UNIVERSIDAD MARIANO GÁLVEZ DE GUATEMALA
FACULTAD CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES
DERECHO
DERECHO INTERNACION PÚBLICO
LICDA. ARABELLA
CASO “CAMPO ALGODONERO”
ALUMNOS: GÉRSON ABEL MARTINEZ PÉREZ 0507-15-7746
HIBER SILONY LÓPEZ PÉREZ 0507-15-3429
09 DE NOVIEMBRE DE 2,018
INTRODUCCION
El 16 de noviembre de 2009, la Corte Interamericana de Derechos Humanos
emitió su sentencia en el caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs.
México. El caso trata sobre “la desaparición y ulterior muerte” de las jóvenes
Claudia Ivette González, Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos
Monárrez quienes son las victimas cuyos cuerpos fueron encontrados en un
campo algodonero de Ciudad Juárez el día 6 y 7 de noviembre de 2001. La
Comisión Interamericana de Derechos Humanos alegó ante la Corte la
responsabilidad internacional del Estado mexicano por (i) la falta de medidas
de protección a las víctimas; (ii) la falta de prevención de estos crímenes, pese
al conocimiento de la existencia de un patrón de violencia de género en la
zona; (iii) la falta de respuesta de las autoridades frente a la desaparición; (iv)
la falta de debida diligencia en la investigación de los asesinatos; y (v) la
denegación de justicia y la falta de reparación adecuada. En este sentido, la
Comisión demandó al Estado ante la Corte solicitando que ésta declarara la
responsabilidad internacional del Estado por incumplimiento de los derechos a
la vida, a la integridad personal, garantías judiciales, de la niñez, y protección
judicial en relación con las obligaciones de respeto, garantía y no
discriminación de los derechos humanos, así como el deber de adoptar las
disposiciones de derecho interno que sean necesarias para hacer efectivos
dichos derechos, de conformidad con la Convención Americana sobre
Derechos Humanos. Asimismo, la Comisión solicitó a la Corte que declarara la
responsabilidad internacional del Estado por incumplimiento de las obligaciones
establecidas en el artículo 7 de la Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la mujer “Convención de Belém”. Por
su parte, las y los representantes de las víctimas, alegaron adicionalmente la
violación de otros derechos establecidos en la Convención Americana, como, el
derecho a la libertad personal y a la protección de la honra y de la dignidad, y
las obligaciones establecidas en los artículos 8 (obligaciones “progresivas”
relacionadas con la prevención y protección) y del artículo 9 de la Convención
de Belém.
CASO “CAMPO ALGODONERO”
I. RECONOCIMIENTO PARCIAL DE RESPONSABILIDAD
El Estado hizo un reconocimiento parcial de responsabilidad, indicando que si
bien en la primera etapa de las investigaciones entre los años 2001 y 2003, se
presentaron “irregularidades”, en la segunda etapa de las investigaciones de
los 3 casos a partir del año 2003- “se subsanaron plenamente las
irregularidades”. Asimismo, reconoció que como consecuencia de dichas
irregularidades, se afectó el derecho a la integridad psíquica y la dignidad de
las y los familiares. Sin embargo, el Estado alegó que no podía ser considerado
responsable por la violación a los derechos a la vida, a la integridad personal, a
la libertad personal, a la honra y a la dignidad, y los derechos de la niñez en
perjuicio de las tres víctimas. Por otro lado, solicitó a la Corte que declara que
había cumplido con su deber de prevención, investigación y reparación en
relación con los derechos a la vida y a la integridad personal.
II. COMPETENCIA DE LA CORTE EN RELACIÓN CON LA CONVENCIÓN
DE BELÉM DO PARÁ EL ESTADO MEXICANO SOLICITÓ A LA CORTE
QUE DECLARARA SU INCOMPETENCIA EN MATERIA CONTENCIOSA
PARA CONOCER DE LA CONVENCIÓN BELÉM.
Esta petición fue rechazada por la Corte. En su sentencia, la Corte hizo la
aclaratoria a pesar de haberse pronunciado al respecto en casos anteriores
que tenía competencia contenciosa para examinar la Convención de Belém do
Pará. La Corte llegó a esta conclusión luego de un análisis detallado de los
principios de interpretación de normas de la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados y de manera únicamente complementaria, la
interpretación de acuerdo a los trabajos preparatorios de la Convención de
Belém. Asimismo, la Corte estableció que no tenía competencia contenciosa
para examinar directamente violaciones a las disposiciones contenidas en los
artículos 8 y 9 de la Convención de Belém cuyas violaciones alegaron las y los
representantes ya que del mismo texto de la Convención (artículo 12) se
desprendía que la competencia para conocer de peticiones y casos individuales
se limitaba a las obligaciones establecidas en el artículo 7 de dicho tratado. Sin
embargo, indicó que ello no excluía la posibilidad de que dichas disposiciones
al igual que otros artículos de dicho tratado fueran utilizados a manera de
interpretación
III. SOBRE EL CONTEXTO DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN
CIUDAD JUÁREZ Y LA IMPUNIDAD DE ESTOS CRÍMENES
En relación con el contexto de violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez,
la Corte hizo referencia a diversos informes y estudios realizados por
mecanismos nacionales e internacionales de vigilancia de los derechos
humanos, incluyendo el informe situación de los Derechos de la Mujer en
Ciudad Juárez, publicado por la CIDH en el año. Al respecto, la Corte observó
que “no existen datos claros sobre la cifra exacta de homicidios de mujeres en
Ciudad Juárez a partir del año 1993. Sin embargo, sostuvo que el aumento de
homicidios ha significado que “por lo menos” 264 mujeres han sido asesinadas
hasta el año 2001 y 379 hasta el 2005 Sin embargo, sostuvo la Corte “más allá
de las cifras” es preocupante que algunos de estos crímenes parecen presentar
altos grados de violencia y violencia sexual, y que en general han sido
influenciados tal como lo acepta el Estado por una cultura de discriminación
contra la mujer, que ha incidido en los motivos y en la modalidad de los
crímenes, así como en la respuesta dada por las autoridades. En relación con
la impunidad de los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, la Corte inidicó
que la ineficiencia e indiferencia por parte de las autoridades estatales en
relación con la investigación de dichos crímenes “parecen haber permitido que
se haya perpetuado la violencia contra la mujer”
IV. VIOLENCIA DE GÉNERO
En relación con la definición del fenómeno de asesinatos de mujeres en
Ciudad Juárez desde 1993, la Corte indicó que se utilizaría la expresión
“homicidio de mujer por razones de género”, “también conocido como
feminicidio, y que, para los efectos de ese caso “no era necesario ni posible
pronunciarse de manera definitiva sobre cuáles homicidios de mujeres en
Ciudad Juárez constituyen homicidios de mujeres por razones de género, más
allá de los homicidios de las tres víctimas del presente caso. Por esta razón, se
referirá a los casos de Ciudad Juárez como homicidios de mujeres, aunque
entienda que algunos o muchos de éstos puedan haber sido cometidos por
razones de género y que la mayoría han ocurrido dentro de un contexto de
violencia contra la mujer”. En su sentencia, la Corte pasa a examinar si la
violencia que sufrieron las tres víctimas en el caso constituía “violencia contra
la mujer”, de conformidad con lo establecido en la Convención Americana y la
Convención de Belém. En este sentido, la Corte acudió a su jurisprudencia
para indicar que (i) para la interpretación del derecho a la integridad personal
consagrado en la Convención Americana, en relación con los aspectos
específicos de violencia contra la mujer, debe acudirse a la Convención de
Belém y a la Convención sobre Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer, siendo que estos instrumentos complementan el
corpus iuris internacional en materia de protección de la integridad personal de
las mujeres; y (ii) no toda violación de un derecho humano de una mujer implica
necesariamente una violación de las disposiciones de la Convención de Belém
do Pará. La Corte concluyó que efectivamente la violencia ejercida en contra de
las tres víctimas en el caso era “violencia contra la mujer”, en los términos
establecidos en la Convención Americana y la Convención de Belém.
V. ESTEREOTIPOS DE GÉNERO
A lo largo de su sentencia, la Corte hace varias precisiones sobre los
estereotipos de género, que van desde definirla hasta explicar cómo éstos
influyen negativamente en la investigación de los homicidios de mujeres. En
este sentido, la Corte sostuvo que:
• El estereotipo de género es una “pre-concepción de atributos o características
poseídas o papeles que son o deberían ser ejecutados por hombres y mujeres
respectivamente”
• puede asociarse la subordinación de la mujer a prácticas basadas en
estereotipos de género que dominan y persisten en la sociedad, situación que
se agrava cuando los estereotipos se reflejan ya sea de manera implícita o
explícita en políticas y prácticas, en particular aquellas desplegadas por parte
de la policía judicial “como ocurrió en el presente caso”.
• “la creación y uso de estereotipos se convierte en una de las causas y
consecuencias de la violencia de género en contra de la mujer.”
• Los comentarios de los funcionarios de que “las víctimas se habrían ido con
su novio o que tendrían una vida reprochable y la utilización de preguntas en
torno a la preferencia sexual de las víctimas” constituyen estereotipos.
• El hecho de que algunas autoridades hubieran afirmado que las víctimas eran
“voladas” o que se habían ido con sus novios aunado a la inacción estatal en la
primera etapa de la investigación permite concluir que dicha indiferencia “por
sus consecuencias respecto a la impunidad del caso, reproduce la violencia
que se pretende atacar, sin perjuicio de que constituye en sí misma una
discriminación en el acceso a la justicia”
VI. DERECHOS A LA VIDA, INTEGRIDAD PERSONAL Y LIBERTAD
PERSONAL DE LAS VÍCTIMAS Y DERECHO AL ACCESO A LA JUSTICIA
DE LAS Y LOS FAMILIARES DE LAS VÍCTIMAS
1. Obligación de respeto
Siendo que la obligación de respeto de los derechos y libertades
reconocidos en la Convención Americana implica la restricción al ejercicio
del poder estatal, y que no había prueba de la participación directa de
agentes estatales en la comisión de los crímenes, la Corte indicó que no
podía atribuir responsabilidad internacional al Estado por la violación del
deber de respeto de los derechos a la vida, integridad personal y libertad
personal de las tres víctimas.
2. Obligación de Garantía
La Corte acudió nuevamente a su jurisprudencia que desarrolla la teoría de
la “obligación procesal” de proteger de manera efectiva el derecho a la vida,
según la cual el Estado debe realizar una investigación adecuada cuando
se está ante violaciones de dicho derecho. Adicionalmente, la Corte indicó
que el deber de investigar efectivamente “tiene alcances adicionales cuando
se trata de una mujer que sufre una muerte, maltrato o afectación a su
libertad personal en el marco de un contexto general de violencia contra las
mujeres”
Para ello, la Corte acudió a la jurisprudencia de la Corte Europea que releva
la especial importancia de llevar a cabo una investigación imparcial cuando
se trata de un ataque “motivado por razones de raza”, en virtud de sus
implicaciones en cuanto al mensaje social de condenar el racismo y
mantener la confianza de las minorías en la habilidad del Estado de
protegerlas de la amenaza de la violencia racial. Al respecto, la Corte indicó
que dicho criterio “es totalmente aplicable al analizarse los alcances del
deber de debida diligencia en la investigación de casos de violencia por
razón de género”.
3. Deber de no discriminar
La Corte concluyó que en el caso en concreto la violencia contra la mujer
constituyó una forma de discriminación, razón por la cual, el Estado violó el
deber de no discriminación contenido en el artículo 1.1 de la Convención
Americana, en relación con el deber de garantía del derecho a la vida, a la
integridad personal y a la libertad personal en perjuicio de las tres víctimas;
y en relación con el acceso a la justicia en perjuicio de las y los familiares de
las víctimas.
4. Derecho a la integridad personal de las y los familiares de las tres
víctimas
La Corte determinó que el trato dado por las autoridades a las y los
familiares de las víctimas constituía un trato degradante por el sufrimiento y
la angustia causada, lo cual contraría lo establecido en el artículo 5.1 y 5.2
de la Convención Americana en relación con la obligación general de
respeto y garantía de los derechos establecida en el artículo 1.1 de dicho
tratado, en particular por (i) la irregular y deficiente actuación de las
autoridades en buscar a las víctimas; (ii) la mala diligencia en la
determinación de la identidad de los restos, y de las circunstancias y causas
de las muertes; (iii) el retraso en la entrega de los cuerpos; (iv) la ausencia
de información sobre el desarrollo de las investigaciones; y (v) el trato dado
a las y los familiares durante todo el proceso de búsqueda de verdad.
5. Derecho a la dignidad y la honra
En relación con el alegato de las y los representantes relacionadas con la
violación del derecho a la dignidad y la honra en perjuicio de las víctimas y
sus madres, la Corte indicó que el trato que las madres recibieron como
consecuencia de la búsqueda de sus hijas y el reclamo de justicia fueron
analizadas en el marco del derecho la integridad personal, razón por la cual
declaró improcedente la violación del artículo 11 de la Convención.
PUNTOS RESOLUTIVOS DE LA SENTENCIA
En conclusión a la determinación de responsabilidad internacional del
estado, la CORTE declaro que:
• El Estado es responsable por violaciones al derecho a la vida, a la
integridad personal (de conformidad con lo establecido en el artículo 5.1 y
5.2) y a la libertad personal, en relación con la obligación de garantía
contenida en el artículo 1.1 de la Convención Americana y la obligación de
adoptar disposiciones de derecho interno establecida en el artículo 2 de
dicho tratado. Asimismo, el Estado incumplió con las obligaciones
contempladas en el artículo 7.b y 7.c de la Convención de Belém do Pará,
en perjuicio de las víctimas.
• El Estado incumplió con su deber de investigar y con ello su deber de
garantizar los derechos a la vida, integridad personal (de conformidad con lo
establecido en el artículo 5.1 y 5.2) y libertad personal, en relación con las
obligaciones generales de garantía establecidas en los artículos 1.1 y 2 de
la Convención Americana y con el artículo 7.b y 7.c de la Convención Belém
do Pará, en perjuicio de las víctimas. En igual sentido continúa indicando la
Corte el Estado violó los derechos de acceso a la justicia y protección
judicial, en relación con las obligaciones generales de garantía establecidas
en los artículo 1.1 y 2 de la Convención Americana y con el artículo 7.b y 7.c
de la Convención Belém do Pará, en perjuicio de las y los familiares de las
víctimas.
• El Estado violó el deber de no discriminación contenido en el artículo 1.1
de la Convención Americana, en relación con el deber de garantía de los
derechos a la vida, integridad personal (de conformidad con lo establecido
en el artículo 5.1 y 5.2) y libertad personal, en perjuicio de las víctimas; así
como en relación con el acceso a la justicia y protección judicial, en perjuicio
de los y las familiares de las víctimas.
• El Estado violó los derechos de la niñez, en relación con las obligaciones
contenidas en los 1.1 y 2 de la Convención Americana, en perjuicio de las
niñas Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos Monárrez.
• El Estado violó el derecho a la integridad personal, consagrado en el
artículo 5.1 y 5.2 de la Convención Americana, en relación con el artículo
1.1 de la misma, por los sufrimientos causados a las y los familiares de las
víctimas.
En relación con las reparaciones, la Corte dispuso que:
• El Estado debe conducir eficazmente el proceso penal y, de ser el caso,
procesar y sancionar a las personas responsables de la desaparición,
maltratos y privación de la vida de las tres víctimas, conforme a las
siguientes directrices: (i) remover los obstáculos de jure o de facto que
impidan la debida investigación de los hechos y el desarrollo de los
procesos judiciales; (ii) incluir una perspectiva de género en la investigación;
(iii) asegurarse que los órganos de investigación y judiciales cuenten con los
recursos humanos y materiales necesarios para desempeñar las tareas de
9 manera adecuada, independiente e imparcial; y (iv) la divulgación pública
de los resultados de los procesos.
• El Estado debe continuar implementando programas de educación y
capacitación dirigidos a funcionarios/as públicos/as en: derechos humanos y
género; inclusión de la perspectiva de género en la conducción de
averiguaciones previas y procesos judiciales relacionados con
discriminación y violencia contra mujeres por razones de género; y
superación de estereotipos sobre el rol social de las mujeres.
• El Estado debe brindar atención médica, psicológica o psiquiátrica gratuita,
de forma inmediata, adecuada y efectiva, a través de instituciones estatales
de salud especializadas, a las y los familiares de las víctimas si así lo
desearan.
• El Estado deberá, dentro de un plazo razonable: (i) investigar a las y los
funcionarios acusados de irregularidades y aplicar las sanciones
correspondientes; (ii) investigar y sancionar a las personas responsables de
los hostigamientos de las y los familiares; (iii) continuar con la
estandarización de protocolos y manuales, entre otros, para investigar los
delitos relacionados con desapariciones, violencia sexual y homicidios de
mujeres, conforme al Protocolo de Estambul, el Manual sobre la Prevención
e Investigación Efectiva de Ejecuciones Extrajudiciales, Arbitrarias y
Sumarias de Naciones Unidas y los estándares internacionales, con base
en una perspectiva de género; (iv) adecuar el Protocolo Alba8 , o
implementar un nuevo protocolo análogo que siga las directrices señaladas
por la Corte en su sentencia (párr. 602.19); y (v) realizar un programa de
educación destinado a la población del estado de Chihuahua, para la
superación de estereotipos sobre el papel social de las mujeres.
• El Estado deberá en el plazo de seis meses: (i) publicar ciertos párrafos de
la sentencia (párr. 602.15) en el Diario Oficial de la Federación, y en dos
diarios de amplia circulación (uno a nivel nacional y otro a nivel estadal) y la
sentencia completa en una página oficial del Estado; y (ii) crear una página
electrónica que se actualice de manera permanente y contenga la
información personal necesaria de todas las mujeres o niñas que
desaparecieron en Chihuahua desde 1993 y que continúan desaparecidas y
que permita dar información anónima sobre el paradero de mujeres o niñas
desaparecidas.
• El Estado deberá en el plazo de un año: (i) realizar un acto público de
reconocimiento de responsabilidad internacional; (ii) levantar un monumento
en memoria de las mujeres víctimas de homicidio por razones de género en
Ciudad Juárez; (iii) crear o actualizar una base de datos que contenga la
información personal de mujeres y niñas desaparecidas, información
personal y genética de las y los familiares de las personas desaparecidas y
la información genética de los cuerpos de cualquier mujer o niña no
identificada que haya sido privada de su vida en el estado de Chihuahua;
(iv) pagar las cantidades por concepto de indemnizaciones y
compensaciones por daños materiales e inmateriales y el reintegro de
costas y gastos; y, finalmente (v) rendir a la Corte un informe sobre las
medidas para darle cumplimiento a la sentencia.
CONCLUSIONES
1. La sentencia del caso algodonero es la segunda de la corte
Interamericana de derechos humanos que condena al Estado Mexicano
por violaciones a los derechos Humanos.
2. La condena constituye un hecho determinante en el asunto de los
crímenes de Ciudad Juárez, en los que la inactividad del Estado había
contribuido a su perpetuación, generando impunidad y una situación de
inseguridad. De este modo, finalmente la CIDH hace responsable al
Estado mexicano por no proteger a sus ciudadanos, a pesar de las
numerosas denuncias por parte de distintas organizaciones que
informaban sobre la situación de violencia contra las mujeres que se
vivía en la zona, y siendo por tanto responsable indirectamente de las
muertes de dichas mujeres.
3. En todo caso, esta no es la primera sentencia de la CIDH en materia de
responsabilidad del Estado por la violación del deber de garantía, ya que
sobre esta cuestión se había pronunciado anteriormente en sentencias,
como Velásquez Rodríguez v. Honduras en 1988,46 o también la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el caso Maria Da
Penha Maia Fernandes v. Brasil.47.
RECOMENDACIONES.
1. La CIDH debe investigar y sanciobnar a las y los funcionarios acusados
de irregularidades y al Estado por no proteger a sus ciudadanos, a pesar
de las numerosas denuncias por parte de distintas organizaciones.
2. Implementar programas de educación y capacitación dirigidos a
funcionarios/as públicos/as en: derechos humanos y los temas relativos
a cuestiones de género como lo son la violencia, la discriminación y la
creación de estereotipos que deben de ser atendidos preventivamente.
3. La obligación de respeto de los derechos y libertades reconocidos en la
Convención Americana implica la restricción al ejercicio del poder
estatal, y que no había prueba de la participación directa de agentes
estatales en la comisión de los crímenes.