El Derecho Penal Peruano frente a los actos de
crueldad animal
En estas últimas semanas, las redes sociales de nuestro país han sido
agitadas por graves noticias relacionadas al maltrato animal. Así, en los
primeros días de febrero se difundió un video en Youtube en el que
aparece un joven ahorcando a un pequeño gato y se burla de este acto.
Diversos grupos de activistas lograron identificar al responsable y
organizaron una manifestación frente a su casa, lo que motivó que el
padre del “gaticida” reconociera que fue él quien subió el video a Internet
para demostrar cuánto afectan los problemas familiares a los
adolescentes. Al poco tiempo, su abogado no sólo justificó su conducta y
reprochó la agresión sufrida (golpe en la cabeza con un megáfono), sino
que además comparó la actuación de los defensores de los animales con
una supuesta frase de Hitler: “Cuanto más amo a mis animales (…) más
odio a los seres humanos”. Lamentablemente, el letrado varió la frase
pues ésta fue acuñada por el filósofo griego Diógenes de Sinope: “Mientras
más conozco a la gente, más quiero a mi perro”.
Una semana después, se difundió un video en el que se ve al
Administrador del Club de esparcimiento del Colegio de Abogados de Lima
ahorcando a un perro en un árbol pues, según el responsable, sufría
de distemper. La Orden respondió rápidamente suspendiéndolo de sus
funciones y ordenando se inicie una investigación para determinar la
responsabilidad administrativa o penal que sus actos pudiesen generar.
Días después, medios de comunicación a nivel mundial denunciaron que
pese a la oposición de defensores de animales y valiosas ofertas
económicas, en un zoológico de Copenhague (Dinamarca) se sacrificó a
una jirafa de 18 meses con un disparo en la cabeza. Tras la muerte, el
zoológico realizó la autopsia frente a niños y adultos, empleando la carne
para alimentar a las fieras del parque. Este breve recuento nos lleva a la
reflexión objeto de este ensayo: ¿Cuál es la función del Derecho Penal
Peruano frente a los actos de crueldad animal?
En Perú, los actos de crueldad contra los animales no se encuentran
sancionados como delitos sino únicamente como “faltas contra las buenas
costumbres”. Desde la promulgación del Código Penal (1991) hasta la
modificación incorporada por la Ley No. 27265[1] (22 de mayo de 2000),
la única sanción que recibía quien cometía estos actos era el de prestar
servicio comunitario por diez a treinta jornadas –el mismo castigo
impuesto a quien destruía las plantas que adornan jardines, alamedas,
parques y avenidas-. Actualmente, el infractor puede recibir una sanción
pecuniaria (60 días-multa a 360 días-multa) o limitativa de derechos
(prohibición de tenencia de animales). Sin embargo, nuestra regulación
actual presenta algunas falencias al tratar los actos de crueldad contra los
animales únicamente como faltas:
a) Toda vez que la tentativa no es punible en las faltas, si se impide que
se consuma un acto de crueldad animal, el responsable del hecho no
recibirá ningún tipo de sanción por parte del Estado. Por ejemplo, si una
persona vierte veneno en el alimento de las mascotas de su vecino pero
este las salva llevándolas a un veterinario o suministrándole algún
medicamento, el responsable no recibirá castigo alguno pues los animales
no se lesionaron ni murieron. A este hecho debemos agregar –y
cuestionar– que el Código Penal sólo castiga la tentativa en los casos de
faltas contra la persona (lesiones) y el patrimonio (hurto simple y daño).
b) En los actos de crueldad animal, sólo responde penalmente el autor
del hecho, no los cómplices (primarios o secundarios) ni los instigadores.
Grafico este problema con un ejemplo: Supongamos que en el caso del
joven que torturó y mató un gato, existiese una persona que lo contrató
para que lo hiciera, que le proporcionó todos los instrumentos que
necesitaba y que lo filmó mientras lo hacía. Toda vez que nos encontramos
frente a una falta, sólo respondería quien ejecutó el acto pero no quien
colaboró o fomentó su realización.
c) El plazo máximo que el Estado tiene para investigar y sancionar los
actos de crueldad es de un año desde que fueron cometidos pues tanto la
acción penal como la pena prescribe en este lapso de tiempo. En la
práctica, este plazo es muy corto para que el Estado pueda determinar la
responsabilidad de una persona en actos de crueldad animal ya que no
dispone de 12 meses de investigación sino del tiempo que quede desde el
momento en que se descubrieron los hechos. Si tenemos presente la
burocracia estatal y la carga con que cuenta el Poder Judicial, podemos
inferir que muchos actos de crueldad animal quedarán impunes.
Muchas veces por desconocimiento, los actos de crueldad animal no son
denunciados –así ha sido reconocido por el propio Poder Judicial[2]-.
Quizás sea ésta una de las razones por las que el número de faltas contra
las buenas costumbres –grupo al que pertenece el maltrato animal- es tan
minúsculo[3]:
Año Número de Casos Número de Faltas Porcentaje
(Lima) (Lima)
2008 54,118 29 0.05%
2009 63,561 58 0.09%
2010 85,475 453 0.53%
2011 117,500 948 0.81%
2012 95,128 1,712 1,80%
Hace dos años, el Grupo Parlamentario Nacionalista presentó el Proyecto
de Ley No. 762-2011 – Proyecto de Ley de Protección y Bienestar Animal,
cuya finalidad es “garantizar el bienestar y la protección de toda especie
de animales vertebrados domésticos o silvestres, promoviendo la
participación de todos los actores sociales involucrados”. Luego de
reconocer que existen elementos suficientes que demuestran el nivel de
sufrimiento de los animales y citar ciertas experiencias de la Legislación
Comparada, nuestros Congresistas proponen aumentar las sanciones
penales para los casos de maltrato animal:
Código Penal (Título IV – Faltas contra Proyecto de Ley No. 762-2011-CR
las buenas costumbres)
Artículo 450-A.- El que comete actos de Art. 450-A.- El que comete actos de
crueldad con un animal, lo somete a crueldad contra un animal, lo somete a
trabajos manifiestamente excesivos o lo trabajos manifiestamente excesivos o lo
maltrata, será sancionado con sesenta maltrata, será sancionado de sesenta a
días-multa. ciento ochenta días multa.
Si el animal muriera a consecuencia de los Si el animal muriera a consecuencia de lo
maltratos sufridos, la pena será de ciento maltratos sufridos, la pena será de tres a
veinte a trescientos sesenta días-multa. cinco años de pena privativa de
libertad.
El juez podrá en estos casos prohibir al El juez podrá en esos casos prohibir a
infractor la tenencia de animales bajo infractor la tenencia de animales bajo
cualquier modalidad. cualquier modalidad, durante el tiempo
que dure la condena.
Particularmente, considero que es una buena propuesta, pero debe ser
acompañada de otros cambios normativos, como son los siguientes:
a) Los actos de crueldad animal no deben seguir siendo catalogados como
faltas sino que deberían ser tratados como delitos. Esto permitirá procesar
no sólo al autor del hecho sino también a los cómplices e instigadores,
perseguir y castigar los actos de tentativa y le otorgará al Estado un plazo
mayor para la investigación y persecución de estos hechos. Además, la
investigación no estará a cargo de la Policía y de los Jueces de Paz o de
Paz Letrado sino que será dirigida y liderada por el Ministerio Público.
b) La elevación del castigo debe ser racional, pues debemos evitar penas
draconianas o medidas populistas. En tal sentido, la pena privativa de
libertad sugerida en el Proyecto de Ley resulta ser adecuada en atención
a la gravedad del injusto. En Francia, por ejemplo, un joven marsellés de
24 años fue condenado a un año de pena privativa de libertad por haber
maltratado a un gato, filmado la escena y colgado la grabación en
Internet. La justicia francesa aún continúa con las investigaciones a fin de
identificar a quien habría colaborado con él para realizar la filmación del
video.
c) Siguiendo el ejemplo de la Legislación Comparada, deberían castigarse
no sólo los actos comisivos sino también los de omisión. Así, por ejemplo,
el artículo 521-1 del Código Penal Francés prevé que: “Igualmente será
castigado con las mismas penas el abandono de un animal doméstico,
domesticado o tenido en cautividad, a excepción de los animales
destinados a la repoblación”.
d) La modificación propuesta (elevación de falta a delito) traerá consigo
una discusión nada pacífica entre los penalistas: ¿qué tipo de delito es el
maltrato animal? o ¿cuál es el bien jurídico protegido en el maltrato
animal? Aquí hay algunas opciones que merecerían mayor detenimiento y
profundidad en su análisis[4]:
1. El maltrato animal como delito contra la propiedad. Esta primera
propuesta traería consigo que se dejen impunes los actos cometidos por
los propietarios en contra de “sus” animales o aquellos realizados contra
animales silvestres.
2. El maltrato animal como delito contra las buenas costumbres. Como
sostiene Zaffaroni, esta tipificación traería consigo que queden exentos de
castigo aquellos “actos de crueldad realizados en privado”.
3. El maltrato animal como delito contra el interés moral de la
comunidad[5]. Los actos de moral pública han sido tratados por los
penalistas como “indicios de tendencia a la crueldad con los humanos”.
Este tratamiento tampoco es adecuado pues supone la injerencia del
Estado como pedagogo social y desplaza la discusión nuevamente al ser
humano, alejándolo del animal objeto de protección.
4. El maltrato animal como delito contra el medio ambiente[6].
Considerar a los animales domésticos como parte de la fauna cuya lesión
daña el medio ambiente es bastante cuestionable y cuya regulación
tampoco sería viable.
5. El maltrato animal como delito contra “el derecho de los animales”.
Existe una nueva vertiente que busca impulsar nuevamente la protección
a los animales reconociendo que éstos son titulares de derechos que
deben ser respetados y cuya lesión debe ser castigada. De hecho, las
Constituciones de Bolivia y Ecuador dotan a la naturaleza de personería
jurídica y juristas latinoamericanos renombrados como Eugenio Zaffaroni
proponen centrar la discusión dogmática en este nuevo reconocimiento.
Quizás sea ésta la discusión que debamos emprender para una efectiva
regulación en materia de protección penal – animal.
[1] La Ley No. 27265 – Ley de protección a los animales domésticos y a
los animales silvestres mantenidos en cautiverio, tuvo como origen el
Proyecto de Ley No. 02505 presentado el 17 de febrero de 1997 por los
Congresistas Martha Chávez Cossio y Edith Mellado Céspedes.
[2] Es importante destacar que hacia el año 2008, el propio Poder Judicial
reconocía que “[e]l hecho que exista un reducido número de denuncias
por faltas contra la seguridad pública y contra las buenas costumbres,
acredita que la comunidad conoce muy poco de ellas, aun cuando estos
hechos ocurren con cierta frecuencia. Como ejemplos de faltas contra las
buenas costumbres, se puede mencionar el suministro de bebidas
alcohólicas a menores de edad, poner en peligro la seguridad propia o
ajena en estado de ebriedad o drogadicción y cometer actos de extrema
crueldad contra un animal”. Oficina de Imagen de la Corte Superior de
Lima Norte. Independencia, 06 de enero de 2008.
[3] Cuadro elaborado a partir de los Anuarios Estadísticos de los Años
2008, 2009, 2010, 2011 y 2012 elaborados por el Ministerio Público a
partir del Sistema de Información de Apoyo al Trabajo Fiscal – SIATF. Es
importante destacar que en la Exposición de Motivos del Proyecto de Ley
No. 02505 se precisa que hacia 1997, según la Asociación Amigos de los
Animales, en el Perú existían registradas 560 denuncias por crueldad
animal.
[4] Ver: ZAFFARONI, Eugenio Raúl. “La pachamama y el humano”.
Buenos Aires: Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2012. FAJARDO,
Ricardo y Alexandra CÁRDENAS. “El derecho de los animales”. Bogotá:
Legis Editores, 2007.
[5] En Guatemala, por ejemplo, los actos de crueldad animal son
considerados como faltas contra los intereses generarles y régimen de la
población. De otro lado, en Chile, estos actos son abordados como
crímenes y simples delitos contra el orden y la seguridad pública
cometidos por particulares.
[6] El Código Penal Español regula el maltrato animal como “delito relativo
a la protección de la flora, fauna y animales domésticos”.