos concretos ele ahorro negativo y reducirá,
por tanto, la propensión marginal a consumir más rápidamente
114 LA PRO PEN SIÓ N A CON SU M IR

de lo que hubiera descendido a consecuencia de un crecimiento


igual del ingreso real de la comunidad producido en circunstan­
cias diferentes.
E n todo caso, el m ultiplicador será probablemente mayor para
un pequeño incremento neto de la inversión que para uno gran­
de; de manera que, cuando se esperan cambios sustanciales, debe­
mos guiarnos por el valor medio del multiplicador, basado en el
promedio de la propensión marginal a consumir, en las condicio­
nes dadas. ¡
Kahn ha examinado el resultado cuantitativo probable de tales
factores en ciertos casos hipotéticos especiales; pero se ve clara­
mente que no es posible llevar ninguna generalización muy lejos.
Solamente puede decirse, por ejemplo, que una sociedad típica
moderna probablemente tendería a consumir no mucho menos
del 80 por ciento de cualquier incremento del ingreso real, si se
tratara de un sistema cerrado, con el consumo de los sin trabajo
pagado por medio de transferencias del consumo de otros consu­
midores, de manera que el m ultiplicador no fuera mucho menor
de 5, después de haber tenido en cuenta las reacciones contrarias.
Sin embargo, en un país en que el comercio exterior llega, diga­
mos, hasta la proporción de 20 por ciento del consumo y donde
los sin trabajo reciben, por medio de préstamos o su equivalente,
hasta el 50 por ciento de su consumo normal cuando están em­
pleados, el m ultiplicador [121] puede descender tanto como dos
o tres veces el volumen de ocupación proporcionado por una in­
versión concreta nueva. De este modo, una fluctuación dada en
las inversiones irá acompañada de una oscilación mucho menos
violenta de la ocupación en un país cuyo comercio exterior juega
un papel importante y la ayuda a los desocupados se financia en
mayor escala con préstamos (como sucedió, por ejemplo, en Gran
Bretaña en 1931), que en un país en el cual estos factores son
menos importantes (como en Estados Unidos en 1932) .5
Sin embargo, tenemos que acudir al principio general del mul­
tiplicador para explicar cómo las fluctuaciones en el monto de la
inversión, comparativamente pequeñas en relación con el ingreso
nacional, son capaces de generar fluctuaciones en la ocupación
total y en el ingreso de una amplitud mucho mayores que ellas
mismas.

5 C í.; sin embargo, adelante, en la p. 119, un cálculo norteamericano.


P R O P E N S IÓ N M A R G IN A L Y M U L T IP L IC A D O R 115

IV

E l e s tu d io se h a lle v a d o h a s ta a h o r a s o b re la b a se d e u n c a m b io
e n la in v e rs ió n to ta l, q u e se h a p re v is to c o n b a s ta n te a n tic ip a c ió n
p a r a q u e las in d u s tria s d e a rtíc u lo s d e c o n s u m o a v a n c e n p a r i
p a s su co n las in d u s tr ia s d e a rtíc u lo s d e c a p ita l, sin m a y o r tra s ­
to rn o p a r a e l p re c io d e lo s b ie n e s d e c o n s u m o q u e el d e r iv a d o
d e u n a u m e n to e n la c a n tid a d p ro d u c id a , e n c o n d ic io n e s d e r e n ­
d im ie n to d e c re c ie n te s.
S in e m b a rg o , p o r lo g e n e ra l, h e m o s d e to m a r e n c u e n ta el caso
d e q u e la in ic ia tiv a p ro v e n g a d e u n a u m e n to d e la p ro d u c c ió n d e
las in d u s tr ia s d e b ie n e s d e c a p ita l, q u e n o se h a b ía p re v is to p o r
c o m p le to . E s e v id e n te q u e u n a in ic ia tiv a d e e s ta clase sólo p r o ­
d u c e to d o s sus efecto s s o b re la o c u p a c ió n d e sp u é s d e tra n s c u rr id o
u n lap so . N o o b s ta n te , h e v isto q u e e n las d isc u sio n e s este h e c h o ,
e v id e n te a m e n u d o , d a o rig e n a c ie rta c o n fu s ió n e n tr e la te o ría
ló g ica d e l m u ltip lic a d o r , q u e s ie m p re es v á lid a , s in n e c e s id a d d e
q u e tr a n s c u r r a u n c ie r to tie m p o y e n c u a lq u ie r m o m e n to , y las
co n se c u e n c ia s d e u n a e x p a n s ió n d e las in d u s tria s d e b ie n e s d e ca­
p ita l, q u e [122] tie n e u n e fecto g r a d u a l, s u je ta a e s ta n c a m ie n to s
y só lo tra s c ie rto in te rv a lo .
L a r e la c ió n e n tr e a m b a s cosas p u e d e a c la ra rs e in d ic a n d o , p r i ­
m e ro , q u e lu n a e x p a n s ió n d e la s in d u s tr ia s d e a rtíc u lo s d e c a p ita l
im p re v is ta o p re v is ta im p e rfe c ta m e n te , n o tie n e efecto s in s ta n tá ­
n eo s d e la m is m a m a g n itu d e n el to ta l d e las in v e rsio n e s, sin o q u e
o c a sio n a u n a u m e n to g r a d u a l d e las m ism a s; y, se g u n d o , q u e p u e ­
d e m o tiv a r u n a d iv e rg e n c ia te m p o ra l e n tr e la p r o p e n s ió n m a r ­
g in a l a c o n s u m ir y su v a lo r n o rm a l, se g u id a , s in e m b a rg o , p o r
u n r e to r n o g r a d u a l h a c ia este ú ltim o ./
A sí, p u e s ,¡ u n a e x p a n s ió n e n las in d u s tria s d e a rtíc u lo s d e c a p i­
ta l o c a sio n a u n a serie d e in c re m e n to s e n la in v e rs ió n to ta l, q u e
se p re s e n ta n e n p e r io d o s su cesivos e n u n in te rv a lo d e tie m p o , y
u n a serie d e v a lo re s d e la p ro p e n s ió n m a r g in a l a c o n s u m ir e n
esto s p e rio d o s sucesivos q u e d if ie re ta n to d e lo q u e h a b r ía n sid o
los v a lo re s si d ic h a e x p a n s ió n se h u b ie r a p re v is to , c o m o d e lo q u e
s e rá n c u a n d o la c o m u n id a d h a y a lle g a d o a e s ta b iliz a rs e e n u n
n iv e l n u e v o y firm e d e in v e rs ió n total.: P e ro , e n c a d a in te rv a lo
d e tie m p o , la te o ría d e l m u ltip lic a d o r sig u e s ie n d o v á lid a e n el
s e n tid o d e q u e el in c re m e n to d e la d e m a n d a to ta l es ig u a l a l p r o ­
d u c to d e l in c re m e n to d e la in v e rs ió n to ta l p o r el m u ltip lic a d o r ,
y a d e te r m in a d o p o r la p r o p e n s ió n m a r g in a l a c o n s u m ir.
us L A P R O P E N S IÓ N A C O N S U M IR

L a e x p lic a c ió n d e estos d o s g ru p o s d e h ec h o s p u e d e e n te n ­
d e rs e co n m a y o r c la r id a d s u p o n ie n d o e l caso e x tre m o e n q u e la
e x p a n s ió n d e la o c u p a c ió n e n las in d u s tr ia s d e d ic a d a s a p r o d u c ir
b ie n e s d e c a p ita l es d e ta l m a n e r a im p re v is ta q u e al p r in c ip io n o
e x iste a u m e n to a lg u n o e n la p r o d u c c ió n d e a rtíc u lo s d e c o n su m o .
E n este caso, los esfu erzo s d e q u ie n e s h a n sid o e m p le a d o s re c ie n ­
te m e n te e n las in d u s tria s d e a rtíc u lo s d e c a p ita l p a r a c o n s u m ir
u n a p a r te d e su s in g re so s a u m e n ta d o s , h a r á n s u b ir los p re c io s d e
lo s b ie n e s d e c o n s u m o h a s ta q u e se lle g u e a u n e q u ilib r io te m ­
p o ra l e n tre la o fe rta y la d e m a n d a —c o m o c o n se c u e n c ia , e n p a r te ,
d e lo s a lto s p re c io s q u e o b lig a n a a p la z a r el c o n su m o , e n p a r te d e
u n a r e d is tr ib u c ió n d e lo s in g re so s e n fa v o r d e las clases q u e a h o ­
r r a n d e b id o a l a u m e n to d e sus g a n a n c ia s co m o r e s u lta d o d e los
p re c io s e lev a d o s [123], y e n p a r te a c a u s a d e q u e los a lto s p re c io s
o c a s io n a n u n a d e fla c ió n d e las e x is te n c ia s —. « E n la m e d id a e n
q u e el e q u ilib r io se re s ta b le z c a p o r h a b e rs e a p la z a d o e l c o n su m o ,
se p re s e n ta u n a re d u c c ió n te m p o ra l d e la p ro p e n s ió n m a rg in a l a
c o n s u m ir, esto es, d e l m u ltip lic a d o r m ism o ; y e n ta n to q u e h a y
u n a d e fla c ió n d e las e x iste n c ia s, la in v e rs ió n to ta l a u m e n ta p o r
lo p r o n to p r o p o r c io n a lm e n te m e n o s q u e el in c re m e n to d e la in ­
v e rs ió n e n in d u s tr ia s d e b ie n e s d e c a p ita l —es d e c ir, lo q u e se v a
a m u ltip lic a r n o a u m e n ta ta n to c o m o el to ta l d e l in c re m e n to d e la
in v e rs ió n e n las in d u s tr ia s d e b ie n e s d e c a p ita l—, P e ro , a m e d id a
q u e p a sa el tie m p o , las in d u s tria s d e a rtíc u lo s d e c o n s u m o se a ju s ­
ta n p o r sí m ism a s a la n u e v a d e m a n d a , d e m a n e r a q u e c u a n d o se
goza d e l c o n s u m o d ife r id o la p ro p e n s ió n m a rg in a l a c o n s u m ir su b e
te m p o ra lm e n te so b re su n iv e l n o rm a l, p a r a c o m p e n s a r la re d u c c ió n
q u e tu v o a n te s, y e v e n tu a lm e n te v u e lv e a d ic h o n iv e l; e n ta n to q u e
la re s ta u ra c ió n d e las e x is te n c ia s a su c ifra a n te r io r h a c e q u e el
in c re m e n to d e la in v e rs ió n g lo b a l sea te m p o ra lm e n te m a y o r q u e
el d e la in v e rs ió n e n las in d u s tria s d e b ie n e s d e c a p ita l (el in c re ­
m e n to d e l c a p ita l e n g iro c o r re s p o n d e r á a la m a y o r p ro d u c c ió n y
te n d r ía ta m b ié n te m p o r a lm e n te el m is m o e f e c to ) .
E l h e c h o d e q u e u n c a m b io im p re v is to s o la m e n te e je rz a d e
lle n o sus efecto s s o b re la o c u p a c ió n a tra v é s d e u n p e rio d o , es im ­
p o r ta n te e n c ie rto s c o n te x to s —r e p r e s e n ta u n p a p e l im p o r ta n te ,
so b re to d o , e n e l a n á lisis d e l c ic lo e c o n ó m ic o (s ig u ie n d o lin c a ­
m ie n to s ta le s c o m o los q u e yo se g u í e n m i T r e a t i s e o n M o n e y ) —.
P e ro n o a fe c ta e n m a n e r a a lg u n a a la im p o r ta n c ia d e la te o ría
d e l m u ltip lic a d o r e n la fo r m a q u e h a sid o e x p u e s ta e n este c a p í­
tu lo ; n i la h a c e in a p lic a b le co m o u n in d ic a d o r d e l b e n e fic io to ta l
q u e se p re v é p a r a la o c u p a c ió n a c o n se c u e n c ia d e u n a e x p a n s ió n
P R O P E N S IÓ N M A R G IN A L Y M U L T IP L IC A D O R 117

&n las in d u s tria s d e b ie n e s d e c a p ita l. M ás a ú n , e x c e p to e n c o n ­


d ic io n e s e n q u e las in d u s tria s d e c o n s u m o se e n c u e n tr e n y a tr a b a ­
ja n d o casi a to d a su c a p a c id a d —d e m a n e r a q u e u n a u m e n to d e
la p ro d u c c ió n r e q u ie r a o tro c o r re s p o n d ie n te d e l e q u ip o y n o sim ­
p le m e n te u n e m p le o m á s in te n s iv o d e l e x is te n te — n o h a y ra z ó n
p a r a s u p o n e r q u e se n e c e site m ás d e u n b re v e in te r v a lo a n te s d e
q u e la o c u p a c ió n e n las [124] in d u s tr ia s d e b ie n e s d e c o n su m o
a v a n c e p a r i p a s s u c o n la d e la s in d u s tr ia s d e b ie n e s d e c a p ita l,
a c tu a n d o el m u ltip lic a d o r ce rc a d e su c ifra n o rm a l.

H e m o s v isto q u e c u a n to m a y o r sea la p r o p e n s ió n m a rg in a l a con-i(


su m ir, m a y o r será el m u ltip lic a d o r y, e n c o n se c u e n c ia , m á s g ra n d e !
la p e r tu r b a c ió n q u e p r o d u c ir á s o b re la o c u p a c ió n u n c a m b io d a d o
e n la in v e rs ió n . P o d r ía s u p o n e rs e q u e esto lle v a a la c o n c lu s ió n
p a r a d ó jic a d e q u e u n a c o m u n id a d p o b re , e n la c u a l el a h o r ro
re p re s e n te u n a p a r te m u y p e q u e ñ a d e los in g reso s, e s ta rá m ás
s u je ta a flu c tu a c io n e s v io le n ta s q u e o tr a ric a , e n la q u e el a h o r r o
sea u n a p ro p o r c ió n m a y o r d e lo s in g reso s, y el m u ltip lic a d o r m e ­
n o r, e n c o n se c u e n c ia .
'E s ta c o n c lu sió n , s in e m b a rg o , o lv id a r ía la d is tin c ió n e n tr e los
efecto s d e la p ro p e n s ió n m a r g in a l a c o n s u m ir y lo s d e la p r o p e n ­
sió n m e d ia a c o n s u m ir; p o r q u e m ie n tr a s u n a p r o p e n s ió n m a r g in a l
a c o n s u m ir a lta im p lic a u n e fecto p r o p o r c i o n a d o m a y o r, co m o
c o n s e c u e n c ia d e u n d e te r m in a d o c a m b io p o r c e n tu a l e n la in v e r ­
sió n , s in e m b a rg o , el e fecto a b s o l u t o será m e n o r si la p ro p e n s ió n
a c o n s u m ir m e d i a es ta m b ié n a lta . E sto p u e d e ilu s tr a rs e c o m o si­
g u e c o n u n e je m p lo n u m é ric o .
S u p o n g a m o s q u e la p r o p e n s ió n d e u n a c o m u n id a d a c o n s u m ir
es ta l q u e m ie n tra s su in g re s o r e a l n o e x c e d a d e la p ro d u c c ió n
re s u lta n te d e l e m p le o d e 5.000,000 d e h o m b re s c o n el e q u ip o p r o ­
d u c to r q u e p o see, c o n s u m e to d o su in g re so ; q u e c o n s u m e e l 99
p o r c ie n to d e la p ro d u c c ió n d e lo s s ig u ie n te s 100,000 h o m b re s a d i­
c io n a le s e m p le a d o s ; d e lo s se g u n d o s 100,000 e l 98 p o r c ie n to ; d e
lo s te rc e ro s, el 97 p o r c ie n to , y así s u c e s iv a m e n te ; y q u e la o c u ­
p a c ió n to ta l s e rá r e p r e s e n ta d a p o r 10.000,000 d e h o m b re s . Se
d e d u c e d e esto q u e c u a n d o 5.000,000 -|- n X 100,000 e s té n e m p le a -
100 n (n + 1)
d os, el m u ltip lic a d o r e n el m a rg e n es ------ y q u e ------------------
n 2 • (50 -f- n)
p o r c ie n to d e l in g re so n a c io n a l se in v ie rte . [125]
118 L A P R O P E N S IÓ N A C O N S U M IR

D e este m o d o , c u a n d o se e m p le a n 5.200,000 h o m b re s , el m u l­
tip lic a d o r es m u y g ra n d e , d ig a m o s 50; p e r o la in v e rs ió n es so la­
m e n te u n a p a r te in s ig n if ic a n te d e l in g re so c o rrie n te , d ig a m o s e l
0.06 p o r c ie n to , c o n el re s u lta d o d e q u e si la in v e rs ió n d is m in u y e
e n g r a n escala, p o r e je m p lo , e n u n o s d o s terc io s, la o c u p a c ió n
s o la m e n te b a ja r á h a s ta 5.100,000, es d e c ir, e n u n 2 p o r c ie n ­
to a p r o x im a d a m e n te . P o r o t r a p a r te , c u a n d o e s té n e m p le a d o s
9.000,000 d e h o m b re s , e l m u ltip lic a d o r m a r g in a l es c o m p a r a tiv a ­
m e n te b a jo , a sa b e r, ¿‘ y 2, p e r o la in v e rs ió n es a h o r a u n a p a r te
s u s ta n c ia l d e l in g le s o c o r rie n te , d ig a m o s 9 p o r c ie n to ; c o n la
c o n s e c u e n c ia d e q u e si la in v e rs ió n d e c re c e e n d o s terc io s, la o c u ­
p a c ió n d is m in u ir á h a s ta 6.900,000, es d e c ir, e n u n 23 p o r c ie n to .
E n e l lím ite d o n d e la in v e rs ió n se re d u c e a ce ro , e l e m p le o b a ja r á
e n u n 4 p o r c ie n to , m á s o m e n o s, e n el p r im e r caso, m ie n tra s
q u e e n e l s e g u n d o lle g a r á a l 44 p o r c ie n to .6
E n e l e je m p lo a n te r io r , la m á s p o b re d e las d o s c o m u n id a d e s
c o m p a ra d a s lo es p o r r a z ó n d e l s u b e m p le o ; p e r o lo s m ism o s ra z o ­
n a m ie n to s se a p lic a n , m e d ia n te u n a a d a p ta c ió n fá c il, si la p o ­
b re z a se d e b e a u n a in f e r io r id a d e n la d e stre z a , la té c n ic a o el
e q u ip o . A sí, m ie n tra s el m u ltip lic a d o r es m á s g r a n d e e n u n a co­
m u n id a d p o b re , el e fecto d e las flu c tu a c io n e s e n la in v e rs ió n so b re
la o c u p a c ió n s e rá m u c h o m a y o r e n u n a c o m u n id a d ric a , s u p o n ie n ­
d o q u e e n é sta la in v e rs ió n c o r rie n te re p r e s e n ta u n a p ro p o r c ió n
m u c h o m á s g ra n d e d e la p r o d u c c ió n c o r rie n te .7 [126]
T a m b ié n es e v id e n te , d e s p u é s d e lo a n te r io r , q u e e l e m p le o
d e u n n ú m e r o d a d o d e h o m b re s e n o b ra s p ú b lic a s t e n d r á u n efec­
to m u c h o m a y o r (se g ú n lo s s u p u e s to s d ic h o s) s o b re la o c u p a c ió n

0 E l m o n to d e la inversión se h a m ed id o p o r el n ú m ero d e h o m bres em pleados en


producirla. D e este m odo, si hay re n d im ien to s decrecientes p or u n id ad d e em pleo a
m edida que éste crece, lo q u e es el d o b le d e l m o n to d e la inversión e n la escala
anterior será m enos d e l doble e n la escala física (si es q u e ésta p u e d e usarse).
7 M ás generalm ente, la relación e n tre el cam bio proporcional en la d em an d a to ta l
al cam bio proporcional e n la inversión
C
1 -------------------
A Y AI AY Y— C Y

Y I Y AY— AC dC
1— ----- -
dY

dC C
A m edida qu e la riqueza a u m en ta ------- dism inuye, pero ta m b ié n -------. A sí, la frac-
dY Y
ción se eleva o desciende según qu e el consum o suba o b aje e n p ro porción m enor
o m ayor q u e el ingreso.
P R O P E N S IÓ N M A R G IN A L Y M U L T IP L IC A D O R l ljg

to ta l c u a n d o la d e s o c u p a c ió n sea c u a n tio s a , q u e , p o s te rio rm e n te ,


c u a n d o esté p r ó x im a la o c u p a c ió n p le n a . E n e l e je m p lo d a d o , si
en el m o m e n to e n q u e la o c u p a c ió n h a b a ja d o a 5.200,000 se
o c u p a n e n o b ra s p ú b lic a s 100,000 h o m b re s m ás, la o c u p a c ió n
to ta l s u b ir á a 6.400,000. P e ro si la o c u p a c ió n es y a d e 9.000,000,
c u a n d o se u s a n 100,000 h o m b re s m á s c o n el m is m o fin , la o c u p a ­
c ió n to ta l s o la m e n te lle g a r á a 9.200,000. D e este m o d o , las o b ra s
p ú b lic a s , a u n c u a n d o s e a n d e d u d o s a u t i li d a d , p u e d e n p ro p o r c io ­
n a r u n a c o m p e n sa c ió n v a ria s veces s u p e r io r e n é p o c as d e g ra v e
d e so c u p a c ió n , a u n q u e só lo sea p o r e l m e n o r co sto d e lo s g asto s
d e a siste n c ia , a c o n d ic ió n d e q u e s u p o n g a m o s q u e se a h o r r a u n a
p a r te m e n o r d e l in g re s o c u a n d o la d e s o c u p a c ió n es m a y o r; p e r o
esto p u e d e lle g a r a s e r in c ie r to a m e d id a q u e n o s a c e rc a m o s a l
e sta d o d e o c u p a c ió n p le n a . M ás a ú n , si es c o rre c to n u e s tr o s u p u e s ­
to d e q u e la p r o p e n s ió n m a r g in a l a c o n s u m ir d is m in u y e c o n s­
ta n te m e n te s e g ú n n o s v a m o s a p r o x im a n d o a l a o c u p a c ió n to ta l, se
d e d u c e q u e c a d a vez ir á s ie n d o m á s d ifíc il a lc a n z a r u n n u e v o
a u m e n to e n la o c u p a c ió n p o r m e d io d e o tro e n la in v e rs ió n .
N o s e r la d ifíc il f o r m a r u n c u a d ro d e la p ro p e n s ió n m a rg in a l
a c o n s u m ir e n c a d a e ta p a d e l ciclo e c o n ó m ic o c o n las e s ta d ís tic a s
(si las h u b i e r a d is p o n ib le s ) d e l in g re s o y la in v e rs ió n to ta le s e n
fe ch as sucesivas. P o r a h o ra , sin e m b a rg o , n u e s tra s e sta d ístic a s
n o s o n lo b a s ta n te p re c isa s (o r e c o p ila d a s a p ro p ó s ito p a r a este
o b je to ) p a r a p e r m itir n o s h a c e r m á s q u e e stim a c io n e s a m p lia m e n ­
te a p r o x im a d a s . L a s m e jo re s q u e co n o zco so n las c ifra s d e K u z­
n e ts p a r a E s ta d o s U n id o s (a las q u e y a se h a h e c h o re fe re n c ia
e n las p p . 98-9, a u n q u e so n , s in e m b a rg o , m u y p re c a ria s . T o ­
m a d a s j u n ta m e n te c o n . los c á lc u lo s d e l in g re s o n a c io n a l, in d ic a n ,
h a s ta d o n d e p u e d e n c o n s id e ra rs e ú tile s , u n a c ifra m e n o r y m ás
e s ta b le p a r a el m u ltip lic a d o r d e in v e rs ió n [127] q u e la q u e yo
.h u b ie r a e s p e ra d o . Si se to m a n a ñ o s a islad o s, el re s u lta d o es to d a v ía
m ás c o n fu so ; p e r o si se a g r u p a n p o r p a re s, el m u ltip lic a d o r p a ­
re ce h a b e r sid o m e n o r d e 3 y p ro b a b le m e n te b a s ta n te e s ta b le a l­
re d e d o r d e 2.5. E s to h a c e p e n s a r e n u n a p ro p e n s ió n m a r g in a l a
c o n s u m ir n o m a y o r d e 60 a 70 p o r c ie n to —c ifra c o m p le ta m e n te
p ro b a b le p a r a el a u g e , p e ro s o r p r e n d e n te m e n te c o rta , y a m i j u i ­
cio m u y im p ro b a b le , p a r a la d e p r e s ió n —. Es p o s ib le , sin e m b a rg o ,
q u e el e x tre m a d o c o n s e rv a tis m o f in a n c ie ro d e la s so c ie d a d e s a n ó ­
n im a s e n E s ta d o s U n id o s , a u n d u r a n te la d e p r e s ió n , te n g a m u c h o
q u e v e r c o n ello . E n o tra s p a la b ra s , j s i c u a n d o la in v e rs ió n e stá
d e c a y e n d o r á p id a m e n te p o r n o a te n d e r a la s re p a ra c io n e s y r e n o ­
v a c io n e s d e l e q u ip o , se g u a r d a , n o o b s ta n te , u n a re s e rv a f in a n ­
120 L A P R O P E N S IÓ N A C O N S U M IR

c ie ra p a r a la d e p re c ia c ió n , e l efecto es im p e d ir e l c r e c im ie n to q u e
d e o tr o m o d o se h u b i e r a p re s e n ta d o e n la p r o p e n s ió n m a rg in a l
a c o n s u m í^ S o sp ech o q u e este f a c to r p u e d e h a b e r ju g a d o p a p e l
im p o r ta n te p a r a a g ra v a r el a lc a n c e d e la r e c ie n te d e p re s ió n e n
E s ta d o s U n id o s . P o r o tr a p a r te , es p o s ib le q u e las e s ta d ístic a s
a b u lte n u n p o c o el d escen so e n la in v e rs ió n , q u e se a f ir m a d es­
c e n d ió m ás d e l 75 p o r c ie n to e n 1932 re s p e c to a 1929; m ie n tra s
q u e la “ fo r m a c ió n d e c a p ita l” n e ta b a jó m ás d e l 95 p o r c ie n to
—p u e s u n c a m b io m o d e ra d o e n estas e stim a c io n e s p u e d e p ro v o c a r
u n a m o d ific a c ió n s u s ta n c ia l e n el m u ltip lic a d o r .

VI

C u a n d o e x iste d e s o c u p a c ió n in v o lu n ta r ia , la d e s u tilid a d m a rg in a l
d e l tr a b a jo es n e c e s a ria m e n te m en o r- q u e la u t i li d a d d e l p ro d u c to
m a rg in a l. E n r e a lid a d p u e d e ser m u c h o m e n o r; p o r q u e c ie r ta c a n ­
tid a d d e tra b a jo , p a r a u n h o m b re q u e h a e s ta d o sin e m p le o la rg o
tie m p o , e n vez d e d e s u tilid a d p u e d e te n e r u t i li d a d p o s itiv a . Si
se a c e p ta esto, e l r a z o n a m ie n to a n te r io r d e m u e s tra có m o lo s gas­
tos “ru in o s o s ” ( w a s te f u l ) d e p ré s ta m o s 8 p u e d e n , n o o b s ta n te , e n ­
r iq u e c e r al fin y a l c a b o [128] a la c o m u n id a d . L a c o n s tru c c ió n -
d e p irá m id e s , los te rre m o to s y h a s ta las g u e rra s p u e d e n s e rv ir
p a r a a u m e n ta r la riq u e z a , si la e d u c a c ió n d e n u e s tro s e sta d ista s
e n los p rin c ip io s d e la e c o n o m ía clásica im p id e q u e se h a g a alg o
m e jo r.
Es c u rio so o b s e rv a r có m o el s e n tid o c o m ú n , tr a ta n d o d e esca­
p a r d e c o n c lu s io n e s a b s u rd a s , h a p o d id o lle g a r a p r e f e r ir la s fo r­
m a s d e g a sto s d e p ré s ta m o s t o t a l m e n t e “ru in o s o s ” a las q u e sólo
lo s o n p a r c i a l m e n t e , q u e , p o r n o ser u n d e s p ilfa r ro c o m p le to ,
tie n d e n a ju z g a rs e d e a c u e rd o c o n p rin c ip io s e s tric to s “ d e n e g o ­
c io s” . P o r e je m p lo , la a y u d a a lo s sin tr a b a jo f in a n c ia d a p o r p ré s ­
ta m o s se a c e p ta m ás fá c ilm e n te q u e la fin a n c ia c ió n d e m e jo ra s
q u e d a n u n r e n d im ie n to in f e r io r a l tip o c o r rie n te d e in te ré s ; e n
ta n to q u e la p rá c tic a d e a b r ir h o y o s e n el su elo , c o n o c id a co m o

8 E s conveniente a m en u d o usar el térm in o "gastos de préstam os” para incluir


la inversión pública financiada p o r préstam os particulares y cualquier otro gasto p ú ­
blico co rriente qu e se financie p o r el m ism o p ro cedim iento. E n sen tid o estricto, esto
ú ltim o debiera considerarse com o ahorro negativo, pero la acción oficial d e esta clase
no está in flu id a po r el m ism o grupo d e m otivos psicológicos que el qu e gobierna
el ahorro privado. Así resulta que el térm in o “ gastos de préstam os” es u n a expresión
con v en ien te para los préstam os n etos de las autoridades públicas en todos sentidos, ya
sea p o r concepto de capital o para h acer fren te a u n d éficit presupuestad U n a de las
form as d e gastos de préstam os actúa en el sentido de au m en tar la inversión y la
o tra elevando la pro p en sió n a consum ir.
— .. P R O P E N S IÓ N M A R G IN A L Y M U L T IP L IC A D O R 121
jlli!'!;:' *;
ex p lo tació n d e m in a s d e o ro , q u e n o sólo n o a g re g a n a d a a la
riqueza re a l d e l m u n d o , sin o q u e s u p o n e la d e s u tilid a d d e l t r a ­
bajo, es la m á s a c e p ta b le d e to d a s la s so lu c io n e s.
S i la T e s o r e r ía se p u s ie ra a lle n a r b o te lla s v ie ja s c o n b ille te s
de banco, las e n te r r a r a a p r o f u n d id a d c o n v e n ie n te e n m in a s d e
carb ó n a b a n d o n a d a s , q u e lu e g o se c u b r ie r a n c o n esc o m b ro s d e la
ciudad, y d e ja r a a la in ic ia tiv a p riv a d a , d e c o n f o rm id a d co n
los b ie n e x p e rim e n ta d o s p rin c ip io s d e l laisse z-fa ire , el c u id a d o d e
d e se n te rra r n u e v a m e n te los b ille te s ( n a tu r a lm e n te o b te n ie n d o el
■derecho d e h a c e rlo p o r m e d io d e co n c esio n es s o b re e l su e lo d o n d e
se e n c u e n tra n ) n o se n e c e s ita ría q u e h u b ie r a m ás d e s o c u p a c ió n
y, con a y u d a d e la s re p e rc u sio n e s , e l in g re s o r e a l d e la c o m u n i­
d a d y ta m b ié n su riq u e z a d e c a p ita l p ro b a b le m e n te re b a s a ría n
en b u e n a m e d id a su n iv e l a c tu a l. C la ro e stá q u e s e ría m ás s e n ­
sato c o n s tru ir casas o a lg o s e m e ja n te ; p e r o si e x is te n d ific u lta d e s
p o lític a s y p rá c tic a s p a r a re a liz a rlo , el p r o c e d im ie n to a n te r io r
sería m e jo r q u e n o h a c e r n a d a . [129]
L a a n a lo g ía e n tr e este re c u rs o y e l d e la e x p lo ta c ió n d e m in a s
d e o ro e n la v id a r e a l es c o m p le ta . E n los p e rio d o s en q u e el
; o ro está a n u e s tro a lc a n c e a p r o f u n d id a d e s a d e c u a d a s, la e x p e ­
rie n c ia e n se ñ a q u e la r iq u e z a r e a l d e l m u n d o a u m e n ta r á p id a ­
m e n te ; y q u e c u a n d o sólo h a y d is p o n ib le s p e q u e ñ a s c a n tid a d e s
d el m ism o e n esas c o n d ic io n e s , n u e s tr a riq u e z a se e s ta n c a o d is­
m in u y e. D e e ste m o d o las m in a s d e o ro s o n d e l m á s a lto v a lo r
e im p o rta n c ia p a r a la c iv iliz a c ió n . A sí co m o las g u e r ra s h a n sid o
la ú n ic a fo r m a d e g asto s d e p ré s ta m o s e n g r a n e sc ala q u e los
e stad istas h a n e n c o n tr a d o ju s tif ic a b le , así ta m b ié n la e x tra c c ió n
d e o ro es el ú n ic o p re te x to p a r a a b r ir h o y o s e n el su e lo q u e se
h a re c o m e n d a d o p o r sí m is m o a los b a n q u e ro s c o m o fin a n z a só­
lid a ; y c a d a u n a d e estas a c tiv id a d e s h a re p re s e n ta d o su p a p e l
e n el p ro g re so —a fa lta d e alg o m e jo r—. P a ra c ita r u n d e ta lle
d ire m o s q u e la te n d e n c ia d e l p re c io d e l o ro a s u b ir e n té rm in o s
d e tra b a jo y m a te r ia le s d u r a n te las d e p r e s io n e s e v e n tu a lm e n te
ay u d a a la re c u p e ra c ió n , p o r q u e a u m e n ta la p r o f u n d id a d a la
cu a l la e x p lo ta c ió n d e m in a s es c o ste a b le y re d u c e la ley m ín im a
d e l o ro q u e c o n v ie n e e x p lo ta r .
A d em ás d e l e fecto p r o b a b le d e las c re c ie n te s o fe rta s d e o ro
so b re e l tip o d e in te ré s, la m in e r ía d e l o ro , si n o p o d e m o s a u m e n ­
ta r el e m p le o p o r m e d io s q u e , al m is m o tie m p o , e le v e n n u e s tra s
ex isten c ia s d e riq u e z a ú til, es u n a fo rm a s u m a m e n te p rá c tic a d e
in v e rs ió n p o r d o s ra z o n e s: e n p r im e r lu g a r, d e b id o a l a tra c tiv o
d e a z a r q u e o frece , se llev a a d e la n te sin p o n e r g r a n a te n c ió n en
122 L A P R O P E N S IÓ N A C O N S U M IR

la ta sa d e in te ré s e x is te n te ; e n se g u n d o , s u re s u lta d o , es d e c ir, el
a u m e n to d e la e x is te n c ia d e o ro , n o tie n e , c o m o e n o tro s casos,
el efecto d e r e d u c ir su u t i li d a d m a rg in a l. D e sd e el m o m e n to e n
q u e el v a lo r d e u n a casa d e p e n d e d e s u u tilid a d , c a d a casa q u e
se c o n s tru y a sirv e p a r a r e d u c ir l a r e n ta p r o b a b le q u e p u e d e o b ­
te n e rse d e las f u tu r a s c o n s tru c c io n e s y, p o r ta n to , d is m in u y e el
a tra c tiv o d e f u tu r a s in v e rsio n e s sim ila re s, a m e n o s q u e la ta sa
d e in te ré s esté b a ja n d o p a r í p a s su . P e ro los fr u to s d e la m in e r ía d e l
o ro n o e s tá n s u je to s a este in c o n v e n ie n te y só lo p u e d e s o b re v e n ir
u n im p e d im e n to a tra v é s d e u n alz a e n la u n id a d d e s a la rio s m e ­
d id a e n oro,- lo q u e n o es p r o b a b le q u e o c u rra , y h a s ta q u e la
o c u p a c ió n sea s u s ta n c ia lm e n te m a y o r. M ás to d a v ía , n o se p r e ­
s e n ta n [130] d e sp u é s efecto s c o n tr a rio s p ro v o c a d o s p o r las re serv as
p a r a los costos d e u so y s u p le m e n ta r io , c o m o e n el caso d e o tra s
fo rm a s d e riq u e z a m e n o s d u ra b le s .
E l a n tig u o E g ip to e r a d o b le m e n te a f o rtu n a d o , y, s in d u d a ,
d e b ió a esto su fa b u lo s a riq u e z a , p o r q u e p o s e ía d o s a c tiv id a d e s :
la d e c o n s tru ir p irá m id e s y la d e b u s c a r m e ta le s p re cio so s, cuyos
fru to s , d e sd e e l m o m e n to q u e n o p o d ía n s e r ú tile s p a r a la s n e c e ­
s id a d e s h u m a n a s c o n s u m ié n d o s e , n o p e r d ía n u t i li d a d p o r se r a b u n ­
d a n te s . L a E d a d M e d ia c o n s tru y ó c a te d ra le s y c a n tó e n d e c h a s. D os
p irá m id e s , d o s m isa s d e ré q u ie m , so n d o s veces m e jo re s q u e u n a ;
p e r o n o s u c e d e lo m is m o c o n d o s fe rro c a rrile s d e L o n d re s a Y o rk .
A sí q u e so m o s ta n sen sa to s y n o s h e m o s e d u c a d o d e m o d o ta n
s e m e ja n te a los fin a n c ie ro s p ru d e n te s , m e d ita n d o c u id a d o s a m e n te
a n te s d e a g r a v a r las ca rg as “fin a n c ie ra s ” d e la p o s te r id a d e d ifi­
c a n d o casas h a b ita c ió n , q u e n o c o n ta m o s co n ta n fá c il e sc a p a to ­
r ia p a r a los s u frim ie n to s d e la d e so c u p a c ió n . T e n e m o s q u e a c e p ­
ta rlo s c o m o r e s u lta d o in e v ita b le d e a p lic a r a la c o n d u c ta d e l
e sta d o las m á x im a s q u e fu e ro n p ro y e c ta d a s m ás b ie n p a r a “ e n ­
r iq u e c e r” a u n in d iv id u o , c a p a c itá n d o lo p a r a a c u m u la r d e re c h o s
a sa tisfa c c io n e s q u e n o in t e n t a h a c e r efectiv o s e n u n m o m e n to d e ­
te rm in a d o . [131]
L ib r o IV

EL IN C E N TIV O PARA IN V E R T IR
C
A
P
IT
U
L
O
IL
A
E
F
IC
E
N
C
IA
M
A
R
G
IN
A
L
D
E
L
C
AP
T
A
L
C A P ÍT U I jO ¿ l

LA E F IC IE N C IA M A R G IN A L DEL C A P IT A L

C u a n d o un individuo compra una inversión, un bien de capital,


adquiere derecho a una serie de rendimientos probables, que <••.
pera obtener de la venta de los productos, durante la vida del
bien, después de deducir los gastos de operación respectivos. Con
viene llamar a esta serie de anualidades Qt (¿2 ■■■ Q» el rendí
miento probable de la inversión.
En contraste con el rendimiento probable de la inversión t<
nemos el precio de oferta del bien de capital, lo que no quien
decir el precio de mercado al cual puede comprarse actualmeni>
un bien de la clase en cuestión, sino el precio que bastaría ex;n
tamente para inducir a un fabricante a producir una nueva uiu
dad adicional del mismo, es decir, lo que algunas veces se lian 1.1
costo de reposición. X a , relación entre el rendimiento probable J
de un bien de capital y su precio de oferta o de reposición, es
decir, la que hay entre el rendimiento probable de una unidad
• más de esa clase de capital y el costo de producirla, nos da la
eficiencia marginal del capital de esa clase. Más exactamente, def'u>
no la eficiencia marginal del capital como si fuera igual a la tasa
de descuento que lograría igualar el valor presente de la serie de
anualidades dada por los rendimientos esperados del bien de ca­
pital, en todo el tiempo que dure, a su precio de oferta. Esto
nos da las eficiencias marginales de determinados tipos de bienes
de capital. La mayor de [135] estas eficiencias marginales puedo,
por tanto, considerarse como la eficiencia marginal del capital 011
general.
Notará el lector que la eficiencia marginal del capital se do
fine aquí en términos de expectativa del rendimiento probable y
del precio de oferta corriente del bien de capital. Depende do
la tasa de rendimiento que se espera obtener del dinero si so
invirtiera en un bien recién producido; no del resultado histórico
de lo que una inversión ha rendido sobre su costo original si ob­
servamos retrospectivamente sus resultados después que ha termi­
nado el periodo de sus servicios.
Si aumenta la inversión en un cierto tipo de capital durante
algún periodo, la eficiencia marginal de este tipo de capital se
reducirá a medida que aquella inversión aumente, en parte por-
1 25
126 e l in c e n t iv o pa r a in v e r t ir

q u e el r e n d im ie n to p r o b a b le b a ja r á s e g ú n s u b a la o le r ta d e esa
clase d e c a p ita l, y e n p a r te d e b id o a q u e , p o r re g la g e n e ra l, la
p re s ió n so b re la s fa c ilid a d e s p a r a p r o d u c ir ese tip o d e c a p ita l
h a r á q u e su p re c io d e o fe rta sea m a y o r; s ie n d o e l s e g u n d o de
estos fa c to re s g e n e r a lm e n te e l m á s im p o r ta n te p a r a p r o d u c ir el
e q u ilib r io a la c o rta , a u n q u e c u a n to m ás la rg o sea e l p e r io d o q u e
se c o n sid e re m ás im p o r ta n c ia a d q u ie r e el p r im e r fa c to r. A sí, p u e s,
p a r a c a d a clase d e c a p ita l p o d e m o s tra z a r u n a c u r v a q u e m u e s tre
la p r o p o r c ió n e n q u e h a b r á n d e a u m e n ta r las in v e rs io n e s d e la
m is m a d u r a n te el p e rio d o , p a r a q u e su e fic ie n c ia m a rg in a l b a je
a d e te r m in a d a c ifra . P o d e m o s d e sp u é s s u m a r estas c u rv a s d e to d a s
las clases d ife re n te s d e c a p ita l, d e m a n e r a q u e o b te n g a m o s o tr a
q u e lig u e la ta s a d e in v e rs ió n g lo b a l c o n la c o r re s p o n d ie n te e fi­
c ie n c ia m a r g in a l d e l c a p ita l e n g e n e ra l q u e a q u e lla ta sa d e i n ­
v e rsió n e sta b le c e rá . D e n o m in a re m o s a esto la c u rv a d e la d e m a n d a
d e in v e rs ió n ; o in v e rs a m e n te , la c u rv a d e e fic a c ia m a r g in a l d e l
c a p ita l.
A h o ra b ie n , r e s u lta e v id e n te q u e la ta s a r e a l d e in v e rs ió n co ­
r r ie n te s e rá e m p u ja d a h a s ta el p u n t o e n q u e y a n o h a y a clase
a lg u n a d e c a p ita l c u y a e fic ie n c ia m a rg in a l e x c e d a d e la ta s a c o ­
r r ie n te d e in te ré s . E n o tra s p a la b r a s , la ta sa d e in v e rs ió n sería
e m p u ja d a h a s ta a q u e l [136] p u n t o d e la c u rv a d e d e m a n d a d e
in v e rs ió n e n q u e la e fic ie n c ia m a r g in a l d e l c a p ita l e n g e n e ra l
sea ig u a l a la ta sa d e in te ré s d e m e rc a d o .1
E sto p u e d e e x p re s a rse ta m b ié n co m o sig u e; Si (¿r es e l r e n ­
d im ie n to p r o b a b le d e u n a c tiv o e n el tie m p o r, y d , es e l v a lo r
p re s e n te d e £ 1 a l p la z o d e r a ñ o s a la tasa c o r r i e n t e d e in te r é s ,
Z Q r d , es el p re c io d e d e m a n d a d e la in v e rs ió n ; y é s ta se lle v a rá
h a s ta q u e sea ig u a l a l p re c io d e o fe r ta d e la in v e rs ió n e n la
fo r m a q u e se h a d e f in id o a n te s . Si, p o r el c o n tr a r io , 2 ( ¿ , d r es
m e n o r q u e el p re c io d e o fe rta , n o h a b r á in v e rs ió n c o r rie n te e n
el b ie n c o n s id e ra d o .
Se d e d u c e q u e e l in c e n tiv o p a r a in v e r tir d e p e n d e e n p a r te
d e la c u rv a d e d e m a n d a d e in v e rs ió n y e n p a r te d e la ta s a d e
in te ré s. S ólo a l f in a l d e l L ib r o IV s e rá p o s ib le c o n ta r c o n e le m e n ­
tos su fic ie n te s d e c o m p re n s ió n a c e rc a d e lo s fa c to re s q u e d e te r ­
m in a n la tasa d e in te ré s en su c o m p le jid a d re a l. S in e m b a rg o , yo

1 E n beneficio de la sencillez de las definiciones he o m itid o el h echo de qu e nos


estam os ocupando de com plejos d e tasas d e interés y descu en to correspondientes a
los diversos periodos qu e d eben transcurrir antes de qu e se o b tengan los varios re n ­
d im ie n to s probables del activo. Pero no es d ifícil volver a. en u n ciar e l arg u m en to de
m anera qu e abarque este p u n to .
E F I C I E N C I A M A R G IN A L D E L C A P I T A L 127

p e d iría a l le c to r q u e to m a ra n o t a d esd e a h o r a d e q u e n i e l c o n o ­
c im ie n to d e l r e n d im ie n to p r o b a b le d e u n a c tiv o n i e l d e su e fi­
cie n c ia m a r g in a l n o s p e r m ite d e d u c ir l a ta s a d e in te ré s n i su
v a lo r p re s e n te . D e b e m o s d e s c u b rir e n o tr a f u e n te la ta s a d e i n ­
terés, y s o la m e n te e n to n c e s p o d re m o s v a lu a r el b ie n , “ c a p ita li­
z a n d o ” su r e n d im ie n to p ro b a b le .

II

¿C óm o se re la c io n a la d e f in ic ió n a n te r io r d e la e fic ie n c ia m a r ­
g in a l d e l c a p ita l c o n el le n g u a je u su a l? L a p r o d u c t i v i d a d , el r e n ­
d i m i e n t o , la e f ic ie n c ia o la u t i l i d a d m a r g i n a l e s d e l c a p ita l son
té rm in o s q u e to d o s h e m o s u s a d o fr e c u e n te m e n te ; p e r o n o es fá c il
d e s c u b rir e n la li te r a t u r a e c o n ó m ic a [137] u n a e x p o s ic ió n c la r a
d e lo q u e lo s e c o n o m ista s h a n q u e r id o d e c ir h a b itu a lm e n te c o n
estos té rm in o s .
H a y p o r lo m e n o s tre s a m b ig ü e d a d e s q u e a c la ra r. P a r a e m ­
p e z a r te n e m o s la d e si lo q u e n o s in te re s a es el in c re m e n to e n
p ro d u c to físico p o r u n id a d d e tie m p o , d e b id o a l e m p le o d e u n a
u n id a d físic a m ás d e c a p ita l o el in c re m e n to d e v a lo r d e b id o a l
e m p le o d e u n a u n id a d m ás d e v a lo r d e c a p ita l. L o p r im e r o s u p o ­
n e d ific u lta d e s re s p e c to a la d e f in ic ió n d e la u n id a d físic a d e
c a p ita l, lo q u e e n m i o p in ió n es in s o lu b le y, a d e m á s, in n e c e s a rio .
Es p o s ib le p o r s u p u e s to , d e c ir q u e d iez o b re ro s c o s e c h a rá n m ás
trig o d e u n á r e a d e te r m in a d a c u a n d o e s tá n e n p o s ib ilid a d d e h a ­
ce r u so d e c ie rta s m á q u in a s a d ic io n a le s ; p e r o n o sé d e a lg ú n
—m e d io p a r a r e d u c ir esto a u n a r e la c ió n a r itm é tic a in te lig ib le q u e
n o a r r a s tr e co n sig o lo s V alores. S in e m b a rg o , m u c h o s e stu d io s so­
b re este te m a p a re c e n re fe rirs e e n a lg ú n s e n tid o , p rin c ip a lm e n te ,
a la p r o d u c tiv id a d física d e l c a p ita l a u n q u e los e sc rito re s n o c o n ­
s ig u e n e x p re s a rse c o n c la rid a d .
E n s e g u n d o lu g a r e stá e l p r o b le m a d e si la e fic ie n c ia m a r g in a l
d e l c a p ita l es u n a c a n tid a d a b s o lu ta o u n a p ro p o r c ió n . E l c o n te x ­
to e n q u e se u s a y la p rá c tic a d e tr a ta r la c o m o si f u e r a d e la m is m a
d im e n s ió n q u e la ta sa d e in te ré s p a re c e n o b lig a rn o s a p e n s a r e n
u n a p ro p o r c ió n . N o o b s ta n te , n o su e le p la n te a rs e c o n c la r id a d
c u á le s se a n los té rm in o s d e é sta p ro p o r c ió n .
F in a lm e n te , e x iste la d is tin c ió n (q u e a l n o to m a rs e e n c u e n ta
h a sid o la p r in c ip a l c a u sa d e c o n fu s ió n y e q u iv o c a c io n e s) e n tre
e l in c re m e n to d e v a lo r q u e p u e d e o b te n e rs e u s a n d o u n a c a n tid a d
a d ic io n a l d e c a p ita l e n la s itu a c ió n e x i s t e n t e y la s e rie d e in c r e ­
m e n to s q u e se e s p e ra o b te n e r a tr a v é s d e la d u r a c i ó n c o m p l e t a
128 E L I N C E N T IV O P A R A IN V E R T IR

d e l b ie n d e c a p ita l a d ic io n a l —es d e c ir, la d is tin c ió n e n tr e (¿¡ y


la se rie c o m p le ta Q 1} Q¡¡ . . . Q r . . . —. E sto lle v a co n sig o to d o el
p r o b le m a d e l lu g a r q u e o c u p a la e x p e c ta tiv a e n la te o ría eco­
n ó m ic a . L a m a y o r p a r te d e los e s tu d io s so b re la e fic ie n c ia m a rg in a l
d e l c a p ita l p a r e c e n n o c o n c e d e r a te n c ió n a n in g ú n té rm in o d e
la serie, e x c e p to a Q¿. S in e m b a rg o , esto n o p u e d e se r [138] líc ito
m ás q u e e n u n a te o ría e stá tic a , e n q u e to d a s la s (¿ s o n ig u a le s.
L a te o ría u s u a l d e la d is trib u n c ió n , d o n d e se s u p o n e q u e e l c a p i­
ta l d a e n e l p r e s e n t e su p r o d u c tiv id a d m a r g in a l (e n u n s e n tid o
o e n o t r o ) , sólo es v á lid a e n u n a s itu a c ió n e s ta c io n a ria . E l r e n ­
d im ie n to g lo b a l c o r r ie n te d e l c a p ita l n o tie n e re la c ió n d ire c ta
c o n su e fic ie n c ia m a rg in a l m ie n tra s q u e su re n d im ie n to c o rrie n te
e n el m a rg e n d e p r o d u c c ió n (es d e c ir, el r e n d im ie n to d e l c a p ita l
q u e e n tr a e n el p re c io d e o fe rta d e la p ro d u c c ió n ) es su costo
m a r g in a l d e u so , q u e ta m p o c o tie n e m u c h a r e la c ió n c o n su e fi­
c ie n c ia m a rg in a l.
E x iste, co m o d ije a n te s, u n a e x tr a ñ a a u s e n c ia d e u n a e x p o s i­
c ió n c la ra so b re este p u n to . A l m is m o tie m p o creo q u e la d e fi­
n ic ió n q u e h e d a d o se a p r o x im a b a s ta n te a lo q u e M a r s h a ll q u is o
d e c ir c o n esa e x p re sió n . L a frase q u e M a rs h a ll u s a es “ la e fi­
c ie n c ia m a rg in a l n e t a ” d e u n fa c to r d e la p r o d u c c ió n ; o, a lte r n a ­
tiv a m e n te , la “ u t i li d a d m a r g in a l d e l c a p ita l” . L o q u e sig u e es
u n re s u m e n d e l p a s a je m ás p e r tin e n te q u e p u e d o e n c o n tr a r e n
sus P r i n c i p ie s (6^ ed., p p . 5 1 9 -5 2 0 ). H e r e u n id o a lg u n a s frases
q u e n o a p a re c e n ju n ta s p a r a n o d e s v ia rm e d e su id e a s u s ta n c ia l:

E n c ie r ta f á b r ic a , p u e d e e m p le a r s e £ 100 e x tr a d e m a q u i n a r i a d e m a n e r a
q u e n o p r o v o q u e n i n g ú n o tr o g a s to a d ic io n a l y a ñ a d i r a sí £ 3 a n u a l e s d e
v a lo r a l a p r o d u c c ió n n e t a d e la m is m a , d e s p u é s d e h e c h a s la s d e d u c c io n e s
p r o p ia s d e la d e p r e c ia c ió n . Si lo s in v e r s io n is ta s d e c a p i ta l lo d e d ic a n a to d a
o c u p a c ió n q u e p r e s e n t e p e r s p e c tiv a s d e d a r u n a g a n a n c ia a lt a , y si, d e s p u é s
d e h a b e r lo h e c h o y d e e n c o n tr a r s e e l e q u i l i b r i o , to d a v ía es c o s te a b le , p e r o
n a tía m á s q u e c o s te a b le , e m p le a r e s ta m a q u i n a r i a , p o d e m o s d e d u c i r q u e la
ta s a a n u a l d e in te r é s es d e 3 p o r c ie n to . P e r o lo s e je m p lo s d e e s ta c la se s o la m e n te
i n d ic a n p a r t e d e la i n f lu e n c ia d e la s g r a n d e s c a u s a s q u e g o b ie r n a n e l v a lo r.
N o p u e d e h a c e r s e d e e llo s u n a t e o r í a d e l in te r é s , c o m o ta m p o c o u n a d e los
s a la rio s , s i n r a z o n a r c i r c u l a r m e n t e . . . S u p o n g a m o s q u e la ta s a d e in te r é s d e
v a lo re s a b s o l u ta m e n t e s e g u ro s se a d e l 3 p o r c ie n to a n u a l , y q u e la i n d u s t r i a
d e f a b r ic a c i ó n d e s o m b r e r o s a b s o r b a u n c a p i t a l d e u n m il ló n d e l ib r a s e s t e r ­
lin a s . E s to q u i e r e d e c ir q u e la i n d u s t r i a s o m b r e r e r a p u e d e h a c e r u n u so ta n
b u e n o d e l m ill ó n d e l ib r a s d e c a p i ta l q u e p a g a r í a el 3 p o r c ie n to a n u a l n e to
p o r [139] u s a r lo , a n te s q u e d e j a r d e h a c e r lo . P u e d e h a b e r m a q u i n a r i a d e q u e
la i n d u s t r i a se h u b i e r a n e g a d o a p r e s c i n d i r si la ta s a d e in te r é s h u b i e r a s id o
d e l 2 0 p o r c ie n to a n u a l . Si la ta s a h u b i e r a s id o d e l 10 p o r c ie n to , se h a b r í a
u s a d o m á s ; d e h a b e r s id o d e l (i, to d a v ía m á s ; m á s a ú n d e s e r d e l 4 , y, f i n a l ­
E F I C I E N C I A M A R G IN A L D E L C A P I T A L 129
m e n te , sie n d o d el 3 p o r cien to usa m a q u i n a r i a en m a y o r c a n ti d a d . C u a n d o
s e lleg a a este v o lu m e n , la u t i l i d a d m a r g i n a l d e la m a q u i n a r i a , es d ecir, la
u tilid a d d e a q u e l l a m a q u i n a r i a q u e p re ci sa m en te v ale la p e n a u sar , se m i d e
p o r el 3 p o r cien to.

Es evidente, según lo a n te rio r, q u e M a rsh a ll se d a b a perfecta


c u e n ta de q u e si tra tam o s de d e te rm in a r cuál es re a lm e n te la tasa
de in terés de acu erd o con estas ideas directrices nos h a lla m o s e n ­
vueltos en u n círculo vicioso.2 E n ese p a saje parece a c e p ta r el
p u n to de v ista a n te s expuesto, sobre q u e la tasa de in te ré s d e te r­
m in a el p u n to h a sta el cual lle g a ría n las nuevas inversiones, d a d a
la curva d e eficiencia m a rg in a l d e l c a p ital. Si la tasa de in terés
es d e 3 p o r ciento, esto q u ie re d e c ir q u e n a d ie p a g a rá 100 lib ra s
esterlinas p o r u n a m á q u in a , a m enos q u e espere a ñ a d ir 3 lib ra s
a su p ro d u cc ió n a n u a l n e ta , después de h a b e r d e d u c id o los costos
y la depreciación. P ero e n el c a p ítu lo 14 verem os q u e e n o tro s
lugares M a rsh a ll fu e m enos p re c a v id o —a u n q u e se e c h ab a p a ra
atrás c u a n d o su a rg u m e n to lo lle v a b a a u n te rre n o m ovedizo.
A u n q u e n o la lla m a “eficiencia m a rg in a l del c a p ita l” , el p ro ­
fesor Irv in g F ish er h a d ad o , e n su T h e o r y o f I n t e r e s t (1930), u n a
d efin ició n d e lo q u e d e n o m in a “la tasa d e re n d im ie n to sobre cos­
to ” q u e es id é n tic a a la m ía. “L a tasa d e re n d im ie n to sobre costo
—dice3—, es a q u e lla que, u sa d a p a ra m e d ir el v a lo r p rese n te d e
todos los costos y el de todos los re n d im ie n to s ig u a la rá am b o s.”
E l p rofesor F isher ex p lica q u e la e x te n sió n de las in v ersio n es en
c u a lq u ie r sen tid o d e p e n d e rá de u n a co m p a rac ió n e n tre la tasa d e
re n d im ie n to sobre costo y la tasa de in terés. P a ra in d u c ir a re a ­
lizar nuevas inversiones “la tasa d e re n d im ie n to so b re costo [140]
debe exceder a la tasa de in te ré s” .4 “E sta n u e v a m a g n itu d (o fac­
tor) rep resen ta, e n n u e stro e stu d io , el p a p e l p rin c ip a l en la p a rte
d e la te o ría del in terés q u e se refiere a las o p o rtu n id a d e s de
in v ersió n .” 5 Así, el p rofesor F ish er usa su “ tasa de re n d im ie n to
sobre costo” en el m ism o se n tid o y p rec isam e n te co n el m ism o
o b jeto q u e yo em p le o “la eficien cia m a rg in a l d el c a p ita l” .

III
L a confusión m ás im p o rta n te resp ecto al sig n ific a d o e im p o r­
tan c ia d e la eficiencia m a rg in a l d e l c a p ita l h a sido consecuencia
2 ¿Pero n o estaba equivocado al su p o n er qu e la teoría de la productividad m argi­
nal de los salarios es ig ualm ente circular?
8 Op. cit.y p. 168.
130 E l . IN C E N T IV O PARA IN V E R T IR

d e u o h a b e rs e a d v e rtid o q u e d e p e n d e d e l r e n d im ie n to p r o b a b l e
d e l c a p ita l y n o s o la m e n te d e s u r e n d im ie n to c o rrie n te . E sto
p u e d e a c la ra rs e m e jo r s e ñ a la n d o el e fe c to q u e tie n e la e x p e c ta ­
tiv a d e m o d ific a c io n e s e n el c o sto p re v is to d e p ro d u c c ió n so b re
la e fic ie n c ia m a r g in a l d e l c a p ita l, b ie n sea q u e se e s p e re n esos
c a m b io s c o m o r e s u lta d o d e a lte ra c io n e s e n el co sto d e l tra b a jo ,
es d e c ir, e n la u n id a d d e s a la rio s , o d e in v e n c io n e s y n u e v a té c ­
n ic a . L a p ro d u c c ió n r e s u lta n te d e l e q u ip o p r o d u c id o e n la ac­
tu a lid a d te n d r á q u e c o m p e tir, m ie n tra s d u re , c o n l a p ro d u c c ió n
d e l e q u ip o p r o d u c id o d e sp u é s, q u iz á a u n co sto m e n o r e n tra b a jo ,
ta l vez p o r u n a té c n ic a m e jo r a d a q u e se c o n fo rm a c o n v e n d e r
su p ro d u c c ió n m ás b a r a ta y q u e a u m e n ta r á é s ta h a s ta q u e e l p r e ­
cio d e la m is m a h a y a d e s c e n d id o a l n iv e l d e se a d o . M ás a ú n , las
g a n a n c ia s d e l e m p re s a rio (m e d id a s e n d in e ro ) ¡p ro ced en tes d e l
e q u ip o , v ie jo o n u e v o , se re d u c ir á n si to d a la p ro d u c c ió n se h a c e
m ás b a r a ta . E n la m e d id a e n q u e tales d e s a rro llo s se p re v e a n
co m o p ro b a b le s , o a ú n co m o p o sib le s, d is m in u y e e n p ro p o r c ió n
la e fic ie n c ia m a r g in a l d e l c a p ita l p ro d u c id o e n la a c tu a lid a d .
É ste es el fa c to r a tra v é s d e l c u a l la e x p e c ta tiv a d e ca m b io s
e n el v a lo r d e l d in e r o in flu y e so b re el v o lu m e n d e la p ro d u c c ió n
p re s e n te . L a e x p e c ta tiv a d e u n a b a ja e n el v a lo r d e l d in e r o a lie n ­
ta la in v e rs ió n y, e n c o n s e c u e n c ia , el e m p le o e n g e n e ra l, p o r q u e
e le v a la c u rv a d e la [141] e fic ie n c ia m a rg in a l d e l c a p ita l, es d e c ir,
la c u rv a d e la d e m a n d a d e in v e rs io n e s; y la e x p e c ta tiv a d e u n
alz a e n el v a lo r d e l d in e r o es d e p r im e n te , p o r q u e h a c e b a j a r la
c u rv a d e la e fic ie n c ia m a rg in a l d e l c a p ita l.
É sta es la v e r d a d q u e se o c u lta tra s la te o ría d e l p ro fe s o r Ir-
v in g F is h e r re s p e c to a lo q u e él lla m ó o rig in a lm e n te “ a p re c ia c ió n
e in te ré s ” —la d is tin c ió n e n tr e la ta s a n o m in a l y la r e a l d e in t e ­
rés c u a n d o la ú ltim a se ig u a la a la p r im e r a d e s p u é s d e h a c e r las
co rrec cio n es n e c e sa ria s p o r las m o d ific a c io n e s e n el v a lo r d e l
d in e r o —. Es d ifíc il e n c o n tr a r s e n tid o ló g ico e n e sta te o ría ta l
co m o se h a e x p u e s to , p o r q u e n o e s tá c la r o si se s u p o n e p re v is to
o n o el c a m b io e n e l v a lo r d e l d in e ro . N o h a y m a n e r a d e e lu d ir
el d ile m a d e q u e si n o se p re v é , n o te n d r á e fecto a lg u n o so b re
los n eg o cio s c o rrie n te s ; m ie n tr a s q u e si se p re v é , lo s p re c io s d e los
a rtíc u lo s e x iste n te s se a ju s ta r á n ta n p r o n to y d e ta l m a n e r a q u e
las v e n ta ja s d e g u a r d a r d in e r o y la s d e c o n s e rv a r m e rc a n c ía s se
ig u a le n n u e v a m e n te , y será d e m a s ia d o ta r d e p a r a q u e los p o see­
d o re s d e d in e r o g a n e n o se p e r ju d iq u e n p o r u n a a lte r a c ió n e n la
ta s a d e in te ré s q u e e q u ilib r e e l c a m b io p r o b a b le e n e l v a lo r d e l
d in e r o p r e s ta d o d u r a n te el p e r io d o e n q u e r i j a e l p ré s ta m o . P u e s
E F I C I E N C I A M A R G IN A L D E L C A P I T A L 151

n o se c o n sig u e e lu d ir el d ile m a p o r e l re c u rs o d e l p ro fe s o r P ig o u
d e s u p o n e r q u e el c a m b io a n tic ip a d o e n el v a lo r d e l d in e ro es
p re v isto p o r u n g r u p o d e g e n te y n o p o r o tro .
E l e r ro r e stá e n s u p o n e r q u e los c a m b io s p ro b a b le s e n el v a lo r
d e l d in e ro re a c c io n a n d ire c ta m e n te so b re la ta sa d e in te ré s , e n
vez d e h a c e rlo s o b re la e fic ie n c ia m a rg in a l d e u n v o lu m e n d a d o
d e c a p ita l. L o s p re c io s d e lo s b ie n e s e x i s t e n t e s s ie m p re se a ju s ta ­
r á n p o r sí m ism o s a lo s c a m b io s e n la s p re v is io n e s c o n c e rn ie n te s
al v a lo r p r o b a b le d e l d in e ro . L a im p o r ta n c ia d e tales c a m b io s
e n las e x p e c ta tiv a s re s id e e n sus efectos s o b re el d eseo d e p r o d u c ir
n u e v o s b ie n e s , a tra v é s d e su re a c c ió n so b re la e fic ie n c ia m a r ­
g in a l d e l c a p ita l. E l e fe c to e s tim u la n te d e la e x p e c ta tiv a d e p r e ­
cios m a y o re s n o se d e b e a q u e e le v e n la ta s a d e in te ré s (lo q u e
se ría u n m e d io p a r a d ó jic o d e e s tim u la r la p ro d u c c ió n —e n la
m e d id a q u e la ta s a d e in te ré s su b e , e l [142] in c e n tiv o q u e d a
n e u tra liz a d o e n la m is m a e x te n s ió n —) , s in o a q u e e le v a la e fi­
c ie n c ia m a rg in a l d e u n vo lu m .en d a d o d e c a p ita l. S i la ta s a d e
in te ré s se e le v a ra p a r i p a s s u c o n la e fic ie n c ia m a r g in a l d e l c a p ita l,
la p re v is ió n d e l a lza d e p re c io s n o te n d r ía efecto s e s tim u la n te s ;
p o rq u e e l in c e n tiv o p a r a la p ro d u c c ió n d e p e n d e d e q u e la e fi­
c ie n c ia m a rg in a l d e u n v o lu m e n d a d o d e c a p ita l, a u m e n te r e la ­
t i v a m e n t e a la ta s a d e in te ré s . C ie rta m e n te , la te o ría d e l p ro fe s o r
F is h e r p o d r ía v o lv e r a e x p o n e rs e m e jo r e n té rm in o s d e u n a “ ta sa
r e a l d e in te r é s ” d e f in id a c o m o la q u e te n d r ía q u e re g ir, a c o n se ­
c u e n c ia d e u n a v a ria c ió n e n el e s ta d o d e las e x p e c ta tiv a s re s p e c to
a l v a lo r f u tu r o d e l d in e r o , p a r a q u e este c a m b io n o tu v ie ra efecto
so b re la p r o d u c c ió n c o r rie n te .6
V a le la p e n a h a c e r n o t a r q u e la e x p e c ta tiv a d e u n a b a ja f u ­
tu r a e n la ta sa d e in te ré s t e n d r á p o r e fecto h a c e r b a j a r la c u rv a
d e la e fic ie n c ia m a r g in a l d e l c a p ita l; p u e s sig n ific a q u e la p r o ­
d u c c ió n r e s u lta n te d e l e q u ip o h e c h o e n la a c tu a lid a d h a b r á d e
c o m p e tir d u r a n te p a r t e 'd e su v id a co n la p r o v e n ie n te d e l e q u ip o
q u e se c o n fo rm a c o n u n r e n d im ie n to m e n o r. E s ta e x p e c ta tiv a n o
te n d r á g ra n e fecto d e p re siv o , y a q u e las e x p e c ta tiv a s q u e se h a c e n
re sp e c to a l c o m p le jo d e las tasas d e in te ré s p a r a d iv e rso s p lazo s
q u e re g ir á n e n el f u tu r o , se r e f le ja r á n e n p a r te e n el c o m p le jo
d e las q u e rig e n e n la a c tu a lid a d . S in e m b a rg o , p u e d e te n e r c ie rto
efecto d e p re siv o , d e sd e el m o m e n to e n q u e la p ro d u c c ió n re s u l­
ta n te d e l e q u ip o e la b o r a d o e n la a c tu a lid a d , q u e se o b te n d r á h a c ia

^ C f. el articulo del profesor R o b e rtso n , “In d u strial F lu c tu a tio n s an d th e N atu ral


R ate of In te re st”* E c o n o m i c J o u r n a l, diciem bre d e 1934.
r
H i :

;siiáfí;íí,
Ü H > ' i.¡¡'S í ; f -
132 E L IN C E N T I V O P A R A I N V E R T IR

el fin a l d e la d u r a c ió n d e l m ism o , ta l vez h a y a d e c o m p e tir c o n la


p ro c e d e n te d e o tro e q u ip o m u c h o m á s jo v e n , q u e se c o n fo rm a
c o n u n r e n d im ie n to m e n o r d e b id o a la tasa d e in te ré s m á s r e ­
d u c id a q u e rig e p a r a p e rio d o s su b s e c u e n te s a l té rm in o d e la d u ­
ra c ió n d e l e q u ip o p r o d u c id o a c tu a lm e n te .
Es im p o r ta n te e n te n d e r la d e p e n d e n c ia q u e h a y e n tr e la efi­
c ie n c ia m a rg in a l d e u n v o lu m e n d e te r m in a d o d e c a p ita l y los
ca m b io s e n la e x p e c ta tiv a p o r q u e es p r in c ip a lm e n te e sta d e p e n ­
d e n c ia [143] la q u e h a c e a la e fic ie n c ia m a rg in a l d e l c a p ita l q u e ­
d a r s u je ta a c ie rta s flu c tu a c io n e s v io le n ta s q u e s o n la e x p lic a c ió n
d e l ciclo ec o n ó m ic o . E n el c a p ítu lo 22 v erem o s q u e la su c e sió n d e l
a u g e y la d e p r e s ió n p u e d e d e s c rib irs e y a n a liz a rs e e n té rm in o s
d e las flu c tu a c io n e s d e la e fic ie n c ia m a rg in a l d e l c a p ita l r e la ti­
v a m e n te a la ta sa d e in te ré s.

IV

D o s tip o s d e riesg o s q u e n o h a n s id o d ife re n c ia d o s p o r lo g e n e ra l,


p e r o q u e es im p o r ta n te d is tin g u ir, a fe c ta n a l v o lu m e n d e la in ­
v e rsió n . E l p r im e r riesg o es el d e l e m p re s a rio o p re s ta ta rio , y
su rg e d e las d u d a s q u e el m ism o tie n e re s p e c to a la p o s ib ilid a d
d e o b te n e r e n r e a lid a d los r e n d im ie n to s p ro b a b le s q u e e sp e ra . Si
u n h o m b re a v e n tu r a su p r o p io d in e ro , éste es el ú n ic o rie s g o q u e
im p o rta .
P e ro d o n d e e x is te u n siste m a d e p r e s ta r y to m a r a p ré s ta m o ,
c o n lo q u e q u ie r o d e c ir la c o n c esió n d e c ré d ito s c o n u n m a rg e n
d e g a r a n tía re a l o p e rs o n a l, a p a re c e u n se g u n d o tip o d e riesg o
a l q u e p o d re m o s lla m a r el rie sg o d e l p re s ta m is ta . É ste p u e d e d e ­
b e rse a l a z a r m o ra l, es d e c ir, in c u m p lim ie n to v o lu n ta r io o c u a l­
q u ie r o tr o m e d io , ta l vez líc ito , d e e lu d ir el c u m p lim ie n to d e la
o b lig a c ió n ; o a la p o s ib le in s u fic ie n c ia d e l m a rg e n d e s e g u rid a d ,
es d e c ir, in c u m p lim ie n to in v o lu n ta r io a c a u sa d e u n a e q u iv o c a ­
c ió n e n la s e x p e c ta tiv a s . P o d r ía a ñ a d ir s e u n a te rc e ra c a u sa d e
riesgos, co m o es el p o s ib le c a m b io a d v e rso e n el v a lo r d e l p a tr ó n
m o n e ta r io , q u e h a c e q u e el p ré s ta m o e n d in e r o sea m e n o s seg u ro ,
e n la m e d id a d e la d e p re c ia c ió n , q u e u n a c tiv o re a l; a u n q u e to ­
dos, o la m a y o r p a r te d e estos ca m b io s, d e b e n h a b e rs e re fle ja d o
ya, y, p o r lo ta n to , a b s o rb id o , e n el p re c io d e los b ie n e s re a le s
d u ra d e ro s .
A h o ra b ie n , el p r im e r tip o d e riesg o es, e n c ie rto s e n tid o , n n
co sto so cial re a l, a u n q u e s u s c e p tib le d e d is m in u c ió n c u a n d o se
p ro m e d ia , así co m o al a u m e n ta r la e x a c titu d e n las p re v isio n e s.
E F I C I E N C I A M A R G IN A L D E L C A P I T A L 138

E l s e g u n d o , sin e m b a rg o , es u n a a d ic ió n p u r a a l co sto d e la i n ­
v ersió n , q u e n o e x is tiría si el p r e s ta ta r io y e l p re s ta m is ta fu e ra n
la m ism a p e rs o n a . A d e m á s, s u p o n e [144] la d u p lic a c ió n d e u n a
p a r te d e l rie sg o d e l e m p re s a rio , el q u e se a g re g a d o s v e c e s al tip o
d e in te ré s p u r o p a r a d a r el r e n d im ie n to m ín im o p ro b a b le q u e
in d u c irá a in v e r tir ; p o rq u e si u n a e s p e c u la c ió n es a r rie s g a d a , el
p re s ta ta rio n e c e s ita rá u n m a rg e n m ás a m p lio e n tr e sus e x p e c ta ­
tiv as re s p e c to a los re n d im ie n to s y la ta sa d e in te ré s a la c u a l
cree q u e v a le la p e n a c o n tr a e r la d e u d a ; e n ta n to q u e la m ism a
ra z ó n p re c is a m e n te im p u ls a rá a l p re s ta m is ta a e x ig ir u n m a rg e n
m a y o r e n tr e lo q u e c a rg a y la ta sa d e in te ré s p u r a q u e b a s ta p a r a
in d u c irle a p r e s ta r (e x c e p to c u a n d o el d e u d o r es ta n fu e rte y ric o
q u e e stá e n p o sic ió n d e o fre c e r u n m a rg e n e x c e p c io n a l d e seg u ­
rid a d ) .
L a e s p e ra n z a d e u n re s u lta d o m u y fa v o ra b le , q u e p u e d e
e q u ilib r a r el rie sg o e n la m e n te d e l d e u d o r , 110 es a p r o v e c h a b le
p a r a t r a n q u iliz a r a l p re s ta m is ta .
H a s ta h o y n o se h a d e s ta c a d o b a s ta n te , q u e yo sep a, esta d u ­
p lic a c ió n e n la to le ra n c ia d e u n a p a r te d e l riesg o ; p e ro p u e d e ser
im p o r ta n te e n d e te r m in a d a s c irc u n s ta n c ia s . D u r a n te u n au g e , el
c á lc u lo p o p u l a r d e la m a g n itu d d e a m b o s riesg o s, e l d e l p re s ta ­
m is ta y el d e l p re s ta ta rio , p u e d e lle g a r a ser in u s ita d a e im p r u ­
d e n te m e n te b a jo .
V

L a c u rv a d e la e fic ie n c ia m a r g in a l d e l c a p ita l es d e f u n d a m e n ­
ta l im p o r ta n c ia p o r q u e la e x p e c ta tiv a d e l f u tu r o in flu y e so b re
e l p re s e n te p r in c ip a lm e n te a tra v é s d e este fa c to r (m u c h o m á s
q u e a tra v é s d e la ta sa d e in te ré s ) . E l e r r o r d e c o n s id e r a r la e fi­
c ie n c ia m a r g in a l d e l c a p ita l p r in c ip a lm e n te e n té rm in o s d e l r e n ­
d im ie n to c o r r i e n t e d e l e q u ip o d e p ro d u c c ió n , lo c u a l só lo sería
c o rre c to e n la s itu a c ió n e s tá tic a e n q u e n o h u b ie r a c a m b io s f u ­
tu ro s q u e in flu y e ra n so b re el p re s e n te , h a d a d o p o r re s u lta d o la
r o t u r a d e l e s la b ó n te ó ric o e n tr e el p re s e n te y e l f u tu r o . L a tasa
d e in te ré s m is m a es, v ir tu a lm e n te ,7 u n [145] fe n ó m e n o c o r r i e n t e ;
y si re d u c im o s la e fic ie n c ia m a r g in a l d e l c a p ita l a l m is m o s ta tu s ,
n o s c e rra m o s la p o s ib ilid a d d e to m a r e n c u e n ta d e u n a m a n e r a
d ire c ta la in flu e n c ia d e l f u tu r o e n n u e s tr o a n á lis is d e l e q u ilib r io
e x iste n te .

7 N o com p letam en te; porque su valor refleja en p arte la in ce rtid u m b re del fu tu ro .


M ás todavía, la relación e n tre las tasas de in terés para d iferen tes plazos d epende
de las expectativas.
134 E L IN C E N T IV O PARA IN V E R T IR

E l h e c h o d e q u e los s u p u e s to s d e la s itu a c ió n e s tá tic a sea n


a m e n u d o b ásico s e n la te o ría e c o n ó m ic a a c tu a l, in tr o d u c e e n e lla
u n e le m e n to im p o r ta n te d e irr e a lid a d . P e ro la in tro d u c c ió n d e
los c o n c e p to s d e l co sto d e u so y d e la e fic ie n c ia m a r g in a l d e l ca­
p ita l, s e g ú n a n te s se d e f in ie ro n , t e n d r á p o r efecto , s e g ú n creo ,
v o lv erlo s a la re a lid a d , e n ta n to q u e se re d u c e a u n m ín im o el
g ra d o in d is p e n s a b le d e a d a p ta c ió n .
L a ra z ó n d e q u e el f u t u r o e c o n ó m ic o esté lig a d o c o n el p r e ­
s e n te se e n c u e n tr a e n la e x is te n c ia d e e q u ip o d u ra d e ro . P o r ta n to ,
el h e c h o d e q u e la e x p e c ta tiv a d e l f u tu r o a fe c te el p re s e n te a
tra v é s d e l p re c io d e d e m a n d a d e l e q u ip o d u r a d e r o , c o n c u e rd a y
se c o n fo rm a a n u e s tro s p rin c ip io s g e n e ra le s d e p e n s a m ie n to . [146]
C A P ÍT U L O 12

EL ESTA D O DE L A S E X P E C T A T IV A S A LARGO PLAZO


«
I

H e m o s v isto e n el c a p ítu lo a n te r io r q u e la e sc ala d e in v e rs ió n


d e p e n d e d e la r e la c ió n e n tr e la tasa d e in te ré s y la c u rv a d e
efic ien cia m a r g in a l d e l c a p ita l c o r re s p o n d ie n te a d iv e rsa s escalas
d e in v e rs ió n c o rrie n te , e n ta n to q u e la e fic ie n c ia m a rg in a l d e l
c a p ita l d e p e n d e d e la re la c ió n e n tr e el p re c io d e o fe rta d e u n
b ie n d e c a p ita l y su r e n d im ie n to p ro b a b le . E n este c a p ítu lo c o n ­
sid e ra re m o s co n m a y o r d e ta lle alg u n o s d e los fa c to re s q u e d e te r ­
m in a n d ic h o re n d im ie n to .
L as c o n s id e ra c io n e s e n q u e se b a s a n las e x p e c ta tiv a s so b re los
re n d im ie n to s p ro b a b le s so n , p o r u n a p a r te , lo s h e c h o s q u e p o d e ­
m os d a r p o r c o n o c id o s c o n m á s o m e n o s c e rte z a y, p o r o tra , lo s
a c o n te c im ie n to s f u tu r o s q u e só lo p u e d e n p re v e rs e c o n r e la tiv a se­
g u rid a d . E n tr e los p rim e ro s se p u e d e n m e n c io n a r las e x is te n c ia s
a c tu a le s d e c ie rta s clases d e b ie n e s d e c a p ita l y d e éstos e n g e n e ­
ra l, así c o m o la fu e rz a q u e te n g a la d e m a n d a d e los -c o n su m id o re s
d e a rtíc u lo s q u e r e q u ie r a n p a r a su p ro d u c c ió n e fic ie n te a y u d a
r e la tiv a m e n te m a y o r d e l c a p ita l. E n tr e lo s ú ltim o s se c u e n ta n lo s
c a m b io s f u tu ro s e n la clase y c a n tid a d d e las e x is te n c ia s d e b ie n e s
d e c a p ita l y e n los g u sto s d e los c o n s u m id o re s ; la fu e rz a d e l a
d e m a n d a e fe c tiv a e n d iv e rso s p e rio d o s , m ie n tra s d u r a la in v e rs ió n
d e re fe re n c ia , y los c a m b io s e n la u n id a d d e sa la rio s, e n té r m i­
n o s d e d in e r o , q u e p u e d e n o c u r r ir d u r a n te el m is m o p e rio d o . P o ­
d e m o s r e s u m ir la s itu a c ió n d e las e x p e c ta tiv a s p sico ló g icas s o b re
estos [147] ú ltim o s p u n to s d ic ie n d o q u e es el e s t a d o d e las e x p e c ­
ta tiv a s a la r g o p l a z o , d is tin g u ié n d o la s d e las e x p e c ta tiv a s a c o rto
p la z o e n q u e se b a s a el p r o d u c to r p a r a e s tim a r lo q u e p o d r á
o b te n e r d e u n p ro d u c to c u a n d o esté te rm in a d o , e n e l s u p u e s to
d e q u e se d e c id a a in ic ia r su p ro d u c c ió n e n la a c tu a lid a d c o n el
e q u ip o e x is te n te , lo q u e y a e x a m in a m o s e n el c a p ítu lo 5.

II

A l p la n e a r n u e s tra s e x p e c ta tiv a s s e r ía to r p e a t r i b u i r g r a n in f lu e n ­
cia a m o tiv o s q u e s e a n m u y in c ie rto s .1 P o r ta n to , es ra z o n a b le
1 C on “ m uy inciertos’" n o quiero decir lo m ism o qu e con “ m uy im probables” .
C f. m i T r e a t is e o n P r o b a b i lit y , cap. vi, sobre “ La im portancia de los arg um entos” .

135
136 E L IN C E N T I V O P A R A I N V E R T IR

d e ja rs e g u ia r p r in c ip a lm e n te p o r los h ec h o s q u e n o s in s p ir e n c ie r­
n a c o n fia n z a , a u n q u e te n g a n u n a im p o r ta n c ia m e n o s d ec isiv a p a r a
n u e s tro s fin es, q u e p o r o tro s p o c o y v a g a m e n te co n o c id o s. P o r este
m o tiv o , los h ec h o s p ro p io s d e la s itu a c ió n p re s e n te e n tr a n , d es­
p r o p o r c io n a d a m e n te e n c ie rto s e n tid o , e n la fo rm a c ió n d e n u e s tra s
e x p e c ta tiv a s a la rg o p la z o , s ie n d o n u e s tr a c o s tu m b re fija rn o s e n
la s itu a c ió n a c tu a l p a r a p ro y e c ta rla e n el fu tu ro , m o d if ic á n d o la
ú n ic a m e n te se g ú n los m o tiv o s m ás o m e n o s d e fin id o s q u e te n g a m o s
p a r a e s p e ra r u n a v a ria c ió n .
E l e sta d o d e e x p e c ta tiv a a la rg o p la z o q u e sirv e d e b ase a
n u e s tra s d ec isio n e s, d e p e n d e , p o r ta n to , n o só lo d e lo s p ro n ó s tic o s
m ás p ro b a b le s q u e p o d a m o s re a liz a r, s in o ta m b ié n d e la c o n f i a n ­
za c o n q u e h a g a m o s la p re v is ió n —d e q u é m a g n itu d e stim a m o s
la p r o b a b ilid a d d e q u e n u e s tro m e jo r p ro n ó s tic o se a p o r co m ­
p le to e q u iv o c a d o —. Si e sp e ra m o s g ra n d e s m o d ific a c io n e s p e r o es­
ta m o s m u y in se g u ro s s o b re la fo rm a p re c is a e n q u e o c u r rirá n ,
e n to n c e s n u e s tr a c o n fia n z a será d é b il.
E l e s t a d o d e c o n f i a n z a , co m o se le lla m a , es u n a s u n to al
q u e los h o m b re s p rá c tic o s c o n c e d e n la a te n c ió n m á s e s tre c h a y
p re o c u p a d a . P e ro los e c o n o m ista s n o lo h a n a n a liz a d o c u id a d o ­
s a m e n te y se h a n c o n fo rm a d o c o m o re g la co n e s tu d ia r lo [148] e n
té rm in o s g e n e ra le s. E n p a r tic u la r n o se h a p u e s to e n c la ro q u e
su p r e d o m in io e n los p ro b le m a s ec o n ó m ic o s v ie n e a tra v é s d e su
im p o r ta n te in flu e n c ia so b re la c u rv a d e la e fic acia m a rg in a l d e l
c a p ita l. N i so n d o s fa c to re s s e p a ra d o s q u e a fe c ta n la ta s a d e i n ­
v e rsió n , es d e c ir, la c u rv a d e la e fic ie n c ia m a rg in a l d e l c a p ita l y
el e sta d o d e la c o n fia n z a . E l e s ta d o d e la c o n fia n z a tie n e im p o r ­
t a n # » p o r q u e es u n o d e los p rin c ip a le s e n tre los fa c to re s q u e
d e te r m in a n la e fic ie n c ia m a rg in a l d e l c a p ita l, q u e es ig u a l q u e
la c u rv a d e d e m a n d a d e in v e rs ió n .
S in e m b a rg o , n o h a y m u c h o q u e d e c ir a p r i o r i s o b re e l e s ta d o
d e la c o n fia n z a . N u e s tra s c o n c lu sio n e s d e b e n d e p e n d e r, e s e n c ia l­
m e n te , d e la o b s e rv a c ió n re a l d e lo s m e rc a d o s y d e la p sic o lo g ía
d e los n eg o cio s. P o r este m o tiv o la d ig re s ió n s ig u ie n te se e n c u e n ­
tr a e n u n p la n o d e a b s tra c c ió n d is tin to a l d e la m a y o r p a r te d e
este lib ro .
P o r m o tiv o s d e c o n v e n ie n c ia e n la e x p o s ic ió n s u p o n d re m o s
e n el e s tu d io q u e v a m o s a in ic ia r so b re el e sta d o d e la c o n fia n z a ,
q u e la ta sa d e in te ré s n o se a lte r a ; y p ro c e d e re m o s e n las sec­
cio n es sig u ie n te s c o m o si los ca m b io s e n el v a lo r d e las in v e rsio n e s
fu e r a n c o n se c u e n c ia s o la m e n te d e c a m b io s d e la e x p e c ta tiv a d e
su s re n d im ie n to s p r o b a b le s y d e n in g u n a m a n e r a d e m o d ific a -
E X P E C T A T IV A S A LARGO PLAZO 137

ciones e n la ta sa d e in te ré s a q u e se c a p ita liz a n d ic h o s r e n d i­


m ien to s. E l e fecto d e las v a ria c io n e s e n d ic h a ta sa se s o b re p o n e
fá c ilm e n te , sin e m b a rg o , al e fecto d e los c a m b io s e n el e s ta d o
d e la c o n fia n z a .

III

E l h e c h o m ás d e s ta c a d o es lo e x tre m a d a m e n te p re c a rio d e las


bases d e c o n o c im ie n to e n q u e h a n d e b a sa rse n u e s tro s cá lc u lo s
d e los r e n d im ie n to s p ro b a b le s . N u e s tr o c o n o c im ie n to d e los fa c ­
to res q u e r e g ir á n el r e n d im ie n to d e u n a in v e rs ió n e n los añ o s
v e n id e ro s p ró x im o s es fre c u e n te m e n te m u y lig e ro y a m e n u d o
d e sd e ñ a b le . Si h e m o s d e h a b l a r c o n fr a n q u e z a , te n e m o s q u e a d ­
m itir q u e la s b ases d e n u e s tr o c o n o c im ie n to p a r a c a lc u la r e l r e n ­
d im ie n to p r o b a b le e n los d iez a ñ o s p ró x im o s d e u n fe rro c a rril,
u n a m in a d e co b re , u n a fá b ric a te x til, la c lie n te la d e u n a m e d i­
c in a p a te n ta d a , u n a lín e a tr a s a tlá n tic a [149] d e v a p o re s o u n
ed ific io e n la C ity d e L o n d re s , es m u y lim ita d o y a veces n u lo ;
y a u n lo es e n los c in c o a ñ o s p ró x im o s . D e h e c h o , q u ie n e s i n ­
te n ta n e n serio re a liz a r s e m e ja n te e s tim a c ió n se e n c u e n tr a n e n ta l
m in o r ía q u e s u c o n d u c ta n o g o b ie r n a e l m e rc a d o .
E n o tro s tie m p o s, c u a n d o casi to d a s la s e m p re sa s e r a n p ro p ie ­
d a d d e lo s e m p re s a rio s o d e sus am ig o s y aso ciad o s, la in v e rs ió n
d e p e n d ía d e q u e h u b ie r a s u fic ie n te s in d iv id u o s d e te m p e r a m e n ­
to s a n g u ín e o e im p u ls o s c o n stru c tiv o s , q u e e m p r e n d ie r a n n eg o c io s
co m o u n a fo r m a d e v iv ir, sin b a sa rse e n c á lc u lo s p re ciso s acerc a
d e las g a n a n c ia s p ro b a b le s . E l a s u n to e r a e n p a r te u n a lo te ría ,
a u n q u e el r e s u lta d o f in a l d e p e n d ía m u c h o d e si la h a b ilid a d y el
c a rá c te r d e los d ire c to re s e s ta b a n p o r e n c im a o p o r d e b a jo d e l
p ro m e d io . A lg u n o s fra c a s a ría n y o tro s te n d r ía n é x ito ; j^ero a ú n
d e sp u é s d e los a c o n te c im ie n to s n a d ie s a b ría si e l p ro m e d io d e
los re s u lta d o s , m e d id o e n las su m a s d e in v e rs ió n , h a b ía e x c e d i­
d o , ig u a la d o o q u e d a d o c o rto e n r e la c ió n c o n la ta s a p r e d o m i­
n a n te d e in te ré s ; a u n q u e , si e x c lu im o s la e x p lo ta c ió n d e los re ­
cu rso s n a tu r a le s y lo s m o n o p o lio s , es p r o b a b le q u e e l p ro m e d io
re a l d e los re s u lta d o s d e las in v e rsio n e s, a u n e n p e rio d o s d e p r o ­
g reso y p ro s p e rid a d , h a y a d e f r a u d a d o las e sp e ra n z a s q u e in d u je ­
r o n a in v e r tir . L o s h o m b re s d e n eg o c io s ju g a b a n u n ju e g o q u e
e r a u n a m e z c la d e h a b ilid a d y s u e rte , c u y o r e s u lta d o m e d io p a r a
lo s ju g a d o re s es d e sc o n o c id o p a r a q u ie n e s p a r tic ip a n e n él. Si la
n a tu ra le z a h u m a n a n o s in tie r a la te n ta c ió n d e p r o b a r su e rte , n i
sa tisfa c c ió n (a b s tra c c ió n h e c h a d e la g a n a n c ia ) e n c o n s tru ir u n a
158 E L IN C E N T IV O PARA IN V E R T IR

fá b ric a , u n fe rro c a rril, u n a m in a o u n a h a c ie n d a , n o h a b r ía m u ­


ch a in v e rs ió n c o m o re s u lta d o s im p le m e n te d e c á lc u lo s fríos.
S in e m b a rg o , ¡as d e c isio n e s d e in v e r tir e n n eg o c io s p riv a d o s
d e l v ie jo tip o e ra n , e n g r a n p a r te , irre v o c a b le s n o só lo p a r a la
c o m u n id a d e n c o n ju n to , sin o ta m b ié n p a r a los in d iv id u o s . C o n
la se p a ra c ió n e n tr e la p r o p ie d a d y la d ire c c ió n q u e p riv a h o y , y
c o n el d e s a rro llo d e m e rc a d o s d e in v e rs ió n o rg a n iz a d o s , h a e n ­
tra d o e n ju e g o u n n u e v o fa c to r d e g ra n im p o rta n c ia , q u e a lg u n a s
veces fa c ilita la in v e rs ió n , p e r o ta m b ié n c o n tr ib u y e a veces [150]
a a u m e n ta r m u c h o la in e s ta b ilid a d d e l sistem a. C u a n d o f a lta n lo s
m e rc a d o s d e v a lo re s n o tie n e o b je to in t e n t a r r e v a lu a r c o n fr e c u e n ­
cia u n a in v e rs ió n e n la c u a l n o s h e m o s c o m p ro m e tid o . P e ro la
b o ls a re v a lú a m u c h a s in v e rs io n e s to d o s los d ía s y estas r e v a lu a ­
cio n es d a n fre c u e n te s o p o r tu n id a d e s a los in d iv id u o s ( a u n q u e
n o a la c o m u n id a d e n c o n ju n to ) p a r a re v is a r su s c o m p ro m iso s.
Es c o m o si u n a g r ic u lto r, h a b ie n d o o b se rv a d o su b a r ó m e tro d es­
p u é s d e l d e sa y u n o , d e c id ie ra r e t i r a r su c a p ita l d e l n e g o c io a g ríc o ­
la e n tre d iez y once, d e la m a ñ a n a y re c o n s id e r a r si d e b ía v o lv e r
a él p o s te r io r m e n te d u r a n te la se m a n a . P e ro las re v a lu a c io n e s
d ia ria s d e la b o ls a d e v a lo re s, a u n q u e se h a c e n c o n e l o b je to p r i n ­
c ip a l d e fa c ilita r tra sp a so s e n tr e in d iv id u o s d e in v e rs io n e s p a sa d a s,
e je rc e n in e v ita b le m e n te in f lu e n c ia d e c isiv a so b re la ta sa d e las
in v e rsio n e s c o rrie n te s ; p o r q u e n o tie n e s e n tid o c r e a r u n a n u e v a
e m p re s a in c u r r ie n d o e n u n g a sto m a y o r q u e a q u e l a q u e se p u e d e
c o m p ra r o tr a ig u a l y a e x is te n te , m ie n tr a s q u e h a y u n in c e n tiv o
p a r a g a s ta r e n u n n u e v o p ro y e c to lo q u e p o d r ía p a r e c e r u n a s u m a
e x tra v a g a n te , si p u e d e v e n d e rs e e n la b o ls a d e v a lo re s c o n u n a
g a n a n c ia in m e d ia ta .2 P o r eso c ie rta s clases d e in v e rs io n e s se rig e n
p o r el p ro m e d io d e la s e x p e c ta tiv a s d e q u ie n e s tr a f ic a n e n la b o ls a
d e v a lo re s, ta l c o m o se m a n if ie s ta e n e l p re c io d e las accio n es,
m ás b ie n q u e p o r las e x p e c ta tiv a s g e n u in a s d e l e m p re s a rio p r o ­
fe sio n a l.3 ¿C ó m o se m a n e ja n , e n to n c e s, e n la p rá c tic a , estas re v a ­

2 E n m i T r e a tis e o n M o n e y (vol. 11 , p. 195) ad v ertí q u e cuando las acciones de


una com pañía se cotizan m uy alto, de m anera q u e p u e d e o b ten e r m ás c ap ital em i­
tien d o nuevas acciones en condiciones favorables, esto tien e el m ism o efecto qu e si
pu d iera ob ten er préstam os a tasa reducida d e interés. A hora describiría este h e ch o
diciendo qu e un a cotización alta para los valores existentes supone u n au m en to en
ía eficiencia m arginal de la clase corresp o n d ien te d e capital y, por tan to , tien e el
m ism o efecto (desde el m om ento que la inversión d ep en d e de un a com paración e n tre
la eficiencia m arginal d el capital y la tasa de interés) qu e un a baja en la tasa d e
interés.
3 E sto n o es aplicable, po r supuesto, a los tipos de em presa qu e no p u e d en co­
m ercializarse f á c ilm e n te o a los cuales no corresponde e strech am en te algún valor
negociable. Las clases q ue antes quedaban com prendidas en esta excepción eran nú-
E X P E C T A T IV A S A L A R G O P L A Z O 139

lu a c io n e s ta n im p o r ta n te s d e las in v e rsio n e s e x iste n te s q u e se


re a liz a n c a d a d ía y a u n c a d a h o ra ? [151]

IV

E n la p rá c tic a h e m o s c o n v e n id o tá c ita m e n te , p o r re g la g e n e ra l, e n
re fe rim o s a lo q u e e n r e a lid a d es u n a c o n v e n c ió n . L a ese n c ia d e
ésta —a u n q u e d esd e lu e g o n o fu n c io n a c o n t a n t a sen cillez— e s tá
en s u p o n e r q u e la s itu a c ió n e x is te n te e n los n eg o c io s c o n tin u a r á
p o r tie m p o in d e fin id o , e x c e p to c u a n d o te n g a m o s ra z o n e s c o n c re ­
tas p a r a e s p e ra r u n a m o d ific a c ió n . E sto n o q u ie r e d e c ir q u e e n
r e a lid a d cream o s e n la d u ra c ió n in d e f in id a d e l e s ta d o a c tu a l d e
los negocios. S ab em o s p o r e x p e rie n c ia r e p e tid a q u e esto es lo m á s
im p ro b a b le . L o s re s u lta d o s efectiv o s d e u n a in v e r s ió n a la rg o n ú ­
m e ro d e añ o s r a r a vez c o in c id e n c o n las e x p e c ta tiv a s o rig in a le s .
T a m p o c o p o d e m o s r a c io n a liz a r n u e s tra c o n d u c ta a r g u m e n ta n d o
q u e p a r a u n h o m b r e ig n o r a n te los e rro re s e n c u a lq u ie r s e n tid o
so n ig u a lm e n te p ro b a b le s , d e ta l m a n e r a q u e su b siste u n a p r e v i­
sió n a c tu a r ia l m e d ia b a s a d a e n ig u a ld a d d e p ro b a b ilid a d e s ; p o r ­
q u e fá c ilm e n te p u e d e d e m o s tra rs e q u e el s u p u e s to d e la p o s ib i­
lid a d a r itm é tic a d e ig u a ld a d d e p ro b a b ilid a d e s , b a s a d o e n u n
e sta d o d e ig n o ra n c ia , c o n d u c e a a b su rd o s. E n efecto , e sta m o s su ­
p o n ie n d o q u e la v a lu a c ió n e x is te n te e n el m e rc a d o , in d e p e n d ie n ­
te m e n te d e có m o se h a lle g a d o a e lla , es c o r r e c ta ú n ic a m e n te e n
r e la c ió n c o n n u e s tro c o n o c im ie n to a c tu a l d e lo s h e c h o s q u e in ­
f lu ir á n so b re el r e n d im ie n to d e la in v e rs ió n ; y q u e sólo c a m b ia rá
e n p ro p o r c ió n a las v a ria c io n e s e n d ic h o c o n o c im ie n to ; a u n q u e ,
filo s ó fic a m e n te h a b la n d o , n o p u e d e ser d e l to d o c o rre c to d esd e el
m o m e n to q u e n u e s tr o c o n o c im ie n to a c tu a l n o n o s d a bases su ­
fic ie n te s p a r a u n a e x p e c ta tiv a m a te m á tic a c a lc u la d a . E n re a lid a d ,
e n las v a lo ra c io n e s d e l m e rc a d o e n tr a n c o n s id e ra c io n e s d e to d a s
clases q u e d e n in g u n a m a n e r a se r e la c io n a n c o n el r e n d im ie n to
p ro b a b le .
N o o b s ta n te , el m é to d o c o n v e n c io n a l d e c a lc u la r a n te s m e n ­
c io n a d o s e rá c o m p a tib le c o n u n a c o n s id e ra b le p e r m a n e n c ia y es­
ta b ilid a d e n n u e s tro s a s u n to s , m i e n t r a s p o d a m o s c o n f ia r e n la
c o n t i n u i d a d d e la c o n v e n c ió n .
P o r q u e si e x iste n m e rc a d o s o rg a n iz a d o s p a r a la in v e rs ió n y
si p o d e m o s c o n fia r e n q u e el c o n v e n io n o v a r ia rá , u n in v ersio -

numerosas; pero considerando la proporción cjue guardan con el valor total de las nuevas
inversiones, están perdiendo im portancia rápidamente.
140 E L IN C E N T IV O P A R A IN V E R T IR

n is ta p u e d e le g ítim a m e n te a n im a r s e c o n la [152] id e a d e q u e el
ú n ic o riesg o q u e c o rre es el d e u n c a m b io re a l e n las c o n d ic io n e s
d e l f u t u r o i n m e d i a t o , so b re c u y a p r o b a b ilid a d p u e d e i n t e n t a r fo r­
m a rs e u n ju ic io p ro p io , y q u e n o es p ro b a b le q u e el c a m b io sea
m u y g ra n d e ; p u e s s u p o n ie n d o q u e la c o n v e n c ió n sig a e n p ie , estos
c a m b io s s o n los ú n ic o s q u e p u e d e n a fe c ta r el v a lo r d e su in v e rs ió n
y n o n e c e sita p e r d e r el s u e ñ o p o r e l sim p le h e c h o d e n o te n e r
id e a d e lo q u e p o d r á v a le r d iez a ñ o s m ás ta rd e . A sí la in v e rs ió n
se v u e lv e ra z o n a b le m e n te “s e g u r a ” p a r a el in v e rs io n is ta in d iv i­
d u a l e n p e r io d o s co rto s, y, e n co n se c u e n c ia , e n u n a su ce sió n d e
los m ism o s, n o im p o r ta c u á n to s , si p u e d e c o n fia r r a z o n a b le m e n te
e n q u e n o se q u e b r a n ta r á la c o n v e n c ió n y e n q u e , p o r ta n to , te n ­
d r á o p o r tu n id a d p a r a re v is a r sus c o n c lu sio n e s y m o d ific a r la in ­
v e rs ió n a n te s d e q u e h a y a tie m p o s u fic ie n te p a r a q u e o c u r r a n
g ra n d e s a lte ra c io n e s . D e este m o d o ,. las. in v e rsio n e s q u e s o n “ fija s ”
p a r a la c o m u n id a d se v u e lv e n “ líq u id a s ” p a r a e l in d iv id u o .
E sto y s e g u ro d e q u e n u e s tro s p rin c ip a le s m e rc a d o s d e in v e rs ió n
se h a n d e s a rro lla d o s ig u ie n d o lin c a m ie n to s p a re c id o s ; p e r o n o
d e b e m o s s o rp re n d e rn o s d e q u e u n a c o n v e n c ió n ta n a r b itr a r ia des­
d e u n p u n t o d e v is ta a b s o lu to te n g a sus p u n to s d é b ile s. E l q u e
sea p re c a r io es lo q u e c re a u n a p a r te n o p e q u e ñ a d e n u e s tro
p r o b le m a c o n te m p o r á n e o d e lo g ra r u n v o lu m e n s u fic ie n te d e in ­
v e rsió n .

P u e d e n m e n c io n a rs e b re v e m e n te a lg u n o s d e los fa c to re s q u e a u ­
m e n ta n e sta d e b ilid a d .
1 ) C o m o r e s u lta d o d e l a u m e n to g r a d u a l d e la p ro p o r c ió n q u e
re p re s e n ta n e n la in v e rs ió n g lo b a l d e c a p ita l d e la c o m u n id a d los
títu lo s o v a lo re s d e r e n d im ie n to v a r ia b le q u e p o s e e n la s p e rso ­
n a s q u e n o d irig e n n i tie n e n c o n o c im ie n to esp e cial d e las c ir­
c u n s ta n c ia s , se a n p re se n te s o fu tu ra s , d e los n eg o c io s e n c u e stió n ,
h a d is m in u id o s e r ia m e n te el e le m e n to d e c o n o c im ie n to re a l q u e
h a y e n la v a lu a c ió n d e las in v e rs io n e s p o r q u ie n e s las p o s e e n o
p ro y e c ta n c o m p ra rla s .
2 ) L a s flu c tu a c io n e s d ia ria s d e las g a n a n c ia s d e las in v e rsio n e s
e x is te n te s [153], q u e so n a to d a s lu ces d e c a rá c te r e fím e ro y p o co
im p o r ta n te , tie n d e n e n c o n ju n to a te n e r u n a in flu e n c ia ex cesiv a
y a u n a b s u r d a so b re el m e rc a d o . Se d ice, p o r e je m p lo , q u e las
ac cio n es d e las c o m p a ñ ía s m a n u fa c tu r e r a s d e h ie lo n o r te a m e r i­
c a n a s tie n d e n a v e n d e rs e a u n p re c io m ás a lto e n v e ra n o , c u a n d o
E X P E C T A T IV A S A L A R G O P L A Z O 141

s d iv id e n d o s so n e s ta c io n a lm e n te elev a d o s, q u e e n in v ie rn o ,
c u a n d o n a d ie q u ie r e ese p r o d u c to . L a r e p e tic ió n d e los d ía s d e
fiesta o ficia le s p u e d e e le v a r la v a lo ra c ió n d e l m e rc a d o d e l siste m a
fe rro c a rrile ro b r itá n ic o e n v a rio s m illo n e s d e lib ra s e ste rlin a s.
3) U n a v a lo ra c ió n c o n v e n c io n a l q u e se esta b le c e c o m o r e s u l­
ta d o d e la p sic o lo g ía d e m a s a d e g r a n n ú m e r o d e in d iv id u o s ig­
n o ra n te s e stá s u je ta a m o d ific a c io n e s v io le n ta s d e b id a s a u n c a m ­
b io v io le n to e n la o p in ió n c o m o c o n se c u e n c ia d e fa c to re s q u e e n
r e a lid a d n o s ig n ific a n g r a n cosa p a r a el r e n d im ie n to p ro b a b le ,
y a q u e n o h a b r á m o tiv o s d e c o n v ic c ió n fu e rte m e n te a r ra ig a d o s
p a r a m a n te n e r la c o n firm ez a. E n tie m p o a n o rm a le s , p a r tic u la r ­
m e n te c u a n d o la h ip ó te s is d e u n a c o n tin u a c ió n in d e f in id a d e l es­
ta d o a c tu a l d e los n e g o c io s es m e n o s p r o b a b le q u e d e o r d in a r io ,
a u n c u a n d o n o e x is ta n m o tiv o s ex p re so s p a r a a n tic ip a r u n c a m ­
b io d e fin id o , el m e rc a d o e s ta rá s u je to a o le a d a s d e s e n tim ie n to s
o p tim is ta s o p e sim ista s, q u e s o n irra z o n a b le s y s in e m b a rg o le g í­
tim o s, e n c ie rto s e n tid o , c u a n d o n o h a y bases só lid a s p a r a u n
c á lc u lo ra z o n a b le .
4 ) P e ro h a y u n ra sg o d is tin tiv o q u e m e re c e n u e s tr a a te n c ió n .
P o d r ía h a b e rs e s u p u e s to q u e la c o m p e te n c ia e n tre lo s p ro fe s io ­
n a le s e x p e rto s, q u e p o s e e n m á s ju ic io y c o n o c im ie n to q u e el
in v e rs io n is ta p r iv a d o m e d io , c o rre g iría las e x tra v a g a n c ia s d e l in ­
d iv id u o ig n o r a n te a b a n d o n a d o a sí m ism o . S u ced e, sin e m b a rg o ,
q u e las e n e rg ía s y la h a b ilid a d d e l in v e rs io n is ta p ro f e s io n a l y
d e l e s p e c u la d o r e s tá n o c u p a d a s p r in c ip a lm e n te e n o t r a p a rte . P o r­
q u e la m a y o ría d e estas p e rso n a s n o está, d e h e c h o , d e d ic a d a e n
p r im e r té rm in o , a re a liz a r p re v is io n e s s u p e rio re s a la rg o p la z o
re sp e c to a l r e n d im ie n to p r o b a b le d e u n a in v e rs ió n p o r to d o el
tie m p o q u e d u re , s in o a p re v e r c a m b io s e n las bases c o n v e n c io ­
n a le s d e v a lu a c ió n co n u n p o c o m á s d e a n tic ip a c ió n q u e el p ú ­
b lic o e n g e n e ra l. N o se o c u p a n d e lo q u e re a lm e n te sig n ific a u n
v a lo r d e in v e rs ió n [154] p a r a e l h o m b re q u e lo c o m p ra “ p a r a
s ie m p re ” , sin o d e e n c u á n to lo e s tim a r á e l m e rc a d o d e n tr o d e tres
m eses o u n a ñ o , b a jo la in f lu e n c ia d e la p s ic o lo g ía d e m a sa . M ás
a ú n , e s ta c o n d u c ta n o es re s u lta d o d e u n a in c lin a c ió n d is p a r a ta d a .
Es c o n s e c u e n c ia in e v ita b le d e u n m e rc a d o d e in v e rs ió n o rg a n iz a d o
d e a c u e rd o c o n las n o rm a s d e sc rita s; p o r q u e n o es se n sa to p a g a r
25 p o r u n a in v e rs ió n cu y o r e n d im ie n to p r o b a b le se cree q u e ju s ­
tific a u n v a lo r d e 30, si a l m is m o tie m p o se s u p o n e q u e e l m e rc a d o
lo e s tim a rá e n 20 tre s m eses d esp u é s.
D e este m o d o , el in v e rs io n is ta p ro fe s io n a l se ve fo rz a d o a es­
ta r a le r ta p a r a a n tic ip a r esos c a m b io s in m in e n te s , e n las n o tic ia s
EL IN C E N T IV O P A R A I N V E R T IR

o e n la a tm ó sfe ra , q u e , s e g ú n la e x p e rie n c ia d e m u e s tra , tie n e n


m ás in flu e n c ia s o b re la p sic o lo g ía d e m a s a d e l m e rc a d o . É ste es
el re s u lta d o in e v ita b le d e lo s m e rc a d o s ele in v e rs ió n q u e se o rg a ­
n iz a n p a r a lo g ra r lo q u e se lla m a “ liq u id e z ” . E n tr e las m á x im a s
d e la fin a n z a o rto d o x a , n in g u n a , s e g u ra m e n te , es m á s a n tis o c ia l
q u e el fe tic h e d e la liq u id e z , la d o c tr in a se g ú n la c u a l es u n a
v ir tu d p o s itiv a d e las in s titu c io n e s d e in v e rs ió n c o n c e n tra r sus
re cu rso s e n la p o s e s ió n d e v a lo re s “líq u id o s ” . O lv id a q u e las in ­
v ersio n e s n o p u e d e n se r líq u id a s p a r a la c o m u n id a d co m o u n
to d o . L a f in a lid a d so cial d e la in v e rs ió n re a liz a d a c o n co n o c i­
m ie n to d e c a u s a d e b e ría ser el d o m in io d e las fu e rz a s n e g a tiv a s
d e l tie m p o y la ig n o ra n c ia q u e r o d e a n n u e s tro f u tu r o . E l o b je to
re a l y p a r tic u la r d e la m a y o r p a r te d e las in v e rs io n e s d e los e x ­
p e rto s, h o y d ía, es “g a n a r la d e l a n t e r a ” ( t o b e a t t h e g i in ) , c o m o
d ic e n los n o rte a m e ric a n o s ; se r m ás lis to q u e e l v u lg o , y e n c a ja r
la m o n e d a fa lsa o q u e se e stá d e p r e c ia n d o a o tr a p e rs o n a .
E sta b a ta lla d e v iv eza p a r a p re v e r las bases d e la v a lo ra c ió n
c o n v e n c io n a l c o n u n o s c u a n to s m eses d e a n te la c ió n , m á s b ie n
q u e el r e n d im ie n to p r o b a b le d e u n a in v e rs ió n d u r a n te añ o s, n i
s iq u ie r a n e c e s ita c o rd e ro s e n tr e e l p ú b lic o p a r a s a c ia r las fa u ces
d e los lo b o s p ro fe s io n a le s : estos ú ltim o s p u e d e n ju g a r e n tr e sí.
N i ta m p o c o se r e q u ie r e q u e a lg u ie n c o n se rv e su fe in g e n u a e n
q u e las bases c o n v e n c io n a le s d e la v a lo ra c ió n te n g a n a lg u n a v a li­
d ez g e n u in a a la rg o p la z o ; p o r q u e es, p o r d e c irlo así, el ju e g o
[155] d e l a n illo d e la s o lte ro n a o d e las silla s m u sic a le s —u n
p a s a tie m p o e n q u e el v e n c e d o r es q u ie n p a s a a s u v e c in o e l a n illo
n i d e m a s ia d o p r o n to , n i d e m a s ia d o ta rd e , a n te s q u e te rm in e el
ju e g o , y es el q u e c o n sig u e u n a s illa a l cesar la m ú s ic a —. E sto s e n tr e ­
te n im ie n to s p u e d e n ju g a rs e c o n d iv e rs ió n y d e le ite , a u n q u e to d o s
los ju g a d o re s s e p a n q u e lo q u e e s tá c irc u la n d o es el a n illo o q u e
c u a n d o la m ú s ic a d e je d e to c a r, a lg u n o s d e ello s n o e n c o n tr a r á n
asien to .
O , p a r a c a m b ia r u n p o c o la m e tá fo ra , la in v e rs ió n p o r p r o f e ­
sio n a le s p u e d e c o m p a ra rs e a esos c o n c u rso s d e los p e rió d ic o s e n
q u e los c o n c u rs a n te s tie n e n q u e s e le c c io n a r las seis c a ra s m ás b o n i­
tas e n tre u n c e n te n a r d e fo to g ra fía s , g a n a n d o el p r e m io a q u e l
c o m p e tid o r cu y a selec ció n c o r re s p o n d a m ás a p r o x im a d a m e n te al
p ro m e d io d e la s p re fe re n c ia s d e los c o m p e tid o re s e n c o n ju n to ; d e
ta l m a n e r a q u e c a d a c o n c u rs a n te h a d e e le g ir, n o los s e m b la n te s
q u e él m ism o c o n sid e re m ás b o n ito s , s in o los q u e c re a q u e s e rá n
m ás d e l a g ra d o d e los d em ás c o n c u rs a n te s , to d o s lo s c u a le s o b ­
s e rv a n el p r o b le m a d esd e el m ism o p u n t o d e v ista. N o es e l caso
E X P E C T A T IV A S A L A R G O P L A Z O 143

d e se le c c io n a r a q u e lla s q u e , s e g ú n el m e jo r ju ic io p ro p io , so n
re a lm e n te las m ás b e lla s, n i s iq u ie ra la s q u e la o p in ió n g e n e ra l
cree q u e lo so n e fe c tiv a m e n te . H e m o s a lc a n z a d o e l te rc e r g ra d o
e n el q u e d e d ic a m o s n u e s tra 1 in te lig e n c ia a a n tic ip a r lo q u e la
o p in ió n p ro m e d io e s p e ra q u e sea la o p in ió n p ro m e d io . Y e x is te n
a lg u n o s, s e g ú n creo, q u e p r a c tic a n los g ra d o s c u a rto , q u i n t o y
o tro s s u p e rio re s.
Si el le c to r o b je ta q u e , a la la rg a , u n in d iv id u o e x p e r im e n ta d o
y n o p e r tu r b a d o p o r el p a s a tie m p o d e b e p o d e r g a n a r g ra n d e s
su m as a los o tro s ju g a d o re s , si sig u e c o m p ra n d o in v e rs io n e s d e
a c u e rd o co n sus e x p e c ta tiv a s m á s p e rfe c ta s a la rg o p la z o , p o d r ía
o b je tá rse le , a n te to d o , q u e h a y , e n v e rd a d , in d iv id u o s d e m e n ta ­
lid a d ta n se ria co m o ésa, y q u e u n m e rc a d o d e in v e rs ió n será
m u y d ife r e n te s e g ú n q u e la in flu e n c ia d e e s ta g e n te se ria p r e d o ­
m in e o n o so b re la o p in ió n d e los ju g a d o re s . T a m b i é n d e b e m o s
a ñ a d ir q u e h a y [156] v a rio s fa c to re s q u e c o m p ro m e te n el p re d o ­
m in io d e ta le s in d iv id u o s e n los m e rc a d o s d e in v e rs ió n m o d e r­
nos. L a in v e rs ió n b a s a d a e n las e x p e c ta tiv a s a u té n tic a s a la rg o
p lazo es ta n d ifíc il e n la a c tu a lid a d q u e a p e n a s p u e d e p o n e rs e
e n p rá c tic a . Q u ié n in te n te h a c e rla , s e g u ra m e n te d e b e rá s o b re lle ­
v a r d ía s m u c h o m ás la b o rio s o s y c o r re r riesg o s m u c h o m a y o re s q u e
q u ie n tr a t a d e a d iv in a r m e jo r q u e la m u c h e d u m b r e lo q u e é s ta
h a r á ; y, a ig u a ld a d d e in te lig e n c ia , p u e d e c o m e te r e q u iv o c a c io ­
n es m á s d esa stro sas. L a e x p e rie n c ia n o d a p ru e b a s c la ra s d e q u e
u n a p o lític a d e in v e rs ió n v e n ta jo s a s o c ia lm e n te c o in c id a c o n la
m ás p ro d u c tiv a . Se n e c e s ita m ás in te lig e n c ia p a r a d e r r o ta r las fu e r­
zas d e l tie m p o y n u e s tr a ig n o ra n c ia re s p e c to a l f u tu r o q u e p a r a
g a n a r la d e la n te r a . M ás to d a v ía , la v id a n o es b a s ta n te la rg a , la
n a tu ra le z a h u m a n a d e se a re s u lta d o s rá p id o s , h a y u n d e le ite p a r ­
tic u la r e n h a c e r d in e ro p r o n to , y las g a n a n c ia s re m o ta s so n d e s­
c o n ta d a s p o r el h o m b re m e d io a tasas m u y a lta s. E l ju e g o d e los
in v e rs io n is ta s p ro fe s io n a le s es in to le r a b le m e n te a b u r r id o y d e m a ­
s ia d o e x ig e n te p a r a c u a lq u ie r a q u e esté c o m p le ta m e n te lib r e d e l
in s tin to d e ju g a d o r ; e n ta n to q u e q u ie n lo p o se e h a d e p a g a r e l
c o rre s p o n d ie n te t r i b u t o p o r e s ta in c lin a c ió n . A ú n m ás, u n in v e r­
s io n is ta q u e se p r o p o n g a p a s a r p o r a lto las flu c tu a c io n e s a c o rto
p la z o e n el m e rc a d o n e c e s ita m a y o re s re c u rso s p a r a su s e g u r id a d
y n o d e b e o p e r a r e n ta n g r a n escala, si es q u e e n a lg u n a , c o n
d in e r o p re s ta d o —y é s ta es u n a ra z ó n m ás d e lo s r e n d im ie n to s
s u p e rio re s q u e e l p a s a tie m p o d a a q u ie n p o se e c ie rto a c o p io d e
in te lig e n c ia y re c u rso s —. F in a lm e n te es el in v e rs io n is ta a la rg o
p la z o , a q u e l q u e m ás p ro m u e v e el in te ré s p ú b lic o , q u ie n e n la
144 EL I N C E N T IV O P A R A IN V E R T IR

p rá c tic a le v a n ta c o n tr a sí m a y o r c rític a , d o n d e q u ie r a q u e los fo n ­


d o s d e in v e rs ió n sea n m a n e ja d o s p o r co m ités, o co n sejo s, o b a n ­
cos; 4 p o r q u e la ese n c ia d e e sta c o n d u c ta es la d e q u e d e b a se r
e x c é n tric a , sin c o n v e n c io n a lis m o s y te m e r a ria a los o jo s d e la
o p in ió n m e d ia . Si tie n e é x ito , eso ú n ic a m e n te c o n f ir m a r á la c re e n ­
cia g e n e ra l e n su te m e r id a d ; y si [157] fra c a sa e n c o rto p lazo , lo
q u e es m u y p ro b a b le , n o h a b r á m u c h a c o m p a s ió n p a r a la v íc ti­
m a . L a s a b id u ría m u n d a n a e n s e ñ a q u e es m e jo r p a r a la r e p u ta c ió n
p e r d e r lim p ia m e n te q u e g a n a r c o n tra m p a .
5) H a s ta a h o r a h e m o s te n id o p re s e n te a n te to d o el e s ta d o d e
c o n fia n z a d e l e s p e c u la d o r o d e l in v e rs io n is ta e s p e c u la tiv o m ism o
y p o d r ía p a r e c e r q u e h e m o s s u p u e s to tá c ita m e n te q u e , si él está
sa tisfe c h o co n su s p ro p ia s p e rsp e c tiv a s, tie n e d o m in io ilim ita d o
so b re el d in e r o a la tasa d e in te ré s d e l m e rc a d o . E ste n o es e l caso
re a l, c ie rta m e n te , y p o r e llo d e b e m o s ..tener ta m b ié n e n c u e n ta la
o tr a fa c e ta d e l e sta d o d e la c o n fia n z a , es d e c ir, la c o n fia n z a d e
la s in s titu c io n e s d e c ré d ito e n a q u e llo s q u e b u s c a n p ré s ta m o s e n
ellas, q u e a lg u n a s veces se h a d e s c rito c o m o el e s ta d o d e l c ré d ito .
U n a b a ja v io le n ta e n el p re c io d e lo s v a lo re s d e r e n d im ie n to v a ­
r ia b le q u e h a y a te n id o re a c c io n e s d esastro sas so b re la e fic ie n c ia
d e l c a p ita l, p u e d e h a b e rs e d e b id o al d e b ilita m ie n to d e la c o n ­
fia n z a e s p e c u la tiv a o d e l e s ta d o d e l c ré d ito . P e ro m ie n tra s e l d e b i­
lita m ie n to d e c u a lq u ie r a d e los d o s es s u fic ie n te p a r a o c a s io n a r
u n a b a ja v io le n ta , la re c u p e ra c ió n n e c e sita q u e a m b o s re v iv a n ;
p o r q u e m ie n tra s el d e b ilita m ie n to d e l c ré d ito es s u fic ie n te p a r a
o c a s io n a r u n a p o s tra c ió n , su fo rta le c im ie n to , a u n q u e es re q u is ito
p re v io d e la r e c u p e r a c ió n , n o b a sta .

VI

E stas c o n s id e ra c io n e s n o d e b e ría n q u e d a r f u e r a d e la e sfe ra d e l


e c o n o m is ta ; p e r o d e b e n ser re le g a d a s a su ju s ta p e rs p e c tiv a . Si
se m e p e r m ite a p lic a r e l té rm in o e s p e c u la c i ó n a la a c tiv id a d d e
p re v e r la p sic o lo g ía d e l m e rc a d o , y l a p a la b r a e m p r e s a , o e s p í r i t u
d e e m p r e s a , a la ta r e a d e p re v e r lo s r e n d im ie n to s p r o b a b le s d e
los b ie n e s p o r to d o el tie m p o q u e d u re n , d e n in g u n a m a n e r a es
c ie rto q u e s ie m p re p re d o m in e la e s p e c u la c ió n s o b re la e m p re sa .
N o o b s ta n te , a m e d id a q u e m e jo ra la o rg a n iz a c ió n d e los m e r­

4 La práctica qu e g eneralm ente consideran p ru d e n te los tr u s t de inversión o las ofi­


cinas de seguros, d e calcular con frecuencia, no sólo el ingreso de su cartera d e inversión,
sino tam b ién la valoración de su capital en el m ercado, p uede igualm ente te n d e r a enfocar
dem asiada atención sobre las fluctuaciones a corto plazo en el m ism o.
E X P E C T A T IV A S A L A R G O P L A Z O 145

cados d e in v e rs ió n , el rie sg o d e l p re d o m in io d e la e sp e c u la c ió n
a u m e n ta . E n u n o d e los m a y o re s m e rc a d o s d e in v e rs ió n d e l m u n ­
d o , c o m o N u e v a Y ork, la [158] in f lu e n c ia d e la e sp e c u la c ió n (en
el s e n tid o a n te r io r ) es e n o rm e . A u n fu e ra d e l c a m p o d e las f in a n ­
zas, los n o rte a m e ric a n o s so n cap ace s d e in te re sa rs e d e m a s ia d o p o r
d e s c u b rir lo q u e la o p in ió n m e d ia cree q u e s e rá la o p in ió n m e d ia ;
y esta d e b ilid a d n a c io n a l e n c u e n tr a su N é m e sis e n el m e rc a d o
d e v alo re s. Se d ic e q u e es r a r o q u e u n n o rte a m e ric a n o in v ie rta ,
co m o lo h a c e n m u c h o s in g leses to d a v ía , “ p a r a p e r c ib ir u n a r e n ­
t a ” ; y n o será fá c il q u e c o m p re u n v a lo r r e d itu a b le si n o tie n e
la e s p e ra n z a d e u n a a p r e c ia c ió n d e l c a p ita l. E sto es sólo u n a fo rm a
d e d e c ir q u e c u a n d o el n o rte a m e ric a n o c o m p ra u n a in v e rs ió n
está p o n ie n d o sus e sp e ran z as, n o ta n to e n su r e n d im ie n to p r o ­
b a b le c o m o e n u n c a m b io fa v o ra b le e n las bases c o n v e n c io n a le s
d e v a lo ra c ió n ; es d e c ir, q u e es, e n el s e n tid o a n te r io r , u n esp e­
c u la d o r. L o s e sp e c u la d o re s p u e d e n n o h a c e r d a ñ o c u a n d o sólo so n
b u r b u ja s e n u n a c o r rie n te f irm e d e e s p ír itu d e e m p re s a ; p e r o
la s itu a c ió n es s e ria c u a n d o la e m p re s a se c o n v ie rte e n b u r b u j a
d e n tr o d e u n a v o rá g in e d e e s p e c u la c ió n . C u a n d o el d e s a rro llo
d e l c a p ita l e n u n p a ís se c o n v ie rte e n s u b p r o d u c to d e las a c tiv i­
d a d e s p r o p ia s d e u n casin o , es p r o b a b le q u e a q u é l se re a lic e m a l.
L a m e d id a d e l é x ito o b te n id o p o r W a ll S tre e t, c o n s id e ra d a co m o
u n a in s titu c ió n c u y a f in a lid a d so cial es g u ia r las n u e v a s in v e r­
sio n es p o r los cau ces m ás p ro d u c tiv o s en té rm in o s d e re n d im ie n to
fu tu ro , n o p u e d e p re s e n ta rs e co m o u n o d e los triu n fo s p r o m in e n ­
tes d e l c a p ita lis m o d e la issez f a i r e —lo q u e n o es s o rp r e n d e n te
si estoy e n lo ju s to a l p e n s a r q u e los m e jo re s c e re b ro s d e W a ll
S tre e t se h a n o rie n ta d o d e h e c h o h a c ia u n f in d ife r e n te .
E stas te n d e n c ia s so n u n a c o n se c u e n c ia d ifíc ilm e n te e lu d ib le d e
q u e h a y a m o s lo g ra d o o rg a n iz a r m e rc a d o s d e in v e rs io n e s “ líq u i­
d o s” . G e n e ra lm e n te se a d m ite q u e , e n in te ré s p ú b lic o , los c a sin o s
d e b e n se r in a c c e sib le s y costosos, y ta l v e z esto m ism o sea c ie rto
en el caso d e las b o lsas d e v a lo re s. E l h e c h o d e q u e los p e c a d o s
d e l a b o ls a d e v a lo re s d e L o n d re s se a n m e n o re s q u e los d e W a ll
S tre e t, q u iz á n o se d e b a ta n to a las d ife re n c ia s e n el c a rá c te r n a ­
c io n a l, c o m o a la c irc u n s ta n c ia d e q u e , p a r a e l in g lé s d e tip o
m e d io , T h r o g m o r to n S tre e t es in a c c e sib le y m u y co sto sa c o m p a ­
r a d a co n W a ll S tre e t p a r a el m is m o t ip o d e n o rte a m e ric a n o . L a
c o m is ió n d e l c o r r e d o r d e b o lsa , los fu e rte s [159] carg o s d e los co­
m is io n ista s y e l p e s a d o im p u e s to s o b re o p e ra c io n e s o tra s la d o d e
títu lo s q u e se p a g a a la T e s o r e ría , g asto s to d o s estos q u e ac o m ­
p a ñ a n a las o p e ra c io n e s e n la b o lsa d e v a lo re s d e L o n d re s , re ­
EL I N C E N T IV O PA RA IN V E R T IR

d u c e n la liq u id e z d e l m e rc a d o ( a u n q u e la p rá c tic a d e las liq u i­


d a c io n e s q u in c e n a le s o p e r a e n s e n tid o o p u e s to ) lo b a s ta n te p a r a
e lim in a r g ra n p a r te d e las o p e ra c io n e s c a ra c te rís tic a s d e W a ll
S tre e t.5 L a im p la n ta c ió n d e u n im p u e s to f u e r te s o b re to d a s las
o p e ra c io n e s d e c o m p ra v e n ta p o d r ía se r la m e jo r re fo rm a d isp o ­
n ib le c o n el o b je to d e m itig a r e n E s ta d o s U n id o s el p re d o m in io
d e la e s p e c u la c ió n so b re la e m p re s a .
E l e s p e c tá c u lo d e lo s m e rc a d o s d e in v e rs ió n m o d e rn o s m e h a
lle v a d o a lg u n a s veces a c o n c lu ir q u e la c o m p ra d e u n a in v e rs ió n
d e b e ser p e r m a n e n te e in d is o lu b le , c o m o el m a trim o n io , e x c e p to
p o r m o tiv o d e m u e r te o d e o tr a c a u sa g ra v e, y esto s e rá u n r e m e ­
d io ú til p a r a n u e s tro s m ales c o n te m p o rá n e o s ; p o r q u e ta l cosa
fo rz a ría a los in v e rs io n is ta s a d ir ig ir su a te n c ió n s o la m e n te a las
o p o r tu n id a d e s a la rg o p la z o ; p e r o u n p e q u e ñ o e x a m e n d e este r e ­
c u rso n o s lle v a a u n d ile m a , y n o s m u e s tra c ó m o la liq u id e z d e
los m e rc a d o s d e in v e rs ió n a m e n u d o fa c ilita , a u n q u e a lg u n a s veces
im p id e , el cu rso d e las n u e v a s in v e rsio n e s. P o r q u e el h e c h o d e q u e
c a d a in v e rs io n is ta in d iv id u a l se h a g a la ilu s ió n d e q u e su co m ­
p ro m is o es “l í q u i d o ” ( a u n q u e esto n o p u e d e s e r c ie rto p a r a to d o s
lo s in v e rs io n is ta s c o le c tiv a m e n te ) c a lm a sus n e rv io s y lo a n im a
m u c h o m ás a c o r re r el riesg o . Si las c o m p ra s in d iv id u a le s d e i n ­
v e rsio n e s p e r d ie r a n su liq u id e z , esto p o d r ía o b s tr u ir s e ria m e n te
las n u ev a s in v e rs io n e s m ie n tra s el in d iv id u o d is p o n g a d e f o r m a s
a l t e r n a t i v a s d e c o n s e rv a r sus a h o rro s . É ste es el d ile m a . E n la m e ­
d id a q u e u n in d iv id u o p u e d a e m p le a r su r iq u e z a e n a te s o r a r o
e n p re s ta r d i n e r o , la a lte r n a tiv a d e c o m p ra r b ie n e s re a le s d e ca­
p ita l n o p u e d e s e r lo b a s ta n te a tra c tiv a (e s p e c ia lm e n te p a r a e l
h o m b re q u e [160] n o m a n e ja los b ie n e s d e c a p ita l y s a b e m u y p o co
a c erc a d e e llo s ) , e x c e p to c u a n d o se o rg a n iz a n m e rc a d o s e n los
q u e estos b ie n e s p u e d a n c o n v e rtirs e c o n fa c ilid a d e n d in e r o .
L a ú n ic a c u r a r a d ic a l p a r a las crisis d e c o n fia n z a q u e a flig e n
la v id a e c o n ó m ic a d e l m u n d o m o d e r n o s e ría n o p e r m itir a l i n d i ­
v id u o q u e e sc o g ie ra e n tr e c o n s u m ir su in g re s o y o r d e n a r la p r o ­
d u c c ió n d e b ie n e s esp e cífico s d e c a p ita l, q u e , a u n c u a n d o b a s á n ­
d o se e n p ru e b a s p re c a ria s , lo im p re s io n a n co m o la in v e rs ió n m ás
h a la g ü e ñ a q u e e s tá a su a lc a n c e . P o d r ía su c e d e r q u e , c u a n d o lo
ac o san m ás q u e d e o r d in a r io las d u d a s c o n c e rn ie n te s a l fu tu ro ,
v o lv ie ra , e n su c o n fu sió n , a c o n s u m ir m ás y e f e c tu a r m e n o s in v e r-

s Se dice que cuando W a ll S treet está activo, lo m enos la m itad de las com pras
o ventas de valores de inversión se realizan con la in ten ció n , po r p a rte d el especulador,
d e deshacerlas el m ism o día. E sto es frec u e n te m en te aplicable ta m b ié n a las opera­
ciones con m ercancías en los m ercados de artículos d istintos a los valores.
E X P E C T A T IV A S A L A R G O P L A Z O 147

siones n u e v a s; p e ro esto e v ita r ía las re p e rc u s io n e s d esa stro sas, a c u ­


m u la tiv a s y d e a m p lio alc a n c e , q u e se d e r iv a n d e la fa c ilid a d q u e
tie n e p a r a g a s ta r su in g re so e n u n a o e n o tr a fo rm a , c u a n d o la
d u d a lo a s a lta d e este m o d o .
D e sd e lu e g o , q u ie n e s h a n s u b ra y a d o lo s p e lig ro s so ciales d e l
a te s o r a m ie n to d e d in e r o h a n p e n s a d o e n a lg o s e m e ja n te ; p e r o
h a n te n id o e n c u e n ta la p o s ib ilid a d d e q u e el fe n ó m e n o o c u r ra
sin m o d ific a c ió n a lg u n a , o a l m e n o s c o n a lg ú n c a m b io m e n s u ra b le
e n el a te s o ra m ie n to d e d in e ro .

V II

A u n h a c ie n d o a u n la d o la in e s ta b ilid a d d e b id a a la e sp e c u la ­
c ió n , h a y o tr a in e s ta b ilid a d q u e re s u lta d e las c a ra c te rís tic a s d e la
n a tu ra le z a h u m a n a : q u e g r a n p a r te d e n u e s tra s a c tiv id a d e s p o s iti­
vas d e p e n d e n m ás d e l o p tim is m o e s p o n tá n e o q u e d e u n a e x p e c ta ti­
v a m a te m á tic a , ya sea m o ra l, h e d ó n is ta o e c o n ó m ic a . Q u iz á la m a y o r
p a r te d e n u e s tra s d e c isio n e s d e h a c e r a lg o p o s itiv o , cuyas c o n se ­
c u e n c ia s c o m p le ta s se ir á n p r e s e n ta n d o e n m u c h o s d ía s p o r v e n ir,
sólo p u e d e n c o n s id e ra rs e c o m o re s u lta d o d e la fo g o s id a d —d e u n
re s o rte e s p o n tá n e o q u e im p u ls a a la a c c ió n d e p re fe re n c ia a la
q u ie tu d , y n o co m o c o n s e c u e n c ia d e u n p ro m e d io p o n d e r a d o d e
los b e n e fic io s c u a n tita tiv o s m u ltip lic a d o s p o r las p ro b a b ilid a d e s
c u a n tita tiv a s —. L a “ e m p re s a ” [161] sólo p r e te n d e e s ta r im p u ls a d a
p r in c ip a lm e n te p o r el c o n te n id o d e su p ro g r a m a , p o r m u y in g e ­
n u o o p o c o sin c e ro q u e p u e d a ser. Se b a s a e n e l c á lc u lo e x a c to
d e los b e n e fic io s p r o b a b le s a p e n a s u n p o c o m á s q u e u n a e x p e d i­
c ió n a l P o lo S u r. D e este m o d o , si la fo g o s id a d se e n f r ía y el
o p tim is m o e s p o n tá n e o v a c ila , d e ja n d o c o m o ú n ic a b a se d e su s­
te n ta c ió n la p re v is ió n m a te m á tic a , la “ e m p re s a ” se m a r c h ita y
m u e re —a u n q u e el te m o r d e p e r d e r p u e d e te n e r bases p o c o ra z o ­
n a b le s c o m o las tu v ie ro n a n te s las e sp e ra n z a s d e g a n a r.
Se p u e d e a f ir m a r sin m ie d o q u e la “ e m p re s a ” q u e d e p e n d e
d e las esp e ra n z a s q u e m ir a n a l f u tu r o b e n e fic ia a la c o m u n i­
d a d e n su c o n ju n to ; p e ro la in ic ia tiv a in d iv id u a l s o la m e n te se rá
a d e c u a d a c u a n d o el c á lc u lo ra z o n a b le esté a p u n ta la d o y s o p o r­
ta d o p o r la e n e rg ía a n im a l, d e ta l m a n e r a q u e la id e a d e p é r d id a s
fin a le s q u e a m e n u d o d e tie n e a los p re c u rs o re s , c o m o la e x p e r ie n ­
c ia les d e m u e s tra a ello s y a los d em ás, se re c h a z a d e l m is m o m o d o
q u e e l h o m b re lle n o d e s a lu d h a c e caso o m iso d e sus p r o b a b ilid a ­
d es d e m u e rte .
148 E L IN C E N T IV O P A R A I N V E R T IR

E sto q u ie r e d e c ir, p o r d e sg ra c ia , n o sólo q u e se e x a g e ra la im ­


p o r ta n c ia d e las d e p re s io n e s y re tro ceso s, s in o q u e la p ro s p e ri­
d a d e c o n ó m ic a d e p e n d e e x c e s iv a m e n te d e l a m b ie n te p o lític o y
so cial q u e a g r a d a a l tip o m e d io d e l h o m b r e d e n eg o cio s. Si el
te m o r d e u n g o b ie r n o la b o ris ta o d e u n N e w D e a l d e p r im e la
“ e m p re s a ”, esto n o tie n e q u e s e r n e c e s a ria m e n te re s u lta d o d e u n
c á lc u lo ra z o n a b le o d e u n a c o n s p ira c ió n c o n fin a lid a d e s p o lític a s ;
es s im p le c o n se c u e n c ia d e tr a s to r n a r el d e lic a d o e q u ilib r io d e l
o p tim is m o e s p o n tá n e o . A l c a lc u la r las p o s ib ilid a d e s d e in v e rs ió n
d e b e m o s te n e r e n c u e n ta , p o r ta n to , los n e rv io s y la h is te ria , y
a u n la d ig e s tió n o re a c c io n e s fr e n te a l e s ta d o d e l tie m p o , d e a q u e ­
llo s d e cu y a a c tiv id a d e s p o n tá n e a d e p e n d e p rin c ip a lm e n te .
N o d e b e m o s d e d u c ir d e esto q u e to d o d e p e n d e d e o le a d a s d e
p sic o lo g ía irra c io n a l. A l c o n tra r io , el e s ta d o d e e x p e c ta tiv a a l a r ­
go p la z o es c o n fre c u e n c ia firm e , y, a ü n c u a n d o n o lo sea, los o tro s
fa c to re s e je rc e n efecto s c o m p e n sa d o re s. E sta m o s s im p le m e n te a c o r­
d á n d o n o s d e q u e las d ec isio n e s h u m a n a s q u e a fe c ta n el f u tu r o , y a
se a n p e rs o n a le s , p o lític a s o ec o n ó m ic as, n o p u e d e n [162] d e p e n d e r
d e la e x p e c ta tiv a m a te m á tic a e s tric ta , d e sd e el m o m e n to q u e las
bases p a r a re a liz a r s e m e ja n te c á lc u lo n o e x is te n ; y q u e es n u e s tra
in c lin a c ió n n a t u r a l a la a c tiv id a d la q u e h a c e g ir a r las ru e d a s
e sc o g ie n d o n u e s tr o s e r r a c io n a l e n tr e las d iv ersa s a lte r n a tiv a s lo
m e jo r q u e p u e d e , c a lc u la n d o c u a n d o h a y o p o r tu n id a d , p e ro c o n
fre c u e n c ia h a lla n d o el m o tiv o e n el c a p ric h o , e l s e n tim e n ta lis m o
o el az ar.

V III

H a y , a d e m á s, c ie rto s fa c to re s im p o r ta n te s q u e d e a lg ú n m o d o
m itig a n e n la p rá c tic a lo s efecto s d e n u e s tr a ig n o ra n c ia d e l f u ­
tu ro . D e b id o a l m e c a n is m o d e l in te ré s c o m p u e s to , c o m b in a d o c o n
la p r o b a b ilid a d d e o b so lesce n cia al c o rre r d e l tie m p o , e x is te n m u ­
ch as in v e rsio n e s in d iv id u a le s cu y o r e n d im ie n to p r o b a b le está ge-
n u in a m e n te d o m in a d o p o r lo s re n d im ie n to s e n u n f u tu r o c o m p a ­
ra tiv a m e n te c e rc a n o . E n e l caso d e la clase m ás im p o r ta n te d e
in v e rs ió n a m u y la rg o p la z o , a sa b e r, la e d ific a c ió n , e l in v e rs io ­
n is ta p u e d e c o n fr e c u e n c ia tr a n s f e r ir rie sg o al i n q u ilin o o p o r lo
m e n o s r e p a r tir lo e n tr e a m b o s p o r m e d io d e c o n tra to s la rg o s, es­
ta n d o c o m p e n s a d o el rie sg o e n la m e n te d e l i n q u ilin o p o r las
v e n ta ja s d e la c o n tin u id a d y la s e g u rid a d . E n e l caso d e o tro
tip o im p o r ta n te d e in v e rs ió n a la rg o p la z o , com o los v a lo re s d e
la s e m p re sa s d e serv icio s p ú b lic o s, u n a p a r te im p o r ta n te d e l r e n ­
E X P E C T A T IV A S A L A R G O P L A Z O 149

d im ie n to p r o b a b le e stá p rá c tic a m e n te g a r a n tiz a d o p o r los p riv ile ­


gios d e m o n o p o lio j u n t o a l d e re c h o d e c a rg a r las tasas n ec esaria s
p a r a o b te n e r c ie rto m a rg e n e s tip u la d o . F in a lm e n te , h a y u n a clase
d e in v e rs ió n , c a d a vez m á s im p o r ta n te , e m p r e n d id a p o r las a u to ­
rid a d e s p ú b lic a s , o a rie sg o d e las m ism a s, fr a n c a m e n te in flu id a s
p o r el s u p u e s to g e n e ra l d e q u e h a y v e n ta ja s so ciales p ro b a b le s
d e riv a d a s d e e lla c u a lq u ie r a q u e p u e d a se r su p r o d u c tiv id a d co ­
m e rc ia l d e n tr o d e u n g ra n m a rg e n , y s in t r a t a r d e c o n v e n c e rse d e
q u e la p re v is ió n m a te m á tic a d e l re n d im ie n to sea p o r lo m e n o s
ig u a l a la ta s a c o r rie n te d e in te ré s —a u n q u e la ta s a q u e la a u to ­
r id a d p ú b lic a [163] tie n e q u e p a g a r p u e d e d e s e m p e ñ a r to d a v ía
p a p e l d ec isiv o e n la d e te r m in a c ió n d e l v o lu m e n d e o p e ra c io n e s d e
in v e rs ió n q u e p u e d e s o p o rta r .
D e este m o d o , d e sp u é s d e h a b e r p o n d e r a d o la im p o r ta n c ia d e
la in flu e n c ia d e los ca m b io s a c o rto p la z o e n l a s itu a c ió n d e las
e x p e c ta tiv a s a la rg o p la z o , p o r o p o s ic ió n a las m o d ific a c io n e s e n
la ta sa d e in te ré s , p o d e m o s to d a v ía v o lv e r s o b re e s ta ú ltim a y
c o n s id e ra rla c o m o u n fa c to r q u e , a l m e n o s e n c irc u n s ta n c ia s n o r ­
m ales, e je rc e g ra n in flu e n c ia , a u n q u e n o d ecisiv a, s o b re la tasa
d e in v e rs ió n . S ólo la e x p e rie n c ia , sin e m b a rg o , p u e d e m o s tra r
h a s ta q u é p u n t o la in te rv e n c ió n e n la ta sa d e in te ré s es cap az d e
e s tim u la r c o n tin u a m e n te el v o lu m e n a d e c u a d o d e in v e rs ió n .
P o r m i p a r te , soy a h o r a u n p o c o e sc é p tic o re s p e c to a l é x ito
d e u n a p o lític a p u r a m e n te m o n e ta r ia d ir ig id a a i n f l u i r so b re la
ta sa d e in te ré s. E s p e ro v e r a l E s ta d o , q u e e s tá e n s itu a c ió n d e p o ­
d e r c a lc u la r la e fic ie n c ia m a r g in a l d e los b ie n e s d e c a p ita l a la rg o
p la z o so b re la b a se d e la c o n v e n ie n c ia s o c ia l g e n e ra l, a s u m ir u n a
r e s p o n s a b ilid a d c a d a vez m a y o r e n la o rg a n iz a c ió n d ire c ta d e las
in v e rsio n e s, y a q u e p ro b a b le m e n te las flu c tu a c io n e s e n la e s tim a ­
c ió n d e l m e rc a d o d e la e fic ie n c ia m a r g in a l d e las d ife re n te s clases
d e c a p ita l, c a lc u la d a s e n la fo r m a d e s c rita a n te s, s e rá n d e m a s ia d o
g ra n d e s p a r a c o n tra rr e s ta rla s c o n a lg u n a m o d ific a c ió n fa c tib le d e
la ta s a d e in te ré s . [164]
c a p ít u l o 13

LA T E O R ÍA GENERAL DE LA TA SA DE IN T E R É S

E n e l c a p ítu lo 1 1 h e m o s m o s tra d o q u e , a u n q u e e x is te n fu e rz a s
q u e h a c e n s u b ir o b a ja r la ta sa d e in v e rs ió n d e m o d o q u e m a n ­
tie n e n la e fic ie n c ia g e n e ra l d e l c a p ita l ig u a l a la ta s a d e in te ré s;
sin e m b a rg o , la e fic ie n c ia m a rg in a l d e c a p ita l e n si m is m a es cosa
d is tin ta d e la ta sa d e in te ré s p re v a le c ie n te . P u e d e d e c irse q u e la
c u rv a d e la e fic ie n c ia m a r g in a l d e l c a p ita l rig e los té rm in o s e n
q u e se d e m a n d a n fo n d o s d is p o n ib le s p a r a n u e v a s in v e rsio n e s;
m ie n tra s q u e la ta sa d e in te ré s rig e las c o n d ic io n e s e n q u e se p r o ­
v e e n c o r rie n te m e n te d ic h o s fo n d o s. P a r a c o m p le ta r n u e s tr a te o ­
ría , p o r ta n to , n e c e sita m o s s a b e r lo q u e d e te r m in a la ta s a d e i n ­
terés.
E n e l c a p ítu lo 1 4 y s u A p é n d ic e n o s o c u p a m o s d e las re s p u e s ­
tas q u e h a s ta a h o r a se h a n d a d o a e s ta p r e g u n ta . E n té rm in o s
g e n e ra le s v e re m o s q u e h a c e n d e p e n d e r la ta s a d e in te ré s d e la
in te ra c c ió n d e la c u rv a d e la e fic ie n c ia m a rg in a l d e l c a p ita l y d e
la p r o p e n s ió n p s ic o ló g ic a a a h o r r a r , P e ro ta n p r o n to c o m o n o s
d a m o s c u e n ta d e q u e es im p o s ib le d e d u c ir c u á l será la tasa d e
in te ré s co n e l so lo c o n o c im ie n to d e la d e m a n d a y la o f e rta d e a h o ­
rro s p a r a n u e v a s in v e rsio n e s, se d e r r u m b a la n o c ió n d e q u e la
tasa d e in te ré s es el fa c to r c o m p e n s a d o r q u e ig u a la la d e m a n d a
d e a h o rro s , e n fo rm a d e n u e v a s in v e rs io n e s q u e a p a re c e n a n te u n a
ta sa d e te r m in a d a , c o n la o f e rta d e los m ism o s, q u e re s u lta , co n
ig u a l tasa, d e la p ro p e n s ió n p sic o ló g ic a d e la c o m u n id a d a l a h o ­
rro . [ 1 6 5 ]
¿C u á l es, p u e s, n u e s tr a re s p u e s ta a e sta p re g u n ta ?

II

L a s p re fe re n c ia s p sic o ló g ic a s d e tie m p o d e u n in d iv id u o r e q u ie ­
re n dos clases d e d e c isio n e s p a r a re a liz a rs e p o r c o m p le to . L a p r i ­
m e ra se re la c io n a c o n el a sp e c to d e p r e fe re n c ia ele tie m p o q u e h e
d e n o m in a d o la p r o p e n s i ó n a c o n s u m i r , la c u a l, a c tu a n d o b a jo la
in flu e n c ia d e los v a rio s m o tiv o s e x p u e s to s e n el L ib r o I I I , d e te r­
m in a q u é p a r te d e u n in g re so c o n s u m irá c a d a in d iv id u o y c u á n to
g u a r d a r á e n a lg u n a fo rm a d e p o d e r a d q u is itiv o d e c o n s u m o f u ­
tu ro .

150

¡fe
L A T A S A D E IN T E R E S 151

P e ro u n a vez to m a d a e s ta d e c isió n , le e s p e ra o tra , es d e c ir, e n


qu é form a c o n s e rv a rá el p o d e r a d q u is itiv o d e c o n s u m o f u tu r o
q u e h a re s e rv a d o , y a sea d e su in g re so c o r rie n te o d e a h o rro s p r e ­
vios. ¿D esea c o n s e rv a rlo e n fo rm a d e p o d e r a d q u is itiv o líq u id o ,
in m e d ia to (es d e c ir, e n d in e r o o su e q u iv a le n te ) ? ¿O e stá d is p u e s to
a d e s p r e n d e rs e d e p o d e r a d q u is itiv o in m e d ia to p o r u n p e rio d o
esp ecífico o in d e te r m in a d o , d e ja n d o a la s itu a c ió n f u t u r a d e l m e r ­
c a d o la fija c ió n d e las c o n d ic io n e s e n q u e p u e d e , si es n e c e sa rio ,
c o n v e r tir el p o d e r a d q u is itiv o d ife r id o s o b re b ie n e s esp ecífico s
e n in m e d ia to so b re b ie n e s e n g e n e ra l? E n o tra s p a la b ra s , ¿cuál
es el g ra d o d e su p r e f e r e n c i a p o r la l i q u i d e z —c u a n d o la p re fe re n c ia
p o r la liq u id e z d e l in d iv id u o está re p r e s e n ta d a p o r u n a c u rv a
d e l v o lu m e n d e re cu rso s, v a lu a d o s e n d in e r o o e n u n id a d e s d e
sa la rio s, q u e d e s e a rá c o n s e rv a r e n fo rm a d e d in e r o e n d ife re n te s
c irc u n s ta n c ia s ?
V e re m o s q u e el e r ro r d e las te o ría s a c e p ta d a s so b re la ta sa d e
in te ré s e stá e n q u e i n t e n t a n d e r iv a rla d e l p r im e ro d e esto s d o s
e le m e n to s c o n s titu tiv o s d e la p re fe re n c ia p s ic o ló g ic a d e tie m p o , m e ­
n o s p re c ia n d o el se g u n d o ; y es este d e s c u id o el q u e d e b e m o s t r a t a r
d e e n m e n d a r.
D e b ie r a p a r e c e r e v id e n te q u e la ta sa d e in te ré s n o p u e d e [166]
se r re c o m p e n s a a l a h o r ro o a la e sp e ra c o m o tales; p o r q u e si u n
h o m b r e a te s o ra sus a h o rro s e n efectiv o n o g a n a in te ré s, a u n q u e
a h o r r e lo m ism o q u e a n te s. P o r el c o n tra rio , la m e ra d e fin ic ió n
d e ta sa d e in te ré s n o s d ice, e n m u c h a s p a la b r a s , q u e la ta sa d e
in te ré s es la re c o m p e n s a p o r p riv a rs e d e liq u id e z d u r a n te u n p e ­
r io d o d e te r m in a d o ; p o r q u e d ic h a tasa n o es, e n sí m ism a , m ás
q u e la in v e rs a d e la p r o p o r c ió n q u e h a y e n tre u n a s u m a d e d in e ro
y lo q u e se p u e d e o b te n e r p o r d e s p re n d e rs e d e l c o n tro l d e l d in e r o
a c a m b io d e u n a d e u d a 1 d u r a n te u n p e r io d o d e te r m in a d o d e
tie m p o .2
1 Sin alterar esta definición, podem os trazar la lín ea divisoria en tre “ d in ero ” y
“ deudas” en cualquier m o m e n to qu e sea conveniente para m an ejar u n p ro b lem a p ar­
ticular. P o r ejem plo, podem os considerar d in e r o cualquier d o m in io sobre u n p o d er
general de com pra del q ue el poseedor no se desp ren d e p or u n periodo m ayor de
tres meses, y deudas lo qu e sólo p u ed e recuperarse en periodos m ás largos; o p o d e ­
m os su stitu ir los “ tres m eses” p or u n m es o tres días o tres horas o cualquier otro
periodo; o podem os excluir del d in ero cualquier cosa qu e no sea m o n ed a corriente
a la vista. E s conveniente con frecuencia en la práctica in cluir en el d in e r o los depó­
sitos a plazo en los bancos y, algunas veces, aun in stru m e n to s tales com o (p o r ejem ­
p lo ) certificados d e tesorería. P o r regla general su p ondré com o en m i T r e a t is e o n
M oney, qu e el dinero es coextensivo a los depósitos bancarios.
2 É n los estudios generales, a diferencia de los problem as concretos en qu e el
periodo de d euda se especifica expresam ente, es co n v eniente qu e la tasa d e interés
signifique el com plejo de las varias tasas corrientes para d iferen tes periodos, es decir,
para deudas de diversos plazos.
152 EL IN C E N T IV O P A R A I N V E R T IR

A sí, e n c u a lq u ie r m o m e n to , p o r ser la ta sa d e in te ré s la r e ­
c o m p e n s a p o r d e s p re n d e rs e d e la liq u id e z , es u n a m e d id a d e la r e ­
n u n c ia d e q u ie n e s p o s e e n d in e r o a d e s p re n d e rs e d e l p o d e r líq u id o
q u e d a. L a ta s a d e in te ré s n o es “ p re c io ” q u e p o n e e n e q u ilib r io
la d e m a n d a d e re c u rso s p a r a in v e r tir c o n la b u e n a d is p o s ic ió n p a r a
a b s te n e rs e d e l c o n s u m o p re s e n te . Es el “p r e c io ” q u e e q u ilib r a
e l d eseo d e c o n s e rv a r la riq u e z a e n fo rm a d e efectiv o , c o n la c a n ­
tid a d d is p o n ib le d e este ú ltim o —lo q u e im p lic a q u e si la ta sa
fu e se m e n o r, es d e c ir, si la re c o m p e n s a p o r d e s p re n d e rs e d e e fe c tiv o
se re d u je ra , e l v o lu m e n to ta l d e éste q u e el p ú b lic o d e s e a ría c o n ­
se rv a r e x c e d e ría la o fe rta d is p o n ib le y q u e si la ta sa d e in te ré s
se e le v a ra h a b r ía u n e x c e d e n te d e efectiv o q u e n a d ie e s ta ría d is ­
p u e s to a g u a r d a r —. Si e sta e x p lic a c ió n es c o rre c ta , la c a n tid a d d e
d in e r o es el [167] o tro fa c to r q u e , c o m b in a d o c o n la p re fe re n c ia
p o r la liq u id e z , d e te r m in a la ta s a r e a l d e in te ré s e n c irc u n s ta n c ia s
d a d a s. L a p re fe re n c ia p o r la liq u id e z es u n a p o te n c ia lid a d o te n ­
d e n c ia f u n c io n a l q u e f ija la c a n tid a d d e d in e r o q u e e l p ú b lic o
g u a r d a r á c u a n d o se c o n o z ca la ta sa d e in te ré s; d e ta l m a n e r a q u e
si r es la ta s a d e in te ré s, M la c a n tid a d d e d in e r o y L la f u n c ió n
d e p re fe re n c ia p o r la liq u id e z , te n d re m o s M = L ( r ) . T a l es la
fo r m a y lu g a r e n q u e la c a n tid a d d e d in e r o p e n e tr a e n e l m e c a ­
n is m o ec o n ó m ic o .
S in e m b a rg o , v o lv a m o s a h o r a h a c ia a trá s y v ea m o s p o r q u é
e x iste lo q u e se lla m a p re fe re n c ia p o r la liq u id e z . A este re s p e c to
c o n v e n d rá u s a r la v ie ja d is tin c ió n e n tr e el u so d e l d in e ro p a r a las
o p e ra c io n e s d e n eg o c io s c o r rie n te s y el q u e tie n e c o m o re se rv a
d e v a lo r. P o r lo q u e re s p e c ta a l p r im e r o d e estos usos es e v id e n te
q u e v a le la p e n a sa c rific a r, h a s ta c ie rto p u n to , a lg ú n in te ré s p a r a
a u m e n ta r la liq u id e z . P e ro d a d o q u e la ta s a d e in te ré s n u n c a
es n e g a tiv a , ¿ p o r q u é p r e f e r ir ía a lg u ie n g u a r d a r su riq u e z a e n u n a
fo rm a q u e r in d e p o c o o n in g ú n in te ré s a c o n s e rv a rla e n o tr a q u e
sí lo d a (s u p o n ie n d o , c la ro está, p o r el m o m e n to , q u e el riesg o
d e p é r d id a es ig u a l p a r a u n s a ld o b a n c a rio q u e p a r a u n b o n o ) ?
L a e x p lic a c ió n c o m p le ta es c o m p lic a d a y h a b r á d e e s p e ra r h a s ta el
c a p ítu lo 15. H a y , sin e m b a rg o , u n a c o n d ic ió n n e c e s a ria sin la c u a l
n o p o d r ía h a b e r p re fe re n c ia d e liq u id e z p o r el d in e r o c o m o m e d io
d e c o n s e rv a r riq u e z a .
E s ta c o n d ic ió n n e c e s a ria es la e x is te n c ia d e i n c e r t i d u m b r e re s ­
p e c to a l f u tu r o d e la ta sa d e in te ré s, es d e c ir, re s p e c to a l c o m p le jo
d e tasas p a r a p lazo s v a ria b le s q u e re g ir á e n fe ch as f u tu r a s ; p o r q u e
si p u d ie r a n p re v e rse c o n c e rte z a las q u e d o m in e n e n to d o tie m p o
e n e l f u tu r o , to d a s las tasas v e n id e ra s p o d r ía n in fe rirs e d e las
L A T A S A D E IN T E R É S 153

p re s e a tes p a r a las d e u d a s d e d iv e rso s plazo s, las q u e se a ju s ta r ía n


a l c o n o c im ie n to d e la s tasas fu tu ra s . P o r e je m p lo , si xd r es el
v a lo r, e n e l p re s e n te a ñ o 1, d e £ 1 d if e r id a r a ñ o s y se [168] sab e
q u e nd r s e rá el v a lo r, e n el a ñ o , n , d e £ 1 d if e r id a r a ñ o s a p a r tir
d e la fe c h a d a d a , te n d re m o s:

A __ ld i+ r
n C lr ------ “ y

d e lo q u e se d e d u c e q u e la ta s a a q u e p u e d e c o n v e rtirs e e n efec­
tiv o c u a lq u ie r d e u d a d e n tr o d e n a ñ o s e s tá d e te r m in a d a p o r dos
d e e n tr e e l c o m p le jo d e tasas d e in te ré s c o r rie n te s . Si la a c tu a l es
p o s itiv a p a r a las d e u d a s d e c u a lq u ie r p la z o , h a d e ser sie m p re m ás
v e n ta jo s o c o m p ra r u n a d e u d a q u e g u a r d a r d in e r o co m o re se rv a
d e v a lo r.
Si, p o r el c o n tra rio , la ta s a f u t u r a es in c ie r ta , n o p o d e m o s i n ­

f e r ir c o n s e g u r id a d q u e „dr te n g a q u e ser ig u a l a —1 cuando


id ,
lle g u e e l m o m e n to . P o r eso, si p u e d e c o n c e b irs e q u e s u r ja la n e ­
c e s id a d d e d in e r o efectiv o líq u id o a n te s d e q u e e x p ire n lo s n
a ñ o s, e x is te el rie sg o d e i n c u r r ir e n u n a p é r d id a a l c o m p ra r u n a
d e u d a a la rg o p la z o y c o n v e r tir la d e s p u é s e n e fectiv o , e n vez d e
h a b e r c o n s e rv a d o d in e r o e n e s ta fo rm a . L a g a n a n c ia a c tu a ria l o
e x p e c ta tiv a m a te m á tic a d e g a n a n c ia c a lc u la d a d e a c u e rd o c o n las
p o s ib ilid a d e s e x is te n te s —si es q u e p u e d e c a lc u la rse , cosa q u e es
d u d o s a —d e b e ser s u fic ie n te p a r a c o m p e n s a r e l rie s g o clel d e se n ­
gaño.
A d e m á s, to d a v ía q u e d a u n c a m p o m á s a m p lio p a r a la p re fe ­
re n c ia p o r la liq u id e z q u e r e s u lta d e la in c e r tid u m b r e re s p e c to d e l
f u t u r o d e la ta s a d e in te ré s, a c o n d ic ió n d e q u e h a y a u n m e rc a d o
o rg a n iz a d o p a r a c o m e rc ia r c o n d e u d a s ; p o r q u e las d ife r e n te s p e r ­
so n a s e s tim a rá n d e m o d o d iv e rso las p ro b a b ilid a d e s y c u a lq u ie r a
q u e d if ie r a d e la o p in ió n p re d o m in a n te , ta l co m o se m a n ifie s ta
e n las c o tiz a c io n e s d e l m e rc a d o , p u e d e te n e r a lg ú n m o tiv o d e p eso
p a r a c o n s e rv a r re c u rso s líq u id o s c o n e l f in ele re a liz a r u n a g a ­
n a n c ia , si e s tá e n lo ju s to , a l c o m p ro b a rs e e n e l m o m e n to o p o r tu n o
q u e los jd,, g u a r d a b a n u n a r e la c ió n e q u iv o c a d a e n tr e sí.3
E sto es m u y s e m e ja n te a lo q u e y a h e m o s [169] e s tu d ia d o c o n
c ie r ta a m p litu d a l t r a t a r d e la e fic ie n c ia m a r g in a l d e l c a p ita l. A sí

3 É ste es el m ism o p u n to q u e estu d ié en m i T r e a t is e o n M o n e y con el no m b re


d e las dos op in io n es y de la posición in te rm ed ia e n tre “ alcistas” y “bajistas” .
154 EL IN C E N T IV O PARA I N V E R T IR

co m o e n c o n tra m o s q u e la e fic ie n c ia m a rg in a l d e l c a p ita l n o se


fija p o r la “m e jo r ” o p in ió n , s in o p o r la v a lo ra c ió n d e l m e rc a d o ,
ta l co m o la d e te r m in a la p sic o lo g ía d e m a sa , ta m b ié n las e x p e c ­
ta tiv a s re s p e c to a l f u tu r o d e la ta s a d e in te ré s, ta l c o m o las fija
la m ism a p s ic o lo g ía , tie n e n su s re a c c io n e s s o b re la p re fe re n c ia
p o r la liq u id e z , p e r o co n el a ñ a d id o d e q u e q u ie n c re a q u e las tasas
f u tu r a s d e in te ré s e s ta r á n p o r e n c im a d e las s u p u e s ta s p o r el
m e rc a d o , tie n e m o tiv o p a r a c o n s e rv a r d in e r o líq u id o re a l,4 m ie n ­
tra s el in d iv id u o q u e d ifie re d el m e rc a d o e n d ire c c ió n o p u e s ta ,
te n d r á m o tiv o p a r a p e d ir d in e r o p re s ta d o a c o rto p la z o c o n el fin
d e c o m p ra r d e u d a s a p la z o m á s la rg o . E l p re c io d e m e rc a d o se
f ija r á e n el n iv e l e n q u e la s v e n ta s d e los “ b a jis ta s ” y las c o m p ra s
d e los “ 'a lc is ta s ” se e q u ilib re n .
P u e d e d ec irse q u e las tre s clases d e p r e fe re n c ia p o r la liq u id e z
q u e h e m o s d is tin g u id o a n te s d e p e n d e n d e 2) el m o tiv o tra n s a c c ió n ,
es d e c ir, la n e c e s id a d d e e fe c tiv o p a r a las o p e ra c io n e s c o rrie n te s
d e c a m b io s p e rs o n a le s y d e n e g o c io s; 2 ) el m o tiv o p re c a u c ió n , es
d e c ir, el d ese o d e s e g u rid a d re s p e c to a l f u tu r o e q u iv a le n te e n efec­
tiv o d e c ie r ta p a r te d e lo s re c u rso s to ta le s , y 3) e l m o tiv o e sp e c u ­
la tiv o , es d e c ir, e l p ro p ó s ito d e c o n s e g u ir g a n a n c ia s p o r s a b e r
m e jo r q u e el m e rc a d o lo q u e el f u t u r o tr a e r á co n sig o . I g u a l c u a n ­
d o e s tu d iá b a m o s la e x p e c ta tiv a m a r g in a l d e l c a p ita l, la c u e s tió n d e
la d e s e a b ilid a d d e te n e r u n m e rc a d o b ie n o rg a n iz a d o p a r a la co m ­
p ra -v e n ta d e d e u d a s , n o s p re s e n ta u n d ile m a : si n o h a y ta l m e r­
ca d o , la p re fe r e n c ia p o r la liq u id e z d e b id a a l m o tiv o p re c a u c ió n
c re c e ría m u c h o ; e n ta n to q u e la e x is te n c ia d e u n m e rc a d o o rg a ­
n iz a d o d a [170] o p o r tu n id a d p a r a g ra n d e s flu c tu a c io n e s e n la p re ­
fe re n c ia p o r la liq u id e z , d e b id a s a l m o tiv o e sp e c u la c ió n .
T a l vez se a c la re el r a z o n a m ie n to si s u p o n e m o s q u e la p re fe ­
re n c ia p o r la liq u id e z d e b id a a l m o tiv o tra n s a c c ió n y a l m o tiv o
p re c a u c ió n , a b s o rb e n u n a c a n tid a d e n efe c tiv o q u e n o es m u y sen ­
s itiv a a lo s c a m b io s, e n la ta sa d e in te ré s co m o ta l y a p a r te d e sus
re a c c io n e s so b re el n iv e l d e l in g re so , d e ta l m a n e r a q u e la c a n tid a d
to ta l d e d in e ro , m e n o s esa c a n tid a d , e s tá d is p o n ib le p a r a s a tisfa ­
c e r la p re fe re n c ia p o r la liq u id e z d e b id a a l m o tiv o e s p e c u la c ió n ,
y q u e la ta sa d e in te ré s y el p re c io d e lo s b o n o s h a y a n sid o fija d o s

4 Podría suponerse, d el m ism o m odo, que si u n individuo creyera que el re n d i­


m ien to probable de las inversiones sería in ferio r al previsto p o r el m ercado, ten d ría
razón suficiente para conservar dinero líq u id o ; pero no es éste el caso. T ie n e m otivos
suficientes para guardar efectivo o deudas de preferencia a valores d e re n d im ien to
variable; pero la com pra de deudas será un a alternativa preferible a la de guardar
d in ero en efectivo, a m enos que tam b ién crea que la tasa fu tu ra d e interés será
m ayor de la q ue el m ercado supone.
L A T A S A D E IN T E R E S 155

a u n n iv e l e n q u e el d eseo d e p a r te d e c ie rto s in d iv id u o s d e m a n ­
te n e r d in e r o e n efectiv o (p o r q u e a este n iv e l ello s se s ie n te n “b a ­
jis ta s ” e n el f u tu r o d e lo s b o n o s) sea e x a c ta m e n te ig u a l a la
c a n tid a d d e efectiv o d is p o n ib le p a r a el m o tiv o e s p e c u la c ió n . A sí,
c a d a a u m e n to e n la c a n tid a d d e d in e r o d e b e e le v a r el p re c io d e
los v a lo re s lo s u fic ie n te p a r a re b a s a r las e x p e c ta tiv a s d e a lg u n o s
" a lc is ta s ” e in f l u i r s o b re ello s d e ta l m a n e r a q u e lo s v e n d a n p o r
e fe c tiv o y se s u m e n a la b r ig a d a d e los “ b a jis ta s ” . N o o b s ta n te , si
e x iste u n a d e m a n d a d e s d e ñ a b le d e e fe c tiv o p a r a s a tisfa c e r e l m o ­
tiv o d e e s p e c u la c ió n , e x c e p to p a r a u n in te rv a lo c o rto d e tra n s ic ió n ,
u n a u m e n to e n la c a n tid a d d e d in e r o t e n d r á q u e r e d u c ir la ta s a
d e in te ré s casi in m e d ia ta m e n te e n el g ra d o q u e sea n e c e sa rio p a r a
a u m e n ta r la o c u p a c ió n y la u n id a d d e sa la rio s lo b a s ta n te p a r a h a ­
cer q u e el efectiv o a d ic io n a l sea a b s o rb id o p o r lo s m o tiv o s t r a n ­
sacció n y p re c a u c ió n .
E n lo g e n e ra l p o d e m o s s u p o n e r q u e la c u rv a d e p re fe re n c ia
p o r la liq u id e z q u e lig a la c a n tid a d d e d in e r o co n la ta sa d e in te ­
rés es d a d a p o r u n a c u rv a su a v e q u e m u e s tra có m o esa ta sa v a
d e s c e n d ie n d o a m e d id a q u e la c a n tid a d d e d in e ro crece; p o r q u e
e x is te n d iv e rsa s cau sas q u e c o n d u c e n to d a s a l m ism o re s u lta d o .
E n p r im e r lu g a r, es p r o b a b le q u e s e g ú n b a ja la ta s a d e in te ré s,
c e te r is p a r i b u s , las p re fe re n c ia s p o r la liq u id e z d e b id a s a l m o tiv o
tra n s a c c ió n a b s o r b a n m ás d in e r o ; p o r q u e si la b a j a e n la ta sa d e
in te ré s a u m e n ta el in g re so n a c io n a l, el v o lu m e n d e d in e ro q u e
c o n v ie n e [171] c o n s e rv a r p a r a las tra n s a c c io n e s c re c e rá m ás o m e ­
n o s e n p r o p o r c ió n a l a u m e n to e n el in g re so ; e n ta n to q u e , a l
m ism o tie m p o , d is m in u ir á el co sto d e la c o n v e n ie n c ia d e q u e a b u n ­
d e el e fe c tiv o d is p o n ib le , m e d id o e n p é r d id a d e in te ré s . A m e n o s
q u e m id a m o s la p re fe re n c ia p o r la liq u id e z e n u n id a d e s d e s a la ­
rio s e n vez d e h a c e rlo e n d in e r o (lo q u e es c o n v e n ie n te e n c ie rto s
c a s o s ), se p r o d u c ir á n re s u lta d o s s e m e ja n te s si e l a u m e n to d e o c u ­
p a c ió n c o n s ig u ie n te a u n a b a ja e n la ta sa d e in te ré s c o n d u c e a
u n a u m e n to d e los sa la rio s, es d e c ir, a u n a u m e n to e n el v a lo r
m o n e ta r io d e la u n id a d d e salario s. E n s e g u n d o lu g a r, c a d a b a ja
e n la ta sa p u e d e , c o m o h e m o s v isto , a u m e n ta r la c a n tid a d d e
efe c tiv o q u e c ie rto s in d iv id u o s d e se e n c o n se rv a r, p o r q u e sus p u n ­
tos d e v is ta re s p e c to a la f u tu r a ta sa d e in te ré s d if ie r a n d e los
d e l m e rc a d o .
N o o b s ta n te , p u e d e n d e s a rro lla rs e d e te r m in a d a s c irc u n s ta n c ia s
e n q u e in c lu s o u n a u m e n to c o n s id e ra b le d e la c a n tid a d d e d in e r o
p u e d e e je rc e r u n a in flu e n c ia c o m p a r a tiv a m e n te p e q u e ñ a s o b re
la tasa d e in te ré s; p o r q u e ese g r a n a u m e n to p u e d e o c a s io n a r ta l
156 EL I N C E N T IV O PA RA IN V E R T IR

in c e r tid u m b r e re sp e c to a l f u tu r o q u e las p re fe re n c ia s p o r la l i q u i ­
dez d e b id a s a l m o tiv o p re c a u c ió n p u e d e n fo rta le c e rs e ; m ie n tra s
q u e la o p in ió n a c e rc a d e la f u t u r a ta s a p u e d e s e r ta n u n á n im e
q u e u n a p e q u e ñ a m o d ific a c ió n e n las p re s e n te s p u e d e o c a s io n a r
u n a o le a d a d e liq u id a c io n e s . Es in te re s a n te q u e la e s ta b ilid a d d e l
siste m a y su s e n s ib ilid a d a n te lo s c a m b io s e n la c a n tid a d d e d in e ­
r o h a y a n d e d e p e n d e r h a s ta ta l p u n to d e la e x is te n c ia d e u n a
v a r i e d a d d e o p in ió n a c e rc a d e lo q u e es in c ie rto . L o m e jo r se ría
q u e c o n o c ié ra m o s el f u tu r o ; p e ro , d e n o c o n o c e rlo , si h e m o s d e
d ir ig ir la a c tiv id a d d e l siste m a e c o n ó m ic o m o d ific a n d o la c a n ti­
d a d d e d in e r o , es im p o r ta n te q u e las o p in io n e s d ifie ra n . A sí, este
m é to d o d e c o n tro l es m á s in c ie r to e n E sta d o s U n id o s , d o n d e c a d a
q u ie n se in c lin a a te n e r la m is m a o p in ió n a l m is m o tie m p o , q u e
e n I n g la te r r a , d o n d e las d ife re n c ia s d e o p in ió n so n m ás fre c u e n ­
tes. [172] .

III

H e m o s in tr o d u c id o p o r p r im e r a vez a l d in e r o e n n u e s tro n e x o
c a u sa l, y p o d e m o s e c h a r u n a p r im e r a o je a d a a la fo rm a e n q u e
los ca m b io s e n la c a n tid a d d e d in e r o p e n e tr a n e n el siste m a ec o ­
n ó m ic o . S in e m b a rg o , si n o s v em o s te n ta d o s d e a s e g u ra r q u e el
d in e ro es el tó n ic o q u e in c ita la a c tiv id a d d e l siste m a ec o n ó m ic o ,
d e b e m o s re c o rd a r q u e e l v in o se p u e d e c a e r e n tr e la c o p a y la
b o ca ; p o r q u e si b ie n p u e d e e sp e ra rse q u e , c e te r is p a r i b u s , u n
a u m e n to en la c a n tid a d d e d in e ro re d u z c a la ta s a d e in te ré s, esto
n o s u c e d e rá si las p re fe re n c ia s p o r la liq u id e z d e l p ú b lic o a u m e n ­
ta n m ás q u e la c a n tid a d d e d in e ro ; y m ie n tr a s p u e d e esp e ra rse
q u e , c e te r is p a r i b u s , u n descen so e n la tasa d e in te ré s a u m e n te
e l v o lu m e n d e la in v e rs ió n , esto n o o c u r r ir á si la c u rv a d e la
e fic ie n c ia m a rg in a l d e l c a p ita l b a ja co n m a y o r ra p id e z q u e la tasa
d e in te ré s; y m ie n tr a s es d e s u p o n e r q u e , c e te r is p a r i b u s , u n
a u m e n to e n el v o lu m e n d e la in v e rs ió n h a g a s u b ir la o c u p a c ió n ,
esto p u e d e n o su c e d e r si la p ro p e n s ió n a c o n s u m ir v a e n descenso.
F in a lm e n te , si e l e m p le o a u m e n ta , lo s p re c io s s u b ir á n e n u n g ra d o
re g id o e n p a r te p o r la fo r m a d e las fu n c io n e s físicas d e o fe rta ,
y e n p a r te p o r la p r o p e n s ió n d e la u n id a d d e sa la rio s a s u b ir
e n té rm in o s d e d in e ro . Y c u a n d o la p ro d u c c ió n h a a u m e n ta d o y
los p re c io s h a n s u b id o , e l efecto d e esto so b re la p re fe re n c ia p o r la
liq u id e z s e rá a u m e n ta r la c a n tid a d n e c e s a ria d e d in e r o p a r a m a n ­
te n e r u n a ta sa d a d a d e in te ré s.
L A T A S A D E IN T E R E S 157

IV

A u n q u e la p re fe re n c ia p o r la liq u id e z d e b id a a l m o tiv o e sp e cu ­
la c ió n c o rre s p o n d e a lo cpie e n m i T r e a t i s e o n M o n e y d e n o m in é
“ el a m b ie n te d e b a jis m o ” , d e n in g u n a m a n e r a es la m ism a cosa;
p o r q u e e l “b a jis m o ” n o se d e fin e a llí co m o la re la c ió n fu n c io n a l
e n tr e la ta s a d e in te ré s (o p re c io d e las d e u d a s ) y la c a n tid a d
d e d in e ro , sin o e n tr e el p re c io d e l a c tiv o y las d e u d a s , to m a d o s
e n c o n ju n to [173], y la c a n tid a d d e d in e ro . E s ta id e a , s in e m ­
b a rg o , c o n f u n d ía los re s u lta d o s d e b id o s a u n c a m b io e n la tasa
d e in te ré s c o n los p ro c e d e n te s d e o tr o e n la c u rv a d e la e fic ie n c ia
m a r g in a l d e l c a p ita l —lo q u e e s p e ro h a b e r e v ita d o a q u í.

E l c o n c e p to d e a t e s o r a m i e n t o p u e d e c o n s id e ra rs e co m o u n a p r i ­
m e ra a p r o x im a c ió n a l d e p r e f e r e n c i a p o r la l i q u i d e z . C ie rta m e n ­
te, si fu é ra m o s a s u s titu ir “ a te s o r a m ie n to ” p o r “p r o p e n s ió n a a te ­
s o ra r” lle g a ría m o s s u s ta n c ia lm e n te a l m is m o re s u lta d o . P e ro si p o r
“ a te s o r a m ie n to ” q u e re m o s d e c ir u n a u m e n to re a l e n la te n e n c ia
d e efectiv o , es u n a id e a in c o m p le ta , y s e ria m e n te d e s c o n c e rta n te
si n o s h a c e p e n s a r e n “ a te s o r a m ie n to ” y e n “ n o a te s o r a m ie n to ”
co m o sim p le s a lte rn a tiv a s , p o r q u e la d e c is ió n d e a te s o ra r 110 se
to m a e n té rm in o s a b s o lu to s o s in te n e r e n c u e n ta las v e n ta ja s o fre ­
cid as p o r r e n u n c ia r a la liq u id e z ; r e s u lta d e c o m p a r a r v e n ta ja s , y
te n e m o s, p o r ta n to , q u e sa b e r lo q u e h a y d e l o tr o la d o . M ás
a ú n , es im p o s ib le q u e e l m o n to r e a l d e a te s o r a m ie n to c a m b ie
co m o re s u lta d o d e las d e c isio n e s d e l p ú b lic o , m ie n tra s p o r “ a te ­
s o ra m ie n to ” q u e ra m o s d e c ir la te n e n c ia re a l d e l e fectiv o ; p o r q u e
el v o lu m e n d e a te s o r a m ie n to tie n e q u e se r ig u a l a la c a n tid a d d e
d in e ro (o —e n c ie rta s d e fin ic io n e s — a la c a n tid a d d e d in e ro m e ­
n o s lo q u e se r e q u ie r e p a r a sa tisfa c e r el m o tiv o tra n s a c c ió n ) ; y
la c a n tid a d d e d in e r o n o e stá d e te r m in a d a p o r el p ú b lic o . T o d o lo
q u e la p r o p e n s ió n d e éste a l a te s o ra m ie n to p u e d e c o n s e g u ir es
fija r la ta s a d e in te ré s a la q u e el d eseo g lo b a l d e a te s o ra r ig u a le
a l e fe c tiv o d is p o n ib le . E l h á b ito d e d e s d e ñ a r la re la c ió n d e la
tasa d e in te ré s co n el a te s o r a m ie n to p u e d e e x p lic a r e n p a r te p o r
q u é el in te ré s h a sid o g e n e r a lm e n te c o n s id e ra d o co m o la re c o m ­
p e n s a p o r n o g a s ta r, c u a n d o e n r e a lid a d es la re c o m p e n s a p o r
n o a te s o ra r. [174]
C A P ÍT U L O 14

LA T E O R ÍA C L Á S IC A DE LA TA SA DE IN T E R É S

¿C u á l es la te o r ía clásic a d e la ta s a d e in teré s? E s a lg o q u e a
to d o s n o s h a n e n s e ñ a d o y q u e h e m o s a c e p ta d o s in g r a n re se rv a
h a s ta h a c e p o co tie m p o . S in e m b a rg o , m e es d ifíc il e x p r e s a rla d e
m o d o p re c iso o d e s c u b rir u n a e x p o s ic ió n e x p líc ita d e e lla e n los
p rin c ip a le s tra ta d o s d e e sc u e la clá sic a m o d e r n a .1
E stá c la ro , s in e m b a rg o , q u e esa tr a d ic ió n h a c o n s id e r a d o la
ta s a d e in te ré s c o m o el fa c to r q u e e q u ilib r a la d e m a n d a d e i n ­
v e rsio n e s c o n la in c lin a c ió n a l a h o r ro . L a in v e rs ió n re p re s e n ta
la d e m a n d a d e re c u rso s in v e rtib le s y los a h o r ro s la o fe rta , e n ta n to
cjue la ta sa d e in te ré s es el p re c io d e los re c u rs o s in v e rtib le s a l
c u a l se ig u a la n a m b a s. D e l m ism o m o d o q u e e l p re c io d e u n a
m e rc a n c ía se f ija n e c e s a ria m e n te e n el n iv e l e n q u e la d e m a n d a
es ig u a l a la o fe rta , así la ta s a d e in te ré s n e c e s a ria m e n te se d e ­
tie n e , b a jo el ju e g o d e las fu e rza s d e l m e rc a d o , e n e l p u n t o d o n ­
d e el m o n to d e la in v e rs ió n a esa ta sa d e in te ré s es ig u a l a l d e los
a h o rro s , a d ic h a tasa d e in te ré s .
L o a n te r io r n o se e n c u e n tr a e n lo s P r i n c i p i e s d e M a rs h a ll e x ­
p r e s a d o e n esos té rm in o s . N o o b s ta n te , p a re c e q u e é sta es su
te o ría , la m is m a e n q u e yo ta m b ié n fu i e d u c a d o y, a d e m á s, e n ­
señ é a o tro s p o r m u c h o s a ñ o s. T ó m e s e , p o r e je m p lo , el s ig u ie n te
p a s a je d e sus P r i n c i p i e s : “ S ie n d o el in te ré s el p re c io p a g a d o p o r
el u so d e l c a p ita l e n c u a lq u ie r [175] m e rc a d o , tie n d e a u n n iv e l
d e e q u ilib r io e n el q u e la d e m a n d a g lo b a l d e c a p ita l e n d ic h o
m e rc a d o a esa ta s a d e in te ré s es ig u a l a l c a p ita l to ta l q u e se p ro ­
v e e rá a esa ta s a ” ; 2 y e n el lib r o N a t u r e a n d N e c e s s i t y o f I n t e r e s t ,
d e l p ro fe s o r C assel, se e x p lic a q u e la in v e rs ió n es la “d e m a n d a d e
e s p e ra ” y el a h o r r o la “ o fe r ta d e e s p e ra ” , y se d a a e n te n d e r q u e
el in te ré s es u n “ p re c io ” q u e sirv e p a r a ig u a la rla s a a m b a s, a u n q u e
ta m p o c o a q u í h e e n c o n tr a d o p a la b r a s c o n c re ta s q u e c ita r. E l c a ­
p ítu lo v i d e D i s t r i b u t i o n o f W e a l t h , d e l p ro fe s o r C a rv e r,3 c o n ­
c ib e c la r a m e n te a l in te ré s c o m o el fa c to r q u e p o n e e n e q u ilib r io

1 V éase en el apéndice a este cap ítu lo u n resum en de lo qu e h e po d id o encontrar.


- C f. p. 167 para u n exam en m ás am plio de este pasaje.
3 E l estudio del profesor C arver sobre el interés es d ifícil de seguir 1) po r su
inconsistencia sobre lo que quiere decir p o r “p ro ductividad m arginal del capital” , si
can tid ad de p ro d u cto m arginal o valor del p ro d u c to m arginal y 2 ) deb id o a qu e no
in te n ta d e fin ir la cantidad de capital.

158
T E O R ÍA C L Á S IC A D E L IN T E R E S 159

la d e s u tilid a d m a r g in a l d e la e s p e ra c o n la p ro d u c tiv id a d m a r ­
g in a l d e l c a p ita l. S ir A lfr e d F lu x (.E c o n o m ic P r i n c i p i e s , p . 95)
esc rib e: “ Si es ju s to lo a r g u m e n ta d o e n n u e s tr a d is c u s ió n g e n e ­
ra l, d e b e a d m itirs e q u e se p r o d u c e u n a ju s te a u to m á tic o e n tr e e l
a h o r r o y las o p o r tu n id a d e s d e e m p le a r c a p ita l lu c r a t iv a m e n t e .. .
E l a h o r ro n o h a b r á e x c e d id o d e sus p o s ib ilid a d e s d e ser ú t i l . . .
m ie n tra s la ta sa d e in te ré s n e ta sea s u p e r io r a c e ro .” E l p ro fe so r
T a u s s ig (P r i n c i p ie s , v ol. u , p . 29) tra z a u n a c u rv a d e o fe r ta d e
a h o rro s y u n a c u rv a d e d e m a n d a q u e re p r e s e n ta n “ la p r o d u c ti­
v id a d d e c re c ie n te d e las d iv e rsa s dosis sucesivas d e c a p ita l”, h a ­
b ie n d o p re v ia m e n te s e n ta d o (p. 20) q u e “la ta s a d e in te ré s se
e s ta b iliz a a u n n iv e l d o n d e la p ro d u c tiv id a d m a r g in a l d e l c a p ita l
b a s ta p a r a h a c e r s u rg ir la d o sis m a rg in a l d e a h o r r o ” .4 W a lra s , e n
[176] e l A p é n d ic e I ( I I I ) d e sus E l é m e n t s d ’É c o n o m i e p u r é , d o n ­
d e se o c u p a d e “ el c a m b io d e a h o rro s p o r c a p ita le s n u e v o s ” , sos­
tie n e e x p re s a m e n te q u e c o rre s p o n d ie n d o a c a d a p o s ib le ta s a d e
in te ré s, h a y u n a s u m a q u e los in d iv id u o s a h o r r a r á n y ta m b ié n
o tr a q u e in v e r tir á n e n b ie n e s n u e v o s ele c a p ita l; q u e estas d o s
c a n tid a d e s tie n d e n a ig u a la r s e e n tr e sí; y q u e la ta s a d e in te ré s
es la v a r ia b le q u e lo s ig u a la ; d e ta l m a n e r a q u e é sta se fija e n el
n iv e l d o n d e el a h o r ro , q u e r e p r e s e n ta la o fe rta d e c a p ita l n u e v o ,
es ig u a l a la d e m a n d a d e l m ism o . A sí, se e n c u e n tr a e s tric ta m e n te
d e n tr o d e la tra d ic ió n clásica.
C ie rta m e n te , el h o m b re d e tip o m e d io —b a n q u e r o , fu n c io n a rio
p ú b lic o o p o lític o —e d u c a d o e n la te o r ía tra d ic io n a l, y ta m b ié n
e l e c o n o m is ta , h a n m a n te n id o la id e a d e q u e s ie m p re q u e u n
in d iv id u o e je c u ta u n a c to d e a h o r r o h a h e c h o a lg o q u e a u to m á ti­
c a m e n te r e b a ja la tasa' d e in te ré s ; q u e ta l cosa e s tim u la a u to m á ­
tic a m e n te la p ro d u c c ió n d e c a p ita l, y q u e la b a ja e n la ta s a ele
in te ré s es p re c is a m e n te la q u e se n e c e sita p a r a a le n ta r la p ro ­
d u c c ió n d e c a p ita l e n u n a e x te n s ió n ig u a l a l a u m e n to d e los
a h o rro s ; y, ad e m á s, q u e esto es u n p ro c e so a u to r r e g u la d o r d e
a ju s te q u e o p e r a s in n e c e s id a d d e in te r v e n c ió n e sp e c ia l a lg u n a o
c u id a d o p a te r n a l d e p a r te d e la a u to r id a d m o n e ta r ia . D e m a n e r a

‘ E n u n estudio m uy reciente de estos problem as ( “C ap ital, T im e and th e In te re st


R a te " , por el profesor F . H . K niglit, E conom ica, agosto, 1 9 3 2 ), qu e co n tien e m uchas
observaciones p rofundas e interesantes sobre la naturaleza del capital, y confirm a la so­
lidez de la tradición m arshalliana sobre la utilid ad d el análisis de B ohm -B aw erk, la
teo ría d el interés se expone p recisam ente según el m olde clásico tradicional. E l e q u i­
librio, en el cam po de la p roducción de capital, q u iere decir, de acuerdo con el
profesor K night, “ u na tosa tal de interés qu e los ahorros fluyen al m ercado precisa­
m en te al m ism o ritm o o velocidad qu e hacia las inversiones, p ro d u cien d o la m ism a
tasa de ren d im ien to n e to qu e la pagada p o r su uso a quienes ah o rran ” .
160 E L IN C E N T IV O P A R A IN V E R T IR

s e m e ja n te —y esto es u n a c re e n c ia to d a v ía m ás g e n e ra liz a d a , a u n
e n la a c tu a lid a d — c a d a a c to a d ic io n a l d e in v e rs ió n n e c e s a ria m e n te
e le v a rá la ta sa d e in te ré s , si n o e stá n e u tr a liz a d o p o r u n c a m b io
e n la in c lin a c ió n a a h o r ra r.
A h o r a b ie n , el a n á lis is d e los c a p ítu lo s a n te r io re s h a b r á a c la ­
r a d o q u e esta in te r p r e ta c ió n d e l a s u n to h a d e s e r e q u iv o c a d a . A l
in v e s tig a r el p o r q u é d e la d ife re n c ia d e o p in ió n h a s ta su o rig e n ,
e m p ec em o s, s in e m b a rg o , c o n los p u n to s e n q u e h a y a c u e rd o .
A d ife r e n c ia d e la esc u e la n eo c lá sica, q u e cree q u e el a h o r ro
y la in v e rs ió n p u e d e n ser r e a lm e n te d esig u ale s, la esc u e la clásica
p r o p ia m e n te d ic h a h a a c e p ta d o el p u n t o d e v is ta d e q u e so n ig u a ­
les. M a rs h a ll, p o r e je m p lo , s e g u ra m e n te c re ía [177], a u n q u e n o
lo d ijo e x p re s a m e n te , q u e el m o n to g lo b a l d e l a h o rro y d e la in v e r­
sió n to ta l so n n e c e s a ria m e n te ig u ales. E n v e rd a d , la m a y o ría d e
lo s m ie m b ro s d e la esc u e la clásica lle v a r o n e sta c re e n c ia d e m a ­
s ia d o lejo s, d e sd e el m o m e n to q u e s o s te n ía n q u e a to d o a c to i n ­
d iv id u a l d e a u m e n to d e los a h o rro s sig u e p o r n e c e s id a d o tr o co ­
r r e s p o n d ie n te d e c re c im ie n to e n la in v e rs ió n . E n lo q u e a q u í
im p o rta , ta m p o c o h a y u n a d ife re n c ia s u s ta n c ia l e n tre m i c u rv a
d e la e fic ie n c ia m a r g in a l d e l c a p ita l o d e la d e m a n d a d e in v e rs ió n
y la c u rv a d e d e m a n d a d e c a p ita l e n q u e p e n s a b a n a lg u n o s d e los
e sc rito re s clásicos q u e h a n sid o c ita d o s a n te s. C u a n d o lle g a m o s
a la p ro p e n s ió n a c o n s u m ir y a su c o ro la rio , la p ro p e n s ió n a
a h o r r a r , estam o s m ás p ró x im o s a u n a d ife re n c ia d e o p in ió n , d e ­
b id o a l én fasis q u e ello s h a n p u e s to e n la in flu e n c ia d e la tasa
d e in te ré s s o b re la p ro p e n s ió n a a h o r r a r . P e ro es d e p re s u m ir q u e
n o q u ie r a n n e g a r el n iv e l d e in g re so s u n a in flu e n c ia im p o r ta n te
ta m b ié n s o b re el m o n to a h o r ra d o ; m ie n tra s q u e yo, p o r m i p a r te ,
n o n e g a ría q u e la ta sa d e in te ré s p u e d e q u iz á te n e r u n a in f lu e n ­
cia ( a u n q u e ta l vez n o d e la clase q u e ello s s u p o n e n ) so b re la p a r te
a h o r r a d a d e u n d e t e r m i n a d o in g r es o . T o d o s estos p u n to s d e a c u e r­
d o p u e d e n re s u m irs e e n u n a p ro p o s ic ió n q u e la esc u e la clásica
a c e p ta ría y yo n o d is c u tiría , a sa b e r, q u e si se s u p o n e c o n o c id o
d e a n te m a n o e l n iv e l d e in g reso s, p o d e m o s i n f e r ir q u e la tasa
c o r rie n te d e in te ré s d e b e e s ta r e n el p u n t o d o n d e la c u rv a d e la
d e m a n d a d e c a p ita l c o r re s p o n d ie n te a las d ife r e n te s tasas, c o rte
la c u rv a d e las c a n tid a d e s a h o rra d a s d e ese in g reso , a d ife re n te s
tip o s d e in te ré s.
P e ro es a q u í d o n d e se d esliza el e r r o r d e f in itiv o e n la te o ría
clásica. Si la escu ela clásica se lim ita r a a d e d u c ir d e la p ro p o s ic ió n
a n te r io r q u e , d a d a la c u rv a d e la d e m a n d a d e c a p ita l y la in ­
f lu e n c ia d e los c a m b io s e n la tasa d e in te ré s so b re la p ro p e n s ió n
T E O R ÍA C L Á S IC A D E L IN T E R E S 161
S ilP S 'l
púa, a h o r r a r p a r tie n d o d e in g reso s d a d o s, el n iv e l d e in g re so s y la
tasa d e b e n te n e r u n a c o rre la c ió n ú n ic a , n o h a b r ía n a d a so b re
q u é p o rf ia r. M ás a ú n , e sta p ro p o s ic ió n [178] c o n d u c iría , n a t u r a l ­
m e n te , a o tr a q u e c o n tie n e u n a v e r d a d im p o r ta n te , a sa b e r, q u e
si se co n o ce la ta sa d e in te ré s , lo m is m o q u e la c u rv a d e d e m a n d a
d e c a p ita l y la in flu e n c ia d e la ta sa d e in te ré s s o b re la p ro p e n s ió n
a a h o r r a r p a r tie n d o d e n iv e le s d a d o s d e in g reso s, el n iv e l d e éstos
d e b e ser e l fa c to r q u e ig u a la el m o n to d e lo a h o r r a d o c o n el d e
lo in v e rtid o . P e ro , d e h e c h o , la te o ría clásica n o s o la m e n te d es­
c u id a la in f lu e n c ia d e los c a m b io s e n el n iv e l d e in g reso s, sin o q u e
lle v a co n sig o u n e r r o r fo rm a l.
E n efecto , c o m o p u e d e v erse p o r las citas a n te r io re s , la te o ría
clásica s u p o n e q u e se p u e d e p ro c e d e r in m e d ia ta m e n te a c o n s id e ra r
( p o r e je m p lo ) el e fecto d e u n d e s p la z a m ie n to d e la c u rv a d e d e ­
m a n d a d e c a p ita l s o b re la ta sa d e in te ré s , sin m o d e ra r o m o d ific a r
su h ip ó te s is re s p e c to a l m o n to d e l in g re so d a d o q u e se tr a te y
d e l c u a l v a n a s a lir los a h o rro s. L a s v a ria b le s in d e p e n d ie n te s d e
la te o ría clásic a d e la ta s a d e in te ré s so n la c u rv a d e d e m a n d a
d e c a p ita l y la in flu e n c ia d e la ta s a so b re la c a n tid a d a h o r r a d a d e
u n d e te r m in a d o in g re so , y c u a n d o ( p o r e je m p lo ) la c u rv a
d e d e m a n d a d e c a p ita l se d e sp la z a , la n u e v a ta s a d e in te ré s, d e
a c u e rd o co n esta te o ría , e stá f ija d a p o r e l p u n t o d e in te rse c c ió n
d e la n u e v a c u rv a d e d e m a n d a d e c a p ita l y la q u e lig a la tasa con
las c a n tid a d e s q u e s e rá n a h o r ra d a s d e ese in g reso . L a te o ría c lá ­
sica d e la ta sa d e in te ré s p a re c e s u p o n e r q u e si la c u rv a d e d e ­
m a n d a se d e sp la z a o si la q u e lig a la ta sa co n las c a n tid a d e s a h o ­
r r a d a s d e u n in g re so d a d o h a c e lo p ro p io , o si a m b a s se d e s p la z a n , la
n u e v a ta s a e s ta rá d e te r m in a d a p o r el p u n t o d e in te rs e c c ió n d e
las n u e v a s p o sic io n e s d e las d o s c u rv as. P e ro é sta es u n a te o ría a b ­
s u rd a , p o rq u e el s u p u e s to d e q u e el in g re so es c o n s ta n te n o es co m ­
p a tib le c o n el d e q u e estas dos c u rv a s p u e d e n d e sp la z a rse in d e ­
p e n d ie n te m e n te u n a d e la o tra . Si a lg u n a ele ellas se d esv ía, e n to n c e s
el in g reso , e n té rm in o s g e n e ra le s, c a m b ia rá , co n el re s u lta d o d e
q u e to d o el e s q u e m a b a s a d o e n la h ip ó te s is d e u n in g re so d a d o se
d e r ru m b a . L a p o s ic ió n sólo p o d r ía c o n se rv arse p o r m e d io d e a l­
g ú n [179] c o m p lic a d o s u p u e s to q u e p ro v e y e ra u n c a m b io a u to ­
m á tic o e n la u n id a d d e salario s, co n u n a c a n tid a d ju s ta m e n te
s u fic ie n te e n sus efectos so b re la p re fe re n c ia p o r la liq u id e z , p a r a
e s ta b le c e r u n a ta sa d e in te ré s, la c u a l n e u tr a liz a r á ju s ta m e n te el
s u p u e s to d e s p la z a m ie n to p a r a lle v a r la p ro d u c c ió n a l m is m o n iv e l
q u e a n te s. D e h e c h o , n o se e n c u e n tr a e n los e sc rito re s c ita d o s n i n ­
g u n a s u g e s tió n so b re la n e c e s id a d d e s e m e ja n te s u p u e s to ; e n el
162 E L I N C E N T IV O PARA IN V E R T IR

m e jo r d e los casos se ría p la u s ib le s o la m e n te e n re la c ió n co n el


e q u ilib rio a la rg o p la z o y n o p o d r ía ser la b ase d e u n a te o ría
d e p e rio d o s c o rto s; n i h a y ra z ó n p a r a s u p o n e r q u e te n g a v a lid e z
s iq u ie ra p a r a los p e rio d o s larg o s. E n re a lid a d , la te o ría clásica
n o se h a d a d o c u e n ta d e la im p o r ta n c ia d e los c a m b io s e n el n iv e l
d e in g reso s o d e la p o s ib ilid a d d e q u e éste sea r e a lm e n te f u n ­
c ió n d e la ta sa d e in v e rs ió n .
L o a n te r io r m e n te a f ir m a d o se p u e d e ilu s tr a r c o n el d ia g ra m a 5
s ig u ie n te . E n ese d ia g r a m a e l m o n to d e la in v e rs ió n (o d e l a h o ­

rro ) / se m id e v e r tic a lm e n te , y la ta sa d e in te ré s r h o r iz o n ta l­
m e n te . X x X / es la p r im e r a p o s ic ió n d e la c u rv a d e la d e m a n d a
d e in v e rs ió n , y X 2X 2' es la s e g u n d a p o s ic ió n d e e s ta c u rv a . L a
c u rv a Y-y re la c io n a las [180] c a n tid a d e s a h o r ra d a s d e u n in g re so
F i co n v a rio s n iv e le s d e la ta s a d e in te ré s , s ie n d o Y 2, Y s, etc., las
c u rv as c o r r e s p o n d ie n te s p a r a n iv e le s d e in g re s o Y.¿, y 3, etc. S u­
p o n g a m o s q u e la c u rv a Y x es la c u rv a Y c o r re s p o n d ie n te a u n a
c u rv a d e d e m a n d a d e in v e rs ió n X xX x' y u n a ta s a d e in te ré s i \ .
Si la c u rv a d e la d e m a n d a d e in v e rs ió n se d e sp la z a d e X xX x a
X.¿X.,', e n g e n e ra l los in g re so s se d e s p la z a rá n ta m b ié n . P e r o el
d ia g ra m a q u e d a m o s n o c o n tie n e s u fic ie n te s d a t o s p a r a in d ic a r ­
nos c u á l será su n u e v o v a lo r; y, p o r ta n to , n o s a b ie n d o c u á l es la
c u rv a Y a p r o p ia d a , n o sab e m o s e n q u é p u n t o la c o r ta r á la n u e -

5 E ste diagram a m e fu e sugerido por el señor R . F . H arro d . C f. tam b ién un


esquem a, en p arte sim ilar, por el señor D . H . R obertson. E conom ic Journal, d iciem ­
bre, 1934, p. 652.
T E O R ÍA C L Á S IC A D E L IN T E R E S 163

va c u rv a ele la d e m a n d a d e in v e rs ió n . S in e m b a rg o , si c o n sid e ­
ra m o s el e s ta d o d e la p re fe re n c ia p o r la liq u id e z y la c a n tid a d
d e d in e r o y estas m a g n itu d e s n o s in d ic a n q u e la ta sa d e in te ré s
es r2, e n to n c e s la p o s ic ió n q u e d a d e te r m in a d a p o r c o m p le to ;
p o rq u e la c u rv a Y q u e in te rs e c ta X 2X ■/ e n el p u n t o s itu a d o e n
la v e rtic a l p o r e n c im a d e r 2, es d e c ir, la c u rv a Y¡¡, se rá la q u e
c o rre s p o n d a . A sí, p u e s, la c u rv a X y las Y n o n o s d ic e n n a d a so ­
b re la ta sa d e in te ré s. S o la m e n te n o s in d ic a n c u á l será el in g reso ,
s ie m p re q u e p o r o tro s m e d io s p o d a m o s a v e rig u a r c u á l es la tasa
d e in te ré s. Si n o se h a m o d ific a d o el e s ta d o d e la p re fe re n c ia p o r
la liq u id e z n i la c a n tid a d d e d in e ro , d e m a n e r a q u e la ta sa d e
in te ré s p e rm a n e z c a in v a ria b le , e n to n c e s la c u rv a Y 2 q u e c o rta
la n u e v a c u rv a d e d e m a n d a d e in v e rsio n e s v e r tic a lm e n te d e b a jo
d e l p u n t o d o n d e la c u rv a Yx c o r ta a la v ie ja c u rv a d e d e m a n d a d e
in v e rs ió n , se rá la c u rv a Y q u e c o rre s p o n d a , e Y 2 e l n u e v o n iv e l
d e in g reso s.
D e este m o d o las fu n c io n e s u sa d a s p o r la te o ría clásica, a
sab e r, las re a c c io n e s d e la in v e rs ió n y d e la p a r te a h o r r a d a d e
u n d e te r m in a d o in g re so a n te u n c a m b io e n la ta sa d e in te ré s,
n o p r o p o r c io n a n e le m e n to s s u fic ie n te s p a r a u n a te o ría d e ésta;
p e r o c o n o c id a (p o r o tro s m e d io s) la ta sa d e in te ré s, p o d r ía n
u sa rse p a r a in d ic a rn o s c u á l será el n iv e l d e los ingresos, y, a l c o n ­
tra r io , c u á l te n d r á q u e ser la tasa, si el n iv e l d e in g reso s h a d e
m a n te n e rs e a d e te r m in a d a a l t u r a (p o r e je m p lo [181], a l n iv e l c o ­
r r e s p o n d ie n te a la o c u p a c ió n p l e n a ) .
E l e r r o r su rg e d e c o n s id e r a r el in te ré s c o m o la re c o m p e n s a
p o r la e s p e ra co m o ta l, e n vez d e lo q u e se re c ib e p o r n o a te s o ­
ra r, lo m ism o q u e las j a s a s d e re n d im ie n to s d e los p ré s ta m o s o
las in v e rs io n e s q u e im p lic a n d iv erso s g ra d o s d e riesg o n o se d e ­
b e n c o n s id e r a r c o m o la re c o m p e n s a d e la e s p e ra e n sí, s in o d e
c o rre r el riesg o . S in d u d a n o e x is te u n a lín e a d e f in id a e n tre éstas
y las lla m a d a s tasas d e in te ré s “ p u r a s ”, p u e s to d a s ellas s o n la
re tr ib u c ió n p o r c o rre r el riesg o d e u n a in c e r tid u m b r e d e c u a l­
q u ie r clase. S o la m e n te e n caso d e q u e el d in e ro se u s a r a sólo p a r a
tra n s a c c io n e s , y n u n c a co m o p o r ta d o r d e v a lo r, p o d r ía ser c o rre c ­
ta u n a te o ría d if e r e n te .0
H a y , sin e m b a rg o , d o s id e a s fa m ilia re s q u e q u iz á p o d r ía n h a ­
b e r a d v e rtid o a la e sc u ela clásica d e q u e a lg o e s ta b a e q u iv o c a d o .
E n p r im e r lu g a r, se h a c o n v e n id o , a l m e n o s d e sd e la p u b lic a c ió n
d e N a t u r a a n d N e c e s s it y o f I n te r e s t d e l p ro f e s o r C assel, q u e n o

6 C f. cap ítu lo 17.


164 E L I N C E N T IV O P A R A IN V E R T IR

es se g u ro q u e la p a r te a h o r r a d a d e u n in g le s o d a d o a u m e n te
s ie m p re q u e crezca la ta sa d e in te ré s ; m ie n tra s q u e n a d ie d u d a
q u e la c u rv a d e d e m a n d a d e in v e rs ió n b a ja a l s u b ir la ta sa d e
in te ré s ; p e ro si las c u rv a s Y y las X b a ja n c u a n d o s u b e la tasa, n o
h a y s e g u rid a d , e n m a n e r a a lg u n a , d e q u e u n a d e te r m in a d a c u rv a
Y c o r ta rá a o tr a X e n a lg u n a p a r te . l i t o su g ie re q u e n o p u e d e n
s e r las c u rv a s Y y X so las las q u e d e te r m in e n la ta s a d e in te ré s.
E n s e g u n d o lu g a r, h a sid o h a b itu a l s u p o n e r q u e u n a u m e n to
e n la c a n tid a d d e d in e r o tie n d e a r e d u c ir la ta s a d e in te ré s , a l
m e n o s a l p r in c ip io y e n p e r io d o s co rto s. S in e m b a rg o , n o se h a
d a d o ra z ó n a lg u n a d e p o r q u é u n c a m b io e n la c a n tid a d d e d in e ro
d e b a a fe c ta r, y a sea a la c u rv a d e d e m a n d a d e in v e rs io n e s o a la
v o lu n ta d d e a h o r r a r p a r te d e u n in g re s o d a d o . A sí, la esc u ela
c lásic a h a te n id o u n a te o ría d e la ta s a d e in te ré s e n e l v o lu ­
m e n 1, q u e tr a ta d e la te o ría d e l v a lo r ,' p o r c o m p le to d ife r e n te
d e la q u e h a s u s te n ta d o e n el v o lu m e n 11, q u e tr a t a [182] d e
la te o ría m o n e ta r ia . P a re c e q u e h a p e r m a n e c id o in c o n m o v ib le
a n te el c o n flic to y, q u e yo sep a, n o h a re a liz a d o in te n to s p a r a
te n d e r u n p u e n te e n tre a m b a s te o ría s. E sto se re fie re a la e sc u ela
clásic a p r o p ia m e n te d ic h a ; y a q u e h a n sid o las te n ta tiv a s d e la
n e o c lá sic a d e te n d e r e l p u e n te las q u e h a n lle v a d o a las p e o re s
c o n fu sio n e s; p o r q u e é sta h a lle g a d o a la in fe re n c ia d e q u e d e b e
h a b e r d o s f u e n t e s d e a b a s te c im ie n to p a r a sa tisfa c e r a la c u rv a
d e d e m a n d a d e in v e rs ió n ; a sa b e r, lo s a h o rro s p r o p ia m e n te d i­
chos, d e los q u e se o c u p a la esc u ela clásica, m á s la s u m a q u e d e ja
d is p o n ib le c u a lq u ie r a u m e n to e n la c a n tid a d d e d in e r o (lo q u e
está e q u ilib r a d o p o r c ie rta s clases d e tr ib u to s s o b re e l p ú b lic o ,
lla m a d o s “ a h o r ro fo rz a d o ” o alg o p o r el e s t i l o ) . E sto c o n d u c e
a la id e a d e q u e e x is te u n a ta sa d e in te ré s “n a t u r a l ” , “ n e u t r a l ” 7
o d e “ e q u ilib r io ”, es d e c ir, a q u e lla q u e ig u a la la in v e rs ió n co n
los a h o rro s clásicos p r o p ia m e n te d ic h o s, s in a d ic ió n a lg u n a p r o ­
c e d e n te d e “ a h o rro s fo rz a d o s ” ; y fin a lm e n te , s u p o n ie n d o q u e
te n g a n ra z ó n d e sd e e l p rin c ip io , a la s o lu c ió n m ás o b v ia d e to d as,
o sea, q u e si la c a n tid a d d e d in e ro p u d ie r a co n se rv a rse c o n s t a n t e
e n c u a lq u ie r c irc u n s ta n c ia , n o se p r e s e n ta r ía n in g u n a d e estas
c o m p lic a c io n e s, p u e s d e ja r ía n d e se r p o sib le s los m a le s q u e se
c re e r e s u lta n d e l s u p u e s to exceso d e las in v e rs io n e s so b re lo s a h o ­
rro s p r o p ia m e n te d ich o s. P e ro e n este in s ta n te estam o s h u n d id o s
e n a g u a s p ro f u n d a s . “ E l p a to sa lv a je se s u m e rg ió h a s ta e l fo n d o

7 La tasa de interés “ n e u tra l” de. los econom istas contem poráneos difiere tan to
d e la “ n atu ral” d e B óhm -B aw erk com o de la W icksell.
T E O R ÍA C L Á S IC A D E L IN T E R E S 165

—lo m ás h o n d o q u e p u d o — y m o r d ió c o n fu e rz a la c iz a ñ a , la s algas
y la b a s u ra q u e h a y a llí, d e m a n e r a q u e se n e c e s ita ría u n le b re l
de in te lig e n c ia y h a b ilid a d e x tr a o r d in a r ia p a r a e n c o n tr a r lo y sa­
c a rlo d e n u e v o .”
A sí, el a n á lis is tr a d ic io n a l es d e fe c tu o s o p o r q u e n o h a p o d id o
a is la r c o rre c ta m e n te las v a ria b le s in d e p e n d ie n te s d e l sistem a. A h o ­
r r o e in v e rs ió n so n las d e te r m in a d a s , n o las d e te r m in a n te s . S o n
p ro d u c to g e m e lo d e éstas, es d e c ir, d e la p ro p e n s ió n a c o n s u m ir,
d e la c u rv a d e e fic ie n c ia m a r g in a l [183] d e l c a p ita l y d e la tasa d e
in te ré s. D ic h a s d e te r m in a n te s so n , c ie r ta m e n te , c o m p le ja s d e p o r
sí, y c a d a u n a p u e d e e s ta r i n f lu id a p o r los c a m b io s p ro b a b le s en
las o tra s. P e ro s ig u e n s ie n d o in d e p e n d ie n te s e n el s e n tid o d e q u e
sus v a lo re s n o p u e d e n ser d e d u c id o s d e los d e o tro s. E l a n á lisis
tra d ic io n a l h a a d v e rtid o q u e el a h o r ro d e p e n d e d e l in g re so , p e ro
h a d e s c u id a d o el h e c h o d e q u e éste d e p e n d e d e la in v e rs ió n , e n
ta l fo r m a q u e , c u a n d o é s ta c a m b ia , e l in g re so d e b e c a m b ia r n e c e ­
s a r ia m e n te e n el g ra d o p re c is a m e n te n e c e s a rio p a r a h a c e r q u e la
v a ria c ió n e n el a h o r r o sea ig u a l a la d e la in v e rs ió n .
T a m p o c o so n m ás a c e rta d a s la s te o ría s q u e in t e n t a n h a c e r d e ­
p e n d e r la ta sa d e in te ré s d e “ la e fic ie n c ia m a rg in a l d e l c a p ita l” .
Es v e r d a d q u e , e n e q u ilib rio , la ta sa se rá ig u a l a la e fic ie n c ia
m a r g in a l d e l c a p ita l, y a q u e r e s u lta r á lu c ra tiv o a u m e n ta r (o d is ­
m in u ir ) el v o lu m e n c o r r ie n te d e in v e rs ió n h a s ta q u e se lle g u e
a la ig u a ld a d . P e ro h a c e r d e esto u n a te o ría d e la ta sa d e in te ré s o
d e r iv a rla d e a h í, e n c ie rra u n c írc u lo v icioso, c o m o a d v irtió M a rs h ­
a ll d e sp u é s q u e h u b o lle g a d o a la m ita d d e la d e s c rip c ió n d e
la ta sa d e in te ré s s ig u ie n d o esa r u t a . 8 P o r q u e la “e fic ie n c ia m a r ­
g in a l d e l c a p ita l” d e p e n d e e n p a r te d e la escala d e in v e rs ió n
c o rrie n te , y n e c e sita m o s c o n o c e r la ta sa a n te s q u e p o d a m o s c a lc u ­
la r c u á l s e rá e s ta escala. L a c o n c lu s ió n im p o r ta n te es q u e la p r o ­
d u c c ió n d e n u e v a s in v e rs io n e s se lle v a rá h a s ta el n iv e l e n q u e
la e fic ie n c ia m a r g in a l d e l c a p ita l se ig u a la c o n la ta s a d e in te ré s ;
y lo q u e n o s in d ic a la c u rv a d e e fic ie n c ia m a rg in a l d e l c a p ita l
n o es la tasa d e in te ré s, sin o h a s ta q u é p u n t o se lle v a rá la p r o ­
d u c c ió n d e n u e v a s in v e rsio n e s, c o n o c id a la ta s a d e in te ré s.
E l le c to r a p r e c ia r á s in d if ic u lta d q u e el p r o b le m a q u e a q u í
se e s tu d ia es m a te r ia d e la m a y o r im p o r ta n c ia te ó ric a y ta m b ié n
[184] p rá c tic a ; p o r q u e el p rin c ip io e c o n ó m ic o q u e h a se rv id o casi
in v a r ia b le m e n te d e b ase a los co n sejo s p rá c tic o s d e los e c o n o m is­
tas, h a su p u e s to , e n efecto , q u e , c e te r is p a r i b u s , u n d escen so e n

8 V éase el A péndice a este capítulo.


E L IN C E N T IV O PARA IN V E R T IR

los g asto s te n d e r á a r e b a ja r la ta sa d e in te ré s y u n a u m e n to e n la
in v e rs ió n a e le v a rla . P e ro si lo q u e estas d o s c a n tid a d e s d e te r m i­
n a n n o es la tasa d e in te ré s, sin o el m o n to g lo b a l d e la o c u p a c ió n ,
e n to n c e s n u e s tra v isió n d e l m e c a n ism o d e l siste m a e c o n ó m ic o c a m ­
b ia rá s u s ta n c ia lm e n te . U n a m e n o r p ro p e n s ió n a g a s ta r será
c o n s id e ra d a d e u n a m a n e r a p o r c o m p le to d if e r e n te si, e n vez d e
to m a rs e c o m o fa c to r q u e , c e te r is p a r i b u s , a u m e n ta r á la in v e rs ió n ,
se c o n s id e ra co m o fa c to r q u e , c e te r i s p a r i b u s , h a c e d is m in u ir la
o c u p a c ió n . [185]
A p é n d ic e

S O B R E L A T A S A D E I N T E R É S E N L O S “P R I N C I P L E S O F
E C O N O M I C S ” D E M A R S H A L L , “P R I N C I P L E S O F P O L I T I -
CAL E C O N O M Y ” DE R IC A R D O Y E N O T R A S OBRAS

N o p u e d e e n c o n tra rs e u n a e x p o s ic ió n i n i n te r r u m p i d a s o b re la ta s a
d e in te ré s e n los tra b a jo s d e M a rs h a ll, E d g e w o rth o d e l p ro fe s o r
P ig o u —n o m ás q u e u n o s c u a n to s o b i t e r d i c t a —. A p a r te d e l p a ­
saje c ita d o ya (p p . 128-9) el ú n ic o in d ic io im p o r ta n te so b re la
p o s ic ió n d e M a rs h a ll re s p e c to a la ta s a d e in te ré s se e n c u e n tra
e n sus P r i n c i p i e s o f E c o n o m ic s (6?- e d . ) , L ib r o V I, p p . 534 y
593, c u y a p a r te s u s ta n c ia l d a m o s e n las citas sig u ie n te s :

S ie n d o e l in te r é s e l p r e c io p a g a d o p o r el u so d e l c a p ita l e n c u a l q u i e r
m e r c a d o , tie n d e a u n n iv e l d e e q u il i b r io e n e l q u e l a d e m a n d a g l o b a l d e
c a p i t a l e n d ic h o m e r c a d o , a e sa ta s a d e in te r é s es i g u a l a l c a p i ta l ( s t o c k ) t o t a l 1
q u e se p r o v e e r á a esa ta s a . Si e l m e r c a d o q u e s u p o n e m o s es p e q u e ñ o —d ig a m o s
u n a so la c iu d a d o u n a s o la i n d u s t r i a e n u n p a ís p r o g r e s i s t a —, u n a u m e n t o
d e s u d e m a n d a d e c a p it a l se c u b r i r á m u y p r o n t o c o n u n a o f e r t a p r o c e d e n te d e
lo s d is tr ito s c ir c u n d a n t e s u o tr a s i n d u s tr ia s . P e r o si c o n s id e r a m o s e l m u n d o
e n s u c o n ju n t o , o a l m e n o s to d o u n p a ís g r a n d e , c o m o si f u e r a u n so lo m e r c a ­
d o d e c a p i ta l , n o p o d e m o s c o n s i d e r a r q u e la o f e r t a g lo b a l d e l m is m o se a lt e r e
r á p i d a m e n t e y e n c o n s id e r a b le e x te n s i ó n p o r u n c a m b io e n la ta s a d e in te r é s ;
p o r q u e e l f o n d o g e n e r a l d e c a p i t a l es p r o d u c to d e l t r a b a j o y d e l a e s p e ra ; y
e l t r a b a jo [186] e x t r a 3 y la e s p e ra e x tr a , p a r a lo s q u e u n a lz a e n la ta s a d e

1 E s de advertir que M arshall usa la palabra “ c ap ital” , n o “ d in ero ” , y la palabra


stock n o “ préstam os” ; sin em bargo, el interés es u n pago po r el préstam o d e dinero,
y “ d em an d a d e capital” en este co ntexto debería significar “ d em anda de préstam os
de d in ero con el objeto de com prar un a existencia de bienes de capital” . Pero la
igualdad e n tre la existencia de los bienes de capital qu e se ofrecen y el v o lum en
de los qu e se dem an d an se hará efectiva po r los precios de los bienes de capital, no
por la tasa de interés. L o qu e la tasa iguala efectivam ente es la d em anda y la oferta
de préstam os de dinero, es decir, de deudas.
2 E sto supone qu e el ingreso no es c o n stan te; pero no se ve claro po r qu é u n
alza e n la tasa de interés provocará el “ trabajo extra” . ¿Acaso se sugiere que
un alza de la tasa de interés tien e que considerarse com o una form a de au m en to de los
salarios reales, que inducirá a los factores de la producción a trabajar po r un salario
m enor, debido a que hace m ayores los atractivos d e l trabajo com o m edio d e ahorrar?
E sto es en lo qu e a m i m odo de ver piensa R ob ertso n en u n contexto sim ilar. C ierto
que esto “ no su p o n d ría gran, cosa en breve plazo” ; y un in te n to de explicar las flu c­
tuaciones reales del volum en de la inversión por m edio de este factor sería d e lo
m enos adecuado; absurdo, e n verdad. La form a en que yo escribiría de nuevo la se­
g u n d a m itad de esta frase sería: "y si un au m e n to considerable e n la d em an d a d e
capital en general, deb id o a u na elevación en la curva de la eficiencia m arginal
del capital, no está contrarrestado p o r un alza e n la tasa de interés, el trabajo extra
y el m ayor nivel de los ingresos, que seguirán com o resultado del au m e n to d e la
'."V

168 E L I N C E N T IV O P A R A IN V E R T IR

in te r é s s e r ía u n in c e n tiv o , n o a s c e n d e r ía n a m u c h o e n u n p la z o b r e v e , c o m ­
p a r a d o s c o n e l t r a b a j o y la e s p e r a c u y o r e s u l ta d o es la e x is te n c ia t o ta l d e
a c e rv o d e c a p ita l. U n i n c r e m e n to e x te r n o e n la d e m a n d a d e c a p i t a l e n
g e n e r a l se e n f r e n t a r á , d u r a n t e c ie r to tie m p o , n o t a n t o a u n in c r e m e n t o d e
la o f e r ta c o m o a u n a e le v a c ió n e n la ta s a d e in te r é s ,3 lo q u e h a r á q u e e l c a p i ­
t a l se r e ti r e p a r c i a l m e n t e d e a q u e llo s u so s e n lo s q u e s u u t i l i d a d m a r g i n a l
se a m e n o r . E l a lz a e n la ta s a d e i n te r é s só lo a c r e c e n t a r á l e n t a y g r a d u a l m e n t e
la e x is te n c ia to ta l d e c a p i t a l (p . 534).
N o d e b e m o s c a n s a r n o s d e r e p e t i r q u e la fra s e “ ta s a d e i n te r é s ” só lo es
a p lic a b le e n s e n tid o m u y l im i ta d o a la s v ie ja s in v e r s io n e s d e c a p ita l .4 P o r
e je m p lo , q u iz á p o d a m o s c a l c u la r q u e se i n v ie r t e u n c a p it a l c o m e r c ia l d e u n o s
s ie te m il m illo n e s e n los d if e r e n te s n e g o c io s d e I n g l a t e r r a a l 3 p o r c ie n to ,
a p r o x im a d a m e n t e , d e i n te r é s n e to . P e r o t a l m é t o d o d e e x p r e s ió n , a u n q u e
c o n v e n ie n te y j u s tif ic a b l e p a r a m u c h o s fin e s , n o es e x a c to . L o q u e d e b e r ía
[187] d e c irs e es q u e c o n is d e r a n d o la ta s a d e i n te r é s n e ta s o b r e la s in v e r s io n e s
d e c a p it a l n u e v o e n c a d a u n o d e d ic h o s n e g o c io s [es d e c ir , s o b r e in v e r s io n e s
m a r g in a le s ] c o m o d e l 3 p o r c ie n to , e l in g r e s o n e to g lo b a l p r o d u c i d o p o r el
t o t a l d e l c a p ita l e n g ir o i n v e r t i d o e n los d iv e rs o s n e g o c io s e s t a l q u e , si se
c a p ita liz a a 33 a ñ o s (es d e c ir , s o b re la b a s é d e q u e e l i n te r é s e s té a l 3 p o r
c ie n to ), a lc a n z a r ía la c if r a d e u n o s s ie te m il m illo n e s d e lib r a s ; p o r q u e e l
v a lo r d e l c a p i t a l y a i n v e r t i d o e n m e j o r a r la t i e r r a o l e v a n t a r u n e d ific io , e n
c o n s t r u i r u n f e r r o c a r r i l o u n a m á q u i n a , es e l v a lo r g lo b a l d e s c o n ta d o c o r r e s ­
p o n d i e n t e a su s f u t u r o s in g re s o s n e to s [o c u a s i- r e n ta s ] q u e se p r e v é n ; y si
d is m in u y e r a su c a p a c id a d p a r a p r o p o r c i o n a r in g re s o s , s u v a lo r b a j a r í a p r o ­
p o r c io n a lm e n te y s e r ía e l v a lo r c a p ita liz a d o d e ese in g r e s o r e d u c id o , d e s p u é s
d e t e n e r e n c u e n t a la d e p r e c ia c ió n (p . 593).

E n su E c o n o m ic s o f W e l f n r e (3? e d . ) , p. 163, el p ro fe s o r P ig o u
escrib e;

L a n a tu r a le z a d e l s e rv ic io d e ‘e s p e r a r ’ .h a s id o m u y m a l i n t e r p r e t a d a . A l­
g u n a s v eces se h a s u p u e s to q u e c o n s is te e n la p r o v is ió n d e d i n e r o , o tr a s e n
la p r o v is ió n d e tie m p o , y e n a m b o s s u p u e s to s se h a a r g ü i d o q u e n o c o n tr i b u y e
e n n a d a a l d iv id e n d o . N i n g u n a d e e s ta s s u p o s ic io n e s es c o r re c ta . L a ‘e s p e r a ’

producción d e bienes de capital, conducirá a un a m ayor espera extra, qu e e n térm inos


m onetarios será exactam ente igual al valor del au m en to co rriente de bienes d e capital
y bastará, p or tan to , precisam ente, para satisfacerla” .
8 ¿P or q ué no p o r un alza en el precio d e o ferta d e los bienes de capital? Su­
pongam os, p o r ejem plo, qu e “ el gran au m en to en la d em anda d e capital e n general” ,
se debe a un a baja en la tasa d e interés. Yo sugeriría qu e la frase deb ería volverse
a escribir así: “ P o r tan to , en la m ed id a q ue el alza considerable en la dem anda de
bienes d e capital no p ueda ser aten d id a in m e d iatam e n te po r u n au m en to e n la p ro ­
visión total, ten d rá qu e contenerse p o r lo p ro n to con una elevación en el precio
de oferta de los bienes d e capital que baste para conservar la eficiencia m arginal del
capital en equilibrio con la tasa de interés, sin qu e haya n in g ú n cam bio sustancial
en la escala de inversión; en ta n to que (co m o de costu m b re) los factores d e la p ro ­
ducción adaptados para p roducir b ien es de capital serán usados para elaborar aquellos
cuya eficiencia m arginal sea m ayor en las nuevas condiciones.”
1 D e h e ch o , no p u ede hablarse de tal cosa en absoluto. Sólo podem os referirnos
p ro p iam en te a la tasa de interés del d in ero qu e se h a prestado con el fin de adquirir
inversiones de capital, nuevo o viejo (o para cualquier o tro p ro p ó sito ).
I N C E N T IV O P A R A L A L IQ U ID E Z 169

|P¡ s ig n ific a s im p le m e n te a p la z a r e l c o n s u m o q u e u n a p e r s o n a p u e d e e f e c tu a r
(¡Ti i n m e d ia ta m e n te , p e r m i t ie n d o a sí a lo s r e c u r s o s , q u e p o d r í a n h a b e r s id o d e s ­
tr u id o s , a s u m ir la f o r m a d e i n s t r u m e n t o s d e p r o d u c c ió n .5. . . L a u n i d a d d e
‘e s p e r a ’ es, p o r lo t a n t o , e l u s o d e u n a c a n t i d a d d e t e r m i n a d a d e re c u r s o s 6
—p o r e je m p lo , t r a b a jo o m a q u i n a r i a — p o r u n tie m p o d a d o . . . E n t é r m in o s
m á s g e n e r a le s p o d e m o s d e c i r q u e la u n i d a d d e e s p e r a es u n a u n i d a d d e v a lo r
a n u a l o, e n e l le n g u a je m á s s e n c illo , a u n q u e m e n o s e x a c to , d e l D r . C a sse l, u n a
lib r a - a ñ o . . . P u e d e h a c e r s e u n a a d v e r te n c ia c o n tr a e l g e n e r a liz a d o p u n t o d e
v is ta d e q u e e l v o lu m e n d e c a p i t a l a c u m u l a d o e n c u a l q u i e r a ñ o es n e c e s a ­
r i a m e n t e ig u a l a l m o n t o d e lo s ‘a h o r r o s ’ h e c h o s d u r a n t e e l m is m o . EsLo n o
es a sí, a u n c u a n d o se i n t e r p r e t e n lo s a h o r r o s c o m o n e to s , e li m in a n d o d e e s te
m o d o los d e u n h o m b r e q u e se p r e s t a n p a r a a u m e n t a r e l c o n s u m o d e o tr o ,
y c u a n d o la s a c u m u la c io n e s te m p o r a le s d e d e r e c h o s n o u s a d o s a se rv ic io s e n
f o r m a d e d i n e r o b a n c a r io n o se t o m a n e n c u e n ta ; p o r q u e m u c h o s a h o r r o s
q u e se d e s t in a n a c o n v e r tir s e e n c a p i t a l [188], d e h e c h o n o c u m p l e n su o b j e to
d e b id o a q u e se e m p l e a n e q u iv o c a d a m e n te e n u s o s r u in o s o s .7

C re o q u e la ú n ic a m e n c ió n im p o r ta n te q u e h ac e el p ro fe s o r
P ig o u a lo q u e d e te r m in a la ta sa d e in te ré s se e n c u e n tra e n su
lib r o I n d u s t r i a l F l u c tu a t i o n s (1? e d . ) , p p . 2 5 1 -3 , d o n d e a ta c a la
o p in ió n d e q u e la ta sa d e in te ré s, e s ta n d o d e te r m in a d a p o r las c o n ­
d ic io n e s g e n e ra le s d e la d e m a n d a y la o fe rta d e c a p ita l re a l, e stá
fu e r a d e l c o n tro l d e l b a n c o c e n tr a l o d e c u a lq u ie r o tr o b a n c o .
C o n tr a este ra z o n a m ie n to él a rg u y e q u e : “ C u a n d o los b a n q u e ro s
c re a n m ás c ré d ito p a r a los h o m b re s d e n eg o cio s, h a c e n , e n su p r o ­
p io in te ré s y s u je to a las e x p lic a c io n e s d a d a s en el c a p ítu lo x m
d e la p a r te , l , 8 a l p ú b lic o o b je to d e u n t r i b u t o fo rz a d o d e cosas

" A quí la expresión es am bigua respecto a si debem os d e d u cir q u e el aplaza­


m ien to del consum o tie n e necesariam ente este efecto, o si sólo p o n e en libertad re­
cursos qu e e n ese caso, o qu ed an sin em pleo o se usan para inversiones de acuerdo
con las circunstancias.
8 N ó tese qu e no es el volum en de d in ero qu e p o d ría gastar pero n o gasta en
consum o quien recibe el ingreso; d e m anera q u e la recom pensa de la espera no
es el interés, sino la cuasi-renta. E sta frase parece significar qu e los recursos libera­
dos se usan po r fuerza. P o rq u e ¿cuál es la recom pensa de la espera si no se ap ro ­
vechan?
7 N o se nos dice e n este pasaje si los ahorros n etos serían iguales o no al incre­
m en to d e l capital, en caso de no to m a r en cu enta la inversión m al dirigida, au n q u e
consideráram os las “ acum ulaciones tem porales de los derechos no usados a servicios
en form a de d in ero b an cario” . Pero en In d u stria l F lu c t u a ti o n s (p. 22 ) el profesor
Pigou pone en claro que tales acum ulaciones no tie n e n efecto sobre lo que él llam a
"ah o rro efectivo” .
8 E sta referencia (op. c it ., pp. 129-134) co n tien e el p u n to de vista d el profesor
P igou respecto al m o n to en q u e la creación d e u n nuevo crédito p o r los bancos
a um enta la co rrien te de capital real d isponible para los em presarios. E n efecto, él
in te n ta deducir “ d el crédito flo ta n te entregado a los hom bres de negocios po r m edio
d e creaciones de crédito, el capital flo ta n te qu e se h ab ría proporcionado p o r otros
m edios si los bancos no h u b iera n in te rv en id o ” . D espués d e h a b e r h e ch o estas d educ­
ciones, el a rg u m en to es m uy oscuro. Para em pezar, los rentistas tie n e n u n ingreso
de 1,500 del cual consum en 500 y ahorran 1,000; el acto d e creación de crédito
170 EL IN C E N T IV O PARA IN V E R T IR

re a le s, a u m e n ta n d o así el c a u d a l d e c a p ita l re a l d e q u e d is p o n e , y
o c a s io n a n d o u n a b a ja e n la ta s a re a l d e in te ré s , lo m is m o p a r a
los p ré s ta m o s a la rg o q u e a c o rto p la z o . E n re s u m e n , es c ie rto
q u e la tasa b a n c a r ia d e l d in e ro e stá s u je ta p o r u n v ín c u lo m e c á n i­
co a la tasa re a l d e in te ré s e n los p ré s ta m o s a la rg o p lazo ; p e ro
n o es v e rd a d q u e e sta ú ltim a esté d e te r m in a d a p o r c o n d ic io n e s
q u e se e n c u e n tr a n c o m p le ta m e n te fu e ra d e l c o n tro l d e los b a n ­
q u e ro s .”
H e h e c h o m is c o m e n ta rio s a lo a n te r io r e n las n o ta s a l p ie
d e p á g in a . L a c o n fu s ió n q u e e n c u e n tro e n las id eas d e M a rsh a ll
so b re el a s u n to se d e b e f u n d a m e n ta lm e n te , e n m i o p in ió n , a q u e
se in c lu y e el c o n c e p to d e “ in te r é s ” , q u e p e rte n e c e a u n a e c o n o m ía
m o n e ta r ia , e n u n tr a ta d o q u e n o to m a e n c u e n ta el d in e ro . E l “ in ­
te ré s ” n o tie n e r e a lm e n te n a d a q u e h a c e r e n los P r i n c i p i e s o f E co-
n o m i c s d e M a rs h a ll —p e rte n e c e a o tr a p a r te d e l te m a —, [189] E l
p ro fe s o r P ig o u , d e a c u e rd o c o n las o tra s su p o sic io n e s tá c tic a s q u e
h ace, n o s lle v a (en su E c o n o m ic s o f W e l f a r e ) a i n f e r ir q u e la u n i ­
d a d d e e sp e ra es lo m is m o q u e u n id a d d e la in v e rs ió n c o r rie n te y
q u e la re c o m p e n s a d e la e s p e ra es c u a s i-re n ta , y p rá c tic a m e n te n u n ­
ca m e n c io n a el in te ré s —q u e es co m o d e b e s e r—. S in e m b a rg o , estos
e sc rito res n o se o c u p a n d e u n a e c o n o m ía n o m o n e ta r ia (si es q u e
ta l cosa ex iste) ; s u p o n e n c la r a m e n te q u e el d in e ro se u sa y q u e
e x iste u n siste m a b a n c a rio . M ás a ú n , la ta s a d e in te ré s a p e n a s ju e g a
u n p a p e l m ás im p o r ta n te e n I n d u s t r i a l F l u c tu a t i o n s d e l p ro fe s o r
P ig o u (q u e es so b re to d o u n e s tu d io d e las flu c tu a c io n e s e n la
e fic ie n c ia m a rg in a l d e l caj:>ital) o e n su T h e o r y o f U n e m p l o y m e n t
(q u e es p r im o r d ia lm e n te u n e s tu d io d e lo q u e d e te r m in a los c a m ­
b io s e n el v o lu m e n d e e m p le o , e n el s u p u e s to d e q u e n o e x ista
d e so c u p a c ió n in v o lu n ta r ia ) q u e e n su E c o n o m ic s o f W e l f a r e .

II

L a s ig u ie n te c ita , to m a d a d e los P r i n c i p i e s o f P o l i t i c a l E c o n o m y
(p. 511) d e R ic a rd o , d a lo e se n c ia l d e su te o ría so b re la ta sa d e
in te ré s:
reduce su ingreso a 1,300» del cual consum en 500 — x y ahorran 8 0 0 + x; y x, c o n ­
cluye el profesor Pigou, rep resen ta el a u m e n to n e to de capital qu e ha quedado dis­
p onible debido a la creación de crédito. ¿Se sup o n e qu e el in g r e s o del em presario
se infla con el m onto que obtiene prestado de los bancos (después de hechas las d e ­
ducciones anteriores)? ¿O se aum enta con la cantidad es decir, 200, e n qu e se red u ce
el ingreso de los rentistas? E n cualquier caso, ¿se supone qu e ahorran el to ta l de
esa cantidad? ¿Es el aum ento de la inversión igual a la creación de crédito m enos las
deducciones? ¿O es igual a x? E l argum ento parece term in ar ju sta m e n te d o n d e d e b e ­
ría com enzar.
I N C E N T IV O P A R A L A L IQ U ID E Z 171

E l in te r é s d e l d i n e r o n o e s tá r e g u la d o p o r la ta s a a q u e p r e s t a r á el: -------'
y a sea 5, 3 ó 2 p o r c ie n to , s in o p o r la ta s a d e g a n a n c ia s q u e p u e d e ló g rarsfe f/3 0 '
e m p l e a n d o c a p i ta l, y q u e es p o r c o m p le to i n d e p e n d i e n t e d e la c a n t i d a d
d e l v a lo r d e l d in e r o . A u n q u e e l B a n c o p r e s te u n m il ló n , d ie z m illo n e s o
c ie n m illo n e s , e s to n o a l t e r a p e r m a n e n t e m e n t e la la s a d e in te r é s , s in o só lo
el v a lo r d e l d i n e r o q u e d e e s te m o d o se e m ite . E n u n caso p o d r í a r e q u e r i r s e
d ie z o v e in te veces m á s d i n e r o q u e e n e l o tr o p a r a lle v a r lo s m is m o s n e g o c io s.
L a s s o lic itu d e s d e d i n e r o a l B a n c o d e p e n d e n , p u e s , d e la c o m p a r a c ió n e n t r e
la ta s a d e g a n a n c ia s q u e p u e d e lo g r a r s e c o n su e m p le o y a q u e l l a a q u e e s tá
d i s p u e s to a p r e s ta r lo . Si se c a r g a m e n o s q u e la ta s a d e in te r é s d e m e r c a d o ,
n o h a b r á c a n t i d a d a lg u n a d e d i n e r o q u e n o p u e d a p r e s ta r s e —si se c a rg a
m á s , n o se e n c o n t r a r á n s in o d e r r o c h a d o r e s y p r ó d ig o s c o m o p r e s ta t a r io s .
tu

E sto tie n e perfiles ta n claros, q u e p ro p o rc io n a u n p u n to de


p a rtid a m e jo r p a ra u n estu d io q u e las frases de escritores p o ste­
riores, q u ien es, sin d ife rir re a lm e n te de la esencia de la d o c trin a
ric a rd ia n a , se sienten, sin em bargo, lo b a sta n te incóm odos con ella
p a ra b u scar re fu g io en la n e b lin a . L o a n te rio r, p o r supuesto, com o
siem pre tra tá n d o se de R icard o , lia de in te rp re ta rse com o u n a doc­
trin a p a ra periodos largos, con el énfasis sobre la p a la b ra “ p e r­
m a n e n te m e n te ” e n clav ad a en la m ita d del pasaje; y es in te re sa n te
c o n sid e rar los supuestos necesarios p a ra h a c e rla válida. [190]
U n a vez m ás, el su p u esto re q u e rid o es el clásico de q u e siem ­
p re hay o cu p ació n p len a ; de m a n e ra q u e su p o n ie n d o q u e n o ocu­
r ra n cam bios en la cu rv a de o ferta de tra b a jo en térm in o s de p ro ­
ducción, sólo hay u n n iv el p o sib le de o cu p ació n en el e q u ilib rio
a larg o plazo. E n esta hipótesis, con el ac o stu m b ra d o c e te r is p a r i b u s ,
es decir, q u e n o haya en las p ro p en sio n es psicológicas y expectativas
m ás cam bios q u e los derivados de u n a m o d ificació n en la c an ­
tid a d de d in ero , la teo ría ric a rd ia n a es v á lid a en el sen tid o de
que, de a c u erd o con los supuestos, sólo q u e d a u n a tasa de in te ­
rés c o m p a tib le con la o cu p ació n p len a e n periodos largos. R i­
c ardo y sus sucesores d e scu id a ro n el hecho de que, a u n a la larga,
el v o lu m e n de o cu p ació n n o es n ec esa ria m e n te to tal, sino q u e
p u e d e v a ria r, y q u e a cad a p o lític a b a n c a ria c o rresp o n d e u n
nivel de o cu p ació n d ife re n te a largo plazo; de m a n e ra q u e hay
cierto n ú m e ro de posiciones de e q u ilib rio a larg o plazo corres­
p o n d ien te s a las diversas p o líticas concebibles q u e en m a te ria de
in terés p u e d e seguir la a u to rid a d m o n e ta ria .
Si R ic a rd o se h u b ie ra co n fo rm ad o con p re se n ta r su a rg u m e n to
a isla d am e n te com o ap lic ab le a c u a lq u ie r c a n tid a d d a d a de d in e ro
creado p o r la a u to rid a d m o n e ta ria , to d av ía h a b ría sido correcto
en el su p u esto de q u e los salarios m o n eta rio s son flexibles. Es decir,
si R ic a rd o h u b ie ra sostenido q u e la tasa de in te ré s no su friría al-
172 E L I N C E N T IV O P A R A IN V E R T IR

tera ció n p e rm a n e n te a u n q u e la a u to rid a d m o n e ta ria fija ra e n


diez o e n cien m illo n es la c a n tid a d de d in ero , su co nclusión se
m a n te n d ría en pie. P e ro si p o r p o lític a de la a u to rid a d m o n e ta ria
q uerem os d ecir los térm in o s en q u e a u m e n ta rá o d ism in u irá la
c a n tid a d de d in ero , es decir, la tasa de in terés a la cual, b ie n sea
p o r cam bio en el v o lu m en de los descuentos o p o r operaciones de
m ercad o a b ie rto , a u m e n ta rá o re d u c irá sus d isp o n ib ilid ad e s —q u e
es lo q u e R ic a rd o q u ie re d ecir e x p resam en te en la cita a n te rio r—,
entonces n i esa p o lític a de la a u to rid a d m o n e ta ria es n u g a to ria ,'
n i hay u n a p o lític a ú n ica co m p atib le con el e q u ilib rio a largo
plazo; a u n q u e en el caso extrem o, e n q u e se su p o n e q u e los sa­
lario s m o n eta rio s b a ja n sin lím ite fre n te a la deso cu p ació n in v o ­
lu n ta r ia d e b id o a u n a fú til co m p eten cia p o r el em p leo e n tre los
tra b a ja d o re s desocupados, sólo h a b rá , cie rta m en te , dos posiciones
posibles a la larg a —o cu p ació n p le n a -y el n iv el de o cu p ació n
c o rre sp o n d ie n te a la tasa de in te rés a la cual la p re fe re n c ia p o r
la liq u id e z se vuelve a b so lu ta (en el caso de q u e el v o lu m e n de
em pleo sea in fe rio r al to tal) —. S u p o n ie n d o salarios m o n eta rio s
flexibles, la c a n tid a d de d in e ro com o ta l es, en v erd ad , n u g a to ria
e n p erio d o s largos; p e ro los térm in o s e n q u e la a u to rid a d m o n e ­
ta ria m o d ific a rá d ic h a c a n tid a d e n tra n com o d e te rm in a n te real
e n el sistem a económ ico. [191]
V ale la p e n a a ñ a d ir q u e las frases finales de lo tra n sc rito su ­
g iere n q u e R ic a rd o descuidó los cam bios posibles en la eficiencia
m a rg in a l del c a p ita l según la c a n tid a d in v e rtid a . P ero esto p u e d e
in te rp re ta rs e u n a vez m ás com o Otro eje m p lo de q u e su consis­
ten cia in te rn a e ra su p e rio r a la de sus sucesores. P o rq u e si el
v o lu m e n de o c u p a ció n y las p ro p en sio n es psicológicas de la co m u ­
n id a d se d a n p o r conocidas, sólo hay, d e hecho, u n a tasa p o sib le
de ac u m u lac ió n de c a p ital, y, en consecuencia, so lam en te u n v a lo r
p o sib le p a ra la eficacia m a rg in a l d el c a p ital. R ic a rd o nos ofrece
la realizació n in te le c tu a l su p re m a , q u e n o p u e d e n alcan zar los
e sp íritu s m ás débiles, de a d o p ta r u n m u n d o h ip o té tic o d ista n te
de la ex p e rien c ia com o si fu e ra el de ésta y luego v iv ir en él sin
contradicciones. C on la m ay o r p a rte de sus sucesores n o se p u e d e
e v ita r q u e el se n tid o co m ú n p e n e tre en ese m u n d o —con d a ñ o
p a ra su consistencia lógica.

III

El p ro feso r V on Mises h a projauesto u n a teo ría p e c u lia r de la


tasa de in te rés y de él la h a n to m a d o el p rofesor H ay ek y tam -
IN C E N T IV O P A R A L A L IQ U ID E Z 173

bién, según creo, el pro feso r R o b b in s; de acu erd o con esta teoría
las m odificaciones en la tasa de in te rés p u e d e n id en tifica rse con las
| de los niveles relativos de precios de los bienes de consum o y
los bienes de c a p ita l.9 N o está claro cóm o se llega a esta con­
clusión; p e ro el ra z o n a m ie n to parece d esarro llarse com o sigue:
p o r u n a sim p lificació n algo drástica, la eficiencia m a rg in a l del
c ap ital se co n sid era m ed id a p o r la rela ció n e n tre el precio de ofer­
ta de los nuevos artícu lo s de consum o y el de los nuevos artículos
de p ro d u c c ió n .10 L u eg o se id e n tific a esto con la tasa de interés.
Se lla m a la a te n c ió n sobre el hecho de q u e u n a b a ja de ésta re ­
su lta fav o rab le a la in versión. E r g o , u n descenso de la p ro p o r­
ción q u e g u a rd a el p recio de los b ien es de consum o con el de los
bienes d e p ro d u cc ió n es fav o ra b le a la inversión.
P o r este m ed io se establece u n eslabón e n tre el in cre m e n to
in d iv id u a l del a h o rro y el a u m e n to de la in v ersió n to ta l; p o rq u e
es u n tó p ico co m ú n q u e el c recim ien to del a h o rro in d iv id u a l oca­
sio n a rá u n a b a ja en el p recio de los b ien es del consum o y, m uy
p o sib lem en te, o tra [192] m ay o r en el de los b ien es de p ro d u cc ió n ;
d e a q u í q u e, según el ra z o n a m ie n to a n te rio r, significa u n a b a ja de
la tasa de in te ré s q u e e stim u la rá la in versión. P ero, p o r supuesto,
u n descenso en la eficiencia m a rg in a l de d e te rm in a d o s bienes de
c a p ita l y, en consecuencia, u n a b a ja de la cu rv a de la eficiencia
m a rg in a l d el c a p ita l en g en eral, tie n e ex a cta m e n te u n efecto
o p u esto al q u e su p o n e el ra z o n a m ie n to a n te rio r; p o rq u e la in ­
versión se e stim u la ya sea p o r u n a lza en la cu rv a de la eficiencia
m a rg in a l del c a p ita l o p o r u n a b a ja de la tasa de interés. C om o
re su lta d o de c o n fu n d ir la eficiencia m a rg in a l del c a p ital con la
tasa de in terés, el pro feso r V on M ises y sus discípulos h a n o b te ­
n id o sus conclusiones p recisam en te al revés. U n b u e n e jem p lo
de con fu sió n de este tip o es el q u e señ ala en el sig u ie n te pasaje
A lvin H a n se n : 11 “A lgunos econom istas h a n su g erid o q u e el efecto
n e to de re d u c ir los gastos será u n n iv el de precios de a rtícu lo s de
consum o in fe rio r al q u e ex istiría en o tras condiciones, y que, en
consecuencia, el estím u lo a la in v ersió n en c a p ita l fijo te n d e ría

0 T h e T h c o r y o f M o n e y a n d C r e d it , p. 339 y otras varias, p articu larm en te p. 363.


[May traducción al español.]
10 Si nos situam os e n el equilibrio a largo plazo cabría establecer supuestos espe­
ciales qu e po d rían justificar esto; pero cuando los precios en cuestión son los que
prevalecen en las depresiones, la sim plificación de su p o n er qu e el em presario creerá,
al elaborar sus expectativas que estos precios son perm an en tes, seguram ente será m otivo
de error. M ás aún, si así lo hace, los precios de la provisión existente de bienes de
p roducción bajarán e n la m ism a m ed id a q ue los de los bienes de consum o.
u E c o n o m i c R e c o n s t r u c t i o n , p . 233.
174 E L I N C E N T IV O PARA IN V E R T IR

con ello a red u cirse al m ín im o . Este p u n to de vista es, sin em ­


bargo, in co rrecto y se basa en u n a co n fu sió n del efecto q u e p ro ­
d u c e n sobre la fo rm a ció n de cajaital 1 ) los precios m ayores o
m enores de los bienes de consum o, y 2 ) u n cam b io en la tasa de
interés. Es v erd ad que, a consecuencia de la red u c c ió n de los gas­
tos y d el a u m e n to del a h o rro , los precios de los bienes de con­
sum o serían re la tiv a m e n te bajo s co m p arad o s con los precios de
los bienes de p ro d u c c ió n ; p e ro esto significa, en efecto, u n a tasa
m en o r de interés, y u n a tasa re d u c id a a lie n ta u n crecim ien to de
la in v ersió n de c a p ita l en cam pos d o n d e, a m ayores tasas, sería
in co steab le.” [193]

r
C A P ÍT U L O 15

L O S IN C E N T IV O S P S IC O L Ó G IC O S Y D E N E G O C IO S
P A R A L A L IQ U ID E Z

D e b e m o s a h o ra d e sa rro lla r con m ay o r d e ta lle el análisis de los


m otivos p a ra p re fe rir la liq u id ez, q u e p resen tam o s en fo rm a p re ­
lim in a r en el c a p ítu lo 13. El tem a es su sta n c ia lm e n te ig u al al
q u e alg u n as veces se h a e stu d ia d o con el n o m b re de d e m a n d a de
d in ero . Se rela cio n a tam b ié n ín tim a m e n te con lo q u e se h a lla m a ­
do la velocidad-ingreso d el d in ero , p o rq u e ésta m id e sim p lem en te
la p ro p o rc ió n de ingresos q u e el p ú b lic o a p a rta p a ra g u a rd a r en
efectivo, de tal m a n e ra q u e u n a u m e n to en la velocidad-ingreso
del d in e ro p u e d e ser sín to m a de u n a re d u c c ió n en la p refe re n c ia
p o r la liq u id ez. Sin em bargo, no es la m ism a cosa, desde el m o ­
m e n to q u e el in d iv id u o p u e d e decidirse e n tre liq u id ez e ¡liq u i­
dez e n vista de los ah o rro s q u e ten g a acu m u lad o s, m ás b ie n q u e
c o n sid e ran d o sus ingresos. Y, de c u a lq u ie r m an e ra, el térm in o
“velocidad-ingreso del d in e ro ” lleva im p líc ita la sugestión en g a­
ñosa de u n supuesto en favor de q u e la d e m a n d a de d in e ro en
c o n ju n to sea p ro p o rc io n a l o ten g a d e te rm in a d a rela ció n con los
ingresos, sien d o así q u e este su p u esto d e b e ría aplicarse, com o ve­
rem os, so lam en te a u n a p a r t e de las d isp o n ib ilid a d e s d el p ú b lic o
en efectivo; y com o re su lta d o de ello d escu id a el p a p e l q u e co­
rre sp o n d e a la tasa de interés.
E n m i T r e a t i s e on M o n e y estu d ié la d e m a n d a to ta l de d in e ro
con el n o m b re de depósitos p a ra gastos de consum o [194], d e p ó ­
sitos p a ra gastos de negocios y depósitos de a h o rro , y no necesito
r e p e tir a q u í el análisis q u e d i en el c a p ítu lo 3 de ese lib ro . El
d in e ro g u a rd a d o p a ra cad a u n o de los tres objetos form a, sin
em bargo, u n m ism o depósito, q u e el te n e d o r n o necesita d iv id ir
en tres c o m p a rtim ie n to s herm éticos; p o rq u e no re q u ie re n ser se­
p a ra d o s e n fo rm a ta ja n te , n i siq u ie ra m en ta lm e n te , y p u e d e c o n ­
servarse la m ism a sum a p rin c ip a lm e n te p a ra u n fin , y de m od o
se cu n d a rio p a ra o tro o b jeto . P o r eso podem os c o n sid e rar (igual
o m ejor) la d e m a n d a to ta l de d in e ro d e l in d iv id u o en d e te rm i­
nad as circu n stan cias com o u n a decisión ú n ica, a u n q u e el com ­
pu esto resu lte fo rm ad o p o r u n a serie de m otivos d iferentes.
Sin em bargo, al a n a liza r los m otivos re su lta to d av ía conve­
n ie n te clasificarlos b a jo ciertos títu lo s, el p rim e ro de los cuales
176 EL I N C E N T IV O P A R A IN V E R T IR

corresponde, a g ran d e s rasgos, a la a n tig u a d ivisión e n depósitos


p a ra gastos ú ltim o s a los depósitos p a ra ahorros. E sto ya se d ijo
brev em en te en el c a p ítu lo 13 con el n o m b re de m o tiv o tran sac­
ción, q u e p u e d e su b d iv id irse to d av ía en m o tiv o gasto de consu­
m o, m otiv o negocios, m o tiv o p rec a u c ió n y m otivo especulación.
1 ) E l m o t i v o g a s to d e c o n s u m o . U n a razó n p a ra conservar
efectivo es c e rra r el in te rv a lo e n tre la recepción de ingreso y su
desem bolso. L a fuerza de este m o tiv o p a ra in d u c ir a u n a deci­
sión de g u a rd a r u n to ta l d ad o de efectivo d e p e n d e rá p rin c ip a l­
m en te del m o n to d el ingreso y de la d u ra c ió n n o rm a l del in te rv a lo
e n tre su recibo y su gasto. El concepto velocidad-ingreso del d i­
n e ro es e stric tam e n te p e rtin e n te sólo a este respecto.
2 ) E l m o t i v o n e g o c io s . D e m o d o sem ejante, se conserva efec­
tivo p a ra c e rra r el in te rv a lo e n tre el m o m e n to e n q u e se in c u rre
en castos de negocios y aq u el en q u e se re c ib e n los p ro d u cto s de
las ventas; incluyéndose b a jo este ep íg rafe el efectivo q u e conser­
v an los negociantes p a ra salvar el in te rv a lo e n tre la c o m p ra y la
realización. L a fuerza de esta d e m a n d a d e p e n d e rá p rin c ip a lm e n te
d el v a lo r de la p ro d u c c ió n c o rrien te (y, p o r tan to , del [195] in ­
greso co rrien te) y del n ú m e ro de m anos a través de las cuales
pasa la p ro d u cció n .
3 ) E l m o t i v o p r e c a u c ió n . O tros m otivos p a ra conservar efec­
tivo son: a te n d e r las co n tin g en cias q u e re q u ie re n gastos re p e n ­
tin o s y las o p o rtu n id a d e s im previstas de com pras ventajosas, así
com o conservar u n activo cuyo v a lo r es fijo e n térm in o s m o n e ­
tarios p a ra re sp o n d e r a u n a ob lig ació n fija d a en d in ero .
L a fuerza de estas tres clases de m otivos d ep e n d erá , en parte,
de la b a ra tu ra y la seg u rid ad de los m étodos p a ra o b te n e r efec­
tivo cu a n d o se necesite, p o r m ed io de a lg u n a fo rm a de p réstam o
tem p o ral, p a rtic u la rm e n te p o r sobregiro o su e q u iv a len te ; p o rq u e
n o hay necesidad de conservar efectivo ocioso p a ra c e rra r los in ­
tervalos si se p u e d e o b te n e r sin d ific u lta d e n el m o m e n to o p o r­
tu n o . Su fuerza d e p e n d e rá tam b ié n de lo q u e podem os d e n o m in a r
el costo rela tiv o de te n e r efectivo. Si éste p u e d e conservarse sólo
m e d ia n te el sacrificio d e la co m p ra de u n b ie n lu cra tiv o , esto
a u m e n ta el costo y d e b ilita así el m o tiv o p a ra g u a rd a r u n a c a n ­
tid a d d a d a de efectivo. Si los depósitos d ev en g an intereses o si
se ev itan gastos b a n c ario s co n servando d in ero , esto d ism in u y e el
costo y refu erza el m otivo. P u ed e ser, sin em bargo, q u e éste sea
u n fac to r de poca im p o rta n c ia , excepto c u a n d o se p re se n ta n g ra n ­
des cam bios e n el costo de conservar efectivo.
IN C E N T IV O S P A R A LA L IQ U ID E Z 177

4) Q u e e l m o t i v o e s p e c u la c ió n . Éste necesita u n ex a m e n m ás
d e te n id o q u e los dem ás, ta n to p o rq u e se e n tie n d e m enos com o
p o rq u e es p a rtic u la rm e n te im p o rta n te p a ra la tra sm isió n de los
efectos de u n c a m b i o en la c a n tid a d de d in ero .
E n circu n stan cias norm ales, el v o lu m e n de d in e ro necesario
p a ra satisfacer el m o tiv o tran sacció n y el m o tiv o p rec a u c ió n es
p rin c ip a lm e n te re su lta d o de la a c tiv id a d g en eral del sistem a eco­
nóm ico y del n iv el de los ingresos m o n etario s. P ero la d irecció n
m o n e ta ria (o, en su ausencia, los cam bios e n la c a n tid a d d e d i­
n ero q u e p u e d a n p ro d u cirse p o r casu alid ad ) h ace se n tir su efecto
en el [196] sistem a económ ico p o r su in flu e n c ia sobre el m o tiv o
especulación; p o rq u e la d e m a n d a d e d in e ro p a ra satisfacer los
a n terio res m otivos, p o r lo g en eral, n o resp o n d e a c u a lq u ie r in ­
fluencia, ex cep to el acaecim iento rea l de u n cam bio en la acti­
v id ad económ ica g eneral y en el n iv el de ingresos; m ie n tra s la
ex p erien cia in d ic a q u e la d e m a n d a to ta l de d in e ro p a ra satisfacer
el m otiv o especulación suele m o stra r u n a re sp u e sta c o n tin u a a n te
los cam bios g rad u ales en la tasa de interés, es decir, h ay u n a cu rv a
c o n tin u a q u e re la cio n a los cam bios en la d e m a n d a de d in e ro
p a ra satisfacer el m o tiv o especulación con los q u e o c u rre n en
la tasa de in terés, debidos a m odificaciones e n los precios de los
títu lo s y d eu d as de diversos vencim ientos.
E n re a lid a d , si esto no fu e ra así, las “op eracio n es de m ercado
a b ie rto ” se ría n im p racticab les. H e d ich o q u e la e x p e rien c ia in ­
d ica la rela ció n c o n sta n te q u e se expresó antes; p o rq u e en cir­
c unstancias n o rm ales el sistem a b a n c a rio siem pre está, de hecho,
en jjo sib ilid a d de c o m p ra r (o ven d er) valores a cam bio de efec­
tivo y ello p u ja n d o en el m ercad o el precio de los valores (o
b aján d o lo s) en u n a m o d esta c a n tid a d ; y c u a n to m ay o r sea la
c a n tid a d de efectivo q u e deseen c rear (o cancelar) p o r la com ­
p ra (o v en ta) de valores y d e u d a s, m ay o r d e b e ser la b a ja (o el
alza) en la tasa de interés. S in em bargo, d o n d e (com o en E sta­
dos U n id o s en 1933-1934) las op eracio n es de m ércad o a b ie rto
se h a n lim ita d o a la c o m p ra de valores de m u y c o rto plazo de
v en cim ien to , el electo puecle, p o r supuesto, q u e d a r c o n fin a d o a
la m era tasa de in te rés a m u y co rto plazo y n o p ro v o car sino u n a
reacción lig era sobre las tasas de in terés a larg o plazo, q u e son
m u ch o m ás im p o rta n tes.
A l tra ta r del m o tiv o esp ecu lació n es im p o rta n te , sin e m b a r­
go, d istin g u ir e n tre los cam bios en la tasa de in te rés q u e se d e ­
b en a m odificaciones en la o ferta de d in e ro d isp o n ib le p a ra sa­
tisfacer el m o tiv o especulación, sin q u e h ay a o c u rrid o a lte ra c ió n
178 EL IN C E N T IV O PA RA IN V E R T IR

a lg u n a cu la fu n c ió n de liq u id ez , y aquellos q u e se deb en p r in ­


cip alm en te a cam bios e n las ex p ectativ as q u e a fectan d ic h a fu n ­
ción m ism a. Las operaciones de m ercad o a b ie rto p u e d e n , sin d u d a ,
in flu ir sobre la tasa de in terés de las dos m an eras, ya q u e no sólo
pueden h a c er v a ria r el v o lu m e n d e [197] d in ero , sino tam b ié n
d a r orig en a ex p ectativ as ca m b ian te s relativ as a la p o lític a fu tu ra
del ban co c e n tra l o del g o b iern o . Los cam bios e n la fu n c ió n de
liq u id ez m ism a, deb id o s a m odificaciones en los in fo rm es q u e
ocasionan rev isió n de las expectativas, serán a m e n u d o in te rm i­
tentes y, p o r ta n to , ciarán o rig e n a u n a in te rm ite n c ia co rresp o n ­
d ie n te a las a lteracio n es de la tasa de interés. C ie rta m e n te q u e
sólo h a b rá lu g a r p a ra algún a u m e n to de a c tiv id a d de los negocios
en el m ercad o de valores en la m e d id a en q u e el cam bio de n o ti­
cias se in te rp re te de m o d o diverso p o r los d ife ren te s in d iv id u o s
o afecte los intereses in d iv id u ale s de m a n e ra desigual. Si el cam bio
en las n o tic ia s afecta la o p in ió n y las necesidades de cada u n o
p recisam en te en la m ism a fo rm a, la tasa de in te ré s (expresada
p o r los precios de valores y deudas) se a ju s ta rá in m e d ia ta m e n te
a la n u ev a situ a c ió n sin q u e sea n ecesaria n in g u n a o p e ra c ió n de
m ercado.
D e este m o d o , e n el caso m ás sencillo, en el q u e todos los in ­
div id u o s son sem ejan tes y o c u p a n u n a posición p arecid a, u n cam ­
bio en las c ircu n stan cias o las ex p ectativ as n o p o d rá o casio n ar el
m en o r d e sp la z am ien to de d in e ro ; so lam en te m o d ific a rá la tasa
de in terés en el g rad o de q u e sea necesario p a ra n e u tra liz a r el
deseo de c a m b ia r sus reservas d e efectivo en resp u e sta a las nuevas
circu n stan cias o ex p ectativ as q u e to d o in d iv id u o se n tía a la tasa
a n te rio r; y desde el m o m e n to q u e todos c a m b ia rá n e n el m ism o
g rad o sus ideas respecto a la tasa q u e los in d u c iría a a lte ra r sus
•reservas de efectivo, no re s u lta ría n in g u n a o p e ra c ió n . A cad a co n ­
ju n to de circu n stan cias y de ex p ectativ as c o rre sp o n d erá u n a tasa
de interés, y no se p re se n ta rá jam á s el caso de q u e a lg u ie n cam bie
sus reservas usuales de efectivo.
E n general, no o b stan te, u n a a lte ra c ió n de las circu n stan cias
o las expectativas o casio n ará u n re a ju ste e n las ten d en cias de d i­
n ero de los in d iv id u o s —desele el m o m e n to q u e, de hecho, u n
cam bio in flu irá sobre las ideas de los d iferen tes in d iv id u o s de
m odo diverso, d ebido, en p a rte , a las diferencias de m ed io am ­
b ie n te y el m o tiv o p o r el cual se g u a rd a d in e ro y, e n p a rte , p o r
las d iferen cias de co n o cim ien to y de in te rp re ta c ió n d el [198] n u e ­
vo estado de cosas—. Así, la n u e v a tasa de in terés d e e q u ilib rio
irá lig ad a a u n a re d istrib u c ió n de la ten en cia de d in e ro . S in em ­
IN C E N T IV O S P A R A LA L IQ U ID E Z 179

bargo, lo q u e m ás nos in te resa es el cam b io e n la tasa de in terés


y n o la re d istrib u c ió n de efectivo. E sto ú ltim o es in c id e n ta l a
las d iferen cias in d iv id u ales, m ie n tra s q u e el fen ó m en o esencial
es el q u e o c u rre en el caso m ás sim ple. T o d a v ia m ás, a u n en el
caso g en eral, el d esp lazam ien to de la tasa de in terés es g e n e ra l­
m en te la p a rte m ás im p o rta n te de la reacció n a n te u n cam b io
en las noticias. E l m o v im ie n to en los precios de los valores está,
com o los p eriódicos a c o stu m b ra b a n decir, “fu e ra de to d a p ro p o r­
ción con la ac tiv id a d de los negocios” —q u e es com o d e b e ría ser,
en vista de q u e los in d iv id u o s son m u ch o m ás parecidos q u e d i­
ferentes en sus reacciones a n te las noticias.

II

M ie n tra s el m o n to de efectivo q u e u n in d iv id u o decide conservar


p a ra satisfacer el m o tiv o transacción y el m o tiv o p rec a u c ió n n o
es p o r co m p leto in d e p e n d ie n te d e l q u e g u a rd a p a ra satisfacer el
m otiv o especulación, n o h ay in c o n v e n ien te e n a b o rd a r el p ro ­
b lem a su p o n ie n d o q u e los m o n to s de estos dos g ru p o s de saldos
de efectivo son en g ra n p a rte in d e p e n d ie n te s el u n o d el otro.
A bordem os, pues, n u e stro p ro b le m a de este m o d o p a ra fa c ilita r
el análisis fu tu ro .
Sea el m o n to de efectivo re te n id o p a ra satisfacer los m otivos
tran sacció n y p rec a u c ió n M lt y la c a n tid a d g u a rd a d a p a ra satis­
facer el m o tiv o especulación, M 2. C o rresp o n d ie n d o a estos dos
c o m p a rtim ie n to s de efectivo, tenem os dos fu n cio n es d e liq u id ez
L x y L 2. L x d e p e n d e p rin c ip a lm e n te del n iv el de ingresos, m ie n ­
tras q u e jL2 d e p e n d e de d a rela ció n e n tre la tasa c o rrie n te d e in ­
terés y el estado de las expectativas. Así

M = M1+ M 2= L , (F) + L 2 (r)

d o n d e L x es la fu n c ió n de liq u id e z c o rre sp o n d ie n te a [199] u n


ingreso Y , q u e d e te rm in a a M x, y L 2 es la fu n c ió n de liq u id e z
de la tasa de in te rés r, q u e d e te rm in a a M 2. Se sigue de a q u í
q u e h a y tres cosas p o r investigar: 1 ) la rela c ió n de los cam bios
de Ai respecto de Y y r, 2 ) lo q u e d e te rm in a la fo rm a de L u
3) lo q u e d e te rm in a la de L 2.
1) L a rela ció n de los cam bios de M resp ecto de Y y r d e p e n ­
de, en p rim e r lu g ar, de cóm o so b rev ien en los cam bios e n M .
S upongam os q u e M está fo rm ad o p o r m o n ed as d e oro y q u e sus
m odificaciones so lam en te p u e d e n ser consecuencia de re n d im ie n ­
180 E L IN C E N T IV O PARA IN V E R T IR

tos crecientes de las activ id ad es de la m in e ría del o ro q u e p e rte ­


nece al sistem a económ ico con sid erad o . E n ta l caso, los cam bios
e n M están asociados d ire c ta m en te , en p rim e r lu g ar, con los efec­
tu ad o s en Y , ya q u e el oro nuevo e n tra com o ingreso de a lg u ien .
E x a c ta m en te las m ism as condiciones son válidas si los cam bios
en M se d e b e n a q u e el g o b ie rn o im p rim a d in e ro p a ra a te n d e r
a sus gastos c o rrien te s —caso e n el cu al tam b ié n el n u ev o d in e ro
a u m e n ta los ingresos de a lg u ie n —. El n u ev o n iv el de ingresos,
sin em bargo, n o c o n tin u a rá lo b a sta n te a lto p a ra q u e las nece­
sidades de a b so rb a n to d o el a u m e n to de A l; y u n a p o rció n
del d in e ro b u sc ará salid a en la c o m p ra de valores o de o tro s b ie­
nes h asta q u e r hay a b a ja d o de m a n e ra q u e p ro v o q u e u n alza
en la m a g n itu d de M 2 y al m ism o tie m p o a lie n te o tra en Y de la
m a g n itu d necesaria p a ra q u e el n u ev o d in e ro sea a b so rb id o , b ien
p o r Mo o p o r M u en la m e d id a del a u m e n to de Y ocasionado
p o r la b a ja de r. Así, este caso se vuelve desde luego ig u al al
a lte rn o , en el cual el d in e ro n u ev o sólo p u e d e e m itirse .al p r in ­
cipio p o r m ed io de u n re la ja m ie n to de las condiciones del cré d ito
p o r p a rte del sistem a b an cario , de m o d o q u e se in d u zca a alg u ien
a v e n d e r a los bancos u n a d e u d a o u n v alo r a cam bio del nuevo
efectivo.
N o h a b rá , pues, in c o n v e n ien te en q u e tom em os el ú ltim o caso
típico. P u e d e su p o n erse q u e u n a m o d ificació n de M hace v a ria r
a r, y u n cam bio de r c o n d u c irá a u n n u ev o e q u ilib rio , e n p a rte
p o r m o d ific a r M 2 y en p a rte [200] p o r h a c er c a m b ia r Y y, conse­
c u en tem en te, M x. L a d ivisión del in cre m e n to de efectivo e n tre
A í 1 y Mo e n la n u e v a posición de e q u ilib rio d e p e n d e rá de la
resp u esta de la in v ersió n a n te u n a b a ja en la tasa de interés, y
la del ingreso a u n a u m e n to en la in v ersió n .1 D esde el m o m e n to
q u e Y d e p e n d e p a rc ia lm e n te de r, se ded u ce q u e u n cam b io d ad o
en M tien e q u e o casio n ar u n a m o d ificació n su ficien te e n r p a ra
q u e los cam bios re su lta n te s de M x y sum ados, c o rre sp o n ­
d a n al efectuado en Al.
2) N o está siem p re claro si la velocidacl-ingreso d el d in e ro se
d efin e com o la p ro p o rc ió n e n tre Y y M o com o la p ro p o rc ió n e n ­
tre Y y M v P ro p o n g o , sin em bargo, to m a rla e n este ú ltim o sen­
tid o . Así, pues, si V es la velocidacl-ingreso d el d in ero ,

¿ i (Y) = ~ = M 1.

1 D ebem os aplazar hasta el L ibro V la cuestión de qu é es lo qu e d eterm in a el


carácter del nuevo equilibrio.
IN C E N T IV O S P A R A LA L IQ U ID E Z 181

P or su p u esto q u e n o hay raz ó n p a ra su p o n e r q u e V sea constante.


Su v alo r d e p e n d e rá del ca rá c te r d e la o rg an izació n b a n c a ria e
in d u stria l, de los h á b ito s sociales, d e la d istrib u c ió n d el ingreso
e n tre las d ife ren te s clases y del costo real d e conservar efectivo
ocioso. N o o b sta n te , si pensam os e n u n p e rio d o co rto y podem os
su p o n e r con se g u rid a d q u e n o h a b rá cam b io su stan cial en alg u n o
de estos factores, podem os tra ta r a V com o casi c o n stan te.
3) F in a lm e n te q u e d a e l'a s u n t o de la rela ció n e n tre M 2 y r.
H em os visto en el c a p ítu lo 13 q u e la i n c e r t i d u m b r e respecto al
curso fu tu ro de la tasa de in te rés es la ú n ic a e x p licació n in te li­
g ib le de la p refe re n c ia p o r la liq u id e z L 2 q u e conduce a la te ­
n en cia de efectivo M 2. Se d e d u c e q u e u n a M 2 d a d a n o te n d rá
relació n c u a n tita tiv a a lg u n a con u n a tasa de in te rés d a d a r; lo
q u e im p o rta n o es el nivel a b s o l u t o de r, sino su g ra d o de d iv er­
gencia respecto d e lo q u e se c o n sid era com o u n nivel a c e p ta b le ­
m en te s e g u r o de r, ten ie n d o e n c u e n ta los cálculos de p ro b a b ili­
d a d p a ra esp erar que, en [201] c u a lq u ie r estado de expectativas,
u n a b a ja de r irá a c o m p a ñ a d a p o r u n a u m e n to de M.,. E n p rim e r
lu g ar, si el p u n to d e vista g e n e ra l sobre lo q u e es u n n iv el segu­
ro de r perm an ece in v ariab le , c ad a b a ja de r red u c e la tasa de
m ercad o re la tiv a m e n te a la tasa “seg u ra” y, p o r ta n to , a u m e n ta
los riesgos de la iliq u id e z ; y, en segundo lu g ar, cad a b a ja de r
red u ce las g an an cias co rrien tes d e riv a d as de d ich a fo rm a ilíq u id a ,
las q u e están d isp o n ib les com o u n a especie de p rim a d e seguro
p a ra n e u tra liz a r el riesgo de p é rd id a de c a p ital, en u n a c a n tid a d
ig u al a la d ife ren c ia e n tre los c u a d r a d o s de la tasa a n tig u a de
in terés y de la nueva. P o r ejem p lo , si la tasa de in terés en las
deu d as a larg o plazo es de 4 p o r cien to , re su lta p re fe rib le sacri­
ficar la liq u id e z a m enos q u e, al h a c er u n a c o m p aració n de p ro ­
b ab ilid ad es, se tem a q u e la tasa de in te rés a larg o plazo p u e d a
su b ir m ás de p risa q u e en u n 4 p o r cien to a n u a l d e sí m ism a, es
decir, e n u n a c a n tid a d m ay o r de O.lfi p o r cien to ¡an u a l. N o obs­
tan te , si la tasa de in terés es ya ta n b a ja com o 2 p o r ciento, el
re n d im ie n to c o rrie n te sólo co m p e n sa rá u n alza ta n p e q u e ñ a com o
0.04 p o r cien to a n u a l. Éste es, ta l vez, el p rin c ip a l ob stácu lo
p a ra u n descenso en la tasa de in te ré s a u n n iv el m u y bajo. A
m enos de su p o n e r q u e existan razones p a ra creer q u e la ex p e­
rien cia f u tu r a será m uy d ife re n te de la pasada, u n a tasa de in terés
a largo plazo de (digam os) 2 p o r ciento, d e ja m ás cam p o p a ra
el tem o r q u e p a ra la esperanza, y ofrece, al m ism o tiem p o , u n
re n d im ie n to c o rrie n te q u e ap en as b a sta p a ra co m p e n sa r u n tem or
ligero.
182 EL I N C E N T IV O PA RA IN V E R T IR

Es e v id e n te, pues, q u e la tasa de in te ré s es u n fen ó m en o a lta ­


m en te psicológico. Ya verem os en el L ib ro V q u e n o p u e d e estar
e n e q u ilib rio a u n n iv el in f e r io r al tip o q u e c o rresp o n d e a la
o cu p ació n p le n a ; p o rq u e a esa a ltu r a se p ro d u c irá u n estado
de in fla ció n real, con el re su lta d o de q u e M x ab so rb e rá c a n tid a ­
des siem pre crecientes de efectivo. P ero a u n nivel q u e esté p o r
e n c i m a del q u e c o rresp o n d e a la o c u p a ció n p len a , la tasa de in te ­
rés a largo plazo d el m erc ad o d e p e n d e rá no so lam en te de la p o lí­
tica a c tu a l de la a u to rid a d m o n e ta ria , sino ta m b ié n de las p re ­
visiones del m ercad o c o n cern ien tes a la q u e seguirá en el fu tu ro . L a
[202] a u to rid a d m o n e ta ria c o n tro la con fa c ilid a d la tasa de in ­
terés a co rto plazo, ta n to p o rq u e n o es d ifícil c re a r la convicción
de q u e su p o lític a 110 c a m b ia rá m u ch o en el fu tu ro m u y p ró x i­
m o, com o p o rq u e la p o sib le p é rd id a es p e q u e ñ a c o m p a ra d a con
el re n d im ie n to c o rrie n te (a m enos q u e se a p ro x im e al p u n to de
desvanecim iento) . P ero la tasa de larg o plazo p u e d e ser m ás
re c a lc itra n te c u a n d o ya h a b a ja d o a u n nivel q u e, b asándose en
la ex p erien cia p a sad a y las ex p ectativ as presentes respecto a la
f u tu r a p o lític a m o n e ta ria , se c o n sid era “in se g u ro ” p o r la o p in ió n
au to riza d a . P o r e jem p lo , en un p aís lig a d o a u n p a tró n o ro in ­
te rn a cio n a l, u n a tasa de in te rés m ás b a ja de la q u e prevalece en
c u a lq u ie r o tra p a rte será m ira d a con u n a fa lta de confianza ju s ti­
ficable; sin em b arg o , u n a tasa n a c io n a l de in te ré s llev ad a a la
p a rid a d con la m á s a lta (la m ay o r después de to m a r en c u e n ta
los riesgos) q u e p revalezca en c u a lq u ie r p aís p e rte n e c ie n te al sis­
tem a in te rn a c io n a l, p u e d e ser m u ch o m ay o r de la q u e se ría com ­
p a tib le con la o c u p a c ió n p le n a e n el in te rio r.
D e este m odo, u n a p o lític a m o n e ta ria q u e la o p in ió n p ú b lic a
considere e x p e rim e n ta l o su je ta fá c ilm e n te a m o dificaciones, p u e ­
de n o lo g ra r su o b jetiv o de re d u c ir c o n sid e rab le m e n te la tasa de
interés a larg o plazo, p o rq u e M 2 p u e d e te n d e r a a u m e n ta r casi
sin lím ite en re sp u e sta a u n a re d u c c ió n de r p o r d e b a jo d e cierta
cifra. L a m ism a p o lític a , p o r o tra p a rte , p u e d e te n e r é x ito fácil
si la o p in ió n la co n sid era razo n ab le, p rac tic a b le , o rie n ta d a al in ­
terés p úblico, b a sad a en u n a convicción fu e rte y p ro m o v id a p o r
u n a a u to rid a d q u e n o co rra el riesgo de ser reem p lazad a.
Q uizá fu e ra m ás exacto d ecir q u e la tasa de in te rés es u n fe­
n ó m en o m uy convencional, m ás q u e m u y psicológico; p o rq u e su
v a lo r rea l está d e te rm in a d o en g ra n p a rte p o r la o p in ió n q u e p re ­
valezca acerca del v a lo r q u e se espera irá a ten er. C u a l q u i e r nivel
de in terés q u e se acepte con su ficien te convicción com o p r o b a b l e ­
m e n t e d u ra d e ro , será d u r a d e r o ; su jeto , e n u n a sociedad cam b ian te,
IN C E N T IV O S P A R A L A L IQ U ID E Z 183

p o r su p u esto , a flu ctu acio n es a lre d e d o r d el n iv el n o rm a l esperado


d eb id as a to d a clase de m otivos. E n p a rtic u la r, cu a n d o M x [203]
a u m e n ta m ás de p risa q u e M , la tasa de in te rés su b irá, y viceversa.
P ero p u e d e flu c tu a r d u ra n te décadas a lre d e d o r de u n nivel cró­
n ica m en te d em asiad o a lto p a ra lo g ra r la o c u p a ció n p le n a —p a r ­
tic u la rm e n te si prevalece la o p in ió n de q u e la tasa de in terés se
a ju sta en fo rm a a u to m á tic a , de m a n e ra q u e se crea q u e el n iv el
establecido p o r el conv en cio n alism o se base en razones m u ch o
m ás fu ertes q u e este m ism o; ya q u e de n in g ú n m od o está aso­
ciado en la m en te del p ú b lic o o de las a u to rid a d e s el hech o de
n o p o d e r lo g ra r u n n iv el ó p tim o de o c u p a ció n con la vigencia
de u n c o n ju n to in a d e c u a d o de tasas de interés.
El lec to r debe h ab erse convencido ya de las d ific u ltad e s q u e
se o p o n e n al p ro p ó sito de m a n te n e r la d e m a n d a efectiva a u n
nivel lo b a sta n te a lto p a ra p ro v o ca r la o c u p a ció n to ta l, y q u e
re s u ltá n de la asociación de u n a tasa de in te rés a largo plazo
co n v en cio n al y b a sta n te estable .con u n a eficacia m a rg in a l del ca­
p ita l m ovediza y a lta m e n te in estab le.
El consuelo q u e p u e d e n d a rn o s o tras reflexiones m ás a le n ta ­
d oras deb e d eriv arse de la esperanza de q u e, p recisam en te com o
la co n vención n o estará b asad a en conocim ientos firm es, n o siem ­
p re se resistirá d em asiad o a u n a p e rsiste n c ia y consistencia m o d e­
rad as en los p ro p ó sito s de la a u to rid a d m o n e ta ria . L a o p in ió n
p ú b lic a p u e d e a co stu m b rarse con b a sta n te rap id e z a u n a b a ja m o ­
d e ra d a ele la tasa de in te rés y las ex p ectativ as convencionales res­
p ecto al fu tu ro p u e d e n m odificarse c o n secu en tem en te; p re p a ra n d o
así el cam in o p a ra u n n u ev o m o v im ie n to —h a sta alcanzar d e te r­
m in a d o n iv el—. L a b a ja en la tasa de in te rés a larg o plazo en
G ra n B re ta ñ a después de hab erse a p a rta d o d el p a tró n oro, d a
u n e je m p lo in te re sa n te de esto: los m o v im ien to s m ás am plios se
e fe c tu a ro n p o r u n a serie de saltos d isco n tin u o s, a m ed id a q u e la
fu n c ió n de liq u id ez del p ú b lic o , q u e se h a b ía ac o stu m b ra d o a las
red u ccio n es sucesivas, q u e d ó en condiciones de resp o n d e r a ciertos
nuevos in cen tiv o s ta n to de las n o ticias com o de la p o lític a de las
a u to rid ad e s. [204]

III

P odem os re su m ir lo a n te rio r en la p ro p o sició n de que, en c u a l­


q u ie r situ a c ió n d a d a de ex p ectativ as hay e n la m e n te del p ú b lic o
c ierta in clin a c ió n p o te n c ia l a conservar m ás efectivo del necesario
p a ra satisfacer el m o tiv o tran sacció n o el m o tiv o p recau ció n , q u e
184 EL I N C E N T IV O P A R A IN V E R T IR

se tra d u c irá en la ten e n c ia rea l de d in e ro e n u n a m a g n itu d q u e de­


p e n d e de los térm in o s en q u e la a u to rid a d m o n e ta ria esté dis­
p u e sta a crear efectivo. Esta p o te n c ia lid a d es la q u e e n c ie rra la
fu n ció n de liq u id e z L 2.
P o r tan to , c o rre sp o n d ie n d o a la c a n tid a d de d in e ro cread a p o r
la a u to rid a d m o n e ta ria h a b rá , c e te r is p a r i b u s , u n a d e te rm in a d a
tasa de in terés o, m ás p ro p ia m e n te , u n com plejo d e te rm in a d o de
tasas de in terés p a ra las d eu d as de diversos vencim ientos. L a m is­
m a cosa, sin em bargo, sería c ie rta de c u a lq u ie r o tro facto r del
sistem a económ ico, to m ad o se p ara d a m e n te . Así, este análisis sólo
será ú til e im p o rta n te en la m ed id a en q u e hay a a lg u n a relació n
especialm ente d ire c ta o teleológica e n tre las alteracio n es e n la
c a n tid a d de d in e ro y las q u e o c u rra n en la tasa de in terés. L a ra ­
zón q u e nos h ace su p o n e r la existencia de ta l rela c ió n especial
surge de q u e, en térm in o s generales; e í' sistem a b a n c a rio y la
a u to rid a d m o n e ta ria son tra fic a n te s en d in e ro y d eu d as y n o en
activos o bienes de consum o.
L a re la c ió n e n tre el co m p lejo de tasas de in te rés y la c a n ti­
d a d de d in e ro sería d ire c ta si la a u to rid a d m o n e ta ria estu v iera
d isp u esta a n eg o ciar e n c u a lq u ie r se n tid o e n térm in o s definidos
e n deudas de c u a lq u ie r v en cim ien to , y a ú n m ás si estu v iera dis­
p u e sta a tra fic a r e n d eu d as de riesgos variables. El co m p lejo de
tasas d e in te rés sería sim p lem e n te u n a ex p resió n de los térm in o s
en q u e el sistem a b a n c a rio estu v iera d isp u esto a a d q u ir ir o des­
p ren d e rse de d eu d as; y la c a n tid a d de d in e ro sería el m o n to q u e
p u d ie ra e n c o n tra r refu g io en posesión de in d iv id u o s q u e —des­
pués de ten e r e n c u e n ta to d as las circu n stan cias relev an tes del
caso— p re fie ra n el c o n tro l de efectivo líq u id o a d esp ren d erse de
él [205] a cam b io de u n a d e u d a en las condiciones in d icad as p o r la
tasa de in terés del m ercado. L a m e jo ra p rác tic a m ás im p o rta n te
q u e p u e d e realizarse en la técnica de la d irecció n m o n e ta ria , quizá
sea u n o frecim ien to co m p lejo d el b a n c o c e n tra l de c o m p ra r y
v en d er a los precios establecidos valores de p rim e ra clase y de
c u a lq u ie r plazo, e n vez d el tip o b a n c a rio ú n ico p a ra los d o c u ­
m entos a co rto plazo.
S in em bargo, e n la p rác tic a rea l de hoy, la m e d id a e n q u e es
“efectivo” en el m ercado el precio de las d eu d as q u e fija el sis­
tem a ban cario , e n el sen tid o de q u e d e te rm in e el p recio rea l de
m ercad o , v a ría e n los d iferen tes sistem as. A lgunas veces el p recio
es m ás efectivo e n u n a d irecció n q u e en o tra ; es decir, q u e el
sistem a b a n c a rio p u e d e com prom eterse a c o m p ra r d eu d as a cierto
precio, p e ro n o n ecesariam ente venderlas a u n a cifra lo b a sta n te
IN C E N T IV O S PARA LA L IQ U ID E Z 185

p ró x im a al de co m p ra p a ra q u e rep re sen te ú n ic a m e n te la g a n a n ­
cia del in te rm e d ia rio ; a u n q u e n o hay razó n p a ra q u e el precio
n o d e b a hacerse efectivo e n am bos sentidos co n a y u d a de o p e ra ­
ciones de m ercad o ab ie rto . T a m b ié n existe la salv ed ad m ás im ­
p o rta n te , q u e surge del h e c h o de q u e la a u to rid a d m o n e ta ria n o
esté d isp u esta, p o r reg la g en eral, a negociar con la m ism a fac ili­
d a d d eu d as de c u a lq u ie r v en cim ien to . L a a u to rid a d m o n e ta ria
fre c u e n te m e n te se in c lin a en la p rác tic a a c o n cen trarse sobre las
d eu d as a co rto plazo y d e ja r el p recio de las d eu d as a plazo m a ­
yor b a jo la in flu e n c ia im p e rfe c ta y ta rd ía de las reacciones p ro ­
cedentes del p recio de las p rim e ra s —a u n q u e tam p o co en esto hay
razón p a ra q u e sea necesario p ro ce d e r así—, C u a n d o ) o p e ra n estas
lim itacio n es, lo d ire c to de la rela ció n e n tre la tasa de in te rés y
la c a n tid a d de d in e ro se m o d ifica en consecuencia. E n G ra n B re­
ta ñ a el cam po de in te rv en c ió n d e lib e ra d a parece irse e n sa n c h a n ­
do. P ero al a p lic a r esta teo ría a c u a lq u ie r caso concreto, se deb en
ten e r en c u e n ta las características especiales del m éto d o re a lm e n te
em p lead o p o r la a u to rid a d m o n e ta ria . Si ésta negocia ú n ic a m e n ­
te en títu lo s a corto plazo, hem os de c o n sid e rar q u e in flu e n cia
ejerce el p recio real o p ro sp ectiv o de éstos sobre los títu lo s de
v en cim ien to m ás largos. [206]
P o r tan to , existen ciertas lim itacio n es a la h a b ilid a d con q u e
la a u to rid a d m o n e ta ria establezca c u a lq u ie r co m p lejo d a d o de
tasas de in terés p a ra d eu d as de diversos plazos y riesgos, q u e p u e ­
d e n resum irse com o sigue:
1 ) E x isten las lim itacio n es q u e surgen de las p ro p ia s prácticas
de la a u to rid a d m o n e ta ria al re strin g ir sus op eracio n es a títu lo s ele
u n tip o p a rtic u la r.
2 ) H a y la p o sib ilid a d , p o r las razones e x a m in ad a s antes, de
que, ta n p ro n to com o la tasa d e in te rés h a b a ja d o a cierto nivel,
la p re fe re n c ia p o r la liq u id e z p u e d a volverse v irtu a lm e n te abso­
lu ta en el sen tid o de q u e casi todos p re fie ra n efectivo a conservar
u n a d e u d a q u e d a u n a tasa de in te rés ta n b a ja . E n este caso la
a u to rid a d m o n e ta ria h a b ría p e rd id o el c o n tro l electivo sobre la tasa
de in terés; p e ro a u n q u e este caso ex tre m o p u e d a lle g a r a te n e r
im p o rta n c ia p ráctica en el fu tu ro , a u n n o conozco n in g ú n e je m ­
p lo de él. E n v erd ad , d e b id o a la re n u e n c ia de la m ay o r p a rte
de las a u to rid a d e s m o n eta ria s a n e g o ciar con decisión en d eu d as
a largo plazo, n o h a h a b id o m uchas o p o rtu n id a d e s p a ra h a c e r u n a
p ru e b a . M ás a ú n , si tal situ a c ió n se p re se n ta ra , q u e rría d ecir q u e
la a u to rid a d p ú b lic a m ism a p o d ría o b te n e r p réstam os e n escala
ilim ita d a d el sistem a b a n c a rio a u n a tasa de in te rés n om inaL
E L IN C E N T IV O PA RA IN V E R T IR

3 ) Los ejem plos m ás n o tab le s de u n a q u ie b ra co m p le ta de la


e sta b ilid ad de la tasa de in terés, d e b id a a q u e la fu n c ió n de
liq u id ez se a b a te en u n se n tid o o en o tro , h a n o c u rrid o e n cir­
cunstancias m uy a n o rm ales. E n R u sia y la E u ro p a C e n tra l después
de la g u erra, se e x p e rim e n tó u n a crisis o h u id a de la. m o n ed a,
e n la q u e n o p o d ía in d u cirse a n a d ie a conservar, ya fu e ra d in e ro
o deudas, e n n in g u n a fo rm a ; y a u n u n a tasa de in te rés a lta y
creciente e ra incapaz de m a n te n e rse e n ritm o con la eficiencia m a r­
g in al del c a p ita l (especialm ente tra tá n d o se de existencias de bienes
líq u id o s) b a jo el in flu jo de la esperanza de u n a b a ja m ay o r en el
v alo r del d in e ro ; m ie n tra s q u e en E stados L) nidos, en ciertos m o ­
m entos de 1932, h u b o u n a crisis de n a tu ra le z a o p u e sta —u n a crisis
fin a n c ie ra o de liq u id a c ió n , en la q u e [207] casi n o se p o d ía co n ­
vencer a n a d ie de q u e se d e sp re n d ie ra de su efectivo p o r razo­
nables q u e fu e ra n las condiciones.
4 ) Q u ed a, fin a lm e n te , la d ific u lta d e x a m in a d a e n la sección iv
del c a p ítu lo 2, p. 132, de o b lig a r a la tasa de in te rés efectiva a
b a ja r de c ie rta cifra, lo q u e p u e d e ser im p o rta n te en u n a época
en q u e las tasas sean bajas; es decir, los costos de p o n e r en co n ­
tacto al q u e p id e p resta d o con el p re sta m ista ú ltim o y el m argen
p a ra riesgos, esp ecialm en te m orales, q u e el p restam ista exige p o r
en cim a de la tasa de in terés p u ra . C u a n d o ésta b aja, n o se deduce
p o r necesidad q u e d ism in u y a n p a r i p a s s u las reservas p a ra gas­
tos y riesgos. D e este m odo, la tasa d e in te ré s q u e h a d e p a g a r el
p re sta ta rio n o rm a l p u e d e b a ja r m ás le n ta m e n te q u e la tasa de
in terés p u ra , y p u e d e n o ser fac tib le lle v a rla a u n nivel in fe rio r
a c ierta cifra m ín im a p o r los m éto d o s d e la organización b a n c aria
y fin a n c ie ra ex isten te. E sto tie n e u n a im p o rta n c ia especial si la
estim ación d e l (riesgo m o ra l es ap re c ia b le ; p o rq u e c u a n d o el ries­
go se debe a q u e el p re sta m ista d u d e d e la h o n rad e z del solici­
tan te, no h ay n a d a en la m e n te de este ú ltim o , q u ie n n o in te n ta
proceder de m a la fe, p a ra e q u ilib ra r el cargo m ay o r q u e resu lta.
T a m b ié n es im p o rta n te e n el caso de los p réstam o s a c o rto plazo
(por ejem plo, p réstam os ban cario s) c u a n d o ios gastos son fu er­
tes —u n banco p u e d e te n e r q u e ca rg a r a sus clientes de l i/ 2 a
2 p o r ciento, a u n c u a n d o la tasa de in te ré s p u ra sea n u la p a ra
el prestam ista.
IV

A riesgo de a n tic ip a r lo q u e es m ás p ro p ia m e n te o b je to del cap í­


tu lo 21, p u e d e ser de interés in d ic a r b rev e m en te desde a h o ra la
rela ció n de lo a n te rio r con la teo ría c u a n tita tiv a del d in ero .
IN C E N T IV O S PA RA LA L IQ U ID E Z 187

E n u n a sociedad estática o en que, p o r c u a lq u ie r o tra razón,


n a d ie sie n ta la m en o r in c e rtid u m b re acerca de las fu tu ra s tasas
de in terés, la fu n ció n de liq u id ez L.¿, o la p ro p e n sió n a ateso rar
(com o p o d ría m o s lla m a rla ) [208], será siem p re cero en e q u ilib rio .
D e a q u í que, en e q u ilib rio , M 2 = 0 y M = M x; de m a n e ra q u e
c u a lq u ie r cam b io en M h a rá q u e la tasa de in te rés flu c tú e h a sta
q u e el ingreso alcance u n n iv el al cual la v ariació n en M x sea
igual a la q u e su p o n e q u e o c u rre en M . A h o ra b ien , M t V = Y ,
en d o n d e V es la velocidad-ingreso del d in e ro tal com o se d e fin ió
antes e Y es el ingreso g lo b al. D e m a n e ra q u e si es factib le m e d ir
la c a n tid a d , O y el precio, P , de la p ro d u c c ió n c o rrien te , ten e­
m os Y = O P y, p o r ta n to M V = O P ; lo q u e es m u y p a re c id o a
la te o ría c u a n tita tiv a d el d in e ro en su fo rm a tra d ic io n a l.2
P a ra los p ro p ó sito s del m u n d o real, es u n a g ra n falla e n la
teo ría c u a n tita tiv a el q u e n o d istin g u e e n tre los cam bios e n los
precios q u e son fu n ció n de los o cu rrid o s en la p ro d u cció n y los q u e
d e p e n d e n de las m odificaciones en la u n id a d de salarios.3 L a
ex p licació n de esta falla q u izá se e n c u e n tre en los supuestos de
q u e no hay p ro p e n sió n a a te so rar y de q u e siem pre existe o c u p a ­
ción p len a ; p o rq u e en este caso, siendo O c o n sta n te y M 2 cero,
se sigue, si podem os to m a r tam b ié n a V com o c o n stan te, q u e ta n to
la u n id a d de salarios com o el nivel de precios serán d ire c ta m en te
p ro p o rc io n ale s a la c a n tid a d de d in ero . [209]

2 Si hem os d efinido V , no com o igual a Y / M ¡ sino com o igual a Y / M , entonces,


po r supuesto, la teoría cu antitativa es u n a verdad evidente qu e se m an tien e e n cualquier
circunstancia, au n q u e sin im po rtan cia alguna.
8 E ste p u n to se desarrollará con m ayor am p litu d en el cap ítu lo 21.
C A P ÍT U L O 16

ESPEC IA LE S O B S E R V A C IO N E S S O B R E L A N A T U R A L E Z A
D E L C A P IT A L

U n a c t o de a h o rro in d iv id u a l significa —p o r d ecirlo asi— el p ro ­


pósito de no com er hoy; p ero n o su p o n e la necesidad de to m a r
u n a decisión de com er o co m p ra r u n p a r de botas d e n tro d e u n a
sem ana o de u n añ o o de c o n su m ir c u a lq u ie r cosa co n creta en
fecha a lg u n a d e te rm in a d a . D e este m o d o d e p rim e los negocios
de la p re p a ra c ió n de la com ida de hoy sin e stim u la r los q u e p re ­
p a ra n a lg ú n acto fu tu ro de consum o. N o es u n a su stitu c ió n de
la d e m a n d a de consum o p resen te p o r d e m a n d a de consum o fu ­
tu ro , sino u n a d ism in u c ió n n e ta de la p rim e ra . M ás a ú n , la ex­
p e c ta tiv a de consum o fu tu ro se basa en tal m e d id a e n la ex p e­
rien cia a c tu a l d el consum o p resen te q u e u n a red u cció n de éste
p ro b a b le m e n te d e p rim a al otro, con el re su lta d o de q u e el acto
de a h o rro no so lam en te a b a tirá el p recio de los a rtícu lo s de co n ­
sum o d e ja n d o in a fe c ta d a la eficiencia m a rg in a l del c a p ita l exis­
tente, sino q u e en re a lid a d p u e d e te n d e r tam b ié n a d e p rim ir la
ú ltim a. E n este caso p u e d e re d u c ir la d e m a n d a de in v ersió n ac­
tu al lo m ism o q u e la de consum o p resen te.
Si el a h o rro consistiera n o so lam en te en abstenerse de co n su ­
m ir en el p resen te, sino en situ a r s im u ltá n e a m e n te u n a ord en
específica p a ra consum o p o sterio r, el efecto p o d ría ser d istin to ;
p o rq u e en tal caso la ex p ectativ a d e l fu tu ro re n d im ie n to d e la
inversión m ejo raría y los recursos lib erad o s de la p re p a ra c ió n del
consum o p resen te [210] p o d ría n traslad arse a la del fu tu ro . N o
q u e fu e ra n necesariam ente, a u n en este caso, de u n a escala ig u a l
al m o n to de los recursos lib erad o s; ya q u e el in te rv alo deseado
de espera p o d ría re q u e rir u n m éto d o de p ro d u cc ió n ta n desfavo­
ra b le m e n te “in d ire c to ” q u e tu v ie ra u n a eficacia b a sta n te in fe rio r
a la tasa co rrien te de interés, con el re su lta d o de q u e el efecto
favorable sobre la o cu p ació n del p e d id o hech o p a ra consum o fu ­
tu ro n o acontecería en seguida, sino en a lg u n a fecha p o sterio r;
de tal m an e ra q u e la consecuencia i n m e d i a t a d el a h o rro seguiría
siendo adversa a la o cupación. D e todos m odos, sin em bargo, u n a
decisión in d iv id u a l de a h o rra r, de hecho no significa h a c er un
p e d id o concreto p a ra consum o po sterio r, sino sim p lem e n te la can­
celación de u n o presente. Así, desde el m o m e n to q u e la expec-
188
N A T U R A L E Z A D E L C A P IT A L 189

ta tiv a de c o n su m ir es la ú n ic a raz ó n de ser de la o cu p ació n , no


d e b e ría h a b e r n a d a de p a ra d ó jic o e n la co n clu sió n de q u e la
b a ja de la p ro p en sió n a co n su m ir tenga, c e te r is p a r i b u s , u n efec­
to d e p rim e n te sobre la o cu p ació n .
L a d ific u lta d nace, pues, p o rq u e el acto d e a h o rro su p o n e n o
u n a su stitu c ió n d el consum o p resen te p o r a lg ú n consum o ad icio ­
n al concreto cuya p re p a ra c ió n re q u ie ra in m e d ia ta m e n te ta n ta ac­
tiv id a d económ ica com o se n ecesitaría p a ra el consum o actu al
ig u al en v a lo r a la su m a a h o rra d a ; sino u n deseo d e “riq u e z a ”
com o tal, es decir, de la p o te n c ia lid a d de c o n su m ir u n a rtíc u lo
n o especificado en fecha in d e te rm in a d a . L a idea a b su rd a , a u n q u e
casi u n iv ersal, de q u e u n acto de a h o rro in d iv id u a l es precisa­
m en te ta n b u e n o p a ra la d e m a n d a efectiva com o o tro de consum o
tam b ié n in d iv id u a l h a estado a lim e n ta d a p o r la falacia m u ch o
m ás especiosa q u e la conclusión de ella d e riv a d a , d e q u e u n d e ­
seo m ay o r de conservar riq u e z a, sien d o e n g ran p a rte la m ism a
cosa q u e u n m ay o r deseo de m a n te n e r inversiones, deb e al a u m e n ­
ta r la d e m a n d a de inversión, ser e stim u la n te de la p ro d u cc ió n res­
pectiva; de m o d o q u e la in v ersió n c o rrie n te es p ro m o v id a p o r el
a h o rro in d iv id u a l en la m ism a m e d id a q u e d ism in u y e el co n ­
sum o actu al. [211]
Es m u y d ifícil d e sa rra ig a r esta falacia de la m e n te de los h o m ­
bres. El en g añ o p ro v ien e de creer q u e el p ro p ie ta rio de riq u eza
desea u n b ien de c a p ita l p o r s í m i s m o , c u a n d o en re a lid a d lo q u e
efectiv am en te desea es su r e n d i m i e n t o p r o b a b l e . A h o ra b ien , el
re n d im ie n to p ro b a b le d e p e n d e e n te ra m e n te de la e x p ectativ a de
la fu tu ra d e m a n d a efectiva q u e h a b rá en rela c ió n con las fu tu ra s
condiciones de la oferta. P o r tan to , si u n acto de a h o rro 110 hace
n a d a p o r m e jo ra r el re n d im ie n to p ro b ab le , tam p o co lo h a rá p a ra
e stim u la r la inversión. M ás a ú n , con el fin de q u e u n in d iv id u o
q u e a h o rra p u e d a alcan zar su deseada m e ta de posesión de riq u e ­
za, no es necesario q u e se p ro d u zca u n n u e v o b ie n de c a p ital p ara
satisfacerlo. E l m ero acto de a h o rra r realizad o p o r u n in d iv id u o ,
siendo de d o s caras, com o hem os d e m o stra d o antes, o b lig a a alg ú n
o tro in d iv id u o a tra n sfe rirle a lg u n a o tra riq u eza, v ieja o nueva.
C ad a acto de a h o rro im p lic a u n a tra n sfe re n cia “fo rz a d a ” in e v ita ­
ble de riq u e z a a q u ie n a h o rra , a u n q u e él, a su vez, p u e d e su frir
las consecuencias del a h o rra de otros. Estas tran sferen cias de r i­
queza n o re q u ie re n la creación de o tra n u e v a —en re a lid a d , com o
lo hem os visto, p u e d e n ser enem igas activas de e lla —. L a creación
de riq u e z a n u e v a d e p e n d e c o m p le ta m en te de q u e su re n d im ie n to
p ro b a b le alcance el n iv el estab lecid o p o r la tasa c o rrien te de in-
190 EL IN C E N T IV O PA R A . IN V E R T IR

teres. El re n d im ie n to p ro b a b le de la n u ev a in v ersió n m a rg in a l
no se a u m e n ta p o r el hecho de q u e a lg u ien desee a c recen tar su
riqueza, ya q u e el p resen te re n d im ie n to de la n u ev a in v ersió n
m arg in al d e p e n d e de la e x p e c ta tiv a de la d e m a n d a p o r u n a r­
tícu lo d e te rm in a d o y e n fecha d e te rm in a d a .
T a m p o c o evitam os esta co n clu sió n con el a rg u m e n to de q u e
el p ro p ie ta rio de riq u e z a desea, n o u n re n d im ie n to p ro b a b le dado,
sino el re n d im ie n to m e jo r en p ersp ectiv a y q u e esté d isp o n ib le,
de m a n e ra q u e u n deseo m ay o r de poseer riq u e z a red u c e el r e n ­
d im ie n to p ro b a b le con q u e h a n de co nform arse los p ro d u cto s de
nuevas inversiones, p o rq u e esto d escuida el hech o d e q u e siem pre
se p u e d e o p o n e r u n a a lte rn a tiv a a la p ro p ie d a d de b ien es reales
d e c a p ital, o sea, la de d in e ro y d eu d as; de m o d o q u e el re n d i­
m ie n to p ro b a b le con el cual [212] los p ro d u c to re s de inversiones
recientes tien en q u e conform arse n o p u e d e caer m ás a b a jo del n i­
vel establecido p o r la tasa c o rrie n te de interés. Y ésta n o d ep en d e,
com o hem os visto, de la fuerza del deseo de g u a rd a r riq u eza, sino
de la p o te n c ia de los deseos de co n serv arla en fo rm a líq u id a o
n o líq u id a , resp ectiv am en te, ju n to con la m a g n itu d de la o ferta
de riq u e z a en u n a de esas form as en rela c ió n con la o ferta de
la m ism a en la o tra . Si el lec to r se e n c u e n tra to d av ía p e rp le jo ,
q u e se p re g u n te p o r qué, p e rm a n e c ie n d o in a lte ra b le la c a n tid a d
ele d in e ro , u n n u ev o acto de a h o rro d ism in u y e la su m a q u e se
desea conservar en fo rm a líq u id a a la tasa e x isten te ele interés.
A lgunas d u d a s m ás p ro fu n d a s q u e p u e d e n p rese n tarse c u a n d o
in te n ta m o s a v e n tu ra rn o s e n los cómos y p o rqués, se te n d rá n en
c u e n ta en el p ró x im o ca p ítu lo .

II

Es m u ch o m e jo r h a b la r de q u e el c a p ital d a u n re n d im ie n to
m ie n tra s d u ra , com o ex ced en te sobre su costo o rig in a l, c[ue d ecir
q u e es p r o d u c t i v o ; pues la ú n ic a razó n p o r la cual u n b ie n ofrece
p ro b ab ilid a d e s de re n d im ie n to m ie n tra s d u ra , te n ie n d o sus servi­
cios u n v alo r to ta l m ay o r q u e su p recio de o fe rta in ic ia l, se
debe a q u e es escaso ; y sigue sién d o lo p o r la co m p eten cia de la
tasa de interés del d in ero . Si el c a p ita l se vuelve m enos escaso,
el excedente de re n d im ie n to d ism in u irá , sin q u e se h ay a hecho
m enos p ro d u ctiv o —al m enos en se n tid o físico.
P o r eso sim patizo con la d o c trin a preclásica de q u e todo es
p r o d u c i d o p o r el t r a b a j o , a y u d ad o p o r lo q u e a c o stu m b ra b a lla ­
m arse a rte y a h o ra se lla m a técnica, p o r los recursos n a tu ra le s
N A T U R A L E Z A D E L C A P IT A L 191

libres o q u e cuestan u n a re n ta , según su escasez o a b u n d a n c ia , y


p o r los resu ltad o s del tra b a jo pasado, in c o rp o ra d o en los bienes,
q u e ta m b ié n tiene u n p recio de acu erd o con su escasez o con su
a b u n d a n c ia . Es p refe rib le c o n sid e rar al tra b a jo , in clu y en d o , p o r
supuesto, los servicios personales del e m p re sario y sus co la b o ra ­
dores [213], com o el ú n ico facto r de la p ro d u c c ió n q u e o p e ra
d e n tro de u n d e te rm in a d o a m b ie n te de técnica, recursos n a tu r a ­
les, e q u ip o de p ro d u cció n y d e m a n d a efectiva. E sto explica, en
p arte, p o r q u é hem os p o d id o to m a r la u n id a d de tra b a jo com o
la ú n ica u n id a d física q u e necesitam os e n n u e stro sistem a eco­
nóm ico, a p a rte de las d e d in e ro y d e tiem po.
Es cierto q u e algunos procesos largos o in d irecto s son física­
m en te eficaces; p ero lo m ism o pasa con o tro s q u e son cortos. Los
d u ra d e ro s n o son físicam ente eficientes p o rq u e son largos, sino
q u e algunos, p ro b a b le m e n te la m ay o r p a rte , serían físicam ente
m uy ineficaces, d e b id o a q u e ex isten p ro b a b ilid a d e s com o las de
echarse a p e rd e r o desgastarse con el tie m p o .1 P a ra d e te rm in a d a
fuerza d e tra b a jo h ay u n lím ite d e fin id o a la c a n tid a d de éste
q u e se in c o rp o ra en los procesos indirectos, y q u e p u e d e usarse
v e n ta jo sam e n te . F u e ra de o tras consideraciones, d eb e h a b e r u n a
p ro p o rc ió n d e fin id a e n tre la c a n tid a d de tra b a jo em p le ad a e n h a ­
cer m á q u in a s y la q u e se e m p lea e n usarlas. L a ú ltim a c a n tid a d
de v a l o r n o a u m e n ta rá de m a n e ra in d e fin id a , re la tiv a m e n te a
la m a g n itu d del tra b a jo em p lead o , a m e d id a q u e los procesos
a d o p ta d o s se h acen m ás y m ás indirectos, a u n en el caso de q u e
su eficacia física esté a u m e n ta n d o to d av ía. Sólo si el deseo de
ap la z a r el consum o fu e ra lo b a sta n te in te n so p a ra p ro d u c ir u n a
situ a c ió n e n q u e la o cu p ació n p le n a r e q u irie ra u n v o lu m en de
in v ersió n ta n g ra n d e q u e sig n ificara u n a eficiencia m a rg in a l n e ­
g ativ a d el cap ital, sería ven tajo so u n proceso p o r el sim ple hecho
de ser d u ra d e ro ; caso en el cual d eb eríam o s e m p le a r procesos q u e
son físicam ente in e f i c i e n t e s a co n d ició n de q u e fu e ra n lo b a sta n te
largos p a ra q u e la g a n a n c ia p ro p o rc io n a d a p o r su a p la z a m ie n to
e q u ilib ra ra su ineficacia. N os e n c o n traríam o s, de hecho, a n te u n a
situ a c ió n en la cual los procesos c o r to s te n d ría n q u e conservarse
lo b a sta n te escasos p a ra q u e su eficiencia física e q u ilib ra ra la
d esv en taja de la p ro n ta e n tre g a de su p ro d u c to . U n a teo ría co­
rrecta, p o r tan to , debe ser reversible, de m a n e ra q u e p u e d a a b a r­
car los casos de la eficiencia m a rg in a l del c a p ita l c o rre sp o n d ie n te
[214] a u n a tasa p o sitiv a o neg ativ a de in terés; y, según creo, sola­

1 C f. nota de M arshall sobre Bohm -Baw erk, Principies, p. 583.


192 E L IN C E N T IV O P A R A IN V E R T IR

m en te la teo ría de la escasez d e lin e a d a antes es capaz de conse­


g u irlo .
M ás todavía, h ay to d a clase de razones p o r las cuales varias
clases de servicios y facilidades son escasos y, p o r ta n to , caros, re­
lativ a m e n te a la c a n tid a d de tra b a jo q u e su p o n en . P o r ejem plo,
los procesos m a lo lie n te s re q u ie re n u n a reco m p en sa m ayor, d e b id o
a q u e la gen te n o los e m p re n d e ría de o tro m odo. L o m ism o o cu rre
con los arriesgados; p e ro n o d elin eam o s u n a teo ría de la p ro d u c ­
tiv id ad de esos procesos com o tales. E n resu m en , n o to d o el tra b a ­
jo se d esem peña en circu n stan cias ig u a lm e n te agradables; y las
condiciones de e q u ilib rio re q u ie re n q u e los artícu lo s p ro d u cid o s
en condiciones m enos a tractiv as (caracterizados p o r su m al olor,
el riesgo o el tran scu rso del tiem p o ) d e b e n seguir siendo b a sta n te
escasas p a ra q u e p u e d a n alcanzar u n p recio m ás alto. P ero si el
transcurso de tie m p o llega a ser u n a circ u n sta n c ia ag rad ab le, lo q u e
es m uy posible y ya es v á lid o p a ra m uchos in d iv id u o s, entonces,
com o d ije antes, son los procesos cortos los q u e d e b e n seguir sien­
do su fic ie n tem e n te escasos.
D ado el g rad o ó p tim o de lo in d ire c to de la p ro d u cc ió n ( r o u n d -
a b o u tn e s s ) seleccionarem os, p o r supuesto, los procesos in d irecto s
m ás eficaces q u e p o d am o s h a lla r p a ra lo g ra r el to ta l req u e rid o .
P ero el v o lu m en ó p tim o en sí m ism o d e b ie ra ser tal q u e ab a ste ­
ciera en las fechas q u e c o rre sp o n d an a q u e lla p a rte de la d e m a n d a
de los consum idores q u e se desee aplazar. Es decir, en co n d icio ­
nes ó p tim as la p ro d u cc ió n d e b ie ra organizarse de tal m o d o q u e
proveyera del m o d o m ás eficaz y c o m p a tib le con la e n tre g a en las
fechas en q u e esp era q u e la d e m a n d a de los consum idores sea
efectiva. N o tie n e o b je to p ro d u c ir p a ra e n tre g a r en fechas d ife ­
rentes de éstas, a u n c u a n d o la p ro d u cc ió n física p u d ie ra a u m e n ­
tarse cam b ian d o el m o m e n to de la e n tre g a —excepto en la m e d i­
d a en que, p o r d ecirlo así, la p ro b a b ilid a d d e u n a co m id a m ás
a b u n d a n te induzca al co n su m id o r a a n tic ip a r o r e ta rd a r la h o ra
de com er—. Si después de o ír todos los d etalles relativ o s a las
com idas q u e p u e d e n o b ten erse fija n d o [215] el m o m e n to de co­
m er en horas d iferen tes, se espera q u e el c o n su m id o r vaya a d e ­
cidirse en favor de las ocho, com pete al cocinero p ro v eer la m ejo r
com ida q u e p u e d a p a ra serv irla a esa h o ra , sin to m a r e n c u e n ta
q u e las siete y m edia, las ocho o las ocho y m ed ia fu e ra la q u e
m ás le co n v in iera si el tie m p o no tu v ie ra im p o rta n c ia a lg u n a , en
u n o o en o tro sentido, y su ú n ica ta re a fuese p ro d u c ir la m e jo r
en térm in o s absolutos. E n ciertas fases de la sociedad c a b ría q u e
p u d iéra m o s o b te n e r com idas físicam ente m ejo res to m á n d o la s m ás
N A T U R A L E Z A D E L C A P IT A L 19S

ta rd e de lo q u e acostum bram os; p e ro es ig u a lm e n te concebible


que, en o tras fases, p u d iéra m o s conseguirlas m ejores h a c ié n d o lo
más tem p ran o . C om o antes dijim os, n u e s tra teo ría d e b e ser a p li­
cable a los dos casos.
Si la tasa de in te rés fuese cero, h a b ría u n in te rv a lo ó p tim o
p a ra c u a lq u ie r a rtíc u lo dado, e n tre la fecha p ro m e d io del insum o
de factores p ro d u ctiv o s y la de consum o, p a ra el cual el costo
en tra b a jo sería m ín im o —u n proceso de p ro d u cc ió n m ás corto
sería m enos eficaz técn icam en te, e n ta n to q u e o tro m ás largo lo
sería ta m b ié n p o r razón de los costos de a lm a ce n a m ie n to y d e te ­
rio ro —. Sin em bargo, si la tasa está sobre cero, se in tro d u c e u n
n u ev o elem en to de costo q u e a u m e n ta con la d u ra c ió n del p ro ­
ceso, de tal m a n e ra q u e el in te rv a lo ó p tim o se re d u c irá y el in ­
sum o c o rrien te de factores p ro d u ctiv o s p a ra p ro v ee r a la en tre g a
e v e n tu a l del a rtíc u lo te n d rá q u e ser rec o rta d o h a sta q u e el p re ­
cio p ro b a b le hay a su b id o lo su ficien te p a ra c u b rir el a u m e n to
del costo —u n costo q u e se elev ará ta n to p o r los cargos de in terés
com o p o r la eficiencia decreciente del m éto d o a b re v iad o de p ro ­
d u c c ió n —. P o r el c o n tra rio , si la tasa de in te rés cae p o r d e b a jo
de cero (su p o n ie n d o q u e esto sea técn icam en te posible) o c u rrirá
al revés. D a d o el cálculo de la d e m a n d a d e los consum idores,
el in su m o c o rrie n te de factores p ro d u ctiv o s en la a c tu a lid a d tien e
q u e co m p etir, p o r d ecirlo así, con la a lte rn a tiv a de in ic ia r el i n ­
sum o en fecha p o sterio r; y, en consecuencia, el in su m o c o rrie n ­
te so lam en te v a ld rá la p e n a c u a n d o la m ay o r b a ra tu ra de p ro ­
d u c ir después en vez de hoy, p o r raz ó n de la m ay o r eficacia téc­
n ica o de los cam bios p ro b ab le s en los precios, sea in su ficien te
p a ra e q u ilib ra r la red u cció n del ingreso d e b id a al in terés [216]
negativo. E n el caso de la g ra n m ay o ría de los artícu lo s su­
p o n d ría u n a g ran ineficacia técnica a n tic ip a r el in su m o de
factores m ás a llá de u n p e q u e ñ o p e rio d o de tiem p o , q u e ade­
la n te a su p ro b a b le consum o. D e este m odo, a u n q u e la tasa
de in terés sea cero, hay u n lím ite estricto p a ra la p ro p o rc ió n
de la d e m a n d a p ro b a b le de los consum idores en q u e es p ro v ech o ­
so com enzar a p ro v eer p o r a d e la n ta d o ; y a m e d id a q u e la tasa
sube, la p ro p o rc ió n de la d e m a n d a p ro b a b le de los consum idores
p a ra la q u e conviene p ro d u c ir en la a c tu a lid a d se a co rta p a r i
passu.
III

H em os visto q u e el c a p ita l deb e conservarse lo b a sta n te escaso,


a la larga, p a ra q u e ten g a u n a eficiencia m a rg in a l cu a n d o m enos
194 E L IN C E N T IV O PARA IN V E R T IR

ele la m ism a m a g n itu d q u e la tasa de in te rés d u ra n te u n p e rio d o


igual a la d u ra c ió n del cap ital, de acu erd o con las condiciones
psicológicas e in stitu cio n es. ¿Q ué sig n ific a ría esto p a ra u n a so­
ciedad d isp u esta a a h o rra r en condiciones de o cu p ació n p le n a y
ta n b ien d o ta d a de c a p ita l q u e la eficiencia m a rg in a l de ésta fu e ra
cero, y q u e con u n a in v ersió n a d ic io n a l se v o lv ería n eg ativ a;
c o n tan d o , a p e sar de ello, con u n sistem a m o n e ta rio tal q u e el
d in e ro “conserve” y su p o n g a costos de alm a ce n a m ie n to y custo­
d ia irrisorios, de m o d o q u e en la p rá c tic a el in terés n o p o d ría ser
negativo?
Si, en tales circu n stan cias, p a rtim o s de la p o sició n d e o cu p ació n
com pleta, los em presarios n ec esa ria m e n te te n d rá n p é rd id a s, de
c o n tin u a r o frecien d o em pleo en u n a escala q u e use la to ta lid a d
de la ex isten cia de cap ital. E n consecuencia, el c a p ita l e x isten te
y el nivel de o c u p a ció n te n d rá n q u e red u cirse h a sta q u e la co m u ­
n id a d se em p ro b rezca de tal m o d o q u e el c o n ju n to de los ah o rro s
haya llegado a cero, e sta n d o n e u tra liz a d o el a h o rro p ositivo de
ciertos in d iv id u o s o g ru p o s p o r el a h o rro n eg ativ o de otros. Así,
p a ra u n a sociedad ta l com o la q u e hem os supuestos, la posición
de e q u ilib rio , e n condiciones de la issez f a ir e , será a q u e lla en q u e
el em pleo sea lo b a sta n te b a jo [217] y el n iv el de v id a suficien­
tem en te m iserab le p a ra e m p u ja r los a h o rro s h a sta cero. L o m ás
p ro b a b le será q u e h a y a u n m o v im ie n to cíclico a lre d e d o r de esta
posición de e q u ilib rio ; p o rq u e si to d av ía q u e d a lu g a r p a ra la
in c e rtid u m b re acerca del fu tu ro , la eficiencia m a rg in a l del cap i­
tal su b irá in c id e n ta lm e n te sobre cero, co n d u c ie n d o a u n “a u g e ” ;
y en la sig u ie n te “d e p re sió n ” la existencia de c a p ita l p u e d e b a ja r
d u ra n te cierto tie m p o a u n n iv el in fe rio r al q u e r e n d iría a la
larga u n a eficiencia m a rg in a l de cero. S u p o n ie n d o q u e la p re v i­
sión sea correcta, la existencia de c a p ita l c o rre sp o n d ie n te al e q u i­
lib rio q u e te n d rá p rec isam e n te u n a eficiencia m a rg in a l de cero,
será m enor, p o r sup u esto , q u e la c o rre sp o n d ie n te a la o cu p ació n
p len a del tra b a jo d isp o n ib le; p o rq u e el e q u ip o q u e co rresp o n d e
a esa m a g n itu d de deso cu p ació n será el q u e asegure u n a h o rro
nulo.
L a ú n ica posición a lte rn a tiv a de e q u ilib rio e staría d e te rm in a ­
d a p o r u n estado de cosas ta l q u e u n a existencia de c a p ita l lo
b a sta n te g ran d e p a ra ten e r u n a eficiencia m a rg in a l de cero re ­
p re se n ta ra tam b ié n u n a c a n tid a d de riq u e z a de m a g n itu d sufi­
cien te p a ra saciar p o r com pleto el deseo g lo b al p o r p a rte del
p ú b lic o de h a c er p rovisión p a ra el fu tu ro , a u n con o cu p ació n
co m p leta, e n circu n stan cias tales q u e n o p u e d a o b ten e rse b o n ifi­
N A T U R A L E Z A D E L C A P IT A L 195

cación en fo rm a de interés. Sin em bargo, seria u n a coincidencia


im p ro b a b le q u e la p ro p en sió n a a h o rra r en condiciones de o cu ­
p ació n p le n a se satisficiera ju sta m e n te en el n iv el d o n d e la exis­
tencia de c a p ita l alcanza el n iv el en q u e su eficiencia m a rg in a l
fuese cero. P o r tan to , si esta p o sib ilid a d m ás fav o rab le salva la
situación, p ro b a b le m e n te te n d rá efectos, no en el n iv el preciso
d o n d e la tasa de in terés se desvanece, sino e n a lg ú n o tro previo,
d u ra n te la b a ja g ra d u a l de d ich a tasa.
H em os su p u esto h a sta a h o ra u n fac to r in stitu c io n a l q u e n o
p e rm ite a la tasa de in te rés ser n eg ativ a, en fo rm a de d in e ro con
costos de conservación irrisorios. D e hecho, sin em b arg o , h ay fac­
tores in stitu c io n a le s y psicológicos q u e m a rc a n u n lím ite m u y p o r
encim a de cero a la b a ja p ra c tic a b le en la tasa de in terés. E n [218]
p a rtic u la r, los costos de p o n e r en c o n tacto a p restam istas y p res­
tata rio s de c ré d ito y la in c e rtid u m b re respecto a la tasa fu tu ra
de in terés, q u e hem os e x a m in a d o antes, m a rc a n u n lím ite in fe ­
rio r q u e, en las circu n stan cias presentes, p u e d e ser q u izá ta n alto
com o 2 ó 2 y 2 p o r cien to a plazo largo. Si esto es correcto, p u e d e
presen tarse m u y p ro n to e n la p rá c tic a la d ifíc il p o sib ilid a d de
ú n a ex isten cia creciente de riq u e z a e n condiciones q u e im p id e n
a la tasa de in terés b a ja r m ás en u n rég im en d e la issez f a ir e. M ás
aú n , si el n iv el m ín im o al q u e p u e d e llevarse la tasa está apre-
c ia b lem e n te p o r encim a de cero, q u e d a m e n o r p ro b a b ilid a d de
q u e el deseo g lo b al de a c u m u la r riq u e z a se sacie antes de q u e
d ich a tasa haya alcanzado su n iv el m ín im o .
L a ex p e rien c ia de p o stg u e rra de la G ra n B re ta ñ a y de Estados
U n id o s d a ejem plos reales de cóm o u n a a c u m u la c ió n de riq u e z a
ta n g ra n d e q u e su eficiencia m a rg in a l hay a caído m ás rá p id a m e n te
de lo q u e la tasa de in terés está en p o sib ilid a d de b a ja r en p re ­
sencia de los factores in stitu c io n a le s y psicológicos q u e prevalez­
can, p u e d e in te rfe rir, en condiciones p rin c ip a lm e n te d e laissez
f a i r e , con u n a m a g n itu d ra z o n a b le de o c u p a ció n y co n n iv el de
v id a q u e condiciones técnicas de p ro d u c c ió n sean capaces d e p r o ­
p o rcio n a r.
Se d ed u ce q u e de dos co m u n id ad es iguales, con la m ism a téc­
nica p e ro d ife re n te existencia de cap ital, la q u e ten g a m enos p u e ­
de ser capaz, p o r lo p ro n to , de gozar de u n n iv el de v id a m ás a lto
qu e la c o m u n id a d q u e ten g a m ás; a u n q u e c u a n d o la m ás p o b re
haya alcanzado a la rica —com o p u e d e p resu m irse q u e sucederá
e v e n tu a lm e n te — am bas su frirá n p o r ig u al la su e rte de M idas. Esta
in q u ie ta n te co nclusión d ep en d e, n a tu ra lm e n te , del su p u esto de
q u e la p ro p e n sió n a c o n su m ir y la tasa de in v ersió n n o estén con­
196 E L I N C E N T IV O P A R A IN V E R T IR

tro lad as d e lib e ra d a m e n te con m iras al in te rés social, sin o q u e se


a b a n d o n e n en su m ay o r p a rte a la in flu e n c ia del laissez fa ire.
Si —p o r c u a lq u ie r ra z ó n — la tasa de in te rés no p u e d e descen­
d e r tan de p risa com o b a ja ría la eficiencia m a rg in a l del c a p ital
con u n a v elo cid ad de ac u m u lac ió n c o rre sp o n d ie n te a lo q u e [219]
la c o m u n id a d p re fe riría a h o rra r con u n a tasa de in te rés ig u al
a la eficiencia m a rg in a l del c a p ita l en condiciones de o c u p a ció n
p len a , entonces a u n la m ism a desviación del deseo de g u a rd a r r i­
queza h acia el de conservar bienes, q u e n o te n d rá seg u ram en te
fru to económ ico alg u n o , a u m e n ta rá el b ie n e sta r económ ico. El d ía
en q u e la a b u n d a n c ia de c a p ita l in te rfie ra con la de p ro d u cc ió n
p u e d e aplazarse en la m e d id a en q u e los m illo n a rio s e n c u e n tre n
satisfacción en e d ificar poderosas m ansiones p a ra encerrarse en
ellas m ie n tra s v ivan y p irá m id e s p a ra albergarse después de m u e r­
tos, o, a rre p in tié n d o se de sus pecados, lev a n te n catedrales y fu n ­
d en m onasterios o m isiones e x tra n je ras. “A b rir hoyos e n el su elo ”,
p a g a n d o con ahorros, n o a u m e n ta rá solam ente la o cu p ació n , sino
el d iv id e n d o n a c io n a l rea l de bienes y servicios útiles. N o es razo­
n able, sin em bargo, q u e u n a c o m u n id a d sensata se co n fo rm e con
d e p e n d e r de p a lia tiv o s ta n fo rtu ito s y fre c u e n te m e n te ta n d isp e n ­
diosos, cu a n d o ya sabem os de q u é in flu e n cia s d e p e n d e la d e m a n d a
efectiva.

IV

S upongam os q u e se to m a n m ed id as p a ra aseg u rar q u e la tasa de


in terés c o rresp o n d a a la de in v ersió n p ro p ia de la o c u p a ció n p le ­
na. Supongam os, adem ás q u e la acción del estado in te rv ie n e com o
u n facto r de com pensación p a ra p ro c u ra r q u e el c recim ien to del
e q u ip o p ro d u c to r sea el ad ecu ad o p a ra alcan zar la s a tu ra c ió n a
u n a tasa q u e no a rro je u n a carga d e sp ro p o rc io n a d a sobre el nivel
de v ida de la g en eració n presente.
E n tales supuestos, d iría q u e u n a c o m u n id a d d irig id a conve­
n ien te m e n te y e q u ip a d a con recursos técnicos m odernos, cuya p o ­
b lació n n o crezca rá p id a m e n te , d e b e ría ser capaz de re d u c ir la
eficiencia m arg in al del cap ital, en estado de e q u ilib rio , a p ro x i­
m ad a m en te a cero e n u n a sola g en eració n ; de tal m a n e ra q u e
alcanzáram os las condiciones de u n a c o m u n id a d cuasi-estacionaria,
en la q u e los cam bios y el progreso re su lta ría n ú n ic a m e n te de
[220] m odificaciones en la técnica, los gustos, la p o b la c ió n y las
in stitu cio n es, vendiéndose los p ro d u cto s del c a p ital a u n precio
p ro p o rc io n a d o al tra b a jo , etc., in co rp o rad o s en ellos; de acu erd o
N A T U R A L E Z A D E L C A P IT A L 197

p recisam en te con los m ism os p rin c ip io s q u e rig e n los precios de


los artícu lo s de consum o q u e tie n e n costos in sig n ifican tes p o r con­
cepto de c a p ital.
Si estoy en lo ju sto al su p o n e r q u e es re la tiv a m e n te fácil h a ­
cer q u e los a rtícu lo s de c a p ita l sean ta n a b u n d a n te s q u e la efi­
ciencia m a rg in a l del c a p ita l sea cero, éste p u e d e ser el cam ino
m ás sensato p a ra lib ra rse g ra d u a lm e n te de m u ch as de las carac­
terísticas o b jetab les del cap italism o ; p o rq u e u n poco de reflex ió n
m o strará los enorm es cam bios sociales q u e re s u lta ría n con la
d e sap a ric ió n g ra d u a l de la tasa de re n d im ie n to sobre la riq u e z a
a c u m u lad a . C u a lq u ie r p e rso n a p o d ría a ú n g u a rd a r su ingreso ga­
n a d o con in te n c ió n de g astarlo e n u n a fecha p o ste rio r; p e ro su
acu m u lac ió n no crecería. S im p lem en te e staría en la p o sició n del
p a d re P ope, q u ie n , al re tira rse de los negocios, se llevó u n cofre
llen o de d in e ro a su v illa de T w ic k e n h a m y a te n d ía con él a sus
gastos dom ésticos según lo ib a necesitando.
A u n q u e d esap arecería el ren tista ; to d av ía h a b ría lu g ar, sin
em bargo, p a ra la em presa y la h a b ilid a d en el cálculo de los r e n ­
d im ien to s p ro b ab le s acerca de los cuales las o p in io n e s p u d ie ra n
d ife rir; p o rq u e lo a n te rio r se refiere e n p rim e r lu g a r a la tasa
p u ra de interés, in d e p e n d ie n te m e n te de lo q u e se p rev ie ra en
co n cep to de riesgos y cosas sem ejantes, y no al re n d im in to b ru to
de los bienes in clu y en d o el re fe re n te al riesgo. D e este m odo, a
m enos q u e la tasa p u ra de in te rés se m a n tu v ie ra en u n a cifra ne­
gativa, to d av ía h a b ría u n re n d im ie n to positivo p a ra la inversión
h á b il en d e te rm in a d o s bienes con d u d o sa p ro b a b ilid a d de re n d ir
ganancias. S iem pre q u e h u b ie ra c ie rta re p u g n a n c ia m en su ra b le a
co rre r riesgos, h a b ría ta m b ié n u n re n d im ie n to n e to positivo d el
c o n ju n to de tales bienes en u n p e rio d o de tiem p o ; p ero no es
im p ro b a b le que, e n tales circunstancias, el in terés p o r o b te n e r u n
re n d im ie n to de las inversiones dudosas p u d ie ra ser tal q u e p ro ­
d u je ra e n c o n ju n to u n re n d im ie n to n e to n e g a t i v o , [221]
C A P ÍT U L O 17

LAS P R O P IE D A D E S E S E N C IA L E S D E L IN T E R É S
Y E L D IN E R O

P a r e c e ser, pues, q u e la tasa m o n e t a r i a d e in te r é s ju eg a p a p e l


p e c u lia r en la fija ció n de u n lím ite al v o lu m e n de o cu p ació n ,
desde el m o m e n to q u e m arca el n iv el q u e deb e alcanzar la efi­
ciencia m a rg in a l de u n b ie n de c a p ita l d u ra b le p a ra q u e se vuelva
a p ro d u c ir. Q u e esto d e b e ría ser así re su lta de lo m ás confuso a
p rim e ra vista. Es n a tu r a l tra ta r de a v e rig u a r en clónde reside la
p e c u lia rid a d del d in e ro q u e lo d istin g u e de los otros bienes, si
sólo el d in e ro tie n e u n a tasa de in terés y q u é o c u rriría en u n a
econom ía n o m o n e ta ria . H a sta q u e hayam os c o n testad o estas p re ­
g u n tas n o estará claro el significado co m p leto d e n u e stra teoría.
L a tasa m o n e ta ria de in terés —p erm ítasen o s re c o rd a r al l e c t o r -
n o es o tra cosa q u e el p o rc ie n to de e x ced en te de u n a su m a de d in e ro
c o n tra ta d a p a ra e n tre g a fu tu ra , p o r e jem p lo , a u n añ o de plazo,
sobre lo q u e p odem os lla m a r el p rec io in m e d ia to ( s p o t ) o efec­
tivo de esa sum a. P arecería, p o r ta n to , q u e p a ra cada clase de
bienes de c a p ita l d u ra b le s d e b e ría e x istir u n a tasa a n á lo g a a la
del in terés sobre el d in ero , p o rq u e h ay u n a c a n tid a d d e fin id a de
(por ejem p lo ) trig o p a ra ser e n tre g a d a d e n tro de u n añ o q u e
tien e hoy el m ism o v a lo r en cam b io q u e 100 a rro b a s de trig o
p a ra en tre g a in m e d ia ta . Si la p rim e ra c a n tid a d es 105 arrobas,
podem os d ecir q u e la tasa-trigo de in te rés es de 5 p o r cien to a n u a l;
y si es 95 a rro b as, q u e es m e n o s 5 p o r cien to a n u a l. Así, p a ra cada
b ien d u ra b le tenem os u n a tasa de in te rés m e d id a en térm in o s
de sí m ism o —u n a [222] tasa-trigo de interés, u n a tasa-cobre de
interés, u n a tasa-casa de in terés, y a u n u n a tasa-planta-de-acero de
interés.
L a d iferen cia e n tre los c o n tra to s “ fu tu ro s ” y a la “v ista ”, q u e
se cotizan en el m ercado, so b re u n b ie n com o el trigo, m a n tie n e
u n a relació n d e fin id a con la tasa-trigo de in terés; p e ro desde el
m o m en to q u e el c o n tra to a fu tu ro se cotiza en d in e ro p a ra en tre g a
f u tu r a y n o en trig o p a ra e n tre g a in m e d ia ta , ta m b ié n tra e a
colación la tasa de in terés m o n e ta ria . L a rela ció n ex acta es com o
sigue: $ -íllpf
S upongam os q u e el precio d el trig o p a ra e n tre g a in m e d ia ta
es de 100 lib ras esterlinas p o r 100 arro b as, q u e el precio del trig o
198
E L I N T E R É S Y E L D IN E R O 199

en c o n tra to a “f u tu r o ” p a ra e n tre g a r d e n tro de u n a ñ o , es de


107 lib ra s p o r 100 arrobas, y q u e la tasa de in terés m o n e ta ria es
de 5 p o r cien to ; ¿cual es la tasa-trigo de interés? 100 lib ra s ester­
lin as c o m p ra rá n hoy 105 p a ra e n tre g a fu tu ra , y 105 lib ras p a ra
105
e n tre g a fu tu ra c o m p ra rá n — - • 100 ( = 98) a rro b a s en las m is­

m as condiciones. A su vez 100 lib ras hoy c o m p ra rá n 100 arro b as


de trig o p a ra e n tre g a in m e d ia ta . D e este m odo, 100 a rro b a s de
trig o p a ra e n tre g a in m e d ia ta c o m p ra rá n 98 a rro b a s p a ra u n a fu ­
tu ra . D e a h í se deduce q u e la tasa-trigo de in terés es m e n o s 2 p o r
cien to a n u a l.1
D e a q u í se sigue q u e n o h ay razón p o r la cual las tasas de
in terés d e b a n ser iguales p a ra bienes d iferen tes —p a ra q u e la
tasa-trigo de in terés d e b a ser ig u al a la tasa-cobre de in te ré s—;
p o rq u e la rela ció n e n tre los co n tra to s a la “v ista ” y a “f u tu r o ”,
tal com o se cotizan en el m ercad o , es n o to ria m e n te d istin ta p a ra
d ife ren te s bienes. Esto, com o verem os, nos llev ará a la p ista q u e
estam os b u scando; p o rq u e p u e d e suceder q u e sea la m a y o r d e las
tasas p ro p ia s de in terés (com o p o d ría m o s llam arlas) la q u e lleve
la b a tu ta (pues es la m ayor de las tasas la q u e la eficiencia m a r­
g in a l de u n b ie n d u ra b le de c a p ital d e b e a lcan zar p a ra q u e
p u e d a volver a p ro d u c ir s e ) ; y p o rq u e hay razones p a ra q u e la
tasa m o n e ta ria de in terés sea a m e n u d o la m ay o ría de todas (pues,
com o verem os, ciertas [223] fuerzas q u e o p e ra n p a ra re d u c ir las
tasas p ro p ia s de in terés de otros bienes n o a c tú a n , en el caso del
d in e ro ).
P u ed e añ ad irse que, así com o en u n m o m e n to c u a lq u ie ra exis­
ten d iferen tes tasas-m ercancías de interés, ta m b ié n los cam bistas
están fam iliarizad o s con el hech o de q u e la tasa de in te rés n o es
ig u al siq u ie ra p a ra dos m o n ed as d istin ta s, p o r ejem p lo , libras
esterlin as y dólares; p o rq u e a q u í ta m b ié n las diferencias e n tre
los c o n tra to s a la “v ista” y a “fu tu r o ” p a ra u n a m o n e d a e x tra n ­
jera, e n térm in o s de la lib ra e ste rlin a n o son, p o r lo g en eral,
iguales p a ra las d iferen tes m onedas e x tra n je ras.
A h o ra b ien , cad a u n a de estas m ercan cías-p atró n nos ofrece
la m ism a fac ilid a d q u e el d in e ro p a ra m e d ir la eficiencia m argi-
h al del c a p ital; p o rq u e podem os to m a r c u a lq u ie ra q u e escojam os,
p o r e jem p lo , el trig o ; ca lc u la r el v alor-trigo de los re n d im ie n to s
p ro b ab le s de c u a lq u ie r b ie n c a p ital; y la tasa de d escu en to q u e

1 E sta relación fue señalada po r prim era vez po r el profesor Sraffa, en el E c o n o m i c


J o u rn a l de m arzo de 1932, p. 50.
200 E L I N C E N T IV O P A R A IN V E R T IR

ig u ala el v a lo r p resen te de estas series de a n u a lid a d e s de trig o al


p recio actu al de o ferta del b ien e n térm in o s de trigo, nos d a
la eficiencia m a rg in a l de d ich o b ien en térm in o s de trigo. Si n o
se espera n in g ú n cam b io en el v a lo r re la tiv o de dos p a tro n e s al­
ternativos, la eficiencia m a rg in a l de u n b ien de c a p ita l será la
m ism a en c u a lq u ie ra de am bos q u e se m id a , ya q u e el n u m e ra d o r
y el d e n o m in a d o r d e la fracció n q u e nos d a la eficiencia m a rg in a l
c a m b iará n en la m ism a p ro p o rc ió n . Sin em bargo, si se esp era q u e
u n o de esos dos p a tro n e s alte rn a tiv o s cam bie de v a lo r en té rm i­
nos del o tro, las eficiencias m arg in ales de los bienes de c a p ita l va­
ria rá n en el m ism o p o r ciento, de acu erd o co n el p a tró n e n q u e
se m id a n . P a ra ilu s tra r esto tom em os el caso m ás sencillo en q u e se
espera q u e el trigo, u n o de los dos p atro n es, su b a de v a lo r a u n
ritm o de a p o r cien to a n u a l en térm in o s de d in e ro ; la eficiencia
m a rg in a l de u n b ie n , q u e es x p o r cien to en d in ero , será e n to n ­
ces x — a p o r cien to en térm inos de trigo. D esde el m o m e n to q u e
las eficiencias m arg in ales He todos los bienes de c a p ita l se a lte ­
ra rá n en la m ism a p ro p o rc ió n , se d ed u ce q u e el o rd e n de su
m a g n itu d será igual, in d e p e n d ie n te m e n te del p a tró n q u e se eli­
ja. [224]
Si h u b ie ra a lg u n a m ercan cía co m p u esta q u e p u d ie ra tom arse
en sen tid o estricto com o rep re sen ta tiv a , p o d ríam o s c o n sid e rar la
tasa de interés y la eficiencia m a rg in a l del c a p ital, e n térm in o s
de esa m ercancía, com o si fu eran , en cierto sentido, la tasa de
interés ú n ica y la eficiencia m a rg in a l ú n ica del cap ital. P ero exis­
ten, ciertam en te, los m ism os obstáculos p a ra lo g ra r esto q u e c u a n ­
do se tra ta de fija r u n p a tró n de v a lo r único.
P o r tan to , h a sta a h o ra , la tasa m o n e ta ria de in terés n o es sin ­
g u lar, c o m p a rad a con otras, sino q u e se e n c u e n tra p recisam en te
en el m ism o caso. ¿D ónde está, entonces, la p e c u lia rid a d de la
tasa m o n e ta ria de in terés q u e le d a la im p o rta n c ia p rác tic a p re ­
d o m in a n te q u e se le a trib u y e en los c a p ítu lo s precedentes? ¿Por
q u é h a n de estar el v o lu m en de la p ro d u c c ió n y o c u p a ció n m ás
ín tim a m e n te ligados con la tasa m o n e ta ria de in terés q u e con la
tasa-trigo o con la tasa-casa?

II

C onsiderem os cuáles serán p ro b a b le m e n te las tasas-m ercancías de


in te rés en u n p erio d o de (digam os) u n añ o p a ra los d iferen tes
tip o s ele bienes. Desde el m o m en to q u e tom am os cada b ie n com o
p a tró n , p o r tu rn o , los ren d im ie n to s de cada u n o d e b e n conside­
E L IN T E R É S Y E L D IN E R O 201

rarse a este p ro p ó sito com o m ed id o s en térm in o s de sí m ism os.


H a y tres a trib u to s q u e los diversos tipos de bienes poseen en
d istin to s grados, a saber:
1) A lgunos d a n u n re n d im ie n to o p ro d u c c ió n q , m ed id o en
térm inos de ellos m ism os, p o r c o n trib u ir en a lg ú n proceso p ro ­
d u ctiv o o p o r p ro c u ra r servicios a u n co n su m id o r.
2 ) L a m ay o r p a rte de los bienes, ex cep to el d in e ro , sufre des­
gaste o su p o n e a lg ú n costo p o r el sim ple co rre r d el tie m p o (a p a r­
te de c u a lq u ie r cam bio en su v a lo r r e la tiv o ) , in d e p e n d ie n te m e n te
de q u e se usen p a ra d a r u n re n d im ie n to ; es decir, e n tra ñ a n u n
costo de a lm a ce n a m ie n to c m ed id o en térm in o s de sí m ism os.
N o im p o rta p a ra n u e stro o b je to p rese n te [225] d ó n d e tracem os
ex a cta m e n te la lín e a e n tre los costos q u e d ed u cim o s antes de cal­
c u la r q y los q u e inclu im o s e n c, ya q u e en lo q u e sigue nos
o cuparem os ex clu siv am en te de q — c.
3 ) F in a lm e n te , el p o d e r de d isp o n e r d e u n b ie n d u ra n te d e ­
te rm in a d o p e rio d o p u e d e ofrecer u n a co n v en ien cia o seguridad
p o ten c ial q u e n o son iguales p a ra b ien es de clase d ife ren te , a u n ­
q u e los bienes sean d el m ism o v a lo r in icial. N o hay, p o r así
decirlo, n in g ú n re su lta d o ta n g ib le e n fo rm a de p ro d u cc ió n al
fin a l del p e rio d o y, no o b sta n te , es u n a cosa p o r la cual la gente
está d isp u esta a p a g a r algo. L a c a n tid a d (m e d id a en térm in o s de
sí m ism a) q u e está d isp u e sta a p a g a r p o r la c o n v en ien cia o la
se g u rid a d p o ten ciales p ro p o rc io n a d a s p o r este p o d e r de d isp o n e r
(deducción h e c h a del re n d im ie n to o el costo de a lm a ce n a m ie n to
q u e lleva consigo el b ien ) la llam arem o s su p rim a de liq u id ez 1.
Se d e d u c e q u e el re n d im ie n to to ta l q u e se espera de la p ro p ie ­
d a d de u n b ien , d u ra n te u n p e rio d o c u a lq u iera , es igual a su
re n d im ie n to m e n o s su costo de a lm a c e n a m ie n to m á s su p rim a de
liq u id ez, es decir, a q — c - f - /. Es decir, q — c -J - l es la tasa de
in terés p ro p ia de c u a lq u ie r b ien , d o n d e q , c y l se m id e n en
u n id ad e s de sí m ism os com o p a tró n .
Es característico del c a p ita l in stru m e n ta l (p o r ejem plo, u n a
m á q u in a ) o del c a p ita l de consum o (p o r ejem p lo , u n a casa) en
uso, q u e su re n d im ie n to exceda n o rm a lm e n te al costo de a lm a ­
cen am ien to , en ta n to q u e su p rim a de liq u id ez es p ro b a b le m e n te
desdeñable; de u n a existencia de bienes líq u id o s o de u n exce­
d e n te alm a ce n a d o de c a p ita l in stru m e n ta l o de consum o, q u e
in c u rra en u n costo de a lm a ce n a m ie n to , m ed id o en u n id a d e s de
sí m ism o, sin q u e dé re n d im ie n to alg u n o p a ra co m p en sarlo,sien
do en ese caso g e n e ra lm e n te d e sd eñ ab le t a b i é n la p r i m e r a
liquidez, ta n p ro n to com o las existencias exceden de unnivel
202 EL IN C E N T IV O P A R A IN V E R T IR

m o derado, a u n q u e susceptible de ser de im p o rta n c ia en c irc u n sta n ­


cias especiales; y del d in e ro q u e su re n d im ie n to es n u lo y su
costo de a lm a ce n a m ie n to desdeñable, p ero su p rim a de liq u id ez
sustancial. Sin d u d a , los d iferen tes bienes p u e d e n ten e r grados
desiguales de p rim a de liq u id ez, y el d in e ro p u e d e in c u rrir en
cierto v o lu m en de costos de a lm a ce n a m ie n to , p o r ejem p lo , p o r
la necesidad [226] de custodia. P ero es u n a d ife ren c ia esencial
e n tre el d in e ro y todos los dem ás (o la m ayoría) q u e en el caso
del p rim e ro su p rim a de liq u id e z exceda con m u ch o a su costo
de a lm a ce n a m ie n to , m ie n tra s q u e e n el de los otros bienes este
ú ltim o es m u ch o m ay o r q u e la p rim a de liq u id ez. S upongam os,
com o ejem plo, q u e el re n d im e in to de las casas es q x y su costo
de a lm a c e n a m ie n to y p rim a s de liq u id ez in sig n ifican tes, q u e p a ra
el trig o el costo de a lm a c e n a m ie n to es c2 y el re n d im ie n to y la
p rim a de liq u id ez de poca im p o rta n c ia ; y q u e p a ra el d in e ro
la p rim a de liq u id e z es l3 y el re n d im ie n to y el costo de a lm a ­
c en am ien to despreciables. Es decir, q x es la tasa-casa de interés,
— c2 la tasa (trigo de in terés y l3 la tasa m o n e ta ria de interés.
P a ra d e te rm in a r las relaciones e n tre los re n d im ie n to s esp era­
dos de los d ife ren te s tipos de bienes, co m p atib les con el e q u ili­
brio, tenem os q u e saber ta m b ié n cuáles se cree q u e serán los cam ­
bios en los valores relativ o s d u ra n te el año. C o n sid e ra n d o el
d in ero (que sólo necesita ser u n a m o n e d a de c u e n ta p a ra este
ob jeto , e ig u al p o d ría m o s to m a r el trigo) com o n u e stro p a tró n
de m ed id a, sea el p o rc ie n to de ap re c ia c ió n (o d ep reciació n ) es­
p e ra d o de las casas y el del trig o a 2. H em o s lla m a d o a q 1}
—c2 y l3 las tasas p ro p ia s de in te rés de las casas, del trig o y del
d in ero , m ed id as en térm in o s de sí m ism as com o p a tró n de va­
lor; es decir, q x es la tasa-casa de in te rés m ed id o en casas, — c2
es la tasa-trigo de in terés m ed id o e n trig o y l3 es la m o n e ta ria
de interés m e d id a en d in ero . T a m b ié n co n v e n d rá lla m a r a x -(- q u
a 2 — c2 y l3, q u e resp o n d e n a las m ism as c a n tid ad e s red u c id as a
d in ero com o p a tró n de v a lo r, a la tasa-casa de in te ré s m o n e ta rio ,
a la tasa-trigo de in terés m o n e ta rio y a la tasa-d in ero de in terés
m o n etario , resp ectiv am en te. C on esta o bservación es fácil v e r q u e
la d e m a n d a de los poseedores de riq u e z a se o rie n ta rá a las casas, al
trig o o al d in ero , según cuál sea m ayor, si a x -(- q x> a2 — c2 o
Z3, Así, en e q u ilib rio , el p recio de d e m a n d a de las casas y del
trig o en térm in o s de d in e ro será tal q u e n o hay a p o r q u é escoger,
en lo q u e respecta a ventajas, e n tre las varias [227] a lte rn a tiv a s
—es decir, a 3 -f- q x, a 2— c2 y l3 serán ig u a le s —. L a elección de
p a tró n de v a lo r n o in flu irá sobre este resu lta d o , p o rq u e u n cam ­
E L IN T E R É S Y E L D IN E R O 203

b io de u n p a tró n a o tro m o d ific a rá todos los térm in o s p o r ig u al,


es decir, en u n a c a n tid a d id én tic a a la tasa de ap re c ia c ió n (o
d ep reciació n ) q u e se espera en el n u ev o p a tró n m ed id o p o r el
a n te rio r.
A h o ra b ien , se p ro d u c irá n de nuevo aq u ello s bienes cuyo p re ­
cio de o ferta n o rm a l sea m e n o r q u e el de d e m a n d a , y aquellos
bienes serán los q u e ten g a n u n a eficiencia m a rg in a l m ay o r (sobre
la base de su precio de o ferta n o rm a l) q u e la tasa de in terés
(estan d o am bos m edidos e n el m ism o p a tró n de v a lo r c u a lq u ie ra
q u e sea) . A m ed id a q u e a u m e n ta la existencia de bienes, cuya
eficiencia m a rg in a l era al p rin c ip io p o r lo m enos ig u al a la tasa
de in terés, esa eficiencia m a rg in a l tie n d e a b a ja r (p o r las razones
b a sta n te obvias q u e ya se d i e r o n ) . D e este m o d o lle g a rá u n m o ­
m en to e n q u e ya n o sea costeable p ro d u cirlo s, a m e n o s q u e la
tasa d e in t e r é s b a j e p a r i p a s su . C u a n d o n o hay a b ie n alg u n o
cuya eficacia m a rg in a l alcance a la tasa de interés, se su sp en d erá
la p ro d u c c ió n de bienes de cap ital.
S upongam os (com o m era hip ó tesis en esta e ta p a del raz o n a ­
m ie n to ) q u e hay a lg ú n b ie n (p o r ejem p lo , el d in ero ) cuya tasa
de in te rés es fija (o b a ja m ás despacio, al a u m e n ta r la p ro d u c ­
ción, q u e c u a lq u ie r o tra tasa-m ercancía de in te r é s ) ; ¿cómo se
a ju sta esta posición? D esde el m o m e n to q u e a x -|- q lt a 2 — c2 y Z8 son
n ecesariam en te iguales, y com o l3 es, p o r hipótesis, fijo o b a ja m ás
le n ta m e n te q u e q x ó —c2 se d ed u ce q u e a x y a2 d eb en ir en a u m e n ­
to. E n o tras p alab ras, el precio a c tu a l e n d in e ro de to d o b ie n
d istin to tie n d e a b a ja r p ro p o rc io n a lm e n te al precio q u e se espera
te n d rá e n el fu tu ro . D e a q u í q u e si q x y — c2 c o n tin ú a n descen­
d ien d o , lleg ará u n m o m e n to en q u e n o será lu c ra tiv o p ro d u c ir
n in g u n o de estos bienes, a m enos q u e se o p ere u n alza de ta l
m a g n itu d en el costo de p ro d u c c ió n e n a lg u n a fecha fu tu ra sobre
el a c tu a l q u e c u b ra el de a lm a ce n a m ie n to de lo p ro d u c id o en el
p resen te, desde el m o m e n to a c tu a l h a sta la fecha p ro b a b le en q u e
el p recio sea m ayor. [228]
A h o ra re su lta p a te n te q u e n u e stra a firm a c ió n a n te rio r e n el
sen tid o de q u e la tasa m o n e ta ria de in te rés m arca u n lím ite a
la tasa de p ro d u cc ió n , n o es estric tam e n te correcta. D eberíam os
h a b e r d icho q u e la tasa de in terés del b ie n q u e b a ja m ás le n ta ­
m en te a m e d id a q u e la ex isten cia de bienes en g e n e ra l a u m e n ta ,
es la q u e e v e n tu a lm e n te e lim in a la p ro d u c c ió n costeable de cad a
u n o de los otros —excepto e n la co n tin g e n cia q u e acaba de m e n ­
cionarse, de u n a rela c ió n especial e n tre los costos presentes y p ro ­
bables de p ro d u c c ió n —. A m ed id a q u e ésta a u m e n ta, las tasas
204 E L IN C E N T IV O P A R A I N V E R T IR

p ro p ia s de in terés b a ja n a niveles en los cuales u n b ie n tras o tro


cae p o r d e b a jo del q u e co rresp o n d e a la p ro d u cc ió n costeable
—h a sta que, fin a lm e n te , u n a o m ás tasas p ro p ia s de in te rés p e r­
m an ecen a nivel su p e rio r a la eficiencia m a rg in a l de c u a lq u ie r
bien.
Si p o r d i n e r o en te n d e m o s el p a tró n de v alor, resu lta claro q u e
no es n ecesariam en te la tasa de in terés m o n e ta ria la q u e ocasio­
n a el tra sto rn o . N o p o d ría m o s lib ra rn o s de n u estras d ific u ltad e s
(com o alg u n o s h a n su p u esto ) d e c re ta n d o sim p lem en te q u e el
trig o o las casas serán el p a tró n de v a lo r en vez del o ro o la lib ra
esterlin a; p o rq u e a h o ra vem os q u e su rg irá n las m ism as d ific u l­
tades si c o n tin ú a e x istie n d o a lg ú n b ie n cuya tasa p ro p ia de in te ­
rés se resista a b a ja r c u a n d o la p ro d u cc ió n crezca.
P u e d e suceder, p o r ejem p lo , q u e el o ro c o n tin ú e d esem p eñ an d o
este p a p e l en u n país q u e h a a d o p ta d o u n p a tró n de p a p e l in c o n ­
v ertib le.
III

P o r ta n to , al a tr ib u ir u n significado p a rtic u la r a la tasa m o n e ­


ta ria de interés, hem os su p u esto tác ita m e n te q u e la clase de d i­
n e ro a q u e estam os aco stu m b rad o s tien e alg u n as características
especiales q u e h a c en q u e su tasa p ro p ia de interés, m e d id a en
u n id ad e s de sí m ism a com o p a tró n , sea m ás resisten te a la b a ja
q u e las tasas p ro p ia s de in te rés de c u a lq u ie r o tro b ie n m ed id o
en la m ism a form a, c u a n d o la p ro d u cc ió n a u m e n ta. ¿Está ju s ti­
ficada esta suposición? A m i m od o de ver, la reflex ió n m u estra
q u e las p e c u liarid ad e s siguientes, q u e [229] caracterizan d e o rd i­
n a rio al d in e ro tal com o lo conocem os son capaces de ju stific a rla .
E n la m ed id a en q u e el p a tró n de v a lo r establecido ten g a estas
pecu liarid ad es, será v á lid a la p ro p o sició n su m a ria de q u e la im ­
p o rta n te es la tasa m o n e ta ria de interés.
1) L a p rim e ra característica q u e lleva a la conclusión a n te rio r
es el hecho de q u e el d in e ro tiene, ta n to a la larg a com o a la
corta, u n a elasticidad de p ro d u cc ió n de cero, o en to d o caso u n a
m uy p eq u eñ a, p o r lo q u e respecta al p o d e r de la em presa p riv a d a ,
com o cosa d istin ta de la a u to rid a d m o n e ta ria —q u e rie n d o d ecir
p o r elasticidad de p ro d u cc ió n 2 a este respecto la reacción del vo­
lu m e n de m an o de o b ra d edicado a p ro d u c irla a n te u n a u m e n to
en la c a n tid a d de tra b a jo q u e se p u e d e c o m p ra r con u n a u n id a d
de la m ism a—. Esto q u iere decir q u e el d in e ro no se p u e d e pro-

’ V éase el cap. 20.


E L IN T E R É S Y E L D IN E R O 205

d u c ir fácilm en te —los em presarios n o p u e d e n a p lic a r a v o lu n ta d


tra b a jo a p ro d u c ir d in e ro e n c a n tid ad e s crecientes a m e d id a q u e
su precio sube en térm in o s de u n id a d e s de salarios—. E n el caso
d e u n a m o n ed a in co n v e rtib le d irig id a , esta c o n d ic ió n se satisface
estrictam en te: p e ro e n el de u n a m o n e d a de p a tró n o ro es tam ­
b ié n a p ro x im a d a m e n te lo m ism o, en el sen tid o de q u e la m áx im a
ad ic ió n p ro p o rc io n a l a la c a n tid a d de tra b a jo q u e p u e d e ser
e m p le a d a e n esta fo rm a es m u y p e q u e ñ a , excepto, desde lu e ­
go, en u n país en el q u e la m in e ría de oro sea la in d u stria
p rin c ip a l.
A h o ra b ien , e n el caso d e los bienes q u e ten g a n c ie rta elas­
tic id a d de p ro d u cc ió n , la razón p o r la cual ad m itim o s q u e su
tasa p ro p ia de in terés d e c lin a fu e p o rq u e supusim os q u e su exis­
ten cia a u m e n ta b a a consecuencia del m ay o r coeficiente de p ro ­
d u cción. E n el caso del d in e ro , sin em bargo —ap lazan d o , p o r el
m o m en to , el ex am en de los efectos de re d u c ir la u n id a d de sala­
rios o de u n alza d e lib e ra d a en su a b astecim ien to p o r la a u to rid a d
m o n e ta ria —, la o ferta es fija. Así, la característica de q u e el d i ­
n e ro no p u e d e p ro d u cirse fácilm en te m e d ia n te tra b a jo , d a m o ­
tiv o p a ra su p o n e r p r i m a f a c ie q u e n o es correcto el p u n to de
vista de q u e su tasa p ro p ia de in te rés será re la tiv a m e n te refrac ­
ta ria a b a ja r; m ie n tra s q u e si p u d ie ra cu ltiv arse d in e ro com o u n a
cosecha o m a n u fa c tu ra rse [230] com o u n m o to r de a u to m ó v il, las
d epresiones p o d ría n evitarse o m itig arse, p o rq u e , si el precio de
otros bienes te n d ie ra a b a ja r en térm in o s de d in e ro , p o d ría d i­
versificarse m ás tra b a jo h a c ia la p ro d u cc ió n de b ien es —com o
vem os es lo q u e sucede en los países de m in e ría de oro, a u n q u e
p a ra el m u n d o en c o n ju n to la desviación m áx im a en este sen tid o
es casi in sig n ifican te.
2) Es ev id en te, sin em bargo, q u e n o sólo el d in e ro satisface la
con d ició n a n te rio r, sino ta m b ié n todos los factores de re n ta p u ­
ros, cuya p ro d u c c ió n sea c o m p le ta m en te inelástica. P o r tan to , se
re q u ie re u n a seg u n d a co n d ició n p a ra d istin g u ir al d in e ro de otros
elem entos d e ren ta .
L a se g u n d a d ife ren c ia del d in e ro es q u e tie n e u n a elasticidad
de su stitu c ió n igual, o casi igual, a cero; lo q u e q u ie re decir
q u e a m e d id a q u e el v a lo r e n cam b io del d in e ro sube, no hay
ten d e n c ia a s u stitu irlo p o r a lg ú n o tro facto r —excepto, quizá, en
p ro p o rc ió n in sig n ifican te, c u a n d o el d in e ro m ercan cía se usa tam ­
b ié n en la m a n u fa c tu ra o en las artes—. Esto se d e sp re n d e de esa
p e c u lia rid a d del d in e ro de q u e su u tilid a d se d e riv a ú n ica m en te
de su v a lo r en cam bio, en tal fo rm a q u e los dos su b e n y b a ja n
206 E L IN C E N T IV O PA RA IN V E R T IR

p a r i p a ss u ; re su lta n d o q u e c u a n d o el v a lo r en cam b io d e l d in e ro
a u m e n ta, no existe m otivo o ten d e n c ia , com o en el caso de los
factores de re n ta , a s u stitu irlo p o r a lg ú n o tro factor.
Así re su lta q u e n o so lam en te es im p o sib le d e d ic a r m ás m an o
de o b ra a la p ro d u c c ió n de d in e ro cu a n d o su p recio en tra b a jo
sube, sin o q u e el d in e ro es u n su m id e ro sin fo n d o p a ra el p o d e r
de co m p ra c u a n d o su d e m a n d a a u m e n ta , ya q u e n o hay p a ra él
u n v alo r tal q u e h a g a desviarse a la d e m a n d a —com o en el caso
de otros factores de re n ta —, de m od o q u e la d e m a n d a de él derive
h acia otras cosas.
L a ú n ic a salvedad q u e se h a de h a c er a este respecto surge
cu an d o el alza e n el v a lo r d el d in e ro ocasiona in c e rtid u m b re res­
pecto a la fu tu ra p e rsisten cia del alza; caso en el cual, a x y a 2 se
elevan, lo q u e e q u iv ale a u n a u m e n to del in terés m o n e ta rio en
las tasas-m ercancías y es, p o r ta n to , u n e stim u la n te de la p ro d u c ­
ción de o tro s bienes.
3) E n tercer lu g ar, debem os co n sid e rar si estas [231] co n clu ­
siones se a lte ra n p o r el hech o de q u e , a u n c u a n d o la c a n tid a d de
d in e ro no p u e d e a u m e n ta rse d esv ian d o tra b a jo p a ra p ro d u cirlo ,
sin em bargo, el su p u esto de q u e su o ferta efectiva se fija ríg id a ­
m en te sería in ex acto . E n p a rtic u la r, u n a red u c c ió n d e la u n id a d
de salarios d e ja rá en lib e rta d el efectivo q u e se d e stin a b a a otros
usos p a ra la satisfacción del m o tiv o liq u id ez; m ie n tra s que, a d e­
m ás de esto, a m e d id a q u e los valores m o n eta rio s b a ja n , la exis­
tencia de d in e ro será u n a p ro p o rc ió n m ay o r del to ta l de riq u e z a
de la co m u n id ad .
N o es p o sib le negar, basándose en razones p u ra m e n te teóricas,
q u e esta reacció n p o d ría ser capaz de p e rm itir u n a b a ja ad ecu ad a
e n la tasa m o n e ta ria de interés. H ay, sin em bargo, v arias razones
que, tom adas en c o n ju n to , tie n e n co n sid erab le fuerza, y p o r las
cuales, en u n a eco n o m ía del tip o a q u e estam os aco stum brados, es
m uy p ro b ab le q u e la tasa m o n e ta ria de in terés m u estre a m en u d o
resistencia a b a ja r a d e cu a d a m e n te :
a) H em os de ten e r e n cu e n ta , en p rim e r lu g ar, las reacciones
q u e pro d u ce u n a b a ja e n la u n id a d sobre las eficiencias m a rg i­
nales de los otros bienes en térm in o s de d in e ro —p o rq u e es la
d if e r e n c ia e n tre éstas y la tasa m o n e ta ria de in te rés la q u e nos
in cum be. Si la consecuencia de la b a ja en la u n id a d de salarios
es p ro d u c ir la e x p ectativ a de q u e su b irá n u e v a m e n te , el re su lta ­
do será p o r com pleto favorable. Si, p o r el c o n tra rio , el efecto es
p ro d u c ir la e x p e cta tiv a de u n a b a ja fu tu ra , la reacció n sobre
E L IN T E R É S Y E L D IN E R O 207

la eficiencia m a rg in a l del c a p ita l p u e d e c o n tra p e sa r la b a ja en la


tasa de in terés.3
b ) E l h echo de q u e los salarios m edidos e n d in e ro sean p ro ­
pensos a ser rígidos, siendo el salario m o n e ta rio m ás estable q u e
el real, tie n d e a lim ita r la p ro p e n sió n de la u n id a d de salarios
a b a ja r en térm in o s de d in ero . M ás a ú n , si esto no fu e ra así, la
posición p o d ría ser m ás b ie n p e o r q u e m ejo r; p o rq u e si los sala­
rios m o n eta rio s p u d ie ra n b a ja r con facilid ad , esto p o d ría te n d e r
a m e n u d o a d a r cu erp o a la esperanza de u n a n u e v a b a ja , lo q u e
rea c c io n a ría d esfav o rab lem en te sobre la eficiencia m a rg in a l del
cap ital. [232] T o d a v ía m ás, si los salarios se fija ra n en térm inos
de a lg ú n o tro b ien , p o r ejem p lo , el trigo, es im p ro b a b le q u e co n ­
tin u a ra n siendo rígidos. Es p o r razón de las otras características
del d in e ro —especialm ente aq u ellas q u e lo h a c en l í q u i d o — p o r lo
q u e los salarios, cu a n d o se fija n en térm in o s del m ism o, tie n d e n
a ser ríg id o s.4
c) E n terc er lu g ar, llegam os a la co n sid eració n m ás im p o r­
ta n te en relació n con este co n tex to , es decir, las características
d el d in e ro q u e satisfacen la p refe re n c ia p o r la liq u id ez, p o rq u e
e n d e te rm in a d a s circunstancias, tales com o o c u rrirá n fre c u e n te ­
m en te, éstas h a rá n q u e la tasa de in terés sea insensible, p a rtic u ­
la rm e n te p o r d e b a jo de c ie rta cifra.5 a u n a n te u n a u m e n to su sta n ­
cial e n la c a n tid a d de d in e ro p ro p o rc io n a lm e n te a o tras form as
de riq u eza. E n otras p a la b ras, m ás a llá de cierto nivel, el r e n d i­
m ie n to del d in e ro consecuente a la liq u id e z n o b a ja e n resp u esta
a u n a u m e n to de su c a n tid a d en n a d a q u e se a p ro x im e a la m ag ­
n itu d e n q u e b a ja el re n d im ie n to de otros tipos de bienes cu an d o
su c a n tid a d se a u m e n ta en fo rm a co m p arab le.
L os bajos (o in significantes) costos de a lm a ce n a m ie n to d el d i­
n ero re p re se n ta n u n p a p e l esencial a este respecto; p o rq u e si fu e ­
r a n sustanciales, c o n tra rre s ta ría n el efecto de las previsiones sobre
el v a lo r p ro b a b le del d in e ro en fechas fu tu ra s. L a disposición
del p ú b lic o p a ra a u m e n ta r su ex isten cia de d in e ro en resp u esta
a u n e stím u lo c o m p a ra tiv a m e n te p e q u e ñ o se deb e a q u e las v e n ­
tajas de la liq u id ez (reales o supuestas) no tie n e n co n trap eso
con q u e c o n te n d e r e n fo rm a de alza excesiva de los costos de a l­
m ac e n a m ie n to en el tran scu rso del tiem p o . E n el caso ele u n a
m ercan cía d is tin ta del d in e ro , u n a p e q u e ñ a ex isten cia d el m ism o
8 É ste es u n asunto que se exam inará m ás d etalla d am e n te en el cap. 19.
4 Si los salarios (y los co n trato s) se fijaran en térm in o s de trigo, p o d ría ser que
éste adquiriera u na p arte de la p rim a de liquidez del d in ero ; volverem os sobre este
asunto en el párrafo qu e sigue.
6 V éase p p . 155-6.
208 E L IN C E N T IV O P A R A IN V E R T IR

p u e d e ofrecer algunas v en tajas a q u ien es la usan; p ero a u n c u a n ­


do u n a p ro v isió n m ayor p o d ría ten er cierto atractiv o com o re p re ­
se n ta n te de u n a reserva de riq u e z a de v a lo r estable, esto estaría
n e u tra liz ad o p o r sus costos de a lm acen am ien to , en fo rm a de gas­
tos de custodia, desgaste, etc. [233] D e a q u í que, tan p r o n to com o
se alcanza d e te rm in a d o nivel, el g u a rd a r u n a existencia m ayor
su p o n e p o r fuerza u n a p é rd id a .
Sin em bargo, en el caso del d in ero , esto no es así, com o hem os
visto, y ello p o r varias razones, es decir, a q u e llas q u e h a c en “lí­
q u id o ” p o r excelencia al d in ero , según la estim ación del p ú b lico .
D e este m odo, aq u ello s refo rm ad o res q u e b u sc an u n rem e d io en
la creación de costos artificiales de a lm a ce n a m ie n to p a ra el d in e ­
ro, m e d ia n te el e x p e d ie n te de hacer q u e la circu lació n legal haya
de sellarse p e rió d ic a m e n te a d e te rm in a d o costo p a ra q u e rete n g a
su c u a lid ad de d in ero , o m ed ia n te otros p ro ced im ien to s, h a n id o
p o r el b u e n cam ino; y el v a lo r p ráctico de sus p roposiciones m e ­
rece ser to m ad o en consideración.

L a im p o rta n c ia de la tasa de in terés m o n e ta ria surge, p o r tan to ,


de la co m binación de las características de que, al través de la
actu ació n del m otiv o liq u id ez, p rim ero , la tasa p u e d e ser, e n cierto
m odo, insensible a u n ~ambio en la p ro p o rc ió n q u e la c a n tid a d
de d in e ro g u a rd a con o tras form as de riq u e z a m ed id as en d in e ro ,
y segundo, a q u e éste tie n e (o p u e d e tener) elasticidades n u la s (o
insignificantes) de p ro d u cc ió n y de su stitu ció n . L a p rim e ra co n ­
dición significa q u e la d e m a n d a p u e d e d irig irse p re d o m in a n te ­
m en te al d in ero ; la segunda, q u e c u a n d o esto ocurre, n o p u e d e
em plearse tra b a jo e n p ro d u c ir m ás d in e ro ; y la tercera, q u e no
h ay ate n u a c ió n en n in g u n a p a rte d e b id o a la p o sib ilid a d de q u e
c u a lq u ie r o tro facto r sea capaz, si es lo b a sta n te b a ra to , de des­
e m p e ñ a r el p ap el del d in e ro ta n b ie n com o él. El ú n ic o alivio
—fu era de los cam bios en la eficiencia m a rg in a l del c a p ita l— p u e ­
de v en ir (en ta n to la p ro p e n sió n a la liq u id ez perm anezca in v a ­
riab le) de u n a u m e n to en la c a n tid a d de d in ero , o —lo q u e viene
a ser fo rm alm en te lo m ism o— u n alza en el v a lo r d el d in e ro q u e
p e rm ita a u n a c a n tid a d d e te rm in a d a d a r m ayores servicios m o ­
n etarios.
D e este m odo, u n alza en la tasa m o n e ta ria de in terés re ta rd a
la o b ten ció n de todos los objetos cuya p ro d u cc ió n es elástica sin
p o d e r e stim u la r la p ro d u cció n de d in e ro (que es, p o r hipótesis,
[234] perfectam en te in e lá s tic a ). L a tasa m o n e ta ria de interés, al
d a r la p a u ta a todas las dem ás tasas-m ercancía de interés re fre n a
E L IN T E R É S Y E L D IN E R O 209

la in v ersió n p a ra p ro d u cirla s, sin q u e sea capaz d e e stim u la r la


necesaria p a ra p ro d u c ir d in e ro , q u e , p o r hipótesis, n o p u e d e ser
p ro d u cid o . M ás to d av ía, d e b id o a la e la stic id a d de la d e m a n d a
de efectivo líq u id o , m e d id a e n deudas, u n p e q u e ñ o ca m b io en las
condiciones q u e rig e n esta d e m a n d a p u e d e n o a lte ra r m u ch o la tasa
m o n e ta ria de in terés, m ie n tra s q u e (fuera de la acción oficial)
es tam b ié n im p ra ctic a b le p a ra las fuerzas n a tu ra le s a b a tir la tasa
m o n e ta ria de in te rés in flu y e n d o sobre la o ferta, d e b id o a la in-
elasticiclad de p ro d u cc ió n del d in e ro . E n el caso d e u n a m erc an ­
cía o rd in a ria , la elasticid ad de la d e m a n d a de existencias líq u i­
das de la m ism a p e rm itiría q u e p e q u e ñ o s cam bios de la d e m a n d a
im p u lsa ra n la tasa de in terés h a c ia a rrib a o h a c ia a b a jo a tro p e ­
lla d a m e n te, m ie n tra s q u e la ela stic id a d de su o fe rta tam b ié n in ­
flu iría p a ra e v ita r u n a g ran p rim a d e las entregas presentes sobre
las fu tu ra s. Así, d e ja n d o a o tro s b ien es en lib e rta d , las ‘‘fuerzas
n a tu ra le s”, es decir, las fuerzas o rd in a ria s del m ercado, se o rie n ­
ta ría n en el se n tid o de a b a tir su tasa de in terés h a sta q u e la em er­
gencia de la o cu p ació n p le n a h u b ie ra llevado a las m ercancías
en g en eral la in ela sticid a d de la o ferta q u e hem os p o stu la d o como
u n a característica n o rm a l del d in ero . D e este m o d o , a fa lta de
d in ero y —debem os su p o n e rlo ta m b ié n , n a tu ra lm e n te — de c u a l­
q u ie r o tra m ercan cía con las características d ad as p a ra el m ism o,
las tasas de in te rés solam ente a lc a n z arían e q u ilib rio en condicio­
nes de o c u p a ció n to tal.
Es decir, la deso cu p ació n p ro sp e ra p o rq u e la g e n te q u ie re co­
g er la lu n a con la m a n o —los h o m b res n o p u e d e n lo g ra r o c u p a ­
ción cu a n d o el o b je to de su deseo (es decir, el d in e ro ) es algo
q u e no p u e d e p ro d u cirse y cuya d e m a n d a n o p u e d e sofocarse con
fa c ilid a d —. N o q u e d a m ás rem e d io q u e p e rsu a d ir al p ú b lic o q u e
el cjueso verde es p rá c tic a m e n te la m ism a cosa y p o n e r la
fáb rica de ese queso (es decir, u n b an co c e n tral) b a jo la d irec­
ción del p o d e r p ú b lico .
Es in te re sa n te h a c er n o ta r q u e la p ro p ie d a d [235] trad icio n al-
m en te co n sid e rad a com o la q u e hace al o ro especialm ente a d e­
cuado p a ra usarse com o p a tró n de valor, es decir, la in e la stic id a d
de su o ferta, re su lta p recisam en te la característica q u e está e n el
fo n d o de la d ific u ltad .

N u e stra conclusión p u e d e e n u n c ia rse en la fo rm a m ás general


(d ad a la p ro p en sió n a co nsum ir) com o sigue: n o es posible u n
a u m e n to m ás en de inversión c u a n d o la tasa m ay o r e n tre las tasas
p ro p ia s de in te ré s p ro p io de todos los bienes d isp o n ib les, es igual
210 E L IN C E N T IV O PA RA IN V E R T IR

a la m a y o r d e e n tre todas las eficiencias m arg in ales de todos los


b ien es, u s a n d o co m o m e d id a las u n id ad e s del b ie n cuya tasa p ro ­
p ia de in te ré s p ro p io sea m ayor.
E n condiciones de o c u p a ció n p le n a este re q u isito se satisface
n ecesariam ente; p e ro p u e d e lo g rarse tam b ié n a n tes de alcanzar
ese estado, si existe a lg ú n b ie n q u e tenga elasticidades de p ro ­
ducción y de su stitu ció n n u la s (o re la tiv a m e n te p eq u eñ as) 6 cuya
tasa de in te rés b a je m ás le n ta m e n te q u e las eficiencias m arg in ales
de bienes de c a p ita l m ed id o s e n u n id ad e s del m ism o, a m ed id a
qu e la p ro d u c c ió n crezca.

IV
H e m o s visto antes q u e el hech o de cjue u n b ie n p u e d a ser p a tró n
de v a lo r n o b a sta p a ra q u e su tasa de in terés sea la im p o rta n te .
Sin em bargo, in te resa co n sid e rar h a sta q u é p u n to las caracterís­
ticas d el d in e ro ta l com o lo conocem os, y q u e h a c en de la tasa
m o n e ta ria de in te rés la im p o rta n te , están lig ad as con el hecho de
q u e el d in e ro sea el p a tró n p o r el cu al se fija n g e n e ra lm e n te las
d e u d a s y los salarios.
El a su n to re q u ie re ex a m e n en dos aspectos.
E n p rim e r lugar, el h echo de q u e los c o n tra to s sean fijos, y
los s a la rio s g e n e ra lm e n te estables, en térm in o s de d in ero , re p re ­
senta sin d u d a u n p a p e l m u y im p o rta n te en el hech o de q u e el
d in e ro ten g a u n a p rim a ele liq u id e z ta n elevada. Es e v id en te
la c o n v en ien cia [236] de conservar bienes en el m ism o p a tró n en
q u e v en cerán las obligaciones v en id eras y respecto al cual se es­
pera q u e el costo fu tu ro de la v id a sea re la tiv a m e n te estable. A l
m ism o tie m p o la esperanza de re la tiv a e sta b ilid a d e n el fu tu ro
costo m o n e ta rio de la p ro d u c c ió n no p o d ría m a n te n e rse con m u ­
cha c o n fia n z a si el p a tró n de v a lo r fuese u n b ie n con g ra n elasti­
cidad de p ro d u cc ió n . M ás to d av ía, los bajos costos de alm ace­
na m ie n to d el d in e ro , según los conocem os, re p re s e n ta n p a p e l ta n
im p o rta n te com o el de u n a g ra n p rim a de liq u id e z en h a c er q u e
la tasa m o n e ta ria de in te rés sea la im p o rta n te ; p o rq u e lo q u e in ­
teresa es la d if e r e n c ia e n tre la p rim a de liq u id e z y los costos de
alm a ce n a m ie n to ; y en el caso de la m ay o r p a rte de los bienes q u e
no sean oro, p la ta o b illetes de banco, dichos costos son p o r lo
m enos tan altos como la p rim a de liq u id ez q u e o rd in a ria m e n te

0 U n a elasticidad de cero es condición m ás estricta de la q u e necesariam ente se


requiere.
EL. IN T E R É S Y E L D IN E R O 211

ac o m p a ñ a al p a tró n en q u e se fija n los c o n tra to s y los salarios;


de ta l m a n e ra que, a u n cu a n d o la p rim a de liq u id ez q u e a h o ra
tien e (por ejem plo) la lib ra e ste rlin a se tra n sfirie ra (p o r ejem ­
plo) al trigo, to d av ía sería im p ro b a b le q u e la tasa-trigo de in te rés
s u b ie ra sobre cero. P o r ta n to , q u e d a en p ie que, m ie n tra s el h e ­
cho de q u e los co n tra to s y los salarios estén fijad o s e n térm in o s
m o n eta rio s a u m e n ta la im p o rta n c ia de la tasa m o n e ta ria d e in ­
terés, esta c ircu n stan cia, sin em bargo, p ro b a b le m e n te n o b a sta
p o r sí m ism a p a ra p ro d u c ir las características observadas e n d ich a
tasa.
El segundo p u n to a co n sid erar es m ás su til. L a e x p e cta tiv a
n o rm a l de q u e el v alo r de la p ro d u cc ió n será m ás estable en
térm in o s de d in e ro q u e en térm in o s de c u a lq u ie r o tro b ien , n o
d ep en d e, p o r supuesto, de q u e los salarios se c o n cierten e n u n i­
d ades m o n etarias, sino d e q u e sean re la tiv a m e n te r í g i d o s e n té r­
m inos de d in ero . ¿C uál sería entonces la situ a c ió n si se p resu ­
m ie ra q u e los salarios ib a n a ser m ás ríg id o s (es decir, m ás
estables) c u a n d o se e x p re sa ra n en u n id a d e s de u n a o m ás m e r­
cancías d iferen tes del d in ero , q u e en térm in o s de este m ism o? T a l
ex p ectativ a req u ie re , n o sólo q u e se espera q u e los costos d el
bien en cuestión sean re la tiv a m e n te co n stan tes e n u n id ad e s de
salarios p a ra [237] u n a sola escala de p ro d u c c ió n m ay o r o m en o r,
ta n to e n p erio d o s cortos com o en largos, sino ta m b ié n q u e c u a l­
q u ie r excedente sobre la d e m a n d a c o rrien te , al precio de costo,
p u e d a in clu irse en la existencia sin costo, es decir, q u e la p rim a
de liq u id ez exceda sus costos de a lm a c e n a m ie n to (p o rq u e , de lo
c o n tra rio , desde el m o m e n to q u e n o h ay esperanza de g a n a n cia
m e d ia n te u n precio m ás alto , la conservación de u n a existencia
tien e q u e su p o n e r n ecesariam en te u n a p é r d id a ) . Si se h a lla ra
u n b ie n q u e satisficiera estas condiciones, entonces es e v id en te
q u e p o d ría p o n erse com o riv al del d in ero . Así, pues, n o es lógica­
m en te im p o sib le la existencia de u n b ien con el cual la m ed id a
del v alo r de la p ro d u c c ió n se su p u sie ra m ás estable q u e con el
d in ero ; p e ro tal b ie n n o parece p ro b a b le q u e exista.
P o r ta n to , llego a la conclusión de q u e el b ie n en cuyas u n i­
dades se espera q u e los salarios sean m ás rígidos, n o p u e d e ser
u n o q u e ten g a la e lasticid ad de p ro d u c c ió n m ín im a y p a ra el
cual el excedente de los costos de a lm a c e n a m ie n to sobre la p ri­
m a ele liq u id ez n o sea ta m b ié n m ín im a . E n o tra s p a la b ras, la ex­
p e c ta tiv a de rigidez re la tiv a de los salarios e n u n id a d e s m o n eta ria s
es co ro lario del hecho de q u e el excedente de la p rim a de liq u id ez
212 E L I N C E N T IV O P A R A IN V E R T IR

sobre los costos de a lm a ce n a m ie n to sea m ay o r p a ra el d in e ro q u e


p a ra c u a lq u ie r o tro bien.
Así vem os q u e las varias características q u e se c o m b in a n p a ra
d a r im p o rta n c ia a la tasa m o n e ta ria de in te rés reaccio n an m u tu a ­
m en te en fo rm a a c u m u lativ a. E l h ech o de q u e el d in e ro ten g a
bajas elasticidades de p ro d u cc ió n y de su stitu c ió n y p eq u eñ o s
costos de a lm a ce n a m ie n to tie n d e a q u e se fortalezca la creencia
de q u e los salarios m o n eta rio s sean re la tiv a m e n te estables; y esta
creencia a u m e n ta lá p rim a de liq u id ez del d in e ro y evita la co­
rre lac ió n ex cep cio n al e n tre la tasa m o n e ta ria de in te rés y las efi­
ciencias m arg in ales de otros bienes, la q u e p o d ría , si existiera, p r i­
v a r a d ich a tasa de su p red o m in io .
El profesor P ig o u (con otros) h a su p u e sto h a b itu a lm e n te la
existencia de u n a p resu n c ió n en fav o r de q u e los salarios reales
son m ás estables cjue los m o n etario s; p e ro esto p o d ría o c u rrir
solam ente en v irtu d de o tra p resu n c ió n en [238] favor de la es­
ta b ilid a d del em pleo. M ás a ú n , q u e d a to d av ía la d ific u lta d de
q u e los artícu lo s p a ra asalariados tie n e n a lto costo de alm ace­
n a m ie n to . E n verd ad , si se h iciera u n in te n to p a ra estab ilizar los
salarios reales fija n d o los salarios en térm in o s de a rtícu lo s p a ra
asalariados, el efecto so lam en te p o d ría ser o casio n ar u n a v io le n ta
oscilación de los precios m o n etario s; p o rq u e cada p e q u e ñ a flu c ­
tu ació n en la p ro p e n sió n a c o n su m ir y el in ce n tiv o a in v e rtir h a ­
ría q u e los precios m o n eta rio s oscilaran v io le n ta m e n te e n tre cero
y el in fin ito . P a ra q u e el sistem a posea e sta b ilid a d in h e re n te , es
con d ició n q u e los salarios m o n e ta rio s sean m ás estables q u e los
reales.
E n esta form a, el a trib u ir e sta b ilid ad re la tiv a a los salarios re a ­
les n o es sim p lem en te u n e rro r de hech o y de ex p erien cia, sino
tam b ién u n a equ iv o cació n de lógica, si suponernos q u e el sistem a
en cuestión es estable, en el sen tid o de q u e los p eq u eñ o s cam bios
en la p ro p en sió n a c o n su m ir y e n el in ce n tiv o a in v e rtir n o p ro ­
d u cen efectos violentos sobre los precios.

C om o n o ta a c la ra to ria a lo a n te rio r, q u izá valga la p e n a in sistir


en lo q u e ya se d ijo antes, o sea q u e la “liq u id e z ” y los “costos de
a lm a c e n a m ie n to ” son am bos cuestión de g rad o ; y q u e la pecu ­
lia rid a d del “d in e ro ” consiste sólo en q u e posee m u ch a de la p ri­
m era p ro p o rc io n a lm e n te a los segundos.

\
E L IN T E R É S Y E L D IN E R O 213

C onsidérese, p o r ejem p lo , u n a econom ía en la q u e n o haya u n


b ien cuya p rim a de liq u id e z esté siem pre p o r en cim a de sus cos­
tos de a lm a ce n a m ie n to ; lo q u e es la m ejo r d e fin ic ió n q u e p u e d o
d a r de la lla m a d a “ econom ía n o m o n e ta ria ”. Es decir, 110 hay
n a d a m ás q u e cosas consum ibles y e q u ip o s de p ro d u c c ió n concre­
tos m ás o m enos d iferenciados, de acu erd o con el ca rá c te r de los
bienes consum ibles q u e p u e d e n p ro p o rc io n a r o c o n trib u ir a p ro ­
p o rc io n a r e n u n p e rio d o corto o largo; todos los cuales, a d ife ren ­
cia del efectivo, si se conservan e n existencia, se d e te rio ra n o su p o ­
nen gastos p o r u n v alo r m ay o r q u e su p rim a de liquidez. [23(J]
E n u n a econom ía sem ejante, los e q u ip o s p ro d u cto res d ife ri­
ría n e n tre sí: a ) e n c u a n to a la v a rie d a d de los a rtícu lo s de co n ­
sum o en cuya p ro d u cc ió n p u e d e n in te rv e n ir; b ) en la e sta b ilid ad
del v a lo r de su p ro d u cc ió n (en el se n tid o en q u e el v a lo r del p a n
es m ás estable al través del tie m p o q u e el de las novedades q u e
pasan p ro n to d e m o d a ) ; y c) en la rap id e z con q u e la riqueza
in c o rp o ra d a en ellos p u e d e volverse “liq u id a ”, en el se n tid o de
d a r p ro d u cc ió n , el p ro d u c to de cuya v e n ta p u e d e re in c o rp o ra rse
si se q u ie re en fo rm a p o r co m p leto d ife ren te .
Los p ro p ie ta rio s de riq u e z a c o m p a ra rá n en to n ces la fa lta de
“liq u id e z ” de los d iferen tes e q u ip o s p ro d u cto res, en el sen tid o
a n te rio r, com o m edio de conservar riq u eza, con la m e jo r estim a­
ció n a c tu a ria l de q u e se d isp o n g a respecto a sus re n d im ie n to s p ro ­
bables, después de te n e r en c u e n ta el riesgo. C om o se observará,
la p rim a de liq u id ez es en p a rte sim ila r a Ja p rim a de riesgo, p e ro
en p a rte d is tin ta —c o rre sp o n d ie n te la d ife ren c ia a la q u e hay e n ­
tre los m ejores cálculos q u e p odem os e fe c tu a r de las p ro ­
b a b ilid ad es, y la confianza con q u e las realicem o s—.7 C u a n d o nos
o cu p áb am o s en cap ítu lo s previos d el cálculo del re n d im ie n to p ro ­
b able, n o e n tra m o s en detalles sobre cóm o se rea liz a b a ; y p a ra
e v ita r com plicaciones en el a rg u m e n to , 110 d istin g u im o s las d ife ­
rencias de liq u id ez de las d iferen cias de riesgo p ro p ia m e n te dicho.
Es evidente, sin em bargo, q u e al c a lc u la r la tasa p ro p ia de in terés
debem os ten e rla s en cu en ta.
Es claro q u e n o existe u n p a tró n de “liq u id e z ” a b so lu to , sino
sim p lem en te u n a escala de liq u id e z —u n a p rim a v a ria b le q u e se
h a de to m a r en c u en ta, adem ás del re n d im ie n to de los costos de
uso y a lm a ce n a m ie n to , al ca lc u la r el a tra ctiv o de conservar d i­
versas form as de riq u e z a —. E l co ncepto de lo q u e c o n trib u y e a
la “liq u id e z ” es vago e n p a rte , m o d ificán d o se de tie m p o en tiem -

7 C f. la n o ta al p ie d e la p. 135.
214 E L I N C E N T IV O PA RA IN V E R T IR

p o y d e p e n d ie n d o de las p rácticas sociales y de las in stitu cio n es.


E l o rd e n de p re fe re n c ia de los p ro p ie ta rio s de riq u e z a e n el cual
ex p resan lo q u e p ie n sa n sobre la liq u id ez en c u a lq u ie r tiem po
es, n o o b stan te, d efin id o , y es to d o lo q u e necesitam os [240] p a ra
nuestro análisis del c o m p o rta m ie n to d el sistem a económ ico.
P u ed e suceder q u e en ciertos am b ien tes históricos los p ro p ie ­
tarios de tie rra h a y a n p en sad o q u e la posesión de ésta se carac­
teriza b a p o r u n a g ra n p rim a de liq u id ez; y desde el m o m e n to
q u e la tie rra se asem eja al d in e ro en q u e sus elasticidades de
p ro d u cc ió n y de su stitu c ió n p u e d e n ser m u y b a ja s,8 es concebible
q u e hay a h a b id o ocasiones e n la h isto ria e n q u e el deseo d e co n ­
servar tie rra h a y a d esem p eñ ad o el m ism o p a p e l q u e el d in e ro en
tiem pos recientes, en el sen tid o de sostener la tasa de in terés a
u n nivel d em asiad o alto. Es d ifícil v a lo ra r esta in flu e n c ia c u a n ­
tita tiv a m e n te , d e b id o a la fa lta de u n p recio fu tu ro p a ra la
tie rra , m ed id o en u n id a d e s de sí m ism a, q u e sea estric tam e n te
c o m p a rab le con la tasa de in te rés de u n a d e u d a m o n eta ria . T e ­
nem os, no o b sta n te , algo que, e n ciertas ocasiones, h a sido s u ­
m am e n te an álo g o , en fo rm a de tasas altas sobre h ip o tecas.9 Estas
tasas de in te rés elevadas, co nsecuencia de h ip o tecas de la tierra,
q u e fre c u e n te m e n te exceden el re n d im ie n to p ro b a b le de c u ltiv a r­
la, h a n sido u n rasgo h a b itu a l e n m uchas econom ías agrícolas. Las
leyes sobre u s u ra se h a n d irig id o p rin c ip a lm e n te c o n tra gravám e­
nes de este g énero, y con razón; p o rq u e en las organizaciones
sociales p rim itiv a s, en las q u e no e x istía n los valores a largo plazo
en el sen tid o m o d ern o , la c o m p eten cia de las altas tasas de i n ­
terés sobre h ip o te c as p u e d e m uy b ie n h a b e r ten id o el m ism o efecto
de re ta rd a r el crecim ien to de riq u e z a p ro c e d e n te de las in v ersio ­
nes co rrien tes e n b ien es de c a p ita l rec ie n te m e n te p ro d u c id o s q u e
las relativ as a las d eu d as a larg o p lazo h a n te n id o en tiem pos m ás
recientes. [241]
El hecho d e q u e el m u n d o sea ta n p o b re com o es en bienes

8 E l atrib u to de "liq u id e z ” no es, en m an era alguna, in d e p e n d ie n te d e estas dos


características; po rq u e es im probable qu e u n b ien , cuya o ferta p u e d e ser fácilm en te
a um entada o el deseo del m ism o desviado sin dificu ltad po r u n cam bio en el precio
relativo, posea ese atrib u to en la m e n te d e los poseedores de riqueza. E l dinero m ism o
lo pierde ráp idam ente si se espera qu e su o ferta fu tu ra sufra cam bios violentos.
0 E s evidente que un a hip o teca y su interés se fijan en térm inos m onetarios; pero
el hecho de qu e quien h ipoteca tien e opción a en tregar la tierra m ism a e n descargo
de su d euda — y debe hacerlo así si no p u e d e en co n trar el dinero o p o rtu n am en te —
h a h e ch o q ue el sistem a de hipotecas se aproxim e a u n co n tra to d e tierra para entrega
fu tu ra co n tra tierra para entrega actual. H a hab id o ventas de tierras a los arren d a­
tarios co n tra hip o tecas efectuadas p o r ellos, que, de h echo, se aproxim aron m uchos
a las operaciones d e este carácter.
E L IN T E R É S Y E L D IN E R O 215

de c a p ita l acu m u lad o s después de varios m ilen io s de a h o rro in ­


d iv id u a l sostenido se explica, e n m i o p in ió n , n o p o r la ten d e n c ia
a la im p re v isió n de la h u m a n id a d , n i siq u ie ra p o r la d estru cció n
de la g u e rra , sin o p o r las altas p rim as de liq u id ez q u e a n tig u a ­
m e n te te n ía la p ro p ie d a d de la tie rra y q u e a h o ra tie n e el d in ero .
D ifie ro en esto del viejo p u n to de vista, en la fo rm a q u e lo e x ­
presa M arsh all con fuerza d o g m ática d esusada en sus P r i n c i p ie s
o f E c o n o m ic s , p. 581:

T o d o el m u n d o sabe q u e la acu m u lació n de riq u e z a se re fre ­


n a, y la tasa de in te rés se sostiene, d e b id o a la p refe re n c ia q u e
la m ay o r p a rte de la h u m a n id a d tie n e p o r las satisfacciones p re ­
sentes sobre las d iferid as, o, en o tras p a la b ra s, p o r su re n u n c ia a
“e sp e ra r” .

VI

E n m i T r e a t i s e o n M o n e y d e fin í lo q u e q u e ría decir u n a tasa


ú n ica de interés, q u e llam é la tasa n a tu r a l de interés —es decir,
a q u e lla q u e, en la te rm in o lo g ía de m i T r e a t i s e , m a n te n ía la
ig u a ld a d e n tre la tasa de a h o rro (com o a llí se d e fin ía) y la de
inversión. Yo creía q u e esto e ra u n d esarro llo y a claració n de la
“ tasa n a tu r a l de in te ré s” de W icksell, q u e, según él, e ra la q u e
co nservaría la e sta b ilid a d de cierto n iv el de precios, n o m uy b ie n
d efin id o .
H a b ía yo, sin em b arg o , p asad o p o r a lto el hech o de q u e en
c u a lq u ie r sociedad d a d a hay, según esta d e fin ició n , u n a tasa n a ­
tu ra l de in terés d i f e r e n t e p a ra cada n iv el h ip o té tic o de o c u p a ­
ción.
Ig u a lm e n te p a ra cad a tasa de in terés hay u n nivel de o c u p a ­
ción p a ra el cual a q u e lla tasa es la tasa “ n a tu r a l”, en el se n tid o
de q u e el sistem a esta rá e n e q u ilib rio con tal tasa de in te rés y tal
n iv el de o cu p ació n . Así, pues, fue u n a eq u iv o cació n h a b la r de
la tasa n a tu ra l de in terés o su g erir q u e la a n te rio r d e fin ició n
d a ría u n v a lo r ú n ico p a ra la tasa de in te ré s in d e p e n d ie n te m e n te
d el v o lu m e n de o cu p ació n . N o h a b ía yo [242] e n te n d id o entonces
qu e, en ciertas condiciones, el sistem a p o d ría esta r en e q u ilib rio
con em pleo in fe rio r al m áxim o.
A h o ra ya n o o p in o q u e el co ncepto de u n a tasa “n a tu r a l”
de in terés, q u e antes m e p areció u n a id ea de las m ás p ro m e te ­
doras, en c ie rre u n a a p o rta c ió n de m u ch a u tilid a d o im p o rta n c ia
p a ra n u e stro análisis. Es sim p lem e n te la tasa q u e m a n te n d rá el
216 E L IN C E N T IV O PARA IN V E R T IR

s t a t u q u o ; y, en general, n o tenem os in te rés p re d o m in a n te en


el s t a t u q u o com o tal.
Si existe sem ejante tasa de in terés ú n ica e im p o rta n te , tien e
q u e ser la q u e p o d ría m o s lla m a r n e u t r a l , 10 es decir, la tasa n a ­
tu ra l en el se n tid o a n te rio r, q u e es c o m p a tib le con la o c u p ació n
p le n a , dados los o tro s p a rá m e tro s del sistem a; a u n q u e ésta p o d ría
ser m ejo r descrita, quizá, com o la tasa ó p t i m a .
L a tasa n e u tra l de in te rés p u e d e d efin irse m ás e stric tam e n te
com o la q u e prevalece e n e q u ilib rio c u a n d o la p ro d u cc ió n y la
ocu p ació n son tales q u e la e lasticid ad d e la o cu p ació n com o u n
todo es cero.11
L o a n te rio r nos d a, u n a vez m ás, la resp u esta a la p re g u n ta
de q u é su p u esto tác ito se necesita p a ra q u e ten g a se n tid o la teo­
ría clásica de la tasa de interés. E sta te o ría su p o n e q u e la tasa
real es siem pre ig u al a la n e u tra l, en el se n tid o de q u e acabam os
de d e fin irla o recíp ro cam en te, q u e la tasa rea l es siem pre igual
a la q u e m a n te n d rá la o cu p ació n a cierto nivel especificado y
constante. Si la teo ría tra d ic io n a l se in te rp re ta así, en sus con­
clusiones prácticas hay poco o n a d a con q u e n o estem os de a c u er­
do. L a te o ría clásica su p o n e q u e la a u to rid a d b a n c a ria o las fu e r­
zas n a tu ra le s h acen q u e la tasa de in te rés de m ercad o [243] llene
u n a u o tra de las condiciones an terio res, e investiga q u é leyes
re g irá n la a p licació n y las rem u n e ra c io n e s de los recursos p ro ­
ductivos de la c o m u n id a d en este supuesto. C on esta lim ita ció n ,
el v o lu m en de p ro d u cc ió n d e p e n d e ú n ic a m e n te del nivel cons­
ta n te de ocu p ació n q u e se su p o n e, ju n to con el e q u ip o y la
técnica actuales; con lo q u e en tram o s en la paz de u n m u n d o
ric a rd ia n o . [244]

10 E sta definición no corresponde a n inguna de las varias d el dinero n e u tra l p re ­


sentadas po r escritores recientes; aunque puede, tal vez, te n e r alguna relación con
el objetivo qu e éstos perseguían.
11 C f. cap. 20.

I
NUEVO P L A N T E A M IE N T O DE LA T E O R ÍA GENERAL
DE LA O C U P A C IÓ N

IO
C
G
R
ID
M
T
A
L
P
V
E
U
18N

H e mo s llegado ya al momento en que podemos juntar todos los


cabos sueltos de nuestro discurso. Para comenzar, podría ser útil
poner en claro qué elementos del sistema económico solemos
dar por conocidos, cuáles las variables independientes de nuestro
sistema y cuáles las variables dependientes.
Damos por conocidos la habilidad existente y la cantidad de
mano de obra disponible, la calidad y cantidad del equipo de que
puede echarse mano, el estado de la técnica, el grado de compe­
tencia, los gustos y hábitos de los consumidores, la desutilidad
de las diferentes intensidades del trabajo y de las actividades de
supervisión y organización, así como la estructura social, inclu­
yendo las fuerzas que determinan la distribución del ingreso na­
cional, no comprendidas en nuestras variables que citamos más
adelante. Esto no quiere decir que supongamos constantes tales
factores; sino simplemente que, a este propósito y en este momen­
to, no consideramos o tomamos en cuenta los efectos y las con­
secuencias de los cambios que en ellos ocurran.
Nuestras variables independientes son, en primer lugar, la pro­
pensión a consumir, la curva de la eficiencia marginal del capital
y la tasa de interés; aunque, como ya hemos visto, éstas pueden
someterse a un análisis más amplio.
Nuestras variables dependientes son el volumen de empleo
y el ingreso (o dividendo) nacional medidos en unidades de sa­
larios.
Los factores que hemos dado por sabidos influyen [245] sobre
nuestras variables independientes, pero no las determinan por
completo. Por ejemplo, la curva de la eficiencia marginal del ca­
pital depende en parte de la cantidad de equipo existente, que
es uno de los factores dados; pero también en parte del estado
de las expectativas a largo plazo, que no puede inferirse de los
mismos. Sin embargo, hay algunos otros elementos que los fac­
tores ya dados determinan de una manera tan cabal que podemos
tratar sus derivadas como si también se conocieran de ante­
mano. Por ejemplo, los factores indicados nos permiten inferir
qué nivel de ingreso nacional, medido en unidades de salario, co-

2 17
218 EL IN C E N T IV O PARA IN V E R T IR

c o rresp o n d erá a c u a lq u ie r m a g n itu d d a d a de o cu p ació n , de m a ­


n e ra que, d e n tro cleJ arm azón económ ico q u e dam os p o r sabido,
el ingreso n a c io n a l d e p e n d e del v o lu m e n de o c u p a ció n , es decir,
de la c a n tid a d de esfuerzo rea l d ed icad o a la p ro d u c c ió n , en el
sen tid o de q u e h ay u n a co rrelació n ú n ic a e n tre los dos.1 M ás
a ú n , nos p e rm ite n in fe rir la fo rm a de las fu n cio n es totales ele
la oferta, q u e c o m p re n d e n las condiciones física s de ésta, p a ra
diferentes clases de p ro d u c to s —es decir, la c a n tid a d de em pleo
que se d e d ic a rá a la p ro d u c c ió n c o rre sp o n d ie n d o a u n n iv el d a d o
c u a lq u ie ra de la d e m a n d a efectiva, m e d id a en u n id a d e s de sala­
rios—. F in a lm en te , nos d a n la fu n c ió n de o ferta de m a n o de o b ra
(o esfuerzo) ; de m a n e ra q u e nos d ice n i n t e r a lia en q u é p u n to
d e ja rá de ser elástica la fu n c ió n del em p leo 2 p a ra el tra b a jo com o
u n todo.
L a cu rv a de la eficiencia m a rg in a l del c a p ita l d ep en d e, sin
em bargo, en p a rte de los factores dados y en p a rte del re n d im ie n ­
to p ro b a b le de los bienes d e c a p ita l de d iferen tes clases; m ie n tra s
q u e la tasa de in te rés está re g id a p a rc ia lm e n te p o r el estado de
p refe re n c ia p o r la liq u id e z (es decir, p o r la fu n c ió n de liquidez)
y en p a rte p o r la c a n tid a d de d in e ro , m e d id a en u n id ad e s de sa­
larios. D e este m o d o p odem os alg u n as veces c o n sid e rar q u e n u e s­
tras variab les in d e p e n d ie n te s fin ales consisten en 1) los tres fac­
tores psicológicos [24G] fu n d a m e n ta le s, es decir, la p ro p en sió n
psicológica a co n su m ir, la a c titu d psicológica resp ecto a la liq u i­
dez y la e x p e c ta tiv a psicológica de re n d im ie n to fu tu ro de los
bienes de c a p ita l, 2 ) la u n id a d de salarios, tal com o se d e te rm in a
p o r los convenios celebrados e n tre p a tro n o s y obreros, y 3 ) la c a n ­
tid a d de d in ero , según se fija p o r la acción del b an co c e n tral; de
m a n e ra que, si tom am os com o conocidos los elem entos a rrib a
especificados, estas variab les d e te rm in a n el ingreso (o d iv id en d o )
n acio n al y el v o lu m e n de o cu p ació n . P ero éstas, a su vez, p o d ría n
sujetarse a u n análisis u lte rio r, y n o son, p o r d ecirlo así, nuestros
ú ltim o s elem entos atóm icos in d ep e n d ie n te s.
L a división de las d e te rm in a n te s del sistem a económ ico en los
dos grupos de factores dados y las v ariab les in d e p e n d ie n te s es, p o r
supuesto, c o m p le ta m en te a rb itra ria desde u n p u n to de vista a b ­
soluto. L a división debe basarse p o r c o m p leto en la ex p erien cia,
de m a n e ra q u e corresponda, p o r u n a p a rte , a los factores en q u e

1 Pasam os p or alto en este m o m en to ciertas com plicaciones que surgen cuando


las funciones d e ocupación de los diferentes productos tien en curvaturas desiguales
del nivel de o cupación d e qu e se trate. V éase el cap. 20.
2 D e fin id a en el cap. 20.
LA T E O R ÍA G EN ER A L DE LA O C U P A C IÓ N 219

las m odificaciones p a re c e n ser ta n len ta s o ta n poco im p o rta n te s


q u e sólo ten g a n in flu e n c ia p e q u e ñ a y c o m p a ra tiv a m e n te d esd eñ a­
ble a la c o rta en n u e stro q u a e s i t u m ; y p o r o tra , a esos factores
cuyas m odificaciones ejercen en la p rá c tic a u n a in flu e n c ia d o m i­
n a n te e n n u e stro q u a e s i t u m . El o b je to q u e p o r a h o ra nos p ro ­
p o n em o s e n d e scu b rir lo q u e d e te rm in a en u n m o m en to preciso el
ingreso n a c io n a l de u n sistem a económ ico d a d o y (lo q u e es casi
lo m ism o) el v o lu m en de o cu p ació n q u e le corresponde; lo q u e
q u ie re decir, en u n estu d io ta n c o m p lejo com o la econom ía, en
el q u e no podem os esp era r h a c er generalizaciones c o m p le ta m en te
exactas, los factores cuyos cam bios d e te rm in a n p r i n c i p a l m e n t e
n u e stro q u a e s i t u m . N u e stra la b o r fin a l p o d ría co n sistir en selec­
c io n a r a q u e llas v ariab les q u e la a u to rid a d c e n tral p u e d e c o n tro ­
la r o d irig ir d e lib e ra d a m e n te en el sistem a p a rtic u la r en q u e
re a lm e n te vivim os.

II

In te n te m o s a h o ra h a c er u n resu m en de los raz o n a m ie n to s de los


c a p ítu lo s precedentes, o rd e n a n d o los factores en form a inversa
a la q u e usam os p a ra p resen tarlo s. [247]
H a b r á u n in ce n tiv o p a ra im p u lsa r la tasa de nuevas in v ersio ­
nes h a sta el p u n to q u e fuerce al p recio de o ferta de cad a clase
de b ie n de c a p ita l a u n a cifra q u e, u n id a a su re n d im ie n to p ro ­
bable, ig u ale a p ro x im a d a m e n te la eficiencia m a rg in a l del c a p ital
e n g e n e ra l con la tasa de interés. Es decir, q u e las condiciones
físicas de o fe rta e n las in d u stria s de bienes de c a p ital, el estado
de co n fian za respecto, al -ren d im ien to p ro b a b le , la a c titu d psico­
lógica h acia la liq u id e z y la c a n tid a d de d in e ro (de p refe re n c ia
c a lc u la d a en u n id a d e s de salarios) d e te rm in a n , e n c o n ju n to , la
tasa de n u e v a in versión.
P ero u n a u m e n to (o d ism in u ció n ) en la tasa de in v ersió n te n ­
d rá q u e ir a c o m p a ñ a d o de u n a u m e n to (o d ism in u ció n ) e n la
tasa de consum o; p o rq u e la c o n d u c ta del p ú b lic o es, e n g en eral,
de ta l carácter q u e sólo desea a m p lia r (o estrechar) la b rec h a
q u e sep ara su ingreso y su consum o si el p rim e ro va en a u m e n to
(o en d is m in u c ió n ). E sto q u iere d ecir q u e los cam bios en la tasa
ele consum o son, p o r lo g en eral, e n la m i s m a d ir e c c ió n (a u n q u e
m ás p e q u e ñ o s en m a g n itu d ) q u e los cam bios e n la tasa de in g re ­
sos. L a p ro p o rc ió n del a u m e n to de consum o, q u e n ecesariam en te
a c o m p a ñ a a u n alza d a d a en los ah o rro s, está d e te rm in a d a p o r
la p ro p e n sió n m a rg in a l a consum ir. L a p ro p o rc ió n , así d e te rm i­
220 E L IN C E N T IV O P A R A I N V E R T IR

nada, e n tre u n in cre m e n to en la in v ersió n y el c o rre sp o n d ie n te


en el ingreso global, am bos m edidos en u n id a d e s de salarios, está
d a d a p o r el m u ltip lic a d o r d e inversión.
F in a lm en te , si sup o n em o s (com o u n a p rim e ra a p ro x im ació n )
q u e el m u ltip lic a d o r de o cu p ació n es ig u al al de inversión, p o d e ­
mos, a p lic an d o el m u ltip lic a d o r al a u m e n to (o al descenso) en
la tasa de inversión ocasionado p o r los elem entos descritos antes,
in fe rir el c recim ien to de la o cu p ació n .
U n a u m e n to (o d ism in u ció n ) de la o cu p ació n p u e d e , sin em ­
bargo, h a c er su b ir (o b a ja r) la curva de p refe re n c ia p o r la li­
quidez. y te n d e rá a a u m e n ta r la d e m a n d a de d in e ro de tres m a­
neras, pues [248] el v alo r de la p ro d u cc ió n sube c u a n d o la o cu ­
pació n crece a u n en el caso de q u e la u n id a d de salarios y los
precios (en u n id a d e s d e salarios) p erm anezcan in v ariab les; pero,
adem ás, la u n id a d de salarios m ism a te n d e rá a su b ir a m ed id a
q u e la ocupación m ejo re, y el in cre m e n to en la p ro d u cc ió n irá
ac o m p añ ad o p o r u n alza de precios (en térm in o s de la u n id a d
de salarios) d e b id a al a u m e n to del costo e n p erio d o s cortos.
Así, lá posición de e q u ilib rio estará in flu id a p o r estas re p e r­
cusiones, q u e no son las únicas. M ás a ú n , no h ay u n o solo d e los
elem entos an terio res q u e n o tenga p ro b a b ilid a d e s de cam b iar, sin
prev io aviso, y alg u n as veces su stan cialm en te. D e a q u í la ex trem a
co m p le jid a d del curso real de los acontecim ientos. N o o b stan te,
éstos p arecen ser los elem entos q u e conviene y es ú til aislar. Si
exam inam os c u a lq u ie r p ro b le m a rea l de acu erd o con el m odelo
esquem ático a n te rio r, lo en co n trarem o s m ás m a n e ja b le ; y n u e stra
in tu ic ió n p ráctica (que p u e d e to m a r en c u e n ta u n com plejo de
hechos m ás d e ta lla d o del q u e es posible tra ta r según los p rin c i­
pios generales) se e n fre n ta rá con m a te ria l de tra b a jo m ás m a ­
nejable.

III

L o a n te rio r es u n re su m e n de la teo ría g e n e ra l; p e ro los fen ó m e­


nos reales del sistem a económ ico están ta m b ié n m atizados p o r a l­
gunas características especiales de la p ro p en sió n a consum ir, la
curva de la eficiencia m a rg in a l de c a p ita l y la tasa de in terés, so­
b re las cuales podem os g en eralizar con seg u rid ad , apoyados en la
experiencia, pero q u e no son ló g icam en te necesarias.
E n p a rtic u la r, es u n a característica p ro m in e n te del sistem a eco­
nó m ico en q u e vivim os que, a u n cu a n d o está su je to a severas flu c­
tu acio n es en la p ro d u cc ió n y la ocupación, su in e sta b ilid a d no es
L A T E O R ÍA G E N E R A L D E L A O C U P A C IÓ N 221

v io len ta. E n v e rd a d parece p o d e r p e rm a n ec e r en condiciones cró­


nicas de ac tiv id a d su b n o rm a l d u ra n te u n p e rio d o considerable,
sin ten d e n c ia m arc ad a a la rec u p e ra c ió n o al d e rru m b e to tal. M ás
aú n , las p ru e b a s in d ic a n [249] q u e la o c u p a ció n p le n a o casi
p le n a o c u rre o tra vez y tien e poca d u ra c ió n . Las fluctuaciones
p u e d e n com enzar de rep e n te, p ero p arecen agotarse antes de lle­
g a r a g ran d es extrem os, y n u e s tro sino es la situ a c ió n in te rm e d ia ,
q u e no es n i d esesp erad a n i sa tisfacto ria. L a te o ría de los ciclos
económ icos con fases reg u lares se h a fu n d a d o e n el hecho de q u e
las flu ctu acio n es tie n d e n a agotarse p o r sí solas antes de llegar
a resu ltad o s extrem os y e n q u e e v e n tu a lm e n te se in v ie rte n . L o
m ism o pasa con los precios, q u e , en resp u esta a u n a causa in icial
de p e rtu rb a c ió n , p arecen p o d e r e n c o n tra r u n nivel e n el cual
p erm an ecer m o d e ra d a m e n te estables p o r el m o m en to .
A h o ra b ien , com o estos hechos de la ex p e rien c ia 110 se d e d u ­
cen p o r necesidad lógica, debem os su p o n e r q u e el m ed io y las p ro ­
pensiones psicológicas del m u n d o m o d e rn o d e b e n ser de tal ca­
rá c te r q u e p ro d u zc a n esos resu ltad o s. Es ú til, p o r tan to , consi­
d e ra r q u é p ro p en sio n es psicológicas h ip o té tic a s c o n d u c iría n a u n
sistem a estable; y luego, si p u e d e n a trib u irs e sen satam en te según
nuestros conocim ientos generales de la n a tu ra le z a h u m a n a co n ­
tem p o rán e a , al m u n d o en q u e vivim os.
Las condiciones de e sta b ilid a d q u e el a n te rio r análisis nos su­
giere com o capaces de e x p lic a r los resu ltad o s o b ten id o s son las
siguientes:
1 ) L a p ro p e n sió n m a rg in a l a c o n su m ir es tal que» c u a n d o la
p ro d u cc ió n de u n a c o m u n id a d d a d a a u m e n ta (o dism in u y e) d e ­
b id o a q u e se esté a p lic a n d o m ás (o m enos) m a n o d e o b ra a su
e q u ip o de p ro d u cc ió n , el m u ltip lic a d o r q u e re la cio n a am bos es
m ayor q u e la u n id a d , p ero 110 m uy g rande.
2) C u a n d o hay u n a m o d ific a c ió n en el re n d im ie n to p ro b ab le
del c a p ita l o en la tasa de in terés, la cu rv a de la. eficiencia m a r­
g in al del c a p ita l será tal q u e el cam bio e n las nuevas inversio­
nes 110 será m uy d e sp ro p o rc io n a d o al cam bio en el p rim e ro ; es
decir, las alteracio n es m o d era d as en el re n d im ie n to p ro b a b le del
c a p ital o en la tasa de in te rés n o p ro v o ca rá n cam bios m u y g ra n ­
des en la tasa de inversión. [250]
3 ) C u a n d o se p ro d u ce u n cam b io en la o cu p ació n , los salarios
n o m in ales tie n d e n a c a m b iar en la m ism a d irecció n , p ero 110 en
form a m u y d e sp ro p o rc io n a d a al cam bio de la o cu p ació n ; es decir,
los cam bios m o d erad o s en la o cu p ació n n o v a n seguidos de g ra n ­
222 E L IN C E N T IV O P A R A I N V E R T IR

des alteraciones e n los salarios n o m in ales. Ésta es u n a c o n d ició n


de la e sta b ilid ad de los precios m ás q u e de la o cu p ació n .
4) Podem os a ñ a d ir u n a c u a rta c o n d ic ió n q u e se relacio n a, no
ta n to con la e sta b ilid a d d el sistem a com o con la ten d e n c ia de
u n a flu ctu ació n q u e se m ueve en u n sen tid o a rev ertirse a su
d eb id o tiem po; es decir, q u e u n a tasa de inversión, m ás a lta (o
m ás baja) q u e la q u e p rev alecía antes, em pieza a rea c c io n a r des­
fav o rab lem en te (o fav o ra b le m en te ) so b re la eficiencia m arg in al
del c a p ital si se p ro lo n g a p o r u n p e rio d o que, m ed id o en años, no
sea m uy largo.
1) N u e stra p rim e ra co n d ició n de e sta b ilid a d o sea la de q u e
el m u ltip lic a d o r, a u n q u e m ay o r q u e la u n id a d n o lo es m u ch o , es
m uy verosím il si se to m a com o u n a cara c te rístic a psicológica de
la n a tu ra le z a h u m a n a . A m e d id a q u e el ingreso real sube, la p re ­
sión de las necesidades presentes d ism in u y e y a u m e n ta el m arg en
sobre el nivel de v id a establecido; y c u a n d o el ingreso re a l b a ja ,
o cu rre lo c o n tra rio . Así, re su lta n a tu r a l —al m enos p a ra el té r­
m in o m edio de la c o m u n id a d — q u e el consum o c o rrien te tenga
q u e am p liarse c u a n d o el em p leo crece, p e ro en m e n o r p ro p o rc ió n
q u e el a u m e n to del ingreso real; y q u e ten g a q u e red u c irse c u a n ­
do el em pleo dism in u y e, a u n q u e no ta n to com o la b a ja a b so lu ta
del ingreso real. M ás, a ú n , lo q u e es cierto p a ra la g e n e ra lid a d
de los in d iv id u o s, es p ro b a b le q u e ta m b ié n lo sea respecto a los
gobiernos, esp ecialm en te en u n a época en la q u e u n a u m e n to
progresivo de la deso cu p ació n fo rzará h á b itu a lm e n te al estado a
d a r ay u d a con fondos prestados.
P ero ya sea q u e esta ley psicológica le parezca lógica o n o a
p r i o r i , al lector, es v e rd a d q u e la e x p e rien c ia sería en ex trem o
d ife ren te de lo q u e es si la ley n o fuese v álid a; p o rq u e e n ese
caso u n a u m e n to de la in versión, p o r m u y p e q u e ñ o q u e p u d ie ra
ser, in ic ia ría u n crecim ien to de la d e m a n d a efectiva h a sta q u e
alcanzara la po sició n de [251] o c u p a ció n p len a ; en ta n to q u e u n a
d ism in u ció n de a q u é lla a n im a ría u n descenso a c u m u lativ o de la
d e m a n d a efectiva h a sta q u e n a d ie tu v ie ra em pleo. N o obs­
tan te , la ex p erien cia m u e stra q u e, g e n e ra lm e n te , nos en co n tram o s
en posición in te rm e d ia . N o es im p o sib le q u e p u e d a h a b e r u n ám ­
b ito d e n tro del cual prevalezca de hecho la in e sta b ilid a d ; pero,
si es así, p ro b ab le m e n te será de estrechos lím ites, fu era de los
cuales, y en c u a lq u ie r dirección, n u e stra ley psicológica d e b e ser
v á lid a sin la m e n o r d u d a . T o d a v ía m ás, ta m b ié n es e v id e n te q u e
el m u ltip lic a d o r, a u n q u e excede de la u n id a d , n o es, en circuns­
tancias norm ales, e n o rm em en te g ran d e ; p o rq u e si lo fu era, u n
L A T E O R ÍA G E N E R A L D E L A O C U P A C IÓ N 223

cam bio d a d o en la tasa de in v ersió n im p lic a ría u n a g ra n m o d ifi­


cación (lim ita d a so lam en te p o r la o cu p ació n p le n a o n u la ) en
la tasa d e consum o.
2] E n ta n to q u e n u e stra p rim e ra co n d ició n nos dice q u e u n
cam bio m o d era d o en la tasa de in v ersió n no tra e rá u n cam bio
d e fin id a m e n te g ra n d e en la d e m a n d a de artícu lo s de consum o,
n u e stra se g u n d a co n d ició n establece q u e u n cam bio m o d era d o
en el re n d im ie n to p ro b a b le de los bienes de c a p ita l o en la tasa
de in terés n o a c a rre a rá n u n a v ariació n de m a g n itu d in d e te rm i­
n a d a en la tasa de in v ersió n . Éste es el caso p ro b a b le , d e b id o al
costo creciente de u n a p ro d u c c ió n m ás v o lu m in o sa con el e q u ip o
q u e se tiene. C ie rta m e n te, si p a rtim o s de u n a posición en q u e
ex istan g ran d es excedentes de recursos p a ra la p ro d u c c ió n d e b ie ­
nes de c a p ital, p u ed e h a b e r in e sta b ilid a d c o n sid erab le d e n tro de
ciertos lím ites; p ero esto d e ja rá de ser v e rd a d ta n p ro n to com o
los so b ran tes se usen en g ra n escala. M ás a ú n , esta con d ició n p o n e
u n lím ite a la in e sta b ilid a d re s u lta n te de los cam bios rá p id o s en
el re n d im ie n to p ro b a b le de los bienes de c a p ita l q u e re s u lta n de
flu ctu acio n es agudas en la psicología de los negocios o de in v e n ­
tos de im p o rta n c ia tra sc e n d e n ta l —a u n q u e m ás, quizá, en d irec­
ción ascen d en te q u e descendente.
3 ) N u e stra tercera c o n d ició n está de acu erd o con la e x p e rie n ­
cia q u e tenem os de la n a tu ra le z a h u m a n a ; p o rq u e a u n q u e la lu ­
cha p o r los salarios n o m in a le s es, com o lo hem os in d ic a d o , esen­
cialm en te u n a p u g n a p a ra m a n te n e r u n a lto salario r e l a t i v o [252],
es p ro b a b le que, a m e d id a q u e crezca el em pleo, se in te n sifiq u e
en cada caso in d iv id u a l, ta n to ¡morque m ejo re la posición del tra ­
b a ja d o r p a ra c o n tra ta r, com o p o rq u e la re d u c id a u tilid a d m a r­
g in al de su salario y la m e jo ría de su m arg e n fin a n c ie ro lo p red is­
p o n g a n m ás a co rre r riesgos. Sin em bargo, de todos m odos, estos
m otivos o p e ra rá n d e n tro de ciertos lím ites, y los tra b a ja d o re s no
b u sc ará n u n salario n o m in a l m u ch o m ay o r c u a n d o la o cu p ació n
m ejore, n i p re fe rirá n u n a g ra n red u c c ió n a la desocupación.
P ero, de nuevo, sea o n o lógica a p r i o r i esta conclusión, la e x ­
p erien cia m u estra q u e h a de h a b e r u n a ley psicológica de este
tip o q u e sea v álid a en la re a lid a d ; p o rq u e si la co m p eten cia e n tre
los tra b a ja d o re s sin em p leo c o n d u je ra siem pre a u n a g ra n re d u c ­
ción en el salario n o m in a l, e x istiría u n a v io le n ta in esta b ilid a d
en el nivel de precios. A dem ás, n o p o d ría h a b e r posición de e q u i­
lib rio estable, excepto en condiciones co m p atib les con la o c u p a ­
ción p len a , desde el m o m e n to q u e la u n id a d d e salarios p o d ría
ten er q u e b a ja r sin lím ite h asta q u e alcan zara u n a a ltu ra d o n d e
224 E L IN C E N T IV O P A R A I N V E R T IR

el efecto de la a b u n d a n c ia de d in e ro en u n id ad e s de salarios so­


b re la tasa de in terés fu e ra suficiente p a ra re s ta u ra r u n nivel
de p le n a ocupación. E n n in g ú n o tro nivel p o d ría e x istir esta­
b ilid a d .3
4) N u e stra c u a rta co n d ició n , q u e n o es ta n to d e e sta b ilid a d
com o de receso y re c u p e ra c ió n a lte rn a d o s, está b asad a m e ra m e n te
en el sujm esto de q u e los bienes de c a p ita l son de v ariad as d u ra ­
ciones, se desgastan con el tiem p o y no todos son m u y longevos;
de m a n e ra q u e si la tasa de in v ersió n b a ja m ás allá de cierto nivel
m ín im o , es cuestión de tiem p o sim p lem e n te (a fa lta de grandes
flu ctu acio n es en o tro s factores q u e la eficiencia m a rg in a l del ca­
p ita l su b a lo b a sta n te p a ra p ro v o car u n a rec u p e rac ió n de las
inversiones sobre este m ín im o . Y, de m o d o sim ilar, p o r su p u esto ,
si las inversiones su b en a u n a cifra m ay o r q u e antes, sólo es cues­
tió n de tie m p o q u e la eficiencia m a rg in a l del c a p ital b a je lo sufi­
ciente p a ra p ro v o car [253] u n a recesión a m enos q u e o c u rra n
cam bios com pensadores en otros factores.
P o r este m o tiv o es p ro b a b le q u e a u n aq u ello s grados de re c u ­
peració n y recesión q u e p u e d e n o c u rrir d e n tro de las lim itacio n es
establecidas p o r n u e stra s o tras condiciones de e sta b ilid ad , ocasio­
n en u n m o v im ie n to de retroceso en d irecció n o p u esta h a sta q u e
las m ism as fuerzas de antes v u elv an a in v e rtir la d irección, si
dichos fenóm enos p e rsisten el tie m p o su ficien te y no los e sto rb an
las alteracio n es de otros factores.
D e este m odo, n u e stra s c u a tro condiciones ju n ta s b a sta n p a ra
e x p licar los aspectos salientes de la' e x p erien cia real —es decir,
q u e oscilam os, e v ita n d o los extrem os m ás graves de las flu c tu a ­
ciones en la o cu p ació n y en los precios en am bas direcciones, a l­
re d e d o r de u n a posición in te rm e d ia , a p re c ia b le m e n te p o r d e b a jo
de la o cu p ació n p le n a y p o r en cim a del m ín im o , ya q u e u n des­
censo p o r d e b a jo de él p o n d ría e n p e lig ro la vida.
Pero no debem os c o n c lu ir q u e son las leyes de la necesidad las
q u e fija n la posición in te rm e d ia así d e te rm in a d a p o r las te n d e n ­
cias “n a tu ra le s”, es decir, p o r aq u ellas q u e p ro b a b le m e n te p e r­
sistan, a fa lta de m edidas e x p resam en te d e stin a d as a corregirlas.
L a observación de la rea lid a d , tal com o h a sido y es, d e m u e stra
q u e rig e n estas condiciones, p ero q u e n o son u n p rin c ip io in d is­
p en sab le q u e no p u e d a ser m odificado. [254]

8 Los efectos de los cam bios en la unidad de salario serán considerados con
detalle en el cap. 19.
L ibr o V

SALARIOS N O M IN A L E S Y PRECIOS
C A P ÍT U L O 19

M O D IF IC A C IO N E S E N LO S S A L A R IO S N O M IN A L E S

H a b r í a sido u n a v e n ta ja h a b e r p o d id o e x a m in a r los efectos de


u n cam bio en los salarios n o m in ales en c a p ítu lo a n te rio r, p o rq u e
la teo ría clásica h a ac o stu m b ra d o ap o y ar el supuesto ca rá c te r de
aju ste a u to m á tic o del sistem a económ ico sobre u n a h ip o té tic a flu i­
dez de los salarios n o m in ales; y cu a n d o hay rigidez echarle la c u l­
p a al desajuste.
N o era posible, sin em bargo, e s tu d ia r este a su n to e n to d a su
a m p litu d h a sta h a b e r e x p u esto n u e stra teo ría, p o rq u e las conse­
cuencias de u n a m o d ificació n en los salarios n o m in ales so n com ­
plicadas. E n d e te rm in a d a s circu n stan cias u n a red u cció n de los
m ism os p u e d e m uy b ie n e stim u la r la p ro d u cc ió n , tal com o lo su­
p o n e la teo ría clásica. D ifiero de esta teo ría p rin c ip a lm e n te e n
m a te ria de análisis; de m a h e ra q u e n o p o d ía ex ponerse c la ra ­
m en te h a sta q u e el lec to r estu v iera fam iliariza d o con m i m éto d o .
L a e x p licació n g e n e ra lm e n te ac ep ta d a es, a m i e n te n d e r, m uy
sencilla; n o d e p e n d e de las rep ercu sio n es in d irectas, tales com o las
q u e estu d iarem o s en seguida. El a rg u m e n to consiste sen cillam en te
en q u e u n a re d u c c ió n en los salarios n o m in a le s e stim u la rá , cete-
'ris p a r i b u s , la d e m a n d a al h a c er b a ja r el p recio de los p ro d u cto s
acabados, y a u m e n ta rá , p o r tan to , la p ro d u c c ió n y la o cu p ació n
h asta el p u n to en q u e la b a ja q u e los ob rero s h a n co n v en id o acep ­
ta r en sus salarios n o m in a le s q u e d e co m p en sad a p recisam en te p o r
el descenso de la eficiencia m a rg in a l d el tra b a jo a m e d id a q u e
se a u m e n te la p ro d u cc ió n (p ro ced en te de u n e q u ip o d a d o ) . [257]
E n su fo rm a m ás cru d a, esto e q u iv a le a su p o n e r q u e la re d u c ­
ción en los salarios n o m in ales, n o a fectará la d e m a n d a . P u e d e
h a b e r a lg u n o s econom istas q u e sostengan q u e n o hay razó n p a ra
q u e la d e m a n d a sea afectada, arg u y en d o q u e la d e m a n d a g lo b al
d e p e n d e de la c a n tid a d de d in e ro m u ltip lic a d a p o r la velocidad-
ingreso del m ism o y q u e no hay razón o b v ia p o r la cual u n a con-
tra ta c c ió n de los salarios n o m in a le s h a y a de re d u c ir la c a n tid a d
de d in e ro o su velocidad-ingreso. O p u e d e n sostener inclusive q u e
las gan an cias s u b irá n n ecesariam en te d e b id o a q u e los salarios lia n
b ajad o . P ero creo m ás n o rm a l co n v en ir en q u e la red u c c ió n de
los salarios n o m in a le s p u e d e ten er a lg ú n efecto sobre la d e m a n d a
g lobal a través de la b a ja q u e p ro d u c e e n . el p o d e r de c o m p ra
228 Sa l a r io s n o m in a l e s y p r e c io s

de algunos tra b a ja d o res; a u n q u e la d e m a n d a rea l d e o tro s facto ­


res, cuyos ingresos m o n eta rio s no se h a y a n red u cid o , se verá esti­
m u la d a p o r la b aja de precios, y la d e m a n d a g lo b al de los
tra b a ja d o res m ism os a u m e n ta rá , con m u ch a p ro b a b ilid a d , com o
resu lta d o del m ay o r v o lu m e n de o cu p ació n , a m enos q u e la elas­
ticid ad de la d e m a n d a de tra b a jo , en resp u e sta a las m o d ific a ­
ciones en los salarios nom inales, sea m en o r q u e la u n id a d . D e
este m odo, en el n u ev o e q u ilib rio h a b rá m ás o cu p ació n de la
q u e e x istiría en o tras condiciones, excepto, quizá, en algunos ca­
sos extrem os q u e n o tie n e n re a lid a d en la p ráctica.
D ifiero fu n d a m e n ta lm e n te de este tip o de análisis; o m ejo r
dicho, del q u e parece e x istir en el fo n d o de observaciones com o
las an terio res; p o rq u e , m ie n tra s lo d icho re p re se n ta b a sta n te bien,
“según creo, la fo rm a en q u e m uchos econom istas h a b la n y escri­
ben, el raz o n a m ie n to subyacente ra ra vez se h a d e sarro llad o en
detalle.
Parece p ro b a b le , sin em bargo, q u e se lleg u e a esta fo rm a de
p en sar com o sigue: en c u a lq u ie r in d u s tria d a d a tenem os u n a c u r­
va de d e m a n d a de su p ro d u c to q u e re la cio n a las c a n tid ad e s d is­
p o n ib les p a ra la v e n ta con los precios solicitados; así com o u n a
serie de curvas de o ferta q u e lig a n u n o s con otros los precios
q u e se p e d irá n p o r la v e n ta de d ife ren te s c an tid ad es, de acu erd o
con las d istin ta s bases de costo; y estas curvas [258], en c o n ju n to ,
llev arán a o tra que, en el su p u esto de in v a ria b ilid a d de los de­
m ás costos (excepto com o consecuencia de u n cam bio e n la p ro ­
ducción) , nos d a la curva de d e m a n d a de m a n o de o b ra e n la
in d u stria , q u e liga la c a n tid a d de em pleo con los d ife ren te s n i­
veles de salarios; e x p re sa n d o la p e n d ie n te de la cu rv a respectiva,
en c u a lq u ie ra de sus p u n to s, la e lasticid ad de la d e m a n d a de
m an o d e obra. Este concepto se tra n sfie re entonces, sin m o d i­
ficación sustancial, a la in d u stria en su c o n ju n to ; y se su p o n e,
p o r u n raz o n a m ie n to sem ejante, q u e tenem os u n a curva d e de­
m a n d a p a ra la m a n o de o b ra en la in d u s tria com o u n todo, q u e
liga el v o lu m en de o cu p ació n con los d iferen tes niveles d e sala­
rios. Se sostiene q u e este a rg u m e n to n o se a lte ra esen cialm en te
si se h ace en térm in o s de salarios n o m in ales o reales. Si p en sa­
m os en térm inos de los prim eros, debem os, p o r su p u esto , hacer
correcciones p o r los cam bios en el v a lo r del d in ero ; p e ro esto n o
afecta la d irección general del a rg u m en to , pues es e v id en te q u e
los precios n o c am b ian en p ro p o rc ió n ex acta a las m o d ificacio ­
nes en los salarios nom inales.
M O D IF IC A C IO N E S EN LOS S A L A R IO S 229

Si ésta es la base d el ra z o n a m ie n to (y de lo c o n tra rio n o sé


cu
á1 p u e d a s e r ) , se g u ra m en te es u n a falacia; p o rq u e las curvas
ded
e m a n d a p a ra in d u stria s concretas sólo p u e d e n trazarse p a r­
tie n d o de algunos supuestos fijos resp ecto a la n a tu ra le z a de las
curvas de d e m a n d a y o fe rta de o tras in d u stria s y al m o n to de
la d e m a n d a g lo b al efectiva. N o se p u ed e, p o r ta n to , a p lic a r el
arg u m e n to a la in d u s tria en c o n ju n to , a m enos q u e ta m b ié n lle ­
vem os a llá n u e stro su p u e sto d e q u e la d e m a n d a g lo b al efectiva
es fija. P ero esta h ip ó tesis red u c e el a rg u m e n to a u n ig n o r a t i o
e le n c h i ; p o rq u e si b ie n n a d ie d esearía n e g a r la p ro p o sició n de
q u e u n a b a ja e n los salarios n o m in a le s a c o m p a ñ a d a p o r la m i s m a
d e m a n d a g l o b a l e f e c tiv a q u e a n te s irá asociada co n u n a u m e n to
en la o cupación, el a su n to con creto q u e se d iscu te es si la b a ja
d e los salarios n o m in a le s irá o n o ac o m p a ñ a d a p o r la m ism a
d e m a n d a g lo b al efectiva de antes m e d id a en d in ero ; o, p o r lo
m enos, p o r u n a d e m a n d a g lo b al efectiva q u e n o [259] se reduzca
en la m ism a p ro p o rc ió n q u e los salarios n o m in a le s (es decir,
q u e es algo m ay o r m e d id a en u n id a d e s de s a la rio s ). P ero si n o
se p e rm ite a la te o ría clásica e x te n d e r sus conclusiones p o r a n a ­
logía de la in d u s tria en p a rtic u la r a la in d u s tria e n c o n ju n to , es
co m p letam en te incapaz de c o n te star la p re g u n ta re la tiv a a q u é
efectos p ro d u c irá sobre la o c u p a ció n u n a b a ja de los salarios n o ­
m inales; p o rq u e carece de m éto d o de análisis con q u e a b o rd a r el
p ro b le m a. M e parece q u e la T h e o r y o f U n e m p l o y m e n t del p ro fe ­
sor P ig o u saca de la te o ría clásica to d o lo q u e se p u e d e sacar de
ella; con el re su lta d o de q u e el lib ro se co n v ierte e n u n a dem os­
tra c ió n s o rp re n d e n te de q u e esta teo ría no tie n e n a d a q u e ofrecer
c u a n d o se a p lic a al p ro b le m a de sab er q u é d e te rm in a el v o lu m en
real de o cu p ació n e n c o n ju n to .1

II

A pliquem os, pues, n u e stro p ro p io m éto d o de análisis a resolver


el p ro b le m a. Se d iv id e en dos partes: 1) u n a re d u c c ió n e n los sa­
larios n o m in ales ¿tiende d ire c ta m en te , c e te r is p a r i b u s , a a u m e n ­
ta r la o cu p ació n , q u e rie n d o d ecir p o r c e te r is p a r i b u s q u e la p r o ­
p e n sió n a consum ir, la cu rv a de la eficiencia m a rg in a l del c a p ita l
y la tasa de in terés son las m ism as q u e a n tes p a ra la c o m u n id a d
en c o n ju n to ? y 2 ) ¿tiende p ro b a b le m e n te u n a red u c c ió n en los

1 E n el apéndice a este capítulo se critica en detalle la T h eo ry of U n e m p l o y m e n t


del profesor Pigou.
230 S A L A R IO S N O M IN A L E S V P R E C IO S

salarios n o m in ales a afectar a la o c u p ació n en u n se n tid o p a r­


tic u la r a través de sus rep ercu sio n es ciertas o p ro b ab le s sobre estos
tres factores?
E n los cap ítu lo s a n te rio re s ya hem os c o n testad o a la p rim e ra
p re g u n ta e n se n tid o negativo, p o rq u e hem os d e m o stra d o q u e el
v o lu m en de o cu p ació n está lig a d o en u n a sola fo rm a con el de
la d e m a n d a efectiva, m ed id a e n u n id a d e s de salarios, y q u e siendo
ésta la su m a del consum o p ro b a b le y de la in v ersió n esperada,
no p u ed e c a m b ia r si la p ro p e n sió n a co nsum ir, la cu rv a de la
eficiencia m a rg in a l del c a p ita l y [260] la tasa de in te rés p e rm a ­
necen todas in v ariab le s. Si, a fa lta ele c u a lq u ie r m o d ificació n e n
estos factores, los em p resario s a u m e n ta ra n la o c u p a ció n en con­
ju n to , sus e n tra d a s forzosam ente se ría n in ferio res al p recio de
oferta.
T a l vez nos ay u d e a re fu ta r la co nclusión b u rd a de q u e u n a
b a ja de los salarios n o m in a le s a u m e n ta rá la ocupacicm “p o rq u e
red u ce el costo de p ro d u c c ió n ”, seg u ir el cu iso de los aconteci­
m ien to s según la hipótesis m ás fav o rab le a este p u n to de vista, es
decir, la de q u e, al p rin c ip io , los em p resario s e s p e r a n q u e la re ­
d u cció n en los salarios n o m in a le s ten g a este electo. Sin d u d a , n o
es im p ro b a b le q u e el em p resario in d iv id u a l, v ien d o q u e sus p ro ­
pios costos se red u c e n , pase p o r a lto al p rin c ip io las rep ercu sio n es
sobre la d e m a n d a de su p ro d u c to y actú e e n el su p u esto de q u e
está cap ac ita d o p a ra v e n d e r con g a n a n c ia u n a p ro d u c c ió n m ayor
q u e antes. Si, entonces, los em p resario s en g e n e ra l a c tú a n de
acuerelo con esta ex p ectativ a, ¿lo g rarán e n re a lid a d a u m e n ta r sus
ganancias? S o lam en te si la p ro p e n sió n m a rg in a l a c o n su m ir de
la c o m u n id a d es ig u al a u n o , de m a n e ra q u e n o hay a u n a b rec h a
e n tre el a u m e n to de los ingresos y el d el consum o, o b ie n si hay
u n alza en la in v ersió n q u e c o rre sp o n d a a la b rec h a q u e existe
e n tre el a u m e n to del ingreso y el d el consum o, lo q u e o c u rrirá
ú n ica m en te en caso q u e la cu rv a de las eficiencias m arg in ales
del cap ital haya a u m e n ta d o re la tiv a m e n te a la tasa de interés.
Así, ios p ro d u cto s o b ten id o s del a u m e n to d e p ro d u c c ió n d e san i­
m a rá n a los em presarios y la o cu p ació n b a ja rá o tra vez a su nivel
previo, a m enos q u e la p ro p e n sió n m a rg in a l a co n su m ir sea ig u al
a la unielad, o q u e la red u c c ió n e n los salarios n o m in ales haya
te n id o el efecto ele a u m e n ta r la escala de las eficiencias m a rg i­
nales del c a p ita l en rela ció n con la tasa de in terés y, p o r con­
sig u ien te, el m o n to de la in v ersió n ; p o rq u e si los em presarios
ofrecen o c u p a ció n en u n a escala que, en caso de v e n d e r su p ro ­
d u cció n al p recio esperado, p ro v ea al p ú b lic o con ingresos de
M O D IF IC A C IO N E S EN LOS S A L A R IO S 231

los cuales a h o rre m ás q u e el m o n to de la in v ersió n co rrien te,


co rren p elig ro de re se n tir u n a p é rd id a ig u al a la d iferen cia; y
esto será lo q u e o c u rra [261], in d e p e n d ie n te m e n te en ab so lu to del
nivel de los salarios n o m in ales. E n el m ejo r de los casos, la fecha
en q u e se d esen g añ en so lam en te p u e d e ser d ife rid a p o r el tie m p o
q u e sus p ro p ia s inversiones crecientes en c a p ital de o p eració n
estén lle n a n d o la brecha.
De este m odo, la b a ja de los salarios n o m in ales n o te n d e rá
a a u m e n ta r la o cu p ació n d u ra n te m u ch o tie m p o , excepto e n v ir­
tu d de sus repercusiones, ya sea sobre la p ro p e n sió n a co n su m ir
de la c o m u n id a d en c o n ju n to , sobre la cu rv a de las eficiencias
m arg in ales del cap ital, o sobre la tasa de interés. N o h ay m ás m od o
de a n a liza r el efecto de u n a red u cció n de los salarios n o m in ales
q u e el de e x a m in a r sus posibles efectos sobre estos tres elem entos.
Es p ro b a b le q u e en la p rác tic a las rep ercu sio n es m ás im p o r­
tan tes sobre estos tres factores sean las siguientes:
1 ) U n a b a ja de los salarios n o m in ales re d u c irá algo los precios.
A carreará, p o r tan to , c ie rta re d istrib u c ió n de los ingresos reales
( a) de q u ien es p e rc ib e n salarios a otros factores q u e e n tre n en
el costo p rim o m a rg in a l y cuya re m u n e ra c ió n n o hay a sido re ­
d u c id a y b ) de los em presarios a los ren tistas, a q u ien es se h a
g a ra n tiz a d o cierto ingreso fijo en térm in o s m o netarios.
¿C uál será el efecto de esta re d istrib u c ió n sobre la p ro p e n ­
sión a co n su m ir de la c o m u n id a d en c o n ju n to ? L a tran sferen cia
de ingresos de q u ien es p e rc ib e n salarios a o tro s factores p ro b a ­
b lem e n te te n d e rá a re d u c irla . E l re su lta d o de la tra n sfe re n cia de
los em presarios a los re n tista s es m ás dudoso; p e ro si estos ú ltim o s
re p re se n ta n e n c o n ju n to la sección m ás ric a de la c o m u n id a d y
el g ru p o cuyo n iv el de v id a es el de m e n o r fle x ib ilid a d , e n to n ­
ces el efecto será ta m b ié n desfavorable. Sólo podem os h a c er co n ­
je tu ra s sobre cuál será el re su lta d o n e to del b alan ce de estas
consideraciones. P ro b a b le m e n te sea m ás adverso q u e favorable.
2 ) Si nos referim o s a u n sistem a n o cerrado, y la b a ja de los
salarios n o m in ales es u n a r e d u c c ió n r e l a t i v a m e n t e a los s a la rio s
n o m i n a l e s en e l e x t e r i o r cu a n d o am bos se c o n v ie rte n a u n a u n i­
d a d com ún, es e v id e n te q u e el cam b io será fav o rab le a la in v e r­
sión, ya q u e te n d e rá a a u m e n ta r el saldo de la b a la n z a com ercial.
D esde luego, esto su p o n e q u e la [262] v e n ta ja n o esté c o n tra rre s­
ta d a p o r u n a m o d ificació n en los aranceles, co n tin g en tes, etc. L a
m ayor fuerza q u e tien e en In g la te rra la creencia tra d ic io n a l en
la eficacia de u n a red u c c ió n en los salarios n o m in ales com o m ed io
de a u m e n ta r el em p leo en c o m p a rac ió n con la q u e se le a trib u y e
232 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

e n E stados U nidos, se debe, p ro b a b le m e n te , a q u e este ú ltim o


país es u n sistem a cerrad o en c o m p aració n con el inglés.
3 ) E n el caso de u n sistem a n o cerrado» es p ro b a b le q u e u n a
red u cció n de los salarios n o m in ales, a u n q u e a u m e n te la balan za
com ercial favorable, em peore la rela ció n de in te rca m b io . P o r ta n ­
to, h a b rá u n a red u c c ió n e n los ingresos reales, excepto e n el caso
de q uienes h a y a n sido re c ien te m e n te em pleados, lo q u e p u e d e in ­
flu ir en el a u m e n to de la p ro p e n sió n a consum ir.
4 ) Si se espera q u e la b a ja de los salarios n o m in ales sea u n a
r e d u c c ió n r e l a t i v a m e n t e a los s a la rio s n o m i n a l e s e n e l f u t u r o , el
cam bio será fav o rab le a la in versión, p o rq u e , com o vim os antes,
a u m e n ta rá la eficiencia m a rg in a l d el c a p ital; m ie n tra s q u e, p o r
la m ism a razón, p u e d e ser fav o ra b le al consum o. Si, p o r o tra
p a rte , la red u c c ió n conduce a la ex p ectativ a o a la seria posi­
b ilid a d de u n a m ay o r re d u c c ió n de salarios p o sterio r, te n d rá p re ­
cisam ente el efecto c o n tra rio ; p o rq u e d ism in u irá la eficiencia m a r­
g in al del c a p ita l y llev ará al a p la z a m ie n to de la in v ersió n y del
consum o.
5 ) L a red u c c ió n e n la n ó m in a de salarios, a c o m p a ñ a d a p o r
cierto descenso e n los precios y en los ingresos m o n eta rio s en ge­
n e ra l, c o n tra e rá la necesidad de efectivo p a ra consum o y p a ra
negocios, y a b a tirá , e n consecuencia, p r o t a n t o la cu rv a de p re ­
feren cia de liq u id ez de la c o m u n id a d en c o n ju n to . C e t e r is p a r i ­
b u s , esto re d u c irá la tasa de in te rés y será fav o ra b le a la in v e r­
sión. E n este caso, sin em bargo, el efecto de la ex p ectativ a respecto
al fu tu ro será de te n d e n c ia o p u esta al q u e acabam os d e consi­
d e ra r en el p á rra fo 4 ) ; p o rq u e si se espera q u e los salarios y los
precios vu elv an a s u b ir después, la reacció n fav o rab le será m u ­
cho m enos p ro n u n c ia d a en el caso de los préstam os a larg o q u e
en los de corto plazo. M ás todavía, si [263] el descenso e n los
salarios tra sto rn a la co nfianza p o lític a p o r o casio n ar d esco n ten to
p o p u la r, el a u m e n to en la p referen cia p o r la liq u id ez d e b id o
a esta causa jauede m ás q u e n e u tra liz a r la lib eració n de efectivo
de la circu lació n activa.
6 ) D esde el m o m e n to q u e u n a re d u c c ió n especial de los sa­
lario s no m in ales es siem p re v en tajo sa a u n em p resario o in d u s­
tria in d iv id u ales, u n a b a ja g e n e ra l (a u n q u e sus efectos reales
sean diferentes) p u e d e ta m b ié n d a r u n to n o o p tim ista a los ju i­
cios de los em presarios, q u e a su vez p u e d e ro m p e r las d ific u lta ­
des d e u n círculo vicioso de estim aciones in d e b id a m e n te p esim is­
tas acerca de la eficiencia m a rg in a l d el c a p ita l y a rre g la r las
cosas de m a n e ra q u e fu n cio n e n sobre bases m ás n o rm ales de p re ­
M O D IF IC A C IO N E S EN LOS S A L A R IO S 233

visión. P o r o tra p a rte , si los tra b a ja d o re s co m eten el m ism o error


q u e sus p a tro n o s sobre los efectos de u n a red u c c ió n general, las
d ificu ltad es o b reras p u e d e n c o n tra rre s ta r esta circu n stan cia favo­
rab le, fu e ra de lo cual, com o ya n o suele h a b e r m edios d e lograr
u n descenso ig u al y sim u ltá n e o d e los salarios n o m in ales en to­
das las in d u stria s, conviene a todos los tra b a ja d o re s resistirse a
u n a red u c c ió n e n su caso p a rtic u la r. D e hecho, u n m o v im ien to
de p a rte de los p a tro n o s p a ra rev isar los co n tra to s sobre salarios
n o m in ales con el fin de reb a jarlo s, e n c o n tra rá u n a resistencia m u ­
cho m ay o r q u e u n descenso g ra d u a l y a u to m á tic o de los salarios
reales com o resu lta d o del alza d e los precios.
7) P o r o tra p a rte , la in flu e n c ia d ep resiv a q u e ejerce sobre los
em presarios el a u m e n to de la carga de d eu d as, p u e d e n e u tra liz a r
p a rc ia lm e n te c u a lq u ie r rea c c ió n o p tim is ta q u e resu lte d el des­
censo de los salarios. E n v erd ad , si la b a ja de éstos y d e los precios
va lejos, las d ific u ltad e s de los em presarios q u e estén fu e rte m e n te
e n d eu d ad o s p u e d e n lleg ar p ro n to al lím ite de insolvencia, con
severos efectos adversos so b re la in versión. M ás a ú n , las consecuen­
cias de u n n iv el in fe rio r de precios sobre la carga rea l de la d e u d a
n a c io n a l y, p o r ta n to , sobre los im puestos, tie n e n p ro b a b ilid a d e s
de ser m u y c o n tra ria s a la co nfianza en los negocios.
É sta n o es u n a lista co m p le ta de todas las reacciones posibles
de los descensos en los salarios en el co m p lejo m u n d o rea l; p e ro
creo q u e las citadas c o m p re n d e n las q u e su e le n ser m ás im p o r­
tantes.
P o r ta n to , si lim itam o s n u e s tro ra z o n a m ie n to al caso [264] de
u n sistem a cerrad o y sup o n em o s q u e no p u e d e esperarse n a d a ,
sino to d o lo c o n tra rio , de la rep ercu sio n es de la n u ev a d is tri­
b u c ió n de los ingresos reales sobre la p ro p e n sió n de la c o m u n id a d
a g astar, se sigue q u e debem os b a sar c u a lq u ie r esperanza de re ­
su ltad o s fav o rab les de u n a b a ja en los salarios n o m in a le s sobre
la o cu p ació n , p rin c ip a lm e n te e n u n a m e jo ría de la inversión d e ­
b id a a u n a u m e n to e n la eficiencia m a rg in a l d el c a p ita l segi'm el
p á rra fo 4 ) o a u n a tasa m e n o r de in te rés de acu erd o con el 5).
E xam inem os estas dos p o sib ilid ad es con m ay o r d etalle.
L a e v e n tu a lid a d fav o rab le a u n a u m e n to en la eficiencia m a r­
g in al d el c a p ita l es a q u e lla e n q u e se espera q u e los salarios n o ­
m inales h a y a n alcanzado su lim ite in fe rio r, de m a n e ra q u e los
cam bios p o sterio res te n g a n q u e ser e n d ire c ció n ascendente. L a
co n tin g en cia m ás d esfav o rab le es a q u e lla e n q u e al ir descen­
d ie n d o le n ta m e n te los salarios n o m in a le s cad a red u c c ió n sirva para
m e rm a r la confianza en el so ste n im ien to p ro b a b le de los m ism os.
234 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

C u a n d o en tram o s en u n p e rio d o de d e b ilita m ie n to de la d e m a n ­


d a efectiva, u n descenso re p e n tin o y c o n sid erab le de dichos sa­
larios, a u n n iv el ta n b a jo q u e n a d ie crea en su c o n tin u id a d
in d efin id a , sería el suceso m ás fav o ra b le p a ra fo rta le c er la d e m a n ­
da efectiva; p e ro esto sólo p o d ría lograrse p o r u n d ecreto a d m i­
n istrativ o y es u n a p o lític a poco p rá c tic a en u n sistem a de lib re
c o n tra ta c ió n d el tra b a jo . P o r o tra p a rte , sería p re fe rib le q u e
los salarios se f ija ra n ríg id a m e n te y se co n sid e rara q u e es im p o ­
sible q u e o c u rra n cam bios de im p o rta n c ia en ellos a q u e esas d e ­
presiones fu e ra n aco m p a ñ a d as de u n a ten d e n c ia g ra d u a l de los
salarios n o m in a le s a b a ja r, con la esperanza de q u e cada n u ev o
descenso m o d era d o en los salarios se ñ ala ra u n a u m e n to de. d ig a­
mos, u n o p o r cien to en el v o lu m e n de d esocupación. P o r ejem p lo ,
el efecto de u n a ex p e cta tiv a de q u e los salarios van a b a ja r en
u n 2 p o r ciento, digam os, d u ra n te el añ o v en id e ro será a p ro x i­
m ad a m en te e q u iv a le n te al q u e ocasione u n alza del 2 p o r cien to
en la tasa de in terés, p a g a d era en el m ism o p e rio d o . L a m ism a
observación se a p lic a m u t a t i s m u t a n d i s al caso de u n auge.
Se deduce que, con las p rác tic a s e [265] in stitu c io n e s conocidas
del m u n d o c o n te m p o rá n e o , es m ás e x p e d ito a d o p ta r u n a p o lític a
de salarios n o m in a le s rígidos q u e o tra flex ib le q u e re sp o n d a con
pasos suaves a los cam bios e n el v o lu m e n de la d e so cu p ació n ; es
decir, en lo q u e se refiere a la eficiencia m a rg in a l d el ca p ital;
¿pero se a lte ra esta conclusión c u a n d o se tra ta de la tasa de in ­
terés?
P o r ta n to , sobre el efecto q u e u n n iv el d e scen d en te de precios
y salarios pro v o ca en la d e m a n d a de d in ero , d e b e n h a c er descan­
sar el peso de su a rg u m e n ta c ió n q u ien es creen en la p ro p ie d a d
del sistem a económ ico de a ju sta rse a u to m á tic a m e n te ; a u n q u e no
sé q u e lo h a y a n h echo así. Si la c a n tid a d de d in e ro es p o r sí m ism a
fu n ció n del n iv el de salarios y precios, n o hay n a d a , p o r cierto,
q u e esperar en este sen tid o . P ero si la c a n tid a d de d in e ro es v irtu a l­
m en te fija, re su lta e v id en te que, m e d id a e n u n id a d e s de salarios,
p uede a u m en tarse in d e fin id a m e n te p o r m ed io de u n a red u c c ió n
ad ecu ad a en los salarios n o m in ales; y q u e su m o n to en p ro p o r­
ción a los ingresos en g e n e ra l p u e d e a u m e n ta rse co n sid e rab le m e n ­
te, d e p e n d ie n d o el lím ite de este a u m e n to de la p ro p o rc ió n q u e
el costo de los salarios g u a rd e con el costo p rim o m a rg in a l y
de la reacció n de otros elem entos d el costo p rim o m a rg in a l a n te la
b a ja en la u n id a d de salarios.
Podem os, p o r tan to , en teo ría cu a n d o m enos, p ro d u c ir p re ­
cisam ente los m ism os efectos sobre la tasa de in te rés red u c ien d o
M O D IF IC A C IO N E S EN LOS S A L A R IO S 235

los salarios, al m ism o tie m p o q u e elejamos in v ariab le la c a n tid a d


de d in ero , q u e a u m e n ta n d o la c a n tid a d de d in e ro y d e ja n d o sin
v a ria ció n el nivel de salarios. D e a q u í se d ed u ce q u e la b a ja de
los salarios, com o m éto d o de alcan zar la o c u p a ció n to ta l, está
tam b ié n su jeta a las m ism as lim itacio n es q u e el de a u m e n ta r la
c a n tid a d de d in ero . Las m ism as razones m en cio n ad as antes, q u e
lim ita n la eficacia de los au m en to s en la c a n tid a d de d in e ro com o
m ed io de elevar la in v ersió n a la cifra ó p tim a, se a p lic a n m u t a t i s
m u t a n d i s a las red u ccio n es de salarios. Así com o u n alza m o ­
d e ra d a en la c a n tid a d de d in e ro p u e d e ejercer in flu e n c ia in a d e ­
cu ad a sobre la tasa de in te rés a larg o plazo, en ta n to q u e u n
[266] in m o d e ra d o a u m e n to p u e d e n e u tra liz a r, p o r sus efectos p e r­
tu rb a d o re s sobre la confianza, las o tras v en tajas q u e p rese n ta;
del m ism o m odo, u n a red u c c ió n m o d e ra d a en los salarios m o n e ­
tarios p u e d e no b astar, e n ta n to q u e la red u c c ió n in m o d e ra d a
p o d ría destro zar la co n fian za a u n en el caso de q u e fu e ra fac­
tible.
N o hay m otivo, p o r ta n to , p a ra creer q u e u n a p o lític a de sa­
larios flexibles sea capaz de m a n te n e r u n estado de o cu p ació n
p le n a c o n tin u a —com o tam p o co p a ra p e n sa r q u e u n a p o lític a m o ­
n e ta ria de m ercad o a b ie rto p u e d a lo g ra r este re su lta d o sin ayu­
d a —, N o p u e d e conseguirse sobre estas bases q u e el sistem a econó­
m ico ten g a aju ste au to m ático .
L a d irecció n m o n e ta ria e staría de h ech o en m anos de los sin ­
dicatos obreros, con m iras a la o cu p ació n p le n a , y no e n las del
sistem a b an cario , si los ob rero s p u d ie ra n a c tu a r (y lo h icie ra n )
siem p re q u e la o cu p ació n fu e ra in fe rio r a la to tal, con el fin de
re d u c ir sus d e m a n d a s' m o n e ta ria s p o r acción co n c erta d a h a sta el
lím ite re q u e rid o , sea cual fuese, p a ra q u e el d in e ro a b u n d a ra
tan to , en relació n con la u n id a d de salarios, q u e la tasa de in te ­
rés te n d ie ra a b a ja r a u n n iv el c o m p a tib le con la p len a ocu­
pación.
Sin em bargo, a u n q u e p o líticas flexibles de salarios y de d i­
n ero v ien e n a ser lo m ism o, a n a lític am e n te , ya q u e son m edios a l­
tern a tiv o s p a ra c a m b ia r la c a n tid a d de d in e ro en térm in o s de
u n id ad e s de salarios, en o tro s respectos las separa, p o r supuesto,
u n v e rd a d e ro abism o. P erm ítasem e re c o rd a r brev em en te al lecto r
las tres consideraciones p rin cip ales.
1) E x cep to e n u n a c o m u n id a d socializada, d o n d e la p o litiz a
de salarios se establece p o r decreto, n o h ay m ed io de aseg u rar
reducciones u n ifo rm es p a ra cada clase de tra b a jo . Este re su lta d o
solam ente p u e d e lograrse p o r u n a serie de cam bios g rad u ales, irre-
236 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

guiares, n o ju stificab les p o r c riterio alg u n o de ju stic ia social o


conveniencia económ ica, y p ro b a b le m e n te c o m p le ta d a sólo después
de luchas desastrosas y q u e ocasionen g ran desperdicio, en las q u e
quienes estén situ ad o s en la po sició n m ás d é b il p a ra c o n tra ta r
su frirá n , e n c o m p aració n con el resto. P o r o tra p a rte , u n cam bio
e n la c a n tid a d de d in e ro cae ya d e n tro de las [267] p o sib ilid ad es
d e la m ay o r p a rte de los g o b e rn a n tes p o r m ed io d e la p o lític a de
m ercado a b ie rto o m ed id as análogas. T e n ie n d o e n c u e n ta la n a tu ­
raleza h u m a n a y n u estras in stitu cio n es, solam ente u n to n to p re ­
fe riría u n a p o lític a de salarios flexibles a u n a p o lític a m o n e ta ria
elástica, a m enos q u e señale las v en tajas de la p rim e ra q u e n o sea
posible o b te n e r con la segunda. M ás to d av ía, en ig u a ld a d d e co n ­
diciones, u n m éto d o q u e es c o m p a ra tiv a m e n te fácil d e a p lic a r
d e b e ría considerarse p re fe rib le a o tro q u e es p ro b a b le m e n te tan
d ifícil com o im p racticab le.
2 ) Si los salarios m o n eta rio s son in flex ib les, los cam bios q u e
se p rese n ten en los precios (es decir, fu e ra de los precios “d iri­
gidos” o los de m o n o p o lio , q u e e stán d e te rm in a d o s p o r otros m o ­
tivos adem ás del costo m a rg in a l) c o rre sp o n d erá n en p rim e r té r­
m in o a la p ro d u c tiv id a d m a rg in a l d ecrecien te del e q u ip o q u e se
tenga, a m ed id a q u e a u m e n te la p ro d u c c ió n de él d e riv a d a. Así
se m a n te n d rá la m ay o r e q u id a d p rac tic a b le e n tre el tra b a jo y
los factores cuya re m u n e ra c ió n se fija c o n tra c tu a lm e n te e n té r­
m inos m o n etario s, e n p a rtic u la r e n tre la clase re n tista y las p e r­
sonas q u e tie n e n sueldos fijos en u n a firm a estab lecid a p e rm a ­
n e n te m en te , en u n a in stitu c ió n o en el estado. P a ra q u e clases
sociales num erosas ten g a n re m u n e ra c ió n fija, e n d in e ro e n todo
caso, la ju sticia y la co n v en ien cia sociales q u e d a n m ejo r servidas
si la re m u n e ra c ió n de to d o s los factores es algo in fle x ib le e n d i­
nero. T e n ie n d o en c u e n ta los g ran d es g ru p o s de ingresos q u e
son co m p a rativ am e n te inflexibles, m ed id o s e n d in ero , solam ente
u n a perso n a in ju sta p u e d e p re fe rir u n a p o lític a flex ib le de sa­
lario s a u n a m o n e ta ria de la m ism a clase, a m enos q u e p u e d a
señ alar las v en tajas de la p rim e ra q u e n o sea posible o b te n e r con
la segunda.
3 ) El m éto d o de a u m e n ta r la c a n tid a d de d in e ro e n u n id a d e s
de salarios m ed ia n te re b a ja de la u n id a d de las m ism as, eleva
p ro p o rc io n a lm e n te la carga de las d eu d as; en ta n to q u e el de
p ro d u c ir el m ism o resu lta d o p o r el a u m e n to de la c a n tid a d de d i­
n ero , d e ja n d o in v ariab le la u n id a d de salarios, p ro d u c e el efecto
opuesto. T e n ie n d o en cu e n ta la excesiva carga de m u ch as clases
M O D IF IC A C IO N E S EN EOS S A L A R IO S 237

de deudas [268] so lam en te u n a p e rso n a sin ex p e rien c ia p u e d e p re ­


ferir el p rim ero .
4) Si p a ra lo g ra r q u e la tasa de in terés descienda hay q u e
re d u c ir el n iv el de salarios, existe, p o r las razones expuestas a n ­
tes, d o b le tra b a sobre la eficiencia m a rg in a l del c a p ital y d o b le
razón p a ra re d u c ir las inversiones y re tra sa r así la v u e lta a la
n o rm a lid a d .

III

De a q u í se d ed u ce que, si el tra b a jo re sp o n d ie ra a la d ism in u ­


ción g ra d u a l de la o c u p a ció n o frecien d o sus servicios p o r u n sala­
rio n o m in a l en descenso reg u la r, esto no te n d ría p o r efecto, e n
térm inos generales, re d u c ir los salarios reales y a u n p o d ría a u m e n ­
tarlos, a través de su in flu e n c ia adversa sobre el v o lu m e n de p ro ­
ducción. E l re su lta d o p rin c ip a l de esta p o lític a sería p ro d u c ir
u n a in e s ta b ilid a d de precios, q u izá ta n v io le n ta q u e h iciera fú ­
tiles los cálculos m ercan tiles en u n a sociedad económ ica q u e f u n ­
cio n ara co n fo rm e al m odelo de la a c tu a l. S u p o n e r q u e la p o lític a
de salarios flexibles es u n a u x ilia r correcto y ad ecu ad o de u n
sistem a q u e en c o n ju n to c o rresp o n d e al tip o del laissez f a ir e , es
lo o p u esto a la v erdad. S o lam en te e n u n a sociedad a lta m e n te
a u to rita ria , en la q u e p u d ie ra n decretarse cam bios sustanciales y
com pletos, p o d ría fu n c io n a r con éx ito u n a p o lític a de salarios
flexibles. Se la p u e d e im a g in a r o p e ra n d o e n Ita lia , A le m a n ia o
R u sia; p e ro n o en F ran cia, Estados U n id o s o G ra n B retañ a.
Si, com o e n A u stra lia , se h ic ie ra u n in te n to p a ra fija r los sa­
larios reales p o r legislación, entonces h a b ría cierto nivel de o c u ­
p a c ió n c o rre sp o n d ie n te a esa m a g n itu d de los m ism os; y el n iv el
real o scilaría v io le n ta m e n te , en u n sistem a cerrad o , e n tre a q u é l y
la ausencia to ta l de em pleo, según q u e la tasa de in v ersió n e stu ­
viera o n o p o r d e b a jo de la q u e fu e ra c o m p a tib le con d ich o nivel;
m ie n tra s q u e los precios se e n c o n tra ría n en e q u ilib rio in esta b le
cu a n d o la in v ersió n alcan zara el n iv el crítico, m oviéndose a p re ­
su ra d a m e n te h acia cero [269] sie m p re q u e ésta se e n c o n tra ra p o r
deb ajo de él y h a c ia el in fin ito c u a n d o estu v iera p o r encim a. El
elem en to de e sta b ilid a d te n d ría q u e en co n trarse, si acaso, en q u e
los factores q u e c o n tro la n la c a n tid a d de d in e ro estu v ieran d e ­
term in ad o s de tal m od o q u e siem pre e x istiera a lg ú n n iv el de
salarios n o m in a le s en el cu al la c a n tid a d de d in e ro fu e ra la n e ­
cesaria p a ra c rear u n a rela c ió n e n tre la tasa de in terés y la efi­
ciencia m a rg in a l del c a p ita l re q u e rid a p a ra m a n te n e r la inversión
238 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

al nivel crítico. E n este caso la o cu p ació n sería c o n sta n te (al


nivel ad ecu ad o p a ra el salario rea l legal) y los salarios no m in ales
y los precios flu c tu a ría n con rap id e z en el g rad o p recisam en te
necesario p a ra conservar esta tasa de in v ersió n e n la cifra conve­
n ien te. E n el caso re a l de A u stra lia , la v á lv u la de escapa se e n ­
co n tró —en p a rte , p o r su p u e sto — e n la in ev ita b le ineficacia de
la legislación p a ra conseguir su o b jeto , y p a rc ia lm e n te e n q u e
A u stra lia no es u n sistem a cerrado, de tal m a n e ra q u e el nivel
de los salarios n o m in a le s e ra p o r sí m ism o u n a d e te rm in a n te del
nivel de la in v ersió n e x tra n je ra y, p o r tan to , de la in v ersió n to tal,
m ien tras la re la c ió n de in te rc a m b io in flu ía m u ch o sobre los sala­
rios reales.
A la luz de estas consideraciones o p in o a h o ra q u e el m a n te ­
n im ie n to de u n nivel g e n e ra l estable de salarios n o m in ales es,
en general, la p o lític a m ás aco n sejab le p a ra u n sistem a cerrado;
al tiem p o q u e la m ism a co n clu sió n será v á lid a p a ra u n sistem a
abierto, a c o n d ic ió n de q u e p u e d a lo g ra r el e q u ilib rio con el resto
del m u n d o p o r m ed io ele flu ctu acio n es en los cam bios sobre el
ex terio r. La ex isten cia de cierto g rad o de fle x ib ilid a d de los sala­
rios en in d u stria s p a rtic u la re s tie n e sus v e n ta jas si sirve p a ra faci­
lita r las tran sferen cias de las q u e se e n c u e n tra n en d ecadencia
c o m p a rativ a a las q u e re la tiv a m e n te e stá n en auge. P ero el nivel
de salarios n o m in a le s en c o n ju n to deb e m an ten erse ta n estable
com o sea posible, p o r lo m enos en p erio d o s cortos.
Esta p o lític a te n d ría p o r re su lta d o u n g rad o c o n v e n ie n te de
e sta b ilid ad en el n iv el de precios —m ay o r e sta b ilid ad , al m enos,
q u e con o tra de salarios flexibles—. F u e ra de los precios “d iri­
gidos” o de m o n o p o lio , el n iv el de precios so lam en te c am b iará
en periodos cortos com o resp u esta a la ex ten sió n en q u e los cam ­
bios [270] del v o lu m e n de o c u p a ció n afecten los costos prim os
m arginales; m ie n tra s que, en p erio d o s largos, so lam en te v a ria rá
com o reacción a las alteracio n es en el costo de p ro d u cc ió n debidas
a la d istin ta técnica y al e q u ip o n u e v o o a u m e n ta d o .
Es v erd ad q u e si a p e s a r de to d o o c u rre n g ran d es flu c tu ac io ­
nes en la ocupación, éstas irá n aco m p a ñ a d as p o r o tra s sustanciales
e n el nivel de precios. P ero las flu c tu ac io n es serán m enos com o
d ije antes, q u e con la p o lític a de salarios flexibles.
D e este m odo, con la p o lític a ríg id a de salarios, la e sta b ilid a d
de los precios irá ligada, en p e rio d o s cortos, a la au sen cia de
flu ctu acio n es en la ocupación. E n p erio d o s largos, p o r o tra p a rte ,
to d av ía nos q u e d a p o r escoger e n tre la p o lític a de p e rm itir a los
precios q u e b a je n le n ta m e n te con el progreso de la técnica y el
M O D IF IC A C IO N E S EN LOS S A L A R IO S 239

eq u ip o , m ie n tra s se co nservan estables los salarios; o d e ja r q u e


los salarios su b a n poco a poco, al m ism o tie m p o q u e se m a n ­
tien en estables los precios. E n c o n ju n to , yo p refiero la seg u n d a
a lte rn a tiv a p o rq u e es m ás fácil conservar el nivel rea l de o cu ­
p a c ió n d e n tro de u n a escala d e te rm in a d a de em p leo com pleto
con u n a esperanza de m ayores salarios p a ra después, q u e con la
de salarios m enores e n el fu tu ro ; y d e b id o ta m b ié n a las v e n ta jas
sociales de d ism in u ir g ra d u a lm e n te la carga de las d eu d as, la
m ayor facilid ad de aju ste de las in d u stria s en d ecadencia h acia
las q u e v an en auge y el estím u lo psicológico q u e p ro b a b le m e n te
se se n tirá con u n a ten d e n c ia m o d e ra d a de los salarios n o m in ales
a subir. P ero esto no su p o n e u n p rin c ip io esencial, y m e lle v a ría
m ás allá de m i o b jeto p resen te d e sa rro lla r d e ta lla d a m e n te los
arg u m en to s en am bos sentidos. [271]
A p é n d ic e

LA “ TE O R ÍA D E LA D E SO C U P A C IÓ N ”
DEL PROFESOR P IG O U

E n s u T h e o r y o f U n e m p l o y m e n t el pro feso r P ig o u hace d e p e n ­


d e r el v o lu m en de o c u p a ció n de dos factores fu n d am e n ta les, q u e
son 1) los tipos reales de salarios en q u e e stip u la n los tra b a ja ­
dores y 2 ) la form a de la fu n c ió n de la d e m a n d a rea l d e m a n o
d e o b ra. Las secciones cen trales de su lib ro tra ta n de d e te rm in a r
la fo rm a de esta ú ltim a fu n ció n . N o se o lv id a q u e los tra b a ja ­
dores e stip u la n de h ech o sus salarios, n o e n térm in o s reales, sino
de d in e ro ; pero, en efecto, se su p o n e q u e el tip o rea l de salarios
n o m in ales d iv id id o p o r el p recio de los artícu lo s p a ra a sala ria ­
dos m id e el tip o rea l q u e se d em an d a.
L as ecuaciones que, com o él dice, “son el p u n to de p a rtid a
de la in v estig ació n ” de la fu n ció n real de la d e m a n d a de m a n o de
o b ra, están en la p á g in a 90 de su T h e o r y o f U n e m p l o y m e n t .
C om o los supuestos tácitos q u e rig e n la ap licació n de su a n á li­
sis se in tro d u c e n casi al p rin c ip io de su a rg u m e n ta c ió n , h a ré u n
resu m en de su estu d io h a sta el p u n to crítico.
E l p rofesor P ig o u d iv id e las in d u stria s e n a q u e llas “o c u p a ­
das en p ro d u c ir artícu lo s p a ra asalariados en el in te rio r y en
hacer ex p o rtacio n es cuya v e n ta crea derechos sobre los m ism os en
el e x te rio r” y las “o tra s” in d u stria s: a las q u e conviene lla m a r
d e artícu lo s p a ra asalariad o s y de a rtícu lo s p a ra n o asalariados,
resp ectiv am en te. S u p o n e q u e x h o m b res están em pleados en las
p rim eras e y h o m b res en las segundas. L la m a a la p ro d u cc ió n , en
valor, de a rtícu lo s p a ra asalariados de los x h o m b res F (x) ; y el
tip o g en eral de salarios F' ( x ) . Esto, a u n q u e él n o se d e tie n e
a m en c io n arlo , e q u iv ale a su p o n e r q u e el costo m a rg in a l d e l sa­
lario es ig u al al costo p rim o m a rg in a l.1 M ás todavía, su p o n e [272]

1 E l origen de la práctica errónea de igualar el costo m arginal del salario con


el costo prim o m arginal puede, quizá, encontrarse en u na am bigüedad en el significado
de costo m argina! d e l salario. Podríam os querer decir con esto el costo de u n a unidad
m ás de producción cuando no se p resenta n in g ú n otro costo adicional, excepto el
d e los salarios; o bien el costo adicional en salarios qu e exige el au m en to d e una
nueva unidad de producción de la m anera m ás económ ica, con la ayuda del equipo
existente y de otros factores no em pleados. E n el p rim er caso no podem os com binar
con la m ano de obra adicional la m ás p equeña in terv en ció n del em presario, o del
capital d e operación o de cualquier cosa diferen te d el trabajo qu e se añadiera al
costo; y n o podem os siquiera p e rm itir a esa m ano de obra que desgaste e l equipo
m ás de prisa de lo que lo hub iera desgastado la m en o r fuerza de trabajo. D esde el
m o m e n to que en el prim er caso hem os im pedido a cualquier elem ento d e costo

240
L A T E O R ÍA D E P IG O U 241
^W ^lrv '
que x + y = $ ( x ) , es decir, q u e el n ú m e ro de h o m b res em-
pleados en las in d u stria s de a rtícu lo s p a ra asalariad o s es fu n ció n
de la o cu p ació n to tal. L u eg o m u e stra cóm o la e la stic id a d de la
d e m a n d a re a l de m a n o de o b ra, e n c o n ju n to (lo q u e nos d a la fo r­
m a de n u e stro q u a e s i t u m , es decir, la fu n ció n de la d e m a n d a real
de m an o de o b r a ) , p u e d e escribirse:

P o r lo q u e respecta a la n o ta c ió n , n o hay d ife ren c ia im p o r­


ta n te e n tre ésta y m is p ro p ia s form as de expresión. E n la m ed i­
da en q u e p odam os id e n tific a r los a rtícu lo s p a ra asalariados del
profesor P ie o u con m is bienes d e consum o, y sus “otros a rtíc u lo s”

con los m íos de inversión, se d ed u ce q u e, siendo su el va­

lo r de la p ro d u c c ió n de las in d u stria s de a rtícu lo s p a ra a salaria­


dos m ed id o e n u n id a d e s de salarios, es lo m ism o q u e m i C .. M ás
a ú n , su fu n c ió n $ es (su jeta a la id en tific a c ió n de los artícu lo s
p a ra asalariad o s con los bienes de consum o) u n a fu n ció n de lo
q u e antes lla m é el m u ltip lic a d o r de la. o c u p a ció n k' , p o rq u e

de m a n e ra q u e

D e este m o d o la "ela sticid a d de la d e m a n d a rea l de m a n o de


o b ra e n c o n ju n to ” de q u e h a b la el pro feso r P igou, es u n a lu c u ­
b rac ió n sem ejan te a alg u n as de las m ías, d e p e n d ie n d o e n p a rte de
las condiciones físicas y técnicas de la in d u s tria (ta l com o las da

distinto del trabajo entrar a formar parte del costo primo marginal, se deduce, por
supuesto, que el costo marginal del salario y el costo primo marginal son iguales.
Pero los resultados de un análisis llevado conforme a estas premisas casi no tienen
aplicación, ya que el supuesto sobre el cual está basado rara vez se realiza en la
práctica; porque no somos tan torpes en la realidad para negarnos a asociar con
el trabajo adicional cantidades correspondientes de otros factores, en la medida que
podamos disponer de ellos, y la hipótesis sólo se aplicará, por tanto, si suponemos
que todos los factores distintos al trabajo, se están ya empleando a su máxima capa­
cidad.
242 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

su fu n ció n F ) y, en p a ite , de la p ro p e n sió n a co n su m ir artícu lo s


p a ra asalariados (tal com o los d a su fu n c ió n <f>) ; siem pre a con­
d ició n de q u e nos lim item o s en esto al caso especial e n q u e el costo
m arg in al del salario sea ig u al al costo p rim o m a rg in a l.
P a ra d e te rm in a r la m a g n itu d de la o cu p ació n , el p ro feso r P i­
gou [273] c o m b in a entonces u n a fu n c ió n de o ferta de m a n o de
o b ra con su “d e m a n d a rea l de m an o de o b ra ” . S u p o n e q u e esto es
fu n ció n del sa la rio rea l y de n a d a m ás; p ero com o ta m b ié n lia
sen tad o la h ip ó te sis d e q u e d ich o sa la rio re a l es fu n c ió n d e l n ú ­
m ero de h o m b re s x q u e e stán em p lead o s en las in d u stria s de a r­
tículos p a ra asalariad o s, esto eq u iv a le a s u p o n e r q u e la o fe rta to tal
de m an o de o b ra, al nivel ex iste n te de salarios reales, es fu n c ió n
so lam en te de x; lo q u e es com o d ecir q u e n = i (x) , en d o n d e n
es la o ferta de m a n o de o b ra d isp o n ib le con u n sa la rio rea l de
F' (*) -
Así, lim p io de to d a co m p licació n , el análisis del p ro feso r P i­
gou e q u iv ale a u n in te n to de d e sc u b rir el v o lu m e n de o cu p ació n
real p a rtie n d o de las ¿cuaciones

P ero hay tres in có g n itas y sólo dos ecuaciones. P arece claro q u e


e lu d e esta d ific u lta d c o n sid e ran d o q u e n = x -f- y. Esto equivale,
p o r supuesto, a a d m itir q u e n o hay deso cu p ació n in v o lu n ta ria en
sen tid o estricto; es decir, q u e to d o el tra b a jo d isp o n ib le al n iv el
del salario rea l ex iste n te está e m p le ad o de hecho. E n este caso x
tie n e el v a lo r q u e satisface la ecuación

y cu a n d o hem os h a lla d o así q u e el v a lo r de x es ig u al a (digam os)


n x¡ y debe ser ig u al a % (« j) — n u y la o cu p ació n to ta l n es igual
1 ( n i) •

V ale la pen a d eten erse u n m o m e n to a co n sid e rar lo q u e esto


significa. Q u iere d ecir q u e si la fu n c ió n de o ferta de m a n o de o b ra
cam bia, q u e d a n d o d isp o n ib le m ás tra b a jo a u n sa la rio re a l d ad o
(de m a n e ra q u e n x -j- d) i x sea a h o ra el v a lo r de x q u e satisface
la e cu ació n $ (x) = i ( x )), la d e m a n d a de la p ro d u c c ió n de las
in d u stria s de a rtícu lo s p a ra no asalariados será tal q u e la o c u p ació n
LA T E O R ÍA DE P IG O U 243

en ellas h a de su b ir p rec isam e n te e n la c a n tid a d q u e conserve la


ig u a ld a d e n tre $ (nx -|- dn-¡) y y (n 1 -j- d n x) . L a ú n ic a a lte rn a tiv a
q u e q u e d a p a ra q u e v aríe la o c u p a ció n en su c o n ju n to es a través
de un cam bio en la p ro p e n sió n a c o m p ra r artícu lo s p a ra a sala ria ­
dos y p a ra n o asalariados, resp ectiv am en te, de m a n e ra q u e haya
u n a u m e n to de y a c o m p a ñ a d o p o r u n descenso m ay o r d e x.
D esde luego, el su p u esto de q u e n = x -f- y significa q u e los
obreros están siem pre e n situ a c ió n de p o d e r d e te rm in a r su p ro p io
salarios real. Así, la h ip ó tesis de q u e p u e d e n h a c er tal cosa sig­
nifica q u e la d e m a n d a de p ro d u c c ió n de las in d u stria s de a rtícu lo s
p a ra n o asalariad o s obedece las leyes a n terio res. E n o tras p alab ras,
se su p o n e q u e la tasa de in terés siem p re se a ju s ta p o r sí m ism a
a la cu rv a de la eficiencia m a rg in a l d el c a p ita l en u n a fo rm a tal
q u e [274] conserva la o c u p a ció n p len a . Sin este sup u esto , el a n á ­
lisis del pro feso r P ig o u se d e rru m b a y n o d a m edios p a ra d e te r­
m in a r cu ál será el v o lu m e n de em pleo. Es e x tra ñ o , en v erd ad , q u e
el p rofesor P ig o u h a y a su p u esto p o d e r p ro p o rc io n a r u n a te o ría de la
d eso cu p ació n e n la cual n o h a y refe re n c ia a lg u n a a las v ariacio ­
nes e n la tasa de in v ersió n (es decir, a las de la o c u p a ció n en
las in d u stria s de a rtícu lo s p a ra n o asalariados) , debidas, n o a u n
cam bio e n la fu n c ió n de o ferta de m a n o de o b ra, sino a m o d i­
ficaciones (p o r ejem p lo ) en la tasa de in te rés o en el estado de
la desconfianza.
E l títu lo T h e o r y o f U n e m p l o y m e n t es, p o r ta n to , algo im ­
p ro p io . Su lib ro n o se o c u p a en re a lid a d de este tem a. Es u n
estu d io de c u á n ta o cu p ació n h a b rá , d a d a la fu n c ió n de o ferta
de m a n o de o b ra, c u a n d o se satisfacen las condiciones de la o c u ­
p a c ió n p l e n a . El o b je to d el co n cep to de ela stic id a d de la d e m a n ­
d a rea l de m a n o de o b ra e n c o n ju n to es m o stra r en q u é p ro p o rc ió n
su b irá o b a ja rá la o c u p a ció n p le n a a n te , u n d esp lazam ien to d a d o
e n la fu n c ió n de o ferta de m a n o de o b ra. O , p o r el c o n tra rio y
q u izá m ejo r, p o dem os co n sid e rar este lib ro com o u n a investiga­
c ió n n o causal de las relaciones fu n cio n a le s d e te rm in a n te s del
nivel de salarios reales q u e co rre sp o n d erá a c u a lq u ie r v o lum en
d a d o de o cu p ació n . P ero n o es capaz de ilu stra rn o s sobre lo q u e
d e te rm in a el nivel real de ésta; y n o tie n e rela c ió n d ire c ta con
el p ro b le m a de la deso cu p ació n in v o lu n ta ria .
Si el p rofesor P ig o u n eg ara la p o sib ilid a d de la deso cu p ació n
in v o lu n ta ria e n el se n tid o q u e la he d e fin id o antes, com o tal vez
lo h a ría , es d ifícil v e r en q u é fo rm a p o d ría aplicarse su análisis;
p o rq u e el n o e s tu d ia r lo q u e d e te rm in a la rela ció n e n tre x e y ,
es decir, e n tre el em pleo e n las in d u stria s d e artícu lo s p a ra asa-
244 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

lariad o s y las de artícu lo s p a ra n o asalariados, respectivam ente,


to d av ía sigue siendo fatal.
A dem ás, él a d m ite q u e, d e n tro de ciertos lím ites, los ob rero s
fre c u e n te m e n te e stip u la n su rem u n e ra c ió n , n o e n salarios reales
conocidos, sino e n salarios n o m in ales. P e ro en este caso la fu n c ió n
de o ferta de m a n o de o b ra n o lo es ú n ic a m e n te d e F ' (x ) , sin o
ta m b ié n del p recio n o m in a l de los a rtícu lo s p a ra asalariados, con
la consecuencia de q u e el análisis p rev io se desvanece y se h a
de in tro d u c ir u n fac to r nuevo, sin q u e exista u n a ecu ació n a d i­
cio n al q u e a tie n d a a esta in c ó g n ita a d ic io n al. N o h a y m e jo r ejem ­
p lo de las tra m p as de u n m éto d o p seudo-m atem ático, q u e n o
p u e d e p ro g re sa r ex cep to h a c ie n d o q u e to d o sea fu n c ió n de u n a
sola v a ria b le y su p o n ie n d o q u e todas las diferenciales parciales
desaparecen; p o rq u e de n a d a sirve a d m itir m ás ta rd e q u e d e h e ­
cho e x isten o tras variables, y a p esar de ello seguir a d e la n te [275]
sin volver a re d a c ta r lo q u e se h a escrito h a sta ese p u n to . D e este
m odo, si (d e n tro de ciertos lím ites) los obreros e stip u la n su re ­
m u n e ra c ió n e n salarios n om inales, to d av ía n o tenem os los sufi­
cientes datos, a u n si suponem os q u e n — x y , a m enos q u e
sepam os lo q u e d e te rm in a el precio n o m in a l de los a rtícu lo s p a ra
asalariados, p o rq u e d ich o p recio d e p e n d e rá d el v o lu m e n to ta l de
o cu p ació n . P o r ta n to , h a sta q u e sepam os los precios m o n eta rio s
de los bienes p a ra asalariad o s n o podem os d ecir cu ál será la o cu ­
p ació n to ta l; y n o podem os conocer tales precios h a sta q u e te n ­
gam os c o n o cim ien to del v o lu m en to ta l d e o cu p ació n . N os fa lta ,
com o h e dicho, u n a ecuación. Sin em bargo, q u izá lo q u e a p ro x i­
m a ría m ás n u e stra te o ría a los hechos fu e ra la suposición p ro v i­
sio n al de rigidez de los salarios nom inales, m ás q u e d e los salarios
reales. P o r ejem plo, los salarios n o m in a le s en G ra n B re ta ñ a d u ­
ra n te los d istu rb io s, la in c e rtid u m b re y las a m p lia s flu c tu ac io n es
de los precios de la d écada 1924-1934, fu e ro n estables d e n tro de
u n lím ite del 6 p o r ciento, en ta n to q u e los salarios reales flu c ­
tu a ro n en m ás del 20 p o r ciento. U n a teo ría n o p u e d e p re te n d e r
ser g e n e r a l a m enos q u e sea a p lic ab le al caso (o d e n tro d e los
lím ites) en q u e los salarios n o m in ales sean fijos, lo m ism o q u e
a c u a lq u ie r o tro caso. Los p o lítico s tie n e n derecho a q u e ja rse de
q u e los salarios n o m in ales d e b e r í a n ser a lta m e n te flexibles; p e ro
u n teórico debe estar p re p a ra d o p a ra e n fre n ta rse in d is tin ta m e n te
con c u a lq u ie r estado de cosas. U n a te o ría cien tífica n o p u e d e
p e d ir a los hechos q u e se a ju ste n a sus p ro p ia s hipótesis.
C u a n d o el profesor P ig o u llega a o cu p arse e x p re sa m e n te del
efecto de u n a red u cció n de los salarios n o m in ales, n u e v a m e n te
; LA T E O R ÍA DE P IG O U 245

y de m o d o p a lp a b le (p ara m í) , in tro d u c e m uy pocos datos


p a ra p e rm itir q u e se llegue a u n a resp u esta d e fin itiv a. E m pieza
p o r rec h a z ar el a rg u m e n to ( o p . c it., p. 101) de q u e si el costo
p rim o m arg in al es ig u al al costo m a rg in a l del salario , los ingresos
de los n o asalariad o s se a lte ra rá n , c u a n d o los salarios n o m in ales
se reduzcan, e n la m ism a p ro p o rc ió n q u e los de los asalariados,
basándose e n q u e esto sólo es v á lid o si la c a n tid a d de o cu p ació n
perm anece in v a ria b le —lo q u e es p recisam en te el p u n to a discu­
sión—. P ero e n la sig u ie n te p á g in a ( o p . c it., p. 102) él m ism o co­
m ete ig u al e rro r al to m a r com o su p o sició n suya q u e “ al p rin c ip io
n a d a h a sucedido al ingreso m o n e ta rio de los n o asala ria d o s”, lo
que, com o él m ism o acaba de m o strar, es v á lid o so lam en te si el
volum en de o c u p a ció n n o p e rm a n ec e in v ariab le —q u e es lo q u e
se d iscu te—. D e hecho, n o es p o sib le resp u esta alg u n a , a m enos
q u e conozcam os o tro s factores.
L a fo rm a e n q u e afecta al análisis la ac ep ta ció n d el supuesto
de q u e el tra b a jo se c o n tra ta d e hecho p o r u n salario n o m in a l
d ado y n o p o r u n o rea l (a c o n d ic ió n de q u e los salarios reales
no b a je n d e cierto lím ite) p u e d e m o strarse ta m b ié n h a c ie n d o
ver [276] q u e en este caso se d e sb a ra ta el su p u esto de q u e n o hay
m ás tra b a jo d isp o n ib le, ex cep to a u n salario rea l m ayor, lo cual
es fu n d a m e n ta l p a ra la m ay o r p a rte del ra z o n a m ie n to . P o r ejem ­
plo, el p ro feso r P ig o u rechaza ( o p . c it., p. 75) la teo ría del m u l­
tip lic a d o r su p o n ie n d o q u e se conoce la tasa de salarios reales, es
decir, q u e h a b ie n d o ya o cu p ació n p le n a , n o h a b rá o ferta de m an o
de o b ra a d ic io n a l a u n salario rea l m en o r. D esde luego, si se
ad m ite este su p u esto , el a rg u m e n to es correcto. P e ro e n este pasaje
el pro feso r P ig o u está c ritic a n d o u n a p ro p o sició n re la tiv a a p o líti­
ca p ráctica; y en u n m o m e n to e n q u e las estadísticas de d esocupa­
ción e n la G ra n B re ta ñ a ex c ed ía n de 2.000,000 (es decir, c u a n d o
h a b ía 2.000,000 de h o m b res dispuestos a tra b a ja r al salario n o ­
m in a l ex isten te) n o se p u e d e a firm a r, sin alejarse fa n tá stica m e n te
de la re a lid a d , q u e c u a lq u ie r alza e n el costo de la vida, p o r
m uy m o d e ra d a q u e fuese, e n rela ció n con el salario n o m in a l,
o casio n aría el re tiro del m erc ad o d e tra b a jo de m ás del e q u iv a ­
len te d e estos 2.000,000 de hom bres.
Im p o rta in sistir en q u e to d o el lib ro del p ro feso r P ig o u está
escrito p a rtie n d o del su p u e sto de q u e c u a l q u i e r a lz a en e l c o sto
d e la v i d a , p o r m u y m o d e r a d a q u e s e a , p r o p o r c i o n a l m e n t e a l
s a la r io n o m i n a l o c a s io n a rá e l r e t i r o d e l m e r c a d o d e t r a b a j o d e
u n n ú m e r o d e t r a b a j a d o r e s m a y o r q u e e l d e t o d o s los q u e n o
t ie n e n e m p l e o .
246 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

A d e m á s, el p ro fe s o r P ig o u no n o ta e n este pasaje ( o p . c it.,


p. 75) q u e el arg u m e n to q u e aduce c o n tra la o c u p a ció n “secu n d a­
r ia ”, com o resu lta d o de las o b ras p ú b licas, b a jo los m ism os supues­
tos, se o p o n e fa ta lm e n te al a u m e n to de la o c u p a ció n “p r im a ria ”
con la m ism a p o lítica, p o rq u e si el tip o re a l d e salarios q u e rige
en las in d u stria s de a rtícu lo s p a ra asalariad o s se d a d e a n te m an o ,
110 es posible el m e n o r a u m e n to e n la o cu p ació n —excepto, p o r
supuesto, com o re su lta d o de q u e los no a salariad o s red u zcan su
consum o de esos a rtícu lo s—. P o rq u e aq u ello s q u e h a n e n tra d o
rec ien te m e n te e n la o cu p ació n p rim a ria p ro b a b le m e n te a u m e n ­
ta rá n su consum o de a rtícu lo s p a ra asalariados, lo q u e re d u c irá
el salario re a l y, p o r ta n to (según su h ip ó te s is ), c o n d u c irá a re ­
tira r tra b a jo e m p le ad o antes en a lg u n a o tra p a rte . N o o b stan te, el
profesor P ig o u acep ta, a p a re n te m e n te , la p o sib ilid a d de a u m e n ta r
la o cu p ació n p rim a ria . L a lín e a q u e se p ara la o c u p a ció n p rim a ria
y la se cu n d a ria parece ser el p u n to psicológico crítico en q u e su
b u e n se n tid o co m ú n d e ja de so p o rta r su m a la teo ría.
L a d ife ren c ia e n las conclusiones a q u e llev an las divergencias
an te rio re s en supuestos y análisis, p u e d e p o n erse e n evidencia e n
el sig u ien te p asaje im p o rta n te en q u e el p ro fe so r P ig o u resu m e
su p u n to de vista: “ C on u n a c o m p eten cia p e rfe c ta m e n te lib re
e n tre los tra b a ja d o re s, y el tra b a jo p e rfe c ta m e n te m óvil, será m uy
sencilla la n a tu ra le z a de la rela c ió n (es decir, e n tre los tipos reales
de salarios en q u e la gen te c o n tra ta [277] y la fu n c ió n de d e m a n ­
da de m a n o de o b r a ) . S iem pre e sta rá o p e ra n d o u n a vigorosa
ten d e n c ia e n el sen tid o de q u e los tipos de salarios g u a rd e n u n a
relació n tal con la d e m a n d a , q u e to d o el m u n d o esté em p lead o .
P o r tan to , e n condiciones estables todos te n d rá n re a lm e n te em pleo.
L o q u e esto significa es q u e la deso cu p ació n q u e existe e n c u a l­
q u ie r m o m e n to se debe p o r c o m p le to a q u e los cam bios en las
condiciones de la d e m a n d a se p ro d u c e n de m a n e ra c o n tin u a y q u e
las resistencias d e b id a s a fricciones im p id e n q u e se rea lic e n ins­
ta n tá n e a m e n te los ajustes c o rre sp o n d ie n te s en los salarios.” 2
El p rofesor P ig o u concluye ( o p . c it., p. 253) q u e la desocupa­
ción se debe p rim o rd ia lm e n te a u n a p o lític a de salarios q u e n o
se a ju sta lo b a sta n te p o r sí m ism a a los cam bios en la fu n c ió n de
d e m a n d a rea l de m a n o de o b ra.
Así, el p rofesor P ig o u cree q u e , a la larga, la deso cu p ació n
p u e d e rem ed iarse p o r m edio de aju stes de salarios; 3 e n ta n to q u e

2 O p . c it., p. 252.
3 N o hay insinuación o sugestión alguna de qu e esto sobrevenga a través de las
reacciones sobre la tasa de interés.
LA T E O R ÍA DE P IG O U 247

yo sostengo q u e el sa la rio rea l (sujeto so lam en te a u n lím ite m í­


n im o señalado p o r la d e su tilid a d m a rg in a l de la o cu p ació n ) no
está d e te rm in a d o en p rim e r térm in o p o r los “ajustes de salarios”
(au n q u e éstos p u e d e n te n e r re p e rc u sio n e s), sino p o r las o tras fu e r­
zas del sistem a, alg u n as de las cuales (en p a rtic u la r la rela ció n
e n tre la curva de la eficiencia m a rg in a l d el c a p ita l y la tasa de
interés) no las h a in c lu id o el pro feso r P igou, si estoy en lo ju sto ,
en su p la n form al.
P o r ú ltim o , c u a n d o el pro feso r P ig o u llega a la “m o tiv ac ió n
del desem pleo” h a b la , ta n to com o yo, es cierto, de flu c tu ac io n es
en el estado de la d e m a n d a ; p e ro id e n tific a al estado de la d e ­
m a n d a con la fu n c ió n rea l de d e m a n d a de m a n o de o b ra, olvi­
d a n d o c u á n estrecha es esta ú ltim a d e fin ició n . P o rq u e la fu n c ió n
real de d e m a n d a de m a n o de o b ra d ep en d e, p o r d e fin ic ió n (com o
hem os visto antes) ú n ic a m e n te de dos factores, a saber: 1) la rela ­
ción, en u n m ed io d a d o c u a lq u iera , e n tre el n ú m e ro to ta l de
ho m b res em pleados y el q u e h a de em plearse en las in d u stria s
de artícu lo s p a ra a salariad o s p a ra p ro v eerlo s de lo q u e co n su m en ,
y 2) de la p ro d u c tiv id a d m a rg in a l en las m ism as in d u stria s. Sin
em bargo, en la P a rte V de su T h e o r y o f U n e m p l o y m e n t , las flu c ­
tuaciones en el estado de “la d e m a n d a re a l d e m a n o de o b ra ”
o c u p a n posición im p o rta n te . L a “d e m a n d a rea l de m a n o de
o b ra ” se considera com o u n facto r susceptible de a m p lia s flu c­
tu acio n es a corto plazo ( o p . c it., P a rte V, caps, v i-x n ) , y la su­
gestión parece ser q u e las oscilaciones en la “ d e m a n d a real de
m a n o de o b ra ” en c o m b in a ció n con el h e c h o de q u e la p o lític a
de salarios n o re sp o n d a con rap id e z a tales cam bios, son resp o n ­
sables e n a lto g rad o del ciclo económ ico. T o d o esto p a re c e rá al
lector, a p rim e ra vista, raz o n a b le [278] y fa m ilia r p o rq u e , a
m enos q u e vu elv a sus pasos sobre la d e fin ició n , las “ flu c tu ac io n es
en la d e m a n d a rea l de m a n o de o b ra ” le tra e rá n a la m e n te la
m ism a clase de sugestiones q u e la q u e yo q u ie ro p ro v o c a r con
las “ flu ctu acio n es e n el estado d e la d e m a n d a g lo b a l” . P ero si
volvem os sobre la d e fin ició n de la “d e m a n d a rea l d e m a n o de
o b ra ”, to d o esto p ie rd e su lógica, p o rq u e e n c o n trare m o s q u e n a d a
h ay e n el m u n d o con m enos p ro b a b ilid a d e s de estar su je to a os­
cilaciones p ro n u n c ia d a s a c o rto plazo, q u e este factor.
L a “d e m a n d a rea l de m a n o de o b ra ” d el p ro feso r P ig o u de­
pen d e, p o r d efin ició n , ú n ic a m e n te de F ( x ) , q u e re p re s e n ta las
con d icio n es físicas d e p ro d u c c ió n en las in d u stria s d e artícu lo s
p a ra asalariad o s y <í> ( x ) , q u e re p re se n ta la rela ció n fu n c io n a l e n tre
la o cu p ació n e n las m ism as in d u stria s y la o c u p a ció n to ta l corres-
248 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

p o n d ie n te a c u a lq u ie r nivel d a d o d el ú ltim o . Es d ifícil v er u n a


raz ó n p o r la q u e c u a lq u ie ra de estas fu n cio n es d e b ie ra cam b iar,
ex cep to g ra d u a lm e n te , en periodos largos. P arece n o h a b e r m o ti­
vo, p o r cierto, p a ra su p o n e r q u e haya p ro b a b ilid a d de q u e flu c­
tú e n d u ra n te u n ciclo económ ico; p o rq u e F ( x ) sólo p u e d e c a m b iar
con le n titu d y, en u n a c o m u n id a d cuya técnica progrese, sólo h a c ia
a d e la n te ; m ie n tra s q u e í> (x) p e rm a n ec e rá estable, a m enos q u e
supongam os u n a o lead a de fru g a lid a d de la clase tra b a ja d o ra o,
m ás g en e ra lm e n te , u n d esp lazam ien to re p e n tin o en la p ro p e n sió n
a consum ir. Yo esp eraría, p o r tan to , q u e la d e m a n d a rea l de m an o
de o b ra p e rm a n e c ie ra v irtu a lm e n te igual, a través d el ciclo eco­
nóm ico. R e p ito q u e el p rofesor P ig o u h a o m itid o p o r co m p leto
e n su análisis el fac to r inestable, es decir, las flu ctu acio n es e n la
escala de in v ersió n , q u e m uy a m e n u d o son la causa d el fen ó ­
m en o de las flu c tu ac io n es en la o cupación.
H e c o m e n tad o in e x t e n s o la te o ría d e la deso cu p ació n del
pro feso r P igou, n o p o rq u e m e parezca q u e él está m ás ex p u e sto
a la crítica q u e o tro s econom istas de la escuela clásica; sin o p o rq u e
el suyo es el ú n ico in te n to q u e conozco de d e sa rro lla r la teo ría
clásica de la desocupación en fo rm a precisa. Así, m e h e visto
o b lig a d o a d irig ir m is objeciones c o n tra esta teoría, e n la ex p o ­
sición m ás fo rm id a b le q u e de ella se h a hecho. [279]

\
C A P ÍT U L O 20

L A F U N C IÓ N D E L A O C U P A C IÓ N

En e l c a p ítu lo 3 (p. 33) hem os d e fin id o la fu n c ió n de o ferta


total, Z = # ( N ) , q u e lig a la o c u p a ció n N con el costo d e la
oferta g lo b al de la p ro d u cc ió n c o rre sp o n d ie n te . L a f u n c i ó n d e
o c u p a c ió n so lam en te d ifie re de la fu n c ió n de o fe rta g lo b al e n
q u e es, de hecho, su fu n c ió n in v ersa y se d e fin e en u n id a d e s de
salarios, sie n d o el o b je to de la fu n c ió n de o cu p ació n rela c io n a r
el v o lu m en de la d e m a n d a efectiva, m e d id a e n u n id a d e s de sala­
rios, q u e pesa sobre u n a em p resa o in d u s tria d ad as o la in d u stria
e n c o n ju n to , con el v o lu m e n de o cu p ació n , cuya p ro d u c c ió n ten g a
u n p recio de o ferta co m p a rab le con d ich o v o lu m e n de d e m a n d a
efectiva. D e este m odo, si u n n iv el de d e m a n d a efectiva D , r, m e­
d id a e n u n id a d e s de salarios, o rie n ta d a h a c ia u n a em presa cu al­
q u ie ra , crea en e lla u n v o lu m e n de o c u p a ció n N r, la fu n ció n de
o cu p ació n estará d a d a p o r N r = F r (D . r) . O , de u n m o d o m ás
g en eral, si podem os su p o n e r q u e D . r es fu n c ió n ú n ic a de la d e ­
m a n d a efectiva to ta l D „ la fu n c ió n de o c u p a ció n estará d e te r­
m in a d a p o r N r = F r ( D . ) . L o q u e q u ie re d ecir q u e N r h o m b res
e sta rán e m p lead o s en la in d u s tria r c u a n d o la d e m a n d a efectiva
sea D . .
4» r
D esarro llarem o s e n este c a p ítu lo ciertas p ro p ie d a d es de la fu n ­
c ió n de o cu p ació n . P ero, a p a rte del in te rés q u e éstas p u e d a n
ten e r, hay dos razones p o r las q u e la su stitu c ió n de la cu rv a o r­
d in a ria de o fe rta p o r [280] la fu n c ió n de o c u p a ció n es consecuente
con los m étodos y fin a lid a d e s de este lib ro . E n p rim e r lu g ar,
expresa los hechos p e rtin e n te s e n térm in o s de las u n id ad e s a q u e
hem os d e c id id o restrin g irn o s, sin in tro d u c ir n in g u n a de las q u e
tie n e n u n c arácter c u a n tita tiv o d u doso. E n segundo lu g ar, se p res­
ta a los p ro b le m as de la in d u s tria y la p ro d u cc ió n c o m o u n to d o ,
d istin g u ié n d o lo s de los de u n a in d u stria o firm a aislad a en u n
m ed io d e te rm in a d o , m ás fácilm en te q u e la curva o rd in a ria de la
o ferta —p o r las siguientes razones.
L a curva o rd in a ria de d e m a n d a de u n b ie n p a rtic u la r se traza
p a rtie n d o de a lg ú n su p u esto respecto a los ingresos de las per-

1 Q uienes (co n razón) no sean partidarios d el álgebra, p e rd erá n m uy poco o m i­


tien d o la prim era sección de este capítulo.

249
250 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

sonas q u e fo rm a n eí p ú b lico , y tie n e q u e corregirse si los ingresos


cam bian. E n la m ism a form a, la cu rv a o rd in a ria de o ferta de u n
b ie n p a rtic u la r se traza b asán d o se e n a lg ú n su p u esto p o r lo q u e
hace a la p ro d u c c ió n de la in d u s tria e n c o n ju n to y está su je ta
a m odificaciones si la p ro d u c c ió n to ta l d e la m ism a se altera. P o r
consiguiente, c u a n d o e x am in am o s la reacció n de las in d u stria s
in d iv id u ales a n te los cam bios en la o c u p a ció n t o t a l, n ecesariam en ­
te nos estam os re firie n d o , n o a u n a sola cu rv a de d e m a n d a p a ra
cada in d u stria c o n ju g a d a con u n a sola cu rv a de o ferta, sino a
dos fam ilias d e curvas q u e c o rre sp o n d en a diversos supuestos en
c u a n to a la o c u p a ció n to ta l. E n el caso de la fu n c ió n d e o c u p a ­
ción, sin em b arg o , es m ás p rac tic a b le la ta re a de lle g a r a u n a
fu n c ió n p a ra la in d u s tria en c o n ju n to q u e refleje los cam bios en
el em p leo to tal.
P o rq u e su p o n g am o s (p a ra com enzar) q u e la p ro p e n sió n a
co n su m ir está d e te rm in a d a , lo m ism o q u e los o tro s factores q u e
en el c a p ítu lo 18 dim os p o r conocidos, y q u e estam os co n sid e ran d o
las m odificaciones en la o cu p ació n q u e se p re se n ta n com o res­
p u e sta a los cam bios en la tasa d e inversión. D e acu erd o con este
supuesto, p a ra cad a n iv el de d e m a n d a efectiva, en térm in o s de
unielades de salarios, h a b rá u n a o c u p a ció n to ta l c o rre sp o n d ie n te ,
y ésta d e m a n d a efectiva se d iv id irá en d e te rm in a d a s p ro p o rc io ­
nes e n tre el co nsum o y la in v ersió n . M ás to d av ía, cad a n iv el ele
d e m a n d a efectiva co rre sp o n d erá a u n a d e te rm in a d a d istrib u c ió n
[281] del ingreso. Es razo n ab le, p o r ta n to , su p o n er, adem ás, q u e
a ,un d e te rm in a d o n iv el de la d e m a n d a efectiva c o rresp o n d e u n a
d istrib u c ió n ú n ic a de la m ism a e n tre d ife ren te s in d u stria s.
Esto nos p e rm ite d e te rm in a r q u é c a n tid a d d e o c u p a ció n co­
rre sp o n d e rá , en cad a in d u stria , a cad a n iv el d a d o de o cu p ació n
to tal. Lo q u e q u ie re decir q u e nos d a el v o lu m e n d e o cu p ació n
en cada in d u stria p a rtic u la r c o rre sp o n d ie n te a cada n iv el de la
d e m a n d a efectiva to ta l, m e d id a en u n id a d e s de salarios, de m a ­
n e ra q u e se satisfagan las condiciones de la se g u n d a v a rie d a d de
la fu n ció n de o c u p a ció n p a ra la in d u stria , q u e se d e fin ió antes,
es decir, N r — F r (D .) . A sí tenem os la v e n ta ja de que, e n estas
circunstancias, las fu n cio n es de o cu p ació n in d iv id u a l son ad itiv as
en el sen tid o de q u e la fu n c ió n de o c u p a ció n p a ra la in d u stria
en co n ju n to , c o rre sp o n d ie n te a u n n iv el d a d o de d e m a n d a efec­
tiva, es ig u al a la sum a de las fu n cio n e s de o c u p a ció n p a ra cada
in d u stria p o r separado; es decir,

F ( D .) = N = 2 N r — 2 F r ( D . ) .
LA F U N C IÓ N D E O C U P A C IÓ N 251

D efinam os a c o n tin u a c ió n la e lasticid ad de o cu p ació n . Ésta,


p a ra u n a in d u stria d e te rm in a d a es,
d N , D .r
€ er — -

d D .r N r

ya q u e m id e la reacció n del n ú m e ro de u n id a d e s de tra b a jo em ­


p lead as en la in d u s tria a n te los cam bios en el n ú m e ro de u n id ad e s
de sa la rio q u e se espera serán gastadas en la c o m p ra de la p ro ­
d u cció n c o rre sp o n d ie n te . R ep resen tam o s la e la stic id a d d e o c u p a ­
ción p a ra la in d u stria en su c o n ju n to p o r
d N D .
e , - --------- • --------- .
dD . N

Si p u d ie ra e n co n trarse a lg ú n m éto d o b a sta n te satisfactorio p a ra


m e d ir la p ro d u cc ió n , sería ú til ta m b ié n d e fin ir lo q u é p o d ría
llam arse elasticid ad de la p ro d u cc ió n , q u e d a la m e d id a d el coe­
ficiente de a u m e n to [282] en c u a lq u ie r in d u s tria c u a n d o se d irig e
h acia ella m ás d e m a n d a efectiva m e d id a e n u n id a d e s de salarios,
es d ecir
d O r D .r
C 0 r ------- — -------------- * -------------------
d D .r Or

Si podem os su p o n e r q u e el precio es ig u al al costo p rim o m a r­


g in al, ten d rem o s
1
AD .r = ------------- A P r
1 — Cor

en la q u e P r es la g a n a n cia esp erad a.2 Se sigue de a q u í q u e si


2 Porque si p , r es el precio previsto de una unidad de producción medido en
unidades de salarios,
D
A D .r = A ( p . r O r) = P. rA O r + O rA J' d = — — . A O r + O rA p , r
Or
de manera que ° , A p , r = A D .r ( 1 — O

° rA P .r
o bien A D # r------------
! — C.r
' pero
° r A p . r = A D - r — p #r & O r = A D t r — (costo primo marginal) & O r = A P r

de donde
1
A D , r = ----------- AP r .
252 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

e , r = o, es decir, si la p ro d u cc ió n de la in d u s tria es p e rfe c ta m e n te


inelástica, se e sp erará q u e el alza to ta l de la d e m a n d a efectiva
(m ed id a en u n id a d e s d e salarios) irá a d a r al em p resario com o
g an an cia, es decir, \ D . r = A Fr; m ie n tra s q u e si e . r — 1, es decir,
si la e lasticid ad de p ro d u c c ió n es ig u al a la u n id a d n o se esperará
q u e p a rte a lg u n a del a u m e n to de la d e m a n d a efectiva se con­
v ie rta en g a n a n cia , sien d o el to ta l d el m ism o a b so rb id o p o r los
elem entos q u e e n tra n e n el costo p rim o m arg in al.
M ás a ú n , si la p ro d u cc ió n de u n a in d u s tria es fu n c ió n $ (N r)
d e la m a n o d e o b ra em p le ad a e n ella, te n d re m o s 3

1- iV r$ " ( N r)

7 7 ~ ~ ” p . r { $ ' ( N r ) }2

e n d o n d e p . r es el p recio esp erad o d e u n a u n id a d de p ro d u cc ió n


e x p resad a en [283] u n id a d e s de salarios. Así, la co n d ició n e ar = 1
significa q u e <J>" ( N r ) = o, es decir, q u e hay re n d im ie n to s cons­
tan tes en resp u e sta al a u m e n to d e o cu p ació n .
A h o ra b ien , en la m e d id a e n q u e la teo ría clásica su p o n e siem ­
p re la ig u a ld a d e n tre los salarios y la d e su tilid a d m a rg in a l del
tra b a jo y q u e esta ú ltim a a u m e n ta c u a n d o crece la o cupación,
d e m a n e ra q u e la o ferta de m an o de o b ra se red u c irá , c e t e r is p a ­
r i b u s , si los salarios reales d ism in u y en , esto e q u iv ale a su p o n e r
q u e e n la p rác tic a es im posible a u m e n ta r el gasto en térm inos
d e u n id ad e s de salarios. Si así fu era, n o h a b ría d ó n d e a p lic a r el
co n cep to de ela stic id a d de o cu p ació n . A dem ás, e n este caso sería
im p o sib le a u m e n ta r la o cu p ació n elev an d o los gastos en térm inos
d e d in ero ; p o rq u e los salarios n o m in ales s u b iría n p ro p o rc io n a l­
m e n te al a u m e n to de dichos gastos, de m a n e ra q u e n o h a b ría
elevación de ellos, m ed id o s en u n id ad e s de salarios, y, e n conse­
cuencia, tam p o co a u m e n to de o cupación. P ero si el su p u esto clá­
sico n o es válid o , será posible a u m e n ta r la o cu p ació n h acien d o
s u b ir los gastos en d in e ro h asta q u e los salarios reales h a y a n b a ­
ja d o de m a n e ra q u e se ig u ale n con la d e su tilid a d m a rg in a l del
tra b a jo , estado en el q u e h a b rá , p o r d e fin ició n , ocu p ació n p len a .

3 Porque, ya que D <r = p >r O r, tendremos

dO„ dp„ N r $ " ( N r), e.r


1 = P .r ----------- + ° , ------------ = C.r --------------------------------------
dD.r dD" { 0 ' ( N r ) }* p,r
LA F U N C IÓ N D E O C U P A C IÓ N 253

De o rd in a rio , p o r su p u esto , e„r te n d rá u n v a lo r in te rm e d io


entre cero y la u n id a d . L a m e d id a en q u e s u b irá n los precios (en
u nidades de s a la rio s ), es decir, la ex ten sió n e n q u e los salarios
reales b a ja rá n c u a n d o a u m e n te n los gastos m o n eta rio s, d ep en d e,
p o r tan to , de la e lasticid ad q u e la p ro d u c c ió n m an ifie ste e n res­
puesta a los gastos en u n id a d e s de salarios.
R ep resen tem o s p o r e'pr la elasticid ad del p rec io esperado p . r
como reacció n a los cam bios e n la d e m a n d a efectiva D , r, es decir,

D esde el m o m e n to q u e O r • p . r = D „ , ten d rem o s

o bien
[284]

L o cual e q u iv a le a decir q u e la su m a de las elasticidades del p re ­


cio y d e la p ro d u cció n , com o resp u e sta a los cam bios en la d e ­
m a n d a efectiva (m edidos e n u n id a d e s de salarios) es ig u al a la
u n id ad . L a d e m a n d a efectiva se ag o ta en p a rte a fe c ta n d o la p ro ­
ducción, y e n p a rte in flu y e n d o sobre el p recio , de acu erd o con
este p rin c ip io .
Si nos referim o s a la in d u s tria en c o n ju n to y estam os dispues­
tos a a d m itir q u e tenem os u n a u n id a d e n la cu al p u e d a m edirse
la p ro d u c c ió n glo b al, se a p lic a la m ism a clase de razo n am ien to s,
d e ta l m a n e ra q u e e*v -f- e„ — 1, d o n d e las elasticidades sin el
sufijo r co n v ien en a la in d u stria en c o n ju n to .
M idam os a h o ra los valores en d in e ro en vez de h acerlo en u n i­
dades de salarios y am pliem os a este caso n u e stra s conclusiones
con respecto a la in d u stria en c o n ju n to .
Si S re p re se n ta el salario m o n e ta rio de u n a u n id a d d e tra b a jo
y p el p recio e sp erad o ele u n a u n id a d de la p ro d u cc ió n to ta l, en

d in ero , p o dem os escrib ir e„ p a ra re p re s e n ta r la elasti-


cidad de los precios m o n eta rio s e n resp u e sta a los cam bios de la
d e m a n d a efectiva, m ed id a en d in e ro , y p a ra la e lasticid ad de
Esta ecuación es, com o verem os e n el p ró x im o c a p ítu lo , el
p rim e r paso h a c ia u n a teo ría c u a n tita tiv a del d in e ro g e n e ra li­
zada [285]. Si e , — o ó si e, — 1, la p ro d u cc ió n p e rm a n e c e rá in ­
v ariab le y los precios s u b irá n en la m ism a p ro p o rc ió n q u e la de­
m a n d a efectiva en u n id a d e s m o n eta ria s. D e o tro m o d o lo h a rá n
en p ro p o rc ió n m en o r.

II

V olvam os a la fu n c ió n de o cu p ació n . H em o s su p u esto e n lo q u e


va dich o q u e a cada nivel de d e m a n d a efectiva to ta l co rresp o n d e
u n a d istrib u c ió n ú n ica de la d e m a n d a efectiva e n tre los p ro d u c ­
tos de cada in d u s tria concreta. A h o ra b ien , a m e d id a q u e los
gastos globales v a ría n , el gasto c o rre sp o n d ie n te a los p ro d u cto s
de u n a in d u s tria in d iv id u a l n o ca m b iará , p o r lo g en eral, en la
LA F U N C IÓ N DE O C U P A C IÓ N 255

m ism a p ro p o rc ió n —en p a rte d e b id o a q u e los in d iv id u o s n o


a u m e n ta rá n p ro p o rc io n a lm e n te la c a n tid a d de p ro d u cto s q u e com ­
p ra n a cada in d u s tria a m e d id a q u e su b a n sus ingresos, y en p a rte
p o rq u e los precios de los d ife ren te s bienes re sp o n d e rá n en g rad o
desigual a los au m en to s de los gastos hechos en ellos.
D e esto se ded u ce q u e el su p u esto sobre el cual nos hem os
basado h a sta a q u í, de q u e los cam bios e n la o c u p a ció n sólo d e ­
p e n d e n de m odificaciones en la d e m a n d a g lo b al efectiva (en u n i­
dades de s a la rio s ), es sólo u n a p rim e ra a p ro x im ac ió n , si ad m itim o s
q u e hay m ás de u n a m a n e ra de g astar u n a u m e n to de los ingresos;
p o rq u e el m o d o en q u e su p o n g am o s se d istrib u y e e n tre los d ife ­
rentes bienes el c recim ien to de d e m a n d a g lo b al p u e d e in flu ir
c o n sid e rab le m e n te sobre el v o lu m e n de o cu p ació n . Si, p o r ejem ­
plo, la elevación de la d e m a n d a se d irig e p rin c ip a lm e n te h acia
los p ro d u cto s q u e tie n e n g ra n e lasticid ad de o cu p ació n , el a u m e n ­
to g lobal de o cu p ació n será m ay o r q u e si el a u m e n to de d e m a n d a
va a p ro d u cto s con poca ela stic id a d de o cupación.
D el m ism o m odo, la o cu p ació n p u e d e b a ja r sin q u e hay a ocu­
rrid o n in g ú n cam bio en la d e m a n d a to ta l, si la d irecció n e n el
lado de la d e m a n d a se m o d ifica e n favor de los p ro d u cto s q u e
tie n e n u n a e lasticid ad re la tiv a m e n te b a ja de o c u p a ció n [286]
Estas reflexiones son p a rtic u la rm e n te im p o rta n te s c u a n d o nos
ocupam os de los fenóm enos de p e rio d o corto, e n el sen tid o de
cam bios en el m o n to o e n la d irecció n de la d e m a n d a q u e no
se p rev én con c ierta a n tic ip a c ió n . L a o b te n c ió n de alg u n o s p ro ­
d u cto s to m a tiem p o , de m a n e ra q u e es p rác tic a m e n te im p o sib le
a u m e n ta r su o ferta con rap id ez. D e este m odo, si la d e m a n d a a d i­
cio n al se d irig e a ellos sin prev io aviso, m o stra rá n u n a e lasticid ad
b a ja de o cu p ació n ; a u n q u e p u e d e ser q u e c u a n d o se sepa q u e va
a a u m e n ta r, su e la stic id a d de o cu p ació n se a p ro x im e a la u n id a d .
E n c u e n tro q u e el co n cep to de p e rio d o de p ro d u c c ió n tien e
im p o rta n c ia sobre todo a este respecto. P re fe riría d e c ir 8 q u e u n
p ro d u c to tie n e u n p e rio d o de p ro d u c c ió n n si se necesita d a r aviso
de los cam bios en su d e m a n d a con a n tic ip a c ió n de n u n id a d e s de
tie m p o p a ra q u e ten g a la elasticid ad m á x im a de o cu p ació n . E vi­
d e n te m e n te , en este sen tid o los a rtícu lo s de consum o, tom ados en
c o n ju n to , tie n e n el p e rio d o m ás larg o de p ro d u cc ió n , ya q u e son
la e ta p a fin a l de to d o proceso p ro d u ctiv o . D e m a n e ra q u e si el
p rim e r im p u lso h acia el alza de la d e m a n d a efectiva v ien e de u n

5 E sto no es idéntico a la d efinición usual, pero m e parece que co ntiene la idea


principal.
256 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

crecim ien to del consum o, la e lasticid ad in ic ia l de o cu p ació n es­


ta rá m ás a b a jo de su nivel e v e n tu a l de e q u ilib rio q u e si p ro v ien e
de u n a u m e n to e n la inversión. A dem ás, si la d e m a n d a acrecen­
ta d a se d irig e a los p ro d u cto s q u e tie n e n elasticid ad re la tiv a m e n ­
te b a ja de o cu p ació n , u n a p ro p o rc ió n m ay o r de la m ism a irá a
a c recen tar los ingresos de los em presarios y o tra m e n o r la d e q u ie ­
nes p ercib en salarios y o tro s c o m p o n en tes del costo p rim o ; siendo
posible q u e las rep ercu sio n es sean algo m enos favorables a l gasto,
d eb id o a la p ro b a b ilid a d de q u e los em presarios a h o rre n u n a p a r ­
te m ayor de su in c re m e n to de ingresos de la q u e a h o rra ría n los
asalariados. Sin em b arg o , la d istin ció n e n tre los dos casos n o debe
exagerarse, ya q u e la m ay o r p a rte de las reacciones serán m u y se­
m ejan tes en am bos.6 [287]
P o r m u c h a q u e sea la a n tic ip a c ió n con q u e se dé aviso a los
em presarios d e u n p ro b a b le cam bio e n la d e m a n d a n o es posible
q u e la e lasticid ad in ic ia l de o cu p ació n , a consecuencia de u n
a u m e n to d a d o e n la in v ersió n , sea de la m ism a m a g n itu d q u e
su v a lo r e v e n tu a l de e q u ilib rio , a m enos q u e haya excedentes de
existencias y exceso de cap acid ad en cad a e ta p a de la p ro d u cc ió n .
P o r o tra p a rte , el a g o ta m ie n to de los excedentes de existencias
te n d rá efecto co m p en sad o r sobre la m a g n itu d de c re c im ien to de
la inversión. Si suponem os q u e hay a lg ú n excedente in ic ia l en
todos los sectores, la elasticid ad in ic ia l de o cu p ació n p u e d e a p ro ­
xim arse a la u n id a d ; entonces, después de q u e las existencias h a ­
yan sido absorbidas, p e ro a n tes de q u e se p resen te u n a u m e n to
a d ecu ad o en la o ferta, procedente, de las p rim e ra s e ta p a s de la
pro d u cció n , la e la stic id a d se d e b ilita rá ; su b ie n d o de n u ev o h a sta
cerca de la u n id a d c u a n d o nos a p ro x im em o s a la n u ev a posición
de e q u ilib rio . E sto está sujeto, sin em bargo, a ciertas lim itacio n es
en la m ed id a en q u e haya factores de re n ta q u e a b so rb a n m ás gas­
to cu a n d o crece la o cu p ació n , o si la tasa de in terés a u m e n ta . P o r
estas razones es im p o sib le u n a e sta b ilid a d perfecta de los precios
en u n a econom ía su je ta a cam bios —a m enos q u e, p o r supuesto,
haya alg ú n m ecanism o p e c u lia r q u e asegure, p recisam en te e n p ro ­
p o rció n con v en ien te, las flu ctu acio n es tra n sito ria s de la p ro p e n ­
sión a c o n su m ir—. P ero la in e sta b ilid a d de los precios o rig in a d a
de este m od o n o conduce a esa clase d e estím u lo de g a n a n c ia q u e
p u e d e o rig in a r u n ex ced en te de cap acid ad ; p o rq u e las g an an cias
in esp erad as irá n a p a ra r p o r co m p leto a aq u ello s em presarios q u e
p o sean p ro d u cto s en u n a e ta p a re la tiv a m e n te a d e la n ta d a d e pro-
6 E n m i T reatise on M oney, L ibro IV , p u ed e encontrarse un estudio m ás am plio
sobre el tem a anterior.
LA F U N C IÓ N DE O C U P A C IÓ N 257

acción, y el e m p re sario q u e n o posee recursos especializados del


tip o a p ro p ia d o no p u e d e hacer n a d a p a ra a tra e r h a c ia sí d ich a
ganancia. D e este m odo, la in e v ita b le in e s ta b ilid a d de los precios
debida a variaciones no p u e d e a fectar a los a c t o s d e los em p re ­
sarios, sino q u e m e ra m e n te d irig e u n a riq u e z a d e f a d o in esp erad a
a las m anos de la gen te con su e rte ( m u t a t i s m u t a n d i s c u a n d o el
cam bio su p u esto o cu rre en se n tid o c o n tr a rio ) . A m i m o d o de ver,
en a lg u n as discusiones c o n te m p o rá n e a s sobre u n a p o lític a p rá c ­
tica o rie n ta d a a e stab ilizar los precios, se h a o lv id a d o este hecho.
[288] Es v e rd a d q u e en u n a sociedad p ro p en sa a cam b iar, tal p o ­
lítica n o p u e d e te n e r u n éx ito co m p leto ; p e ro de esto n o se deduce
q u e to d a p e q u e ñ a desviación tra n s ito ria resp ecto de la estab ili­
d a d de precios o rig in e n ecesariam en te u n d e se q u ilib rio a c u m u ­
lativo.

III

H em os d e m o stra d o q u e c u a n d o la d e m a n d a efectiva es d eficien te


existe su b e m p le o de m an o de o b ra en el se n tid o de q u e hay h o m ­
bres desocupados dispuestos a tra b a ja r p o r u n sa la rio re a l m e n o r
del ex isten te. E n consecuencia, a m e d id a q u e la d e m a n d a efectiva
a u m e n ta , la o c u p a ció n sube, a u n q u e a u n sa la rio rea l ig u al o
m en o r al ex isten te, h a sta el m o m e n to en q u e n o h a y a excedente
d e m a n o de o b ra d isp o n ib le al salario q u e r ija en ese m o m en to ,
es decir, n o hay m ás h o m b res (u h o ras de tra b a jo ) d isp o n ib les a
m enos q u e los salarios n o m in a le s su b an (a p a r tir de este lím ite)
m á s d e p r is a q u e los precios. E l sig u ie n te p ro b le m a es c o n sid e rar
q u é sucederá si, cu a n d o se llegue a esta situ a c ió n , sigue a u m e n ­
ta n d o el gasto.
H a sta este m o m en to , el re n d im ie n to d ecrecien te, ocasionado
p o r el hech o de a p lic a r m ás tra b a jo a u n e q u ip o d a d o d e p ro ­
ducción, ha sido n e u tra liz a d o p o r la aquiescencia de la m an o
de o b ra a v er re d u c id o su sa la rio real. P ero a p a r tir de este p u n ­
to, u n a u n id a d de tra b a jo r e q u e riría el e stím u lo del e q u iv a len te
de u n a c a n tid a d m ay o r de p ro d u c to , siendo así q u e el re su l­
ta d o de a p lic a r u n a n u e v a u n id a d co n sistiría e n u n a c a n tid a d
m e n o r de p ro d u c to . Las condiciones de e q u ilib rio estricto re q u ie ­
ren , p o r ta n to , q u e los salarios y los precios, y, e n consecuencia,
ta m b ié n las u tilid a d e s, su b a n todos en la m ism a p ro p o rc ió n q u e
el gasto, sin q u e la posició n “re a l”, in clu y e n d o el v o lu m e n de la
p ro d u cc ió n y de la o cu p ació n , su fra n el m ás p e q u e ñ o cam bio
p o r n in g ú n concepto. Es decir, hem os lleg ad o a u n a situ ació n e n
258 SALARIOS N O M IN A L E S Y P R E C IO S

la cual la teo ría c u a n tita tiv a clel d in e ro en su fo rm a ru d im e n ­


ta ria (in te rp re ta n d o la “ v elo cid ad ” com o “velocidad-ingreso”) se
satisface p o r co m p leto ; p o rq u e la p ro d u c c ió n n o se a lte ra y los
precios su b en en p ro p o rc ió n ex acta a M V .
Sin em bargo, esta conclusión tie n e ciertas lim itacio n es p rác ­
ticas [289], q u e d e b e n reco rd arse al a p lic a rla a u n caso real:
1) P o r cierto tiem po, al m enos, los precios crecientes p u e d e n
a lu c in a r a los em presarios de m a n e ra q u e a u m e n te n la o c u p a ció n
m ás allá del nivel q u e llev a al m áx im o sus g an an cias in d iv id u a ­
les, m edidas en térm in o s del p ro d u c to ; p o rq u e e stán ta n acostum ­
brados a c o n sid e rar el c recim ien to del im p o rte de las v entas e n
d in e ro com o u n a señal ele e x p a n sió n de la p ro d u cc ió n , q u e p u e ­
den c o n tin u a r co n sid e rán d o lo así c u a n d o esta p o lític a h a y a d e ­
ja d o de convenirles de hecho, es decir, q u e p u e d e n su b e stim a r su
costo m a rg in a l d e uso en el n u e v o a m b ie n te d e precios.
2 ) D esde el m o m e n to en q u e esa p a rte de la g a n a n c ia q u e el
em p resario se ve forzado a p a sar al re n tista es fija e n térm inos
m o n etario s, el alza de los precios, a u n c u a n d o no esté a c o m p a ñ a d a
p o r n in g ú n cam b io eii la p ro d u cc ió n , re d is trib u irá los ingresos
de m odo fav o ra b le al e m p re sario y d e sv en tajo sam en te p a ra el re n ­
tista, lo q u e p u e d e te n e r c ie rta reacció n sobre la p ro p e n sió n a
consum ir. Éste, sin em bargo, no es u n proceso q u e com ience sólo
cu a n d o se h a alcan zad o la o c u p a ció n p le n a —h a b rá estado h a c ie n ­
do progresos firm es d u ra n te to d o el tie m p o q u e el gasto ib a
a u m e n ta n d o —. Si el re n tista está m enos in c lin a d o a g a sta r q u e el
em presario, la d ism in u ció n g ra d u a l d el ingreso rea l d el p rim e ro
q u e rrá d ecir q u e la o c u p a ció n p le n a se a lcan zará con u n a u m e n to
m ás p eq u eñ o en la c a n tid a d de d in e ro y m e n o r red u c c ió n e n la
tasa de in terés q u e en el caso de la h ip ó tesis o p u e sta . D espués
q u e se h a alcanzado la o cu p ació n p len a , u n n u ev o a u m e n to de
los precios significará, si sigue siendo v á lid a la p rim e ra hipótesis,
q u e la tasa de in te ré s h a b rá de elevarse algo p a ra e v ita r q u e los
precios sigan su b ie n d o in d e fin id a m e n te , y q u e el a u m e n to en
la c a n tid a d de d in e ro será m enos q u e p ro p o rc io n a l al clel gasto;
en ta n to q u e si se cu m p le la segunda, o c u rrirá lo c o n tra rio . P u ed e
suceder que, al ir d ism in u y en d o el ingreso rea l del re n tista , llegue
u n m o m ento en q u e se p resen te u n v ira je de la p rim e ra h ip ó tesis
a la segunda, a resu ltas de su creciente e m p o b re c im ie n to rela tiv o ,
[290] m o m en to q u e p u e d e alcanzarse ya sea a n tes o después de
h a b e r llegado a la o cu p ació n p lena.
LA F U N C IÓ N DE O C U P A C IÓ N 259

IV

Q uizá hay a algo ra ro e n la a p a re n te a sim e tría de la in fla c ió n y


la d eflació n ; p o rq u e m ie n tra s u n a d eflació n de la d e m a n d a efec­
tiva, p o r b a jo del n iv el re q u e rid o p a ra la o c u p a ció n p le n a , h a rá
b a ja r la o c u p a ció n y los precios, u n a in fla c ió n de la m ism a p o r
encim a de este n iv el a fe c ta rá sólo a los precios. E sta a sim e tría
es, sin em bargo, m e ra m e n te u n reflejo d el h ech o de q u e , m ie n ­
tras la m a n o de o b ra p u e d e reh u sarse siem p re a tra b a ja r con u n a
in te n sid a d q u e sig n ifiq u e u n salario rea l in fe rio r a la d e su tilid a d
m a rg in a l de ese v o lu m e n de o cu p ació n , n o está e n a c titu d de
reclam ar q u e se le ofrezca tra b a jo e n m a g n itu d ta l q u e c o m p o rte
u n salario rea l q u e n o exceda de la d e su tilid a d m a rg in a l corres­
p o n d ie n te a ese v o lu m e n de o cu p ació n . [291]
c a p ítu lo 21

LA T E O R I A D E L O S P R E C IO S

M i e n t r a s los econom istas se o c u p a n de lo q u e se lla m a teo ría


del v alo r h a n a c o stu m b ra d o e n señ ar q u e los precios e stán reg i­
dos p o r las condiciones de la o ferta y la d e m a n d a ; h a b ie n d o des­
e m p eñ ad o p a p e l p ro m in e n te , en p a rtic u la r, los cam bios e n el costo
m arg in al y en la ela stic id a d de o fe rta e n p erio d o s cortos. P ero
cu an d o pasan, en el L ib ro II, o m ás fre c u e n te m e n te en o tra o b ra,
a la te o ría del d in e ro y de los precios, ya n o oím os h a b la r m ás
de estos conceptos fam iliares p e ro in te lig ib le s y nos traslad am o s
a u n m u n d o en d b n d e los precios e stán g o b ern ad o s p o r la c an ­
tid a d de d in ero , p o r su velocidad-ingreso, p o r la v elocidad de
circu lació n re la tiv a m e n te al v o lu m e n de transacciones, p o r el a te ­
so ram ien to , p o r el a h o rro forzado, p o r la in fla ció n y la d eflació n
e t h o c g e n u s o m n e ; y se hace m uy poco esfuerzo, o b ie n n in g u n o ,
p a ra lig ar estas frases m ás vagas con n u e stra s ideas a n te rio re s de
las elasticidades de o ferta y d e m a n d a . Si reflex io n am o s sobre lo
q u e se nos h a en señ ad o y tra tam o s de rac io n aliza rlo , e n los e stu ­
dios m ás sencillos parece q u e la elasticid ad d e o fe rta d e b e h a b e r
llegado a cero y la d e m a n d a a ser p ro p o rc io n a l a la c a n tid a d de
d in ero ; m ie n tra s q u e en los estudios m ás elevados nos e n c o n tra ­
m os p erd id o s en u n a n ie b la d o n d e n o h ay n a d a claro y to d o es
posible. T o d o s estam os aco stu m b rad o s a colocarnos alg u n as veces
a u n lad o de la lu n a y o tras en el c o n tra rio , sin sab er q u é r u ta o
tray ecto los une, relacio n án d o lo s, a p a re n te m e n te , según n u e stro
m o d o de c a m in a r y n u e stra s vidas soñadoras. [292]
U n o de los o b jeto s de los c a p ítu lo s a n te rio re s h a sid o escapar
de esta d o b le v id a y p o n e r la teo ría de los precios, e n c o n ju n to ,
en co n ta c to ín tim o con la teo ría del v alor. L a d iv isió n d e la eco­
n o m ía en te o ría del v alo r y la d istrib u c ió n p o r u n a p a rte y teo ría
d el d in e ro p o r la o tra , es, e n m i o p in ió n , u n a separación falsa.
S ugiero q u e la d ico to m ía correcta es e n tre la teo ría d e la in d u stria
o firm a in d iv id u a l y las rem u n e ra c io n e s y d istrib u c ió n d e u n a
c a n tid a d d a d a d e recursos e n tre diversos usos p o r u n a p a rte y
la te o ría de la p ro d u cc ió n y la o cu p ació n e n c o n j u n t o p o r la o tra .
Es v e rd a d q u e m ie n tra s nos lim item o s al estu d io de la in d u stria
o firm a in d iv id u a l, su p o n ie n d o q u e la c a n tid a d to ta l d e recursos
em p lead o s es co n stan te y, p ro v isio n alm e n te , q u e las condiciones

260
LA T E O R ÍA DE LOS P R E C IO S 261
'ri;*': ’>■'’
de otras in d u stria s o firm as n o h a n cam b iad o , n o nos estarem os
re firien d o a las características im p o rta n te s d el d in ero . P ero ta n
p ro n to com o pasam os al p ro b le m a de lo q u e d e te rm in a la p ro d u c ­
ción y la o c u p a ció n e n c o n ju n to , necesitam os la te o ría c o m p leta
de u n a ec o n o m ía m o n e ta ria .
O q u izá p u d iéra m o s tra z a r n u e s tra lín e a d iv iso ria e n tre la
teo ría del e q u ilib rio esta c io n a rio y la te o ría d el e q u ilib rio m ó ­
vil —q u e rie n d o d ecir con ésta la de u n sistem a en q u e los p u n to s
de vista ca m b ian te s acerca del fu tu ro son capaces de in flu ir en
la situ a c ió n p rese n te —. P o r q u e la i m p o r t a n c i a d e l d i n e r o s u r g e
e s e n c ia l m e n t e d e q u e es u n e s la b ó n e n t r e e l p r e s e n t e y e l f u t u r o .
Podem os co n sid e rar q u é d istrib u c ió n de recursos e n tre los dife­
ren tes usos será c o m p a tib le con el e q u ilib rio , b a jo la in flu e n cia
de los m otivos económ icos n o rm ales en u n m u n d o en q u e n u es­
tras o p in io n e s relativ as al fu tu ro son estables y dignas de con­
fianza p o r todos conceptos —q u izá con u n a d iv isió n m ás e n tre
u n a eco n o m ía q u e n o c am b ia y o tra q u e está su je ta a v a ria r,
p ero e n la q u e todas las cosas se p rev é n desde el p rin c ip io —.
O podem os p a sa r de esta p ro p e d é u tic a sim p lific a d a a los p ro ­
b lem as d el m u n d o real, en el q u e n u e stra s previsiones an te rio re s
p u e d e n q u e d a r fallid as [295], y las ex p ectativ as relativ as al fu ­
tu ro a fe c ta r lo q u e hacem os en la a c tu a lid a d . Sólo c u a n d o h a y a ­
m os realizad o esta tra n sic ió n d e b e n e n tra r en n u estro s cálculos las
p ro p ie d a d es pecu liares del d in e ro com o u n eslab ó n e n tre el p re ­
sente y el fu tu ro . P ero a u n q u e la teo ría d el e q u ilib rio m óvil debe
seguirse n ecesariam en te en térm in o s de u n a eco n o m ía m o n e ta ria ,
sigue sien d o u n a teo ría del v a lo r y de la d istrib u c ió n y n o u n a
“ teo ría d el d in e ro ” a u tó n o m a . E l d in e ro en sus a trib u to s im p o r­
tan te s es, sobre todo, u n a rtific io su til p a ra lig a r el p resen te con
el fu tu ro ; y n o podem os siq u ie ra em pezar a e x a m in a r el efecto
de las ex p ectativ as ca m b ian te s sobre las activ id ad es corrientes,
excepto e n térm in o s m o n etario s. N o podem os lib ra rn o s del d in e ro
a u n c u a n d o ab o liéram o s el oro, la p la ta y los in stru m e n to s de
m o n ed a c o rrien te . M ie n tra s ex ista alg ú n b ie n d u ra b le , éste p o d rá
poseer los a trib u to s m o n e ta rio s 1 y, p o r ta n to , d a r orig en a los
p ro b lem as característicos de u n a econom ía m o n e ta ria .

II

El n iv el p a rtic u la r de precios en u n a ra m a in d u s tria l co n creta


dep en d e, e n p a rte , de la tasa de re m u n e ra c ió n de los factores pro-
1 C f. cap ítu lo 17.
262 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

ductivos q u e e n tra n en su costo m a rg in a l y, en p a rte , de la escala


de p ro d u cció n . N o hay m otiv o p a ra m o d ific a r esta conclusión
cu a n d o pasam os a la in d u stria en c o n ju n to . E l nivel g e n e ra l de
precios dep en d e, en p a rte , de la tasa de re m u n e ra c ió n de los fac­
tores pro d u ctiv o s q u e e n tra n en el costo m a rg in a l y, e n p a rte , de
la escala de p ro d u c c ió n com o u n todo, es d ecir (co n sid eran d o
conocidos el e q u ip o y la té c n ic a ), d el v o lu m e n d e o cu p ació n . Es
v erd ad q u e, c u a n d o pasam os a la p ro d u c c ió n com o u n todo, el
costo de la m ism a, p a ra c u a lq u ie r in d u stria , d e p e n d e p a rc ia lm e n te
de la p ro d u c c ió n de las dem ás; p e ro la v a ria c ió n m ás im p o rta n ­
te de la q u e n o hem os h ech o caso es el efecto, ta n to sobre los costos
com o sobre el v o lu m e n , de los cam bios e n la d e m a n d a . Es e n el lad o
de la d e m a n d a d o n d e tenem os q u e in tro d u c ir ideas c o m p le ta m en te
nuevas c u a n d o nos o cupam os de la d e m a n d a e n c o n ju n to y [294]
ya no m ás de la de u n p ro d u c to aislado, co n sid erad o se p ara d a ­
m ente, su p o n ie n d o in v a ria b le la d e m a n d a to tal.

III

Si nos tom am os la lib e rta d de sim p lificar, su p o n ie n d o q u e los


tipos de re m u n e ra c ió n de los d iferen tes factores p ro d u ctiv o s q u e
e n tra n en el costo m a rg in a l c a m b ia n todos e n la m ism a p ro p o r­
ción, es decir, en la m ism a q u e la u n id a d de salarios, se d ed u ce
q u e el nivel g e n e ra l de precios (co n sid eran d o conocidos la téc­
n ica y el e q u ip o ) d e p e n d e, en p a rte , de la u n id a d de salarios
y, en p arte, del v o lu m e n de o cu p ació n . D e a q u í q u e el efecto de
los cam bios en la c a n tid a d de d in e ro sobre el n iv el de precios
p u e d a considerarse com o co m puesto del efecto q u e ejerce sobre
la u n id a d de salarios y clel q u e tien e sobre la o cu p ació n .
P a ra a c la ra r las ideas q u e esto e n tra ñ a , sim p lifiq u em o s n u es­
tras suposiciones to d a v ía m ás y su p o n g am o s 1) q u e todos los
recursos sin o cu p ació n son hom ogéneos o in te rca m b ia b les en su
eficacia p a ra p ro d u c ir lo q u e se re q u ie ra y 2) q u e los factores
de la p ro d u cc ió n q u e e n tra n en el costo m a rg in a l se co n fo rm an
con el m ism o salario n o m in a l en ta n to h a y a u n ex ced en te de
los m ism os sin o cu p ació n . E n este caso ten d rem o s re n d im ie n to s
constantes y u n a u n id a d ríg id a de salarios, m ie n tra s ex ista la m ás
p e q u e ñ a desocupación. Se ded u ce de esto q u e u n a u m e n to e n la
c a n tid a d de d in ero no te n d rá el m e n o r efecto sobre los precios
m ie n tra s haya a lg u n a desocupación, y q u e la o c u p a ció n su b irá
e x a cta m e n te en p ro p o rc ió n a c u a lq u ie r a u m e n to de la d e m a n d a
efectiva p ro d u c id a p o r la elevación de la c a n tid a d de d in ero ;
LA T E O R ÍA DE LOS P R E C IO S 263

m ientras que, ta n p ro n to com o se alcance la o c u p a ció n p len a , la


u n id a d de salarios y los precios serán los q u e crecerán e n p ro p o r­
ción exacta al a u m e n to de la d e m a n d a efectiva. D e este m odo, si
hay e lasticid ad perfecta de la o ferta en ta n to h a y a d esocupación,
y perfecta in ela sticid a d de la m ism a ta n p r o n to com o se alcanza
la ocu p ació n com pleta, y si la d e m a n d a efectiva c am b ia en la m is­
m a p ro p o rc ió n q u e la c a n tid a d de d in ero , la te o ría c u a n tita tiv a
del d in e ro p u e d e [295] en u n c ia rse com o sigue: “ M ie n tra s haya
desocupación, la o c u p a c ió n c a m b ia rá p ro p o rc io n a lm e n te a la c an ­
tid a d de d in ero ; y c u a n d o se llegue a la o c u p a ció n p len a , los
p r e c io s v a ria rá n e n la m ism a p ro p o rc ió n q u e la c a n tid a d d e d i­
n ero .”
Sin em bargo, h a b ie n d o satisfecho la tra d ic ió n al in tro d u c ir
u n n ú m e ro su ficien te de supuestos sim plificados p a ra p e rm itirn o s
e n u n c ia r u n a te o ría c u a n tita tiv a d el d in ero , considerem os a h o ra
las posibles com plicaciones q u e de h echo in flu irá n sobre los acon­
tecim ientos:
1) L a d e m a n d a efectiva n o c a m b iará en p ro p o rc ió n e x a c ta
a la c a n tid a d de d in ero .
2) D esde el m o m e n to q u e los recursos n o son hom ogéneos,
h a b rá re n d im ie n to s decrecientes, y no constantes, a m e d id a q u e
la ocu p ació n a u m e n te g ra d u a lm e n te .
3 ) C om o los recursos n o son in te rca m b ia b les, alg u n o s bienes
a lcan zarán u n a co n d ició n de in ela sticid a d en la o fe rta a p esar
de h a b e r recursos sin em p leo d isp o n ib les p a ra la p ro d u c c ió n de
otros bienes.
4) L a u n id a d de salarios te n d e rá a su b ir a n te s de q u e se hay a
alcanzado la o c u p a ció n p len a . ®
5) Las rem u n e ra c io n e s de los factores q u e e n tra n en el costo
m a rg in a l n o c a m b iará n to d as e n la m ism a p ro p o rc ió n .
P o r co n sig u ien te, debem os c o n sid e rar en p rim e r lu g a r el efecto
de los cam bios en la c a n tid a d de d in e ro sobre la m a g n itu d de la
d e m a n d a efectiva; y el c re c im ien to de ésta irá, e n térm in o s ge­
nerales, a a u m e n ta r la c a n tid a d de o c u p a ció n y a elevar el n iv el
de precios. Así, en vez de q u e los precios p erm an ezcan co n stan tes
m ie n tra s hay a desocupación y de q u e los precios crezcan, re la ti­
vam en te a la c a n tid a d de d in ero , cu a n d o exista o c u p a ció n conv-
pleta, ten d rem o s, de hecho, u n a situ ació n e n q u e los precios
ascien d en g ra d u a lm e n te a m e d id a q u e la o c u p a ció n crece. Es d e ­
cir, q u e la te o ría de los precios, o sea el an álisis d e la relació n
e n tre los cam bios en la c a n tid a d d e d in e ro y los del n iv el de
precios, con el fin d e d e te rm in a r la elasticid ad de estos ú ltim o s
264 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

e n resp u esta a las m odificaciones e n la c a n tid a d de d in ero , debe,


p o r ta n to , d irig irse a los cinco [296] factores de co m p licació n m e n ­
cio n ad o s antes.
Los e x am in arem o s p o r tu rn o . P ero n o d e b e p e rm itirse q u e este
p ro ce d im ie n to nos lleve al su p u esto de q u e son in d ep e n d ien te s,
h a b la n d o en se n tid o estricto. P o r e jem p lo , la p ro p o rc ió n en q u e
se d iv id en los efectos d e u n c recim ien to de la d e m a n d a efectiva
e n tre el alza de la p ro d u c c ió n y la d e los precios, p u e d e a fe c ta r
la fo rm a en q u e la c a n tid a d de d in e ro se re la cio n a con la m ag ­
n itu d d e la d e m a n d a efectiva. O, n u e v a m e n te , las ^diferencias en
las p ro p o rcio n es e n q u e c a m b ian las rem u n e ra c io n e s de los d ife ­
ren te s factores p u e d e n in flu ir sobre la rela c ió n e n tre la c a n tid a d
de d in e ro y la m a g n itu d de la d e m a n d a efectiva. El o b je tiv o de
n u e stro análisis n o es pro v eer u n m ecanism o o m éto d o d e m a n i­
p u la c ió n ciega q u e nos dé u n a resp u e sta in fa lib le, sino d o ta rn o s
d e u n m éto d o o rg an izad o y o rd e n a d o de ra z o n a r sobre p ro b le m as
concretos; y, después q u e hayam os alcanzado u n a conclusión p ro ­
visional, a isla n d o los factores de co m p licació n u n o a u n o , te n d re ­
m os q u e vo lv er sobre n u estro s pasos y te n e r en cu en ta, lo m ejo r
q u e podam os, las p ro b ab le s in teraccio n es de dichos factores. É sta
es la n a tu ra le z a del p e n sa m ie n to económ ico. C u a lq u ie r o tro m o d o
d e a p lic a r n u estro s p rin c ip io s form ales de p e n sam ien to (sin los
que, n o o b stan te, estarem os p erd id o s e n el bosque) nos llev ará
a erro r. U n a falla im p o rta n te de los m éto d o s pseudo-m atem áticos
sim bólicos de d a r fo rm a a u n sistem a de análisis económ ico, tal
com o in d icarem o s en la sección vi de este c a p ítu lo , es el h ech o
d e su p o n e r de m a n e ra expresa u n a in d e p e n d e n c ia estricta de los
factores q u ^ * e n tra n en juego, y q u e dichos m éto d o s p ie rd e n to d a
su fuerza lógica y su a u to rid a d si se rechaza esta hipótesis; m ie n ­
tras q u e, en el raz o n a m ie n to o rd in a rio , d o n d e n o se m a n ip u la
a ciegas, sino q u e se sabe en to d o m o m e n to lo q u e se está h a c ie n d o
y lo q u e las p a la b ra s significan, podem os conservar “en el fo n d o
de n u e stra m e n te ” las necesarias reservas y lim itacio n es y las co­
rrecciones q u e ten d rem o s q u e h a c er después, de u n m od o en el
q u e n o podem os re te n e r diferenciales p arciales com plicadas “ al re ­
verso” de algunas páginas d e álgebra, q u e su p o n e n [297] el desva­
n ecim ien to de todas ellas. U n a p a rte dem asiado g ra n d e de la
econom ía “m a te m á tic a ” recien te es u n a sim ple m ix tu ra , ta n im ­
precisa com o los supuestos o rig in ales q u e la su ste n tan , q u e p e r­
m ite al a u to r p e rd e r de vista las c o m p lejid ad es e in te rd ep e n d e n c ia s
d el m u n d o rea l en u n la b e rin to de sím bolos pretensiosos e in ­
útiles.
LA T E O R ÍA D E LOS P R E C IO S 265

IV

1) El efecto p rim a rio de u n cam b io en la c a n tid a d de d in ero


sobre el v o lu m e n de la d e m a n d a efectiva se ejerce al través de su
in flu en cia sobre la tasa de in terés. Si ésta fuese la ú n ic a reacción,
el efecto c u a n tita tiv o p o d ría d eriv arse de tres elem entos: a) la
curva de p refe re n c ia p o r la liq u id ez, q u e nos in d ic a e n q u é c u a n ­
tía te n d rá q u e b a ja r la tasa de in te rés p a ra q u e el n u ev o d in e ro
p u e d a ser a b so rb id o p o r poseedores in clin a d o s a rec ib irlo ; b) la
curva de las eficiencias m arg in ales, q u e nos dice en c u á n to a u m e n ­
ta rá la in v ersió n a consecuencia d e u n a b a ja d a d a e n la tasa de
interés, y c) el m u ltip lic a d o r de in v ersió n , q u e nos ilu s tra sobre
c u á n to su b irá la d e m a n d a efectiva, en c o n ju n to , con u n a u m e n to
dad o en la inversión.
P ero a u n q u e este análisis sea valioso p o r in tro d u c ir o rd e n y
m éto d o en n u e stra investigación, p rese n ta u n a sim p lic id a d en g a­
ñosa si olvidam os q u e a ) , b ) y c) son tam b ié n p a rte in te g ra n te
de los elem entos de co m p licació n 2 ) , 3 ) , 4 ) y 5 ) , q u e todavía
no hem os to m a d o en cu e n ta ; p o rq u e la cu rv a m ism a de p refe­
ren c ia p o r la liq u id e z d e p e n d e d e la c a n tid a d del n u ev o d in e ro
q u e sea ab so rb id a p o r la circ u la c ió n d e p ro d u cto s y de ingresos, q u e
a su vez d e p e n d e de la p ro p o rc ió n en q u e crece la d e m a n d a
efectiva y de cóm o se d iv id e el a u m e n to e n tre la respectiva alza
de precios, de salarios, y el v o lu m e n de p ro d u cc ió n y de ocupación.
M ás to d av ía, la cu rv a de las eficiencias m arg in ale s d ep en d erá
p a rc ia lm e n te del efecto q u e ten g a n las c ircu n stan cias co n c o m ita n ­
tes al a u m e n to en la c a n tid a d de d in e ro sobre las previsiones res­
pecto a las fu tu ra s p ro b a b ilid a d e s de la situ a c ió n m o n e ta ria . Y,
fin a lm e n te , el m u ltip lic a d o r esta rá [298] in flu id o p o r el m o d o en
q u e se d istrib u y a el n u ev o ingreso re s u lta n te del a u m e n to de la
d e m a n d a efectiva e n tre las d ife ren te s clases de consum idores. T a m ­
poco, p o r supuesto, es co m p le ta esta lista de interacciones. Sin
em bargo, si tenem os presentes todos los hechos, ten d rem o s su fi­
cientes ecuaciones sim u ltán eas p a ra o b te n e r u n re su lta d o d e te r­
m in a d o . H a b rá u n v o lu m e n co n creto de c recim ien to en la m ag ­
n itu d de la d e m a n d a efectiva q u e, después de to m a r to d o en
cu e n ta , c o rre sp o n d erá al a u m e n to de la c a n tid a d de d in e ro y es­
ta rá en e q u ilib rio con él. A dem ás, sólo en c ircu n stan cias m uy
excepcionales o c u rre q u e u n a u m e n to en la c a n tid a d d e d in e ro
irá asociado con u n a d i s m in u c i ó n en la m a g n itu d d e la d e m a n ­
d a efectiva.
266 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

L a p ro p o rc ió n e n tre el v o lu m e n de d e m a n d a efectiva y la c an ­
tid a d de d in e ro c o rresp o n d e m u y de cerca a lo q u e a m e n u d o
se llam a la “velocidad-ingreso del d in e ro ” —salvo q u e la d e m a n d a
efectiva c o rresp o n d a a a q u e l in g leso q u e h a sido p rev isto y q u e
puso en m arc h a la p ro d u cc ió n , n o al q u e re a lm e n te se p e rc ib e —, y
al ingreso b ru to , n o al neto. P ero la “velocidad-ingreso del d in e ro ”
es, en sí m ism a, sim p lem e n te u n n o m b re q u e n a d a explica. N o
hay razón p a ra e sp era r q u e sea c o n sta n te; p o rq u e d ep en d e, com o
se h a visto p o r el estu d io a n te rio r, de m u ch o s factores v ariab les y
com plejos. E l uso de este té rm in o obscurece, en m i o p in ió n , el ca­
rácter rea l de l a ’causación y sólo h a co n d u c id o a confusiones.
2) C om o hem os visto antes (p. 5 1 ), la d istin c ió n e n tre los
ren d im ie n to s d ecrecientes y los co n stan tes d ep en d e, en p a rte , de
si los tra b a ja d o re s son re m u n e ra d o s e n p ro p o rc ió n e stric ta a su
eficacia. D e ser así, ten d rem o s costos de tra b a jo co n stan tes (en u n i­
dades de salarios) c u a n d o el em p leo crece. P ero si el salario de
c ierta clase d e tra b a ja d o re s es u n ifo rm e , in d e p e n d ie n te m e n te de la
eficacia de los in d iv id u o s, ten d re m o s costos de tra b a jo crecientes,
c u a lq u ie ra q u e sea la eficiencia d el e q u ip o . A dem ás, si éste n o es
hom ogéneo y a lg u n a p a rte de él su p o n e u n costo p rim o m ay o r p o r
[299] u n id a d de p ro d u cc ió n , ten d re m o s costos p rim o s m arg in ales
en ascenso p a ra c u a lq u ie r a u m e n to d e b id o a los costos crecientes del
tra b a jo . D e a q u í q u e, p o r lo g en eral, el p recio de o fe rta suba a
m ed id a q u e la p ro d u c c ió n de u n e q u ip o d e te rm in a d o sea m ayor.
Así, el a u m e n to ele la p ro d u c c ió n irá seguido de u n alza de p re ­
cios, a p a rte de c u a lq u ie r cam b io e n la u n id a d de salarios.
3 ) En el p á rra fo 2) consideram os la p o sib ilid a d de q u e la ofer­
ta fuese im p e rfe c ta m e n te elástica. Si h ay u n e q u ilib rio perfecto
en las c a n tid ad e s relativ as de recursos especializados q u e n o se
usan, todos ellos a lc a n z ará n sim u ltá n e a m e n te el estado d e o c u p a ­
ción p len a. P ero, p o r lo g en eral, la d e m a n d a de alg u n o s servicios
y bienes alcan zará u n nivel, m ás a llá del cual la o fe rta es, p o r lo
p ro n to , p e rfe c ta m e n te ineslástica; a u n q u e en o tra s direcciones to ­
davía q u e d e n excedentes im p o rta n te s de recursos sin em pleo. Así,
al a u m e n ta r la p ro d u cc ió n , se lle g a rá sucesivam ente a u n a serie
de "em b o lle ta m ie n to s” ( b o t t l e - n e c k s ) en los q u e la o fe rta de de­
term in ad o s bienes d eja d e ser elástica y sus precios tie n e n q u e
su b ir al nivel necesario, c u a lq u ie ra q u e sea, p a ra desviar la d e m a n ­
da en o tras direcciones.
Es p ro b a b le q u e el n iv el g e n e ra l de precios n o su b a m u ch o
cu a n d o la p ro d u cc ió n crece, m ie n tra s se d isp o n g a de recursos efi­
caces de todas clases sin ocupación. P ero ta n p ro n to com o la p ro ­
LA T E O R ÍA DE LOS P R E C IO S 267

ducción hay a su b id o lo su ficien te p a ra em p ezar a alcanzar “ em ­


b o te lla m ie n to s”, es p ro b a b le q u e o c u rra u n alza v io le n ta en los
precios de ciertas m ercancías.
Sin em bargo, en lo a q u í tra ta d o , así com o e n lo d ich o en el
p á rra fo 2 ) , la e lasticid ad de o ferta d e p e n d e e n p a rte del tra n s­
curso del tiem p o . Si su p o n em o s u n in te rv a lo su ficien te p a ra q u e
cam bie la c a n tid a d de e q u ip o , las elasticidades de o fe rta serán
e v e n tu a lm e n te m ayores de m a n e ra d ecid id a. Así, u n cam bio m o d e ­
rad o en la d e m a n d a efectiva q u e se p rese n te en circu n stan cias de
a m p lia deso cu p ació n p u e d e in flu ir m uy poco e n elev ar los precios
y m u ch o en a u m e n ta r la o cu p ació n ; en ta n to q u e o tro m ás consi­
d e ra b le que, siendo im p rev isto , h a g a q u e se alcan cen algunos [300]
“ e m b o te lla m ien to s” tem p o rales, se a g o ta rá e n el a u m e n to d e p re ­
cios, n o de la o cu p ació n , en m ay o r p ro p o rc ió n al p rin c ip io q u e
después.
4) E l h e c h o de q u e la u n id a d de salarios p u e d e p ro p e n d e r a
s u b ir a n te s d e llegar a la o c u p a ció n p le n a re q u ie re pocos co m en ­
tarios o ex p licació n . D esde el m o m e n to en q u e cad a g ru p o de tra ­
b a ja d o res sa ld rá g a n a n d o , c e te r is p a r i b u s , c o n u n alza en sus p ro ­
pios salarios, hay, n a tu ra lm e n te , u n a p resió n en este se n tid o p a ra
todos los g rupos, a la q u e los e m p resario s e sta rá n m ás dispuestos
a a c e p ta r c u a n d o estén h a c ie n d o m ejores negocios. P o r este m o ­
tivo, es p ro b a b le q u e u n a p a rte de c u a lq u ie r a u m e n to e n la d e ­
m a n d a efectiva será ab so rb id a al satisfacer la ten d e n c ia ascendente
de la u n id a d de salarios.
E n esta fo rm a, adem ás del nivel crítico fin a l d e la o cu p ació n
p len a , en el cual los salarios n o m in a le s tie n e n q u e su b ir, e n la
m ism a p ro p o rc ió n q u e el alza en los precios de los a rtícu lo s p a ra
asalariados, en resp u esta a u n a u m e n to de la d e m a n d a efectiva en
u n id a d e s m o n eta ria s, ten d rem o s u n a sucesión de p u n to s sem icrí-
ticos an te rio re s, en los cuales u n crecim ien to de la d e m a n d a efectiva
tie n d e a elevar los salarios n o m in ales, a u n q u e n o e n p ro p o rc ió n
ex acta al alza e n el precio de los a rtícu lo s p a ra asalariados, e
ig u al o cu rre e n el caso de u n a d e m a n d a efectiva decreciente. E n
la re a lid a d , la u n id a d de salario s no cam b ia de u n a m a n e ra u n i­
form e en térm in o s m o n etario s, en resp u esta a cada cam bio p e q u e ­
ñ o en la d e m a n d a efectiva, sin o a saltos. Estos trazos de d isc o n ti­
n u id a d e stá n d e te rm in a d o s p o r la psicología de los tra b a ja d o re s
y p o r la p o lític a de los p a tro n o s y los sin d icato s o breros. T r a tá n ­
dose de u n sistem a ab ie rto , en el q u e significa esta d e sc o n tin u id a d
u n cam bio en relació n con los costos *tie salarios e n a lg u n a o tra
p a rte , y en el ciclo económ ico, d o n d e a ú n e n u n sistem a cerra d o
268 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

p u e d e significar u n cam b io en rela ció n con los costos de salarios


esperados p a ra el fu tu ro , es posible q u e sean de c o n sid erab le im ­
p o rta n c ia práctica. P o d ría creerse que, desde cierto p u n to de vista,
estos trazos d isco n tin u o s, en los q u e u n a u m e n to p o ste rio r d e la
d e m a n d a efectiva e n térm in o s de d in e ro p u e d e o casio n ar u n alza
d isc o n tin u a en la u n id a d de salarios, son posiciones d e semi-
in fla ció n q u e tie n e n c ie rta an a lo g ía (a u n q u e m uy im perfecta)
co n la in fla c ió n a b so lu ta (cf. p. sig.) [301] q u e aparece con u n
a u m e n to e n la d e m a n d a efectiva en circu n stan cias de o cu p ació n
p len a. T ie n e n , adem ás, m u ch a im p o rta n c ia h istó rica; p e ro n o se
p re sta n con fa c ilid a d a g eneralización teóricas.
5) N u e stra p rim e ra sim p lificació n consistió en su p o n e r q u e
las rem u n e ra c io n e s de los diversos factores q u e e n tra n en el costo
m a rg in a l v a ría n todas en la m ism a p ro p o rc ió n ; p ero de hecho
los tipos n o m in ales de re m u n e ra c ió n de los d iferen tes factores
m o stra rá n grados variab les d e rigidez y p u e d e n tam b ié n ten er
elasticid ad es de o ferta desiguales en resp u esta a cam bios e n las
rem u n e ra c io n e s m o n e ta ria s ofrecidas. Si n o fu era p o r esto, p o ­
dríam os d ecir q u e el n iv el de precios se co m p o n e de dos factores:
la u n id a d de salarios y el v o lu m en de o cu p ació n .
Q uizá el elem en to m ás im p o rta n te en el costo m arg in al, q u e
tien e p ro b a b ilid a d e s de c a m b ia r en p ro p o rc ió n d ife re n te de la
u n id a d de salarios, y ta m b ié n de flu c tu a r d e n tro de lím ites m u ­
cho m ás am plios, es el costo m a rg in a l de uso, p o rq u e éste p u e d e
su b ir v io le n ta m e n te c u a n d o la o cu p ació n em pieza a m ejo rar, si
(com o p ro b a b le m e n te o c u rrirá ) la , d e m a n d a efectiva creciente
ocasiona u n cam bio rá p id o en las ex p ectativ as q u e prevalecen
respecto a la fecha e n q u e será necesario re p o n e r el eq u ip o .
Si b ien p a ra m u ch o s fines es m u y ú til, com o p rim e ra a p ro x i­
m ación, su p o n e r q u e las re trib u c io n e s de todos los factores q u e
e n tra n en el costo p rim o m a rg in a l v a ría n e n la m ism a p ro p o rc ió n
q u e la u n id a d de salarios, p o d ría ser m ejo r, quizá, to m a r u n p ro ­
m edio p o n d e ra d o de las rem u n e ra c io n e s de los factores q u e e n tra n
en el costo p rim o m a rg in a l y lla m a rlo la u n i d a d d e co stos. L a
u n id a d de costos, o b ien , su je ta a la a p ro x im a c ió n a n te rio r, la u n i­
d a d de salarios, p u e d e considerarse así com o el p a tró n esencial
d e valor; y el nivel de precios, d a d o el estad o de la técnica y el
e q u ip o , d e p e n d erá en p a rte de la u n id a d de costos y en p a rte de
la escala de pro d u cció n , a u m e n ta n d o , c u a n d o su b e la p ro d u cció n ,
m á s q u e p ro p o rc io n a lm e n te a c u a lq u ie r alza en la u n id a d de
costos, de acu erd o con el p rin c ip io de los re n d im ie n to s d ecrecien ­
tes en [302] p erio d o s cortos. T e n e m o s o cu p ació n p len a cu a n d o
LA T E O R ÍA DE LOS P R E C IO S 269

la p ro d u cc ió n h a su b id o a u n n iv el tal q u e el re n d im ie n to m a r­
g in al de u n a u n id a d re p re se n ta tiv a de los factores d e la p ro d u c ­
ción h a b a ja d o a la cifra m ín im a con la cual hay d isp o n ib le u n a
ca n tid ad su ficien te de factores p a ra lo g rar esta p ro d u cció n .

C u a n d o u n n u ev o crecim ien to en el v o lu m en de d e m a n d a efec­


tiva no p ro d u ce ya u n a u m e n to m ás en la p ro d u cc ió n y se tra ­
duce sólo en u n alza de la u n id a d de costos, en p ro p o rc ió n ex acta
al fo rta le c im ie n to de la d e m a n d a efectiva, hem os alcanzado u n
estado q u e p o d ría designarse a p ro p ia d a m e n te com o de in fla ció n
a u té n tic a . H a sta alcanzar este p u n to , el efecto de la e x p a n sió n
m o n e ta ria es c o m p le ta m en te cu estió n d e g rad o y n o h ay m o m e n to
previo e n el cual podam os trazar u n a lín e a d e fin id a y d e c la ra r
q u e las condiciones de in fla ció n e stán o p e ra n d o . Es p ro b a b le q u e
cada a u m e n to a n te rio r en la c a n tid a d de d in e ro , e n la m ed id a
qu e hace s u b ir la d e m a n d a efectiva, se tra d u z ca p a rte en u n a
elevación de la u n id a d de costos y p a rte en u n a u m e n to de la
pro d u cció n .
P arece, p o r tan to , q u e tenem os c ie rta clase d e a sim e tría a a m ­
bos lados del n iv el crítico e n q u e se p rese n ta la in fla ció n , p o rq u e
u n a co n tra cc ió n de la d e m a n d a efectiva p o r d e b a jo de ese n iv el
re d u c irá la m a g n itu d de ésta, m e d id a en u n id a d e s de costo; m ie n ­
tras q u e u n a e x p a n sió n de la d e m a n d a efectiva p o r en cim a de él
n o te n d rá , p o r lo g en eral, el efecto de a u m e n ta rla en térm in o s
de u n id ad e s de costo. Este re su lta d o es consecuencia del supues­
to de q u e los factores de la p ro d u cc ió n , y en p a rtic u la r los tra ­
bajad o res, e stán dispuestos a resistirse a u n a re d u c c ió n en sus
rem u n e ra c io n e s m o n eta ria s, y q u e n o hay m o tiv o c o rre sp o n d ie n te
p a ra o p onerse a u n a u m e n to de éstas. T a l su p u esto está ev id en ­
tem e n te b ie n fu n d a d o en los hechos, d e b id o a la c irc u n sta n c ia de
q u e u n cam b io q u e n o sea g en eral re su lta b enéfico a los factores
especiales afectados c u a n d o o p era en sen tid o ascendente, y dañoso
c u a n d o lo hace h acia abajo.
Si, p o r el c o n tra rio , los salarios n o m in ales b a ja ra n sin [303]
lím ite siem pre q u e h u b iese u n a ten d e n c ia h acia u n n iv el in fe rio r
al de la o cu p ació n p le n a n o cabe d u d a q u e la a sim e tría desajia-
recería. P ero e n ese caso n o h a b ría n in g ú n to p e in fe rio r a la
o cu p ació n p le n a h a sta q u e la tasa de in te rés fuese incapaz de
b a ja r m ás o q u e los salarios lle g a ra n a cero. D e h e c h o debem os
ten e r a l g ú n fac to r cuyo v a lo r en d in e ro es, si n o fijo, p o r lo m e­
270 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

nos rígido, p a ra q u e nos dé a lg u n a e sta b ilid a d de valores en u n


sistem a m o n etario .
L a o p in ió n de q u e c u a l q u i e r a u m e n to e n la c a n tid a d de d in e ro
es in flacio n ista (a m enos q u e p o r esto q u e ra m o s d ecir solam ente
q u e los precios e stán su b ien d o ) está lig ad o con el su p u esto básico
d e la teo ría clásica de q u e s i e m p r e nos en c o n tram o s e n circu n s­
tancias tales q u e u n a b a ja en las restricciones reales de los factores
p roductivos c o n d u c irá a u n a c o n tra cc ió n d e su o ferta.

VI

C on ay u d a d e las a n o tacio n es h ech as e n el c a p ítu lo 20, podem os,


si así lo deseam os, e x p resar en fo rm a sim bólica lo m ás su sta n ­
cioso de lo a n te s dicho.
E scribam os M V = D , d o n d e M es la c a n tid a d d e d in e ro , V su
velocidad-ingreso (d efin ic ió n q u e d ifie re e n p e q u e ñ o s d etalles de
la in d ic a d a antes, q u e p ro v ie n e de la d e fin ic ió n u su al) y D la
d e m a n d a efectiva. Si entonces V es c o n stan te, los precios, c am b ia­
rá n en la m ism a p ro p o rc ió n q u e la c a n tid a d de d in e ro , a condi-
cion de q u e e„ ^
( D d^P \J sea ig u al a la u n id a d . E sta c o n d i­

ción se satisface (véase p. 275) si e . = o ó si e . = 1. L a co n d ició n


e, = 1 significa q u e la u n id a d de salarios, e x p resad a e n d in ero ,
sube en la m ism a p ro p o rc ió n q u e la d e m a n d a efectiva, desde el
DdS
m o m e n to q u e e. = --------; v la c o n d ic ió n e, — o q u ie re decir
SdD
qu e la p ro d u c c ió n ya n o p re se n ta reacció n a lg u n a a u n aum en-
D dO
to m ás en la d e m a n d a efectiva, ya q u e e„ m . L a p ro d u cc ió n ,
en c u a lq u ie r caso, p e rm a n e c e rá in v ariab le .
Podem os o c u p a rn o s a c o n tin u a c ió n d el caso e n q u e la velo-
cidad-ingreso n o es co n stan te, in tro d u c ie n d o to d av ía u n a n u ev a
[304] elasticidad, a saber, la ela stic id a d de la d e m a n d a efectiva
a n te los cam bios en la c a n tid a d de d in ero .

M dD
e d — --------.
DdM
E sto nos d a
M dp
------- = er • e a, donde ep = l — e , ■ e . (1 — e.) ;
L A T E O R ÍA D E L O S P R E C IO S 271

de m a n e ra q u e

( M dp\ . .
e n d o n d e e sin su fijo ^ = pdM ' *nc^ ca c^ sP*c^e “ e 65(3 P1'
rá m id e y m id e la reacció n de los precios n o m in a le s a n te los cam ­
bios e n la c a n tid a d de d in ero .
D esde el m o m e n to q u e esta ú ltim a fó rm u la nos d a la p ro p o r­
ció n e n q u e v a ría n los precios en resp u e sta al cam b io e n la
c a n tid a d de d in e ro , p u e d e considerarse com o u n a fo rm a ge­
n e ra liz a d a de la teo ría c u a n tita tiv a d el d in e ro . P e rso n a lm e n te
n o doy m u ch o v a lo r a las m an ip u la c io n e s d e esta clase, y re p e ­
tiría la ad v e rten c ia q u e hice antes de q u e im p lic a n tan to s su p u es­
tos tácitos respecto a q u é v ariab les se c o n sid e ran in d ep e n d ie n te s
(o lv id a n d o las d iferen ciales p arciales p o r co m p leto ) com o se h a ­
cen en el raz o n a m ie n to o rd in a rio , y al m ism o tie m p o d u d o q u e
p u e d a n llev arn o s m ás lejos q u e este ú ltim o . Q u izá el m e jo r ser­
vicio q u e p u e d e p ro p o rc io n a rn o s el hecho de escribirlas sea el
p o n e r de m an ifiesto la g ra n c o m p le jid a d de la rela ció n e n tre los
precios y la c a n tid a d de d in e ro , c u a n d o in te n ta m o s e x p re sa rla de
m a n e ra fo rm al. V ale la p e n a , sin em bargo, lla m a r la a te n c ió n
sobre q u e, de los c u a tro térm in o s e d, e,, e, y e„, de q u e d e p e n d e
el efecto de los cam bios e n la c a n tid a d de d in e ro sobre los p re ­
cios, e d in d ic a los factores de liq u id ez q u e d e te rm in a n la d e m a n d a
d e d in e ro en cada situ ació n , e. los elem entos de tra b a jo (o, m ás
e stric tam e n te , los q u e e n tra n en el costo p rim o ) q u e d e te rm in a n
la a m p litu d de la elevación de los salarios n o m in a le s al a u m e n ­
ta r la o cu p ació n , y e, y e„ los factores físicos q u e d e te rm in a n la
[305] tasa de los re n d im ie n to s decrecientes c u a n d o se a p lic a m ás
tra b a jo al e q u ip o existente.
Si el p ú b lic o conserva u n a p ro p o rc ió n c o n sta n te de sus in ­
gresos e n d in ero , e „ = l ; si los salarios m o n e ta rio s son fijos,
e. = o; si hay re n d im ie n to s co n stan tes e n g en eral, de m a n e ra q u e
el re n d im ie n to m a rg in a l ig u ale al re n d im ie n to , e . e . = l ; y si
h ay o cu p ació n p len a , ya sea de m a n o de o b ra o de eq u ip o ,
e , e „ = o.
A h o ra b ien , e = 1, si e d — l y e . = 1; o si e d = 1, e, = o y
e. ■ e„ — 1; o si e d = 1 y e, — o. Y e v id e n te m e n te hay u n a varié-
272 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

d a d de otros casos especiales en los cuales e = 1. P ero , e n gene­


ral, e n o ig u ala la u n id a d ; y q u izá no hay a in co n v e n ie n te en
h a c er la g eneralización de q u e, según supuestos lógicos relativos
al m u n d o real, y ex clu y en d o el caso de u n a “h u id a d el d in e ro ”
en el cual e a y e, lleg an a ser grandes, e es, p o r reg la g en eral,
m e n o r q u e la u n id a d .

V II

H a sta a h o ra nos hem os o cu p ad o p rim o rd ia lm e n te de la fo rm a en


q u e los cam bios en la c a n tid a d de d in e ro afectan los precios a
la corta. P ero ¿no h ay a la larg a u n a rela ció n m ás sencilla?
Éste es u n p ro b le m a q u e se p re sta m ás a la g en eralizació n h is­
tó rica q u e a la te o ría p u ra . Si existe a lg u n a te n d e n c ia a m e d ir
la u n ifo rm id a d a larg o plazo de la cu rv a de p refe re n c ia p o r la
liq u id ez, ig u al p u e d e h a b e r a lg u n a rela ció n tosca e n tre el ingreso
n a c io n a l y la c a n tid a d de d in e ro n ecesaria p a ra satisfacer d ich a
p referen cia, to m a d a com o térm in o m ed io de los p erio d o s de pe­
sim ism o y o p tim ism o en c o n ju n to . P o r ejem plo, es p o sib le q u e la
g e n te n o conserve en p erio d o s largos en fo rm a de saldos ociosos
u n a sum a su p e rio r a u n a p ro p o rc ió n b a sta n te estable del ingreso
n acio n al, a co n d ició n de q u e la tasa de in terés exceda de cierto
m ín im o psicológico; de m od o q u e si la c a n tid a d de d in e ro q u e
sobrepasa la re q u e rid a p a ra la circ u la c ió n activa excede esta p ro ­
p o rció n n a c io n a l, h a b rá , ta rd e o [306] te m p ra n o , u n a ten d en cia
de la tasa de in te rés a b a ja r a p ro x im a d a m e n te h asta d ic h o m ín i­
m o. L a tasa de in te rés descen d en te a u m e n ta rá entonces, c e te ris
p a r i b u s , la d e m a n d a efectiva, y la creciente d e m a n d a efectiva a l­
c anzará u n o o m ás de los niveles sem icríticos, en los cuales la u n i­
d a d de salarios te n d e rá a m o stra r u n alza d isc o n tin u a , con el efec­
to co rre sp o n d ie n te sobre los precios. E n tra rá n e n ju eg o las te n ­
dencias opuestas si la c a n tid a d de d in e ro excedente es u n a p ro ­
p o rció n a n o rm a lm e n te b a ja del ingreso n a c io n a l. Así, el efecto
n e to de las flu ctu acio n es en u n p e rio d o será el de establecer u n a
cifra p ro m ed io , de acu erd o con la p ro p o rc ió n estable e n tre el
ingreso n acio n al y la c a n tid a d de d in e ro h acia la q u e la psico­
logía del p ú b lic o tie n d e tard e o te m p ra n o a volver los ojos.
Estas ten d en cias a c tu a rá n p ro b a b le m e n te con m enos tropiezos
e n sen tid o ascendente q u e en el d escendente; p ero si la c a n tid a d
d e d in e ro sigue siendo m uy escasa p o r larg o tiem p o , la solución
se h a lla rá n o rm a lm e n te en el cam bio d el p a tró n o del sistem a m o ­
n e ta rio , d e m a n e ra q u e se eleve la c a n tid a d de d in ero , m ás b ie n
LA T E O R ÍA DE I .O S P R E C IO S 273

q u e o b lig a n d o a la u n id a d de salarios a b a ja r y, p o r ta n to , a u m e n ­
ta n d o la carga de las deudas. D e este m odo, la d irecció n q u e h a n
seguido los m o v im ien to s de precios e n p erio d o s m u y largos h a
sido casi siem p re ascendente; p o rq u e c u a n d o el d in e ro es re la ti­
v am en te a b u n d a n te , la u n id a d de salarios sube; y cu a n d o es rela ­
tiv am en te escaso, se e n c u e n tra alg ú n m edio de a u m e n ta r la can­
tid a d efectiva del m ism o.
P arece q u e d u ra n te el siglo x ix el crecim ien to de la p o b lac ió n
y de los in v en to s, la e x p lo ta ció n de nuevas tierras, el estad o de
la confianza y la frecu en cia de las g u erras en el p ro m e d io de (di­
gam os) cad a d écada, ju n to con la p ro p e n sió n a co n su m ir, p arecen
h a b e r sido suficientes p a ra establecer u n a curva tal de eficien­
cia m a rg in a l del c a p ita l q u e p e rm itió u n n iv el m ed io d e o c u p a ­
ción lo b a sta n te satisfactorio p a ra ser comjDatible con u n a tasa
de in terés lo su fic ie n tem e n te a lta p a ra ser p sicológicam ente acep­
tab le p a ra los p ro p ie ta rio s de la riq u eza. H a y p ru e b a s de q u e
d u ra n te u n p e rio d o de casi cien to c in c u e n ta años la tasa típ ica
de in terés a largo plazo e n los p rin c ip ale s [307] centros f in a n ­
cieros fue d el 5 p o r cien to m ás o m enos, y la de los valores de
p rim e ra clase, e n tre 3 y ?>y2 P o r cien to ; y q u e estas tasas de in te ­
rés e ra n lo b a sta n te m odestas p a ra e stim u la r u n a tasa de in v er­
sión c o m p a tib le con u n p ro m e d io de o c u p a ció n q u e n o e ra in to ­
lera b le m en te b ajo . A lg u n as veces la u n id a d de salarios, p ero con
m ás frecu en cia el p a tró n o el sistem a m o n e ta rio (p a rtic u la rm e n te
a través del d esarro llo del d in e ro b a n c ario ) se a ju s ta b a n en fo rm a
de aseg u rar q u e la c a n tid a d de d in e ro en u n id a d e s de salarios
fu e ra suficiente p a ra satisfacer la p refe re n c ia n o rm a l p o r la li­
qu id ez a tasas de in terés q u e r a r a vez e ra n m u y in ferio res a las
n o rm ales in d icad as antes. E n g en eral, la te n d e n c ia de la u n id a d
de salarios, era, com o de co stu m b re, firm e m en te ascendente, p ero
la eficacia del tra b a jo ta m b ié n ib a en a u m e n to . Así, el e q u ilib rio
d e fuerzas e ra tal q u e p e rm itía u n g rad o raz o n a b le d e e sta b ilid ad
en los precios —el m ás a lto p ro m e d io q u in q u e n a l de los n ú m ero s
índices de S au erb erck e n tre 1820 y 1914 fu e so lam en te 50 p o r
c ien to m ay o r q u e el m ás b a jo . E sto n o fu e accid en tal; se describe
con razón com o d e b id o a u n e q u ilib rio de fuerzas en u n a época
en q u e los g ru p o s in d iv id u ale s de p a tro n e s era n lo b a sta n te fuertes
p a ra e v ita r q u e la u n id a d de salarios su b ie ra m u c h o m ás de p r i­
sa q u e la eficacia de la p ro d u c c ió n y c u a n d o los sistem as m o n e ­
tarios e ra n al m ism o tie m p o lo b a sta n te flu id o s y su ficien tem en te
conservadores p a ra p ro p o rc io n a r u n p ro m e d io de ab astecim ien to
de d in ero en u n id a d e s de salarios, q u e p e rm itie ra p revalecer al
274 S A L A R IO S N O M IN A L E S Y P R E C IO S

p ro m ed io m ín im o de la tasa de in te rés fác ilm e n te a c ep ta b le p a ra


los p ro p ie tario s de la riq u eza, b a jo la in flu e n c ia de sus p re fe re n ­
cias p o r la liquidez. El n iv el m ed io de o c u p a ció n eran , p o r su­
puesto, su sta n c ia lm e n te in fe rio r al de o c u p a ció n p len a , p ero no
ta n in to le ra b le m e n te p o r d e b a jo del m ism o q u e p ro v o ca ra cam ­
bios revolucionarios.
H oy, y p ro b a b le m e n te en el fu tu ro , la cu rv a de la eficiencia
m a rg in a l del c a p ita l se e n c u e n tra , p o r v a ria d as razones, m u y p o r
d eb ajo de lo q u e e ra el siglo x ix . L a agudeza y la p e c u lia rid a d
de n u estro s p ro b le m as de q u e la tasa m e d ia de in te ré s p e rm i­
tirá u n n iv el m ed io raz o n a b le de o c u p a ció n es [308] ta n in ac e p ­
table p a ra los jaropietarios de riq u e z a, q u e n o p u e d e establecerse
fácilm en te p o r m ed io de sim ples m a n ip u la c io n e s de la c a n tid a d
de d in ero . A u n d u ra n te el siglo x ix p u d o e n c o n trarse u n cam ino,
siem pre q u e se p u d ie ra a lcan zar u n n iv el m ed io to le ra b le de ocu­
p a c ió n d u ra n te u n a , dos o tres décadas, sim p lem e n te a seg u ran d o
u n a o ferta a d e c u a d a de d in e ro en u n id a d e s de salarios. Si este
fu era n u e stro ú n ico p ro b le m a e n la a c tu a lid a d —si to d o lo q u e
necesitam os fu era u n g rad o su fic ie n te de d e v a lu a c ió n —, n o cabe
d u d a q u e e n c o n tra ría m o s hoy u n a solución.
P ero el elem en to m ás estable, y el m enos fácil de desplazar
en n u e stra econom ía c o n te m p o rá n e a h a sido h a sta a h o ra , y p u ed e
serlo e n el fu tu ro , la tasa m ín im a de in te rés a c ep ta b le p o r la
g e n e ra lid a d de los p ro p ie ta rio s de la riq u e z a.2 Si u n n iv el to ­
lerab le de o cu p ació n re q u ie re u n a tasa de in te rés m u y in fe rio r a
las tasas p ro m e d io q u e re g ía n en el siglo x ix , es m u y d udoso
q u e p u e d a alcanzarse sim p lem e n te p o r m ed io de m a n ip u la c io ­
nes en la c a n tid a d de d in ero . D el p o rc ie n to de g a n a n cia , q u e la
curva de la eficiencia m a rg in a l del c a p ita l p e rm ite al d e u d o r es­
p e ra r g an ar, tien e q u e d ed u cirse 1) el costo de p o n e r e n c o n tacto
a prestam istas y p resta ta rio s, 2) el im p u e sto sobre el ingreso y
los im puestos ad icio n ales y 3) el m arg e n q u e el p resta m ista re ­
q u iere p a ra c u b rir su riesgo e in c e rtid u m b re , an tes de lleg ar al
ren d im ie n to n e to d isp o n ib le p a ra te n ta r al p ro p ie ta rio de riq u e ­
za a sacrificar su liq u id ez. E n condiciones de u n p ro m e d io tole­
rab le de ocupación, si este re n d im ie n to n e to re su lta ser in fin ite ­
sim al, los m étodos tra d icio n a le s p u e d e n ser in fru ctu o so s.
P a ra volver a n u e stro tem a in m e d ia to , la rela c ió n a larg o p la ­
zo e n tre el ingreso n acio n al y la c a n tid a d de d in e ro d e p e n d e rá

3 C f. el d icho d el siglo xix, citado p or B agehot, de que "J o h n B ull p u e d e tolerar


m uchas cosas, pero no el 2 por ciento” .
LA T E O R ÍA DE LOS P R E C IO S 275

de las p referen cias p o r la liq u id ez. Y la e sta b ilid a d o in e sta b ili­


d a d de los precios e n p e rio d o s largos d e p e n d e rá de la fuerza de
la ten d e n c ia ascendente de la u n id a d de salarios (o, m ás e x a cta ­
m ente, de la u n id a d de costos) c o m p a rad a con la tasa de creci­
m ie n to de la eficacia del sistem a p ro d u ctiv o . [309]
.■
;'-¿i' '

L ib r o VI

BREVES C O N SID E R A C IO N E S SU G E R ID A S P O R
LA TE O R IA G ENERAL
C A P ÍT U L O 22

N O T A S S O B R E E L C IC L O E C O N Ó M IC O

Co m o creem o s h a b e r d e m o str a d o e n lo s c a p ítu lo s p r e c e d e n te s q u é


es lo que d e te r m in a el v o lu m e n de o c u p a c ió n en c u a lq u ie r m o­
m e n t o , p o d e m o s d e d u c ir , si e s ta m o s e n lo j u s to , q u e n u e s tr a te o r ía
debe poder e x p lic a r lo s fe n ó m en o s del c ic lo e c o n ó m ic o .
Si ex am inam os los d etalles de c u a lq u ie r e je m p lo rea l del ciclo
económ ico, verem os q u e es m uy com plejo y q u e p a ra su e x p li­
cación co m p le ta serán necesarios todos y cad a u n o de los e le m en ­
tos de n u e stro análisis. E n p a rtic u la r, en c o n trare m o s q u e las flu c ­
tu acio n es en la p ro p e n sió n a co nsum ir, en estado de p re fe re n ­
cia p o r la liq u id ez y e n la eficiencia m a rg in a l d el c a p ita l h a n des­
e m p e ñ a d o su p a rte . P ero sugiero q u e el ca rá c te r esencial del ciclo
económ ico y, especialm ente, la re g u la rid a d de la secuencia de
tie m p o y de la d u ra c ió n q u e ju stific a el q u e lo llam em os c ic lo , se
d ebe sobre todo a cóm o flu c tú a la eficiencia m a rg in a l d el c a p i­
tal. A m i m o d o de ver, lo m ejo r es c o n sid e rar q u e el ciclo eco­
n ó m ico se debe a u n cam b io cíclico en la eficiencia m a rg in a l d el
cap ital, a u n q u e co m p licad o y fre c u e n te m e n te ag rav ad o p o r cam ­
bios asociados en las otras variab les im p o rta n te s de p e rio d o breve
del sistem a económ ico. P a ra d e sa rro lla r esta tesis sería necesario
m ás b ie n u n lib ro q u e u n c a p ítu lo y se re q u e riría u n ex am en m i­
nucioso de los hechos; p e ro las siguientes breves observaciones
serán suficientes p a ra in d ic a r la lín e a de investigaciones q u e su­
giere n u e stra teo ría a n te rio r.

P o r m o v im ie n to c íc lic o qu erem o s d ecir q u e, al p ro g resar el sis­


tem a, p o r ejem p lo , en d irecció n ascendente, las fuerzas [313] q u e
lo e m p u ja n h a c ia a rrib a al p rin c ip io to m a n im p u lso y p ro d u c e n
efectos a c u m u lativ o s u n as sobre otras, p e ro p ie rd e n g ra d u a lm e n te
su p o ten c ia h a sta q u e , e n cierto m o m en to , tie n d e n a ser re e m p la ­
zadas p o r las o p e ra n tes en sen tid o op u esto ; las cuales, a su vez,
to m a n im p u lso p o r cierto tie m p o y se fo rtalecen m u tu a m e n te
h a sta q u e ellas tam b ié n , h a b ie n d o alcanzado su d esarro llo m á x i­
m o, d ecaen y d e ja n sitio a sus c o n trarias. Sin em bargo, p o r m o v i­
m ie n to c íc lic o n o querem os d ecir sim p lem e n te q u e esas te n d e n ­
cias ascendentes y descendentes n o p e rsista n in d e fin id a m e n te en
la m ism a dirección, u n a vez in iciad as, sino q u e te rm in a n p o r in-
279
280 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

vertirse. T a m b ié n q u erem o s e x p resar q u e hay cierto g ra d o de


re g u la rid a d e n la secuencia y d u ra c ió n de los m o v im ien to s ascen­
den tes y descendentes.
N o o b stan te, p a ra q u e n u e stra ex p licació n sea a d e cu a d a debe
a b a rc a r o tra característica d el lla m a d o ciclo económ ico, a saber, el
fenóm eno de la crisis —el hecho de q u e la su b stitu c ió n ele un
im p u lso descen d en te p o r o tro ascen d en te o c u rre con frecuencia
de m odo re p e n tin o y v io len to , m ie n tra s que, p o r reg la general,
no existe u n p u n to de in fle x ió n ta n c o rta n te cu a n d o el m o v im ie n ­
to ascendente es su b stitu id o p o r la te n d e n c ia a b a ja r.
C u a l q u i e r flu c tu a c ió n en las inversiones q u e n o esté e q u ili­
b ra d a p o r u n cam b io c o rre sp o n d ie n te en la p ro p e n sió n a co n su ­
m ir, se tra d u c irá , p o r supuesto, en tin a flu c tu ac ió n de la o c u p a ­
ción. P o r tan to , desde el m o m e n to q u e el v o lu m en de in v ersió n
está ex p u esto a in flu e n cia s m uy com plejas, es m uy im p ro b a b le
q u e todas las flu ctu acio n es, ya sea en la in v ersió n m ism a o en
la eficiencia m a rg in a l d el cap ital, sean de ca rá c te r cíclico. E n u n a
sección p o ste rio r de este c a p ítu lo e x am in arem o s u n caso especial
e n p a rtic u la r: el de las flu ctu acio n es agrícolas. Sugiero, sin em ­
bargo, q u e h ay razones concretas p a ra que, en el caso d e u n ciclo
in d u stria l típ ico en el a m b ie n te d el siglo xix, las flu ctu acio n es
en la eficiencia m a rg in a l del c a p ita l d e b ie ra n h a b e r te n id o carac­
terísticas cíclicas. Las razones n o son e n m a n e ra a lg u n a poco fa­
m iliares, ya sea en sí m ism as o com o e x p licació n d e l [314] ciclo
económ ico. M i ú n ico p ro p ó sito a q u í es lig arlas con la teo ría p re ­
cedente.

II

P u ed o a b o rd a r m e jo r lo q u e tengo q u e d ecir em p ezan d o con las


ú ltim a s etapas del auge y el com ienzo de la “crisis”.
H em os visto an tes q u e la eficiencia m a rg in a l del c a p it a l 1 n o
d ep en d e sólo de la a b u n d a n c ia o escasez ex iste n te de bienes de
c a p ital y el costo c o rrie n te de p ro d u cc ió n de los m ism os, sino
tam b ié n de las ex p ectativ as actuales respecto al fu tu ro re n d im ie n ­
to de los bienes de c a p ita l. E n el caso de los bienes d u rab le s re ­
su lta n a tu ra l y razo n ab le, p o r ta n to , q u e las ex p ectativ as del fu ­
tu ro ju e g u e n u n p a p e l d o m in a n te en la d e te rm in a c ió n de la escala
en q u e parezcan reco m en d ab les nuevas inversiones. P ero, com o lo

1 C o n frecuencia es conveniente, en los contextos d o n d e no caben m alas in te r­


pretaciones, escribir “la eficiencia m arginal del capital” , cuando quiere decirse "la
curva d e la eficiencia m arginal del capital” .
NO TAS SO BR E EL C IC L O E C O N Ó M IC O 281

hem os visto, las bases p a ra h a c er tales ex p ectativ as son m uy p re ­


carias. E sta n d o apoyadas e n p ru e b a s variab les e inseguras, están
expuestas a cam bios v io len to s y rep e n tin o s.
A h o ra b ie n , al e x p lic ar las “ crisis” hem os a c o stu m b ra d o h a ­
cer h in c a p ié e n la te n d e n c ia de la tasa de in te rés a su b ir b a jo la
in flu e n cia d e la m ay o r d e m a n d a de d in ero , ta n to p a ra com erciar
com o con fines especulativos. Sin d u d a , este fac to r p u e d e re p re ­
se n ta r a veces u n p a p e l de a g ra v a m ie n to y, o casio n alm en te, de in i­
ciación. P ero creo q u e la e x p licació n m ás típ ica , y con frecu en cia
la p re d o m in a n te de la crisis, n o es p rin c ip a lm e n te u n alza en la
tasa de in terés, sino u n colapso re p e n tin o de la eficiencia m a rg in a l
del cap ital.
Las ú ltim a s etapas del auge se caracterizan p o r las e x p e cta ­
tivas o p tim istas respecto al re n d im ie n to fu tu ro de los bienes de
cap ital, lo b a sta n te fuertes p a ra e q u ilib ra r su a b u n d a n c ia crecien­
te y sus costos ascendentes de p ro d u c c ió n y, p ro b a b le m e n te tam ­
b ién , u n alza en la tasa cíe in terés. Es p ro p io de [315] los m erca­
dos de in v ersió n organizados que, c u a n d o el d esen can to se ciern e
sobre u n o d em asiad o o p tim ista y con d e m a n d a sobrecargada, se
d e rru m b e n con fuerza v io le n ta , y a u n catastró fica,2 b a jo la in ­
flu en cia de los c o m p rad o res a lta m e n te ig n o ra n tes de lo q u e com ­
p ra n y de los especuladores, q u e están m ás in teresad o s en las p re ­
visiones acerca del p ró x im o d esp lazam ien to de la o p in ió n del
m ercado, q u e en u n a e stim ació n raz o n a b le del fu tu ro re n d im ie n ­
to de los bienes de c a p ital. A dem ás, el pesim ism o y la in ce rtid u m -
b re del fu tu ro q u e a c o m p a ñ a a u n d e rru m b a m ie n to en la eficien ­
cia m a rg in a l del c a p ital, n a tu ra lm e n te p re c ip ita u n a u m e n to d e ­
cisivo en la p refe re n c ia p o r la liq u id ez —y de a q u í u n alza en
la tasa d e in te ré s—. De este m odo, el hech o de q u e u n d e rru m ­
b a m ie n to de la eficiencia m a rg in a l del c a p ita l tie n d a a ir acom ­
p a ñ a d o p o r u n alza en la tasa de interés, p u e d e ag rav ar m u ch o
el descenso en la in versión. P ero lo esencial de ta l estado de cosas
se e n c u e n tra , sin em bargo, en el colapso de la eficiencia m a rg in a l
del c a p ital, p a rtic u la rm e n te en el caso de aq u ellas clases de ca­
p ita l q u e h a y a n c o n trib u id o m ás a la fase p rev ia de las gran d es
n uevas inversiones. L a p re fe re n c ia p o r la liq u id ez, ex cep to en
a q u e llas de sus m anifestaciones q u e van asociadas con u n a u m e n ­

2 H e m ostrado antes (capítulo 8) que, aun q u e el inversionista privado rara vez es


responsable d irectam en te d e las nuevas inversiones, sin em bargo, los em presarios, que
sí lo son, enco n trarán fin an cieram en te ventajoso y con frecuencia inevitable, dejarse
atrapar por las ideas del m ercado, a u n q u e indiv id u alm en te estén m ejor inform ados.
282 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

to en el com ercio y la especulación, n o sube h a sta d e s p u é s del


d e rru m b a m ie n to en la eficiencia m a rg in a l d el c a p ital.
E sto es lo q u e hace ta n d ifícil el estu d io de la d epresión. Pos­
terio rm en te, u n descenso en la tasa de in te rés será de g ra n a y u d a
p a ra la rec u p e rac ió n y, p ro b a b le m e n te , c o n d ic ió n necesaria de
la m ism a. P ero, p o r el m o m e n to , el colapso en la eficiencia m a r­
g in al del c a p ita l p u e d e ser ta n co m p leto q u e n o baste n in g u n a
red u cció n fa c tib le e n la tasa de interés. Si u n a b a ja de ésta fu e ra
capaz de p ro v e e r u n rem e d io efectivo p o r sí m ism a, c a b ría a lc a n ­
zar la rec u p e ra c ió n sin el tran scu rso de alg ú n in te rv a lo conside­
rab le de tie m p o y p o r m edios m ás o m enos d ire c ta m e n te b a jo el
c o n tro l de la a u to rid a d m o n e ta ria . [316] P ero, de hecho, esto n o
suele o c u rrir, y n o es ta n fácil re su c ita r la eficiencia m a rg in a l
del c a p ital, estan d o , com o está, d e te rm in a d a p o r la in d irig ib le
y d eso b ed ien te psicología del m u n d o de los negocios. Es el re to r­
no de la confianza, j^ara h a b la r en len g u a je o rd in a rio , el q u e re ­
su lta ta n poco susceptible de c o n tro l en u n a econom ía de c a p ita ­
lism o in d iv id u a l. Este es el aspecto de la d e p re sió n q u e los b a n ­
q u ero s y los h o m b re s de negocios h a n ten id o razó n en su b ray ar,
y el q u e los econom istas q u e h a n puesto su fe en u n rem e d io “p u ­
ra m e n te m o n e ta rio ” h a n subestim ado.
Esto m e lleva a m i asu n to . L a ex p licació n del e l e m e n t o t i e m ­
p o en el ciclo económ ico, d el h ech o de q u e g e n e ra lm e n te h a de
tra n s c u rrir u n in te rv a lo de tie m p o de cie rta m a g n itu d antes de
q u e em piece la rec u p e rac ió n , d e b e buscarse en las in flu e n cia s q u e
g o b ie rn a n la rec u p e ra c ió n de la eficiencia m a rg in a l del cap ital.
H ay razones, d ad as en p rim e r lu g a r p o r la d u ra c ió n de los bienes
de larg a v id a re la tiv a m e n te a la tasa n o rm a l d e c re c im ien to en
u n a época d a d a , y en segundo p o r los costos de a lm a ce n a m ie n to
de las existencias excedentes, p o r las cuales la d u ra c ió n d el m o ­
v im ien to descen d en te debe te n e r c ie rta m a g n itu d q u e no es fo r­
tu ita , q u e no flu c tú a en tre , digam os, u n añ o a h o ra y diez años en
o tra ocasión, sino q u e m u e stra d e te rm in a d a re g u la rid a d h a b itu a l
entre, digam os, tres y cinco años.
V olvam os a lo q u e o c u rre en las crisis. M ie n tra s el auge co n ­
tin ú a , la m ayor p a rte de las nuevas inversiones m u e stra n u n re n ­
d im ie n to h a b itu a l q u e n o d e ja de ser satisfactorio. L a d esilusión
viene p o rq u e de re p e n te su rg en d u d a s e n rela c ió n con la c o n fia n ­
za q u e p u e d e tenerse en el re n d im ie n to p ro b ab le , q u izá p o rq u e
la a c tu a l m u estra señales de b a ja a m e d id a q u e las existencias de
bienes d u rab le s de recien te p ro d u cc ió n a u m e n ta n en fo rm a sos­
te n id a . Si se p ien sa q u e los costos co rrien tes de p ro d u cc ió n son
NOTAS SO BRE EL C IC L O E C O N Ó M IC O 283

m ás altos de lo q u e serán p o ste rio rm en te , h a b rá u n a razó n m ás


p a ra la b a ja en la eficiencia m a rg in a l del c a p ital. U n a vez q u e
la d u d a surge, se ex tie n d e rá p id a m e n te . A sí al p rin c ip io d e la
d e p re sió n h ay p ro b a b le m e n te m u ch o c a p ita l cuya eficiencia m a r­
g in al h a llegado a ser in sig n ifica n te y h a sta [317] n eg ativ a. P ero
el in te rv a lo de tie m p o q u e h a b rá de p a sa r an tes de q u e la co n ­
tracció n del c a p ita l p o r el uso, la d ecad en cia y la obsolescencia
ocasione u n a escasez lo b a sta n te o b v ia p a ra a u m e n ta r la eficien­
cia m arg in al, p u e d e ser u n fu n ció n re la tiv a m e n te estable d el p r o ­
m edio de d u ra c ió n del c a p ital en u n a época d a d a . Si las c aracte­
rísticas de la época cam b ian , el in te rv a lo de tie m p o q u e sirve
de p a tró n v a ria rá . Si, p o r ejem plo, pasam os d e u n p e rio d o d e p o ­
b lac ió n creciente a o tro de p o b lac ió n en descenso, la fase carac­
terística de ciclo se a m p lia rá . P ero tenem os en la a n te rio r u n a
razó n su stan cial q u e ex p lic a p o r q u é la d u ra c ió n de la d e p re sió n
d e b e ría ten e r u n a relació n d e fin id a con la de la v id a de los b ie­
nes d u ra b le s y con la tasa n o rm a l de crecim ien to en u n a época
d e te rm in a d a .
E l segundo de los factores de tie m p o estable se debe a q u e los
costos de a lm a ce n a m ie n to d e las existencias excedentes hace q u e és­
tas sean ab so rb id as d e n tro de cierto p e rio d o , n i m u y larg o n i m uy
corto. E l cese re p e n tin o de las nuevas inversiones después d e la
crisis c o n d u c irá, p ro b a b le m e n te , a u n a a c u m u la c ió n d e e x isten ­
cias excedentes de a rtícu lo s n o term in ad o s. Los costos d e a lm a ­
c e n am ie n to de éstas ra ra vez serán in fe rio res al 10 p o r cien to
a n u a l. D e este m odo, la b a ja de su p recio necesita ser su ficien te
p a ra p ro v o ca r u n a restricció n de las m ism as q u e o b lig u e a ab so r­
b erlas e n u n p e rio d o de, digam os, tres a cinco años a lo sum o.
A h o ra b ien , el proceso de a b so rb e r las existencias re p re se n ta i n ­
versión negativa, lo q u e ta m b ié n es c o n tra rio a la o cu p ació n ; y
c u a n d o hay a p asado se e x p e rim e n ta rá p o sitiv o alivio.
A dem ás, la red u cció n de c a p ital en g iro, q u e n ecesariam en te
a c o m p a ñ a a la b a ja de la p ro d u c c ió n en su fase descendente, re ­
p rese n ta u n e lem en to m ás de desinversión, q u e p u e d e ser g ra n ­
de; y, u n a vez q u e h a em pezado el retroceso, éste ejerce fu e rte
in flu e n c ia a c u m u la tiv a e n d irecció n d escendente. E n la p rim e ra
fase de u n a d e p re sió n típ ica h a b rá , p ro b a b le m e n te , u n a in v ersió n
en el a u m e n to de existencias q u e a y u d a rá a n e u tra liz a r la d e sin ­
versión d el c a p ital e n giro; en la sig u ien te fase p u e d e h a b e r u n
p e rio d o c o rto de desinversión, ta n to en existencias com o e n ca­
p ita l en g iro [318]; después q u e se h a y a alcan zad o el n iv el m í­
n im o p ro b a b le m e n te se p re se n ta rá u n a desin v ersió n m ás e n las
284 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

existencias q u e e q u ilib re p a rc ia lm e n te las reinversiones e n cap i­


ta l en giro; y, fin a lm e n te , cu a n d o la rec u p e rac ió n hay a avanzado
b a sta n te, am bos factores serán sim u ltá n e a m e n te favorables a la
inversión. D eb en e x am in arse los factores adicionales y sobrepues­
tos de las flu ctu acio n es de la in v ersió n e n artícu lo s d u rab le s, te ­
n ie n d o com o fo n d o lo a n te rio r. C u a n d o u n a b a ja en esta clase
de inversiones h a p u esto en m arc h a u n a flu c tu ac ió n cíclica, h a b rá
poco alicien te p a ra la rec u p e rac ió n h a sta q u e el ciclo h a y a re ­
co rrid o p a rte de su cam in o .3
P o r desgracia, u n a b a ja im p o rta n te e n la eficiencia m a rg in a l
del c a p ita l ta m b ié n tie n d e a afectar e n fo rm a adversa la p ro p e n ­
sión a co n su m ir; p o rq u e e n tra ñ a u n a d ism in u ció n c o n sid erab le
en el v a lo r del m ercad o de los valores de re n d im ie n to v a ria b le
en la bolsa. A h o ra b ien , esto ejerce n a tu ra lm e n te u n a in flu e n c ia
m u y depresiva sobre las personas q u e to m a n in terés activo en
sus inversiones en la bolsa de valores, especialm ente si e m p le a n
fondos prestados. L a disposición a g a sta r de está g e n te está q u i­
zá a ú n m ás in flu id a p o r las alzas y b ajas en el v a lo r de sus in ­
versiones q u e p o r el estado de sus ingresos. C on u n p ú b lic o de
“m e n ta lid a d de a c cio n ista” com o el de E stados U n id o s e n la ac­
tu a lid a d , u n m ercad o de valores al alza p u e d e ser c o n d ició n casi
esencial de u n a p ro p e n sió n a c o n su m ir satisfactoria; y esta cir­
cu n stan cia, g e n e ra lm e n te d e sd eñ a d a h a sta hace poco, sirve evi­
d e n te m e n te p a ra a g ra v a r m ás a ú n el efecto depresivo de u n a b a ja
en la eficiencia m a rg in a l del cap ital.
U n a vez in ic ia d a la recu p eració n , es e v id en te la fo rm a en q u e
se a lim e n ta a sí m ism a y crece. P ero d u ra n te la fase descendente,
cu a n d o ta n to el c a p ita l fijo com o las existencias ele m ate ria le s son
p o r el m o m e n to re d u n d a n te s y se está re strin g ie n d o el c a p ita l en
giro, la curva de la eficiencia m a rg in a l del c a p ita l p u e d e b a ja r
ta n to q u e escasam ente sea posible co rre g irla de m a n e ra q u e ase­
gu re u n a tasa satisfacto ria de nuevas inversiones p o r m ed io de
c u a lq u ie r [319] re d u c c ió n p rac tic a b le en la tasa de interés. D e
este m odo, con m ercados organizados y sujetos a las in flu en cias
actuales, la estim ació n q u e hace el m ercad o de la eficiencia m a r­
g in al del c a p ital p u e d e su frir flu ctu acio n es ta n en o rm e m e n te am ­
p lias q u e no q u e p a n e u tra liz a rla s lo b a sta n te p o r flu ctu acio n es
corresp o n d ien tes en la tasa de interés. A dem ás, com o hem os visto
antes, los m ovim ientos consiguientes en el m ercad o de valores pue-

8 U na parte de la argumentación de mi Treatise on M o n e y , libro iv, gira alrededor


de este asunto.
Jp ■

N O T A S S O B R E E L C IC L O E C O N O M IC O 285
ÉMUi .. . ,
• d e n d e p rim ir la p ro p en sió n a c o n su m ir p recisam en te cu a n d o es
más necesaria. P o r tan to , en condiciones de laissez-fa ire, q u izá sea
im posible e v ita r las flu ctu acio n es am p lia s e n la o cu p ació n sin u n
cam bio tra sc e n d e n ta l en la psicología de los m ercados ele in v er­
sión, cam b io q u e no hay razó n p a ra esp erar q u e o c u rra . E n co n ­
clusión, a firm o q u e el d e b e r de o rd e n a r el v o lu m e n a c tu a l de
in v ersió n n o p u e d e d ejarse con g a ra n tía s de se g u rid a d en m anos
de los p a rticu la re s.
III

P u ed e p a re c e r q u e el análisis p rec e d e n te está de acu erd o con el


p u n to de vista de q u ien es sostienen q u e la so b rein v ersió n es la
característica del auge, q u e el ú n ico rem e d io posible p a ra la si­
g u ien te d e p re sió n es el e v a d ir esta so b rein v ersió n y que, si b ien ,
p o r las razones d ad as antes, ésta n o p u e d e im p ed irse p o r m edio
de u n a b a ja tasa de interés, sin em b arg o , el auge p u e d e evitarse
p o r u n a tasa a lta de interés. C ie rta m e n te tie n e fuerza el a rg u ­
m e n to de q u e u n a a lta tasa de in te rés es m u c h o m ás efectiva
c o n tra u n auge q u e o tra b a ja c o n tra u n a d epresión.
P ero in fe rir estas conclusiones de lo a n te rio r llev aría a u n a
m a la in te rp re ta c ió n de m i análisis; y a m i m o d o de ver, s u p o n ­
d ría serio erro r. P o rq u e el té rm in o so b rein v ersió n es am biguo.
Se p u e d e re fe rir a las inversiones q u e e sta ría n p red e stin a d a s a
d e san im ar las ex p ectativ as q u e las in c ita ro n o p a ra las cuales
n o hay lu g a r en circu n stan cias de in te n sa d eso cu p ació n ; o p u ed e
in d ic a r u n estado de cosas en el q u e cad a clase d e bienes de capi­
tal sea ta n a b u n d a n te q u e no haya in v ersió n [320] n u e v a q u e
p ro m e ta, a u n en condiciones de o c u p a ció n p len a , g a n a r en el
curso de su d u ra c ió n m ás q u e su costo de reposición. Es sola­
m en te en el ú ltim o estado de cosas d o n d e h ay sobreinversión,
e stric tam e n te h a b la n d o , e n el se n tid o de q u e c u a lq u ie r inversión
p o ste rio r sería sólo u n p u ro d esp erd icio de recursos.4 A dem ás,
a u n q u e la so b rein v ersió n en este sen tid o fu e ra u n a característica
n o rm a l del auge, el rem ed io n o e sta ría en im p o n e r de sú b ito u n a
a lta tasa de interés, q u e p ro b a b le m e n te d isu a d iría a lg u n as in ­
versiones ú tiles y p o d ría re d u c ir a ú n m ás la p ro p e n sió n a co n su ­
m ir, sino en to m a r m edidas drásticas, p o r la re d is trib u c ió n de los
ingresos o de o tro m odo, p a ra e stim u la r la p ro p e n sió n a consum ir.

* Sin embargo, en ciertos supuestos relativos a cómo se reparte la propensión a con­


sumir en el tiem po, las inversiones que dan un rendim iento negativo podrían ser ven­
tajosas en el sentido de que, para la comunidad en conjunto, llevarían la satisfacción
al máximo.
286 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

Sin em bargo, de acu erd o con m i análisis, sólo en el sen tid o


a n te rio r p u e d e decirse q u e el auge está caracterizad o loor la sobre-
inversión. L a situ ació n , q u e estoy in d ic a n d o com o típ ica , n o es
a q u e lla en q u e el c a p ita l sea ta n a b u n d a n te q u e la c o m u n id a d
en c o n ju n to no p u e d e e m p le a r m ás c a n tid a d de u n a m a n e ra ra ­
zonable sino a q u e lla en q u e la in v ersió n se h ace en condiciones
inestables y q u e n o p u e d e n perseverar, p o rq u e a q u é lla obedece
a expectativas q u e están c o n d e n ad a s a n o realizarse.
P u ed e o c u rrir, p o r su p u esto —en re a lid a d es p ro b a b le q u e así
sea—, q u e las ilusiones del auge llev en a p ro d u c ir ciertas clases
p a rticu la re s de b ie n e s de c a p ita l e n a b u n d a n c ia ta n excesiva q u e
p a rte de la p ro d u c c ió n sea, de acu erd o con c u a lq u ie r c riterio , u n
desperdicio de recursos —lo q u e alg u n as veces ocu rre, podem os
a ñ a d ir, a u n c u a n d o n o hay a a u g e —. Es decir, lleva a la in v ersió n
m a l d ir i g id a . P ero, adem ás de esto, es u n a característica esencial
del auge q u e las inversiones con re n d im ie n to rea l de, digam os, 2
p o r cien to en condiciones de o c u p a ció n p len a , se p ro y ec tan b a ­
sándose en previsiones de, digam os, 6 p o r ciento, y se v a lú a n en
consecuencia. C u a n d o llega la desilusión, esta p rev isió n se [321]
reem plaza p o r el c o n tra rio “e rro r de pesim ism o” con el resu lta d o
de q u e se espera u n a c a n tid a d n e g a tiv a de las inversiones q u e de
hecho h u b ie ra n d a d o u n re n d im ie n to de 2 p o r cien to en estado
de o cu p ació n p len a ; y el colapso re s u lta n te de las nuevas in v er­
siones co n d u ce entonces a u n estado de d e so cu p ació n e n el cual
aq u ellas q u e h u b ie ra n p ro d u c id o 2 p o r cien to en condiciones ele
o cu p ació n p len a , de hech o d a n m enos q u e n ad a. L legam os a u n a
situ ació n de escasez de casas, p e ro en la que, sin em b arg o , n a d ie
puede costearse el v iv ir en las existentes.
Así ¡el rem e d io del auge n o es u n a tasa m ás a lta de interés,
sino u n a m ás b aja!; 5 p o rq u e ésta p u e d e h a c e r q u e p e rd u re el
llam ad o auge. El rem e d io correcto p a ra el ciclo económ ico no
p u ed e e n co n trarse e n e v ita r los auges y conservarnos así en semi-
depresiones p e rm an en tes, sino e n e v ita r las dep resio n es y conser­
varnos de este m o d o en u n cuasi-auge c o n tin u o .
El auge q u e está d e stin a d o a te rm in a r en d e p re sió n se p ro d u ­
ce, en consecuencia, p o r la c o m b in a ció n de dos cosas: u n a tasa
de interés que, con previsiones correctas, sería d em asiad o a lta p a ra
la ocupación p lena, y u n a situ a c ió n d e sac e rta d a de ex p ectativ as

6 Para algunos argumentos que pueden presentarse del otro lado, véase adelante
(pp. 290-1); porque si no nos deja hacer grandes cambios en nuestros m étodos pre­
sentes, estaría de acuerdo en que la elevación de la tasa de interés durante un auge
podría ser, en circunstancias concebibles, el mal menor.
N O T A S S O B R E E L C IC L O E C O N Ó M IC O 287

que, m ie n tra s d u ra , im p id e q u e esta tasa sea u n ob stácu lo real. El


auge es u n a situ a c ió n tal q u e el exceso de o p tim ism o triu n fa so­
bre u n a tasa de in terés q u e m ira d a e n frío p o d ría p a re c e r ex­
cesiva.
E x cep to d u ra n te la g u e rra , d u d o q u e tengam os a lg u n a ex p e­
rien cia rec ien te de u n auge ta n poderoso q u e lle v a ra a la o c u p a ­
ción p len a . E n E stados U n id o s la o cu p ació n fue m u y sa tisfacto ria
e n 1928-29 según los niveles n o rm ales; p e ro n o h e te n id o n o tic ia
de n in g u n a p ru e b a de escasez de m an o de o b ra, excepto, quizá,
en el caso de unos c u an to s gru p o s de tra b a ja d o re s a lta m e n te es­
pecializados. Se alcan zaro n algunos “e m b o te lla m ie n to s”, p e ro la
p ro d u cc ió n en c o n ju n to e ra to d av ía su scep tib le de m ayor e x p a n ­
sión. [322] T a m p o c o h u b o so b rein v ersió n e n el sen tid o de q u e
el nivel y el e q u ip o de a lo ja m ie n to fuesen ta n altos q u e todos
tu v ie ra n c u a n to d eseab an a la tasa e stric tam e n te necesaria p a ra
c u b rir el costo de rep o sició n , sin m arg e n a lg u n o p a ra el interés,
p o r to d o el tiem p o q u e d u ra ra la casa, s u p o n ie n d o q u e e x istiera
o cu p ació n p le n a ; y q u e el tra n sp o rte , los servicios púb lico s y las
m ejoras a la a g ric u ltu ra h u b ie ra n sido llevados a u n n iv el tal q u e
n o p u d ie ra esperarse raz o n a b le m e n te q u e las adiciones p o ste rio ­
res d ie ra n u n re n d im ie n to siq u ie ra ig u al a su costo de reposición.
T o d o lo c o n tra rio . Sería a b su rd o a firm a r q u e en Estados U n id o s
existió so b rein v ersió n en se n tid o estricto e n 1929. E n v e rd a d , el
estado rea l de cosas era de c arácter d ife ren te . L as nuevas in v er­
siones d u ra n te los cinco años an te rio re s se h a b ía n realizad o en
ta n e n o rm e escala en c o n ju n to , q u e el re n d im ie n to p ro b a b le de
p o sterio res adiciones estab a d e scen d ien d o con rap id ez, si se a n a ­
lizaba fría m e n te . U n a p rev isió n co rrecta h a b ría a b a tid o la efi­
ciencia m a rg in á l del c a p ita l a u n a cifra de n iv el b a jo sin prece­
d e n te ; de m a n e ra q u e el “a u g e ” n o h u b ie ra p o d id o c o n tin u a r
sobre bases firm es, excepto con u n a tasa de in te rés a larg o plazo
m u y p e q u e ñ a y e v ita n d o la in v ersió n m a l d irig id a en d ireccio ­
nes p a rtic u la re s q u e e sta b a n e n pelig ro de ser sob reex p lo tad as. D e
hecho, la tasa de in terés era lo b a sta n te a lta p a ra d e sa n im a r las
nuevas inversiones, excepto en a q u e llas ram as p a rtic u la re s q u e
e sta b a n b a jo la in flu e n c ia d el estím u lo especulativo y, p o r tan to ,
en p elig ro especial de ser so b reex p lo tad as; y u n a tasa de in te rés
lo b a sta n te a lta p a ra re b a sa r el estím u lo especulativo, h a b ría de­
ten id o , al m ism o tiem p o , to d a clase de inversiones nuevas raz o n a ­
bles. Así, u n a u m e n to e n d ich a tasa, com o aliv io p a ra el estado
de cosas d eriv a d o de u n p ro lo n g a d o p e rio d o de inversiones a n o r­
288 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

m a lm e n te fuertes, p e rte n ec e a esa clase de rem edios q u e c u ra n la


e n fe rm e d a d m a ta n d o al p acien te.
Es m uy posible, en v erdad, q u e la p ro lo n g a c ió n del em pleo
casi p le n o d u ra n te varios años estuviese a co m p añ ad a, en países
ta n ricos com o G ra n B re ta ñ a y E stados U nidos, p o r a lg ú n v o lu ­
m en de nuevas [323] inversiones, su p o n ie n d o ta n g ra n d e la p ro ­
pen sió n a c o n su m ir ex iste n te q u e c o n d u je ra e v e n tu a lm e n te a u n
estado de o cu p ació n p le n a en el se n tid o de no p o d e r ya esperarse,
según cálculos razonables, de u n n u ev o in cre m e n to de b ien es d u ­
rables d e c u a lq u ie r tip o , u n re n d im ie n to g lo b al b r u to p o r encim a
de su costo de reposición. A dem ás, este estado p o d ría alcanzarse
co m p a rativ am e n te p ro n to —digam os en v e in ticin co años o m e­
nos—. N o deb e pensarse q u e nieg o esto p o rq u e afirm o q u e jam ás
hem os llegado a u n a situ a c ió n de in v ersió n com pleta, e n sen tid o
estricto; n i siq u ie ra m o m e n tá n e a m e n te.
M ás todavía, a u n q u e supusiéram os q u e los auges c o n te m p o ­
ráneos p u e d e n ir aco m p añ ad o s de u n a situ a c ió n m o m e n tá n e a de
o cu p ació n p le n a o so b rein v ersió n e n sen tid o estricto, seg u iría sien­
do ab su rd o c o n sid e rar u n a tasa de in terés m ás a lta com o el rem ed io
adecuado; p o rq u e en este caso la h ip ó tesis de aq u ello s q u e a tr ib u ­
yen la e n fe rm e d a d al subconsum o q u e d a ría p le n a m e n te co nfirm ada.
E l rem ed io estaría en varias m edidas d e stin a d as a fo rta le c er la
p ro p e n sió n a consum ir, re d istrib u y e n d o los ingresos, o de o tro
m odo, de m a n e ra q u e u n n iv el d a d o de o cu p ació n re q u ie ra u n
v o lum en m e n o r de in v ersió n c o rrien te p a ra su sten tarlo .

IV

P u ed e q u e sea co n v en ien te d ecir a h o ra u n as p a la b ra s sobre las


escuelas im p o rta n te s de p e n sam ien to q u e sostienen, desde varios
p u n to s de vista, q u e la te n d e n c ia cró n ica de las sociedades con­
tem p o rán eas al su b em p leo debe buscarse en el su bconsum o —es
decir, en las p rácticas sociales y en la d istrib u c ió n de riq u e z a q u e
se resuelve en u n a p ro p e n sió n a co n su m ir in d e b id a m e n te b a ja .
Estas escuelas están in d u d a b le m e n te en lo cierto, com o guías
de p o lític a p ráctica, en las condiciones existentes —o, al m enos,
las q u e p riv a ro n h a sta hace poco—, d o n d e el v o lu m en de in v er­
sió n n o se p lan e a n i c o n tro la, su jeto a los vaivenes de la eficiencia
m a rg in a l del cap ital, en la fo rm a q u e se d e te rm in a p o r el ju ic io
p riv a d o de los in d iv id u o s ig n o ra n tes [324] o especuladores, y a
u n a tasa de in terés a largo plazo q u e ra ra vez, o n u n c a , b a ja m ás
a llá de u n n iv el convencional; p o rq u e en tales condiciones n o
N O T A S S O B R E E l . C IC L O E C O N Ó M IC O 289

hay o tro recu rso p a ra le v a n ta r el n iv el meclio de o cu p ació n a u n a


a ltu ra m ás satisfacto ria. Si es m a te ria lm e n te im p ra c tic a b le a u m e n ­
tar la in v ersió n , re su lta ev id en te q u e n o h ay m edios de asegurar
m ayor nivel de o cu p ació n , ex cep to a u m e n ta n d o el consum o.
P rá ctica m en te sólo d ifie ro de estas escuelas e n q u e pienso q u e
q u izá h a y a n p u esto u n énfasis s u p e rio r al d e b id o e n el a u m e n to
del consum o en u n m o m e n to e n q u e to d av ía hay m u ch as v en tajas
sociales q u e conseguir del c recim ien to de la in versión. T e ó ric a ­
m en te, sin em bargo, están ex p u estas a la crític a de q u e d e sd eñ a n
el hech o de q u e hay d o s cam inos p a ra a m p lia r la p ro d u cció n . A u n
si d ecid iéram o s q u e sería m e jo r a u m e n ta r el c a p ita l m ás le n ta ­
m e n te y c o n c e n tra r el esfuerzo e n el a u m e n to del consum o, d e b e ­
ríam os resolver esto te n ie n d o a la v ista la o tra a lte rn a tiv a . M e doy
c u e n ta de las g ran d es v e n ta jas sociales de a u m e n ta r la ex isten cia
d e c a p ita l h a sta q u e d eje de ser escaso. P ero éste es u n ju ic io
p ráctico , n o u n im p e ra tiv o teórico.
A dem ás, estoy d isp u esto a a d m itir q u e el ca m in o m ás p r u ­
d e n te sería el de av an zar e n am bos fren tes a la vez. A l m ism o
tie m p o q u e p ro c u ra ría conseguir u n a tasa de in v ersió n c o n tro ­
la d a so cialm en te con vistas a la b a ja progresiva de la eficiencia
m a rg in a l d el c a p ital, a b o g a ría p o r to d a clase de m ed id as p a ra
a u m e n ta r la p ro p e n sió n a co n su m ir; p o rq u e es im p ro b a b le q u e
p u e d a sostenerse la o cu p ació n p len a , con la p ro p e n sió n a co n su ­
m ir existente, sea lo q u e fu e ra lo q u e h iciéram o s respecto a la
in v ersió n . C abe, p o r ta n to , q u e am bas p o lític a s fu n c io n e n ju n ta s
—p ro m o v e r la in v ersió n y, al m ism o tiem p o , el consum o, n o sim ­
p le m e n te h a sta el n iv el q u e c o rre sp o n d ería al a u m e n to de la in ­
versión con la p ro p e n sió n ex iste n te d e consum o, sino a u n a a ltu ra
to d av ía m ayor.
Si —to m a n d o n ú m ero s red o n d o s p a ra m ay o r [525] c la rid a d —
el nivel m ed io de p ro d u c c ió n a c tu a l es 15 p o r c ie n to in fe rio r al
q u e sería con o c u p a ció n p le n a c o n tin u a , y si el 10 p o r cien to
de esta p ro d u c c ió n re p re se n ta la in v ersió n n e ta y el 90 p o r cien ­
to d e la m ism a el consum o; m ás a ú n , si la in v ersió n n e ta tu v ie ra
q u e su b ir 50 p o r cien to con el fin de lo g ra r o c u p a ció n p le n a con
la p ro p e n sió n a co n su m ir ex iste n te , de m a n e ra q u e con esa o c u ­
p a c ió n la p ro d u cc ió n s u b ie ra de 100 a 115, el consum o de 90 a
100 y la in v ersió n n e ta de 10 a 15, entonces p o d ría m o s p ro p o ­
nernos, quizá, m o d ific a r de tal m od o la p ro p e n sió n a c o n su m ir
q u e con o c u p a ció n p le n a el consum o su b ie ra de 90 a 103 y la
in v ersió n n e ta de 10 a 12.
29U BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

O tra escuela de p e n sam ien to e n c u e n tra la solución del ciclo eco­


nóm ico, n o en el a u m e n to d el co nsum o o de la inversión, sino
en d ism in u ir la o fe rta de m an o de o b ra q u e b u sca em pleo; es
decir, re d istrib u y e n d o el v o lu m e n ex isten te del m ism o sin a u m e n ­
ta r éste n i la p ro d u cc ió n .
Esto m e parece u n a p o lític a p re m a tu ra —m u c h o m ás c la ra ­
m en te q u e el p la n de a u m e n ta r el consum o—. L leg a el m o m e n to
en q u e todo in d iv id u o co m p a ra las v e n ta jas de te n e r m ás tiem p o
lib re o m ayores, ingresos. P ero creo q u e en la a c tu a lid a d hay
datos m uy claros de q u e la g ra n m ay o ría de los in d iv id u o s p re ­
feriría m ayores ingresos a m ay o r holganza; y n o veo razó n su­
ficiente p a ra o b lig a r a q u ien es q u ie re n lo p rim e ro a a c e p ta r lo
segundo.

VI

P uede p a re c e r e x tra o rd in a rio q u e ex ista u n a escuela de p en sa­


m ie n to q u e e n c u e n tra la so lu ció n del ciclo económ ico en refre ­
n a r el auge en sus p rim e ra s etap as p o r m ed io de u n a elevada
tasa de interés. E l ú n ico a rg u m e n to e n q u e se p u e d e d e scu b rir
u n a ju stifica c ió n de esa p o lític a [326], es el ex p u esto p o r el p ro ­
fesor R o b e rtso n , q u ie n considera, en efecto, q u e la o cu p ació n
p len a es u n id ea l im p ra ctic a b le y q u e lo m ejo r q u e podem os
esperar es u n n iv el de o cu p ació n m u ch o m ás estable q u e el a ctu al
y q u izá lig e ram e n te su p e rio r en p ro m ed io .
Si descartam os los g ran d es cam bios de p o lític a q u e a fectan ya
sea al c o n tro l de las inversiones o a la p ro p e n sió n a co n su m ir y
suponem os, a g ran d es rasgos, u n a c o n tin u id a d d el estad o de cosas
ex isten te, b ie n p u e d e arg u m e n ta rse , e n m i concepto, q u e con u n a
p o lític a b a n c a ria q u e a p la sta ra siem pre en e m b rió n u n auge in ­
cip ien te p o r m ed io de u n a tasa de in te rés b a sta n te a lta p a ra
d e te n e r a u n los optim ism o s p e o r o rie n tad o s, p o d ría re s u lta r u n
estado m edio de ex p ectativ as m ás v en tajo so . L a d e silu sió n respec­
to a las expectativas, característica de la dep resió n , p u e d e llev ar
a ta n ta p é rd id a y desperdicio, q u e el n iv el m ed io de inversiones
útiles p o d ría ser m ayor si se a p lic a ra a lg ú n m éto d o disuasivo. Es
d ifícil estar seguro de si esto es co rrecto o no, con los supuestos
q u e e n tra ñ a ; es u n p ro b le m a de ju ic io p rác tic o en q u e fa lta n
p ru e b a s detallad as. T a l vez no ten g a en c u e n ta la v e n ta ja social
q u e se d eriv a del a u m e n to del consum o q u e ac o m p a ñ a a u n a las
N O T A S S O B R E E L C IC L O E C O N Ó M IC O 291

inversiones to ta lm e n te descam inadas, q u e p u e d e n ser m ás b e n é fi­


cas q u e la ausencia a b so lu ta de inversión. S in em bargo, el c o n tro l
m o n e ta rio m ás ilu stra d o se e n c u e n tra e n d ific u ltad e s fre n te a u n
auge del tip o 1929 de E stados U n id o s, y d o ta d o so lam en te de las
arm as q u e poseía e n a q u e l tie m p o el Sistem a de la R eserva F e­
d eral; y n in g u n a de las a lte rn a tiv a s a su alcance p o d ría hacer
v a ria r m u c h o los resu ltad o s. Sea esto com o fuere, m e parece q u e
sem ejan te o p in ió n es p elig ro sa e in n ec e sariam e n te d e rro tista. R e ­
com ienda, o p o r lo m enos supone, com o de acep tació n p e rm a n e n ­
te, dem asiadas cosas defectuosas del sistem a económ ico actu al.
E l p u n to de vista austero, q u e e m p le a ría u n a elevada tasa de
in terés p a ra d e te n e r in m e d ia ta m e n te c u a lq u ie r ten d e n c ia en el
n iv el de o c u p ació n a su b ir a p re c ia b le m e n te sobre el p ro m e d io
[327] de, p o r ejem plo, la décad a a n te rio r, está, sin em bargo, m ás
g e n e ra lm e n te apo y ad o p o r a rg u m e n to s q u e n o tie n e n base e n a b ­
so lu to —fu e ra de la co n fu sió n m e n ta l—. Surge, en ciertos casos,
de la creencia de q u e, e n u n auge, la in v ersió n se in c lin a a so­
b re p a sa r al a h o rro , y q u e u n a m ay o r tasa de in terés restab lecerá
el e q u ilib rio im p id ie n d o la in v ersió n p o r u n a p a rte y e s tim u la n ­
do los ahoros p o r la o tra . E sto su p o n e q u e el a h o rro y la in v ersió n
p u e d e n ser desiguales, y n o tien e, p o r ta n to , significado h a sta q u e
estos térm in o s h a y a n sido d efin id o s en a lg ú n se n tid o especial. O
ta m b ié n se sugiere, a lg u n as veces, q u e el a u m e n to del a h o rro q u e
ac o m p a ñ a a la in v ersió n creciente es in d eseab le e in ju s to p o rq u e
va, p o r reg la general, a c o m p a ñ a d o p o r u n alza de precios. P ero
si esto fu e ra así h a b ría q u e oponerse a c u a l q u i e r ca m b io h a c ia
a rrib a e n el nivel ex iste n te de p ro d u c c ió n y o cu p ació n , ya q u e
el alza d e precios no se d eb e e sen cialm en te al a u m e n to e n la
in v ersió n —se debe a q u e , e n p erio d o s cortos, el p recio de la o ferta
asciende n o rm a lm e n te al a u m e n ta r la p ro d u cc ió n , d e b id o al h e ­
cho físico de los re n d im ie n to s d ecrecientes o a la te n d e n c ia de
la u n id a d de costos a su b ir en térm in o s de d in e ro c u a n d o la p ro ­
du cció n a u m e n ta —. Si la s itu a c ió n se caracteriza p o r u n p recio
de o fe rta co n stan te, n o h a b ría , p o r su p u esto , alza de precios; n o
o b sta n te , y a p esar de todo, el a h o rro crecien te a c o m p a ñ a ría al
a u m e n to de in versión. Es la m ay o r p ro d u c c ió n lo q u e provoca
el in c re m e n to del a h o rro ; y el alza de los precios sólo es u n su b ­
p ro d u c to del a u m e n to de p ro d u cto s, q u e ig u al o c u rrirá , si n o
hay m ás a h o rro , sino, e n su lu g a r, m ay o r p ro p e n sió n a consum ir.
N a d ie tie n e leg ítim o in terés creado e n c o m p ra r a precios bajos
c u a n d o lo son ex clu siv am en te p o rq u e la p ro d u c c ió n es corta.
292 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

O, n u ev am en te, se su p o n e q u e el m al aparece si el a u m e n to
de in v ersió n h a sido p ro m o v id o p o r u n a b a ja e n la tasa d e in te ­
rés, creada p o r u n a u m e n to e n la c a n tid a d de d in e ro . Sin em ­
bargo, la tasa de in te ré s p ree x iste n te n o tien e n in g u n a v irtu d
especial y n o se o b lig a a n a d ie a to m a r el n u ev o d in e ro —se crea
con el fin de satisfacer la m ay o r p re fe re n c ia p o r la liq u id e z q u e
[328] co rresponde a la m e n o r tasa de in te rés o al m ay o r v o lu m en
d e operaciones, y se -sostiene p o r aq u ello s in d iv id u o s q u e p r e f i e ­
r e n conservar d in e ro en vez de p resta rlo a u n a tasa m ás b a ja —.
O, u n a vez m ás, se sugiere q u e u n auge se caracteriza p o r el “con­
sum o de c a p ita l”, lo q u e p ro b a b le m e n te sig n ifiq u e in v ersió n n e ta
n egativa, es decir, p o r u n a excesiva p ro p e n sió n a co nsum ir. A
m enos q u e se h a y a n c o n fu n d id o los fenóm enos del ciclo econó­
m ico con los de h u id a del d in ero , com o los q u e o c u rrie ro n d u ­
ra n te los colapsos m o n e ta rio s europeos p o sterio res a la g u e rra , los
hechos in d ic a n to d o lo c o n tra rio . A dem ás, a u n q u e así fu era, u n a
red u cció n e n la tasa de in terés c o n stitu iría u n rem ed io m ás p la u ­
sible p a ra las condiciones de su b in v ersió n q u e el alza de la m ism a.
A m i m o d o de ver, n in g u n a de estas escuelas de p e n sam ien to h a ­
cen sentido, excepto, quizá, si se d a el su p u esto tác ito de q u e la
p ro d u cc ió n en c o n ju n to sea incapaz de v a ria r. P ero u n a teo ría
q u e su p o n e c o n sta n te la p ro d u cc ió n , n o es e v id e n tem e n te u n a g ra n
ayuda p a ra e x p lic a r el ciclo económ ico.

V II

E n los p rim e ro s estudios sobre el ciclo económ ico, sobre to d o e n los


de Jevons, se e n c o n tró u n a ex p licació n e n las flu ctu acio n es agríco­
las d ebidas a las estaciones, m ás q u e en el fen ó m en o de la in ­
d u stria. A la luz de la teo ría a n te rio r, esto parece u n a fo rm a m uy
lógica de a b o rd a r el p ro b le m a ; p o rq u e a ú n las flu ctu acio n es ac­
tuales e n las existencias de p ro d u cto s agrícolas e n tre u n a ñ o y
o tro son u n o de los ren g lo n es in d iv id u ale s m ás im p o rta n te s, d e n ­
tro del c o n ju n to de los m otivos de v a ria ció n en la tasa d e in v e r­
sión c o rrien te; m ie n tra s q u e c u a n d o Jevons escribió —y sobre to d o
e n el p e rio d o a q u e se refie re n la m ay o r p a rte de sus esta d ísti­
cas—, este facto r d e b e h a b e r ten id o m ás im p o rta n c ia q u e los
dem ás.
L a teo ría de Jevons de q u e el ciclo económ ico se d e b ía p r i­
m o rd ia lm e n te a las flu ctu acio n es en la m u n ific e n c ia de las co­
sechas, p u e d e volver a ex ponerse com o sigue: cu a n d o se lo g ra u n a
cosecha ex cep cio n alm en te g ran d e, p o r lo g e n e ra l se hace u n a a d i­
N O T A S S O B R E E L C IC L O E C O N Ó M IC O 295

ción im p o rta n te [529] a la c a n tid a d conservada p a ra años fu tu ro s.


El p ro d u c to de esta ad ic ió n se agrega a las e n tra d a s corrientes de
los ag ricu lto res y se co n sid era p o r éstos com o ingresos; m ie n tra s
q u e el a u m e n to de las existencias n o im p lic a u n a sa n g ría e n los
gastos q u e de sus ingresos h a c en o tro s sectores de la co m u n id a d ,
sino q u e se fin a n c ia con fondos p ro ced en tes d e los ahorros. Esto
q u iere d ecir q u e la ad ic ió n a las existencias es u n a sum a a la in ­
versión c o rrien te . E sta co n clu sió n n o se in v a lid a a u n q u e los p re ­
cios b a je n m u ch o . D e m o d o sem ejante, c u a n d o h ay u n a cosecha
p o b re, se re c u rre a las existencias alm acen ad as p a ra a te n d e r al con­
sum o c o rrien te , de m a n e ra q u e u n a p a rte c o rre sp o n d ie n te d e los
gastos q u e de sus ingresos h a c e n los consum idores, n o crea ingreso
c o rrie n te p a ra los ag ricu lto res. E sto q u ie re d e c ir q u e lo q u e se
to m a de las existencias c o m p o rta u n a red u c c ió n c o rre sp o n d ie n te
en la in v ersió n actu al. D e este m o d o , si se co n sid era co n stan te la
in v ersió n q u e se hace e n otros sentidos, p u e d e ser g ra n d e la d ife ­
ren cia e n la in v ersió n to ta l e n tre u n añ o en el q u e hay a u n a a d i­
ción su stan cial a las existencias y o tro e n el cual haya u n a re ­
d u c c ió n fu e rte de las m ism as; y en u n a c o m u n id a d d o n d e la
a g ric u ltu ra sea la in d u s tria p re d o m in a n te , será a b ru m a d o ra m e n te
g ran d e, c o m p a ra d a con c u a lq u ie r o tra causa u su a l de flu c tu ac io ­
nes en la in versión. Así re su lta n a tu r a l e n c o n tra r q u e el p u n to
s u p e rio r de in fle x ió n está in d ic a d o p o r cosechas a b u n d a n te s y el
in fe rio r p o r las deficientes. L a o tra te o ría de q u e hay causas físi­
cas de los ciclos reg u la d o re s de b u e n a s y m alas cosechas, es, p o r
su p u esto , a su n to d ife ren te , con el q u e n a d a tenem os q u e ver a q u í.
M ás rec ien te m e n te, se h a p re se n ta d o la te o ría de q u e son las
cosechas escasas y no las a b u n d a n te s las q u e re su lta n b u en as p a ra
el com ercio, ya sea p o rq u e las m alas h a c en q u e la p o b lac ió n se
a p liq u e al tra b a jo p o r u n a re m u n e ra c ió n re a l m e n o r o p o rq u e
se considere q u e la re d is trib u c ió n re s u lta n te de la cap acid ad a d ­
q u isitiv a es fav o rab le al consum o. Es innecesario d ecir q u e n o son
éstas las teo rías en q u e p ien so al hacer la d escripción a n te rio r
de los fen ó m en o s de las cosechas com o u n a ex p licació n d el ciclo
económ ico. [530]
Los m otivos agrícolas de la flu c tu a c ió n son, sin em bargo, de
im p o rta n c ia m u ch o m e n o r en el m u n d o m o d ern o , y ello p o r dos
razones: e n p rim e r lu g ar, la p ro d u cc ió n ag ríco la es u n a p ro p o r­
ción co n sid e rab le m e n te m e n o r de la to tal. Y en segundo el des­
a rro llo de u n m ercado m u n d ia l p a ra la m ay o r p a rte de los p ro ­
ductos agrícolas, q u e se su rte e n am bos hem isferios, hace que, en
p ro m ed io , se n e u tra lic e n los efectos de las b u en as y las m alas
294 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

estaciones, sien d o el p o rc ie n to de la flu c tu a c ió n sobre el v o lu m en


de las cosechas m u n d ia le s m u ch o m e n o r q u e el c o rre sp o n d ie n te
a las de los países en p a rtic u la r. P ero e n los tiem pos an tig u o s,
c u a n d o u n país d e p e n d ía p rin c ip a lm e n te de sus p ro p ia s cosechas,
es d ifícil e n c o n tra r a lg u n a causa p o sib le de flu ctu acio n es e n la
in versión, excepción hech a de la g u e rra , q u e p u d ie ra co m p ararse
en im p o rta n c ia con los cam bios e n las existencias alm acen ad as de
p ro d u cto s agrícolas.
A ú n hoy es im p o rta n te conceder g ra n a te n c ió n al p a p e l q u e
re p re sen ta n los cam bios en las existencias de m aterias p rim as, ta n ­
to agrícolas com o m in erales, e n la d e te rm in a c ió n de la tasa de
inversión c o rrien te . Yo a trib u iría la le n ta m a rc h a d el rec u p erarse
de u n a dep resió n , después de h ab erse alcanzado el p u n to de in ­
flexión, p rin c ip a lm e n te al efecto d e fla cio n ista de la b a ja en las
existencias re d u n d a n te s h a sta u n n iv el n o rm a l. A l p rin c ip io , la
ac u m u lac ió n d e existencias q u e o c u rre después q u e h a b ro ta d o
el auge m o d era la v elo cid ad del colapso; p e ro tenem os q u e p a g a r
después este aliv io con la le n titu d de la m a rc h a su b secu en te de
la recu p eració n . A lg u n as veces, p o r cierto, la red u c c ió n d e las exis­
tencias p u e d e te n e r q u e co m p letarse v irtu a lm e n te antes de q u e
sea posible d e scu b rir a lg ú n g ra d o m e n su ra b le de m e jo ría ; p o rq u e
u n a tasa de in v ersió n en o tras direcciones, su ficien te p a ra p ro d u c ir
u n m o v im ie n to a scen d en te c u a n d o n o h ay desin v ersió n a c tu a l en
las existencias p a ra n e u tra liz a rlo , p u e d e ser c o m p le ta m e n te in ­
ad ecu ad a m ie n tra s d u re d ic h a desinversión.
C reo q u e hem os visto u n e je m p lo específico de esto en las p r i­
m eras fases del “N ew D e a l” d e E stados U nidos. C u a n d o em pezó
el p réstam o su stan cial p a ra gastos, d el P re sid e n te R oosevelt, las
existencias de todas clases —y p a rtic u la rm e n te de [331] p ro d u cto s
agrícolas— to d av ía alc a n z ab a n u n n iv el m u y alto . E l “N ew D e a l”
consistió p a rc ia lm e n te en u n in te n to vigoroso p a ra c o n tra e r estas
existencias —p o r el descenso de la p ro d u c c ió n c o rrie n te y p o r to d a
clase de m edios—. L a re d u c c ió n de las existencias a u n n iv el n o r ­
m al era u n proceso necesario, u n a fase q u e h a b ía de soportarse.
P ero m ien tras d u ró , es decir, d u ra n te u n o s dos años, fue u n co n ­
trap eso sustancial a los gastos fin a n c ia d o s con p réstam o s q u e se
h a c ía n con otros fines. S olam ente c u a n d o se h u b o co m p le ta d o q u e ­
dó a b ie rto el cam ino p a ra u n a re c u p e ra c ió n sustancial.
L a reciente ex p erien cia de E stados U n id o s h a p ro p o rc io n a d o
ta m b ié n buen o s ejem plos del p a p e l q u e re p re se n ta n las flu c tu a ­
ciones e n las existencias de artícu lo s acabados y no acabados —“ in ­
v e n ta rio s”, com o h a llegado a ser u su al lla m a rlo s— en o casio n ar las
N O T A S S O B R E E L C IC L O E C O N Ó M IC O 295

oscilaciones p e q u e ñ as d e n tro del m o v im ie n to p rin c ip a l d el ciclo


económ ico. Los fab rican tes, al p o n e r en m o v im ie n to la in d u stria
p a ra a te n d e r a u n a escala de consum o q u e se espera prevalezca
algunos meses después, tie n e n p ro b a b ilid a d e s de com eter p e q u e ­
ños errores de cálculo, g e n e ra lm e n te en el se n tid o de a d e la n ta rse
u n poco a los hechos. C u a n d o d escu b ren su e rro r tie n e n q u e con­
traerse p o r corto tie m p o a u n n iv el in fe rio r al d el consum o co­
rrie n te de m a n e ra q u e se p ro d u zca la ab so rció n de los excedentes
de in v e n ta rio ; y la d ife ren c ia de ritm o e n tre a d e la n ta rse u n poco
y atrasarse o tra vez h a d e m o stra d o ten e r efectos suficientes sobre
la tasa c o rrien te de la in v ersió n p a ra q u e p u e d a observarse con
c la rid a d sobre la p a n ta lla de las excelentes y com pletas estadís­
ticas de q u e a h o ra se d isp o n e en E stados U n id o s. [332]
C A P ÍT U L O 2 3

N O T A S S O B R E E L M E R C A N T IL IS M O , LAS LEY ES S O B R E
L A U S U R A , E L D IN E R O S E L L A D O Y LAS T E O R ÍA S
D E L SU BCO N SU M O

P o r e s p a c i o de u n o s doscientos años ta n to los teóricos de la eco-


/ n o m ia com o los h o m b re s p rácticos n o d u d a ro n q u e u n a b a la n z a
de com ercio fav o rab le tie n e p a rtic u la re s v en tajas p a ra u n país y
graves peligros la adversa, esp ecialm en te si se tra d u c e e n eflu jo
de los m etales preciosos; p e ro d u ra n te los ú ltim o s cien años se
h a p rese n tad o u n a n o ta b le divergencia d e o p in ió n . L a m ay o ría
de los estadistas y los h o m b re s prácticos e n casi todos los países,
y cerca de la m ita d d e ellos a u n en G ra n B re ta ñ a , c u n a del p u n to
de vista o p u esto , h a n p e rm a n ec id o fieles a la a n tig u a d o c trin a ;
en ta n to q u e casi todos los econom istas teóricos h a n a firm a d o q u e
la p reo c u p a c ió n p o r tales p ro b lem as carece de base, salvo si se
a d o p ta u n p u n to de vista m u y estrecho, ya q u e el m ecanism o del
com ercio e x te rio r es d e a ju ste a u to m á tic o y los in te n to s d e d iri­
g irlo n o sólo son fú tiles, sino q u e e m p o b recen a q u ien es los p ra c ­
tican , p o rq u e a n u la n las v e n ta jas de la d iv isió n in te rn a c io n a l del
tra b a jo . Será c o n v en ien te, de acu erd o con la tra d ició n , lla m a r a
la v ieja o p in ió n m e r c a n t i l i s m o y a la n u e v a l i b r e c a m b i o , a u n q u e
estos térm in o s d e b e n in te rp re ta rs e con refe re n c ia al co n tex to , pues
cad a u n o de ellos tie n e u n significado a m p lio y o tro re s trin ­
gido. ' -q .
H a b la n d o en térm in o s generales, los econom istas m o d ern o s n o
sólo h a n sostenido q u e con la d iv isió n in te rn a c io n a l del tra b a jo
se o b tie n e n , [333] p o r reg la g en eral, g an an cias q u e s u p e ra n a las
q u e p u e d e p re te n d e r la p rá c tic a m erc an tilista , sino ta m b ié n q u e
el a rg u m e n to m e rc a n tilista se basa, de p rin c ip io a fin, e n u n a
confusión in te le c tu a l.
M a rsh a ll,1 p o r eje m p lo , a u n q u e sus referencias al m e rc a n ti­
lism o n o carecen to ta lm e n te de sim p a tía , sin em b arg o n o tie n e
m ira m ie n to p a ra su te o ría c e n tra l com o ta l y n i siq u ie ra m en c io n a
lo q u e tie n e de v e rd a d en sus p retensiones, lo cual e x a m in a ré

1 Véase su Industry and Trade, apéndice D ; Money, C r e d i t and Commerce, p. 130;


y Principies of Economics, Apéndice I.

296
M E R C A N T I L IS M O , U S U R A , D IN E R O , S U B C O N S U M O 297

más a d e la n te .2 D el m ism o m o d o , las concesiones teóricas q u e los


econom istas p a rtid a rio s del lib re cam bio h a n co n sen tid o hacer
en las controversias co n te m p o rá n e a s sobre, p o r e jem p lo , el estím u ­
lo a las in d u stria s n acien tes o la m e jo ría de la rela c ió n de in ­
tercam bio, n o se refiere n a la esencia rea l del a rg u m e n to m ercan-
tilista. D u ra n te la co n tro v ersia fiscal del p rim e r c u a rto del siglo
presente n o rec u e rd o q u e los econom istas h a y a n hech o concesión
a lg u n a al p rin c ip io de q u e la p ro te c ció n p o d ría a u m e n ta r la o cu ­
pació n n a c io n a l. Q u izá lo m ás ju sto sea c ita r com o ejem p lo lo q u e
yo m ism o escribí. T o d a v ía e n 1923, com o d iscíp u lo fiel y con­
vencido de la escuela clásica q u e n o d u d a b a en to n ces de lo q u e
se m e h a b ía en señ ad o n i te n ía la m e n o r reserva sobre esta m ate ria ,
escribí: “Si h ay algo q u e el p ro teccio n ism o n o p u e d e hacer, es
c u ra r la d e s o c u p a c ió n .. . H a y alg u n o s arg u m e n to s e n fav o r de la
p ro tecció n , basados en q u e p u e d e conseguir v e n ta ja s posibles p e ro
im p ro b ab les, p a ra los cuales n o h ay resp u e sta fácil. P ero p re te n d e r
c u ra r la d eso cu p ació n im p lic a la falacia p ro te c cio n ista e n su fo r­
m a m ás c ru d a y g ro sera.” 3 P o r lo q u e hace a la te o ría m ercan-
tilista m ás a n tig u a , n o [334] se d isp o n ía de u n a exposición in ­
teligente, y se nos hizo creer q u e e ra p u n to m enos q u e algo sin
sentido. T a n a b so lu ta m e n te a b ru m a d o ra y co m p le ta h a sido la
d o m in a c ió n de la escuela clásica.

II

P erm ítasem e e x p o n er, e n p rim e r lu g a r, lo q u e a h o ra m e parece


q u e hay de v e rd a d c ien tífica e n la d o c trin a m erc a n tilista . L uego
co m p ararem o s esto con los arg u m e n to s reales de los m ercantilis-
tas. D ebe ten erse p rese n te q u e las v e n ta jas q u e se le a trib u y en
son d e c la ra d a m e n te de ca rá c te r n a c io n a l y n o es p ro b a b le q u e
b e n e ficie n al m u n d o e n su c o n ju n to .
C u a n d o u n país está a u m e n ta n d o su riq u e z a con c ierta r a p i­
dez, el p rogreso q u e sigue a este estado v e n tu ro so de cosas p u e d e
in te rru m p irs e , en condiciones de la issez-fa ire, p o r in su ficien cia de
estím ulos p a ra nuevas inversiones. D a d o el m ed io social y p o lític o

2 Su punto de vista sobre ellos está bien resumido en una nota a la primera edi­
ción de sus Principies, p. 51: “M ucha atención se ha concedido, tanto en Inglaterra
como en Alemania, a las opiniones medievales respecto a la relación del dinero con
la riqueza nacional. E n general deben considerarse confusas por falta de una idea clara
de las funciones del dinero, más bien que equivocadas a consecuencia de un supuesto
deliberado de que el crecimiento de la riqueza neta de una nación puede lograrse úni­
camente por un aum ento de la provisión de metales preciosos en la mism a.”
8 T h e N a t i o n a n d t h e Aíhenneum, 24 de noviembre, 1923.
298 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

y las características n acio n ales q u e d e te rm in a n la p ro p e n sió n a


consum ir, el b ie n e sta r de u n estado progresivo d e p e n d e esencial­
m ente, p o r las razones q u e ya hem os ex p licad o , de la suficiencia
de tales estím ulos. Éstos p u e d e n en co n trarse, ya sea e n la in v ersió n
dom éstica o en la e x te rio r (in clu y en d o en ésta la acu m u lac ió n de
m etales p re c io so s), que, ju n to s , fo rm a n la in v ersió n to ta l. C u a n ­
do el v o lu m e n de in v ersió n to ta l está d e te rm in a d o sólo p o r el
deseo de g a n a n cia , las o p o rtu n id a d e s de in v ersió n in te rio r e sta rá n
regidas, a la larg a, p o r la tasa de in te rés n a c io n a l, m ie n tra s q u e
la m ag n itu d , de la in v ersió n e x te rio r está n e c esa ria m e n te d e te r­
m in a d a p o r el v o lu m e n de la b a la n z a fav o rab le de com ercio. Así,
en u n a sociedad d o n d e n o hay a p ro b le m a de in v ersió n d ire c ta
b a jo la égida de la a u to rid a d p ú b lic a , los fines económ icos, de
qu e es raz o n a b le q u e se p reo c u p e el g o b iern o , son la tasa de in te ­
rés in te rio r y la b a la n z a de com ercio ex te rio r. [335]
A h o ra b ien , si la u n id a d de salarios es re la tiv a m e n te estable
y 110 está su je ta a cam bios e sp o n tán eo s de m a g n itu d im p o rta n te
(u n a co n d ició n q u e casi siem p re se sa tisfa c e), si el estad o d e la
p re fe re n c ia p o r la liq u id ez es b a s ta n te fijo, to m a d o com o p ro m e ­
dio de sus flu ctu acio n es de p e rio d o corto, y si los co n v en cio n alis­
mos b an cario s son ta m b ié n d u rad e ro s, la tasa de in te ré s te n d e rá
a estar re g id a p o r la c a n tid a d de m etales preciosos, m e d id a e n
u n id ad e s de salarios, d isp o n ib le p a ra satisfacer el deseo d e liq u i­
dez de la c o m u n id a d . A l m ism o tiem p o , en u n a e ra en q u e los
préstam os sustanciales al e x te rio r y la p ro p ie d a d d ire c ta de r i­
queza s itu a d a en el e x te rio r son escasam ente p racticab les, las alzas
y bajas e n la c a n tid a d de m etales preciosos d e p e n d e rá n p rin c i­
p a lm e n te de si la b a la n z a com ercial es fav o rab le o desfavorable.
De este m o d o o c u rre q u e la p re o c u p a c ió n de las a u to rid a d e s
p o r u n a b a la n z a com ercial fav o ra b le sirvió a a m b o s pro p ó sito s;
y fue, adem ás, el ú n ico m ed io d isp o n ib le de pro m o v erlo s. E n u n a
época en q u e las a u to rid a d e s no te n ía n c o n tro l d ire c to sobre la
tasa de in terés in te rio r o los o tro s estím ulos a la in v ersió n n a c io ­
nal, las m ed id as p a ra a u m e n ta r la b a la n z a co m ercial fav o rab le
e ra n el ú n ico m ed io d i r e c t o de q u e d isp o n ía n p a ra refo rza r la
inversión e x tra n je ra ; y, al m ism o tiem p o , el efecto de u n a b a la n z a
de com ercio fav o rab le sobre la e n tra d a de los m etales preciosos
e ra su ú n ico m edio in d i r e c t o de re d u c ir la tasa de in te rés d o ­
m éstica y a u m e n ta r así el a lic ie n te p a ra in v e rtir d e n tro d el país.
H ay, sin em bargo, dos lim itacio n es al é x ito de esta p o lítica,
q u e n o d e b e n olvidarse. Si la tasa de in terés n a c io n a l desciende
ta n to q u e el v o lu m e n de in v ersió n recib a estím u lo su ficien te p a ra
M E R C A N T I L IS M O , U S U R A , D IN E R O , SU BCONSUM O 299

elevar la o cu p ació n a u n n iv el q u e pase p o r alg u n o s de los p u n to s


críticos en los cuales sube la u n id a d de salarios, el a u m e n to en el
nivel de costos in te rio r em pezará a rea c c io n a r d esfav o rab lem en te
sobre la balan za de com ercio ex terio r, de m a n e ra q u e el esfuerzo
p a ra a u m e n ta r esta ú ltim a h a b rá id o m ás lejos de lo c o n v en ien te
y se h a b rá n e u tra liz a d o a sí m ism o. N u e v a m en te , si la tasa de in te ­
rés in te rn a [336] cae ta n b a jo en relació n con las tasas de in te rés
en c u a lq u ie r o tra p a rte y esto e stim u la u n v o lu m e n de p réstam os
al e x tra n je ro q u e sea d e sp ro p o rc io n a d o a la b alan za favorable,
esto p u e d e o casio n ar u n e flu jo de m etales preciosos su ficien te p a ra
hacer q u e se c o n tra ríe n las v en tajas p re v ia m e n te o b ten id as. E l ries­
go de q u e e n tre en acción u n a u o tra de estas lim itacio n es sube
de p u n to cu a n d o u n p aís es g ra n d e y de im p o rta n c ia in te rn a c io ­
nal, d e b id o a que, c u a n d o la p ro d u c c ió n c o rrie n te de m etales p re ­
ciosos en las m inas sea re la tiv a m e n te e n p e q u e ñ a escala, u n in ­
flu jo de d in e ro a u n p aís significa u n e flu jo e n o tro ; de m a n e ra
q u e los efectos adversos de los costos crecientes y las tasas de in ­
terés descendentes en el in te rio r p u e d a n reforzarse (si la p o lític a
m e rc a n tilista se lleva d em asiad o lejos) p o r los costos decrecientes
y las tasas d e in terés ascendentes e n el ex terio r.
L a h isto ria económ ica de E sp a ñ a de fines d el siglo xv y d u r a n ­
te el xv i d a el eje m p lo de u n p a ís cuyo com ercio e x te rio r fue
d e stru id o p o r el efecto de u n a excesiva a b u n d a n c ia de m etales
preciosos sobre la u n id a d de salarios. G ra n B re ta ñ a , en los años
de p re-g u e rra del siglo xx, p ro p o rc io n a u n ejem p lo de país en
q u e las excesivas facilidades p a ra los p réstam o s al e x te rio r y la
co m p ra de p ro p ie d a d es en el e x tra n je ro im p id ie ro n a m e n u d o
la b a ja de la tasa de in terés q u e e ra necesaria p a ra aseg u rar o c u p a ­
ció n p le n a en el in te rio r. L a h isto ria de la I n d ia e n todos los tie m ­
pos h a d a d o el ejem p lo de u n p a ís de tal m a n e ra e m p o b recid o a
consecuencia de u n a p re fe re n c ia p o r la liq u id e z ta n a p a sio n a d a q u e
n i siq u ie ra u n in flu jo e n o rm e y crónico de m etales preciosos h a
sido su fic ie n te p a ra a b a tir la tasa de in te rés a u n nivel co m p a tib le
con el crecim ien to de la riq u e z a real.
Sin em bargo, si consideram os u n a sociedad q u e tenga u n a u n i­
d a d de salarios h a sta cierto p u n to estable y características n a c io ­
nales q u e d e te rm in e n la p ro p e n sió n a co n su m ir y la p refe re n c ia
p o r la liq u id e z y u n sistem a m o n e ta rio q u e lig u e d e u n a m a n e ra
ríg id a la c a n tid a d de d in e ro con la existencia d e m etales preciosos,
será esencial p a ra el [337] m a n te n im ie n to de la p ro sp e rid a d q u e las
a u to rid a d e s p re ste n m u ch a a te n c ió n al estad o de la b alan za co­
m ercial, p o rq u e u n a b alan za fav o rab le será e x tre m a d a m e n te a le n ­
300 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

ta d o ra a co n d ició n de q u e no sea d em asiad o g ran d e ; m ie n tra s u n a


desfavorable p u e d e p ro d u c ir p ro n to u n estado de d e p re sió n p e r­
sistente.
D e esto n o se deduce q u e el g rad o m áx im o de restric ció n de
las im p o rta c io n e s será el q u e p ro m u e v a el m áx im o fav o ra b le de
la b alan za com ercial. Los p rim e ro s m erc an tilista s p u sie ro n g ra n é n ­
fasis sobre todo esto y con frecu en cia se les ve o p o n ién d o se a las
restricciones al com ercio, p o rq u e a la larg a p o d ía n o p e ra r en c o n tra
de u n a b a la n z a fav o rab le. D esde luego, es d isc u tib le q u e e n las cir­
c unstancias especiales de la m ita d d el siglo x ix e n G ra n B re ta ñ a ,
la lib e rta d casi co m p le ta d el com ercio fu e ra la p o lític a q u e m ás
d ire c ta m e n te llev ara al d esarro llo de u n a b a la n z a fav o rab le. L a
e x p e rien c ia c o n te m p o rá n e a de las restricciones com erciales e n la
E u ro p a de la p o stg u e ra ofrece m ú ltip le s ejem plos de im p e d im e n ­
tos m al concebidos c o n tra la lib e rta d que, p royectados p a ra m e­
jo ra r la b a la n z a fav o rab le, tu v ie ro n de h ech o el efecto c o n tra rio .
P o r estas y o tra s razones el lec to r n o d e b e lle g a r a co n clu ­
siones p re m a tu ra s respecto a la p o lític a p r á c t ic a a q u e conduce
n u e stro raz o n a m ie n to . H a y fuertes p resu n cio n es d e c a rá c te r ge­
n e ra l c o n tra las restricciones com erciales, a m enos q u e p u e d a n
ju stificarse p o r a rg u m e n to s especiales. Las v e n ta jas d e la d iv isió n
in te rn a c io n a l del tra b a jo son reales y sustanciales, a u n c u a n d o la
escuela clásica las hay a ex ag erad o g ran d e m en te . E l h e c h o de q u e
las v e n ta jas d eriv ad as d e u n a b alan za fav o ra b le p a ra n u e stro p ro ­
p io país p u e d a n su p o n erse d esventajas iguales p a ra a lg ú n o tro
(cosa de la cu al los m erc an tilista s se d a b a n c u e n ta p erfecta) n o
sólo significa q u e es n ecesaria u n a g ra n m o d eració n , d e m a n e ra
q u e u n p aís n o asegure p a ra sí m ism o u n a p a rte m ay o r q u e la
ju sta y raz o n a b le de las existencias d e m etales preciosos, sino
ta m b ié n q u e u n a p o lític a in m o d e ra d a p u e d e llev ar a u n a com ­
p e te n c ia in te rn a c io n a l in sen sata p o r u n a b alan za fav o ra b le q u e
d a ñ e a todos [338] p o r ig u al.4 Y, fin a lm e n te , u n a p o lític a de res­
tricciones com erciales es u n in stru m e n to alevoso a u n p a ra conse­
g u ir su fin ostensible, ya q u e el in te rés p riv a d o , la in co m p e te n c ia
a d m in istra tiv a y la d ific u lta d in trín se c a de la tarea p u e d e n des­
v ia rla h a sta p ro d u c ir resu ltad o s d ire c ta m e n te c o n trario s a los p ro ­
puestos.
D e este m odo, d irijo el peso de m i crítica c o n tra lo i n a d e c u a ­
d o d e los fu n d am e n to s te ó r i c o s de la d o c trin a del la issez-fa ire. e n ,

4 E l rem edio de la unidad de salarios elástica, de manera que una depresión se


contrarreste por la baja de los salarios, puede, por la misma razón, ser un recurso para
beneficiarnos a costa de nuestros vecinos.
M E R C A N T I L IS M O , U S U R A , D IN E R O , SU BC O N SU M O 301

la q u e fu i e d u cad o y q u e enseñé d u r a n te m uchos años —co n tra la


¿dea de q u e la tasa de in te rés y el v o lu m e n de inversiones se
a ju sta n a u to m á tic a m e n te al n iv el ó p tim o , de m a n e ra q u e p reo cu ­
parse p o r la b a la n z a com ercial sea p e rd e r el tie m p o —; p o rq u e
nosotros, la fa c u lta d de los econom istas, hem os sido cu lp ab les de
p resu n tu o so e rro r al tra ta r com o u n a obsesión p u e ril lo q u e p o r
c e n tu ria s h a sido el o b je to p rin c ip a l del a rte p rác tic o de go­
b e rn a r.
B ajo la in flu e n c ia de esta e rró n e a teo ría, los b a n q u e ro s lo n d i­
nenses g ra d u a lm e n te d e sa rro lla ro n la técn ica m ás pelig ro sa p a ra
el m a n te n im ie n to del e q u ilib rio q u e p u e d a im ag in arse; a saber,
a q u e lla técnica de asociar la tasa de red e sc u e n to con u n a p a rid a d
ríg id a de los cam bios; p o rq u e esto significa q u e el o b jeto de sos­
te n e r u n a tasa de in te rés in te rio r c o m p a tib le con la o cu p ació n p le ­
n a fu e to ta lm e n te desechado. D esde el m o m e n to q u e es im p o sib le
en la p rá c tic a d e sd eñ a r la b a la n z a de pagos, se d esarro lló u n m ed io
p a ra c o n tro la rla , q u e e n vez de p ro te g e r la tasa de in te ré s in te r­
n a, la sacrificó a la acción de fuerzas ciegas. R e c ien te m e n te, los
b a n q u e ro s prácticos de L o n d res h a n a p re n d id o m u ch o y casi se
p u e d e e sp era r q u e la técn ica de la tasa de red e sc u e n to e n G ra n
B re ta ñ a n o se v o lv erá a u sa r n u n c a p a ra p ro te g e r el saldo e x te rio r
c u a n d o ten g a p ro b a b ilid a d e s de p ro d u c ir d eso cu p ació n en el in ­
terio r.
C o n sid e ra d a com o la teo ría de la em presa in d iv id u a l y [339]
de la d istrib u c ió n del p ro d u c to re su lta n te de la o cu p ació n de u n a
c a n tid a d d a d a de recursos, la te o ría clásica h a h ech o u n a a p o rta ­
ció n al p e n sa m ie n to económ ico q u e n o p u e d e im p u g n a rse . Es
im p o sib le p e n sa r cla ram e n te sobre el tem a sin c o n ta r con esta
te o ría com o p a rte de n u e stro m ecanism o m e n ta l. A l lla m a r la a te n ­
ció n sobre el h echo de q u e o lv id a ro n lo q u e h a b ía de valioso en
sus predecesores, n o d eb e su p o n erse q u e p o n g o lo a n te rio r en
te la de ju ic io . S in em bargo, com o a p o rta c ió n al a rte p ráctico de
g o b e rn a r, q u e se o c u p a del sistem a económ ico e n c o n ju n to y
de lo g ra r la o c u p a ció n ó p tim a de todos los recursos del sistem a,
los m éto d o s de los p rim e ro s precursores d el p e n sam ien to econó­
m ico en los siglos xv i y x v u , p u e d e n h a b e r c a p ta d o frag m en to s
d e sa b id u ría p rá c tic a q u e las irreales abstracciones de R ic a rd o
o lv id a ro n p rim e ro y e x tin g u ie ro n después. H a b ía s a b id u ría en su
in te n sa p re o c u p a c ió n p o r conservar re d u c id a la tasa de in terés
p o r m ed io de leyes de u su ra (a las q u e
m ás a d e la n te en este c a p ítu lo ) , sostenien
nales de d in e ro y d e san im an d o las alzas (
•302 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

así com o en su p red isp o sició n a re sta u ra r, com o ú ltim o recurso,


las existencias de d in e ro p o r m edio de la d e v alu ació n , c u a n d o se
h a b ía n v u e lto fra n c a m e n te deficientes, d e b id o a u n a san g ría ex­
te rio r in ev itab le, a un alza en la u n id a d de s a la r io s 5 o a c u a l­
q u ie r o tra causa.

III

Los p rim ero s p recursores del p e n sa m ie n to económ ico p u e d e n h a ­


ber e n c o n tra d o sus m áx im as de sa b id u ría p rá c tic a sin h a b e r te­
n id o g ra n co n o cim ien to d e las bases teóricas subyacentes. E x am i­
nem os b revem ente, p o r tan to , las razones q u e d ie ro n , así com o lo
q u e re c o m en d a ro n . E sto se [340] fa c ilita rem itién d o se al g ra n tra ­
b a jo del pro feso r H eckscher L a é p o c a m e r c a n t i l i s t a * e n el q u e
se p o n e n p o r p rim e ra vez al alcance d el lecto r de eco n o m ía las
características esenciales del p e n sa m ie n to económ ico, a través de
u n p e rio d o de dos cen tu rias. Las citas q u e siguen están tom adas
p rin c ip a lm e n te de sus p á g in a s.6
1) El p e n sa m ie n to m e rc a n tilista n u n c a se im a g in ó q u e h a b ía
u n a ten d e n c ia al aju ste a u to m á tic o p o r m ed io del cual la tasa de
in terés se e stab leciera en el n iv el ad ecu ad o . A l c o n tra rio , recalcó
q u e u n a tasa in d e b id a m e n te a lta era el m ayor o b stácu lo p a ra el
crecim iento de la riq u eza; y los m e rc an tilista s se d a b a n c u e n ta in ­
cluso de q u e la tasa de in terés d e p e n d ía de la p re fe re n c ia p o r la
liq u id ez y de la c a n tid a d de d in ero . Se o c u p a b a n , ta n to d e dis­
m in u ir d ic h a p refe re n c ia , com o de a u m e n ta r la c a n tid a d de d in ero ,
y algunos de ellos a c la ra ro n q u e su p re o c u p a c ió n p o r elev ar esta
ú ltim a se d e b ía a su deseo de re b a ja r la tasa de in terés. El p ro ­
fesor H eckscher resu m e este aspecto de su te o ría com o sigue:

La p o s ic ió n de lo s m e r c a n tilis ta s m ás p e r s p ic a c e s era en e ste p u n to , com o


en ta n to s o tr o s, d e n tr o de c ie r to s lím ite s , p e r fec ta m en te c la r a . El d in e r o era,

6 La experiencia, desde los tiempos de Solón al menos, y probablem ente, si tuviéra­


mos las estadísticas, desde muchas centurias antes de él, indican lo que el conocim iento
de la naturaleza hum ana nos conduciría a esperar, o sea, que hay una tendencia soste­
nida de la unidad de salarios al alza, a través de periodos largos, que solamente puede
ser reducida en pleno decaimiento y disolución de la sociedad económica. Así, aparte
completamente del progreso y el aum ento de la población, se ha demostrado lo im pe­
rativo de un aumento gradual de la existencia de dinero.
* Edición en español del Fondo de C ultura Económica. Trad. de W enceslao
Roces. México, 1943.
8 Son de lo más adecuado a m i objeto porque el mismo profesor Heckscher es, en
términos generales, partidario de la teoría clásica y simpatiza mucho menos con las
teorías mercantilistas que yo. Así, no hay riesgo de que su selección de las citas haya
sido parcial, en forma alguna, con el deseo de demostrar su sapiencia.
M E R C A N T I L IS M O , U S U R A , D IN E R O , S U B C O N S U M O 303

p a r a e llo s —e m p le a n d o la te r m in o lo g ía m o d e r n a — , u n fa c to r d e p r o d u c c ió n , e q u i­
parado al s u e lo y que a veces se c a lific a b a de r iq u e z a “ a r tific ia l” para d is ­
t in g u ir la de la " n a tu r a l” , y el in te r é s del c a p ita l se c o n s id e r a b a com o la r e n ta
abonada por el d in e r o , s im ila r a la r e n ta del su e lo que se abonaba por la
tie r r a . E n la m e d id a en que se in d a g a b a n lo s fu n d a m e n to s o b je tiv o s para ex­
p lic a r la c u a n tía del tip o de in te r é s —co sa que se h a c ia cada vez con m ayor
fr e c u e n c ia , e n la época del m e r c a n tilis m o — , e n c o n tr a m o s esos fu n d a m e n to s en
la c u a n tía de la m a sa de d in e r o . D e e ste a b u n d a n te m a te r ia l d is p o n ib le , so­
la m e n te será n s e le c c io n a d o s lo s m ás típ ic o s e je m p lo s , de m anera de d e m o str a r
a n te to d o cuán du rad era fu e esta n o c ió n , cuán a r r a ig a d a e in d e p e n d ie n te de
c o n s id e r a c io n e s p r á c tic a s .
A m bos p r o ta g o n is ta s en la lu c h a sob re la p o lític a m o n e ta r ia y sob re el
c o m e r c io en la s I n d ia s O r ie n ta le s d u r a n te lo s p r im e r o s años de la década de
1620 en I n g la te r r a e s tu v ie r o n de c o m p le to acuerd o sob re e ste p u n to .
G erard M a ly n e s d e c la r ó , dando d e ta lla d a razón de su a se r to , que " la
a b u n d a n c ia de d in e r o decrece la u su ra en el p r e c io o en la ta sa de in te r é s ”
(L e s M e r c a to r ia y M a in te n a n c e of F ree T rade, 1 6 2 2 ). Su tr u c u le n to y un
ta n to fa lto de e s c r ú p u lo s a d v e r s a r io .. . E dw ard M is s e ld e n r e p lic a b a que “El
r e m e d io para la u su ra d e b e r ía écr1 a b u n d a n c ia de d in e r o ” (F r e e T ra d e o r th e
M eans to m ake T rade F lo r is h , m is m o a ñ o ). D e lo s p r in c ip a le s e sc r ito r e s ,
m e d io sig lo d esp u és, C h ild , el o m n ip o te n te d ir e c to r de la s C o m p a ñ ía s de In ­
d ia s O r ie n ta le s , y su m ás h á b il abogado, d is c u tió (1 6 8 8 ) el p r o b le m a de si
la ta sa m á x im a le g a l de in te r é s , que él e n fá tic a m e n te r e c la m a b a , h a r ía
que "el d in e r o ” de H o la n d a se r e tir a r a de I n g la te r r a . E n c o n tr a b a el r e m e d io
para e ste p e r ju ic io en conced er m ayores f a c ilid a d e s para el tr a sp a so de lo s
títu lo s de deuda e m p le a d o s com o m e d io s de c ir c u la c ió n , pu es e sto , d e c ía
C h ild , " s u p lir á la fa lta de la m ita d por lo m enos de to d o el d in e r o c o n ta n te
que c ir c u la en la n a c ió n ” . P e tty , el o tr o e s c r ito r a q u ie n no a fe c tó la lu c h a
de in te r e s e s , e stu v o de acuerd o con el r e sto cuando e x p lic ó la b a ja " n a tu r a l”
en la ta sa de in te r é s del 10 por c ie n to al 6 por c ie n to d e b id o al in c r e m e n to
en la c a n tid a d de d in e r o (P o litic a l a r ith m e tic k , 1676) y a c o n se ja b a lo s p rés­
ta m o s con in te r é s com o un r e m e d io a p r o p ia d o para un p a ís con d e m a s ia d a
“m oneda acuñada” (Q u a n tu lu m cunque c o n c e r n in g M oney, 1 6 8 2 ).
E ste r a z o n a m ie n to , n a tu r a lm e n te , de n in g u n a m anera qu ed ó c o n fin a d o a
I n g la te r r a . A lg u n o s años m ás ta r d e (1 7 0 1 y 1 7 0 6 ), por e je m p lo , c o m e r c ia n te s
y e s ta d is ta s fra n ceses se q u eja b a n de la “ esca sez de m oneda" (d is e tte d e s es-
péces) e x is te n te com o la ca u sa de la s a lta s ta sa s de in te r é s y se esfo rz a b a n
por b a ja r la ta sa de u su ra in c r e m e n ta n d o la c ir c u la c ió n de d in e r o .7

E l g ra n Locke fue, quizá, el p rim e ro en exp resar, e n térm in o s


abstractos, la relació n e n tre la tasa de in terés y la c a n tid a d de d i­
n ero en su co n tro v ersia con P e tty .8 Se o p o n ía a la p ro p o sic ió n de
P e tty de u n a tasa m áx im a de in terés, sosteniendo q u e e ra ta n im ­
p rac tic a b le com o fija r u n a re n ta m áx im a p a ra la tie rra , desde el
m o m e n to q u e “el v a lo r n a tu ra l del d in ero , com o p u e d e d a r u n
ingreso a n u a l en fo rm a de interés, d ep e n d e de la c a n tid a d to ta l del

7 Heckscher, M ercatiiism, vol. ir, pp. 200-1 (ligeramente abreviado).


8 Some considerations o í t h e C o n s e q u e n c e s o f t h e L o w e r in g o í I n t e i e s t a n d Raising
t h e V a l u é o f M o n e y , 1692, pero escrito algunos años antes.
304 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

d in e ro c irc u la n te en el rein o , en p ro p o rc ió n al com ercio to ta l del


m ism o (es decir, la salid a g en eral de todos los bienes) ” .9 Locke
ex p lica q u e el d in e ro tien e dos valores: 1) su v a lo r en uso, q u e
está d e te rm in a d o p o r la tasa de in te rés “y e n esto tie n e la n a tu r a ­
leza de la tie rra , d en o m in á n d o se al ingreso de u n o re n ta y al del
o tro uso”,10 y 2 ) su v a lo r en cam b io "y en esto tien e la n a tu ra le z a
d e u n b ie n ”, “d e p e n d ie n d o su v a lo r e n cam bio so lam en te de la
a b u n d a n c ia o la escasez de d in e ro en p ro p o rc ió n a la a b u n d a n c ia
o a la escasez de a q u e llas cosas y n o de lo q u e sea el in te ré s” . D e
este m o d o L ocke fu e el p a d re de teorías c u a n tita tiv a s gem elas. E n
p rim e r lu g a r sostuvo q u e la tasa de in te rés d e p e n d e de la p ro p o r­
ción e n tre la c a n tid a d de d in e ro (te n ien d o e n c u e n ta la v elocidad
de circu lació n ) y el v a lo r to ta l del com ercio. E n segundo lu g a r
a firm ó q u e el v a lo r e n cam bio del d in e ro d e p e n d ía de la p ro p o r­
ció n e n tre la c a n tid a d de d in e ro y e l^ jp lu m e n to ta l de b ien es e n
el m ercado. P ero —con u n p ie en el m u n d o m e rc a n tilista y el o tro
en el clásico—11 se c o n fu n d ió en lo q u e concierne a la rela ció n e n ­
tre estas dos p ro p o rcio n es, y descuidó p o r co m p leto la p o sib ilid a d
de las f l u c t u a c i o n e s en la p refe re n c ia p o r la liq u id ez. Sin em bargo,
te n ía em p eñ o en e x p lic a r q u e u n a [343] baj'a e n la tasa de in te rés
n o tie n e in flu e n c ia d i r e c ta sobre el n iv el de precios y afecta a éstos
“so lam en te a m e d id a q u e el cam b io de in terés en el com ercio con­
duce a tra e r o lle v a r d in e ro o bienes y así, a su tiem po, m o d ific a n ­
d o la p ro p o rc ió n a q u í en In g la te rra de la q u e era a n te s”, es decir,
si la red u cció n en la tasa de in te rés lleva a la e x p o rta c ió n de
efectivo o a u n a u m e n to en la p ro d u cc ió n . P ero n u n c a llega, en
m i o p in ió n , a u n a síntesis g e n u in a .12

6 Él añade: “no solamente de la cantidad de dinero, sino de su velocidad de cir­


culación”.
10 Siendo el térm ino "uso” , por supuesto, la vieja forma inglesa para denom inar
el “interés” .
11 Poco después, H um e tenía pie y medio en el m undo clásico porque inició entre
los economistas la práctica de poner énfasis en la im portancia de la posición de equi­
librio comparada con la siempre cambiante transición hacia él, aunque todavía tenía
lo bastante de mercantilista para no descuidar el hecho de que nuestra existencia real
se encuentra en la transición: “ Solamente en este intervalo o situación interm edia entre
la adquisición de dinero y un alza de precios es favorable a la industria el aum ento
en la cantidad de oro y p la ta .. . N o tiene la menor im portancia que el dinero exista en
mayor o menor cantidad, con relación a la felicidad de un estado. La buena política
del magistrado consiste solamente en conservarlo, si es posible, todavía en aum ento;
por ese medio m antiene vivo el espíritu industrial en la nación y eleva la situación
del trabajo, en la que consiste todo poder y riqueza real. Una nación cuyo dinero
disminuye, es realmente, en ese mom ento, más débil y miserable que otra nación que
no posea más dinero pero que esté en vías de aum entarlo.” (Ensayo O n M oney, 1752.)
u Ilustra la forma consumada en que ha desaparecido el punto de vista m ercan­
tilista de que el interés significa interés sobre el dinero (el punto de vista que es,
M E R C A N T I L IS M O , USURA , D IN E R O , S U B C O N S U M O 305

La fa c ilid a d con q u e la m e n te m e rc a n tilista d istin g u ía e n tre la


tasa de in te rés y la eficiencia m a rg in a l del c a p ita l se p o n e de m a ­
nifiesto en u n pasaje (im preso en 1621), q u e Locke cita, de A
L e t t c r to a F r ie n d c o n c e r n i n g U s u r y : “E l a lto in te rés d ep rim e el
com ercio. Las v en tajas d el in te rés son m ayores q u e la g a n a n ­
cia del com ercio, q u e hace a los com erciantes ricos re tira rse y co­
locar su acervo a in terés y a los com erciantes de m e n o r im p o rta n c ia
q u e b ra r.” F o rtre y (E n g l a n d ’s I n t e r e s t a n d I m p r o v e m e n t , 1663)
p ro p o rc io n a o tro e jem p lo del énfasis p u esto sobre la tasa de in ­
terés re d u c id a com o m ed io de ac re c en ta r la riq u eza.
Los m erc an tilista s n o o lv id a ro n la p e c u lia rid a d de que, si u n a
excesiva p re fe re n c ia p o r la liq u id ez desviara el in flu jo de m etales
preciosos h a c ia el ateso ram ien to , se p e rd e ría n las v e n ta jas de la
tasa de interés. E n algunos casos (p o r ejem p lo , M u n ) el o b jeto
d e a c re c en ta r el p o d e r del estad o los llevó, sin e m b arg o , a d e fe n ­
d e r la a c u m u lac ió n del tesoro de estado. P ero otros se o p u sie ro n
fra n c a m e n te a esta p o lítica:

S c h r ó tte r , por e je m p lo , p in ta b a en v iv o s c o lo r e s , con lo s a r g u m e n to s m er­


c a n tilis ta s u s u a le s , cóm o la c ir c u la c ió n d e n tr o del p a is se v e r ía d e sp o ja d a de
to d o el d in e r o si el T eso ro p ú b lic o se in c r e m e n ta b a d e m a s ia d o .. . D e aqui
que S c h r ó te r, m u y ló g ic a m e n te , e s ta b le c ie s e ta m b ié n un p a r a le lo e n tr e e l a te so ­
r a m ie n to r e a liz a d o p o r lo s m o n a s te r io s y la e x p o r ta c ió n d e l s o b r a n te d e m e ta le s
p r e c io s o s , que era lo peor de to d o lo que él p o d ía im a g in a r . D avenant e x p li­
c a b a la m is e r ia e x tr e m a d e m u c h o s p u e b lo s o r ie n ta le s — e n tr e lo s c u a le s s e c r e ía
poder e n c o n tr a r m ás oro y p la ta que en n in g ú n o tr o lu g a r del m undo— d i­
c ie n d o que e llo se d e b ía a que lo s m e ta le s p r e c io s o s “ h a b ía n p o d id o e sta n c a rse
en la s arcas d e lo s p r i n c i p e s ” .13
Si e l a te s o r a m ie n to por e l e sta d o se c o n s id e r ó , c u a n d o m á s, u n d u d oso auge
y a m enudo un gran p e lig r o , no es n e c e s a r io d e c ir que el a te so r a m ie n to p r i­
vado fu e e s q u iv a d o com o la p e ste . É sta fu e una de la s te n d e n c ia s c o n tr a la s
q u a le s in n u m e r a b le s e s c r ito r e s m e r c a n tilis ta s tr o n a r o n , y no creo que sea p o­
s ib le e n c o n tr a r u n a s o la voz d is id e n te .

2) Los m erc an tilista s a d v irtie ro n la falacia d e la. b a ra tu ra y el


p elig ro de q u e u n a c o m p eten cia excesiva p u d ie ra h a c er q u e la
rela ció n de in te rc a m b io se v o lv iera e n c o n tra de u n país. Así, M a-
lynes escribió en su L e x - M e r c a t o r i a (1622) : “P ro c u ra d n o com pe­
tir con o tro s m a lb a ra ta n d o p a ra d a ñ o de la re p ú b lic a , con el
p re te x to de a u m e n ta r el com ercio; p o rq u e el com ercio n o aum en-

como ahora m e parece, indudablem ente correcto) que el profesor Heckscher, como
buen enconomista clásico, resume su descripción de la teoría de Locke en el comen­
tario de que “su argumentación sería irreprochable, en efecto, si el interés constituyese
el precio del dinero prestado” . (O p. cit., p. 649).
13 Heckscher, op. cit., vol. ii , pp. 210-1.
BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

ta cu a n d o los bienes son m uy b arato s, p o rq u e la b a ra tu ra procede


de la c o rta d e m a n d a y la escasez de d in ero , q u e hace las cosas
b aratas; de tal m a n e ra q u e lo c o n tra rio a u m e n ta el com ercio,
cu a n d o hay a b u n d a n c ia de d in e ro y los bienes se vu elv en m ás
caros al ser d e m a n d a d o s.”14
E l profesor H eck sch er resum e com o sigue este aspecto d el p e n ­
sam iento m e rc an tilista :

D u r a n te siglo y m e d io , este p u n to d e v is ta se fo rm u ló re p e tid a m e n te d i­


cien d o q u e a q u e llo s p aíses e n los q u e e x is tía r e la tiv a m e n te m en o s d in e r o q u e
en o tro s, te n ía n n e c e sa ria m e n te q u e “ v e n d e r b a r a to y c o m p r a r c a ro ”. . .
E ste p u n to d e v is ta lo e n c o n tra m o s ya e x p re s a d o e n la p r im e r a e d ic ió n d e l
D i s c o u r s e o f t h e C o m m o n W e a l , o sea a m e d ia d o s d e l sig lo x v i. H a le s d ecía ,
en efecto: “ Si los e x tra n je ro s se c o n te n ta s e n co n to m a r so la m e n te n u e stra s m e r ­
can cías a c a m b io d e las suyas p ro p ia s, ¿ q u é ib a a im p e d irle s e le v a r los p recio s
de o tra s cosas (e n te n d ié n d o s e , e n tr e o tra s, a q u e lla s q u e n o so tro s les co m p ram o s),
a p e sa r d e la b a r a t u r a d e las q u e n o so tro s les v en d em o s? D e este m o d o , n o s­
o tro s se g u iría m o s p e rd ie n d o y ello s no s s o b re p a sa ría n , v e n d ie n d o c a ro lo suyo
y c o m p ra n d o b a ra to lo n u e stro , c o n lo c u a l [345] se e n riq u e c e ría n m ie n tra s
n o so tro s n o s e m p o b re c e ría m o s. P o r eso, a m í m e g u s ta ría m ás q u e n o so tro s
elevásem os los p recio s de n u e stra s m e rc a n c ía s a l ig u a l q u e ellos ele v a n los
d e las suyas, q u e es lo q u e h acem o s h o y , a u n q u e co n ello sa lg a n p e rd ie n d o
alg u n o s, p u es n u n c a se rá n ta n to s com o los q u e d e o tr o m o d o s a ld ría n p e r ­
d ie n d o .” Y, en este p u n to , H a le s o b tu v o la a q u ie sc e n c ia sin reserv as d e l e d ito r
d e su o b ra , a lg u n a s d écad as m ás ta r d e (e n 1581). E n el sig lo x v i i vo lv ió a r e ­
a p a re c e r este p u n to d e v ista, co n u n alc a n c e q u e e n u n p rin c ip io n o h a b ía
v a ria d o . A sí M aly n es co n sid e ró q u e esta in f o r tu n a d a p o sic ió n e n e l re s u lta d o
d e lo q u e m ás te m ía so b re to d as las cosas; es d ecir, u n a su b v a lu a c ió n e x tr a n je r a
d el tip o d e c a m b io in g lés. E ste m ism o c rite r io lo v em os r e ite r a d o c o n s ta n te ­
m e n te . E n su o b ra V e r b u m S a p i e n t i (e sc rita en 1665 y e d ita d a e n 1691), P e tty
o p in a b a q u e los v io le n to s esfuerzos q u e se h a d a n p a r a a u m e n ta r la m a sa d e
d in e r o ya n o se ría n necesario s “si te n e m o s co n s e g u rid a d m á s d in e r o q u e los
E stad o s vecinos n u e stro s —p o r p e q u e ñ o s q u e ellos se a n —, ta n to e n p ro p o rc ió n
a ritm é tic a com o e n p ro p o r c ió n g e o m é tric a ” . Y e n los añ o s q u e tr a n s c u rr ie ro n
e n tr e la re d a c c ió n y la ed ic ió n d e este lib ro , d e c la ró C oke: “ Si n u e s tro teso ro
fu ese m a y o r q u e el d e los p u e b lo s vecin o s n u e stro s, n o m e p re o c u p a r ía d e
esto, a u n q u e sólo tu v iésem o s la q u in t a p a r t e d e l teso ro q u e e n la a c tu a lid a d
te n e m o s” (1675).15

3) Los m erc an tilista s fu e ro n los creadores d el “m ie d o a los


bienes” y la escasez de d in ero , com o causas de la deso cu p ació n
q u e los clásicos h a b ía n de d e n u n c ia r dos c e n tu ria s m ás tard e com o
u n absurdo:

14 H e c k s c h e r , o p . c i t . , v o l . i i , p . 2 2 8 .
15 H e c k s c h e r , op. c it . v o l. n, p. 235.
M E R C A N T I L IS M O , U S U R A , D IN E R O , SU BC O N SU M O 307

U n o d e los m ás a n tig u o s e je m p lo s d e e m p le o d e l a rg u m e n to d e l p a r o f o r ­
zoso com o m ó v il d e las p ro h ib ic io n e s de im p o rta c ió n , lo e n c o n tra m o s e n F lo ­
re n c ia , en e l a ñ o d e 1426. . . P e ro esta id e a p u e d e seg u irse m ás fá c ilm e n te e n
la leg islació n in g lesa, e n la q u e se re m o n ta , p o r lo m en o s, h a s ta e l a ñ o 1455. . . L a
o rd e n a n z a fran cesa, casi c o e tá n e a d e a q u é lla , d e 1466, q u e se n tó las bases p a r a
la in d u s tr ia se d e ra d e L y o n , ta n fa m o sa m ás ta rd e , o frece m e n o r in te ré s, p u e s
en re a lid a d n o se d ir ig ía c o n tr a las m e rc a n c ía s d e fu e r a . Sin e m b a rg o , ta m ­
b ié n en e lla se in v o c a b a la p o sib ilid a d d e d a r o c u p a c ió n a d ecen as d e m ile s
d e h o m b re s y m u je re s p riv a d o s d e tr a b a jo . Y esto d e m u e s tra cóm o flo ta b a en
el a ire , p o r a q u e l e n to n ce s, este p e n sa m ie n to .
L a p rim e ra g r a n d isc u sió n so ste n id a so b re este p ro b le m a , com o so b re casi
to d o s los p ro b le m a s sociales y económ icos, se e n ta b ló e n In g la te r r a a m e d ia d o s
d e l siglo x v i o u n p o co a n te s, b a jo el re in a d o d e E n r iq u e V I I I y d e su h ijo
E d u a rd o V I. H a y q u e c ita r, e sp e c ia lm e n te , u n a colecció n d e escritos, re d a c ta d o s
al p a re c e r, a m ás ta r d a r , e n la d é c a d a d e 1530, y do s d e los cu ale s p o r lo
m en o s c ir c u la b a n [346] b a jo el n o m b re d e C le m e n t A r m s tr o n g .. . E n él, e l
te m a se fo rm u la , p o r e je m p lo , asi: “ L a g ra n s u p e r a b u n d a n c ia d e p ro d u c to s y
m e rc a n c ía s d e fu e r a im p o rta d o s to d o s los añ o s en In g la te r r a n o sólo h a d e te r ­
m in a d o u n a p e n u r ia d e d in e ro , sin o q u e , ad em á s, h a a r r u in a d o to d a la in d u s tr ia
q u e p o d r ía h a b e r d a d o tr a b a jo a u n g ra n n ú m e r o d e p e rso n a s d e l p u e b lo b a jo ,
p e rm itié n d o le s sa c a r d e ese tr a b a jo d in e r o p a r a p a g a r sus a lim e n to s y b e b id a s
y q u e h o y se ven o b lig ad o s a h o lg a r o a v iv ir d e la m e n d ic id a d y d e l r o b o .” “
E l m e jo r e je m p lo q u e yo conozco d e u n a d isc u sió n típ ic a m e n te m e r c a n tilis ta
e n to r n o a esta s itu a c ió n so n los d e b a te s m a n te n id o s e n la C á m a ra d e los C o ­
m u n e s d e In g la te r r a acerca d e la "escasez d e m o n e d a ” ( S c a r c i t y o f M o n e y ) en
1621, a l p ro d u c irs e u n a g ra v e d e p re s ió n q u e a fe c ta b a so b re to d o a las e x p o r ­
tacio n es d e p a ñ o s. L a situ a c ió n fu e d e sc rita d e u n m o d o g ráfico p o r u n o d e los
h o m b re s m ás in flu y e n te s d e l p a rla m e n to , S ir E d w in Sandys. L os a g ric u lto re s y
los a rte sa n o s —d ijo este o ra d o r — a tra v e sa b a n p o r u n a s itu a c ió n d ifíc il e n casi
to d a s las reg io n es, los te la re s se h a lla b a n p a ra d o s p o r fa lta d e d in e r o d e n tr o
d e l p a ís y los cam p esin o s v eían se o b lig a d o s a re s c in d ir sus c o n tra to s, " n o (g ra ­
cias a D ios) p o r fa lta d e p ro d u c to s ag ríco las, sin o p o r f a lta d e d in e r o ” . L a si­
tu a c ió n c o n d u jo a m in u c io sa s in v estig acio n es e n c a m in a d a s a a v e rig u a r a d ó n d e
p o d ía h a b e r id o a p a r a r e l d in e r o cu y a escasez se d e ja b a s e n tir ta n a n g u s tio ­
s a m e n te . Y se d ir ig ía n to d a s u e rte d e a ta q u e s a las p e rso n a s d e q u ie n e s se
p e n sa b a q u e h a b ía n c o n tr ib u id o a la e x p o rta c ió n d e los m e ta le s p recio so s (su ­
p e rá v it d e e x p o rta c ió n ) o a su d e sa p a ric ió n p o r u n m a l em p le o d e n tr o d e l
p r o p io p a ís.17

Los m ercan tilistas se d a b a n c u e n ta de q u e su p o lítica, com o


dice el pro feso r H eckscher, “m a ta b a dos p á ja ro s de u n tir o ” . “D e
u n a p a rte , se d esem b arazab a el país de u n in d esead o so b ra n te de
m ercancías, en el que, según se creía, ra d ic a b a la causa de la des­
o c u p a ció n forzosa y, de o tra p a rte , a u m e n ta b a la c a n tid a d de
d in e ro e x isten te en el p a ís”,18 con las v e n ta jas re su lta n te s de u n a
b a ja e n la tasa de interés.

16 Heckscher, op. cit., vol. n, p. 231.


17 Heckscher, op. cit., vol. n , p. 231.
18 Heckscher, o p . c it ., vol. n , p. 178.
308 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

Es im p o sib le e stu d ia r las nociones a las cuales fu e ro n a rra s tra ­


dos los m erc an tilista s p o r sus e x p erien cias reales, sin p e rc ib ir q u e
la p ro p en sió n a a h o rra r h a ten id o u n a te n d e n c ia crónica, a tra ­
vés de la h isto ria h u m a n a , a ser m ay o r q u e el in c e n tiv o a in v e r­
tir. L a [347] d e b ilid a d del a licien te p a ra in v e rtir h a sido e n todos
los tiem pos la clave del p ro b le m a económ ico. L a ex p lic ac ió n q u e
h oy se d a b a de la d e b ilid a d de ta l e stím u lo p u e d e re s id ir p rin c i­
p a lm e n te en la a m p litu d de las acu m u lacio n es existentes, e n ta n ­
to q u e a n tig u a m e n te los riesgos y azares de todas clases p u e d e n
h a b e r ju g a d o p a p e l im p o rta n te . P ero el re su lta d o es el m ism o.
E l deseo de los in d iv id u o s de a u m e n ta r su riq u e z a p erso n al, abs­
ten ién d o se del consum o, h a sido g e n e ra lm e n te m ás fu e rte q u e la
in clin a c ió n del e m p re sario a a u m e n ta r la riq u e z a n a c io n a l, em ­
p le a n d o tra b a jo en la p ro d u cc ió n de bienes d u rab les.
4) Los m erc an tilista s n o se h a c ía n ilu sió n a lg u n a resp ecto al
ca rá c te r n a c io n a lista de sus p o líticas y su te n d e n c ia a p ro m o v e r
la g u erra. E ra la v e n ta ja n a c i o n a l y la fuerza r e l a t i v a la q u e am ­
b ic io n a b a n a b ie rta m e n te .10
Podem os criticarlo s p o r la a p a re n te in d ife re n c ia con q u e acep ­
ta b a n esta consecuencia in ev ita b le de u n sistem a m o n e ta rio in te r ­
n a cio n al. P ero in te le c tu a lm e n te su rea lism o es con m u c h o p refe ­
rib le al confuso p e n sam ien to de los defensores co n tem p o rán eo s
de u n p a tró n o ro fijo in te rn a c io n a l y del laissez-faire e n m a te ria de
c ré d ito in te rn a c io n a l, q u ien es creen q u e son p rec isam e n te estas
p o líticas las q u e m e jo r p ro m u e v e n la paz.
P o rq u e e n u n a econom ía su je ta a co n tra to s m o n eta rio s y cos­
tu m b re s m ás o m enos fijos en u n p e rio d o ap reciab le, e n la q u e
el v o lu m e n de circ u la c ió n y la tasa de in te rés in te rn o s están p ri­
m o rd ia lm e n te d e te rm in a d o s p o r la b a la n z a de pagos, com o lo
e sta b a n en G ra n B re ta ñ a antes de la g u e rra , las a u to rid a d e s n o
d isp o n e n de m edios o rto d o x o s p a ra c o m b a tir la deso cu p ació n en
casa, excepto p o r u n exceso de e x p o rta c ió n y [438] u n a im p o rta ­
ció n d el m eta l m o n e ta rio a expensas de sus vecinos. L a h isto ria
n o reg istra o tro m éto d o ta n eficaz com o el p a tró n o ro in te r n a ­
cio n al (o, a n tig u a m e n te , el de p la ta ) p a ra q u e u n p aís o b ten g a
u n a v e n ta ja sobre sus vecinos. P o rq u e hizo q u e la p ro sp e rid a d

10 “E n el interior de la nación es indudable que el mercantilismo perseguía fines


dinámicos. Pero esta concepción se enlazaba con una idea estática en cuanto a la
economía m undial vista en conjunto, lo cual creaba aquella desarmonía fundam ental
que servía de fermento para las interm inables guerras com erciales.. . Esta fue la tragedia
del mercantilismo. Tanto la Edad M edia con su ideal estático universal, como el
laissez-faire con su ideal dinámico universal, evitan esta consecuencia. (Heckscher,
vol. ii , pp. 25, 26)
M E R C A N T I L IS M O , U S U R A , D IN E R O , S U B C O N S U M O 309

in te rio r d e p e n d ie ra d ire c ta m e n te de u n a lu c h a de com petencia


p o r los m ercados y de u n a p e tito co m p e titiv o p o r los m etales p re ­
ciosos. C u a n d o , p o r v e n tu ro so accidente, las nuevas provisiones
de oro y p la ta e ra n c o m p a ra tiv a m e n te a b u n d a n te s, la lu c h a p o d ía
ap lacarse h a sta cierto p u n to . P ero con el c recim ien to de la r i­
queza y la d ecrecien te p ro p e n s ió n m a rg in a l a co nsum ir, h a te n ­
d id o cad a vez m ás a ser u n a lu c h a sin c u a rtel. El p a p e l desem pe­
ñ a d o p o r los econom istas o rto d o x o s, cuyo se n tid o co m ú n h a sido
in su ficie n te p a ra e q u ilib ra r su deficien te lógica, h a sido desastroso
e n todos sus d etalles; p o rq u e cu an d o , e n su ciega lu c h a p o r e n ­
c o n tra r u n a p u e rta de escape, alg u n o s países se h a n sa cu d id o las
o bligaciones q u e p re v ia m e n te h a c ía n im p o sib le u n a tasa d e i n ­
terés a u tó n o m a , estos econom istas h a n en señ ad o q u e u n a re s ta u ­
ra c ió n de los an tig u o s g rilletes es u n p rim e r paso necesario p a ra
la re c u p e ra c ió n general.
E n re a lid a d , lo cierto es lo c o n tra rio . Es la p o lític a de u n a tasa
de in te rés a u tó n o m a , n o e sto rb a d a p o r las p reo cu p acio n es in te r­
nacionales, y de u n p ro g ra m a de in v ersió n n a c io n a l d irig id o al
niv el ó p tim o de o c u p a ció n dom éstica, lo q u e v ien e a ser u n a d o ­
b le b e n d ic ió n e n el s e n tid o de q u e nos a y u d a a nosotros y a n u es­
tros vecinos al m ism o tiem p o . Y es la p ro secu ció n s im u ltá n e a de
estas p o líticas p o r todos los países ju n to s la q u e es capaz de res­
ta u ra r, in te rn a c io n a lm e n te , la sa lu d y la fuerza económ icas, ya
sea q u e la m id am o s p o r el nivel d e o c u p a ció n n a c io n a l o p o r el
v o lu m en del com ercio in te rn a c io n a l.20 [349]

IV

Los m e rc an tilista s se d ie ro n c u e n ta de la ex isten cia del p ro b le ­


m a sin q u e fu e ra n capaces de lle v a r su an álisis h a sta el p u n to de
resolverlo. P ero la escuela clásica n o a te n d ió el p ro b le m a p o r
h a b e r in tro d u c id o en sus prem isas condiciones q u e s u p o n ía n su
in ex isten cia, con el re su lta d o d e c rear u n a h e n d id u ra e n tre las
conclusiones de la teo ría económ ica y las del s e n tid o co m ún. L a
p ro eza e x tra o rd in a ria de la te o ría clásica fu e so b rep o n erse a las
creencias del “h o m b re n a tu r a l” y, al m ism o tiem p o , esta r e q u i­
vocada.
C om o lo expresa el p rofesor H eckscher:

20 La sólida apreciación de esta verdad por la Oficina Internacional del Trabajo,


primero bajo la dirección de A lbert Thom as y luego bajo la del señor H. B. Batler,
se lia destacado en forma conspicua entre las declaraciones de numerosas sociedades
internacionales de la posguerra.
310 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

P o r ta n to , el h e c h o d e q u e la co n cep ció n fu n d a m e n ta l a c e rc a d e l d in e r o y
los m e ta le s d e q u e e sta b a fo rm a d o n o se a lte ra s e d u r a n t e la é p o ca q u e va
d esd e las C ru z a d a s h a s ta el siglo x v m d e m u e s tra q u e las id e a s e x iste n te s e n
este p u n to te n ía n raíces m u y p ro f u n d a s . Y ta l vez estas id e a s lle g u e n in c lu so
m ás a llá d e l in d ic a d o p e rio d o d e q u in ie n to s añ o s, a u n q u e n o , n i m u c h o m e ­
nos, c o n la fu e rz a co n q u e lleg ó la id e a d e l “ m ie d o a las m e rc a n c ía s” . . . A p a r ­
te d e l lib e ra lism o eco n ó m ico , es p o sib le q u e n in g ú n p e rio d o h is tó ric o h a y a
sid o a je n o a este m o d o d e p e n s a r. Sólo la te n a c id a d v e r d a d e r a m e n te ú n ic a
d e l lib e ra lism o e n m a te ria d e p rin c ip io s lleg ó a so b re p o n e rse d u r a n te a lg ú n
tie m p o , en este p u n to , a las id eas d e l “ h o m b r e n a t u r a l ” .21
H a c ía fa lta to d o el fa n a tism o d o c tr in a r io d e l lib e ra lism o p a r a d a r a l tra ste
co n e l fe n ó m e n o d e l “m ie d o a las m e rc a n c ía s” . . . [que] es, en la eco n o m ía
m o n e ta ria , la a c titu d m ás e x p lic a b le q u e p u e d e a d o p ta r e l “ h o m b r e n a t u r a l ”.
E l lib re c a m b io n e g a b a las re a lid a d e s q u e p a re c ía n m a n ifie sta s y te n ia n e c e ­
sa ria m e n te q u e c a e r en d e sc ré d ito a p a r t i r d e l m o m e n to e n q u e el lib e ra lism o
n o fu e ra cap az d e se g u ir m a n te n ie n d o los e s p íritu s a fe rra d o s a sus id eas.23

R e c u e rd o la confusa ra b ia de B o n a r L aw y su p e rp le jid a d
fre n te a los econom istas, p o rq u e n e g a b a n lo q u e e ra evidente.
L e a p re m ia b a la necesidad de e n c o n tra r u n a ex p licació n . Se v u e l­
ve a la an a lo g ía e n tre [350] el im á n de la escuela clásica de teo ­
ría económ ica y el de ciertas religiones; p o rq u e es m u ch o m ás
d e m o stra tiv o de la p o te n c ia d e u n a id ea exorcizar lo obvio q u e
in tro d u c ir en las nociones com unes d el h o m b re lo re c ó n d ito y
rem oto.

R e la cio n a d o con esto, a u n q u e d istin to , q u e d a u n a su n to q u e p o r


cen tu rias, en re a lid a d p o r varios m ilenios, ilu stró la o p in ió n sus­
te n ta d a com o o b v ia y c ie rta de u n a d o c trin a q u e la escuela clá­
sica h a re p u d ia d o com o in fa n til, p e ro q u e m erece re h a b ilita c ió n
y honores. Q u ie ro d ecir la d o c trin a de q u e la tasa de in te rés n o
se a ju sta p o r sí m ism a al nivel a d e cu a d o p a ra la co n v en ien cia
social, sino q u e c o n sta n te m e n te tie n d e a su b ir d em asiad o alto, de
m an e ra q u e u n g o b ie rn o sensato se p re o c u p a p o r d o b le g a rla p o r
la ley y p o r co stu m b re y a u n in v o ca n d o las sanciones de las n o r ­
m as m orales.
Las disposiciones c o n tra la u su ra se e n c u e n tra n e n tre las p rá c ­
ticas económ icas m ás viejas de q u e tenem os m em o ria. E l e x te r­
m in io del alicien te p a ra in v e rtir p o r u n a p re fe re n c ia excesiva p o r
la liq u id ez era el in fo rtu n io p re d o m in a n te , el p rim e r im p e d im e n ­
to p a ra acrecen tar la riq u eza, e n el m u n d o a n tig u o y en el me-

-1 Heckscher, o p . c it ., vol. n, pp. 176-7.


22 Op. c i t ., vol. ii, p. 335.
M E R C A N T I L IS M O , U S U R A , D IN E R O , SU BCO N SU M O 311

dieval. Y lo m ism o, n a tu ra lm e n te , desde q u e algunos de los ries­


gos y azares de la v id a económ ica red u c e n la eficiencia m arg in al
del c a p ital, m ie n tra s otros sirv en p a ra a u m e n ta r la p refe re n c ia
p o r la liq u id ez. P o r ta n to , en u n m u n d o q u e n a d ie c o n sid e rab a
seguro, era casi in ev ita b le q u e si no se re d u c ía la tasa d e in terés
p o r c u a n to m ed io estu v iera a disposición de la sociedad, su b iría
d em asiado p a ra d e ja r q u e h u b ie ra u n a lic ie n te ad ecu ad o p a ra i n ­
v ertir.
A m í se m e hizo creer q u e la a c titu d de la iglesia m ed iev al
hacia la tasa de in te rés era in trín se c a m e n te a b su rd a y q u e los su ­
tiles estu d io s cuyo o b jeto e ra d istin g u ir el re n d im ie n to de los
p réstam os m o n eta rio s del re n d im ie n to de las inversiones activas,
e ra n sim ples in te n to s jesuíticos p a ra e n c o n tra r u n a p u e rta de
escape p rá c tic a a u n a teo ría necia. P ero [351] a h o ra leo estos es­
tu d io s com o u n esfuerzo in te le c tu a l h o n ra d o p a ra conservar se­
p a ra d o lo q u e la te o ría clásica h a m ezclado de m o d o in e x tric a b le ­
m e n te confuso, a saber, la tasa de in te ré s y la eficiencia m a rg i­
n a l del c a p ital; p o rq u e a h o ra se ve c la ra m e n te q u e las d isq u isi­
ciones de los e ru d ito s escolásticos te n ía n p o r o b jeto d ilu c id a r u n a
fó rm u la q u e p e rm itie ra á la cu rv a de la eficiencia m a rg in a l del
c a p ita l ser elevada, m ie n tra s a p lic a b a n los reg lam en to s, las cos­
tu m b re s y la ley m o ra l p a ra conservar b a ja la tasa de in terés.
H a sta el m ism o A d am S m ith e ra e x tra o rd in a ria m e n te p a rc o en
su a c titu d h acia las leyes sobre la u su ra; p o rq u e c o m p re n d ía
p e rfe c ta m e n te q u e los ah o rro s in d iv id u ale s p u e d e n ser a b so rb i­
dos, b ie n p o r la in v ersió n o p o r las d eu d as, y q u e n o hay seguri­
d a d de q u e e n c u e n tre n sa lid a e n la p rim e ra . A dem ás, favoreció
u n a b a ja tasa de in te rés com o p ro p ia p a ra a m p lia r las o p o rtu n i­
dades de q u e los ah o rro s e n c o n tra ra n salid a en nuevas in v ersio ­
nes m ás b ie n q u e en d eudas; y p o r esta razón, en u n p asaje q u e
le v alió severa censura de B e n th a m ,23 d e fe n d ió la m o d e ra d a a p li­
cación de las leyes sobre u su ra .24 T o d a v ía m ás, las críticas de
B e n th a m se b a sa b a n p rin c ip a lm e n te en el hecho de q u e la p re ­
o c u p a ció n escocesa de A d am S m ith e ra d em asiad o severa p a ra
los “em p resario s” y q u e la tasa m áx im a de in terés d e ja ría m uy
poco m arg e n p a ra re m u n e ra r los riesgos legítim os y so cialm en te
recom endables; p o rq u e B e n th a m e n te n d ió p o r e m p r e s a r i o s ( p r o ­
t e c t o r s) "to d a s a q u e llas p ersonas q u e, en la p ro secu ció n de la ri­
queza, o a u n de c u a lq u ie r o tro o b jeto , se esfuerzan, con a y u d a

23 E n su L etter to Adam S m i t h anexa a su Defense of Usury. [Hay traducción al


español.]
2* Riqueza de las Naciones, Libro n, cap. 4.
312 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

d e esta m ism a, p o r p e n e tra r en c u a lq u ie r can al de in v e n c ió n .. .


to d as aq u ellas personas que, sig u ien d o u n o c u a lq u ie ra de sus p ro ­
pósitos, a sp ira n a c u a lq u ie r cosa q u e p u d ie ra llam arse p e r f e c c io ­
n a m i e n t o . . . L a id ea recae, en resu m en , sobre to d a a p licació n
de los poderes h u m an o s, en los q u e la in g en io sid a d necesita q u e
la riq u e z a vaya en su a y u d a ” . P o r su p u esto , B e n th a m tie n e razón
al p ro te sta r c o n tra leyes q u e se o p o n e n a q u e se to m e n e n c u e n ­
ta los riesgos legítim os. “U n h o m b re p ru d e n te —c o n tin ú a B e n t­
h a m — n o escogerá, e n estas circunstancias, los proyectos b u en o s
[352] de e n tre los m alos, p o rq u e no se o c u p a rá de n in g ú n p ro ­
yecto” .25
Q u izá p u e d a d u d a rse si lo a n te rio r es p recisam en te lo q u e
A d am S m ith q u e ría d ecir con este térm in o . ¿O será q u e estam os
escuchando e n B e n th a m (a u n q u e escrib ien d o e n m arzo ^de 1787
e n el C r ic h o f f in W h i t e R u s s i a ) la voz d e la In g la te rra del siglo
x ix h a b la n d o al xvm ? P o rq u e n a d a q u e n o fu e ra la e x u b e ra n c ia
de la e d a d de o ro del a lic ie n te p a ra in v e rtir p o d ría h a b e r hech o
posible q u e se p e rd ie ra de vista la p o sib ilid a d teó rica d e su in ­
suficiencia.

VI

Es co n v en ien te c ita r a q u í al ra ro e in d e b id a m e n te o lv id a d o p ro ­
feta Silvio G esell (1862-1930), cuyo tra b a jo co n tie n e destellos de
p ro fu n d a perspicacia y estuvo al b o rd e de c a p ta r la esencia del
a su n to . E n la p o sg u e rra sus devotos m e b o m b a rd e a ro n con co­
p ias de sus tra b a jo s; sin em bargo, d e b id o a ciertos defectos p a l­
pables d e sus a rg u m e n to s, n o logré en a b so lu to d escu b rir sus m é­
ritos. C om o o c u rre con frecu en cia tra tá n d o se de las in tu icio n e s
im p e rfe c ta m en te analizadas, su im p o rta n c ia n o se m e aclaró h a sta
q u e yo h a b ía llegado a fo rm u la r m is p ro p ia s conclusiones a m i
m an e ra. E n tre ta n to , com o otros econom istas académ icos, ju zg u é
q u e sus esfuerzos, p ro fu n d a m e n te originales, n o e ra n m ejores q u e
los de u n chiflado. C om o es p ro b a b le q u e pocos de los lectores
de este lib ro estén fam iliarizad o s con la im p o rta n c ia de G esell,
le concederé u n espacio q u e de o tro m o d o p a re c e ría exagerado.

£B Habiendo empezado a citar a Bentham en relación con esto, debo recordar al


lector su mejor pasaje: "La carrera del arte, la gran senda que recibe los pasos de los
empresarios, puede considerarse como una vasta, y quizá ilim itada, llanura plagada de
fauces semejantes a aquellas en que fue engullido C urtís. Cada una reclama que una
víctim a hum ana caiga en ella antes de cerrarse, pero cuando se cierra, lo hace para no
volverse a abrir más, y de este modo, gran parte del camino es seguro para los que
siguen.”
M E R C A N T I L IS M O , U S U R A , D IN E R O , S U B C O N S U M O 313

G esell fu e u n a fo rtu n a d o co m ercian te a le m á n 26 de [353] B u e­


nos A ires, q u e se vio in d u c id o al e stu d io de los p ro b le m as m o n e ­
tarios con m o tiv o de la crisis d e fines de los o ch en ta, q u e adqui-
¡ rió caracteres especialm ente v io len to s en A rg e n tin a ; su p rim e r
tra b a jo , D i e R e f o r m a t i o n i m M ü n z w e s e n ais B r ü c k e z u m socia-
len S ta a t, fu e p u b lic a d o en B uenos A ires en 1891. Sus ideas fu n ­
da m e n tale s sobre d in e ro se p u b lic a ro n en B uenos A ires en el m is­
m o a ñ o con el títu lo de N e r v u s r e r u m , al q u e sig u ie ro n m uchos
lib ro s y folletos h a sta q u e se re tiró a Suiza en 1906 com o h o m b re
de ciertos posibles, e n a p titu d de d e d ic a r las ú ltim a s décadas de
su ex isten cia a las dos ocu p acio n es m ás deliciosas al alcance de
q u ien es n o tie n e n q u e gan arse la v id a: ser a u to r y a g ric u lto r ex­
p e rim e n ta l.
L a p rim e ra p a rte de su o b ra m ás característica se p u b lic ó e n
1906 en Les H a u ts G eneveys, Suiza, con el títu lo D i e V e r w ir k li-
c h u n g d e s R e c h t e s a u f d e m v o l l e n A r b e i t s e r t r a g , y la segunda,
D i e n e u e L e h r e v o m Z in s , en 1911, e n B erlín . Las dos ju n ta s se
p u b lic a ro n en B e rlín y en Suiza d u ra n te la g u e rra (1916) y a l­
c an zaro n la sexta ed ició n , e n v id a d el a u to r, con el títu lo de D i e
n a tü rlieh e W irtsc h a ftso rd n u n g d u rch F reila n d u n d F reigeld, h a ­
biéndose d e n o m in a d o la versió n inglesa (tra d u c c ió n de P h ilip
Pye) T h e N a t u r a l E c o n o m i c O r d e r . E n a b ril de 1919, G esell fo r­
m ó p a rte del efím ero g a b in e te soviético de B av iera com o M in is­
tro de H a c ien d a , h a b ie n d o sido ju zg ad o p o ste rio rm e n te p o r u n
C onsejo de G u e rra . Pasó la ú ltim a d é c ad a de su v id a e n B e rlín
y e n Suiza d ed icad o a la p ro p a g a n d a . G esell, a tra y en d o h acia sí
el fervor sem irreligioso q u e an tes h a b ía ro d e a d o a H e n ry G eorge,
v in o a ser el p ro fe ta rev eren ciad o de u n c u lto con m uch o s m iles
de discípulos e n to d o el m u n d o . E l p rim e r congreso in te rn a c io ­
n a l de los F reila n d -F re ig e ld B u n d suizos y alem anes y las o rg a n i­
zaciones sim ilares de m uchos países se celebró e n B asilea en 1923.
D espués de su m u erte, acaecida en 1930, g ra n p a rte del ferv o r del
tip o p e c u lia r q u e son capaces de d e sp e rta r d o c trin a s sem ejantes
a las suyas, se h a desviado h acia otros p ro fe tas (en m i o p in ió n
m enos e m in e n te s ). E l d o cto r B ü ch i es el jefe d el m o v im ie n to e n
In g la te rra , p e ro [354] su lite r a tu r a parece d istrib u irse desde San
A n to n io , T ex as, resid ie n d o su m ay o r fuerza en la a c tu a lid a d en
los Estados U nidos, d o n d e el pro feso r Irv in g Fislier, com o caso
ú n ico e n te r los econom istas académ icos, h a reco n o cid o su im p o r­
tan cia. A p esar de las dotes p ro féticas con q u e le h a n d eco rad o sus

26 Nacido cerca de la frontera de Luxemburgo, de padre alemán y madre francesa.


314 BR EV E S C O N S ID E R A C IO N E S

devotos, el lib ro m ás im p o rta n te de G esell fue escrito en le n g u a ­


je sereno y científico, a u n q u e está te ñ id o to d o él p o r u n a d evo­
ción m ás p a sio n a l y e m o tiv a h a c ia la ju stic ia social de la q u e a l­
gunos e n c u e n tra n q u e c u a d ra a u n científico. L a p a rte q u e deriva
d e H e n ry G eorge,27 a u n q u e es in d u d a b le m e n te u n a causa im p o r­
ta n te de la fuerza del m o v im ie n to , tiene in te rés secu n d ario en
co n ju n to . El o b je to del lib ro , e n g en eral, p u e d e describirse com o
el estab lecim ien to de u n socialism o a n tim a rx ista , u n a reacció n
c o n tra el laissez ja i r e , e d ificad a sobre bases teóricas to ta lm e n te
d istin ta s de las de M arx, p o rq u e se apoya en la re p u d ia c ió n m ás
q u e en la a cep tació n de las h ip ó te sis clásicas, y e n d e ja r en lib e r­
tad la co m p eten cia en vez de a b o liría . C reo q u e el p o rv e n ir a p re n ­
d e rá m ás de G esell q u e de M arx. El p refacio a T h e N a t u r a l E c o ­
n o m i c O r d e r m o stra rá al lector, si lo consulta, la c a lid ad m o ra l
de G esell. C reo q u e la resp u esta al m arx ism o se e n c o n tra rá si­
g u ien d o los lin c a m ie n to s d e este prefacio.
L a a p o rta c ió n específica de G esell a la teo ría m o n e ta ria y del
interés es com o sigue. E n p rim e r lu g ar, d istin g u e c la ra m e n te e n tre
la tasa de in te rés y la eficiencia m a rg in a l del c a p ital, y a firm a
q u e la p rim e ra es la q u e m arca u n lím ite a la tasa de crecim ien to
del c a p ita l real. L u eg o in d ic a q u e la tasa de in terés es u n fen ó ­
m eno p u ra m e n te m o n e ta rio y q u e la p e c u lia rid a d del d in e ro , del
qu e e m an a la im p o rta n c ia de la tasa m o n e ta ria d e interés, reside
en el hecho de q u e su p ro p ie d a d com o m ed io de ate so rar riq u e z a
im p o n e a q u ie n lo tien e gastos de conservación d esp reciab le, y
q u e form as de riq u e z a tales com o las existencias d e bienes [355]
q u e n o im p lic a n dichos gastos, de h ech o d a n u n re n d im ie n to de­
bido al m o d elo estab lecid o p o r el d in ero . C ita la e sta b ilid a d com ­
p a ra tiv a de la tasa de in terés a través de los tiem pos com o p ru e b a
de q u e n o p u e d e d e p e n d e r de caracteres p u ra m e n te físicos, ya
qu e la v a ria ció n de estos ú ltim o s e n tre dos épocas sucesivas deb e
h a b e r sido in c a lc u la b le m e n te m ay o r q u e las m odificaciones o b ­
servadas en la tasa de in terés; es d e c ir (en m i te rm in o lo g ía ), la
tasa, q u e d e p e n d e de caracteres psicológicos constantes, h a p e r­
m anecido estable, en ta n to q u e las características de flu c tu ac ió n
am plia, q u e d e te rm in a n p rim o rd ia lm e n te la cu rv a de la eficien ­
cia m arg in al del cap ital, n o h a n fija d o a q u e lla tasa, sino la p ro ­
p o rció n según la cual la tasa de in te rés (más o m enos) d a d a p e r­
m ite acrecer las existencias de c a p ita l real.
P ero e n la teo ría de G esell hay u n defecto c a p ital. M u e stra q u e
27 Gesell difería de George en recomendar el pago de la compensación cuando se
nacionaliza la tierra.
M E R C A N T I L IS M O , U S U R A , D IN E R O , S U B C O N S U M O 315

es so lam en te la existencia de u n a tasa m o n e ta ria de in terés la q u e


p e rm ite o b te n e r u n re n d im ie n to del p résta m o de existencias de
m ercancías. Su d iálo g o e n tre R o b in so n C rusoe y u n e x tra n je ro 28
es u n a de las m ejores p a rá b o la s económ icas —ta n b u e n a com o
c u a lq u ie ra de las de su clase q u e se h a n escrito — p a ra d e m o stra r
este aserto. P ero, h a b ie n d o e x p u esto las razones p o r las q u e la tasa
m o n e ta ria de interés, a d ife ren c ia de la m ay o r p a rte de las tasas-
m ercan cía d e interés, n o p u e d e ser n eg ativ a, o lv id a p o r co m p leto
la necesidad de u n a ex p licació n de p o r q u é es positiva, y d e ja de
e x p lic a r la razón de q u e n o esté reg id a (com o lo sostiene la es­
cuela clásica) p o r el n iv el establecido p o r el re n d im ie n to del
c a p ita l p ro d u ctiv o . E sto se deb e a q u e se le escapó la n o ció n de
p refe re n c ia p o r la liquidez. H a b ía e la b o ra d o sólo la m ita d d e la
teo ría de la tasa de interés.
L o in co m p le to de su teo ría explica, sin d u d a , p o r q u é su tra ­
b a jo n o in teresó al m u n d o académ ico. Sin em bargo, h a b ía lleva­
d o su teo ría lo b a sta n te lejos p a ra p e rm itirle lleg ar a u n a reco­
m en d a c ió n p ráctica, q u e p u e d e c o n te n e r la esencia [356] d e lo
q u e es necesario, a u n q u e n o es viable en la fo rm a en q u e la p ro ­
puso. S ostiene q u e el crecim ien to del c a p ita l rea l está re fre n a d o
p o r la tasa m o n e ta ria de in te rés y que, si se e lim in a ra este fren o ,
el crecim ien to del ca p ital rea l sería, en el m u n d o m o d ern o , ta n
rá p id o , q u e p ro b a b le m e n te se ju stific a ría u n a tasa igual a cero,
no in m e d ia ta m e n te , p o r su p u esto , p e ro en u n p e rio d o c o m p a ra ­
tiv a m e n te corto. D e este m o d o la necesidad p rim a ria consiste e n
re d u c ir la tasa m o n e ta ria de interés, lo q u e p u e d e lograrse, se­
g ú n in d icó , h a c ie n d o q u e el d in e ro in c u rra en costos de conserva­
ción del m ism o m o d o q u e las otras existencias de bienes in fe c u n ­
dos. E sto lo llevó a la fam osa p rescrip ció n del d in e ro “se lla d o ”,
con el q u e está asociado p rin c ip a lm e n te su n o m b re y q u e h a reci­
b id o la a p ro b a c ió n de pro feso r Irv in g Fisher. D e acu erd o con su
p ro p o sició n , los b illetes circu lan tes (a u n q u e cla ram e n te necesi­
ta ría aplicarse lo m ism o a algunas form as d e d in e ro b an cario ,
p o r lo m enos) solam ente re te n d ría n su v a lo r siem pre q u e fu e ra n
sellados m en su alm en te, com o u n a ta rje ta de seguro social, con
estam p illas co m p rad as e n u n a oficin a de correos. E l costo de és­
tas p o d ría fijarse, p o r supuesto, en u n a cifra c o n v en ien te. D e
acu erd o con m i teoría, en térm in o s generales sería ig u al al exce­
d e n te de la tasa m o n e ta ria de in terés (fuera de las estam pillas)
sobre la eficiencia m a rg in a l d el c a p ita l c o rre sp o n d ie n te a u n a

28 T he N atural Econ o m i c Order, pp. 297 ss.


316 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

tasa de nuevas inversiones co m p a tib le con la o cu p ació n p len a .


E l g rav am en real su g erid o p o r G esell era del 1 p o r m il sem ana­
rio , e q u iv a le n te a 5.2 p o r ciento a n u a l. E sto sería d em asiad o a lto
en las condiciones existentes, p e ro la cifra correcta, q u e h a b ría de
ser m o d ific a d a de tie m p o en tie m p o , sólo p o d ría lograrse p o r
tan teo .
L a id ea base d el d in e ro sellad o es sólida. Es p osible, c ie rta ­
m en te, q u e p u d ie ra n en c o n trarse m edios de a p lic a rla en la p rá c ­
tica en c o rta escala; p e ro hay m u ch as d ific u ltad e s con las q u e
G esell no se encaró. E sp ecialm en te, n o h a b ía a d v e rtid o q u e el d i­
n e ro n o es el ú n ico b ie n q u e tie n e la p ro p ie d a d de lle v a r consigo
u n a p rim a de liq u id ez, sino q u e d ife ría so lam en te e n g ra d o de
m uchos m ás, d e riv a n d o su im p o rta n c ia de la posesión de u n a p r i­
m a de liq u id ez m a y o r q u e c u a lq u ie r [357] o tro. E n esta form a, si
se h a b ía de p riv a r a los b illetes circ u la n tes de d ich a p rim a p o r el
sistem a de resello, h a b ría g ra n c a n tid a d de sucedáneos q u e le p i­
sa ría n los talo n es —d in e ro b a n c ario , d eu d as a la vista, d in e ro ex­
tra n je ro , alh a jas y m etales preciosos e n g en eral, y así sucesiva­
m e n te —. C om o antes d ije, h a h a b id o épocas e n las q u e p ro b a b le ­
m e n te fu e la sed in saciab le de posesión de tie rra , in d e p e n d ie n te ­
m e n te de su re n d im ie n to , lo q u e sirvió p a ra sostener la tasa de in ­
terés —a u n q u e b a jo el sistem a de G esell esta p o sib ilid a d h a b ría
sido e lim in a d a p o r la n acio n alizació n de la tie rra .

V II

Las teorías q u e hem os e x a m in a d o a n tes se refie re n en esencia, al


ele m en to fo rm a tiv o d e la d e m a n d a re a l q u e d e p e n d e de la sufi­
ciencia del a lic ie n te p a ra in v e rtir. N o es nuevo, sin em bargo, a ch a­
c a r los m ales de la deso cu p ació n a la in su ficien cia d el o tro ele­
m e n to c o n stitu tiv o , es decir, la c o rte d a d de la p ro p e n sió n a co n ­
su m ir. P ero esta e x p licació n a lte rn a tiv a de las do len cias econó­
m icas c o n te m p o rá n e a s —ig u a lm e n te im p o p u la re s co n los econo­
m istas clásicos— rep re sen tó u n p a p e l m u ch o m enos im p o rta n te
en el p e n sa m ie n to d e los siglos xv i y x v n y sólo h a c o b rad o fuerza
en épocas recientes.
A u n q u e la q u e ja d el su b co n su m o e ra u n aspecto m u y subsi­
d ia rio del p e n sam ien to m erc an tilista , el p ro feso r H eckscher cita
b u e n n ú m e ro de ejem plos de lo q u e lla m a la “id ea ta n a rra ig a d a
sobre la ‘u tilid a d de la a b u n d a n ic a ’ y el d a ñ o del a h o rro . E n
efecto, el a h o rro e ra co n sid erad o com o la causa de la d eso cu p a­
ción, y esta concepción obedecía a dos factores: de u n a p a rte se
M E R C A N T I L IS M O , U S U R A , D IN E R O , S U B C O N S U M O 317

e n te n d ía q u e la m asa de d in e ro q u e n o e n tra b a en el cam bio dis­


m in u ía la r e n ta real; de o tra p a rte , se creía q u e el a h o rro re tira ­
b a de la c ircu lació n el d in e ro a h o rra d o ” .29 E n 1598 L affem as (L e s
T r é s o r s e t r ic h e s se s p o u r m e t t r e l’E s ta t e n s p l e n d e u r ) acusó a los
im p u g n a d o res del uso de [358] sedas francesas, so sten ien d o q u e
todos los co m p rad o res de a rtícu lo s de lu jo franceses c re a b a n u n
m o d o de v iv ir p a ra los pobres, e n ta n to - q u e los avaros los h a c ía n
m o rir en la m iseria.30 E n 1662 P e tty ju stificó las “diversiones, los
espectáculos suntuosos, los arcos triu n fa le s, etc.”, ap oyándose e n
q u e sus costos e n tra b a n e n los bolsillos de cerveceros, pan ad ero s,
sastres, zapateros y otros. F o rtre y ju stificó el “exceso de in d u m e n ­
ta ria ” . V o n S c h ro tte r (1686) atacó los reg lam en to s su n tu a rio s y
d eclaró q u e d esearía q u e h u b ie ra to d av ía m ás e x h ib ic ió n de ves­
tidos. B a rb ó n (1690) escribió q u e “la p ro d ig a lid a d es u n vicio
p e rju d ic ia l al h o m b re , p e ro n o al c o m e rc io .. . la av aricia es u n
vicio, p e rju d ic ia l ta n to al h o m b re com o al com ercio.”31 E n 1695
C ary a firm ó q u e si todo el m u n d o g a sta ra m ás, todos o b te n d ría n
m ayores ingresos “ y p o d ría n , p o r ta n to , v iv ir m e jo r” .32
P ero com o m ás se p o p u la riz ó la o p in ió n de B a rb ó n , fu e a tra ­
vés de la F á b u l a d e las a b e j a s d e B e rn a rd M an d ev ille, u n lib ro
convicto de ser u n a in d ecen cia p o r el g ra n ju ra d o de M iddlesex
e n 1723 q u e se d estaca en la h isto ria de las ciencias m orales p o r
su escandalosa re p u ta c ió n . S o lam en te se tie n e m e m o ria de u n h o m ­
b re q u e h a y a h a b la d o b ie n de él, el D r. Jo h n so n , q u ie n d eclaró
q u e no le d e ja b a p e rp le jo , sin o “le a b ría los ojos c o n sid erab le­
m en te a la v id a re a l” . L a n a tu ra le z a de la m a lig n id a d del lib ro
p u e d e apreciarse m ejo r p o r el su m a rio de L eslie S tep h en en el
D ictio n a ry of N a tio n a l B iograph y:

M a n d e v ille in f irió u n a g ra n o fe n sa co n esta o b ra , en la q u e se h izo a tr a c ­


tiv o u n siste m a c ín ico d e m o r a lid a d p o r m e d io d e in g en io sas p a r a d o j a s .. . Su
d o c tr in a d e q u e la p ro s p e rid a d se a u m e n ta b a p o r los g astos‘ m ás q u e p o r los
a h o rro s se p u so a l la d o d e m u c h a s falacias eco n ó m icas p o p u la r e s to d a v ía n o e x ­
tin g u id a s .33 S u p o n ie n d o , con los [359] ascetas, q u e los deseos h u m a n o s e ra n

28 Heckscher, op. cit., vol. n, p. 208.


30 O p. cit., vol. ii, p. 290.
31 Op. cit., vol. H , p. 291. [La traducción al español está equivocada en esta
transcripción.]
32 O p. cit., vol. n , p. 209.
33 E n su H i s t o i y o f E n g li s h T h o u g h t i n t h e E i g h t e e n t h C e n t u i y , Stephen escri­
bió (p. 297) al hablar del “sofisma hecho célebre por M andeville”, que “la com­
pleta refutación del mismo está en la doctrina — tan raram ente entendida que su
completa comprensión es, quizá, la mejor prueba para un economista— de que la
demanda de bienes no es demanda de trabajo” .
318 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

m alos p o r esen cia y q u e , p o r ta n to , p ro d u c ía n "vicios p riv a d o s ”, y s u p o n ie n d o


ta m b ié n , con la o p in ió n g e n e ra l, q u e la riq u e z a e ra u n “ b en eficio p ú b lic o ”,
d e m o stró fá c ilm e n te q u e to d a la civ ilizació n e n tr a ñ a b a el d e sa rro llo d e in c li­
n ac io n e s viciosas. . .

E l tex to de la F á b u la d e las a b e ja s es u n p o em a alegórico, “El


p a n a l ru m o ro so o la red e n c ió n de los b rib o n e s”, en el cual se
m an ifie sta el espantoso a p u ro de u n a c o m u n id a d pró sp era, en
la q u e a todos los ciu d a d a n o s se les o c u rre de re p e n te a b a n d o ­
n a r la vicia de lu jo y al estado re d u c ir los arm am en to s, en in terés
del ah o rro :

Y a es f r a u d e la ca r es tía
y a l m á s a l t i v o le b a s ta
la m o d e r a c i ó n q u e g a sta;
y a . n i e l m á s n e c i o se f ia
d e la t o r p e a l g a r a b ía
d e c o r r e d o r e s tra v ies o s .
¡ V a y a n a o tr a p a r t e esos
q u e “p o r m e n d r u g o s d e p a n ’’
c o c h e s y c a b a ll o s d a n
y f in c a s y o t r o s excesos!
¿A q u é m a n t e n e r g a le r a s
y co m p a ñ ía s arm a da s
e n r e g i o n e s a l e ja d a s
y en hazañas ex tran jera s?
¿ Q u é o r g u llo s , q u é b o r r a c h e r a s ,
q u é f u n e s ta s v a n i d a d e s
b u sc a n g lo r i a e n las c r u e l d a d e s ?
S ó lo es lí c it a la g u e r r a
c u a n d o d e f i e n d e la tie rr a ,
d e r e c h o s o lib e r ta d e s .

L a a lta n e ra C hloe

h o y tan s ó l o s e a ta v ía
con un v e s tid o p o r año.

¿Y cuál es el resultado?
M E R C A N T I L IS M O , U S U R A , D IN E R O , S U B C O N S U M O 319

¡ A y , p e r o e n e s te c o n c i e r to
d e l c o m e r c io y la h o n r a d e z
e l p a n a l d e a n ti g u a p r e z
se v a q u e d a n d o d e s ie r to !
P u e s si e l v i c i o a c h o r r o a b i e r t o
d e s p i l f a r r a b a m ill o n e s ,
a lim e n ta b a m o n to n es
q u e h o y se q u e d a n si?i o f ic io ,
y e c h a n d o m en o s el vicio
e m i g r a n a o tr a s r eg io n e s .
¡ L a p r o p i e d a d d es p i'e c ia d a ,
a b a n d o n a d a s las g le b a s ,
la m a r a v i l la c u a l T e b a s
c o n m ú s ic a e d if ic a d a !
L a m ás su n tu o sa m o ra d a ,
lu j o d e su s m o r a d o r e s ,
c o n c a r te le s d e l a t o r e s
se o f re c e a l m e j o r p o s t o r .
S o b r a n a r ti s ta y p i n t o r ,
p e d r e r o s y c o n s tr u c to r e s .

P o r eso, “la m o ra le ja ” es:

P o r q u e , si b ie n s e r e p a r a ,
la i n s o b o r n a b l e v i r t u d
n o es p r e n d a d e la s a l u d ,
a u n q u e la a y u d a y p r e p a r a .
H a y q u e d a r al a lq u ita ra
m e z c la s d e es en c ia r e m o t a ,
y sólo en ton ces b o rb o ta
Ja s o ñ a d a E d a d d e O r o ,
l i b r e d e u sar, s in d e s d o r o ,
la h o n r a d e z . . . o la b e l l o t a *

Dos ex tracto s del c o m e n tario q u e sigue a la aleg o ría dem os­


tra rá n q u e lo a n te rio r n o carecía de bases teóricas:

C o m o esta p ru d e n te eco n o m ía, q u e a lg u n a s p e rso n a s lla m a n a h o r r o , es


e n las fa m ilia s p riv a d a s el m é to d o m ás c e rte ro p a r a a u m e n ta r su p a tr im o n io ,
ig u a lm e n te se im a g in a n a lg u n o s q u e , ya sea u n p aís in fe c u n d o o fru c tífe ro ,
el m ism o m é to d o (q u e ellos c re e n p ra c tic a b le ) te n d r á efectos id é n tic o s si se
p ra c tic a p o r la g e n e ra lid a d en to d a u n a n a c ió n ; y q u e , p o r e je m p lo , los i n ­

* Traducción de Alfonso Reyes.


320 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

gleses p o d ría n ser m u c h o m ás ricos d e lo q u e son, si fu e r a n ta n fru g a le s com o


a lg u n o s d e sus v ecinos. E sto a m i e n te n d e r, es u n error.**

P o r el c o n tra rio , M a n d ev ille concluye:


E l g r a n a r te p a r a h a c e r q u e u n a n a c ió n sea feliz y lo q u e lla m a m o s flo ­
re c ie n te , co n siste e n d a r a to d o s y c ad a u n o la o p o r tu n id a d d e e s ta r e m p le a ­
d o ; y p a r a o b te n e rlo , h ág ase q u e la p r im e r a p re o c u p a c ió n d e l g o b ie rn o Bea
p ro m o v e r u n a v a rie d a d ta n g ra n d e d e m a n u fa c tu ra s , a rte s y oficio s com o la
in te lig e n c ia h u m a n a p u e d a in v e n ta r; y la se g u n d a , e s tim u la r la a g r ic u ltu r a
y la pesca e n to d a s su s ra m a s, q u e se o b lig u e a to d a la tie r r a a esforzarse lo
m ism o q u e e l h o m b r e . L a g ra n d e z a y la fe lic id a d d e las n a c io n e s d e b e n es­
p e ra rse d e e sta p o lític a y n o d e las frív o las re g u la c io n e s d e la p ro d ig a lid a d y
la fru g a lid a d ; p o r q u e d éjese q u e el v a lo r d e l o ro y d e la p la ta su b a o b a je ,
e l b ie n e s ta r d e to d a s las so cied ad es d e p e n d e rá sie m p re d e los fr u to s d e la
tie rra , d e l tr a b a jo y d e la g e n te ; cosas a m b a s q u e , aco p la d as, so n u n teso ro
m ás c ie rto , m ás in a g o ta b le [361] y m ás re a l q u e el o ro d e l B ra sil o la p la ta
d e P o to sí.

N o es e x tra ñ o q u e se n tim ie n to s ta n perversos p ro v o ca ra n el


o p o rb io en dos c e n tu ria s de m o ralistas y econom istas, q u ien e s se sen­
tía n ta n to m ás v irtu o so s e n posesión de su a u ste ra d o c trin a , p o r
c u a n to n o p o d ía d escu b rirse rem e d io eficaz, ex cep to e n la m ay o r
fru g a lid a d y econom ía, ta n to del in d iv id u o com o del estado. Las
“diversiones, los espectáculos m agníficos, los arcos triu n fa les, etc.”,
de P etty , ced iero n el lu g a r a la s a b id u ría d el centavo d e las fin a n ­
zas g lad sto n ia n a s y a u n sistem a de estado q u e “no p o d ía costear­
se” h ospitales, p a rq u e s p ú b lico s, edificios m ajestuosos, n i siq u ie­
ra la conservación de sus m o n u m e n to s an tig u o s, m u ch o m enos el
e sp le n d o r d e la m ú sica y el d ram a , to d o lo cual se d e jó en m anos
d e la c a rid a d p riv a d a o la m a g n a n im id a d de los in d iv id u o s m a ­
n irro to s.
L a d o c trin a n o rea p a rec ió en los círculos resp etab les p o r to d o
u n siglo, h a sta q u e en la ú ltim a fase de M a lth u s la n o c ió n de la
in su ficien cia de la d e m a n d a efectiva to m a lu g a r d e fin id o com o
explicación cie n tífic a de la desocupación. C om o ya m e h e o c u p a ­
d o con b a sta n te ex te n sió n de este a su n to en m i ensayo sobre M al­
th u s,35 será su ficien te re p e tir a q u í u n o o dos pasajes c a ra c te rísti­
cos q u e ya he c ita d o en él:
V em os e n casi to d a s p a rte s d e l m u n d o v astos p o d e re s p ro d u c tiv o s q u e n o
e n tr a n en acción, y e x p lic o este fe n ó m e n o d ic ie n d o q u e p o r fa lta d e u n a dis-

81 Compárese con Adam Sm ith, el precursor de la escuela clásica, quien escribió:


“ Lo que es prudencia en la conducta de toda familia privada, escasamente puede ser
insensatez en la de un gran R eino” ; probablemente refiriéndose al anterior pasaje
de Mandeville.
“ Essay i n Biography, pp. 139-47.
M E R C A N T I L IS M O , U S U R A , D IN E R O , S U B C O N S U M O 321

trib u c ió n a d e c u a d a d e la p ro d u c c ió n re a l, n o se c u e n ta con m o tiv o a d e c u a ­


dos p a r a c o n tin u a rla . . . S ostengo firm e m e n te q u e u n in te n to p a r a a c u m u la r
m u y d e p ris a , q u e p o r n e c e sid a d e n tr a ñ a u n a d is m in u c ió n c o n sid e ra b le d e l
con su m o im p ro d u c tiv o , a l e s to rb a r n o ta b le m e n te los m o tiv o s h a b itu a le s q u e
m u e v e n la p ro d u c c ió n , d eb e d e te n e r en fo rm a p r e m a tu r a el p ro g re so d e la
r i q u e z a .. . P e ro si fu e r a c ie rto q u e u n in te n to p a r a a c u m u la r m u y r á p i d a ­
m e n te o casio n e ta l d iv isió n e n tr e el tr a b a jo y las g a n a n c ia s q u e casi d e s tr u ­
ya ta n to el m o tiv o com o la f a c u lta d d e re a liz a r f u tu r a s a c u m u la c io n e s y,
e n can secu en cia, la f a c u lta d d e m a n te n e r y [362] e m p le a r a u n a p o b la c ió n
c re c ie n te ¿ n o d e b e reco n o cerse q u e s e m e ja n te in te n to p a r a a c u m u la r, o q u e
el a h o r r a r d e m a s ia d o , p u e d e se r r e a lm e n te p e r ju d ic ia l a u n p aís?33
El p ro b le m a e stá en si este e sta n c a m ie n to d e l c a p ita l, y el s u b s e c u e n te d e
la d e m a n d a d e m a n o d e o b ra q u e se d e riv a d e l a u m e n to d e la p ro d u c c ió n
sin u n a m a g n itu d a d e c u a d a d e c o n su m o im p ro d u c tiv o p o r p a r t e d e lo s p r o ­
p ie ta rio s d e la tie r r a y d e los c a p ita lista s, p o d r ía o c u r r ir sin p e r ju d ic a r a l
p a ís n i o c a sio n a r u n a re d u c c ió n eir la fe lic id a d y e n la riq u e z a m e n o r d e la
q u e se h a b r ía p re s e n ta d o si el c o n su m o im p ro d u c tiv o d e los te r ra te n ie n te s y
los c a p ita lista s h u b ie r a sid o ta n b ie n p ro p o rc io n a d o a los e x c e d e n te s n a t u r a ­
les d e la so cied ad q u e h u b ie r a m a n te n id o in in te r r u m p id o s los m o tiv o s d e la
p ro d u c c ió n y e v ita d o , p rim e ro , u n a d e m a n d a n o n a tu r a l d e tr a b a jo y lu eg o ,
u n a d is m in u c ió n n e c e sa ria y r e p e n tin a d e d ic h a d e m a n d a . P e ro si esto fu e r a
así ¿cóm o p o d r ía d ecirse c o n v e rd a d q u e la p a rs im o n ia , a u n q u e p o sib le m e n te
sea p e rju d ic ia l a los p ro d u c to re s, 110 p u e d e serlo p a r a el e stad o ; o q u e u n
a u m e n to d e l co n su m o im p ro d u c tiv o d e los te r ra te n ie n te s y los c a p ita lista s
p u e d e n o ser a lg u n a s veces el re m e d io a d e c u a d o p a r a u n e sta d o d e cosas e n
el q u e fa lle n las razo n es q u e im p u ls a n la p ro d u c c ió n ? 37
A d a m S m ith h a a firm a d o q u e los c a p ita le s a u m e n ta n p o r la p a rs im o n ia ,
q u e to d o h o m b r e fru g a l es u n b e n e fa c to r p ú b lic o y q u e el c re c im ie n to d e la
riq u e z a d e p e n d e d e l e x c e d e n te d e la p ro d u c c ió n so b re el c o n su m o . Q u e estas
p ro p o sic io n e s so n e n g ra n p a r te v e rd a d e ra s es p e rf e c ta m e n te in d isc u tib le . . .
P e ro es p o r c o m p le to e v id e n te q u e 110 lo son en e x te n s ió n in d e f in id a y q u e
los p rin c ip io s q u e s u s te n ta n el a h o rro , llev ad o s a l e x tre m o , d e s tr u ir ía n los
estím u lo s a la p ro d u c c ió n . Si to d a s las p e rso n a s se sa tisfic ie ra n con los a l i ­
m en to s m ás sim p les, los v estid o s m ás p o b re s y las v iv ie n d a s m ás h u m ild e s , se ­
g u ra m e n te q u e n o e x is tiría n o tra s clases d e a lim e n to s, v estid o s y v iv ie n d a s .. .
L os dos e x tre m o s so n obvios, d e lo q u e se d e d u c e q u e d e b e e x is tir a lg ú n t é r ­
m in o m e d io d e m á x im o a lie n to p a r a a u m e n ta r la riq u e z a , to m a n d o e n c u e n ta
ta n to la c a p a c id a d p ro d u c tiv a com o la v o lu n ta d d e c o n su m ir, a u n q u e los
recu rso s con q u e c u e n ta la eco n o m ía p o lític a ta l vez n o sean , su fic ie n te s p a r a
c o m p ro b a rlo .38
D e to d a s las o p in io n e s e x p u e sta s p o r h o m b re s capaces e in te lig e n te s q u e
h e e n c o n tra d o , la d e Say, q u ie n [363] a firm a q u e u n p r o d u i t c o n s o m m é o n
d e t r u i t e s t u n d é b o u c h é f e r m é (I, 1, c a p . 15) m e p a re c e ser la m ás d ir e c ta ­
m e n te o p u e sta a la te o ría a c e rta d a y la m ás u n if o rm e m e n te c o n tr a d ic h a p o r
la e x p e rie n c ia . Sin e m b a rg o , es u n a co n secu en cia d ire c ta d e la n u e v a d o c tr in a
d e q u e los b ie n e s sólo d e b e n c o n sid e ra rse en sus re la c io n e s d ire c ta s m u tu a s
—y n o con los c o n su m id o re s—. Yo p r e g u n ta r ía : ¿ q u é s e rla d e la d e m a n d a d e

30 Una carta de M althus a Ricardo, fechada el 7 de julio de 1821.


37 Una carta de M althus a Ricardo, fechada el 16 de julio de 1821.
38 Prefacio a los Principies of P o li ti c a l E c o n o m y de M althus, pp. 8, 9.
322 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

bienes si to d o el co n su m o , ex c e p to el p a n y e l a g u a se s u s p e n d ie ra d u r a n te
la p ró x im a m ita d d el a ñ o [Q u é a c u m u la c ió n d e m ercan cías! Q u e l s d é b o u -
c h é s ! ¡Q u é p ro d ig io so m e rc a d o o c a sio n a ría esto!30

R ic a rd o , sin em bargo, cerró los oídos a lo q u e decía M alth u s.


El ú ltim o eco de la co n tro v e rsia se e n c u e n tra e n la exposición
de J o h n S tu a rt M ili de su te o ría d el fo n d o de salarios,40 q u e él
co n sid erab a u n p a rte v ita l en su re p u ls a de la ú ltim a fase de
M alth u s, en m ed io de las discusiones e n q u e, p o r supuesto, se
h a b ía ed u cad o . Los sucesores de M ili re p u d ia ro n su teo ría del
fondo de salarios, p ero o lv id a ro n el hech o de q u e la re fu ta c ió n
del m ism o a M a lth u s d e p e n d ía de ella. Su m éto d o consistía en
desca rta r el p ro b le m a del c o r p u s de la econom ía, no reso lv ién ­
dolo, sino d e ja n d o de m en c io n arlo . D esap areció p o r e n te ro de
la co n tro v ersia. E l señor C airncross, b u sc an d o su ra stro rec ien te ­
m en te e n tre las figuras secu n d arias de la época v ic to ria n a ,41 h a
en c o n tra d o m enos a ú n , quizá, de lo q u e p o d ría h ab erse espera­
do .42 Las teorías del su b co n su m o se lim ita ro n a v eg etar h a sta la
a p a ric ió n de T h e P h y s i o l o g y o f I n d u s t r y , de J . A. H o b so n y A.
F. M um m ery, en 1889, el p rim e ro y m ás im p o rta n te d e m uchos
volúm enes e n los cuales, p o r cerca de c in c u e n ta años, el p rofesor
H o b so n se h a p ro n u n c ia d o con p ersisten te p e ro casi in fru c tu o so
entu siasm o y v a lo r [364] c o n tra los b a lu a rte s de la o rto d o x ia . A u n ­
q u e c o m p le ta m e n te o lv id a d o e n la a c tu a lid a d , la p u b lic a c ió n de
este lib ro m arca, en cie rto sen tid o , u n a época en el p en sam ien to
económ ico.43
T h e P h y s i o l o g y o f I n d u s t r y se escribió en c o lab o ració n con
A. F. M um m ery. H o b so n h a d ich o cóm o llegó a escribirse el li­
bro en la sig u ie n te fo rm a :44

39 P r in c i p ie s o f P o l i ti c u l E c o n o m y de M althus, nota al pie de la p. 363.


10 Principios de Econom ía P o líti c a de J. S. M ili, libro i, cap. v. Hay una discu­
sión más im portante y penetrante de este aspecto de la teoría de M ili en la P h y s io ­
lo g y o f I n d u s t r y de M ummery y Hobson, pp. 3.8 et seq., y particularm ente de su
doctrina (que Marshall, en su muy insatisfactoria discusión de la T eoría del Fondo
de Salarios trató de explicar) de que “una dem anda de bienes no es una demanda de
trabajo” .
11 “T h e Victorians and Investm en” , E c o n o m i c H i s t ory, 1936.
42 El folleto de Fullarton, O n the Regulation o í Currency (1 8 4 4 ), es la más
interesante de sus referencias.
13 T h e Faliacy of Saving, de J. M. R obertson, publicado en 1892, sostuvo la here­
jía de M um mery y Hobson; pero no es un libro de gran valor o im portancia, care­
ciendo por completo de las penetrantes intuiciones de T he Physiology o f In d u s tr y .
11 E n una conferencia denominada C o n fe s s io n s o í an E c o n o m i c H e r e ti c , sustenta­
da en la Sociedad Ética de Londres, en Conway Hall, el domingo 14 de julio de
1935. Hago la reproducción aquí con permiso del señor Hobson.
M E R C A N T I L IS M O , U SU RA , D IN E R O , SU BC O N SU M O 323

N o fu e h a s ta m e d ia d o s los o c h e n ta c u a n d o m i h e te r o d o x ia eco n ó m ic a co ­
m en zó a to m a r c u e rp o . A u n q u e la c a m p a ñ a d e H e n r y G eo rg e c o n tr a los v a ­
lores d e la tie r r a y la p r e m a tu r a a g ita c ió n d e v a rio s g ru p o s so cialistas c o n tr a
la v isib le o p re s ió n d e las clases tra b a ja d o re s , u n id a s a las rev elacio n es d e los
d o s B o o th s so b re la p o b re z a d e L o n d re s, h izo p r o f u n d a im p re s ió n e n m is
se n tim ie n to s, n o d e s tru y e ro n m i fe en la ec o n o m ía p o lític a . E sto fu e u n h e c h o
p u r a m e n te a c c id e n ta l: c u a n d o e sta b a e n se ñ a n d o e n u n a escu ela d e E x e te r,
tr a b é re la c io n e s p e rso n a le s co n u n h o m b r e d e n egocios lla m a d o M u m m e ry ,
co n o cid o en to n c e s y p o s te rio r m e n te com o u n g ra n a lp in is ta q u e h a b la d e sc u ­
b ie r to o tr o c a m in o al M a tte r h o r n y q u ie n , e n 1895, m u r ió e n u n in te n to d e
e sc a la r el fam o so m o n te d el H im a la y a N a n g a P a r b a t. M is re la c io n e s c o n é l
n o se r e f e ría n a este a sp ecto físico, n a tu r a lm e n te ; p e r o e ra u n a lp in is ta m e n ­
ta l ig u a lm e n te vigoroso, c o n v isió n n a tu r a l p a r a e n c o n tr a r su p r o p io c a m in o
y te n ia u n a su b lim a in d ife re n c ia p o r la a u to r id a d in te le c tu a l. E ste h o m b r e
m e e n r e d ó ‘ en u n a c o n tro v e rsia so b re el a h o rr o excesivo, q u e é l c o n sid e ra b a
re s p o n sa b le d e l su b e m p le o d e c a p ita l y tr a b a jo e n p e rio d o s m alo s p a r a el
co m ercio . P o r m u c h o tie m p o tr a té d e c o n tr a r r e s ta r sus razo n es c o n e l uso
d e a rm a s eco n ó m icas o rto d o x a s; p e ro a l fin y a l cab o m e c o n v irtió y co la b o ré
c o n é l e n la e la b o ra c ió n d e l a rg u m e n to re la tiv o a l exceso d e a h o r r o e n u n
lib ro titu la d o T h e P h y s i o l o g y o f I n d u s t r y , q u e se p u b lic ó e n 1889. É ste fu e
el p r im e r p aso q u e d i a b ie r ta m e n te e n m i c a rr e ra h e ré tic a y n o a d v e rtí en
a b so lu to sus tra sc e n d e n ta le s consecu en cias; p o r q u e p re c isa m e n te p o r ese tie m ­
p o a c a b a b a d e a b a n d o n a r m i p u e sto esco lar e in ic ia b a u n n u e v o tr a b a jo com o
c o n fe re n c ia n te d e la E x te n sió n U n iv e rs ita r ia e n E c o n o m ía y L ite r a tu r a . E l
p rim e r c h o q u e so b re v in o co n u n a p ro h ib ic ió n d e la J u n t a d e la E x te n sió n
d e L o n d re s [365] p a r a p e rm itirs e d a r cursos d e eco n o m ía p o lític a . E sto se d e b ió ,
se g ú n su p e , a la in te rv e n c ió n d e u n p ro fe so r d e ec o n o m ía q u e h a b la le íd o m i
lib ro y lo c o n sid e ró com o e q u iv a le n te , e n ra c io n a lid a d , a u n in te n to d e p r o b a r
q u e la tie r r a es p la n a . ¿C óm o p o d ría h a b e r u n lím ite a l m o n to d e l a h o rr o
ú ti l c u a n d o c a d a p a r tid a d e l m ism o ib a a a u m e n ta r la e s tr u c tu r a d e c a p ita l
y el fo n d o p a r a el p a g o d e salario s? Los eco n o m istas sen sato s n o p o d ía n d e ja r
d e o b se rv a r co n h o r r o r u n a rg u m e n to q u e tr a ta b a d e ceg ar la fu e n te d e to d o
p ro g re so in d u s tr ia l.15 O tr a e x p e rie n c ia p e rs o n a l in te re s a n te m e a y u d ó a d a r ­
m e c u e n ta d e m i in iq u id a d . A u n q u e se m e im p id ió e x p lic a r eco n o m ía en
L o n d re s, m e fu e p e rm itid o , p o r la m a y o r lib e ra lid a d d e l M o v im ie n to d e
E x te n sió n U n iv e rs ita ria d e O x fo rd , d a r c o n fe re n c ia s e n las p ro v in c ia s, lim i­
tá n d o m e a p ro b le m a s p rá c tic o s so b re la v id a d e la clase tr a b a ja d o r a . O c u rrió
p o r en to n c e s q u e la C h a rity O rg a n iz a tio n Society e sta b a p la n e a n d o u n a c a m ­
p a ñ a d e c o n feren cias so b re tem as eco n ó m ico s y m e in v itó a p r e p a r a r u n
cu rso . Yo h a b la d ic h o q u e e sta b a d is p u e sto a e m p r e n d e r ese n u e v o tr a b a jo ,
c u a n d o d e re p e n te y sin e x p lic a c ió n a lg u n a m e fu e r e tir a d a la in v ita c ió n .
T o d a v ía m e costó tr a b a jo c o m p r e n d e r en a q u e lla o casió n q u e h a b ía c o m e tid o
u n p e c a d o im p e rd o n a b le al p o n e r en d u d a la b o n d a d d e la fr u g a lid a d i l i ­
m ita d a .

15 Hobson escribió irreverentem ente en T he P h y s io lo g y o í Industry, p. 26: “La


parsimonia es la fuente de la riqueza nacional y cuanto más frugal es una nación
más rica se vuelve. Esto es lo que com únm ente enseñan casi todos los economistas;
muchos de ellos asumen un tono de dignidad ética al defender el infinito valor de
la frugalidad; esta es la única nota de todos sus cánticos que ha cautivado el favor
del oído público."
324 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

E n este p rim e r tra b a jo el señor H o b so n , con su co la b o rad o r,


se expresó h a c ie n d o referen cia m ás d ire c ta a la econom ía clásica
(en la q u e h a b ía sido ed u cad o ) q u e en sus escritos posteriores;
p o r esta razón, y tam b ié n p o rq u e es la p rim e ra ex p resió n de su
teoría, h a ré citas de la m ism a p a ra d e m o stra r cu án im p o rta n te s y
b ien fu n d ad a s e ra n las críticas y las in tu icio n e s de los autores.
S eñ alan en su p refacio la n a tu ra le z a de las conclusiones q u e im ­
p u g n a n , en la fo rm a siguiente:

El a h o rr o e n riq u e c e y los gastos e m p o b re c e n a la c o m u n id a d al m ism o


tie m p o q u e a los in d iv id u o s y p u e d e c o n sid e ra rse com o a se rto q u e la a m b i­
ción efectiva d e d in e r o es la raíz d e to d o b ie n e s ta r eco n ó m ico . N q so la m e n te
e n riq u e c e al [366] in d iv id u o a h o rr a tiv o , sin o q u e eleva su sa la rio , d a tr a b a jo
a los d e so c u p a d o s y e x tie n d e sus b en eficio s p o r to d a s p a rte s . D esde los p e ­
rió d ico s d ia rio s h a sta el ú ltim o tr a ta d o d e eco n o m ía, d esd e el p u lp ito h a sta
la C á m a ra d e los C o m u n es, se re ite r a esta co n c lu sió n y se r e p ite h a sta q u e
re s u lta p o sitiv a m e n te im p ío d u d a r d e ella . Sin e m b a rg o , el m u n d o e d u c a d o ,
a p o y a d o p o r la m a y o ría d e los p e n sa d o re s económ icos, h a sta la p u b lic a c ió n
d e l tr a b a jo d e R ic a rd o , n eg ó e n é rg ic a m e n te esta d o c trin a y su ac e p ta c ió n
se d eb ió , e x c lu siv a m e n te y en ú ltim o té rm in o , a su in c a p a c id a d p a r a e n f r e n ta r ­
se a la h oy d e se c h a d a d o c tr in a d e l fo n d o d e salario s. El q u e la co n clu sió n
h u b ie r a so b rev iv id o al a rg u m e n to so b re el q u e se b a sa b a ló g ic a m e n te no
p u e d e e x p lic a rse con o tr a h ip ó te sis m ás q u e la d e la a u to r id a d a rr o lla d o ra
d e los g ra n d e s h o m b re s q u e la e x p u sie ro n . L a c rític a e c o n ó m ica se h a a v e n ­
tu r a d o a a ta c a r la te o r ía e n d e ta lle , p e ro h a re tro c e d id o a te r r a d a a n te s d e
to c a r sus co n clu sio n es m ás im p o rta n te s . N u e stro p ro p ó s ito es d e m o s tra r q u e
estas co n clu sio n es n o so n so sten ib les, q u e es p o sib le u n ejercicio in d e b id o
d el h á b ito d e l a h o rr o y q u e esto e m p o b re c e a la c o m u n id a d , d e ja sin o c u p a ­
ció n a tra b a ja d o re s, a b a te los salario s y esp arce p o r to d o el m u n d o co m ercial
esa m e la n c o lía y p o stra c ió n q u e se conoce co n el n o m b r e d e d e p re s ió n d e
los n e g o c io s .. .
E l o b je to d e la p ro d u c c ió n es p r o p o r c io n a r “ u tilid a d e s y c o m o d id a d e s”
a los c o n su m id o res, y el p ro ceso es c o n tin u o d e sd e las p rim e ra s m a n ip u la c io ­
n es d e la m a te ria p r im a h a sta el m o m e n to en q u e se c o n su m e co m o u n a
u tilid a d o u n a c o m o d id a d . S ien d o el ú n ic o uso d e l c a p ita l a y u d a r a la p r o ­
d u c c ió n d e estas u tilid a d e s y c o m o d id ad es, el to ta l q u e se u sa v a ria rá n ece­
s a ria m e n te co n el c o n ju n to d e las q u e se c o n su m e n d ia r ia o se m a n a lm e n te .
A h o ra b ie n , el a h o rr o , a l m ism o tie m p o q u e a u m e n ta la e x isten cia g lo b a l d e
c a p ita l, re d u c e el v o lu m e n d e u tilid a d y c o m o d id a d e s c o n su m id as; c u a lq u ie r
ejercicio in d e b id o d e este h á b ito d e b e , p o r ta n to , o c a sio n a r u n a a c u m u la c ió n
d e c a p ita l p o r e n c im a d e l q u e se n ecesita, y el e x c e d e n te se m a n ife s ta rá en
fo rm a de so b re p ro d u c c ió n g e n e ra l.16

E n la ú ltim a fase de este p asaje aparece la raíz d el e rro r de


H o b so n , es decir, el su p u esto de q u e el a h o rro excesivo es el q u e
ocasiona la acu m u lac ió n r e a l de c a p ita l p o r encim a de la q u e se

4a Hobson y M um mery, Physiology of I n d u s t r y , pp. m-v.


M E R C A N T I L IS M O , U S U R A , D IN E R O , S U B C O N S U M O 325

req u ie re , lo que, de hecho, es u n m al se cu n d a rio q u e sólo se p ro ­


duce p o r errores de p rev isió n ; en ta n to q u e el [367] in co n v en ien ­
te p rin c ip a l es la p ro p e n sió n a a h o rra r, c u a n d o hay p le n a ocu­
p ació n , m ás d el e q u iv a le n te d el c a p ita l necesario, im p id ie n d o así
q u e llegue a alcanzarse ese estado de o cu p ació n , e x cep to cu an d o
hay erro res en las expectativas. Sin em bargo, u n a o dos páginas
m ás a d e la n te presenta, a m i m o d o de ver, la m ita d del p ro b le m a
con a b so lu ta p recisió n , b ie n q u e o lv id a n d o to d av ía el posible p a ­
pel de los cam bios en la tasa de in terés y en la situ ació n de la con­
fian za de los negocios, factores q u e p ro b a b le m e n te to m a com o
dados:

A sí lleg am o s a la c o n c lu sió n d e q u e las bases so b re las cuales se h a su s­


te n ta d o to d a la e n se ñ a n z a eco n ó m ica d esd e A d am S m ith , a sab er, q u e la c a n ­
tid a d p ro d u c id a c ad a a ñ o se d e te r m in a p o r lo s v o lú m e n e s to la le s d is p o n ib le s
d e a g e n te s n a tu r a le s , c a p ita l y tr a b a jo , es e rró n e a ; y q u e , p o r el c o n tra rio ,
si b ie n n o es p o sib le q u e la c a n tid a d p ro d u c id a e x c e d a ja m á s los lim ite s im ­
p u e sto s p o r estos ag reg ad o s, p u e d e re d u c irse , y d e h e c h o se re d u c e , m u c h o
m ás a llá d e este m á x im o , p o r el fre n o q u e el a h o r r o in d e b id o y la c o n si­
g u ie n te a c u m u la c ió n d e ex c e d e n te s d e la o fe r ta e je rc e n so b re la p ro d u c c ió n :
es d e c ir, q u e , e n el e sta d o n o rm a l d e las c o m u n id a d e s in d u s tria le s m o d e r ­
nas, el co n su m o lim ita la p ro d u c c ió n y n o la p ro d u c c ió n el co n su m o .”

F in a lm e n te observa la rela c ió n de su teo ría con la validez de


los a rg u m e n to s del lib re ca m b io o rto d o x o :

T a m b ié n n o ta m o s q u e el carg o d e im b e c ilid a d c o m ercial q u e con ta n ta


fre c u e n c ia h a c e n los eco n o m istas o rto d o x o s a n u e stro s p rim o s los n o r te a m e ­
ric a n o s y a o tra s c o m u n id a d e s p ro te c c io n ista s, n o p u e d e so sten erse p o r m ás
tie m p o p o r n in g u n o d e los a rg u m e n to s p r o lib re c a m b ism o a d u c id o s h a sta
a h o ra , d e sd e el m o m e n to q u e to d o s ellos e stá n b a sa d o s en el su p u e s to d e la
im p o s ib ilid a d d e l exceso d e la o fe r ta .43

E l a rg u m e n to q u e sigue es a todas luces in co m p leto ; p e ro es


la p rim e ra exposición e x p líc ita del hech o de q u e el c a p ita l se
fo rm a n o p o r la p ro p e n sió n a a h o rra r, sino com o resp u esta a la
d e m a n d a re s u lta n te del co nsum o a c tu a l y el p ro b a b le . L a sig u ien ­
te cita, re u n ie n d o trozos dispersos, in d ica el sen tid o de la idea:

D e b ie ra e s ta r claro q u e el c a p ita l d e u n a c o m u n id a d n o p u e d e a u m e n ta rs e
con v e n ta ja sin u n c re c im ie n to su b s e c u e n te [368] d e l c o n su m o d e m e r c a n ­
cías. . . C a d a a u m e n to d e l a h o rr o y d e l c a p ita l re q u ie re , p a r a se r eficaz, u n a
elev ació n c o rre sp o n d ie n te en el co n su m o in m e d ia ta m e n te f u tu r o . . .4B Y c u a n ­

47 Hobson y M um mery, Physiology of Industry, p. vr.


48 O p. c i t ., p. ix.
40 Op. c i t ., p. 27.
326 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

d o d ecim os co n su m o f u tu r o n o q u e re m o s d e c ir d e n tr o d e diez, v e in te o c in ­
c u e n ta años, sin o en u n f u tu r o m u y p o co a le ja d o d e l p r e s e n te .. . Si e l in c r e ­
m e n to de f r u g a lid a d o d e p re c a u c ió n in d u c e a la g e n te a a h o r r a r m ás e n e l
p re se n te , tie n e q u e c o n s e n tir en c o n s u m ir m ás e n e l f u t u r o . . .M E n c u a lq u ie r
m o m e n to d e l p ro ceso p ro d u c tiv o n o p u e d e e x is tir e c o n ó m ic a m e n te m á s c a ­
p ita l q u e el r e q u e r id o p a r a p r o p o r c io n a r b ie n e s p a r a e l r itm o a c tu a l d e l
c o n s u m o .. ,51 Es e v id e n te q u e m i fr u g a lid a d n o a fe c ta en m a n e r a a lg u n a la
f r u g a lid a d e c o n ó m ica to ta l d e la c o m u n id a d , sin o q u e sólo d e te r m in a si u n a
p a r t e co n c re ta d e la f r u g a lid a d to ta l será e je rc id a p o r m í o p o r a lg ú n o tro .
A h o ra verem o s có m o la f r u g a lid a d d e u n a p a r t e d e la c o m u n id a d p u e d e
o b lig a r a la o tr a a v iv ir g a sta n d o m ás d e lo q u e sus in g reso s le p e r m i t e n .. .E-
L a m a y o r p a r te d e los eco n o m istas m o d e rn o s n ie g a q u e el c o n su m o te n g a
p o sib ilid a d a lg u n a d e se r in s u fic ie n te . ¿ P o d em o s d e s c u b r ir la a c tu a c ió n d e
a lg u n a fu e rz a eco n ó m ic a cap az d e in c ita r a u n a c o m u n id a d a este exceso? y,
d e e x is tir a lg u n a d e esas fuerzas ¿n o p ro p o r c io n a el m eca n ism o d e l co m ercio
fren o s eficaces? Se d e m o s tra r á , e n p r im e r lu g a r , q u e e n to d a so c ie d a d in d u s ­
tria l m u y o rg a n iz a d a a c tú a sin in te r r u p c ió n u n a fu e rz a q u e in d u c e a u n
exceso d e f r u g a lid a d ; en se g u n d o , q u e los o b stá c u lo s q u e se d ic e p ro v e e el
m eca n ism o d e l co m ercio , so n p o r c o m p le to in o p e r a n te s o in a d e c u a d o s p a r a
e v ita r q u e se p ro d u z c a n g rav es d a ñ o s c o m e r c ia le s .. . “ L a b re v e re s p u e s ta d e
R ic a rd o a los a rg u m e n to s d e M a lth u s y C h a lm e rs p a re c e h a b e r sid o a c e p ta d a
com o su fic ie n te p o r la m a y o ría d e los eco n o m istas p o ste rio re s. “ L a p r o d u c ­
ció n se c o m p ra s ie m p re co n p ro d u c c ió n o c o n servicios; e l d in e r o sólo es el
m e d io q u e sirv e p a r a e fe c tu a r el cam b io . E n co n secu en cia, e s ta n d o a c o m p a ­
ñ a d o sie m p re su a u m e n to p o r la c o rre s p o n d ie n te h a b ilid a d m a y o r p a r a a d ­
q u ir ir y c o n su m ir, n o q u e d a p o s ib ilid a d a lg u n a d e s o b re p ro d u c c ió n ." ( R i­
card o , P r i n . o f P o l . E c o n . , p . 362.)BJ

H o b so n y M u m m ery se d a b a n c u e n ta de q u e el in te rés n o
era sino u n p ag o p o r el uso del d in e ro .55 S abían, asim ism o, q u e
sus opositores a le g a ría n q u e h a b ría “u n a b a ja tal [369] en la tasa
ele in terés (o g a n a n cia ) q u e a c tu a ría com o fre n o sobre el a h o rro
y re s ta u ra ría la rela c ió n p ro p ia e n tre la p ro d u c c ió n y el co n su ­
m o ” .56 E n resp u e sta a esto d ice n q u e “p a ra q u e u n a b a ja de la
g an an cia in d u zca a la g e n te a a h o rra r m enos, tie n e q u e o p e ra r
e n u n a de estas dos form as: o in d u c ié n d o la a g astar m ás o a p ro ­
d u c ir m enos”.57 R esp ecto a lo p rim e ro , so stien en q u e c u a n d o las
ganancias b a ja n , el ingreso g lo b al de la c o m u n id a d se red u ce, y
q u e “n o podem os su p o n e r q u e c u a n d o la tasa m e d ia de los in g re ­
sos va en descenso, los in d iv id u o s te n d rá n a lic ie n te p a ra a u m e n ­
ta r su ritm o de consum o p o r el h ech o de q u e el p re m io a la f ru ­
g a lid a d dism inuye en p ro p o rc ió n ” ; m ie n tra s que, p a ra la segun-

“ O p. cit., pp. 50, 51. 54 Op. c i t ., p. 101.


61 Op. cit., p. 69. 65 O p. c i t ., p. 79.
52 Op. c i t ., p. 113. “ Op. c i t ., p. 117.
“ Op. c it ., p. 100. S7 Op. c it ., p. 130.
M E R C A N T I L IS M O , U S U R A , D IN E R O , S U B C O N S U M O 327

d a a lte rn a tiv a , “está ta n lejos ser n u e stra in te n c ió n el n e g a r q u e


u n descenso de la g a n a n cia , d e b id o al exceso d e o ferta, fre n a rá
la p ro d u cc ió n , q u e al a d m itir la in flu e n c ia activa de este obs­
tácu lo co n stitu y e la esencia m ism a de n u e stro a rg u m e n to ”.58 Sin
em bargo, su d o c trin a n o e ra co m p leta, e sp ecialm en te p o r carecer
de u n a teo ría in d e p e n d ie n te de la tasa d e in terés; con el resu l­
tad o de q u e el señor H o b so n p u so d em asiad o énfasis (especial­
m en te en sus ú ltim o s libros) en el su b co n su m o com o causa de la
so b rein v ersió n , e n el se n tid o de in v ersió n incosteable, e n vez de
e x p lic a r q u e u n a p ro p e n sió n re la tiv a m e n te d é b il a c o n su m ir ay u ­
d a a p ro d u c ir deso cu p ació n p o rq u e exige y n o consigue la co m p a­
ñ ía de u n v o lu m en co m p en sad o r de nuevas inversiones, lo cual,
a u n en el caso de q u e o c u rra alg u n as veces te m p o ra lm e n te com o
consecuencia de errores de o p tim ism o , es im p e d id o g e n e ra lm e n te
y de m o d o co m p leto p o r la b a ja de las g an an cias p ro b a b le s a n i­
vel in fe rio r al establecido p o r la tasa de interés.
A p a r tir de la g u e rra h a h a b id o u n d ilu v io d e teo rías h eréticas
de subconsum o, de las cuales las m ás fam osas son las d el m ay o r
D ouglas. L a fuerza de la tesis del m ay o r D ouglas h a d e p e n d id o
co n sid erab lem en te, p o r su p u esto , de q u e la o rto d o x ia n o tie n e res­
p u e sta v á lid a p a ra b u e n a p a rte [370] de su crític a d e stru ctiv a. P o r
o tra p a rte , su d iagnóstico d e ta lla d o , p a rtic u la rm e n te el lla m a d o
teo re m a A -j- B , está e n su m ay o r p a rte fo rm a n d o de m istificacio­
nes. Si el m ay o r D ouglas h u b ie ra lim ita d o sus p a rtid a s B a las
reservas fin a n c ie ras de los em presarios a las q u e n o co rresp o n d e gas­
to c o rrie n te en reposiciones o renovaciones, e sa tría m ás cerca de la
v erdad. P ero a u n en ese caso es necesario d e ja r cierto m arg en
p a ra la p o sib ilid a d de q u e estas reservas estén c o n tra rre sta d a s p o r
nuevas inversiones en otros sentidos, así com o p o r el a u m e n to de
los gastos e n el consum o. E l m ay o r D ouglas tie n e d erecho a p re ­
ten d e r, e n c o n tra de alg u n o s de sus adversarios ortodoxos, q u e
p o r lo m enos n o se h a o lv id ad o de u n a m a n e ra ta n cab al del p ro ­
b lem a m ás p ro m in e n te de n u e stro sistem a económ ico. Sin e m b a r­
go, n o tie n e derech o a la m ism a g ra d u a c ió n —q u izá p u e d a co n ­
siderársele com o so ld ad o raso, p e ro n o com o m ay o r e n el b rav o
ejército de los h erejes— q u e M an d ev ille, M alth u s, G esell y H o b ­
son, q u ien es sig u ien d o sus in tu icio n es, h a n p re fe rid o v er la v er­
d a d o b scu ra e im p e rfe c ta m en te en vez de so sten er u n e rro r, a l­
canzado c ie rta m en te con c la rid a d y consistencia y p o r m ed io de
lógica sencilla, p e ro con h ip ó tesis in ad e c u a d as a los hechos. [371]

58 Hobson y Mummery, P h y s io lo g y o í Industry, p. 131.


f

C A P ÍT U L O 2 4

N O T A S F IN A L E S S O B R E L A F IL O S O F IA S O C IA L A Q U E
P O D R IA C O N D U C IR L A T E O R I A G E N E R A L

I
L os p r i n c i p a l e s in co n v en ien tes de la sociedad económ ica en q u e
vivim os son su in ca p a c id a d p a ra p ro c u ra r la o cu p ació n p le n a y
su a rb itra ria y desigual d istrib u c ió n de la riq u e z a y los ingresos.
Es e v id en te el n ex o de la te o ría a n te rio rm e n te e x p u e sta con lo
p rim e ro ; p e ro ta m b ié n es im p o rta n te p a ra lo segundo e n dos as-
.pectos.
D esde fines d el siglo x ix se h a lo g ra d o co n sid erab le progreso
en la e lim in a c ió n de las gran d es d iferen cias de riq u e z a y d e in ­
gresos p o r m ed io de la im posición d ire c ta —im p u e sto sobre los
ingresos e im puestos sobre h eren cias—, esp ecialm en te en la G ra n
B re ta ñ a . M uchos d e sea ría n llev ar este proceso m u ch o m ás lejos,
p ero se lo im p id e n dos reflexiones: /e l tem o r de h a c er de la eva­
sión h á b il u n negocio dem asiado a tra ctiv o y tam b ié n de d ism i­
n u ir in d e b id a m e n te el in cen tiv o d e co rre r riesgos; p ero , p rin c i­
p a lm e n te , en m i o p in ió n , p o r la creencia de q u e el c recim ien to
del c a p ita l d e p e n d e del vigor de las razones q u e im p u lsa n al
a h o rro in d iv id u a l y q u e u n a g ra n p ro d u cc ió n de ese crecim ien ­
to d e p e n d e de los ah o rro s q u e h a g a n los ricos de lo q u e les sobra.
N u e stro ra z o n a m ie n to n o afecta la p rim e ra d e estas reflexiones;
p ero p u e d e m o d ific a r co n sid e rab le m e n te la a c titu d q u e asu m a­
mos hacia la segunda, pu es ya hem os visto q u e, m ie n tra s se m a n ­
tenga la o c u p ació n p len a , el crecim ien to [372] del c a p ita l n o d e ­
p e n d e en ab so lu to de la escasa p ro p e n sió n a co n su m ir, sin o que,
p o r el c o n tra rio , ésta lo estorba, y sólo e n condiciones de o c u p a ­
ció n p len a, u n a p e q u e ñ a p ro p e n sió n a c o n su m ir p u e d e lle v a r al
a u m e n to del cap ital. A dem ás, la ex p e rien c ia sugiere q u e, e n las
condiciones existentes, el a h o rro p o r m ed io de in stitu c io n e s y de
fondos de reserva es m ás q u e adecuado, y q u e las m ed id as te n ­
dientes a re d is trib u ir los ingresos de u n a fo rm a q u e ten g a p ro b a ­
b ilid ad e s de elevar la p ro p e n sió n a co n su m ir p u e d e n ser p o siti­
v am en te favorables al c recim ien to del cap ital.
L a confusión q u e p riv a en la m en te del p ú b lic o sobre este a su n ­
to se p o n e de relieve p o r la creencia g en eralizad a de q u e los im ­
puestos sobre herencias son los responsables de la red u c c ió n de
la riq u e z a de c a p ita l de u n país. S u p o n ie n d o q u e el estado apli-

328
N O T A S F IN A L E S 329

q u e los p ro d u c to s de estos im puestos a sus gastos o rd in a rio s, de


m a n e ra q u e los im puestos sobre ingresos y el consum o se reduz­
can o ev iten p ro p o rc io n a lm e n te , es claro q u e u n a p o lític a fiscal
de altos im puestos sobre heren cias tie n e el efecto de a u m e n ta r
la p ro p e n sió n a c o n su m ir de la c o m u n id a d . P ero com o u n creci­
m ie n to de la p ro p e n sió n h a b itu a l a c o n su m ir serv irá en térm inos
generales (es decir, excepto en condiciones de o cu p ació n plena)
p a ra a u m e n ta r al m ism o tie m p o el a licien te p a ra in v e rtir, la in ­
feren cia q u e co m ú n m e n te se hace es p rec isam e n te la o p u esta a la
verd ad .
D e este m odo n u e stro ra z o n a m ie n to lleva a la conclusión de
que, en las condiciones c o n te m p o rá n e a s, el crecim ien to de la r i­
queza, lejos de d e p e n d e r de la a b stin e n c ia de los ricos, com o ge­
n e ra lm e n te se supone, tie n e m ás p ro b a b ilid a d e s de e n c o n tra r en
ella u n im p e d im e n to . Q u ed a, pues, e lim in a d a u n a de las p rin c i­
pales ju stificacio n es sociales de la g ran d esig u ald ad de la riq u eza.
N o digo q u e no haya o tras razones, in fectad as p o r n u e stra teoría,
q u e sean capaces de ju stific a r c ierta d e sig u a ld a d en d e te rm in a d as
circunstancias. P ero e lim in a la razón m ás im p o rta n te q u e h a sta
ah o ra nos h a hecho p e n sa r en la p ru d e n c ia de av an zar con c au ­
tela. E sto afecta p a rtic u la rm e n te n u e stra a c titu d h acia los im p u es­
tos sobre herencias; p o rq u e ex isten ciertas ju stificacio n es de la
d esig u ald ad de [373] ingresos q u e no p u e d e n ap licarse a la de
herencias.
P o r m i p a rte creo q u e h ay ju stifica c ió n social y psicológica
de g ran d es desigualdades en los ingresos y en la riq u eza, pero
no p a ra ta n g ran d es d isp a rid a d e s com o existen en la a c tu a lid a d .
H ay valiosas activ id ad es h u m a n a s cuyo d e sarro llo exige la exis­
ten cia del e stím u lo de h a c er d in e ro y la atm ó sfera de la p ro p ie ­
d a d p riv a d a de riq u eza. A dem ás, ciertas in clin acio n es h u m a n a s
peligrosas p u e d e n o rie n ta rse p o r cauces c o m p a ra tiv a m e n te in o fe n ­
sivos con la existencia de o p o rtu n id a d e s p a ra hg,cer d in e ro y te ­
n e r riq u e z a p riv a d a , q u e, de n o ser posible satisfacerse de este
m o d o , p u e d e n e n c o n tra r u n desahogo en la c ru e ld ad , en tem era­
ria am b ició n de p o d e r y a u to rid a d y o tras form as ele e n g ra n d e c i­
m ie n to p erso n al. Es p re fe rib le q u e u n h o m b re tira n ic e su saldo
en el b an co q u e a sus co n ciu d ad an o s; y a u n q u e se dice algunas
veces q u e lo p rim e ro conduce a lo segundo, en ocasiones, p o r lo
m enos, es u n a a lte rn a tiv a . P ero p a ra e stim u la r estas actividades
y la satisfacción de estas in clin a c io n es n o es necesario q u e se p rac ­
tiq u e el ju eg o con ap u estas y riesgos tan g ran d es com o ahora.
A puestas y riesgos m u ch o m enores p u e d e n servir p a ra el caso, con
330 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

el m ism o resu lta d o , ta n p ro n to com o los ju g ad o re s se acostum ­


b re n a ellos. L a ta re a de tra n s m u ta r la n a tu ra le z a h u m a n a n o d e ­
be c o n fu n d irse con la de m a n e ja rla ; a u n q u e en el estado id eal
los hom bres p u e d e n h a b e r sido enseñados, in sp irad o s o educados
de m a n e ra q u e no se in te rese n en tales apuestas, a ú n p u e d e ser
sensato y p ru d e n te p a ra u n estad ista p e rm itir q u e se p ra c tiq u e
el juego, b ien q u e su jeto a reglas y lim ita cio n e s en ta n to q u e el
co m ú n de los h om bres, o p o r lo m enos u n a p a rte im p o rta n te de
la c o m u n id a d , se a d h ie ra de hecho y fu e rte m e n te a la p asió n
de hacer d in ero ,

II

Sin em bargo, del a rg u m e n to se p u e d e sacar o tra co n clu sió n m ás


fu n d a m e n ta l, re la c io n a d a [374] con las fu tu ra s desig u ald ad es de
riq u eza; a saber, n u e stra teo ría del in terés. H a sta a q u í hem os e n ­
c o n tra d o la ju stifica c ió n de u n a tasa de in terés m o d e ra d a m e n te
a lta en la n ecesid ad de d a r su ficien te estím u lo al a h o rro ; p e ro h e ­
mos d e m o stra d o q u e la ex te n sió n del a h o rro efectivo está d e te r­
m in a d a n ecesariam en te p o r el v o lu m e n de in v ersió n y q u e éste
se fo m en ta p o r m ed io de u n a tasa de in te rés b a ja , a c o n d ició n
de q u e n o in te n te m o s a le n ta rla de este m o d o h a sta m ás a llá del
nivel q u e c o rre sp o n d e a la o c u p a ció n p le n a . Así, lo q u e m ás nos
conviene es re d u c ir la tasa d e in te rés h asta a q u e l n iv el e n q u e
haya, p ro p o rc io n a lm e n te a la curva de la eficiencia m a rg in a l del
cap ital, o cu p ació n p len a.
N o p u e d e h a b e r d u d a de q u e este c rite rio servirá p a ra hacer
b a ja r la tasa de in te rés m u ch o m ás a llá del nivel q u e h a sta a h o ra
h a p riv a d o ; y, en la m e d id a en q u e p u e d e n a d iv in a rse las d iv e r­
sas curvas de eficiencia m a rg in a l del c a p ita l q u e c o rre sp o n d en a
can tid ad es crecientes de éste, es p ro b a b le q u e la tasa d e in te rés
se reduzca en fo rm a sostenida, si fu e ra posible m a n te n e r co n d icio ­
nes de o cu p ació n p le n a con m ay o r o m e n o r fijeza —desde luego,
a m enos q u e haya u n a m o d ific a c ió n excesiva e n la p ro p e n sió n
global a co n su m ir (in clu y en d o al e s ta d o ) . -
Estoy seguro de q u e la d e m a n d a d e c a p ita l está lim ita d a es­
tric ta m e n te en el sen tid o de q u e n o sería d ifícil a u m e n ta r la exis­
tencia del m ism o h asta q u e su eficiencia m a rg in a l d escen d iera a
u n a cifra m uy b aja. Esto n o q u e rría d ecir q u e el uso de in s tru ­
m en to s de c a p ital n o costase casi n a d a , sino sólo q u e su re n d i­
m ie n to h a b ría de c u b rir poco m ás q u e su a g o ta m ie n to p o r des­
gaste y obsolescencia, m ás cierto m arg e n p a ra c u b rir el riesgo y
N O T A S F IN A L E S 331

el ejercicio de la h a b ilid a d y el ju ic io . E n resu m en , el re n d im ie n to


g lo b al de los bienes d u rab le s d u ra n te to d a su v id a c u b riría ju s­
tam en te, com o e n el caso de los de c o rta d u ra c ió n , los costos de
tra b a jo de la p ro d u cc ió n m ás u n m arg e n p a ra el riesgo y el costo
de la h a b ilid a d y la supervisión.
A h o ra b ien , a u n q u e este estado d e cosas sería p e rfe c ta m e n te
c o m p a tib le con cierto g rad o de in d iv id u a lism o [375], significaría,
sin em bargo, la e u ta n a sia del re n tista y, e n consecuencia, la del
p o d e r de o p resió n a c u m u lativ o del c a p ita lista p a ra e x p lo ta r el
valor de escasez del cap ital. H oy el in terés n o reco m p en sa de n in ­
g ú n sacrificio g e n u in o com o tam poco lo hace la re n ta de la tie rra .
El p ro p ie ta rio de c a p ital p u e d e o b te n e r in terés p o rq u e a q u é l esca­
sea, lo m ism o q u e el d u e ñ o de la tie rra p u e d e p e rc ib ir re n ta d e ­
b id o a q u e su provisión es lim ita d a ; p e ro m ie n tra s p o sib lem en te
haya razones in trín secas p a ra la escasez de tie rra , n o las h ay p a ra
la de c a p ital. U na razó n in trín se c a p a ra sem ejan te lim ita ció n , e n
el se n tid o de u n sacrificio g e n u in o q u e sólo p u d ie ra o rig in arse
p o r la o ferta de u n a reco m p en sa en fo rm a de in terés, n o e x istiría,
a la larga, ex cep to en el caso de q u e la p ro p e n sió n in d iv id u a l a
c o n su m ir d e m o stra ra ser d e ta l c arácter q u e el a h o rro n eto , en
condiciones de o cu p ació n p len a , te rm in a ra antes de q u e el c a p i­
ta l h u b ie ra llegado a ser lo b a sta n te a b u n d a n te . P ero a u n así, to ­
d a v ía sería posible q u e el a h o rro colectivo p u d ie ra m an ten erse,
p o r m ed io d e la in te rv e n c ió n del estado, a u n n iv el q u e p e rm itie ­
ra el crecim ien to del c a p ita l h a sta q u e d e ja ra de ser escaso.
Veo, p o r tan to , el aspecto re n tista del cap italism o com o u n a
fase tra n s ito ria q u e d esap arecerá ta n p ro n to com o haya c u m p li­
d o su d e stin o y con la d e sap a ric ió n d el aspecto re n tista su frirá n
u n cam bio ra d ic a l o tra s m u ch as cosas q u e hay en él. A dem ás, será
u n a g ra n v e n ta ja e n el o rd e n de los a c o n tecim ien to s q u e d e fie n ­
do, q u e la e u ta n a sia del re n tista , del in v ersio n ista q u e n o tien e
n in g u n a m isió n , no será algo re p e n tin o , sino u n a c o n tin u a c ió n
g ra d u a l a u n q u e p ro lo n g a d a de lo q u e hem os visto rec ien te m e n te
en G ra n B retañ a, y no n ecesitará de u n m o v im ie n to rev o lu cio ­
nario .
P o r ta n to , en la p rác tic a p o d ríam o s p ro p o n e rn o s (y esto n o
tien e n a d a de im posible) lo g ra r u n a u m e n to e n el v o lu m e n de
c a p ita l h a sta q u e dejé de ser escaso, d e m a n e ra q u e el in v ersio ­
n ista sin funciones no rec ib a ya b o n ific ac ió n a lg u n a ; y e la b o ra r
u n p la n de im posición d ire c ta q u e d eje a la in te lig e n c ia , a la d e ­
te rm in a c ió n , a la h a b ilid a d eje c u tiv a del fin a n c ie ro , al em p resa­
rio e t h o c g e m í s o m n e (q u e seg u ram en te están ta n [376] o rg u llo ­
332 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

sos de su fu n c ió n q u e su tra b a jo p o d ría o b ten erse m u c h o m ás b a ­


ra to q u e ah o ra) servir activ am en te a la c o m u n id a d e n co n d icio ­
nes razonables de rem u n e ra c ió n .
A l m ism o tie m p o debem os reco n o cer q u e sólo la ex p erien cia
p u e d e m o strar h a sta q u é p u n to la v o lu n ta d p o p u la r, in c o rp o ra d a
a la p o lític a del estado, d e b ie ra d irig irse al a u m e n to y refuerzo
del alicien te p a ra in v ertir;' y h a sta q u é p u n to es p ru d e n te e stim u ­
la r la p ro p en sió n m ed ia a co nsum ir, sin a b a n d o n a r n u e stro o b ­
jetiv o de p riv a r al c a p ita l de su v a lo r de escasez en u n a o dos ge­
neraciones. P u ed e re s u lta r q u e la p ro p e n sió n a c o n su m ir se fo r­
talezca con ta n ta fac ilid a d p o r los efectos de u n a tasa de in terés
descendente, q u e p u e d a alcanzarse la o cu p ació n p le n a con u n a
tasa de ac u m u lac ió n poco m ay o r q u e la p resen te. E n este caso,
u n p la n p a ra rec a rg ar m ás con im puestos a los g ran d es ingresos y
h erencias p o d ría estar ex p u esta a la objeción de q u e lle v a ría a la
o cu p ació n p le n a con u n a tasa de acu m u lac ió n c o n sid erab lem en te
in fe rio r al nivel c o rrien te . N o debe suponerse q u e yo n ieg u e la
p o sib ilid a d , o a u n la p ro b a b ilid a d , de este resu lta d o ; p o rq u e en
sem ejantes asu n to s re su lta tem e ra rio p red e c ir cóm o re a c c io n a rá
la g e n e ra lid a d de los h o m b res a n te u n cam bio en el m ed io am ­
b ien te. Sin em bargo, si fu e ra fácil alcan zar u n a a p ro x im ac ió n a
la o cu p ació n p le n a con u n a tasa de acu m u lac ió n n o m u ch o m a­
yor q u e la p resen te, p o r lo m enos se h a b ría resu e lto u n p ro b le m a
de relieve, q u e d a n d o p e n d ie n te p a ra d e c id ir p o r se p ara d o la p ro ­
p o rció n y lo s'm e d io s según los cuales es d e b id o y raz o n a b le hacer
u n lla m a m ie n to a la generación a ctu al p a ra q u e re s trin ja su co n ­
sum o, de m a n e ra q u e p u e d a lograrse, a f través del tiem p o , el es­
tad o de inversión co m p leta p a ra sus descendientes.

III
Las consecuencias de la teo ría ex p u esta son m o d e ra d a m e n te co n ­
servadoras en o tro s respectos, pues si b ie n in d ica la im p o rta n c ia
v ita l de establecer ciertos controles centrales en asuntos q u e ac­
tu a lm e n te se d e ja n casi p o r co m p leto en [377] m anos de la in i­
ciativ a p rivada, hay m uchos cam pos de activ id ad a los q u e n o
afecta. El estado te n d rá q u e ejercer u n a in flu e n cia o rie n ta d o ra
sobre la p ro p en sió n a consum ir, a través de su sistem a de im p u es­
tos, fija n d o la tasa de in terés y, q u izá, p o r otros m edios. P o r o tra
p a rte , parece im p ro b a b le q u e la in flu e n c ia de la p o lític a banca-
ria sobre la tasa de in terés sea suficiente p o r sí m ism a p a ra d e te r­
m in a r o tra de in v ersió n ó p tim a. C reo, p o r tan to , q u e u n a socia­
N O T A S F IN A L E S 333

lización b a sta n te co m p leta de las inversiones será el ú nico m edio


de ap ro x im arse a la o c u p a ció n p len a ; a u n q u e esto no necesita
ex c lu ir c u a lq u ie r form a, tran sacció n o m edio p o r los cuales la a u ­
to rid a d p ú b lic a coopere con la in ic ia tiv a p riv a d a . P ero fu era de
esto, n o se aboga fra n c a m e n te p o r u n sistem a de socialism o de
estado q u e a b a rq u e la m ay o r p a rte de la v id a económ ica de la co­
m u n id a d . N o es la p ro p ie d a d de los m edios de p ro d u c c ió n la q u e
conviene al estado asu m ir. Si éste es capaz de d e te rm in a r el m o n to
g lo b al de los recursos d estin ad o s a a u m e n ta r esos m edios y la tasa
básica de re m u n e ra c ió n de q u ien es los poseen, h a b rá realizad o
todo lo q u e le corresponde. A dem ás, las m ed id as in d isp en sab les
de socialización p u e d e n in tro d u c irse g ra d u a lm e n te sin necesidad
de ro m p e r con las trad icio n es g en erales de la sociedad.
N u e stra crític a de la teo ría económ ica clásica ac ep ta d a n o h a
consistido ta n to en b u scar los defectos lógicos de su análisis, com o
en se ñ ala r q u e los supuestos tácticos en q u e se basa se satisfacen
rai¿>vez o n u n c a , con la consecuencia de q u e n o p u e d e resolver
los p ro b le m as económ icos d el m u n d o real. P ero si n u estro s co n ­
troles centrales lo g ran establecer u n v o lu m e n g lo b al de p ro d u c ­
ción c o rre sp o n d ie n te a la o c u p a ció n p le n a ta n a p ro x im a d a m e n te
com o sea posible, la teo ría clásica vuelve a c o b ra r fuerza de aq u í
en a d e la n te . Si dam os p o r sen tad o el v o lu m e n de la p ro d u cc ió n ,
es decir, q u e está d e te rm in a d o p o r fuerzas ex terio res al esquem a
clásico de p en sam ien to , no hay o b jeció n q u e o p o n e r c o n tra su
análisis de la m a n e ra [378] en q u e el in terés p e rso n a l d e te rm in a rá
lo q u e se p ro d u ce , en q u é p ro p o rcio n es se c o m b in a rá n los fac­
tores de la p ro d u cc ió n con tal fin y cóm o se d is trib u irá e n tre
ellos el v alo r del p ro d u c to fin al. Insistim o s en q u e si nos hem os
o cu p ad o del p ro b le m a de la fru g a lid a d de u n a m a n e ra d iferen te,
no hay o b jeció n q u e o p o n e r a la teo ría clásica m o d e rn a p o r lo
q u e resp ecta al g rad o de co n ciliació n e n tre las v e n ta jas p ú b licas
y privadas, en condiciones de co m p eten cia p e rfecta e im p erfecta,
respectivam ente. D e este m odo, fu e ra de la necesidad de controles
centrales p a ra lo g ra r el a ju ste e n tre la p ro p e n sió n a co n su m ir y
el a lic ie n te p a ra in v e rtir n o hay m ás razó n p a ra socializar la vida
económ ica q u e la q u e ex istía antes.
D e u n a m a n e ra , concreta, n o vea razó n p a ra su p o n e r q u e el
sistem a ex iste n te em plee m al los factores de p ro d u c c ió n q u e se
u tiliz a n . P o r su p u esto q u e hay errores de p rev isió n ; p e ro éstos
no p o d ría n evitarse c e n tra liz a n d o las decisiones. C u a n d o de 10
m illones de h o m b res deseosos de tra b a ja r y h á b ile s p a ra el caso
están em pleados 9 m illones, n o existe n a d a q u e p e rm ita a firm a r
334 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

q u e el tra b a jo de estos 9 m illo n es esté m al em p lead o . L a q u e ja en


c o n tra del sistem a p resen te n o consiste e n q u e estos 9 m illo n es
d e b e ría n esta r em p lead o s e n tareas diversas, sino en q u e las p la­
zas d e b ie ra n ser suficientes p a ra el m illó n re sta n te de hom bres.
E n lo q u e h a fa llad o el sistem a a c tu a l h a sido en d e te rm in a r el
v o lu m en del em p leo efectivo y n o su dirección.
P o r eso coincido con G esell en q u e al lle n a r los vacíos de la
teo ría clásica n o se echa p o r tie rra el “sistem a de M á n ch e ster”,
sin o q u e se in d ic a la n a tu ra le z a d el m ed io q u e re q u ie re el lib re
ju eg o de las fuerzas económ icas p a ra re a liz a r al m áx im o to d a la
p o te n c ia lid a d de la p ro d u cc ió n . Los controles cen trales necesa­
rios p a ra alcan zar la o c u p a ció n p le n a llev an consigo, p o r supues­
to, u n a g ra n p a rte de las funciones tra d icio n a le s del g obierno.
A dem ás, la teo ría clásica m o d e rn a h a lla m a d o ella m ism a la a te n ­
ción sobre las v ariad as condiciones en q u e el lib re ju e g o de [379]
las fuerzas económ icas p u e d e n ecesitar q u e se las d o b le o guíe:
p ero to d av ía q u e d a rá a m p lio cam p o p a ra el ejercicio de la in i­
ciativ a y la re sp o n sa b ilid a d p riv ad as. D e n tro de ese cam p o se­
g u irá n siendo v álid as a ú n las v e n ta jas tra d icio n a le s del in d iv i­
dualism o.
D etengám onos p o r u n m o m e n to a re c o rd a r cuáles son estas
ventajas. E n p a rte lo son de eficacia —las de la d escentralización
y del juego del in te rés p e rso n a l—. D esde el p u n to de vista de la
eficacia, las v e n ta ja s de la d escen tralizació n de las decisiones y de
la re sp o n sa b ilid a d in d iv id u a l son m ayores a ú n , q uizá, d e lo q u e
el siglo x ix supuso; y la reacció n c o n tra el lla m a d o al in te ré s p e r­
sonal p u e d e h a b e r id o d em asiad o lejos. P ero, p o r en cim a de todo,
el in d iv id u a lism o es la m ejo r salv a g u a rd a de la lib e rta d p erso n al
si p u e d e ser p u rg a d o de sus defectos y abusos, e n el se n tid o de
que, c o m p a rad o con c u a lq u ie r o tro sistem a, a m p lía c o n sid e rab le ­
m en te el cam p o en q u e p u e d e m an ifestarse la fa c u lta d de elec­
ción personal. T a m b ié n es la m e jo r p ro te c ció n de la v id a v ariad a,
qu e b ro ta p rec isam e n te de este e x te n d id o cam po de la fac u lta d
de elección, cuya p é rd id a es la m ay o r de las desgracias d el estado
hom ogéneo o to ta lita rio ; p o rq u e esta v a rie d a d p reserv a las tra d i­
ciones q u e e n c ie rra n lo q u e de m ás seguro y v e n tu ro so escogieron
las generaciones pasadas, co lo rea el p rese n te con las diversifica­
ciones de su fan ta sía y, siendo su b o rd in a d a in se p a ra b le de la ex­
p erien cia, así com o de la tra d ic ió n y la im ag in ació n , es el in s tru ­
m en to m ás poderoso p a ra m e jo ra r el fu tu ro .
P o r consiguiente, m ie n tra s el e n san c h a m ie n to d e las funciones
de g o b iern o , q u e sup o n e la tarea de a ju s ta r la p ro p e n sió n a co n ­
N O T A S F IN A L E S 335

su m ir con el a lic ie n te p a ra in v e rtir, p a re c e ría a u n p u b lic ista d el


siglo x ix o a u n fin a n c ie ro n o rte a m e ric a n o c o n te m p o rá n e o u n a
lim ita c ió n espantosa al in d iv id u alism o , yo las d efien d o , p o r el
c o n tra rio , ta n to p o rq u e son el ú n ico m ed io p rac tic a b le de e v ita r
la d estru cció n to ta l de las form as económ icas existentes, com o p o r
ser co n d ició n del fu n c io n a m ie n to a fo rtu n a d o de la in ic ia tiv a in ­
d iv id u a l.
P o rq u e si la d e m a n d a efectiva es d eficien te, n o sólo re su lta
[380] in to le ra b le el escándalo p ú b lic o de los recursos d e sp erd icia ­
dos, sino q u e el em p resario in d iv id u a l q u e p ro c u ra p o n erlo s e n
acción o p e ra en lu c h a desigual c o n tra todas las fuerzas c o n trarias.
E l ju eg o de azar q u e p rac tic a está p lag ad o de ceros, de ta l m a n e ra
q u e los ju g ad o res, e n c o n j u n t o , p e rd e rá n si tie n e n la en e rg ía y la
fe suficientes p a ra ju g a r todas las cartas. H a sta a h o ra el crecim ien ­
to d e la riq u e z a m u n d ia l h a sido m e n o r q u e el c o n ju n to de a h o ­
rro s positivos de los in d iv id u o s, y la d iferen cia se h a com puesto
de las p é rd id a s de aq u ello s cuyo v alo r e in ic ia tiv a n o se h a n com ­
p le ta d o con h a b ilid a d e x c e p cio n á l o desusada b u e n a fo rtu n a . P ero
si la d e m a n d a efectiva es ad ecuada, b a sta rá con la h a b ilid a d y la
buenij su e rte o rd in arias.
Los sistem as de los estados to ta lita rio s de la a c tu a lid a d p a re ­
cen resolver el p ro b le m a de la deso cu p ació n a expensas de la efi­
cacia y la lib e rta d . E n v e rd a d el m u n d o n o to le ra rá p o r m u ch o
tie m p o m ás la deso cu p ació n q u e, a p a rte de breves in terv alo s de
excitación, va u n id a —y en m i o p in ió n in e v ita b le m e n te — al ca­
p ita lism o in d iv id u a lista de estos tiem pos; p e ro p u e d e ser p o ­
sible q u e la e n fe rm e d a d se cure p o r m ed io de u n análisis ad ecu a­
do del p ro b le m a, con serv an d o al m ism o tie m p o la eficiencia y la
lib e rta d .

IV

D e paso he d ich o q u e el n u ev o sistem a p o d ría ser m ás fav o rab le


a la paz q u e lo h a sido el viejo. V ale la p e n a re p e tir y su b ra y a r
ese aspecto.
L a g u e rra tie n e v arias causas. Los d ictad o res y personas sem e­
jan tes, a q u ien es la g u e rra ofrece, p o r lo m enos e n c a lid a d de
esperanza, u n a excitación p lac e n te ra , no e n c u e n tra n d ific u lta d en
fo m e n ta r la b elico sid ad n a tu ra l de sus p u eb lo s; pero, p o r en ci­
m a de esto, fac ilita n d o su ta re a de e v ita r la lla m a p o p u la r, están
las causas económ icas de la g u e rra , es decir, el e m p u je de la p o ­
b lac ió n y la co m p eten cia p o r los m ercados. E l q u e in te resa a q u í
336 BREVES C O N S ID E R A C IO N E S

es el segundo factor, q u e rep re sen tó [381] p a p e l p re d o m in a n te e n


el siglo x ix y p o d ría volver a rep re sen ta rlo .
E n el c a p ítu lo a n te rio r hice v er q u e, b a jo el sistem a de laissez-
f a ir e n a c io n a l y el p a tró n oro in te rn a c io n a l, q u e e ra el o rto d o x o
en la seg u n d a m ita d del siglo x ix , no h a b ía m ed io d isp o n ib le de
q u e p u d ie ra e c h ar m a n o el g o b iern o p a ra m itig a r la m ise ria eco­
n óm ica en el in te rio r, excepto el de la co m p eten cia p o r los m er­
cados; p o rq u e se d esech ab an todas las m ed id as q u e p u d ie ra n ayu­
d a r a u n estad o de desocupación crónica o su b o cu p ació n in te r­
m iten te , excepto las q u e servían p a ra m e jo ra r la b alan za com er­
cial en las p a rtid a s relativ as a m ercancías y servicios.
D e este m odo, m ie n tra s los econom istas esta b a n aco stu m b rad o s
a a p la u d ir el sistem a in te rn a c io n a l q u e prevalecía, com o el q u e
p ro p o rc io n a b a los fru to s de la d iv isió n in te rn a c io n a l d el tra b a jo
y a rm o n iza b a al m ism o tie m p o los intereses de las diversas n acio ­
nes, o c u lta m e n te existía u n in flu jo m enos b en ig n o ; los estadistas
q u e creían q u e si u n p aís viejo y rico d e scu id ab a la lu c h a p o r los
m ercados, su p ro sp e rid a d decaería y se m alo g raría , se e n c o n tra ­
b a n b a jo la in flu e n c ia del sen tid o co m ú n y de la p ercep ció n co­
rre c ta del v e rd a d e ro curso de los acontecim ientos. P ero si b ie n
las naciones p u e d e n a p re n d e r a p ro cu rarse la o cu p ació n p le n a
con su p o lític a in te rn a (y, debem os a ñ a d ir, si p u e d e n lo g ra r tam ­
b ién el e q u ilib rio en la te n d e n c ia de su p o b la c ió n ), n o se nece­
sita q u e hay a fuerzas económ icas im p o rta n te s d estin ad as a e n fre n ­
ta r el in terés de u n p aís con el de sus vecinos. T o d a v ía q u e d a ría
lu g ar p a ra la d iv isió n in te rn a c io n a l del tra b a jo y p a ra el c ré d ito
in te rn a c io n a l en condiciones adecuadas; p ero ya n o e x istiría m o ­
tivo a p re m ia n te p a ra q u e u n país necesite forzar sus m ercancías
sobre o tro o re h u s a r las ofertas de sus vecinos, n o p o rq u e esto
fuese necesario p a ra c a p ac ita rlo con el fin de p a g a r p o r lo q u e
deseara co m p rar, sino con el o b jeto expreso de m o d ific a r el e q u i­
lib rio de la balan za de pagos de m a n e ra q u e la b alan za de com er­
cio se in c lin a ra en su favor. El com ercio in te rn a c io n a l d e ja ría de
ser lo q u e es, a saber, u n e x p e d ie n te desesperado p a ra m a n te n e r
la ocupación en el in te rio r, fo rzan d o las v entas en los [382] m e r­
cados ex tran jero s y re strin g ie n d o las com pras, lo q u e d e ten e r
éxito, sim plem ente desp lazaría el p ro b le m a de la desocupación
h a c ia el vecino q u e estu v iera p e o r d o ta d o p a ra la lu ch a , y v en ­
d ría a convertirse en u n lib re in te rc a m b io de bienes y servicios
m u tu a m e n te ventajoso.
N O T A S F IN A L E S 337

¿Será u n j esperanza v isio n a ria la realizació n de estas ideas? ¿T ie­


n e n raíces in su ficien tes en las razones q u e g o b ie rn a n la evolución
de la sociedad política? ¿Son m ás fu ertes y obvios los intereses q u e
c o n tra ría n q u e aquellos a los q u e favorecen?
N o in te n to d a r la resp u esta e n este lu g ar. Se necesitaría u n
v o lu m e n de c arácter d istin to al de éste p a ra in d ic a r, a u n en es­
q u em a, las m ed id as prácticas q u e p o d ría n d arles cu erp o ; pero,
si las ideas son correctas —h ip ó tesis isobre la cual el a u to r m ism o
tiene q u e b asar lo q u e escribe—, sería u n e rro r, lo pred ig o , discu­
tir su fuerza en u n p e rio d o d e te rm in a d o . E n el m o m e n to actual,
la g e n te está e x cep cio n alm en te deseosa de u n d iag n ó stico m ás f u n ­
d a m e n ta l; m ás p a rtic u la rm e n te d isp u e sta a rec ib irlo ; áv id a de e n ­
sayarlo, con tal q u e fu era p o r lo m enos verosím il. P ero fu era de
este ta la n te co n te m p o rá n e o , las ideas de los econom istas y los fi­
lósofos políticos, ta n to c u a n d o son correctas com o cu a n d o están
equivocadas, son m ás poderosas de lo q u e c o m ú n m e n te se cree.
E n re a lid a d el m u n d o está g o b e rn a d o p o r poco m ás q u e esto. Los
h o m b res prácticos, q u e se creen exentos p o r c o m p leto de c u a lq u ie r
in flu e n cia in te le c tu a l, son g e n e ra lm e n te esclavos de a lg ú n eco­
n o m ista d ifu n to . Los m a n iá tic o s de la a u to rid a d , q u e oyen voces
en el aire, d e stila n su frenesí in sp irad o s en a lg ú n m al escritor
académ ico de algunos años atrás. Estoy seguro d e q u e el p o d e r de
los intereses creados se exagera m u ch o c o m p a rad o con la in tr u ­
sión g ra d u a l de las ideas. N o, p o r cierto, en fo rm a in m e d ia ta , sino
después de u n in te rv alo ; p o rq u e e n el cam p o de la filosofía eco­
nóm ica y p o lític a n o hay m uchos q u e estén [383] in flu id o s pol­
las nuevas teo rías cu a n d o p asan de los v e in tic in c o o tre in ta años
de edad, de m a n e ra q u e las ideas q u e los fu n c io n a rio s pú b lico s y
políticos, y a u n los agitadores, a p lic a n a los a c o n tecim ien to s ac­
tuales, no serán p ro b a b le m e n te las m ás novedosas. P ero, ta rd e o
te m p ra n o , son las ideas y n o los intereses creados las q u e p resen ­
ta n peligros, ta n to p a ra m al com o p a ra bien. [384]
ÍN D IC E GENERAL

N o t a d e l e d i t o r ............................................................................ 7
P refacio . . . ...................................................................... 9

L ib ro I

I n t r o d u c c ió n

I. L a te o ría g en eral . ......................................................... 15


s* <® 2. Los p o stu lad o s de la econom ía c l á s i c a ......................... 16
^ f v jj. El p rin c ip io de la d e m a n d a e f e c t i v a ................................ 32

L ib ro II

D e f in ic io n e s e id e a s
%; ■

4. L a elección de u n i d a d e s ................................................... 43
• ■ ^ - , 5 . L a ex p ectativ a com o elem en to d e te rm in a n te de la p ro ­
d u cció n y la o c u p a c i ó n ......................................................... 50
> 6. L a d e fin ic ió n de ingreso, a h o rro e in v ersió n . . . 55
A p é n d i c e : Sobre el costo de u s o ......................................
í 7. E l significado de a h o rro e inversión m ás a m p lia m e n te
c o n s i d e r a d o ............................................................................ 75

L ib ro III

L a p r o p e n s ió n a c o n s u m ir

8. L a p ro p e n sió n a c o n su m ir: 1. Los factores objetiv o s . 87


9. L a p ro p e n sió n a co n su m ir: II. Los factores subjetivos . 102
Sf'^lO. L a p ro p e n sió n m a rg in a l a c o n su m ir y el m u ltip lic a d o r 107

L ib ro IV

¡ E l in c e n t iv o pa r a in v e r t ir

I I . L a eficiencia m a rg in a l del c a p i t a l ................................ 125


12. E l estado de las ex p ectativ as a larg o plazo . . . . 135
355
356 Í N D IC E GENERAL

' - í } 13. L a teo ría g e n e ra l de la tasa de in te rés .


, V) 14. L a teo ría clásica de la tasa de in te rés .
A p é n d i c e : Sobre la tasa de in te rés en los P r i n c i p ie s o f
E c o n o m ic s de M arsh all, P r i n c i p ie s o f P o l i ti c a l E c o n o m y
de R ic a rd o y e n otras o b r a s ............................................
15. Los incentivos psicológicos y de negocios p a ra la li­
qu id ez ........................................................................................
16. Especiales observaciones sobre la n a tu ra le z a del c a p ita l
C¿) 17. Las p ro p ie d a d es esenciales clel in terés y el d in e ro .
, 18. N uevo p la n te a m ie n to de la teo ría g en eral de la ocu­
p ació n . . ............................................................................

L ib ro V

Sa l a r io s n o m in a l e s y p r e c io s

19. M odificaciones en los salarios n o m in ales .


A p é n d i c e : L a T e o r í a d e la d e s o c u p a c i ó n del profesor
P ig o u ........................................................................................
20. L a fu n ció n de la o c u p a c i ó n ............................................
( V^) 21. La teo ría de los p r e c i o s ...................................................

L i b r o VI

B r e v e s c o n s id e r a c io n e s s u g e r id a s
po r l a T e o r ía G e n e r a l

v^> 22. N otas sobre el ciclo e c o n ó m i c o ......................................


23. N otas sobre el m ercan tilism o , las leyes sobre lá usura,
el d in ero sellado y las teorías del subconsum o .
24. N otas finales sobre la filosofía social a q u e p o d ría con­
d u c ir la teo ría g e n e r a l .........................................................

I n d ic e a n a l ít ic o . ....................................................................................................
T
150

158

■ ' f
1^7 * Este libro se acabó de im prim ir el día 14
de septiem bre de 1965 en los talleres grá­
ficos de Editorial M uñoz, S. A., privada
175 del Dr. M árquez, 81, México 7, D. F. Se
tiraron 8 000 ejemplares y en su compo­
lo ® sición se utilizaron tipos Baskerville de
, qq ¡1 10:11, 8:9 y 7:8 puntos. La edición estu-
’ »■ vo al cuidado de Ángel M artín Pérez.
’ <
127
2A3-

227 |

240
249 /
260

279

296

328

339

También podría gustarte